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1 - En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a los cuatro días del mes de abril de 2017, a la hora 13 y 28: Sra. Presidenta (Gaillard).- Damos comienzo a la reunión conjunta de las comisiones de Acción Social y Salud Pública y de Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia. Agradecemos la presencia de los invitados. Esta reunión ha sido convocada para comenzar el tratamiento de distintos proyectos que tienen que ver con el tema de los medicamentos. Al ser una reunión conjunta con la Comisión de Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia, se encuentra presente su presidenta, la señora diputada Liliana Schwindt. Esta reunión es conjunta porque, si bien hemos planteado la necesidad de iniciar el tratamiento del tema de los medicamentos con sus distintas aristas y de realizar tres reuniones, en ésta la idea es abocarnos a la consideración del proyecto que modifica la ley de genéricos para evitar la sugerencia de la marca comercial en la prescripción médica. En la siguiente reunión vamos a tratar el tema de la producción pública de los medicamentos. Tenemos previsto invitar a los distintos titulares de los laboratorios de producción pública en nuestro país, así como a la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos, para conocer cómo está funcionando este organismo y los resultados de la efectiva aplicación de la ley de producción pública de medicamentos. En la tercera reunión, que va a ser conjunta con la Comisión de Comercio de esta Cámara, vamos a hablar sobre el precio y la estructura de costos de los medicamentos. A tales efectos hemos hablado con su presidenta, la señora diputada Liliana Mazure, quien está aquí presente. Esas son las tres reuniones que hemos previsto. Hoy empezamos por el asunto de los genéricos porque entendemos que el medicamento es un bien social y que, como tal, su accesibilidad debe estar garantizada por el Estado. La formación del precio del medicamento no puede quedar liberada a la ley de la oferta y la demanda. Por el contrario, tiene que haber una regulación por parte del Estado. En tal sentido, entendemos que la ley de genéricos del año 2002, si bien es muy importante porque establece la prescripción obligatoria por nombre de droga por parte del médico, deja la puerta abierta para sugerir la marca comercial del medicamento. De esta manera, lo que era la regla pasó a ser la excepción y, en la actualidad, muchas de las recetas son mal confeccionadas por los profesionales médicos y la ley tiene un bajo nivel de aplicación. Antes de comentar el proyecto y escuchar a los invitados, quisiera dar la palabra a la señora diputada Liliana Schwindt, quien rápidamente se plegó a esta iniciativa es una alegría que nos acompañe porque entiende que debatir sobre esta problemática es fundamental para

1 - En la Ciudad Autónoma de Buenos 28 · tema de los medicamentos con sus distintas aristas y de realizar tres reuniones, en ésta la idea es abocarnos a la consideración del proyecto

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- En la Ciudad Autónoma de Buenos

Aires, a los cuatro días del mes

de abril de 2017, a la hora 13 y

28:

Sra. Presidenta (Gaillard).- Damos comienzo a la reunión

conjunta de las comisiones de Acción Social y Salud Pública

y de Defensa del Consumidor, del Usuario y de la

Competencia.

Agradecemos la presencia de los invitados. Esta

reunión ha sido convocada para comenzar el tratamiento de

distintos proyectos que tienen que ver con el tema de los

medicamentos.

Al ser una reunión conjunta con la Comisión de

Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia, se

encuentra presente su presidenta, la señora diputada

Liliana Schwindt. Esta reunión es conjunta porque, si bien

hemos planteado la necesidad de iniciar el tratamiento del

tema de los medicamentos con sus distintas aristas y de

realizar tres reuniones, en ésta la idea es abocarnos a la

consideración del proyecto que modifica la ley de genéricos

para evitar la sugerencia de la marca comercial en la

prescripción médica.

En la siguiente reunión vamos a tratar el tema de

la producción pública de los medicamentos. Tenemos previsto

invitar a los distintos titulares de los laboratorios de

producción pública en nuestro país, así como a la Agencia

Nacional de Laboratorios Públicos, para conocer cómo está

funcionando este organismo y los resultados de la efectiva

aplicación de la ley de producción pública de medicamentos.

En la tercera reunión, que va a ser conjunta con la

Comisión de Comercio de esta Cámara, vamos a hablar sobre

el precio y la estructura de costos de los medicamentos. A

tales efectos hemos hablado con su presidenta, la señora

diputada Liliana Mazure, quien está aquí presente.

Esas son las tres reuniones que hemos previsto.

Hoy empezamos por el asunto de los genéricos porque

entendemos que el medicamento es un bien social y que, como

tal, su accesibilidad debe estar garantizada por el Estado.

La formación del precio del medicamento no puede quedar

liberada a la ley de la oferta y la demanda. Por el

contrario, tiene que haber una regulación por parte del

Estado.

En tal sentido, entendemos que la ley de

genéricos del año 2002, si bien es muy importante porque

establece la prescripción obligatoria por nombre de droga

por parte del médico, deja la puerta abierta para sugerir

la marca comercial del medicamento. De esta manera, lo que

era la regla pasó a ser la excepción y, en la actualidad,

muchas de las recetas son mal confeccionadas por los

profesionales médicos y la ley tiene un bajo nivel de

aplicación.

Antes de comentar el proyecto y escuchar a los

invitados, quisiera dar la palabra a la señora diputada

Liliana Schwindt, quien rápidamente se plegó a esta

iniciativa es una alegría que nos acompañe porque entiende

que debatir sobre esta problemática es fundamental para

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garantizar el acceso de la población a medicamentos más

baratos, seguros y de calidad. Este es el objetivo de la

comisión.

Tiene la palabra la señora diputada Schwindt.

Sra. Schwindt.- Gracias a todos por acompañarnos hoy.

Voy a ser muy breve porque, de más está decir,

comparto todas y cada una de las palabras de la señora

diputada Gaillard, a quien felicito por el proyecto

presentado y por el coraje de llevar adelante esta pelea.

Quienes trabajamos de cerca en el área de la salud –en la

que yo me desempeñé mucho tiempo conocemos perfectamente

cómo es la problemática del acceso a los medicamentos sobre

todo para aquellos que menos tienen, quienes muchas veces

son los que más los necesitan y más dificultades encuentran

a la hora de adquirirlos.

Si bien no vamos a descubrir nada mirando todo lo

que ha venido sucediendo, cabe señalar que la dirección del

PAMI ha quitado medicamentos que eran de acceso gratuito y

que los medicamentos han aumentado de precio en el último

año, algunos casi en un ciento por ciento. Por lo tanto,

desde mi lugar como presidenta de la Comisión de Defensa

del Consumidor, del Usuario y de la Competencia brindo todo

mi apoyo para lograr que se recete por genéricos. Esta es

la única forma de poder acceder a los medicamentos y

conseguir una baja en su costo.

Reitero, señora presidenta, que cuenta con todo

nuestro apoyo para este fin y vamos a estar presentes en la

reunión que se va a realizar en la Secretaría de Comercio

con el objeto de discutir, justamente, el tema de los

precios, ya que es el que más interesa en nuestra comisión.

Sra. Presidenta (Gaillard).- Quisiera comentar que el

proyecto en consideración, que es de la señora diputada

Gloria Bidegain y fue reproducido por mí el año pasado,

tuvo dictamen de la Comisión de Acción Social y Salud

Pública en 2016 pero no fue considerado en la Comisión de

Defensa del Consumidor, del Usuario y de la Competencia.

Prevé la modificación del artículo 2° de la ley de

genéricos que establece que el profesional médico debe

prescribir por nombre de droga, pero puede sugerir una

marca comercial. La propuesta consiste en eliminar la

posibilidad de sugerir una marca comercial.

Por otra parte, se incorpora la obligación del

farmacéutico de: “asesorar, facilitar y brindar al

adquirente la información que le requiera sobre todas las

especialidades medicinales que contengan el mismo principio

activo…”

El artículo 3° del proyecto dispone que se

entenderá como no prescripto el medicamento que no cumpla

con los requisitos formales en su receta. Es decir, aquel

medicamento donde haya sugerencia de marca comercial no

será abonado por el Estado ni por las prepagas ni por las

obras sociales.

Estos son los tres puntos que abordamos en la

iniciativa porque advertimos que la ley se incumple. Uno de

los motivos, reitero, es la posibilidad que brinda el

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artículo 2° de la ley, que si bien establece como regla la

prescripción por nombre de droga, en la práctica permite

sugerir alguna marca comercial. Luego, la reglamentación de

la ley de genéricos del año 2002 abre aún más esa

posibilidad al disponer que, si aparece solo la marca

comercial y no el nombre de la droga y ello está

justificado por el profesional médico, el farmacéutico debe

dispensar esa receta. En consecuencia, no solamente la ley

abre la puerta a la trampa, sino que además la

reglamentación da una justificación al médico para

incumplir la ley de genéricos sugiriendo directamente la

marca comercial.

Por otra parte, en la ley actual hay ausencia de

sanciones para el profesional que no cumple con la norma.

Es decir, aquel profesional médico que no prescribe por

nombre de droga hoy no recibe ningún tipo de sanción.

Otra cuestión por la que no se cumple con la ley

es la complejidad de la jurisdicción en materia de salud,

ya que la sanción o el poder de policía corresponde a las

provincias y, en tal sentido, también se dificulta el

control.

Por último, otra de las cuestiones que advertimos

cuando estudiamos el proyecto es la falta de información de

los consumidores. Esto hace que muchas veces, por la

confianza en el profesional médico, el paciente no se anima

a desoír lo que éste le sugirió en materia de marcas. Si el

médico propone una marca, que es la que considera mejor

para una droga en particular, el consumidor no se anima a

pedir otra por una cuestión de confianza. Además, la

publicidad y el márketing que realizan determinadas marcas

generan que el consumidor o paciente se oriente hacia

ellas.

Este es un tema que hay que debatir, más allá de

que hoy estemos abocados al tratamiento de medicamentos

genéricos. Por eso, lo abordaremos en la comisión junto con

distintos proyectos que tienen que ver, entre otras

cuestiones, con la publicidad de los medicamentos. Es

interesante abordar estos temas para que el paciente pueda

acceder a los medicamentos, que son un bien social. Es

importante lograr que el costo en la cadena de producción

no sea elevado como lo es hoy, producto de la falta de

regulación y de cumplimiento de la ley.

Tiene la palabra el señor Rubén Sajem, en

representación del Colegio Oficial de Farmacéuticos y

Bioquímicos de la Capital Federal (Cofybcf).

Sr. Sajem. Señora presidenta: gracias por dejarnos expresar

la opinión de los farmacéuticos.

La ley 25.649, de promoción de la utilización de

medicamentos por su nombre genérico, sancionada en 2002,

dispone en su artículo 1° que tiene por objeto la defensa

del consumidor de medicamentos. La ley se manifiesta, sobre

todo, por el derecho a la información y a la libre voluntad

de los pacientes.

Esta ley, sancionada en 2002 como bien se dijo en

la introducción, tuvo plena vigencia apenas fue promulgada.

Podemos decir que hasta 2005 se cumplió con la prescripción

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de medicamentos por nombre genérico. En ese período de 2002

a 2005 se elaboraron numerosos medicamentos con marcas

alternativas a menor precio en beneficio del consumidor.

Lamentablemente, a partir de 2005 esto se empezó a

revertir.

En la actualidad tenemos que decir que muchas

recetas vienen indicadas solamente con la marca del

medicamento. Cuando se indica el nombre genérico, en las

recetas que recibimos en las farmacias éste aparece en un

lugar secundario. Este predominio de la prescripción por

marca, obviamente, induce al paciente a comprar o usar la

marca que el médico le recomendó y hace muy difícil la

tarea de los farmacéuticos en cuanto a la sustitución de

medicamentos.

Tengo que decir que, en lo personal, en estos

quince años de vigencia de la ley y en treinta años de

trabajo en farmacias, solamente en dos o tres oportunidades

vi una justificación para la prescripción por marca.

Nuestra experiencia obtenida en las farmacias nos

dice que la prescripción por marca va en contra del acceso

a los medicamentos para las personas con menores recursos

económicos, con menos posibilidad de información veraz y

transparente acerca de los medicamentos, y con menores

recursos de atención médica y sanitaria.

Esto lo detectamos en las farmacias, porque en la

interacción con el paciente los farmacéuticos dispensamos

los medicamentos, no los vendemos. Dispensar significa

generar una relación con el paciente en la que le

informamos sobre los efectos adversos de los medicamentos,

su dosificación, su la conservación y su interacción con

otras drogas y alimentos.

En esa relación que entablamos también nos

enteramos de las posibilidades económicas del paciente, lo

que nos permite a veces sustituir la marca recomendada por

el médico. En diversas oportunidades el paciente adquiere

medicamentos de marca la primera vez, pero después no los

usa más porque no los puede comprar y nunca se entera de

que existe una alternativa de menor precio.

Las diferencias de precios entre las distintas

marcas no son menores; rondan el 300 por ciento en el caso

de los antibióticos, el 140 por ciento si hablamos de la

cefalexina, el 300 por ciento en el caso del diclofenac y

hasta el 1.000 por ciento en medicamentos como el losartán,

utilizado para el tratamiento de enfermedades crónicas.

Este deber del farmacéutico de informar al

paciente está contemplado tanto en la Constitución Nacional

como en la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos

Aires y en la Ley de Defensa del Consumidor.

La Constitución Nacional, por ejemplo, dice que

los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen

derecho a la protección de su salud y a una información

adecuada y veraz. La Constitución de la Ciudad Autónoma de

Buenos Aires afirma que la Ciudad debe garantizar la

defensa de los consumidores en su relación de consumo,

contra la distorsión de los mercados y el control de los

monopolios que los afecten, y proteger su salud

asegurándoles un trato equitativo y el acceso a una

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información adecuada, veraz y oportuna. Por eso hacemos

tanto hincapié en el tema de la información.

La ley 26.529, sobre derechos del paciente,

reconoce explícitamente entre sus derechos humanos básicos

la autonomía de la voluntad. Esto significa que el paciente

tiene derecho a elegir su tratamiento médico y

farmacológico. Obviamente, esto queda viciado si se lo

induce a consumir la marca del medicamento que figura en la

receta.

Esto no es una pelea entre farmacéuticos y

médicos ni entre los profesionales de la salud, ya que esta

ley revaloriza a unos y a otros. Revaloriza la función del

médico porque le da la posibilidad de realizar una

prescripción realmente independiente en base a su

conocimiento de farmacología y, a su vez, revaloriza la

función del farmacéutico porque le brinda la oportunidad de

cumplir con su rol de informar al paciente en la

dispensación.

Los médicos y los farmacéuticos debemos procurar

que la receta sea un instrumento científico, no un

instrumento comercial, porque los tratamientos

farmacológicos tienen que ser en base al conocimiento

científico. La ciencia es un sistema de leyes y de ideas

accesible a todo el mundo; no se oculta nada a través del

desarrollo científico. ¿Por qué entonces tenemos que

ocultar la prescripción de un diclofenac, de un ibuprofeno

o de una amoxicilina detrás de una marca?

Sinceramente la prescripción por marca nos lleva,

lejos del conocimiento científico, a un conocimiento

oscurantista; nos lleva hacia atrás. Esto se parece a

cuando el médico recetaba en latín, en una lengua que solo

entendían él y el farmacéutico, dejando afuera al paciente.

El paciente llevaba la receta en latín del médico al

farmacéutico y no entendía lo que decía; no tenía

oportunidad siquiera de acceder a la información que estoy

mencionando, la que hoy sí puede conocer sobre la base de

los derechos que se le reconocen como consumidor y como

ciudadano.

Por último, la ley de patentes de 1995, con texto

ordenado en 1996, vino a favorecer a la industria

farmacéutica nacional permitiéndole producir medicamentos

innovadores con marca propia.

Esto originó un desarrollo de la industria farmacéutica

nacional que los farmacéuticos hemos apoyado y alentado

hasta el día de hoy. Nosotros no queremos eliminar las

marcas de los medicamentos; queremos que no se desfavorezca

al paciente.

Obviamente, estamos a favor del desarrollo de la

industria nacional porque como farmacéuticos participamos

tanto de la elaboración como de la distribución y de la

dispensa de los medicamentos, siempre cuidando los derechos

del paciente y la autonomía de nuestra profesión.

(Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Antes de dar la palabra al

doctor José Carlos Escudero, médico sanitarista diplomado

en Salud Pública por la UBA, quiero hacer mención de las

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personas que han sido invitadas a esta reunión.

Están presentes representantes de la Cámara

Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos Cooperala, que

nuclea a laboratorios pequeños y medianos, y de la Cámara

Argentina de Especialidades Medicinales CAEME, que

comprende a los laboratorios multinacionales.

Hemos invitado a autoridades de la ANMAT, quienes

avisaron por nota que no iban a asistir, así como también a

Isabel Reinoso, presidenta de la Confederación Farmacéutica

Argentina.

Además, están presentes la subsecretaria de

Transferencia Tecnológica de la Facultad de Farmacia y

Bioquímica de la UBA, doctora Silvia Lucangioli; el

secretario general de la Academia Nacional de Medicina,

doctor Antonio Raúl de los Santos; el secretario general de

la Asociación de Empleados de Farmacia, señor Víctor

Carricarte; el exadministrador de la ANMAT, doctor Leonardo

Verna; el titular del laboratorio Domínguez Lab, doctor

Mario Domínguez –quien va a hablar sobre la

bioequivalencia, tema que hay que tener en cuenta cuando

hablamos de genéricos; la secretaria general de la

Fundación Grupo Efecto Positivo, Lorena Di Giano –quien

tocará el tema de las vías de patentabilidad y las

cuestiones que se están suscitando a raíz de la resolución

del INPI que favorece las patentes internacionales; los

representantes de la Asociación de Agentes de Propaganda

Médica y el doctor Constantino Touloupas, médico

especialista en farmacología clínica.

Tiene la palabra el doctor José Carlos Escudero.

Sr. Escudero.- Señora presidenta: por un pequeño vicio

narcisista, quiero aclarar que después de haberme jubilado

la Universidad Nacional de Luján me nombró profesor emérito

y la Universidad Nacional de La Plata, profesor consulto.

Es una palmadita en la espalda al narcicismo que todos

tenemos.

Como dijo el doctor Sajem, hay dos cuerpos de

conocimiento diferentes. Por un lado, el cuerpo de

conocimiento del método científico, que está absolutamente

probado, nos indica el valor de la ciencia para solucionar

problemas. Por el otro, el cuerpo de conocimiento que surge

de los focus groups y de otras formas de hacer márketing,

indican lo que hay que hacer para aplicar nombres de

fantasía.

Una visión macro de lo que pasa con la salud en la

Argentina nos permite saber que los medicamentos

constituyen un tercio del gasto total en salud. Es decir

que uno de cada tres pesos que se gastan en salud en la

Argentina va a medicamentos. Esto es, más o menos, el 3 por

ciento del producto bruto de nuestro país.

Como hablar de producto bruto es una especie de

abstracción, voy a hacer una comparación. Todas las

universidades públicas de la Argentina, que son más o menos

cuarenta, consumen –esto es, todos sus docentes,

auxiliares, no docentes, alumnos de grado, alumnos de

posgrado, investigadores, etcétera un punto del producto

bruto, mientras que en medicamentos estamos gastando tres

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veces más.

De todos los gastos que se hacen en salud en

nuestro país, el más racionalmente reducible, si nos

manejamos por el método científico, es el de medicamentos.

Lástima que la realpolitik hace que lo que es técnicamente

elemental sea políticamente muy difícil de realizar.

En mi carrera me he desempeñado muchas veces como

epidemiólogo. Los epidemiólogos usamos el concepto de

“experimento natural”: sucede un fenómeno, que el

epidemiólogo no provoca, y éste lo analiza.

Por ejemplo, un tsunami: no se puede modificar un tsunami,

pero sí describir sus efectos sobre la salud humana.

Propongo dos experimentos naturales haciendo

comparaciones entre países. La primera es entre Canadá y

Estados Unidos, cuya frontera en gran parte de su trayecto

es una línea recta trazada en un mapa; no hay diferencias

ecológicas de un lado de la raya y del otro. Es interesante

comparar un país como Canadá, que defiende enérgicamente la

salud como derecho humano, y un país como Estados Unidos,

que defiende muy fuertemente la salud como subproducto de

funcionamiento del mercado, observar los tipos de

medicamentos que venden unos y otros, y fijarse cuánto

cuestan.

La otra comparación que podemos hacer es entre

Cuba y Argentina. Anualmente, Cuba gasta en salud más o

menos la misma suma por habitante que la Argentina. Cuando

analizamos las estructuras de gastos de ambos países,

observamos que Cuba gasta en medicamentos muchísimo menos

que la Argentina. Si comparamos resultados en materia de

salud, con el mismo gasto anual en salud por habitante Cuba

tiene una mortalidad infantil menor de la mitad respecto de

la Argentina; si tuviéramos la mortalidad infantil de Cuba,

se nos morirían más de la mitad de los chicos que se nos

mueren todos los años. En Cuba, la esperanza de vida al

nacer es de tres años más que en la Argentina. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Agradecemos a los expositores

y a los señores diputados que se encuentran presentes en el

debate.

Tiene la palabra el doctor Hugo Caivano,

presidente de la Cámara Empresaria de Laboratorios

Farmacéuticos. También se encuentra presente el doctor Juan

Carlos López, director ejecutivo de Cooperala.

Sr. Caivano.- Señora presidenta: muchas gracias por esta

invitación que nos permite hacer conocer nuestra opinión

sobre el tema.

En primer lugar, creo que hay que hacer una

aclaración, porque en alguno de los discursos que escuché

recién no quedó muy en claro la gran diferencia que existe

entre genérico y prescripción por Denominación Común

Internacional. Lo que existe en la Argentina es la

prescripción por Denominación Común Internacional; así fue

redactada la ley 25.649 y eso es lo que se quiere

modificar. Esta ley, concebida en 2002 por uno de los

sanitaristas más grandes de la Argentina, tuvo y tiene muy

buen resultado.

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En caso de querer modificarla, tendríamos dos

opciones. La primera de ellas sería ir hacia una ley de

genéricos, lo que significaría llevar a cabo estudios de

bioequivalencia en seres humanos sobre productos que han

estado en el mercado por más de veinte o treinta años sin

reclamos de farmacovigilancia alguno, con las consiguientes

consecuencias: inversiones difíciles de afrontar para las

empresas nacionales especialmente para las pymes

representadas por nuestra cámara, la posible desaparición

de dichas empresas, y el aumento de precios por

amortización de los costos –los costos de una

bioequivalencia son muy altos y por la eliminación de la

competencia.

Además, en la Argentina no existen centros para hacer

dichas investigaciones en la cantidad y con la calidad que

harían falta para llevarlas a cabo en todos los productos

que hay en el mercado.

Por último, hay estudios hechos por algunas

empresas en la India y en otros países, donde la autoridad

sanitaria los acepta en la Argentina, la ANMAT no tiene

control sobre esos países donde se acepta la

bioequivalencia, a costos muy inferiores. Nos parece que la

situación sería totalmente asimétrica.

Otra cuestión a considerar es la ética

relacionada con los distintos experimentos. Como cámara

consideramos que hay muy pocas moléculas que tienen reales

motivos para hacer dichas equivalencias, en función de su

estrecha ventana terapéutica, mala disolución o absorción.

Por lo tanto, Coperala siempre propuso que haya bioexención

en función de la clasificación biofarmacéutica y su

permanencia en el mercado, y bioequivalencia exclusivamente

para las moléculas imprescindibles.

Ahora bien, en caso de que se obligue a

prescribir por Denominación Común Internacional sin los

estudios de bioequivalencia y biodisponibilidad, la

dispensa debería ser hecha, indudablemente, por un

farmacéutico y no como se hace hoy, que hay un farmacéutico

por cada farmacia y diez empleados que venden. Si hablamos

de dispensa sin estudio de bioequivalencia,

indefectiblemente en una farmacia cada vendedor debería ser

farmacéutico.

Otro tema a tener en cuenta es la responsabilidad

final ante un problema. ¿De quién va ser la

responsabilidad, del médico o del farmacéutico? El médico

conoce al paciente, su problemática y su historia clínica;

el farmacéutico, no.

Me llama la atención que algunos profesionales

que hablaron antes desconozcan que un medicamento no está

constituido solamente por el principio activo. Además,

lleva excipientes y no todos son iguales. Es más, hay

productos donde se exige la bioequivalencia no por cambiar

un excipiente sino solamente por modificar el lote

productivo; por ejemplo, a un laboratorio que le fue muy

bien y en lugar de fabricar un millón de comprimidos

fabrica tres millones, le pueden exigir que haga una nueva

bioequivalencia. Entonces, ni hablar lo que implica cambiar

un excipiente.

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Para nosotros, la responsabilidad final entre el

médico y farmacéutico es un tema a dilucidar antes de que

pase algo. De lo contrario, pasará como siempre: quien paga

las consecuencias es el consumidor. Acá está presente la

señora presidenta de la Comisión de Defensa del Consumidor,

del Usuario y de la Competencia, que lo sabe bien.

Hay un punto más que me gustaría aclarar. Escuché

que es un derecho del paciente cambiar de producto y, en

última instancia, también del farmacéutico, aunque a veces

quien atiende es un empleado. Es una lástima que no esté

presente la autoridad sanitaria, la ANMAT, porque los

laboratorios, si tienen que cambiar un excipiente, no están

en condiciones de hacerlo automáticamente. No sé si ustedes

lo sabían, pero si un laboratorio quiere cambiar un

excipiente, forzosamente debe hacer estudios de estabilidad

y presentarlos a la autoridad sanitaria para su aprobación.

Con lo cual me parece un poco raro este sistema legal según

el cual un farmacéutico en su farmacia y un paciente que

desconoce lo que es un medicamento, tengan mayor capacidad

para cambiar un excipiente que el laboratorio que lo

produce.

Por último, quiero aclarar algo que escuché

recién. Dijeron que la ley de propiedad intelectual había

beneficiado a las empresas nacionales. Obviamente, no las

benefició; está de más decirlo. Por ejemplo, la ley vigente

en Brasil, para dar la propiedad intelectual a una empresa

que ha descubierto una molécula, la obliga a fabricarla en

el país. En la Argentina no pasa eso; de hecho, las

multinacionales casi en un 70 por ciento levantaron sus

plantas y se fueron a Brasil. Entonces, lamento decir que

no es así. En Cooperala representamos a cien laboratorios

farmacéuticos, todas pymes de capital nacional.

Obviamente, siempre estamos preocupados por la defensa de

la competencia.

También quiero hacer una aclaración con respecto

a algo que se mencionó recién y que, a mi entender, está

equivocado; a veces, uno puede no digo mentir pero sí no

decir toda la verdad. Me tomé el trabajo de traer como

ejemplo una de las moléculas que más venta tienen en el

PAMI. No hace falta que diga los nombres, pero si quieren,

lo haré.

Voy a comparar el precio de un genérico y del

producto que más se vendía en el PAMI a diciembre de 2016.

El enalapril genérico de 10 miligramos por 60 comprimidos

costaba 238,80 pesos, mientras que el producto que más se

vendía valía 207,03 pesos; en cuanto al losartán, el que

más se vendía costaba 361,79 pesos, el de un producto de

nuestra cámara que también tiene marca 308,99 pesos y el

genérico 357,18 pesos; la levotiroxina de un laboratorio de

nuestra cámara que más se vendía llegaba a 112,45 pesos y

el precio del genérico ascendía a 120,98 pesos; finalmente,

el clonazepam que más se vendía estaba en 107,52 pesos,

mientras que el de nuestra cámara costaba 88,72 pesos y el

genérico 112,13 pesos. O sea, un poco por encima del

producto que más se vendía.

Se ha creado una fantasía en el sentido de que

los genéricos son más baratos. Tengo ejemplos con nombre y

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apellido, pero no los quiero decir porque me parece que no

es el ámbito. De todas maneras, si la señora presidenta

necesita el detalle, los puedo brindar. Simplemente he

querido demostrar cómo es la realidad. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el

farmacéutico Claudio Ucchino, presidente del Colegio

Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital

Federal.

Sr. Ucchino.- Señora presidenta: en principio, quiero

agradecer esta invitación a usted y a los demás diputados

miembros de las comisiones.

Los farmacéuticos somos los profesionales más

expertos en medicamentos. Desde la fabricación en el

laboratorio, pasando por la distribución y la dispensa de

los medicamentos, hay un profesional al frente que con su

estudio y su matrícula pone en forma segura los

medicamentos en manos de la gente.

Tal vez hay una confusión que la cámara intenta

instalar cuando dice que no hay farmacéuticos en las

farmacias. Cada una de las farmacias, para poder funcionar,

tiene que contar con un farmacéutico. De la misma manera,

se podría pensar que los laboratorios no tienen

farmacéutico y no es así, porque cuentan con un director

técnico. En cada caja de medicamento figura el nombre de un

director técnico farmacéutico que lo avala con sus

conocimientos; es el responsable de toda la parte operativa

y técnica de los cambios de excipientes que recién

manifestaron que se deben hacer; es el responsable de todo

lo que ocurre.

Incluso debemos trabajar juntos, porque no

estamos discutiendo si le estamos quitando la prescripción

al médico, que es la confusión a la cual se está queriendo

llevar. Los farmacéuticos estamos en condiciones de

colaborar con el médico porque somos especialistas en cada

una de las etapas que mencioné anteriormente. El médico

prescribe el medicamento y el farmacéutico acompaña con la

dispensa.

En 2002, cuando se declara la emergencia

sanitaria, la única forma para que la gente tuviera acceso

a los medicamentos era a través de la prescripción por

nombre de droga. No hablo de genéricos porque en la

Argentina están vencidas las patentes de los laboratorios,

con lo cual todos los laboratorios son genéricos. Para no

serlo, un laboratorio argentino tiene que contar con

investigación, desarrollo y patente en el país, lo cual no

ocurre.

Es muy importante que los señores legisladores

sepan que en la Argentina todos los laboratorios, desde los

más conocidos hasta los menos conocidos, fabrican

medicamentos genéricos. En la última sesión de 2016 del

Parlamento Europeo se recomendó a los países que componen

la Comunidad Económica Europea que la competencia se haga

por nombre genérico. En Estados Unidos, la prescripción por

nombre genérico de la droga es del 68 por ciento; en el

Reino Unido, del 78 por ciento y en España, del 54 por

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ciento. Con esto queremos demostrar que el mundo tiende a

que el paciente no quede cautivo de una marca y a que se

prescriba por el nombre de la droga. El paciente debe tener

la posibilidad de que un profesional farmacéutico

responsable le explique todas las opciones que tiene a su

alcance en el mercado.

Queremos dejar en claro que en el país hay catorce

mil farmacias, que a su vez son catorce mil derivadores de

pacientes a centros de salud. Los farmacéuticos estamos muy

capacitados para dar distintas opciones a los pacientes que

no tienen acceso a una determinada marca. Sabemos muy bien,

ya que estamos muy presentes desde el inicio del proceso de

su fabricación, cuáles son aquellos medicamentos que tienen

un estrecho margen terapéutico. Para los que no son médicos

o profesionales de la salud, se trata de aquellos

medicamentos cuyo margen entre su acción beneficiosa y su

acción perjudicial es muy estrecho. Sabemos muy bien qué

medicamentos pueden tener reemplazo y cuáles no. Si el

paciente puede acceder a la marca que le recomendó el

médico, que siga utilizándola. Ahora bien, entre que el

paciente no pueda continuar con un tratamiento y lo tenga

que interrumpir porque no puede acceder a la marca que le

pidieron, y que continúe con el tratamiento hasta

completarlo pero con un medicamento al que sí tenga acceso,

elegimos lo segundo.

Voy a diferir con algunos de los datos que dio la

Cámara Empresaria de Laboratorios Farmacéuticos. Nosotros

manejamos información permanentemente y la que paso a

exponer es de ayer. No voy a nombrar laboratorios, pero sí

quiero dar algunas cifras.

Tomé cuatro patologías como para que se vean las

diferencias. El omeprazol de 20 miligramos por 14 cápsulas

de determinado laboratorio cuesta 83 pesos, mientras que el

de otro cuesta 195 pesos; esto es, un 134 por ciento más.

El enalapril de 5 miligramos por 60 comprimidos de un

laboratorio cuesta 79 pesos y el de otro, 144 pesos. El

famoso y ya mencionado clonazepam de 0,5 miligramos por 30

comprimidos cuesta 90,52 pesos, mientras que el precio de

otro de primera marca es de 158 pesos. La atorvastatina,

que es un medicamento para el colesterol, cuesta 226 pesos

contra 503 pesos.

¿Qué significa esto? Existen diferencias de precios

entre los laboratorios más conocidos –por llamarlos de

alguna manera y los menos conocidos. La única forma de

sacar adelante una ley superadora es trabajando en conjunto

y dejando las mezquindades de lado. Por encima de todo está

el paciente que no tiene acceso a los medicamentos.

Nosotros lo vemos en el interior del país y en los barrios:

el que no tiene una prepaga o acceso a la seguridad social,

está fuera del sistema.

Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos y

Bioquímicos de la Capital Federal entendemos que este

proyecto de ley es superador. Queremos dejar en claro que

nosotros no queremos prescribir. Nosotros somos los que

queremos participar en la dispensación dando al paciente

todas las posibilidades para que elija en caso de no tener

acceso al medicamento.

12

Gracias por escucharnos. Estamos a disposición de

ustedes para trabajar en conjunto con los médicos y las

cámaras de laboratorios. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el doctor

Constantino Touloupas.

Sr. Touloupas.- Señora presidenta: gracias por la

invitación.

Las tres reuniones que la presidenta de la comisión

ha anunciado son relevantes. La Argentina es uno de los

pocos países del mundo que permite la publicidad de los

medicamentos por canales no sanitarios.

Estamos en un ámbito legislativo. La Constitución de la

Unión Europea para decir su nombre correctamente prohíbe la

publicidad de medicamentos y productos sanitarios en

canales que no sean sanitarios. Respecto de estos canales,

debo recordarles que el medicamento es un bien social o un

producto de mercado, de acuerdo con la política que marque

este conflicto de intereses. Creo que hay que tener en

cuenta esto.

Si nosotros pretendemos que el medicamento

adquiera la dimensión de bien social, podríamos elaborar un

proyecto por el que se derogue la mitad del decreto 150 que

todavía rige en la Argentina, a través del cual el paciente

es considerado –yo diría en forma revolucionaria para el

año 1964 un consumidor. Ustedes saben mejor que yo que un

consumidor es un sujeto activo con derechos.

Otra cuestión es discutir el precio de los

medicamentos. Pido por favor que cuando se realice la

reunión para tratar el tema nos avisen con más tiempo, para

que podamos traer información profusa que demuestre, por

ejemplo, que los medicamentos para el mieloma múltiple

valen en la Argentina cinco veces más que en Canadá y en el

Reino Unido y el doble que en los Estados Unidos. Podríamos

mostrar también lo sucedido en los últimos veinticuatro

meses con la lenalidomida, medicamento que tiene en la

Argentina un original comercializado por un laboratorio

local.

Quisiera derrumbar algunos mitos que existen

respecto de la industria y otros que esta quiere sostener.

Lamentablemente, en nuestro país no se elaboran muchos

medicamentos y, tal como aquí se dijo, la industria

multinacional produce cada vez menos e importa con una

relación monetaria ampliamente favorable –lo cual mejora

claramente su rentabilidad en euros y en dólares sin la

exigencia siquiera de transferir tecnología, capacitar,

ocupar y demás acciones pertinentes de la materia.

La reunión que se lleve adelante sobre precios

será determinante porque hay organizaciones de la seguridad

social muy importantes, empezando por el PAMI, las obras

sociales provinciales y las empresas de medicina prepaga,

que tienen un grave problema de costos por el precio de los

medicamentos. En este sentido, el Estado, principal

comprador, mira al sudeste; hace muchos años que el Estado

mira al sudeste.

Debo recordar que el artículo 7° de la ley 25.649

13

obligaba al Ministerio de Salud de la Nación a publicar

todos los productos, especialidades medicinales y marcas de

cada medicamento, para que todos conociéramos las

diferencias de precio entre los elegidos por el

farmacéutico y la cámara.

Insisto en que dicha reunión sobre precios deberá

contar con un marco y una convocatoria análogos, además de

que tendrá que anunciarse con mucha antelación.

Yendo al tema de genéricos, quisiera hacer

referencia a tres o cuatro mitos. La ley de patentes fue

una ley vergonzante para este Congreso por actos explícitos

de corrupción y lo único que dio a la industria nacional

fue un plazo mayor para el pago de royalties o regalías;

pero no garantizó el desarrollo salvo, como sucede en la

Argentina, que ese desarrollo fuera pactado libremente por

las empresas. En consecuencia, creer que hoy en la

Argentina no hay acuerdo entre las multinacionales y la

industria nacional es no saber dónde vivimos. Ustedes van a

encontrar laboratorios cuyo ibuprofeno es desconocido, pero

que vende medicamentos oncológicos de primera línea, y es

prescripto por todo el mundo en nuestro país. Entonces, la

industria se gobierna a sí misma.

Luego, quiero recordar dos cosas. Primero, el

medicamento es un producto tutelado por ley. Segundo, lo

fabrica una empresa pública o privada, que necesariamente

debe contar con un profesional farmacéutico de lo

contrario, no lo podría hacer, lo prescribe un médico o un

odontólogo y lo distribuye un almacén de drogas; hoy, la

mayoría de las droguerías son de la propia industria.

Claramente, un paciente analizado como

consumidor, como sujeto de derecho, debería poder elegir el

medicamento de su preferencia. El problema con la ley

25.649 es que, como bien dijo la señora presidenta de la

comisión, la reglamentación fue más allá de la propia

norma: el decreto 987/03, ante la posibilidad de sugerir

una marca, prácticamente impedía la sustitución o la

elección. Entonces, los planteos que hizo Cooperala hay que

atenderlos y discutirlos.

La Argentina no tiene una norma de medicamentos

genéricos y está muy bien que no la tenga. Si para ello hay

que definir qué es un medicamento genérico fuera del

sistema de bioexenciones, como hizo España, para que no

bajen los precios y oligopolizar, es preferible no tenerla.

Lo que hay en la Argentina es un concepto de similitud o

copia, algo natural en un país que fue, en el mejor sentido

del término, “pirata” durante muchos años porque no pagaba

royalties o regalías.

Para modificar la prescripción por marca, no hay

que agitar el fantasma de que hay que sancionar una ley de

medicamentos genéricos. Olvídense, porque en primer lugar

sería derrumbar cuarenta años de desarrollo de la industria

local, algo que ya se dijo acá.

Otra cosa es que, al no sugerir la marca, nadie

está imponiendo que una empresa cambie un excipiente, la

formulación o lo que la farmacopea tiene registrado para

poder elaborar determinado fármaco. Vamos a una

prescripción por Denominación Común Internacional, como ya

14

tenemos. Lo que hacemos es quitar al lobby la trampa que

impuso de: si me sugerís la marca yo no hago más nada. El

consumidor queda preso de un nombre de fantasía.

Otro tema es que la calidad de medicamentos en la

Argentina debería potenciarse y ser mucho más estricta con

todos: con los productos originales y con los productos de

acuerdo comercial para comercializar. Ustedes saben que los

laboratorios internacionales usan a los laboratorios

nacionales, que tienen un gran canal comercializador, para

introducir sus productos porque a veces es más rentable ese

acuerdo que tener un ejército de agentes de propaganda

médica.

Como docente y farmacólogo quiero decir que

queremos prescribir como se nos enseñó en la Facultad de

Medicina o en la Facultad de Odontología; solamente eso.

Si lo hacemos, tendremos que empezar a fiscalizar

alguna vez en este país. Algún día, la industria deberá

irse del PAMI. Ya han pasado demasiados gobiernos como para

que la industria siga administrando el convenio con el PAMI

por el cual se prescribe por nombre genérico y no opera la

elección de marca.

A raíz de este convenio hubo presentaciones

judiciales. Este es el único país en el mundo donde las

cámaras de la industria farmacéutica están a cargo del

principal comprador de medicamentos gestionando la

cobertura. Ni en el lugar más recóndito de este planeta

incluyendo los Estados Unidos van a encontrar un país donde

suceda esto. Acá está la gente de la Cámara Argentina de

Medicamentos Genéricos y de Uso Hospitalario (CAPGEN), que

no sé cuánto peregrinó para entrar en el convenio con el

PAMI.

Entonces, lo que digo claramente es que, si

legislamos, la autoridad de aplicación cumpla el rol de

fiscalizar. Si yo leo en la ley 25.649 que una receta que

no tiene el principio activo identificado por su

Denominación Común Internacional por ejemplo, una receta

que no diga “amoxicilina” se dará por no prescripta ya que

sería una recomendación ilegal, no hay que hacer nada. Es

la normativa vigente y solo hay que hacerla cumplir.

Uno lee todo el tiempo que en 2005, como decía un

compañero antes, había un 57 por ciento de medicamentos

prescriptos por nombre genérico.

Si los convenios de la seguridad social no pagaran aquellas

recetas que carecen de prescripciones por nombre genérico,

se terminaría ese porcentaje. Lo único que hay que hacer

para no pagar una receta que no tiene la Denominación Común

Internacional es ver qué le falta, porque hoy el marco

regulatorio no sugiere sino que impone ese control.

Dicho esto, me parece que las tres modificatorias

a la ley 25.649 son pertinentes y legales, y no alteran

ningún rol institucional; no alteran el rol de dispensador

del farmacéutico ni el de prescriptor del médico. Mis

colegas tienen una profunda desinformación sobre las marcas

que recomiendan; o sea que habría que preguntarles cuál es

el motivo por el que recomiendan marcas de las que

desconocen prácticamente todo. No les puedo explicar qué

ocurre si entramos a nivel de excipientes. Me parece que

15

acá hay un conflicto de intereses.

Soy médico farmacólogo y me acompaña la

farmacéutica Guadalupe Soulages, con quien hace muchos años

trabajamos en seguridad social y en el sector público

defendiendo los intereses y los derechos del paciente. Me

parece que esta es una buena oportunidad para que el

paciente sea un sujeto activo, que así como tiene que

esperar que una estrella entre comillas de la televisión

argentina ponga en sus manos un producto de marca para ver

qué tiene que usar o pedirle al médico, entienda que hay

una legislación que lo cuida y le permite elegir. Nada es

mejor que poder elegir.

No puedo dejar pasar la recomendación de

Cooperala de que haya farmacéuticos en las farmacias ni

puedo dejar de decir a esa institución y a todos los

miembros de la industria farmacéutica que ha cambiado la

distribución de medicamentos a partir del correo. Me

gustaría saber con cuántos farmacéuticos cuenta el correo,

que remite medicamentos a todo el país. El Correo Argentino

y el correo privado están facultados, como operadores

logísticos, a tomar un medicamento en condiciones técnicas

complejas y llevarlo a una farmacia, a un hospital o a una

farmacia hospitalaria de una clínica privada.

Para terminar, quiero decir que es muy importante

convocar al Cosspra, a las obras sociales provinciales, que

hoy representan a casi ocho millones de personas, siendo

todas ellas empleados del Estado. De dichas obras sociales

depende fuertemente el acceso a la salud, no solo a los

medicamentos, de estas personas.

Me parece muy importante tener una profunda

discusión sobre la posición que debe tomar la Argentina con

respecto a regular el precio de los medicamentos. Es

absolutamente vergonzante que se haya vetado el artículo 7°

de la ley 25.649, que imponía la elaboración de un listado

oficial de precios en la República Argentina a cargo del

Ministerio de Salud de la Nación y de la ANMAT, porque

permitía entrar por nombre genérico a ver todos los

certificados y especialidades registradas y comparar por

precio. De esto se trata.

Ese veto explícito del entonces senador Duhalde,

para decirlo claramente, impidió derogar el Manual

Farmacéutico y el Kairos, que es el listado oficial de

precios que tiene la República Argentina. Esto es un

chiste. Los invito a ver cómo un medicamento publicado a

234.000 pesos, estoy dando un ejemplo de hoy por la mañana,

se vende a 75.000 pesos. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- La Presidencia informa que la

reunión se está llevando a cabo con quórum, porque tanto la

Comisión de Defensa del Consumidor, del Usuario y de la

Competencia como la de Acción Social y Salud Pública,

cuentan con el tercio de miembros presentes requerido por

el reglamento para funcionar. Estamos considerando el

proyecto de ley contenido en el expediente 770-D.-2016, por

el que se modifica el artículo 2° y se sustituye el

artículo 3° de la ley 25.649, sobre utilización de

medicamentos por su nombre genérico.

16

Sr. Solanas.- Si se me permite, señora presidenta, dado que

contamos con el quórum necesario sugiero que se pase a la

firma el dictamen.

Sra. Schwindt.- Estoy de acuerdo, señora presidenta.

Sra. Presidenta (Gaillard).- Este tema ya fue tratado en

una reunión anterior de la Comisión de Acción Social y

Salud Pública. Al haber sido girado también a la comisión

que preside la señora diputada Schwindt y siendo ésta una

reunión conjunta entre ambas, la Presidencia entiende, si

no se formulan objeciones, que se puede proceder a la firma

del dictamen.

- No se formulan objeciones.

Sra. Presidenta (Gaillard).- Se pasará a la firma del

dictamen.

Tiene la palabra la doctora Silvia Lucangioli,

subsecretaria de Transferencia Tecnológica de la Facultad

de Farmacia y Bioquímica de la UBA.

Sra. Lucangioli.- Señora presidenta: muchas gracias por la

invitación.

Coincido ampliamente con la observación de que en

la Argentina no tenemos una ley de medicamentos genéricos

como en España o incluso en Brasil. Sí tenemos una ley de

prescripción por Denominación Común Internacional.

También coincido con la idea de que es muy difícil

instalar el tema. De acuerdo con las normas internacionales

sobre medicamentos genéricos, cuando se vence la patente

hay que efectuar estudios de bioequivalencia y de

disponibilidad, así como bioexcepciones. Esto debe ser

acompañado por la autoridad regulatoria, que considero

debería estar aquí presente.

Nuestra posición, en lo que se refiere a la parte

académica, es de apoyo a la prescripción por nombre

genérico. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Para hacer algunas

aclaraciones respecto de la intervención del doctor

Touloupas, tiene la palabra el licenciado Juan Carlos

López.

Sr. López.- Señora presidenta: como bien señaló, quiero

hacer algunas aclaraciones relacionadas con la brillante

exposición del doctor Touloupas.

En primer lugar, hay doscientas cincuenta

droguerías en la República Argentina. Por lo tanto, es

absolutamente imposible que la industria farmacéutica tenga

la mayor parte de esas droguerías bajo su tenencia

accionaria. Eso no es así.

Sr. Touloupas.- ¿Por qué distribuye a altos costos con tres

droguerías?

Sr. López.- No; distribuye con más de tres droguerías,

17

doctor Touloupas.

Sr. Touloupas.- ¿Con cuántas?

Sr. López.- Con más de doce droguerías. Está la información

a su disposición.

La segunda cuestión se vincula con la calidad de

los medicamentos. La Argentina integra un selecto grupo de

treinta y cuatro autoridades sanitarias de primer nivel

mundial el sistema PIC/S, y es el único país

latinoamericano que ha logrado que la ANMAT ingrese a ese

sistema. Este es uno de los elementos más importantes que

le permiten exportar medicamentos a todas partes del mundo.

La Argentina exporta a ciento veintidós países por algo así

como 920 millones de dólares, cuando hace diez o doce años

exportaba menos de 50 millones de dólares a poco más de

catorce países.

El tercer tema, que no solo tocó el doctor

Touloupas, fue el de los precios. En este punto hay un

elemento no menor para discutir. Muchas veces se comparan

los precios de la República Argentina con los de otros

países. Existen dos elementos centrales en la economía. La

economía es un sistema de precios y cada país tiene el

suyo. En la Argentina hay un elemento central que

distorsiona el sistema de precios de los medicamentos que

tiene que ver con la faz impositiva. Mientras en los

principales países del mundo los medicamentos tienen

gravamen cero, en la Argentina están gravados con un 21 por

ciento. Además, cargan con tributos provinciales y

municipales. Por lo tanto, es muy difícil hacer una

ponderación matemática exacta de cuál es el precio en la

República Argentina en relación con otros países.

Entonces, cuando se habla de precios hay que

hacerlo con sutileza, porque las comparaciones no son

lineales.

Discutir los precios en la Argentina implica detraer del

precio que aparece en el manual farmacéutico un montón de

impuestos que hacen que el precio quede al 60 o 65 por

ciento.

En cuarto lugar, tenemos los vademécums. La

autoridad sanitaria, a solicitud de la Secretaría de

Comercio, detenta el Vademécum Nacional de Medicamentos,

información de dominio público a la que se accede mediante

un link desde el sitio de la ANMAT. Cualquier habitante de

la República Argentina puede ingresar y conocer todos los

precios de la industria farmacéutica. Cabe señalar que en

este momento está en proceso de actualización.

El último punto que me parece sustancial que sea

diáfano es que, en nuestro país, la prescripción de

medicamentos no es igual en toda la seguridad social. El

IOMA el doctor Touloupas conoce este tema en profundidad

porque trabajó muchos años y muy bien al respecto prescribe

hoy no hace diez años más del 49 por ciento de sus recetas

por nombre genérico. En consecuencia, decir que la

seguridad social no prescribe por nombre genérico es falso.

Tengamos cuidado con los términos que utilizamos y con las

aseveraciones que formulamos porque hay información que es

18

de dominio público; no es una información que solo poseen

las cámaras.

En este marco, otro aspecto que hay que analizar

es que desde que la República Argentina entró en la

severísima crisis de 2002, la industria farmacéutica ha

apoyado a muchas obras sociales provinciales y al PAMI con

numerosos descuentos. Entonces, el nivel de precios que

estamos discutiendo implica también el aporte a la

seguridad social para que el sistema funcione. (Aplausos.)

Sr. Caivano.- Si la señora presidenta me permite, solo

quiero aclarar que yo no dije que no había farmacéuticos; a

lo mejor se entendió mal o yo me expresé mal. Si así lo

hice, pido disculpas.

Lo que yo afirmé es que en las farmacias

generalmente solo hay un farmacéutico. Con una ley que

dispone la prescripción por nombre de Denominación Común

Internacional, cada despachante de farmacia debería serlo.

Un farmacéutico no puede atender a treinta personas; no me

lo imagino. ¿Cómo va a hacer para explicar los excipientes

que tiene cada producto cuando tiene cincuenta personas

esperando? Cuando uno entra a farmacias comunes –no quiero

dar nombres, pero podemos citar el caso de Farmacity, hay

cincuenta personas y no creo que haya cincuenta

farmacéuticos; hay uno. Siendo así, tendríamos que pensar

en ir a la farmacia con seis o siete días de anticipación;

es decir, si para el lunes que viene necesito un

medicamento, voy hoy a buscarlo.

Yo no dije que no había farmacéuticos; es más, sé

que es obligación que haya uno.

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el doctor

Jorge Rachid, médico sanitarista, a quien le solicito que

sea muy breve para que puedan hablar todos los expositores

antes de finalizar la reunión.

Sr. Rachid.- Señora presidenta: seré muy breve.

Dos aspectos centrales que motivaron esta

reunión, el impacto de la medicalización y el rol de la

industria, merecen respuestas más allá de las precisiones

finitas porque tienen que ver con la política.

Como bien dijeron algunos de quienes me

precedieron en el uso de la palabra, hay elementos

suficientes como para abonar que el mercado es

absolutamente contrario a las políticas sanitarias. Si

estamos hablando de salud, no podemos hablar de mercado.

Este es un dato que va a tener que resolver la política; no

podemos hacerlo los médicos ni los farmacéuticos ni las

cámaras. O es el Estado el que establece, a través de la

política, que el mercado no existe más en el ámbito de la

salud y que la salud es un bien social que debe proteger

integral y totalmente tanto a nivel de precios como de

prestaciones, o vamos a estar siempre ante el dilema de qué

fue primero, si el huevo o la gallina.

Me parece que esta es una discusión política, señora

presidenta, que tiene que ver con la medicalización.

A partir de la publicidad de los medicamentos y

19

del impacto que tienen en todo el país los estímulos

directos e indirectos, no solo sobre la prescripción sino

también sobre mis colegas, de la industria farmacéutica,

indudablemente la distorsión de precios es absoluta.

Esto tiene que ver con el ciclo que estamos

viviendo y también con la liberación de las patentes, que

va a hacer aumentar los precios de los medicamentos. Quiero

aclarar que no estamos en contra de la industria nacional.

Es más, fue Ramón Carrillo quien inició la industria

nacional; también fue Ramón Carrillo quien creó la EMESTA.

A partir de allí empezó la industria nacional en la

Argentina, una industria que tiene 100.000 trabajadores y

una excelencia que todos saludamos; pero no saludamos la

multiplicidad de precios que aplica a partir de copiar los

modelos multinacionales de gestión que condicionan,

lesionan y desfinancian los sistemas solidarios de salud en

la Argentina.

Este es el impacto que tiene la medicalización.

Quería dejar esto planteado porque en las próximas

reuniones me voy a referir a otros asuntos.

Reitero que no somos un sistema de precios; somos

un pueblo que necesita un sistema sanitario y un plan

estratégico de salud, con políticas de Estado que protejan

a los 42 millones de argentinos. Para eso se sancionó la

ley de producción pública de medicamentos y para eso se

establecieron precios testigos. Gracias a ello tenemos la

posibilidad de atender a nuestros enfermos crónicos sin que

les cueste un peso. A partir de políticas exactas se evita

el impacto en el segundo nivel de internación de ingentes

masas de recursos que, obviamente, están poniendo las

mangueras de la solidaridad hacia fuera, porque esto tiene

más que ver con un sistema de lucro que con un sistema

solidario. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Antes de escuchar a la

Asociación Agentes de Propaganda Médica, para una breve

intervención tiene la palabra el señor diputado Castagneto.

Sr. Castagneto.- Señora presidenta: es muy enriquecedor el

debate y lamentamos mucho la ausencia del bloque Cambiemos,

especialmente en las comisiones referidas a la salud.

Además, cada vez que citamos al ministro de Salud y a la

ANMAT tampoco se hicieron presentes. Hubiera sido

importante que hoy estén acá para debatir no solo este

proyecto sino también otros cuyo tratamiento está parado.

Asimismo, hay explicaciones que tiene que dar el

ministro de Salud a esta comisión. Por eso reitero la

necesidad de citarlo, porque éste es un tema que hay que

debatir a fondo. Si bien existen distintas posturas, más

allá de los criterios de las diferentes federaciones

entiendo que se puede unificar una posición.

En su oportunidad, cuando estuve en la gestión,

quisimos hacer un convenio único donde se integraran las

cuatro federaciones con un precio único. De esa forma, el

Estado nacional podía comprar al mismo valor ya fuera en el

PAMI, en la ANSES, en el área de salud o bien en la de

desarrollo social.

20

Quiero que quede en claro que estos son debates

profundos, no triviales, y que el bloque Cambiemos no está

participando, como tampoco lo hacen el ministro de Salud y

la ANMAT.

Sra. Presidenta (Gaillard).- La Presidencia rectifica lo

que dijo al inicio porque son dos, Coooperala y CAPGEN, y

no una las cámaras de la industria farmacéutica que se

hicieron presentes.

Agradezco su presencia y, más allá de que tengan

observaciones para hacer al proyecto, la idea es que estén

todas las voces y podamos trabajar desde distintos aspectos

teniendo en cuenta su opinión.

Tiene la palabra el señor José Charreau, en

representación de la Asociación Agentes de Propaganda

Médica.

Sr. Charreau.- Señora presidenta: los agentes de propaganda

médica, conocidos como visitadores médicos, sabemos de qué

trata este tema porque somos parte de la industria

farmacéutica. Como tales, podemos aportar algunos datos que

me parecen interesantes.

La producción de medicamentos genéricos, en la

Argentina no existe. Todos los laboratorios los venden y no

tengo problema en mencionar algunos: Roemmers, Gador, Elea,

Casasco y Baliarda. Los fármacos genéricos que

comercializan, expliquémoslo bien, son comprados a la

India. Esto no lo digo en forma metafórica: vienen en

barriles desde ese país y acá lo único que se hace es el

packaging del producto.

Lo que dicen los miembros de Cooperala sobre los

precios es una verdad a medias; las comparaciones a veces

no corresponden porque la Argentina tiene un sistema

impositivo diferente. Si fuera como ellos afirman, cómo

puede ser que haya laboratorios que vendan una droga a 10 y

otros a 20 pesos, por así decirlo, si la traen del mismo

lugar con el mismo costo. Por lo tanto, el precio en la

Argentina está al libre albedrío.

En el país no existe efectividad, me hago cargo

de mis palabras, en la Secretaría de Comercio ni en la

ANMAT ni en el Ministerio de Salud. Contamos con una gran

cantidad de denuncias con respecto al precio de los

medicamentos y a la publicidad engañosa. La publicidad

engañosa es real, todos la vemos en televisión; hay un gran

número de mediáticos publicitando fármacos que mienten,

engañan y falsean porque dan a los medicamentos propiedades

que no tienen y tiempos de curación que no existen. Puedo

decir fehacientemente que no hay organismo de control

alguno que actúe. Esto lo hemos presentado en forma

personal y por nota ante el Ministerio de Salud, la ANMAT y

la Secretaría de Comercio.

En la Argentina, nadie nos ha discutido que el

medicamento tiene un costo fijado en forma independiente.

Nunca nadie nos ha discutido esto. Hemos hecho las

denuncias por escrito y es falso que esto no sea cierto.

Ninguna cámara de laboratorios farmacéuticos ha dicho lo

contrario ni ha rebatido lo que indicamos.

21

El mismo medicamento con igual presentación tiene

diferente valor en Europa –en el país de origen de la droga

y en Argentina. Hay una diferencia importante, no del 5 o

10 por ciento sino del ciento por ciento, del 80 por ciento

o del 70 por ciento.

En el transcurso de esta reunión alguien

manifestó que los medicamentos genéricos tienen el mismo

valor que los de origen. Esto es cierto. En cualquier

listado de droguería los medicamentos –sobre todo los de

alto costo tienen el mismo precio o uno parecido, pero el

descuento es muchísimo mayor. Por ejemplo, un producto que

tiene un valor de 100.000 pesos, igual que el genérico, de

pronto tiene un descuento del 70 o del 80 por ciento, lo

que es realmente significativo.

22

Creo que correspondería a la Secretaría de Comercio

fijar el precio del medicamento ya sea por el costo real,

por la diferencia que hay respecto del efecto terapéutico

del tratamiento anterior o por el comparativo de precios

con otros países. No hay una voluntad política de fijar los

precios de los medicamentos como corresponde, aun cuando

hay muchísimas herramientas disponibles para hacerlo.

En la Argentina se venden aproximadamente 75.000

millones de pesos en medicamentos, aunque probablemente la

cifra sea mayor. Hay una cantidad de medicamentos que

figuran en los manuales farmacéuticos –según IMS, que es

una consultora de la propia industria, y otra

correspondiente a medicamentos ocultos. ¿Cuáles son? Son

aquellos que no aparecen en los manuales farmacéuticos.

Como no existen allí, no suman al valor general. Desde hace

un tiempo empezaron a incluir una cantidad determinada de

productos, pero no porque sean gente buena y generosa que

quiere dar toda la información posible sino simplemente por

las denuncias, que evitan el ocultamiento del precio del

fármaco. Pero el precio del fármaco es producto del libre

albedrío y lo fija la propia industria. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Antes de dar la palabra al

doctor Leonardo Verna, que es médico psiquiatra y fue

subadministrador de la ANMAT, quiero indicar que están

anotados para hacer uso de la palabra a continuación el

doctor Mario Domínguez, quien ha venido desde Paraná, Entre

Ríos, y es titular del laboratorio Domínguez Lab, dedicado

a bioequivalencia; la doctora Lorena Di Giano, de la

Fundación Grupo Efecto Positivo y, por último, el doctor

Antonio Raúl de los Santos, secretario general de la

Academia Nacional de Medicina.

Tiene la palabra el doctor Leonardo Verna.

Sr. Verna.- Señora presidenta: agradezco esta invitación.

Voy a ser breve porque suscribo las palabras de

casi todos los colegas que han expuesto. Discrepo

parcialmente con algunas preocupaciones de los

representantes de Cooperala y quiero aclarar algo que me

parece fundamental que todos puedan terminar de entender,

porque tal vez ha habido falta de información o, incluso,

cierta desinformación. Me refiero a qué son los genéricos.

En esta misma reunión se ha dicho que en la Argentina no

existen los genéricos, que habría que hacer algo con ellos,

que en realidad hay prescripción por nombre genérico, que

no se sancione una ley al respecto, etcétera. Es decir que

se han dicho muchas cosas sobre los genéricos. También se

han nombrado los medicamentos que podrían ser similares,

como establece la disposición de la ANMAT, o medicamentos

copia o multifuente, como propone una definición de la

Organización Mundial de la Salud.

En principio, lo que me parece importante resaltar

es que los medicamentos que vamos a seguir llamando

“genéricos” porque así los ha denominado todo el cuerpo

normativo al sacar la terminología “similares” son aquellos

que han pasado todas las evaluaciones requeridas por la

ANMAT. La ANMAT, y en esto coincido con los representantes

23

de Cooperala, es un organismo del Estado reconocido

internacionalmente como una agencia reguladora de

referencia. Todo medicamento innovador, genérico o como

prefiera llamarlo cada uno registrado ante la ANMAT ha

superado las pruebas de seguridad, calidad y eficacia.

En consecuencia, el temor ante la sustitución o

la menor eficacia de algunos medicamentos genéricos o de

segundas marcas dentro de ellos son infundados. Si hubiera

algún tipo de evidencia al respecto, debería estar bien

documentada y reportada por todos los colegas y pacientes

ante la ANMAT a través de los respectivos formularios de

denuncia.

Hay casos en los que, ante una denuncia, se

hicieron diversos estudios recuerdo uno especialmente sobre

el midazolam, un hipnótico inductor de la anestesia y no se

encontraron diferencias significativas en la eficacia del

medicamento al comparar los innovadores con los genéricos o

copias.

Por otro lado, quisiera resaltar que no hay una

definición de genérico cerrada o única. Si revisamos la

normativa de los distintos países de la región, no hay una

sola coincidencia. Algunos dicen que es un medicamento cuya

patente venció y que puede entonces comenzar a ser

producido por otra empresa; otros exigen que a ese

medicamento se le hagan pruebas de bioequivalencia y, para

otros, ninguna de estas acciones es necesaria. En todo

caso, tendremos que redefinir qué significa para nosotros

un genérico.

Los representantes de Cooperala expresaron su

temor ante la posibilidad de que se empiecen a exigir

pruebas de bioequivalencia en medicamentos que tienen más

de veinte años en el mercado, cuando no ha habido ningún

reporte de falta de eficacia ni de problemas de seguridad.

Estoy de acuerdo en este punto, aunque no creo que sea algo

necesario cuando es la propia ANMAT el organismo que ha

definido, a través de distintos comités de expertos, cuáles

son los medicamentos que sí requieren tener pruebas de

bioequivalencia –que fueron hechas y cuáles no.

Respecto de la bioequivalencia de la que hablará

el siguiente expositor, no hay tampoco una normativa única

ni una verdad indiscutible sino diferentes criterios de las

distintas agencias regulatorias. Hay países en los que, de

noventa y seis medicamentos, en setenta se practicaron

pruebas de bioequivalencia; otros donde tan solo se

hicieron en treinta y seis medicamentos y otros en los que

apenas se efectuaron en quince o veinte. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor José

Luis Tombazzi, de la Cámara Argentina de Productores de

Medicamentos Genéricos.

Sr. Tombazzi.- Señora presidenta: a mi juicio, y al de la

cámara que represento, esta convocatoria se basa en un

incumplimiento. Es decir, hay una ley vigente y un

incumplimiento evidente. Este es el punto sobre el que

quisiera poner el énfasis.

Si bien los expositores que me precedieron

24

demostraron y explicitaron claramente distintas situaciones

mencionaron los precios, porque el interés común hace que

exista una evaluación comparativa entre los medicamentos,

yo quisiera hacer una referencia específica para poner en

blanco sobre negro lo que ocurre con la comparación entre

los precios de los medicamentos, en particular con los

genéricos, en los denominados concursos públicos o

licitaciones. Es allí donde queda claramente establecido

dónde el requerimiento por denominación común internacional

evidencia las diferencias de precio.

Las compañías que agrupa CAPGEN, que son más de

veinte, históricamente han representado al segmento

proveedor básicamente de la seguridad social a todo nivel

nacional, provincial y municipal, caracterizado por su

participación, como todos sabrán, en los grandes concursos

públicos a nivel nacional, como el Remediar y el Plan

MaternoInfantil. Nosotros entendemos que es francamente

positiva la situación superadora que representa contar con

esta iniciativa.

Desde ya que no existe la solución total, que es

la que uno siempre busca; pero, a nuestro entender, la

situación de fondo no está resuelta de esta manera. Sería

necesario, sin lugar a duda, avanzar en una ley de

genéricos; una ley que sea capaz de regular ampliamente la

situación y la problemática del medicamento en la

Argentina. No hay ninguna duda de que ese es el camino si

uno compara con países de alta vigilancia sanitaria, donde

los porcentajes son abrumadoramente positivos a favor del

medicamento genérico.

Miren ustedes a los países escandinavos, al Reino

Unido y a los Estados Unidos. El verdadero aporte del

medicamente genérico es efectivamente a solventar los ya

jugosos presupuestos de salud en lo que tiene que ver con

medicamentos y ahí está la verdadera contribución de la

industria y del medicamente genérico en particular.

Quiero detenerme un minuto en dar una explicación

y, en alguna medida, contradecir lo dicho aquí con

referencia a la industria nacional. La industria nacional

farmacéutica es reconocida mundialmente. Simplemente

refiéranse al nivel exportador que tenemos y a los países a

los cuales les exportamos. No solamente hacemos la

manufactura; hacemos investigación y desarrollo local.

En lo referente a la cadena profesional, el

farmacéutico está involucrado en absolutamente toda la

línea, desde la concepción misma del API farmacéutico, del

activo farmacéutico, hasta la dispensa. Esto garantiza una

calidad uniforme, que está respaldada siempre a través de

la normativa, del control de la ANMAT, agencia sanitaria

insisto que ha logrado un galardón pocas veces reconocido,

como son las PIC, que solamente 34 países del planeta son

destacados de esta manera.

La Pharmaceutical Inspection Convention es una

convención entre agencias inspectoras de los países más

exigentes en esta materia y que dan una comparabilidad de

alta calidad en los medicamentos que se producen.

Finalmente, para terminar, quiero explicar

también una necesidad que tiene esta cámara, y por ende

25

nuestros asociados, que es la de poder participar en el

sistema de seguridad social, porque nos sentimos excluidos

de él a través de, por ejemplo, la obra social más grande

del país, me refiero concretamente al PAMI. Nosotros, por

el sistema y la mecánica que existe, lamentablemente nos

vemos obligados a comercializar por un canal independiente.

Pero sin lugar a dudas, traducimos nuestra

ventaja de productores locales a toda la geografía del

país, porque con un gran esfuerzo logramos llegar a todo el

país. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor

Mario Domínguez, titular del Laboratorio de

Bioequivalencias DominguezLab.

Sr. Domínguez.- Señora presidenta: agradezco la invitación.

Este debate ha sido muy bueno.

Ante todo, me quiero presentar. Yo soy

farmacéutico, soy bioquímico, especialista en bioquímica

clínica y me dedico al campo de la investigación clínica

para demostrar equivalencia terapéutica en los medicamentos

genéricos.

Estamos autorizados por más de diez autoridades

sanitarias del mundo para garantizar la eficacia y

seguridad de los medicamentos. Desde esa óptica es que si

bien me parece muy rica la charla, ya que con la

denominación de los medicamentos por el nombre genérico lo

que se está tratando de buscar es que haya más acceso a la

salud pública, el problema que tenemos en la Argentina es

otro y es grave.

Hay que levantar la alfombra y ver qué hay debajo

porque estamos hablando de precios de mercado, pero lo más

importante es que los medicamentos tienen que garantizar la

eficacia y seguridad, sea un original, un similar o un

genérico.

Recién los colegas decían que hay una gran

confusión. En la Argentina, ¿tenemos genéricos o no?

¿Tenemos similares? ¿Tenemos originales? Existe una

confusión generalizada sobre cómo denominar a estos

medicamentos.

En la filmina que se muestra en pantalla se

observan todos los tipos de medicamentos que coexisten en

nuestro mercado. Están los originales, que son los que se

inventaron y obtuvieron la patente, y con estudios clínicos

demostraron que ese principio activo que se quiere

prescribir es seguro y eficaz para una determinada terapia.

Los originales tienen los estudios clínicos realizados y

cuya patente tiene un período de vencimiento.

Luego aparecen diversos tipos de medicamentos. En

realidad el principio activo siempre es el mismo, en

algunos casos hay genéricos que son intercambiables,

aparece el concepto de similar de marca, el cual no ha

demostrado intercambiabilidad y el similar que tampoco ha

demostrado intercambiabilidad.

Si nosotros queremos que en la farmacia se pueda

elegir libremente el medicamento que prescribió el médico,

primero tienen que ser intercambiables, porque si no

26

estamos hablando de un paso futuro. Si no son técnicamente

intercambiables, y por lo tanto intercambiables y seguros,

de nada sirve modificar la ley, porque nos está faltando el

paso previo.

Es incorrecto lo que se decía que sobre registrar

un medicamento genérico. Obviamente es distinto según los

países, pero en un país desarrollado no puede entrar un

medicamento genérico si no ha demostrado eficacia y

seguridad. Esto se hace con dos tipos de pruebas

reconocidas: bioequivalencias y bioexcepciones; uno es un

estudio in vivo y otro, in vitro.

Actualmente en la Argentina tenemos pocos

genéricos porque son muy pocos los medicamentos los que han

demostrado intercambiabilidad, bioequivalencia, y por lo

tanto, muy pocos los que están comprobados que son eficaces

y seguros.

La gran mayoría de los medicamentos que tenemos

en la Argentina son similares, como también se habló. Hay

algunos que son de marca reconocida y otros que son de

laboratorios no tan conocidos. Todos tienen el mismo

principio activo.

El 70 por ciento de los medicamentos que

consumimos en la Argentina no han demostrado eficacia y

seguridad, y ese el problema. ¿Qué quiere decir? ¿Que no

son eficaces y seguros? No, no sabemos. No lo han

demostrado. Nosotros, que nos dedicamos a esto, estimamos

que posiblemente un tercio de ellos no sea intercambiable

con el original.

No es correcto lo puntualizado en relación con

que la ANMAT no ha recibido quejas sobre los medicamentos.

En 2016 la directora de farmacovigilancia de la ANMAT

señaló que el 32 por ciento de los reclamos fueron por la

eficacia.

Por otro lado, en la Argentina no existe una ley

que obligue a demostrar la calidad de los medicamentos por

medio de estos estudios de equivalencias. Cabe mencionar

que la ANMAT está trabajando para garantizar esto desde

1999, pero a un ritmo inconstante.

No es cierto que en América Latina no se exige

nada. Por ejemplo, todos los medicamentos que consumamos en

México o Brasil son intercambiables. Es decir, podemos

tomarlos de la farmacia, y está garantizada la eficacia y

la seguridad de todos ellos. Si miramos la escala de los

distintos países de Centro América encontraremos que en

algunos casos están peor que nosotros y en otros casos

están mejor.

En los países de alta vigilancia sanitaria -que

nosotros conocemos como de Anexo I- todos los medicamentos

que están en el mercado genérico son eficaces y seguros.

Periodísticamente se habla de la falta de

eficacia de los medicamentos genéricos. Tal como siempre

digo, el nombre es confuso, porque no sabemos cuáles son

genéricos y cuáles son similares.

A continuación, les voy a demostrar qué es lo que

se hace y cómo se demuestra que un medicamento es eficaz y

seguro. Cuando tomamos un medicamento, se empieza a

absorber en el organismo. En la filmina que estamos

27

proyectando se puede observar la curva de la concentración

del medicamento en nuestro cuerpo -en este caso, en la

sangre-, tomamos un tiempo cero y el medicamento se

comienza a absorber, cuando llega al pico máximo es cuando

empieza a ser eficaz y cubre la terapia. Por ejemplo, baja

la fiebre, el colesterol, la presión, cura una enfermedad.

Sin embargo, si no volvemos a medicar, lógicamente, este

principio activo comienza a desaparecer, por eso las

terapias se van medicando cada ocho horas.

En la filmina que estamos observando se grafica

la similitud de la curva de un medicamento original y la de

un medicamento de estudio, tal como le llamamos nosotros.

La curva de la concentración del medicamento que está

dentro del organismo es similar y eso garantiza

indirectamente que si el medicamento genérico que fue

realizado en nuestro país llegó al organismo en esa

concentración va a ser tan eficaz y seguro como el otro. Es

decir, esto le garantiza al médico, al farmacéutico y a

todos los actores de salud que ese medicamento será tan

eficaz y seguro como el que se inventó.

En la siguiente diapositiva se grafica una curva

que muestra qué ocurre cuando un medicamento no cumple con

todo lo expuesto anteriormente. Es decir que tiene un

principio activo, tiene exactamente la cantidad de

miligramos que pide la farmacopea y cumple con los

controles de calidad, pero en su formulación la

concentración de producto de estudio es mucho más baja

respecto del original.

Entonces, no es real que no haya eficacia. Aquí

se puede ver un hipoglucemiante, que es un producto que se

comercializaba en la Argentina, que ganó más de diez

licitaciones del Plan Remediar, cuya finalidad es bajar los

niveles de azúcar en la sangre.

Le consultamos al laboratorio si no tenían

reclamos y nos dijeron que a veces había algunas consultas

en ese sentido. Entonces, les preguntábamos qué pasaba con

los médicos. Ellos medicaban directamente con insulina, es

decir, no causaba el efecto terapéutico y tenían que buscar

un medicamento distinto al hipoglucemiante oral para que

esto pase. El problema aquí no es prescribir medicamentos

genéricos con marca sino que tenemos que saber cuáles son

eficaces y seguros y que esos permanezcan, y cuáles no.

El problema es anterior. Lógicamente, la

industria nacional argentina está preparada para producir

estos medicamentos, y de hecho los produce. Tenemos

medicamentos muy buenos de marca reconocida, otros que no;

y también hay medicamentos que no son eficaces y seguros de

marca reconocida, y otros que no lo son.

La ley señala la posibilidad de la

intercambiabilidad en la farmacia. Pero es una

intercambiabilidad de papeles y no una intercambiabilidad

real técnicamente. Simplemente, con un “papelito”

prescrito con una marca, el farmacéutico lo puede cambiar.

Podría hacerlo si todos fueran intercambiables, y no

hablaríamos de marcas sino simplemente del principio

activo, como se propone en la modificación de la ley. Pero

hoy no tenemos esta herramienta, y hay medicamentos seguros

28

y eficaces, y otros que no.

También se discutió que tenemos mal definido el

concepto de medicamento genérico. Hay muchas opciones en el

mundo, pero sigamos a la OMS y al FDA, es decir autoridades

de prestigio; no vayamos a pedirle a África que nos defina

qué es un medicamento cuando no lo produce.

En primer lugar, la ley debe asegurar la

intercambiabilidad para luego obligar a prescribir por

nombre genérico. Ese es el gran desafío que tenemos en la

Argentina. Parte de las personas que vinieron a esta sala

está informada y alertada. La autoridad sanitaria lo sabe

y está trabajando, y ese es el punto que yo considero

central. En todos los debates se habla de esto, aunque no

ha quedado claro.

¿Cómo se soluciona esto en la mayoría de los

países? Cuando vence el registro de cinco años, se deben

presentar los estudios que apliquen tanto in vitro como en

vivo de acuerdo con cómo se puede desarrollar para volver a

registrar su producto. De esa manera, se va escalando y se

van teniendo medicamentos eficaces y seguros. Así no

habría problemas para la farmacia, para el médico ni para

nadie.

Por su parte, hay que modernizar algunos procesos

en la ANMAT, y ya está trabajando. Sería factible

prescribir obligatoriamente por nombre genérico, porque

todos los medicamentos podrían ser intercambiables en la

farmacia. Habría que informar bien a la población para que

pueda decidir libremente cuál es el medicamento, pero las

personas tienen que ir seguras a la farmacia y saber que el

medicamento es eficaz y seguro para su salud. No puede

elegir por precio con esta duda. Es un solo medicamento,

es un solo principio químico y tiene que actuar de la

manera para la cual se lo investigó y autorizó. Estas

reglas van a generar un mayor acceso a la salud pública de

calidad, que es lo que está buscando esta norma.

Contrariamente a lo señalado aquí, también se va

a fortalecer a la industria nacional. Nosotros nos estamos

quedando afuera de esta industria porque los medicamentos

que producimos no son aceptados en ninguna parte del mundo

puesto que no son intercambiables. Para eso hay que hacer

los estudios, y recién ahí los podremos exportar.

Asimismo, esta iniciativa va a permitir el

desarrollo de la investigación teórica en la Argentina para

desarrollar medicamentos nuevos. Somos productores

similares, de copias; muy poco innovadores se desarrollan

en la Argentina y estamos atados a lo que inventa en otras

partes del mundo. También se va disminuir el déficit

comercial porque vamos a exportar más medicamentos. Además

tendríamos una independencia de medicamentos esenciales,

eficaces y seguros, sin depender de productos seguros de

otros países.

Así que yo valoro este proyecto, pero claramente

quiero dejarles mi preocupación dado que soy un técnico, y

no voy a resolver esto. Es el Congreso el que tiene esta

responsabilidad, y es la autoridad sanitaria quien debe

hacer cumplir la ley.

Ese es simplemente el aporte que vengo a

29

trasmitirles para que entre todos podamos llegar a tener

una terapia eficaz, segura, a bajo costo, para un bien

esencial como es el medicamento, pero si no nos ponemos de

acuerdo todos juntos vamos a seguir trabados, como estamos

hoy, con esta ley que fue muy buena, que se quiere mejorar,

pero le falta, a mi entender, agregar que la eficacia y la

seguridad primero tienen que estar garantizadas para que se

pueda intercambiar en la farmacia. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Vamos a tener en cuenta esta

cuestión de la bioequivalencia.

Tiene la palabra el ex administrador de la ANMAT.

Sr. Verna.- Señora presidenta: si está aprobado y fue

aprobado por la ANMAT no hay manera de decir que ese

medicamento no es eficaz, no es seguro y no es de calidad.

En segundo lugar, las exposiciones que acabamos

de escuchar inducen a pensar que todo medicamento genérico

debe pasar por estudios de bioequivalencia in vivo, por las

curvas que han mostrado, es decir, estudios en personas,

hacer ensayos químicos en personas para demostrar que el

medicamento es seguro y es eficaz. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor

Touloupas.

Sr. Touloupas.- Señora presidenta: la intercambiabilidad

queda subsumida por un concepto previo que es el del

estrecho margen terapéutico de los fármacos. Esa

intercambiabilidad es la que importa. Me ha tocado dirimir

en INCUCAI claramente inmunosupresores genéricos.

Entonces, decir que el 70 por ciento de los medicamentos en

la Argentina no tiene seguridad y eficacia es desconocer lo

que es un certificado de una especialidad medicinal.

En segundo lugar, parece ser que exportamos al

mundo medicamentos que no están debidamente probados.

Asumir equivalentes farmacéuticos como copias, similares o

genéricos es un problema jurídico, no me importa, pero

debemos tener en claro que la calidad de los medicamentos

argentinos es un problema muy resuelto, que todavía le

falta, pero está muy resuelto; que la calidad de la

industria nacional y multinacional en la Argentina es de

referencia, esto hay que decirlo.

Lo que la industria tiene es una capacidad de

cooptar con estrategias de mercado la posibilidad de

elegir, que es lo que estamos discutiendo. Ahora, después

yo quiero intercambiabilidad, como dice la FDA, como acá se

ha dicho, para moléculas que no tienen bioextensión. Con

esto se termina el tema, es así. Son el 7 u 8 por ciento

del mercado de fármacos. Digo esto porque si no nos vamos

con una idea equivocada.

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor

Caivano.

Sr. Caivano.- Señora presidenta: no cabe duda de que en la

Argentina la calidad de los medicamentos producidos sea en

30

empresas nacionales o multinacionales es de referencia en

el mundo y de eso no cabe ningún lugar a dudas.

Creo, y fue lo que yo intenté decir en mi

exposición, que muchas veces medicamentos con un muy buen

principio activo acá disiento totalmente de la opinión del

representante de los visitadores médicos, porque no son de

China, yo fabrico mis medicamentos o los mando a fabricar a

un tercero, y el 90 por ciento son así, tengo a disposición

de quien quiera las materias primas compradas y la

producción pero no siempre se utilizan excipientes y no

siempre la disolución usando diferentes excipientes es la

misma. Por ejemplo, en un caso concreto, una droga muy

buena que se creó en el mercado, el Rofecoxib que,

lamentablemente, fue sacada del mercado, por otro problema,

yo la vendía muy bien y mejor inclusive que la competencia.

¿Sabe por qué? Por un pequeño detalle, había conseguido un

proveedor que tenía un tamaño de partícula más chico, que

es lo mejor, con lo cual mi producto no era el equivalente

sino que era mejor que el original.

Quería aclarar que además de hablar del principio

activo hay que ver los excipientes y la producción.

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el señor

Domínguez.

Sr. Domínguez.- Señora presidenta: primero, no puede haber

un medicamento que sea mejor que el otro, son iguales, la

eficacia es la misma.

De todos modos, para responderle al colega, les

comento que lógicamente ANMAT hace un esfuerzo enorme por

lograr medicamentos eficaces y seguros, pero eso no quiere

decir que sea la realidad.

Las curvas en los gráficos que mostré son de

medicamentos que están en el mercado y que ANMAT está

regulando y controlando, pero de lo que no se mide no se

sabe y ANMAT no mide todo. Está en camino a hacerlo, es un

proceso lento pero lo está haciendo.

Que el medicamento esté autorizado por ANMAT y

por cualquier otra autoridad sanitaria no quiere decir que

sea eficaz y seguro.

Tampoco dije que el 70 por ciento de los

medicamentos no es eficaz y seguro, sino que no lo ha

demostrado.

Sr. Touloupas.- Es lo mismo.

Sr. Domínguez.- No es lo mismo, porque puede demostrar ser

eficaz y seguro si se hace el estudio.

Sr. Touloupas.- Lo puso en duda, es lo mismo.

Sr. Domínguez.- No, justamente. Y dije que de ese 70 por

ciento un tercio seguramente no es intercambiable. O sea,

no lo estoy poniendo en duda, estoy diciendo que el 70 no

lo hizo y que un tercio sí, con lo cual los dos tercios

restantes sí son intercambiables y sí son eficaces y

seguros.

31

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la señora

Lorena Di Giano, secretaria general de la Fundación Grupo

Efecto Positivo.

Sra. Di Giano.- Señora presidenta: agradezco por la

invitación y que nuestra voz se escuche acá.

Represento la Fundación Grupo Efecto Positivo.

Somos una organización de la sociedad civil que trabaja

para mejorar la calidad de vida de las personas con VIH y

Hepatitis C y en el tema de acceso a medicamentos. Quiero

aclarar, como acá se dijo, que los consumidores de los

medicamentos tienen que ser activos y justamente eso es lo

que nosotros estamos haciendo, porque nuestra organización

está liderada por personas con VIH y Hepatitis C.

Contamos con un programa de acceso a medicamentos

en el que trabajamos el tema de las barreras que generan

las patentes farmacéuticas y proponemos remedios legales

para superarlas, la competencia de precios y la producción

local, ya sea privada o pública, en un mercado mixto, pero

queremos hacer hincapié en el rol que tiene la producción

pública.

Celebramos que la Comisión de Acción Social y

Salud Pública esté analizando el acceso a medicamentos en

forma integral porque no solamente tenemos que ver el tema

de este proyecto sino también la producción nacional y su

rol en bajar los precios.

Este programa de acceso a medicamentos cuenta con

un observatorio de medicamentos donde estudiamos la

disponibilidad, es decir, si hay o no medicamentos y el

grado de asequibilidad de los tratamientos; es decir, nos

interesa el precio. Porque el precio es limitante para el

acceso. Entonces, desde el punto de vista del sector que

nosotros representamos el precio termina siendo un

determinante para saber si se va a poder realizar el

tratamiento.

También nos interesa la participación de los

productores nacionales, que están presentes acá y que vemos

que tienen diferentes intereses que habrá que discutir.

Asimismo hacemos informes para influir en las

políticas públicas.

El cuadro que pueden ver en pantalla muestra los

precios de distintos medicamentos que provee la Dirección

Nacional de Sida; estos son precios oficiales, del

Ministerio de Salud. Se trata de un grupo de medicamentos

que elegimos porque son los más consumidos, pero hay más.

Hay una lista más extensa de medicamentos que provee el

Ministerio de Salud a través de la Dirección de Sida.

En principio, nos llama la atención cuánto

estamos pagando, por ejemplo, por un medicamento que se

llama Atazanavir y que consumen 8.420 personas en el país.

Estamos hablando de personas que son beneficiarias del

programa público de Nación, no están incluidos los

pacientes de las obra sociales, de las medicinas prepagas

ni aquellos que los compran directamente, que son muy pocos

ya que el precio de estos medicamentos hace que una persona

con ingresos salariales medios no los pueda comprar. Por

32

eso, estos son medicamentos que proveemos a través de los

programas públicos, de las obras sociales y de las empresas

de medicina prepaga.

Les pido que lean en esta filmina cuántos

millones invertimos en un año para comprar Atazanavir, que

es uno solo de los medicamentos que integran el cóctel que

se debe tomar con el VIH-SIDA. Estamos gastando más de 139

millones para esa cantidad de personas. Asimismo, se pueden

observar ejemplos de otros medicamentos sobre los que no

voy a dar detalles por una cuestión de tiempo.

Me parece relevante mencionar, porque están

presentes algunos de los productores nacionales, cómo y

dónde compra la Dirección de SIDA y ETS. El 64 por ciento

de los medicamentos que compra son de origen multinacional.

Entonces, el debate deriva hacia otro aspecto que no ha

sido tratado en esta reunión que tiene que ver con los

motivos por los cuales solamente el 21 por ciento es de

origen nacional puro, siendo que tenemos la capacidad para

producir.

Voy a dar malas noticias en relación con una

cuestión que fue señalada previamente por la cual se

expresó que las patentes ya están expiradas. Esto no es

así. Las patentes no están expiradas. Luego me referiré a

ese tema.

¿Por qué es este 64 por ciento? Porque se trata

de medicamentos que tienen un solo proveedor, porque están

bajo un monopolio legal a causa de las patentes

farmacéuticas.

El observatorio realizó una comparación de los

precios de los mismos medicamentos. En las filminas podemos

observar que se señala que, por ejemplo, el Abacavir, es

mucho más caro en la Argentina que en el resto de los

países de la región. Lo mismo ocurre con Etravirina y con

Retrovir, que es una combinación de drogas muy utilizada.

La siguiente filmina, cuya fuente es Médicos sin

Fronteras y data de 2012, es muy famosa en el mundo. Allí

se muestra la real competencia de los genéricos. En la

Argentina aquellos medicamentos que no están patentados,

los cobran 5 o 10 pesos menos que el medicamento original

que viene de afuera.

Por ello, les pedimos a los productores

nacionales que hagan un esfuerzo, porque esto demuestra que

un medicamento que en 2001, en el mercado internacional,

valía 10.000 dólares, con la entrada de genéricos en Brasil

pero también en la India, pudo bajar a 80 dólares en agosto

de 2009.

Acá también aparece otra discusión que tenemos

que dar referida al precio. Hay una norma de la ANMAT que

establece que los medicamentos para SIDA son de alto costo

y de baja incidencia. Deberíamos cambiar lo de “alto costo”

por “alto precio”, porque cuando uno analiza el costo de

producción observa que entre el precio y el costo existe un

gran margen de especulación, y esto es lo que queremos

mostrar.

En esta filmina se muestra la comparación entre

el precio de antirretrovirales que paga la Argentina y los

valores a los que se venden en el mercado internacional

33

siendo la India el más económico que encontramos. La barra

verde de la diapositiva grafica lo que pagamos nosotros y

la barra violeta señala a cuánto se vende en la India.

Tenemos que discutir el tema del costo y tiene que haber

una regulación, porque los productores nacionales deben

hacer un esfuerzo.

Todo lo que he puntualizado conforma un

antecedente de lo que voy a presentar ahora, que es lo que

más nos preocupa y sobre lo que queremos llamar la

atención. Me refiero al Instituto Nacional de Propiedad

Industrial, que es a quien le corresponde analizar las

solicitudes de patente y decidir si las otorga o no en

nuestro país.

En relación con este tema quiero hacer alusión a

la ley nacional de patentes. Aquí se dijo que dicha norma

trajo algo bueno, pero otros expositores dijeron que no fue

así. La verdad es que las leyes de patentes y las

relacionadas con los productos farmacéuticos son producto

de los años 90. Se trata de un proceso que se dio a nivel

global con el Acuerdo sobre los Aspectos de Propiedad

Intelectual vinculados con el Comercio.

Cuando se creó la Organización Mundial del

Comercio se dio una discusión entre países desarrollados y

países en vías de desarrollo. ¿Saben quiénes ganaron? Los

países desarrollados; los países que tenían industria.

Entonces se firmó este acuerdo que le impone a la

Argentina por primera vez en su historia dar propiedad

intelectual a los medicamentos, y esto hace que

transformemos los medicamentos que son bienes sociales en

mercancías. Esto es lo que hace la ley de patentes, por

eso no puede traer nada bueno, porque la salud pública no

puede solamente estar sujeta a negocios.

Las Guías de Patentabilidad adoptadas en 2012 son

una herramienta legal muy importante que tenemos en la

Argentina. Es un modelo en el mundo que da pautas para el

examen de patentes farmacéuticas. Es decir, cuando el

examinador tiene que analizar la patente en el INPI o en la

Oficina de Patentes, tiene estas pautas que le indican qué

es patentable y qué no. El antecedente de estas Guías es

una reunión de ministros del Mercosur donde se reflexionó

sobre la cantidad de solicitudes de patentes que hay en el

mundo y sobre cambios meramente incrementales. Esto no es

solamente un problema de la Argentina.

Para darles un ejemplo, se juntan tres drogas

separadas, se hace una composición y se pide una patente

cuando ya esas tres drogas por separado tuvieron su

patente, y como resultado se extienden los monopolios. Por

todo esto, las Guías son muy valiosas, y además fueron

analizadas y valoradas por Naciones Unidas. El secretario

General saliente, Ban Kimoon, llamó a un panel de alto

nivel el año pasado y se hicieron ciertas recomendaciones.

Las Guías de Patentabilidad son un ejemplo en ese informe.

Estas Guías se convirtieron en una política de

Estado, porque fueron adoptadas en 2012, y el año pasado el

actual gobierno nacional las defendió en un juicio que

inició la CAEMe para pedir su nulidad. Por supuesto, esto

se hizo porque la Cámara Argentina de Especialidades

34

Medicinales tiene intereses económicos en juego, porque si

la Argentina entrega menos patentes, se pierden algunos

negocios.

Como decía, existe este juicio para pedir la

nulidad de estas Guías donde nuestra fundación está

interviniendo para defenderlas como tercero interesado

porque nos parece que son muy importantes en términos de

salud pública. Hay que evitar el otorgamiento de patentes,

la extensión de monopolios sobre los medicamentos y el

abuso del sistema de patentes. Tiene que haber calidad en

las patentes que otorgamos nuestro país, porque es un

derecho según ADPIC que cada país pueda definir qué es lo

que es va a patentar, qué se considera nuevo, y si es una

nueva molécula y no un pequeño cambio como la modificación

de una cápsula que necesita heladera a un comprimido. Es

bueno para el consumidor no tener que conservar el

medicamento en heladera, pero no es una ventaja en términos

de la ley nacional de patentes. Estos términos de las

Guías de Patentabilidad están sido atacados judicialmente,

pero reitero que han sido defendidas por el gobierno

anterior y el actual.

En cuanto a la situación actual, los productores

nacionales tienen que estar alerta. El 3 de marzo entró en

vigencia un acuerdo que firmó la Oficina de Patentes, el

INPI argentino, con la oficina de patentes de Estados

Unidos a fin de implementar la denominada Autopista para el

Procedimiento de Solicitudes de Patentes.

Sr. Touloupas.- ¿Se va rápido si es una autopista, no?

Sra. Di Giano.- Claro, los autos van muy rápido por las

autopistas.

- Varios participantes

hablan a la vez.

Sra. Di Giano.- Hubo muy poca difusión de este acuerdo y

solo tomamos conocimiento quienes venimos siguiendo el

tema. El texto es muy escueto; solo puedo destacar que

hubo un acuerdo y que se analizará la posibilidad de que

alguien que tiene una patente en Argentina pueda

beneficiarse de la búsqueda y el examen que se hizo

previamente en los Estados Unidos.

Nos pusimos a ver de qué se trata, revisamos a la

página web y vimos una guía de preguntas y respuestas sobre

qué es esta autopista. Encontramos que es para evitar la

duplicación de esfuerzos, que es para reducir los costos de

procesamiento de solicitudes, que sirve para beneficiar a

los solicitantes de patentes para obtener patentes

eficientemente alrededor del mundo, que reduce además la

carga de búsqueda y mejora la calidad, pero no habla nada

del examen de fondo, que es el contenido de las guías de

las que yo les hablaba recién. ¿Qué es nuevo? No es

solamente la celeridad.

Todos estamos preocupados para que una patente se

resuelva, porque durante el período en el que la patente no

se resuelve, que nosotros decimos “está pendiente”, los

productores nacionales no van a invertir. No vamos a

35

pensar que alguien va a arriesgar y estamos tardando

alrededor de diez años promedio sobre cada patente. A

todos nos interesa la celeridad, pero la celeridad, ¿bajo

qué costo? Esto que yo veo, que son los objetivos del

programa que tiene Estados Unidos con la mayoría de países

de Europa y Japón, que son países industrializados, es que

lo único que buscan es el beneficio de los solicitantes de

patentes. Esto va a traer proliferación de patentes, algo

que no nos conviene, no nos conviene desde el punto de

vista de la salud pública, no nos conviene desde el punto

de vista de los productores nacionales, nos peleamos por la

marca pero veamos que en estas cuestiones hay que estar

atentos y por eso venimos a alertar.

Además, la guía de preguntas y respuestas lo que

dice es que en cuanto al examen de fondo se van a aplicar

guías que están vigentes en Estados Unidos, esto es una

manera de decir que las guías de patentabilidad, los

estándares nacionales que tenemos a favor de la salud

pública evitando el abuso de patentes, se va a dejar de

lado.

Para cerrar, quiero decir que este acuerdo que ha

salteado el debate no solamente afecta la ley de patentes y

las guías, sino que además ha salteado al Congreso. Se

dice que es un piloto, pero se va a quedar perpetuo, se va

a ir aplicando; tiene que haber un monitoreo y desde la

Comisión de Salud se debe solicitar el informe sobre la

implementación y más detalles que todo lo que encontramos

está en inglés y en español no hay información.

Para finalizar, quiero decir que nosotros estamos

a favor de este proyecto de ley que se está debatiendo, por

supuesto. Como notarán, también estamos a favor de que se

traten otros aspectos y las otras audiencias y nos parece

que esta iniciativa cuida los presupuestos públicos. Nos

parece que este proyecto de ley, además, favorece el acceso

a la población, no solamente de aquel que va a la farmacia

y compra, que fue de lo que más se habló acá, sino que

también de los presupuestos públicos de las obras sociales

para que los sistemas puedan seguir proveyendo

medicamentos.

También nos parece que cuida la industria

nacional. Hay que ver esta veta, hay que reflexionar sobre

eso, y también sobre desarrollo tecnológico, porque en la

medida en que más patentes haya que son extranjeras, no son

nuestras las patentes, menos posibilidades vamos a tener de

desarrollarnos tecnológicamente. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra el último

expositor, el doctor Antonio Raúl de los Santos, secretario

general de la Academia Nacional de Medicina.

Sr. de los Santos.- Señora presidenta: voy a hablar muy

poco porque es muy difícil ser el último y tener algún

rasgo de originalidad o tener algún aporte que no se haya

dicho.

Creo que, de todas maneras, ha sido muy rico el

planteo. Las contradicciones, algunas son bien polares y

obligan a que se reflexione y se analice cuidadosamente lo

36

que se va a disponer como ley.

Si ustedes me permiten voy a tener una posición

un poco distinta de los expositores que me han antecedido,

porque acá ha habido representantes de las cátedras, de las

cámaras, del Congreso y yo soy un médico clínico, que ha

trabajado toda la vida en contacto con pacientes.

Me formé en el Hospital Eva Perón, cuando se

llamaba Policlínico San Martín, que fue una gran creación

del doctor Carrillo en su momento. Después estuve viviendo

en Chacabuco y formé una unidad hospitalaria en el Hospital

Belgrano en la provincia de Buenos Aires, a 30 cuadras de

la avenida General Paz. Esto no lo digo como autobombo,

aunque realmente valoro mucho esta experiencia que he

vivido, sino para dar una idea de que yo he estado en

contacto con los pacientes más que con la industria o con

las cámaras y que, en alguna medida, yo voy a ser la voz de

los pacientes.

Lo que quiero pedir es que tengamos cuidado

porque cuando se pone una restricción absoluta que en la

receta tiene que estar el nombre del genérico y no una

marca registrada, es muy posible que ese viejito –digo

“viejito” porque es el mayor consumidor de medicamentos

reciba una receta mal hecha por el médico, vaya a la

farmacia, no se lo dispensen y empiece a vagar entre

Herodes y Pilatos, y que habiendo querido beneficiarlo con

este proyecto se lo termine perjudicando. Me parece que ese

es un punto importante.

La otra cosa que me parece fundamental es que

tanto el médico como el paciente deben saber de qué se

trata de una forma simple y sencilla, y que no pase lo que

mostró muy bien el doctor Domínguez que con dos

medicamentos aparentemente semejantes, uno tiene una curva

biocinética plana y otro tiene una curva de gran absorción.

Eso lleva a tres conclusiones: una es la falta de eficacia

del medicamento; otra es la necesidad de aumento de la

dosis, con lo cual lo barato sale caro porque en lugar de

un comprimido habrá que darle dos o tres; y por último, y

lo más nefasto, es que en lugar de darle un hipoglucemiante

oral habrá que prescribirle insulina, que es una medicación

parenteral.

De manera que creo que lo que debemos tener en

cuenta si bien estamos de acuerdo con muchas de las cosas

que se dijeron, incluso antagónicas que merecen un análisis

y una especie de limado y redacción final, es que todo lo

que estamos haciendo en última instancia tiene que ver con

el bienestar de los pacientes y que ninguna de las medidas

que queremos tomar desde el punto de vista económico, de la

producción, exportación, etcétera, se vuelva en detrimento

de ellos.

Esa es mi visión como médico clínico. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Quiero agradecer a todos los

invitados presentes.

Antes de terminar esta reunión quiero informarles

que el debate sobre medicamentos va a continuar en las

próximas jornadas.

En la próxima reunión hablaremos sobre producción

37

pública de medicamentos. Vendrán los titulares de los

laboratorios públicos de las distintas provincias de

nuestro país. Aquí está presente la vicepresidenta de la

Comisión de Acción Social y Salud Pública, la diputada

Berta Arenas, que es médica y ha sido la directora de

Laboratorios Puntanos de San Luis. Los representantes de

ese laboratorio estarán presentes en la próxima reunión,

así como de otros laboratorios y de la Agencia Nacional de

Laboratorios Públicos que fue creada por la ley 27.113.

También trataremos el tema de precios donde se

abordará la cuestión de los medicamentos de alto costo y

baja incidencia, entre otras cuestiones.

Por otro lado, quería informarles una cuestión

administrativa. Si alguien quiere presentar un dictamen de

rechazo, algún diputado que estuvo presente y no firmó el

dictamen de mayoría, tendrá la posibilidad de acercarlo a

la Secretaría de la Comisión dentro de las tres horas

posteriores a esta reunión.

Tiene la palabra el señor diputado Binner.

Sr. Binner.- Señora presidenta: primero quiero reflejar un

pensamiento de una de las personas más importantes que ha

tenido el país en materia de medicamentos como fue el

farmacéutico Antonio Somaini, quien se cansó de dar

conferencias a lo largo y ancho del país, ya que a sus

cien años seguía hablando sobre el tema de los

medicamentos. Creo que es uno de los referentes dentro de

la salud pública para decir que la Argentina es un país que

tiene historia, que tiene muchas raíces puestas en la

realidad y que por lo tanto puede aprovecharse de ella para

conseguir caminos de superación.

El doctor nos enseñaba que hay dos temas

fundamentales en la cuestión de los medicamentos, y que si

nos ceñimos a ellos vamos a encontrar que están los temas

fundamentales para la construcción de ese servicio nacional

del medicamento que necesitamos, por todo lo que ello

implica.

No hace falta que hablemos de la seguridad. Aquí

se ha explicado lo que es la accesibilidad también, pero

hay temas que todavía hay que resolver como el caso

concreto de los medicamentos huérfanos, que como sabemos no

son huérfanos porque no tienen padre y madre sino porque no

están dentro de la mecánica o interés comercial que tiene

su producción. Por lo tanto, es el Estado el que tiene que

ayudar a dar respuesta a esta necesidad.

Creo que estas reuniones son muy importantes

porque permiten integrarnos. Hay muchas opiniones porque

hay mucha gente que ha estudiado y se ha preocupado por

estos temas.

En honor a la verdad, considero que hay que dar

el lugar necesario para que vuelquen sus experiencias y

poder construir una mesa amplia -como lo es la que se está

desarrollando ahora-, con las ideas y las propuestas que

permitan dar una clara definición de que en la Argentina

nos interesa la salud y que creemos que hay que

acondicionarla a los elementos que dejemos en marcha, para

construir ese mañana que nos merecemos todos.

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Por estos motivos, vamos a acompañar con nuestra

firma esta posición y quiero decirles que me siento muy

contento por estar aquí con todos ustedes. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la diputada

Arenas.

Sra. Arenas.- Señora presidenta: en primer lugar quiero

decirles que desde el bloque Compromiso Federal festejo y

acompaño el dictamen de esta modificación a la llamada Ley

de genéricos.

Actualmente, estamos viviendo una situación en la

cual los índices de la pobreza y la indigencia son muy

elevados. Como diputados, esto nos tiene que hacer pensar

en la sanción de leyes que favorezcan, en primer lugar, a

las personas que están en mayor situación de

vulnerabilidad.

Hemos repetido que el medicamento es un bien

social y repito que el acceso al medicamento es un derecho

humano.

Durante la crisis de 2001, comenzamos con la

fabricación de medicamentos en laboratorios puntanos y

simultáneamente surgió la ley de genéricos sin la opción de

colocar ni sugerir ningún nombre comercial, tal como lo

señala el dictamen que está en tratamiento.

Coincido con quien dijo que esto debe ser una

política de Estado y no debe ser una política manejada por

los mercados.

Otro concepto que quiero señalar es que nosotros

tenemos la suerte de tener una institución de fiscalización

como la ANMAT, que ha ido creciendo y mejorando en su

investigación y tiene credibilidad, no solamente a nivel

nacional sino también internacional. Esto nos debe dar

tranquilidad respecto de los medicamentos que se fabrican,

tanto en laboratorios públicos como en los privados, es

decir, seguridad por el medicamento que estamos otorgando.

Junto con esta ley, las políticas públicas deben

acompañar la investigación. Considero que esta reunión ha

sido enriquecedora y nos ha permitido conocer toda la

información que han brindado los profesionales y todos

quienes han hablado, con quienes quizás podemos tener

algunas diferencias pero vale el debate.

Reitero que en este momento, el tema de los

medicamentos tiene que ser una política de Estado, porque

quienes no tienen ninguna posibilidad son quienes conforman

este grupo de hermanos argentinos que están en situación de

pobreza e indigencia. Estoy dispuesta a acompañar los temas

que seguramente se abordarán en las próximas reuniones.

(Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la diputada

Sandra Mendoza.

Sra. Mendoza (S.M).- Señora presidenta: vengo de una

formación en la Fundación Favaloro y quiero mencionar con

orgullo que mi jefe académico es el doctor Elías Hurtado

Hoyo, quienes muchos de los médicos presentes lo deben

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conocer.

En primer lugar, tengo un concepto de Estado con

diferentes partes. No puedo creer que estemos discutiendo

esto de nuevo, les soy sincera. Lo más interesante, sin

menospreciar ninguna opinión, fue lo que ha dicho la

doctora Di Giano sobre las patentes en cuanto a que estamos

mezclando un poco los temas.

En la Argentina y en Latinoamérica venimos

luchando por los remedios genéricos, como se usan en todo

el mundo, y en particular en Estados Unidos, donde que

tienen un precio mucho más accesible que en la Argentina.

En cuanto al tema concreto de hoy, el Remediar o

el medicamento genérico, es un programa que sirve

exclusivamente para dar mayor trabajo en los laboratorios

nacionales, y también cuantifica y cualifica todos los

aportes que puedan llevar a cabo empresas extranjeras,

porque esto es un debate continuo, tanto en lo público como

en lo privado. Por lo tanto, me parece que es muy bueno.

No separemos tanto el Estado de lo demás. Todos

tenemos que prevenir, el medicamento es importante. De aquí

en adelante, el gran problema no serán los medicamentos

sino el mal hábito de comida que se está teniendo por la

falta de trabajo y por el alto costo de los alimentos. No

quiero echarle la culpa a nadie, pero lamentablemente

tenemos que prepararnos porque, si seguimos así, en diez

años tendremos muertes que ya habíamos tratado de superar.

Estamos hablando de prevención, de medicamentos preventivos

para el colesterol, de vitaminas.

Hoy estamos ante un sistema de salud complejo,

cuando el sistema debería estar integrado entre lo público

y lo privado para luchar por la prevención de la salud. A

esto debemos sumar que los organismos nacionales de salud

PAMI, ANSES y demás- no están entregando los medicamentos a

sus pacientes. Fue un error de todos no luchar por la

prevención de enfermedades. El medicamento llega cuando lo

indica un equipo de salud, y si encima es caro, falla

nuestro sistema.

Para finalizar mi opinión personal sobre el

sistema de salud de la Argentina, creo que es muy

importante que se debata y que se escuchen todas las voces

que hoy estuvieron presentes.

Vuelvo a decir y Hermes yo creo que va a

coincidir conmigo que el problema más reciente hoy es el de

solucionar el problema del costo del medicamento, pero el

problema principal es que estamos teniendo un sistema de

salud en el cual los costos aumentaron terriblemente y que

no hacemos prevención de toda la familia. No hacemos

prevención en parte por la política pero tampoco para que,

aunque sea, llegue el ciudadano a los hospitales.

No está mal lo privado, pero el Estado tiene un

rol, que es el de proteger a los argentinos. Yo he sido

ministra de salud y he sentado a las partes y hemos podido

conseguir acordar. El privado quiere hacer su negocio,

pero ahora el tema es que el Estado tiene que comprar,

tiene que competir con un privado con el tema de los

genéricos, porque si no uno depende demasiado de empresas

privadas. Para mí la libre competencia es fundamental para

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evitar la corrupción.

Quiero agradecerles a todos ustedes, a la

presidenta de la Comisión de Salud, a la diputada Liliana

Schwindt -que ya se ha retirado- y sigamos para adelante.

Pensemos para adentro nuestro, todos los sanitaristas, los

que somos sanitaristas, cuál es el problema principal y

cómo va a quedar esta sociedad en 10 años, en la que no

toman leche los chicos, que las madres no son cuidadas.

¿Qué sociedad vamos a tener dentro de 10 años? (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la señora

diputada Rossi.

Sra. Rossi.- Señora presidenta: creo que ha sido sumamente

importante haberlos escuchado y me llevo de aquí tres o

cuatro puntos importantísimos. Lo hago pensando únicamente

en la gente, porque nosotros acá podemos discutir mil cosas

como legisladores, y es nuestra responsabilidad, pero a la

gente, al final, como decía el doctor, tenemos que llevarle

la solución.

Recién decían que el farmacéutico tiene que

explicar y cuando intervino el representante de una

confederación, él decía que a veces no hay farmacéuticos.

Sé que detrás de cualquier farmacia hay un titular

farmacéutico, pero a veces atiende el empleado y entonces,

cuando uno va, qué le puede explicar el empleado sobre la

receta que le dio el médico. Entonces, ahí nos encontramos

con un problema que tendremos que solucionar para no

complicarle la vida al paciente, que además de tener su

problema de salud, tiene que ir a ver quién le puede decir,

porque no le alcanza, qué medicamento tiene que comprar.

Cuando hablamos de dinero, cuando hablamos del

precio me preocupa porque también la gente hoy tiene que ir

a buscar el fideo de menor precio y encuentra el de peor

calidad, y no quiero que eso pase con los medicamentos,

porque lo que veo aquí también, por lo que dijeron muchos

de los expositores excelentemente, es que el Estado tampoco

controla a veces. No sé por qué motivo, pero no controla.

Decían que están los correos privados y el

estatal llevando los medicamentos y me consta, porque en mi

provincia –Córdoba un correo privado reparte los

medicamentos. Me pregunto: ¿en las condiciones que

corresponde y con la cadena de frío que corresponde?

Me contaron, y lo comprobé, que llevaban algodón

¡menos mal que era algodón!, que había estado en un galpón

y estaba húmedo y que con eso se iba para limpiar la herida

de un paciente.

Entonces, ¿cuántas discusiones nos debemos como

legisladores para lograr el consenso que necesitamos y

sancionar una ley que sea en beneficio de la gente? ¿Qué

tenemos que hacer? La cuestión de las patentes a la gente

no le importa porque es un tema del gobierno, del Estado

que tiene que controlar.

Por eso hoy me han enriquecido. Creo que de aquí

saco dos cosas importantes: que no se controla lo

suficiente y que los medicamentos a veces no son tan

eficaces como debieran serlo. Cuando se sancionó la ley de

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prescripción de medicamentos genéricos le creamos al

paciente un problema porque hasta el médico le decía:

“Mirá, si podés, compra tal medicamento porque este otro no

está comprobado científicamente”. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- Tiene la palabra la señora

diputada Raverta.

Sra. Raverta.- Señor presidente: simplemente quiero

agradecer la presencia de los expositores y poner en valor

la voluntad de dos comisiones que decidieron realizar esta

reunión conjunta. El proyecto original sobre este tema

perdió estado parlamentario porque una de las comisiones no

pudo dictaminar. Por eso celebro que hayamos realizado una

reunión conjunta para que se pueda lograr un dictamen.

Desde el Frente para la Victoria esperamos que sea un

proyecto positivo para poder trabajarlo en el recinto y que

el Senado lo convierta en ley.

Por lo tanto, quiero poner en valor el trabajo de

quienes vinieron a exponer y el esfuerzo de las presidentas

de ambas comisiones que pudieron realizar esta reunión

conjunta. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Gaillard).- No habiendo más asuntos que

tratar, damos por finalizada la reunión.

- Es la hora 16 y 02.