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100 historias secretas de la segunda guerra mundial por Jesús Hernández

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La Segunda Guerra Mundial encierra todavía muchos secretos. Millones de documentos esperan todavía a ser desclasificados, pero poco a poco vamos conociendo historias impactantes y sorprendentes que se han mantenido ocultas durante décadas.

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Cien historias secretas dela Segunda Guerra Mundial

Jesús Hernández

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100 HISTORIAS SECRETAS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIALJesús Hernández

La Segunda Guerra Mundial encierra todavía muchos secretos.

Millones de documentos esperan todavía a ser desclasificados, pero poco apoco vamos conociendo historias impactantes y sorprendentes que se hanmantenido ocultas durante décadas.

En esta obra, el lector podrá conocer los planes aliados para secuestrar a Hi-tler, asesinar científicos enemigos o atacar las ciudades alemanas con bom-bas bacteriológicas. También descubrirá los esfuerzos realizados para escon-der de la luz pública accidentes y tragedias que se saldaron con centenaresde muertos, así como el turbio pasado de colaboración con el régimen nazi demarcas comerciales que hoy gozan de un gran prestigio.

Un velo de silencio cayó también sobre la vida personal de los grandes prota-gonistas de la contienda; la imagen virtuosa de Roosevelt, Eisenhower o Pat-ton quedó salvaguardada durante años al encubrir sus relaciones extramatri-moniales. Pero en otros casos menos frívolos, como las muertes de Mussolinio Himmler, el misterio sobre las extrañas circunstancias en que se produjeron—y que siguen archivadas bajo el sello de alto secreto— continúan alimen-tando todo tipo de especulaciones…

ACERCA DEL AUTORJesús Hernández (Barcelona, 1966) es licenciado en Historia contemporá-nea y en Ciencias de la Información. En su extenso trabajo de divulgación dela historia militar, ha logrado unir rigor y amenidad, en una combinación queha despertado el interés tanto del gran público, como del lector especializa-do. Sobre el conflicto de 1939-1945 ha publicado los siguientes trabajos: Las

cien mejores anécdotas de la Segunda Guerra Mundial, Hechos insólitos de

la Segunda Guerra Mundial y Breve Historia de la Segunda Guerra Mundial.Otros títulos suyos son: ¡Es la guerra! Las mejores anécdotas de la historia

militar, Todo lo que debe saber sobre la Primera Guerra Mundial y Norte con-

tra Sur. Historia de la Guerra de Secesión.

ACERCA DE LA OBRA«¡Magnífico libro! De lo mejor que he leído últimamente. Un buen puñado deanécdotas, secretos e historias acaecidas por todo el planeta a lo largo de laSegunda Guerra Mundial es lo que le aguarda al lector de este libro. Un fa-buloso anecdotario, pues, narrado de forma tan interesante y amena queatrapa la atención y te deja siempre con ganas de más.»LoSLiBroSdEScid.BLoGSPoT

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Por el mundo circulan un montón de mentiras, y lo peor esque la mitad de ellas son verdad.

Winston Churchill (1874-1965)

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Introducción

Es probable que uno de los temas más tratados por los histo-riadores sea el de la Segunda Guerra Mundial. A diferencia deotros capítulos de la historia universal más lejanos en el tiem-po, los investigadores cuentan para analizarla con una cantidadingente de fuentes y documentos, además de testigos directos.Todo ello haría pensar que el conflicto de 1939-1945 es uno delos acontecimientos históricos mejor conocidos, pero no es así.Aunque ya han pasado más de seis décadas desde su final,

surgen cada día nuevos descubrimientos que arrojan luz sobreaspectos poco conocidos de la contienda o que plantean nuevosinterrogantes. La apertura de los archivos de la antigua UniónSoviética ha aportado informaciones valiosísimas que habíanpermanecido ocultas, pero en los archivos de las potencias oc-cidentales también se guardan documentos que podrían mo -dificar muchas de las páginas que se han escrito sobre el con-flicto.Hay que tener en cuenta que durante la guerra fue habitual

que determinados incidentes fueran declarados secretos, ybuena parte de ellos continuarían así en la posguerra. Las difi-cultades con que se encuentran los historiadores para acercar-se al conocimiento de esos hechos, incluyendo en muchos ca-sos la negativa de los gobiernos a desclasificar los documentos,conlleva que la cantidad de sucesos relevantes desconocidospor el gran público sea sorprendentemente alta, para tratarsedel acontecimiento que sin ningún género de duda marcó lahistoria del siglo XX.El lector se sorprenderá al saber que todavía hay, literal-

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mente, millones de documentos secretos relativos a la Segun-da Guerra Mundial, cuyo acceso está vetado para los investi -gadores. Además, es muy posible que la mayoría de ellos nolleguen a desclasificarse nunca. Existen varias razones paraello. Una, y no la menos importante, es la inercia burocrática;el titánico esfuerzo que supondría calibrar la importancia decada uno de ellos, para decidir si es aconsejable o no que salgaa la luz, unido a que no existe una necesidad apremiante de lle-varlo a cabo, hace que las autoridades encargadas de su custo-dia no lo consideren prioritario. La existencia de esa enorme cantidad de documentos, de los

que ni siquiera se conoce el contenido hace que, en ocasiones,se den casos sorprendentes. No son pocos los archivos en losque la «desclasificación» se realiza sobre la marcha; cuando uninvestigador pregunta sobre un documento secreto del que in-tuye su existencia y éste es localizado, el funcionario del archi-vo estampa al momento el sello de «desclasificado» y lo entre-ga al investigador.Pero la razón más relevante para que esos documentos no

salgan a la luz es el peligro que pueden suponer para la reputa-ción de las personas involucradas en esos asuntos, aunque lamayoría de ellas ya hayan fallecido. Por ejemplo, el gobiernonorteamericano no ha hecho público todavía el nombre del ge-neral que fue enviado a casa mientras se encontraba en Lon-dres planificando el desembarco de Normandía, tras revelar al-gunos datos de esta operación durante un cóctel, después deingerir una dosis nada moderada de alcohol. Tampoco se han desclasificado todavía los documentos re-

lativos a los generosos donativos que recibieron un buen nú-mero de empresas, asociaciones y colectivos norteamericanospor parte de los gobiernos de Alemania, Italia y Japón. El go-bierno de Washington considera que la revelación de ese lista-do podría acarrearles consecuencias muy negativas, al quedaral descubierto su comportamiento contrario a la seguridad na-cional, por lo que es probable que continúe siendo secreto du-rante muchos años.Pero, afortunadamente para los historiadores y el público

interesado en la Historia, desde el final de la Segunda GuerraMundial se han ido desclasificando progresivamente una parte

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de esos documentos que en un primer momento fueron decla-rados como alto secreto. Por ejemplo, parte de la información relativa a la máquina

de cifrado alemana Enigma no sería desclasificada por los bri-tánicos hasta mediados de los años setenta; los enormes bene-ficios que supuso al bando aliado descubrir su código no que-darían revelados hasta ese momento. Sería también en lossetenta cuando se conocerían los detalles de la operación britá-nica para capturar a los agentes alemanes en suelo inglés y lo-grar que trabajasen para la causa aliada. Pero serían los noventa los años dorados de la desclasifica-

ción de documentos, cuando se abrieron por fin las puertas delos hasta entonces impenetrables archivos soviéticos. El des-plome de la URSS permitió a los historiadores occidentales in-dagar con casi total libertad por sus estanterías. Esta glasnostaplicada a los archivos rusos permitió, entre otros asuntos,arrojar luz sobre la masacre de Katyn, por la que unos 15.000oficiales polacos fueron asesinados por los rusos, o sobre el pa-radero del diplomático sueco Raoul Wallenberg, ejecutado pororden de Stalin en 1947.Los norteamericanos también han ido abriendo sus archi-

vos, aunque con cuentagotas. En ocasiones, esta actitud ha tenido, paradójicamente, efectos contraproducentes en la segu-ridad nacional. Por ejemplo, los informes de la Marina advir-tiendo de lo efectivas que pueden llegar a ser las minas navalespermanecieron secretos hasta bien entrada la década de los se-tenta. A consecuencia de ello, al desarrollar el armamento delas fuerzas armadas estadounidenses durante las décadas pos-teriores, no se pudieron tener en cuenta esas valiosísimas refe-rencias para planificar las mejoras. El coste de ese desconoci-miento se haría patente incluso durante la Guerra del Golfo de1991, cuando la Marina lamentó no contar con dragaminas su-ficientes.Pero, ya entrados de pleno en el siglo XXI, continúa esa len-

ta apertura de archivos, que a buen seguro se prolongará du-rante las próximas décadas. Por ejemplo, los archivos alemanesque conservan la información relativa a 17 millones de traba-jadores forzados, y que constan de más de cincuenta millonesde documentos, no quedaron abiertos a los investigadores has-

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ta abril de 2006. Del mismo modo, la documentación relativa alos soldados germanos que permanecieron en campos de pri-sioneros de Alemania Oriental tras la guerra no vería la luzhasta 2007.Como veremos en el centenar de historias secretas que se

relatan a continuación, la historia de la Segunda Guerra Mun-dial no es en absoluto un libro cerrado, sino que se va escri-biendo día a día. Gracias a la progresiva desclasificación de documentos, vamos conociendo aspectos insospechados delconflicto, pero aún quedan por analizar toneladas de documen-tos que, con toda seguridad, seguirán deparando sorpresas a losinvestigadores en los años venideros.

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Capítulo 1

Planes y proyectos

Una verdad incontrovertible es que, en tiempo de guerra, elingenio de los hombres alcanza sus cotas más altas. Con el estímulo de derrotar al enemigo, la imaginación se pone enmarcha y logra pergeñar los planes más arriesgados o invero-símiles. Durante la Segunda Guerra Mundial, proyectos de este

tipo abundaron en ambos bandos. Para las autoridades militares, ningún plan era lo suficien-

temente descabellado como para desecharlo de entrada. Algu-no de ellos llegaría a ponerse en práctica, pero la mayoría que-darían varados en la fase de estudio. Lo que sí tendrían encomún sería el secreto que les rodeó, no sólo durante la con-tienda, sino —lo más difícil de entender— mucho después deque ésta acabase.

La astrología, un arma contra Hitler

Según unos documentos secretos desclasificados por losArchivos Nacionales del Reino Unido en marzo de 2008, el es-pionaje británico llegó a recurrir a la astrología para adivinarlos planes militares de Adolf Hitler. Concretamente, los britá-nicos recurrieron a un astrólogo berlinés, que decía procederde una familia aristrocrática alemana, aficionado a los cigarroshabanos y a disfrazarse de mujer, y con fama de charlatán. Sunombre era Louis de Wohl, pero según los documentos sacadosa la luz su verdadero nombre era Lajos Mucsinyi Wohl.

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Nacido en Berlín de padre húngaro y madre austríaca el 24 de enero de 1903, De Wohl vivió en Alemania hasta 1935.Como tenía antepasados judíos y era enemigo del nacionalso-cialismo, la llegada de Hitler al poder le impulsó a iniciar unanueva vida en Inglaterra. De Wohl tenía un alto concepto de símismo, puesto que se decía descendiente del poeta alemánHeine, ostentaba el título de Caballero del Santo Sepulcro y nodudaba en presentarse como el «Nostradamus moderno». Po-día mantener un alto nivel de vida gracias a que se dedicaba aconfeccionar los horóscopos de la alta sociedad londinense, en-tre la que tenía mucho éxito. Al revisar esa documentación por parte de la prensa, se

comprobó que el gobierno de Londres fue convencido por DeWohl de sacar partido del hecho de que Hitler, cuyo signo as-trológico era Tauro, era muy supersticioso, y que muchas vecesactuaba según lo que le decían sus propios astrólogos. AdolfHitler decía en voz alta que guiarse del consejo de los astros era«una estupidez propia de mentes infantiles», pero en la prácti-ca disponía de los servicios de un astrólogo, Karl Ernst Krafft,1

y hay historiadores que creen que el dictador cronometró elinicio de algunas de sus campañas de manera que los planetasestuvieran convenientemente alineados, aunque la mayoría deexpertos cree que la astrología no afectaba sus decisiones. Pero De Wohl aseguraba entonces que Hitler confiaba mu-

cho en las predicciones de Krafft y sostenía que, más allá de

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1. Karl Ernst Krafft, nacido en Basilea el 10 de mayo de 1900, eraun experto matemático que, tras su paso por la universidad, se dedicó ala astrología. Al llegar Hitler al poder, Krafft se trasladó a Alemania yallí lograría obtener el favor de los líderes nazis más interesados en elocultismo, como Heinrich Himmler y Rudolf Hess. El 2 de noviembrede 1939, Krafft informó al mando alemán de forma confidencial que lavida de Hitler estaría en peligro entre los días 7 y 10 de ese mes. Efecti-vamente, el atentado de Múnich, del que Hitler salió ilesó porque aban-donó el lugar unos minutos antes de que estallase el artefacto que debíaacabar con su vida, tuvo lugar el día 8 de noviembre, pero nadie habíatomado en serio las advertencias de Krafft. Los interrogatorios de laGestapo probaron que Krafft nada sabía sobre el atentado.

El astrólogo suizo proporcionó estudios astrológicos a Hitler, aun-que se cree que nunca llegó a reunirse con él. Su estrella personal as-

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creer o no en lo que decían las estrellas, lo que importaba eratomar en consideración las creencias del Führer. El astrólogoaseguró a los responsables de los servicios de espionaje britá-nicos: «He observado que todas las grandes empresas de Hitlerhan sido efectuadas bajo buenos auspicios y estoy convencidode que las intuiciones divinas de Hitler no son más que unsimple conocimiento de las conjunciones planetarias».La Dirección de Operaciones Especiales británica (SOE),

unidad creada por Churchill durante la guerra para ayudar a laresistencia en los países ocupados y perpetrar actos de sabota-je, fue la encargada de utilizar las supuestas habilidades del as-trólogo. Al parecer, los movimientos militares alemanes erantan desconcertantes que altos funcionarios de la Inteligenciabritánica decidieron recurrir al húngaro para intentar descifrarlo que las estrellas le recomendaban al Führer, lo que les per-mitiría conocer los próximos movimientos de los nazis.El SOE lo reclutó para que trabajara en la sección de propa-

ganda. Se le dio rango de capitán del Ejército británico, lo queal parecer molestó a muchos oficiales, y cuentan que se le veíapasear por las calles de Londres muy orgulloso de llevar suuniforme. Pero esta apuesta por la carta astral como métodopara vencer a Hitler fue recibida con sorna en los servicios deInteligencia británicos, que consideraban a los miembros delSOE como adversarios más que como colaboradores. El MI5,2

según los documentos secretos desclasificados, consideró la fe

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cendió hasta que el viaje a Escocia de Rudolf Hess, supuestamente pro-vocado por predicciones astrológicas favorables al intento de alcanzar lapaz con Gran Bretaña, desató una purga de astrólogos por orden de Hit -ler. Krafft no pudo escapar a la persecución y fue encarcelado duranteun año, aunque, paradójicamente, se le continuaron demandando pre-dicciones astrológicas, que en su mayoría serían acertadas. En 1944 fueencarcelado de nuevo, tras pronosticar que el Ministerio de Propagandaquedaría destruido en un bombardeo. Krafft falleció enfermo de tifus el8 de enero de 1945 cuando era trasladado al campo de concentración deBuchenwald.

2. El MI5 (Servicio de Inteligencia Militar 5) es un servicio de In-teligencia del Reino Unido que se dedica a la seguridad interna, en con-traposición del MI6, que se encarga de la seguridad externa del país. Fuefundado en 1909.

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en el astrólogo una «idiotez supina», e intentó minar la ima-gen del aristócrata como «un hombre afeminado de vanidaddesmesurada, un propagandista nato cuya afición a los unifor-mes nazis sólo es superada por la afición a disfrazarse de tra-vesti». Los miembros del MI6 se mostraron igualmente horrori-

zados con la decisión de contratar los servicios del astrólogohúngaro; un comunicado de este organismo, también desclasi-ficado, señalaba: «Uno de nuestros altos funcionarios comentaque no puede creer que alguien quiera emplear a este charlatánpeligroso». Otro funcionario subrayaba que ninguna de laspredicciones de De Wohl se habían concretado, con excepciónde la entrada de Italia en la guerra, que anticipó —según elfuncionario— «cuando había quedado clara para todo el mun-do con un mínimo conocimiento sobre asuntos internacio -nales».Algunos jefes del MI5 advirtieron que De Wohl era un

charlatán y algunos militares con los que se reunió señalaronque se trataba de un bufón y un impostor. Pero el astrólogosupo contrarrestar esas opiniones desfavorables gracias a suinnegable poder de persuasión, convenciendo a los que quisie-ran oírle de que Hitler creía firmemente en la astrología, y queno tomaba ninguna decisión sin antes consultar su horóscopo.Entre sus partidarios se encontraba el director de la Inteligen-cia naval, John Godffrey, al que convenció de la importancia deadivinar, en función del horóscopo, si Hitler estaba eufórico opesimista al emprender una determinada ofensiva. El astrólogo logró incluso residir en un departamento del

Gobierno británico en Grosvernor House, un lujoso barrio del oeste de Londres, al que bautizó Oficina de InvestigaciónPsicológica. Allí, pese al carácter oficial del departamento, se-guía leyendo la carta astral de muchos clientes de las altas es-feras londinenses que pagaban por saber lo que les tenían re-servado los astros, tal y como había venido haciendo desde quese instaló en Londres. Siempre según los documentos desclasi-ficados en marzo de 2008, entre los clientes del estrafalario as-trólogo se contaban varios oficiales británicos.Los jefes de la Dirección de Operaciones Especiales estaban

tan persuadidos de que tenían en los astros un arma importan-

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te para derrotar a los nazis que enviaron a De Wohl a EstadosUnidos en 1941 para impulsar la entrada del gobierno deWash ington en la guerra. Con ese objetivo pronosticó una invasión de Sudamérica por parte del Tercer Reich. Además, in-tentó convencer a los estadounidenses de que la obsesión deHitler con la astrología lo volvía vulnerable. La gira del astrólogo por Estados Unidos resultó todo un

éxito, puesto que sus discursos y entrevistas recibieron unaamplia cobertura de los medios estadounidenses, lo que ayudóa obtener el apoyo de la ciudadanía estadounidense a la entra-da en la guerra. Por ejemplo, el rotativo New York Sun dedicópáginas enteras a las predicciones de De Wohl, destacando la deque «Hitler estaría derrotado antes de un año». Según revela-ron los documentos, incluso el Comité de Inteligencia de lasFuerzas Armadas tomó en cuenta las afirmaciones del astró -logo.Tras la contienda, De Wohl se dedicaría a escribir novelas,

con las que alcanzaría cierto éxito. Sus primeras obras fueronhistorias de suspense o de aventuras, hasta que decidió ponersus cualidades de escritor al servicio de sus convicciones cató-licas. Escribió en inglés y sus obras disfrutaron de especial aco-gida en Estados Unidos; en ellas aparecían personajes históri-cos como Juana de Arco, Juliano el Apóstata, San Francisco deAsís o Atila. Fueron traducidas a doce idiomas y dieron origena guiones para películas. La novela Fundada sobre roca surgiópor un encargo del papa Pío XII, lo mismo que su libro sobresanto Tomás de Aquino, La luz apacible, fruto de la sugeren-cia que el mismo Papa le hizo durante una audiencia privada en 1948. Louis de Wohl falleció el 2 de junio de 1961 en la ciudad

suiza de Lucerna, extinguiéndose así la vida de uno de los per-sonajes más estrafalarios, a la vez que enigmáticos, de la Se-gunda Guerra Mundial.

Chocolatinas explosivas

El 5 de septiembre de 2005 fueron desclasificados en Lon-dres unos documentos secretos que revelaban un curioso plan

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de sabotaje contra Gran Bretaña, llevado a cabo por los servi-cios secretos alemanes. Según estos archivos de la Inteligenciabritánica, chocolates, pastillas para la tos, cadáveres de ratas ylatas de lentejas rellenas de explosivos formaban parte de esteplan ideado por los espías nazis. Del mismo modo, latas de té,pastillas de jabón, huevos, termos e incluso crucifijos fueronrellenados con explosivos para causar el pánico entre la pobla-ción civil británica.Según unas fotografías también dadas a conocer en la mis-

ma fecha, los nazis habían disimulado bombas de metal dentrode latas de ciruelas y aceite, baterías, plumas, suelas de zapatose incluso en carbón. Los artefactos fueron interceptados porfuncionarios de Inteligencia británicos en diferentes partes delmundo, entre ellas Turquía, pero no hay evidencia de que di-chas bombas hubieran llegado a ser utilizadas alguna vez.Los documentos incluían el dibujo de una barra de chocola-

te que en realidad era una bomba de metal recubierta de unacapa de chocolate auténtico, diseñada para ser activada al cortarun pedazo de la golosina. Aunque el objetivo de estas bromas de mal gusto era que el

terror se extendiese entre los ingleses, expertos como HowardDavis, de los Archivos Nacionales, consideraron que el propó-sito de este plan era el «sabotaje industrial o militar». El plannazi estaba destinado a llevar a Gran Bretaña explosivos paraser utilizados contra la industria, el transporte y las comunica-ciones. Sea como fuere, el plan se reveló un total fracaso, debido a

la incompetencia de los expertos nazis en sabotaje. Los docu-mentos revelaron que los servicios de inteligencia británicosestaban al tanto de este plan, y que los agentes nazis enviadospara distribuir esas trampas fueron todos arrestados, o se en-tregaron.Igualmente, otro plan nazi de propaganda, diseñado para

causar miedo y confusión mediante noticias y diarios falsospreparados por Berlín para su distribución en Gran Bretaña, sesaldaría también con un nuevo fiasco.Los archivos divulgados ese día incluían una portada falsa

del diario londinense Evening Standard, con fecha del 17 de fe-brero de 1940, con un artículo donde se «revelaban» las exten-

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sas y no declaradas pérdidas de la aviación británica, así comoun supuesto plan para que la familia real británica abandonarael país. El plan diseñado por los servicios germanos incluíatambién una descabellada sección culinaria, escrita por un su-puesto gastrónomo francés, Boulestin, donde se sugería quelos británicos debían empezar a comer ranas para hacer frentea los problemas de escasez de víveres. «Hay millones de ranasde buen tamaño saltando alegremente en las islas británicas, suvitalidad debe ser frenada», afirmaba el estrafalario artículo. Uno de los carteles que supuestamente estaban preparados

para ser colocados por toda Gran Bretaña tras la proyectada in-vasión era tan burdo que ha hecho pensar a los expertos quepodía ser en realidad una parodia escrita por funcionarios bri-tánicos. Con el encabezado de Naziministerium des III Deuts-ches Reiches, el cartel decía:«A los hombres de Gran Bretaña e Irlanda. Han demostra-

do ser una raza de abyectos cobardes sin ningún deseo de dejarlas faldas de sus madres y esposas para combatirnos. Piojos, ali-mañas, engendros de prostitutas.»También se desclasificó otro ejemplar falso del Evening

Standard, con un recuadro de publicidad en el que podía leerse:«Tomen laxante francés: le hará correr», en referencia al rápidocolapso del Ejército francés ante el avance de los panzer alema-nes. Otros panfletos resultaban un poco más sofisticados, comouno, divulgado antes de la guerra, que decía: «Querido lectoringlés, puede sorprenderle recibir una carta desde Alemania. Yosoy un amigo del entendimiento germano-británico».El hecho de que los artefactos no fueran utilizados, así

como la baja calidad de la propaganda nazi, es un ejemplo másdel fracaso de sus servicios de Inteligencia durante la guerra. Elespionaje y los actos de sabotaje de los alemanes fueron total-mente incompetentes, un elemento que se demostraría claveen el desarrollo de la contienda.

Espías nazis en la Casa Blanca

Las misiones llevadas a cabo por los espías alemanes en Es-tados Unidos se saldaron todas con sendos fracasos. Muchos de

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los agentes nazis enviados allí fueron detenidos poco despuésde poner pie en Norteamérica, pero al principio, antes de que elgobierno de Washington declarase la guerra a Japón tras el ata-que a Pearl Harbor, los espías alemanes pudieron actuar conuna impensable libertad de movimientos. Dos de estos agentesfueron Karl Mueller y Kurt Frederick Ludwig. Mueller había nacido en una pequeña aldea austríaca, pero

había emigrado a Estados Unidos en 1936, obteniendo la ciu-dadanía norteamericana. En 1941 regresó a Austria, en donderecibió adiestramiento para espiar en su país de adopción. Ludwig, por su parte, había venido al mundo en Fremont,

Ohio, pero pasó su infancia en Alemania. De aspecto diminuto,tuvo éxito como hombre de negocios en Múnich y conoció aalgunos dirigentes nazis, como el jefe de las SS, HeinrichHimmler. Poco después de estallar la guerra, Ludwig se ofrecióa Himmler para llevar a cabo labores de espionaje, pues teníanacionalidad norteamericana. Himmler le envió al otro ladodel Atlántico con la misión de informar sobre los secretos mi-litares norteamericanos. Dejando a su mujer y a su hijo enMúnich, Ludwig aprendió las técnicas del espionaje antes dezarpar a Nueva York, adonde llegó en marzo de 1940. Allí, enterritorio estadounidense, tenía que crear su propia red de es-pías, y reclutó a Karl Mueller.Ludwig compró un coche con dinero proporcionado por los

servicios secretos alemanes. Junto a Mueller, recorrió las auto-pistas recopilando información sobre instalaciones militares.En el interior del vehículo llevaban escondida una emisora deonda corta, con la que podían contactar con estaciones de radioemplazadas en Brasil, o a bordo de submarinos situados en elAtlántico. Ludwig llegaría a utilizar más de setenta nombresfalsos durante estos viajes.Cada uno llevaba su cámara fotográfica. Pese a su acento

alemán, podían pasear con libertad por las plantas de produc-ción, puertos o aeropuertos. En su álbum de fotos se encontra-ron posteriormente imágenes de las instalaciones portuariasdel lago Erie en Cleveland o de depósitos de gas en el East River de Nueva York, además de barcos anclados en variospuertos o armamento exhibido en desfiles. Incomprensible-mente, en las zonas militares eran los propios guardias los que

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les ayudaban a tomar las fotografías. Incluso penetraron en laAcademia Naval en Annapolis, Maryland, donde tomaronimágenes de los cadetes ejércitándose o desfilando, así como delos distintos edificios del complejo militar.Ludwig también viajó con una compañera alemana de

17 años, llamada Lucy Boehmler. La muchacha se había presta-do a colaborar con él para conseguir información. Por ejemplo,en una autopista de Pennsylvania alcanzó con su vehículo a unconvoy de camiones del Ejército; Ludwig se puso en paralelocon los camiones y bajó la velocidad al mínimo para que Lucypudiera flirtear con los soldados y averiguar así su destino.En un viaje a Washington, en esta ocasión acompañado de

Mueller, Ludwig logró introducirse en la Casa Blanca, aunquefue en una visita turística guiada. Ludwig disfrutó informandoa Berlín de su incursión, remitiendo una detallada descripcióndel interior. Pero el FBI iba tras la pista de estos espías. En una carrete-

ra del medio oeste, Ludwig se dio cuenta de que un automóvilles seguía. Aunque aceleró a 150 kilómetros por hora en un es-fuerzo por perderles de vista, no logró escapar a sus persegui-dores. Fue capturado y pasó el resto de la guerra en prisión.

Un voluntario para matar a Hitler

El 9 de enero de 2007, el diario británico The Times revelóuna información surgida de unos archivos recién desclasifica-dos por el gobierno de Londres. Según esos documentos, el ser-vicio secreto británico MI5 rechazó la propuesta de un espíabritánico que se ofreció a asesinar a Adolf Hitler en plena Se-gunda Guerra Mundial.La oferta de llevar a cabo una misión suicida contra Hitler

la formuló Eddie Chapman, un delincuente común que fue en-trenado por los nazis como espía y que se convirtió posterior-mente en uno de los más importantes agentes dobles británi-cos, conocido con el nombre en clave de Zig-zag.Chapman estaba cumpliendo una condena por robo en una

prisión de Jersey, una pequeña isla británica situada en el canalde la Mancha, muy cerca de la costa francesa, cuando los nazis

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la invadieron. El espía fue reclutado por el servicio del con-traespionaje alemán e introducido en paracaídas en el ReinoUnido en diciembre de 1941. Poco tiempo después, Chapmanse pasó al MI5.Al ser interrogado por los servicios secretos británicos, el

hombre, que entonces contaba con 27 años, expresó su volun-tad de ser enviado de regreso a Alemania como agente doble yasesinar al Führer mediante la explosión de una bomba en eltranscurso de algún acto político de masas al que asistiese el dictador.Entre las 1.800 páginas de que consta el dossier que el MI5

dedicó a este asunto, se puede encontrar una conversación ex-traordinaria entre Chapman y uno de los oficiales que estabaadscrito a este caso, Ronnie Reed.Reed destacaba que cualquier intento de asesinar a Hitler

sería suicida:—Tanto si tienes éxito como si no, serías liquidado inme-

diatamente —indicó el oficial.—¡Ah, pero qué manera de morir! —respondió Chap-

man.

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Eddie Chapman, el agente Zig-zag, enuna ficha policial de 1942. Se ofrecióvoluntario para asesinar a Hitler.

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Chapman explicó que un oficial del servicio del contraes-pionaje alemán al que conocía sólo como el doctor Graumannle había prometido llevarle a un acto del partido nazi si com-pletaba con éxito su misión en el Reino Unido y que lo coloca-ría «en la primera o la segunda fila», cerca del estrado dondeestaría Hitler.Según los documentos desclasificados, Reed estaba conven-

cido de que la oferta de Chapman iba en serio e informó al res-pecto a sus superiores en el MI5. Reed creía que Chapman es-taba motivado también por un intenso patriotismo y un deseode corregir su pasado delictivo.El prestigioso rotativo consideraba que la oferta llamó se-

guramente la atención de Winston Churchill, quien pidió serinformado de la evolución del caso. Sin embargo, por razonesque nunca han sido completamente explicadas, y que dan lugara todo tipo de especulaciones, se desestimó aquella oportuni-dad inmejorable de asesinar a Hitler. Chapman volvió a Ale-mania como agente doble, pero se le exigió que «no llevara acabo ninguna empresa disparatada».El espía británico logró convencer a los alemanes de que

había completado con éxito su misión en el Reino Unido y fuecondecorado con la Cruz de Hierro, siendo el único británicoque recibió esa medalla.Las nuevas pruebas indicaban que el doctor Graumann,

cuyo nombre real era Stephan von Groning, podría habersequerido servir de Chapman para llevar a cabo sus intencionescontra el Führer. Como muchos otros oficiales del contraespio-naje alemán, era en secreto un opositor a Hitler y su oferta deintroducirlo en un acto público en el que estuviese prevista laasistencia del dictador indica que conocía lo que Chapman te-nía en mente.Chapman sobrevivió a la guerra, y expresó su deseo de se-

guir al servicio de su majestad. Pero el gobierno británico, entiempo de paz, prefería no mancharse utilizando a presidiarioscon delirios de grandeza, por lo que, tras serle perdonados ofi-cialmente sus delitos, se le mostró amablemente la puerta desalida. Tras el paréntesis heroico de la contienda, Chapman pudo

aplicar la experiencia adquirida para falsificar moneda, traficar

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con oro, estafar en la Costa Azul, exhibirse en Rolls Royce porlos bajos fondos y comprar con sus ganancias un balneario yun castillo. Chapman se dedicó también a dar consejos para noser víctimas de robos a los lectores del Sunday Telegraph. Pero Chapman siempre quiso que se conociesen sus haza-

ñas de la Segunda Guerra Mundial, algo que no pudo hacer envida —falleció en 1997— debido a la ley de secretos oficiales.Su aportación a los servicios secretos británicos durante laguerra, encuadrado en la red de espionaje denominada TripleCross, sería bien conocida, pero su insólita propuesta de aten-tado kamikaze contra Hitler sorprendió a los historiadores es-pecializados en la guerra secreta.3

La máquina secreta Enigma

La clave de todo el sistema de comunicación secreto alemánera un artefacto parecido a una máquina de escribir dentro deuna caja de madera. Bajo su inofensivo aspecto se ocultaba un sofisticado ingenio que tenía como misión enviar mensajesmediante un mecanismo que los convertía en indescifrablespara el enemigo.Gracias a este aparato, los submarinos alemanes destinados

en el Atlántico podían comunicarse entre ellos y con su país,logrando una coordinación que estaba costando el hundimien-to de muchos barcos a los aliados. La existencia de esta máqui-na era fundamental para la táctica empleada por los submari-nos alemanes, conocida como la «jauría de lobos». Consistía enla presencia continua de unos quince submarinos en alta mar,colocados estratégicamente en las rutas que solían seguir losconvoyes aliados. Estos submarinos estaban separados entre sípor largas distancias, con lo que conseguían cubrir zonas muyamplias. Cuando uno de ellos avistaba una presa, ya fuera un con-

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3. En 1966, Terence Young llevó al cine la historia de este ladrón yespía en Triple Cross, aunque entonces no se conocía la propuesta quehizo para matar a Hitler. Christopher Plumer interpretó a Chapman yYul Brynner aparecía en el film como un nazi sin escrúpulos.

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voy o un barco aislado, comunicaban a su base la ruta que es-taba siguiendo. Desde allí se avisaba a todos los submarinosdisponibles para que convergieran sobre el objetivo en un pun-to del océano, normalmente por la noche. Cuando llegaba elmomento, todos los submarinos reunidos para la ocasión co-menzaban a disparar sus torpedos. Si no se conseguía hundir elbarco enemigo, lo seguían a una distancia prudencial y cuandollegaba la noche volvían a lanzar sus torpedos, hasta que logra-ban su hundimiento.Esta táctica era tremendamente eficaz. Con esos pocos efec-

tivos distribuidos por el inmenso océano se mantenía en jaquea toda la flota aliada, que se veía incapaz para proteger a todoslos barcos que cruzaban el Atlántico. Para que esa técnica de«jauría de lobos» pudiese llevarse a cabo era necesario contarcon el factor sorpresa.Los aliados necesitaban contar con un sistema que pudiera

localizar la posición de los submarinos nazis y conocer de an-temano el lugar de reunión. En ese caso, los «lobos» caerían enuna trampa mortal y se acabaría la amenaza. Ése era el objeti-vo, pero ¿cómo conseguirlo? Sólo había una respuesta: des -cubrir el significado de los mensajes enviados a través de laEnigma.Era vital conseguir descifrar esos mensajes. De este trabajo

se encargaría la Escuela de Códigos del Gobierno, radicada enuna mansión victoriana llamada Bletchley Park, situada a 70 kilómetros de Londres y a 100 kilómetros de la playa de in-vasión más próxima, para que pudiera seguir operando aunquelos alemanes hubieran desembarcado ya en las islas británicas.En unos barracones construidos al lado de la casa principal seencontraba un grupo de expertos cuya única misión era lograrla clave de funcionamiento de aquella misteriosa máquina. Elheterogéneo equipo estaba formado por matemáticos, lingüis-tas, maestros de ajedrez e incluso expertos en crucigramas delas universidades de Oxford y Cambridge. Trabajaron durantemeses, pero la Enigma seguía haciendo honor a su nombre; eravirtualmente imposible descubrir la clave.El origen de esa máquina hay que buscarlo en 1926, cuan-

do unos ingenieros alemanes inventaron un artilugio que en-viaba mensajes cifrados. Su utilización era muy sencilla, pero

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no tanto su funcionamiento. Aunque no es posible explicar condetalle cómo se codificaban los mensajes, es suficiente indicarque se trataba de un artefacto similar a una máquina de escri-bir, en la que al pulsar una letra se accionaban tres ruedas in-ternas con 26 contactos, las cuales, combinándose entre sí, aca-baban emitiendo una letra distinta a la que se había tecleado enun principio. Este mecanismo aparentemente simple produce en realidad

una cantidad astronómica de combinaciones —el número 403seguido por 24 ceros—, que incluso se podían multiplicar aúnmás si se intercambiaban de posición las ruedas. Para alguienque interceptase el mensaje, las letras resultantes no tendríanningún sentido, ya que mostrarían una apariencia totalmentealeatoria. Para descifrarlo era imprescindible estar en posesióndel libro de claves.Pero recordemos que estamos en los años veinte, antes de

que Hitler llegase al poder en Alemania. Por lo tanto la utilidadde esta máquina diabólica era simplemente comercial y se ven-día como un producto más. Una de estas unidades la compró elservicio secreto polaco. Según otras versiones, los espías pola-cos la robaron en una oficina de correos alemana. Unos añosmás tarde, tras la invasión de su país, los polacos entregaronesta primera versión de la Enigma a los Aliados para que la es-tudiasen. Así pues, los expertos reunidos en Inglaterra paradescubrir su funcionamiento dispondrían al menos de ese pro-totipo.A lo largo de la década de los treinta, los expertos alemanes

perfeccionaron la máquina. Además de las tres ruedas antes re-feridas, añadieron cinco suplementarias, con lo que las seis po-siciones iniciales de las ruedas —que ya producían aquel nú-mero astronómico de combinaciones— pasaron a ser 336. Laversión definitiva de la Enigma no se contentaba con ese nú-mero de posibles posiciones y lo volvió a multiplicar mediantela incorporación de diez clavijas similares a las utilizadas en lasantiguas centralitas de teléfonos. El resultado final fue que laendiablada máquina era capaz de ofrecer 150 trillones de com-binaciones, una cantidad imposible de abarcar por la imagina-ción humana.Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial se proporcio-

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nó una Enigma a todos los barcos y submarinos, ya que al na-vegar en alta mar y por el tipo de combate que llevaban a caboera vital estar siempre en comunicación. Después se fue exten-diendo su uso por el continente europeo, asignando unidadesde la Enigma a las fuerzas terrestres y aéreas, así como a losservicios de información. Las conversaciones que mantenían los alemanes mediante

esa máquina eran interceptadas sin problemas por los serviciosde Inteligencia aliados. Pero esas comunicaciones formadas porletras sin ningún orden sacaban de quicio a los agentes encar-gados de explorar las ondas. Era imposible descifrar aquellosmensajes, más aún cuando las claves eran modificadas cadaveinticuatro horas y además cada fuerza militar germana teníasu propia combinación en la posición de las ruedas de la Enig-ma. En la marina alemana, incluso, cada tipo de unidad tenía lasuya propia.Tal como se indicaba al principio, los británicos necesitaban

desentrañar los misterios de aquel artilugio. Pero el equipo deexpertos que habían logrado reunir se mostraba impotentepara resolver el misterio. Al final se llegó a una conclusión: elmodo más rápido de romper ese nudo gordiano era conseguira toda costa una Enigma y su correspondiente libro de claves.En efecto, ésa era la solución más fácil, pero ¿cómo se podía

arrebatar una de aquellas máquinas a los alemanes? El modoque parecía más factible era conseguir alguna Enigma de las que viajaban a bordo de los barcos de guerra alemanes. Había que aprovechar los ataques de la armada británica a al-guno de esos buques para penetrar rápidamente y apoderarsede ella, antes de que la tripulación la destruyese. Los resultados de esa táctica no fueron muy espectaculares,

al menos al principio. En febrero de 1940 se logró capturar unsubmarino alemán y se pudieron conseguir algunas piezas dela Enigma, concretamente tres de sus ruedas. En otros aborda-jes, en esta ocasión a barcos alemanes camuflados como ino-centes buques pesqueros, los ingleses pudieron hacerse conotras piezas, pero la anhelada captura de la máquina completaseguía resistiéndose.Sería el 9 de mayo de 1940 cuando se produjo el hecho que

abriría las puertas a la comprensión del funcionamiento de

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aquella máquina que quitaba el sueño a todos los expertos queintentaban desentrañar su interior. Un submarino alemán, el U-110, se hallaba en las frías

aguas del Atlántico Norte patrullando en busca de algún con-voy aliado para atacarlo. Al avistar un grupo de barcos lanzósus torpedos, impactando en dos buques mercantes. En lugarde marcharse tras el ataque, el submarino se quedó para ver elefecto que habían producido sus torpedos. Esto lo aprovechóuna corbeta británica para ir en busca del U-110 y atacarle concargas de profundidad, algunas de las cuales afectaron al sub-marino.El comandante del U-Boot,4 Fritz Julius Lemp, decidió des-

cender hasta el fondo y esperar a que sus perseguidores semarchasen, pero los daños recibidos le obligaron a salir a la su-perficie. Al aparecer a plena luz del día, varios barcos británicosse dirigieron hacia él y dispararon sus ametralladoras contralos tripulantes del sumergible, que intentaban salir por la to-rreta. Un destructor británico aceleró su marcha para embestir al

submarino, pero casi en el último momento recordó la consig-na de intentar hacerse con una Enigma. El destructor evitó lacolisión y envió una lancha hacia el U-110, con un grupo demarineros dispuestos a irrumpir en el U-Boot para arrebatar-les la valiosa máquina. Mientras tanto, los alemanes habían co-locado cargas explosivas en el interior de su nave, precisamen-te para evitar que todos sus secretos cayesen en manos de susenemigos, y habían saltado al agua. En este punto de la historia es en donde aparecen dos ver-

siones diferentes sobre la suerte que corrió el comandante ale-mán del submarino. Según los ingleses, el oficial levantó susbrazos mientras estaba en el agua y se suicidó ahogándose. Se-gún otros testigos, se asegura que el alemán regresó nadandoal sumergible al comprobar que las cargas no habían explota-do, para volver a activarlas; cuando estaba trepando al casco delsubmarino recibió un balazo procedente de la lancha británica. Sea como fuere, la verdad es que los marinos ingleses con-

siguieron entrar en el interior del U-110. Allí encontraron un

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4. Abreviatura del alemán Unterseeboot, «nave submarina».

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ejemplar intacto de la Enigma, además de un libro de clavescon una validez de tres meses. Durante cuatro horas se estuvotrasladando material y documentación secreta al destructor.5

Unos días más tarde, el precioso cargamento llegó a la baseescocesa de Scapa Flow, en donde los expertos, en un primervistazo, confirmaron la trascendental importancia del hallazgo.No obstante, existía un peligro que podía dar al traste con bue-na parte del éxito cosechado. Este riesgo no era otro que el quelos alemanes supieran que los Aliados ya contaban con una deaquellas máquinas.Si la captura de la Enigma del U-110 llegaba a oídos ger-

manos, no pasarían ni veinticuatro horas antes de que los ale-manes variasen todos los códigos e incluso modificasen el fun-cionamiento interno de la Enigma. Así que la misión que se leencomendó a la armada británica fue conseguir que los aproxi-madamente cuatrocientos hombres que habían sido testigos deaquella operación permaneciesen en silencio sobre todo lo quehabían visto u oído. Evidentemente, muchos de ellos desconocían la importan-

cia de aquel artefacto, pero aun así se logró que no trascendie-se nada sobre lo que había ocurrido ese día en mitad del Atlán-tico. El éxito de esta consigna de silencio fue total, ya que niuno solo de esos cuatrocientos marineros dijo nunca nada so-bre el asunto mientras duró la guerra. Incluso un número im-portante de ellos se negaba a ofrecer cualquier tipo de infor-mación muchos años después de finalizado el conflicto. Una vez lograda la posesión de la máquina, las comunica-

ciones de la flota alemana dejaron de tener secretos para losAliados. Las pérdidas por ataques de submarinos cayeron en

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5. En el año 2000, Jonathan Mostow dirigió la película U-571, ba-sada en este episodio. En esta versión cinematográfica, protagonizadapor Matthew McConaughey y Harvey Keitel, la captura de la Enigmaera llevada a cabo por los norteamericanos. En el film, un comando nor-teamericano se hacía pasar por una unidad de rescate alemana para in-troducirse en un submarino nazi averiado en alta mar y apoderarse dela máquina a cualquier precio, incluso sacrificando la vida de sus miem-bros. La cinta levantó polémica en Gran Bretaña, al arrebatar a los in-gleses —aunque fuera en una obra de ficción— el mérito de haber con-seguido capturar la valiosa máquina a los alemanes.

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picado, ante el asombro de los alemanes, que no entendían elporqué de esa repentina falta de efectividad. Por éste o porotros motivos, a partir de febrero de 1942 cambiaron todos loscódigos empleados en la utilización de la Enigma. No fue has-ta finales de ese año cuando los criptógrafos reunidos enBletchley Park consiguieron desentrañar el misterio de losnuevos códigos empleados en la máquina, aunque nunca se harevelado exactamente cómo lo consiguieron. Aun así, algo ten-dría que ver la construcción por parte del servicio de inteligen-cia británico de uno de los primeros ordenadores del mundo,bautizado con el nombre de Colossus, para facilitar los trabajosdel grupo de expertos.Las dificultades no acabaron aquí. En marzo de 1943, un

convoy de barcos aliados zarpó de Nueva York con destino aGran Bretaña. Casi a la vez, los alemanes introdujeron un nue-vo modelo de máquina, la Enigma M4. La diferencia funda-mental con la anterior era que contaba con cuatro ruedas inter-nas en lugar de tres, lo que elevaba el número de combinacionesa 2 por 10 elevado a 145. La imposibilidad de descifrar los men-sajes confeccionados con este modelo evolucionado provocóque los submarinos pudieran volver a reunirse con facilidadpara atacar a los convoyes que surcaban el Atlántico. Los Aliados asistían impotentes al trágico espectáculo de

sus barcos hundidos por los torpedos alemanes. Había que ac-tuar con rapidez para descubrir el nuevo sistema de códigos,pero hay que recordar que los secretos del anterior modelo nohabían sido resueltos hasta casi un año después de estar en po-sesión de la máquina. Los expertos de Bletchley Park trabaja-ron día y noche y, ayudados por los conocimientos adquiridosen la resolución del reto anterior, necesitaron tan sólo dos se-manas para descubrir cómo funcionaba la nueva versión de lamáquina. A partir de ese momento, los mensajes más sencillos co-

menzaron a poder ser descifrados. Esto fue suficiente para quelos submarinos nazis fueran ya prácticamente incapaces dehundir un solo barco, mientras los Aliados no cejaban en supresión para localizarlos y destruirlos, fueran donde fuesen.Para los alemanes, el mes de mayo de 1943 sería conocidocomo «el mes de los submarinos perdidos».

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Además del Colossus, los científicos crearon otra computa-dora, la máquina The Bombe, para ayudar descodificar los co-municados de la Enigma M4. La Bomba poseía más de 2.400válvulas, trabajaba a 5.000 hertzios de velocidad, y comenzó afuncionar un día antes del desembarco en Normandía. Todo lo que hace referencia a la Enigma permanecería en

secreto hasta los años sesenta, cuando el gobierno británicopermitió que se consultasen algunos documentos, aunque tu-vieron que pasar casi treinta años para que se conociera la ma-yor parte de la historia.Aunque cada vez se disponga de mayor información y se

vayan conociendo más detalles sobre la ya famosa Enigma, esamáquina seguirá manteniendo su misterio y despertando laimaginación de los interesados en la Segunda Guerra Mundial.A ello ayudó también la extraña historia que rodeó al ejem-

plar de la máquina que podía contemplarse en la mansión deBletchley Park, el lugar en donde trabajaban los expertos crip-tógrafos. Esta casa, convertida en museo, podía visitarse dos sá-bados al mes sin necesidad de pagar entrada y no contaba conespeciales medidas de seguridad. Esta circunstancia fue aprovechada en abril del año 2000

por un ladrón que consiguió apoderarse de la preciada máqui-na, que ni tan siquiera estaba asegurada. La verdad es queaquel amigo de lo ajeno no tuvo que hacer un gran esfuerzopara llevársela; la Enigma se encontraba dentro de una sencillavitrina y para acceder a la máquina únicamente era necesariolevantar el cristal que la protegía. Parece ser que el robo se co-metió a plena luz del día y que el ladrón, camuflado entre elcentenar de visitantes que recibe el museo, se limitó a introdu-cir el artefacto dentro de una bolsa y salir tranquilamente a lacalle.El nuevo propietario de la Enigma exigió una cantidad

equivalente a unos 7.000 euros por su devolución, canti-dad muy moderada si se tiene en cuenta que estaba valorada enunos 150.000, aunque se considera que su valor histórico tras-ciende el valor monetario.Pero una serie de circunstancias llevaban a pensar que exis-

tía alguna historia turbia en todo el asunto. En el mensaje en elque el ladrón pedía el dinero se refería despectivamente a la di-

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rectora de Bletchley Park como «esa mujer», sin aludir a su car-go. Ese detalle hizo pensar a los investigadores que el ladrón laconocía personalmente. A esto hay que añadir que la directorafue nombrada rodeada de una fuerte polémica interna, ya quehasta ese momento la institución venía siendo regida por ungrupo de voluntarios, algunos de ellos ex agentes secretos, de-fensores de la tradición y de mantener las antiguas costumbres.En cambio, la nueva directora, de perfil netamente empre-

sarial, llegaba con aires renovadores que no encajaban con elespíritu que hasta ese momento había reinado en la institu-ción. La lucha por el poder llegó a tal punto que consiguieronque la directora fuera despedida, pero poco después no pudie-ron impedir que esa decisión fuera revocada.Este tenso ambiente, aderezado también con anónimas

amenazas de muerte a la directora, fue el escenario en el que seprodujo el robo de la Enigma. Aunque se estaban haciendo es-fuerzos para identificar al delincuente, la dirección del centroestaba dispuesta a entrar en negociaciones con el ladrón, debi-do a la gran importancia del objeto y al bajo precio del rescateexigido.Como si el carácter de la máquina impregnase misteriosa-

mente todo lo que la rodea, el 18 de octubre del 2000, el perio-dista de la BBC Jeremy Paxman recibió un extraño paquete porcorreo. En su interior, sorprendentemente, se encontraba laEnigma robada en Bletchley Park. Pero el misterio no quedabaresuelto; la identidad del ladrón seguía sin conocerse y, lo quees más grave, en la máquina faltaban las tres ruedas internas.El caso volvió a la primera página de los periódicos un mes

después. El 19 de noviembre del 2000, el Sunday Times asegu-raba en su portada que dos de sus periodistas habían resuelto elcaso del robo de la máquina. En esa información se asegurabaque, a finales de octubre, los redactores habían recibido unamisteriosa carta sin remitente que contenía una palabra en cla-ve, de la que sólo se dio a conocer que tenía ocho letras y queempezaba por «i». El autor de la misiva afirmaba que conocíael paradero de los tres rodillos desaparecidos. Los periodistas, intrigados, decidieron publicar un anuncio

por palabras en el Times con el siguiente texto: «(La palabraclave), encantado de recibir su comunicación, por favor, contac-

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te con Nick». Estas palabras fueron insertadas en el diario du-rante tres días, hasta que el anónimo comunicante se puso denuevo en contacto con los periodistas. En este caso, accedió aencontrarse con ellos; el lugar de la cita era un cementerio.Los reporteros respondieron a esta propuesta afirmativa-

mente, utilizando también la sección de anuncios por palabrasdel Times. Pero el 8 de noviembre recibieron una nueva cartaen la que el autor expresaba su temor a ser acusado del robo dela Enigma y, por tanto, detenido por la policía en el caso de se-guir adelante con el contacto previsto, así que el encuentro de-bía suspenderse. Lo que ocurrió tras esa reunión frustrada es un misterio. El

rotativo no explicó con exactitud lo que ocurrió después. Sinentrar en detalles, afirmaba que la policía fue puesta al co-rriente de todo el caso. Es posible que al autor de las cartas sele tendiese una trampa. Lo único cierto es que el sábado 18 denoviembre, un hombre de 57 años fue detenido. El periódicoanunció que las ruedas de la Enigma serían recuperadas, si biendesde entonces no se ha tenido ninguna noticia del paradero deesas históricas piezas.En febrero de 2006, la Enigma volvió a centrar la atención

del público, cuando se dio a conocer que un grupo de criptoló-gos ingleses había descifrado uno de los tres mensajes alema-nes interceptados que, debido a su complejidad, no habían po-dido ser todavía descodificados.Los mensajes descifrados por estos expertos fueron codifi-

cados mediante la Enigma de cuatro rotores, la M4. Para lo-grarlo, se recurrió a una aplicación de software de código abier-to; desde la página web del proyecto, los internautas ayudarona descifrarlo aprovechando los tiempos muertos del ordenadorpara realizar los cálculos.En 1995 una revista criptográfica publicó tres mensajes co-

dificados alemanes que nunca se habían podido descifrar hastaque Stefan Krah, un violinista aficionado a los criptogramas ya las nuevas tecnologías ideó ese programa freeware que per-mitía, uniendo varios ordenadores mediante internet, descodi-ficar los mensajes secretos nazis.El 20 de febrero del 2006 quedó descodificado el primero de

los tres mensajes. El comunicado cifrado era como sigue:

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«nczwvusxpnyminhzxmqxsfwxwlkjahshnmcoccakuqpmkcsmhkseinjusblkiosxckubhmllxcsjusrrdvkohulxwccbgvliyxeo-ahxrhkkfvdrewezlxobafgyujqukgrtvukameurbveksuhhvoy-habcjwmaklfklmyfvnrizrvvrtkofdanjmolbgffleoprgtflvrho-wopbekvwmuqfmpwparmfhagkxiibg». Gracias el trabajo de Krah y sus colaboradores, aquella in-

formación oculta durante más de seis décadas vio finalmente la luz:«Obligado a sumergirme durante el ataque. Cargas de pro-

fundidad. Última posición enemiga 0830 en punto, AJ 9863.Curso 220 grados, 8 nudos. Impacto después. 14 mb cae. NNO4. visibilidad 10. Looks.»El 7 de marzo de 2006, poco después de que el primer men-

saje fuera desvelado, se logró la traducción del segundo, cuyoformato original era éste:«tmkfnwzxffiiyxutihwmdhxifzeqvkdvmqswbqndyozftiw -

mjhxhyrpaczugrremvpanwxgtkthnrlvhkzpgmnmvsecvckhoinplhhpvpxkmbhokccpdpevxvvhozzqbiyieouseznhjkwhydagtxdjdjkjpkcsdsuztqcxjdvlpamgqkkshphvksvpcbuwzfizp fuup».La traducción de esta combinación de letras es:«No se ha encontrado nada en el rastro del convoy 55.o,

moviendo a la cuadrícula ordenada. Posición naval AJ3995, SO4, mar 3, 10/10 nublado, 28 mb subiendo, niebla. Visibilidad 1 sm. Schroeder.»El tercer mensaje, al ser más complejo, se esperaba enton-

ces que fuera descifrado en un plazo de unos tres años.Como vemos, la Enigma seguirá siempre unida al misterio

que la rodeó antes, durante y después de la Segunda GuerraMundial. En los próximos años seguro que asistiremos a pró-ximos capítulos de su apasionante historia.

El doble de Stalin

El 27 de noviembre de 1943 era la víspera de la celebraciónde la Conferencia de Teherán. En esa ciudad se iban a reunir aldía siguiente los máximos mandatarios de las tres principalespotencias aliadas: Gran Bretaña, Estados Unidos y la UniónSoviética. Sus respectivos líderes —Winston Churchill, Frank -

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lin D. Roosevelt y Josif Stalin— acudieron a la capital persapara establecer la estrategia destinada a derrotar al TercerReich.Ese día, Stalin abandonó su despacho en el Kremlin y se di-

rigió en un vehículo oficial al aeropuerto. Allí le esperaba unavión que debía trasladarle a Teherán. Pero el dictador soviéti-co, tras comparecer en el aeródromo, no subió a ningún avióny ocultamente regresó a Moscú. Horas más tarde, Stalin apa-recía en Teherán, preparado para participar en la Conferencia.¿Cómo se explica esta incongruencia?Stalin, pese a sus notables aptitudes, especialmente para

mantenerse en el poder, no gozaba del don de la ubicuidad. Laexplicación era más sencilla. En realidad, aquel hombre que lle-gó al aeropuerto, y que todos los presentes identificaron conStalin, no era el zar rojo, sino Felix Dadaev, un ex bailarín, es-critor satírico, malabarista, prestidigitador y soldado del Ejér-cito soviético. Aunque en ese momento Dadaev era un vein -teañero, uniformado y maquillado a semejanza del dictadorofrecía un asombroso parecido con él. En efecto, Dadaev era uno de los dobles con los que conta-

ba Stalin para que le suplantasen cuando se consideraba nece-sario. En el caso de la Conferencia de Teherán, Stalin llevaba yaunos días en la capital iraní ocupado en los pormenores de lareunión, pero para mantener su poder omnímodo era desacon-sejable su ausencia en Moscú, pues eso podría dar lugar a al-gún movimiento que escapase a su control. Así pues, Stalinprefirió que todos pensasen que él seguía trabajando en su des-pacho hasta el último momento, consciente del terror que in-fundía tanto a sus colaboradores como a los escasos opositores.Y ahí entraba en juego Dadaev.Pese a la gran diferencia de edad, Dadaev compartía la pro-

minente nariz del dictador, sus cejas caucásicas y su robustapapada. Un poco más bajo, tan sólo dos centímetros le separa-ban de la altura del autócrata (1,72), una diferencia que era sal-vada aumentando el grosor de los tacones. Las facultades inna-tas de Dadaev para la danza, la interpretación y la solemnedeclaración de brindis —ineludible en cualquier banqueteruso— le permitieron calcar al personaje. Pero Dadaev y Stalin no eran idénticos. Para un observador

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atento, había un detalle por el que podía descubrirse a su doble;los lóbulos de las orejas, que en el doble estaban más unidas ala cabeza. Sin embargo, nadie pudo distinguirlos cuando Da-daev llegó a suplantar a Stalin en el balcón del mausoleo de laPlaza Roja durante un desfile de atletas en 1945, que llegó a serfilmado por el noticiario soviético y proyectado en las salas decine.El parecido de Dadaev con Stalin había sido detectado en

1943 por unos agentes de la policía secreta del régimen, laNKVD, cuando Dadaev formaba parte de una brigada de artis-tas adjunta a la División 132. Sin recibir demasiadas explica-ciones, aceptó trasladarse con aquellos agentes a Moscú en unvuelo secreto. Pero antes de que llegase ese día en el que cam-bió su vida, ésta se había desarrollado como la de cualquierotro joven soviético.Dadaev era oriundo de Kazi-Kumuj, una remota aldea del

Daguestán situada en las montañas del Cáucaso. Su nombre depila era Gazavat, pero se lo cambiaría años después por Felix,en memoria de un comandante polaco que le enseñó bailesucranianos y que murió en sus brazos en plena guerra. El pe-queño Gazavat pasó sus primeros años cuidando el ganadojunto a su padre, que le enseñó también el oficio de estañador.Estudió orfebrería, pero su auténtica vocación era la de la dan-za. En su adolescencia ya destacó como bailarín de danzas fol-clóricas en los grupos de baile en los que se enroló. Su familiadejó el Daguestán para emigrar a Ucrania; allí el joven Gazavatcontinuó dedicándose a la danza, su gran pasión. Al estallar la Gran Guerra Patria —la denominación sovié-

tica de la Segunda Guerra Mundial—, Dadaev se alistó a unabrigada de artistas que tenía como misión distraer a los solda-dos en la primera línea del frente. Pese a lo que pueda parecer,la labor que llevaban a cabo Dadaev y sus compañeros artistasno siempre era festiva. En más de una ocasión, debían tomarlas armas y participar en operaciones contra el enemigo o in-cluso involucrarse en misiones de contraespionaje. Concreta-mente, gracias a la labor de Dadaev como espía, los rusos con-siguieron dinamitar un puente que dejó incomunicados a losalemanes en la ciudad de Cherkesk, lo que le valió una conde-coración.

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El autor agradecerá que se le haga llegar cualquier comen-tario, crítica o sugerencia a las siguientes direcciones de correoelectrónico:

[email protected]@gmail.com

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Índice

Introducción ...................................................................... 13

Capítulo 1: Planes y proyectos ......................................... 17La astrología, un arma contra Hitler .......................... 17Chocolatinas explosivas .............................................. 21Espías nazis en la Casa Blanca .................................... 23Un voluntario para matar a Hitler ............................. 25La máquina secreta Enigma ........................................ 28El doble de Stalin ......................................................... 38La resistencia de la fábrica Peugeot ............................ 43La tumba de Tamerlán ................................................ 50Objetivo: Secuestrar a Hitler ...................................... 52Churchill planeaba invadir Cerdeña ........................... 56El doble de Montgomery ............................................ 57Palestina escapa al Holocausto .................................... 62Desembarco aliado en España ..................................... 64Atentado contra los Tres Grandes .............................. 70Churchill y la guerra bacteriológica ........................... 74Proyecto Orcon ........................................................... 77Antropólogos en pie de guerra ................................... 79Se requiere no saber leer ............................................. 84Venganza, no justicia .................................................. 85

Capítulo 2: Desastres y tragedias ..................................... 93El hundimiento del Lancastria ................................... 93El desastre del Patria ................................................... 96La tragedia del Struma ................................................ 98

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La segunda destrucción de Pompeya .......................... 102Apocalipsis en Bari ...................................................... 104Tren de la muerte en Italia .......................................... 114Explosión en el puerto de Bombay ............................. 118La masacre de Oradour ............................................... 125Fuga suicida en Australia ............................................ 129La mayor explosión en suelo británico ...................... 131

Capítulo 3: Las divisiones del Papa .................................. 135¿Colaboró la Iglesia católica con Hitler? .................... 135El apoyo a los fascistas croatas .................................... 149El Plan Tisserant .......................................................... 152Pablo VI, agente al servicio de Estados Unidos .......... 155

Capítulo 4: En el interior del Tercer Reich ....................... 159Los disputados royalties de Mein Kampf ................... 159El bosque de la esvástica ............................................. 160Una biblia a la medida de Hitler ................................. 161El escurridizo Edmund F. Draecker ............................. 163Una traducción demasiado literal ............................... 163La Protesta Rosenstrasse ............................................ 164El fútbol bajo la esvástica ............................................ 168El Salón Kitty .............................................................. 173El perfil psicológico de Hitler ..................................... 178El indomable Material-N ............................................ 181Conversaciones intrascendentes ................................. 184Las siniestras inversiones del Deutsche Bank ............ 186La Cruz Roja y el nazismo .......................................... 187Una reliquia improbable ............................................. 190Los discos secretos de Hitler ....................................... 191El milagro alemán de Grundig ................................... 194Adidas, de lanzacohetes a zapatillas deportivas .......... 196El último soldado de Hitler en América ..................... 199

Capítulo 5: Personajes singulares ..................................... 203Albert, el hermano bueno de Göring ......................... 203La Carrera de las Burlas .............................................. 205Inútiles para el servicio ............................................... 211Ian Fleming, el contemporizador ................................ 212

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Elvira Chaudoir, una heroína peruana ....................... 214Helen Duncan, la última bruja británica .................... 217Las amistades peligrosas del duque de Windsor ........ 227El sobrino inglés de Hitler .......................................... 232Los auténticos diarios falsos de Mussolini ................. 243Bingham, el rebelde ..................................................... 245Feng-Shan Ho, el Schindler chino .............................. 245El japonés que salvó mil vidas .................................... 248La salvación vino de El Salvador ................................ 251El Tren de la Libertad Leica ......................................... 253Sanz Briz, el Ángel de Budapest ................................. 257Rotblat, el científico desertor ...................................... 263

Capítulo 6: Secretos inconfesables ................................... 265Dictadores pacifistas .................................................... 265El traslado a Canadá del Tesoro inglés ....................... 266Coventry, un trágico dilema ....................................... 273Los Estados Unidos de América del Sur ..................... 279Un ataque anunciado ................................................... 282Campo de concentración en Costa Rica ...................... 284Censura militar ........................................................... 286Los correos diplomáticos ............................................. 292Red de espías ............................................................... 296Tecnología IBM al servicio del Holocausto ................ 297Hitler, en la silla eléctrica ............................................ 299Objetivo: Asesinar a Heisenberg ................................ 300La invasión de Bujaruelo ............................................ 302El barco de Roosevelt, torpedeado .............................. 304Mala puntería aliada ................................................... 311Un ensayo catastrófico ................................................ 312Crimen y castigo en el Ejército norteamericano ........ 314Berlín, fruta prohibida ................................................ 314¿Los británicos ordenaron fusilar a Mussolini? ......... 317Himmler, ¿suicidio o asesinato? ................................. 320Las voces de Eisenhower y Hitler, unidas .................. 327Roosevelt y Lucy Rutherfurd ..................................... 329Patton y Jean Gordon .................................................. 331Eisenhower y Kay Summersby .................................. 332Bormann y Manja Behrens ........................................ 335

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El descanso del guerrero ............................................. 337El último bombardeo de la guerra .............................. 345Centro de tortura en Londres ..................................... 347Vertido de gases en el Báltico ..................................... 348El Big Bang de Heligoland .......................................... 349Hugo Boss, el sastre del Tercer Reich ......................... 351Rudolf Hess, el «hombre más solo del mundo» ......... 355Los últimos prisioneros ............................................... 358

Epílogo ............................................................................... 361

Bibliografía ........................................................................ 365

Índice onomástico ............................................................. 369

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Índice onomástico

Abs, Hermann Joseph, 186Adidas, 196, 199Alexander, Stewart Francis, 110Amman, Max, 159Antonov, Alexei, 315Baur, Hans, 53, 55Behrens, Manja, 335, 337Ben Gurion, David, 89Beria, Lavrenti, 42Bingham, Hiram, 245Blesse, Fred, 110Born, Friedrich, 189Boss, Hugo Ferdinand, 351-5Brando, Marlon, 211Braun, Eva, 185Brodowsky, Heinz von, 127Butcher, Harry, 314Calderón Guardia, Rafael Ángel,285

Casey, William, 296, 297Castellanos, José Arturo, 251-3Chamberlain, Neville, 212 Chapman, Eddie, 25-8Churchill, Winston, 266, 268, 271,273, 275-8, 299, 300, 304, 316,319, 327, 347, 362

Ciano, Galeazzo, 175Clark, Mark, 112Clift, Montgomery, 211Clifton James, Meyrick Edward,57-62

Coningham, sir Athur, 105Corsini, Giovanni, 205-10Curtin, John, 131Dadaev, Felix, 39-43Dassler, Adolf Adi, 196-9Dassler, Rudolf, 197-9Deane, John R., 315Deutsche Bank, 186, 187Dietrich, Joseph Sepp, 175Draecker, Edmund F., 163Draganovic, Krunoslav, 156, 157Dulles, Allen, 296Duncan, Helen, 217, 218, 221-6Eastwood, Ralph, 60, 61Eduardo VIII, duque de Windsor, 227, 231

Eisenhower, Dwight David, 43, 59,111-3, 312, 314-6, 322, 327-9,332-5

Estorzi, Nicolas, 153Etzdorf, Hasso von, 163Felice, Renzo de, 318-20Fleming, Ian, 212-4Flynn, Errol, 211Franco, Francisco, 64, 66-9, 136,229, 258, 261, 262, 272, 302, 304

Gaertner, Georg, 199-201Genghis Khan, 51George Randall, Alec Walter, 100George, Lloyd, 228Gerasimov, Mikhail, 50-2

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Gerstein, Kurt, 137Godffrey, John, 20Goebbels, Joseph, 165-7, 176Gordon, Jean, 331Göring, Albert, 203-5Göring, Hermann, 203, 215Griffith, Aline, condesa deRomanones, 296, 297

Grundmann, Walter, 162Grundig, Max, 195, 196Gutterer, Leopold, 167Hahn, Werner, 104, 105, 107Harris, Arthur Bomber, 54Hemingway, Ernest, 296Hess, Rudolf, 18, 19, 56, 228, 236,240, 355-8

Heydrich, Reinhard, 154, 174-6,185

Himmler, Heinrich, 18, 24, 175,185, 300, 310-26

Hitler, Adolf, 17-21, 25-8, 30, 43,50, 52-7, 60-2, 64-6, 70, 71, 95,106, 135, 140-2, 144, 145, 148,149, 152, 155, 159-65, 167, 169,171, 172, 175, 176, 178-83, 185,186, 190-2, 199, 201, 203, 212,213, 228, 229, 243, 244, 254,264, 266, 276, 280-2, 298-300,312, 320, 321, 327-9, 335, 351,353-5

Hitler, William Patrick, 232-43Ho, Feng-Shan, 245-8Horthy, Miklós, 140Hull, Cordell, 245, 266, 283, 293IBM, 297-9Jorge VI, 227, 229Juan Pablo II, Karol Wojtila, 136,147

Juan XXIII, Angelo GiuseppeRoncalli, 140, 155

Kaltenbrunner, Ernst, 167Karski, Jan, 138Kaye, Danny, 211Kesselring, Albert, 114Klarsfeld, Beate, 85

Klarsfeld, Serge, 85Kovner, Abba, 88-90Krafft, Karl Ernst, 18, 19Kuznetsov, Nicolai, 72Lammerding, Heinz, 126Leiber, Robert, 153Leitz, Ernst, 253-7Lemp, Fritz Julius, 32Ludwig, Kurt Frederick, 24, 25MacMichael, sir Harold, 97Maier, Franz, 71Malaparte, Curzio, 150Martin, Dean, 211Mayer, Joseph, 140Molotov, Vyacheslav, 42Montgomery, Bernard Law, 43, 57-63, 104, 322, 325, 341

Mueller, Karl, 24, 25Murphy, Michael, 323-5Mussolini, Benito, 72, 136, 146,151, 175, 205, 243, 244, 260,293, 317-20

Nebe, Arthur, 173Nixon, Richard, 357, 358Orr, John Herbert, 329Pablo VI, Giovanni Montini, 155-7Patton, George, 314, 315, 331, 332Paulus, Friedrich, 52Pavelic, Ante, 149-52, 156, 157Peck, Gregory, 211Peugeot, 43-9Pío XI, Achille Damiano Ratti,136, 155

Pío XII, Eugenio Maria Pacelli, 21,135-46, 149-53, 155, 156

Porsche, Ferdinand, 44, 46-8Powell, Colin, 245Rauff, Walther, 62, 63Ribbentropp, Joachim von, 230, 231Rivera Schreiber, Ricardo, 283, 284Rommel, Erwin, 56, 62, 63, 199Roosevelt, Franklin Delano, 39, 67,68, 70-2, 106, 163, 164, 240,271, 279, 281-3, 304-10, 316-20,329-31, 340

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Roosevelt, Theodore, 296Rossel, Maurice, 188, 189Rotblat, Joseph, 263, 264Rutherfurd, Lucy Page Mercer,329-31

Sanz Briz, Ángel, 257-62Scheliha, Rudolf von, 176, 177Schellenberg, Walter, 174-6, 230,231

Schmidt, Kitty, 173-7Scotland, Alexander, 348Serrano Suñer, Ramón, 175Shazar, Zalman, 89Simpson, Wallis, 227, 230Sinatra, Frank, 211Skinner, Burrhus Frederic, 77-9Stalin, Josif, 15, 38-43, 50-2, 70-2,135, 155, 191, 203, 265, 304,316, 317

Stewart, James, 211

Sugihara, Sempo Chiune, 248-51Summersby, Kay, 332-5Tamerlán, 50-2Tiesenhausen, Hans-Dietrich von,219-21, 226

Tisserant, Eugène, 152-5Truman, Harry, 334, 346Vartanian, Guevork, 70, 72-4Vrba, Rudolf, 139Watson, Thomas J., 298Wayne, John, 211Weizman, Haim, 89Widmark, Richard, 211Wiesenthal, Simon, 63, 85Winterbotham, Frederick, 275Wohl, Louis de, 17-21Wolff, Karl Friedrich Otto, 145,146

Yamamoto, Isoroku, 284Zhukov, Gheorgi, 52

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Otros títulos de la colección

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PANZER COMMANDER

El coronel Hans von Luck participó en las principales campañas dela Segunda Guerra Mundial. Su unidad motorizada fue una de lasprimeras en cruzar la frontera polaca el 1 de septiembre de 1939.Desde ese día, y hasta su cautiverio en Rusia, estuvo presente enlos principales escenarios en los que se libró la contienda. En la ba-talla de Moscú, las campañas del Afrika Korps o el desembarco deNormandía, Von Luck fue testigo de excepción del apogeo y elocaso del Ejército alemán.

Los recuerdos personales de este militar germano, amigo per-sonal del mariscal Rommel, quedan plasmados en estas páginas.Su vívido testimonio supone una crónica excepcional, por su agi-lidad y la emoción que logra transmitir al lector de la marcha dela guerra en los distintos frentes. No es de extrañar, por tanto,que estas memorias, aparecidas en 1989, se convirtieran de inme-diato en un clásico ineludible de la bibliografía de la SegundaGuerra Mundial.

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ACHTUNG-PANZER!

Son pocos los libros de los que se puede decir a ciencia cierta quecambiaron la Historia. Uno de ellos es éste, con el que el generalalemán Heinz Guderian revolucionó el arte de la guerra.

Mientras la mayoría de teóricos militares del período de en-treguerras permanecían anclados en los principios de la defensaestática, cuya plasmación más destacada sería la tan costosa comoinútil Línea Maginot, Guderian planteaba una apuesta decididapor la movilidad. Según él, los blindados lanzados a toda veloci-dad, con el apoyo de la aviación, podían conseguir la rotura delfrente y desarbolar al enemigo; había nacido la Blitzkrieg, la gue-rra relámpago.

Las teorías de Guderian, expuestas en esta mítica obra escritaen 1936 y ahora publicada por primera vez en castellano, seríanpuestas en práctica con devastadora eficacia por la Wehrmachtentre 1939 y 1941, alcanzando unos incontestables éxitos milita-res que sorprenderían al mundo.

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© Jesús Hernández, 2008

Primera edición en este formato: junio de 2014

© de esta edición: Roca Editorial de Libros, S.L.Av. Marquès de l’Argentera 17, pral.08003 [email protected]

ISBN: 978-84-92567-21-8

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