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    CLEMENS LOCHER

    KARL RAHNER.Teologa y experiencia espiritual

    Con motivo del centenario del nacimiento de Karl Rahner, numerosasrevistas teolgicas de todo el mundo han publicado artculos sobre sufigura y su obra. En este artculo se resumen con sencillez y sobre labase de textos del propio Rahner algunos de los rasgos que le carac-terizaron.

    Karl Rahner. Thologie et exprience spirituelle, Choisir 534 (2004)9-12.

    dos colegas dominicos, tambincomprometidos en el proceso con-ciliar,-Yves Congar y EdwardSchillebeeckx- una revista teol-gica internacional, que aparecidespus en 7 lenguas enarbolan-do el ttulo programtico de Con-cilium.

    Dirigido a un pblico msamplio, el Pequeo diccionariode teologa catlica, gan renom-bre internacional. Llamado afec-tuosamente El pequeo lxicopor Rahner y por su discpulo yco-editor Herbert Vorgrimler, estaenciclopedia teolgica, en forma-to de bolsillo, ha sido traducida anueve idiomas y en la versin ori-ginal alemana suma, con edicio-nes sucesivas, alrededor de150.000 ejemplares.

    Un grun encantador

    Aunque Herbert Vorgrimlercrea que Rahner no ha sido un fa-ntico del trabajo, la productivi-

    Durante los 80 aos de su vida,Karl Rahner desarroll un trabajoincreble y, se hizo cargo de unpeso casi sobrehumano. Entre1925 y 1984, la lista de sus publi-caciones comprende ms de 4.000ttulos. Hoy podemos enumerarcasi 3000 libros y artculos referi-dos a la teologa de Rahner. Lasobras ms conocidas son sin dudalos Escritos teolgicos y sobretodo el Tratado fundamental dela fe, que es una sntesis del pen-samiento de Rahner.

    Karl Rahner no se limit a se-guir sus propias pistas de re-flexin. Tambin cosech grandesmritos en lo que concierne a laorganizacin y a la gestin dela ciencia teolgica, principalmen-te por su actividad como coeditorde obras colectivas de gran enver-gadura, como: el Lexikon frTheologie und Kirche, en 10 vo-lmenes (1957-1965) y Sacra-mentum Mundi en 4 volmenes(1967-1969). En 1965 al trminodel Vaticano II, Rahner, lanz con

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    dad del gran telogo es ante todoel fruto de una vida dedicada fiel-mente a sus obligaciones profesio-nales y de una disciplina en el tra-bajo. El infatigable profesor(maestro de escuela, como lmismo deca), estuvo varios de-cenios en Innsbruck, Munich yMnster, e introdujo a varias ge-neraciones de estudiantes de teo-loga en los arcanos y, mas an,en los problemas, an no resuel-tos, de la ciencia teolgica.

    Un da se le pidi un balancesobre su vida personal y Rahnerrespondi: En realidad, no hesido yo el dueo de mi vida; hetrabajado, he escrito, he enseado,he procurado hacer mi deber y ga-narme el pan, y en esta banalidadnormal, he procurado servir aDios, y esto es todo. Esta mane-ra tan prosaica de hablar de su viday de la vida de los dems, es ca-racterstica de Karl Rahner. Era ungrun encantador, segn sucompaero Mario von Galli.

    Afable y modesto, no tena nimodales de estrella, ni la mnimaarrogancia como profesor; siem-pre saba dedicar tiempo a los queiban en su busca o que tenan ne-cesidad de su consejo; pero, tam-bin poda mostrarse impaciente,estar enojado, cuando tena la sen-sacin de perder su tiempo concosas superfluas.

    El testigo contemporneoms grande de la fe

    He hecho siempre teologa al

    servicio del Evangelio, de la pre-dicacin, de la pastoral, dijo Rah-ner para caracterizar su compro-miso como telogo y creyente. Ensus conferencias y sus numerososartculos, siempre trat cuestionesque atormentaban a sus contem-porneos. Esto podra explicar elhecho de que Rahner siempre for-mulaba su teologa en forma deartculos en revistas o en peque-os libros piadosos (como lmismo deca), mas que, bajo laforma de un sistema de unadogmtica catlica en variosvolmenes.

    A lo largo de su trayecto teo-lgico, Rahner intent romper lascadenas de la teologa neotomistaque conoca de memoria en quela iglesia catlica estuvo encerra-da hasta la poca del Vaticano II(1962-1965). Profundamente ins-pirado por la espiritualidad de losEjercicios de San Ignacio de Lo-yola, Rahner quiso hacer accesi-ble a los hombres de hoy la expe-riencia del misterio insondable deDios, en un lenguaje moderno yen el trasfondo de una filosofacontempornea. En este sentido seesforz en rendir cuentas de lafe cristiana en nuestro tiempo, demanera intelectualmente honesta.Por este compromiso, el telogoalemn Heinrich Fries, vio enRahner, el testigo contempor-neo mas importante de la fe.

    En un texto autobiogrficoaparecido en 1966 a la edad de 62aos, Rahner escribi: No soy unhombre de ciencia. En el trabajocientfico que hago, querra ser

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    hombre y cristiano, y, en cuantode m dependa, sacerdote de laiglesia.(...). En todo caso, la cien-cia teolgica como tal me ha de-jado siempre indiferente. Querrapoder esperar (...) que esta oscu-ridad y esta claridad indeciblesque llamamos Dios, y en la quedebemos dejarnos caer en la fe, laesperanza y la caridad, fuese ha-cia lo que tiende mi pensamiento(...) y es de lo que procuro hablar,aunque estas palabras (...) me pa-rezcan insensatas, como aquellapaja de la cual Sto. Toms deAquino habl al final de su vida.

    Joseph Dor insiste pues conrazn, en el inters que Rahnertuvo siempre por una espiritua-lidad, una piedad y una mstica,que no consideraba nunca comoaspectos laterales, sino como elcampo mismo de una vida en lafe cristiana, la cual alimenta y juz-ga la seriedad de la operacin teo-lgica, su oportunidad real y susverdaderos frutos.

    Un hombre de iglesia

    Voces catlicas tradicionalis-tas consideran ciertas enseanzasde Rahner como herticas. Con-trariamente a estas afirmaciones,el cardenal Karl Lehmann, obis-po de Mainz y presidente de laConferencia Episcopal Alemana,subraya que el telogo jesuitasiempre ha tenido sus races en elterruo de iglesia. Si hace faltauna prueba, he aqu lo que Rah-ner puso en boca de San Ignacio

    de Loyola, en un testamento ficti-cio formulado en 1978: Es evi-dente que la iglesia, para m, estambin, en esta historia, una igle-sia concreta, socialmente consti-tuida, una iglesia de las institucio-nes, de la palabra humana, de lossacramentos tangibles, de los obis-pos, del Papa de Roma, la iglesiajerrquica, catlica y romana. Ycuando me sealan como hombrede Iglesia, lo que confieso comoalgo evidente, se piensa precisa-mente en la Iglesia en su aspectoinstitucional tangible y duro, laiglesia oficial y jerarquizada contoda su connotacin, mas bienpeyorativa, que conllevan hoy es-tos trminos. S, era y quera serun hombre de iglesia, y no me heencontrado nunca en un conflictoabsoluto con la radical inmedia-tez de Dios, de mi conciencia yde mi experiencia mstica.

    Esta unin con la Iglesia, Rah-ner la vivi concretamente dentrode su actividad como experto enla comisin teolgica del Vatica-no II. (1962-1965). Jug un papelimportante en la preparacin delos dos documentos claves delconcilio: la constitucin Dei Ver-bum, sobre la revelacin divina,y la constitucin Lumen Gen-tium, sobre la iglesia como pue-blo de Dios. Segn el testimoniode Herbert Vorgrimler, Rahner,se comprometi con el conciliohasta el agotamiento.

    Hay que aadir que el conci-lio fue tambin un forum inmejo-rable para Rahner, en el que fuevarias veces invitado por diversas

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    conferencias episcopales y dondese inici su proyeccin mundial delos aos 60 y 70.

    Hay tambin que precisar queeste espritu eclesial no excluapara nada la crtica. As que Rah-ner consider el concilio slocomo el principio de un princi-pio. Tampoco dud en calificarel clima general de la Iglesia, des-pus del final del impulso conci-liar, como un periodo de hiber-nacin. Pero esta crtica nacasiempre en Rahner, de un coraznamante y solidario con la Iglesia,de un corazn que poda sin em-bargo, sentirse profundamente he-rido, por las medidas de la autori-dad eclesistica, como las que gol-pearon a la Compaa de Jess alfinal del mandato de Pedro Arru-pe como superior general (en1981).

    En esta situacin, Rahner, in-sisti en la posibilidad legtimade un disentimiento entre la au-toridad doctrinal y la investiga-cin teolgica. Tambin se hizoabogado de sus colegas telogoscuya ortodoxia le pareca injus-tamente puesta en duda. Y as,Rahner, dict en su lecho demuerte, una carta dirigida al ar-zobispo de Lima para defenderal padre de la teologa de laliberacin, el peruano GustavoGutirrez.

    La experiencia de la gracia

    En la teologa de Karl Rah-ner, hay un punto central: la ex-

    periencia de la gracia, como lallam en un pequeo articulo pu-blicado en 1956, donde formulaentre otras las preguntas siguien-tes: Hemos guardado silencioaunque queramos defendernos yaunque ramos tratados injusta-mente? Hemos ya perdonadoaunque no tenamos ninguna re-compensa y se reciba el perdnsilencioso como lo ms natu-ral? Y despus de haber enume-rado otros ejemplos de estas ex-periencias de la gracia, anni-mas, prosigue: Y entonces,cuando hacemos esta experien-cia del espritu, ya hemos hechode facto la experiencia de lo so-brenatural (al menos nosotroscomo cristianos que vivimos enla fe) (...) En cuanto no nos per-tenecemos a nosotros mismos(...) entonces, empezamos a vi-vir en el mundo del Dios mis-mo, del Dios de la gracia y de lavida eterna.

    Rahner estaba convencido deque esta experiencia de la gra-cia, es un don accesible a todohombre -no solamente a los quehacen profesin del cristianis-mo, o a los que pertenecen a laiglesia catlica-romana. Y poresto formul el concepto, a me-nudo mal comprendido, de losllamados cristianos annimos:no para recuperar solapada-mente a los cristianos de otrasconfesiones, a los adeptos a otrasreligiones, a los agnsticos nitampoco a los no creyentes, y,nunca para vender la fe a buenprecio. Rahner quiso expresar suconviccin de que Dios puede

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    y quiere conducir a la salvacina todos los hombres, mediante sugracia oculta en Jesucristo, y porcaminos que slo Dios conoce,y de que la gracia, como auto-

    comunicacin de Dios, se ex-tienda ms all de los lmites dela Iglesia concreta, organizadaen cuerpo social.

    Tradujo y condens: DOLORS SARR