18653-19¿Es posible una fílosofía política marxista?581-2-PB

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    ESTUDIOS

    Utopa y Praxis

    Latinoamericana

    Ao 5. N 9. 2000 . Pp. 7-48

    Es

    posible

    una

    flosofa poltica marxista

    Is a Political Marxist Philosophy Possible?

    Ns tor KOHAN

    Universidad de Buenos Aires, Argentina.

    RESUMEN

    El autor discute la tesis que le niega a la

    teora marxista el poseer una filosofa poltica

    propia

    y

    una teora

    del

    Estado.

    Dicha

    tesis in

    terpreta -coincidiendo

    con

    el stalinismo-

    El

    Capital

    y toda la obra de Marx en clave

    econo-

    micista. Para refutarla, el autor demuestra que

    Marx estudi los procesos de explotacin eco

    nmica, de poder y de dominacin polt ica al

    mismo tiempo. Luego reconstruye la lectura

    gramsciana sobre Marx a partir de los Cuader

    nos de la Crcel,

    y llega a la conclusin de que

    en su reflexin sobre la hegemona Gramsci

    supera el economicismo y le devuelve al mar

    xismo toda su fuerza crtica y disruptiva.

    Palabras clave:

    Hegemona, poder, domina

    cin, economicismo.

    Recibido: 10-01-2000 Aceptado: 24-02-2000

    STR CT

    The au tho r d is cu sses t he t he sis th at n e-

    gates the idea that Marxist theory has its own

    political philosophy and theory

    of

    state. Said

    thesis, coinciding with Stalinism, interprets

    Capital and all the other works

    of

    Marx as

    being merely economic in nature. To refute

    this, the author demonstrates that Marx studies

    the processesof

    economic

    exploitation, power,

    and political domina tion

    at the

    same

    time.

    Later he constructs a Gramscian reading of

    Marx based on Notesfrom

    Prison , and

    arrives

    a t

    the

    conclusin that Gramsc i b a sed

    on his

    re-

    flections on hegemony, surpasses the eco

    nomic analysis, and returns

    to

    Marxism

    all

    of

    its disruptive and critical forc.

    Key

    words

    Hegemony, power, domination,

    economics

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    Nstor

    KOHAN

    ;Es

    posible una filosofa poltica marxista?

    A la memoria de Isaak Illich Rubn y David Riazanov,

    ases inados durante

    e l

    stalinismo

    por haber mantenido vivo el

    fuego

    de la dialctica

    y

    firme

    la crtica al fetichismo

    El

    marxismo

    no est de moda. Es un hecho. Con la

    emergencia

    de la revolucin co-

    municacional en el orden tecnolgico y simblico, el giro lingstico en el discurso filos

    fico y la globalizacin en el terreno econmico ya no tiene sentido seguir cuestionando al

    capital y las nuevas modalidades que ste adquiere en el mundo de hoy en da. Parafrasean

    do a Sartre, el capitalismo es hoy el horizonte insuperable de nuestra poca.

    Marx quedar, eso s, en la historia de las ideas. Pero lo har, a lo sumo, como aquel

    que supo visualizar el factor econmico de la vida social. En el cementerio de las teoras

    clsicas su

    cadver permanecer

    encerrado entonces dentro del sarcfago del economicis

    mo.

    Por

    no

    haber

    teorizado sobre la poltica, el

    poder

    y la

    dominacin

    sus reflexiones estn

    envejecidas y resultan a los ojos contemporneos absolutamente perimidas u obsoletas.

    Gramsci, el italiano, s que complet a Marx. El vio la dimensin del consenso, la ne

    cesidad del dilogo, el desafo de la gobernabilidad y la importancia del Parlamento. Ese

    fue su gran aporte, no gracias a su marxismo sino a pesar de l.

    Los precedentes lugares comunes (consolidados poco a poco en nuestras Universi

    dades en el perodo posterior a las sangrientas dictaduras de los 70) constituyen los ejes

    principales del relato legitimador que justifica a los actuales -y, por cierto, sempiternos-

    enterradores

    del

    marxismo.

    En este

    trabajo intentaremos

    someter a

    discusin estas nocio

    nes bsicas compartidas

    por

    la mayora de los paradigmas en

    boga

    en nuestra

    comunidad

    acadmica

    Pero,

    antes

    que

    nada, constatemos un

    hecho

    irrecusable. Esta interpretacin econo-

    micista de la teora marxista, habitual en la vulgata ortodoxa -es decir, stalinista- de anta

    o, ha entrado

    efectivamente

    en una crisis terminal. En este

    punto

    preciso, el relato

    domi

    nante anteriormente reproducido tiene un grado mnimo de objetividad. Sin embargo, las

    razones de esta crisis no

    obedecen nicamente

    a un

    problema

    de mayor o menor

    aproxima

    cin

    y fidelidad -ya sea

    acadmica

    o poltica- a la exgesis bibliogrfica sobre los clsicos

    del

    marx i smo

    Sucede que hoy en da, mientras ampla cada vez ms su capacidad de reproduccin

    ideolgica, el capitalismo no satisface econmicamente las necesidades mnimas de repro

    duccin material de la poblacin mundial. No obstante, sigue existiendo. Aun condenando

    a la muerte a millones goza por el momento de

    buena

    salud. Una salud relativa, es cierto,

    que convive con sus crisis peridicas. Pero stas no conducen automticamente al derrum

    be, como postulaban hasta hace poco las vertientes ms catastrofistas del marxismo. Si el

    rgimen capitalistapudo sobrevivir y reproducirse de este modo durante tanto tiempo y con

    semejantes costos es porque adems de la explotacin econmica (centrada fundamental

    mente en la extraccin de plusvalor, corazn del modo de produccin capitalista), en el

    ejercicio del poder existi otro plus que evidentemente pas desapercibido para los ms

    apresurados lectores de Marx. Esta es hoy -transcurrida ya una dcada de la cada del muro

    de Berln- la principal

    razn

    de la crisis terminal del economicismo.

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    y Praxis

    Latinoamericana.

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    Sometiendo entonces adiscusin el

    celebrado

    entierro acadmico, eneste

    trabajo

    pretendemos tratar de repensar el complejo tejido de tensiones que posibilitaron dicho

    plus (conformado porlasredesde ladominacin y loshilosde la hegemona). Paraello

    noscentraremosen el pensadorymilitante revolucionario quemayor atencindedicen el

    sigloXX a estos problemas:AntonioGramsci.Pero, previamente,intentaremosdilucidar

    determinados interrogantes queaunsiguenpendientes entornoaMarx,cuyaobraGramsci

    adoptcomoherramienta de trabajodurantecasi toda su reflexin poltica.

    L DOMIN INPOLTI ENM RX

    Marx estudi ambos procesos: explotacin y dominacin, a un tiempo. Pero su

    teora fue castrada, reducida nicamente a uno de ellos. Bastaba cambiar la propiedad

    jurdica de lasempresasparacrearunanuevasociedad...Laendeblezdesemejantecon

    cepcin hoy salta a la vista. Cmo se construye lo social? He ah el dilema. Antes de in

    tentar resolverlo volvamos sobre nuestras pisadas. Cmo fue posible caer en semejan

    te economicismo, defendido por la ortodoxia stalinista y festivamente enterrado por

    l a Academ ia ?

    En su clebre prlogo a la Contribucin a la crtica de la economapoltica (1859)

    Marxanalizaba los descubrimientosa los quehaba llegadodurantequince aosde investi

    gacin luego de estudiar y criticar la Filosofa del derechode Hegel en el bienio 1843-

    1844, de adoptar la identidad comunista y de haber tomado contacto con el movimiento

    obrero de su tiempo. All, en el prlogo de 1859, intentaba exponer en corta sntesis las ba

    ses generales de su concepcin de la historia.

    Gramsci seesforz por leer este pequeo texto programtico como la fuente autntica

    ms importantepara una reconstruccin de la filosofa de la praxis , atendiendoal mismo

    tiempoa tres instancias: (1)el papelcentralqueeste escrito leotorgabaa la esferaideolgico

    poltica-lade lahegemona-,(2)la identificacin de lacienciacomounaformaideolgicade

    la conciencia social, y, finalmente, (3)la formulacindeque la principal fuerza productivaes

    en realidad la clase obrera -el sujetode la revolucin-,constatacin de la cual se deduca que

    la dialctica fuerzas productivas-relaciones de produccin no era objetiva en forma ab

    soluta

    sino

    que

    sintetizaba, por

    el contrario, lacontradiccin sujeto-objeto1.

    1 Gramsci plantea esta particular traduccin historicista del prlogo marxiano de 1859 en sus Cuadernos de

    la Crcel, fundamentalmente en Algunos aspectos tericos y prcticos del economismo . Cfr. Antonio

    Gramsci:

    Notas sobre Maquiavelo, sobre polticay sobre el Estado moderno.

    [Edicin temtica de Palmiro

    Togliatti]. Mxico, Juan Pablos Editor, 1986.p.59. Tambin lo hace en su crtica del Ensayo popular de Ni

    cols Bujarin cuando identifica a Aquiles Loriacomoel autor original, luego prolongado por Bujarin, que por

    primera vez haba traducido el concepto de Marx de relaciones sociales de produccin por el de instru

    mento tcnico . Cfr. Antonio Gramsci: Cuadernos de la Crcel [Edicin crtica de Valentino Gerratana:

    Cuaderno 11, 1932-19331. Mxico, ERA, 1982. pp.296-297 .

    Pero esta interpretacin, radicalmente opuesta al objetivismo centrado en el desarrollo de las fuerzas pro

    ductivas (interpretadas, stas ltimas, en tanto instrumentos fsicos de trabajo), tambin se encuentra en es

    critos suyos anteriores a lacrcel. Por ejemplo, en El consejo de fbrica

    [L OrdineNuovo,

    5/VII/1920] sos

    tena que: [...] el surgimiento y desarrollo de determinadas fuerzas productivas (que resumimos en la expre

    sin proletariado)... [subrayado de Gramsci] . EnAntonioGramsci: Escritos polticos (1917-1933). Mxico,

    Siglo XXI, 1990.p.l09. Tambin en El Partido Comunista y los sindicatos [//

    Comunista

    n 25, ao III,,

    29/1/1922] identificaba a l a clase trabajadora como el ms importante instrumento de produccin .

    Op.Cit.p. 142. De este modo el ncleo de las fuerzas productivas -motor de la dinmica social para el marxis

    mo ms clsico-

    era

    reconducido de la

    esfera

    del instrumento fsico y de la

    tecnologa

    al

    terreno

    del sujeto so

    cial proletariado y al de las relaciones sociales de produccin.

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    O Esposible unafilosofa poltica marxista?

    Sin

    embargo,

    apesardel

    intento olvidado

    de

    Gramsci,

    este

    documento

    programti

    co de Marx se ley invariablemente en la tradicin marxista oficial como la reafirma

    cintajantedel objetivismo social(garantade la cientificidad ,porantonomasia). La

    historia marchara entonces por s sola, como una locomotora con piloto automtico cuyo

    software estara conformado por la contradiccin -desplegada totalmente almargen de la

    praxisen un smil con la astuciade la raznhegeliana- entre las todopoderosas fuerzas

    productivas(divorciadasde laclaseobrera,asociadasa la tecnologay a losinstrumentos

    tcnicos de trabajo) y las relaciones de produccin (transformadas en relacin hombre-

    cosa y no

    hombre-hombre)

    .

    A esto ltimo vino a sumarse la utilizacin por parte de Marx de su conocida

    metfora

    de

    raz arquitectnica3,

    laque

    por su imagen

    de fcil

    comprensin

    se emple

    pos

    teriormente en todo tipo de divulgacin pedaggica -los manuales stalinistas- de su

    pensamiento.

    La utilizacin de metforas en las explicaciones tericas no es algo distintivode este

    pequeo texto, pues

    adems

    deserunrecurso compartido porlasdiversas ciencias constituye

    en este casoparticularuna caractersticapropiadel estilo literarioy de la plumade Marx.Ya

    desde sujuventud -comosealansusbigrafos-unode susprofesores,Wyttenbach,lerepro

    chaba en el estilo una bsqueda exagerada de expresiones inslitas y pintorescas .

    Elproblema,noatribuibleensmismoalpropioMarxsinoasusdivulgadoresforma

    dos

    enel

    DIAMAT4, consiste

    en

    que

    luego detantos

    aos

    de

    repetirla,

    la

    metfora

    se

    crista

    liz en el discurso pedaggico. Se form el curioso hbito de pensarla como una imagen

    Para Bujarin -aquienGramsci adoptacomopretexto para polemizarcon la ortodoxia filosfica quecrista

    liz en la III Internacional tras la muerte de Lenin y fundamentalmente a partir del VICongreso de 1928, el de

    clase contra clase -, el ncleo activo de las fuerzas productivas era homologado con los instrumentos de

    trabajo (herramientas)y la tecnologa . Enese sentidoBujarin afirmabaque Podemos profundizaraunms

    el problema. Podemos afirmar que los medios de produccin determinan hasta la naturaleza del trabajador .

    Cfr. Nicolai I. Bujarin:

    Teoradelmaterialismo histrico.Ensayopopularde sociologa

    [1921], Mxico, Si

    gloXXI, 1985.pp.126-127.Mucho despusquel, pero en lamismalnea materialista y objetivista,Louis

    Althusser se esforzar por demostrar que el proceso de trabajo, como mecanismo material, est dominado

    por las leyes fsicas de la naturaleza y la tecnologa. La fuerza de trabajo se inserta tambin en este mecanis

    mo.Esta determinacin del proceso de trabajo por estas condiciones materiales impide toda concepcin hu

    manista del trabajo humano como pura creacin . En el mismo horizonte de sentido, Althusser enfatizaba

    quelas relaciones deproduccin no sonrelacionesentre hombressino relaciones precisas entreloshombres

    y los elementos materiales del proceso de produccin . Cfr. Louis Althusser:

    Para leerElCapital

    [Lire

    le

    Capital,

    1965]. Mxico, Siglo XXI, 1988.pp.188 y 191. Su discpula y traductora latinoamericana, Marta

    Harnecker, explicitaba aunmsesta lectura materialista y objetivista de las fuerzas productivasy lasrela

    ciones deproduccin cuando sostenaque Las fuerzas productivasde una sociedad crecen, se desarrollan, se

    perfeccionan, en el transcurso de la historia, y este desarrollo est determinado, fundamentalmente, por el

    grado de desarrollo de los medios de trabajo . Siguiendo a sumaestro, tambin afirmaba que Las relaciones

    sociales de produccin no son simplemente relaciones humanas . Cfr. Marta Harnecker:

    Conceptoselemen

    tales del materialismo histrico [1969]. Mxico, Siglo XXI, 1971.pp.59 y 53.

    En la produccin social de suexistencia , -sentenciaba Marx- los hombres entran en relaciones determina

    das, necesarias, independientes de su voluntad: estas relaciones de produccin corresponden a un grado de

    terminado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de produccin

    constituyen la estructura econmica de la sociedad, la base real, sobre la cual se eleva una superestructuraju

    rdica y poltica y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social . Cfr, Carlos Marx:

    Con

    tribucin a la crtica de la economa poltica

    [1859]. La Habana, Instituto del Libro, 1975. Prlogo, p.10.

    Hemos intentado reconstruir la historia profana de la gnesis del DIAMAT de factura sovitica en nuestra

    obra: Marx en su (Tercer) Mundo. (Bs.As., Biblos, 1998).

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    y Praxis Latinoamericana. Ao5, No. 9 (2000), pp. 7-48 11

    real. Este

    proceso

    de coagulacin,

    cansancio

    y

    pereza mental

    encierra implcitamente un

    cmulo

    de

    dificultades.

    Si no se problematiza,desde la metfora arquitectnica se salta inmediatamentea

    una visindicotmicade la sociedad:por un lado tendramosla economa (mbitode las

    relaciones de produccin y de las fuerzas productivas -entendidas como sinnimo de los

    instrumentos

    tecnolgicos-,

    donde

    se

    producen,

    circulan y

    consumen

    las

    mercancas)

    y,

    por el otro, la poltica, la lucha de clases y todas las formas de conciencia social . Marx se

    raas apenasunomsde lospensadoresiusnaturalistas,cuyomodelodicotmicose basa

    baenun estadodenaturaleza (dondeprimabala economay loprivado)y un estadoci

    vil o poltico (donde recin nacalapoltica y lopblico). El socialismo

    simplemente

    pro

    longara la ideologageneral del nacimientode la revolucin burguesa.

    Siestofueracorrecto,dndeubicarentonceslaesferadelpoderyladominacin?El

    poderseterminara cosificando yaparecera comounapropiedad excluyeme delaparato de

    Estado, cayndose de esta maneraen una concepcin fetichista del mismo, que por otra

    parte el mismo Marx vena cuestionando insistentementedesde su juventud (tanto en su

    crtica de la reconciliacin tica hegeliana a travs del Estado -1843- como en sucuestiona-

    miento de la emancipacin meramente poltica eneldebate conBauer-1843 y44-). Re

    cordemos,adems,que sucrticamaduraal fetichismotrabajasobre la reificacinmercan

    til pero se expande tambin al valor, al capital, al Estado, a la cultura, etctera.

    A pesar de todo esto, esa simplificada y repetida lectura otrora oficial se obstinaba

    en reducirEl Capital a un anlisis exclusivo de las fuerzas productivas y de las relaciones

    de produccin, desconectando ambas esferas de la lucha de clases. De este modo se sosla

    yaron rpidamente las agudas observaciones crticas que esta obra contiene en el radical

    cuestionamiento polticodel iusnaturalismo contractualista moderno (pues segnella el

    fundamento delapolticanoresideen lapaz nien el acuerdo sinoen laviolenciay en la

    guerra, el contrato no es entonces fundacional ni punto de partida sino el punto de llegada

    de un proceso de lucha anterior).

    Con semejante simplificacin como teln de fondo, (en la Academia, pero no slo

    allQ sehacuestionadolaexistenciaenMarxdeunateoracrticadelapolticaydelpoder.

    Como en su proyecto de investigacin de 1857-1858 l haba planificado escribir un

    libro especficosobreelEstado -anlogoa ElCapital- y nunca lo pudoconcretar,enton-

    Elplanoriginalde laobraque Marxse habapropuestoparacomprenderconceptualmentelaorganizacinyelmovimientode la sociedad capitalista, planeaba la escriturade seis libros: (a)DelCapital -el nicoque lleg a

    escribir y que qued inacabado,publicadospostumamente los tomos II y el III por Engels y el IV (con cortes)

    por Kautsky-; (b) De la propiedad territorial; (c) Del trabajo asalariado, (d) Del Estado; (e) Comercio interna

    cional y (f) El mercado mundial. Cfr. Carta de Marx a Lasalle , 22/11/1858.Un ao antes, en la famosa Intro

    duccin de los

    Grundrisse

    de 1857 el plan original se detallaba aun ms: Efectuar -deca Marx- claramente

    ladivisin [denuestrosestudios] demaneratalque [setraten]: (1)las determinacionesabstractasgeneralesque

    correspondenenmayor o menor medidaa todas las formas de sociedad, pero en el sentido antes expuesto; (2)

    las categoras que constituyen la articulacin interna de la sociedad burguesa y sobre las cuales reposan las cla

    ses fundamentales,Capital, trabajoasalariado, propiedad territorial.Sus relaciones recprocas. Ciudad yCam

    po. Las tres grandes clases sociales. Cambio entre ellas. Circulacin. Crdito (privado). (3) Sntesis de la socie

    dad burguesa bajo la forma del Estado. Considerado en relacin consigo mismo. Las clases improductivas.

    Impuestos.

    Deuda

    nacional. Crdito pblico. La poblacin. Las colonias. Emigracin. (4) Relaciones interna

    cionales de la produccin. Divisin internacional del trabajo. Cambio internacional. Exportacin e importa

    cin. Curso del cambio. (5) El mercado mundial y las crisis . Cfr, C. Marx:

    Elementosfundamentalespara la

    crtica de la economa poltica [Grundrisse, 1857-58]. Mxico, Siglo XXI, 1987.pp.29-30.

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    12 Es posible unafilosofa poltica marxista?

    eespareceraquenologrunateoradelapolticayelpoder

    (asumiendo

    momentneamen

    te comohiptesis, algode por s cuestionable, que la polticay el poderestn

    resumidos

    nicamente en la esfera estatal).

    Enesarpidaimpugnacin -habitual en nuestros medios acadmicos- la

    economa,

    el podery la dominacin sonconcebidos comoterritorios quenosecruzan.ElCapital ex

    pondraentonces el funcionamiento automtico de la economa . La

    lucha

    marchara por

    otro camino, no entrara en el radio de la ciencia. Sin embargo, la teora social marxiana es

    bastantems compleja.Si se quiereestudiarlacon seriedad-aunpararefutarla o rechazar

    la- se deberan abandonar de antemano la pereza reflexiva y las frases hechas.

    AunqueMarxnuncahayaescritosuproyectado librosobreel Estado, nopuedesos

    layarsequeenEl18

    Brumario

    deLuis Bonaparte yensusotrosescritossobreFranciaapor

    ta numerosos elementos para elaborar una teora crtica de lapoltica. Laeleccinde Fran

    cia no resulta arbitraria nimeramente coyuntural en sus investigaciones polticas. La adop

    ta justamente como referenteempricoporqueall la formaespecficamente moderna de

    dominacin polticaburguesa sehadesarrollado ensu

    aspecto

    mscomplejo, determinado

    y maduroa partirdelcicloqueiniciala revolucin de

    1789.

    Esa formapura residepreci

    samente en la repblica parlamentariacon su prensaorganizadaen las grandesurbes, sus

    partidospolticosmodernos, supoderlegislativo, susalianzas polticas, losfraccionamien

    tos polticosde las clases, la autonomarelativade la burocraciay el ejrcito,etc.Enellael

    dominio poltico burgus se torna -segn Marx-, por primera vez en la historia comn,

    annimo, general, desarrollado e impersonal frente a las formas polticas impuras, in

    completasy premodernas , comoladictaduraabiertao lamonarqua . Enestas ltimas, el

    dominio poltico es ejercido por una fraccin particularizada de la clase dominante, mien

    tras que en la repblica parlamentariaburguesaes el conjuntode la clase en supromedio

    general

    el

    protagonista

    central7. Frente

    a

    ese

    modo

    de

    dominacin

    poltica -especfica

    mente moderno-de la fuerza social burguesa, Marx opona como alternativa en sus escritos

    de la madurez no un dibujo arbitrario y caprichosamente extrado de su cabeza, sino la re

    pblica democrtica de la fuerza social proletaria, laComuna: Una repblica -al decir de

    Estaes probablemente la principal conclusin a la que arribaMarxen sus escritos polticos.Este tipodejui

    cio, sustentado empricamente en el anlisis de las instituciones republicanasde Francia durante el proceso

    de revolucin y contrarrevolucin que se abre entre 1848y fines de 1851,Marx lo haba formulado anterior

    mente -1843- en el terreno filosfico. Deca entonces:

    L a

    democracia es la verdad de la monarqua, pero la

    monarqua noes la verdad de lademocracia [...] Lamonarqua nopuede comprenderse por smisma, pero s

    la democracia [...] En lamonarqua es una parte laque determina el carcter del todo . Cfr.

    Crticadela Filo

    sofa del derecho deHegel

    [1843]. En C.

    Marx:Escritosdejuventud.

    Mxico, FCE, 1982. p.342. De modo

    que su reflexin poltica radical -si sequiere, desplazada desde la filosofa poltica juvenil a la teora poltica

    madura- nunca estuvo ausente en su obra terica acerca del capitalismo.

    En su anlisis maduro de 1871 sobre Francia Marx sealar:

    L a

    forma ms adecuada para este gobierno por

    acciones [el encabezado por el partido del orden con la subordinacin de los republicanos burgueses, antes

    del golpe deEstado de Bonaparte]era la repblica parlamentaria [subrayadode Marx], con Luis Bonaparte

    como presidente. Fue este un rgimen de franco terrorismo de clase y de insulto deliberado contra la vile

    multitude. Si la repblicaparlamentaria, como deca el seor Thiers, era la que menos los divida (a las di

    versas fracciones de laclase dominante), en cambio abra un abismo entre estaclase y el conjunto de la socie

    dad fuera de sus escasas filas. Su unin eliminaba las restricciones que sus discordias imponan al poder del

    Estado bajo regmenes anteriores [...] . Cfr. C.Marx:

    LaguerracivilenFrancia

    [Manifiesto delConsejo Ge

    neral de la Asociacin Internacional de los Trabajadoresde 1871].En C.Marx y F. Engels:

    ObrasEscogidas.

    Op. Cit. Tomo II. p.143.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    7/42

    Utopa y

    Praxis

    Latinoamericana. Ao 5, No. 9 (2000), pp. 7-48 13

    Marx en 1871

    - que no acabase slo con la forma monrquicade la dominacinde clase,

    sino con

    la

    propia dominacin

    de clase 8.

    Pero si bienes verdadque la repblicaparlamentaria modernarepresenta en el dis

    curso deMarx elpromedio

    general

    deladominacin poltica burguesa, ellono

    implica

    sostenerqueporsumismaformapolticaestaarquitecturainstitucionalexpreseunanocin

    neut ra li st a del Es tado.

    Aun

    dando

    cuenta

    de

    todas

    sus limitaciones9, debemos reconocerle

    al

    Manifiesto

    Comunista

    el

    haber

    subrayado ensupoca (enmedio del

    conflicto

    clasista

    europeo, luego

    mundializado) que el Estadojams es neutral y que por lo tanto los revolucionariosno se

    pueden plantear utilizarlo

    conotros

    fines ...

    pero

    dejndolo

    intacto10. Estaotra

    conclu

    sin lo separa

    tajantemente

    delasversiones estatalistas enlascuales seloquizo aprisionar

    tanto

    desde

    elestalinismo como

    desde

    laAcademia. Marx yavenaincubando esta

    concep

    cin desde sujuvenil crtica a la

    Filosofadelderecho deHegel,

    cuando le sealabaa su

    maestro que la esfera estatal

    jams

    resuelve ticamente las contradicciones de la sociedad

    civil.

    Su

    universalidad -sostena polmicamente

    en 1843- era

    meramente abstracta

    y

    espe

    culativa,

    nunca

    efectiva

    y

    real11.

    En cambio en el Manifiesto (y luego de un modo mucho ms desarrollado enEl 18

    Brumario)

    Marxaceptael carcteruniversaldelEstado...pero circunscripto nicamen

    te aldominiopolticoburgus.Eso significaque elEstadorepresentaal conjuntode la

    clase burguesa, es decir que sudominio expresa algo as como el promedio de todas las

    fracciones de la clase dominante-he ah su universalidad-. Nohay dominioparticular

    sino dominiouniversal, comn,annimoy general, pero... siemprerestringidoal uni

    verso de la clase dominante. Hegel no se haba equivocado entonces al sealar en el Es

    tado la instancia de universalidad, aunque slo valiera para describir el dominio hege-

    mnico mediante el cual el Estado logra licuar el atomismo particularista de cada uno

    de los burgueses individuales para lograr un dominio general que se impone sobre el

    conjunto de las dems clases.

    Asseexplicarasuconocida frmularesumidasegnlacual Elgobiernodel Estado

    modernonoesmsqueunajunta queadministra los negocioscomunesde toda laclase bur

    guesa .Loque interesa aques precisamenteesecarcterde comn , y por lo tanto uni

    versal que adopta el Estado. No el Estado en general sino -esta ser la particular direccin

    8 Cfr. C. Marx:

    Laguerracivil en Francia.

    Op.Cit. p.144.

    9 Nos permitimos remitir al lector a nuestro trabajo Para leer

    ElManifiesto .

    En

    AmricaLibre,

    N14, Bs.As.,

    Abr il d e 1999.

    10 Esta ser sin duda laprincipal conclusin que Lenin extrae de sulectura de

    ElManifiesto

    en las vsperas de la

    revolucin de octubre al discutir con las corrientes que reducan el marxismo a una concepcin estatalista de

    la poltica. Noes casual que se hayaquerido ver en esa lectura deLenin cierto utopismo e incluso hasta un

    deslizanarquista. Cfr. V. I.Lenin:

    ElEstadoyla revolucin

    [1917].Barcelona, Planeta,1986.Cap. II: La ex

    perienciade los aos 1848a 1852 .pp.35-54. Enese mismo registro, el Marx maduro -analizando laComuna

    de Pars- caracterizar al Estadocomo una mquina nacional de guerra del capital contra el trabajo . Cfr.C.

    Marx:

    Laguerra civil en Francia.

    Op.Cit. p.143.

    11 Cfr. Crt ica de la Filosofa del derecho de Hegel . En C. Marx: Escritos dejuventud.Op.Cit. pp.363, 386-

    387.

    12 Cfr. C. Marx-y F. Engels: El manifiesto comunista [1848]. En C. Marx y F. Engels:

    ObrasEscogidas.

    Bs.As., Cartago, 1984.Tomo I, p.95.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    8/42

    Nstor KOHAN

    14 Es posible unafilosofa poltica marxista?

    enque

    El18

    Brumario desarrollar la

    concepcin

    polticadeel

    Manifiesto-

    el Estado re

    presentativo moderno,

    oseala

    repblica burguesa parlamentaria.

    Ellas

    concreta

    la

    univer

    salidad poltica

    delaque nos

    hablaba

    Hegel ensu

    Filosofa

    del

    Derecho

    (pues

    representa

    al

    conjunto de laclase,msallde susrivalidades y competencias facciosas y fraccinales),

    pero... slo en el terreno burgus.

    Creemosqueslodeestemodosepuedecomprenderdeunamaneranoinstrumenta-

    lista ni fetichista de la poltica la concepcindel Estado que deja entreverEl

    Manifiesto

    cuando afirmaexplcitamenteque la burguesa, despus delestablecimiento delagranin

    dustriay elmercado universal, conquist finalmente lahegemona exclusivadelpoderpo

    ltico en el Estado representativo moderno .

    Alconcebirlo de estemodo,no slocomo aparato,mquinade guerra o Estado-fuer

    za sino tambin comoproductor de consenso, el Estado representativomoderno se trans

    formaen un mbitode negociaciones - juntade negocios - y compromisos polticos entre

    diferentes fracciones de clase (burguesas). La doctrina del [Estado-fuerza = aparato = m

    quinadeguerra]tiene la ventajade queponeenprimerplanoy por lo tantodestacala vio

    lencia inmanenteque conllevael capitalismocomosociedad,pero lamentablementenoda

    cuentade eseplusquelepermitea laburguesaconstruirsuhegemona: elconsenso, el feti

    chede la repblicaparlamentaria consudominacin general, annimayuniversal quetan

    to seesforzMarxpordesmitificaren susanlisisempricosde 1848-1852. Unadesmitifi-

    cacinquesiguesiendouna tareapendienteen laactualidad,cuandosehandesdibujadoen

    el horizonte presente laspropuestas radicales quehistricamente

    aspiraban

    a la

    superacin

    de la repblicaburguesaparlamentaria intentando reemplazarla por nuevas formas polti

    cas

    ms democrticas

    que

    aquella.

    Las mismas consideraciones valdran para el derecho concebido en el

    Manifiesto

    como

    la

    voluntad de la clase dominante erigida en ley . Esa conocida formulacin

    programtica tienelaventajademostrarlaviolencia, el autoritarismo consustancial yes

    tructural a todo capitalismo. En ese sentido esa frmula juega la funcin desmitificadora

    del supuesto Edn de los derechos humanos que Marx haba comenzado a emprender

    yaen

    La

    cuestin judai5 (en sucrtica delaconstitucin

    francesa

    de1793, lams

    radical

    de todas) y que luego contina en

    El Capital,

    al final del captulo cuarto del libro I (cuan

    do describe el pasaje del ruidoso reino apariencial del valor de cambio donde rige el con

    trato que regula la igualdad y la libertad de los propietarios demercancas, yaseandeven

    dedores de fuerza de trabajo o compradores con dinero) . En ese horizonte, la definicin

    13 dem.

    14 Cfr. C. Marx y F. Engels: El manifiesto comunista . Op.Cit. p 106.

    15 Cfr. C. Marx: La cuestinjuda [1844]. En C. Marx:

    Escritosdejuventud.

    Op.Cit. pp.476-480. Igualmente

    puedeconsultarse, en cuantoal desdoblamientoque hacanlosfranceses revolucionariosdel sigloXVIIIdel

    individuo moderno en tanto hombre miembro de la sociedad civil y ciudadano miembro del Estado, Cfr.

    Crtica de la Filosofa del derecho de Hegel . Op.Cit. p.389.

    16 Cfr. C. Marx:

    El Capital

    [1867]. [Trad. Pedro Scaron] Mxico, Siglo XXI, 1988. Tomo I,Vol. I, p.214. Esta

    idea acerca del contrato Marx la repite por doquier a lo largo de todo

    El Capital;

    Vid. Tomo I, Vol I, p.103 o

    Tomo I,Vol III,p.961. Enel tomo III, Vol.VIII, p.1043la desarrolla sosteniendo la identidad entre plustraba-

    jo y trabajo forzado, aun cuando elprimer trmino de la igualdad aparezca como resultado del libre contra

    to... Dentro de la misma tonalidad puede incluirse su impiadosa crtica al derecho entre iguales (tan ideali

    zado en nuestros das por los modelos normativos y comunicativos de Jrgen Habermas o por la tica prag

    mtica del discurso de Karl-Otto Apel) concebidocomo un derecho tpicamenteburgus. Cfr. C.Marx:

    Crti-

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    9/42

    Utopa y

    Praxis

    Latinoamericana. Ao 5, No. 9 2000), pp. 7-48 15

    delderechoqueadelantaveinteaos antesElManifiesto se inscribe en la misma lnea li

    bertaria delMarx crtico delcontractualismo, delliberalismo ydetoda

    ficcin

    jurdicao

    ilusin republicana.

    Noobstante, aunas, nodebe nuncaobviarse la

    funcin

    paradojal quepermitein

    corporar -a partir de relaciones de fuerza, de luchas y de disputas- al derecho clusulas

    que por ejemplo prohiben la tortura o garantizan un salario ms alto. Marx da cuenta de

    esafuncin paradojal cuando enElCapital analiza las leyes fabriles quela lucha decla

    ses va

    arrancando

    a regaadientes a las clases dominantes. Sin relaciones de

    fuerza

    esas

    clusulas sonvacas. Jamsdeberamos aceptar-nosreclama- el fetichejurdiconi la fic

    cindeunsujeto libre,

    autnomo,

    contractualista. Peroalmismo tiempo, resulta

    tambin

    innegablequeesasclusulasconquistadasalderechoburgusson extremadamente tiles

    en la luchadeclases. Laconcepcindel derechoque manejaMarxsemuevetambinen

    este terreno entre ambos polos.

    Parapoderaprehenderenprofundidad el aporte fundamental querealizaMarxa lateo

    ra

    poltica,

    volvamos sobre aquella

    formulacin que

    focaliza su

    mirada

    enla

    dominacin

    po

    ltica especficamente

    moderna

    entendida

    como

    el

    promedio

    general

    licuado

    delpoderde

    todaslasfracciones declasedominante.El notorioparaleloexistenteen susescritosentreesa

    formapura deladominacin polticaburguesa

    moderna

    correspondiente al modelo fran

    cs

    (analizado

    como paradigma ensus

    varios

    libros sobre aquel pas, dela

    Revolucin

    de

    1789alaComunade 1870) yla formapura delvalory elcapitalestudiados enlaformacin

    social

    msdesarrollada y desplegada de supoca-Inglaterra- esmsque

    evidente.

    Franciae

    Inglaterra fueron entoncessus dosmodelos de anlisisarquetpicos.

    EnElCapital la exposicinha sidopulida hasta alcanzarel mximode logicidad

    dialctica (adoptando un ordenamiento de las categoras sumamente anlogo al de la

    Lgica

    deHegel, sobre todo ensuprimer captulo). Encambio, en los escritos sobre po

    lticael discursoaparece siempremsapegadoa larealidadhistrica coyuntural (nool

    videmosque el fundadormodernode la ciencia poltica, NicolsMaquiavelo, tambin

    haba manejado undiscurso aparentemente ligado a lacoyuntura histrica). Sin embar

    go, en ambos casos, el mtododeMarxes anlogo: Partir del hombre para explicar el

    mono -segn reza la conocida metfora de raz biologicista-. Vale decir, partir de lo

    mscomplejoyconcretoparaexplicarlomssimpleyabstracto.Tomaralconceptode

    la razn, dira Hegel, para comprender desde l las representaciones inmediatas del en

    t end imien to

    Lapoltica burguesade Francia y laeconomacapitalista de Inglaterra son en ese ni

    vel del discurso epistemolgico marxiano sus dos grandes arquetipos, por lo menos hasta

    sucambiode paradigma de los aos 60 (que aquno analizaremos).Puede seguirobvin

    dose semejante paralelismo cuando se afirma ligeramente queMarx slo es un terico de

    la explotacin , no de la poltica?

    Aun dando cuentade esta insoslayable, meditada y detalladareflexin sobre la esfera

    poltica nos queda pendiente analizar el vnculo entre el poder y ladominacin, por un lado

    caalProgramadeGotha[

    1875], Bs.As. Biblioteca Proletaria, 1971.p.22. Lospresupuestos histricos de la

    emergenciadeesta ideologacontractualistaydelas robinsonadas quesiemprela acompaaron-no sloen

    el terreno de la filosofa poltica sino tambin en el de la economa poltica-Marx la desarrollaen el primer

    pargrafo de su clebre Introduccin [1857]: Individuos autnomos. Ideas del Siglo XVIII . Cfr. C. Marx:

    Elementosfundamentales para la crtica de la economapoltica [Grundrisse],

    Op. Cit. Tomo I, p.3.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

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    Nstor KOHAN

    16 Esposible unafilosofa poltica marxista ?

    (siacaso selospudiera diferenciar delapoltica, algo de

    por

    sdiscutible), y las relaciones

    sociales y la economa, por el otro.

    Decamos

    entonces queenla imagen simplificada conlaquese leya

    Marx,

    lapro

    duccinde relaciones socialescapitalistas, reproduciendo la lgica iusnaturalista dicot-

    mica,

    ha

    quedado fragmentada.

    Apartir del

    prlogo

    de

    1859

    interpretado en

    clave

    econo-

    micista e incluso tecnologicista, la lectura se

    redujo nicamente

    a

    subrayar

    laprioridad yla

    funcin

    delapura

    fuerza

    material (la

    violencia

    poltica )

    abstracta,

    endetrimento delare

    lacin social

    (econmica), o biensloa la visualizacin y

    focalizacin

    delapura

    relacin

    social, en detrimento de la fuerza material.

    Un

    ejemplo

    puntual

    dela

    primera forma

    de

    reduccionismo

    puede

    encontrarse

    enla

    explicacin delpolemista con

    quien

    discute Federico

    Engels, Eugen

    Dhring ,

    quien

    atri

    buye a la violencia poltica elcarcter de

    demiurgo

    delas

    relaciones

    sociales. Acercn

    dose peligrosamente alotro

    polo

    delaexplicacin dicotmica,

    podemos

    encontrar

    parad

    jicamente almismo

    Engels,

    sobre todo en

    sus escritos

    delamadurez (que engran medida

    deterioran sus anlisis tan matizados y alejados del economicismo de la dcada de 1850,

    como su

    estudio sobre

    la

    guerra campesina en

    Alemania)18.

    Quiz

    por

    los

    excesos

    y

    unila-

    teralidades queconlleva todadiscusin, el ltimo Engels carga

    demasiado

    las tintas enel

    plano

    de la

    economa ,

    loqueha

    tenido nefastas consecuencias

    enel

    desarrollo,

    la

    recep

    cin y

    divulgacin

    -valosmanuales- dela

    teora marxista

    dela

    historia

    desde el

    ngulo

    del

    DIAMAT

    y el

    HISMAT.

    A

    pesar

    detodos losvaticinios sobre elfin

    del

    trabajo yel

    supuesto adis

    al

    proletaria

    do ,enparte delasvertientes actuales mscercanas y

    afines

    a la tradicin delmarxismo

    dentro

    de las ciencias sociales se ha sedimentado la creencia y el lugar comn acerca del papel de las

    clases sociales imposible dedescartar enlaexplicacin deldesarrollo

    histrico.

    Algo parecido

    a lacreenciaen el factoreconmico a principios desiglo.Peroenese nfasisse ha curiosa

    mente olvidado la contradicciny la lucha constitutivade estas clases.

    Losenfrentamientos seranapenasentonces un accidente de lahistoria.El interva

    lo entre dos momentosde paz o, a lo sumo, la expresin superestructural -segn lamet

    forade

    1859-

    plenamente determinada porlas leyes objetivas querigenel

    mundo econmi

    co. Enelmejor de los casos sehapartidode clases socialesyaconstituidasa partirde supo

    sicin objetiva en la estructura social, y luego se les ha agregado -mecnica y externa

    mente- la lucha y la confrontacin desde afuera.

    Hoy enda se tornapuesimperiosorescatarel lugar tericocentralque le correspon

    de en la teora marxiana crtica de la poltica a la contradiccin inmanente, a la confronta

    cin, enunapalabra,a la luchadeclases,en laexplicacindelprocesohistricodeproduc

    ciny reproduccin de las relaciones sociales. Laluchade clases noestnicamente enel

    Estado(incluyendo aqunosloalEstadoensentidorestringido sinotambinalEstado en

    17 SostieneDhring: La formacinde las relacionespolticases lo histricamente fundamental, y lasdepen

    dencias econmicas no son ms que unefecto o caso especial, y por tanto, siempre hechos de un segundo or

    den...Ciertoesqueestosefectosde segundoordenexistencomotales,y sonsobretodoperceptibles enel pre

    sente;perolo primitivotienequebuscarseen el poderpolticoinmediato,yno en unindirectopoderecon

    mico . Citadoen F.Engels:

    Anti-Dhring.

    Lasubversin dela cienciaporel seor

    Eugen Dhring

    [1877].

    Mxico, Grijalbo,

    1968.p.l51.

    18 Cfr.F.Engels: LaguerracampesinaenAlemania [1850].EnC.Marx,F.Engels:

    Obras Escogidas.

    Op.Cit.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

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    Utopa y

    Praxis

    Latinoamericana.

    Ao

    5,No. 9 2000), pp. 7-48 17

    sentido

    ampliado ,

    es

    decir, por

    ejemplo a los

    partidos

    polticos, la

    Iglesia,

    los sindicatos,

    etc)ni tampoco enla

    esfera superestructural 19.

    Intentemos,pues,reactualizar-contralos lugarescomunescristalizadosen laAcade

    mia y a pesar del economicismo staliniano- la mirada de Marx centrada en las relaciones

    sociales entendidas como

    contradicciones, como

    confrontaciones y enfrentamientos,

    como-al decirde Gramsci- relaciones de fuerzaentrelos sujetos sociales involucrados en

    esas relaciones y constituidos a partir de ellas.

    Almenos comohiptesis detrabajoenunainvestigacin sobrela teoramarxistacr

    tica de lapoltica, convendra reflexionar sobre

    las

    relaciones sociales (recordemos que

    cuando hablamos

    de

    relaciones sociales nos

    estamos

    refiriendo

    a

    todas

    las

    categoras

    de

    El Capital: valor, dinero, capital, etc.)

    en

    estrecha conexin con

    la

    lucha de

    clases, y

    con

    el

    enfrentamientode fuerzas endisputa, enagona

    [agn

    - lucha]. Laluchadeclasesnosecir

    cunscribe

    entonces slo

    alplano de la

    poltica (donde obviamente

    tambin seexpresa)

    sino

    que

    adems atraviesa

    el

    interior

    mismo de las

    relaciones

    sociales deproduccin.

    Las relaciones de poder participan irremediablemente en la constitucin misma de

    lasrelaciones

    sociales

    delmodo de

    produccin capitalista,

    pero

    slo...

    participan . Noson

    la

    nica

    causa -como sostienen los

    partidarios

    dela

    causalidad

    lineal-.

    No

    aceptemos tam

    pocodeslizamosenunametafsicadelpoderahistricoy autnomo. Sonsolamenteunade

    las

    mltiples

    determinaciones,

    durante demasiado tiempo olvidadas, que llevan asuconsti

    tucin. No

    vienen

    desde afuera ,

    desde

    arriba

    (segn

    una difundida

    metfora

    espacial),

    desde

    la

    superficie

    a

    legitimar

    algo yapreviamente

    formado

    y

    maduro,

    ya

    producto

    ter

    minado, antesde que intervengan las relaciones de podery todo lo atraviesen. En conse

    cuencia, sostenemos que laobra deMarx nos brinda poderosas razones que nos permiten

    pensar

    las

    relaciones

    depoder

    como

    una

    esfera

    de

    ningn modo encerrada

    o

    circunscripta

    nicamente en la superestructura .

    EL ECONOMICISMO

    Habamos vistoqueDhring soslayaba las relaciones econmicas y absolutizaba lo

    queldenominaba elpoder poltico (loquenoerams queuna

    fetichizacin

    delpoder ya

    que selo atribua exclusivamente a una entidad solidificada: el Estado)20.

    Comocontestacin aDhring, Engelsredacta

    La

    subversin dela cienciaporelse

    orEugen Dhring, encuya seccinsegunda( Economapoltica )expone su teorade la

    violencia

    y

    del

    poder, en

    relacin con

    laeconoma. AllEngels,

    respondindole

    aDhring,

    invertir la cuestin: la nica va de produccin de nuevas relaciones sociales -del modo de

    produccin capitalista- se encuentra exclusivamente en la economa, afirma.

    19 TII, p.

    168-247. Engels

    desarrolla en

    forma

    sobresaliente unaconcepcin socialnoeconomicista principal

    mente cuando analiza procesos histricos empricos y concretos, como los de Alemania, Pars, Crimea, Ita

    lia,Estados

    Unidos,

    etc.Cfr.F.

    Engels:

    Temas

    militares.

    Bs.As.,

    Cartago, 1974.

    Alls incorpora metodol

    gicamente

    todas las var iables en el anlisis de la total idad social.

    20 Recordemos queMarx, en 1871,

    alertaba

    contraestasupuesta solidificacin delpoderenelcampoterico del

    Estado: El poderdelEstado,queaparentemente flotabaporencimadela sociedad,era,en realidad,elmayor

    escndalodeella yel autnticoviverode todassuscorrupciones .Cfr.C. Marx:Laguerracivilen Francia .

    Op.Cit.p.144.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    12/42

    Nstor KOHAN

    jg Esposibleuna filosofapoltica

    marxista

    ?

    Enestos

    escritos engelsianos

    es

    posible encontrar

    dos lneas de razonamientos. Po

    demos situar laprimera enun eje problemtico: la

    funcionalidad econmica

    del poder. En

    gels remite

    continuamente

    la

    actividad de

    la

    violencia

    y

    el

    poder al objetivo

    de legitimacin

    delas relaciones de

    produccin.

    Yaqu surgen yaalgunos problemas. Por un lado, concibe

    relaciones

    econmicas yaconstituidas, que vienen aserluego

    -en

    un

    orden

    lgico y

    crono

    lgico

    posterior- reforzadas

    y

    garantizadas

    por

    la

    violencia. La

    violencia

    yel

    poder seran

    reproductores de algo ya

    previamente

    constituido al margen e

    independientemente

    de

    su

    propia intervencin. Estaran

    situados por

    lotanto exclusivamente en lasuperestructura ,

    segn lapoco

    feliz metfora

    de 1859.

    No obstante, no se equivoca Engels cuando

    resalta la

    estrecha relacin

    -que muchas veces se

    desdibuja

    y

    desaparece

    enalgunos delos

    escritos

    de

    Michel Foucault21- entrelas relaciones de

    produccin

    y el poder.

    La

    segunda lnea

    de

    razonamiento

    esla

    que

    ms

    claramente podemos caracterizar

    por

    sus inclinaciones economicistas, pues,

    para

    contrarrestar aDhring, Engels soslaya la

    violencia enreiteradas

    ocasiones22

    alpunto de

    negarle

    todo papel enelsurgimiento ydesa

    rrollo

    dela

    propiedad

    privada.

    Probablemente

    haya

    inclinado

    demasiado

    la

    balanza

    para

    ganar

    la

    discusin.

    No

    es

    su

    culpa.

    S

    de

    quienes

    absolutizaron

    el

    razonamiento desgajn

    dolo dela

    polmica

    alinterior delacual seformul ylo

    convirtieron

    finalmente enun sis

    tema axiomtico .

    Refirindose

    alproceso de

    constitucin

    histrica del mododeproduccin capitalista,

    para demostrar que la

    economa

    tiene una

    legalidad

    econmica

    interna Engels llega al l

    mite de

    sostener

    que si

    excluyramos

    toda posibilidad de robo, de

    violencia

    y

    estafa ,

    igual tendramos el modode produccin capitalista .

    Sicomparamos este

    tratamiento,

    aun tomando en

    cuenta

    las

    previsibles

    exageracio

    nes

    que toda

    polmica conlleva,

    con

    el

    que

    Marx desarrolla tanto en

    El

    capital, ensuanli

    sis del

    proceso

    dela

    acumulacin

    originaria

    del

    capital,

    como

    enlos

    Grundrisse,

    cuando

    examina

    las

    formas sociales

    que

    preceden

    almodo de

    produccin

    capitalista -la

    formacin

    dela

    relacin

    de

    capital-,

    podemos

    advertir

    el

    anchsimo

    campo

    terico

    que

    separa

    aambos

    21

    Por

    ejemplo

    enMicrofsica del

    Poder, reunin de un conjunto

    de

    artculos,

    entrevistas y

    conferencias donde

    Foucault deshistoriza completamente elpoder, hipostasindolo yabstrayndolo detodo vnculo conlasrela

    ciones sociales

    de

    produccin.

    Unapropuesta queensumisma obraentraen tensin -irresuelta- conotrasex

    posiciones como Vigilary Castigarotambin La verdady lasformasjurdicas

    en

    las

    cuales

    elnacimiento de

    lasinstituciones de

    secuestro

    ylosmecanismos impersonales depodersonsituados enetapas

    precisas

    yes

    pecficas dela gnesis ( acumulacin originaria ) yel desarrollo delcapitalismo.

    22 La

    propiedad privada

    no

    aparece

    en

    absoluto

    enla

    historia

    como

    resultado

    del

    robo

    yla

    violencia .

    Cfr.

    F.

    Engels:

    AntiDhring.

    Op.Cit.p.154. Este insistente

    nfasis depositado polmicamente

    porEngels enla raz

    exclusivamenteeconmicade losprocesoshistricoslo lleva a exageraciones del siguientetipo: Est tan

    poco justificado hablar aqu

    de

    violencia

    como loestara apropsito dela

    divisin de

    la

    propiedad colectiva

    delatierraqueauntienelugarenlascomunidades de labor delMosela ydelos

    Vosgos:

    loqueocurre es

    que los campesinos consideran inters

    propio

    que lapropiedaddela

    tierra

    sustituyaalacomn yalacoopera

    tiva. Nisiquiera la formacin deunaaristocracia

    espontnea,

    como laquetuvo lugar

    entre

    losceltas, losger

    manos yelPenjab indio sobre labase delapropiedad comn delsuelo, sebasa alprincipio enla

    violencia

    sino

    enlavoluntariedad ycostumbre [...] . dem, p.

    155.En

    lamisma lnea y refirindose alaproduccin derela

    ciones sociales basadas enla propiedad

    privada

    sostiene: Siempre quesedesarrolla la propiedad privada,

    elloocurreaconsecuenciadeuncambioenlasituacinylasrelacionesdeproduccineintercambioeninte

    rsdelaumento dela produccin ydela promocin deltrfico, esdecir,porcausaseconmicas. Laviolencia

    no desempea en ello ningn papel . Ibidem.

    23

    Todo

    el

    proceso

    se

    explica

    por

    causas puramente econmicas,

    sinqueniuna

    vez

    hayan

    sido

    imprescindibles

    el robo, la violencia,el Estadoo cualquierotra intervencinpoltica .Cfr.F. Engels:Op.Cit.p.56.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

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    Utopa y

    Praxis

    Latinoamericana. Ao 5,

    No.

    9 2000), pp. 7-48 19

    pensadores.

    Tena

    razn Gramsci -quien respetaba sumamente a

    Engels-

    cuando sealaba

    que se exagera al afirmarla identidaddepensamientoentre los dos fundadores de la filo

    sofa delapraxis 24.

    Sealar estamsque

    evidente

    diversidad decriterios consu

    compaero

    deluchano

    implica desconocer los

    mritos

    de Engels. S

    implica

    tratar decomprender afondo yde

    ma

    neraprofana qu ligazn

    mantienen

    sus

    recadas

    enposiciones proclives aleconomicismo

    conladiferente evaluacin quelyMarx hicieron acercadelcapital comorelacin social

    histricamente

    especfica y su

    articulacin

    con las

    relaciones

    de

    poder.

    Esta diferencia notable entre ambos est emparentada con una discontinuidad

    ms general, que atae a la filosofa y a l a metafsica cosmolgica y materialista del

    progreso(queno analizaremos aquporqueellonosdesviaradelprincipalintersde la

    presente investigacin25). Sobre

    esta ltima, sealaba tambin Gramsci que:

    Es

    cierto

    que enEngels

    Anti-Dhring)

    se encuentranmuchas ideas que puedenconducira las

    desviacionesdelEnsayo [deN.Bujarin].SeolvidaqueEngels, noobstantehaber traba-

    jadolargotiempo, dejmuypocosmateriales sobrelaobraprometida parademostrar la

    dialctica ley

    csmica [ ]

    Perovolviendo a lapolmicamisma,cuandoEngelsserefiereenesadiscusin conDh

    ringa la violenciapriorizainvariablemente, en consonanciacon su lecturamaterialista-natura

    listadela filosofa, elmbito delasfuerzas productivas ylasrelaciones tcnico-materiales. Fo

    caliza

    sumirada

    exclusivamente

    enel

    desarrollo

    de

    ciertas tcnicas que

    intervienen en la

    pro

    duccin de herramientas como elementos fundamentales para

    entender

    el poder.

    Asestablece untejido

    discursivo,

    cuya

    premisa

    principal plantea: (1)elpodernoes

    unmeroactodevoluntad sinoquedependedecondiciones materiales, lasqueposibilitan a

    su vez tanto (2) la construccinde un tipoparticularde herramientasque se utilizanen la

    violencia-las armas- como(3)el tipodetcnicasqueseutilizanen laconstruccindeestas

    herramientas (enlascuales residira elpoder).

    Estas

    ltimas, (2)y(3),dependen asuvezde

    (4): las

    condiciones econmicas.

    Podemos constatarasqueelcaminoqueseextiendedesde(1)hasta(4)partedelpo

    der,o sea,de loque sequeraexplicar,y luegodepasarpor todos los trminosintermedios

    llegaa la conclusin,a la base, a la nicacausa segn sus propiaspalabras: la evolucin

    econmica. El resultado? Sencillo: el podery la economa, comoel aguay el aceite,son

    dos esferas radical y absolutamente distintas.

    Laeconomase tornaen esteedificiolgicoenel mbitofundanteyalmismotiempo

    excluyentedel anlisis del poder, entendido este ltimo como una esfera independiente,

    opuesta, externa

    y

    subsidiaria con

    relac in a la

    economa.

    Esta es la razn principal por la cual la tendencia hacia el economicismoposterior

    mente divulgada en forma masivapor los manuales de la vulgata stalinista(y asimilada

    acrticamenteporlaAcademiacomo la nicaposible interpretacinde la teoracrticamar

    xista) no slo contribuye a afianzar la tesis de una supuesta ausencia de teora poltica en

    24 Cfr.A.Gramsci:

    Cuadernos de laCrcel

    [Edicincrtica: Cuaderno11].Op.Cit.p.303.

    25 Hemos intentadoexploraresa problemticaennuestra obra

    Marxensu

    Tercer) mundo.Ed. Biblos,Argenti

    na, 1998.

    26

    Cfr.

    A.Gramsci: Cuadernos

    de la Crcel: dem.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    14/42

    Nstor

    KOHAN

    20 Es posible unafilosofa poltica marxista ?

    Marx ,

    sino que adems impide ver, situar, focalizar yexplicar las

    relaciones

    ylasarticula

    ciones que sedan entre elpoder yla

    violencia,

    porunlado, ylas

    relaciones sociales

    de

    pro

    duccin, por el otro.

    EL

    PRO LEM

    DEL

    PODER

    Resulta yaunlugarcomn paraelmarxismo economicista situarel poderexclusiva

    mente enelaparato deEstado. Por qu all? Porque allestn lasarmas. De

    donde

    sededu

    cequeel

    poder

    seha

    pensado habitualmente

    a

    partir

    delasarmas.

    Incluso

    en

    algunos

    desus

    escritos Engels, como vimos,

    se

    desliza

    porla

    pendiente

    deeste

    tipo

    de

    concepcin.

    Pero el aparatodeEstado,lasarmas,lasFuerzasArmadas,etc., sonlosemergentes

    del poder, la inmediatez de lo que seve, el terreno de lo observable . Como el pensa

    miento de Marx -ese Sherlock Holmes de las ciencias sociales- constituye una invitacin

    permanente a sospechar delo

    inmediato

    -lamirada deWatson- y a

    agudizar

    la

    vista

    por

    detrsde lo observable , investiguemosquhaymsall deestas cosas e institucio

    nes visibles. Laspistaspuedenestara lavistaperoloscriminales noseencuentran en la

    escena

    de l c rimen .

    Loque

    descubrimos

    pordetrs son

    relaciones,

    yesaqudonde reside el

    poder,

    donde

    podemos

    ubicarlo y

    tratar

    de aprehenderlo conceptualmente27. No

    en

    el mbito

    de

    la

    rela

    cin ser humano-cosa (ncleo del fetichismoy la cosificacin),ni en el de la relacinser

    humano-naturaleza (espacio tericoen el quese mueveel materialismo metafsico de los

    ilustradosfranceses del sigloXVIII oelDIAMATsovitico enel sigloXX)sinoenaquella

    otra dimensin constituida por las relaciones de los seres humanos entre s.

    As como Marx descubre en su crtica de la economa poltica detrs de las cosas

    econmicas lasrelaciones quehan sidoreificadas ycristalizadas en elprocesodelfetichis

    mo, igualmente

    podramos

    pensar que

    detrs

    de

    estas

    cosas (por

    ejemplo,

    las

    armas)

    lo

    que hay no es ms que relaciones de poder entre las personas .

    El mbitodel poder es aqul donde se producen, se constituyeny se reproducenlas

    relaciones sociales. El mbito donde se forman y se realizan (a partir de relaciones anterio

    res) relaciones sociales, luego de lo cual tiene lugar su proceso de reproduccin.

    A diferencia de lo presupuesto por la vulgata economicistadel stalinismo, las rela

    ciones sociales se conforman segn la teoramarxiana deElCapitala partir de confronta

    ciones

    ycontradiccionesentrelos

    sujetos

    histricos intervinientes, es

    decir,

    apartirderela

    cionesde fuerzaentre lospolos.Eneste sentido,deberamos(re)pensarla categoraqueex

    presalarelacin social de capital

    como

    unarelacin de

    fuerza

    entrelosdossujetos

    sociales

    involucrados:elcapitalista(colectivo)compradorde la fuerzade trabajoyelobrero(colec

    tivo) vendedorde esta ltima.Aqudentro, al interiorde la relacinmisma,residela lucha

    27 Yaanalizaremos ms adelante cmo esta concepcin estrictamente relacional del poder formulada por Marx

    en el sigloXIX-cuyodescubrimiento seatribuye enla

    Academia

    habitualmentea

    Michel Foucault-

    fuedesa

    rrolladaenel sigloXX(msdetresdcadasantesqueel pensadorfrancs)porAntonioGramsci. Hechoirre

    futable de lahistoriade la teorapolticaque,sinembargo,no desmereceen lomsmnimoelcorrectonfasis

    foucaultiano en aquella dimensin relacional.

    28 Cada individuo -planteaMarx-poseeelpoder socialbajo la formadeunacosa. Arranqesea lacosaeste po

    dersocialyhabrqueotorgrseloalas personassobrelaspersonas .Cfr,C.Marx:

    Elementosfundamentales

    para la crtica de la economapoltica [Grundrisse].

    Op.Cit. Tomo I, p.85.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

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    Ao

    5,No. 9 2000),

    pp.

    7-48 21

    de

    clases entre

    un sujeto

    social dominador

    y

    otro

    sujeto social dominado

    (que puede rebe

    larsey trastocarla relacin socialde capital).

    Siesto es

    cierto,

    elpoder constituye elmbito de las relaciones defuerzas -que

    atra

    viesan

    tanto

    las relaciones sociales

    como las

    relaciones

    polticas- donde se producen yre

    producennuevas relacionesa partir de la ruptura de las anteriores.

    Enquconsiste lamencionada ruptura ?Enelsurgimiento deuna

    diferencia

    cualitati

    vamente

    sustancial

    enun

    mbito.

    Un corte, unadiscontinuidad, un trastocamiento, un salto.

    En cuanto a la formacin de

    relaciones

    sociales , sta implica la construccin de

    una

    nueva

    relacin que

    antes

    no

    exista.

    Pero si

    hemos

    concebido a

    partir

    de

    El

    Capital alas

    relaciones sociales como relaciones de fuerza, con

    un

    enfrentamiento inherente

    que

    las

    atraviesa intrnsecamente, de

    aqu

    deberamos entonces deducir que formaruna

    nueva

    re

    lacin

    resulta elproducto de

    una

    confrontacin

    anterior.

    De

    este modo

    podramos explicar

    que

    las

    nuevas

    relaciones sociales

    que

    surgen no

    flotan

    enel

    presente,

    sino

    que son

    un

    punto de

    llegada

    deun

    proceso previo

    de

    enfrentamiento, donde

    unodelos

    polos

    ha

    sido

    derrotado antes, y llega vencido al proceso de formacin de la nueva relacin social. El

    vencido(nounindividuoparticularyaislado,unRobinsonCrusoecontractualistamaximi-

    zador deganancias ybeneficios, sino clases sociales, fuerzas sociales

    que han

    sido aplasta

    das enla

    lucha de

    clases) no

    tiene

    ms

    remedio

    que

    formar

    parte deesa

    nueva

    relacin que

    elvencedor loobligaaconstituir.

    Aunque

    despus demucho tiempo transcurrido, el venci

    do olvide esta

    confrontacin inicial

    as

    como

    tambin su

    derrota previa

    enel

    enfrenta

    miento, y entonces creaque ha formado

    parte

    deesa

    relacin

    en forma libre y

    volunta

    ria ,

    por una

    decisin racional, autnoma, soberana yautoconsciente.

    sta

    esprecisamente

    la

    actitud

    del sujeto moderno contractualistapresupuesto porlaeconoma poltica

    neocl

    sica y su racionalidad calculadora e instrumental.

    Encuanto a la realizacin , sta constituye una produccin de relaciones comore

    sultado

    delavictoria enla confrontacin. Unpunto de

    alcance

    deunanueva etapa enel

    proceso

    posterior al triunfo, o

    sea:

    laconstruccin de un

    dominio

    estable. Enotraspala

    bras:lapaz,momento

    estratgico de la confrontacin y al

    mismo

    tiempo resultado de la

    victoria previa enelenfrentamiento. Siladerrota estalquenosevisualiza enelcampo de

    los

    observables ninguna

    posibilidad de

    revertira,

    los

    sujetos sociales dominados

    y

    vencidos

    empiezan

    a otorgar

    consenso

    al vencedor y a olvidar el

    turbio

    origen dela

    paz, autorrepresentndose imaginariamente la situacin posvictoria como una relacin

    eterna,sinorigeny sin futuro. Deshistorizarel ejerciciodelpoder,heah la claveparasu

    reproduccin.

    Por ltimo, reproduccin significaproduccincontinuade una relacinsocial (en

    el caso especfico de El Capital Marx seala que la reproduccin capitalista puede ser

    simple -si serealiza enelmismo nivel queel

    momento

    previo- o ampliada , loqueequi

    vale lisa y l lanamente a la acumulacin .

    Habiendo entonces delimitado el referente decadaunodeestosconceptos podemos

    entonces intentar profundizar el anlisis presupuesto por Marx para diferenciar en su anli

    sis dos planosconstitutivos de toda realidad, que tambinestn presentes en la relacin

    economa-poder y que son centrales para su comprensin: la apariencia y la esencia, lo in

    mediato y lo mediato.

    Cuando se aludea las relaciones sociales capitalistas comoalgoeterno, ahistrico, o

    como resultado de la voluntad mutua de los capitalistas y de los trabajadores, o tambin

    como producto exclusivo de relaciones econmicas, estamos en el plano de la apariencia,

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    16/42

    Nstor

    KOHAN

    22 Esposible una filosofapoltica

    marxista?

    delo

    que

    se ve, de loobservable, de loaccesible a los sentidos yalaconciencia inmediata y

    precrtica

    (el mundo

    de

    la

    seudoconcrecin ,

    segn la

    terminologa

    de Karel Kosik).

    El

    sentido comn previamente moldeado porlahegemona delossectores dominantes, alde

    c ir d e Gramsci.

    Siempre desde

    su

    teora crtica

    del

    fetichismo,

    Marx

    -pensador

    de la

    sospecha -

    se

    atrevi adudar de la soberana de laautoconciencia inmediata de los agentes sociales. En su

    reflexin metodolgica

    de la

    Introduccin

    a los

    Grundrisse [1857] cuestion entonces

    aquella

    representacin

    catica

    que

    corresponde

    a las primeras etapas

    del conocimiento

    a

    la que accedemos espontneamente ennuestra vida cotidiana. Retomando eneste punto a

    Hegel, sostuvo

    que

    la

    apariencia

    noesuna mera equivocacin niun error

    (como

    safirma

    ron los racionalistas clsicos -Descartes, Leibniz, etc.-, soslayando la experiencia empri

    ca) sino que tiene

    supropia

    racionalidad. Por

    lotanto trat de

    explicarla

    a

    partir

    de

    las races

    sociales queseencuentranenlamisma realidad. Pero, explicndoladetalmodo, nosecon

    form con limitarse a este mbito (como prescriba metodolgicamente el positivismo).

    Comoundetective, Marxintentpenetrarenunespaciotericomsprofundo, aquladon

    de intenta llegar la ciencia .

    La

    investigacin crtica debe intentar sobrepasar entonces

    el

    plano

    dela

    apariencia,

    de

    la intuicin, de la inmediatez. Enelproblemade laarticulacin entreeconomaypodertam

    bin

    hayqueesforzarse por ir

    ms all

    y

    rastrear

    aquel mbito que, aun sin serdirectamente

    observable

    ni

    pertenecer

    a la

    apariencia inmediata

    noporellodeja desermenos

    fundante.

    ParaMarx este terreno social es el de la confrontacin y la contradiccin, el del combate y el

    enfrentamiento. Sinos limitamos alplanoapariencial nunca

    podremos

    comprenderensuhis

    toricidad

    aquellas

    relaciones sociales constituidas a partirde lasconfrontaciones. Enconse

    cuencia,nosveramosobligadosa tomar la paz , eldominioestabledeunade lasclasesso

    ciales

    (lacapitalista) no

    como

    un

    momento

    parcial

    y

    relativo

    del

    proceso global

    de

    lucha

    de

    clases sinocomoalgo natural, eterno, ahistrico, y por lo tanto sin explicacin .

    Cuando Marxplantealapregunta dednde proviene el plusvalor queel capitalista

    obtiene porsobreel dinero adelantado? , lacienciasocial queseaferraalplano

    apariencial

    obviamenteresponde de vendermscaro . Sita surespuestaen lacirculacin,enelmer

    cado, en lodirecta e inmediatamente observable . Nopoda ser de otramanera. En sucrti

    cade la economapolticala refutacin deMarxinducea irhacia unalgo , unplus que

    estpordetrs aunque no aparezca a simple vista: el proceso social e histrico

    donde

    seha

    producido

    ese

    plusvalor.

    La

    exposicin lgica

    de

    El

    Capital

    se

    estructura

    porelloa

    partir

    de

    una inversin dialctica, histrico-lgica. De los sntomas y los efectos a las causas, del re

    sultado a sus condiciones histricas (de all que el captulo histrico sobre la llamada acu

    mulacin

    originaria aparezca recinal final del

    primer

    tomoynoal

    principio

    comocabra

    suponersegnel ordencronolgico de la historiadel capitalismo).

    29 Y entonces -seala Marx- el economistavulgarcree haber hecho ungran descubrimientocuandoproclama

    conorgullo, enlugarde

    revelar

    la interconexin, queenapariencia lascosas

    parecen

    ser

    diferentes.

    En

    reali

    dad alardeadeque se atienea la aparienciay la tomapor la ltimapalabra.Siendoas, porqu debehaber

    ciencia? . Cartade C.Marxa LudwigKugelman [1l/VII/1868].EnC.Marxy F.Engels:

    Corresponden

    cia. Bs.As., Cartago, 1973.p.207.

    30 La paz

    democrtica

    actualmente vigente en

    nuestra Amrica

    hasido

    previamente abonada

    porla

    barbarie

    de Videla, Pinochet, Stroessner, Somoza, etc. Sin sta no se entiende aqulla. La paz contractual ha sido

    hijalegtimadelcastigoy laviolencia,lapuniciny ladominacin, tpicosquequedanregularmente fuera

    del discurso social y poltico en la habitual teorizacin acerca de la transicin a la democracia ...

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    17/42

    Utopa y Praxis Latinoamericana.

    Ao

    5,No. 9 2000),

    pp.

    7-48 23

    Anlogamente,

    con la

    ruptura

    y

    posterior construccin de nuevas relaciones,

    espec

    ficamentecapitalistas,sucedelo mismo.Es necesarioir msall de lodirectamenteobser

    vable,

    analizar y

    descubrir

    otro mbito

    que

    est oculto ,

    que

    noaparece sinos

    circuns

    cribimos y

    nos

    quedamos

    nicamente en

    laesfera

    apariencial:

    el de la

    lucha de clases

    yla

    confrontacin.

    El

    capital separa para

    volver

    a

    reunir

    de

    otra

    manera, ahora

    bajo

    su

    mirada vigilante,

    su

    dominacin, su

    disciplinay

    su

    control. Las nuevas

    relaciones sociales son

    elproducto

    de

    un enfrentamiento previo que

    provoca

    una ruptura en anteriores relaciones sociales. Qu

    tipo

    de ruptura? Qu tipo de unidad previa es laque se

    corta

    yse violenta?

    Slo

    podremos

    entender

    laruptura sipreviamente examinamos qu tipo de relacin esla

    que

    serompe se

    gn Marx (denominada porl la

    existencia

    dual del

    sujeto ).

    La experiencia inmediata, correspondiente alaesfera apariencial en la

    sociedad

    capi

    talista,

    nos muestra

    que

    existe

    unaclase

    social

    de

    trabajadores totalmente

    libres . Libres

    enundoble sentido: noestn

    sujetos territorialmente

    al dominio deningn seor, y

    tam

    bin

    libres

    enel

    sentido

    denoposeer

    ninguna

    propiedad,

    sometidos

    auna

    desnudez total,

    pues

    lo

    nico

    que

    poseen

    essu

    capacidad

    de

    trabajo,

    su

    fuerza

    de

    trabajo.

    El

    tpico

    sujeto

    libre

    de

    laideologa

    burguesa

    (en el

    campo

    jurdico,

    en elterreno

    de

    laeconoma poltica,

    etc, etc). Laapariencia nos indica que esta existencia

    tiene

    un carcter ahistrico, eterno, y

    elsentido

    comn

    lo

    esquematiza

    y

    legitima

    mediante ellugar comn que sostiene

    siempre

    fue asy

    siempre

    lo

    ser .

    Largos

    aos de

    ejercicio de la

    hegemona fueron

    necesarios

    para

    inocularsemejante creenciaen las masaspopulares.

    Pero Marx,

    desnaturalizando

    lasrelaciones

    sociales

    capitalistas, plantea queestono

    esms

    que un resultado

    del proceso

    histrico

    que funciona enel

    modo

    de

    produccin

    capi

    talista como uno de los supuestos necesarios para constituir la relacin social decapital.

    Este

    supuesto

    bsico

    es

    producto

    de

    un

    largo

    proceso

    de

    rupturas

    de

    la

    unidad

    primige

    nia ,

    delaexistencia dual. Estaltima

    consiste

    enqueel

    individuo,

    enun

    estadio histrico

    anterior

    a

    aqul

    enelquesehan

    producido

    las

    rupturas histricas,

    no

    estaba separado

    desus

    condiciones objetivas de

    existencia,

    de

    sus

    medios devida, de

    sus

    medios deproduccin.

    En larelacinsocialcapitalistaestosmediosse volvernajenos,se autonomizarncobran

    doexistencia y

    vida

    propias, apartir delocual seleopondrn -demanera hostil- como capi

    tal,

    como trabajo muerto

    objetivado

    y ajeno, como unmonstruoso

    Frankenstein.

    Un

    pro

    ducto que someter a su productor.

    Antes

    dela

    emergencia

    del

    capitalismo,

    el

    individuo, como

    existencia

    subjetiva,

    y

    suscondicionesde vida,comoexistenciaobjetiva,formabansegnMarxuna unidadori

    ginaria .

    Unidad

    originariaquenotienenadaqueverniconunaesencia perdida enlahisto

    ria, ni con un paraso abandonado.

    Loquesexistienelpasado -sealaMarxyadesdesujuventud aunque reafirmndolo

    luego ensumadurez- fuelaunidad deuncuerpo orgnico (elindividuo, elcuerpo humano de

    los

    hombres y

    mujeres)

    y

    uno

    inorgnico31 (sus

    medios

    de vida,

    latierra, lanaturaleza) arti-

    31

    Podemos encontrar

    yaenlos

    primeros manuscritos

    deMarx la

    idea

    de

    concebir

    la

    naturaleza como

    la

    prolon

    gacin objetivadelpropioser

    humano:

    Lanaturalezaeselcuerpoinorgnico delhombre, esdecir, lanatura

    lezaen cuanto noesellamisma elcuerpo humano . Cfr.C.Marx: Manuscritos de 1844 . EnC. Marx:

    Escri

    tosde

    juventud. Op.Cit.pp.599-600. Pero

    apartirde1857-1858 estamisma ideair

    adquiriendo perfiles

    ms

    ntidosen tanto ahora se la circunscribea un determinado perodohistrico,aqueldondeno predominala

    produccindevaloresdecambiosinovaloresdeuso.Cfr.C.Marx:

    Elementos

    fundamentalesparala

    crtica

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    18/42

    Nstor KOHAN

    24 Esposibleuna filosofapoltica

    marxista

    ?

    culados

    en

    una

    unidad

    primigenia : larelacin depropiedad32. Unidad fisurada, quebrada

    ydestruida en

    un

    proceso

    histrico de

    rupturas. Entre laexistencia

    subjetiva

    yla

    existencia

    objetiva, ahora separadas, se interpondr altivo ysoberbio en elperodo

    histrico

    que corres

    ponde al

    modo de

    produccin

    capitalista, el

    capital. Este ltimo previamente separa y

    aisla,

    para luego volver areunir,

    pero

    en una nueva relacin, bajo

    su

    propio dominacin.

    La condi

    cin imprescindible

    que

    se

    debe

    cumplir

    para poder constituir

    la

    relacin

    de

    capital

    es

    la

    rup

    tura

    de

    la

    propiedad33, de

    launidad entre

    el ser

    humano ylatierra.

    La primera tiene

    lugar a

    partir de un

    proceso

    histrico de

    expropiacin material

    de las

    clases populares

    mediante el

    uso de la violencia, el robo, la estafa, etc., en el desarrollode la lucha de clases.

    Esta relacin

    social

    previaen la cuallos individuos se encontraban estrechamente

    unidos a suscondiciones devida-loquenoimplica comunismo primitivo como errnea

    mente supuso el

    antroplogo evolucionista

    Lewis Morgan (ycon l, elltimo Engels)- ser

    anulada a

    partir

    delaconfrontacin. Elresultado ser laproduccin dequiebres y

    fisuras

    en

    la

    relacin

    depropiedad dela

    tierra,

    a

    partir

    de

    los cuales

    porun

    lado quedarn

    las

    condicio

    nes

    objetivas

    de

    vida

    (los

    medios

    de

    subsistencia,

    ahora autnomos)

    y,

    por

    el

    otro,

    los

    indi

    viduos

    despojados

    desu

    naturaleza

    inorgnica , restndoles

    slo

    su

    capacidad

    laboral,

    su

    capacidad viva

    de

    trabajo,

    sufuerza

    de

    trabajo.

    Escisin

    completa einversin total del

    suje

    to y el objeto.

    Como

    producto dela

    ruptura tendremos

    dos polos: los

    medios

    deproduccin, enma

    nosahoradelcapitalista, y la fuerzade trabajo, despojada detodapropiedad, o sea,expro

    piada,

    yjustamente estas dos son

    las

    condiciones imprescindibles ynecesarias sin

    las cua

    les no se puedeconstituirla relacinsocialde capital.

    L VIOLEN I OMOFUERZ E ONMI

    Enel

    mejor

    delos

    casos,

    las

    vertientes economicistas

    del

    marxismo han

    reconocido

    parcialmente cierto lugar terico

    a la

    violencia como generadora

    de

    rupturas

    entre

    los

    pro

    ductores ysus

    medios

    deproduccin.

    Pero

    invariablemente selaha

    circunscripto

    aunpe

    rodo exclusivamente precapitalista. A un pecado de juventud.

    Laviolencia, el robo,la estafay demsmecanismos delpoder,habrancumplido su

    papel

    enla

    niez del capitalismo,

    en

    los

    orgenes.

    Pero

    a

    partir

    deallnunca

    ms

    se

    habran

    hecho

    presentes

    enlosprocesos sociales del modo deproduccin

    capitalista.

    Silohicieron,

    slo fueron fenmenos aleatorios que no penetran en la esencia del capital. Esta lectura se

    de la economapoltica

    [Grundrisse].

    Tomo I, Op.Cit.p.444.

    32

    Propiedad,

    no

    significa entonces originariamente -seala Marx- sino

    el

    comportamiento

    del

    hombre

    consus

    condiciones naturales deproduccin comosuscondiciones pertenecientes al,

    suyas,

    presupuestas juntocon

    supropia existencia; comportamiento con

    ellas

    como con

    presupuestos

    naturales desmismo, queporasde

    cirlo,sloconstituyen la prolongacin desu

    cuerpo .

    Cfr.C.Marx: Grundrisse. Tomo I, Op.Cit.p.452.

    33 Siunsupuesto del

    trabajo asalariado

    yuna delas

    condiciones

    histricas delcapital esel

    trabajo libre

    yelcam

    biodeeste

    trabajo

    libre pordinero afindereproducir y

    valorizar

    eldinero, afindeserconsumido poreldinero

    comovalordeuso,nocomodisfrute sinocomovalordeusoparaeldinero,delmismomodo,otrosupuestoesla

    separacin

    del trabajo

    libre con

    respecto

    alascondiciones

    objetivas

    desurealizacin, con

    respecto

    almedio de

    trabajo

    yal

    material

    detrabajo .

    Cfr.

    C.

    Marx: Grundrisse.

    Tomo I,

    Op.Cit.p.433.

    Este tipo de

    proceso histrico

    forma tcitamente parteinmanente dela principal

    categora

    deElCapital: Enla

    frmula

    del

    capital

    [...] est

    implcita

    lanopropiedad dela

    tierra,

    se

    niega

    aquel

    estado

    enelcualel

    individuo

    que

    trabaja

    se

    comporta

    conla

    tierra

    como

    conalgo

    propio,

    estoes,que

    trabaja,

    que

    produce,

    como propietario delsuelo [...] En

    consecuencia,

    enla

    relacin

    del

    trabajador

    conlas

    condiciones

    del

    trabajo

    en

    cuanto capital,

    este

    estado histrico

    [es]

    negado

    d abord comocomportamiento que implicauna relacin msplenade propiedad . Idem.p.460.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    19/42

    Utopa y

    Praxis

    Latinoamericana. Ao5,

    No.

    9 (2000), pp. 7-48 25

    apoya

    en

    cierto pasaje de Marx34

    donde deja

    una puerta abierta para hilar esta argumenta

    cin, pues pone el nfasis enlahistoria

    contempornea frente

    a lahistoria

    pasada,

    enlal

    gica

    frente

    a la

    historia,

    enel orden

    estructural frente

    al

    gentico-procesual.

    Nosedeberasubestimarestenfasismetodolgicomarxiano otorgadoalahistorici

    daddel

    presente

    estructural,

    elque

    tiene clara prioridad

    enel

    modo

    de

    exposicin

    de

    ElCa

    pital

    por sobre la ordenacinmeramente cronolgica histrica. Precisamente la obra no

    empieza sujustificacin lgica porlahistoria -que como dijimos aparece recin enelcap

    tuloXXIVsobrelaacumulacin originaria- sinoporel presente, lageneralizacin dela for

    ma social mercanca . Se comienzapor lo ltimopara invertire ir hacia atrs.

    Perosi seguimos linealmente estalectura podramos caerenelerrordepensarlavio

    lencia ylosdems mtodos caractersticos delproceso deacumulacin originaria en forma

    anloga aun

    primer

    motor aristotlico, que acta slo enlosorgenes pero que desaparece

    completamente en la historia posterior.

    Porelcontrario, cuando Marx serefiere a losprocesos derupturas violentas delapro

    piedady de las relaciones sociales preexistentes no hace en ningnmomento un anlisis

    evolutivo, sinoquelosplantea como constitutivos en

    forma

    estructural

    respecto

    delasrela

    cionessocialescapitalistaspresentes.En lasqueaparecencomorelacionesexclusivamente

    econmicas hay-implcitaoexplcitamente, segnelcaso-relaciones depodery deviolen

    cia.Las relaciones de lucha, deconfrontacin, de enfrentamiento -incluso conunaltogra

    dodeviolencia entrelasfuerzas queseenfrentan- nosloconstituyen unaexplicacin ge

    ntica

    delosprocesos sociales delmodo deproduccin capitalista: tambin estn presentes

    estructuralmente una vez

    que

    los ltimos yase

    han

    constituido35.

    Marxreafirmaqueen el capitalismo desarrollado -o sea, en el modode produccin

    capitalistayaconstituido- sigueusndose laviolencia cuando es

    necesaria.

    Aunque acla

    ra a continuacin que sloexcepcionalmente . Pero,de cualquiermanera, sigueusndo

    se.Noestexcluida(lahistoriadelsigloXXlohareafirmadoampliamenteenelplanoem

    prico.Baste sinorecordar el fascismoyelnazismo,por nomencionar las dictaduraslatino

    americanas).Sucedequeesta violencia extraeconmica no slo ayuday reproducedesde

    afuera yenforma externa lasrelaciones econmicas yaconstituidas sinoque,adems, pasa

    a

    conformar

    uno de

    los elementos estructurales36 (aunque

    no el

    nico,

    como

    haba sosteni

    do en su momentoDhring)de las relaciones socialesde produccin.

    34 Una vezpresupuesta-nosdiceMarx en losmismos

    Grundrisse-

    la produccinfundada enel capital lacon

    dicindequeparaponersecomocapitalelcapitalistadebeintroducirenlacirculacinvaloresproducidospor

    su propio trabajo o dealgn otromodo -no slopor el trabajo asalariadoyaexistente pasado- corresponde a

    lascondiciones antediluvianas delcapital.Estoes, a supuestoshistricos, queprecisamente, en cuantotales

    supuestos histricos pertenecen al pasado y por tanto a la historia de su formacin, pero deningn modo a la

    historiacontempornea[...].Corresponde,porelcontrario, a sussupuestospasados,a lossupuestosdesuori

    gen, abolidos en su existencia . Idem.p.420.

    35 La organizacindel proceso capitalistade produccindesarrollado-afirma MarxenElCapital- quebranta

    toda resistencia; la generacin constante de una superpoblacin relativa mantiene la ley de la oferta y la de

    manda de trabajo, y por tanto el salario, dentro de los carriles que convienen a las necesidades de valorizacin

    del capital; la coaccin sorda de las relaciones econmicas pone sello a la dominacin del capitalista sobre el

    obrero. Sigue usndose siempre, la violencia extraeconmica, pero slo excepcionalmente . Cfr. C.Marx:

    El

    Capital. Op.Cit. Tomo I, Vol.III.p.922.

    36 Ella misma es una potencia econmica . Cfr. C. Marx: El Capital.Op.Cit.p.940.

  • 7/26/2019 18653-19Es posible una flosofa poltica marxista?581-2-PB

    20/42

    Ns tor KOHAN

    26 Es posible unafilosofa poltica marxista?

    Se debe asumir sin ambigedadesy reconocer toda ladensidad tericadeesta refle

    xindeMarx,segnla cualenelcapitalismo desarrollado, yaconstituido sobresuspropias

    bases, la violencia puede llegar a cumplir un papel y una misin centrales como palanca

    econmica y no slo comoelementode la superestructura de la sociedad.Hoy ya no se

    puedeseguir sosteniendo -desdeel marxismo crtico-el dualismo dicotmico clsicodel

    iusnaturalismo:cuerpo (economa)por un lado, y espritu ( superestructura dentro de la

    cual se ubicara la violencia y el poder) por el otro.

    El debate no constituye una cuestin libresca o escolstica. Si Marx lo dijo o no lo

    dijo.Lasguerras quehavivido elsigloXX-conmillones de

    muertos

    encada

    una-,

    losge

    nocidios peridicos -fundamentalmente enAmricaLatinayenparticularennuestropas-,

    no son un accidente de lahistoria. El capital necesita lamatanzacomo elemento estructu

    rante, disciplinador.Nopuede reproducirse sin ella. Elmarxismodebepoderestar a laaltu

    ra de lahistoria, debe tirar por labordael lastredel economicismo.Nopuede hoy sin escn

    dalo seguirpostulndose dogmticamente que la violenciay el ejercicioeconmico de la

    fuerza material correspondieron slo a las etapas precapitalistas. Ni la teora ni la realidad

    resisten semejante afirmacin.

    Estos enfrentamientosproducidos por la lucha de clases e implicados en esas relacio

    nes no son siempre directamente observables desde el plano apariencial y la representa

    cin catica del comienzo del conocimiento. S lo son en el caso de una guerra, pero el en

    frentamiento no siempre llega a la guerra. Puede ser que desde laobservacin inmediata de

    los hechos y datos empricos -mediada y moldeadapor el paradigma del sentido comn

    burgusconstruidohistricamente-no aparezca laluchadeclasesysusenfrentamientos.

    Pero metodolgicamente debemos avanzar ms all y hallarlos, para poder aprehenderlos

    conceptualmente.All, en los denominados hechos objetivos , donde reina la paz hay

    contradicciones sociales implcitas que debemos desempolvarmediante el uso metodol

    gico de la abstraccin, en el anlisis de la lucha de clases.

    Intentemos entonces aprehender las contradicciones inmanentes que subyacen en las

    principales categoras de

    El Capital.

    Marx plantea que la mercanca y el dinero slo se transforman en capital si forman

    parte de determinada relacin social constituida a partir y sobre la base de la confrontacin

    y el enfrentamiento de dos clases: la de los propietarios de la mercanca dinero y la de los

    propietarios de la mercanca fuerza d