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1 CUANDO LA VIDA NOS LASTIMA Comprendiendo el lugar de Dios en su dolor Philip Yancey

294 - Cuando La Vida Nos Lastima - Philip Yancey

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Comprendiendo el lugar de Dios en su dolor

Philip Yancey

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Cuando el corazón se me sufrió

y las entrañas se me conmovieron,

yo estaba embrutecido e ignorante; era como un irracional en tu presencia.

Sin embargo, estoy siempre contigo, tú me seguras por mi mano derecha.

Tú me guías con tu consejoy después me recibes en la gloria.

A quién más tengo yo en el cielo? No otro en quien yo me complazca en la tierra.

Aunque mi carne y mi corazóndesfallezcan,Dios es la fortaleza de mi corazón y mi herencia para siempre.

Salmo 73

Una invitación a la esperanza

Hace tres décadas escribiendo, conversé con muchas personas víctimas del dolor. Algunas de ellas, como un piloto adolescente cuyo avión se quedó sin combustible y cayó, era directamente responsable por su propio sufrimiento. Otras, como una joven que murió de leucemia, seis meses después de su boda, fueron aparentemente escogidas de forma aleatoria, sin ningún aviso previo. Sin embargo, todas, sin excepción, tenían profundas e inquietantes dudas sobre Dios a causa del dolor por la cual pasaron.

El dolor coloca a prueba nuestras convicciones más elementales sobre Dios. Ya oí, repetidas veces, cinco preguntas ensejadas por el dolor: Dios es suficientemente competente? ¿Él es, de hecho, tan poderoso? ¿Él es justo? ¿Por que parece que a El no le importa mi dolor? ¿Donde está Dios cuando más preciso de él?

Conozco bien esas preguntas por yo haberlas hecho, en momentos de sufrimiento. Si usted aún no haya colocado delante de sí las cuestiones, es probable que algún día eso venga a acontecer, en momento de gran sufrimiento o dolor. Si usted está pasando por intensas aflicciones, físicas o emocionales, este pequeño libro es para usted. En esos tiempos tan indeseados de búsqueda y desesperación, Dios ansía en ofrecer algo de valor inestimable, algo que nunca pedimos. Cada pregunta puede ser una invitación a la esperanza, la puerta para sus generosos dones divinos.

En tu presencia, Señor, están todos mis deseos,

y mi ansiedad no te es oculta. Me bate excitado el corazón,

me faltan las fuerzas, y la luz de mis ojos, esa misma ya no está contigo.

Salmo 38: 9-10

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SECCIÓN UNO

CUANDO USTED SE PREGUNTA POR QUÉ DIOS CREÓ EL DOLOR

Pasee por un jardín durante la primavera u observe la nieve caer sobre un paisaje montañoso, y, por un instante, usted tendrá la impresión de que todo parece justo en el mundo. La creación refleja la generosidad de Dios así como una pintura refleja la generosidad del artista.El mundo está repleto de bellezas. Pero, observando con más detenimiento este adorable mundo, usted comienza a ver dolor y sufrimiento por toda parte. Los animales se devoran unos a los otros en un cruel ciclo de supervivencia, donde prevalece la ley del comer o ser comido. Todo ser humano pasa por profundos sufrimientos personales. Algunos se destruyen mutuamente. Todo lo que tiene vida enfrenta frustraciones, accidentes o enfermedades - y, por fin, la muerte. La "pintura" de Dios parece que fallo; a veces, hasta arruinada. Confieso que llegué a ver el dolor como un gran error divino, en un mundo que, por otro lado, se muestra impresionante. ¿Por quê habria Dios permitido que su creación se quedara desordenada y el dolor pasara a existir en el mundo? ¿Si no hubiera injusticias y sufrimientos, sería muy más fácil para que nosotros respetemos Dios y creer en él. Por quê no podría tener Él creado todas las bellezas de este mundo dejando de fuera el dolor?

Descubrí la respuesta a esas preguntas en un lugar inusitado. Para mi sorpresa, descubrí que, en la verdad, existe un mundo donde no hay dolor - entre las paredes de un leprosário. Los leprosos, hoy llamados de hansenianos, no sienten dolor físico. Sin embargo, es justamente ahí que está la tragedia de su condición. La medida que la enfermedad se alastra, las terminaciones nerviosas que emiten las señales de dolor silencian. Prácticamente toda la deformidade física ocurre porque la víctima de la lepra no consigue sentir dolor. Cierta vez, conocí un portador de lepra que había perdido todos los dedos del pie derecho por insistir en usar zapatos apretados, mas chicos de los que él necesitaba usar. Conozco otro que llegó casi a perder el pulgar a causa de una herida que se desarrolló en el transcurso de la fuerza con que él cogía el tomaba las cosas. Muchos pacientes en aquel hospital se quedaron invidentes en virtud de que la lepra habia silenciado las células del dolor, cuya función era alertarlos en el momento en que parpadearan.

Mis encuentros con víctimas de la lepra sirvieron para mostrarme que, en mil y un aspectos, grandes y pequeños, el dolor nos es útil cada día. Mientras que seamos saludables, las células del dolor nos alertarán sobre cuando debemos cambiar de zapatos, cuando necesitamos parpadear. Finalmente, el dolor nos permite llevar una vida libre y activa. En un libro escrito anteriormente, Where Is God When It Hurts, describo algunas de las notables características de la corriente del dolor en el cuerpo humano. No puedo reproducirlas todas aquí, pero vale la pena mencionar algunas:

Sin las señales del dolor, la mayoría de los deportes sería demasiado arriesgada.

Sin el dolor, no habría sexo, una vez que el placer sexual es transmitido principalmente por las células del dolor.

Sin el dolor, el arte y la cultura serían muy limitadas. Musicos, bailarines, pintores y escultores, todos dependen de la sensibilidad del cuerpo al dolor y a la presión. Un guitarrista, por ejemplo, necesita sentir exactamente la posición de sus dedos en las cuerdas y la presión ejercida sobre ellas.- Sin el dolor, nuestras vidas estarían corriendo constantes peligros fatales. No recibiríamos, por ejemplo, el aviso de la ocurrencia de un apéndice supurado, de un enfarto o de un tumor cerebral.

En suma, el dolor es esencial a la preservación de la vida normal en este planeta. No se trata de una innovación inventada por Dios en el último instante de la creación sólo para hacer infeliz la vida de las personas. Ni se constituye ella en un gran error del Creador. Hoy veo en el increíble red de millones de sensores del dolor existentes por todo el cuerpo humano, precisamente adaptados a nuestra necesidad de protección, un ejemplo de la cualificación de Dios, y no de su incompetencia.

Dios mio, clamo de dia, y no me respondes.

Salmo 22.2

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SECCIÓN DOS

CUANDO USTED DUDA DEL PODER DE DIOS.

Es claro que el dolor físico es sólo la tapa externa de aquello que llamamos sufrimiento. La muerte, las enfermedades, los terremotos, los hechos - todo suscita duros cuestionamientos sobre la implicación de Dios en la tierra. Puede ser que, originalmente, Él haya creado el dolor como un medio de advertencia eficaz para nosotros. ¿Pero que decir del mundo hoy? ¿Será que Dios puede sentirse satisfecho con toda la insensatez de los males de la humanidad, con las catástrofes naturales y las fatales enfermedades infantiles? ¿Por quê Él no actúa con toda su cualificación y pone fin a algunas de las peores formas de sufrimiento? ¿Él tiene poderes suficientes para eso? Él tiene capacidad para reorganizar el universo para aliviar nuestro sufrimiento?

Cierta vez, un famoso filósofo expresó el problema del dolor de la siguiente manera: "Dios es todopoderoso, o es todogeneroso. Él no puede ser las dos cosas y permitir el dolor y el sufrimiento". Esa línea de pensamiento generalmente lleva a la conclusión de que Dios es bondadoso, de que Él nos ama y detesta en ver sufrir; pero, infelizmente, sus manos están atadas. Él simplemente no tiene poder suficiente para solucionar los problemas de este mundo. Pero no es eso que la Biblia enseña. Hay en el Antiguo Testamento un libro sobre un hombre que, sin merecer, sufría un gran dolor - Job. En el caso de Job, Dios tuvo una plataforma perfecta para discutir su falta de poder, si es que ese era, en la verdad, el problema. Ciertamente, Job habría recibido de bueno grado las siguientes palabras de Dios: "Job, lamento profundamente lo que está aconteciendo. Espero que usted entienda que yo nada tuve a ver con la manera como las cosas ocurrieron. Me gustaría poder ayudarlo, Job, pero realmente no tengo como". Dios no dijo nada de eso. Hablando a un hombre herido y completamente desmoralizado, Él enalteció toda su sabiduría y su poder (Job 38-41).

"Ciñe, pues, los lomos, hombre", comenzó Dios."Pues yo te preguntaré, y tú me harás saber." Entonces, Dios se puso a explorar el cosmos."Donde estabas tú, cuando yo lanzaba los fundamentos de la tierra? si tienes comprensión. Quién le puso las medidas, si es que lo sabes?"

Paso a paso, Dios condujo Job por el proceso de la creación: el proyecto del planeta Tierra, la excavación de canales para depositar los mares, la colocación del sistema solar en movimiento, la creación de la estructura cristalina de los copos de nieve. Enseguida, Él se volvió hacia el reino animal, resaltando, con orgullo, el chivo, los montes, el buey salvaje, el avestruz, el caballo. Otras partes de la Biblia me convencen de que tal vez debiéramos ver el problema del dolor como una cuestión de ocasión, y no de poder. Tenemos muchos indicios de la insatisfacción de Dios con el estado en que este mundo se encuentra. Ciertamente, su insatisfacción en verlo es tan grande cuanto nuestro desagrado en asistir a su decadencia. Y Él planea, un día, tomar alguna actitud en relación la esa situación.Toda la vida de los profetas y de Jesus y todo el Nuevo Testamento son permeados por la esperanza de que llegará el gran día en que serán creados un nuevo cielo y una nueva tierra con la finalidad de sustituir el antiguo cielo y la antigua tierra. El apóstol Pablo expresó la cuestión de la siguiente manera:

"Porque para mí tengo por descontado que los sufrimientos del tiempo presente no pueden ser comparados con la gloria a ser revelada en nosotros. La ardiente expectativa de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios... Porque sabemos que toda la

creación, a un sólo tiempo, gime y soporta angustias hasta ahora"

(Romanos 8.18-19-22).

A veces, viviendo en esa creación que "gime y soporta angustias", no podemos dejar de sentir como el pobre y viejo Job, que buscaba aliviar su dolor, frotando con añicos de arcilla las llagas que le cubrían el cuerpo, y se preguntaba por qué Dios, permitía que él sufriera. Como Job, podemos confiar en Dios, aún cuando todas las evidencias parecen estar contra nosotros. Podemos creer que Él controla el universo y promete que, un día, existirá un mundo mucho mejor, un mundo donde no habrá dolores, males o angustias.

Hasta cuando, SEÑOR te olvidaras de mí para siempre? Hasta cuando ocultarás de mí el rostro?

Salmo 13.1

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SECCIÓN TRES

CUANDO DIOS PARECE INJUSTO.

"Por que yo?", preguntamos casi instintivamente al enfrentar una gran tragedia.Vea con atención las siguientes preguntas, y usted podrá detectar un trazo común entre ellas. Había dos mil coches bajo la lluvia en la carretera. Por quê justamente el mío fue derrapar y chocarse contra un puente? ¿Entre todos los niños que frecuentan la escuela, por quê justamente mi hijo fue disparado por un loco? Un tipo raro de cáncer ataca sólo una en cada cien personas. ¿Por quê justamente mi padre tiene que estar entre las víctimas?

Cada pregunta presupone que, de alguna forma, Dios sea el responsable, el causante directo del dolor. Si, de hecho, Él es todo-competente y todopoderoso, eso no significa que Él controla cada aspecto de la vida? Tendría Dios escogido, personalmente, el coche que debería derrapar en la autopista? Tendría Él direccionado el pistolero para su víctima? Tendría Él escogido, de manera aleatoria, una víctima del cáncer, a partir, por ejemplo, de una lista telefónica? Pocas personas consiguen evitar ese tipo de pensamiento, cuando el dolor las alcanza. Inmediatamente, comenzamos a hacer un examen de conciencia, en la tentativa de encontrar algún pecado por lo cual Dios pueda en los estar puniendo. ¿quê Dios está díciendome por medio del dolor? Y, si nada encontramos de definido, comenzamos a cuestionar la justicia de Dios. ¿Por quê estoy sufriendo más que mi vecino que es un ímpio?

Al entrevistar a personas que se encuentran en medio de sufrimientos, constaté que ellas se atormentan a sí mismas con preguntas como esas. Mientras se vuelven en la cama, se cuestionan sobre Dios. Aunque bien-intencionados, generalmente los cristianos hacen que las víctimas del dolor se sientan aún en peor estado. Ellos llegan a los lechos hospitalarios llevando presentes de culpa - "Usted debe haber hecho algo para merecer eso" - y frustración - "Usted no debe estar orando lo suficiente."

"Ser absolutamente obligado a amar Dios, en medio del desierto,

es cómo ser obligado a estar bien cuando se está enfermo,

a cantar de alegría cuando se está muriendo de sed,

a correr cuando se tiene las piernas quebradas.

Sin embargo, ese es el primero y gran mandamiento.

Aún en medio del desierto y especialmente en medio del desierto debemos amarlo.

Frederick Buechner

Más una vez, la única manera de colocar a la prueba a sus dudas en relación a Dios es buscar solventarlas a la luz de la Biblia. ¿que encontramos allá? Será que Dios, en algún momento, usa el dolor como correcion? Sí, usa. La Biblia registra muchos ejemplos, especialmente de castigos impuestos a la nación de Israel del Antiguo Testamento. Pero note bien: en todos los casos, el juicio se siguió la repetidas advertencias contra el comportamiento que llevó alguien a merecerla. Los libros proféticos del Antiguo Testamento, con centenares de páginas, hacen una enérgica y elocuente advertencia al pueblo de Israel para que se alejara del pecado antes del juicio final. Piense en el padre o en la madre que castiga su hijo pequeño. De poco valdría la corrección hecha intempestivamente por ese padre o por esa madre, si no hubiera, de su parte, cualquier explicación delante de aquel hijo. Esa táctica produciría un niño neurótico, desobediente. Para ser eficaz, el castigo debe tener clara relación con el comportamiento.

La nación de Israel sabía por qué estaba siendo corregida; los profetas habían advertido el pueblo judío de forma pungente y detallada. El faraón de Egipto sabía exactamente por qué las diez plagas se desencadenaron contra su tierra: Dios las había predicho, mostrándole la razón por qué ellas ocurrirían y como un cambio en los sentimientos y actitud de aquel gobernante podría evitarlas.Los ejemplos bíblicos del sufrimiento como forma de punición, por lo tanto, tienden a continuación un patrón. El dolor viene después de mucha advertencia. Después de advertido, nadie se quede por ahí preguntándose: "Por quê?" Las personas saben muy bien por qué están sufriendo.

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¿Pero será que ese patrón nos hace recordar aquello que acontece a la mayoría de nosotros hoy? Recibimos alguna revelación directa de Dios advirtiéndonos sobre alguna catástrofe inminente? El sufrimiento personal viene acompañado de clara explicación de la parte del Señor? Si no conocemos la razón del sufrimiento, debemos cuestionar si los dolores por qué pasa la mayor de las personas - un accidente aéreo, un caso de cáncer en la familia, una fatalidad en el tráfico - son realmente castigos de Dios? Francamente, creo que, a menos que Dios se revele especialmente de otra forma, sería que mejor recurriéramos a otros ejemplos bíblicos de personas que enfrentaron el sufrimiento. La Biblia contiene algunas historias de personas que sufrieron, pero para quienes el sufrimiento no era, absolutamente, correccion divina.

"No creo que el sufrimiento, puro y simple enseñe.

Si el sufrimiento por sí sólo enseñara, el mundo entero sería sabio,

una vez que todos sufren. Al sufrimiento se deben añadir la profunda congoja,

la comprensión,la paciencia, el amor, la receptividad y la disposición

para permanecer vulnerable al propio sufrimiento."

Anne Morrow Lindberg

Jesus resaltó esa cuestión en dos pasajes diferentes del Nuevo Testamento. Cierta vez, sus discípulos apuntaron hacia un invidente y preguntaron quien había pecado a punto de producir tamaño sufrimiento - el invidente o sus padres. Jesus respondió que ni el ciego ni sus padres había pecado (Juan 9.1-5). En otra ocasión, Jesus comentó sobre dos acontecimientos recientes de su época: la caída de una torre, provocando la muerte de 18 personas, y la matanza de algunos fieles en el interior del templo, determinada por el gobierno. Aquellos que murieron con la caída de la torre, dijo Él, ya no eran culpados de lo que cualquiera otra persona (Lucas 13.1-5). Ellos nada habían hecho para merecer aquel dolor.

Existen excepciones, es claro. En algunos casos, el dolor esta nítidamente relacionada a los errores de comportamiento: las víctimas de enfermedades sexualmente transmisibles y las personas alcanzadas por enfermedades relacionadas al tabaco y al alcohol no necesitan perder su tiempo intentando descubrir la "mensaje" de su dolor. Sin embargo, la mayor parte de nosotros, en la mayoría de las veces, no está siendo corregida por Dios. Al contrario, nuestro sufrimiento sigue un patrón de dolores inesperados e inexplicables, como aquellas vividas por Job y por las víctimas de las catástrofes descritas por Jesus.

Justo es el SEÑOR en todos sus caminos, benigno en todas sus obras.

Salmo 145.17

Contaste mis pasos cuando sufrí persecuciones;

recogiste mis lágrimas en tu odre; no están ellas inscritas en tu libro?

Salmo 56.8

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SECCIÓN CUATRO

CUANDO USTED SE PREGUNTA SI A DIOS LE IMPORTA

La última gran duda que surge en medio del dolor es sutilmente diferente.

Se trata de una duda de naturaleza personal. Por quê Dios no demuestra mayor interés por nosotros en los momentos de necesidad? ¿Si Él se preocupa con mi dolor, por quê no me hace ver eso? Un gran autor cristiano, C. S. Lewis, escribió un libro clásico sobre el dolor, titulado The Problem of Pain. En ese libro, él responde, de forma convincente, muchas de las dudas con que los cristianos se deparan delante del sufrimiento. Centenares de miles de personas encontraron consuelo en el libro de Lewis.

Pero años después de Lewis tener escrito el libro, su esposa contrajo cáncer. Él la vio consumirse, en un lecho de hospital, acabando por morir. Después de su muerte, él escribió otro libro sobre el dolor, es de carácter muy personal y emocional. Y en ese libro, La Grief Observed, C. S. Lewis dice lo siguiente:" ¿donde está Dios? Este es uno de los síntomas más perturbadores. Cuando usted está feliz, tan feliz a punto de no tener la sensación de necesitar de él, al recurrir a Él con alabanza, usted es recibido de brazos abiertos. Pero recurra a Él en un momento de desesperación, cuando todos los tipos de ayuda se muestran inútiles, y que encuentra uno? Una puerta golpea en su rostro, y usted oye el sonido del cerrojo que la cierra por dentro. Después, sigue el silencio."

C. S. Lewis no cuestionó la existencia de Dios, pero, sí, el amor divino. En ningún otro momento, Dios pareció más distante o desinteresado. Será que Dios tenía amor para dar? Si lo tenía, entonces donde Él estaba en ese momento de tanto dolor? Ni todos tienen la sensación de abandono descrita por C. S. Lewis. Algunos cristianos expresan que Dios se les reveló de forma particularmente real en sus momentos de dolor. Él es capaz de proporcionar un misterioso confort que nos ayuda a soportar el dolor por el qué estamos pasando. Pero no siempre es así. A veces, Dios parece silenciar totalmente ¿Será que Él sólo se importa con las personas que, de alguna forma, sienten su confort? Ya conversé suficientemente con personas que estaban sufriendo y pude percibir que las experiencia difieren. No puedo generalizar la manera como alguien siente, individualmente, la proximidad o la distancia de Dios. Sin embargo, existen dos expresiones de preocupación divina aplicadas a todos nosotros, en cualquier ocasión. Una es la respuesta de Jesus al dolor. La otra envuelve todo aquel que se dice cristiano.

Aún los cristianos más fieles pueden, así como C. S. Lewis, cuestionar la preocupación personal de Dios. En esa ocasión, las oraciones parecen palabras lanzadas al viento. Pocas personas reciben la milagrosa aparición de un Dios misericordioso que venga a amenizar sus dudas. Pero, por lo menos, podemos tener una visión real de como Dios, de hecho, se siente en relación al dolor.

"Era despreciado y el más rechazado entre los hombres; hombre de dolores y que sabe lo que es padecer.

"Isaías 53.3

Jesus pasó gran parte de su vida ente personas sufridoras, y sus respuestas la esas personas demuestran como Él se siente en relación al dolor. Cuando Lázaro, el amigo de Jesus murió, Él lloró. Muchas veces - y todas a veces en que su interferencia y actuación eran requeridas - Él curó el dolor. Como Dios se siente en relación al dolor? Mire a Jesus. Él respondía a aquellos que sufrían con tristeza y pesar. Enseguida, con poder sobrenatural, Él extendía la mano y eliminaba las causas del dolor. No creo que los discípulos de Jesus se atormentaran con preguntas como esta: "Será que Dios se importa"? Ellos tenían pruebas claras de la preocupación de Dios todos los días. Ellos simplemente miraban hacia el rostro de Jesus y lo veían desempeñar la misión de Dios en la tierra.

En Jesus, encontramos el hecho histórico de como Dios respondía al dolor en la tierra. Él expresa el lado íntimo y personal de la respuesta de Dios al sufrimiento humano. Todas nuestras dudas en relación a Dios y sobre el sufrimiento deben, en la realidad, ser filtradas por lo que sabemos sobre Jesus. Jesus no sólo respondió al dolor con compasión, como, sorprendentemente, el propio Dios experimentó el dolor. El mismo Dios que, delante de Job, se "jacto" de su poder demostrado en la creación del mundo optó por sujetarse a ese mundo y a todas sus leyes naturales, inclusive al dolor. Otra escritora cristiana, Dorothy Sayers, dijo lo siguiente:

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“Cualquiera que haya sido la razón por la cual Dios optó por hacer el hombre como él es - limitado, sufridor y sujeto la dolores y a la muerte -, tuvo la honestidad y el coraje de ofrecerle sus propias soluciones para las limitaciones humanas. Cualquiera que sea el juego de que está participando con su creación, cualquiera que sea la manera como se relaciona con el hombre, Dios sigue sus propias reglas y actúa de manera clara y justa, Él nada exige del hombre que no haya exigido de sí aún. Él propio pasó por toda suerte de experiencias humanas, desde las más banales tributaciones de la vida familiar y restricciones impuestas por la vida profesional y la falta de dinero hasta los peores horrores del dolor, de la humillación, de la derrota, de la desesperación y de la muerte. Cuando hombre, Él actuaba como hombre, Él nació pobre, murió miserable y creyó que, realmente, sus esfuerzos y sufrimientos tuvieron valor”.

Cualquiera que haya sido la razón por la cual Dios optó por hacer al hombre como él "Porque Dios amó al mundo de tal manera", dice el versículo más conocido de la Biblia, "que dio su Hijo unigênito, para que todo lo que en él cree no perezca, pero tenga la vida eterna" (Juan 3.16). El hecho de Jesus vino a la tierra, sufrio y murio no excluye el dolor de nuestras vidas. Ni nos garantiza que nos sentiremos siempre confortados. Él se unio a nosotros y, durante su pasaje por la tierra, soportó un dolor mucho mayor que cualquier gran dolor que la mayoría de nosotros puede soportar. Con eso, Él conquistó una victoria capaz de hacer posible la existencia de un mundo futuro sin dolor.

La palabra "compasión" proviene de dos palabras latinas que significan "sufrir con". Jesus demostró compasión en el sentido más profundo, al descender voluntariamente a la tierra para experimentar el dolor. Él sufrió con nosotros y por nosotros.

Muestra las maravillas de tu bondad,ó Salvador de los que a la tudiestra recogen refugio...

Me guarda como la niña de los ojos, me esconde a la sombra de tus alas.

Salmo 17.7-8

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SECCIÓN CINCO

CUANDO USTED NECESITA SENTIR El AMOR DE DIOS.

Pero Jesus, nuestro Salvador sufriente y Médico, no se quedó en la tierra. Hoy, no podemos hasta Jerusalén, alquilar un coche y agendar con Él una visita particular. ¿Como podemos, hoy, sentir el amor de Dios de forma concreta?

Tenemos Espíritu Santo, es claro, un símbolo real de la presencia de Dios en nosotros. Y tenemos la promesa del futuro, cuando Dios creará el mundo perfecto, y cuando nos encontraremos faz la faz con Él. Pero, como vivir aún el momento presente? Lo que pode en los tranquilizar y en los mostrar, de manera física y visible, el amor de Dios en la tierra?Es ahí que entra en escena la Iglesia, la comunidad que incluye todos los verdaderos seguidores de Dios en la tierra. La Biblia usa la expresión "el cuerpo de Cristo", que expresa aquello que debemos realmente significar.Los cristianos deben reflejar la imagen de Cristo - sus palabras, su toque, su cuidado - especialmente para aquellos que tienen necesidad de ayuda.

Sólo existe una buena manera de comprender como el cuerpo de Cristo puede prestar asistencia la una persona que sufre: lo ves en acción. Yo ya he testificado y experimentado eso en mi propia vida. Y ya he visto su actuación en la vida de los otros también. Déjeme contarle la historia de Martha, una persona que convivió con un gran dolor y grandes dudas. Martha era una atractiva mujer de 26 años, cuando la conocí. Pero su vida cambió para siempre el día en que ella tomó conocimiento de que había contraído ALS, o "mal de Lou Gehrig". El ALS destruye el control del sistema nervioso. Primero, la enfermedad ataca los movimientos voluntarios, como el control sobre los brazos y las piernas, después las manos y los pies, progresando hasta finalmente afectar la respiración, sucumbe rápidamente ; otras veces, no.

Martha parecía perfectamente normal cuando me habló por primera vez sobre su enfermedad. Sin embargo, un mes después, ella estaba en una silla de ruedas. Fue dimitida de su empleo en la biblioteca de una universidad. Pasado más un mes, su brazo derecho perdió los movimientos. Luego, su otro brazo siguió el mismo camino, y ella apenas conseguía manejar los controles de la nueva silla de ruedas eléctrica.Comencé a visitar Martha en el hospital de rehabilitación. Yo la llevaba para pequeños paseos en su silla de ruedas y en mi coche. Tomé conocimiento de la gravedad y de la impiedad de su sufrimiento. Ella necesitaba de ayuda para cada movimiento: para vestirse, para acomodar la cabeza en la almohada, para hacer su higiene. Cuando ella lloraba, alguien tenía que enjuagar sus lágrimas y coger un lienzo de papel en su nariz. Su cuerpo estaba completamente rebelado contra su voluntad y no obedecía a cualquiera de sus mandatos.

Conversamos brevemente sobre la muerte y la fe cristiana. Confieso sinceramente que, para Martha, las grandes esperanzas cristianas de la vida eterna, de la cura fundamental y de la resurrección parecían vacías, frágiles y inconsistentes como el humo cuando usadas como bandera para alguien en dificultad. Ella no quería alas de ángel, pero un brazo que me cayera coordinadamente para el lado, una boca que no babeara y pulmones que no le faltaran. Confieso que la eternidad, aún pensando en la eternidad donde no habrá dolor, parecía tener una extraña irrelevancia para el sufrimiento por qué Martha estaba pasando. Ella pensaba en Dios, es claro; pero apenas conseguía verlo con amor. Ella resistía a cualquier forma de conversión en su lecho de muerte, insistiendo que sólo recurriría Dios por amor, y no por miedo. Y de que manera ella podría amar un Dios que le permitía sufrir tanto?

El mes de octubre, más o menos, se quedó claro que el ALS completaría rápidamente su terrible ciclo de vida de Martha. Ella ya tenía gran dificultad para respirar. A causa de la dificultad en la llegada del oxígeno al cerebro, generalmente adormecía en medio de una conversación. A las veces, durante la noche, ella me despertaba en pánico, con la sensación de sufocamento, y no conseguía pedir socorro. El último pedido de Martha fue para salir del hospital y pasar, por lo menos, dos semanas en su apartamento, en Chicago, para que tuviera la oportunidad de llamar los amigos, uno la uno, a fin de despedirse y encarar su muerte. Pero esas dos semanas en su apartamento presentaban un problema: como podría ella recibir, durante 24 horas del día, la asistencia de que necesitaba para permanecer viva, solamente si ella estuviera en un cuarto de hospital, y no en casa.

Así siendo, un grupo de voluntarias cristianas se ofreció para prestar la asistencia personal gratuita y generosa de que Martha necesitaba. Ellas adoptaron Martha como un blanco de vida y procuraron todo lo que

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era necesario para satisfacer sus últimos antojos. Dieciséis mujeres reestructuraron sus vidas en función de Martha, y, después de que se dividan en equipos de trabajo y que procuren servicios de babá para sus propios hijos, ellas se cambiaron para el apartamento de Martha. Hacían compañía Martha, oían sus delirios y quejas, le daban baño, la ayudaban a sentarse, la cambiaban de posición, pasaban la noche entera despertadas con ella, oraban por ella y le demostraban su amor. Ellas se colocaron a la su disposición, ofreciéndole un lugar y dando sentido a su sufrimiento.

Para Martha, aquellas mujeres pasaron a ser el cuerpo de Cristo y le mostraron claramente lo que es la esperanza cristiana. Por fin, viendo el amor de Dios encarnado en su cuerpo, en su Iglesia, y asistiendo a la demostración de amor por parte de las personas a la su vuelta - aunque, para ella, Dios pareciera impiedoso e incluso cruel -, Martha vino a la presencia de ese Dios en Cristo y se entregó, verdaderamente, a aquel que murió para salvarla. Ella no fue a la presencia de Dios con miedo; Martha había finalmente, encontrado el amor divino. En los rostro de aquellas mujeres cristianas, ella acabó consiguiendo leer el amor de Dios. Durante uma ceremonia muy emocionante, realizada en Evanston, Martha, aún tan debilitada, dio su testimonio de conversión y fue bautizada.

No se turbe vuestro corazón;creéis en Dios, creed también en mí.

En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si así no fuera,

yo vo-lo habría dichoPues voy a prepararos lugar,Y, cuando yo fuera y prepararos lugar,

volveré y os recibiré para mí aúnpara que, donde yo estoy, estéis vosotros también.

Juan 12.1-3

En la víspera del Día de Acción de Gracias, Martha murió. Su cuerpo, arrugado, deformado y atrofiado, era una sombra patética de su antigua belleza. Cuando aquel cuerpo finalmente cesó su actividad, Martha se fue. Hoy, Martha vive en un otro cuerpo, de forma victoriosa. Ella vive, gracias a la victoria de Cristo sobre el dolor, sobre el pecado, sobre el sufrimiento y sobre la muerte. Y Martha descubrió esa victoria porque el cuerpo de Cristo - su Iglesia - hizo con que ella pudiera conocerla de manera clara y definida. Por medio de su sufrimiento, ella pudo conocer verdaderamente el Señor. En el amor y en la compasión de los cristianos a la su vuelta, ella vio y recibió el amor de Dios. Y, así, sus dudas en relación a Él fueron gradualmente dirimiéndose.

El apóstol Pablo debía tener en mente algo semejante la esa experiencia cuando escribió las siguientes palabras: "Porque, así como los sufrimientos de Cristo se manifiestan en gran medida a nuestro favor, así también nuestra consolación rebosa por medio de Cristo." 2 Coríntios 1:5 Las mejores repuestas para las cuestiones levantadas cuando la vida en los machuca son encontradas en el cuerpo de Cristo, la Iglesia. Prestando asistencia a aquellos que sufren, permitimos que la consolación de Cristo rebose por nuestro intermedio. Con eso, revelamos al mundo lo que Dios realmente es.

"Si amáramos a Dios y en él que amemos a los otros,

tendremos placer en dejar que el sufrimiento destruya en nosotros

cualquier cosa que Dios quiera que por Él sea destruida,

porque sabemos que todo lo que el sufrimiento destruye no tiene importancia.

Preferiremos dejar que la basura accidental de la vida sea consumido por el sufrimiento

para que la gloria de Dios pueda transparecer en todo lo que hacemos.

Thomas Merton