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3 de cada 4 eurodiputados españoles cobran sin dar palo

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Análisis de la segunda entrega del "Estudio de rendimiento de los eurodiputados españoles (2009-2012)" http://praza.com/xornal/uploads/arquivos/arquivo/4ff987a41c8ef-europarl_2012_es.pdfArtículo publicado originalmente en lengua gallega en el diario digital Praza Pública http://praza.com/nova/1500/informe-3-de-cada-4-eurodeputados-espanois-cobran-sen-dar-pancadaObs. Primera entrega del estudio disponible aquí http://api.viglink.com/api/click?

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3 de cada 4 eurodiputados españoles cobran sin dar palo

Publicado originalmente en lengua gallega en el diario digital Praza Pública praza.com – @prazapublicaLicencia CC-BY-NC || Autor: Filipe Diez @filipediez

Fíjese bien en estos nombres: Raül Romeva, Ramon Tremosa, Ana Miranda e Izaskun Bilbao. ¿Cuántos de ellos reconoce? ¿le inspiran confianza? ¿estaría dispuesto a votar por una candidatura que encabezara alguno de ellos? Si les hablo de Jaime Mayor Oreja, Magdalena Álvarez, Luis Yáñez o José Manuel García-Margallo, es muy probable que enseguida los identifique, e incluso que haya votado en alguna ocasión por ellos, hasta incluso como cabezas de lista. Pues bien, los cuatro primeros son los eurodiputados del Estado español que obtienen una evaluación sobresaliente por su trabajo y nivel de asistencia en el Parlamento Europeo, mientras que en el segundo grupo –el de nombres bien conocidos como los de Mayor Oreja o Magdalena Álvarez– figuran los que cierran la clasificación con un nivel de trabajo poco mayor que cero.

En una coyuntura como la actual, en que las decisiones de la Unión Europea son más decisivas que nunca para el rumbo político y económico del Estado español y en que el Parlamento Europeo es la única instancia comunitaria elegida democráticamente, resulta especialmente preocupante –e indignante– la dejadez de buena parte de los eurodiputados españoles, y muy especialmente el desinterés del PP y del PSOE por el trabajo en esa institución. Se diría que, absorbidos en la lucha por el control del aparato del Estado, renuncian a intervenir decisivamente en instancias que, como el Parlamento Europeo, también inciden de manera determinante sobre los márgenes de actuación del propio Estado. En fin, una gravísima irresponsabilidad que tiene nombres y apellidos, como se puede ver en el estudio anexo, y que afecta a 3 de cada 4 eurodiputados españoles.

Paradójicamente, son los partidos nacionalistas o soberanistas (ICV, CiU, PNV, BNG y en menor medida ERC) los que salvan la imagen de España en el Parlamento Europeo, con un nivel de trabajo, asistencia y compromiso muy superior al promedio no solo español, sino del propio Europarlamento. A ellos habría que añadir al representante de IU, aunque con un tachón: presenta un magnífico nivel de rendimiento, pero es el que más falta, aspecto en el que además es reincidente y ha empeorado sus índices a lo largo de la legislatura.

Sería deseable que el ansia de control de la sociedad sobre sus representantes públicos no se restringiera a momentos puntuales, como ocurrió hace quince meses con la campaña #eurodiputadoscaraduras con motivo de la discusión sobre la presunta necesidad de que sus euroseñorías viajaran en primera clase, obviamente de manera gratuita. En aquel momento, publicamos un primer estudio del rendimiento de los eurodiputados españoles, que ahora presentamos actualizado, ampliado y mejorado, y que ponemos a disposición de la opinión pública para que cada quien extraiga las oportunas conclusiones y actúe –o no– en consecuencia.

No se trata, por supuesto, de recurrir a tácticas demagógicas como pueda ser analizar un hemiciclo vacío como señal de ausencia de trabajo, ya que buena parte de las tareas de los eurodiputados se realizan en comisión, en su despacho, en los pasillos e incluso al teléfono. Pero cuando ese trabajo no tiene reflejo en iniciativas e intervenciones tanto en los plenos como en las comisiones del Europarlamento, es sinal de que algo falla. Y, como veremos, esta situación dista mucho de ser una excepción.

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Algunos datos que dan que pensar

Permítame el lector que, sin ánimo de dirigir la lectura sino simplemente de facilitarla, ponga de relieve algunos de los datos más significativos que se deducen del estudio ahora publicado:

1. Un solo eurodiputado, Raül Romeva (ICV) trabaja más que todos los del PSOE o los del PP juntos.

2. Incluso aplicando un criterio muy generoso, sólo aprueba 1 de cada 4 eurodiputados, porcentaje que se reduciría a un 15% de aplicar el promedio europeo de rendimiento.

3. Los eurodiputados de los partidos nacionalistas son de largo los más cumplidores, con la única excepción del representante de UDC –más en la línea de sus amigos del PP que en la de sus socios de CDC.

4. Entre los minoritarios a nivel estatal, IU sale muy bien parada, con su eurodiputado en el grupo de honor; mientras que UPyD se sitúa en la mediocridad, quedando lejos del nivel del resto de fuerzas que, por tener un solo eurodiputado, concentran su trabajo en ese representante.

5. El promedio de trabajo de los eurodiputados del PP y del PSOE está en la mitad del promedio general español, lo que significa que 2 eurodiputados de cualquiera de esos partidos vale por 1. De hecho, el trabajo de los 47 eurodiputados de PP y PSOE equivale al de 23 (que serían solo 20 aplicando el promedio europeo), por lo que más de la mitad sería sencillamente prescindible.

6. De cada 4 eurodiputados españoles, 3 suspenden rotundamente, además de que hay algo más de un 25% que sencillamente está de vacaciones pagadas a costa del dinero público.

7. Cada eurodiputado cuenta con un gabinete compuesto por dos asesores, a lo que hay que sumar el personal que trabaja para los grupos parlamentarios en los cuales se integra cada euroseñoría y los de los respectivos aparatos partidarios dentro de España. Por lo tanto, el descuido sobrepasa el ámbito individual y alcanza una dimensión mayor; lo que desde luego también valle a la inversa, y es que los méritos –en los casos en que los hay– también deben ser compartidos.

En el país de los ciegos, el PSOE es el tuerto: o “quien no se consuela...”

En lo referido al absentismo, criterio objetivo donde los haya, el PP copa el ránking de la pereza. Todos los eurodiputados que superan en más del 50% el promedio español de inasistencia pertenecen al Partido Popular, con la única salvedad de Willy Meyer (IU). Nuevamente, también en este apartado los nacionalistas dan ejemplo, excepción hecha de Salvador Sedó (UDC). Con todo, y medias aparte, hay un buen número de representantes de los partidos mayoritarios que sí cumplen en este apartado, más en el PSOE que en el PP; por otra parte, Sosa Wagner (UPyD) destaca positivamente como uno de los más frecuentes.

Además de salir mejor parado en lo relativo a las estadísticas de asistencia en comparación con el PP, el PSOE también salva mejor los muebles en lo que atañe a los nombres ilustres. Por lo menos, su cabeza de cartel, López Aguilar, está en el grupo de los aprobados, en el cual también se integra Ramón Jáuregui; sirva de mínima compensación para el papelón que hacen otros compañeros de partido, y muy especialmente Magdalena Álvarez o Luis Yáñez. Por su parte, en el PP sobreabundan los nombres ilustres en el fondo de la clasificación, como por ejemplo de García-Margallo, Carlos Iturgaiz, Pilar Ayuso o Mayor Oreja, y no mucho mejor situados están Pilar del Castillo o Luis de Grandes, entre otros.

El caso de Mayor Oreja es para darle de comer aparte: es uno de los campeones tanto en la categoría del absentismo como en la de la desidia, y además reincide en ambos apartados respecto a la anterior entrega del estudio. Si en cualquier caso eso constituiría un caso grave de irresponsabilidad, mucho más aún cuando se trata del cabeza de lista del PP.

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Para concluir esta parte del análisis, un dato políticamente incorrecto, pero llamativo: las mujeres alcanzan un promedio de rendimiento mucho menor que los hombres . Entre ellos, el 19% tiene nota igual o superior al notable y el 36% aprueba; entre ellas, los porcentajes caen hasta un 9% y un 13%, respectivamente. Por cierto, las mujeres son sólo un escaso 41% del total.

Ana Miranda, la cara; Carmen Fraga, la cruz

Entre los cuatro representantes gallegos, las cuentas están claras: Ana Miranda (BNG) hace un trabajo que equivale al de 4 eurodiputados, mientras que en el extremo contrario harían falta 4 como Carmen Fraga (PP) para hacer el trabajo de 1. Además, Ana Miranda es la menos absentista, al tiempo que Carmen Fraga falta tanto como los otros tres eurodiputados gallegos juntos.

Antolín Sánchez Presedo (PSdeG-PSOE), incluso quedando muy lejos del nivel de rendimiento de Ana Miranda, salva la cara, ya que trabaja tanto él solo como los dos eurodiputados gallegos del PP. Y es que Millán Mon (PP) solo se salva de los titulares gracias a la desidia de su compañera de partido, Carmen Fraga.

Dado que la representante del BNG comenzó su mandato el día 1 de enero de este año, al paso que los del PSdeG y PP lo hicieron el 14 de julio de 2009, hay una evidente diferencia entre las cifras absolutas y las relativas. En términos absolutos, hay una notable igualdad entre los 3 partidos gallegos con representación en el Europarlamento en cuanto al número de intervenciones registrado: de un total de 396, se deben al PP 139, al PSdeG 134 y al BNG 123. En términos relativos, el BNG se destaca en cabeza, ya que Ana Miranda desde su incorporación a la eurocámara realiza el 73% del trabajo de los cuatro eurodiputados gallegos (lo que le permite estar entre lo 5% de los mejores eurodiputados del conjunto de la UE); por su parte, el PSdeG deja a desear, con poco más del 13%; y el PP defrauda completamente, con un escaso 14% repartido entre sus dos representantes.