51 documentos - La colaboración entre el sionismo y el nazismo

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51 Documentos: La colaboracin entre el sionismo y el nazismo

Editado por Lenni Brenner Traduccin de Luis Csar Bou [Las notas del traductor figuran entre corchetes]

INTRODUCCIN

Este libro presenta 51 documentos que acusan al sionismo por sus repetidos intentos de colaborar con Adolfo Hitler. La evidencia, y no yo, convencer a ustedes de la verdad de la cuestin. La mayora de los documentos seleccionados forman la base de mi libro El Sionismo en la poca de los Dictadores, publicado en 1983. Un trotskista desconocido como yo no habra de esperar una resea del London Times. Sin embargo, la hicieron y fue favorable: Brenner es capaz de citar numerosos casos en que los sionistas colaboraron con regmenes antisemitas, incluyendo el de Hitler. El diario stalinista Izvestia de Mosc dijo lo mismo, y el libro se convirti en algo muy conocido mundialmente entre los especialistas en sionismo. Sin embargo, las principales crticas en mi pas fueron en esa poca fanticamente defensivas de Israel. La revista New Republic descarg su ira en contra ma por ser la fuente histrica de la obra de Jim Allen Perdicin, de 1987. Los norteamericanos nunca oyeron de ella, pero los historiadores del teatro testificarn que, gracias a los esfuerzos sionistas por suprimirla, es una de las obras ms famosas de la historia britnica. Yo repliqu. Pero el notoriamente excntrico editor de la revista no public la rplica, violando el derecho a rplica sostenido incluso por las publicaciones sionistas. El editor de Village Voice me dijo que ellos no researan el libro. Si a usted no le gusta, publique su propio peridico." As fue, y el pblico en general del segundo hogar del sionismo moderno nunca oy mencionar al libro. Sin embargo, el silencio de los medios respecto a mi libro no es causa para la ignorancia norteamericana respecto al papel del sionismo en el Holocausto. En 1948, Albert Einstein escribi una carta al The New York Times denunciando a Menahem Begin y su partido Zionist Herut/Partido de la Libertad como "estrechamente afn a los partidos Nazi y Fascista en sus mtodos, organizacin, filosofa poltica y demanda social. En 1960, la revista Life public algunas memorias de Adolf Eichmann, escritas desde su escondrijo. l describe tratativas con el sionista hngaro Rezso Kasztner. En 1961, el clebre escritor Ben Hecht public Perfidia, exponiendo el papel de Kasztner. En 1963, Hannah Arendt critic rol del sionismo en su celebrado Eichmann en Jerusaln, obteniendo a cambio las acostumbradas reseas crticas insultantes. Lucy Dawidowicz tradujo en su Holocaust Reader una oferta secreta de colaboracin con los nazis. Nada de esto impuls una revaloracin pblica significativa del sionimo. A menos que estn implicados ellos mismos, la mayora de los norteamericanos se mantienen alejados de las lecturas respecto a poltica exterior como el demonio del agua bendita. 1

El inters intelectual serio por cualquier cosa "poltica" --se trate de Lincoln o de cualquier otra cosa-- es ms de lo que puede esperarse del 47 por ciento de los norteamericanos, convencidos de que el Dios de Abraham cre el mundo, ms o menos tal cual es, en los ltimos 10.000 aos. (Otros creen que los dinosaurios coexistieron con los seres humanos porque los vieron juntos en un dibujo animado.) Los lectores judos son en realidad dos pblicos distintos. Los judos cosmopolitas, en expansin, son cerca del 50%, y rechazan el judasmo como una rmora intelectual en una poca hipercientfica. Desde el momento que encuentran al sionismo conectado con el judasmo, la mayora no tiene inters en leer acerca de l, al igual que los ex-catlicos tpicos no leen acerca de la poltica catlica. Pero los judos religiosos son comnmente peores. Hay unos 15.000 super ortodoxos que ven al sionismo como una monstruosa perversin secular de su religin. Sin embargo, para la mayora de los ortodoxos, la lectura poltica implica una propaganda sionista semanal hiper kosher, y otra diaria llevada adelante por gente que busca halagar a los judos por cuestiones de mercado, y que alienta las ilusiones de sus lectores. Muchos miembros de sectas conservadoras y reformistas estn preocupados por Israel, que no permite a sus rabinos llevar adelante matrimonios legales. Pero resuelven su conflicto interior, no leyendo acerca, o actuando contra, lo que saben que es fanatismo, sino huyendo psquicamente del tpico. Hay que estar al tanto que el pblico rabe y musulmn no es mejor. Un musulmn chiita iran piratea diariamente mi segundo libro, La Muralla de Hierro. Ellos decidieron que mi cifra, seis millones de judos asesinados por Hitler, era demasiado alta. Los seis se convirtieron en uno. El clsico proverbio dice: los tontos sobrepasan en nmero a los listos en todos los pases del mundo. Sin embargo, los historiadores deben --y yo trato de hacerlo-- tratar de llegar al pueblo de todas las condiciones. Pero el hecho de la ignorancia poltica e histrica eleva profundos cuestionamientos sobre la capacidad de la democracia para sobrevivir en una poca de guerra, terror y revolucin, y esto no puede ser ignorado sin consecuencias destructivas. De esto se tratar en mi captulo final, "Pensamientos finales sobre la Solucin Final." Pero ahora Israel est en los noticieros televisivos cotidianos, y al menos los educados histricamente, judos y gentiles, estn aprehendiendo ese conocimiento ms completo de que el sionismo, con sus 200 bombas atmicas, es esencial a una poltica mundial sofisticada. Hoy, con Internet, las charlas radiofnicas, la televisin de acceso pblico, y un agudo declive del sentimiento sionista entre los judos norteamericanos, el pblico y los medios en general, la informacin pura y llana seguramente batir todos los obstculos para llegar a los investigadores serios, mucho ms all de los especialistas. En cualquier caso, como dice Shakespeare "la brevedad es el alma del ingenio", hay una corta nota introductoria a las selecciones, de manera que ustedes puedan entender por s solos. Tambin tienen ustedes un glosario de trminos extranjeros, organizaciones, etc. Luego, despus que ustedes den su veredicto, me permito un corto ensayo como cierre. Los lectores que busquen una ampliacin detallada del material pueden remitirse a mis dos libros, accesibles en las principales bibliotecas pblicas y universitarias y actualmente en Internet: www.marxists.de/middleast/brenner/index.htm

www.marxists.de/middleast/ironwall/index.htm Como los documentos provienen de cinco idiomas distintos, y aquellos en ingls se escribieron a lo largo de dcadas en formatos britnico y americano, cada pieza est editada en forma individual, sin una unidad de formato a lo largo de toda la coleccin. Los italianos dicen traduttoti, traditori, traductores, traidores. Pero los mos hicieron un trabajo excelente. Agradezco a Hagai Forschner por su tratamiento del trabajo en hebreo de Ytzhak Gruenbam: "Acerca del Holocausto y acerca de la Reaccin". El profesor Egon Mayor fue ms que generoso al proveerme de una traduccin provisional, preparada por l, del informe de Rezs Kasztner sobre sus negociaciones con los nazis. Henry Black fue en ese momento invalorable al revisarlo , y al traducir otros documentos alemanes. Sin embargo, si hay algn traductor traidor, soy yo mismo. No hablo ni alemn, ni hebreo, ni italiano, ni ruso. Pero tengo la chutzpak --trmino hebreo que significa audacia-- para "corregir" a mis traductores, y me hago cargo de toda la responsabilidad por todos los errores de omisin o comisin. La acusacin sin una defensa es automticamente sospechosa. Pero aqu la mayora de los documentos seleccionados provienen de fuentes sionistas, algunas escritas especficamente para justificar sus polticas. La mayora de las piezas son cartas, artculos, memorandos y discursos completos. Otros son captulos enteros de libros. Y otros documentos tuvieron que ser cuidadosamente citados para eliminar material irrelevante o repetitivo. Uno de los documentos es nuevo en el mbito acadmico. En 1981 grab una entrevista con Joachim Prinz, el rabino y dirigente sionista y aspirante a colaborador en la Alemania Nazi. Lo discut brevemente en mi libro. La grabacin, citada en forma extensa aqu, est siendo enviada a los archivos del Congreso Judo Americano, que lo eligiera como presidente, para el perodo 19581966, y a la Conferencia de Presidentes de las Principales Organizaciones Judas, que presidi entre 1966 y 1968. Los documentos recaen en campos temticos ms amplios. Todos los movimientos estn dentro de su matriz histrica. El sionismos se defini respecto al antisemitismo y el racismo antes de Hitler. En consecuencia seis de los documentos del perodo pre-nazi se presentan en primer lugar para marcar el contexto. Como el movimiento se dividi organizativamente durante la era nazi, una imagen de las polticas de la Organizacin Sionista Mundial es continuada por un examen de los SionistasRevisionistas rivales. Esto, a su vez es seguido por el examen de la "Banda Stern", una divisin del Revisionismo. "El nio es padre para el adulto". As cada movimiento contemporneo es el producto de su pasado, y no hay modo de comprender una ideologa importante sin estudiar su historia. Puede resultar incmodo. El material aqu presentado es chocante. Pero todo es verdad.

Lenni Brenner 2002

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Primera Parte El sionismo y el antisemitismo antes de Hitler

Theodor Herzl "Conclusin" El Estado Judo 1896

Una creencia comn entre los judos pro sionistas es que el sionismo advirti a los judos respecto a la llegada del Holocausto. Eso es historia folclrica. Theodor Herzl (1860-1904) fund la Organizacin Sionista Mundial. --LB

Cunto se ha dejado sin explicar, cuntos defectos, cuntas superficialidades dolorosas, y cuntas repeticiones intiles en este panfleto, sobre el que tanto he pensado y tan frecuentemente he revisado! Pero un lector de mente amplia, que tenga el entendimiento suficiente para comprender el espritu de mis palabras, no ser prevenido por estos defectos. Ms bien ser impulsado a cooperar con su inteligencia y energa en un trabajo que no es tarea para un hombre solo, y a mejorarlo. No he explicado cosas obvias y descuidado objeciones importantes? He tratado de enfrentar ciertas objeciones; pero s que muchas ms se harn, basadas en argumentos altos y bajos. A la primera clase de objeciones pertenece la observacin de que los judos no son el nico pueblo en el mundo que est en una condicin incmoda. Aqu yo replicar que debemos, por tanto, comenzar por remover un poco de esta miseria, an si ella no deba al principio ser ms que la nuestra. Adems debe decirse que nosotros no buscamos crear nuevas distinciones entre la gente; no buscamos elevar nuevas barreras, debemos hacer que las viejas desaparezcan. Pero los hombres que piensan de esta forma son visionarios amigables; y la idea de una tierra nativa florecer todava cuando el polvo de sus huesos de haya desvanecido en el viento sin dejar rastros. La hermandad universal no es siquiera un bellos sueo. El antagonismo es esencial para los ms grandes esfuerzos de hombre. Pero los judos, una vez instalados en su propio Estado, probablemente no tendrn ms enemigos. En cuanto por aquellos que queden detrs, en tanto la prosperidad los debilita y causa su disminucin, pronto desaparecern completamente. Pienso que los judos siempre tendrn enemigos suficientes, como toda nacin los tiene. Pero una vez fijados en su propia tierra, no ser ms posible para ellos dispersarse por el mundo. La dispora no renacer, a menos que la civilizacin de todo el mundo colapse; y tal cosa slo puede ser temida por hombres tontos. Nuestra civilizacin presente posee armas lo suficientemente poderosas para su autodefensa. Innumerables objeciones estarn basadas en argumentos bajos, porque en este mundo hay ms hombres bajos que nobles. He tratado de remover algunas de estas ideas de mente estrecha; y quienquiera desee seguir nuestra bandera blanca con sus siete estrellas, debe ayudar en esta campaa de iluminacin. Quiz debamos tener que luchar primero contra muchos miembros de nuestra propia raza mal dispuestos, de corazn estrecho y limitado entendimiento. Nuevamente, la gente dir que estoy proveyendo de armas a los antisemitas. Por qu? Porque admito la verdad?Porque no sostengo que no hay ms que hombres excelentes entre 5

nosotros? No dir la gente que estoy mostrando a nuestros enemigos el modo de lastimarnos? Esto yo lo discuto absolutamente. Mi propuesta solo puede ser llevada adelante con el libre consentimiento de una mayora de judos. Puede tomarse accin en contra de los individuos o incluso contra los grupos de los judos ms poderosos, pero los gobiernos nunca tomarn accin en contra de todos los judos. La igualdad de derechos de los judos ante la ley no puede retirarse una vez que la han concedido: porque el primer intento en este sentido conducir inmediatamente a todos los judos, ricos y pobres, a las filas de los partidos revolucionarios. El comienzo de cualquier acto oficial de injusticia en contra de los judos trae invariablemente algo de crisis econmica. En consecuencia, ningn arma puede utilizarse efectivamente en contra nuestra, porque stas hieren las manos del que las utiliza. Entretanto el odio crece rpidamente. Los ricos no lo sienten demasiado, pero s los pobres. Djennos convocar a nuestros pobres, que han sido ms severamente proletarizados desde el ltimo desplazamiento del antisemitismo que nunca antes. Algunos de nuestros hombres prsperos pueden decir que la presin no es todava suficientemente severa como para justificar la emigracin, y que cada expulsin forzosa muestra cuan poco desea nuestro pueblo partir. Es verdad, pero porque no saben a dnde ir; porque slo transitan de un problema hacia otro. Pero estamos mostrndoles el camino hacia la Tierra Prometida; y la esplndida fuerza del entusiasmo combatir a la terrible fuerza del hbito. Las persecuciones no son ya tan malignas como eran en la Edad Media? Es cierto, pero nuestra sensibilidad se ha incrementado, de manera que no sentimos una disminucin en nuestros sufrimientos; la persecucin prolongada ha sobretensado nuestros nervios. La gente dir, nuevamente, que nuestra empresa no tiene esperanzas, porque incluso si obtenemos la tierra con supremaca sobre ella, slo los pobres irn con nosotros? Es precisamente a los ms pobres a quienes necesitamos primero. Slo de los desesperados puede hacerse buenos conquistadores. Alguno dir: Si fuera posible se hubiera hecho hace mucho? Nunca ha sido posible; ahora es posible. Cien --o incluso cincuenta aos atrs no hubiera sido otra cosa que un sueo. Hoy se convierte en una realidad. Nuestros ricos, que tienen un plausible conocimiento de todos nuestros logros tcnicos, saben muy bien cunto dinero pueden hacer. Y as ser: slo los pobres y simples, que no saben el poder que el hombre ya ejerce sobre las fuerzas de la naturaleza, slo esos tendrn la fe ms firme en el nuevo mensaje. Porque estos nunca han perdido su esperanza en la Tierra Prometida. Aqu est, hermanos judos! Ni fbula ni decepcin! Cada hombre podr comprobar su realidad por s mismo, porque cada hombre lleva con l una porcin de la Tierra Prometida --una en su cabeza, otra en sus brazos, otra en sus posesiones adquiridas. Ahora bien, todo esto puede parecer un asunto interminablemente largo. Incluso en las circunstancias ms favorables, pueden pasar muchos aos antes del comienzo de la fundacin del Estado. Entretanto, los judos sufrirn insultos, mortificaciones, abusos, golpes, depredaciones y muertes en mil lugares distintos. No; si slo comenzamos a llevar adelante los planes, el antisemitismo se detendr de una vez y para siempre. Porque esto es la conclusin de la paz. Las noticias de la formacin de nuestra Compaa Juda sern llevadas en un solo da hasta los ms remotos confines de la tierra por la velocidad de luz de nuestros cables telegrficos. Y a esto seguir un alivio inmediato. Los intelectos que producimos tan superabundantemente en nuestras clases medias encontrarn una salida en nuestras primeras organizaciones, as como

nuestros mejores tcnicos, funcionarios, profesores, administradores, abogados y doctores y as el movimiento continuar en rpida pero suave progresin. En los templos se elevarn plegarias por el xito de nuestro trabajo y en las iglesias tambin; porque traer alivio de una vieja carga, que todos han sufrido. Pero primero debemos iluminar la mente de los hombres. La idea debe hacer su camino hasta los ms distantes y miserables hoyos donde habita nuestro pueblo. Ellos se despertarn de su deprimente oscuridad, porque en sus vidas penetrar una nueva significacin. Cada hombre necesita pensar solamente de s mismo, y el movimiento asumir vastas proporciones. Y qu gloria espera aquellos que luchan generosamente por la causa! Yo creo, en consecuencia, que entrar en existencia una fenomenal generacin de judos. Los Macabeos se levantarn nuevamente. Djenme repetir una vez ms mis palabras iniciales: Los judos que desean tener un Estado lo tendrn. Viviremos finalmente como hombres libres en nuestro propio suelo, y moriremos pacficamente en nuestros propios hogares. El mundo ser liberado por nuestra libertad, enriquecido por nuestra riqueza, magnificado por nuestra grandeza. Y todo lo que intentemos all realizar por nuestro propio bien, redundar poderosa y benficamente en bien de la humanidad.

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Vladimir Jabotinski "Una Carta sobre la Autonoma" (1904) Israel Entre las Naciones Zvi Zohar, Ed. (1966)

Vladimir (Ze'ev) Jabotinski (1880-1940) ms tarde fundador del movimiento sionistarevisionista, componente ideolgico central del Likud, el partido de Ariel Sharon. En 1904 el dotado lingista era una figura principal en el sionismo ruso. El autonomismo era entonces un "contendiente" entre las ideologas en competencia por el apoyo de los judos de Europa Oriental. En el vrtice de la conquista de "las razas de color", la intelligentsia capitalista europea fue contaminada con el "darwinismo social". El suelo alemn era para aquellos con sangre alemana, etc. Muchos sionistas tradujeron esto en suelo judo para sangre juda. Ellos vean como algo afortunado la oposicin de los rabinos medievales a los cristianos conversos (en respuesta a la persecucin con ese fin). La "cscara" de las restricciones religiosas preserv la "nuez" de la pureza racial semita. --LB

Mi estimado seor, el tema que usted propone es de tal importancia que espero me permita replicarlo en la prensa. Usted formula su postura como sigue: "Yo, tambin, admito sin lugar a duda que una preservacin de las cualidades nacionales especficas no se contradice con el ideal del progreso sino, por el contrario, es deseable e incluso esencial para el progreso; porque entendemos el progreso como una aspiracin por la variacin, por una profusin de tonos y gradaciones y no por la monotona. Por esa razn creo que cada nacin est ligada a preservar su individualidad (obviamente en tanto al mismo tiempo adquiera todos los valores de la civilizacin humana en general) en tanto no obstruya ni empequeezca los rasgos e individualidades de otros pueblos. Sin embargo, no puedo entender por qu usted piensa que la posesin de su propios territorio especfico sea una condicin sine qua non para la preservacin de la singularidad nacional. Slo imagine un pueblo que, aunque diseminado y extendido por un gran territorio, como por ejemplo los Estados Unidos, tambin disfruta los privilegios de la autonoma nacional. l considera Norteamrica como su patria, la ama y sirve fielmente, y considera a todos sus habitantes, que son miembros de otra nacin, como sus hermanos --pero, al mismo tiempo, disfruta del derecho a vivir de acuerdo con sus particularidades espirituales especficas, para establecer sus propias escuelas nacionales de todos los grados y tipos, para ensear en ellas su propio idioma, enviar sus representantes nacionales al Congreso en Washington, y a los diversos consejos municipales, promulgar leyes propias dentro de las esferas definidas por la Constitucin del pas. Para tal propsito, tendrn a su disposicin, adems de la Cmara de Representantes y las municipalidades en general, tambin instituciones nacionales, y finalmente mantendrn cortes especiales propias para emitir juicio en las disputas entre miembros de la nacin y, si surge la necesidad, tendrn tambin un ejrcito nacional propio, para formar parte del ejrcito de los Estados Unidos. Despus de todo esto, qu puede obstruir a esta nacin en la preservacin de su carcter nacional especfico en el porvenir? Seguramente sabemos por experiencia que los conquistadores deseosos de obliterar a la nacin conquistada ponen sus manos primeramente en las escuelas, en las cortes, en las instituciones de autogobierno y en el ejrcito. Est claro, en consecuencia, que en

tanto esas cuatro instituciones permanezcan en las manos de ese pueblo sin tierra y ste est en libertad para administrarlas y conducirlas a su deseo, no est amenazado por los peligros de la asimilacin." Ante todo, permtame una observacin. Usted se equivoca al pensar que yo dije que "es inposible que nosotros, viviendo en suelo extranjero podamos adquirir derechos tan extensos hasta una escala sin precedentes" No dije nada de este tipo. No veo nada en ello que sea imposible --en el curso del tiempo por supuesto. En Checoslovaquia, por ejemplo, y en otras regiones del Imperio Austro-Hngaro muchos pueblos desean, y finalmente, tendrn que estar de acuerdo con esa forma de estado que usted propone. Aparentemente hay localidades all en las que la gente perteneciente a varias naciones vive una junto a otra y no hay posibilidad de hacer distinciones territoriales entre una nacin y otra. Pero la pregunta que surge es: El autonomismo que usted propone asegura una preservacin del ser nacional judo? Aparentemente usted cree que la condicin esencial para la preservacin del nacionalismo es un acto de voluntad y que es suficiente para un pueblo querer preservar su ser nacional. Por supuesto, no ignora usted el hecho de que tal voluntad debe encontrar cimientos prcticos en la vida del pueblo y debe resultar en ciertas acciones, de otra forma est destinado a la lenta atrofia y el pueblo se asimilar a su entorno sin ninguna resistencia. Pero en tanto la voluntad para la autopreservacin nacional est en existencia, y es fuerte en el corazn y el alma del pueblo, y deriva sustento de esa raz de su existencia, no se desviar ni un pice de su libre voluntad, para seguir el camino de la asimilacin. Ni incluso su dispersin entre naciones extraas puede mostrarse como un peligro. Sin embargo, la pregunta es: hasta dnde asegura el autonomismo la preservacin de aquellos factores capaces de despertar y alentar constantemente en el pueblo judo el deseo instintivo de preservar su ser nacional original? Djeme considerar esta pregunta. Algunos aos atrs me pregunt: de dnde mana ese sentimiento de ser nacional que est tan profundamente implantado en nosotros? Por qu nuestro idioma es tan amado entre nosotros? (obviamente por aquellos de nuestro pueblo que han tenido xito en preservar el idioma) Por qu nuestro himno nacional, e incluso la meloda del mismo, sin sus palabras, engendra emociones tan tremendas entre nosotros? Dnde yace la fuente de este lazo espiritual de unin a ese carcter nacional especfico que es tan fuerte, y para la preservacin del cual la gente est deseosa de soportar tortura y sufrimiento? La respuesta que primero sube a mi mente es: sus races yacen en la educacin que cada uno de nosotros recibe. La forma de vida en que hemos nacido ha permanecido querida y estrechamente imbuida en nosotros a travs de nuestras vidas. Pensando nuevamente, sin embargo, llegu a comprender que esta respuesta es equivocada. En primer lugar, observ a gente cuya educacin haba trascendido los confines de nuestra vida nacional; gente que nunca ha presenciado ni an la ceremonia del Seder [comida ritual que da inicio a la Pascua] en su niez, que nunca en su vida ha estado en una Sukkah [pequea choza construida para la fiesta del Sukkot] en la Fiesta de los Tabernculos, que nunca ha jugado con un dreidel [especie de perinola de cuatro caras] en Chanukah [Festival de las Luces] y no ha tenido xito en retener en las memorias de su niez ni una sola bella escena de la vida nacional religiosa juda. Por otra parte, recuerdan muchas cosas repulsivas e insultantes: hay algunos entre esa gente cuyos padres tambin han nacido en este espritu y sin embargo cuando lleg el momento hubo algo que despert en los corazones de esta gente, comenzaron contemplando sus conductas y acciones, comenzaron deseando una existencia nacional e incluso se reunieron con sus iguales para estudiar y abrevar. En segundo lugar, no estamos presenciando manifestaciones frecuentes de una generacin entera que se levanta contra las formas de vida en que ha nacido? Y si la educacin en s misma no tiene el poder para crear en nosotros ese lazo espiritual con una cierta forma de vida y preservar sta en nosotros permanentemente, y si tal lazo se crea a veces tambin fuera del campo de la educacin; es decir, sin tener en cuenta la educacin que recibimos, est claro que la fuente de sentimiento nacional no 9

debe buscarse en la educacin de un hombre. Y de qu se trata entonces? Contempl esta pregunta y arrib a la conclusin que recae en la sangre de un hombre. Y mantengo esta opinin incluso en el presente. Ese sentimiento de ser nacional est profundamente embebido en la "sangre" de un hombre; en su tipo racial-fsico; y solamente en eso. No creemos que el espritu independiente recaiga en el cuerpo; creemos que los rasgos espirituales de un hombre estn determinados primordialmente por su estructura fsica. Ni la educacin --ni la familia o el entorno, pueden transformar a un hombre en cuya naturaleza se ha conferido un temperamento calmo en un carcter tempestuoso y temperamental o viceversa. La estructura espiritual de un pueblo refleja el tipo fsico de un modo ms pronunciado y completo que en el caso de los rasgos espirituales de un individuo. La nacin moldea su carcter nacional y espiritual en tanto adapta ese carcter a su tipo fsicoracial, y no es posible otro rasgo espiritual sobre la base del tipo fsico. Desde el punto de vista de las maneras y costumbres, por supuesto que se producen cambios de vida en el curso del tiempo. Y cuando hablamos de la estructura de un ser espiritual, obviamente tenemos en mente algo ms profundo. Este algo a veces se expresa, en diferentes momentos, en varias manifestaciones externas, dependiendo del perodo y del entorno social, pero este "algo" en s mismo permanece sin cambios e inmutable en tanto es preservado el tipo fsico-racial. Por esa razn no creemos en la asimilacin espiritual. Es inconcebible, desde el punto de vista fsico, que un judo nacido en una familia de pura sangre juda de varias generaciones pueda adaptarse a los rasgos espirituales de un alemn o un francs. Un judo nacido entre alemanes puede asumir costumbres alemanas, palabras alemanas. Puede ser imbuido totalmente de ese fluido alemn pero el ncleo de su estructura espiritual siempre permanecer judo, porque su sangre, su cuerpo, su tipo fsico-racial son judos. Las apariencias bsicas de su espritu son un reflejo de las peculiaridades bsicas de su cuerpo. Y un hombre cuyo cuerpo es judo no puede moldear dentro suyo el alma de un francs. La asimilacin espiritual de pueblos cuya sangre es distinta es algo imposible de efectuar. Es imposible para un hombre asimilarse a gente cuya sangre es distinta de la propia. En orden a volverse verdaderamente asimilado debera cambiar su cuerpo. Debera volverse uno de ellos en sangre. En otras palabras, debera entrar en ese mundo a travs de una larga lnea de matrimonios mixtos, sobre un perodo de muchos aos, un tataranieto en cuyas venas solo permanezca un rastro diminuto de sangre juda, slo ese tataranieto ser por su estructura espiritual un verdadero francs o un verdadero alemn. No hay otro camino. En tanto somos judos en sangre, los hijos de un padre y madre judos, debemos estar abiertos a la opresin, degradacin y degeneracin pero no a los peligros de la asimilacin en el verdadero sentido de la palabra --asimilacin en el sentido de una desaparicin completa de nuestro ser espiritual. Tal peligro no nos amenaza. No puede haber asimilacin en tanto no haya matrimonio mixto. Pero en el momento que el nmero de matrimonios mixtos est en incremento, y se trate de la mayora de los matrimonios, solo entonces los nios sean mitad judos en sangre y as se crear la primera ruptura para la inauguracin de una asimilacin verdadera y completa que no podr ser remediada nunca. Un incremento en el nmero de matrimonios mixtos es el nico medio seguro e infalible para la destruccin de la nacionalidad como tal. Todas las naciones que han desaparecido en el mundo (aparte, por supuesto, de las que fueron masacradas completamente o quienes desaparecieron como resultado de condiciones de existencia anormales) fueron tragadas por el abismo de los matrimonios mixtos. La cosa que usted propone no nos amenaza en trminos reales, no es masacre ni exterminio masivo. Pero la implementacin de su plan --autonoma en la Golah, en tierra extraa, es como conducir a nuestro pueblo, por medios naturales y por necesidad ineludible, a un incremento gradual en los matrimonios mixtos, que superarn en nmero a todas las otras formas de matrimonio y por tanto conducir a la desaparicin completa de la nacin juda como tal de la faz de la tierra. La sociedad de hoy en da est dividida en clase y grupos, que se miran unos a otros con

celos, desdn, o simplemente odio. Por esa causa, el mayoritario nmero de los matrimonios tienen lugar dentro del mismo grupo o clase. Pero, seguramente, todos aspiramos a un perodo en el que no haya causas para los celos entre las naciones o el odio entre los grupos nacionales errantes de la humanidad, cuando tales grupos nacionales vivan en buenas relaciones de vecindad y se profesen un respeto y completo acuerdo mutuo. Solo piense esta imagen de relaciones de buena vecindad en el futuro, cuando nuestra descendencia est viviendo en paz entre un pueblo extrao y constituya quiz solo un vigsimo de la poblacin total la cual, lejos de oprimirla, reconocer sus derechos autnomos, los considerar como hijos de la misma tierra, incluso de la misma forma que vela por sus propios hijos, y cuando no haya vestigios de animosidad hacia los judos. Es entonces cuando los judos se acercarn y buscarn la compaa de los no-judos con la misma facilidad y libertad con que lo hacen respecto a los judos. Considerando que los judos son una minora, sin embargo se movern naturalmente entre los grupos mayoritarios de la poblacin. Estas condiciones conducirn natural y libremente a un incremento de los matrimonios mixtos. Los nios nacidos de tales matrimonios no sern ms completamente judos, sino solo medio-judos. Frente a la poblacin "principal" esto ser un ingrediente insignificante y sin importancia, pero respecto a los judos que son una minora, esto significar el inicio de la asimilacin completa. El nmero de tales matrimonios se incrementar diez veces, por la misma razn de que los judos en todas partes constituyen numricamente una pequea minora. Esto conducir en trminos reales a una asimilacin completa de la raza juda entre la mayora no-juda. Considerando que la particularidad espiritual nacional puede continuar existiendo solamente bajo condiciones de preservacin del tipo fsico-racial, se deduce que con la asimilacin fsica de los judos entre la mayora no-juda, tambin desaparecer el carcter judo como unidad nacional-cultural especfica. El carcter nacional especfico es preservado en tanto existe entre el pueblo el deseo de preservarlo. Tal aspiracin contina existiendo en tanto contina su ncleo real --en otras palabras, esa "sangre" especfica. Sin esas races fsicas, la esencia espiritual est condenada a marchitarse, se desvanecer el deseo de preservar la particularidad nacional especfica y tambin las caractersticas judas especficas se disolvern lentamente en las aguas extraas que la rodean. Esto marcar el fin de la batalla llevada adelante por el pueblo judo por su existencia nacional, una batalla que no tiene precedentes en los anales de la historia, una batalla titnica que ha sido llevada adelante por tantas generaciones. No s qu responder usted a esto, pero puedo avizorar con certeza casi completa dos argumentos que usted va a aducir, y me gustara rechazarlos desde ya. Puedo avizorarlos porque sus camaradas de pensamiento han utilizado ms de una vez los mismos dos argumentos. En primer lugar, ellos dicen que los judos, en Rusia, pueblan densamente ciertas ciudades de manera que no hay sustento para creer que todos ellos se dispersaran a lo largo de Rusia cuando les sea permitido hacerlo. Grandes masas de judos permanecen viviendo dentro del actual "territorio de residencia" y no sern de ninguna manera una minora tan insignificante como para ser conducida necesariamente a un incremento abrumador de los matrimonios mixtos. Me gustara replicar a este argumento de la manera siguiente: Incluso en el presente, los judos constituyen solamente un 14% de la poblacin total en el "territorio de residencia". Si se abrieran las puertas de salida, este porcentaje obviamente sera reducido considerablemente por la emigracin hacia otras regiones. Es verdad, los judos constituyen un porcentaje mucho mayor de la poblacin urbana, sin embargo tambin all son una minora. Sin embargo, con el desarrollo industrial del pas, se incrementar el torrente de gran nmero de individuos desde las aldeas hacia las ciudades, hasta duplicar, o quiz triplicar, el nmero de no-judos residentes en las ciudades, con el resultado de que los judos sern una minora incluso en Berditchev. Sin embargo, el punto ms interesante de todos, es que la razn aducida por sus camaradas de pensamiento ya constituye un rechazo de la perspectiva sionista. Aqu uno percibe ya una admisin del principio de que la preservacin de la nacionalidad es imposible si esa nacin constituye una minora numricamente dbil en un territorio dado. Contiene, una negacin de 11

vuestra consigna con respecto a la necesidad de la concentracin territorial como mero prejuicio, porque en tanto la nacin disfruta de autonoma, el hecho de que est dispersa no constituye un peligro. El segundo argumento de vuestros camaradas de pensamiento generalmente est expresado de la siguiente forma: Demandamos derechos totales para la auto-afirmacin de cada nacin, sin tener en cuenta el territorio en el que se encuentre. Una nacin privada de este derecho debe luchar por l, y adquirirlo. Somos los mayores enemigos de la supresin de los derechos nacionales, sea forzosamente o por otros medios. Pero si esta autonoma condujera naturalmente, y sin el acompaamiento de manifestaciones dolorosas, a una fusin de nuestro pueblo con la poblacin del entorno, no consideramos que esto sea un desastre. Podemos oponernos a ellos slo si tal fusin con la minora extraa es producida mediante la opresin y el sufrimiento; pero qu tiene de malo si "tiene lugar por el mutuo acuerdo y medios pacficos; a travs del matrimonio libremente consentido, donde ninguno es oprimido o insultado?" La respuesta a estas palabras debe necesariamente expresarse en forma severa porque all se revela el profundo abismo entre dos puntos de vista. Nuestro punto de vista --que la preservacin del carcter especial de las naciones es necesario para el progreso, e incluso si una unidad nacional desapareciera del mundo esta prdida es un suceso para ser reconocido, es una prdida para la humanidad en su conjunto y uno no debe ahorrar sacrificios en orden a evitar tal dao. El vuestro, sin embargo (si usted est de acuerdo con los argumentos citados ms arriba), aparentemente encuentra que la preservacin de la singularidad nacional no es de mayor importancia, y que solamente debe aspirarse a una cosa, que nadie oprima a esta nacin sino que, por su propia voluntad y sin dolor, ella tome medidas conducentes a la asuncin de una mscara extranjera. Ustedes no son responsables de esa accin y no se apenarn si se realiza. Esa unidad nacional particular no es de importancia para ustedes, y no tiene sacralidad para ustedes. Si est en existencia, bien y gracias; si desaparece, bueno, deba ser as. Todo lo que ustedes consideran sagrado es el principio de la libertad y la justicia. Estos son sentimientos elogiables --este amor por la justicia y la libertad y este sentido de respeto por las cosas consideradas sagradas por los extranjeros. Sin embargo, no se denominen nacionalistas. Solo pueden denominarse "nacionalistas" quienes desean preservar la integridad nacional por siempre y a cualquier coste. Y si ustedes llegan a comprender que a travs de este nuevo camino su prdica puede conducir a la antigua tumba de la asimilacin, no guarden silencio respecto a ello. Anncienlo fuerte y ampliamente. Denomnense a s mismos pblicamente "el partido del suicidio sin dolor" --el partido subordinado por medios honorables y gradualmente. En cambio, de ninguna manera se denominen nacionalistas, no dejen seguir vuestro camino, por equivocacin, a otros que, en su esencia, desean para nuestra nacin una vida eterna y no quieren nuestra desaparicin. Ciertamente, uno de los ms prominentes representantes literarios del autonomismo me dijo en el curso de una conversacin: "Incluso si somos sujetos al peligro de la aniquilacin a travs de una ola de inter-matrimonio, este peligro se convertir en una verdadera amenaza solamente cuando se extinga la ltima chispa de odio entre judos y gentiles. Usted espera verdaderamente que esto ocurra? Qu optimista de su parte! Yo creo que el autonomismo nos salvar de la opresin directa porque nos educar, tanto en espritu como en sustancia, y eso nos liberar de la burla de los pueblos. Sin embargo, no me engao por estas falsas esperanzas e indudablemente puedo avizorar que esa conciencia de entornos extranjeros continuar siendo una divisin eterna entre nuestra descendencia y la de nuestros vecinos. Cada uno de ellos tratar mejor a los otros, pero apreciar en forma ms completa a los miembros de su propia nacin que a los judos, de manera que los matrimonios mixtos sern, incluso entonces, excepciones." Quiz esta sea tambin su opinin? Quiz usted o muchos de sus amigos que piensan

como usted, no son responsables en lo profundo de sus corazones del establecimiento de una paz completa e incondicional? Posiblemente usted est preparado para acordar sobre una base de igualdad poltico-social ms integridad nacional, y usted no se apenar si la principal poblacin del pas contina considerando a sus hijos, incluso entonces, como ciudadanos de secunda clase, como dijo Nordau. En otras palabras, dejmoslos pensar de nosotros como quieran, en tanto no nos opriman ni interfieran con nuestro deseo de seguir siendo judos. Pero incluso si usted acuerda con esta perspectiva, sus hijos nunca lo harn y no le estarn agradecidos por haberlo hecho. Con el mejoramiento de las condiciones culturales en que ha nacido y se ha educado, la generacin presente se ha vuelto mucho ms sensible a todos los insultos morales, aunque estos no hayan sido nunca tan pequeos. Los negros, en el perodo de la esclavitud, no prestaban atencin a los insultos, porque se haban acostumbrado a algo mucho ms penoso que eso --a los latigazos. Para nosotros y para usted, incluso el ltimo vestigio de un insulto es frecuentemente tan penoso como una cachetada, porque hemos nacido bajo condiciones ms civilizadas. Los judos de Espaa, en el perodo de su persecucin, habran tenido una felicidad indescriptible si se les hubiera permitido vivir en las mismas condiciones que nuestros hermanos de Rumania. Hoy en da, sin embargo, un italiano "de fe mosaica" que disfruta de una igualdad de derechos ideal, y camina en total libertad hacia las alturas de la vida poltica y social de Italia, a pesar de eso sufre en lo profundo de su alma porque siente con suficiente claridad que, con todas las actitudes de respeto y amistad evidenciadas por los italianos verdaderos respecto a l, hay a pesar de todo algo que nunca puede ser completamente saldado, algn vestigio de descuido para con el "ciudadano de segunda clase." Debo recordarle la historia (que siempre surge en mi mente cuando hablo respecto a judos italianos) de la princesa que era tan delicada que la presencia de un guisante bajo su almohada no le permita conciliar el sueo durante toda la noche. Una generacin criada con un sentido correcto del nacionalismo, que nunca ha experimentado un sentimiento de opresin, nunca se conformar con una actitud incompleta de respeto de parte de la gente entre la que vive; de ninguna manera tolerar una constante "existencia de segunda clase." Una solucin del problema judo implica la garanta de completa y total igualdad para nuestra nacin, a la par con todas las naciones de la tierra. Si permaneciera un slo vestigio de falta de respeto, entonces el sufrimiento de nuestros hijos se incrementar en la misma medida en que mejore su cultura, y el "maldito problema" saldr a la palestra nuevamente. "Y entonces posiblemente el Amo imprimir nuevamente la marca de los extranjeros en nuestra frente, y un pueblo desilusionado y cargado de sufrimiento ir nuevamente en busca de una nueva patria." La cuestin juda puede resolverse --completamente y hasta el fin, o no puede resolverse en absoluto. Si el autonomismo no sirve como solucin completa, rechcelo. Si el autonomismo sirve como una solucin total a la cuestin juda, si real y verdaderamente nos asegura una igualdad espiritual completa con las otras secciones de la poblacin, tambin conduce hacia una asimilacin completa con los otros pueblos en torno nuestro. Una preservacin de la integridad nacional es imposible excepto mediante una preservacin de la pureza racial, y para ese propsito necesitamos un territorio propio donde nuestro pueblo constituya la abrumadora mayora. Si usted me dijera con un sentido de ultraje y rebelin: Pero seguramente en ese caso usted quiere a toda costa la segregacin! Yo le respondera que uno no debe temer a las palabras y no a la palabra "segregacin". El poeta, el acadmico, el pensador, cada uno que quiere comprometerse en un trabajo creativo y dar expresin a su personalidad debe apartarse y permanecer solo con sigo mismo durante la elaboracin de su trabajo; debe encerrarse en su propio cuarto de estudio y no ver a nadie porque es imposible escribir poesa o proponer teoras filosficas en medio del ruido de la conversacin. Ninguna creatividad es posible sin segregacin. Y si el poeta o el acadmico escribe con tal segregacin cosas de mucho beneficio para la comunidad en su conjunto, se deduce que su segregacin es un deber cvico. Tambin la nacin debe crear. La creatividad nacional-espiritual es 13

el objetivo de la existencia de toda nacin, de otra manera no tiene razn de ser. Para el cumplimiento de esta tarea una nacin creativa necesita la segregacin: debe encerrarse en s misma, al igual que la personalidad creativa de los individuos necesita privacidad. Si la nacin todava no se ha convertido en un cadver crear nuevos valores en su segregacin y cuando cree tales valores no los guardar para s misma sino que los pondr sobre la mesa comn internacional, para el bien general, y as su segregacin ser considerada como buena por la humanidad. Usted escribe en su rplica: "Incluso aquel de entre nosotros que acuerda con sus pruebas de que el autonomismo no asegura la preservacin de la existencia nacional juda como tal, incluso l responde que no tenemos derecho a considerar un futuro tan distante. Estar apenado por el hecho de que alguna vez en el futuro, es decir cientos de aos a esta parte, la nacin juda desaparecer sin dolor entre las masas no-judas en torno suyo significa dar lugar al sentimentalismo en el momento en que existe una presin real en torno nuestro, una carencia de derechos civiles, una ignorancia. Nos denominamos "nacionalistas" por la razn siguiente. Establecemos que existe un impulso fuerte y verdadero entre nuestro pueblo para preservar nuestro nacionalismo; reconocemos la plausibilidad de tal aspiracin y por esa causa queremos adquirir, por los medios ms rpidos posibles, las condiciones bajo las cuales la nacin sea capaz de mantener y desarrollar su propia cultura en tanto desee hacerlo. Si, gradualmente, sin sufrimientos y sin golpes, esta aspiracin desapareciera en la propia nacin quin est autorizado para imponerle una independencia de la cual ya no est deseosa? Por el contrario, vaya y presente sus argumentos a un trabajador que gana unos pocos cobres al da para el mantenimiento de su familia y l dir: "Esta es una cuestin muy delicada para mi: Estoy frente a dos tareas. Una es aumentar mi salario hasta el punto de permitirme una existencia confortable; la otra es ser un buen judo, porque en el fondo de mi alma hay un impulso a ser judo. Preocuparme por lo que tendr lugar dentro de 10 generaciones --hasta qu punto continuar existiendo el pueblo judo en ese entonces o si desaparecer lentamente de la faz de la tierra --eso est ms all de mis posibilidades, porque tengo necesidades ms urgentes en este momento, que son de importancia ms inmediata para mi que esas conjeturas respecto al futuro." Y este trabajador estar 100% en lo cierto. Djeme aclarar esta cuestin. Aparentemente usted es de la opinin que es el deber del trabajador pobre judo es luchar y esforzarse por la satisfaccin de sus intereses, aparte de los cuales no debe, y no necesita, preocuparse por nada. Estoy totalmente de acuerdo con esto. Aparte de esto, sin embargo, usted sostiene que los intereses del judo trabajador requieren el libre y normal cumplimiento de todas sus justificadas demandas, incluyendo la satisfaccin de necesidades nacionalistas, en tanto stas existan. Sin embargo, los intereses no incluyen la garanta de la existencia ulterior de nuestro pueblo, incluso al costo de sacrificios. Sobre este punto no puedo estar de acuerdo con usted. Pienso que el punto de vista del hombre pobre es el mismo que con respecto a mi o usted. Creo que los trabajadores pobres constituyen la gran mayora de la humanidad. Hasta ahora todava se trata de una mayora ignorante, despojada de un entendimiento de su situacin. En el curso del tiempo, sin embargo, irn ganando en conocimiento y llegarn a comprender su situacin y se volvern muy fuertes e invencibles. Por esa causa, cuando hablo del futuro no trazo ninguna lnea de distincin entre las clases trabajadoras y el resto de la humanidad. En consecuencia, si comprendemos que algn ideal es benfico e importante para la humanidad, tambin admitimos que la implementacin de esta idea implica tambin al conjunto de la humanidad trabajadora, cuando no la han tenido en cuenta, han actuado sin entendimiento, como gente que todava no es totalmente conciente de sus necesidades y de los intereses de su clase; Despus de todo: cules son los intereses de la humanidad si no los intereses de clase de los trabajadores? En esta materia, ni usted ni yo podemos mostrar ninguna duda, ni nadie que comparta nuestra perspectiva social.

Por esa razn, apreciar su punto de vista si ha sido expresado por uno de nuestros amigos asimilacionistas. Ellos creen que la preservacin de nuestros rasgos nacionales distintivos es una obstruccin a la unidad, y conduce a conflictos. Por esa causa esperan que todas las naciones se unirn alguna vez en el futuro y formarn una congregacin. Pero cmo ocurrir esto y cul ser la naturaleza de esta raza mixta: consistir solamente de las razas blancas o admitir tambin a los negros? Los detalles exactos todava no han sido expresados por nuestros amigos asimilacionistas. Sin embargo, no le preguntar esos detalles porque ustedes insisten en no denominarse "asimilacionistas" sino "nacionalistas". Se deduce que su punto de vista es completamente distinto. La fusin de todas las razas y naciones en una raza del futuro, de forma tal que un ciudadano de Kamchatka y un residente de Tnez estn unidos en un pueblo que evidencie una caracterstica racial-espiritual y sea del mismo tipo racial, no es la asimilacin en la que usted cree. Por el contrario, en primer lugar usted declara que la distribucin de la humanidad en varios tipos racialesculturales nunca ser distorsionada; en segundo lugar, de ninguna manera se obstaculizan la unidad y una vida de paz y prosperidad; en tercer lugar, tal distribucin es benfica y est de acuerdo con el espritu de progreso; es deseable de la misma manera que es deseable la variedad en la naturaleza. Si usted no piensa as y si usted aconseja a los judos luchar por la autonoma nacional, en otros trminos luchar por su integridad nacional, est claro que usted no considera tal separacin como algo privado de valor para el progreso y para la humanidad. Si es as, espero que me perdone pero no puedo comprender cmo es posible argumentar que la preocupacin por la existencia continua de uno de los grupos nacionales mejor dotados sobre un cimiento slido no est incluido en los intereses de las clases trabajadoras? Le pido perdn, pero debo decir que en esta lnea de pensamiento hay alguna medida de denigracin del trabajador y de su tarea universal. Es como si uno fuera a declarar en su nombre: Desde el momento que en el presente no tenemos tiempo para pinturas o estatuas, prendamos fuego a los museos y a las galeras de arte de Dresde y Florencia. Me importa un rbano de ellas. Esta apreciacin no es correcta, mi querido seor. En pases en donde el proletariado ya ha alcanzado un grado de desarrollo espiritual, ellos aprecian los tesoros del arte, en un grado no menor al de los otros estratos de la sociedad. Porque comprenden que la sociedad culta y feliz del futuro necesitar de todo, de desarrollo tcnico, de msica, de filosofa. Por esa razn, Rafael, Kant, Chopin, todos ellos forman parte y bagaje del tesoro de una nacin y de los valores sociales de la humanidad y son solamente los brbaros y patanes quienes pueden dejar de apreciarlos. Una clase que ha comprendido el valor de sus tareas en el mundo, que ha llegado a entender que son una misma cosa con la humanidad, no puede de ninguna manera declarar que no profesa ningn inters en nada adems de la abundancia y la igualdad. Todo lo que es de importancia para la humanidad es considerado apreciable por ellos. Si el desarrollo separado de grupos nacionales es de beneficio para el avance de la humanidad, entonces seguramente un proletariado desarrollado y autoconciente no puede evadir este problema y no puede anunciar que no tiene necesidad de la astronoma o de la historia de Oriente antiguo. Un trabajador que se ha desarrollado y que ha arribado a un estado completo de conciencia no puede decir: "Me importa un rbano hasta que punto la nacin juda existe o no, en tanto nadie los persigue, en tanto su asimilacin, si se produce tiene lugar sin sufrimiento y sin actos de agresin." Entre las muchas tareas que deben implementarse en bien de la humanidad, el libre desarrollo de los grupos nacionales es importante y de gran valor en el mismo grado que lo es la libertad individual y la igualdad social. Por el logro de este fin, las generaciones de nuestro pueblo durante los ltimos 2.000 aos han ofrecido diariamente sacrificios innumerables, y por un instinto natural, a pesar de estar hambrientos y carentes de derechos. Por lo tanto, mucho ms debe el trabajador judo desarrollado y consciente del siglo XX, estar preparado para todos los sacrificios, hambre y sufrimiento, si estos son requeridos para su existencia nacional y ha comprendido totalmente el valor de su tarea en el mundo y la importancia de su misin nacional. Sin embargo, aparte de estas razones, despus de todo no comprendo cules son los 15

"sacrificios" de los que usted habla. El sionismo por supuesto demanda "actos de herosmo", tambin demandar una medida no pequea de paciencia, perseverancia y devocin... Pero demandar sacrificios? Al hablar de "sacrificios" demandados por el sionismo de las masas trabajadoras judas, usted tiene en mente aparentemente el hecho de que la inmigracin y el establecimiento de un estado independiente demandar de nuestras masas trabajadoras mucho sufrimiento, el que podr ser evitado si permanecen en los lugares en que estn registrados de acuerdo a sus pasaportes, y si luchan por la autonoma. Este punto de vista es muy extrao. Yo siempre tuve la impresin de que desde tiempo inmemorial, la inmigracin sirvi como medio de liberarse uno mismo del sufrimiento, mas que para traerle a uno nuevo sufrimiento. Cuales son "los sacrificios ante el Satn sionista" de los que usted habla? Cuales son las verdaderas posesiones o esperanzas que a que deben renunciar los judos pobres cuando dejan los pueblitos rumanos o de la Galitzia para ir hacia "la nueva-vieja patria" -- "Altneuland" [Se trata del ttulo de una novela utpica en la que Theodor Herzl describe el futuro Estado Judo] Yo nunca me unir a aquellos que estn preparados para prometer a las masas judas que encontrarn en su "Aktneuland" un paraso aguardando por ellos. Puedo avizorar una cantidad de trabajo arduo, una cantidad de fracasos, errores y desilusiones. Quiz puedo tambin avizorar crueles choques con fuerzas externas. Pero tambin puedo avizorar "actos de herosmo" y "sacrificios", pero no esos "sacrificios" con los que usted nos amenaza. Sino la experiencia de la historia --una experiencia que no est escrita en libros sino en las pginas de la vida -- la experiencia de grandes comunidades judas viviendo en el presente en paz y prosperidad en los pases de ultramar es garanta del hecho de que no ser para su perjuicio si estas masas judas entienden estos actos de herosmo y realizan esos sacrificios. No negar que si pensara de otra forma, si estuviera seguro de que la afirmacin de nuestra independencia nacional requiriera muchos sacrificios de nuestras clases pobres, y la postergacin por cien aos de su liberacin econmica, an as no dudara en convocarlos a hacer estos sacrificios por Sion, incluso en su propio perjuicio. Quiz nadie responda a la convocatoria. A pesar de todo, la hara porque en mi opinin es preferible postergar la liberacin econmica por un siglo o dos antes que morir como nacin por toda la eternidad. Pero no hay necesidad de eso. Nuestro suelo, que es comprado mediante recursos provistos por la nacin, es propiedad nacional desde el principio. Nuestro Congreso, que est creado mediante la eleccin general de hombres y mujeres, continuar siendo creado por ellos incluso si no se denomina ms Congreso sino "Sala de Representantes". Teniendo todo esto en mente, y recordando las experiencias de la historia que han sido llevadas adelante tan gloriosamente, y recordando que muchos movimientos migratorios de gran escala ya han demostrado estar justificados, demandamos calma y resueltamente a nuestras clases trabajadoras que lleven adelante tambin actos de herosmo y produzcan sacrificios, porque sabemos que en esa nueva-vieja tierra de asentamiento, donde por primera vez sern capaces de moldear su suerte con sus propias manos --all encontrarn terreno y circunstancias favorables para tal trabajo y depender de ellos hasta qu punto vayan detrs del progreso econmico en Europa, o se adelanten al mismo con pasos gigantescos y capturen la felicidad que est adelante.

Chaim Weizmann Carta a Ahad Ha'am, 14-15 de diciembre de 1914 en Meyer Weisgal (Editor) Cartas y papeles de Chaim Weizmann, vol. VII

Chaim Weizmann (1874-1952) ms tarde se convirti en el primer presidente de Israel. Ahad Ha'am (Uno del Pueblo) era el seudnimo de Asher Ginzburg, un temprano escritor en lengua hebrea. El conservador Arthur Balfour (1848-1930) haba sido Primer Ministro britnico. En 1917, como Ministros de Relaciones Exteriores, haba sido el patrocinador crucial del sionismo, anunciando la "Declaracin de Balfour", proclamando el apoyo imprerialista para un hogar nacional judo en Palestina, entonces gobernada por los turcos. Csima Wagner era la viuda de Richar Wagner (1813-1883), el gigante musical alemn y antisemita. Ella luego se convirti en amiga de Hitler. Houston Stewart Chamberlain (1855-1927 se cas con la hija de Wagner. Claude Montefiore era un lder judo britnico antisionista y asimilado. --LB

Querido Asher Asayevich: En realidad deb haberle escrito ayer, pero estaba tan cansado luego de mi retorno desde Londres que decid no hacer nada en todo el da. Ahora quiero contarle que vi a Balfour el medioda del sbado. La entrevista dur una hora y media. Balfour recordaba todo lo que discutimos ocho aos atrs, y esto hizo innecesario explicarle nuevamente la formulacin nacionalista de la cuestin juda. Le di un breve resumen de lo que se hizo durante estos aos, le habl respecto a la Sprachenkampf [Guerra de Palabras], respecto al Colegio Tcnico, el proyecto de Universidad, la Escuela Secundaria, Bezalel [Escuela de arte y diseo]. Esto lleg a l como una revelacin. Cuando expres mi disgusto por que nuestro trabajo tenga que ser interrumpido, l dijo: "Usted puede tener sus cosas realizadas mucho ms rpidamente luego de la guerra. Entonces me expuso su consideracin de la cuestin juda, y dijo que en su opinin la cuestin permanecera insoluble hasta que o los judos de aqu se convirtieran en totalmente asimilados, o hubiera una comunidad juda normal en Palestina --y l tena en mente ms a los judos occidentales que a los orientales. Me dijo que una vez haba tenido una larga charla con Cosima Wagner en Bayreuth y que comparta muchas de sus ideas antisemitas. Le seal que nosotros tambin estamos de acuerdo con los antisemitas culturales, en tanto creemos que los alemanes de fe mosaica son un fenmeno indeseable, desmoralizante, pero que estbamos en total desacuerdo con Wagner y Chamberlain tanto en el diagnstico como en el pronstico, y tambin dije que, despus de todo, todos estos judos han tomado parte en la construccin de Alemania, contribuyendo mucho a su grandeza, de la misma forma que otros judos lo han hecho respecto a la grandeza de Francia e Inglaterra, a expensas del pueblo judo en su conjunto, cuyo sufrimiento se incrementa en forma proporcional a la "retirada" de los elementos creativos que son absorbidos en las comunidades circundantes --esas mismas comunidades que luego nos reprochan por esta absorcin y reaccionan con antisemitismo. Me escuch durante largo tiempo y fue muy conmovido --le aseguro que hasta las lgrimas-- y me tom de la mano y dijo que haba iluminado para l el camino seguido por una gran nacin sufriente. Luego me habl de una conversacin con Claude Montefiore, quien haba venido a l para pedirle interceder en resguardo de los judos rumanos, y dijo: Qu gran diferencia hay entre usted y l. Porque usted no est pidiendo por nada --dijo-- usted demanda, y la gente tiene que escucharlo porque usted es un estadista de un estado moralmente fuerte. Entonces conduje su atencin hacia el 17

fatal error en que han cado los estadistas de Europa Occidental, considerando a los judos de Europa Oriental como un Atado de Schnorrers [mendigos], y como los judos occidentales contribuyen a la difusin de esta apreciacin. Nuestros cuerpos estn encadenados, pero estamos tratando de librarnos de nuestras cadenas y salvar nuestra alma. Me pregunt si quera alguna accin prctica en el presente. Le dije que no, meramente deseaba explicarle cuan grande y profunda es la sangrienta tragedia de los judos. Me gustara llamarlo nuevamente, con su permiso, cuando el rugir de las armas haya terminado. Me acompa hasta la calle, sosteniendo mi mano en silencio, y saludndome dijo muy calurosamente: "Le recomiendo venir a verme nuevamente, estoy profundamente conmovido e interesado, no es un sueo, es una gran causa y yo la comprendo.

Winston Churchill Sionismo versus Bolchevismo. Un combate por el alma del Pueblo Judo. Illustrated Sunday Herald, 8 de febrero de 1920

Winston Churchill es quiz la figura ms sobrestimada de la poltica del siglo XX. El archimperialista fue el principal respaldo exterior de los "Guardias Blancos" antisemitas, los pogromistas zaristas durante la Revolucin Rusa. Dos aos despus de escribir este artculo, se convirti en un partidario apasionado de Benito Mussolini. Tuvo una cauta simpata por Hitler hasta que comprendi que los nazis eran una amenaza para el poder britnico. ..LB

A alguna gente le gustan los judos y a otra no; pero ningn hombre pensante puede dudar del hecho que son, ms all de toda duda, la raza ms formidable y ms remarcable que nunca ha aparecido en el mundo. Disraeli, el judo que fue Primer Ministro de Inglaterra, y dirigente del Partido Conservador, que fue siempre fiel a su raza y orgulloso de su origen, dijo en una ocasin bien conocida: "El Seor trata a las naciones de la misma manera que las naciones tratan a los judos". Ciertamente cuando vemos el estado miserable de Rusia, donde de todos los pases del mundo es aquel en el cual los judos fueron tratados ms cruelmente, y lo contrastamos con las fortunas en nuestro propio pas, que parecen haber sido preservadas providencialmente en medio de los angustiosos peligros de estos tiempos, debemos admitir que nada de lo que desde entonces ha ocurrido en la historia del mundo ha falsificado la verdad de la segura afirmacin de Disraeli.

Judos Buenos y Malos El conflicto entre el bien el mal que incesantemente se desarrolla en el interior del hombre no alcanza en ninguna parte tal intensidad como en la raza juda. La naturaleza dual de la humanidad no est en ninguna otra parte ejemplificada en forma ms fuerte o terrible. Les debemos a los judos en la revelacin cristiana un sistema de tica que, an si estuviera enteramente separado de lo sobrenatural, sera incomparablemente la posesin ms preciosa de la humanidad, de un valor que iguala a todos los otros credos y saberes juntos. Sobre tal sistema y mediante tal fe se ha producido la destruccin del Imperio Romano y edificado el conjunto de nuestra civilizacin actual. Y bien puede ser que esta misma raza sorprendente pueda en el presente estar en proceso de producir otro sistema de filosofa y moral, tan malevolente como benevolente fue el cristianismo, y que si no es detenido, destruir todo lo que la cristiandad ha hecho posible. Parecera casi como si el evangelio de Cristo y el evangelio del Anticristo estuvieran destinados a originarse entre el mismo pueblo; y que esta raza mstica y misteriosa ha sido elegida para las manifestaciones supremas, tanto de lo divino como de lo diablico. Judos "Nacionales" No existe mayor equivocacin que la de atribuir a cada individuo una parte reconocible de las cualidades que forman el carcter nacional. Hay toda suerte de hombres, buenos, malos y, en su 19

mayor parte, indiferentes --en cada pas, y en cada raza. Nada es ms incorrecto que negar a un individuo, por su raza u origen, su derecho a ser juzgado de acuerdo a sus mritos y conductas personales. En un pueblo de genio peculiar como los judos, los contrastes son ms vvidos, los extremos estn ms ampliamente separados, y las consecuencias resultantes son ms decisivas. En el momento crtico presente hay tres lneas principales de concepcin poltica entre los judos, dos de las cuales son tiles y esperanzadoras para la humanidad en una medida muy grande, y la tercera es absolutamente destructiva. En primer lugar estn los judos que, esparcidos en todos los pases a travs del mundo, se identifican con ese pas, entran en su vida nacional, y, en tanto adhieren fielmente a su propia religin, se consideran como ciudadanos, en el ms amplio sentido, del estado que los ha recibido. Tal judo viviendo en Inglaterra dice: "Yo soy un ingls que practica la religin juda." Esta es una concepcin valorable, y til en el ms alto grado. En Gran Bretaa sabemos bien que durante la gran guerra la influencia de lo que puede denominarse los "judos nacionales" en muchos lugares se volc preponderantemente hacia los Aliados; y en nuestro propio Ejrcito los soldados judos han tenido una parte muy distinguida, llegando algunos al comando de ejrcito, ganando otros la Cruz de la Victoria por su valor. Los judos nacionales rusos, a pesar de las limitaciones bajo las que han sufrido, han maniobrado para jugar una parte honorable y til en la vida nacional de Rusia. Como banqueros e industriales han promovido vigorosamente el desarrollo de los recursos econmicos de Rusia, y estuvieron al frente en la creacin de esas remarcables organizaciones, las Sociedades Cooperativas Rusas. En poltica su apoyo lo han dado, en su mayor parte, a los movimientos liberales y progresistas, y han estado entre los mayores sostenedores de la amistad con Francia y Gran Bretaa.

Los Judos Internacionales En oposicin violenta a toda esta esfera de esfuerzos judos, se alzan los planes de los judos internacionales. Los adherentes a esta confederacin siniestra son mayormente hombres provenientes de las infelices poblaciones de pases en los cuales los judos son perseguidos debido a su raza. La mayora, sino todos ellos, han abandonado la fe de sus padres, y han divorciado sus mentes de todas las esperanzas espirituales en un mundo ulterior. Este movimiento no es nuevo entre los judos. Desde los das de Spartacus-Weishaupt [el lder de los Illuminati de Bavaria, en el siglo XVIII, Adam Weishaupt, firmaba con el seudnimo Spartacus] hasta los de Karl Marx, y luego a Trotsky (Rusia), Bela Kun (Hungra), Rosa Luxemburgo (Alemania), y Emma Goldman (Estados Unidos), esta conspiracin mundial por el derrocamiento de la civilizacin y la reconstitucin de la sociedad sobre la base de el desarrollo restringido, la malevolencia envidiosa, y la igualdad imposible, ha estado creciendo gradualmente. Jug una parte reconocible en la tragedia de la Revolucin Francesa, como lo demostr tan competentemente un escritor moderno, el seor Webster. Ha sido la principal fuente de todos los movimientos subversivos durante el siglo XIX; y ahora al fin esta banda de extraordinarias personalidades del inframundo de las grandes ciudades de Europa y Amrica han tomado por los pelos al pueblo ruso y se han convertido prcticamente en los amos indiscutidos de ese enorme imperio. Los Judos Terroristas No hay necesidad es exagerar la parte jugada en la creacin del bolchevismo y en la real produccin de la Revolucin Rusa por estos judos internacionales y en su mayor parte ateos. Es ciertamente una gran revolucin; probablemente sobrepasa a todas las anteriores. Con la excepcin

notable de Lenin, la mayora de las figuras lderes son judos. Adems, la inspiracin principal y el poder conducente proviene de lderes judos. As Tchitcherin, un ruso puro es eclipsado por su subordinado nominal Litvinoff, y la influencia de rusos como Bujarn o Lunacharski no puede compararse con el poder de Trotsky, o de Zinovief, el Dictador de la Comuna Roja (Petrogrado), o de Krassin o Radek --todos judos. En las instituciones soviticas la predominancia de judos es todava ms sorprendente. Y la parte prominente, si no realmente principal, en el sistema de terrorismo aplicado por las Comisiones Extraordinarias para Combatir la Contrarrevolucin, ha sido tomada por judos, y en algunos casos por judas. La misma prominencia maligna fue obtenida por judos en el breve perodo de terror durante el cual Bela Kun gobern Hungra. El mismo fenmeno ha estado presente en Alemania (especialmente en Bavaria), en tanto a esta locura le fue permitido hacer presa del pueblo alemn durante su postracin temporaria. Aunque en todos estos pases hay muchos no-judos tan malos como el peor de los revolucionarios judos, es sorprendente la parte jugada por estos ltimos en proporcin a su nmero.

"Protector de los Judos" No es necesario decir que las pasiones de venganza ms intensas han sido excitadas en el seno del pueblo ruso. Doquiera pudiera llegar la autoridad del general Denikin, siempre le era acordada proteccin a la poblacin juda, y sus oficiales hacan grandes esfuerzos para prevenir represalias y castigar a los culpables de stas. Tanto fue as que la propaganda contraria al general Denikin lo denunciaba con el Protector de los Judos. Las seoritas Healy, sobrinas de Tim Healy, al relatar sus experiencias personales en Kiev, han declarado que, segn su conocimiento, en ms de una ocasin, oficiales que cometieron ofensas contra judos fueron degradados y enviados fuera de la ciudad, hacia el frente. Pero las hordas bandidos con que est siendo infectada la totalidad del vasto Imperio Ruso no dudan en gratificar su deseo de sangre y venganza a expensas de la poblacin juda inocente, cuando tienen oportunidad. El bandido Majno, las hordas de Pedura y Gregorief, que caracterizan su propio xito mediante las masacres ms brutales, siempre encuentran una rpida respuesta al antisemitismo en sus peores formas entre la poblacin, medio estupefacta y medio enfurecida. El hecho que, en muchos casos, los intereses judos y los lugares de culto judos sean exceptuados por los bolcheviques de su hostilidad universal, ha tendido a asociar ms y ms a la raza juda de Rusia con las villanas que estn siendo perpetradas. Esto es una injusticia hacia millones de personas vulnerables, la mayora de las cuales son vctimas del rgimen revolucionario. En consecuencia, se convierte en especialmente importante promover y desarrollar cualquier movimiento judo bien marcado, que se aleje de esta asociacin fatal. Y he aqu por qu el sionismo tiene una significacin tan profunda para el mundo entero en el momento presente.

Un Hogar para los Judos El sionismo ofrece la tercer esfera a las concepciones polticas de la raza juda. En violento contraste con el comunismo internacional, presenta a los judos una idea nacional de un carcter poderoso. Ha recado en el Gobierno Britnico, como resultado de la conquista de Palestina, la oportunidad y la responsabilidad de asegurar para la raza juda mundial en su conjunto un hogar y un centro de vida nacional. El sentido de la historia y la figura de estadista del seor Balfour estuvieron prontos para tomar esta oportunidad. Se han hecho declaraciones que han decidido irrevocablemente la poltica de Gran Bretaa. Las energas poderosas del seor Weizmann, el lder del proyecto sionista, para los asuntos prcticos, respaldado por muchos de los judos britnicos ms prominentes, y apoyado por la total autoridad de Lord Allenby, estn dirigidos a lograr el xito de

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este movimiento inspirado. Por supuesto, Palestina es demasiado pequea para acomodar ms que a una fraccin de la raza juda, y la mayora de los judos nacionales no desea ir all. Pero, puede ocurrir que se cree, durante nuestra vida, un Estado Judo en las orillas del Jordn, bajo la proteccin de la Corona Britnica, el cual podra albergar tres o cuatro millones de judos, evento que en la historia del mundo sera benfico, desde todo punto de vista, y estara especialmente en armona con los verdaderos intereses del Imperio Britnico. El sionismo ya se ha convertido en un factor en las convulsiones polticas de Rusia, como una influencia competitiva poderosa a los crculos bolcheviques y con el sistema comunista internacional. Nada puede ser ms significativo que la furia con la que Trotsky ha atacado generalmente a los sionistas, y al doctor Weizmann, en particular. La penetracin cruel de su mente no le deja ninguna duda de que los planes de un estado comunista mundial bajo dominacin juda son directamente frustrados y detenidos por este nuevo ideal, que dirige las energas y esperanzas de los judos de todas las tierras hacia un objetivo ms simple, ms verdadero, y ms posible. La lucha que ahora est comenzando entre los judos sionistas y los judos bolcheviques es poco menos que una lucha por el alma del pueblo judo.

El Deber de los Judos Leales Es particularmente importante en estas circunstancias que los judos nacionales en cada pas que son leales a la tierra de su adopcin vayan al frente en cada ocasin, como lo han hecho ya muchos de ellos en Inglaterra, tomen una parte prominente en cada medida que se tome para combatir la conspiracin bolchevique. De esta forma sern capaces de reivindicar el honor del nombre judo y poner en claro que el movimiento bolchevique no es un movimiento judo, sino que es repudiado en forma vehemente por la gran mayora de la raza juda. Una resistencia negativa al bolchevismo no es suficiente en todos los campos. Se necesitan alternativas positivas y practicables tanto en la esfera moral como en la social, y construir con la mayor rapidez posible un centro nacional judo en Palestina, que se convertir no solo en un refugio para los oprimidos en las tierras de Europa Central, sino tambin en un smbolo de la unidad juda y un templo a la gloria juda, una tarea en la cual reposan muchas bendiciones.

Albert Einstein "Asimilacin y Nacionalismo" Acerca del Sionismo: Discursos y Cartas. Traducido y Editado por Leon Simon

Nota: Albert Einstein (1879-1955), fue huesped de honor durante el establecimiento de la Agencia Juda, el ejecutivo de la Organizacin Sionista Mundial en Jerusaln, bajo los britnicos. Tambin fue un pacifista, socialista, federalista mundial, etc. Su inocencia poltica es legendaria entre los historiadores. Sus puntualizaciones acerca del sexo interracial pusieron ante su prueba final a quienes tienen dificultades para comprender las paradojas. Dejmoslo ser una luz roja advirtiendo a todos: Excepto al hacer preguntas, nunca hables acerca de lo que no conoces. --LB [Este volumen est compuesto de traducciones de extractos de discursos y cartas escritas y enviadas por el profesor Einstein durante los ltimos nueve o diez aos. La forma de discurso o carta no ha sido preservada, y han sido omitidos algunos breves pasajes de inters efmero, aqu y all. El ordenamiento es mas o menos, pero no totalmente, cronolgico. --LS, Londres, septiembre de 1930]

ASIMILACIN Y NACIONALISMO (1921) La reconstruccin de Palestina es para nosotros los judos no una mera cuestin de caridad o emigracin: es un problema de importancia sobresaliente para el pueblo judo. Palestina es primero y principal no un refugio para los judos de Europa Oriental, sino la encarnacin de un sentido de solidaridad nacional redivivo. Pero es oportuno revivir y fortalecer este sentido de solidaridad? A esa pregunta debo responder con un afirmativo sin calificativos, no solo porque esa respuesta expresa mi sentimiento instintivo, sino tambin, creo, sobre fundamentos racionales. Echemos un vistazo a la historia de los judos en Alemania durante el ltimo siglo, ms o menos. Cien aos atrs nuestros ancestros, con muy pocas excepciones, todava vivan en el gueto. Eran pobres, y estaban separados de los gentiles por una barrera de tradiciones religiosas, formas de vida secular y restricciones legales. En su desarrollo espiritual estaban confinados a su propia literatura y no estaban influidos ms que ligeramente por los mpetus inmensos que el Renacimiento haba dado a la vida intelectual de Europa. Pero en un aspecto estos hombres, ubicados humildemente y poco considerados como estaban, tenan una ventaja distintiva con respecto a nosotros. Cada uno de ellos estaba ligado por todas las fibras de su ser a una comunidad que abarcaba su existencia entera, de la cual se senta un miembro pleno, y que no le demandaba nada que fuera en contra de su modo de pensar natural. Nuestros ancestros de esos das estaban bastante confinados tanto material como espiritualmente, pero como organismo social estaban en un estado envidiable de equilibrio psicolgico. Luego vino la emancipacin. Abri visiones de progreso no soadas. Judos individuales rpidamente se sintieron como en su hogar en los altos estratos de la vida social y econmica. Absorbieron en forma entusiasta los logros ms brillantes del arte y la ciencia occidentales. Se introdujeron con ardor en estos desarrollos, y ellos mismos hicieron contribuciones de valor permanente. En el proceso adoptaron los modos de vida del mundo no-judo, se alejaron cada vez ms de sus propias tradiciones sociales y religiosas, adquirieron hbitos no-judos, costumbres y formas de pensamiento. Pareca como si estuvieran dirigindose a disolverse 23

completamente en los pueblos circundantes, mucho ms numerosos que ellos, tan superiores en su organizacin poltica y cultural, y que en unas pocas generaciones no quedara traza visible de ellos. Pareca inevitable la desaparicin completa de los judos de Europa Central y Occidental. Pero las cosas se desarrollaron en forma diferente. Las naciones con diferencias raciales parecen tener instintos que trabajan en contra de su fusin. La asimilacin de los judos a las naciones europeas entre las que vivan, en el idioma, las costumbres, y hasta cierto punto incluso en las formas de organizacin religiosa, no pudo erradicar el sentimiento de carencia de parentesco entre ellos y aquellos entre quienes vivan. En ltima instancia, este sentimiento instintivo de carencia de parentesco es referible a la ley de conservacin de la energa. Por esta razn no puede ser erradicado por ningn monto de buenas intenciones. Las nacionalidades no quieren fundirse: quieren ir cada una por su camino. Un estado de paz slo puede conseguirse si se toleran y respetan mutuamente en forma natural. Esto demanda, sobre todo, que los judos nos volvamos ms concientes de nuestra nacionalidad, y ganemos el auto respeto que es necesario para nuestra existencia nacional. Debemos aprender nuevamente a afirmar a nuestros ancestros y a nuestra historia; debemos una vez mas hacernos cargo, como una nacin, de las tareas culturales de un tipo calculado para fortalecer nuestro sentimiento de solidaridad. No es suficiente para nosotros tomar parte en tanto individuos en el trabajo cultural de la humanidad: debemos poner manos a algn trabajo que pueda servir a los fines de nuestra existencia nacional corporativa. De esta forma solamente puede recuperar su salud el pueblo judo. Es desde este punto de vista que considero al movimiento sionista. La historia nos ha encargado la tarea de contribuir activamente a la reconstruccin econmica y cultural de Palestina. Hombres inspirados de genio y visin han echado las bases de nuestro trabajo, al cual muchos de los mejores de entre nosotros estn listos para dedicar sus vidas enteras. Ser bueno si todos nosotros sentimos la completa significacin del trabajo y contribuimos cada uno con lo mejor de s a su xito. Fue en Amrica donde primero descubr al pueblo judo. Haba visto a muchos judos, pero nunca me haba encontrado con el pueblo judo ni en Berln ni en ninguna parte de Alemania. Este pueblo judo que yo encontr en Amrica, provena de Rusia, Polonia y Europa Oriental en general. Estos hombres y mujeres todava retienen un saludable sentimiento nacional, que todava no ha sido destruido por el proceso de atomizacin y dispersin. Encontr a esta gente extraordinariamente preparada para el autosacrificio y creativa en lo prctico. Por ejemplo, en poco tiempo han maniobrado para asegurar el futuro de la proyectada Universidad en Jerusaln, al menos por lo que concierne a la Facultad de Medicina. Tambin encontr que eran mayormente las clases medias y la gente ordinaria, y no aquellos que disfrutaban de una posicin social alta o cualquier ventaja natural, quienes haban preservado ms conspicuamente el saludable sentimiento de pertenencia y la voluntad para hacer sacrificios. La impresin que gan all es que si realmente tenemos xito en establecer un ncleo del pueblo judo en Palestina, tendremos una vez ms un centro espiritual, aunque la gran mayora de nosotros estemos dispersos por el mundo, y desaparecer el sentimiento de aislamiento. Este es el gran efecto redentor que yo anticipo vendr de la reconstruccin de Palestina.

Vadimir Jabotinsky "La Muralla de Hierro (Nosotros y los rabes)" Rassvyet, Berln, 4 de noviembre d e1923.

La Muralla de Hierro, escrita en ruso, es el cimiento ideolgico del Revisionismo sionista, la ideologa dominante en el Likud, el partido de Ariel Sharon. Esta presentacin est basada en dos traducciones, una versin mimeogrfica, con un nombre escrito a mano, "Nisan-8", combinada con otra del Jewish Herald de Sudfrica. Aunque recientemente ha habido una amplia discusin literaria sobre este artculo en Israel, es virtualmente desconocido en Amrica incluso en los crculos sionistas, y es fcil ver por qu los revisionistas no envan una traduccin "oficial" a cada editorialista americano. Es imposible vender un colonialismo propio del coronel Blimp [personaje de una historieta britnica, estereotipo del imperialismo] en un pas que todo literato moderno sabe que fue robado a los nativos por los colonialistas. Pero el colonialismo nunca ha tenido un campen ms articulado, y fue la base de la orientacin de su movimiento hacia Mussolini en los aos 30'. --LB

Contrariamente a la excelente regla de ir al grano directamente, debo comenzar este artculo con una introduccin personal. El autor de estas lneas es considerado un enemigo de los rabes, alguien que propone su expulsin, etc. Esto no es verdad. Mi relacin emocional con los rabes es la misma que con los otros pueblos una educada indiferencia. Mi actitud poltica hacia ellos se caracteriza por dos principios. Primero: la expulsin de los rabes de Palestina es absolutamente imposible. Existirn siempre dos naciones en Palestina lo cual para m es bueno, en tanto los judos sean mayora. Segundo: estoy orgulloso de haber sido miembro del grupo que formul el Programa de Helsingfors. Lo formulamos, no slo para los judos, sino para todos los pueblos, y su base es la igualdad de todas las naciones. Estoy dispuesto a jurar, por nosotros y nuestros descendientes, que nunca destruiremos esta igualdad y nunca intentaremos expulsar u oprimir a los rabes. Nuestro credo, como el lector puede ver, es completamente pacfico. Pero es absolutamente otro asunto si ser posible lograr nuestros propsitos pacficos a travs de medios pacficos. Esto depende, no de nuestra actitud hacia los rabes, sino exclusivamente de la actitud de los rabes hacia el sionismo. Tras esta introduccin podemos pasar al asunto principal. Que los rabes de la tierra de Israel voluntariamente lleguen a un acuerdo con nosotros est ms all de toda esperanza en el presente, y en el futuro inmediato. Esta conviccin ntima la expreso de manera tan categrica no para consternar a la faccin sionista moderada, sino por el contrario para salvarlos de la decepcin. Aparte de aquellos que han sido virtualmente ciegos desde la niez, todos los otros sionistas moderados han comprendido desde hace tiempo que no existe ni siquiera la menor esperanza de obtener el acuerdo con los rabes de la tierra de Israel para que Palestina se convierta en un pas con mayora juda. Todo lector tiene alguna idea de la historia temprana de otros pases que han sido colonizados. Sugiero que recuerde todas las instancias conocidas. Si intentara buscar siquiera un ejemplo de un pas colonizado con el consentimiento de aquellos nacidos all, fracasara. Los habitantes nativos (no importa si son civilizados o salvajes) siempre han opuesto una obstinada 25

resistencia. Adems, la manera en que acta el colonizador no ha importado en absoluto. Los espaoles que conquistaron Mxico y Per, o nuestros propios ancestros en la poca de Joshua ben Nun se comportaron, podra decirse, como saqueadores. Pero aquellos grandes exploradores, los ingleses, escoceses y holandeses que fueron los reales primeros pioneros de Norteamrica eran gente que posean un elevado nivel tico; hombres que no slo deseaban dejar a los pieles rojas en paz sino que les daba lstima hasta una mosca; gente que con toda sinceridad e inocencia crea que en esos bosques vrgenes y vastas praderas exista espacio disponible para ambos, los blancos y los pieles rojas. Sin embargo, el nativo resisti ante los brbaros y ante los civilizados con el mismo grado de crueldad. Otra cuestin que no ha tenido importancia fue si existi o no sospecha de que el conquistador deseaba remover a los nativos de su tierra. La vasta extensin de los Estados Unidos nunca contuvo ms que uno o dos millones de indios. Los aborgenes combatieron a los colonos blancos no por temor a ser expropiados, sino simplemente porque nunca existi un habitante indgena que haya aceptado el establecimiento de otros en su pas. Cualquier poblacin nativa no importa si es civilizada o salvaje ve a su pas como su hogar nacional, del cual desean siempre ser los dueos absolutos. Ellos no permitirn voluntariamente, no slo un nuevo dueo, sino incluso un nuevo vecino. Y esto sucede con los rabes. Los partidarios del compromiso en nuestro campo intentan convencernos de que los rabes son unos tontos que pueden ser engaados por una edulcorada formulacin de nuestros propsitos, o una tribu de buscadores de dinero que abandonarn el derecho a su tierra nativa de Palestina por beneficios econmicos y culturales. Rechazo de plano esa afirmacin. Culturalmente los rabes palestinos estn 500 aos detrs nuestro, espiritualmente no tienen nuestra resistencia o nuestra fuerza de voluntad. Podemos hablar tanto como queramos acerca de nuestras buenas intenciones; pero ellos saben como nosotros lo que no es bueno para ellos. Sienten hacia Palestina el mismo amor instintivo y el fervor que un azteca senta respecto de su Mxico o un sioux hacia su pradera. Pensar que los rabes consentirn voluntariamente la realizacin del sionismo a cambio de beneficios culturales y econmicos resulta infantil. Tal pueril fantasa de nuestros arabfilos proviene de algn tipo de menosprecio del pueblo rabe, de una apreciacin infundada de esta raza como una chusma pronta a dejarse sobornar para que compremos su tierra patria a cambio de una red ferroviaria. Esta visin no tiene fundamento en absoluto. rabes individuales pueden quiz ser comprados pero esto difcilmente significa que todos los rabes en Eretz Israel tienen la voluntad de vender un patriotismo que ni siquiera los papes negociaran. Todo pueblo indgena resistir a los colonizadores. Esto es lo que los rabes en Palestina estn haciendo, y persistirn en hacer mientras conserven una sola chispa de esperanza de que sern capaces de prevenir la transformacin de Palestina en la Tierra de Israel. Algunos de nosotros pensaba que se haba producido un malentendido, que por esa razn los rabes no comprendan nuestras intenciones, ellos se oponan a nosotros, pero, si aclarbamos cun modestas y limitadas eran nuestras aspiraciones, estrecharan nuestras manos en paz. Esto tambin es una falacia comprobada una y otra vez. Es suficiente recordar slo un incidente. Tres aos atrs, durante una visita aqu, Sokolow despleg un gran discurso sobre esa verdadera incomprensin, empleando un lenguaje engaoso para probar cuan groseramente equivocados estaban los rabes al suponer que nosotros pretendamos arrebatar sus propiedades o expulsarlos de su pas, o suprimirlos. Esto definitivamente no era as. Ni siquiera queramos un estado judo. Todo lo que desebamos era un rgimen representativo de la Liga de las Naciones. Una rplica a este discurso se public en el peridico rabe Al Carmel en un artculo cuyo contenido brindo de memoria, pero estoy seguro de que es un relato fiel.

Nuestros grandes sionistas se perturban innecesariamente, escribi su autor. No hay malentendidos. Lo que Sokolow plantea respecto del sionismo es verdad. Pero los rabes ya conocen esto. Obviamente, hoy los sionistas no pueden soar con expulsar o eliminar a los rabes, o incluso establecer un estado judo. Claramente, en este perodo estn interesados slo en una cosa que los rabes no obstaculicen la inmigracin juda. Adems, los sionistas han prometido controlar la inmigracin de acuerdo con la capacidad de absorcin econmica del pas. El editor de esta publicacin quiere creer que la capacidad de absorcin de Eretz Israel es muy grande, y que resulta posible radicar gran cantidad de judos sin afectar a un solo rabe. Es justamente eso lo que los sionistas quieren, y lo que los rabes no desean. De esta manera los judos se convertirn, paulatinamente, en mayora e, ipso facto, se constituir un estado judo y el destino de la minora rabe depender de la buena voluntad de los judos. Pero no son los mismos judos quienes nos plantean cun agradable era ser una minora? No existe ningn malentendido. Los sionistas desean una cosa libertad de inmigracin y es la inmigracin juda lo que nosotros no queremos. La lgica empleada por este editor es tan simple y clara que deberamos aprenderla de memoria y convertirse en una parte esencial de nuestra nocin de la cuestin rabe. No tiene importancia si citamos a Herzl o a Herbert Samuel para justificar nuestras actividades. La misma colonizacin tiene su propia explicacin, integral, ineludible, y comprendida por cualquier rabe y cualquier judo. La colonizacin puede tener solamente una meta. Para los rabes palestinos la misma resulta inadmisible. Est en la naturaleza de las cosas. Cambiar esa naturaleza es imposible. Un plan que parece atraer a muchos sionistas es el siguiente: si es imposible obtener el aval para las aspiraciones sionistas por parte de los rabes palestinos, entonces debe ser obtenido de los rabes de Siria, Irak, Arabia Saudita y quiz de Egipto. Incluso si esto fuera posible, no modificara la raz de la situacin. No modificara la actitud de los rabes del territorio israel hacia nosotros. Hace setenta aos, la unificacin de Italia se logr, con la retencin por parte de Austria de Trento y Trieste. Sin embargo, los habitantes de esas ciudades no solo rechazaron aceptar la situacin, sino que lucharon contra Austria con renovado vigor. Si fuera posible (lo cual dudo) discutir sobre Palestina con los rabes de Bagdad y La Meca como si ella fuera una especie de reducida, inmaterial tierra fronteriza, Palestina seguira siendo para los palestinos no una tierra fronteriza, sino su tierra nativa, el centro y base de su propia existencia nacional. Por ende sera necesario llevar a cabo la colonizacin contra la voluntad de los rabes palestinos, que es la misma condicin que existe hoy. Un acuerdo con los rabes que estn fuera de la Tierra de Israel es tambin una ilusin. Para que los nacionalistas de