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E ERCITOS Y BATALLAS 9 EL NACIMIENTO DE LA EUROPA MODERNA ed cones delp do BATAllAS DE lA HISTORIA · 4 MILITARY

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E ERCITOS Y BATALLAS 9

EL NACIMIENTO DE LA EUROPA MODERNA

ed cones delp do BATAllAS DE lA HISTORIA · 4 1.11~;JD

MILITARY

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SERlE CAMPANAS

WATERLOO 1815

EL NACIMIENTO DE LA EUROPA MODERNA

GEOFFREY WOODEN

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SERlE CAMPANAS

WATERLOO 1815

EL NACIMIENTO DE LA EUROPA MODERNA

GEOFFREY WOOTIEN

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~ Perspectiva del campo de batalla de Waterloo, en el que se distinguen las posiciones francesas desde el centro de las filas anglo-holandesas. La ruta de Charleroi se extiende hacia los edificios de La Belle Alfiance, visible al fondo; los bosques de Hougoumont forman el grupo de arboles que se distingue a la derecha y que ocultaba el chateau propiamente dicho. Antigua acuarela. (ASKB)

Guia de simbolos cartograficos

Crupo de ejercitos

Ejercito

~l!erpo de eJerCitos

Divisi6n

Brigada

Caballeria

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Las ilustraciones serialadas con las iniciales -ASK B- han sido reprod ucidas con autorizaci6n del Archivo Militar Anne S.K. Brown.

Los ed itores desean exp resar su reconocimiento especial a Philip J Ha),thornthwaite por la lIlapreciable ayuda que ha prestado a la elaboraci6n del presente volumen.

Laminas en color: leffrey Burn, 59; Cilla Eurich , I B y 26; David E. Smith, 23, 30, 63, 71, 75; Pilot Press, 67; Ron Voistad , 46; Steven J. Zaloga, 55, 83.

INDICE

La senda hacia 1815 7 Del imperio al exilio 7

EI regreso del Emperador 8

Los mandos enfrentados 10 Los mandos franceses 10

Los mandos britanicos 13

EI principe Wahlstadt Gebhard von Blucher 16

Los ejercitos enfrentados 17 L'Armee du Nord 17

EI ejercito de Wellington 21

EI ejercito de Bliicher 25

Se inicia la campana 29 15-16 dejunio 29

16-17 dejunio 31

La batalla de Quatre Bras, 16 de junio 32

La batalla de Ligny, 16 de junio 40

17 de junio: un interludio de oportunidades perdidas 46

18-19 de junio: La batalla de Wavre 48 18 de junio: La batalla de Waterloo 51 EI amanecer de Waterloo 51

Se inicia la batalla: el asalto de d'Erion 53

EI ataque de la Caballeria Francesa 64

Llegan los prusianos 68

La crisis de Wellington 68

«iHemos abierto el centro! iViva el Emperador!» 73

EI ataque de la Guardia Imperial 74

Conclusion 88 EI campo de batalla, hoy 89 Cronologia 92

Juegos de guerra: Waterloo 94

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""4 Napoleon parte de Elba en la tarde del 26 de febrero de 1815, en un intento por recobrar su trono; su fallia, gobernada por marin os de la Guardia Imperial, aguarda para tra!/-sportarle a bordo de S1l; buque Inconstant. . (oreo de J. Beaume).

""426 de febrero a 1 de maTZO de 1815: Napoleon regresa a Francia {{esde Elba a bordo de su buque Inconstant para reclamar su trono. Aqui aparece en cubierta, acompaiiado de su Estado Mayor y de los Granaderos del «Batallon Elba». Oleo de Jules Vernet. (ASKB)

""4 Golfe-Juan, cerca de Antibes, 1 de maTZO de 1815: Napoleon

. supervisa el desembarco de sus tropas procedentes de Elba. A la izquierda, los miembros del «Batallon Elba» desembarcan ataviados con los uniformes de granaderos y Chasseurs a Pied de la Guardia Imperial. Grabado de Friedrich Philip Reinhold. (ASKB)

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LA SENDA HACIA 1815

EI ardor inicial de los ejercitos revolucionarios fran­ceses habra ido aumentando con el paso del tiempo hasta convertirse en un arma formidable en manos de un solo hombre: Napoleon Bonaparte, quien no habfa vacilado en blandirla con fines nacionalistas y personales en la busqueda de la mayor gloria de Francia y de su republica. En 1814, no obstante, su­perada ya la aparente culminacion de sus exitos en Tilsit, el mito de la invencibilidad de Napoleon se derrumbo por completo. Otros pafses habfan ido obteniendo gradualmente confianza a base de imi­tar sus tacticas y metodos de organizacion, y Rusia habfa demostrado los resultados que podfan obte­nerse soportando la situacion hasta su amargo fi­nal, proceso que costo al emperador la perdida de mas de 400.000 hombres. Dos anos despues de la devastadora catastrofe de la campana de Rusia, Francia se hallaba exangue tras un enfrentamiento abrumadoramente desigual. Unidas en una coali­cion que habfa logrado funcionar a duras penas, las fuerzas arrolladoras de Austria, Rusia, Prusia y otros estados habfan terminado por avanzar hasta el corazon de la propia Francia. Algunos aliados de Francia, tales como Baviera 0 Sajonia, habfan de­sertado de su alianza 0 habfan sido derrotados, 10

que dejo a los menguados ejercitos franceses en­frentados a una situacion desesperada. Los aliados se contentaron con librar batallas de desgaste con­tra aquel enemigo numericamente inferior y falto de refuerzos, empujando a Napoleon hasta las puertas de Paris. El control polftico de la nacion por parte del emperador iba diluyendose con cada re­yes militar sufrido, y sus mariscales no tardaron en rebelarse. Algunos desertaron. Con los aliados ya en Paris, Napoleon fue finalmente persuadido para abdicar en abril de 1814.

Del imperio al exilio

. EI destierro habfa de ser su castigo. La conmocion era absoluta, y Napoleon aprovecho su estancia en Fontainebleau para ingerir la ampolla de veneno que habfa lIevado permanentemente consigo desde que casi fuera hecho prisionero en Rusia. No obs­tante, si bien cayo grave mente enfermo, la eficacia

de la pocion habfa disminuido con el paso del tiem­po, y el 14 de abril se hallaba ya 10 bastante recu­perado como para abandonar su amada Guardia Imperial en un acto enternecedor que conmovio los corazones de todos los presentes. Ataviado con su uniforme de general y su sombrero y gaban caracte­rfsticos, se despidio con lagrimas en los ojos, sol1o­zando ante los colo res de la Guardia hasta ser intro­ducido en el carruaje que habria de transportarle.

Viajando de incognito por temor a perder la vida a manos del populacho y de sus enemigos, se des­plazo en carruaje hasta el sur de Francia, desde donde realizo la travesfa hasta la diminuta isla de Elba. El terror del continente, el que habfa sido dueno de Europa desde Lisboa hasta Moscu, vefa sus dominios reducidos a un pequeno islote del Me­diterraneo. Otrora comandante de una Grande Ar­mee de hasta medio millon de hombres, ahora ape­nas contaba con una guardia personal formada por un millar de miembros.

Una vez en Elba, debio de ir sumiendose cada vez mas en la desesperacion. El gobierno frances re­tiro la pension de dos millones de francos anuales que Ie habfa prometido, y su primera esposa, la em­peratriz Josefina, hallaba en Paris una muerte tem­prana, vfctima de la difteria. Aun habrian de em­peorar para elias cosas, ya que su segunda esposa, Maria Luisa, habfa sido trasladada al corazon de Austria donde, dada su naturaleza impresionable y sensual, no tardo en caer vfctima de la seduccion de su nuevo edecan, el general austriaco conde von Neipperg. Acaso su mayor amargura, sin embargo, fue la prohibicion de ver a su hijo, el rey de Roma.

Los insultos se anadfan a las injurias: muchos de sus antiguos mariscales se servfan de las riquezas y los tftulos que Napoleon les habfa otorgado para obsequiar a los mismos enemigos que habfan pro­vocado su cafda. La propia J osefina no habfa mos­trado escrupulo alguno en recibir al zar Alejandro en Paris.

Aislado en su diminuta isla, Napoleon rebullfa in­quieta y mudaba constantemente de residencia, frustrado por su confinamiento y por la tediosa y embrutecedora rutina de la vida en Elba. El princi­pe de Talleyrand, un hombre corrupto que habfa

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contribuido en Paris a organizar la caida de Napo­leon, contaba con espias en todas partes, hasta el punto de que estos a menudo terminaban espian­dose entre ellos por error. Dichos secuaces seguian irritantemente los pasos de Napoleon e inventaban descabellados y ultrajantes informes que Talleyrand se apresuraba a imprimir en la prensa borbonica.

Tras un impulso inicial de energia renovadora, Napoleon ago to sus posibilidades de actividad en Elba. Su estilo de vida se volvio cada vez mas se­dentario, y su brillante mente dispuso de mas tiem­po para reflexionar. Los momentos de mayor es­plendor de su vida que retornaban a el a traves de retazos de noticias que llegaban de Francia debie­ron de constituir su mayor consuelo, dado que las cosas no marchaban bien para el nuevo rey borbon, Luis XVIII. El alivio inicial experimentado por los franceses ante el final de la guerra y el retorno de los borbones no tardo en dar paso a un profundo descontento a medida que los miembros de la an­tigua camarilla de los borbones iban regresando del exilio para mezc1arse entre la poblacion y manipular el sistema segun sus propios intereses. Entretanto, el monarca recien coronado derrocha­ba velozmente el tesoro de sesenta millones de fran­cos amasado por Napoleon, y veteranos de diver­sas guerras que habian entregado su juventud y su salud por la nacion eran abandonados a la mise ria. La violeta -el simbolo adoptado por los bonapar­tistas- no tardo en lucirse discretamente en los pei­nados de las damas y las sola pas de los caballeros.

AI mismo tiempo, la coalicion de enemigos de Francia apenas logro mantenerse unida hasta el fin de la guerra. Los aliados del Congreso de Viena no tardaron en verse inmersos en mezquinas refriegas a 10 largo de un proceso en el que se discutia el intercambio de pequenos estados con vistas a la reorganizacion de Europa. El frente unido se habia desintegrado, y los estados menores se mostraban descontentos. En Viena se encontraba por enton­ces Talleyrand, quien no perdio la ocasion de com­plicar aun mas las cosas al exigir que Napoleon fue­ra trasladado aun mas lejos de Europa. Se propu­sieron asimismo las Indias Occidentales y Santa Ele­na, y a finales de 1814 Napoleon supo que Ingla­terra y Prusia habian suscrito el acuerdo de trasla­darle. Dado el silencio de Rusia, era tan solo cues­tion de tiempo antes de que Napoleon perdiera in­eluso sus dominios de Elba.

El malestar social reinante en Francia anunciaba un pequeno resquicio de esperanza para Napoleon. Quiza, una accion decisiva podria unir de nuevo a la nacion francesa y devolverle su orgullo y su glo-

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ria. Siempre atento a la oportunidad propicia, Na­poleon aprovech6 la ausencia del gobernador de Elba -por entonces en Italia- yel l de marzo de . 1815 desembarco en el sur de Francia, iniciando asi los cien dias acaso mas celebres de la historia.

El regreso del Emperador

Napoleon escogio deliberadamente una de las ru· tas mas lentas hacia Paris, via Niza y Grenoble, 10 que Ie proporciono la ocasion de renovar y exten­der su apoyo popular. El goteo de seguidores que Ie acompanaba al abandonar Niza se transformo en un torrente al alcanzar Grenoble, y en una auten­tica riada al atravesar Lyon. Diversos ejercitos en­cargados de su captura desertaron bajo su carisma­tico caudillaje, y el emperador entro en Paris el 20 de marzo sin necesidad de disparar un solo tiro.

No obstante, y a pesar del entusiasta apoyo po­pular de que aun gozaba en Francia, su posicion distaba de ser solida. Los horrores de la guerra no habian caido en el olvido. Las apesadumbradas ma­dres y esposas aun lloraban a sus hijos y a sus ma­ridos, y la Camara de Diputados conservaba una ac­titud cauta y recelosa sabiendo que los aliados no perdian de vista a Francia. Los disturbios que se producfan en las zonas pro-borbonicas estallaron en violentas rebeliones en la comarca de Vendee durante el mes de marzo, si bien estas no serian do­minadas hasta el mes de junio. Resultaba evidente que Napoleon ya no gozaba de la supremacfa abso­luta de anos anteriores. Tenia que hacer algo rap i­damente si no queria perder el impulso que habia desarrollado desde su regreso a Francia.

A 10 largo de su carrera, Napoleon nunca se ha­bia mostrado lento a la hora de adoptar soluciones militares frente a los problemas internacionales, pero ahora necesitaba tiempo para estabilizar la si­tuacion. De hecho, encamino sus iniciativas politi­cas inmediatas a la pacificacion de Europa, ofrecien­do a los aliados unas condiciones de paz generosas. No obstante, preparo al mismo tiempo la moviliza­cion de sus fuerzas, y los aliados no tardaron en res­ponder. Antes ineluso de que Napoleon alcanzara Paris, estos ultimos dejaron de lado sus diferencias y Ie deelararon la guerra tras reunir un ejercito de 600.000 hombres mediante el que se buscaba ga­rantizar su caida definitiva. A mediad os de abril, Napoleon vio rechazadas sus condiciones de paz, 10 que Ie proporciono justificacion suficiente para ini­ciar su propia campana. Ante la proximidad de una nueva invasion, la poblacion francesa se preparo para la guerra.

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j.EI 7 de marzo de 1815, Napoleon se enfrento en Grenoble a un batallon de la q.uinta Ligne que prete1]dia arrestarle. A la vista del emperador, no obstante, sus miembros olvidaron su fidelidad a la monarquia de los borbones y se unieron

bajo su esta'ndarte. "Hasta Grenoble, no era mas que un aventurero, -declaro posteriormente Napoleon-, pero a partir de Grenoble fui un principe». (Grab ado de Charles Steuben)

Sin duda, una victoria f(ipida confirmaria el po­der polftico de Napoleon, reforzaria su reputacion como militar y constituiria una poderosa adverten­cia a sus enemigos, quienes tendrian que optar en­tre firmar la paz 0 sufrir las terribles consecuencias de una nueva guerra. Incluso un exito modesto po­dia bastar para desintegrar la unidad de la coalicion aliada a la que se enfrentaba. Cualquier posibilidad de exito pasaba por derrotar a los ejercitos aliados aisladamente, sin darles oportunidad de constituir-e en una fuerza aplastante.

Desde el punto de vista militar, el tiempo consti­tuia evidentemente un factor clave, ya que de los cinco ejercitos que comenzaban a movilizarse con­tra Napoleon, tan s610 los de Blucher y Wellington

se encontraban ya desplegados a una distancia pe­ligrosa para Francia a finales de mayo, e incluso es­tos se hallaban 10 bastante diseminados como para permitir d exito de ataques por sorpresa con supe­rioridad local. Por si fuera poco, cabfa confiar en que una derrota del hasta entonces invicto Welling­ton llevara consigo el derrumbamiento del merca­do de valores britanico, y con ella el de su gobier­no, 10 que supondria apartar a la endeudada Ingla­terra del conflicto durante varios meses.

Adicionalmente, con la den'ota de BlUcher y We­llington y el control de los Pafses Bajos, Napoleon no estaria sino limitandose a seguir el principio - ya establecido y experimentado durante las guerras revolucionarias- de exportar los proble­mas domesticos a los paises vecinos. Con ello, ade­mas, lograria incrementar de inmediato su fuerza de ataque gracias a la poblacion de paises mayori­tariamente profranceses y animaria a los estados aleman y polaco a unirse de nuevo a el antes de que la guerra alcanzara sus respectivos territorios tras la intervencion de los ejercitos rusos y austriacos. Ya por entonces, los motines acaecidos en el seno del ejercito prusiano habfan devuelto a 14.000 sajones descontentos a sus lugares de origen.

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LOS MANDOS ENFRENTADOS

Los mandos franceses

Napole6n ha quedado como uno de los mas gran­des generales de todos los tiempos, y aun hoy, su reputaci6n inspira un profundo respeto entre los li­deres militares contemporaneos. Acaso sea Alejan­dro Magno el unico que cuenta en la historia con unos laureles comparables a los suyos. En efecto, si bien el Napole6n de la campana de 1815 conserva­ba su extraordinario talento, su carisma arrollador y su brillantez estrategica cuando estaba en forma, ya no era el Napole6n de las campanas de Italia 0

el Danubio. En Waterloo, a sus 46 anos de edad, su salud ya no era la misma. Los anos de vida acomo­dada, combinados con los rigores de las largas cam­panas, se habfan cobrado su tributo, al igual que 10 habfan hecho los once meses de indolencia que pa-

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Napoleon en 1815, ataviado con su celebre gaban gris (Grabado de Paul Delaroche)

sara en su exilio de Elba. No nos hallamos ya ante la incansable figura de Austerlitz que acudfa de in­mediato allf donde acechaba la crisis y corria al cen­tro 0 a los flancos a reforzar la moral de sus solda­dos 0 a impartirles 6rdenes. Incluso el simple he­cho de montar a caballo constitufa ya para el una severa molestia, y se ha sugerido que sus hemorroi­des debieron de reproducirse durante el exilio de Elba ya que, aunque no existen pruebas concluyen­tes al respecto, sf es cierto que Napole6n habfa pa­decido dicha dolencia en sus anos j6venes.

Posiblemente sufria tambien de acromegalia, un de­sorden glandular que somete al afectado a accesos in­termitentes de estupor y optimismo exagerado. A 10 largo de nuestro estudio de la campana descubrire­mos indicios que bien podrian atribuirse a dichos sfn­tomas. Su menor atenci6n a los detalles, sus perfodos de fatiga mental, su injustificado optimismo y su men­guado vigor contribuyeron a su fracaso global de 1815. Despues de Elba, su resistencia se habia visto considerablemente disminuida, y habria de abando­narle en mas de una ocasi6n a 10 largo de la campa­na. EI resultado fue que la intensa y casi absoluta uni­dad de miras que otrora habia caracterizado su modo de hacer la guen-a se vio diluida, 10 que permiti6 a los dos generales enemigos de la campana de Water­loo rehacer sus propios en-ores y evitar el desastre. Habitualmente, los oponentes de Bonaparte jamas habfan disfrutado de segundas oportunidades.

Si bien aun conservaba una reputaci6n formida­ble en el campo de batalla, su antigua energia, su genio y la precisi6n de maniobras militares envol­ventes tales como las que se vieron, por ejemplo, en Castiglione, Ulm, Austerlitz y Jena, habian de­saparecido. Si en 1805 habfa podido decirse: «EI emperador ha descubierto un nuevo modo de ha­cer la guerra: nos obliga a emplear las piernas en lugar de los brazos», tan innovadora perspectiva se habia desgastado con el paso de los anos en favor de los feroces y sangrientos ataques frontales en gran escala que se vieron en Wagram, Borodino y Leipzig, ataques que habrian de repetirse ahora en Ligny y Mont St. Jean. Un ataque frontal no repre­senta tanto un enfrentamiento de maniobra como

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de desgaste. Resulta rapido de organizar y lIevar a cabo, exige menos concentraci6n del estratega y puede supervisarse con mayor facilidad que una ba­talla de movimientos. Las batallas mas decisivas de

apole6n habian sido las mas tempranas, todas elias consistentes en operaciones de maniobra se­guidas por vigorosas persecuciones .. Su creciente dependencia del ataque frontal en las batallas pos­teriores (aproximadamente a partir de Wagram) sugiere un declinar de su t<ictica y un exagerado op­timismo. La peligrosa costumbre de subestimar la fuerza y la capacidad del enemigo puede influir con­siderablemente en el resultado de una campana, y acaso resulte interesante observar que, si bien en 1815 Napole6n aun no habia perdido realmente una batalla euando estaba presente en el campo, tampo­co habia ganado una campana con rotundidad des­de 1809. A diferencia del N apole6n de Austerlitz, nos hallamos ante un general cad a vez mas dispuesto a entregar el control t<ictico a sus subordinados, y en Waterloo, la elecci6n del mariscal Ney demostr6 te­ner unas consecuencias de gran alcance.

En 1815, Napole6n era aun un gran Iider, dota­do de un genio para la estrategia que habria de su­perar al de Wellington y Blucher. En la forma, po­seia una chispa y una intuici6n verdaderamente so­brecogedoras, pero dicha forma, al igual que su energia, habia de variar de un modo alocado e im­previsible durante la campana de Waterloo. Entre todos los generales de la epoca, era el unico capaz de inspirar a sus mandos y a sus hombres el animo necesario para lIevar a cabo increibles proezas de valor y determinaci6n, pero desde el punto de vis­ta tactico Wellington era superior a el, y supo ob­tener excelentes resultados a pesar de verse enfren­tado a peri6dicas etapas de escasez en caballeria y artiIleria y, a menudo, a una materia prima de ca­Iidad inferior a la de las filas de su oponente.

Dada la frecuente mutabilidad de las cualidades del emperador en 1815, la calidad de sus hombres habia de resultar crucial para el exito de la campa­na; no obstante, su elecci6n de los mandos que ha­brian de oeupar los puestos clave dej6 mucho que desea'r. apole6n nombraba personalmente a su es­tado mayor, y las dificultades y errores a los que aqui se enfrent6 demuestran la verdadera impor­tancia de un buen liderazgo. Muchos de los desa­ciertos y equivocaciones que posteriormente

'hicieron fracasar la campana para los franceses se derivaron de los aqui elegidos, muchos de los cua-les debieron su nombramiento a motivos politicos. AI escoger a sus colaboradores, Napole6n no supo o no quiso adaptarse a sus respectivas capacidades,

contando acaso con que su propio genio podria compensar las deficiencias de sus mandos y confian­do en atribuirse posteriormente todo el exito.

Cierto es que la elecci6n obvia de Berthier como jefe de estado mayor ya no era posible, pues eI mi­litar habia hallado la muerte al precipitarse desde una ventana en junio de 1815. Napole6n y Bert­hier habian constituido un equipo excelente en nu­merosas campanas, pues este ultimo poseia la habi­lidad de detectar los detalles menos s6lidos en los ambiciosos conceptos de Napole6n y de traducir tanto sus perspectivas generales como su mal fran­ces corso en operaciones practicas. En ausencia de Berthier, la e1ecci6n 16gica para jefe de estado ma­yor recaia en el mariscal Louis-Gabriel Suchet, un personaje extremadamente capaz, experimentado y competente para un puesto tan exigente y delica­do. Suchet, sin embargo, debia de representar una e1ecci6n de demasiada calidad para Napole6n, quien siempre habia manejado a sus generales se­gun el principio de «divide y venceras» y raramen­te se arriesgaba a presentar ante el mundo a un po­sible rival de sus victoriosos laureles. Fuera la raz6n cual fuese, 10 cierto es que eI habil comandante se vio destinado a Lyon, apartado de cualquier posi­ci6n de influencia en la inminente campana.

En su lugar eI mariscal Nicolas Jean de Dieu Soult fue nombrado jefe de estado mayor, un puesto para el que tenia relativamente escasa experiencia previa y para el que no habia demostrado poseer las nece­sarias cualidades. A el cabe responsabilizar de mu­chos de los problemas de comunicaci6n que padeci6 la campana, durante la eual algunas 6rdenes clave fueron redactadas ambiguamente, se perdieron 0 fueron enviadas con retraso. Soult, uno de los mejo­res y mas experimentados oficiales de campo de Na­pole6n, debia haber sido puesto al mando del ala iz­quierda del ejercito frente a Wellington. Sou It se ha­bia enfrentado a Wellington en la Peninsula y en los Pirineos, y conoda bien su temperamento y sus tai­mados mod os de lucha.

Por eI contrario, el man do del ala izquierda del ejercito recay6 en el mariscal Michel Ney, una e1ec­ci6n que habrfa de resultar fatal. Ney era un oficial propenso a tendencias cuasi maniacas, y es proba­ble que a la saz6n se encontrara aquejado de fatiga de combate. En el, se alternaban periodos de acti­vidad intensa, impetuosa y casi irracional con otros de absoluta cautela, inactividad y letargo. EI propio Napole6n no valoraba en exceso la Iimitada capaci­dad de concepci6n estrategica de Ney, quien en mas de una ocasi6n habia comprometido sus pla­nes con 10 impulsivo de sus decisiones. Asi y todo,

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• EI mariscal Michel Ney, principe de la Moskowa y duque de Elchingen (1769-1815). Conocido como «bravo entre los bravos», fue el principal subordinado de

Napoleon durante la campana de los Cien Dias. Posteriormente, se ha critic ado su conducta en Quatre Bras y Waterloo (Grabado de R.G. Tietze)

este fue el oficial a quien se asign6 el mando del ala izquierda, un ala que habfa de poder operar semi­independientemente si Napole6n se vefa obligado a concentrar su atenci6n en los prusianos. Para ella era necesario poseer una energfa y una percepci6n que permitieran la conquista de objetivos clave y evitaran la uni6n de los aliados, explotando asimis­mo cualquier oportunidad estrategica que pudiera presentarse como resultado de una tardfa moviliza­ci6n de los ingleses.

Por otra parte , resuita polfticamente indudable que de este modo Napole6n se encontrarfa pre­parado a «perdonar y olvidar» en 10 que respecta a los generales borbones: N ey habfa sido comandante en jefe de las fuerzas borbonas y ha­bfa prometido al rey Luis que Ie entregarfa a Na­pole6n enjaulado. Asimismo, posefa un enorme

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• EI mariscal Emmanuel, marques de Grouchy (1766-1847), Mbil oficial de caballeria pero acaso inadecuado para la tarea de mandar el ala derecha de Napoleon durante la

campana de Waterloo . (Grabado de Henry Wolf segun Jean-Sebastien Rouillard)

caris rna y popularidad entre sus soldados y subor­dinados.

EI ala derecha del ejercito se entreg6 al mariscal Emmanuel de Grouchy, un experto oficial de caba­llerb que, sin embargo, carecfa de la mas mfnima experiencia en el manejo de gran des fuerzas de cuerpos combinados en calidad de oficial al man­do. Grouchy hubiera constituido la elecci6n 6ptima para el mando de la reserva de caballerfa, dada la negativa de Napole6n de recurrir para ella a Mu­rat, quien se habfa pasado a los aliados en 1814 y era probablemente el mejor oficial de caballerfade toda Europa. De hecho, Grouchy acababa entonces de recibir su bast6n de mariscal: fue el vigesimo sex­to -y ultimo- de los mariscales del emperador.

La mejor elecci6n para el ala derecha, enfrenta­da a los prusianos, habrfa sido sin duda el mariscal

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Louis-Nicolas Davout. Davout habfa vencido en nu­merosas ocasiones a los prusianos, quienes habfan aprendido a mostrar un prudente respeto y caute­la ante su presencia. Sus habilidades Ie habfan pre-entado como el unico rival serio de Napole6n du­

rante los anos iniciales del Imperio. Soldado hono­rable, apolftico y habil, se habfa mantenido escru­pulosamente fiel a Napole6n a 10 largo de su carre­ra imperial, 10 que acaso no evitaba que el espiritll del corso pudiera olvidar los viejos tiempos. Napo­le6n temia tener que compartir sus laureles una vez mas y era consciente de la inestabilidad polftica de su regimen por 10 que Davout, su mariscal invicto, se qued6 en Paris en calidad de Ministro de la Guerra, alejado del campo de operaciones.

Como luego veremos, es factible suponer que las escasas horas que emple6 Napole6n en seleccionar sus mandos influyeron tanto en el resultado de la campana como los esfuerzos combinados de 220.000 hombres aliados entre los dias 15 y 18 de junio.

Napole6n habfa dejado atras su epoca de mayor gloria, pero en 1815 aun se encontraba entre los grandes Ifderes mundiales. Su estado mayor, sin embargo, no se hallaba a la altura de la tarea a la que se enfrentaba. Asf pues, habrla que compensar las deficiencias mediante el esfuerzo del grueso de la tropa y la capacidad de Napole6n para estimu­larla. Se trataba de una habilidad en la que nadie podia superarle: sus hombres se arriesgarfan gozo-50S a morir a cambio de un amistoso tir6n de ore­jas de su emperador. Wellington fue quien con mas acierto 10 describi6 al observar que la aparici6n del sombrero de Napole6n en el campo de batalla te­nfa un valor comparable al de 40.000 hombres.

Los mandos britanicos

Wellington tenia la misma edad que Napole6n. Su ape IIi do de nacimiento era Wellesley. Era el terce­ro de los hijos de una pareja angloirlandesa y, como tal, hubo de buscarse una carrera. Tras una discre­ta estancia en Eton, termin6 derivando casi incons­cientemente hacia el ejercito. El sistema militar bri­tanico asegur6 su rapida promoci6n a medida que

' iba trasladandose de regimiento en regimiento. En 1794 se hallaba ya al mando del 33 de lnfanterfa, con el que hubo de unirse a la retirada del ejercito del duque de York durante la campana de Flandes. EI 33, sin embargo, se distingui6 por su actuaci6n en el rfo Dommel.

La campana de Flandes result6 un desastre, y produjo en el una impresi6n que habrfa de contri­buir a desarrollar su perspectiva del ejercito brita-

.. Mariscal de campo Arthur Wellesley, primer duque de Wellington (1769-1852), jeJe de las Ju,erzas anglo-holandesas (Oleo de Sir Thomas Lawrence)

nico. Como posteriormente observ6: «Aprendf mas de ver nuestros fallos y de los defectos de nuestro sistema en la campana de Holanda que en ningun otro lugar. Correctamente mandados aquellos regi­mientos eran tan buenos como 10 son hoy, pero el sistema estaba podrido.» Efectivamente, el sistema estaba podrido, pues si bien produjo en Welling­ton un general de primer orden, puede decirse que ello constituy6 mas una excepci6n que la regIa ha­bitual. Los oficiales competentes escaseaban. Por si fuera poco, el comisariado se encontraba tan corrompido que el Royal Wagon Corps no tard6 en ser conocido con el apodo de «The ewgate Blues». «Aprendf que no hay que hacer», declar6 Welling­ton, <<10 que no deja de ser algo».

Fue en la India donde perfeccion6 su habilidad en el campo de batalla. Pas6 allf ocho anos siguien-

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do los pasos de su hermano mayor, quien habia sido nombrado gobernador general en 1798. Wellesley no tardo en ascender al rango de general de divi­sion, y salio vencedor de la guerra de Mahratta con numerosos exitos en su hoja de servicios. Estos, sin embargo, apenas tenian valor alguno en el sistema de carrera militar que Ie aguardaba a su regreso. Recibio el mote de «general cipayo», una afrenta in­tolerable si se tiene en cuenta la casi absoluta falta de experiencia de combate de los oficiales britani­cos de la epoca.

Fue en Espana y Portugal donde cimento su fama. Colaboro con los 4liados ibericos de Gran Bretana para el desarrollo de un ejercito que fue li­berando la Peninsula de tropas francesas y llego a penetrar personalmente en Francia. Tras la firma del armisticio, en 1814, el duque de Wellington aun no se las habfa visto con un ejercito dirigido por el propio Napoleon. Los dos grandes generales se ha­llaban destinados a enfrentarse por primera vez en el campo de batalla en 1815.

Tanto por su personalidad, su temperamento y sus perspectivas, ambos eran diferentes como un huevo y una castana. Si Napoleon estimulaba a sus tropas por puro carisma y era propenso a imprevi­sibles accesos de ira, Wellington basaba su liderazgo

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en una fria y habil competencia. Si apoleon habia elevado la estrategia casi a la altura de una forma de arte intuitiva, Wellington habfa desarrollado un estilo que dependfa del analisis y la logica. Si a­poleon era dado a enviar oleadas de tropas -en· ocasiones con grave desperdicio- , Wellington pro­curaba administrar sus exiguos ejercitos y huia de sufrir perdidas humanas innecesarias. Duro, altivo~ pero siempre justo, Wellington imponia unas ex­pectativas intolerablemente elevadas tanto para el como para sus oficiales. Aristocrata hasta la medu­la, despreciaba la materia prima de las clases que so­!ian constituir las tropas rasas ; no obstante, respe­taba profundamente la calidad de los soldados que su sistema produda, y no hubiera dudado en en­frentarlos contra cualquier enemigo.

AI menos en esta campana, las extravagancias del sistema militar britanico proporcionaron a Welling­ton 10 que en conjunto podrfa considerarse como un mando britanico competente, y ella practica­mente por accidente, pues al principio no se habia mostrado satisfecho con los nombres que Ie habian sido asignados. Aunque aun pudo realizar ciertas sustituciones clave -incluyendo el nombramiento de Sir William Delancey como intendente gene­ral-, el resto de su mando se componfa de perso-

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.... El principe Guillermo de Orange (1792-1849), futuro rey Guillermo II de los Paises Bajos, distribuye medallas. Jefe del I Cuerpo anglo-holandes, actuo como jefe adjunto de Wellington pese a su peligrosa falta de experiencia. (Grabado publicado por Thomas Kelly)

J;. Henry William Paget, conde de Uxbridge (1768-1854), dirigio la caballeria aliada en Waterloo y perdio una pierna durante la batalla. En 1815 fue nombrado primer Marques ele Anglesey. (Grabado segun el retrato de Sir Thomas Lawrence)

najes de calidad variopinta. Si bien muchos de los oficiales con los que hubiera deseado contar se en­contraban camino de regreso desde Norteamerica (tales como Alexander Dickson, a quien habria puesto al frente de la artillerfa) , puede decirse que en conjunto se trataba de un equipo bien ex peri­mentado. Algunos de sus oficiales de mayor rango, tales como el general sir Roland «Daddy» Hill eran personajes enormemente respetados que ya habfan servido con el en Espana; otros, caredan de expe­riencia , mas no de animo; en cuanto al resto , hubo de conformarse con 10 que tenfa.

EI principe de Orange, por ejemplo, careda por completo de experiencia a sus veintid6s anos de edad, pero la declaraci6n de guerra Ie habia sor­prendido al mando de los aproximadamente 30.000 hombres que componfan la fuerza nativa belgo-holandesa. Cedi6 el mando a Wellington a reganadientes -y aun asf s610 de la infanteria­hasta la misma manana de Waterloo. Y justamente a tiempo, pues «el joven sapo» (tal y como se Ie co­noda entre las filas britanicas) se encontraba para entonces dispuesto, por iniciativa propia, a lanzar contra apole6n una of ens iva descoordinada, sin apoyo y, casi con seguridad, condenada al fracaso . Por razones poifticas, Ie fue asignado el 1 Cuerpo.

Otro nombramiento interesante fue el del conde de Uxbridge como segundo jefe militar junto a We­llington y jefe de caballerfa al mismo tiempo. Dicho nombramiento se realiz6 contra los deseos expre­sos de Wellington. Uxbridge era un oficial suma­mente competente, pero sus relaciones personales con Wellington no eran ni mucho men os 6ptimas debido a un escandalo familiar: Uxbridge se habfa fugado con la cUl'iada de Wellington. Durante toda la duraci6n de la campana, Wellington trat6 a Ux­bridge con frialdad y cortesfa. i que decir tiene que este (litimo no solfa tener acceso a las reflexio­nes privadas de Wellington, y cuando Ie pregunt6 por sus planes en caso de que algo lIegara a ocurrir­Ie, tan s610 recibi6 esta gelida respuesta: «Mi plan, senor mio, consiste en derrotar a los franceses. »

Si bien los escalones superiores de las fuerzas alia­das mostraban una calidad variable, Wellington tuvo la fortuna de contar con mandos competentes y fiables a nivel de divisi6n; diversos oficiales, tales como Picton, Maitland, Cooke y Ompteda, habrfan de saber responder a la confianza que Wellington habfa depositado en ellos. Serfa injusto, no obstan­te, no reconocer la habilidad de muchos de sus ofi­ciales holandeses y bel gas, la mayorfa de los cuales habfan luchado junto a los h-anceses en campanas anteriores. Las ventajas de su adiestramiento fran-

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.. Mariscal de campo Gebhard Leberecht von Blucher, principe de Wahlstadt (1742-1819),

jefe del ejercito prusiano. (Grabado de T.W. Harland segun F.e. Groger)

ces fueron demostradas, por ejemplo, por la actua­cion de Perponcher y Saxe-Weimar en Quatre Bras, donde la combinacion de una osada iniciativa y clara inteligencia habian de resultar criticas para la supervivencia y el exito de Wellington.

EI principe Wahlstadt Gebhard von Bliicher

A pesar del hecho de que en 1815 contaba ya mas de 72 aiios cumplidos, BlUcher conservaba aun una feroz energfa y un valor indo mabie. Su mentalidad fanfarrona de husar Ie hacia propenso a mandar desde primera lfnea, 10 que elevaba la moral de sus hombres pero limitaba su vision del campo de ba­talla, entorpeciendo sus posibilidades de victoria. Durante las ultimas etapas de su carrera, su asocia­cion con el general Graf Niethard von Gneisenau contribuyo en gran medida a sus exitos, pues Blu­cher aportaba determinacion e inspiracion a la vez que Gneisenau actuaba como cerebro.

BlUcher habfa peleado tanto contra los prusianos -durante la guerra de los Siete Aiios- como jun-

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.. General August Wilhelm Anton, conde Neithard von Gneisenau (1760-1831), jefe de

estado mayor de Blucher . (Retrato de P.E. Gebauer)

to a ellos (algo que no resultaba extraiio entre los caballeros militares profesionales de la epoca). Su apasionada aficion aljuego, las mujeres y el vino no contribuyo precisamente a fomentar su carrera mi­litar y, tras una disputa con Federico el Grande, paso dieciseis aiios de «retiro» en Silesia hasta re­tornar por fin a una situacion activa con el acceso al poder de Federico Guillermo Ill. Va en 1806, habfa ascendido al grado de teniente general. He­cho prisionero tras las batallas de J ena y Auerstadt, BlUcher juro vengarse de ambas, de hecho, obtuvo numerosos exitos en Silesia durante las campaiias de 1813. Su captura contribuyo quiza a su profun­do odio personal hacia apoleon, y sus ansias por capturar a este y ahorcarle constituyo una motiva­cion clave durante la campaiia de 1815. A ello hay que unir el profundo amor que sentfa por sus tro­pas y su intenso sentido del patriotismo. El honor y la lealtad representaban acaso sus dos virtu des mas admiradas, y sin elias Wellington habria per­dido la batalla de Waterloo: la contribucion del an­glofobo Gneisenau no hubiera bastado por si sola.

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LOS EJERCITOS ENFRENTADOS

L'Armee du Nord

. '0 cabe duda de que fue el carisma de Napoleon 10 que impulso a miles de franceses a unirse a su

andera para esta campana, aumentando asf unas fi­I apresuradamente redutadas y elevando en con­Junto la moral de una tropa que habfa ido forman­dose en su mayor parte con redutas poco entusias-

. M uchos de aquellos veteranos habfan recalado en la Guardia Imperial con motivo de la campana de 1815, en un momenta en el que las normas de elegibilidad -que no de calidad- se hallaban algo mas flexibilizadas. No habfa nada de extrai'lo, pues, en recurrir a los veteranos, ya que era tradicional que la Guardia retirara a parte de las mejores tro-

pas de los regimientos de lfnea y las adiestrara como mandos inferiores e intermedios antes de devolver­los a sus regimientos de origen en calidad de oficia­les. Ello posefa las ventajas de suministrar un ejem­plo con stante para los jovenes redutas a su cargo y mantener un nivel y unas expectativas elevadas en­tre la tropa. No obstante, la paz de 1814 habfa que­brado ef ritmo del sistema, y en 1815 los veteranos fueron escogidos entre las filas de fa Guardia a ex­pensas de los regimientos de Ifnea.

T «Revista»: Napoleon y los Grenadiers a Pied de la Guardia Imperial, ataviados aqui con uniforme de gala (en

campana se utilizaban generalmente pantalones completos) . Litografia de Auguste Raffet. (ASKB)

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Este reclutamiento masivo, sin embargo, no per­mitio alcanzar las cifras obtenidas en campanas pre­vias : la Guardia Imperial de Waterloo habrfa de conformarse con 25.000 hombres, en lugar de los 112.480 con los que habra contado durante la cam­pana de 1814. EI 4." de Granaderos de la Guardia Media, por ejemplo, apenas logro reunir un unico batallon.

Si el nllI11erO de tropas era relativamente escaso en la Guardia. ~q ue ocurria en el resto del ejercito?

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La J oven Guardia: 1, soldado raso, fusileros , uniforme de campana;

2, oficial, fusileros, uniforme de campana. (Bryan Fosten)

Elide junio, apoleon convoco una revista espec­tacular -el Campo de Mayo- que aprovech6 para distribuir agui las entre sus tropa . EI capitan Cog­net, de la Guardia Imperial -testigo presencial del acontecimiento- revela que «el emperador pro-­nunci6 un discurso. Hizo que Ie trajeran las aguilas para distribuirlas entre el ejercito y la guard ia na­cional. Empleando su voz mas estent6rea, grit6 a sus hombres: "iJ urad que defendereis vuestras aguilas! ~Lo hareis?", repiti6. Los ju ramentOs, sin embargo, caredan de autentico calor: no habra en­tusiasmo en aquellos gritos. EI emperador advirti6 que la situacion no era en absolu to la misma de Aus­terlitz y Wagram». Acaso esta perspectiva refleje con mas fidelidad la naturaleza elitista de un miembro de la Guard ia que la autentica situacion del ejerci­to, 0 acaso ello se deba a que la pompa y la cere­monia se encontraban ya fuera de lugar en la at­mosfera de 1815, dominada por un sentimiento de supervivencia, ya que incluso sus mas antiguos sol­dados se sentian ajenos a la actitud de Sll empera­dor, quien habia renunciado a su conocido unifor­me y a su celebre sombrero para vestir una capa de

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El Campo de Mayo». 1 dejunio de 1815,

apoleon convoco un presionante desfile en ris destinado a

partir «aguilas» entre hombres y elevar su

ral; no obstante, el ho de que

mpareciera ataviado n vestiduras imperiales lugar de con su

abitual uniforme militar . gusto a los asistentes.

,. . apoleon pasa revista a u ejercito en la

aiiana del 18 de junio de 1815; a la izquierda,

n regimiento de ("oraceros, y en primer plano una uniaad de artilleria de a pie quipada con piezas

Gribeauval. (Oleo de J.P. Beadle)

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ORDEN DE BATALLA: EL EJERCITO FRANCES I

EI emperador Napoleon I

Fuerza total del ejercito frances: aproximadamente 128.000 hombres, 366 piezas de artillerfa

I Cuerpo

D'Erlon

l ' Division (Allix/Quiot) 54' -55' Inlanteria Ligera (Quiot) 28' -105' Inlanteria (Bourgeois)

2' Division (Donze lot) 13' Inlanteria Ligera , 17 Inlanteria (Schmitz) 19' -31 ' Inlanteria (Aulard)

3' Division (Marcognet) 21 ' -46' Inlanteria (Noguez) 25' -45' Inlanteria (Grenier)

4' Division (Durutte) 8' -29' Inlanteria (Pegot) 85' -95' Inlanteria (Brue)

l' Division de Caballeria (Jacquinot) 7' de Husares, 3' de Cazadores (Bruno) 3' -4' de Lanceros (Gobrechet)

I Cuerpo de Artilleria (de Salles) 5 baterias a pie 1 bateria a caballo

IV Cuerpo

Gerard

12' Division (pecheux) 30' -96' Inlanteria (Rome) 6' Inlanteria Ligera , 63' Inlanteria (Schoeffer)

13' Division (Vichery) 59' -76' Inlanteria (Ie Capitaine) 48' -69' Inlanteria (Desprez)

14' Division (Bourmont/Hulot) 9' Infant. Ligera, 111 ' Inlanteria (Hulot) 44' -50' Inlanteria (Toussaint)

7' Division de Caballeria (Maurin) 6° Husares, 8' Cazadores (Valin) 6' -11 ' -16' Dragones (Berruyer)

IV Cuerpo de Artilleria (Baltus) 4 baterias a pie 1 bateria a caballo

II Cuerpo de Caballeria

Exelmans

9' Division de Caballeria (Strolz) 5' -13' Dragones (Burthe) 15°_20° Dragones (Vincent)

10' Division de Caballeria (Chastel) 4' -12' Dragones (Bennemains) 14' -17' Dragones (Berton) Artilleria 2 baterias a caballo

II Cuerpo

Reille

S' Division (Bachelu) 2' Inlant. Ligera, 3' Inlanteria (Husson) 72' -108' Inlanteria (Campi)

6' Division (Jerome) l ' Inlant. Ligera, 3' Inlanteria (Baudouin) 1' -2' Inlanteria (Soye)

7' Division (Girard) 11 ' Inlant. Ligera, 82' Inlanteria (Villiers) 12' Inlanteria Ligera, 4' Inlanteria (Piat)

9' Division (Foy) 92' -93' Inlanteria (Gauthier) 4' Inlant. Ligera, 100' Inlanteria (Jamin)

2' Division de Caballeria (Pire) 1' -6' Cazadores (Hubert) 5' -6' Lanceros (Wathiez)

II Cuerpo de Artilleria (Pellitier) 5 batenas a pie 1 bateria a caballo

VI Cuerpo

Lobau

19' Division (Simmer) 5' -11 ' Inlanteria (Bellair) 27'-84' Inlanteria (Jamin)

20' Division (Jeanin) 5' Inlanteria Ligera, 10' Inlanteria (Bony) 107' Inlanteria (Tromelin)

21 ' Division (Teste) 8' Inlanteria Ligera (Lafitte) 65' -75' Inlanteria (Penne)

VI Cuerpo de Artilleria (Noury) 4 baterias a pie 1 bateria a caballo

III Cuerpo de Caballeria

Kellermann

11 ' Division de Caballeria (I 'Heritier) 2' -7' Dragones (Picquet) 8°-11 ' Coraceros (Guiton)

12' Division de Caballeria (d'Hurbal) 1' -2' Carabineros (Blanchard) 2' -3' Coraceros (Donop) Artilleria 2 baterias a caballo

III Cuerpo

Vandamme

S' Division (Letol) 15' Inlant. Ligera, 23' Inlanteria (Billiard) 37'-64' Inlanteria (Corsin)

10' Division (Hubert) 34' -88' Inlanteria (Gengoult) 22' -70' Inlanteria, 2' (SuilO) Inlanteria (Dupeyroux)

11 ' Division (Berthezime) 12' -56' Inlanteria (Dulour) 33' -86' Inlanteria (Lagarde)

3' Division de Caballeria (Domon) 4' -9' Cazadores (Dommanget) 12' Cazadores (Vi not)

III Cuerpo de Artilleria (Douguereau) 4 baterias a pie 1 bateria a caballo

I Cuerpo de Caballeria

Pajol

4' Division de Caballeria (Soult) . 1' -4' Husares (Saint Laurent) 5' Husares (Ameil)

5' Division de Caballeria (Subervie) 1 ' -2' Lanceros (Colbert) 11 ' Cazadores (Douai) Artilleria 2 baterias a caballo

IV Cuerpo de Caballeria

Milhaud 13' Division de Caballeria (Walthier) 1 ' -4' Coraceros (Dubois) 7'-12' Coraceros (Travers)

14' Division de Caballeria (Delort) 5' -10' Coraceros (Vial) 6' -9' Coraceros (Farine) Artilleria 2 baterias a caballo

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an do bordada de color violeta, una tunica de ter­pelo carmesf, una toga de terciopelo adornada r una pluma blanca, chaleco y pantalones de sa­

en blanco, zapatos de saten blanco con hebillas de amantes, una Gran Cruz de la Legi6n de honor

dornada por diamantes y rubfes y una espada con d puno rematado igualmente por diamantes. Sin

uda, no se trataba del atuendo que un corpulento _eneral de mediana edad hubiera escogido habi­'ualmente para despertar un emocionado fanatis­=no entre sus tropas.

La in mensa mayorfa de los hombres del ejercito de apole6n en 1815 eran voluntarios entre los que predominaba una intensa devoci6n hacia el empe­rador. Muchas de las tropas de !fnea habfan com­batido en campanas previas, y el ejercito se compo­nia fundamentalmente de franceses nativos (a dife­rencia de algunas de las formaciones de 1813-14, en las que habfa existido una sustanciosa propor­ci6n de aliados de espfritu tibio y semidescorazona­do). En este caso la mayorfa de sus hombres se vefan a sf mismos protegiendo la patria de una nueva in­"asi6n, 10 que sin duda debi6 de incrementar la mo­u\'aci6n de hasta los mas bisonos reclutas.

Puede que se tratara de un ejercito mas peque­no, mas apresuradamente adiestrado y peor equi­pado que los anteriores. En 10 que se refiere a su calidad general , sin embargo, era una de las mejo­res fuerzas que apole6n habfa mandado jamas y, desde luego, una de las mas homogeneas. EI unico interrogante era el relativo a aquellas tropas que hasta hacfa poco habfan constituido el ejercito fran­ces bajo los borbones. Dichas tropas formaban par­te del ala derecha dirigida por Grouchy, y recibie-

ron un trato suspicaz y casi despreciativo por parte de sus companeros de lucha de los Cien Dfas.

Asf, por asombroso que hoy nos parezca, Napo­le6n habfa logrado reunir 128.000 hombres de ca­lidad en el campo de batalla en cuesti6n de unos pocos meses. Respaldado por un equipo militar ba­sico que habfa conseguido reunir de las mas diver­sas fuentes, Napole6n, con su Annee du Nord, atra­ves61a frontera belga a primeras horas dellS deju­nio para sorprender a los aliados que tan reciente­mente habfan aullado pidiendo su abdicaci6n. Es­taba convencido de que, una vez mas, no tardarfa en despachar rapidamente a los prusianos, demos­trando al mundo que la reputaci6n de Wellington era claramente exagerada. De haber comprendido algo mejor a Wellington y a Blucher, acaso no se ha­brfa mostrado tan seguro de sf mismo.

EI ejercito de Wellington

De los dos ejercitos aliados, el anglo-aliado era el menos homogeneo. Descrito por Wellington como un ejercito «infame», consistfa en una mezcla de tro­pas britanicas, alemanas, hanoverianas, brunswic­kianas, nassauianas y belgo-holandesas. De todas ellas, las mas fiables eran las britanicas y la Legi6n Real ale mana. Gran parte de los veteranos que ha­bfan luchado junto a Wellington en la Penfnsula Iberica se encontraban sirviendo en Norteamerica, y sus puestos se hallaban cubiertos por tropas bien entrenadas pero faltas de experiencia. [I celebre 2." de Dragones Reales britanicos del norte (Scots Greys), por ejemplo, no habfa participado en el ser­vicio activo como unidad desde 180l. En general,

Guardia Imperial

Drouot (en ausencia de Mortier)

Division de granaderos (Friant) l ' y 2' de Granaderos (Friant) 3' y 4' de Granaderos (Rouguet)

Division de Cazadores (Morand) I ' y 2' de Cazadores (Morand) 3' y 4' de Cazadores (Michel)

Joven Guardia (Duhesme) I ' de Tirailleurs y I ' de Voltigeurs [fusilerosJ (Chartrand) 3' de Tirailleurs y 3' de Voltigeurs (Guye)

Division de la Guardia de Caballeria Ligera (Lefebvre-Desnouettes) Guardia de Cazadores Montados (Lallemand) Lanceros de la Guardia (Colbert-Chabanais)

Division de la Guardia de Caballeria Pesada (Guyot) Granaderos montados (Jam in) Guardia de Dragones (Letort) Gendarmeria de Elite (Dyonnet)

Guardia de Artilleria (Desplegada junto con las guardias de infanteria y caballeria) 6 baterias combinadas 4 baterias a caballo

Reserva de la Guardia de Artilleria (Desvaux de Saint-Maurice) 4 baterias pes ad as a pie

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~ 1, Sargento mayor, 33 Regimiento (1: Yorkshire, West Riding); 2, Soldado, 69 Regimiento (South

Lincolnshire); 3, Ayudante, 54 Regimiento (West Norfolk), (Bryan Fosten)

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<) obstante, el soldq.do britanico se defendfa bien, los contingentes britan icos constitufan la fuerza

lave de las divisiones de Wellington. Los Highlan­er , ataviados con su falda tradicional, resultaban pecialmente escalofriantes para el enemigo, pues ompanaban sus feroces cargas con estruendo de

~ itas y terrorfficos aullidos que lIegaron a otorgar­e el apodo de «las damas del infierno».

La Legion Real A1emana (LRA) se componfa de . opas alemanas ataviadas con uniformes de gala ritanicos. Habfan sido entrenadas en Inglaterra e ncorporada bajo el mando de Wellington. Posefan una elevada experiencia, una notable calidad y unos mandos brillantes. La LRA era el unico cuer­po bajo el mando de Wellington en el que se im­ponfa la promocion segun los meritos sobre la pro­mocion comprada, 10 que demuestra eI resultado que el entrenamiento militar britanico podfa lograr Luando contaba con un talento autentico.

Es mas: muchas de las unidades hanoverianas, si ien ataviadas igualmente con uniformes britanicos, e componfan de hombres cuya calidad militar se

reducfa a la habitual entre soldados sometidos a re­lutamiento forzoso. ''''ellington procuraba trans­

mitir esta realidad a sus veteranos con objeto de ele­\'ar su moral y minimizar los casos de desercion. iempre que era posible, su tactica inclufa la reser-

\'a de dichas tropas en se~unda Ifnea.

En cuanto al resto, los nassauianos conStItUlan igualmente una tropa magnffica, y los negros bruns­wickianos suministraban una fuerza joven que, pese a su inexperiencia, resultaba sumamente uti!. Sin embargo, los belgo-holandeses eran la mayor preo­cupacion de Wellington. Representaban casi el treinta pOl' ciento de las fuerzas a su mando, y hasta muy recientemente habfan sido aliados de los fran­ceses, por 10 que sus simpatfas - especial mente en el casu de los belgas- derivaban en gran medida en esa direccion. lncluso sus uniformes )' equipos se ha­lIaban disenados al modo frances, al igual que sus formaciones ), su tactica columnar. Ten iendo en cuenta tales motivaciones, asf como el juvenil e inex­perto caudillaje del prfncipe de Orange, resultarfa injusto reprochar excesivamente la actuacion de di­chas tropas durante la campana.

Los anglo-aliados se hallaban organizados en un cuerpo de caballerfa, dos cuerpos principales de in-

T Reunion del 2: de Guardias de a pie (Coldstream) en la manana de Waterloo, en la que puede apreciarse el uniforme de campana de la infanteria britcinica, equipada con las hombreras propias de

una compania de j1anco. El 2: batallon de la 2: Guardia sirvio en la 2: Brigada britcinica de Byng, y colaboro en la defensa de Hougoumont. (Grabado segun James Thiriar)

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ORDEN DE BATALLA: EL EJERCITO ANGLO-ALIADO I

Mariscal de campo: Duque de Wellington I

Fuerza total del ejercito anglo-aliado: Aproximadamente 106.000 hombres y 216 piezas de artilleria incluyendo las guarniciones

Principe de Orange

l ' Division (Cooke)

I Cuerpo

2/1' y 3/1' Guardia (Maitland) 2/2' y 2/3' Guardia (Byng) Artilleria (Adye)

Brigada de campana de Sandham, Artilleria de reserva Artilleria a caballo de Kuhlmann, LRA

3' Division (Alten) 2/30' 33' 2/69' 2/73' (Colin Halkett) l ' 2' Batallones Ligeros LRA, 5' 8' Linea LRA (Ompteda) 6 Batallones Hanoverianos (Kielmansegge) Artilleria (Williamson)

Brigada de campana de Lloyd, Artilleria de reserva Brigada de campana de Field LRA

2' Division Belgo-Holandesa (Perponcher) 7' Linea, 27' Jager, 5' 7' 8' Milicia (Bylandt) 2' Regimiento Nassau de Orange Nassau (Saxw-Weimar) Artilleria (Opstal)

Artilleria a caballo de Byleveld Artilleria a pie de Stievenaar

3' Division Belgo-Holandesa (Chasse) 2' Linea, 35' Jager, 4' 6' 17' 19' Milicia (Ditmers) 3' 12' 13' Linea, 36' Jager, 3' 10' Milicia (d'Aubreme) Artilleria (van der Smissen)

Bateria a caballo de Krahmer Bateria a pie de Lux

Cuerpo de Caballeria Uxbridge

l ' 2' Life Guards, Guardias de la Caballeria Real l ' Guardia de Dragones (Somerset) l ' Dragones Reales, 2 Dragones Britftnicos del Norte 6' Dragones de Inniskilling (Ponsonby) l ' 2' Dragones Ligeros LRA, 23' Dragones Ligeros (D6rnberg) 11 ' 12' 16' Dragones Ligeros (Vandeleur) 7' 15' Husares, 2' Husares LRA (Grant) 10' 18' Husares, l ' Husares LRA (Vivian) 13' Dragones Ligeros LRA, 3' Husares LRA (Arentschildt) Artilleria Adjunta (Fraser)

Tropa de Bull , Artilleria de reserva (a caballo) Webber-Smith, Artilleria de reserva (a caballo) Gardiner, Artilleria de reserva (a caballo) Whinyate, Artilleria de reserva (a caballo) Ramsay, Artilleria de reserva (a caballo) Mercer, Artilleria de reserva (a caballo)

Husares del Principe Regente, Husares de Bremen y Verden , Husares del duque de Cumberland (Estorff) l ' 3' Carabineros Holandeses, 2' Carabineros Belgas (Trip) 4' Dragones Ligeros Holandeses, 8' Husares Belgas (Ghingy) 5' Dragones Ligeros Belgas, 6 Husares Holandeses (Merlen) Artilleria

Dos baterias semi-montadas Caballeria del Cuerpo de Brunswick

Reg. de Husares, Reg. de Ulanos de Regt

II Cuerpo Lord Hill

2' Division (Clinton) 1/52' 1/71 ' 2/95' 3/95' (Adam) l ' 2' 3' 4' Batallones de Linea LRA (du Plat) 4 Batallones Hanoverianos Landwehr (H.- Halkett) Artilleria (Gold)

Bateria de Bolton, Artilleria de reserva Bateria de a caballo de Sympher' LRA

4' Division (Colville) 3/14' 1/23' 51 ' (Mitchell) 2/35' 1/54' 2/59' 1/91 ' (Johnstone) 2 Batallones de Linea Hanoverianos, 3 Landwehr (Lyon) Artilleria (Hawker)

Bateria de Brome, Artilleria de reserva Artilleria hanoveriana a pie de Rettburg

l ' Division Belgo-Holandesa (Stedmann) 4' 6' Linea, 16' Jager, 9' 14' 15' Milicia (Hauw) l ' Linea, 18' Jager, l ' 2' 18' Milicia (Eerens) Artilleria

Artilleria a pie de Wynand 4 Grupos, 1 bate ria de campo (Brigada India Holandesa)

Reserva bajo el mando del duque de Wellington

S' Division (Picton) 1/28' 1/32' 1/79' 1/95' (Kempt) 3/1' 1/42' 2/44' 1/92' (Pack) 4 batallones hanoverianos de Landwehr (Vincke) Artilleria (Heisse)

Artilleria de reserva (Ross) Artilleria de a pie hanoveriana de Braun

6' Division (Cole) 1/4' 1/27' 1/40' 2/81 ' (Lambert) 4 batallones hanoverianos de Landwehr (Best) Artilleria (Bruckmann)

Artilleria de reserva de Unett Artilleria de reserva de Sinclair

Artilleria de reserva britanica (Drummond) Artilleria de reserva de Ross (a caballo) Artilleria de reserva de Bean (a caballo) Artilleria de reserva de Morrison Artilleria de reserva de Hutchesson Artilleria de reserva de Ibert

Cuerpo de Brunswick (Duque de Brunswick) Guardia avanzada de Brunswick (Rauschenplatt) Batal16n de guardia, l ' 2' 3' ligeros (Buttlar) l ' 2' 3' batallones de linea (Specht) Artilleria (Mahn)

Baterias a caballo de Heinemann Baterias a pie de Moll

Cuerpo de reserva hanoveriano (Decken) 12 batallones hanoverianos en guarniciones

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i \,

lanterfa y una reserva, todos ellos desplegados en la zona entre Bruselas, Mons, Ypres y Gante, con Ifneas de comunicacion que llegaban hasta Osten­de y los puertos del Canal. Asi, un descenso de los franceses hacia la costa podrfa causar a Wellington 0Taves problemas de suministro. De hecho, We­llington se mostraba especialmente preocupado por la amenaza que ello suponia para sus comunicacio­nes, y hubo de mantener partes sustanciales de su ejercito en Mons para cubrir sus comunicaciones casi hasta el ultimo momento.

EI ejercito de Blucher

Los prusianos se habian reorganizado segun el mo­delo frances tras el desastre de 1806, y aunque el tamaiio de su ejercito de a pie se habia visto inicial­mente limitado, habian introducido un sistema de reservistas que permitiria acelerar el proceso de re­movilizacion final. Durante la campana de 1815 no hubo unidades de guardia presentes, por 10 que la espina dorsal cualitativa del ejercito prusiano des­cansaba en los doce «viejos» regimientos originales, establecidos desde hacia largo tiempo y, en menor medida, en los doce regimientos reservistas.

Durante 1814-15, Prusia habia reclutado asimis­mo un gran numero de tropas nuevas de las pro­vincias para redondear su fuerza. En ese sentido, gran parte del revitalizado ejercito prusiano era de

.. Dos de los regimientos que mas se distinguieron en Waterloo: el92 (Gordon) de Highlanders (Sir Denis Pack y su 9: Brigada britanica, la 5: Division de Picton) y (tocados con gorro alto) el 2. ' (Royal North British) de Dragones (Royal Scots Greys). La

ilustracion fue realizada por Johann Georg Paul Fischer en 1814, pero la vestimenta es practicamente identica a la utilizada en Waterloo; las bolsas de falda, no obstante, no se llevaron durante la campana. (ASKB)

categorfa «Landwehr». Sus hombres habian sido equipados pobre y apresuradamente, y carecian de disciplina y experiencia, pero en algunos casos pe­leaban como fuerza patriotica para su reverenciado Blucher. En efecto, aunque empleamos el termino «ejercito prusiano», 10 cierto es que no se trataba de una fuerza homogenea. Su significativa reorganiza­cion habia incrementado el tamano del ejercito pru­siano, pero tambien habia aportado -ademas de los novicios de Landwehr-, tropas de incuestiona­ble lealtad de las provincias recien adquiridas. Ya en 1814, mientras cambiaban las fronteras de los es­tados, se habian producido deserciones en masa de la veterana Legion ruso-alemana, y los 10.000 hom­bres procedentes de 10 que hasta recientemente ha­bia sido la Confederacion de Estados del Rin ha­bian desertado al primer reves (Ligny). Los sajones y silesios -14.000 hombres en total- ni siquiera

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duraron tanto, pues fueron desarmados tras los motines surgidos antes de la campana.lncluso al­gunos de los estados mas germanicos, tales como Westfalia, resu ltaban poco fiables. De haber conta­do con mas tiempo podria haberse confiado en una mayor cohesi6n, pero el tiempo era un lujo que a­pole6n no pensaba permitirles. As! pues, se mezcla­ron tropas de los estados recien adquiridos con las fuerzas prusianas en un intento de reforzar su ac­tuaci6n. EI exito vari6 en cada caso.

Dado el numero limitado y fijo de oficiales expe­rimentados y fiables , los cuerpos de infanterfa eran amplios y de calidad variable. Como ca~fa esperar

de tan voluminosas organizaciones, la infanterfa prusiana a nivel de cuerpo constitufa un anna po­derosa si bien algo tarpe y poco manejable. EI se­creta del exiw no se depositaba tanto en la calidad de la tactica como en el numero de tropas

La caballerfa habfa sufrido reorganizaciones que habfan terminado por mezclar regimientos de dis­tintas armas y clases de adiestramiento procedentes de diferentes provincias, muchas de las cuales eran para entonces nuevas adquisiciones del estado pru­siano. La escasez de caballos en Europa del este constitufa un serio problema, y muchos regimien­tas ten fan mas jinetes que caballos. En general , no

ORDEN DE BATALLA EL EJERCITO PRUSIANO

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I Mariscal de campo Gebhard Leberecht von Blucher, principe de Wahlstadt

I Fuerza total del ejercito prusiano: aproximadamente 128.000 hombres, 312 piezas de arti lieria, guarniciones incluidas

I Cuerpo von Ziethen

12' 24' Infanteria, l ' Landwehr de Westfalia (Steinmetz) 6' 28' Infanteria, 2' Landwehr de Westfalia (Pirch II) 7' 29' Infanteria, 3 Landwehr de Westfalia (Jagow) 19' Infanteria, 4' Landwehr de Westfalia (Donnersmarck) I Cuerpo de Caballeria (Roder) 2' 5' Dragones, Ulanos de Brandenburgo (Treskow) 6' Ulanos, l ' 2' Landwehr de Kurmark, l ' Husares de Silesia l ' Landwehr de Westfalia (Lutzow)

I Cuerpo de Artilleria (Lehmann) 3 baterias a caballo 3 baterias de campana (12 libras) 5 baterias de campana (6 libras) 1 bateria de obuses

III Cuerpo Thielemann 8' 36' Infanteria, l ' Landwehr de Kurmark (Borcke) 27' Infanteria, 2' Landwehr de Kurmark (Kiimpfen) 3' 4' Landwehr de Kurmark (Luck) 31 Infanteria, 5' 6' Landwehr de Kurmark (StUlpnagel) III Cuerpo de Caballeria (Hobe) 7' 8' Ulanos, 9' Husares (Marwitz) 5' Ulanos, 7' Dragones, 3' 6' Caballeria de Kurmark (Lottum)

III Cuerpo de Artilleria (Mohnhaupt) 3 baterias a caballo 1 bateria (12 libras) 2 baterias (6 libras)

II Cuerpo Pirch I

2' 25' Infanteria, 5' Landwehr de Westfalia (Tippelskirch) 9' 26' Infanteria, l ' Landwehr de Elbe (Kraft) 14' 22' Infanteria, 2' Landwehr de Elbe (Brause) 21 ' 23' Infanteria, 3' Landwehr de Elbe (Bose) II Cuerpo de Caballeria (Wahlen-Jurgass) Ulanos de Silesia, 6' Dragones, 11 ' Husarse (Thumen) l ' Dragones, 4' Landwehr de Kurmark (Schulenburg) 3' 5' Husares, 5' Landwehr de Kurmark, Landwehr de Elbe

(Sohr) II Cuerpo de Artilleria (Rohl) 3 baterias a caballo 2 baterias (12 Ii bras) 5 baterias (6 libras)

IV Cuerpo Bulow

10' Infanteria, 2' 3' Landwehr de Neumark (Hacke) 11 ' Infanteria, l ' 2' Landwehr de Pomerania (Rysell) 18' Infanteria, 3' 4' Landwehr de Silesia (Losthin) 15' Infanteria, l ' 2' Landwehr de Silesia (Hiller) IV Cuerpo de Caballeria (Principe Guillermo de Prusia)

l ' Ulanos, 2' 8' Husares (Sydow) 10' Husares, l ' 2' Caballeria Landwehr de Neumark l ' 2' Caballeria Landwehr de Pomerania (Schwerin) l ' 2' 3' Caballeria Ladwehr de Silesia (Watzdorf)

IV Cuerpo de Arti lleria (Bardeleben) 3 baterias a caballo 3 baterias (12 libras) 5 baterias (6 libras)

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T Infanteria de linea prusiana: 1, Mosquetero, 8: Regimiento de Infanteria (Life Regiment); 2 y 3, Granaderos, 1." Regimiento de Guardias

a pie. El Leib-Regiment formaba parte de la brigada ile von Borcke del III Cuerpo de Thielemann, y combati6 en Ligny y Wavre. (Bryan Fosten)

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obstante, la moral continuaba siendo alta. En ter­minos generales la caballerfa era una fuerza fiable, cosa que no puede decirse de algunos cuerpos de caballerfa de Wellington , por mas que estos ultimos se encontrasen mejor equipados.

La artillerfa era buena, pero su volumen se ha­bfa incrementado en un cincuenta por ciento obe­deciendo a un decreto emitido en abril de 1815. Las nuevas baterfas de artilleria, reunidas y equipa­das apresuradamente, parecian buenas sobre el pa­pel, pero estaban man~jadas por personal semia-

.. Soldado del Landwehr prusiano ataviado con el tipieo ehaqueton Litewka, gorro impermeable y

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manta arrollada en bandolera. (Grabado de Jaequemain)

diestrado procedente de las fuentes mas diversas, incluyendo reservas de infanteria y de depositos. Dadas las circunstancias, no puede decirse que las nuevas baterias se comportaran mal en el campo, pero su funcionamiento no podia compararse con ' la calidad de los artilleros que servian bajo el man­do frances 0 en la LRA britanica: su falta de adies­tramiento se manifesto en un constante retraso a la hora de comparecer en las batallas de esta campana.'

Los prusianos -divididos en cuatro cuerpos- se extendian a 10 largo de una zona sumamente am­plia comprendida y ntre Wavre, Charleroi, Dinant y LiejaiMaastricht.f Las Ifneas de 'comunicacion a~ra­vesaban Lieja y regresaban al Rin, practicamente en direccion opuesta a las de Wellington. De este modo, si Napoleon lograba forzar a cualquiera de los dos ejercitos a retroceder a 10 largo de sus pro­pias !ineas de comunicacion conseguirfa dividir a uno 0 a ambos y derrotarlos sucesivamente. Con la ventaja anadida de la sorpresa, podria sorprender al menos a uno de los dos durante su concentra­cion , abriendo asf el camino hacia Bruselas.

Wellington tenia 107.000 hombres y 216 piezas de artillerfa a su disposicion; Blucher disponia de 128.000 hombres y 312 piezas de artillerfa. Ambas fuerzas, de calidad variable, se enfrentaban a las 366 piezas de artillerfa y los 128.000 hombres de Napoleon, todos ellos voluntarios y la mayorfa ya experimentados. Si los aliados conseguian cooperar en una accion conjunta de importancia, Napoleon se veria superado en numero; sin embargo en caso de acciones independientes, las probabilidades de exito se inclinaban a favor de los franceses, cuyas fuerzas, sensiblemente superiores en eI terreno de la caballerfa pesada, contaban ademas con una po­tente y dedicada Guardia Imperial.

Tanto los ejercitos prusianos como los anglo-alia­dos , dispersos en un amplio arco que rodeaba Bru­selas por eI sur con objeto de minimizar la posible escasez de forraje y suministros, deberfan concen­trarse antes de poder ser empleados en combate. Su eficacia como fuerza unida se hallaba, asi, inicial­mente diluida. Si Napoleon lograba atacar rapida­mente y aprovechar el elemento sorpresa, tendrfa buenas probabilidades de sorprenderlos individual­mente mientras aun se encontraban aislados. A la vista de las distintas calidades militares prusianas, Napoleon confiaba en forzar inmediatamente a Blucher a retroceder sobre sus lineas de comunica­cion y concentrar su cuartel general en Namur, en cuyo caso Wellington se verfa obligado a enfrentar­se al grueso de la fuerza de la Armee du Nord mien­tras aun se estaba concentrando ante Bruselas.

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-SE INICIA LA CAMPANA

15-16 dejunio

.-\unque Napoleon entro en contacto inmediata­mente con las avanzadillas prusianas del I Cuerpo de Ziethen , disfruto de la ventaja de una sorpresa casi total en un momento en el que tanto el ejercito de Wellington como los cuatro cuerpos del ejercito prusiano se encontraban extendidos a 10 largo de una amplia zona. Aunque para entonces no debfa de haber decidido a cual de ambos enemigos ata­car primero, el plan de Napoleon consistfa en derrotar a ambos ejercitos a conciencia y por sepa­rado, utilizando para ella la estrategia de la posicion central y abriendose paso entre los dos ejercitos para evitar que se reunieran y gozaran de superio­ridad numerica en ninguna batalla. Una derrota ra­pida obligaria a retroceder al enemigo a 10 largo de -us lfneas de suministro, alejandolo del centro y evi­ando que pudiera reforzar al segundo ejercito alia-

do frente a los franceses. Con este objetivo, los franceses alcanzaron y atra­

·esaron el Sambre componiendo una estrecha for­macion de cuerpos extendidos en un arco a 10 lar­'70 de la linea del rio. EI ala izquierda, bajo el man­do de Ney, se hallaba formada por el I y II cuer­pos con algunos destacamentos de caballerfa de la Guardia; el ala derecha, bajo el man<;lo de Grouchy, e taba formada por el I II Cuerp01 el Cuerpo de Caballeria. Los dos cuerpos restantes, el VI Cuer­po y la Guardia, se encontraban bajo control direc­to del propio emperador y constitufan el centro de la retaguardia: sedan desplegados a derecha 0 iz­quierda segllO 10 requiriera la situacion.

A ipedida que el ala ·derecha presionaba sobre las ayanzadillas del Cuerpo de Ziethen, los prusianos . retrocedieron progresivamente hacia el Sambre y luego en direccion al norte, sigu iendo mas 0 menos la ruta principal que conduda a Ligny y Sombref­fe. Entretanto, el ala izquierda francesa se despla­zaba a 10 largo de la ruta principal de Charleroi­Bruselas para ocupar el crftico nudo de carreteras de Quatre Bras. La Guardia mandada por apo­leon avanzaba entre ambas alas justamente al norte de Charleroi, y el Cuerpo de Lobau permanecio al

sur de Charleroi , en la margen opuesta del Sambre. Napoleon habfa intentado asimismo animar a los

aliados a dividir sus fuerzas ordenando sendos ataques fingidos en los extremos mas alejados de la derecha y la izquierda, apuntando hacia Mons y Namur. Estuvo a punto de tener exito, pues We­llington ordeno una concentracion de su ejercito en la direccion de Enghien-Braine-Mons, esto es, ale­jan dose de los prusianos. Posteriormente, en las primeras horas del dfa 16, dicha decision se modi­fico , seleccionandose Nivelles como punto de con­centracion, 10 que aun proporcionaba a Napoleon una abertura que explotar al dfa siguiente. Blucher, no obstante, hizo gala de una tfpica mentalidad de husar haciendo caso omiso de la amenaza que se cernfa sobre Namur y ordenando una concentra­cion avanzada de sus fuerzas tras el I Cuerpo.

Realmente, una concentracion avanzada resultaba sumamente peligrosa. 0 solo privarfa a Blticher de su IV Cuerpo en Lieja en caso de producirse una ac­cion general inmediata, sino que Ie expondria a cri­ticas maniobras de £lanco si algo salfa mal en Namur o si Wellington no lograba sostener sus posiciones en la derecha prusiana. Asimismo, y basandose en sus primeras informaciones, Wellington estaba con­centrandose cada vez mas al oeste, dejando los £lan­cos de Blucher completamente descubiertos. BlU­cher no era consciente del peligro. Bastaba con que Ney siguiera sus ordenes y avanzara hasta el cruce de carre teras aquella misma noche para que, pudie­ra caer sobre el expuesto flanco derecho de los pru­sianos y obtener asf la destruccion asegurada de tres cuartas partes del ejercito prusiano.

2Hasta que punto habfan tenido exito las opera­ciones de Ney aquel dfa? Durante la tarde, habfa avanzado a 10 largo de la carretera de Bruselas, pero se habfa detenido al norte de Gosselies para aguardar la llegada de los 20.000 hombres de d'Er­Ion. Ordeno avanzar a los 2.000 hombres que com­ponian la caballeria de Lefebvre-Desnouetes, pero en Frasnes estos se vieron sometidos al fuego arti­llero de un enemigo que a continuacion se retiro en direccion a Quatre Bras. ,En su camino hacia Quatre Bras, la caballerfa se vio nuevamente some-

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tida a un intenso fuego de artillerfa y armas de pe­queno calibre y se detuvo. La elevada altura de los sembrados de mafz de la zona no permitfa apreciar el volumen de la fuerza defensora por 10 que a las ocho de la noche, y tras algunos intentos tfmidos,

Ney orden6 acampar para pasar la noche entre Grosselies y Frasnes y a continuacion partio para encontrarse con Napoleon en Charleroi.

Lo cierto es que Ney habfa topado con una bri­gada de los nassauianos de Perponcher, quien ha-

Inicio de la campana, Noches del 14/15 y 15/16 dejunio de 1815

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bra recibido la orden de desplazarse de Quatre Bras a :--.livelles, en direcci6n oeste. Sin autorizaci6n, y a la vista de la situaci6n que iba desarrollandose en u frente, Saxe-Weimar y Perponcher habran esco­

rrido quedarse. A1 detener a los franceses al sur de

c::::::> Posiciones iniciales francesas

c::J Maniobras francesas, madrugada 15 junio

c::::::> Posiciones iniciales prusianas

L J Movimientos iniciales prusianos

c::::::> Posiciones iniciales aliadas

r==

Quatre Bras, estos competentes oficiale hab' ahorrado un va lioso tiempo que permitirfa aliados recobrarse, pues las circunstancia n presentaron con c1aridad ante Wellington hasw -tas horas de aquella noche, durante el baile ofre -­do por la duquesa de Richmond. Durante dich baile lIegaron noticias que confirmaban que eI ata­que de los h"anceses a Mons no habfa sido sino una finta, y e recibieron los primeros informes de la acci6n de Quatre Bras. Wellington habfa sido efec­ti\,amente embaucado para desplegar su ejercito demasiado al oeste, acaso como resultado de la preocupaci6n que sentfa por sus lfneas de comuni­caci6n. AI darse cuenta del panorama general, re­\'oc6 sus 6rdenes iniciales y desplaz6 el grueso de SLi ejercito en direcci6n a su flanco interior y Nive­lIes-Quatre Bras. A las cuatro de la madrugada del 16, la Divisi6n de Reserva de Picton enfil6 la carre­tera sur en direcci6n a Mont St. Jean al son de «Highland Laddie», seguida a las ocho de la mana­na por Wellington y su estado mayor.

En el cuartel general frances de Charleroi, entre­tanto, apole6n ignoraba aun la concentracion avanzada del ejercito de BWcher. Esperaba que Wellington retrocediera en direccion a Bruselas, abriendo Llna franja de tiempo y espacio entre sf mismo y Napoleon mientras concentraba sus fuer­zas y aguardando hasta entonces para volverle a atacar. No obstante, apole6n habrfa de aprove­char la bien justificada reputacion de los franceses para ejecutar maniobras rapidas y sin duda Ie ata­carfa antes de que pudiera recomponer su ejercito. Asf, cuando ey dejo a apoleon en Charleroi, sus ordenes verbales eran que el ataque principal del 16 seria contra los britanicos, y que Ney contarfa con el apoyo de la reserva francesa para respaldar sus dos cuerpos al dfa siguiente. Los acontecimien­tos, sin embargo, no tardarfan en superarles. Por el momento, Perponcher, reforzado por Bylandt en Quatre Bras, tenia tan s610 8.000 hombres, 16 pie­zas de arti llerfa y 50 husares para enfrentarse a la infanterfa inicial de Ney (25.000 hombres), a sus 3.000 caballeros y a sus 60 piezas de artillerfa, a 10 que habrfa que anadir los 20.000 hombres del cuer­po de d'Erion que avanzaban desde el sur y el VI Cuerpo y la Guardia, cuya lIegada se esperaba tam­bien en breve. Las posibilidades de los belgo-holan­deses eran bien escasas.

16·17 de junio

Napoleon solfa dictar sus ordenes en torno a las dos de la madrugada, de tal modo que pudieran alcan-

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zar al ejercito antes de las seis y permitieran una ac­tuacion temprana. EI dia 16, no obstante, exhausto por el esfuerzo de los dias anteriores, el emperador no confirmo sus ordenes verb ales a Ney por escrito hasta las seis de la manana, y el inexperto personal de su cuartel general no dio salida al mensaje hasta unas dos horas despues.

Afortunadamente para Wellington, la concen­tracion avanzada del ejercito de Bhicher lIego a oi­dos de Napoleon a media manana del 16, Y 10 que originalmente estaba destinado a ser una manio­bra de pinza por Grouchy en Ligny se convirtio en el plan de una intervencion general. Desgra­ciadamente para Ney , nadie se acordo de escribir­Ie hasta pasadas las dos de la tarde para decirle que el grueso del ejercito frances habia de ser di­rigido ese mismo dia contra los prusianos. Para cuando recibio el mensaje, ya eran las cuatro de la tarde.

Esperando que Wellington retrocediera para reagrupar su ejercito, la mayoria de las fuerzas de Ney habian acampado en linea de marcha a 10 lar­go del camino, preparandose mas para persecu­cion y maniobras que para linea de batalla. Sor­prendentemente, Ney no dio ordenes preparato­rias a sus tropas al regresar de su encuentro con Napoleon, y dado que la mayor parte de su fuer­za se hallaba extendida a 10 largo de 24 kilome­tros, Ie resultaba imposible lIevar a cabo una par­tida inmediata a la manana siguiente. Adicional­mente, Ney no inicio las operaciones matutinas hasta obtener la confirmacion escrita de sus orde­nes desde Charleroi. Dado que estas no salieron de Charleroi hasta las ocho de la manana, Ney las recibio pasadas las diez y media. En elias, se Ie or­denaba claramente «mantenerse preparado para un avance inmediato hacia Bruselas tan pronto Ie de alcance la Reserva». Sin urgencia alguna, Ney envio ordenes a Reille de concentrarse en Quatre Bras.

Entretanto, Wellington habia llegado a Quatre Bras para comprobar la posicion por si mismo. Ha­lIandola tranquila, y viendo a los franceses ocupa­dos en preparar la comida, cabalgo para encontrar­se con Blucher en Ligny y prametio acudir en su ayuda si el mismo no era atacado. Fue probable­mente entonces cuando decidio concentrar su fuer­za en Quatre Bras en lugar de en Nivelles, para 10 cual ordeno a la division de Picton que se uniese a las tropas de Perponchier.

Ney desperdicio por completo la manana en Quatre Bras, y Reille no comenzo su ataque hasta las dos de la tarde.

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La batalla de Quatre Bras, 16 de junio

Reille habia visto a los britanicos en la Peninsula Iberica y alii habia sido testigo de mas de una re­putacion perdida a causa del exceso de confianza y los alocados ataques de los franceses. Conoda la cos­tumbre de Wellington de ocultar grandes partes de su ejercito hasta el ultimo minuto. Asi, advirtiendo que aquel territorio ondulado proporcionaba gran-· des posibilidades de refugio .entre las elevadas mie­ses de centeno y que el bosque de Bossu constituia una posicion perfecta para una emboscada de flan­co, avanzo con precaucion extrema.

Perponcher, para entonces a las ordenes del re­cien lIegado principe de Orange, habia cubierto todo su frente con el 27 de Cazadores, forman do una estrecha linea que se extendia a 10 largo de casi

- kilo metro y medio. Tras el camino y al oeste del mismo aguardaban sus restantes batallones, algu­nos de los cuales rodeaban el bosque de Bossu, y la 5." Milicia ocupaba la granja de Gemioncourt.

AI este del camino, la 5." Division del ejercito frances, bajo el mando de Bachelu, avanzo tras las lineas de tiradores y no tardo en presionar a Ge­miouncourt a medida que los oponentes retroce­dian hacia la granja; no obstante, hallaron esta de­fensa inicial considerablemente obstinada. La 6." Di­vision de Jerome llego tarde, avanzo hacia el oeste del camino (tambien tras una linea de tiradores) y presiono en direccion al bosque de Bossu. Antes de una hora, y con ayuda de la artilleria, los puestos avanzados de Pireaumont y Gemioncourt habian sido tornados, y Jerome avanzaba decididamente a traves del bosque de Bossu a medida que el grueso de las fuerzas atacaban la delgada linea de Bylandt, quien se retiraba ordenadamente a la espera de re­cibir refuerzos de Picton. Subitamente, se lanzo una carga de caballeria contra el 17 de Infanteria Ligera holandes, fragmentandolo y diseminando a sus miembras, algunos de los cuales se lanzaron hacia la retaguardia mientras otras quedaban aislados en grupos y luchaban hasta el ultimo hombre antes de sucumbir. La del gada linea habia sido quebrada, y los lanceros de Pire habian abierto el centro tras una feraz carga que desvio a la caballeria holandesa du­rante su intento de contener el ataque. De haber em­pezado Reille unas horas antes con algo que detuvie­ra la explotacion de la ratura de la linea aliada, la ba­talla habrfa terminado para entonces casi antes de ha­berse iniciado; sin embargo, en el ultimo momento, la division de Picton lie go a Quatre Bras con We­llington para detener el avance frances.

Recordando acaso los consejos de Reille acerca

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e las taimadas ticticas de Wellington y su costum­e de ocultar a sus tropas hasta el ultimo instante, infanterfa francesa detuvo su avance al to parse

e-peradamente con tropas de refresco, y a conti­aci6n se retir6. Los lanceros, sin embargo, avan­ron, algunos dividiendose para rodear bolsas de 'pas holandesas y otros dirigiendose·directamen­hacia los Highlanders quienes, formando un cua-. descargaron una andanada que rechaz6 los ul-

o 0 coletazos del ataque. ometidas a la supervisi6n personal de Welling­

n. las brigadas britanicas flanqueaban ahora la rretera bordeada de setos de Namur hasta eI este

el cruce. EI 95 de Fusileros ocupaban el bosque ta el norte del lago Materne, donde se enfren­

ron y detuvieron a duras penas el avance de los 'l/leurs de Bachelu. EI 92 ocup6 los edificios del

:uce. Los hanoverian os estaban siendo desplega-I tras ellos, al norte del camino de Namur, y la

ecrada de Brunswick al oeste de Quatre Bras com­plet6 la lfnea a tiempo para recibir eI siguiente

{aque frances. La Ifnea de Bylandt se hallaba para emonces practicamente destrozada, pues desde el

,mienzo habfa sido superada en numero y habfa enido que enfrentarse a un ataque combinado bien rcranizado. Muchas de sus tropas se habfan dirigi­o a la relativa seguridad del bosque de Bossu. La artillerfa de Ney descarg6 entonces toda su

:uerza sobre las unidades de Picton, quienes reci­leron de Wellington la orden de tenderse al am-

paro de las zanjas y del camino. Aquel camino en epresi6n y sus espesos setos proporcionaban una al iosa cubierta a los hombres de Picton, quienes orrieron a ponerse a refugio del bombardeo de las

piezas francesas que habfan abierto fuego anti­ipandose a la reanudaci6n del combate mientras 'ey organizaba las columnas personalmente. For­

m6 cuatro columnas, cada una con la fuerza de una brigada. Se hallaba convencido de que la mas a con­unta de todas elias destrozarfa aquellas delgadas If­neas y Ie proporcionarfa una victoria inmediata.

A medida que las cuatro columnas de la infante­ria francesa avanzaban obstaculizando su arti llerfa, eI bombardeo cedi6, y Wellington orden6 a las tro­pas de Picton que salieran de detras de los setos y e instalaran en si lencio junto a la infanterfa de

Brunswick, situada a su derecha, cerca del bosque. En las filas de Picton, las largas y del gad as filas aguardaron silenciosamente mientras los franceses -e aproximaban profiriendo gritos de <<iVictoria! », iEnsartemosles con nuestras bayonetas!» y «iViva

el Emperador!». Incluso para los veteranos de las campaoas napole6nicas de 1813-14, la visi6n de

.. Friedrich Wilhelm, duque de Brunswick (1771-1815), jefe de las fuerzas de Brunswick durante la campana de Waterloo y muerto en Quatre Bras. La imagen muestra al duque

ataviado con el uniforme negro adornado por la calavera y las tibias cruzadas del contingente de Brunswick. (Grabado del Repository of Arts de Ackermann)

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una Ifnea britanica debi6 de constituir una novedad sorprendente, y cabe acaso imaginar c6mo durante este ataque la confianza inicial de los franceses pudo tornarse en panico durante los pocos minutos que tardaron las columnas francesas en atacar las firmes IIneas britanicas.

A1 principio el agrupamiento de gran numero de tropas proporcion6 a las columnas una sensaci6n de seguridad. EI espectaculo de las animosas colum­nas francesas avanzando entre gritos y vftores, ml\­sica y banderas, bajo una masa erizada de mosque-

tes e incluso chac6s siempre habfa intimidado a sus oponentes continentales cuando aguardaban en lI­nea, y estos no habfan tardado en aprender que sus tropas en campo abierto habrfan de quebrarse casi siempre si no contaban can su propia formaci6n d€ columna en profundidad. Sin embargo, aquel dfa debi6 de representar una nue\'a experiencia para muchos de los franceses cuando vieron a la firme infanterfa de Picton aguardandoles en silencio. cPor que permanedan los britanicos allf, de pie? cAcaso no vefan que los franceses atravesarfan sus

La batalla de Quatre Bras, 16 de junio de 1815

• • •• Tiradores aliados • • •• Tiradores franceses

0.25 (j!J Millas _ ..... '-,r- '

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lIleas en pocos instantes? 2Por que no se movian? Las columnas avanzaron velozmente sobre los cam-os aplastados de maiz, pasando del alcance de

mosquete a corta distancia. cPor que no abrian fue­:TO ya los britanicos? EI impacto de una andanada J esta distancia serfa terrible.

Una clara voz inglesa se elevo de la linea roja que 'enian enfrente: «iPreparadosl» Como si fueran uno solo , todos los mosquetes se alzaron silenciosa­mente, apuntando directamente a las cabezas de las columnas desde su izquierda y su derecha, en un fuego cruzado que habria de resultar mortifero. Por entonces, ya era tarde para retroceder.

<<i Fuego! » A 10 largo de toda la ifnea, las andana­das britanicas se estrellaron contra las cabezas de las columnas que avanzaban, demostrando una vez mas la superioridad de una firme linea britanica so­bre una columna francesa. AI este de la carretera principal de Bruselas, las cabezas de las esplendi­das columnas azu les de infanterfa que minutos an­tes parecfan a punto de destrozar las delgadas if­neas que se extendian ante elias se habian conver­tido en una torpe y confusa masa de hombres he­ridos y agonizantes. Los gritos de dolor comenza­ron a surgir entre los soldados derribados y muti­lados a medida que la otrora reconfortante masa de la columna comenzaba a vol verse contra ellos: las gruesas filas de sus camaradas tropezaban sobre los restos destrozados que se extendian a sus pies, con­virtiendose a medida que avanzaban en nuevas vfc-

.. «Quatre Bras»: la infanteria britdnica agrupada en cuadro, segun Lady Elizabeth Butler. La obra, una de las estrellas de la

exposici6n de la Real Academia de 1875 fue descrita por Ruskin como la primera pintura prerrafaelista del genero.

timas del fuego implacable y preciso de los vetera­nos de Wellington. EI frente se detuvo intentando desplegarse para devolver el fuego, mientras la re­taguardia de la columna continuaba forzandole a avanzar sobre la sangrienta masa que yacfa a sus pies. En el momenta de mayor confusion y desor­den de las columnas, surgio a traves del humo el grito de guerra que anunciaba la salvaje carga cues­ta abajo de los Highlanders de Picton. Las colum­nas despedazadas huyeron para escapar al castigo.

AI oeste de la carretera, sin embargo, Jerome es­taba teniendo bastante mas exito frente a las fuerzas de Brunswick, mas jovenes y menos experimentadas. La linea de Brunswick se rompio y la mayor parte de los belgas restantes se agruparon en retaguardia. Los hombres de Jerome avanzaban irrefrenablemen­te a traves del bosque de Bossu. La caballerfa fran­cesa acudio para aprovechar la abertura y el duque de Brunswick lanzo un alocado contraataque con sus husares de la «Calavera», quienes se vieron diezma­dos por los mosquetes franceses a la entrada y derro­tados al entrar en contacto con la caballeda de Pire. EI propio duque de Brunswick sucumbio al ataque,

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y la caballeria francesa procedio a la persecucion de los diseminados husares. EI contraataque habia oca­sionado fuertes perdidas, incluidos seis canones, pero habia detenido 10 que habria podido transformarse en una derrota absoluta, dando algun respiro a la in­fanteria para retroceder e intentar reagruparse tras los bosques.

Victorioso a su izquierda pero frenado por la de­recha, Ney recurrio a d'Erion para colaborar en su avance hacia el punto clave del cruce de caminos. Sin embargo, no hall6 tras el rastro alguno del I Cuerpo. Para entonces eran las cuatro de la tarde, y Ney aun conservaba ventaja numerica cuando re­cibi6 un mensaje de Napoleon (escrito dos horas antes) por el que se Ie ordenaba ocupar el cruce de caminos y a continuacion caer sobre el ala derecha y la retaguardia prusiana. Dado que el cuerpo de Reille se encontraba ocupado con sus propios pro­blemas, Ney acucio a d'Erion para suministrar 10 que pensaba que seria el coup de grace, pues para en­tonces su caballeria circulaba libremente a traves del centro y el flanco derecho de Wellington.

Pire habia lanzado nuevamente a sus cazadores y lanceros sobre el centro aliado en un ataque sor­presa que casi los lIevo hasta el cruce mismo. En cuanto a Wellington, se habia visto obligado a sal-

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.A. Quatre Bras: el28 Regimiento (North Gloucestershire) repele un ataque frances; el oficial montac!o que aparece a la

izquierda es el comandante de la unidad, Sir Charles Belson. (Grabado de S. Mitan segun G. Jones)

tar sobre las filas (tendidas) del 92 para evadir la carga de los franceses. Para entonces, la caballeria se encontraba en un estado de relativo desorden, y procedfa a rodear al agrupamiento del 92 antes de desviarse hacia el sur para tomar por la retaguar­dia el 42 y el 44, adyacentes a aquel y aun forma­dos en linea. EI terreno ondulante y el maiz que aun quedaba en pie ocultaron la carga hasta el ul­timo minuto y contribuyeron a tomar a las tropas britanicas por sorpresa. EI 42 de Highlanders, atra­pado en retaguardia mientras intentaba agruparse en cuadro, logro contra todo pronostico completar el mismo atrapando en su interior a algunos de los lanceros. Tras una feroz lucha por la que el42 hubo de pagar tin elevado precio -especial mente en 10 que se referia a sus oficiales- los Highlanders eli­minaron a casi todos los lanceros atrapados y arro­jaron sus cad ave res al exterior de la formacion. J unto a ellos, el 44 se vio sorprendido por la mis­ma carga cuando ya era demasiado tarde incluso para comenzar a formar su propio cuadro. Con ab-

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,Iuta frialdad, las filas de retaguardia recibieron la rden de presentar cara y descargaron una serie de ndanadas que bastaron para repeler la tibia carga e los lanceros y fusileros que los habian seguido. La caballeria francesa, por entonces en un esta-

10 de completo desorden, se retir6 a sus lineas, pro­rcionando a Wellington un respiro que aprove­

h6 para redistribuir sus tropas en un intento de detener el desmoronamiento de su flanco derecho. [\ ataque parecia haber derivado en una situaci6n

e enfrentamiento encarnizado a corta distancia en a que la superioridad del fuego brit;inico al centro , al este del campo de batalla comenz6 a cobrar sus rutos pese a encontrarse aun agrupadas sus filas

en cuadro para combatir un posible ataque de ca­'Jalleria en la zona. Dos cargas mas de caballeria al e te de la carretera de Bruselas sirvieron para derrotar a un batall6n hanoveriano, aunque sin erosionar los s6lidos cuadros de Wellington.

A Ney se Ie escapaba la iniciativa. EI delicado equilibrio de la situaci6n iba derivando en favor de los aliados, quienes habian soportado el grueso de la fuerza de Ney y contaban con el refuerzo de las brigadas de Halkett y Kielmansegge, las cuales, procedentes de la divisi6n de Alten, acudfan a apo­rar la fuerza de Wellington. De hecho, el ala dere­cha de los franceses comenzaba a retroceder. EI fa­tigado ejercito de Ney perdfa su superioridad nu­merica ante tropas que ya habfan demostrado su buena preparaci6n para la lucha y que se hallaban dirigidas por uno de los grandes generales de la historia. Y peor aun para Ney: fue entonces cuan­do supo el autentico paradero de d'Erion.

Poco tiempo antes , el cuerpo de d 'Erlon habfa re­cibido de labios de un edecan -el general de la Be­doyere- la orden de dirigirse hacia Ligny. Lejos de encontrarse a punto de lIegar a Quatre Bras, d'Erion se hallaba de hecho de camino a Ligny, y cada minuto que transcurria Ie alejaba mas de la cri­sis que se cernfa sobre Ney. Para ahorrar tiempo, de la Bedoyere no habfa consultado con Ney antes de ordenar la partida del cuerpo hacia Ligny en nombre del emperador. Cabe, pues, imaginar el humor con que el fiero y pelirrojo Ney recibi6 la Iioticia en un momenta tan critico de la batalla: el hecho de ser el ultimo en enterarse no hacia sino anadir el insulto a la injuria.

Entretanto, Wellington demostraba que no era la clase de general que permanece ocioso en tales cir­cunstancias. Un amplio contraataque de las tropas de Alten sobre el ala derecha francesa en retroceso hizo que la situaci6n se tornara critica para los fran­ceses, y el impetuoso Ney decidi6 inmediatamente

hacer regresar a d'Erlon. Sin detenerse a conside­rar el tiempo que tardarfa la orden en alcanzarle, ni tampoco 10 que tardarfan sus tropas en compa­recer en Quatre Bras, su reacci6n casi instintiva tuvo como consecuencia que la fuerza en cuesti6n resultara apartada simultaneamente de los enfren­tamientos de Ligny y de Quatre Bras.

Por fin , a las cinco de la tarde, superado en nu­mero por Wellington, sometido a la presi6n de su ala derecha en retirada, desprovisto de reservas e iracundo y frustrado hasta casi perder el control por las catastrofes del dia y su falta de exito ante tan poderosos oponentes, recibi6 del emperador la orden de «apresurarse». Aquello fue la gota que col­m6 el vaso. No s610 las tropas previamente pro me­tidas por el emperador no habian llegado, sino que se Ie habfa arrebatado una fuerza decisiva para el exito de sus operaciones. Napole6n no tenfa en cuenta 10 complicado de la situaci6n de Ney, en­frentado al grueso del ejercito de Wellington. Des­provisto como estaba de reservas, necesitaba tiem­po para estabilizar sus Ifneas y reagrupar su ala de­recha. Tan s610 Ie quedaba un recurso que lanzar contra los aliados y, dominado por la desespera­ci6n, Ney orden6 a la recien llegada caballeria de Kellermann que llevara a cabo una carga casi suici­da sobre las lineas aliadas: una brigada de caballe­ria sobre un ejercito entero. Ello equivalia a desper­diciar una fuerza irremplazable a cambio de unos pocos minutos de respiro. Tal es la 16gica de la guerra y el valor de la vida humana para algunas mentes militares. Kellermann puso la orden en tela de juicio, pues tan s610 una parte de su brigada ha­bfa alcanzado el campo. Se trataba de la brigada de Guiton, consistente en 750 hombres de los Regi­mientos 8." y 11 de Coraceros. Ney se neg6 a escu­charle. Tras prometerle apoyo de las diezmadas fi­las de la caballerfa de Pire, Ie despidi6 abruptamen­te con las palabras: <dPartid! iY hacedlo ya! »

Los regimientos de Kellermann avanzaron bajo el escudo de las lomas de Gemioncourt, fuera de la vista de la infanterfa britanica desplegada mas alia. EI 42 de Highlanders y el 2/44 aun se hallaban agrupados en cuadro al este de la carretera de Charleroi. EI 92 de Highlanders, agrupado asimis­mo en un cuadro que interrumpfa la ruta de Char­leroi, daba protecci6n al propio Wellington.

La caballerfa se despleg6 silenciosamente bajo las lomas. El sonido de las trompetas dio paso a la car­ga, y Kellermann lanz6 a su brigada a galope ten­dido en lugar de someterse al proceso habitual de paso/trote/gaiope. La brigada se abati6 como una tempestad sobre los cuadros britanicos, diseminan-

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T Legion Real Alemana: 1, sargento, tiradores, 2.' Batallon Ligero; 2, oficial, 2.' Batallon Ligero; 3, soldado, 1." Batallon Ligero. En la

defensa de la granja La Haye Sainte resultaron prcicticamente eliminadas dos compaiiias del 1." Y seis del 2.'. (Bryan Fosten)

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I a su paso los restos de las caballerias belga y runswickiana. Los maltrechos cuadros aguantaron ataque con firmeza y respondieron con un mor­

tero fuego que desbando la carga y obligo a los ji­etes a dispersarse en torno a los cuadros de van-

_uardia. Desperdigados -mas no detenidos- pro­cdieron a lanzarse sobre la brigada de Halkett.

Pocos minutos antes, Colin Halkett -pertene­ente a la 3." Division de Alten, parte del I Cuerpo el principe de Orange- avanzaba a la cabeza de

brigada de refresco . En la division adyacente de icto n, la brigada de Pack lIevaba aproximadamen­

'e dos horas sometida a una grave presion. Las ba-aumentaban y la municion se agotaba. Con la Ile­

.:ada de tropas de refresco, el segundo batallon del '-g Regimiento (South Lincolnshire) recibio la or­len de acudir junto a Pack para reforzar su posi­cion. As!, Halkett avanzo, Ie entrego el mando de la unidad y regreso para recoger el resto de su bri­.:!ada. Pack ordeno al 69 formar en cuadro antes de

roseguir con la revision de su brigada. EI principe de Orange no comprendio 10 que

Icurrfa cuando vio al 69 formando en cuadro. Aca­o irritado por el hecho de que un oficial de otro uerpo anduviera manipulando «su» batallon, les rdeno de nuevo formar en lfnea. Se oyeron pro-

lestas, pero el principe insistio. Y fue precisamente mientras la infanterfa procedfa a realizar dicha ma­niobra cuando los coraceros de Kellermann sobre­pasaron los cuadros britanicos mas avanzados y ca­\-eron sobre su flanco. Para el 2/69, ya era demasia­do tarde para formar de nuevo el cuadro. Tan solo dos companfas tuvieron tiempo de plantar cara al ataque antes de verse aisladas del grueso principal \' despedazadas hasta eltdtimo hombre. EI69 se en­fre ntaba a una situacion desesperada. Las tropas de Garavaque atacaban el corazon del disperso bata­lion, apuntando especialmente a las ensenas. Uno de los abanderados fue rapid a y despiadadamente abatido por el cOl-acero Lami; la ensena real que portaba Ie fue arrebatada y portada triunfalmente hacia la retaguardia. EI voluntario Christopher Clark, portador de la ensena del regimiento, mato a tres- coraceros que Ie atacaban. Sin embargo, su suerte apenas fue mejor que la de su camarada, ya que si bien logro llevar los colo res del regimiento a lugar seguro, sufrio no menos de veintidos heridas distintas a 10 largo del proceso.

lncapaz de detener la carga, el 69 retrocedio ha­cia el bosque de Bossu en busca de refugio. Keller­mann continuo avanzando y despedazo sin piedad a la dotacion de una baterfa de artilleria para lue­go dirigirse al cercano 33, cuyos miembros tampo-

co habfan tenido tiempo de formar. Conmociona­dos por la suerte corrida por sus camaradas del 69, los soldados del 33 huyeron igualmente en direc­cion al bosque, donde esperaban poder reagrupar­se. Ei 2/30, siguiente en la linea de carga, habfa te­nido el tiempo justa de formar en cuadro y no tuvo dificultades para rechazar alii de coraceros. En­tretanto, un cuadro cercano -formado por los ya tambaleantes brunswickianos- se disolvio ante la llegada de la caballeria francesa.

Tan pronto como las tropas de sus propios ejer­citos salvaban las lineas britanicas, la artillerfa fran­cesa bombardeaba sin descanso los nutridos blancos que formaban los cuadros britanicos de infanterfa, y Ney anadio al ataque cuanto apoyo de infanterfa pudo lograr. Sin embargo, no fue suficiente. Los ataques de apoyo iban cediendo poco a poco. Para entonces, habfan comparecido ya las tropas de la di­vision de Pire, y la presion de Kellermann Ie habfa llevado casi hasta al cruce de caminos. Allf, diezma­da por la carga, sumergida entre las lfneas de We­llington , dispersa por los encuentros y sin apoyo de la infanterfa, la caballeria se vio envuelta en un mortffero fuego cruzado procedente del 30, el 73 y una baterfa de la LRA mientras Kellermann trata­ba de reorganizar su mando.

Los ataques de apoyo de la infanterfa francesa es­taban siendo por fin rechazados con firmeza, y to­dos los regimientos britanicos habfan sido alertados para acabar con la caballerfa pesada que tanto dana habfa hecho y que ahora se extendfa en completo desorden. Algunas partidas de Highlanders logra­ron atravesar los campos para perseguir a los cora­ceros de Kellermann, en quienes se tomaron una sangrienta venganza por las terribles bajas de aque­lla tarde; entre tanto, diversas partidas procedentes de los restos de la caballeria francesa vagaban igual­mente por la campina. En ambos bandos hubo mas de uno que salvo la vida gracias a un golpe de for­tuna. En cierto sector del campo, por ejemplo, un cOl-acero ocupado en rematar escoceses heridos topo con un comandante del 42 que se encontraba gravemente herido. lntento atravesarle, pero el co­mandante aferro su arma, Ie derribo del caballo y ambos rodaron en combate cuerpo a cuerpo. Un lancero frances acudio en ayuda del coracero, e in­tento ensartar al coman dante mientras luchaba con su enemigo. Este, sin embargo, logro rodar sobre sf mismo y protegerse con el cuerpo del COl-acero, quien recibio la lanzada de lleno. lnmediatamente, varios Highlanders acudieron en su ayuda y dieron cuenta dellancero montado.

En el cruce de caminos, entretanto, los restos de

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la fallida carga de Kellermann eran abatidos por el fuego enemigo. Bajo una lluvia de fuego procedente de las maltrechas filas de Wellington, la diezmada caballerfa huyo en desbandada buscando refugio en las filas francesas. EI propio Kellermann perdio su montura y no hubiera logrado regresar sana y salvo de no conseguir aferrarse a los estri­bos de dos de sus hombres. La carga no habfa pro­ducido un resultado positivo apreciable y, sin em­bargo, Ie habfa costado perder mas de un tercio de su magnffica brigada. Mientras la caballerfa se reti­raba buscanda el refugio de las Ifneas francesas, Wellington recibfa el refuerzo de 5.000 tropas de choque de la Division de Guardias Britanicos, quie­nes penetraron en tromba en el bosque de Bossu.

Ney estaba acabado. No existfa ya posibilidad al­guna de conquistar Quatre Bras, sino tan solo de fre­nar temporalmente a Wellington. Nada pudo hacer cuando, a las seis y media de la tarde, Wellington ad­virtio que los franceses habfan quemado su ultimo cartucho y ordeno un contraataque en gran escala so­bre la totalidad del frente. A las siete y media, el bos­que de Bossu volvfa a estar en manos de los aliados, y estos habfan tornado Pireaumont y avanzaban ha­cia el arroyo de Gemiouncourt. A las nueve de la no­che la batalla habfa terminado. Ney habfa sido recha­zado hasta sus posiciones de origen y la batalla habfa concluido con un empate tecnico. A medida que el crepusculo daba paso a la noche, la caballerfa brita­nica de Wellington y la Real Artillerfa Montada re­forzaron sus posiciones, aunque ya era tarde para participar en la batalla.

Desde el punto de vista estrategico, Wellington habfa conseguido al menos reunificar su ejercito. Para entonces, habfa obtenido nueva confianza en muchas de sus inexpertas tropas, las cuales, a su vez, disfrutaban seguramente de cierta ventaja mo­ral sobre sus oponentes. Por si fuera poco, sus If­neas de comunicacion permanecfan intactas, y con­servaba el control de un sistema de carreteras que podfa transportarle a cualquier lugar que deseara: hacia adelante para unirse con los prusianos (de ha­ber vencido estos en Ligny), al norte para cubrir Bruselas 0 hacia atras en direccion a los puertos del Canal. Por primera vez a 10 largo de la campana, Wellington se encontraba en condiciones de con­trolar su propio destino.

Las perdidas de la batalla rondaron los 4.300 hombres entre las filas francesas; Wellington, por su parte, habfa perdido 2.275 britanicos, 369 hano­verianos y 819 brunswickianos. Sin embargo, pare­ce que gran parte de los heridos de ambos bandos pudieron regresar a filas antes de que transcurrie-

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ran 24 horas. No hubo modo de establecer un re­cuento independiente de las tropas belgo-holande­sas, muchas de las cuales habfan abandon ado el campo de batalla al concluir el dfa 0 se habfan re­fugiado en la relativa seguridad del bosque de Bos­sU. A medida que avanzaba la noche, y con las fuer­zas francesas eficazmente detenidas, el siguiente movimiento de Wellington dependerfa de 10 que hubieran hecho los prusianos en Ligny. .

La batalla de Ligny, 16 de junio

EI inesperado despliegue avanzado del ejercito de Bliicher y su alineamiento en la manana del 16 a la espera del ataque convirtio la batalla de Ligny en una oportunidad para Napoleon. Los prusianos ha­bfan establecido su defensa a 10 largo del Ligny, un riachuelo reducido pero pantanoso que resultaba dificil de atravesar a no ser por cualquiera de sus cuatro puentes. Diez pueblos y aldeas se habfan preparado para incorporarse a la Ifnea de defensa, 10 que contribufa a cubrir los cuatro puentes y evi­tar su uso por parte de Napoleon. La elevacion del terreno a retaguardia proporcionaba a las colum­nas prusianas de apoyo una posicion de ventaja.

No obstante, la posicion no carecfa de puntos fla­cos. Siguiendo el curso del Ligny, las Ifneas de Blii­cher formaban un saliente desprotegido del fuego artillero del flanco; por el mismo motivo, las tropas emplazadas en las laderas frontales de las colinas se verfan expuestas al fuego artillero sin posibilidad de atravesar el Ligny para combatirlo.

EI plan de Napoleon era bien simple. Utilizarfa su caballerfa para mantener ocupado el flanco iz­quierdo de los prusianos y al mismo tiempo apro­vecharfa su superioridad numerica para lanzar un ataque frontal al centro y al ala derecha. Tras un masivo bombardeo de artillerfa y operaciones de desgaste de su infanterfa, parte de las fuerzas de Ney se encontrarfan listas para abatirse sobre el ala derecha prusiana. A medida que dicha fuerza los rodeaba por la derecha, Napoleon lanzarfa a su Guardia sobre el centro para destruir la practica to­talidad del ejercito prusiano de un solo golpe. No se habfan of do disparos procedentes de Quatre Bras durante la manana, por 10 que Napoleon dio por hecho q'ue Ney habrfa ocupado el cruce de ca­minos sin problemas y se dirigirfa ya hacia Ligny: «En tres horas» se decidira la campana. Si Ney lle­va a cabo sus ordenes concienzudamente, no sobre­vivira una sola unidad de artillerfa prClsiana.

La batalla comenzo a las dos y media de la tarde. Con la emocion y el calor del combate, los 10.000

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hombres del VI Cuerpo de Lobau aun estaciona­dos en Charleroi habfan sido completamente olvi­dados, y los ayudantes de Napoleon habfan olvida­do asimismo informar al mariscal ey que se aguar­daba su presencia en Ligny tan pronto como fuera posible. EI dfa no habra de concluir sin que Napo­leon deseara desesperadamente poder tener acce­so al menos a una de dichas fuerzas.

La lucha fue encarnizada ya desde el comienzo. Napoleon atac6 la totalidad del frente de Blucher para evitar que este pudiera redistribuir sus tropas en la linea frontal. Incluso en los primeros momen­tos de la batalla, y si bien Blucher contaba con su­perioridad numerica, tenia que compensar las per­didas sufridas entre sus reservas. Estas, a su vez, se vieron sometidas a un nutrido bombardeo mientras aguardaban en las laderas anteriores de las colinas.

EI extremo oeste del campo de batalla resultaba especialmente importante para ambos bandos, pues permitfa las comunicaciones y la lIegada de posibles refuerzos para unos y otros: Ney en el caso de los franceses, y Wellington para los prusianos. Asf pues, el combate fue particularmente feroz en esta

ird6 de junio de 1815: Napoleon y su estado mayor supervisan el

campo dl} batalla de Ligny. (Oleo de G. Weiss)

zona. Ninguno de ambos bandos hizo 0 solicito con­cesi6n alguna, y prusianos y franceses se lanzaron unos sobre otros en combate cuerpo a cuerpo. La posesion de todas las edificaciones derruidas e in­cendiadas de los pueblos fue disputada hasta el fi­nal. Los prisioneros eran salvajemente asesinados. En torno a los pueblos de Ligny y St. Amand, las perdidas fueron considerables para ambos bandos. Especialmente sangrienta fue la pelea por el pue­blo de Ligny, pero tras cinco intentos en los que se recurrio a un intenso combate cuerpo a cuerpo, las fuerzas francesas supervivientes lograron finalmen­te arrebatar parte de la poblacion a los prusianos. Las perdidas declaradas por las unidades francesas de Ligny ascendian a un 60 por ciento.

A las tres y cuarto de la tarde, quebrada por el fuego de artillerfa de los flancos y viendo un torren­te de franceses que penetraban en Ligny, el desta­camento prusiano comenzo a desmoronarse. Para

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La batalla de Ligny, 16 de junio de 1815

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entonces, la mayo ria de la fuerza de BlUcher se ha­llaba ocupada en afianzar sus Ifneas y reHenar los amplios huecos abiertos por el fuego de la artille­rfa. Para Napole6n habfa Hegado el momento de enviar a su Guardia con el apoyo de la maniobra de flanco de d'Erion. Mas (d6nde estaba d'Erlon? Mientras ordenaba a la Guardia que formara, Na­pole6n envi6 un urgente mensaje a Ney para que se apresurara a acudir en su ayuda: «EI destino de Francia esta en vuestras manos ... no dudeis ni por un instante en ... dirigir vuestro avance sobre las cumbres de St. Atnand. » Ney recibi6 aquel mensaje a las cinco de la tarde.

Incapaz de esperar por mas tiempo la llegada de Ney 0 de d 'Erlon, Napole6n form6 a su Guardia, dispuesto a aplastar el tambaleante centro prusia­no . A las cinco y media, sin embargo, justamente cuando se disponfa a iniciar el asalto, cundi6 la alar­ma entre sus filas . Una larga columna de tropas aso­maba tras el flanco derecho de los franceses. Los soldados enviados a efectuar reconocimientos infor­maron que parecfan fuerzas hostiles. (Habfa conse­guido Wellington romper el frente? 0 podfa tra­tarse de d'Erlon: no hubiera llegado por ese lado. Claramente, Napole6n no podfa arriesgarse a com­prometer a la Guardia en un momenta asf, y el ata­que fue aplazado mientras se enviaban ayudantes al galope para determinar la situaci6n.

Pero se trataba, efectivamente, de d 'Erion. Una orden mal eSCl'ita Ie habfa ordenado dirigir su avan­ee a «Wagnee» en lugar de a «Wagnele,>; de ahf su llegada por una ruta ineorreeta. Adicionalmente, habfa fraeasado en su intento de enviar ordenanzas que avisaran de su llegada. De este modo, la sor­presa resultante no s610 habfa retrasado un ataque erftieo sino que habfa esparcido el nerviosismo en­tre el ala izquierda franeesa (al mando de Vandam­me) hasta el punto de que hubo de desplegarse la .loven Guardia para elevar su moral. En un mo­mento dado, el general Lefol se habfa visto obliga­do a apuntar su propia artillerfa en direcci6n a sus hombres dominados por el panico para evitar que abandonaran sus puestos entre las filas.

La situaci6n no se clarifie6 hasta aproximada­mente las seis y media, y la Guardia pudo por fin avanzar. Blucher habfa aprovechado el respiro para consolidar su Ifnea e incluso habfa hostigado a la in­deeisa ala izquierda de los franeeses con pequenos destaeamentos para reconquistar parte de St. Amand. Ir6nicamente, en el mismo instante en que la Guardia entraba de nuevo en formaci6n , llega­ron noticias de que el euerpo de d'Erion -para en­tonees claramente visible por los prusianos- aea-

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baba de dar media vuelta para volver a Quatl-e Bras con la pr:ktica totalidad de sus fuerzas. La orden de regreso de Ney habfa llegado a su destino.

Asf y todo, para los prusianos habfa comenzado ya el acto final. La Joven Guardia los desalojo de St. Amand, y a las siete y media todo estaba prepa­rado para lanzar el ataque final contra el corazon de las recien reconstituidas posiciones prusianas. Mas de doscientos canones abrieron fuego sobre el centro prusiano, para entonces desesperadamente debilitado. A las 7:45, una tempestad se abatio so­bre el campo de batalla y mas de seis mil hombres de la Guardia avanzaron en un ataque combinado que barrio el frente hasta Ligny y destrozo las If­neas prusianas. EI 21 Regimiento prusiano cargo sobre el avance de los granaderos, pero se vio in­terceptado y diezmado por los coraceros franceses. Dos escuadrones del l eo Landwehr westfaliano de caballerfa cayeron en el inutil intento de cargar con­tra las disciplinadas filas de la Guardia a medida que los franceses avanzaban hasta alcanzar y atra­vesar la poblacion. Los prusianos tenfan la batalla perdida, pero Blucher aun podfa salvar su ejercito de los horrores de una persecucion si lograba un mfnimo respiro.

Blucher se situo en cabeza de la caballerfa de Ro­der y se lanzo contra el avance de la Guardia fran­cesa. Toda esperanza era inutil. Los cuadros de la Guardia no tuvieron dificultad alguna en repeler el ataque, y el propio Lutzow cayo herido en cabeza

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"Napoleon da la orden de llevar a cabo el ataque final destinado a quebrar las posiciones prusianas en Ligny; el edecan luce uniforme de husar, y a la derecha, la infanteria de la Guardia Imperial aguarda la oraen de avanzar. (Grabado segun J. Grenier)

TEl comandante Von Liitzow, quien forma uno de los primeros Freikorps del ejercito prusiano en 1813; en la campana de Waterloo, sus miembros sirvieron en el 25 de Infanteria, en el 6: de Ulanos y en el 9: de Husares. (Grab ado de Giuseppe Longhi)

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del diseminado 6." de ulanos, que para entonces se encontraba reducido a tan s610 300 hombres. Los cuad ros franceses recibieron el asalto de dos nue­,·os regimientos de caballerfa prusiana, pero desde el flanco surgi6 subitamente la carga de los corace­ros franceses de apoyo, quienes se encargaron de neutralizar el desesperado ataque de ·los primeros.

e sucedieron diversas cargas mal organizadas e igualmente repelidas ante las cuales la Guardia pre-ent6 una serena defensa y repeli6 a los prusianos

con calculadas descargas, poniendo asf a disposi­ci6n de los omnipresentes coraceros franceses los restos de su maltrecha caballerfa.

EI propio BlUcher cay6 derribado en una de las cargas tras recibir un disparo su montura, y allf per­maneci6 durante algun tiempo, inmovilizado por el

TEl accidente de Blucher en Ligny: atrapado bajo su montura, el viejo mariscal fue pisoteado varias veces hasta ser liberado, no sin

dificultad. Hasta su recuperaci6n, el mando de la acci6n y la retirada de Ligny pasaron a manos de Gneisenau. (Grabado segun R.F. Messerschmitt)

cuerpo del animal, mientras los coraceros franceses desfilaban a su alrededor sobre un terreno cubier­to de los cuerpos de los cafdos. Cafda la noche, un fiel ayudante logr6 por fin liberarle y transportarle a la retaguardia, donde un generoso tratamiento a base de ginebra y ajo logr6 por fin ponerle en con­diciones de retornar al mando de su ejercito.

Entretanto, los prusianos se encontraban en un estado de completa confusi6n. Carecfan de \ider, y su ejercito se retiraba en desbandada en un intento de espaciar y aplazar 10 mas posible la inevitable persecuci6n por parte de los franceses . EI estado mayor se vio obligado a decidir rapidamente el lu­gar id6neo para reagruparse, pues el combate los habfa alejado de las principales rutas hasta Namur, su mayor Ifnea de comunicaci6n. Asf, en plena carretera y bajo un cielo lIuvioso y oscuro, Gneise­nau y los jefes de cuerpo se reunieron con objeto de buscar una ruta alternativa para sus maltrechas fuerzas. EI unico nombre del mapa sobre el que to­das las miradas coincidfan era Wavre, situada al norte de Ligny. En consecuencia, se eligi6 Wavre como primera etapa de retirada antes de continuar

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• Un suboficial fusilero del 6. ' Regimiento de Infanteria (1 .' Prusianos del Oeste), ataviado con la nueva guerrera que

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uniformo a algunas formaciones durante la campana de los Cien Dias. (Bryan Fosten)

hacia Lieja , situada al este. Casi por pura casualidad, fue aquel el unico lugar que apole6n no esperaba, y tambien la (mica direcci6n que permitirfa a los prusianos una mfnima posibilidad de unirse a Wellington antes de llegar a Bruselas. :-.Jo obstante, Gneisenau no tenfa en principio la menor intenci6n de unirse a Wellington: no s610 se mostraba profundamente receloso de sus aliados, sino que e peraba que habrfa de concentrar toda suO atenci6n en la persecuci6n de los franceses. .

Sin embargo, los prusianos observaron durante su retirada que dicha persecuci6n no se llevaba a cabo. Aunque los desertores hufan por docenas, el grueso del ejercito logr6 mantener su cohesi6n y retirarse a Wavre sin obstacu los. EI retraso de la persecuci6n fue, de hecho, responsabilidad perso­nal del emperador. Tras la batalla, traslad6 su cuar­tel general a Ligny y, en la confianza de haber aplastado por completo a los prusianos, se neg6 a permitir una persecuci6n rigurosa aquella noche . . -\.caso quepa advertir aquf una vez mas la manifes­taci6n de un optimismo exagerado y una f'alta de aquella energfa que apenas unos arlOS antes habrfa lanzado a su caballerfa a la caza del enemigo. Des­pues de jena, por ejemplo, la persecuci6n francesa habfa sido tan vigorosa que lleg6 ca i hasta el Bal­tico y dio fin a la totalidad de la campana.

17 de junio: Un interludio de oportunidades perdidas

:-.Japole6n no se encontraba bien en la noche del 16. Al dfa siguiente, agotado por la batalla y pOI' los efectos de su enfermedad, el emperador se sumi6 en un letargo y en una depresi6n de los que no se sobrepuso hasta el mediodfa, despues de recorrer cl sangriento campo de batalla con Grouchy y sus of iciales durante toda la mariana. Se neg6 a las re­petidas solicitudes de Grouchy de emprender la persecuci6n, prefiriendo aguardar noticias de Ney acerca de la batalla de Quatre Bras. A ultima hora de la manana lleg6 el informe de Ney ace rca de la ll1isma, 10 que Ie hizo advertir su verdadera situa­ci6n y la ocasi6n que se Ie presentaba de desbordar a las fuerzas de Wellington en Quatre Bras. Aque-110 Ie puso inmediatamente en acci6n. Grouchy fue enviado con .:etraso en persecuci6n de los prusia­nos en la suposici6n de que se estarfan batiendo en retirada hacia Namur, y J ey recibi6 la orden de re­tener al ejercito aliado mientras Napole6n rodeaba su flanco y completaba la destrucci6n que Ney ha­bfa iniciado el dfa anterior.

Se hicieron los preparativos necesarios, envian-

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o e ayudantes que pusieran en marcha las fuerzas e :'>Jey y dieran orden de partida a las de Grouchy.

Para los prusianos, no obstante, aquel respiro ha­fa llevado consigo unas implicaciones considera­les. Su fuerza principal habia podido separarse del

ejercito frances y retirarse intacta a Wavre, donde pudo reagruparse en parte en torno al IV Cuerpo. . imismo, y debido al retraso de la persecuci6n rancesa, se habia roto el contacto con el grueso del

ejercito, y Grouchy se dirigia equivocadamente ha­(ia el nordeste en lugar de encaminarse hacia el norte . 0 advirti6 que tan s6lo estaba hostigando a 10 restos de su oponente: apenas ocho mil deser­tores y huidos que habian logrado alcanzar la carre­[era y se dirigian a ponerse a salvo en Namur.

Ir6nicamente , la inocente persecuci6n de Grouchy hacia el nordeste Ie hacia describir un am­plio arco que podria terminar por situar el ejercito prusiano entre las fuerzas britanicas y las francesas, aproximando asi a ambos aliados.

Napole6n, entretanto, se preparaba para desbor­dar a los britanicos en Quatre Bras mientras per­manecian allf retenidos por las fuerzas de Ney, que habrfan de reanudar las hostilidades iniciadas el dfa anterior. Sin embargo, algo marchaba mal en su ala izquierda. A la hora de comer, alarmado por no ha­ber oido fuego de arti llerfa, Napole6n se apresur6 a acud ir a la posici6n de Ney, donde descubri6 que el ataque aun no habfa empezado. Teniendo en . cuenta el calibre de un general como Wellington, no cabia duda de que acababa de desaprovecharse una oportunidad vital.

Asf se demostr6. A diferencia de Napole6n, We­llington no se habfa mantenido inactivo. Habfa pa­sado la noche del 16 determinando la suerte del ejercito prusiano y la direcci6n de su retirada. Al advertir el peligro en que se encontraba, se prepa­r6 para retirarse a su vez. Cuando, inexplicable­mente, no se produjo ataque frances alguno el 17, comenz6 a aliviar sus lineas y a enviar sus transpor­tes y sus heridos a la posici6n de Mont St. Jean. Alii se encontraria dispuesto a luchar si Blucher se com­prometfa a enviar aunque s610 fuera un cuerpo en su ayuda. Para cuando los franceses advirtieron su error, ya era demasiado tarde, y el grueso de la fuerza de Wellington se habfa escabullido dejando atras a un iracundo emperador al que s610 Ie res­taba descargar la frustrada ira que sentfa por la inactividad de sus generales.

Por si fuera poco, el tiempo empeor6 tan pronto como llegaron las fuerzas francesas. La lluvia rega­ba los caminos, convirtiendolos en un barrizal, y las posibilidades de alcanzar al ejercito de Wellington

disminufan con el transcurso de la tarde. Cualquier capacidad de avance de los fi-anceses se vio neutra­lizada por la retaguardia britanica de caballeria y artilleria, ambas empenadas con exito en una ope­raci6n dilatoria bajo las lluvias del atardecer.

EI exito de su retirada durante el dia 17 situ6 a Wellington en una posici6n elevada situada al sur de Mont St. Jean , posici6n que tanto et como sus oficia­les habfan estudiado como un excelente emplaza­miento defensivo. Incluso el bosque de Soignes, si­tuado a sus espaldas, constituia una ventaja, pues permitiria a la infanterfa deslizarse a traves del mis­mo de ser necesario, a la vez que impediria su per­secuci6n por parte de una fuerza de caballerfa. Las granjas que circundaban el fi-ente de la posici6n y el castillo de Hougoumont proporcionaban excelentes puntos fuertes que no seria diffcil conquistar y que podrian descargar fuego lateral sobre cualquier ene­migo que desfilara junto a ellos, 10 que «guiaria» cual­quier posible ataque hacia el centro. De hecho, la po­sici6n original concebida por Wellington era la ele­vaci6n que rodeaba La Belle Alliance, donde poste­riormente se agruparian las baterias francesas , pero durante la retirada Delancey habia optado por la li­nea mas corta situada al norte.

La euforia de Napole6n al creer que habia arrin­conado a Wellington tan s610 se veia ap lacada por la inquietud que sentfa ante la posibilidad de que el britanico se escabullera nuevamente durante las horas de oscuridad , y el emperador pas6 una in­tranquila noche del 17 durante la cual no ces6 de solicitar infomles acerca de las posiciones del ejer­cito aliado. Sus preocupaciones eran infundadas. Muy por el contrario, Wellington se aprestaba a de­fenderse desde un terreno bien conocido y elegido personalmente, 10 que Ie hacia especialmente peli­groso. La esperanza de ayuda inminente por parte de su fiel aliado prusiano hada inevitable la batalla del dfa siguiente, una batalla cuyo resultado era cad a vez mas incierto para los fi-anceses.

Aquella noche, Napole6n estaba convencido de que Wellington habfa cometido un error, y consi­deraba que el britanico se encontraba atrapado y sin posibilidad alguna de recibir ayuda. De haber conocido a Wellington un poco mejor no se habria mostrado tan optimista. Tras iniciar la campana con ventaja estrategica, los franceses habfan desperdi­ciado practicamente todas las ventajas de su sorpre­sa e iniciativa al comienzo de la misma, y Welling­ton habia llevado la lucha a un terreno preparado y elegido libremente. Si los prusianos llegaban tal y como habian prometido, Wellington se encontra­ria en posici6n de sorprender a Napole6n.

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18·19 DE JUNIO: LA BATALLA DE WAVRE

\\'avre reposa en un valle levemente boscoso. La poblacion se encuentra dividida por eI rio Dyle en do mitades conectadas por dos fuertes puentes de piedra, y el valle se alza a ambos lados de la misma, 10 que Ie proporciona solidas posiciones de defensa artillera en caso de ataque. AIIf se detuvo final men­te eI grueso del ejercito prusiano, aliviado por ha­ber podido eludir la persecucion de los franceses . Grouchy no habia obtenido permiso de Napole6n para dar comienzo a la misma hasta el mediodia del 17. lncluso entonces, habiendo perdido el contacto con los prusianos la noche anterior, la lenta perse­cuci6n se habia encaminado hacia el nordeste del campo de batalla en direcci6n a Gembloux en lu ­gar de dirigirse al norte en direcci6n a Wavre.

AI caer la noche, el grueso de la fuerza de Grouchy se encontraba acampado en torno al pro­pio Gembloux, apenas once kil6metros al nordeste del campo de batalla de Ligny, y sus destacamen­tos de caballeria se alineaban a 10 largo de unos cuantos kilometros mas de carretera, igualmente en direcci6n nordeste. Grouchy se encontraba situado ligeramente al este del ejercito prusiano, eI cual para entonces procedfa a consolidar su posici6n a unos diecinueve kil6metros al norte y al oeste, tras el I V cuerpo, hasta entonces intacto. Las incompe­tentes tropas francesas de reconocimiento tam poco habian advertido la presencia de un regimiento re­forzado de caballeria prusiana situado en Mont St. Gilbert, apenas a nueve kil6metros al noroeste y li­geramente a su izquierda. Hasta las diez de aquella noche no se supo la autentica situacion del ejercito prusiano estacionado en Wavre. EI eje de la perse­cuci6n fue desviado en direcci6n norte al dia si­guiente; Vandamme recibi6 la orden de iniciar la marcha a las seis de la manana, y Gerard Ie sigui6 unas dos horas mas tarde. Fatigado por la lucha y la marcha de los dias anteriores, eI ejercito se puso en marcha con lentitud, 10 que proporcion6 a los prusianos dos horas mas para iniciar sus maniobras, tiempo que los «muchachos» de BlUcher aprovecha­ron para ensanchar desde las ocho de la manana la distancia entre ambas fuerzas .

EIIV Cuerpo prusiano, a las 6rdenes de von Bu-

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low, se encontraba aun intacto, ya que no habia in­tervenido en Ligny. AI menos este cuerpo podia en­viarse a Mont St. Jean en auxilio de Wellington , y Blucher insistfa una y otravez en que no romperia su promesa de reforzar a Wellington con al menDs dos cuerpos de ejercito si los fj-anceses Ie daban oca­si6n de hacerlo. EI cuerpo de Bulow estaba en Dion Ie Mont, mas de tres kil6metros al sudeste de Wa­vre, y recibi6 la orden de ponerse en marcha a las cuatro de la manana, dejando au-as el II Cuerpo (aun estacionado al sur del Dyle) y Wavre hasta al­canzar Chapelle St. Lambert. Si la batalla de Mont St. Jean ya habia comenzado, debia atacar eI flanco derecho de los franceses, pero no en caso contrario. Asi, para cuando las columnas francesas se pusie­ron en marcha el dia 18, von Bulow ya se encon­traba en camino, y lleg6 a St. Lambert con su guar­dia avanzada en torno a las diez de la manana. Sin embargo, desplazarse a traves del resto del ejercito y a 10 largo de un unico camino que, ademas, atra­vesaba un pueblo habitado, constituia la mejor re­ceta para producir confusi6n. Lo que era aun peor, un grave incendio acaecido en Wavre fren6 el avan­ce del grueso del IV Cuerpo, que no pudo alcan­zar St. Lambert hasta pasado el mediodia.

A la vez que Bulow se esforzaba por atravesar el caos de Wavre y del II Cuerpo prusiano, Grouchy se sentaba a disfrutar de un tardio desayuno. Eran las 11 :25 de la manana. En la distancia podia ofrse el tronar de los primeros canones de la Gran Bate­ria de Napoleon, situados al oeste, y Gerard y otros oficiales de alta graduaci6n recomendaron a Grouchy que avanzara hacia el sonido de los mis­mos para unirse al emperador. La discusi6n se fue enrareciendo, y Gerard expuso su punto de vista de un modo tan insultante y f'alto de tacto que Grouchy, airado, insisti6 en cumplir las ultimas 6r­denes que hcibia recibido del emperador. Se trata­ba de 6rdenes mal escritas y algo ambiguas, pero in­dicaban la necesidad de ocupar Wavre. Grouchy no tenia intencion de arriesgar la celebre ira que solfa descargar el corso sobre quienes desobededan sus 6rdenes, tal y como ya habfa hecho Ney en esta campana. Asimismo, de haber partido entonce

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Grouchy hacia el oeste, se habria topado casi inevi­blemente con eI IV Cuerpo prusiano de Bulow

. .mtes de alcanzar el campo de Waterloo. No obstante, Grouchy tenia motivos para sentir

recelo ante un avance hacia el oeste. La noche an­erior, habia lIegado un despacho procedente de

Gembloux en el que se ponia a Napoleon sobre avi-o de la amenaza prusiana, y desde entonces no ha­

bian lIegado nuevas 6rdenes. De hecho, su despa­cho habia lIegado a manos del emperador en torno a las dos de la madrugada, y apole6n 0 bien 10 ha­bia olvidado 0 bien habia hecho caso omi 0 del mis­mo, ya que hasta las lOde la manana no envi6 nue­\'as 6rdenes a Grouchy. En elias, Ie indicaba que no e requeria su presencia en Waterloo. En cualquier

caso, tam poco Ie habrian lIegado con tiempo sufi­ciente como para intervenir en la batalla.

Entretanto, los servicios prusianos de reconoci­miento habian estimado la fuerza de Grouchy en unos 20.000 hombres compuestos fundamental­mente por caballeria. AJ ver que no se anunciaba un ataque inminente, el II Cuerpo de Pirch parti6 en torno al mediodia, seguido de cerca por el I Cuerpo de Ziethen, 10 que no hizo sino aumentar la congesti6n, dejando tan s610 los 15.000 hombres del III Cuerpo de Thielemann para plantar cara a Grouchy en el Dyle. Tambien ellos se habrfan diri­gido a Waterloo de no haberlo impedido la conges­ti6n de las rutas.

A eso de las tres de la tarde, el esceptico Bulow tenia ya reunido su cuerpo de ejercito en torno a St. Lambert. Inexplicablemente, no avanz6 para unirse al £lanco derecho frances tal y como se Ie ha­bia ordenado, sino que permaneci6 pasivamente a la vista del campo de batalla que se extendia ante eI. Acaso deseara proporcionar alglll1' reposo a sus hombres antes de unirse a la lucha, 0 quiza espera­ra ser atacado mientras atravesaba el cercano Bois de Paris; es posible que temiera que la presi6n obli­gara a Wellington a ponerse en acci6n antes de po­der desplegar sus propias fuerzas. Sea como fuere, fue necesaria la violenta intervenci6n personal de BlUcher para que por fin ordenara avanzar a sus brigadas de vanguardia a traves del Bois de Paris para unirse al £lanco derecho frances, si bien a las cuatro de la tarde, cuando oy6 los primeros cano­nazos de Grouchy al este, Bulow estuvo a punto de dar media vuelta.

Mientras tanto, en Wavre, Grouchy abria el ata­que con un ataque frontal de Vandamme sobre la propia ciudad, ataque que despej6 la parte sur de la poblaci6n pero se vio frustrado al lIegar a los puentes. La brigada de Hulot realiz6 un intento si-

milar sobre un molino situado al sur de la villa, pero este fue igualmente rechazado. En un intento por asegurarse una via libre sobre el Dyle, Grouchy desvi6 el resto del cuerpo de Gerard en direcci6n a Limale, situada a tres kil6metros al sudoeste, mientras se reanudaba el ataque sobre el molino de Bierges. Eran para entonces las cinco de la tarde.

En Limale, Grouchy se top6 con un destacamen­to del cuerpo de Ziethen a las 6rdenes de Stengel que defendia el tinico puente que atravesaba eI Dyle. EI terreno favoreda la defensa, pero la supe­rioridad numerica no tard6 en imponerse, y antes de que la oscuridad pusiera fin a las hostilidades del dia los franceses habian atravesado el puente y se dirigian a terre no elevado.

Durante la noche, Sttilpnagel lanz6 un confuso

~ El general Friedrich Wilhelm von Bulow, conde de Dennewitz (1755-1816) da ordenes a un edecan; durante la campana de Waterloo, Bulow mando ellV Cuerpo de Blucher que encabezo la llegada del

ejercito prusiano en apoyo de Wellington. Acuarela de Philip Heinrich Duncker. (ASKB)

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La batalla de Wavre: Situaci6n a las 3:30 de la tarde del 18 de junio

contraataque, pero este se vio rechazado. Entretan­to, las llamadas de socorro que Thielemann habfa lanzado durante el dfa no habfan trafdo refuerzos. Aquella noche, Thielemann recibi6 noticias ace rca de la lucha que se desarrollaba en Waterloo, noti­cias que, sin embargo, no llegaron a ofdos de Grouchy, y la batalla recomenz6 el 19 con las filas prusianas sumamente debilitadas. A las diez de la manana, Thielemann ya habfa abandonado Wavre para retirarse ante la abrumadora superioridad del enemigo, ya que el III Cuerpo prusiano habfa so­portado el ataque de una fuerza dos veces superior en numero durante 48 horas aproximadamente. No obstante, la victoria de Grouchy result6 effme­ra, pues a las diez y media Ie llegaron noticias de Waterloo. AI ofr que eI II Cuerpo prusiano de Pirch se hallaba en camino dispuesto a interceptarle, de­sisti6 de continuar y emprendi6 la retirada hacia Francia.

Desde eI punto de vista tactico, habfa sido el eI

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vencedor, pero estrategicamente se habfa visto derrotado por una mezcla de apatfa entre sus ofi­ciales, 6rdenes ambiguas y una profunda falta de iniciativa y de exagerada prudencia por su parte. EI dfa 17, Y a partir del momento en que se perdi6 el contacto con los prusianos, el tiempo iba a jugar en contra de los franceses. No obstante, el 18 aun habrfa cabido la posibilidad de ejercer una presi6n mas vigorosa en direcci6n a St. Lambert en lugar de sobre Wavre, 10 que habrfa reducido el numero de cuerpos prusianos disponibles para acudir en ayuda de Wellington y acaso habrfa dado la batalla de Waterloo a Napole6n. A la vista de los aconteci­mientos que' tenfan lugar mas al oeste, resulta inte­resante especular ace rca de 10 que habria podido suceder en Waterloo y Wavre si los jefes de las res­pectivas alas se hubieran visto cambiados, esto es, con el impulsivo ey siguiendo el rastro de los pru­sianos y el prudente -pero tacticamente meticulo­so- Grouchy enfrentandose a Wellington.

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18 DE JUNIO: LA BATALLA DE WATERLOO

El amanecer de Waterloo

ran las dos de la madrugada cuando el empera­·r recibi6 pOl' fin el despacho que Grouchy habfa criLO a las diez de la noche del dfa anterior. En . Grouchy reafirmaba que los prusianos paredan aberse dividido en tres columnas, y que a juzgar ) 1' la informaci6n con la que contaba, deduda que arte del ejercito estarfa avanzando sobre Wavre, resumiblemente can la intenci6n de unirse a We-

lington; otra parte se dirigfa a Lieja con el propio Blucher, )' una tercera -incluida la arti llerfa- se lallaba camino de Namur. Anadfa que habfa en via-10 un destacamento de caballerfa para determinar on precisi6n hacia d6nde se dirigfa el grueso de a fuerzas prusianas. Si se dirigfan a Wavre, l,rouchy proyectaba seguirles y, a continuaci6n, to­mar las medidas necesarias para evitar que lIegaran a Bruselas 0 se unieran a Wellington .

Segun la informaci6n de que disponfa, Grouchy debi6 de pensar que una of ens iva en direcci6n a Wavre habrfa de empujar a los restos del maltrecho ejercito prusiano hacia el norte y el este, lejos de

Bruselas y de sus aliados. Desgraciadamente para los franceses, Grouchy escribi6 esto cuando aun se en­contraba en Gembloux, ya ligeramente al este de los prusianos, y como resultado del retraso en iniciar la persecuci6n desde Ligny, el ejercito prusiano que avanzaba ante el se encontraba lejos de constituir la fuerza inservible que apole6n esperaba encontrar. En el mismo momento en que redactaba el despa­cho, los prusianos procedfan a completar la concen­traci6n de los cuatro cuerpos en torno a Wavre. Dado que 10 prusianos ya se habfan reagrupado y teniendo en cuenta la situaci6n de Grouchy al este y los numerosos retrasos que sufri6 su puesta en marcha del 18, hoy cabe dudar de que Grouchy tu­viera posibilidades de interceptar a los prusianos tal y como pretendfa. 0 obstante, Grouchy parti6 ha­cia el norte, en direcci6n a Wane, en la mal'iana del

T Napoleon pasa revista a los granacferos de la Guardia Imperial en la manana de Waterloo; el civil custodiado por un coracero es

probablemente Decoster, un granjero local que Napoleon utilizo como guia del terreno. (Grabado segun Ernest Crofts)

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18. Para cuando se hallaba en camino eran ya las ocho de la manana, y los prusianos avanzaban a buen paso en auxilio de Wellington.

A medida que las fuerzas de Grouchy se ponian en marcha, en Le Caillou (a un kil6metro y medio al sur de La Belle Alliance), Napole6n y sus genera­les se sentaban a desayunar. EI emperador estaba de excelente humor, y contaba con cenar aquella noche en Bruselas. Despach6 impacientemente a Soult cuando este, en la reuni6n posterior al desa­yuno, intent6 aportar una nota de realismo sugi­riendo que Napole6n deberia reclamar la ayuda de al menos parte de los 34.000 hombres de Grouchy contra Wellington sin perdida de tiempo. «Creeis que Wellington tiene que ser un gran general por el simple hecho de haberos derrotado», replic6 el emperador asperamente. «~V yo os digo que es un mal general, que los britanicos no son buenos sol­dados y que todo este asunto puede despacharse como quien se toma el desayuno».

Reille , por su parte, sugiri6 que la infanteria bri­tanica era inexpugnable por medio de ataques fron­tales a causa de su potencia de fuego, y recomend6 la maniobra como elemento clave. A Napole6n aquello Ie gust6 aun menos, por 10 que procedi6 a finalizar la reuni6n. Se avecinaba una batalla de desgaste basad a en sangrientos ataques frontales sin dar ocasion a delicadas maniobras. Como se vera, tanto Sou It como Reille habian expresado consejos que, de haberse seguido, habrian resultado en una victoria a 10 largo del dia. EI infundado optimismo de Napoleon, sin embargo, hizo caso omiso de su

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.... La taberna de La Belle Alliance, situada en el centro de las posiciones francesas de Waterloo. Se cree (aunque quiza no sea cierto) que fue en ella donde Blucher y Wellington se reunieron al finalizar la accion.

experiencia. A causa del simple gesto de la mana con el que habia evetado una batalla de maniobras, innumerables miles de hombres se habian visto CO I1-

denados a sufrir una muerte sangrienta antes de que concluyera el dia.

Una vez mas, advertimos el contraste con el Na­pole6n de ai'los anteriores, pues en esta ocasi6n el emperador se permiti6 aplazar cuatro horas el ata­que sobre las fuerzas aliadas para permitir que el terreno se secara un poco, y ella a pesar de que ha­bia recibido numerosos informes que indicaban que los prusianos acudian en ayuda de Wellington . Un suelo mas seco facilitaria sus maniobras, especial­mente las de la artilleria, cuyas dotaciones agrade­cerian asimismo una mayor firmeza del suelo para aprovechar el efecto de rebote de sus proyectiles. Sin embargo, semejantes argumentos carecian de validez debido al hecho de que era evidente que Wellington habia protegido a la mayoria de sus tro­pas detras de una elevaci6n, fuera del alcance del fuego artillero, 10 que anulaba cualquier ventaja de rebote que pudiera obtenerse con un terreno ma seco. Acaso Napole6n estuviera limitandose a racio­nalizar su aplazamiento en ordenar el comienzo de la batalla, pues sus tropas se encontraban retrasa­das para comenzar a las nueve: una situaci6n que habria resultado impensable pocos an os antes, si hemos de juzgar por sus propias palabras: «La es­trategia es el arte de saber utilizar el tiempo y el es­pacio. Personalmente, no me preocupa tanto el ul­timo como el primero; el espacio puede recuperar­se, pero el tiempo, jamas ... Podre perder una bata-

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• Muro posterior y verja de Hougoumont, con la capilla que se alzaba en tl complejo; en este recinto se libra ron algunos de los mas angrientos combates de

la batalla.

Ha, pero nunca perdere un minuto». Los aconteci­mientos posteriores demostrarfan que la perdida de ( uatro horas constituyo un factor crftico en la derrota de los franceses.

Tras estudiar el campo de batalla y observar las posiciones visibles de Wellington, Napoleon se di­rigio a la granja de Rossomme, desde donde a las diez de la manana dicto sus ordenes del dfa y un despacho dirigido a Grouchy que no debio de de­jar dudas a este Ctltimo en el sentido de que su pre­sencia en Waterloo era innecesaria. De hecho, se Ie ordenaba dirigir sus movimientos en direccion a Wavre. EI plan de batalla de Napoleon era tan sen­cillo como brutal. Se ordenarfa un asalto frontal contra el centro izquierda de Wellington por parte del I Cuerpo de d'Erlon, el cual se encontraba aun completamente intacto por no haber intervenido en combate el dfa 16 y cuyos miembros se mostraban ans iosos por demostrar su valor ante el emperador.

apoleon no intervendrfa directamente en la bata­lIa , sino que dejarfa los detalles y el control efectivo del plan al mariscal ey. Quiza el comportamiento anterior de ey en aquella campafia hubiera debi­do bastar para no merecer tal confianza.

lncluso entonces, poco antes del comienzo de la batalla, Napoleon habfa sembrado inadvertidamen­te las semillas de su propia derrota. Su decision de delegar eI mando en eI temerario mariscal Ney, su subestimacion del enemigo aun a pesar de contar con un consejo experto, su negativa a aceptar la po­sibilidad de una lIegada de refuerzos prusianos, su desidia al no recurrir a la ayuda de Grouchy y su

perdida de cuatro horas habfan de combinarse para provocar eI desastre. Como luego veremos, si tan solo una de estas circunstancias hubiera cambiado, Wellington bien podrfa haber visto sell ada su suer­te en Waterloo, y ninguna de elias hubiera sido per­mitida por el apoleon de los mejores anos.

. Se inicia la batalla; el asalto de d'Erlon

A eso de las 11 :25, los veinticuatro canones de doce libras de las baterfas francesas situados frente al Cuerpo de d 'Erion abrieron fuego contra las posi­ciones aliadas. La mayor parte de la infanterfa de Wellington se encontraba protegida por la eleva­cion del terreno, y los canones franceses habrfan debido concentrarse exclusivamente en desgastar la valiosa y escasa artillerfa aliada situada frente a ellos de no haber quedado expuesta la brigada de Bylandt en las laderas frontales.

Simultaneamente, Jerome lanzaba un ataque contra Hougoumont, ataque que si bien se hallaba inicialmente concebido como distraccion habrfa de durar todo eI dfa. 13.000 franceses se abatieron so­bre tan solo 2.000 guard ias britanicos que, sin em­bargo, rechazaron con exito todos sus ataques.

A la una de la tarde, a los canones de d ' Erion se habfan unido otros cuarenta canones de seis libras procedentes del I Cuerpo y otros veinticuatro de doce pertenecientes a la Guardia, 10 que suponfa una fuerza artillera de aproximadamente 88 piezas. Sus disparos desgarraron el corazon de la despro­tegida brigada de Bylandt, la cual pudo evitar uni-

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La batalla de Waterloo, 18 de junio de 1815: Disposiciones iniciales

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camente el efecto de los rebotes debido a la hume­dad que aun conservaba el terreno . . A la una y media, justamente cuando daba co­mienzo el ataque principal , un husar prusiano cap­turado era llevado a presencia del emperador, don­de confirm6 que unos 30.000 prusianos se dirigfan en auxilio de Wellington. Con objeto de afianzar la derecha francesa, el cuerpo de Lobau recibi6 la or­den de formar una defensa protectora al este de la carretera principal junto con la caballerfa de Do­mont y Subervie.

EI I Cuerpo de d'Erlon avanz6 con los coraceros de Travers a su izquierda - al este de la carretera principal- y los de Dubois al oeste. Las cuatro di­visiones llegaron de forma escalonada desde la iz­quierda, con objeto de permitir que la infanterfa de Allix retuviera el centro aliado en la zona de La Haye Sainte mientras el ataque principal cruzaba las posiciones y ascendfa por la ladera con las tro­pas de Donzelot encabezando el asalto. No obs­tante, en una de las confusiones tan frecuentes a 10 largo de las batallas, las dos divisiones centrales de infanteria se agruparon en columna divisional en lugar de en columna de divisiones. La primera con­sistfa en una torpe formacion de 8 0 9 bata!lones densamente agrupados con un batallon completo al frente (200 filas X 27 hileras); la ultima, mas habi­tual y mucho mas flexible, consistia en columnas de bata!lon, cada una de las cuales contaba con dos compaflfas frontales (70 hombres x 9 hileras) agru­padas de tal manera que quedara entre los batallo­nes suficiente sitio como para desplegarse en lfnea. Lo cierto es que la mayor parte de las fuerzas que intervinieron en el ataque principal se hallaban im­posibilitadas de desplegarse ni de maniobrar si al­canzaban sus objetivos 0 tenfan que retirarse.

Nadie hubiera esperado una retirada despues del \'iolento bombardeo, e inicialmente el ataque fran­ces se vio coronado quiza por un exito excesivo. Los holandeses restantes se diseminaron ante el avance de una masa de infanterfa francesa compuesta por mas de 18.000 hombres. Allix ocupo el jardfn yel huerto de La Haye Sainte, expulso al 95 del depo­sito de grava y presiono a los alemanes del coman­dailte Baring, emplazados en la propia granja. Los coraceros de Travers arrollaron a uno de los bata­!lones de Ompteda, enviado en ayuda de Baring, y el resto de los franceses inundaron la ladera, cada vez menos defendida. Sin embargo, la congestion reinante en las filas francesas comenzaba a hacerse insoportable a medida que las desigualdades y la in­clinacion del terreno obligaban a las filas e hileras a oprimirse unas contra otras forman do una masa

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<t4Defensa de los bosques y el castillo de Hougoumont; las compaiiias de flanco del 2." 6atallon y el 2." de Guardias (Coldstream) repelen un ataque de la 6." Division df! Jerome Bonaparte. (Oleo de Denis Dighton)

<t4Interior del patio de Hougoumont, ilefendido por compaiiias de flanco de los Guardias britanicos de a pie. (Grabado segun Robert Hillingford) .

<t4Muerte de sir Thomas Picton a la cabeza de su division en el momento algido de la batalla; aunque habia resultado seriamente herido en Quatre Bras pero habia ocultado el hecho fara poder conservar e mando en Waterloo. Aqui aparece tocado con el bicornio de oficial de Estado Mayor; en realidad, llevaba su «sombrero redondeado» de civil. (Aguatinta de S. Mitan segun G. Jones)

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amorfa. La division de Donzelot, que para enton­ces encabezaba el asalto, se detuvo al lIegar a la cumbre en un intento por desplegarse.

Los belgas de Bylandt pudieron haber saltado ha­cia la retaguardia, pero la division de Picton estaba Iista para alzarse ante el desaffo. Sus componentes habfan permanecido tendidos, protegiendose del bombardeo frances bajo el refugio de la depresion que formaba el camino y los setos situados en la cumbre de la ladera. AI grito de Picton de «iAl­zaos!», los 3.000 hombres de su division se pusie­ron en pie para hacer frente al asalto anticipado. A continuacion, mostrando un perfecto sentido del tiempo mientras Donzelot intentaba en vano orga­nizar su caotica masa de tropas, Picton lidero el avance de la brigada de Kempt hasta la cumbre, abriendo un ligero entrante en la misma y barrien­do a su paso a los fusileros franceses. Con un po­tente «i hurra! », una terrible andanada de la briga­da acribillo a la columna que se desplegaba desde una distancia de menos de cuarenta metros. La llu­via de balas sego las filas iniciales y anadio el pani­co y el terror a la confusion reinante en la colum­na .. La infanterfa francesa vacilo bajo el nutrido fuego de una de las infanterfas mejor entrenadas del mundo; por fin, con un «iCarguen! Hurra! ", Picton ordeno el avance de la brigada a bayoneta

para desalojar a los franceses de la colina. Fueron sus ultimas palabras. A medida que la brigada de Kempt avanzaba colina abajo, cayo con la sien atra­vesada por un disparo sin lIegar a ver como la car­ga rechazaba con exito el ataque de toda la division de Donzelot. Un posterior examen de su cuerpo re­velo que Picton habfa recibido una herida anterior en Quatre Bras, si bien habfa ocultado valerosa­mente su existencia pese al dolor que debfa de ha­berle producido.

Entretanto, Marcognet daba alcance a las ,tropas de Donzelot que procedfan a desplegarse. EI mis­mo, intuyo que tenfa la victoria al alcance de la mana y avanzo dejandolas aU"aS al grito entusiasta de «iVive I'Empereur! ,) . Su euforia habfa de ser eff­mera. AI sobrepasar la cumbre, se encontraron las Ifneas extendidas de Pack que ya habfan sobrepa­sado la cabeza de la columna. Los britanicos descar­garon numerosas andanadas que detuvieron al punto el avance de la columna.

En la cumbre, Marcognet se habfa detenido , pero

T «Wellington en Waterloo»: el duque, ataviado con su habitual atuendo de civil consistente en gablin azul, capa y sombrero, da

6rdenes a sus oficiales mientras los Life Guards de la brigada de Somerset cargan contra el en!!migo en segundo plano. Oleo de Abraham Cooper. (ASKB)

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xxxx

ANGLO-~ ALIADOS

WELLINGTON

Mont St_ Jean Far KEMPT

Cargas de Somerset

cargo sobre columnas maltrechas

La Haye Sai defend ida por Baring

La retaguardia de las columnas francesas se descompone antes de tomar contacto

Unidades aliadas: D l' Life Guards D Blues B Guardia de Dragones Reales a 2' Life Guards D 27" o 32' D Royals IlJ 79' D Dragones Innis killing 1lil28: m1' m Scots Greys m42' m92' m44' II:J Hanoverianos de Best m Reagrupamiento de Bylflndt

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m Reagrupamiento del 95' tras ser expulsado del arena I m Caballeria de Trip m Caballeria de Ghingy m Batall6n de Luneberg en desbandada; el principe de Orange los habia enviado como refuerzo a La Haye Sainte, pero fueron sorprendidos por los coraceros franceses mBrigada de Kielmansegge en cuadro m Brigada de Ompteda en cuadro m Halkett en columna cuarlel general de campana

de Napoleon

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A Genappe

~N

~"a~i.e""lotte } SAXE~IMAR mohain

xxx

FC8J1 D'ERLON

,.,

F~I JAQUINOT

xxxx

F~NORTE NAPOLEON

D'Erlon pierde 5.000 hombres en el asalto: mas del 30% de su Cuerpo de Ejercito

Unidades francesas: r.:.1 4' Coraceros rn l' Coraceros ~ Brigada de Quiot desalojada del costado oeste de La Haye Sainte [!] l' Coraceros n Brigada de Bourgeois I] Donzelot ~ Marcognet Las lineas francesas combatientes habian sido superadas por Picton antes de las cargas e intercambios de fuego aqui mostrados.

ATAQUE DEL CUERPO DE D'ERLON V CARGA DE LA CABALLERIA BRITANICA vistos desde el sur. Situacion a las 14:15 horas aproxima· damente

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~ El sargento Charles Ewart, del 2: de Dragones (Royal North British y Royal Scots Greys) [en el centro, a la i~quierdaJ captura el Aguila del 45 Ligne frances durante la carga de la brigada « Union» en 10 que se considera uno de los episodios mas celebres de la batalla. De hecho, el 2: de Dragones lucia cubiertas impermeables sobre los gorros de piel durante la campana, y sus equipos np incluian pistoleras. Oleo de Orlando Norie. (ASKB)

~ El conde de Uxbridge encabeza una carga de caballeria contra los coraceros franceses; Uxbridge (en el centro) aparece ataviado con el uniforme de husar que vistiera durante la batalla (era coronel del 7: de Dragones Queen's Own Light[husaresj) pero el episodio aqui representado no parece figurar en las cronicas. (Oleo de Orlando Norie). (ASKB)

no estaba derrotado. Ladera abajo, la caballerfa de Travers comenz6 a avanzar contra la brigada de Kempt, abriendose paso a traves del caos y lista bien para obligar a los britanicos a formar cuadros con los que la infanteria se encargarfa luego de acabar, bien para pisotearlos alii donde se encontraban. La divisi6n de refresco de Durutte avanzaba tambien a la derecha de Marcognet. Superada en nllmero por una proporci6n de casi cuatro a uno, inmersa por completo en la lucha, sin reserva alguna a sus espaldas y con Picton muerto, la 5:' Divisi6n se en­contraba a un paso de la catistrofe.

La caballeria acudi6 al rescate en el ultimo minu­to. Uxbridge habia cnviado las dos brigadas brita­nicas de caballerfa pesada. La de Somerset se com­ponia delL" y 2." de Life Guards, los Royal Horse Guards y los Guardias delL" de Dragones. La otra, al mando de Ponsonby, se hallaba farmada por el 1" de Dragones Reales, el 6." de Dragones y el 2." de Dragones; los corceles de estos ultimos se habian ganado el apodo de «los Grises» debido a su color. Se trataba acaso de la fuerza de caballerfa mas cui­dadosamente farmada de toda Europa, un lujo del que los ejercitos de Wellington nunca habian dis­frutado en abundancia. Como resultado, los jinetes britanicos montaban una raza de caballos que ha­bia desaparecido de los ejercitos de la Europa con­tinental a partir de las intensas campaflas de 1812. Formaban una fuerza de hombres corpulentos a ca­ballo de monturas gigantescas, y avanzaban en la confianza de que nada podia oponerse a su paso.

Con un perfecto sentido del tiempo, Uxbridge condujo a su caballeria pesada contra los franceses, quienes comenzaban a recobrarse rapidamente. La brigada de Somerset enfil6 hacia el oeste de la carretera principal, y Ponsonbly se dirigi6 al este. J ustamente al oeste de La Haye Sainte, la caballe­ria de Somerset alcanz6 a los coraceros de Dubois: el escuadr6n situado mas al este se habia visto par­cialmente diseminado al atravesar la depresi6n del camino. Mejor montados, los britanicos obtuvieron una inmediata victoria, derrotando al mismo tiem­po a la infanteria de Allix, que presionaba en torno ala granja. 0 obstante, ciertos elementos de la ca­balleria britanica se desmandaron, no supieron agruparse tras los escuadrones de reserva y exten­dieron su carga sobre la Gran Baterfa francesa.

Ponsonby atac6 a Donzelot y a Marcognet en dos Ifneas: los Reales y los Inniskillings en la primera y los Grises escoceses de la reserva a su izquierda y re­taguardia. Estos ultimos, no obstante, pronto olvi­daron su papel de apoyo y barrieron los flancos de Marcognet para completar la derrota total de su di-

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vision. Las cargas de apoyo de la brigada ligera de Vandeleur forzaron a Durutte a retroceder, si bien guardando un orden considerablemente mejor que el resto del cuerpo, completando asf una carga casi imparable a traves de todo el sector. Los franceses perdieron unos 5.000 hombres y dos «aguilas», y apenas lograron pequerlOs exitos en el extremo del flanco derecho con Papelotte y Frischermont.

No satisfechos con el exito obtenido contra la in­fanterfa de d'Erlon, los enloquecidos «Grises» hicie­ron caso omiso de la llamada de reagrupamiento y se dirigieron hacia la baterfa francesa donde, aba­tidas sus cabalgaduras por los carlOnazos enemigos, se aprestaron a eliminar -sable en mano- a cuan­tos artilleros se ponfan a su alcance. Fueron recha­zados junto con los restos de Somerset y sufrieron graves perdidas a manos de coraceros y lanceros de refi-esco. Fue necesaria la rapida intervencion de la caballerfa ligera de Vandeleur para proporcionar­les el cobijo que necesitaban para la huida.

Eran ya las tres de la tarde. La batalla parecio ex­perimentar una pausa a medida que ambos bandos retrocedfan para reagruparse. El ataque frances ha­bfa sido desmantelado, si bien a costa de la perdida de aproximadamente-el 40 por ciento de la caba­llerfa de Wellington, incluida la practica totalidad de la caballerfa pesada que tan inapreciable podia ser frente a los ataques que seguirfan. Napoleon, sospechando acaso que podrfa haber cometido un error al proporcionar tanta capacidad de control a Ney, Ie hizo llegar la orden directa y categorica de ocupar inmediatamente La Haye Sainte.

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ALa brigada «Union» desborda (pero no logra desalojar) una bateria de artilleria francesa: los jinetes ataviados con gorras de piel de oso pertenecen al 2: de Dragones (Royal North British); los jinetes tocados con cas cos y penachos son miembros del I: (Real) 0 6: (Inniskilling) de Dragones. (Grabado segun w.B. Wollen)

T Uno de los mas celebres miembros del ejercito britcinico, el capitan Edward Kelly, dell : de Life Guards, enzarzado en combate con un coracero frances; una de sus hazanas fue la muerte de un oficial de coraceros, cuyas hombreras se dice que arranco como trofeos. El grab ado muestra el antiguo diseno de casco sustituido por la version dotada de cimera de estambre que se empleo en la batalla.

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La brigada «Union» de Ponsonby; 1, Oficial, 1.' Dragones Reales, uniJorme de servicio; 2, Soldado de caballeria con uniforme de servicio de

los North British Dragoons (Scots Greys); 3, Soldado, 6: de Dragones (Inniskilling) , equipado para la marcha. (Bryan Fosteyr

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El ataque de la Caballeria Francesa

Poco antes de las cuatro de la tarde, j ey retiro las brigadas de Quiot y Donzelot del resto del I Cuer­po para emplearlas en el ataque contra La Haye Sainte, pero descubri6 que la posicion de Baring se habfa visto reforzada. EI ataque se vio rechazado en pocos minutos. Sin embargo, su paso por el frente permitio a Ney distinguir algunos batallones brita­nicos que aun se dirigian al abrigo de las laderas, asf como «columnas» de heridos que retrocedfan en direccion a Mont St. Jean . Tomandolos por tropas en retirada, ordeno que una brigada de coraceros de Milhaud los atacara en la esperanza de obtener una victoria. De un modo u otro, eI ataque fue des­bordandose en intensidad y en lugar de tan solo una brigada de coraceros, unos 5.000 jinetes fran­ceses de todo tipo se vieron empenados en eI avan­ce contra el centro derecha aliado . Desde la cum­bre, Wellington y sus oficiales quedaron estupefac­tos ante el error que se estaba cometiendo. Welling­ton ordeno a sus tropas formar en cuadro y avanzo algunos de los cuadros hasta una posicion posterior a los canones aliados que bordeaban la cumbre, de tal modo que los arti lleros pudieran huir al abrigo de los cuadros en el ultimo momenta y luego re­gresar a sus posiciones en la confianza de derrotar a la caballerfa desprovista de apoyo.

La caballerfa francesa avanzo espectacularmente· desde la derecha, en echelon. Forzados sus jinetes a introducirse en la abertura entre La Haye Sainte y Hougoumont, cargando cuesta arriba y atravesando altas plantaciones de maiz y terrenos empapados, no resulta sorprendente que su ataque se realizara a un leve trote , y los artilleros aliados no desperdiciaron

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la ocasion de aprovechar al maximo el blanco que se les ofreda. Filas enteras resultaron destruidas por los proyectiles que acribillaban la masa de caballos y jinetes, mientras repetidas descargas de fusilerfa y metralla desalojaban numerosas si llas de las hileras · posteriores. Por fin, la batalla se redujo al alcance de botes de metralla cap aces de eliminar filas ente­ras de un golpe y obligando a las monturas que for­maban la retaguardia a tropezar con los sangrientos restos de los que hasta hada poco habfan constitui­do la mejor caballerfa europea. Pero continuaban atacando. Desorganizada por eI amontonamiento de cadaveres y la destruccion reinante, por la depre­sion del camino y el incesante fuego de la solida in­fanterfa, aquella magnffica fuerza se estrellaba en yanG oleada tras oleada contra los cuadros, tan solo para verse rechazada ladera abajo donde, tras rea­gruparse, reanudaban el ataque contra las mismas bocas de los canones nuevamente cargados y la in­fanterfa que los respaldaba.

Los cuadros aliados soportaron no menos de cua­tro as altos de la caballerfa, cubierta en algunos ca­sos por baterfas pero general mente desprovista de todo apoyo 0 coordinacion. EI avance de la infan­terfa francesa podrfa haber proseguido sin obstacu­los procedentes del fuego arti llero aprovechando los momentos en que las dotaciones aliadas se cu­brfan tras los cuadros de caballerfa, pero la oportu­nidad no fue aprovechada. «Ese movimiento pre­maturo puede tener consecuencias fatales en los re­su ltados de este dfa. Se ha producido con mas de una hora de anticipacion», gruno Napoleon diri­giendose a Soult. «Ha vuelto a comprometernos, tal y como hizo en Jena», fue la respuesta.

A las cinco de la tarde, no menos de 10.000 jine-

..... La caballeria francesa ataca un cuadro britcinico; adviertase la artilleria, temporalmente abandonada mientras sus dotaciones se refugian en los cuadros hasta la retirada del enemigo, tras retirar una de las ruedas de cada pieza para impedir que los franceses puedan arrastrarlas consigo durante el ataque.

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£ El 28" Regimiento [ormado en cuadro, repele un ataque de coraceros [ranceses en Waterloo. Dicho regimiento se distinguio especialmente por su conservacion de los

antiguos chacos «de chimenea», que por entonces habian sido sustituidos para el resto de la infanteria por el chaco de [also [rente de 1812. (Grabado segun W.B. Wollen)

T La caballeria [rancesa lanza una carga sobre los cuadros britcinicos en Waterloo; La Haye Sainte aparece a media clistancia, en el centro, y se distingue a Wellington a la derecha, tambien a

media distancia. Se advierten en el cielo los cohetes disparados por la bateria de Whinyates. Aguatinta de R. Reeve segun William Heath. (ASKB)

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o La mayoria del I Cuerpo de d'Erlon continua reagrupandose en esta zona D Reagrupamiento de la caballeria britlinica, gravemente diezmada; se unira de nuevo a la batalla

La Belle Alliance

para ayudar a despejar la cumbre D Pire realiza una amplia finta D Pire topa con la caballeria ligera de i

Grant .\:\ .\.'\

F~NORTE

o Ayudado por los 'refuerzos, Baring resiste en La Haye Sainte; el 95 de Rifles permanece situado en el arenal de enfrente

Hougoumo

NAPOLEON

n La Gran Bateria frances a es nuevamente desplegada mas adelante; sin embargo, la situacion de las tropas de Wellington, amparadas por la ladera, torna su fuego relativamente ineficaz o El cuerpo de Reille lucha en Hougoumont; la guarnicion es reforzada por Byng mientras dos batallones de brunswickianos ocupan su lugar III Bylandt continua reagrupandose; apenas intervino en el resto de la batalla fJ Dos columnas de Donzelot atacan La Haye Sainte apoyadas por una nutrida fusileria II!) La brigada de Kempt despeja las laderas de fusileros franceses

La Haye Sainte

Linea de fusileros franceses

m La infanteria de Wellington forma en veinte cuadros, en forma de tablero de ajedrez, para cubrirse mutuamente. El lado de cada cuadro ocupaba una media de 55 metros. Entre cuadro y

cuadro quedaban amplios huecos en los que maniobraba la caballeria m Los 24 escuadrones de coraceros de Milhaud (A), los 7 escuadrones de lanceros de Lefebvre (B) y

CARGA DE LA CABALLERIA FRANCESA vista desde el nordeste. Hora aproximada: entre las 16.00 y las 18:00

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Los restos de la caballeria francesa se T"'rJ'. UT1''')~m

12 escuadrones de cazadores (C) atraviesan carretera de Bruselas y atacan el centro de Wellington en escalon por la derecha

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m La caballeria francesa se enfrenta a siete baterias en su avance m Ell .' de Belgo-holandeses

contraataca a los coraceros franceses; el 23 de Dragones Ligeros los apoya atacando a los coraceros en el flanco para luego acosarlos a traves del

campo hasta las baterias posteriores m La caballeria francesa penetra entre los cuadros enfrentandose al fuego de la artilleria y los

La brigada de Adams acude para apoyar el flanco

-~~~---

m La bateria de Bolton derriba la primera oleada de rezagados de la caballeria francesa y los obliga a retroceder contra el fuego de los mosquetes m Un grupo de 140 coraceros intenta escapar a

" " 10 largo del camino de ANGLO-~ ALiADOS Nivelles, pero pierde 80 ~ hombres a manos de un

WELLINGTON destacamento del 51; los supervivientes se rinden al topar con una barricada If) A eso de las cinco de la

A Bruselos,- tarde, los 37 escuadrones "' de Kellerman se enfrentan

con la caballeria de la Guardia de Guyot

mosquetes. Ya en desorden, van siendo eliminados por pequeiias unidades de caballeria britanica y LRA Y arrojados bajo el fuego de los mosquetes de la infanteria m Considerable agitacion en el centro derecha de Wellington a medida que las unidades francesas son dispersadas por los cuadros y atacadas por las cargas britanicas y de la

m Los husares del duque de Cumberland rehusan cargar y abandonan el campo m Ruta de retirada de L'Heritier

Hougoumont y La Haye Sainte comprimen la vanguardia del ataque de la caballeria francesa, proporcionando un mejor blanco para la artilleria aliada, impidiendo maniobras de desbordamiento de flanco y limitando las operaciones combinadas entre caballeria, infanteria y artilleria. Apenas acuden canones franceses con la caballeria; la infanteria de Reille no comparece hasta que la caballeria ya se ha retirado

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tes se habfan visto arrojados a la voragine en un in­tento de resolver positivamente los primeros ata­ques fallidos. Sin embargo, la infanterfa aun no ha­bfa acudido en su apoyo, ni la artillerfa habfa logra­do silenciar los canones aliados. Aunque las baja iban aumentando en los cuadros britanicos, sus com pontes lograban resistir en vista de que no ha­bfa amenaza que temer de la infanterfa francesa. U nas cuantas cargas bien espaciadas de la caballe­ria ligera aliada y de los restos de su caballerfa pe­sada bastaron para desalojar a los fatigados jinetes franceses de la colina. Va habfan sido todos recha­zados cuando, por fin , a las cinco y media, acudie­ron 8.000 sold ados de la infante ria del cuerpo de Reille en su apoyo. Era ya demasiado tarde para la extenuada fuerza que intentaba reagruparse al abrigo de la cumbre. La infanterfa de Lord Hill par­ti6 por la derecha aliada en direcci6n a Hougou­mont para permitir un- fuego convergente sobre la infanteria francesa a medida que esta remontaba la ladera. En vista de que aun se advertfa la presencia de caballerfa en la zona, la infanterfa de Welling­ton habia formado lineas reforzadas (de cuatro hi­leras) para enfrentarse a la amenaza, pero aun arro­jaban tal volumen de fuego que antes de diez mi­nutos desbarataron el ataque e infligieron perdidas superiores a un 20 por ciento de las columnas.

EI segundo ataque principal sobre las lfneas alia­das habfa sido rechazado, y ahora, por fin, comen­zaban los prusianos a hacer sentir su presencia a la derecha de los franceses.

Llegan los prusianos

Wellington habia confiado en que los dos cuerpos prusianos enviados desde Wavre para reforzar su flanco derecho habrfan llegado ya a la hora del al­muerzo, y habia dejado espacio suficiente para ellos al desplegarse tras Picton. No obstante, ciertos erro­res administrativos de los prusianos habian creado confusi6n a 10 largo de la marcha a medida que las largas columnas convergian, y el lodo del camino fren6 su avance. Como resultado, el primer cuerpo que lleg6 -el IV de Bulow- no entr6 en acci6n hasta poco despues de las cuatro de la tarde. Las primeras brigadas habian emergido del Bois de Pa­ris, muy a la derecha de los franceses, y detras del cuerpo de d'Erion. Mientras, el resto de la colum­na apareda desplegado en retaguardia debido a la larga marcha sobre terreno diffcil.

Tan pronto como salieron del bosque, los prusia­nos se encontraron con el cuerpo de Lobau, forma­do en angulo recto con la lfnea principal francesa

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y unido con Durutte a la derecha de los franceses. Lobau atac6 antes de que los prusianos pudieran completar su despliegue, forzando a B(i1ow a retro­ceder de nuevo hasta el bosque, pero un ataque prusiano contra Plancenoit amenazaba la derecha de Lobau , y la situaci6n se salv6. A las cinco de la tarde, con la lIegada del II Cuerpo de Pirch por la izquierda de Bulow, Plancenoit se vio amenazada por tres direcciones, y el cuerpo de Lobau se eli­contr6 inmerso en serias dificultades. Las lindes del pueblo, en las que los prusianos mantenian algunas posiciones, fueron escenario de crueles combates, y las reservas prusianas no tardaron en acudir para decidir la victoria sobre los desbordados franceses. Una divisi6n de la Joven Guardia acudi6 en ayuda de estos y logr6 asegurar brevemente la ocupacion de Plancenoit antes de que nuevas oleadas de ata­ques prusianos se la arrebataran tras sangrientos enfrentamientos cuerpo a cuerpo. La Joven Guar­dia fue rechazada, y las diezmadas y agotadas filas de Lobau se vieron empujadas cada vez mas hacia atras. Si tan s610 Grouchy hubiera estado alli ...

Para entonces, Napoleon se encontraba ante una situaci6n decididamente grave. Con toda su linea frontal ocupada en el combate, tan solo Ie quedaba la Guardia para reforzar su debilitado flanco dere­cho. Si no lograba retomar Plancenoit, todo su flan­co se derrumbarfa. Envi6 dos batallones de la Vieja Guardia a conquistar Plancenoit )' alineo los once batallones restantes a 10 largo de la carretera prin­cipal, de cara al este. A su vez, el acosado cuerpo de Lobau acort6 sus Ifneas y avanz6 hacia el nor­deste de Plancenoit. La poderosa amenaza de la Vieja Guardia casi bast6 por sf misma. Los dos ba­tallones irrumpieron a traves de Plancenoit en un brillante contraataque que sirvi6 para rechazar a ca­torce batallones completos de prusianos de la ve­cindad inmediata de la poblaci6n y para elevar la decaida moral del flanco derecho fi"ances. Antes de una hora, la linea se encontraba de nuevo estabili­zada, y ambos bandos realizaron una pausa para reagruparse y recobrar fuerzas.

AI lanzar la mayor parte de la Vieja Guardia so­bre la reserva central a eso de las siete de la tarde, Napole6n debi6 de sentir que la victoria aun era posible, ya que, mientras el se habia ocupado del Banco denicho con los prusianos, Ney se habia mantenido considerablemente activo en el centro.

La crisis de Wellington

Aun decidido a tamar La Haye Sainte Ney habra lanzado un tercer ataque sobre el centro aliado.

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~ BlUcher alienta a sus tropas durante su march a hacia Waterloo en apoyo de Wellington; el liiler prusiano viste su uniforme de campana, consistente en gaoan con

capa y Miitze (gorro de campana) con visera. (Grabado segun R. Eichstadt)

~ "Schlacht bei Waterloo am 18 Juni 1815» (Batalla de Waterloo, el 18 de junio de 1815); acuarela de Philip Heinrich Duncker en la que se muestra el avance

de la infanteria prusiana, aparentemente enfrentada a tropas francesas tocadas con gorros de piel de oso (en termino medio, a la izquierda) (ASKB)

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T Legion Real Alemana: 1, Sargento, Francotiradores, Compania Ligera, Batallon de 3: Linea; 2, Oficial, Compania de Granaderos, Batallon de 1: Linea; 3, Soldado,

Compania Ligera, Batallon de 2: Linea. Todos estos batallones formaban parte de la 1: Brigada de la Segunda Division al mando de Clinton. (Bryan Fosten)

-.

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Lanzado poco antes de las seis de la tarde, este ata­que fue planeado correctamente, utilizando las fuerzas combinadas de infanterfa, caballerfa y arti­lIerfa. Muchas de las tropas aliadas se vieron forza­das a formar en cuadro por la presencia de cab a­lIerfa enemiga, 10 que redujo el numero de mos­quetes que podfan detener la lIegada ·de la infante­rfa francesa. Aun peor: el apoyo de la artillerfa fran­cesa abri6 grandes huecos en las apretadas forma­ciones, que no podfan hacer otra cosa que apretar sus filas ante aquel ataque combinado.

En aquel momento, eI ejercito de Wellington se encontraba sometido a una presi6n casi insoporta­ble. Si bien la Ifnea habfa resistido toda la tarde, las bajas habfan sido elevadas, y numerosfsimos l1eri­dos habfan tenido que ser trasladados a la retaguar­dia. Se habfan producido casos de deserci6n inclu­so entre las filas britanicas, generalmente fiables, y algunas unidades, tales como la de los husares del duque de Cumberland, habfan abandonado el cam­po en masa. EI poder defensivo de las tropas bel­gas se encontraba profundamente amenazado, y Brialmont describi6 la carretera de Bruselas como un camino tan atestado de fugitivos que a Welling­ton no Ie quedaba otra opci6n que la de mantener­se firme en sus posiciones.

EI centro de Wellington se desintegraba bajo la

.. Los batallones ligeros de la Legion Real Alemana intentaron defender La Haye Sainte a punta de bayoneta y a golpe de cuLata una vez agotada La municion; sin embargo, la falta de municion basto para forzar la evacuacion tras una heroica defensa. (Grabado segun W.B. Wollen)

TEL principe de Orange dirige a las tropas hoLandesas contra los franceses a la derecha de La Haye Sainte: un momento crucial en la batalla de Waterloo, acaecido durante el punto cuLminante de uno de los ataques franceses, poco antes de que el principe resultara herido. (ASKB)

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~ Defensa de La Haye Sainte: la infanteria ligera de la Legion Real Alemana, al mando del comandante George Baring, intenta repeler el ataque fina( de los franceses. (Oleo de Adolf Northen)

~Napoleon obseroa la bataUa desde su posicion tras los granaderos de la Guardia Imperial, reconocibles por sus gorros de piel de oso y por sus cartucheras de tela pintada; una litografia profundamente emotiva segtin Auguste Raffet. (ASKB)

intensa presi6n del tercer ataque de Ney. El gene­ral Ompteda cayo muerta cerca de la carretera principal; Sir William Delancey recibi6 la herida mortal de una bala de canon mientras mantaba jun­to a Wellington; Sir Alexander Gordon hallo la muerte cerca de elias y, mas a la derecha, cayeron abatidos el principe de Orange y el general Alten.

Los ferreos alemanes de Kielmansegge se vieron finalmente rechazados hacia el centro, dejando un amplio hueco en las filas aliadas. Peor aun: la obli­gada formaci6n en cuadro de las tropas durante la mayor parte de la tarde para resistir el ataque de la caballerfa francesa habfa imerrumpido las Ifneas de mando en gran parte del campo de batalla. El resultado rue que la guarnicion de La Haye Sante no habfa recibido refuerzos ni suministros. Los hombres de Baring, agatada su municion y grave­mente diezmados, no tuvieron otra alternativa que abrirse paso peleando para reunirse con el grueso de sus fuerzas. De los 400 defensores iniciales de la granja, tan solo 42 lograron salir.

Tan pronto logro tomar por fin La Haye Sainte, ey se apresuro a emplazar en su interior una ba­

teria de artillerfa que apunto a las tropas aliadas, si­tuadas a menos de trescientos metros de distancia. Todo cuanto Wellington podia hacer era recurrir a sus ultimas reservas, situadas en los extremos iz­quierdo y derecho, para rellenar la brecha central que iba aumentando rapidamente.

<dHemos abierto el centro! iViva el Emperador!»

Para Ney, habfa llegado el momenta de lanzar un ultimo ataque destinado a romper el debilitado cen­tro de Wellington. Pero, (con que? Su propia fuer­za se encontraba dilatada al maximo a 10 largo de todo el frente, y, al igual que Wellington, carecia de reservas en zonas adyacentes. Necesitaba refuer­ZOS, acaso de la propia Guardia. Envi6 al coronel Heymes para que solicitara mas tropas al empera­dor. Sin embargo, cuando este llego al puesto de Napoleon, Ie hallo tambien sometido a una fuerte presion en el flanco derecho y aun inquieto por los problemas que planteaba Plancenoit. La Guardia se habfa extendido a 10 largo del flanco derecho para apoyar a Lobau, y no disponfa de nada que pudie­ra entregar a su derrochador mariscal. <dMas tro­pas!», rugi6 Napoleon: «( De donde quiere que las saque? 2Se imagina que puedo inventarmelas?»

Ney no habfa de recibir sus esperados refuerzos. La coordinacion del tiempo hubiera podido resul­tar un factor cdtico antes de que llegaran las reser­vas finales de Wellington. Sus inestables Ifneas re-

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sistieron mientras Chasse llegaba desde la derecha, Wincke avanzaba desde la izquierda y el propio Wellington encabezaba a los maltrechos y vacilan­tes brunswickianos para rellenar la brecha. En su esfuerzo por mantener las posiciones de estos ulti­mos, alineo tras ellos a las brigadas de caballerfa de Somerset y Ponsonby. Sus ultimas reservas ya se en­contraban ocupadas y los franceses habian sido de­tenidos por el momenta pero, 2donde estaban los prusianos prometidos? «Que llegue BlUcher ... 0

que lIegue la noche ... » , suplicaba Wellington en si­lencio. Entonces no 10 sabia, pero los ataques de los prusianos sobre Plancenoit ya habian probablemen­te salvado a su ejercito al desviar el esfuerzo de las ultimas reservas de Napoleon.

EI ataque de la Guardia Imperial

Poco despues de las siete de la tarde, el flanco de­recho frances se encontraba 10 bastante afianzado como para devolver a la mayor parte de la Vieja Guardia a una situacion de reserva. Desde La Belle Alliance, el aspecto de las posiciones francesas era considerablemente solido. AI fondo, a la derecha, Durutte defendia La Haye y Papelotte, cubierto por fusileros instalados en la cresta de la lorna; el resto dell Cuerpo se mantenia ocupado en las laderas si-

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A "Interior de Hougoumont»: los guardias britcinicos de a pie que defienden Hougoumont cargan para rechazar a las tropas francesas que habian ,conseguido traspasar sus

verjas. Este grabado de T. Sutherland exagera considerablemente el numero de franceses que lograron abrirse paso hasta el interior de Hougoumont. (ASKB)

tuadas a la derecha de La Haye Sainte. En la gran­ja, los caiiones franceses y los francotiradores con­tinuaban disparando a izquierda y derecha sobre las filas aliadas. Ney habfa atacado la cumbre a la iz­quierda del camino, y las filas de Wellington mos­traban brechas considerables. Resultaba evidente que Wellington habfa empleado ya todas sus reser­vas, y despues de los ataques desencadenados por

ey media hora antes debia de encontrarse en una situacion aun mas debil. Se imponia un esfuerzo su­premo a todo 10 largo del frente, combinado con un ataque de la Guardia Imperial capaz de romper el centro y arrollar las filas ... incluso podia quedar tiempo suficiente para atajar a los prusianos antes de que oscureciera.

Sin embargo, ya mientras se preparaba el ataque Ie resulto evidente que sus perspectivas de victoria eran ilusorias, ya que a la derecha de los franceses podian distinguirse en la distancia los uniformes

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T La Guardia 1mpni . I, Sargento, Grana uniforme de campana: 2, Oficial, Granadero . uniforme de campana: 3, Sargento mayor,

. Cazadores, uniforme de cuartel; 4, Cazador, equipo de marcha. (Bryan Fosten)

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aZldes del I Cuerpo prusiano a medida que este -aun con retraso- se aproximaba a Smohain y Frischermont para unir ambos ejercitos. En el flan­co derecho fi'ances comenzaban ya a advertirse sig­nos de panico: los soldados comenzaban a pensar en la catastro[e que se avecinaba. Tan solo un es­fuerzo supremo podia salvar la situaciOn.

Mientras la Guardia avanzaba, Napoleon, siem­pre dispuesto a correr riesgos, hizo COlTer delibe­radamente la noticia de que los uniformes azules que se distinguian a 10 lejos pertenedan a las fuer­zas de Grouchy. Ello proporciono a sus fatigadas fuerzas el animo necesario para realizar un ultimo esfuerzo y, por fin, la Guardia avanzo con firmeza dispuesta a romper las filas de Wellington. Su em­pleo siempre habfa anunciado el final de una bata­lla victoriosa: el triunfo se acercaba; el exito era se­guro. La Guardia nunca habia sido vencida. «La Garde au feu! Voila Grouchy! Vive l'ElIljJeJ"eur!»

Aun hoy resultan confusos los detalles de este ata­que, pues las distintas Fuentes ofrecieron interpre­taciones distintas. No obstante, parece que de los ca­torce batallones de la Guardia, dos se encontraban emplazados en Plancenoit, 10 que dejaba otros doce disponibles para el emperador. Napoleon dejo tres en las proximidades de La Belle Alliance y encabe­zo personalmente la columna de los restantes a 10 largo de la carretera principal de Bruselas.

La Guardia descendio hasta el valle. Allf, Napo­leon conservo tres batallones, se detuvo junto a La Belle Alliance y entrego los seis restantes al maris­cal Ney para el ataque sobre el centro aliado. La ma­yor parte de las fuentes coinciden en que el ataque se produjo en columnas de batallones con una avanzadilla de dos compafJJas, pero el general Pe­tit, de la Guardia Imperial (qLiien ayudo a Ney a organizar el ataque) insiste en que se emple6 una formacion de cuadro hueco. Sea como fuere, es probable que uno de los seis batallones quedara apostado en la carretera principal al sur de La Haye Sainte mientras los otros cinco ascendian la ladera en echelon, con los granaderos de la Guardia Media avanzando por la derecha y un par de cafiones en cada intervalo. EI maltrecho I Cuerpo de d 'Erion lanz6 un ataque de apoyo por la derecha; mientras, Reille habria debido suministrar alguna ayuda con sus batallones emplazados al extrema este. Sin em­bargo , algun error ocasiono que estos no compare­cieran, 10 que dej6 a la Guardia ante un avance so­litario pero confiado.

De haberse realizado el ataque tan s610 media hora antes, el centro habrfa resultado abierto. Asf y todo, el batall6n en cabeza -el 113." de Granade-

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ros de la Guardia Media- corona la ladera para enfrentarse con los brunswickianos y los restos del 30 y el 73 britanicos. Los granaderos los rechaza­ron, los brunswickianos rompieron sus tllas y el propio Wellington, a caballo, se encargo de reagru­parios. Tras ellos, Chasse habia hecho avanzar la ba­teria holandesa de Van der Smissen, la cual dispa­r6 con exito sobre la Guardia; a continuaci6n, or­dena a sus dos brigadas de infanteria que cerrarari la brecha que habian dejado los brunswickianos. EI espectaculo de la Guardia fue demasiado para la brigada de d'Aubreme, la cual no tardo en huir en completo desorden. La brigada de Ditmer, sin em­bargo , formo a la izquierda del 30 y el 7'!J britani­cos mientras estos se reagrupaban y carg6 sobre los granaderos, logrando mantener la Ifnea.

Entretanto, el segundo echelon de la Guardia Im­perial, compuesto por un unico bata1l6n del 4." de Granaderos, acudi6 por la izquierda del 1/3." y se enzarzo en combate cuerpo a cuerpo con la briga­da de Colin Halkett. La Ifnea casi se quebro ante el impacto , pero logr6 resistir, y el propio Colin Hal­kett, antes de caer, reagrupo al 33." haciendose con uno de los estandartes.

EI destino de ambos choques aun estaba por de-

~ En el momento critico del ataque de la Guardia Imperial, el duque de Wellington ordena a los guardias britcinicos de a pie que se opongan a sus asaltantes; Ia tradicional exclamaci6n «iArriba, guardias, y a ellos!» debi6 de ser, de hecho, <dLevantaos, guardias!» (ya que se en contra ban tendidos para minimizar los efectos del fuego artillero). A su comandante debi6 de gritarle, «iAhora, Maitland, os toca avos!» Wellington (situado en el centro) da la orden; los guardias vis ten su uniforme de campana y sus chac6s cubiertos, y la columna francesa aparece en segundo p1ano. Litografia segun John Augustus Atkinson. (ASKB)

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cidir cuando el tercer y cuarto echelons llegaron en masa. Estaban compuestos por el 1." y 2." batallo­nes del 3." de Cazadores. A medida que se aproxi­maban a la carretera no hallaron nada a su dere­cha, pero de pronto reson61a voz de Wellington so­bre el fragor de la batalla: <<iAhora, Maitland, os toca avos! » Y, a continuaci6n, la orden: «iLevan­taos, guardias!» EI duque habfa orden ado a todas las tropas que se tendieran 0 buscaran refugio con­tra el fuego enemigo cuando no estu'vieran enzar­zadas en combate, y la brigada de guardias de Mait­land habfa estado tend ida al abrigo de los taludes del camino. A los franceses les pareci6 que aquellos mil quinientos guardias se alzaban del mismfsimo suelo apenas a cuarenta metros de distancia de ellos. Aun en fila de a cuatro, descargaron sobre los cazadores andanadas tras andanadas de fusilerfa con las que devastaron la vanguardia del ataque a bocajarro. Los asaltantes se dispersaron en medio del caos.

Casi sin detenerse a tomar alien to, los guardias cargaron sobre la confusa masa de cazadores y los rechazaron, derrotados, ladera abajo. Ya cerca del pie de la ladera, los diseminados guardias que per­segufan a su enemigo se toparon con el quinto eche-

. (2;/f"~\;,':,;~, · .......... n" .......

Ion fi-ances, compuesto por eI4." de Cazadores, ante 10 cual dieron media vuelta )' regresaron corriendo a toda prisa y en considerable desorden hasta la cresta de la colina, entre las brigadas de Halkett y Adams, don de se apresuraron a formar para dete­ner el avance de los cazadores,

A medida que lOdo esto ocurrfa, la brigada de Adams no habfa permanecido ociosa. Colborne ha­bfa hecho avanzar el 52." para atacar al ultimo eche­lon de la Guardia Imperial por el Banco mientras esta ascendfa por la ladera. Los detuvieron poco an­tes de alcanzar la cumbre. EI feroz tiroteo dur6 cua­tro minutos y produjo 150 bajas tan s610 en el 52." (este volumen de fuego sugerirfa que los cazadores se encontraban , efectivamente, formados en cuadro hueco). No obstante, el fuego de los britanicos, mas intenso, hizo mella en el 4." de Cazadores y destro­z6 sin misericordia su formaci6n para luego cargar a bayoneta.

EI ataque se habfa detenido en todo el frente. En el valle, Napole6n se preparaba para ordenar el avance de tres batallones mas de la Guardia -el I." de Cazadores, el 2." de Granaderos )' el 2." de Ca­zadores- cuando, alzando la vista hacia la cumbre, contempl6 una escena que debi6 sumirle en el mas

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Unidades aliadas o Best fI Kempt D Perponcher D Lambert, reclamado de Mont St. jean a eso de las tres y media de la tarde II Pack n Vincke D Merlen [jJ Restos de las brigadas pesadas britrinicas

IElMitchell IfJByng mHo Halkett mGrant HI Dornberg HI Caballeria de Brunswick HI Vandeleur mDitmers

Unidades francesas: m j oven Guardia mLobuu fIlJDurutte mMarcognet m Donzelot m Quiot m La Haye Saint conquistada por Ney mDomont m Subervie m Nueva posicion de la Gran Bateria mjacquinot m Restos de la caballeria pes ada francesa mBachelu mFoy E!Jjerome EDPire m Dos batallones de la Vieja Guardia en Rossomme

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D Ghingy II!) Caballeria de Vivian, procedente del fianco izqdo mTrip m Vivian (parte) m Ompteda, Kruse, Brunswick, muy reducidos

Mont St. Jean

m Napoleon en el valle con el resto de la Vieja m 1.'/3.' de Granaderos de la Guardia Media m 4. ' de Granaderos de la Guardia Media m El1 .'/3.' de Cazadores rechazan a Halkett pero son diezmados por la carga de Chasse mEl 2.'/3.' de Cazadores son acribillados por los guardias de Maitland y desbaratados al cargar m E14.' de Cazadores entra en combate con la infanteria ligera de Adams

Unidades prusianas: m El IV Cuerpo de Billow ataca Plancenoit desde el sureste

m C. Halkett, rechazado por la Guardia Imperial

ANGLO-~ALlADOS WELLINGTON

m El II Cuerpo de ataca Plancenoit desde el nordeste m El I Cuerpo de Ziethen se aproxima al campo de batalla m La caballeria de Von Roder entra en contracto con Saxe-Weimar, quien m aun conserva las granjas exteriores

m Chasse IDMaitland mAdams avanza para atacar a los cazadores por el fianco

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De Ohain

a Los fugitivos y los heridos obstruyen la carretera de Bruselas rn Fieros combates por la posesion de Plancenoit; Bulow termina por rodear el extremo derecho frances

~ El fuego de apoyo de d'Erlon considerablemente reducido; sus tropas, exhaustas [!] Combates aun intensos en Hougoumont

pr~ BLUCHER

@ Ruta de la Guardia Imperial, conducida por Napoleon hasta La Belle Alliance ~ Las brigadas de Brunswick y H alkett se desmembran; Chasse salva la situacion C!:l Wellington supervisa la reaccion de Maitland y la derrota de los cazadores CJ Adams vira para enfilar a los franceses; se produce un intenso tiro teo que rompe las filas francesas . Wellington ordena un avance general para impedir el

IlntpUITUt'/UU de la ~;Ji(£mJuw Imperial

[J El Cuerpo de Ziethen llega con retraso, a tiempo de ver el desmoronamiento de las lineas frances as; los prusianos ocasionan bajas aliadas en la zona m Continuan los combates cuerpo a cuerpo en Plancenoit

La Belle Alliance Rossomme Principal cuanel general de Napoleon durante la batalla

F~NORTE NAPOLEON

EL ATAQUE DE LA GUARDIA IMPERIAL Y LA DEFENSA DE PLANCENOIT

vista desde el suroeste. EI ataque final de los franceses habria de coincidir can el ataque de la Guardia Media

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.... Los Dragones Ligeros de la Legion Real Alemana (a media distancia, a la izquierda) cargan sobre un regimiento de lanceros franceses; un incidente que presumiblemente tuvo lugar al final de la batalla de Waterloo, cuando los Dragones Ligeros de la LRA avanzaron sobre la brigada de lanceros de Colbert, perteneciente a la 5' Division de Caballeria de Subervie. Si bien los lanceros de la caballeria ligera francesa llevaban cas cos con penacho durante la campana, los franceses aparecen aqui representados con upiforme de estilo polaeo. Oleo de Charles Warren. (ASKB)

.... Wellington ordena el avance mientras un jinete britcinico pO,rta como trofeo un «Aguila» capturada a los franceses. Esta acuarela de John Augustus Atkinson muestra asimismo la carniceria y el sufrimiento reinantes,

completo asombro: «Mais, ils sont melees!» Incluso mientras pronunciaba aquellas palabras, el retroce­so de su Guardia resultaba evidente. Las perfectas formaciones de pocos minutos antes se habfan con­vertido en una confusa masa azu lada en la que des­tellaban reflejos de acero mientras la caballerfa li­gera de Vivian y Vandeleur se abrfa paso a man­dobles. Lo imposible habfa sucedido. Los invenci­bles habfan sido derrotados. Un inmenso lamento recorri6 las Ifneas francesas: «La garde recule! Sauve qui peut.'»

Ala derecha, las casacas azules anteriormente vis­tas en Smohain se habfan aproximado, y su artille­rfa disparaba sobre las huestes francesas. (Podfa tra­tarse del fuego de Grouchy? Siempre habfan exis­tido considerables sospechas ace rca de las tropas borbonas bajo su control. 2Se habrfa pasado a los borbones? Se elev6 un nuevo grito: «Traison! Now sommes trahis!» Incluso a la debilluz del crepusculo, pronto pudo verse que no se trataba de la fuerza de Grouchy, sino de prusianos. EI ejercito habfa sido efectivamente traicionado.

Advirtiendo que habfa lIegado el momento, We­llington alz6 su sombrero hacia adelante para or­denar el avance general. Su ejercito descendi6 por

algo de 10 que muchos artistas hacian caso omiso. (ASKB)

~ La vanguardia del ejercito prusiano irrumpe entre las llameantes ruinas de Plancenoit, min valerosamente defendida por los

franceses. Nos hallamos ante una excelente ilustracion del uniforme de campana de la infanteria prusiana, tocados sus miembros con el tipico chaco cubierto d~ tela impermeable. (Oleo de Adolf Northen)

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las laderas: las fuerzas francesas se desplomaban a su paso. En el valle, tan s6lo el cuerpo de Reille a la izquierda y los tres batallones de la Vieja Guar­dia -aun estacionados en La Belle Alliance- re­sistfan con objeto de proporcionar a las tropas en retirada una ultima ocasi6n de reagrupamiento , pero sin exito. Plancenoit fue recuperada por los prusianos, quienes empujaban a todo el que se les oponia hacia la carretera principal para luego em­prender su persecuci6n. Napole6n no abandon6 el campo hasta que no advirti6 que todo estaba per­dido. Los cuadros de la Guardia se disgregaron tras

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soportar el fuego de los mosquetes de una fuerza muy superior, y su comandante, el general Cam­bronne, se rindi6 ante el coronel H. Halkett. A las diez de la noche, Wellington y BlOcher se reunie­ron en La Belle Alliance, donde este ultimo se ofre­ci6 para salir en persecuci6n de los derrotados. We­llington, cuyas tropas lIevaban mas de diez horas de lucha, acept6 agradecido el ofrecimiento.

Habia sido una batalla ganada por los pelos, pdo la firmeza y el orden de las bien adiestradanropas britanicas habia servido para mantener intacta la li­nea derecha de Wellington hasta el final. Para cons-

... «Napoleon huye de Water[oo»: Napoleon y sus edecanes abandonan el campo de batalla mientras el ejercito frances se desintegra al fondo. Grabado de D. Sluyter segun J. Kamphuyzen. (ASKB)

"'Napoleon se refugia en un cuadro de granaderos de la Guardia Imperial mientras la batalla alcanza su punto culminante. Un oficial parece exhortarle a que "huya. (Grabado segun Charles Steuben)

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T Infanteria Ligera Prusiana: 1, Suboficial. Compaiiia de cazadores voluntarios, 9.' Regimiento de Infanteria (Colberg); 2, Suboficial, Compaiiia de cazadores voluntarios, 6.' Regimiento de Infanteria (1 .' Prusianos del oeste); 3, Cazador Voluntario,

8: Regimiento de Infanteria (Regimiento Life). Los voluntarios eran reclutados fundamentalmente entre las clases medias y, como tales, podian permitirse uniformes elegantes y de buena calidad. (Bryan Fosten)

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"'Napoleon huye del campo de batalla mientras su carruaje espera al pie de la torre de obseroacion.

~ El legendario encuentro de Wellington y Blucher victoriosos en La Belle Alliance, representado aqui en el campo de batalla, la nocfte de la batalla de Wellington; el viejo prusiano exclamo «Quelle affaire!», 10 que segtin Wellington eran las unicas palabras frflncesas que conocia. (Oleo de Adolph Menzel)

... «La Garde meurt et ne se rend pas: » tal fue la supuesta replica de Cambronne a una exhortacion para que se rindiera. La ilustracion muestra una de las ultimas posiciones de la Vieja Guardia, la cual intentaba aun retrasar la persecucion aliada en los ultimos momentos de la batalla. (Grabado segun Hippolyte Bellange)

~ Waterloo: la manana posterior a la batalla. La descriptiva representacion de J.H. Clark de los heridos y agonizantes desatendidos entre las victimas de la carniceria nos revela el horror de las batallas napoleonicas. Las mujeres y los ninos buscan entre los cadciveres amontonados en busca de sus seres queridos mientras los carroneros roban las pertenencias de los I

muertos y heridos y unos pocos destacamentos atienden a los caidos. (ASKB)

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ternacion de Napoleon, el vaticinio realizado por Reille aquella manana ace rca de la invencibilidad del fuego britinico contra un ataque frontal habia demostrado ser cierto, incluso tratandose de la Guardia Imperial. La batalla habia terminado, y con ella todas las posibilidades de exito de Napo­leon. EI emperador huyo a Paris, donde, sumido una vez mas en la apatia que Ie habia asaltado en Ligny tras los esfuerzos y reveses de la campana, re­novo su abdicacion y se retiro a Malmaison.

EI resto de la campana habia de consistir en una incursion de los aliados en el territorio frances que llegaria hasta las puertas de Paris. AI final de la jor­nada, los laureles de la victoria habian recaido en aquellos que cometieron el menor numero de erro­res y a quienes la fortuna y el esfuerzo competente habfan sonrefdo en los momentos criticos. Welling­ton habia podido sobreponerse a su principal error estrategico al comienzo de la campana gracias a la fortuna, al avance de Blucher y a la lentitud de Ney antes y despues de la batalla de Quatre Bras. A par­tir de entonces, no permitio a los franceses aprove­char ningun error tactico, sino que mostro la habi­tual - si bien poco ortodoxa- prudencia de ocul-

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tar sus fuerzas a la vista y al fuego enemigos. La se­renidad y el nutrido fuego de los britanicos y de la LRA habia hecho el resto, con la ayuda de la in­competencia de los franceses a la hora de coordi­nar adecuadamente sus ataques en Waterloo.

Blucher habia superado su peligroso e rror inicial al concentrar su van guardia en Ligny gracias a la incapacidad francesa de implicar a los cuerpos de d'Erlon 0 Lobau en la batalla. Mas tarde, la habili­dad de los prusianos para reforzar a Wellington en Waterloo habia sido posible gracias a la eleccion y casi accidental de Wavre como punto de encuen­tro. La lealtad de Blucher hacia Wellington y su odio hacia Napoleon habian hecho el resto, contan­do con la ayuda de la retrasada persecucion de Grouchy y el ferreo cumplimiento por parte de este de unas ordenes imprecisas.

AI comienzo de la campana, todo pareda estar en favor de apoleon, mas el exito y la victoria final habian de depender de la velocidad con que sus su­bordinados malgastaran sus ventajas y los benefi­cios que pudiera obtener como contra partida. Des­de el principio, se habia visto asediado por proble­mas que, en ultima instancia, habia que atribuir a

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sus elecciones para el mando de las alas y a la falta de experiencia de sus oficiales. ey derrocho una y otra vez las ventajas con que contaba el flanco iz­quierdo sin obtener nada a cambio, y Napoleon Ie permitio hacerlo. Es preciso decir que la tormenta del 17 tampoco Ie beneficia; no obstante, se trata de una circunstancia que apenas habrfa ejercido efecto alguno en eI Napoleon de Austerlitz 0 Italia.

Asi y todo, Napoleon estuvo a punto de veneer.

.... La poblacion de Water100 en la manana posterior a la batalla; a 1a derecha estci la iglesia, y a la izquierda se alza la cas a en la que Wellington redacto su despacho; su edeccin, Henry Percy, parte en silla de posta para llevarlo a casa, mientras comienzan a llegar los aliados heridos. Grabado de T. Sutherland segun un dibujo realizado in situ por «A.M.S.». (ASKB)

~ La Legion Alemana: 1, Husar, 1." Regimiento de Husares. Esta unidad fue «convertida» en una fuerza de lanceros para la campana de 1815, pero sus miembros conservaron el uniforme de husar. 2, Artillero, Artilleria de a caballo. (Bryan Fosten)

De haber existido un poco mas ,"igor entre u fuer­zas y una supervision algo mas cuidadosa por par­te de ey, los prusianos podrian haber sido per­seguidos despues de Ligny y \\'e llington podria ha­ber sido derrotado en Quatre Bras el dfa 17 in oca­sion de poner sus fuerzas a salvo. De haber sido asi, quien sabe si habria lIegado a librarse la batalla del 18, y esta, en cualquier caso, habria concl uido an­tes de la lIegada de los prusianos.

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CONCLUSION

Aun quedaban 120.000 franceses en las comarcas si­tuadas en torno a Parfs, asf como 150.000 reclutas en los cuarteles. Agotados por las batallas del dfa 18, los ejercitos aliado y prusiano se debilitaron sen­sible mente durante su avance hacia Paris, durante el que iban dejando tropas a su paso para asegurar las Hneas de comunicacion. Para los franceses, exis­tio una oportunidad razonable de devolver el gol­pe a los aliados en torno a Paris: Davout suplico a Napoleon que Ie permitiera intentarlo, pero este se nego. Finalmente, la lucha habfa terminado.

La posicion polftica de apoleon en Paris resul­taba insegura frente a una Asamblea General enca­bezada pOl' Joseph Fouche, a quien habfa nombra­do Ministro de Polida pero quien ya se encontraba secretamente en contacto con los aliados y colabo­rando -a la vez con los sabuesos y con las liebres-. EI 8 de julio, receloso de Fouche, Napoleon partio para buscar refugio en America. No pudo hacerlo mas a tiempo , pues Fouche habfa efectivamente or­denado su arresto. La Armada Real habfa recibido la orden de interceptarle -cosa que hizo- , y el 15 de julio, esperando 10 peor de la Camara si regre­saba a Paris, Napoleon se confio finalmente a la mi­sericordia del Principe Regente y embarco en el Be­llerophon.

Fue exiliado a Santa Elena, una isla rocosa, re­mota, desierta e inclemente del Atlantico sur. AlH vi­vio en lujoso aislamiento rodeado de su sequito in­mediato. La mente que habfa puesto a prueba a las grandes potencias europeas habfa de reducirse a charlar con el gobernador residente, 10 que con vir­tio sus ultimos dfas en un suplicio. Seis anos des­pues, murio prematuramente, debido, si hay que hacer caso a ciertas cronicas, al papel pintado esco­gido para su vivienda.

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Otros no fueron tan afortunados. Fouche redac­to una lista en la que proscribfa a varios de los ge­nerales que habfan apoyado a apoleon. Algunos, tales como Lobau y Davout, se salvaron por inter­vencion de Wellington, pero otros no. La Bedoye­re, por ejemplo, hubo de enfrentarse a esta suerte, y el mariscal Ney, que tan fervientemente habfa buscado la muerte durante las llitimas horas de Wa­terloo, la hallo por fin en un peloton de ejecucion despues de - como no- haber insistido en regre­sal' a Paris tras la Restauracion. De haber aguarda­do unos dfas antes de unirse a Napoleon habria 10-grado evadir el peloton, pues Luis XVIII disolvio su ejercito al lIegar a Belgica, liberando as! a todos sus oficiales de sus juramentos de fidelidad.

Bilicher cabalgo victorioso a traves de la ciudad de Paris: por fin habfa logrado vengar las indigni­dades y atrocidades sufridas por Prusia a manos de Napoleon durante la campana de 1806. Estuvo a punto de verse frustrado en su inamovible jura­mento de volar el Pont de J ena de Paris antes de regresar a Prusia para pasar los cuatro ultimos an os de su vida sometido a un frenesf de alcohol y jue­gos de azar.

Wellington, entretanto, habfa otorgado al ejerci­to britanico una categorfa unica desde los tiempos de Marlborough, y regreso a casa convertido en un heroe. Le 1I0vieron honores de todo el mundo, y fue colmado de riquezas, incluyendo un presente de la nacion consistente en la mansion de Stratfield Saye, proxima a Reading, y 61.000 libras de recom­pensa (los soldados recibieron 2 libras, 11 chelines y 4 peniques). Dirigio las fuerzas militares de ocu­pacion en Francia, tras 10 cual se convirtio en Pri­mer Ministro desde 1828 hasta 1830. Murio en 1852.

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EL CAMPO DE BATALLA, HOY

Todo el mundo deberfa acudir a Waterloo al me­nos una vez en la vida. Se trata de una amalgama tmica de intereses enfrentandos. En cierto aspecto, no es sino una inmensa trampa turfstica: el primer parque tematico de Europa; por otra parte, consti­tuye un monumento al valor y al derroche de vi­das europeas. Felizmente, tanto 10 uno como 10 otro -0 acaso ambas circunstancias- habran de garan­tizar la preservacion de este lugar magico.

La visita nos ocupara al menos un dfa entero si queremos realizarla como es debido, y medio dfa si tan solo queremos recorrer brevemente las posicio­nes aliadas. Opino que el mejor modo de lIegar a Waterloo es desde el sur, a 10 largo de la N5, par­tiendo bien de la carretera E41 0 del propio Char­leroi. Si se viene de la E41, aprovechese la oportu­nidad para echar una rapida ojeada a Fleurus y Ligny, situados al norte de la autopista, en la si­guiente carretera (N21) antes de regresar a la E411N5. El visitante se maravillara ante cuan pe­queflO es el arroyo de Ligny, el diseiio abieno de los pueblos y el terreno suavemente ondulado que se extiende mas alia.

Llegando por la N5 pasaremos por Frasnes-Ies­Gosselies, don de Ney paso la noche anterior a Qua­tre Bras; para entonces, nos hallaremos casi en el propio campo de Quatre Bras. La vieja granja de Gemioncourt se encuentra a la derecha, junto a la carretera y a \a vista del cruce entre la N5 y la N49. Detengamonos en la cuneta durante unos minutos y estaremos en el corazon del campo de batalla. Si contemplamos la granja, advertiremos por que los franceses tardaron tanto en tomarla. Se trata de una construccion fuerte, dotada de muros elevados sin ventanas en todos sus costados. Si giramos en el ~entido de las manecillas del reloj, veremos detras de nosotros la pequeiia cresta que acabamos de atravesar, desde la cual la artillerfa francesa bom­bardeaba las posiciones ali ad as y desde la cual se .Ianzaron los principales ataques franceses. Justa­mente al oeste de la carretera se extiende la lIanu­ra donde Kellerman inicio su carga desesperada, atravesando la insignificante zanja que divide el campo. Hoy, el campo se extiende ininterrumpida-

mente hacia el oeste a gran distancia, pero en 1815 el Bois de Bossu -hoy apenas un grupo de arbo­les junto a la carretera principal- debfa de exten­derse ante nosotros, canalizando los ataques fran­ceses que ascendfan por las laderas situadas frente a nuestros ojos. AI norte de esta zanja central, en el extrema mas alejado, esta el lugar en el que resis­tieron los brunswickianos y en que el joven duque sucumbio a su destino. La suave ladera que hoy ofrece una clara perspectiva de las laderas anterio­res se encontraba entonces cubierta de maizales que alcanzaban la altura de un hombre. Asf, basta vol­verse para contemplar las posiciones aliadas que atraviesan la carretera de Bruselas al norte para comprender la cautela de Reille. Casi es posible imaginar al 92 ocupando la pro pia carretera, asf como a los lanceros describiendo un torbellino en torno a los cuadros. El cruce constituyo el punto clave de los ataques de Ney, y al este del mismo se encuentra la carretera de Namur desde la que emergieron los Highlanders de Picton para enfren­tarse a las columnas de infanterfa francesa situadas detras de Gemioncourt. Parece todo sumamente compacto, visible y manejable para un general. La realidad del fuego de los mosquetes a bocajarro, los efectos brutales de las andanadas y el frfo acero y la absoluta falta de cualquier posible control sobre nada situ ado mas alia del alcance de la voz resultan aquf especial mente sobrecogedores.

Regresemos al automovil y continuemos en di­reccion norte a 10 largo de la 5, pasando junto a Genappe, escena de la accion final de retaguardia de Uxbridge y las baterfas de a caballo. Dejaremos atras Le Caillou, cuartel general de Napoleon has­ta el comienzo de Waterloo y hoy convertido en museo. Poco despues, lIegaremos a La Belle Allian­ce, rodeada por monumentos. Detengamonos bre­vemente junto a la carretera y obtendremos el pri­mer atisbo del panorama al que nos enfrentamos a 10 largo del valle.

EI rasgo mas obvio que aparece ante nosotros es un montfculo de terreno que domina los campos colindantes como un tumulo rematado por un le6n. Se trata del montfculo del Le6n, que seiiala el cen-

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tro de las posiciones aliadas. Fue erigido despues de la batalla con tierra arrebatada a las cumbres aliadas que 10 rodean. Al este y al oeste se extiende la cumbre que senalaba la posicion de Wellington . Papelotte esta al este, y los tejados de Hougoumont, hundidos hacia el oeste, resultan apenas visibles. Aquella zona diminuta se vio ocupada literalmente por decenas de miles de hombres. Frente al mon­tfculo del Leon en el que nos encontramos se ad­vierte un destello blanco junto a la misma carretera principal: se trata de La Haye Sainte, que apenas ha cambiado despues de 175 anos. La carretera de Bruselas serpentea hacia nosotros como una cinta, y en el horizonte se recortan los diversos monu­mentos que salpican el campo.

De nuevo en el coche, continuaremos la carrete­ra hasta alcanzar las posiciones de Wellington. Cuando hayamos dejado aU-as La Haye Sainte, abandonemos la carretera por la derecha para pe­netrar en una zona de acampada y estacionamien­to; si torcemos a la izquierda llegaremos a un grupo de edificios dedicados a la industria turfstica: cafes, tiendas de recuerdos, paisajes, las inevitables fritu­res y un nuevo y esplendido centro de acogida de visitantes. Despues de recorrer la zona, uno adquie­re la impresion de que, de algun modo, los libros de historia se han equivocado y de que fue en rea­lidad apoleon quien gano la batalla .

Para recorrer 10 que es propiamente el campo de batalla necesitaremos un buen par de botas, ya que incluso en verano el terreno se torna blando y 10-doso, inundado por un barro grisaceo y espeso que debio de constituir un considerable problema en 1815 despues de aquella noche de lIuvias intermi­tentes. Si partimos del cruce, veremos el corte de la carretera en el costado este, que solfa ser similar al del extrema opuesto antes de ser nivelado para erigir el montfculo del Leon. Atravesemos la zona de acampada al este de la carretera de Bruselas y nos encontraremos en la zona de despliegue de la brigada de Kempt, perteneciente a la division de Picton. Advertiremos la proteccion que debio de ofi-ecer la cresta frente al fuego de los canones fran­ceses. Sigamos el sendero que parte de la zona de acampada, 10 que nos llevara al otro lado de la cum­bre, tal y como debio de hacer la brigada de Kempt: contemplaremos el espectaculo impresionante del campo que se extiende hasta las posiciones francesas situadas frente a nuestros ojos. Debajo de nosotros se encuentra el punto en el que Donzelot se esforzo por desplegar sus filas, y desde don de las brigadas de Kempt Ie rechazaron colina abajo. Mantengamonos a este lado del campo para no da-

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nar las cosechas y descendamos por la ladera hasta el punto en que esta corre paralela a la carretera de Bruselas, frente a La Haye Sainte, en la que se conserva una placa conmemorativa. Las granjas bel­gas son ciertamente robustas. C:Pueden ser seriales. del fuego de los mosquetes 10 que vemos en los mu­ros? EI huerto original, instalado en la parte sur, ya no se encuentra allf.

Si no abandonamos la margen de la carretera', nos encontraremos en 10 que era un pozo de gra­va, hoy relleno, que ocupo el 95 de Rines. Avan­zando un poco mas, bajo el extrema sur de La Haye Sainte, tendremos quiza la fortuna de descubrir un sendero que conduce hacia el campo al pie de la co­lina. Si 10 recorremos, nos hallaremos en el fondo del valle, allf donde tuvieron lugar las feroces car­gas de los Dragones britanicos contra los Coraceros y los Lanceros Rojos que los repelieron. Llama la atencion inmediatamente 10 pronunciado de la cuesta, al igual que el hecho de que existe una de­presion a ambos lados de la carretera de Bruselas, ya que nada de 10 que ocurra en el extremo aleja­do puede verse desde esta parte del valle. De re­greso en la carretera -que en 1815 se encontraba flanqueada por alamos- dirijamonos hacia La Be­lle Alliance, dejando a nuestra izquierda tanto las posiciones iniciales y definitivas de las baterfas fran­cesas. Una vez en La Belle Alliance, doblemos a la izquierda en direccion a Plancenoit; pocos metros mas alia, a la derecha, veremos unos escalones que nos conducen al punto de observacion de Napo­leon. Desde aquf pueden distinguirse la casi totali­dad de las posiciones aliadas. Resulta interesante que la parte del campo que no resulta visible se componga de Hougoumont y alrededores. ~Sera acaso este el motivo por el que a Jerome Ie fue otor­gado tanto control? A la derecha se distinguen los bosques del Bois de Paris y las colinas sobre las que descansan .

Sigamos por la carretera de Plancenoit, dejando atras algunas hermosas casitas modernas, y pene­tremos en el pueblo propiamente dicho. Inmedia­tamente advertiremos 10 espacioso y abierto de su centro. Merece la pena realizar una visita al monu­mento prusiano (senalado mediante signos) y al acogedor bar/cafe del pueblo.

Si regresamos a La Belle Alliance, descubriremos un monumento frances en el que se representa un aguila agonizante; por algun motivo, ademas, exis­te un monumento a Victor Hugo, quien realizo una cronica de la batalla no demasiado escrupulosa. Casi enfrente de la carretera de Plancenoit se ex­tiende un sendero -mas 0 menos paralelo a las po-

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slClOnes aliadas- que nos lleva desde La Belle Alliance en direcci6n aproximada hacia Hougou­mont. (Llegado a este punto, el viajero agradecera contar con las botas que antes recomendabamos.) Al cabo de una corta dis tan cia, el camino desciende ha­cia una oquedad y para cuando alcancemos un pun­to opuesto al centro de las filas aliadas no podremos distinguir ni tan siquiera los tejados de La Belle Alliance, ni nada situado en el extrema este de la carretera de Bruselas. Nos encontramos total mente ocuitos, en la zona en la que la caballeria francesa perdi6 el control y, en lugar de avanzar con unos pocos escuadrones, lanz6 una carga espontanea de regimientos completos contra las filas aliadas situa­das frente a nosotros. Quiza desde aqui advirtamos hasta que punto el problema de la falta de visibili­dad pudo contribuir a la perdida de control.

Asimismo, estamos siguiendo la ruta que tom6 la Guardia Imperial para lanzar su ultimo ataque so­bre el centro aliado. Para seguir este punto crucial de la batalIa, debemos abandonar el sendero y di­rigirnos al centro de las posiciones aliadas. Al lle­gar a la cumbre, la larga y suave ladera del otro lado de la cresta nos muestra la magnifica posici6n defensiva que este punto constituia para la infante­ria de Wellington: gran cantidad de espacio , bue­nas Ifneas de visi6n y posibilidad de entrecruzar If­neas de fuego. Coronar la cumbre y ver la ladera posterior atestada de enemigos debi6 de resultar considerablemente desmoralizador. Hoy en dia, una secci6n de la autopista atraviesa parte del em­plazamiento: mas 0 menos alli donde se encontra­ba la brigada de Somerset al comienzo de la batalla.

En la carretera de Ohain que recorre la cumbre resulta evidente que alii el camino no estaba «hun­dido» hasta el punto de presentar un obstaculo a las tropas que 10 atravesaban . En la cumbre hay una senal que indica la posici6n de la artilieria de Mer­cer durante la ultima parte de la batalla. Una vez mas, nos encontramos casi en el grupo de edificios situados en el centro de las filas aliadas.

Llegados alIi, el paisaje merece la pena. Se trata de un enorme edificio circular, adornado por vie­jas pero impresionantes pinturas en todo su inte­

. rior. Imaginemonos que nos encontramos en ese mismo pun to, en el centro de las Ifneas aliadas, a eso de las cuatro de la tarde del dia de la batalla. Rodeados por la artilieria aliada y volviendo la mi­rada hacia la ladera, vemos batallones britanicos frente y junto a nosotros; a nuestra derecha e iz­quierda, representados casi a tamano natural, los

Dragones y Lanceros de la Guardia coronan sobre­cogedoramente la cumbre y avanzan en nuestra di­recci6n; a nuestro alrededor, los Coraceros de la di­visi6n de I'Heritier atacan una bateria de artilleria. Los enormes modelos y los atavios militares sirven para difuminar la distancia que nos separa de las pinturas, impregnadas de un estilo verdaderamen­te emocionante.

Pr6ximo a nosotros esta el centro de visitantes, recien construido, en el cual pueden verse escenas de Waterloo, la pelicula de la batalIa, junto con un modelo del campo en que se libr6. Bajo la penum­bra de la sala, se muestra una representaci6n de las distintas etapas de la batalia pOI' medio de luces co­loreadas. Junto al centro de visitantes se encuentra el propio monticulo del Le6n. Los escalones que conducen a su parte superior parecen intermina­bles, pero la perspectiva que se divisa desde ella re­sulta sumamente interesante. No obstante, el unico modo de estudiar el campo de batalla como es de­bido consiste en recorrerlo. Desde arriba, no se di­visa otra cosa que una extensi6n plana.

La ultima visita es Hougoumont, pero si no se dispone de mucho tiempo, puede hacerse en auto­m6vil al partir. Su emplazamiento se halla senalado en el can-il sur de la N6 por medio de dos sables cruzados sobre la fecha de 1815. Nos encontramos ante otro edificio igualmente robusto, pero esta vez a mayor escala aun.

Dudo que a nadie Ie quede tiempo para visitar Wavre a no ser que haya decidido pasar dos dias en la comarca. Quien desee hacerlo, no obstante, debera partir desde el propio campo de batalia de Waterloo en direcci6n a Lasne, bien a 10 largo de la carretera de Ohain (que nos conduce junto a Pa­pelotte y La Haie), bien desde Plancenoit. Ambas carreteras se unen a medio camino de esta ultima. Lasne y el pueblo vecino -Chapelle St. Lambert­se encuentran en el Bois de Paris, y existen multitud de pequenas rutas que nos conduciran a Limale, Bierges y Wavre, escenarios todos ellos de feroces batallas. Eherreno es sumamente irregular; inclu­so hoy, no resulta un trayecto sencillo, y resulta fa­cil perderse. En 1815 contaba con la dificultad ana­dida de ser un verdadero barrizal, 10 que debi6 de hacerlo mucho mas dificil. No hay problemas de es­tacionamiento en el centro de Wavre, y de por sf la poblaci6n merece una visita de una 0 dos horas. En Wavre, el Dyle constituye un formidable obstaculo: no es de extranar que Grouchy decidiera sortearlo atacando Limale.

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CRONOLOGIA

1814. Exilio de Napoleon en Elba; Congreso de Viena.

1815: 1 de marzo. Napoleon regresa a Francia. 13 de marzo. Los aliados Ie declaran proscrito. 20 de marzo. Napoleon entra en Paris. 25 de marzo. Los aliados Ie declaran la guerra; co­mienzan la movilizacion y el reclutamiento; rebe­lion de la Vendee.

15 de junio: 3:00. La Annie du Nord inicia el paso del Sambre. 3:30. Ney llega a Charleroi para unirse a la campa­na; apoleon Ie entrega el mando de un ala. 17:30. Napoleon se enfrenta a la retaguardia pru­siana en Gilly; Wellington recibe noticias de Gnei­senau acerca de un «ataque de los franceses en gran escala». 18:30. Ney conquista Frasnes. 20:00. Napoleon, exhausto, regresa a Charleroi; Wellington y su estado mayor asisten al baile de la duquesa de Richmond.

16 de junio: 4:00. EI emperador se levanta. 6:00. Los prusianos son vistos desplazandose en di­reccion a Brye/St. Amand . 9:30. Wellington llega a Quatre Bras; advierte que los franceses se disponen a desayunar mientras Ney aguarda aun ordenes en Quatre Bras; BlUcher se encuentra en Brye. 11:00. EI emperador lIega a Fleurus acompanado de la Guardia. 12:00. Wellington se reune con BlUcher en Brye. 14:00. Comienzan las batallas de Ligny y Quatre Bras.

Batalla de Quatre Bras: 15:00. EI avance principal de los franceses es detenido por la llegada de Pic­[On .

16:00. Ataque en gran escala de Ney; d'Erion reci­be la orden de dirigirse a Ligny. 17:00. Carga de Kellermann. 17:30. Ataque de Alten.

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19:00. Los guardias britanicos retoman el b9sque de Bossu; contraataque de Wellington . 21 :00. La batalla finaliza con ambas fuerzas enfren­tadas desde sus posiciones originales; d'Erion re­gresa a Fleurus.

Batalla de Ligny: 15:00. Primeros ataques sobre los poblados defendidos por los prusianos. 17:00. Wagnele, St. Amand y La Haye Sainte caen en poder de los franceses. 17:30. Tongrinelle conquistada por los franceses; Ligny aun fuertemente defendida. 18:00. Napoleon llama a la Guard ia; d'Erlon se si­tua tras el flanco frances; BlUcher retoma St. Amand. 19:00. D'Erion parte para reunirse con Ney; la Guardia inicia el ataque sobre Ligny; St. Amand es reconquistada. 20:30. La Guardia rompe el centro prusiano; BlU­cher cae herido. 21 :00. EI emperador regresa a Fleurus agotado (posiblemente enfermo); rehusa ver a Grouchy en el curso de la noche. 17 de junio: 2:00. Sombreffe es finalmente evacua­da por los ultimos prusianos. 5:00. Wellington envia a su edecan Gordon para averiguar eI resu ltado de la batalla de Ligny. 8:00. EI emperador baja a desayunar y ordena a sus tropas que se preparen para la inspeccion. 9:30. BlUcher confirma a Gneisenau y Gordon que Wavre sera el destino de la retirada; apoleon re­corre el campo de batalla de Ligny. 10:30. Wellington inicia la retirada de Quatre Bras. 11:00. apoleon recibe un informe de Ney y Ie or­dena atacar a Wellington; Grouchy recibe la orden de perseguir a Blucher. 12:00. Los restos de la infanteria de Wellington abandonan Quatre Bras. 13:00. Grouchy inicia la persecucion de los prusianos. 14:30. Napoleon lIega a Quatre Bras y no encuen­tra otra cosa que la retaguardia de la caballeria bri­tan ica y las tropas de Ney almorzando; se desata una tormenta. 15:00. Grouchy llega a Point du J our, situado a un

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kilo metro y medio al este de Ligny; ordena a Van­damme que se dirija a Gembloux. 18:30. Napoleon avanza hasta La Belle Alliance. 20:00. La vanguardia del cuerpo de Vandamme al­canza Gembloux, situada a diez kilo metros de Point du Jour; no hay rastro de los prusianos; el ejercito acampa.

18 de junio: Batalla de Waterloo. 3:30. Wellington recibe confirmaci6n de Blucher de que acud ira en su ayuda; Wellington afirma sus posiciones en Mont St. Jean . 3:48. Madrugada; el IV Cuerpo prusiano levanta el campo en las proximidades de Wavre. 9:00. Wellington completa su despliegue. 10:00. Napole6n anuncia sus disposiciones finales. 11 :30. Bombardeo ininterrumpido de las posicio­nes aliadas; comienza el ataque a Hougoumont. 11:45. Grouchy decide no avanzar en direcci6n al ruido de la arti llerfa. 12:00. Un hllsar prusiano es capturado en las proximidades de St. Lambert, a cinco kil6metros de La Belle Al liance; Lobau despliega sus fuerzas para defender el flanco derecho frances. 13:00. Aumenta el bombardeo frances, que ya cuenta con 88 piezas que efectuan entre dos y tres disparos por minuto. 13:30. D'Erion ataca a Picton apoyado por Travers y Dubois; el ataque es rechazado; Kempt contraa­taca; muerte de Picton. 14:00. Travers y Dubois se abaten sobre Kempt y Pack; Uxbridge contraataca con dos brigadas brita­nicas de caballeria pesada; su ataque sobre la arti­lIerfa francesa es rechazado con graves perdidas. 16:00. La vanguardia del IV Cuerpo prusiano emerge del Bois de Paris; Lobau detiene el avance prusiano; se inicia una serie de ataques en masa de la caballeria francesa sobre el centro derecha aliado. 17 :00. Los restos de la caballeria francesa entran en combate; el II Cuerpo prusiano comparece a la iz­quierda del IV Cuerpo.

17 :30. Llega la infanteria de Reille en apoyo del fra­casado ataque de la caballeria francesa sobre el cen­tro aliado, del que han resultado considerables ba­jas para ambos bandos; Lobau defiende Plancenoit desesperadamente. 18:00. Ney organiza un tercer ataque sobre el cen­tro de Wellington; la J oven Guardia es enviada a Plancenoit; la Vieja Guardia es desplegada como refuerzo detras de Lobau . 18:30. Los prusianos, exp ulsados de Plancenoit, ha­cen una pausa para reagruparse; La Haye Sainte cae en poder de Ney; el centro britanico esta abier­to; Wellington se enfrenta a una crisis; Ney llama pidiendo refuerzos. 18:45. La lIegada del I Cuerpo prusiano a la iz­quierda de Wellington permite a este estrechar su !fnea. 19:00. La Guardia Imperial es devuelta a la reser­va; Ilega Chasse para rellenar la brecha de la !fnea de Wellington; Wellington recurre personalmente a sus ultimas reservas de brunswickianos. 19:30. Ataque de la Guardia sobre el centro dere­cha de Wellington. 20:15. Todos los ataques de la Guardia han sido rechazados; el I Cuerpo prusiano entra en comba­teo 21 :00. Plancenoit es reconquistada por los prusia­nos; ultima intervencion de la Guardia. 21:30. Los prusianos en Rossomme. 22:00. Wellington y Blucher se reunen en La Belle Alliance.

Wavre, 18·19 de junio:. Grouchy ataca y termina por veneer alIII Cuerpo prusiano en los alrededores de Wavre; al enterarse del resultado de la batalla de Waterloo, se retira a Francia.

21 de junio. Napoleon Ilega a Paris. 15 de julio. Napoleon se rinde a bordo del buque Bellerophon.

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JUEGOS DE GUERRA: WATERLOO

La campana de Waterloo constituye un tema exce­lente para los aficionados a los juegos belicos. En conjunto, su duraci6n no excede de unos pocos dfas, incluye la presencia de grandes lfderes milita­res procedentes de primeras potencias militares y agrupa, tinamente equilibradas, diversas batallas se­cundarias que ya de por sf merecen la pena reCl'ear­se. La propia batalla de Waterloo fue una de las mas espectaculares de la historia. Dada la varied ad de colores presentes tanto en los uniformes nacionales como en la personalidad de los generales, Water­loo ofrece un campo inmenso para la creaci6n de estimulantes series de juegos.

La primera decisi6n que ha de tomarse es si dis­putaremos la totalidad de la campana 0 si nos limi­taremos a las principales batallas. En el caso de Wa­terloo, la primera opci6n ofrece multiples ventajas: contiene tres ejercitos completos que permiten la presencia de entre dos y cuatro jugadores en el mapa. Las distintas fuerzas operan en un area to­pografica 10 bastante reducida como para permitirles interactuar e influir en los movimientos del resto de los jugadores; asimismo, la dimensi6n temporal es 10 bastante corta como para permitir la resoluci6n de la campafla sin que ningun jugador tenga que retirarse por falta de tiempo. Constitu­ye, en suma, una magnifica campana para disputar en un dfa, pero resulta casi esencialla presencia de un arbitro.

Existen numerosos mapas detallados en los que basar la campana, y los accidentes principales pue­den dibujarse facilmente sobre hojas de papel en blanco. La funci6n del arbitro sera la de coordinar el movimiento topografico desde ambos bandos, decidir cuando se ha entrado en combate, informar de las operaciones de reconocimiento y tambien ad­ministrar elementos variables no sometidos al con­trol de los jugadores: esto es, factores tales como las condiciones meteorol6gicas 0 la puntualidad de las 6rdenes y los mensajeros. Un arbitro habilidoso era capaz de recrear los suficientes errores hist6ri­

co de la campana para lograr que resulte realista in perder interes y equilibrio.

.\ un ma sencillo que dibujar nuestros propios

mapas serfa utilizar los disponibles en cualquiera de los juegos ya existentes. Existen varios entre los que elegir, pero quiza el ideal serfa Las ultimas baLallas de Napoleon, de SPI. Dicho juego incluye cuatro ma­pas que pueden unirse satisfactoriamente para pro­porcionar una buena zona de campana. Tambien ofrece ciertas pistas en 10 que se refiere a los rasgos del ten'eno de cada area, por si surge la necesidad de disputar una batalla improvisada en algun mo­mento. Por (dtimo, suministra n umerosas fichas que habran de representar los ejercitos en cuesti6n.

Sea cual sea el metodo que utilicemos, no hay que olvidar que en esta campana las carre teras consti­tuyen la clave de las maniobras, pues si bien puede haber tropas alineadas a 10 largo de una carretera principal, el ritmo diario de marcha serfa mucho mayor en elias que campo a traves. Por tanto, no debe permitirse a los jugadores que empleen fichas para representar los desplazamientos de tropas que «apilen » unidades durante la marcha. Para recor­dar a los participantes el espacio que ocupaba un cuerpo de ejercito en plena marcha, digamos que en la tarde del dfa quince el ala de Ney se extendfa a 10 largo de mas de veinticinco kil6metros. La ve­locidad de avance campo a traves 0 a 10 largo de las lodosas carreteras secundarias puede determinarse estudiando el plazo que necesitaron los tres cuer­pos de ejercito prusianos para marchar desde Wav­re hasta Waterloo. En ambos casos, el arbitro debe­ra hacer concesiones de tiempo para desplegar las tropas al contacto con el enemigo, teniendo ademas en cuenta los elementos mas retrasados. EI cielo tambien desempenara su papel en la campana, ya que la lluvia frenara drasticamente cualquier movi­miento.

EI estudio individual de las batallas permitira a los jugadores descubrir diversos juegos de tableros de la campana a nivel tactico, pero aquellos que de­seen combinar unos resultados tacticos realistas con un mayor atractivo visual habran de recurrir inevi­tablemente a las miniaturas. La escala de las mismas dependera de la batalla que vaya a ser reproducida y el numero dejugadores que intervengan. Una es­cala de 1 :50/60 proporciona un buen equilibro en-

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tre el atracti\,o visual y el tamano de la mesa de jue­gos, )' en este caso Waterloo cabrfa incluso en una zona de 3,5 metros por 1,5 0 2 con un cuerpo de ejercito por cadajugador. Una escala de 1:20 pre­cisarfa de una mesa demasiado amplia como para alcanzar el centro desde los bordes, mientras que la escala de 1: 1 00 obligarfa a n umeros limitados de tropas a recorrer un camino mas largo y harfa que una unidad de 600 hombres pareciera demasiado pequena con tan s610 seis figuras. Si 10 que se bus­ca es un juego con varios jugadores, la escala 1: 100 abarrotara una mesa de dos metros de anchura y la hara inc6moda para los jugadores. Representa­do a escala 1 :50, el tfpico bata1l6n de infanterfa constarfa de entre lOy 16 figuras , dependiendo de cada pafs.

EI diseno y el terreno pueden desarrollarse a par­tir de la informaci6n contenida en este y en otros libros al respecto, incluyendo mi propio m6dulo de juego para la campana, publicado por Wargames Research Group; en el se incluye material detalla­do, mapas cuadriculados, diarios de batalla, estados de moral y graduaci6n de oficiales.

Debera prestarse especial atenci6n a las propie­dades defensivas de Hougoumont y de las granjas circundantes, todas las cuales eran huesos duros de roer. La hora de llegada de las distintas unidades tambien es importante. Waterloo y Quatre Bras fueron dos batallas que se decidieron por la lIega­da puntual de tropas de refuerzo. En Ligny, la in­capacidad para coordinar la llegada de d'Erion im­pidi6 una decisiva victoria de apole6n. Estas cir­cunstancias pueden ser facilmente entresacadas del texto; el desaffo consiste en relacionarlas adecuada­mente con las reglas que utilicemos, de tal modo que, por ejemplo, los prusianos no lleguen a mitad del ataque frances inicial ni tam poco cuando el res­to de los combatientes ya se hayan marchado a casa.

Asimismo, al seleccionar las reglas, recordemos que puede concebirse un nivel mas elevado de jue­go a partir del nivel brigadfstico/divisonal en el que se basan la mayorfa de las reglas, y tambien que el control del mando y la competencia 'de los diferen­tes oficiales influyeron en esta campana tanto como ·Ios propios ejercitos. Para este nivel de juego pue­den considerarse opciones tales como CDIPS d'A nnee II, de Wargames Research Group, Las balallas de Napoleon, de Avalon Hill e Imperio, de Empire Ga-

. meso EI primero de todos ellos destaca ademas por poseer un precio mas competitivo.

AI equilibrar las fuerzas, recordemos que el ejer­cito frances es el mas cohesivo, pues se halla com­puesto en gran parte por voluntarios de esa naci6n.

Los franceses posefan una artillerfa de excelente ca­lidad, y en gran numero, incluyendo los sofistica­dos canones de 12 libras de la Guardia. La caballe­rfa estara mas 0 menos equilibrada, con algunas unidades de guardias de calidad superior, especial­mente los cazadores y los lanceros. La calidad de las monturas disponibles para muchos jinetes pesados constituirfa su principal limitaci6n, y no podrfa compararse, por ejemplo, con la de la caballerfa pe­sada britanica, que de este modo tendrfa cierta ven­taja en combates cuerpo a cuerpo. En efecto, los unicos exitos obtenidos incluso por los coraceros contra la caballerfa pesada britanica parecen haber tenido lugar en aquellos momentos en los que los ultimos se encontraban diseminados 0 «quebrados» despues de una carga, y hubo incluso unidades pe­quenas de dragones britanicos que contraatacaron con exito frente a cuerpos mas grandes de caballe­rfa pesada de los franceses durante las cargas en masa de estos ultimos.

Igualmente, muchas de las unidades de infante­rfa de los britanicos y de la LRA habrfan de consi­derarse de veteran fa media, e incluso algunos sec­tores de la infanterfa tendrfan normalmente venta­ja sobre la mayor parte de las filas francesas en 10 que se refiere a potencia de fuego y tambien en combate cuerpo a cuerpo, incluso tratandose de tropas dotadas de un nivel de moral similar. No obstante, no constituirian sino una minorfa de las fuerzas al mando de Wellington, ya que la mayor parte de los aliados habian sido reclutados por la fuerza e, incluso en el caso de los hanoverianos, su calidad seria cuando mucho moderada. En comba­tes igualados en campo abierto, los franceses ven­cerfan a Wellington en la mayorfa de las ocasiones, pues su mejor artillerfa neutralizaria el poder de fuego de los britanicos cuando la caballeria france­sa obligara a sus filas a cerrarse en cuadros. We­llington , por supuesto, no permiti6 a Napole6n el lujo de una lucha igualada en campo abierto.

Los prusianos dispondran de un s6lido nucleo de infanteria fiable, y el resto tendra calidad de Land­wehr. Estas ultimas tropas eran capaces de un enor­me herofsmo bajo el mando de BlUcher, pero tam­bien podfan mostrarse sumamente quebradizas. La caballerfa era entusiasta, pero no se hallaba a la al­tura de la francesa en terminos de caballerfa pesa­da. A la hora de la persecuci6n, eran tan buenos como el que mas. Aproximadamente un tercio de la artilleria estaria compuesto por reclutas forzosos: soldados lentos, propensos a abandonar una mar­cha y capaces tan s610 de un comportamiento mo­desto en el campo de batalla.

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