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FRANCMASONERÍA PENSAMIENTO, HISTORIA Y ESTÉTICA

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FRANCMASONERÍA PENSAMIENTO, HISTORIA Y ESTÉTICA

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Ilia Galán

FRANCMASONERÍA PENSAMIENTO, HISTORIA Y ESTÉTICA

SERIE ROJA [AUTORES CONTEMPORÁNEOS]

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FRANCMASONERÍA. Pensamiento, historia y estética Ilia Galán editorial masonica.es® SERIE ROJA (Autores contemporáneos) www.masonica.es

© 2016 Ilia Galán © 2016 EntreAcacias, S.L. (de la edición)

EntreAcacias, S.L. Apdo. de Correos 32 33010 Oviedo - Asturias (España) Teléfono/fax: (34) 985 79 28 92 [email protected]

1ª edición: febrero, 2016

ISBN (edición impresa): 978-84-945046-6-2 ISBN (edición digital): 978-84-945046-7-9 Depósito Legal: AS 00340-2016 Ilustración de cubierta: Lectura de la tragedia de Voltaire L'Orphelin de la Chine, en el salón de Me Geoffrin en 1755. Anicet Charles Gabriel Lemonnier, 1812, Château de Malmaison.

Impreso en España Impreso por Ulzama Reservados todos los derechos. Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pú-blica y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titu-lares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. del Código Penal).

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 11

I. MASONERÍA E ILUSTRACIÓN EN ESPAÑA 21

II. ¿RENOVACIÓN DE LA MASONERÍA? DE LA ILUSTRACIÓN A LA POSTMODERNIDAD 31

III. ESTÉTICA Y PENSAMIENTO MASÓNICO ANTE LA POSTMODERNIDAD 45

IV. FILOSOFÍAS DE LA MASONERÍA CLÁSICA 83

V. PLANCHAS O BALAUSTRES 105

De las disputas entre hermanos 105 El maestro secreto 110 Carta sobre la estética masónica 113

VI. POETAS Y MASONES 119 La poesía del hermano Lessing sobre el hermano Voltaire 119 Epitafio sobre Voltaire 133 Mirada masónica del duque de Rivas 134 Poesía de Oscar Wilde, el masón dandy 142 Soneto a la libertad 148

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El anticlerical Carducci y su poema a la iglesia de polenta 149 El poema 153 La iglesia de polenta 154 La chiesa di polenta 160 Dos poemas masónicos: Goethe y Marcelo Ramadori 165 Canto intermedio 166

VII. EL MOVIMIENTO DE ARTE TRANSGÓTICO 171

EPÍLOGO CON FRANCO VENANTI, PROFETA Y CABALLERO DE LA DIOSA BELLEZA FRENTE A LA INMUNDICIA 183

La plenitud de Venanti 184 Visión simbólica de Franco Venanti ante nuestro tiempo y sus futuros 189 Venanti o don Quijote contra la inmundicia 202 Venanti, profeta o mistagogo 205

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INTRODUCCIÓN1

Mucho se ha escrito y se seguirá escribiendo sobre francmasonería, tal vez demasiado, pero cualquier es-tudioso que busque el rigor descubrirá también cómo buena parte de lo publicado no es serio, a veces orien-tado y con una mirada sesgada sobre los asuntos, otras, con fabulaciones que se toman por verdades, cuando ya no directamente por mentiras que luego son citadas como si de verdades se tratase; y todo ello tanto desde los que escriben en contra de la masonería como inclu-so de algunos que la defienden, sin dejar de lado a los más o menos neutrales y fantasiosos urdidores de hi-pótesis, quimeras que luego utilizan para interpretar la sociedad, el mundo, la política y hasta la religión mis-ma.

1 Como introducción me sirvo de parte de lo publicado en la re-vista que dirigí, en su primer número, a modo de introducción, adaptando algunas partes, cortando otras que no vienen al caso. Conde de Aranda (Estudios a la luz de la francmasonería), Ma-drid, MCF Textos, febrero, 2006, Introducción, págs. 13-20.

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Para ayudar a la orientación en esa ardua busca de la verdad, en medio de ese caos de páginas e imágenes, muchas veces más de opiniones que de razones o cien-cia, se han buscado diversas soluciones. Una de ellas es la investigación académica, que hoy reposa normal-mente en diversas universidades, donde se han desa-rrollado trabajos muy eruditos y normalmente bien documentados que permiten aclarar no pocas cuestio-nes, fruto de tesis doctorales, congresos y publicacio-nes varias. En el caso de España, resulta llamativo que hayan sido institutos creados por jesuitas los más fe-cundos, tal es el caso de los desarrollados en torno a José Antonio Ferrer Benimeli, o en torno Pedro Álvarez o Enrique Urueña, entre otros. Sin embargo, tales estu-dios, en ocasiones, adolecen de un exceso apego a do-cumentos, como si se exigiesen certificados de hechos históricos. Pero la historia no siempre está certificada y, además, muchos documentos que certifican algo son falsos o dicen verdades a medias. Si nos fundáramos sólo en documentos escritos no existiría el mundo y no pocas realidades políticas, religiosas y sociales serían incomprensibles. Y es que la francmasonería prescinde a menudo de documentos y, por el contrario, se nutre fundamentalmente de la tradición que se revela sólo a los iniciados, y no sólo sus secretos, sino también su historia interna. Claro es que se producen filtraciones, que no todo silencio jurado es luego guardado y que a menudo se acaba redactando lo susurrado; pero tam-bién es evidente que muchos secretos, muchas causas acaban ocultas bien por el silencio o bien por el caos de papeles que se extiende en torno a ellas sin explicarlas,

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extendiendo un mar de opiniones que tapan con su verborrea la misma verdad. La tradición masónica ha sido fundamentalmente oral, más que escrita.

Por ello se han creado en todo el mundo diversos ins-titutos de estudios sobre francmasonería, normalmente amparados por obediencias masónicas, «regulares»2 o no, y en ocasiones unen en la investigación a diversos intelectuales y estudiosos de distintas obediencias, co-mo el Institut maçonnique de France en el país galo, o, de la Gran Logia Unida de Inglaterra, la logia de inves-tigación Quatuor Coronati, en Londres3, o las homó-nimas en Italia y Alemania, por ejemplo. De este modo, el saber erudito se complementa con el otro saber que

2 Por «regulares» se entienden las obediencias reconocidas por la Gran Logia Unida de Inglaterra, unidas por lazos internacio-nales de mutuo reconocimiento y cooperación. Es una masone-ría más clásica frente a otras obediencias que se denominan ma-sonería liberal o podríamos llamar: renovada. 3 «C´est d´Angleterre que jaillit l´impulsion qui devait donner naissance à la désormais classique École authentique de l´histoire maçonnique. Constituée dans un milieu d´érudits ma-çonniques autour de la plus ancienne loge de recherches du monde, Quatuor Coronati 2076, à Londres, elle inspira l´oeuvre d´un de ses membres les plus éminents, l´imposante History of Freemasonry de Robert F. Gould (1836-1915), dont la première édition, parue en 1885-1887, connut de nombreux tirages et fut suivie de deux autres éditiones jusqu´en 1951, rencontrant tou-jours un légitime succès. Dans le même esprit, les travaux an-nuels de cette loge à présent plus que centenaire, Ars Quatuor Coronatorum, constituent aujourd´hui un thésaurus de l´érudition historique dans le domaine maçonnique, où les cher-cheurs ne se lassent pas de puiser.» Roger Dachez, Histoire de la Franc-maçonnerie Française, Paris, Presses Universitaires de France, 2003, págs. 7-8.

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pueden mostrar aquellos que son estudiados, los que a la vez son sujeto y objeto de tales libros o artículos. Se une así el saber profano con el saber iniciático.

El enfoque de estos escritos, los que el lector puede ahora leer en este volumen, estará inducido sobre todo por la oportunidad del asunto que se trate y el rigor académico con que se trate; la relevancia de sus conte-nidos es lo que más nos interesa y, por tanto, su actua-lidad. Muchos han trabajado sobre el siglo XVIII y XIX, pero vivimos ya en el tercer milenio y tal vez sea el en-foque de la masonería hacia la actualidad, las reflexio-nes ante lo que hoy pasa, lo que más hace falta para orientarse algo en un mar de acusaciones desmedidas y fábulas que poco tienen que ver con la realidad. Esto no excluye que puedan tratarse cuestiones del pasado o se editen artículos sobre la historia e historiográficos, pues todo pasa a ser historia, aunque resulta natural tomar primero la que más puede alumbrar nuestros caminos en el presente.

Por tanto, esta publicación puede ser especialmente interesante no sólo para la comunidad científica y aca-démica propia del ámbito universitario (en especial los estudios de Humanidades: filosofía, política, sociolo-gía, antropología, psicología, historia, historia del arte, literatura, etc.) sino también para investigadores que trabajan en otros ámbitos, institucionales o no, para eruditos y para estudiosos que trabajan de modo inde-pendiente, así como para todo aquel que quiera apren-der sobre una base firme acerca de la masonería hoy, especialmente en España, a partir de la mirada de

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quien la ha practicado y trabajado abundantemente en sus talleres.

Esto se debe también a que se da un especial desco-nocimiento en España respecto a todo lo relacionado con la francmasonería. Grandes masones han tenido decisiva influencia en los acontecimientos políticos, so-ciales y culturales de nuestro país pero muchas veces no se dice que fueron tales cuando se escribe la historia sobre ellos, se oculta la repercusión que la Orden tuvo en ellos y en sus actos. Así, por ejemplo, pocos saben que las libertades públicas que gozamos se debieron en buena parte a la lucha de muchos masones para conse-guirlas, lo mismo que la extensión del derecho de voto a la mujer (en torno a Clara Campoamor, etc.), la aboli-ción de la esclavitud, la supresión de la pena de muerte (véanse las discusiones al respecto del Gran Oriente, la relación entre Isidoro Antillón, Manuel Ruiz Zorrilla o Manuel Becerra, en unos tiempos en los que la mitad de los diputados eran masones); lo mismo que la liber-tad de culto, la reforma educativa y tantas otras cosas. Pocos saben que un masón como Fernando de los Ríos, edificó bajo su ministerio unas dos mil escuelas mo-numentales para sacar de la ignorancia a los pueblos de España, más que Alfonso XIII en todo su reinado, construcciones hoy memorables por su buen gusto y su artística fábrica, y se olvida su acción para favorecer la proclamación de la ley del divorcio y sus esfuerzos pa-ra que el Partido Socialista Obrero Español no acabara siendo un partido comunista, precisamente por su sen-tido liberal. Para conseguir un estado social que todos disfrutamos hoy, muchos masones fueron por ello per-

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seguidos, encarcelados y ejecutados. La historia oficial de nuestro país, especialmente opaca desde los tiem-pos de la dictadura de Franco, ha producido una labor de desmemoria, de extirpación de contenidos que eran molestos para quien no toleraba las libertades. Sin em-bargo, vivimos hoy de aquellas consecuencias que ata-ñen a veces incluso a cosas nimias, como por ejemplo, la gran profusión de nombres de masones en el calleje-ro de Barcelona, debido a quien lo mandó hacer enton-ces, el poeta y ministro Víctor Balaguer.

Tal es así ese afán por quitar todo rastro de masone-ría de los grandes acontecimientos de la humanidad que hoy se valoran de un modo positivo, que hasta de la Revolución Francesa, hoy mítica4, quieren quitar importancia a la influencia que en ello tuvo el pensa-miento francmasónico, aunque el Gran Oriente Francés cerrara las logias al triunfar la revolución; con treinta mil miembros en toda Francia, fundamentalmente aris-tócratas, burgueses, clérigos de la corte y filósofos que en sus banquetes rituales proclamaban los principios de libertad, igualdad, fraternidad y tolerancia5, y a pe-sar de que el rey Felipe «Egalité» será Gran Maestro. Lo cual no implica que hubiera una sola dirección,

4 La importancia de la masonería en esta revolución fue descrita desde el punto de vista realista por Gustave Bord y por Gaston Martin desde el republicano y desde la masonería misma, lle-gando a las mismas conclusiones. La adopción del famoso lema de la Revolución como lema en la Francmasonería fue posterior, pero sí que parecía connatural a sus usos y costumbres desde mucho antes. 5 Roger Dachez, Op. Cit., págs. 75-78.

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pues los había defensores de sus privilegios estamenta-les y tanto jacobinos como realistas.

No se trata sólo de hacer listas del pasado o de des-velar grandes nombres del presente. Reyes, presidentes de países varios y grandes nombres en las ciencias, las artes y las letras ocultan a veces con su ruido a los ma-sones ocultos que labran su piedra simbólica en silen-cio, con lenta y firme labor, a través de la historia, con influencia continua en la sociedad donde viven. Pero en el caso español llama la atención el desconocimiento que hay al respecto; por ello no viene mal hacer un re-paso entre los que están declarados por documentos y aquéllos tenidos por masones con o sin papeles que lo aseveren pero sí con el testimonio de otra historia que así lo refrenda. Así pues contamos en la ocultada histo-ria de la masonería española a presidentes de gobierno, ministros o políticos varios y hasta algún rey como Amadeo I; Álvaro de Albornoz, Juan Álvarez de Men-dizábal, Agustín de Arguelles*6, Manuel Azaña, Ma-

6 Los personajes que llevan asterisco no son de afiliación masó-nica probada científicamente, aunque han sido considerados como masones. Agradezco en este caso las observaciones que me hacía al respecto Pedro Álvarez, con un listado por él revi-sado, en un correo electrónico del 20 de febrero de 2016, donde adjuntaba las siguientes observaciones: «Si los escribidores son honestos, cuando hablan de historia siempre deben advertir cuándo se basan en datos ciertos y probados, cuándo lo que aventuran no está claro y, si además son libres y carecen de complejos, cuándo es erróneo lo que se viene aceptando acrítica e interesadamente. Esta falta de honradez intelectual se percibe con demasiada frecuencia en los libros sobre masonería, espe-cialmente cuando se diseñan panteones de «hermanos ilustres». (...) Los testimonios sobre la afiliación masónica de estos perso-

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nuel Becerra, Fermín Caballero*, José Canga Argüe-lles*, Francisco Cea Bermúdez*, Luis Companys, Mar-celino Domingo, Ramón Franco Bahamonde, Fermín Galán, José Gallardo*, José Giral, Luis Jiménez de Asua, Francisco Largo Caballero*, Alejandro Lerroux, Alberto Lista, Francisco Martínez de la Rosa*, Francis-co Milans del Boch, Juan Prim*, Fernando de los Ríos, Práxedes Mateo Sagasta; a generales y militares em-blemáticos como Francisco Javier Castaños*, Luis Daoiz*, el Empecinado, Francisco Espoz y Mina*, Ra-fael del Riego*, Evaristo San Miguel*, José María Torri-jos* o Pedro Velarde*; a músicos como Tomás Bretón, escultores como Mariano Benlliure, escritores como Jo-sé Echegaray, José de Espronceda, Ramón Gómez de la Serna, Tomás de Iriarte, Mariano José de Larra, Juan Menéndez Valdés*, Gaspar Núñez de Arce*, Manuel José Quintana*, el Duque de Rivas (Ángel de Saave-dra), Félix María de Samaniego*, Ventura de la Vega*, Vicente Blasco Ibáñez o Antonio Machado; educado-res, actores, científicos o inventores como Francisco Fe-rrer Guardia, Isaac Peral*, Santiago Ramón y Cajal, Ju-lián Romea* y tantos otros entre los que se dan desde

najes proceden, normalmente, de publicaciones del último cuar-to del siglo XIX redactadas con fines claramente apologéticos y escritas con pocos escrúpulos científicos. Sin embargo, casi nun-ca, por no decir nunca, se hace alusión a hermanos de la talla in-telectual de José Letamendi Manjarrés, Segismundo Moret Prendergast, Luis Simarrro, Antonio Machado Núñez, Odón de Buen, Hermenegildo Giner de los Río, Eleuterio Maissonave Cu-tuyar, Eduardo Vicenti Reguera, Mariano José Barnés, Ricardo Macías Picavea, Laureano y Salvador Calderón Arana, Rafael Rodríguez Méndez, Antonio Martínez Vargas, etc., etc., etc.»

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premios Nobel a humildes trabajadores. Y ello sin con-tar a los grandes masones iberoamericanos: Bolívar, Sanmartín, etc.7

Entre la lista citada, falta el nombre que encabezó la revista que me tocó dirigir durante varios años dirigida en el seno de la Gran Logia de España, el Conde de Aranda, y responde a un personaje también emblemá-tico, por sus acciones de mejora social en el orden polí-tico y económico y por sus ideas liberales, así como por su ejemplaridad. Pedro Pablo Abarca de Aranda (1719-1798), el famoso Conde de Aranda, militar herido en combate, político filósofo, amigo de otro masón, Vol-taire, y de D´Alambert, fue más rey que el rey mismo, según palabras de otro famoso masón, el aventurero italiano, Casanova. Este Conde de Aranda es conocido como el fundador del Grande Oriente Nacional de Es-paña, en 1780, y como primer Gran Maestre de la Francmasonería española. Aunque esto pretende ne-garlo algún erudito y estudioso de la Francmasonería española, como Ferrer Benimeli, basándose, entre otras cosas, en la ausencia de documentos (sin embargo, los inmigrantes no dejan de ser personas aunque estén in-documentados, y los hechos acaecen por mucho que no se reseñen). De ser así, quedaría sin explicarse por qué la primera logia se reúne en el palacio de su cuñado y la especial protección del famoso intelectual y refor-mista Pablo Antonio de Olavide, también considerado

7 La pertenencia a la masonería de Antonio Gaudí es controver-tida, aunque en su juventud estuviera ligado a algunos círculos masónicos.

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como masón. En cualquier caso, la masonería española lo tiene por padre junto al Duque de Wharton, lo mis-mo que en Francia hay una tradición que da la prima-cía al Conde de Derwentwater, Charles Radcliffe, en 1731, junto al mismo Duque de Wharton, con el título de Gran Maestre en 1735. Pero, aun suponiendo que no fuese lo que dicen los masones, que lo fue, siempre ca-bría considerarlo como un masón sin mandil, utilizan-do su figura de un modo simbólico. Así lo hacemos aquí, en cualquier caso.

No son pocos los libros escritos por famosos masones acerca de la realidad de la francmasonería que ellos mismos viven, como los de Lessing, Fichte o Joseph de Maistre, entre otros. Aquí se añade éste para una bi-blioteca que ha de complementarse, como todo saber, con la personal experiencia de cada uno en ese caminar entre los símbolos del universo masónico.