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Niebla Pensamientos para tiempos oscuros. 1. Decadencia moral. La distorsión de los principios de la moral es nuestra segunda naturaleza. Y la incapacidad para advertirlo, la tercera. Y la moral: un conjunto de recetas en manos de uno que no es cocinero. La moral: esa atroz invención de Zaratustra. 2. Sentido de la vida. Si la vida tiene un sentido, sólo Dios lo sabe (y seguro también el melancólico comediante). Quizá por ello, sólo el budista mantiene la calma en las tempestades. Los más conservadores se arrojan al ojo del huracán, como siempre. Todas las religiones tienen sus inquisidores, es decir, sus almas desesperadas. 3. La desaparición de las certezas. El hombre puede llegar a tener certezas cartesianas, ideas claras y distintas sobre lo que estuvo bien y lo que estuvo mal de su comportamiento o su reflexión esta o aquella vez. La mujer las destruye, una por una, como se despluma una gallina. Hasta el filósofo es un idiota frente a la sofística femenina, digna de un Protágoras. Por eso Sócrates no aplicaba la mayéutica con Jantipa. 4. Dos vidas. Sólo se vive dos veces: cuando es demasiado pronto y cuando es demasiado tarde. Lo demás es supervivencia. 5. Una mala conciencia. Comparado con el canónigo, el buen diablo es un alma piadosa. 6. Amores mortales. Amamos adictivamente: las cosas pues, como las personas, tienen cierta dosis de cocaína o no sé qué extraña droga. ¿Ves por qué no puedo dejarte? 7. Inutilidad del arrepentimiento. “Lo único de que me arrepiento es de no haber sido otra persona”, dice Woody Allen. Lo único de que me arrepiento es de empeñarme en ser yo mismo, 1

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Niebla

Pensamientos para tiempos oscuros.1. Decadencia moral. La distorsin de los principios de la moral es nuestra segunda naturaleza. Y la incapacidad para advertirlo, la tercera. Y la moral: un conjunto de recetas en manos de uno que no es cocinero. La moral: esa atroz invencin de Zaratustra.2. Sentido de la vida. Si la vida tiene un sentido, slo Dios lo sabe (y seguro tambin el melanclico comediante). Quiz por ello, slo el budista mantiene la calma en las tempestades. Los ms conservadores se arrojan al ojo del huracn, como siempre. Todas las religiones tienen sus inquisidores, es decir, sus almas desesperadas.3. La desaparicin de las certezas. El hombre puede llegar a tener certezas cartesianas, ideas claras y distintas sobre lo que estuvo bien y lo que estuvo mal de su comportamiento o su reflexin esta o aquella vez. La mujer las destruye, una por una, como se despluma una gallina. Hasta el filsofo es un idiota frente a la sofstica femenina, digna de un Protgoras. Por eso Scrates no aplicaba la mayutica con Jantipa.4. Dos vidas. Slo se vive dos veces: cuando es demasiado pronto y cuando es demasiado tarde. Lo dems es supervivencia.5. Una mala conciencia. Comparado con el cannigo, el buen diablo es un alma piadosa.

6. Amores mortales. Amamos adictivamente: las cosas pues, como las personas, tienen cierta dosis de cocana o no s qu extraa droga. Ves por qu no puedo dejarte?7. Inutilidad del arrepentimiento. Lo nico de que me arrepiento es de no haber sido otra persona, dice Woody Allen. Lo nico de que me arrepiento es de empearme en ser yo mismo, me digo todos los das al levantarme Como si se pudiera hacer tal cosa sin morir en el intento.8. Modos de existencia. Hay quienes se esfuerzan para vivir. Otros arrastran la existencia y otros, por ltimo, llevan la vida a cuestas. Cada cual es Ssifo a su manera. En esto, la vida es muy generosa. Ms an: es un destino.

9. Perversin. No tengo motivos para desearte el mal. Y sin embargo lo hago: Ves que la condicin humana es perversa?

10. El peligro de un deseo cumplido. Ten cuidado con lo que deseas: cuando lo alcances te ser indiferente y llorars el sacrificio de cientos de cosas valiosas que lo hicieron posible. Llorars la futilidad de tu sueo.11. Encanto fugaz. Dos o tres veces al da, la vida me parece insoportable. Pero una vez a la semana es encantadora.

12. Omnipresencia de la duda. Un aluvin de dudas es lo que el filsofo obtiene al buscar respuestas. La vida filosfica nos convierte en esclavos de la duda. A veces, incluso, de la desesperanza esttica.13. Plenitud. Nada hay tan pleno como la fuga artstica de este mundo, excepto, quiz, la tranquilidad de la muerte.14. Sobre la honestidad. Dime cuntos amigos tienes y te dir cun honesto eres en lo que dices Los hombres honestos tienen pocos amigos.15. La arbitrariedad de la vida. Dos por dos es igual a cuatro, le digo yo a la vida. No me arrebates esta certeza! Pero la vida siempre hace lo que quiere.16. La muerte. Si el sueo es lo ms semejante que hay a la muerte, la muerte es lo ms semejante que hay a la alegra.

17. El placebo de la esperanza. La esperanza es la sazn encantadora de los alimentos amargos: oculta lo desagradable, aunque no lo destruye.

18. Inconstancia de nimo. Si hoy te digo que s, no ves que soy voluble como t? No adviertes que en nada somos tan constantes como en la inconstacia de nimo?19. La mala fe. Los hombres mancos, cuando viven en fraternidades, no reconocen al semejante si camina en dos piernas.20. La rueda de la existencia. Dos veces se calla: una por vergenza, otra por traicin. Esa es la rueda de la existencia.

21. La desilusin. Cuntas veces te has desilusionado? Lo que queda luego de la desilusin no es precisamente la realidad, pero es algo muy parecido. Por eso los soadores se dejan embaucar fcilmente por la desilusin.

22. La injusticia de la justicia. La justicia es lo que queda cuando uno ha arrancado de s hasta la ltima fibra de piedad. Es algo espantoso: lo s.

23. El miedo y la perversidad. Donde habita el miedo, habita el hombre: ese forjador de animales perversos.

24. El reino de la indiferencia. Quiz no lo sepas pero te lo digo y no lo voy a repetir: a veces, te he llegado a amar. Pero lo normal en m es la indiferencia y el horror del agotamiento.

25. La felicidad es un estorbo. La felicidad es un concepto tan ajeno a la realidad, que nos hace la vida desagradable.26. La infelicidad. La infelicidad es nuestro estado ordinario. Lo extrao es que no produzca hartura, slo desconsuelo.

27. La repeticin. Cuntas veces he hecho lo mismo? Miles, si se toma en cuenta que la mayor parte de lo que hacemos son slo variaciones sobre un mismo tema.

28. Dios no ama la esperanza. La religin es algo maravilloso, mientras uno no padezca en vida la tortura de los condenados, a menos claro, que se quiera vivir con esperanza (pero esto no es cosa que a Dios le importe demasiado).

29. Hroes de mantequilla. Hoy no tengo ganas de ser un hroe en mi mundillo de tablaroca quizs maana.30. Vicio y virtud. Ni el vicio me seduce ni adoro la virtud deca Len Felipe-. Esto es lo ms parecido al cielo, respondi Digenes el estoico.

31. Problemas. Y entonces qu? Entonces nada. No ves que slo son problemas los que pueden resolverse (Wittgenstein)?

32. Certezas. Slo he conocido tres tipos de hombres con certezas inquebrantables: los tontos, los necios y los cobardes.33. La imposible felicidad. Slo tengo un motivo para no ser feliz: estoy forzado a pensar y sentir.

34. Secreta vanidad. Hay muchas cosas que se pierden y hasta se pueden dejar ir. Pero sin duda, an ultrajados o sumidos en beatfica contemplacin conservamos un oscuro amor a nosotros mismos, una cierta vanidad de almas bellas.

35. Soledad. La vida ofrece muchos contrastes, como pobreza y riqueza, fortuna e infortunio, enfermedad y salud Pero la soledad no tiene un par digno de s mismo. La compaa es un accidente y la soledad es esencial. Nacemos y morimos con ella, la muy desdichada.36. Tumor. La historia del mundo o de una civilizacin no se parece, como quera Agustn, al crecimiento de un ser vivo. Es ms semejante a un tumor, a sus clulas apelmazadas, a us crecimiento desmesurado

37. La mejor virtud. Tengo para m que la principal virtud de un hombre es su sentido de la realidad. La mayor parte de los seres humanos viven en la ilusin. Lo he aprendido de Platn.38. Lo crudo. A veces hay algo ms crudo que la ilusin desenmascarada: la realidad.

39. Semper dualitas. Donde v fortuna tambin v despilfarro. Donde v salud tambin enfermedad. Donde vi hombres unidos tambin vi discorida.

40. Guerra santa. La guerra santa de los integristas musulmanes nos escandaliza porque es el vivo retrato de la barbarie. Sin embargo, nosotros dimos el primer paso en el siglo XI cuando Urbano II convoc a una guerra santa para compensar el avance de los turcos y los normandos, arrebatando sus tierras a musulmanes pacficos41. Jess y el Vaticano. Dime que no es verdad lo que veo! As dira san Pedro a Santiago si pusiera un pie en el Vaticano. Creera que es una pesadilla y mirara a aquellos panzotas vestidos de rojo ppura como un pescador de Galilea vea a un escriba de Jerusaln. Qu hara Jess? Predicara? No creo que le interesara una cueva de ladrones. Quiz preferira Roma. La Gran Prostituta, en comparacin, mostrara un rostro amable que fue desconocido en su tiempo por los apstoles.42. Felona. Dos y dos son tres, le dijo un monseor a un cliente en el Banco Ambrosiano.

43. Gente honrada. Amo el silencio de los sepulcros. Slo en los cementerios encuentras gente honrada hoy en da.

44. Fausto. Quisiera vivir 200 aos para conocer, como Fausto, todas las ciencias y poder, al final, desengaarme enteramente de ellas. Pero no vendera mi alma al diablo, tambin la juventud es algo transitorio y termina con el canto del gallo. Oh Fausto, no hay redencin para tu juventud perdida!45. Llegar a ser uno mismo? No hay modo de llegar a ser enteramente uno mismo. Esto fue lo que se le escap al gran Scrates. Los laberintos del alma son, en parte, inescrutables. Prueba de ello es que Scrates se caso con la mujer equivocada le faltaba autoconocimiento, pobre desdichado! Al menos esto lo hizo pensante, filsofo. Quiz la filosofa es lo que nace de un gran error irreparable.46. La eternidad de un da. A veces siento que el da es eterno: eso ocurre cuand el sentido calla. No importa si brilla el sol de medioda. El sentido calla incluso en medio del paraso: tal es la enseanza de Adn y Eva.

47. Hartura imperecedera. Si tuviera la riqueza de un Slim podra sentir la hartura de un Slim. Todo cansa, todo agobia, todo constituye un peso para la existencia.48. In Memoriam. Lo nico que le envidio a Michael Jackson, cuya vida fue tan trgica, es el poder que tena unos pocos minutos al da para olvidarse de s mismo: quiz durante sus tres horas de sueo profundo.49. El vulgo. No hay vida ms agradable que la del vulgo. La evolucin no produjo deliberadamente un Einstein, un Stravinsky (estos fenmenos son harto improbables e insignificantes desde el punto de vista de la seleccin natural). El destino al que apuntaban todas las fuerzas naturales desde antiguo, desde el precmbrico y an antes, es Homero Simpson, o Moe. El hombre vulgar es un modelo ejemplar de adaptacin, como las cucarachas.

50. Deseo de morir. Santa teresa ansiaba morir para contemplar al creador. Yo a veces anso morir por mero afn de reposo, tranquilidad, cese del vrtigo. Es el gradioso retorno a lo inorgnico.

51. Un cura standard. Tuve un mal sueo: me vi bromenado con un cura cuyo sibaritismo y pretensin intelectual desprecio. 52. La vida es sueo. Ahora no. Mejor maana. Es mi lema cuando tengo que encarar que la vida es sueo.

53. Auschwitz. A veces, imagino un uso adecuado de los campos de concentracin: todos nuestros Salinas, Slims, Busch, Wolfowitz, Gordillos, enjaulados en Polonia Y un cerillo, amable, enciende la estufa deteriorada por los aos trayendo consigo, por vez primera, una muerte justa y sincera. Arbeit macht Ihr frei Oder? De nuevo brota un extrao humo gris, pero esta vez suenan campanas de buen augurio en toda Polonia. Soy un masoquista incorrregiblemente piadoso.54. Naufragio. Cuando hay que partir hay que partir. Me lo digo todos los das a m mismo para no naufragar en el pasado.

55. El espritu de Averroes. Me imagino como el hombre del experimento mental de Averroes: estoy en el vaco y no puedo siquiera percibir mi cuerpo pues soy un espritu puro. Puedo formar representaciones? Averroes observa que no, dado que carezco de imgenes. Pero puedo sentir angustia, vrtigo y, an sin que vea materia ni siquiera tengo el espejo de mi cuerpo-, experimento el paso de un tiempo interno y vertiginoso. Sera preciso inventar a Dios en ese momento para no caer en depresin profunda. Sobre todo porque los espritus puros no se pueden suicidar, ni siquiera son capaces de dormir para anestesiar el dolor de ser.

56. Sentir la realidad. Algunas veces siento que la realidad me produce escozor. Son esos momentos en que uno enfrenta lo inevitable: lo que menos importa es que la realidad se perciba. Lo que cuenta, lo decisivo, es que se siente. La realidad habla ms a nuestra interioridad que a nuestros sentidos: este es el secreto ms oscuro del mundo.

57. Menos instintivos. Si vivimos como el topo cavando tneles y teniendo descendencia sin saber por qu, al menos la nueva Europa ya es menos instintiva. Conoce confusamente el peso de la existencia (aunque sea a costa de menguar su poblacin y juventud). Lo triste es que ya no va a ser necesario ir a Asia para conocer un continente de asiticos. Se consuma, al fin la conquista musulmn. Lo bueno: los europeos ya no sern ocupacionistas. Inslito destino.58. El diablo. Eva, en cierto pasaje de la cbala, podra haber objetado a Dios: Quin me puso para empezar en este mundo, con esta condicin humana, con estas propensiones ingratas que me colocan, siempre, en un contexto de culpa? El creador, en ltima instancia se habra de confesar, como en Isaas, autor del mal. Y entonces por qu todo el drama de la salvacin, toda su pavorosa secuencia? Era necesario vivir en tentacin, aqu, donde, de por s la vida es lucha y amargura? Acaso el diablo no est ya fatigado de representar el mismo papel siglo tras siglo? O se compensa con las vacaciones que tuvo antes de que Dios creara al hombre? No creo que tentara a los saurios ni a los anfibios. Yo ms bien me apiadara del diablo que, como actor de reparto, est encajonado hace mucho tiempo en el clish del tipo implacable y duro. Yo lo encuentro ms creble como un hombre de la cosa nostra: con sus contrastes, gentil cono sus ncubos y scubos, y cansado del repertorio de siempre. Es ms, no creo en los teologmenos que declaran imposible su conversin. Como si la capacidad de optar que tuvo antes del pecado, no se conservara despus de su comisin! O existe en el diablo una naturaleza intermitente? Como si esa capacidad no lo ubicara en el en (algo intermedio entre el tiempo y la eternidad y por tanto capaz de cambiar y sometido a la variacin y a un proceso de deliberacin)! Como si su inteligencia no le bastara para eventualmente rectificar un gran error. O slo es un narcisista-masoquista manipulador que sabe que el mal ha de prevalecer y por eso no ceja en su obcecacin? Su decisin para toda la eternidad es digna de los aclitos del padre Ripalda, cuya principal caracterstica es su incapacidad para pensar. O se tiene libertad o no se tiene! Y no siendo Dios, o se delibera siempre que se desea o no se delibera! Los mitemas abundan slo porque no nos hemos atrevido a reconocer en el diablo la alta destructividad que forma un sedimento profundo de nuestro propio ser! El pobre carga desde hace siglos con el decreto terrible de ser nuestro propio espejo. Y adems lo concebimos como ms all de la piedad de Dios, fuera del alcance de su poder redentor. Dios crea a un ser al que no va a poder perdonar? Los judos hablaban en metforas, un lenguaje para el que la modernidad no tiene odos. Esta desgracia tiene consecuencias irreparables para todas las generaciones anteriores al ltimo hombre porque a ste, sencillamente, todo le da lo mismo, excepto la posibilidad de ser perverso y entonces reivindica al diablo ad maiorem hominis gloriam!59. La disculpa de Dios. La nica disculpa para Dios es que no existe dijo Stendhal. Y de acuerdo a Mackie: si la existencia del mundo remite a lo mstico, la del mal hace inverosmil la existencia de Dios. Segn Estrada, todas las explicaciones tradicionales de la teodicea son insuficientes. Recurrir al mal como carencia o privacin tambin es insuficiente para explicar la multiplicidad de males que sufrimos y resulta insuficiente a la luz de Auschwitz o Hiroshima que, como afirma Adorno, impugna cualquier explicacin global de sentido. Slo queda, entonces, al modo de Hans Jonas, suponer que el hombre es en este mundo el nuevo demiurgo: el mundo se habra escapado al control divino no por impotencia de Dios sino por su generosa decisin de dejarlo ser. Pero esto, difcilmente puede ser aceptado hasta por Jonas, a no ser que se tome en serio el principio de contraccin de Dios en la cbala. Dios se aparta del mundo para dejarlo ser como es en s. En cualquier caso parece que la providencia slo opera dando al hombre inspiracin y fortaleza aunque a m ms bien el vrtigo es lo que me domina-. Es Dios senil y dbil como pens Hume? O nos tenemos que remitir simplemente a la magnitud e incomprensibilidad de la creacin? Este saber del no saber es tan poquita cosa. Pero puede haber a pesar del mal, crecimiento, profundidad y vida. S, incluso si no se cree en Dios. Uno est inevitablemente encarado con el hecho de que la razn fracasa y la apuesta pascaliana se hace ms azarosa y urgente que nunca. Quin es Dios? Qu quiere de nosotros? O qu queremos nosotros de l? por qu no quiere el cese del mal con un querer que es poder para que deje de ser real su irrealidad de no-ser? Estoy dispuesto a hacerme esta pregunta hasta el final de mis aos Pero lo s de sobra: no hay respuesta para ninguna pregunta fundamental.60. Sin Derecho. Dos cosas seran necesarias para una comunidad sin derecho: la ausencia de hombres y/o la beatfica seleccin natural de la piedad.61. Abundancia de pecado. Donde abund el pecado no abunda la gracia sino la perversidad refinada.

62. Zaratustra. Un solo mandamiento nuevo nos dara hoy en da Zaratustra: no hagas de nadie un dolo de barro.

63. La clarividencia de Lechter. Hanibal Lechter, que a su modo era un buen cartesiano ddeca que hay que partir de cosas simples. El hombre codicia (envidia) el bien ajeno. Dnde? Donde lo ve todos los das. Por eso somos capaces de amar a ms cercano. Alejar lo amable es una forma elaborada de resentimiento.

64. Anbal. Puedo admirar a Anbal como Freud porque sintetiza la entereza frente al poderoso, es decir, la anttesis de su padre. Pero nopuedo ignorar que su destino, como el de los profetas es necesariamente trgico.

65. Para qu. Todo lo que hago parece tener un solo motivo: rescatar mi ser del anonimato y de las sombras que me persiguen desde el pasado ms remoto.

66. El instante. El instante aspira a eternizarse cuando, por un milagro, experimentamos el fulgor de sentido. Luego slo queda su plido recuerdo. 67. Admirar. No tengo palabras de admiracin para ningn tipo de hombre salvo el que es honesto al grado de dejar los discursos edificantes y contentarse con lo nico verdaderamente irreemplazable: el ejemplo.

68. La perversa teora. El hombre es el nico animal que da consejos y consejas porque esto lo mantiene alejado de la prctica. Por eso hay algo perverso en la teora. Esto es muy claro en Rousseau: un ejemplar magnfico de impostura intelectual y biogrfica.69. Interpretar no vale nada. La vida no vale nada. Esto es un decir. Lo que no vale nada es nuestra interpretacin de la vida pues se pierde siempre en el infinito de las posibilidades.

70. Recordatorio. La brevedad de la vida es un recordatorio pero no s a ciencia cierta de qu: si de un oscuro carpe diem, o de un luminoso morir habemus.71. Indescifrable amor. El amor no es slo un estado de idiotez temporal (Ortega) ni slo la sntesis de los instintos parciales en el instinto sexual (sublimado). La verdad es que no hay teora que pueda dar cuenta de su naturaleza, tal y como Freud no puede explicar la verdadera piedad (Nietzsche) como un derivado del narcisismo primario lo suyo es slo una conjetura apresurada-. Ante el misterio, hay mentes poderosas que carecen de toda sutileza y pasan de largo como un new yorker puede pasar de largo ante Joshua Bell tocando una partita de Bach, porque est en uno de los pasillos del metro. Hay mucho de estupidez y necedad en las modernas teoras acerca del amor.

72. Los igualitarios. Si eres igualitario, por qu eres tan rico? Leo este ttulo en un libro de un scholar americano. Hoy en da el igualitarismo es uno de los recursos capitalistas de un liberalismo deshumanizado, muy alejado de Stuart Mill o de William James. Basta con ver las instituciones catlicas norteamericanas dedicadas a la salud. Un ejemplo tpico el Saint Francis Hospital de valores catlicos de San Francisco California, donde un lema podra expresar: Si ud. es econmicamente explotable, nos interesa su salud. As funciona el capitalismo en toda la Unin Americana y parece responder a un instinto de poder muy arcaico. Tan poderoso, que la miopa no ve el lucro si est simulado por unas reglas (el personal dara la vida por ellas sacrificando a los pacientes). Todo tipo de estupidecez tienen cabida en un cdigo, en un reglamento. La cultura sigue estando hecha para fariseos y escribas.73. El lema de un amor comn: Te amo porque alimentas la imagen que tengo de m mismo. Dejo de ser el pobre diablo que conoces. Y esto es maravilloso: crear una fantasa verosmil de m mismo (lo de menos es que experimente un verdadero cambio). 74. La frase ms sabia. No terngo nada que decir sera en el caso de muchos hombres, la frase ms sabia que podran pronunciar.

75. Amores narcisistas. Sabes qu es lo que odio de ti? Que tengas razn cuando estoy equivocado.

76. Yo. El seor Frankl deeca que quien proyecta su imagen desde el psicoanlisis, la fsica o la biologa, puede llegar a una pobre y reducida caricatura del homunculus y acabar sacando este melanclico resultado: El hombre no es sino No se si las cosas sean as de trgicas para el psicoanlisis pero es posible que suceda as. Segn el sr. Schneider La verdadera contradiccin de Freud consiste en que ha hecho con toda firmeza el balance psquico de la sociedad burguesa desde el punto de vista del individuo neurtico; pero en ltima instancia capitula ante las fuerzas polticas y sociales que producen la miseria neurtica de las masas. Thielicke cree que Freud disuelve al yo en unos procesos instintivos objetivables. Su gran error sera la disolucin del sujeto. De las tres objeciones la ltima resulta fcil de desmentir. El Yo de Freud (pensante, crtico, poderoso, razonable) es el supuesto de la eficacia de la terapia. El problema es que no forma parte de la teora. Est simplemente asumido que el Ich debe ser todo lo que representaba en la tradicin despus de la limpia psicoanaltica. Pero la primera objecin, as como la segunda son mucho ms certeras. No es biologicismo, por ejemplo, pensar que toda forma de piedad es una formacin reactiva contra el apetito destructor del ello? Qu pasa aqu con la razn crtica que tambin puede ser una razn apasionada y libre (Nietzsche y Cortina)?77. Dulce vida. He visto la pelcula Happy go-lucky de Mike Leigh El personaje principal es una mujer que parece superficial slo porque es capaz de rer o sonrer ante la frialdad del mundo cotidiano, precisamente con la intencin de darle calidez, contraste. Pero entonces uno advierte que, sin espritu victimario ni heroico, su vida consiste en hacer agradable la de los dems. En asumir con absoluta seriedad lo que no es digno de risa (la persecucin de que es objeto por parte de un neurtico obsesivo, la tragedia de su pequeo alumno que es golpeado por el novio de su madre y que a su vez acta con violemcia en clase), su soledad... Record la importancia de la risa, el humor y la irona para los griegos. Todo ello est retratado aqu, en una modesta maestra de preescolar con un inusual arte para padecer la vida con humor. Si me preguntaran cul es la cumbre de la vida filosfica que deseara para m de poder superar mi herida narcista- dira: Poppy (Sally Hawkins). Es abrumador tener las cosas tan claras

78. A propsito del yo. Segn Ortega: Al hombre fue otorgado este don angustioso de mantener frente al universo ilimitado un pequeo recinto secreto, donde slo l entra plenamente, lo ntimo, el yo. Se trata del que a veces es huertecillo apartado en que cultiva cada cual algunos errores que le son peculiares, amorosamente, como si fueran lo mejor del mundo, del mismo modo que aqul estoico, al retorno de la batalla, daba caricias a las barbas de una flecha que llevaba hundida en el costado. Otras veces la intimidad es agresiva: es verdaderamente un castillo interior, un brbaro reducto inexpugnable desde el cual mueve el individuo guerra a los severos ejrcitos de las verdades que le andan piniendo cerco apretado. Entre aqul tipo de buclica intimidad, y este otro almenado y blico yo, diversifcanse los caracteres individuales hasta el infinito (Mocedades, p. 50-1). El alma se desmoron con Descartes, y la intimidad con Freud y Foucault. Pero es la intimidad del mundo burgus (se dice, se piensa, se hace) o la del sujeto histrico y su episteme (cmo conoce su mundo exterior y por qu cambia este modo de pensar que se conoce). Con todo este derrumbe, esta hecatombe espiritual, permanece en pie, empero, la pequea mana personal, el deseo de reconocimiento (Hegel), el deseo de ser ms (que es la espina en la carne del mundo), la codicia y el sentimiento de s mismo. Hay tanto del pequeo recinto del yo que sobrevive, que mientras tocan las campanas convendra tambin acudir a registro civil con sus retoos porque no todo es muerte. La verdad es que el yo, incluso a modo de residuo (lo que queda tras restarle el supery de los padres, los arquetipos colectivos, las habladuras familiares, los prejuicios estpidos de una cultura decadente Con todo sigue habiendo un yo camuflajeado por el barbarismo de los prejuicios. Esto es notable, por lo menos. Blondel dira que sigue habiendo una voluntad deseante. Y algo cuya intimidad resiste todos los vientos ideolgicos: la imaginacin. Esa hija predilecta de la libertad.79. La pasin de un coleccionista. Qu significa que Eichmann haya aprendido yidish, que haya ledo Die sionistische Staat y que como un antroplogo solcito haya estudiado el estado palestino con vistas a transterrar a varios millones de judos? Es esto tica de la hospitalidad? Y por qu ese extrao giro de antroplogo a Director de las migraciones masivas de judos destinados a campos de muerte? De veras era un kantiano que actuaba por respeto al deber? Hannah Arendt ha dejado claro que este es un ejemplo de banalizacin del mal. Un caso en que la moral de situacin toma por bueno lo que pertenece al espritu annimo de la nacin (no importa si ste a su vez, es moldeado por una lite silenciosa cuya sentencia es irrevocable). Eichman no poda hacer lo que Mann (1946) en su correspondencia con Hesse: advertir la prdida de lo noble y la subida al trono del espritu vulgar. Cmo, si no, pudo existir algo as como los casacas verdes de Hitler que eran bandoleros de la peor ndole, bestias engendradas por el resentimiento? O los comediantes de la SS. como era el caso de Himmler, el perro amaestrado del Fhrer.Eichmann, por otra parte, slo demostr tener una sola habilidad apreciable: la de obedecer las rdenes de sus superiores. Estudi en el mismo Instituto que Hitler, tuvo el mismo profesor racista de sociologa y sin embargo se hart de la Hochschule y dej incompletos los estudios bsicos. Lo que mejor le caracteriza no es el mal radical sino su espritu absolutamente gris. Y lo que inquieta de esto es la facilidad con que lo uno se amolda a lo otro. Su inters por los judos era un pasatiempo, una curiosidad, como la del colector de mariposas. Y debi saborear la gloria cuando se le ascendi a coronel. Era la gloria de un hombre sin carcter ni personalidad. Todava en el juicio de Jerusaln se aprecia en su ceo torcido al hombre gris que ms que de amargura est lleno de cansancio y hartura: casi parece decir: por qu a m?. Le parece inconcebible que se le juzgue (aunque haya pasado la mitad de su vida huyendo de los cazadores de nazis). Y el hecho de que haya podido marchar a Argentina con un pasaporte falso elaborado por un franciscano es slo un toque de comedia La Iglesia, siempre tan servicial.Para ser un gran criminal de guerra no se necesita ser un Annibal Lechter y estar mentalmente perturbado. Basta con una razonable y frecuente incapacidad para sentir y pensar. Y entonces, todo los seres humanos alrededor son slo bultos sin expresin.

80. Espritu plebeyo. Goethe deca. Vivir segn capricho es de plebeyo; el noble aspira a la ordenacin y a la ley. Nuestra posmodernidad es plebeya, anrquica, caprichosa. Ya est preparada, de nuevo, para el prximo gran dictador. La anarqua (que es la inocencia de la saciedad) precede siempre a la dictadura.81. Decadencia de lo real maravilloso. Ignoro hasta qu punto la experiencia jesuita obrera puede cambiar la percepcin del mundo, aunque he tenido mltiples alumnos que viven en el entremundo de la vida obrera y la clase media. Se percibe fcilmente cierto esprtu de familia. Lo que no s es el por qu de la desercin continua de jesuitas que experimentan la libertad de moverse en medio de tanta diversidad. Mi opinin es que la diversidad deja una huella tan profunda que la vida religiosa termina por parecer insuficiente o irreal. Simon Weil, en la Condicin obrera, escribi:No pienso en este momento en el inters material sino en el inters moral, en la salud del alma. pienso que es bueno para los oprimidos, haber podido, durante algunas horas, afirmar su existencia, levantar la cabeza, imponer su voluntad, obtener ventajas debidas a algo distinto a una generosidad condescendiente. Y pienso que es igualmente bueno, para los jefes para la salud del alma- haber debido a su vez, rogar frente ala fuerza y sufrir una humillacin. Me siento dichosa por ambos (La condition ouvrire, p. 216-7).Mirado desde aqu, entiendo mejor la desercin jesuita: ni el obrero puede nunca levantar la cabeza o imponer su voluntad, ni el jefe sufrir una humillacin: no, nada de esto ocurre en Amrica latina. Eso es obvio y no necesito de la majadera de que se califique de marxista una afirmacin como sta. La verdad es que en un pas como Mxico esto es especialmente cierto porque sobre lo real triunfa, como dira Carpentier, lo real maravilloso. Lo inslito pertenece a la vida cotidiana. Y es inslito que en Mxico siempre est el barco a punto de hundirse, aunque fuera de eso no pasa nada: es slo un a punto de todos los das. Esta es la gran desilusin de los proslitos del padre Arrupe en Mxico. Y es la desilusin del Subcomandante Marcos. Todo, al final, se pierde entre lo banal a fuerza de ser cotidiano (los ideales son sacrificados por el aburrimiento). Lo inslito deja de ser inslito y no interesa a nadie. Esta es la tristeza que legtimamente embarga a un creyente, cuando est ms all de las instituciones. O, como yo, a un hombre que quisiera creer pero, hasta ahora, no puede.82. Potter vs. Benito XVI. Es de sobra sabido que el actual Papa conden la serie de Harry Potter sin haber ledo una lnea. Sus motivos son supuestamente educativos. Alguien con ms sentido de las cosas y que s ha ojeado a Potter, Harold Bloom, el gran crtico literario, asegura que Harry potter es un conjunto de clishs sin utilidad. Y que leer a potter no nos va a llevar a Kypling ni a Thurber o Lewis Carrol. Sabemos de sobra que Potter no es Shakespeare y bien puede ser, simplemente, un fenmeno editorial pasajero como se estila hoy. Pero Rawling podra objetar que su literatura no es vino, sino simple agua Pero todo el mundo bebe de ella! (Esta era la excusa de Mark Twain). Yo, como aprendiz de Ignacio de Loyola, he querido esta vez, salvar la proposicin del prjimo. Ya desde Harry Potter y la piedra filosofal (o la piedra del brujo, para no predisponer al inteligente pblico americano), hay algunos pasajes memorables. Por ejemplo, un da Harry se entera por Dumbledore de que la piedra filosofal ha sido destruida (Voldemort quera inmortalizarse con ella y el riesgo era demasiado grande). Esto significa que sus creadores, a la sazn de 658 aos de edad, han de morir en breve. Y ante el asombro de Harry por la parsimonia de su maestro, ste explica:Para alguien tan joven como t estoy seguro de que parece increble, pero para Nichollas y Perenelle (sus artfices), tal cosa representa, en realidad, algo parecido a ir a la cama despus de un largo, pero muy largo da. Despus de todo, para una mente bien ordenada la muerte no es sino la siguiente gran aventura. Sabes, la piedra no era una cosa tan maravillosa. Tanto dinero y vida como pudieras desear! Las dos cosas que la mayor parte de los seres humanos elegiran por encima de todo. El problema es que los seres humanos tienen la tendencia a elegir las cosas que son peores para ellos (Sorcerers Stone, p. 297).

Este texto tiene un inconfundible sabor socrtico y hasta merece ser recordado de modo ejemplar por su contundencia y sencillez. Pero don Benito no est contento, porque en Harry Potter hay magia y hechiceros, brujera, monstruos en suma la esencia de los cuentos de hadas (o no hay maga negra en la bella durmiente y magia blanca en La espada en la piedra?). Quiz Don Benito est peleado con los cuentos de hadas porque, al fin, cmo se podra distinguir la magia de lo sobrenatural cristiano? No se puede sin discernimiento: eso es definitivo. Y en lugar de proponer una lectura guiada de la literatura moderna Don Benito recomienda el mtodo de la avestruz. Esto significa que estara de albricias si pudiera resucitar el viejo Index que la Iglesia deleg astutamente al Opus Dei porque no pudo soportar la crtica de una sociedad levemente ilustrada y liberado del yugo inquisitorial. Y sobre todo, la visin renovada de la condicin humana que nos da el Concilio Vaticano II. Siempre como el cangrejo: caminar hacia atrs. Y no se dice por ah que el diablo es conservador?83. Recuperar la ilusin. Que todas las formas del arte sean eso, formas, es indiscutible. Que la nica forma de liberarlas es encadenarlas, encontrar el hilo que las engendra y las enlaza, que las encadena una a otra dulcemente (Baudrilard), tambin es una gran verdad. Pero que la forma en su intimidad no sea belleza sino mera ilusin y que esto haya sido la opinin de Nietzsche, es simplemente un gran error. A no ser que la ilusin sea ms que una mera puesta en juego o un trompe loeil (aceptable quiz para un kantiano como Dummet), en cuyo caso la belleza sera slo delirio. Baudrillard condena la belleza, en el mejor de los casos, a ser la ltima y radical ilusin: la de que existe una forma en s. Pero el cuerpo humano y los paisajes isleos de Gaugin estn ah, as como el dolor de un borracho solitario en Renoir, o el ejercicio de ballet que expresa dulzura y disciplina, o el sol arrebolado de van Gog, que expresa nada menos que al ojo que lo mira. Todo esto no es ilusin sino realidad. La trsiteza, la pasin, el vaco, el dolorjams mienten sobre s mismas. No hay que recuperar la ilusin sino la belleza: y su sentido mimtico no ha desaparecido como se cree, con la pintura expresionista o simblica, ni siquiera con el juego de perspectivas y colores que con gran primitivismo expresa la pintura abstracta

84. Agudeza y delirio. Si uno quiere saber si Hugo Chvez es o no un dictador, no basta con apelar a su imagen. Hay que orlo hablar: al comediante se le conoce por sus palabras y sus obras. Luis Miquilena, el veterano poltico de izquierda es el mejor testimonio por haber sido su padrino y amigo ntimo- de lo que realmente es Chvez. El asturiano Miquilena era militante de izquierda por la va sindical y logr la loable hazaa de convertir a Chvez en un converso de la revolucin armada a la revolucin de la palabra y las instituciones (aunque a costa del disfraz). Quiz so, de creerle al asturiano, con poner fin a una era de corrupcin, desigualdad, pobrezatodo lo tradicional en un pas tropical. Pero qu trajo consigo el regreso de un gobierno popular revolucionario? Slo el retorno de la posibilidad de la tercera va al espacio fantasmtico, virtual. Chvez se sirvi del hroe mtico de Carlyle (supuesto forjador de la historia que est ms all de toda obligacin tica) para atraer masivamente el voto popular. Pero basta mirar dos minutos Al Venezula (la televisin oficialista) para advertir, primero, de quines se rodea Chvez, el conquistador multimedia, el payaso continental (Fuentes): un crculo de vulgares oportunistas que elogian su teora (aunque carece de toda formacin acadmica) del hroe mtico que se identidica con la multitud llamada por l, mesinica y difusamente: el colectivo. Chvez como Hitler podra decir, en transcripcin: Yo soy Venezuela (es la mitomana al estilo tropical). Los dems, es decir, todos (en sus diversas figuras de disidencia, incluida la izquierda) son slo los vendepatrias americanistas: los liberales antidemocrticos. T y yo, perversos hombres de la clase media o miembros del colectivo desnaturalizados.Por supuesto que estn sus envidiables cualidades histrinicas: basta con verle para saber que ha sabido asociar de un modo cnico (y esto, paradjicamente es lo que cautiva ms a su audiencia) las promesas incumplidas (su rgimen es famoso por la corrupcin del partido) y la pretencin (perversa) de que se preocupa por cada uno (que es lo que mantiene en vilo la esperanza del pueblo de Venezuela). El payaso continental (Fuentes dixit) tiene en su cnica franqueza, la peor debilidad. Ah se advierte como dice Miquilena: Lo ha perdido el sex appeal del poder. Somos cachado y basura, como dice el refrn. A Chvez le creci la basura en lugar del cachado. Y uno de sus principaleas encantos populares es que es un hombre romo, sin formacin terica. Sagaz, audaz y pcaro, pero tambin soberbio, como todo cobarde. Pero es nuestro Crownwell, al que ni siquiera Fidel ha podido persuadir a seguir una poltica de mayor sensatez. Yo no s si Krauze, como se dice por ah, ha sido ms de una vez palero del neoliberalismo extremo en Mxico. Pero su libro sobre Chvez, es imprescindible para comprender que el reinado de los patriarcas (al estilo Garca Mrquez) no ha concluido: persiste el olor de la guayaba en todo el caribe y tralontano. La historia surrealista del subcontinente contina. No conozco otro payaso con recursos polticos, tan potente como l (es digno de lo real maravilloso de Carpentier, como el Sr. Presidente de Miguel ngel Asturias). En Mxico, a lo mejor que llegamos es a las farsas cristeras (y medio alcoholizadas) de la bestia de Felipe el Breve (-de acuerdo a Jabaz-), es decir, del subcomediante Emilio. Los venezolanos son mucho ms creativos y originales que Mxico, cuando se trata de comedia porque todava es posible orquestar farsas barrocas en el Sur. Mxico prefiere, simplemente, ignorar lo inverosmil. As hasta los Arellano (guadalupanos de cepa que no padecen miopa) se convierten en asesinos de cardenales (Salinas, el gran maestro de la orquestacin, no necesita de su ayuda).85. El Tao en Mxico: Lo bien arraigado no se puede arrancar, lo bien abrazado no se puede soltar (Tao Te King LIV 17 B8). Esta frase, referida a la virtud, ha sido adaptada en Mxico, admirablemente bien por Salinas, Norberto Rivera y otros doctos de la poltica trinquetera con muy pocas grietas. Quiz debiramos volver la vista hacia los orientales: as se aprende por accidente (por mera inversin de sentido) un maquiavelismo perverso y edificante.86. Oracin. Seor, dame el poder para creer en ti a pesar del mundo, a pesar de que las campanas doblan hace largo tiempo por la libertad, la inocencia y el paraso perdido. Concdeme un poquito de f, de la del hombre de buena voluntad, no de la de tus hijos predilectos (los obispos), al menos la suficiente para poder ejercer la caridad con ellos Lo s, es mucho pedir. Pero la fe mueve montaas! Aunque por cierto: A qu montaas te refieres, porque yo he visto abismos y cordilleras en mis sueos? Mas no he podido mover siquiera un grano de sal87. La mala memoria. Por el momento no tengo nada que decir. Dios! Pero esto es esterilidad. Ah est el mundo a galope con su infinita complejidad y yo, soy testigo mudo de la decadencia de la comprensin y la memoria.88. Un hombre de bien. Maciel dej una fortuna de 20,000 millones de euros, alrededor de 38,000 millones de dlares (ms o menos el precio de Repsol): La Iglesia s es, despus de todo, la ms poderosa trasnacional y libre de impuestos. Si la santidad se puede medir por el dinero, Maciel debe estar ahora en compaa de serafines pelirrojos, que con toda seguridad preferir a las veinte mil vrgenes de los musulmanes muertos en Yihad Oh Maciel! eres tan ejemplar!, es decir, tan representativo del Espritu Eclesial. Ser por eso que los narcotraficantes son guadalupanos? Tambin ellos son ejemplares?89. Decrepitud. Si es verdad que la vida es una historia de decrepitud a partir de los 40, no comprendo al insensato que a los veinte aos se asombra de quien le dobla en edad. El secreto es que cada doblez de la vida es un paso hacia el disfraz ms triste del ser: la vejez.

90. Hombre culto. No tengo idea de lo que pueda significar hombre de cultura si al fin nadie puede vivir lo suficiente para dejar de ser un diletante o un brbaro de la especializacin.

91. Dos caminos. Hay dos caminos hacia la muerte: el rodeo del olvido (para eso sirve el trabajo o el entretenimiento) y la memoria de la fragilidad. En el fondo es intrascendente que se elija uno u otro, salvo que se considere la inmortalidad de la momoria: la fama imperecedera, por decirlo con Cervantes. Pero todo esto es demasiado trivial: dos estrechos lmites circundan la existencia: los paales y la mortaja.

92. La inevitable ruptura de la dualidad. Donde v alegra tambin v llanto, donde v vida tambin v muerte. Donde v contingencia no he visto nunca eternidad

93. La vanidad. La estatura moral de un hombre se mide por su poder para sujetar por el cuello a la vanidad.94. La Bruyre. La Bruyre deca que donde hay sensibilidad la vida se percibe como tragedia y donde hay pensamiento como comedia. El suicida terico Ciorn dira que el pensar y la sensibilidad son la misma cosa. Por eso Dionisio sigue habitando los bosques, las bacanales Y como Pan, sigue tocando el Srynx, pero ahora lo hace en Ciudad Satlite, Polanco, Silicon Valley o Helsinsky.

95. Mi ideal. El ideal de mi vida? Algo imposible y acaso irreal: la belleza del verso, el arrebato de la meloda, la ardiente paciencia y la gran virtud humillada por la Iglesia: la caridad (o su forma secular: la benevolencia).96. Por qu no soy feliz? Cmo podra si todo lo bello tiene su alba y su ocaso? Yo slo podra ser budista ex hipothesi: y lo mismo me ocurre con el cristianismo: el mundo conduce, dira, Freud, a la ausencia de Dios y slo por la fuerza del deseo se configura la eternidad. Esto es desolador.97. Por qu soy el ms listo. Porque Nietzsche no resisti la seduccin de la utopa aristocrtica y el espejismo de que el cristianismo es un platonismo masificado (como si la masa tuviera el poder de ser ms que arcilla). Las dos ideas estn ms all de toda posible realidad futura y no han tenido encarnacin histrica alguna.98. Mis amores. Amo los parajes solitarios donde el alma se recrea a s misma. Es como entrar en un laberinto donde las sombras son amo y seor del mundo y no la falsa claridad del medioda: cuando todo parece oro, yo slo veo cobre y estao.99. Cambiar. Hoy es muy pronto para cambiar. Maana, seguro, ser demasiado tarde.

100. Lgrimas. No lo sabes an? -le digo a mi alma que no se curte-: donde hubo lgrimas habr llanto y desesperanza. Por eso la melancola es ms segura que la esperanza o la alegra. Pues sea bienvenida.101: Alegra. La alegra es como un susurro entre alisos en primavera. Slo un momento en que pareciera que se abren las entraas de la tierra, pero slo se abre el capullo de una flor.

102. La vida segn Paz. Dice Paz en Piedra del Sol:

-la vida cundo fue de veras nuestra?,cundo somos de veras lo que somos?,

bien mirado no somos, nunca somos

a solas sino vrtigo y vaco,

muecas en el espejo, horror y vmito,

nunca la vida es nuestra, es de los otros

Ves que el pesimismo no es cosa de naturalezas decadentes sino poderosas? Esto, naturalmente, no impide ser constructivo, pero s optimista. Cuidado con el fascismo del optimista!103. El mendigo. No he podido comer nada, le dijo un mendigo a un cardenal cuyo anillo conciliar brill como un sol terrenal y sulfrico en una cena de carnaval.

104. Los sepultureros. Nada qued del difunto crtico salvo su fama de predador. Al final slo se vea solo al sepulturero enterrando a otro sepulturero.105. Hazaas. Todo hombre tiene la posibilidad, al menos una vez en su vida, de realizar una hazaa Pero el mundo est lleno de desperdicios.

106. Acoso del yo. Donde quiera que voy me topo siempre como ese petimetre insolente que arrastra las cadenas detrs de m. No es mi sombra, no es mi doble. Simplemente soy yo.

107. Reposo nocturno. Amo las noches porque se siente menos, en tanto duran, que la vida es una fatigosa cuesta arriba. Aunque slo sea un reposo antes de la tempestad.

108. La verdad. Dime la verdad: Te quiero o eres slo un destello del ojo que mira?109. Vaco: Cuanto ms se vive ms se comprende la futilidad del instante. La eternidad es slo un guio del vaco.

110. La gran paradoja: ciertos hombres son capaces de olvidarse de cualquier cosa pero nunca se olvidan de s mismos. Esa es su tragicomedia personal.111. Noticias. Te tengo dos buenas noticias le dijo un amigo a otro- La vida duele pero es breve, esa es la buena. Y la mala? Parece infinita.

112. 90 % del universo es hidrgeno, se suele decir. Y lo dems? Vida, conciencia, dolor y muerte. Extraa asimetra no?113. Dos pensadores. Cierto hombre se paraba sobre un pie cual flamingo- para meditar todas las noches. Caa en una especie de trance, an si estaba en un campamento militar o bajo la lluvia. Deca llamarse Scrates, el partero de la ideas. Dicen que si Buda lo hubiese conocido en trance lo habra confundido con un yogui de la India y habra escapado de su sombra temiendo reincidir en su pasado. Es comn que los genios se malinterpreten mutuamente.

114. Extraviado. Cuntas veces me voy a perder en el futuro? pregunt un hombre atolondrado y desazonado a una lectora del Tarot- -Ni una sola vez ms, dijo perentoria y sin asomo de dulzura-. El hombre sali del lugar liberado de su tristeza habitual, como revigorizado por una promesa de renovacin, pero fue arrollado por una conductora que haba extraviado el camino. Despus, slo la carroza funeraria perdi por unos instantes el norte de la direccin que llevaba hasta la tumba, su lugar final de descanso. Pero el pobre hombre ya no experiment ninguna preocupacin, pareca un angelito reposando en el seno de Abraham. Estaba ms all del bien y el mal. Moraleja: A veces la nica forma de no extraviarse de nuevo, es que otro lo haga, concluy un maestro Zen.115. El profesional. No s si alguna vez tenga tiempo para vivir dijo el profesional-. Hoy en da el trabajo ya no es vida sino muerte y muerte lapidaria.116. Celibato. El celibato eclesial, simple medida disciplinaria y tctica de la Iglesia catlica, ha tenido numerosas excepciones a lo largo de la historia, como la barragana del siglo XIV y antes an: una unin sexual de hombre soltero, clrigo o laico, con una mujer soltera bajo las condiciones de permanencia y fidelidad. Era una unin muy en boga en la Edad Media. Y no hay en ello nada de soprendente. Toms de Aquino deca: el dbito de la continencia no esdt aadido al orden sagrado esencialmente, sino por el mandato de la Iglesia; por eso, el voto de continencia, solemnizado por la recepcin del orden sagrado, puede ser dispensado por la Iglesia. Erasmo de Rotterdam, tpico Pfaffenkind (hijo de cura), hijo natural del sacerdote Gerardo y de su concubina Margarita, pensaba que no siendo de institucin divina la ley del celibato podra ablandarse en funcin de las modificaciones que el tiempo lleva a las mentalidades. Ms an: Si se les permitiera a los incontinentes casarse no slo conoceran una vida ms apaciguada sino que recuperaran la autoridad para predicar al pueblo la palabra de Dios. Adems cuidaran de dar a sus hijos una educacin humanista, y finalmente dejeran de ser para unos y otros motivo de vergenza. e entiende que la medida, tomada en el siglo VIII, fue meramente disciplinaria puesto que si obispos y azobispos tuviesen licencia para casarse observa Jean Meyer- pronto quedara la Iglesia despojada de todo su patrimonio, en detrimento de los pobres, para bien de los hijos de los prelados. Esto, como se sabe, de cualquier modo ocurre y ha seguido ocurriendo ininterrumpidamente. Uno puede preguntarse qu hace el cardenal Rivera con los pobres de la Villa, o Sandoval con los sans coulotte, los miserables que se agolpan a la puerta de Catedral, cuando l se encuentra jugando un partido de Golf o en crucero por Alaska. Todo ciudadano lo sabe. Pero esto no es exclusivo de Mxico. Y la prctica arzobispal del concubinato tampoco es un fenmeno local exclusivo de Italia, por ejemplo-. Por qu, entonces, aferrarse a una norma como si fuese palabra de Dios? La respuesta viene de Hegel: porque hemos creado una Iglesia estatuaria en la que la norma es ms importante que la caridad. Aqu, por supuesto, hay una legin de afectados, empezando por los propios sacerdotes que con todo y sus cruentas debilidades son necesarios. Estamos viviendo, quiz, la rebelin de los sacerdotes contra la Iglesia estatuaria y eso para no hablar del atesmo o el agnosticismo sacerdotal, para el que los fanticos milenaristas no tienen ninguna respuesta, salvo la insensibilidad y la condena incondicional. Es muy fcil pasar de hijo de Dios a hijo del diablo dentro de nuestra amada Iglesia. 116. Dureza de corazn. Por qu, preguntaban los fariseos a Jess, Moiss permiti el libelo de repudio contra la mujer? Y Jess respondi: Por vuestra dureza de corazn (sklerokardia). El cristianismo (como movimiento social) supuso que el nuevo orden (el amor cristiano) deba ser institucionalizado. Y convirti el lazo matromonial (que tiene carcter de precepto moral y religioso para la vida cristiana) en una regla, en parte de un sistema de retribucin y hasta de coaccin y administracin de la fuerza. Es evidente que el hombre despus de Cristo o en su propia poca no es diferente al hombre del Antiguo Testamento. Jess, conocedor de la naturaleza humana, lo saba. Y entonces: a quin iba dirigido su precepto? A los fariseos, a los publicanos, al pueblo en general? En absoluto: slo a quien teniendo odos (capacidad de comprensin) oyera. La tragedia de la Iglesia catlica es que es un Estado, y no se gua por la comprensin sino por la opinin de sus prncipes que son, casi siempre, meros escribas. La Iglesia es una institucin de escribas (y no puede ser otra cosa, humanamente, a partir del momento en que se institucionaliza y se crean jerarquas de poder, pues con ellas se genera la ambicin). Por eso Cristo no tiene a la fecha dnde reclinar la cabeza. No ha llegado el tiempo, an, en que los corderos puedan pacer con los lobos. Y las jauras han estado sueltas en la Iglesia desde hace 2000 aos.117. El hombre rbol. El punto focal del Infierno plasmado por el Bosco, es el hombre rbol, que ocupa una posicin anloga a la de la Fuente de la Vida en un ala del Jardn del Edn. Su torso, en forma de huevo, descanza sobre un par de troncos arbreos putrefactos que se recubren en sus puntas de unos botes a modo de zapatos. Mientras su cabeza sostiene un gran disco sobre el cual pasean los demonios con sus vctimas, ha perdido sus asentaderas. Hay mtiples alusiones anales: la vctima que est tragando en la escena expulsa por su ano una multitud de pjaros negros. Es el ano del propio hombre rbol el que expulsa a las vctimas para que desciendan al infierno, y se puede apreciar al fondo a un hombre que tiene como enterrada una flauta dulce en su conducto anal (extraa msica debe sonar si expulsa sus flatulencias: origen de la msica atonal?). El ano es smbolo escatolgico y por eso se presta mejor que cualquier otra cosa a la simbolizacin de la podredumbre espiritual. Me pregunto si las indemnizaciones millonarias que ha debido pagar la Iglesia en Estados Unidos, Irlanda, Italia y en casi todo el mundo (por una especie de reaccin en cadena), han hecho caer en la cuenta al ala sublime de nuestra cultura de que su debilidad fue dar un sentido literal al smbolo milenario utilizado por el Bosco y convertirlo en una suerte de becerro de oro (aunque Freud encontrara una estrecha relacin entre la podredumbre espiritual y la pasin anal del sr. Sade). Nuestros modernos sodomitas eclesisticos rinden culto al ano con el mismo celo que los griegos aplicaban al entierro de sus muertos Esto es de preocupar, incluso hasta para los griegos. Y por supuesto, el ano es, para muchos modernos, un jardn de las delicias. Su deificacin viene de Sade, mas no su invencin. Eso es cosa de naturaleza. Terrible misterio se encierra aqu.118. Escndalo. Convengamos que ayuda mucho para escandalizarse, ser indiferente. He conocido muchos ms catlicos sociales -que se escandalizan por una crtica a la Iglesia- que hombres honrados119. Mala memoria. El ideal de todo embustero es poseer una memoria perfecta. Pero su mxima debilidad es ignorar la vulnerabilidad a que lo expone la complejidad de la trama vital. En la vida, al cambiar un hecho, otros quedan comprometidos con ese cambio. Por eso no hay mentirosos perfectos y al pez se le pesca por la boca. Un cambio en el mundo, por pequeo que sea, se convierte en el efecto mariposa. Como en aquella esplndida alegora: Por una herradura se perdi un caballo. Por un caballo al jinete. Por un jinete, la batalla. Por la batalla, la ciudad. Por la ciudad la Guerra. Esto es la fsica del caos. Pero tambin es la fsica de la verdad o la de la mentira120. Tener idea. No tengo la menor idea de lo que significa tener cierta idea de las cosas. Esta es la sospecha que me corroe en las noches de insomnio. 121. Los payasos. Siempre tuve pavor de los payasos que no parecen tristes, porque entonces tienen un cierto gesto diablico. Por eso, probablemente, no me simpatizan los polticos.

122. Contradiccin. Quiz algn da pueda decir de m mismo: estoy satisfecho de lo que he hecho a mis aos. De momento soy slo la contradiccin viviente de aquello en lo que creo. El espritu de pesadez me susurra al odo estas cosas todo el tiempo.123. La crtica. Que si soy hipersensible a la crtica? Faltaba ms. Me basta con mi sper yo para hacerme pedazos Como si necesitara ayuda en esta clase de tareas!

124. Eternidad. De aqu a la eternidad hay slo un paso. Es una idea estoica que se me clava cada da ms profundo, con desconcierto, con asombro, con desamparo.

125. Mala conciencia. No s si deba o no deba decrtelo Esta es la mala conciencia moral. La que tiene delicadeza cuando debise ser implacable. Soy un povre hombre.126. Amar al mezquino por encima de todas las cosas. T dirs, que se haga como t quieras Esta es la frase preferida de los amantes de la irresponsabilidad o la impostura. El t, si es un sujeto mezquino y poderoso, resulta ms seguro. El nunca te decepciona: se apropia de tu libertad y la exprime hasta tu muerte. En tu funeral sonre con inmensa satisfaccin y lujuria.

127. El viejo Platn. Hay dos o tres momentos inolvidables en la vida. Y cien o doscientas pesadillas que tambin participan del gnero. Tambin lo aprend de Platn, el viejo, el desengaado.

126. Adivinanza. Una buena adivinanza es, precisamente, la que carece de respuesta. Es lo ms parecido a la vida. Slo tiene un defecto: no existe.127. La buena mana. Platn hablaba de katocwch: el encantamiento de los dioses. Cuando leo el Fedro, la tesis de Freud segn la cual Dios es slo una denegacin del hecho original de la muerte (Ttem y Tab) , se me antoja una ilusin. Mi instinto de verdad me dice que hay algo ms, incluso y a pesar de que no s lo que es (incluso y a pesar de mi resistencia a creer en algo ms). Hay un misterio mayor que la tierra en ese pasaje: Fedro 245. Mayor que el agudo Freud y para tal efecto, no importa lo poco que s o lo poco que soy.128. Estocadas amistosas. No ignoro que a veces mis mejores amigos me decepcionan cuando se aplican con esmero a herirme con crueldad. Por supuesto, yo hago lo mismo. El diablo los hace y ellos se juntan.129. Al fin y al cabo es mi vida. Esta frase muestra, al menos, que uno se ha liberado de algunas cadenas. Hay peores comienzos.

130. Polticos. Si yo fuera poltico: qu hara? Me da vrtigo pensarlo. Sera como exponerme a una anarqua sin lmites, pues no se cuenta ya con la crueldad de la buena conciencia. Destino terrible para cualquier hombre que no se conoce a s mismo.

131. La esquizofrenia filosfica. No hay forma de saber qu es lo que piensa dentro de m. Por eso, me repito una vez ms: t, que piensas, qu piensas de ti y qu tienes que ver conmigo? Un tercer yo, que acaso es el primero, slo percibe un abismo.

132. La idea del mundo. Un agnstico a su discpulo: A ver si lo entiendes de una vez por todas: no veo motivo para creer que lo que piensa cualquier hombre, no importa quin, no es ms que una perspectiva, desagradablemente superficial, del mundo kantiano (esa totalidad que es siempre impensable, indefinida e ilimitadamente contenedora). En materia de pensar todos somos principiantes (y slo podemos atesorar granos de arena).

133. Sociobiologa. Comer hizo al hombre? Es cierto que el cido araquidnico (de la dieta carnvora) nos hizo creativos y propensos a la esquizofrenia? Quiz, yo que s. Pero, sin l seramos entonces el buen salvaje de Rousseau, el hombre de Neanderthal, antes de la revolucin cultural de hace 40,000 aos? Me aterra pensar que si es as, entonces los genes tienen el poder de engendrar la civilizacin. Pero en todo esto encuentro algo inverosmil: dnde estn los genes de la creatividad de Beethoven o de Goya? Visto sociogenticamente, muchos genios no tienen explicacin alguna.134. Inteligencia. Y ahora qu ser de m? Me gustara escuchar esta frase en boca del necio: sera como la epifana de la inteligencia. Y yo recobrara mi fe en la civilizacin. 135. La sombra. Dondequiera que voy me encuentro con mi sombra. El sol, ms que los espejos de Borges, es responsable de engendros terribles.136. Crueldad. En La crueldad del arte leemos: Generalmente llamamos crueldad a lo que no tenemos el valor de soportar, mientras que lo que soportamos fcilmente, ordinario para nosotros, no nos parece cruel. Por tanto, lo que llamamos crueldad, est siempre en los otros. Y no siendo capaces de refrenar la crueldad, la negamos tan pronto es nuestra. Tal debilidad no suprime nada pero hace difcil la tarea para cualquiera que busca en estas desviaciones el movimiento oculto del corazn humano. Esto dice el ojo avisor de Bataille-. Nietzsche deca que la crueldad es la nica y autntica virtud pues consiste, efectivamente, en conocerse a s mismo. Esto implica descubrir que la crueldad es nuestra. En esta dada Nietzsche-Bataille existe la verdad con tal fuerza, que los odos castos de la civilizacin no pueden soportarla.

137. Dios y Freud. Es verdad, como dice Freud, que la civilizacin es un padre degradado? Es verdad que nos pagamos con monedad falsa? Dios ha surgido del festn totmico, como respuesta que provoca la propia violencia proyectada sobre los muertos o la muerte (Castro)? Es Dios slo una desmentida (en realidad Dios s existe para que yo no tenga vrtigo ante la existencia)? Dios ha surgido como desmentida del deseo histrico y a la vez individual de la muerte del padre? Hemos cometido un asesinato (contra el padre de la Horda), y ya muerto (como sucede con Jesucristo) lo hemos deificado? Es Dios el rehusamiento del hombre ante el desamparo de la muerte? Todas estas preguntas suponen que el creyente es un ateo en cuanto acepta la condicin de desamparo originario inconsciente dice Roberto Castro-. Hay un vaco sin fondo, un silencio del padreEl argumento de Freud no envejece y as como Eco deca al Cardenal Martini: Tiene Ud. que aceptar la posibilidad de que este mundo no haya sido creado, uno tiene que aceptar la posibilidad de que la vieja tesis de Feuerbach (Dios como proyeccin del hombre) sea verdadera. Yo, por mi parte, la acepto. Pero no acepto que con ello se explique la katocwch platnica porque la tesis de Freud y la de Platn pertenecen a registros distintos. Jung se dio cuenta de ello y por eso Freud lo tild de psicoanalista desnaturalizado que prefiri seguir el camino de los profetas. Pero es tan obvio lo que est en juego en Platn (no el temor, sino el kals, no el desamparo sino el juego, no la muerte sino la mirada), que no puedo sino preguntarme con renovado asombro: por qu los psicoanalistas no leen a Herclito con su propio discurso (el logos) y no con el suyo? O debo convenir que Scrates era psictico porque Lacan, el gran neurtico narcisista, quiere deconstruir a toda costa el daimon (que no es un hallazgo socrtico sino griego y universal?). No me asusta la prestidigitacin de Lacan en el Seminario de la tica. Pero me conmueve hasta las lgrimas, tan poco sentido histrico, tanto orgullo sectario, tanto bloff de alcantarilla.138. Bystander. Ser slo un espectador de los acontecimientos (como Mr. Satterwhite en El enigmtico Mr. Quin de Agatha Christie es como ser un doctor Fausto y concluir la vida en la mortaja sin haber pactado nunca con el diablo. El buen diablo de Goethe slo devolvi al Dr. lo que era suyo: la vida. Y ya bastante crimen era haber vivido sin vivirla. Esto s exiga una condena, y la hubo: la soledad del doctor. Una soledad desesperada, la de quien comprende que Dios es la exasperacin del vaco.139. Fragilidad de las relaciones humanas. Las amistades son frgiles, entre otras cosas, porque las creencias de cada cual se van definiendo y endureciendo con los aos. Llega un momento en que los puntos comunes desaparecen. Y con frecuencia lo que es comn tiene la figura de una prdida, una nostalgia, una esperanza. Cuando todo esto acaba, acaba la amistad misma. 140. Inversin de valores. Amo la inseguridad en el creyente y la disposicin a examinar nuevas evidencias en el ateo. Pero estas cosas, que implican una actitud aristocrtica, casi nunca ocurren: el creyente (sobre todo el tibio, el tartufo o el fariseo) se considera infalible. Y el ateo slo acepta evidencias que alimentan su resentimiento.141. Los sublimes. Hay algunos sublimes que dicen la mayor de las majaderas: que el amor al prjimo no es posible sin el amor a Dios. Son ellos qienes condenan la diferencia y viven la fe como un paseo en cuerda floja por encima del abismo de la desolacin. Como si el punto de partida de la tica cristiana no fuera el amor humano! O como si no existieran decenas de ejemplos de ateos piadosos (sensibles) y creyentes perversos! Quienen tal piensan han perdido el punto de contacto con el mundo y sin duda se consideran individuos excepcionales. No habla por ellos el ruah -pneuma- evanglico sino el narcisismo de un pobre hombre que se considera espiritualmente superior a cualquier otro. Para muchos,en efecto, la religin es una forma especialmente apta para amplificar el ego y a eso lo llaman virtud teologal o humildad evanglica. Otros, simplemente cosechan el fracaso para establecer relaciones humanas profundas apelando a su vocacin ultramundana. Esos son comediantes de la peor especie. Venden su alma al diablo con tal de parecer espritus superiores. Son los ascetas de alcantarilla. Su mirada, siniestra, exhala siempre un tufo de porquera.142. Demasiado. Nada hay ms desagradable e impertinente que los hombres que quieren ser demasiado virtuosos. La demasa siempre tiene como padre a la vanidad y como hija a la intolerancia.143. Voluntad de dominar. Donde vi mucho amor vi siempre comprensin; donde vi amargura vi siempre voluntad de dominar.

144. Amores disparejos. Hay amores tan disparejos que, de uno slo existe dependencia (es decir: el temor a ser desmebrado por la ruptura) y del otro slo existe mezquindad y clculo. As funcionan muchos matrimonios modernos que duran.

145. Experiencia pura. Bataille define la experiencia pura como el acto de alcanzar el extremo del saber: entonces s que no s nada. He querido serlo todo por el saber y entonces caigo en la angustia. Si el yo, empero, se entrega al no-saber comienza el arrobo. La existencia cobra de nuevo un sentido que se refiere de inmediato al yo. Y entonces comprendo que el objeto que se quiere comprender es proyeccin del yo. Tiene existencia fantasmagrica. Este nuevo saber nos deja como a un nio en la espesura del bosque. la incomunicacin alcanza otra vez el colmo de la angustia, lo que me lleva a un nuevo abandono que me da, otra vez, arrobamiento y alegra. Esta teora de Bataille supone en cierta forma que nos movemos continuamente entre Heidegger y Platn. La dialctica sentido-sin sentido nunca termina. Y lo mejor que podemos hacer en tal caso es bostezar. Al final slo queda el desfallecimiento, el sujeto agotado. Sin duda que el hombre es el nico animal que se agota, porque es el nico que busca sentido. Y el sentido es como un fantasma, brilla aqu y all en medio de grandes sombras, en la noche de los tiempos. 146. Mirarse al espejo. Hoy no he querido mirarme al espejo para no confrontar el reclamo de mis ojos, tan acostumbrados a perseguir ideales en esta cotidianidad que slo garantiza el envejecimiento.

147. La mirada del otro. Si yo tuviese que vivir como otro cualquiera (con un trabajo de fontanero, contador, valuador, etc.) sabra lo que es la desdicha de una creatividad congelada, disuelta. Por qu, entonces, no celebro cada da, la simple posibilidad de jugar con el ingenio y de hacer exploraciones de m mismo? Porque, por desgracia, necesito de la mirada del otro, de su aprobacin y participacin en mi existencia. El hermitao lleva a disguto su soledad y la fascinacin de la existencia des-socializada. Pero todo esto es una gran ilusin. Necesitamos del otro como necesitamos de la vida. Para bien o para mal, es un sino de nuestra naturaleza.148. Lo nuevo. Hay algo nuevo en cada da: la posibilidad de repetirse o reinventarse a s mismo.149. Ms que nunca. Hoy, ms que nunca, siento el peso abrumador de nunca o siempre: son palabras que expresan lo que hay de constante en la existencia, sus lmites perentorios, su libertad condicionada y disminuda.

150. Sade. Amo al mundo que se duele de estar vivo. As dira Sade si pudiramos exhumarlo de su tumba. El muy petrimetre no saba que donde acertaba, lo haca por contar con la proteccin del amo absoluto del mundo: la vulgaridad del alma.

151. Bsqueda de sentido. An a riesgo de repetirme a m mismo debo decir que lo que hago cada da es una bsqueda de sentido, incluso si concluye en el fracaso. Hay aqu un sufrimiento de una ndole muy especial que no conocen ni los sublimes, ni los satisfechos (que son almas vulgares).152. Un defecto: Hay un defecto comn a creyentes y ateos: ambos son predicadores e inflexibles. Ambos aman el dogma (el de la religin, el de la ciencia o el dogma personal). Por eso no confo ni en unos ni en otros.153. Mi melancola. Estoy forzado a escribir para m mismo. Soy un autor pstumo. Y no me interesa ni me estimula la posibilidad de ser ledo dentro de 50 aos. Qu beneficio anmico podra tener esto para el mundo de los muertos? El beneficio de los lectores, por otra parte, es siempre una cuestin de debate y se pierde en la incertidumbre.

154. Edad. Ahora, cerca del medio siglo de existencia, ya no veo gran diferencia entre el adolescente, el hombre maduro y el viejo. Los treinta aos que separan a uno de otro son una mnscula mota de polvo.155. Amor. Qu es el amor? Para m es un torrente ininterrumpido de admiracin. Sin ella slo tienes sexo o la peor pesadilla de la existencia: estar preso en un limbo de la comunicacin.

157. Un fariseo. Un hombrecillo que me invit a cierto programa de televisin, de esos que estn pensados para almas piadosas no reflexivas, se indign de saber que la cuestin de la persona no es materia de ciencia sino de metafsica. Y ya no se diga el estatus de su existencia en el embrin. Tambin la vela perpetua tiene sus empiristas que quisieran hacer de la filosofa (aunque por pura ignorancia) un derivado del positivismo lgico. Ester tipo de hombre slo puede creer en las manitas de un feto de tres semanas y slo por mala fe, declara persona al cigoto con sus clulas totipotenciales. El caso es que, como buen zorro se neg tambin a admitir que la caridad empieza por casa tratando dignamente al servicio. Eso ya no sucede aqu en Guadalajara. Pero lo cierto es que hay tantas estadsticas de familias de clase media que escatiman hasta lo fundamental a las pobres trabajadoras pero l, hombre ejemplar, por decreto, neg que fuera un problema actual. Apuesto que su propia casa es un buen ejemplo de esta mezquindad de clase media! De lo contrario: cmo puede uno alejarse tanto de la realidad si no es para mentir? Luego ri de la posibilidad de que el don Juan sufra por no echar races (por no tener un hogar, un lugar a dnde volver). El pobre hombre ignora que los hombres que hacen sufrir tambin son capaces de sufrir (quiz porque l constituye un buen ejemplo de este vicio ejemplar). La inteligentsia tapata siempre ha tenido rasgos vomitivos y escatolgicos.158. El ltimo da de mi vida. Hoy no es un da especial. Me falta ese mpetu que da la incertidumbre vivencial de que puede ser el ltimo para m.. Dichosos los enfermos terminales.159. Intelectuales annimos. Hay algo de ridculo en todo intelectual carente de reconocimiento. Es una suerte de Wagner primerizo que lleva bajo el brazo su primer libreto: Adelaida y Abelardo, que es slo una trama postiza de crmenes que deja como saldo final 12 existencias fantasmagricas. Wagner pudo trasponer este punto de teatralidad vaca. Otros se atascan ah para siempre.

160. El hombre gris. Hoy no voy a vivir ms que lo estrictamente indispensable. Este es el credo de quienes se conforman simplemente con sobrevivir.

161. Amigos viciosos. Hablar de los vicios de los amigos parece siempre un acto de traicin an si es un acto de honestidad. No es esto el colmo del quid pro quo?

162. Esprtus de altura. Qu pasa cuando el espritu se esfuerza por alcanzar la altura de las catedrales gticas? Curiosamente pueden pasar dos cosas: o se hace un gran hombre o un repugnante fariseo, incluso un infame criminal. El que aspira a grandes obras tambin puede tener desastrosas cadas. 163. Despearse. Herclito no andaba mal orientado al pensar que el hombre slo tiene dos caminos: ascender o despearse. En realidad, advirti es un solo camino (El camino de subida y el de bajada son el mismo). La cultura clsica elogiaba el camino de subida, incluso si como Snera, lo miraba con nostalgia. La cultura posmoderna cree que todo camino, salvo la anarqua, es un camino de bajada. Ves que s existe el progreso en la historia?164. Ateos y creyentes. Qu desagradables son los ateos. Se la pasan hablando de Dios todo el da! deca un buen observador. Los creyentes un poco menos livianos que la mayora, hacen exactamente lo mismo. Ninguno de los dos conoce el pudor del recato y la vida sencilla.165. Volver. Como siempre y despus de muchos intentos, volv a caer. Ves por qu tengo una concepcin pesimista de la existencia?

166. Without so much as by your leave: sin nisiquiera pedir permiso. As operan las instituciones educativas con sus materias primas que son sus maestros. Los explotan, difieren sus pagos, bajan sus ingresos, incluso si la Institucin camina boyante y no para hasta convertirse en una mina de oro. Hoy en da ser maestro es hacerse cmplice involuntario de los negocios de lucro con su diversidad de disfrases filantrpicos. Por eso y por la apatoa creciente del pensamiento, yo he dejado de instruir.167. Paradoja de la amistad. En toda amistad, hay siempre uno que padece ms que el otro las contrariedades del azar. Tambin hay, como consecuencia, uno ms dolido que quisiera reducir al otro a su condicin de dolor. As, la relacin amo-esclavo puede empezar con un movimiento de la parte ms dbil.168. Confesiones de un insomne: Yo, discpulo de Tezcatlipoca, estoy sometido a la guerra sagrada entre la noche y el da. Por eso para m, la luz del sol, es una prueba de supervivencia. Y no me queda entonces sino el arte de Huizilopochtli: el arte de la guerra.

169. Wittgenstein. No hay ms que decir: No es eso lo que quiso decir Wittgenstein con el Tractatus antes de virar y decir: todo es un simple decir?

170. Verdad como correspondencia. Supongamos que Dummet tiene razn: no existe verdad y falsedad si la verdad no es correspondencia. Existen slo pruebas o refutaciones. Todo eso est muy bien para la ciencia. Pero qu hay en relacin con el amor? No existe evidencia de que soy indiferente, que no te amo, que no me amas, que jugamos a hacer como que nos amamos y todas esas cosas estpidas que suponen la verdad como correspondencia?

171. Lo que puede finalmente ser objeto de mi saber responde a la cuestin de mi angustia. Voy a profetizar, voy finalmente a decir y saber lo que es -dice Bataille en El Culpable. Es ms o menos 1944, menos de 20 aos despus de Ser y Tiempo. Freud, al igual que Heidegger, estima que el confrontamiento con la propia muerte, hace inaplazable el sentimiento de angustia. No es slo una angustia anticipatoria sino una angustia real por la que tengo que rehistorizar toda mi existencia. No queda nada de la angustia kierkegaardiana de un saberse solo frente al absoluto. Este es un saberse solo frente a la nada y el desamparo. Cul es aqu el criterio para saber el sentido de una experiencia lmite. No deja de ser extrao que este mismo saber para el budista sea motivo de reconciliacin y pacificacin interior. La muerte slo dejar tras de s unos estados psicolgicos que se han de transmitir a la existencia futura. Pero qu hara el budista si no lo quedara ni siquiera esta esperanza de futuro, o si en el Nirvana no quedara ni huella del principio de individuacin? Desesperara? Tal vez. Existe por supuesto la angustia de tener que morir pero va aparejada a la angustia de tener que ser. El defecto de Heidegger o de Bataille es que su angustia es demasiado pasiva o contempladora: no se da desde la accin de ser uno mismo sino a la vista de la tarea. El secreto inconfesado de Heidegger (incluso despus de la Kehre) es que el autor de Ser y Tiempo no lucha por ser s mismo, sino simplementer por conquistar un status acadmico desde una reflexin de escritorio. De hecho es un genial filsofo de escritorio, lo cual no deja de ser pattico. En contraste con un Nietzsche, no sera sino un comediante que se angustia porque le a cado pesado el vino. 172. Duelo y melancola. Spinoza hablaba de la trstezapor un bien ausente. Freud ve en la melancola la forma de depresin ms aguda (e incurable) porque se trata de la prdida irreparable de un bien. Cmo remontar una sensacin permanente de desamparo? Incluso la experiencia religiosa se acompaa por una sensacin de no poder ser del todo s mismo, es decir: de que la soledad del yo no queda suprimida por la Gran Alteridad. Y la salida lgica es el duelo, ilimitado. Esto es ms que una existencia trgica: desde sta hay una integracin bsica del yo y sus races inconscientes que hace posible enfrentar la soledad radical sin quedar enterrado en sus fauces terribles. Por eso, mientras unos viven la finitud como fctica seguridad de dejar de ser, otros la viven como tormento que amenaza a cada instante la integridad psicolgica del ser. Hay tormentos que nos persiguen toda la vida: son aquellos con los cuales crecimos y han llegado a ser uno con nosotros. 173. Suerte. Desde el realismo la suerte no es ms que un accidente de la existencia: el cruce no previsto pero siempre posible- de la voluntad con la naturaleza (y algunos de sus mecanismos causales) o el de una voluntad con otra pero sin previsin alguna. Suerte es contingencia. Pero no es esta la visin budista. Desde ella la existencia est polarizada hacia ciertos acontecimientos que le son afines y los atrae hacia s, igual que el hierro atrae a un magneto de forma natural hasta que se consuma la unin. Nada se puede decir desde el punto de vista filosfico sobre esta suerte tan enigmtica como intangible. Pero sin duda, el sujeto ve avalada su impresin de una suerte dirigida por el hecho de que ciertos acontecimientos tienden a la repeticin. El psicoanlisis dira que se trata de la compulsin a la repeticin que, inconscientemente, nos lleva a repetir la situacin traumtica con la esperanza de superarla de una buena vez. Y entonces se opone el budismo (con sus causas krmicas) al psicoanlisis (con sus causas existencial-biogrficas). Lo curioso es que ambas experiencias son verificables al punto que no se puede cancelar una en nombre de la otra. Ser que el hombre es un animal que vive de dos pasados, uno cercano (la infancia) y otro remoto (la existencia pasada)? Para quien diga que la existencia pasada es slo una teora que opera como denegacin de la muerte, yo opongo la actitud de quienes como yo deniegan, abiertamente, la eternidad recurrente, por espanto, por horror, por temor de ser infinito. 174. Providencia. Por fortuna para los nios de Viafra, la providencia ha provisto de cierta inconciencia e insensibilidad a quienes no consumen protenas en su estado de hambruna extrema. De este modo al dolor fsico no se suma el dolor de estar consciente de s, que sera sin duda una tortura. La providencia mata con clemencia.175. Dios y Leibniz. Supongamos con Leibniz que cada mnada tiene en s todas las leyes de su desarrollo. Es decir: supongmonos platnicos. Esto significara que todo en el universo, salvo las mnadas espirituales, sigue el camino de la estricta necesidad. Y entonces, la variedad exige como cuota a pagar por la multiplicidad de leyes del desarrollo, una dosis de caos, desorden y muerte? Es tericamente posible. Pero desde luego, se trata de un modo de ser inmanente que poco tendra que ver con el Dios del Nuevo Testamento, a no ser que por su poltica de no intervencin como si fuera un diplomtico en un campo de guerra- apelara a su derecho a la no intervencin. Este tipo de Dios me hace recelar: no se mancha las manos, no se esfuerza demasiado, y viaja con bandera de paz Porque, dado el caso, la fe no movera ni granos de arena, mucho menos montaas. Y de hecho, no es esto lo que vemos, que los cerros reverdecen pero no cambian su lugar en la naturaleza?176. Melancola. Deca Freud en Duelo y Melancola, que el melanclico es narcisista y sdico. Sufre de una prdida que desconoce, puede saber a quin se refiere la prdida, pero no en qu sentido ha ocurrido sta. Y su narcisismo (ocasionado por la prdida) le ha privado de la capacidad de amar. Yo no soy melanclico (al menos no de tiempo completo) pero sin duda que me veo impedido a amar, mi afecto est atrofiado por un cmulo de prdidas acumuladas durantes los ltimos 30 aos. Y no s si hay salida alguna para un ayuno de compaa tan prolongado. Pero mientras tanto me encomiendo al Lilitu, patrona de los desiertos, las llanuras, los parajes solitarios. Ah edificar mi casa. Puede que el psicoanlisis no me cure pero como la filosofa me da cierta comprensin de las cosas. Es un buen placebo.177. Mendigo. Para mi asombro estoy vinculado a personas pragmticas que carecen de la ms elemental ternura. Qu me dice esto sobre m mismo, yo que soy un mendigo de pequeos amores?178. Declaracin de amor. No tengo otra cosa que darte que un corazn sin rumbo, sin destino, sin poder para enfrentar la vida. Esta sera mi mejor declaracin de amor! No es la cumbre del romanticismo?

179. Supery. Has sentido alguna vez que una suerte de denegacin, acaso incluso de reprobacin, se sobrepone a tu voluntad de ser u sujeto ordinario y familiar? Quin lo prohbe? Qu o quin lo hace aparecer como un afn imposible? Puede llegar a ser tan endemoniadamente fuerte la censura interior?180. Amparo. Lo bello de la providencia es que provee de consuelo a quien puede sobrevivir sin l. Y el que no, tiene que mendigar con su fragilidad un poco de compaa y mucho de lo que no necesita: amistad desinteresada de quien no puede conmoverle ni inspirarle una apreciacin nueva de s mismo.181. Aquiles. Siempre el suplicio de Tntalo parece regir los destinos humanos o por lo menos el mo: si lo amo (no importa qu, un proyecto, un sueo), si lo necesito imperiosamente, est ah al alcance de la mano, pero como Aquiles, me separa una distancia infinitamente divisible.

182. Cristo. Quisiera no comprender el abandono de Cristo en la cruz como la enseanza ms radical del cristianismo, pero no puedo Por eso pudiera no existir la muerte de Dios en absoluto, ya que antes tendra que haber estado vivo.183. Caridad. Hay dos o tres veces en la vida que la caridad, como la obra de arte, me inspira sentimientos elevados. Es una sensacon fugaz, por desgracia.184. El Cardenal Belarmn. Supongo que todo escritor catlico tiene su crtico feroz, como lo tuvo Galileo en Belarmn, temeroso pese a su gran aficin a la astronoma- de que se derrumbara su edificio teolgico. Fue el mismo cardenal que mand a las llamas a Giordano Bruno. Leyendo Verdad Controvertida, me encuentro con que el prudente y erudito Rahner, actu del modo ms feroz y virulento contra Hans Kng, apelando al dogma (que no es ms que un dique) y no a las Escrituras (que es terreno comn de dilogo y cimiento). Es un ejemplo esplndido de cmo personas de gran inteligencia muestran escaso criterio. En este caso porque su teologa era dogmtica y no evanglica. Pobres de los telogos que no son doctores en ambas teologas pues padecen de la miopa ms peligrosa: el horror ante la diferencia. Es como un Mr. Magoo con el carcter del Sr. Scrooge. De estos fenmenos est llena la Iglesia catlica pero pudiera ser un fenmeno universal, no lo s-. 185. Oracin de Giordano Bruno en las llamas:Perdname Sr. por la impertinencia de decir la verdad en tu nombre

Por haberme atrevido a pensar, como t, que eras un hombre,

O no dijiste no me llamis maestro bueno porque bueno slo hay uno y est

en el cielo?

Pero fuiste un hombre con una gran misin.

Yo afirm que el universo entero es tu creacin y que la inteligencia es universal.

Perdona mi deseo de maldecir a los verdugos,

pero es que tu casa ha sido ocupada por falsarios y ladrones.

Perdona en fin su falta de caridad. La verdad, no creo siquiera

que al paso de los siglos, alguien se atreva a ofrecer una disculpa

por mi tortura o por mi muerte. Quiz me lean en un futuro los espritus libres,los que no llevan la sotana ni el prpura.

A la fecha, en efecto, no ha habido disculpa oficial de la Iglesia por el caso Bruno y s por el caso Galileo que, aunque silenciado, no fue llevado a las llamas.

186. Dbiles. Segn Madame de Stael:Lo hermoso de Alemania era la Antigua caballera, su fuerza, su lealtad, su bondad, y la rudeza del norte, aliadas a una sensibilidad sublime. Tambin era hermoso el cristianismo injertado en la mitologa escandinava; ese honor salvaje que la fe haca puro y sagrado; ese respeto a la mujer que se haca ms tierno an por la proteccin concedida a todos los dbiles; ese entusiasmo de la muerte; ese paraso guerrero donde la religin ms humana ha ganado espacio (Alemania, p. 76-77).

Nietzsche, como Wagner qued fascinado por la vieja mitologa que ambos comentaban en Triebschen, el retiro de Wagner. Y ambos leyeros a Madame de Stael, de modo que una mujer que Nietzsche no consideraba retrato de lo que es la mujer en s, estaba detrs de lo que iba a ser la gran revolucin cultural del vitalismo alemn. Pero Nietzsche vera muy poco despus ese cristianismo injertado en la mitologa escandinava de que hablaba Madame de Stael como el principio de la decadencia moral europea pues lo identificaba con el triunfo de los dbiles. Quines eran los dbiles? Los pobres, los lisiados, los leprosos del Nuevo Testamento? Esta ha sido la creencia de los intrpretes eugensicos (desde Forster hasta Hitler) de Nietzsche, el incomprendido. Pero los dbiles son slo dbiles de corazn, los incapaces de fortaleza, constancia, sabidura, sobriedad como los nazis en la guerra!. Son los hombres con poco o nada que ofrecer y su gran triunfo ha sido que se les reconozca como los pobres del reino. Madame de Stael no lo saba, pero en sus observaciones sobre Alemania se haba colado ya la mayor impostura europea.187. Saber sobre el prjimo. El Sr. Gradgrind en Tiempos difciles de Dickens muestra que slo cuando cobra conciencia de su propia necesidad y siente una aplastante sensacin de desamparo puede abordar productivamente las necesidades de quienes lo rodean. Al revs de Bitzer, para quien todas las relaciones humanas son transacciones de mercado. Segn Martha Nussbaum esta justicia potica de Gradgrind exige no ser estoico, es decir, no buscar una autonoma que suprime, hasta donde es posible, toda emocin humana. Levinas, supone que la revelacin del otro ocurre por la fuerza del encuentro (como si ello bastara para una revelacin del rostro) pero no es as. Se requiere sentir primero la propia fragilidad y abandono, la aplastante sensacin de abandono y la injerencia de la emocin en los asuntos de la razn, para poder discernir un ms all del yo. De ah, por ejemplo, la importancia de la muerte como nulificacin de todas las posibilidades del ser ah. Heidegger no andaba tan desencaminado, pero le faltaba algo que Gradgrind posea en grado sumo: trato con la humanidad corriente. Es el defecto tpico de todo intelectual de escritorio.188. Admiracin. Cuando veo esos hombres que, an llenos de vanidad jalan multitudes, o aquellos que hacen confundir la dureza de su mirada inquisitorial con la sublime renuncia de la virtud, comprendo cunta razn tena Agustn: Ignorantia mater est admirationis (La ignoracia es la madre de la admiracin). Buscamos al gran otro no en las cumbres de la espiritualidad sino en las cloacas de la miseria humana.189. El perfecto simpatizante. Imagina un hombre que no se exaspere con las torpezas del prjimo, con su evidente entusiasmo con la vida muelle, con la indiferencia atroz del comediante. Cul podra ser su forma de pensar para vivir sosegadamente, sin indignacin sin clera? A mi parecer bastarale el viejo proverbio latino: Lo que la naturaleza dio nadie puede quitarlo (que es como decir: no debes indignarte con las coces del burro), o bien: Lo que la naturaleza no dio nadie puede suplirlo. Si uno llega a comprender que lo comn (y probablemente por ello natural) es el trmino medio, el color gris, la falta de pasiny el amor por el mnimo esfuerzo aunado a cierta mezquina ambicin secreta pronto se comprende que este mundo debe ser como es. La cultura, el desafo del clima, son elementos que pueden llegar a salvar desde el exterior lo que por la naturaleza y la circunstancia (alianza fatal) es irremediable. Pero casi siempre ocurre como dice Vctor Hugo: La naturaleza, ese perro que fielmente sigue al hombre. S: el hombre gris tiene an cierto margen de libertad, pero lo dispendia en pequeos y ridculos amores.190. Deseo. En una ocasin pregunt a un monje Zen si saba cul era el camino para la extincin del deseo. Y me respondi: nada extraordinario: gozar de los placeres pequeos y ordinarios, pero slo de ellos.191. Vivir. Un da comprend que todas las preguntas esenciales, todos los actos heroicos, todos los fracasos deciden su destino en el instante, el vivir de cada instante, en la decisin. El peso de un simple momento es lo ms peligroso y lo ms terrible.192. Pensar mal. Quiz no debiera pensar mal de ti, pero eres tan humano, demasiado humano Y yo tambin lo soy.

193. Olvido. Por quin doblan las campanas? por ti o por m? La verdad ya no lo creo. Doblan por la memoria, por la muerte del recuerdo de lo que t y yo fuimos alguna vez. Lloran por el olvido: la peor enfermedad de la especie.

194. El credo universal. El nico camino que, creo yo, les queda a las religiones para no acabar en la extincin y en especial a las Iglesias cristianas- est ya sealado en Kant: Exigir universalidad para un credo eclesistico (catholicismus hierarchicus) representa una contradiccin, dado que una universalidad incondicionada supone necesidad y sta slo tiene lugar all donde la razn misma fundamenta suficientemente los dogmas de fe que dejan as de ser meros estatutos. Por el contrario, la fe religiosa pura alberga una legtima pretensin de validez universal (chatolicismus ratonalis). El sectarismo en materia religiosa nunca tendr cabida en esta ltima y, all donde se encuentre, siempre se habr originado en un error del credo eclesistico, como el considerar sus estatutos (incluidas las revelaciones divinas) partes esenciales de la religin, con lo cual viene a sustituirse al empirismo por el racionalismo en materia de fe y se hace pasar lo intrnsecamente contingente por algo intrnsecamente necesario (El conflicto de las facultades, p. 30).195. Aqu. He venido con todos mis enigmas

he venido con todos mis fantasmas

he venido con todos mis amores

Por qu, entonces, estoy y no estoy aqu?

Por qu muero cada instante que vivo?

por qu suena siempre ese lejano campanario?

196. La verdad. La verdad? Es como Eco: si la alcanzas ya no es ella. Se ha transformado en algo muy bello y muy intil. Por eso Narciso prefiere su propia imagen. Por una verdad desvanecida.

197. Dondequiera que voy: la misma sed de infinito, el mismo amor equvoco a la persona equivocada. El mundo, dentro de su insensatez, es muy lgico.

198. La fe. Qu nos lleva al fin a creer? Es el amor al padre que, al estar fincado correctamente, abre las venas del sentido. Por supuesto que nunca hay suficientes razones para creer. Pero eso es irrelevante.

199. La apuesta pascaliana. Dado que la teologa es la nica ciencia de cuyo objeto se ignora si existe o no existe, al final slo queda Pascal, que es una especie de William James de su tiempo: Es bueno o no para ti creer? A esto se reduce todo, aunque un espritu aristocrtico dira ms: hay o no hay belleza en la creencia de tu eleccin? Pero quin est a la altura de ese noble que cree sin necesidad?

200. Optimismo. Nietzsche hablaba de las siniestras consecuencias del optimismo, pues no suele ser deseable, en absoluto, lo que el mundo considera mejor o ideal. El optimismo tiene un solo defecto pero basta y sobra: no es realista y, por lo tanto, no puede ser generoso ni paciente con la modesta realidad que, a veces, es bastante perversa.201. El liberalismo. Es el arte de buscar cada cual su afn, pero esto no concierta voluntades sino rivalidades, adulaciones, esclavitudes, traiciones. De suyo no tiene nada de malo pero se hace acompaar por una corte de mentiras y conspiraciones. 202. El comunismo. Es tan elemental que nadie se interese por lo que no es propio. El comunismo slo funcionara en una comunidad de santos (que ni siquiera tuvo cuerpo en la primera comunidad cristiana llena de divisiones).

203. Lo mejor del amor: no hace sospechar la monotona con que compromete un poco de pasin inicial. Impone grandes cadenas con una dulzura que conquista a tiranos y emperadores.204. Marcha atrs.Dios retrocede con los brazos cerrados,con los labios cerrados, con la niebla,

como un campanario atrozmente en ruinas

que desandara siglos de ceniza

Y yo, hurfano, lo busco