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África romana 1 África romana Mosaico de Virgilio y las musas, expresión de la latinidad en el arte africano. Virgilio, rodeado por Clío y Melpómene, sostiene un volumen en el que se puede observar el octavo verso de la Eneida Mosaico descubierto en Hadrumetum en 1895, datado a inicios del siglo III, conservado en el Museo nacional del Bardo, Túnez. El África romana designa tanto los territorios dominados por Roma como la parte romanizada de África. Contó con un total de ocho provincias diferentes: Tripolitania, Byzacena, África proconsular, Numidia Cirtensis, Numidia militar, Mauritania Cesariense, Mauritania Sitifense y Mauritania Tingitana. El África romana se extendía de este a oeste, desde el Golfo de Gabés a las costas atlánticas del actual Marruecos. Las provincias de Cirenaica y de Egipto no están incluidas en el conjunto regional porque recibieron un tratamiento separado en las fuentes antiguas: geográficamente, el desierto las separa del resto de África del Norte; culturalmente, se encuentran en la esfera de influencia helenística, claramente distinguida de la zona púnica que luego fue romana; finalmente, en el ámbito administrativo Egipto fue siempre un caso aparte en el Imperio romano y la Cirenaica fue en varias ocasiones incorporada a Creta, el territorio habitado más próximo. [1] El África romana fue fundada, según las fuentes, tras la derrota de Cartago a principios del siglo III. La conquista romana empezó de forma económica; posteriormente, fue de forma política con la conquista total del norte de África. África fue calificado como "el premio de la victoria" tras la Tercera Guerra Púnica en 146 a. C. en palabras de Floro. El territorio africano sufrió diversos cambios durante diversas épocas debido a los cambios políticos de los gobiernos de los Julio-Claudios, los Flavios, los Antoninos y los Severos. Posteriormente, el territorio entró en decadencia durante la Crisis del siglo III, sufrió usurpaciones y revueltas en el siglo IV y V, así como su aniquilación por parte de vándalos de Genserico. Aunque en un principio, en los primeros años de su existencia, el África romana no representaba una zona importante para Roma, con el paso del tiempo se convirtió en su principal territorio de impuestos. La idea de una África urbana y cívica comenzó años antes de la conquista, e incluso existía una "burguesía" municipal rica y poderosa. Con la influencia romana, se logró un mayor dinamismo en la región permitiendo que el arte, su economía y su legado fuera ampliamente reconocido. Las primeras fuentes sobre una posible conquista en el continente africano provienen de Dion Casio Historia de Roma, Plinio Naturalis historiæ, Suetonio Vidas de los Doce Césares preferentemente en la sección de Galba recoge la información sobre esta temática, al igual que Tácito Anales. El territorio conquistado por Roma ha sido a menudo objeto de estudio por parte de los historiadores y arqueólogos, a pesar de las fuertes disparidades regionales y de las grandes rupturas cronológicas en los ochos siglos. [2] Actualmente, las dos grandes problemáticas históricas relativas a estas provincias son la cuestión de su romanización y su cristianización; el primero debido a que posiblemente alguno de los países africanos heredó una lengua romance como el idioma español; o todas aquellas que derivasen del latíny el segundo porque el cristianismo occidental latino nació en el continente negro, así como también el nacimiento de Agustín de Hipona. La poca documentación hace difícil establecer un paradigma sobre lo que precedió en el África siglos después.

Africa Romana

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África romana 1

África romana

Mosaico de Virgilio y las musas, expresión de la latinidad en el arteafricano. Virgilio, rodeado por Clío y Melpómene, sostiene un

volumen en el que se puede observar el octavo verso de la EneidaMosaico descubierto en Hadrumetum en 1895, datado a inicios del

siglo III, conservado en el Museo nacional del Bardo, Túnez.

El África romana designa tanto los territoriosdominados por Roma como la parte romanizada deÁfrica. Contó con un total de ocho provinciasdiferentes: Tripolitania, Byzacena, África proconsular,Numidia Cirtensis, Numidia militar, MauritaniaCesariense, Mauritania Sitifense y MauritaniaTingitana. El África romana se extendía de este a oeste,desde el Golfo de Gabés a las costas atlánticas delactual Marruecos. Las provincias de Cirenaica y deEgipto no están incluidas en el conjunto regionalporque recibieron un tratamiento separado en lasfuentes antiguas: geográficamente, el desierto lassepara del resto de África del Norte; culturalmente, seencuentran en la esfera de influencia helenística,claramente distinguida de la zona púnica que luego fueromana; finalmente, en el ámbito administrativo Egiptofue siempre un caso aparte en el Imperio romano y laCirenaica fue en varias ocasiones incorporada a Creta,el territorio habitado más próximo.[1]

El África romana fue fundada, según las fuentes, tras laderrota de Cartago a principios del siglo III. La conquista romana empezó de forma económica; posteriormente, fuede forma política con la conquista total del norte de África. África fue calificado como "el premio de la victoria" trasla Tercera Guerra Púnica en 146 a. C. en palabras de Floro. El territorio africano sufrió diversos cambios durantediversas épocas debido a los cambios políticos de los gobiernos de los Julio-Claudios, los Flavios, los Antoninos ylos Severos. Posteriormente, el territorio entró en decadencia durante la Crisis del siglo III, sufrió usurpaciones yrevueltas en el siglo IV y V, así como su aniquilación por parte de vándalos de Genserico. Aunque en un principio,en los primeros años de su existencia, el África romana no representaba una zona importante para Roma, con el pasodel tiempo se convirtió en su principal territorio de impuestos. La idea de una África urbana y cívica comenzó añosantes de la conquista, e incluso existía una "burguesía" municipal rica y poderosa. Con la influencia romana, se logróun mayor dinamismo en la región permitiendo que el arte, su economía y su legado fuera ampliamente reconocido.

Las primeras fuentes sobre una posible conquista en el continente africano provienen de Dion Casio —Historia deRoma—, Plinio —Naturalis historiæ—, Suetonio —Vidas de los Doce Césares preferentemente en la sección deGalba recoge la información sobre esta temática—, al igual que Tácito —Anales—. El territorio conquistado porRoma ha sido a menudo objeto de estudio por parte de los historiadores y arqueólogos, a pesar de las fuertesdisparidades regionales y de las grandes rupturas cronológicas en los ochos siglos.[2] Actualmente, las dos grandesproblemáticas históricas relativas a estas provincias son la cuestión de su romanización y su cristianización; elprimero debido a que posiblemente alguno de los países africanos heredó una lengua romance —como el idiomaespañol; o todas aquellas que derivasen del latín— y el segundo porque el cristianismo occidental latino nació en elcontinente negro, así como también el nacimiento de Agustín de Hipona. La poca documentación hace difícilestablecer un paradigma sobre lo que precedió en el África siglos después.

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De la conquista al siglo IV

Zonas de influencia de Roma y Cartago en el Mediterráneo antes de la GuerraPúnica en 279.

Roma en el siglo III a. C.

La armada romana, cuyas victoriasunificaron la península, eran un ejército depropietarios de pequeñas tierras.[3] Pero, lascampñas militares particularmente de lasguerras púnicas modificaronconsiderablemente el pasaje social de Roma.Los ciudadanos se movilizaron realizandovarias campañas, en la que una que otra noregresaban a casa. Al final de un largoservicio militar en el que se aprendió aadquirir gracias a las riquezas un buen botín,el ciudadano-soldado a menudo encontrabasus tierras en barbecho, aunque sabemos quelas mujeres no tenían miedo de usar el

arado; y puede estar incluso agradecida de las malas cosechas. Los propietarios principales de las tierras sepropusieron adquirir sus tierras y rechazaron venderla por una suma de dinero de ciertos interesados. Por lo tanto, unmenor número de agricultores.[4] Los campos se encontraban cubiertos de mucho pastizaje. El trigo importado deSicilia creaba competencia con el de los pequeños productores latinos que, arruinados, vendían sus tierras a bajosprecios a los grandes propietarios e iban a Roma a unirse a la plebe urbana. Las grandes familias formaban inmensasesferas, los latifundios, donde estaban instalados campesinos no propietarios, colonos, y muchos esclavos. El graveproblema del abastecimiento de la población urbana impulsó a los poderes públicos de Roma a distribuir el grano aprecios bajos al igual que su importe.[3] La conquista de nuevas tierras redujo la dependencia de Roma a lasimportaciones y permitió el aumento de la mano de obra de las explotaciones análogas a la esclavitud.[3]

La carrera de los políticos romanos dependía de los éxitos militares y de sus ventajas materiales además de lasvictorias que aportaban a los ciudadanos-soldados (su clientela electoral). De hecho, la clase política se persuadió dela vocación universal de Roma y era unánimemente intervencionista.[5]

Por otro lado, el incremento de la población urbana desarrolla el artesanado y el comercio.[3] Ahora bien, a pesar dela excelencia de la red de carreteras, las calzadas romanas estaban sobre todo concebidas para desplazar rápidamentea las legiones más que para carros pesados. Fue el transporte marítimo y fluvial el más eficaz en la época.[6] Desdeentonces, el Mediterráneo se volvieron un objetivo primordial para el control de los intercambios; los griegosperdieron su supremacía con la desolución del imperio macedonio, Cartago y Roma que vivían en buenos términoshasta ese momento se encontraron cara a cara. A medida que las guerras púnicas se desarrollaban, Roma se vio en lanecesidad de conquistar cada vez más nuevas tierras y terminó por vencer definitivamente a Cartago, poniendo asípie en África."Púnico-romano hasta César, romano-púnico después, el Áfica del Norte no se vuelve verdaderamente romano másque bajo los Flavios". Esta constatación propuesta por Marcel Le Glay[7] atestigua las grandes rupturas que conocióel África romana, en particuar durante la política voluntarista de la dinastía flavia. La intervención de Roma enÁfrica puede ser entendida así como una "despunicisación" a la escala de provincias y de comunidades.

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EVOLUCIÓN ADMINISTRATIVA DE LAS PROVINCIAS AFRICANAS

Antes de la conquista Cartago Reino deNumidia oriental

Numidiaoccidental

Reino de Mauritania

- 146 África Numidia Mauritania

- 105 África Numidia oriental Numidiaoccidental

Mauritania

- 45 África Vetus África Nova Numidiaoccidental

Mauritania oriental Mauritaniaoccidental

- 27 África Proconsular Reino de Mauritania

40 - 42 África Proconsular Mauritania Cesariense(anexada en 40)

Mauritania Tingitana

avant 200 África Proconsular Numidia Mauritania Cesariense MauritaniaTingitana

Después de la reformade Diocleciano

Proconsular(norte)

Byzacena(centro)

Tripolitania(sureste)

Numidia(entre 303 y

314)

MauritaniaCesariense

MauritaniaSitifense

(284 - 288)

MauritaniaTingitana

África antes de la conquista romana

Estela del Tofet de Cartago.

La penetración romana en África se inició por las intervenciones políticas yeconómicas. Roma se esforzó en mantener las divisiones en África desde elfin de la Segunda Guerra Púnica. Los reinos locales a las genealogíascruzadas, desarrollaron una ideología real, a la imagen de los reyes helénicosy estuvieron a menudo en competencia contra los massyli, numidae, mauri,getulae.

En 203 a. C., Massinissa, soberano de los Massyles, se alió a Roma contraCartago y Sifax. Su aporte fue decisivo en la victoria romana, el poder de estereino, a la par del de la república cartaginesa, era incompatible con losintereses romanos en el Mediterráneo. Durante casi cincuenta años, Romamantuvo sus relaciones diplomáticas y comerciales con Massinissa y Cartagoy les compró en caso de necesidad, trigo.[8] Pero Massinissa, quien unificó alreino númido en 138 a. C., tenía a la mira el territorio cartaginés. La TerceraGuerra Púnica y la anexión de Cartago pueden ser vistas como una eleccióndeliberada de una parte de la República romana de privar a Massinissa de una ciudad al interior más próspero.

El África, enclave romanoDespués de la Tercera Guerra Púnica, y tras la victoria de 146 a. C., "el África fue el premio de la victoria; y elmundo no tardó en seguir la suerte del África",[9] como lo remarcaba Floro, historiador de los orígenes africanos.Después de la caída del poder cartaginés se creó la primera provincia romana en África, llamada África. Provincia detalla modesta, menos de 25,000 km², cerca del noroeste de lo que hoy es Tunisia, y era gobernada por un pretor, opor un propretor. Siete ciudades ganaron su libertad por haber tomado posición contra Cartago, entre las cualesestaban Útica, Hadrumetum, Tapso y Letis Menor Lamta. Habituados a los problemas de deslinde, los romanosdelimitaban la frontera de su nuevo territorio por una fosa, la fossa regia.A la muerte del rey númido Micipsa en 118 a. C., Roma arbitró repetidas veces los problemas de sucesión, cada vez en el sentido de una división en varios reinos. Amigo y cliente de Roma, Yugurta, nieto de Massinissa, provocó la

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colera romana después de haber masacrado a algunos mercantes italianos de Cirta durante el conflicto entre lossucesores de Micipsa. El Senado romano le declaró la guerra en 112 a. C. El fin de la Bellum Jugurthinum(105 a. C.) sancionó el fracaso de una política númida en África. El mapa de la región se vio modificado, el reino deMauritania se integró y el ager publicus creció.[10]

La conquista bajo los Julio-ClaudiosDespués de la Batalla de Tapso en 46 a. C. y de la derrota de los pompeyos aliados a Juba I, rey de Numidia, JulioCésar anexó al imperio el Reino númido. Se convirtió en la provincia de África nova en oposición a la primeraprovincia, llamada desde entonces África vetus. Los reinos indígenas se encontraban en un nuevo conflicto de Estadoy a la extensión de las posesiones romanas.[11] La frontera oeste de la provincia estaba protegida por una marca, laNumidia occidental, se se encontraba bajo el mando de Publius Sittius, aventurero aliado de César.[12] Cuatrocolonias vieron la instalación de Sittius y de sus mercenarios: Cirta, Rusicade, Milev y Chullu quienes, si semantenían independientes de la provincia romana después de la muerte de Julio César, mantendrían sus privilegiosde este pasado. Sin embargo, la penetración romana en África del Norte fue larga y la anexión de las provincias nofue seguida por su ocupación sistemática.Pero Roma no se contentó con "cuidar únicamente los restos" del Reino púnico, según la fórmula de TheodorMommsen. El primer espacio sometido y controlado a profundidad por los romanos, es un espacio que conoció unalto grado de civilización urbana: las regiones de Cartago, Cirta, Sicca Veneria, así como doce colonias de veteranoscreadas por Augusto y Mauritania. La provincia de Proconsular y el nuevo reino de Mauritania, confiado por CésarAugusto a su protegido Juba II, fueron asignados con la defensa del África del Norte. Desde la división de lasprovincias entre el Senado y César Augusto en enero de 27 a. C., el África se reunió y una única provincia senatorial,llamada África Proconsular. La Numidia fue reanexada a esta provincia. De cualquier manera, una legiónestacionada sobre su territorio, la III Augusta, comandada por el Procónsul, que de hecho es una excepción entre lasprovincias senatoriales, desprovistas de fuerzas armadas. Bajo Augusto, la dominación romana excede la fossa regia.Así, al principio del principado, los romanos se adaptan con los espacios dejados al margen de la romanización,empujando los límites meriodionales de la provincia. En 37, el emperador Calígula nombra a un legionario paradirigir la III Legión Augusta, quien dependía hasta entonces teóricamente del procónsul de la provincia. Tres añosmás tarde, el emperador asesina a Ptolomeo, rey de Mauritania, a Lugdunum (Lyon) y anexa su reino, transformandoel protectorado romano en dominación directa. En 42, Claudio lo divide en dos provincias procuratorienses,Mauritania Tingitana al oeste y Mauritania Cesariense al este.

África bajo los Flavios

Denario con galera y retrato de Clodius Macer.

El reino de los Flavios constituyó para África unperiodo de estabilización necesaria tras los problemas ylas adquisiciones territoriales. Para Marcel le Glay, es"bajo el reino de los Flavios que, preparadas de lejospor los Julio-Claudios, pero precipitadas por la obramisma de Vespasiano y de sus hijos, fueron operadas,cargadas de consecuencias para el futuro, las grandesmutaciones que afectaron los dominios esenciales de lavida pública y privada de los africanos.[13]

A su llegada, Vespasiano, que había sido procónsul, fuemal recibido por los africanos. Las provincias habían visto con anterioridad un periodo de problemaspolíticos—incursiones de garamantes—y el nuevo emperador debía asegurar la fidelidad del legionario y del

procónsul. El año precedente, durante el año de los cuatro emperadores, el legionario de la Legio III Augusta, Clodius Macer, se rebeló contra Roma y había amenazado de privarla del trigo africano.[14] La prioridad de

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Vespasiano era poner en orden a las provincias. Para este fin, renovó al personal dirigente, buscando a losprocónsules en el seno de las ricas familias italianas.[15] La romanización se aceleró en las provincias y lascomunidades del sur fueron sometidas a un mayor control, incluso bajo tutelaje. Bajo esta lógica, se constata unamultiplicación del número de promociones jurídicas sobre el territorio del África nova e incluso más allá, como loprueba la creación de la colonia de Madaura,[16] en los confines de Numidia, entre el fin del reino de Vespasiano ydel reino de Nerva.

África bajo los Antoninos

Corbita, bote de cabotaje de dosmástiles. Relieve en marfil, hacia 200,

África procónsular.

Como lo remarca Marcel Le Glay, "los Antoninos cosecharon en África lo quelos Flavios habían sembrado"[17] y numerosos signos se reunieron que permitenhablar de un apogeo africano. África conoció bajo la dinastía de losEmperadores Antoninos un desarrollo urbano sin precedente. Signo de esteéxito, la primera visita imperial en África por Adriano en 128. Durante suexpedición, nuevos estatus dueron acordados para las comunidades urbanas. Ladinastía, favorable a las promociones provinciales, debía, de manera general,volvió más fácil la integración municipal.[18]

En Roma, el partido africano gana en importancia y su influencia en el Senadoromano era innegable.[19] Frontón tuvo así el cargo de la educación del joven Marco Aurelio. Al fin del S. XX,África asegura un cuasi-monopolio sobre el mercado romano de trigo y de aceite. Ilustración del peso delaprovisionamiento africano, la revuelta popular de 190 fue, probablemente, suscitada por Pertinax, antiguo procónsulde África y por tanto prefecto de la ciudad de Roma, que habría, voluntariamente, suscitado la escasez controlada dela annona, apoyado por el "partido africano".[20]

África bajo los Severos

Arco de Septimio Severo, LeptisMagna.

El acceso al poder de Septimio Severo, emperador de origen africano, hijo deLeptis Magna, "nuevo Aníbal sobre el trono de los Césares jugó un rol mayor enel desarrollo del África romana.[21] El emperador, así como su hijo Caracalla,fueron los artesanos de una política municipal determinada. Las grandes familiaslepcitanas accedieron al laticlave. La expansión territorial continuó. La provinciade Numidia se vuelve autónoma antes del 200—poniendo fin a la extrañasituación donde legionario y procónsul coinciden en el seno de una mismaprovincia—y la lima avanzaba rumbo al sur y al oeste. Las altas mesetas de laCesariense fueron el objeto de un incrementado control, particularmente lospuntos de aguas y los ejes de trashumancia.[22]

Sobre el plan económico, las campañas y sus castellae vieron una ciertaprosperidad y la red carretera de desarrolló. El aceite africano era exportado sobretodo el mercado mediterráneo y la Tripolitana se abrió al comercio agrícola. Elenriquecimiento general de las provincias debió estimular el evergetismo y eldesarrollo urbano. Al final, el crecimiento demográfico fue fuerte y Áfricacontaba al final del Alto Imperio entre 7 y 8 millones de personas.[23]

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Las crisis del siglo IIIEn cuanto a las guerras incesantes, a la esterilidad y a las hambrunas que nos agobian de problemas, a lasenfermedades que castigan y asolan nuestra salud, a las epidemias que desolan y despoblan la humanidad, sepa queha sido predicho que en los últimos tiempos del mundo los males se multiplicarán, que tribulaciones variadassobrevendran, y que al acercamiento del día del juicio la severidad y la indignación de Dios se encenderan cada vezmás para castigar a la humanidad.

Cipriano, Ad Demetrianum.[24]

En el conjunto del Imperio, la crisis se debió a la conjunción de dos factores:• La inestabilidad política crónica, puntuada por una larga serie de usurpaciones y de guerras civiles, notablemente

en 238.• La presión sobre la lima —Rin, alto Danubio y Danubio inferior, frontera oriental— que se traduce en las

invasiones que los empreadores controlarían a veces difícilmente. Se desarrollaron, paralelamente, focos dedisidencia en África. El regreso al orden marcaría la afirmación en el poder de Diocleciano, en 284. Lasestructuras del Imperio resurgieron profundamente transformadas. Por otro lado, no hay indicios de que sudinamismo económico haya sufrido y el crecimiento urbano se mantuvo constante.

En 235, en un contexto de grave conflicto con los alamanes, un golpe de Estado llevó a Maximino el Tracio al poder.Descendiente de los humiliores, mal aceptado por el Senado, le vino bien adoptar una política hostil a suconsideración; pero, brillante militar, es popular entre los soldados. Consacra todos sus ciudades a la red carretera ysu política responde exclusivamente a los imperativos militares. Esta política defensiva exige una fiscalidadincrementada, presión fiscal cuyo peso explica en parte la revuelta africana. La crisis, que debió marcarprofundamente al Imperio romano, sobrevienen en enero de 238 en la región de Thysdrus (El Djem). Los habitantesde la ciudad asesinaron al procurador en turno que se había vuelto odioso a los ojos de los contribuyentes yproclaman emperadores a Gordiano, un rico senador, y su hijo.[25] Cuesta trabajo distinguir a los actores principalesde esta revuelta, según Herodiano, muy criticado vis à vis de Maximino, las revoltosos son esencialmente los jóvenesde la región, definidos según diferentes historiadores como pertenecientes a la aristocracia de la ciudad o emanandode la gran propiedad territorial, apoyados por miembros de las clases populares unidos a ellos por relaciones depatronazgo.[26]

Seguidamente, este profundo descontento se benefició del apoyo de la población africana. El movimiento no tarda enpropagarse en Italia y en las provincias orientales, desarrollado por la aristocracia urbana que mantiene el procónsulde África Gordiano contra el emperador Maximino. La guerra civil fue inminente cuando el Senado se unió al campode los descontentos y declara al Emperador enemigo del pueblo romano. Por tanto, la situación no puede ser yainvertida. Capellianus, un senador fiel a Maximino, puesto en lugar por este último en el puesto de gobernador deNumidia, empeiza una marcha sobre Cartago con el fin de acabar con la revuelta. Posee una fuerza militarimportante pues es legionario de la Legio III Augusta, basada en Numidia para contener la presencia de losnumerosos moros en la región. Herodiano, en su Historia de los Emperadores Romanos de Marco Aurelio aGordiano III, subraya la crueldad de la represión de Capellianus y da cuenta de la gravedad de la crisis interna:"Capellianus, entró en Cartago, hizo perecer a todos aquellos de los primeros ciudadanos de esta ciudad que sehabían escapado del combate. No perdonó los templos, que saqueó, así como todas las fortunas privadas y los tesorospúblicos. Recorrió después las otras ciudades que habías revocado los estatutos de Maximino, castigó de muerte a losprincipales habitantes y de exilio a los ciudadanos oscuros.[27] El autor no falta en precisar que esos actos bárbarostenían trasfondo político: poseyendo un ejército que le era devoto, podía, según las circunstancias, acercarse al títulode Emperador.Según la presión popular, en Roma, Gordiano III fue llamado por el Senado, a los trece años, como heredero del Imperio. Maximino muere poco tiempo después y a la llegada de Gordiano III pone fin a una crisis corta pero profunda. Si el nuevo emperador devuelve el equilibrio al Imperio, su nominación no pasa sin consecuencia para África. Bajo su reino la Legio III Augusta es disuelta[28] y remplazada por un "sistema más defensivo" fundado en la

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movilización de tropas auxiliares,[29] lo que tiene por consecuencia el disminuir la influencia romana en la región. Elreino de los primeros tetrarcas fue marcado por las grandes persecuciones,[30] una profunda reorganización de lasprovincias africanas[31] y de las revueltas locales. La aceleración a mediados del Siglo III los movimientos dedesobediencia y de revueltas de tribus africanas era innegable. era necesaria una reestructuración de efectivosmilitares romanas. Por tanto, no se necesitaba un fenómeno capaz de poner en causa seriamente la presencia y lahegemonía del Imperio. Excepto la revuelta de los moros de la Gran Cabilia y las numerosas invasiones enMauritania Cesariense y Numidia hechas posibles por la desaparición momentánea de la legión, Roma pudo manejarla situación.

Reorganización de las Provincias bajo la TetrarquíaDiocleciano emprende una profunda reforma administrativa de las provincias africanas. La Mauritania Sitifense (oTabiana) se crea de principio entre 284 y 288, se separa así de la Mauritania Cesariense pero el praeses deCesariense sigue siendo responsable de la defensa regional. En en 303 que vienen los otros cambios. La Numidia fuebrevemente dividida en dos provincias: la Numidia Cirtense (capital Cirta) y la Numidia Miliciana (o Militar). Estasdos provincias fueron reunidas en 314. Finalmente, la Procónsular fue dividida en tres unidades administrativas: laProcónsular (al norte), la Byzacena (al centro) y la Tripolitania (al sureste). El mando militar fue restablecido portoda la diócesis de África a un comte (excepto la Mauritania Tingitana, reanexada a la diócesis de Hispania. Elvicario de África se volvió el jefe jerárquico de todos los gobernadores, exceptuando al procónsul.

Problemas en los siglos IV y V

Follis acuáda en los talleres de Cirta porDomicio Alejandro. En el reverso, efigie de

Cartago teniendo frutas en cada mano.

Las provincias africanas vieron en el Bajo Imperio una serie deusurpaciones y de rebeliones "que han ilustrado por mucho tiempo, paraalgunos historiadores, la decadencia, característica principal, según ellos,de esos tiempos" aunque la investigación reciente ha traído a la luz larelativa properidad de la región.[32] Se puede hacer un recenso de estosmovimientos, pero es importante mencionar que no existe informaciónsuficiente sobre todos. Cronológicamente, cinco episodios están más omenos bien identificados:

1. 308/9 - 311, usurpación de Domicio Alejandro2. 363 - 364, revuelta de la tribu de los Austuriani o Austoriani[33] de Tripolitania3. 370 - 375, revuelta y usurpación «regional» de Firmo en Mauritania4. 397 - 398, revuelta o usurpación menos clara de Gildo,5. 413, revuelta y usurpación de Eracliano,• Domicio Alejandro, sin atadura africana, es un alto funcionario —vicario de los prefectos de la sala de

audiencias— con puesto en Cartago. Ha intentado jugar sus cartas en unas crisis imperial extremadamentecompleja que se abrió a la abdicación de Diocleciano en 305. Al momento donde en Italia se abren camino lasambiciones de Majencio y en Galia de Constantino, Domicio tiene a su disposición un excelente medio depresión: el control del aprovisionamiento en trigo. Puede amenacar a Roma de hambruna. La revuelta fueliquidada en la primavera del 310 por las tropas de Majencio: Cartago y Cirta fueron perdonadas del saqueo.[34]

• Sobre la revuelta de las tribus tripolitanias conocidas bajo el nombre de Austoriani en 353-4,[35] la información es abundante; un capítulo entero de la Historia (XXVIII, 6, 5 - 20) de Amiano Marcelino está consagrado al sitio de Leptis Magna por la tribu. El autor originario de Antioquía en Siria, comparte el punto de vista de los notables municipios y en su descripción de la revuelta de los Austoriani, entrega un retrato espantoso del comte de África, Romanus, presentado bajo la luz más negra como símbolo de la corrupción y receptáculo de todos los vicios. El relato se muestra también profundamente feroz para el ejército de la coudad, que parece no querer intervernir más que a cambio de la compensación financiera. En todos los casos, se trata de una ilustración del desacuerdo entre el

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gobierno municipal y el ejército de África.

El sistema defensivo romanoLa defensa del África romana fue asegurada durante el periodo republicano por el mantenimiento de tropas. Laordenación a profundidad comenzó al final del reino de Augusto. Los romanos construyeron rutas que penetraron elpaís númido a partir de Cartado, y un desvío que iba desde Leptis minor a Hippo Regius. La Legio III Augustainstaló su comando al nodo carretero de Tébessa, vigilando a las tribus de los Aurés y aquellas de la región de Chottel-Jérid. El sitio de esas dos zonas fue dirigido por una división progresiva de las rutas y de los puestos bajo losflavios y bajo Trajano.La anexión inopinada del reino de Mauritania no fueseguida inmediatamente de una toma de control. Los romanos selimitaron en un principio a acondicionar una ruta costera hasta Melilla, mientras que continuaban rodeando a losAurés, desplazando la sede de la Legio III a Lambaesis. El alargamiento este-oeste del relieve de la MauritaniaCesariense de 50 a 100 km de la costa, del valle del Chelif, y Castellum Tingitanum (Chlef) hasta Numidia. BajoSéptimio Severo, una nueva desviación hasta Numerus Syrorum (Maghnia) ensanchó hacia el sur el control de laMauritania Cesariense, mientrasque una ruta periférica, la limes Tripolitanus rodeada el sector de Leptis Magna.Finalmente, puestos avanzados en el desierto vigilaban a las tribus nómadas: Castellum Dimmidi (oásis de Messad),Cydamus (Ghadames), Bu Njem (actual Libia). Las fuerzas armadas permanentes consistían en una sola legión, la IIIAugusta, completada por numerosas unidades auxiliares repartidas en la Mauritania Cesariense y reforzada enMauritania Tingitana por alianzas con las tribus moras.,[36] [37] El único ejército de África aparece como un vectormayor de la romanización y de la fidelidad al emperador en África. Además de su rol de agente de la "romanización"entre los soldados que la integraban, le daba la imagen de una Roma protectora y continente de los elementosexternos que podían obstaculizar la producción agrícola africana.

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Los propósitos tribales

Ciudades de la Mauritania Tingitana: Tingis, Lix(us) col(onia),Banasa.

Extraído de la Tabula Peutingeriana.

Plinio el Viejo censó a quinientos dieciséis populos entre elAmpsaga y los «altares de los Filenoss»,[38] entonces en lagran Proconsular, tribus cuya importancia numérica y suorigen en las fuertes son muy variables. La cuestión de ladistribución geográfica de las tribus y pueblos ha generadouna extensa bibliografía pero ningún mapa parece poderpretender a la exhaustividad ni a la precisión absoluta. EnÁfrica del Norte, las antiguas fuentes griegas y romanas[39]

distinguen una zona urbanizada, una zona tribal[40] dondedomina el pastoreo, así como una zona meridional pobladade nómadas, llamada Getulia. Esta distinción fueconsagrada por la historiografía.[41] Los romanos ejercieronun control rápido sobre la priemra y la segunda zonas, peropoco dominarion la tercera por lo cual se hace necesaria unadistinción entre provincias romanas de África y ocupaciónromana en África. Si el lugar de la civilización urbana enÁfrica del Norte fue importante antes y después de laconquista romana, la organización tribal ocupa unasituación apreciable en el seno de las sociedades africanas.

Las relaciones con las tribus

Las relaciones de las tribus con los representantes de Romafueron numerosas y complejas debido a la diversidad y a la especificidad de las tribus y de las actitudes del poderromano. Una separación entre las regiones orientales —más integradas y romanizadas y donde la influencia de lasciudades era prepoderante— y occidentales parece siempre estar marcada en las relaciones que entretuvo Roma conlas comunidades tribales. No es posible analizar seriamente las revueltas indígenas sin tomar en cuenta laheterogeneidad de las situaciones africanas. El fenómeno fue vivido sensiblemente diferente según las provincias.Esta disparidad obligó a Roma a tratar diversamente según los levantamientos.

El hecho principal que trastornaba la relación de las tribus con el Estado romano era el estatuto jurídico de la tierraen la doctrina jurídica romana: in eo (provinciali) solo dominium populi Romani est vel Caesaris.[42] El conjunto delas tierras de África estaba integrada al ager publicus, lo que trastorna las relaciones tradicionales y las costumbres,en particular para las tribus nómadas. Cuando un poder real estaba presente localmente, se establecía una relación defidelidad directa que se traducía por impuestos en especia o dinero, o por un servicio armado, y no por la atribución oel control de las tierras. Es la relación del grupo a la tierra lo que estaba amenazado. Dado que, en virtud de ladoctrina romana, el poder romano podía decidir sobre la propiedad de las tierras, y no dudaría en limitar losterritorios ocupados. Las tierras era el objeto de agrimensura desde el reino de César y eran también sometidas a lajurisdicción romana. Las políticas de acotamiento, de terminatio (deslinde) y de delimitación seguían generalmente.Se derivó una nueva disposición institucional: la tribu puede verse reconocida en un estatus, incorporada a unaciudad vecina, donde la civitas podía ser acordada parcialmente a ciertos miembros de la tribu. La cuestión deldesplazamientode poblaciones es, sin embargo, discutida. Los romanos experimentaron la necesidad de controlar alos hombres gracias a los intermediarios: los prefectos de las tribus o de tribu (praefectus gentis) a menudodescendiente de la orden ecuestre. Los jefes integrados podían también recibir el título de princeps. Estosintermediarios permitían a veces la aparición de una aristocracia mixta y abrían la vía para la municipalización.

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Los levantamientos de las tribus morasLos levantamientos de tribus indígenas en África no era un hecho nuevo en el siglo III. Además de los camposmilitares permanentes, el envío de destacamientos de legiones romanas, desde el siglo II, no era raro para encauzarlas revueltas recurrentes de las poblaciones autóctonas o gentes, en particular aquellas de los moros que disfrutabansu poder con relativa autonomía. Estos eventos iban, sin embargo, a tomar una nueva dimensión en los años250-260. En 253-254, una ola de insurrección partió de Mauritania Cesariense y alcanzó la Proconsular. Los actoresde esta revuelta fueron generalmente los pueblos que, viniendo del interior de las tierras, estaban menos tocados porla romanización. El levantamiento fue rápidamente reprimido.[43] Fue en el oeste del África romana donde el imperioencontró la mayoría de los problemas. En Mauritania Tingitana, debió dar rpueba de diplomacia al firmar lostratados de paz fœdus, i —con las tribus. El gobernador de la provincia se reunía regularmente con los bacuates,principal tribu de la región. Asociada a los macenitas o aún con los bávaros, esta tribu constituyó una importantemuralla contra la romanidad. El Imperio debía perder su control sobre ciertos territorios, no contrando más que ellitoral y el norte de la provincia.Un poco más al este, en Mauritania Cesariense y en Numidia, la insurrección era más fuerte y amenazaba la regiónde Auzia. La tentativa de imponer prefectos a las tribus no fue suficiente. Para remediar esa situación desfavorable,la Legio III Augusta fue reconstituida —entre 253 y 258 según las fuentes—, pero provocó una recuperación delbandolerismo y la inestabilidad. Prueba de esto es que el gobernador de Cesariense obtenía el cargo de dux para elconjunto de las provincias romanas, lo que muestra la gravedad de la situación.[44] Un nuevo gobernador deNumidia, Cornelius Macrinius Decianus,[45] intentó poner fin a la crisis hacia el 260 y se encontró enfrentado aalianzas de tribus. Logra hacer retroceder a los bávaros que estaban aliados a los reyes locales, los Quinquegentanosque, establecidos en el macizo montañoso de la Djurdjura, habían invadido Numidia en 253, así como a losFraxinenses. Las incursiones bárbaras que habían devastado una buena parte de Numidia fueron finalmentecontenidas, y los opositores a la hegemonía romana tuvieron que retroceder poco a poco.[46] El África Proconsularfue la menos tocada por las revueltas, sin embargo no estaba bajo el dominio exclusivo de los romanos. EnTripolitania por ejemplo, fue generalmente el sistema de delegación quien hizo acto de presencia. Opuestos a losataques violentos en el oeste de África, los romanos prefirieron dejar una cierta autonomía a los autóctonos,preservando su influencia sobre la región. En algunas regiones, como en Byzacena, Roma mantuvo un control casitotal.

Hecho urbano y cultura urbanaLa difusión de una cultura urbana y cívica en África fue empezada mucho antes de la conquista romana. Esto se sabepor los testigos arqueológicos y epigráficos tan ricos como diversos a propósito de los cuales se puede hablar de"Áfricas" y del carácter plural de su urbanización.[47] Sin embargo, en el origen de este desarrollo se encuentra unfactor común, la conquista y las nuevas relaciones —políticas pero también económicas y sociales— que la mismasuscitaba. Se puede situar el apogeo de la civilización urbana en el África del norte en el segundo y primer tercio deltercer siglo. Estaba unido a la prosperidad que vieron las provincias hasta la época severina, debido en parte aldesarrollo del mercado de aceite africano.Es necesario distinguir el desarrollo y la densificación de la red urbana y la romanización jurídica, concesón de unestatuto jurídico por decisión imperial a las comunidades más o menos integradas al imperio.[48] La ciudad de losasentamientos africanos fue caracterizada por una intensa actividad de sus élites, en particular en el marco de laspolíticas de evergetismo.[49] Esta práctica permitió medir la permanencia de los barrios hasta la segunda mitad delsiglo III, cuando el Imperio vio una serie de crisis estructurales.[50]

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La sociedad y la élite municipal

Inscripción[51] bilingüe —latino y púnico— del teatro deLeptis Magna, Siglo I, hacia el año 1-2, ofrecido por un notable

de la ciudad.

Desde el primer siglo, existió en África una "burguesía"municipal rica y poderosa pero fue solamente a partir delperiodo flaviano que aparece a la vista y lo esencial de suexpansión se sitúa en el siglo II y a principios del siglo III,periodización que se encuentra en otras provinciasoccidentales. Más que en cualquier otra región del Imperio,las ciudades africanas codiciaban y se enorgullecían de laspromociones municipales, más aún después del Edicto deCaracalla.[52] La romanización de los modos de vida seilustró en una arquitectura urbana audaz[53] y una prácticade las instituciones (asamblea del pueblo, curias y senadolocal) y de las magistraturas latinas.

Principales ciudades

• Auzia• Bulla Regia• Cartago• Cirta• Dougga• Hadrumetum• Pupput• Hippo Regius• Iol Caesarea• Columnata• Leptis Magna• Leptis Minor• Madaura• Mactar• Melilla• Musti• Pupput• Rusadir• Rusicade• Sabratha• Tébessa• Thapsus• Thysdrus• Timgad• Tingis• Thuburbo Majus• Sufetula• Útica• Volubilis• Zilil (Dchar Jedid)

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Ciudades y campamentos de África romana.

La economía africana

El África de las campañas

Prensa de aceite o de vino de Sufetula.[54]

El África del Norte fue considerada por mucho tiempo comouna tierra particularmente rica y como una tierra de talentososagrónomos a la imagen de Magon. Su divinidad tutelar,África, tiene por emblemas la cornucopia y el celemín de trigo(modius) a sus pies. Desde el reino de Masinisa, unaagricultura comercial se dessarrolló en África. A los ojos delos conquistadores, esta tierra de cereales debía nutrir alpueblo romano. La producción se vuelve rápidamente deexcedentes, fuertemente alentada por Augusto y sus sucesores.Las tierras del oeste exportaban su producción hacia el restode la cuenca del Mediterráneo y el trigo africano proveía lasdos terceras partes del anón destinado al abastecimiento deRoma.[55] África estaba provista también de una arboriculturarica y variada en la que se encontraban viñas, olivos, granados y plantaciones de oasis. Los cultivos locales erantambién importantes (trufas, guisantes, legúmbres) pero la policultura era a veces sacrificada para beneficiarse de lacultura del trigo necesario a las urbes.

Durante el periodo romano, las tierras africanas vieron sus rendimientos crecer y las tierras del sur y del oeste fueronpuestas en relieve. Las zonas más antiguas de cultivos —emporia de Tripolitania y territorio de Cartago— fuerontambién transformadas por el desarrollo de cultivos de exportaciones más lucrativas. Así, la producción de frutaspasó de la Proconsular de alrededor de 840,000 quintos de trigo por año a la época Cesariense a casi nueve millonesde quintos bajo Nerón.[56] El valle del Medjerda, el interior de Hadrumetum, la región de Cirta, de Numidia Sitifensey las planicies ed Volubilis fueron incorporados a la cultura cerealista.Los convoys de trigo eran descargados en Ostia por una corporación de armadores privados, el colegio de los navicultores de África (navicularii africani), reorganizados por Cómodo en els egundo siglo en classis Africana Commodia. Este domini navum Afrarum universarum elevó en Ostia edificios honoríficos.[57] Sin embargo, parece que la prosperidad comercial africana no vio verdaderamente la luz sino hasta el final del Siglo I con el desarrollo de la oleicultura y en una menor medida de la viticultura.[58] Las ricas tierras cerealistas de Bagrada, cultivos de tradición prerromana, a veces en las manos de aristócratas romanos, eran valoradas por los arrendatarios

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—conductores— unidos a Roma por el vectigal. Las ciudades poseían también numerosos dominios, a semejanza deTimgad.[59] El saltus de las altas planicies, sometidas al régimen del colonato, fue cultivado por una poblaciónindígena reducida a la servidumbre.[60] La actividad de los arrendatarios estaba enmarcada por el consuetudomanciana o lex manciana —permitiendo valorar las tierras no cultuvadas sin imposición— que permaneció en vigorhasta la época vándala, como lo atestiguan las Tablas Albertini.

El artesanado y los intercambiosEntre Ostia y África se puso en marcha una intensa red de intercambios en el que la cerámica constituía el productofaro. La producción de ánforas - para el comercio de aceite y vino - y de vajillas está también comprobada pero ladocumentación está incompleta fuera del África proconsular. Dicha producción es la prueba del dinamismo de losintercambios pero también de las producciones agrícolas africanas hasta la época vándala pues las excavacionesarqueológicas han permitido encontrar un gran número de artefactos de Byzacena, de los puertos mediterráneos hastalos límites renanos. El análisis estratigráfico del Montre Testaccio de Ostia señala que las ánforas africanassobrepasaban en número a las de Bética a partir de los años 170.[61]

Letras y artes

Mosaico de la Domus África de El Djem.

El África fue dotada en Roma de una reputación de tierra decultuvos, y si frecuentemente los excesos de ornamentación de laprosa africana (tumor Africus, literalmente la "exageración africana")eran objeto de burla, la arqueología y la historia literaria confirman yapoyan el hecho de que las provincias de África tenían en su senouna población preocupada por las artes y las letras, por su enseñanzay su difusión.[62] En las estelas y los arcos triunfales, los sarcófagosy las artes decorativas triunfa un estilo nuevo, extraño a los cánonesgreco-romanos y que Gilbert Charles Picard ha llamado el "barrocoafricano"; estas formas donde se conjugan el sensualismo y rasgospatéticos debieron inspirar el arte bizantino.[63]

El África romana desarrolló un gusto pronunciado por el mosaico, este "arte particularmente africano, pues enninguna otra región el hábito de los pavimentos historiados estuvo tan extendido".[64] En las reproducciones de lavida diaria, bucólicas, de las actividades artesanales y agrícolas,[65] se mezclan en las numerosas obras en las que seha podido conservar el trazo, el vigor de los préstamos literarios en el mundo latino y oriental.[66]

ArquitecturaEl arquitectura en África no se comparaba con el «estilo italiano». Un claro ejemplo de esto era el Anfiteatro de ElDjem, construido por el procónsul Gordiano en 238,[67] que no respetaba el estilo arquitectónico de Italia:[68] era máspequeño, su tamaño, tanto interior como exterior, era demasiado inconvicente con respecto al Anfiteatro Flavio. Elanfiteatro de El Djem fue construido como una demanda a los supresores romanos que tenían el control sobreÁfrica.[69] Las obras arquitectónicas hechas en África no corrían bajo las órdenes del emperador romano.[70] Todaslas obras hechas eran un desafío a la autoridad romana;[68] al construirse, se trataba de provocar una revuelta contrael imperio.[71]

Asimismo, una de las piezas arquitectónicas más ingeniosas es un chalet descubierto a cinco metros de profundidad donde ciertas personas podrían refrescarse del inmenso calor que sofocaba durante el día.[72] Por lo regular, esta se localizaba cerca de una Domus.[72] Las excavaciones recientes demuestran que no era únicamente por su profundidad que el lugar poseía frescura, sino también debido a una técnica aisladora térmica. Las bóvedas se encontraban conformadas por bóvedas que poseían cámaras de aire; éstas se encontraban construidas con arcillas y

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formaban tubos que estaban entre cada uno de los pisos del chalet.[73] En un principio, estas mansiones servirían paraque fuese un hogar para ciegos; sin embargo, los propietarios las usaban como centros de fiestas donde se invitaban alas figuras políticas más importantes. El comedor de este lugar era la parte más lujosa, a pesar de tener la forma deun burdel.El foro, así como la basílica que lo dominaba, eran los centros de decisión política donde se discutían y se aprobabanresoluciones, como por ejemplo, las medidas políticas sobre las tribus vecinas. El foro era erigido a imagen ysemejanza del capitolio romano. Asimismo, cerca del foro, había un templo dedicado a la tríada romana: Júpiter,Juno y Minerva.[74] La gran mayoría de las Domus tenían en su interior objetos bañados de bronce. Pero, la Domusmás famosa ubicada en el África era la Casa de Venus; en ella se encuentran algunos de los mejores mosaicos delnorte de África.

LiteraturaEl vigor de las Letras en África es tal que entre el Siglo II y el Siglo IV, Cártago aparece como una capital culturalen la que las producciones literarias infunden novedades y frescura en el conjunto del mundo romano. He ahí elresultado de largos años de prácticas de las bibliotecas,[75] de las lecturas públicas, de intercambios incesantes con elcorazón del Imperio y de influencias helénicas. Los cartagineses difundieron así su gusto por la gramática y laretórica en la mayor parte de las provincias africanas. Los más dignos representantes de esta corriente son Florus,Sulpicius Apollinaris, Nonius Marcellus, Terentianus conocido como el Moro, y Frontón.

Cultos y prácticas ritualesEs delicado inventariar el conjunto de los cultos tradicionales presentes en el África romana. Con la conquistaromana, la religión romana antigua y las religiones tradicionales de África, líbicas y púnicas, fueron objeto de lareinterpretación y de la manifestación del sincretismo. Una manifestación de estos fenómenos es ilustrada por elculto africano por excelencia, es el de Saturno llamado el africano que ocupa un lugar central en el panteón. El cultode Saturno dejó una importante documentación epigráfica y arqueológica. Representa, según Marcel Le Glay y parael África romana, "la mejor expresión de su africitas".[76] Bajo el ejemplo del gran dios africano, las divinidadesgreco-romanas fueron asimiladas mientras conservaban sus características "nacionales". El problema de los muertosy de su recuerdo —multiplicación de los epitafios y de las estelas en las provincias—,[77] el lugar hecho a los cultoragrarios, uranienses y telúricos, la importancia otorgada a los dioses locales y domésticos marcaron la religiosidadafricana.[78] Los intercambios en el dominio religioso son particularmente numerosos y es constatable lasresurgencias púnicas en los cultos de las poblaciones romanizadas.[79] El África romana pasó ante los ojos de suscontemporáneos como una tierra de magia; las prácticas mágicas estaban extendidas como en todo el imperio peromantenían relaciones privilegiadas con los numerosos aspectos sociales.[80] El culto imperial conoció desde la épocaagustina un gran vigor en la región, de manera paralela al culto africano.

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Conversión al Cristianismo

Tertuliano, escritor que basó la mayoría de sus obras enel tema cristiano. Convirtiéndose en casi un teólogo.

Según Claude Lepelley, el cristianismo occidental latino nació enel África Septentrional. A mitad del Siglo II, las comunidadescristianas eran ya numerosas y dinámicas. Durante el Siglo IV,África vio el nacimiento de Agustín de Hipona, padre de la Iglesiacuyo pensamiento iba a ser una influencia determinante sobre eloccidente cristiano durante la Edad Media y la Edad Moderna.[81]

Sin la documentación completa, es difícil reconstituir las etapas ylos lugares de difusión que precedieron la llegada de los cristianosen las provincias africanas. Además, son esencialmente las fuentescristianas —notablemente aquellas de Tertuliano— las quepermiten retrazar la historia de la iglesia africana durante el SigloIII, presentando evidentemente un problema de objetividad. Másallá, la mayoría de las fuentes de la época son cartaginesas.[82]

Se sitúa la aparición de los primeros cristianos en África antes delaño 180. El primer documento que nos permite aprehender elcristianismo en África son las Actas de los mártires deScillium.[83] Ampliamente minoritarios, los cristianos adoptarondesde el inicio una actitud ofensiva para propagar su fe y sedirigieron sin mucha aprehensión hacia un conflicto abierto con el poder imperial politeista. La historia de los debutsdel cristianismo en África está estrechamente relacionada a la persona de Tertuliano. Nacido de padres paganos,entra en la comunidad cristiana de Cártado hacia el 195 y se vuelve cercano a la élite municipal, que supo protegerlode la represión de las autoridades. Habiendo recibido el sacerdocio, se dedicó en sus primeros escritos a luchar paraque la iglesia cristiana fuera reconocida oficialmente por el Imperio. Se puede hablar, a continuación de Tertuliano,del "cristianismo africano" ya que éste adopta un carácter específico, siendo distingudo por su intransigencia. A finde anclarse en la vida africana, la doctrina cristiana, a través de los escritos de Tertuliano, buscó emanciparse detodas las instituciones paganas que estructuraban la sociedad romana de la época. Se debe ver más en este trabajo deescritura una transcripción y una valoración de los problemas específicos de una nueva comunidad que la voluntadde un hombre de imponer a los fervientes creyentes una doctrina que no les convenía.

Los cristianos rehusaron participar en numerosas ceremonias que fundaban la vida cívica. En su obra De la idolatría,Tertuliano precisa la naturaleza de las actividades desaconsejadas a los cristianos: debían, los más ricos, rehusarparticipar en la vida política de la ciudad ocupando cualquier puesto y rehusar cualquier labor agrícola que pudieraproveer de productos y animales a las sedes de los sacrificios. Los cristianos ya no debían ejercer el profesorado queles obligaría a enseñar los mitos y cultos paganos.[84] Pero lo que separa y opone más a las autoridades romanas y ala comunidad de cristianos, es sin duda alguna el hecho de que estos últimos rehusaron servir en el seno de la armadadel imperio. Tertuliano subraya la dificultad de conciliar el juramento militar con aquel pronunciado durante elbautismo.[85] Además de la omnipresencia de los ritos paganos en la vida militar, el dilema más grande para loscristianos fue la probabilidad de matar a sus adversarios durante los combates, cosa incompatible con el mensajeevangélico. Esta elección, tanto política como religiosa, estuvo en el origen de conflictos a veces violentos. Loscristianos eran acusados de poner en peligro a la ciudad cuando su negación al servicio militar tenía lugar durante unperiodo que necesitaba la presencia de soldados. Esto trajo sanciones que llegaban hasta la pena de muerte,permitiendo que la situación de mártir fuera muy específica a la religión cristiana.[86]

La multiplicación de los mártires, de sus cultos y de sus relatos, como el mártir de Perpetua y Felicidad, fue uno de los rasgos que marcó el cristianismo africano.[87] Tertuliano mismo preconiza el sufrimiento y el martirio como resultantes en la salvación,[88] acarreando elecciones suficientemente elocuentes por parte de los cristianos: algunos

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escogieron muertes "heroicas", combatiendo por ejemplo contra los guerreros egipcios. El martirio se volvía un actode resistencia y de memoria, inscrito en un calendario conmemorativo, zócalo del calendario cristiano. A través deesta base doctrinal extremadamente estricta y difícil de defender frente a una población que no comprendía la mayorparte del tiempo la elección de los cristianos, Tertuliano buscó evitar que su comunidad se mezclara con los ritos ycostumbres paganas a fin de guardar toda su especificidad y de preservar sus oportunidades de eclosión. Por lo tanto,no quería alejarse de la vida de la ciudad, mucho menos de la del imperio.[89] Amó al imperio y estaba convencidode sus ventajas en las provincias africanas.Los cristianos ayudaron, vía su necesidad intransigente a la vez de demarcación y de afirmación al seno de lasociedad africana, a instaurar un clima de tensión entre ellos y el resto de la población, pero sobre todo con el poderimperial que enfrentado a esta amenaza de división no tardó en reaccionar. La doctrina cristiana que puso pie enprimer lugar sobre las costas africanas se desarrolló después al interior de las tierras. Si no se sitúa precisamente laciudad de la cual son originarios los mártires de Scillium (en la región de Cártado), los de Madaura, Miggin yNamphamo, tuvieron lugar en la misma época: los cristianos conocieron a sus primeros mártires en un contextopolítico y, al mismo tiempo, religioso en constante evolución. El Siglo III vio una fragilización importante de losfundamentos religiosos del poder imperial. Considerado como protegido de los dioses, el mito del emperador que sesitúa sobre los hombres fue puesto en duda por los paganos, en particular después de la muerte de Decio en combate,en 251. Los culpables fueron rápidamente encontrados: por su impiedad, los cristianos fueron acusador de haberprovocado la cólera de los dioses.

Galieno fue más tolerante que su padre, Valeriano, conlos cristianos. Éste logró una pequeña paz para el

Cristianismo, hasta que llegó al poder Diocleciano.

Decio mismo había ya instaurado esta noción de "chivoexpiatorio" durante lo que se conoce como la "persecución deDecio", de 249 a 251. La persecución romana, el primer ataqueoficial contra la iglesia africana, fue ratificado por un edictopromulgado desde el 249 que obligaba a los cristianos a orar por lasalud del emperados y a proceder a los sacrificios o a laslibaciones. Esta noticia forzó a los critianos a tomar una opción.Muchas actitudes fueron cambiadas: algunos siguieron lasconsignas de las autoridades relevadas por las ciudades africanas yse adhirieron al edicto, sacrificando incluso animales —cosaformalmente prohibida por su dogma—; otros para los que erainconcebible renegar del Evangelio prefirieron huir; otrosescogieron hacer público su descontento, poniendo su vida enpeligro. La autoridad romana, mientras formulaba el edicto,dividió a la comunidad cristiana, que siguiendo a esta crisismuestra aún su intransigencia. Aquellos que cedieron a lasdemandas de Decio y participaron en las súplicas —los lapsi—fueron mal recibidos por los "resistentes" en el momento de sureintegración. Los prelados que "pecaron" fueron, en su mayoría,perdonados pero no pudieron volver a sus funciones. Lapersecución engendró una crisis tal al seno de la iglesia africana

que el concilio de Cártago propuso, en 256, rebautizar a los que habían caído en falta a fin de volverlos puros denuevo. Esto fue cortado violentamente por el obispo de Roma ya que este doble bautizo es inconcebible, pues le restacredibilidad al rito sagrado y único del obispo.

Después de un breve periodo de calma, las persecuciones recomenzaron en 257 bajo la impulsión de Valeriano. Estesenador romano, cercano a las élites hostiles al cristianismo, empleó una nueva táctica para debilitar a los cristianos.

Decidió cortar la élite cristiana desde la base. Sus gobernadores de provincia tuvieron que exiliar a todo obispo o clérigo que se negara a practicar los ritos de sacrificio. Así, Cipriano de Cartago, gran figura del cristianismo

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africano, fue exiliado; otros fueron condenados a las minas. La persecución se tornó sangrienta un año más tarde,cuando Cipirano y otros clérigos, víctimas de nuevas medidas romanas, fueron condenados a muerte y decapitados.Tuvo que llegar la muerte de Valeriano en 260 para que la calma reinara de nuevo en África. Su hijo Galieno semostró más conciliador: detuvo las persecuciones contra los cristianos y promulgó un edicto de tolerancia: Lapequeña paz de la Iglesia.[90] Esta cohabitación pacífica permitió a la iglesia africana desarrollarse en las provinciasy aumentar el número de fieles. Diocleciano, en 284 al comienzo de la Tetrarquía, provocó el retorno de laspersecuciones (303-304), que fueron aplicadas con menos celo que en otras regiones del imperio, tuvieron queenfrentarse a la crisis donatista.[91] La conversión de Constantino permitió a las iglesias locales desarrollarse.

Del África romana al Magreb árabe

Justiniano regresó a África al mundo romano, perodurante un poco tiempo, pues posteriormente, Romacaería en decadencia y desaparecía el Imperio que un

día fue el más poderoso.

El África romana escapó a las grandes invasiones del siglo V hastael 429, cuando los vándalos de Genserico desembarcaron en lascostas de Mauritania. En 439, se adueñaron de Cartago y crearonun reino que dominó al África proconsular, la Byzacena, laNumidia, la Mauritania sitifense y una parte de la costa de laMauritania cesariense. Los Vándalos, poco numerosos, seinstalaron alrededor de Cartago y en este territorio confiscaron unaparte de los dominios de los grandes propietarios y de los bienesde la iglesia, que les había dado a sus obispos arrianos. Laoposición religiosa de un clero africano niceno, poco proclive alcompromiso, estaba viva y la represión vándala culminó en lasdeportaciones de obispos y la confiscación de todos los bienes dela iglesia en 484 (fueron restituidos en 495 como medida dealivio).[92] A pesar de este conflicto con las élites locales, losVándalos no destruyeron la cultura romana: siendo testigos lastablas Albertini, recogidas en 1928 a una centena de kilómetros alsur de Tebassa. Esta serie de actos notariados establecidos entre493 y 496 fueron redactadas según los formularios del derechoromano, en un latín mezclado con palabras bereberes y emplearonlas unidades monetarias romanas. Las partes y los testigos que

podían lo hicieron en latín y algunos portaban títulos romanos: magister, flamen perpetuo, presbyter.[93]

El resto de la Mauritania fuera de la dominación vándala se fraccionó rápidamente en una serie de principadosbereberes independientes: reino de Altava, reino del Ouarsenis, reino de Hodna, reino del Aurés, donde la romanidady cristiandad se perpetuaron aisladamente[93] A principio de los años 480, la noticia de las provincias y ciudades deÁfrica censaron 166 obispos para las Mauritanias Sitifense y Cesariense.[94] Bajo el reino del emperador Justiniano,África regresó al mundo romano con la reconquista del reino vándalo en 533-534, después de la retoma de control delas tribus bereberes de Numidia y de la costa mauritana hasta Caesaria (Cherchell, así como de la región de Tingis.Lucien Musset realizó el balance del siglo de la dominación vándala: el África romana perdió lo mejor de sus fuerzasespirituales y de su clase dirigente, así como una buena parte de sus territorios periféricos.[92] Una Áfrique romanareducida renace. Se cubrió de fortificaciones bizantinas y regresó a un periodo de prosperidad económica durante elSiglo VI.

Los principados moros conservaron su independencia, aún con un cristianismo activo: los textos mencionan los concilios locales en 525 y 646. Las epigrafías cristianas aparecieron en Altava hasta 599, en Tlemcen hasta 651 y en Volubilis hasta 655.[94] Después de una primera incursión en Sbeitla en 643, la conquista y ocupación árabe comenzó por la fundación de Kairuán en 670. Cartago cayó en 698, Ceuta en la otra punta de África en 709, la

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antigua provincia de África se convirtió en Ifriqiya. Los bereberes cristianizados, dirigidos notablemente por Kahina,resistieron vigorosamente, adueñándose de Kairuán del 683 al 686. A partir del Siglo VIII después de la conquistaárabe, la información acerca de la sobrevivencia de la cultura y de la religión romana es muy rara. Las poblaciones seconvirtieron al islam, religión del poder dominante, pero lo que se ignora es a qué ritmo. Según Antonino Di Vita, lapersistencia del púnico en las campañas, señalado en el tiempo de Agustín de Hipona, explicaría en parte una rápidaasimilacion por los conquistadores que compartían un fondo cultural semítico común.[95] Sin embargo, estaconversación fue caótica: según Ibn Jaldún, los bereberes apostataron hasta doce veces en setenta años, mientras queotros abrazaron en el Siglo VIII el jariyismo, una forma de islam disidente, puritana e igualitaria, rebelde al califato.Las poblaciones cristianas subsistieron y se encuentran aún epitafios del Siglo X y del Siglo XI redactados en latínen Tripolitania y en Kairuán, pero las cartas de los papas León IX y Gregorio VII no nombran más que a cincoobispos africanos en 1053 y dos en 1076.[94] Al final del Siglo XI, los últimos rastros romanos se extinguieron. DelÁfrica romana subsisten esencialmente numerosos vestigios arqueológicos, yendo desde los espectacularesmonumentos de El Djem, Leptis Magna y Sabratha, hasta los sitios más modestos dispersos en las campañas delnorte de África.

Debates historiográficos y fuentes

Historiografía antigua

Busto de Juba II, quizá, uno de los primerosgobernantes en el África romana.[96]

Las primeras fuentes sobre el África romana pertenecen a DionCasio donde comenta la gravedad de asuntos con los africanos, ylos problemas que se enfrentaban en el territorio del norte deÁfrica.[96] Asimismo, describe a un grupo de pueblos quedenomina los "Gétulos"; que se resistían a la autoridad romana denombrar como rey en Mauritania a Juba II.[96] Conerlius,procónsul de África, cita cómo es enviado para controlar el climade inestabilidad y conseguir el triunfo.[97] [98] Plinio rescata en unade su obra Naturalis Historiæ una descripción sobre los "Gétulos",calificándolos como "habitantes de los antiplanos del Sáhara".[99]

Lucio Anneo Floro, en su obra Compendio de la Historia Romana,describe cómo Balbus, alrededor del 19 a. C., se dirige contra unaoleada de garamantes,[100] lo que indicaba problemas en laautoridad romana sobre los territorios africanos. Balbus, a causa deesto, atacó posesiones garamantes, musulmanes y gétulos. Plinio,como la mayoría de fuentes que narran la ocupación romana enÁfrica, emplea un tono triunfalista y poco fiable al declarar comotriunfante a Balbus.[101] Todo esto, sucediendo durante el reinadode Augusto.[102]

Tácito, en su obra Anales, califica la autoridad de Tiberio en África como mejor organizada.[103] Sin embargo, laguerra fue inevitable, pues los nativos querían recuperar sus tierras. Tacfarinas, según Ptolomeo, usó la diplomaciapara atraer gente y luchar contra los romanos; sin embargo, perdió.[104] Asimismo, la guerra continuó. Durante estaTiberio mandó a la legión IX Hispana desde Panonía hasta África; a pesar de que Tacfarinas planteó al emperador laobtención de tierras para sus guerreros con tal de finalizar la contienda.[105]

Quizá los primeros historiadores en dar mención de un control romano sobre África fueron Tácito, Plibio, Floro y Dion. Sin embargo, Suetonio y Aureliano recopilaron información sobre el África bajo la Dinastía de Julio-Claudio.[106] [107] África durante el régimen de Clodius Macer y de la Dinastía Flavia fue recopilado por

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Tácito.[108] [109] Así com también por Plinio.[101] Herodoto y Zósimo recogen la historia de África bajo el mandatode Marco Aurelio, Cómodo y Septimio, así como también de Diocleciano, Maximiano y Gordiano.[110]

Historiografía moderna

Capitolio de Thuburbo Majus, hacia 1930. Un ejemplo de laarquitectura en África, legado de Roma.

La historia de la implementación romana en África escompleja y la historiografía del África romana hasufrido de manera larga una comparación establecidaentre colonización antigua y colonización moderna,[111]

analogía a veces "invertida" según la fórmula de YvonThébert.[112] En los años 1830, en un contexto colonial,el estudio del pasado romano en la región fue la caza deinvestigadores, diplomáticos, militares y religiososfranceses preocupados por el estudio del patrimonioromano. Esta historiografía fácilmente colonialistafrancesa revela de entrada sus intereses ideológicos,políticos y, sobre todo, económicos. Los franceses sevuelven los herederos del poder romano en la región ycon la ayuda de investigadores, buscan construir unmodelo de conquista en una tierra con reputación de

indócil. Algunos trabajos históricos se presentaron entonces como una justificación de la colonización. Se trató deponerse en una situación de igualdad con el conquistador romano. La historia militar ocupa entonces un lugarprimordial en los estudios sobre la región y un número de ensayos y de monografías fueron el objeto de los oficialesfranceses.[113]

Para los miembros del clero católico, el África es una tierra de misión así como la cuna de un cristianismo marcadopor la presencia de Agustín de Hipona. La arqueología y la epigrafía se desarrollan con el apoyo de la armada, de loseruditos y de las autoridades locales para competir en sus colonias con la historiografía alemana. Así en 1855, LouisRénier, bibliotecaria de la Sorbona, entrega las Inscripciones latinas de Argelia, corpus de 4,400 documentsepigráficos.[114] Después de la descolonización, el discurso histórico, los temas y los objetivos de su escritura, parece"invertirse" en los trabajos universitarios franceses y magrebinos, para tomar el lado "africano", sin separarsetotalmente de la problemática precedente. El combatiente argelino es comparado con la resistencia berebere. Elsubdesarrollo del país se pone en paralelo con la riqueza de Roma o de Francia, quienes explotan la región. Eltérmino de "resistencia", connotado positivamente a partir de la Segunda Guerra Mundial, juega su papel. El estudiode las formas de la resistencia a la romanización se desarrolla, en particular, la "resistencia religiosa" africana.[115]

Hoy, la investigación intenta salir de esos discursos antagonistas y a veces maniqueos para medir la profundidad dela romanización. Como lo remarcaba Pau Corbier, "estudiar al imperialismo romano como un modelo queprefiguraría al imperialismo contemporáneo, es natularmente falsear las perspectivas de la investigación y negar todaespecificidad a la historia africana"».[116] La investigación trabaja más sobre las complementariedades que sobre lasoposiciones estrictas.[117] Las investigaciones recientes buscan por un lado reemplazar la historia de estos territoriosen un contexto mediterráneo y por otro lado evaluar la especificidad de las culturas africanas en el marcoimperial.[118]

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Véase también• Antigüedad tardía• Comercio en la antigua Roma• Costumbres de la Antigua Roma• África (provincia romana)• Historia de Túnez• Historia de Argelia• Historia de Marruecos• Historia de Libia• Historia de Cartago

Referencias[1] En su Collectanea Rerum Memorabilium, el historiador Cayo Julio Solino brinda una descripción geográfica de África desde el punto de vista

romano: "En Zeugitania comienza África, enfrentada a Cerdeña por el cabo de Apollon y por el cabo de Mercurio, en Sicilia. Se extiendesobre dos promontorios, de los cuales uno es denominado el cabo Blanco y el otro, que se encuentra en la Cirenaica, el cabo Phyconte. Por elgolfo cretense, sobresale del lado de Tenaris en Laconia. Por las arenas de Catabathme, ingresa a Egipto, en la parte adyacente a la Cirenaica,y se prolonga entre las dos Syrtes (…)" ( II, 18 (http:/ / remacle. org/ bloodwolf/ erudits/ solin/ deux. htm)); Plinio, Historia natural, libro V(http:/ / www. mediterranees. net/ geographie/ pline/ livre5. html)

[2] Ver sobre este punto: Claude Lepelley. "Deux ruptures dans l'histoire de l'Afrique romaine: les Flaviens et les Vandales". Pallas, 68, pág. 49.[3] Philippe Noirel, L'invention du marché, Seuil 2004, p.133[4] Florus, Abrégé de l'histoire romaine, Livre III, XIV[5] Jean-René Jannot, Rome, des origines à Auguste: un survol, Clio.fr (http:/ / www. clio. fr/ BIBLIOTHEQUE/

rome_des_origines_a_auguste__un_survol. asp)[6] Philippe Contamine, Marc Bompaire, Stéphane Lebecq, Jean-Luc Sarrazin, L'économie médiévale, pages 23-26[7] Marcel Le Glay, « Les Flaviens et l’Afrique», Mélanges de l’École française de Rome, tome 80, 1968.[8] Ver por ejemplo Tito Livio, Histoire romaine, libro XXXVI, 3[9] Florus, Abrégé de l’histoire romaine, II, 6.[10] François Décret et M'hamed Fantar, L’Afrique du Nord dans l’Antiquité. Histoire et civilisation (des origines au Ve siècle), Bibliothèque

historique Payot, Paris, 1981; Gabriel Camps, « Jugurtha», Encyclopédie berbère, XXVI, 2004, p. 3975 - 3979.[11] Paul Corbier, « Hercule africain, divinité indigène», Dialogues d'histoire ancienne, 1974, No. 1, p. 96; Tadeusz Kotula, « Les Africains et la

domination de Rome», Dialogues d'histoire ancienne, 1976, No. 2, p. 339.[12] Claude Lepelley, Rome et l'intégration de l'Empire, « L'Afrique», p. 75; Dion Cassius, Histoire de Rome, XLII, XLIII.[13] Marcel Le Glay, « Les Flaviens et l'Afrique », Mélanges d'archéologie et d'histoire, 1968, v. 80, p. 202 (http:/ / www. persee. fr/

pageAsPDF/ 606284/ page_mefr_0223-4874_1968_num_80_1_T1_0202_0000. pdf)[14] [[Galba (http:/ / bcs. fltr. ucl. ac. be/ TAC/ HistI. html#6)] confió al procurador Lucceius Albinus el encargo de reprimir la revuelta e hizo

asesinar al legionario; Tacite, Histoire, I, 6, ][15] Marcel Le Glay, « Les Flaviens et l'Afrique», article cité.[16] « Poste de surveillance et foyer de vie romaine en pays musulame», Marcel Le Glay, « Les Flaviens et l'Afrique», artículo citado p. 222[17] Marcel Le Glay, « Les Flaviens et l’Afrique», Mélanges de l’École française de Rome, tomo 80, 1968.[18] Christophe Hugoniot, Rome en Afrique, op. cit., capítulo 5.[19] Pierre Lambrechts, La composition du Sénat romain de Septime Sévère Dioclétien (193-284), 1937, p. 84.[20] Tesis controvertida propuesta por el historiador Anthony R. Birley.[21] Sobre la africanitas del emperador, se puede consultar la biografía que le ha consacrado (en inglés) Anthony Richard Birley, Septimius

Severus, the African Emperor, Routledge, 1999[22] Philippe Richardot, « La Défense de l'Afrique romaine » (http:/ / lunis1. free. fr/ spip. php?article9)[23] Jean-Marie Lassère, Ubique Populus, peuplement et mouvements de population dans l'Afrique romaine de la chute de Carthage à la fin de la

dynastie des Sévères (146 av. J.-C. – 235 ap. J.-C.), 1977 citado por Claude Lepelley, Rome et l’intégration de l’Empire, op. cit.[24] Cité par Yves Mondéran, L'Empire romain tardif, 235-395, Ellipses, 2003.[25] Herodiano, Histoire des empereurs romains - Libro VII, 10.[26] Histoire romaine, libro VII. Sobre este punto ver también a François Jacques, « Humbles et notables, la place des humiliores dans le collège

des jeunes et leur rôle dans la révolte africaine de 238», Antiquités africaines, t. 15, 1980, pp. 217 - 230.[27] Herodiano, Histoire des empereurs romains, libro VII, XXIV[28] Marcel Le Glay, « Administration centrale de la province de Numidie de Septime Sévère à Gallien», Antiquitiés africaines, t. 27, 1991, pp.

83 - 92.[29] Yann Le Bohec, La Troisième Légion Auguste, ed. CNRS, París, 1989, p.456.

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[30] Ver debajo, África romana#El Esplendor y la Afirmación del Cristianismo Africano[31] Ver debajo, África romana#Reorganización de las Provincias bajo la Tetrarquía[32] Yves Modéran, « Gildon, les Maures et l'Afrique (http:/ / www. persee. fr/ showPage. do?urn=mefr_0223-5102_1989_num_101_2_1651)»,

Mélanges de l'École française de Rome. Antiquité, 1989, 101-2, p. 821.[33] Ammien Marcellin, Historia, libro XXVIII (6, 5 – 20)[34] Yves Modéran, L'Empire romain tardif, 235-395, Ellipses, 2003.[35] Yves Mondéran, L'Empire romain tardif, 235-395, op. cit., p. 146-7.[36] Louis Harmand, L’Occident romain, Gaule, Espagne, Bretagne, Afrique du Nord, Payot, París, 1960, reeditado en 1970, pp 262-289[37] Yann Le Bohec, L’armée romaine en Afrique, artículo del catálogo la Algeria antigua, expositión de 2003 del Museo de Arles[38] Naturalis Historiæ Libro V (http:/ / remacle. org/ bloodwolf/ erudits/ plineancien/ livre5. htm) El altar de los Filenos corresponde a la actual

ciudad de Ras Lanuf en Libia en el Golfo de Sidra.[39] Ainsi Hérodote, Strasbon, Plino (http:/ / terra. antiqua. free. fr/ PLine_Ancien5. html) o Pomponio Mela Descripción de la Tierra I, 4 (http:/

/ remacle. org/ bloodwolf/ erudits/ mela/ livre1. htm).[40] El término gens y el nombre de la tribu es usualmente empleado al plural a la manera de las comunidades urbanas. El término puede

designar a la tribu misma o a un conjunto, un confederación de tribus. Se encuentran también los términos familia y domus para designar a lospueblos indígenas del África romana. Sobre esta cuestión véase, por ejemplo, Jacques Gascou Jacques (bajo la dirección de), Inscripcionesantiguas de Marruecos, II, París, 1982.

[41] Ver por ejemplo, Tadeusz Kotula, «Los Africanos y la dominación de Roma», Diálogos de historia antigua, 1976, 2, pp. 337-358 (http:/ /www. persee. fr/ showPage. do?urn=dha_0755-7256_1976_num_2_1_2748)

[42] Gayo, Institutes, II, 7.[43] Marcel Bénabou, La Résistance africaine à la romanisation, Maspero, París, 1976.[44] Marcel Bénabou, La Résistance africaine à la romanisation, ediciones La Découverte, 2005, p. 217.[45] Michel Christol, « Caius Macrinius Decianus, gouverneur de Numidie, et l'histoire militaire de la province au milieu du s. III», Zeitschrift für

Papyrologie und Epigraphik, 138, 2002, p. 259–269[46] Marcel Bénabou, La Résistance africaine à la romanisation, ediciones La Découverte, op. cit., 2005.[47] Paul-Albert Février, « Urbanisation et urbanisme de l'Afrique romaine», Aufstieg und Niedergang der römischen Welt, II.10.2, 1982, p. 322.[48] Ver por ejemplo, Hans-Georg Pflaum, « La Romanisation de l'ancien territoire de Carthage punique à la lumière des découvertes

épigraphiques récentes», Antiquités Africaines, IV, 1970, pp. 75-117[49] Claude Lepelley, Rome et l'intégration …, op. cit.[50] Xavier Dupuis, « A propósito de una inscripción de Thugga: un testimonio sobre la vitalidad de las ciudades africanas durante la "crisis" del

S. III» (http:/ / www. persee. fr/ showPage. do?zoom=0& urn=mefr_0223-5102_1993_num_105_1_1794&pageId=mefr_0223-5102_1993_num_105_1_T1_0073_0000), Mélanges de l'École française de Rome. Antiquité, 1993, n° 105-1, p.73

[51] «Aunque el emperador César Augusto, hijo del divino Julio César, gran pontífice, padre de la patria, ejercía el poder tributario por lavigésima cuarta vez y el consulado por la décimo tercera, Annobal Rufus, hijo de Himilchon Tapapus, responsable de las ceremonias sagradas,hizo construir y dedicar este edificio para embellecer su patria en el amor de la concordia.» (http:/ / www3. dfj. vd. ch/ ~latin/ Images/ Lybie/dedicace-traduction. htm)

[52] Ernst Kornemann, « Municipium», Realencyclopädie der classischen Altertumswissenschaft, XVI, 1933.[53] Christophe Hugoniot, op. cit., p. 121.[54] Sobre la delicada interpretación de la arqueología en este dominio, ver Jean-Pierre Brun, "Las prensas de vino de África y de Mauritania en

la época romana", África, 1, 2003.[55] Flavio Josefo, Bellum Judaicum, II, 16, 4 (http:/ / remacle. org/ bloodwolf/ historiens/ Flajose/ guerre2. htm#_ftnref214).[56] Son alrededor de 126,000,000 modi. Es de notar que la provincia vio un crecimiento territorial entre los dos reinos. Ver sobre este tema a

Gilbert Charles Picard, « Néron et le blé d'Afrique», Cahiers de Tunisie, n° 14, 1956, pp. 163-173. Para una síntesis sobre la cuestión de lasculturas africanas ver a François Décret, Mhamed Fantar, L’Afrique du Nord dans l’Antiquité. Histoire et civilisation (des origines au Vesiècle), París, 1981.

[57] Maurice Besnier, « Navicularius (http:/ / dagr. univ-tlse2. fr/ sdx/ dagr/ feuilleter. xsp?tome=4& partie=1& numPage=28&nomEntree=NAVICULARIUS& vue=image)», Dictionnaire des Antiquités grecques et romaines; [Tadeusz Kotula, « Les Africains et ladomination de Rome», Dialogues d'histoire ancienne, 1976, 2, 343 (http:/ / www. persee. fr/ showPage. do?zoom=0&urn=dha_0755-7256_1976_num_2_1_2748& pageId=dha_0755-7256_1976_num_2_1_T2_0343_0000p. ).]

[58] Marcel Le Glay, "Les Flaviens et l'Afrique", Mélanges d'archéologie et d'histoire, 1968, nº 80, p. 231.[59] Christophe Hugoniot, Rome en Afrique, op. cit., p. 98.[60] Jerzy Kolendo, Le Colonat en Afrique sous le Haut-Empire, 2ª edición, Anales literarios de la Universidad de Besanzón, 1991.[61] José Remesal Rodríguez, « L’Afrique au Testaccio », L’Africa romana XV, Tozeur 2002, Roma 2004, pp. 1077-1090. (http:/ / ceipac. gh. ub.

es/ biblio/ Data/ A/ 0401. pdf)[62] Se puede consultar la síntesis de Catherine Salles " Vida cultural y literaria en el África romana (http:/ / www. edutemps. fr/ extrait/

EX1africoll. pdf)", El África romana del 69 al 439. Romanización y Christianización, bajo la dirección de Bernadette Cabouret, Nantes,Éditions du temps, 2005.

[63] G. C. Picard, La Civilisation de l'Afrique romaine, op. cit. pp. 328 - 353

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[64] Eugène Albertini, L'Afrique romaine, capítulo V (http:/ / www. alger-roi. net/ Alger/ alger_son_histoire/ afrique_romaine/ pages/chap5_vie_intellectuelle. htm), Argel, 1955.

[65] "Battage du blé" en Dar Buk Ammera, " Travajos de los campos (http:/ / aj. garcia. free. fr/ afrique_romaine/ images/Mosaique_Trx_Champetres_Cherchell. jpg)" en Cherchell, " Escena de caza (http:/ / www. miscellanees. com/ images/ pl020. jpg)" enThysdrus, " mosaico de las estaciones (http:/ / gallica. bnf. fr/ ark:/ 12148/ btv1b7702022s/ f38. item)" en Lambaesis.

[66] Dossiers d'Archéologie, "Mosaïque romaine en Afrique du Nord", n° 31, noviembre 1978.[67] Jean-Claude Golvin, L’amphithéâtre romain, essai sur la théorisation de sa forme et de ses fonctions, p. 131[68] Hédi Slim, « Les amphithéâtres d’El-Jem», p. 451[69] Jean-Claude Golvin, L’amphithéâtre romain, essai sur la théorisation de sa forme et de ses fonctions, p. 209[70] Mohamed Yacoub, Splendeurs des mosaïques de Tunisie, Tunis, 1995 (ISBN 9973-917-23-5)[71] Ammar Mahjoubi, Villes et structures de la province romaine d’Afrique, Tunis, 2000 (ISBN 9973-937-95-3)[72] Jean-Claude Golvin, L’antiquité retrouvée, éd. Errance, Paris, 2003 (ISBN 2-87772-266-X)[73] Collectif, L’Afrique romaine, 69-439, éd. Atlande, Neuilly-sur-Seine, 2006 (ISBN 2-35030-002-1)[74] FATÁS, Guillermo (dir.), Guía Histórico-Artística de Zaragoza, Zaragoza, Institución «Fernando el Católico»-Ayto. de Zaragoza, 2008, 4ª

ed. revisada y ampliada por Antonio Mostalac Carrillo y María Pilar Biel Ibáñez, sección «Arqueología y Patrimonio histórico-artístico(1992-2008)», págs. 643-892. Cfr. especialmente el capítulo «La Colonia Caesar Augusta», págs. 669-708. ISBN 978-84-7820-948-4.

[75] Noureddine Tlili, " Las bibliotecas en Áfrique romana (http:/ / www. persee. fr/ showPage.do?urn=dha_0755-7256_2000_num_26_1_2417)", Dialogues d'histoire ancienne, 2000, n° 26.

[76] Marcel Le Glay, Saturne africain. Histoire, ediciones de Boccard, 1966.[77] Esta características de la religiosidad africana fue vivamente atacada por los autores cristianos como Tertuliano: "Para honrar a vuestros

dioses, ¿qué hacéis vosotros que no hagáis para honrar a vuestros muertos? Ellos tambien tienen templos; ellos también tienen altares. Lamisma actitud y las mismas insignias en las estatuas de los unos y de los otros: el muerto, vuelto dios, conserva su edad, su profesión, suocupación. ¿Qué diferencia hay entre el banquete de Júpiter y la comida fúnebre, entre el vaso para el sacrificio y el vaso para libacionesfúnebres, entre el arúspice y el embalsamador de los muertos? En efecto, el arúspice cumple también las funciones al lado de los muertos."Apologetico (http:/ / www. tertullian. org/ french/ g2_09_apologeticum. htm), XIII, 7.

[78] Para una síntesis sobre este punto ver Louis Foucher, "Le Paganisme en Afrique proconsulaire sous l'Empire romain. Bilan d'un demi sièclede recherche" (http:/ / laportj. club. fr/ maghreb/ FoucherPaganisme. doc)

[79] Azédine Beschaouch, "Qu'est-ce qu'un "idurio"? Spiritualité punique et culture latine en Afrique romaine" (http:/ / www. persee. fr/showPage. do?urn=mefr_0223-5102_1990_num_102_2_1684), Mélanges de l'École française de Rome. Antigüedad, 1990, 102-2, pp.639-646.

[80] Michaël Martin, « Sous le signe de Didon: Magie et superstitions en Afrique romaine» (http:/ / bcs. fltr. ucl. ac. be/ FE/ 10/ MAGIE/ Mag1.html), Folia Electronica Classica (http:/ / interclassica. um. es/ index. php/ interclassica/ ), 10, 2005.

[81] Alain Corbin (bajo la dirección), Histoire du christianisme, t. p. 120, (San Agustín), ed. Seuil, 2007[82] Yvette Duval, "Densité et répartition des évêchés dans les provinces africaines au temps de Cyprien", Mélanges de l'École française de

Rome. Antiquité, 1984, 96, pp. 493-521. (http:/ / www. persee. fr/ showPage. do?urn=mefr_0223-5102_1984_num_96_1_1413) Mientras que,Paul-Albert Février pudo mostrar, apoyándose en los testimonios epigráficos, el dinamismo del cristianismo en África mauritania; "Auxorigines du christianisme en Maurétanie césarienne", Mélanges de l'École française de Rome. Antiquité, 1986, 98, pp. 767-809 (http:/ / www.persee. fr/ showPage. do?urn=mefr_0223-5102_1986_num_98_2_1520)

[83] Se trata del proceso verbal de la comparecencia de una decena de cristianos, el 17 de julio de 180 en una aldea de la Proconsular nolocalizada, ante el procónsul de África. LES MARTYRS I (http:/ / www. abbaye-saint-benoit. ch/ martyrs/ martyrs0001. htm#_Toc90633641)

[84] Tertuliano, De idololatria, De spectaculis[85] Tertuliano, De corona militis, I. (http:/ / www. tertullian. org/ french/ g2_04_de_corona_militis. htm)[86] En 298, el centurión Marcelo de Tánger, durante un desfile militar, lanzó su espada y su insignia frente a la armada imperial y rehusó, de ahí

en adelante, "servir a dos maestros"; fue ejecutado. Marcelo, mártir de Tánger, 36 de octubre de 298, Acta prim. martyr., p. 311[87] Ver sobre este tema la obra de Victor Saxer, Morts, martyrs, reliques en Afrique chrétienne aux premiers siècles. Les témoignages de

Tertullien, Cyprien et Augustin à la lumière de l'archéologie africaine, París, Beauchesne, 1980, p. 340[88] Tertuliano, Ad Martyras (http:/ / www. tertullian. org/ french/ g2_13_ad_martyras. htm)[89] "Nosotros no nos separamos del mundo: marinos, soldados, labradores, negociantes, compradores, gente de arte o de oficios vivimos como

ustedes y de nuestro comercio con ustedes; el exceso, el abuso, es lo único a lo que huimos", Tertuliano, Apologético, XLII, citado porEdmond Le Blant, "Les chrétiens dans la société païenne aux premiers âges de l'Église", Mélanges d'archéologie et d'histoire, 1888, 8, pp.46-53 (http:/ / www. persee. fr/ showPage. do?urn=mefr_0223-4874_1888_num_8_1_6535)

[90] François Decret, Le Christianisme en Afrique du Nord ancienne, op. cit., capiítulo VI, 2.[91] François Decret, Le Christianisme en Afrique du Nord ancienne, op. cit., capítulo VI, 5.[92] Lucien Musset, Les Invasions, les vagues germaniques, PUF, colección Nouvelle Clio – l’histoire et ses problèmes, París, 1965, 2ª edición

1969 pp.253 y 310; sobre este movimiento de persecución, la principal fuente sigue siendo Histoire de la persécution vandale en Afrique delobispo de Byzacena Victor de Vita.

[93] Algérie antique, catalogue de l’exposition d’Arles, 2003.[94] Yves Modéran, La fin d’un continent chrétien, Le Monde de la Bible n° 132, enero-febrero 2001[95] Antonino Di Vita, Ginette Di Vita-Evrard, Lidiano Bacchielli, La Libye antique, Éditions Mengès, 1998, ISBN 2-85620-400-7, pp 25-26

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[96] Dion, I. V, 28, 4.[97] M. Rachet. Berbéres, 75 y n. 1y 5; 77; 79; 81; 88.[98] Floro, IV, 12, 41.[99] Plinio. V, 23.[100] Floro. IV, 12, 41.[101] Plinio. V, 5.[102] Eck, Werner; traducido por Deborah Lucas Schneider; nuevo material por Sarolta A. Takács. (2003) The Age of Augustus. Oxford:

Blackwell Publishing (tapa dura, ISBN 0-631-22957-4; libro de bolsillo, ISBN 0-631-22958-2).[103] Tácito. II; 52. III; 20, 21, 32,73, 74; IV; 23, 26.[104] Ptolomeo, IV, 3, 6.[105] Tácito. III; 32, 35, 58, 72 y 73.[106] Suetonio. Galba, 7.[107] Aureliano, De Caes. IV, 2-3.[108] Tácito. Historiae, 1; 7. II, 97.[109] Tácito, Historiae, IV, 50.[110] Herodoto. VII, 1, 3-4 y 6; Zos. 1, 11, 2.[111] Sobre este punto ver los trabajos de Marcel Bénabou (La Résistance africaine à la romanisation, Maspero, 1976)[112] « Romanisation et déromanisation en Afrique: histoire décolonisée ou histoire inversée?», Annales. Histoire, Sciences Sociales, 1978, 33,

n°1, pp. 64-82.[113] L'Algérie, histoire des guerres des Romains, des Byzantins et des Vandales (http:/ / gallica. bnf. fr/ ark:/ 12148/ bpt6k49927g. table),

acompañados en los medios empleados antiguamente por la conquista y la sumisión del África septentrional llamada hoy en día Argelia(Paris, Didot, 1852) de Adolphe Dureau de la Malle, ilustra esta tendencia al determinismo geográfica en una obra que hace del Áfricaromana una tierra eternamente rebelde. René Cagnat es el autor de una Armada romana de África dedicada a la armada francesa de África.El lugar que ocupan los miembros de la Revista africana durante su creación confirma esta presencia militar (http:/ / www. php4arab. info/ghosn/ revaf/ html/ n1_56/ partie_officielle. html).

[114] Sobre estas cuestiones, ver Monique Dondin-Payre (http:/ / www. centre-glotz. cnrs. fr/ article. php3?id_article=38), « La découverte del'Afrique antique: l'influence des acteurs et de l'idéologie sur l'élaboration de l'histoire», Pallas, n° 68, op. cit., pp. 35 - 46.

[115] Marcel Bénabou, La Résistance africaine à la romanisation, François Maspero, 1976.[116] Paul Corbier, Marc Griesheimer, L’Afrique romaine 146 av. J.-C.- 439 ap. J.-C., Ellipses, 2005.[117] F.Prévot (bajo la dirección de), L'Afrique Romaine 69-439, Atlande, Paris, 2006; Igor Moullier, « Les dynamiques de la colonisation

romaine», EspacesTemps.net, 17.10.2005. (http:/ / espacestemps. net/ document1632. html)[118] Meriem Sebaï, «La romanisation en Afrique, retour sur un débat», Afrique et histoire, 2005, n°3.

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2-7084-0751-1• François Décret y Mhamed Fantar (1981). L’Afrique du Nord dans l’Antiquité. Histoire et civilisation - des

Origines au s. |Ve. Paris.• Hélène Guiraud, Jean-Luc Lamboley, André Laronde, Monique Dondin-Payre (2005). Pallas, n° 68, L'Afrique

romaine: s. Ier, début s. Ve après J.-C, Colloque de la Sophau, Toulouse PU Mirail.• Christophe Hugoniot (2000). Rome en Afrique. De la chute de Carthage aux débuts de la conquête arabe. París:

Coll. Champs Université, Flammarion.• Claude Lepelley (2001). Aspects de l'Afrique romaine. Les cités, la vie rurale, le Christianisme. Bari: éditions

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