Agacino- "hegemonía y contra hegemonía en una contrarrevolución neoliberal madura. La izquiera desconfiada en el Chile post-Pinochet"

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    Hegemona y contra hegemona en una contrarrevolucin neoliberal madura.

    La izquierda desconfiada en el Chile post-Pinochet(*)

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    Rafael Agacino(**)

    0. Introduccin.

    I. Las contrarrevoluciones neoliberales en Amrica Latina. Aspectos conceptuales.

    1. El neoliberalismo como proyecto hegemnico de las clases dominantes.2. Contrarrevoluciones tempranas y tardas.3. Procesos de constitucin y desconstitucin de los sujetos colectivos.4. Los sujetos subalternos: estrategias de resistencia y estrategias de propuesta.

    II. Chile 1973/75-1989: Una contrarrevolucin neoliberal exitosa.

    1. Etapas de la contrarrevolucin 1973/75 a 1989.2. Las principales transformaciones en el patrn de acumulacin.3. El xito estratgico de las clases dominantes: crisis de los sujetos sociales y polticossubalternos.

    III. Chile 1990-2005. Una contrarrevolucin neoliberal madura.

    1. El carcter de la transicin pactada. Hegemona y legitimidad del neoliberalismo rosa.2. La coyuntura actual y el cierre de la transicin poltica.

    3. La coyuntura electoral del 2005 y las definiciones tcticas en la izquierda.4. La izquierda confiada y el regreso a la poltica institucional.5. La izquierda desconfiada. Lo viejo, lo nuevo y sus posibilidades.

    5.1. Desde dnde evaluar nuestra experiencia?

    5.2. La necesidad de un debate sobre la poltica y sus mtodos.

    IV. No hay otra: Avanzar hacia la convergencia y la construccin de una masa crtica.

    1. El horizonte: los constructores de la unidad sujeto-proyecto.2. Tres fuerzas para una convocatoria intermedia.3. Abriendo espacios para la convergencia: un proceso de dilogo organizado y eficiente.

    (*) Papel presentado a la reunin del Grupo de Trabajo Hegemonas y emancipaciones de CLACSO, 30-31 enero de2006, Caracas. Buena parte de las ideas aqu presentadas ya han sido desarrolladas y registradas por separado enotros artculos, todos los cuales se sealan a pie de pgina. De seguro se advertirn repeticiones y fallos; solicitamosindulgencia a los compaeros y compaeras del GT; la premura por enviar esta versin ha sido enemiga de la

    prolijidad.(**) Profesor Universidad ARCIS; participa en los Colectivos de Trabajadores, CC.TT. de Chile. Comentarios [email protected].

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    0. Introduccin.

    Desde 1989, momento en que se concret la derrota de la oposicin ms radical a la dictadura dePinochet, ha pasado mucho tiempo y agua bajo el puente: casi 17 aos, prcticamente el mismotiempo que dur la dictadura. La desconstitucin del movimiento popular y de trabajadores como

    sujeto gravitante que hoy nos afecta no es independiente de la trayectoria seguida por esossectores. Por ello, preguntarse por lo acontecido con los militantes sociales que conformaron yconforman el activo de la izquierda desconfiada1, aquella que a pesar de su exclusin de latransicin pactada, logr subsistir organizada en colectivos u otras formas heterodoxas, no es unasunto trivial.

    Desde hace ms de una dcada este segmento ha venido acumulando memoria y saber poltico:desde el balance de las luchas antidictatoriales hasta una evaluacin in corpore del efecto de lasreformas estructurales, incluido el saldo crtico respecto a la relacin con los partidos polticos populares y el impacto disolvente que el retorno a la democracia provoc sobre lasorganizaciones populares y de trabajadores. En todo este tiempo, esta franja ha logradorecomponerse frente al pragmatismo del socialismo converso, sobrevivir a los desvaros de losmas duros e incluso sobreponerse a la perplejidad de la izquierda tradicional, proponiendovisiones, prcticas y acciones de construccin nuevas, en uno de los periodos mas difciles paraquienes mantienen vivo el ideario del socialismo.

    Sin embargo todo este caudal de experiencias de construccin, de luchas e ideas, continadisperso entre multiplicidades de colectivos que nacen, mueren y renacen. Ya es hora de evaluarlas posibilidades que aquel torrente cuaje en una sntesis histrica original2. Su potencialidadpara dar paso a una nueva poltica, autnoma y originada desde lo social, debe evaluarse en la perspectiva de la construccin de una contra hegemona, o dicho de otro modo, de unahegemona desde abajo capaz de responder a las condiciones impuestas por la refundacincapitalista impulsada por una contrarrevolucin neoliberal ya madura

    En este empeo se inscribe el presente papel. Se intenta mostrar como a travs de un largoproceso de transformaciones se va asentando la hegemona neoliberal encarnada por los sectoresdominantes triunfantes mientras, como contracara, las clases y segmentos subalternos, atrapados por su pasado, no terminan de criticarlo ni dar paso tampoco a una nueva estrategia decontrahegemona.

    1 El trmino izquierda desconfiada lo debemos a Agustn Dvila, militante revolucionario fallecido en 2003.Agustn fue presidente del CODEPU-Regional Santiago en 1983 y 1984 y con posterioridad al asesinato de PatricioSobarzo (junio 1984), fund junto a Vernica Salas y otros compaeros, el Colectivo Amaranta (abril 1985) cuyorgano de difusin, el boletn Punto Crtico, aport una nueva mirada a la tctica seguida por la izquierdarevolucionaria y las perspectivas de la crisis que enfrentaba la dictadura; varias de las ideas de aquel entoncesalimentaran, luego, la oleada de colectivos que surgiran durante los aos noventa.2 Concepto introducido por Marco Cuevas, uno de los tantos jvenes constructores que, despus de iniciada latransicin poltica, se abocaron a la construccin de los colectivos universitarios, organizaciones de nuevo tipo queabriran paso a la activa franja de los Estudiantes por la Reforma en la primera mitad de los aos noventa.

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    I. Las contrarrevoluciones neoliberales en Amrica Latina. Aspectos conceptuales3.

    1. El neoliberalismo como proyecto hegemnico de las clases dominantes.

    Hasta la mitad de los aos 70 del siglo pasado un nmero significativo de pases capitalistas

    dependientes latinoamericanos funcionaron econmica, social y polticamente influenciados porel paradigma del estructuralismo desarrollista. La mayora adhiri al programa de laindustrializacin sustitutiva de importaciones dando preeminencia a los mercados internos,controlando el comercio exterior y la inversin extranjera, privilegiando el empleo y aplicandopolticas de promocin social o de compromiso cercanas a las de un Estado de Bienestar.

    Sin embargo, desde mediados de los aos 70 o algo ms tarde segn los pases, esasconcepciones comenzaron a girar hacia polticas ms liberales: los primeros experimentos seiniciaron ms decididamente en el sur de Amrica Latina. La muerte del Estado de compromisoo de bienestar parti con los tratamiento de shock antiinflacionarios y sigui luego, salvoexcepciones, con el desmonte paulatino de todas las formas institucionales y jurdicas quegarantizaban la satisfaccin de demandas sociales y reconocan ciertos derechos de los sectores populares y trabajadores. Este proceso, acompaado de una profundizacin de la apertura alcomercio mundial y de las reformas estructurales impulsadas por el BM en los aos ochenta,gruesamente consisti en el establecimiento de una nueva relacin entre propiedad, escasez yracionalidad. A este gran proceso le llamamos contrarrevolucin neoliberal cuyo cursocontina hasta hoy a ritmos diferentes en cada pas.

    Decimos contrarrevolucin por la radicalidad de sus orientaciones programticas cuyo sentido puede sintetizarse en la negacin de los derechos generales de los trabajadores y de losmovimientos populares. A stos se los reduce a individuos afectos a las reglas del mercado, yen el mejor de los casos, reconocindoseles derechos econmicos individuales; solo individuales,nunca colectivos o sociales. Y neoliberal, sobretodo porque lo que sustituye a la anteriorinstitucionalidad paternalista o de compromiso - que regulaba las contradicciones de clase, sonahora reglas de mercado que imponen relaciones de carcter individual con escaso o ningntipo de regulacin y lo ms significativo, extendiendo stas a esferas de la vida antesinimaginadas. El carcter neoliberal consiste precisamente en la desregulacin de los mercados yla extensin de la racionalidad econmica a la casi totalidad de las relaciones sociales al amparode una nueva escasez instalada por la reapropiacin privada de la riqueza material e inmaterialque se haba socializado -o que an se mantena fuera del mercado - en el patrn capitalistaanterior.

    2. Contrarrevoluciones tempranas y tardas.

    Sin embargo este proceso ha tenido ritmos distintos en cada pas y regin. Su diferente grado deaplicacin es lo que permite hablar de contrarrevoluciones neoliberales tempranas y tardas.

    3 Estas ideas originalmente fueron planteadas en R. Agacino: Los trabajadores frente a las transformacionesactuales del capitalismo en Amrica Latina, Taller de Movimientos Sociales del Foro Social Mundial II, PortoAlegre, mimeo indito, 4 de Febrero de 2002.Existe edicin electrnica en Red de Economa Mundial, REDEM,www.redem.buap.mx.

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    Esta clasificacin es til para comparar procesos contemporneos pero que constan de duracin yprofundidad diferentes. Las situaciones boliviana, argentina, chilena no se pueden comparar entrminos directos sin considerar su data y menos afirmar, atendiendo a las simetras existentes,que en un pas el modelo funciona bien y en otro mal. La comparacin no es inmediata.

    En Amrica Latina, Chile fue el primer pas en que se impuls una contrarrevolucin de estetipo, y es sin duda, la ms temprana y la ms duradera de todas: el proceso viene desde 1975 yprosigue hasta hoy. Con tres dcadas, esta contrarrevolucin temprana est ms que madura.Casi todas las transformaciones estructurales - la apertura al comercio, la extensin y predominiodel mercado, la desresponsabilizacin del Estado respecto de la cuestin social y todas lasdems reformas de nueva generacin que conocemos - han sido ya realizadas. Incluso, lascontradicciones que han ralentizado el crecimiento en los ltimos aos y las grandes brechassociales y distributivas, deben entenderse como propias de un neoliberalismo funcionado y nocomo los costos iniciales de su implantacin o de un modelo que no funciona. En realidad, stas,manifiestan inequvocas contradicciones y signos de agotamiento de un modelo de acumulacinmaduro.

    En este sentido vale la pena recordar que el modelo de sustitucin de importaciones duralrededor de cuarenta aos, desde mediados de los veinte y la crisis de 1929 hasta mediados delos aos 60. Chile, a la fecha, ha vivido 30 aos bajo el neoliberalismo.

    Otros pases viven contrarrevoluciones que podramos denominar de edad mediana o media porque tales procesos parten despus de la crisis de la deuda externa (1982-83), cuando sonobligados a adoptar las polticas de shock tipo FMI y luego a realizar los famosos planes deajuste estructural del BM. Este es el caso, por ejemplo, de Mxico con el gobierno de Miguel dela Madrid en 1983. Los procesos de apertura, de disminucin drstica de los gastos fiscales, de promocin de exportaciones y de empobrecimiento durante la dcada perdida de AmricaLatina, fueron la expresin de la segunda oleada de contrarrevoluciones neoliberales.

    En otros casos, como Argentina, Per, Bolivia y Ecuador, la contrarrevolucin se iniciadecididamente solo en los aos 90. La dictadura militar argentina de 1976 mantiene en muchasesferas el corporativismo estatal; la contrarrevolucin neoliberal se inicia recin con Menem,elegido en 1989. En el Per no es Alan Garca (1985) sino Fujimori quien la implanta desde1990; en Bolivia todo se acelera con Snchez de Lozada a inicios de los noventa, lo mismo queen el Ecuador, hoy dolarizado. El mismo Brasil impulsa reformas neoliberales, pero no duranteel proceso de democratizacin iniciado en 1985 con la eleccin de Tancredo Neves y el gobiernode su sucesor, Jos Sarney, ni con Collor de Mello (1989), sino fundamentalmente con FernandoHenrique Cardoso (1995). Son las contra revoluciones neoliberales tardas.

    No obstante, hay que mencionar las excepciones, es decir, pases en que las contrarrevolucionesni siquiera lograron empezar. El paradigma es Venezuela que, por el contrario, bajo el gobiernode Chvez, potencia, amplia y concreta las posibilidades de crecimiento y redistribucin propiasde las estrategias desarrollistas alternativas al neoliberalismo.

    Distinguir entre los diversos tiempos de las contrarrevoluciones neoliberales tiene implicanciastericas y prcticas centrales: permite entender que esas contrarrevoluciones, segn sea su gradode madurez, se encuentran en diferentes estadios de cambios de su base econmica, su base

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    social o estructura de clases, de las estructuras jurdico polticas e incluso de los patronesculturales.

    Como hiptesis de trabajo, se podra adelantar que una contrarrevolucin neoliberal madura esaquella que ha subvertido el capitalismo en la base econmica al imponer un nuevo patrn de

    acumulacin, y consecuencialmente, cambiado la estructura de clases. A ste ultimo respecto,provocando la desaparicin de segmentos completos de la clase obrera y del campesinado, de lascapas medias y la emergencia de nuevos sectores de trabajadores, incluida en este proceso lasmutaciones de la propia burguesa.

    Pero tambin el mbito de lo poltico se reconfigura. En esta esferase ha instalado una suerte dedemocracia virtual o protegida como se la ha llam en Chile, que poco se parece al ideal delEstado benefactor o de compromiso. Esta nueva democracia, cuyas nicas preocupacionesson la consolidacin de instituciones que garantizan la libertad de contratos y aseguran lagobernabilidad poltico-social, ha vaciado al Estado en un doble sentido. Primero, como mediode constitucin de ciudadana, y segundo, como espacio de resolucin de contradiccionesinterburguesas. El estado no slo deja de ser instrumento de movilidad social sino tambinrenuncia a su funcin poltica orientada a engendrar espacios ciudadanos: ya no educacvicamente ni se ocupa de la promocin social o comunitaria. As tambin, renuncia a todoproyecto pas que no sea el del capital: decisiones como la integracin econmica, el destino yritmo de las inversiones, la composicin y nivel del gasto pblico, las reglas tributarias, etc.,soslayan lo pblico y se toman en instancias de facto dnde el poder est verdaderamenteradicado: en el mbito privado, el del capital, no en el pblico. All tambin, antes que en elParlamento, se concilian las contradicciones interburguesas.

    Finalmente, en la dimensin cultural predomina la desolidaridad, el individualismo hedonista,cuyo criterio prctico es la racionalidad econmica sobre la base de una extensin de la escaseza todo lo susceptible de apropiar formalmente. Est escasez, engendrada y cautelada por elmismo Estado y el derecho, expresa la extensin de la propiedad privada y las relaciones socialescapitalistas sobre casi la totalidad de los objetos, bienes y servicios pblicos, incluida la riquezainmaterial (social y cultural) actualmente disuelta en el mercado de la comunicacin y la cultura.Y la escasez en medio de la abundancia no hace sino, en el dominio de la subjetividad, extenderel individualismo que es la otra cara de la desesperanza.

    La magnitud de estos cambios es tal que la propia consideracin de una alternativa al modo devida capitalista se vuelve una imposibilidad. Aqu la cuestin fundamental es que los sujetosmismos en este caso los dominados- estn sumidos en un proceso de fragmentacinobjetiva y desconstitucin subjetiva. En efecto, el impacto de estas transformaciones es tal queha disuelto en los hechos a los sujetos y actores de la cuestin pblica o poltica. Y si la polticaes hecha por sujetos sociales, no por individualidades, es decir, si no se trata de una poltica deelite sino de una hecha por sujetos colectivos, entonces, la consecuencia mas notable de unacontrarrevolucin neoliberal madura es la desconstitucin de sujetos polticos originalmenteconstituidos sobre bases objetivas ya disueltas o en camino de disolucin.

    Pero no se trata de una imposibilidad absoluta, trans histrica. La legalidad de los procesossociales seala que en las grandes transformaciones los sujetos subalternos marchan siempre atrasmano, con retraso respecto de la evolucin de las condiciones objetivas; su reconstitucin

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    demora o bien porqu deben adecuarse a las nuevas condiciones o bien porque emergen precisamente a propsito de aquellas. En perspectiva, en las contrarrevoluciones madurastambin discurre un lento un proceso de constitucin subjetiva de nuevos sujetos cuya potencialidad, vale la pena mencionarlo, es ser hijos de, nacer de esas nuevas condicionesimperantes.

    3. Procesos de constitucin y desconstitucin de los sujetos colectivos.

    Vale la pena trabajar un poco ms sobre el concepto de sujeto colectivo. A este respecto sirvedistinguir una categora estadstica delo que podramos llamar sujeto colectivo social y sujetocolectivo poltico, o para simplificarsujeto social y sujeto poltico.

    Esta distincin es muy til cuando analizamos el desarrollo capitalista reciente en los pases delConos Sur de Amrica Latina. Desde las dictaduras hasta el presente, podemos constatar que elconjunto de las nuevas condiciones ideolgico-culturales, la represin poltica incluida larepresin cultural e ideolgica - y las transformaciones econmico-sociales, han buscado obligara que los sujetos polticos populares muten en sujetos sociales, y stos ltimos, se reduzcanluego, a meras categoras sociales: un verdadero proceso de involucin en toda la lnea, la de losde abajo, por supuesto.

    En Chile podemos mencionar un caso paradigmtico: el movimiento de trabajadores, que bajo suforma de movimiento sindical en los aos 72 -73, vivi un acelerado proceso de constitucincomo sujeto poltico, y en la actualidad, producto de la represin y las transformaciones de lasltimas dcadas, ha quedado reducido en muchos sectores prcticamente a un dato estadstico.Qu duda cabe que hoy en Chile objetivamente hay trabajadores pero no movimiento detrabajadores?4

    Por otra parte, una categora estadstica hace referencia a un grupo de personas que compartenalguna propiedad especfica, sin que dicha propiedad o caracterstica an se haya, si esto esposible, constituido en fuente de identidad colectiva. Por ejemplo, un grupo de trabajadores cuyacaracterstica comn es la venta de su fuerza de trabajo, es decir, la obligacin de cada uno devender su talento productivo para vivir. Si bien la principal fuente de ingreso que tienen todos essu capacidad de trabajo, por lo cual podramos englobarlos bajo el concepto de trabajadoresasalariados, no necesariamente tal condicin los transforma en un colectivo consciente encuanto grupo de trabajadores. Perfectamente podra tratarse de individuos a quienes nada losune, tal y como ocurre con los que hablan espaol o miden un metro setenta centmetros.

    En consecuencia, si bien una categora estadstica se refiere a un grupo de personas que comparteuna propiedad especfica, ello no implica que estn conscientemente relacionadas ydesarrollenformas de organizacin que les permitan reconocerse unas a otras y constituir un colectivo, una

    4Como veremos mas adelante, esto tiene implicancias polticas centrales pues plantea un problema estratgico: lanecesidad de un proceso de constitucin subjetiva que reposicione a los trabajadores como actor poltico-socialgravitante. Este proceso tiene sus exigencias y ritmos, en particular cuando, como ocurre en Chile, se ha vivido unatransicin histrica en la cual an no madura el sujeto adecuado a la nueva estructura productiva, ocupacional y decalificaciones, es decir, adecuado a la nueva estructura de clases.

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    fuerza social en torno a dicha propiedad. En el caso que citamos, si todos somos trabajadoresasalariados que vendemos nuestra fuerza de trabajo pero no tenemos ninguna forma deorganizacin, un sentido comn compartido, redes sociales de organizacin, entonces somossimplemente una categora estadstica.

    Si los que poseen una propiedad potencialmente constitutiva empiezan a reconocerse unos aotros, a construir un sentido comn, entonces comienzan a transformarse en sujeto social, en unsujeto colectivo contrastante con otros sectores de la sociedad a los que puede percibir comoaliados u opuestos. Cuando ese sujeto se reconoce como tal y levanta una visin de s mismo,manifestando intereses comunes por especficos que sean, estamos en presencia de un proceso deconstitucin subjetiva como fuerza social enfrentada al resto de los sujetos y fuerzas sociales.

    Y si adems este sujeto social tiene una visin de la sociedad y desarrolla acciones conscientesen funcin de reproducirla o alternativamente de cambiarla, entonces se ha constituido en unsujeto poltico tenga o no partido. Podr ser conservador o reformador dependiendo de susintenciones respecto del status quo, pero la lgica de su accin como sujeto poltico, su accin poltica conservadora o reformadora, ineludiblemente deber relacionarse con el poder; conmayor razn si sus intenciones conservadoras o reformadoras transitan por la ruptura y asumenformas de violencia social.

    Esta relacin con el poder es insoslayable pues en la sociedad existen instancias, sobre todoinstituciones oficiales, a las cuales legal o ilegalmente, legtima o ilegtimamente, deben recurrirlas clases y sujetos polticos para tomar decisiones y hacerlas valer en funcin de sus intereses;se trata de decisiones que afectan al conjunto de la sociedad. Un sujeto social consciente que ladefensa o el logro de sus intereses requiere disputar el poder, necesariamente debe constituirse ensujeto poltico, tenga o no un partido poltico en el sentido usual de este trmino. Lo que importaresaltar es que un sujeto poltico no puede sino actuar, salvo que desee suicidarse, en la esfera delo poltico (en la esfera del poder fijado en las diversas instituciones y prcticas sociales) y quesu accionar inmediato se dar en el campo de la poltica, en el campo de las correlaciones defuerza entre los diferentes sujetos polticos en disputa.

    Finalmente, podemos reconocer en la trayectoria histrica de los sujetos colectivos procesos deevolucin e involucin. Nos referimos con el primero a un proceso de desarrollo en los nivelesde organizacin, identidad y conciencia, del paso de un estado inferior a uno superior; en nuestrocaso, de la desconstitucin a la constitucin como sujetos colectivos. Con el segundo, por elcontrario, al trnsito en sentido inverso: hacia la desconstitucin. Est ltimo procesonormalmente es forzado por una represin destinada despolitizar a los sectores obreros y populares que han avanzado en su constitucin poltica, y luego profundizado por las propiastransformaciones econmico sociales que desgremializan, es decir, que hacen involucionar alos sujetos desde sujetos sociales con identidad a mera suma de individuos atomizados,fragmentados, a categora estadstica.

    4. Los sujetos subalternos: estrategias de resistencia y estrategias de propuesta.

    La implicancia poltica de los apartados anteriores es inmediata: en las contrarrevolucionesneoliberales avanzadas o tempranas, la construccin de sujetos aparece como la tarea centralpor sobre la tarea de conduccin.

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    Como sabemos, sta ultima pone el acento en la direccin poltica de los procesos y escaracterstica de la lucha poltica entre sujetos ya constituidos que disputan la viabilidad histricade sus respectivos proyectos. Pero qu sentido tiene plantearse ganar la direccin de sujetossociales desconstituidos, que prcticamente no existen como sujetos sociales?.

    En las contrarrevoluciones neoliberales ms tardas como Argentina o Brasil sujetos fundadossobre bases o formas institucionales propias del desarrollismo, an mantienen importantesniveles de organizacin y presencia. Por ejemplo, en Mxico, Argentina y Brasil todava existe launiversidad pblica y como tal gratuita; el sujeto estudiantil con derecho a la educacin, forjadoal amparo de esa universidad pblica, an encarna y proclama demandas que chocanradicalmente con las reformas neoliberales. En este caso el movimiento estudiantil, se mantienecomo tal aunque debilitndose lentamente- en el mbito de la resistencia al proceso deconsumacin de unas transformaciones neoliberales que no logran imponerse plenamente. Esteno es el caso de pases dnde hace ms de un cuarto de siglo se implant la privatizacin de laeducacin.

    El problema del quehacer, de la accin poltica, es entonces ms complejo. No hay una frmulanica pues en cada lugar los tiempos de la contrarrevolucin neoliberal condicionan lascircunstancias y sus posibilidades. Nos movemos entre las estrategias de resistencia y las depropuesta.

    Ms complejo an. Hay contrarrevoluciones neoliberalesmuy tardascuyoprincipal problema hasido la existencia de fuerzas sociales constituidas sobre bases objetivas todava intocadas; estehecho ha permitido a tales fuerzas elaborar y ejercer con efectividad estrategias de resistenciacapaces de bloquear decisivamente la instalacin neoliberal. Claramente este proceso polticoque ha conducido ha empates relativos entre fuerzas populares y neoliberales, es distinto aaqul en que las contrarrevoluciones han sido ms tempranas e impuestas bajo condiciones dedictadura. En este ltimo caso, si bien subsisten luchas de resistencia, la cuestin central es laelaboracin de alternativas, estrategias de propuesta, capaces de asumir las transformacionesya realizadas.

    En Argentina, desde Menen a De la Ra, el neoliberalismo no logr consolidarse y fue incapazimponer una solucin efectiva a la crisis financiera como s lo hizo, por ejemplo, Pinochet frenteal crack de la deuda externa en 1982-83: ste remont la crisis sin alterar las bases del modelo eincluso los chicago boys recuperaron prontamente su rol conductor. Por cierto esta solucinneoliberal se sustent en la manu militari, pero, tambin, y esto es central,sobre la base de casi10 aos previos de transformaciones radicales iniciadas poco despus del golpe de 1973. Por elcontrario, mirado ahora el asunto desde las fuerzas contra neoliberales, en la Argentina y adiferencia de la crisis chilena, la lucha frontal de los sectores populares logr incluso bloquearel proceso, no obstante, como fue quedando en claro al transcurrir los meses, la oposicin fueadquiriendo ms el carcter de resistencia a la poltica econmica que el de una propuesta parauna nuevo pas. La ausencia de una alternativa al neoliberalismo impidi a sta avanzar en unasalida propia; otro desenlace.

    As, la situacin argentina se torn en una suerte de empate social que prolong la crisis; suduracin pas a depender de cuanto demorara la burguesa en conciliar un nuevo pactointerburgus, pues no haba una propuesta popular que diera solucin de continuidad a la exitosa

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    demanda que se vayan todos. El drama del pas fue entonces que mientras no se resolviesentales contradicciones interburguesas, predominaba el empate relativo a la par que el conjunto dela situacin empeoraba. Se trataba de una pas cayndose a pedazos.

    Es tambin lo que pas en Ecuador, donde el pueblo tumb a dos gobiernos sin poder avanzar,

    en medio de un empate relativo, mas all de la resistencia a los programas neoliberales.En ambos casos, pues, se ha tratado de pueblos capaces de colocar en jaque a los gobiernos conuna lucha heroica pero mostrando a la vez, no estar lo suficientemente robustos como para hacermadurar una alternativa al neoliberalismo tardo.

    En pases donde discurren contrarrevoluciones neoliberales tardas normalmente predominanestrategias de resistencia orientadas a lograr que sobreviva la educacin pblica, que la salud nose siga privatizando, que subsistan leyes especiales de pensiones, que se mantengan polticasespeciales para la agricultura, etc. Paralelamente, si se trata de naciones con fuerte poblacinrural e indgena, tales estrategias son de resistencia contra empresas transnacionales que vaninvadiendo el campo, cambiando el curso de los ros, apropindose de las aguas, talando losbosques.

    En todos estos casos, se trata de estrategias de resistencia contra la instalacin delneoliberalismo, no de estrategias de propuestas frente a un neoliberalismo ya instalado, comoobligadamente deber ocurrir con la accin de los sujetos sociales emergentes en los pases decontrarrevoluciones neoliberales maduras. En este sentido, est por ver que ocurrir en Boliviacon el nuevo gobierno electo.

    En el caso chileno, por ponerlo en negro y blanco, no hay nada contra lo cual resistirse; ha sidotodo privatizado5. Tenemos una contrarrevolucin neoliberal madura, con un proceso dedesconstitucin profundo y un proceso de reconstitucin emergente cuyos perfiles todavadesconocemos. En consecuencia, en estos casos, el problema no es la conduccin o direccinpoltica de sujetos ya constituidos, sino ms bien cmo intervenir y estimular la reconstitucin delos sectores emergentes cuya configuracin subjetiva tiene la virtud y obligacin de encarnardesde la partida propuestas alternativas al capitalismo neoliberal.

    Por ello, ms all de las acciones de resistencia puntuales, el problema principal que losluchadores y militantes en Chile deben resolver es como hacer madurar equilibradamente laconstitucin de fuerza social y de fuerza terica o programtica, es decir, ni pura organizacinsocial sin norte, ni puro programa sin sujeto. Se trata de la vieja dialctica entre sujeto yproyecto, pero que, adecuada a las condiciones de las contrarrevoluciones neoliberales maduras,significa plantearse que el problema de la reconstitucin de los sujetos subalternos no puede sino

    5 Incluso es una ilusin resistir la privatizacin del cobre defendiendo el carcter estatal de CODELCO. En loshechos ste ya ha sido privatizado a pesar que CODELCO siga siendo empresa del Estado: hoy ms del 70% delcobre producido y exportado lo es por firmas privadas. Por cierto, esto no obsta para la defensa del carcter estatalCODELCO por otros motivos, por ejemplo, por su aporte al presupuesto fiscal. Lo que se quiere resaltar es que larelacin riqueza nacional-propiedad estatal-empresa pblica, aquella que orient las grandes luchas por lanacionalizacin en el siglo pasado, hace tiempo dej de operar en la realidad concreta e incluso en el sentido comnde la gran masa de trabajadores.

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    hacerse desde una perspectiva de construccin de alternativas ms que de estrategias deresistencia.

    Las luchas sociales son y van a ser polimorfas, de mltiples formas y variedades. Hay queentender cules son sus alcances y sus lmites. La lucha contra el neoliberalismo no es una lucha

    nica y similar en todos lados aunque se trate de luchas que pueden converger o unificarse. Loimportante es avanzar hacia una suerte de sntesis entre estrategias de propuesta y estrategias deresistencia, con alianzas cruzadas (sectorial e internacionalmente), con miras a la construccinde alternativas al modo de vida capitalista.

    II. Chile 1973/75-1989: Una contrarrevolucin neoliberal exitosa

    1. Etapas de la contrarrevolucin 1973/75 a 1989.6

    Desde el golpe del 11 de septiembre de 1973 hasta la salida de Pinochet del gobierno, elcapitalismo y la contrarrevolucin neoliberal chilena han transitado por dos etapas claramentedistinguibles.

    La primera va desde 1974/75 a 1982/83. Este perodo, es el que podramos llamar la etapafundacional de la contrarrevolucin neoliberal, termina con la crisis de la deuda externa cuyamanifestacin inmediata fue la quiebra generalizada de empresas productivas, el colapso delsector financiero y la masificacin y ampliacin de los programas especiales de empleoorientados a mitigar tanto el efecto del shock antiinflacionario inicial como el derivado de lapropia crisis.

    Este momento fundacional se iniciar slo una vez resueltas las contradicciones interburguesas alinterior del bloque golpista, pues, al interior de las propias FF. AA., la derecha y los partidos queapoyaron el golpe, no haba consenso respecto de un proyecto neoliberal para Chile. Los aos1974-73 marcan el verdadero momento de la contrarrevolucin neoliberal por cuanto entre 1973y 1974-75 se manifiesta un interregno respecto del proyecto hegemnico, el que orientara laestrategia re reconstruccin que adoptar la dictadura; lo que se observa es una disputa, alinterior del bloque golpista y de la propia Junta de Gobierno, entre las visiones fascistas-corporativas y las neoliberales7.

    Es slo a partir de fines de 1974 y comienzos de 1975 cuando llega al poder la influencia de loschicago boys logrando imponer una visin neoliberal en el campo de la poltica econmica.Desde ese entonces quedar claro que no se tratar exactamente de una dictadura fascista comose pensaba dada la fuerte represin desatada sobre el conjunto de la sociedad. El fascismo comoconcepcin general supona la gremializacin por medio de sindicatos incorporados al estado, un

    6 Parte de las ideas aqu planteadas estn en R. Agacino: El Chile neoliberal y el movimiento de trabajadores:buscando salidas, mimeo indito, octubre 2001, Concepcin. Existe edicin electrnica: Red de Economa Mundial,REDEM, www.redem.buap.mx.7 Por citar un caso, hubo generales golpistas como Bonilla cuya visin de la reconstruccin nacional en nada se

    pareca a la de los chicago boy, y aunque cristiano, tampoco empataba con las del integrismo catlico. Bonilla,muri a propsito de un singular e inesperado desperfecto del helicptero que lo desplazaba por el pas en su calidadministro de la Junta golpista.

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    cierto populismo redistributivo, una gran presencia del estado en la produccin y regulacin deacuerdo a un Plan de Desarrollo Nacional. En realidad lo que se comenzar a implementar ser locontrario: liberalismo en la economa, reduccin del tamao del Estado en cuanto productor yregulador, ausencia de poltica industrial, etc.

    En este sentido, la dictadura chilena no deja de ser original, pues, desde 1975 y de ah enadelante, se producir una extraa alianza que constituir el bloque en el poderprcticamentedurante casi dos dcadas: por una parte, el integrismo catlico, representado por Jaime Guzmn,la posicin ms reaccionaria dentro del pensamiento catlico; por otra el neoliberalismo de loschicago boys - los famosos economistas que estudian en Chicago y que hasta entonces no habantenido su oportunidad histrica - y finalmente, lo que podramos llamar una suerte de neoDoctrina de Seguridad Nacional que si bien es organicista en su concepto de Estado yreclama un Estado polticamente fuerte, muy rpidamente se trasviste negando a ste su rol degarante de la seguridad econmica nacional (energtica, alimentaria, etc.) como a la vez el lugarde las empresas estratgicas en una estrategia de desarrollo, definiciones muy propias de lageopoltica del militarismo tradicional. Hay una fusin entre los integrismos religiosos yeconmicos, protegidos por la frula de la manu militari, la cual se dedica a velar por unasociedad abierta manteniendo a raya a sus enemigos al ms puro estilo hayesiano. Se tratadel momento fundacional de la contrarrevolucin neoliberal chilena.

    Patria y Libertad, la organizacin poltica ms declaradamente fascista no se convertir en unpartido de estado ni constituir como tal el bloque de poder; al contrario, ser disuelta y reducidaa un mero aparato represivo; su ideario acerca del estado corporativo de inspiracin franquista seperder tanto como su profeta8. Y en el campo de la economa, la dinmica predominante desdeentonces ser liberal: la desregulacin de los precios que luego, con la aplicacin del shockantiinflacionario de Cauas permitir reducir la inflacin hacia 1976; la contrarreforma agrariacon la extensin del capitalismo en el campo; la apertura de la economa al comercio mundialreal y financiero, la baja sistemtica y drstica de los aranceles, la unificacin del tipo de cambio,etc.

    Los economistas neoliberales, mezcla de tecncratas semi autnomos en doctrina e intelectualesorgnicos de la burguesa monoplica-financiera en proceso de transnacionalizacin, seenfrentarn a ciertos sectores empresariales los anclados a los mercados reales internos y alEstado promotor del modelo de sustitucin de importaciones, ISI - argumentando que laliberalizacin de los mercados permitir la competencia y por tanto el desarrollo de acuerdo a losestndares mundiales y evitar la reproduccin de las ineficiencias del proteccionismo.

    Los chicagos boys finalmente lograrn hegemona y an con la oposicin del desarrollismonacionalista burgus, impondrn el proyecto neoliberal como programa de estratgico de lacontrarrevolucin (1975-1982), y mas tarde, durante la propia crisis (1982-1983) y aossiguientes, lograrn aplicar los ajustes exigidos por el FMI y desarrollar completamente el programa de reformas estructurales del Banco Mundial, an a costa de la burguesa media y

    8 Se trata de Pablo Rodrguez, reconocido penalista, quin nunca tuvo su lugar en la dictadura. Paradojalmente hasido el nico civil decididamente leal hasta hoy con Pinochet. Treinta aos despus, hoy dirige su defensa jurdicaen los tribunales mientras la derecha y la propia burguesa hace buen rato se lav las manos y abandon al exdictador y su rgimen.

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    pequea. Este temprano triunfo neoliberal, mostrar cmo un sector de la burguesa chilena y delimperialismo norteamericano el ms neoliberal - desplazaba en toda la lnea a los sectorescorporativistas y keynesianos en lo econmico y fascista o demo-liberales en lo poltico.

    Esta fase se consolida en parte por la Constitucin del 80 y las leyes orgnicas posteriores y

    culmina abruptamente con el advenimiento de la crisis de 1982/83.En el momento de la crisis del 1982-83, sin embargo, el poder de la Santa Alianza entre losfundamentalismos religioso y econmico y los duros del Estado policial se triz, aunquelevemente.

    En lo econmico, los chicago boys trastabillaron aunque prontamente recuperaron su lugar.Desde la perspectiva tcnica, operaron en dos direcciones con efectos de corto y largo plazo. Enlo inmediato, se devalu la moneda nacional, se disminuy el gasto pblico y redujoabruptamente los salarios reales cerrando la brecha externa a pie forzado en menos de tres aos.En lo mediato, se abri un espacio de negociacin de la deuda externa, primero, transformandotoda la deuda privada del gran capital en deuda pblica, y segundo, ofreciendo un mecanismo decapitalizacin cuya lgica fue pagar (recomprar los pagar de la deuda) con activosproductivos estatales lo cual implic una segunda oleada masiva de privatizaciones (la primerahaba sido la devolucin de las firmas estatizadas por Allende), esta vez dirigida a capitalestrasnacionales.

    Desde el punto de vista poltico, contribuy de manera decisiva a mitigar este momento dedebilidad -que incluso permiti la emergencia de generales y civiles de sesgo nacionalistas quelanzaron una ofensiva contra los neoliberales en los campos de economa y la poltica- el predominio de las fuerzas neoliberales en los pases centrales: la Thatcher en la Inglaterra de1978 y Reagan en USA de 1980, sostenes ideolgicos de la dictadura chilena. Ya estaba firmadoel consenso de Washington, acuerdo que fijaba una lnea explcitamente neoliberal para el tercermundo.

    As, como el ave fnix y de la mano del heterodoxo ministro de economa Buchi, desde 1984/85el neoliberalismo se recompone y recupera su rol en el bloque de poder.

    Con Buchi, podemos afirmar, comienza la segunda etapa de la contrarrevolucin neoliberal quese extender hasta 1990. Se trata de la fase en que se profundizan las reformas extendindolasa nuevas esferas de la vida econmica, social e institucional del pas. Es tambin una fase deconsolidacin objetiva los planes de ajuste estructural impulsados por el Banco Mundial - delmodelo econmico neoliberal. Se implementan las leyes orgnicas constitucionales de educacinsuperior, de AFP (sistema previsional privado), de ISAPRES (salud privada), el cdigo minero,etc., y se paga la deuda externa privada por medio de la venta generalizada de activosproductivos que, en la prctica, signific una segunda oleada de privatizaciones. Incluso estasegunda oleada es diferente de la anterior pues no se trat de una mera reprivatizacin deempresas que el gobierno de Allende haba pasado al rea social. No, esta vez se enajenaronotras firmas estatales productoras de bienes as como las vinculadas a la produccin de serviciosde utilidad pblica (electricidad, transporte, agua, gas, comunicaciones, etc.), para luego, desdeel Estado, estimular la emergencia de actividades privadas comerciales en mbitos antiguamenteexclusivos de los servicios pblicos: salud, educacin, previsin. Es la materializacin de las

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    definiciones doctrinarias establecidas en la Constitucin del 80 y sus leyes orgnicas. Estasegunda oleada, como se comprende, consisti en una profundizacin y extensin de la lgicade mercado a esferas antes no mercantiles de la vida social del pas.

    Entre tanto, la poltica de shock dio resultado prontamente: a partir de 1984 la economa

    recuperara su senda de crecimiento y no se detendra hasta 15 aos despus (1999).Paralelamente las reformas estructurales continuaran aplicndose, primero, por la dictadura, yluego, a partir de los aos noventa, despus de la transicin a la democracia, por los gobiernosciviles, incluida la izquierda reconvertida. A mediados de los ochenta la economa se habarecuperado por medio de medidas claramente estatistas y se iniciaba una senda de crecimiento ytransnacionalizacin que alimentara un ciclo de expansin hasta mediados de los noventa.

    Lo notable de este proceso, en especial aqul que se desencadena con posterioridad a la crisis dela deuda externa, es que el bloque en el poder supo equilibrar los intereses parciales de lasfracciones del gran capital con los intereses generales que, para los neoliberales criollos,

    se resuman en los fundamentos doctrinarios del modelo. Naturalmente, esta reestructuracinimplic tambin una derrota estratgica del movimiento de trabajadores y popular y del conjuntode la izquierda.

    Por ello, a pesar que la receta deshockdel FMI y ajustes estructurales del BM se aplic en todoslos pases de la regin, slo en Chile result efectiva. Aqu no hubo slvese quien pueda sinoun proceso suficientemente ordenado de reestructuracin capitalista que permiti superar lacrisis, sostener el modelo y prolongarlo mas all de la dictadura.

    El ajuste fue tan radical y las reformas tan profundas que los efectos de largo plazo se dejansentir hasta el presente cuando seguimos viviendo bajo el mismo modelo.

    Todo esto por supuesto con costos sociales de magnitud.

    A mediados de los ochenta el balance era: la mitad o mas de la poblacin en condiciones depobreza; mas de un cuarto de la fuerza de trabajo desempleada y un deterioro estructural de lascondiciones de trabajo que generalizara lo que en los aos noventa se conocera como empleo precario. A fines de la misma dcada, se terminaba con una desnacionalizacin de la mayorparte de las empresas de utilidad pblica y productivas traspasadas a las trasnacionales y con unareorientacin definitiva de la inversin y produccin haca la explotacin de recursos naturales ylos mercados externos. Se consolidaran las reformas estructurales extendiendo la privatizacinde la salud, la educacin y la previsin y formalizando la desregulacin de los mercados, enespecial el mercado de trabajo.

    As, a fines de los aos ochenta, elEstado desarrollista y de compromiso, nacido en la dcada delos treinta y confirmado por el estructuralismo cepaliano de los cincuenta, reciba su tiro degracia, el definitivo9.

    9 Una discusin detallada sobre los patrones de acumulacin desarrollista y neoliberal se encuentra en R. Agacino,Acumulacin, distribucin y consensos, PET, Revista de Economa y Trabajo, ao II, Nro. 4, Santiago, 1994. Hayversin electrnica en REDEM: www.redem.buap.mx.

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    Todo este perodo, el que va desde 1973/75 a 1982/83 y sobre todo el que sigue hasta inicios delos aos noventa, es un largo trayecto en que predominan los procesos de desconstitucin porsobre las tendencias de constitucin de nuevos grupos populares y de trabajadores. Incluso debeconsiderarse aqu el efecto sobre las propias clases medias forzadas a descorporativizarse(pequea burguesa no propietaria) o simplemente a desaparecer (pequea burguesa propietaria).

    Este es un resultado directo de las transformaciones estructurales que hemos mencionado.Cmo ocurri que durante este largo proceso el movimiento de trabajadores y popular fuerareducido prcticamente a una mera categora estadstica: la gente? Y tambin: porqu hastahoy la estrategia que los trabajadores organizados han impulsado, al igual que otros sectoressociales, no logra romper esa barrera de hierro que impide frenar la fragmentacin y reconstituirel tejido social?

    Un avance en la respuesta a las preguntas anteriores puede obtenerse urgando en la forma en quehoy operan los procesos de valorizacin del capital, en la forma que han adoptado los procesos productivos y de trabajo. Estas transformaciones son parte central en cualquier respuesta quecomprenda como decisiva la relacin entre lo econmico y lo poltico.

    2. Las principales transformaciones en el patrn de acumulacin10

    .

    Chile ha sido el laboratorio en que las corrientes neoliberales mundiales y criollas han ensayadotoda su ingeniera social; como es sabido, aquellas han buscado construir un capitalismoperfecto cuya mayor virtud fuera la imposibilidad de toda alternativa al orden neoliberal, laimposibilidad que desde su propio interior pudiera surgir cualquier deseo por impugnarseriamente las bases de la sociedad modelo. Primero con Pinochet y los chicago boys; luego conlos gobiernos civiles y los neoliberal rose boys, el modelo chileno, el experimento chileno,marcha ya hacia sus treinta y dos aos. Se han realizado y consolidado prcticamente todaslas reformas estructurales y el programa de la contrarrevolucin neoliberal est maduro:se ha configurado un pas muy distinto de aqul que existi hasta 1973.

    En el mbito econmico-social los principales resultados de este proceso pueden resumirse encuatro grandes caractersticas estructurales:

    (a)Una integracin mundial basada en circuitos productivos transnacionalizados. Una de lascaractersticas de la reorganizacin mundial de la produccin impulsada por el capitaltransnacional ha sido la segmentacin internacional de las cadenas de valorizacin. Este proceso,que ha incluido tambin la exportacin de partes de circuitos productivos desde el centro a la periferia, ha dado paso a cadenas mundiales de acumulacin cuya dinmica se explica por elaprovechamiento trasnacional de las ventajas institucionales, naturales y de costos de fuerza detrabajo que ofrecen los diferentes pases y regiones forzados a globalizarse. Esta ha sido una delas formas principales por medio de las cuales el capitalismo dependiente chileno, trizado por

    10 Ver R. Agacino: Notas sobre el Capitalismo Chileno y antecedentes sobre derechos generales de lostrabajadores, revista Economa Crtica y Desarrollo, Ao 1, N2, Semestre II, Santiago.Existe edicin electrnicaen Red de Economa Mundial, REDEM, www.redem.buap.mx.

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    zonas y ramas dinmicamente mundializadas y otras en franca decadencia, ha pasado a ser piezade la economa mundial11.

    (b) Una fuerte centralizacin del capital cuyas formas predominantes han sido la integracinhorizontal y la fragmentacin productiva. Paralelamente y en muchos casos como consecuencia

    del carcter que ha tomado el proceso de integracin mundial, la estrategia predominante delmediano y gran capital con asiento en Chile, ha sido la conformacin de holdings cuya capacidadde comando se extiende intra y transectorialmente a travs de filiales creadas ad hoc y de lasdiversas formas de subcontratacin orgnica que stos implementan. As, grupos completos defirmas cuya existencia formal y giro aparentan independencia jurdica y econmica, en rigor,corresponden a unidades productivas y de servicios satlites frreamente integradas a cadenas devalorizacin transversales comandadas por las empresas madre. Contrariamente a los aossesenta, esta vez los procesos de centralizacin superan la especializacin por rama y dan paso aestrategias de acumulacin conglomerales12.

    (c) Una profundizacin de la heterogeneidad sectorial y territorial. A nivel sectorial es posibledistinguir al menos cuatro segmentos empresariales y productivos: primero, el conformado porlos holdings ligados a la explotacin de recursos naturales, a monopolios naturales,comerciales y/o financieros; segundo, las empresas medias y pequeas vinculadas satelital osemi-autnomamente a los sectores ms dinmicos; tercero, el conjunto conformado por lasempresas medias y pequeas ligadas a sectores estancados incluyendo la produccin y serviciosde menor escala para consumo popular urbano, y finalmente, la produccin de autoconsumorural y semi rural13. Cifras del Servicio de Impuestos Internos14, indican que de un universo de533.351 empresas no agrcolas ni financieras que registraron ingresos en 2003, slo un 1,2% deellas (6.423 grandes firmas) monopolizan el 82,7% de las ventas anuales del pas. Coexisten conlas grandes firmas un segmento de 185.136 PYMES cuya participacin en las ventas totalesanuales alcanza al 16,3% y unas 341.792 micro-empresas cuya participacin en las ventasalcanza slo al 0,9%. Estos datos sirven para confirmar no slo el alto nivel de centralizacin yamencionado sino principalmente la tremenda brecha de tamao existente entre las empresasurbanas no financieras. Esta heterogeneidad productiva se expresa tambin territorialmente a lolargo del pas, observndose zonas de auge (el norte grande de la gran minera del cobre, el surde la madera y la celulosa), estancamiento (Valparaso y su industria) o decadencia (las comunasdel norte chico ligadas a la pequea minera o las del sur con sus pequeos cultivos

    11 Este proceso de integracin de facto, su forma y consecuencias, est descrito y analizado con ms detalle en R.Agacino:La Anatoma de la Globalizacin y la IntegracinEconmica en Nuevos rumbos para la Integracin anteel desafo de la globalizacin, Instituto Internacional de Integracin del Convenio Andrs Bello, 1997, La Paz,Bolivia.12 Una discusin respecto de las caractersticas del patrn de acumulacin chileno, en particular respecto de lasformas que toma la centralizacin y concentracin del capital y sus efectos, puede encontrarse en R. Agacino:

    Acumulacin, Distribucin y Consensos en Chile; Revista Economa y Trabajo, Ao II, N4, 1994, Programa deEconoma del Trabajo, PET, Santiago, Chile.13 La ms reciente investigacin sobre la innovacin tcnica en el campo prcticamente permite afirmar que laspequeas unidades productivas agrcolas en realidad corresponden simplemente a hogares pobres residentes en elcampo. Vase INE: Investigacin sobre innovacin tecnolgica en la agricultura. Resultados preliminares, INE,octubre 2000, Santiago, Chile.14 Incluye los sectores minera (C), Industria (D), EGA (E), Construccin (F), Comercio (G), Hoteles y restaurantes(H) y Transporte y Comunicaciones (I).

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    tradicionales), ocurriendo incluso que una misma regin sea afectada por los tres procesos a lavez15.

    (d) La extraversin de la dinmica y orientacin del proceso de acumulacin. Un pas cuyoscircuitos productivos estratgicos se internacionalizan de modo que los capitales trasnacionales

    operando in situ pueden decidir sin mas si continan o no las inversiones, est renunciando a susoberana. La forma que ha tomado el proceso de integracin a la economa mundial, eldesmontaje de la institucionalidad estatal reguladora y el tipo de colusin subordinada con que elcapital domstico se vincula al capital transnacional, ha significado una grave prdida desoberana sobre los procesos de acumulacin que ocurren en el propio territorio, volvindonostotalmente dependientes y haciendo que la independencia poltica sea cada vez ms una cuestinestrictamente formal. La orientacin del crecimiento (los fines) y su dinmica, tal y como haocurrido especialmente durante los ltimos aos, han estado determinadas principalmente por laslgicas -no siempre coherente entre s ni menos acorde a los intereses de las grande mayoras delpas- de las diferentes fracciones del capital transnacional que se han asentado en Chile.

    Las caractersticas anteriores se reproducen a travs de un conjunto de otras tendencias msespecficas. En el mercado de trabajo, por ejemplo, stas imponen ciertos requisitos y generan unconjunto de efectos que explican con mucho la situacin actual de los trabajadores y sus familias.Las principales caractersticas a nivel de la organizacin de los procesos productivos y elmercado de trabajo16, son:

    (a) Un mercado de trabajo desregulado como condicin de la competitividad internacional einterna. En todos aquellos casos en que las empresas no pueden resguardar su tasa de gananciatrasladando fcilmente los mayores costos a precios (sectores transables internacionalmente,sectores con precios regulados), realizando innovacin tecnolgica dura (en materiales,maquinaria y equipo de punta) o aprovechando ventajas naturales (sectores rentistas), lascondiciones de uso de la fuerza de trabajo y de su compra y venta siguen siendo variables clave.En nuestro pas, mas del 80% del empleo es generado precisamente por empresas que no tienen oson renuentes a tales opciones; stas protegen sus tasas de ganancia exigiendo cada vez msflexibilidad de costos por compra y uso de la fuerza de trabajo. Esta presin, que por ciertocoincide con la necesidad ms global del capital de mantener a raya a los trabajadores, seextendi y contina extendindose a la mayora de los trabajadores.

    (b) Fuerte segmentacin de las ocupaciones y heterogeneidad de las relaciones laborales. Lafragmentacin productiva -que se extiende en muchos casos desde la casa matriz hasta eltrabajador a domicilio pasando o no por las medianas y pequeas empresas y talleres productivos- ha generado una fuerte segmentacin en la estructura ocupacional: los empleosbenignos (sector protegido) y los precarios (sector desprotegido). El gran segmento de ocupados

    15 La VIII regin es el paradigma del desarrollo desigual: rene en un solo territorio el dinamismo exportador conbase en la explotacin de recursos naturales, el estancamiento industrial y la decadencia del carbn.16 Un anlisis de los cambios en los procesos productivos y el funcionamiento del mercado de trabajo bajo elneoliberalismo puede encontrase en F. Leiva y R. Agacino: Mercado de Trabajo Flexible, Pobreza y DesintegracinSocial en Chile: 1990-1994. Documentos ARCIS-OXFAM/UK-I, 1994, Santiago, Chile. Tambin en R. Agacino:

    Reestructuracin Productiva, flexibilidad y empleo en condiciones de crecimiento prolongado. Lecciones del caso

    chileno, en El Trabajo en un mundo globalizado, Gerardo Fujii y Santos M. Ruesga (Coordinadores), EdicionesPirmide, 2004, Madrid, Espaa.

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    desprotegidos no slo est afectado por la precarizacin de sus ingresos, de la estabilidad delempleo y del ambiente y condiciones de trabajo (extensin, distribucin e intensidad de lajornada laboral, etc.), sino tambin por una multiplicidad de condiciones contractuales (contratostemporales, a plazo fijo, de tiempo parcial, a honorarios, contrata, etc.) que incluso diluyen lapropia relacin laboral como ocurre con muchos subcontratistas, los trabajadores de pequeos

    talleres y a domicilio, quienes pasan a ser proveedores de servicios sujetos mas a una relacincomercial que a una propiamente laboral.

    (c) Mercado de trabajo como reproductor de la desigualdad distributiva. La desregulacin delmercado de trabajo ha estimulado cambios en los procesos de trabajo y regmenes salariales quehan facilitado la imposicin de la regla del autofinanciamiento de los aumentos salariales.Como se sabe, este mecanismo implica que el alza de los salarios se compensa con unareduccin de costos lograda por aumentos de la productividad del trabajo, lo cual se traduce enque las mejoras de las remuneraciones no se financian redistribuyendo las ganancias sinosimplemente extrayendo mas rendimiento directo (mas produccin por hora de trabajo) eindirecto (menos gasto de materiales por unidad de producto) de la propia fuerza de trabajo quese explota. En consecuencia, a pesar que los ingresos de los ocupados puedan elevarse, la brechaentre remuneraciones y ganancias tiende a reproducirse; el mercado de trabajo,independientemente que existan polticas sociales compensatorias y sin contar los daos a lasalud que genera la permanente pulsin a elevar productividad, reproduce da a da lasdesigualdades distributivas entre capital y trabajo.

    (d) Mercado de trabajo como reproductor de las condiciones de pobreza. Para un gran sector detrabajadores los bajos salarios, las malas condiciones de trabajo y las escasas posibilidades deobtener especializacin en puestos de mayor complejidad y nivel remunerativo, muestran comoel propio mercado de trabajo, por una parte, impone un limite a las posibilidades de movilidadsocial ascendente, y por otra, dada la precariedad de sus ocupaciones, aumenta el grado devulnerabilidad frente a la estacionalidad, a losshocks coyunturales y a las tendencias cclicas dela economa. La volatilidad de los pagos por trabajo -sean salarios, honorarios, tratos, pago deservicios u otras formas- y la inseguridad de los empleos, hacen que los ingresos de lostrabajadores y sus familias sean una interrogante que impide planificar la vida mas all del hoy nimenos imaginar una situacin futura mejor que la presente. Si la precariedad impone un techo ala movilidad social, la vulnerabilidad asociada a sta, en la medida en que ni siquiera asegura elpropio empleo, menos garantiza la perdurabilidad de las mejoras que pudieran haberse obtenidoen los momentos de bonanza. Adems, la propia desresponsabilizacin del estado frente a lacuestin social, cuyo efecto principal ha sido la privatizacin del salario social (introduccinde las reglas de mercado en la salud, previsin (jubilaciones), educacin, servicios de utilidadpblica), ha contribuido a reproducir y extender la precariedad del empleo y en consecuencia delas condiciones de pobreza para el gran segmento trabajadores nacionales o emigrados que viveentre el empleo y el desempleo: el stock de entrantes/re-entrantes cclicos al mercado del trabajo.

    3. El xito estratgico de las clases dominantes: crisis de los sujetos sociales y polticos

    subalternos.

    Hacia 1972-73 los trabajadores y el movimiento popular eran mucho ms que una simplecategora estadstica. En el caso particular de los trabajadores, no slo tenan en comn su

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    condicin de asalariados sino que, constituidos ya en sujetos sociales por las largas lucha previas,avanzaban rpidamente en su constitucin como sujeto poltico, encarnando proyectos poltico-sociales fueran reformistas o revolucionarios. Un botn de muestra: los Cordones Industriales17superaron en muchas ocasiones como movimiento social a los partidos polticos y su lucha seproyect ms all de una pura cuestin econmico-reivindicativa.

    En muchos momentos la lucha de esos das mostr, citando el ejemplo anterior, que al menos elsegmento organizado en Cordones adquira una dinmica que forzaba a los propios partidos a irms all de sus definiciones tcticas, haciendo evidente que el movimiento de trabajadores seconverta en un sujeto poltico no por tener un partido poltico sino por irrumpir en el

    mbito de lo poltico, en el mbito del poder. En la poca estas experiencias en breve tiempo seampliaron muy rpidamente al conjunto del movimiento popular que incluso dieron paso a sucaracterizacin como embriones de poder popular, de poder dual.

    Solo cuando tenemos a la vista el desencadenamiento de un proceso en que el movimiento detrabajadores y popular emerge como sujeto poltico con potencialidades de disputar la direccindel mismo, se nos revela con toda claridad el carcter contrarrevolucionario del golpe y laprofundidad de la dictadura militar chilena.

    Qu hizo la dictadura? Lo primero, reprimir al movimiento de trabajadores y popular paradespolitizarlo y gremializarlo, y por supuesto, a los partidos polticos populares porquemuchos de los militantes sindicales y del movimiento popular, as como tambin gran parte de laintelectualidad progresista, eran militantes activos de tales organizaciones. Lo que la dictadurahizo fue barrer con esa gran masa crtica constituida por los militantes poltico-sociales crtica en el sentido de ser poltica y socialmente decisiva para la coyuntura del 73- para forzaral movimiento de trabajadores y popular a capitular pero sobre todo forzarlo a involucionar comosujeto poltico.

    La contrarrevolucin sigui un itinerario que parti con la represin abierta y masiva delmovimiento de trabajadores y popular cuyo fin fue despolitizarlo; y luego, por medio delconjunto de transformaciones de la estructura social y econmica, desgremializarlo paraconvertirlo en una categora estadstica. Si la mquina represiva de la dictadura busc la muerte ycontrol social, la ingeniera de los neoliberales busc la atomizacin. Esto ltimo, se tradujo enrestringir al mnimo y finalmente diluir la existencia de la vida comunitaria expresada ensindicatos, gremios, juntas de vecinos, centros de estudiantes o de otras organizaciones, en lamedida en que stas fueron uno de los instrumentos no necesariamente los nicos ni los msrupturistas - que facilitaron la reproduccin de la identidad y conciencia de clase de lostrabajadores y del movimiento popular durante los aos anteriores al golpe.

    As, las dos primeras etapas de la contrarrevolucin neoliberal conformaron el largo perodo deinvolucin forzosa de los sujetos sociales y polticos obreros y populares; involucin forzada

    17 Formas organizativas de facto que surgieron frente a los paros patronales contra el gobierno de Salvador Allendey que coordinaban organizaciones sindicales y de trabajadores de diferentes reas y empresas en funcin de sufijacin territorial. Un anlisis exhaustivo se encuentra en Franck Gaudichaud: Poder popular y cordonesindustriales. Testimonios sobre el movimiento popular urbano 1970-1973; LOM Ediciones, santiago, 2004.

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    por la represin directa al movimiento sindical y social, y luego, forzada por efecto de lastransformaciones estructurales que se profundizaron en la dcada de los ochenta.

    Este ltimo efecto fue tan extendido que abarc desde el movimiento estudiantil hasta diferentessegmentos de trabajadores, pasando por el movimiento campesino, poblacional y por otros

    movimientos sociales de tipo comunitario.Por ejemplo, el movimiento estudiantil de la Universidad de Chile, que tuvo una organizacinnacional por cuanto la Universidad era una institucin nica extendida por todo el pas, fue capazdurante toda su historia anterior, de convocar paros cuyo carcter era inmediatamente nacional.Ser la ley orgnica de educacin superior (LOCE) que sigue a la constitucin del 80, la quefragmentar la universidad convirtiendo sus sedes en las Universidades Regionales y con elloautomticamente fragmentando tambin al potencial movimiento estudiantil. Antes de la LOCEun solo rector, una sola autoridad, una sola contraparte en la negociacin y administracin del presupuesto, luego muchas autoridades, muchos presupuestos, muchas negociacionesinconducentes que han dificultado hasta hoy la organizacin de un nuevo movimientoestudiantil.

    En el campo, las transformaciones estructurales en el agro harn disminuir hasta casi hacerdesaparecer segmentos completos de campesinos. La contrarreforma agraria de la dictadura noslo transform a los campesinos en lo que podramos llamar trabajadores asalariados del campoque pasaron a engrosar el ejrcito de reserva flotante para la agro-industria, la actividad forestal,etc., sino tambin pauperiz estructuralmente a los campesinos transformndolos en pobresrurales ms que en pequeos propietarios rurales tradicionales. Claramente la estructura de clasesen el campo ha cambiado radicalmente.

    En el caso de los trabajadores, la represin limit el rol de los sindicatos que lograron sobrevivir,a una funcin puramente reivindicativa y asistencialista. Esto era coherente con el objetivo deobligarlos a involucionar desde su posicin de sujeto poltico en desarrollo a sujeto social,limitndolos, en el mejor de los casos, a su rol de cuerpos intermedios a cargo de velar porintereses corporativos de pequeos grupos. Nunca plantearse - ni siquiera ocurrrseles- lucharcomo clase trabajadora ni por intereses generales de la sociedad. Mas tarde, la propia existenciade sindicatos estrictamente corporativos, molestara a la patronal neoliberal que retomar la ideaultraliberal que los sindicatos son un mal para la sociedad por cuanto impiden el ajuste de losmercados, favorecen slo a sus asociados y causan el desempleo y los bajos salarios de los nosindicalizados, o simplemente porque son corruptos.

    Sobre la base de las aceleradas transformaciones de la estructura productiva y ocupacional, quesignificaron la cuasi desaparicin total de ramas y ocupaciones - pinsese en el sector textil,automotriz, el carbn o en las empresas pblicas privatizadas cuyos trabajadores ya ni cuentansiquiera como dato estadstico , la intelligentsia desarrollar ingentes campaas abiertas yencubiertas, a favor del individuo y su libertad de elegir. Un movimiento de trabajadoresdebilitado y en retirada escuchar:Tu progreso depende de ti y no de los dems; olvida al restoy vela por tus intereses que nadie lo har por ti.

    Estas campaas, fundadas todas en la tica del individualismo, servirn a la patronal paraimpulsar ideolgicamente una involucin ms profunda del conjunto del movimiento de

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    trabajadores y popular: el paso del estado de sujeto social a la de una simple categora estadsticadisuelta en empleo precario, en el consumismo, la apata frente a la vida comunitaria y laconexin a la matrix.

    Este proceso madurar hacia fines de los ochenta y dejar instaladas las condiciones para

    concretar una nueva relacin entre propiedad, escasez y racionalidad a nivel ideolgico,institucional y de las propias prcticas sociales. As, la contrarrevolucin neoliberal chilena,adems de todas las transformaciones objetivas, ha tenido como efecto estratgico ladesconstitucin, debilidad, fragmentacin de los sujetos sociales opuestos a la lgica del capital.

    III. Chile 1990-2005. Una contrarrevolucin neoliberal madura.

    1. El carcter de la transicin pactada. Hegemona y legitimidad del neoliberalismo

    rosa18

    .

    La Transicin chilena iniciada con el plebiscito de 1988 y las elecciones presidenciales y parlamentarias del ao 1989, se abri paso por medio de una operacin de ingeniera polticacuya efectividad se muestra hasta hoy. Se trat de una alianza tctica cuyo objetivo fuereconfigurar el bloque el poder dando garantas polticas al bloque dominante coyunturalmentederrotado en ese momento, y econmicas, a aquel sector cuya base de poder y accin, se fundabaen el modelo econmico neoliberal ya slidamente instalado.

    La ingeniera poltica de esta alianza, naturalmente, incluy la decisin de desarticular a laoposicin social y poltica mas radical; sta llegara desgastada a la coyuntura y sera desplazadade las negociaciones clave de la transicin. En el pacto por arriba, los de abajo nunca fueronactores de las negociaciones sino ms bien un argumento de fuerza, una amenaza en manosde los sectores antipinochetistas que pactaban por arriba.

    Aunque a esta altura del partido resulte superfluo, la pregunta que surgi durante los primerosaos de la transicin era: se mantendr o reformar el modelo econmico de la dictadura?. Enlo que a nosotros respecta, desde antes de la asuncin de Aylwin y en los aos inmediatamentesiguientes, afirmamos que habra continuismo, que se tratara del mismo modelo y que el nuevobloque en el poder nunca haba manifestado su voluntad de modificarlo. Hoy da no cabe dudaque se trata del mismo modelo por lo cual consideramos pertinente llamar al perodo iniciado en1990 como la etapa de laadministracin civil de la contrarrevolucin neoliberal. Se trata delmismomodelo con la notable diferencia que ahora no es administrado por militares y los chicagoboys sino por los chicos del neoliberalismo rosa.

    Desde 1990, sern estos chicos los que administrarn las tendencias de crecimiento econmicoque, ms all de toda duda, se fundan en el xito de los ajustes estructurales de Bchi y el BancoMundial. Sern ellos quienes, legitimados por los consensos por arriba y por abajo gestionadospor los ingenieros de la transicin y por el efecto de la gran afluencia de inversin extranjera que

    18 Varias de las afirmaciones de este apartado se encuentran en R. Agacino: El Chile neoliberal y el movimiento detrabajadores: buscando salidas, mimeo indito, octubre 2001, Concepcin. Existe edicin electrnica: Red deEconoma Mundial, REDEM, www.redem.buap.mx.

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    alimentar el ciclo expansivo iniciado a mitad de los ochenta, profundizarn el neoliberalismo enlas ms diversas direcciones. S, pues al momento al iniciarse el cambio de rgimen, stos sevolvieron ms papistas que el Papa y sin pudor alguno se dieron la voltereta del siglo respecto desu discurso anterior. De eso no todo el mundo se dio - o quiso darse - cuenta.

    Al principio no; al principio la esperanza que la democracia significara grandes cambioseconmicos era el sentido comn. Se vea la posibilidad de pagar la deuda social, de cerrar la brecha de las desigualdades, de satisfacer todas aquellas demandas de los afectados por lasreformas estructurales de la dictadura... Pero no, muchos a fuerza de desilusiones se fueronconvenciendo de que la democracia significaba que el mercado era el mejor asignador derecursos, la empresa, el motor del desarrollo y los empresarios, los grandes hombres del presente y el futuro. Nosotros, la gente como nos empezaron a llamar desde ese entonces,debamos seguir esperando.

    Por supuesto, esta desilusin as como la profundizacin del neoliberalismo bajo la mano civil,significaron un duro golpe subjetivo para muchas de las organizaciones sociales existentes. Laetapa de la administracin civil del modelo ser la guinda de la torta por su significado simblicoe influir notablemente en el proceso de descontitucin a que ya hemos hecho referencia.

    Naturalmente, la mantencin del modelo neoliberal chileno bajo administracin civil no se basen una pura ilusin.

    En primer lugar, Chile fue el primer pas del sur que implement esta re-estructuracincapitalista de largo plazo y lo logr completamente. En tiempos de Pinochet, lo hizo combinandolo que ninguno de los pases del cono sur logr: dictadura en lo poltico, apertura y libertad demercado en lo econmico, fascismo de mercado como lo bautiz el nobel de economa PaulSamuelson. Y en segundo lugar cuando en los aos noventa los sectores civiles antidictatorialesacceden al gobierno, dando paso a la transicin a la democracia, se concretar un cicloexpansivo cuya base ser precisamente la reestructuracin capitalista antes enunciada. Losinspiradores de la contrarrevolucin neoliberal, esta vez desde fuera del gobierno pero con unalegitimidad ideolgica y un entramado institucional y de poder econmico sin precedentes, semantendrn vigilantes y constituirn una fuerza de facto que definir las reglas de la polticaeconmica de corto y mediano plazo.

    Entre 1990 y 1997 el PIB creci a una tasa media del 7,6% por ao, la tasa de desempleo mediaanual se redujo al 7,1%, la inflacin promedio al 13% por ao, las exportaciones en valor prcticamente se triplicaron y la inversin extranjera se multiplic por siete en relacin al periodo 1982-1989. La deuda externa, unos US$18,5 mil millones que en 1988 representabancasi el 72% del producto de ese ao, en 1997, si bien haba aumentado a US$29 mil millones, yasolo represent el 35% del PIB respectivo. Es el boom del modelo econmico chileno, elmomento en que se habla que la tasa de desocupacin se acerca a la tasa natural de desempleo por lo cual habr que importar peruanos, argentinos, ecuatorianos; es el momento en que elmodelo chileno se exportaba masivamente al mundo pues mostraba que el neoliberalismo noera incompatible con la democracia y era una estrategia vlida para avanzar al desarrollo.

    Si bien el modelo entre los aos 1997 a 2003 atraves por un perodo de ralentizacin delcrecimiento y de incapacidad estructural para generar empleos, hechos que reflejan un

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    agotamiento de las fuentes de acumulacin, de todas formas no ha entrado en perodos de crisisfinancieras como Per, Ecuador, Bolivia, Argentina y otros pases de Amrica latina.

    En la actualidad, si bien la deuda se ha ms que duplicado respecto de mediados de los ochenta(de US$ 20 mil millones a US$ 44 mil millones), slo representa el 48% del PIB, poco menos

    del doble de las exportaciones y las reservas internacionales en dlares cubren el 35% de ladeuda total. Y para el futuro inmediato, dado que la economa viene recuperndose con fuerza deun ciclo de ralentizacin que la mantuvo con un crecimiento bajo (3,1% medio anual del PIBentre 1998 y 2004), una tasa de inflacin baja y controlada (1% el 2004), un precio del cobre enalza (sobre US$ 1,2 la libra durante el 2004) y un tipo de cambio levemente depreciado peroestable, no se vislumbran problemas de asfixia financiera ninguna.

    La razn principal de la fortaleza de la economa chilena estriba en que todas las reformas ytodos los costos sociales que sta implicaban ya se haban realizado y absorbido una dcada ymedia atrs, en condiciones de dictadura. Y no es lo mismo iniciar privatizaciones o reducirestructuralmente el tamao del estado y el gasto pblico e incluso devaluar la moneda interna,cuando existen sectores sociales que pueden resistir en condiciones de libertad y democracia, pormuy precarias que sean stas, que hacerlo bajo contextos dictatoriales. As ocurri en el Per deFujimori y de Toledo, en el Ecuador de Bucarn y Gutirrez, en la Bolivia de Snchez de Lozaday en la Argentina de Menem y De la Ra. En todos stos pases la contrarrevolucin neoliberal,expresada en los ajustes de corto plazo tipo FMI y estructurales tipo BM, fue mucho ms tarday no es comparable con el caso chileno dnde esta fue ms temprana y realizada bajo dictadura.

    Considerando los ltimos quince aos esta situacin contrasta con la trayectoria seguida por laseconomas latinoamericanas. Pero cmo ha sido posible este cambio tan radical si el modeloeconmico vigente es el mismo que amplific la crisis de la deuda externa de inicios de los aosochenta?

    La razn es tan simple como compleja. La potencia del modelo chileno y su excepcionalidad, engran medida slo puede explicarse a partir de un hecho poltico clave: la emergencia de unafranja de las clases dominantes con visin estratgica que, frente a la crisis de los ochenta,

    logr anteponer a los intereses fraccionales el inters del capital en general. Se trata deltalento de un bloque dominante que logra simultneamente construir hegemona y las basesmateriales necesarias cuyo xito, finalmente, se medir por la reconversin al neoliberalismo dela propia tecnocracia socialdemcrata. En efecto, ser una suerte de neoliberalismo rosa el queretomar la posta y extender el proyecto neoliberal desde los noventa hasta nuestros das.

    Sin embargo, desde otra perspectiva, la contrarrevolucin neoliberal chilena, la ms exitosa enAmrica Latina, entrando ya a la cuarta dcada, permite anticipar los problemas estructurales queresultan de su aplicacin completa. En Chile, la tremenda desigualdad del ingreso, laconcentracin de la riqueza, la sobre explotacin de la fuerza de trabajo y los recursos naturales,la precariedad del empleo y el desempleo estructural resultan del propio crecimiento yacumulacin capitalistas y no del estancamiento o el bajo crecimiento. En realidad, stascaractersticas estructurales, incluida una reduccin de la pobreza cuya perdurabilidad nadie

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    asegura por la precariedad del empleo, han sido las condiciones para el logro del crecimientoacelerado19.

    En el largo plazo y ms all de los ciclos cortos, la contra revolucin neoliberal chilena muestracomo la racionalidad neoliberal avanza agotando y destruyendo sus propias fuentes de

    crecimiento: el trabajo y los recursos naturales.2. La coyuntura actual y el cierre de la transicin poltica

    20.

    Desde 1989 a la fecha son casi 17 aos, prcticamente el mismo tiempo que dur la dictadura;desde entonces mucha agua ha pasado bajo el puente. Por ello, no es extrao que la acumulacinde una serie de hechos polticos si bien no en oposicin frontal con el ideario de la transicin pactada, perfilen ciertas tendencias poltico-sociales cuya interpretacin da paso a discusionessobre cambios en las correlaciones de fuerzas y en la composicin del bloque en poder, a uncambio de periodo.

    En el mbito de la poltica, las tendencias ms relevantes podran resumirse en:

    - La gradual pero sostenida decadencia del pinochetismo en cuanto fuerza poltica, referenteideolgico o simplemente como mafia policial que lleg a ostentar cierto poder hasta pocoantes del encarcelamiento de Pinochet en Londres.

    - El fracaso del intento gremialista de dar continuidad histrica al legado poltico-ideolgico de la dictadura ms all de la pura dimensin econmica. No pudo sostener aPinochet como figura histrica ni tampoco concretar su estrategia populista por la va delpartido popular. Este fracaso corre paralelo a la frustracin de la derecha liberal queintent, sobre la base de la estabilidad y larga fase de crecimiento econmico, superar elpinochetismo reconciliando libre mercado con la democracia liberal.

    - La escisin de largo plazo de la derecha econmica y la derecha poltica. Esta ltima, enmedio de luchas intestinas entre integristas y liberales, pierde sostenidamente capacidad derepresentacin nica y natural de los intereses generales y especficos de las burguesascriolla y transnacional.

    - Derrota y cooptacin de las corrientes de izquierda al interior del partido socialista. Laneoliberalizacin de las corrientes socialistas y socialdemcratas llega a su momentoculmine con el gobierno de Lagos, pues como ste mismo afirm recientemente: tambin elsocialismo est en condiciones de gobernar, lo cual, habida cuenta de su rol de

    19 Vase R. Agacino, Chile: Thirty Years After the Coup. Chiaroscuro, Illusions and Cracks in a MatureCounterrevolution, Latin American Perspectives, Vol. 30, nro. 5, California, september 2003. Este trabajo amplia yactualiza los problemas anticipados en R. Agacino: Cinco Ecuaciones Virtuosas del Modelo Econmico Chileno yOrientaciones para una Nueva Poltica Econmica, Revista Problemas del Desarrollo, N112, enero de 1998,UNAM, Mxico DF. Versin electrnica disponible en REDEM. www.redem.buap.mx.20 Los apartados 2 a 5 se basan en R. Agacino:La izquierda desconfiada y la coyuntura poltica actual. Urgencias y

    problemas de la convergencia en Revista de Historia y Ciencias Sociales, N 3, noviembre 2005, UniversidadARCIS, Santiago.

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    administrador del modelo, significa gobernar ajustado a los intereses del capital. Elsocialismo mostr emprica y directamente su efectividad como guardin y reproductor de lasreglas de mercado; este xito incluso hace cada vez ms superflua la existencia del PPD porcuanto los socialistas ya no precisan disfrazarse con ropajes de pragmatismo como s lorequirieron a inicios de la transicin.

    - Aceleracin del desplazamiento de la DC como principal partido del pas. Los factores queabrieron un espacio a un partido confesional ubicado en el centro poltico-ideolgico handesaparecido haciendo patente que el viejo proyecto corporativo-centrista de la DC no tieneasidero en el Chile neoliberal de hoy. Ni el enfrentamiento este-oeste en lo poltico-internacional, ni la existencia de una clase media de sesgo corporativo -compuesta por laburguesa media y la pequea burguesa propietaria y no propietaria- en lo econmico-social,existen ya como condiciones de contexto que justifiquen un centro poltico como lo fue laDC. Es este vaco programtico (y de representacin) el que la DC no ha podido superar;precisamente el que el PS resolvi neoliberalizndose.

    Estas tendencias muestran como la constelacin de fuerzas polticas que pact, inici yadministr la transicin ya no es la misma, o al menos, la actual disposicin de fuerzas essignificativamente distinta a la configuracin original. Sea como fuere, stas modificacionescorren en paralelo a una serie de cambios en la derecha econmica criolla y transnacional(emergencia de nuevos grupos, semi extincin de otros, fusiones e incluso cambiosgeneracionales en la direccin de los grupos econmicos criollos) y en otras agrupaciones depoder (nuevo integrismo catlico, cambios en la estructura de los jueces, del alto mando de lasFF.AA., etc.) cuya re-configuracin se vuelve ms notoria en los ltimos dos aos.

    Paradjicamente esta reconfiguracin ocurre junto al lento desmoronamiento del movimiento detrabajadores y popular clsico sin que al menos, en compensacin, haya ocurrido la anunciadaemergencia de los nuevos movimientos sociales; stos, como indicador, nunca han superado elumbral que marc la candidatura de Manfred Max Neef (los mosquitos) a inicios de losnoventa. Por cierto, lo anterior no significa que nada pase. Simplemente refleja que mientras lasorganizaciones tradicionales siguen en franco declive, las iniciativas de construccin de nuevotipo no han sabido hasta ahora arreglrselas para hacer sentir su voz en los espacios

    tradicionales de la poltica y/o politizar los espacios sociales en que se desenvuelven.

    Precisamente esta aparente esterilidad de las franjas activas de los sectores dominados es la quehace difcil concebir el conjunto de fenmenos descritos como un cambio de periodo.Generalmente un cambio de este tipo incluye, adems, modificaciones en las correlaciones defuerza entre clases dominantes y dominadas y no slo cambios al interior de los sectoresdominantes propiamente tales, como parece ocurrir en el Chile de hoy21.

    Sea como sea, de todos modos la reciente eleccin de Michelle Bachelet como presidente, agregaun ingrediente crucial para la interpretacin de las tendencias anteriores. Y esto porque Bachelet,hija de un general, rene en si la singular condicin de vctima de las violaciones de los DD.HH.

    21 Seguimos aqu la definicin de Vasconi. Vase Toms Vasconi, Gran capital y militarizacin en Amrica Latina,serie Popular Era, Mxico, 1978, pp. 13 a 17.

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    y a la vez miembro de la familia militar22; porque Bachelet, militante socialista, enlaza a laizquierda moderna con la elite administradora del modelo legado por la dictadura, yfinalmente, Bachelet, primera mujer presidente, legitima la poltica al mostrar que todos,incluidas las mujeres, tienen opciones en este pas que avanza hacia el desarrollo. As, laasuncin en marzo prximo de Bachelet, no puede sino leerse como el cierre simblico de la

    transicin, su consumacin por medio de un exorcismo pblico al pecado original delneoliberalismo de modo que, 32 aos despus, sutura los horrores que ste provoc y abre lapuerta a un nuevo momento poltico23.

    3. La coyuntura electoral del 2005 y las definiciones tcticas en la izquierda.

    Probablemente una apreciacin similar explica que las direcciones de la izquierda confiadaplantearan que el escenario del 2005 inaugurara otro momento en la poltica chilena. Para ellas,este nuevo momento vena anuncindose por varios acontecimientos coyunturales previos24 ydeba materializarse con resultados electorales mas auspiciosos para la opcin presidencial deToms Hirsch, candidato Presidencial del Juntos Podemos Ms.

    Si bien algunos sectores haban sido mas crticos respecto de las posibilidades de capitalizar losmayores niveles de movilizacin social y los resultados electorales en la elecciones municipales,el clima subjetivo predominante era que en el pas haba una potente fuerza social esperando unaalternativa de izquierda.

    Este mismo hecho, combinado con las tendencias ms estructurales antes citadas, reforzaron elcarcter crtico que tambin tuvo la coyuntura electoral del 2005 para las organizaciones socialesy poltico-sociales desconfiadas. Esto se expresa, por decirlo de algn modo, en un doble

    22 Alberto Bachelet, su padre, general de la fuerza area muri en 1974 a propsito de las torturas a que fue sometidopor sus camaradas aviadores. El, as como otros muchos miembros no golpistas de las FF.AA. chilenas, fueronacusados de traicin y encarcelados, torturados y asesinados. Luego de la muerte de su padre, Michelle junto a sumadre Angela Jeria, asumieron la lucha en defensa de los DD.HH., motivo por el cual fueron perseguidas ytorturadas en una de las casas de horror que mantuvo Pinochet: la Villa Grimaldi.23 La candidatura presidencial alternativa, la de Sebastin Piera, tambin quiso coincidir con este exorcismo. Enefecto, la figura del cierre simblico de la Transicin con Piera candidato se reafirma por cuanto ste es capaz deencarnar una sntesis similar: un militante de derecha que no hizo la vista gorda con las violaciones de DD.HH. yque llam a votar NO en los Plebiscitos del 80 y 89; un magnate triunfador del modelo econmico neoliberal pero ala vez con fuertes vnculos con el progresismo rosa y verde, y un personaje con multifacticas relaciones familiares -

    padre y hermano de tradicin la DC, un to obispo, otro hermano parte de la farndula meditica, etc. Quiz lo massignificativo del rol jugado por Piera es la disolucin de la frontera entre poder econmico y poder poltico, hecho

    que pone sobre el tapete el impacto de la oligopolizacin y centralizacin inditas del poder econmico en Chile.Este poder ya no requiere de representacin en el mbito poltico sino que irrumpe en l manifestndosedirectamente, sin mediaciones, tanto nacional como internacionalmente. Piera emula a magnates como GustavoCisneros y Carlos Slim que prescinden de mediaciones partidarias e interactan directamente con los estados.24 Movilizaciones del 13 de agosto 2003, derrota de Olivares en la CUT a inicios del 2004 y los resultados de laselecciones