Maria Gervilla Puerto, 4ºB

EL FEMINISMOEl feminismo es un movimiento político, cultural, social y económico que defiende firmemente la liberación y los derechos de la mujer para así alcanzar la igualdad entre hombre y mujer. El término “feminista” se empezó a pronunciar a finales del siglo XIX cuando un estudiante de medicina llamado Ferdinand-Valérie Fanneau de la Cour lo utilizó para referirse a aquellos hombres que sufrían de enfermedades patológicas que hacían que el individuo se debilitase y adquiriera una “feminización” física del cuerpo masculino. Meses más tarde, Alexandre Dumas (escritor y dramaturgo) retomó este término y lo utilizó con connotación negativa en panfletos y artículos de carácter político para desprestigiar a los hombres que defendían y apoyaban a las sufragistas. “¿Y quiénes eran esas sufragistas?” te estarás preguntando. Pues bien, podemos decir que los grupos sufragistas surgieron principalmente en Estados Unidos, Inglaterra y Francia a mediados del siglo XIX, y eran mujeres que se agrupaban para luchar juntas por tal de conseguir los derechos civiles que por aquel entonces el hombre tenía y la mujer no (como el derecho al voto). Entonces, una sufragista llamada Hubertine Auclert retomó el término “feminista” y le dio una connotación dirigida a los movimientos que buscaban la justicia social y política para las mujeres.

La historia del feminismo cuenta con tres olas, es decir, tres revoluciones o hechos importantes que hacen que nuestro presente sea infinitamente diferente a como estaría siendo si dichas olas no se hubieran producido. La primera ola fue, en resumen, el periodo donde se sitúa la aparición de las sufragistas radicales y moderadas hasta que consiguieron los derechos civiles. La segunda, fue una revolución más bien por parte de las mujeres ricas contra el patriarcado, defendiendo la idea de que la mujer no necesita un marido ya que puede ser totalmente autónoma. En este periodo, las llamadas “feministas radicales” consiguieron entre otras cosas, la invención de la píldora anticonceptiva y el derecho al divorcio. Sin embargo, generalmente no defendían a las mujeres transexuales, homosexuales, pobres ni negras. No obstante, des de más o menos 1970 hasta la actualidad, se encuentra la tercera ola. Esta ola defiende a absolutamente todo tipo de mujer. Y sí, creo firmemente que el feminismo es muy necesario en la actualidad y a continuación voy a exponer algunos de los motivos por los cuales lo pienso.

Para empezar, me gustaría afirmar que vivimos en una sociedad heteropatriarcal, en otras palabras, vivimos en una sociedad donde el hombre heterosexual es el dominante y tiene mayor autoridad. Te propongo a ti, lector, que hagas el siguiente ejercicio: piensa en la figura del ser humano. Seguramente te habrá venido a la cabeza un hombre blanco de mediana edad, como a la gran mayoría de personas (por no decir a todo el mundo). Esto se debe a que des del día en que nacimos, directa o indirectamente nos inculcan que el hombre es como el eje de la naturaleza, es decir, que lo principal es una figura masculina y alrededor se encuentra entre otras cosas la figura femenina. Esto se ve también en el simple hecho de que “hombre” muchas veces lo utilizamos para referirnos a ”humano” mientras que la palabra “mujer” solo la utilizamos para referirnos al género femenino.

Quizás no lo sabías, pero en nuestra cultura hayamos refranes como los siguientes: “Mujer que no se pinta y no es coqueta, se queda en la banqueta”, “A la mujer casada y casta, el marido le basta”, “Mujer sin hijos, jardín sin flores”, “Mujer sin varón, ojal sin botón”. Y es que desgraciadamente, a pesar de que estos dichos ya no se suelan oír, nuestra sociedad es machista en muchos aspectos y limita la libertad de las mujeres determinando como nos tenemos que vestir y actuar para ser aceptadas. Por ejemplo, se considera normal que un hombre enseñe el pecho, pero está muy mal visto si lo hace una mujer y hasta le pueden detener. Una mujer que lleve escote y falda corta, será seguramente sexualizada y juzgada. Una mujer que hable abiertamente sobre sexo, o que tenga un historial sexual determinado, será calificada con adjetivos negativos. Una mujer que no se depile y/o tenga actitudes “masculinas” será también criticada (y como estos, hay muchísimos ejemplos más). Se piensa que la mujer por sí sola no

Maria Gervilla Puerto, 4ºB

está realizada, que la opción de que una mujer no quiera tener hijos ni pareja no es aceptable. Sin embargo, un hombre es libre de hacer lo que quiera con su vida porque no depende de una mujer, y hasta se suele pensar que la mujer es un estorbo, que es demasiado sentimental, es difícil de entender, que no sabe gestionar el dinero, etc. Y no, el feminismo no es un movimiento de odio hacia los hombres ya que hay mujeres machistas y hombres feministas que luchan contra el machismo y el heteropatriarcado ya que a ellos también les puede afectar de manera negativa en algún que otro aspecto.

Hasta el momento he estado hablando del ámbito social y cultural, ahora bien, hay otros ámbitos que también son muy importantes.

La brecha salarial es un hecho que en España afecta también de forma negativa al género femenino. En 2015, el Instituto Nacional de Estadística afirmó que en los cargos de directores y gerentes, las mujeres cobraban un 23% menos que los hombres y además, otras fuentes afirman que esta cifra va aumentando hoy en día. Del mismo modo, está demostrada la gran dificultad que tienen las mujeres para llegar a ocupar altos cargos, cuando es obvio que tienen las mismas capacidades que los hombres para ejercer un cargo que implique cualidades como responsabilidad y conocimientos.

Es probable que hayas escuchado cosas como que en el ámbito judicial las mujeres salimos más beneficiadas que los hombres, pero no es así, más bien todo lo contrario. Sí que es verdad que por ejemplo, cuando una pareja con hijos se divorcia, la mujer es quien se los suele quedar, pero en realidad, este hecho no deja de ser machista ya que se considera que la mujer tiene que ocuparse de los hijos por norma.

En España, entre el 17 y el 22 de febrero de este año, fueron asesinadas siete mujeres por violencia de género. Algunas habían puesto denuncias contra el maltratador anteriormente y dos tenían órdenes de alejamiento. Entre el 27 y el 1 de marzo, sumaron tres asesinadas más por violencia de género. Ninguno de los asesinos ha pisado la cárcel habiendo pruebas. En lo que llevamos de año hemos sumado veinte asesinatos por violencia de género tan solo en este país. Hay muchísimos casos de mujeres que van a denunciar maltrato de género (ya sea psicológico y/o físico) con pruebas como vídeos, audios, capturas de conversaciones y hasta pruebas físicas, y son ignoradas por la policía, las medidas de seguridad para protegerlas de los agresores no son suficientes y/o las sentencias no llegan ni a los doce meses. Como el pasado 20 de noviembre, cuando en Alicante se grabó como un hombre agredía brutalmente a su pareja causándole un esguince cervical. ¿Sabes qué? El hombre ha sido puesto entre rejas tan solo durante nueve meses. Hasta la ONU ha suspendido a España en el examen de igualdad. ¿Te sigues preguntando por qué es necesario el feminismo?

Las personas feministas luchamos para que las mujeres puedan caminar solas por la noche sintiéndose libres y no valientes. Luchamos por que las mujeres somos seres vivos y merecemos tener una vida tan digna como la de los hombres. Luchamos por qué estamos hartas de que se nos falte al respeto, se nos infravalore, se nos sexualice y no se nos tome en serio. Estamos hartas de que nos violen y nos maten por el simple hecho de ser mujeres. Estoy harta de que tenga que escuchar comentarios machistas y misóginos día tras día, porque la violencia verbal también duele. Harta de que nos llamen “feminazis” comparándonos con un movimiento que mató a millones de personas cuando el feminismo no ha matado a nadie y el machismo lo hace cada día. Por eso no nos cansaremos de chillar y manifestarnos por aquellas que ya no tienen voz. El feminismo no tendría que ser necesario en una sociedad justa, pero hoy en día lo es, y espero que algún día ya no tengamos que luchar.