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ALTERNATIVAS NO TRADICIONALES PARA EL FINANCIAMIENTO A LA
AGRICULTURA. SUGERENCIAS PARA CUBA
Dra. Elda Molina Díaz
Centro de Investigaciones de Economía Internacional
Universidad de La Habana
Lic. Ernesto Victorero Molina
Facultad de Economía
Universidad de La Habana
Resumen
En Cuba la agricultura es una actividad prioritaria, pero a pesar de las transformaciones
ocurridas en el sector en los últimos años, ésta enfrenta aún múltiples dificultades que
impiden su avance, entre las que se encuentran las relacionadas con el financiamiento. En la
ponencia se expone brevemente la situación del financiamiento al sector agrícola en Cuba, y a
partir de la síntesis de los principales mecanismos e instrumentos novedosos que se usan con
este fin en la actualidad en el mundo, se sugieren los que podrían resultar más convenientes
para el financiameinto de la agricultura cubana en el corto plazo.
I. El financiamiento a la agricultura en Cuba
La agricultura es un sector prioritario para la economía y la sociedad cubana, por el papel que
desempeña en la alimentación, la población que emplea, por el efecto multiplicador que
pudiera generar en otros sectores de la economía y porque podría contribuir a mejorar la
situación financiera del país, al posibilitar reducir las importaciones de alimentos e
incrementar las exportaciones de estos productos.
Sin embargo, en la actualidad no cumple a cabalidad esas funciones, por lo que resulta
imprescindible incrementar la producción agrícola, aunque para ello existen significativas
limitantes, relacionadas principalmente con las características del sector y de su
financiamiento.
Se trata de un sector relativamente atrasado, descapitalizado e ineficiente, que produce con
baja productividad y rendimientos. En ello inciden varios elementos que incluyen:
factores naturales y climatológicos.
problemas de gestión asociados al mal funcionamiento del modelo de producción, entre
ellos la insuficiencia de insumos agrícolas y su entrega inoportuna a los campesinos; la
acumulación de productos en almacenes que no llegan a tiempo a los mercados; deficientes
mecanismos de fijación de precios; cadenas de impagos entre empresas estatales y entre
estas y los campesinos, que generan pérdidas y acumulación de deudas que afectan tanto a
los productores como a las empresas comercializadoras estatales.
tecnológicos: obsolescencia de equipos, maquinarias e industrias.
limitaciones y contradicciones de las transformaciones realizadas en el sector
recientemente, a pesar de que se consideran las más profundas llevadas a cabo después de
las reformas agrarias, hasta el momento no han tenido los resultados esperados.
insuficiente capacitación de la fuerza de trabajo (sobre todo de los nuevos usufructuarios)
escaso financiamiento, que incide en la disponibilidad de equipos, insumos, escasas
inversiones para modernización y mantenimiento, uso limitado de tecnología, insuficiente
capacidad de procesamiento industrial, falta de envases y embalajes.
Debido a la incidencia del último aspecto en las posibilidades de expansión de la producción
agrícola del sector no estatal, en las exportaciones de productos agrícolas, así como en el
propio avance de las transformaciones en la agricultura cubana, se considera oportuno
profundizar en las características y situación actual del financiamiento a ese sector1.
En cuanto al financiamiento interno, puede decirse que tanto las instituciones como los
instrumentos financieros disponibles para el financiamiento de la agricultura son limitados.
De los bancos comerciales estatales existentes ninguno se especializa en la agricultura, ni
existe un banco de desarrollo rural. Las instituciones encargadas de ofrecer los servicios
financieros a la agricultura son el Banco de Crédito y Comercio, el Banco Popular de Ahorro
y el Banco Metropolitano en el caso de la Capital, que en todos los casos son bancos
comerciales de amplio espectro.
Las principales vías a través de las que se otorga financiamiento agrícola en la actualidad son
el llamado “paquete tecnológico” y los créditos bancarios. El primero, consiste en la
asignación por parte del Estado de recursos e insumos (equipos, semillas, agroquímicos,
combustibles, etc.) a empresas, cooperativas y campesinos individuales, por lo general a
precios subsidiados y orientados a las producciones que más impactan a la economía del país,
como el arroz, el frijol, el maíz, la caña, la leche, la carne, el huevo, la miel, el café y el
tabaco.
El crédito bancario, por su parte, ha sido poco relevante. Hasta el año 2010 su uso se
concentró en las empresas estatales y en menor medida se dirigió a las cooperativas
agropecuarias y campesinos privados. A partir de ese año, como parte de las medidas para
1 Para ampliar sobre las características de la agricultura cubana y su financiamiento puede consultarse
(Molina, 2015)
estimular la agricultura, el gobierno extendió la oferta de créditos a los nuevos usufructuarios,
mejoró sus condiciones y equiparó sus términos para todos los potenciales prestatarios.
Sin embargo, la demanda de tales préstamos por parte del sector privado no ha tenido el
crecimiento esperado y la agricultura aún concentra un bajo por ciento del total de crédito
otorgado por el sistema bancario cubano. La reducida propensión a la solicitud de créditos
bancarios por los productores agrícolas se debe a varios factores. Entre otros, la insuficiente
cultura crediticia; la resistencia a presentar estados financieros a las autoridades bancarias; los
altos precios de la mayoría de los equipos, herramientas e insumos, que implicarían la
necesidad montos elevados de préstamos, lo que además de incrementar el costo del
financiamiento, requeriría garantías; las restricciones en el espectro de activos que pueden
utilizarse como colateral; la escasa infraestructura; la persistencia de trabas regulatorias,
además de la escasa oferta de insumos, herramientas, maquinarias, para comprar con esos
créditos.
En general, se considera que aunque la política crediticia ha mejorado, se debe continuar
perfeccionando, de modo que los procedimientos para la obtención de financiamiento por
parte de los productores sean más simples. Por otra parte, deberían diversificarse las fuentes y
los instrumentos de financiamiento, y sería recomendable también la creación de un banco
agrícola especializado, dada la prioridad que se le está concediendo al sector.
Por otra parte, los productores agrícolas, estatales o privados, no tienen acceso directo ni a
recursos financieros en moneda extranjera, ni a mercados externos, para satisfacer esas
necesidades, y el país no dispone de recursos financieros suficientes en moneda extranjera
para adquirir esos insumos fuera del país y ponerlos a disposición de los productores.
Las mismas razones que explican las dificultades que tienen los países en vías de desarrollo
para obtener financiamiento externo y su alto costo están presentes en Cuba. A lo que se le
suman los obstáculos derivados de su situación financiera particular, como son: la elevada
deuda externa; la baja calificación crediticia; la debilidad de la economía interna y su alta
sensibilidad a los choques externos; así como la prevalencia del bloqueo de Estados Unidos,
que impide el acceso al mercado financiero estadounidense, obstaculiza el uso del dólar en las
transacciones internacionales, y presiona a las instituciones financieras de terceros países con
los que Cuba tiene relaciones.
Aunque en Cuba resulta muy difícil acceder a información sobre financiamiento externo, más
aún, detallada por sectores, de manera general puede decirse que no es predominante en la
agricultura y resulta muy costoso. Además, los procedimientos para que llegue a los
agricultores son engorrosos y las entidades e instrumentos involucrados son limitados.
La inversión extranjera tampoco ha favorecido particularmente a la agricultura. La mayoría de
las asociaciones económicas con capital extranjero se ha concentrado en los sectores del
turismo (42%), la energía y minería (13%) y la industria (10%), mientras el sector
agropecuario sólo ha recibido un 2% del total. (Ministerio de Comercio Exterior e Inversión
Extranjera, 2014)
La nueva ley de inversión extranjera, aprobada en marzo de 2014, tiene por objetivo ofrecer
mayores incentivos a la inversión extranjera y asegurar que la atracción del capital extranjero
contribuya eficazmente a los objetivos del desarrollo económico sostenible del país.
En ese contexto se espera estimular la inversión en la agricultura. Para ello, el gobierno ha
definido una política particular para la inversión extranjera en el sector agropecuario.
Además, el Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera publica cada año una
cartera de oportunidades de inversión que recoge los proyectos de interés identificados. Sin
embargo, hasta el momento no se observan avances significativos. Una de las limitaciones
que se reconoce es la escasez de proyectos presentados por las entidades cubanas.
En general, Cuba debe ampliar el espectro de proveedores de financiamiento externo y de los
instrumentos y mecanismos más apropiados según la práctica internacional; así como
garantizar el acceso a estos recursos de todos los productores, en particular de las
cooperativas, campesinos individuales y usufructuarios, por el peso que tienen en la
producción alimentaria del país.
II. Alternativas novedosas de financiamiento a la agricultura en el mundo
Ante la insuficiencia y limitaciones de las fuentes formales de financiamiento a la agricultura
en el mundo, en los últimos años han surgido mecanismos e instrumentos “no tradicionales”
que han abierto nuevas posibilidades para el sector rural, sobre todo de países
subdesarrollados que son los más necesitados de recursos financieros. Dichos instrumentos no
solo van dirigidos a proporcionar financiamiento de manera directa, sino también a proveer
aseguramiento y cobertura de riesgos, lo cual mejora las potencialidades de los agricultores de
recibir créditos2.
Vale aclarar que aunque algunos de los instrumentos financieros son realmente novedosos,
otros son comunes en otras actividades y han existido durante años, décadas e incluso siglos.
Lo realmente nuevo es su aplicación en la agricultura, en particular en el financiamiento a
campesinos que antes no tenían acceso al crédito (principalmente los pequeños propietarios).
Las iniciativas son llevadas a cabo por una amplia gama de agentes, aunque las más comunes
son las que provienen de diferentes actores involucrados en el proceso de producción,
distribución y comercialización de los productos agrícolas.
2 La información sobre los mecanismos e instrumentos no tradicionales fue tomada básicamente de (Miller,
2012) y (Miller & Jones, 2010). Al respecto puede ampliarse también en (Victorero, 2015)
INSTRUMENTOS DE FINANCIAMIENTO
1. Financiamiento de productos
Las variantes de financiamiento de productos, o de financiamiento directo a los productores
como también se les conoce, surgen a partir de la necesidad de estos, en particular de los
pequeños campesinos, de acceder a recursos e insumos para garantizar sus producciones.
Entre los instrumentos que se pueden agrupar bajo este concepto están:
a) Financiamiento de proveedores de insumos: El proveedor adelanta los insumos
agrícolas a los campesinos, que se los pagan en el momento de la cosecha u otro
momento acordado. El costo del crédito (interés) está generalmente contenido en el
precio.
b) Crédito de comercializadoras: Tiene lugar cuando una empresa comercializadora
adelanta fondos a los productores para que éstos se los devuelvan, usualmente en especie,
en el momento de la cosecha (ventas pre-financiadas). Esto les asegura a los primeros
obtener los productos y a los segundos el financiamiento que necesitan para producir, así
como la garantía de venta de los mismos. Es de destacar, en particular, el protagonismo
de las Empresas Transnacionales comercializadoras como proveedoras de financiamiento
a los productores y otros actores de las cadenas globales que controlan.
c) Financiamiento de una empresa líder: Una empresa líder del sector (granja,
comercializadora, etc.) proporciona financiamiento directo a los productores
(particularmente a los campesinos), o firma acuerdos de venta garantizada que faciliten el
acceso a financiamiento proveniente de terceras instituciones. Este tipo de
financiamiento, a menudo en la forma de contratos con una cláusula de compra incluida,
le proporciona a los campesinos financiamiento, asistencia técnica y acceso al mercado;
mientras que la empresa líder asegura la obtención de productos de calidad y en el
momento adecuado.
De los esquemas de financiamiento directo, los más frecuentes son los relacionados con la
comercialización de los productos.
En general, estos mecanismos constituyen alternativas beneficiosas tanto para los prestatarios
(productores) como para los prestamistas (proveedores, procesadores, intermediarios,
vendedores, etc.). Los primeros garantizan la producción a través del pre financiamiento a los
campesinos, y aseguran la calidad de los productos que desean obtener. Los productores, por
su parte, pueden acceder de manera más expedita al financiamiento y a los insumos que
necesitan para garantizar sus producciones; cuentan con información precisa sobre los
mercados y los clientes; y como los créditos se basan en las relaciones comerciales que
existen entre las dos partes, no requieren colaterales. Además, ambos se benefician de la
reducción de los costos de transportación de los insumos y los productos.
La principal desventaja para los proveedores de financiamiento es que la devolución de los
préstamos puede demorarse e incluso no realizarse si los productores tienen problemas con las
cosechas. Para los campesinos, los precios que se acuerdan pueden resultar desfavorables,
sobre todo si están en desventaja respecto a los prestamistas; el financiamiento a menudo se
reduce a capital de trabajo para producciones específicas o a insumos; la calidad del
financiamiento puede no ser la mejor, porque las formas disponibles no sean lo
suficientemente flexibles; el costo directo o implícito del financiamiento tiende a ser elevado.
Por otra parte, su limitación fundamental consiste en que se mantienen muchos riesgos
asociados a la producción, los mercados y los precios.
2. Financiamiento respaldado por obligaciones o a partir de cuentas por cobrar
Consiste en el otorgamiento de crédito utilizando como colateral las facturas o recibos de
cuentas por cobrar. Un banco (u otra institución financiera) adelanta capital de trabajo a
empresas del sector (proveedores, productores, procesadores, gestores de marketing y
exportadores), tomando como colateral cuentas por cobrar o pedidos confirmados a los
productores. El pago del préstamo se efectúa automáticamente en el momento del cobro de las
obligaciones.
Estas variantes resultan útiles cuando los períodos de cobro son muy largos. A menudo los
campesinos enfrentan dificultades financieras porque se demoran mucho en cobrar las ventas
que realizan. Esto puede deberse a que los procesadores o exportadores a los que les venden a
su vez tengan que esperar porque sus clientes les paguen. En esas circunstancias, los
campesinos incluso pueden verse forzados a vender sus productos localmente a precios poco
favorables para obtener efectivo rápidamente.
Estos esquemas tienen como objetivo satisfacer los requerimientos individuales de los agentes
involucrados, acelerar sus ciclos de cobro y reducir el riesgo de impago. Para que tengan éxito
es necesario evaluar y monitorear de cerca a los clientes, teniendo en cuenta sus
características particulares, los riesgos a que están expuestos, así como la naturaleza de las
cuentas por cobrar a partir de las cuales se otorgará el financiamiento.
Los principales instrumentos a través de los cuales se pone en práctica este mecanismo son:
a) Factoraje (Factoring) agrícola
El factoraje es una transacción financiera según la cual una empresa o ente económico del
sector le vende sus cuentas por cobrar o sus contratos de venta de bienes (productos), que no
exceden por lo general el término de 180 días, con un determinado descuento a un banco
comercial o institución financiera especializada, conocida como “factor”. Esta le paga el valor
nominal menos un factor de descuento y se encarga de cobrar la factura o cuenta en el
momento que corresponda.
Se clasifica en “con” o “sin recurso” atendiendo a si el factor asume o no el riesgo. En el
primer caso, el factor no asume el riesgo crediticio del cliente, por lo que al vencimiento de
las cuentas por cobrar este debe devolver al factor el monto anticipado más los gastos e
intereses acordados. En el segundo caso, que es el más común, el factor asume todo el riesgo
de incobralidad del cliente. Usualmente el riesgo se mitiga no aceptando las cuentas
correspondientes a aquellos deudores envueltos en litigios comerciales con los clientes u otros
vendedores.
Es un mecanismo muy usado por los exportadores, pues la eliminación del riesgo crediticio
les permite ofrecer cuentas abiertas, mejorar su posición de liquidez y ampliar la
competitividad en el mercado global. Además, constituye una alternativa viable ante el seguro
al crédito a la exportación, el financiamiento bancario a largo plazo, préstamos puente de
corto plazo (que suelen ser muy caros), y otros tipos de financiamiento que crean deudas en
sus balances generales.
b) Compra de derechos (Forfaiting)
La compra de derechos es un instrumento similar al factoring, pero menos común. Consiste
en que una institución financiera especializada o departamento de un banco (“forfaitor”) le
compra con descuento a una empresa exportadora sus cuentas e instrumentos libremente
negociables (tales como cartas de crédito irrevocables confirmadas o letras de cambio “a la
orden”) de mediano plazo.
Igualmente es muy usado por exportadores que venden productos básicos, bienes de capital, o
grandes proyectos, con períodos de crédito desde 180 días hasta siete años.
Es una transacción “sin recurso” o reclamación ante un incumplimiento futuro, por lo que
elimina el riesgo de no pago para el exportador una vez que los productos han sido entregados
al comprador de acuerdo a los términos de venta. Ello implica que se adicione una prima de
riesgo, que se incluye en el valor de la tasa de descuento.
Las cuentas por cobrar son normalmente garantizadas por el banco del importador, lo que le
permite al exportador sacar la transacción de su balance general, mejorando sus indicadores
financieros, así como abrir cuentas en mercados de alto riesgo relativo. Sin embargo, este
mecanismo suele ser más costoso que el financiamiento bancario.
3. Colateralización de activos físicos
Esta variante surge para resolver una de las limitaciones que tienen los campesinos para
acceder a financiamiento, que es la poca disponibilidad de colaterales. En general, los
instrumentos que se describen permiten utilizar los productos o activos como colaterales. Los
principales instrumentos son:
a) Recibos de Almacén (Warehouse Receipts)
Bajo este esquema, los campesinos pueden depositar sus productos en un almacén certificado
y asegurado, hasta que puedan venderlos. A cambio, el almacén les entrega un recibo que
pueden entregar como colateral para pedir un préstamo al banco (el préstamo generalmente es
por un monto entre el 70 y el 80% del valor del recibo). Cuando los productos se venden, el
campesino lo notifica al banco, el cual recibe el pago del comprador a cambio del recibo. Con
el recibo, los compradores pueden dirigirse al almacén para retirar los productos y, a su vez, el
banco transfiere a los campesinos el balance de la transacción luego de descontar el monto del
préstamo y los intereses.
Estos arreglos aseguran la calidad del inventario y permiten a los productores conservar los
productos para poder venderlos a un precio favorable (en la temporada baja, contra-estación o
en cualquier otra fecha). Pueden emplearse con productos agrícolas almacenables
(preferiblemente no perecederos) como cereales y granos, café, algodón, lana, papas, etc.
También se ha usado con algunas variedades de frutas, vegetales e incluso carnes.
La tasa de pérdida del financiamiento a través de recibos de almacén tiende a ser baja porque
los productores devuelven el préstamo con los ingresos obtenidos en la venta. En ese sentido,
se dice que es un producto financiero que se liquida automáticamente, y que puede resolver
(al menos en parte) las necesidades de financiamiento y de colaterales de los campesinos. No
obstante, su principal limitación es que sólo puede aplicarse después de que los campesinos
realizan la cosecha, por lo que el ciclo de producción inicial debe ser financiado por otras
vías.
Este mecanismo no es nuevo, prácticas similares, aunque rudimentarias, han existido
prácticamente desde las sociedades medievales. No obstante, su uso se ha expandido en los
últimos años y ha comenzado a tomar auge en regiones donde antes no era utilizado.
b) Acuerdos de recompra
Son acuerdos entre dos partes, en los cuales un productor le vende a otro agente sus productos
a un determinado precio, y asume el compromiso de comprarlos nuevamente en el futuroa un
precio (por lo general superior) previamente acordado. Las ventas que se realizan con
obligaciones de recompra pretenden asegurar los préstamos mediante la posesión del activo o
producto (que cumple la función de colateral). Estos acuerdos abaratan los costos del
financiamiento, pues reducen los riesgos de impago.
Los productos son almacenados por administradores de colaterales acreditados (por ejemplo,
almacenes certificados), que aseguran la cantidad y calidad de los productos y emiten un
recibo que generalmente se transfiere a un intermediario encargado de comercializarlo. Estos
esquemas funcionan mejor cuando existe un mercado de futuros, pero sólo requieren que
exista un mercado corriente (spot) en que los productos puedan ser vendidos cuando se
necesite (una bolsa de productos).
c) Arrendamiento (Leasing) Agrícola
El leasing es una variante de financiamiento para inversiones, que toma dos formas básicas.
En una, la propiedad del objeto alquilado pasa al usuario cuando se realiza el último pago
(leasing financiero), por lo que es en esencia un contrato de compra. En este caso el
arrendatario tiene garantizado el mantenimiento y el seguro mientras está pagando el activo.
Este tipo de contrato es el más utilizado en los países en desarrollo.
La otra variante es que la compañía arrendadora retiene la propiedad indefinidamente (leasing
operacional), por lo que es un contrato de arrendamiento a largo plazo. Para la mayoría de los
contratos de arrendamiento no se requiere ningún colateral aparte del objeto rentado.
En ambos casos, los pagos deben realizarse periódicamente y si se incumplen el equipo
regresa al proveedor.
En la agricultura, es más común el leasing financiero. Generalmente se utiliza para adquirir
equipos con una larga vida útil, como maquinarias, bombas de agua, equipos para lecherías,
herramientas y equipos similares. Se trata de contratos promovidos por los bancos en
colaboración con los suministradores, que ofrecen estos activos con un descuento. De esta
forma, los campesinos que no tienen muchos recursos no hacen un gran desembolso de una
sola vez; los proveedores incrementan las ventas, y el banco obtiene una ganancia por la
diferencia entre la sumatoria de las cuotas que paga el campesino y el precio con descuento
que le ofrece el proveedor.
En ocasiones, este instrumento se ha empleado con fines realmente innovadores como la
adquisición de animales (por ejemplo, vacas en Kenya) (Schrieken, 2007).
En algunos países esta práctica no puede ser aprovechada porque están poco desarrollados los
mercados de capitales, la infraestructura legal y las técnicas para su aplicación. En muchos su
utilización está aún en fase experimental, pero representa una gran oportunidad para mejorar
el acceso a financiamiento de los pequeños propietarios. Para los productores de equipos
también resulta atractivo, pues les permite expandirse a nuevos mercados y reduce la
necesidad de brindar créditos riesgosos a los campesinos.
INSTRUMENTOS DE REDUCCIÓN DE RIESGOS
El manejo de riesgos es una cuestión fundamental para mejorar la provisión de recursos
financieros a la agricultura.En la medida en que los proveedores de financiamiento se sientan
más seguros de que pueden atenuar los riesgos de no recuperar su dinero, más incentivados se
sentirán a invertir en esta actividad.
A partir de las dificultades existentes con los instrumentos tradicionales disponibles tanto de
aseguramiento para los productores como de cobertura para los proveedores de
financiamiento, han surgido variantes novedosas en ambos conceptos.
1. Instrumentos de Aseguramiento
Los productores agrícolas enfrentan muchos riesgos sobre los que no tienen control que les
provocan pérdidas y les hace más difícil el acceso al financiamiento. Una vía que
tradicionalmente han usado los campesinos para reducir sus riesgos es el aseguramiento de las
cosechas. Tradicionalmente estas han podido asegurarse contra riesgos específicos o contra
todos los riesgos, pero en cualquier caso los seguros pueden ser costosos.
A continuación se presentan alternativas novedosas de aseguramiento, beneficiosas en
particular para los pequeños productores.
a) Seguro Agrícola Indexado
El seguro indexado es una innovación reciente, derivada del seguro tradicional. Este
instrumento consiste en que cuando se sobrepasa el umbral de un indicador de riesgo
subyacente (previamente fijado-indexado) se debe efectuar un pago a los campesinos, sin
necesidad de comprobar el daño real ocasionado a sus cultivos o propiedades. Esta medida
reduce considerablemente los costos de transacción y operativos del aseguramiento, así como
los problemas de riesgo moral y selección adversa, incrementando las posibilidades de los
pequeños campesinos de utilizarlo.
En la mayoría de las políticas de aseguramiento indexadas se definen múltiples umbrales, de
manera que los pagos a los campesinos aumentan a medida que se incrementa la severidad de
los eventos de riesgo. El índice se puede basar en la cantidad de lluvia registrada (el exceso o
falta de precipitaciones), los niveles de humedad, la llegada de plagas, los niveles de agua en
un río o un embalse, la ocurrencia y la fuerza de huracanes, la caída de nieve o granizo, etc.
Los esquemas de aseguramiento indexados exitosos se caracterizan por altos niveles de
transparencia y por pagar rápidamente una vez que el indicador de riesgo se activa. Esto
resuelve algunos de los problemas asociados al aseguramiento tradicional (que requiere que
un experto evalúe las pérdidas reales; mayor tiempo para hacer la evaluación; y que se puedan
presentar problemas de fraude y de alteración de los resultados). La limitante está en que la
medición de estos eventos requiere el uso de instalaciones meteorológicas de gran precisión y
satélites.
Para que sean efectivos, el índice debe fijarse con mucho cuidado y debe tener una alta
correlación con el nivel de daño real en que incurren los campesinos, por lo que se necesita
estudiar los daños que puede provocarcada evento.
El mayor beneficio que ofrece este tipo de aseguramiento para la agricultura es que puede
combinarse con los productos crediticios brindados por los bancos e instituciones de
microfinanciamiento para incrementar las oportunidades de acceso a financiamiento de los
campesinos.
b) Alisamiento de precios
El alisamiento de precios es una técnica experimental que busca reducir el impacto de las
fluctuaciones anuales de precios de los productos agrícolas. El esquema consiste en que al
inicio de la temporada los productores fijan un precio objetivo para un producto determinado,
basándose en un promedio móvil de los precios en los últimos cinco años. Si el precio real en
el mercado mundial en el momento de la cosecha es superior al precio fijado, la diferencia se
deposita en un fondo de alisamiento que se crea y maneja a través de unainstitución
financiera. Si el precio real es menor que el fijado, la diferencia se extrae del fondo (AFD,
2010). Esta técnica es, en esencia, una variante de aseguramiento ante el riesgo de variación
de precios.
Las experiencias con este tipo de fondos hasta el momento han sido positivas, debido a que
los precios de los productos básicos han tenido una tendencia ascendente. No obstante, queda
por comprobar si los fondos se comportarán favorablemente cuando la tendencia sea a la
inversa.
2. Instrumentos de cobertura de riesgos
Tradicionalmente, uno de los instrumentos más usados por los prestamistas para asegurar
recuperar sus préstamos son los colaterales. Sin embargo, los pequeños propietarios por lo
general carecen de bienes que puedan emplear como garantías o no están dispuestos a utilizar
determinados activos como colateral si estos son esenciales para su subsistencia.
También existen las garantías de créditos que pueden ser otorgadas por instituciones públicas
o privadas, a los bancos u otras fuentes de financiamiento, de modo que reducen los riesgos
crediticios.
Por lo general, deben cumplirse ciertos requisitos para que las garantías funcionen bien. Entre
ellos, por ejemplo, que los campesinos involucrados utilicen las tecnologías adecuadas,
tengan acceso a mercados y proyectos prometedores; que los bancos e instituciones que
otorgarán el financiamiento tengan un buen desempeño y utilicen procedimientos eficientes
de mitigación de riesgos.
En la mayoría de los casos las condiciones anteriores no se cumplen (al menos no todas), por
lo que muchos fondos para garantías de préstamos a la agricultura han sido subutilizados. En
otros casos las instituciones financieras consideran que incluso con las garantías, los
préstamos a la agricultura son demasiado riesgosos.
Otro problema crítico tiene que ver con el monto de la garantía. Si se fija una garantía muy
baja, los bancos pueden encontrarla poco práctica; y si es muy alta los bancos tendrán
incentivos para dejar de cobrar la deuda. Las garantías introducen además problemas morales
ya que al saber que sus préstamos están asegurados, los prestatarios pueden decidir negarse a
pagar.
En ese contexto, y aprovechando las posibilidades que brindan los mercados financieros, en la
actualidad se ha ampliado el uso de los derivados financieros para la cobertura de riesgos de
mercado y crediticios, por parte fundamentalmente de comercializadores y prestamistas o
inversionistas.
Derivados financieros
Los más conocidos son los contratos a plazo (forwards), los futuros, las opciones y los swaps,
pero también existen otros como los caps, floors, collars, así como estrategias que combinan
diferentes instrumentos y posiciones con un mismo instrumento. Entre sus principales ventajas
están su variedad y flexibilidad, lo que permite a los usuarios trazar disímiles estrategias, con
diferentes grados de complejidad y riesgos.
En el caso de la agricultura, los instrumentos más usados son los forwards y futuros, que son
útiles para manejar riesgos estacionales y asegurar precios. No obstante, sus potencialidades no
se reducen sólo a la cobertura de riesgos, sino que también permiten obtener recursos
adicionales, manejar deudas, aumentar los rendimientos de una cartera, entre otras ventajas
(Molina, 2000). Por otra parte, los derivados crediticios, al proteger contra posibles impagos,
pueden favorecer el acceso de prestatarios riesgosos a financiamiento.
Si bien es cierto que estos instrumentos son más comunes en los países desarrollados, en los
últimos años se ha producido un incremento significativo de su uso en algunos países en
desarrollo, aunque en general aún se trata de una práctica reducida por varias razones. Entre
ellas, porque el montaje de las estrategias puede resultar complejo, costoso y arriesgado, por el
escaso desarrollo de los mercados financieros en estos países, la falta de información y
desconocimiento acerca de los instrumentos entre potenciales usuarios, la falta de formación de
los agentes, existencia de suspicacia sobre la especulación, entre otras.
3. Mejoras financieras
Se refieren a un amplio rango de variantes financieras, generalmente complejas, destinadas a
incrementar la disponibilidad de financiamiento mediante la reducción de riesgos específicos,
en particular crediticios. Se agrupan en el concepto de “mejoras” financieras porque consisten
en mejorar la posición de un prestamista o inversionista aislado involucrando a otros
participantes. Entre estos instrumentos se encuentran:
a) Inversiones de capital compartido o inversión colectiva (joint-venture finance)
Consisten en compartir equitativamente el financiamiento entre socios o accionistas públicos
o privados, permitiéndoles dividir lapropiedad, las responsabilidades, los beneficios y los
riesgos asociados a las actividades en que se involucran. De esta forma, se incrementan las
posibilidades de financiamiento de actividades riesgosas, pues los interesados en participar no
están obligados a desembolsar una gran cantidad de recursos. Además, en estos esquemas los
socios a menudo aportan experiencia técnica complementaria, así como acceso a recursos
naturales, de mercado e información.
b) Titularización
El desarrollo alcanzado por los mercados financieros, la liberalización e innovación
financieras que los caracterizan, han permitido a los agentes participantes crear instrumentos
que satisfagan sus necesidades. De este modo, la titularización puede ser usada por
potenciales prestamistas para la agricultura como una fuente de obtención de nuevos recursos
financieros para seguir prestando, y para la reducción de los riesgos de crédito.
El mecanismo consiste en la confección de “productos de financiamiento estructurados”, que
no son otra cosa que títulos valores, agrupando flujos de caja de diferentes agentes o
actividades, permitiendo combinar obligaciones de distinta naturaleza, niveles de riesgo,
retornos, etc., que son vendidos a los inversionistas.
Estos productos funcionan como instrumentos diseñados a la medida y utilizan un enfoque de
financiamiento guiado por el mercado.
Entre los productos financieros estructurados más comunes se encuentran los bonos de
titularización de activos (conocidos en inglés como ABS) y las obligaciones de deuda
colateralizadas (CDO por sus siglas en inglés).
El elemento crítico de este tipo de financiamiento es la calidad de las obligaciones que se
incluyen en los paquetes. Por tanto, para que cumplan sus objetivos debe garantizarse la
transparencia y una adecuada supervisión de la confección de los paquetes de deuda que luego
serán vendidos. En la agricultura en particular, no son convenientes los instrumentos con una
estructura demasiado compleja.
III. Sugerencias de nuevos mecanismos de financiamiento para la agricultura cubana
Teniendo en cuenta las características del sector agrícola cubano y de su financiamiento,
sobre todo sus debilidades, así como las de los mecanismos e instrumentos novedosos usados
en la práctica internacional, se considera que algunos podrían ser de utilidad en el país.
Entre los instrumentos para proveer financiamiento pudieran ser considerados en un primer
momento los de financiamiento directo a los productores. En particular, el financiamiento
proveniente de comercializadores es muy conveniente para las producciones con destino a la
exportación, ya que garantizan mercados.
En un segundo momento, pues su implementación require de determinada infraestructura,
también resultarían provechosos los mecanismos que contribuyen a solucionar otros
problemas que aquejan la actividad agrícola en el país, como son la persistencia de cuentas
por cobrar, el alto costo del equipamiento que se requiere comprar, y los relacionados con el
almacenaje de los productos. En consecuencia, pudieran resultar útiles el factoraje
(factoring), el arrendamiento (leasing) y el financiamiento a través de recibos de almacén.
Una de las principales limitantes que tienen los campesinos para acceder a financiamiento es
la poca disponibilidad de colaterales, por ello algunos de estos mecanismos han surgido
también para tratar de resolver esta dificultad, pues permiten utilizar los productos agrícolas
como colaterales. Tal es el caso del financiamiento a través de recibos de almacén.
Los instrumentos de financiamiento anteriores podrían combinarse con los de aseguramiento
y cobertura. Para el caso de Cuba pudiera estudiarse la conveniencia de utilizar el alisamiento
de precios, por su simplicidad.
Consideraciones finales
Teniendo en cuenta la gran variedad de instrumentos novedosos de financimiento y manejo
de riesgos que existen, lo más prudente sería recomendar su uso de manera puntual, acorde
a proyectos específicos, teniendo presente las ventajas, desventajas y limitaciones de cada
uno, así como los intereses de los involucrados.
En la actualidad, lograr incrementar las exportaciones y obtener financiamiento para ello al
margen de las cadenas globales de valor, se hace muy difícil. Así, aunque los nuevos
instrumentos pueden utilizarse de manera independiente, la práctica indica que se usan más
a través de cadenas. Estas potencian los beneficios de los instrumentos novedosos,
aprovechando las relaciones entre sus integrantes, la disponibilidad de información y el
acceso a mercados.
Para lograr la efectividad real de estos instrumentos novedosos de financiamiento en Cuba,
deberán resolverse las limitaciones no financieras que están entorpeciendo la eficiencia del
sector agropecuario cubano.
Resultaría conveniente extender el conocimiento acerca de los instrumentos no
tradicionales que se están usando en la actualidad en el mundo, relacionados con la
financiación de la agricultura, a los productores agrícolas y entidades financieras cubanas,
con vistas a que puedan tener un papel más activo en la búsqueda de alternativas.
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