Amores Serranos Tomo I

2

3

Voy a Embriagarme de Ti.

Voy a embriagarme de ti

Como lo hago a diario

Tomaré el néctar divino de tus labios.

Esa esencia que envenena mi alma

Atrofia mis sentidos

Y me aniquila los instintos

Voy a embriagarme de ti

De tus líquidos hipnóticos

Esos que bebo de vez en vez

Con los cuales controlas mi mente

Eres mi vicio, mi debilidad, mi cárcel

Voy a embriagarme con la mortal savia

Que emana de tu serpenteante lengua.

Soy adicto a ti, a tus besos,

Que me matan para darme vida

Y vivo para morir con ellos

Así lo he decido, voy a embriagarme de ti.

4

Eterneandote.

Imprescindible el camino que emprendo tras mi muerte,

Pudiendo haberte tenido en mi anterior vida,

Pudiendo haber sido nuestros, tuyo y mía,

Pero no fue así.

No sé a dónde voy, que sigue, quien me espera,

Solo sé que tu ausencia será mi peor martirio y tormento,

Mi infierno eterno, el no tenerte.

Atormentado morí por tu ausencia,

Y atormentado viviré mi muerte sin ti,

No quiero que me sigas, no quiero encontrarte en este viaje,

Sería egoísta pedírtelo,

Sería un ingrato al desearlo,

Moriré eternamente con mi sufrimiento,

De habernos encontrado en la vida,

Y habernos perdido aun teniéndonos,

No vengas a este lugar,

Aun no, acá todo es eterno,

Cuando decidas hacerlo,

Recuerda que ya estoy aquí,

Eternamente…

5

Intentos.

Para imaginarte en mi cabeza

Necesito ver el cielo sin distraerme

Concentrarme en la estrella más brillante

En la luna radiante y en el inmenso universo.

Necesito contemplar el mar intempestivo

Profundo como tu ser e incomparable como tu amor,

Necesito contemplar la risa de un bebé, idéntica a la tuya,

Necesito contemplar el amanecer y el atardecer,

Así como a diario entras y sales de mi vida.

Para imaginarte en mi cabeza, necesito que estés presente.

6

Olvido.

Es cierto, has dejado de quererme

El sol no brilla como todas las mañanas,

Los pájaros hoy no cantaron,

El rocío matinal desapareció,

No ladran los perros;

Camino hacia el espejo, me veo,

Es cierto, has dejado de quererme,

No hay más brillo en mis ojos,

Mucho menos en mis labios,

El alma se ha escapado por mi boca,

Volteo hacia la cama, y no estás ahí,

Es cierto, has dejado de quererme,

Ni el dibujo de tu silueta ha quedado,

El olor de tu piel se ha extinguido,

Es verdad, has dejado de quererme.

7

“Nos equivocamos de vidas, amor”

Crees que le perteneces, finges;

Eres mía, desde el momento en que mis ojos te atraparon;

No me has dejado, simplemente, aprendiste a controlarte;

Por dentro te quemas, mueres porque te atrape con mis brazos,

Con mis besos, con mi esencia;

En tus letras me gritas que te atrape, me pides con tu prosa

Que te haga mía, pero cuando nos vemos, lo disimulas tan real,

Que los ánimos se me acaban, el aliento se me corta y la respiración se pausa.


Le perteneces a él, tanto como a mí,

Con el duermes, pero sueñas conmigo

Vives con él y te escapas a mis escritos a diario,

A mis versos, a mis libros, y ahí te encierras;

Porque sabes que me encuentras y te encuentro,

Porque sabes que ahí siempre estaré,

Que ahí podemos encontrarnos sin que nadie nos moleste,

Sin que nadie se interponga.


Eres mía, tanto como yo soy tuyo,

Me tienes a la hora que quieras,

No basta vernos, no basta hablarnos,

Simplemente, dale vuelta a la hoja,

Y lograremos consumar nuestro amor.

“nos equivocamos de vidas, amor”

8

Naufragio.

Despertamos con el alba

cada quien siguió su camino,

dividimos nuestras vidas

después de estar juntos hace un par de horas

después de navegar juntos el mar extasiado de nuestros cuerpos

decidimos partir, cada quien a su puerto,

no sin antes haber recorrido tus arroyos

que se transforman en ríos que rodean tus montañas,

montañas hermosas e incansables al transitarlas

moldeables a mis manos que se internan en ellas.

Desembocamos al océano, a ese mar frenético

y excitante que desmaya al navegante

que se abre al paso de este velero para que yo descanse en el

que me hace olvidar mi vida, para internarme en la tuya

y que solo al descansar en ti puedo cansarme sin sentirlo

es de tarde ya, la obscuridad se avecina y volveré a navegar

espero encontrar la brújula que me indique el camino

que me lleve nuevamente hacia a ti

que me oriente a tus brazos profundos

y me ahogue en ellos hasta morir

que me dirija a tus piernas y me abrace de ellas

al momento de naufragar.

Voy a navegar hacia ti, hasta a ti, dentro de ti.

9

Más bella que la luna.

La sombra de tu sonrisa se retrata en mis labios

Destellante y absorbente como la luna de octubre

Me dibujo en ella suavemente a cada instante

Tus labios moldean mi cuerpo y mis manos el tuyo

Cual barro en manos de un artista.

Tu sonrisa suele deleitar mis oídos

Como una música suave y penetrante.

Eres más bella que la luna.

Como una rosa perfumada del rocío de la mañana

Eres la estrella que ilumina el sendero de mis pisadas

Que entretejida en mis telares descansas

Eres mi amiga, mi cómplice efectiva

Serás mi amante, el fuego que apague mi frío

De mis extasiados instantes…

Quiero ser la primera luz del amanecer que vean tus ojos,

Ese primer aliento puro que tomas por la mañana,

Esa ilusión que te hace levantarte,

Ese primer pensamiento que tengas,

Esa primera sonrisa que sale de ti...

Quiero ser tu vida…

10

El Cielo Derramó Lágrimas...

El Cielo derramó lágrimas, después de habernos besado,

Lágrimas de alegría, por un amor consumado,

Lágrimas de tristeza por un amor prohibido,

No lo sabemos,

Algo sé, el momento fue único y mágico,

Anhelado, soñado, deseado y consumado.

Lloró el cielo como había llorado mi alma,

Buscándote siempre, aun sabiendo donde hallarte,

Lloró el cielo como lloramos toda esa noche,

Al saber que nunca estaremos juntos,

Al saber que siempre nos tendremos,

Y al entender que jamás seremos nuestros.

Así lloró el Cielo esa noche, y se prolongó su llanto,

Se volvió eterno, como nuestro amor,

Como esas ganas de tenernos,

Como esa realidad divisible que nos une.

Lloró el cielo, lloraste con él, lloré contigo…

11

Detén el Tiempo.

Detén el tiempo con tus brazos,

Para que tus abrazos sean eternos,

Para descansar en ellos incansablemente

Detén el tiempo con tus manos,

Para que tus caricias no cesen ni de noche

Ni de día, que sean interminables,

Detén el tiempo con tus ojos,

Para que tu mirada no se apague,

Y me quede inerte ante el poder de ellos,

Detén el tiempo con tus piernas,

Para que se abracen a mi cintura sin soltarse

Y me enraícen a ti, todos los días.

Detén el tiempo, tapa el sol,

Atrapa la luna, descompongamos el reloj,

Pero hagamos algo que me indique,

Que me ayude a entender, que serás eterna,

Que moriremos juntos en la eternidad

De nuestros deseos,

Detén el tiempo, hazlo ya,

Porque de otra manera

La eternidad podrá terminarse.

Detén el tiempo.

12

Amores efímeros.

Nos encontramos en la sierra,

Y de manera heroica, la cruzamos en el mismo día,

Tomados de la mano.

Recorrimos el parque, la gruta, Miravalle,

La laguna, la cascada, el cenote y demás,

Parecíamos eternos.

Y fue así que la noche nos atrapó,

Inesperadamente,

Con su encanto, con su frío,

Con su majestuoso silencio.

Y nos abrazó la montaña,

Y decidimos dormir juntos,

Al natural, a la intemperie,

A lo imprescindible.

Y corrimos la noche,

En brazos de Morfeo,

En tus brazos y los míos,

Y la noche nos cegó, con su obscuridad.

El roció matinal de la montaña,

Mojó mi rostro, me desperté,

13

Recostado entre la hierba,

Abrazado a las raíces de un espino.

Te busqué, no te encontré,

Noté que habías desaparecido con la noche,

Jamás nos habíamos visto,

Y jamás te volveré a ver,

Así es esto de los amores efímeros.

14

SIN-TI-EN-DOTE

Te escucho en cada gota que golpea la teja de la casa,

En cada ladrido del perro al fondo del patio,

En los cantares de los gallos al amanecer,

Al soplar el frío que entra por la rendija de la viga.

Te veo en cada paisaje dibujado en la vasta serranía,

En cada tarde que se adentra por la persiana de mi cuarto,

En la silueta que dejaste estampada en mi cama,

En los amaneceres que solo acá se disfrutan.

Te siento en el silbar de los pinos en la montaña,

En el canto de los tarros a la orilla del río,

En el grito de las cotorras al caer la tarde,

En la melodiosa caída del rocío.

Te tengo en mis sueños,

Te atrapo en mis ratos libres,

Te escribo, y ahí es donde te encuentro.

15

Recuerdos.

Este frío me recuerda a ti,

A las noches de diciembre que pase contigo,

Pegado al fogón, poniéndole leña para calentarnos,

Me veo cubriendo las rendijas de la viga para no congelarte,

Poniéndote cobijas alrededor de la cama para calentarte.


A las tardes de noviembre, cuando teníamos que meternos a la cama,

Antes de que el reloj marcara la hora adecuada de hacerlo,

Al café humeante puesto al fogón para calentarnos la garganta,

Y al ardiente placer de quitarnos la ropa para calentarnos la piel.


A las mañanas de enero en que despertábamos juntos,

Cuando mis manos heladas recorrían tu espalda,

Como un hielo derritiéndose en la fogata ardiente de tus glúteos,

Y tus fríos besos atrapando mi garganta fría.


Al cantar de los gallos que interrumpían nuestros amoríos,

Al ladrar de los perros que hacían centrarme en sus sonidos

Y olvidar tus gemidos,

Al andar de los gatos sobre el tejado, que completaban la noche

Letal de mi muerte entre tus brazos de hielo.

16


Al dolor de mis dedos por la disminución de la temperatura,

Y al remedio a ese mal, al internarse en tus muslos calientes,

Al sanar esa dolencia, al recorrer tus caderas, tu espalda,

Y perderme en ellas, hasta el amanecer.


A tu silueta dibujada en la cama,

Al calor que dejabas al levantarte,

Y al meterme yo entre tus cobijas a calentarme.


Al calentar el agua para meternos al baño,

Al bañarnos juntos y derramar los líquidos cálidos de la ducha,

Abrazarnos tibiamente, así hasta enfriarse el agua.


Al sofá viejo de la casa,

Donde nos internábamos,

A veces nos perdíamos,

Como un bosque sin salida.


A tu canción favorita,

A mi poesía en tu oído,

A mis sentidos perdidos

Por tu radiante belleza.

17


Al día que partiste para no regresar,

A tu ausencia que duele más que el mismo,

Que insensibiliza mis sentidos,

Me detiene el corazón y me cala los huesos.

18

El mar de los encantos

Caminemos juntos, el mar de los encantos,

A tres mil metros de altura,

Sí, en la Sierra,

Allá, donde la inmensidad existe,

Donde los ríos del amor,

Convergen al mismo océano.


En la cordillera serrana,

Sí, en la montaña,

Allá, donde el sol nos quema de frío,

Y el amor nos mata de calor.


Entre pinos encrespados y bosques de niebla,

Entre cantos de chicharras,

Allá, donde los anocheceres son más fríos,

Y me invitan a cobijarme bajo el rose de tu piel.


En el corazón de la serranía,

Sí, el que se conecta al cielo,

Que resplandece en los amaneceres de nuestra región,

Y aparece como un camino mágico y angelical,

A los pies del Santo Padre.

19


Su eternidad nos librará de la muerte,

Nos haremos eternos al igual que él,

Y aun después de muertos,

La sierra cantará nuestros nombres,

En sus pájaros, en sus pinos, en sus chicharras,

Toma mi mano y Caminemos juntos pues,

El Mar de los Encantos.

20

La lluvia lava el alma.

Sólo aquí, en la inmensa serranía,

inmensa cual los sueños que me atan a tus labios,

a esa ardiente necesidad de amanecer a tu lado.

La lluvia cae incesantemente, se lleva todo a su paso.

Todo, menos mis anhelos de encontrarte, menos eso,

lo que más me duele.

El tenerte lejos, a muchas horas entre tus labios y los míos.

A una eternidad en el silencio perturbador de nuestras camas.

No cesa de llover, llueve a diario, a cada instante,

a tus mañanas y mis tardes, a nuestras noches en las que no estamos,

a infinidades prolongadas hasta el amanecer en solitario.

Ahí es donde me duele, en las mañanas rodeadas de neblina,

de frío, de sentir sin encontrar, de encontrarnos sin sentir.

Llueve, y la lluvia se lleva todo,

menos a mí, menos a ti,

nos aleja a distancia,

a sentir desesperado las gotas de tu ausencia.

La lluvia lava el alma, más no el recuerdo,

mi recuerdo, el tuyo, nuestro recuerdo.

21

Luna de Octubre.

Te conocí en octubre,

Persiguiendo moros en Xelaju,

Vestida con blusa de manta,

Encajes sobre el pecho,

Y listón celeste entrelazado en ellos.

Me atraparon tus ojos, negros como el anochecer,

Tu mirada me sedujo y me desnudo el alma,

Tu rostro hermoso iluminó la escena,

Combinaba perfecto con la luna,

Con mi Luna de Octubre.

La veo una vez al año,

Y corro a atraparla con mis manos,

Para que se quede conmigo unos meses más,

Así te siento, como mi luna de octubre,

Cada que te encuentro te atrapó,

Con el alma,

Para que te quedes siempre a mi lado.

Eres mi Luna, mi Luna de Octubre,

La que ilumina mis noches,

Eclipsa mis días,

Y hace placenteras mis tardes,

22

Eres mi Luna,

La de Octubre.

Hace siete lunas que te conocí,

Han pasado siete fiestas grandes,

Y sigues a mi lado,

Te quedaste para iluminar mi vida,

Eres mi Luna, mi Luna de Octubre.

23

Cobardía

Quiero amarte sin embrollos,

Sin enredos ni malentendidos.

Tomar tu mano al caminar el mercado,

Acariciarte el alma al entrar a misa.

Convertir nuestras miradas en realidades pasionales,

Y ese sueño extasiado de amanecer a tu lado,

Acariciar tu respingada nariz, sin miedo a ser visto,

Sentarme en tus piernas en la banca del parque.

Quiero amarte a luz de día,

A eterna sinceridad,

A encuentros nocturnos improvisados,

A diario, a cada instante.

Tomar tú pulgar en las tardes,

Arañar tu rodilla suavemente,

Calentar el café, juntos,

Y sentarnos a luz de luna a contemplarnos.

Quiero amarte sin tapujos,

Pero el corazón se me sale, solo al verte,

Se me acaban las palabras,

24

Tiemblo.

Esta absurda cobardía,

Que me ata a mis miedos,

Me aleja de tus encantos,

De tus amoríos apasionados,

Me pierdo del sabor dulce y atrayente

De tus labios absorbentes.


Que me priva de mi libertad al verte,

Al contemplarte, ahí,

Desnuda en tu sombra,

Al reflejo de farol de la esquina,

Ahí, entre mis manos,

Dispuesta a perderte en ellas,

Es ahí donde te pierdo,

Es ahí,


Que me mata, por instinto natural,

Ahí, en el momento preciso.

25

Cuando Cantan los Tarros...

Cuando silban los tarros, es porque la luna descendió al río,

A bañarse, a refrescarse el alma,

Camina desnuda a la orilla,

Contemplando las pisadas del venado.

Su esplendorosa belleza,

Atrapa el canto de los tarros,

Esa música mágica que aparece de vez en vez.

Cantan de alegría,

Al ser los únicos que pueden verla así,

Reflejada en la quietud del arroyuelo.

Cuando silban los tarros, es por ella,

Porque se han enamorado eternamente,

Porque su silbido es halago a los oídos de la luna,

Le cantan a la inmensidad de su belleza.

Ella los abraza con su resplandor,

Los atrapa, los cobija, los encanta.

Cuando silban los tarros,

La luna durmió con ellos una noche anterior,

26

Desnuda entre sus brazos,

Extasiada por el susurro musical.

Por eso silban los tarros, por el encanto de la luna,

Para no perderla, para ser hallados,

Por eso silban los tarros, por el amor,

El eterno amor de la Luna.

27

Celos de Luna

Me irrita al pensar que ella está contigo,

Todas las noches,

Se adentra por la ventana de tu habitación,

Y te acaricia el rostro.

Yo no puedo hacerlo, tus padres no lo permiten,

Ella sí, te abraza, te arrulla por las noches,

Te duermes en sus brazos,

Suave y delicadamente.

Me mata saberlo,

Pero más me mata la impotencia,

De no poder remediarlo,

Te envidio Luna.

Tú si puedes hacerlo.

28

Amanecer Serrano

Lenta y delicadamente,

Las gotas recorren las tejas de la casa,

Caen al estanque do los borregos beben,

Me estremece el sonido,

La ansiedad de recorrerte de igual manera.

El frío asfixiante, me invita a seducirte,

El bramar de los cabros en el patio,

Me incitan a cobijarme contigo,

Después de haber madrugado para ir al establo.

Gotas de rocío se internan por las rendijas del tejado,

Golpean delicadamente tu espalda desnuda,

Te estremeces también, al sentir el frío serrano.

Corres hacía mí en la calle de tus sueños,

Nos abrazamos tratando de extinguirnos,

De perdernos en la inmensidad de nuestra mentes,

De nuestras ideas fascinantes.

El cantar del gallo, el ladrido del perro,

Todo indica que estamos juntos,

En la montaña, en la apartada y quieta serranía.

29

En la inmensidad de nuestro ser.

El frío se siente bien contigo,

Tus manos heladas calientan mi espalda,

Tu respiración me enchina la piel,

Eres aliciente a mis desvelos,

Deleite a mis madrugadas,

Al regresar del campo,

Al despertar serrano.

30

Espero de ti.

Espero de ti, lluvia,

Saciarme de ella en mis mañanas,

Espero de ti, aire,

Asfixiarme de tu aroma,

Espero de ti, brisa,

Que me toque el rostro por las tardes,

Espero de ti, viento,

Que me aliente a buscarte,

Espero de ti,

Tiempos, estaciones,

Veranos e inviernos,

Fantásticas primaveras,

Otoños a tu lado,

Espero de ti, espacios,

Donde cobijarme,

Donde debes estar a salvo,

de la gente, de los tuyos

Y los míos,

Espero de ti,

Espero.

31

La lluvia lava el alma.

Sólo aquí, en la inmensa serranía,

inmensa cual los sueños que me atan a tus labios,

a esa ardiente necesidad de amanecer a tu lado.

La lluvia cae incesantemente, se lleva todo a su paso.

Todo, menos mis anhelos de encontrarte, menos eso,

lo que más me duele.

El tenerte lejos, a muchas horas entre tus labios y los míos.

A una eternidad en el silencio perturbador de nuestras camas.

No cesa de llover, llueve a diario, a cada instante,

a tus mañanas y mis tardes, a nuestras noches en las que no estamos,

a infinidades prolongadas hasta el amanecer en solitario.

Ahí es donde me duele, en las mañanas rodeadas de neblina,

de frío, de sentir sin encontrar, de encontrarnos sin sentir.

Llueve, y la lluvia se lleva todo,

menos a mí, menos a ti,

nos aleja a distancia,

a sentir desesperado las gotas de tu ausencia.

La lluvia lava el alma, más no el recuerdo,

mi recuerdo, el tuyo, nuestro recuerdo.

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