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  I  Desde entonces, e l  centro d e  gravedad  de  Europa se  desplazó adoccasum  en  direc- ción d e  lo s  Estados  Unidos: ¿Fue po r  azar?  ¿Acaso  ue  n z a r  ue chuman, de -  nauer.  De  Gasperi,  fueran  lotaringeos^que  pudieron  se r  vasallos  de  Carlos  V ?  j  ANATOMÍA  DE  L A  MELANCOLÍA  Héctor  Bianciotti  Burton,  Robert  2000 ,  natomía  d e  a  mélanco lie  T h e  n tomy  f  elancholy ,  arís,  en e  Corti,  omos,  2152  ,  on  n  refacio  d e  Jean  Starobinski.  Publicada  en  Londres  en  1621,  T he  Ana tomy  Melancholy  cupa  n  a  iteratura  inglesa  u n  lugar  capital  y  hasta  mítico.  Me-  lancolía e s  posiblemente  una  de  la s  pala-  bras  á s  mbivalentes  en  a  istoria  el  pensamiento  y  del  arte.  Desde  s u s  antece-  dentes  riegos,  e  distingue  ntre  a  o -  ción  médica  de  bilis  negra y  la  sicológica  de  humor ;  no s  cuatro  iglos  antes  e  Cristo,  na  loria  e  unesta  ublimidad  rodea  os  héroes  malditos:  a  melancolía  es  la  enfermedad  de  héroe ,  apunta  iróni-  camente  Aulu-Gelo.  A  su  v e z  la  idea  de  lo -  cura  se  apoderó  de  a  palabra  y m ás  tarde,  la  hicieron  un  sinónimo  de  tristeza ,  sinó-  Lotaringia:  uno  de  os  re s  einos  q ue  nacieron  del  eparto  de l  mperio  Carolingio.  l  eino  de  l.otario  corría  de  norte  a  sur,  desde  Flandes  hasta  Italia,  pasando  por  Borgoña.  l¿  Monde 4  de  abril  del  2000.  nimo  que  erdura, contra odos o s  cam- bios  suscitados po r  el  arte y  la  poesía. Robert Burton nació  en 1577  en e l  con- dado de  Leicester. A  o  2 2  años entró Christ  Church,  e l  colegio  m ás  floreciente  de  Europa ,  se  vanagloriaba  él ,  y  permane-  c  allí  po r  m ás  d e  4 0  años,  hasta  su  muer-  te .  lgunos  dicen  que  abía  calculado  a  fecha  de  ésta  y  que  s us  especulaciones  a s-  trológicas  lo  habrían  sumido  en  alguna  for-  ma  de  delirio,  porque  n o  quería  contrade-  c ir  a  lo s  astros.  Especializado  en  teología,  no  tatdó  en  entrar  a  a  carrera  eclesiástica  con  la  esperanza  de  conseguir  algún  día  la  m i-  tra;  ecepcionado  o r  a  ortuna,  ecidió  dedicarse  u  royecto  magno,  consubs-  tancial  u  o c a  erudición;  ¿Por  qué  n  teólogo  melancólico  ue  no  puede  conse-  guir  nada,  i  n o  e s  p o r  a  simonía,  no  ten-  dría  derecho  a  cultivar  la  medicina? Metido  n  us  abores  acerdotales  universitarias,  disponía  no  ól o  de  o s  e -  cursos  bibliográficos  de  u  colegio  y  de  su  biblioteca  personal,  sino  de  la s  riquezas  en  expansión  de  a  Librería  odleiana;  u  muerte  había  untado  unos  d o s  m il  volú-  menes,  cantidad  enorme  para  un  coleccio-  nista  privado  si  uno  piensa  que  la  Bodleia-  n a  no  pasaba  de  e is  mil.  Después  de  a  publicación  de  h e  Anatomy  o Melancholy  fue  ombrado  ibliotecario  italicio  n  Christ  Church;   entró  ara  siempre  l  paraíso  de  o s  lectores.  Lo  m á s  obvio  en  la  cultura  de  Burton  e s  su  universalidad:  13  33 3  citas  de  59 8  au-  tores  entretejen  su s  páginas,  desde  lo s  A n-  tiguos  hasta  Rabelais,  Montaigne  y de  ma-  

Anatomia Melancolia

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  • I I

    Desde entonces, el centro de gravedad de Europa se desplaz adoccasum en direc- cin de los Estados Unidos: Fue por azar? Acaso fue un azar que Schuman, Ade- nauer. De Gasperi, fueran lotaringeos^que pudieron ser vasallos de Carlos V? fj

    ANATOMA DE LA MELANCOLA Hctor Bianciotti

    Burton, Robert (2000), Anatoma de la mlanco- lie (The Anatomy of Melancholy), Pars, Rene Corti, 3 tomos, 2152 p, con un prefacio de Jean Starobinski.

    Publicada en Londres en 1621, The Ana- tomy of Melancholy ocupa en la literatura inglesa un lugar capital y hasta mtico. "Me- lancola" es posiblemente una de las pala- bras ms ambivalentes en la historia del pensamiento y del arte. Desde sus antece- dentes griegos, se distingue entre la no- cin mdica de "bilis negra" y la sicolgica de "humor"; unos cuatro siglos antes de Cristo, una gloria de funesta sublimidad rodea a los hroes malditos: la melancola es la "enfermedad de hroe", apunta irni- camente Aulu-Gelo. A su vez la idea de lo- cura se apoder de la palabra y, ms tarde, la hicieron un sinnimo de "tristeza", sin-

    1 Lotaringia: uno de los tres reinos que nacieron del reparto del Imperio Carolingio. El reino de l.otario corra de norte a sur, desde Flandes hasta Italia, pasando por Borgoa. l Monde, 14 de abril del 2000.

    nimo que perdura, contra todos los cam- bios suscitados por el arte y la poesa.

    Robert Burton naci en 1577 en el con- dado de Leicester. A los 22 aos entr a Christ Church, "el colegio ms floreciente de Europa", se vanagloriaba l, y permane- ci all por ms de 40 aos, hasta su muer- te. Algunos dicen que haba calculado la fecha de sta y que sus especulaciones as- trolgicas lo habran sumido en alguna for- ma de delirio, porque no quera contrade- cir a los astros. Especializado en teologa, no tatd en entrar a la carrera eclesistica con la esperanza de conseguir algn da la mi- tra; decepcionado por la fortuna, decidi dedicarse a su proyecto magno, consubs- tancial a su loca erudicin; "Por qu un telogo melanclico que no puede conse- guir nada, si no es por la simona, no ten- dra derecho a cultivar la medicina?"

    Metido en sus labores sacerdotales y universitarias, dispona no slo de los re- cursos bibliogrficos de su colegio y de su biblioteca personal, sino de las riquezas en expansin de la Librera Bodleiana; a su muerte haba juntado unos dos mil vol- menes, cantidad enorme para un coleccio- nista privado si uno piensa que la Bodleia- na no pasaba de seis mil. Despus de la publicacin de The Anatomy of Melancholy fue nombrado bibliotecario vitalicio en Christ Church; as entr para siempre al paraso de los lectores.

    Lo ms obvio en la cultura de Burton es su universalidad: 13 333 citas de 1 598 au- tores entretejen sus pginas, desde los An- tiguos hasta Rabelais, Montaigne y, de ma-

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  • I

    ncra menos frecuente, sus contemporneos y compatriotas, Sir Francis Bacon, Ben Jonson y Shakespeare que cita tres veces pero nombra slo de manera alusiva: "como lo cont uno de nuestros elegantes poetas". As, rey de la cita, goza del volup- tuoso placer de burlar personajes intoca- bles y legendarios, por l considerados como tontos habitados por ideas salidas de un cerebro enfermo. Filsofos o conquista- dores, quines son esos grandes hombres, sino "azotes de la humanidad como otros tantos incendios e inundaciones"?

    Cuando agrede a los crticos y gramti- cos, no se pone mscara: "encuentran locu- ras deliciosas entre los excrementos de los antiguos" y se calientan con futilidades, que cual fue la patria de Homero, y la ma- dre de Eneas, que si Safo fue una mujer pblica y si el huevo es primero que la ga- llina. En el mismo tono burln va esa nota destinada a la Iglesia catlica: "Que tenga- mos que rezar a Dios, nadie lo duda; pero s, es lcito preguntarnos si debemos tam- bin rezar a los santos; si sus imgenes, sus reliquias, el agua bendita, los amuletos, las medallas pueden hacernos algn bien [...] los papistas tienen santos para casi todas las enfermedades". Dice de s mismo: "Es- pritu inconstante y verstil, dese tocarlo todo, puesto que saba tener slo un talen- to superficial en cada campo. Saber algo de todo y poco en un campo particular, es el consejo de Platn", el cual afirmaba que en lugar de ser el esclavo de una sola cien- cia, hay que mariposear y "tener un remo en cada barco".

    Burton dice que no viaj sino sobre ma- pas, y que comparte la opinin de Tucdi- des para quien saber algo y no darlo a co- nocer equivale a no saberlo. Por eso su libro en el cual considera a la melancola bajo cada ngulo, cada punto de vista del cuerpo y del espritu, gracias a su "humor vagabundo". Dice: "El estilo improvisado, las tautologas, las imitaciones simiescas, toda la rapsodia esa de andrajos que amon- tono, despus de haberlos recogido en cada basurero, excrementos de los autores, bicocas y tonteras, todo vertido en desor- den, sin arte ni juicio [...] mal digerido, vano, vulgar, ocioso, aburrido y seco". Y tambin: "No me gustara que se supiera quin soy". Por lo tanto tom un seudni- mo para su libro: Demcrites Jnior. Como eclesistico, no tena derecho a expresar su libertad con toda libertad.

    A veces se preguntaba si la melancola era enfermedad o sntoma. Defenda que se trataba de una enfermedad del alma, la cual pertenece tanto al telogo como al mdico: "Un buen telogo debera ser un buen mdico, por lo menos un mdico del alma". Aada que slo el vulgo define la melancola como un delirio sin calentura que, sin causa aparente, va acompaado por el temor y la tristeza; que mucha gente usa de esa deficiente definicin que no toma en cuenta lo especfico: la imaginacin y el cerebro; que la ociosidad del espritu es mu- cho peor que la del cuerpo; que la desocu- pacin mental es una enfermedad; que la imaginacin tiene una fuerza muy peculiar entre los melanclicos porque conserva du-

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  • rante mucho tiempo las apariencias de los objetos, y que las cicatrices y heridas de Dagoberto y San Francisco, semejantes a las de Cristo, resultaban de la fuerza de su imaginacin; que no hay ser humano in- mune a sus tendencias melanclicas; que no hay estoico ni nadie lo suficientemente feliz, paciente, generoso, equilibrado para no sufrir, de repente, esa herida punzante; que, en ese sentido, melancola es insepa- rable de muerte; que las ms de las veces es silenciosa y que algunas personas la en- cuentran ms bien placentera.

    Jean Starobinski ha observado que The Aitatomy es "una sntesis genial que junta casi todo lo que se ha dicho de notable so- bre la melancola". Hay que subrayar tam- bin que Burton propone una interpreta- cin muchas veces metafsica. En 1514, precisamente un siglo antes de que Burton empezara su obra, Albrecht Drer grab su visin genial, Melancola /, ngel sentado en medio de los vanos objetos que simbo-

    lizan la ciencia, el fracaso de la ciencia. El ngel, una mano sobre la mejilla, piensa, medita, mide la distancia que se cav entre el mundo y l, y su mirada es terrible. Cu- riosamente Burton, cuando analiza ciertos melanclicos "cerrados en sus ideas", los compara con el grabado de Drer en el cual no ve ms que una mujer triste y mal vesti- da. Sin embargo, luego sostiene que la me- lancola permite el progreso de las ideas y la meditacin profunda.

    Nada ms extrao que la enciclopedia ntima de Roben Burton; no se parece a ninguna otra y el autor no se acerca a na- die. Esa ohra, en gran parte compuesta de libros, ese "libro de arena" cuyas pginas se multiplican mgicamente y sin acabar, es inagotable. Hay que alabar sin mesura la labor intrpida del traductor Bernard Hoepffncr y de su asistente Catherine Gof- faux, pensando en la guerra que han teni- do que librar el francs moderno y el ingls renacentista. Un absoluto xito, fj

    SM MtTMIO O VKWtOW, RUSIA. SIGLO XVIII (Df TAIU)

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