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ANTOLOGÍA ESCUELAS POSMODERNAS INTRODUCCIÓN Tarragona, M. (2006). Las terapias posmodernas: una breve introducción a la terapia colaborativa, la terapia narrativa y la terapia centrada en soluciones. Psicología Conductual, 14 (3), pp. 511-532. Introducción A partir del último cuarto del siglo XX han surgido nuevas formas de pensar en la psicoterapia que cuestionan muchos de los supuestos en los que se ha basado esta disciplina a través de su historia. Este cuestionamiento ha resultado en el desarrollo de prácticas terapéuticas que han recibido diferentes nombres: terapias «posmodernas », «narrativas», «discursivas», «posestructuralistas», «colaborativas» y «socio construccionistas». Cada uno de estos términos subraya algún aspecto importante de estos abordajes ya que éstos ven la terapia como un proceso conversacional o discursivo; se interesan en la forma en la que las personas creamos narraciones o historias sobre nuestras vidas; proponen que el conocimiento y la identidad se construyen a través de la interacción con los otros; no piensan en las dificultades humanas en términos de estructuras «profundas» o subyacentes y conciben la terapia como una relación de colaboración entre clientes y terapeutas. En este trabajo se utiliza el término «posmoderno» por considerar, como Marlene Anderson (1997, 2006), que éste constituye una amplia «sombrilla» bajo la que caben muchas corrientes de pensamiento distintas pero interrelacionadas. En este artículo se discuten tres escuelas o terapias posmodernas: la Terapia Colaborativa (Anderson y Golosina), la Terapia Narrativa (White y Epson) y la Terapia Centrada en Soluciones (De Shazer y Kim-Berga)1 aunque, como menciona Anderson (2003a), hay muchos otros profesionales cuyo trabajo se puede considerar parte de esta corriente. Entre ellos, Tom Andersen, Lynn Hoffman, Pegó Pen, Loas Shaw ver y Jakob Seikkula. La Terapia Colaborativa, la Terapia Centrada en Soluciones y la Terapia Narrativa

Antología Escuelas Posmodernas

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Compendio de los temas más importantes sobre la terapia narrativa, el equipo de reflexión, la terapia centrada en soluciones y la terapia colaborativa

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ANTOLOGÍA

ESCUELAS POSMODERNAS

INTRODUCCIÓN

Tarragona, M. (2006). Las terapias posmodernas: una breve introducción a la terapia colaborativa, la terapia

narrativa y la terapia centrada en soluciones. Psicología Conductual, 14 (3), pp. 511-532.

Introducción

A partir del último cuarto del siglo XX han surgido nuevas formas de pensar en

la psicoterapia que cuestionan muchos de los supuestos en los que se ha basado

esta disciplina a través de su historia. Este cuestionamiento ha resultado en el desarrollo

de prácticas terapéuticas que han recibido diferentes nombres: terapias «posmodernas

», «narrativas», «discursivas», «posestructuralistas», «colaborativas»

y «socio construccionistas». Cada uno de estos términos subraya algún aspecto

importante de estos abordajes ya que éstos ven la terapia como un proceso conversacional

o discursivo; se interesan en la forma en la que las personas creamos

narraciones o historias sobre nuestras vidas; proponen que el conocimiento y la

identidad se construyen a través de la interacción con los otros; no piensan en

las dificultades humanas en términos de estructuras «profundas» o subyacentes y

conciben la terapia como una relación de colaboración entre clientes y terapeutas.

En este trabajo se utiliza el término «posmoderno» por considerar, como Marlene

Anderson (1997, 2006), que éste constituye una amplia «sombrilla» bajo la que

caben muchas corrientes de pensamiento distintas pero interrelacionadas.

En este artículo se discuten tres escuelas o terapias posmodernas: la Terapia

Colaborativa (Anderson y Golosina), la Terapia Narrativa (White y Epson) y la

Terapia Centrada en Soluciones (De Shazer y Kim-Berga)1 aunque, como menciona

Anderson (2003a), hay muchos otros profesionales cuyo trabajo se puede considerar

parte de esta corriente. Entre ellos, Tom Andersen, Lynn Hoffman, Pegó Pen,

Loas Shaw ver y Jakob Seikkula.

La Terapia Colaborativa, la Terapia Centrada en Soluciones y la Terapia Narrativa

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tienen características particulares y estilos de trabajo específicos de cada una. Existen

diferencias importantes entre ellas, pero frecuentemente se agrupan porque comparten

algunas premisas básicas sobre el lenguaje, el conocimiento, los problemas,

las relaciones interpersonales y la identidad (Paré y Tarragona, en prensa; Anderson,

2006, Anderson, 2003b).

Psicoterapia y posmodernidad

La crítica posmoderna ha tenido un gran impacto en las disciplinas sociales, en

la psicología y en la psicoterapia. Ha invitado a reconsiderar muchas de las premisas

tradicionales sobre la naturaleza de las personas, de los problemas y de la

relación terapéutica (Anderson, H., 2003a). Nuevamente puede ser útil contrastar

las posturas modernas y posmodernas, esta vez en cuanto al trabajo terapéutico:

Las psicoterapias ubicadas dentro de la tradición moderna parten de la base de que

el terapeuta es un observador objetivo de sus clientes. Muchas veces están inspiradas

en un modelo médico y el proceso terapéutico se entiende como análogo

a la intervención de un médico con un enfermo. Se cree que el terapeuta posee

un conocimiento experto sobre la naturaleza humana o sobre las dificultades del

cliente (Anderson, 1997). Este conocimiento privilegiado con frecuencia se traduce

en una marcada diferencia de jerarquía, ya que el terapeuta «sabe más» que el

paciente, sabe lo que «realmente» le está pasando a éste y probablemente tenga

algunas ideas sobre como «deben ser» las personas y las relaciones humanas sanas

o funcionales (Anderson, 1997). Las terapias «modernas» generalmente parten

de un diagnóstico que determina el tratamiento a seguir y los objetivos de éste. El

terapeuta puede saber qué pasos o etapas se darán en la terapia y diseñar intervenciones

o estrategias para lograr las metas del tratamiento. Con frecuencia es el terapeuta

quien «da de alta» al paciente o decide cuando debe de terminar la terapia.

Varios autores dentro de las corriente posmodernas y posestructuralistas en

psicología (Anderson, 1997; Gergen, 1990; Anderson, Gergen y Hoffman, 1995;

White y Epston, 1989) subrayan que históricamente el lenguaje de la psicoterapia

ha sido un lenguaje de déficit y que la terapia frecuentemente es vista como una

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tecnología para «componer» personas defectuosas. También han expresado su

preocupación por los efectos negativos que los diagnósticos psicopatológicos pueden

tener sobre las personas.

Cabe mencionar que esta preocupación por la atención excesiva que se le prestado

al déficit y la patología en la psicología, es compartida por investigadores

y terapeutas que no se ubican en la línea socio construccionista o posmoderna,

por ejemplo, los exponentes de la Psicología Positiva (Seligman y Csikszentmihalyi,

2000; Seligman, 2002; Peterson y Seligman, 2004).

Friedman (1996) llama a los terapeutas que trabajan desde estas perspectivas

«terapeutas constructivos» y los describe de la siguiente manera:

«Los terapeutas constructivos:

• Creen en una realidad construida socialmente.

• Enfatizan la naturaleza reflexiva de la relación terapéutica en la que el cliente

y el terapeuta co-construyen significados mediante el diálogo o la conversación.

• Se mantienen empáticos y respetuosos ante el predicamento del cliente y

cree en la capacidad de la conversación terapéutica para liberar aquellas

voces e historias que han sido suprimidas, ignoradas o no tomadas en cuenta

previamente.

• Se alejan de las distinciones jerárquicas hacia una oferta de ideas más igualitaria

en la que se respectan las diferencias.

• Co-construyen los objetivos y negocian la dirección de la terapia, colocando

al cliente en el «asiento del conductor», como experto en sus propios predicamentos

y dilemas.

• Buscan y amplifican las habilidades, fortalezas y recursos y evitan ser detectives

de la patología o reificar distinciones diagnósticas rígidas.

• Evitan utilizar un vocabulario de déficit y disfunción, reemplazando la jerga

de la patología (y la distancia) con el lenguaje cotidiano.

• Están orientados hacia el futuro y son optimistas respecto al cambio».

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TERAPIA CENTRADA EN SOLUCIONES

García, M., F. (2013). Terapia breve centrada en la solucio n: hacia una psicoterapia positiva En García, M., F.

(comp.). Terapia sistémica breve: fundamentos y aplicaciones. (pp. 63-99). Santiago de Chile: RIL,

Editores.

Como primera parte de un experimento, imagine que usted se ha pasado la u ltima media

hora hablando con el señor A sobre todos los problemas de la vida de esta

persona, haciendo particular énfasis en sus sentimientos de depresión. ¿Cómo

se siente usted después de esa media hora? (...) Si eso es lo que sienten los

terapeutas, ¿puede imaginar usted cómo debe sentirse el paciente? (...) Como

una segunda parte de este experimento, imagine que ha pasado usted la última

media hora hablando con el señor B sobre todo lo que ha marchado bien en la

vida de esa persona, haciendo particular hincapié en sus sentimientos de éxito.

¿Cómo se siente usted después de esa media hora? (...) Si eso es lo que sienten

los terapeutas, ¿puede imaginar usted cómo debe sentirse el paciente? (de

Shazer, 1999: 95).

Introducción

La Terapia Breve Centrada en la Solución (TBCS) es un modelo terapéutico desarrollado

por el Centro de Terapia Familiar Breve de Milwaukee, Estados Unidos, a finales de los

anos setenta, bajo la dirección de Steve de Shazer e Insoo Kim Berg. Es un modelo adscrito

al movimiento sistémico, y como tal recibe las influencias de Gregory Bateson, de Milton

H. Erickson y del Mental Research Institute de Palo Alto (MRI). Además, se le vincula a

los movimientos posestructuralistas (puesto que no indagan lo que hay detrás y debajo del

lenguaje, sino lo que hay en el lenguaje), constructivista (puesto que no creen que el

lenguaje representa la realidad, sino que el lenguaje es la realidad, por cuanto la constituye

y ordena) y posmodernista (puesto que consideran que el lenguaje científico es un medio

más de acercarse al conocimiento, no es el único medio).

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Este enfoque se ha caracterizado por descartar el desarrollo de una teoría de la terapia

(entiéndase por esta un marco teórico del cual se deriven sus estrategias y metas a las cuales

adaptar a los clientes), abocándose al desarrollo de un enfoque más pragmático, es decir, al

estudio de pautas de entrevistas o conversaciones para realizar una psicoterapia e caz. Esto

le ha valido a Steve de Shazer el apodo de «el hombre con una navaja de Ockham», por el

estilo parsimonioso, simple y económico de su modelo.

Para la construcción de esta modalidad terapéutica con huyeron varias influencias: la del

antropólogo ingles Gregory Bateson, con sus estudios acerca de la comunicación y el doble

vinculo; del hipnoterapeuta Milton H. Erickson, con su forma innovadora y efectiva de

tratar los problemas humanos; y de los integrantes del Mental Research Institute de Palo

Alto, California, con sus propuestas terapéuticas basadas en un enfoque sistémico-

cibernético.

La influencia de Bateson

Gregory Bateson funda en el año 1952 un grupo de investigación de la comunicación (o

«Proyecto Bateson») de gran influencia para el desarrollo de la psicoterapia, causando una

verdadera revolucio n al introducir una perspectiva sistémica y cibernética que se apoyaba

en teorías ajenas a la psicología como la teoría general de sistemas, la teoría cibernética y

otros modelos del área fisico-matema tica. Esta conmoción resultó finalmente en un cambio

de paradigma.

La Teoría General de Sistemas postula que un sistema esta conformado por muchos

elementos que interactúan entre si. Ningún elemento puede ser considerado de forma

individual, sino que debe ser estudiado en el contexto de sus interacciones. Adoptar una

perspectiva sistémica significa desplazar completamente la atención desde por que sucede

un fenómeno o por que existe un síntoma, a como este síntoma se mantiene en el presente.

Bateson decía que cualquier tipo de síntoma se mantiene en el ámbito de las relaciones

familiares en el presente y, por lo tanto, si lo que se pretende es una modificación de los

síntomas tenemos que trabajar sobre la modificación de las interacciones actuales.

La Ciberne tica, por su parte, se enfoca en el feedback (traducido comúnmente como

retroalimentación) como elemento que mantiene la estabilidad en un sistema complejo.

Emplea el termino homeostasis para describir el proceso por el cual el sistema se regula

para mantener un estado estable. Por lo tanto, la comunicación humana, cuyos sistemas

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abiertos operan en dos direcciones, puede verse limitada por un estado de homeostasis. Este

punto es muy importante cuando se considera en problemas familiares y la falta de

habilidad para resolverlos.

Una de los conceptos fundamentales de Bateson es la «doble coacción» o «doble vínculo».

La doble coacción se explica planteando una situación donde uno de los implicados en la

interacción envía un doble mensaje a su interlocutor. Por «doble mensaje» se entiende una

paradoja comunicativa en la que hay una orden: se pide al sujeto que simultáneamente haga

y no haga la misma acción («¡quiero que me regales flores, pero que se te ocurra a ti!», «si

quieres, hijo, puedes ir a tu esta, no importa si me dejas sola»). Este tipo de mensajes causa

inestabilidad en el receptor, quien no sabe como reaccionar ante el mensaje por la

naturaleza de este. El doble vinculo fue observado por el grupo de Bateson como una forma

de comunicación disfuncional en familias que enfrentaban situaciones patológicas. Un su-

jeto que esta inmerso en un sistema de comunicación de esta naturaleza, sea cual sea su

manera de responder al imperativo, entra en un estado de culpa y disonancia del cual no se

puede librar por la misma forma en que el mensaje lo acorrala.

Basándose en este hallazgo, Gregory Bateson, junto a sus ayudantes Jay Haley y John

Weakland, se interesaron por seguir estudiando la comunicación de carácter terapéutico y

para ello se interesaron en la practica clínica que por ese entonces desarrollaba Milton

Erickson.

La influencia de Erickson

Milton H. Erickson fue un hipnoterapeuta norteamericano de gran influencia en distintas

corrientes de la terapia sistémica y de la terapia breve, cuya principal cualidad era que hacia

sus intervenciones sin apoyarse en ninguna teoría psicopatológica ni tampoco se interesaba

en averiguar sobre el origen de los problemas. Las cosas que otros terapeutas consideraban

psicopatológicas, Erickson las consideraba habilidades, «mecanismos mentales» que

podrían usarse tanto para curar como para producir problemas.

Por ejemplo, cuando Erickson estaba tratando a un joven con poca confianza en si mismo

que acababa de obtener un trabajo en un banco, le preguntaba con cierto detalle sobre su

trabajo interesa ndose especialmente por los errores que había cometido. Erickson comento :

«Cada vez que come- tia un error en su trabajo, lo que me interesaba siempre era el

procedimiento que utilizaba para corregirlo, nunca los detalles de como había cometido el

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error». Al destacar las correcciones que el joven hacia, utilizaba sus errores como una

forma de ayudarle a reconstruir su confianza en si mismo.

Erickson consideraba que los clientes tenían en ellos mismos, o dentro de sus redes

sociales, los recursos para realizar los cambios que necesitaban hacer. La función del

terapeuta era acceder a estos recursos y ayudar a los clientes a usarlos en las áreas

apropiadas de sus vidas.

Su peculiar modo de hacer terapia, las prescripciones paradójicas, los dobles vínculos

terapéuticos, el empleo de la resistencia, entre otras pacto- cas, fueron para el MRI la base

principal en su formulación teo rico-practica.

La influencia del Mental Research Institute (MRI)

Influidos directamente por el trabajo investigativo de Bateson y la practica psicoterapéutica

de Erickson, Don Jackson, John Weakland, John Haley y Virginia Satir, entre otros, fundan

en 1958 el MRI, al cual posteriormente se incorporan Richard Fisch y Paul Watzlawick.

Posteriormente, en 1966, convencidos de que la terapia se podía realizar en un tiempo

mucho más corto de lo presupuestado, iniciaron un proyecto de estudio de la terapia breve.

Trabajaron entonces con un limite prefijado de 10 sesiones, destinadas a intentar resolver el

problema presentado en vez de reorganizar las familias o producir insight. Este modelo de

tratamiento se llama «centrado en los problemas», porque los terapeutas que lo aplican

intentan aliviar solo las quejas específicas que los clientes llevan a terapia. Siguiendo a

Erickson, no hacen ningún intento de buscar la patología subyacente o la fuente del

problema, ni se hacen esfuerzos deliberados de promover el insight. Siguiendo a Bateson,

consideran que los problemas son de naturaleza interaccional, es decir, dificultades entre las

personas más que algo que surge desde el interior de los individuos.

Señalan que los problemas se desarrollan cuando se manejan mal las dificultades de la vida

cotidiana. Una vez que una dificultad se ve como un «problema», este es mantenido o

empeorado por los ineficaces intentos de las personas para resolverlo. En otras palabras, el

problema es el intento de solución. Este patrón de «más de lo mismo» es, entonces, en este

modelo, el objetivo principal de la intervención terapéutica.

Page 8: Antología Escuelas Posmodernas

Origen y sustentos de la TBCS

El Centro de Terapia Familiar Breve (BTFC) de Milwaukee

Este centro fue fundado por Steve de Shazer, directamente influido por las enseñanzas del

MRI, modelo al cual adscribió en sus inicios. Posteriormente, las investigaciones del

Centro de Terapia Familiar Breve (BFTC) hicieron un mayor énfasis en las soluciones y en

como funcionaban.

El equipo, conformado entre otros por su esposa Insoo Kim Berg, Michelle Weiner-Davis,

Bill O Hanlon, Scott Miller y Eve Lipchik, dejo de lado el centrarse en la identificación de

patrones de interaccio n en torno a la queja para interrumpir la secuencia problema, tal como

proponía el MRI, para dedicarse a identificar lo que funcionaba, y así establecer y

amplificar estas secuencias de solución. Es importante subrayar que, si bien en un principio

la TBCS se plantea desde una posicio n opuesta al MRI (de hecho, el nombre del modelo es

una parafrasis del conocido arti culo relacionado al MRI: «Terapia Breve Centrada en el

Problema», escrito el año 1974 por Weakland y otros, publicado en la afamada revista

Family Process), comparten sin embargo muchos de los postulados y estrategias de

intervencio n, tratandose, más bien, de modelos complementarios que se integran con

facilidad.

Steve de Shazer ha empleado la analogía de la ganzu a para describir este enfoque: mantiene

que el terapeuta no necesita saber mucho sobre la naturaleza de los problemas que se llevan

a terapia para resolverlos, pues es más importante la naturaleza de las soluciones. En otras

palabras:

«Lo que más importa es la llave que abre la puerta, y no la naturaleza de la

cerradura».

Analizar y entender la cerradura no es necesario, si se tiene una ganzu a que se ajusta

a muchas cerraduras.

Desde los años ochenta, de Shazer y su equipo han abogado por que las terapeutas

acomoden sus intervenciones a las solicitudes de las consultantes y han realizado y

promovido investigaciones para defender que esta acomodación lleva a una mayor eficacia

y brevedad de las terapias. En 1985, de Shazer propuso que las descripciones que hacen las

consultantes, cuando se les pregunta por el motivo de consulta, pueden servir para

encontrar el tipo de intervencio n más adecuado..

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DE LA PATOLOGIA DE LA SALUD:�LAS PREMISAS DE LA TERAPIA ORIENTADA A

LAS SOLUCIONES

Puesto que lo que esperas influye sobre lo que consigues, los terapeutas centrados en las

soluciones mantienen aquellas presuposiciones que aumentan la cooperación cliente-

terapeuta, fortalecen a los clientes y hacen más eficaz y agradable nuestro trabajo.

Mantenemos premisas que se centran en los recursos y las posibilidades; por fortuna, estas

asunciones también ayudan a crear profecías auto cumplidoras.

Los clientes tienen recursos y fuerzas para resolver sus quejas

El trabajo que Erickson hizo con “Ma” (narrado en nuestra introducción) apunta a la idea

de que todas las personas ya disponen de habilidades y recursos que pueden usarse para

resolver las quejas. Es tarea del terapeuta acceder a esas capacidades y lograr que sean

utilizadas. A menudo, los clientes, abrumados por las dificultades de la vida, pierden de

vista sus recursos de resolución de problemas. Tal vez solo necesiten que se les recuerden

las herramientas de que disponen para que desarrollen soluciones satisfactorias y duraderas.

Otras veces, puede que tengan algunas aptitudes que pueden ser aumentadas o perfiladas

para ayudarles a superar su situación.

Una maestra de primero fue a la consulta de Michele porque ya no podía manejar la

relación frustrante que mantenía con su hija de 15 anos; estaba al limite. Explico que las

constantes coacciones y recordatorios, las charlas francas y las voces no conseguían que su

hija colaborara más en casa. Según su madre,

la chica era autocomplaciente, desafiante e irrespetuosa.

Se hizo evidente que el único método que usaba esta mujer para manejar a su hija era

verbalizar su desagrado. Aunque ocasionalmente variaba el volumen de la voz, no

consideraba nunca otro tipo de disciplina. La madre pensaba que su hija debía tener más

consideración con ella y obedecer por esa razón. Por desgracia, su hija no estaba de

acuerdo.

Lo único que hizo falta para que esta mujer saliera de su atolladero fue recordarle su trabajo

con los alumnos. ‘‘Todos los maestros saben que los niños tienen diferentes formas de

aprender”, le dijimos. “Algunos aprenden visualmente y otros aprenden de oído”. Ella

participo en la conversación ofreciendo información adicional acerca de las formas de

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aprender preferidas por sus alumnos. “El método de enseñanza debe ajustarse al estilo de

cada estudiante para que se produzca el aprendizaje”. Ella asintió con vehemencia. Le

sugerimos que ella había considerado erróneamente a su hija como una alumna auditiva

y debía reevaluar la verdadera forma de aprender de la chica. Una vez que hubo tenido

acceso a sus abundantes habilidades, no tuvo ninguna dificultad para volverse más creativa

y eficaz en sus respuestas a la hija.

El cambio es constante

Si admites que el cambio es constante, te comportaras como si el cambio fuera inevitable.

Por medios verbales y no verbales los clientes recibirán la impresión de que seria

sorprendente que la queja que presentan persistiera. Los físicos nos ensenan que todo fluye;

los átomos y las moléculas están constantemente moviéndose y recolocándose en el

universo físico. Los biólogos nos dicen que nuestro organismo crea constantemente células

nuevas, de modo que finalmente el conjunto de células de nuestro cuerpo esta totalmente

nuevo. Consideramos el universo un universo cambiante. De hecho, pensamos que las

situaciones de las personas están siempre cambiando. Cuando informan que nada

ha cambiado, es su forma de ver la situación lo que ha quedado igual.

A una madre y su hija adolescente, tratadas en el centro de Michele, se les pidió que

informaran de los resultados de la tarea que habían recibido durante la primera sesión. La

tarea había sido diseñada para reducir el numero de peleas entre ellas, puesto que la madre

se había quejado previamente de que peleaban constantemente. La hija empezó

describiendo con todo lujo de detalles una discusión que había habido durante la semana.

La madre añadió sus impresiones acerca del altercado. A los 10 minutos de esta charla, la

terapeuta les interrumpió preguntando:

“Por cierto, ¿que tal fue el resto de la semana?” La expresión de la madre cambio

abruptamente. “Oh” dijo, “¡Se porto como un verdadero ángel! Aparte de esa pelea estuvo

maravillosa".

Nuestra conjetura es que si la terapeuta hubiera permitido que esta pareja siguiera

comentando su enfrentamiento, podrían y lo habrían hecho durante la mayor parte de la

sesión. Es más, probablemente hubieran dejado la sesión centrada en las difícil tardes de su

relación, pese a que la mayor parte de la semana había ido sumamente bien. Seguramente

esto hubiera tenido efectos negativos para su relación. Por fortuna para estos clientes, la

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premisa de la terapeuta de que “el cambio es inevitable” la llevo a dedicar el resto de la

sesión a explorar que había contribuido a que tuvieran una semana relativamente pacifica.

De forma similar, ¿cuantas veces sucede que, pese a que un marido y una mujer hayan

tenido una o dos semanas muy agradables, un desacuerdo durante el camino al despacho

del terapeuta lleva a este a creer que no ha habido ninguna mejoría? El terapeuta ve a dos

individuos enfadados y hace juicios instantáneos, a veces inconscientes, acerca de su

evolución, con lo que se desanima. Cuando los esposos se lanzan a explicar la naturaleza de

su desacuerdo (pensando que es para eso para lo que están en terapia), sienten el desanimo

creciente del terapeuta y los recuerdos de los buenos momentos de la semana se

desvanecen.

A la inversa, si aseguramos a los clientes que comentaremos su pelea tras revisar la tarea

(ofreciéndoles así una oportunidad para que describan los sucesos positivos de la semana),

los sentimientos positivos que surgen de esta discusión crearan un contexto diferente en el

cual volver a hablar sobre el desacuerdo, si es que ello sigue siendo necesario para

entonces. También se pueden enfriar de esta forma los recuerdos de la discusión. Es obvio

que el terapeuta puede hacer mucho para influir sobre las percepciones de los clientes

respecto a la inevitabilidad del cambio y lo que “debería” suceder durante la sesión.

Tal y como indicábamos en nuestra discusión inicial, pensamos que el terapeuta conduce la

sesión en una dirección determinada basándose en sus prejuicios y presupuestos. Puesto

que la terapeuta con un enfoque centrado en las soluciones se centra en la omnipresencia

del cambio, cambiara el tema de conversación: de como las cosas han seguido igual se

pasara a como las cosas han cambiado.

El cometido del terapeuta es identificar y ampliar el cambio

Como terapeutas, tenemos un deber muy claro. Primero, conseguir claridad en nosotros

mismos; y buscar luego cualquier señal de claridad en los demás y apoyarles y reforzarles

en todo lo que haya de sano en ellos.

A partir de los ejemplos anteriores debería quedar claro que como terapeutas ayudamos a

crear una realidad determinada por medio de las preguntas que hacemos y los temas en que

elegimos centramos, así como mediante los que elegimos ignorar. En el mare mágnum de

información que nos proporcionan nuestros clientes, nos parece importante centramos en lo

que parece estar funcionando, por pequeño que sea, calificarlo como valioso, y trabajar para

Page 12: Antología Escuelas Posmodernas

ampliarlo. Describiendo sus observaciones del trabajo de Erickson, Haley escribió :

“También es característico del trabajo con familias de Erickson buscar un pequeño cambio

y ampliarlo. Si el cambio se da en un área crucial, lo que parece pequeño puede cambiar

todo el sistema. A veces emplea la metáfora de un agujero en un dique; no hace falta un

agujero muy grande para terminar produciendo un cambio en la estructura de todo el dique”

Habitualmente no es necesario saber mucho sobre la queja para resolverla. Normalmente,

los terapeutas orientados hacia las soluciones no encuentran util reunir una amplia

informacio n histo rica acerca del problema presentado. A veces so lo es necesario un mi nimo

de informacio n para resolver la queja. Nos hemos encontrado con que a menudo los

terapeutas quedan atascados por tener demasiada informacio n, más que por tener

demasiado poca, o demasiada informacio n acerca del problema,y demasiado poca acerca de

la solución.

Hace varios años Michele tuvo a una madre y a su hija de 15 anos en terapia. Al inicio de la

primera sesio n hizo una pregunta acerca de los cambios positivos en su situacio n que

habian advertido antes de la sesio n. La madre dio durante 15 minutos valioso material

positivo acerca de todos los cambios que habi a observado entre la llamada para pedir hora y

la consulta. Dijo:

“Estoy más relajada porque mi hija parece más feliz y más relajada... Me puedo concentrar

mucho mejor en el trabajo... Me he dado cuenta de mi propia responsabilidad para que todo

esto siga adelante y he hecho algunos cambios... Su padre parece estar menos encima de

ella, asi que yo me siento mucho mejor”. Luego la chica an adio su propio recuento de

mejoras, que inclui an estar más relajada, llevarse mejor con los amigos, ser capaz de

concentrarse en la escuela, y sentirse aliviada porque su madre se encontraba mejor.

A la mitad de estos informes de cambio (que eran parecidos lo que se dice durante la ultima

sesion de un tratamiento eficaz), Michele se dio cuenta de que no sabi a nada sobre la queja.

A medida que los clientes segui an enumerando los cambios se preguntaba que hacer a

continuacio n, puesto que se sentia desbordada por el nu mero y la magnitud de los cambios.

Se planteo preguntar simplemente: “¿Bien, que tiene que suceder para que las dos

continúen estos cambios?”, pero en aquel momento le parecía ilógico intentar resolver un

problema del que no sabia nada.

Page 13: Antología Escuelas Posmodernas

En vez de ello recurrió a la pregunta “¿En que puedo ayudarlos?” En cuanto hizo esta

pregunta resulto evidente que había invertido el impulso hacia adelante iniciado por su

pregunta anterior. Tanto la madre como la hija respondieron ofreciendo sus relatos acerca

de las dificultades que estaban experimentando. Sin darse cuenta, Michele les había

apartado del proceso de cambio.

En vez de una información detallada sobre la queja, lo que parece importante para los

terapeutas centrados en las soluciones es lo que los clientes hacen y que les da buenos

resultados. Hay mucho que aprender de las excepciones, es decir, de los momentos en los

que los problemas que llevan a los clientes a terapia no resultan molestos. Sea lo que fuere

diferente en esos momentos, puede identificarse y el cliente puede aprender a repetir una y

otra vez lo que funciona, hasta “no dejar espacio” al problema. Es como si hubiera una

pantalla de televisión que se llena con lo que esta enfrente de la cámara de la conversación

terapéutica, sea lo que fuere. Si la cámara se centra sobre todo en los problemas y la

patología, tanto los terapeutas como los clientes perciben problemas y patología. Si el

centro de interés de la investigación y la discusión esta en las soluciones y las capacidades,

son esas imágenes las que dominan la pantalla. De forma similar, si se consigue que los

clientes perciban o actúen sobre los recursos y las soluciones fuera de la sesión, esa

percepción o experiencia llenara también la pantalla de sus vidas fuera de la terapia.

No es necesario conocer la causa o la función de una queja para resolverla

Los terapeutas que se centran en las soluciones no aceptan la creencia de que en los

individuos, relaciones o familias, los síntomas (lo que llamaremos “quejas”) cumplen

determinadas funciones. Incluso las hipótesis más perceptivas y creativas acerca de la

posible función de un síntoma no ofrecerán a los terapeutas pistas acerca de como puede

cambiar la gente. Simplemente sugieren como las vidas de las personas se han vuelto

estáticas y por que se mantienen de esa forma.

En esencia, la idea de que los síntomas cumplen determinadas funciones tiene sus raíces en

la teoría freudiana. La doctrina de la sustitución de síntomas afirmaba que los problemas

psicológicos representan conflictos subyacentes y que cualquier intento de centrarse en la

eliminación de síntomas en vez de hacerlo sobre el tema subyacente llevaría, en el mejor de

los casos, a la reaparición de otro síntoma...

Page 14: Antología Escuelas Posmodernas

Nunca se ha demostrado empíricamente que la eliminación de síntomas tenga que llevar

inevitablemente a una ruptura de la familia o a nuevos síntomas en otros miembros de la

familia. Ciertamente no fue ese el caso en las 300 historias clínicas, aproximadamente, que

yo examine en el MRI (Mental Research Institute). La reacción más habitual de las familias

ante la mejoría de uno de sus miembros es el alivio...

Sin embargo, un terapeuta que crea que los síntomas tienen funciones puede de hecho

fomentar una ruptura familiar. Cuando la terapia está basada en la creencia de que los

síntomas cumplen funciones se hace difícil una verdadera colaboración con las familias...

El problema más serio de la idea de la función de los síntomas es que puede convertirse en

una profecía auto cumplidora, antiterapéutica.

Antes de empezar el tratamiento, la mayoría de los clientes han especulado (miles de veces)

acerca de las causas y razones de sus dificultades. Rara vez les acerca este tipo de análisis a

la solución; si lo hiciera, no estarían en terapia. Rara vez saber “por que ” se come

demasiado sirve para refrenar el apetito o cambiar los hábitos de alimentación.

Debido a experiencias terapéuticas previas, a las imágenes que transmiten los medios de

comunicación, o a la creencia cultural en la validez de una búsqueda de causas, muchos

clientes nos dicen que su objetivo en el tratamiento es entender “por que ” tienen el

problema. A esto respondemos: “¿Seria suficiente que el problema desapareciera y nunca

entendieras por que lo tuviste?” Por lo general los clientes están de acuerdo en que lo que

realmente quieren es aliviar el problema. Simplemente pensaron que tenían que entender el

problema antes de resolverlo.

Solo es necesario un cambio pequeño; un cambio en una parte del sistema puede producir

cambio en otra parte del sistema

Las personas que están en un bache hablan con frecuencia de los círculos viciosos. Saben

que salir y hacer algo aliviaría su depresión, pero están demasiado deprimidas para hacerlo.

Reconociendo su incapacidad de emprender la acción se deprimen aun más, lo que les hace

tener aun menos ganas de salir, etcétera.

Esta tendencia de que los pensamientos y acciones entren en escalada puede actuar también

en la dirección opuesta. Una vez que se hace un pequeño cambio positivo, la gente se siente

optimista y con algo más de confianza para abordar nuevos cambios. Las parejas que van a

terapia ofrecen a menudo ejemplos claros de este fenómeno. Habitualmente estas relaciones

Page 15: Antología Escuelas Posmodernas

se caracterizan por las acusaciones y el retraimiento. Sin embargo, cuando la persona A

realiza un pequeño gesto que agrada a la persona B, la persona B corresponde, lo que a su

vez estimula a la persona A a responder de igual manera, etc. (Tal vez podría denominarse

esto una “espiral benevolente”.)

Erickson empleó la metáfora de una bola de nieve rodando por una montana para describir

la importancia de los cambios pequeños. La metáfora de la bola de nieve dice que una vez

que la bola rueda, el terapeuta solamente necesita apartarse del camino. Esto se contrapone

al modelo “Sísifo” de terapia (siguiendo el mito griego de Sísifo) en el que el terapeuta

ayuda al cliente o a la familia a subir la roca del problema hasta la cima de la montana, para

descubrir que al principio de la sesión siguiente la roca esta de nuevo al pie de la montana.

Algunos terapeutas incluso suben la roca hasta la cima de la montana mientras la familia

observa desde abajo.

Otra característica del cambio es que es contagioso; un cambio en una parte del sistema

produce cambio en otra parte del sistema. En nuestros seminarios mostramos a veces el

video de una madre y su hijo que se están quejando de muchas cosas, entre ellas de la

abuela (que no esta presente en la sesión), porque interfiere en su conducta. El comentario

que con mayor frecuencia hacen los observadores tras ver la primera sesión es que el

terapeuta debe incluir a la abuela en la segunda sesión para resolver sus diferencias. La

segunda sesión empieza con que la madre informa que las cosas han mejorado mucho y el

hijo le da la razón al ciento por ciento. Ella añade que esta semana la abuela no se ha

metido donde no la llaman, y que eso les agrada. Sin embargo, esto deja perplejos a los

asistentes al seminario, ya que la terapeuta no dio ninguna tarea o mensaje referido a la

abuela. ¿Que puede justificar entonces el repentino cambio en su conducta molesta?

Hemos observado repetidas veces que un cambio en una parte de la familia lleva a cambios

en otras partes de la familia. De igual forma, un cambio pequeño en una parte de la vida de

un individuo crea a menudo un efecto de onda expansiva en otras áreas. Imagínate el

movimiento de un móvil. Poco después de que se ha movido una pequeña pieza, todo el

móvil esta girando, rotando y dando vueltas. Puesto que el cambio parece producir más

cambio, los terapeutas centrados en las soluciones, en vez de preocuparse por la sustitución

de síntomas o la recaída al final de la terapia, vislumbran un futuro aun más brillante que la

situación del cliente a terminar la terapia. Tenemos la sensación de que los cambios

Page 16: Antología Escuelas Posmodernas

positivos al menos continuarán y que tal vez se expandirán y tendrán efectos beneficiosos

en otras áreas de la vida de la persona.

De hecho, según los estudios de seguimiento realizados en el Centro de Terapia Familiar

Breve y en el Mental Research Institute, parece haber cierta base empírica para este

optimismo. Una de las preguntas de seguimiento que se utiliza es: “¿Ha mejorado, desde

que termino la terapia en el BFTC, alguno de los problemas antiguos que no fueron

abordados directamente en terapia?” En uno de los estudios, 15 de los 23 clientes

encuestados informaron que se habían producido mejorías en otras áreas (de Shazer, 1985,

pags. 156-157). Un estudio de seguimiento que utilizaba las mismas preguntas, y realizado

en el McHenry County Youth Service Bureau (Illinois), donde trabaja Michele, arrojo

aproximadamente los mismos resultados, con un 67% de los clientes informando de

mejorías en otras áreas.

Los clientes definen los objetivos

En el video citado más arriba, la madre dice al terapeuta que su objetivo para la terapia es

ser menos sarcástica con su hijo y pelear menos con el. Sin embargo, cuando preguntamos

a los terapeutas que ven la cinta cuales creen que deberían ser los objetivos, sugieren cosas

como: “La madre (que esta soltera) necesita un novio”, “La madre tiene que aprender a no

estar tan encima de su hijo”, “Necesitan más contacto visual” y “Necesitan irse de casa de

la abuela”. Todas estas sugerencias pueden ser buenas, pero tienen poco que ver con los

objetivos que se ha marcado la cliente. A veces, cuando hacemos este ejercicio, los

terapeutas ni siquiera pueden recordar los objetivos formulados por la madre.

Los terapeutas centrados en las soluciones no creemos que haya una única forma “correcta”

o “valida” de vivir la propia vida. Hemos llegado a la conclusión de que lo que en una

familia o para una persona es una conducta inaceptable, resulta deseable para otra. Por lo

tanto son los clientes, no los terapeutas, los que identifican los objetivos a conseguir en el

tratamiento. (Esto es diferente de la identificación de problemas, que consideramos una co-

creacio n entre clientes y terapeutas.)

Los terapeutas están entrenados para ver patologías, así que tal vez en la situación anterior

estén seguros de que es patológico para la madre y el hijo vivir con la abuela. Pensamos

que lo mejor es dejar la decisión en manos de las personas involucradas (abuela, madre e

Page 17: Antología Escuelas Posmodernas

hijo), y que podemos trabajar para conseguir los objetivos que han indicado, sin imponerles

nuestras ideas de como deberían vivir una vez que el tratamiento haya tenido éxito.

A este respecto, Erickson ha dicho: “Cada persona es un individuo único. Por tanto, la

psicoterapia debería formularse para satisfacer la unicidad de las necesidades del individuo,

en vez de adaptar a la persona para que quepa en el ‘lecho de Proceso’ de una teoría

hipotética de la conducta humana” (Seis, 1982, pago. vii).

Una ultima reflexión sobre el establecimiento de objetivos en terapia. Hemos trabajado con

muchos clientes cuyas experiencias terapéuticas anteriores habían sido decepcionantes por

la siguen te razón: Contrariamente a lo que el cliente identificaba como la meta a

conseguir, el terapeuta insistía en que sabia cual era el problema real, y por tanto, cual

debía ser el objetivo del tratamiento. Con frecuencia, estos clientes dicen: “Llevamos a

nuestro hijo para recibir algunos consejos sobre su problema de comportamiento, pero el

terapeuta dijo que, en realidad, teníamos problemas maritales y que en vez de eso

deberíamos trabajar sobre nuestro matrimonio. Nos enfadamos y decidimos no volver”.

Puesto que no creemos que exista un “problema real” subyacente a la queja, ni creemos que

los terapeutas estén mejor preparados para decidir como sus clientes deberían vivir sus

vidas, pedimos a la gente que solicita nuestra ayuda que establezcan sus propios objetivos

para el tratamiento. Solo en circunstancias poco frecuentes hacemos sugerencias

alternativas a los objetivos de nuestros clientes. Una excepción obvia es el establecimiento

de objetivos ilegales, como el abuso de niños.

Otra excepción es manejo de metas claramente inalcanzables o no realistas, que

abordaremos con mayor detalle más adelante.

En la mayoría de los demás casos, los clientes marcan sus propios objetivos. Si la pareja del

ejemplo anterior quiere trabajar sobre la conducta de su hijo, es eso exactamente lo que

vamos a hacer. Ni que decir tiene que es predecible que la pareja se lleve mejor cuando ya

no tengan que discutir sobre la mala conducta de su hijo. Hay más de una forma de

despellejar a un gato.

El cambio o la resolución de problemas pueden ser rápidos

Creemos que, como resultado de nuestra interacción durante la primera sesión, nuestros

clientes obtendrán una visión nueva, más productiva y optimista, de su situación.

Naturalmente, si tras la primera sesión aun piensan que su situación necesita mejorar,

Page 18: Antología Escuelas Posmodernas

esperamos que vayan a casa y hagan lo que sea necesario para hacer sus vidas más

satisfactorias. Por lo tanto es común que durante la segunda sesión se informe de cambios

significativos, y que estos cambios sean duraderos. Para los terapeutas que trabajan de esta

forma, la duración media del tratamiento varia, pero generalmente es inferior a las diez

sesiones, habitualmente más bien sobre las cuatro o cinco, y ocasionalmente solo una.

Las preocupaciones que los clientes presentan a los terapeutas centrados en las soluciones

no son distintas de las de los clientes que acuden a otros tipos de tratamiento. Y, sin

embargo, en otras modalidades de tratamiento no se informa habitualmente de una rápida

resolución de problemas o de “curas espontaneas”. De nuevo estamos convencidos de que

los terapeutas y clientes con- crean realidades. Tal vez el factor más importante que

contribuye a las expectativas de cambio de los clientes sea lo que el terapeuta cree que en

ultima instancia puede conseguirse.

En Imagery in Healing (Achterberg, 1985, pa gs. 82-83) se describe otro ejemplo fascinante

de curación rápida. A una investigadora medica especializada en cáncer le fue

diagnosticado un tumor cerebral y se le dieron 6 meses de vida. Sin embargo, cuando reviso

las estadísticas nacionales de cáncer con una persona que le ayudo a interpretarlas,

descubrió que, aunque era cierto que la esperanza media de vida era de 6 meses, el 38% de

todos los pacientes en su grupo de edad tenia la expectativa de vivir 3 anos más, y que un

27% vivía al menos 10 años y se les consideraba curados tras ese periodo de tiempo.

Cuando conoció estas nuevas estadísticas, pensó : “Lo conseguiré”. A continuación “ ..

.volvió de nuevo a pensar y actuar como una persona sana. A los dos días se aclaro su

habla, mejoro su memoria y desapareció una tos persistente. Insistió en seguir un programa

de terapia física para fortalecer su mano y su brazo debilitados, y pidió que le redujeran las

altas dosis de tranquilizantes y somníferos. El neurólogo que trabajaba en colaboración con

nosotros quedo atónito ante sus rápidos progresos”.

No hay una única forma “correcta” de ver las cosas; puntos de vista diferentes pueden ser

igual de validos y ajustarse igual de bien a los hechos

Cuando se describen los diferentes puntos de vista, en vez de pensar que son “correctos” o

“erróneos”, admitimos que la percepción de cada persona representa una parte integral,

igualmente valida, de la situación.

Page 19: Antología Escuelas Posmodernas

Aunque no pensamos que haya puntos de vista correctos o incorrectos, creemos que existen

puntos de vista más o menos útiles. Es decir, las opiniones que las personas tienen acerca

de sus problemas aumentan o disminuyen la probabilidad de solución. Los puntos de vista

útiles ofrecen una salida de las redes psicológicas que tejen las personas. Los puntos de

vista que las mantienen bloqueadas simplemente no son útiles.

Por ejemplo, aunque tal vez nadie ponga en duda los “hechos” de la situación, “Steve ha

estado haciendo novillos y ha suspendido 5 asignaturas”, puede haber profundos

desacuerdos respecto al “significado” de esta conducta. La conducta de Steve podría

describirse como vaga y mal intencionada. Tal vez el padre diga que no ir al colegio es un

acto beligerante, de rebeldía. O quizá los padres hagan la conjetura de que tiene problemas

de autoestima desde que se traslado a la nueva escuela, hace seis meses. Tal vez la madre

añada que últimamente han estado bajo una gran tensión por problemas económicos y

probablemente Steve este reflejando la tensión que hay en casa. Una tercera opinión seria

que los novillos de Steve son solo un ejemplo de su conducta irregular en general,

sintomática de su intolerancia al azúcar.

Estos puntos de vista influirán en como se intenten reducir los novillos de Steve.

Considerando a este beligerante y vago, lo más probable es que sus padres empleen el

castigo o la disciplina para obligarle a mejorar su asistencia a clase. Sin embargo, si se

piensa que Steve tiene un problema de autoestima, habrá largas “charlas sinceras” y

conversaciones. (“¿Que te pasa? Dime que es lo que te preocupa”.) Con frecuencia se pide

consulta para “llegar a la raíz del problema”. Los padres que tienen este criterio por lo

general no se plantean emplear consecuencias negativas (castigos) para la conducta no

deseada.

Asimismo, si los padres están convencidos de que la causa del comportamiento de su hijo

tiene una causa fisiológica, estará por supuesto indicado un tratamiento bioquímico y no se

buscaran ni aceptaran otros enfoques.

Por tanto, los significados que las personas atribuyen a la conducta limitan el abanico de

alternativas que emplearan para enfrentarse a una situación. Si los métodos empleados no

producen un resultado satisfactorio, por lo general no se pone en duda la premisa original

acerca del significado de la conducta. Si se hiciera se podrían considerar nuevos

significados, que a su vez podrían llevar a un enfoque diferente y tal vez más efectivo. En

Page 20: Antología Escuelas Posmodernas

vez de ello, las personas suelen redoblar sus esfuerzos ineficaces para resolver el problema,

pensando que haciéndolo más, con más empeño, o mejor (por ejemplo, más castigos, más

conversaciones sinceras, etc.) terminaran por resolverlo (el “más de lo mismo” del grupo

MRI; Watzlawick, Weakland y Fisch, 1974). Su persistencia recuerda a los “turistas que

viajan por pai ses no- anglo fonos y que, cuando los nativos no entienden sus peticiones, las

repiten hablando más alto” (Weiner-Davis, 1984, pag. 47).

A veces lo único que hace falta para iniciar un cambio importante es un cambio en la

percepción de la situación. Por ejemplo, una madre estaba terriblemente preocupada por su

hija adolescente. Informo que la chica parecía deprimida porque pasaba mucho tiempo sola

en su habitacio n, y cuando estaba con la familia durante las comidas, con frecuencia estaba

callada y pareci a deseosa de volver a su cuarto al acabar de comer. Como suele suceder en

estos casos, la madre habi a intentado ayudar a su hija pregunta ndole: “¿Esta s bien? ¿Que te

pasa? ¿Estas deprimida?” Para evitar estas preguntas la chica se retiraba aun más.

Preguntamos a la madre como era capaz de diferenciar entre “depresión” y “altibajos

normales de la adolescencia”. Reflexiono un momento sobre nuestra pregunta y dijo que no

había considerado realmente la posibilidad de que su hija estuviera simplemente baja de

animo. Esta nueva visión de la anterior situación la alivio mucho. La siguiente vez que

observo a su hija leyendo en silencio en su cuarto, no se preocupo por ello y se sentó

en el sofá a leer un buen libro también ella. La chica noto que algo había cambiado al ver

que su madre no estaba en la puerta controlándola; sintiendo curiosidad, bajo las escaleras

para ver que estaba sucediendo. La presencia de la hija abajo reforzó la nueva perspectiva

de la madre en el sentido de que su hija estaba bien, etcetera.

Céntrate en lo que es posible y puede cambiarse, y no en lo que es imposible e intratable

Como terapeutas orientados al cambio, queremos centrar nuestra atención en los aspectos

cambiantes y cambiables de la experiencia de nuestros clientes. Por tanto, no nos fijamos en

las características o aspectos del cliente o de su situación que no sean susceptibles de

cambio.

Una de las modas actuales en terapia es el diagno stico de “personalidad borderline”. Hemos

hecho sondeos en nuestros seminarios y au n no hemos encontrado a nadie que haya curado

o cambiado una personalidad borderline. Lo mejor que se puede hacer con ese diagno stico,

aparte de anos de terapia intensiva y posiblemente infructuosa, es sobrellevar el trastorno.

Page 21: Antología Escuelas Posmodernas

Tal vez sea e ste el punto capital de desacuerdo entre los terapeutas centrados en las

soluciones y los terapeutas de otras orientaciones que trabajan a largo plazo. A aquellos de

nosotros que nos centramos más en las soluciones nos gusta trabajar con objetivos bien

definidos, que sean alcanzables en un peri odo de tiempo razonable (es decir, bastante

menor que los 20 años de Alby Singer). Los terapeutas que trabajan a largo plazo se

comprometen a menudo, da ndose o no cuenta de ello, a intentar cambiar las caracteri sticas

relativamente fijas de las personas, como su personalidad o sus complejos. Curar una

personalidad borderline esta más alla de nuestros conocimientos, pero ayudar a una persona

a conseguir un trabajo o a hacer amigos o a tener una relacio n sexual satisfactoria, o a dejar

de autolesionarse, si esta dentro de nuestras posibilidades.

Por lo tanto nos centramos en aquellos aspectos de la situación de la persona que parecen

más susceptibles de cambio, sabiendo que iniciar cambios positivos y ayudar a la persona a

conseguir pequeños objetivos puede tener efectos inesperados y más amplios en otras

áreas(quizas incluso en su “personalidad”). Evitamos los constructos psicolo gicos que no

son utiles para el cambio. Los constructos de personalidad pueden ayudamos a entender la

complejidad de las personas, pero se necesita todo un conjunto de nuevos constructos para

ayudar a las personas a cambiar.

Jay Haley (1976) ha expresado bien esta idea:

Catalogar a un nin o como “delincuente” o decir que sufre una “disfuncio n cerebral

minima”, o etiquetar a un adulto como “alcoho lico” o “esquizofre nico” es participar en la

creacio n de un problema de tal forma que el cambio se hace más dificil. Un terapeuta que

describe una situacio n familiar en te rminos de “una madre dominante y un padre pasivo” o

“una relacio n simbio tica entre madre e hija” ha creado problemas con ello, aunque pueda

pensar que solamente esta identificando los problemas que se le presentan. La manera en

que se etiqueta un dilema humano puede cristalizar un problema y hacerlo cro nico.

Tecnicas de intervencio n

Se emplean redefiniciones, connotaciones positivas, meta foras, tareas directas, ordali as,

tareas parado jicas y rituales. Las redefiniciones son permanentes a lo largo de toda la

entrevista. Se recurre a dos tipos de connotaciones positivas. En primer lugar, cuando

existen dificultades para identificar soluciones eficaces, se puede modificar el punto de

vista que los clientes tienen del problema asigna ndole un nuevo significado, concretamente

Page 22: Antología Escuelas Posmodernas

adscribiendo intenciones y motivaciones positivas a las conductas relacionadas con el

sintoma (Shazer, 1987). Otra clase de connotacio n positiva es la que se situ a despues de la

pausa -normalmente se hace una unica pausa para preparar la intervencio n final- y resalta

aquellas capacidades positivas que los clientes han mostrado, tanto a lo largo de la sesio n

como fuera de la misma, en forma de recursos para superar problemas. A esta u ltima

modalidad de connotacio n positiva se la denomina «elogio».

Los autores (O'Hanlon y cois., 1990) han descrito tres tipos de intervenciones generales: las

que actu an sobre la secuencia sintomatica, las que lo hacen sobre el patro n del contexto que

rodea a dicha secuencia y las llamadas «tareas de fo rmula».

Intervenciones sobre la secuencia sintoma tica

Implican que el equipo terapéutico haya realizado algún tipo de evaluación del síntoma y de

las conductas que lo acompañan. Permiten al terapeuta las opciones siguientes: cambiar la

frecuencia, momento de aparición, personas involucradas, duración y lugar donde se

produce el síntoma; añadir un elemento nuevo; cambiar el orden de los elementos de la

secuencia sintomática; descomponer la secuencia sintomática en elementos más pequeños,

y unir la aparicio n del problema a la de alguna actividad gravosa.

1. Cambiar la frecuencia, momento de aparición, personas involucradas, duracio n y lugar

donde se produce el si ntoma. En un problema de conflicto de pareja que lleva a los

co nyuges a pelear continuamente, se puede sugerir que inicien una pelea a una hora

totalmente inusual y en una habitacio n de la casa en la que nunca hayan tenido una

discusio n.

2. Añadir un elemento nuevo. Por ejemplo, si el problema consiste en comer

compulsivamente, se recomienda al cliente que se ponga antes de hacerlo sus zapatos

favoritos.

3. Cambiar el orden de los elementos de la secuencia sintomática. En un problema de

rebeldía adolescente ante el cual el padre siempre reaccione sermoneando al chico, se puede

pedir a los miembros de la familia que graben una secuencia en la que el padre sermonee al

hijo como acostumbra, y que pongan dicha cinta justo antes de que comience un nuevo

sermón.

Page 23: Antología Escuelas Posmodernas

4. Descomponer la secuencia sintoma tica en elementos más pequeños. Si el problema

estriba en continuas peleas entre dos personas, se les indica que discutan durante, por

ejemplo, periodos de cinco minutos a las horas fijadas por el terapeuta.

5. Unir la aparición del problema a la de alguna actividad gravosa. La ordalía puede

consistir, por ejemplo, en que cuando la paciente identificada se obsesione con su antiguo

novio, al día siguiente deberá levantarse a las cinco de la mañana e irse a hacer deporte

durante dos horas.

Intervención sobre el patrón del contexto

Requiere un conocimiento de la secuencia sintomática y de su contexto más amplio. El

terapeuta pide descripciones de conductas e interacciones relacionadas con el síntoma y

altera las que parecen acompañarlo habitualmente. Por ejemplo, si al problema de comer

compulsivamente se añade el de no salir los domingos, se pide al cliente que los días en que

crea que se va a atracar debe insistir en salir con los amigos.

Tareas de formula

La denominación «tareas de formula» o «llaves maestras» indica que son intervenciones

generales, que se prescriben con independencia del contenido concreto del problema

particular que presenten los clientes. Por tanto, no requieren que el terapeuta haya realizado

una evaluación detallada del síntoma. Las dos primeras -la «tarea de formula de la primera

sesion» y la «tarea de la sorpresa»- se orientan a soluciones eficaces no relacionadas

directamente con la conducta sintomática, mientras la finalidad del tercer grupo -las «tareas

genéricas orientadas a las soluciones eficaces»- es establecer y ampliar las estrategias

adecuadas de solución del problema. Para aplicar estas últimas, el terapeuta debe recoger

información acerca de la existencia o no de soluciones apropiadas -excepciones- y sobre el

grado de control que el cliente tiene en su aparición.

1. Tarea de fórmula de la primera sesión. Hace posible identificar y ampliar los aspectos

satisfactorios de la vida del cliente, a quien define como una persona capaz de hacer cosas

positivas.

Al finalizar la primera entrevista se dice al cliente: «Desde ahora y hasta la próxima

entrevista observe y anote aquello que

ocurre en su familia, su vida, su matrimonio, o su relación- que usted quiere seguir

manteniendo.»

Page 24: Antología Escuelas Posmodernas

2. Tarea de la sorpresa. Se pide a los clientes que hagan algo nuevo y sorprendente. La

intervención introduce una conducta nueva que rompe la persistencia en los patrones

conductuales habituales, propiciando que las sorpresas intentadas se conviertan en

soluciones nuevas y eficaces.

3. Tareas genéricas orientadas a las soluciones eficaces. Si el sujeto no provoca de forma

deliberada la solucio n adecuada, es decir, si a pesar de identificarla no es capaz de

establecer diferencias entre lo que sucede cuando el problema aparece y cuando no aparece,

pueden darse dos situaciones: que su expectativa de lugar de control del cambio sea interna,

es decir, que piense que inadvertidamente ha hecho algo para controlar el síntoma, o que

sea externa y situé el control fuera atribuye ndolo a otra persona o a circunstancias externas.

En el primer caso, se le puede sugerir:

«Fíjese en que hace cuando supera el síntoma o la conducta asociada al problema.» En el

segundo caso, se le indica: «Prediga todas las man anas si antes del mediodi a tendra lugar

una solucio n eficaz.»

Objetivos de la primera sesión

La terapia centrada en las soluciones establece un conjunto ordenado de pasos que se

ilustran en el cuadro IV. Este programa parte de un planteamiento estratégico que ayudara

al terapeuta a guiar el desarrollo de la sesión y al equipo en su toma de decisiones con

respecto a la intervención. Los puntos establecidos para orientar la primera entrevista son

los siguientes (Shazer, 1984¿>):

1. Definición conductual de la solución -«¿que otras cosas hará cuando el síntoma

desaparezca?»- o del problema y enunciación de un objetivo que describa un nivel

aceptable de funcionamiento.

2. Encontrar estrategias eficaces de solución de problemas, es decir, aquello que a juicio del

cliente funciona satisfactoriamente en su vida. Por consiguiente, la búsqueda incluye

situaciones en las que no aparece la conducta sintomática y situaciones referidas a otras

áreas donde el funcionamiento de los clientes sea aceptable y que aparentemente no tienen

relación alguna con el síntoma.

Cuando la persona manifiesta que no hay momentos de ausencia del problema, el terapeuta

trata de encontrar lo mejor dentro de lo malo («¿cuando es menos frecuente, intenso o de

menor duración?»).

Page 25: Antología Escuelas Posmodernas

Por otro lado, las excepciones o soluciones eficaces pueden ser espontaneas o deliberadas.

En el primer caso, no existe una regla que presida su aparición, por lo que los clientes las

perciben como fuera de su control voluntario. En el segundo caso, las personas son

conscientes de que hacen algo voluntariamente para impedir que surja el síntoma y que con

eso tienen éxito.

3. Una vez definidas las soluciones eficaces, se identifica detalladamente la diferencia entre

lo que ocurre cuando el problema no esta presente -regla de excepción- y cuando si lo esta -

regla del problema.

4. Si no se encuentran soluciones que resuelvan con éxito la situación problemática, se

buscan excepciones potenciales pidiendo al sujeto que imagine un futuro sin el problema y

describa como es. Se puede utilizar la «pregunta por el milagro», derivada de la

hipnoterapia de Milton Erickson, que consiste ba sicamente en decir al cliente: «Imagine

que una noche mientras duerme se produce un milagro y el problema se resuelve. ¿Co mo se

daria usted cuenta? y ¿que seria diferente?» Cuando el cliente refiere «su milagro», el te-

rapeuta puede preguntar: «¿Hay algo de esto que ya este ocu- rriendo?» «¿Que tiene que

hacer para que suceda con más frecuencia?» Actualmente (Shazer, 1992) la pregunta por el

milagro se suele introducir con asiduidad en la primera sesio n con la finalidad de describir,

en terminos de conductas concretas y especi ficas, que caracteri sticas tendra una solucio n.

5. En caso de que el cliente no describa soluciones eficaces ni conteste a las preguntas

orientadas a un futuro sin el problema, se adopta el enfoque del MRI y una actitud

pesimista si la optimista no da resultado. A partir de este momento, el terapeuta retomara la

orientacio n centrada en las soluciones eficaces en cuanto el sujeto le brinde el menor atisbo

de excepciones.

6. Cuando se han localizado soluciones apropiadas y se ha con- seguido que el sujeto

adopte una expectativa de lugar de control in- terno sobre la desaparicio n del sintoma,

basada en el conocimiento de aquellas estrategias eficaces que ya utiliza o puede utilizar

para evitar su reaparicio n, se trabaja sobre la consolidacio n de los cambios. Es más normal

que eso suceda en la segunda entrevista, pero tambie n puede hacerse en la primera sobre

todo si ha habido un cambio pretratamiento. El terapeuta pregunta al cliente: «¿Cua nto

tiempo debe mantenerse sin el problema para considerar que lo ha superado?»

Page 26: Antología Escuelas Posmodernas

7. La intervención se inicia con una connotación positiva, que los autores denominan

«elogio», que detalla las estrategias que el cliente tiene para controlar la desaparición o

evitación del problema, así como para hacer cosas satisfactorias en otros aspectos de su

vida.

Como ampliar y mantener el cambio

La segunda sesión y las siguientes se centran en constatar si ha habido cambio y, cuando así

es, tratan de consolidarlo y generalizarlo mediante una planificación que parte del cambio

mínimo hacia la meta final previamente establecida. En cada entrevista el terapeuta

comienza preguntando al cliente: «¿Que cosas le gustaría que continuaran sucediendo?» O:

«¿Que cosas positivas ha estado haciendo esta semana?» O: «¿Que cambios positivos se

han producido desde la u ltima entrevista?»

Cuando hay cambios el terapeuta pregunta: «¿Que tiene que hacer para que los cambios

persistan? ¿Hay algo que pudiera ocurrir en las proximas semanas que fuera un obstaculo

para mantener los cambios?» Si responden que si: «¿De que otra forma lo abordara ahora?»

En aquellas situaciones en que el cliente no informa de cambios concretos, se le pide que

valore: a) en una escala de 1 a 10 la gravedad del problema antes de venir a terapia (esta

valoración conviene recogerla en la ficha telefo nica, ya que funciona como indicativo

de la línea base*); b) la ultima semana en la misma escala, y c) en que lugar de la escala

tendría que situarse para sentirse satisfecho.

Despues se le sugiere la siguiente tarea: «De aquí a la pro xima sesion observe y tome nota

de todas las cosas que esta haciendo clasificadas en la posicio n sen alada como

satisfactoria.» También se le puede prescribir que prediga todos los dias en que punto de la

escala estará al día siguiente.

En caso de que la persona informe de que las cosas esta n igual o peor que en sesiones

precedentes, lo más util es que el terapeuta pida al cliente que le convenza de que el cambio

es realmente necesario o deseable. Esto debe hacerse en un tono amable, exento de critica,

con objeto de no deteriorar la alianza terape utica.

La terapia finaliza cuando se han cumplido las metas establecidas al principio del

tratamiento o cuando el cliente decide dejar de acudir a las entrevistas. En ambas

situaciones el terapeuta le indica que re- suma de la forma más operativa posible aquello

Page 27: Antología Escuelas Posmodernas

que ha aprendido, es decir, que especifique las estrategias utilizadas con e xito para superar

el problema y como puede seguir aplica ndolas en el futuro.

TERAPIA NARRATIVA Latorre, I. (2013). Terapia narrativa: algunas ideas y prácticas. En García, M., F. (comp.). Terapia sistémica

breve: fundamentos y aplicaciones. (pp. 63-99). Santiago de Chile: RIL, Editores.

Quiero partir este capítulo reconociendo a Michael White (Australia) y David Epston

(Nueva Zelanda) como los principales desarrolladores de aquello que se ha hecho conocido

con el nombre de ‘terapia narrativa’. Ellos trabajaron en permanente colaboración, en una

estrecha relacio n profesional pero tambie n como amigos y hermanos de vida. Junto con una

gran y culturalmente diversa comunidad de trabajadores interesados en el desarrollo y la

traducción de estas ideas y prácticas a sus contextos locales, la terapia narrativa se ha

extendido y tomado nuevas formas y abierto nuevas posibilidades para dar respuesta a las

personas y comunidades que nos consultan.

La gran mayoría de lo que expondré aquí se nutre de los trabajos de estos dos autores,

especialmente de White.

Michael White fue director del Dulwich Centre en Australia -organización dedicada por

años al desarrollo y publicación de prácticas narrativas desde sus orígenes en 1983 hasta

finales de 2007. En enero de 2008 funda, junto a Maggie Carey, Shona Russell y Rob Hall,

el Adelaide Narrativa Therapy Centre, que sería su nuevo hogar narrativo para la pra ctica

(hoy lleva el nombre de Narrativa Practices Adelaide). Michael fallecio el 4 de abril de

2008.

Aquí compartiré algunas ideas que informan las practicas narrativas, sin embargo, para mi

es muy relevante aclarar que la lectura de este capitulo es el 0,1% de la historia de la terapia

narrativa.

Una definición posible sería: «la terapia narrativa es una serie de ideas y pra cticas

informadas por la meta fora narrativa y la tradicio n no estructuralista de la identidad, que

contribuyen con las personas al desarrollo de su sentido de agencia personal que les permite

Page 28: Antología Escuelas Posmodernas

tomar accio n en sus vidas en direcciones que calzan con aquello que es importante para

ellas, con aquello a lo cual asignan valor en sus vidas».

Otra podria ser: «una serie de pra cticas terape uticas en las cuales las historias que las

personas cuentan acerca de sus vidas toman protagonismo en la conversacio n. El terapeuta

realiza esfuerzos por generar un contexto en el que las personas puedan contar historias

acerca de sus identidades, historias de vida preferidas, historias que no han tenido la

oportunidad de ser contadas y reconocidas».

Quizas una tercera opcio n podria ser: «una serie de pra cticas en la que las terapeutas esta n

interesadas en los procesos en que las personas construyen significados de las experiencias

de sus vidas. A traves de la narracio n y renarracio n de historias preferidas animan un

proceso de construccio n de significado. De este modo, trabajan para hacer visibles -y

audibles- aquellas historias de vida asociadas con nuevas maneras de construir la propia

identidad y que promueven acciones más congruentes con aquello que es importante para

las personas en sus vidas, con lo que valoran».

Estas son posibles definiciones. Sin embargo, creo que las pra cticas narrativas no pueden

ser simpli cadas en pocas frases ni en pocas pa ginas. Tampoco puede definirse a si misma

como si fueran un desarrollo independiente de tradiciones de pensamiento y conocimiento

que la nutren. Citando a White (2005):

(...) podria decir que la terapia narrativa no es un desarrollo singular o una suerte de ‘bonito

nuevo desarrollo’, esta de hecho, muy fuertemente nutrido por desarrollos en teoría social,

su desarrollo no es aislado, no tenemos [ni David Epston, ni yo] ningún mérito de carácter

heroico en todo esto.

Carr, A. (s.f.). La terapia narrativa de Michael White. Contemporary Family Therapy, 20 (4), pp.

485-503.

Los terapeutas narrativos trabajan con un amplio rango de clientes que son reconocidos

dentro de los ci rculos tradicionales de salud mental como “difíciles de tratar”, incluyendo

nin os con conductas-problema, delincuencia, bullying, anorexia nerviosa, abuso infantil,

conflictos maritales, reacciones de duelo, adaptacio n al SIDA, y esquizofrenia.

Dentro de la terapia narrativa, sin embargo, ninguna de estas dificultades es vista como un

atributo intrinseco o esencial de las personas o de sus relaciones. Ma s au n, estas etiquetas

Page 29: Antología Escuelas Posmodernas

son vistas como parte del extendido discurso patologizante que caracteriza al a mbito de la

salud mental o de una narrativa que mantiene ma s que resuelve los problemas de la vida.

Las practicas de poder llevan a que estas etiquetas incrementen ma s que reduzcan la

angustia en quienes presentan estas dificultades. A partir de los trabajos de Michel

Foucault, White denomina como pra cticas totalizantes a los procesos de aplicar

diagno sticos psiquiatricos y de interpretar a las personas exclusivamente en te rminos de

estas etiquetas. Dentro de un marco narrativo, los problemas humanos aparecen y se

mantienen gracias a las historias opresivas que dominan la vida de las personas. Los

problemas humanos surgen cuando las personas cuentan su vida a si mismos o a otras

personas de un modo que no se ajusta en forma significativa con su experiencia de vida.

Desarrollar soluciones terape uticas, dentro de un marco narrativo, implica abrir espacios

para la expresio n de historias alternativas, las que probablemente fueron desplazadas por

las narrativas dominantes saturadas de problemas. Estas historias alternativas son aceptadas

por los clientes en cuanto no contradicen aspectos significativos de su experiencia y

permiten abrir nuevas posibilidades para que controlen sus propias vidas. Este enfoque

descansa en el supuesto de que las narrativas no representan una reflexio n acerca de la

identidad, la vida y los problemas; ma s bien las narrativas constituyen la identidad, la vida

y los problemas. De acuerdo a esta postura, el proceso terape utico de reescritura de las

narrativas personales es capaz de modificar la vida, los problemas y la identidad porque las

narrativas personales constituyen la identidad.

Premisas básicas

Reescribir la vida

El proceso de re-autoria, para usar una expresio n de Myerhoff (1982, 1986), es

esencialmente colaborativo y requiere que los terapeutas se involucren en pra cticas

particulares. Para White (1995), entre tales pra cticas se encuentran las siguientes:

• Adoptar una posicio n colaborativa de coautori a.

• Ayudar a los consultantes a mirarse a si mismos como separados de sus problemas a

traves de la externalizacio n.

• Ayudar a los consultantes a recordar aquellos momentos de su vida en los cuales no se

sentian oprimidos por sus problemas, los llamados acontecimientos extraordinarios.

Page 30: Antología Escuelas Posmodernas

• Ampliar las descripciones de estos acontecimientos extraordinarios con preguntas acerca

del “panorama de la accio n” y el “panorama de la conciencia”.

• Conectar los acontecimientos extraordinarios a otros acontecimientos en el pasado y

extender esta historia hacia el futuro para formar una narrativa alternativa en la cual el si

mismo es visto como ma s poderoso que el problema.

• Invitar a los miembros significativos de su red social a presenciar esta nueva narrativa

personal.

• Documentar estas nuevas pra cticas y conocimientos que apoyan esta nueva narrativa

personal a trave s de medios literarios.

• Permitir que otras personas, atrapadas por ide nticas narrativas opresivas, se beneficien de

estos nuevos conocimientos a trave s de las practicas de recepcio n y devolucio n.

La posición del terapeuta

Dentro de la terapia narrativa, el terapeuta adopta una posicio n de consejero para aquellos

que presentan experiencias opresivas tanto en un nivel personal (el problema) como en un

nivel político (un discurso de salud mental y un conjunto de pra cticas que impregnan la

cultura occidental). Así las personas con problemas son vistas como requiriendo ayuda para

enfrentar estos problemas y pra cticas que han invadido sus vidas. Esta posicio n ha sido

descrita por White, basándose en las ideas del filo sofo frances Jacques Derrida (1981),

como deconstruccionista y constitucionalista. Una posicio n deconstruccionista implica

empoderar a los clientes para que cuestionen estas definiciones y pra cticas habituales de

salud mental. Una posicio n constitucionalista implica trabajar con la premisa de que la vida

y la identidad esta n constituidas por tres conjuntos de factores:

• Los significados que dan a sus experiencias o las historias que se cuentan sobre si

mismos.

• Las practicas lingu isticas junto con el tipo de palabras que usan para contar sus vidas.

• La posicio n que ocupan en la estructura social en la que participan y las relaciones de

poder en las que esta n involucrados.

La posicio n del clínico dentro de la terapia narrativa implica preocuparse de estos tres

conjuntos de factores deconstruyendo el significado que las personas asignan a sus vidas,

las practicas lingu isticas que utilizan, y las relaciones de poder en las cuales se encuentran.

Para deconstruir las prácticas de poder, White recurre al trabajo de Michel Foucault (1965,

Page 31: Antología Escuelas Posmodernas

1975, 1979, 1980, 1984), quien señala que las personas se encuentran atrapadas

inconscientemente en el sometimiento de sus vidas por pra cticas de poder que implican

continua soledad, evaluación y comparación. Eventualmente nuestros clientes internalizan

normas sociales absurdas, pero lo creen justificado puesto que aspiran a cumplir con los

ideales de logro y excelencia. Esto conlleva, por ejemplo, a la auto-inanicio n en la anorexia,

la autocrítica extrema en la depresión, o una sensación de impotencia ante las amenazas y la

ansiedad. A su vez, los profesionales de salud mental han complejizado este problema

desarrollando un registro unitario global de estos estados, los que son propuestos como

verdades objetivas, tal como las categorías diagnosticas contenidas en el DSM-IV

(Asociación Psiquiátrica Americana, 1994) y la CIE 10 (Organización Mundial de Salud,

1992). Además, estos profesionales apoyan practicas que impiden a los clientes cuestionar

el contexto sociopolítico dentro del cual emergieron estas “verdades diagnosticas

objetivas”.

Hay una constante atencio n hacia las historias marginadas que podri an ofrecer una

oportunidad para que la persona se involucre en lo que White (1989, 1995) denomina como

una "insurreccio n de los conocimientos oprimidos". Es decir, una oportunidad que

permitira a la persona escoger construir la historia de su vida en te rminos distintos de los

dictados por la narrativa dominante saturada del problema. Esto requiere que el terapeuta

privilegie el escuchar por sobre el interrogar, y formular preguntas en una forma que ayude

a los clientes a ver que la historia de sus vidas son construidas activamente, ma s que

descritas y determinadas pasivamente.

Latorre, (2013).

¿Por que son importantes las historias y cómo se trabaja con ellas?

Las historias

El material con el que trabaja el terapeuta narrativo son las historias de las personas que

consultan. En estas historias se encuentran los conocimientos particulares de la vida y las

destrezas o habilidades particulares para vivir que las personas o comunidades han

desarrollado para responder a los eventos de sus vidas.

Cuando en terapia narrativa hablamos de historias, nos referimos a:

1. una serie de eventos,

Page 32: Antología Escuelas Posmodernas

2. vinculados en una secuencia,

3. a traves del tiempo,

4. en torno a una trama, tema o plot (White & Epston, 1989a, 1990; Morgan, 2000).

Las historias cumplen un rol constitutivo en nuestras vidas al otorgar un marco de

inteligibilidad a nuestras experiencias. Estamos permanentemente construyendo

significado, al mismo tiempo que vamos viviendo nuestras experiencias de vida. A trave s

de las historias y los signi cados que ellas contienen, interpretamos nuestra vida y el

mundo. Esa interpretacio n nos permite acceder a una determinada comprensio n de nuestras

vidas y a desarrollar una posicio n politica, valo rica y moral, posiciones que tambie n

moldean que historias se narran y co mo y cuales no. Bruner (1991: 67) comenta: ‘narrar

una historia supone ineludiblemente adoptar una postura moral, aun cuando sea una postura

moral contra las posturas morales’.

Es a través de las historias que conocemos y comprendemos el mundo, tenemos acceso a e l,

lo narramos y describimos; son también las historias las que nos viven, moldean nuestros

pensamientos y acciones. La narración trata, segu n Bruner (1991: 68) ‘del tejido de la

accio n y la intencionalidad humanas’, por tanto, es a trave s de la narracio n de historias que

estamos posibilitados a interpretar nuestras vidas dando sentido a lo que hacemos.

Historias dominantes e historias subordinadas

Sin embargo, en nuestras vidas dejamos fuera de la atribucio n de significado una gran

cantidad de experiencias vividas. Son estas experiencias subordinadas25 las que a los

terapeutas narrativos nos interesa tener acceso a través del desarrollo enriquecido de

historias que sirvan como marco de inteligibilidad a significados e interpretaciones

diferentes, contradictorias con las historias dominantes; nuevas historias cuyos significados

sean más congruentes con aquello que las personas pre eren en sus vidas, aquello a lo cual

asignan valor. Historias que estaban subyugadas e invisibles y que pueden estar más

asociadas a conclusiones de identidad preferidas para las personas, historias que promuevan

acciones que antes -teniendo solo acceso a una historia dominante singular- no estaban

disponibles para las personas.

La acción promovida por las historias es de vital importancia para los terapeutas, ya que en

esta practica no estamos interesados en buscar ni encontrar una solución. Tampoco estamos

interesados en conectar a las personas con ‘el vaso medio lleno’, ni menos en ensenarles

Page 33: Antología Escuelas Posmodernas

desde nuestros conocimientos expertos que formas de vivir la vida deberían adoptar para

ser más felices o sentirse mejor. Lo que nos interesa a través del desarrollo de historias

preferidas es el vinculo que existe entre estas y las acciones de las personas. Nos interesa

que las personas, al acceder a nuevos territorios de sus vidas a través de las historias,

desarrollen un sentido de agencia personal (personal agency27) que White (2007) describe

como:

Una sensación de ser capaz de regular la propia vida, de inter- venir la vida de uno para

afectar su curso de acuerdo a las propias intenciones, y hacer esto de maneras que estén

moldeadas por los propios conocimientos de vida y habilidades para vivir (263-264).

Entonces, la intención de la terapeuta narrativa es la de contribuir con la generación de un

contexto en el que las personas puedan tener acceso a historias preferidas de sus vidas que

han sido subordinadas por las historias únicas dominantes.

A través de preguntas descentradas e in huyentes, el terapeuta colabora con la persona en

tener acceso y desarrollar de manera enriquecida las historias subyugadas preferidas, las

cuales le ofrecen un acceso ma s completo a sus propias experiencias de vida y una

sensacio n fortalecida de identidad. Este proceso es conocido como reautori a o reescritura

de la vida (re-authoring) (White, 1995). La postura terapéutica que informa las preguntas

que hacemos es la que nombre anteriormente como ‘descentrada e influyente’. En otras

palabras, es descentrada porque descentra nuestros conocimientos expertos y nuestras vidas

profesionales y pone al centro las

Como sino nimos para dominantes se pueden utilizar: hegemo nicas, u nicas, visibles, pobres,

singulares, etc. Estas son metaforas que aluden a las historias que poseen mayor

distribucio n pero menor alcance para significar la complejidad de la experiencia de las

personas.

Como sen alaba White (2007), cuando las personas llegan a la consulta, llegan contando

historias. El terapeuta narrativo no hace otra cosa que promover la continuacio n de ese

mismo proceso, pero incentivando el desarrollo de otras historias, aquellas que han estado

subyugadas. Por ejemplo, un hombre joven llega y nos dice algo como «soy muy inseguro,

me cuesta mucho tomar decisiones, siempre espero que otros hablen primero y casi nunca

digo mi opinio n». Luego ampli a la historia conta ndonos: «por ejemplo, cuando me quiero

comprar ropa siempre pienso en que van a pensar los otros, pierdo mucho tiempo y al final

Page 34: Antología Escuelas Posmodernas

no compro nada, a no ser que alguien pra cticamente me elija las cosas». Y sigue: «creo que

porque soy asi, raro, es que no tengo pareja, me encierro, ya casi no tengo amigos y estoy

perdiendo las ganas de vivir». Lo que estamos escuchando aqui es una serie de eventos

asociados a la historia de la ‘inseguridad’. Esta es una historia u nica-dominante que

alimenta ciertas categori as y conclusiones de identidad. En el ejemplo, este hombre se

llama a si mismo ‘raro’, esta es una categori a por la que este hombre se esta identificando.

La historia a la vez invisibiliza posibilidades de accio n que este hombre podri a hacer para

llevar su vida a lugares preferidos. Las historias dominantes totalizan la identidad de las

personas, la que se aprisiona en estas conclusiones negativas sobre quie nes son, que

adquieren la categori a de ‘verdad’. Son relatos que encapsulan la identidad en una sola

historia que no hace justicia a la complejidad de la experiencia vivida y a la riqueza que

puede estar disponible en la propia vida, respecto de las mu ltiples historias que la

experiencia tiene como potencial a desarrollar.

Acceso a historias subordinadas preferidas y reescritura de la vida

Cuando las historias dominantes y las conclusiones de identidad a las que invitan adquieren

el grado de ‘verdad’ para la persona, se hace ma s dificil contradecirlas. Para esto, White

encontro que el proceso de deconstruccio n (Derrida, 1973, 1976, 1978) podia ser u til en la

recategorizacio n de las ‘verdades’. Este proceso de deconstrucción hace referencia al

proceso de historiar las ‘verdades’. Al historiar las ‘verdades’ o las ideas ‘dadas por

sentadas’, se cuestiona el grado de ‘verdad’ que adquirieron en algún punto del tiempo y se

vuelven a ubicar en el contexto sociohisto rico donde fueron desarrolladas. Preguntas que

asisten en este proceso pueden ser: ¿de do nde viene la idea de que un hombre debe tener

auto y estar casado a los 30 an os para ser un ‘hombre de verdad’?, ¿co mo llegaste a creer

en la idea de que las mujeres son ‘multitarea’?, ¿a quie n le sirve entender a las mujeres de

esta forma?, ¿que ideas y/o practicas sociales contribuyen a que el sentimiento de ‘inu til’

tome fuerza?, ¿co mo la idea de ‘no ser una buena hija’ te esta alejando de la posibilidad de

ver los esfuerzos que esta s realizando y los pasos que esta s dando para liberarte de los

efectos de tu historia de abuso?, etc.

Existe una serie de otras pra cticas narrativas disponibles para acceder a los aspectos de las

vidas de las personas que han sido negados o subyugados. Estas practicas se llevan a cabo a

Page 35: Antología Escuelas Posmodernas

traves de preguntas descentradas pero influyentes que contribuyen con el desarrollo de

historias alternativas.

Los caminos para esto pueden ser varios, aqui solo nombrare algunos para tener una idea de

las posibilidades existentes:

• La identificación de excepciones, finales u nicos o iniciativas (en ingles, exceptions,

unique outcomes, initiatives). Las excepciones y/o iniciativas (Goffman, 1970) son eventos

o acciones que contradicen la historia dominante. En el ejemplo anterior, una excepcio n y/o

iniciativa podri a ser un evento en el cual este hombre se haya sentido bien consigo mismo,

o una persona con la que tenga una relacio n asociada al respeto y la aceptacio n, o una

iniciativa en la que se haya cuidado y valorado como persona frente a un contexto de abuso,

etc.

• Externalización del problema (en ingle s, externalization). Esta pra ctica alude a utilizar el

lenguaje de manera tal que de cuenta de una comprensio n diferente de la identidad de las

personas. Esta practica esta informada -como todas las pra cticas narrativas- en la

comprensio n no-estructuralista de la identidad y se puede expresar en la ma xima mas

conocida de White: ‘la persona nunca es el problema, el problema es el problema’ (1989b:

6). Las conversaciones de externalizacio n permiten la identificacio n de la historia del

problema separada de la identidad de la persona que consulta. Habilitan a la persona a

identificar y evaluar sus efectos y a tomar una posicio n frente al problema, una posicio n

fundamentada y sustentada por aquello que las personas valoran.

• Identificar lo ausente pero impli cito. White incorpora esta pra ctica informado tambien en

las ideas de Derrida. Esto alude a que todo lo que hablamos es testimonio de una diferencia.

Todo lo dicho, es decir, aquello que esta presente y explicito en el relato, es en relación a

aquello no dicho, por tanto, aquello que esta ausente pero implícito en el relato. Existen

diversas preguntas que pueden asistir a las terapeutas a acceder a aquello que esta ausente

pero implícito en el relato de las personas y que puede ser preferido para ellas. Preguntas

como: ‘Si odias estar en este lugar, ¿seria correcto para mi entender que esto habla de que

hay lugares en los que si te gusta estar? ¿Como son esos lugares? ¿Que hay en esos lugares

que son diferentes a este que odias y que hacen que te gusten?’. O preguntas que pretenden

hacer visibles las historias ausentes pero impli citas de las acciones que las personas hacen

para responder a situaciones de amenaza, abuso, trauma, etc.: ‘¿Hay algo que estuvieras

Page 36: Antología Escuelas Posmodernas

haciendo mientras sucedía el abuso?’ ‘¿ ‘No pensar en nada y poner la mente en blanco’ fue

una respuesta que te ayudo a disminuir el sufrimiento en ese momento?’ ‘¿Co mo

desarrollaste esta habilidad de ‘no pensar en nada y poner la mente en blanco’?’.

Una vez que tenemos acceso a alguna de las historias preferidas de las personas, nos

interesa habilitar un proceso de reautori a y enriquecimiento de ellas.

Las conversaciones de reautori a implican animar un proceso de construccio n de historias.

White, interesado en los trabajos de Jerome Bruner (1991, 2010) propone influir en las

conversaciones promoviendo la narracio n de las historias a trave s de dos panoramas o

territorios que son los que componen una historia:

1. Panorama o territorio de accio n. Se compone de una serie de eventos vinculados en una

secuencia en torno a un tema y a traves del tiempo. Aqui encontramos las acciones /

hechos, personas, lugares, e pocas, olores, etc. de una historia: ‘¿Me puedes dar un ejemplo

que me ayude a entender mejor esta sensacio n de bienestar en familia que te gusta? ¿Do nde

y cuando fue? ¿Me puedes hablar un poco ma s de ese dia? ¿Quienes estaban ahi ? ¿Que

cosas contribuyeron a hacer una diferencia? Me dijiste que habi a ‘respeto’ en esta relacio n,

¿que historias me puedes contar donde el respeto en tus relaciones este presente? ¿Tienes

en mente a alguien importante en tu vida que se relacionaba contigo desde el respeto?’.

2. Panorama o territorio de identidad. Los estados intencionales (deseos, valores,

propo sitos, esperanzas, compromisos, suen os, etc.) asociados a la interpretacio n de las

experiencias del panorama de accio n: ‘¿Que habia importante para ti en esta experiencia

que me contaste? ¿Que valoras de esa experiencia? ¿Con que compromisos se vincula el

evento que me contaste? ¿Co mo definirías ‘confianza’? ¿Que entiendes por

‘perseverancia’? ¿Que suen os estan involucrados en esto que me cuentas?’.

Carr, (s.f.).

Asociando la nueva historia con el pasado y proyectándola hacia el futuro

Pueden utilizarse "preguntas de experiencia" para conectar las historias nuevas con la

experiencia pasada. Estas preguntas invitan a los clientes a explorar aspectos olvidados o

marginados de su experiencia o imaginar modos de ser alternativos que sean consistentes

con su historia personal preferida: “¿Si yo le observara en otro momento de su vida, que

piensa usted que yo habri a visto que me ayudara a comprender co mo ha sido capaz ahora

de lograr X?”, “¿que le dice esto acerca de lo que usted ha querido para su vida?”, “¿si

Page 37: Antología Escuelas Posmodernas

pudiera mantener estas ideas en su mente durante el futuro pro ximo, que efecto podri a tener

sobre su vida?”, “¿de toda la gente que usted conoce, quie n podria estar en mejores

condiciones para mostrarle co mo ha desarrollado estas ideas y pra cticas?”, “¿si usted se

encontrase dando nuevos pasos hacia su visio n preferida de si mismo, que veriamos?”,

“¿co mo confirmari an estas acciones su visio n preferida de si mismo?”, “¿que diferencia

haria esta confirmacio n en la manera como ha vivido su vida?”.

En la posicio n de coautori a, el cliente es el participante de mayor experiencia. Toda

exploracio n del futuro es tentativa más que prescriptiva. En la pra ctica, esta posicio n

requiere que los terapeutas exploren tentativamente nuevas posibilidades usando lo que

Jerome Bruner llama lenguaje subjuntivo (condicional):

Y si ...

Podria ser... ...

Supon que tu ...

Que haria. . . Que diria...

Este es un lenguaje de posibilidades más que de certezas predefinidas

Grupos de testigos externos

Cuando los clientes descubren que hay otras alternativas a su identidad saturada de

problemas, cua ndo han explorado una cierta cantidad de acontecimientos extraordinarios y

han comenzado a unirlos en una nueva narrativa personal, la probabilidad de que la nueva

trama pueda ser engrosada y arraigada en la vida del cliente se incrementa si existen

testigos para este proceso. White, basa ndose en el trabajo de Myerhoff (1986), se refiere a

estas personas como el grupo de testigos externos. Este grupo puede contener a los

miembros de la red social del cliente que conocen su problema y que son capaces de

aconsejar o entrenar al cliente en las habilidades o conocimientos relevantes sobre co mo

manejar el problema. Los testigos externos permiten que el cliente conozca aquello en lo

que esta en contra y que esperar para superar los problemas y asumir el control de sus

vidas.

Documentos terapéuticos

White y Epston (1989, 1990) han mostrado como las cartas de invitacio n, cartas de despido,

cartas predictivas, cartas de refutacio n, cartas de referencia, cartas para ocasiones

especiales, historias de si mismo, certificados, declaraciones y autodeclaraciones pueden

Page 38: Antología Escuelas Posmodernas

ser usadas en la pra ctica de la terapia narrativa. La pra ctica de introducir documentos

terapeuticos es un proceso complejo. Algunos consejos para introducir tales documentos en

el proceso de consulta son los siguientes:

• Discutir el tema al cual pueden referirse dichos documentos

• Conversar sobre la forma como podri an realizarse dichos documentos

• Decidir en colaboracio n con los clientes la mejor forma de preparar dichos documentos

• Decidir en colaboracio n con los clientes co mo hacer circular dichos documentos en su red

social

• Decidir con los clientes a quienes podri an enviarse dichos documentos

• Decidir en colaboracio n con los clientes las circunstancias bajo las cuales los documentos

podrían ser consultados

• Predecir las consecuencias de consultar dichos documentos

• Revisar con los clientes los efectos de preparar y consultar dichos documentos

• Reflexionar sobre la exactitud de las suposiciones contenidas en dichos documentos

• Reflexionar sobre los trozos de informacio n que podrian estar ausentes de dichos

documentos cuando sus suposiciones son inexactas

Prácticas de integración e incorporación

Algunas escuelas psicoterape uticas de orientacio n individual tienen el objetivo de promover

la diferenciacio n del si mismo en relacio n a sus seres queridos. En forma caracteri stica, en

tales tradiciones psicoterape uticas se destaca la influencia negativa de la familia por sobre

sus caracteri sticas positivas y de apoyo. En contraste, en el enfoque narrativo, la familia y

la red social se interpretan como un recurso ma s que como un deficit. Un objetivo de la

terapia es asistir a los clientes a encontrar a los miembros de su red social que tengan

experiencias similares a las propias e incentivarlos a relacionarse con estas personas, como

un recurso de solucio n de problemas o una fuente de apoyo social. Por ejemplo, con nin as

que sufren anorexia, White se orienta a encontrar semejanzas entre la vida de las chicas y la

de sus madres. White estimula la discusio n de estas semejanzas e invita a las madres a

apoyar a sus hijas en la lucha contra la inanicio n.

En el abordaje tradicional del duelo, con frecuencia el objetivo de la terapia es ayudar a los

clientes a transitar por una serie de fases como el shock, la negacio n, el enojo y la tristeza,

hasta que se alcanza la fase de aceptacio n, en la que el cliente se separa de los difuntos y les

Page 39: Antología Escuelas Posmodernas

dice adio s en una forma metafo rica o ritual. En contraste, White ve como meta del trabajo

de duelo una reintegracio n del difunto y mantener viva su voz ma s que ayudar a los clientes

a olvidar y dejar atra s7. Tambien sostiene que las reacciones negativas, frecuentes en el

abordaje tradicional del duelo, podri an reflejar la necesidad de los clientes de recordar a los

difuntos e incorporarlos a sus vidas.

La palabra “re-membering” corresponde a un juego de palabras de White que podri a

traducirse, a la vez, como recordar (remember) y “volver a ser miembro” (re-member).

Frente a esto, he optado por traducirlo como “re-integrar”, como sugiere Tirotta (White,

1997) para dar cuenta de esta sutileza evitando asi el neologismo “re-membrar”, ocupado

por traductores como Laso (Payne, 2000). (N.T.).

En otro texto, White propone reemplazar la meta fora de “decir adio s”, propia de los

abordajes tradicionales del duelo, por la meta fora de “decir hola nuevamente” (N.T.)

Prácticas de recepción y devolución

En estas prácticas los clientes son invitados a compartir los beneficios de la terapia con

otras personas. Por ejemplo, pueden permitir que el terapeuta comparta sus nuevas

narrativas personales, conocimientos, habilidades, o registros literarios con otros clientes

que esten enfrentando dificultades similares. Alternativamente, ellos pueden aceptar

reunirse con otros clientes y permitir que conozcan directamente sus experiencias. Una

finalidad de estas pra cticas es proporcionar a los clientes un foro dentro del cual puedan

compartir con otros clientes el impacto positivo que sus nuevas narrativas personales,

conocimientos y habilidades tienen para ellos, de manera que los otros puedan beneficiarse

de sus resultados terape uticos positivos. Para los terapeutas, el objetivo de estas pra cticas es

proporcionar a los clientes un foro en el cual puedan conocer el impacto positivo que su

participacio n en las conversaciones terape uticas y sus nuevas narrativas personales,

conocimientos y habilidades han tenido sobre el terapeuta. Las pra cticas de recepcio n y

devolucio n cambian tanto a los clientes como al terapeuta, contrariamente al discurso

dominante, el cual enmarca la influencia terapeuta-cliente como positiva y a la influencia

cliente-terapeuta como negativa. Por ejemplo, en la tradicio n psicoanalista este tipo de

influencia es conocida como “contratransferencia” y en la tradicio n sistemica se la conoce

como “ser succionado por el sistema”. Estas pra cticas permiten que los clientes conozcan

que los beneficios de las conversaciones terape uticas son un camino de dos vi as.

Page 40: Antología Escuelas Posmodernas

Conversaciones de andamiaje

Interesado en el trabajo del psico logo ruso Lev Vygotsky (1995), en relación al desarrollo

de conceptos en las nin as y los nin os y su impacto en el aprendizaje, White elaboro el mapa

de las conversaciones de andamiaje.

La meta fora de andamiaje alude a la colaboracio n que el terapeuta hace a la persona para

cruzar el espacio que existe entre lo que es familiar y conocido hacia lo que es posible de

conocer y hacer. Vygotsky llamo a este espacio, la zona de desarrollo pro ximo. El terapeuta

ofrece un andamiaje de preguntas que van apoyando los pasos de la persona; una vez que la

persona ha construido un camino so lido y llega al lugar de lo posible por conocer y hacer,

entonces el terapeuta puede ‘quitar el andamio’ que ya no hace mas falta.

Vygotsky postulo que el desarrollo humano no antecede al aprendizaje, ma s bien son

interdependientes. Al ser interdependientes, el aprendizaje no corresponde a un proceso

individual determinado por el desarrollo biolo gico de la nin a o el nin o, sino que es

resultado de la interaccio n colaborativa con otras y otros que han desarrollado

conocimientos ma s sofisticados. Asi, la mediacio n social colaborativa contribuye al

desarrollo de la nin a y el nino y este contribuye con la sofisticación de su aprendizaje.

Para White estas ideas fueron muy atractivas en cuanto a poder transparentar el proceso

terapeutico que se desarrolla en la pra ctica narrativa. E l mismo sen alo varias veces que los

mapas de la pra ctica narrativa y las categori as de indagacio n son un andamiaje de esta zona

de desarrollo pro ximo. Las historias dominantes, las acciones que estas promueven y las

conclusiones de identidad que promocionan se podri an entender como el territorio de lo

familiar y co- nocido en la vida de la persona; por su parte, las historias subordinadas, las

acciones que promueven y las conclusiones de identidad que apoyan pueden entenderse

como ubicadas en el territorio de lo posible por conocer y hacer.

En la cultura psicoterape utica y medico-psiquiatrica es muy comu n oir frases como ‘no se

puede trabajar con esta persona porque tiene un nivel muy bajo de desarrollo’ o ‘no se

puede sostener una conversacio n terapeutica ya que su nivel intelectual es muy bajo’. Estas

y otras muchas expresiones son argumentos, muy comunes, que ponen la responsabilidad

del fracaso terape utico en la persona que esta solicitando ayuda en lugar de la falta de

conocimientos y destrezas terape uticas de los profesionales consultados. Los terapeutas

Page 41: Antología Escuelas Posmodernas

tenemos la responsabilidad de ser capaces de andamiar una conversacio n terapeutica y de

proveer de un espacio para que cualquier persona, con cualquier tipo de problema, pueda

cruzar la zona de desarrollo pro ximo y acceder a territorios de vida preferidos.

White propone cinco categori as de indagacio n para este mapa de las conversaciones de

andamiaje. Estas son:

a. Tareas de bajo nivel de distanciamiento: tareas que alientan a las personas a caracterizar

objetos específicos y acontecimientos de su mundo.

b. Tareas de mediano nivel de distanciamiento: tareas que animan a las personas a poner en

relacio n objetos específicos y acontecimientos de su mundo, al desarrollar cadenas de

asociación o «complejos» y al establecer vi nculos y relaciones entre esos objetos y eventos.

c. Tareas de nivel medio-alto de distanciamiento: tareas que animan a las personas a

reflexionar sobre esas cadenas de asociacio n y a extraer de ellas comprensiones y

aprendizajes de feno menos especi cos.

d. Tareas de alto nivel de distanciamiento: tareas que alientan a las personas a resumir esas

realizaciones y aprendizajes de su circunstancia específica y concreta en conceptos acerca

de la vida y de la identidad.

e. Tareas de muy alto nivel de distanciamiento: tareas que estimulan a la formulación de

predicciones sobre los resultados de ciertas acciones fundadas en los conceptos

desarrollados, y tareas que fomenten la planificación e iniciación de esas acciones Notas del Taller

Michael White

Conversaciones de re-memebranza

Tome la metáfora de remembranza del trabajo de Bárbara Myerhoff (1982, 1986), una

antropóloga. Estas notas representan algunas de las implicaciones para la practica

terapéutica que he extraído de mis exploraciones con esta metáfora. Las conversaciones de

re- membranza son conversaciones terapéuticas que:

1. Evocan la vida como en un “club de miembros”, “identidad” como una “asociación” de

vida.

2. Contribuyen a un sentido de identidad multifacética, más que a un sentido de identidad

monofacetico lo cual es una característica del self encapsulado que esta de moda en la

cultura occidental contemporánea.

Page 42: Antología Escuelas Posmodernas

3. Abren posibilidades para la revisión de la membresía propia a nuestra vida: para la

mejoría de algunas membresías y la degradación de otras.; para honrar algunas membresías

y para la revocación de otras; para otorgarle autoridad a algunas voces en ciertos temas de

la identidad personal y para a descalificación de otras voces en esos temas.

4. Son ricamente descriptivas de los recuentos preferidos de identidad y conocimientos de

vida así como de habilidades de vida que han sido co-generadas en las membresías

significativas de las vidas de las personas. Al revisar estas membresías, recuentos de

identidad y conocimientos y habilidades se pueden explorar sus particularidades. En estas

exploraciones de describen ricamente descubrimientos, insights, conclusiones,

aprendizajes, practicas de resolución de problemas, etc. Esto contribuye significativamente

al conocimiento del propio ser de la persona y esto a su vez, proporciona una base para el

desarrollo de propuestas especificas sobre lo que pudieran hacer más adelante en sus vidas.

5. Las conversaciones de re-membranza no son una recolección pasiva, sino compromisos

proposititos con las figuras significativas de la propia historia y con las identidades de

nuestra vida actual que nos son significativas o potencialmente significativas. Estas figuras

e identidades no tienen que conocerse directamente para que sean identificadas como

significativas en la vida de una persona. Por ejemplo, estas figuras e identidades pueden ser

los autores de libros que han sido importantes para la persona o personajes de películas o

series cómicas. Y estas figuras no tienen que ser personas. Por ejemplo, pueden ser juguetes

que la persona tuvo cuando era chico o su mascota favorita, etc.

6. Las conversaciones de re-membranza generalmente se inician a través de dos juegos de

investigación:

a) el primer juego de investigación invita a:

i. un recuento de las figuras significativas que han contribuido de alguna manera en la vida

de la persona,

ii. entrar en la conciencian de esta figura en asuntos relacionados con la identidad de la

persona, iniciar una rica descripción de las formas en que esta conexión moldeo /tuvo el

potencial para moldear el sentido de la persona sobre quien es y sobre el sentido de la vida.

9

b) el segundo juego de investigación invita a:

i. un recuento sobre la contribución de la persona en la vida de esta figura, y

Page 43: Antología Escuelas Posmodernas

ii. la persona a entrar en la conciencia de esta figura en asuntos relacionados con la

identidad de la figura, iniciando una rica descripción de las formas en que esta conexión

moldeo /tuvo el potencial para moldear el sentido de esta persona sobre si misma y el

sentido de la vida.

Ceremonia de definición y respuestas de testigos externos

1. La metáfora de la ceremonia de definición estructura el terreno terapéutico como un

contexto para la rica descripción de las vidas de las personas, sus identidades y relaciones.

Esta metáfora estructura los rituales de reconocimiento y revalorización de las vidas de las

personas en contraste con muchos rituales comunes de la cultura moderna que juzgan o

degradan las vidas. Tome la metáfora de la ceremonia de definición de Bárbara Myerhoff

(1982, 1986), una antropóloga y he desarrollado aplicaciones terapéuticas a partir de esta

metáfora.

2. La estructuración del escenario terapéutico de acuerdo con la metáfora de la ceremonia

de definición se relaciona con un recuento de identidad post-estructuralista no

estructuralista. De acuerdo con esto, el moldeo de la identidad es:

a) un resultado publico y social más que uno privado e individual,

b) moldeado por fuerzas históricas y culturales más que por fuerzas de la naturaleza,

independientemente de como se conciba a la naturaleza, y

c) dependiente de un sentido de autenticidad que es el resultado de procesos sociales que

reconocen los reclamos sobre nuestra propia identidad e historia por encima de un resultado

obtenido a través de la identificación a través de la introspección de las esencias o

elementos del self y de la expresión de estas esencias, sin importar la manera en que se

conciba al self.

3. En este escenario terapéutico, se les da la opción a las personas de contar/representar las

historias de sus vidas ante una audiencia de testigos externos. Los testigos externos

responden a estos recuentos con re-narraciones de ciertos aspectos de lo que han escuchado.

Estas re- narraciones están moldeadas por tradiciones especificas reconocimiento.

4. Las estructuras de la ceremonia de definición están constituidas generalmente por

recuentos y re-narraciones multicolores de las historias de las vidas de las personas.

a) Narraciones (hechas por aquellos cuyas vidas se encuentran en el centro de la ceremonia)

Page 44: Antología Escuelas Posmodernas

b) Re-narraciones de las narraciones (primera re-narracio n – generalmente realizadas por

los testigos externos)

c) Re-narraciones de las re-narraciones (segunda re-narracio n – generalmente hecha por

aquellos cuyas vidas se encuentran en el centro de la ceremonia)

d) Re-narraciones de las re-narraciones de las re-narraciones (tercera re-narracio n –

generalmente hecha por los testigos externos o por un grupo secundario de testigos

externos)

5. Una característica de la ceremonia de definición es una disrupción del dialogo durante

las interfases de estas narraciones y re-narraciones. Cunado los testigos externos están en la

posición de audiencia, ellos están estrictamente solo en esa posición. Cuando las personas

cuyas vidas están al centro de la ceremonia redefinición están en la posición de audiencia,

están estrictamente solo en esa posición.

6. A través de estas narraciones y re-narraciones se enriquecen las vidas de las personas con

temas alternativos o con las antítesis de sus guiones y estas historias de sus vidas se unen a

través de estos temas, valores, propósitos y compromisos expresados en ellos.

7. Las re-narraciones de las estructuras de la ceremonia de definición son la autentificación

de las afirmaciones preferidas de las personas sobre sus vidas e identidades y tienen el

efecto de propiciar los guiones antitéticos de las vidas de las personas – contribuyen al

surgimiento de opciones para acciones en las vidas de las personas que de otra manera, no

habrían estado disponibles para ellos.

8. Las respuestas de los testigos externos no están moldeadas por practicas contemporáneas

de aprobación (dar afirmaciones, señalar lo positivo, respuestas condescendientes, etc.) – ni

por ninguna de la típicas practicas de juzgar (ya sea de manera positiva o negativa).

Tampoco es el lugar para que los testigos externos den sus opiniones o hagan declaraciones

sobre la vida de las otras personas o el mostrar su modo de vida y acciones como ejemplo

para los demás, ni para dar mensajes moralistas u homilías bajo la excusa de una re-

narracio n. Sus respuestas tampoco constituyen una serie de monólogos. Mas bien, los

testigos externos se enfrascan entre ellos en conversaciones sobre lo que han escuchado y

sobre sus respuestas ante lo escuchado – los testigos externos generalmente se entrevistan

entre si sobre sus respuestas y al hacerlo, contribuyen a unir y estructurar entre ellos sobre

lo escuchado.

Page 45: Antología Escuelas Posmodernas

9. La ceremonia de definición es un “movimiento” de todos los participantes que

contribuye a generar opciones para ser otros distintos a quienes han sido. El ser movido es

en el sentido de ser transportado, para estar en algún otro lugar en su vida en base a su

participación.

Respuestas de los observadores externos

Aquí presento 4 categorías de respuesta que pueden ser usadas por los miembros del equipo

reflexivo como preparación para la re-narracio n como testigos externos. Esto también

puede ser útil para los terapeutas como una manera de prepararse para entrevistar a los

testigos externos cuando este grupo no esta compuesto por terapeutas profesionales

familiarizados con la tradición de reconocimiento que caracteriza a la ceremonia de

definición. Estas categorías de respuesta no son exclusivas pero dan un ejemplo de como

podría estructurarse la contribución de los testigos externos dentro de los términos de esta

tradición de reconocimiento. Para mayor información al respecto, ver “Reflecting team –

work as definitional ceremony revisited”en Reflections on Narrative Practice (20009,

“Definitional ceremony in Narratives of Therapists Lives (1997) y “Reflecting team – work

as definitional ceremony” en Re-authoring Lives, Interviews and Essays (1995). Estos

textos están disponibles en las publicaciones del Dulwich Centre.

Las re-narraciones de los testigos externos no constituyen un recuento de todo el contenido

de lo escuchado sino que se centra en los aspectos más significativos para ellos y que

generan su fascinación.

Categorías de respuesta

1. Identificación de la expresión

Conforme se escuchan las historias de las vidas de las personas que están en el centro de la

ceremonia de definición, ¿Que expresiones captaron tu atención o capturaron tu

imaginación?, ¿Cual te hizo sentir algo?

2. Descripción de la imagen

¿Que imágenes de la vida de las personas evocaron en ti sobre su identidad y el mundo en

general? ¿Que te sugerían estas expresiones sobre los propósitos de estas personas, sobre

sus valores, creencias, esperanzas, sueños y compromisos?

3. Encarnar respuestas

Page 46: Antología Escuelas Posmodernas

¿Que hay en tu propia vida/trabajo que hizo que estas expresiones captaran tu atención o

movieron algo en ti? ¿Te das cuenta de que aspectos de tus propias experiencias de vida

resonaron con estas expresiones y con las imágenes evocadas por estas expresiones?

4. Reconocer el movimiento

¿De que manera te ha movido el estar presente para atestiguar estas expresiones de vida?

¿A donde te ha llevado esta experiencia, donde no habrías logrado llegar si no hubieras

estado presente como audiencia en esta conversación? ¿De que manera has llegado a ser

alguien distinto a quien eras a partir de haber sido testigo de estas expresiones y a partir de

responder a estas historias de la manera en que lo hiciste?

EQUIPO DE REFLEXIÓN

García, P. El equipo de reflexión de Tom Andersen : adaptaciones al modelo terapéutico y

de supervisión que ocuparemos para la práctica supervisada en orientación psicológica.

EL CONTEXTO Y LA HISTORIA DEL EQUIPO REFLEXIVO:

• El Equipo Reflexivo (ER) surgió en la década de 1970 en Noruega, país donde los

servicios de salud - incluyendo la atención psiquiátrica y psicológica- son públicos y

reciben el apoyo económico del estado.

• Tomo como base los modelos de pensamiento y de trabajo de Bate son, Bulo- Hansen, Jay

Haley, Salvador Minuchin, Paul Watzlavick, Ackermann, Boscolo, Cecchin, Seligman,

Cade, Penn, Anderson, Goolishan, Hoffman, Maturana, Varela, y otros teo ricos del modelo

sistemico.

• Se fundamenta en la ciberne tica de segundo orden, o cibernetica de segunda generacio n.

Esta plantea que:

o El problema no es algo por si mismo y aislado de la persona, sino que es parte de, y esta

relacionado con, un contexto cambiante.

o Como no es posible considerar una parte del feno meno separada de las otras, el terapeuta

(y el ER) no mantiene una posición externa e independiente del consultante simplemente

como observador del feno meno, sino que se mantiene en interdependencia, y forma parte

Page 47: Antología Escuelas Posmodernas

del mismo sistema. (El observador esta dentro de lo observado y por lo tanto no es posible

la objetividad, ni la neutralidad).

o El terapeuta (y el ER)no trabaja con el problema ,sino con la comprensio n que el

consultante tiene del problema.

o La comprensio n que el paciente tiene del problemano es una versio n definitiva, sino so lo

una de muchas versiones posibles.

o El cambio personal no es predecible porque no se puede dirigir desde afuera, sino que el

cambio personal se desarrolla esponta neamente desde adentro del paciente y el terapeuta no

puede saber co mo sera o cuando ocurrira .

• Se fundamenta también en la critica posmoderna y socio-construccionista que subraya la

importancia del lenguaje en la construcción de diferentes versiones de la realidad y valora

la multiplicidad de perspectivas y de voces.

• Alrededor de 1980, Andersen y siete colaboradores se dieron a la tarea de reducir la tasa

de internamientos en hospitales psiquiátricos y lo lograron en un 40%. En este proceso,

trabajaron tanto con los pacientes como con el personal de la salud y se dieron cuenta de

que hay una tendencia a rechazar las ideas que surgen de fuera del sistema, mientras que las

ideas que el sistema mismo origina son las que mejores frutos dan. “Aprendimos que

nuestro pensamiento ‘sistémico’ tiene que incluirnos también a nosotros y a las relaciones

con los...cuales formamos parte” (p. 30).

• De la Escuela de Milán y de Gales aprendieron que la atención se centraba en el proceso

de entrevista más que en las intervenciones, y que las preguntas o intervenciones se debían

hacer con cautela y delicadeza.

• Inicialmente trabajaron en Cámara de Giselle y se dieron cuenta de una limitación

importante: que el terapeuta casi nunca transmitida con claridad al equipo detrás del espejo

las ideas, preguntas o intervenciones que elaboraba en su entrevista, y

que era muy difícil que todo el equipo estuviera de acuerdo con una sola

intervención que el terapeuta transmitiera al paciente o familia.

• En el año de 1985, espontáneamente en una sesión donde la familia y el terapeuta

estaban estancados. El equipo de terapeutas observadores intentaba transmitir un mensaje al

terapeuta entrevistador, pero la familia volvía a jalar al terapeuta a su estancamiento. Como

no progresaban, los que estaban del otro lado del espejo decidieron interrumpirlos y

Page 48: Antología Escuelas Posmodernas

cambiar la iluminación y el sonido de modo que el terapeuta y la familia pudieran ver al

equipo hablar y discutir sobre lo que veían que estaba sucediendo en la sesión. Luego

revirtieron la iluminación y el sonido para regresarla al terapeuta y la familia.

Sorpresivamente, hubo movimientos que provocaron muy buenos resultados, y así nació el

Equipo Reflexivo.

Las conversaciones reflexivas en el trabajo clínico, el entrenamiento y la supervisión.

Elena Fernández, Sylvia London y Margarita Tarragona Grupo Campos Eli seo.

En este capitulo describiremos algunas de las maneras en las que hemos implementado

equipos reflexivos, pero antes quisiéramos detenernos un momento para clarificar los

posibles significados del termino “equipo reflexivo”

¿ Reflejamos o reflexionamos ?

Frecuentemente se dice que los miembros del equipo “reflejan”, incluso se habla a veces de

“equipos reflejantes”. Pensamos que la distinción entre “reflejar” y “reflexionar” es muy

importante. De hecho, aunque generalmente se ha traducido el termino “reflecting team”

como “equipo reflexivo”, preferimos hablar de “equipo de reflexión” porque dicho de esta

manera queda claro que es lo que hacen los miembros del equipo: reflexionan.

La idea de “reflejar” y la metáfora del terapeuta como espejo, tienen una larga historia

dentro de las psicoterapias. Esta la idea psicoanalítica del analista como una “pantalla en

blanco” donde el paciente “proyecta” sus vivencias, deseos, etc. La propuesta Rogeriana de

“reflejar” (mirroring) en la que el terapeuta es como un espejo que “regresa” al cliente sus

propias palabras y experiencias. Y esta la tradición en terapia familiar del equipo detrás del

espejo como un “meta observador”.

Estas propuestas comparten en cierta medida una premisa moderna sobre la objetividad ,

pues suponen que el terapeuta y el equipo pueden observar objetivamente la realidad del

paciente o la familia y devolvérsela de manera neutral y precisa, “tal cual es”. Después de

todo, ¿quien dice la verdad de manera más objetiva que un espejo?

Pensamos que esta analogía de espejo no solo no encaja bien con el espíritu del equipo de

reflexión, sino que incluso lo contradice. Como es bien sabido, uno de los puntos centrales

de la critica posmoderna en las disciplinas sociales es justamente el cuestionar la

Page 49: Antología Escuelas Posmodernas

objetividad de un observador en el contexto de las interacciones humanas. El equipo

reflexivo es congruente con una postura socio construccionista que subraya la importancia

del lenguaje en la construcción de diferentes versiones de la realidad y valora las múltiples

perspectivas y la multiplicidad de voces.

En esta forma de trabajo no se aspira a “reflejar” la realidad, sino a compartir lo que los

miembros del equipo piensan y sienten a raíz de lo que han escuchado durante la entrevista

entre clientes y terapeutas. Los integrantes del equipo reflexionan en presencia del sistema

terapéutico (clientes y terapeutas). Tom Andersen lo expresa muy claramente en su libro Te

Reflecting Team (1991)

“Este nuevo formato se conoció como “reflecting team” Pensamos en el significado francés

de la palabra, no en el del ingles, que hasta donde entendemos, se acerca a replicar. El

termino francés reflexión tiene el mismo significado que el Noruego “refleksjon”, que

quiere decir: algo es escuchado, se toma y se piensa antes de dar una respuesta” p.12.

(traducción de las autoras)

Las palabras de Andersen describen con claridad lo que hacen los miembros del equipo:

escuchan algo, lo hacen suyo y piensan antes de dar una respuesta.

Nosotras pensamos que si se quiere una metáfora óptica, tal vez podríamos imaginar a

los miembros del equipo como prismas más que como espejos: la luz primero pasa a través

de ellos, y la forma que toma al salir depende de sus ángulos, cortes y facetas.

¿Trabajar con o sin lineamientos para el equipo de reflexión?

Frecuentemente nuestros alumnos nos preguntan que se debe hacer y que no se debe hacer

al participar en el equipo reflexivo. Algunas de las ideas que compartimos con ellos son las

siguientes:

Tom Andersen (1991) sugería que:

· Los miembros del equipo pueden estar detrás de un espejo o bien en el mismo espacio

que los clientes y la terapeuta.

· Durante la entrevista, los miembros del equipo escuchan en absoluto silencio, sin hacer

comentarios entre ellos. El equipo nunca interrumpe la entrevista para ofrecer consejos ni

hacer preguntas.

· Después de un rato de entrevista, el terapeuta puede solicitar la participación del equipo, o

el equipo puede indicar que tiene ideas que quiere compartir.

Page 50: Antología Escuelas Posmodernas

� Si el equipo esta detrás del espejo, puede intercambiar puestos con la familia y la

terapeuta para ofrecer sus reflexiones.

· Al hablar, los miembros del equipo se miran entre ellos, no establecen contacto visual con

los clientes

· Los miembros del equipo ofrecen sus reflexiones de manera tentativa (no se , tal vez,

podría ser, se me ocurre que,...)

� Los comentarios se basan exclusivamente en lo que se escucho durante la entrevista

· La participación del equipo generalmente toma de 5 a 10 minutos.

· Tras escuchar al equipo, los clientes y el terapeuta comentan sobre lo que oyeron.

Andersen dice que a veces es más fácil definir al equipo reflexivo por lo que NO hace:

· No comenta sobre cosas que pertenecen a otros contextos (fuera de la entrevista)

· No da connotaciones negativas

· No interpreta

· No juzga

Una vez revisados los lineamientos originales de Andersen, agregamos otros desarrollos

que vienen desde la narrativa y otras terapias posmodernas:

William Lax ( 1995) recopila y propone diferentes sugerencias entorno al equipo reflexivo,

señalando dos momentos del trabajo:

I. Antes de la intervención del equipo:

Lax sugiere que los miembros del equipo pueden hacerse a si mismos algunas preguntas

antes de ofrecer reflexiones:

� ¿Que elementos de la entrevista estimularon mis ideas?

� ¿Hubo algo en especial de lo que vi u oí que me lleve a pensar de esa manera?

� ¿Hubo algo en lo que oí que me haya emociono o “llegado” personalmente?

· ¿Hay alguna experiencia en mi vida que me haya llevado a tener pensamientos o

asociaciones similares de las que quisiera comentar en este momento?

II. El Equipo en Acción: En el momento de ofrecer sus reflexiones

� Los miembros del equipo conversan entre si de 10 a 15 min.

· Un miembro del equipo puede hacer una pregunta acerca algo novedoso que noto en la

entrevista.

Page 51: Antología Escuelas Posmodernas

· Cada pregunta puede referirse tanto a la historia de la excepción como sus posibilidades al

futuro.

· Cada miembro del equipo sitúa su comentario, es decir lo contextualiza en función de su

experiencia, educación, sistema de creencias, etc. Si un miembro del equipo no lo hace

otros lo pueden hacer o ayudarle a hacerlo.

· Si un miembro del equipo hace un comentario en vez de una pregunta, otro miembro

puede preguntar de donde viene este comentario.

Lax enfatiza la importancia de hacer publico el origen de las ideas de los miembros del

equipo porque

· Al situar (contextualizar) cada pregunta, los miembros del equipo hacen evidente que sus

comentarios no son necesariamente correctos o útiles para el cliente, porque son producto

de la propia experiencia, de las propias ideas del integrante del equipo.

· Situar la pregunta también puede ayudar a explicar por que el miembro del equipo cree

que su pregunta le puede ser útil al cliente aun y cuando el cliente no lo considere así .

Grifito & Grifito, (1994) describen que en su trabajo con equipos reflexivos les son útiles

los siguientes lineamientos:

1.- Las especulaciones se limitan a las conversaciones que han tenido lugar en ese momento

y ese lugar.

2.- Las ideas se presentan de manera tentativa con invitaciones , por ejemplo “esto es solo

una idea...”

3.- Los comentarios se construyen como connotaciones lógicas o positivas y no como

criticas ni acusaciones.

4.- Los miembros del equipo mantienen contacto visual entre ellos sin ser descorteses, para

mantener la diferenciación entre la postura activa (que habla) y la pasiva (que reflexiona).

5.- Los miembros del equipo tratan de presentar los dos lados de un dilema, moviéndose de

una postura de "o" a una postura de "y- también".

Dentro de la línea de la terapia narrativa, Friedman y Coombs (1996) le sugieren tres tareas

al equipo reflexivo:

· Unirse a la familia,

Page 52: Antología Escuelas Posmodernas

· apoyar el desarrollo de nuevas narrativas y

· facilitar la deconstrucción de las descripciones saturadas de problemas.

Estos autores también describen lo que consideran como característico del trabajo en

equipo reflexivo de diferentes terapeutas, por ejemplo:

· Comentan que Lynn Hoffman tiene una sola guía para los equipos de reflexión y es que

los miembros tengan una postura afirmativa y de afiliación combinado con un optimismo a

toda prueba.

� Que Al Ross dice que ha aprendido que el equipo de reflexión tiene que ver más con la

actitud que con la técnica. Más que que hacer, la pregunta es como ser.

· Señalan que los Grifito y Grifito , en sus conversaciones en el equipo reflexivo intentan

modelar un inquirir abierto y una discusión franca de los dilemas de vida de las familias,

pero no intentan dar instrucciones especificas sobre como se deben resolver los dilemas.

García. P. (s.f.)

• Las “aperturas”

o Segu n Boscolo, Cecchin, Penny Hoffman, las aperturas son palabras clave o temas clave

que resultan particularmente significativos para el entrevistador o el ER.

o Hay que explorar el significado subjetivo que el paciente les da. Por ejemplo: “mi pareja

es muy independiente”, explorar el significado tanto de la palabra independencia, como el

significado de que la pareja sea independiente.

o Solo se puede contribuir si la conversación genera una curiosidad auténtica, ya que es un

factor primordial para buscar establecer diferencias en la

percepción del paciente y de los orientadores.

o Hay que guiarnos por nuestra intuición para elegir las aperturas que se trabajaran

terapéuticamente.

o Explorar las aperturas pensando en que la gente no se relaciona con un problema que esta

“fuera” de ella, sino con lo que interpreta como problemático “dentro” de ella. Por eso es

mejor preguntar ¿que fue lo que te sucedió ?, o ¿como lo viviste tu ?, en lugar de preguntar

¿que sucedió ?

Page 53: Antología Escuelas Posmodernas

O Intentar que nuestras preguntas provoquen la construcción de un nuevo significado

“apropiadamente inusual”.

O Para evaluar el impacto de la apertura elegida, hay que poner atención a la respuesta

verbal y no verbal del paciente. Así veremos si nuestra reflexión le resulto :

! “demasiado usual” (no creo un significado novedoso como para provocar una diferencia

en la percepción del paciente);

! “muy poco usual” (el significado fue tan extraño y diferente que el paciente la rechazo

porque lo perturbo );

! “apropiadamente inusual” (el significado que creo fue lo suficientemente novedoso y

sorpresivo como para provocar una diferencia que cambia al paciente de posición, pero no

fue tan diferente como para provocar su rechazo).

• Guía de algunas preguntas que resultan útiles en este modelo: o Preguntas que se hacen

los orientadores así mismos:

! ¿Que elementos de la entrevista estimularon mis ideas?

! ¿Hubo algo especial de lo que vi o escuché que me haya “llegado? personalmente (me

provoco un pensamiento intenso o una emoción)?

! ¿Alguna experiencia de mi vida me ha provocado pensamientos o asociaciones similares a

las que quisiera comentar en este momento?

Preguntas que comparan:

! ¿Como estas ahora comparado con entonces? ! ¿Quien se enojo más?

! ¿Quien te preocupa más de todos?

o Preguntas que relacionan:

! ¿Quien te ayudo ?

! ¿Quienes hicieron equipo?

Preguntas sobre diferencias:

! ¿Cuando empeoro ?

! ¿Como disminuyo ?

! ¿Siempre fue así ?

! Si volviera a suceder, ¿como lo tomarías ahora?

Preguntas sobre explicaciones:

! ¿Tu como lo entiendes?

Page 54: Antología Escuelas Posmodernas

! ¿Como podrías explicármelo? ! ¿Que provoco el cambio?

o Preguntas sobre el futuro:

! ¿Que ocurriría si...?

! Si el tuviera que irse, ¿como lo tomarías tu ?

! ¿Piensas que siempre será así , o algo puede cambiar?

• La Posición de Escucha:

o Las personas que están en la posicio n de escucha solo participan reflexionando a través

de un diálogo interno.

o El entrevistador ignora por completo al ER, tanto para poder concentrarse en la entrevista,

como para modelarle al paciente la misma conducta: ignorar a quienes observan y

escuchan.

o En la fase en que interviene el ER, los miembros del equipo deben mirarse a la cara

mientras hablan y no mirar al sistema T-P, puesto que si los miran, los incitan a tomar parte

en la discusión y los sacan de su posición de escucha reflexiva a distancia.

o La posición de escucha reflexiva a distancia permite hacer una meta-observacio n, una

meta-escucha y por lo tanto una meta- reflexión.

o Así , tanto el ER como, el entrevistador y el consultante escuchan algo, lo hacen suyo y

piensan antes de dar una respuesta.

o Se pueden hacer tantos cambios en la posicio n de escucha como el entrevistador lo

considere necesario. Generalmente se cede la palabra al ER una sola vez, pero el sistema T-

P es quien toma la iniciativa.

o El entrevistador tiene presente que puede pasar la palabra al ER en cualquier momento

para tomar la posición de escucha, y que esto le ayude a desatorar un tema. Esto puede ser

un recurso cuando el T no sabe por dónde seguir adelante.

o Si se trata de una familia/pareja, tal vez sea necesario que alguno de los pacientes deba

estar en el ER en lugar de en el sistema T-P para que tome el lugar de escucha antes de

entrar en un diálogo con el entrevistador.

• Multiples escuchas, mu ltiples voces, mu ltiples verdades:

o Es importante tener presente que existen muchas versiones de los temas que se discuten y

que cada miembro del ER tiene su propia versión. Por ello, nada

se dice de manera contundente, tajante o absoluta.

Page 55: Antología Escuelas Posmodernas

o Más bien compartimos reflexiones de manera especulativa y tentativa,

enfatizando que so lo son versiones subjetivas del todo y que no existe una versio n objetiva

concluyente: “Quizás”, “Me pregunto”, “Me llevo a pensar”, “Tal vez”, “A mi parecer”,

“Considero”, “Desde mi punto de vista”, “No estoy seguro”, “Tengo la impresión”, Puede

ser”, “Supongo que”, “Pareciera que”, etc.

o Por lo anterior se usan conectores incluyentes:

! “Se puede ver tanto esto, como esto otro”,

! “Ademas de lo que mencionaron, yo vi esto otro”, ! “Se me ocurre agregar otra opcio n...”

o Los comentarios se contextualizan en función de la experiencia, educacio n, sistema de

creencias, etc. de quien los emite. Así , los orientadores hacen evidente que sus comentarios

no necesariamente son correctos o útiles para el cliente.

o Las reflexiones deben de ser claras y usando el lenguaje que ocupa el entrevistador y su

cliente.

o En la reflexio n se trata de incluir a todos los miembros significativos de quienes hablo el

cliente.

o Se recomienda ocupar el mismo lenguaje que usa el paciente. o Se pueden ocupar

metaforas

ENFOQUE COLABORATIVO

Anderson, H. (2012). Conversación, lenguaje y posibilidades: un enfoque posmoderno de

la terapia. Buenos Aires: Amorrortu.

Introducción

Harlene Anderson se propone en este libro elaborar nexos entre la teoría posmoderna y la

práctica clínica colectiva haciendo hincapié en la conversación y en el lenguaje y los

sistemas de relación.

La autora, en la búsqueda de un método para pensar sobre las experiencias humanas, se ha

sentido atraída por los supuestos filosóficos posmodernos. Ha elaborado el enfoque

colaborativo conceptualizándolo como un sistema de lenguaje y un acontecimiento

lingüístico que reúne a la gente en una relación y una conversación colaborativas - una

Page 56: Antología Escuelas Posmodernas

búsqueda conjunta de posibilidades. Este paradigma se nutre de las teorías del

construccionismo social, la hermenéutica y de la narrativa, los que constituyen el

pensamiento posmoderno.

Aparece como contrapartida a una concepción modernista del mundo, en la que se

privilegió el conocimiento como representación de una realidad objetiva, que existe con

independencia de la mente y de los sentimientos, que es observable y verificable, y es

universal. El lenguaje es el medio para el conocimiento, es decir, el conocimiento se

comunica a través del lenguaje, pero la función del lenguaje es ofrecer un cuadro correcto

que represente el mundo y nuestras experiencias en él, referido a lo que es real. El

posmodernismo supone una crítica a esta concepción racionalista, logrando su

reconocimiento en la década de los setenta. Representa un cuestionamiento a las meta-

narrativas fijas, las realidades objetivas y el criterio del conocimiento como algo objetivo y

fijo. Rechaza el dualismo e introduce la incertidumbre, la impredecibilidad y lo

desconocido. Ve el conocimiento como una construcción social siendo el conocimiento y el

conocedor interdependientes. El mundo se conoce a través de la experiencia relacional

intersubjetiva. El posmodernismo se apoya en la hermenéutica filosófica y el

construccionismo social. La hermenéutica se dedica a la comprensión y a la interpretación

de los textos o discursos incluidas la emoción y la conducta humanas.

El construccionismo social rechaza la noción de que la mente refleja la realidad y propone

la idea de que los seres humanos construyen la realidad a través del intercambio social.

En la práctica de la psicoterapia, la visión posmoderna supone ciertos cambios conceptuales

tales como: si el enfoque moderno se basaba en un sistema compuesto por individuo, pareja

o familia; el posmoderno propone un sistema compuesto por individuos interrelacionados a

través del lenguaje. Frente a una concepción dualista entre un experto y un no-experto,

aparece una sociedad colectiva entre personas con diferentes perspectivas y conocimientos.

Entre un terapeuta que sabe, que descubre y recoge información y otro que no sabe y que

está en la posición de ser informado. Entre un terapeuta experto y satisfecho que sabe cómo

otros deberían vivir y otro experto en crear un espacio para el diálogo.

La coproducción de sistemas de lenguaje, de relaciones y de procesos: socios en un diálogo

La autora expone en su libro los cambios que se fueron produciendo cuando aplicó esta

concepción filosófica posmoderna a la práctica psicoterapéutica.

Page 57: Antología Escuelas Posmodernas

• Utilización del lenguaje del paciente: Buscando un clima de cooperación, en lugar

del lenguaje técnico empleado habitualmente por los terapeutas, comenzaron a utilizar el

lenguaje cotidiano del paciente. Entonces descubrieron que no solo cambiaba la forma del

lenguaje, sino que se producía una nueva forma de entenderle: Aumentó el interés del

terapeuta por el relato del paciente y lo que comienza como una técnica de conversación

con un propósito estratégico, se convierte en una curiosidad natural y una forma más

espontánea de entrar en relación con el paciente.

• Lenguajes individuales: Comienzan a darse cuenta de que en vez de aprender el

lenguaje de una familia, aprendían el lenguaje de cada miembro de la familia. Dejaron de

tratar a la familia como una unidad con entidad propia y dieron más espacio a cada

individuo, tratando de mantener la riqueza de las diferencias. Para Anderson “hay tantas

familias como miembros del sistema, incluido el terapeuta”.

• Escucha activa entre los miembros de la familia: De este modo, observaron que los

miembros de las familias dejaban de interrumpirse, se escuchaban más los unos a los otros.

Los pacientes descubrían muevas explicaciones para una misma historia y al entender la

experiencia del otro su propia experiencia se enriquecía.

• Cambios fuera del consultorio: Al mismo tiempo notaron que cuando hablaban

sobre los pacientes fuera del consultorio, no los identificaban mediante le jerga profesional,

sino que los identificaban según sus propias descripciones (ej. En vez de “el trastorno límite

de la personalidad” o “la paciente pasivo-agresiva” decían “la paciente de la bicicleta” o “el

chico solitario...”) con esto los pacientes se humanizaban y cobraban vida.

• Cambios en la forma de las intervenciones: Dentro del consultorio, también notaron

cambios: las intervenciones “expertas” sobre cómo debería de ser una familia o cómo

debería de comportarse una madre desaparecieron. Las intervenciones se amoldaban a cada

caso y se hacían específicas, de forma que solo parecían coherentes dentro de una familia y

un contexto determinado.

Page 58: Antología Escuelas Posmodernas

• Indagación compartida: De esta forma, los terapeutas notaban que se envolvían

conjuntamente con los pacientes en un proceso compartido de exploración de los problemas

y desarrollo de posibilidades. Dejan de tratar de resolver el problema planteado el paciente

mediante la revisión, reordenamiento y corrección de su narrativa y tratan de facilitar y

participar en la narración y re-narración de forma conjunta a través de la relación.

• Incertidumbre: La combinación de estas experiencias les provocó un estado

constante de incertidumbre al comprender que no podían predeterminar o predecir el

resultado y consecuencias de las conversaciones terapéuticas. Esta incertidumbre se

transformó en liberación, ya que pasaron de “no saber” a “no tener que saber”.

• Cambio en el modelo de trabajo de equipo: También cambió la forma de trabajar del

equipo que empleaba hasta entonces terapeutas tras un espejo unidireccional. Los pacientes

más reivindicativos hicieron que se plantease la posibilidad de incluir a estos terapeutas

durante el transcurso de la terapia enriqueciéndola.

• Más allá de la familia: El concepto de “familia” se hace demasiado restrictivo.

Dejan de hablar de familia y comienzan a hablar de “sistema que se consolida alrededor de

un problema”. No encuentran necesario que estén presentes todos los miembros de una

familia y traen en ocasiones a personas significativas que no pertenecen a la familia.

Sistemas terapéuticos como generadores de lenguaje y sentido

La terapia ha sido tradicionalmente un lujo de clases media y alta. En las últimas décadas se

ha ido produciendo un cambio: la terapia cada vez más como un arnés social.

La mayoría de los terapeutas y de quienes diseñan y administran las terapias pertenecen a

una a un círculo privilegiado que no comparte los mismos valores y experiencias con los

pacientes a los que trata.

La voz dominante, la voz profesional designada por la cultura, suele hablar a poblaciones

marginales y decide si la terapia es necesaria, qué clase de terapia y con qué finalidad.

Al cuestionar las nociones de objetividad, narrativa universal y dualismo, la relación entre

terapeuta y paciente tiende a ser menos jerárquica y autoritaria y más colaborativa,

horizontal, e igualitaria.

Page 59: Antología Escuelas Posmodernas

En este enfoque colaborativo, los actores en el drama humano de la terapia no se definen de

antemano: El sistema de terapia es definido internamente por quienes participan en él.

El problema distingue al sistema

Para Anderson los individuos, las parejas, las familias o los sistemas más extensos no

producen problemas, si no que se articulan alrededor de estos: “no son los sistemas los que

tienen problemas, si no los problemas los que determinan sistemas” La comunicación que

surge alrededor de un problema es lo que determina al propio sistema. Conceptualizamos el

sistema del problema como un sistema relacional, organizado en torno a las narrativas sobre

los temas vitales que la gente conceptualiza como problemas. Al entrar en terapia el propio

terapeuta pasa a formar parte del sistema problema.

Por tanto para Anderson el término “problema” no tiene necesariamente una connotación

negativa, ni es algo que requiera necesariamente una solución: El terapeuta ni arregla

problemas ni resuelve nada. La exploración del problema en el curso de la terapia lleva a su

disolución, no a una solución. Los problemas no se resuelven si no que se disuelven en el

lenguaje.

De esta forma, con la disolución del problema viene también la disolución del sistema de

terapia, el sistema problema. Emerge un nuevo sistema, una nueva estructura.

La terapia como conversación dialógica

La conversación es un fenómeno lingüístico y al mismo tiempo un proceso en el que se

construye un sentido.

La naturaleza transformacional de la conversación se basa en su naturaleza dialógica y en

su capacidad de re-contar los sucesos de nuestra vida en el contexto de un sentido diferente.

En la conversación terapéutica, en el que la consecuencia natural y espontánea es el

cambio, el terapeuta no se libra de este proceso transformacional. “Es imposible que el

terapeuta no cambie”.

Conversación dialógica: indagación compartida.

La conversación dialógica se caracteriza por la indagación compartida. Los participantes no

suponen que saben lo que la otra persona dice, quiere decir o quiere, sino que cada

participante se compromete a aprender sobre el otro y a tratar de entenderlo, buscando

significaciones por medio de lenguaje.

La indagación compartida se caracteriza por:

Page 60: Antología Escuelas Posmodernas

• Espacio dialógico: Es un espacio metafórico que existe entre los participantes de la

conversación. En la conversación, se promueven ideas, y acciones fluidas, cambiantes; se

abren múltiples posibilidades a nuevos desarrollos. En realidad, cada acto de hablar abre

innumerables puertas a distintos caminos. Este espacio de posibilidades es lo que Anderson

llama “espacio dialógico”, espacio que tal vez la actividad cotidiana del paciente no le

permita encontrar fuera de la terapia.

• Exploración y desarrollo mutuos: A medida que el terapeuta comienza a aprender

sobre el paciente y a entender su historia, la exploración pasa de ser una modalidad en la

que el terapeuta pregunta y escucha a un proceso conversacional. Esto sucede porque el

aprender del terapeuta termina por despertar la curiosidad por parte del paciente, que se une

a él para desarrollar juntos el proceso de indagación compartida.

• Comprensión desde dentro de la conversación: Por tanto, el conocimiento se

adquiere a través de la conversación y es necesario estar involucrado en ella como

participante. La comprensión se aplica sólo a ese contexto y no es transmisible a un

observador externo.

• Diálogo interno: Al tiempo que conversamos, preparamos y formamos activamente

las respuestas. Dar sentido a los pensamientos y expresarlos en voz alta no es un proceso

lineal, sino un proceso, un movimiento de ida y vuelta entre pensamiento y palabra, palabra

y pensamiento. Este proceso mental que implica poner palabras a nuestro pensamiento es lo

que se denomina diálogo interno.

• Expansión y expresión de lo no dicho: Lo “no dicho” es todas aquellas

interpretaciones que pueden hacerse a través de la conversación y que no han tenido que ser

necesariamente explicitadas. Este “círculo de lo inexpresado” alude a los pensamientos y

conversaciones internas, privadas del cliente. Incluye tanto los pensamientos aún no

formados como los aún no hablados.

• Pertenecer a la conversación: Ser respondido crea una sensación de pertenencia y

conexión esencial para el diálogo. Al pertenecer a la conversación, el paciente pierde la

sensación de que el terapeuta le dice que están equivocados, que tiene ir por el camino que

el terapeuta dice, sino que el camino se hace, se crea de forma conjunta.

Page 61: Antología Escuelas Posmodernas

• Rupturas: En ocasiones, los miembros de la familia no pueden negociar sus

contrastados puntos de vista y empiezan a entrechocar. El diálogo se colapsa y se

transforma en monólogo. Nada se mueve, no hay generación de nuevos significados. Cada

uno de los participantes está pendiente de “tener razón” o “ganar puntos”: Se pierde la

colaboración. Esta situación se puede dar en la terapia. Muchos terapeutas atribuirían esto a

una “resistencia”. Para Anderson esta situación indica por parte del terapeuta:

➢ Falta de conocimiento y comprensión de las realidades múltiples que operan en la

situación.

➢ No trabajar con esas realidades de manera que se abra el flujo de la comunicación.

La responsabilidad de estas situaciones recae por tanto en el terapeuta, o al menos, es el

único cuya habilidad podemos modificar (a la única persona a la que un terapeuta puede

cambiar es a él mismo)

• La voz de los clientes: consejos prácticos de los expertos para crear conversaciones

dialógicas y relaciones colaborativas. Los clientes enseñan y los terapeutas aprenden,

invirtiendo los papeles tradicionales del terapeuta que sabe y el cliente que no sabe. Las

conversaciones dialógicas y las relaciones narrativas colaborativa son un proceso y una

relación caracterizados por la conexión, la colaboración y la construcción.

• El “no-saber”: EL no-saber es una postura interpretativa que se apoya en el análisis

continuo de la experiencia tal como ocurre en un contexto, y tal como es narrada por el

cliente. La interpretación es siempre un diálogo entre terapeuta y cliente, y no el resultado

de alguna narrativa teórica privilegiada por lo que el terapeuta entiende, por su pericia, su

experiencia o su modelo conceptual.

• Incertidumbre: Voluntad de dudar

• Voluntad de arriesgar: El terapeuta no está seguro, no está protegido por su saber.

La posición de no-saber es vulnerable. Las evaluaciones prematuras pueden hacer que un

terapeuta formule preguntas cuyo propósito sea verificar las realidades del terapeuta más

que aprender del cliente. Aquí lo decisivo no es tanto que el terapeuta tenga ideas

preconcebidas, sino lo que haga con esas ideas.

• Humildad: El terapeuta es un aprendiz con cada nuevo cliente.

Page 62: Antología Escuelas Posmodernas

• Los requisitos del no-saber: El terapeuta realmente quiere aprender el sentido que

tienen las cosas para el cliente; quiere captar la historia del cliente, no determinar su causa.

• Lo que el no-saber no significa: el conocimiento profesional preaprendido.

Debemos poder ser cuestionados y cuestionarnos a nosotros mismos; embarcarnos en un

juego dialógico que aliente la búsqueda igualitaria y mutua de la comprensión. Un proceso

colaborativo tal disminuye el riesgo de que, aun sin quererlo, explotemos nuestro poder

social como terapeutas con la finalidad de preservar nuestra propia base de conocimiento o

de nuestras instituciones y discursos culturales.

• “El me creyó”: Se trata del ejemplo de discurso de un psicótico relatando su delirio.

El terapeuta cree el paciente y no intenta convencerle que esto no corresponde a la realidad,

intenta sumergirse en el mundo del cliente, con una actitud y unas acciones que demuestren

interés y respeto sinceros, y que hagan que el cliente se sienta escuchado y confirmado.

Este crear espacio para el otro es el primer paso para ser capaz de hablar con, de dialogar,

de cambiar.

• Confiar y creer: Los terapeutas no son impulsados por la búsqueda de la verdad,

sino por la necesidad de entender. La historia contada nunca es igual que la historia

escuchada. Cada narrador habla desde una posición biográfica única y, en un sentido, no

compartible. Cualquier versión o revisión de la historia es tan verdadera como cualquier

otra.

• Hacer preguntas conversacionales: La posición de no –saber permite al terapeuta

expresar interés y curiosidad por el cliente, es más probable que las preguntas formuladas

desde esa posición vengan desde dentro y no desde fuera de la conversación local. Las

preguntas formuladas desde esta posición ayudan a que el cliente cuente, clarifique y

amplifique una historia: abren nuevas avenidas para explorar lo que se sabe y lo que no se

sabe; ayudan a que la terapeuta aprenda sobre lo dicho versus lo todavía no-dicho, y la

protegen de malentendidos. A su vez, cada pregunta lleva a una elaboración de las

descripciones y explicaciones; cada pregunta lleva a otra pregunta-un proceso de continuo

preguntar que proporciona las bases de lanzamiento del proceso dialógico.

Page 63: Antología Escuelas Posmodernas

• Las preguntas retóricas se dan sus propias respuestas; las preguntas pedagógicas

implican la dirección de la respuesta. En la terapia tradicional, las preguntas son a menudo

de esta naturaleza; esto es, implican una dirección (por ejemplo la realidad correcta),

aunque le dejan al cliente un poco de espacio para elegir la respuesta. Ser tentativo no es lo

mismo que ser impreciso, sino ser abierto a la otra persona y dar espacio a su participación.

Creo que las preguntas formuladas de esta manera permiten al cliente responder a ellas,

reconstruirlas o ignorarlas.

Escuchar y responder

Escuchar es atender a, interactuar con, responder a, y tratar de aprender acerca de la historia

del cliente y su importancia percibida. Oír es un proceso que implica una elaboración de

comprensiones, un esfuerzo interactivo por alcanzar un significado compartido.

Mantener la coherencia

• Trabajar con la realidad del cliente: Su lenguaje, su vocabulario y sus metáforas. La

coherencia da espacio al cliente para que se movilice y no tenga que consumir energía en

promover, proteger o convencer a un terapeuta de su punto de vista. Hay que utilizar un

lenguaje cooperativo y colectivo.

• La diferencia entre una pregunta de contenido y una pregunta de proceso: la

diferencia está en la intención de la pregunta. Una pregunta de contenido busca datos e

información. Una pregunta de proceso facilita el diálogo. Destacar el contenido aumenta

significativamente el riesgo de acentuar la comprensión del terapeuta y perder la del cliente,

lo cual a su vez estorba el proceso dialógico.

Mantener la sincronía

El deseo de conocer es frecuentemente lo que nos acelera o nos lanza en una dirección que

puede ser demasiado diferente de la de nuestros clientes. La vida no es algo que no pueda

forzar, tiene que venir.

Honrar la historia del cliente

Un estilo abierto, centrado en el cliente se caracteriza por una selección compartida de los

temas, un control mutuo de la entrevista, menor incertidumbre por parte del cliente y menor

intervención del terapeuta en la conceptualización del problema por parte del paciente. Es

importante conectar, colaborar y construir.

Page 64: Antología Escuelas Posmodernas

La madre buena y la madre mala

Se trata de un ejemplo de cómo a partir de un discurso confuso en el que se entremezclan

los problemas de la paciente y sus sentimientos con respecto a ellos, se elabora una

narrativa, una historia en la que todas las piezas del puzzle encajan. Se trata de una paciente

actualmente casada en segundas nupcias. Tiene 2 hijos (un niño y una niña llamada Alicia)

de su primer matrimonio y un niño de su matrimonio actual. Explica la conflictiva con su

hija adolescente con la que mantiene una relación difícil y que se quiere ir a vivir a otra

ciudad con su padre. Se desmenuza allí toda la dinámica familiar. Cada vez se van

atenuando más los sentimientos de culpa acerca de su “fracaso” como madre y se van

elaborando estrategias nuevas y dando un nuevo sentido a las experiencias pasadas.

Conocimiento y lenguaje

El posmodernismo destaca la naturaleza relacional y generativa del lenguaje, con lo cual

alude a una forma de conceptualizar y describir, y a las cambiantes características de lo que

sabemos o creemos saber.

El lenguaje—las palabras habladas o no habladas, los sonidos, gestos, señales, y otras

formas de hablar y actuar utilizadas en la comunicación—es el vehículo primordial a través

del cual y en cual construimos nuestros mundos, damos orden y significado a nuestra vida,

y nos relacionamos con otros.

La naturaleza relacional del lenguaje

Para el posmodernismo el conocimiento es construido socialmente; se desarrolla a partir de

interacciones y comunicaciones entre las personas. Es una cuestión de conversación y de

práctica social, más que un intento de reflejar la naturaleza.

El conocimiento es comunitario

La realidad—incluyendo nuestras experiencias, descripciones y explicaciones de la

realidad—es un producto del diálogo social, del intercambio y la interacción, y representa

un acuerdo entre personas. Nuestras descripciones parecen realidades porque son el

resultado de un consenso y porque se las considera útiles, no porque sean verdaderas.

El conocimiento está ligado a la cultura

El conocimiento, ya sea local o universal, se inserta dentro de un contexto de contextos,

dentro de contextos locales insertos en contextos mayores (Ej.: díadas en una familia, la

familia en la comunidad, la comunidad en la cultura nacional)

Page 65: Antología Escuelas Posmodernas

El conocimiento es un proceso fluido y continuo

El terapeuta participa activamente en el lenguaje con el paciente, este proceso de asociación

crea lo que podemos concebir como un nuevo conocimiento, nuevas formas de pensar en

los problemas, nuevos significados de lo sucedido y nuevas formas de actuar.

Naturaleza generativa del lenguaje

Nacemos con un lenguaje y heredamos todo lo que viene con él: la historia, la cultura, la

tradición, y así sucesivamente. El lenguaje es el vehículo de nuestra existencia y de nuestro

compartir con otros y con nosotros mismos. Es la forma primordial en que construimos

nuestras realidades, nuestros mundos, nuestras observaciones y nuestras comprensiones. Es

el vehículo por medio del cual asignamos sentido, explicamos nuestra vida, damos orden a

nuestro mundo y narramos nuestras historias.

Lenguaje y experiencia van juntos.

El lenguaje es la manera en que vivenciamos como seres humanos lo que llamamos

realidad. El lenguaje y el dar o tomar sentido, es un fenómeno vivenciad, que depende del

modo en que las personas tratan a las cosas en el mundo que habitan.

El lenguaje es activo

El lenguaje cambia y es cambiado con el tiempo. Los cambios en el mundo requieren

cambios en el lenguaje, y los cambios en el lenguaje afectan lo que somos capaces de

comprender acerca del mundo. El lenguaje se desarrolla a través de la búsqueda de formas

nuevas de hablar sobre nuevas situaciones y experiencias.

El lenguaje crea la realidad social

Lo que sabemos (conocimientos, sentimientos, emociones, pensamientos y percepciones),

lo sabemos a través del lenguaje, lo formamos en el lenguaje y lo comunicamos por medio

del lenguaje. El lenguaje es la realidad, aunque ocurran hechos reales, los significados que

se les atribuyen se construyen en el lenguaje.

Significado

Por medio del lenguaje otorgamos significado a nuestras experiencias, las interpretamos y

comprendemos. El lenguaje interpreta, explica y sostiene lo que creemos y suponemos real.

El significado (nuestras interpretaciones y comprensiones) es construido lingüística y

colectivamente por medio del lenguaje hablado y no hablado. No hay significados más allá

Page 66: Antología Escuelas Posmodernas

de los que creamos y otorgamos a las cosas, y esos significados dependen del contexto y

pueden variar de una persona a otra.

Palabras

Usamos las palabras para desarrollar y comunicar significados. Los significados de las

palabras, como de las acciones, se actualizan dentro de las cambiantes pautas de una

relación.

El lenguaje determina y genera entendimiento

Los construccionistas sociales creen que los entendimientos compartidos son raros. Se

interesan más en cómo puede haber conversación y diálogo antes de que haya un

entendimiento compartido—proceso por el cual la gente trata de entenderse. Centran el

análisis en el nivel de la relación humana que genera tanto lenguaje como comprensión,

concluyendo que las convenciones de la relación son las que permiten llegar a un

entendimiento.

Lenguaje y coordinación

Lo que pensamos acerca del lenguaje influye sobre la posición o la postura que adoptamos

en un discurso o en una relación y sobre la manera en nos abrimos espacio unos a otros. El

lenguaje es un producto comunitario, y su función primordial es la coordinación de

acciones sociales diversas.

Narrativa e identidad propias, autonomía

El posmodernismo cuestiona la idea de un ser único y fijo, un núcleo que se revela tan

pronto terminamos de sacar todas las capas. Nos invita a pasar de la postura lógica del

modernismo (el sí mismo como realidad verificable) a una postura narrativo-social (el sí

mismo como realidad construida); a considerar el propio ser y la identidad propia como

significados que emergen del entendimiento humano. En esta perspectiva lingüística, el

propio ser es un ser narrativo, y las identidades existen en relación con una perspectiva, un

punto de vista que depende de nuestras intenciones.

Narrativa: la metáfora literaria, y algo más

Narrativa alude a una forma de discurso, la forma en que organizamos, explicamos, damos

sentido y comprendemos las circunstancias y sucesos de nuestra vida, los fragmentos de

nuestras experiencias e identidades propias para y con nosotros y otros. Es un proceso

dinámico que incluye tanto la forma en que organizamos los sucesos y experiencias de

Page 67: Antología Escuelas Posmodernas

nuestra vida para explicarlos, como la forma en que participamos para crear aquello que

explicamos, incluidos nosotros mismos. Las narrativas están sujetas a constante evolución y

cambio. De modo que las historias no son hechos completos, sino entidades en proceso de

construcción. La narrativa es la forma en que imaginamos alternativas y creamos

posibilidades, y la forma en que hacemos reales esas opciones. La narrativa es la fuente de

las transformaciones.

Identidades cambiantes y continuidad a través del cambio

Desde la perspectiva narrativita posmoderna, el ser, la identidad no se basa en la

continuidad o discontinuidad psicológica de la personalidad, sino en la constancia de una

narrativa en progreso. El sí-mismo es una autobiografía en desarrollo, o mejor dicho una

biografía multifacética que escribimos y editamos constantemente. Es la expresión siempre

cambiante de nuestras narrativas, un ser-y-devenir por el lenguaje y las historias que

contamos en el continuo intento de encontrarles sentido al mundo y a nosotros mismos. El

sujeto aparece entonces como el lector y el escritor de su propia vida, como lo concebía

Proust. Somos tantos nosotros mismos como los sí-mismos potencialmente insertos en

nuestras conversaciones y creados por éstas. El yo es un propio ser dialógico y narrativo, y

la identidad es una identidad dialógica y narrativa.

Visiones de la identidad en psicoterapia

La tarea del terapeuta es ayudar a los pacientes a volver a contar las historias de su vida de

manera tal que el cambio sea narrativamente concebible, creíble y alcanzable. El proceso de

contar la historia contiene la oportunidad para el cambio.

Acción creadora y cambio

Es a través de estas narrativas propias como devenimos actores o agentes, y obtenemos un

sentido de lo social o de la autonomía, ésta como una percepción personal de competencia

para la acción. Poseer un sentido de autonomía significa tener la capacidad de comportarse,

sentir, pensar y elegir de una manera que es liberadora, que abre posibilidades nuevas o

simplemente nos permite ver que esas posibilidades existen. Acción creadora se refiere no

sólo a elegir, sino también participar en la creación y la expansión de las elecciones

posibles. La autonomía es inherente a todas las personas, y accesible a cada una de ellas.

Los terapeutas no pueden otorgarla, sólo pueden participar en un proceso que maximice la

oportunidad de que emerja.

Page 68: Antología Escuelas Posmodernas

Las narrativas propias pueden facilitar u obstaculizar la autonomía.

El propósito de la terapia es ayudar a que las personas cuenten sus narrativas en primera

persona, de modo que puedan transformar sus identidades en otras que les permitan

entender su vida y sus aconteceres, que abran muchas maneras posibles de ser y actuar en el

mundo en cualquier momento y circunstancia, y que les ayuden a conseguir y expresar o

ejecutar su creatividad o su sentido de autonomía. Para lograr o restaurar una competencia

propia, es necesario transformar la propia historia. Los pacientes suelen utilizar dos

palabras para describir los resultados de una terapia exitosa: libertad (respecto de un

pasado, presente y futuro aprisionantes) y esperanza (de un futuro diferente). La terapia es

un acontecimiento transformador, la consecuencia natural de la conversación dialógica y la

relación de colaboración.

La ampliación del espacio

“Disolver la marejada” y “Como si”

Una terapeuta expone sus dificultades en una terapia de pareja. La terapeuta tiene

sentimientos muy hostiles hacia la esposa y se siente más cercana del marido. La esposa no

para de quejarse del marido, la define como “enojada y dominante”, “un ansioso monólogo

de quejas y un remolino de emociones”. El hermano de la esposa ha fallecido así como la

hija de un matrimonio anterior de la paciente. La terapeuta cuenta el caso a un grupo de

terapeutas y cada uno va a identificarse con uno de los personajes de la historia (la

terapeuta, la esposa, el marido, la hija difunta, el hermano fallecido), así se elabora un

grupo para cada personaje. Se escucha cada voz y cada portavoz de cada grupo,

favoreciendo así una empatía tremenda, disolviéndose la marejada. La terapeuta destacó la

influencia de la presencia y el silencio. Damos mucho a nuestros clientes si nos mostramos

abiertos, receptivos y silenciosos. Ampliamos nuestra visión periférica cuando nos

atrevemos a danzar con el otro no familiar. Se ha favorecido un diálogo interno de cada

participante así como un diálogo externo entre participantes.

Las voces “como si” no ofrecen nueva información a la presentante; ese no es el objetivo.

La novedad y la apertura de posibilidades vienen de la fluidez de las interacciones de ida y

vuelta, que siguen sucediendo a media que cada conversación (dentro y fuera de la

consulta) se hace parte de y genera otras conversaciones. Las marejadas se disuelven.

Más allá de una terapia posmoderna

Page 69: Antología Escuelas Posmodernas

Como ocurre en la terapia cada encuentro es conceptualizado como un suceso lingüístico

donde varias personas, con diferentes pericias, interactúan en la exploración mutua y la

consideración de lo que las reúne. La forma y la duración de cada sistema dependen de las

razones internas y externas de su existencia; dificultad, desafío, tarea o meta específicos

que han dado lugar a que el sistema se constituya. Cada sistema y sus miembros existen

dentro de parámetros contextuales de metas y agendas más amplias, que influyen sobre los

objetivos y estrategias locales. Se generaliza las ideas y los métodos expuestos en este libro

a la docencia, la empresa y la sociedad en general.

Aprender a ser terapeuta

Quiero que cada persona genere sus propias simientes de novedad, y que las cultive en su

vida personal y profesional más allá del contexto organizado de aprendizaje. Quiero invitar

y alentar a los participantes a hacerse responsables de su aprendizaje, a ser los arquitectos

de su aprendizaje. Para ello, quiero asegurarme de que cada participante tenga una voz,

contribuya, cuestione, explore, se sienta inseguro y experimente. Adhiero a estas premisas e

intenciones ya sea que esté enseñando en una universidad, supervisando un equipo

terapéutico o conduciendo un taller, y se trate de una situación más estructurada y formal o

menos estructurada e informal.

El aprendizaje dialógico comienza cuando el docente acepta que cada persona presente y

explore su punto de vista, y la alienta a hacerlo. El objetivo es explorar, clarificar y usar las

diferencias-en lugar de ignorarlas, compensarlas o disolverlas- por medio de una

indagación compartida que incluya la curiosidad mutua y el intercambio. La

responsabilidad de quien dicta una clase o supervisa a un equipo clínico es hacer lugar para

todas las voces y alentarlas. Como en el caso de la terapia, el ejercicio de esta

responsabilidad requiere la capacidad de participar simultáneamente en la expresión de

puntos de vista múltiples y a veces contradictorios. La oportunidad de aprendizaje-de

novedad y cambio- reside en la capacidad de todos los participantes de contar y volver a

contar, escribir y rescribir sus narrativas únicas.

Todos los participantes-docente y alumno, supervisor y supervisado-aprenden y cambian

porque cada uno construye algo nuevo y diferente a partir de compartir, explorar, conectar

y entrelazar las voces propias y de los otros. El proceso de aprendizaje no consiste en

proveer información o retenerla, ni en decir o no decir al estudiante lo que debe hacer.

Page 70: Antología Escuelas Posmodernas

Enseñar y supervisar no es algo que se haga a alguien; son proceso interaccionales que

requieren interpretación y comprensión mutuas.

Certidumbre

Solemos confundir la certidumbre, la destreza y las técnicas con las competencias. Cuando

aprendemos a reconocer nuestra propia voz y su autoridad como generadores de

conocimiento, la certidumbre deja de ser un tema, y la necesidad de certidumbre

desaparece. No nos olvidamos de lo aprendido, está catalogado en nuestra memoria y está

disponible para ser usado. Todas son simplemente posibilidades. La diferencia está en la

intención.

Autorreflexión

El autodiálogo, o autorreflexión, involucra la capacidad de hablar consigo de manera

dialógica. El objetivo no es el autodescubrimiento o el “insight”; es más bien un proceso de

desarrollo y transformación del conocimiento.

Transformación profesional y personal

Una conversación de aprendizaje, como una conversación terapéutica, no es una entidad

separada y autocontenida. “Encuentro que mi conversación interna no cesa cuando me voy

de aquí. Lo que comienza aquí sigue afuera. Es como un estado de aprendizaje que no

termina nunca.”

Consultoría de organizaciones

Se explica cómo se llevan a cabo múltiples conversaciones dialógicas en una organización

que consulta los terapeutas. Se definen unos problemas con todo el grupo. Se organiza un

retiro en el que se da la voz a todos los participantes: se realizan juegos grupales,

entrevistas diádicas, indagaciones en grupos pequeños y reflexiones en el grupo grande

para concluir con unas reflexiones finales. Una consulta consiste en varias conversaciones

entrecruzadas, de ida y vuelta. A través de este proceso se definen y redefinen los

problemas, y se crean y recrean opciones. Los problemas se disuelven o van camino de

disolverse. Los participantes se llevan resultados significativos y duraderos, producidos por

ellos y no por los consultantes.

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