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Ética Profesional
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Ética Profesional Módulo IV. ÉTICA PROFESIONAL
4.1 Ética profesional ……………………………………………………2 Gutiérrez, R. (1988). Introducción a la ética. (20ª edición). México: Esfinge. (Páginas 238 a 241)
4.2 La felicidad como proyecto……………………………….………..6 Rojas, E. (1998). El hombre light. México: Booket. (Páginas 143 a 155)
4.3 Las profesiones en el marco de la ética…………….…………..19 Martínez, E. (2011). Ética profesional de los profesores. (2ª edición). España: Desclée De Brouwer. (Páginas 49 a 78)
CAPiTULO XLII
:STICA PROFESIONAL
La profesi6n puede definirse como "la actividad personal, puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demas y en beneficia propio, a impulsos de la propia vocaci6n y con la dignidad que corresponde a la persona humana" .1
En sentido estricto, esta palabra designa solamente las carreras universitarias. En sentido amplio, abarca tru.nbien los oficios y trabajos permanentes y remunerados, aunque no requieran un titulo universitario.
En virtud de su profesi6n, el sujeto ocupa una situaci6n que le confiere deberes y derechos especiales, como se vera :
1. LA VOCACION. La elecci6n de la profesi6n debe ser completamente libt"e. El sujeto debe guiarse por sus propias cualidades y circunstancias. El consejo puede servir para ampliar horizontes, no para determinar el camino a seguir. La vocaci6n debe entenderse aqui como la disposici6n que hace al sujeto especialmente apto para una determinada actividad profesional. Quien elige de acuerdo con su propia vocaci6n tiene garantizada ya la mitad de su exito en su trabajo. En cambio, la elecci6n de una carrera profesional sin tomar en cuenta las cualidades y preferencias~ sino, por ejemplo, exclusivamente los gustos de los padres, o los intereses de la familia, facilmente puede traducirse en un fracaso que, en el mejor de los casos, consistirfa en un cambio de carrera en el primero o segundo afio, con la consiguiente perdida de tiempo y esfuerzo.
1 Cfr. RoYo MARiN, Teo/ogla mot·al para seglares, tomo I, pig. 725.
[238]
, ETICA PROFESIONAL 239
A este respecto, es necesario insistir en la necesidad de la orientaci6n vocacional impartida tanto en los colegios como en el propio hogar.
2. FINALIDAD DE LA PROFESION. La finalidad del trabajo profesional es el bien comun. La capacitaci6n que se requiere para ejercer este trabajo, esta siempre orientada a un mejor rendimiento dentro de las actividades especializadas para el beneficia de la sociedad. El ingeniero contribuye a la construecion de la ciudad. El medico contribuye a la salud publica. El abogado luchara por la justicia en las diversas relaciones de los ciudadanos. Sin este horizonte y finalidad, una profesi6n se convierte en un medio de lucro o de honor, o simplemente, en el instrumento de la degradaci6n moral del propio sujeto.
Aqui es conveniente recordar todo lo dicho acerca del trabajo en el capitulo XL, pigs. 231 y 232. El trabajo dignifica al hombre, especialmente si es un trabajo creador. Es un bien para la sociedad entera.
3. EL PROPIO BENEFICIO. El pt'opio beneficio, agrado y utilidad de la profesi6n debe tomarse en cuenta, por supuesto; y si no se insiste tanto en este aspecto, es porque todo el mundo se inclina por naturaleza a la consideraci6n de su provecho personal, gracias a su profesi6n. Aqui es del caso recordar el sacrificio que entraiian casi todas las profesiones: el medico, levantandose a media noche para asistir a un paciente grave; el ingeniero, con fuertes responsabilidades £rente a la obra en construcci6n; el abogado, luchando en medio de conflictos y apasionamientos humanos, tratando de esclarecer la verdad y la justicia. La profesi6n, tambien gracias a esos mismos trabajos, deja, al final de cuentas, una de las satisfacciones mas hondas.
4. CAPACIDAD DEL PROFESIONAL. Un profesional debe ofrecer una preparaci6n especial en triple senti do: capacidad intelectttal, moral y fisica.
La capacidad intelectuat consiste en el bagaje de conocimientos que, dentro de su profesi6n, lo hacen apto para desarrollar trabajos especializados. Estos conocimientos se adquieren basicamente durante los estudios universitarios. De aqui se
240 INTRODUCCION A LA ETICA
deduce la responsabilidad que tiene un estudiante en este nivel academico. Pero, ademas, durante el ejercicio mismo de la profesion, jamas puede dejarse a un lado la ilustracion acerca de las novedades en el terreno de la propia especialidad. Las revistas, las conferencias, y las consultas a bibliotecas y a personas de mayor experiencia, no pueden ser extraiias a un profesional.
Pero esto no basta. Tambien sera necesaria una disposicion practica que habilite al sujeto para la correcta aplicadon de sus conocimientos teoricos. Esto ultimo se consigue poco a poco gracias a la experiencia profesional, y que desde los primeros afios universitarios se procura adquirir.
La capacidad moral es, nada menos, el valor del profesional como persona, lo cual da una dignidad, seriedad y nobleza a su trabajo, digna del aprecio de todo el que encuentra. Abarca no solo la honestidad en el trato y en los negocios, no s6lo el sentido de responsabilidad en el cumplimiento de lo pactado, sino algo mas todavia. La capacidad moral es la trascendentalidad del profesionista, es decir, su aptitud para abarcar y traspasar su propia esfera profesional en un horizonte mucho mas amplio. Su capacidad moral le da mayor relieve a su propio trabajo; pero ademas, lo hace valer no solo como profesional, sino como persona, fuera de su ambiente de trabajo.
La capacidad jfsica se refiere principalmente a la salud y a las cualidades corporeas, que siempre es necesario cultivar, como buenos instrumentos de la actividad humana.
5. LOS DEBERES PROFESIONALES. Es bueno considerar ciertos deb.eres tipicos en todo profesional. Por ejemplo, el secreto profesional. Es claro que el medico y el abogado, principalmente, tienen ocasion, durante el ejercicio de su trabajo, de conocer circunstancias y datos de la vida intima de otras personas. El cliente confia su asunto solamente con el fin de arreglar su situacion. Y el profesional no tiene derecho, por tanto, para divulgar esos datos, como no sea para el mismo beneficia del diente o para evitar dafios graves a terceros. 2
z De cualquier manera, la casuistica en este aspecto es sumamente amplia, y conviene enterarse de los casos particulares, seg{ln la profesi6n ejercida. ar. PBINADOR, Moral profesional.
ETICA PROFESIONAL 241
El profesional .debe tambien propiciar la asociaci6n de los miembros de su especialidad. La solidaridad es uno de los medios mas eficaces para incrementar la calidad del nivel intelectual y moral de los asociados.
En fin, al profesional se le exige espedalmente actuar de acuerdo con la moral establecida. Por tanto, debe evitar defender causas injustas, usar la ciencia como instrumento del crimen y del vicio, producir articulos de mala calidad, hacer presupuestos para su exclusivo beneficio, proporcionar falsos infor: mes, etc. Su conducta honesta, dentro y fuera del ejercicio de su profesi6n, le atraenl. confianza y prestigio, lo cual no deja de ser un estimulo que lo impulsara con mas presteza en el recto ejercicio de su carrera.
XV. LA FELICIDAD COMO PROYECTO
LA FEUCIDAD: lA ASPIRAClON MAS COMPLETA DEL HOMBRE
La felicidad es Ia vocaci6n fundamental del hombre, su primera inclinaci6n primaria y bacia la que apuntan todos sus esfuerzos, aun en las situaciones mas dificiles y complejas en que pueda verse el hombre. Unas veces se presenta de forma clara y concreta; on·as, lo hace de modo difuso y abstracto. Su objetivo es la realizaci6n personal plena, que se concreta en dos segmentos claves: 1. Haberse encontrado a si mismo, es decir, tener una personalidad s6lida con la que uno se encuentra a gusto. 2. Tener un proyecto de vida.
Estas son las notas primordiales que hacen feliz, pero nos refetiremos especialmente a la segunda. ~Que significa tener un proyecto de vida? ~Que qui ere decir esto? ~Como debe ser entendido? La felicidad consiste sobre todo en ilusi6n, que es la mejor forma de ser feliz, porque se vive la vida con
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anticipaci6n, porque lo diseii.ado, cuando llega, lo saboreamos lentamente con todas sus ventajas. La felicidad supone encontrar un programa de vida atractivo, satisfactorio, capaz de llenar y que sea el elemento complementario de Ia existencia, el texto biografico. La vida es argumental y el proyecto es su contenido. A continuaci6n veremos cuales son sus pri nci pales car a cteristicas.
El proyecto debe ser personal, y como protagonista del mismo, su arquitectura la elaboro yo seg{ln mis preferencias. No hay que perder de vista a la hora de practicarlo la vieja distinci6n del pensamiento medieval entre desear y querer.
1. Desear se mueve en el plano de lo sentimental, prospera en el terrene emocional. Uno puede desear esto 0 aquello, pero sin mas.
2. Querer es un acto de voluntad, traduce un empeiio, un tes6n, una lucha constante por el objetivo.
Esto responde a unas aspiraciones particulares que constituiran el texto de la vida propia, y que dan sentido a la trayectoria de cada uno. La idea de sentido aquf adquiere tres connotaciones:
1. Contenido o tejido sustancial del programa. 2. Direcci6n, que es el aspecto vectorial de la
travesia personal. 3. Unidad o estructura compacta donde que
daran integrados arm6nicamente una serie de elementos.
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Es necesario conocer bien el contexte y las coordenadas de la realidad en que nos desenvolvemos para que nuestro proyecto personal se realice,
· Io cual comporta dos condiciones: saber que aptitudes y limitaciones personales nos definen, para lo cual se requiere un serio esfuerzo si queremos realizamos personalmente. Asimismo, hay que combatir dos peligros:
1. La dispersion, es decir, la falta de profundidad en los asuntos debidos a los deseos excesivos en querer llevar todo a cabo y sentirnos, en consecuencia, desbordados.
2. El compromiso constante por las cosas que nos rodean o las personas, para ello deberemos aprender a hacer uso de la negativa y comprometernos con aquello de lo que estamos seguros poder llevar adelante.
Para la ejecuci6n de dicho proyecto son necesarias las siguientes condiciones: a) el orden; b) la constancia; c) la voluntad.
El orden es jerarquia, disciplina, saber que unas cosas son prioritarias a ott·as y que es necesaria una cierta programaci6n, y produce paz y serenidad.
La constancia es empeiio, incidencia, no ceder terrene, no darse por vencido, perseverar ... Asi, los prop6sitos se van haciendo ferreos, fumes, s6lidos, petreos. Hay que ser obstinados con nuestro proyecto personal, es la unica manera de que salga adelante.
La voluntad es la capacidad psicol6gica que llega a ser algo anticipando consecuencias. Es decir,
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que la voluntad se educa a base de ejercicios repetidos de entrenamiento, a traves de los cuales uno busca lo mejor, aunque le cueste; siempre existen en este trasfondo unas notas marcadamente asceticas. El hombre con voluntad suele llegar mas lejos que el inteligente porque es dueiio de si mismo, pero no hay que olvidar que tener una voluntad constante no es facil, requiere aprender a nega1-se ante lo inmediate, buscando lo que esta por llegar.
El que tiene voluntad es verdaderamente libre, consigue lo que se propene.
Por consiguiente, debo estar preparado para cualquier tipo de eventualidades que puedan sobrevenirle a mi proyecto, debido a que la vida tiene siempre recodos imprevisibles y azarosos; esta tejida de hilos que se enlazan y se entrelazan, por lo que la necesidad~ antes o despues, de restaurar el proyecto es inminente: cambiando, puliendo y perfi· lando sus aristas.
TETRALOGtA DE LA FELICIDAD
En alguna ocasi6n he comentado Ia tetralogia de la felicidad que yo propongo: encontrarse a si rnismo, vivit de amor, trabajar con sentido y poseer cultura como apoyo. Si ademas de tener un proyecto por el que luchar tenemos estas tres caracterfsticas, seremos felices.
Por eso, a medida que pasan los aiios tengo mas elementos de juicio para analizar c6mo va mi vida y al hacerlo extraigo de el haber y debe. Me examine, y cada etapa del viaje me ofrece una totalidad in-
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terna: alegria, tristeza, decepci6n, abandono de las metas propuestas, etc., sin olvidar que todo analisis de la vida personal es siempre doloroso porque, a traves de el, cada segmento del trayecto recorrido rinde cuentas de su viaje.
Por el amor tiene sentido la vida. El ser humano no pued-e vivir sin un amor en el coraz6n: es animal amororum, y ahi reside lomas genuino de su condi-. "
ClOD.
El amor es tendencia, inclinaci6n hacia la persona amada, impulso que lo arrastra hacia ella buscandola. Dice el conde Danilo a la viuda alegre cuando acepta su amor: «Toco el cielo cuando estas junto a mi.» En una palabra, amor es sentirse arrebatado y percibir un incendio que ayuda a mover los proyectos personales, y tambien esto es valido para lo divino, puesto que Dios debe ser alguien personal.
Ya que nos pasamos la vida trabajando, concluimos que el amor por el trabajo bien hecho nos hace saborear la felicidad; amor y trabajo conjugan el verbo ser feliz.
Con respecto a la cultura, su aspiraci6n fundamental es I a libertad; sirve para aprender la realidad, vivir en ella y saber a que atenerse. Por otro lado, ayuda al hombre a que su vida sea mas humana y le revele sus posibilidades. Es un factor que bien entendido hace reconciliables progreso tecnico y progreso humano.
Por Ultimo, la felicidad es comparable a un rompecabezas o un puzzle, en el que siempre falta alguna ficha, o tambien a una manta pequeiia, que siempre deja al descubietio alguna parte del cuerpo.
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Por eso, antes que nada consiste en ilusi6n, esa es su nota prospectiva; vivir hacia adelante, pensando en el manana, con objetivos claros y concretes.
La vida es como un libro en blanco en el que vamos escribiendo nuestra conducta, y en el se registran alegrias y tristezas, aciertos y errores; pero la ruta de la felicidad pasa por el esfuerzo y la renuncia, porque todo lo grande del hombre es fruto de la renuncia.
La felicidad no se da en el superhombre, sino en el hombre verdadero.
EL HOMBRE FELIZ TIENE PAZ CONSIGO MlSMO
Decfa el Derecho Romano que eran tres las claves para llevar una existencia positiva: « honesta vivere, alterum non ladere et suum quique tribuere>>, es decir: vivir honestamente, no daiiar a nadie y dar a cada uno lo suyo. Seglin lo cual quedatian definidos los tipos de felicidad.
1. Felicidad del hombre apol£neo, fundamentada en el orden y el equilibria.
2. Felicidad dionisiaca, la del que busca sensaciones nuevas, movimiento, actividad, y la del que otea por el entomo para ver que halla y al mismo tiempo explorarse a si mismo.
Entre estos dos tipos de hombres y felicidad hay muchas concepciones y formas de entender este tema, porque el cauce de nuestra vida se abre paso con nuestra conducta y se cierra con las distintas
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etapas de su trayectoria. Necesita a la vez forma y contenido, y de esa simbiosis emerge cada manera de ser feliz, para lo que es preciso unidad; homogeneidad entre lo que el hombre desea ser y lo que quiere hacer con su vida de acuerdo con un pro-. grama prev10.
Por otra parte, si no hay libertad con minuscula en nuestro media o contexto social, cualquier diseiio que se haga puede venirse abajo por la imposicion autoritaria del media, por ejemplo, Ia Union Sovietica, don de actualmente se abren tantas posibilidades nuevas despues de setenta aiios de totalitarismo, que pensar en la felicidad es mas facil.
Es facil deducir de todo lo que hemos dicho que el hombre actual busca tanto la libertad como la felicidad, pero hay diferencias y rasgos entre ambas que cada uno debe descubrir. Para eso es necesario que no decaiga el esfuerzo por alcanzar la meta propuesta, y que en el camino aspiremos a los valores etemos, aquellos que no pasan con los siglos: la paz; la armonfa con los demas; el encuentro profunda con el otro; la educaci6n para la libertad y la convivencia; la busqueda de la trascendencia; y promover el amor autentico.
Si la felicidad es un resultado, la vida es un media para conseguir exteriorizar lo mejor, lo mas humane que llevamos dentro, sin olvidar que para alcanzar esa paz interior · son inevitables las contradicciones, los reveses y los sufrimientos en sus formas mas diversas. Asf, poco a poco, nuestra personalidad se va definiendo hasta llegar a su homogenea fisonomfa. La felicidad es la experiencia subjetiva de encontrarse bien consigo mismo, contento
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de su vida hasta ese momento. Su nota esencial es de alegria, de jubilo, de satisfacci6n.
EL CAMINO DE 1.A FEUCIDAD:
CONJUNTO DE PEQUEJ'IAS ll.USIONES
La felicidad es la maxima aspiraci6n del hombre, hacia la que apuntan todos los vectores de su conducta, pero si queremos conseguirla, debemos buscarla. Ademas, Ia felicidad no supone un hallazgo al final de la existencia, sino a traves de su recorrido; es mas una forma de via jar que un estado defmitivo. Por supuesto, debemos conocer bien sus limites, ya que la felicidad absoluta no existe, es una utopia inalcanzable, ante Ia que queda saborear y disfrutar de los buenos mementos y tener proyecci6n de futuro. Es algo esporadico, que a veces se nos presenta inexplicablemente y perece demasiado rapido en nuestra caleidosc6pica vida. Aunque todo esto parezca una sucesi6n de contraposiciones, tambien sucede con otros aspectos vitales que no son Ia felicidad. Por eso, debemos saber cuales son nuestros objetivos y hacia d6nde queremos dirigirlos, si queremos ser mas felices. Asimismo, debemos saber combatir dos peligros:
1. El intemo, para el que es clave no darse por vencido en esa lucha personal y a la vez mantener un esfuerzo por ser coherentes.
2. Pero tambien el enemigo esta fuera: los avatares de la vida, las mil formas que la desordenan y convierten su rumbo en zigzagueante.
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El camino de la felicidad debe construirse y hacerse de pequeiias ilusiones, hilvanadas por un argumento que le da solidez. De elias, unas habran salida y otras, no. El hombre feliz sabe ver en ese resultado lo positivo de su experiencia existencial. Porque la felicidad consiste en una mezcla de alegrias y tristezas, de luces y sombras, pero dotadas de amor 1•
Para que la felicidad este bien ajustada y no sea un espejismo de ratos mas o menos grati:ficantes, es menester ordenar los latidos de la vida afectiva} para que esta no termine reveh1ndose, al comprobar el fraude en el que se ha vivido, cambiando las palabras y J.ugando con ellas.
Es necesario una educaci6n sentimental segt!n proclamaba Gu~tave Flaubert. El hombre light, debido a su hedonismo y permisividad, no se preocupa por su estado afectivo y se deja elevar por la inercia, no tiene principios, va a la deriva. Se convierte en espectador de sus propios rios emocionales interiores, pilotados por dos motores: el placer sin restricciones y la no presencia de prohibicionismo.
Por otra parte, la palabra amor fabrica muchas
t Se habla mucho de amores y de uniones sentimentales, pero poco de amor. Entte unos y otros las diferencias son abismales. El amor autentico tiene poco que ver con una especie de gelatina emocional o de mermelada afectiva, cuyo contenido es un romanticismo sensitive. Un buen exponente de eUo son las Llamadas telenovelas, cuya pobreza argumentaJ se equipara con un elemental tratlwiento del amo.r y del enamoramiento. 'fodo ello desernboca en una cultura rosa repleta de conflictos, cada vez mas inesperados, que aportan muy pocc a la madurez de una persona. Esta bien daro que los objetivos son bien distintos: ganar audiencia bajando el listen cultural hasta tocar casi el suelo.
Si no se ordena el cmor, si el coraz6n no esta bien custodiado, ninguna liberaci6n sera autentica.
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monedas falsas y la autentica invitaci6n a la felicidad debe apoyarse en la vuelta a unos c6digos morales claros, cuya objetividad haga al hombre mas digno, mas humano y mas abierto a los demas. El peligro del subjetivismo y el individualismo echan por tiena las mejores pretensiones y amenazan con nuevas formas de angustia, con nuevas prisiones, que en vez de liberar al hombre lo encarcelan en un callej6n sin salida.
SIN UN NORTE MORAL LA LUCHA
POR LA UBERTAD CAE EN EL VAC10
Ahara podemos afrrmar que sin unos criterios morales objetivos, la lucha por la libertad no tiene sentido. Los grandes logros democraticos en muchos pafses no servirian de nada, y Ia moral, individual y subjetiva, se reduciria a un tratado de urbanidad ligh~ inspirada de algiln modo en el pensamiento debil preconizado por Gianni V atimo. Por tanto, pasamos del humanisn1o espeso del existencialismo (Jaspers, J.P. Sartre, A. Camus, Heidegger, Gabriel Marcel, Edith Stein, Unamuno) al conformismo de la apariencia en la educaci6n, correcci6n y respeto, lo que denominamos etica.
El progreso material por si mismo nunca puede colmar las aspiraciones del hombre~ ni dar la felicidad cuando constituye el eje vertebral de una vida. En consecuencia, en el hombre occidental de la sociedad del bienestar, la tentacion de la opulencia conduce gradualmente al individualismo y, por
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ende, a la difusi6n de falsos esquemas, que llamamas valores: exito, dinero, poder, avidez de sensaciones, curiosidad por todo sin pretensiones de mejora ... En fin, una nueva decadencia, una fabulosa mentira que descubrimos demasiado tarde o en los mementos estelares, cuando una desgracia nos llega de improvise. Esas suspensiones de Ia cotidianidad, cuando la prisa se detiene y uno encuentra realmente lo que debe ser la vida, esa espontaneidad, efimera, pero decisiva, puede ser uno de los puntos de arranque del hombre light para rectificar, para dejar esa existencia pobre y ridfcula, conformista y banal, y una vida sin felicidad autentica.
l Que es lo que desea el hombre light? Y a me he referido a ello en capftulos anteriores: es necesario que el mismo disefi.e su religion, una moral a la carla, en la que escoja unas cosas, es decir, las que le convengan en ese memento, y rechace otras. Por supuesto, lo anterior le ayudara a llegar al agnosticismo por un lado, y a la indiferencia por otro. El objetivo de su conducta empieza y termina en el, en sus planes, sus metas y sus proyectos, alejado de los demas y de los intereses comunes, pero nunca lo confiesa. Porque, eso sf, a la hora de delimitar su conducta, la persona light cuida mucho la apariencia humanfstica, pero como decfa don Don Quijote: «Cada uno es hijo de sus obras.»
La liberaci6n no genera por sf misma libertad, sino que dependera de su contenido y su programa: pero ahi radica la linea hacia donde apunta. Por ejemplo, en la historia han existido hombres que han sufrido terribles coacciones y que, ante esas circunstancias insoslayables, han manifestado su ansia
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de libertad y de alguna man era la han conseguido 2 •
El hombre esta llamado ala libertad, cuyos fines son La verdad y el amor. Muchas idolatrias actuales elevan formas de liberaci6n que no son mas que estilos de vida que arruinan al individuo y a la sociedad; para ello no hay mas que pensar en los nacionalismos radicales 3, la violencia, el terrorismo en aras de la libertad y de la justicia, la pomografia, la comercializaci6n y la manipulaci6n de la vida humana, etc. El hombre se convierte en esclavo al idolatrar personajes e ideas insustanciales que la masa mitifica. Por tanto, su aspiraci6n a lo infinito se derrumba, al apostar por cosas que no merecen la pena. Le decia Socrates a su amigo Hip6crates: « Un sabio es un comerciante que vende generos eternos de los que se nutre el alma.» Cuando el coraz6n corre vertiginoso hacia esos idolos de barro que pronto se resquebrajan, su finallo hace insatisfecho, pretendiendo la busqueda de una felicidad que cada vez es mas inalcanzable; porque no se puede encontrar la paz y la verdadera alegria en la propia inmanencia. La salida para dejar de ser persona light esta en el paso de la inmanencia a la trascendencia, dejar el individualismo y el materialismo.
El hombre light no es ni religioso ni ateo, sino
2 Pensemos tan solo en los regimenes comunistas vigentes hasta hace un par de aiios. Los ejemplos de Soljenitsin, Sajarov, Armando Valladares, Mindzensky y tantos otros nos ponen de manifiesto esta idea. Ahora empiezan a conocerse vidas trazadas sobre la lucba contra Ia opresi6n. Por tanto, deducimos que una liberaci6n que no tiene en cuenta Ia libertad personal de quiettes co mba ten por ella, esta abocada al fracaso.
3 El nacionalismo es una enfermedad colectiva, contagiosa, infantil, que se manifiesta como fanatismo y que parte de su curaci6n consiste en leer Ia historia de las naciones y mirar por sobreelevaci6n.
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que el se ha construido una forma particular de espiritualidad segun su perspectiva. El es quien decide lo que esta bien y lo que esta mal y su anhelo de infinito empieza por una satisfacci6n materialista (dinero, poder, placeres, distinciones y sitios en los que figurar) y termina por fabricarse una etica a su medid a. Mientras tanto, trata a los demas como objetos, e instrumentaliza la relaci6n con ellos.
En el mensaje cristiano, la perfecci6n esta en la misericordia. El amor es sie1npre un acto de entrega que busca el bien del pr6jimo) su mejor desarrollo. Asi, el sentido de la misericordia se completa con el de la justicia, que en los sistemas politicos comunistas, por ejemplo, se ha sacrificado en aras de la libertad. Existe justicia impuesta, muy cercana a la intolerancia y al dogmatismo.
La idolatria material se mueve en la busqueda desenfrenada de bienes y placeres, unas veces como nivel de vida y otras, de espaldas a la solidaridad con los demas. Muchas de estas doctrinas se oponen al hombre mismo, yendo contra su dignidad. Esta antropologia materialista resulta contraria a la edificaci6n de un orden social mas amable y justo. Hoy parece que al entronizar el concepto de democracia, todo lo demas es secundario.
'
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Capitulo 2 La ensenanza en el contexto
de las profesiones y de Ia sociedad pluralista
En este capitulo comenzaremos exponiendo en que consisten
las profesiones en general para observar como encaja Ia profesion
docente en el contexte de lo que se ha entendido historicamente
por "profesion" propiamente dicha. A continuacion comentaremos
que significa ejercer Ia profesion docente en una sociedad pluralis
ta y abierta, para lo cual sera necesario aclarar Ia concepcion de
pluralismo y de sociedad abierta que aquf mantenemos, yen que
sentido Ia profesion docente hade colaborar leal mente en Ia cons
truccion y mantenimiento de tal modele de sociedad. Ello implica
que tenemos que dar razon de por que Ia sociedad pluralista y
abierta es eticamente deseable y realizable. Por tanto, habremos de
exponer nuestra vision de lo que significa construi r una sociedad
justa y mostrar que nuestra concepcion de Ia sociedad pluralista y
abierta encaja en esa vision de Ia justicia social.
I. Tensiones en el seno de las profesiones
La etica del ejercicio profesional tiene una larga historia, pues
to que las profesiones mismas Ia tienen, yen esa historia ha habi
do grandes cambios en cuanto al modo de entender lo que es una
profesion y lo que hade ser el correcto ejercicio profesional desde
el punto de vista etico. Esos cambios han culminado en nuestros
dfas en cierto descredito y desconcierto en torno a Ia nocion mis
ma de profesion y de etica profesional. De ahf que a menudo se
afi rme publicamente que hoy las profesiones estan en crisis. Es
BTICA DE LAS PROFBS IONES
50 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
muy discutible si real mente hay actual mente una crisis de las pro
fesiones o no Ia hay, pero no cabe duda de que existen diversas
tensiones en torno a elias. Por una parte, continua Ia tension que
provoca Ia tendencia corporativista, el itista y monopol ista que late
en casi todas las profesiones, y que no casa bien con Ia idea de
igualdad de derechos y deberes que constituye el nucleo de las
sociedades modernas. Algunos privilegios de que gozan algunas
profesiones pueden contemplarse como trasnochados y carentes
de fundamento, y por lo tanto, como injustos. En el caso de Ia
ensenanza, un asunto que es objeto de polemica recurrente es Ia
duraci6n de las vacaciones de los profesores: zrealmente deben
ser tan prolongadas como las de los alumnos o mas bien deberfan
acudir a sus centros de trabajo a real izar ciertas tareas aunque el
alumnado este ausente? (FERNANDEZ ENGUITA, 2009).
Por otra parte, hay tensiones en las profesiones en general por
el hecho de que casi cualquier dedicaci6n o empleo aspira a con
vertirse en una honorable profesi6n, con el fin de disfrutar de los
correspondientes beneficios de estatus social e ingresos, y ello
provoca reacciones adversas en colectivos profesionales que se
consideran perjudicados por Ia aparici6n de nuevas competido
res; pensemos, por ejemplo, en c iertos colectivos relacionados
con Ia informatica, o en los que se dedican a los servicios socia
les. Tambien hay tensiones por el hecho de que actualmente Ia
mayor parte de las profesiones no se ejerce por cuenta propia y
con el amplfsimo margen de autonomfa que solfan tener los pro
fesionales de epocas anteriores, sino que ahara Ia mayorfa de los
profesionales desempena su labor en el seno de alguna insti
tuci6n que administra los recursos y asigna las funciones que
desempenar en cada puesto de trabajo, de modo que ahara se
recorta fuertemente aquella amplfsima autonomfa de Ia que goza
ban los profesionales en otros tiempos. La docencia ha sido gene
ralmente una profesi6n por cuenta ajena, ligada a alguna institu
ci6n que contrata al profesional y le asigna determinadas tareas.
Esta condici6n de asalariado que casi siempre ha tenido el profesor
era en otros tiempos una diferencia significativa frente a Ia mayor
parte de las profesiones reconocidas como tales, pero en Ia actua-
ETICA DE LAS PROFESIONES
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESJONES 51 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
lidad esa diferencia tiende a desaparecer porque hoy Ia mayorfa
de los profesionales tambien trabaja par cuenta ajena.
Para enfrentar las tensiones que afectan a las profesiones actual
mente, recordemos en primer Iugar que Ia etica de las profesiones
en general y Ia etica profesional de los profesores en particular,
pueden ser contempladas como "eticas aplicadas" en el sentido
que hemos comentado anteriormente. En este tipo de eticas se
orienta Ia accion elaborando un saber al que hacen su aportacion
distintas fuentes: 1) los profesionales actuales mismos, 2) las tradi
ciones heredadas en el seno de Ia profesion, 3) las demandas legfti
mas de los usuarios y de Ia sociedad en general, y 4) el aporte de Ia
reflex ion filosofica. En cada profesion se elabora una etica especffi
ca que es revisada y puesta al dfa periodicamente. Ahara bien, en
nuestro momenta historico, las distintas eticas profesionales han de
respetar y apoyar el marco de valores de Ia etica cfvica, verdadero
soporte moral de Ia convivencia en sociedades pluralistas y abier
tas, y desde ahf han de aportar sus propios valores correspondien
tes a Ia profesion de que se trate. La nocion de etica cfvica sera
objeto de aclaracion en un proximo apartado de este capitu lo, pero
por ahara retengamos Ia idea de que las profesiones pueden supe
rar su crisis de legitimidad revisando internamente sus comporta
mientos a Ia luz de los valores compartidos de Ia etica cfvica y de
su propia etica profesional como etica a pi icada.
Mi propuesta en esta obra es que las profesiones que aspiren a
estar a Ia altura de Ia conciencia moral de nuestro tiempo deberan
buscar Ia excelencia en un doble sentido: par un lado, superando
el burocratismo y las malas practicas a traves de un nuevo con
cepto de vocaci6n profesional como proyecto personal de vida
plena, y como consecuencia de tal desempeiio vocacional, ofre
ciendo un servicio de calidad a Ia sociedad y a Ia humanidad,
teniendo en cuenta tambien a las generaciones venideras, lo cual
conecta con Ia nocion de ciudadanfa entendida en su dimension
etica de compromiso cfvico de los profesionales con Ia sociedad
local y global a Ia que pertenecen. Si esta formula se va poniendo
en practica, las tensiones de las que hemos hablado tenderfan a
desaparecer. En los parrafos siguientes vamos a desarrollar esta
idea con cierto detal le.
BTICA DE LAS PROFESIONES
52 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
11. Profesiones y oficios: instituciones sociales con una larga
historia
Las profesiones son instituciones sociales. Esto significa que se
trata de cierto tipo de ocupaciones especializadas que han sido
establecidas porIa sociedad, reconocidas por ella como valiosas y
sometidas a ciertas normas jurfdicas que regulan el acceso y el
ejercicio de las mismas (MARTfNEZ NAVARRO, 2006). Durante siglos,
el concepto de "profesi6n" estaba reservado a solo tres actividades
humanas: las que hoy podemos !lamar "profesiones clasicas", que
inclufan a los sacerdotes, a los medicos y a los juristas (particular
mente a los jueces y a los gobernantes como administradores de
justicia). Lo demas eran "oficios", pero no profesiones propiamente
dichas. Las "profesiones" en el sentido tradicional gozaban de cier
tos privilegios de los que carecfan los "ofidos":
• El acceso al ejercicio de las profesiones estaba restringido a un
pequeno numero de personas. En el caso de algunas profesio
nes el acceso estaba ligado a Ia pertenencia por nacimiento a
algun estamento social privilegiado.
• Se exigfa un largo proceso de aprendizaje que estaba regulado
por normas muy estrictas, mientras que en el caso de los ofi
cios eran menos estrictas.
• Se requerfa del aspirante una especial "vocaci6n" entendida
como llamada de Dios a realizar cierta misi6n en el mundo
(curar el cuerpo, curar el alma, administrar justicia).
• Finalizado el proceso de aprendizaje, se exigfa algun tipo de
juramenta solemne: un compromise publico explfcito, por parte
del nuevo profesional, de estar dispuesto a conducir su vida
con-forme a los valores y virtudes propios de Ia profesi6n.
• El ejercicio profesional no era considerado propiamente como
"un trabajo" que se intercambia comercialmente por el pago de
un salario, sino mas bien como una noble y elevada dedicaci6n
merecedora de honorarios, esto es, de unas retribuciones que
se supone que no pagan en realidad el alto servicio prestado
-se suponfa que el servicio era algo " impagable"-, sino que tra
taban de compensar y honrar de algun modo al profesional que
lo prestaba. El termino "honorarios" sugiere que el que paga
~TTrn nF. LAS PROFESIONES
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 53 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
"hace los honores" al que cobra, y que no le esta comprando
sus servicios, puesto que se supone que tales servicios no son ni
pueden ser nunca mercancfas, y por tanto no pueden ser objeto
de compra-venta.
• Los profesionales gozaban de cierta inmunidad jurfdica, que se
suponfa compensada por una exigencia de mayor responsabili
dad ante Ia sociedad; los comportamientos de los profesionales
no estaban sometidos a las mismas leyes que las que regfan para
los oficios, sino que ten fan un estatuto legal particular y diferen
ciado. En virtud de tal estatuto, los profesionales solo podrfan
ser juzgados, en cuanto al ejercicio de Ia profesi6n, par los cole
gas de Ia misma y conforme a sus propias reglas. Ser colegas sig
nificaba que se compartfa Ia pertenencia a un collegium, esto es,
a una corporaci6n a Ia que unicamente podfan ser admitidos
quienes hubieran ingresado oficialmente en Ia profesi6n; de ese
modo, los profesionales eran j uez y parte a Ia vez en las causas
en las que se juzgaba el .comportamiento de alguno de ellos.
• Las profesiones eran actividades liberates en un sentido de Ia
palabra " liberal" que hoy se nos ha hecho extrano: dedicaciones
que ante todo requieren el ejercicio del entendimiento. Mientras
que el ejercicio de los llamados "oficios" obligaba a "mancharse
las manos" y a realizar esfuerzos ffsicos, el ejercicio de las profe
siones estaba por lo general "liberado" de semejantes contin
gencias. De ahf que se considerase que las profesiones eran
dedicaciones "nobles", reservadas a " los mejores", mientras que
los oficios eran considerados como actividades "plebeyas",
destinadas a Ia gente corriente. Actualmente muchas personas
hablan de "profesiones I iberales" para referirse a las que se pue
den ejercer "par libre", esto es, abriendo su propio consultorio,
pero observemos que este noes el sentido original que tuvo esa
expresi6n.
A lo largo de los siglos, otras muchas actividades humanas tra
taron de asimi larse al alto estatus de las tres profesiones clasicas:
militares, oficiales de marina, arquitectos, profesores de Universi
dad y otros muchos colectivos especializados, luchan por ser reco
nocidos como profesionales y distinguirse al maximo de los ofi
cios. Para ella se esforzaron en imitar, en Ia medida de lo posible,
~TICA DE LAS PROFES IONES
54 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
las caracterfsticas que hemos mencionado en los parrafos anterio
res. De este modo, subsiste hasta nuestros dfas Ia tendencia a
reclamar Ia profesionalizaci6n por parte de cada nuevo grupo de
expertos que surge en Ia vida social, puesto que alcanzar el estatus
de profesi6n, en el sentido estricto de Ia palabra, ha llevado consi
go hist6ricamente importantes consecuencias de estatus social,
con su correspondiente cuota de poder, prestigio e ingresos.
Simultaneamente, a medida que una multitud de actividades
sociales ha adquirido caracterfsticas tfpicas de una profesi6n, Ia
antigua distinci6n entre profesiones y oficios ha ido perdiendo
sentido. Porque el termino "profesi6n" ha extendido su uso para
designar ahara practicamente cualquier dedicaci6n o tarea. Se ha
producido un proceso de perdida progresiva de los privilegios tra
dicionales de las profesiones, mientras que, al mismo tiempo, los
antiguos y nuevas oficios reclaman ser considerados como profe
siones en el plena sentido de Ia palabra. Este proceso de progresi
va igualaci6n en Ia consideraci6n social de las actividades pro
ductivas es plenamente coherente con los principios eticos y poli
ticos de las revoluciones liberales, que desde el siglo XVII en ade
lante se han ido convirtiendo en Ia base de Ia cultura occidental.
En las sociedades modernas todos los ciudadanos tienen los mis
mos derechos y deberes fundamentales, y por ello noes aceptable
que determinados colectivos gocen de privilegios injustificados.
Pero las profesiones, organizadas en colegios y asociaciones pro
fesionales, se resisten cuanto pueden a tal proceso de igualaci6n.
Este cambia en el modo de concebir las dedicaciones humanas
esta relacionado tambien con Ia irrupci6n en Europa de Ia Refor
ma protestante. Frente a Ia mentalidad medieval, Ia modernidad
que trajo consigo Ia Reforma suponfa una "afirmaci6n de Ia vida
corriente" . Ya nose valora tanto Ia gesta heroica del caba llero
guerrero, ni Ia del religioso que abandona el mundo secular para
consagrarse a Ia vida monastica o a Ia vida misionera, sino que se
comienza a otorgar un alto valor a cualquier actividad lfcita que
una persona realice como aportaci6n al bien comun. En particu
lar, las enseiianzas del calvinismo difundieron Ia idea de que, a
traves del exito o del fracaso en Ia actividad profesional, se com
prueba si uno esta salvado o condenado para Ia eternidad. De ahf
,:..,T,...ll nt:o T • .ll.~ PROFESIONES
LA ENSBNANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 55 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
que cada creyente, en adelante, se esfuerce por alcanzar Ia exce
lencia y el exito en sus tareas laborales, sean cuales sean, pues
ahora se entiende que todas las ocupaciones "decentes" son igual
mente dignas, tanto si se dedican a proporcionar bienes " inmateriales" -servicios de salud, asesorfa legal, enseiianza, etc.-, como
si proporcionan bienes materiales -producci6n de riqueza a traves de las nuevas instituciones modernas llamadas "empresas".
Con el avance de Ia modernidad hasta nuestros dfas, las profe
siones tambien han ido perdiendo Ia connotaci6n religiosa que las caracterizaba, y en consecuencia Ia vocaci6n y el compromise
profesional perdieron el significado religiose originario para sustituirlo por un sentido de servicio competente a Ia sociedad: ahara
se trata de responder a Ia propia vocaci6n, no como llamada divi
na a desempeiiar una misi6n religiosa en el mundo, sino como
despliegue de las propias capacidades para prestar un servicio excelente a Ia comunidad a traves del esfuerzo en el ejercicio profesional. En el diccionario de Ia Real Academia encontramos dos
acepciones principales de Ia palabra "vocaci6n" : 7) lnspiraci6n
con que Dios llama a a/gun estado, especialmente a/ de religion. Y 2) Familiarmente, inclinaci6n a cualquier estado, profesi6n o carre
ra. La segunda acepci6n es Ia habitual en Ia actualidad, pero des
de el punta de vista etico no se tratarfa de una mera "inclinaci6n
personal", como veremos, sino de un compromise fuerte con los
valores y metas de Ia profesi6n.
Ill. Rasgos de las profesiones en general y de Ia profesi6n docente en particular
La historia de las profesiones nos ha llevado a considerarlas en
Ia actualidad como aquellas actividades ocupacionales en las que
encontramos los siguientes rasgos (CORTINA, 1997: 149-153):
1) Una profesi6n, en general, es una actividad humana social
mediante Ia cual se presta un servicio especffico a Ia sociedad, y se
presta de forma inslitucionalizada. Este rasgo lo tiene Ia profesi6n
docente desde su aparici6n, como ya hemos comentado en el
apartado anterior: Ia enseiianza es una actividad humana social
mente establecida que ofrece el servicio especffico de Ia docencia,
ETICA DB LAS PROFESIONES
56 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
a cargo de especialistas generalmente reconoc idos como tales, y
tal servicio se presta de modo institucionalizado, o bien en el marco de una instituci6n escolar o academica, o bien en el marco de
Ia instituci6n social tradicionalmente conocida como "preceptor",
"profesor particular" o "institutriz" .
2) La profesi6n es contemplada por Ia sociedad, al menos en
parte" como una vocaci6n, y por eso el publico espera del verdade
ro profesional que se entregue a su quehacer con cierta generosi
dad y desinteres, de modo que, por ejemplo, sea capaz de atender
profesionalmente en casas de emergencia sin exigir un pago previa, que se esfuerce a lo largo de toda Ia vida !aboral para estar al
dfa en los conocimientos de Ia profesi6n, etc. Por ejemplo, no se
considerarfa moral mente aceptable que un profesor dejase desatendido a un alumna que esta siendo acosado por algun compaiiero,
alegando que su contrato de trabajo le obliga unicamente a enseiiar
una materia. La mentalidad moral mayoritaria en sociedades como
Ia nuestra mantiene, como exigencia etica, que el autentico profe
sional es alguien que ofrece un plus de servicio que va mas alia de
Ia relaci6n estrictamente mercantil, sin que ella signifique que deba
sacrificarse por completo a las demandas sociales; por eso decimos
que se presupone cierta vocaci6n, al menos Ia necesaria para hacer
frente, con altura moral, a los retos y tareas de Ia vida cotidiana. En
ocasiones especiales, esta vocaci6n puede llevar al profesional a
comportarse como un heroe, aun sin pretenderlo.
La enseiianza es una profesi6n que suele considerarse como altamente vocacional , a pesar de que tambien es obvio que
muchas personas acaban trabajando como profesores porque no
han encontrado un empleo en sectores que hubieran sido de
mayor agrado para elias. Tambien existe cierta leyenda respecto a
que Ia vocaci6n serfa mayor en el caso de los docentes que traba
jan con niiios pequeiios, mientras que supuestamente serfa menor
entre los profesores de secundaria y de universidad. Un conocido
chiste remata esta leyenda afirmando que los profesores de prima
ri a aman a sus alumnos, los profesores de secundaria aman su
materia, y los profesores de universidad seaman a sf mismos. Bra
mas aparte, dado que este tipo de leyendas se basa en generaliza
ciones excesivas, lo cierto es que hay cierto numero de personas
~---..
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 57 Y DE LA SOCI EDAD PLURALISTA
vocacionadas en todos los sectores y en todos los centros de tra
bajo, aunque tambien es obvio que hay otras much as que no estan
comprometidas e ilusionadas con su quehacer profesional.
Ahora bien, lcual serfa Ia orientaci6n etica adecuada para esos
casos en los que una persona esta ejerciendo Ia docencia porque
no encontr6 un empleo mejor, pero nose siente vocacionada para
ejercerla como serfa deseable? En principia hay dos opciones razo
nables en este tipo de casos: 1) Por un I ado, Ia opci6n deponer los
medias para salir cuanto antes de Ia ensenanza accediendo a otro
empleo que le resulte mas satisfactorio; entretanto, lo correcto
serfa esforzarse para desempenar Ia labor docente del modo mas
correcto y acertado posible. 2) Por otro lado, existe Ia posibil idad
de "cu lt ivar Ia vocaci6n", es deci r, de esforzarse por conocer a
fondo los entresijos de esa profesi6n que uno comenz6 ejerciendo
sin experimentar una especial inclinaci6n, hasta llegar a senti rla
como propia y disfrutarla. Porque Ia vocaci6n no siempre nace,
sino que, sobre todo se hace. Lo que no resu lta eticamente acepta
ble es acomodarse a Ia rutina de ejercer una profesi6n sin apego
personal por ella, puesto que antes o despues las consecuencias
de ese acomodo rutinario seran daninas para todos, especial mente
para los alumnos, pero tambien para el propio profesional.
3) En consecuencia con el rasgo anterior, de los profesionales
en general se espera que no ejerzan su profesi6n unicamente par
afan de Iuera, ya que Ia profesi6n propiamente dicha es un tipo de
actividad socialmente definida que esta encaminada a favorecer a
Ia colectividad. En este sentido, conviene distinguir entree/ fin de
una profesi6n, el bien objetivo que con ella se persigue y por el
que cobra su sentido, y los intereses subjetivos que persiguen las
personas que Ia ejercen. Evidentemente, el interes particular de
una persona a Ia hora de elegir y de ejercer su profesi6n puede
consistir exclusivamente en ganar dinero, o en adquirir poder,
fama, etc. Pero Ia meta de Ia profesi6n noes nunca Ia de propor
cionar esas recompensas a quienes Ia ejercen, sino Ia de prestar
un servicio de calidad a Ia comunidad; de ahf que el profesional,
si desea permanecer d ignamente en Ia profesi6n, no tenga mas
remedio que asumir los objetivos propios de Ia misma y los habi
tos que general mente se consideran correctos para ejercerla.
ETICA DE LAS PROFESI ONES
58 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
En el caso de Ia ensenanza, Ia sociedad espera de los profesores que, tanto el que tiene mas vocaci6n como el que tiene menos,
se entregue a Ia tarea docente con cierto entusiasmo y altura moral, sin estar mirando el reloj todo el tiempo y sin medir conti
nuamente los servicios prestados; por el contrario, se espera del
profesional que proporcione honestamente Ia mejor formaci6n
posible a sus alumnos, porque ese es el objetivo que da sentido a Ia profesi6n, y que considere las recompensas materiales y mora
les como un anadido que, siendo necesario, nunca debe constituir
el objetivo principal de Ia actividad docente.
4) Los profesionales ejercen Ia profesi6n de forma estable y obtienen a traves de ella su media de vida. En este punta no cabe duda de que Ia mayorfa de los profesores posee este rasgo, porque
suelen tener dedicaci6n exclusiva a esta profesi6n y consiguen salir
adelante con el salario que ganan en ella, al menos en los pafses
econ6micamente mas favorecidos. Es cierto que tambien hay una gran cantidad de profesores cuya actividad principal noes Ia ense
iianza, sino que ejercen esta profesi6n como un modo de obtener
ingresos extra ode ganar mayor estatus social. En este ultimo caso, lo eticamente adecuado es que se tomen muy en serio esta ocupa
ci6n, aunque no sea su media de vida principal, dado que esta en juego Ia calidad del servicio que se presta a los alumnos.
5) Los profesionales forman con sus colegas un colectivo, general mente un colegio profesional, que obtiene, o trata de obtener, el
control monopolfstico sabre el servicio que presta Ia profesi6n a Ia sociedad. Las profesiones reclaman el derecho a prestar su servi
cio de una manera exclusiva, considerando como "intruso" a cualquiera que pretenda hacerlo sin haber accedido previamente a Ia
profesi6n cumpliendo todos los requisites establecidos.
En el caso de Ia docencia, se reclama Ia exclusividad del servi
cio de Ia enseiianza por parte de profesores titulados y Ia consecuente consideraci6n de intrusos a quienes carezcan de Ia corres
pondiente titulaci6n. Pero hay que reconocer que esta caracterfsti
ca genera l de las profesiones no es, en el caso de Ia enseiianza, tan rfgida como en las profesiones san itarias y en otras muchas,
puesto que cualquier titulado de casi de cualquier nivel se puede
convertir en profesor, yes muy raro que se denuncie a una perso-
£.'1' T f"ll np T.AS PROFESIONES
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESI ONES 59 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
na por cometer el del ito de intrusismo ocupando un puesto en Ia
enseiianza sin reunir todos los requisites legales. Tal vez Ia expli
caci6n de este heche radique en que Ia enseiianza es una activi
dad difusa, transversal a todas las demas actividades sociales, de
manera que en muchas ocasiones enseiia simplemente el que
realmente sabe de alga, aunque esa persona que sabe no tenga el
diploma que le acredita como experto en ese campo. Un agricul
tor, por ejemplo, podrfa convertirse per un tiempo en profesor de
agricu ltura, y si lo hace medianamente bien es muy posible que
nadie lo denuncie como intruso en Ia profesi6n de profesor, per
que al fin y al cabo lo que buscaban los que le contrataron era un
experto en esa materia y que fuera capaz de transmitir su saber, y
en ese sentido un profesional de cualquier ambito se puede con
vertir en profesor con relativa facilidad. Esta caracterfstica parece
exclusiva de Ia profesi6n docente, y tal vez sea Ia explicaci6n ulti
ma de par que el intrusismo en Ia enseiianza apenas existe, puesto
que en esta profesi6n es relativamente facil contra tar a otros profe
sionales y transformarlos en docentes.
En cuanto a Ia colegiaci6n, esta caracterfstica de las profesio
nes se cumple a medias en el case de los profesores, puesto que el
"colegio profesional de profesores" no existe como tal en muchos
pafses, aunque sf existen colegios profesionales de diversas titula
ciones universitarias que asumen en sus estatutos Ia defensa de Ia
profesi6n docente como una mas de las que ejercen sus colegia
dos. No existe Ia obligaci6n legal de colegia rse para ejercer Ia
enseiianza en los centres estatales (al menos en estos mementos
en Espana), y tampoco es obligada Ia colegiaci6n para los maes
tros de primaria de Ia ensenanza privada. En este sentido, Ia lucha
contra el intrusismo profesional en Ia ensenanza es limitada, aun
que no del todo inexistente. En pafses como Espana, en los que Ia
mayor parte de Ia ensenanza se imparte en centres de titularidad
estatal yen centres privados concertados con las administraciones
publicas, es Ia propia Administraci6n publica Ia que asume el con
trol sabre Ia contrataci6n de Ia mayor parte de los profesionales de
Ia ensenanza, y de ese modo se hace casi imposible el intrusismo
en los niveles de ensenanza que tienen un reconocimiento oficial.
En cambia, se constata cierto grade de intrusismo profesional en
ETICA DE LAS PROFESIONES
60 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
el caso de las clases particulares que ofrecen algunos estudiantes
no titulados yen otros casas minoritarios de pequefios estableci
mientos docentes cuyas ensenanzas carecen de un reconocimien
to oficial, como por ejemplo algunas academias de idiomas que
contratan "profesores nativos" que carecen de titulaci6n que les
habilite para ejercer Ia ensenanza.
6) Se accede a/ ejercicio de Ia profesi6n a traves de un largo
proceso de capacitaci6n te6rica y practica, es decir, a traves de
unos estudios claramente reg/ados, de los que depende Ia acredi
taci6n o licencia para ejercer Ia profesi6n. En el caso de Ia ense
nanza, el permiso para ensenar va ligado a Ia obtenci6n de ciertos
diplomas universitarios, salvo excepciones ligadas a Ia llamada
''formaci6n profesional", que en realidad corresponde a lo que
tradicionalmente se han l lamado "oficios" : en estos casas, un
buen albanil o un buen fontanero, por ejemplo, pueden obtener
un permiso especial para ser profesores de su especialidad si Ia
Administraci6n publica comprueba de algun modo que poseen
las correspondientes competencias profesionales. Pero Ia regia
general es que el profesor sea un titulado universitario, tanto si
obtiene un diploma de una especialidad especfficamente docente
(maestro de primaria, pedagogo, etc.), como si consigue un tftulo
de diplomado, graduado o licenciado en cualquier especialidad
no docente y obtiene ademas algun otro diploma de capacitaci6n
para Ia docencia (anteriormente el Certificado de Aptitud Pedag6-
gica, ahora el Master de Formaci6n del Profesorado de Secunda
ria, etc.). En el memento de redactar estas l fneas no existe todavfa
un requisito especffico para ejercer Ia docencia en Ia Universidad,
sino que basta con tener un tftulo de doctor, o de l icenciado o
master con venia docendi 2 para que se autorice a alguien a impar
tir clases en un centro universitario, sin que se compruebe que
posee Ia necesaria capacitaci6n pedag6gica. Sin embargo, hay
indicios de que esta situaci6n esta cambiando rapidamente, pues-
1. La venia docendi, como su nombre Iatino indica, es el permiso que conceden las autoridades universitarias para que un titulado no doctor, generalmente estudiante de posgrado, pueda impartir un numero limitado de creditos de docencia en alguna materia de Ia especialidad academica en Ia que se esta formando.
R~I~A DE LAS PROFESIONES
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 67 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
to que ya son muchas las universidades que establecen cursos
especiales para Ia capacitaci6n docente de los profesores noveles
(ESCARTfN SOLANELLES y otros, 2008).
7) Los profesionales reclaman un amplio ambito de autonomfa en el ejercicio de su profesi6n. Esto significa que general
mente un profesional que se precie es aquel que real iza su propio
analisis de lo que necesita el beneficiario de su labor (usuario,
cliente, paciente, alumna, etc.) y el que decide par su cuenta y
riesgo Ia estrategia y los medias adecuados para prestar el servi
cio correspondiente. Obviamente, el publico tiene derecho a
reclamar si se considera perjudicado por el profesional, y debe
ser atendido en tales reclamaciones, pero el profesional se pre
senta, en principia, como el experto en el saber correspondiente
y, por tanto, exige tener voz y voto a Ia hora de determinar que
forma de ejercer Ia profesi6n es Ia correcta y que formas de ejer
cerla estan contraindicadas.
En el caso de Ia ensenanza, Ia autonomfa profesional se mani
fiesta en Ia conocida "libertad de catedra", de Ia que nos ocupare
mos mas ampliamente en otro capitulo, pero dejemos clara desde
ahara que tal autonomfa docente no puede ser ilimitada. Hade
existir Ia libertad de catedra y hade ser respetada, pero no todo lo
que decida unilateralmente un profesor en el ejercicio de su pro
fesi6n puede ser considerado inmediatamente como expresi6n de
su I ibertad de catedra. Si a sf fuera, habrfa que tolerar conductas
eticamente inaceptables, como permitir que un profesor mostrase
actitudes sadicas, esclavistas, racistas, sexistas, inductoras del odio
y Ia violencia, etc., como parte de su esti Ia docente.
8) Los profesiona/es han de asumir su responsabilidad par los aetas y tecnicas de Ia profesi6n. Este rasgo es una consecuencia
16gica del anterior: puesto que se reclama un ampl io margen de
autonomfa en el ejercicio profesional, se debe aceptar Ia corres
pondiente responsabilidad. Un autentico profesional es alguien
que se responsabiliza del modo en que ejerce su profesi6n y que
esta dispuesto a dar cuenta de su comportamiento ante los usua
ries y las autoridades. En el caso de Ia ensenanza, a Ia libertad de catedra corresponde Ia responsabilidad docente: Ia disposici6n a
mostrar, si Ia ocasi6n lo demanda, que decisiones docentes se van
ETICA DE LAS PROFESIONES
62 ETI CA PROFES IONAL DB LOS PROFESORES
a tamar o se tomaron en su momenta, y que razones avalan tales
decisiones, justificando argumentadamente el usa que se hizo de
Ia libertad de catedra.
IV. iQue significa ser un profesional excelente?
Una etica de las profesiones que pretenda estar a Ia altura de Ia
conciencia moral alcanzada par nuestra epoca hade ser un discur
so coherente y capaz de orientar Ia accion de las personas interesa
das en ser buenos profesionales en el sentido completo del termi
no, esto es, profesionales tecnicamente capaces y a/ mismo tiempo
mora/mente fntegros en el desempeno de su labor profesional.
Para expresar en pocas palabras en que consiste ser un exce/en
te profesional puede ser util inspirarse en Ia nocion de bondad
humana que expone GARCfA MORIY6N (2008) y tratar de trasponer
aquellos rasgos generales al caso del ejercicio profesional. All f, el
autor mantiene que una buena persona hade reunir en equilibria
armonioso tres rasgos principales: 1) Estar bien informado. 2) Estar
capacitado para tamar decisiones razonables. Y 3) mostrar senti
mientos morales como Ia empatfa, el coraje y el amor. Parmi par
te, considero que un buen profesional hade reunir los rasgos 1 y 2
para ser tecnicamente competente (por ejemplo, un profesor que
sabe y que sabe ensenar hade estar bien informado y hade saber
tamar las decisiones pedagogicas y didacticas pertinentes), y que
al mismo tiempo hade reunir los rasgos 2 y 3 para ser un profesio
nal eticamente fntegro (por ejemplo, un profesor que sabe como
debe tratar a sus alumnos en el aula, como ser justa en sus eva lua
ciones, etc., y que al mismo tiempo muestra sentimientos morales
como Ia empatra, el coraje y el amor). En sfntesis: Ser un profesio
nal excelente significa sera/ mismo tiempo competente e fntegro,
y para ella es precise reunir tres requisites basicos: estar bien infor
mado en el ambito de su profesion, tamar decisiones sensatas en
el ejercicio de Ia misma, y mostrar los sentimientos morales con
gruentes con Ia actividad de que se trate.
La definicion anterior deja clara que no consideramos que sea
lo mismo ser un profesional excelente que uno meramente com
petente. En efecto, lo que estamos argumentando es que el profe-
P.~TrA nE LAS PROFESIONES
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROPES I ONES 63 Y DE LA SOCIEDAD PLURALI STA
sional excelente posee una madurez etica que no siempre presen
ta el profesional competente. Pongamos un ejemplo: un padre esta
preocupado porque su hijo corre el riesgo de obtener una baja
<;:alificaci6n en las pruebas de acceso a Ia universidad y decide
buscar ayuda contratando a un profesor particular que sea lo mas
competente posible para el objetivo de que su hijo supere conexi
to dichas pruebas; para ella pone a prueba ados cand idates y des
cubre que uno de ellos es muy competente como profesor, pero al
mismo tiempo ensena a su hijo algunas maneras de hacer trampas
en los examenes, mientras que el otro tambien resulta ser un buen
docente, pero aconseja a su hijo que nunca haga trampas de nin
gun tipo. Se entiende que aquf estamos considerando como exce
lente al segundo, y como meramente competente al primero. lO
tal vez habrfa que considerar que el profesor que ensena a mentir
a un alumno no puede ser calificado como competente en su pro
fesi6n, par mas que muestre su valfa en todo lo demas? Merece Ia
pena debatir sabre esta cuesti6n, pero parmi parte considero que,
en general, no es un rasgo de competencia profesional ensenar al
alumno "habilidades inmorales" que puedan poner en peligro su
reputaci6n personal y su carrera profesional. Si ensenas a alguien
a jugar con fuego, eres responsable de que acabe chamuscado.
Comprendo que se pueden hacer objeciones a esta distinci6n
alegando que el profesional verdaderamente competente ha de
ser moralmente fntegro, con lo cual carecerfa de sentido distinguir
entre competente y excelente. Pero hay que reconocer que hay
profesionales de los que nadie dudarfa de su competencia y que,
sin embargo, dejan mucho que desear desde el punta de vista eti
co. Veamos otro caso: Usted ha sido acusado injustamente de ase
sinato y busca un buen abogado; sabe que el mas competente en
Ia materia puede llegar a "jugar sucio" para salvarle a usted de Ia
carcel, aunque corre el riesgo de acabar en Ia carcel el mismo,
mientras que otro abogado, tambien reconocidamente competen
te, serfa incapaz de cruzar ciertos lfmites eticos aunque usted aca
bara en Ia carcel; la cual de los dos abogados "competentes" ele
girfa usted: al meramente competente o al que aquf consideramos
excelente? Que Ia decision no sea facil no significa que esta dis
tinci6n carezca de sentido.
ETICA DE LAS PROFESI ONES
64 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
Lo que esta en juego en esta distinci6n entre el profesional
competente y el excelente es algo mas complejo de lo que pueda
parecer a primera vista. Veamos por que. Cuando pensamos dete
nidamente en lo que significa ser un buen profesional en general,
nos damos cuenta de que hay varios elementos a tener en cuenta;
algunos de ellos son: 1) competencia tecnica o cualificaci6n pro
fesional que corresponde a su titulaci6n, 2) intenciones subjetivas
que tenga el profesional (buenas o malas) y 3) resultados objetivos
que obtiene con su trabajo. Teniendo en cuenta estos tres elemen
tos, un determinado profesional podrfa, por ejemplo, ser conside
rado competente por Ia titulaci6n que posee, pero tener malas
intenciones y provocar unos resultados daninos, mientras que otro
podrfa tener escasa cualificaci6n conforme a su titulaci6n, pero
tener buenas intenciones y obtener buenos resultados objetivos
con su trabajo. En cad a uno de esos casas, Ia cal ificaci6n etica
que merecerfa cada uno de estos profesionales serfa diferente:
mientras que el primero habrfa actuado de modo perverse, el
segundo habrfa realizado una buena actuaci6n profesional. La
tabla siguiente nos muestra las ocho combinaciones posibles con
los tres elementos mencionados y el calificativo que podrfamos
otorgar a cada combinaci6n.
Calificaci6n etica de una actuacion profesional atendiendo a tres elementos de juicio
Cualificaci6n del lntenciones del Resultados Cal ificaci6n etica profesional profesional logrados de Ia actuaci6n
Alta Buenas Buenos Excelente
Malos Desafortunada, tal vez negligente
Mal as Buenos Accidental mente buena
Malos Perversa
Baja Buenas Buenos Accidental mente buena
Malos Negligente
Mal as Buenos Accidental mente buena
Malos Perversa
R~TCA DE LAS PROFESIONES
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 65 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
AI reflexionar sabre el contenido de esta tabla debemos tener
muy presente que habitual mente es imposible conocer las verda
deras intenciones que abrigan las personas. Puede que tengamos
acceso a las intenciones de uno mismo, pero casi nunca conoce
mos las intenciones de los demas y a veces ni siquiera podemos
estar seguros de lo que realmente pretendemos nosotros mismos.
La tabla puede ser uti! para caer en Ia cuenta de que no deberfa
mos precipitarnos a Ia hora de juzgar las actuaciones profesiona
les si no tenemos datos suficientes sabre Ia cualificaciones, las intenciones y los resultados objetivos, y mucho menos sabre el
caracter profesional complete de una persona (caracter que se
configura a traves de una sucesi6n de actuaciones a lo largo de
mucho tiempo). Tambien puede ser util para insistir en Ia idea de
que Ia excelencia es alga mas que Ia mera competencia profesio
nal, porque el profesional excelente hade reunir en su actuaci6n
habitual Ia mejor preparaci6n tecnica, las mejores intenciones
de hacer el bien con su trabajo y los mejores resultados objetivos
posibles. De lo contrario, tal vez se trate de un profesional com
petente, pero no merecerfa el cal ificativo de excelente.
V. las profesiones en el marco de valores de Ia etica dvica
Lo primero que hemos de reconocer cuando hablamos de etica
de las profesiones es que hay un marco de etica cfvica que todos
- las profesiones tambien- hemos de respetar para que puedan exis
tir y prosperar las sociedades plural istas modernas, caracterizadas
par el heche de contener en su seno una gran diversidad de grupos
ideol6gicos que rivalizan par captar adeptos entre Ia poblaci6n. La
etica de cualquier profesi6n hade partir del reconocimiento y ape
go a los valores de convivencia que componen esta etica cfvica
compartida: valores como Ia libertad, Ia igualdad, Ia solidaridad, el
respeto y Ia actitud pacifica de dialogo (CORTINA, 1999, MARTiN EZ
NAVARRO, 2005). En lfneas generales, tamar en serio estes valores
supone que todos los ciudadanos promuevan activamente los
Derechos Humanos de primera, segunda y tercera generaci6n.
El concepto de etica cfvica que aquf se presupone esta inspira
do en las aportaciones de john Rawls sabre el consenso basico de
ETICA DE LAS PROFESIONES
66 ~TICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
valores que precisan las democracias liberales para mantener el
pluralismo dentro de ciertos lfmites, y tambien en los aportes de Ia
etica discursiva tal como los han desarrollado Adela Cortina y
Jesus Conill. En las paginas siguientes desarrollamos con cierto
detalle esta concepcion de una etica cfvica como clave etica de
una sociedad democratica y pluralista que se pretenda justa, pues
to que es el marco en el que deben insertarse las eticas profesiona
les en general y Ia etica de los profesores en particular.
La etica cfvica, como principia rector que hace posible el fun
cionamiento normal de una sociedad pluralista y democratica,
exige a todos los ciudadanos un compromise activo de respeto y
promoci6n de los derechos humanos, yen ese sentido exige tam
bien importantes cambios en el ethos, en el caracter propio, que
tradi cionalmente han adoptado Ia mayor parte de las profesio
nes. Porque en nuestra epoca ya noes suficiente con que los pro
fesionales decidan por su cuenta cuales son las buenas practicas de Ia profesi6n y cuales no lo son, sino que ahara es preciso
redefinirlas de tal modo que se vean respetados los derechos de los usuarios y de los demas colectivos afectados por el ejercicio
de Ia profesi6n (otros profesionales, proveedores, competidores,
etc.). La realizaci6n de los valores de Ia etica cfvica compartida
en las sociedades abiertas y pluralistas exige que todos nos reco
nozcamos mutuamente como personas, esto es, como seres dig
nos del mayor respeto y consideraci6n. Tratar a cada cual como
persona supone reconocerlo como interlocutor valido, y esto
implica que todo profesional hade tener en cuenta, en Ia medi
da de lo posible, el punta de vista de las personas afectadas por
su labor profesional: no para plegarse a cualesquiera pretensio
nes de estas, sino mas bien para adaptar el ejercicio de Ia profe
si6n a las exigencias que hoy consideramos justas a Ia luz de los
valores mencionados.
VI. La etica dvica hace posible el pluralismo etico contemporcineo
La noci6n de pluralismo etico apunta a una situaci6n equidis
tante entre dos extremos igualmente indeseables: por una parte, el
monismo totalitario, que serfa aquella situaci6n social en Ia que
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 67 Y DE LA SOCIEDAD PLORALISTA
un grupo ideo16gico consigue imponer sus principios a toda Ia
sociedad y prohfbe las demas opciones ideol6gicas para que no
puedan competir con Ia impuesta; par Ia otra parte, el relativismo
generalizado, que consistirfa en que Ia sociedad permitiera Ia exis
tencia de todo tipo de grupos ideol6gicos sin lfmite alguno, con lo
cual camparfan a sus anchas los grupos violentos y se pondrfa en
grave peligro Ia estabilidad de tal sociedad relativista a ultranza,
que acabarfa autodestruyendose bajo Ia forma de una ca6tica gue
rra civil de diversos bandos enfrentados.
El pluralismo etico es un ideal que realizar en el mundo real
mediante un compromise etico mantenido a lo largo del tiempo
con los valores de Ia etica dvica y los Derechos Humanos. Se tra
ta de una situaci6n social de diffcil y fragil equilibria entre esos
dos extremes inhumanos, porque el pluralismo es Ia opci6n etica
que pretende mantener una sociedad abierta a una amplia diversi
dad de opciones ideol6gicas, cada una de las cuales tiene sus pro
pias convicciones morales, polfticas, religiosas, culturales y filos6-
ficas. AI optar por una sociedad plural o abierta se esta renuncian
do a Ia uniformidad carcelaria que supone el totalitarismo, y al
mismo tiempo se pretende imponer un lfmite a las opciones posi
bles para evitar Ia cafda en el caos de Ia violencia. La experiencia
hist6rica ha mostrado que los regfmenes totalitarios I levan consigo
una carga enorme de injusticia y de ineficiencia, mientras que las
situaciones de relativismo extrema conducen al enfrentamiento
violento y al caos que da paso ·al totalitarismo. Pero esa misma
experiencia hist6rica muestra que el pluralismo es posible y que
permite mantener un clima social de cooperaci6n mutua y de paz
duradera, a pesar de las inevitables tensiones provocadas por el
desacuerdo en multiples cuestiones.
Ambos extremes viciosos -monismo totalitario y relativismo
generalizado- coinciden en que noes necesaria Ia busqueda de
Ia verdad. La actitud que subyace al monismo totalitario es Ia de
quienes piensan que no hay que buscar Ia verdad porque ya Ia
posee el propio grupo, mientras que Ia actitud que subyace al
relativismo generalizado es Ia de quienes consideran que no exis
te verdad alguna que pueda ser buscada y encontrada, yen con-
ETICA DE LAS PROFESIONES
68 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORBS
secuencia se habrfa de permitir Ia existencia de todo tipo de gru
pos ideol6gicos con todas las consecuencias. Sin embargo, como
posicion equidistante entre ambos extremes, el pluralismo etico representa Ia actitud de quienes consideramos que /a verdad existe, pero tiene muchos ambitos diferentes -verdad /6gica, empfrica, moral, estetica, religiosa, etc.- y que noes patrimonio exclusivo de ningun grupo ideo/6gico concreto, sino que ha de ser buscada de modo permanente entre todos los grupos e individuos en un proceso hist6rico en el que tienen derecho a participar unicamente aquellos grupos que renuncien a/ uso de Ia violencia y a cualquier pretension de imposiciones totalitarias. En el esquema
siguiente resumimos Ia expuesto hasta ahara situando el pluralis
mo etico en el centro de los dos extremes que consideramos
rechazables:
El pluralismo etico: entre el monismo totalitario y el relativismo extremo
Monismo totalitario: Pluralismo etico: Relativismo extremo: Se lmposici6n de un sistema Compromiso con el ideal establece una permisividad etico y socio-polftico de una sociedad abierta, en total para todo tipo de totalitario, en el que un Ia que diferentes grupos grupos ideol6gicos, unico grupo ideol6gico ideol6gicos y culturales incluyendo los que establece como obligatoria mantienen lealtad a ciertos practican Ia violencia. Ello su propia ideologfa (que principios eticos basicos conduce a una situaci6n de puede ser confesional- que permiten una amplia inestabilidad por el fundamentalista o bien un variedad en Ia convivencia enfrentamiento entre los laicismo antirreligioso pacifica y justa. Tales grupos, que desemboca en fundamentalista) para toda principios eticos son: una guerra civil. El Ia poblaci6n. igualdad en dignidad y resultado final es que uno
libertades, respeto activo, de los grupos somete a los solidaridad y renuncia al demas e impone un uso de Ia violencia para monismo totalitario. enfrentar los conflictos mediante el dialogo.
VII. Diversidad de eticas de vida plena y una sola etica dvica de Ia justida
Para aclarar el marco en el que se ha de desenvolver una etica
de Ia docencia, es preciso distinguir entre dos tipos muy generales
de orientaciones eticas: las que se refieren a Ia busqueda personal de una vida plena, y las que se refieren a Ia construcci6n colectiva
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 69 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
de una sociedad justa. En el primer caso, el de las orientaciones
para que las personas alcancen una vida plena, las opciones razo
nables son muchas y muy variadas. Hay diversas maneras moral
mente aceptables de realizarse como ser humane. Existen muy
diversos proyectos de vida buena y feliz que las personas pueden
elegir, conforme a Ia particular circunstancia e idiosincrasia de
cada cual. El pluralismo en este terrene es una realidad positiva y
enriquecedora. La etica, como Filosoffa moral, puede ayudar a
conocer mejor las d iversas opciones y a mostrar las ventajas e
inconvenientes de cada una, pero final mente sera cada persona Ia
que habra de decidir cual es Ia que le parece mejor. En este terre
no de las propuestas de vida plena, obviamente no todas las que
son posibles son eticamente aceptables: algunas son claramente
rechazables porque a.tentan contra los demas y contra Ia posibili
dad de una convivencia pacifica y justa. Par eso es necesario aten
der al otro polo de las cuestiones eticas: el de Ia justicia en las
relaciones sociales.
Para construir juntos una convivencia social justa, Ia opci6n
mas razonable es unicamente aquella que garantice al maximo el
establecimiento de una sociedad abierta, pluralista, equitativa y
sostenible, en Ia que sean respetados unos principios eticos basi
cos por parte de todos los grupos que conforman Ia sociedad plu
ral. El pluralismo etico se logra cuando diversos grupos ideol6gi
cos coinciden en el compromise de respetarse mutuamente y de
colaborar juntos para establecer y mantener una etica cfvica com
partida.
La etica dvica compartida noes una mas de las propuestas eti
cas de vida plena; noes una mas de las eticas grupales, sino un
modulo de valores compartidos que todos y cada uno de los dife
rentes grupos puede mantener desde su propio punta de vista. En
el grafico siguiente se representa un ejemplo en el que cuatro gru
pos ideo16gicos diferentes, llamemoslos A, B, C y D, conviven en
una sociedad pluralista porque los cuatro coinciden en promover
ciertos valores basicos que precisamente son los que permiten
convivir en el respeto mutua. 2Que valores son esos? El respeto
activo, Ia libertad, Ia igualdad, Ia solidaridad y Ia actitud de dialo
go (renunciando a Ia violencia):
ETI CA DE LAS PROFESIONES
70 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
~~ Valores--·-1 j _ basicos
1 compartidos
1 para una 1
1 sociedad justa 1
Esquema de una sociedad plural en Ia que conviven cuatro grupos ideologicos diferentes que comparten
los valores basicos que conforman Ia etica dvica.
Estes cinco valores pueden ser interpretados como los ingre
dientes basi cos de un valor mas amp I io: /a justicia social. En efecto, Ia mayor parte de los autores contemporaneos que han reflexio
nado a fonda sabre el valor "justicia" -Rawls, Habermas, Apel, Ricoeur, Walzer, Taylor, Sen, Cortina, etc.-, suelen entenderlo
como un valor complejo, resultante de Ia puesta en practica de otros val ores mas simples y elementales, a pesar de que todos ellos
encierran cierta complej idad. Podrfamos comparar el valor justi
cia con una molecula, y a los valores que lo componen con los atomos que conforman dicha molecula. De este modo se entiende
que, para incrementar el grade de justicia de una sociedad moder
na, lo pertinente es promover los valores de Ia etica cfvica sin des
cuidar ninguno de ellos.
lC6mo se ha llegado hist6ricamente a este modele de sociedad
plural que admite en su seno Ia existencia de distintos grupos
ideol6gicos rivales, pero que logra mantener Ia estabi lidad y Ia
cooperaci6n mutua, avanzando hacia una mayor justicia social? Este modele ha sido hist6ricamente posible porque las experien
cias dolorosas de las "guerras de religion" y del fracaso de los modelos monistas totalitarios han dado paso a una valoraci6n
positiva de Ia diversidad y del pluralismo en el marco de unos
valores de convivencia compartidos.
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 77 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
Observemos que, mientras que las eticas de Ia vida plena son
muchas, yes de esperar que sigan siendo numerosas, dado que es
muy poco probable -y tal vez indeseable- que llegue a haber
algun dfa un acuerdo de toda Ia humanidad en torno a una sola,
en cambio Ia etica cfvica es unica, pero incompleta. El grafico
muestra que se trata de unos pocos valores compartidos, pero no
constituye una alternativa a ninguna de las eticas de vida plena.
Por ello, Ia adhesion a los valores de Ia etica dvica no implica Ia
promocion de un monismo totalitario, sino todo lo contrario: se
trata de una etica "mfnima", de un modulo de valores basicos que
historicamente ha mostrado su validez como condicion para hacer
posible Ia convivencia pacifica de diversas eticas "de maximos".
Este aspecto es importante para que entendamos que el profesor,
en una sociedad pluralista moderna, hade adoptar Ia etica dvica
como referenda principal de su practica educativa, sin perjuicio
de que, como persona y como ciudadano, practique su particular
etica de vida plena y trate de invitar con su ejemplo -nunca como
exigencia o imposicion- a que sus alumnos Ia compartan.
VIII. La ensenanza en un contexto de diversidad cultural
La diversidad cultural esta emparentada con el pluralismo eti
co, al menos en parte. Porque en muchas de las sociedades que
consideramos abiertas y plurales conviven varies grupos cultura
les, y cada uno de ellos suele ofrecer su propia propuesta de vida
plena. Si esas propuestas son equiparables a las que hemos consi
derado anteriormente, de modo que tambien comparten los vale
res basicos de una etica dvica que permiten Ia convivencia y Ia
construcci6n de una sociedad justa, entonces no plantean mayor
problema: las discrepancias y conflictos que pueda haber se
podran encauzar a traves del dialogo en un marco de respeto
mutuo, de libertades, de igualdad y de solidaridad. En cambio, si se trata de grupos culturales que rechazan algunos de los valores
que conforman esa etica cfvica compartida, el problema es mas
complejo. Veamos como lo podemos abordar.
En una sociedad plural, como ya hemos dejado claro hasta
ahora, no todo vale, no todo es permisible, sino que es precise
ETICA DE LAS PROFESIONES
72 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
poner If mites a lo que se pueda considerar como actitudes y com
portamientos i naceptables. Hay sabre todo dos cuestiones con las
que hay que tener mucho cuidado: 1) que un grupo cultural pre
tend a eliminar o dominar a otros grupos, y 2) que imponga restric
ciones opresivas a sus propios miembros, como par ejemplo
excluir a las ninas de Ia escuela a partir de cierta edad. Natural
mente, una sociedad plural saludable harfa bien en tamar medi
das para preveni r ambos riesgos.
En cuanto al primer riesgo, Ia sociedad plural deberfa proteger
Ia seguridad de todos hacienda usa de los medias legales y mate
riales que sean necesarios, pero sin extral imitarse traicionando el
marco definido par los valores basicos de Ia etica cfvica, porque
de lo contrario se produce una situaci6n de hipocresfa, de doblez
moral, que socava nuestra propia convivencia y abre una peligro
sa deriva hacia alguno de los extremes viciosos -mon ismo tota li
tario y relativismo extrema- de los que debemos apartarnos para
preservar el modele pluralista de sociedad.
Y en cuanto al segundo riesgo, el problema que puede plan
tearse con respecto a algunos grupos cultu rales es que en elias se
restrinjan determinadas libertades a sus miembros (par ejemplo a
las mujeres, o a los ninos) y se les nieguen ciertas oportunidades
(par ejemplo el acceso a servicios educativos, de salud, etc.)
sabre Ia base de que Ia propia cosmovisi6n cultural asf lo deter
mina. En este tipo de casas, si tomamos en serio los valores basi
cos de Ia etica cfvica, deberfa garantizarse que todos los miembros de todos los grupos culturales puedan conocer Ia existencia de las otras propuestas de vida plena; todos deberfan tener Ia oportunidad de ponderar cuales son las que prefieren, y poder elegir libremente. Porque podrfa ocurrir que esas restricciones
internas se mantengan unicamente par un interes egofsta de algu
nos sectores y lfderes poderosos del grupo, o que se trate de cos
tumbres que Ia mayor parte de los miembros del grupo desearfa
eliminar si tuviera Ia oportunidad. So lo teniendo Ia posibilidad de
elegir se podra observar si los miembros afectados aceptan de
buen grado, o no, tal o cual costumbre que pasa par ser un rasgo
cultural pero que podrfa ser unicamente un capricho arbitrario
del que se ha hecho tradici6n.
LA ENSENANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 73 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
Pero, una vez garantizada Ia I ibertad de los miembros en el
interior de los grupos culturales, es precise entablar en serio un
verdadero dialogo intercultural basado en el conocimiento mutua,
de manera que se puedan encontrar soluciones razonables a los
problemas de convivencia. Este dialogo ha de reconocer necesa
riamente una verdad hist6rica bastante clara: todos los grupos cul
turales evolucionan, cambian, interaccionan, dialogan, aprenden
unos de otros, y por ello no existen "las culturas" en el sentido de
entidades cerradas, internamente homogeneas y estaticas, sino
que lo que existe realmente son los grupos de personas con sus
necesidades, sus problemas, sus aspiraciones, sus proyectos, etc.,
en los que generalmente hay cierta diversidad interna. Por todo
ella es posible y necesario el dialogo entre las personas de disti n
tos grupos culturales en busca de soluciones comunes a proble
mas comunes. Los profesores pueden tener un papel clave en este
di;Hogo intercultural que tanto se necesita en las sociedades con
temporaneas. Pero no podran desempenar correctamente ese
papel si no aprenden a distinguir con cuidado entre las peculiaridades culturales legftimas y los abuses arbitrarios revestidos de tra
dici6n cultural.
IX. Bienes internos y externos en el ejercicio profesional
El deber de respetar el marco de Ia etica cfvica, que afecta a
toda profesi6n en las modernas sociedades pluralistas, no agota, ni
mucho menos, el contenido de Ia etica profesional. Ademas de
fomentar los valores compartidos de justicia social, cada profesi6n
hade perseguir aquel los bienes internos que le corresponden como
fines o metas de su labor. Por ejemplo, Ia ensenanza tiene que pro
curar Ia formaci6n de personas cultas y crfticas, Ia medicina hade
promover Ia salud de las personas, el periodismo ha de velar par
i nformar de forma veraz y completa a los ciudadanos, etc.
Todo ello no sera obstaculo para que los buenos profesionales,
alllevar a cabo honestamente el ejercicio de Ia profesi6n, se hagan
acreedores a ciertas porciones de bienes externos, que son princi
palmente el reconocimiento publico, el poder y el dinero. Son lla
mados "bienes externos" por dos razones principales: 1) porque
ETICA DE LAS PROFESIONES
74 ETICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
se pueden lograr con cualquier actividad y 2) porque su lagro no
es lo que constituye Ia entrafia de Ia profesi6n, sino que son unica
mente medias -siempre necesarios en cierta medida- para alcanzar los bienes internos correspondientes.
Lo que exige el n ivel de desarrollo moral alcanzado en las
sociedades modernas es que los profesionales se comprometan de
lleno con los bienes internos de su profesi6n, puesto que son jus
tamente este tipo de bienes los que dan senti do y legitimidad a sus
tareas profesionales, y desde ese compromise pueden llegar a ser
"excelentes" en su ejercicio profesional. La busqueda de Ia excelencia profesional ha de ser Ia orientaci6n principal de quienes
ingresan en una profesi6n, de modo que desaparezca, en lo posi
ble, el fen6meno de Ia corrupci6n en este ambito:
//La corrupci6n de las actividades profesionales se produce -a mi juicio- cuando aquellos que participan en elias no las aprecian en sf mismas porque no valoran el bien interno que con elias se persigue, y las realizan exclusivamente por los bienes externos que por media de elias pueden conseguirse. Con lo cual esa actividad y quienes en ella cooperan acaban perdiendo su legitimidad social ,Yt con ella, toda credibilidad. Ahara bien, Ia rafz ultima de Ia corrupci6n reside en estos casos en Ia perdida de vocaci6n, en Ia renuncia a Ia excelencia" (CORTINA, A., 1997, 1 59).
X. Criterios eticos para elegir profesion o revisar Ia opci6n profe
sional
Hay un sentido de Ia palabra "profesi6n" segun el cual los pro
fesionales son aquellas personas que saben hacer bien su labor y
dedican Ia mayor parte de su tiempo a ella, convirtiendola en su media de vida, mientras que "aficionados" son aquellos que nose
han especializado en Ia tarea de que se trate y solo Ia practican
esporadicamente. Desde este punta de vista, Ia profesi6n es, en
general, Ia actividad principal de Ia vida adulta. Por ella parece
16gico que toda persona sensata que pretend a trazarse u n proyec
to de vida personal satisfactorio, fel icitante, capaz de llenar de
sentido y plenitud una vida entera, se tome su tiempo para elegir
ETICA DE LAS PROPESIONES
LA ENSBNANZA EN EL CONTEXTO DE LAS PROFESIONES 75 Y DE LA SOCIEDAD PLURALISTA
una profesi6n que colme sus aspiraciones. Y para ella precisa cri
terios eticos. Conforme a lo que hemos expuesto en los apartados
anteriores, algunos criterios eticos que podrfan ser utiles en el pro
ceso deliberative personal son los siguientes:
• No toda ocupaci6n es una profesi6n. Mafiosos, pfcaros, char
latanes, proxenetas, traficantes de narc6ticos, etc., pueden ser
"unos profesionales" del chantaje, de Ia extorsion, del engaiio
y del comercio ilegal, pero lo suyo noes propiamente una pro
fesi6n, puesto que las metas de tales dedicaciones carecen de
legitimidad y no proporcionan beneficia alguno a Ia sociedad
en su conjunto, sino todo lo contrario. En consecuencia, al ele
gir profesi6n deberfamos descartar de entrada toda clase de
ocupaciones que atentan claramente contra los derechos
humanos. Este criteria etico podrfamos formularlo como ''ele
gir una profesi6n digna". Como pregunta gufa para reflexionar
sabre este aspecto de las profesiones podrfamos proponer Ia
siguiente: ~Estoy efigiendo una profesi6n propiamente dicha o
mas bien una ocupaci6n injusta?
• Entre las profesiones dignas, hemos de seleccionar algunas que
esten a nuestro alcance de acuerdo con nuestras capacidades y
aptitudes psicoffsicas. No todos tenemos habilidad manual
para Ia microcirugfa, ni capacidad intelectual para dedicarnos
a ciertas tareas de investigaci6n en tecno logfa punta, pero
seguro que existe una multitud de actividades profesionales en
las que podrfamos llegar a ser habiles y expertos, con tal de
hacer el esfuerzo exigible durante el perfodo de formaci6n.
Serfa moralmente incorrecto elegir una profesi6n que uno sabe
de antemano que no va a poder desempeiiar adecuadamente
por fa lta de algunas capacidades que son esenciales para ejercerla, puesto que las consecuencias de semejante elecci6n
serfan a Ia larga perjudiciales para las personas beneficiarias de
Ia profesi6n (pacientes, alumnos, clientes, usuaries, etc.). Este
criteria etico podrfamos formularlo como "elegir una profesi6n
razonablemente accesible para mis capacidades". Una posible
pregunta gufa serf a:~ Estoy eligiendo una profesi6n que voy a
poder ejercer de modo competente o, por el contrario, s6/o
podre 1/evar/a a cabo de un modo torpe y chapucero?
~TICA DE LAS PROFESIONES
76 fTICA PROFESIONAL DE LOS PROFESORES
• Sabemos que, entre las profesiones dignas que esten al alcance
de las propias capacidades, no todas seran igualmente apeteci
bles desde el punta de vista de Ia realizaci6n de ciertos valores
que uno aprecia par raz6n de Ia propia ideologfa filos6fica,
moral y, en su caso, religiosa (de Ia propia etica de vida plena o
etica de maximos que uno profesa). Seguramente algunas de
las opciones disponibles estaran en mayor sinton fa que otras
con respecto a las creencias y convicciones profundas de Ia
persona que ha de elegir profesi6n. Por ejemplo, serfa 16gico
que una persona que mantiene unas creencias religiosas deter
minadas se plantease Ia cuesti6n de que profesiones pueden
servir mejor para ayudar a los mas necesitados, 0 cuales otras
tienen un mayor respeto par los animales, o que profesiones
tienen mayor conexi6n con Ia construcci6n de un mundo mas
justo. Este criteria etico podrfamos formularlo como //elegir una
profesi6n compatible con las propias creencias y valores y que
inc/usa promueva activamente tales valores''. Esta podrfa ser Ia
pregunta gufa correspondiente: l Estoy eligiendo una profesi6n
que me va a permitir realizar mas eficazmente los valores en los
que creo o, par el contrario, estoy eligiendo alguna otra que me
va a alejar de mis aspiraciones eticas y en su caso religiosas y par ella me puede acarrear una peligrosa esquizofrenia vital?
• Es obvio que entre las profesiones que reunan los requisites
anteriores, habra algunas que ofrezcan razonablemente mayo
res posibilidades de empleo (ode autoempleo) a corto y media
plazo y algunas otras que lamentablemente se encuentren satu
radas, hasta el punta de que no permitan una perspectiva opti
mista en este sentido, al menos a corto y medio plazo. Esta
cuesti6n no hade ser determinante, puesto que las posibilida
des de empleo (o de autoempleo) pueden variar mucho de un
momenta a otro y de un Iugar a otro. Pero no estara de mas
a pi icar algo de prudencia en este senti do: ''elegir una profesi6n
que vamos a poder ejercer en un plazo razonab/e tras e/ perfo
do de formaci6n". Una posible pregunta gufa puede ser: lEstoy
eligiendo una profesi6n que voy a poder ejercer en i.Jn plazo
relativamente breve o, par el contrario, Ia que estoy eligiendo
esta tan saturada que diffcilmente padre insertarme /aboralmente a traves de ella?
ETI CA DE LAS PROFESI ONES
LA ENSENANZA EN BL CONTEXTO DE LAS PROPES IONBS 11 Y DB LA SOCIEDAD PLURALISTA
• Ten idas en cuenta las observaciones anteriores, cabe todavfa
preguntarse si Ia profesi6n que una persona va a elegir es sufi
cientemente apta para mantener el interes y Ia motivaci6n a lo
largo de los anos. Para no caer en Ia rutina del ejercicio profe
sional burocratizado, es necesario disponer de cierto grado de
vocaci6n o inclinaci6n personal hacia el tipo de tareas propias
de Ia profesi6n elegida. Como senala Augusto Horta!, //cuando
el trabajo seve y se vive como vocaci6n/ Ia labor de una perso
na se convierte en a/go inseparable de su vida. El profesional
vocacionado vive para su profesi6n y no s6/o de su profesi6n //
(HORTAL, 2002, 255). Y mas adelante afiade: //£1 profesional/
cuando se dedica a su profesi6n con un sentido vocacional/
hace //profesi6n'' de un modo de ser y de vivir, se dedica a pres
tar el servicio que esa profesi6n tiene como propio// (HORTAL,
2002, 256). Para realizarse como persona y para mantener el
esfuerzo que conduce a Ia excelencia profesional, es decisive
amar Ia propia profesi6n. "Ama lo que hagas" es el sabio con
sejo que le da el viejo operador de cine a su joven amigo en Ia
pelfcula "Cinema Paradiso"3. Aquf el criteria etico puede ser
formulado en terminos de //elegir una profesi6n que sea con
gruente con Ia propia personalidad/ de modo que se disponga
de una reserva de ilusi6n y motivaci6n que permitira superar
dificultades y alcanzar el mayor grado de excelencia que sea
posible en el ejercicio de Ia misma//. En consecuencia, una pre
gunta gufa podrfa ser: ~ Estoy eligiendo una profesi6n que me
ilusiona /o suficiente como para dedicarme a ella sin reservas y
tratar de alcanzar en ella el maximo grado de exce/encia del
que sea capaz o, por el contrario, me conformare con acceder
a una profesi6n que no me entusiasma y sere un profesional
burocratizado y mediocre?
Estos criterios, y algunos otros que podrfan anadirse, pueden
ayudar en el proceso deliberative que es conveniente llevar a cabo
con las personas que se plantean Ia elecci6n de una profesi6n. En
algunos casas tambien serviran para revisar Ia elecci6n que se hizo
2. Titulo original: "Nuevo Cinema Paradiso" (1989), dirigida por Giuseppe Tornatore y producci6n italo-francesa.
ETICA DE LAS PROFESIONES
78 ETICA PROFESI ONAL DE LOS PROFESORES
en el pasado, y de ese modo confirmar Ia decision tomada, o proponerse rectificarla, si hay oportunidad de rectificaci6n. La pre
gunta etica radical podrfa ser formulada en terminos de l Que estoy hacienda con mi vida? y para responderla adecuadamente es preciso plantearse detenidamente las cuestiones que afectan a esa
parte nuclear de Ia propia vida que es Ia dedicaci6n profesional.
ETICA DE LAS PROFESIONES