Arquitectura y Sensibilidad

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    Thmata. Revista de Filosofa. Nmero 45. 2012

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    ARQUITECTURA Y SENSIBILIDADFilosofa en la arquitectura de Juhani Pallasmaa

    Isabel Asa, Universidad de Sevilla.

    Resumen: La crisis de nuestro tiempo no es slo econmica: tambin esarquitectnica. El arquitecto finlands J. Pallasmaa la ha investigado, y se refierea la necesidad de la filosofa como posible orientadora en nuestra crtica situacin.Este escrito intenta ser un dilogo interdisciplinar entre filosofa yarquitectura, en el que pueda hacerse patente el origen de la crisis y el caminopara superarla.

    Abstract: The crisis of our times is not just economical: it is also architectonical.Finnish architect J. Pallasmaa has inquired into it, and he has referred to theneed of philosophy as a possible guidance in our critical situation. This paper isan attempt to promote an interdisciplinary dialog between philosophy andarchitecture, in which we could find both the origin of the crisis and the way toovercome it.

    Presentacin

    Un arquitecto el finlands J. Pallasmaa critica la arquitectura que hoytriunfa en las sociedades avanzadas de todo el mundo. Su crtica se centra en eldesmesurado protagonismo que tiene la imagen: la del arquitecto-estrella y la deledificio-icono. Es as como prolifera una arquitectura hecha desde la vista ypara

    ser vista. La consecuencia negativa consiste en que las construcciones adquierenuna autonoma que, en realidad, no les corresponde, perdiendo su verdaderafinalidad: que el hombre pueda habitar el mundo mediante los lugares que ellacrea, comunicando y acercando. De ah que proponga una arquitectura hechadesde el tacto: un sentido que acerca y comunica, a la vez que permite considerara todos los dems sentidos como extensiones suyas.

    La crtica de este arquitecto es tan honda, que toca el suelo del pensarfilosfico. Pallasmaa es consciente y lo explicita mediante el reconocimiento deque la arquitectura ha de atender al ser -en-el-mundo del hombre. ste es untrmino filosfico, utilizado por el antroplogo y filsofo A. Gehlen y por el filsofoM. Heidegger, entre otros. Aqul ha investigado qu significa la apertura almundo del hombre y la problemtica que conlleva, algo que no puede dejar detenerse en cuenta, pues dicha apertura hace del hombre una realidad nica. Estenica incluye tanto la dificultad de conducir su vida, como la constante

    amenaza de error que cargan al hombre.M. Heidegger coincide con Pallasmaa y Gehlen en considerar al hombre comoser-en-el-mundo. Adems, cuando sostiene que el pensar (filosofar) ha deesclarecer la cuestin del habitar (el mundo) y que el autntico construir (laarquitectura) ha de realizarse desde ese habitar que el filosofar investiga,Heidegger pone a dialogar dos disciplinas que no deben ignorarse. En estocoincide con Pallasmaa. Tambin coincide en apuntar a la comunicacin ycercana, frente a la distancia de enfoques meramente representativos u

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    objetivos, pues las cosas, que son tema del pensar segn l, se caracterizanprecisamente por ser cercanas y comunicar.

    En consecuencia, Pallasmaa, Gehlen y Heidegger nos muestran con mximaprofundidad la real necesidad del dilogo interdisciplinario, con miras a poderevitar algunos de los errores y desequilibrios que amenazan constitutivamente alhombre, cuya casa es el mundo mismo.

    1. El arquitecto y la filosofa

    Existe una idea muy vaga sobrela finalidad de la arquitectura.

    J. Pallasmaa (2006).

    Juhani Pallasmaa (Hmeenlinna, Finlandia, 1936) es arquitecto y escritor.Ha estado en Espaa como jurado de los premios FAD (Foment de les ArtsDecoratives) y confiesa admiracin por algunos de los arquitectos espaoles, sibien piensa que la arquitectura espaola atraviesa un proceso de prdida deraces, tal y como sucede en la prctica totalidad de los pases desarrollados.

    El 12 de agosto de 2006, El Paspublic en su suplemento cultural (Babelia)una entrevista con este arquitecto finlands, en la que Pallasmaa se mostrabamuy crtico con la arquitectura que hoy predomina en el mundo, en tanto meroreflejo de la comercializacin y la velocidad que imperan en l. La arquitectura,sin embargo, es el arte de la lentitud y el silencio (p.15), segn afirmacin suya.Los intereses econmicos, junto con las posibilidades tecnolgicas, promuevenuna arquitectura de impacto inmediato, hecha para ser vista y para hacerse

    notar entre la competencia; unido todo esto al acelerado proceso de globalizacin,el resultado es en trminos de Pallasmaa- narcisista y nihilista (ibd.). Laautntica finalidad arquitectnica habra quedado relegada; en lugar de anclar alos humanos en el mundo, se ofrece un arte visual protagonizado por artista ycliente. Adems, la fama del arquitecto atrae clientela y siembra de edificioshomogneos los lugares ms dispares, borrando las diferencias culturales.

    Pallasmaa entiende que la orientacin social y cultural, al servicio de unaarquitectura que ancle a los seres humanos en el mundo (ibd.), es la autnticafinalidad. Aqu es justamente donde interviene lo filosfico, imbricado con loarquitectnico. En su libro: Los ojos de la piel afirma, por ejemplo, que laarquitectura implica cuestiones metafsicas, concernientes al ser-en-el-mundodel hombre (p.47).

    Ciertamente, hoy la arquitectura despierta mucho inters; las ciudades msprsperas ofrecen edificaciones proyectadas por arquitectos actuales derenombre, que se convierten en iconos y atraen al turismo. A otros niveles, sebusca resolver el problema de la falta de viviendas, se investiga con materialesnuevos o se persigue esa casa inteligente, reclamada por el avance tecnolgico denuestras sociedades. Sin embargo, que un arquitecto se refiera a cuestionesfilosficas como intrnsecas al ejercicio mismo de la arquitectura, puede producirperplejidad: qu parentesco cabe encontrar entre los problemas metafsicos y losrelativos a la organizacin de un espacio y a la tecnologa constructiva? No

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    estamos acostumbrados a que las ciencias, tcnicas o artes cuenten en susinvestigaciones y realizaciones respectivas con la filosofa y, menos an, con lametafsica. Tampoco parece que ese contar est hoy en camino, de manera que enun futuro prximo pudiera acontecer un dilogo interdisciplinario fecundo.

    Afirmaciones como las de este arquitecto finlands podran tomarse comoindicios de realidades que, por lo general, no son tenidas suficientemente encuenta, provocando peligrosas cegueras en la accin humana. Acaso nuestroactual momento crtico, que trasciende lo meramente econmico y nacional, tengaalgo que ver con esa desatencin y el desequilibrio en la consideracin de losfactores e intereses que ponemos en juego.

    En diciembre de 1979, el economista espaol Jos Luis Sanpedro conceda una

    entrevista, publicada en Economa humanista bajo el ttulo: Economa yecologa, en la que adverta del error de no insertar el problema ecolgico en suautntica raz: una actitud esencialmente filosfica, una toma de posicin en loms fundamental, que es la implantacin del hombre en el mundo (p.211). Slodesde esa fundamentalidad el hombre sabe que no puede ver en la naturaleza unbotn dejado a su arbitrio. La accin tcnica vendra despus: una accinorientada y consciente del lmite que ha de asumir.

    Estas voces crticas que desde la arquitectura y la economa reclaman laatencin debida a lo filosfico de los problemas, suscitan algunas reflexiones:

    1) la necesidad de mantener, proteger y potenciar todos esos saberes que,como el filosfico, hoy no estn suficientemente presentes, volcados comoestamos hacia un crecimiento extrnseco y sin medida.2) la sospecha de que la Modernidad antropocntrica y sus excesos an no hanfinalizado, pese a las numerosas crticas que se han alzado contra ellos.

    Dichas crticas, ni habran alcanzado suficiente amplitud, ni tampoco escucha.El puente que tiende Pallasmaa entre arquitectura y filosofa viene a mostrarlo que siempre ha estado presente, de una u otra manera en la investigacin yconstruccin de las distintas realidades: que la investigacin en el mundo esfinalmente una, como uno es el mundo en el que investigamos. A dicha finalidadapunta todo conocimiento humano desde sus diversas ramas. nicamente laparcialidad o los reduccionismos pueden romper la comunicacin entre lossaberes, que tiene su origen ms hondo en la unidad real. Desde esta perspectiva,las afirmaciones de Pallasmaa sobre arquitectura y metafsica nada tienen deextrao.

    Muchos aos antes, en 1951, un filsofo se pronunciaba sobre la unidad defilosofa (pensar) y arquitectura.

    2. El filsofo y la arquitectura

    As pues, el habitar sera encada caso el fin que preside todo construir.

    M. Heidegger (1994).

    En agosto de 1951, se celebraron en Darmstadt (Alemania) unas conferenciasdedicadas al tema general: El hombre y el espacio. Cientficos, arquitectos y

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    filsofos haban sido invitados a intervenir. Entre los filsofos se encontrabanOrtega y Heidegger. Este ltimo titul su conferencia: Construir, habitar,pensar.

    En su conferencia, Heidegger enlaza los trminos que dan ttulo a la misma y,al hacerlo, hace explcita la necesidad de dilogo entre el construir arquitectnicoy el pensar filosfico. El habitar es la clave de la unin, al confluir en l tanto elpensar como el construir. Ahora bien, esa confluencia no est dada, sino que hade hacerse posible mediante ciertos requisitos: la escucha mutua, el pensar de unmodoesencial el habitar y el construir desde ese habitar esencial.

    Nuestro modo de ser en el mundo consiste en habitarlo; slo si sabemoshacerlo seremos capaces de un autntico construir, tal y como expone Heidegger.

    En consecuencia, el filsofo ha de preguntarse por el habitar, problema msacuciante, segn aqul, que la propia escasez o caresta de viviendas. Talestimacin puede sorprender. Sin embargo, es preciso advertir que Heidegger lahace desde un enfoque filosfico de la cuestin, lo cual significa un enfoqueradical: el cuidado de la raz cuida de todo lo que ella alimenta. En 1945, yahaba procedido de similar manera respecto del tema de la pobreza, cuando en laconferencia que pronunci en el castillo de Wildenstein afirm: El peligro de lahambruna, por ejemplo, y de los aos de escasez () no reside de ningn modoen que muchos hombres pueden perecer, sino en que aquellos que se salvan noviven ms que para comer a fin de vivir. La gira sobre ella misma en supropio vaco, que la asedia bajo la figura, apenas notada y a menudo inconfesada,del aburrimiento. En este vaco, el hombre se extrava (pp.115 -117) En dichaocasin, Heidegger pensaba filosficamente la pobreza, mostrando el peligro degirar incesantemente en torno a las necesidades apremiantes, que nos

    coaccionan, desatendiendo la orientacin hacia lo que nos libera. Si pensamosestas frases desde el consumismo actual de (slo) una parte de la poblacinmundial y sus consecuencias, advertiremos la verdad que contienen y quierentransmitir.

    Con el habitar pensado esencialmente, Heidegger muestra dnde est lafinalidad del construir; esa finalidad que, segn Pallasmaa, hoy apenas esadvertida en la arquitectura. La escasez, la caresta y otros problemas relativos alas viviendas retroceden, por as decir, hasta el primario asunto del habitar.nicamente porque nuestro modo de ser en el mundo consiste en habitarlo,construimos: no slo viviendas, sino todo tipo de construcciones. Los animales noson capaces de habitar; slo el hombre, en tanto ser de mundo y no de meromedio. Con todo, ese habitar del que somos capaces puede olvidarse, puedetrivializarse o relegarse. Por ello debe ser pensado esencialmente, lo cual estarea de la filosofa.

    Desde el principio de su conferencia, Heidegger advierte que su enfoque no esarquitectnico ni tcnico, sino que va a buscar el construir en aquella regin a laque pertenece todo aquello que es (p.127). En esa regin, que un primerHeidegger habra denominado ontolgica, es donde puede patentizarse lapertenencia del construir al habitar. Algo, por otra parte, que Pallasmaa tambindescubre como arquitecto, al advertir la prdida de sentido en la arquitecturaactual y al plantear su recuperacin.

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    3. Habitar el mundo

    Para la ardilla no existe la hormiga que sube por el mismo rbol. Para elhombre no slo existen ambas, sino tambin las lejanas montaas y lasestrellas, y ms all de lo perceptible, los dioses, con los que trata en el ritoy en el culto.

    A. Gehlen (1980).

    En 1940, Arnold Gehlen public una investigacin sobre el hombre en la que,frente al esquema de los grados, que explica su naturaleza en continuidad con ladel animal, sostiene su carcter de proyecto absolutamente nico (p.15).Propone, con ayuda de la ciencia y de la filosofa, investigarlo desde s mismo

    mediante categoras estrictamente humanas y con un enfoque de totalidad ogeneral. Ya en una primera aproximacin a su concepto, Gehlen sostiene laapertura al mundo del hombre, la cual implica que ste es una tarea para smismo, que el riesgo de malograrse pertenece a su constitucin y que el futuro, enlugar del presente, es su preocupacin. Todo esto hace de l un sereminentemente prxico: gracias a la accin puede suplir sus carencias.

    La apertura sin restriccin representa, tal y como afirma Gehlen, una carga(p.40) para el hombre, el cual ha de orientarse en medio de una incomparableabundancia de impresiones carentes de direccin prefijada. Conducir su vida enla apertura mundanal es la tarea al servicio de la cual ha de poner sus carenciasen juego, por paradjico que parezca. Con sus manos y su inteligencia noespecializadas, transformar el mundo: lo habitar.

    En el animal, hay una estricta armona entre su estructura orgnica, sumedio ambiente y sus reacciones. Como viviente especializado, el animal padeceun cerramiento, que le ajusta en el presente. El hombre, por el contrario, ha derealizar la armona que no le viene dada, en tanto ser abierto al mundo. En dicharealizacin, entra en juego la previsin y, por consiguiente, el futuro. Lo que en elanimal es instinto, en el hombre ha de llamarse libertad. Es preciso advertir queel manejo de su libertad es una tarea costosa y larga; los estmulos que recibe sontan variados y amplios como el mundo, en tanto que su satisfaccin no encuentrareposo, a diferencia de lo que ocurre con el animal. Todo esto implica una luchaincesante en el hombre mismo, que ha de configurarse inexorablemente, tomandoy dejando, siempre amenazado por el fracaso, mientras ha de soportar unaconsiderable tensin interior.

    La inteligencia y sus creaciones culturales ayudan al hombre a crearse sumundo en el mundo. Sin duda, la capacidad de habitar ha de verse ntimamenteunida a la especial condicin de la realidad humana: abierta, deficiente

    orgnicamente y carente de especializacin. Sin estmulos que le signen lasrespuestas, sin rganos sensoriales afinados al extremo y en concordancia con elmedio respectivo, sin un techo de pulsiones y satisfaccin, el habitar pertenece aese proyecto absolutamente nico que es el hombre, segn caracterizacin delautor.

    Ahora bien, qu es habitar?, en qu consiste esencialmente?, qunombra Heidegger con dicho trmino? Cuando Gehlen afirma (p.94) que para elhombre existe tanto la hormiga como el rbol, tanto las montaas como las

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    estrellas, tanto lo perceptible como los dioses, muestra en su afirmacin laesencia misma del habitar. Porque habitamos siendo en el mundo, nada puedesernos ajeno; en nuestro siendo ha de estar atendida la unidad mundanal y lasdiferencias que ella acoge. Los humanos habitamos la tierra cuidando yerigiendo (edificando, construyendo), al residir junto a cosas. El construirpertenece al habitar. Pero es preciso esclarecer el significado del cuidar y de lacosa en Heidegger para mostrar ms y mejor esa pertenencia.

    Ser en el mundo conlleva ser en la tierra, bajo el cielo, con los mortales y a laespera de los divinos: Cuaternidad es el trmino utilizado por Heidegger paradenominar la unidad diversa de tierra y cielo, mortales y divinos. Somos en elmundo siendo en la Cuaternidad; Gehlen dira como ya sabemos- que para los

    hombres existen tanto los rboles como las estrellas, tanto lo perceptible como losdioses. En la Cuaternidad est acogida toda la diversidad (toda la entidad) desdela unidad (desde el ser): no se trata de una suma ni de una enumeracin, sino depensar el mundo desde el ser. Este pensar es el que deja-ser el mundo comoCuaternidad; es el pensar meditativo, que pusieron en marcha los primerosfilsofos griegos al preguntarse por el principio (la arch).

    Desde la Cuaternidad, los entes no son meros entes, sino cosas: albergan launidad diversa. El asunto del pensar (filosofar) no son los meros entes stos oaqullos- ni los objetos de un sujeto consciente, sino las cosas mismas, que en susiendo (desde el ser, desde la arch) acogen la Cuaternidad (la unidad diversa).Por ejemplo, el puente como cosa comunica las orillas, recoge en el cauce queatraviesa el agua de lluvia, acerca a los humanos y, no pocas veces, dedica unespacio a una imagen o signo sagrado. Siendo en el mundo es como podemos serapelados por cosas.

    Albergando la Cuaternidad, las cosas acercan la diversidad (tierra, cielo,mortales y divinos) desde la unidad (desde el ser). En definitiva, los humanos(mortales) somos en el mundo siendo en la Cuaternidad junto a cosas. Habitar espropio de los mortales. nicamente el hombrecapaz de muerte- habita.

    Las cosas estn a nuestro cuidado, y puesto que ellas albergan laCuaternidad, el cuidado es cudruple: de tierra, cielo, humanos y divinos. Elhombre no es dueo de las cosas, sino su cuidador; tampoco es dueo del ser, elcual est en relacin con l, tambin a su cuidado. En la cosa, en tanto cosa,atendemos la diversidad que ella acoge en unidad. De ah que Heidegger serefiera a salvar la tierra, en lugar de arruinarla en una explotacin sinlmites; a dejar a la luna y al sol seguir su viaje y a las estaciones su bendiciny su injuria; a capacitarnos para una buena muerte; a esperar a los divinoscomo divinos, sin fabricarnos dolos (p.132). El rasgo fundamental del habitar esel cuidar que deja-ser.

    Habitar es cuidar, tal y como queda expuesto, pero tambin erigir o construir.Cmo pertenece el construir al habitar? El autntico construir lleva consigo laCuaternidad a una cosa: () el construir trae la Cuaternidad llevndola a unacosa (p.140), como afirma Heidegger. Esa cosa puede ser una casa o un puente,pero en ella ha de estar el cudruple cuidado que le corresponde. El construirpertenece al habitar porque tiene su principio y su finalidad en ste. El construirautntico vehicula el cuidado desde el habitar y para el habitar. Pensar yconstruir se reclaman entre s: pensando para el habitar y construyendo desde el

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    habitar. Ahora podemos entender mejor la importancia de la pregunta por laesencia del habitar: la pregunta no queda en lo meramente filosfico, sino que suproyeccin es mundanal. De ah la necesidad del dilogo interdisciplinario, delescucharse el uno al otro (p.141) en expresin de Heidegger. Arquitectura yfilosofa no son ajenas entre s. Adems, la necesidad de dilogo ha de ampliarsea toda investigacin y realizacin en el mundo, tal y como ya apuntbamos, perotambin tal y como reclama lo expuesto.

    4. Arquitectura y sensibilidad

    Nuestros diversos sentidos, que nos parecen tan personales que a veces nos

    apartan de los dems, van en realidad mucho ms all de nosotros. Son unaextensin de la cadena gentica que nos conecta con todo lo que en unmomento u otro ha tenido vida; nos vinculan con otras personas y animales,por encima del tiempo y las circunstancias. Son un puente entre lo personaly lo impersonal, entre el alma privada y sus muchos parientes, entre elindividuo y el universo, entre todo lo que tiene vida en la Tierra.

    D. Ackerman (2000).

    El origen de la patologa de la arquitectura actual hay que buscarlo, segnPallasmaa (p.18), en la tendencia ocularcentrista de nuestras sociedades y de laarquitectura misma. La vista, al ser considerada el sentido por excelencia, endetrimento de los dems, obstaculiza el construir desde el habitar y,consiguientemente, el cuidado de lo diverso desde la unidad. La hegemona de lavista en las construcciones desvincula la obra de su pertenencia a la unidad delmundo, como si fuera algo separado y al servicio de quien en ella buscaexpresarse. As es como la arquitectura deviene ejercicio narcisista: un nombreprincipalmente. Sin embargo, las construcciones no tienen forma nominal, sinoverbal: articulan, estructuran, facilitan o impiden, relacionan o separan. Comoafirma Pallasmaa, la experiencia arquitectnica es el acercarse o enfrentarse aun edificio, ms que la percepcin formal de una fachada; el acto de entrar y nosimplemente del diseo visual de la puerta; mirar al interior o al exterior por unaventana, ms que la ventana en s como un objeto material (p.64). Lo que estaafirmacin significa es que el espacio arquitectnico es un espacio existencial, unespacio vivido y no meramente fsico ni esttico. Heidegger estara de acuerdo;del puente, por ejemplo, nos dice que rene: Lleva la corriente, las orillas y latierra a una vecindad recproca (p.133).Desde el habitar, la obra arquitectnicaexpresa el ser en el mundo del hombre, deja ser nuestra condicin mundanal y,por tanto, presta atencin a un mltiple cuidado: de tierra y cielo, mortalidad y

    divinidad. Una sociedad que marche hacia una creciente contaminacin,velocidad, mercantilizacin y prdida de lo sagrado, es una sociedad que nohabita el mundo. En Los ojos de la piel, Pallasmaa se refiere a la crecienteexperimentacin en las ciudades de las sociedades tecnolgicamente avanzadasde las sensaciones de alienacin, distanciamiento y soledad (p.18). Laarquitectura y la ciudad contemporneas tendran que ver con ello, debido aldesequilibrio sensorial (ocularcentrismo) que practican y padecen. Lo ejemplificacon los hospitales y los aeropuertos, que a menudo generan esta sensacin de

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    distanciamiento e indiferencia (ibd.), siendo paradjicamente- lugarestcnicamente privilegiados.

    El ojo es un rgano distanciador, el tacto es un sentido que acerca. Laprimaca concedida hoy al sentido de la vista, adems de contar con unaimportante tradicin, no es ajena al vrtigo, la prisa y el ajetreo que caracterizannuestra vida actual, ya que la vista es un sentido rpido, capaz de adaptarse a lavelocidad de nuestro mundo tecnolgico. Pero algunas consecuencias son laprdida de cercana, comunicacin y riqueza existencial. De ah que Pallasmaaproponga una arquitectura del tacto para recuperar su verdadera finalidad. Sinembargo, todos los sentidos incluso el de la vista- pueden considerarse comoextensiones del sentido del tacto (p.43), tal y como l mismo reconoce. Nuestra

    civilizacin de la imagen nos afecta negativamente; en la arquitectura ha hechoproliferar construcciones impactantes, que seducen como un producto ms delmercado y de la publicidad, sin consideracin a su sentido intrnseco, unido alexistir humano y al mundo. El resultado es un empobrecimiento fatal, por muchoprogreso tcnico que pueda exhibirse. Porque hemos perdido cercana,corporalidad, cuidado (dejar-ser), es necesario reivindicar la corporalidad y lariqueza sensorial humana en su conjunto. En nuestros sentidos no encontraremosel alcance cualitativo propio de los sentidos del animal, pero s algo mucho mshondo: su apertura al mundo. Nuestros sentidos nos acercan el mundo uno ydiverso de mltiples modos no slo visualmente-, de tal forma que cada sentidosiente el mundo a su modo. Adems, sentir el mundo es sentirlo desde la unidadde todos ellos. As lo ha puesto de relieve el filsofo Xavier Zubiri en su trilogasobre la aprehensin humana: Inteligencia sentiente. La inteligencia no estseparada del sentir; no est separada del cuerpo. Proceder como si lo estuviera es

    un error. Tambin lo es reducir la diversidad de los sentidos. Todos sientenmundo, realidad, ser y no slo meros colores, sabores, sonidos, texturas, etc.;es decir, su alcance trasciende las diferencias sin anularlas, sino comunicndolasentre s. Porque son sentidos abiertos al mundo: sintiendo desde la unidad, estnabiertos a las diferencias y al cuidado de tierra y cielo, mortalidad y divinidad.

    Final

    Si la arquitectura proyecta desde el habitar, la unidad del mundo y ladiversidad de los entes estar preservada, atendida, cuidada: la tierra no serarruinada, los cielos no se contaminarn sin remedio, lo sagrado no serdesvirtuado y los humanos podremos existir nuestra mortalidad.

    En el autntico construir, en el habitar esencial y en la recproca escucha del

    dilogo interdisciplinario podremos encontrar hoy una orientacin para sortearlos peligros que nos acechan desde todas las formas de narcisismo; peligros queya describiera Heidegger con toda lucidez en susPensamientos Poticos:

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    Figurndose que l mismo esmedida de todas las cosas,

    cegado por su propia potencia,el hombre atraviesa hoy veloz

    el extravo:enajenado de las estrellas,

    asolando la tierra,falseando el pensar meditativoal reconvertirlo en un calcular,cerrado al dictado que aguarda

    a los nicos poetas (p.362).

    * * *

    Bibliografa

    ACKERMAN, D. (2000) Una historia natural de los sentidos. Trad. de C. Aira.Barcelona: Anagrama, 2000.GEHLEN, A. (1980) El hombre. Su naturaleza y su lugar en el mundo. Trad. deF. C. Vevia Romero. Salamanca: Sgueme, 1980.HEIDEGGER, M. (1994) Construir, habitar, pensar, en Conferencias yartculos. Trad. de E. Barjau. Barcelona: Ediciones del Serbal, 1994, pp.127-142.HEIDEGGER, M. (2006) La pobreza. Trad. de I. Agoff. Buenos Aires: Amorrortu,

    2006.HEIDEGGER, M. (2010) Pensamientos Poticos. Trad. de A. Ciria. Barcelona:Herder, 2010.PALLASMAA, J. (2006) Los ojos de la piel. Trad. de M. Puente. Barcelona:Gustavo Gili, 2006.SAMPEDRO, J. L. (2009) Economa humanista. Barcelona: Mondadori, 2009.

    Mara Isabel Asa Fernndez,Departamento de Metafsica y Corrientes

    Actuales de la Filosofa, tica y Filosofa [email protected]

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