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y globáíización Anna María Guasch

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VZ**.? UNIVERSIDADI ->t-!;• NACIONALir^ , .„•'V DE COLOMBIA

r.'- ''"í"-*- S E D E [; O O O T AFACULTAD DE ARTES

el cqllageposmoderno

Kr::lur (';r:'.;-ral Marco Palacios Rozo Yicwríícíor srd<i i;ir;nl;¡ Fernando ViviescasMonsalve Drcano Fernando Montenegro Lizarralde Y;f:nk:;:;:n¡> acnüí'-mico Luis FernandoFiqno Pinto Vlcodecano tú1 bienestar Miguel Forero Barbosa Hri'rr!ar;p, di: I ; i : ¡ :n í í< i í íJuanita Montoya Gaivis [du:< v Ü O H I Í J Í V de \a cnlcciáihs Gustavo Zalamea Kílünra MargaritaValencia í ) i v < - : : l * u - í::d;;r Alfonso Espinosa Parada Disidió ^r. i íuK) Camilo Páez Vanegas!nr;:, - in: ; Uniíjiblos / dirunibiblo [email protected]

Jorge Hernán Toro Acosta

Guasch, Anna MaríaArte y globalización / Anna María Guasch. -- Bogotá : Universidad

Nacional de Colombia, 2004.

32 p. - (Colección Sin condición ; 1)

ISBN : 958-701-447-2

1. Arte 2. Globalización - Aspectos culturales 3. Identidad cultural I.Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Artes

¡ CDD-21 700.4355 /2004

Palabras claves: Arte Globalización Cultura Identidad Territorio

Key words: Art Globalization Culture Identity Territory

colecciónsincondición 1Primera edición: agosto de 2004ISBN 958-701-447-2© Anna María Guasch 2004© Universidad Nacional de Colombia© Facultad de Artes

IlustracionesPlanta de ¡a Escuela de /Irtes Plásticas

hedía con llaves de ajuste.Mundo de Raúl Cristancho

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Lo importante no es crear nuevos sistemas,aportar nuevas ideas u ofrecer una teoría al

mundo, sino llevar el lenguaje a sus límites. Deahí la reivindicación del término clandestino,un concepto que invita a los artistas a pensar

más allá de lo conocido, asumido o permitido,forzando una imaginación activa en el especta-

dor para que éste cree, cambie y produzca co-nexiones entre distintas posiciones estratégicas.

Auna María Guasch

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El perfume del jarrón roto

Vivimos del perfume de un jarrón rotoErnesto Renán

Como decía Renán (siglo xix, edad utópica y entrópica),vivimos del perfume de un jarrón roto: la ya qui-zás vaga y remota fragancia de la modernidadapenas afecta nuestra pituitaria. La era posmo-derna es una edad del desencanto. Desencantode los dogmas más conspicuos de la Ilustración:el dogma de la igualdad natural, la ley naturalabsoluta, la economía de mercado, la simplici-dad de las leyes de la naturaleza, las leyes de laperfección... Desencanto, lapidario, en grueso yde bulto, de los principios generales, uniformes,esenciales acuñados por el revolucionario Siglode las Luces.

Suerte de Ilustración a contravía, la posmo-dernidad se ha empeñado en revisar su legado, dándo-le un mentís, mostrando sus costuras, sus dobleces ysimulaciones; empeñándose también en redactar su im-probable o implausible acta forense.

Es común a nuestra idea de la historia le-vantar cada tanto el acta de defunción de una era, una

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edad, una época, una fase de una civilización; ello haceparlo do la lógica de la cultura. El sentido de la historiai i inbürga un sentido de la crisis; la crisis es un protoco-ln do la historia moderna porque, modernos o posmo-di irnos, nos alimentamos de catástrofes y las crisis sonminslros espejos deformantes: nos ayudan a mantenerM i n i s t r a idea del antes y del después,i l u í ayer y del mañana y mantieneni ' i i v i lo nuestra cada vez más atro-I i . ' i i l a , procaria, vacilante y lábil con- /•;i : i i i n c i a de la continuidad. *>

Las corrientes intelec- '''x^—-' //^-_ .'jf -ínu las del siglo xvm prestaron cré-d i l o a la idea de continuidad; lavisión posmoderna afinca en la tesis contraria. Piensa(|ui! la imagen del mundo es un vasto y críptico collage;para ella, la percepción del tiempo está regida por lasmismas pautas. Afirma que^no^hay definiciones níti-das, que nos circundan recurrentes lapsus conceptúa-los, que los límites entre el hombre y las cosas sedisuelvan en brumas wittgensteinianas.

Las categorías de la posmodernidadLos análisis de la sensibilidad posmoderna

de la profesora Guasch hincan pie en los principales locidel nuevo paradigma. Son, a modo de ejemplo, estos:

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a) Pluralidad vs. logocentrismob) Nomadismo vs. mainstreamc) Alteridad vs. identidadd) Diferencia vs. globalidad y hegemoníae) Minimalismo vs. maximalismof) Marginalidadg) Multiculturalismo y diásporah) Globomanticismo vs. vanguardismo o modernismo

La lista no para aquí, pero registra la semánti-ca del arte contemporáneo tal y como lo razona la profeso-ra Guasch en sus textos. Abogando por un modeloetnográfico del artista ("jBhrrtí^a^ojmojitnógrafo'^, afirma:

(El artista) se interesa por los lugares, las identidades loca-

les y sobre todo por la narratividad en detrimento de lo es-

tético-formal, lo cual lo lleva a practicar un trabajo

interdisciplinar, no sólo en las técnicas aportadas (fotogra-

fía, video, audiovisual, inedia, escultura, objeto}, sino tam-

bién en la forma de pensar, de plantear en cada momento

nuevos puntos toóricos que aporten resultados dinámicos,

que hagan salir al espectador de su sueño impasible, casi

como una nueva forma de activismo cultural.

Estética relacionalComo Nicolás Bourriaud, la profesora

Guasch también está a favor de una "estética relacional",una estética que "toma por horizonte teórico la esfera

.«-i

El collage posmoderno ,

de las relaciones humanas y su contexto social y partede la obra de arte como 'intersticio social', entendiendopor intersticio un espacio de relaciones humanas que,dentro del sistema global, sugiere otras posibilidadesde intercambio diferentes a las hegemónicas"1.

Así mismo, pasa revista a las alternativasdo los artistas en una sociedad global, en una erahogemónica pero no menos elíptica y descoyuntada.Examina su nueva identidad -una identidad factu-rada en la errancia y en los márgenes- y también lasposibilidades del nuevo neominimalismo, huelga la(«presión, una estética empeñada en explorar a fon-do los pliegues y repliegues de la cotidianidad.

En suma, uno recuerda a ese tal Ismael,en Moby Dick, aferrado a un ataúd que le sirve desalvavidas. Así el artista posmoderno...

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Jorge Hernán Toro

Escuela de Artes Plásticas

Universidad Nacional de Colombia

Cf. "En la era de la pospolítica", ponencia, 2004.

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a/íey globalizacion

Anna María Guasch

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La historia cultural identitaria (ni lingüística, ni de gé-nero, ni de política) del arte de las dos últimasdécadas que proponemos va a centrarse en dife-rentes momentos "culturales": el momentojpos-colonial posmoderno que tiene su parangón enla ideología multiculturalista; el ulterior momen-to global, en su constante tensión e interaccióncon lo local; y, para acabar, el que denominare-mos momento pospolítico, que, a partir de unareactualización de las formas de compromiso yde pensamiento crítico, tiene su equivalente enel interculturalismo.

Posmodernidad y poscolonialismoCon la irrupción de la condición posmoder-

na, que corresponde al periodo poscolonial, asistimosa un nuevo episodio en Jajiefinición de la identidad: elde una máxima expansión, desplazamiento o democra-tización del hecho cultural fruto de la consolidacióndel discurso de la diferencia en el marco del posestruc-turalismo francés, pero también del impacto de los es-tudios poscoloniales, que tuvieron un importante puntode partida en las teorías de Edward Said. En un mundono dividido en estructuras binarias (lo civilizado / lo pri-mitivo, lo crudo / lo cocido, la cultura / la subcultura) nidominado por una mirada etnocéntrica o por una socie-

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dad basada en el monoculturalismo radical que conside-raba la diversidad cultural y social como peligrosa, el "dis-curso de la diferencia" garantizó un reconocimiento de ladiversidad y de lo que llamaríamos un efecto collage sub-yacente al discurso de la hibridación, del nomadismo, delmestizaje y de la impureza.

Posmodernidad y multiculturalismoEn este proceso de desterritorialización pro-

pio de los últimos años de la década de los ochenta y prin-cipios de los noventa, marcados por la caída del muro deBerlín, la emergencia en Europa de nuevos Estados naci-dos en el marco geopolítico generado tras la desapariciónde la Unión Soviética y por el declive de las políticas con-servadoras norteamericanas del gobierno Reagan, se im-puso la necesidad prioritaria de reubicar el arto de lasculturas colonizadas, el de las minorías emergentes, el delas áreas periféricas. Y esta reubicación supuso ante todoreconocer, dentro de lo "políticamente correcto", la exis-loncia del otro múltiple, así como su capacidad transgre-sora y su alteridad.

Es lo que denominaríamos "nuevo interna-cionalismo", que reflejaría la pluralización de relacio-nes políticas, económicas y culturales internacionales,

N así como las contradicciones y conflictos que emergende este proceso de pluralización. Este nuevo internacio-

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nalismo se nos aparece como la fórmula que puede ga-rantizar un mundo lleno de armonía e integración cul-tural. Gracias al nuevo internacionalismo, que suponeel uso de los lenguajes del internacionalismo (sobre todolos derivados del arteminimal, conceptual y pop, enten-didos como lenguas francas) implementados con narra-"tivas locales, la marginalidad cultural, como sostiene JoanFischer, ya no sería un problema do invisibilidad, sinode exceso de visibilidad, en términos de leer la diferen-cia cultural como algo fácilmente mercantilizable1.

Quizás lo más interesante es constatarcómo el nuevo internacionalismo, de acuerdo con laideología multicultural, no constituiría un nuevo-ismotal y como ocurre con los internacionalismos de cortemoderno (como la Bauhaus o la arquitectura interna-cional) sino todo lo contrario, un proceso de desismí-zación. Y este proceso, según sostiene Hou Hanru,incluso podría compararse con el concepto científicode la entropía, en la medida en que al mismo tiempoen que entra en un periodo de desintegración haciaun caos total, alcanza el límite de su propio desarro-llo; y simultáneamente, numerosos y variados órde-

1 Jean Físcher, "The Syncretic Turn: Cross-Cultural Practicas ¡n the Ageof Multiculturalism", en Melina Kalinovska (ed), New Histories,Instituto of ContemporaryArts, Boston, 1996, p. 35.

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nes nuevos emergen de este caos creando una suerte deequilibrio entre el desorden y el nuevo orden2.

Multiculturalismo y diásporaEsta necesidad de equilibrar la identidad

propia con las nuevas demandas globales no impideque artistas de América Latina, Japón, India, China oCorea, quienes practican este nuevo internacionalismoy a la vez crean estilos que respetan las identidadesparticulares locales, llamen a las puertas del sistemaartístico occidental buscando las ventajas que ofrece:el acceso a un discurso vivo y activo más allá de la histo-ria del arte y del museo.

De allí que la imagen visual de la diáspora seanecesariamente intertextual, en el sentido de que creamúltiples asociaciones visuales e intelectuales a la vez,dentro y más allá de la producción de la propia imagen3.Y tal como lo reconoce Stuart Hall en el artículo "CulturalIdentity and Diaspora", lo más destacado del fenómenode la diáspora (el propio Hall parte de su propia experien-cia de la diáspora africana, pues se formó en Jamaica perodesarrolló su carrera profesional en Gran Bretaña) es que

Hou Hanru, "Entropy; Chínese Artists, Western Art Institutions, A NewInternationalism". en Jean Fischer, Global Visions. Towards A New(nternarjona/ism in the Visual Arts. Kala Press, Londres, 1994, p. 79.Nicholas Mirzoeff (ed), Diáspora and Visual Culture, Routledge,Londres y Nueva York, 2000, p. 7.

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aunque el individuo ya no pueda volver a casa, su trabajocultural le permite ver y reconocer sus propias historias,con las que puede construir aquellos punto de identifica-ción, aquellos posicionamientos que definen las identida-des propias1. Según esta teoría, el individuo fruto de ladiáspora desarrollaría mejor su identidad fuera de su ám-bito nacional, buscando sus constantes puntos de friccióny diferencias con él mismo (de ahí el doble juego de pala-bras diferente y diferímiento), y además sería esta identi-dad la que ayudaría a Occidente a conocerse mejor a símismo, a reconocerse en la figura del "otro".

La diáspora latinoamericanaEsto sin duda lleva, sobre todo en el ámbito

latinoamericano, dominado por una problemática rela-ción de identidad-diferencia con Occidente y sus centros,a que una pléyade de pensadores den la bienvenida a laposmodernidad como un instrumento de descolonización:"Ahora la conciencia posmoderna nos ha hecho pasar decopiones a sutiles transgresores y transvasadores de sen-tido, desarrollándose una teoría de la apropiación encuanto afirmación global antihegernónica"5. Como afir-

StuartHall, "Cultural Iderrtity and Diaspora", en N. Mirzoeff, op. cit, p. 23.Gerardo Mosquera, "Robando el pastel global. Globalización, diferencia yapropiación cultural", en José Jiménez y Fernando Castro (eds.), Horizon-tes del arte latinoamericano, Tecnos, Madrid, 1999, p. 64.

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ma a su vez Gerardo Mosquera, el artista latinoamerica-no ha acudido a los patrones culturales cosmopolitas, seha apropiado de las maneras occidentales, de lametacultura planetaria articuladora del mundo con-temporáneo y, como Calibán -arquetipo de la barba-rie que escoge siempre entre Próspero, el pragmáticoEstados Unidos, y el espiritual Ariel, la alta culturaeuropea-, ha aportado, gracias a estos desplazamien-tos y transvases de información, múltiples lenguajes

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comprometidos social y políticamente, discursos degénero, feministas que persiguen en último términoun espacio de arraigo, un espacio para la identidad0.

No todos los teóricos latinoamericanos se hanmostrado favorables a la presencia del "centro" o partida-rios de la "fórmula metropolitana" y han seguido viendoen esta fórmula posmoderna un nuevo fundamentalismo

que hace al centro más centro y a la periferia más perife-ria y que no supone más que una desjcrarquización entrela "hegemonía" (para las metrópolis) y la "subalternidad"(para la periferia). Gerardo Mosquera ve también algu-nos flancos en este "artista de la diáspora" que rompe las

' Gerardo Mosquera (ed.), Beyond the Fantastic. Contemporary ArtCriticism from Latin America, Londres, The Institute of InternationalVisual Arts, 1995.

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fronteras nacionales dando paso a una diáspora men-tal y a un entrecrazamiento de diversos modelos derepresentación que desdoblan préstamos y reciclajes.Mosquera habla del peligro de autoexotismo en respuestaa las expectativas de "primitivismo o diferencia", pero elcosmopolitismo abstracto, el "mimético internacionalis-mo" que fuerza la apropiación de un único lenguajeposmoderno en detrimento de la auténtica diversifica-ción7, también aplastaría las diferencias.

Quizá en este sentido la mejor respuesta a lapregunta sobre cómo reconciliar la autenticidad origina-ria sin renunciar al decurso del mainstream nos la danartistas como Eugenio Dittborn, Guillermo Kuitca, AlfredoJaar, Juan Dávila, Doris Salcedo, Kcho, José Bedía, CildoMeireles, Ernesto Neto, Marta María Pérez Bravo, MaríaFernanda Cardoso o Tunga, entre muchos otros que utili-

Gerardo Mosquera (ed.), "Good-bye Identity, Welcome Difference.From Latin American Art to Art From Latin America", Third Text, 56,otoño 2001, p. 31.

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zan el minimalismo y el arte conceptual como una lenguafranca sin renunciar a la narratividad, a la metáfora, alsimbolismo, y dotando su producción de memoria indivi-dual y colectiva. Y es en ese momento cuando sus imáge-nes pueden ser calificadas de diaspóricas, es decir, deintertextuales o intervisuales, con posibilidades de múl-tiples asociaciones visuales e intelectuales.

Territorios globales y posnacionalesEn esta historia de identidades culturales res-

ta, sin duda, un último estadio que ya no es el del másallá ni tampoco el espacio dialógico del uno y del otro.Ahora, como reconoce Coco Fusco, la identidad racialya no concierne sólo a lo negro, lo latino, lo asiático, loafroamericano, sino también a lo blanco ("ignorar laetnicidad blanca es redoblar su hegemonía y evitar todojuicio crítico en la construcción del 'otro'", sostiene CocoFusco). Se trataría más bien, al decir de Hardt y Negri,de un renovado concepto de imperio que nada tiene quever con el concepto colonial de imperio en el que éstecolonizaba imaginaciones o funcionaba a un nivel psi-cológico para el oprimido.

liste nuevo espacio metafóricamente carentede fronteras, que puede parecer la consolidación de laagenda utópica de la aldea global que nos proponía enlos años sesenta Marshall McLuhan, estaría dominado,

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como muy bien reconoce Fredericjameson, por un con-cepto de comunicación que enmascara y transmite sig-nificados culturales y económicos: "Estamos convencidosde que en la actualidad existe un más denso y más ex-tenso circuito de redes de comunicaciones alrededor delmundo, redes que son resultado de importantes innova-ciones en las nuevas tecnologías de comunicaciones detoda clase y que nos hacen cobrar conciencia de que enel contexto de la globalización lo que cuenta es la im-portación y exportación de culturas, lo cual supone deentrada una cierta redistribución igualitaria superadorade la antigua dicotomía y oposición, todavía muy pre-sente en el estadio puramente multiculturalista, entreculturas colonizadoras y colonizadas."8

oooooFredericjameson, "Notes on Globalization as a Philosophical Issue"en Frederic Jameson y Masao Miyosji (eds.), The Cultures ofGlobalization. Duke University Press. 1998, pp. 55-58.

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Al margen de estos cantos al fenómeno de laglobalización que son probablemente tan utópicos comolos que en 1964 formulara McLuhan y que exigirían unamayor concreción económica en lo que se conoce comocultura corporativa a escala global, se impone un replan-teamieuto de los conceptos de identidad y diferencia, con-ceptos que suponen una relación cada vez más tensa entreel Estado nación y los nuevos Estados posnacionales. Eneste mundo posnacional se impondría, al decir deAppadurai, la aparición de una nueva etnicidad, capazde atraer a personas y grupos que, por su dispersión espa-cial, son mucho más vastos que los grupos étnicos de losque se ocupaba la antropología tradicional; una etnicidadque, lejos de estar vinculada con las prácticas "primor-dialistas" del Estado nación, es transnacional y reclama-ría una nueva comprensión de la relación entre la historiay la agencia social, el campo de los afectos y el de la polí-tica, los factores a gran escala y los factores locales: "En lamedida -sostiene Appadurai- en que los Estados pierdansu monopolio respecto a la idea de nación, es perfecta-mente entendible que grupos de toda clase intenten usarla lógica de nación para conquistar el Estado. Esta lógicaencuentra su poder de movilización en la intersecciónentre el cuerpo (lo subjetivo, lo individual) y las políticasdel Estado (lo público), es decir, en aquellos proyectos que

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reivindicamos como étnicos y que equivocadamente sole-mos tomar por atávicos." °

Giro etnográficoEsta necesidad de reivindicar lo local que

se puso de manifiesto en la filosofía de la Documenta xide Kassel de 2002 que se propuso el reto de exponer arteprocedente de todos los rincones del mundo sin pres-cindir de sus identidades locales y de las específicascircunstancias políticas y geográficas bajo las que sehabía producido nos conduce directamente hacia unnuevo giro en el arte contemporáneo, el giro etnográfico,que convive con otros giros: el del archivo o el micropo-lítico, bajo el paraguas del giro cultural.

Este "giro etnográfico" supone muchos partíprís, entre ellos el desplazamiento de la historia del arte alterritorio más expandido de cultura, así como un renova-do interés por la antropología posmoderna que, con su pro-

Arjun Appadurai, La modernidad desbordada. Dimensiones culturalesde la globalización, Montevideo, Ediciones Trilce y Fondo de CulturaEconómica, p. 166.

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yecto contextual no tautológico, con su interés por laalteridad, con su particular metodología de trabajo (el "tra-bajo de campo"), con sus promesas de autorreflexividad,nos sitúa en una visión del lugar como un "texto de lahumanidad", visión basada en las intersecciones entrenaturaleza, cultura, historia e ideología10. Este giro nossitúa además ante un nuevo modelo de artista, "el artistacomo etnógrafo", un artista que ya no está interesado enasuntos económicos o sociales, sino en asuntos identita-rios y que cuestiona el mantenimiento de la autoridadetnográfica (una cierta posición arrogante frente al otro),así como el fetichismo derivado de las fantasías primiti-vistas y los exotismos, fetichismo que sería la causa deque la inicial xenofilia (sobreidentificación con el otro)acabe convirtiéndose en xenofobia.

0 Lucy Lippard, The Lure of the Local Senses of Place in a MulticulturalSoc/ety, Nueva York, The New Press, 1997, p. 7.

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El modelo de "artista como etnógrafo" queproponemos se interesa por los lugares y las identidadeslocales y sobre todo por la narratividad en detrimentode lo estético-formal, lo cual lo lleva a practicar un tra-bajo interdisciplinar, no sólo en las técnicas aportadas(fotografía, video, audiovisual, media, escultura, objeto)sino también en la forma de pensar, de plantear en cadamomento nuevos puntos teóricos que aporten resulta-dos dinámicos, que hagan salir al espectador de su sue-ño impasible, casi como una nueva forma de activismocultural. Este es un artista que, tanto si procede delmainstream como de la periferia o de la diáspora, tantosi es hegemóm'co como si es emigrante, se sitúa más alládel internacionalismo de corte moderno basado en la fór-mula homogeneizadora de "todos somos iguales" y pien-sa que la solución tampoco está en el nacionalismo, enel genius loci, en la reivindicación de las etiquetas na-cionales o de las raíces del territorio cultural propio, don-de todos quieren ser distintos y reivindican sus etiquetasde origen y su condición de artistas nacionales. Es esteun artista que cuestiona los modelos transnacionaleshomogeneizadores (en versión bienales periféricas) y quese pregunta si el nuevo internacionalismo puede caer enel peligro de convertirse en una visión distópica en elsentido de anular las diferencias locales, la diversidad

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de culturas autóctonas, lo cual conduciría a una nuevahomogeneidad y a un mayor control por parte de las es-tructuras hegemónicas de poder.

Por ello podríamos hablar, de acuerdo conMiwon Kwon, del artista no como "hacedor de objetos"(la fase de producción-reproducción habría concluido),sino como "progenitor de significados"", ya que junto alas condiciones iniciales do viajero y observador se loexigen dotes interpretativas, de búsqueda de significa-dos. Y es precisamente esta condición alegórica, esta ale-goría etnográfica de la que habla Clifford, la que salvaríael arte de convertirse en documento o inventario.

Son muchos los artistas que en la actualidadtrabajan bajo estos registros etnográficos horizontales, ovueltos hacia la producción de lo local sin detrimento desu condición de artistas globales: Chantal Ackerman, AntoniMuntadas, Gabriel Orozco, José Alejandro Restrepo, San-tiago Sierra, Rogelio López Cuenca, The Atlas Group, elcolectivo Multiplicity, Renné Green.

O O O O O Q11 Miwon Kwon, One Place After Another. Site-Spedfic Art and Locational

Identity, Cambridge, Mass. y Londres, MIT Press, 2002.

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Lo global y lo interculturaiPara finalizar esta reflexión, me interesa en

especial aportar un nuevo concepto cultural que clarifi-que las actuales tendencias a la globalización y a la re-sistencia a la globalización. Pensamos en este sentidoque habría que reemplazar el multiculturalismo por otrafilosofía política, la del interculturalismo, es decir, la delintercambio de culturas a través de las naciones, con todolo que ello supone: una nueva apropiación de lo nacio-nal y renovados contactos críticos con lo internacional.Lo intercultural estaría en este sentido más cerca de lotranscultural12 que de lo multicultural (entendiendo pormulticultural aquello que hace referencia a la cohabita-

13 Tal y como sostiene G. Mosquera, el vocablo "transculturalización" esfamiliar en el discurso teórico latinoamericano. Al respecto señala elaporte del cubano Fernando Ortiz que en el texto de 1940,Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, habría inventado el voca-blo "transculturación" para enfatizar el "toma y daca" presente entoda relación intercultural, y señala también el trabajo del crítico lite-rario uruguayo Ángel Rama, Transcu/turac/dn narrativa y novela lati-noamericana, 1982. Citado por G. Mosquera, "Robando del pastelglobal", art. cit, p. 64.

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ción de diferentes grupos culturales y étnicos dentro deun marco común de ciudadanía), y en él ni lo nacionalni el nacionalismo de resistencia (calificado por algu-nos teóricos poscoloniales de coercitivo, elitista, autori-tario, esencialista y reaccionario) tendría futuro.

El futuro estaría en lo intercultural que supe-ra la antigua dicotomía identidad / diferencia y los diálo-gos entre distintos contextos nacionales a través de unapotenciación de las subjetividades, de las realidades par-ticulares de cada ser humano más allá del concepto de lo"étnico", y de un mayor diálogo entre lo universal y lolocal, entendiendo lo local (sinónimo de sitio o lugar) másdesde la perspectiva de relación y contexto que de la es-cala o el espacio. Porque hay que reconocer que en la ac-tualidad, más que nunca, los numerosos grupos humanosypoblaciones desplazadas, desterritorializadas y transeún-tes que conforman los "paisajes étnicos del mundo con-temporáneo" se hallan envueltos en la construcción delo local en tanto estructura de sentimientos y como res-puesta a la erosión, la dispersión y la implosión de lahomogeneización global".

Sólo así se pueden materializar operacionestan necesarias de un globalismo en el nuevo mapa de lo

13A. Appadurai, op .cit, p. 207.

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"pospolítico"", operaciones como las que anuncian gran-des proyectos culturales relativos al flujo cultural global,algunos precedentes del ámbito del museo (como lo queha ocurrido en el Guggenheim de Bilbao) y otros del im-pacto de la globalización en las grandes citas internacio-nales de arte y en las bienales periféricas. En estos casos,entre otros muchos, la agenda utópica de ruptura de fron-teras y de ir más allá de la tan manoseada identidad suigeneris puede también acabar en distopía, el pasaporteglobal que parecen disfrutar algunos frente a una mayorconciencia del aislamiento que caracteriza a otros. Y cuan-do hablamos de distopía hacemos alusión a lo que cance-la las diferencias locales, las identidades locales esenciales,los modelos de conocimiento tradicionales y la rica diver-sidad de culturas, a favor de un mayor control por partede las estructuras de poder.

4 El concepto de "pospolftico" es interesante en función del punto devista de la interferencia y la inherente complementanedad entre elespacio de los "lugares" y el espacio de los "flujos'. Véase BulentDiken, "Immigration, Multiculturallsm and Post-Politlcs after Nine Ele-ven", Third Text, 57, invierno 2001-2002, p.ll.

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Anna María Guasch es profesora de laUniversidad de Barcelona y autora de El arte enel siglo XX en sus exposiciones: 1945-1995(1997) y Los manifiestos del arte posmoderno.Textos de exposiciones 1980-1995 (2000).

Jorge Hernán Toro Acosta es f i lósofo de laUniversidad de los Andes con posgrado en Filosofíadel Arte de la Universidad Nacional de Colombia.Profesor de Teoría del Arte de la Universidad Nacionalde Colombia. Traductor y teórico. Ha publicadoensayos sobre crítica del arte.