Upload
aliciasr
View
350
Download
2
Embed Size (px)
Citation preview
Vuelta al Mundo en MotoVIAJES
| AUTO AVENTURA 4X470 AUTO AVENTURA 4X4 | 71
La Ruta de los Exploradores Olvidados (VII) Kenya
Masai Mara, un Safari en moto
Una de las cosas que más nos gustaría hacer aquí en Kenia, es ir a un Safari, pero las cosas no son tan sencillas, o si? Estábamos en Nairobi con un buen
amigo, Topo Pañeda que nos invitó a hacernos de Cicerone en una fiestabenéfica que organizaba una empresa española de safaris.
Alicia Sornosa
Ni cortos ni perezosos, nos subimos en el 4x4 de Topo y sali-
mos a recorrer las calles keniatas de la capital. En menos de
una hora estábamos llegando a una bonita casa llena de niños,
con música en directo de una colombiana y comiendo tortilla de
patata. En la cola de las pizzas, un tipo alto, moreno, y con barba
poblada se acerca a Miquel y se pone a hablar con él. Resulta que
ha reconocido su camiseta, se está leyendo su libro «Un Millón
de Piedras» y, hablando y hablando, resultó que Raúl y Cristina
tienen un campamento de lujo en Masai Mara estrenado hace
seis meses. Nos invitaron a pasar unos días allí.
Con las motos un poco más ligeras de equipaje nos dispusimos
a hacer unos 250 km. Quedamos con Topo y Raúl por la mañana,
Topo haría el camino en una Suzuki de 250 c.c. junto con Atrevida
(BMW 1200 GS) y Descubierta (BMW F 650 GS). Raúl iría en un
coche, un Land Cruiser, con carga para el campamento. Salir de
Nairobi es complicado, pero el ánimo que teníamos hacía que
serpenteáramos entre el tráfico como colegiales en bicicleta. A
las dos horas llegamos a el gran puerto desde el que se ve el valle
del Rift, una enorme llanura que cruza de lado a lado nuestras
miradas. La subida es muy empinada, con el asfalto ondulado
por el peso de los gigantescos camiones que circulan por él.
Bajamos el puerto y llegamos a una larga recta con un asfalto
casi recién puesto, llevábamos tres horas de camino. Al final
de la recta, un pequeño cruce lleno de señales de Masai Mara
(señales de Lodgs y Camps) hacía que el corazón nos latiera
deprisa, la llanura había tomado posesión del paisaje.
Para llegar a Mara hay que conducir unos 70 km por una dura
pista. Dejé las maletas en el coche de Raúl y comenzamos a
tragar piedras, agujeros, tierra y más piedras, el traqueteo es
insoportable, pero después de la pista de Moyale, esto está
superado. Los Continental TKC 80, unos neumáticos de trail,
son perfectos para estos menesteres aunque, todo hay que
decirlo, por asfalto no van nada mal. Tras las piedras llegó el
barro, vemos los primeros animales en los lados. Gacelas de
todo tipo pastan cerca de nuestras motos y los monos se alejan
asustados por el ruido de la imponente BMW, Atrevida, de Miquel.
Las nubes comienzan a aparecer en la lejanía y amenazan con
lluvia. Hemos de darnos prisa. Como se ponga a llover el barri-
zal de este suelo de arena blanca con piedras va a ser como
conducir sobre la arcilla. De pronto, el coche de Raúl toma otra
dirección, esta vez campo a través, así atajamos para llegar a su
campamento. La conducción sobre hierba mojada resulta muy
divertida, sobretodo con mi BMW, que pesa menos que la de
Miquel, aunque el que disfruta de lo lindo es Topo y su pequeña
Suzuki, se mueve como una lagartija.
A lo lejos oímos unos cánticos, y vislumbramos colores rojos,
es la entrada a Enkerende, el campamento de Cristina y Raúl. La
entrada es apoteósica. Los masai nos reciben con sus cánticos,
saltos y gritos, a la vez que nos enseñan sus lanzas y nos invitan a
tomar un refrigerio junto con una toalla húmeda para limpiarnos.
Esto es el paraíso. Y es cierto, este campamento es mejor que
el de Memorias de África. Tiendas amplias con vistas al río Mara
desde donde se oyen los hipopótamos subir y bajar expulsando
el agua por su nariz. Una ducha relajante en la tienda de cada
Llegada a Massai Mara
La pista y la lluvia
VIAJES Vuelta al Mundo en Moto
72| AUTO AVENTURA 4X4 73 AUTO AVENTURA 4X4 |
barro del día anterior, duro como una piedra, acumulado entre la tapa del cár-
ter y la protección había hecho de palanca y agujereado esa pieza. Pero esto
es coser y cantar, y en unas horas la moto estaba andando perfectamente.
Gracias a Topo Pañeda por su material, a David por sus manos y maña, y a Raúl
por hacer de jinete cuando no podía más.
Tres días fueron los que pasamos en Enkerende, disfrutando de motos y
conducción y de la compañía y amistad de Raúl y Topo. Pero todo lo bueno se
acaba, y salimos hacia Nairobi con unas enormes nubes delante que prometían
descargar sobre nuestra cabeza, cosa que sucedió en la entrada de la ciudad,
ríos de agua cruzando el asfalto, un atasco monumental, trozos de carretera
destrozada y un buen golpe, por ambos lados en mi moto, que gracias a las
maletas de que 2Tmoto montó a Descubierta, se quedó sólo en un susto. Ago-
tados y llenos de sonidos salvajes de los hipopótamos, los monos, los elefantes,
caímos en lo brazos de Morfeo. Nuestra siguiente etapa, Asia.
Para trasladar las motos decidimos que lo más económico desde Nairobi era
en avión. Buscamos una compañía de transporte y en Jungle Junction, la casa
hotel para overlanders regida por el alemán Chris, prepararon unas cajas de
madera con las motos dentro. Las cajas son mínimas para pagar menos ya
que cuenta el espacio y el peso. Para ello se desmonta la rueda delantera, se
baja el manillar, se quita el parabrisas delantero y se deshincha la trasera. Las
maletas a ambos lados, se fumiga la madera y listo, las motos en unos días
estarían esperando en el aeropuerto de Bombay y allí en Goa buscaríamos a
otro de los exploradores españoles Olvidados, S. Francisco Javier, un jesuita
español que viajó con los portugueses a una de las ciudades cristianas con
más sabor portugués fuera de Europa, Panjim.
He preguntado a mi moto, Descubierta, una BMW F650 GS, que cómo lleva el
camino. Por ahora, ha pasado por el quirófano debido a que he tenido que bajar
la suspensión y la tija delantera, que unido a su «low size» (este modelo como
en otros la marca alemana vende un modelo más «bajito») ha permitido que
llegue bien al suelo, pero que esté muy cerca de las piedras picudas del camino.
Por eso se agujereó el cárter y fue reparada en Jungle Junction. En Nairobi
pasó su segunda revisión y tan sólo hubo que cambiar el líquido de frenos y
los filtros. Me dice que no le duele nada, que el corazón le late perfectamente.
Es verdad, su motor suena de bien como el primer día. Las suspensiones, yo
temía por ellas debido al peso extra que carga (unos 90 kilos más 50 míos), ni
chirrían ni han reventado pese a la cantidad de baches, agujeros y todo tipo
de vibraciones que soportan por estos andurriales. La parte electrónica va
como un reloj, nunca mejor dicho, sin un fallo de ningún tipo. Vamos, que quien
piense que esta moto, la pequeña de las GS es simplemente apariencia, se
equivoca. El tren de arrastre está perfecto y sólo me he tenido que ocupar de
limpiar y engrasar la cadena de vez en cuando. Por lo que me dice, Descubierta,
la alemana viajera, está perfectamente de salud.
uno que se adorna con maderas y candiles, con telas masai. Comodidad y lujo
en medio de África, es simplemente de película. Los dos perros de Enkerende,
nos reciben acompañan en el paseo que damos para visitar el Tented Camp.
Maravilloso, no tenía palabras y eso que lo bueno estaba por llegar.
Al día siguiente y tras escuchar la lluvia toda la noche, damos un paso con
uno de los masai, David y el siempre vigilante Ranger. Podemos ver, casi tocar
las gacelas, los antílopes, las jirafas y los elefantes, incluso llegamos a ver una
tortuga de unos 40 años. David explica cada planta, cada huella, estoy disfru-
tando de lo lindo. Pero lo mejor fue poder disfrutar de la llanura del Masai Mara
con las motos. Pudimos acercarnos a los búfalos y las jirafas nos miraban con
sus grandes ojos. Recorrer la hierba mojada, incluso encharcada en muchos
lugares, con las motos ya sin peso extra ha sido disfrutar de lo lindo. Correr
al lado de una cebra, alucinar con la atenta mirada de los elefantes, e incluso
parar para hacer fotos con los animales al lado ha sido increíble. Desde estas
páginas animo a todos los amantes de los animales, las motos o los coches
a disfrutar de este lugar mágico, frente al río Mara donde la hospitalidad de
cristina y Raúl, la atención de los masai, sus pueblos con mercadillo, los colores
de sus vestiduras y la estupenda compañía, han hecho que Kenia sea uno de
los lugares más auténticos del viaje. Más info en www.enkerendesafaris.com.
Una de las anécdotas que espero que no vuelvan a suceder más es la segunda
rotura, por culpa de una piedra, del cárter de la BMW. Un pequeño golpe ines-
perado al cruzar una pista de barro hizo que cuando parábamos a hacer fotos
a las jirafas viésemos que de nuevo, perdía aceite por debajo. Como ya se
«operar» este tipo de lesiones y llevo una lata de aceite por si acaso, rellené
y llegamos a Enkerende. Allí, con la ayuda de Topo y David, uno de los masai,
vaciamos el cárter, lo desmontamos, pusimos masilla en el pequeño agujero,
lijamos, esperamos y volvimos a montar y rellenar. Nos dimos cuenta que el
xxx
Como está Descubierta
Rumbo a la India
El colorido de los masai
convirtió en inolvidable el
paso por Kenia
De safari con las motos
Otra piedra en mi camino
Camino de Masai Mara,
nos cruzamos con jirafas,
antílopes y elefantes