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71 www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia Biodiversidad marina: conceptos xaminando las bases moleculares de la vida, la ciencia ha sabido mostrarnos que todos los seres vivientes comparten un origen común, que hay una unidad fundamental de la vida sobre el planeta. Sin embargo, aunque parezca paradó- jico, no menos asombrosa es la diversidad de formas de vida que lo habita. De manera simplificada tratamos de comprender tal diversidad en una sola pala- bra: biodiversidad; con este neologismo, entrado en sociedad hace apenas 15 años, pretendemos conceptualmente abarcar toda la variedad de la vida, que comprende tres niveles jerárquicos fundamentales de organización: diversidad genética, diversidad de especies y diversidad de ecosistemas. Por si fuera poco, en otro plano la biodiversidad abarca también tres dimensiones en cuanto a su complejidad: la composición, la estructura y la función. Investigación: oportunidades, retos y responsabilidades en el tercer milenio Biodiversidad marina por JUAN MANUEL DÍAZ MERLANO 71 USOS ESTRUCTURA FUNCIÓN COMPOSICIÓN GENES ESPECIES ECOSISTEMAS www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia

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Biodiversidad marina: conceptos

xaminando las bases moleculares de la vida, la ciencia ha sabido mostrarnos

que todos los seres vivientes comparten un origen común, que hay una unidad

fundamental de la vida sobre el planeta. Sin embargo, aunque parezca paradó-

jico, no menos asombrosa es la diversidad de formas de vida que lo habita. De

manera simplificada tratamos de comprender tal diversidad en una sola pala-

bra: biodiversidad; con este neologismo, entrado en sociedad hace apenas 15

años, pretendemos conceptualmente abarcar toda la variedad de la vida, que

comprende tres niveles jerárquicos fundamentales de organización: diversidad

genética, diversidad de especies y diversidad de ecosistemas. Por si fuera poco,

en otro plano la biodiversidad abarca también tres dimensiones en cuanto a su

complejidad: la composición, la estructura y la función.

Investigación:oportunidades, retosy responsabilidadesen el tercer milenio

Biodiversidad marina

por JUAN MANUEL DÍAZ MERLANO

71

USOS

ESTRUCTURA FUNCIÓNCOMPOSICIÓN

GENES

ESPECIES

ECOSISTEMAS

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Por otra parte, más allá de su verdadero

significado, la palabra biodiversidad se ha

convertido en los últimos años en un sinóni-

mo de calidad de vida y de naturalidad del

medio ambiente, a la vez que ha transforma-

do mágicamente la variedad de vida en un

hecho político. Religiones, filosofías y leyes

en todo el mundo hacen al hombre responsa-

ble de las acciones que afectan a otros seres

vivientes, y el Convenio de las Naciones Uni-

das sobre la Diversidad Biológica (CDB), sus-

crito por casi la totalidad de las naciones, se

ha convertido en el instrumento universal para crear

conciencia y establecer las reglas del juego que le

permitan a la humanidad continuar compartiendo equi-

tativamente con los demás seres vivos los beneficios

de habitar este privilegiado planeta, mal llamado Tie-

rra. La humanidad, los otros animales, las plantas y los

microorganismos compartimos un ancestro común que

se remonta a 3.500 millones de años; los procesos que

crearon al hombre son los mismos que crearon a los

demás seres vivos. Pero en un mundo en el que el

hambre, las enfermedades, las pugnas étnicas y reli-

giosas, las injusticias sociales, la opresión política y las

extremas desigualdades en bienestar pululan en nues-

tra especie, muchas personas opinan que la pérdida

de biodiversidad es menos importante que atender las

necesidades humanas, como el desarrollo económico

y la seguridad nacional.

Tal actitud ignora un hecho fundamental: el hom-

bre es inextricablemente dependiente de otros seres

vivientes. Cada vez que respiramos, cada bocado de

alimento que ingerimos y cada gota de agua que be-

bemos provienen de la diversidad de la vida. Los se-

res vivos son nuestros verdaderos recursos y constitu-

yen los sistemas que mantienen las condiciones en las

que podemos sobrevivir y prosperar. Son la base del

desarrollo económico y de la seguridad nacional. Sin

ellos, todos padeceríamos de hambre y sed, seríamos

calcinados por el sol, nos asfixiaríamos y seríamos se-

pultados por las basuras y desechos que producimos.

En el ámbito marino, a causa de su relativa inacce-

sibilidad, el conocimiento acerca de los organismos y

ecosistemas es muchísimo menor que en el terrestre,

no sólo en Colombia sino a nivel mundial. Los océa-

nos ocupan el 70% de la superficie del planeta y un

porcentaje aun mayor de la biósfera tridimensional,

ejercen un control fundamental sobre el clima de la

Tierra y poseen complejas interacciones con la atmós-

fera y los continentes. El mar contiene la mayor parte

de la biodiversidad evolutiva base, siendo el 75% de

los grupos mayores de organismos exclusiva o princi-

palmente.1 Así, organismos como los braquiópodos,*

priapúlidos,* sipuncúlidos,* equinodermos* y hemi-

En el ámbito marino, a causa de su relativa inaccesibilidad, el conocimiento acerca

de los organismos y ecosistemas es muchísimo menor que en el terrestre,

no sólo en Colombia sino a nivel mundial.

Microalga.

3000 aumentos.

Fitoplancton.

Anabaena spiroides.

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cordados* no tienen representantes en ámbitos distin-

tos al marino, y la gran mayoría de las especies de es-

ponjas, cnidarios* (corales, anémonas y medusas), gu-

sanos nemertinos,* briozoarios,* anélidos,* moluscos y

crustáceos habitan exclusivamente en el mar. Como si

fuera poco, con excepción de los onicóforos,* no hay

ningún grupo de organismos que no tenga represen-

tantes en el mar.2 Adicionalmente, si involucramos otras

consideraciones, en el mar la vida se manifiesta tam-

bién con mayor variabilidad en cuanto al tamaño de

los organismos, que va desde las bacterias y el pico-

plancton* hasta descomunales ballenas, en mayor di-

versidad de formas funcionales (por ejemplo, la alimen-

tación por medio de la filtración del agua), una mayor

complejidad de las redes tróficas (mayor número de

niveles) y, además, los límites entre ecosistemas son

mucho más difusos que en el ámbito terrestre. Tam-

bién la variación en las relaciones espacio-temporales

entre los organismos, así como entre éstos y los ecosis-

temas son mucho más variables y complejas en el ám-

bito marino que en el terrestre.3

La complejidad de conocer acerca de la

biodiversidad marina

No resulta sorprendente que no hayan sido descritas

todas las especies que habitan los mares y océanos; lo

que sí sorprende, sin embargo, es el hecho de que has-

ta ahora no haya un buen consenso sobre el número de

especies marinas que probablemente existe. En con-

traste con el ámbito terrestre, donde las colecciones ex-

haustivas de insectos en las selvas tropicales constitu-

yen la base de los estimativos de biodiversidad, en el

mar se han hecho muy pocos intentos empíricos para

Una vaga vida había primeroflotando en el agua,y aprendió a unirse haciéndose célula.La vida es asociación. La habilidadde los organismos para asociarse:el progreso de la vida.

ERNESTO CARDENAL, Cántico cósmico.

1 G.C. Ray, “Ecological diversity in coastal zones and oceans”, cap. 4 (págs.

35-50), en E.O. Wilson (ed.), Biodiversity. Washington, National Academy

Press, 1988.

2 E.A. Norse, Global marine biological diversity. Washington, Island Press,

1993, 383 p.

3 G.C. Ray, op. cit.

* Braquiópodos: clase de gusanos de cuerpo protegido por una concha de

dos valvas, con la boca situada entre dos brazos provistos de numerosos

tentáculos.

* Priapuloideos: tipo de metazoos vermiformes, de simetría bilateral, de hasta

unos 8 cm de longitud, recorrido por surcos anulares; prosoma diferencia-

do en forma de trompa, en cuya extremidad anterior se abre la boca. Orga-

nización interna simple, ya que carece de sistema respiratorio y aparato

circulatorio. Se conocen unas cinco especies, que viven en mares fríos

hasta una profundidad de 500-600 m.

* Sipuncúlidos: clase de metazoos de cuerpo vermiforme no segmentado,

con una región anterior (trompa) y otra posterior de mayor diámetro (tron-

co). Boca en posición anterior rodeada por una corona de tentáculos. Se

conocen unas 250 especies exclusivamente marinas.

* Equinodermos: tipo de animales invertebrados de simetría pentarradial en

las especies actuales, con esqueleto calcáreo interno formado por placas

cubiertas de protuberancias o púas. Existen dos tipos fundamentales de

organización: erizos y estrellas. Son exclusivamente marinos.

* Hemicordados: grupo zoológico que antecede a los vertebrados.

* Cnidarios: son los mismos celenterados, según la nueva nomenclatura.

* Nemertinos: tipo de invertebrados vermiformes, de hasta 30 cm de longi-

tud, provistos de probóscide evaginable, a veces armada, de cuerpo cilín-

drico no metamerizado y simetría bilateral.

* Briozoos (briozoarios): clase de gusano diminuto que forma generalmente

colonias de aspecto de musgo, que cubren las plantas y rocas marinas.

* Anélidos: tipo de invertebrados celomados, segmentados, carentes de

apéndices articulados, metamerizados y provistos de simetría bilateral. Se

conocen más de 7.500 especies, en todos los hábitats.

* Onicóforos: grupo de animales metazoos invertebrados, antenados, de

cuerpo alargado (hasta 15 cm), contráctil, provisto de una serie de

parápodos no articulados terminados en garras. La respiración es traqueal,

presentan sexos separados; unas 70 e. terrestres que viven en lugares

húmedos.

* Picoplancton: Fracción más diminuta de los componentes del plancton.

Generalmente: bacterias.

verificar en el campo los estimativos. Los mejores datos

provienen quizá del mar profundo, mediante el conteo

del número de especies contenidas en 230 muestras y

su correspondiente extrapolación, que arroja una diver-

Plancton.

Thalassiosira sp.

5550 aumentos.

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sidad total para el mar profundo de diez millones de

especies.4 Pero el único estimativo del número de espe-

cies en arrecifes de coral, el ecosistema marino más di-

verso, está basado en el conteo de organismos en un

gran acuario representando ese ecosistema.5

A pesar de que Darwin describió extensos trata-

dos sobre los arrecifes de coral y la biología de los

cirrípedos,* la síntesis evolutiva moderna, liderada por

May, Simpson y Dobzansky durante el siglo XX, se fun-

damentó principalmente en observaciones y experi-

mentos en la biota* terrestre. Actualmente ello se refle-

ja en el descomunal énfasis terrestre de los estudios

sobre biodiversidad y biología de la conservación. Por

ello, apenas si comenzamos a comprender la naturale-

za de las amenazas sobre la salud de los océanos y por

ende la de la biósfera misma. Probablemente ya no

existan verdaderos ecosistemas prístinos sobre el pla-

neta, y los procesos mediante los cuales

la humanidad ha alterado los ecosis-

temas marinos son poco claras,

como lo son las futuras impli-

caciones de ello. De continuar

las tendencias actuales, muchos de los ecosistemas ma-

rinos experimentarán una pérdida dramática de bio-

diversidad y complejidad, eventualmente conducien-

do al colapso. Eso, de hecho, ha ocurrido ya en algu-

nas áreas.

Un ejemplo ya clásico de ello es el que atañe a los

arrecifes de coral en el mar Caribe. Cuando el estu-

dio científico moderno de los arrecifes se inició a me-

diados del siglo XX, estos ecosistemas habían sido ya

sobreexplotados desde hacía décadas, quizá siglos.6

Aún en la década de 1970 y comienzos de la de 1980,

los arrecifes del Caribe mostraban una aparente pros-

peridad, y los científicos y estudiantes que hacían in-

vestigaciones en ellos por aquel tiempo (incluyendo

al autor), a la vez que agradecían la ausencia de gran-

des peces depredadores, no consideraban seriamen-

te la posibilidad de que los corales mismos estuvieran

potencialmente amenazados. Diez años más tarde, en

forma generalizada, la cobertura viva de coral se ha-

bía reducido a la cuarta parte y en algunos lugares a

menos del 10%, aparentemente a causa de enferme-

dades, pesca excesiva, calentamiento global y paso de

huracanes.7 Este colapso, que afectó a la mayoría de

los arrecifes del Atlántico occidental, no tiene prece-

dentes en la historia geológica de la región desde el

Pleistoceno.8

Hoy sabemos por la teoría ecológica que la aparen-

te estabilidad seguida por el colapso repentino es ca-

racterística de sistemas gobernados por umbrales y pun-

tos de quiebre,9 pero su dinámica no lineal es especial-

mente difícil de establecer cuando los parámetros no

pueden ser identificados con exactitud, como es el caso

de cualquier ecosistema natural. Pero no es sólo la di-

námica lo que no comprendemos, sino también las iden-

tidades e incluso las abundancias de muchas especies

marinas. Tan sólo el inventario y catalogación de la bio-

diversidad marina conocida es de por sí un reto desco-

munal. Con tanta incertidumbre en el entendimiento

de la biodiversidad marina actual, resulta obvio que

mucho menos es lo que conocemos de su

pasado o de su trayectoria probable

en el futuro.

Colombia, junto con Indonesia, Bra-

sil y México, es bien conocida en el ámbi-

Colombia, a pesar de poseer una considerable proporción de territorio marítimo

y de tener costas sobre dos mares, es quizás el país con menor tradición y vocación

marina entre las naciones americanas, a excepción obviamente de Bolivia y Paraguay.

Plancton.

Difflugia sp.

1200 aumentos.

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to mundial por pertenecer al grupo de las naciones

‘megadiversas’, privilegiadas por poseer la mayor bio-

diversidad del planeta. Tal reconocimiento se fundamen-

ta exclusivamente en la proporción del número de

biomas* y de especies animales y vegetales que habi-

tan nuestro territorio con respecto a la cantidad total de

ellas que existen en el planeta. Aves, mariposas, anfi-

bios, mamíferos, orquídeas y otras plantas vasculares son

los grupos emblemáticos de la biodiversidad colombia-

na. En suma, se afirma que en promedio, una de cada

diez especies de plantas o animales terrestres del pla-

neta existe en Colombia.10 El conocimiento que respal-

da esta contabilidad es producto del arduo y paciente

trabajo de los biólogos que durante muchos años se

han dedicado a estudiar y censar la fauna y flora terres-

tres del país, sin querer decir, ni más faltaba, que la

tarea ha concluido.

Para Colombia, cuya extensión de mar territorial

es equivalente al de su territorio emergido y posee

costas sobre el océano Pacífico y el mar Caribe, la

tarea de conocer la biodiversidad marina es un reto

de grandes proporciones, pero también una obliga-

ción, si se quiere garantizar a las futuras generaciones

la disponibilidad de una importante cantidad de re-

cursos vitales para su aprovechamiento, bienestar y su-

pervivencia, y un compromiso como país

signatario del CDB. No hay que descono-

cer que, a pesar de las dificultades eco-

nómicas, el país ha realizado un impor-

tante esfuerzo en materia de investigación

en la última década. Los inventarios de

especies y la caracterización básica de

los ecosistemas marinos en Colombia em-

piezan ya a arrojar cifras, aunque fragmentarias, que

pueden hacer parte de estadísticas comparativas con

otras regiones del mundo, especialmente en lo que

respecta al Caribe. Así, por ejemplo, sabemos ya que

los 1.100 km2 de arrecifes de coral que posee el país

corresponden aproximadamente al 0,4% del total mun-

dial, que en el Caribe la extensión equivale a más del

10% de la ocupada por los arrecifes de todo el Atlánti-

co occidental, y en el Pacífico al 2% de los del Pacífico

americano.11 Sabemos también que los arrecifes del

Caribe se encuentran, al igual que en el resto de este

mar, en un estado crítico, y se hacen esfuerzos interins-

titucionales por mantener un sistema de monitoreo per-

manente que permita evaluar periódicamente su esta-

do. Conocemos ahora que las praderas de pastos mari-

4 J.F. Grassle y N.J. Maciolek. “Deep-sea species richness: regional and

local diversity estimates from quantitative bottom samples”. American

Naturalist, 139: 313-341, 1992.

5 N. Knowlton, “The future of coral reefs”. Proceedings of the National

Acadamy of Science, 98: 5419-5425, 2001.

6 J.B.C. Jackson, “Reefs since Columbus”. Coral Reefs, 16: 23-32, 1997.

7 Ch. Birkeland, (ed.). Life and death of coral reefs. New York, Chapman &

Hall, 1997, 536 p.

8 J.B.C. Jackson, “Historical overfishing and the recent collapse of coastal

ecosystems”. Science, 293: 629-638, 2001.

9 M. Scheffer, et al. “Catastrophic shifts in ecosystems”. Nature, 2001: 591-

596, 2001.

10 G.I. Andrade, R. Gómez y J.P. Ruiz. Biodiversidad, conservación y uso de

recursos naturales. Bogotá, Cerec–Fescol, 1992, 126 p.

11 J.M. Díaz, et al. “Áreas coralinas de Colombia”. Invemar, Publicación es-

pecial No. 6, Bogotá, 2000, 186 p.

* Cirrípedos: crustáceos de morfología extraña, que incluye especies sésiles,

con un caparazón que cubre todo el cuerpo en forma de placas, con las

extremidades transformadas en forma de cirros, de comportamiento her-

mafrodita. Todas las especies son marinas. (Sésiles: órganos vegetales

que carecen de pie o soporte).

* Biota: conjunto de seres vivos de una región concreta.

* Biomas: conjunto de animales y plantas de una zona determinada, en

equilibrio con las condiciones ambientales de esa zona. Los principales

biomas son la selva ecuatorial, la tropical, la sabana, la pradera, el maquí,

el bosque templado, la taiga y la tundra.

La mayor peculiaridad de las aves terrestres, a saber, que veinticinco de veintiséis especies son nuevas o,cuando menos, nuevas razas, en comparación con las aves zancudas o palmípedas, concuerda con lamayor distribución que estos últimos órdenes tienen en todo el mundo. Veremos en adelante esta ley deque las formas acuáticas, marinas o de agua dulce, son menos peculiares en cualquier punto dado de laTierra que las formas terrestres de las mismas clases, sorprendentemente ilustrada en las conchas y, enun grado menor, en los insectos de este archipiélago.

CHARLES DARWIN, El viaje del Beagle, TF, pág. 51.

Plancton.

Dinophyceae.

1650 aumentos.

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nos ocupan un área aproximada de 500 km2 en el Cari-

be colombiano, y que en ellas son ya escasas varias de

las especies para las que este ecosistema juega un pa-

pel clave como refugio o área de alimentación, como el

caracol de pala y las tortugas respectivamente. Sabe-

mos que unas 144 especies de corales habitan en nues-

tros mares, 2.500 de moluscos, 2.000

de peces, siete de reptiles y ocho

de mamíferos,12 descontando de

estas últimas a la foca del Caribe,

que se extinguió para siempre en

la primera mitad del siglo XX. Se co-

nocen ya muchas cosas acerca de

la biodiversidad marina de Colom-

bia, pero son sin duda muchas más

las que restan por conocer, particu-

larmente en el Pacífico.

La ignorancia no es solamente

un reto intelectual, sino también un

impedimento para formular políti-

cas acertadas. La toma de decisio-

nes difíciles requiere obligatoria-

mente de conocimiento científico que las soporte, pero

existe muy poco entendimiento acerca de la naturale-

za científica de la incertidumbre, e incluso los científi-

cos no tienen muy claro qué tipo de certidumbre nun-

ca será alcanzada. Los científicos deben cono-

cer esos niveles de incertidumbre, sus cau-

sas y consecuencias, de manera que

puedan contribuir efectivamente a re-

solver los problemas del mundo real.

Por su parte, los tomadores de decisio-

nes deben entender que mientras algu-

nos vacíos de conocimiento pueden ser llenados me-

diante inversión en ciencia, otros no, y que por ende

requieren de políticas con una fuerte dosis del llama-

do principio de precaución. Por ello, es crucial tener

conciencia de lo que se conoce, de lo que no se co-

noce y de lo que quizás nunca llegará a conocerse en

materia de biodiversidad marina, así como de las

implicaciones en investigación y en la toma de deci-

siones políticas.

La investigación en biodiversidad marina en

Colombia

Colombia, a pesar de poseer una considerable pro-

porción de territorio marítimo y de tener costas sobre

dos mares, es quizás el país con menor tradición y vo-

cación marina entre las naciones americanas, a excep-

ción obviamente de Bolivia y Paraguay. Ello se refleja

no solamente en la escasa participación de los recur-

sos biológicos del mar en la economía nacional y en

los bajos índices de desarrollo de las poblaciones

costeras, sino también en el generalizado bajo grado

de cultura marítima de la población en general y en la

reducida disponibilidad de información sobre las ca-

racterísticas oceanográficas, ecológicas y biológicas

de nuestros mares.

La investigación marina en Colombia es extrema-

damente joven; esencialmente no sobrepasa

los 30 años, comparada no sólo con la de

los países del mundo desarrollado, sino

también con la de los demás países del

área, que cuentan con un bagaje cul-

tural que en muchos casos es el resul-

tado de un proceso científico iniciado

Lo poco que se conocía acerca de la biodiversidad marina de Colombia hasta comienzos

de la década de 1970 era producto de la esporádica actividad investigativa

realizada por científicos foráneos y de expediciones oceanográficas

emprendidas por instituciones extranjeras a aguas colombianas.

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hace más de un siglo. Lo poco que se conocía acer-

ca de la biodiversidad marina de Colombia hasta co-

mienzos de la década de 1970 era producto de la es-

porádica actividad investigativa realizada por cientí-

ficos foráneos y de expediciones oceanográficas em-

prendidas por instituciones extranjeras en aguas co-

lombianas. Se destacan los cruceros oceanográficos

y las faenas de colecta de material biológico efectua-

das por las embarcaciones ‘Argo’(1875), ‘Chazalie’

(1886), ‘Velero III’ (1939), ‘Pillsbury’ (1966-67) y ‘Oregon’

(1969) en aguas del Caribe colombiano y ‘Albatros’

(1887-88), ‘Saint George’ (1927) y ‘Askoy’ (1942), así

como la expedición de la Allan

Hancock Foundation en la déca-

da de los años 40 por el Pacífico

colombiano. Algunos listados y

descripciones de varias especies

fueron publicados como resulta-

do de las colectas efectuadas por

dichas expediciones. La participa-

ción de científicos colombianos

en tales actividades fue práctica-

mente nula.

Fue apenas hasta finales de la

década de 1960, con la creación

casi en forma simultánea del enton-

ces Instituto Colombo-Alemán de

Investigaciones Científicas –Ical–

en Santa Marta (hoy Invemar), de

la Facultad de Ciencias del Mar de

la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, del Cen-

tro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas

de la Armada Nacional (CIOH), de Colciencias y de la

Comisión Colombiana de Oceanografía (CCO) cuan-

do realmente se dio inicio a un proceso investigativo y

de formación que constituye la base del conocimiento

científico autóctono sobre la fauna, flora, recursos

pesqueros y ecosistemas marinos y costeros en Co-

lombia.

Como era de esperarse, con la incipiente capaci-

dad logística y la carencia de recursos humanos de

mediano y alto nivel, la investigación por aquel enton-

ces y hasta bien entrada la década de 1970 se limitó a la

elaboración de algunos inventarios taxonómicos y des-

cripciones ecológicas cualitativas de carácter muy lo-

cal, en su mayoría como trabajos de grado de estudian-

tes de biología y biología marina, la mayoría de los cua-

les no trascendieron en forma de publicaciones científi-

cas, en tanto que la investigación de mayor nivel seguía

siendo adelantada por científicos extranjeros, especial-

mente alemanes y norteamericanos, en las áreas de

Santa Marta, Cartagena y San Andrés. Fue esa época la

que puede calificarse como la fase de infancia de la

No he mencionado hasta ahora el rasgo que es, con mucho, el más notable de la historia natural de este archipiélago;consiste en que, en grado considerable, las diferentes islas están habitadas por diferentes conjuntos de seres. […]Nunca hubiera soñado que las islas, que no distaban entre sí más de 90 o 100 km, y podían verse en su mayoría la unadesde la otra, formadas precisamente de las mismas rocas, situadas en un clima similar, casi de la misma altura,pudieran albergar distintos inquilinos […]. Pero ocurre que varias islas poseen su propia especie de galápago, sinsonte,pinzón y múltiples plantas, cada especie con los mismos hábitos generales, en situación análoga y, evidentemente,ocupando el mismo espacio en la economía natural de este archipiélago; eso es lo que me llena de asombro.

CHARLES DARWIN, El viaje del Beagle, TF, págs. 60, 63.

12 Datos del autor y en parte suministrados por

el Grupo de Sistemática, Taxonomía y Bio-

geografía de Invemar.

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investigación marina en Colombia, no sólo en materia

de biodiversidad, sino en la gran mayoría de las disci-

plinas que hacen parte de las ciencias del mar.

Hacia finales de la década de 1970 se sucedieron

cuatro circunstancias que dieron a la postre un decisi-

vo impulso a la investigación marina del país. En pri-

mer lugar, se realizaron las primeras actividades man-

comunadas a manera de expediciones científicas en-

tre distintas instituciones, algunos de cuyos resultados

dieron lugar a las primeras publicaciones monográ-

ficas, si bien éstas distaban mucho de tener una visión

integral. Segundo, se estableció el primer programa

de postgrado en biología marina, mediante convenio

entre la Universidad Nacional de Colombia y Colcien-

cias, que se nutrió significativamente de la experien-

cia de científicos extranjeros vinculados a Invemar. En

tercer lugar, se formuló el Plan de Desarrollo

de las Ciencias y las Tecnologías del Mar en

Colombia (PDCTM), bajo la coordinación del

Departamento Nacional de Planeación,

Colciencias y la CCO y con el concur-

so de varias instituciones. Finalmen-

te, gracias a los convenios de cooperación suscritos

con entidades extranjeras de fomento e intercambio

educativo y a algunos esfuerzos individuales, los pri-

meros contingentes de investigadores iniciaron estu-

dios de doctorado en universidades europeas y norte-

americanas. Los trabajos de tesis de postgrado y las

disertaciones doctorales de estos investigadores signi-

ficaron un incremento considerable en la calidad y un

enfoque más funcional de las investigaciones sobre fau-

na, flora y ecosistemas marinos del país.

En la década de 1980, con la paulatina incorpora-

ción de las primeras promociones de postgraduados y

el retorno de los investigadores doctorados en el ex-

tranjero, el desarrollo de la investigación estuvo marca-

do por la ejecución de proyectos con carácter cada vez

más ecológico y también en relación con la acuicultura,

y por el abandono paulatino de las disciplinas descrip-

tivas, entre ellas la taxonomía. No obstante, se trataba

aún en su mayoría de investigaciones aisladas, más bien

puntuales e individuales, poco articuladas al desarrollo

de planes y programas institucionales, aun menos na-

cionales, pero que en todo caso significaron un aumen-

to considerable en el conocimiento de la biodiversidad

marina colombiana. Fue esa la época de adolescencia

de la investigación marina en Colombia.

Con la reformulación del PDCTM y la puesta en vi-

gencia de la Ley de Ciencia y Tecnología (Ley 29 de

1990), de una parte, y la creación del Sistema Nacional

Ambiental, que vincula cinco institutos de investiga-

ción al Ministerio del Medio Ambiente, entre ellos el

Invemar, y la adhesión de Colombia al CDB (constitui-

do en Ley de Biodiversidad en 1994), de otra parte, se

determina en la década de 1990 un nuevo ámbito de

acción de las ciencias del mar en el país y se las orien-

ta con más claridad en el contexto de la problemática

ambiental de las zonas costeras y del mar en general.

Como carta de navegación que permita trazar los rum-

bos de la investigación en biodiversidad marina en Co-

lombia existe desde hace un año el Pro-

grama Nacional de Investigación en

Biodiversidad Marina (PNIBM), diseña-

do en el contexto de los lineamientos

del CDB y en consideración de los vacíos

que subsisten en conocimiento para per-

Los nombres científicos de los organismos son la base para la comunicación

acerca de la biodiversidad y, como tal, son la clave de nuestro conocimiento acumulado

sobre la vida en la Tierra.

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www.utadeo.edu.co • Revista La Tadeo No. 67 - Primer Semestre 2002 • Bogotá, D.C. - Colombia

mitir una acertada toma de decisiones en cuanto a la

conservación y uso sostenible de la biodiversidad ma-

rina y costera.13 Con ello se marca el inicio de la adultez

de la investigación marina en Colombia.

Los exiguos presupuestos disponibles para inves-

tigación marina, que de por sí exige una alta depen-

dencia de herramientas especiales y de personal téc-

nico, la baja disponibilidad de investigadores de alto

nivel, la discontinuidad de los programas y proyectos

institucionales y el desbalance notorio en el esfuerzo

investigativo por parte de las distintas regiones, hacen

que los esfuerzos realizados durante esta corta histo-

ria parezcan insignificantes en relación con la magni-

tud de las áreas marinas y su enorme diversidad am-

biental y biológica. Es indudable que ha habido un

progreso significativo en el conocimiento de la biodi-

versidad marina colombiana en los últimos años, como

lo refleja el incremento exponencial en el número de

documentos producidos anualmente relacionados con

el tema en el transcurso de las últimas cuatro déca-

das.14 No obstante, estamos aún muy lejos de disponer

de una visión general e integral, a una escala adecua-

da, de la complejidad ambiental marina de los mares

y costas colombianas y de los patrones espacio-tempo-

rales que la determinan. Sin un conocimiento suficien-

te de la situación presente será muy difícil reconstruir

la historia y los procesos del pasado que fueron la causa

del presente, y mucho más difícil entonces establecer

la posible trayectoria hacia el futuro.

Los nombres científicos de los organismos son la

base para la comunicación acerca de la biodiversidad

y, como tal, son la clave de nuestro conocimiento acu-

mulado sobre la vida en la Tierra. Con el advenimien-

to del CDB, en particular en lo atinente a los compromi-

sos señalados en el llamado Mandato de Jakarta, y la

concomitante necesidad de elaborar los inventarios na-

cionales de biodiversidad, las disciplinas de la taxono-

mía y la sistemática de organismos marinos, desestimu-

ladas durante casi veinte años, recobran una inusitada

importancia, por lo que se hace necesaria la organiza-

ción de las colecciones de referencia y la formación

de nuevos taxónomos. La conformación de equipos

interdisciplinarios, liderados por científicos de alto ni-

vel, que enfrenten el reto de reducir el grado de incer-

tidumbre acerca de la biodiversidad marina, conscien-

tes de lo que falta por conocer y de lo que definitiva-

mente quizás no lograremos conocer, así como las cau-

sas y consecuencias de ello, es probablemente la me-

jor manera de dar solución a los problemas del mun-

do real y de enfrentar las amenazas que se ciernen

sobre la biodiversidad del mar.

JUAN MANUEL DÍAZ MERLANOBiólogo de la Universidad de los Andes, con maestría

y doctorado en Giessen (Alemania). Profesor adscrito dela Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de

Colombia y de cátedra de la Facultad de Biología Marinade la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Desde 1986,

coordina el Programa de Biodiversidad y EcosistemasMarinos de Invemar.

13 Invemar (Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras), 2000. “Progra-

ma Nacional de Investigación en Biodiversidad Marina y Costera –PNIBM–,

Plan de Acción 2001-2010”. J.M. Díaz M. y D.I. Gómez L. (eds.). Santa

Marta, Invemar–Fonade–MMA, 83 p.

14 Invemar, op. cit.

Como el archipiélago está libre en buena parte de vientos fuertes, ni pájaros, ni insectos, ni las más ligerassemillas pueden pasar de isla a isla. Y por último, la gran profundidad del océano entre las islas y su origenvolcánico en apariencia reciente (en sentido geológico) hacen en extremo improbable que alguna vez hayanestado unidas; y ésta probablemente es una consideración más importante que ninguna otra con respecto ala distribución geográfica de sus habitantes. Al revisar los hechos que aquí se exponen, se asombra uno antela magnitud de fuerza creativa, si se me permite semejante expresión, desplegada en estas islas pequeñas,áridas, rocosas; y más aun ante la acción diversa, aunque análoga, en puntos tan próximos entre sí.

CHARLES DARWIN, El viaje del Beagle, TF, págs. 63-4.

FOTOGRAFÍAS ELECTRÓNICAS DE LAS PÁGINAS 72 A 75,

TOMADAS DEL INSTITUTO DE CIENCIAS BIOLÓGICAS-UFMG.