book filosofÍa samurai ( una metafora sobre el multinivel ) a4

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FILOSOFA

SAMURAIUna Metfora sobre el Multinivel

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INDICE FILOSOFIA SAMURAIEL INICIO ..5 CONSTRUYENDO EL TEMPLO 9 GOLETAS SAMURAI ..13 EL INCREBLE GOLPE DEL SAMURAI 17 EL VIEJO SABIO 19 EL NEGOCIANTE ..27 LA PRIMERA LECCIN ..39 EL SEMBRADOR .41 EL GUERRERO INVENCIBLE ..59 EL MERCADER .67 EL COCINERO ..81 CHANG, EL SAMURAI OSCURO ..99

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EL INICIOHoy era un da feliz para Kan, hoy cumpla 12 aos y su padre haba prometido concederle el mayor de los tesoros. Una espada de Samurai. Naturalmente no sera una espada de doble diamante como la de su padre, sera una sencilla espada katana. Lo dems habra de ganrselo por si mismo. Era un inmenso honor el que le haca su padre. A partir de ahora dejaba de ser un nio para convertiste en todo un aprendiz de Samurai. Un brillante futuro se presentaba por delante si estaba dispuesto a aprender y a trabajar. Y Kan lo estaba desde lo ms profundo de su corazn. Su padre Kazo estaba frente a l, solemne e imponente como era natural en su persona. El anciano Samurai aparentaba mucha menos edad de la que realmente tena, solo su larga cabellera blanca y unos ojos llenos de sabidura rebelaban su verdadera edad. Su armadura de General Samurai reflejaba los dorados rayos del sol como si fuera de oro mientras que los dobles diamantes engastados en la empuadura de su propia espada katana formaban un doble arco iris enlazado en su base. Kazo haba luchado mil batallas y formado a cientos de Samuris, y por fin hoy iba a instruir a su propio hijo. Un acontecimiento que llevaba esperando desde hace doce aos. En sus manos sostena la futura katana de su hijo, un arma poderosa que deba usarse con sabidura. Kan deba entender que lo ms importante de un Samurai no era su arma, sino su sabidura y su honor. La cara de Kan resplandeciente de honor y gozo al recibir su espada, llen el corazn de su padre de un orgullo como nunca antes haba sentido. Ahora ya era oficial, el joven aprendiz haba superado todas las sutiles trampas que se le haban tendido y por sus propios mritos se haba convertido en uno ms del clan. Esa misma noche, despus de las celebraciones y las risas, padre e hijo se sentaron juntos alrededor de la hoguera. La noche era clida y en el cielo lucan las estrellas como lucirnagas en un estanque, la Luna llena brillaba con fuerza, como si quisiera arropar al joven Samurai con sus rayos de luz. - Hijo mo - La voz de Kazo era grabe, relajante y penetrante como las caricias de una madre Hoy has dado un paso muy importante en tu vida. Has dejado de ser una persona normal, has dejado el bosque para introducirte en el camino de la vida por el sendero del Samurai. Has superado la trampa invisible que tienden los fantasmas del miedo y del fracaso. Nunca luches contra los fantasmas del miedo, ellos harn que todos los problemas parezcan agolparse para vencerte y doblegarte, cuando estos fantasmas te ataquen, no te defiendas, sigue adelante endentndote a los problemas uno a uno. Ese es el nico secreto del xito hijo mo. - Si padre, estas semanas las dudas recorran mi mente - Kan miraba a la Luna en busca de fuerzas para expresar lo que haba sentido - no saba si sera capaz de llegar al final, tena miedo de entrar en la senda del Samurai por miedo al fracaso, por miedo a decepcionarte, por miedo a que se rieran de mi los dems mientras no domine todas las tcnicas como lo hace un Samurai de verdad. Era un dolor intenso - dijo mientras su mano se posaba en su estomago - como si me clavaran afiladas agujas en el estomago. Pero me di cuenta que si no empezaba, habra fracasado aun antes de intentarlo. - Sus ojos se clavaron en los de su padre - No se si llegar algn da a ser un Samurai tan bueno y poderoso como t padre, pero ten por seguro que lo intentar hasta con el ultimo vestigio de mi alma, nunca me rendir al camino. Siempre seguir adelante. Kazo no podra estar ms orgulloso. Su hijo posea una fuerza que le conducira all donde el quisiera. Por que nadie mejor que el viejo Samurai saba que l mayor secreto para conseguir en la vida lo que se desea es el no rendirse jams. A su tierna edad ya conoca ese secreto sin duda llegara muy lejos, mucho ms lejos que su padre el General de Generales. - Hijo, ahora eres parte de los Samuris y por lo tanto has de regirte como tal - El viejo Samurai cogi un grueso leo y se lo paso a su hijo. - Parte este leo hijo mo, se que puedes hacerlo. 5

- Pero padre, este leo es muy grueso, - dijo el joven abatido - y yo solo tengo doce aos, aun no soy un hombre maduro. No tengo la fuerza suficiente. - Claro que tienes la fuerza hijo, pero tu fuerza no esta en tus msculos - sentenci a la vez que rodeaba con su grande y clida mano el estrecho brazo de su hijo - Si no en tu cabeza, es en tu inteligencia y en tu fuerza de voluntad donde posees la energa suficiente para realizar todo aquello que desees. Si piensas que no eres capaz de hacerlo... seguramente nunca sers capaz. Sin embargo, si ests convencido de que es posible, y desde el fondo de tu corazn brilla la verde llama de la esperanza y la fe en ti mismo. Podrs hacer lo que desees, solo habrs de buscar el medio. - Pero padre... - Kan quera creer a su padre, era un Samurai y los Samuris nunca mienten. Entonces deba existir una forma... pero cual - Ya se! Ahora yo tambin soy un Samurai, puedo hacer lo imposible! Y desenfundando por primera vez su espada katana lanz con todas sus fuerzas un terrible golpe contra el tronco... consiguiendo que la katana se incrustara fuertemente dentro del tronco. Kan intent sacarla de un tirn, pero sus esfuerzos eran intiles. Estaba demasiado fuertemente enganchada. Se estaba poniendo muy nervioso, y si no fuera por que la clida mano de su padre le calm, como tantas veces haba hecho de pequeo, se habra echado a llorar. - Tu intento ha sido digno de elogio Kan, pero has de aprender antes de hacer. - El viejo samurai tomo entre sus manos la espada de su hijo y con un giro rpido de mueca extrajo la espada del tronco. - Has de fijarte pequeos objetivos, fciles de cumplir con tus capacidades, para conseguir lo que deseas. - Dicho esto devolvi la espada a su hijo. - Primero intenta crear una zanja en el tronco, no de un golpe directo, si no de dos curvos que te ayuden a debilitar la rama. Kan lanz un tajo curvo y cortante que hizo saltar unas astillas del tronco, a continuacin lanz otro en direccin opuesta que hizo que casi la mitad del tronco se dispersara por el suelo. Animado repiti la operacin y unos instantes despus el grueso tronco reposaba en el suelo, partido en dos pedazos y un montn de astillas. - Tienes razn padre. El tronco entero era demasiado para m, pero poco a poco he logrado debilitarlo y al final yo he vencido. Si hubiera pensado que no poda, nunca lo hubiera intentado. Pero decid que era capaz, que deba de existir una manera de cortarlo y la encontr. - Siempre existe una manera - La voz del viejo Samurai penetro en los odos de su hijo grabando estas palabras a fuego - siempre existe una manera de lograr lo que deseamos. - Y para ello debemos hacer lo que sea padre - Pregunto inocentemente Kan. Kazo se alarmo, no quera que su hijo le interpretara mal, siempre haba que regirse por el honor y la generosidad, pero una ve que vio la inocente mirada de su hijo, la calma se apoder otra vez de su corazn. - Hijo, Puedes conseguir todo lo que desees en la vida solo con que ayudes a otras personas a conseguir lo que ellas desean. - No entiendo padre. - T sabes que el granjero siempre recoge ms de lo que siembra No es as? - Kazo saba que su hijo haba ayudado a sembrar a sus vecinos y se haba quedado maravillado al ver como crecan las planas da a da y como de un puado se semillas surgan, con el tiempo, cientos de sabrosos frutos - Pues igual que el granjero siempre recoge ms que lo que siembra, tu debes saber que no estas solo y has de ayudar todo lo que puedas a tu equipo, si lo haces as despus recogers la cosecha ms fructfera que nunca ayas soado. Kan qued pensativo, todava era muy joven para entender todas las palabras de su padre, pero el saba que su padre siempre haba sido generoso y gracias a ello haba llegado a ser un general de generales, por eso decidi firmemente que l hara lo mismo.

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- Padre, tengo una duda que me atormenta - Se sincer Kan - antes no te la quise decir por que hoy es un da de dicha. Pero no concuerda con lo que me acabas de decir. - Si hijo? - Ayer cont a mis amigos del pueblo que me iba a convertir en Samurai, que aprendera los secretos de nuestro arte y que me convertira en el tipo de guerrero ms poderoso que existe - los ojos de Kan se clavaron en el crujiente fuego - y los otros nios se rieron de m, me dijeron que era un blandengue, que todo eran mentiras y que tuviera cuidado por que lo ms seguro es que me dieran una paliza los verdaderos Samuris por mentiroso y que luego me echaran a la hoguera. He de ser generoso tambin con esos nios padre? - Hijo... - Una sonrisa de comprensin surcaba los labios del viejo Samurai, a l le haba pasado lo mismo en su juventud y saba que las mismas personas que hoy criticaba y ridiculizaban a su hijo, maana seran sus ms fervientes admiradores por su valenta y coraje - Hay una forma muy fcil de evitar las criticas... -Cual es padre? - Pregunto entusiasmado Kan - ... simplemente no seas nada y no hagas nada, consigue un trabajo de barrendero y mata tu ambicin. Es un remedio que nunca falla. - Pero Padre! Eso no es lo que yo quiero, yo quiero ser fuerte y poderoso como t, tengo aspiraciones y sueos que quiero cumplir en la vida. Y solo tengo esta vida para hacer esos sueos realidad Como me pides que haga eso? - Entonces Kan, ten mucho cuidado con los ladrones de sueos - dijo Kazo misterioso - Los ladrones de sueos? - El nio Samurai miro temeroso a su alrededor - Que son? Demonios de la noche? Duendes malignos? Seres tenebrosos? - No hijo, son tus amigos y personas cercanas a ti - Los ojos de su hijo lo miraban con una expresin triste, como si le acabara de caer el mundo encima - No te preocupes, solo son amigos tuyos, mal informados que quieren protegerte, quieren todo el bien para ti y que no sufras, por eso intentarn detenerte en todos los proyectos que hagas, para evitar que fracases y te hagas dao. - Pero entonces son como los fantasmas del miedo y del fracaso, quieren mi bien y sin embargo me infringen el mayor dao que puede existir. Rbame mis sueos, mis ambiciones y por tanto las ms poderosas armas que tengo de alcanzar lo que yo quiero. Si nunca lo intento... nunca lo conseguir. Es cierto que si lo intento puedo fracasar, sin embargo tambin puedo tener xito y conseguir lo que yo quiero! - Eso es hijo y adems, sin quererlo, acabas de descubrir tus tres armas ms poderosas. - Cuales! dmelo - su ilusin ante la perspectiva de tener ms armas era enorme. - La primera el Entusiasmo, si crees en lo que haces y de verdad te gusta podrs conseguirlo todo y debes creerlo con todos los vestigios de tu ser. Kan asinti con la cabeza, temeroso de interrumpir a su padre. - La segunda El Empuje! Has de aprender y trabajar, aprender y trabajar y despus... ensear, aprender y trabajar. Solo con el trabajo conseguirs tus objetivos. Si pretendes aprovecharte de la gente solo encontraras el fracaso, sin embargo, si trabajas con honor, en equipo y siempre intentas superarte... no habr nada que pueda pararte. Kan poso la mano en su corazn y se prometi a si mismo, en absoluto silencio que siempre trabajara con honor y que nadie le parara. - Y tercer la Constancia - los ojos de Kan preguntaban a su padre que era la constancia, acaso no era lo mismo que el empuje - La Constancia hijo mo, es la capacidad de aguantar en los tiempos duros y seguir trabajando para que vengan los tiempos buenos, la constancia es el Arte de Continuar Siempre! T ahora acabas de empezar y maana empezars a practicar con los Samuris. Al principio, despus de cada entrenamiento, te dolern los msculos y estars cansado, tendrs ganas 7

de abandonarlo todo por que pensars que esto es demasiado duro para ti. Pero si eres Constante y continas aprendiendo y practicando, poco a poco tu cuerpo se ir adaptando y desarrollando, as como tu mente. Y veras como cada vez las cosas te resultarn ms fciles y obtendrs ms resultados y ms fcilmente. Los comienzos son siempre duros hijo, y solo si eres Constante tendrs el xito asegurado. Kazo vio como su joven hijo asenta medio dormido. Ya era tarde y hoy haba aprendido ms que en toda su vida. EL viejo Samurai cogi a su joven hijo y ahora aprendiz de su arte en sus brazos, levantando, a pesar de su avanzada edad, como si de una pluma se tratara. Su hijo le susurro algo al odo como "gracias papa!" antes de quedarse dormido. El general de generales se pregunt si realmente su hijo seguira al pie de la letra todos los consejos que hoy haba aprendido. Saba que si as lo haca llegara aun ms alto de lo que l, general de generales, haba logrado.

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CONSTRUYENDO EL TEMPLOHaba pasado otra semana desde que Kan hablase con su padre, haba estado muy ocupado aprendiendo y practicando. Se haba organizado todo el da minuto a minuto sin dejar de lado los tiempos de descanso y distraccin. Solo haba pasado una semana y gracias a su organizacin haba rendido como si hubiera trabajado un mes entero sin descanso. Se haban unido dos personas ms a su equipo de aprendices de Samuris. El primero haba sido un amigo de la niez que no vea desde que tena muchos aos. Enseguida se apasion con la vida del Samurai y se uni a l. El otro era un viejo guerrero con el que se haba topado por el camino a casa una tarde lluviosa. Charlaron por el camino y cuando el nuevo amigo de Kan le pregunt que era en lo que ocupaba su tiempo. El joven Samurai le impresion dicindole que era parte de un inmenso equipo de Samuris. Al principio Uter "el Guerrero" se ri del joven aprendiz, diciendo que si todos los "Terribles Samuris" eran como l... pocas guerras podan ganar. Kan se sinti ofendido, pero reconoci ante el experimentado guerrero que l era solo un aprendiz recin incorporado, y le cont algunas de las aventuras de su padre. Uter, al escuchar esto y ver la sinceridad en la mirada de Kan y la seguridad con la que contaba hazaas increbles, decidi que como poco tena que darse la oportunidad de probar. Ya era un hombre maduro, y le pareca irrisorio estar a las ordenes de un nio de doce aos... sin embargo calcul que con que aprendiera solo la mitad de las hazaas que le relataba Kan, la cosa merecera la pena. Ahora Kan tena una responsabilidad mucho mayor, tena a tres personas a las que ensear. Empez repitiendo palabra por palabra lo que haba aprendido en los ltimos das a cada uno de los miembros de su pequeo equipo. A continuacin, entusiasmado fue a ver a su padre para preguntarle lo que deba hacer. - Hijo - Le contest el General de generales - debes empezar a construir tu templo. Kan le miro extraado. - Si hijo, debes construir un gran templo que refleje tu sabidura y tu poder. Pero primero has de aprender a construirlo. - Kazo sent a su hijo en sus rodillas - Hace tres lunas que has cogido una pala y te has puesto a escarbar tu solo en la dura tierra... Kan no sala del asombro ante las palabras de su padre, el no haba cogido ninguna pala y menos escarbado. Esperaba que no se le hubiera pasado ninguna importante obligacin por alto. - ...Te has puesto a escarbar por que lo primero que hay que hacer antes de construir un templo es crear los cimientos. - La cara de el viejo Samurai reflejaba un amor que reconfortaba a su hijo y le incitaba a escuchar atentamente - en estas dos ltimas semanas se han unido a ti un total de tres personas que hasta el momento te han animado a escarbar mejor y ms rpido. Sin embargo, lo que necesitas es que esas personas te ayuden a escarbar unos cimientos slidos y profundos. Para que as tu templo sea fuerte y resistente frente a los elementos. Si ellos no te ayudan, t solo logrars crear un pequeo agujero en la tierra sobre el que construir una dbil sombra de un templo, una sombra que se derrumbar en cuanto soplen los primeros vientos. En la mente de Kan iba empezando a brillar la llama de la comprensin y el entendimiento. - Para que tu templo sea resistente no solo han de ser de primera calidad sus materiales, sino que tambin sus cimientos han de ser slidos y estar fijados sobre la dura roca que se encuentra a muchos metros enterrada en la tierra.

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La grabe voz del Samurai penetraba en la imaginacin de su hijo creando imgenes de el y sus Samuris escarbando sonrientes y en equipo en la tierra, poco a poco pero cada vez ms rpido. - Para ellos necesitas a mucha ms gente que t y tu guardia personal de tres personas, incluso que una guardia personal completa de Siete Samuris - Necesitas que toda una tropa te ayude a escarbar los cimientos de tu templo - Necesitas llegar a la dura y slida roca "madre" para que tu templo sea lo ms solid posible. Kan estaba asustado, su mirada se perda por toda la habitacin, una tropa entera! - Padre, Como puedo reclutar y formar a una tropa entera? Yo solo no puedo! - Hijo, recuerda... no ests solo, ahora cuentas con tu tropa personal para que te ayude. No les has enseado todo lo que sabes? - Si Padre, da a da. - Entonces... que les impide a ellos hacer lo mismo que tu haces? - El que padre? - ... ensear a otros nuevos Samuris! - Pero... entonces... ya no seran mi escolta personal, tendran su propia escolta personal y... Claro! Seramos toda una tropa! - Exacto, t debes encontrar a tus Siete Samuris, ahora tienes tres aprendices que quizs no se conviertan en Samuris, sin embargo puede ser que s se conviertan en verdaderos Samuris mientras ensean a otros a convertirse en Samuris. - El viejo Samurai sac una moneda de su bolsa y la puso en el centro de la mesa. - Esta moneda eres t hijo mo. Ahora cuentas con tres personas ms. - tom otras tres monedas y las dispuso en circulo, dejando a la moneda que representaba a Kan en el medio. - Formis un equipo de 4 personas, pero si cada uno de tus tres aprendices de samurai tomara a otros tres aprendices a su cargo y les enseara... - Kazo tom nueve monedas ms y las dispuso en un crculo ms amplio alrededor del existente. - Entonces ya serais un equipo de 13 personas. - Kan miraba con curiosidad las monedas - No son ms poderosas 13 personas que 4? - Si Padre, creo que lo entiendo. - Ahora mira lo que pasa si en vez de tres aprendices cuentas con Siete Samuris - Kan sac ocho monedas de su bolsa, dispuso una en el medio, apartada del grupo de 13 monedas y dispuso las otras Siete formando un circulo alrededor de la central - Este del medio sers t, hijo mo, cuando seas un verdadero Samurai, y estas monedas representan a tus Siete Samuris - Kazo resalt este hecho - Este es el equipo perfecto, por el que todos hemos de luchar para alcanzar. - Porqu Padre? - Pregunt intrigado Kan. - Siete, hijo mo, es el nmero perfecto, sobre todo para los equipos. Si un equipo es mayor de Siete, es muy difcil de controlar y de formar, es difuso como el aire pues siempre hay partidismos. Y si es menor de Siete, siempre est incompleto, nunca existir verdadera unin y camaradera por que si uno solo falta, el equipo es dbil. Sin embargo! Si existe un equipo de Siete Samuris todos estn unidos, los lazos de camaradera y la amistad se hacen casi irrompibles y su trabajo en equipo es perfecto. Ya lo decan los antiguos... SIETE SAMURIS PUEDEN MOVER EL MUNDO! Kan reflexion sobre las palabras de su padre, era cierto su equipo de tres personas era muy dbil, no exista verdadera camaradera y pasin en los asuntos que trataban y si fueran demasiados, 10

veinte o ms sera un caos intentar ensear algo a todos. Sin embargo un equipo de 7 personas sera perfecto, estaran unidos como un grupo de amigos mientras trabajan y seran fuertes ante cualquier ataque. - Ahora imagnate que cada uno de tus Siete Samuris adiestra a su propia guardia personal de Siete Samuris - Kan extrajo un gran puado de monedas y las fue colocando una a una en una sobre la mesa, alrededor de las Siete monedas que representaban a los Siete Samuris de Kan Todas estas personas seran tambin parte de tu equipo, y cada uno de tus Samuris sera el capitn que dirige su propio equipo... Cuntas personas hay ahora en tu tropa Kan? - Dijo sealando el enorme crculo de monedas. - Son 57 personas Padre Toda una tropa! - Exacto, una tropa dividida en 49 soldados, 7 capitanes y un pequeo general... t. Kazo hizo una pausa para que todos esos nmeros entraran en la cabeza de su joven hijo Kan. La diferencia saltaba a la vista. El pequeo crculo con 13 personas y el gran circulo de 57 personas, un nmero que ya representaba poder y fortaleza. - Esta Kan, es la tropa que necesitas para hacer los cimientos de tu templo...El viejo Samurai mir con ternura a su hijo, deba entender bien esta importante leccin si quera ser un verdadero Samurai en un futuro cercano - ... sino lo consigues tu templo ser frgil como una hormiga. Sin embargo cuando lo consigas... tu templo ser tan slido como la roca, y ningn huracn ser capaz de doblegarlo. Kan mir pensativo los dos montones de monedas, desde el primer da se haba jurado a si mismo y a su padre que trabajara para convertiste en un verdadero Samurai, y ahora que entenda la importancia de la leccin que le acababa de dar su padre... Tena que ponerse en accin! - Padre! debo dejarte, tengo que llamar a todos mis Samuris para contarles lo que tu me has explicado. Quiero formar el templo ms solid del mundo! - Y de un salto march corriendo a ponerse en accin! Su padre le sigui con la mirada pensando que pronto, muy pronto su hijo le habra superado... y ese pensamiento le llen de orgullo el corazn.

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GOLETAS SAMURAIKan escrut entre los rboles. Su padre Kazo estaba a menos de dos pasos. Un solo salto y estara encima de l. Aunque Kan no era ms que un chiquillo, la sorpresa sera una gran ventaja. Era la hora de la siesta y su padre, el viejo Samurai, dorma plcidamente confiado. Su abdomen suba y bajaba lentamente. Esta vez ganara el joven aprendiz de Samurai. En ese momento una mano se poso en el hombro de Kan. Era la seal de que haba perdido la partida. Pero... No poda ser! Su padre dorma! Que era lo que pasaba? El inexperto Samurai mir a su espalda y vio a Aki, uno de los Siete Samuris de su padre. - Eso no vale - replico Kan con su orgullo herido - es contra mi padre contra quien juego, tu no tienes nada que ver. - haba estado tan cerca de ganar... y sin embargo su padre haba vuelto a ganarle. Y esta vez estando dormido! Un estallido de clera se apoder de su joven cuerpo de doce aos y corri adentrndose en el bosque mientras su espada katana replicaba contra su armadura. - Ha! ests aqu hijo mo - susurr Kazo al odo de su hijo - Mi fiel Aki me ha contado lo ocurrido. Kan senta la suave y clida mano de su padre en el hombro mientras la grave y penetrante voz de su padre calaba en sus pensamientos. - Si padre, siento haber huido, pero perd y eso me indign! - Querido Kan, otras veces has perdido y nunca antes te habas alterado de esta manera. Por qu este enfado tan impropio de ti? - Las palabras de Kazo eran tranquilizadoras mientras se sentaba en una frgil rama al lado de su hijo. - La cuestin Padre es que estabas dormido, y aun as me ganaste. Al principio no quise reconocerlo. Pero la verdad es que da lo mismo que fuera tu mano o la de Aki la que me tocara. A efectos perd igual. Y eso me corroe. - Los ojos de la joven promesa Samurai irradiaban un pesar que cal en el corazn de su padre. - Hijo mo. Y que has aprendido de este percance? Los ojos de Kan se clavaron interrogantes en su padre. Aprender? Haba algo que aprender... si haba algo, pero todava le resultaba muy lejano, poda sentirlo pero no saba exactamente lo que era. - Ah! Mi querido Kan, te queda tanto por aprender... y prometes tanto - Los ojos del viejo Samurai reflejaban un orgullo imposible de esconder, haba visto que el pequeo Samurai empezaba a ver la luz y decidi ayudarlo - Te contar una historia que te sacar de dudas: "Existieron una vez, en unas tierras muy lejanas al Oeste, ms all de las fronteras de Nuestro Imperio, dos pescadores de Ostras llamados Stauros y Giorgos. Stauros tena mucho xito, pero Giorgos no poda casi mantener a su familia. Un da Stauros se ofreci a bucear con Giorgos para ayudarle. Fueron los dos juntos a la playa y Giorgos buce hasta el fondo de un mar de aguas cristalinas y suaves. En el fondo encontr una gran ostra grande y fuerte, con unos brillos llamativos y pens "esta ostra me har rico!", as que cogi con su cuchillo esa nica ostra y se la llevo a la superficie con mucha calma y cuidado. Apenas pudo llegar a la playa y sentarse sobre su blanca y fina arena cuando sac su cuchillo y empez a abrir la ostra para recoger su perla. 13

Stauros, extraado de que su amigo saliera tan pronto del agua sali tambin del agua y mirndolo extraado le pregunt "Porqu has salido tan pronto?" y al ver la ostra en las manos de Giorgos le dijo "Has desperdiciado toda esa energa para coger solo una ostra!" "Se lo que hago" le contest Giorgos "tengo un presentimiento con esta ostra. Tiene algo especial" Stauros observ en silencio mientras Giorgos abra la ostra Dios mo!, no haba perla en la ostra Giorgos cerr la ostra con cuidado y comenz a acunarla entre sus clidas manos... "Que haces ahora?" pregunt Stauros. "Creo en la ostra" respondi obstinadamente Giorgos "Si la cuido y la mantengo caliente, quizs acabe haciendo una perla para m, por gratitud" Negando con la cabeza ante la obstinadez de Giorgos, Stauros se march a sumergirse en las clidas aguas del mar. Se estaba haciendo tarde y necesitaba trabajar. As mientras Giorgos cuidaba su ostra especial mecindola entre sus brazos, Stauros buce solo y meti 100 ostras en su cubo, despus subi a la playa y fue abrindolas una a una. Cada ostra que no tena perla la devolva al agua. A la cada del Sol Giorgos continuaba meciendo su ostra vaca. "Ha habido suerte?" pregunto Giorgos "Si" contesto flamante Stauros "He tenido que devolver al mar a noventa y tres ostras. Sin embargo siete tenan una perla dentro. Esta noche llevar a mi mujer a la taberna para celebrarlo." "Stauros. Siempre tienes suerte!" Suspiro resignado Giorgos acunando entre sus brazos su ostra vaca." Cuando ces la suave voz del viejo Samurai, en la imaginacin de Kan todava vivan los dos pescadores de ostras. Kazo guard silencio esperando que la sabidura impresa en la vieja historia de los pescadores de ostras se asentara en el cerebro de su joven hijo. - Padre, creo que entiendo la historia - dijo por fin Kan - pero no acabo de ver que relacin tiene con que me ganaras. - Expresa tus pensamientos en voz alta hijo, as podr ayudarte. - El fallo de Giorgos era confiar su fortuna a una sola ostra, en vez de buscar entre muchas como haca su compaero. Stauros recoga muchas ostras, y solo se quedaba con las que tenan perlas. Del resto se deshaca. Por eso era ms afortunado que Giorgos No es as padre? - No hijo - corrigi el viejo Samurai - Stauros no era ms afortunado que Giorgos, solo conoca su oficio mejor. Igual que yo conozco mejor el nuestro que t. La sabidura de Stauros estaba en recoger muchas ostras y en acoger solo a aquellas que tenan una ostra dentro. Tambin era sabio al devolverlas al mar, pues esas mismas ostras ms adelante, quizs al ao siguiente tuvieran dentro una ostra que recoger. La entiendes ahora? - Si, pero sigo sin ver la relacin con nuestro juego padre. - Querido Kan, se te ha pasado un detalle. Cuntas ostras con perla encontraba Stauros? - Siete... - de repente un rayo de comprensin surc los ojos del joven aprendiz - Claro! Ahora lo entiendo! Siete ostras y siete Samuris. Cada ostra es un Samurai, un guerrero con caractersticas nicas de los cuales cual slo hay unos pocos entre cientos. - Lo que me quieres decir es que la fortuna de Stauros estaba en tener a siete perlas... a Siete Samuris No me estabas hablando de perlas! - Kan lanz una mirada acusadora a su anciano padre que le haba tendido una sutil trampa - Giorgos no posea fortuna por que perda el tiempo con 14

ostras vacas mientras que Stauros supo encontrar a sus Siete Samuris a sus siete ostras con perla entre un mar lleno de ostras sin valor. Se qued solo con las siete ostras que realmente eran especiales y tenan perla, las cuales representan su gran fortuna por poseer un equipo perfecto. Y al resto de ostras sin valor las devolvi al clido mar por que no estaban lo suficientemente desarrolladas para tener perlas todava y deban madurar. - Correcto hijo - aprob el padre orgulloso - Sin embargo - Cort el aprendiz entusiasmado - lo ms importante de la historia es que la fortuna no viene por la fe, se alcanza solo por medio del trabajo duro y la persistencia. - Exacto! Kan, hoy te has ganado postre extra. - Pero padre, no acabo de ver la relacin... estoy de acuerdo de que no existe mayor fortuna que contar con tu equipo de Siete Samuris... pero que tiene que ver eso con nuestro juego. - Lo que quiero decirte hijo, es que la mayor fuerza, hasta para un Samurai no est en su propia habilidad ni en su fuerza, ni en el afilado filo de su espada. Su verdadera fuerza est en su equipo. Hoy ha sido la prueba. - Los ojos de Aki reflejaban un infinito amor hacia su hijo - Hoy has sido tu quien inofensivamente me ha atacado mientras dorma, pero otro da puede otra persona con mucho peores intenciones que tocarme en el hombro. Aunque ese da llegue, yo podr seguir durmiendo tranquilo, por que s que tengo a Siete Samuris que me ayudan da y noche, an cuando yo descanso. Kan por fin comprendi, le haba costado un disgusto, un enfado y una historia pero al fin comprendi. La verdadera fuerza de un Samurai est en el trabajo en equipo. Un Samurai slo difcil de abatir. Pero Siete Samuris PUEDEN MOVER EL MUNDO! De repente una idea surc por su cabeza. - Padre! - dijo entusiasmado - Puedo yo empezar a formar mi propia guardia de Siete Samuris? - Claro hijo, para eso te he contado esta historia. - Sin embargo, todava no soy un Samurai de verdad, solo soy un aprendiz... - dijo mientras miraba una hoja cada en el suelo - Cmo voy a formarlos si an no se yo mismo? - Es cierto que todava no eres un Samurai en toda regla. Lo que si eres es un aprendiz y como tal conoces secretos que puedes ensear - Explic paciente el padre - Cuando yo empec a ensear a Aki, slo era un aprendiz como t. Yo le enseaba da a da lo que saba e iba aprendiendo. Nos adentramos juntos en el camino de la vida por el sendero del Samurai. Despus ms Samuris se fueron uniendo a nosotros y juntos les enseamos. Poco a poco pasamos de ser dos a ser un ejrcito invencible de Samuris. T debes hacer lo mismo. Es tu tarea como Samurai Lo hars? - Padre, yo quiero ser un Samurai como t. Claro que lo har! Y un abrazo sell su pacto.

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EL INCREBLE GOLPE DEL SAMURAIHaba pasado una semana desde que padre e hijo se abrazaran para sellar el primer paso en la madurez Samurai de Kan. La puesta en marcha de la creacin de su guardia personal de Siete Samuris. Estos siete das Kan se haba pasado preguntando a todos sus amigos si queran convertirse en Samuris, pero solo uno, su ms ntimo amigo Goku se haba unido a l. El pesar de Kan era profundo, el saba que no haba nada ms maravilloso en este mundo que ser un Samurai, la exquisita habilidad, la pureza de espritu y el desahogo econmico que vivan era lo que todo el mundo buscaba alcanzar. Pero pareca que el joven aprendiz de Samurai no era capaz de convencer a nadie de que el suyo era el mejor camino para alcanzar esas metas. As que apesadumbrado decidi preguntar a su padre. En ese momento su padre tena un enorme ejrcito de Samuris, todos perfectamente entrenados. Un ejrcito capaz de trabajar en equipo como si de una sola persona se tratara. Kan fue a ver a su padre Kazo y se encontr con que estaba hablando a todo su ejrcito. Estos estaban en formacin, por columnas de Siete. El nmero perfecto. Eran cientos de samuris todos en perfecta formacin. Sus limpias armaduras relucan frente al claro sol. En el mango de sus espadas katanas, envainadas en su cintura, lucan sus cargos y mritos. Adornos de oro, plata y diamantes lucan por doquier. Sus miradas seguras reflejaban una formacin perfecta y aos de experiencia acumulada. La voz de su padre recorra las filas llenndolas de orgullo mientras cientos de miradas de respeto y admiracin se dirigan al unsono hacia su general. La voz clida, grave y penetrante de su padre ces y al unsono surgi un grito de victoria de la garganta de los Samuris. Kazo se retir mientras Aki, el primero de su guardia personal de Siete Samuris tomaba el mando de la reunin y dejaba que el viejo Samurai descansara. En menos de un momento, Kan sinti la mano de su padre en su hombro, seal de que tena que estar ms alerta y ser ms rpido. El da que l fuera capaz de poner su mano primero en el hombro de su padre, ese da sera todo un Samurai. Mientras tanto slo era un aprendiz. - Padre, he fallado! - pronunci por fin el joven Samurai - no he podido crear mi guardia personal de Siete Samuris, no puedo alcanzar la fuerza del equipo. Slo mi amigo Goku se ha unido a m y se que slo ha sido por amistad. - Hijo, no has fallado - la mirada de Kazo comunicaba comprensin, el haba pasado por lo mismo hace mucho tiempo - solo has empezado, y todava te falta mucho por aprender. - Si padre, pero yo he hablado con todos mis amigos, les he contado las maravillas que hacis tu y tus Samuris, el espritu de trabajo en equipo, el honor... todo! Y sabes lo que he conseguido? el rostro de Kan se enrojeci de vergenza e ira - Me miran con cara extraa, me dicen que eso no es posible. Que son cuentos e ilusiones de un cro! Pero yo s que es verdad, lo he visto con mis propios ojos y hay cosas que ya se hacer. Cmo puedo convencerles padre? Cmo puedo hacer que se unan a m? Kan guard silencio, su padre le mir y vi en sus ojos una mirada de fe absoluta. Naturalmente Kazo, como padre suyo, podr hacer el trabajo por el, reclutar y adiestrar a esos Siete Samuris, pero entonces su hijo no aprendera. No, deba ser el mismo quien lo hiciera, y el viejo Samurai deba ensearle el camino a su hijo igual que con cada uno de los cientos de soldados Samuris que haba formado durante todos estos aos. 17

- Hijo, con cuantas personas has hablado? - Con muchas padre. Quince, quizs veinte. - Y de veinte personas has conseguido que una, Kazo, diera el primer paso para convertirse en Samurai? - Si padre... pero me faltan seis. - Pues has tenido xito mi querido Kan, aun sin saber trabajar correctamente. Acurdate de la historia de los pescadores de ostras, Stauros para conseguir sus siete ostras con perla necesito pescar cien ostras. As, para conseguir a tus Siete Samuris tendrs que hablar con ms de cien personas. - Son muchas padre... sin embargo lo har, hoy mismo lo har! - No debes precipitarte hijo. Si hablases todos los das con tanta gente descuidaras tus obligaciones. Lo primero que debes hacer es organizarte. Fija un horario. Reparte tu tiempo a lo largo del da. Dedica unas horas a hablar a la gente sobre las ventajas de ser Samurai, otras a practicar tus habilidades, otras a adquirir habilidades nuevas, otras a ensear lo que sabes a tu equipo y por ltimo acurdate de descansar para recuperar fuerzas. A ltima hora del da haz un balance del da. Analiza lo que has hecho y medita sobre como podas haberlo hecho mejor. Y lo ms importante, el ltimo da de la semana analiza todo lo que has hecho y busca los defectos o fallos que puedas encontrar en tus actos, tu forma de actuar y de pensar. Antalos y haz un plan de accin para remediarlos la semana siguiente. El Samurai ha de intentar ser cada vez mejor! - Si me fijo un horario - dijo pensativo el hijo - podr actuar ms eficientemente y me costar menos ponerme ha hacer las cosas, por que la propia fuerza de la costumbre me empujar ha hacer esa tarea. No es as padre? - Exacto hijo - El viejo Samurai estaba muy orgulloso de su hijo, con solo doce aos ya era toda una promesa. Aprenda muy rpidamente y pona todo de su parte para que as fuera. Sin duda algn da superara en mritos a su padre. Esa sera el mejor regalo que Kan pudiera hacerle a su anciano padre. - A partir de ahora me organizar. Y me podr pequeos objetivos que cumplir. As cuando los alcanza sabr que he actuado correctamente. - Sabes como se caminan mil leguas hijo mo? - No, eso es mucha distancia Cmo? - Pues paso a paso, mi leguas no son ms que muchos pequeos pasos que unidos hacen una distancia descomunal. La nica forma de recorrerla es un paso detrs de otro. Si lo hacemos as, dividiendo la distancia a recorrer en noventa das y cada da en ocho horas de camino, y cada hora en sesenta minutos... descubriremos que slo habremos de dar cinco pasos en un minuto durante tres meses para llegar a recorrer mil leguas. Te parece mucho dar cinco pasos en un minuto? - No padre! - dijo rindose el aprendiz de Samurai - Es muy fcil dar cinco pasos en un minuto! Mira como los doy!!! - Y levantndose dio cinco pasos, se dio la vuelta y dio otros cinco pasos hacia su padre - Ves diez pasos en un minuto y todava tengo tiempo para descansar!!! - Pues de esta misma forma habrs de trabajar querido hijo, poco a poco, organizadamente y sin pausa. Hazlo as y en menos tiempo de lo que crees tendrs tu propio equipo de Siete Samuris!

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EL VIEJO SABIOEl Viejo Sabio siempre sala de su ermita muy temprano, antes de salir el Sol. Su viejo cuerpo no le peda demasiado descanso y segua lleno de vitalidad. Apenas dorma cuatro o cinco horas, despertaba rebosante de energa y sala a barrer el patio delantero de la ermita para que los feligreses encontrasen un lugar limpio y ordenado en el que pudieran ordenar pacficamente su alma. Sin embargo el primer caminante que pasaba delante de su lugar de paz no era un feligrs suyo. Haca varios mese que Gr'anSan vena observando a ese jovencito. Antes sola jugar con los chicos de su edad, pero desde hace unos meses su comportamiento haba cambiado mucho... y eso le llamaba la atencin al Viejo Sabio. Aunque lo que ms le extraaba no era que ya no se relacionase con nios de su edad y solo caminara junto a hombres mucho ms mayores que l. Lo que ms le extraaba al Anciano clrigo era el brusco cambio que haba sufrido su espritu. Gr'anSan calculaba que en estos ltimos meses, el joven Kan, haba madurado el equivalente a 15 aos. Y eso si que le llamaba la atencin. El Viejo Sabio pos la escoba contra una de las paredes de piedra que formaban su vieja ermita, y alz la mano para llamar la atencin del Joven Samurai. - Joven! - Grito a Kan - Donde vas tan temprano? A estas horas slo los demonios y los santos andan por la calle. Los primeros retornan a las entraas de la tierra a protegerse del abrasador Sol y los segundos bajan del cielo para proteger a los hombres de las calamidades y del Mal. - Y como hacia todas las maanas pregunt junto al Joven - T que eres? Santo o Demonio? - Ninguna de las dos cosas Replic con una sonrisa Kan, todas las maanas tena la misma conversacin con el anciano y todas las maanas las palabras eran las mismas, se haba convertido en un ritual diurno entre los dos - Solo soy un Joven Samurai que camina hasta los arrecifes para poder contemplar la belleza del amanecer y la suavidad del fluir de las Olas en el Mar. - Y porqu haces tal cosa en vez de alargar tu descanso como el resto de los mortales? Pregunt el Viejo aadiendo una novedad a la conversacin. Kan qued sorprendido, ya haba reemprendido el camino al considerar que la conversacin haba finalizado como tantos das atrs; tard un segundo en organizar sus ideas antes de mirar fijamente a los ojos del anciano y responder... - Porque mi espritu guarda tal ansia por vivir la vida y por actuar que le es difcil mantenerse dormido ms de unas pocas horas al da. Solo duermo lo suficiente para deshacerme del cansancio del da anterior y despertar cargado de nuevas energas. - Kan hizo una pausa para comprobar si el Anciano Clrigo comprenda lo que le deca, el Sabio conocedor del corazn y las almas de los hombres asinti y con un gesto de su mano invit al Joven a continuar - Ver la belleza del amanecer renueva y dobla mis energas, pues hace renacer en mi espritu la f por las causas justas y las buenas acciones. Por otra parte el suave mecer de las olas calma mi espritu y me ayuda a ordenar mis ideas y a organizar mentalmente mis tareas diarias de una forma ms tranquila y eficiente. Violentamente el Viejo Sabio tomo su gastada escoba y agitndola en el aire replic. - Entonces que haces perdiendo el tiempo con un Viejo Estpido? Ve, Corre! Que este Viejo Tonto te ha entretenido y no quiero que por mi culpa te pierdas ni un momento tan sagrado de tu tiempo. Kan, impulsivo por naturaleza, azorado de tal manera por el anciano ech a correr como alma que lleva el diablo hacia su lugar secreto. 19

- Y despus, cuando retornes pases por aqu, pasa a ver a este Viejo Loco que quiere hablar contigo! - Grito Gr'anSan al joven mientras corra. Turbado por las palabras del joven, el Sabio Clrigo deleg esa maana las tareas clericales en su ayudante, un hombre de mediana edad que haba sido aprendiz de Gr'anSan desde que era solo un nio. El viejo Sabio se retir a su patio trasero desde donde vera llegar antes al Joven Samurai, y se entretuvo barrindolo lentamente mientras dejaba que su mente viajara por los derroteros de la meditacin. Pocos momentos despus de que los broncilneos dedos de la Aurora dejaran de acariciar la ondulante superficie del mar, el Anciano Clrigo vio retornar tranquilamente a Kan por el camino del desfiladero. Su paso era tranquilo y seguro, su postura era erguida, denotaba firmeza... y sin embargo estaba exenta de presuncin. Una de sus manos acariciaba su barbilla, aquel mentn joven que todava no era capaz de empezar siquiera a cubrir su cara con el vello de la madurez. Su otra mano se mova en el aire acompaando los pensamientos del joven. Hubiera parecido un gran Sabio meditando sobre la importancia de la existencia del hombre sino fuera por que su joven piel y sus msculos an sin formar delataban su extrema juventud. Gr'anSan estaba convencido de que dentro de ese cuerpo de nio residan el espritu y la mente de un hombre Maduro, Sabio y Justo. Por eso quera asegurarse de que sus intenciones eran justas y de que sus actos seran los correctos. Pues en caso de que la injusticia rigiera sus actos aquel pequeo sera an ms temible que el peor de los demonios, pues si una cosa era segura era que ese nio un da cambiara las vidas de millares de hombres... y l deba saber si sera para bien o para mal... - Cmo ha sido hoy el amanecer Joven Samurai? - Precioso - respondi Kan resurgiendo de sus pensamientos - precioso... como siempre. - Te he visto cruzar delante de mi ermita todos los das durante meses - dijo el Anciano Clrigo mientras invitaba con un gesto de su mano al joven Kan a tomar a siento a su lado - Y en todos esos meses nunca has entrado a descargar tu alma de las malas acciones que hallas cometido. Kan mir con los ojos abiertos de par en par al viejo clrigo como solo los nios saben hacer. Realmente haban pasado meses? Le haban parecido solo unos pocos das... realmente el tiempo cada vez corra ms rpido. - Eh... - Kan no saba que responder, al final mir al Viejo Sabio con una mirada que reflejaba su inocencia y su arrepentimiento - Lo siento - Dijo sencillamente. - Eso est bien... pero no es suficiente. - El Anciano fij sus ojos en Kan para escrutar atentamente su rostro y no perderse ni la ms mnima reaccin de su rostro - Dime entonces ahora cuales han sido tus malas acciones en todo este tiempo. Incluidos los malos pensamientos... La voz del Anciano Clrigo era dulce y firme a la vez, sin embargo ni una sombra de miedo, ni la ms mnima duda recorri el rostro de Kan cuando respondi, casi automticamente. - No he cometido ninguna - Y la mirada sincera que se reflej en sus ojos, junto con la inocente sonrisa, exenta totalmente de orgullo que se reflej en su rostro convenci de la veracidad de sus palabras al Viejo Sabio... el cual qued increblemente impresionado por la simple afirmacin del joven Kan. El Anciano medit un momento, era obvio que Kan era sincero, pero sin embargo era tan difcil... Casi imposible! - No has causado mal a nadie? Pregunt el anciano y el joven respondi negando efusivamente con la cabeza. - No has tomado nada que no te perteneca? - Kan neg con una incrdula expresin en su rostro que reflejaba que, para l, eso era algo impensable. 20

- Quizs has tenido pensamientos negativos sobre alguna persona? - Dijo el anciano mientras guiaba un cmplice ojo a su interlocutor. - No! Debera haberlo hecho? - Replico Kan. - Por supuesto que no! No digas tonteras! - Dijo perdiendo los nervios momentneamentePerdona... Es que como haya muchos como t... Me quedo sin trabajo! - Y prorrumpi en una enorme carcajada - Dime, tampoco has tenido pensamientos extraos sobre las mujeres... - Como qu? - respondi extraado Kan. - No, nada olvdalo - Tampoco eso! Claro, era demasiado joven... fsicamente solo era un nio, aunque su mente fuera la de un adulto. - Kan, acrcate y mira... - dijo el anciano mientras sacaba un paquete de semillas de entre su tnica blanca - Esta es mi distraccin, t miras el mar... yo doy de comer a las palomas - Diciendo esto arroj un gran puado de semillas delante de s. Inmediatamente un estruendoso batir de alas llen el aire, y unas pocas palomas al principio y despus docenas de ellas bajaron desde el techo de la ermita hasta, literalmente, rodear al joven y al anciano. - Mira atentamente a esas palomas Kan, puesto que son iguales a los hombres. El joven Kan no saba a qu se refera el anciano, las palomas eran pequeas y grises, tenan pico y alas... adems no saban hablar y volaban... Eran totalmente diferentes a los hombres! Sin embargo el Samurai saba reconocer cuando un hombre sabio tena ganas de hablar y dej que la sabidura del anciano fluyera por su boca como un dorado ro que no encuentra ninguna resistencia a su paso, mientras riega los puros pastos que ha de alimentar. - Si Kan, veo en tu cara que te extraas... pero estas palomas, an siendo totalmente distintas en su envoltura a nosotros... en su esencia son iguales. Igual que el agua que recorre el pozo y el cubo son la misma agua... el comportamiento de las palomas es igual al de los hombres. - Mralas atentamente Kan, mralas y dime que es lo que ves. - Veo a muchas palomas comiendo - Dijo sinceramente Kan. - Seguro? - Dijo el anciano - Mira mejor! Kan reflexion unos instantes y aadi. - Bueno, realmente hay algunas palomas comiendo y muchas que no. - Y... Por qu esas ltimas no estn comiendo Kan? Acaso no hay suficiente comida? - Bueno... realmente si hay comida bastante, si se juntaran un poco ms y se acercaran aquellas del fondo... podran comer ms del doble de las que realmente estn comiendo. - Y... Por qu no se acercan? Crees que no tienen hambre? - Est muy claro que tienen hambre. Esa de ah est flaqusima! - El Joven Samurai las mir atentamente - Parece que esas del fondo tienen miedo, y por eso no se acercan. - Dices que tienen miedo? - El anciano sonri y mir fijamente a Kan - Pues dices bien. Tienes toda la razn. Tienen miedo y por eso no se acercan. Y, Por qu tienen miedo? Les vas a hacer algo? Planeas matarlas? - Yo? - Pregunt el Joven Samurai - Por supuesto que no! - Bien, yo tampoco... y a m me conocen desde siempre, pues yo ya estaba aqu mucho antes de que ellas nacieran - El Viejo Sabio seal al Joven Samurai y le dijo acusadoramente - Kan, la culpa de que no coman es tuya No sientes remordimientos? - La verdad es que eso es lo que estaba pensando - El joven Samurai se rasc la cabeza y al final desesperado pregunt - Qu puedo hacer? 21

- Bueno, puedes intentar decirles que no pretendes hacerles caso e invitarles a que se acerquen a comer. - El viejo le invit con un gesto de su mano a probar - Intntalo! - Palomitas bonitas, palomitas bonitas - pronunci estpidamente Kan con una vocecilla aguda y suavizada con intencin venid a comer, no quiero haceros dao, si no comis moriris de hambre, Vamos venid!! Las palomas miraron a Kan como si estuviera loco y se alejaron unos pasos ms. - Nada, no me hacen caso! Exclam agobiado Kan Realmente quera que las palomas comieran! - Puedes probar acercarte con un puado de comida en la mano... - dijo el viejo - quizs al ver tanta comida cojan confianza y se posen en tus manos a comer... A Kan le pareci grata la idea, as que cogi dos puados de comida y se acerc lentamente a las palomas mostrndoles la comida. Estas al ver caer algn grano de las manos de Kan hicieron amago de acercarse, pero al ver las manos llenas de semillas del joven Samurai mientras este se acercaba...echaron a volar espantadas por la cercana del muchacho hasta posarse en el techo de la vieja ermita. - No lo entiendo! - exclam enfadado Kan - Estas Palomas son tontas! No se dan cuenta de que yo solo quiero su bien? Si pudiera hacer que entrasen en razn... Pero que digo? Exclam dndose cuenta de un detalle - Si son slo palomas! Son desconfiadas y cobardes por naturaleza... - IGUAL QUE LOS HUMANOS! - Exclam de un grito el Sabio Clrigo cortando los razonamientos de Kan. El joven Samurai qued paralizado al ver la sutil trampa que le haba preparado el Anciano Clrigo, y en su mente empez a brillar la llama del entendimiento... pero todava solo eran unas pocas chispas dispersas que no eran capaces de alumbrar el complicado entramado de la argumentacin del anciano. - Entiendes Kan? - Todava no estoy seguro... me quieres decir que todos los hombres son cobardes por naturaleza? - Ni mucho menos! - El anciano palme el asiento de piedra - ven, vuelve a tu asiento y mira. Kan as lo hizo... y despus de un rato sin entender nada de lo que estaba viendo pregunt... - Qu estoy viendo anciano? - El comportamiento de los hombres querido nio! - Me lo puedes explicar clrigo? - La cara de Kan era una mueca torcida... como su cabeza, que estaba ladeada en un vano intento de entender mejor el misterio. - Mejor explcamelo t! - EL joven Samurai le envi una mirada de misericordia - Venga! Descrbeme lo que ves! - Bueno, veo muchas palomas a nuestro alrededor - empez Kan resignado - unas pocas estn muy lejos, mirando y alargando la cabeza, pero tienen miedo de nosotros y no se acercan. - Kan las seal con un gesto - La mayora est a una distancia de un par de brazas de nosotros... - La distancia justa de seguridad - aadi el anciano y ante la mirada de extraeza del joven agreg - Si estuvieran a una braza, podras cogerlas con solo alargar el brazo. Estando a dos brazas, si haces un movimiento brusco para intentar cogerlas... ellas tendrn el tiempo justo para echar a volar y escapar - El anciano indic con la mano a Kan que continuara su descripcin.

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- Pues estas palomas estn picoteando unos cuantas semillas, aunque son pocas porque la mayora est a nuestro alrededor - El joven Samurai guard silencio un segundo antes de aadir - es extrao que no se acerquen ms, pues son muchas palomas para muy pocos granos. - Exacto! Contina por favor. - Bueno, muy cercanas a nosotros - Kan estir un brazo para demostrar sus palabras - dentro de la distancia de una braza estn cerca de una docena de palomas... que se estn poniendo moradas, pues se estn comiendo la mayora de los granos que echaste al suelo. - Muy bien! Veo que sabes describir muy bien - El viejo seal las manos del chico - Ahora extiende tus manos en forma de copa y dime lo que pasa. El joven Kan, dndose cuenta de que todava llevaba en las manos las semillas que antes haba cogido, coloc coloco en forma de copa sus manos, igual que cuando beba de un ro... y esper. Unas pocas semillas cayeron de sus manos, pero al momento una paloma enorme y preciosa se pos en el borde de sus manos y se puso a comer de la gran cantidad de semillas que Kan tena entre sus manos. Era obvio que esta era la paloma ms feliz de todas, pues despus de echarle un par de miradas de advertencia al joven se puso a comer como una loca, con una gran ansia y una gran alegra. Kan la observaba con la boca abierta y sin mover un solo msculo, casi apenas respiraba de la emocin que senta al tener al bello pjaro entre sus manos. Era lo que antes haba deseado con las otras palomas asustadizas... al ver que estaba segura en las manos del joven humano, la paloma relaj sus plumas, retrajo una pata y se dispuso a comer esta vez de una forma ms calmada y relajada... aunque con grandes bocados cada vez. Si las Palomas hubieran tenido boca en vez de Pico, Kan habra jurado que la paloma le sonrea. - Bien jovencito - dijo el Anciano Clrigo sacando al Joven Samurai de su ensoacin - estoy esperando a que me lo acabes de describir. - Eh... - exclamo Kan buscando las palabras adecuadas - Una paloma est sobre mis manos comiendo absolutamente todas las semillas que quiere... al principio tena miedo, pero ahora ha visto que no tiene nada que temer de m y come confiada y tranquila. - Has entendido ya lo que te quiero decir? - Aun no Clrigo - Dijo el joven ruborizndose - creo que voy viendo alguno de los matices del tapiz, pero an no soy capaz de admirar toda su belleza. - Bien, te ayudar - dijo sonriendo el Sabio Clrigo, en realidad le gustaba resaltar ante los dems que era el ms grande conocedor del corazn de los hombres - Las palomas que ves al fondo son infelices y pasan hambre, tienen la comida a su alcance, solo tienen que volar hasta aqu, cerca de nosotros y cogerla... pero su miedo les impide hacerlo. Temen que les hagamos algn dao. - El anciano hizo una pausa y mir al joven, en su rostro se empezaba a iluminar la llama del entendimiento - Realmente esas palomas son tan capaces de coger las semillas y comer como las dems, pero sus miedos les impiden alcanzar la comida... - Los fantasmas del miedo y del fracaso los detienen - Murmur Kan entre dientes. - Perdona Qu decas? Pregunt el anciano - Mis odos no son lo que eran... - Nada, nada. Por favor continuar. - Bueno, pues deca que son tan capaces de alcanzar la comida y de comer como las dems, pero que su miedo les impide alcanzar la comida cuando... Simplemente tienen que hacerlo! - El anciano mir fijamente y con seriedad al joven. - Esto le pasa a muchos hombres, solo han de actuar, de hacer las cosas, de luchar por ellas para alcanzarlas y cogerlas... y no lo hacen por miedo a fracasar.

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- Estas palomas que hay ms cerca - Continu el Sabio cambiando de tono y sealndolas - como puedes ver, y tu mismo has dicho, son la mayora. Se conforman con unos pocos granos seguros, aunque saben que no hay bastantes para todas. La mayora de ellas se quedar con hambre, y cada da las la veras un poco ms flacuchas. Unos das tendrn suerte y comern un poco ms, otros das tendrn menos suerte y comern un poco menos... sin embargo la mayora de las veces slo tendrn la comida justa para sobrevivir... Realmente solo tienen que dar un pasito ms, acercarse a la comida... Y tendrn toda la comida que quieran! - El anciano se encogi de hombros - sin embargo prefieren estar all, a dos brazas de nosotros porque se sienten seguras... y esa falsa seguridad las condena... porque Cmo pueden sentirse seguras si en el fondo de s saben que no hay comida para todas? - El anciano guard una pausa antes de continuar - Muchas personas son as, se agarran a una falsa seguridad y viven infelices y preocupadas, engandose a s mismas y hacindose pensar que son felices cuando en realidad... temen que no les llegue la comida para sobrevivir. Kan estaba con la boca abierta, las palabras del anciano eran la sabidura ms pura que nunca haba odo... solo estaba describiendo el comportamiento de unas simples palomas... y estaba descubriendo el corazn humano a sangre viva... El joven Samurai cerr su boca con la mano izquierda e intent mantener la compostura para asimilar mejor las palabras del Sabio Clrigo. - Estas otras palomas que estn a nuestro alrededor son afortunadas! No crees? - La pregunta era retrica, as que no esper a que el joven le diera contestacin - POR SUPUESTO QUE NO! Estas palomas simplemente han hecho lo que las dems no se han atrevido ha hacer... Acercarse hasta nosotros y comer! - El anciano esper un momento a que la sabidura impresa en sus simples palabras hiciera mella en Kan - Lo nico que han hecho es arriesgarse a venir hasta nosotros... y comer. Nosotros no queramos hacerles dao Por eso les dimos la comida! - El Viejo Sabio mir a los ojos a su joven pupilo - Y como confiaron, se arriesgaron... y lo hicieron... ellas dormirn esta noche con la barriga bien llena! Mientras que las dems sienten envidia de ellas y piensan que son afortunadas... - Gr'anSan se ri de si mismo - Dirs que son paparruchadas de un viejo, dirs que son solo palomas... - El Sabio Anciano fij su mirada en el atento joven - Pero cuantas personas duermen sintiendo envidia por los ms "afortunados"? Cuntos seres humanos achacan a la "fortuna" que otros tengan ms que ellos? MILLONES! - El anciano hizo batir su blanca tnica espantando a algunas de las palomas ms cercanas - y Por qu? Simplemente porque no han tenido agallas para hacer lo que deban hacer, porque no TIENEN valor para afrontar sus miedos y ACTUAR! - El anciano andaba entre las palomas entusiasmado No se dan cuenta! No se dan cuenta de que lo nico que tienen que hacer es ACTUAR! - Sealo a Kan con un dedo en una especie de ataque de locura... o de cordura - Creen - dijo bajando su tono de voz - quieren creer! que la vida es cuestin de suerte, que si hay una paloma que tiene ms que ellas, que est ms cerca de la comida...es simplemente porque tuvo ms suerte al aterrizar... y no se dan cuenta, o no tienen el valor suficiente para dar un pequeo salto y ganarse ese puesto privilegiado... simplemente con unos pequeos pasos! - El anciano al fin se relaj y caminando lentamente volvi a sentarse en su mrmol banco. - Las que hacen eso, las que dan esos pequeos pasos consiguen todo aquello que ansan. - Y aadi muy serio, mirando fijamente a Kan como mirara a un hombre al que va ha revelar la ltima y ms grande verdad que va ha conocer en su vida - No creas que las palomas que tienen mucha comida a su disposicin son pocas porque sea difcil dar ese salto, o porque haya poca comida... son pocas porque la mayora de las palomas no tienen el valor suficiente para acercarse a la comida... Kan no dijo nada, estaba bien claro lo que el anciano le haba dicho. La sabidura de sus palabras era inmensa, por fin comprenda muchas cosas... no slo de esa tarde, sino de toda su vida... mientras pensaba esto Kan se fij en la paloma de su mano, se haba quedado dormida justo encima de la comida, en ese momento despert ligeramente, cogi un buen bocado de semillas, las trag y volvi a dormirse. - Y esa Paloma Kan - dijo tranquilamente el viejo - Esa paloma eres T! - El joven le mir asombrado - Si t Kan, porque como t esta paloma no se ha conformado con las migajas del suelo, 24

t has ido directamente a la fuente y te has quedado a vivir en ella. - El anciano se acomod en su asiento - Si te acuerdas, al principio esta paloma estaba asustada como la que ms, sin embargo vio que la recompensa por confiar en ti, por subirte a tu mano era enorme. Esta es la paloma ms feliz y rica de todo este palomar! - Dijo el anciano resaltando sus palabras con un gesto de sus brazos que abarc todo el patio - Despus de arriesgarse vio que realmente estaba segura entre tus manos y se dispuso a comer tranquilamente. Incluso ahora, mientras las palomas del fondo pasan hambre... ella duerme tranquila, con la barriga llena y con mucha ms comida a su disposicin. - El anciano seal a las palomas del fondo - las dems podran hacer lo mismo, podran volar hasta tus manos a comer y dormir tranquilas... t incluso se lo ofreciste a algunas, fuiste detrs de ellas y ellas echaron a volar asustadas... Acaso no tienen alas para volar a tus manos? Acaso no tienen pico para comer? - El anciano sonri - Lo que les falta es un corazn puro que les infunda el valor suficiente para batir sus alas y volar hasta tus manos. Kan guard silencio para meditar las palabras del anciano... eran ciertas, todas las palomas tenan las mismas oportunidades, la nica diferencia estaba en cual era la paloma que tena el valor para hacerlo. Igualmente todos los seres humanos contaban con las mismas oportunidades... la diferencia estaba en quienes eran cobardes y se escondas detrs de culpabilidades y "suertes"... y quienes eran valientes y hacan lo que tenan que hacer para alcanzar ese premio sublime. - An ms anciano - Exclam el Joven Samurai entusiasmado - mira las palomas, algunas son blancas y otras grises, unas tienen ms plumas y otras menos, unas tienen las patas enteras y a otras les ha comido algn dedo algn gato... sin embargo por ninguna de esas caractersticas externas podemos juzgar cuales de ellas se quedarn con hambre y cuales no, por ejemplo aquella bellsima paloma toda blanca - dijo sealando con su mano Izquierda, ya que en la derecha dorma la palomasamurai - es un paloma preciosa, con unas alas que sin duda le facilitaran el volar rpida y presta hasta la comida, sin embargo se queda all, alejada y muerta de hambre porque le falta valor. Y a esta de aqu le falta una pata, y eso no le impide comer. Bellas y mutiladas, dbiles y Fuertes estn mezcladas... pero ninguna de estas caractersticas les hace alcanzar la comida, sino que es el valor y el coraje de su corazn lo que les impedir morirse de hambre y comer! - Exacto! Has entendido muy bien! Solo falta una cosa - El anciano mir fijamente al joven Te acuerdas cuando te mand que ofrecieras las semillas a las palomas del fondo? A las cobardes... Qu ocurri? - Pues que huyeron, les parecera que deba de haber alguna trampa... y prefirieron quedarse con hambre a arriesgarse. - Pues as actan muchsimas personas querido Kan... E incluso peor! Algunas a las que les ofreces en bandeja de oro las semillas del xito... huirn, otras te insultarn, otras sospecharn de ti, otras te pondrn a prueba... Por qu? Porque su corazn es dbil y cobarde, no tienen un verdadero espritu luchador. Y dime Kan... Quieres personas as en tu ejrcito? Kan despert en ese momento a una realidad que no haba visto hasta entonces, sta no slo era una simple leccin sobre el corazn humano, la forma de comportarse de la gente y el cmo saber diferenciarlos, era tambin... Un consejo de incalculable valor! Porque si aprovechaba bien los conocimientos que hoy haba adquirido podra formar un ejrcito de personas verdaderamente valientes y audaces, podra desechar a todas las palomas cobardes y a las que viven en un mundo de sueos y falsas realidades para quedarse solamente con aquellas que realmente eran valientes y puras de corazn, las que venan ellas solar a comer las semillas del xito y con aquellas nicas palomas que iban directamente a comer de la fuente. El suyo sera un ejrcito invencible! - Claro que no quiero a cobardes en mi ejrcito! A partir de hoy dejar de correr detrs de las palomas cobardes y dar las semillas nicamente a aquellas que tengan el valor de saber captar y 25

aprovechar la oportunidad a la primera. Porque nicamente esas son las que me interesan! Slo las valientes y decididas! - Perfecto! Contest el anciano - Porque yo llevo toda mi vida intentando que las personas que son como aquellas palomas del fondo vuelen hasta la comida... Y sabes lo que he conseguido? pregunt al joven - NADA! Que huyan una y otra vez... creme, por mucho tiempo que corras detrs de ellas no conseguirs nada. Y eso no es lo peor Sabes que es lo peor? - Si! - Contest el joven Samurai sorprendiendo al Sabio Anciano - Que cada segundo que pierdes con ello es un grano que le quitas de comer a una paloma que s quiere comer de tus semillas. - Exacto! - Contest Gr'anSan - Y sabes lo que voy ha hacer ahora? - El anciano mir con cara divertida al joven - Voy dejar de perseguir palomas cobardes y me voy a poner con las manos abiertas a dar semillas a las palomas valientes, pues hoy he visto que es una tarea mucho ms fcil y productiva. Espera aqu un momento! - Y diciendo esto desapareci dentro de su vieja ermita. Kan mir a su paloma y prob intentar colocarla en su hombro, milagrosamente la paloma encontr ms agradable el hombro del joven que su mano y decidi quedarse a dormir tranquilamente en el hombro del que ya consideraba su almacn personal de comida. Al poco rato reapareci el anciano con un ligero saco y su vieja escoba, y echndose el primero encima de su hombro y tomando la segunda como si de una espada se tratara pregunt al joven Samurai... - Admits ancianos de noventa aos en tu campamento? - Si claro! Deseas ser un Samurai? - Tendr que aprender a manejar la espada? Es necesario que me levante al amanecer y me acueste cuando la luna est en su cenit? Acaso he de aprender y ensear todo lo que s a cientos de personas? - Si, si y Si! - Respondi automticamente Kan. - Pues entonces vamos... Que estoy impaciente! - Y aadi mirando la paloma - Por cierto te llevas a tu paloma-samurai. - Parece que s, me ha tomado por un almacn de comida andante... - y acariciando el suave pecho de la paloma aadi - Me parece que esta paloma ya ha solucionado su vida para siempre!

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EL NEGOCIANTEHaca un hermoso da, el clido sol de medio da calentaba los viejos huesos de Otark. El viejo negociante estaba sentado delante de la puerta de su negocio, una suave brisa marina traa el dulce aroma del mar y el experto comerciante disfrutaba de este momento de paz escuchando los aterciopelados sonidos de las gaviotas mientras admiraba su blanco plumaje contra el cielo azul. Su lujoso comercio tena fama en toda la regin como el ms completo... y caro. Los precios de Otark duplicaban y triplicaban los del resto de comerciantes de la regin, sin embargo la extremada calidad y finura de sus productos atraa a innumerables clientes todos los das. El experto negociante les atenda a todos personalmente, o as haba hecho durante toda su juventud, y rara era la vez que sala un slo cliente de su comercio sin una cara alhaja y una gran sonrisa en su cara. Sin embargo por lo que era famoso Otark no era ni por sus riquezas, ni por la finura de sus telas o por la calidad de sus productos. El viejo Otark era conocido por su gran corazn en toda la regin, haba ayudado a un sinnmero de necesitados durante su larga vida, y an ahora, con sus viejos huesos doloridos, todos los meses reparta personalmente una buena parte de sus ganancias. Nunca permita que un solo nio se quedara con hambre o que un mendigo pasara fro por la noche. Mientras pensaba en esto, se fueron acercando unos sonoros pasos, firmes y orgullosos, un sonido que el viejo negociante identificaba como el andar de los soadores, de los triunfadores y de las personas acostumbradas a conseguir sus metas. El experto comerciante abri los ojos para recibir alegremente a su futuro apoderado cliente para encontrarse... con un muchacho de la edad de sus nietos!!! Otark conoca a este muchacho vestido con ropas de Samurai, era el hijo de Kazo, el general de generales Samurai. Quizs el cliente del viejo negociante que mayores riquezas posea, y uno de los pocos que le superaba en oro y joyas. - Buen da Kan! Qu feliz viento te ha trado a hacer compaa a este pobre anciano? Pronunci el experto negociante con una sonrisa en la cara que era reflejo de su enorme corazn. - Saludos Otark! - dijo Kan usando el saludo formal entre Saturis - Me traen dos vientos distintos contest devolviendo la sonrisa - el primero de los vientos quiere comprarte una botella del mismo vino que te compra mi padre. Y el segundo continu el joven Samurai mirando directamente a los azules ojos del anciano - quiere pedirte un favor. - En esa estantera tienes el fino vino que tu padre me compra para las ocasiones especiales, hazme el favor de cogerlo tu mismo, pues mis viejos huesos lloraran amargamente si les privara de este bendito sol. - Dijo el viejo negociante con astucia - Ten cuidado con ese exquisito vino pues es fino y dulce como pocos y su olor acariciar tu nariz como slo puedes haber soado. Sin embargo su fuerza se esconde tras su dulzura, como si de una bella mujer se tratara, y si te apuras bebindolo padecers el mismo dolor que si esa hermosa mujer hubiera roto su casco contra tu cabeza. - Y termin la frase con una carcajada que Kan no pudo reprimir imitar- En cuanto a tu segunda peticin... me la figuro - Dijo pcaramente el anciano - Supongo que quieres que te haga una rebaja en el precio para poder regalarle la botella a tu padre No es as? El viejo negociante escrut la mirada del joven para ver su reaccin y se asombr al descubrir una pura inocencia sumada a la firmeza de un guerrero acostumbrado a la lucha. - No, el precio lo puedo pagar bien! - Dijo sonriendo y posando dos monedas de Oro encima del mostrador como pago por la botella - Lo que quiero es que me ensees a hablar como t. Tal fue la sorpresa que esta afirmacin caus en el anciano negociante, que se hubiera cado del cmodo banco en el que estaba recostado... si no fuera porque Kan reaccion con los reflejos de Samurai y lo sujet por los hombros.

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- ES INCREBLE! - Pronunci Otark - Llevo esperando ms de cincuenta aos a que mis hijos o mis nietos me hagan esa pregunta... y al final es un polluelo de Samurai quien me lo pide! El joven Samurai no saba si sentirse halagado o herido ante la afirmacin del anciano, por si acaso acall las palabras que iba ha proferir anunciando que ya era un verdadero Samurai, y en su lugar dijo. - Naturalmente puedo pagaros, no pretendo que desperdiciis vuestro tiempo... - Kan se sonroj Me harais un gran favor si aceptarais ensearme, os lo ruego. -Qu dices! Pagarme? Eres t el que me haces un honor a m. - Los ojos del anciano brillaban como en sus tiempos jvenes - Debes saber que todos los hombres, al llegar a cierta edad, tenemos una necesidad imperiosa de ensear lo que sabemos a alguien para que nuestros conocimientos y experiencia no se vean perdidos con nuestra muerte... Y yo hace ya mucho tiempo que la he alcanzado! Pero pasemos adentro y pongmonos cmodos, que todava el da es joven y tenemos mucho tiempo para hablar. La habitacin era grande y espaciosa, una chimenea calentaba la estancia, mientras que el crepitar del fuego resonaba mezclndose con el suave olor, de las finas maderas, con las que Otark lo alimentaba. El conjunto de estas sensaciones, sumadas a la maravillosa visin de los azules y verdes estampados en los tapices que cubran las paredes, suma la habitacin en un remanso de paz. La habitacin careca de ventanas, sin embargo una cristalera en el techo tornaba los dorados rallos del sol en hermosos dardos azules y verdes. El corazn de Kan reposaba tranquilo en su pecho mientras observaba tal belleza. - Esta es mi sala mgica - coment Otark mientras arrojaba los ltimos troncos al fuego - aqu me relajo despus de cada jornada y dejo que mi mente vuele libremente en busca de ideas que me permitan mejorar mi corazn y mi alma. - No debe de ser difcil entre tanta belleza! - Exclam asombrado Kan - Debe de haberte costado una fortuna! - Nada es demasiado caro cuando de alimentar el alma y el espritu se trata, pues son la nica parte de nosotros que perdurar una vez que se caigan estos harapos a los que llamamos cuerpo dijo entristecido el anciano negociante - Pero ahora pongmonos cmodos, recostmonos sobre estos maravillosos cojines, que han sido rellenados a mano por doncellas chinas, usando para ello solo las ms suaves plumas de los patos ms bellos. Y alimentemos nuestro cuerpo, deleitando a nuestro paladar con estos los ms exquisitos manjares. Que yo alimentar tu ansia de conocimiento mientras mi alma se reconforta con la visin de este, mi pequeo paraso. El joven Samurai se recost como le mand el sabio comerciante y tomando una extica fruta prob su dulce nctar, an sin apetito pues su emocin por los conocimientos a adquirir atenuaba cualquier otra emocin. - Lo primero que has de aprender es a ordenar tus ideas. Solo as podrs comunicar con claridad. - Yo tengo las ideas muy claras - repuso Kan - o eso creo! - Pues acabas de demostrarme lo contrario! Has de aprender a ordenar tus ideas pues existe una manera de exponer estas ideas de tal forma que penetren de la mejor forma posible en la mente de nuestro interlocutor. De la misma manera que una flecha surca el viento desde su arco hasta su objetivo, tus palabras deben surcar el aire desde tu boca hasta tu oponente. Y de igual manera que un experto arquero sabe abatir dos pjaros de un solo tiro, el experto negociador sabe alcanzar el cerebro y el corazn del que escucha con las mismas palabras. Kan estaba pensativo Cmo se poda llegar a la razn de un hombre y al mismo tiempo a su corazn? Cul era la forma de ordenar sus ideas y convertirlas en palabras? - Para ello has de seguir cinco pasos muy definidos con tus palabras continu el experto negociante - Escucha atentamente, primero de todo tendrs que obtener la total atencin de tu 28

interlocutor. Si no lo consigues tus palabras y tus razones caern en la nada del olvido, en cambio, si logras atrapar la total atencin de tu interlocutor, todo lo que digas ser asimilado por su razn. Esto de por s ya es un enorme logro, por que t quieres que te escuchen No es as? - Si maestro - Kan pronunci sin querer la palabra maestro lo cual se reflej en una pequea arruga de vergenza en su cara, Otark sabio como pocos en el conocimiento del corazn de los hombres se enorgulleci ante su nuevo ttulo y continu. -Qu hars despus de captar la atencin de tu interlocutor? - El anciano acall con un gesto de su mano a su discpulo - Despus has de despertar su inters... Cmo? existen mil formas, sin embargo la mejor y la ms eficaz consiste en resaltar la mayor ventaja... De qu?, de lo que obtendr tu interlocutor si te hace caso Por qu? Porque la atencin es algo muy voluble, es algo que se puede atrapar con una frase, una pregunta... y que puede perderse por el simple batir de las alas de una mariposa. Por ello has de crear un inters que corroa por dentro a tu interlocutor, has de hacer que desee escucharte, que se sienta tentado, que quiera saber ms... sino consigues esto entonces habrs perdido la batalla justo en su inicio pues habr otra cosa que distraiga su atencin; en cambio, si consigues despertar el inters en lo que estas diciendo... cada palabra que pronuncies ser como una gota de agua para un sediento. Y absolutamente todas las razones que des sern escuchadas y analizadas una por una, con lo que si tu razonamiento es justo y veraz conseguirs calmar su sed y Cun grande es el agradecimiento de un sediento al cual le das de beber? Ahora has de tener cuidado, pues si el agua que le das est opaca o agria... solo conseguirs que su odio sea enorme. - Anciano, entonces... Cmo puedo despertar el inters? Pregunt Kan - Me dices sabiamente que debo hacerlo resaltando alguna cuestin importante para l, algn beneficio que vaya a obtener, algo que sea de su inters al fin y al cabo Otark asinti con la cabeza en seal de reconocimiento Pero... Cmo he de hacer esto? Acaso he de soltar un discurso previo a mi razonamiento? - No pequeo Samurai, si as lo hicieras solo lograras hacer pensar a tu interlocutor que eres un farsante y un cuentista, con lo que te expulsara de su lado al instante - El anciano hizo un violento gesto para resaltar este hecho - Tanto la atencin como el inters has de despertarlos con una sola frase, cuanto ms breve mejor. El joven Samurai baj la mirada, las palabras del anciano negociante eran sabias, pero como suele suceder con las palabras sabias eran complejas como pocas Realmente se poda lograr lo que el experto negociante deca? Sin duda haba que ser mucho ms experto y conocedor en el corazn de los hombres para lograrlo, de lo que l lo era. Quizs cuando creciera un poco ms lo comprendera. - Kan! No quieres llegar a ser un Samurai como tu padre? Si no te gustan mis consejos puedo callarme! - Claro que s si anciano! Slo estaba meditando Otark se rea ostensiblemente - Por favor continuad, os escucho... Continu Kan vacilando ante la estruendosa carcajada del experto negociante. De repente Kan se di cuenta. El anciano le haba tomado el pelo! El muy astuto saba cuales eran las dudas que azotaban su alma y las haba despejado todas de un plumazo. Ahora era el joven Samurai el que se rea a pleno pulmn! Y eso que l haba credo que era difcil! Era imposible estar ms distrado que lo que l haba estado en esos segundos, casi en estado de trance. Y con slo pronunciar su nombre y dos frases el sabio anciano haba conseguido abstraerle de sus pensamientos, capturar toda su atencin y despertar su inters con un fervor que casi le haba hecho rogar al experto comerciante que continuase su relato. Los dos rean abiertamente, el anciano negociante sentado sobre sus viejas rodillas y el joven Samurai tendido sobre los suaves almohadones chinos.

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- Anciano! Acaso queris reros de m? Contest de repente Kan muy serio - Ensearme ms por favor, estoy deseoso de aprender... - Al momento el anciano acall sus risas, tomo aire para hablar... y habra empezado a hablar si no se hubiera fijado en la gran sonrisa que intentaba ocultar el joven intilmente. - Diablos pillastre! Me has vencido con mis propias armas - El anciano no saba si enfadarse o sentirse orgulloso por tener un discpulo tan avezado - Has utilizado mis propias armas para captar mi atencin y despertar en mi el inters por hablarte! - y mientras se levantaba continu diciendo Ven aqu! Descansemos mientras comemos algo. Que mi viejo estomago me informa que no esta lejos la hora de la comida y tengo aqu guardadas las ms sabrosas viandas. Sin duda no has probado nunca dtiles tan sabrosos ni tan finos como estos, cuando los pones encima de tu lengua sientes como se derriten en tu boca dejando correr sabores por tu paladar como ni en tus ms suculentos sueos habas imaginado Quieres probarlos? Ten, coge uno - Dijo mientras le tenda la bandeja. Kan instintivamente cogi un dtil y se lo puso en la boca tal y como haba dicho el anciano y cerr los ojos para saborear mejor los coloridos sabores que comenz a notar en el mismo momento en que cerr su boca. Al abrir los ojos encontr a un sonriente Otark sentado ante l. En ese momento se acord de una cosa que haba olvidado momentneamente, los dtiles no eran plato de su gusto, haca aos que no los probaba y... sin embargo estos le haban gustado, lo ms curioso es que no se haba resistido a probarlos como usualmente estaba acostumbrado a hacer. - Si! - Pronunci el anciano con cara sonriente - Conozco tu aversin a los dtiles, sin embargo estos estn rellenos de delicias y su sabor es totalmente distinto, estos mismos fueron los que tu madre te ofreci la semana pasada y que t rechazaste durante horas a pesar de sus insistencias. Me lo cont tu padre hace dos das mientras me compraba un par de esas botellas de vino que tanto le gustan. - Entonces... - respondi el joven Samurai desconcertado - Me has hechizado? Qu truco has usado para engaarme? Pues no recuerdo que me forzaras, ms bien al contrario cog yo mismo el dtil de buena gana y lo prob esperando el maravilloso sabor que me habas prometido. Por favor explcamelo y... Puedo coger otro? El anciano le tendi la bandeja llena de dtiles por respuesta y Kan empez a saborearlos distradamente mientras escuchaba al anciano. - No he usado ningn hechizo mi querido aprendiz - Empez el maestro - slo he ordenado mis ideas y las he expuesto de tal forma que t las has aceptado como una gran verdad, debido a que he conseguido llegar a tu cerebro y a tu corazn al mismo tiempo... o en esta ocasin a tu estmago que es un rgano muy parecido Otark sonri y Kan respondi con otra sonrisa mientras se limpiaba con la manga un reguero de dulce de su boca. - Si recuerdas mis palabras exactas lo primero que hice fue captar tu atencin. - El anciano guard un momento de silencio para que Kan pudiera recordar sus palabras exactas - Lo cual hice con un simple "Ven aqu!" Estas dos palabras captaron tu atencin, y mis siguientes palabras despertaron tu inters - El joven Samurai las recordaba bien, eran "Descansemos mientras comemos algo" y asinti con la cabeza para darle a entender al anciano que las recordaba - Esas palabras crearon inters en ti por que llamaron a dos naturalezas bsicas de todo ser humano, sea hombre o mujer, anciano o joven, que son DESCANSAR y COMER - pronunci resaltando las palabras con un gesto - a ti, naturalmente, te interesaba tanto el descansar como el comer, as que tu inters se dirigi hacia a m intentado averiguar que era lo que te ofrecera... hasta ah conoces los secretos que utilic . - El experto negociante puso cara de complicidad - Pero el secreto que no conoces es que hay que hacer despus de despertar el inters en tu interlocutor - El anciano guard intencionado silencio forzando a Kan a meditar sobre el asunto. 30

- Recuerdo que me dijiste que t tenas hambre y que ya era hora de comer y que tenas comida guardada - Kan intent descubrir el gran enigma que contenan esas palabras, sin encontrar ms que simples palabras No se maestro, slo me diste razones por las que comer, no veo ningn secreto El joven Samurai tena una cara tan compungida que el anciano casi senta remordimientos, pero quera que fuera l mismo quien lo descubriera, pues esta era una leccin muy importante. - Ah est el secreto! - Exclam el anciano al fin - Una vez que has captado la atencin de tu interlocutor y que has despertado su inters... debes convencerlo de que lo que dices es cierto, veraz, que tiene sentido y lo que es ms! Que tienes toda la razn del mundo! - Los ojos del anciano le decan a Kan que algunas veces la sabidura no es ms que lo cotidiano disfrazado de genialidad - Y... Qu mejor forma para convencer que con razones? Por eso antes te deca que si para calmar la sed del inters de tu interlocutor utilizas aguas turbias y agrias solo conseguirs que te rechace, por que si tus razones no son verdades irrefutables, si escondes en ellas segundas intenciones o quieres drtelas de interesante hacindolas complejas e inescrutables... solo conseguirs que t interlocutor desconfe de ti, y te expulse de tu lado, pues creer que quieres engaarle... - la cara del anciano se volvi placentera y relajada, un ligero brillo tea sus viejos ojos con una fuerza inslita para un hombre de su edad - en cambio, si le das de beber al sediento las aguas claras de la razn, si tus razones son verdades irrefutables, si solo albergas buenas intenciones en tu corazn, y tus palabras son lgicas y razonables... calmars la sed del sediento y su agradecimiento y amor por ti sern enormes, con lo que estar bien predispuesto para hacerte buen caso, pues reconocer en lo ms hondo de su cerebro, de su razn, que eres un hombre justo y que no albergas malvadas intenciones contra l. Kan guard silencio un segundo mientras meditaba las palabras del anciano, eran ciertas y sabias, quizs ms an que las de su padre! El joven Samurai repas mentalmente la manera correcta de expresarse. Primero haba de captar la atencin de su interlocutor, poda ser con una afirmacin sorprendente, una pregunta llamativa... o simplemente pronunciando su nombre o con una frase comn y corriente que hiciera que le escucharan, aunque solo fuera momentneamente, era todo lo que se necesitaba, realmente haba mil formas distintas! Llamativas, comunes, cortas, largas... y todas eran vlidas! Slo era necesario captar la atencin Y esto era muy sencillo en s! Despus slo haba que dar una razn a su interlocutor para que le escuchara Y cmo se haca esto? Sencillamente Despertando su inters!!! Poda hacerse con una pregunta, con una frase positiva, incluso con un gesto! De mil formas distintas, aunque como le haba dicho el anciano, para ello lo mejor era dejar entrever algn beneficio que el interlocutor obtendra si le escuchaba. Igual que cuando su padre le deca que si lea atentamente las antiguas escrituras Samurai conseguira llegar a ser un verdadero Samurai, estas palabras siempre haban suscitado en l el inters y el ansia por leer esos escritos Porque deseaba ser un verdadero Samurai! Sin embargo luego eran los escritos los que realmente le enseaban las expertas artes de los Samuris y la frase de su padre no era ms que un anzuelo que le haca picar y enredarse en el sedal de la sabidura y el conocimiento. De la misma forma que el despertar el inters del interlocutor slo era un anzuelo para que este escuchara con ansia las razones y la explicacin de lo que tanta curiosidad le despertaba. Estaba claro que el objetivo de captar la atencin del interlocutor estaba slo en lograr que este escuchara la frase que iba ha despertar su inters... el inters no era ms que un sutil anzuelo mental para conseguir que su interlocutor escuchara su razonamiento. Tena mucha lgica, pues muchas veces mientras haba estado explicando las ventajas de ser Samurai a algunos candidatos... estos se haban marchado dando excusas que Kan crea haber dejado claras. La razn de que esto fuera as es por que no tena ni su inters ni su atencin, con lo que sus palabras caan en alas del viento sin surtir ningn efecto. Desde ahora recordara y aplicara estos tres pasos fundamentales antes de expresar sus ideas en voz alta.

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- Creo que lo he entendido al fin - Dijo Kan despus de pasarse muchos minutos meditando sobre las palabras del anciano - Por fin se como expresarme de forma lgica y ordenada. Ya lo he aprendido todo maestro? - Si has aprendido esto - respondi pacientemente el sabio negociante - sin duda sabes ya ms sobre como hablar y convencer a los hombres que muchos grandes hombres de ciencia. Hasta ahora has aprendido a hablar a la razn de los hombres, que es la que rige sus pensamientos y sus ideas, sin embargo lo que rige las acciones de los hombres no es su cerebro, sino su corazn. Todos los hombres somos esclavos de nuestros sentimientos, ellos rigen cada una de nuestras acciones y son los que deciden lo que realmente hacemos... aunque no lo queramos reconocer y pretendamos dejarlos de lado, hemos de recordar que el corazn es quien bombea la vida dentro de nuestro cuerpo y... cuando este deja de latir... nuestra vida se acaba inmediatamente. De la misma forma rige tambin nuestras acciones. Podrs ver a un hombre realizar acciones contrarias a sus ideales, como servir como un esclavo, luchar por un seor por el que no cree o incluso vestirse con ropas que considera inapropiadas... pero nunca veras a un hombre ir contra sus sentimientos sin sufrir hasta el extremo. Puedes ver a un hombre matar a un enemigo contra el que no tiene nada, incluso si matar va contra sus creencias morales, pero nunca le podrs ver matar a aquellos a los que ama. Puedes ver a un hombre soportar hambre y sed sin hacer nada por considerar que robar es injusto, sin embargo le veras robar y matar si hace falta si los que pasan hambre son sus hijos. Puedes ver a un hombre poderoso y slo creer que es afortunado, sin embargo es infinitamente ms feliz la madre cuyo nico tesoro es su hijo recin nacido. Qutale sus posesiones a ese hombre y te insultar y retar, qutale su hijo a esa madre y te matar. - Kan escuchaba con la boca abierta ante las duras palabras del anciano maestro. Al ver la sombra de la duda en la cara del joven Samurai, el sabio anciano decidi ponerlo a prueba. - Dime Kan, si vieras desde la lejana que unos bandidos estn abusando de una mujer... Que haras? - Sin duda los atacara para rescatarla y ayudarla - respondi convencido el joven Samurai. - Bravo por tu parte muchacho! Muchos hombres ms maduros y fuertes que t huiran temiendo por su vida! - El anciano estaba orgulloso ante la respuesta del joven - Ahora bien, si los bandidos estos fueran treinta, todos fuertes, robustos y armados... y por alguna casualidad del destino t no portaras arma alguna... Que haras? - En ese caso, lo ms prudente y eficaz sera correr a pedir ayuda y a armarme, pues de nada servira muerto y en el suelo a esa pobre mujer - los ojos del joven Samurai se debatan incmodamente por la habitacin por los derroteros que estaba tomando la conversacin. Otark presuroso acab de grabar a fuego la dura leccin en Kan. - Y dime Kan... si descubrieses que esa mujer era tu madre Que haras?Seguiras huyendo como un cobarde? - NO! - Kan se levant de un salto indignado - cogera un palo, una piedra, lo que fuese... Y LOS MATARA A TODOS! - El odio forjaba los ojos y el alma de Kan como nunca antes haba sentido. En ese momento se senta capaz de enfrentarse a esos treinta hombres y acabar con todos uno a uno. - Muy buena respuesta Kan - Dijo el anciano mientras tranquilizaba al joven cogindolo por un hombro - reljate, slo es una suposicin... - dijo mientras sentaba al joven Samurai - Ahora dime honestamente... Cmo acabaras con ellos? - Pues... - El rubor de la impotencia tea las mejillas del discpulo - honestamente no lo se anciano, seguramente morira - las lgrimas brotaban de los ojos del joven - pero te aseguro que por mucho que mi razn me indicase que lo ms seguro para mi y para mi madre es correr y pedir 32

ayuda... te aseguro...- y acab de decir mientras alzaba y apretaba fuertemente su puo derecho - te aseguro que me enfrentara a todos ellos aunque me fuera la vida en ello. - Y con esa decisin puede ser que hasta lograses vencerles - pronunci el anciano realmente impresionado por la increble furia contenida en la usual inocencia del joven - Siento haberte hecho pasar por esto, pero... Ahora entiendes que realmente es el corazn quien rige nuestros actos? Puede ser que la razn te ordene algo... incluso que esto sea lo ms conveniente, sin embargo acabars haciendo lo que tu corazn te ordene. Por eso ningn hombre puede traspasar el desfiladero de las Beldades... Kan qued sorprendido y pensativo a la vez. No exista duda alguna, era el corazn el que tomaba la decisin final... si se consegua que el cerebro y el corazn estuvieran de acuerdo... el convencimiento era completo, y no slo el convencimiento, sino tambin el deseo. Realmente poder convencer a alguien de algo y despus hacerle desear ese algo... era un poder muy grande... y muy til! Con este poder se podra lograr lo que se quisiera en cualquier campo de la vida! Realmente deseaba saber ms... - Entonces anciano - dijo pensativo el joven Samura