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  • Boric, Dusan (2013) Theatre of predation: beneath skin of GbekliTepe images.

    En: Watts, Christopher ed. Relational Archaeologies: Humans, Animals, Things,

    London: Routledge, pp. 42-64.

    Traducido por Soledad Garca para la ctedra de Arqueologa y Naturaleza, Carrera de

    Antropologa, FFYH, UNC. 2014.

    3

    Teatro de predacin: bajo la piel de las

    imgenes de Gbekli Tepe

    DuanBoric

    Introduccin

    Ni en sus pinturas ni en sus grabados las personas buscan reconstruir el mundo

    material que conocen a travs de sus objetivos de subsistencia mundana de caza

    y recoleccin, en un plano ms elevado de significado cultural y simblico. Ya sea

    que su principal preocupacin fuera la tierra o sus habitantes no humanos, su

    propsito no es representar sino revelar, penetrar bajo la superficie de las cosas

    para alcanzar niveles ms profundos de conocimiento y entendimiento. Es en

    estos niveles que el sentido puede ser hallado.

    (Ingold 2000:130)

    Pueden ser los recintos de Gbekli Tepe vistos como ejemplos de los primeros

    santuarios, incluso templos, que excluyen completamente a las funciones domsticas?

    Cul fue la organizacin social de la comunidad que reuni sus esfuerzos para tallar

    pilares gigantes, de 7 metros de alto, y ocasionalmente vestirlos con elaboradas

    imgenes predominantemente de animales masculinosy salvajes? Con que fin se

    moviliz esa enorme fuerza de trabajo? Qu tan grande era el rea alrededor del sitio

    desde la cual las personas eran tradas para construir y/o visitar este lugar particular?

  • Hay alguna conexin entre los ejemplos contemporneos deintensificacin

    intencional en el uso de recursos de plantas salvajes en el rea de la Media Luna Frtil,

    que eventualmente llevaron a su domesticacin, y los aspectos rituales y de vida que

    rodearon lo que estaba sucediendo en Gbekli Tepe en sus etapas tempranas?

    En las dos dcadas pasadas, el arquelogo de Gbekli Tepe, Klaus Schmidt, ha

    intentado responder algunas, si no todas estas preguntas (ej. Schmidt 2005, 2006,

    2009, 2010). Recientemente, sin embargo, otros autores tambin han comenzado a

    cuestionar algunos supuestos bsicos que hemos llegado a apreciar de Gbekli Tepe,

    como el rol del sitio como lugar para reuniones rituales sagradas, y el uso de los

    recintos como santuarios ms que como casas (Banning 2011). Pero como muchos

    otros investigadores acordaran (ej. Belfer-Cohen y Goring-Morris 2011; Kuijt 2011;

    Verhoeven 2011), estamos todava lejos de responder muchas de estas preguntas

    clave. A pesar de aos de duro trabajo, sorpresas significativas an son posibles en

    este importante sitio. Esta sugerencia refiere en particular a futuras excavaciones de

    los niveles inferiores del sitio, a dataciones absolutas ms refinadas de sus

    componentes, y la apertura de los pisos y bancos de piedra que potencialmente

    guardan numerosos restos humanos. Estos inevitables esfuerzos investigativos en

    Gbekli Tepe, y la continuacin de trabajos en otros sitios contemporneos de la

    regin (Figura 3.1), deberan ayudar a informar mejor futuras discusiones acerca del

    lugar del sitio en la constelacin de otros sitios, la naturaleza de su uso, y los cambios

    que lo han afectado en las distintas fases representadas en su estratigrafa.

    Mientras que la evidencia reciente de Gbekli Tepe puede ser insuficiente para dar

    cuenta de la cambiante naturaleza del sitio y las actividades que tomaban lugar all, el

    rico repertorio de representaciones1 [depictions] animales y otras no figurativas

    grabadas en los grandes pilares y esculturas, usando el mismo tipo de roca disponible,

    nos invita a intentar un anlisis de esta imaginera. Esta sorprendente imaginera ha

    provocado ya interpretaciones de su arquelogo y colaboradores (ej. Peters y Schmidt

    1 N. del T. El trmino depictions que traducimos como representacin, refiere usualmente a

    formas de representacin no verbal, a imgenes bidimensionales, pinturas, fotografas; en este

    trabajo tambin refiere a grabados y esculturas.

  • 2004; Schmidt 2005, 2006, 2009, 2010 y las referencias en l) as como de otros

    investigadores (ej. Hodder y Meskell 2010; Verhoeven 2002).

    FIGURA 3.1 Mapa de Gbekli Tepe con la locacin de otros sitios contemporneos

    relacionados en la Mesopotamia Superior.

    En este captulo, contextualizo la imaginera de Gbekli Tepe, primero dentro de su

    contexto ecolgico y cultural local, segundo en relacin a las discusiones respecto de

    las representaciones animales entre las sociedades cazadoras recolectoras del mundo.

    El objetivo final estar explcitamente conectado con las discusiones recientes acerca

    de las diferentes ontologas no occidentales (ej. Descola 1996, 2005; Viveiros de Castro

  • 1998, 2004) que exploran la utilidad de algunas etiquetas de antiguas etnografas,

    como totemismo y animismo, y la importancia que la nocin de perspectivismo ha

    adquirido en aos recientes. Este captulo toma como meta principal entender si la

    iconografa y estructura narrativa de las representaciones animales en Gbekli Tepe,

    con similitudes en el vocabulario visual observado en otros sitios contemporneos,

    pueden ser ledas a travs de una clave ontolgica particular, y cmo podramos

    entender mejor la funcin de dichas representaciones. Se sostiene que esto puede ser

    logrado incluso antes de decidir si el sitio fue un centro ceremonial, y si sus

    excepcionales caractersticas nos proveen de pistas sobre una supuesta naturaleza

    sagrada del sitio.

    La ecologa cultural y simblica de la Mesopotamia Superior Neoltica Pre-

    Cermica

    en Marx encontr la idea fundamental de que uno no puede entender lo que

    est sucediendo dentro de la cabeza de las personas sin conectarlo a las

    condiciones de su existencia prctica

    (Lvi- Strauss y Eribon 1991: 108)

    Sigue siendo difcil contextualizar completamente Gbekli Tepe y sus extraordinarias

    caractersticas debido a la falta de huellas de ocupacin humana substanciales en la

    amplia regin de Mesopotamia Superior previas a las estructuras ms tempranas

    construidas en el sitio. Dataciones recientes sugieren que la fase ms temprana de

    Gbekli Tepe puede ser rastreada hasta mediados del dcimo milenio AC (Schmidt

    2006), que marca el comienzo del perodo Neoltico Pre-Cermico (NPC) en el Levante

    (cf. Kuijt y Goring-Morris 2002).

    El sitio se encuentra sobre un gran cordn de piedra caliza, a 800 msnm, y consiste en

    varios montculos grandes; la locacin es de algn modo inesperada ya que no es

    cercana al agua o a tierras cultivables (Peters y Schmidt 2004; Schmidt 2001, 2003,

    2006, 2009, 2010; Schmidt y Hauptmann 2003). A la fecha, al menos seis estructuras

    rituales semi-subterraneas han sido expuestas (Figura 3.2), mientras que estudios

  • geofsicos han determinado la existencia de al menos otros 15 recintos. El nmero

    estimado de recintos est cerca de los 25. Las estructuras rituales documentadas

    contienen numerosos pilares en forma de T de diferentes tamaos. Cerca de 45 de

    estos pilares han sido al menos parcialmente expuestos, estimando que el sitio puede

    contener 200 pilares de diferentes tamaos. Hay dos fases fundamentales del NPC

    distinguibles en el sitio: la ms temprana est representada por Layer III, atribuida al

    perodo NPCA, y datada entre 9100 y 8500 AC. Seguida por Layer II, asignada al

    perodo NPCB, y datada entre 8700 y 800 AC. Por el momento, esas dataciones se

    encuentran confinadas a la enorme cantidad de materiales re-depositados en el

    relleno de los recintos en lugar de a depsitos primarios que en el futuro podran

    otorgar determinaciones cronolgicas precisas y de carcter especfico.

    Mientras que existen continuidades claras entre estas dos fases en el uso de pilares T,

    en la construccin de recintos, y la gama de imgenes representadas en el sitio, se

    pueden detectar tambin cambios diacrnicos. Estos cambios se asocian

    primeramente a una reduccin en el tamao de los pilares desde ms de 5 mts. de alto

    (LayerIII) a los pilares de 1,5 mts. de alto que se encuentran asociados a Layer II. Hay

    tambin un movimiento de planeacin de recintos de circulares a [recintos]

    rectangulares. En los recintos circulares de Layer III, dos pilares se encontraban

    erguidos en el centro de los recintos, mientras que otros pilares estaban parcialmente

    encajadospor las paredes de piedra, slo con sus lados frontales, con

    representaciones de animales, visibles.

    La forma de los pilares T ha sido interpretada como antropomrfica, y esta

    interpretacin es sostenida por los grabados de brazos humanos en los lados anchos

    de los pilares, y de dedos en los lados estrechos (Figura 3.3). La forma de los pilares,

    con sus grandes y pronunciadas cabezas, tambin ha sido considerada como flica

    (Hodder y Meskell 2010: 36). Asimismo, muchos de estos pilares estn decorados con

    imgenes zoomorfas, a estas representaciones podemos agregar la existencia de un

    gran nmero de esculturas de piedra caliza. Lobos, jabales, perros, bisontes, gacelas

    [goitered gazelles], burros salvajes asiticos, leones/leopardos, hienas, serpientes,

    escorpiones, araas, y varias especies de aves, incluido el buitre, estn retratados. Si el

  • FIGURA 3.2 Excavacin principal en el rea de Gbekli Tepe con los componentes

    expuestos hasta 2009 (adaptado a partir de Schmidt 2009: Figura 3).

    entendimiento antropomrfico de estos pilares es aceptado, los grabados de animales

    pueden haber sido inscriptos sobre o dentro cuerpos humanos/ancestrales. Elementos

    antropomorfos son, sin embargo, tambin encontrados, incluyendo cuerpos humanos

    esquemticos (en un caso sin cabeza), brazos, dedos, y un falo gigante, as como

  • pictogramas con la forma de la letra H (Figura 3.3), aveces asociada con las

    caractersticas de un cinto. Respecto de estos pilares T, no est claro si la idea era

    representar un cuerpo humano estilizado en su comienzo, o si esta forma devino

    antropomorfizada a travs de actos intepretativos de talla de brazos y dedos humanos.

    Exceptuando la clara representacin de una mujer grabada, ms que esculpida, en una

    losa de piedra de la fase tarda (Layer II) del recinto del pilar del len de forma

    rectangular (Schmidt 2006: Figura 10.4), las restantes representaciones de animales,

    aparte de aves, pueden ser entendidas como masculinas.

    FIGURA 3.3 Pilar T 18 con grabado de brazos humanos, Recinto D, uno de los dos

    pilares centrales, Gbekli Tepe (fotografa por Irmgard Wagner,

    DeutschesArchologischesInstitut).

    Peters y Schmidt (2004) proveen informacin del nmero y tipo de restos faunsticos

    hallados en el sitio entre 1996 y 2001 (Figura 3.4a). Slo fauna salvaje es documentada

  • en Gbekli Tepe, indicando caza intensiva en los ambientes que rodean el sitio. Basado

    en el nmero de especmenes identificados (NISP), la gacela es por lejos el animal

    comido ms representado, seguido por bisontes, quidos, ovejas salvajes y jabales

    salvajes. Se estima sin embargo, que los bisontes pudieron haber contribuido a cerca

    del 50 por ciento de la dieta. El nmero de restos de zorro es tambin relativamente

    alto, y su presencia podra sugerir un significado econmico y/o simblico (ver ms

    adelante).

    Si uno compara la gama y frecuencia de restos animales con la gama y frecuencia de

    representaciones animales en los pilares T o grabados en piedra (Figura 3.4b), hay

    obvias diferencias entre las ecologas culturales y simblicas (cf. Descola 1992, 1996).

    La gacela, por ejemplo, es encontrada en slo una representacin, y mientras que son

    ms frecuentemente representados que la gacela o la oveja silvestre, los bisontes

    parecen menos importantes en esta ecologa simblica de lo que sugiere su rol en la

    subsistencia. Por otro lado, uno encuentra gran nmero de representaciones de

    serpientes, seguidas de las de zorros, jabales salvajes, grullas o patos (?) y varios

    animales predadores ms grandes como el len/leopardo, oso, lobo y hiena. Formas

    comparables de pilares T y sus representaciones son halladas en los sitios del NPCB de

    Nevalori (Hauptmann 1993, 1999, 2002, 2007), Adiyaman-Kilisik (Hauptmann 2000;

    Hauptman y Schmidt 2007), centro de Urfa-YeniMahalle (Hauptmann 2003), Jerf el

    Ahmar (Stordeur 2000; Stordeur y Abbs 2002; Stordeur et al. 2000), y otros sitios del

    sureste de Anatolia (ver Figura 3.1).

    Estos ejemplos sugieren que un conjunto de normas iconogrficas comn podra haber

    surgido de una ecologa simblica compartida en un rea grande. Hay tambin

    sorprendentes similitudes entre las representaciones deGbekli Tepe y ciertos sitios

    contemporneos de Mesopotamia Superior, y muchos paralelos pueden observarse a

    lo largo del suroeste de Asia durante los varios milenios que los perodos NPCA y NPCB

    cubren (cf. Hodder y Meskell 2010). Sera sabio, sin embargo, resistir por el momento a

    deshistorizar los sentidos establecidos por las comunidades particulares que habitaron

    ciertos sitios en la regin extrapolando algunas similitudes transhistricas vagas. En

    cambio, una sugerencia puede hacerse, que los aspectos de cualquier ecologa

    simblica establecidas en un sitio particular pueden diferir significativamente de otros

    sitios en la regin, incluso cuando elementos del mismo vocabulario cultural o las

  • affordances naturales existentes sean compartidas (cf. Descola 1996). Incluso, como

    seala Phillipe Descola (1992: 124), deberamos estar reconstruyendo sistemas de

    interrelaciones localizados. Antes de abordar las caractersticas subyacentes de la

    ecologa simblica de la comunidad o las comunidades que estaban usando/habitando

    Gbekli Tepe, me dirijo al contexto ms amplio de debates tericos referidos a la

    transformacin de cazadores y recolectores en sociedades agricultoras, y a los

    concomitantes modos de relacin que pueden haber caracterizado estos dismiles

    contextos del pasado.

    FIGURA 3.4 (a) Frecuencia de animales cazados en Gbekli Tepe; (b) frecuencia de

    animales representados en Gbekli Tepe (anexado de Peters y Schmidt 2004)

  • Domesticacin como narrativa maestra y otras ontologas

    La idea de que el proceso de domesticacin es parte de un movimiento progresivo de

    naturaleza a cultura ha sido habitualmente enfatizada (ej. Cauvin 2000; Hodder

    2006, 2007; Verhoeven 2002; Voigt 2000) y raramente discutida (ej. Boyd 2004). Como

    en la fundacin de la epistemologa moderna, se asume a menudo que la naturaleza

    est dada y se acta en consecuencia (ej. dominndola, domesticndola, etc.),

    mientras que la cultura se convierte en una propiedad exclusiva de los humanos en

    avance siempre progresivo de racionalidad y razn. En el discurso antropolgico

    reciente el abandono de tal posicin dualista y la adopcin de una perspectiva

    monista, ha sido, en gran parte, desencadenada tanto por un cuestionamiento interno

    de las metafsicas y epistemologas Occidentales (ej. Latour 1993; cf. Descola 1996:82)

    como por el trabajo de campo etnogrfico en contextos no Occidentales donde la

    dicotoma naturaleza-cultura es insignificante en la conceptualizacin del mundo

    (Descola y Plsson 1996:7; ver tambin en Descola 2005). En lugar de asumir un reino

    absoluto y abstracto de naturaleza o tierra virgen del que una sociedad o cultura

    particular se desprende, estos casos etnogrficos indican que las definiciones de

    cultura o naturaleza son siempre altamente contextuales y que las dimensiones de

    lo salvaje-domesticado raramente funcionan como una dicotoma (Hviding 1996; cf.

    Hodder 1990). Y si bien es verdad que Lvi-Strauss uso la distincin naturaleza-cultura

    para las sociedades nativas de Amrica, como enfatiza Descola, la distincin

    naturaleza-cultura es poco ms que una etiqueta bajo la cual Lvi-Strauss organiz

    convenientemente conjuntos contrastantes de cualidades sensibles que podran ser

    etnogrficamente relevantes, aunque los Amerindios no sientan la necesidad de

    subsumirse a ellas, como hacemos nosotros, bajo dos dominios ontolgicos

    diferentes (1996:84).

    Tomemos la taxonoma de los cuerpos humanos vs. los no humanos. La misma

    distincin que hacemos entre estas dos etiquetas puede ser en si misma problemtica.

    Lo que se esconde detrs de esta dificultad de nombrar es la pregunta acerca de

    nuestro propio posicionamiento ontolgico, de lo que sucede sin decirse en nuestro

  • universo cuando el concepto de humano es contrastado con el de no humano:

    equiparamos humano con cultura y no humano con naturaleza. Aparecida Vilaa

    (2005) afirma que ser humano o no humano no debera ser considerado en trminos

    de estados y substancias sino en trminos de procesos y relaciones (cf. Descola y

    Plsson 1996:12). En tal universo ontolgico, el potencial de transformacin/-

    metamorfosis es entendido como una capacidad inherente de todos los seres. Ganar o

    preservar una posicin particular a lo largo del espectro humano/no humano requiere

    una constante negociacin y construccin de identidad. Por ejemplo, Eduardo Viveiros

    de Castro cita el ejemplo etnogrfico del mito de la comunidad Shokleng, de que el

    Shokleng original, despus de esculpir a los futuros jaguares y tapires en madera de

    araucaria, dio a estos animales sus pieles caractersticas cubrindolos con las marcas

    diacrticas pertenecientes a los grupos clnicos-ceremoniales: manchas para el jaguar,

    rayas para el tapir. En otras palabras, contina Viveiros de Castro, es la organizacin

    social lo que estaba ah afuera, y los jaguares y tapires que fueron creados o

    performados por ella. El hecho institucional creo al hecho bruto (2004:13). Una

    inversin similar de nuestras propias categoras conceptuales puede ser hallada en los

    dominios de la afinidad y el parentesco en lugar de compartir algo en comn como el

    principal postulado para la existencia de relaciones en nuestra sociedad, el

    perspectivismo amerindio enfatiza relaciones basadas en la diferencia, viendo a la

    afinidad como dada y a la consanguinidad como construida.

    Pero dnde nos deja esto? Es posible desafiar modelos universalistas mientras se

    apela a un discurso comn y a comparaciones significativas (Descola y Plsson 1996:

    16)? En su libro Par-delnature et cultura (Ms all de la naturaleza y la cultura),

    Descola (2005; ver tambin Descola 1992, 1996) sugiri esquemas de praxis que

    reflejan distintos tipos de relaciones (entre un nmero finito de elementos) que cada

    sociedad establece con su ambiente. Usando el criterio de fisicalidad, refirindose al

    cuerpo, e interioridad, que se aplica al ser, a la persona [personhood], y a la mente,

    Descola propone una taxonoma desdoblada de ontologas basadas en principios de

    identidad y diferencia: animismo, totemismo, analogismo, y naturalismo (ver tambin

    Watts, este volumen; Shapland, este volumen; Latour 2009). Esta tipologa est basada

    en la variedad de relaciones entre humanos y no humanos sobre los ejes de

    interioridad (mente y alma) y exterioridad (cuerpo): (1) totemismo ve la continuidad

  • entre humanos y no humanos en trminos de sus cuerpos y almas; (2) animismo ve a

    los humanos y no humanos como teniendo la misma cultura, mientras difieren de

    acuerdo con sus respectivos cuerpos; (3) analogismo es equiparado a las

    cosmovisiones de la Antigua Grecia y China donde la discontinuidad entre humanos y

    no humanos en ambos ejes, fisicalidad e interioridad, puede ser demostrada, y; (4)

    naturalismo, define la ontologa cientfica Occidental actual que ve continuidad entre

    humanos y no humanos sobre el eje de la fisicalidad, asumiendo la misma base

    biolgica de la vida, mientras que se postula una discontinuidad en el eje de la

    interioridad en la presuposicin de que lo que diferencia a los humanos de otros

    animales es el hecho de que los primeros tienen cultura. Hay que sealar que las

    cuatro tipologas desdobladas de ontologas de Descola permiten que, junto a una

    ontologa dominante, en cualquier sociedad dada, uno pueda encontrar residuos de

    otras ontologas, sobreviviendo oportunamente en ensamblajes compuestos

    heterogneamente. Descola (1992, 1996) tambin sugiere que pueden haber varias

    ideologas y modos de relacin diferentes presentes dentro de estas ontologas

    dominantes (cf. Lloyd 2006), como las ideologas de predacin, reciprocidad/

    intercambio o proteccin. Estos modos diferentes de relacin tambin pueden ser

    vinculados a tipos particulares de organizacin social: los sistemas totmicos son

    hallados ms frecuentemente en sociedades segmentarias con grupos de

    descendencia, mientras que el animismo est ms frecuentemente presente en

    sociedades cognaticias (Descola 1996:88). Volver a algunos de estos asuntos ms

    adelante con referencia a la imaginera de Gbekli Tepe.

    Este particular nfasis en la distincin entre cuerpos y almas de humanos y no

    humanos como modo de proveer pistas acerca de ontologas particulares, nos invita a

    examinar la imaginera de Gbekli Tepe con la esperanza de definir el mundo

    ontolgico de las comunidades NPC de la Mesopotamia Superior ms cercanamente.

    En lo que queda de este captulo, retomo una discusin de Tim Ingold (2000:11-31; cf.

    Descola 2010) acerca de las diferencias en representaciones de lo que l identifica

    como contextos cazadores recolectores anmicos vs. totmicos (para la preferencia en

    el uso de trmino anmico en lugar de animista, ver Descola 1992:125, n5). La

    sugerencia de que los estilos de representacin como expresiones humanas son

    indicaciones transculturales [cross-culturally] de ontologas subyacentes ha sido

  • recientemente explorada por Descola a travs de la exhibicin titulada La Fabrique

    des Images localizada en el MuseQuaiBranly en Paris (Descola 2010; cf. Descola

    2006). Despus de una breve revisin de aspectos de representaciones anmicas y

    totmicas, sigue un anlisis iconogrfico de la imaginara de Gbekli Tepe.

    Representacionestotmicas y anmicas entre cazadores-recolectores

    Discutiendo las tradiciones culturales totmicas y anmicas de la Australia Aborigen y el

    Norte circumpolar, Ingold (2000) cuestiona el extendido entendimiento del arte

    indgena y las representaciones [depictions] animales, convencionalmente

    consideradas como representaciones simblicas de lamagia de caza, y afirma que

    estas obras de arte deben ser entendidas como imbricadas con el plano de

    inmanencia, explorando ms profundamente en l [] descubriendo el significado

    que ah yace (Ingold 2000: 112). Las obras de arte de ambas tradiciones culturales no

    son representacionales, sino que sirven para revelar este mundo de inmanencia oculto

    en la mirada de los animales (cf. Boric 2005). Como muestran Ingold (2000) y Descola

    (2010), existen importantes diferencias entre estos modos de representar animales.

    Representaciones Totmicas

    En la tradicin totmica de la Australia Aborigen, animales y humanos comparten una

    misma tierra ancestral. Todos los seres vivos descienden de la era del Sueo

    [Dreaming], cuando figuras ancestrales dieron forma a la tierra, imprimindose a

    travs de sus movimientos y de esta manera, moldendola. La relacin que todos los

    seres vivos tienen con la tierra puede ser descripta como esencial estos seres son

    consubstancialesy esta es la clave para la definicin propuesta porIngold de un

    contexto totmico.Cuando se trata de representaciones humanas y animales en la

    Australia Aborigen, uno puede encontrar recurrentemente imgenes de canguros,

    algunas de ellasque utilizan el estilo de pintura llamado rayos X que muestra la

    disposicin interna de los rganos y lneas a lo largo de las partes del cuerpo que son

    separadas durante el carneado. Describiendo ejemplos de representaciones en

  • Western Arnhem Land, Ingold destaca lo esttico, lo no narrativo de los retratos

    animales, lo que comunicara un mensaje acerca del carcter inanimado de los seres

    representados. Ingold adems enfatiza que el mismo cuerpo del canguro representado

    descripto puede ser considerado como el paisaje ancestral, inmvil, en su totalidad. Es

    a travs de este tipo de pinturas que la presencia ancestral es revelada a los humanos.

    Por otro lado, en la regin de Kimberley del noroeste de Australia, pueden encontrarse

    pinturas en roca dentro de algunas cuevas con representaciones de figuras Wandjina,

    seres antropomorfos ancestrales con una especie de halo alrededor de sus cabezas,

    grandes ojos redondos ysin ningn otro orificio. Esas figuras suelen estar acompaadas

    por representaciones de forma animal similarmente inanimadas. De acuerdo con

    Ingold (2000: 121), estos seres ancestrales no se imaginaban a s mismos sobre la

    roca, se pintaban dentro de ella [into it] y por tanto, en la pintura, se

    metamorfoseaban dentro de sus propias representaciones ya que sus

    representaciones son un modo de ser. De forma similar, en un ensayo acerca de la

    iconografa en las obras de arte de los Walbiri de Australia central, Nancy Munn (1973:

    198) da nfasis al hecho de que estas pueden ser consideradas como procesos de

    revelamiento y apertura en torno a aquello que yace debajo de la superficie, y

    entendidas como esfuerzos por arrancar a una fuerza ancestral de su realidad

    inmanente de Sueo que se encuentra debajo de la superficie de la tierra.

    Representaciones anmicas

    Por otra parte, en las comunidades del Norte circumpolar que Ingold retoma como

    ejemplos de ontologa anmica, una fuerza vital existe en los intercambios humanos

    con el mundo animal. Aqu se enfatiza la importancia de la cooperacin entre cazador

    y presa, ya que la carne que puede ser comida proviene solo de animales que

    intencionalmente se ofrecen al cazador (Ingold 2000: 121). En el sistema anmico la

    caza es la actividad que permite el flujo de fuerza vital entre humanos y seres no

    humanos. La vida humana est aqu fundada en la mortalidad animal (Ingold 2000:

    114). Si las ontologas totmicas son descriptas como esenciales, con animales y seres

    humanos compartiendo la misma substancia ancestral, las ontologas anmicas podran

    ser retratadas como dialgicas. El balance del mundo y la vida humana estn

  • condicionados por un intercambio constante entre animales y humanos. Asimismo la

    forma del cuerpo aparece como en permanente flujo: llevados por la corriente, los

    seres se encuentran, se fusionan y separan nuevamente, cada uno cargando consigo

    algo del otro (Ingold 2000: 113). Lo que importa en el dilogo e intercambio es tomar

    el punto de vista del otro, eso es, la posicin relativa de ambas partes: luego de

    haber cruzado [crossingover] al lado animal, un hombre ver a sus anfitriones como

    criaturas iguales a s mismo, mientras que para las personas que dej atrs en casa

    aparecer ahora en su forma animal (Ingold 2000: 114 cf. Viveiros de Castro 1998).

    Esta habilidad para cambiar perspectivas es tambin acreditada a ciertos animales (ej.

    oso; ver Saladin DAnglure 1994). Pero son los chamanes los que pueden a voluntad

    cambiar de perspectiva y viajar a las comunidades animales con el fin de descubrir la

    fuerza vital y curar enfermedades (cf. Willerslev 2007). De hecho, a un chamn en el

    sistema anmico se lo considera como poseyendo un cuerpo permanentemente

    inestable y se dice que est crnicamente enfermo (cf. Vilaa 2005). En sus viajes, los

    chamanes negocian con los espritus maestros la liberacin de fuerza vital perdida:

    animales de varios tipos, conocidos como sus ayudantes, cargan su ser interno hacia

    arriba en el viaje, aunque mientras tanto su cuerpo fsico permanece en el mismo

    lugar (Ingold 2000: 115).

    Analizando los modos de representacin en torno al sistema anmico, Ingold toma un

    ejemplo de los Inuit del norte de Qubec. En la primera escena narrativa retratada por

    Ingold, un carib encuentra a un cazador listo para enviar una flecha en su direccin.

    En el dibujo descripto, el carib se comporta desconfiado sosteniendo una rama en sus

    mandbulas y el cazador no dispara. Sin embargo en otro dibujo proveniente del

    mismo contexto cultural, nuevamente un encuentro entre un cazador y un carib es

    mostrado, pero esta vez se puede ver al carib con flechas que han penetrado en su

    cuerpo, mientras que del otro lado, el cazador que lanz las flechas mira directo hacia

    nosotros y parece aterrado. La piel y el pelo del animal herido estn retirados y la

    verdadera cara de un ser interior es revelada, un peligroso hocico parecido al de un

    lobo con dientes afilados y amenazantes. Esta escena con el carib sin capucha

    muestra el peligro que aguarda al cazador si el animal no se entrega intencionalmente,

    eso es cuando hay una violacin del sutil balance y el intercambio vital entre humanos

    y animales. En esas instancias, matar a la presa puede causar potencial peligro al

  • cazador e incluso guiarlo a su propia muerte en el encuentro con la cara real del

    animal, esto es, su ser interior: la posibilidad de metamorfosis expresa [] el miedo

    a no ser capaz de diferenciar entre lo humano y lo animal, y, particularmente, el miedo

    de ver al humano que se esconde dentro del cuerpo del animal que uno come (cf.

    Viveiros de Castro 1998: 481).

    En otra instancia, Ingold (2000) describe los mundos entrelazados de animales y seres

    humanos reflejados en el registro etnogrfico de los Ojibwa de Canad central. All la

    constitucin del ser humano se encuentra perpetuamente amenazada por la

    posibilidad de deslizamiento al reino animal. Para los tramperos y cazadores Ojibwa,

    la habilidad de metamorfosis es delegada a personas poderosas, como hechiceros y

    chamanes, para la mayora de las otras personas significara la muerte (Ingold 2000:

    93). Ingold afirma que sera un error ver el proceso de metamorfosis entre los Ojibwa

    solo como un modo de vestir o enmascarar el ncleo inalterado de un ser, ya que esta

    aparente superficie es el cuerpo real. Por lo tanto, la metamorfosis no es una

    cobertura, sino una apertura, de la persona al mundo2 (Ingold 2000: 94). Para los

    Ojibwa la persona y el ser estn en continuo movimiento deviniendo en relaciones

    con otros humanos y otros seres no humanos [other- tan- human beings]. El

    concepto de metamorfosis es visto como un modo de unir las distancias entre uno

    mismo deviniendo el otro a travs de la facultad de la empata. As, el animismo

    Ojibwa (cf. Bird-David 1999; Descola 1992), o su nocin de animacidad [animacy]

    permite la metamorfosis con clases de seres animales que les son cercanos, animales

    con los que estos humanos estn relacionados genealgicamente (Ingold 2000: 106-9).

    Grados de peligro y movimientos predatorios: el significado de los dientes

    expuestos en Gbekli Tepe

    Hasta ahora en mi discusin, siguiendo a Ingold y Descola, he desafiado el modo

    dominante de entender las representaciones neolticas que se encuentran en

    abundancia a lo largo del sudeste de Asia, declaradas desde una perspectiva dualista

    Occidental como aspectos simblicos y prcticos de sociedades pasadas. Informados 2 N. del T. En el original: [t]he metamorphosis is not a covering up, but an opening up, of the person to the world (Ingold 2000:94).

  • por las discusiones de Ingold y Descola en torno a los diferentes estilos representativos

    en estos dos sistemas (ontolgicos) diferentes, rotulados como anmicos y totmicos,

    es hora de virar nuestra atencin hacia la interpretacin de la imaginera animal de

    Gbekli Tepe. La primera pregunta que se me viene a la mente es si podemos

    determinar si las representaciones de Gbekli Tepe provienen de sistemas anmicos o

    totmicos, de acuerdo con la lgica previamente sealada.

    El hecho de que muchas de las imgenes representadas en Gbekli Tepe puedan ser

    entendidas como teniendo una estructura narrativa incluso en la ausencia de

    actividades de caza, la falta del estilo de rayos X, y el sentido de movimiento asociado

    con el retrato de formas animales podran ser tal vez consideradas como pistas de la

    lgica anmica, ms que totmica, detrs de las representaciones. Lo que es

    particularmente llamativo aqu, sin embargo, es la similitud entre las representaciones

    descriptas previamente del carib sin capucha que revela un ser interno amenazante

    debajo de su piel mostrando sus dientes, y las representaciones de ciertos animales en

    Gbekli Tepe con sus peligrosos dientes expuestos. En mi opinin esta similitud formal

    no es fortuita y puede apuntar hacia un sistema anmico detrs de las

    representaciones del sitio. Pero antes de sacar conclusiones acerca de ciertas

    invariantes interculturales [cross-cultural] o universales en el uso de

    affordancescorporales particulares, tales como el uso de los dientes de animales

    predadores salvajes para indicar peligro, miremos ms de cerca las lgicas internas de

    dicha imaginera e intentemos entender si esta similitud formal en la representacin

    de ciertos animales con los dientes expuestos puede ser entendida como teniendo la

    misma funcin subyacente que el carib representado por los Inuit.

    En los pilares T de Gbekli Tepe, los animales frecuentemente muestran sus dientes

    incluso el jabal salvaje (Figura 3.5), el zorro (Figura 3.6), el len o leopardo, y la hiena.

    Muchos otros animales predadores como lobos y osos (y posiblemente reptiles) son

    comnmente representados en esculturas que se encuentran en el relleno de los

    recintos, adosados a los pilares T (ej. La escultura en el Pilar 27 del Recinto C [Schimidt

    2009: Figura 3]), o como protuberancias empotradas intencionalmente en las paredes

    de piedra de algunos recintos. El carcter animado de estos salientes puede estar

    tambin relacionado con los pilares T encerrados por las paredes de piedra (ej. Un

    cnido y un ave representados en el Pillar 43 del Recinto D [Schmidt 2009: Figura 8]) y

  • estas representaciones podran haber sido destinadas a crear un aspecto dramtico,

    teatral, de animales emergiendo vivos de otro mundo o realidad paralela. Como tales,

    los muros de piedra de estas estructuras pudieron haber estado conceptualizados de

    modo similar a los muros de adobe de las edificaciones en atalhyk: como

    membranas separando mundos diferentes (cf. Lewis- Williams 2004: 38).

    Representaciones y esculturas asociadas podran tal vez ser interpretadas como un

    modo de liberar estos animales o seres hbridos sobre una superficie que representa la

    interfaz entre realidades diferentes.

    Figura 3.5 Pilar T 12 con el grabado de aves en un paisaje (?), jabal salvaje y zorro, Recinto C,

    Gbekli Tepe (fotografiado por Dieter Johannes, Deutsches Archologisches Institut).

  • Que la intencin principal de representar estos animales de esa manera tuviese el fin

    de subrayar la fuerza y peligro de espritus acechando a travs de la piel de los

    animales representados, se ve reforzada por la disposicin de caninos agrandados y

    penes erectos, as como por las posturas de ataque con las cabezas y patas delanteras

    levantadas en relacin al eje central del cuerpo de un cuadrpedo. De hecho, en los

    casos en que se muestran zorros, podemos incluso especular que la postura levantada

    del cuerpo, como si el animal estuviese parado en dos patas, puede estar

    posiblemente conectada con el intento de imitar la postura humana. Si esta

    interpretacin es correcta, enfatizara la subyacente humanidad de los animales

    representados (cf. Sahlins 2008; Viveiros de Castro 1998). Pero antes de desarrollar el

    tema de la predacin en relacin a estas imgenes, detengmonos un poco ms en las

    elecciones de los animales que muestran sus dientes (Tabla 3.1).

    Figura 3.6 Pilar T 33, con el grabado de un zorro, Recinto D, Gbekli Tepe (fotografiado por

    Irmgard Wagner, Deutsches Archologisches Institut).

  • Tabla 3.1 Iconografa, taxonoma y categorizacin de las representaciones animales de Gbekli

    Tepe, basadas en el principio de peligro.

    Aunque podramos esperar que los grandes predadores (ej. Len, oso marrn o lobo)

    sean retratados con sus dientes expuestos al igual que animales potencialmente

    peligrosos como las serpientes, escorpiones y araas,3 es curioso que ese patrn de

    representaciones se halle en animales como el zorro o el jabal salvaje. Ninguna de

    estas dos especies animales puede ser considerada inherentemente peligrosa (incluso

    cuando el jabal salvaje puede presentar un peligro considerable si se encuentra con

    humanos en condiciones particulares), y puede entenderse que mostrar dientes

    expuestos y filosos en las representaciones de ambos, zorro y jabal salvaje, (lo que

    ciertamente no es una caracterstica de los suidos, ms all de sus colmillos) est

    destinado a eliminar cualquier duda acerca del carcter del ser interior oculto bajo su

    piel. De esta manera, la posicin potencialmente ambigua del zorro y el jabal salvaje

    se expone y el mensaje comunicadoacerca de las dos especies animales representadas

    es consistente: estos son seres salvajes, masculinos y peligrosos. A juzgar por el

    3 Aparte de su carcter peligroso, tal vez este grupo de animales pueda ser vinculado al

    mundo de abajo [worldbelow], eso es, el estrato subterrneo de un cosmos escalonado. Por

    ejemplo, en la mitologa de Amrica del Norte, las araas tienen un poder mgico que

    recibieron de los Truenos El Chordeilel [Nighthawk] (un chotacabras) se encuentra a medio

    camino entre el Trueno y los maestros del mundo celestial, y la araa, maestra del mundo

    terrestre, carga con la responsabilidad por el conflicto entre estos poderes (Lvi-Strauss 1988:

    68).

  • significado dado a animales particulares entre los Inuit del rtico canadiense, el

    carcter predatorio de ciertas especies podra haberse mezclado con la idea de

    carroeo, lo que los conectara con varias especies de aves y tal vez tambin con el

    zorro y el jabal salvaje (Saladin DAnglure 1994: 179). Como fue mencionado

    anteriormente, un nmero relativamente alto de huesos de zorro en el sitio nos da la

    idea acerca de los usos prcticos y simblicos del zorro en Gbekli Tepe. La antigedad

    de las creencias relacionadas al zorro y su importancia en un contexto regional amplio

    es supuesta por el reciente descubrimiento de huesos de zorro asociados a entrierros

    humanos en sitio del Epipaleoltico Medio Uyun al-Hammam en Jordania del norte

    (Maher et al. 2011).

    En contraste con los grupos de animales previos, no se muestran dientes expuestos en

    representaciones de bisontes y varios tipos de aves (como grullas, patos y buitres). Sin

    embargo en algunos pilares T, uno encuentra la yuxtaposicin de estos grupos

    diferentes de animales. Similares a las de los bisontes, las representaciones de gacelas,

    burro salvaje asitico y oveja salvaje o mufln tambin permanecen sin dientes.

    Asimismo hay una prctica recurrente de representar bisontes mostrando su crneo y

    sus cuernos [horn cores]de frente y nunca de perfil. Aqu, solo podemos especular

    sobre si el nfasis en mostrar los cuernos de bisontes, gacelas y ovejas salvajes est

    relacionado de alguna manera con el peligro relacionado con esta particular parte del

    cuerpo o con otra serie de significaciones que pueden haber rodeado a los cuernos en

    este contexto cultural (ver Hodder y Meskell 2010 y las referencias all respecto a la

    importancia de los cuernos de bisontes y otros animales en atalhyk).

    Finalmente, el grupo de animales que no est implicado de manera obvia con

    intenciones predatorias es el de las aves, como grullas y patos (Figura 3.5). En algunos

    casos hay mltiples representaciones de su forma corporal, como si crearan la ilucin

    de movimiento (un estilo representativo similar se halla en el arte parietal Franco

    Cantabrian del Paleoltico Superior; ver Lewis-Williams 2002 y Lewis-Williams y Pearce

    2005 para una interpretacin basada en estados alterados de consciencia). Es probable

    que no sea un accidente que solo la fauna aviar sea representada de esta manera. El

    comportamiento ambulatorio de ciertas aves, como la grulla o incluso el pato, podra

    haber sido interpretado como humano (Russell and McGowan 2003), hacindolos ms

  • cercanos a los humanos en su universo clasificatorio o traicionando su humanidad

    subyacente (cf. Lvi-Strauss 1966: 204, 207).

    En contraste con animales predadores, carroeros y peligrosos, la aves pueden no

    haber expresado una amenza y, esto es especulativo, podran haber sido entendidos

    como chamanes debajo de su piel y plumas. Enfatizando esta humanidad, el ave

    representada en el Pilas 43, Recinto D (Figura 3.7) en Gbekli Tepe tiene incisos

    ornamentos en el cuello, similares a los representados en la escultura del Hombre Urfa

    (cf. Hauptman 2003). La representacin de un humano sin cabeza montando este ave

    puede tal vez ser interpretada como un momento chamnico de transformacin. Los

    viajes chamnicos son considerados usualmente como muertes temporales de estos

    individuos, y la perspectiva tomada en la escena podra haber sido desde el punto de

    vista del mundo espiritual, o del ave misma ms que de la vida ordinaria y el mundo

    humano.

    Figura 3.7 Reconstruccin artstica de los trabajos de construccin del Recinto D (Layer

    III) en Gbekli Tepe (dibujado por John Gordon Swogger).

  • Mientras nos encontramos con estas representaciones animales en Gbekli Tepe que

    pueden ser entendidas como mostrando una actitud predadora, deberamos

    preguntarnos en qu tipo de contexto ontolgico estas intenciones pueden ser

    enfatizadas. Para responder este cuestionamiento, debemos volver al punto subrayado

    por Ingold cuando discute la escena de caza en el Norte circumpolar, en el que el

    carib herido revela sus intenciones predatorias hacia el cazador:

    Porque el carib sin capucha, y sus intenciones predatorias reveladas, no solo

    representan una amenaza directa a la vida y el cuerpo fsico, sino que tambin

    proyectan un velo de incertidumbre sobre el estatus existencial [del cazador]

    como ser humano. Brevemente, las caras de los animales son visibles slo para los

    humanos que han tomado la posicin subjetiva de los propios animales, y que por

    lo tantose han convertido a los ojos de otros humanos realmente en animales.

    Slo los chamanes tienen el poder de hacerlo intencionalmente y con relativa

    impunidad.

    (Ingold 2000: 123)

    Siguiendo este pasaje, la imaginera representada en Gbekli Tepe en los pilares T y en

    las esculturas tridimensionales sugiere un escenario en el que uno es desplazado de la

    cotidianeidad del mundo. Aqu, parece que uno se encuentra con el mundo paralelo de

    poderosas comunidades de animales, que son reveladas por su liberacin de los pilares

    o por la instalacin intencional de animales peligrosos que sobresalen de las paredes

    de piedra de los recintos. Siguiendo la lgica anmica o sistema perspectivista (cf.

    Latour 2009), la construccin de un teatro animado puede haber presentado un riesgo

    considerable para aquellos que estaban involucrados en tal empresa (Figura 3.7).

    Como Ingold seala (2000: 126), el acto de grabar, opuesto al de pintar, es cercano al

    sistema anmico ya que grabar no es la imposicin intencionada de una forma

    preconcebida sobre la materia bruta, sino un proceso en el que el grabador responde

    continuamente a las cualidades intrnsecas del material, a cmo este quiere ser. Es

    nuevamente el dilogo con el material grabado lo que podra haber permitido la

    liberacin de fuerza vital encarnada [embodied] en los animales representados en

    Gbekli Tepe. Aqu uno se ve tentado a acordar con Lewis-Williams y Pearce (2005) en

  • que la existencia de practicantes/especialistas rituales podra haber sido una condicin

    en este tipo de contextos culturales. Estos chamanes habran mediado entre lo que es

    diariamente percibido en la experiencia humana y las perspectivas adoptadas por las

    comunidades de espritus animales representados. Estos chamanes podran haber sido

    exactamente las personas cuyo arduo trabajo propici la liberacin de animales

    predadores y peligrosos a travs del acto de grabado, lo que sugiere un chamanismo

    horizontal, ms que vertical, en este contexto (cf. Hugh-Jones 1994).

    Hasta ahora, he intentado identificar una red lgica interna detrs de las

    representaciones de la imaginera animal en Gbekli Tepe con la ayuda de

    comparaciones etnogrficas y la alineacin de las obras de arte con el pensamiento

    anmico o perspectivista, ms que con contextos ontolgicos totmicos. An sabemos

    muy poco acerca de la naturaleza de las actividades que se estaban llevando a cabo en

    Gbekli Tepe, en parte por la demolicin (aparentemente intencional) de ciertas

    esculturas y su disposicin en contextos secundarios, por el relleno de los recintos por

    desechos de ocupacin, y por los niveles ms bajos an sin excavar y los bancos de

    piedra que podran ocultar piezas clave de evidencia para los rompecabezas

    arqueolgicos. Parece posible, sin embargo, esbozar un sistema ontolgico particular

    que podra haber percibido el mundo humano como repleto de seres poderosos,

    algunos de ellos con amenazantes poderes predatorios. Este mundo requerira

    posiblemente negociaciones constantes entre humanos y no humanos, as como entre

    vivos y muertos, para la recuperacin de las fuerzas vitales por las que las vidas de

    todos los seres estn condicionadas. Uno tambin podra especular que estos sistemas

    ontolgicos anmicos o perspectivistas podran haber reunido comunidades tnicas o

    culturalmente diversas que compartiesen la misma perspectiva ontolgica (Miracle y

    Boric 2008). Como observaronPeters y Schmidt (2004: 210) varias puntas de flecha de

    slex de diferentes tradiciones regionales NPCa lo largo de Mesopotamia Superior (ej.

    Aswad, el-Khiam, Helwan, Nemrik, y Nevalori) fueron halladas en el sitio, sugiriendo a

    los autores que Gbekli Tepe podra haber servido como punto nodal para reuniones

    supra regionales. Explorar sus diferencias con las intenciones predatorias de emular y

    devenir otro, pudo haber sido el elemento clave de una tendencia general de

    transferibilidad y validez intercultural (Sherratt 1995: 16- 17) a travs del mundo

    NPC.

  • Conclusiones

    Aunque he intentado dar sentido a una serie de representaciones en Gbekli Tepe,

    est claro que el espectro de temas que estos grabados revelan es por lejos singular.

    En otras palabras, mientras que en representaciones dentro de sistemas totmicos y

    anmicos quefueron previamente discutidos en primer lugar en relacin a la prctica

    de caza y relaciones entre humanos y animales establecidas en tales contextos, se

    vuelve aparente que las representaciones en Gbekli Tepe difcilmente puedan ser

    subsumidas bajo la rbrica de reflejos de caza. Este extraordinario sitio sugiere muchos

    otros temas cuando se trata el alcance y naturaleza de su imaginera: el

    cuestionamiento en torno a antropomorfos metamorfoseados y seres esquematizados

    en las representaciones sobre pilares T, particularmente la esquematizacin en las

    representaciones de cabezas de toro, las representaciones altamente esquematizadas

    de smbolos grabados de significado desconocido, como los signos H posicionados en

    lugares particulares del cuerpo de los pilares, y la esquematizacin de serpientes que

    crean patrones en red [net-like] geomtricos no figurativos, entre otros. Por otra parte

    se podra argumentar que existe una pequea asociacin obvia entre serpientes,

    araas y escorpiones por un lado, y caza por el otro. Por lo que no hay necesidad de

    que esperemos que la actividad de caza sea representada aqu (por caso, atalhyk,

    un sitio mucho ms tardo, donde de hecho se hallan figuras humanas miniaturas,

    esquemticamente representadas, provocando animales grandes).

    Acordando con la discusin de Ingold y Descola con la naturaleza, funcin y significado

    de las representaciones en contextos anmicos y totmicos entre sociedades

    cazadoras-recolectoras, el retrato de Gbekli Tepe no muestra aspectos diarios de la

    prctica de caza en relacin a un animal particular ni provee declaraciones del dominio

    humano sobre lo salvaje, como est implcito en las meta narrativas de la

    domesticacin tan habitualmente evocadas en las interpretaciones arqueolgicas de la

    ecologa simblica del Holoceno Temprano. Estas narrativas slo pueden ser ledas

    como nuestras propias anticipaciones impacientes de los paquetes Neolticos

  • ensamblados con plantas y animales domesticados como elementos clave. Las

    representaciones de Gbekli Tepe, en cambio, liberan el poder del predador y de

    animales ms ambiguamente posicionados. Deben haber surgido del deseo y hambre

    humano de fuerza vital que animales particulares llevan debajo de su piel voltil y

    cambiante. Difcilmente esta liberacin de fuerza vital, poder y peligro sea azarosa, en

    Gbekli Tepe, no es que solo ciertos animales puedan ser de confianza y se espere de

    ellos que liberen esos poderes, sino que parece que la eleccin misma de los animales

    y sus representaciones ocasionalmente estructuradas espacialmente, revelan una

    lgica, un sistema clasificatorio particular construido a travs de la acumulacin de

    pensamiento salvaje [wild thinking] (cf. Keck 2009) yla socializacin de animales

    particulares y los poderosos seres interiores que ellos encarnan. Lo que aparenta

    permanecer en este particular sistema ontolgico es la nocin de predacin. Al mismo

    tiempo, es probable que la existencia de una edificacin tan compleja, y la movilizacin

    de trabajo que habra requerido, sea una declaracin acerca de modos de relacin

    socialmente complejos. Y tal vez, de que en este momento histrico se estaba

    volviendo difcil pensar la multiplicidad de relaciones existentes entre las

    singularidades emergentes del mundo sin desarrollar o recurrir a modos de

    pensamiento que involucren relaciones analgicas (sensu Descola). Sin embargo, la

    pregunta que fue planteada antes persiste: Cul es la humanidad o animalidad que

    est siendo representada aqu? Quin es el cazador y quin el cazado en este teatro

    de predacin?4

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    Banning, Edward B. 2011. So Fair a House: GbekliTepe and the Identification of Temples in the Pre-Pottery Neolithic of the Near East. Current Anthropology 52(5):61940.

    4 Estoy agradecido con Klaus Schimidt por su clida bienvenida al sitio de Gbekli Tepe en el

    otoo de 2008, su generoso tour por el sitio, y las imgenes aqu reproducidas. Tambin

    quisiera dar cuenta del apoyo recibido por el programa de Cambridge-based, Leverhulme-

    funded Cambiando las creencias del cuerpo humano: Perspectivas Comparativas durante el

    cual un viaje de campo al sitio y una exhibicin en Karlsruhe, as como algunos pensamientos y

    escritos tuvieron lugar. Tambin estoy agradecido con AlasdairWhittle y Chris Watts por sus

    comentarios en las primeras proyecciones del paper, y a Chriss Watts por la ayuda editorial

    meticulosa.

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