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Bunz - Utopia de La Copia
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La utopía de la copia
Las utopías se toman su tiempo. A pesar de tener una vasta reputacrón
de v¡sionanas, se encue11tra11 demasiado amarradas al presente. están
denúsudo SL!Jetas a b cstrucru r;1 del presente como para de_¡arse apre-
1111ar. No permiten que se las discúe. "El futuro sólo puede pertenecer
lcs a los fantasmas."1 Desde 1989. ese aúo decisivo l1ue no se atuvo al
orden decunal de las déc1cbs. eso� fantasmas han permanecido en silen
cio. Su lugar parece estaL \',1cíu, los p.1sillos por los c¡ue se aparecían.
abandonados. El chmur de cadenas con el que asustaban -pero tam
bién proveían de argumenros- a sistemas, a gobiernos y a políticos se
ha apagado. Algunas noche� de luna p:i.lida pensamos en ellos con cier
ta nostalgia. pero lllU)' r:ípid:1me11te entramos en razón. Lo sabemos:
desaparecieron comL) los hippie�. se marchiuron como sus coronas de
flores y se llenaron de polvo como el Estado de trabapdores y campesi
nos. El fin de la utopía p:trcce un:1 cuestión tcnmnada. su aúo de muer
te está fijado:" 1989 rnarct el final de un largo trayecto de desilusíón".2
El punto final de un largo trayecto: sm duda. a primera vista, da la
1rnpres1ó11 de que. cst.1 vez, h realid:id hubrer:i sido más rápida que la
uropia; como s1 !a realid:id 110 solo hubiera alcanzado la utopía sino
I lacques Dcmda: Marx· Gcspcnstcr, Fischcr, Fr-ankfurl, 1996, p. 66. Edición en español: Espectros de Marx, Trolla, Madnd, 1998.' 2 l(laus l(raemcr "lndiffcrenz unJ Risiko. Zur K11sc der h1stor1schenPcrspckt1vc 1n 111odc11wn Marktgcscllschaftcn", en Rolf Eickelpasch y Arm1nr·�assch1: Utop1c uncl lvlodc111r, Suh1ka111p, f ·r0nklurl, 199Ci, p 210.
ro I La u topía de la cup1a
que también la hubiera tornado por sorpresa ¡' cl1m111:1do. Cornu l.1
uropía fue siempre parre del socialismo ( esa pahhr.1 hoy dcscnrn¡.,ues
ta y corroída), es como s1 la desmtegrac1ón del hlol¡ue del Este la
hubiera alterado hasu transformarla en u11;1 n1111;1. Y _1ust:1111entc eso
es In que el snculismn 1111nc;1 ptilll) ser· u11;1 utopi:1. Porque s1 bien el
p-royecto utópico contiene en sus elementos condiciones paradisíacas
en cuanto a la economía. la polít1c1 y la co1w1ve11c1:1 soCial. en la misma
medida se caracteriza por una distanoa respetuosa respecto a cual
quier transforrnaoón concreta. Las utopías mantienen la dist:t11c1:1. Se
considera un rnénto de Nlarx el hecho de haber superado esa disr:in
c1a transformando el entusiasmo del soci;i.lismo en una ciencia al
escribir una h1stona materialista y describir dculladamentc la b:1se
económica de la sooedad desarrollando así un protocolo para el futu
ro. En rigor, entonces, la utopía fue forzada por IV!arx ;1 volverse
realidad. También lo describe Benprnm, ,1unque de un modo ligera
mente irónico: "Esa muí1eca a la t}Ue llaman materialismo hrstónco
resultará siempre ganadora. Puede rivalizar f:icilmente con cua!t1u1e-
.. 3 p d 11 -ra . ero ese esarro o rue acampanado, en adelante. por el arte -o
al menos por el lado del arte t}Ue ambicionaba ser político- y los
acontccmuentos se observaron con la debida distancia desde d balcón
marxista de la "superesrrucrur;1".
Ernst Bloch. ese filósofo t1tie. con su escritura, acornpai1ó a la uto
pía durante la Primera Guerra IV[und1al y hasta los ai1os 70, con fre
cuencia se refinó a la utopía como un arma perforrnativa que
cuestiona y produce desordcn.4 La políttca desfigura el presente con
3 Walter Ben¡amm: "Über den Begriff dcr Gesch1chte", en /1/ummationen,
Suhrkamp, Frankfurt, 1996, p. 251. Edición en español: tlum1110c1011cs l. Taurus, Madrid, 1993.
4 Ernst Bloch: "Utop1schc Funkt1on 1m Matcrialismus". en Tendenz-Latcnz
Utop1c, Suhrbmp, Frankfurt, 1985, p. 278.
ívlcrccdes Bunz \ 11
una 111evitablc lógica de Li Ltc1on.did.1d. T;·:rnsforrna las utopías en
programas. L:1 praxis estetJcr. en c11nh10, 111cluye a bs utopías sm
modificarlas. Par.1 c'ntendcr ele l¡ué habhmo�, es importante hacer
una diferencia entre ficción del futuro y utopía. Una ficción del futu
ro esboza lo t]lle podru pas:rr. [ ,;1 uropi:i. por el conrrano, no apunta
al futuro. La utopía existe exclusivamente par.1 mantener en _Fl}Ue el
presente, para desordenarlo. Son "localizaciones -escribe ¡\¡[ichcl
Foucault--· l¡ue con el espacio real de l:i sooedad nuntienen una rcla
cion de analogía mrnediau o mversa" .s Es _1ustarnente la utopía como
promesa, la promesa como 111stancu performatrva lo que hoy ya no
uen� lugar. El programa -y con él también la Lnse de la promesa, la
base de la utopía- ha lle,Tado :1 su fin: con l:i desintecTrac1ón de la � b
Confederación de Estados Soc1.il1sras la u,opía se ha transformado
en un terreno públiú1 :1h.rndorudo 111vad1clo por arbustos de fram
buesas de las que comen, cornu mucho. ,_111 par de Jóvenes inexpertos.
Pero ¿realmente ha llegado :1 su fin la ,-ullilra de la utopía? ¿No será.
mis \J1en, l1ue se intentó transformar el h11us111a en un muerto para
poder estar finalmente tranquilos v poner fin al desorden? ¿Terrnma
el cammo de b utopía realmente eu el muro? ¿No hay nmgún rastro
de desvios?
Lo t1ue se observa es lFle Lis ideas urópK:1s en el senndo de la tra
dioón cornu111sca reaparecen hoy en un lugar cornpletarnence distinto,
como es el discurso en corno a lo di,T1ta!. IV[1entras oue en el arte v la � "l {
polítJCa b utopía parece haber alcanzado su fin, mientras que en todas
parres se habla abiertamente y sm réplica del "fin de las utopías", la
utopía parece haber encontrado un nuevo lugar dentro de la red.
5 Michel Foucault: "Ander<.? Raume", en Pctr:r Gente, He1di Paris y Mart1n We1nmann (comps.): l'v1ic/1cl Fouwult -- Slwrtwt;, Zwe1tausende1ns, Frankfurt, 2001, p. 26.
12 1 La utopía ele la copia
[11tcrncr, ¡lJlC/J 5(11/1"((', Ji/cs/J¡ll'I/Jr llll;l l{¡¡-;¡ [C'llliclJC(;l ;1 h lllll\ 1 Í;1 ;!u)lll
paúÓ a esos conceptos y prict!Cas desde el comienzo. Sobre rodo en
California. Pero lo que nos importa aquí es el fundamento: un resplan
dor utópico se ha deposttado en un form:1to ternológ1co que cstruau
ra esas prácticas: la copta idéntica. Hay LlUe concencrarse en e:-;;1
téc111ca, en este formato, en los miedos que genera. ]Jara c11tc11der la lógica de la utopía hay c¡ue someterse a ella. Porque en reL1c1ó11 con una utopía de la copia es necesana cierta radicalidad: qlllen ,1u1era ver la fuerza de la utopía. quien quiera probar el brillo político y contestatario de una potencialidad de la tecnología d1g1cal. debe de_¡ar de bdoreparos y queps en pro de la utopía. Hace Lt!c1 elaborar líneas ,it1c
saquen del caos a la potencialidad de la tecnología. Para eso hay que
mirar hacía atrás: la fi,Tura del futuro. la ur:o¡,1a. también tiene una o
genealogía cuyas huellas pueden ayudarnos a 'icr esas líneas y encen
der su fundamento.
Para realizar una cu-co,Trath de la utopía retrocedamos, entonces. un v
paso y avancemos dos, marL1uernos corno punto de parrida de nuestro
vi3:1e lo que acaba de tenrnnarse y desplacemos nuestras líneas desde
ahí hacía delante: desplacémonos desde el arte contemporáneoG luna
la tecnología digital.
6 La búsqueda utópica se concentro durante mucho tiempo en los textos, apesar de que los proyectos del futuro durante el siglo XX fueron apartados hacia un único campo, el de la c1enc1a ficción, donde fueron tildados de cntretcn1m1e1,to para que se los pudiera olvidar sin ¡ustificac1ón_ La utopta se mantuvo en otro género importante durante más tiempo que en la literatura, ilUnquc allí también desapareció: nos refcnmos a las artes visuales. Ver Wilhelm Vosskamp (ed.):Utop1eforscl1ung lntcrdisz1pliniire Studie11 zur ncuze1tiiche11 Utop1e, 3 tomos,Metzlersche Buchhandlung. Stuttgart. 1982. Un buen panorama 1n1c1ai bnncL1 elcatálogo de la muestra del Musco Bochum: Dos Pn11z1p H0Jfi11111g Aspckte clcrUtopie in der K1mst une/ l<ultur des 20 Jolnhuncl,srts, Bochum, 19i:1.
Mercedes llunz 1 13
Lil regreso de lo real
La utopía no desap.1rcció del arre porque la política la haya abandona
do. Lo que mas bien sucedió fue que b utopía hu)1Ó del campo del arte
t1rensameme por,1ue la polít1u se volv10 una p:irte visible de ella. Se
Infiltró en la utopía hasta ,1ue no fue posible separarlas. La relación c1mb1ante entre polít1c1 y ,irte (que por ,.1tro L1do nunc.1 de_1ó al arce y a la polínca s111 rransformar) puede ser leida en los diversos grados de distanoa L1ue hubo entre ellos. Deteng;;imonos brevemente para luego avanzar: 1) A comienzos del siglo pasado el arte de vanguardia era encendido corno herram1ema de la política, de la revolución, 2) aunL1Lle
pronto aparece dentro de ese acople pactado entre arte y polítICa el
enfrentamiento de dos 111sr:111c1as nvales. En es;1 nvalídad se funda el
brillo de la utopía. el excedenre utópico que protege al arte frente a la
política. Calidad esrét1ca versus relevancia polínca, vanguardia versus
frente popular, futuro versus presente: 7 estos eiementos. en distmtas
mutaciones, siguen acompa1í.ando hasta hoy el debate cultural de la
1:::quierda. Por parte de una política amb1Cios:1, se le solicita a.l arte
subordinarse a los fines sublimes de clb. El arte. en cambio, mantiene una distancia respetuosa luna la polínca: debe mantenerla para no
depr de ser arte y volverse polínca.8 Su potencd utópico no reside en
7 Ver, por e¡emplo, Ernst llloch: "Avantgardc und Volksfront. Gesprach m1t Hanij Eisler, Die Neue Weltbühne 1937'', en Te11de11z-Late11z-Utopie, op. cit., pp.158-1 fi.4; Hal Foster: The Rctum of t/,c Real. Tl1e Ava11t-Garclc at the Ene/ of theCcntury, The MIT Press, Cambndge. 1999, p. 172. Edición en espafiol: El retorno de
lo real: la vanguardia a J,11alcs ele siglo. Akal. Madnd, 2001.
8 "La política de opos1c1ón estuvo siempre obligada a un deseo de largo plazoy en última instancia realista. Debía, también en formas radicales y marginal izadas, sat,sfacer las ex1gcnc1as de un cálculo t;\ct1co o estratégico. El arte también pudo señalarle lo repnm1do a la ernanupaoón y así corregirla o bien fi¡arle ob¡et1vos", escribe D1edrtch Díede11chscn en su colaboración parJ el evento 01e Kraft clerNcgation. que tuvo lugar en el teatro Volksb[ihnc el 30/•)G/2002_
14 1 La utopía de la copia
la realización de algún programa político ya que la estética misma es su
utopía en cuanto proclama su contenido utópico en virtud de su forma. ¿ Y por qué desaparece finalmente esa distancia? La focalización del
arte en sí mismo, que comienza con la modernidad, fue acompañada desde el principio por una alta sensibilidad frente a la propia economía, frente a la política del propio sistema. La estética aurática del pathos se desplaza píeza por pieza hacia consideraciones conceptuales. En ese
proceso, los movimientos que se producen dentro del sistema del arte son leídos como gestos políticos. Esta reflexión y repliegue del arte sobre sí mismo significa el comienzo del fin de la utopía en el arte. Con esta
conceptualización que crece lentamente la economía del campo del arte se vuelve un tema en sí mismo. La lógica del arte se vuelve parte de la
obra de arte. Un tropel de diversas corrientes afines entre sí y que por
momentos se superponen -el arte minimalista, el arte pop, el arte
apropiacionista, el arte del contexto, entre otras- se encargan de que la
respetuosa distancia entre arte y economía termine por desaparecer por
completo. Pero no es el potencial crítico del arte el que ha desaparecido, es el concepto de crítica lo que ha cambiado. Lo que se ha dado es un cambio de lugar. "Thc return aj the real":9 un regreso de lo real ha reemplazado la utopía. El brillo de la utopía, con el que el arte se adornó, con el que proyectó el futuro como reivindicación del presente, se extinguió.
Otros requerimientos de pronósticos
El fantasma de la utopía ha desaparecido silenciosa y secretamente sin l�s g�stos enfáticos del exorcismo que siempre acompañaron -y, másaun, incomodaron- su existencia, y que sólo lo convocaron encadenado
9 Foster: op. cit.
Mercedes Bunz 1 15
a los muros del Estado. Nadie notó su partida, no hizo ruido al solearse de sus cadenas ya oxidadas. Sólo cuando el fantasma ya no estaba, hablaron de él:"Fin de la utopía".10 Pero ¿este espectro desapareció realmente sin dejar rastro? ¿No será, más bien, que lo hemos buscado en el lugar incorrecto? De hecho, como ya mencionamos, hace un tiempo
que aparece en un lugar completamente distinto. Nuevamente, una abrupta referencia al futuro sirve para cuestionar el orden, aunque esta vez proviene de la tecnología, más precisamente, de un formato tecnológico determinado: lo digital tal como se ha desarrollado en relación con Internet. Podemos apreciar cómo, en determinado momento, asoma cierto brillo utópico en el potencial político de Internet. Se trata
de un potencial utópico político que irrita enérgicamente el orden cultural existente y, en el sentido de Walter Benjamín, "requiere determinados pronósticos"l l a las "condiciones actuales de producción". ¿De qué forma recibe el formato tecnológico de lo digital la herencia del potencial utópico del arte?
Primero, se percibe esa continuidad que como una insistente concepción parece haber acompañado el paradigma utópico, la forma indeterminada de un ajusticiamiento saldado. La anulación de las diferencias: el comunismo planeaba corregir la constelación histórica de las diferencias de clases a través de una revolución. Esa diferencia sería
luego equilibrada a largo plazo a través del concepto (hoy tan important� como difícil) de "trabajo". Para la utopía de lo digital la posibilidad de eliminar las diferencias se encuentra directamente en la
10 "Difícilmente ningún diagnóstico del presente toque tanto la fibra del espíritu de época poco antes del cambio de milenio como esa tesis del 'fin de las utopías' que apareció paralelamente en el ámbito de la ciencia y los suplementos culturales", en Rolf Eickelpasch y Armín Nassehí: op. cit., p. 7.
11 Walter Benjamín: Das Kunstwerk im Zeita/ter seiner technischen Reproduzierbarkeit, Suhrkamp, Frankfurt, 1994, p. 9 Edición en español: Discursos
interrumpidos l. Taurus, Madnd, 1989.
· 16 1 La ut opía de la copia
tecnología. "El ciberespacio está hecho de transacciones, de relaciones ydel pensamiento mismo que se erige como una ola detenida dentro de la red de la comunicación. ( ... ) Estamos creando un mundo al que todos pueden ingresar sin preferencia o prejmcio en relación con su raza, bienestar económico, poder militar u origen", proclama John Perry Barlow en la "Declaración de independencia del ciberespacio"l 2 con casi la misma euforia que conocemos de los utopistas del socialismo. Por eso, el"acceso" se vuelve un tema central en la política de Internet.13 Por otro
lado, una potencial anulación de las diferencias es una instancia política
que no es utópica pcr se. El arce ha sido muy exigente con ese potencial utópico: lo digital solamente puede trascender una mera liberalización
social y encontrar un contenido utópico en la copia si y sólo si el formato mismo posee un potencial político desde su forma. A continuación, trataremos de seguirle la pista a ese contenido. ¿Será la copia digital un fantasma que asusta de verdad o sólo será una proyección de moda�
La copia idéntica
El fantasma de la copia: sabemos con certeza que la reproductibilidad, es decir la copia, ha sido siempre una técnica que ha sacudido el orden
12 John Perry Barlow: "Declaración de 1ndependenc1a del ciberespacio", en <http://homes.eff.org/-ba rlow /Declara tion-Fi na l. htm i>.
13 En numerosos ensayos se hace referencia al hecho de que el acceso a la tecnología "Internet" en los distintos planos --espacial, social, tecnológico- se encuentra codificado y controlado, incluso s1, en comparación con otras tecnologías, el umbral es apenas perceptible. Ver Jeremy Rifkm: Access. Das Verschwinden desEigentums. Warum wir weniger besitzen und mehr ausgeben, Fischer, Frankfurt, 2002;
Sask1a Sassen: "Cyber-Segmentierungen. Elektronischer Raum und Macht", en Stefan Münker Y Alexander Roesler: Mythos Internet, Suhrkamp, Frankfurt, 1997, pp. 215-234; N1els Werber: "Die Zukunft der Weltgesellschaft. Über die Verteilung von Exklus1on und lnklus1on 1m Ze1talter globaler Medien". en Rudolf Maresch v Niels Werber: Kommunikation, Medien, Macht. Suhrkamp. Fra.nkfurt, 1999, pp. 414-�44.
Mercedes Bunz 1 17
cultural. Y esto de dos maneras: por un lado, las distintas técnicas de
copia han determinado las posibilidades de una cultura y, por otro, el valor mismo que se le atribuye a la copia en un orden cultural ha ido
mutando. La copia digital se encuentra, dentro de ese orden, en un punto sobresaliente : no sólo vuelve a perfeccionarse una vez más, no
sólo alcanza un nuevo "nivel", 14 sino que se transforma a sí misma hasta alterar su propia definición: se vuelve"copia idéntica'.
Con la digitalización se vuelven irrelevantes el ajuste a una forma originaria y la unicidad de esa primera forma: el encadenamiento del
código en el proceso de copia es reproductible de modo simple y exacto. Las copias digitales son idénticas. La copia clásica en tanto reproducción estaba orientada siempre hacia un punto de partida, hacia el original; su forma moderna consistió en la producción de una serie que,
aunque ponía el acento en la sucesión, partía siempre, en negativo, de
un patrón o, en positivo, de un prototipo. Con la copia idéntica se
modifica la calidad de las relaciones establecidas entre original, copia y serie. Un modelo de diferenciación que sólo resulta confuso a primera
vista y que choca contra nuestro orden cultura[ y lo perturba: la diferencia entre original y copia, el hecho de ajustarse a un modelo, es atacado por la duplicación de la copia idéntica.
Para advertir el potencial utópico de la copia digital, es importante
entender que la copia idénnca no anula esa diferencia. La copia idéntica no borra simplemente esa diferencia, al contrario: tiene lugar en el
interior de la diferenciación. La copia digital corrige y desplaza el principio de la diferenciación, porque el almacenamiento matemático en el
proceso de copia no elimina esa instancia. La diferencia sigue existiendo, porque se trata de dos copias, aunque realmente no haya diferencia
14 Walter Ben¡amin: Das Kunstwerk im Zeíta/ter seiner technischen
Reproduz1erbarkeit. cit., p. 10.
18 1 La utopía de la copia
entre ellas. En esa mteresante (aparente) paradop observarnos que la diferencia de la copia idéntica ya no trabaJa basándose en una identidad original de la que algo es derivado. Produce diferencia sólo a través de la repetición de datos idénticos. La novedad esencial reside en !a mexistencra de una oposición. La oposición entre original y copia es reemplazada por la duplicación. Una duplicación que hace de la diferencia una pura diferenciación, una relación puramente variable, una "progresión sin centro" (Deleuze) con amplias consecuencías.15
Ya en un plano conceptual, la copia digital altera el orden cultural establecido: la relación con una identidad y autenticidad originales, relación que hasta ahora constituyó siempre el punto central para determinar la categoría de autenticidad y establecer las Jerarquías, no se da con la copia digital. La autenticidad ya no está mí.ida con la reproductibilidad técníca.16 Todo rasgo representacional asociado a una relación entre original y copia se suprime. El ajuste a un origen, el ajuste a un centro, es reemplazado por una progresión sin centro.17 La lógica de la representación es disuelta por la lógica de la repetición. Pero no se trata sólo de una nueva forma de repetición que hace posible renunciar a una relación Jer.árquica entre las copias. Con la copía digital. el
15 Gilles Deleuze: Differenz und Wiederholung, Fink, Mún1ch. 1997, p. 83. Edición en español: Diferencia y repetición, Barral, Barcelona, 1968.
16 "El ámbito entero de la autenticidad se sustrae a la reproductibilidad técnica -y desde luego que no sólo a la técnica-", escribe Ben¡am1n en Das Kunstwerk im
Zeita/ter seiner technischen Reproduzierbarkeit, cit., p. 12
17 Efectivamente, para la arquitectura de Internet fue decisiva la idea del investigador Paul Baran de ponerse de acuerdo en una "red distribuida" y no planear una red descentrada. Porque una red descentrada, como por e¡emplo la red telefónica, sigue estando onentada a un centro: aunque el control central es disperso en varios nodos, el princ1p10 de un control central permanece. La llamada "red distribuida", en cambio, establece para los nodos individuales una independencia a través de su capacidad de redundancia. lo que para una red de comunicación se alcanza cuando cada nodo es apoyado por tres o cuatro conexiones distintas que lo duplican. Ver Katie Hafner y Matthew Lyon: Where Wizards Stay up Late. The Origms of the Internet, Touchstone, Nueva York, 1998. p. 59.
Mercedes Bunz 1 19
, acto de copiar se vuelve también una forma de transporte. Más aún, se
convierte en una nueva forma de logística.
La logística de la duplicación
Comúnmente, el transporte se define corno movimiento. Algo se transfie-re de A a B. La copia digital inaugura un nuevo ordenamiento topológico del espacio en el que moverse ya no tiene el significado de abandonar un lugar. El transporte y la duplicación se superponen: con la copia digital los datos son transportados de A a B, pero no se alejan de su lugar original. En tanto copias idénticas, están en A y en B. Existen ahora dos originales y, por consiguiente, dos lugares desde los cuales puede surgir otra multiplicación. Filcsharing, en tanto logística programada de la duplicación de datos, hace uso de ese principio. Si en sus escritos tempranos Marx definia"capital" como una forma injusta de propiedad, como una acumulación del trabajo colectivo que, en lugar de pertenecer a todos, terminaba en las malJ.os de uno solo, filcshari11g, en tanto logística programada de la duplicación de datos, es una respuesta tecnológica a ese problema. La duplicación altera la acumulación. ¿De manera efectiva o sólo elevada a otro nivel? Cierto, filcsharíng, en tanto logístICa programada de la duplicación de
datos, no mterrumpe pcr se la acumulación (y el correspondiente ajuste a un centro que esa acumulación modula). En primer lugar, jileshari11g no hace otra cosa que organizar la falta de localización de los datos digitales, ur�tipo de programa que conecta la máquina de búsqueda con un proce-so de copia basado en el transporte, cuya función es la de duplicar datos. Pero eso 110 significa que el programa mismo haya entrado en la lógica de
la repetición. Filcshanng no da lugar per se a una lógica utópica de la repetición. Al contrario, se puede observar que la lógICa de los dos órdenes opuestos -el de la representación y el de la repetición- se desplieg\r8 ·�
20 1 La utopía de la copia
los programas de Jíleslwring precisamente allí donde l¡i. logística de la duplicación misma vuelve a ser organizada de modo centralizado. En Napster sólo el Íntercambío de datos tenía lugar de forma descentralizada a través de nudos de comunicaciones. Napster organizaba, entonces, la lógica de la repetición -duplicación de datos idénticos,Jílesharing- sobre la base de la representación, porque el direccionamiento de los datos se producía técnicamente a través de un servidor central que era legalmente dirigido por la empresa Napster.
Es interesante observar como el potencial utópico y de resistencia de la copia idéntica también refulgió allí por un instante antes de que lo alcanzara la lógica de la representación: la pequeúa empresa de un estudiante universitario que servía a millones de usuarios sorprendió a la industria de la música al ofrecer un servicio basado en la lógica de la repetición. La industria de la música, en cambio, parecía incapaz de adaptar su sistema económico basado en la producción en serie y en la venta de un soporte material. el CD, a las nuevas reglas de la red. No tenía la capacidad de actualizar su sistema operativo de acuerdo con la repetición. Sólo gracias a su brazo legal a través de demandas por millones de dólares logró obligar a Napster a desconectar el programa. Por estar organizado técnica ylegalmente en relación con un centro, Napster fue atrapado por la lógica de la representación de la que, por otra parte, nunca había salido por completo. En cambio, aquellos programas que evitaron ajustarse a un centro, como Gnutella y otros que sólo utilizan la técnica peer to peer ('ele par en par") y se organizan en forma de redes dispersas, sobrevivieron el ataque de la industria de la música. Técnicamente se encuentran por completo dentro de la lógica de la repetición, ya que debido a su orgamzación descentralizada no pueden ser desconectados: el intercambio de datos no tiene lugar a través de un servidor central sino que se produce directamente entre los usuarios. La reproducción escapa a todo control porque la organización de la reproducción misma se vuelve a repetir.
Mercedes Bu nz 1 21
La lógica de la repetición
Pero es necesario dar un paso más allá. No alcanza con hacer un principio de la falta de localización para observar el potencial utópico de la irritación. Para asegurarnos un potencial utópico, debemos instalar el princip.io de"una progresión sin centro" también en el tiempo. De hecho, el software, para decirlo de algún modo, siempre estiró el tiempo: la producción de software se rige por el principio de no proveer nunca un producto terminado sino sólo una versión. Internet es un medio dinámico en el que hoy, como nunca antes, programas y protocolos son constantemente ªJustados. Esto se hace, en parte, para zurcir puntos débiles y huecos de seguridad a través de los denominados patches, o retmendos digitales. El cambio continuo es uno de los principios internos del software y es el que as¡gura su función. Un programa cuyo código fuente no es abierto puede ser atacado justamente en ese punto: si la empresa es atacada en su centro organizativo a través de acciones legales o económicas se detiene el perfeccionamiento del programa. El programa queda detenido en el tiempo. lo que significa la muerte para cualquier software. Pero esa amenaza puede ser evitada si la producción técnica se desliga de una empresa y se disemina legalmente. Una apertura del código y un acceso gratuito a su copia asegura la posibilidad técnica y legal del perfeccionamiento de un programa. Open source: "en el caso de una demanda legal yo abandonaría y publicaría el código fuente", 18 aclara significativamente el programador Nu: ArbeL que antes trabajaba para Napstcr y hoy dirige Soulseek. un programa para compartir archivos de música.
•1 s Janko Rottgers: "Soulseek. Peer to Peer für elektronische Musik". en DE:BUG
- Ze1tungfür e/ektronísche Lebensaspekte, Nº 61, p. 26.
22 1 La utopía de la copia
La razón: la duplicación de códigos de programas con licencias protegidas es siempre dependiente de su primera versión y por lo tanto
está orientada hacia un punto de origen.Técnica y legalmente, se mantiene dentro del estatus de un original. El código abierto, en cambio, no
sólo inscribe la posibilidad de la repetición como el estatus del programa, sino que también establece el pnncipio de una progresión en el
plano temporal. Recién entonces puede la reproducción escapar a los
últimos restos de la representación, recién entonces la reproducción se
instala en el interior del código, en el interior mismo de la tecnología para redefinida según una lógica de la repetición, según una progresión sin centro, y desplegar así el potencial utópico de la copia idéntica.
La hora de los fantasma s
A modo de resumen, podemos afirmar que lo digital en tanto copia idéntica posee un potencial utóprco en virtud de su formato. La copia idéntica, su logística de la duplicación, su lógica de la repet1c1ón, desafían el orden establecido al escapar de él y, así, interrumpirlo. No se
trata de una alternativa sino más bien de un asedio o de un susto. Y controlar los espíritus que fueron invocados es obviamente mucho más difícil de lo que se pensaba. El primer test de funcionamiento así lo demuestra. En las postrimerías del siglo XX, de hecho, se concentraron todas las fuerzas para dominar Internet. Se hicieron concesiones, se permitieron nuevos Jugadores, se modificaron las reglas para crear eso que
se llamó "New Eco110111y". Comparable con el espectáculo impres10nante de un ciclón, esa nueva economía movilizó todas las armas importantes de la viep economía -capital, empresas, expertos y abogados- y festejó alegremente su triunfo para finalmente terminar con graneros vacíos y estropeados. La apropiación de la tecnología digital fracasó. En
Mercedes Bunz 1 23
cierto sentido, la copia idéntica digital de Internet ha aceptado una de
las tantas herencias del marxismo. Ha atacado la lógica donünante de la
economía demostrando que existe un lugar donde las cosas funcionan
de otro modo, cuestionando así el orden acostumbrado y supuestamente "natural". Incluso sí nos negamos a verlo, incluso si consideramos el
fracaso de la Ncw Econo¡¡¡y como una parte normal de la crisis, una recesión que en algún momento pasará ( como si todas las recesiones no
hubiesen producido cambios), de todas formas un fantasma recorre. .. Y esta vez. no sólo Europa. La copia idéntica puede ser leída como un
signo utópico: las reglas no seguirán siendo iguales porque hay un lugar, ui;i. lugar u-tópico, un lugar sin localización, que interrumpe esas reglas.
Esta digitalidad se infiltra en distintas formaciones culturales, donde
se vuelve productiva. Por eJemplo, el bastard pop o el bootlegging, género
dj moda durante el verano de 2002. al umr dos canciones conocidas en una mtentó reapropiarse de una música pop que hace tiempo ya no se
rige por la música sino sólo por las cifras de ventas. El bastard pop niega
las reglas legales que los intereses económicos se esfuerzan en preservar
y combina la música de una forma lúdica y novedosa. Ignorando el copy.nght se difundió y llegó hasta el ¡¡¡aÍnstrcam y Thc Ncw York Times con la red como principal medio de distribución. En otro ámbito, como el de la música electrónica, el sample como copia idéntica ha sido utilizado
por productores como Akufen, krd 606 o Donna Summer. Incluso sí el intercambio de archivos, el código abierto, el bastard pop Y
la sa¡¡¡p/e 11wsic deben ser reemplazados mañana por otra cosa para mantener su flexibilidad, incluso s1 en el futuro los datos electrónicos son limpiados y asegurados a través de una administración de derechos digitales, la diseminación de la copia idéntica está activa. Y nosotros nos sumamos
ál miedo que provoca. El futuro sólo les pertenece a los fantasmas. ·
66 1 La utopía de la copia
mismas, tampoco en las mstrucciones de trabajo determmadas exter
namente. La alienación comienza mucho antes: la figura del sujeto ya
está en sí alienada, ya que la experiencia -y el sujeto se funda en la
experiencia- es la objetivación de sí mismo. La experiencia ,..:: consti
tuye a través de la objetivación y con ese movimiento pierde precisa
mente la presencia como contemporaneidad. La constitución del
sujeto, la posibilidad de que el sujeto se vuelva perceptible, implica
siempre ese famoso"sometimiento" althusseriano, el sometimiento a un
formato determinado visible y repetible. La instancia de la alienación
nos antecede ( alienación que, por otra parte, el capitalismo niega cons
tantemente) y, en lugar de lamentarla, meJor sería que tuviéramos en
claro lo siguiente: se trata de un elemento peligroso, un elemento que
puede ser transformado en un arma.
La participación de las cosas
Sobre el papel de la tecnología en cyborgs, cuasi sujetos
y otros 1nutantes
La pregunta por el papel de la técnica es fundamental para el siglo
XXI. El punto al que se ha llegado al respecto en el discurso tecnoló
gico e!) claro: se pone el acento en la técnica y se coloca la tecnología en
pnmd plano, pero a esta, a la vez, se le niegan todos los derechos.
"¿Cuánta arbitrariedad y capacidad de interacción estarnos dispuestos
a asignarles a los artefactos técnicos�" Esta pregunta, planteada en un'ti
congreso de sociología en Berlín,l alude precisamente a que, aunque se
le otorga un lugar central a la técnica, se sigue haciendo referencia a ella
con reservas. El hablar, por ejemplo, de"artefactos portadores de acción"
señala la desconfianza que existe hacia una tecnología capaz de actuar.
Más aún, el concepto de"arbítrariedad" alude a una denegación de acce
so. Desde el pnncipío, y esto es interesante, se luchó contra una lectu
ra de la tecnología como un SUJeto, pero, al mismo tiempo, se afirmó la
simpatía hacia "posiciones moderadas que parten de una idea gradual
de la capacidad de portar acoón". Por lo tanto, habría que evitar recaer
en una posición humanista. Se debería evitar buscar refugio en un "ani
mismo tradicional de la teoría de la acción", como bromeaba Luhmann.
Vemos. entonces, que el objetivo de un análisis fundamental debe ser
no tomar partido por ninguno de los dos lados. La técnica y el sujeto
1 Congreso de otoño de 1nvest1gac1ón técnica y científica de la SociedadAlemana de Soc1ologia en Berlín, 4 y 5 de octubre de 2001.
68 1 La utopía de la copia
tienen, cada uno, sus propiedades, pero mantienen relaciones complejas y sinuosas. La descripción de su funcionamiento recíproco es el objeto de este ensayo.
En el pasado reciente han aparecido una sene de conceptos que intentan colocar en primer plano ia relación entre tecnología y ser humano. Así. el sociólogo francés Bruno Lacour, en su ensayo Nuncc1 fuimos 111oder11os,2 mvíta a reconsiderar el humanismo y reemplazar la división "sujeto-objeto" por una teoría de ios híbndos. Híbndos, seres mixtos con componentes humanos y no humanos, cuasi sujetos y cuasi objetos imposibles de separar. Por su parte, la teórica de la c1enc1a estadounidense Donna Haraway, a través de la figura del "cyborg". ha abogado por una confusión compleja entre organismo y máquma que disuelva la guerra de fronteras que hasta ahora ha constituido el modo de concebir !a relación entre ser humano y máquina. Haraway y Latour nos han provisto con indicadores conceptuales; ahora debemos elaborar con detalle una figura coherente detrás de eUos. Es JUStamente la "confusión" entre ser humano y máquina, su " inseparabilidad", lo que requiere un análisis atento e 111s1stente. ¿Qué papel juega la tecnología para cyborgs. cuasi sujetos y otros mutantes? ¿Cómo debemos pensar las sumosas relaciones entre sujeto y técrnca? ¿Cómo puede diseúarse una teoría detallada que dé cuenta de la participación de las cosas?
En primer lugar. es claro que no podemos echar por la borda formas de proceder y conceptos antiguos. Si se qmere desarrollar un modelo de " la capacidad de acción" de la técnica, estamos obligados a prestar atención a los proyectos que hasta ahora exist1eron y elaborar las relaciones entre SUJeto y tecnología -su naturaleza, la forma en que se organiza esa interfaz- deconstruyendo el orden concepcuai de
2 Bruno La tour: Nous n'avons Jamais été modernes: Essai d'anthropolog,e symetrique. La Decouverte, París, 1991. Edición en español: Nunca fuimos modernos, Siglo XXI. Buenos .Aires, 2007.
Mercedes Bunz 1 69
los sistemas teóricos. Debemos aislar tendencias que pertenecen al pasado pero que se siguen teniendo por contemporáneas en el discurso actual.3 ¿Cómo ha sido pensada la relación entre técnica y sujeto hasta ahora? ¿En qué puntos concretos debemos ir más allá de esa relación para encontrar un nuevo proyecto?
Uno
En gerferal. suele describirse la tecnología como una "extensión del
hombre", una "ampliación de nuestra propia persona", como escribió
Marshall McLuhan en Comprender los medios de comu111wció11. Y. a gran
des rasgos, da la impresión de que este concepto de tecnología hubiera
sido repet1do una y otra vez a través de los siglos. Mientras que lo que
se entiende por tecnología muta JUnto con las invenciones técnicas:
desde techne y 11wchi;rn, pasando por c1rts mid crnfts, máquinas y autóma
tas, hasta llegar finalmente a high-tech, llama la atención la continuidad
del concepto de la técnica como extensión del ser humano. Pero ¿esta
repetición con la que sm duda nos encontramos aquí ha permanecido
completamente igual? Hoy, por ejemplo, ya no se parte de la idea de que
el ser humano controla la técnica. Más bien se supone que es la tecno,
logia la que controla al ser humano. La pregunta por la arbitrariedad de
la técnica se instaló claramente con la mdustnalización, es decir, con la
orcranización de nuestra cotidianidad en corno a objetos técnicosb
durante el siglo pasado. No nos encontramos aquí. entonces. con una continuidad simple y
homogé'_1'.ea. La termmología sigue teniendo validez, pero la concepción
3 Ver Michel Foucault: Van der Subversíon des Wissens, Ullstem Verlag, Frankfurt,
1974, p. 15.
..
70 1 La ut opía de la c opia
de una tecnología como extensión del hombre se desplaza lucia el mcerior del campo de la técnica, hacía el interior de su formación discursiva. A continuación, observaremos esos desplazamientos y los distintos modelos de "portacíón de acción" que surgen a parnr de ellos. Porque la técnica como extensión del ser humano es sólo una concepción de la formación discursiva, un protocolo muy claro. Concentra la relaoón entre ser humano y tecnología en una dirección: el ser humano se expande usando la tecnología. Esta concepción implementa, al mismo tiempo. una relación jerárquica entre ser humano y técnica: une a un sujeto activo, intencional. con un objeto pasivo en una relación de apropiación.
La figura clásica de la apropiación tiene su origen en el concepto aristotélico del"órgano" como intermediario. El concepto de"órgano" ei1 el marco de la analogía aristotélica entre naturaleza y técnica se refiere a herramientas tanto naturales como técnicas, es decir, tanto la mano como el martillo. En la concepción del movimiento, al órcra-º no le corresponde un lugar mtermedío. Es portador de movimiento y. por lo tanto, intermediario pasivo. Esta tradición es retomada porla concepción de la técnica como extensión del ser humano, concepción que encuentra asilo en autores que van desde los primeros filósofos de la técnica como Ernst Kapp. pasando por McLuhan, hastasu seguidor Derríck de Kerckhove. La téc111ca es concebida comointermediaria de un movimiento, pero lo que resulta decisivo para eldesarrollo del protocolo es la orientación unilateral de ese movimiento. Conforme a un movimiento l1ue se aparta del ser humano.la técnica es pensada como una extensión y apropiada como un continuo del ser humano. "Una vez que hayamos ampliado nuestro sistema nervioso central a una técmca electromagnénca -escribeMcLuhan en Comprender los medios de co11H1111cac1ó11- hay sólo unpaso lucia la transmisión de nuestra conciencia también al mundo
Mercedes B u nz 1 71
de las computadoras.''4 De esta forma, no sólo la invención de las herramientas es declarada como una extensión intencional. un complemento para los dedos demasiado torpes, la fuerza demasiado escasa o las órdenes demasiado débiles. La tecnología es una extensión del hombre atravesada completamente por su intención. "El punto de partida es el ser humano -escribe Ernst Kapp en su primer libro dedicado a una filosofía de la técnica ( 1877)-. quien, en todo lo que hace, no puede partir de otra cosa que de sí mismo, el que piensa y actúa."5
El punto de partida es el "ser humano". Y precisamente en este punto se esconde un quiebre de la concepción de la técnica como extensión del hombre, un quiebre tan bien escondido que se podría argumentar varias veces en torno a él sin notar nada. ¿Cómo debemos pensar el conceptQ de"extensión"�. ¿cómo se relaciona esa"extensión" con el hombre? Ha1ta ahora, la idea de que la técnica era una extensión del ser humano convenció por su claridad. El hombre era un sujeto activo que se orientaba hacia la técnica como objeto pasivo. Pero -y lo que sigue suena banal pero sacudirá de modo concluyente esta concepcióncuando un ser humano es extendido por la técnica, hay algo que se agrega. Corno "extensión", la técmca debe ser exterior al hombre. Ese agregado de algo exterior, esa extensión a través de la técnica no se ajusta con el papel de un objeto pasivo. La concepción de un sujeto activo "sedmmano" que se apropia de un objeto pasivo "técmca" no está completa en sí misma. Si observamos con precisión. podernos notar que el principio de la extensión cuestiona tácitamente la homogeneidad entre ser humano y una técrnca l1ue se agrega.
4 Marshall Mcluhan: Ole mag1schen l<anéilc. Understanding Media, Yerlag der Kunst, Dl'<"sden, 1995, p. 103. Edición en español: Comprender los medios de comunicación, Pa1dós, Barcelona, 1996.
5 Ernst l<app: Grundlinlen einer Pliilosopliie der Technik. Zur Entstehungsgeschichte
der Cu/tur aus neuen Gesiclitspunkten, Georg Westermann Yerlag, Braunschweig,
1877, p. 33.
72 1 La utopía de la cop1 a
Un pequeí10 ejemplo demostrará que esa msistencia en la irritaC1Ón através de la extensión no es sólo un ejercicio conceptual de tejido filosófico. Porque las turbulencias descritas, por otra parce, se han reflejado, asu vez. en el discurso público, por ejemplo, en Internet. A primera vista.parece que hubiera terminado el delirio de factibilidad que hasta ahora
acompañó, casi de modo forzoso, una concepción de la técnica como
extensión del ser humano. Da la impresión de que las visiones fantasiosas de los aúos 50 y 60 hubieran cesado. Esas visiones de personas queviven en Marte, en el universo o bajo el agua, y que se intentaron traer devuelta a la tierra en los 80 cuando se empezó a hablar de las consecuencias de la técmca. Pero ¿ha terminado realmente el delirio:' Porque a pesarde que el sueúo de una factibilidad infinita no aparezca como lo hacía enla ciencia ficción, ha alcanzado dimensiones más intensas y abrumadorasen el campo de la economía: "Comenzó con la llegada de computadoraspersonales, mercados abiertos y globalización a principios de los 80. Lasredes de computadoras, la biotecnología. la energía alternativa y eventualmente la nanotecnología podrían hacer que este boom siguiera creciendo
al menos durante los próximos veinte atí.os". mformaba la revista estadounidense Wircd en 1998. Lo que podemos traducir del sigmencemodo:''Allá afuera hay una infinidad de sujetos que pueden ser provistosde extensiones". Durante un tiempo. observamos como el concepto de la"killer applirntio11"6 le dictó al mercado las reglas de una nueva economía:por ejemplo, esa regla según la cual el valor de las acciones no se calculamediante las ganancias sino mediante el volumen de ventas. A la vez,
6 Una killer application (en español, una "aplicación asesina") es una aplicación 1nformát1ca determinante, es decir, que su 1mplantac1ón supone la definitiva asimilación de los usuarios. Ejerce una enorme influencia en el desarrollo de posteriores desarrollos informáticos y en la forma como se ofrece un serv1c10 a partir del momento en que la killer applicat1on se populariza. En Internet, se caracteriza por reemplazar total o parcialmente otro servido tradicional. Una de las primeras killer application fueron los clientes de correo electrónico que sustituyeron en gran parte al correo tradicional.
Mercedes Bunz 1 73
d.d extensión del alcance vunos que con Internet enten i a como una . . humano aparecieron determmados problemas. Con una frecuencia sin
tomática surgieron preguntas del tipo: ¿el alcance de quién se prolonga
aquí:', ¿qué tipo de ser humano es el que se extiende aquí? Diario�, po�í
ticos y críticos empezaron a asociar la tecnología de Internet con l� per
dida de la identidad cultural. La UNESCO organizó varias reumones
internacionales entre ministros de Cultura -en el aúo 2000, por ejem
plo, fueron dos- en las que se habló de Internet como una tecn�lo�a
que a�nazaba la diversidad cultural. Más allá de identificar la tecmca
con el problema social de un capitalismo de cuúo occidental que avanza
cada vez más, cuando se define a Internet como un monstruo de la glo
balización se quebranta la concepción de la tecnología como la exten
sión de un sujeto autónomo que se apodera de un objeto pasivo. Los
monstruos no se comportan como objetos pasivos.
Dos
La tecnología, entonces, más que una simple extensión del hombre esun suplemento irritante . Y como lo ha demostrado Derrida en su
libro De la gramatología , cada complemento , cada agregado, cada s�r
plus prodfü:e un efecto que excede la extensión de un sujeto. Per� s1 el
mismo M�rshall McLuhan lo manifestó en Comprender los medios deco 11wnicacíó11:
El mensaje de todo medio o de toda téc111ca es la modificación de la medida. ritmo O esquema que le trae a la situación del hombre. El· ferrocarril no fue traído a la sociedad humana por el movimiento, el transporte, la rueda o la calle, smo por la extensión de funciones humanas amenores que se agrandaron y aceleraro61-
74 1 La utopía de la copia
crearon nuevas clases de ciudades y nuevas formas de traba¡o y
tiempo libre. 7
Este párrafo sugiere que la tecnología no es sólo un sustituto que se
origina en la pos1tívidad de la presencia, en la positívidad del sujeto. La
tecnología define al sujeto . Con este giro, los seres humanos son declarados extensiones de la técnica. El concepto de un sujeto activo foe bosque!ado . hasta ahora, siempre respecto al ser humano . Ahora, la tecnología
ocupa su lugar y los seres humanos aparecen como objetos pasivos. Los componentes de la concepción actual son desplazados. Se inter
cambian los roles, pero la arquitectura del protocolo teórico permanece inalterada. Obviamente, hasta ahora no se ha logrado pensar las relaciones entre ser humano y técnica más allá de un modelo de oposición entre SU Jeto y objeto . La única solución que se encontró hasta el momento consiste en repenr la oposición asimétrica entre ser humano y máquina, pero
con signo mverso: se colocan las operaciones técnicas en el papel del sujeto. "Los medios determinan nuestra situación", comienza Friedr:ch Kitder su ensayo Grn111ófo110, película . mcí,1iií11a de cscribcr.8
En este punto, surgen una serie de preguntas: ¿cómo se valora la
técnica de ahora en más?, ¿cómo se define esa técnica de signo inverso? El cambio del protocolo teorético suele ir acompaúado por un
cambio del concepto de técnica. En la concepción de la técnica como
extensión del ser humano , la técnica se definió sobre todo como un
"avance cultural" . Ahora Je corresponde un nuevo ro!: la técnica sigue
reemplazando al ser humano pero ya no actúa en su 111151110 sentido. Es posible trazar una línea discursiva que va desde el temor de
Oswald Spenglcr a una "esclavización del hombre" por la técmca, 7 Marshall Mcluhan: op. c,t., p. 22. 8 Fnednch Kittler: Grammophon Film Typewriter. Bnnkmann & Base Berlín 1986. . .
Mercedes Bunz 1 75
hasta la mclinación de Fríednch Kitder por ver la tecnología antes que nada como tecnología de guerra, y que tematiza ese desplazamiento . La concepción de l hombre como extensión de la técnica no
se preocupa mucho de !os lavarropas, las tostadoras y los secadores de pe lo . Lo que invoca, más bien, es una técnica opuesta al hombre, una tecnología que lo reemplaza y combate . Una tecnología interesada en el avasallamiento, en la desaparición del hombre. Kitder -citado aquí sólo a modo de ejemplo y sin menospreciar su análisis, que nos parece completamente productivo- escribe:
Un solo viraje de acoplamiento de reacción y las máquinas de infortt1ªción se escapan de sus dueños. de sus llamados mventores. Las computadoras mismas se transforman en sujetos. Dado d caso de que falle una condición preprogramada, el procesanuento de datos sigue avanzando según las convenciones de comandos numerados. pero en el caso de que un resultado prov1s10nal cumpla con la condición, entonces el programa m1s1no decide sobre los comandos que siguen y ese es su futuro.9
La extensión del control del hombre dio como resultado un reemplazo del hombre. Las computadoras se vuelven sujetos. A diferencia del concepto de cyborg de Haraway, en el que existe una dependencia mutua entre "cuasi objetos" y 'cuasi SUJetos", con la definición del " hombre como extensión de la técnica" la teoría no arriba a una naturaleza equilibrada
entre el hombre y la máquina. El protocolo del "hombre como extensión
de la técmca" se basa en la idea de que nos volvemos parte de una técnica que adopta el papel del SUJeto humano. Paradójicamente, esa inversión no hace que la idea de "hombré' desaparezca como un dibujo en la arena
9 Kittler: op. cit., p. 372.
76 1 La utopía de la copia
-corno alguna vez formuló Foucaulc- para volverse algo nuevo, sino
que perfila al hombre corno una naturaleza esencial, corno un ene 1111go
de la tecnología. El discurso de la hostilidad hacía la técnica tiene su
punto de partida en este enfoque. Podernos observar -no sólo Bruno
Latour lo ha demostrado- como a lo largo de la historia la introducción
· de cualquier tecnología fue siempre acompaüada por un miedo a la pérdida que se manifestó en una hostilidad declarada hacia la técnica. Esa
hostilidad tiene su origen en el concepto del hombre como prolongaciónde la técnica. "¿Qué fumaron{', le preguntaba la revista Wired en 1997 a
los redactores del renombrado The New York Times, que en los primerosaú.os de la WWW describía la red como una sede de las patologíassociales: "Los grupos v10lentos usan las herramientas del comercio electrónico": 13 de marzo de 1995; 'Ataques de los ciberdclincuentes": 23 de
julio de 1995; "Hombre acusado de violar a alguien que conoció por email": 6 de febrero de 1997;"Una seductora cultura de la droga florece enInternet": 20 de junio de 1997. La "monstrificación" que observamos acáno sucede necesariamente porque, como en la película Matnx, tengamos
que vernos con una ensambladura de "ser humano conectado a la técnica" que toma posesión del cetro del gobierno. La red fue declarada como
un monstruo porque con ella -como con cada nueva tecnología- la
frontera entre hombre y máquina, la definición cultural de aquello a lo
que nos referimos con "humano", debió ser renegociada. ¿Cómo puede,entonces, teorizarse ese desplazamiento? ¿Cómo podemos desarrollaruna fórmula para describirlo?
Tres
Antes de retomar lo analizado, debernos realizar un breve resumen.Hasta acá hemos analizado dos principios teóricos: la concepción de
Mercedes Bunz 1 77
la técnica como extensión del hombre y la concepción del hombre como
extensión de la técmca. Cada uno es la inversión del otro. Son, en apa
riencia, opuestos e incompatibles. Pero ¿se trata realmente de dos proto
colos opuestos? De hecho coexisten, y esa coexistencia nos seüal�, el
camino hacia un modelo complejo de la capacidad de portar acc1on.
Porque (y este me parece realmente el punto) si ambas concepciones
están vigentes a la vez, se anula el modelo de la apropiación.
La extensión entendida ya sea como apropiación de la técnica o del
homb!. como secuestro. autorización Y expropiación, contradice toda
validez simultánea. Hay que atenuar ese carácter absoluto y llegar a
modelos que se complementen mutuamente y no compita!� e��re sí. En
lugar del concepto totalitario de la extensión como aprop1ac1on, debe
ríam:s examinar un concepto más mesurado de extensión, como lo es
el concepto de adición.
Pensar la extensión como adición: el resultado sería un claro desplaza-
miento de las relaciones entre hombre y tecnología. La función sigue sien
do la.misma: tanto a través del concepto de apropiación como a través del
concepto de adición la presencia del hombre es extendida. Pero �n �l
modelo de la apropiación está marcada por la continuidad, una contmm
dad que define la técnica como parte del hombre, mientras que en el
modelo de la adición, la técnica puede ser caracterizada como una exten
sión del hombre que a la vez se diferencia de él. La adición como agrega
do es definida como algo "externo", como espaciamiento del sujeto. La
técnica es el espaciamiento del sujeto, pero con eso se constituye -y es
importante insistir en este punto- en algo distinto del sujeto. Mientr.as
que en el modelo de la apropiación la extensión del hombr_e es bosqueF
da en una orientación clara, no problematizada y que no mterrumpe su
· ·d d 1 nodelo de la adición existe una diferencia entre el suje-contmm a , en e I
to Y su espaciamiento. A continuación. debemos recoger esa �iferencia e
incluirla en la concepción del hombre como excensión de la tecmca. dtf =
78 1 La utopía de la copia
La concepción del hombre como extensión de la técnica une la actividad de la tecnología con la constitución del hombre. Pero ¿debe, por eso, esa constitución ser pensada automáticamente de modo jerárquico? ¿Es necesario pensarla como dependiente de un sujeto activo que
determina al objeto pasivo? Nuevamente, podemos aquí desplazar la
concepción desde una técnica que funda al hombre como sujeto activo hacia una técnica que constituye al sujeto representando su otro. Mientras que en el primer concepto la tecnología produce al hombre en el papel del sujeto -co1no la máquina de escribir al autor-, en la
segunda concepción la tecnología constituye al sujeto relacionándose con él como su otro. Este concepto de la diferencia pone en primer plano el hecho de que no podría haber ninguna umdad, ninguna identidad, sin un otro. Toda consntución se basa en la huella de su diferencia, porque el uno puede sólo surgir con el otro. Dentro de esta
concepción, la tecnología depría de ser el sujeto activo que produce al hombre. En tanto otro del hombre, lo constituye como su otro. Así, su relación no es Jerárquica sino recíproca. El sujeto no es sometido a la
técnica pero tampoco le es indiferente. Está unido a la técnica por un sistema de funoones que pueden ser descritas siempre y cuando sus
diferentes niveles sean cuidadosamente diferenciados. Con los desplazamientos antes mencionados, es posible determinar
las relaciones detalladas entre hombre y técnica que subyacen a las
figuras del cyborg, el cuasi SUJeto y demás mutantes. La teoría de la
técnica con-to extensión del hombre y la teoría del hombre como
extensión de la técnica no son modelos opuestos cuyas concepciones se contradicen mutuamente. Sus relaciones se entrecruzan y se complementan porque la frontera entre técnica y SU Jeto está organizada en torno a un cruce. La técrnca es siempre 1) una extensión del SU Jeto Llue
traslada su presencia a un afuera y es 2) ese afuera el que, en canto dife,·"nn;i. constituye al SUJeto. La interfaz entre hombre y mál1uma.
Mercedes Bunz 1 79
entonces, es organizada por ese doble cruce entre sujeto y técnica que
establece la frontera entre hom.bre y máquina.
De esta manera se extiende el c':mcepto de acción, que tradicional-
mente se pensó como intencional. La categoría de la intención sigue
teniendo un lugar, pero . como espac1am1ento, ya no domina el escena
rio por sí sola. ya no detennma por sí sola la acción, sino que pasa a
form!r parte de una concepción, se encuentra con una participación
de las cosas que puede ser cemda en cuenta de ahora en más. Las cosas
adoptan su lugar como actuantes. Pero no estamos aquí frente a loca
lizaciones fijas y permanentes, la frontera entre hombre y máquina no
puede ser determmada de una vez para siempre. La concepción de un
doble cruce, la concepción de técmca como 1) un espacianuento del
suJe� y 2) como diferencia que lo constituye. se caracteriza por los
cruces de frontera constantes. En esos cruces. que no en vano reapare
cen en el discurso una y otra vez -cuando se habla de sociónica, de
robots, de agentes de software o de vida artificial-. la relación entre
hombre y tecnología es constantemente renegociada. Y en la negocia
ción de esa frontera de lo humano, hay sie1npre una dimensión de lo
político. Por eso, la teórica norteamericana Donna Haraway ha dado
en el clavo : hoy nada es más importante que "disfrutar del desdibuja
mí:i.1ro de esas fronteras entre hombre y máquina y hacerse responsa-
ble de su construcción".