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LA IDENTIDAD DEL PUEBLO CAÑARI De-construcción de una nación étnica

Burgos LaIdentidadDelPuebloCanari

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  • LA IDENTIDAD DELPUEBLO CAARI

    De-construccin de una nacin tnica

  • HUGO BURGOS GUEVARA, PH.D.

    LA IDENTIDAD DELPUEBLO CAARI

    De-construccin de una nacin tnica

    SERIE CUADERNOS DE ANTROPOLOGA HUGO BURGOS N 1

    2003

  • LA IDENTIDAD DEL PUEBLO CAARIDe-construccin de una nacin tnicaHUGO BURGOS GUEVARA, PH.D.

    1a Edicin Ediciones Abya-YalaAv. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla 17-12-719Tlf: 2562-633/2506-217/2506-251Fax: (593 2) 2506-255E-mail: [email protected]@abyala.orgQuito-Ecuador

    ISBN: 9978-22-271-5

    Derechos de Autor: 017777

    Portada: Ingapirca, foto de Hugo Burgos G.

    Impresin: Producciones digitalesAbya-Yala

    Impreso en Quito-Ecuador, mayo 2003

  • El presente libro se refiere a La identidad cultural del Pueblo Caaride la Nacionalidad Quichua del Ecuador.

    Responde al inters del autor por la explicacin de los problemas t-nicos en el pas, como lo ha hecho desde 1970 en su trabajo RelacionesIntertnicas en Riobamba (I. I. I., Mxico).

    Con el paso del tiempo, la nacin cvica ecuatoriana ha asistido alresurgimiento de las poblaciones indgenas en la conquista de mayoresderechos y sistemas de bienestar para su supervivencia. El empuje deestas comunidades en lo poltico y social est creando las condicionespara la constitucin de una nacin tnica indgena que empieza a con-vivir con sus propios ideales y frustraciones, frente al conglomerado decultura nacional, esto es, los otros estamentos y clases sociales queconstituyen el Ecuador.

    El autor se ha servido de su labor de antroplogo y etnohistoriadorpara tratar de explicar la evolucin de una importante nacin preco-lombina en las tierras altas del Ecuador, los caaris, que pronto sufrilos estragos de las guerras del Tahuantinsuyu, de la conquista hispni-ca, de la servidumbre colonial y del colonialismo interno republicanode mediados de siglo pasado. Las alternativas del pueblo caari, sin em-bargo, han logrado que un ncleo de esta poblacin superviva mante-niendo su identidad cultural y su lengua. No as el resto que sufri unprofundo mestizaje en el interior de su estructura tnica, cuyo hallazgolo planteamos en esta obra, con datos trados de archivos extranjeros.Un amplio trabajo de campo respalda el contenido.

    La identidad caari es, entonces, una problemtica social, cultural, yhasta cientfica. Con brevedad, estudiamos tambin los cambios de laidentidad caari en la modernidad y el futuro que avisoramos para estapoblacin. Presentamos al pas una visin nueva de la etnicidad.

    El autor agradece a numerosas personas y entidades que contribu-yeron a la culminacin del trabajo. Al seor Lic. Luis Maldonado Ruiz,cuando era Secretario General del CODENPE, al Centro Andino de Ac-

    PRESENTACIN

  • cin Popular, en la persona de su director, Lic. Francisco Rhon, al Ing.Alvaro Burgos Ynez (mi hijo) quien cuid la informtica del libro. EnCaar y Azuay recibi numerosas muestras de apoyo, como fue la delDr. Mximo Glauco Torres, eximio lingista que le orient en su ramacon generosidad. Igualmente al Dr. Mario Garzn Espinoza que se in-teres por el trabajo de campo. Mi gratitud para numerosos lderes in-dgenas, entre ellos el seor Antonio Loja, Jos Pichisaca, Jos EnriqueQuinde, Isidoro Quinde, y otros dirigentes y autoridades religiosas y es-tatales. Algunas fotos corresponden a Eva Krener, de su obra Juncal enindianerkomune i Ecuador, del Nationalmuseet de Kovenhavn, 1977,para ella mi reconocimiento. Debo agradecer la acogida que ha tenidoeste trabajo en Editorial Abya Yala.

    La responsabilidad de aciertos y errores es sin embargo del autor;adems de ser titular de la obra, ella es, parte de sus teoras sobre nacio-nalismo tnico que esta desarrollando actualmente. Ofrece a la comu-nidad cientfica el n. 1 de la Coleccin Cuadernos de AntropologaHugo Burgos, que espera prosiga en adelante.

    Quito, marzo de 2002

    H. B. G

    6 Hugo Burgos Guevara

  • CAPTULO I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    PROBLEMTICA DEL SEORO CAARI . . . . . . . . . . . . . . . . 9

    1. Los caaris en la poca precolombina, . . . . . . . . . . . . . . . . . 92. Temprana multi-etnicidad, . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183. Cambios de identidad por la presin colonial, . . . . . . . . . . 20

    a Status de servidumbre y nuevas identidades, . . . . . . . . . . 22b Mestizaje inventado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25c Indios tributarios del Corregimiento de Cuenca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27d Representacin grfica de diferencias de tributarios . . . . . 29

    4. La identidad caari en el Estado-nacin de 1830 . . . . . . . . . . . 355. La salida del rgimen semi-feudal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

    CAPTULO II

    LA IDENTIDAD CAARI EN LA MODERNIDAD . . . . . . . . . . 45

    1. La identidad ecolgico-cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 452. Visin tnica de la ecologa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 483. Las fronteras tnicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 534.Identidad de la nacionalidad caari . . . . . . . . . . . . . . . . . . 565. Identidad lingstica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 586. Micro-reas de identidad cultural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60

    CAPTULO III

    IDENTIDAD Y MERCADO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

    1. Imagen previa del sistema de mercados . . . . . . . . . . . . . . . . 632. Recursos artesanales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

    SUMARIO

  • 3. Recursos tursticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 684. Apuntes para una reinterpretacin de la fiesta de Taita Carnaval en Caar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72

    CAPTULO IV

    CONCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

    1. Sobre metodologa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 772. Sobre teora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 773. Formacin y cambio de la identidad caari . . . . . . . . . . . . . 784. Nacionalidad y nacin tnica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 825. La nacionalidad caari . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 846. A nivel de todo el sistema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 867. Hacia la nacin tnica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

    8 Hugo Burgos Guevara

  • CAPTULO ILA PROBLEMTICA

    DEL SEORO CAARI

    1. LOS CAARIS EN LA POCA PRECOLOMBINA

    No es poco lo que se ha escrito sobre la gran nacin caari antes dela llegada hispana. Como se sabe, primero fueron los cronistas del sigloXVI quienes dieron el perfil de un pueblo andino aborigen, gobernadopor los incas, bien caracterizado por su cultura como agricultores avan-zados aunque grafos, polticamente organizado en un seoro com-puesto de varios agrupamientos cacicales, hablante de un idioma su-puestamente propio (emparentado con el puruhu), ubicado en una delas hoyas geogrficas ms frtiles y mineras del sur de la Sierra delEcuador. Un hito sobresaliente, culminando el siglo XIX, fue el conoci-do estudio de F. Gonzlez Surez, Estudio histrico de los caaris, 1875,que por algunas dcadas vino a sistematizar el conocimiento de esta et-nia, con un perfil ms independiente de la influencia inca, con aportesbibliogrficos del cercano pasado, orientado ms hacia la arqueologa ya lo que ahora llamaramos etnohistoria. Posteriormente se han hechoavances en diversos terrenos, tanto en lingstica como en etnografa, aldescribir su cultura.

    Para los habitantes de la cultura blanco-mestiza de Azuay y Caar,los caaris son el smbolo de su identidad cultural ancestral. Los seo-ros del norte, especialmente del rea donde vivi Atahualpa comoadulto (Quito, Caranqui) son vistos por la misma etnia, si no comoenemigos histricos, s como genocidas de la poblacin caari. Para losmismos aborgenes de nacionalidad caari, en cambio, si bien sonconcientes de su origen no-inca, cada da crece el respeto y admiracinpor lo que suponen ser tambin sus antecedentes y vnculos prehisp-nicos con los incas. Como si fuera poco, para la sociedad mestiza delnorte del pas, los caaris histricos, en cambio, son vistos como trai-dores, por haberse puesto del lado de los incas cuzqueos y, luego, deBenalczar, en la doble conquista de principios del siglo XVI.

  • Dado el carcter de este trabajo, no vamos a trazar una monografahistrica, sino a esbozar breves rasgos de la identidad caari que se pue-de apreciar a travs de los documentos y crnicas histricas que enfocantemas de una etnicidad ms averiguada, antes que caracterizar la totali-dad de su historia. A pesar de que no son numerosas las obras, ni los do-cumentos escritos sobre el pueblo caari, predominan las que tienen uncarcter ms emprico o hipottico antes que las que sustenten una in-terrelacin de evidencias culturales. Se debe considerar la poca en quefueron escritos, pero sera ocioso analizar aqu. Nos concentraremos enlos tpicos de su identidad como pueblo indgena articulado a una so-ciedad dominante, por lo menos desde el siglo XV con los incas, domi-nio ejercido sobre los sucesivos agrupamientos con el tributo, el trasla-do masivo de poblaciones caaris al Per, luego la transformacin haciaun control colonial hispano, como fue en otras partes del Ecuador abo-rigen. Los caaris han podido mantener, si no toda su cultura original,crear un sistema adaptativo de la misma para enfrentar los sistemas do-minantes, y al mismo tiempo apuntalar una cultura propia, recreandolas pocas alternativas que le haban de quedar a un pueblo privado de laeducacin y de autodeterminacin social y poltica a lo largo de cuatrosiglos. Todava hoy tienen los caari una presencia singular entre las po-blaciones de habla quichua de las tierras altas del Ecuador, pero se hanpresentado cambios hacia una revitalizacin de su orgullo tnico, comoparte de un movimiento ms amplio surgido en Ecuador.

    Debemos mencionar que a esta fecha, aunque con pocas excepcio-nes, los estudios sobre los caaris no han podido despojarse de una se-rie de estereotipos y falacias, que tampoco sera de utilidad enumerar atodos. Pero hay algunos que flotan como credos inamovibles, y han im-pedido e impiden la renovacin de las ideas y la investigacin con nue-vas hiptesis del tema. El primero es aquello de su origen, con el dispa-rate de que descienden de los mayas, o que los caaris fueron diezma-dos por el inca Atahualpa en su totalidad, y por ello desaparecieron;otra especulacin, que tienen origen en la cultura chim del Per, oque constituyeron un grupo cerrado autnomo, tanto en lengua comoen cultura, tan as que su idioma no tena nada que ver con el quechuade los Andes.

    En los ltimos tiempos, ventajosamente, ha surgido una postura di-ferente desde todos los ngulos de la antropologa cultural, y sus sub-disciplinas: la etnologa, la lingstica y otras. Se cree que el grupo ca-

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  • ari fue un conglomerado muy significativo, pero la lengua caari perse no existi como un elemento autnomo. La arqueologa ha demos-trado que los caaris no necesitan justificar su origen mayoide, cuandodesde las arcaicas pocas del hombre andino, lase, perodo formati-vo (y los subsiguientes perodos de la arqueologa ecuatoriana)1 exis-tan en el rea seales inequvocas de su desarrollo cultural, producin-dose de hecho un tipo de etno-gnesis que ha avanzado paulatinamen-te, en distintos niveles, para desembocar en un desarrollo campesino,con una poblacin que poda reproducir su cultura y progreso.

    Quedan, sin embargo, muchas preguntas no resueltas por la falta deinvestigacin antropolgica, de las que mencionar slo unas pocas.Siendo un habitante de las hoyas orogrficas e hidrogrficas de Caar,Cuenca y de Girn, un amplio espacio de valles frtiles inclinados, di-vididos por nudos y cordilleras de mediana altura, con excepcin delNudo del Azuay, sin volcanismo pronunciado, por qu las mayores ex-presiones de la etnicidad caari se concentraron a la fecha en el reageogrfica circundante de lo que es hoy la ciudad del Caar (antiguaHatn Caar), Ingapirca, etc., y en los niveles altitudinales que rodeana este epicentro? En la vecina hoya de Cuenca (antigua Tomebamba in-ca), sus poblaciones rurales constituyen, en cambio, otro tipo de etni-cidad, ms cercano al mestizaje rural que hemos denominado, en otrolugar, como el rea de la chola cuencana? Entre ellos hay poca estima-cin de su antigedad caari, como que se hubiera dado una desvincu-lacin de su original identidad precolombina.

    Por qu desapareci el sentido de la etnicidad en la antigua hoya deCuenca? Los documentos, sin embargo, nos dicen que las poblacionesrurales de esta rea hablaban el quichua, plenamente, hasta hace pocasdcadas, pero no siempre eran vistos ni se sentan como caaris? Porqu aparecen notables aunque pequeas- concentraciones de la etnici-

    La identidad del pueblo caari 11

    1 Vase: Pirincay, Cerro Narro y Chaullabamba: nuevas perspectivas en el formati-vo del Austro, por Karen Olsen, I Encuentro Nacional de Arqueologa y II deAntropologa, 11, 12 y 13 de diciembre, 1997, Azoguez-Ecuador, CCE Ncleo delCaar, bajo la coordinacin general de Hugo Burgos G.Igualmente, Intercambio entre la Costa y la Sierra en el formativo tardo: nuevasevidencias del Azuay, por Karen Olsen Brohns, San Francisco State University, En:J. F. Brichard, H. Guinea, eds., Relaciones interculturales en el rea Ecuatorial delPacfico durante la poca precolombina, pp-57-71, BAR, udea Nation Series 503,Oxford, 1989.

  • dad caari en lo que podra ser mi hiptesis, las reas marginales de lahoya de Cuenca, esto es en Molleturo, en el desborde occidental hacia laCosta; en Nabn-Zhia, en la frontera sur de la hoya de Girn, limitan-do con la del Jubones? En el punto Cahuash, en los altos de la Josefinay Gualaceo? No obstante la mestizacin rural, porqu hay otros encla-ves del quichua en reductos tales como Jadn, Tarqui y Quinjeo? Lopropio en una pequea poblacin cercana a Tarqui, llamada Guillansha-pa? En todos estos conglomerados, la acentuacin de la etnicidad ind-gena-quichua es notoria, tanto cultural como lingsticamente.

    Los cronistas nos dicen que el pueblo caari de la antigedad basa-ba su territorialidad y cultura en tres epicentros: Hatun-caar, Tome-bamba y Caaribamba. Siguiendo este patrn histrico, acaso habrasido dbil el sentido de la etnicidad caari en los centros de Tomebam-ba y Caaribamba, que lucen hoy como mestizos, y fue tan consolida-do que se concentr en Hatun-caar (hoy regin principal de la pro-vincia del Caar)? Finalmente, podra decirse que fue la presin de lapoca colonial la que oblig al aborigen de estos importantes centros a

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    Figura 1: Circunscripcin territorial del pueblo caari.

  • desvincularse o abandonar su identidad cultural quichua-caari? Pues-to de otro modo, por qu el idioma caar, si es que hubo uno, logrmantenerse vigente hasta la dcada quinta o sexta del siglo XVII? En elSnodo Quitense de 1594-96 se dej constancia de que haba lenguasmaternas diferentes al quichua, por lo que se encarg a un conocidopresbtero, Gabriel Minaya, para que se haga catecismo para la lenguaCaar y Purguay (Burgos 1995: 473)2. Ante los hechos, se justifica pre-guntar, hasta qu punto el caar y el puruhay, de 1594, no fueron sinodialectos del quichua, idioma ste bastante diferente al quechua delCuzco? Ha demostrado alguien que el caar y el puruhay fueronidiomas independientes del quichua? Estos son enigmas que todava nohan sido resueltos por las disciplinas antropolgicas, incluyendo la et-no-lingstica, no obstante que entramos en el siglo XXI.

    La identidad del pueblo caari 13

    2 Consta en el Captulo 3. De las Constituciones Sinodales: Que se hagan catecismosde la lengua materna y de las dems donde no se habla la del Inga para entenderla. Porexperiencia nos consta que en este nuestro Obispado ay diversidad de lenguas, que notienen, ni hablan la del Cuzco ni la Aymara.

    Figura 2: Emblema supuestamente Caari postulados por los blancomestizos del Austro.

  • Frente a esta realidad y tantos cuestionamientos es que debemospresentar una apreciacin de la identidad cultural del llamado pueblocaari, visto como un todo. Se comprender mejor el porqu de las li-mitaciones que entraa la tarea, cuando no se han esclarecido todavaalgunas cuestiones de fondo.

    Un luminoso trabajo History of the Indian Population of Caar,de Lyn Hirschkind (1995)3 ha venido ltimamente ha poner en el ta-pete la discusin sobre la dudosa pertinencia de dotar de existenciaautnoma a la identidad caari pre-incsica; me referir ms adelantea este artculo. Pero es hecho irrefutable que se est cuestionando elorigen de la identidad caari desde sus orgenes. Primeramente, y si-guiendo a una autoridad en la materia, desde su nombre: caari estsiendo discutido. Cuando todos los cronistas afirman de la existenciade un pueblo caari, y de una regin caar, el padre Mximo Glau-co Torres Fernndez de Crdova, una eminencia americana en lings-tica quechua, presenta la excepcin a la regla, mostrando al cronistaAlonso Castro de Lovaina, quien en 1582, y refirindose a los caarishabra escrito una crnica sobre ellos, bajo el ttulo Gobierno de los si-tumas antes de los seores yngas comenzasen a reinar, y trata quienesfueron y mandaron en aqueste valle, Caaribamba (Torres 1982: 250;citado por Hirschkind, 1995: 44; tambin, comunicacin personal delautor). El padre Mximo G. Torres no ha dado a publicidad las 50 60pginas de esta crnica encontrada en la catedral de Trujillo, Per. Losespecialistas se quedaran perplejos (y mucho ms la sociedad) si esque el gentilicio s i t u m a pudiera ser confirmado como el apelativooriginario de los caari pre-incas. Por un cambio fontico de la t end, dice el lingista, obtendramos duma en vez de tuma, y encontra-ramos un ejemplo, el origen del clsico linaje caari Duma (un ca-cique de Sigsig), testigo que fue de la fundacin espaola de Tome-bamba); igual su toponimia Dumapara, etc., que constan como tam-bos y aposentos reales en la vecindad geogrfica de Tomebamba-inca.

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    3 En: Colonial Latin America Historical Review (CLAHR), 4: 3, 1995. Existe enespaol: Caar incsico por Lyn Hirschkind, Revista Universidad-Verdad, Revistade la Universidad del Azuay, n. 17, octubre de 1995, pp. 13-54.

    4 A esta fecha, el Dr. Mximo Glauco Torres ha concluido un nuevo DiccionarioDialectolgico Quichua, enfocando el dialecto quichua de la regin de Caar, com-puesto de 19 volmenes.

  • Es intrigante la hiptesis, con la ventaja de que contina la investiga-cin de Torres4. Fue Si-Duma la denominacin arcaica de la identi-dad que los cronistas conocieron como caari? O, ms bien, fueronlos gobernantes incas los que denominaron caari a este conjuntoque hablaba una lengua diferente al quechua del Cuzco? Este es uncampo que todava no puede ser resuelto, pero deja entrever la com-plejidad de la bsqueda de la identidad ms arcaica del pueblo indio aque nos referimos.

    Para responder a estas preguntas, empezando por la ltima, el autorde la hiptesis encuentra una posible explicacin. Referido a si-tuma,nos dice que las lenguas aborgenes no tienen d, pero por facilidad loscronistas la pronunciaron y escribieron con t, por tanto escribieron si-tuma, siendo lo correcto siduma. Buscando el significado, sigue el fa-moso lingista5, si quiere decir luna, segn Calancha, y duma, domi-nio de, lo que vendra a ser Dominio de la Luna, esto es, un puebloprecolombino que adoraba a la luna, que es justamente el conglomera-do humano que ocupaba las cuencas del Caar y Tomebamba.6 No se-ramos los primeros en mencionar, como lo han inferido tantos inves-

    La identidad del pueblo caari 15

    5 Comunicacin personal del padre Mximo Glauco Torres.6 Comunicacin personal del padre Mximo Glauco Torres.

    Foto 1: Laguna Sagrada de Culebrillas. (v. Parcial)

  • tigadores, que los primeros caaris adoraban a la luna (Vase tambinBurgos 1995 a: 83-85); en consecuencia, y por tal pleitesa, los susodi-chos caaris se denominaban, arcaicamente, el pueblo siduma.

    Mucho est por investigarse, como se ve, sobre la identidad preco-lombina de los pueblos indgenas del Ecuador. Diramos, ms bien, queestamos en sus comienzos. Sobre nuestro grupo tnico, podramos evi-denciar otro dato, pero ya para explicar el cambio de siduma a caaripropiamente dicho. La permuta de su nombre habra sido una paulati-na adaptacin lingstica, pero originada en una relacin socio-polti-ca con los incas. Tanto Sarmiento de Gamboa como en el texto de unaobra teatral escrita por un annimo cronista indio del siglo XVI (se tra-ta de Ollantay), el co-protagonista, que en este caso es Huayna Cpac,arriba a las tierras del Hatun Caar, cuya altitud (3.200 m.) produce unclima fro acentuado; ante lo glido de la temperatura, el gobernanteexpresa con la palabra caari una metfora que podra ser un referen-te legendario. Dice: En esta tierra hace un fro que quema. Visto en elquichua que manejaban los doctrineros del XVI, fro que quema quie-re decir caari. Gonzalz Holgun, quien publicara su diccionario in-cunable en 1606, indica como nica acepcin que: quemar campos opegar fuego en el quichua peruano se deca canarini. Como en el qui-chua ecuatoriano no se utiliza la n sino la , (ejemplo: aa en Ecua-dor, mana en el quichua peruano), caarini, es un verbo reflexivo, elmismo con que se habra apodado al pueblo en donde haca clima g-lido, llegado el gobernante inca, pero con . La metfora caari7, froque quema, es una apelacin al buen sentido de la interpretacin dia-lectolgica quichua que se traduce de obras en ese idioma, y expresauna mitologa, pero tambin un arcasmo de las denominaciones gen-tilicias. El clima fro de Caar aport sus bases para que as se denomi-nasen sus habitantes, siendo sta una propuesta lingstica digna de to-marse en cuenta.

    Posteriormente, caari es una denominacin ms conocida queusaron ampliamente los incas para referirse a guardias o soldados, ysin ir muy lejos, caari vino a ser el equivalente de guardia, quiencumpla una funcin defensiva en el ejrcito incsico. Y de esto haymuchos ejemplos en las crnicas coloniales. Para citar uno: cuando enla guerra Huscar decide dejar el Cuzco y atacar a las huestes de Quis-

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    7 La partcula ri sirve para formar el reflexivo en el quichua ecuatoriano.

  • quis y Chalco Chima que iban sobre la capital, se observa el papel de loscaaris en el ejrcito cuzqueo. Como alabarderos de Huscar iban pri-mero los que son caballeros, los Mancop Churin Cuzco. En segundolugar seguan los caballeros particulares, los acaca cuzcos y ayllon cuz-cos. Adelante iban las huestes de muchos seoros: Collasuyos, Tambos,Mascas, Chilques, Mayos, Quilliscaches, etc., y por alabarderos de s-tos trae a los Chachapoyas y Caares, en lugar de ybanguardia [as] y re-taguardia, todos con buena orden (segn J. de Santacruz PachacutiYamqui, 1993 [1613]: f.40). En la jerarqua del ejrcito de Huscar, loscaaris ocupaban, entonces, un rol de guardias privilegiados, liberadosde tributos, guardianes del inca. De todos modos, ello significaba ocu-par un status distinguido, lejos de la masa de soldados cuzqueos y tri-butarios subyugados. Sera inacabable citar a todos los cronistas (Vide:La guarnicin del inca en su palacio, en Fray Martn de Mura,O.M.(1946 [1590]: 165, Lib. 3., Cap. 2)8.

    Un segundo enfoque, en donde puede verse configurada la identi-dad cultural caari, a lo largo del siglo XV y parte del XVI, es en cuan-to a su funcin como poblacin trasplantada al Per por mandato delos gobernantes incas. Aqu puede estar otra de las explicaciones de sucaracterizacin a lo largo de la historia. Este tema ha sido menos inves-tigado, pero hay especialistas destacados, entre otros, W. Espinosa So-riano, Per; Udo Oberem, Alemania; Manuel Mio Grijalva, Ecuador9.El primero nos habla inclusive de mitimaes cayampis trasladados alReino de Ancara, Per, como tambin mitimas de Huayacondo movi-dos a Quito.

    Es ineludible tratar los traslados masivos de poblacin caari a di-versas reas del Tahuantinsuyu. Es la historia de los mitimaes, mitma,mitima o mitmajkuna, una categora de colonos coercitivamente trasla-dados por el Estado inca a lejanas regiones del Per tambin en el sen-tido inverso- hacia el Ecuador, con fines de reacomodacin econmica,social y poltica. Este proceso debe ser reanalizado, puesto que los ca-ari tuvieron una afiliacin muy temprana con Tpac Yupanqui, po-ca sobre la cual los documentos hacen referencia a continuas moviliza-ciones que llegan hasta Huayna Cpac, habiendo sido ubicados como

    La identidad del pueblo caari 17

    8 Historia del origen y genealoga real de los Reyes Incas del Per. Edicin deConstantino Bayle. S.J., Madrid, 1946.

    9 Los Caaris en el Per, Una aproximacin etnohistrica, PUCE, Quito, 1977.

  • los caares como grupos domsticos en el Cuzco (barrio de Sta. Ana),en el famoso valle de Yucay, donde el gobernante tena sus granjeras,adems de Copacabana, Guamanga, Cajamarca, Cajabamba y muchosotros lugares.

    2. TEMPRANA MULTI-ETNICIDAD

    En mi personal enfoque no parece ser una mera coincidencia, elque los caaris hayan sido fcil o difcilmente inducidos a soportar elexilio, extraamiento y destierro, desde sus lugares de origen, Azuay yCaar. Debera pensarse en una nueva interpretacin, adems de lasrespetables teoras hasta ahora expuestas. Estoy con Hirschkind (1995:29), cuando expresa que la categora tnica caari fue creada debidoal reto militar inca y para propsitos administrativos de los incas. Losdistintos caciques caari no lograron unificarse y no actuaron con-certadamente (Ibid.) frente a la presin inca. Cada cual quera obte-ner sus privilegios. No estuvieron preparados para enfrentar ni a losincas ni a Atahualpa, inca de ideologa quitea, diramos. Se sometie-ron ms a los primeros, por razones muy complejas de explicar en es-te corto trabajo. Cuando Atahualpa cometi la masacre de matar mi-

    18 Hugo Burgos Guevara

    Foto 2: Paredones (ruinas incas)

  • les de hombres, mujeres y nios, y arras Tumipamba, quiso equili-brar su diezmada poblacin: Atahualpa trajo desde el Cuzco cuatromil mitimaes para repoblar Tumipamba (Ibid: 27). Consecuentemen-te, Tomebamba de los incas dejo de ser una ciudad pro-inca (exceptopor su palacios en Pumapungo); pronto lleg a ser una ciudad clara-mente multitnica, y menos caari, cuanto ms que la provincia habaperdido la mitad de su poblacin, pues, ms de treinta y cinco mil ca-aris (de un total de 50.000) haba sido reasentados en el Per y Boli-via, habindose reemplazado con un porcentaje parecido que vinierona vivir en la provincia de Caar y Azuay, desestructurando para siem-pre la original imagen de la poblacin caari pre-inca. La identidad t-nica haba sufrido la mayor metamorfosis de su historia. Se haba em-pezado un proceso de reacomodacin de diferentes etnicidades e iden-tidades culturales nuevas, que llegaron a poblar la hoya de Tumipam-ba y Caar. Ahora les tocaba entrar en un proceso de convivencia in-tercultural, dejando a un lado, paulatinamente, el dialecto quichua-caar, hablando el quichua o un quechua propio de sus provincias ori-ginadas en el Per y Ecuador, fundiendo as conceptos y smbolos detodas las lenguas maternas tradas del sur y del norte. Se conform yrenov lentamente otro proceso de etno-gnesis lingstica que ahoraslo se podra percibir haciendo un estudio dialectolgico profundo,que nos permitir encontrar, felizmente, la multietnicidad y multilin-gualismo de las etnias que vinieron a repoblar el antiguo y florecientevalle de Tumipamba, los asentamientos en Caaribamba y provinciade Hatun Caar. La nueva identidad cultural de los caari se presen-tara ahora como el de una etnia hablante de un quichua que se iba areconformar con el paso de los siglos, pero que cultural ni lingstica-mente poco o nada guardaba ya del caari o situma original de lostiempos pre-incas.

    Cuantitativamente, tambin el dao era grande: despus de las guerrasy la venganza de Atahualpa haban sobrevivido en Caar 2.500 nativos y2.500 mitimaes (Hirschkind 1995: 28), y a partir de estas cuotas es que ven-dr el nuevo proceso de aculturacin y reintegracin, no caari sino qui-chua, o digamos mejor: quichua con la identidad imaginada10 caari.

    La identidad del pueblo caari 19

    10 Empiezo a utilizar en este informe la categora identidades imaginadas tal comohe planteado en mi ltima obra La identidad cultural en Ecuador: aproximacinterica, publicada por la OEI, Madrid 2003. El trmino identidades imaginadas noes mo sino tomado de las teoras de Benedict Anderson, Imagined Communities.Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. Verso, London, 1991.

  • 3. CAMBIOS DE IDENTIDAD POR LA PRESIN COLONIAL

    Los nuevos planteamientos sobre la poblacin nativa, que todos hanconocido como caari histrico, giran en torno a desmitificar el pasa-do de un seoro o jefatura andina, pero que dej de ser caari mu-cho antes de la llegada de los espaoles, debido a la coincidencia deproblemas conjuntos, ejemplo, los constantes traslados poblacionaleshacia distintos puntos del llamado Tahuantinsuyo, como tambin aprovincias nativas del Ecuador aborigen. Aqu el cambio de identidadoriginaria debi haber causado los mayores shocks a la cultura original.Es un pueblo indio que tuvo que afrontar fuertes impactos demogrfi-cos, guerras, hambrunas, y con la llegada de los peninsulares sufrir en-fermedades desconocidas, como las de comienzos del siglo XVII, queredujo al 50% la ya disminuida poblacin existente.

    Por las crnicas de la poca se deduce cmo habran tenido que so-portar, primeramente, largas campaas militares para enfrentar la in-vasin de los incas. Este es un hecho real pero que no se lo puede do-cumentar completamente, por haber empezado alrededor de la dcada1460-70, y que no termin sino en el primer tercio del nuevo siglo, con

    20 Hugo Burgos Guevara

    Foto 3: Asiento de la ciudad de Caar (antiguamente Hatun Caar).

  • las luchas entre Huscar y Atahualpa, prcticamente hasta 1533. Comohemos demostrado, al entrar la conquista hispana, la provincia caariformada por Tomebamba, Hatun Caar y Caaribamba, haba ya per-dido su identidad prstina y original, y era una entidad multitnica,pues haban llegado mitimaes del Per a ocupar los mbitos ecolgicosdejados por los caaris trasladados al Tahuantinsuyo. De hecho se ve-na dando una transculturacin (y acaso una mezcla racial inter-andi-na) entre los elementos tanto del sur como del norte del estado inca,pero con el dominio de stos la prdida de identidad fue ms acentua-da. Con el sometimiento colonial, pronto se reiniciaron los traslados, yno slo fueron al Per, sino al mismo Ecuador, pues, caaris inmigran-tes fueron encontrados en Cuenca, Otavalo, Latacunga, y Riobamba. Ylo ms penoso fue su traslado a las minas de Sangurima o Santa Brba-ra, y aun a Zaruma.

    Una serie de nuevas calamidades se hicieron presentes con la pre-sin colonial. Pero las ms desastrosas seran las epidemias tradas porlos hispanos, como son el sarampin y la viruela. Siguiendo a SusanneAustin Alchon (1996 [1991]: 24-29), el brote epidmico de la viruelaempez en 1520, en el Caribe, pas al centro de Mxico en 1527, atra-ves el istmo y avanz a la costa del Pacfico. Cronistas como Cieza deLen calculaban que haban muerto unas 200.000 personas durante susandanzas en Sudamrica. Citando a Cook, Suzanne Austin asegura queen todo el Per haba 9000.000 de personas hacia 1520, pero que lamortal viruela habra cobrado ms de la tercera parte, siendo diezma-dos de 3 a 4 millones de indios andinos. Cada vez se hace ms certeroque la viruela fue la que mat al gobernante inca Huayna Cpac, cuyodeceso ocurri en Quito en 1524, y con l desapareci una gran canti-dad de personas nativas contagiadas. Si para todo el territorio, que hoyes la sierra del Ecuador, parece razonable que habra habido una pobla-cin entre 375.000 y 570.000 habitantes, el caos y la violencia de la in-vasin europea, as como las epidemias de 1546 y 1558, pueden darcuenta fcilmente del posterior descenso a 270.000 personas (Ibid:29). Los clculos para las provincias afectadas, segn estos autores, pue-den fijarse como mortales alrededor de las tres cuartas partes de la po-blacin, dentro de lo cual entrara la provincia caari que estamos es-tudiando. De los 50.000 caaris que dicen los cronistas Pablos (1582)que habra al tiempo de la llegada de Atahualpa y la subsecuente masa-cre, hacia el ao 1560, dos tercios de la poblacin nativa de la Audien-

    La identidad del pueblo caari 21

  • cia de Quito haba desaparecido (Hirchskind, 1996: 31). Diez aos des-pus de la fundacin de Cuenca haba slo unas 24.615 personas (tri-butarios: 5.470 nombres), en 1570 haba unos 8.000 tributarios, de loscuales slo 1.500 eran caaris (Ibid). Siendo ms concretos, Tyrer cal-cula con propiedad que hacia 1590 haba slo unos 13.160 indios en laprovincia de los caaris. Pero no todos tenan tal identidad.

    No puede atribuirse a la minera la prdida de esta poblacin. Por elcontrario, las fuertes bajas demogrficas frente a los conflictos existen-tes, y a las epidemias, fueron la causa, entre otras, para que la minerade Cuenca no llegara a desarrollarse pese a los numerosos veneros exis-tentes. La gran dificultad en conseguir trabajadores, parece que fue elfactor determinante por el que la minera de Cuenca, en esta poca, nolleg a ser rentable. Esto no quiere decir que no existiera. Pero la basetecnolgica no fue ptima, como en Zaruma, para hacer uso de gran-des colectivos de trabajadores casi esclavos.

    a. Status de servidumbre y nuevas identidades indias

    Por mis investigaciones podemos encontrar otras claves de la desa-paricin de la identidad caari. La presin colonial someti a la servi-dumbre semi-feudal a esta poblacin, como a las otras de la Sierra, pe-ro las estancias y latifundios no fueron tan importantes como en el cen-tro y norte de la misma regin, con excepcin de Hatun Caar. La ho-ya de Cuenca atestigu desde temprano la llegada de inmigrantes ind-genas desde otras provincias y pueblos de la Sierra que venan huyen-do de la mita y el tributo de sus repartimientos, donde eran ms acen-tuados, y se aventuraban a la regin caari, siquiera temporalmente encalidad de forasteros o camayos. Aqu pagaban menos tributo, y eranescondidos por los curas y estancieros para luego trabajar para ellos co-mo peones y siervos endeudados. Aqu descubrimos siquiera tres cate-goras de extraos residentes:

    1. los nativos que deban cumplir con la mita, se denominaban in-dios quintos; peyorativamente les llamarn mitayos;

    2. los que no tenan encomendero a quien tributar y eran asimiladosa la corona espaola, y por eso se llamaron indios Real Corona;

    3. los que podan ser identificados como vagabundos o peinadillos,que en la regin de Cuenca adquiran otra denominacin, pero

    22 Hugo Burgos Guevara

  • eran vagabundos por poco tiempo, porque obtenan rpido re-conocimiento. Las ms notables eran las categoras: Quintos dela Gruesa, Real-Corona de la Gruesa: hudos o venidos de otrasprovincia, o que podan adquirir reconocimiento de su lugar de ori-gen, y obtener un pago especial del tributo.

    Se llegar de esta manera a constituir una jerarqua social impresio-nante que funcionaba como una lista de categoras fiscales de tipo se-mi-feudal, y de paso podra servirnos como clasificaciones demogrfi-cas, para identificar a una nueva identidad y poblacin, que se venanformando con el paso de los siglos entre los nativos de la regin de Ca-ar-Azuay. De estos casi ninguno tena la identidad caari, porque bue-na parte eran advenedizos de otros pueblos de la Sierra.

    Siendo el objetivo eludir las imposiciones coloniales, los tributariosforneos, provenientes de otras provincias, empezaron a afluir a nues-tra regin por un perodo tan largo como de 200 aos, ya en formapaulatina, a veces violentamente. De seguro que la forzada inmigracin

    La identidad del pueblo caari 23

    Foto 4: Familia Caari.

  • no siempre fue definitiva, pero era recurrente y consta en las numera-ciones de indios tributarios y censos coloniales. Con un bagaje culturalalgo distinto, pero con sistemas de parentesco bien identificados en susayllus de origen, la poblacin caari se vio alimentada de nueva sangrey de nuevos genotipos y fenotipos, y tambin de otras identidades de laSierra. Si a esto se puede aadir de que habra, comprensiblemente, unmestizaje biolgico intra-indgena, entonces, la aculturacin y misce-genizacin generalizada vino tambin a opacar las diferencias identita-rias que mantena la poblacin original caari. La mayor parte de j-venes forneos se quedaban a vivir y adaptarse como caaris, sentanque sus dialectos del quichua de la sierra se venan a fundir con el qui-chua del Caar, formando un dialecto ms definido del quichua ecua-toriano. La proporcin de estos cambios culturales no puede ser medi-da en los perodos tempranos, puesto que entonces haba ms epide-mias y abusos en los servicios personales. Pero s puede verificarsecuando las numeraciones del siglo XVIII y censos son ms explcitos, ylas categoras fiscales, o status de servidumbre (categoras de vasallaje),como las llamara, quedaban plasmados en los documentos.

    Uno de los mecanismos ms utilizados para eludir el pago coercitivodel tributo a la Corona Espaola era entonces emigrar a otra provincia,primero el sujeto y luego toda su familia, segn las condiciones existen-tes en la parroquia o pueblo anfitrin. Pero un proceso todava ms de-finitivo era aquel del acogerse al mestizaje desde la etnicidad del indioo mitayo a la de mestizo. Todos sabemos que un proceso de mezclabiolgica y cultural tarda generaciones en producirse. En Caar y Azuay,quiz como en ningn corregimiento de la Sierra, los actores sociales re-currieron a suprimir uno de los rasgos ms evidentes despus de la ra-za- que los delataba como indios. Este rasgo fue la vestimenta, junto ala accin judicial de declararse (real o falsamante) hijo lejano de un pa-dre mestizo. Entonces cambiaban de apellido, de alguna manera. Pero laindumentaria, cuyo uso estaba reglamentado para las castas de la Colo-nia, en nuestra regin pudo ser esquivado cambiando el vestido de in-dio por el atuendo de un mestizo. Por lo menos deban cambiar los va-rones dos prendas que se denominaban calzones y chupa, y dar la apa-riencia de un tal mestizo. Esto nos lleva a deducir que el color de la pielestaba dejando de ser la marca de la identidad racial, y que se podanconfundir los fenotipos de las castas coloniales, si el vestido llevaba unmayor signo de identidad. Estamos en el aparecimiento de una meta-morfosis cultural que en otra parte llam el sndrome de la chola cuen-

    24 Hugo Burgos Guevara

  • cana11. Por qu razones en la regin caari, excepto en los sitios indi-cados arriba, se hizo ms acentuada la necesidad de un cambio de iden-tidad va la sustitucin de un rasgo visible como el vestido, cuando en lacolonia eran intolerables tales cambios? De hecho, esto ocurrira enotros corregimientos, pero los documentos coloniales hacen notar queen Caar y Azuay la estrategia fue ms notable.

    b. Mestizaje inventado

    Por documentos que he encontrado en Sevilla, puedo certificar lodicho. Al margen de otras triquiuelas, entre 1771 y 1781, cansadas lasautoridades coloniales de los engaos que les hacan los recolectores detributos, decidieron entregar en administracin el recaudo de estasimposiciones. Pero no contaban con la estrategia de los esquilmadostributarios, que tambin haban decidido defenderse. Leamos un textooriginal de 1779:

    Las Informaciones que han recibido para declararlos por Mesti-zos... porque ha estado en dicha provincia de Cuenca muy recevidala corruptela, que para conseguir lo que han pretendido de salir porMestizos, y no pagar el Real Tributo, no han tenido ms trabajo quecomprar vara y media de pao de la tierra para Chupa y Calzonescon que vestirse, y mudar traje, y tener persona que por ellos se empe-en, y escoger los padres que quieren, siendo hijos naturales de Indias,y sin padres conocidos, quando esta constando de partidas baptisma-les ser hijos de Indias y de padres no conocidos; Y si esto solo les havastado hasta aqu, para conseguir lo pretendido, y en adelante lesvastar bien presto...12

    En la misma fecha, haba en la regin caari una suma de 10.000 in-dios tributarios, (Ibid), distribuidos de la siguiente manera:

    1.500 Indios Quintos que pagan 5 pesos 7 reales...........8.812 ps. 4 rs.de tributo al ao

    La identidad del pueblo caari 25

    11 En mi obra: La Identidad cultural en Ecuador: aproximacin terica. OEI, Madrid.12 Testimonio: Docum. n. 7 D. Las diligencias practicadas en la ciudad de Cuenca y

    Capital de Quito, sobre poner en administracin de cuenta de Su Magd. el RamoRl. De Tributos de la ciudad de Cuenca....Peticin del .Administrador Don. LuisMara de Avils y Mendaa, 15 de octubre de 1781.

  • 8.500 Indios de la Real Corona que pagan a 3 pesos de tributo.................................................. 25.500 pesos

    10.000 Indios de su tributo anual...................................34.312 ps. 4 rs.

    Tan constante era la diferencia entre Quintos y Real Corona, quelos que menos pagaban eran los advenedizos, huidos, escondidos bajola categora de Real Corona, esto es, aquellos que no tenan encomen-dero conocido a quien tributar, y lo hacan al estado colonial. Pero susayllus de origen estaban en otros corregimientos. Para evitar que lospropietarios escondieran a los indios venidos en tal condicin, el fiscocolonial destinaba en esta provincia la suma de 600 pesos anuales parapagar a lo que se llamaba: Indios descubridores, es decir, los congne-res que se encargaban de identificar y delatar a los huidos, para que noquedase ningn indio sin tributar, y mucho menos los venidos de co-rregimientos ajenos al Azuay y Caar.

    Tratar de demostrar con los siguientes cuadros y grficos, la mag-nitud de este tipo de inmigrantes indios, provenientes de otras provin-cias, o de la misma provincia, pero de un pueblo diferente al suyo, den-tro del cual pagaban el tributo. Las categoras son numerosas, pero en-tre ellas sorprende encontrar con la categora de indios vestidos, o seaaquellos que llevando un vestido de mestizo no haban podido com-probar ser tales, pues, haban sido delatados por los indios descubri-dores como tributarios comunes, o por sus padres indios no lograrontal verificacin. Es por ello que en el cuadro constan como vestidos.Como puedo adelantar, la identidad tnica y cultural caari haba ca-do en el caos, se hizo patente la falta total de respeto a las normas colo-niales, una estrategia india destinada a menoscabar el sistema de domi-nio, pero a costa de su propia identidad original, incluso de su idioma.A pesar de esto y para no perder el tributo, las autoridades fiscales de-ban aceptar las categoras indicadas en los cuadros siguientes:

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  • La identidad del pueblo caari 27C

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    43

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    eII

  • La identidad del pueblo caari 29

    Cuadro 2: Representacin grfica de la diferencia detributarios, de cuadro 1.

  • 30 Hugo Burgos Guevara

  • La identidad del pueblo caari 31

  • 32 Hugo Burgos Guevara

  • No es posible hacer en este trabajo un minucioso anlisis del Cua-dro de Tributarios del Corregimiento de Cuenca. Sin embargo, es denotar el gran nmero de categoras que, a la postre, denotan una iden-tidad tnica y cultural diferenciada, es decir, un lugar de origen diferen-te y tronco biolgico distinto a la cepa caari.

    Un compendio breve del Cuadro de Tributarios, podramos verlo deeste modo.

    Cuadro 3: Resumen de Diferencia de Tributario

    Identidad de tributario No. De tributarios Porcentaje

    Indios Quintos Gruesa 1.704 17.48% Indios Real Corona 6.080 62.40%Vestidos 267 2.76%Trib. de otros lugares 1.692 17.36%T O T A L E S 9.743 100.00%

    Elaboracin: Dr. Hugo Burgos-Guevara.Fuente: Cuadro anterior.

    Podemos colegir que los identificados como Quintos Y Real Co-rona abarcan un 80% de la poblacin tributaria del rea caari. IndiosQuintos son aquellos nacidos en la parroquia que realizan la mita, y desu salario pagan el tributo. Los Real corona son forasteros, aquellosque a lo largo del tiempo han ido perdiendo encomendero a quien tri-butar, pueden haber venido de otras provincias, por consiguiente mu-chos de ellos, al integrar esta categora, ya no eran caaris. Deducira-mos que eran verdaderamente caaris aquellos indios quintos que porser nativos o llactayos, y por pertenecer a la comunidad, estaban obli-gados a hacer mita, y deban ser ms afines con la identidad caari, pe-ro eran menos. Las proporciones diran que eran caaris propios, el17.48 por ciento; y que el 62.40 por ciento eran fuereos que no tenanla identidad caari, pero que, probablemente, se haban asimilado a es-ta identidad tnica histrica, y hasta podran llamarse o imaginarse queeran caaris, surgiendo aqu un temprano ejemplo de las comunida-des imaginadas, que es mi teora en este trabajo. Los recin llegados enla categora De otros lugares son los que registran su extraeza re-ciente, y es ya el otro 17.36%, especialmente de Riobamba (rea puru-

    La identidad del pueblo caari 33

  • h). Por su lado, los que empiezan el proceso de cambio de indumen-taria (los vestidos) para declararse mestizos, pero que han sido des-cubiertos en la estrategia de falsear la identidad , y se los sanciona co-mo indios tributarios, son por ahora el pequeo porcentaje del 2.7%,mnimo en s, pero ser ya un proceso irreversible que dura hasta nues-tros das, pero para entonces era categora reconocida por las autorida-des. Los vestidos, sern en poco tiempo la mayora de los que forma-ran el sndrome de la identidad del llamado cholero, aquel de la cho-la cuencana en los siglos siguientes. Deberamos, sin embargo, pregun-tarnos, qu porcentaje habr podido salir avante, para convencer a lasautoridades de fines del XVIII de que eran mestizos? Cmo lograronquedar fuera de esta lista de identidades indias, en el corregimiento deCuenca?

    Para cuantificar la etnicidad de las categoras sealadas, recordemosmi elaboracin del cuadro anterior. Haba en el rea caari un total de9.743 tributarios. Las autoridades coloniales redondearon la cifra yasentaron que haban 10.000 tributarios. Cul sera la poblacin total?Aplicando un coeficiente que es usado por respetables estudiosos, cadatributario representa un grupo familiar de 4.5 miembros por cada tri-butario13. Consecuentemente, y calculando por un margen de erroradecuado, habra una poblacin total de 45.000 habitantes que compo-nan el grupo de tributarios, sean nativos o forasteros. Las mismas au-toridades redondeaban al decir que la poblacin india caari se com-pona de 50.000 habitantes.

    Efectivamente, un conocido censo de 1778, extrajo como conclu-yente el dato de que se haban anotado, por coincidencia estadstica, untotal de 50.882 indios, sin distinguir clase. Incorporados en el contex-to tnico de las dos subregiones, Caar y Azuay, hemos obtenido la si-guiente composicin de la identidad tnica, vista por los espaoles:

    34 Hugo Burgos Guevara

    13 Robson, B. Tyrer, en Historia demogrfica y econmica de la Audiencia de Quito,1988, p.35 adopta el coeficiente de 4.7 indios por cada tributario de la Sierra. Headoptado en cambio 4.5 para el mismo coeficiente, en vista de que las familiasindias de la regin tendan ms bien a acortarse siguiendo la lgica de que los queentraban en edad de tributar se alejaban o huan ms pronto del ayllu, para ir aradicarse a otros corregimientos y pueblos, sea como forasteros temporales, oquedarse como Real Corona, categora que les aceptaba pagar menos tributo perofuera de su llacta. Hasta podra ser menos que 4.0 el coeficiente no explicitado porTyrer.

  • Cuadro 4: Identidad tnica en la Regin Caar, 1778

    IDENTIDAD TNICA NMERO PORCENTAJE

    Blancos y mestizos 23.994 31.55Indios 50.822 66.83Libres: pardos y negros 969 1.28Esclavo: pardos-negros 252 0.34

    TOTALES 76.037 100.00

    Elaboracin: Hugo Burgos-Guevara

    Fuente:En el Bicentenario del Primer Censo de Poblacin de la Gobernacin deCuenca, PAG. 63 por Leonardo Espinosa.Otra fuente: Hammerly, Michael T. La demografa histrica del Distrito de Cuenca, 1778-1838, pp. 233-4, anota un total de 81.178 que lo tomaremos como exac-to, igual a total de personas de todas las etnias (en vez de 76.037), en lo que estamosacuerdo, pero Hammerly no desagrega la divisin tnica.

    La evidencia de estas cifras denotan que la poblacin india de la re-gin en estudio era exactamente las dos terceras partes del universo de-mogrfico asentado ese ao en la regin que fuera de los caaris preco-lombinos. Si recordamos el anlisis intertnico propuesto antes, dira-mos con cabalidad que de ese 66.83% de indios, la mayor parte deellos (o sea, aquel 66.40%) no era de extraccin tnica caari original,sino que eran forasteros que se haban asimilado a la cultura histrica,pero se declaraban caaris, por obra de los trasplantes y movilizacionesque les obligaba el persistente sistema de dominacin colonial.

    4. LA IDENTIDAD CAARI DESDE EL ESTADO-NACIN DE 1830

    Advertimos oportunamente que el objetivo no era hacer la historiade la poblacin caari, en su pujante y conflictivo pasado. Para este tra-bajo, hemos resaltado algunos de los procesos socio-culturales que hanhecho variar su presentacin como una de las ms importantes etniasde la sierra ecuatoriana. Se ha analizado su etnicidad y los cambios queha sufrido su identidad tnica, cultural y social seleccionando momen-tos claves de la dominacin sufrida tanto por los incas como por loshispanos coloniales. Por supuesto, queda mucho por explicarse, meri-toria para una obra de mayor envergadura.

    La identidad del pueblo caari 35

  • En el perodo republicano la situacin no habr cambiado mucho,dentro de una nuevo proceso que se inici con la Repblica del Ecua-dor. Precisemos. Las poblaciones indgenas del Ecuador, terminada laColonia, no fueron liberadas de la opresin sustentada en los pasadostrescientos aos a esa fecha. Como lo ha sealado Burgos en su clsicotrabajo, la dominacin extranjera fue sustituida por la dominacin delos nativos por los nativos, a cuyo proceso, el sealado autor denomincolonialismo interno (Burgos 1970, 1977, 1997: 11-16). Los caaris tam-bin fueron sometidos a un tipo especial de colonialismo interior cu-yos ejes instrumentaban la situacin de dominio desde varias ciudades-mercado de tipo colonial, como eran Hatun-Caar (hoy Caar), Azo-guez, Cuenca, y determinadas plantaciones de la Costa, vecinas a la re-gin de altura. Pero el opresivo mercado local, los latifundios que apli-caban el peonaje por deudas como en la colonia, giraban alrededor dela ciudad de Caar y una serie de pueblos indios, compuestos de unacabecera parroquial de tipo indo-mestizo, y una constelacin de aldeasnativas (anejos) donde se refugiaban los tributarios. Hoy esos puebloshan sufrido cambios demogrficos y econmicos muy grandes. Mien-tras avanzaba el perodo nacional de la dominacin, se exigi tributohasta la poca en que ste fue derogado en todo el Ecuador (1875), pe-ro los inmigrantes que huan de la mita y dichas obligaciones, eranoprimidos ahora por los prrocos y el teniente poltico nacional. Porconsiguiente, el nativo de Caar, su identidad tnica, sus rasgos cultu-rales, se presentan a la historia y a la nacin ecuatoriana, no como unproducto prehispnico o precolombino, sino como el fruto de un pro-ceso de ultramar que traspas al perodo republicano como colonialismointerno, en casi todas sus formas y razones. Las identidades de cadapueblo indio de cultura caari, no fueron tomadas del pasado pre-incasino del presente colonial. Las fiestas y manifestaciones religiosas sa-bran esconder, por supuesto, los smbolos, ritos, sitios y personajes re-ligiosos de la gentilidad, que lograron sobrevivir en la memoria colec-tiva de esta etnia. Toca a los antroplogos encontrar esa memoria, de-ben profundizarse los estudios hasta aqu elaborados por distinguidosinvestigadores. Por lo que concierne a la historia, las manifestaciones dela cultura caari fueron asimiladas por aquellos inmigrantes nativos(mitimaes internos) que se movilizaban y radicaban en los pueblos delCaar, para postergar su identidad aborigen, y adoptar la identidad ynacionalidad caari de la cultura anfitriona. En consecuencia, una gran

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  • parte de la cultura e identidad que hoy conocemos como identidad ca-ari histrica, es una comunidad e identidad imaginada. Correspon-de a un imaginario que le proporcione una raz, un origen, un paren-tesco, inventando una edad de oro que todava se la imagina gloriosaantes de que llegasen los incas. Mientras tanto la poblacin total de lasentidades, Caar y Azuay, hacia 1838 haba crecido a una suma de102.689 individuos de todas las etnias.

    5. LA SALIDA DEL RGIMEN SEMI-FEUDAL

    El perodo republicano es una sucesin de etapas de subordinacinde la poblacin india en casi todas las provincias de la Sierra. La entra-da al siglo XX debi traer cambios ms bien por el lado de la imposi-cin del Liberalismo como doctrina poltica y social, que, para citar unfactor, llev el salario de la lnea frrea a los peones endeudados o huas-pungueros de las haciendas cercanas. Las conexiones de Suscal con Ya-guachi y la zafra, deben haber sido factores cambio. El proceso liberal ysu impacto entre las etnias de Caar y Azuay no ha sido estudiado to-dava. Tambin debe ser analizado con frialdad el impacto que tuvo laMisin Andina y la OIT, alrededor de 1960, sobre sus trabajos comuni-tarios en reas de salud, agricultura y educacin.

    Una obra publicada por la CONAIE, Las nacionalidades indgenas enel Ecuador: Nuestro proceso organizativo (1989), es un buen ejemplo delesfuerzo de los pueblos indios por transformarse en actores y gestoresde su propio destino socio-poltico y econmico. Se describe en ella elnacimiento de las organizaciones indgenas en la Regin Amaznica, laSierra, y aquellas que tienen competencia a nivel nacional, especial-mente la propia Confederacin de Nacionalidades Indgenas del Ecua-dor. A nivel regional aparece la Confederacin de Nacionalidades Ind-genas de la Amazonia (CONFENIAE). (Entrado el ao 2000, se ha crea-do igualmente una confederacin para la Costa). Pero viene la pregun-ta en qu proceso se ha ido gestando una recuperacin y revitalizacinde la identidad india, liberada de patrones y tutores? Parece que es ladcada de los aos 60, la que ir a desencadenar una; un revivalismopoltico- social de las etnias de la Sierra y la Amazona, como productode un movimiento mundial de aquella dcada hacia la conquista de de-rechos por partes de las minoras tnicas. No es ste el lugar para trazaruna historia de aquel movimiento que, por supuesto, impact tambin

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  • en Ecuador. Hay muchos factores que intervienen en este estudio quesera sera vano resaltarlos aqu. Sin embargo, la citada obra de la CO-NAIE, es testimonio de un esfuerzo muy amplio cumplido por los lde-res y bases para constituir organizaciones indgenas, dentro de ambien-tes muy complicados y disputados. Tratndose de la regin Caar, seaduce que hasta 1960, su situacin no haba cambiado desde la inva-sin espaola (ILDIS, Tincui, CONAIE, 1989: 194). Esto nos remite auna lectura demasiado estereotipada de la situacin indgena en elEcuador, porque oculta procesos. La verdad es que ha habido muchoscambios y procesos de liberacin y reivindicacin poltica, a lo largo delas dcadas, con levantamientos y sublevacin localizados, concebidosy ejecutados por los propios indgenas, de manera que fueron pasos ohitos importantes, a veces definitivos, hacia la conquista de sus dere-chos ciudadanos y econmicos, no obstante el ser oprimidos por reg-menes oligrquicos del siglo pasado. Al respecto, hay tambin obras sig-nificativas que analizan la evolucin de las doctrinas de organizacintnica, y se pueden citar trabajos como la de Roberto Santana, Ciuda-danos de la etnicidad: los indios en la poltica o la poltica de los indios(1995), o las compilacin de Fernando Santos Granero, Globalizacin ycambio en la amazona indgena (1996), para nombrar slo algunas.

    En Caar, parece que la llamada Misin Andina fue a la que, a msde su trabajo comunitario, le toc obtener un resultado inesperado, co-mo sera tocar las fibras ms sensibles, y acaso ignoradas, del senti-miento existente, pero oculto, sobre la utopa de constituir una organi-zacin tnica14. Aunque su paso fuera circunstancial, hizo escuchar ensus cursos de capacitacin en Guasln (Chimb.), por primera vez, quelos indios tenan derechos. Los continuos contactos de los dirigentescomunales en estos encuentros hizo que se hablara ms y ms de for-mar una organizacin, y quedarn los nombres de Lino Pichisaca, JosAntonio Quinde, Frutus Guamn y Manuel Aguayza, pertenecientestodava a algunas haciendas (1966), como gestores para promover reu-niones ms amplias de dirigentes, y pedir ayuda a la iglesia catlica pa-ra lograr las metas indicadas. Paralelamente, como es conocido, habaun proceso en marcha que iba a dar al traste con todo el sistema semi-

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    14 En verdad, los planteamientos no estaban expresados con dicha frase, pues nacintnica es un concepto nuevo, que estoy desplegando dentro de mis nuevas teorasdel nacionalismo tnico. Las organizaciones, ms bien, comenzaron a tomar lautopa con el trmino nacionalidad, cuya connotacin es diferente.

  • feudal: la Reforma Agraria, y su promulgacin en 1964. Desde este aohasta 1972, siguiendo por lo menos a los historiadores de Caar, se daun proceso de gestacin de las grandes reivindicaciones sociales de laetnia, y quien desee conocerlos mejor, le remito a los bien establecidosrecuentos citados en el libro de la CONAIE (Ibid: 193-202).

    Quienes tomaran la bandera de las reivindicaciones en Caar, apa-rentemente, no fueron los indios no obstante los pioneros- sino unpuado de sacerdotes catlicos, que se jugaron su carrera y su vida, pa-ra apoyar las demandas indias. El padre ngel Castillo, de Ingapirca; elhistoriador e intelectual, ngel Mara Iglesias, Vicario de Caar; el pa-

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    Foto 5: Activo dirigente caari.

  • dre Vctor Vsquez, de El Tambo; los Sacerdotes Hernn Rodas y PedroSoto en el Azuay; el prroco de Chunchi, Delfn Tenesaca, junto a otrosciudadanos de la organizacin sindical CEDOC, constando Emilio Ve-lasco, Jacinto Figueroa, Marco Chica, Alfonso Sivichay y Luis Landi, en-tre otros, que hicieron lo suyo (Las Nacionalidades, 1989: 197).

    Hacia 1968 se haba logrado constituir la llamada Unin Provincialde Cooperativas Agrcolas de Produccin y Comercio del Caar, y en1976 tom el nombre de UPCCC. En el fragor de las confrontaciones,los movimientos indios se haban tomado algunas haciendas, algo quenunca haban soado los terratenientes de Caar, como Huairapungo,Hato de la Virgen, Santo Domingo de Chuchucn, San Antonio de Jun-cal, etc. (Ibid). Huelgas, manifestaciones, concentraciones violentas, to-mas de la Misin Andina, toda clase de movilizaciones, ocurrieron eneste perodo, en un proceso vital de los indios caaris por la lucha porla tierra. Segn sus propias palabras, como resultado, disminuyeron losabusos y la gran mayora lleg a obtener derechos sobre la tierra agr-cola, ms all de las linderaciones del organismo IERAC. Los dirigenteslograron avances en la educacin, y as se creo el Instituto Normal Bi-linge de Quilloac, en 1981, donde pasaron como profesores Jos An-tonio Quinde, Jos Pichisaca, ngel Loja, Eduardo Camas, FranciscoQuinde, etc. Las cooperativas agrcolas empezaron a florecer, con ex-tensiones entre 5 y 10 has. Y tierras comunales de la cooperativas, quemanejan ganado, produccin agrcola, maquinaria y otros bienes. Losbeneficios se cree que se reparten comunalmente. En otros casos, la or-ganizacin ha sido reemplazada por la parcelacin, dando a cada so-cio hasta 5 has., como ha sucedido en los cerros del Buern, Altaurcu,Gaballusi. Pero una mal llevada Reforma Agraria tambin dej las se-cuelas de la minifundizacin, problema que todava persiste. Un ejem-plo, en cambio, de organizacin tnica productiva es la CooperativaSanta Teresita de Huayrapungo, la supuesta comunidad de mitimes,cuya estructura social debe ser estudiada por indios y cientficos.

    Las retaliaciones no se haran esperar, segn la versin de los indios.El padre Luis Rodrguez de El Tambo; el padre Rafael Gonzlez, de D-leg; y el filsofo del movimiento, Vicario ngel Mara Iglesias, seranexpulsados violentamente por el Obispo de la jurisdiccin, monseorRal Vela. Su lugar sera llenado por sacerdotes extranjeros para con-trarrestar la corriente revitalista que se haba creado. Debe sumarse aaquella lista a una monja con las mismas ideas, Sor Cecilia Cordero,

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  • que luch por la devolucin del Hospital a la UPCCC, anhelo que loconsigui, para convertirlo en institucin educativa. Por su parte, lanueva generacin de sacerdotes (de la comunidad de Escolapios) seorient a crear nuevas instituciones educativas, como ocurri con lafundacin del Instituto Tcnico Superior Agropecuario Calasanz deCaar, y escuelas de educacin popular gratuita, bajo el signo de la Igle-sia Sta. Dorotea de Roma (fundada en 1597).

    Los precursores diocesanos que lucharon en Caar, fueron entoncesacusados de pertenecer al movimiento latinoamericano de la Teologade la Liberacin. Esto da la medida que las relaciones intertnicas de laregin caari haban alcanzado un alto grado de conflictividad, a pun-to de involucrar a las iglesias cristianas que tomaban partido a favor oen contra de las organizaciones indias. El problema era mundial o lati-noamericano, si se quiere, cuyos planteamientos opuestos llegaron alConcilio Vaticano II, como a la Asamblea de Obispos Latinoamerica-nos Medelln (1968), Puebla (1978) y la III Conferencia de Sto. Domin-go. No hay duda que estas conferencias trataban de despertar la con-ciencia de que los indios eran dueos de la tierra, y sus postulados ha-cia la auto-estima y auto-determinacin de los grupos tnicos eran unagran finalidad. Tambin han tenido mucha palabrera hueca, insustan-cial, pero necesitamos ms datos para su evaluacin. Por su parte, lasorganizaciones denunciaban el divisionismo que trataban de ejercer lasmisiones protestantes, se habla de Visin Mundial y otras, pero no he-mos obtenido datos de su verdadera orientacin y papel en la revitali-zacin tnica, por tanto, por el respeto que se merecen los protestantes,deberemos esperar, tambin, su versin en el adoctrinamiento espiri-tual y en la transformacin de la etnicidad en la regin Caar.

    A pesar de nuestro acercamiento antropolgico al asunto, creemosque la historia reciente (dcada del 90) de las relaciones intertnicas enCaar est por escribirse, y constituye una necesidad urgente el estudioprofundo y ponderado de ella. Hay que escuchar la versin de las dospartes, y para esto se necesita tiempo, paciencia y una metodologa muyselectiva. Los dirigentes catlicos, por ejemplo, piensan que hubierontres pocas, la primera hasta 1970, la segunda: 1972-80, y desde 1991hasta la fecha. Hasta 1970 haba sometimiento y pobreza entre losindios, estaban recin salidos de la Reforma Agraria. La primera pocade lucha fue muy fuerte, apoyados en la teologa de la liberacin, lospadres impulsaron la protesta, Vctor Vsquez, Rafael Gonzlez, ngel

    La identidad del pueblo caari 41

  • Castillo en San Miguel de Porotos, ngel Mara. Iglesias en Caar, elpadre Rodrguez, contribuyeron al levantamiento. Pero Jess quedaparte aducen los cannicos; siguiendo el texto del Antiguo Testamen-to, se despert la conciencia social de los indios. La fe catlica no fue nies profunda, en las actuales circunstancias. Esto ha sucedido tambincon los blancos, segn los informantes ms enterados: Estos reviven lareligin con el folklore, pero no tienen compromiso con la vida. Todosson pecadores, pero los mestizos tienen ms oportunidad de ser co-rruptos, y -segn otras fuentes- cuando la oportunidad le llega al indioes peor. Pecan los tres, indios, cholos y mestizos, sealan los religiosos.

    La actual evangelizacin ve que hay cambios en la cultura e identi-dad de los indios. Antes, la familia era la comunidad, las mingas, hoyson egostas. La Reforma Agraria caus un impacto negativo, porque serepartieron las tierras comunales. No se tienen compasin entre s. Sinembargo segn las mismas fuentes- la pobreza y el hambre est en elcentro (ciudad de Caar y alrededores semi-urbanos); arriba y abajolos indios tienen qu comer, han comprado tierras y animales y estnconstruyendo invernaderos. En esta posicin, dicen, se han vuelto ren-corosos y disimuladores. Hoy pueden anhelar el poder, pero no estnpreparados para ejercerlo. Pues, con tantas organizaciones paternalis-tas, todo hay que drselo, pues, han perdido el valor comunitario.Cuando van a las asambleas y manifestaciones, lo hacen porque lascooperativas les amenazan con cobrarles 50.000 sucres de multa, porda que no vayan. Respecto a la fe religiosa, sta no ha entrado, no esextrao que haya todava idolatras, siguen viendo al sol, los espejos, lapachamama, el agua, las lluvias etc. La identidad tnica ancestral, se-gn otros informantes de la ciudad, denota que han perdido idiosin-crasia. Y hay una bifurcacin confusa sobre la identidad, as:

    Los mestizos creen que provienen de los caaris.Los caaris creen que provienen de los incas.

    Es notorio, sin embargo, que se est reafirmando su auto-estima,pues en los bautizos de todas las parroquias piden que el sacramentosea otorgado slo con nombres quichuas para el pupilo.

    Por lo dems, segn otra encuesta, acerca de las polticas sociales, secree que la ONGs desarrollan su accin dentro de un paternalismodescarado, que sera la mejor conclusin, para el segmento investiga-

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  • do. Europa, se dice, tiene poca exigencia para controlar los fondos quemandan para las proyectos sociales entre los indios. Esta es la postura delos otros, un conjunto de representantes de instituciones bancarias,educativas, religiosas, civiles, que hemos investigado.

    La identidad del pueblo caari 43

  • 1. LA IDENTIDAD ECOLGICO-CULTURAL

    El hombre de Caar ha desbrozado el medio ambiente en las tierrasaltas de las hoyas de Caar y del Azuay. Ya conocemos que su insercinfue hacia las labores del campo, en forma subordinada o subalterna; en-trado el siglo XX, ya haba sido arrinconado por el poder a los terrenosmuy altos y menos aptos para la economa agrcola, pecuaria, artesanaly comercial. De todos modos, se debe reconocer el gran sentido de ini-ciativa personal y comunal que le dot de algn grado de independen-cia socio-cultural y econmica, de modo que pudo desarrollar exitosa-mente su economa de subsistencia, frente a un hbitat y medio am-biente, ciertamente, no uniforme, a veces hostil, desde los 4.000 metrosde altitud hasta los 800 m. En el ltimo siglo, y por la vecindad de lassabanas tropicales de la cuenca del Guayas, la frontera agrcola se ex-pandi para el caari, pero, ya no como iniciador, sino como jornalerode las plantaciones de la regin costera. Ha sido un juego de estrategiasecolgico-culturales lo que le ha permitido adaptarse a por lo menoscinco pisos ecolgicos que ocupan ambas hoyas geogrficas (pero msespecialmente la del Caar) como presento a continuacin. Estos son:

    Zona alta fra hmeda. Es la regin de los pramos y cordilleras o nu-dos nevados estacionalmente.

    Altitud: 4.000-3.600 m.s.n.m.Temperatura: 6-9o C.Pluviosidad: 750 mm. (anual).

    El pramo sirve para guardar agua, por tanto abunda el pasto y elpastoreo, rea utilizada hoy por las comunidades indgenas organizadasen cooperativas, algunas de ellas utilizando el control vertical, comoJuncal, Zhud, Huayrapungo. Tratan de introducir los tubrculos pero el

    CAPTULO IILA IDENTIDAD CAARI

    EN LA MODERNIDAD

  • 46 Hugo Burgos Guevara

    humus no es suficiente y se erosiona pronto. Es clsico el Nudo delAzuay.

    Zona intermedia sub-hmeda templada. Es el rea activa de los cultivosde altura.

    Altitud: 3.600-3.200 m.s.n.m.Temperatura: 9-11o C.Pluviosidad 500 mm.

    El cultivo de los tubrculos es a plenitud; los cultivos son de papas,mellocos, ocas, pasto ligeramente mejorado. Acepta la vivienda del ind-gena como residencia permanente, de manera restringida y en conglo-merados dispersos. El mayor problema es el clima fro. Se ubican, secto-res de la laguna de Culebrillas, Huayrapungo, Sisid, Ingapirca, Buern.

    Zona central seca templada. Esta es la zona andina por excelencia, don-de la convivencia del hombre, los cultivos alimenticios y el pastoreo, secombinan en diferentes estaciones.

    Foto 6: Labranza

  • Altitud: 3.200-2.600 m.s.n.m.Temperatura: 11-13o C.Pluviosidad: 400 mm.

    Por largo tiempo, el indgena ha tratado de ocupar este piso ecol-gico, a veces ha sido desplazado, y actualmente lo usa intensamente.Aparece el maz, frjol, cebada, arvejas y papas, cuando dispone de rie-go. El agua para la agricultura es, sin embargo escasa (de julio a diciem-bre). La esterilidad del suelo es frecuente, el indgena puede vender suganado, cuando ms se produce la emigracin a la costa. Se registra queslo el 27% del suelo til es cultivable. Como zonas carentes de riegoconstan parroquias como Juncal, General Morales, Chontamarca,Zhud, cantn Suscal. Estn abandonadas las iniciativas por un mejora-miento del manejo del suelo.

    Zona de transicin subhmeda. Es el punto intermedio de los pisos eco-lgicos, apetecido por los agricultores de las zonas altas, aunque la in-clinacin excesiva del suelo produce erosin.

    Altitud: 2.600-2.000 m.s.n.m.Temperatura: 13-15o C.Pluviosidad: 1100-750 mm.

    Es la zona ms habitable por la benignidad del clima, de hecho exis-ten antiguas formaciones boscosas que se han ido talando paulatina-mente; uso de la madera, el carbn y lea, como productos secundarios,y poca agricultura intensiva. Sin embargo, el maz, la arveja y el frjol si-guen desempeando un papel importante. Aqu empieza la decantadazona de las yungas, palabra quechua ancestral, que denominaba a losllanos y los valles de la costa norte del Per (Gonzlez Holgun 1952[1612]: 371). Es la zona subtropical moderna, en la parte baja conocidacomo Los calientes. La ganadera, el cultivo estacional de tubrculos,como la papachina, camote, zanahoria blanca, repe, yuca, plantas medi-cinales, cadi, palmito, etc., son tpicos del rea. Aqu encontramos con-glomerados indgenas dentro de Suicay, Chilchil, Ger, Gualleturo y SanAntonio de Paguancay. No hay una accin cultural destinada a preser-var la deforestacin, erosin del suelo y deslizamientos.

    La identidad del pueblo caari 47

  • Zona baja hmeda subtropical. Es un rea subtropical con muchas corrien-tes de agua, se despliegan las vertientes medias y bajas de la cordillera.

    Altitud: 800-200 m.s.n.m.Temperatura: 15-18o CPluviosidad: 1100-1400 mm.

    Tambin predominan los matorrales secundarios, bosques subtro-picales primarios, rboles grandes, vegetacin herbacea y parasitaria,en abundancia. En ciertas reas se ha despejado la vegetacin y se hanestablecido pastizales para la ganadera intensiva. Areas ms bajas ad-miten el cultivo de la caa de azcar como bien raz para la fabricacinde aguardiente. Por razones obvias, la ganadera se especializa en crian-za y engorde de ganado de carne. Las parroquias de San Antonio y Gua-lleturo quedan incluidas en el rea. Tambin son yungas.

    El investigador ha podido distinguir que la delimitacin de estascinco reas es ms bien un referente tcnico que cultural. El habitantedel Caar, sea indgena o mestizo, busca alternativas a la falta de sueloagrcola. De manera que rompe el nicho ecolgico que habita y avanzaa ocupar otros, no sin dificultad; algunos grupos logran dominar unoo dos pisos ecolgicos, lo que podra acercarse a un tipo de controlvertical, como en tiempos prehispnicos. Pero ello implica hoy mante-ner un gran poder econmico que slo puede ser de tipo colectivo, y lascooperativas no han alcanzado ese grado de predominio y control delsuelo. Individualmente, cualquier mejora en la economa tampoco per-mitira ese tipo de control, por lo que cualquier progreso alienta lastendencias tradicionales de los cultivos individuales, y su adaptacin almedio. En bsqueda de mejorar esa tradicin, algunos campesinos seaventuran a incursionar en el intermedio de los pisos ecolgicos in-dicados, creando, sin saberlo, nuevos pisos ecolgicos, segn la orien-tacin que van recibiendo del lado moderno de la cultura. Pero ste esun proceso que recin empieza por la creciente falta de tierra agrcola.

    2. VISIN TNICA DE LA ECOLOGA

    Para el habitante comn de la provincia del Caar, y de cualquier gru-po tnico, la visin de la ecologa es mucho ms simple. Se cree que exis-ten solamente la zona alta y la zona baja, o sea que se polarizan las ca-

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  • ractersticas naturales y adaptativas de la poblacin india, considerandoque unos tienen la cultura de las tierras altas, y que otros tienen la cul-tura de las tierras bajas. Esta divisin ampla o contamina tambin laidentidad cultural, sealando ciertas caractersticas positivas o negativas,segn el grupo que habla, para s mismo y para el otro.

    El contraste tierras altas y bajas no es un estereotipo de apreciacinecolgica, sino un contraste cognitivo, pues, la sociedad regional tratade presentar la cultura del hombre local en forma polarizada, fro ycaliente, los que viven arriba (glido) y los que se albergan abajo(clido). Respectivamente, en el idioma quichua, se dicen: chiri llacta ycunun llacta. La realidad, no siempre es as. Las llanuras subtropicalesde la segunda se conocen tambin como yunguillas, por lo explicadoarriba. El estereotipo se rompe porque el rea a donde se alberga y tra-baja el caari de hoy es histrica y definitivamente un territorio de cli-ma muy fro. Al hbitat templado y subtropical, la antropologa debeverlo como una invasin o recuperacin de un medio ambiente nuevo,como que quisieran compensar las prdidas histricas de la tierra fraque antes fue ms frtil, ms boscosa y llena de fauna. Los cultivos tro-picales de la gran cuenca del Guayas donde limita nuestra regin-existen porque han estado ligados al comercio internacional de diferen-te forma. De manera que las yunguillas y la planicie costea han sidoms bien una muestra de la expansin econmica a donde ha llegadoel propio caari, dentro del campo de servicios personales agrcolas y elintercambio comercial. La Yunga, ha sido el ms temprano afluente dela aculturacin y asimilacin.

    Para abundar, la ecologa de las tierras altas no solamente sirve pa-ra crear y mejorar los cultivos de tubrculos andinos, sino que el ma-nejo de este ambiente es todava un entorno mstico y misterioso, des-de tiempos pasados. Las tierras altas se convierten en sitio sagrado delos espritus y seres sobrenaturales localizados en las montaas y en losnudos nevados. Chiri llacta es el lugar de los santuarios de altura, co-mo son el pramo bravo o Nudo del Azuay, la Laguna de Culebrillas,el cerro del Buern, o el Cubiln (donde se dejan morir nios aucas:una clase de capac ucha, o sacrificio de nios auca, los nios sin man-cha de los incas). En cuanto a los cerros sagrados de la hoya de Cuencaver mi obra de Tomebamba.15 Dado el espacio y el objetivo no pode-mos hacer una relacin de todas las deidades de altura, sus tradiciones

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    15 Los Santuarios de Tomebamba. Modelo de Geografa Sagrada en torno a Pumapun-go, por Hugo Burgos-Guevara. Banco Central de Cuenca, 2003.

  • y leyendas. Vase, sin embargo la excelente recopilacin de Bolvar Za-ruma Q., Mitos y creencias de Hatun Caar.16

    La vision tnica de la ecologa se refleja en el enfrentamiento de laidentidad cultural y etnocentrismo, resultando las siguientes oposicio-nes. As:

    Cuadro 5: Visin tnica

    Ecologa Cosmovisin: Identidad tnica:*

    CHIRI LLACTA Religin prehispnica TAMOCUNUN LLACTA Mercado mundial MUCU

    Elaboracin: Hugo Burgos Guevara*Son estereotipos o apodos etnocntricos.

    Lo anterior contrasta el pensamiento tnico y delata la identidadcultural con un estereotipo. Para nosotros, Chiri llacta, la tierra fra esel albergue de la religin, al tanto que Cunun llacta es la articulacin delos caari con el mundo exterior, el primitivo dinero llegado por servi-cios. La identidad tnica est vista entonces por los estereotipos y el et-nocentrismo intra-tnico. A los indios que viven abajo les apodanmucu (o mucus), que significa avaro, tacao, que no les gusta elmaz, que no socializa ni gasta el dinero. Los de abajo, en cambio, apo-dan a los de arriba como tamo, tamoyay, (o tamos), que significa pajade la cebada. En esencia, expresa que los de arriba son vistos despecti-vamente como comedores de mchica, la harina de la cebada que sirvecomo alimento seco; por lo que tambin los llaman machigueros, se-alando un presunto arcasmo de la cultura de altura. Por su parte, lostamo de arriba son en cambio recusados y llamados comedores depapa.17 Esta diferencia etnocntrica delata la diferente visin delotro dentro de los mismos grupos nativos.

    Veamos otro de los ejemplos evidentes del contraste anterior, entrelos representantes de los conglomerados de altura, frente a los de aba-jo o los calientes. Conocedores de muchos aos de la disparidad, adu-

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    16 Hatun Caar Apunchicunamanta Nishcallata Yuyashca, Mitos y Creencias delHatun Caar, por Bolvar Zaruma Q., con el apoyo de la Misin Luterana de No-ruega, 1989, 299 pp.

    17 Agradezco esta comunicacin personal a Isidoro Quinde.

  • cen que el primer rasgo es la indumentaria indgena. Los de la zona al-ta visten de negroLos de la zona baja presentan gran vistosidad en loscolores de los ponchos. Para el primer caso, el ejemplo es Huayrapun-go, cuyo poncho es negro.18 Nuestras observaciones indican que en larutina diaria en verdad el negro es un color generalizado, pero es rojocuando el uso es festivo o ceremonial. Para la zona baja, la ms impor-tante comunidad tnica es Socarte, pero estn Chontamarca y aun Sus-cal, poblados muy antiguos donde la indumentaria coincide con el es-tereotipo, sobre los vistosos colores del atuendo en tierras bajas. Esto eslo aparente y visible.

    Huayrapungo merece un comentario. Tanto sus habitantes como elresto de poblacin creen que sus ancestros fueron bolivianos, y por tan-to provienen de mitimaes precolombinos. Las descripciones existentesde esta poblacin no siempre son de profesionales de la etnologa, portanto dejan dudas por la falta de una crtica indispensable para profun-dizar el tema. Es decir, nadie ha comprobado el origen boliviano de loscitados Huayrapungo. El estereotipo se extiende porque los jvenes in-dios que se capacitan para interpretar la realidad nacional y local, si-guen al pie de la letra algunos manuales y monografas que contienendatos dudosos. Sin embargo, la identidad presuntamente boliviana esaceptada aun por sus mismos habitantes, lo que da la medida que hayuna real diferencia histrica, pero que no ha sido estudiada profesio-nalmente. Por ello se hace necesaria una relacin etnohistrica del msimportante conglomerado de las tierras altas. Por contraste, un pueblode las tierras bajas o intermedias es Suscal. Tiene la particularidad deque sus propias organizaciones han empezado a querer explicarse suidentidad cultural a travs de un proyecto organizativo y una publica-cin de tres tomos llamada La organizacin indgena-campesina de Sus-cal. Elementos para su historia, 1991. Fue un equipo encabezado porAntonio Loja y Moiss Castro, y selectos investigadores locales, que hanproducido una obra de gran relevancia social y didcitca, por su inte-rs la identidad del conglomerado: Queremos explicarnos desde elprincipio. Su actual dirigente, Antonio Quinde, es un avanzado expo-sitor de las imgenes tnicas y estereotipos que tratan de explicar laidentidad a nivel de las propias comunidades. Se nota en casi todos los

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    18 Los indios Huayrapungos utilizan pantaln, camisa, ponchos; sobre la cabeza lle-van pauelo y sobre ste un sombrero. El pantaln es de color negro, lo utilizan ca-si en forma general: est confeccionado de bayeta, tela gruesa de lana de borrego.En, Huayrapungo y Quilloac, por Wilson Correa y Carlos Pacheco [1996], p. 72.

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    dirigentes el inters por explicarse el pasado de su identidad actual; pe-ro al no haber referencias, forjan imaginarios como tambin recopilanhistoria oral. Cree Quinde que los caaris manejaban la Cruz del Sol,inti-chacana y que la luz del sol era la lnea equinoccial (refirindose asu recorrido diario). Que el territorio caari se compone de dos pro-vincias ancestrales, Hatun Caar y Guambo Deleg (por decir, Guapon-delic), indicando al primitivo y supuesto nombre pre-inca de Tome-bamba). Estan vigilados por cuatro lagunas: al norte, laguna de Cule-brillas, al oeste la laguna de Cajas, camino a Molleturo. Al este, la lagu-na del Aylln, en Sigsig. Al sur, la laguna de Leoquenda (por decir,Leoquina) en Caaribamba.

    La polaridad tierras altas y bajas es, sin embargo, mediatizada porlos informantes ms instruidos, quienes introducen una zona inter-media aduciendo que la identidad cultural del pueblo caari debe ver-se mucho ms en funcin no de dos sino de tres niveles culturales re-presentados as:

    Tierras altas: Huayrapungo, Ingapirca, Sisid,Tierras intermedias: Quilloac, Suscal, Suscal Viejo, Chocarpamba,

    Duchn, Porotopamba, La Dolorosa.Tierras bajas: Socarte (General Morales), Pucango, Suicay,

    Sitincay, Tocte, Hierbabuena, Entable y Mo-tiln.19

    La lectura que podra darse a esta divisin constituye pues, una clasede tri-particin ideal que parece estar en la mente de los campesinos in-vestigados, en el sentido de representar una transformacin moderna delcontrol vertical andino; recordemos que ste manejaba la produccin dediversos pisos ecolgicos a travs de colonias de agricultores que extraanla produccin precolombina en lejanos niveles que poda controlar elhombre, para luego centralizarla. Pues, el pasado precolombino no sepodr repetir, como es natural, pero la expansin de la frontera econ-mica ha llegado a Caar manteniendo un paradigma socio-econmicoque refleja el simil anterior, donde se manifiestan las virtudes naturalesde las tierras altas, de los calientes o bajas, dejando el nivel intermediopara la centralizacin y manejo. En el presente caso, el centro tiene lafuncin de servir ahora para dar circulacin a los bienes y productos, y co-

    19 Comunicacin personal de Mario Garzn Espinoza.

  • mo se vive una economa moderna, es aqu donde aparece la funcin,uso y significado del mercado. Se trata, por supuesto, de un mercado deorigen colonial, una centralizacin de los productos de todos los ambien-tes naturales posibles de la regin, y un sistema de calendario de los mer-cados pueblerinos, de lo que presentaremos enseguida. La asimetra so-cio-econmica de estos mercados, ha sido presentado por Hugo BurgosG. desde 1970, en su obra de Riobamba.

    3. LAS FRONTERAS TNICAS

    De las dimensiones que se detectan en la identidad cultural de unconglomerado, aparece primeramente, una versin oficial, que es laclasificacin censal moderna, que utiliza categoras administrativo-po-lticas. Por medio siglo, las estadsticas del estado ecuatoriano han sidoreticentes a enumerar los grupos tnicos, y slo en 1950 se hizo un re-cuento basado en la lengua indgena. Se cree que las razones de oposi-cin han sido siempre discriminatorias, debido primero a la ignoranciaantropolgica de las instituciones estadsticas (nunca quisieron tomaren cuenta los avances de la antropologa cultural); tambin por razonespolticas e ideolgicas; se deca que en Ecuador no hay indios sino sub-proletarios. Esta enajenacin ha perjudicado a los pueblos indgenas,pues se los ha subestimado con supersticiones tecnocrticas e ideolgi-cas. Por estas y otras causas, Ecuador no puede presentar hoy una his-toria censal moderna de las lenguas indgenas, peor de los grupos tni-cos y raciales, y su cultura. Recin en 1990 se revivi el inters y se apli-c una pregunta familiar sobre el uso del idioma i