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7. RAZÓN Y SOCIEDAD Al mismo tiempo que la historia, las sociedades con sus dramas se imponen como realidades a la referencia filosófica. Hegel propuso la solución de un Estado racional capaz, en su estadio final, es decir, mundial, de permitir a cada uno realizar su libertad. Pero Marx, y Engels muestran que el Estado, lejos de ser la solución al conflicto más grave -el conflicto más grave es la lucha de clases-, no es más que su resultante. Nietzsche, por su parte, va a radicalizar más adelante la cuestión acusando a la razón misma. Es pues de esta confrontación entre razón y sociedad que hay que hablar ahora. El pensamiento hegeliano, gigantesco en su esfuerzo para constituir la filosofía en saber absoluto, acabar la metafísica y realizar el proyecto platónico, dice a los hombres: Ya no hace falta filosofar; nosotros sabe- mos. Ahora hay que aplicar el saber. Ese saber absoluto, expresado en 1816 en La ciencia de la lógica, recibe aplicaciones. Es una explicación general de las obras de la humanidad, por ejemplo, una historia de la filosofía que es de hecho una filosofía de la historia de la filosofía. Es una historia de las ciencias que se llama "filosofía de la naturaleza", una historia o una filosofía de la historia de las religiones, una 149filosofía del arte, la famosa estética de Hegel, que ha tenido tan gran influencia hasta nuestros días... Pero entre todas esas aplicaciones es ésta la que quisiera subrayar: la filosofía del Estado. He tratado de mostrar que una de las razones que Hegel da de la legitimidad de su sistema es la de afirmar que, desde ahora, el saber absoluto es realizable, que el tiempo se presta para ello. Desde La fenomenología del Espíritu (1806) explica que la historia de la humanidad ha conocido, con la Revolución Fran- cesa y el Imperio, una inflexión decisiva. Hegel dice: Ha nacido el Estado moderno y, puesto que ha aparecido, yo soy capaz de pensar la totalidad de la historia. El hecho de que yo sea pensador del Estado moderno -más precisamente, el hecho de que yo sea pensador de y en el Estado moderno- me permite al mismo tiempo tener una visión de conjunto que torna inteligibles los diversos progresos y dramas por los cuales la humanidad ha pasado antes de acceder a esta novedad radical. Es lo que usted sobreentiende al decir que Hegel se sitúa en el comienzo del fín de la historia. ¿ Pero qué es este Estado del cual habla ? Este Estado del cual dice que constituye una conclusión con respecto a las otras formaciones históricas que lo han precedido -ciudad griega, imperio bárbaro o reino feudal-, ¿cuál es la especificidad de este Estado moderno? Hegel en 1821 consagra una publicación al análisis del Estado. Es además la única que se preocupó por editar él mismo. Sus otras obras. La filosofía de la religión, La filosofía del arte, son extraídas después de su muerte de notas de cursos tomadas por sus discípulos más cercanos y por sus hijos. La Filosofía del Estado fue publicada y corregida por él mismo; esto muestra la importancia que le concedía. Ella nos permite comprender no sólo el pensamiento de Hegel sino captar lo que va a ocurrir a continuación. Porque parece que el punto de partida del pensa- miento de Marx se encuentra precisamente en la crítica de esta Filosofía del Estado. En el origen de la reflexión que va a producir el marxismo estaría este esfuerzo por poner en cuestión la obra que se quería definitiva. ¿A qué aspecto del pensamiento de Hegel apunta? 150En principio hay que resituarse en su óptica de conjunto, definida en La fenomenología del Espíritu (1806) y en La ciencia de la lógica (1816). Hegel mismo se toma el trabajo de recordarnos en

Chatelet-Una-historia-de-la-razon Cap 7

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Chatelet-Una-historia-de-la-razon Cap 6

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7. RAZÓN Y SOCIEDADAl mismo tiempo que la historia, las sociedades con sus dramasse imponen como realidades a la referencia filosófica. Hegelpropuso la solución de un Estado racional capaz, en su estadiofinal, es decir, mundial, de permitir a cada uno realizar sulibertad. Pero Marx, y Engels muestran que el Estado, lejos deser la solución al conflicto más grave -el conflicto más grave esla lucha de clases-, no es más que su resultante. Nietzsche, porsu parte, va a radicalizar más adelante la cuestión acusando ala razón misma. Es pues de esta confrontación entre razón ysociedad que hay que hablar ahora. El pensamiento hegeliano,gigantesco en su esfuerzo para constituir la filosofía en saberabsoluto, acabar la metafísica y realizar el proyecto platónico,dice a los hombres: Ya no hace falta filosofar; nosotros sabe-mos. Ahora hay que aplicar el saber.Ese saber absoluto, expresado en 1816 en La ciencia de lalógica, recibe aplicaciones. Es una explicación general de lasobras de la humanidad, por ejemplo, una historia de la filosofíaque es de hecho una filosofía de la historia de la filosofía. Es unahistoria de las ciencias que se llama "filosofía de la naturaleza",una historia o una filosofía de la historia de las religiones, una149filosofía del arte, la famosa estética de Hegel, que ha tenido tangran influencia hasta nuestros días... Pero entre todas esasaplicaciones es ésta la que quisiera subrayar: la filosofía delEstado. He tratado de mostrar que una de las razones que Hegelda de la legitimidad de su sistema es la de afirmar que, desdeahora, el saber absoluto es realizable, que el tiempo se presta paraello. Desde La fenomenología del Espíritu (1806) explica que lahistoria de la humanidad ha conocido, con la Revolución Fran-cesa y el Imperio, una inflexión decisiva. Hegel dice: Ha nacidoel Estado moderno y, puesto que ha aparecido, yo soy capaz depensar la totalidad de la historia. El hecho de que yo seapensador del Estado moderno -más precisamente, el hecho deque yo sea pensador de y en el Estado moderno- me permiteal mismo tiempo tener una visión de conjunto que tornainteligibles los diversos progresos y dramas por los cuales lahumanidad ha pasado antes de acceder a esta novedad radical.Es lo que usted sobreentiende al decir que Hegel se sitúa en elcomienzo del fín de la historia. ¿ Pero qué es este Estado del cualhabla ? Este Estado del cual dice que constituye una conclusióncon respecto a las otras formaciones históricas que lo hanprecedido -ciudad griega, imperio bárbaro o reino feudal-,¿cuál es la especificidad de este Estado moderno?Hegel en 1821 consagra una publicación al análisis del Estado.Es además la única que se preocupó por editar él mismo. Susotras obras. La filosofía de la religión, La filosofía del arte, sonextraídas después de su muerte de notas de cursos tomadas porsus discípulos más cercanos y por sus hijos. La Filosofía delEstado fue publicada y corregida por él mismo; esto muestra laimportancia que le concedía. Ella nos permite comprender nosólo el pensamiento de Hegel sino captar lo que va a ocurrir acontinuación. Porque parece que el punto de partida del pensa-miento de Marx se encuentra precisamente en la crítica de estaFilosofía del Estado.En el origen de la reflexión que va a producir el marxismoestaría este esfuerzo por poner en cuestión la obra que se queríadefinitiva. ¿A qué aspecto del pensamiento de Hegel apunta?150En principio hay que resituarse en su óptica de conjunto, definidaen La fenomenología del Espíritu (1806) y en La ciencia de lalógica (1816). Hegel mismo se toma el trabajo de recordarnos en

un prefacio que esta Filosofía del Estado no debe ser separada delconjunto del sistema. Y recuerda en particular esa fórmulafamosa que ha sido a menudo mal interpretada: "Lo real esracional y lo racional es real". Recordemos que esto significa quetoda la historia de la humanidad, por poco que se atienda a ellay se consigan forjar los conceptos necesarios, puede ser com-prendida como fundamentalmente racional. La historia es eldesarrollo de lo que Hegel llama "espíritu" (en alemán, Geist),que hoy llamaríamos más bien "cultura", en el sentido en quenuestros etnólogos oponen naturaleza y cultura. Desde el fondode la historia de la humanidad, una razón inmanente se desarro-lla. Entonces, lo que es verdaderamente real en el pasado de lahumanidad es lo que puede ser elevado al rango de concepto, loque puede ser pensado. Los hombres han cumplido actos múlti-ples, ha habido acontecimientos, ¿pero a qué se llama "aconte-cimiento"? Lo que cuenta, lo que ha tenido efecto o una signifi-cación. Afirmar que lo real es racional es decir: ante la masa deinformaciones prodigiosa que tenemos respecto del pasado de lahumanidad, estamos obligados a operar una selección, selecciónoperada gracias al útil conceptual y a la investigación de inteli-gibilidad, que descarta los acontecimientos sin importancia, parano dejar subsistir como acontecimientos reales más que a losúnicos que cuentan, a aquellos que entran en el concepto. Estafórmula, pues, "lo real es racional", es simplemente la afirma-ción de que existe una inteligibilidad profunda en la historia dela humanidad.Es el postulado que está en la raíz de toda investigaciónhistórica que se precie de ser otra cosa que pura y simpledescripción o pura y simple anécdota. ¿En cuanto a la otrafórmula, entonces?"Lo racional es real" -la recíproca- significa que, desde que unacontecimiento se impone con una fuerza suficiente como causade otros acontecimientos, no podemos descartarlo. Es preciso151intentar dar razón de él. Por esto, nos dice Hegel, retomando unafrase de su juventud, nos es preciso forjar conceptos inconcebi-bles, es decir, inventar conceptos nuevos. Esa es esencialmentela función de la dialéctica. La historia de la humanidad estáguiada por una razón inmanente. Preciso bien, inmanente: nadaque ver con la Providencia divina, exterior a la historia. Sereencuentra aquí la idea de que cada pueblo interviene en lahistoria, a su turno, para realizar dramáticamente, en circunstan-cias en general sangrientas y dolorosas, una cierta figura delespíritu que arroja ciertos resultados, resultados que serán reto-mados, negados y desarrollados por la figura ulterior. La filoso-fía de la historia hegeliana es el análisis de la función o del papelasumidos por cada pueblo en su aparición histórica, en su lugary en su tiempo. Hegel llama Geistlichkeit a ese estado de espíritude un pueblo -puede traducírselo por "ética de un pueblo" o"eticidad"..., en fin, las costumbres, el conjunto de las costum-bres-. Lo que caracteriza la Geistlichkeit particular de un puebloson las acciones producidas, los actos históricos, pero tambiénlas instituciones políticas inventadas a través de esta lucha conotros pueblos, y aun estas formas culturales que son para Hegella religión, el arte y la filosofía (en el arte seguramente estáincluida la producción literaria). Este es el nervio del hegelianis-mo. Una asunción completa de la historicidad. El hoy es unproducto de la historia, siendo la misma filosofía hegelianacomprensión del presente y del pasado de la humanidad.Esto es pues recordado en el prefacio a los Principios de lafilosofía del derecho. Hegel nos señala también, desde este

prefacio a su teoría del Estado, que los pueblos no han esperadoa los filósofos para gobernarse.Se trata de un ataque contra todas las pretensiones de los filósofospasados de regentear desde el exterior la vida de la humanidad.Según Hegel, para que un filósofo pueda captar un momento dela historia es preciso que este momento haya en parte transcurri-do, es preciso que la historia haya dejado inscripta la realidad enlos hechos para que el filósofo después pueda construir eldiscurso que va a tornar inteligible esta secuencia de aconteci-152mientos. El se burla en particular de todos los utopistas que hanimaginado buenas ciudades sin darse cuenta de que no podíanimaginarlas más que a partir de lo real. Por ejemplo, la famosaciudad ideal de Platón no es una invención platónica, sinosimplemente la verdad de la ciudad griega en la época de laciudad griega, y nada más. Hegel se propone pues describir nocómo el Estado debe ser -siempre es absurdo querer dar leccio-nes a la realidad-, sino cómo es.Se puede plantear la pregunta de saber qué interés puede teneruna obra que se contenta con describir lo que es.Para Hegel ese interés es inmenso. No es por el hecho de que algoes que los hombres conocen lo que es como es. En general loshombres no están a la altura de su historia. Tal ha sido, como heseñalado, el caso de Napoleón Bonaparte.A. Kojéve. Introduction a la lecture de Hegel [Introducción ala lectura de Hegel], Gallimard. p. 41.(Es claro que esta "lectura" de Hegel ha marcado profun-damente a F. Châtelet; he aquí cómo A. Kojéve interpretael último capítulo de La fenomenología del Espíritu.)Cap. VIII: Napoleón culmina la historia. Hegel tomaconciencia de ello. Es el "saber absoluto", que ya nodeberá ser modificado ni completado, puesto que ya nohabrá nada nuevo en el mundo. Este saber describe puesla totalidad de lo real: es la VERDAD , total y definitiva("eterna"). [...] Esta toma de conciencia es la Fenomeno-logía, que introduce así al hombre en la "Ciencia" (=filosofía = saber absoluto). El capítulo VIII, que representael saber absoluto en la Fenomenología, no puede serpues más que el resumen de los capítulos que preceden.Al fin del resumen, una "superación" conduce otra vez alpunto de partida (cap. I): esta circularidad demuestra latotalidad, es decir, la verdad del conjunto.153Este héroe grandioso ha cumplido actos eminentes, pero no hasabido lo que hacía. Hegel interviene para explicar lo que lahistoria misma produce. El gran filósofo de Berlín, escuchadopor los estudiantes -a partir de 1820 es célebre: sus libros se leen,sus cursos son concurridos, se comentan sus menores fórmulas-,se propone como finalidad la de hacer comprender a los hombresde su tiempo no cómo debe ser el Estado sino cómo debe serconocido. Verifica que los gobernantes de su tiempo son inade-cuados, que no saben utilizar convenientemente el instrumentoque tienen a su disposición. Esta descripción hegeliana no aportagran cosa de nuevo, sino que coordina lo que ha sido ya pensadofragmentariamente por otros. Por ejemplo, Hegel retoma unagran parte de la filosofía política de John Locke a propósito delEstado moderno. En lo que se refiere a la sociedad civil -veremosenseguida el sentido de estos diversos términos-, se inscribe enel marco de la economía política clásica tal cual ha sido fundadapor Adam Smith y profundizada por Ricardo.Se trata pues de una síntesis, pero de una síntesis "superadora".Lo nuevo es la superación: una teoría en el sentido estricto del

Estado.Para comprender lo que es el Estado hay que partir de la célulasocial normal constitutiva de las sociedades humanas: la familia.Hegel define a la familia por el patrimonio: los hijos y laspropiedades. Sostiene que -éste es un reproche que le formularáMarx- la propiedad privada es un elemento normal de la socie-dad. Por consiguiente, resulta completamente legítimo queexista un derecho privado que garantice, como quería JohnLocke, la propiedad. Pero Hegel no es en absoluto un utopista,un soñador, un idealista, contrariamente a lo que se dice. Piensaque la realidad social se nos impone, clásicamente, en la formadel derecho privado, que rige la posesión de los hijos y de losbienes. Sería interesante releer a Balzac a la luz del análisishegeliano: se vería que dos hombres tan diferentes -Hegel,burgués liberal, y Balzac, que se decía reaccionario legitimista-tienen una posición análoga en lo que se refiere a la sociedad.Pero (Hegel sigue aquí la lección de Aristóteles y la de la154economía política clásica) los hombres no se contentan con teneresta relación de sangre; también trabajan. Producen, consumen.Desde ese momento entran en el dominio económico, forman unsistema. Toda actividad de producción -la de una manufactura ode una artesanía- entran necesariamente en un contexto de distri-bución y de consumo en relación con todos los demás tipos deproducción. Este conjunto, este sistema de la producción-distri-bución-consumo, Hegel propone llamarlo "sociedad civil". Re-cuerdo que en alemán la expresión que dice "sociedad civil"puede traducirse también por "sociedad burguesa". Marx, por lodemás, en su crítica jugará con este equívoco. Ahora bien, comodiscípulo de la economía política clásica, Hegel insiste sobre elhecho de que la sociedad civil está, por definición, atravesadapor contradicciones irremediables, irrecusables, no hay allí sín-tesis posible. Esas contradicciones permanecen, pero son fructí-feras. La contradicción mayor de la sociedad civil es la rivalidad,el conflicto por la ganancia; en este punto está completamente deacuerdo con Adam Smith y con Ricardo. La ganancia hacemarchar a la sociedad civil. Gracias a la ganancia los hombres selanzan en empresas y hacen progresar a la humanidad.¿Cómo reparar esas contradicciones? En varios niveles. Enprincipio, aquellas contradicciones presentes entre los indivi-duos en el interior de una misma profesión, rivalidades profesio-nales que conocemos bien. Luego los conflictos de profesión aprofesión, entre la ciudad y la campaña, entre la gananciaindustrial y la renta agraria, nos dirá más tarde Marx. Existen porfin conflictos entre lo que Hegel llama la "plebe" y la "riqueza"-todavía no tiene palabras para designar este fenómeno y retomaun vocabulario arcaico-. Este fenómeno se convertirá en laoposición entre la burguesía -poseedora de los medios deproducción- y el proletariado -cuyo único recurso es el devender su fuerza de trabajo-. Hegel es así el inventor de lapauperización absoluta, que no está probablemente en Marx sinomás bien en Hegel: los ricos se hacen cada vez más ricos y menosnumerosos, y los pobres se hacen cada vez mas pobres y más nu-merosos. Insisto: estas contradicciones son irremediables. No selas puede superar. Y son fructíferas.155Son quizás irremediables y fructíferas, pero no sin peligro para lacolectividad. Corren el riesgo de convertirse en insoportablespara el mayor número y desarticular a la sociedad.Entonces la sociedad civil se esfuerza por inventar solucionespara evitar que esas contradicciones comprometan la unidad delcuerpo social. Y Hegel muestra que las guerras internacionales

están destinadas a dar salida a los productos que no tienen venta.Es el consumo guerrero. Como dice el mal adagio: "El únicomedio de dar algo a alguien sin hacérselo pagar es enviárselo bajola forma de obús". Pero también Hegel descubre lo que esoriginal (el texto es de 1821), la función de la colonización. Lacolonización es un medio de remediar los conflictos de lasociedad civil al abrir otros mercados o descubrir otras fuentes dematerias primas. Pero a pesar de las guerras internacionales, apesar de la colonización, la sociedad civil siempre resultapeligrosa. Entonces, ¿qué hace falta? Hace falta pasar a unestadio superior. Primer estadio, la familia y la propiedad con elderecho privado. Segundo estadio, la economía, la sociedadcivil. Tercer estadio, propiamente político, el Estado. ¿Cómodebe ser conocido el Estado? En general, se cometen muchoserrores referentes a la posición política de Hegel. Se lo trata deestatista, de absolutista reaccionario. Esto es falso, y nosotrostenemos al respecto un testimonio importante, el de Marx, quepensaba que Hegel era un burgués liberal, semejante a lo que seráun poco más tarde Alexis de Tocqueville en Francia. Estoshombres eran cuidadosos del Estado, del orden, sin ninguna dudaeran conservadores, pero conservadores que comprendían que, silos dominadores no soltaban lastre, la sociedad se encaminaríahacia convulsiones espantosas. Para emplear el vocabularioactual, Hegel hubiera sido un hombre de centro. Ni centro-derecha ni centro-izquierda; centro-centro. Lo que, en la Prusiaabsolutista de entonces, era una especie de coraje. Los dosúltimos artículos que Hegel escribió fueron censurados por la po-licía prusiana. Afortunadamente hemos encontrado los manus-critos y han sido recientemente publicados en lengua francesa.¿Cómo este burgues liberal concibe al Estado de su tiempo?156Lo que lo caracteriza es la soberanía. Es absoluto en este mundo.Nada puede ser colocado por encima de él. Encarna la voluntadde la colectividad entera. El Estado es la razón en acto. ¿Quéquiere decir esto? Para que el Estado sea verdaderamente abso-luto, para que represente efectivamente la voluntad de la colec-tividad, hay que operar una profunda transformación en quienesencarnan la soberanía estatal, es decir, los gobernantes. Hastaaquí, según los regímenes, los gobernantes se han impuesto yafuere por la fuerza, ya fuere por su poder económico, ya fuere porsu capacidad para seducir al pueblo y recoger los sufragios.Hegel dice que el Estado moderno se caracteriza por el hecho deque ha comprendido prácticamente (habiéndosele encargado a élformular la teoría) que a la cabeza del Estado deben figurarhombres competentes, hombres formados en la educación racio-nal. En suma, Hegel retoma la idea platónica de los filósofos-reyes, pero modernizándola profundamente. El Estado modernoestá construido como corresponde -lo cual se ve ya en algunosde sus aspectos, aún insuficientemente desarrollados: los funcio-narios son reclutados por vía de concursos, en función de suscapacidades-.Y entonces, en la cumbre, un individuo empírico que encarna lasoberanía. Es preciso que la soberanía tenga una representa-ción física, así no fuere sino para poner el sello de la colectivi-dad o para firmar.Hegel piensa al respecto que la monarquía institucional no espeor que otro régimen. Se pliega a esta solución. Para él esto notiene gran importancia puesto que se trata, para quien encarna lasoberanía, de figurar lo que ella es, pero el gobierno efectivodebe ser asegurado por gente competente. En suma, él es elinventor de la burocracia tecnocrática, con el detalle de que para él

la razón es la gran razón clásica. No es aún, como en nuestrosEstados contemporáneos, la racionalidad científica o conpretensiones científicas. El Estado hegeliano aparece pues comouna pirámide. En la base la familia; en el medio el sistemaeconómico; arriba la jerarquía de los funcionarios reclutadosen función de su conocimiento y encargados de gestionar elinterés general. Hegel157prevé que entre los funcionarios y los representantes de losintereses particulares tendrán lugar discusiones en el interior deorganismos especializados, discusiones destinadas a nivelar elinterés universal, que los funcionarios conocen, y los interesesprivados legítimos. Dos muy buenos espíritus contemporáneoscomo Alexandre Kojéve y Eric Weil han considerado que ladescripción del Estado moderno hecha en 1821 por Hegel eraválida para nuestros Estados actuales. Dejo a cada uno el trabajode reflexionar sobre ello. Por mi parte, no estoy demasiado lejosde estar convencido de la validez de esta afirmación; en todocaso, esa forma del Estado es la que reina cualesquiera fueren losregímenes -se digan liberales o socialistas-.Y ocurre que este texto fundamental de Hegel va a ser elementodesencadenante de la reflexión de Marx.Luego de haber terminado sus estudios de derecho, el joven Marxpertenece a esos medios llamados "hegelianos de izquierda" queen Berlín estiman que el nuevo soberano, Federico GuillermoIV, subido al trono de Prusia en 1840, no ha cumplido enabsoluto con las promesas que había formulado -ha mantenidoun poder tan autocrático como el de San Petersburgo-. Estosjóvenes desarrollan entonces una critica acerba contra el Estadoprusiano, lo que les vale por lo demás ser perseguidos por lapolicía y censurados sin tregua. Sin embargo, Marx se distinguemuy rápidamente de sus amigos hegelianos de izquierda. Estosconsideraban el modelo propuesto por Hegel como progresista.Toda su actividad critica consistía en cantar loas a Hegel contraese gobierno prusiano. Empero, Marx -sin duda mejor lector deHegel- recuerda que éste jamás quiso que su sistema fueraconsiderado como un modelo. Siempre dijo que describía lo quees. Y los hegelianos de izquierda dicen que ese modelo esverdadero en teoría pero falso en la práctica, y que es una falla dela historia. Marx, que es más hegeliano que ellos, declara que lahistoria no puede haberse equivocado y que, si el sistemahegeliano es históricamente falso, si es falso en la práctica, debeser falso en teoría. Relee atentamente a Hegel, no sólo paradenunciar sus inconsecuencias lógicas, sino también para con-158frontar el discurso hegeliano con la realidad política de sutiempo. Sin entrar en detalles, el joven Marx descubre que elEstado no es de ninguna manera un arbitro por encima de lasociedad civil y que tendría por misión preservar su unidad. Dehecho, este Estado es un producto de la sociedad civil. Esta idease halla en el fundamento de su pensamiento. Las múltiplesinvestigaciones que empieza a hacer con su muy reciente amigoEngels le muestran que los grandes Estados europeos sondirigidos no por un soberano que planea por sobre la realidad,sino por gobernantes que, en mayor o menor medida, estánligados con las clases que dominan económicamente, las clasesburguesas que poseen los medios de producción. A Marx y aEngels esa nueva evidencia se les impone, y se encuentra en elorigen de esa famosa formulación, en el principio de La ideolo-gía alemana -otro texto de juventud de Marx, aparecido dos añosdespués de la Crítica de la filosofía del derecho de Hegel-, segúnla cual no hay más que una sola ciencia: la ciencia de la historia.

Marx y Engels, L 'idéologie allemande [La ideología alemana],Editions sociales, p. 45 (pasaje tachado en el manuscrito).No conocemos más que una sola ciencia, la de la historia.La historia puede ser examinada desde dos perspectivas.Se puede dividirla en historia de la naturaleza e historia delhombre. Los dos aspectos empero no son separables;desde que existen hombres, su historia y la de la naturalezase condicionan recíprocamente. La historia de la natura-leza, lo que se designa por ciencia de la naturaleza, no nosinteresa aquí; por el contrario, será necesario ocuparnos endetalle de la historia de los hombres. En efecto, casi todala ideología o bien se reduce a una concepción falsa de estahistoria o bien desemboca en hacer totalmenteabstracción de ella. La ideología misma no es más queuno de los aspectos de esta historia.159Marx y Engels deciden entonces dedicarse a análisis históricosprecisos, documentarse no sólo sobre la política en lacumbre, sino también y sobre todo sobre las actividades de laclase obrera en lucha, en el marco económico, contra quienes laexplotan. Poco a poco se forja lo que va a ser su instrumento deinvestigación y que posteriormente llamarán el "materialismohistórico".Al principio el materialismo histórico no es en absoluto unafilosofía sino un instrumento de lucha.Sí. Marx y Engels multiplican las investigaciones referentes a lasluchas, los combates de la clase obrera. Hacen un viaje a París enel curso del cual toman contacto con los grupos revolucionarios.Expulsados de París por la policía, se instalan en Bruselas,donde abren oficinas comunistas de información, una especie deplataforma giratoria destinada a centralizar todas lasintervenciones obreras en las luchas sociales. Pretenden serel buzón de los explotados.El marxismo a continuación va a constituirse en cuerpo doctri-nario. ¿Qué ocurre en el pensamiento de Marx?No hay que disociar la obra de Marx de la de Engels, inclusivecuando comprobamos diferencias bastante sensibles. Marx esmás sutil, más especulativo. En cuanto a Engels, se encarga másbien del trabajo de expresión y de divulgación -de propaganda,se podría decir-. Pero dado que Marx jamás desmintió a Engels,debemos considerar que su pensamiento es común. A mi enten-der, es un pensamiento fundamentalmente equívoco, desgarradoprofundamente en dos direcciones: no creo que se pueda distin-guir un período de gestación, de formación del joven Marx, queduraría hasta 1857, y después otro en el que Marx, desembara-zado de algunos errores, tendría el dominio de su pensamiento.Creo que esta tensión dura hasta 1883, hasta su muerte. Lo quehoy se llama "marxismo" es probablemente el rechazo de la partemás caduca, menos original del pensamiento de estos doshombres.160¿Puede precisarse esa equivocidad?Cuando La ideología alemana declara que no hay más que unaciencia, la ciencia de la historia, al mismo tiempo quiere decirque no existe más que un solo presupuesto: el hombre empírico.¿Qué quiere decir eso?Quiere decir que los que cuentan en la historia son esencialmentelos que producen y/o reproducen, de la misma manera o transfor-mándolas, las sociedades. Los que hacen la historia no son loshéroes, sino los trabajadores, los que están en contacto con lanaturaleza, que la transforman por apropiación social. El econo-micismo de Marx y de Engels es un economicismo práctico. No

se trata de economía política, sino de una justa consideración dela importancia del trabajo en la realidad social. En La ideologíaalemana se va a tratar de construir una historia que sea efectiva-mente la de las sociedades y no solamente la historia del Estado.Para el presente, y cuando sea posible para el pasado, se va a tratarde restituir el movimiento real por el cual las sociedades se hanconstruido y mostrar así que los actos de los gobiernos no son dehecho más que la expresión de una lucha profunda que atraviesatodas las realidades sociales: la lucha de clases. Esta primeradirección del pensamiento de Marx me parece irremplazable,aunque haya sido desgraciadamente recubierta por sedimentosde otro orden. Lo que durará hasta su muerte y, me parece,todavía hasta hoy, sorprendentemente nuevo e importante, es lapalabra por fin dada a quienes jamás la habían tenido y que sinembargo hacen la historia; es la afirmación de que los producto-res de la sociedad han tenido que luchar constantemente no sólocontra la naturaleza, sino también contra los gobernantes que lesimpusieron esa dominación política.En suma, el aporte de Marx reside en que levanta la ciencia dela historia que quiere construir contra la filosofía de la historia,que por su parte prejuzga ya la existencia de la racionalidad.¡Es largamente tributario de su tiempo! De hecho, Marx y161Engels, (¿fueron empujados por las luchas políticas que condu-cían?, ¿les faltó allí algo esencial?) han reiterado la empresahegeliana tratando de darle una versión materialista, y de unmaterialismo muy simple, lo que se ha llamado el "economicis-mo" marxista. Pero creo que es preciso ir más lejos. Marx yEngels, aunque sorprendentemente sensibles a las acciones deliberación de los hombres, vistieron su descubrimiento conviejos esquemas de la necesidad histórica tal como habían sidolegados por la filosofía de la historia, tanto la de San Agustíncomo la de Hegel. Y poco a poco el sistema se dogmatizó, seendureció. Por ejemplo, probablemente bajo la inspiración deEngels, de esta búsqueda esencialmente crítica apuntada asostener los movimientos revolucionarios se extrae una concep-ción general del mundo con el nombre de "materialismo dialéc-tico". Engels aplica a las ciencias de su tiempo una dialéctica dela naturaleza de la que es preciso decir que no queda gran cosa,y lo que hoy conocemos con el nombre de "marxismo" es eldesenvolvimiento unilateral de este aspecto, que concluye pordesperdiciar lo que tenía de profundamente innovador. Dehecho, esta primera tendencia del pensamiento de Marx y deEngels trata de administrar el éxito del hegelianismo y al mismotiempo el triunfo del Estado moderno, es decir, del Estadoburgués. Marx y Engels deciden pasar al otro lado. En la luchade clases eligen otro campo, el campo de la historia contra el dela filosofía de la historia -éste es el aspecto teórico-, eligen elcampo de la lucha proletaria contra la burguesía. Por consiguien-te, critican al Estado en pro de la instauración de una sociedad deproductores y combaten la gestión de la sociedad existente porla economía política en beneficio de una teoría de la revolución.Hegel muere en 1831. Las primeras obras de Marx se sitúanentre 1842 y 1848, fecha de publicación del Manifiesto delpartido comunista. Marx publica El capital después de 1860, ymuere en 1883. De su obra surgen movimientos que se encami-nan unos hacia la crítica revolucionaria, otros hacia la luchaparlamentaria y la lucha sindical. Marx, en un examen del primeraspecto de su pensamiento, parece cerrar la metafísica de modomuy distinto que Hegel; no mediante un vasto discurso legiti-mante, que racionaliza lo que es, sino tratando de crear otra

162realidad. Sigue siendo empero, por lo demás, el continuador deese mismo movimiento. No es sorprendente que se inspiren enél Estados que forman parte del ámbito del análisis hegeliano. Enlas relaciones de la razón y del dinamismo de la sociedad, siguetotalmente en cuestión el estatuto de la racionalidad. Peroen 1844 nace un hombre que se va a lanzar a una empresa críticade un radicalismo desquiciante. Este hombre es Friedrich Nietzs-che. Es un filólogo de formación. Su primer libro. El origen dela tragedia, estudia la formación del pensamiento griego, pero yaen esta primera obra aparece una visión completamente diferentede esa racionalidad. Mientras que poco a poco lo que había denovedoso en el emprendimiento de Marx palidece y da lugar adesarrollos burocráticos cada vez más pesados, este hombrereflexiona sobre el nihilismo de los tiempos modernos. Susdiscípulos han sido múltiples y contradictorios. Es verdad que supensamiento es copioso, que procede de manera tan poética quesu pensamiento es pasible de interpretaciones multiformes.Así, cuando se reflexiona acerca del estatuto del pensamientofilosófico en nuestro tiempo, se ve una conclusión de la metafí-sica -es Hegel-, una crítica de esa conclusión que se proyectasobre perspectivas prácticas -la empresa del joven Marx- y uncuestionamiento de las pretensiones de la razón, cuestionamien-to estremecedor del proyecto platónico -la obra de Nietzsche.Antes de desarrollar la obra de Nietzsche, quisiera volver aHegel a propósito del Estado. Seguramente, puede admitirseque el Estado, como ha sido definido por Hegel, es un Estadomoderno, en todo caso, moderno en la época de Hegel. Lo queme cuesta pensar es que pueda planteárselo como insuperable.Hay una enorme cantidad de publicaciones consagradas alEstado y a su cuestionamiento. Según Hegel el Estado es a la vezel fin en sentido moral del término -la finalidad- y el medio derealización de la humanidad. Es en este sentido que Hegel sedistingue de Kant. Para Kant, como hemos visto, la realizacióndel absoluto es asunto del individuo. El individuo puede promo-verse como un absoluto en la medida en que cumpla un actomoral.163Puede elegir ser libre.Exactamente. A esto Hegel retruca que el hombre no puederealizarse más que en y por la colectividad. El Estado fin de lahistoria -en el doble sentido de finalidad y de último momento-quiere decir que una organización racional de la sociedad debepermitir a cada uno realizarse plenamente. Hegel es hasta talpunto consciente de que esto no aporta necesariamente la felici-dad, que agrega que la gente podrá seguir siendo desgraciada siasí lo quiere, pero que es preciso que al menos le sea dada laposibilidad de no ser desgraciada. Piensa que estamos solamenteen los comienzos del fin de la historia. Para él el fin de la historiaes el advenimiento del Estado mundial, día en el que todas lasluchas internacionales terminarán y cuando un poder centralreinará sobre todo el planeta. Este poder central será racional -Hegel no lo imagina de otro modo-. Prevé guerras mundialesatroces para llegar hasta él, siempre en virtud de su dialéctica,que quiere que se sufra para alcanzar la perfección. Entonces elciudadano de este Estado podrá, si lo desea, ser libre o elegir serdesdichado, en amor, por ejemplo.Es lo que le hace decir que esta estructura es la razón en acto,en actos posibles, en todo caso. Yo entiendo aquí algo que separece a la Biblia: este fin de la historia me recuerda al juiciofinal, cuando todo habrá terminado... ¿No es esto metafísica?Estoy de acuerdo con usted. Pienso que la filosofía de la historia

es siempre cristiana. Es por esto que he saludado a Marx,constructor de una ciencia de la historia contra la filosofía de lahistoria, como un pensador original que trata de romper con unatradición que data del siglo IV de nuestra era y que ha sidodefinida por San Agustín en La ciudad de Dios. Efectivamente,el Estado mundial según Hegel, el Estado de la transparenciaabsoluta donde cada uno podrá ser libre o no serlo, si lo desea,es muy precisamente el fin de los tiempos según el Apocalipsisde San Juan. Se trata de lo mismo.¿ Y el carácter dramático de los aportes históricos, infaltable-mente dramáticos, por qué?164Porque es preciso luchar, sufrir para conquistar -los cristianosdicen para conquistar la salvación; Hegel, la libertad y la razón,ya que libertad y razón van siempre juntas-. Esto es lo que tornacaduco, a pesar de su innegable esplendor, al sistema hegeliano.Y yo me apesadumbro particularmente al ver que, después de sutentativa de salir de eso, Marx y Engels finalmente vuelven a caeren lo mismo. Apesadumbrado también por comprobar que elmarxismo actual, que continúa prometiéndonos mañanas lumi-nosas, trabaja todavía con esas categorías que no son sino las dela filosofía de la historia cristiana simplemente laicizada.Justamente. Para el marxismo, una sola ciencia, la ciencia de lahistoria, y un solo presupuesto, el hombre empírico productor y/o reproductor de la sociedad: éstos son los términos que seentienden, pero no estoy seguro de que se conozca su sentidojusto.Marx habla poco de la reproducción natural de la sociedad. Paraél, el hecho de que los hombres y las mujeres tengan niños quevan a su vez a convertirse en hombres y mujeres no es unproblema. Se le ha reprochado vivamente, y con razón, sudespreocupación ante la división de la humanidad en dos sexosy la dominación de uno por parte del otro. Esta es una cuestiónque debería habérsele planteado. Respecto de la reproducción dela sociedad, todo trabajo humano es un trabajo social. No secontenta con reproducir bienes de consumo; reproduce al mismotiempo sistemas de intercambio e instituciones. El marxismollama "modos de producción" a las maneras en que se asegura lasupervivencia de la sociedad al ponerse en práctica relaciones dedominación e instituciones políticas que refuerzan las relacionesde producción. Al mismo tiempo que las sociedades se reprodu-cen, movimientos profundos de orden tecnológico, pero tambiénde lo que llamaría el "imaginario de las sociedades" -demasiadosubestimado por Marx y Engels-, terminan por hacer crujir estareproducción al igual que para hacer advenir algo diferente. Ellosinsistieron legítimamente sobre el aspecto tecnológico peroignoraron la transformación de las costumbres, el "imaginario dela sociedad". Por cierto, hay un momento en que las relaciones165de producción ya no se adaptan más a la evolución de las fuerzasproductivas: la estructura de dominación de tipo feudal crujecuando se instalan las manufacturas, cada vez más numerosas, yse desarrolla el comercio. Pero no sólo existe la tecnología, tambiénestá la transformación de las costumbres, lo que recién llamabael "imaginario de las sociedades", las relaciones humanas quesubterráneamente en cada generación evolucionan y terminanpor provocar transformaciones. Bruscamente se percibe que lasociedad en sus estructuras institucionales se ha tornado arcaicarespecto de las prácticas de los individuos. A mi entender, es unacausa mucho más importante de revolución que la causa econó-mica.San Agustín hablaba del fin de los tiempos, Hegel del fín de la

historia, Marx del fin del capital... Una permanencia de laobsesión de la finitud.Siempre hay lo que llamamos, en nuestra jerga filosófica, una"escatología", una doctrina del destino humano. Quizás haría-mos bien en revisitar aquella sana concepción de los antiguos, delos griegos en particular, que no veían ninguna necesidad de uncomienzo ni de un fin de los tiempos. Hay que admitir la historiacontingente, lugar de las voluntades humanas quizás y, másprofundamente, de los deseos humanos.