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CJ 188, Eropa en la Encrucijada - Alfons Calderón & Luis Sols

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La crisis del proyecto europeo, el sueño de una Europa unida, la Europa que queremos

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  • EUROPA, EN LA ENCRUCIJADA

    Alfons CaldernLuis Sols

    INTRODUCCIN ....................................................................................................................1. LA CRISIS DEL PROYECTO EUROPEO .........................................................................

    1.1. Con euro y sin Constitucin ................................................................................1.2. De la solidaridad europea a la hegemona alemana ...........................................1.3. La crisis del euro: la imposicin de la Gran Desigualdad ........................

    2. EL SUEO DE UNA EUROPA UNIDA ............................................................................2.1. Por qu se hizo la Unin Europea ......................................................................2.2. El Plan Schuman ..................................................................................................2.3. Los padres fundadores de Europa ...................................................................2.4. El modelo europeo ...............................................................................................2.5. Una historia de xito ............................................................................................

    3. LA EUROPA QUE QUEREMOS .......................................................................................3.1. Una Europa democrtica .....................................................................................3.2. Una Europa solidaria ............................................................................................3.3. Una Europa federal ..............................................................................................3.4. Cmo avanzar hacia esa Europa deseada? .......................................................3.5. Conclusin ............................................................................................................

    BIBLIOGRAFA .....................................................................................................................NOTAS ...................................................................................................................................

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    Alfons Caldern trabaja en el mbito de la gestin internacional. Colabora tambin conESADE donde ha sido profesor de poltica internacional de empresa. Ha publicado en estacoleccin: Trabajo y vida: un camino en busca de sentido (Cuaderno extra, 2012). Esmiembro del rea social y del grupo de profesionales de Cristianisme i Justcia.

    Luis Sols es profesor de historia. Ha sido responsable del rea social de Cristianisme iJustcia. Ha publicado en esta coleccin: El Islam: un dilogo necesario (Cuaderno 82,1998) e Irak, guerra preventiva? (Cuaderno 117, 2003). Es miembro del rea social deCristianisme i Justcia.

    Edita Cristianisme i Justcia - Roger de Llria, 13 - 08010 Barcelona Tel. 93 317 23 38 - e-mail: [email protected] - www.cristianismeijusticia.netImprime: Ediciones Rondas S.L. - Depsito Legal: B. 4740-2014 ISBN: 978-84-9730-332-3 - ISSN: 2014-6509 - ISSN (ed. virtual): 2014-6574

    Impreso en papel y cartulina ecolgicos - Dibujo de la portada: Ignasi Flores Revisin y correccin del texto: Pilar de la Herran - Maquetacin: Pilar Rubio Tugas Marzo de 2014

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    INTRODUCCIN

    Hace algunas dcadas, Europa vio nacer una experiencia completa-mente nueva en la historia. Un grupo de pases que llevaban siglosdesangrndose en continuas guerras decidieron construir una entidadsupranacional y caminar en adelante juntos. Ms de medio siglo despus, a pesar de su indiscutible xito y de haberintegrado ya a veintiocho estados, el proyecto parece encallado. Losintereses particulares de cada pas vuelven a primar sobre los intere-ses generales y son muchos los ciudadanos que se muestran indife-rentes, cuando no hostiles, al proyecto europeo. El colapso se inicibastante antes, pero ha culminado con la dursima crisis econmicaque padecemos. Una crisis a la que las instituciones europeas no hansabido hacer frente. Es el final del camino? Quedar ya la UninEuropea como un simple marco de cooperacin entre pases o seguiravanzando hacia una mayor integracin? Vale la pena seguir en estaUnin, tal como la han dejado? Este cuaderno pretende contribuir a esta reflexin y es fruto de las dis-cusiones y ponencias del seminario social dedicado a este tema a lolargo de todo un curso en Cristianisme i Justcia. El primer captulo tratade explicar por qu el proyecto europeo est hoy tan cuestionado yvalorar cmo se ha gestionado la actual crisis econmica. El segundocaptulo intenta ahondar en el sentido profundo del proyecto, identificarqu Europa soaron los padres fundadores y cmo la pusieron en mar-cha. En el tercer captulo hemos querido explicar cmo es la Europaque queremos, si algn da logra avanzar de nuevo, superando su cri-sis actual.

  • 1.1. Con euro y sin ConstitucinLa llegada de Margaret Thatcher al go-bierno britnico en 1979 marc el co-mienzo de la ofensiva antieuropesta,que, junto a la retrica populista y na-cionalista, estaba claramente vinculadaal neoliberalismo entonces emergente.Para los defensores de un Estado mni-mo, el proyecto europeo, poderoso fren-te a los mercados y las multinacionales,era el peor de los males. Y como en laconstruccin europea cualquier avanceimportante requiere unanimidad, los su-cesivos vetos britnicos fueron frenan-do y descafeinando el proyecto hastapa recer cada vez menos atractivo a losciudadanos, dando alas al antieuropes-mo.

    La cada del Muro en 1989 plantela necesidad de incorporar al proyectolos pases procedentes del antiguo blo-que del Este. Pero una Unin demasia-do grande podra ser muy poco opera -tiva. Por otro lado, los ciudadanos de pases recin liberados de cuarenta aosde supremaca sovitica estaban relati-vamente poco interesados en potenciaruna nueva hegemona exterior, la de laUnin Europea. La propia Alemaniareunificada se tema a s misma temasu vuelta a veleidades hegemonistas yquera reforzar su anclaje en la Unin.Por todo ello, se acord, pese a las reti-cencias britnicas, que haba que refor-zar la Unin antes de que se hicieraefectiva la ampliacin.

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    1. LA CRISIS DEL PROYECTO EUROPEO

    Desde sus inicios, la Unin Europea ha vivido una fuerte tensin entreeuropestas y antieuropestas (o federalistas y euroescpticos, comose les suele denominar). De hecho, el Reino Unido orquest inicial-mente una alternativa meramente comercial (la EFTA)1, pero prontohubo de solicitar el ingreso en el proyecto rival impulsado por Francia yAlemania, al que hoy llamamos Unin Europea.

  • 1.1.1. Maastricht y el fin del keynesianismoAs, el Tratado de Maastricht de 1992concret el proyecto de unificacin mo -netaria (euro), reforz las institucioneseuropeas y les dot de mayores compe-tencias. Pero pronto el neoliberalismorampante parasit el proyecto europeoponindolo al servicio de objetivosopuestos a los deseados por sus funda-dores. En vez de crear un poder ejecuti-vo supranacional fuerte que controlarala economa desde un mbito europeo,se aseguraron de que ningn poder de-mocrticamente elegido pudiera condi-cionar los mercados financieros. Se otor-g una absoluta independencia al nuevoBanco Central Europeo, el organismoencargado de controlar la nueva mone-da, y se le encomend un nico objetivoprioritario: controlar los precios. Ya novolver a haber en el mbito del eurouna poltica monetaria primordialmenteorientada al crecimiento o al empleo.Solo a frenar la inflacin. Se ha vetadoas la poltica monetaria de inspiracinkeynesiana, la corriente de pensamien-to econmico rival del neoliberalismo. De este modo, el keynesianismo,

    que haba permitido superar la gran cri-sis del 29, una crisis del mismo tipo quela actual, y que condujo luego a los pa -ses desarrollados al mayor crecimientoque han conocido jams, ha quedado ex-cluido en el ordenamiento jurdico querige el euro. Y lo ha hecho de modo irre-versible, ya que esta prohibicin ha que-dado fijada para siempre en el Estatutodel euro, que solo se puede modificarpor unanimidad, y en las Constitucionesde todos los pases de la Eurozona.

    1.1.2. Una Constitucin ininteligible El segundo gran proyecto con el que sepretendi reforzar la Unin antes de laampliacin fue la Constitucin Europea.Con cierta ingenuidad, se encomend laredaccin a una Convencin que tratabade representar a los ciudadanos europe-os, obviando que finalmente deba serobjeto de un tratado internacional querequera unanimidad, lo que iba a per-mitir a los euroescpticos eliminar cual-quier elemento que les pareciera pro piode una Europa demasiado federal. Pero adems se cometi el error de

    tratar de fundir en la Constitucin todoslos tratados y acuerdos anteriores. Cen -tenares de complejos artculos y dispo-siciones procedentes de acuerdos muydiversos condensadas de golpe en un so-lo documento, algo que necesariamentelo converta en un texto incomprensiblepara los ciudadanos. Las polticas de laUnin la parte III de la Constitucinaparecan en un largusimo texto con in-numerables clusulas bastante discuti-bles y solo comprensibles para expertos.Esas polticas habran de haberse reco-gido en un tratado diferenciado, subor-dinado a la propia Constitucin, que yarecoga claramente el modo de modifi-carlas. As, los ciudadanos habran po-dido votar una Constitucin entendibley se les habra ahorrado la obligacin deavalar con su voto polticas que no apro-baban. Muchas de ellas eran fruto de lasreticencias de los Estados a ceder sobe-rana y configuraban inicialmente unpoder central particularmente dbil. El resultado fue que muchas dispo-

    siciones reflejaban una clara descon-fianza hacia el poder poltico democr-tico que haba de regular ese gran

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  • mercado, disposiciones, pues, difcil-mente aceptables para muchos votantes.Atribuir rango constitucional a esaspolticas europeas era un modo de otor-gar aval europeo y legitimidad populara numerosas medidas de corte clara-mente neoliberal.

    1.1.3. Una Europa sin smbolosCon todo, el fracaso de la Constitucineuropea fue lamentable porque su apro-bacin hubiera comportado un avancesignificativo en el proceso de construc-cin europea. Prcticamente no contenaningn retroceso relevante, las polticasque recoga mejores o peores eran yaplenamente vigentes a travs de acuer-dos anteriores y, en cambio, contenaavances muy importantes que hubierantenido efectos profundos a largo plazo.Co mo dijo Jacques Delors, nadie pue-de enamorarse de un tratado. Los ciu-dadanos necesitan smbolos con los queidentificarse. Uno de ellos era la Cons -titucin en s misma, dotada de un mag-nfico Prembulo y de una relacin dederechos bastante atractiva para el ciu-dadano. Adems, se aprobaban la ban-dera, el himno y el lema de la Unin(unidos en la diversidad). Las institu-ciones y las normas europeas se articu-laban de forma ms sencilla y se deno-minaban de manera comprensible paralos ciudadanos. Era pues una Europaque se poda explicar y que poda llegara emocionar. Adems, se otorgaban a laUnin nuevas competencias y el Parla -mento Euro peo, la institucin europeacon mayor legitimidad democrtica,asu ma mayor influencia sobre la elabo-racin de las leyes y la definicin de las

    polticas. Pero muchos ciudadanos dije-ron no.El largo debate de la Convencin

    permiti que se convirtiera en una es-pecie de carta a los Reyes Magosdonde casi todos los grupos social o polticamente relevantes pedan que seincluyera lo suyo, lo que obviamenteresult imposible, por la incompatibili-dad entre los deseos de unos y otros yporque se requera la aprobacin un -nime de quince Estados. Estas frustra-ciones se reflejaron claramente en losreferndums. Por otro lado, los euroes-cpticos airearon hbilmente los aspec-tos ms polmicos de las polticas dela Unin, de modo que todos podanencontrar medidas concretas con las queno estaban de acuerdo y que ahora lespedan avalar con su voto.Pero, sobre todo, Europa fue vctima

    del mal que pretenda evitar. La Uninera un conjunto de instituciones ex-traordinariamente complejas, con lasque resultaba muy difcil identificarseemocionalmente, con escasas compe-tencias y muy poca legitimidad demo-crtica. As que los ciudadanos votaronms pensando en problemas domsticosque en el futuro de Europa. Fueron mu-chos los que manifestaron su disgustocon su gobierno respectivo votandono o abstenindose. Otros, sobre to-do en Francia y Holanda, quisieron ma-nifestar con su voto su desagrado con lainmigracin que, segn crean, les qui-taba puestos de trabajo, aunque laConstitucin no modificase nada relati-vo a este tema. A pesar de la aparenteirracionalidad de estas motivaciones, locierto es que pusieron de manifiesto al-go muy importante: una parte determi-

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  • nante de la ciudadana haba dejado decreer en la construccin europea. LaConstitucin fue rechazada en algunospases clave y fracas.

    1.1.4. El retroceso del Tratado deLisboaLos doce nuevos pases que se incorpo-raron a la Unin entre 2004 y 2007, ca-si todos procedentes del antiguo bloquedel Este, se haban comprometido a acep -tar la Constitucin europea. Pero comono hubo Constitucin, no tuvieron queaceptar nada. Con las reglas antiguas,una Europa a 27 era bastante inoperante,de modo que algo haba que hacer. Perocualquier acuerdo requera ahora laaprobacin de doce nuevos miembros,la mayora muy poco europestas. ElReino Unido dej de estar aislado en sustradicionales reticencias hacia la Uniny pas a encontrarse apoyado por nu-merosos pases recin ingresados. Ob -viamente, sus exigencias aumentaron yel nuevo acuerdo que se elabor, elTratado de Lisboa2, supuso un claro re-troceso respecto al proyecto rechazadoaunque mantuvieron los aspectos msinstitucionales y tcnicos de la Consti -tucin, incluida la imprescindible agili-zacin de la toma de decisiones. Este re-troceso fue espectacular en el terreno delos smbolos: ni nombre de Constitu -cin, ni bandera, ni himno, ni lema, nidenominaciones comprensibles paralas instituciones y normas europeas.Definitivamente, Europa iba ser algo le-jano e incomprensible para los ciudada-nos. El sueo de un gobierno europeofuerte, capaz de impulsar polticas y ha-cer frente a los mercados, se ha desva-necido. Desde entonces, se ha disparado

    la renacionalizacin de Euro pa. La ma-yor parte de ciudadanos y gobiernospiensan exclusivamente en los interesesinmediatos de su pas y solo aceptan lasolidaridad europea cuando les beneficiaa ellos directamente. Con estas armas sehubo de hacer frente a la peor crisis eco-nmica de los ltimos setenta aos.

    1.2. De la solidaridad europea ala hegemona alemana

    Hacer frente a una crisis como la que sedesat en septiembre de 2008, a partir dela cada del banco Lehman Brothers, era algo muy difcil para todos, pero sobretodo para quienes no contaban con losinstrumentos necesarios para hacerlo.El proyecto europeo se haba construi-do sobre la solidaridad y desde ella sehabran podido tomar medidas eficaces.

    1.2.1. Y estall la crisisComo es sabido, la crisis comenz fue-ra de Europa, en Estados Unidos. Peroel estallido de la burbuja inmobiliariaamericana afect a los bancos europeosque haban adquirido numerosas hi -potecas estadounidenses que resultaronfinalmente incobrables. Al principio hu-bo una aceptable coordinacin de po -lticas europeas, en el marco de una coordinacin mundial. En octubre de2008, con el mercado interbancario eu-ropeo ya totalmente bloqueado, losprincipales pases de la Unin acorda-ron otorgar aval pblico a los nuevosprstamos bancarios, consiguiendo queel dinero volviera a fluir en el sistemaeconmico. Se salv a Europa del co-lapso financiero, pero a costa de des-

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  • cargar los riesgos sobre unas finanzaspblicas ya fuertemente endeudadas. Unas semanas despus, en la reu-

    nin del G-20, se apreci que la crisisfinanciera iba a provocar una cadabrusca de la demanda de productos, co-mo ocurri en 1929, y para frenarla sedecidi incrementar el gasto pblico entodos los estados. Cuando un pas au-menta su gasto pblico, genera una de-manda que tambin favorece a todos losdems. Por eso, un pas fuertemente ex-portador puede beneficiarse del esfuer-zo de gasto hecho por los dems pasessin necesidad de comprometer l mismosus finanzas pblicas. Es lo que hizoAlemania, lo que le permiti aparecerluego como el gran beneficiado de lacrisis. El dficit pblico de 2009 fue el12,9 % del PIB en EEUU, el 11,4 % en el Reino Unido, el 11,1 % en Espaay el 10,4 % en Japn, pero slo el 3,1 %en Alemania, o sea, nicamente el dfi-cit inevitable en un ao de clara recesineconmica. Si todos los pases hubieranfrenado su gasto, probablemente ha -bran cado en una profunda recesin,incluida la propia Alemania.

    1.2.2. La locomotora alemanaDurante muchas dcadas Alemania ha-ba sido la quintaesencia de la solidari-dad europea. Fue siempre, y con muchadiferencia, el mayor contribuyente netoa las finanzas de la Unin y sus posi-ciones fueron siempre claramente euro-pestas. A cambio, su eficiente econo-ma se benefici de la amplitud delmercado europeo y sus ciudadanos fue-ron siempre conscientes de ello. Su for-taleza econmica hizo que todas las mo-nedas europeas se organizaran en tono

    al marco. Ya en los aos 70, se cre la serpiente monetaria europea, en laque todas las monedas se vinculaban establemente al marco que, a su vez, flo-taba respecto al dlar y el yen. Esta situacin se formaliz en 1979 con lacreacin del Sistema Monetario Euro -peo, en el que todas las monedas tenanun estrecho margen de flotacin entre s.Si la moneda de un pas amenazaba conrebasar ese margen, los bancos centra-les de todos los pases apoyaban com-prando o vendiendo esa moneda paraque no se superara. En la prctica, Ale -mania perdi cantidades ingentes de dinero comprando monedas que luegose hubieron de devaluar de todos mo-dos. Pero los ciudadanos alemanes eranconscientes de que esto evitaba un mar-co excesivamente revaluado y permitasus cuantiosas exportaciones a toda laUnin.Pero algo empez a cambiar a partir

    de la cada del Muro en 1989. Hasta entonces, los alemanes necesitaban unaEuropa fuerte frente a la presin sovi-tica. Desaparecida sta, poco a pocoAlemania comenz a recuperar su hin-therland tradicional, la Mitteleuropa(Europa Central), y muchos de sus ciu-dadanos empezaron a desinteresarse delproyecto europeo como nica opcin defuturo para su pas. Unificada Alemaniay ampliada la UE hacia el Este, los ale-manes se han orientado cada vez mshacia un rea donde crecen sus intere-ses econmicos y de donde les llega el gas imprescindible para su actividadproductiva. La Unin Europea ha deja-do de ser una cuestin de supervivenciapara ellos, de modo que han empezado acuestionar las grandes contribuciones

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  • que siempre haban realizado a la Unin.Esta actitud ha sido en gran parte indu-cida desde los principales grupos me-diticos, mayoritariamente adscritos aposiciones neoliberales y reacios portanto a una solidaridad europea que in-crementa el gasto pblico y los impues-tos3.

    1.2.3. Adis a la Alemania europesta?Alemania pues, actu de manera insoli-daria al frenar su gasto pblico en 2009y an ms en 2010 cuando se plante lanecesidad de acudir al rescate de Grecia.La economa griega es solo el 2 % de laUnin y el 3 % de la Eurozona. Ayudar -le, ofrecindole reestructurar su deudacon prstamos abundantes a bajo intersy largo plazo, habra tenido unos costesmnimos y habra confirmado la idea,bien consolidada, de que, llegado el momento, iba a funcionar la solidaridadeuropea, como siempre haba ocurridoanteriormente. No hacerlo fue una de-claracin de intenciones en toda regla.Ya nada iba a ser como antes. Quizs no fue la canciller Merkel la

    principal impulsora del cambio, sinoque actu presionada por sus compae-ros de coalicin, el Partido Liberal, lossectores ms radicales de su propio par-tido y una opinin ciudadana influidapor los grandes grupos mediticos. Noera fcil explicar a los trabajadores ale-manes, que haban hecho sacrificios im-portantes, que era hora de ejercer la so-lidaridad otorgando aval europeo a ladeuda de pases perifricos. Pero ni si-quiera se intent. Desde entonces, se haimpuesto el relato de la ama de casa

    suaba austera frente a unos habitantesperifricos derrochadores. Algo que tie-ne muy poco que ver con la realidad, yaque antes de la crisis, en 2007, la deudapblica espaola equivala al 36,3 % delPIB, mientras la alemana equivala al65,2 % del suyo. Pero como los ciuda-danos alemanes han visto que con estapoltica a ellos les iba relativamentebien, mientras algunos pases perifricosse hundan, la han seguido respaldando.Adems, Alemania volva a mandar enEuropa.En la historia reciente de Alemania

    parecen convivir dos sensibilidadesyuxtapuestas. En cierto modo, hay unaAlemania prusiana y una Alemaniarenana. Cuando el poder central se hasituado en la zona oriental, Alemania haparecido ms disciplinada y hegemo-nista. Y cuando este poder se ha ubica-do en la zona del Rin, se ha visto unaAlemania ms policntrica, ms occi-dental y europesta y tambin ms cer-cana a Francia. As fue cuando la divi-sin de Alemania cercen su parteprusiana y oblig a trasladar la capital aBonn, una pequea ciudad a orillas delRin. Durante medio siglo, Alemania hasido el motor del europesmo, el ms ge-neroso y entusiasta entre los pasesgrandes, el que ms ha impulsado la ce-sin de soberana. Pero el fin de los bloques militares,

    la unificacin y el traslado de la capitala Berln han cambiado los equilibrios.Los ciudadanos alemanes, en su mayo-ra, ya no se sienten tan solidarios conel resto de los europeos y ven con sim-pata que Alemania vuelva a mandar enEuropa. El cambio producido es tan no-table que algunos hablan del fin de la

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  • cuarta Alemania4 (1945-1990, la Ale ma -nia europesta de Adenauer y Schmidt)y el comienzo de una quinta Alemania(la de Merkel), ms orientada al Centroy al Este de Europa y ms prxima al he-gemonismo de la poca bismarckiana.Si esto fuera cierto, el proyecto eu-

    ropeo tal como lo hemos conocido y co-mo lo soaron sus fundadores habrallegado a su fin. Se habra de construirotro tipo de Europa. Pero la realidad espolidrica y fluctuante y no podemosdescartar que, superada la crisis, el pro-yecto europeo se reconduzca por volun-tad de los ciudadanos, cobrando nuevoimpulso.

    1.3. La crisis del euro: la imposicin de la GranDesigualdadLamentablemente, las medidas adopta-das en la Eurozona para hacer frente a la crisis no solo reflejaban la nueva he-gemona alemana. Suponan la llegadaa Europa continental de la Gran Desi -gualdad que corroe las sociedades desa -rrolladas desde los aos 80.

    1.3.1. El ataque neoliberal al proyectoeuropeoEn la crisis de los aos 70, algunos di-jeron que la solucin pasaba por debili-tar a los sindicatos, facilitar el despidoy bajar los salarios reales. La frmulatriunf en los pases anglosajones, de lamano de Reagan y Thatcher, y de ah seextendi a otros lugares, especialmentea los pases en desarrollo agobiados porla deuda. Se ha venido en llamar la GranDivergencia (o tambin la Gran De -

    si gualdad) porque multiplic las dife-rencias de renta. La mayor parte de lasrentas del crecimiento van a parar a unareducidsima minora mientras la abru-madora mayora de la poblacin ve susrentas estancadas o incluso reducidas.5Los medios prximos a esta minora enriquecida reclaman sistemticamenteel desmantelamiento del Estado delBienestar, aduciendo que no se puedesostener. En Europa, particularmente en el

    rea de influencia franco-alemana, esdonde se resisti mejor esta tendencia,debido al gran arraigo popular del Es -tado del Bienestar. Pero tambin aqu,en medios acadmicos y financieros, yen grupos mediticos particularmenteinfluyentes, el neoliberalismo se impu-so de modo abrumador. Y esto nos lle-va a una de las claves para entender lacrisis del euro. Quien lleva treintaaos predicando que hay que bajar salarios y desmantelar el Estado delBienestar (suelen llamarlo reformasestructurales), sin conseguirlo, no va adejar pasar la oportunidad de una crisis,cuando los trabajadores estn extrema-damente debilitados por el paro. Y ello,aunque sea a costa de desvirtuar en granmedida el proyecto europeo.

    1.3.2. La agenda alemanaTambin aqu ha estado Alemania en elepicentro del terremoto que ha sacudi-do Europa, algo que comenz bastanteantes del inicio de la llamada crisis deleuro. Los ciudadanos alemanes tien-den a compartir un recelo ante la infla-cin que suele atribuirse al recuerdo dela hiperinflacin que trajo a Hitler. Pero

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  • lo cierto es que Hitler alcanz el podertras aos de deflacin y paro.6 El miedoactual de los alemanes actuales a la in-flacin se debe a algo ms tangible: sudeseo de no desvalorizar sus abundan-tes ahorros y el impacto de procesos his-tricos mucho ms recientes.La unificacin alemana lleg en

    1990. El canciller alemn Helmut Kohldecidi, con bastante temeridad, equi-parar el marco oriental al occidental, apesar de que vala en realidad ocho ve-ces menos. Los precios y salarios delEste perdieron toda competitividad, susistema industrial se desmantel y suparo se dispar a niveles estratosfricos.Para sostener a los 17 millones de ale-manes del Este, se tuvieron que gastarcerca de 100.000 millones de dlaresanuales durante bastantes aos. Eso eramucho, incluso para la poderosa econo-ma alemana, que decay hasta el pun-to de que en los aos 90 algunos mediosanglosajones consideraban a Alemaniael hombre enfermo de Europa. Por otro lado, la ampliacin de la

    Unin supuso un reto formidable paraAlemania que vea como a escasos ki-lmetros de sus fronteras se pagaban salarios varias veces menores. Numero -sas industrias alemanas deslocalizaronsus actividades, creciendo la presin delparo. El miedo al excesivo endeudamien-

    to pblico derivado de la unificacin ya la prdida de competitividad empuja-ron en 2003 a los trabajadores alemanesa aceptar la llamada Agenda 2010.Esta agenda reduca drsticamente lasprestaciones de desempleo y autorizabalos nfimos salarios de los minijobs,lo que precariz el mercado de trabajo

    y condujo a una amplia congelacin sa-larial7. En la prctica, una devaluacininterior que haca a los alemanes muchoms competitivos dentro de la eurozo-na, a costa de aumentar la desigualdad.Finalmente la Gran Desigualdad ha-ba llegado a Alemania. Durante aos el crecimiento alemn se aliment enbuena parte de las ventas a pases peri-fricos, alguno en plena burbuja inmo-biliaria, financiadas por prstamos ale-manes.

    1.3.3. Contra la mutualizacin de ladeudaCuando a comienzos del ao 2010 sedesata la crisis del euro, Alemania esya mucho ms competitiva que el restode la eurozona y acreedora de grandescantidades de dinero. Tras la desastrosaexperiencia de la unificacin, ciudada-nos y gobernantes alemanes se sintieronincapaces de asumir la proteccin decentenares de millones de ciudadanosmenos eficientes y se negaron a autori-zar una solidaridad fiscal no prevista enlos tratados. Se dispar la prima de ries-go de Grecia (enorme endeudamientopblico, ocultado muchos aos), deIrlanda (endeudada por el rescate pbli-co de sus bancos) y de Portugal (bajo ni-vel productivo). Ms tarde, la oleadaafect a dos pases grandes, Espaa(burbuja inmobiliaria y gran endeuda-miento exterior) e Italia (mal dirigida ycon elevado endeudamiento pblico).Uno detrs de otro cayeron en el temi-do crculo vicioso: tipos de inters ele-vados disparan la recesin y la recesincomplica las expectativas de devolu-cin, disparando los tipos de inters.Algo que se poda haber cortocircuita-

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  • do con el aval europeo a las nuevas emi-siones de deuda o captando dinero coneurobonos y prestndolo a bajo intersa los Estados con problemas. Pero Ale -mania se neg a autorizar cualquier tipode mutualizacin de la deuda. En 2010-11 el euro estuvo cerca de romperse.

    1.3.4. Las polticas al servicio de losmercadosLas polticas orientadas a mayor creci-miento e inflacin, polticas keynesia-nas, ofrecan una salida a la crisis conmenor coste humano8, pero no haba unaautoridad econmica europea capaz deimplementarlas. Como haca falta una-nimidad, los perdedores de tales pol -ticas, los pases acreedores, podan ve-tarlas y lo hicieron. Alemania impuso, acambio de mnimas concesiones, la so-lucin contraria: se saldra de la crisisbajando salarios y recortando seriamen-te el Es tado del Bienestar, con un in-menso coste humano en trminos deempobrecimiento, paro y prdida deprestaciones colectivas. Era la recetaneoliberal de siempre (suelen llamarlohacer los deberes): la Gran Desi gual -dad se impona en Europa9. La Eurozona presenta los peores

    resultados de crecimiento del PIB delmundo desarrollado durante los aos de crisis10. La mayora de la poblacinse ha empobrecido, mientras una mino-ra de grandes poseedores se ha enri-quecido an ms. Se ha acuado una expresin para esta sumisin de la ma-yora a los intereses de una minora: de-mocracia acorde a los mercados11. Enconclusin, la desigualdad se ha dispa-rado.

    Cuando ms hemos necesitado unasinstituciones supranacionales fuertespara responder al vendaval financieroque atenaza las deudas soberanas, msdbiles nos hemos encontrado despusde diez aos de rivalidades de campa-nario que han impedido profundizar enel proceso de construccin europea.Incluso el eje franco-alemn, que ha im-pulsado la UE desde el inicio, est es-corado preso de intereses electoralescortoplacistas. En el combate contra lacrisis se ha priorizado el dinero sobre laspersonas, dando ms importancia a lasalvaguardia de intereses de unas mino-ras que a evitar el sufrimiento de granparte de la poblacin. Si Europa hubierasido verdaderamente democrtica, estono habra pasado.Paulatinamente, los gobiernos se

    han ido impregnando de postulados msliberales, supeditando la poltica a la eco -noma, al revs de lo que sucedi al ini-cio del proyecto comunitario en dondelos medios econmicos servan a unosfines polticos. Se ha generalizado unmo delo consumista a ultranza en el queto do es objeto de mercado, incluso bie -nes esenciales que deberan ser comunes. Nos hemos despertado abruptamen-

    te del sueo, convertido ahora en pesa-dilla. Cifras exorbitantes de parados,aluvin de desahucios en pases con uninmenso parque de viviendas desocupa-das, emigrantes muriendo a las puertasde Europa tratando de alcanzar un ine -xistente Eldorado. Es el resultado de unproceso de degradacin del proyectoeuropeo en el que se han banalizado lasnormas, se han desprestigiado las insti-tuciones y se ha disparado la mediocri-dad en la clase poltica.

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  • 2.1. Por qu se hizo la UninEuropea

    La Unin Europea surgi fundamental-mente para: Evitar las guerras que tantas veceshaban devastado el continente a lolargo de los siglos y de manera es-pecial durante las dos guerras mun-diales12. Ya antes se haba tratado deunir Europa, pero siempre por lafuerza de las armas, ya fueran las le-giones de la antigua Roma o los ejr-citos de Napolen o Hitler. Reforzar Europa en el contexto in-ternacional. Los fundadores de laEuropa comunitaria eran conscien-tes de la creciente debilidad conti-nental, especialmente frente a la po-tencia abrumadora de unos EstadosUnidos victoriosos en la Segunda

    Guerra Mundial. Slo una ampliarea integrada comercial y poltica-mente permitira a los europeos com -petir con la nueva superpotencia.Frenar la expansin del sistema co-munista hacia Europa occidental.Para ello haba que ofrecer a la ciu-dadana europea una sociedad msatractiva, lo que se concret en eldesarrollo del Estado del Bienestar.Una Europa prspera con un amplioreconocimiento de derechos haraposible estas mejoras. La vertebracin de Europa, finaliza -

    da la Segunda Guerra Mundial, comenzen torno a organismos internacionalesmuy distintos, como la OECE, precur-sora de la actual OCDE, el Con sejo deEuropa un importantsimo foro de pro -mocin de los derechos humanos y lademocracia o la OTAN, una alianza

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    2. EL SUEO DE UNA EUROPA UNIDA

    Ante la situacin actual de Europa, se hace necesario rememorar lahistoria para recuperar los principios fundacionales sobre los cuales seforj un proyecto poltico y econmico estimulante que hoy se encuen-tra seriamente amenazado.

  • militar hegemonizada por los EstadosUnidos. Todas ellas eran organizacionesde carcter interestatal, por lo que re-queran unanimidad para sus acuerdos.Sin cesin de soberana, cualquier deci-sin implica una larga y tediosa nego-ciacin, a menudo sin resultado13. Loque ahora llamamos Unin Europea sefundamenta en un sistema de toma dedecisiones radicalmente distinto, quetuvo su origen en el Plan Schuman.

    2.2. El Plan SchumanEl 9 de mayo de 1950, Robert Schuman,Ministro de Asuntos Exteriores de Fran -cia, propuso oficialmente colocar la tota -lidad de la produccin franco-alemanade carbn y acero bajo la dependencia deuna Alta Autoridad Comn, en el mar-co de una organizacin abierta a la inte-gracin de otros pases europeos.Con la perspectiva de ms de seis de -

    cenios transcurridos, se puede afirmarque la Declaracin Schuman14 resume enapenas dos folios el porqu, el para quy el cmo del proceso de integracin eu-ropea. En ella se aprecian tres grandesprincipios: Preservacin de la paz: La pazmundial no puede salvaguardarse sinunos esfuerzos creadores equipara-bles a los peligros que la amenazan. Gradualismo: Europa no se harde una vez ni en una obra de con-junto: se har gracias a realizacionesconcretas, que creen en primer lugaruna solidaridad de hecho. Comunidad no slo econmica, si-no tambin poltica: De este modo,se llevar a cabo la fusin de intere-

    ses indispensables para la creacinde una comunidad econmica y seintroducir el fermento de una co-munidad ms amplia y ms profun-da entre pases que durante tantotiempo se han enfrentado en divisio-nes sangrientas. Esta declaracin es considerada el

    acta fundacional de la Europa actual ydebe subrayarse su audacia, originalidady perspectiva histrica. Hasta entonces,Francia haba exigido mantener debili-tada a Alemania y tutelada por las fuer-zas occidentales de ocupacin. Lo quepropona ahora era exactamente lo con-trario, una asociacin franco-alemana.Unindose en un mismo propsito es-tratgico, Francia alejaba la posibilidadde una resurreccin de la amenaza ale-mana y Alemania aseguraba la libertaddemocrtica ante el expansionismo so-vitico. Pero adems, la propuesta deSchuman revolucionaba las formas ju-rdicas utilizadas hasta entonces en lasrelaciones internacionales, al proponerno un simple organismo de cooperacininternacional, sino una nueva entidadcon poderes supranacionales.Concretamente, el Plan Schuman

    pro pona la creacin de la ComunidadEuropea del Carbn y del Acero (CE-CA) que fundaron seis pases en 1951:Francia, la Repblica Federal de Ale -mania, Italia, Blgica, Holanda y Lu -xemburgo. El Reino Unido no quiso en-trar por no comprender el alcancehistrico de la propuesta y por rechazarla idea de que la cooperacin econmi-ca pudiera rebasar el marco estricta-mente intergubernamental. En otras pa-labras, tema perder su notable, aunquemenguante, influencia internacional,

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  • vestigio del antiguo imperio britnico.El tratado CECA estableca un mercadocomn con dos materias primas bsicascarbn y acero que haban constituidoel pilar de la industria militar y habanalimentado la carrera armamentista deefectos nefastos.Esta Comunidad marc la pauta para

    la creacin, seis aos despus, de la Co -mu nidad Econmica Europea15, nacidadel Tratado de Roma en 1957. El avan-ce fue gigantesco pues se creaba unmercado comn para la generalidad delos productos, no slo para dos materiasprimas. Desde entonces, la Comunidadse ha ido expandiendo, incorporandonuevas competencias y miembros hastaformar la Unin Europea que en la ac-tualidad cuenta con 28 estados. En honor a la Declaracin Schuman,

    cada 9 de mayo se celebra el da deEuropa.

    2.3. Los padres fundadores deEuropaPara entender la Europa que dejamos, espreciso indagar sobre quines eran y ququisieron hacer los considerados pa-dres fundadores del proyecto europeo.

    2.3.1. Robert SchumanEl francs Robert Schuman proceda deuna zona fronteriza entre Francia y Ale -mania, que haba sido objeto de enfren -tamiento constante entre ambos pases.Naci en Luxemburgo, vivi en Lorenay se educ en Alemania. Preso por la Ges -tapo, logr escapar y vivir en la clandes -tinidad. Terminada la contienda, ocupvarios cargos polticos en Francia y, ms

    tarde, fue el primer presidente de lo queahora llamamos Parlamento europeo.Hombre de talante prudente, diplo-

    mtico y conciliador en su dilatada vidapoltica, unos y otros le reconocieronsiempre una alta integridad moral. Supoltica de reconciliacin tuvo podero-sos detractores, a pesar de que muchosacabaran asumiendo la mayor parte desus ideas y realizaciones.

    2.3.2. Jean MonnetJean Monnet, tambin francs, empezsu vida profesional promoviendo las ex-portaciones de su pequea empresa fa-miliar, lo que le llev a viajar por elmundo desde muy joven. En los aos 20fue secretario general adjunto de la So -ciedad de Naciones, precedente de loque sera la ONU despus de la guerra.Su larga carrera internacional le fue tilen el momento de disear la CECA. Monnet era imaginativo y pragmti-

    co. A pesar de no formar parte de nin-gn partido poltico, su criterio era muyconsiderado por estadistas de diversoslugares del mundo, por las solucionesprcticas que siempre encontraba a losgraves problemas que tuvo que afrontar.Su espritu queda patente en sus pala-bras: Nosotros no coaligamos estados,unimos personas o nada se crea sinlos hombres, pero nada permanece sinlas instituciones.

    2.3.3. Konrad AdenauerLa salud quebradiza del alemn KonradAdenauer no haca presagiar su fecundavida posterior. Fue muchos aos alcaldede Colonia, su ciudad natal. El rgimennazi le destituy y persigui, oblign-

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  • dole a pasar todo tipo de penalidades,incluida la prisin. Terminada la guerra,con 73 aos de edad, fue el primer can-ciller elegido en la Repblica Federal deAlemania. Con el apodo de el Viejo,durante catorce aos lider la espectacu -lar recuperacin de Alema nia, recons-truyendo el pas y fortaleciendo su an-claje en Occidente. Fund la CDU(Unin Cristiano Demcrata), en la quese integraron tanto catlicos como pro-testantes. Su ideologa democristiana lefacilit el acercamiento a Schuman.Con l sent las bases de la reconcilia-cin histrica entre dos pases que ha -ban sido enemigos acrrimos, fundan-do el eje franco-alemn sobre el que hagravitado desde entonces el proceso deintegracin europea.

    2.3.4. Alcide de GasperiEl italiano Alcide de Gasperi naci enla regin de Trento que por aquel en-tonces formaba parte del imperio aus-tro-hngaro e inici su trayectoria pol-tica como diputado al parlamento enViena. Con la incorporacin de su regina Italia, prosigui su carrera poltica enRoma, truncada por la persecucin a laque le someti el fascismo de Mu sso -lini. Se refugi en el Vaticano en don depas largos aos como bibliotecario.Fund luego la democracia cristiana ita-liana, gan las elecciones terminada laguerra y se convirti en primer ministrode Italia de 1945 a 1953. Ms tarde se-ra presidente de la CECA.

    2.3.5. Paul-Henri SpaakEl belga Paul-Henri Spaak huy de lainvasin nazi de su pas en un aventu-

    rado viaje a travs de Francia y Espaa.Fue el promotor del Benelux, la uninaduanera entre Blgica, los Pases Bajosy Luxemburgo. Lder socialista, fue pri-mer ministro de su pas en repetidas oca -siones y su perfil internacional le valipuestos de gran responsabilidad en losorganismos nacientes de la postguerra,como presidente de la Asamblea de laONU o secretario general de la OTAN.

    2.3.6. Lderes slidosLos fundadores de la Europa comunita-ria, a pesar de la diversidad de sus or-genes, tenan una serie de caractersticascomunes que podramos resumir en:16

    Pluriculturalidad. Eran personajesde frontera que haban vivido en en-crucijadas geogrficas e histricascon influencias culturales diversas ypor ello estaban acostumbrados autilizar varias lenguas y a interactuarcon personas de orgenes varios.Experiencia.Contaban con una s-lida formacin acadmica, exceptoMonnet, que fue un autodidacta. Suexperiencia se forj en medio de di-ficultades personales graves, conpersecucin, crcel y exilio en mu-chos casos. Haban conocido a fon-do situaciones complejas, xitos yfracasos. Visin y creatividad. Los fundado-res, que compartan robustos valoresdemocrticos y humanistas, lidera-ron un proyecto estimulante a largoplazo,17 pero con metas intermediasque permitan evaluar el avance.Para hacerlo realidad, idearon unsistema institucional y de transfe-

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  • rencia de soberana que no tena pa-rangn histrico. Espritu de conciliacin. Su expe-riencia vital les permiti desarrollaruna visin integradora centrada en elbien comn. Ello les facilit serconstructores de puentes, aunaresfuerzos y converger hacia objeti-vos compartidos, venciendo las re-sistencias de quienes preferan acen-tuar las diferencias y alimentarestereotipos. Pragmatismo y eficacia. Partiendode los intereses compartidos, no secontentaron con discursos bienin-tencionados sino que trataron siem-pre de lograr acuerdos precisos confuerza vinculante. El pacto slo estil si va acompaado de realizacio-nes concretas, calendarios estableci-dos y medios congruentes con lasambiciones. Habilidad. A una idea tan ambi-ciosa como la Europa comunitariano le faltaban adversarios. Debieronpues tejerse una red de complicida-des, vencer envidias partidistas y re-ticencias de diversa ndole. Los fun-dadores hicieron gala de ampliashabilidades diplomticas y tambinde una notable discrecin, prefirien-do que sus trabajos fueran ms co-nocidos por los resultados que porsus mritos. En sntesis, los fundadores de la

    Europa comunitaria fueron profesiona-les de una gran honestidad y a menudosobriedad, altamente preparados paraun entorno internacional y con expe-riencias vitales profundas vividas encondiciones de extrema dificultad. Mu -

    chos desarrollaron una praxis cristianade la vida y de la vocacin poltica, te-niendo dos de ellos Schuman y DeGasperi abiertos sendos procesos debeatificacin. Al mismo tiempo, y pesea depender como ahora de los cicloselectorales de sus respectivos pases,fueron capaces de inspirar una perspec-tiva ms amplia. Nos podramos pre-guntar si nuestros lderes actuales tienenun currculo y una actitud similar.

    2.3.7. Los ltimos lderesEn los aos siguientes, el perodo de lapresidencia de la Comisin Europea porJacques Delors (1985-1995) fue de losms fructferos. Fue el ms emblemti-co de cuantos dirigentes haya tenido elprincipal motor de la construccin eu-ropea que es la Comisin. Cuarentaaos despus de la Declaracin Schu -man, encontramos otro francs impul-sor del proyecto comn, con una slidaexperiencia econmica, espritu huma-nista y una visin amplia ms all demeros intereses partidistas o nacionales.El empuje que Delors propici a la in-tegracin estuvo respaldado por las di-rectrices de un Consejo Europeo cuyalocomotora era el eje franco-alemn, li-derado a su vez por otros dos estadistasde gran talla Franois Mitterrand yHelmut Kohl que hubieron de afrontarun momento histrico decisivo, con lacada del muro de Berln. En los mo-mentos actuales de partidismo extremo,cabe recordar que el profundo avance dela dcada 1985-95 se bas en la com-plicidad entre el centro-izquierda del l-der galo y el centro-derecha de su ho-mlogo germnico.

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  • 2.4. El modelo europeo

    Las Comunidades Europeas sientan unprecedente, nico hasta ahora, en el queregmenes democrticos soberanos ce-den progresivamente competencias endeterminados mbitos a una instanciasuperior: es el llamado federalismo fun -cional. Hasta entonces solo haba dosformas de integrar estados: la asimila-cin basada en la coaccin y la integra-cin federativa al modo de los EstadosUnidos. A pesar de que el objetivo de los fun-

    dadores de la Comunidad europea eraante todo poltico, se opt por fijar me-tas econmicas intermedias, creando unmer cado comn que comprenda la li-bre circulacin de mercancas, la libreprestacin de servicios, la libre circula-cin de capitales y la libre circulacinde trabajadores. A medida que fueronin corporndose nuevos pases, se requi-rieron nuevas polticas de acompaa-miento. As, despus de la entrada deEspaa y Portugal a las Comunidadesen 1986, se ampliaron los fondos estruc -turales que benefician a las regiones mspobres. El proceso de integracin econ -mica culmin con la moneda nica queentr en circulacin el ao 2002 para do-ce es ta dos miembros, siendo dieciochoquie nes la han adoptado en la actualidad.Hoy la Unin Europea cubre un aba-

    nico muy amplio de polticas. Algunas,como la poltica comercial comn, sonplenamente supranacionales. Otras ma-terias son compartidas entre los estadosmiembros y las instituciones europeas.Y para determinadas esperas, la UninEuropea sigue requiriendo una difcilunanimidad.

    La accin de la UE debe respetar, en-tre otros, el principio de subsidiariedadque establece que slo interviene cuan-do algo no puede ser resuelto de manerams eficaz a nivel inferior, por los pro-pios estados miembros. Pro puesto ini -cialmente para acercar la poltica alciuda dano, este principio fue luego uti-lizado por Margaret Thatcher para com-batir las competencias europeas.El modelo econmico que rige la

    Unin es el de la Economa Social deMercado, recogido explcitamente en elTratado de Lisboa de 200718. Este mo-delo combina el principio de libertadeconmica con la necesidad de inter-vencin del Estado en la economa pa-ra conseguir un orden social ms justo.Se trata de garantizar la libre iniciativay al mismo tiempo el progreso social.Histricamente surgi en la Alemaniade la postguerra como una alternativatanto a la planificacin centralizada dela economa como al liberalismo, y es-t muy influida por la doctrina social dela Iglesia catlica y la tica de las con-fesiones evanglicas.19

    La Economa Social de Mercadopersigue limitar los abusos tanto de lasgrandes empresas como de la Admi nis -tracin, para que ni unos ni otros se arro-guen un poder excesivo sobre la ciuda-dana. En la prctica, sus principiosfueron ampliamente compartidos porlas principales naciones europeas y per-mitieron desplegar slidamente en ellosel Estado del Bienestar, lo que permitiel mayor crecimiento econmico de lospases desarrollados y unos niveles debienestar humano nunca antes alcanza-dos (1945-73).

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  • Pero quizs lo ms admirable delmodelo europeo es su carcter abierto.Comenzaron slo seis pases y ya somosveintiocho. A ttulo de comparacin, lospases al sur de los Estados Unidos hansido tratados histricamente como supatio trasero, sin importar demasiadoni la miseria ni la opresin que haba enellos, siendo incluso invadidos cuandoha convenido a los intereses norteame-ricanos. La Unin Europea en cambiose ha preocupado de crear en torno su-yo un espacio de prosperidad y justicia,lo que ha facilitado la paulatina incor-poracin al proyecto de muchos esta-dos. Tambin en esto, el sueo y los va-lores de los padres fundadores hanllevado por un camino nuevo en la his-toria.Sin embargo, el proyecto europeo

    tiene tambin sus sombras. Turqua lle-va ms de veinte aos pidiendo su in-corporacin y parece que nunca se le admitir. Por otro lado, el federalismofuncional ha avanzado muy lentamente.Y como hemos visto en el captulo ante-rior, los Estados miembros han sido in-capaces de acordar en el marco de la UEuna respuesta adecuada a la actual cri-sis econmica. No se ha construido unaverdadera Europa social, aspecto que haquedado a la libre voluntad de cada go-bierno nacional, lo cual ha derivado enocasiones en un verdadero dumping so-cial, desnaturalizando el modelo.

    2.5. Una historia de xitoA pesar de sus altibajos, la trayectoriade la Unin Europea ha sido una histo-ria de xito, al menos hasta el principiode este siglo.

    2.5.1. Paz y democraciaEn estos aos se ha conseguido mucho,bastante ms de lo que los propios ciu-dadanos solemos creer. Se ha logrado elprincipal objetivo que se marc: la pazentre sus miembros. Nunca haba habi-do un perodo pacfico tan dilatado en-tre las principales potencias europeas.El drama blico en la Yugoslavia de ladcada de los 90 fue un fracaso europeo,pero nos recuerda que no somos invul-nerables a las guerras. Y si ya no las hayentre nosotros es porque hemos creadolazos que las hacen impensables. Dosantiguos pases yugoslavos, Eslovenia yCroacia y otros dos pases balcnicos,Rumana y Bulgaria, se han incorpora-do a la Unin. La UE recibi el premioNobel de la Paz del ao 2012.La Unin ha favorecido, extendido

    y consolidado la democracia. Ha sido unbaluarte contra totalitarismos de distintosigno. El ingreso de Grecia en 1981 yEspaa y Portugal en 1986, significabael espaldarazo a la voluntad de estos pa-ses de abandonar su pasado dictatorialy avanzar por la senda democrtica. Delmismo modo, el ingreso de los pa sesneutrales Suecia, Austria y Finlandiaen 1995 y a partir de 2004, de la mayorparte de estados que haban conforma-do el bloque comunista, signific el ale-jamiento definitivo de las servidumbresa las que haban estado sometidos por laantigua Unin Sovitica y su anclaje de-finitivo en el mundo de las democraciasoccidentales.

    2.5.2. Gobernanza de la globalidadDesde el punto de vista geo poltico, lasinstituciones europeas constituyen una

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  • de las respuestas ms avanzadas de go-bernanza de la globalidad, aunque seasolamente a escala continental. Algunosde los ms graves problemas de nuestrapoca como la pobreza, la contamina-cin, el cambio climtico, el terrorismoo las turbulencias financieras exigen ac-ciones globales. Sin embargo, no exis-ten estructuras mundiales eficaces paraabordarlos, ya que en estas materias losorganismos internacionales clsicosfuncionan como simples foros de deba-te, incapaces de implementar solucionesvlidas a tiempo. Algunos de los meca-nismos de toma de decisiones estableci-dos por la Unin constituyen un mode-lo adecuado para adoptar decisioneseficaces a escala global. No obstante, almargen de los temas comerciales, la ac-cin exterior de la Unin Europea haavanzado muy poco y apenas ha ido msall de algunos esfuerzos conjuntos enmateria humanitaria.

    2.5.3. Progreso econmicoLa Unin Europea ha propiciado el pro-greso econmico de sus miembros. Elmercado comn europeo, si lo compa-ramos con iniciativas similares en otraspartes del mundo, ha sido un xito sinprecedentes. Existen bastantes tratadosmultilaterales de libre comercio en dis-tintas regiones del globo, pero ningunode ellos alcanza el nivel de perfecciona-miento del mercado nico europeo.Muchos han resultado ineficaces y otroshan cado en el olvido. La UE ha multi-plicado el comercio entre sus pasesmiembros y con ello ha impulsado sucrecimiento y modernizacin. En ese sentido, Espaa es un para-

    digma. La supresin de barreras comer-

    ciales ha propulsado las exportacionesespaolas, que en ms de un 60 % se dirigen ya hacia los otros socios de laUnin, y ha reducido el coste de lascompras intra-comunitarias. Asimismo,ha facilitado el establecimiento de em-presas extranjeras en Espaa que hanmodernizado el sector industrial, au-mentado sus estndares de calidad ycreado decenas de miles de puestos detrabajo cualificados. Con todo, hay que recordar que el

    ingreso espaol en la UE supuso unacierta desindustrializacin y una masivacesin de nuestro sistema industrial amanos extranjeras, algo que ahora esta-mos pagando muy caro, pues carecemosde un modelo productivo claro. Se ha di-cho con cierto sarcasmo que no entrEspaa en Europa. Europa entr enEspaa. El desmantelamiento de antiguos

    monopolios estatales como consecuen-cia de la liberalizacin de servicios pro-piciada por la UE, presenta resultadoscontradictorios. El transporte areo o latelefona se han renovado profunda-mente y bajado sus precios. Otros, co-mo la distribucin de gas o electri cidadse han convertido en poderosos oligo-polios privados que imponen sistemti-camente sus intereses a los ciudadanos,por lo que sus tarifas se han disparado. A escala europea, sin embargo, la

    Unin trata de evitar los abusos de lasgrandes empresas, imponindoles cuan-tiosas sanciones en casos de incumpli-miento del derecho de competencia20.En cambio, desde un mbito meramen-te estatal, resultara muy difcil oponer-se a las infracciones de estos potentesconglomerados empresariales.

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  • 2.5.4. Cohesin social y calidad devidaLa Unin ha favorecido iniciativas decohesin econmica y social. El fondosocial y los fondos estructurales hantransferido cuantiosos recursos a regio-nes que por su situacin geogrfica pe-rifrica, su declive industrial o su retra-so en el desarrollo, corran el riesgo dequedar al margen de la prosperidad ge-neral. Estas ayudas se han orientadoprincipalmente a la formacin de la ma-no de obra y a la construccin de in-fraestructuras. Aqu tambin Espaa esun claro ejemplo, pues estas polticashan permitido construir autovas, lneasde alta velocidad ferroviarias, aeropuer-tos, puertos y plantas desalinizadoras.Todo ello ha sido posible por la genero-sidad de los miembros ms ricos, parti-cularmente Alemania. Aunque haya ha-bido determinados excesos y algunaobra innecesaria, en general, estas pol-ticas han contribuido a la moderniza-cin econmica, a la mejora de las cla-ses trabajadoras y la consolidacin delas clases medias en los pases y regio-nes beneficiadas.La Unin Europea ha propiciado ini-

    ciativas en mbitos que han mejorado lacalidad de vida de sus ciudadanos, porejemplo en materia medioambiental, dela que es un referente mundial. O en loque se refiere a la movilidad de perso-nas. Es difcil ser consciente del granavance que supone que nos podamosdesplazar de un estado miembro a otrosin necesidad de parar en la frontera, al-go impensable para nuestros abuelos. O

    de beneficiarse de asistencia sanitaria en caso de necesidad, en igualdad conlos ciudadanos del pas adonde uno seha desplazado. O poder estudiar untiempo en otra universidad de la Unin,gracias a los programas de intercambioacadmico.En definitiva, muchos son los logros

    alcanzados en estas ms de seis dcadasde camino hacia la UE. Como afortuna-damente ya forman parte de nuestra co-tidianeidad, posiblemente no les presta-mos la atencin que merecen. Pero nohan surgido por generacin espontnea,sino como resultado de un enorme es-fuerzo integrador, en la lnea que habamarcado la generacin de los padresfundadores.Obviamente, la Unin Europea pre-

    senta muchas debilidades e imperfec-ciones, sobre todo porque es un proyec-to inacabado. Los intereses nacionaleshan lastrado, y a veces acelerado, losprocesos de integracin. Paradjica -mente, las crisis han servido casi siem-pre de acicate para avanzar en los mis-mos. Sin embargo, la crisis actual estsiendo una llamativa excepcin. De modo especial, conviene subra-

    yar que las reticencias de algunos esta-dos, particularmente del Reino Unido,han hecho que en materia social lascompetencias de las instituciones comu -nitarias sean prcticamente inexistentes.Un mercado sin regulacin social algu-na contradice los principios de laEconoma Social de Mercado y desvir-ta en gran medida el modelo europeo.

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  • A pesar de los retrocesos de los ltimosaos, la UE sigue siendo el espacio quemejor combina democracia poltica, efi-ciencia econmica, equidad social ysostenibilidad medioambiental. Pero,adems, ofrece un modelo nico anen construccin en el que sus ciudada-nos, tambin los de los pases pequeos,tienen la posibilidad de escoger los re-presentantes que decidirn sobre losgrandes temas que les afectan. Un mo-delo que es seguido atentamente desdeotras reas del mundo y que probable-mente ser imitado si logra consolidar-se con xito.Por eso queremos ms Europa. No

    esta Europa autocomplaciente, perdidaen su propio laberinto e incapaz de sa-carnos de la crisis, sino una Europa don-

    de predomine una mirada ms amplia(democracia), una actitud ms generosa(solidaridad) y una accin ms decidida(federacin).

    3.1. Una Europa democrticaUna Europa democrtica debe asumirmayor nmero de competencias. Pero alreclamar ms atribuciones para las ins-tituciones supranacionales, debe exigir-se al tiempo ms democracia, garanta ylegitimidad ltima de ese poder. Cuandolas decisiones provienen de acuerdos intergubernamentales, resultan opacas eimpermeables al control popular. Poreso, las instituciones comunitarias de-ben responder ante los ciudadanos, noante los Estados miembros.

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    3. LA EUROPA QUE QUEREMOS

    Los dirigentes de la posguerra circulaban con los faros largos, lo cualles permita ver a distancia en el momento de proyectar. Pero la inexis-tencia de este tipo de liderazgos frena actualmente el avance de laUnin, algo imprescindible para que Europa siga teniendo peso en unmundo globalizado y protagonizado cada vez ms por los grandes pa-ses emergentes.

  • Las elecciones europeas no habrande disputarse en clave nacional, porqueello impide atender los temas de com-petencia europea, que afectan enorme-mente a los ciudadanos, como ha podi-do verse en esta crisis. Los principalespartidos deberan contar con estructuraspaneuropeas efectivas, elaborar listaselectorales plurinacionales y presentarun candidato nico a la presidencia dela Comisin.Pese a la difcil unanimidad que re-

    quieren, los tratados no deben consti-tuirse en barreras para el ejercicio de-mocrtico. Por ejemplo, es lamentableque se haya impuesto a todos los pasesde la Eurozona un lmite concreto a sudficit pblico estructural, porque arre-bata a los ciudadanos el derecho a esco -ger una u otra poltica fiscal, algo esen-cial para que haya democracia. Por otro lado, se ha de preservar

    lo ya conseguido en el mbito de los derechos civiles y polticos, en el quedisponemos de un excelente texto concarcter vinculante. Se trata de la Con -vencin Europea de Derechos Humanosde 1950 que, junto a la Unin Europea,es el otro gran legado de la generacinde los padres fundadores. Las senten-cias del tribunal de Estrasburgo, queobligan a todos los Estados firmantes delConvenio, garantizan que Europa seguirsiendo un espacio de libertad. Reciente -mente, la sentencia que ha abolido enEspaa la doctrina Parot ha recordadoque, en un pas democrtico, las leyespenales jams pueden ser retroactivas.Por ltimo, cabe recordar algo ob-

    vio, pero de lamentable actualidad: enuna Europa democrtica no caben lashegemonas. Europa no es espacio para

    la hegemona de nadie, por muy grandeque sea el pas y por muy eficiente queresulte. Volver a las imposiciones de unasupremaca alemana de resonancias bis-marckianas no es aceptable. Ni corres-ponde a este siglo, ni los ciudadanos eu-ropeos lo desean. Otra cosa es el naturalprotagonismo del eje franco-alemn,por su centralidad en Europa y por supapel en el proceso fundacional. Es l-gico que muchas iniciativas surjan deeste tndem. Pero la transferencia de soberana se ha hecho a instituciones su-pranacionales democrticamente con-troladas, no a otro Estado a cuyos diri-gentes no podemos votar.

    3.2. Una Europa solidaria

    El proyecto europeo requiere unos ciu-dadanos identificados con sus valores ydispuestos a defenderlo. La Unin nacibajo el signo de la reconciliacin, de larenuncia al resentimiento. Y algo de re-sentimiento parece haber en los discur-sos xenfobos, populistas o simplemen-te miopes que comienzan a proliferar.

    3.2.1. Solidaridad hacia los propiosciudadanosEsta solidaridad es imprescindible y ha-bra de quedar reflejada en los tratados.En este sentido, la Carta de los DerechosFundamentales de la Unin Europea,proclamada el ao 2007 junto al Tratadode Lisboa, es un buen texto, pero slovincula a los Estados miembros cuandoestn aplicando normativa europea y,adems, se han autoexcluido el ReinoUnido, Polonia y, con matices, la Rep -blica Checa. La Europa que queremos

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  • habra de garantizar unos derechos so-ciales mnimos para todos los ciudada-nos y por eso creemos que esa Carta ha-bra de mejorarse y tener pleno valorjurdico en toda la Unin.Las polticas solidarias europeas han

    de ser efectivas y se han de explicar alos ciudadanos, saliendo al paso de lademagogia fcil practicada por algunospolticos. Se ha de gobernar desde laresponsabilidad y la pedagoga. En elmismo sentido, se ha de integrar a losciudadanos inmigrados procedentes depases extracomunitarios. La Europa dela xenofobia no es nuestro pas. El aumento de la desigualdad, acen-

    tuada durante la crisis actual, contradi-ce los valores sobre los que se bas elxito de la Unin. La economa ha deestar al servicio de una mayora de losciudadanos, no al revs. Un sistemaeconmico que adjudica a una pequeaminora todas las rentas del crecimien-to no es aceptable. Tampoco un modeloque genere paro y excluya a una partede la poblacin. Por ello, la poltica mo-netaria del Banco Central Europeo de-bera orientarse tambin al crecimientoeconmico que genera empleo y a la es-tabilidad financiera, en pie de igualdadcon el control de los precios, su nicaprioridad actual.

    3.2.2. Solidaridad entre pases europeosUna unin econmica y poltica tieneque venir acompaada de importantesmecanismos de solidaridad entre terri-torios. Los mercados tienden a benefi-ciar desproporcionadamente a los mseficientes y poderosos. Sin mecanismosde solidaridad, los pases menos efi-

    cientes corren el riesgo de hundirse enuna creciente marginacin. Tal comosucede en el mbito estatal, la Unin de-be respaldar a sus economas ms dbi-les, como se ha hecho con los fondos es-tructurales y de cohesin y como sedebera haber hecho en la Eurozona du-rante la crisis. En este sentido, la Unindebe ser tambin una unin de trans-ferencias, capaz de transferir recursosentre pases dentro de unos lmites ra-zonables, compensando as en parte losdesequilibrios. El Parlamento Europeo debera tener

    importantes competencias a la hora dedefinir la poltica econmica general y elmarco en el que deben evolucionar laspolticas fiscales de los pases miem-bros. A cambio, todo pas que haya res-petado sus directrices debera contar conpleno respaldo financiero de la Unin.

    3.2.3. Solidaridad exteriorLa Unin Europea debe profundizar enla cooperacin al desarrollo y en la aper-tura de su mercado, al menos, por tresgrandes motivos: La inmensa responsabilidad hist-rica que tiene Europa por la espan-tosa agresin colonial que arras conlos sistemas econmicos y socialesde la mayor parte del mundo, ha-cindoles luego mucho ms difcil latarea del desarrollo. El propio inters del continente,que solo podr alcanzar sus objeti-vos de crecimiento sostenible si laprosperidad se extiende al resto delmundo. Nuevos mercados con in-mensas poblaciones y suficiente ca-pacidad de compra multiplicaran

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  • sin duda la demanda de productoseuropeos, aunque tambin la com-petencia. Y, sobre todo, por coherencia consus valores sociales y democrticos.Los europeos no podemos aceptaruna Humanidad donde prolifera laopresin, la miseria y la injusticia,mientras vivimos refugiados en unaburbuja ms o menos prspera y de-mocrtica.

    3.2.4. Solidaridad hacia las futurasgeneraciones La presin desmedida que ejerce hoy laactividad humana sobre los recursos delplaneta ha ampliado la nocin de soli-daridad ms all de nuestro tiempo.Hemos de ser solidarios tambin con lasgeneraciones futuras y legarles un mun-do tan habitable, al menos, como el quehemos recibido. La UE ha de seguir liderando las ini-

    ciativas medioambientales y ha de hacervaler toda su influencia para que las otraspotencias econmicas mundiales siganel mismo camino. Ello entronca, ade-ms, con la necesidad de avanzar haciala autonoma energtica, superando laescasez de recursos propios. Una apues -ta decidida por las energas renovables ypor el medio ambiente podra tener ade-ms un importantsimo efecto impulsorsobre diversos sectores industriales.En este sentido, hay que elogiar la

    pro fundidad y visin de futuro de laEnergiewende (transicin energtica)alemana. Todos los partidos y las princi-pales empresas, con un abrumador res-paldo ciudadano, se han comprometidoen un descomunal esfuerzo investigador

    y tecnolgico para hacer posible una re-duccin del 80 % en la emisin de gasesde efecto invernadero en el ao 2050.

    3.3. Una Europa federal

    Europa debe poner rumbo hacia una fe-deracin democrtica compuesta poraquellos que de comn acuerdo deseeny estn en condiciones de participar. Elritmo no puede ser impuesto por la mi-nora ms reticente, por lo que quizs serequiera una Europa de dos velocida-des, tal como ha sucedido con la Euro -zona. A la larga, esto conllevar que lospases ms celosos de su soberana que-den fuera del proyecto comn. El camino hacia la Europa federal

    tiene una vertiente econmica y otra po-ltica. En el mbito econmico, se de-bera consolidar la Unin Econmica yMonetaria (UEM)21. Los Estados miem-bros de la Eurozona comparten ya unanica poltica monetaria, pero en otrasmaterias se limitan a una mera coordi-nacin de polticas econmicas nacio-nales, no siempre observada con rigor22.Para reforzar la UEM se debera dotar-le de:a) Un presupuesto mayor. Actual -

    mente apenas sobrepasa el 1 % del PIBdel conjunto de la Unin, un porcentajeridculo que incluso se ha reducido re-cientemente, lo que ha obligado a reba-jar partidas que habran sido generado-ras de crecimiento en el futuro. b) Mayores ingresos comunes. Una

    Europa federal eficaz requerira de msingresos directos al presupuesto comn,como los procedentes de la implanta-cin de la tasa (Tobin) sobre los mo-

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  • vimientos especulativos de capital, loque adems mejorara la estabilidad fi-nanciera.c) Eurobonos. La emisin de bonos

    garantizados por el Banco CentralEuropeo facilitara una financiacinmenos costosa a los pases ms endeu-dados. Cabe recordar que no se tratarade subvenciones a fondo perdido, sinode crditos que deberan ser devueltoscon sus correspondientes intereses, queno seran ya desorbitados.d) Unin bancaria. Un proceso que

    se ha iniciado demasiado tmidamente yque incluira la supervisin de los mayo -res bancos por parte del Banco CentralEuropeo, la posibilidad de liqui dar unainstitucin con problemas y un fondocomn de garanta de depsitos.e) Armonizacin fiscal. Se debera

    tender igualmente hacia una armoniza-cin de algunos impuestos nacionales ypotenciar los instrumentos necesariospara luchar contra el fraude y los para-sos fiscales. En cuanto a la vertiente poltica, la

    claridad democrtica en las institucio-nes de la UE se vera reforzada si se im-plantara una estructura netamente fede-ral. El Parlamento habra de ser laCmara baja, representando la legitimi-dad poltica de los ciudadanos y elConsejo de Ministros sera la Cmaraalta, que garantizara la legitimidad territorial. La Comisin debera consti-tuirse sin cuotas territoriales, tener po-cos miembros23, mayor capacidad eje-cutiva y estar estrechamente controladapor el Parlamento.Otra generacin habr de redactar

    una Constitucin europea mejor que la

    que no se logr aprobar. Su contenidodebera hacer comprensible el funcio-namiento de la Unin y ser capaz de ins-pirar la identidad europea a travs de susvalores y smbolos. Adems de servir asus ciudadanos, Europa ha de poderemocionar y ha de poder explicarse.Europa tiene que avanzar tambin

    en el mbito de la poltica exterior. Aunreconociendo la dificultad de evolucio-nar en esta materia, la UE o al menosla Eurozona debera hablar con una sola voz en el mbito internacional, porejemplo en el Consejo de Seguridad dela ONU, lo que hasta ahora no ha sidoposible.

    3.4. Cmo avanzar hacia esaEuropa deseada?Como hemos visto, el proyecto europeoarranc en sus orgenes impulsado porunas metas econmicas intermediasmuy concretas. En cambio, en la co-yuntura actual, Europa debe incidir so-bre el aspecto humano si quiere ser fiela sus principios y movilizar de nuevo ala sociedad. Desarrollar una afectio so-cietatis hacia Europa implica tambinque la ciudadana la perciba como pro-tectora de sus derechos, frente a las de-rivas de poder de los estados y de lasgrandes corporaciones. Cuando unasmedidas que atentan contra el medioambiente o una regulacin abusiva delos desahucios son rectificados por lasinstituciones europeas, los ciudadanosse sienten protegidos por la Unin.Ante el deterioro del proyecto euro-

    peo agravado por la crisis, muchos pi-den la salida del euro, algo que, en vir-tud de los tratados, implica la salida de

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  • la Unin Europea. Tal medida represen-tara un fracaso histrico que podra daralas a derivas ultranacionalistas, simila-res a las que precedieron a ambas gue-rras mundiales. Quiz se pida tan solocomo amenaza o medida de presin pa-ra conseguir condiciones ms solida-rias. Pero no hay duda de que hoy el pro-yecto est en riesgo, por el desafecto delos que exigen que haya ms solidaridady de los que exigen que haya menos, enuna deriva populista creciente. Otra actitud, que nosotros compar -

    timos, se orienta a creer que an es po-sible reformar Europa y hacerla ms eficaz y solidaria, culminando el inaca-bado proyecto europeo. Una Europa ca-paz de canalizar las aspiraciones de lasnuevas generaciones y de los movi-mientos sociales, lo cual implica unaEuropa con ms poder. Ello requiere po-lticos con visin a largo plazo y, sobretodo, una ciudadana ms implicada enel proyecto. Para desarrollar las grandes lneas

    propuestas en los apartados anteriores,presentamos a continuacin algunoscriterios de actuacin.

    3.4.1. Generar una conciencia denecesidadLa Unin debera continuar siendo sig-no de esperanza. Pero para progresar aveces no basta con la conviccin, hacefalta tambin la presin de la necesidad.Esta presin es ahora acuciante y debe-ra aprovecharse. Como en la fundacindel proyecto comunitario, hay que re-cordar por qu vale la pena seguir cons-truyendo Europa: para mantener la pazy el progreso. Sin ella, podemos perderambos.

    3.4.2. Crear complicidades a favor deuna mayor integracin europea La creacin de complicidades entre losprincipales dirigentes europeos es esen-cial. stos tienen que admitir que elbienestar de los griegos es al final elbienestar de los alemanes, como lo es deEuropa entera, porque en un mundo in-terrelacionado, si unos van mal, tarde otemprano sufrirn los dems. Asumiresta mxima es un paradigma de la fu-sin de intereses a la que se refera elplan Schuman de 1950.24 Slo as se ace-lerar la transicin de soberana nacio-nal hacia una soberana compartida,comprendiendo que nicamente podrlograrse desde la premisa compartirpara ganar. Si no sabemos compartirsoberana, se ir perdiendo a favor depoderes fcticos exgenos, como haquedado de manifiesto durante la crisis.La sociedad civil debe a su vez cons-

    truir puentes transnacionales sin espe-rarlo todo de las instancias polticas. Es -tablecer lazos de complicidad requiereconocimiento interpersonal y relacinmutua entre asociaciones, empresas,partidos, sindicatos, escuelas, universi-dades y centros de toda ndole, que seforjan a base de aos. La inclusin dematerias relacionadas con la realidadeuropea en los programas educativosnacionales y la implicacin habitual deorganismos culturales y cvicos en losgrandes debates europeos, contribuira aconcienciar a la ciudadana de la im-portancia de las decisiones que se tomanen el mbito europeo. Los medios de co-municacin tienen una gran responsabi-lidad, pues segn traten la informacinpueden acentuar o minimizar las desa -venencias entre pases. Despus de su-

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  • frir las consecuencias de polticas ina -decuadas, los ciudadanos deberamossaber hasta qu punto nos puede llegara afectar lo que se decide en Europa yno caer de nuevo en la inconsciencia deuna elevada abstencin en las eleccio-nes europeas.

    3.4.3. Favorecer el crecimiento y el empleoPara que Europa vuelva a resultar atrac-tiva debe favorecer el crecimiento sos-tenible y generar empleo, especialmenteempleo juvenil, un drama hoy en nu-merosos pases y sobre todo en Espaa.Qu es ms importante, satisfacer a

    los acreedores o levantar la economa?Inmersos en una crisis, se han de poderimplementar polticas orientadas priori-tariamente al crecimiento y el empleo.Necesitamos instituciones europeasfuer tes, capaces de desplegar rpida-mente me didas adecuadas a la coyuntu-ra econmica y a los deseos de los ciu-dadanos.Sin postergar la urgencia por volver

    a crear empleo, convendra reconocer elvalor a medio y largo plazo de modelosholsticos de crecimiento propios del si-glo XXI que tengan en cuenta factoreseconmicos, culturales, ambientales,sociales y de sostenibilidad. En esa l-nea, iniciativas como las del ndice parauna vida mejor de la OCDE25 o simila-res deberan ser seriamente exploradas para inspirar polticas ms humanas.Debera asimismo desarrollarse un

    autntico espacio laboral europeo, ga-rantizando la proteccin transnacionalde los derechos de los trabajadores y fa-cilitando la movilidad de la mano de

    obra comunitaria, para lo que es preci-so lograr un reconocimiento ms gil dehabilidades profesionales y homologa-cin de diplomas en el espacio educati-vo comn.

    3.4.4. Combinar las grandes polticascon las iniciativas a nivel microPara avanzar en el proyecto europeo ha-rn falta de nuevo grandes acuerdos,siempre difciles de alcanzar. Pero esoes slo una parte. Tan importantes o mspueden ser algunas decisiones aparente-mente menores. El programa Erasmus,por ejemplo, cuesta muy poco para lomucho que aporta, pues ha permitido te-jer vnculos personales, contribuyendopoderosamente a crear un espritu euro-peo entre los jvenes universitarios.

    3.5. ConclusinPara concluir, queremos subrayar nues-tro desacuerdo con el rumbo que ha to-mado Europa en los ltimos aos. Nonos gusta cmo ha encarado la crisis, nitampoco los populismos demaggicos,ni el hegemonismo que algn Estado hacomenzado a practicar. Por ah no que-remos ir. Pero seguimos creyendo en lagenerosidad y amplitud de miras delproyecto que soaron los padres fun-dadores. Unidos, podremos hacer quelos intereses de la mayora prevalezcansobre los de una reducida minora.Queremos una Europa til para sus ciu-dadanos. Una Europa abierta, compro-metida con el desarrollo, la justicia y elmedio ambiente. Una Europa capaz detransformarse y de colaborar en la trans-formacin del resto del mundo.

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    BIBLIOGRAFA

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  • 1. EFTA: European Free Trade Association (Aso -ciacin Europea de Libre Comercio).

    2. El llamado Tratado de Lisboa de 2007 es unalargusima lista de enmiendas al Tratado fun-dacional de Roma (redenominado Tratado defuncionamiento de la Unin Europea) y alTratado de la Unin Europea de Maastricht.Estas enmiendas recogen la mayora de dispo-siciones de carcter funcional de la fallidaConstitucin europea.

    3. Rafael POCH, Alemania en la Gran Desi gual -dad, La Vanguardia, 19-6-2012. Con tribu cina la conferencia sobre Los derechos socialesen tiempos de crisis organizada por el Go bier -no Vasco, mayo 2012.

    4. La primera sera el Sacro Imperio Romano Ger -mnico (962-1806), la segunda el Imperio fe - de ral bismarckiano (1870-1918) y la tercera el III Reich hitleriano (1933-1945). ngelFERRE RO, Carmela NEGRETE y Rafael POCH-DE-FELIU, La Quinta Alemania, Barcelona,Icria, 2013.

    5. Paul KRUGMAN, The conscience of a Liberal, W.W. Norton & Company, 2007.

    6. La hiperinflacin alemana de 1921-23 dio pasoa un fallido intento de golpe de Estado de Hit -ler. Su acceso al poder se produjo diez aosdespus.

    7. Holm-Detlev KHLER, Mito y realidad de laAgenda 2010, La Vanguardia, 17-3-2013.

    8. Joseph E. STIGLITZ, El precio de la desigualdad,Madrid, Taurus, 2012.

    9. Rafael POCH, El fraude del modelo alemn y elmito de su proyecto poltico, La Vanguardia,3-2-2012.

    10. En el quinquenio 2009-2013 el PIB de EEUUcreci un 7 %, el de Japn un 3 %, el delReino Unido un 0,5 %, y el de la Eurozonadescendi un -2,5 % (Fuentes: Banco Mundialpara el periodo 2009-2012 y diferentes esti-maciones provisionales para el ao 2013)

    11. Ignacio RAMONET, Nuevos protectorados, LeMonde Diplomatique en espaol, marzo 2012:Angela Merkel acu en septiembre pasadoel concepto de marktkonforme demokratie[...]. Lo defini de la manera siguiente: Laelaboracin del presupuesto del Estado es unaprerrogativa fundamental del Parlamento, pe -ro hay que hallar vas para que ese requisitodemocrtico est en conformidad con el mer-cado.

    12. Adems de la confrontacin blica en s, a me -nudo se olvida que la posguerra fue un pero-do de penuria. A nuestra generacin le cuestaimaginar que entonces no slo en Espaa sepasaba hambre sino tambin en Alemania,Francia o el Reino Unido.

    13. Vase si no la dificultad en llegar a un acuerdosobre tantas cuestiones de gravedad en el senodel Consejo de Seguridad de Naciones Uni -das, mucho ms reducido y en donde cincomiembros tienen el derecho de veto.

    14. Declaracin Schuman: http://europa.eu/about-eu/basic-information/symbols/europe-day/schuman-declaration/index_es.htm

    15. Junto con el tratado que constituy la Comuni -dad Europea de la Energa Atmica.

    16. Inspirado en Alfons CALDERN, Europa es laempresa, publicado en Cinco Das, Madrid 8de mayo de 2010.

    17. Con visin de futuro, Schuman deca en 1953:Tenemos que construir la Europa no slo delinters de los pases libres, sino la que integretambin a los pases de la Europa Oriental,desde el momento en que se liberen del yugoque los oprime y nos pidan aceptarlos en nues-tra comunidad. Muchos de esos pases seincorporaron a la UE 51 aos despus.

    18. La Unin establecer un mercado interior.Obrar en pro del desarrollo sostenible deEuropa basado en un crecimiento econmicoequilibrado y en la estabilidad de los precios,

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    NOTAS

  • en una economa social de mercado, altamen-te competitiva, tendente al pleno empleo y alprogreso social, y en un nivel elevado de pro-teccin y mejora de la calidad del medioambiente. Ttulo I, artculo 2, prrafo 3 delTratado de Lisboa.

    19. Eugenio RECIO, Reptes de leconomia socialde mercat al segle XXI. Conferencia pronun-ciada en ESADE el 4 de febrero de 2010.

    20. La pugna que hay en 2013 y que se arrastra deaos anteriores entre las autoridades europeasy varios operadores de telecomunicacionespara reducir las tarifas de roaming va en esalnea. Sera muy difcil que una sola nacinpudiera ni tan slo plantear la cuestin.

    21. Para ampliar la cuestin se puede ver COMISINEUROPEA, Plan director para una Unin Eco -nmica y Monetaria profunda y autntica,Bruselas, 28 de diciembre de 2012.

    22. El hecho de que la parte monetaria sea msfuerte que la econmica es fruto de la historia.Mitterrand propuso a Kohl la Unin Moneta -ria y Alemania expuso sus reservas si no habagrandes avances hacia la unin poltica. PeroAlemania tuvo que aceptarla, ya que con ellavena el aval del presidente francs a la reuni-ficacin del pas.

    23. Ahora son veintiocho comisarios, uno por esta-do miembro.

    24. Alfons CALDERN, Adnde vas Europa?, enLa Vanguardia, 16 de diciembre de 2012.

    25. Con motivo de su 50 aniversario en 2011, laOCDE construy el ndice para una vida me -jor, en donde adems de los factores clsicospara medir el grado de progreso de un pas, sedestaca la cultura, como sistema de valores yla percepcin de las personas (www.oecdbetterlifeindex.org).

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