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INSTITUTOARGENTINOPARA ELDESARROLLOECONÓMICOPresidente:Salvador María Lozada

Vicepresidente:Alfredo Eric Calcagno

Secretario:Eliseo Giai

Prosecretario:Salomón Fainstein

Tesorero:José María Cardo

Protesorero:Carlos Zaietz

Vocales Titulares:Juan Carlos AmigoSergio CarpenterPedro EtchichuryDante FalcoAlfredo T. GarcíaHéctor A. GarcíaFlora LosadaEduardo MariWalter PengueDaniel RascovschiAlberto RosenthalAlberto UrthiagueLucía VeraCarlos M. VilasGuillermo Vitelli

Revisores de Cuentas titulares:Ana HawrylkowiczNorma Penas

Dirección y administración:Hipólito Yrigoyen 1116 - 4º piso(C1086AAT) Buenos Aires, ArgentinaTeléfonos y fax: 4 381-7380/9337e-mail: [email protected]@iade.org.arhttp://www.iade.org.ar

Nº 21016 de febrero al31 de marzo de 2005

Editor responsable:Instituto Argentino para elDesarrollo Económico (IADE)

Director:Juan Carlos Amigo

Secretaría de Redacción:Irene BrousseMónica Padlog

Comité Editorial:PresidenteHoracio Giberti

Enrique O. ArceoEduardo BasualdoAlfredo Eric CalcagnoDina FoguelmanMiguel Teubal

Registro Nacional de laPropiedad Intelectual Nº 133452

Los artículos pueden ser librementereproducidos con sólo acreditar aRealidad Económica como fuentede origen, salvo indicación en con-trario. La responsabilidad de los ar-tículos firmados recae de maneraexclusiva sobre sus autores y sucontenido no refleja, necesariamen-te, el criterio de la dirección.

Impreso en Inverprenta S.A., SanAntonio 941 - Cdad. de Buenos Aires.

Franqueo PagadoConcesión Nº 3806

Correo

Central

Argentino

(B)

ISSN 0325-1926

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D o c u m e n t o

Condición irrenunciable para la negociaciónCondición irrenunciable para la negociacióncon el FMI: salir delcon el FMI: salir del defaultdefault con la pobreza encon la pobreza enla Argentinala Argentina

Plan Fénix

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Pa r a l a h i s t o r i a d e l p a í s I

“La soberanía nacional no se vende ni se la“La soberanía nacional no se vende ni se ladebe poner en peligro”debe poner en peligro”

Eduardo Menem12

Pa r a l a h i s t o r i a d e l p a í s I I

Los orígenes del Instituto Nacional de TecnologíaLos orígenes del Instituto Nacional de TecnologíaAgropecuaria (INTA).Agropecuaria (INTA).Análisis del período 1956-1961Análisis del período 1956-1961

Flora Losada21

En la primera mitad del siglo XX, existía la necesidad de dotar a la investigación, experimentación y extensiónagropecuarias de mecanismos institucionales, basados sobre los principales niveles de articulación del proceso pro-ductivo. Se consideraba que los aumentos de la productividad rural estaban fuertemente unidos a los avances de laciencia y la tecnología. En 1956 se crea en la Argentina el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA),con el objetivo de “impulsar y vigorizar la investigación, experimentación y extensión agropecuarias para acelerar la tecnificacióny mejoramiento de la empresa agraria y la vida rural”. Una institución es un espacio donde diferentes actores exponen susideas, definen sus intereses y organizan sus relaciones de poder frente a otros grupos para lograr determinados re-sultados. Una parte de la bibliografía existente sobre el desarrollo científico y tecnológico agropecuario anterior alINTA presenta algunos acontecimientos relevantes en materia de generación de tecnología agropecuaria. En la ma-yoría de los casos no se reconocen o se desmerecen las realizaciones de esfuerzos en CyT agropecuaria en el país.Varios autores destacan que la creación del INTA se debió a una “idea” e “iniciativa” de Raúl Prebisch, como di-rector de CEPAL. Esta investigación, basada sobre documentos y entrevistas a algunos de los participantes de lacreación y de los primeros años del INTA, intenta aportar elementos y reflexiones que, saliendo de una visión sim-plista, contribuyan a un mayor conocimiento sobre el tema. Para una mejor comprensión el trabajo está divididoen partes: a) los alcances y significación del decreto-ley Nº 21680/56; b) importancia del contexto de la creacióndel INTA; c) la presidencia del Ing. Agr. Horacio Giberti.

El senador Eduardo Menem ha anunciado recientemente que, despuésde 20 años, podría dejar su cargo de legislador. El número doble de Rea-lidad Económica (4º y 5º bimestres de 1988) dedicado al tema del Esta-do -cuando ya estaba instalada en la agenda pública la cuestión de lasprivatizaciones- incluye una intervención del senador Menem en la in-terpelación al ministro de Obras y Servicios Públicos, Rodolfo Terrag-no, que sin duda llamará a la reflexión a nuestra memoria histórica.

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E c o n o m í a s o c i a l

La economía social fundacional como incubadoLa economía social fundacional como incubado--ra de la nueva economía solidariara de la nueva economía solidaria

Mario César Elgue42

A partir de diciembre de 2001 la sociedad argentina se vio enfrentada con la crisis más grave de suhistoria. Los segmentos más perjudicados -particularmente sectores de las clases medias y crecientescontingentes de desocupados- irrumpieron con una fuerza incontenible en la escena pública, eviden-ciando la centralidad de los problemas que antes habían sido considerado marginales, mostrando la in-viabilidad de un modelo de país en el cual el 53% de sus habitantes había sido sumergido por debajode la línea de pobreza y diariamente 16.855 personas ingresaban a la categoría de nuevos pobres. Laprofundidad del trance obligó a replantear el paradigma, revalorizando el sentido de la labor del Esta-do y de la política como arte del bien común; brotó una mayor participación de diversos y numerososactores que se acercaron a iniciativas de horizontalidad deliberativa y a voluntariados productivos.

Tr ab a j o IInformalidad, precariedad y trabajo en negro:Informalidad, precariedad y trabajo en negro:distinción conceptual y aproximación empíricadistinción conceptual y aproximación empírica

María Eugen ia LabrunéeMar cos Est eban Gal lo

60En los últimos años la discusión sobre el deterioro en las condiciones del mercado de trabajo ha da-

do lugar a la difusión de una terminología en la cual conceptos co-mo precariedad laboral, trabajo en negro o informalidad se utili-zan a veces de manera confusa, ya sea como sinónimos, ya sea alu-diendo a realidades diferentes de las que tales términos quierensignificar. En rigor, cada uno de estos conceptos remite a circuns-tancias específicas que, si bien suelen aparecer sobrepuestas en laconfiguración de una misma situación laboral, son claramente di-ferenciables. Así, mientras el trabajo en negro hace referencia a laausencia de una relación contractual debidamente encuadrada enlos cánones legales vigentes, la precariedad laboral abarca aspectosmás complejos de la relación entre capital y trabajo, mientras quela informalidad constituye esencialmente una modalidad de opera-ción de la unidad productiva.

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Trabajo II

Siniestralidad y legalidad enSiniestralidad y legalidad enel trabajo agrario argentinael trabajo agrario argentina

Susana Formento - Ana Fer razz ino -Ana Cri s t ina Amador

78En la Argentina en 1997 se promulgó el decreto aprobatorio del reglamento de Higiene y Seguridad para la Ac-

tividad Agraria, en el que se precisan los derechos y las obligaciones del empleador, del trabajador y de las asocia-ciones de riesgos del trabajo (ARTs). De esta forma, como legitimación legal de sus particularidades, el sector dis-pone de una reglamentación especial, situación preferencial desde el punto de vista legal, no lograda por otros sec-tores de alta peligrosidad tal como la minería. Sin embargo, la institucionalización de la legislación sobre riesgos la-borales no impactó en la disminución de la siniestralidad, a partir de prácticas que responden a las condiciones detrabajo agrario. En efecto, durante el lapso 1997/2001, las estadísticas señalan elevados niveles de siniestralidadasociados con el incumplimiento de la normativa, que confirman las deficiencias estructurales e históricas que su-fre el sector, el fuerte contraste entre el régimen jurídico, y la realidad y necesidad de implementar los métodos ytécnicas legislados.

DebatesDesarrollo económico y condiciones de vidaDesarrollo económico y condiciones de vidaen la Argentina (1880-2002)en la Argentina (1880-2002)¿Entre la equidad y el crecimiento?¿Entre la equidad y el crecimiento?

Cec i l ia Nahón - Mar iana Gonzál ez102

El estridente derrumbe de la Convertibilidad terminó de sepultar las ilusiones respecto de las bonda-des del patrón de crecimiento basado sobre la apertura y la liberalización de la economía. Fracasadastodas las recetas, hoy reaparece la búsqueda de nuevas fórmulas capaces de revertir el errante pero de-cidido naufragio de la economía argentina durante las últimas décadas. Luego de años de mutismo, co-mienza a erigirse un espacio para la discusión de nuevas posibilidades y alternativas. Las miradas se vuel-can hacia el pasado. En este marco, se destaca la aparición de una novedosa corriente de estudios aca-démicos que, desde escuelas teóricas sumamente diversas, hace eje en la reflexión sobre el desarrolloargentino desde una perspectiva de largo plazo. Entre la equidad y el crecimiento, el libro recientemente pu-blicado por Pablo Gerchunoff y Lucas Llach, es uno de ellos. Se trata de un ensayo que presenta la vi-sión de los autores sobre los rasgos salientes de la evolución económica del país entre 1880 y 2002. Esteartículo se aboca a la discusión crítica de ese trabajo, con el fin de contribuir al estudio de la historiaeconómica como clave para la comprensión del presente y, también, como ingrediente esencial para laelaboración de propuestas de cara al futuro.

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I A D E

En resumidas cuentasEn resumidas cuentas45 días de no t i c ia s 128

I A D EActividades 2005Actividades 2005 158

G a l e r a d e c o r r e c c i ó n

Los últimos cuarenta años. Argentina aLos últimos cuarenta años. Argentina ala derivala derivaDANIEL MUCHNIK

Danie l Víc to r Sosa

Poblados bonaerenses. Vida y milagrosPoblados bonaerenses. Vida y milagrosHUGO RATIER

Marisa D’Amato

Informe Económico Financiero Nº 300Informe Económico Financiero Nº 300CEFIM

Edgardo A.Form

152154156

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Condición irrenunciable paraCondición irrenunciable parala negociación con el FMI:la negociación con el FMI:salir delsalir del defaultdefault con la pobrezacon la pobrezaen la Argentinaen la Argentina

Documento

Plan Fénix*

* Proyecto estratégico de la Universidad de Buenos Aires

La Argentina ha culminado la re-conversión de su deuda públicacon los tenedores privados de bo-nos. Se ha logrado una acepta-ción por un 76% del total y se haconvertido a moneda local el 37%del importe canjeado.

Puede considerarse que se hadado un paso importante. La ne-gociación ha sido dura y compleja,no exenta de amenazas y ha de-parado una lección: actuar con fir-meza y racionalidad brinda resul-tados, no sólo en términos de lo-gros concretos, sino también endignidad. Esta posición oficial hacontado con el consenso de la so-ciedad, el cual ha sido crucial pa-ra hacer frente a las presiones delos sectores vinculados con losintereses de los acreedores. Hadado más frutos, por cierto, que

las políticas previas de emitir “se-ñales amistosas” a los volátiles yoportunistas mercados financie-ros, fundamento de las orientacio-nes neoliberales dominantes en la“segunda década perdida”, la delos ’90.

Se encara ahora la renegocia-ción con el Fondo Monetario Inter-nacional, suspendida en septiem-bre de 2004. Entendemos enton-ces que son apropiadas las si-guientes consideraciones:

El FMI ha mostrado una conside-rable ineptitud para desempeñarla función que su estatuto le asig-na, esto es, contribuir al creci-miento equilibrado de los paísesmiembro, en condiciones de plenoempleo. Ello se desprende delanálisis de su desempeño durantelas últimas dos décadas. Se ocu-

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9El default con la pobreza

pó, eso sí, de promover la liberali-zación comercial y financiera, losajustes ortodoxos y las privatiza-ciones, políticas que contribuye-ron a generar episodios sistemáti-cos de crisis, que -por otra parte-ni siquiera fue capaz de anticipar.Así ocurrió, en la última década,en los casos de México, el Sudes-te Asiático, Rusia y el Brasil.

Así se comportó también con laArgentina, que brindó un terrenoespecialmente fértil para su accio-nar. En nuestro país el FMI ade-más incrementó considerable-mente sus préstamos, avalandoalquimias financieras que intenta-ron dar sustento a un modelo in-viable e inequitativo, con el únicoresultado de contribuir en definiti-va a la fuga de capitales previa ala crisis terminal de fines de 2001.Luego presionó -a principios de2002- por una liberalización cam-biaria que produjo una corrida,morigerada luego por los contro-les de cambio instrumentados,contra su parecer, por el gobiernoargentino. La consecuencia ha si-do la pauperización inédita degran parte de la sociedad argenti-na.

El FMI no parece haber extraídolección alguna de su larga seriede errores. Más allá de la tenueautocrítica elaborada por su “Ofi-cina de Evaluación Independien-te”, sus voceros, sus técnicos ysus directivos reiteran sus rece-tas. A ellas se agregan ahora re-clamos a favor de la inclusión enel plan inmediato de pagos de la

deuda de los acreedores que noingresaron al canje y el ajuste delas tarifas de los servicios públi-cos, amén de una retahíla de pe-didos de reformas “estructurales”(para el sistema financiero, elmercado de trabajo, el sistemaprevisional, la coparticipación fe-deral y otras varias cuestiones).Estos son los temas que, de he-cho, integrarían la agenda de lanegociación.

Entendemos que, en primer tér-mino, la negociación debe enca-rarse considerando la sustancialcorresponsabilidad del FMI en lagestación y los resultados de lacrisis argentina. Al mismo tiempo,deberá también ser revisado elparticular modo en que los orga-nismos multilaterales hacen valersu condición de “acreedores privi-legiados”. Desde el año 2002 hanpercibido, en tal carácter, no me-nos de 10.000 millones de dóla-res.

Es hora de que estos organis-mos concurran con parte del es-fuerzo requerido para que la Ar-gentina, termine de superar su cri-sis y pueda enfrentar obligacionesexternas a la altura de su real sol-vencia. En consecuencia, deberíadeterminarse una trayectoria futu-ra de pagos congruente con elperfil de compromisos asumidoscon los acreedores privados y, so-bre todo, con una senda sosteni-ble de crecimiento con equidad.Esta trayectoria no puede ser for-zada de modo irracional y deberíaademás acordarse para el media-

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10 realidad económica 210

no/largo plazos, a fin de ofrecer unhorizonte previsible (y creíble) atodos los actores económicos.Una estrategia razonable paranuestro país sería la de buscaruna extensión de los plazos en unescenario de 10 ó 12 años, en unarreglo en el cual podrían ganarambas partes.

Deberían rechazarse de modoterminante las denominadas “con-dicionalidades estructurales”, queestán fuera de la órbita de las fun-ciones establecidas en el estatutoy la normativa del FMI. Toda insis-tencia al respecto no puede serconsiderada sino reflejo del accio-nar de intereses particulares, cuyadefensa a través de un ente decarácter público y multilateral co-mo el FMI es éticamente repudia-ble, violenta las normas y -en defi-nitiva- tiende a deslegitimar aúnmás una institución enmarcada enel sistema de las Naciones Uni-das. Sólo cabe aceptar condicio-nalidades referidas estrictamentea la capacidad de pagos del Esta-do, en términos fiscales y cambia-rios.

En este último sentido, y tenien-do en cuenta que no se requierennuevos fondos sino la modifica-ción de los vencimientos existen-tes, debería analizarse seriamen-te -como último recurso- la posibi-lidad de suspender temporalmen-te los pagos al FMI y al BancoMundial, en caso de que estos or-ganismos no refinancien los ven-cimientos o pretendan hacerlo alcosto de comprometer las políti-

cas económicas soberanas de de-sarrollo.

Por otra parte, debe recordarseque la Argentina suspendió tem-poralmente los pagos a los orga-nismos durante el cuarto trimestrede 2002, lo cual no sólo no nos lle-vó al apocalipsis anunciado porlos epígonos de la dependencia-en un momento mucho más críti-co que el presente- sino que, porlo contrario, aquella decisión per-mitió fortalecer el poder negocia-dor de la nación y ayudó a revertirla depresión económica iniciadaen 1998.

El actual contexto político enAmérica latina brinda una oportu-nidad para avanzar en una estra-tegia conjunta del Mercosur quepermita armonizar criterios comu-nes en las negociaciones financie-ras con el Fondo, que pueden serextendidos -en el mediano plazo-a otros países hermanos.

Desde el Plan Fénix nos dirigi-mos a la sociedad para que apo-yemos una negociación firme y ra-cional en la que necesariamentedeben rechazarse las condicionesinaceptables. Con seguridad, losintereses de siempre, a través desus voceros locales y foráneos,con menguado prestigio pero conpoder político, financiero y mediá-tico pronosticarán catástrofes, co-mo lo han hecho -sin éxito- en es-tos últimos tres años. La lecciónde nuestra historia reciente es, sinembargo, que la firmeza otorgabeneficios, que los argentinos de-pendemos -en lo sustancial- de

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11El default con la pobreza

nosotros mismos y de nuestrosvecinos y amigos de buena volun-tad, y que debemos insertarnosen el mundo desde una perspecti-va sustentable y autónoma .

Esto implica seguir privilegiando,como hacen los países desarrolla-dos, el ahorro y la producción na-cional -única manera de recuperaren forma sostenida el empleo ylos salarios- en lugar del endeuda-miento y la especulación financie-ra.

Dejamos para el final, deliberaday provocativamente, lo que debeser lo primero. Una dimensión fun-

damental en la definición de unaestrategia de desarrollo es la quedefine la prioridad de pago de lasdistintas deudas. La Argentina es-tá en mora o default -si se prefie-re- con el 45 % de la poblaciónque percibe ingresos inferiores alnivel de la línea de pobreza. Unplan de cancelación urgente deesta deuda debe ser el punto departida de una estrategia de desa-rrollo con equidad y, desde ya,condición irrenunciable para lasnegociaciones que se reanudancon el FMI.

Marzo de 2005

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“La soberanía nacional“La soberanía nacionalno se vende ni se la debeno se vende ni se la debeponer en peligro”*poner en peligro”*

Para la historia del país I

Eduardo Menem**

* Fragmento de la interpelación del Senado al ministro de Obras y Servicios Públicos,Rodolfo Terragno, por la privatización parcial de Aerolíneas Argentinas, 27 y 28 deabril de 1988.

** Senador Nacional por La Rioja, P. Justicialista.

El senador Eduardo Menem ha anunciado reciente-mente que, después de 20 años, podría dejar su car-go de legislador. El número doble de Realidad Econó-mica (4º y 5º bimestres de 1988) dedicado al tema delEstado -cuando ya estaba instalada en la agenda pú-blica la cuestión de las privatizaciones- incluye unaintervención del senador Menem en la interpelación alministro de Obras y Servicios Públicos, Rodolfo Te-rragno, que sin duda llamará a la reflexión a nuestramemoria histórica.

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13La soberanía nacional

El gobierno*** ha iniciado unaserie de privatizaciones puntua-les. Se habla de la privatizaciónde Aerolíneas Argentinas, de EN-Tel y de otras empresas, deacuerdo por cierto con informacio-nes periodísticas, pero de lo quetodavía no tenemos conocimientoes de la filosofía general que ins-pira al gobierno en este tema delas privatizaciones.

El señor ministro ha hecho unaexposición muy teórica sobre elpapel del Estado y de las empre-sas públicas, pero no nos ha di-cho cuál es el marco político y le-gal dentro del cual se van a llevara cabo todas estas privatizacio-nes, sobre todo porque no parecehaber mucha coherencia entre elprocedimiento que se sigue enuno y otro caso.

Y aquí quiero señalar una prime-ra contradicción en que incurre elseñor ministro cuando, luego deseñalar como un logro de este go-bierno el haber privatizado Australpor el procedimiento de la licita-ción pública, hizo una serie deconsideraciones por las cualespone en dudas las ventajas delprocedimiento licitatorio. Esto,realmente, me ha sorprendidoenormemente porque la licitaciónpública está universalmente reco-nocida como el método más cris-talino y transparente que puedeutilizar el estado para elegir al co-contratante. Al parecer, en los ca-sos de Aerolíneas y ENTel eseprocedimiento no sirve, pero sí es

útil en el caso de Austral. Es poreso que no hay coincidencia acer-ca de los recaudos que debenreunirse en cada caso...

Sr. Gass. - ¿Me permite una in-terrupción, señor senador?

Sr. Menem.- Sí, señor senador.

Sr. Gass.- Respetuosamente,creo que usted también se contra-dice. Existe una diferencia: en elcaso de Austral se vende; en elotro, se toma un socio. Es decirque son dos situaciones comple-tamente distintas; no se trata deque en una interviene la licitacióny en otra no.

Sr. Menem.- Le voy a contestar,señor senador, también con elmismo respeto con que usted haformulado su observación.

Es mucho más grave no haberusado la licitación en los casos deAerolíneas Argentinas y de ENTeldonde prácticamente hay un pro-ceso de desnacionalización de di-chas empresas. Es mucho másimperioso usar el procedimientode licitación pública en relacióncon Aerolíneas y ENTel por la im-portancia de estas empresas ypor el patrimonio que se transfie-re, que respecto de Austral, razónpor la cual no incurro en contra-dicción alguna sino que, muy porlo contrario, reafirmo la necesidaddel procedimiento licitatorio.

Existe otra cuestión que tambiénme ha sorprendido. En la notaelevada por el señor ministro alofrecer su participación en esta

*** Del presidente Raúl Alfonsín (Nota de RE).

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14 realidad económica 210

sesión informativa, así como tam-bién en algunas declaraciones for-muladas por funcionarios de suministerio, parecería que se poneen duda que en estas operacionesde privatización o de búsqueda desocio para constituir una nuevaempresa -como quiera llamársela-deba intervenir el Congreso. Lo di-go así porque surge de los pro-pios términos utilizados en la notaque eleva el señor ministro.

En ella se habla acerca de quelos términos de uno o de ambosacuerdos pueden hacer impres-cindible la aprobación del Congre-so, “y que aun si no fuera así...”. Amí me parece absurdo, señor pre-sidente, que en una operación detanta importancia, donde se estádisponiendo del patrimonio nacio-nal, un funcionario de la jerarquíadel ministro pueda dudar acercade que tenga que intervenir elCongreso mediante la sanción deuna ley cuando hay claras y cate-góricas disposiciones legales queasí lo determinan.

En el caso de Aerolíneas Argen-tinas, estamos ante una sociedaddel estado regida por la ley20.705, que precisamente datadel último gobierno constitucionalperonista. En esa ley se establececlaramente cuál es el régimen delas sociedades del estado y, cate-góricamente, se determinan cuá-les con los capitales que integranuna sociedad del estado que, jus-tamente, deben ser estatales, yasea de la Nación, de las provin-cias o de las municipalidades. En

ese sentido, el artículo 3º dice queno podrán integrarse con capita-les privados.

Entonces, cabe preguntarse, enel caso de esta sociedad del esta-do -Aerolíneas Argentinas-, en elque se está tratando de la ventadel paquete accionario en un 40por ciento, ni más ni menos, ¿có-mo es posible que se pueda dudarde que tiene que intervenir el Con-greso para que pueda autorizarpor ley esa operación?, ya seamodificando la naturaleza de Ae-rolíneas Argentinas como socie-dad del estado o la ley 20.705,que es el régimen legal de dichotipo de sociedad.

Por lo que no puede dudarse,señor presidente, bajo ningúnpunto de vista, de que esa opera-ción tiene que estar autorizadamediante ley por el Congreso dela Nación. Y ello es así no sólo porestas razones legales sino tam-bién por razones de tipo político.Aquí se está disponiendo del pa-trimonio nacional, se está afectan-do el poder de decisión de la Na-ción respecto de cuestiones fun-damentales que hacen al manejode nuestra principal línea aérea,que no sólo nos vincula con losprincipales países del mundo sinoque une a todas las provincias ar-gentinas.

Parecería que se está queriendoignorar el papel de representantesdel pueblo que tienen los legisla-dores del Congreso de la Nación.Y similares consideraciones pue-den hacerse también en el caso

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15La soberanía nacional

de ENTel como empresa del esta-do -no ya sociedad del estado-,pero en la que también, desde elmomento en que se afecta el pa-trimonio nacional sería convenien-te el consentimiento de este Con-greso como paso previo e ineludi-ble a la realización de la opera-ción.

Sin embargo, señor presidente,aquí no sólo se ha puesto en du-da eso, sino que ya se ha avanza-do tanto en la ejecución de la car-ta de intención, que es cierto loque preguntaba hace un momentomi compañero senador por elChaco. No se puede negar quehay una delegación de SAS traba-jando en el tercer piso de la casacentral de Aerolíneas Argentinas,donde se ha puesto a su disposi-ción toda la información sobre elfuncionamiento de nuestra empre-sa aérea.

Aquí como en muchas otras oca-siones el gobierno nacional quiereaplicar la política de los hechosconsumados. Yo pregunto, si nose llega a concretar la operación,si nosotros la rechazamos el díade mañana por considerarla con-traria a los intereses nacionales,¿cómo se va a utilizar esa infor-mación por parte de la empresaextranjera, que en algunos casoses competidora de Aerolíneas Ar-gentinas?

Sería interesante saber -y luegointerrogaré al señor ministro alrespecto- si SAS abrió también laspuertas de sus oficinas y si hayuna delegación argentina traba-

jando en la sede de SAS, en lospaíses escandinavos, averiguan-do el tema de los costos, el esta-do de las máquinas, qué rutas tie-nen, si hay compatibilidad entrelas máquinas de SAS y de Aerolí-neas Argentinas, cuál es la situa-ción financiera de SAS, etcétera.¿Estamos investigando nosotroslos mismos temas que los escan-dinavos investigan en AerolíneasArgentinas?

Porque aquí no se trata de quevengan a hacernos una auditoríapara determinar si nos van a “ha-cer el favor” de comprarnos el40% del paquete accionario denuestra principal línea aérea.

Estas son algunas de las dudasque nosotros tenemos y por esoqueríamos la presencia del señorministro en este recinto, por lo queme parece muy bien que hayaconcurrido para aclarar estos ymuchos otros puntos.

Porque aquí, señor presidente,no sólo se trata de privatizar en elsentido de transferir parte del pa-trimonio nacional a empresas ex-tranjeras, sino que también setransfiere poder de decisión quees lo más grave. En el caso deAerolíneas Argentinas, para elciudadano común que no lea de-tenidamente la carta de intención,la venta del 40% de Aerolíneas talvez no llegue a preocuparlo por-que podría pensar que con el 60%restante se conserva todo el po-der de decisión. Pero hay otra dis-posición que dice que para las de-cisiones esenciales se necesita

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16 realidad económica 210

un 70% de los votos en las reunio-nes de directorio o asamblea deaccionistas, según el caso.

Aquí se plantea el interroganteacerca de cuáles son esas deci-siones esenciales. ¿Aerolíneas vaa poder ampliar en el futuro susrutas si no lo autoriza o no le otor-ga esa mayoría calificada SAS?¿Aerolíneas Argentinas va a po-der comprar una aeronave en elfuturo si no lo autoriza SAS? Elseñor ministro deberá explicar siéstas son decisiones esenciales,o en su caso, ¿cuáles son?

En materia de tarifas, si la em-presa extranjera viene aquí conese criterio exclusivo de la renta-bilidad, temo mucho que Aerolí-neas tenga que suspender algu-nos viajes al interior que se co-bran a precios promocionales o defomento, porque necesitamos co-municarnos en un país tan exten-so, en el que se requiere muchasveces este tipo de promoción. Pa-ra tal fin, está el estado como pro-motor del bienestar porque hayaspectos en los cuales el estadono puede proceder con un carác-ter fenicio, sino que debe guiarsecon el criterio de llevar el bienes-tar a la población y yo no sé si alos escandinavos les a interesarque el avión llegue a Santa Cruz,o a La Rioja, o a La Quiaca. Y sise maneja con ese criterio exclusi-vo de la rentabilidad, no sé acuánto llegarán las tarifas.

Todos éstos son temas que nospreocupan seriamente y más nospreocupa, señor presidente, por-

que desde el comienzo este nego-cio ha estado mal manejado; seha reconocido que muchos de losfuncionarios de Aerolíneas y deldirectorio de empresas públicasse enteraron por los diarios de es-ta operación. Cabe preguntarsepor qué tanto secreto, por qué tan-ta reserva para buscar el cocon-tratante. Se ha llegado a decir queel funcionario que intervino en losprimeros pasos de la operacióntuvo que pagar de su bolsillo losgastos de viaje para evitar que sesupiera que iba a Suecia o Norue-ga, en un momento en que enesos países hacía 30 grados bajocero. ¿Qué es lo que pasa, señorpresidente? ¿Estamos hablandode la venta de una empresa esta-tal o estamos contando una pelí-cula de espionaje? (Risas)Esto es un procedimiento que

debe tener transparencia, no sóloen el momento de firmar el contra-to, sino en el inicio mismo de lanegociación.

No me termina de convencer loque se dijo tan ligeramente por ahí-no sé si lo no dijo el propio señorpresidente de la Nación-, en elsentido de que no se podrá impu-tar que éste es un acto de conce-sión al imperialismo, porque no sepuede hablar del imperialismosueco o escandinavo. No es ésteel caso. No se puede tomar contanta ligereza un tema de tantamagnitud.

La licitación pública es el únicoprocedimiento lícito en operacio-nes de esta naturaleza para elegir

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17La soberanía nacional

al cocontratante.

Corresponde preguntar por quése eligió a SAS y no a otra empre-sa. Se ha dicho que es porque Ae-rolíneas Argentinas están en elsur y SAS en el norte; no es unbuen argumento. Puede haberotras empresas que ofrezcan me-jores condiciones, pero no pode-mos saberlo porque no las hemosinvitado, o al menos, si se las hainvitado, ha sido bajo un secretotan estricto que nosotros no lo sa-bemos. El pueblo no lo sabe, y no-sotros, representantes del pueblo,tampoco lo sabemos.

Es decir, señor presidente, aquíno sólo se ha privatizado o queri-do privatizar dos empresas queson muy caras a los afectos ar-gentinos, sino que también -y estoes lo más grave- se ha privatizadoel procedimiento. Y reitero que es-to es muy grave cuando se tratade disponer de fondos del patri-monio nacional.

Por eso debo expresar desde yael más enérgico rechazo a este ti-po de procedimientos que creanun pésimo precedente en el ma-nejo de la cosa pública en el or-den nacional y que afecta un prin-cipio elemental sobre el que sebasa la República, que es el de lapublicidad de los actos de gobier-no. La publicidad debe tener lugarno sólo cuando se firma la cartade intención sino desde el mismomomento en que se inicia la nego-ciación, lo que en este caso no haocurrido.

Y aquí, señor presidente, surgen

muchas otras dudas. Tendríamosque formular un extenso cuestio-nario porque debo decir, realmen-te, que después de la informaciónsuministrada por el señor ministrome han quedado más dudas queantes; no me ha aclarado absolu-tamente nada. No sólo eso sinoque estoy más convencido queantes de lo peligroso e inconve-niente de este procedimiento.Aquí se enfatiza el tema de la ine-ficiencia de la empresas del esta-do, por lo menos de algunas deellas. Y yo digo lo siguiente: ¿lasempresas estatales son ineficien-tes por naturaleza o lo son por losmalos funcionarios que las mane-jan? (Aplausos en las galerías)Me pregunto, señor presidente, y

todos nos preguntamos, si unaempresa estatal anda mal y dapérdidas, ¿por qué no buscarotros hombres que las dirijan concriterios de eficiencia y basadossobre el conocimiento de la mate-ria que se trata? Nosotros sabe-mos que en algunos de los direc-torios de estas empresas se hapuesto a algunos funcionariosprovenientes de actividades total-mente distintas. Por ahí se dice -yno expreso esto peyorativamente-que sacaron a alguien de una fá-brica de pastas para que maneja-ra Aerolíneas Argentinas. (Aplau-sos en las galerías)También cabe preguntar, señor

presidente, ¿cómo puede preten-derse que una empresa mantengauna línea coherente, eficiente, conuna política determinada al servi-

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cio del país cuando, como en elcaso de ENTel, pasaron durantelos últimos cuatro años cuatro mi-nistros de Obras y Servicios Públi-cos -Carranza, Tomasini, Trucco yTerragno-, cuatro secretarios deComunicaciones -Ciancaglini, Zu-bieta, Ciminari y Magliano-, cuatroadministradores generales de laempresa -García, Guerra, Gallo yKlein- y un interventor -Liebson-,sin olvidar que en algún momentohubo un estado de acefalía?¿Puede haber coherencia así enel manejo de una empresa? Si acualquier empresa privada a laque en cuatro años le cambiancuatro veces al dueño, al gerente,al capataz, ¿puede tener una polí-tica coherente, señor presidente?(Aplausos en las galerías)Entonces, por este camino, si ca-

da vez que una empresa andemal, en lugar de tratar de que fun-cione bien, vamos a rifarla o ven-derla al extranjero, en poco tiem-po más -por la ineficiencia del ma-nejo del Estado-, nos vamos aquedar con muy pocas empresasen poder del estado y del país.

Esto es lo grave que tenemosque advertir y lo tenemos que ha-cer ahora cuando falta poco másde un año para que en el país ha-ya elecciones generales que pue-den determinar -yo estoy conven-cido de que va a ser así- un cam-bio político muy grande en la cú-pula del poder nacional.

Entonces no vaya a ocu-rrir que cuando vengan nuevasautoridades tengan que anular es-

tos contratos por ser violatorios dela ley y tengamos que embarcar-nos en juicios que causarán tantodaño al Estado, del que serán res-ponsables todos los que ahora es-tán tomando esta grave responsa-bilidad de vender parte del patri-monio nacional sin observar lasmás elementales normas de pru-dencia política y, lo que es másgrave, claras y categóricas dispo-siciones del régimen legal argenti-no.

No puedo dejar de expresar alseñor ministro que no debe olvidarque también hay una ley de Con-tabilidad que no sólo se aplica pa-ra la compra y venta de bienes co-mo él parece entenderlo. Me voy apermitir recordarle al señor minis-tro que el artículo 55 de la ley deContabilidad dice que toda com-pra o venta por cuenta de la Na-ción, así como todo contrato sobrelocaciones, arrendamientos, tra-bajos o suministros, se hará porregla general, previa licitación pú-blica.

Parece indudable que si la admi-nistración pública para comprarun automóvil llama a licitación pú-blica, ¿cómo no vamos a llamar alicitación pública para disponer delpatrimonio de dos importantesempresas estatales?

Pero aquí hay además un pro-blema de soberanía. No se puedeaceptar que el precio de mercadolo va a determinar el Banco Intera-mericano de Reconstrucción y Fo-mento. Nosotros no le tenemosconfianza. Y además le pregunto

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al señor ministro:¿en ese preciode mercado, cuál es el valor quetiene el precio de la soberanía na-cional? (Aplausos en la galería)Yo le contesto que la soberanía

nacional no tiene precio, no sevende, no se enajena ni se la de-be poner en peligro.

Por otra parte yo le preguntotambién qué recaudos se han to-mado o se van a tomar para quemediante esos capitales privadosque integran el patrimonio de SASno se nos infiltre el día de mañanael capital inglés y terminemossiendo socios de los usurpadoresde las Malvinas (Aplausos en lasgalerías)Entonces, creo que todo esto

nos debe hacer meditar muy se-riamente porque ha llegado el mo-mento de asumir plenamente lasresponsabilidades del caso paraque esta negociación -que se ini-ció como un operativo tipo coman-do que haría enrojecer de ver-güenza a James Bond- se encua-dre dentro del régimen legal ar-gentino, para que se le dé partici-pación al pueblo a través de suslegítimos representantes, paraque se consulte con los trabajado-res sobre el destino de las empre-sas porque eso de cederles el 9%no tiene ningún valor a esos fines.

Aquí tiene que quedar en manosnacionales el real y efectivo poderde decisión. ¿Por qué no se ha in-tentado previamente captar capi-tales argentinos antes de recurriral extranjero? ¿Por qué no se hapropuesto algún sistema de auto-

gestión para que los argentinosmanejemos aquellos servicios pú-blicos que se relacionan con la de-fensa nacional y el desarrollo delpaís antes de ir a buscar gente enel otro confín del mundo?

¿Tiene esto o no relación con ladefensa nacional, concepto quehemos definido hace poco tiempoal tratar la ley de defensa? Porqueel manejo de una línea aérea contráfico nacional e internacional olas redes troncales del servicio te-lefónico, ¿no hacen al desarrollo,a la defensa y a la soberanía delpaís? Señor presidente: tenemosque reflexionar profundamentesobre estos asuntos. Aquí no va-len las especulaciones políticas.No nos interesa que el gobiernopague un costo político por todoesto. Creo que a lo largo que es-tos cuatro años ha tenido un des-gaste tal que ya no hay forma dedeteriorarse más. Lo que sí nosinteresa seria y responsablemen-te es el destino del país.

Por eso, lo que queremos es quejuntos nos dispongamos a defen-der el patrimonio nacional y que,en estos casos, veamos la formade que no sólo esas empresas si-no todas las empresas del estadopuedan funcionar mejor. Enton-ces, busquemos seriamente losmedios para lograrlo, con un sen-tido nacional.

Aquí se habla de que se aportancapitales. Fíjense que el capitalque aparentemente ofrece aportarTelefónica Española es igual o in-ferior al que ha puesto el pueblo

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argentino a través del Plan Mega-tel. Entonces, ¿por qué vamos abuscar afuera lo que podemos te-ner en nuestro país?

Señor ministro, se lo digo con to-da sinceridad: ahora tengo másdudas que antes sobre los tan pu-blicitados beneficios de estas ne-gociaciones. Por lo contrario, creoque estamos haciendo un pésimonegocio. No dudo de sus intencio-nes ni de las de todos los que es-tán interviniendo en estas opera-ciones, pero creo que se está ha-ciendo un negocio perjudicial paralos intereses nacionales, no sólodesde el punto de vista económi-

co sino que, y esto es lo más gra-ve, se está comprometiendo la so-beranía del país y la defensa na-cional. Y lo que es más grave aún:se está comprometiendo el futurode nuestros hijos y el de los hijosde nuestros hijos.

Por eso le debo decir que recha-zo categóricamente esas cartasde intención y le pido a usted, ypor su intermedio al Poder Ejecu-tivo, que se las revea y que seconsulte previamente al pueblo através de sus representantes por-que allí encontrarán la verdad y lamayor garantía de que se estándefendiendo los sagrados intere-

Senador (PJ) Eduardo Menem

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Los orígenes del Instituto Nacional deLos orígenes del Instituto Nacional deTecnología Agropecuaria (INTA)Tecnología Agropecuaria (INTA)Análisis del período 1956-1961Análisis del período 1956-1961

Para la historia del país II

Flora Losada*

* Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios (CIEA) Instituto de Investigaciones deHistoria Económica y Social. Facultadad de Ciencias Económicas. Universidad deBuenos Aires.

1 Decreto-ley Nº 21.680./56 de creación del Instituto Nacional de Tecnología Agrope-cuaria (INTA)

2 Ver un análisis completo en : León y Losada (2002).3 Este trabajo es un avance de una investigación realizada junto al Dr. Carlos León. En-

trevistas a las siguientes personas: Dr. Héctor Camberos, Ing. Agr. Horacio Giberti,Ing. Agr. Carlos López Saubidet, Ing. Agr. Norberto Reichart y Dr. Norberto Ras. Do-cumentos de las bibliotecas personales del Ing. Agr. Horacio Giberti y del Ing. Agr.Walter Kugler.

En la primera mitad del siglo XX, existía la necesidad de dotar a la investigación, experi-mentación y extensión agropecuarias de mecanismos institucionales, basados sobre losprincipales niveles de articulación del proceso productivo. Se consideraba que los aumen-tos de la productividad rural estaban fuertemente unidos a los avances de la ciencia y la tec-nología. En 1956 se crea en la Argentina el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria(INTA), con el objetivo de “impulsar y vigorizar la investigación, experimentación y exten-sión agropecuaria para acelerar la tecnificación y mejoramiento de la empresa agraria y lavida rural”1. Una institución es un espacio donde diferentes actores exponen sus ideas, de-finen sus intereses y organizan sus relaciones de poder frente a otros grupos para logrardeterminados resultados. Una parte de la bibliografía existente sobre el desarrollo científi-co y tecnológico agropecuario anterior al INTA presenta algunos acontecimientos relevan-tes en materia de generación de tecnología agropecuaria. En la mayoría de los casos no sereconocen o se desmerecen las realizaciones de esfuerzos en CyT agropecuaria en el país.Varios autores destacan que la creación del INTA se debió a una “idea” e “iniciativa” deRaúl Prebisch, como director de CEPAL. 2

Esta investigación, basada sobre documentos y entrevistas3 a algunos de los participan-tes de la creación y de los primeros años del INTA, intenta aportar elementos y reflexionesque, saliendo de una visión simplista, contribuyan a un mayor conocimiento sobre el tema.Para una mejor comprensión el trabajo está dividido en partes: a) los alcances y significa-ción del decreto-ley Nº 21680/56; b) importancia del contexto de la creación del INTA; c) lapresidencia del Ing. Agr. Horacio Giberti.

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El decreto-ley de creacióndel INTA

El 4-12-56, el gobierno militar4

encabezado por el general PedroE. Aramburu y el almirante IsaacF. Rojas dictó el decreto–ley Nº21.680, que consta de 29 artícu-los, estableciendo la creación delINTA. El primero contiene la esen-cia y los móviles del organismo.Se lee: “ Créase el Instituto Nacio-nal de Tecnología Agropecuaria(INTA), para impulsar, vigorizar ycoordinar el desarrollo de la inves-tigación, experimentación y exten-sión agropecuarias y acelerar losbeneficios de estas funciones fun-damentales: la tecnificación y elmejoramiento de la empresa agra-ria y de la vida rural”.

Recién el 6 de mayo del año si-guiente fue aprobado el decreto4.644/57 reglamentario del decre-to-ley Nº 21680/56, nombrándosepresidente al Ing. Agr. MarceloLernoud. Durante ese año las ta-reas se concentraron solamenteen la organización de la institu-ción.

Entre las características másdestacadas de la estructura delINTA en el momento de su crea-ción podemos nombrar su autar-quía financiera, funcional y admi-nistrativa. La descentralización delas tareas y el financiamiento pro-veniente del 1,5 % de las exporta-ciones agropecuarias le otorga-ban total libertad de movimiento.

La estructura institucional se ba-saba sobre cuatro instancias fun-damentales: 1) la Comisión Ase-sora Nacional, 2) el Consejo Di-rectivo, 3) la Dirección General y4) el Centro Nacional de Investi-gaciones Agropecuarias y losCentros Regionales.

La Comisión Asesora Nacionalera el órgano asesor del Ministeriode Agricultura y Ganadería de laNación. Estaba presidida por elministro e integrada por un repre-sentante de cada una de las pro-vincias adheridas al decreto-ley,un representante de cada una delas Facultades de Agronomía yVeterinaria de las distintas Univer-sidades y dos representantes delos productores agropecuarios porcada una de las áreas de influen-cia de los Centros Regionales.

Los productores agropecuariostenían participación en el manejodel organismo, a través de sus re-presentantes en el Consejo Direc-tivo. Este último, estaba integradopor tres miembros de la produc-ción, uno de la Facultades deAgronomía y Veterinaria, uno delBanco de la Nación Argentina ypor último dos representantes delMinisterio de Agricultura y Gana-dería, debiendo ser uno ingenieroagrónomo y el otro médico veteri-nario.

La Dirección General era el orga-nismo ejecutivo del INTA. Estabaintegrada por un director general,

4 Recordemos que algo más de un año atrás, el gobierno constitucional de Juan D. Pe-rón habia sido destituido por la llamada “Revolución Libertadora” .

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un subdirector general y directo-res asistentes de cada una de lasramas fundamentales de las acti-vidades de la institución.

El Centro Nacional de Investiga-ciones Agropecuarias tenía a sucargo las investigaciones básicasy el desarrollo de los programasde investigación nacional. Estabaintegrado por institutos que fun-cioban coordinadamente entre sí.

El equivalente del Centro Nacio-nal, en las distintas regiones, eranlos Centros Regionales que fun-cionaban en las Estaciones Expe-rimentales y tenían a su cargo laorganización y coordinación de lainvestigación de los problemasagropecuarios regionales y de losrespectivos programas de exten-sión.

En aquel momento, se dividió elterritorio nacional en siete regio-nes localizándose en cada una uncentro regional. Cada centro po-seía varias estaciones experimen-tales de las cuales dependían lasagencias de extensión, encarga-das de divulgar las mejoras técni-cas, llegando a los hogares rura-les. Este criterio de organizaciónregional con descentralización deresponsabilidades se debió al re-conocimiento6 de los graves pro-blemas que afectaban a las pro-ducciones regionales.

El Instituto recibió del Ministerio28 estaciones experimentales. Unaño más tarde, para cubrir zonasdel país que no tenían asistencia,se sumaron 9 estaciones. Ade-más se contaba con 87 agenciasde extensión. El personal ocupa-do en las distintas tareas alcanza-ba la cifra de 2.848 personas. (Bo-letín Informativo Nº 1).

Se consideraba que el desarrolloeconómico impulsado por unaprogresiva y constante tecnifica-ción de los métodos y los mediosde producción, al mismo tiempoque un proceso educacional quepermitiera a los productores deter-minar exactamente sus propiosproblemas y ayudarlos a adquirirconocimientos e inspirarlos a to-mar acción como el resultado desus propios esfuerzos, capacidady convicciones, los conduciría aldesarrollo de la comunidad y delbienestar rural. (Ing. Agr. NorbertoReichart).

La extensión era el gran desafíocon el cual se enfrentaban loshombres que proyectaban el IN-TA. El Ing. Reichart impulsaba lasideas de la extensión en un entor-no productivo complejo, ya quehabía que unir la problemáticaambiental con la productiva, laeconómica, la social y la psicológi-ca. Nos comentó que “la tarea no

5 En una comunicación telefoníca el Ing. Agr. Ubaldo Garcia nos comentó que junto conel Ing. Agr.Norberto Reichart, en 1937, recién recibidos de ingenieros agrónomos vi-sitaron las provincias de Chaco y Formosa y fue así que “...habían entrado en contac-to con la miserable situación en que se encontraba la población rural, ellos que veníande la Capital se encontraron con una realidad de extrema pobreza. Es así que propi-ciaban el desarrollo tecnológicoa través de la educación para alcanzar una mejor ca-lidad de vida”.

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se presentaba en forma sencilla,de ahí la necesidad de equipos in-terdisciplinarios, que buscaran através de su trabajo integrar las la-bores de investigación, experi-mentación y extensión”.

La familia era la unidad socialbásica para realizar este proyectode bienestar rural. Los agriculto-res y sus familiares debían partici-par en todas las etapas del proce-so productivo (análisis de los pro-blemas, diseño de los proyectos,investigación, prueba y ejecu-ción), para integrarse a la acción ygenerar el cambio. La acción edu-cativa con la familia rural se debíadesarrollar a través de los Clubes4 A de jóvenes rurales y los Clu-bes del Hogar Rural de mujeresamas de casa.

Los objetivos que se perseguíancon la creación del INTA no eransolamente alcanzar una mayorproductividad agropecuaria sobrela base de la incorporación de tec-nología sino que se ambicionabalograr un desarrollo socioeconó-mico de la población rural. Se te-nían como ejemplos al Land GrantCollege, creado a fines del sigloXIX en Estados Unidos, donde launiversidad de la zona rural es elnúcleo de todos los servicios: ex-tensión, investigación y docencia;al Institut National de RechercheAgricole (INRA) en Francia y alInstituto Interamericano de Cien-cias Agrícolas (IICA)6 como insti-tuciones que impulsaron el desa-

rrollo rural con base científica–tec-nológica.

El Ing. Agr. Norberto Reichartnos comentó que: “...no era serviral productor, sino actuar con elproductor, conocer sus proble-mas, razonar con él y sobre la ba-se de eso, proveerle informaciónpara que el productor participe ysea el verdadero promotor delcambio”.

Importancia del contextode la creación

Nuestra investigación nos lleva aafirmar que se aunaron dos cir-cunstancias favorables para con-cretar el decreto-ley Nº 21.680/56que dio lugar a la creación del IN-TA. La primera nos remite a losfuncionarios que trabajaban en lasdirecciones de investigaciones delMinisterio de Agricultura y Gana-dería. Este equipo de investigado-res hacía años que se encontra-ban trabajando, circunstancia queles otorgaba una gran experienciasobre la problemática agropecua-ria y la manera de afrontarla. Tam-bién conocían el manejo y po-seían el control de buena parte dela organización de investigación yexperimentación agropecuaria delpaís.

La segunda, se debió a una re-comendación que, a comienzosde 1956, el Dr. Raúl Prebisch hizoal gobierno argentino. Ella surgedel estudio realizado por la Secre-

6 El Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA) se creó el 7 de octubre de1942, con sede en Turrialba, Costa Rica.

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taría de la Comisión Económicapara América Latina (CEPAL) delas Naciones Unidas. Dicho estu-dio, conocido como “informePrebisch” se tituló “Análisis y pro-yecciones del desarrollo económi-co. El desarrollo económico de laArgentina”.

El “Informe Prebisch”7 parte deafirmar que la depresión mundialde los años ´30, marcó una etapaen las relaciones de la Argentinacon el mundo. A partir de ese mo-mento surgieron condicionantes aldesarrollo económico del país,que aún se mantenían a media-dos de los ´50. El resultado de di-chos condicionantes se manifes-taba en el bajo ritmo de crecimien-to económico del país, en compa-ración con la potencialidad exis-tente, y con el desarrollo experi-mentado por otros países en igualperíodo. El país no disponía, tam-poco, de los recursos necesariospara importar los bienes de capitalindispensables y las materias pri-mas que requería la industria.

El informe resaltaba que la ba-lanza comercial era deficitaria.Considerando que, por la índolede la producción exportable, la Ar-gentina era uno de los países delmundo más afectado por el em-peoramiento de las relaciones deprecios de su intercambio externo.

Una de las causas a las que seasignaba el deterioro de los pre-cios de exportación de la Argenti-na, provenía de la “revolución tec-

nológica” en varios países euro-peos, recuperados de la posgue-rra, y cuyo aumento de productivi-dad les había posibilitado conver-tirse en exportadores de algunosproductos, que antes importaban.Además, ya se mencionaba paraaquellos años, que las medidasproteccionistas que adoptaron co-menzaron a influir negativamenteen los precios internacionales.

Se citaba también la política deliquidación de excedentes deEUA, que desplazaba a la Argen-tina de mercados, al no podernuestro país financiar sus expor-taciones.

Al analizar los problemas delsector agropecuario, se mencionade modo introductorio, que “hayun hecho fundamental que sirvede punto de partida a esta investi-gación. Las tierras de la regiónpampeana, de donde ha de salir lamayor parte del incremento indis-pensable de las exportacionesagropecuarias, están ya ocupa-das en su totalidad: se ha cerradodefinitivamente aquella fase deldesenvolvimiento argentino enque la frontera agrícola se dilata-ba en forma continua con la incor-poración de nuevas superficies.En consecuencia, la producciónsólo podrá acrecentarse por el au-mento de los rendimientos delsuelo, y no será difícil lograrlo me-diante una campaña bien orienta-da y persistente de tecnificación”(CEPAL / Naciones Unidas, 1959;V: p.3)

7 Carlos León y Flora Losada: (2002)

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El “Informe” sostenía que no erasuficiente la causa de la falta deestímulo externo, como para ex-plicar la parálisis en la productivi-dad. Si bien se reconocían y seidentificaban muchos de los facto-res que actuaban en la crítica si-tuación en que se hallaba el sec-tor agropecuario argentino, el “In-forme” otorgó gran importancia alcrecimiento de la ciencia y de latecnología agropecuarias. Se es-tableció que el Estado debía pro-mover el desarrollo agrario, dondela tecnología debía ocupar un lu-gar preponderante para alcanzarun aumento en la productividadcon el fin de elevar el nivel de vidasocial y económico de la familiarural.

Cuando dicho “Informe” se esta-ba elaborando y, al no encontrarel eco esperado en la Universi-dad, el Dr. Prebisch se presentóen busca del apoyo necesario enel Ministerio de Agricultura y Ga-nadería. El ministro, Dr. AlbertoMercier, se mostró muy interesa-do en la propuesta, designando asu secretario privado Carlos Ló-pez Saubidet para que organizarauna comisión encargada de ela-borar un proyecto de creación deun instituto de tecnología agrope-cuaria.

Como hemos expresado, en di-cho Ministerio se había consolida-do, desde hacía años, un impor-tante equipo de investigación. Así,a comienzo de 1956, quedó esta-blecido un grupo de trabajo paraelaborar el proyecto de Ley del

Instituto Nacional de TecnologíaAgropecuaria. Sus integranteseran: Dr. José María Quevedo, Di-rector General de InvestigacionesGanadera; Ing. Agr. Ubaldo Gar-cia, Director General de Investiga-ciones Agrícolas; Ing.Agr. Norber-to Reichart, Director de FomentoAgrícola. El Director General deProducción Animal Dr. Moreno, noaceptó formar parte del equipo yse retiró. López Saubidet fue nom-brado secretario de la comisiónencargada de la redacción del in-forme.

El Ing. Agr. Norberto Reichartnos comentó que como funciona-rios del Ministerio, estaban vincu-lados con la FAO y con el IICA. Enestos organismos había reunio-nes sobre los problemas de desa-rrollo científico-tecnológico en elámbito mundial, existiendo gran-des debates sobre las líneas deacción a seguir. Se considerabaque la creación de una instituciónpermitiría promover la investiga-ción, experimentación y la exten-sión científica y tecnológica entrelos productores agropecuarios, al-canzando no sólo una mayor pro-ductividad sino el bienestar de lafamilia rural.

En las reuniones que se realiza-ban para dar forma al proyecto decreación del INTA, comenzaron asurgir diferencias entre los funcio-narios del Ministerio para decidirla manera de organizar la futurainstitución, teniendo en cuenta losmodelos de las instituciones deEstados Unidos y Francia. Esto úl-

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timo, nos permite comprender dequé manera los modelos de ac-ción de otros contextos eran teni-dos en cuenta para lograr una or-ganización institucional exitosa.

El ingeniero José Valega, direc-tor del Centro Nacional de Investi-gaciones Agrícolas de Castelar8,tenía una concepción centralista.El ingeniero Walter Kugler, quienauspiciaba una institución organi-zada de manera descentralizada,era el director del centro ubicadoen Pergamino9. Se produce así unenfrentamiento de ideas entre loshombres del Ministerio de Agricul-tura -seguidores del modelo nor-teamericano-, cuya tesis estababasada sobre aunar los serviciosque estaban trabajando en formaindependiente en el país y así uni-ficar esfuerzos, y los hombres quesostenían la creación de un orga-nismo de financiamiento paraapoyar a todas las institucionesque hicieran investigaciones, ins-pirados en el modelo francés delos Cetà. Para estos últimos, unorganismo como el que se preten-día crear no tenía sentido.

El Ing. Agr. Reichart nos comen-ta que la influencia francesa “...era dada por Mercier, Bordelois yLernoud, ellos eran los responsa-bles de la política, pero los verda-deros actores éramos nosotrosque ya veníamos trabajando:Ubaldo García, Reichart, Queve-do y Moreno. Kugler trabajaba enPergamino y Vallega, en Castelar.

Este último defendía el centralis-mo y Kugler el descentralismo. ElINTA es un claro ejemplo de des-centralización”.

Esta situación conflictiva haceimposible que alguno de ellos seadesignado director de investiga-ciones. Es por eso que se convo-ca, según López Saubidet, a “ unhombre joven y brillante, el inge-niero Ubaldo García”, para la re-dacción del anteproyecto.

“Los seguidores del modelo fran-cés (Cetà), recuerda el Ing. Agr.Reichart, querían que el Estadolos financiara, nosotros nos opo-níamos a eso. Considerábamosque no debía haber sustitución deuno por otros, teníamos nuestrasrazones, no creíamos que el de-sarrollo agrícola se podía alcanzarcon los Cetà. Actualmente, tantoen Francia como aquí no abarcanmás del 10% de los productores.Son grandes productores, han pa-sado 30 años y no llegaron a más.Son un grupo selecto, son los líde-res en el desarrollo de la tecnolo-gía agrícola. La acción del Estadono podía financiar a esos grupos,sino seguir con su acción educa-tiva para financiar a todos los pro-ductores, que no podían autofi-nanciarse, era una política social.Ellos buscaban aumentar la pro-ductividad, no existía una políticasocial, eran economicistas. Paraellos primero se llegaba al logroeconómico y luego venía lo social,por sí sólo. La propuesta esta-

8 Este Centro funciona desde 1944.9 La Estación Experimental de Pergamino fue creada en 1912.

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dounidense era totalmente opues-ta, así como el desarrollo tecnoló-gico necesita de la educación, lainvestigación y la demostración, losocial también hay que inducirlo,como aprovechar el dinero que segana, sin que se lo derroche. Laeducación desde lo social era másque importante”.

A estas discusiones internas sele agregaban las críticas de lasuniversidades, las asociacionesde productores y las agrupacio-nes de ingenieros agrónomos quese oponían a la creación del INTApor considerarlo un ente burocráti-co y tecnocrático11

En una copia de un documentoque lleva por título “Análisis delproyecto preparado por el Ministe-rio de Agricultura y Ganadería dela Nación para la creación del Ins-tituto Nacional de TecnologíaAgropecuaria”, encontramos lasobjeciones fundamentales deoposición a la creación del INTApor parte de la Facultad de Agro-nomía y Veterinaria de la Univer-sidad de Buenos Aires.

Comienza el documento hacien-do constar que no se ha consulta-do a la opinión pública para quese produzca un amplio debate, nia las entidades que deben formarparte del nuevo organismo. Tam-poco, se consultó a los institutosprovinciales, vulnerando la auto-nomía provincial. Las universida-

des, las entidades privadas de in-vestigación y los productores, nofueron informados. Luego, hacenreferencia al abultado presupues-to de 600 a 650 millones -calcula-do por el Instituto de EconomíaRural de la Facultad- que en parteaportan los productores. Afirmanque ese presupuesto es mayorque el que posee el Ministerio deAgricultura para su funcionamien-to.

Critican la creación o ampliaciónde estaciones experimentales,institutos de investigación, labora-torios y servicios de extensión, porconsiderar que esto demandaráun largo tiempo y “... los resulta-dos no podrán de ninguna maneraprovocar la reactivación de lasactividades agropecuarias y hacerfactible la recuperación económi-ca del país, a corto plazo...”

A su vez proponen la creaciónde un “Consejo Nacional de In-vestigaciones Agropecuarias”,destinado a distribuir los fondosestrictamente necesarios para im-pulsar la investigación no sólo enel Ministerio de Agricultura y Ga-nadería de la Nación sino en to-das las instituciones ya existentesen el país...”. En cuanto a la “ex-tensión” consideran que es unatarea que el Ministerio debe desa-rrollar en combinación con los ser-vicios provinciales de la misma ín-dole.

10 El Ingeniero Ubaldo Garcia, en una entrevista telefónica, comentó que para llegar a laLey se prepararon cuarenta y dos borradores, cifra que evidencia el conflicto y las di-vergencias de ideas que se presentaron por la creación del Instituto Nacional de Tec-nología Agropecuaria (INTA).

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Para terminar realizan un análi-sis de la estructura orgánica quese proyecta para el INTA. Conclu-yen que es peligroso que toda laactividad de investigación agrope-cuaria del país - las efectuadaspor este organismo y las realiza-das por otras instituciones o per-sonas ya en medios oficiales co-mo privados- queden en manosde la Dirección General del INTA.Se califica de suma gravedad queel Director General sea designadopor el Consejo Directivo.

Hacen una crítica a diferentes ar-tículos del proyecto de creacióndel INTA, destacamos aquel quese refiere a la investigación y ex-tensión. Sostienen que “... seríaun grave error centralizarla en elInstituto proyectado que, deacuerdo con su estructura seríade tipo burocrático.”

En un documento, fechado el 28de junio de 1958, basado sobrecomentarios vertidos en una mesaredonda promovida por el Centrode Estudiantes de Agronomía yVeterinaria, dedicada al INTA, elIng. Agr. Marino J. R. Zafanellaresponde a los argumentos quese esgrimieron en contra de la or-ganización del Instituto.

Ante las críticas de las faculta-des que ven con reserva el carác-ter nacional del INTA, señalandoque podría convertirse en una en-tidad monopolizadora de la inves-tigación, experimentación y exten-sión agropecuarios, le contestacon el “... art. 7º donde se estable-ce que el Consejo Directivo (que

posee un representante universi-tario) podrá ‘celebrar conveniosen colaboración con personas deexistencia visible o jurídica e insti-tuciones particulares con el fin es-pecífico de realizar programas deinvestigación y extensión agrope-cuaria’”. Como así también en suartículo 2º se establece que “que-da expresamente excluido del IN-TA toda función de inspección ycontralor de la producción agrope-cuaria”.

El Ing. Zafanella afirma que elobjetivo de la creación del INTA,es colaborar mediante los recur-sos de la ciencia y la técnica al“mejoramiento de la empresaagraria y de la vida rural”. Se bus-ca resolver los problemas delhombre del campo, por lo tanto seespera de agrónomos y veterina-rios el cumplimiento de sus misio-nes específicas como elementosque la sociedad ampara. Las altasinvestigaciones y especulacionescientíficas y filosóficas, es el cam-po libre, precisamente de las fa-cultades de agronomía y veterina-ria para que la juventud que porellas pase, alcance el nivel uni-versitario imprescindible para for-mar un eficiente cuerpo de profe-sionales, como lo requiere el paísy organismos como el INTA.

Además, en la revista del CentroArgentino de Ingenieros Agróno-mos, en la conmemoración de los50 años de creación de dichoCentro, publicada en agosto de1956, hemos encontrado una solaalusión al instituto que se estabacreando. En la conferencia pro-

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nunciada por el Ing. Agr. Anibal H.Merzari, se hace referencia al dis-curso pronunciado por el ministrode Agricultura y Ganadería en laexposición de la Sociedad RuralArgentina, expresando que “. ..estradicional exponer, ese día, la po-lítica agraria preconizada por elgobierno. La tecnificación impres-cindible de nuestras explotacio-nes rurales no ha merecido nadamás que un párrafo referente a lacreación del Instituto Tecnológico,cuya estructuración corre porcuenta del mismo Ministerio, y enmuchos aspectos a cargo de lasmismas personas que estructura-ron los planes totalitarios del régi-men depuesto y que dieron comoresultado el desastre agrícola ar-gentino”.

Confederaciones Rurales Argen-tina (CRA) no se expresaba, de-bido a que el ministro Dr. AlbertoMercier había sido su presidente ytambién, había asociados a CRAentre los que proyectaban la crea-ción del Instituto.

La Sociedad Rural Argentina(S.R.A), a pesar que su represen-tante integraría el Directorio delorganismo, mostraba serias críti-cas ya que debía sacrificar el1,5% de las exportaciones para fi-nanciar una institución como laque se estaba proyectando.

López Saubidet, secretario delministro de Agricultura y encarga-do junto con Ubaldo García de re-dactar el proyecto de creación delINTA, esbozó una sonrisa al mo-mento que relataba la reunión del

Gabinete Nacional donde juntocon el Ing. Agr. Ubaldo García, co-mo miembros informantes, defen-dieron el proyecto de creación delINTA. La Universidad y el Centrode Ingenieros estaban represen-tados por Ernesto Lanusse. El de-bate fue durísimo, con momentosde ofuscación y gritos, que con-cluyeron cuando Aramburu, presi-dente (de facto) de la Nación, gol-peó la mesa apoyando la creacióndel Instituto.

López Saubidet afirma que pararealizar este proyecto, había re-cursos humanos y de capital másque suficiente. La ley establecíaque el Instituto tuviera autonomíaabsoluta, ninguna relación con elgobierno. Se buscaba que la con-tinuidad de su labor no estuvieraafectada por los cambios direccio-nales del gobierno.

El gobierno de facto hizo un lla-mado a elecciones generales amediados de 1957. Durante lacampaña electoral, la Unión Cívi-ca Radical del Pueblo (U.C.R.P)brindaba su apoyo a la creacióndel INTA. En cambio, desde UniónCívica Radical Intransigente(U.C.R.I), el Dr. Arturo Frondizimanifestaba que “... dejarían sinefecto a ese monstruo burocráticocreado por el gobierno de la Revo-lución Libertadora”.

En marzo de 1958, gana laselecciones la fórmula Frondizi-Gómez. López Saubidet recuerdaque “... se tiene que tomar unadecisión: se deja todo parado has-ta que llegue el nuevo gobierno o

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todo lo contrario, se genera el ar-mazón de la Institución de tal ma-nera que el próximo gobierno nopueda desarmarla. Decidimos,afirma, que había que armarla, lla-mar a concurso a 1.500 cargos entodo el país, pero el problema eraque faltaba sólo un mes para en-tregar el gobierno. Trabajamos(Saubidet y Lernoud) de día y denoche”.

Los directores del Ministerio ha-bían decidido no presentarse aconcurso para Directores Genera-les del nuevo Instituto. Ellos consi-deraban que habiendo estado enla elaboración de la ley no debíanpresentarse. El Consejo Directivonombra al Ing. Agr. Marcelo Ler-noud como presidente. Asimismo,llaman al Ing. Agr. Vicente Brumi-ni, un importante fitogenetista, pa-ra que se presente en el concursode Director General Nacional, re-nunciando a su cargo en la JuntaNacional de Granos.

Los fondos para poner en funcio-namiento el INTA fueron entrega-dos por el Ministerio de Hacienda,-el ministro, Dr. Blanco nos brindótodo su apoyo- recuerda LópezSaubidet. Las estaciones experi-mentales que estaban en funcio-namiento pasan al patrimonio delINTA. Se nombra a los directoresde las estaciones experimentalesy a su personal, muchos de ellospertenecían al Ministerio de Agri-cultura. De acceder a un cargo enel INTA no podían volver al Minis-terio, ya que se habían congeladolas vacantes. Se buscó crear así

una situación institucional paraque el nuevo gobierno no pudieracumplir con su promesa de que“...de ganar las elecciones deja-rían sin efecto la creación de esemonstruo burocrático creado porel gobierno de la Revolución Li-bertadora”.

El 1º de mayo se entrega el IN-TA al nuevo gobierno. Horacio Gi-berti, relata que al concurrir a unacena de la Confederación GeneralEconómica (CGE), -como asesorde esa entidad- donde estaban in-vitadas las autoridades electas, seencuentra con Rogelio Frigerio,quien lo convoca a una reunión yle propone la presidencia del IN-TA.

El Ing. Agr. Horacio Giberti queno había participado en los prime-ros momentos del INTA, nos rela-ta que “... empieza a interesarsepor ese Instituto que se estabacreando cuando era asesor de laSociedad Rural Argentina (SRA).La idea me parecía buena, el pro-yecto tenía un consejo asesor conrepresentantes de las provincias,creo que tenía como 100 miem-bros, gran pesadez burocrática. Amí me parecía imposible manejarese consejo asesor y dirigir inves-tigaciones científicas. Sobre todoporque la gente que estaba ahíera más política que científica, ex-cepto eso, el proyecto no me pa-recía malo”.

Giberti afirma que él no sabemuy bien porque fue elegido parapresidir el INTA, pero consideraque influyó lo escrito por varios

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años en la revista Review of TheRiver Plate. Destaca, que enaquellos años, había obtenido re-conocimiento su idea de que unamayor producción sólo podía al-canzarse con un aumento de laproductividad, debido a que la su-perficie de la región pampeanaestaba totalmente ocupada.11

Estos artículos habían interesa-do al Dr. Gómez Morales cuandoera ministro. Remarca que “direc-ta o indirectamente había tenidoinfluencia en el ámbito oficial aunen el gobierno peronista; los queestaban en los temas agropecua-rios, me conocían”.

Presidencia del Ing. Agr.Horacio Giberti

En mayo de 1958, se intentanombrar al Ing. Agr. Horacio Gi-berti Director General. Pero Gi-berti que conocía la Ley del INTA,no aceptó ese nombramiento, sa-bía que ese era un cargo técnico,no político. Esto, afirma Giberti,“... generó una polémica con Ler-noud y García ya que, al nombrar-me Director General se producíaun avasallamiento de la autono-mía del INTA. El Consejo del IN-TA saca un comunicado que nome gustó y el conflicto se agravó”.Giberti exigía la renuncia del Con-

sejo para poder asumir, pero lue-go de idas y venidas se llegó a unacuerdo por el cual se lo designacomo representante de la Secre-taría de Agricultura y Ganadería, ydías después se lo nombra presi-dente. El cargo de vicepresidentefue ocupado por el Dr. NorbertoRas, a propuesta de Giberti.

Como vemos, Giberti asume enun ambiente totalmente adverso,debiendo empezar a trabajar conla gente que estaba en el organis-mo. Nos dice “ me fui ganando laconfianza y a ellos también; fui-mos trabajando cada día mejor,en forma excelente”. Ubaldo Gar-cía fue nombrado Director Gene-ral. Al referirse a García, remarcaque era una excelente persona, elcerebro de la Institución12. Tam-bién, afirma “el presidente salien-te Marcelo Lernoud, me brindó to-do su apoyo”. El Ing. Agr. VicenteBrunini, ofreció su renuncia la cualno fue aceptada por Giberti. Tiem-po después fue nombrado agre-gado agrícola de la Embajada enRoma. Para cubrir el cargo vacan-te se llamó a concurso, que fueganado por Ubaldo García, quienmantuvo la Dirección de Investi-gaciones Agrícolas.

Reflexiona que llegó al INTA conmuchos prejuicios pero que en-contró en la gente un extraordina-

11 Giberti, Horacio “Argentine farming the development within the cereal zone.” Reviewof The River Plate- Pags.17-22. Buenos Aires, 10 de julio de 1953.

12 En una comunicación telefónica que tuve con el Ing. Agr. Ubaldo Garcia y al hacerleel comentario que Giberti me había hecho sobre su persona me contesta “ que él nohabía hecho nada más que saber encontrar las personas eficientes para cumplir conlas tareas requeridas para el buen funcionamiento de la Institución”.

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Ingeniero Agrónomo Horacio Giberti

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rio apoyo. También, y en contrade lo esperado, los representan-tes de las entidades agropecua-rias que integraban el Consejo Di-rectivo le brindaban su colabora-ción, a pesar de que los dirigentesde esas entidades se mostrabancontrarios al INTA.

Pero seguía habiendo voces crí-ticas sobre el funcionamiento dela Institución. Las facultades deAgronomía y Veterinaria no apo-yaban a un organismo que iba adisponer de tanto dinero fuera delámbito universitario. El Dr. Cam-beros13 nos comenta que “se ha-cían reuniones en las Universida-des para oponerse al INTA”. Re-cuerda que en una reunión, reali-zada en Tucumán, se decidió noprestar apoyo a la creación de unainstitución encargada de la inves-tigación, experimentación y exten-sión agropecuarias. Se sosteníaque sería un grave error centrali-zar estas tareas en el Instituto pro-yectado que, de acuerdo con suestructura sería de tipo “ burocrá-tico.”

Giberti afirma que “... esta posi-ción se debía al bajo nivel de in-vestigación y de la enseñanza enlas facultades. Enseñanza total-mente empírica en la facultad. Nose enseñaba más que prácticas,qué era lo que debía hacer un téc-nico y no por qué lo hacía...” Losagrónomos de entonces no podía-mos salir al campo a decirle algoal productor, él sabía más que no-

sotros. Nosotros no podíamos de-cir nada. Entonces la idea primor-dial era que nosotros teníamosmucha teoría y poca práctica. Pe-nosamente aprendí que, en ver-dad nos faltaba teoría. Porque siuno tiene formación teórica, pue-de enfrentarse luego, con lo prác-tico.

El Dr. Héctor Camberos, reafir-ma esta crítica al expresar “el ni-vel era muy bajo, se salía sabien-do muy poco, de ahí que luego derecibirme de veterinario, seguí lacarrera de medicina”.

Sí hubiese sido por la Universi-dad, el INTA se cierra -afirma Gi-berti-. Por bastante tiempo, trata-ron de frenar el proyecto pero,cuando ya estaba en marcha senegaban a aceptar el dinero quepor el decreto-ley de creación delINTA, le correspondía.

En dicho decreto se establecíaque el 10% de lo recaudado erapara financiar planes de investiga-ción, extensión y fomento agrope-cuario propuestos por las Faculta-des de Agronomía y Veterinariade las distintas Universidades, so-ciedades de productores y otrasentidades. Expresa “... eso nosdaba mucho dolor de cabeza”.Las Facultades de Agronomía de-bían presentar proyectos y pla-nes, que debían ser evaluadospor los Directores del INTA, estono era aceptado por las Faculta-des. Se consideraba que el INTA

13 Profesor de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Ai-res. Decano de la Facultad de Agronomía y Veterinaria entre 1958-1962.

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no podía entrar a juzgar los planesque ellos presentaban y el solohecho de ser presentado por unafacultad, bastaba para ser aproba-do...”

En un estudio realizado por laCepal y el IICA, en 1960, sobre elfuncionamiento del INTA encon-tramos que “... aún las Universida-des no han enviado su represen-tante en el Consejo Directivo a pe-sar de que ya pasaron dos añosdesde su creación”.

Esto provocaba que los fondospertenecientes a la Universidadno fueran retirados. Giberti nosmenciona que entregó el dinero alCONICET, que estaba presididopor el Dr. Bernardo Houssay. In-tentaba con esto, “... alcanzarbuenas relaciones con las faculta-des y por otro sacarme de encimauna gran cantidad de problemaspor el manejo del dinero...”.

El Dr. Camberos, nos relata queel Dr. Houssay lo llama y le expli-ca que hay una gran cantidad dedinero acumulado en el INTA quepertenece a las Universidades yque confía en él para que ese di-nero sea repartido. En el momen-to de decidir, Camberos privilegióa la Facultad de Agronomía y Ve-terinaria de Buenos Aires, dondehabía pocos y buenos profesorescon dedicación exclusiva. Sobre-salían los ingenieros agrónomosLorenzo R. Parodi y Alberto Soria-no. Las facultades del interior del

país, afirma, tenían profesorescon escaso nivel y nada de equi-pamiento. Esta decisión, recuerda“...me ocasionó más de un disgus-to”.

Las instituciones representantesde los productores, tampoco semostraron propicias a colaborarcon el INTA. Si bien sus represen-tantes formaban parte del Conse-jo Directivo, en los planes de es-tas instituciones en sí, no existíaninguna apertura a la ciencia y latécnica.

El Consejo Directivo del INTA,por ley, debía tener representan-tes de las entidades dedicadas alas actividades agropecuarias:CRA, SRA y las cooperativas. Ca-da una de estas debía enviar alPoder Ejecutivo una terna y esteelegía uno por cada entidad. FAAno estaba,14 Giberti resume queproyectaba integrar al Consejo Di-rectivo con la FAA y apartar a laSRA.

La ley, establecía un consejo su-perior con casi 100 personas -queno participaban en la elaboraciónde los proyectos ni conocían lastécnicas agropecuarias- que se-rían los encargados de aprobarlos proyectos del INTA. “Esto mepareció un disparate”, afirma Gi-berti. Es durante su presidenciaque se han de proponer cambiosen lo formal de la ley.

Las modificaciones de la ley, al

14 Giberti, comenta que “... la excluyeron porque no le gustaba al gobierno. A mí me pa-reció injusto, conversé con Frigerio y le dije que iba a proponer una modificación de laley para que participara la FAA”.

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decir de Giberti, se debían a: “1)razones políticas y 2) razones le-galmente válidas. Para mí era unabsurdo legal que la ley especifi-cara las entidades que debían es-tar representadas. El proyectoque yo redacté decía: un repre-sentante por actividades agríco-las, un representante por las acti-vidades ganaderas y un represen-tante por las cooperativas”. Al serreglamentada la Ley, se debía es-pecificar cuales serían las entida-des representativas de los pro-ductores.

La idea de Giberti era que por elnúmero de socios las entidadesmás representativas eran FAA yCRA, de esa forma dejaba afueraa la SRA, sin excluirla del texto.Cuando asumió realizó consultas,con las entidades que no estabanrepresentadas en el consejo, lasotras que tenían representantes,y también con las facultades.

Pero llegado el momento de to-mar la decisión, los representan-tes de FAA no asisten a la reu-nión, ocasionando una gran frus-tración al presidente del INTA.Además empezaron a publicar no-tas en su órgano oficial -La Tierra-en contra del Instituto.

El escaso interés que desperta-ba la incorporación de tecnologíaa la producción agropecuaria que-dó reflejado en el suplemento delsábado 25 de julio de 1959 deldiario Clarín. En él, se publica undebate entre los representantesde los productores ganaderos ylos representantes del INTA. Los

productores afirmaban que, pri-mero, se tenían que aumentarlos precios para aumentar las ga-nancias y luego sería posible la in-corporación de tecnología.

Como un simple ejemplo, pode-mos citar las palabras del presi-dente de la SRA, Dr. Juan MaríaMathet: “La solución es la libertadabsoluta en el comercio, que setraduce en los precios adecuadosen el mercado. Se suprimieron losaforos, pero se los reemplazó poruna estructura similar: la de las re-tenciones. El productor necesitatranquilidad y estabilidad para sutrabajo. A su vez, Patricio Dono-van, presidente de la Asociaciónde Criadores de Holando-Argenti-no expresa: “la tecnificación ven-drá con los precios, y no a la in-versa. Hay ejemplos suficientespara que lo preconicemos”.

También en Correo de la Tarde-el diario dirigido por FranciscoManrique- aparecían artículosdonde se criticaba al INTA y a susautoridades. Pero hay un hechoque Giberti destaca: “El INTA em-pezó a publicar 4 ó 5 avisos quesalían en 1/2 página, con algunostextos y gráficos, queríamos quese divulgaran lo más posible lasactividades, con el objetivo de en-trar en la opinión pública. Se publi-caron avisos en todos los diariosaun en aquellos que criticaban alINTA y que eran pagos. A partirde esto comenzaron amainar lascríticas en ciertos periódicos. “...confieso, dice Giberti, que lo hici-mos con total inocencia, no deli-

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beradamente”.

Además de estas presiones pú-blicas, existían las presiones inter-nas. Durante el mes de noviembrede 1959, la SRA resolvió plantear-le al ministro -Dr. Malaccorto- quesi se ratificaba al Ing. Horacio Gi-berti como presidente del INTA,dicha entidad retiraría su repre-sentante, intentando así, condicio-nar decisiones emanadas delConsejo Directivo.

Enterado de esta actitud de laSRA, el presidente del INTA envíauna nota al Dr. Carlos A. Menén-dez Behety15, haciéndole notar laimprocedencia y descortesía queimplicaba que la SRA resolvieraalgo sobre el INTA sin consultar asu representante, circunstanciaagravada por ser la designacióndel presidente un acto privativodel Consejo Directivo del INTA.Ante esta situación, Giberti recibetodo el apoyo del Dr. Malaccorto,como así también del Dr. Menén-dez Behety.

Las críticas que sufrían las auto-ridades del Instituto llevaron a queaunaran esfuerzos para seguircon sus planes de trabajo. Nos re-seña Giberti que mayormente nointervino en los planes de investi-gación, “...Con los consejeros lle-gamos a la conclusión de quenuestra mejor función era pararlos golpes, actuar de escudo y de-jar trabajar a los Directores Gene-rales”. Esto era posible, afirma,“porque tenía a Ubaldo García, un

genio organizativo”.

El 28-4-61, ingresa como Secre-tario de Agricultura y Ganadería elDr. César Urien, quién era allega-do a la SRA. Días después, reali-za una crítica al INTA durante unainterpelación en el Congreso de laNación. Crítica que no había sidotransmitida, con anterioridad, asus representantes (presidente yvicepresidente del INTA). Esta ac-titud del Secretario, provocó queel 28 de julio el Ing. Agr. HoracioGiberti y el Dr. Norberto Ras, re-nunciaran a sus cargos.

Conclusiones

Con este trabajo hemos intenta-do aportar elementos que, salien-do de una visión simplista, contri-buyan a un mayor conocimientode la existencia de un espacioconflictivo, durante el período fun-dacional del Instituto Nacional deTecnología Agropecuaria (INTA),1956-1961. Los hombres que pro-yectaron el INTA y aquellos que lopusieron en marcha, debieron en-frentar una rígida oposición queignoraba los verdaderos alcancesde su accionar.

Han pasado cuarenta y ochoaños del momento en que se tomóla decisión de crear un InstitutoNacional de Tecnología Agrope-cuaria. Esta trayectoria nos confir-ma que es primordial rescatar delolvido la labor que llevaron ade-lante estos primeros hombres. Si

15 El Dr. Menéndez Behety era el representante de la SRA, en el Consejo Directivo delINTA.

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el INTA pudo concretarse, fue poraquellos que tuvieron la decisiónde llevar adelante las tareas quese habían propuesto: “impulsar,

vigorizar y coordinar el desarrollode la investigación y extensiónagropecuarias y acelerar con losbeneficios de esas funciones fun-

damentales la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agraria yde la vida rural”.Bibliografía

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La economía social fundacionalLa economía social fundacionalcomo incubadora de la nuevacomo incubadora de la nuevaeconomía solidaria*economía solidaria*

Economía social

Mario César Elgue**

* Ponencia presentada al II Foro Federal de Investigadores y Docentes en EconomíaSocial.Eje temático: La interrelación de la economía social fundacional con las nuevasformas de economía solidaria.

** Contador Público y Técnico en Cooperativas (UNLP). Consultor de la Secretaria dePolíticas Sociales del Ministerio de Desarrollo Social. Coordinador Académico de Eco-nomía Social en el Curso de posgrado Desarrollo Local y Economía Social de FLAC-SO. Director y Presidente del INAES (2003-04). Director del Consejo Consultivo Aca-démico del Foro Federal de Investigadores y Docentes en Economía Social de la Se-cretaria de Políticas Sociales (2003-04). Integrante de la Cátedra Abierta de Econo-mía Social y Solidaria de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA, 2004). Profesor delposgrado en Gestión de Empresas Cooperativas en la Universidad Nacional de Misio-nes, 2004. Correo electrónico: [email protected]

A partir de diciembre de 2001 la sociedad argentina se vio enfrentada con la crisis más gra-ve de su historia. Los segmentos más perjudicados -particularmente sectores de las clasesmedias y crecientes contingentes de desocupados- irrumpieron con una fuerza incontenibleen la escena pública, evidenciando la centralidad de los problemas que antes habían sido con-siderado marginales, mostrando la inviabilidad de un modelo de país en el cual el 53% de sushabitantes había sido sumergido por debajo de la línea de pobreza y diariamente 16.855 per-sonas ingresaban a la categoría de nuevos pobres. La profundidad del trance obligó a replan-tear el paradigma, revalorizando el sentido de la labor del Estado y de la política como arte delbien común; brotó una mayor participación de diversos y numerosos actores que se acerca-ron a iniciativas de horizontalidad deliberativa y a voluntariados productivos.

Hoy, la reconstrucción en marcha implica identificar potencialidades de nuestro país pararestablecer una democratización económica y social de signo nacional, un desarrollo autóno-mo que tome como plataforma de lanzamiento el mercado interno para, desde allí, fortalecerun posicionamiento exportador con mayor valor agregado. No sólo se requiere la reactivaciónproductiva sino que es preciso un shock distributivo que permita inducir otro crecimiento ypolíticas activas que promuevan la economía social y solidaria. Esto es así, porque en lostiempos por venir ni la revitalización de la sociedad salarial ni el crecimiento alcanzarán parareabsorber la inmensa legión de desocupados y subocupados. Más aún, porque la reinserciónde los excluidos se impone no sólo como un medio de integración laboral sino para recuperarel sentido ciudadano y la autoestima individual y colectiva.2

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Introducción

El nivel de desempleo y el incre-mento de la pobreza y la desigual-dad en la Argentina se explican,en gran medida, por la aplicacióndel modelo neoliberal que comen-zó a esbozarse a mediados de ladécada de los ’70, alcanzando suhegemonía durante los años ‘90.Los ideólogos de dicho modelo,pretendieron equiparar el concep-to de crecimiento con el de desa-rrollo. Con ese criterio economi-cista, medían el éxito a través delPIB, ignorando lo atinente a la dis-tribución del ingreso y la lecturade otros indicadores como la edu-cación, la salud, el empleo, elequilibrio ambiental y la igualdadde oportunidades locales y regio-nales.

En correlación con esta perspec-tiva, las políticas sociales -comoun mero apéndice de las decisio-nes macroeconómicas- adquiríanun carácter compensatorio o “co-rrectivo”, para paliar los efectos delos desequilibrios del sistema,mientras se esperaba un “derra-me” que nunca llegaría.

A partir de diciembre de 2001, lasociedad argentina se vio enfren-tada con la crisis más grave de suhistoria. Los segmentos más per-judicados -particularmente secto-res de las clases medias y cre-cientes contingentes de desocu-pados- irrumpieron con una fuer-za incontenible en la escena públi-ca, evidenciando la centralidad de

los problemas que antes habíansido considerado marginales,mostrando la inviabilidad de unmodelo de país en el cual el 53%de sus habitantes había sido su-mergido por debajo de la línea depobreza y diariamente 16.855 per-sonas ingresaban a la categoríade nuevos pobres1.

La profundidad del trance obligóa replantear el paradigma, revalo-rizando el sentido de la labor delEstado y de la política como artedel bien común; brotó una mayorparticipación de diversos y nume-rosos actores que se acercaron ainiciativas de horizontalidad deli-berativa y a voluntariados produc-tivos.

Hoy, la reconstrucción en mar-cha implica identificar potenciali-dades de nuestro país para resta-blecer una democratización eco-nómica y social de signo nacional,un desarrollo autónomo que tomecomo plataforma de lanzamientoal mercado interno para, desdeallí, fortalecer un posicionamientoexportador con mayor valor agre-gado.

No sólo se requiere la reactiva-ción productiva sino que es preci-so un shock distributivo que per-mita inducir otro crecimiento y po-líticas activas que promuevan a laeconomía social y solidaria. Estoes así, porque en los tiempos porvenir ni la revitalización de la so-ciedad salarial ni el crecimiento al-canzarán para reabsorber la in-

1 Datos INDEC, 2003.

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mensa legión de desocupados ysubocupados. Más aún, porque lareinserción de los excluidos se im-pone no sólo como un medio deintegración laboral sino para recu-perar el sentido ciudadano y la au-toestima individual y colectiva.2

Marco conceptual

Más allá de la semántica, la eco-nomía social -tanto aquella funda-cional como la nueva economíasolidaria- es un amplio sector deempresas, organizaciones y movi-mientos sociales que se despliegaentre la economía pública, la eco-nomía capitalista y la economíadoméstica. Tiene expresiones for-males e informales y “atípicas” (in-cluyendo aquí a producciones depequeña escala y de “primer tra-bajo”, ocupaciones “paraestata-les” y de sobrevivencia) y estápresente en los capitalismos másliberales y en los más intervencio-nistas, incluso en experiencias co-mo la china que se identifica como“socialismo de mercado”. Se pue-de definir como la agrupación delas actividades económicas lleva-das adelante por formas asociati-vas, principalmente cooperativas,

mutuales y asociaciones, cuyosprincipios y ética se traducen enlas siguientes características: fi-nalidad de servicio a los asocia-dos o a la colectividad en lugar debeneficios, autonomía de gestión,procesos de decisión democráti-ca, primacía de las personas y deltrabajo sobre el capital en la distri-bución de los resultados.3

Optamos por un esquema inte-grador del Tercer Sector que com-prende dos subgrupos: el primero,incluye a las ONG´s no empresa-riales, particularmente a asocia-ciones diversas sin fines de lucroy a otras iniciativas solidarias que-como en la perspectiva anglosa-jona- no distribuyen excedentes.En el segundo conjunto, se ubicanlas empresas de la economía so-cial (especialmente las cooperati-vas y las mutuales), que en susimaginarios más avanzados seperfilan como una tercera vía en-tre el capitalismo liberal y el cen-tralismo de Estado.

Aunque tal vez no constituyanhoy un sistema o un modelo alter-nativo sino más bien un subsiste-ma o sector, las organizacionesde la economía social imprimensu sello, renovando las prácticas

2 Sergio Boisier (abril de 2002) señala, en relación con el desarrollo, que “debe recha-zarse la receta neoliberal: primero crecer y luego desarrollarse. Creo que no conoce-mos todavía la articulación exacta entre crecimiento y desarrollo y es posible que ellasea de alta complejidad tal vez como un “rizo” matemático y podría ser factible que almismo tiempo su articulación en el tiempo esté descripta por dos cadenas sinoidalesentrelazadas, como el ADN, sugiriendo que a veces el crecimiento precede al desarro-llo y a veces sucede lo contrario”.

3 Elgue, Mario C., “Las cooperativas y la economía solidaria”, Ponencia presentada an-te el Comité de Investigadores de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), Brasil,2004.

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socio-económicas, desde una ac-ción democratizadora de la eco-nomía y de la sociedad. Sus mo-dos de gestión armonizan los im-perativos de rentabilidad y los quese originan en su dimensión aso-ciativa, la viabilidad económica yel impacto social. Y, con el entra-mado de los movimientos socia-les, afloran ricas experiencias deanclaje local, otras modalidadesde emprender y de elaborar políti-cas.4

Entre las prácticas de la econo-mía social predominan las accio-nes comunicacionales, porque laforma específica de sus organiza-ciones y de sus decisiones deter-mina la necesidad de lograr con-sensos, a los que sólo se puedellegar a través de un lenguajecompartido intersubjetivamente.Este accionar genera -como encualquier emprendimiento produc-tivo- una socialización educativa“implícita” que se proyecta a partirde sus actividades específicas,más allá de aprendizajes técnico-profesionales y de la transferenciade saberes doctrinales. Al reunifi-car simbólicamente la vida cotidia-na privada y el trabajo -escindidasen el modelo capitalista salvaje-,el sujeto equilibra puntos de vistaantes desconectados.

Las nuevas mediaciones de laeconomía solidaria, que se multi-plicaron a partir de la crisis, arrai-garon en dinámicas colectivas,que amalgamaron los reclamos ydeseos de movimientos socialesde desocupados y excluidos dedistinta procedencia. Registraninconvenientes de gestación ymaduración, relacionados con difi-cultades para el acceso al crédito,con la gestión y con la comerciali-zación de sus productos. Por ello,es menester apoyarlos y diseñarherramientas que simplifiquen lasnormativas, allanando la vía parauna adecuada formalización e in-serción en el mercado “normal”que contemple, al mismo tiempo,cómo facilitar el mantenimiento desus mercados alternativos. En es-to, pueden intercambiar experien-cias con quienes han recorrido yalos sinuosos caminos de la pro-ducción cooperativa fundacional.

La institucionalidad de la econo-mía social oscila en función de losescenarios y de los proyectos quecada país o región proponen: enel cauce estrecho de una econo-mía neoliberal hegemónica, a laeconomía social se le suele reser-var el rol de simple contención;ante un intervencionismo públiconeokeynesiano, la economía so-

4 Laclau, Ernesto (Suplemento Zona de Clarín, 4-05-2003) opina que, con la globaliza-ción, los puntos de antagonismo generados por el capitalismo salvaje se han multipli-cado: ya no es posible pensar que la contradicción fundamental del sistema se en-cuentre en la fábrica y que el único sujeto emancipatorio sea la clase trabajadora. Haytodo un nuevo abanico de identidades sociales alternativas que ha sido lanzado a laarena histórica. Según este autor, a partir de esa pluralidad, se debe reflexionar so-bre cómo articular la acción colectiva de modo tal que logre constituirse un sujetoemancipatorio global.

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cial puede ser un instrumento pre-ciado para la transición desde laasistencia focalizada a la promo-ción interactiva; y si se trata de unreplanteo profundo, centradosobre los intereses nacionales ypopulares y en la preeminencia delos grupos más desprotegidos, es-ta economía social podría interac-tuar entre lo económico, lo social yla democracia participativa.

La economía social debe adquirirsu espacio e identidad en una es-trategia de desarrollo económicoplural, equidad distributiva y equi-librio territorial, inscripta en unproyecto político nacional y regio-nal de largo alcance, en el cual losportadores lleguen a ser sujetosconscientes, que contribuyan acambios sustentables en los“mundos de vida”5 de los actoresinvolucrados.

La economía socialfundacional

Tal vez la contundencia de algu-nos datos de la participación coo-perativa y mutual en la economíanacional permita imaginar el rol detracción que atribuyo a este sec-

tor formal de la economía social.En efecto, el cooperativismo inte-grado cuenta con más de 9.000entidades activas, 10 millones deasociados, más de 500.000 em-pleados directos (y otros tantos in-directos) y representa una contri-bución del 9% del PIB.6

Según datos oficiales, el movi-miento cooperativo es el que me-jor cumplimiento ha dado a susobligaciones tributarias. El BancoNación expresa que son los mejo-res pagadores de su cartera.

El cooperativismo agropecuariotiene una participación ostensibleen las exportaciones del país y, enesa medida, realiza un valiosoaporte para el ingreso de divisas.

El cooperativismo de obras yservicios públicos es un aliado na-tural de los municipios y ha sidopionero en la distribución de laenergía eléctrica en los rinconesmás alejados y olvidados, siendoel primero en llegar con más del70% de la electrificación ruralexistente. A su vez, con la telefo-nía y la informática, ha contribuidoa la democratización en el accesoa las nuevas tecnologías comuni-cacionales.

5 Se hace alusión aquí a transformaciones organizacionales efectivas y mejoras apre-ciables en los niveles de implicación y en la calidad de vida de las personas. El con-cepto “mundos de vida” fue elaborado por Alfred Schütz y Luckmann y supone el ca-rácter autorganizado de la vida social. Es necesario entender nuestros mundos de vi-da para actuar en ellos y sobre ellos. La idea es retomada por Habermas en Teoríade la acción comunicativa (1990).

6 Los datos tienen la relatividad de aproximaciones estimativas, basadas sobre los nú-meros que surgen del sector y de algunos organismos oficiales. La Autoridad Nacio-nal de Aplicación sólo cuenta con registros nominales que no precisan cuántas son lasentidades activas y no realiza un trabajo sistemático para tener la participación de laeconomía social en las cuentas nacionales.

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Asimismo, la reinversión sustan-cial de los excedentes se traduceen la modernización de los servi-cios, en la capacitación perma-nente, en la protección de los de-rechos de los consumidores y dela calidad del servicio y en innova-ciones de impacto comunitario.

Las cooperativas agrarias, eléc-tricas, telefónicas, las de consu-mo, las de vivienda y las de traba-jo, y el financiamiento y el segurosolidarios constituyen una red detrabajo y provisión de serviciosque, diseminada en todo el territo-rio nacional, puede poner a dispo-sición del desarrollo local la expe-riencia de su capital humano y susinfraestructuras tecnológicas y ad-ministrativas de punta. Es nece-sario apuntalar así una nuevaalianza estratégica entre un Esta-do renovado y esta comunidad or-ganizada productiva, que asumeriesgos y canaliza las más diver-sas iniciativas económico-socialesy de servicios y pone coto a losabusos del poder financiero con-centrado.

En lo que respecta a las mutua-les, se pueden mencionar unas5.500 activas. Por su actividadprincipal, considerando únicamen-te las dos más importantes social-mente, se estima que 570 operanen servicios de salud y unas 300en ayuda económica mutual. Porservicios de salud, debe entender-se la amplia gama que va del dis-pensario elemental hasta la altacomplejidad, comprendiendo to-das las ramas de la promoción,protección, recuperación y rehabi-litación de la salud e incluyendoenfermería, kinesiología, bioquí-mica, farmacia, medicina y odon-tología. En cuanto a la ayuda eco-nómica, también se expresa dedistintas maneras: préstamos confondos propios de la entidad;ídem, con captación de ahorros eintermediación con entidades fi-nancieras.7

Las políticas públicas pro-asociativas8

Tanto en el denominado mundo

7 Moirano, Alfredo, 2004. (mimeo).8 El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) es un organismo

descentralizado del Ministerio de Desarrollo Social, la Autoridad Nacional de Aplica-ción, encargado de fiscalizar a las cooperativas y mutuales de todo el país y de pro-mover la educación y el desarrollo de la acción cooperativa, mutual y de todas las for-mas asociativas de interés común. Fue creado mediante el decreto 420/96 que dispu-so la disolución del INAC y del INAM y la creación del INAES como parte del proce-so de reorganización de la administración pública. No obstante se está considerandohace un tiempo si esta fusión ha sido funcional a las reales necesidad de ambas par-tes de la economía social o si debería reverse para lograr mayor transparencia y efec-tividad de las actuales políticas públicas. Durante el primer semestre de 2004 ocupéla presidencia del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).Desde allí, intentamos un diseño del INAES que respondiera a las nuevas circunstan-cias del país. Nos planteamos replicar gran parte de las políticas y acciones antes eje-

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desarrollado como en gran partede los países de menor grado dedesarrollo o periféricos tienen ple-na vigencia políticas públicas degeneración y estímulo al accionarasociativo y de fomento de redesde emprendedores solidarios, ori-entadas y ejecutadas en forma di-recta, a través de organismosdescentralizados o de figuras dederecho privado de propiedad obajo control de los Estados nacio-nales, provinciales o regionales.

Si bien la provincia de BuenosAires tenía un historial promisorioen materia de promoción de laeconomía social, la creación deun nuevo organismo y el rangoconstitucional otorgado a su fo-mento abrió el cauce a políticasactivas que irrumpieron vigorosa-mente en el período 1992-1999,dando operatividad al Art. 41 de laConstitución bonaerense reforma-

da.9 En otros casos –por ejemplo,en algunas exenciones tributa-rias– significó una ratificación decriterios arraigados en las mejorestradiciones legislativas.

Los programas e iniciativas quea continuación se mencionanapuntan a rescatar un organismoautárquico (el Instituto Provincialde Acción Cooperativa)10 y a ins-trumentos que probaron su efecti-vidad y un impacto que puedeconstatarse. Se enuncian comoefecto demostración, con el con-vencimiento de que es posiblereactivar operatorias de similarnaturaleza.

Con la participación de universi-dades nacionales, y con el objetode relevar la situación de coopera-tivas, consorcios productivos ynuevos emprendedores asocia-dos, se realizaron más de ciento

cutadas en la Presidencia del IPAC, adaptándolas a la escala nacional. En este senti-do, entre numerosas iniciativas, se avanzó en gestiones para concretar una línea cre-diticia específica, a tasa subsidiada, con el Banco de la Nación Argentina, a partir dela recuperación en noviembre de 2003 de la parte correspondiente al ámbito nacionaldel Fondo de Educación y Promoción Cooperativa (ley 23.437) que había sido envia-do a rentas generales por el Gobierno del Presidente De la Rua. Asimismo, se firmóun acta acuerdo con el Ministro de Educación para instrumentar la postergada ense-ñanza del cooperativismo y del mutualismo en todos los niveles de enseñanza. Apo-yamos y acompañamos, a su vez, el proyecto del Ministerio de Economía, destinadoa crear una Superintendencia de Entidades Financieras no Bancarias para realizar uncontralor técnico-financiero hoy inexistente, que complemente la fiscalización institu-cional del INAES.

9 Ver Roggi, María Cecilia, “El Estado y el desarrollo cooperativo: El caso del InstitutoProvincial de Acción Cooperativa en la Provincia de Buenos Aires, Argentina”. Encuen-tro de Investigadores Latinoamericanos del Comité de Investigación de la Alianza Coo-perativa Internacional, Río de Janeiro, Brasil, 2000. Publicación del Centro de Estudiosde Sociología del Trabajo, Facultad de Ciencias Económicas (UBA).

10 El Instituto fue creado en 1992, perdió el manejo presupuestario autárquico en 2000,se congelaron sus programas y retrajeron sus acciones en 2001 y fue disuelto en2002, siendo aún ambiguo su rango en la estructura ministerial, considerado hoy un“Área” del Ministerio de la Producción (octubre de 2004).

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setenta diagnósticos asistidos queconcluyeron con recomendacio-nes sobre procesos de reconver-sión e inversión.

Un grupo de especialistas capa-citó a docentes y jóvenes estu-diantes (1.000 y 10.000, respecti-vamente, entre 1996-99) en for-mulación y evaluación de proyec-tos asociativos y en su especifici-dad organizacional, realizándoseun certamen en el que se premióno sólo los proyectos selecciona-dos sino la escuela de la cual pro-venían los jóvenes participantes.

Se instrumentó una línea de cré-dito para cooperativas y formasasociativas de interés común,destinada a infraestructura aso-ciativa y cadenas de valor, consubsidio de tasas y fondos de ga-rantía. Se formalizaron créditos -através del Banco de la Provinciade Buenos Aires- por unos quincemillones de pesos, alcanzando aunos 300.000 beneficiarios (direc-tos e indirectos), con un alto nivelde cobrabilidad.

Con el objeto de fomentar la con-versión agropecuaria e industrial,la generación de empleo, la crea-ción de microempresas y promo-cionar las formas asociativas y decooperación microempresaria, seformó y coordinó un Fondo nobancario (originado en fondos delpresupuesto) para proyectos dedesarrollo regional. También des-de allí, se asistió y financió a los13 consorcios productivos regio-nales, que conformaron 92 muni-cipios del interior bonaerense.

Aquí el órgano cooperativo provin-cial le agregó asistencia y finan-ciamiento propio a proyectos in-terconsorciales para mejorar lacompetitividad regional.

Con el antecedente de un decre-to que declaró de interés provin-cial la economía social, y mercedal Art. 41 de la Constitución Pro-vincial, una resolución del IPACdiseñó las particularidades decooperativas vecinales para la im-plementación del programa de ge-neración de empleo mediante laconstrucción de pavimento conuso intensivo de mano de obra(UGE). La cooperativa vecinal eje-cutaba la obra por cuenta y ordende la Municipalidad, sin que gene-rara hecho imponible en el IVA.No debía facturar sino confeccio-nar una rendición de cuentas.

Con garantías de 1 a 1, hasta $50.000, al 5,5% anual, fueron be-neficiados con un millón de pesosalrededor de 600 jóvenes (directao indirectamente), de entre 18 y25 años, que lo destinaron a finan-ciar su primera experiencia aso-ciativa sustentable, a través decooperativas o agrupaciones decolaboración, como parte del pro-grama 1ra. empresa asociativa dejóvenes.

Ante situaciones de crisis termi-nal de empresas, desde 1995 elorganismo local competente –conun equipo de especialistas quedeterminaba la viabilidad jurídicay empresarial de la nueva empre-sa social– concretó la organiza-ción de cooperativas de trabaja-

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dores para preservar su fuente deempleo. En los casos considera-dos viables, se otorgó asesora-miento, reentrenamiento y finan-ciación, con las previsiones esta-blecidas en el programa de salva-taje de empleos en crisis.

Se efectuaron convenios conFONTAR y unidades de vincula-ción tecnológica, financiando par-te de la asistencia a grupos decooperativas con el objeto de arri-bar a ciertos parámetros de cali-dad, exigidos por los órganos decontralor. Por otra parte, a travésde un convenio con FOGABA, elIPAC operaba como “ventanilla deentrada” de solicitudes de uso degarantías que posibilita este Fon-do de Garantías con participaciónestatal mayoritaria.

En este período, la reforma delEstado municipal adquirió un nue-vo rostro a través de las coopera-tivas de obras y servicios públi-cos, nuevas o preexistentes que,además de la electricidad y la te-lefonía, asumían la prestación deservicios que antes brindaba elmunicipio: agua, red vial, trata-miento de residuos, etc., con eldoble propósito de profundizar elpapel del municipio y estimular elprotagonismo de los vecinos orga-nizados en cooperativas. Se obte-nía así mayor transparencia, me-nores costos y mejores índices decobrabilidad.

El IPAC coparticipó con el Minis-terio de Obras y Servicios Públi-cos (OSEBA-EPRE) en la redac-ción del marco regulatorio energé-

tico y en la privatización de OSBA.Además, realizó tareas conjuntasde capacitación con el cooperati-vismo telefónico y con el Sindica-to de Luz y Fuerza de Mercedes,direccionado a la capacitación delas estructuras directivas, geren-ciales y del personal del coopera-tivismo de servicios públicos. Du-rante 1998-99, se realizaron alre-dedor de 40 diagnósticos asisti-dos a cooperativas del sectoreléctrico (el 20% del total), queculminaron con propuestas y su-gerencias de cambios técnicos yorganizacionales.

En el caso del programa PAIS y“Manos Bonaerenses” (del enton-ces Consejo de Desarrollo Huma-no y Familia), que consistía en laconformación de cooperativas demujeres que proveían al Estadode sus producciones (mayoritaria-mente textiles), se apoyó la capa-citación con profesionales de uni-versidades nacionales y equiposinterdisciplinarios contratados alefecto.

Se asistió, capacitó y, en algu-nos casos, financió a grupos delprograma “Cambio Rural”, encoordinación con el Ministerio deAsuntos Agrarios.

Una agenda para la incuba-ción

Desde su creación, las políticasy acciones del INAES estuvieronrestringidas a las cooperativas y alas mutuales. En la práctica, sufunción más importante radicaba

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en la fiscalización, llevada a cabode manera reactiva, en línea conla operatoria de las otras políticassociales del modelo neoliberal,con su conocido efecto ambulan-cia. Las políticas de promoción, si-guieron la misma trayectoria, aco-tándose a pocos beneficiarios.

La Argentina reclama hoy unanueva política de Estado que tras-cienda las fronteras de la econo-mía social fundacional, abriéndo-se a los movimientos emergentesque adoptan actitudes cooperati-vas e intercambian en el marcodel subsistema de la economíasocial. Al mismo tiempo, es reco-mendable continuar las gestionesque iniciamos en dirección a unaCoordinación Interministerial deEconomía Social que evite super-posiciones de esfuerzos de todasaquellas dependencias que tienenincumbencias de contralor en loreferente a economía social (Mi-nisterio de Trabajo; SEPYME; Se-cretaria de Agricultura y Ganade-ría / INTA / SENASA; Aduana,AFIP, Ministerio de Infraestructu-ra; Ministerio de Educación / Se-cretaría de Ciencia y Técnica;CFI.), afrontando lo que rara vezse asume desde los ámbitos esta-tales: superar estériles disputaspor espacios de poder, priorizan-do el encuentro periódico de unamesa de trabajo para aunar crite-rios y acciones que hoy son mu-chas veces contradictorios.

En cuanto a una redefinición dela promoción, es eje de la mismaalentar sus variadas tipologías en

todos los ámbitos del quehacereconómico y social, proveyendoherramientas técnicas y legalespara que los nuevos emprendi-mientos se desenvuelvan exitosa-mente. Así, se deberá incentivarla interrelación entre la economíasocial fundacional y las nuevasformas de la economía solidaria.Porque el intercambio de expe-riencias entre iniciativas afianza-das y aquellas que se están ini-ciando, favorece el entramado decadenas de valor que hagan sus-tentable ese desarrollo local tananunciado, evitando que sus con-cepciones más consistentes semalogren en intentos frustradosde microemprendimientos aisla-dos, sin affectio societatis, sin es-cala comercial o con inadecuadosestándares de calidad y seguri-dad.

A la vez, hacia afuera, la Coor-dinación Interministerial de Eco-nomía Social antes mencionadadeberá contribuir a optimizar lautilización y la gestión de los re-cursos. Con este fin, será atinadoprofundizar las relaciones con lasentidades provinciales competen-tes y con las estructuras del MER-COSUR, en pos de afirmar laidentidad sudamericana común yde consensuar asistencias y se-guimientos de mutuo interés.

La bajada a campo de esta es-trategia, conlleva varios progra-mas que deberán proveer una ca-pacitación más actualizada y diná-mica para asociados de cooperati-vas y asociaciones en formación,

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in situ y con nuevas técnicas deanimación y comunicación. Un ca-pitulo especial reclaman las coo-perativas surgidas al amparo delos movimientos sociales de nue-vo tipo, que deben tener un trata-miento acorde con su naturaleza,convocando la colaboración desus mejores cuadros de capacita-ción.

Esta apertura hacia la comuni-dad se identifica con una firme vo-cación de mejora continua que bi-sagra con el Foro Federal de In-vestigadores y Docentes de laEconomía Social, con equipos in-terdisciplinarios de las universida-des nacionales que transfierensus saberes y tecnologías.

De ello surgen una serie de nue-vas actividades y responsabilida-des en el Plan Nacional “Manos ala Obra”. Así, se deberá acentuarla colaboración en programas deotros Ministerios como el Plan Na-cional de Emergencia Habitacio-nal, el plan Agua más Trabajo ytodos aquellos en los cuales inter-venga el componente asociativo.

Una agenda de incubación hacialos nuevos emprendimientos, de-bería prestar especial atención alos siguientes ítems, algunos deellos ya mencionados:1.- Instrumentación de la ense-ñanza de los valores y princi-pios del cooperativismo y elmutualismo en todos los nive-les de la educación formal

La escuela, particularmente ensus niveles iniciales, es la demo-cratizadora más efectiva para

equilibrar desigualdades, asime-trías y discriminaciones que afec-tan especialmente a las familiasde menores ingresos. La intro-ducción de los valores y principiosdel cooperativismo y el mutualis-mo en la educación es una claraseñal hacia lamovilidad social as-cendente y la entronización de laeconomía social como política deEstado. Si bien los resultados deesta medida se percibirán a me-diano y largo plazos, es indudableque se estarían formando nuevasgeneraciones de jóvenes con va-lores y destrezas apropiadas paraemprender y/o asistir a los em-prendimientos solidarios que nosocupan.

Al respecto se ha adelantadocon la firma de un acta acuerdocon el ministro de Educación, Cul-tura, Ciencia y Tecnología, instru-mentando una Comisión Nacionalpara la elaboración de una pro-puesta sobre la manera de modi-ficar los Contenidos Básicos Co-munes de la Ley Federal de Edu-cación, agregando la temática decooperativismo y mutualismo, ypara el diseño de una metodolo-gía para lograr la incorporación deestos contenidos, primero en losDiseños Curriculares Jurisdiccio-nales y luego en los ProyectosEducativos Institucionales (PEI)de cada establecimiento educati-vo.2.- Cajas de Crédito para el de-sarrollo local

Con un criterio amplio, sin loacotado de la ley Polino (que lareglamentación del Banco Central

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ha limitado aún más al exigir capi-tales mínimos altos y no permitirel clearing, entre otros aspectosobjetables), el Ministerio de Eco-nomía hizo público, a través delministro Lavagna, un proyecto deentidades financieras no banca-rias. Estarían fuera de la orbitadel Banco Central, con normasmás flexibles y con el contralor deuna nueva Superintendencia au-tárquica que funcionaría en dichoMinisterio.

Aun teniendo puntos polémicosque deberán aclararse, esta ini-ciativa aparece como una alterna-tiva de financiamiento para losemprendedores de menor dimen-sión, para las pymes y para pro-yectos de desarrollo local. Las en-tidades autorizadas serían nue-vas cajas de crédito y cooperati-vas y mutuales cuyos estatutosprevean la posibilidad de seccio-nes de crédito y /o de ayuda eco-nómica.

Si este proyecto prospera, seabren importantes expectativaspara infinidad de emprendimien-tos de la economía social y solida-ria que hoy no son sujetos de cré-dito de la banca comercial.3. Balance social y responsabi-lidad social cooperativa

Las cooperativas de obras y ser-vicios públicos tienen un rol sus-tancial en todas las localidadesdel interior provinciano, no sólo enla provisión de servicios básicoscomo la telefonía, el agua y laelectricidad sino a través de servi-cios sociales de interés comunita-rio. Aparecen como actores cen-

trales para el desarrollo local,aunque desaprovechados comoapoyatura de los nuevos empren-dedores sociales. En este sentido,a raíz de la necesidad de este tipode cooperativas de redefinir mi-siones y funciones que les permi-tan superar la brecha comunica-cional que, en algunos casos, lashan alejado de su base de asocia-dos-usuarios, se han propuestoimpulsar incubadoras de mi-croempresas, asesoramientos yotras operatorias que sean parteintegrante de un balance socialy/o de iniciativas de responsabili-dad social. Buscan, de este modo-y cuentan con recursos para ello-interrelacionarse con la economíasolidaria, haciendo efectivo elprincipio de preocupación por lacomunidad. Allí hay mucho porhacer, incluyendo la incorporaciónde representantes de estas enti-dades a los Consejos ConsultivosMunicipales y Provinciales queactúan como receptorías y prime-ros seleccionadores de los pro-yectos del “Manos a la Obra”.4. Programa Federal de Forma-ción para dirigentes de laeconomía social.

Es ineludible la formación de di-rigentes cooperativos y solidarios,abordando no sólo los aspectosvinculados con la gestión y la doc-trina, sino también aquellos rela-cionados con el desarrollo local, laposibilidad de apadrinar a los nue-vos actores sociales emergentesy un balance social que cuantifi-que el compromiso con la comuni-dad.

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Para su implementación es im-prescindible la incorporación dereferentes locales, técnicos y es-pecialistas en diferentes compe-tencias que trabajen con gruposorganizados de cada región, conactiva participación de los órga-nos locales competentes de todaslas provincias.

El Fondo de Educación y Promo-ción Cooperativa, recuperado elaño pasado, deberá utilizarse deacuerdo con los fines previstos ensu ley de creación, reservandouna parte para financiar esta ca-pacitación y actualización perma-nentes.5. Asociativismo rural

En una buena proporción, los pe-queños productores agroalimen-tarios pueden comenzar siendobeneficiarios de programas socia-les o promocionales y, con asis-tencia y seguimiento pertinentes,evolucionar hacia la autogestiónproductiva.

La propuesta de asociativismorural deberá coordinarse con laSAGPYA y el INTA para abordarla capacitación y el financiamien-to. La capacitación demandaría, almenos, dos ejes: asociativismo yformulación de proyectos. Encuanto al asociativismo, los pe-queños productores deberían co-nocer las características, venta-jas y desventajas de cada formaasociativa. En lo referente a for-mulación de proyectos, la provi-sión de conocimientos debería gi-rar alrededor de herramientas bá-sicas para pasar de iniciativas dis-persas a proyectos viables.

6. Esquema de financiamientocon la banca pública y coope-rativa.

Un mecanismo posible es que lamasa crediticia y la gestión de lospréstamos sea llevada a cabo porel Banco de la Nación Argentina,el FONCAP y el Banco Credicoop.El ámbito público de la economíasocial deberá coparticipar con lasinstituciones financieras en la eva-luación de los proyectos presenta-dos, aportando los fondos para elsubsidio de tasas de interés quedeben ser compatibles con la ren-tabilidad media de estos empren-dimientos e, incluso, contar conun Fondo de Garantías que permi-ta sortear la valla que encuentranaquellos proyectos viables que nocalifican por no alcanzar las “rela-ciones técnicas patrimoniales”que exigen las normativas banca-rias. En este sentido, se deberácrear un área de evaluación deproyectos que atienda las deman-das que se presentarán a partirdel lanzamiento de esta línea.7. Generación de emprendi-mientos productivos de jóve-nes

Con la convicción de que es im-prescindible atender a la forma-ción e inclusión de los jóvenes,particularmente aquellos de 18 a25 años que no trabajan ni estu-dian, se crearán las condicionesadecuadas para la autogestión,motivándolos para la generaciónde emprendimientos asociativosorientados a la producción de bie-nes y servicios.

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Sería deseable la continuidad deesquemas de capacitación y fi-nanciamiento asociativos que im-pulsen la creatividad y losemprendimientos sociales, coordi-nando acciones con el ámbito conincumbencia en la materia (DINA-JU).8. Fondo de asistencia a em-presas recuperadas

Se deberá lograr la vigenciaefectiva del Fondo de Asistencia aEmpresas Recuperadas -FOEM-PRE-, elaborado conjuntamentepor el Ministerio de Desarrollo So-cial, el Ministerio de Trabajo, elFONCAP y el Banco Nación, cuyoobjetivo es financiar proyectos derecuperación de empresas a tra-vés de cooperativas de trabajo osociedades con participación delos trabajadores. Dicho fondo esimprescindible para atender a lasempresas recuperadas que noson sujetos de crédito de la bancacomercial, por surgir de procesosde concursos y quiebras.

Conjuntamente con el Ministeriode Trabajo y el Ministerio de Justi-cia, Seguridad y Derechos Huma-nos participamos en el armado deun proyecto de Ley de Recupera-ción de Activos Productivos y dePromoción de Empresas de Tra-bajadores, que supondrá una mo-dificación en la ley de Quiebras,creando un mecanismo más flexi-ble para posibilitar la posesión ypropiedad de la empresa en ma-nos de los trabajadores autoges-tionados, previendo instancias deasistencia técnica, financiera y de

apoyatura en el plan de negocios.9. Nuevas cooperativas emer-gentes de planes sociales

La decisión política de atacar afondo el problema social de la ex-clusión en sus diversas facetas,ha impulsado líneas de acción pa-ra satisfacer necesidades de lacomunidad en forma de planescomo el de Emergencia Habitacio-nal, Agua más Trabajo, Manos ala Obra, obras públicas municipa-les, Centros de Integración Comu-nitaria y construcción de pavimen-tos y veredas. Todos ellos se sus-tentan sobre la conformación decooperativas cuyos miembroseran beneficiarios de planes asis-tenciales. De esta forma, se lograpaliar el déficit habitacional, la ca-rencia de agua potable y se origi-nan puestos de trabajo genuinos.

El organismo público de econo-mía social constituye un pilar pri-mordial, ya que además de su fun-ción tradicional de proveer la ma-trícula a las nuevas cooperativas,debe desarrollar capacitación ycontención para su consistencia.

En razón de esta responsabili-dad, se deberán utilizar progra-mas especiales, abordando no só-lo aspectos doctrinarios, sino tam-bién de sensibilización y de edu-cación popular, de gestión, co-mercialización y administración.

Del mismo modo deberán pro-fundizarse esquemas específicospara formar capacitadores en lasorganizaciones comunitarias y dedesocupados.

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10. Foro Federal de Investiga-dores y Docentes en Econo-mía Social.

La Universidad debe desarrollaruna mayor ligazón con la produc-ción y con una serie de activida-des económicas que cruzan loproductivo con lo social: desde laeconomía social más orgánicahasta las ferias, microcréditos,empresas recuperadas, redes demicroempresas y otros emprendi-mientos innovadores de la econo-mía solidaria.

Así es que en septiembre de2003, el autor de esta ponenciapropuso la creación del Foro deInvestigadores y Docentes enEconomía Social, en el ámbito dela Secretaría de Políticas Socialesdel Ministerio de Desarrollo So-cial, invitando a reconocidos es-pecialistas para integrar su Con-sejo Consultivo Académico. Tienecomo objetivo vincular los aportesacadémicos con los testimoniosdirectos, rescatando las virtudesde ambos enfoques. Se ha puestola mira en una interacción distinta,entre un pensamiento crítico queno se agote en si mismo y una ac-ción que se enriquezca con la re-flexión sistémica.

Asimismo, se prevé la conforma-ción de equipos interdisciplinariosque van desde la reflexión estraté-gica hasta la asistencia técnica,las tutorías y el seguimiento de laspolíticas públicas. Se espera con-tribuir así a que los conocimientosmás generales se potencien con

la acción transformadora que cre-ce “desde abajo”.11

En particular, se orienta a:

• Crear una red integrada de losinvestigadores, docentes y acto-res para dialogar e intercambiarlo relativo a saberes, destrezasy acciones vinculadas con laeconomía social y el desarrollolocal asociativo.

• Generar un marco adecuado deintercambio de experiencias en-tre los distintos actores públicosy privados.

• Construir participativamente loscimientos de una red permanen-te.

En este marco, se llevó a cabo elPrimer Encuentro del Foro Fede-ral de Investigadores y Docentes“La Universidad y la EconomíaSocial en el Desarrollo Local” y selanzó la primera publicación, des-de la Secretaría de Políticas So-ciales, que contiene una selecciónde investigaciones, testimonios yponencias presentadas.

A su vez, se realizaron gestio-nes para apoyar a equipos técni-cos de universidades nacionales,que asisten desde el trabajo decampo a emprendimientos pro-ductivos ya encaminados, algu-nos de los cuales provienen debeneficiarios de los planes Jefas yJefes y del Manos a la Obra, quefueron presentados en el Congre-so Argentino de la Cooperación,realizado en abril de 2004 en elTeatro Opera de la Ciudad Autó-

11 Ver Presentación en 1er. Encuentro del Foro Federal, Ed. MDS, abril de 2004.

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noma de Buenos Aires.11. Reunión especializada decooperativas delMERCOSUR

La Reunión Especializada deCooperativas del Mercosur-RECM- está integrada por los or-ganismos gubernamentales res-ponsables de la política cooperati-va de los cuatro países miembro yactúa en consulta permanentecon las organizaciones represen-tativas del sector.

Tiene como objetivo instalar unavisión estratégica de la integra-ción en el cono sur en el sectorcooperativo y de la economía so-cial en general, no sólo como co-mercio entre países, sino como al-ternativa para alcanzar un desa-rrollo sin exclusiones.

Durante la Presidencia pro tem-pore argentina de la Reunión Es-pecializada de Cooperativas delMERCOSUR, se impulsó y logróuna Subcomisión de Cooperativasen el seno de la Comisión Parla-mentaria Conjunta y se propusie-ron experiencias concretas de in-tegración asociativa fronteriza y labúsqueda de alternativas de incu-bación de las nuevas expresionesde la economía solidaria y de de-sarrollo local asociativo.

A manera de conclusión

Luego de la crisis, recuperada lainstitucionalidad y la legitimidaddemocráticas, aparece en la su-perficie un punto medular para eltemario social: dar el salto de los

planes asistenciales (del tipo Je-fes y Jefas de Hogar) a planes na-cionales de sesgo promotor, queprevean el involucramiento activode los beneficiarios y, desde eselugar, avanzar hacia la economíasocial y solidaria.

Planes nacionales como el Ma-nos a la Obra o Emergencia Habi-tacional, ponen en el centro de laescena las cooperativas y los em-prendimientos productivos solida-rios, priorizando la apoyatura inte-ractiva de las universidades y delos organismos tecnológicos pú-blicos y una innovadora asistenciafinanciera para todos aquellos queno son sujetos de crédito de labanca convencional.

En nuestra ponencia, hemosenunciado conceptos, datos, polí-ticas públicas y una agenda conherramientas concretas de incu-bación. De lo expuesto, se puedeextraer la conclusión de que seestá fortaleciendo la presencia te-rritorial y alentando un remozadocooperativismo que -como expre-sión más orgánica de la economíasocial- establece puentes de incu-bación con esta economía solida-ria que tiende hacia la economíaformal o a defender sus mercadosalternativos de precios justos. Espreciso imaginar mecanismos queintegren efectivamente movimien-tos de tamaña heterogeneidad einstrumenten el salto de la canti-dad a la calidad, apostando a vín-culos de mutua comprensión en-tre cooperativistas y emprendedo-res solidarios.

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Ambas “economías”, la fundacio-nal y la solidaria, comparten losvalores del trabajo, de la toma dedecisiones democráticas y de lasolidaridad bien entendida. Esascoincidencias permiten augurarlazos más profundos y permanen-tes. Pero dichas articulaciones nodeben ser solo técnicas: deben in-corporar una cosmovisión que nose detenga en los límites locales,sino que se comprometa en esca-

la provincial, nacional y regional.Más aún, esta economía socialsupone romper con la disociaciónentre lo económico y lo social, su-perar la “marginalidad” de pobrespara pobres o la mera “conten-ción”: ligar sus esperanzas y susmejores energías a la construc-ción de un nuevo modelo de desa-rrollo autocentrado, con inclusióny equilibrios sociales y territoria-les.

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Informalidad, precariedad y trabajoInformalidad, precariedad y trabajoen negro: distinción conceptual yen negro: distinción conceptual yaproximación empíricaaproximación empírica

Trabajo I

María Eugen ia Labrunée*Mar cos Est eban Gal lo*

* Economistas, investigadores del Grupo de Estudios del Trabajo, CIE, FCEyS,

En los últimos años la discusión sobre el deterioro en lascondiciones del mercado de trabajo ha dado lugar a la difusiónde una terminología en la cual conceptos como precariedad la-boral, trabajo en negro o informalidad se utilizan a veces demanera confusa, ya sea como sinónimos, ya sea aludiendo arealidades diferentes de las que tales términos quieren signifi-car. En rigor, cada uno de estos conceptos remite a circunstan-cias específicas que, si bien suelen aparecer sobrepuestas enla configuración de una misma situación laboral, son clara-mente diferenciables. Así, mientras el trabajo en negro hace re-ferencia a la ausencia de una relación contractual debidamen-te encuadrada en los cánones legales vigentes, la precariedadlaboral abarca aspectos más complejos de la relación entre ca-pital y trabajo, mientras que la informalidad constituye esen-cialmente una modalidad de operación de la unidad producti-va.Asimismo, la falta de instrumentos estadísticos específicos,en ocasiones dificulta la aproximación empírica a estas proble-máticas, la cual se lleva a cabo en nuestro país fundamental-mente a través de la Encuesta Permanente de Hogares.

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61Informalidad, precariedad y trabajo en negro

Introducción

Las problemáticas laboralesocupan un lugar central entre lostemas que preocupan al conjuntode la opinión pública. Es lógicoque así sea, dado que para lagran mayoría de la gente factorescomo el desempleo, el subempleoo condiciones de trabajo indesea-bles, cuando no intolerables, sonuna amenaza tangible y cercana,si es que no llegan a constituiruna situación penosamente so-portada. Lejos de las explicacio-nes técnicas y los argumentosacadémicos, los problemas labo-rales van más allá de las catego-rías analíticas que intentan descri-birlos y toman una forma dramáti-camente concreta en la cotidianei-dad de millones de personas. Aveces por esto mismo, la percep-ción que se tiene de ellos es con-fusa, y da lugar a un discurso delque todos se apropian, dando porresultado conceptos que se mez-clan y términos que se desvirtúan.Esto dificulta la comprensión decircunstancias que no por apare-cer sobrepuestas son indisocia-bles, y se pierde la posibilidad deuna aproximación más íntima a lanaturaleza del hecho que se quie-re comprender.

Ante todo es necesario remarcarque, si bien se toma al mercadode trabajo como un objeto de es-tudio en sí mismo, éste se inscri-be en un conjunto más amplio deelementos estructurales que de-terminan el funcionamiento de unmodelo de acumulación; en este

marco es uno de los principalesvínculos a través de los cualesopera la articulación entre la esfe-ra material de la producción y lacohesión del tejido social. Unabordaje del mercado laboral des-de una óptica exclusivamenteeconómica o sociológica resultaentonces inevitablemente parcial,aunque no por ello inválida.

En efecto, en el mercado laboralinteractúan dimensiones econó-micas, sociales, políticas y jurídi-cas, cada una de las cuales, a tra-vés de variables propias, intervie-nen de manera convergente en laconfiguración de situaciones labo-rales que afectan ya sea a un es-tablecimiento, a un puesto de tra-bajo, o a un individuo. A fin deevaluar el alcance conceptual deun término es necesario llevar acabo la descomposición analíticade estas situaciones, identifican-do cuáles son las dimensiones ylas variables que las determinan.

A partir de lo antedicho, este ar-tículo tiene como objetivo reflexio-nar sobre el significado de una se-rie de conceptos que tanto el dis-curso cotidiano, como cierta pren-sa especializada, han utilizado demanera indiscriminada y confusa.En primer lugar, se intenta clarifi-car el alcance de lo que habitual-mente se denomina, por una par-te trabajo informal, y por otra tra-bajo precario, efectuando unabreve revisión de las corrientesteóricas que han tratado estos te-mas, destacando especialmentesus puntos de contacto y sus di-vergencias, así como el lugar que

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en relación con ambos ocupa eltérmino más difundido de trabajoen negro. En segundo lugar seilustran de manera sintética algu-nas de las metodologías propues-tas para detectar y medir de formaempírica cada uno de los fenóme-nos mencionados mostrando, asi-mismo, la presencia que cada unode ellos registra en el mercado detrabajo argentino.

Una mirada desde la unidadproductiva

Desde el punto de vista semánti-co, informal es aquello que no seatiene a convenciones o pautaspreestablecidas. Pero, como sue-le suceder, en el ámbito académi-co el significado del término es de-limitado de modo tal que se tornasensiblemente diferente de suacepción general.

En la bibliografía económica ysociológica, lo que se ha escritosobre informalidad es mucho ymuy disperso, lo que hace difícil,si no imposible, arribar a algunaconfluencia entre las distintas co-rrientes que se han desarrolladoen torno del concepto.

Es posible, sin embargo, hallarpuntos de encuentro entre las di-ferentes posturas, que nos permi-ten recortar un perfil general de laidea sobre el cual existe ciertoconsenso.

El primero de estos puntos deacuerdo hace a la esencia delconcepto, y es que la informalidad

no se refiere a los puestos de tra-bajo, ni a la relación laboral, ni acaracterísticas propias de los tra-bajadores, sino que remite a unconjunto más o menos heterogé-neo de actividades productivascomprendidas como un modo par-ticular de acumulación. De aquíque cuando se habla de informali-dad, lo que se busca caracterizares la unidad productiva, y no elpuesto de trabajo ni las personasque en él se desempeñan.

La informalidad define, enton-ces, a un conjunto de actividadeseconómicas que, dentro de unaestructura productiva heterogé-nea, se diferencia sensiblementedel llamado sector “moderno” dela economía.

Esta agrupación dicotómica es,desde luego, forzada. No es posi-ble agrupar en dos categorías cla-ramente distinguibles al conjuntoextremadamente complejo y va-riado de actividades que caracteri-za a una economía moderna. Loque hay es un continuo dentro dela estructura productiva, en el quelas características de la informali-dad se presentan en mayor o me-nor grado sin que sea posible es-tablecer un punto de corte exacto.Esta es una circunstancia a teneren cuenta a la hora de considerarlas dificultades que se presentanen la definición y detección del fe-nómeno. Sin duda, parte de lasambigüedades y desacuerdosexistentes en la bibliografía quetrata sobre el tema, se deben a lasdificultades derivadas de querer

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63Informalidad, precariedad y trabajo en negro

distinguir entre blanco y negrodonde lo que predominan son zo-nas grises.

Otro de los puntos en el queexiste cierto consenso es en el delas características que revisten lasactividades informales. En gene-ral se admite que éstas se desa-rrollan en establecimientos pe-queños, con frecuencia uniperso-nales, con baja dotación de capitalpor trabajador, escasa calificaciónde la mano de obra, división deltrabajo incipiente, y baja producti-vidad laboral (Carbonetto, 1985).Se destaca también la importan-cia del trabajo familiar en estasactividades, así como el exiguodesarrollo de relaciones salarialesy, en general, la ausencia de lasnormas que regulan la actividadformal (Carbonetto, 1985; de So-to, 1986; Tokman, 1987).

Cuando lo que se trata de diluci-dar son las causas y los procesosque dan origen a la existencia deun sector informal en la economía,ya es más difícil conciliar postu-ras. De hecho, las distintas co-rrientes de opinión divergen eneste punto, a veces de modo radi-cal, dando lugar a un debate queno está exento de una importantecarga ideológica.

Sin duda, la postura más elabo-rada en este sentido es la presen-tada por el Programa Regional deEmpleo para América Latina y elCaribe (PREALC) de la Organiza-ción Internacional del Trabajo(OIT). Esta corriente aborda el te-ma de la informalidad retomando

el término específico de Sector In-formal Urbano (SIU) que apareciópor primera vez en el artículo pio-nero de Hart (1973) sobre los tra-bajadores urbanos de Ghana.

Según el PREALC, la informali-dad es un fenómeno particularque caracteriza a los modelos dedesarrollo adoptados en los paí-ses de América latina. El punto departida de esta visión hace hinca-pié en la insuficiencia de los pro-cesos de industrialización paragenerar oportunidades de em-pleo.

En concreto, la industrializaciónprecipitada de los países latinoa-mericanos se basó sobre tecnolo-gía importada, generada en fun-ción de necesidades y condicio-nes estructurales ajenas, que alreflejar la dotación de factores delos países centrales se muestraincompatible con la absorción deuna fuerza laboral creciente (Tok-man, 1987). En consecuencia seregistra un conflicto permanenteentre una serie de factores quehacen crecer la fuerza de trabajo yotros que limitan la demanda demano de obra (Palma, 1987). En-tre lo primeros cabe mencionar elexcedente laboral preindustrialgenerado por la conversión de laseconomías tradicionales en eco-nomías primario exportadoras a lolargo del siglo XIX, y el crecimien-to de la fuerza de trabajo urbanacomo consecuencia de las migra-ciones internas durante el sigloXX. Entre los segundos se desta-ca la tecnología importada, inten-siva en capital, sobre la que se

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basó la industrialización de la re-gión después de la segunda gue-rra mundial.

Dada la inconsistencia entre unaoferta laboral creciente y un pa-trón de desarrollo que no está es-tructuralmente preparado para ab-sorberla, tiene lugar la existenciade un excedente permanente demano de obra, que al no poder in-sertarse en los sectores de altaproductividad y alta inversión, seve obligada a generar sus propiasoportunidades de empleo al mar-gen del sector moderno de la eco-nomía. Este es el sector informalurbano, el cual estaría integradopor “el conjunto de unidades pro-ductivas -incluyendo a las queconsisten sólo de un trabajadorpor cuenta propia- que son el refu-gio de quienes, al ser excluidosdel sector moderno, se ven forza-dos a inventar modos de obteneralgún ingreso con muy escaso ac-ceso al capital y otros recursoscomplementarios al trabajo” (Mez-zera, 1987).

Una óptica diferente de la infor-malidad es la elaborada por Her-nando de Soto (1987), populariza-da a partir de la publicación de sulibro “El otro sendero; la revolu-ción informal”. Según este autor,la informalidad es una respuestade las fuerzas productivas de lasociedad civil ante los obstáculosque presenta el complejo burocrá-tico del Estado para operar dentrode la legalidad formal. Debido a laexcesiva intervención estatal, elcumplimiento de los requisitos le-

gales conllevaría un costo muyelevado, el llamado “costo de lalegalidad”. La adscripción al sec-tor informal es, entonces, una es-trategia para eludir dicho costo.

De acuerdo con este punto devista, el sector informal es visto“como un conjunto de pequeñosempresarios orientados por un es-píritu similar al de los orígenes delcapitalismo, que no pueden alcan-zar un desarrollo pleno debido a laexcesiva regulación estatal en tor-no de las actividades económicas”(Merlinsky, 1997).

En pocas palabras, según esteenfoque, el sector informal estáconcebido como un segmento deenorme potencialidad productivacuyo desarrollo se ve obstaculiza-do por la acción del Estado.

En relación con el rol de la infor-malidad dentro del conjunto de laestructura productiva, existe con-senso en admitir que mantienevínculos funcionales de distinto ti-po con el resto de la economía.Así, para los economistas delPREALC, el Sector Informal Urba-no mantiene con el sector moder-no de la economía una relaciónanáloga con la oposición centro-periferia. El sector moderno pro-porciona insumos y capital a lasactividades informales, mientrasque los productos generados en elámbito de la informalidad son con-sumidos por los asalariados delsector formal.

Con un criterio más elaborado, yen cierto sentido complementariodel anterior, los enfoques neomar-

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xistas conciben al sector informalcomo un importante eslabón den-tro del proceso de acumulacióncapitalista. Según esta postura, lainformalidad contribuye a incre-mentar la masa de plusvalor ex-traída por el sector formal, al pro-veer bienes y servicios más bara-tos que reducen el costo de sub-sistencia de los trabajadores, ypor esa vía, el costo de reproduc-ción de la fuerza de trabajo.

Por otra parte, no son pocos losautores que destacan la importan-cia del sector informal dentro delas estrategias de descentraliza-ción de la empresas modernas,las cuales les permiten trasladarsobre otros los costos derivadosde las fluctuaciones en la deman-da, así como disminuir sus costosde operación mediante la flexibili-zación de los mecanismos de con-tratación de mano de obra (Portesy Walton, 1981; Tokman, 1999).

En resumen, la informalidad alu-de a un conjunto más o menosamplio y más o menos heterogé-neo de actividades, que en sí con-stituyen una modalidad específicade acumulación dentro de una es-tructura más compleja de produc-ción capitalista. Esto la diferencia,asimismo, de la idea de economíano registrada, la cual incluye es-pecialmente a aquellas unidadesproductivas que no cumplen conel total de requisitos técnicos o ad-ministrativos correspondientes ala mayor parte de las actividadeseconómicas. La noción de econo-mía no registrada se refiere enton-

ces, a características de índoletécnico-burocrático antes que acondiciones económicas de ope-ración.

Como fenómeno social comple-jo, la incidencia de la informalidadexcede el ámbito estricto de laproducción al interior de la unidadeconómica, y aparece estrecha-mente vinculada con las estrate-gias de supervivencia de las fami-lias, y por supuesto, a las relacio-nes laborales y modalidades detrabajo a las que da lugar.

De hecho, elementos como labaja calificación del trabajo, la elu-sión de la normativa laboral, elcuentapropismo o la importanciadel trabajo familiar están en elcentro del concepto, aunque loque se busca definir son formasde producir antes que modos detrabajar.

A lo largo de más de tres déca-das, el debate sobre informalidadha generado no pocas controver-sias. Hoy, que un ciclo entero dereformas en América latina pareceestar tocando a su fin, la cuestiónrequiere un nuevo planteo. Si bienel núcleo de la definición y los pa-rámetros para identificar al sectorinformal aún conservan validez,creemos que ciertos elementosdel concepto han quedado cadu-cos.

En efecto, las principales co-rrientes de opinión sobre el temase desarrollaron a la sombra deun modelo sustitutivo que comen-zaba a declinar justo cuandosurgía el concepto de informali-

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dad. Hoy no resulta impertinentepreguntarse hasta qué punto sepuede seguir hablando de indus-trialización tardía o excesiva inter-vención estatal, frente al desman-telamiento de los aparatos indus-triales de buena parte de los paí-ses de América latina, entre ellosla Argentina, o la reducción de lasfunciones del Estado en beneficiodel capital privado.

Y es que, aunque la exterioriza-ción del fenómeno pueda ser simi-lar, las actuales formas de la infor-malidad responden a un procesodistinto. Actividades inequívoca-mente informales, como las quellevan a cabo los cartoneros, laventa ambulante, o los clubes detrueque, son estrategias de super-vivencia desesperadas frente a ladesestructuración de las socieda-des actuales, antes que la conse-cuencia de un proceso de moder-nización desbalanceado o de latentativa de la gente por eludir laacción estatal. Mientras las co-rrientes de opinión tradicionalesconcebían al sector informal comoel resultado de un proceso de in-clusión incompleta, hoy las distin-tas modalidades de la informali-dad tienen su origen en un proce-so de exclusión activa. La diferen-cia no es menor, y su considera-ción es fundamental si se quierearribar al diseño de políticas públi-cas pertinentes.

Incertidumbre y desprotec-ción, determinantes de laprecariedad

A diferencia de lo que sucedecon la informalidad, la bibliografíasobre precariedad laboral se en-cuentra condensada en un con-junto más o menos consensuadode elementos conceptuales. Seadmite de modo casi unánime quela precariedad es una característi-ca que reviste la relación laboral.Es decir que cuando se habla deprecariedad, la referencia no debebuscarse ni en el establecimiento,ni en el puesto de trabajo, ni enlas condiciones en que se lleva acabo la actividad laboral, sino enla modalidad de contratación. Deaquí se desprende que esta ca-racterización sólo es aplicable altrabajo en relación de dependen-cia.

A la hora de buscar definicionesmás precisas, la mayoría de losautores arriba a conceptualizacio-nes convergentes. Así, para Recioes precario aquel trabajo que noofrece estabilidad laboral y queimpide el ejercicio de derechosnormalmente aceptados en unmomento histórico determinado.“Los trabajos que agrupamos co-mo precarios reúnen un cúmulode características diversas: ines-tabilidad en el empleo, estatus le-gal específico, bajas retribucio-nes, dificultades a la acción colec-tiva, discriminación por razón desexo, edad, raza,… dificultad depromoción” (Recio, 1988). En lí-nea con lo anterior, otros autores

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vinculan la precariedad laboralcon la incertidumbre sobre la du-ración del empleo, que puede serdecidida por el empleador de for-ma unilateral sin costos adiciona-les (Neffa, 1985), o con la no ob-servación de la normativa legal vi-gente (Etala, 1985).

Feldman y Galín efectúan unadefinición de la precariedad porexclusión, que en lo esencial nose diferencia de las ideas anterio-res. Para estos autores, es preca-rio el empleo que no presenta al-guno de los atributos del empleotípico o normal, el cual se caracte-riza por ser “de tiempo completo,para un solo e identificable em-pleador, por tiempo indetermina-do, realizado en el domicilio delempleador, generalmente protegi-do por la legislación laboral y laseguridad social”. En consecuen-cia, son precarios “los trabajos aplazo fijo, eventuales, por subcon-trato o a domicilio. El empleo clan-destino o no registrado, entendidocomo aquel realizado en activida-des lícitas por su contenido, noestá registrado ante las entidadeslaborales o de seguridad socialpara evadir aportes, contribucio-nes, salarios mínimos o de activi-dad, dificultar la acción sindical ocontribuir a la evasión impositi-va… El empleo asalariado fraudu-lentamente oculto bajo formas nolaborales -de distribución, comer-ciales, sociedades simuladas-…”(Feldman y Galín, 1990).

Beccaria, Carpio y Orsatti suscri-ben a la conceptualización ante-rior, destacando como indicado-

res de precariedad laboral la ine-xistencia de contrato o contratosde corto plazo por tiempo determi-nado; la ausencia de aportes a laseguridad social; la existencia demás de un empleador, o de unempleador no claramente identifi-cable; la prestación laboral fueradel domicilio del empleador; la ne-gociación del ingreso básico enforma individual, por fuera delconvenio colectivo; la no percep-ción de beneficios tales como va-caciones, aguinaldo, asignacionesfamiliares, etc.; y la no afiliaciónsindical (Beccaria, Carpio y Orsat-ti, 2000).

En general, las distintas circuns-tancias que remiten al trabajo pre-cario confluyen en tres elementosbásicos: la inseguridad en el em-pleo, su temporalidad, y la ausen-cia de protección legal (González,Lindenboim y Serino, 2000).

La inseguridad en el empleo sevincula con la incertidumbre res-pecto de la continuidad de la rela-ción laboral, cuya finalización pue-de ser decidida de forma unilateraly sin costos por el empleador. Es-ta circunstancia se relaciona conla ausencia de un vínculo contrac-tual legal entre las partes, lo que asu vez condiciona el acceso a losbeneficios propios del empleo re-gularizado, como vacaciones,aguinaldo, cobertura social, apor-tes jubilatorios, etc. En tanto quela temporalidad del empleo se re-fiere a trabajos regulados por con-tratos de duración limitada y sobrecuya continuidad no se tiene cer-teza.

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Sobre la base de lo anterior,puede considerarse como empleoprecario a aquel que no ofrece se-guridad respecto de su continui-dad y/o no está protegido por lalegislación laboral.

Una vez elaborada una defini-ción razonablemente precisa de loque la precariedad laboral es, ca-be hacer algunas aclaraciones so-bre lo que la precariedad no es, afin de clarificar la terminología.

Precariedad laboral no es infor-malidad. Como se explica másarriba, la informalidad es, ante to-do, una forma de producir; un con-junto de actividades caracteriza-das por modos de operación es-pecíficos que permiten diferen-ciarlas de otros sectores más di-námicos o “modernos” de la eco-nomía.

Sucede, sin embargo, que losdos fenómenos aparecen en granmedida sobrepuestos. Es que de-bido a su propia lógica de funcio-namiento, el sector informal es ungran generador de trabajo preca-rio. Pero la precariedad laboral noes privativa de la informalidad, si-no que puede tener lugar tambiénen empresas grandes y moder-nas, formalmente establecidas,coexistiendo dentro del mismo es-tablecimiento con empleos segu-ros y bien remunerados.

Precariedad laboral tampoco esigual a trabajo en negro. Este últi-mo es un concepto específica-mente legal, y hace referencia auna relación laboral que no se en-cuadra dentro de algunos de los ti-

pos determinados en la legisla-ción pertinente. Alude a la evasiónde normas laborales, de la seguri-dad social y/o impuestos. Pero sibien el trabajo en negro implicaprecariedad, lo contrario no es ne-cesariamente cierto. De hecho,muchas de las variantes contrac-tuales promovidas dentro del mar-co de la llamada flexibilización la-boral, regulan de modo explícitosituaciones de trabajo temporarioe inseguro, instituyendo un amplioespacio para la promoción de re-laciones labores precarias perfec-tamente legalizadas.

En suma, la precariedad laborales una expresión de un fenómenoeconómico y social más complejo:el de la oposición entre capital ytrabajo. En un contexto signadopor elevados niveles de desocu-pación y subocupación, el miedo aperder el empleo se impone sobrelas reglas de convenio y debilita laposición de los trabajadores, dan-do lugar a un deterioro en las con-diciones de contratación que am-plía y profundiza la precarizaciónde las relaciones laborales.

Aproximación empírica yalcance de las problemáti-cas en la Argentina

Un tema aparte de las controver-sias que pueda generar el signifi-cado de los conceptos aquí trata-dos es el de la metodología másconveniente para su detección ymedición. Esta cuestión es tantomás problemática que la referida

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69Informalidad, precariedad y trabajo en negro

al alcance conceptual de los tér-minos, por cuanto los instrumen-tos estadísticos con que se cuen-ta en general no responden a undiseño específico, pensado a lamedida de la información que se-ría necesario recabar para un es-tudio pertinente.

Tal es el caso de la EncuestaPermanente de Hogares (EPH)implementada en la Argentina, lacual brinda un conjunto de datosmuy completo sobre ciertas carac-terísticas sociodemográficas yocupacionales de la población,pero que no necesariamente seajusta a los requerimientos deciertos estudios específicos. Di-cha encuesta otorga datos sobrela situación socioeconómica delas personas que habitan en aglo-merados urbanos y sus hogares.De forma general, interroga sobrecaracterísticas demográficas, con-dición de actividad, situación habi-tacional de los hogares, grado y ti-po de educación formal alcanzadopor las personas, y por último ca-racterísticas del ingreso. Laencuesta es desarrollada y condu-cida por el Instituto Nacional deEstadística y Censos (INDEC) ysu periodicidad permite haceranálisis temporales. No obstante,su estructura limita las posibilida-des metodológicas de aproxima-ción a diversas problemáticas pre-sentes en el mercado laboral ar-gentino.

Atendiendo a esta circunstancia-que desde luego no se presentaúnicamente en nuestro país- esque el PREALC de la OIT propu-

so, junto con su conceptualizaciónteórica del Sector Informal Urba-no, una forma de delimitación em-pírica a partir de una serie de ca-tegorías ocupacionales, a saber:los patrones de microempresas,los asalariados empleados en lasmismas, los trabajadores inde-pendientes no profesionales, y lostrabajadores no remunerados quese desempeñan en establecimien-tos de sus familiares. En esta ca-tegorización se excluye expresa-mente al servicio doméstico, argu-mentando que si bien quienes sedesempeñan en este sector for-man parte del excedente estructu-ral de fuerza de trabajo, los hoga-res que contratan este tipo de ser-vicios no constituyen estableci-mientos económicos en el sentidode combinar factores productivosque asumen riesgos empresaria-les para obtener un beneficio (Pé-rez Sáinz, 1991). Considerandoesta circunstancia, un hogar no essusceptible de ser clasificado co-mo formal o informal, ya que en símismo no es una unidad producti-va. Sin embargo, no puede obviar-se el hecho de que, al igual que elSector Informal Urbano, el servi-cio doméstico también opera co-mo refugio para una parte de lafuerza laboral excedente, por loque, al menos desde una pers-pectiva laboral, presenta ciertasanalogías con los establecimien-tos informales.

La demarcación de la informali-dad a partir de estas categoríasocupacionales es, no obstante,una aproximación, ante la dificul-

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tad de contar con información de-tallada referida al establecimientoproductivo (Pérez Sáinz, 1991).

Tomando como fuente de infor-mación a la EPH, es posible de-tectar a quienes se desempeñanen microempresas, considerandocomo tales, no sin cierta arbitrarie-dad, a los establecimientos dondetrabaja un número igual o menorde cinco personas.

En cuanto a las diferentes cate-gorías ocupacionales, la EPH cali-fica a los trabajadores como pa-trones o empleadores, trabajado-res por cuenta propia, obreros oempleados -asalariados- y traba-jadores sin salario. De acuerdocon la metodología propuesta porel PREALC, los patrones y los em-pleados que se desempeñan enmicroempresas pertenecen, en-tonces, al Sector Informal Urbano.También los trabajadores porcuenta propia sin calificación pro-fesional y los trabajadores sin sa-lario.

Como puede verse, en la delimi-tación propuesta por el PREALC,la identificación del sector informalse encuentra estrechamente vin-culada con el concepto de micro-negocios, incluidas las activida-des unipersonales.

Sin embargo, considerar comoinformales a todos los estableci-mientos que emplean una canti-dad menor a determinado númerode personas constituye un suce-dáneo ante la falta de datos espe-cíficos que brinden informaciónsobre la lógica de acumulación

que rige el funcionamiento de losmicroestablecimientos.

En este sentido, en los años no-venta, desde la propia OIT se hadesarrollado una metodologíamás precisa de identificación de lainformalidad, la cual permite re-cortar al Sector Informal Urbano apartir del universo de micronego-cios. Desde este punto de vista lainformalidad puede ser asimiladaal conjunto de pequeños estable-cimientos caracterizados por el noregistro ante la administración pú-blica, la falta de acceso al créditoinstitucionalizado, y la ausenciade protección en lo referente alsistema de seguridad social.

El aspecto central sobre la basedel cual se identifica a las unida-des informales es la no separa-ción entre el o los propietarios y elnegocio como personas jurídicasdiferenciadas. Así, la Decimoquin-ta Conferencia Internacional deEstadígrafos (CIET) de la OIT de-fine como informales a las unida-des de producción, venta y/o ser-vicios que no tienen identidad oestatus legal propio, independien-temente del de la persona queconduce la actividad.

En definitiva, son informalesaquellas unidades de producciónque no tienen estatus jurídico in-dependiente respecto de sus pro-pietarios o a los hogares en losque están insertas, cuya actividadconsiste en la comercialización debienes o servicios en el mercado,con fines lucrativos. El referenteempírico para la identificación deestas unidades es la inexistencia

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de registros que reflejen las ope-raciones del negocio.

A partir de esta conceptualiza-ción se impone la necesidad deun instrumento de recolección dedatos que permita la identificaciónde las unidades informales sobrela base del modo en que son ges-tionadas, en lugar de limitarse altamaño del establecimiento. Eneste sentido, el Instituto Nacionalde Estadística, Geografía e Infor-mática (INEGI) de México ha im-plementado un sistema en dosetapas orientado a la detección dela unidad informal a través de loshogares (Negrete, 2000).

El primer paso de esta estrategiapermite identificar tanto a mi-croempresarios como a cuenta-propistas. Seguidamente, sobreestos grupos se implementa la se-gunda etapa de la búsqueda, ten-diente a delimitar específicamenteel sector informal.

Como puede apreciarse, estametodología parte de la idea deque no todo micronegocio es, porsu condición de tal, automática-mente informal. Por lo contrario, eltamaño del establecimiento esconsiderado como una dimensiónaltamente correlacionada con lainformalidad en la medida en quees de esperar que una unidad in-formal no exceda cierta escala deoperación que supone un saltocualitativo de complejidad, peroque no hace a la esencia del con-cepto.

Como ya se ha señalado, la ideade informalidad hace referencia,

ante todo, al modo en que es ges-tionada la actividad del negocio.En consecuencia, la demarcacióndel universo de micronegociosconstituye una primera fase en ladetección del fenómeno. La se-gunda etapa consiste en identifi-car dentro del conjunto de mi-croestablecimientos, aquellos queno llevan registros que reflejen laactividad del negocio, entendien-do que este es un indicador fide-digno de que la unidad de produc-ción no ha adquirido un estatus ju-rídico independiente del de lospropietarios. Esta operación re-quiere la implementación de unaencuesta específica destinada alos micronegocios, y es este ins-trumento el que permite delimitaren forma más precisa al sector in-formal urbano.

Así es como los criterios basa-dos sobre el tamaño del estableci-miento y en la ausencia de regis-tros se complementan a la mane-ra de filtros sucesivos que permi-ten recortar con un grado de pre-cisión creciente los límites de lainformalidad.

Considerar como informales to-dos los microestablecimientos de-tectados, tal como se hace sobrela base de la EPH, constituye en-tonces una aproximación que per-mite problematizar el tema encuestión ante la carencia de unaherramienta de recolección de da-tos idónea que permita depurar,dentro del conjunto de micronego-cios, a aquellas unidades produc-tivas que responden de modomás específico al concepto de in-

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formalidad.

Como puede verse, la informali-dad intenta agrupar a través delos distintos indicadores propues-tos, a todos aquellos trabajadorescuya característica común es laparticipación en un determinadotipo de actividades productivas.Esto marca una diferencia con laprecariedad laboral, la cual, comoya fue explicado, remite exclusiva-mente a los trabajadores en rela-ción de dependencia. De aquí quecuando se intenta detectar empíri-camente la existencia de relacio-nes laborales precarias, el univer-so de estudio queda limitado a lacategoría ocupacional de los asa-lariados.

Como fue mencionado con ante-rioridad, la precariedad laboral esun rasgo que reviste ante todo lamodalidad de contratación, cuyamanifestación se exterioriza a tra-vés de la inseguridad en el em-pleo, su temporalidad y la ausen-cia de protección. Sobre la basede estas dimensiones se recono-ce como trabajo precario aquelempleo en relación de dependen-cia que no ofrece seguridad res-pecto de su continuidad y/o no es-tá protegido por la legislación la-boral.

Sobre la base de los datos pro-porcionados por la Encuesta Per-manente de Hogares, una formade detectar la falta de protecciónlegal es la ausencia de aportes ju-bilatorios. En relación con la tem-poralidad del empleo, puedenconsiderarse como precariosaquellos casos en que se declarealguna de las formas de relaciónlaboral no permanente, es decir,trabajo temporario -por plazo fijo-,changa, o de duración desconoci-da -inestable-.

En cuanto al empleo no regis-trado, es reconocido como una delas formas más extendidas delempleo precario. De manera ge-neralizada, se suele utilizar el indi-cador del no descuento de apor-tes previsionales. Al igual que enel caso de la precariedad, el indi-cador de trabajo en negro circuns-cribe su medición al conjunto deasalariados.

Se concluye entonces que el tra-bajo en negro es precario, y pue-de ser informal, pero no a la inver-sa.

Se tiene de este modo, una su-perposición parcial entre los dis-tintos conceptos, tal como se es-quematiza en la figura Nº 1, la

Figura Nº 1

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cual puede ser ilustrada con clari-dad a través de la aproximaciónempírica mediante un adecuadaexposición de la información. Así,la Encuesta Permanente de Ho-gares muestra que, en mayo de2003, la precariedad laboral al-canzaba al 47,5% de los asalaria-dos (cuadro Nº 1), en tanto que laproporción de trabajadores en ne-gro -no registrados- es algo me-nor, con un 45,9% (cuadro Nº 2).

Esta diferencia corresponde, en-tonces, a trabajadores registradoso en blanco, que no por hallarseen tal condición escapan al dete-rioro del vínculo laboral.

Asimismo, puede verse que eltrabajo precario no es privativo delsector informal sino que por locontrario, un importante porcenta-je de las relaciones precarias tie-ne lugar en establecimientos for-males, al igual que un importante

Cuadro Nº 1. Precarización del trabajo asalariado Mayo de 2003

ASALARIADOS %Precario 47,5No precario 52,5Total 100,0

Fuente: elaboración propia sobre datos de la EPH

Cuadro Nº 2. Condición legal del trabajo asalariado Mayo de 2003

ASALARIADOS %No registrado 45,9Registrado 54,1Total 100,0

Fuente: elaboración propia sobre datos de la EPH

Cuadro Nº 3. Clasificación del puesto de trabajo por situación ocupacionalde los trabajadores asalariados (en porcentajes). Mayo de 2003

Total asalariados Formal Informal Serv. Dom TotalPrecarios 34,8 49,4 15,7 100No precarios 68,4 31,0 0,6 100Total 52,5 39,7 7,8 100

Fuente: elaboración propia sobre datos de la EPH

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número de puestos de trabajo noprecarios se adscriben al sectorinformal. Sólo el servicio domésti-co parece generar casi con exclu-sividad trabajos en negro (cua-dros Nº 3 y Nº 4).Si se efectúa la distinción entretrabajadores registrados y no re-gistrados, se observa también queambas categorías se extiendencon presencia significativa tantoen el sector formal como en el in-formal (cuadros Nº 4 y Nº 5).

En cuanto a los trabajadores noasalariados, la adscripción al sec-tor informal se erige como la mo-dalidad de inserción laboral casiexcluyente -93,4%, frente a un62% para el total de ocupados ypoco menos del 40% para los tra-bajadores asalariados-, lo cual po-ne en evidencia el rol que cumplela informalidad entre aquellas per-sonas que no logran emplearseen relación de dependencia (cua-dro Nº 6). En efecto, ante el estre-

Cuadro Nº 4. Clasificación del puesto de trabajo de los trabajadores asala-riados no registrados (en porcentajes) Mayo de 2003

Asalariados no regist. Formal Informal Serv. Dom TotalPrecarios 33,8 50,0 16,2 100

Fuente: elaboración propia sobre datos de la EPH

Cuadro Nº 5. Clasificación del puesto de trabajo por situación ocupacionalde los trabajadores asalariados registrados (en porcentajes). Mayo de 2003

Asalariados registrados Formal Informal Serv. Dom. TotalPrecarios 65,8 33,2 1,0 100No precarios 68,5 31,0 0,6 100Total 68,4 31,0 0,6 100

Fuente: elaboración propia sobre datos de la EPH

Cuadro Nº 6. Clasificación del puesto de trabajo por categoría ocupacional(en porcentajes). Mayo de 2003

TOTAL OCUPADOS Formal Informal Serv. Dom. TotalNo asalariados 2,4 93,4 4,2 100Asalariados 52,5 39,7 7,8 100Total 31,6 62,1 6,3 100

Fuente: elaboración propia sobre datos de la EPH

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chamiento de las oportunidadeslaborales, muchas de ellas se venobligadas a generar sus propiasalternativas de trabajo, pasandode este modo a engrosar el SectorInformal Urbano.

En suma, los datos muestran có-mo, a través de un adecuado tra-tamiento empírico, es posible arri-bar a una aproximación diferen-ciada de los distintos conceptosaquí tratados. Asimismo, puedeverse cómo, a pesar de tratarsede dimensiones diferentes, infor-malidad precariedad y trabajo ennegro constituyen fenómenos ínti-mamente relacionados, a travésde los cuales se configura el dete-rioro de la situación laboral y so-cial que, en la Argentina de hoy,afecta a amplios estratos de la po-blación.

Consideraciones finales

Las reflexiones efectuadas en elpresente ensayo permiten ilustrarcómo la diversidad de situacioneslaborales que se registran en elactual contexto socioeconómicoargentino responden a una inte-racción compleja de variables, ca-

da una de las cuales se proyectasobre diferentes aspectos delmercado de trabajo.

El carácter complejo que revisteéste último, como nexo en el cualconvergen dimensiones producti-vas correspondientes a la esferamaterial, con otras de índole jurí-dica, social y política que contribu-yen a determinar la estructura dela cohesión social, se traduce enuna multiplicidad de situacioneslaborales, cuya variedad sólo pue-de ser captada mediante unaaproximación de carácter multidi-mensional.

De este modo es posible apre-ciar cómo el mercado de trabajose ve transformado por cambiosde naturaleza compleja, cuyos pa-rámetros aparecen relacionadostanto con la evolución de la es-tructura productiva, como con losprocesos determinantes de loscambios políticos y sociales.

En definitiva, lo que esta comple-jidad ilustra es la posición medulardel mercado laboral como uno delos componentes centrales en laconfiguración del modelo de acu-mulación.

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Siniestralidad y legalidad enSiniestralidad y legalidad enel trabajo agrario argentino*el trabajo agrario argentino*

Trabajo II

Susana Formento **Ana Fer razz ino ***

Ana Cri s t ina Amador****

* Trabajo de investigación realizado en el marco de la Especialización en Higiene y Se-guridad en el Trabajo Agrario. Programa de Agronegocios y Alimentos. Facultad deAgronomía. Universidad de Buenos Aires.

** Abogada. Mg. en Ciencias Sociales Agrarias. Depto. de Economía, Desarrollo y Pla-neamiento Agrícola, Área Legislación Agraria. Facultad de Agronomía. [email protected]

*** Socióloga. Mg. en Ciencias Sociales. Depto. de Economía, Desarrollo y Planeamien-to Agrícola. Cátedra de Extensión y Sociología Rurales. [email protected]

**** Ingeniera Agrónoma. Coordinadora de la Especialización en Higiene y Seguridad enel Trabajo Agrario. Programa de Agronegocios y Alimentos. [email protected]

En la Argentina en 1997 se promulgó el decreto aprobatorio del reglamento de Higiene ySeguridad para la Actividad Agraria, en el que se precisan los derechos y las obligacionesdel empleador, del trabajador y de las asociaciones de riesgos del trabajo (ARTs). De es-ta forma, como legitimación legal de sus particularidades, el sector dispone de una regla-mentación especial, situación preferencial desde el punto de vista legal, no lograda porotros sectores de alta peligrosidad tal como la minería. Sin embargo, la institucionaliza-ción de la legislación sobre riesgos laborales no impactó en la disminución de la sinies-tralidad, a partir de prácticas que responden a las condiciones de trabajo agrario. En efec-to, durante el lapso 1997/2001, las estadísticas señalan elevados niveles de siniestralidadasociados con el incumplimiento de la normativa, que confirman las deficiencias estruc-turales e históricas que sufre el sector, el fuerte contraste entre el régimen jurídico, y larealidad y necesidad de implementar los métodos y técnicas legislados.Antes que la implementación de un marco legal, es la construcción de la relación entre

el trabajador y el empleador la que define las características con que el obrero rural parti-cipa de la actividad laboral. Las condiciones del empleo rural y el hecho de que la mayo-ría de los trabajadores rurales está empleada sin registrar, restringen la eficacia de lasARTs y el poder de contralor estatal.

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Justicia y equidad no pueden sersolo palabras-golosinas que sirven deguía pero que nunca se alcanzan. El

bien social protegido es la salud.

(De Bono, 1996)

1. Los riesgos del trabajoagrario en nivel mundial

En el ámbito internacional, el tra-bajo agrario es bastante más peli-groso que en otros sectores. En1997 la Organización Internacio-nal del Trabajo (OIT) estimabaque alrededor de 170.000 trabaja-dores agrarios morían anualmen-te en el mundo, víctimas de losriesgos laborales. Los índices demortalidad se han mantenido per-sistentemente elevados en los úl-timos 10 años, en marcado con-traste con lo ocurrido en otros sec-tores de gran riesgo, tales como laminería y la construcción.

Según estimaciones de la OIT,este sector integra la mitad de lafuerza laboral mundial y componehasta las tres cuartas partes enlos países en desarrollo; inclusoen países desarrollados, la agri-cultura sigue siendo uno de lossectores más riesgosos. En EUA,que ocupa el 3% de los trabajado-res, se produce el 8% de los acci-dentes laborales, mientras que enItalia, con el 10% de trabajadoresagrícolas, estos valores ascien-den al 29 por ciento.

Aproximadamente 125 millonesde personas de ambos sexos quetrabajan en el medio rural sufrenaccidentes que, si bien pueden no

resultar mortales, en muchos ca-sos conducen a la condición de in-validez. En los países pobres, escomún que este tipo de acciden-tes disminuya o destruya la capa-cidad de la familia de generar in-gresos; también, puede significarla carga de mantener a un inválidode por vida.

El empleo indebido de las maqui-narias, especialmente los tracto-res, y de los productos químicoses la principal causante de los si-niestros en las explotacionesagrarias. El desconocimiento delas prácticas de seguridad y la ine-xistencia o la inadecuación de losequipos de protección, las enfer-medades asociadas con la expo-sición a las plantas y a los anima-les; también, son comunes lasalergias, así como el acarreo delas cargas pesadas, que se su-man a los factores responsablesde tal grave situación (OIT, 2000).

En muchos países, los trabaja-dores agrarios están excluidos delas prestaciones por accidentesde trabajo. Además, muchas ve-ces no se conocen las lesiones acausa de las insuficiencias esta-dísticas sobre los accidentes y laslesiones profesionales.

Hasta 2001, la agricultura que-daba al margen de buena parte dela legislación laboral y no había si-do objeto de ningún convenio deaplicación general. Pero, a partirde ese año, la OIT aprobó el con-venio y su recomendación, relati-va a la seguridad y a la salud en laagricultura, que significan un im-

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portante avance en el reconoci-miento y el tratamiento de esta im-portante problemática mundial. Enla Argentina existe un preacuerdode ratificación de las últimas dis-posiciones de este organismo in-ternacional.

2. Legislación sobre higieney seguridad en el trabajoagrario argentino

2.1. Antecedentes históricoslegislativos

En la Argentina, desde principiosdel siglo pasado, los reclamos quepropulsaron las luchas de la clasetrabajadora involucraron, entreotras reivindicaciones, la instaura-ción de mejores condiciones labo-rales. En 1915, a instancias de J.Bialet Masset, se sancionó la pri-mera ley Nº 9.688 de Accidentesde Trabajo que -indirectamente ypor derivación de las nuevas pro-blemáticas del trabajo industrial-hizo que se incorporaran ciertasprevisiones atinentes a la faenaagraria, como las que hacían refe-rencia a los accidentes de trabajo.Pero recién en la década de los‘40, debido a la creciente críticasocial que provocaban las inhu-manas condiciones de algunos delos asalariados rurales -como losbraceros del norte argentino- sus-citó la preocupación legislativa.

A diferencia del sector estricta-mente agrícola, la producciónagroindustrial de la caña de azú-car ha mostrado un comporta-miento semejante al de la indus-

tria en general. En este mismo or-den, en los ingenios tucumanos,las disputas, los enfrentamientosy el desarrollo de las situacionesconflictivas fueron llevados a cabopor los obreros (Giarracca et al.;1995). También es semejante loocurrido en la región pampeanadonde los estibadores y carreroslocalizados en las ciudades hansido los protagonistas, habiendodemostrado mejores condicionesde organización y de combativi-dad (Mascali; 1985).

En 1941 -cuando se ratificó elConvenio de la OIT-, una ley ex-tendió al trabajador rural el ampa-ro a todo infortunio que sufrieseen cumplimiento u ocasión de suactividad laboral. Al año siguiente,la ley Nº 12.789, básicamente pormedio del control estatal, tendió adisciplinar la actividad de los inter-mediarios que participaban en lacontratación de los trabajadorestemporarios dedicados a activida-des agrícolas, ganaderas, foresta-les y mineras; asimismo, de modoobligatorio, incorporó algunas pro-tecciones en favor del trabajador.Esta ley se conoció como “el esta-tuto de los conchabadores” conreferencia al “conchabo rural”, queera la denominación tradicionaldel contrato de trabajo agrario(Formento y Ferrazzino; 2001).

2.2. La ley de riesgos deltrabajo

En 1972 se sancionó una impor-tante ley marco (Nº 19.587) relati-va a la higiene y a la seguridad en

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el trabajo, cuyas normas, en prin-cipio y con referencia al sectoragrario, solamente cumplían lasgrandes empresas agropecuariasargentinas. Pero, en 1996, se im-plementó la ley Nº 24.557 sobreRiesgos del Trabajo, que marca“... una nueva etapa sobre la pro-tección de la integridad psicofísicade los trabajadores frente a losriesgos a los que deben exponer-se para ganar su sustento” (Ac-kerman y Maza; 2001).

El sistema de riesgos del trabajoconsiste en un seguro a cargo deuna ART, destinado a brindar co-bertura a los trabajadores por ac-cidentes laborales o enfermeda-des profesionales. Sin embargo,no se aparta claramente del mo-delo tradicional de responsabili-dad individual del empleador, entanto sólo aporta como imposiciónque todos los empresarios estánobligados a asegurar a su perso-nal con una Aseguradora de Ries-gos del Trabajo.

La referida ley elevó esta impor-tante problemática desde su con-ceptualización anterior como unproblema legal, dentro de la órbitadel derecho laboral, al plano de laseguridad social, teniendo comoprincipal objetivo la prevención. ElIng. Luchessi1 afirma que el eje setrasladó desde responsabilizarse

del resarcimiento del damnificado,que amparó las prácticas de la “in-dustria del juicio”2 a partir de la se-guridad del trabajador, a otra per-spectiva diferente. La nueva es-trategia apunta a “... identificar lascausas de esos riesgos, tipificar-los, reducirlos y transferir a la res-ponsabilidad asegurada sólo laparte contingente de los mis-mos...”. El cambio significó pasarde una “administración de pólizas”a una “administración de riesgos”.

Sin embargo, quedó una cues-tión pendiente a resolver; el sectoragrario no encuadraba en la leyde riesgos sobre la base del gradode cumplimiento previo de la leyNº 19.587 de higiene y seguridad,reglamentada por el decreto Nº351/79, elaborada a partir de lascondiciones de trabajo en la in-dustria. Si bien el sector estudiadotambién estaba obligado a su im-plementación, no la llevó a cabo,en gran parte, por la falta de ajus-te entre la norma y la realidadagraria y por la falta de fiscaliza-ción.

Las características particularesdel sector agrario que resultan desus condiciones de trabajo, dife-rentes de las condiciones del sec-tor industrial, constituyen un obs-táculo para incluir a sus actoresdentro del mencionado decreto.

1 Ing. P. Luchessi, gerente de Riesgos del Trabajo de la SRT. Ministerio de Trabajo ySeguridad Social de la Nación.

2 Se realizaban entre 40 a 50 mil juicios anuales con sentencias de, aproximadamente,600 millones de dólares por año. El siniestrado no era el principal beneficiado, sino losservicios médicos, los peritajes y los abogados, al cabo de procesos judiciales que du-raban entre 4 a 5 años.

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Concretamente, al pretender cum-plir con la ley Nº 24.557, las em-presas agrarias comenzaron acontratar a las ARTs; al intentardar respuesta a los cuestionariosque permitían establecer condi-ciones laborales, se manifestabala inaplicabilidad del decreto Nº351. A tal efecto, distintos actoressociales, es decir, los represen-tantes de tres sectores implicadoscon la salud ocupacional agraria:la Unión Argentina de Trabajado-res Rurales y Estibadores (UA-TRE) por los trabajadores, lascuatro entidades empresarias y elsector estatal por medio de la Se-cretaría de Agricultura, Ganade-ría, Pesca y Alimentación y la Su-perintendencia de Riesgos delTrabajo (SRT) en nombre del Mi-nisterio de Trabajo y SeguridadSocial, conjuntamente, lograronuna adecuación de las normas deseguridad e higiene a las condi-ciones del agro, mediante la for-mulación de una normativa espe-cífica.

2.3. El reglamento de segu-ridad e higiene para la ac-tividad agraria

En esta línea, se impuso la nece-sidad jurídica de dar respuesta alos requerimientos concretos. Enconsecuencia, en el año 1997, sepromulgó el decreto Nº 617 apro-batorio del reglamento de Higieney Seguridad para la ActividadAgraria, en el que se precisan losderechos y las obligaciones delempleador, del trabajador y de lasARTs. De esta forma, como legiti-

mación legal de sus particularida-des, el sector dispone de una re-glamentación especial, situaciónpreferencial desde el punto de vis-ta legal, no lograda por otros sec-tores de alta peligrosidad, tal co-mo la minería.

La legislación debería tener unefecto ordenador importante en laagricultura en tanto focaliza laatención en la prevención, en elpuesto de trabajo y en la seguri-dad del producto, es decir, en laeliminación de los riesgos en lafuente que los produce. En talsentido, este nuevo sistema deriesgos del trabajo establece loselementos de seguridad que de-ben disponer los establecimien-tos, determina la organización deltrabajo y los requerimientos de ca-pacitación del personal. Asimis-mo, describe el manejo de losagroquímicos y las característicasde seguridad de las maquinarias.

En lo que se refiere a la preven-ción y la disminución de los casosde pérdida de vidas humanas, ac-cidentes y mala salud, la respon-sabilidad básica en materia de se-guridad y salud en la agriculturarecae sobre el empleador, aunquetodos los copartícipes tripartitostengan que aportar sus contribu-ciones respectivas para mejorar laseguridad y la salud.

Las ARTs son organizaciones decarácter privado, responsables deejercer la función de control delcumplimiento de las normas esta-blecidas en el reglamento de Hi-giene y Seguridad en la actividad

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agraria por parte de las empresasafiliadas, sin perjuicio de las ac-ciones que ejecute la SRT. Ade-más, las aseguradoras asesoransobre la normativa y deben sumi-nistrar información acerca de losproductos químicos y biológicos.

3. Evolución de los indica-dores de riesgos labora-les3

3.1. Comparación con otrasramas de la economía

En comparación con otras ramasde la economía4, “Por la índole delas tareas agrarias, se caracterizaeste sector productivo como unode los menos riesgosos”. Sin em-bargo, “... la posibilidad de acci-dentarse en el campo es muchomayor que en otra actividad”5.

Paradójicamente, el índice defrecuencia6 de siniestros de la

agricultura, caza, silvicultura ypesca argentina es cerca del 36 %más alta que el promedio de laeconomía para 2001/2000. Tam-bién, en comparación con otrasramas, fue el sector que más in-crementó su nivel de siniestrali-dad7 en 1998 respecto de 1997;junto con la explotación mineraaumentó cerca del 32% y, en elaño siguiente, el 35% (1999/1998).

Es notable resaltar que el análi-sis de otros índices que utiliza laSRT refuerzan la situación pre-sentada y, aún más, para esta ra-ma de actividad, algunos índicesindican un agravamiento, en tantoque los correspondientes al siste-ma global mejoran su condición.

En el lapso estudiado y para elconjunto de los siniestros ocurri-dos, considerando los distintossectores económicos, la minería y

3 Se aplicaron metodologías cuantitativas basadas sobre fuentes de datos secundarios.También, se usaron técnicas cualitativas mediante la realización de entrevistas abier-tas, a partir de un cuestionario semiestructurado, dirigidas a especialistas, a funciona-rios de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguri-dad Social de la Nación y de la Unión de Asociaciones de Riesgos del Trabajo, a re-presentantes del gremio que reúne a los trabajadores rurales, la Unión Argentina deTrabajadores Rurales y Estibadores, y técnicos de las Asociaciones de Riesgos delTrabajo. En algunos casos, se recurrió a reportajes y a artículos firmados, publicadosen suplementos de diarios y revistas especializadas.

4 Siguiendo las disposiciones estadísticas de la SRT, la información presentada surgedel análisis de los índices, instrumentos idóneos que permiten analizar las relacionesentre los siniestros y la población de referencia, establecer comparaciones de formadirecta entre categorías de una misma variable y realizar ordenamientos.

5 Bettiol, M. Gerente General de la Unión de Asociaciones de Riesgos del Trabajo(UART).

6 “Expresa la cantidad de trabajadores o personas siniestradas por motivo y / o en oca-sión del empleo -incluidas las enfermedades profesionales- en un período de un año,por cada millón de horas trabajadas”.

7 “Cantidad de trabajadores o personas siniestradas por motivo y / o en ocasión del em-pleo -incluidas las enfermedades profesionales- registradas en el período de 1 año”.

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la agricultura, caza, silvicultura ypesca se ubica en el segundo or-den de magnitud del índice de in-cidencia8.

Este posicionamiento demuestrala alta incidencia de trabajadoressiniestrados en el desarrollo de laactividad, que es algo inferior alde la minería, contabilizándose enambos casos, un promedio seme-jante del total de los trabajadoresexpuestos. Sin embargo, lo másrelevante de estos datos es que laactividad minera tiene un elevadonivel de peligrosidad: una alta pro-babilidad de producirse los de-rrumbes y los desmoronamientos,los hundimientos, las inundacio-nes de los túneles y las emanacio-nes de gases. Además, la mineríano está amparada por una norma-tiva especializada como el decretoNº 617/97 -el reglamento de Hi-giene y Seguridad para la Activi-dad Agraria-

Nuevamente, el índice de grave-dad9 de los siniestros para la acti-vidad supera en más de un 20% elpromedio de todos los sectores deactividad, que incluye ramas deelevado riesgo como la ya citada

minería10 y la construcción; en es-ta última, las tareas realizadas enaltura determinan condiciones ob-jetivamente muy riesgosas. To-mando en cuenta la apertura sec-torial y siempre dentro de los al-cances de este índice, el sectortambién registra las mayores du-raciones de las bajas por incapa-cidad laboral temporaria (ILT).

En relación con el índice de inci-dencia para muertes11, los secto-res de la construcción, agricultura,caza, silvicultura y pesca, y el dela minería ponen en conocimientolos más elevados índices de tra-bajadores fallecidos; en 1998, laagricultura caza, silvicultura y pes-ca supera a los otros dos.

Los índices de incidencia por ra-ma de actividad en algunos secto-res, tal como el que nos atañe,presentan diferencias que no soncoincidentes con el desenvolvi-miento del índice de casos morta-les globales del sistema, aclara laSRT. Esta situación demuestralas características del sector estu-diado, con un gran porcentaje depersonas siniestradas fallecidas,en tanto que el sector industrial,

8 “Expresa la cantidad de trabajadores o personas siniestradas por motivo y / o en oca-sión del empleo -incluidas las enfermedades profesionales- en un período de 1 año,por cada mil trabajadores expuestos”.

9 “Los índices de gravedad calculados son dos, no excluyentes, sino complementarios:el índice de pérdidas y la duración media de las bajas” (incluye el índice de pérdidasy la duración media de las bajas).

10 El sector de minas y canteras registra el más alto índice de días no trabajados por tra-bajador siniestrado, el segundo lugar corresponde al sector analizado.

11 “Expresa cuántos trabajadores fallecen por motivo y / o en ocasión del empleo -inclui-das las enfermedades profesionales- en un período de un año, por cada un millón detrabajadores expuestos -o promedio del total de personas que trabajan en cada ins-tante del año-“

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que registra altos índices de inci-dencia, sin embargo, el índice deincidencia por muertes es menor ala media total del sistema.

Al verificar los resultados sinies-trales presentados por la SRT,donde sólo se incluyen los acci-dentes de trabajo y las enferme-dades profesionales12 se repite undesenvolvimiento semejante al dela siniestralidad global del siste-ma; en efecto, el sector analizadoposee uno de los registros másextremos del índice de incidenciaanual (hay años en que hasta laminería tiene valores próximos alpromedio) y de incrementos relati-vos entre años sucesivos, duranteel lustro relevado.

3.2. Dentro de la rama deactividad

El cuadro Nº 1 referido al por-centaje de las personas siniestra-das según el tipo de accidente(accidentes de trayecto, enferme-dades profesionales, reagravacio-nes y accidentes de trabajo) indi-ca que los accidentes de trabajodel sector, para cada año, presen-tan porcentajes no inferiores al94% dentro del porcentaje totalanual de los trabajadores sinies-

trados13. Los valores correspon-dientes a los reagravamientos, ensí mismos, tienen un bajo porcen-taje, pero han más que triplicadosu participación porcentual, desde1997 hasta 2001.

Si bien el sistema toma en cuen-ta los accidentes in itinere (ocurri-dos en el trayecto entre el domici-lio del trabajador y el lugar de tra-bajo), siempre y cuando el damni-ficado no hubiera interrumpido oalterado dicho trayecto por causasajenas al trabajo, hay que consi-derar que una parte importante delos trabajadores agrarios resideen la misma explotación dondetrabaja y, por lo tanto, este tipo deaccidentes no tiene un fuerte im-pacto como en otras ramas.

• Principales formas de ocu-rrencia, naturaleza de la le-sión y agentes de siniestros

Durante el lapso analizado14, lasformas de ocurrencia predomi-nantes son las caídas de personalen general (desde nivel, altura, alagua), que presentan porcentajescomprendidos entre el 18,5 y23%, especialmente las caídasdesde altura en trabajos de repa-ración desde silos15, caballos, es-

12 Excluyéndose a los accidentes de trayecto -in itinere- y a las reagravaciones.13 “... todo trabajador asegurado que sufrió una lesión en el período considerado, debi-

do a accidentes ocurridos por motivo o en ocasión del empleo -accidentes de traba-jo y de trayecto o in itinere- y por las enfermedades profesionales”.

14 En este apartado se presentan los valores mínimos y máximos registrados.15 En los silos “(...) el chimango que normalmente queda oculto por el grano acumulado

en vía de transportar (...) hace que los operarios se corten las manos y los pies, o secaigan a través de aberturas mal cerradas por la urgencia del trabajo”: Lic. J. Pollaci-no, profesor de la Cátedra de Maquinaria Agrícola de la Facultad de Agronomía, UBA.

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caleras. En segundo lugar, estánlos choques contra objetos y, en latercera posición, el esfuerzo físicoexcesivo y los inadecuados y re-petitivos movimientos de materia-les o, en la cría de ganado, portraslado de bolsas, por la sobresa-turación de horas de trabajo, etc.Finalmente, el aprisionamiento re-presenta la cuarta forma de ocu-rrencia, generalmente causadapor algún mecanismo, por el ejede transmisión de fuerza del trac-tor y por otras máquinas agríco-las, etc.

Respecto de la naturaleza de laslesiones que se producen mayor-mente en el sector, el ordena-miento es el siguiente: contusio-nes (26 al 35,4%), heridas en ge-neral (16 al 19%), torceduras y es-guinces y traumatismos internos.

Los materiales y / o elementosutilizados en el trabajo participanen un porcentaje que oscila entreel 37 al 47% sobre el total de losagentes causantes: tractores, se-cadoras, troncos, herramientas,ganado vacuno de razas asiáticas(más altos y menos tranquilos que

los Hereford o Aberdeen Angus),etc. Estadísticamente, le siguenlos elementos edilicios del am-biente de trabajo que ocasionantropiezos o las pisadas sobre losobjetos en nivel, los choques con-tra objetos (la tendencia es decre-ciente en el período).

La cría de ganado bovino es laque presenta mayor porcentaje deaccidentes de trabajo. Los mate-riales y / o elementos de trabajoempleados son los mayores agen-tes causantes. El más alto porcen-taje de esos accidentes está cons-tituido por grandes esfuerzos físi-cos o falsos movimientos en lacría. También, supera al resto delas actividades de la rama en lasenfermedades profesionales y delos trabajadores fallecidos.

El mayor índice de incidencia deaccidentes lo posee la actividadforestal. La realidad de la elevadasiniestralidad del subsector fores-tal es desconocida al no desagre-garse generalmente los datos es-tadísticos; sin embargo, existe unelevado número de accidentesmortales aunque, en ocasiones,

Cuadro Nº 1. Personas siniestradas por tipo de accidente (porcentajes)

Tipo de accidentes 1997 1998 1999 2000 2001Accidentes in itinere 2.26 2.64 2.98 2.46 2.79Enfermedades profesionales .56 .42 .31 .55 .67Reagravación .69 1.27 1.85 2.39 2.53Accidentes de trabajo 96.49 95,66 94.86 94.60 94.00Total 100.00 100.00 100.00 100.00 100.00

Fuente: elaboración a partir de datos de la SRT.

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no queden reflejados en las esta-dísticas. Numerosos accidentesgraves son frecuentemente provo-cados por el uso de motosierra,por aplastamiento en la caída deárboles en talas forestales, por elcontacto con las líneas de altatensión, etc16.

Desde el año 199817 hasta 2001,dentro del sector estudiado de ac-tividad económica de la empresa,la producción agropecuaria cons-tituye el subsector con mayor can-tidad de personas siniestradas enrelación con los otros subsecto-res; así, todos los años considera-dos, registra más del 80% de loscasos totales anuales.

4. Características deltrabajo agrario

En el sector agrario argentino, eltrabajo se desarrolla con una di-námica propia y peculiar, diferentede la actividad industrial, que dacuenta de la especificidad de lasrelaciones y de los procesos so-ciales en el agro; de tal forma, es-tá vinculada con el medio ambien-te natural y con los ciclos natura-les, con la esfera familiar-laboral,con el sistema de producción ycon la introducción del cambiotecnológico. Estas particulares ca-racterísticas definen las condicio-nes del trabajo agrario y permitenestablecer correlaciones con lascausas de siniestros.

• El medio ambiente naturalLa dependencia de los ciclos de

16 “Contrariando lo que se podría sospechar, no están tan ligados con la mecanizacióncomo con una mala organización del trabajo”. Ing. Agr. A. C. Amador, 2002.

17 No se tomó el año 1997 pues no aparece registrado en forma tal que pueda compa-rarse estadísticamente con los años siguientes.

Cuadro Nº 2. Personas siniestradas según sector de actividad económica dela empresa (porcentajes)

Sector de la actividad económica 1998 1999 2000 2001Producción agropecuaria 81.30 82.11 82.05 81.82Servicios agropecuarios 6.51 6.53 7.73 7.33Caza ordinaria y mediante trampasy repoblación de animales .02 .01 .01 .01Silvicultura 6.69 5.92 5.41 4.94Extracción de madera .52 .51 .23 .45Pesca 4.96 4.92 4.57 5.44Total 100.00 100.00 100.00 100.00

Fuente: elaboración a partir de datos de la SRT.

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la naturaleza y de los cambiosmetereológicos, los factores am-bientales adversos (condicionesclimáticas y edáficas, trabajar acielo abierto, etc.) con sus rigoresen épocas extremas, caracterizanel ámbito laboral en general y elpuesto de trabajo en particular. Detal forma, establecen el mayor omenor grado de dificultad y de pe-ligrosidad de las condiciones detrabajo y las posibilidades de ha-cer o dejar de hacer una determi-nada actividad, en tanto perjudi-can la eficacia de operacionesefectuadas o por realizar.

• El sistema de producciónLa dinámica del sistema de pro-

ducción hace que, generalmente,un trabajador del campo desarro-lle múltiples tareas tales comoconducción de tractores, manejode maquinaria agrícola, uso deplaguicidas y de otros productosquímicos peligrosos; que lleve acabo pequeñas reparaciones entalleres, que manipule y almacenecargas, etc. Además, debe hacerfrente a una multiplicidad de ries-gos, de manera individual en mu-chas ocasiones, que requieren deltrabajador un grado de autodeter-minación e independencia de cri-terio y que no posee comparacióncon ningún otro sector (Amador;2000).

Por otra parte, la falta de hora-rios de trabajo definidos -más aún,si el trabajador reside en el propioestablecimiento-, la dureza y laexigencia física de muchos de los

trabajos agrarios, etc., son cues-tiones a considerar en el marco delos riesgos laborales que, ademásde incidir en la siniestralidad delsector, afectan la calidad de vida ylas condiciones de trabajo de laspersonas involucradas.

• El desarrollo tecnológicoMás allá de las ventajas ocasio-

nadas por el proceso de cambiotecnológico en el agro (la disminu-ción del esfuerzo físico, el más efi-ciente aprovechamiento de lafuerza de trabajo, las mejoras enla producción, el menor movimien-to de las cargas pesadas, los tra-bajos manuales, las jornadas detrabajo menos sobrecargadas,etc.), paralelamente, aparecieronlos riesgos inherentes a las tecno-logías aplicadas, en razón de noacompañarlas con una adecuadapolítica de inversiones en cuantoa la prevención y a la seguridad.

La falta de información y de ca-pacitación del trabajador agrariotiene una alta incidencia en la gra-vedad de los accidentes relacio-nados con el manejo de la maqui-naria pesada, especialmente enlos tractores, siendo el vuelco elque tiene el primer puesto, en laArgentina, entre los accidentesgraves18. Esta situación no es váli-da solamente para nuestro país,dado que más de la tercera partede las muertes por accidentes detrabajo que se registran en la agri-cultura mundial, se relacionan conel uso de los tractores.

18 Vilas, S. Prevención ART S.A.

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• El ámbito familiar-laboralEl empleo familiar, como forma

específica de autoempleo, repre-senta un rasgo acentuado de laestructura económica agraria ar-gentina. Comúnmente, el trabaja-dor rural vive en el mismo medioen que trabaja y la familia suelecompartir las tareas que realiza.Esta caracterización familiar-labo-ral implica una ausencia de límitesentre las actividades productivas ylas actividades domésticas, te-niendo como resultado una exce-siva confiabilidad y una falta decuidado en la realización de aque-llas actividades que pueden consi-derarse peligrosas, dificultando laidentificación de los riesgos y ladetección de los incidentes.

En la población expuesta a losriesgos laborales se ha de teneren cuenta que junto con los traba-jadores del campo, asalariados oproductores a título principal, exis-ten otras personas que desarro-llan su actividad en el sector y queestán, asimismo, expuestas a losriesgos del trabajo que entrañanlas distintas tareas: a) los familia-res directos de los titulares de laexplotación, que conviven conellos y que tradicionalmente cola-boran en las tareas agrarias, es-pecialmente en los períodos puntade trabajo; b) las personas jubila-das que siguen desarrollando sutrabajo en las explotaciones agra-rias familiares y, c) los producto-res a tiempo parcial que obtienenla mayor parte de sus ingresostrabajando en otros sectores de

actividad, y que complementansus rentas con las que obtienendel campo.

• La contratación del trabajadorrural

El mercado de trabajo agrario ar-gentino muestra una situación queda vida a la búsqueda de ocupa-ciones e ingresos y que hace a lasprecarias condiciones de contra-tación que caracteriza al sector.De tal manera, revela una realidaddel empleo rural que podría sercalificada como de una auténticaexclusión legal (Formento y Fe-rrazzino, 2001).

En efecto, “... la tendencia quese ha generalizado en la Argenti-na rural a fines de los años ‘90,(...) es la mayor visibilidad de lostrabajadores rurales temporariosen relación con los permanentes ylos familiares, lo cual implica unaumento de los índices de preca-riedad del trabajo rural” (Aparicio yBenencia; 2001).

Teniendo en cuenta que el regis-tro de personas siniestradas serefiere únicamente a los trabaja-dores asegurados y denunciadospor el empleador, por consiguien-te, no capta la realidad del empleono registrado, predominante en elsector. En tal sentido, el alto índi-ce de empleo sin registrar condi-ciona fuertemente las políticas deprevención, en consecuencia, “Lamayoría queda fuera del sistema”(Weinstock; 2000). Sobre un totalde alrededor de un millón de tra-bajadores habría casi 600 mil quetrabajan en negro. El 70% de los

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trabajadores asalariados ruralesno está registrado19, en compara-ción con el 38% del conjunto de laeconomía.

La evasión a la seguridad socialsupera los $ 720 millones por año(UATRE; 2001). En las econo-mías regionales este fenómeno esmuy marcado: los empleadoresevaden los impuestos laborales yprevisionales y, de esa forma, seahorran un 30% del costo laboral,valor que ronda el 10% del costode producción total. A la vez queeluden el dificultoso procedimien-to de las altas y las bajas de lostrabajadores blanqueados.

La elevada temporalidad de lostrabajos del sector, en función dela estacionalidad de cosechas,crea períodos de máxima deman-da de trabajadores. Como conse-cuencia, se apela al reclutamientode obreros, mayormente subcon-tratados a través de otro actor so-cial, el contratista, especializadoen la contratación, en traslado yen gestión de la mano de obraagrícola. A tal fin, por lo general,se recurre a los servicios de traba-jadores migrantes. Es ahí dondese superponen la problemáticaespecífica relativa a la seguridad yla salud en el trabajo, con otrosproblemas básicos de las condi-ciones de vida y de la relación conel entorno.

La “... intermediación desdibuja

la figura del empleador (...) el vín-culo laboral sigue siendo informale inestable. (...). Los contratos,generalmente verbales, mantie-nen y profundizan la flexibilidadtradicional del sector...” (Aparicioy Benencia; 1999) y, más aún enmateria de la seguridad social yde los riesgos del trabajo.

El trabajador no permanente esel que resulta contratado por lasnecesidades de la explotación decarácter cíclico o estacional, com-prendiendo las tareas de siembra,plantación, cultivo y cosecha deproductos agrícolas y de procesostemporales propios de la actividadagraria. Igualmente se ubica enesta categoría a quienes se de-sempeñan en ferias y remates dehacienda, en manipulación y en elalmacenamiento de frutos o deproductos agrarios y del empa-que, siempre que la producciónpropia supere el empaque de laproducción de otros productores.Por último, se puede incluir a loscontratados para el desempeñode tareas accidentales, ocasiona-les o supletorias, siempre que laaccidentalidad, la ocasionalidad ola supletoriedad se refieran a unatarea propia de la actividad agra-ria regida por el Régimen Nacio-nal de Trabajo Agrario -RNTA-(Vázquez Vialard; 1985).

La circunstancia de constituirseen trabajador por cuenta propia,

19 “En Misiones, alrededor de 40 mil personas se dedican a la cosecha de los diversoscultivos. (...) A ellos se suman unos 20 mil menores de 14 años. (...) Sólo en la “tare-fa” yerba se ocupan entre 23 y 25 mil peones, de los cuales el 70% se encuentra “ennegro”, sin ningún tipo de cobertura sanitaria ni previsional” (UATRE, 2001).

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que contrata a temporarios, ocu-rre en un alto porcentaje de lostrabajadores cuentapropistas. Enteoría, al contratar a los trabajado-res temporarios para el desarrollode las distintas campañas agríco-las, el cuentapropista se conviertea su vez en empresario, y está su-jeto a todas las obligaciones y ad-quiere todas las responsabilida-des que la ley de Riesgos del Tra-bajo establece para los empresa-rios.

5. El incumplimiento legal

Los trabajadores agrarios com-prenden, aproximadamente, sóloel 4,5% del total de los empleadoscon seguro de riesgo del trabajo.Además, del conjunto de las em-presas aseguradas, las agrariasno alcanzan al 14% (Galli; 2002).Por otra parte, el 90% del total delos trabajadores con número deC.U.I.L.20 se halla protegido por laley de Riesgos del Trabajo(UART, 2002).

En nivel general, solamente el10% de las empresas cumple conlos requisitos mínimos de seguri-dad e higiene21 que exige la nor-mativa vigente en la materia. De lalectura estadística presentada,que corresponde a empresas y alos trabajadores agrarios afiliados,surge que el grado de incumpli-

miento de las normas de higiene yseguridad es elevado. Este bajoporcentaje de cumplimiento, entreotras causas, puede explicarsepor el accionar de las ARTs en elmedio rural, donde los controlespertinentes no se concretaríancon la frecuencia y la eficiencianecesarias22. También, es menes-ter considerar que en esta ramacuentan la gran proporción de po-blación rural que trabaja en el sec-tor agrario de subsistencia, lasgrandes distancias para acceder aestablecimientos y para identifi-carlos, y a las especificidades dela propia actividad.

En el sector agroindustrial, don-de los riesgos se perciben comomás acotados y controlables queen la agricultura, se avanza másque en el sector primario en la im-plementación de los sistemas degestión de la seguridad en las em-presas. Sin embargo, los cambiosorganizacionales producidos en elsector agroalimentario que lleva-ron a incrementar la relación entreel agro y la industria de transfor-mación a través de procesos deintegración, de coordinación y dedesarrollo de otros vínculos for-males, no estuvieron acompaña-dos con igual intensidad al enca-rar la gestión preventiva para eltrabajo seguro.

Si consideramos que en la indus-

20 Clave Única de Identificación Laboral.21 Estudio efectuado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Bue-

nos Aires, citado por Weinstock, 2000.22 En 1999, la SRT multó por incumplimiento a 136 aseguradoras, por un monto de

$ 4.328.000.

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tria en general es elevado el in-cumplimiento, se entiende quepueda ser mucho mayor en elcampo, asociado con la desinfor-mación, con el desconocimientode la obligatoriedad y, esencial-mente, por la precarización delempleo, en especial, en las pe-queñas y medianas empresasagrarias y, mayormente, en laseconomías de subsistencia. Tam-bién, la atomización de las empre-sas, la dispersión y el difícil acce-so son factores que dificultan elpoder de contralor del Estado y laeficacia de las ARTs.

Desde el marco legal y para todoel sector, las causas de siniestrosse explican, en gran parte, por lano adopción de medidas de pre-vención y de capacitación fijadaspor el decreto Nº 617/97: por el in-cumplimiento de las cargas máxi-mas y de las normas de preven-ción de zoonosis, el uso de herra-mientas inadecuadas, la utiliza-ción de maquinaria que no tiene lacorrespondiente protección, eldesconocimiento de los riesgos aque están expuestos los operado-res de la maquinaria agrícola, etc.

Este análisis requiere señalarimportantes carencias en relacióncon la información y la formacióndel sector para poder cumplir conla normativa: la falta de profesio-nales prevencionistas específicos,los materiales adecuados a losriesgos de las tareas agrícolas yforestales, los estudios y las ac-ciones formativas acerca de los

trabajadores agrarios, etc.

El tema de la capacitación deltrabajador involucra cuestiones deimplementación tales como la dis-persión de las explotaciones y eldifícil acceso, la reducida dotaciónde personal23. Asimismo, está pre-sente el problema de la capacita-ción de los técnicos que no po-seen formación acerca de estaaguda problemática.

Desde el lugar del empresario, siél mismo no está motivado, difícil-mente va a dar lugar a que sustrabajadores se capaciten. Tam-bién, el gran número y la comple-jidad de los riesgos laborales exis-tentes en los trabajos agrarios,con la particularidad de que en lamayoría de las ocasiones es elempresario a título individual,quien debe afrontar todos los as-pectos relativos a la prevenciónde dichos riesgos.

No obstante el avance que des-de la institucionalización legal ha-ya significado el decreto Nº617/97, vinculado con la aplicabili-dad de la ley de riesgos del traba-jo al sector, está el hecho de quelos empresarios rurales se afiliana una aseguradora para asegurara sus trabajadores porque la leyse lo exige, pero sin ir más allá encuanto a reforzar la prevención yla organización del trabajo. Al res-pecto, sin profundizar acerca delsignificado último y concreto quetiene la cobertura que contratan,es decir, sin tener en claro cuáles

23 Se calcula un valor promedio de 6 personas por cada establecimiento.

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son sus derechos y sus obligacio-nes por haber contratado el servi-cio.

Desde los aspectos legislativos,el decreto dejó al descubierto elvacío existente en materia de for-mación profesional. Por parte delos ingenieros agrónomos, parti-cularmente los que realizan tareasde extensión, a los fines de pro-fundizar acerca de las consecuen-cias directas sobre la salud queresultan de las tareas que realizael hombre de campo y, de estaforma, facilitar la concientizaciónde la población rural. En los vete-rinarios, ellos mismos padecenenfermedades vinculadas con elinadecuado desempeño de lapráctica médica.

Si bien algunas aseguradorasofrecen servicios de capacitacióncomo parte de su propia estrate-gia de posicionamiento, no existeninguna regulación legal que lasobligue a llevarlos a cabo. Asimis-mo, en la Argentina, a diferenciade otros países tales como Espa-ña y Francia, no hay organismosoficiales responsables de la capa-citación.

La importancia de difundir y ca-pacitar es necesaria pero no sufi-ciente, en tanto que los datos dela SRT indican que el 70% de losaccidentes de trabajo se producenentre aquellas personas que po-seen sus estudios primarios in-completos y sus salarios son infe-riores a los 600 pesos mensuales(Amadori, 2001). En tal sentido,tradicionalmente reducidas al ám-

bito laboral, la seguridad y lascondiciones de trabajo constitu-yen partes de un sistema que es-tá interrelacionado con otrasáreas tales como la salud, la agri-cultura, la educación y, fundamen-talmente, la economía.

• El precio de la siniestralidadLos altos porcentajes de sinies-

tralidad registrados en el sector,en razón de ser uno de los em-pleos con más probabilidades desufrir incidentes accidentológicosindican que, en el período estudia-do, los procedimientos de trabajode la actividad no han sido diseña-dos de forma tal que disminuyanlos imponderables y que el trabajoresulte más seguro. Además, dela relevante gravedad en sí mis-ma, tienen un fuerte costo econó-mico, expresa el Ing. Luchessi.

Al respecto, Bettiol sostiene queel sector debe abonar una primaexcesivamente onerosa: “La cuo-ta en pesos por trabajador rural esel doble del total de la economía(...) y se la calcula en función de lamasa salarial (la suma de los suel-dos de los empleados) y el gradode exposición de la actividad. Enel campo, el seguro representa el6,6% de la masa salarial, cuatroveces más que en otras activida-des...”.

Desde el punto de vista legal, esfundamental señalar que la ley deRiesgos del Trabajo omitió la apli-cación de sanciones para aque-llos empleadores que no contrata-

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ron una ART; sólo previó la obliga-toriedad del pago del total de loadeudado, más un recargo pormora para los establecimientos in-corporados tardíamente.

Por otra parte, son bajas lasprestaciones en dinero pues seestipulan a partir de los bajossueldos cobrados por el trabaja-dor en actividad. En esta línea, losseguros de riesgos del trabajooperan sobre el 1,4% del total dela masa salarial, lo cual incide enlos límites de las prestaciones di-nerarias. Dada la crítica situaciónde la economía argentina, el por-centaje citado está muy por deba-jo del 3%, que es el valor estándarde mercado de los países dondeel sistema funciona.

El incremento de las medidas deseguridad está asociado con ladisminución de los accidentes y laincidencia de las enfermedadesprofesionales y, en consecuencia,la reducción de los costos del sis-tema. El accidente y la enferme-dad profesional se traducen enhoras de trabajo perdidas, en laserogaciones económicas en la re-habilitación y en la reinserción la-boral, en la reparación de maqui-narias y equipos, y en el entrena-miento de nuevos operarios, sos-tiene la Ing. Amador. Pero, esen-cialmente, tienen un alto costo so-cial pues dañan a la persona quelo sufre; en definitiva, el bien so-cial protegido es la salud. En estalínea, es importante señalar que laactividad está estrechamente re-

lacionada con la salud pública, da-do que es uno de los comienzosde la cadena agroalimentaria(Amadori; 2001).

Por otra parte, no obstante losintentos de avanzar en las regula-ciones, se puede pensar que an-tes que la implementación de unmarco legal es la construcción dela relación entre dos actores so-ciales -trabajador y empleador- laque define las características conque el obrero rural participa en laactividad productiva. Así, ubicán-dose en la lógica de los emplea-dores, ante la realidad del ajusteeconómico financiero, no resultaextraño suponer dónde podríanefectuarse los recortes presu-puestarios. Como consecuenciade los obstáculos y riesgos quesupone dejar de pagar materiasprimas y demás proveedores, sa-larios, contribuciones impositivas,etc., por consiguiente, “... todo loreferido a la seguridad y a la pre-vención va delimitando a las pri-meras víctimas del tijeretazo”, afir-ma el Ing. Vargas Gómez24.

6. Capacidad de acción delos trabajadores rurales

En la realidad del mundo del tra-bajo actual, la oferta no constituyeun mercado formal, no se consta-ta la existencia del empleo estableni tampoco se registra una mayortendencia hacia la agremiación.Mientras tanto, se amplían los me-

24 Ing. C. M. Vargas Gómez, subgerente de Prevención de la SRT.

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canismos extraeconómicos de ex-plotación de la mano de obra,donde la fuerza de trabajo consti-tuye un excedente y el individua-lismo es el soporte de las relacio-nes sociales en una suerte de dar-winismo social, inherente al pro-ceso de mundialización.

Frente a esta generalizada situa-ción, los desvelos que produce ladesocupación relegan lejos lasreivindicaciones salariales y losreclamos por condiciones dignasde trabajo. La problemática se haagudizado en razón de haberseproducido un desplazamientodesde una posición más sólida,que apuntaba a la negociación co-lectiva, donde “la unión hace lafuerza”, hacia una endeble posi-ción individual y competitiva. Elejercicio de este posicionamientoindividualista se corresponde conel proceso de debilitamiento y ladesindicalización reinante.

El sector industrial está estructu-rado mediante una organizaciónempresarial, a través de la cuallos trabajadores se relacionan enforma estable y exclusiva con laempresa empleadora, comporta-miento que generalmente no ocu-rre en el medio rural. Por lo con-trario, en gran parte “... de losmercados rurales de la Argentina(...), la oferta no constituye unmercado formal de trabajo; no seobserva estabilidad en el empleoni niveles de participación sindicalsignificativos” (Aparicio y Benen-cia; 2001). A esto se le agrega laconnotación del ambiente en que

se desarrollan las tareas, deno-tando concentración para los ope-rarios industriales y dispersión,que se traduce en aislamiento delos trabajadores rurales (VázquezVialard; 1985).

En el agro argentino, “... a la pre-cariedad que deviene de la combi-nación no-registración / inestabili-dad se adiciona el deterioro de lascondiciones de vida (...) y de tra-bajo (...). Dicha flexibilidad des-carga sobre el trabajador las vici-situdes de la crisis; mientras parael empresario significa menorescargas sociales y menores costos,para el trabajador significa menorestabilidad en el empleo y menorcobertura en términos de seguri-dad social” (Aparicio y Benencia;1999) y en riesgos laborales.

Por otra parte, por un lado, el sis-tema laboral agrario está asocia-do con la probabilidad de cumpli-mentar el ordenamiento jurídicoestablecido y, por otro, por el pe-culiar comportamiento de los acto-res comprometidos en la acción.En tal sentido, el accionar se hallaaltamente determinado por losusos y las costumbres predomi-nantes -donde el ámbito familiar yel laboral se confunden- que sien-tan una jurisprudencia auténtica-mente válida para sí mismos yconfiguran su propia lógica.

De esta manera, el carácter de lapráctica social determina las posi-bilidades de visualizar la realidady condiciona profundamente lasconcepciones de lo que conside-ran como inherente, como natural

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a su propia condición. Conse-cuentemente, resulta más claroentender qué cuestiones sientencomo problemas, percibiéndolasdesde su propia visión del mundo.Este reconocimiento permite unamayor comprensión de la conduc-ta de estos actores y de las estra-tegias desarrolladas.

Precisamente, este cuadro se re-fuerza en el sector agrario, dondemás se da el trabajar y el vivir enun determinado lugar. Asimismo,es donde predominan mayores si-tuaciones de aislamiento respectodel resto de la sociedad global.Todos estos elementos constitu-yen la arcilla para modelar el per-fil de un trabajador sumiso y obe-diente. Giarracca, et al. (1995) ha-cen referencia a estos condicio-nantes, afirmando que ”... las con-diciones macrosociales no repre-sentan aspectos meramente ex-ternos que se imponen o condicio-nan a los individuos, sino que hanafectado a su propio ser social“.

En esta línea, Propersi (1997)sostiene que el “... constituirse co-mo sujeto en un lugar dado de lasociedad implica ser portador deun límite en el poder hacer, tantopor las condiciones objetivas quetal lugar implica como por las cua-lidades subjetivantes que el mis-mo otorga. Es desde este lugarque se define su vínculo con eltrabajo...”.

En el ámbito rural, los senderostrazados por las leyes de hecho ypor las leyes de derecho no sue-len cruzarse frecuentemente. En

este mismo orden y en relacióncon el régimen jurídico laboral vi-gente en el sector analizado, esde importancia reiterar que existeun fuerte contraste entre lo institu-cional y la realidad y, muy espe-cialmente, en lo referido a los tra-bajadores no permanentes que nose relacionan en forma estable yexclusiva con las empresas em-pleadoras; la mayoría de éstos seencuentra contratado en negro(Formento; 1998). De tal forma,“... continúan desplegándose me-canismos extraeconómicos de ex-plotación de la mano de obra, (...)prevalecen relaciones de tipo mástradicional (informalidad de la re-lación laboral, pago a destajo, re-tribuciones no salariales, inexis-tencia de protestas)” (Aparicio yBenencia; 2001).

Así, Alfaro (2001) afirma que lostrabajadores, como una de laspartes involucradas, no reivindi-can efectivamente su derecho alrecurso que está en juego en loscampos de las relaciones socialesen los que intervienen: una partici-pación digna en los beneficios dela actividad. Este planteo, conti-núa, conduce a mirar hacia lacuestión de la internalización delos derechos, es decir, en torno dela emergencia y la apropiación delderecho entre los trabajadoresagrarios. En tal sentido, se revelala presencia de una tácita anuen-cia que regula la desigualdad deoportunidades existentes entre lasdistintas partes involucradas. Estavinculación está legitimada, tieneplena validez y aceptación, ya sea

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para los ganadores como para losperdedores.

Este proceder conjunto facilitalos mecanismos en que se desen-vuelven socialmente, limitando lacapacidad de acción de los traba-jadores rurales para asegurarse elcumplimiento legal de los aportessociales, las vacaciones, las asig-naciones por matrimonio y naci-miento, etc. Es decir, que la re-cepción del sistema de riesgos deltrabajo destinado a brindarle co-bertura por los accidentes labora-les o por las enfermedades profe-sionales es un eslabón más den-tro de una cadena de incumpli-mientos donde “... la desvaloriza-ción del trabajo rural asociada conla deshumanización de la relaciónlaboral, llega al punto de convertiren una norma una situación mar-ginal como el trabajo en negro”(Nemirovsky et al.; 2001).

En relación con esta grave pro-blemática, ya en el año 1967, elDr. A. Vivanco, impulsor del dere-cho agrario argentino, manifesta-ba que el trabajo rural constituyeun aspecto fundamental de la ac-tividad agraria, y no es posible re-gular la producción sino mediantela adopción de medidas adecua-das en materia de trabajo. La re-gulación resulta difícil de explicary comprender desvinculada de laempresa agraria, siendo indispen-sable la participación de todos lossectores sociales involucrados.

Toda esta situación se ve favore-cida por una falta de control insti-tucional, lo que explica la evasión

laboral y previsional actual en elsector. Desde la autoridad y el po-der del Estado nacional es im-prescindible e indelegable tutelarel trabajo rural, con el objeto decorregir ese abandono históricoen que se encuentra la prevenciónde riesgos laborales en la activi-dad y garantizar la seguridad y sa-lud de los trabajadores del sector.

Tal protección no se agota en elderecho del trabajo o en el agra-rio, aunque ambos innegablemen-te presentan en este aspecto unaparecida fisonomía. El alcance vamucho más allá pues, de tal for-ma, se daría legitimación a lospostulados del derecho social en-caminados a lograr el equilibrio delas partes. Consecuentemente, laobligatoriedad del cumplimientode la ley de Riesgos del Trabajootorgaría los beneficios de unamayor seguridad social. Sin em-bargo, para ser real resultaría im-prescindible el ejercicio del con-tralor estatal.

Conclusiones

Mundialmente, la agriculturaconstituye una de las ocupacionesmás riesgosas; en efecto, ocupael tercer lugar entre las activida-des de mayor peligro junto con laminería y la construcción, tanto enlos países en desarrollo como enlos países desarrollados.

En la misma línea, la rama de laagricultura, caza, silvicultura ypesca de la Argentina, presentauno de los más elevados niveles

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de siniestralidad (índices de inci-dencia, de mortalidad, de agrava-miento, etc.) en el período estu-diado. Así también, lamentable-mente, se ubica en las más altasposiciones del ranking de peligro-sidad, junto con la construcción yla minería, consideradas comomuy riesgosas, aunque paradóji-camente, por el tipo de tareas secaracterice a la actividad agrariacomo una de las menos peligro-sas.

Una complejidad de factores y si-tuaciones inherentes a las diver-sas actividades productivas defi-nen el diagnóstico: el medio am-biente natural, la esfera familiar-laboral, la incorporación de lasnuevas tecnologías, la falta de in-formación y de capacitación y deinversiones en protección, seguri-dad y salud. Sin embargo, la pre-carización del empleo es funda-mental a la hora de evaluar el pe-so relativo de las causales.

En un sector donde una granproporción de la población rural sededica a la agricultura de subsis-tencia, es de suponer que la reali-dad supere los altos porcentajesde los registros. En efecto, los da-tos son relevados a partir de la re-lación entre la cantidad de trabaja-dores siniestrados y los expues-tos, correspondientes a las em-presas afiliadas, orientadas almercado. Precisamente, los tra-bajadores agrarios constituyensólo el 4,5% del total de los em-pleados con seguro de riesgo deltrabajo y las empresas agrarias no

alcanzan al 14% del total de lasempresas aseguradas.

El trabajador del sector es unode los más desprotegidos, pues el70% de los trabajadores no per-manentes agrarios argentinos seencuentra contratado en negro y,en consecuencia, excluido de lasprestaciones correspondientes altrabajo formal. Respecto de losriesgos del trabajo, esta margina-lidad está agravada en tanto quela tasa de siniestralidad registradasectorialmente supera en más del30% el promedio de la economíaen su conjunto.

A la elevada no-registración delempleo rural, se le suma el dete-rioro de las condiciones de vida yde trabajo que para el trabajadorse traducen en menor estabilidaden el empleo y, prácticamente, enla ausencia total de cobertura enseguridad social y en los riesgosdel trabajo. Esto comprende a tra-bajadores y a sus familiares quetienen vidas precarias y una dietadeficiente, que están expuestos alas enfermedades en general,más las profesionales. Suelen vi-vir en condiciones casi primitivas,dispersos en áreas apartadasdonde no hay caminos o son ina-decuados, de manera que losdesplazamientos hasta el serviciode salud más cercano pueden serdificultosos y, a veces, hasta im-posibles, o demasiado tardíos.Además, es probable que algunosni siquiera posean documentos deidentidad, ni que existan legal-mente. Constituyen una población

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99Trabajo agrario argentino

con mayor nivel de vulnerabilidaden materia de salud y de riesgoslaborales hasta el punto de quesus vidas están libradas a las ma-nos de Dios, de tal forma, que losaccidentes, las enfermedades yhasta la misma muerte por causasprevisibles, no aparezcan en nin-gún informe de datos.

En esta línea, las condicionesdel empleo rural y, fundamental-mente, la mayoría de los trabaja-dores rurales empleada sin regis-trar, restringen la eficacia de lasARTs y el poder de contralor esta-tal. Además, las empresas queobservan los requisitos mínimosde seguridad e higiene son esca-sas y los empleadores no estaríancumpliendo con la identificaciónde los factores de riesgo, minimi-zando o eliminándolos y sin llevara la práctica, las medidas de pre-vención. El bajo porcentaje decumplimiento, entre otras causas,puede explicarse por el accionarde las ARTs en el medio rural,donde los controles pertinentes nose concretarían con la frecuenciay eficiencia que sería menester.También es necesario tener enconsideración que en esta rama

cuentan las grandes distanciaspara acceder a los establecimien-tos y para identificarlos, y las es-pecificidades de la propia activi-dad.

Asimismo, frente a la crisis eco-nómica, la primera variable deajuste del empleador son los gas-tos en seguridad y la prevención.Los desvelos que produce la de-socupación relegan las reivindica-ciones salariales y los reclamospor condiciones dignas de trabajo.

En conclusión, históricamente, lasituación de desprotección no seha modificado; los resultadosmuestran las deficiencias estruc-turales e históricas que en estamateria sufre el sector, el fuertecontraste entre el régimen jurídicoy la realidad, y la necesidad de im-plementar los métodos y las técni-cas legislados, a partir de que elbien social protegido es la salud.La seguridad y las condiciones detrabajo constituyen partes de unsistema que está interrelacionadocon la salud, la educación y esen-cialmente, con la economía y ladistribución de la riqueza.

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Desarrollo económico y condicionesDesarrollo económico y condicionesde vida en la Argentina (1880-2002)de vida en la Argentina (1880-2002)¿Entre la equidad y el crecimiento?*¿Entre la equidad y el crecimiento?*

Debates

Cec i l ia Nahón**Mariana Gonzál ez**

* Este trabajo fue elaborado en el marco del Proyecto UBACYT EC016 - “En busca de una expli-cación económica general. El desarrollo del capitalismo en Argentina, 1880–1975”. Se agrade-cen los comentarios de Enrique Arceo, Nicolás Arceo, Daniel Azpiazu, Eduardo Basualdo, Au-gusto Costa, Axel Kicillof, Javier Rodríguez y Leandro Serino a versiones preliminares de esteartículo, a quienes se exime de los errores u omisiones que pudieran permanecer en el texto.

** Economistas. Investigadoras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Centro de Estudiospara el Desarrollo Argentino (CENDA).

1 Porta y Bianco (2004) recogen una quincena de trabajos recientes de este tipo y señalan sus di-sensos y consensos acerca del desarrollo argentino.

2 Gerchunoff, Pablo y Llach, Lucas (2004), Entre la equidad y el crecimiento. Ascenso y caída dela economía argentina, 1880-2002, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, Colección mínima.

3 Si bien los autores analizados poseen otros trabajos en común sobre la historia económica ar-gentina, entre los cuales se destaca Gerchunoff y Llach (1998), la reflexión aquí planteada se cir-cunscribe al libro recientemente publicado.

El estridente derrumbe de la Convertibilidad terminó de sepultar las ilusiones respectode las bondades del patrón de crecimiento basado sobre la apertura y la liberalización dela economía. Fracasadas todas las recetas, hoy reaparece la búsqueda de nuevas fórmu-las capaces de revertir el errante pero decidido naufragio de la economía argentina du-rante las últimas décadas. Luego de años de mutismo, comienza a erigirse un espacio pa-ra la discusión de nuevas posibilidades y alternativas. Las miradas se vuelcan hacia elpasado. En este marco, se destaca la aparición de una novedosa corriente de estudiosacadémicos que, desde escuelas teóricas sumamente diversas, hace eje en la reflexiónsobre el desarrollo argentino desde una perspectiva de largo plazo1. Entre la equidad y elcrecimiento, el libro recientemente publicado por Pablo Gerchunoff y Lucas Llach, es unode ellos2. Se trata de un ensayo que presenta la visión de los autores sobre los rasgos sa-lientes de la evolución económica del país entre 1880 y 2002. Este artículo se aboca a ladiscusión crítica de ese trabajo, con el fin de contribuir al estudio de la historia económi-ca como clave para la comprensión del presente y, también, como ingrediente esencialpara la elaboración de propuestas de cara al futuro3.

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103¿Entre la equidad y el crecimiento?

1. Introducción

Entendemos que al menos dos ele-mentos distinguen al trabajo de Ger-chunoff y Llach y otorgan relevancia asu discusión. Por una parte, el textose propone realizar una interpretaciónde conjunto de la historia económicanacional a partir de un marco teóricoque otorgue unidad a las etapas enque ésta habitualmente se fragmen-ta4. Por otra, el trabajo supera la meradescripción estilizada de los fenóme-nos e intenta avanzar en la identifica-ción del carácter específico del desa-rrollo económico argentino. El ensa-yo, no obstante, no llega a buen puer-to. Desde nuestra perspectiva, éstese limita a actualizar las clásicas vi-siones conservadoras de la economíaargentina sobre la base de fundamen-tos teóricos endebles, falencias meto-dológicas e imprecisiones históricasde significación. Nuestra discrepanciacon la explicación allí ofrecida, así co-mo nuestra convicción acerca de larelevancia de profundizar en el na-ciente debate acerca del desarrolloargentino, motivan la presente refle-xión.

Este artículo se encuentra organiza-do de la siguiente manera. En la sec-ción 2 se introducen brevemente laslíneas generales de la explicación deGerchunoff y Llach. La sección 3 pre-senta nuestras principales discrepan-cias teóricas y metodológicas con elensayo. A continuación, en la sección4, se identifican y discuten algunas de

sus imprecisiones históricas. Final-mente, se concluye con una reflexiónacerca de la interpretación de conjun-to que presentan los autores y sus im-plicancias para las disyuntivas delpresente.

2. “Entre la equidad y elcrecimiento”: síntesis delos argumentos

Para Gerchunoff y Llach buena par-te de la historia económica, y aun po-lítica, de la Argentina se explica porlas características “genéticas” delpaís, donde existía originariamenteuna “elevadísima dotación por habi-tante de recursos naturales” (13)5. Deeste estado inicial de abundante tierray escasa población se desprendentres postulados esenciales que cons-tituyen el núcleo de la trama históricaposterior.

En primer lugar, esta particular dota-ción de factores hizo que los produc-tos de la tierra fueran comparativa-mente más baratos y los salarios másaltos en relación con los de otros paí-ses. Según los autores, hacia 1880 “laArgentina era, en la comparación in-ternacional, el reino de la igualdad”(15). Esta “característica genética” delpaís es el origen de la “gran fuerzaequitativa” que alberga la sociedadargentina, donde “la búsqueda decierta equidad en la distribución […]tuvo siempre un valor político priorita-rio” (24), transmitido de generación engeneración. La “pasión igualitaria” de

4 Esta no es, ni ha sido recientemente, la tradición académica mayoritaria en el país. La investiga-ción económica se circunscribe mayormente al estudio de los procesos contemporáneos, con es-casas referencias a su vinculación con el largo derrotero de la historia económica local. Se des-tacan algunas valiosas excepciones tales como Azpiazu y Nochteff (1994), Barbeito y Lo Vuolo(1998), Basualdo (2000), Chudnovsky (1996), Iñigo Carrera (1998), Kosacoff (2000) y Schvarzer(1996), entre otras.

5 Las frases entre comillas refieren a citas textuales del texto analizado, consignándose entre pa-réntesis el número de página correspondiente.

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los argentinos tiene su demostraciónirrefutable en que, según los autores,“la Argentina fue, hasta tiempos muyrecientes, una nación de altos sala-rios” (14).

En segundo lugar, junto con estafuerza igualitaria, las característicasnaturales dieron lugar a dos asime-trías. “La asimetría sectorial alude a lavasta brecha de productividad entreactividades primarias y secundarias(15)” y la regional refiere a la desigualdistribución nacional de las capacida-des productivas, concentradas mayor-mente en la región pampeana.

Finalmente, la dotación productivainicial hizo que el país contara conuna “ventaja absoluta para la elabora-ción de bienes primarios, resultado dela demografía y la naturaleza, [que]fue al mismo tiempo la fuente de lagran desventaja comparativa quesiempre tuvo la Argentina para la pro-ducción industrial” (16). Por tanto, losautores postulan, aplicando el teore-ma de Heckscher-Ohlin, que para cre-cer sostenidamente la Argentina de-bía -y debe- especializarse en la pro-ducción y exportación de aquellos bie-nes que en su fabricación emplearanintensivamente los recursos naciona-les abundantes: los productos prima-rios.

El análisis de cada período históricose realiza con referencia a su ubica-ción en un cuadrante con cuatro posi-ciones posibles: industrialismo conendeudamiento, industrialismo consuperávit comercial, apertura con en-deudamiento y apertura con superávitcomercial. La primera de estas ubica-ciones es considerada la más progre-siva en términos de distribución del in-greso, debido a que la producción in-dustrial es más intensiva en mano deobra y a que la economía cerrada ha-ce más accesible la canasta básica de

consumo. En contraposición, la últimaubicación posible es la más regresivaen términos de distribución del ingre-so, ya que la apertura favorece el de-sarrollo del sector primario y encarecerelativamente los bienes salariales.

La especialización primaria fue elcamino adoptado por el país hasta1930, con sus consiguientes “ganan-cias formidables” (24). Es la época demayor crecimiento y de vigencia delreino de la igualdad. Sin embargo, alprincipio forzadas por la Primera Gue-rra, y luego por el “atractivo políticoirresistible” de la economía cerrada“en una sociedad más sensible queotras a la demanda de igualdad” (25),se impusieron hasta 1976 políticasproteccionistas e industrialistas conaltos costos en términos de creci-miento económico y resultado fiscal.

“El último cuarto del siglo XX estuvodominado por la aspiración de revertirlas políticas que hasta los años seten-ta habían resultado en un magro cre-cimiento y en la alta inflación, pero lamutación no se completó ni tuvo éxitoporque una vez más fue más fuerte laresistencia de quienes perdían con lanueva configuración distributiva” (25).Según los autores “el endeudamientocontraído por el estado […] fue otramanifestación de la prioridad otorga-da al objetivo de la equidad” (26).

En suma, para Gerchunoff y Llachlas características primigenias de laArgentina generaron “una dinámica fi-nalmente fatal entre las políticas eco-nómicas, la distribución del ingreso yel crecimiento” (23/24). La “pasiónigualitaria” característica a la socie-dad argentina la llevó a reclamar altossalarios con tanta obstinación queprácticamente todos los gobernantesdurante los últimos sesenta años -in-cluidos los militares, ya que “ningúngobierno disfruta su impopularidad”

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105¿Entre la equidad y el crecimiento?

(91)- cedieron frente a estas presio-nes convalidando políticas que, acambio de beneficios inmediatos, re-sultaron perjudiciales para el creci-miento.

La debacle nacional se explica en-tonces porque la sociedad, en lugarde someterse a su natural destino, op-tó por priorizar la equidad, restringien-do el crecimiento económico. Gerchu-noff y Llach sostienen así su tesisprincipal: que en la Argentina existeun trade off entre el crecimiento y labúsqueda de equidad. En esta línea,la situación actual ofrece una inesti-mable oportunidad para el crecimien-to, ya que los bajos salarios y la com-pleta apertura comercial permitiríanaprovechar los beneficios de la espe-

cialización primaria en escala interna-cional.

3. Críticas generales: funda-mentos teóricos y aspec-tos metodológicos

3.1. Una cuestionada expli-cación ortodoxa del co-mercioEl texto de Gerchunoff y Llach sigueuna línea teórica que poco tiene denovedoso. Sus argumentos centralesretoman los que desarrollaran condistintos matices Cortés Conde(1997)6, Martínez de Hoz (1981)7 yDíaz Alejandro (1975)8, entre otros.No obstante, en Entre la equidad y el

6 La cercanía teórica entre la interpretación de Gerchunoff y Llach y aquella de Cortés Conde es-aun reconociendo algunas diferencias- indisimulable. Se refleja en sus interpretaciones de mo-mentos clave de la historia argentina. A modo de ejemplo, respecto de la etapa posterior a 1930Cortés Conde sostiene que: “La fuerte irrupción de crecimiento que se dio en la etapa 1927-47resultó del ajuste exitoso al shock de oferta causado por la crisis de 1930 y la segunda guerra,al sustituir importaciones con producción doméstica. La interrupción de la expansión se debió,en cambio, a las características de esa respuesta […]. No se debió, entonces, a un shock exter-no sino a una limitación creada por las políticas económicas” (1997:20/1). Gerchunoff y Llach,por su parte, proponen: “Factores estructurales externos explican la caída del índice de apertu-ra que se observa inmediatamente después de la Depresión. Es también notorio que en perío-dos posteriores la política económica fue decisiva” (53). Adicionalmente, sobre las razones delproteccionismo de posguerra, Cortés Conde, apoyado en Díaz Alejandro (1975), argumenta: “Lapolítica oficial, preocupada por el eventual efecto de la normalización del comercio en la inver-sión y en el empleo, mantuvo por varias décadas las restricciones del tiempo de guerra”(1997:35). Sobre este tema Gerchunoff y Llach proponen: “la coyuntura especial de la SegundaGuerra Mundial trajo el temor de que a su final desaparecieran aquellas actividades que habíansustituido importaciones durante el conflicto bélico [...], y que en consecuencia se produjera de-sempleo” (78).

7 El marco de análisis de los autores coincide en varios aspectos con el de Martínez de Hoz, quienargumenta que: “La eficiencia global del país depende de que su esfuerzo se concentre en aque-llas actividades con mayor productividad relativa […], lo que implica un aumento de la producti-vidad media de la economía, y por lo tanto, del nivel general de vida. La inadecuada asignaciónde recursos fue la principal causa de la lenta evolución económica argentina en las últimas dé-cadas” (1981:19).

8 También se observa, en algunos aspectos, un marco interpretativo común con Díaz Alejandro,quien afirma que la especialización productiva debe provenir de las ventajas comparativas en es-cala internacional: “El crecimiento anterior a 1930 fue generado por las exportaciones [...] por-que -y esto es más importante- las exportaciones y las entradas de capital originaron una asig-nación de recursos mucho más eficiente que la que hubiese podido resultar de políticas autár-quicas” (1975:24). Este autor agrega: “en todo el lapso de 1860 a 1930 la escasez relativa deeslabonamientos hacia atrás no perjudicó en forma apreciable la tasa de crecimiento de la Ar-gentina. Hasta acaso la benefició con una mayor especialización según los términos generalesde la ventaja comparativa” (1975:30).

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crecimiento el acento está puestosobre una cuestión que para la litera-tura citada no resulta tan explícita: ladistribución del ingreso.La interpretación de la historia eco-nómica se realiza a partir de una lec-tura basada sobre la teoría neoclásicade los factores de producción y la es-pecialización internacional, que reto-ma la noción de ventajas comparati-vas de la teoría clásica. En particular,la explicación del modo de inserciónde la Argentina en el comercio mun-dial se basa sobre el teorema deHeckscher-Ohlin, cuya conclusión ge-neral es que en condiciones de aper-tura comercial un país tiende a expor-tar los bienes cuya producción es in-tensiva en los factores de producciónen los que está dotado de forma másabundante. Este teorema tiene tam-bién un ribete normativo que sugiereque la especialización según las ven-tajas comparativas dadas por la dota-ción relativa de recursos es la más efi-ciente (en los estrechos términos dePareto).Sobre este esquema de interpreta-ción del comercio internacional -quelos autores presentan como evidente-existe un importante debate. Esta ex-plicación ha sido fuertemente cuestio-nada en sus fundamentos teóricos ysu correlato empírico, tanto desdeperspectivas ortodoxas como hetero-doxas. Mencionamos algunas a modode ejemplo.Leontieff (1953) tropezó con una“paradoja” al someter a prueba lasconclusiones del teorema para el ca-so de Estados Unidos. Él pensó que,dado que en dicho país el capital erael factor abundante, los bienes queexportaba debían ser más intensivosen capital que los bienes que importa-ba. Los resultados mostraron exacta-

mente lo contrario: las exportacioneseran más intensivas en trabajo -no encapital- que las importaciones.A partir del trabajo pionero de Leon-tieff, esta teoría ha sido objeto de múl-tiples contrastaciones empíricas. Talcomo muestran Krugman y Obstfeld,sus resultados no han sido favora-bles: “hay fuertes evidencias contra elmodelo puro de Heckscher-Ohlin […]La evidencia empírica sobre la ideade que las diferencias en los recursosson el principal determinante de lospatrones de comercio es generalmen-te negativa. Por lo contrario, las dife-rencias en tecnología probablementedesempeñan un papel clave” (Krug-man y Obstfeld, 1995:95/96).Por su parte, Shaikh resalta que elteorema de Hecksher-Ohlin se basasobre condiciones poco realistas: su-pone la existencia de pleno empleo,inmovilidad de capitales y que los dis-tintos países tienen acceso a la mis-ma tecnología y el mismo nivel de pro-ductividad. En este caso límite, el cli-ma, la disponibilidad de recursos, laexperiencia y las invenciones tienensuma importancia. Pero estos su-puestos no reflejan las condicionesreales del comercio entre países de-sarrollados y subdesarrollados, enque los primeros están en condicio-nes de producir casi todos los bienesde modo más eficiente que los segun-dos. “En el libre comercio, la desven-taja absoluta del país capitalista sub-desarrollado tendrá como resultadodéficits comerciales crónicos y présta-mos internacionales acrecentados”(Shaikh, 1990:198). Guerrero (1995)coincide con este último autor en quela ventaja absoluta (y no la comparati-va) debe ser la base de los intentosexplicativos del patrón del comerciointernacional9.

9 La ventaja absoluta no tiene por qué ser universal y extensiva a todo tipo de productos. Se tra-ta de una ventaja intrasectorial, es decir, que implica una comparación entre diversas unidadesproductivas del mismo bien. La ventaja comparativa, en cambio, es intersectorial.

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En el ámbito nacional, el renombra-do economista Olivera también ha in-tervenido en este debate. Olivera re-salta que una correcta interpretaciónde la teoría de las ventajas compara-tivas no implica la imposibilidad deldesarrollo industrial en los países biendotados de recursos naturales: “Re-sulta indudable que la circunstanciade que un país posea ventajas natura-les en la producción agropecuaria, yque otros tengan ventajas naturales oadquiridas en la producción industrial,no significa necesariamente, deacuerdo con la teoría clásica o de loscostos comparados, que la mejor for-ma de división internacional del traba-jo sea que el primero se limite a laagricultura y ganadería, procurándosepor vía de importación los productosindustriales que necesite […] Lo quehemos demostrado en los párrafosprecedentes es que, aun si tales doc-trinas se aceptan sin reservas, no eslegítimo invocarlas como argumentointelectual en contra del desarrollomanufacturero del país” (Olivera,1977:69/72).

A pesar de la controversia respectode este teorema, los autores lo apli-can abstractamente a la realidad ar-gentina, sin mediaciones y convirtién-dolo en la explicación sobre la imposi-bilidad del desarrollo industrial. Ensus palabras: “Como consecuenciade la escasa población y de la abun-dancia de tierra fértil (combinada, almenos en un principio, con una míni-ma existencia de capital acumulado),la Argentina estuvo siempre muy bienpreparada para producir alimentos.Esa ventaja absoluta para la elabora-

ción de bienes primarios, resultado dela demografía y la naturaleza, fue almismo tiempo la fuente de la grandesventaja comparativa que siempretuvo la Argentina para la producciónindustrial, que requería precisamentelos factores menos abundantes, el tra-bajo y el capital” (15/16).

Al apreciar las dotaciones relativasde factores, lo hacen desde un puntode vista puramente ahistórico y estáti-co. Consideran como dado el stock decapital en un período, cuando el mis-mo es en realidad resultado de proce-sos históricos vinculados con el mo-mento y tipo de inserción de cada es-pacio nacional a la economía mundial.Además, comparan elementos natu-rales estáticos con elementos dinámi-cos. Mientras que tener o no tierrasfértiles es en principio una caracterís-tica natural, generalmente perdurableen el tiempo, no ocurre lo mismo conlas “dotaciones” de trabajo y capital10.El crecimiento demográfico -vegetati-vo o por procesos migratorios- no esuna variable exógena, sino que se re-laciona con el grado y modo de desa-rrollo. Del mismo modo, la acumula-ción de capital sigue un proceso histó-rico complejo y su potencial no puededeterminarse simplemente observan-do su nivel inicial.

En definitiva, los autores pretendeniluminarnos acerca del camino másapropiado para el desarrollo económi-co nacional sobre la base de un mar-co teórico harto cuestionado e inca-paz de dar cuenta de los patrones his-tóricos de comercio internacional yespecialización productiva11.

10 También es sugerente que los autores no distingan entre los diferentes niveles de fertilidad delas tierras pampeanas y las caractericen, al modo neoclásico, como un factor de producción decualidades homogéneas.

11 En nuestra perspectiva -que desde luego no es el objeto de este artículo- una correcta caracte-rización del patrón productivo y de la especificidad del proceso de desarrollo económico argen-tino debería analizar el modo y la magnitud de la generación de riqueza en el país en relación

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3.2. La supuesta oposiciónentre crecimiento e igual-dad.La línea teórica del ensayo se com-pleta con un postulado que hoy ha si-do abandonado incluso por el BancoMundial: la existencia de un trade-offentre crecimiento y equidad distributi-va en la Argentina. Es decir, que unaregresiva distribución del ingreso faci-lita la obtención de importantes tasasde crecimiento económico12.

La evidencia empírica internacionalrefuta esta oposición entre crecimien-to y equidad y, más aún, permite afir-mar que una mayor igualdad favoreceel crecimiento13. Además, como es sa-bido, las economías que exhibieronmayores tasas de expansión econó-mica, lo hicieron sobre la base de pu-jantes desarrollos industriales. Estosprocesos de industrialización requirie-ron de fuertes políticas de proteccióny derivaron en mejoras en las condi-ciones de vida de la población y en ladistribución del ingreso. Es el caso,con matices, del Reino Unido, Alema-nia, Estados Unidos y los países dereciente industrialización como Coreadel Sur y Taiwán, entre otros.

Es decir que mientras la evidenciahistórica y buena parte de la teoríaeconómica muestran que no existeuna disyuntiva entre igualdad y creci-miento, los autores afirman que estaoposición sí existe en el caso de la Ar-

gentina. Según Gerchunoff y Llach, laprotección tiene consecuencias positi-vas sobre la igualdad, pero a su veztraba el crecimiento económico al po-ner un límite al desarrollo del sectorcon ventajas comparativas. De estemodo, “las opciones redistributivasacabarían teniendo un costo en térmi-nos de crecimiento económico” (70).Como única evidencia afirman queesto “sugiere” el “análisis econométri-co” (61), el cual sin embargo no inclu-yen en el texto.

La propia caracterización de los au-tores respecto de las etapas que iden-tifican en la historia argentina muestraque no necesariamente se asociandesigualdad y crecimiento. Al respec-to, el período 1890-1913 es de “creci-miento con creciente desigualdad”(71). Luego de la primera guerra, “seretoma el crecimiento económico [...]de la mano de una mayor equidad”(71). En 1929-1963 la Argentina pier-de posiciones respecto del mundo pe-ro con más igualdad, mientras que1963-1975 es un período de creci-miento con niveles de desigualdadcrecientes. Finalmente, en 1976-2001“el estancamiento absoluto de la eco-nomía convive con una distribuciónfluctuante pero al cabo crecientemen-te desigual” (71). Como está a la vis-ta, crecimiento e igualdad no se con-traponen en todas las etapas.

Finalmente, es importante destacar

con las transformaciones de la economía mundial. Este enfoque implica considerar especialmen-te las fluctuaciones y los mecanismos de apropiación de la masa de riqueza que representa enla Argentina la renta diferencial de la tierra.

12 En un reciente documento del Banco Mundial, firmado entre otros por su economista jefe paraAmérica latina, se afirma que: “A diferencia de algunas líneas de pensamiento anteriores respec-to del desarrollo, la mayoría de los economistas (y otros cientistas sociales) considera ahora ladesigualdad como un posible freno para el desarrollo” (De Ferranti, Perry y otros, 2004:6).

13 “Algunos tests econométricos, efectuados principalmente por las instituciones internacionales, yciertas formalizaciones recientes parecen atribuir un rol importante a la distribución del ingresopara explicar el crecimiento […] Las bajas disparidades de ingreso constituirían así un factor po-sitivo para el crecimiento […] Inversamente, las grandes desigualdades no favorecerían el creci-miento y el círculo virtuoso descripto no podría desarrollarse” (Salama, 1998:38).

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que si bien los autores dicen analizarel fenómeno de la distribución del in-greso, en rigor se limitan a observar elnivel de salarios. La “igualdad” es uneufemismo para referirse a “salariosaltos”, los que se identifican como laraíz de todos los males nacionales.Esta conclusión no debe sorprender-nos: desde hace siglos que la tradi-ción neoclásica ortodoxa encuentraen los elevados niveles de salarios -yen la intervención de las organizacio-nes de los trabajadores- la responsa-bilidad por la desocupación, la crisis,la falta de competitividad, la inflacióny, en definitiva, el estancamiento eco-nómico.

3.3. Acerca de la vacilanteinterpretación de las polí-ticas económicasEn la línea teórica que se esboza enel ensayo resulta particularmente lla-mativa la interpretación sobre el Esta-do y los actores sociales. Gerchunoffy Llach consideran como una de lasoriginalidades de su enfoque el incor-porar como elemento explicativo lasmotivaciones últimas de las políticaspúblicas: “Las motivaciones de las po-líticas son [...] centrales en la explica-ción que aquí se desarrolla” (34). Noobstante, no se trata de un enfoqueoriginal. En los estudios sobre la rea-lidad económica argentina este as-pecto ha sido destacado, con varian-tes, por Basualdo (2000), Canitrot(1980), Dorfman (1967), Nun y Por-tantiero (1987), Palermo y Novaro(2003) y Peña (1973), entre otros.

A diferencia de estos autores, lo no-vedoso del enfoque de Gerchunoff yLlach es la particular manera en queidentifican dichas motivaciones. En lu-gar de hacer eje en los intereses delas distintas clases sociales -o fraccio-

nes al interior de las mismas- realizanuna suerte de modelización del com-portamiento de un pseudo ciudadano(trabajador) argentino a partir de ca-racterísticas genéticas que se mantie-nen inmutables durante más de un si-glo. Pero el obvio parentesco con laescuela marginalista acaba allí. Sor-prendentemente, el comportamientodel agente argentino representativono sería racional sino que estaríaguiado por una incontrolable pasión:la pasión por la igualdad. Más aún, elpresunto agente tampoco tendría nin-guna capacidad de aprendizaje en eltiempo, ya que la satisfacción de suspasiones inmediatas guiaría su accio-nar incluso cuando sus resultados serevelan una y otra vez adversos en ellargo plazo.

Esta pasión igualitaria es la únicamotivación subyacente a las políticaspúblicas que aparece en el texto. Lamisma unilateralidad caracteriza a losautores cuando se trata de identificarlos sectores sociales relevantes. Enlos más de cien años de historia ana-lizados sólo un sector social y unapersona habrían tenido capacidad pa-ra alterar las políticas económicas: lostrabajadores y Juan D. Perón, quecon su pasión igualitaria frenaron elcrecimiento argentino por setentaaños. Según Entre la equidad y el cre-cimiento, la única clase social organi-zada con capacidad de influencia so-bre el Estado es la clase trabajadora.No existen en el relato los grupos depresión empresariales nacionales oextranjeros, la Unión Industrial Argen-tina, la Sociedad Rural, la corporaciónmilitar, los organismos multilateralesde crédito ni el sector financiero. Nohay menciones a la búsqueda de ma-ximización de ganancias, reales o fi-nancieras, ni de rentas por parte delos sectores capitalistas o terratenien-

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tes del país. El poder económico es elgran ausente del texto14.Los autores afirman que la políticaeconómica tiene un espacio acotadopara actuar, dentro de las fronterasdefinidas por “una variedad de facto-res, externos e internos”. “El margende maniobra es de tamaño variable”(58/59). Se trata, creemos, de una ca-racterización correcta a grandes ras-gos, pero esta aparente claridad no semantiene a lo largo del trabajo. No ter-mina siendo claro el lugar de las polí-ticas económicas y, menos aún, el porqué se implementan a veces unas po-líticas y otras veces las opuestas. Lasexplicaciones difieren de etapa enetapa. Los momentos en los cualesuna persona (Perón) puede por supropia voluntad cambiar el curso de lahistoria conviven con otros en que lasdecisiones de política económica tie-nen escasa autonomía. En general,las leyes económicas que encuentranlos autores quedan incluso subordina-das a la potencia de la pasión igualita-ria. Ello no da mayor riqueza al análi-sis sino, en todo caso, mayor indefini-ción.

3.4. Críticas metodológicas.La descripción que hacen Gerchu-noff y Llach sobre el siglo largo de his-toria argentina se sustenta sobre cua-tro variables: el desempeño económi-co comparativo, la distribución del in-greso, el grado de apertura comercialy el sesgo al endeudamiento nacional.La construcción de los indicadoresque buscan dar cuenta de estas di-mensiones resulta -cuanto menos-discutible. Consideramos importantededicar algunos párrafos a mostrarsus falencias metodológicas, porcuanto las conclusiones del ensayose respaldan en esta información.

El indicador utilizado para evaluar ladistribución del ingreso -y consecuen-temente el grado de desigualdad- essin duda el más controvertido. Debidoa que no se cuenta con una serie detan largo plazo de distribución familiardel ingreso, los autores realizan unaestimación propia de la distribuciónfuncional15. Ello es aceptable, aunquehubiera sido conveniente que se com-pare esta medición con la de distribu-ción familiar para los momentos en

14 No es necesario ser muy heterodoxo para notar la influencia que los intereses y grupos de pre-sión empresarios pueden ejercer en las políticas públicas. El propio Machinea (1990) en su tex-to de evaluación y “autocrítica” de la gestión del equipo económico durante el gobierno de Alfon-sín destaca la fuerte oposición que ejercieron algunos sectores empresarios: “en un país dondelos subsidios fiscales de todo tipo y una economía cerrada habían prácticamente suprimido elriesgo empresario durante tantos años, era lógico esperar cierta resistencia frente a medidas co-mo la reducción de la promoción industrial, el establecimiento de nuevos impuestos o la elimina-ción de restricciones a la importación”. Roque Fernández, un economista de marcada filiaciónortodoxa, tampoco puede dejar de reconocer el papel protagónico del lobby empresario en la en-carnación de algunos fenómenos económicos, como por ejemplo la hiperinflación. El economis-ta del CEMA sostenía en 1990 que: “En nuestro caso la inestabilidad de precios ha sido doble-mente regresiva: mientras que el impuesto inflacionario ha sido pagado principalmente por lossectores más postergados, los recursos que originó, en una parte muy significativa, fueron apro-piados por un reducido grupo de beneficiarios. Justamente, un problema al que hemos asistidoen los últimos años es que el impuesto inflacionario se encontraba privatizado, al servicio de dis-tintos grupos que, con una suerte directamente vinculada con su capacidad de lobby, han podi-do beneficiarse individualmente con cargo a la emisión de dinero” (Fernández, 1990).

15 Las mediciones de la distribución familiar del ingreso refieren a la forma en que éste se reparteentre los hogares. Los indicadores más utilizados son el coeficiente de Gini, de Theil y las rela-ciones entre ingresos promedio de distintos grupos de hogares (quintiles o deciles, más frecuen-temente). La distribución funcional cuantifica la participación de la masa salarial total en el ingre-so nacional.

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que ello es posible, es decir, desde elaño 1953 (Altimir, 1986). Esto es asídado que la desigualdad es uno de losejes analíticos del ensayo y que estaúltima medida capta mejor las diferen-cias en las condiciones de vida delconjunto de los hogares.

Pero la principal falencia metodoló-gica radica en la particular construc-ción de la medida de distribución fun-cional. En lugar de dividir la masa sa-larial sobre el ingreso nacional -comoes el método habitual- los autores to-man como indicador el cociente entreel salario promedio (w) y el productointerno (PIB) dividido por la poblacióneconómicamente activa (PEA):w/(PIB/PEA). Al considerar la PEA enlugar de los asalariados16, este co-ciente estaría asignando a cada deso-cupado un salario equivalente al sala-rio promedio de los ocupados. De es-te modo, se subestima el efecto deldesempleo sobre la distribución.Cuando aumenta la desocupación -fe-nómeno claramente asociado con unaumento de la desigualdad- sueledarse simultáneamente un incremen-to en la PEA, por lo cual el indicadortendería a mostrar, por lo contrario,una mejora en la distribución, ya queel denominador -ceteris paribus- dis-minuye su valor. Sólo así puede expli-carse que la década de los noventa, lade peor distribución del ingreso segúnotros indicadores más razonables,aparezca con estabilidad en la distri-bución en lugar de mostrar el flagran-te empeoramiento ocurrido.

En segundo lugar, la evolución delPIB se considera en términos per cá-pita y en relación con el sendero se-guido por otros países. El PIB per cá-

pita no es el indicador más adecuadopara dar cuenta de la potencia del cre-cimiento económico y la capacidad deacumulación de capital nacional. Paraeste fin, la evolución del PIB es la me-dición más apropiada, ya que no se veafectada por los movimientos pobla-cionales de significación -típicamenteolas migratorias-. En todo caso, seríamás acertado si en el texto se tuvieranen cuenta ambos indicadores. Por suparte, si bien consideramos un aciertodel trabajo incluir una comparación in-ternacional valuando el producto a pa-ridad de poder adquisitivo, resulta cu-rioso que en la lista de países con loscuales se compara a la Argentina es-tén excluidos los países de Américalatina, excepto el Brasil (43). Si se in-cluyeran algunos otros países de laregión, la caída relativa del ingresonacional desde 1930 resultaría menosmarcada.

En tercer lugar, se utiliza un indica-dor que mide el “sesgo al endeuda-miento” a partir del resultado de la ba-lanza comercial, tomando en conside-ración los precios promedio de expor-taciones e importaciones del lustroanterior al año considerado, en lugarde los precios corrientes. Esta últimaoperación distorsiona el déficit comer-cial de algunas etapas. El primer go-bierno peronista aparece con un altosesgo al endeudamiento cuando esuna etapa de superávit comercial. Di-cho procedimiento también reduce elsesgo al endeudamiento de los prime-ros años de la última dictadura militar,al evaluar las exportaciones con losaltos precios registrados en 1974-1975. También es cuestionable queno se tome el resultado completo de

16 Puede justificarse que se tome el total de ocupados en lugar del número de asalariados, paraevitar que un indicador de este tipo se vea influenciado por los cambios seculares en la tasa deasalarización (véase Llach y Sánchez, 1984). Pero no resulta lógica la inclusión adicional de losdesocupados.

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la cuenta corriente en este indicador.De este modo, no se tienen en cuen-ta las necesidades de financiamientoexterno para afrontar los intereses ylas utilidades netas. Se subestimanasí los movimientos de capitales. Losautores justifican esta decisión argu-mentando que las rentas de la inver-sión dependen más bien de situacio-nes pasadas. Si bien ello puede ocu-rrir en algunos casos, cuando el mon-to del endeudamiento y/o la inversiónextranjera crecen en forma significati-va, los correspondientes intereses yutilidades se reflejan rápidamente enel saldo de la cuenta corriente, tal co-mo sucedió en la década de los no-venta. En este caso, al ignorar estosmovimientos se puede estar distorsio-nando el real “sesgo al endeudamien-to” de cada período. En efecto, estametodología arroja resultados llamati-vos (108): el primer y el último gobier-no peronistas (1946-1952 y 1973-1975) exhiben un mayor sesgo al en-deudamiento que las etapas 1976-1981 y 1991-2000, en que la deudaexterna se multiplicó por seis y semás que duplicó respectivamente. Noes sorprendente que este indicador, aligual que el de distribución del ingre-so, perjudique especialmente la per-formance de los gobiernos de Perón,al tiempo que favorece relativamentelas etapas de apertura.

Otro importante -y sesgado- desa-cierto metodológico del ensayo es laperiodización construida para la etapade industrialización del país. Los auto-res identifican el período 1929-1963como una única etapa histórica. Nin-guna variable de orden económico-local o internacional- ni de orden po-lítico justifica unir esos treinta y cuatroaños a lo largo de los cuales econo-mía y política sufrieron profundastransformaciones. Esta periodizaciónimplica considerar conjuntamente la

segunda guerra mundial y el inicio dela edad de oro del capitalismo, la dé-cada infame y el peronismo, la crisisdel modelo agroexportador y el forta-lecimiento de la industrialización sus-titutiva de importaciones (ISI). Ade-más, al iniciar la etapa en la crisis de1930 sus efectos se atribuyen indirec-tamente a los gobiernos peronistas ya los inicios del proceso de industriali-zación. Esta artimaña lleva a los auto-res a considerar el período en su con-junto como “uno de los dos que expli-can el retroceso económico de la Ar-gentina” (77).

4. Críticas puntuales: dis-crepancias históricas encada etapa

Se presenta a continuación un con-junto de reflexiones en torno de as-pectos puntuales de la caracteriza-ción expuesta en el ensayo para losdistintos períodos del desarrollo eco-nómico argentino. Debido a que, co-mo se ha mencionado, el trabajo pre-senta una fragmentación en períodosque no se considera adecuada, no sela tomará para organizar esta sección.En su lugar, se presentan las críticasde acuerdo con las tres grandes eta-pas de la historia económica nacionalentre 1880 y 2002.

4.1. La etapa agroexporta-dora (1880-1930)Esta es la etapa en la que se habríagestado la “pasión igualitaria” de lasociedad argentina, esa esquiva no-ción que se identifica como obstáculopermanente al crecimiento económi-co. Según los autores, “una aceptableremuneración al trabajo -al menos enla comparación internacional- fue unacaracterística originaria de la Argenti-

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na durante el período que estudia-mos” (14). Para dar sustento a estaafirmación se citan “dos datos [que]acaban con cualquier discusión eneste sentido” (14). Veamos qué apor-tan estos datos suficientemente con-cluyentes como para cerrar largas dé-cadas de debate académico acercade las condiciones de vida en la Ar-gentina agroexportadora.

En primer lugar, se señala que “Ar-gentina fue el país en el que la pro-porción de inmigrantes llegó a sermás alta en el mundo […] con cifrasque triplican las observadas para Es-tados Unidos en cada una de las dé-cadas, y duplican cómodamente lasde Canadá” (15). Este dato no sólo nocierra el debate -en rigor ninguno, pormás sofisticado que sea, lo haría- si-no que es poco adecuado para darcuenta de las condiciones de vida vi-gentes entonces en el país en rela-ción con otros países de inmigrantes.Las cifras mencionadas reflejan, encambio, la reducida población y el ve-loz crecimiento poblacional de nues-tro territorio hacia 1880, lo que explicael elevado peso relativo adquirido porlos recién llegados -esta tasa llegó asuperar a la de natalidad-. Si se de-sea realizar una comparación interna-cional respecto de los flujos migrato-rios como aproximación a las oportu-nidades materiales que ofrecía cadadestino, la variable que tendría senti-do observar es la composición de losflujos de inmigrantes según país re-ceptor. Ello revela que, si bien la Ar-gentina fue un importante destino en-tre 1880 y 1920 (elegido por el 11,5%de los inmigrantes), se encuentra muylejos de los Estados Unidos (60,5%),

levemente por debajo de Canadá(12,1%) e incluso rezagada respectodel Brasil en algunas etapas (1891-1900)17.

Por otra parte, para reflexionar so-bre las condiciones de vida que en-contraban los llegados al país, es ne-cesario evaluar también la situaciónen sus lugares de origen. En estesentido, no se puede soslayar que losmigrantes europeos estaban huyendode la grave depresión económica queazotó a sus países (especialmenteEspaña e Italia) en las últimas déca-das del siglo XIX, dejando atrás dra-máticas condiciones sociales.

El segundo dato que, se sugiere, de-bería sepultar toda discusión señalaque los salarios argentinos fueron enalgunos años superiores a los deGran Bretaña (15). Esta afirmaciónparece sustentarse sobre las compa-raciones internacionales de salariosreales ajustados según la “paridad depoder adquisitivo” (PPP) realizadaspor Williamson (1998) para la época.Sobre este punto caben algunasapreciaciones metodológicas que dancuenta de la fragilidad de esta infor-mación que se presenta como incues-tionable. En primer lugar, no es ocio-so recordar la debilidad de una esti-mación salarial para esta etapa histó-rica en la Argentina, debido a la esca-sa y parcial información estadísticadisponible. En segundo lugar, el ajus-te de la serie de salario real a la pari-dad internacional realizado por Wi-lliamson difiere significativamente dela metodología recomendada por laOCDE (Maddison, 2001), lo que serefleja en que sus resultados divergende los obtenidos por otros autores18.

17 Los datos sobre inmigración fueron tomados de Ashworth (1978), citado en Rapoport (2000).18 La metodología recomendada por la OCDE y conocida como “paridad de poder adquisitivo”(PPP) consiste en ajustar los salarios para expresar su poder adquisitivo en términos de una ca-nasta internacional única. Pero los datos sobre los que se basan Gerchunoff y Llach para reali-

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Finalmente, existe en la literatura con-troversia acerca de la capacidad delos salarios reales expresados enPPP -incluso si se estiman de acuer-do con la metodología adecuada- dedar cuenta del nivel de vida de la po-blación en términos locales.

Por tanto, ni la proporción de los flu-jos migratorios sobre el stock pobla-cional ni los salarios reales referidosen el texto son datos que acaben conla discusión respecto de las condicio-nes salariales predominantes en laetapa agroexportadora. En rigor, estacuestión remite a un extenso debatehistoriográfico no saldado en la litera-tura19. Lo que sí está claro es que es-ta etapa se caracterizó por una pro-funda desigualdad en la distribucióndel ingreso y la riqueza entre la pobla-ción. Los palacetes en Recoleta y Pa-rís, así como los frecuentes viajestransatlánticos de la oligarquía pam-peana, contrastan sin más con la mi-seria de los artesanos del interior, elhacinamiento en los conventillos ur-banos y los sistemas de vales a queestaban sometidos los peones agra-rios. La honda desigualdad en la dis-

tribución de la tierra, en donde unaspocas familias patricias concentrabanextensiones de miles de hectáreasmientras que los recién llegados nopodían acceder ni siquiera a una pe-queña parcela para autoabasteci-miento, es otra muestra de la regresi-vidad vigente en la etapa dorada de lainserción agroexportadora. La perma-nente conflictividad social que marcóestos años desnuda la faceta más de-sigual del período de más crecimientode la historia económica argentina20.

La fragilidad que exhibe el texto alcaracterizar esta etapa no acaba allí.Más adelante, Gerchunoff y Llachsostienen que “el patrón tan equitativode distribución del ingreso que carac-teriza a la Argentina en el origen co-mienza a deteriorarse levemente” (73)entre 1890 y 1913. ¿Es ésta entoncesuna etapa de igualdad? Si los autoresfueran fieles a su propia tipología decuadrantes (60) deberían reconocerque estos años de apertura con supe-rávit comercial poseen la ubicaciónmás regresiva de las cuatro posiblesen su esquema. Entonces, ¿cuándofue la Argentina ese magnánimo reino

zar las comparaciones internacionales en este período son tomados de Williamson (1998), quienrealiza una conversión de los salarios locales a PPP sobre la base de una metodología diferen-te a la de la OCDE. Williamson (1998) convierte sus series de salarios reales a PPP a partir deuna estimación del PIB per cápita PPP que realizan Astorga y FitzGerald (1998), suponiendo quesu evolución es similar a la de los salarios. Por otra parte, los cálculos realizados por estos últi-mos autores difieren, como ellos mismos advierten, de los realizados por otros investigadores pa-ra la misma serie, ya que estiman la evolución del PIB per cápita PPP para el siglo XX integran-do una estimación del PIB PPP a costo de factores realizada por CEPAL para un solo año (1970)y una serie de evolución del PIB a precios constantes para todo el período. A su vez, el trabajode Williamson arroja para algunos años resultados significativamente distintos a los estimadospor otros autores, como por ejemplo Díaz Alejandro (1975:54), quien sostiene que para el perío-do 1937-1939 los trabajadores urbanos no calificados percibían salarios equivalentes a la mitadde los vigentes en Gran Bretaña, mientras que para igual etapa Williamson (1998:30) presentauna serie en que los salarios reales argentinos son cerca de 15% superiores a los de aquel país.

19 Véase, por ejemplo, Alvarez (1984), Cortés Conde (1979), Díaz Alejandro (1975), Ferrer (1973),Rapoport (2000) y Suriano (2000).

20 Entre estos episodios se destacan las más de 775 huelgas entre 1907 y 1910, el poderoso mo-vimiento de inquilinos de los conventillos de Buenos Aires, las luchas obreras reprimidas a san-gre y fuego en 1919 y las cada vez más masivas huelgas rurales en la Patagonia desde 1918(Vitale, 1986). Ver también Rock (1977).

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de la igualdad que marcó su historiaeconómica hasta hoy? ¿Entre 1880 y1890? Si esto es así, un lapso menora diez años de supuesta igualdad enun país despoblado no bastaría paragestar consecuencias políticas y cul-turales que perduran hasta nuestrosdías21.

4.2. La etapa sustitutiva deimportaciones (1930-1976)Este período es para Gerchunoff yLlach aquel en que la “pasión igualita-ria” realiza mayores calamidades, ex-plicando buena parte de los tropiezosdel desarrollo económico nacional.Sin embargo, la caracterización ex-puesta posee, desde nuestra pers-pectiva, serias imprecisiones y fala-cias.

Para los autores la etapa 1929-1963“es la época del gran descubrimiento:la economía cerrada […] puede seruna fórmula políticamente imbatible”(76). Esta apreciación, sin embargo,no puede explicar por qué casi veintede esos treinta y cuatro años estuvie-ron dominados por gobiernos milita-res que llegaron al poder por la fuerza(sea a través de elecciones fraudulen-tas o mediante gobiernos de facto), esdecir, sin necesidad de vencer demo-cráticamente a ningún adversario po-lítico. Más aún, tampoco está resueltocómo fue posible que la encarnaciónmás acabada de la presunta “fórmulapolítica imbatible” (el peronismo) se

encontrara proscripta durante más dedieciocho años de la escena electoralnacional.

Lo que sí está claro es que, paraGerchunoff y Llach, Perón es el granculpable de la debacle argentina: “Enla mentalidad de quienes decidíanesas políticas (en particular, la de Pe-rón) la relación entre protección, in-dustria y nociones de distribución es-taba bien presente” (20). Perón habríasido tentado por el “irresistible atracti-vo político [de] las políticas de desa-liento al comercio” (79) y, al morder lamanzana, hundió a toda la sociedadcon él. Desde luego, la circunstanciade que Perón gobernó solamente du-rante diez de los treinta y cuatro añosidentificados como de retroceso y elhecho de que durante sus gobiernosla economía argentina creció a una ta-sa media de 4% anual -contradiciendola supuesta relación inversa entre cre-cimiento y equidad- no son menciona-das en el ensayo22.

Para los autores, la demagogia dePerón sería entonces la responsablede que el país no retornara a su an-cestral inserción agroexportadora du-rante la posguerra y profundizara, encambio, la industrialización sustitutiva,perdiendo una irrepetible oportunidadhistórica23. La unicausalidad del análi-sis es excesivamente simplista, asícomo la omnipotencia atribuida al fun-dador del movimiento peronista quiéngobernó -como todo dirigente- en undeterminado contexto histórico local y

21 Otra interpretación posible sería creer que la pasión igualitaria nació con anterioridad a 1880 (nospreguntamos si habrá sido en el democrático Virreinato del Río de la Plata o en las armoniosasguerras civiles posteriores a la declaración de independencia). En todo caso, esta justificación noaparece en el ensayo.

22 La fuente de las cifras de crecimiento del PIB presentadas de aquí en adelante corresponden aMaddison (2001) y se refieren al PIB expresado de acuerdo con la paridad del poder adquisitivo.

23 Esta posición académica no es novedosa (una vez más, ver por ejemplo Cortés Conde, 1997).La cuestión remite a un extenso debate histórico respecto del rumbo seguido por las políticaseconómicas en el peronismo, en el que se destacan también los trabajos de Eshag y Thorp(1969), Ferrer (1977), Sourrouille y Lucángeli (1980) y Sourrouille y Mallon (1973).

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mundial que estableció los márgenesdentro de los cuales se desenvolvie-ron sus políticas. Sin embargo, Ger-chunoff y Llach parecen insinuar que-a contramano de la corriente sustitu-tiva de importaciones que prevalecíaen América latina (en rigor, en casi to-da la periferia)- era materialmente po-sible (y conveniente) para la Argenti-na realizar un giro copernicano en latendencia industrial registrada en laeconomía durante la década de lostreinta y transformarse en una poten-cia exportadora de materias primasen la década de los cincuenta. Estoaun frente a la caída de la demandamundial de alimentos por la mayorproducción de países otrora importa-dores como Estados Unidos y Cana-dá, el cierre de algunos mercados deexportación como resultado de las po-líticas europeas de autosuficiencia ali-mentaria, las graves sequías internasde fines de la década de los cuarenta,la caída de los precios internacionalesde los productos exportados desde1949 en adelante y el atraso técnicode la actividad agrícola fruto de lacontracción de los mercados globalesen la década de los treinta, y el poste-rior conflicto bélico mundial (Rapo-port, 2000).

No acabarían allí los pecados de Pe-rón. También le cabría la responsabi-lidad por la introducción de distorsivasretenciones a las exportaciones quedesalentaron el comercio exterior. Noobstante, las retenciones a las expor-taciones no son, como se insinúa enel texto, un descubrimiento peronista

a la medida del clientelismo y las ne-cesidades políticas de la hora. Se tra-ta, en cambio, de un instrumento depolítica económica adecuado en unpaís que exporta mayormente bienesprimarios (commodities) gracias a susextraordinarias condiciones natura-les24.

Cabe agregar dos últimos comenta-rios acerca de la evaluación de los au-tores sobre esta etapa. Por un lado, ya modo de síntesis, sostienen que “elcurrículum de la ISI muestra un creci-miento entre pobre y discreto” (89).Sin embargo, no es ocioso recordarque la tasa de crecimiento anual me-dia entre 1931 y 1975, aunque suma-mente inestable, alcanzó el 3,4%anual, cifra que, si bien es reducidafrente a otras experiencias de indus-trialización latinoamericanas (casoBrasil o México), duplica la sí pobre,discreta e igualmente inestable tasamedia de crecimiento de la celebradaetapa de apertura (1976-2001). No setrata aquí de contraponer al análisisde Entre la equidad y el crecimientouna defensa acrítica del espinoso pro-ceso de industrialización argentino,sobre cuya inestabilidad, crisis cícli-cas y dificultades abunda la literatura,ni de ensalzar los logros económicosde los gobiernos peronistas, sino dedar cuenta de la complejidad que en-cierra el debate. En todo caso, consi-derando los resultados citados, ¿pue-de sostenerse la inviabilidad del creci-miento argentino basado sobre el de-sarrollo industrial?

24 Las retenciones no gravan (al menos conceptualmente) la ganancia del productor agropecuario,sino la renta diferencial de la tierra apropiada de otro modo por el terrateniente. Esto implica queno deberían generar distorsión alguna en el proceso productivo, aunque reducen, desde luego,los ingresos de la clase improductiva. A la vez, mejoran el poder adquisitivo relativo del salario,al disminuir los precios internos de los alimentos. Mecanismos similares se aplican en Chile pa-ra el caso de la producción de cobre y en México y en Venezuela en el caso del petróleo, entreotros. Ver Costa, Kicillof y Nahón (2004) para una exposición del papel de la renta diferencial dela tierra en la Argentina.

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De hecho, una justa evaluación de laISI debería subrayar que la tasa decrecimiento fue siempre positiva y tre-pó al 5,6% anual entre 1964 y 1974,etapa de maduración del conjunto delproceso sustitutivo que logró transitarde la industrialización liviana hacia lapesada25. Si bien Gerchunoff y Llachdestacan la extraordinaria expansiónde este período, reconociendo que“fue de crecimiento, inclusive en com-paración con el resto del mundo” (85)parecen no computarla al evaluar elcurrículum completo de la ISI.

Por último, los autores se preguntan:“¿Fue el Rodrigazo de 1975 […] ape-nas una crisis de balanza de pagos, ofue un síntoma del agotamiento delmodelo sustitutivo de importaciones?”(22). Su respuesta destaca el dese-quilibrio fiscal de inicios de la décadade los setenta y las presiones inflacio-narias de la etapa, coqueteando conla denominada tesis del agotamiento,pero sin ofrecer una respuesta clarafrente a una cuestión ineludible paracualquier análisis económico de laépoca, más aún cuando ésta se ins-cribe en una polémica que selló la lite-ratura sobre esta etapa26.

4.3. Apertura y liberaliza-ción (1976-2001).“Ubiquémonos por un momento aprincipios del año 1976” (89). Así co-mienza la caracterización que reali-zan los autores de este período, conla cual buscan convencer al lector deque las políticas económicas adopta-

das por la dictadura militar fueron nosólo las más racionales sino, además,las más naturales. “En el terreno delas intenciones, la reforma fiscal y laapertura económica anunciadas porlos militares […] aparecen, aun retros-pectivamente, como reacciones natu-rales a la coyuntura de mediados delos 70” (90). ¿Es esta defensa de laspolíticas neoliberales un acto de mili-tancia de las ideas propias? No estáclaro, pero sí llama la atención que lastrágicas consecuencias de estas polí-ticas en todo orden no sean suficien-tes para despertar el mínimo espíritucrítico.

Más aún, sorprende que se caracte-rice como natural a una de las másbrutales redistribuciones regresivasdel ingreso de la historia argentina.Las evidencias son contundentes:mientras la oligarquía pampeana sebenefició con una devaluación del pe-so del 80% y la reducción a la mitadde las retenciones a las exportaciones-que elevaron el precio de la tierra alpico más alto de su historia hasta en-tonces (Ras y Levis, 1980)-, el salarioreal se desplomó un 33%, cayó el ni-vel de empleo y los trabajadores vie-ron reducir drásticamente su partici-pación en el ingreso nacional perdien-do el equivalente a 13 puntos del pro-ducto (Basualdo, 2004a; Beccaria,2002). La reducción del PIB de puntaa punta durante la dictadura militar, elfranco retroceso de la producción in-dustrial luego de una década de creci-miento ininterrumpido y la caída del

25 Este proceso se cristalizó en la expansión global de las exportaciones y, especialmente, de lasmanufacturas de origen industrial, que alcanzaron a representar el 21% de las ventas externashacia 1974 (CEPAL, 1986). Más aún, hay evidencias de que al final de esta etapa un númeroimportante de empresas argentinas realizaba exportaciones de plantas “llave en mano” a paí-ses latinoamericanos y a España (Katz y Ablin, 1977). Ver también Teitel y Thoumi (1986) pa-ra mayores evidencias sobre la evolución de la capacidad exportadora argentina durante la ISI.

26 Müller (2002) presenta una síntesis sobre los principales trabajos y argumentos de esta polémi-ca desde fines de la década de los setenta hasta la actualidad.

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37% de la ocupación manufactureratampoco pueden catalogarse comoresultados naturales. Estos procesosse inscriben en una transformaciónradical de la estructura productiva lo-cal que requirió un verdadero genoci-dio social.

En su intento de justificación ex postde las políticas adoptadas los autoresse valen de dos recursos. Primero,como ya se comentó, se relativizanlos logros de la industrialización susti-tutiva, destacando la necesidad de uncambio de régimen. Seguidamente,se sostiene que “los milagros econó-micos del momento son los paísesque han orientado su producción ha-cia el exterior, exactamente al revésque la Argentina” (89/90). Esta afirma-ción busca, por un lado contraponer laexperiencia argentina durante la ISIcon la de países como Corea del Sury Taiwán y, por otro, justificar la adop-ción en 1976 de las políticas de aper-tura comercial y financiera sobre labase del éxito que éstas habrían teni-do en los citados países. Se trata, sinembargo, de dos argumentacioneserradas.

Para ello basta recordar que si bieninicialmente el Banco Mundial (1987)intentó presentar el desarrollo de lospaíses del sudeste asiático como re-sultado de la mera aplicación de polí-ticas de libre mercado, autores comoAmsden (1989), Evans (1995) y Wade(2000) refutaron sólidamente esa in-terpretación. Estos autores demostra-ron que la intervención estatal fue cru-cial en los “milagros” del sudeste asiá-tico. Básicamente, el Estado fue res-

ponsable de garantizar protección co-mercial durante casi veinte años, ad-ministrar millonarios subsidios indus-triales condicionados a metas de ex-portaciones, asegurar el control delsistema financiero para que estuvieraal servicio del desarrollo industrial yproveer la educación y la formacióntécnica requerida en la población.Tampoco es posible desconocer lastransformaciones en las estrategiasdel capital transnacional y el papelque dentro de ellas ocuparon estaseconomías. Estos países no llegarona ser competitivos exportadores demanufacturas industriales abriendosus economías al mundo -y aceptan-do pasivamente que el mercado defi-niera su especialización productiva-como parecen recomendar Gerchu-noff y Llach, sino gracias a un proce-so de industrialización acelerada ori-entado hacia la exportación con fuer-te liderazgo estatal. La apertura no lle-gó antes que el desarrollo industrial,sino después. Por tanto, la experien-cia de estos países no es “exacta-mente al revés que en la Argentina”(90)27.

Ahora bien, si las políticas adopta-das por los militares eran las correc-tas, ¿cómo se explican sus dramáti-cos resultados? “En verdad, el proble-ma residió […] en las dificultades conlas que se tropezó a la hora de llevar-las a la práctica” (90). Es curioso có-mo los autores evalúan desempeñosde una y otra etapa con varas de dife-rente tipo y color. Mientras las dificul-tades de la ISI se atribuyen a las polí-ticas implementadas -sin cuestionar silas mismas se correspondían o no

27 En contraposición con la evidencia que ofrecen ésta y otras experiencias exitosas de desarrolloexportador, Gerchunoff y Llach parecen creer que la secuencia es la inversa, o sea, que la aper-tura en sí misma impulsa las exportaciones. Por caso, y en tren de justificar las políticas de la dic-tadura, los autores sostienen que “se esperaba que las actividades de exportación empezaran areaccionar a las ventajas que brindaba la apertura económica” (91). Desde luego, esto no suce-dió.

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con las políticas ideadas- en esta eta-pa se evalúan las políticas ideadas,justificando sus resultados por proble-mas de implementación.

Un punto que sí poseen en común laISI y la apertura para los autores es lafortaleza de la “pasión igualitaria” dela sociedad argentina, por cuya intro-misión se explicaría el fracaso de laspolíticas de la dictadura (y hasta la ac-tualidad). Los militares, casi igual quePerón, habrían sido seducidos por lasansias de popularidad y se entregaronal pecado de garantizar equidad a lapoblación a través de altos salarios. Alhacerlo, sacrificaron una vez más elcrecimiento. Una pregunta es ineludi-ble: ¿cómo es posible que los autoressostengan que los salarios eran altosen una etapa en que cayeron más deun 30%?

Gerchunoff y Llach parecen caerpresos de la falacia de asociar sala-rios expresados en una moneda so-brevaluada con salarios altos. Cuan-do la moneda nacional se sobrevalúa-tendencia predominante duranteaquella etapa-, los salarios resultanmás elevados expresados en monedainternacional (dólares). Pero ello norefleja su poder adquisitivo interno (elsalario real), que depende del salarionominal y los niveles de precios loca-les de la canasta de consumo (com-puesta por bienes transables y notransables). En definitiva, si bien pue-de ser apropiado mirar el salario endólares para evaluar un aspecto de lacompetitividad argentina en el merca-do mundial, sin duda no lo es paraponderar el nivel de vida de la pobla-ción, para lo cual se debe observar elsalario en términos reales (junto conotros indicadores sociales).

Es también curioso que los autoresinsinúen que los elevados salarios endólares (por la apreciación de la mo-neda) fueron resultado de una políticadeliberada del gobierno militar ten-diente a garantizar equidad. En suspalabras, el endeudamiento externofue “un atajo que, al menos en el cor-to plazo, se presentaba mucho másatractivo” (91). Vaya explicación: ¡lostrabajadores son también responsa-bles de la deuda externa argentina!Desde nuestra perspectiva, el endeu-damiento externo fue un resultado dela alta liquidez de los mercados inter-nacionales de capitales cuyos recur-sos ociosos fluyeron a la Argentina enbúsqueda de ganancias fáciles y ex-traordinarias. Más aún, el endeuda-miento se trató de una parte constitu-tiva de la fase de desindustrializacióniniciada con la dictadura militar, enque la expansión de los pasivos exter-nos (públicos y privados) fue paralelaa la aceleración de la fuga de capita-les hacia el exterior por parte de lossectores más concentrados del capi-tal local28.

Esta cuestión remite a uno de losgrandes ausentes del análisis de laetapa iniciada en 1976 y cerrada en2001: los sectores del capital local ytransnacional beneficiados por las po-líticas de apertura y liberalización. Sibien Gerchunoff y Llach identifican alos sectores ganadores y perdedoresdurante la etapa sustitutiva (los traba-jadores en el primer grupo y los secto-res pampeanos en el segundo) y re-conocen acertadamente que “las másde las veces la política económica tie-ne en lo inmediato beneficiarios y per-judicados” (69), éste análisis se esfu-ma en el caso de la última etapa de lahistoria argentina.

28 La fuga de capitales en estos años fue estimada por el Banco Mundial (1985) en 19.200 millo-nes de dólares entre 1979 y 1982 y el Morgan Guaranty Trust Co. (1986) en cerca de 27.000 mi-llones de dólares entre 1976 y 1982.

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No se hace referencia alguna a laasombrosa expansión patrimonial delos grupos económicos locales duran-te las tres últimas décadas ni a la altí-sima rentabilidad obtenida por el capi-tal internacional. Tampoco se mencio-nan las ganancias de las grandes em-presas locales a través de la estatiza-ción y/o la capitalización de la deudaexterna privada desde 1981, o comoresultado de los millonarios contratosfirmados con el Estado corrupto. Me-nos aún se analizan los ingentes sub-sidios industriales recibidos por losgrupos locales durante la década delos ochenta y sus consecuencias so-bre el déficit fiscal, ni las exorbitantestasas de ganancia obtenidas por elsector de empresas privatizadas du-rante la última década (Azpiazu,2002; Basualdo, 2000). Por último, labrutal transferencia regresiva de in-gresos que implicó la devaluación deenero 2002 y la pesificación asimétri-ca que la completó tampoco son sufi-cientemente relevantes para mencio-narse en el análisis.

Su explicación del derrotero de losaños noventa constituye una muestramás de estas omisiones. De acuerdocon su análisis parecería que la únicabeneficiaria de las políticas de apertu-ra fue la “sociedad argentina”, que ha-bría “aceptado indulgentemente unaapreciación cambiaria” con el objetivode asegurarse un elevado nivel de sa-larios, objetivo que se habría vistofrustrado porque “el elevado nivel desalarios en dólares estableció un lími-te al aumento del empleo” (97). Vea-mos una a una las falacias que encie-rra esta explicación. La primera esque no existe, como pretenden postu-lar los autores, la “sociedad argentina”en tanto sujeto homogéneo que tomadecisiones de manera colectiva y con-sciente eligiendo entre combinacionesde políticas públicas con impactos di-

versos. La sociedad argentina es, co-mo cualquier sociedad, una sociedadde clases.

Adicionalmente, no es cierto que lostrabajadores hayan disfrutado de unelevado nivel salarial ni que se hayanbeneficiado colectivamente de la vi-gencia de la sobrevaluación de la mo-neda, aun cuando la Convertibilidadmejoró en sus inicios el nivel de vidade la población por su eficaz controlde la inflación. A modo de ejemplo, elsalario industrial promedio en la déca-da fue de $ 660. Aunque constituíauna cifra respetable en términos inter-nacionales si se lo convertía al tipo decambio vigente ($ 1=US$ 1), el poderde compra interno de los $660 no sealejaba demasiado de la línea de po-breza y representaba sólo dos terciosdel salario promedio de mediados delos setenta. El problema, nue-vamente, es asociar salarios sobreva-luados (por el dólar barato) con sala-rios altos. Es fácil observar que el sa-lario medio se mantuvo prácticamenteinmóvil durante toda la década, a pe-sar del celebrado crecimiento inicialdel PIB. Los que sí se multiplicaronfueron el desempleo, la pobreza y ladesigualdad: entre 1991 y 2001 el de-sempleo se expandió del 6,1% al18,3% de la PEA y el porcentaje delos asalariados con empleos preca-rios pasó del 30,6% al 38,2%, la po-breza trepó del 21,5% al 35,4% de lapoblación y la indigencia se cuadrupli-có afectando al 12,2% de la poblacióna fines de 2001 (EPH-INDEC). Defini-tivamente, los trabajadores argentinosno vivían en la prosperidad que sugie-ren Gerchunoff y Llach.

Además, cabe destacar que el prin-cipal límite al aumento del empleo nofueron los supuestamente elevadossalarios, sino la destrucción del tejidoindustrial, la reprimarización de la ac-

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tividad productiva (escasa demandan-te de mano de obra), la privatizaciónde las empresas públicas y, finalmen-te, la recesión de quince trimestresconsecutivos que selló el desenlacede la Convertibilidad (Altimir y Becca-ria, 1999).

En suma, la década de los noventafue la más regresiva de la historia re-ciente. El tipo de cambio fijo a una pa-ridad reducida no implicó salarios al-tos sino, ante todo, un seguro de cam-bio para aquellos que contaban concapital suficiente para adquirir los dó-lares baratos, situación que difícil-mente se pueda extrapolar al conjun-to de la “sociedad argentina”29. Es ne-cesario analizar el cuantioso arribo definanciamiento externo y sus contra-partidas (el pago de dividendos e inte-reses y la fuga de capitales), así comolas superganancias de algunas ra-mas, para encontrar qué sectores lu-craron mayormente con la sobreva-luación de la moneda. Resulta cierta-mente cínico colocar a los trabajado-res en el centro de la explicación delfracaso de la Convertibilidad justa-mente en un decenio de colosal avan-ce del capital sobre el trabajo en elpaís.

Por último, es curioso que mientraslos problemas económicos registra-dos en la ISI son presentados ante to-do como responsabilidad de los go-bernantes (notablemente Perón), lasconsecuencias de la etapa de apertu-ra ya no les pertenecen a éstos. Sontrasladadas sin mediaciones a la pro-pia sociedad argentina, que con su in-contenible pasión igualitaria forzó elendeudamiento externo y no permitióa los Menem, Cavallo, De la Rúa, Ma-

chinea -y a su jefe de asesores, elpropio Gerchunoff- brindar por susmerecidos triunfos. Insólita absoluciónde las desafortunadas políticas de ladécada de los noventa y sus fielesejecutores.

5. Reflexiones finales

Hemos expuesto hasta aquí los prin-cipales aspectos teóricos, metodológi-cos e históricos sobre los que se sus-tenta la interpretación de Gerchunoff yLlach. Una cuestión debe quedar cla-ra: no se trata de piezas aisladas. To-das ellas apuntan a sostener una tra-dición ideológica de larga data en laArgentina: aquella que celebra melan-cólicamente el período agroexporta-dor, condena el proceso de industria-lización local y justifica como incues-tionables y naturales el ajuste regresi-vo y la liberalización de las últimas dé-cadas.

No es casual que esta línea de inter-pretación reaparezca en la actualidadescondida bajo nuevas formas discur-sivas y ocurrentes indicadores econó-micos. En un momento en que se al-zan fuertes críticas hacia las políticasde apertura, liberalización y desindus-trialización implementadas desde ladictadura militar, los autores defien-den su continuidad. Se trata de un in-tento de justificar una vez más laseternas recomendaciones de políticaeconómica del dogma neoliberal. Enlugar de profundizar en el debateacerca de las alternativas reales parael desarrollo de la Argentina, los auto-res insisten con viejas recetas cuyosresultados están a la vista: treinta

29 Damill (2000) muestra que el endeudamiento del sector público desde mediados de la décadade los noventa superó sus propias necesidades de divisas y permitió, de este modo, financiar laacumulación de activos externos del sector privado, así como el sostenimiento de la paridad con-vertible.

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años de fiel devoción neoliberal hanarrojado al país a la mayor crisis eco-nómica, política y social de su historia.

A pesar de la indudable cercanía en-tre la interpretación presentada porGerchunoff y Llach y la de otros histo-riadores conservadores (fundamental-mente Cortés Conde), ellos arguyenque la suya es una visión propia y ori-ginal. En las primeras páginas de suensayo los autores aseveran que lahistoria económica argentina fue in-terpretada, a grandes trazos, desdedos perspectivas: la que denominan“liberal” y la que llaman “peronista”.Se trata de una hábil maniobra quebusca ubicar su propia interpretaciónen el centro del arco ideológico, comoaquella que neutraliza las pasionespropias de las interpretaciones extre-mas. Su visión sería la perspectiva in-termedia y, por tanto, la más seria yatinada. La operación es un verdade-ro fraude. Para lograr diferenciarse re-curren a una argucia que consiste enpresentar de manera excesivamentesimplificada las visiones “peronista” y“liberal”. No mencionan qué autoresse ubican en cada tradición ni presen-tan referencias para sustentar su ca-racterización. De este modo obtienenun margen de maniobra suficiente pa-ra sesgar en su favor las dos visionesde las que buscan distinguirse. Enparticular, intentan a capa y espadadistanciarse de la visión liberal. Paraello, la caricaturizan como aquella quevalora especialmente la continuidadjurídico-institucional y el respeto por elestado de derecho, sin hacer mencióna los aspectos económicos del libera-

lismo, que ellos también profesan.

Según Gerchunoff y Llach tres ele-mentos distinguen su enfoque de lasvisiones habituales. En primer lugar,que éste “procura dar cuenta de un re-corrido económico algo más comple-jo” (31) que los dos relatos identifica-dos. Como ejemplo mencionan que laISI no fue ni el fracaso que dicen unos(los liberales) ni el éxito que dicenotros (los peronistas). Desde luego,sólo una caracterización hipersimplifi-cada de las otras visiones puede atri-buirles una mirada tan unilateral sobreestos procesos. Parece un poco pre-suntuoso sostener que el estudio dela historia económica local carecía decomplejidad hasta que se lanzaron ainterpretarla Gerchunoff y Llach30.

Según los autores, su perspectivadifiere también en la evaluación de lascondiciones favorables para el creci-miento argentino. Sostienen que nosiempre fue bueno para el país estarfuera del mundo -como sostendría laposición peronista- ni siempre abiertoa él -como sería óptimo para los libe-rales-. No obstante, y más allá de es-ta máxima general, la conclusión quese desprende del esquema argumen-tal del ensayo es que la apertura seríala mejor receta para el crecimiento. Esésta una posición notablemente cer-cana a la visión liberal.

Finalmente, según se afirma, un ele-mento novedoso de su enfoque seríala inclusión de las motivaciones últi-mas de las políticas económicas, a di-ferencia de las otras visiones que selimitarían a presentar las propias polí-ticas como un factor explicativo. Este

30 A modo de ejemplo, basta destacar que el propio Cortés Conde, uno de los más acérrimos crí-ticos de la ISI después de 1950, destaca la “irrupción de crecimiento” experimentada entre 1963y 1974 (1997:29). A su vez, Basualdo -un autor que presumiblemente Gerchunoff y Llach carac-terizarían como peronista- sostiene en un texto reciente que “en términos estructurales, al finaldel peronismo queda fortalecida, pero trunca, la industrialización como eje del proceso económi-co” (2004b:38).

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aspecto, como se mencionó, no sólocarece de singularidad sino que remi-te a una de las mayores falencias deltrabajo: la mera consideración de laabstracta “pasión igualitaria” entre lasvastas motivaciones posibles de laspolíticas públicas.

En definitiva, sus supuestas origina-lidades no resultan ni tan originales nitan acertadas, y sus puntos de con-tacto con la llamada visión liberal sa-len a la luz en más de una ocasión.Sin embargo, sería injusto no recono-cer cierta novedad en el ensayo Entrela equidad y el crecimiento. En rigor,éste va más lejos que las tradiciona-les interpretaciones conservadorasacerca del derrotero económico ar-gentino y desarrolla las implicanciasdistributivas de cada patrón de desa-rrollo. Concluye que la búsqueda deequidad fue la principal restricción alcrecimiento nacional durante el sigloXX31.

Es curioso que la etapa que consi-deran como incubadora de la pasiónigualitaria (la añorada argentinaagroexportadora) estuvo -como ya seargumentó- caracterizada por unaprofunda inequidad en la distribucióndel ingreso y de la riqueza. Más aún,resulta paradójico que en el texto tan-to esta etapa como la década infameaparezcan signadas por altos salariosy condiciones igualitarias de vida.Porque, si ésa era la realidad hastalos años cuarenta, no es posible dis-tinguir el punto de quiebre que en es-ta materia significó el peronismo. Entodo caso, es justamente en ese mo-mento histórico cuando tuvo lugar una

significativa redistribución del ingresoen favor de los trabajadores argenti-nos, que mejoró sustancialmente suscondiciones de vida. Esto no es algoque valoren especialmente Gerchu-noff y Llach; por lo contrario, el rabio-so antiperonismo que destila el textomerece una nota especial.

La intervención del comercio exteriordurante los gobiernos peronistas con-centra sus más duras críticas. Esto esasí debido a que una de las principa-les tesis de los autores es la asocia-ción entre apertura y crecimiento. Sinembargo, la historia argentina mues-tra resultados algo más variopintos: sibien la fase agroexportadora fue ma-yormente de crecimiento y apertura,desde 1945 hasta la fecha las etapasde mayor crecimiento fueron las demenor apertura. La economía cerradafue una etapa de crecimiento modera-do -aunque inestable, salvo entre1964 y 1974- mientras que la apertu-ra posterior generó lo que Gerchunoffy Llach denominan como “la era delas catástrofes” (1976-2001). En estecaso, interpretan que la debacle nofue causada por la apertura sino porproblemas de implementación de polí-ticas correctas, que terminaron llevan-do a un excesivo endeudamiento.Una vez más la incontenible pasiónigualitaria argentina habría hecho delas suyas, impidiendo que las políticasacertadas rindieran sus frutos. Comolos autores identifican salarios sobre-valuados con salarios altos, encuen-tran en éstos el origen de todos losmales de las políticas inspiradas en eldogma neoliberal. El estancamiento,

31 Los autores parecen incluso cuestionar las intervenciones democráticas por ser más sensibles alas demandas de igualdad: “Al menos a partir de la inauguración de una democracia auténtica(aunque esporádica) en la segunda década del siglo XX, hubo un rédito a las políticas que acen-tuaran (en algunas épocas) o preservaran (en otras) el rasgo genéticamente igualitario de la Ar-gentina […] Sostendremos [...] que unas y otras tendencias en la política económica rara vezcoincidieron con las que retrospectivamente aparecen como más favorables al crecimiento” (70).

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el endeudamiento y el mismo déficitfiscal serían consecuencia de los ele-vados salarios (en dólares), es decir,responsabilidad pura y exclusiva delos propios trabajadores argentinos.La regresiva redistribución del ingresode los últimos treinta años parece noser suficiente para los autores: se in-sinúa que se requería aún más desi-gualdad para que florecieran los re-sultados de las acertadas políticasneoliberales. La década de los noven-ta hubiera sido un verdadero éxito sila sociedad hubiera aceptado con sa-bia resignación una caída aún mayorde los salarios.

Como contrapartida, hoy se abriríapara el país una nueva oportunidadhistórica, aprovechando las “ventajas”de los actuales salarios miserables yel extraordinario nivel de apertura co-mercial. Pero para Gerchunoff y Llachaún subsisten algunos interrogantes:“¿sería una democracia representati-va como la Argentina capaz de acep-tar [estas] estrictas condiciones […]como lo hizo en los años previos a laDepresión? ¿No es incontenible latendencia a una moneda tan fuertecomo sea posible y a un Estado tandeficitario como se lo permitan los

mercados de capitales y las máquinasque imprimen dinero, todo ello empu-jado por la melancolía de aquel reinode la igualdad?” (118).

Más allá de estas atrevidas especu-laciones, los autores promueven unpatrón de desarrollo basado sobre lainserción internacional de la Argentinacomo procesadora y exportadora deproductos primarios. Se reitera la pro-mesa de que este patrón garantizaráel crecimiento económico y que partede él “derramará” al conjunto de la so-ciedad. Nuestra experiencia reciente-y, más aún, la propia historia del de-sarrollo capitalista- basta para afirmarque este sendero ni asegura el creci-miento económico a largo plazo ni,mucho menos, es capaz de revertirlos escalofriantes niveles de desocu-pación y pobreza vigentes en el país.La remanida receta de Gerchunoff yLlach no involucra una disyuntiva en-tre la equidad y el crecimiento, sino elriesgo de una nueva década pérdidaen ambos sentidos. Se trata del eter-no retorno de fórmulas ya fracasadas.Hoy, en cambio, es tiempo de planifi-car el desarrollo económico nacionalpriorizando la mejora en las condicio-nes de vida de los trabajadores.

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En resumidas cuentasEn resumidas cuentas**

45 días de noticias45 días de noticias

* La elaboración de esta síntesis está bajo la responsabilidad de la dirección de la revistay no se somete a dictamen del referato de Realidad Económica.Esta sección de Realidad Económica pretende reflejar hechos y comentarios de signi-ficativa trascendencia producidos en los 45 días que abarca la periodicidad de la revis-ta. Es nuestra intención que se convierta en una especie de “ayuda memoria” para susdestinatarios. Como toda selección, corre el riesgo de caer en arbitrariedades que pro-curaremos acotar, con la colaboración y sugerencias de nuestros amigos lectores.

Sátira 12, 19.03.2005

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�� OPI NIÓN��AL DO FE RRER: LAS RE TEN CIO NES AL CAM PO

* “La ca de na pro duc ti va agroin dus -trial tie ne hoy un re no va do di na mis -mo. La aper tu ra de nue vos mer ca dosy la ca pa ci dad de los em pren de do resru ra les de mul ti pli car la pro duc ciónam plían las fron te ras del de sa rro llodel país. La ren ta bi li dad del sec tor es,sin em bar go, ines ta ble, de bi do prin ci -pal men te a la va ria bi li dad tra di cio nalde los pre cios de los pro duc tos pri ma -rios en el mer ca do mun dial. Es lo quesu ce de ac tual men te con la ba ja de lasco ti za cio nes de so ja, maíz, tri go, sor -go y gi ra sol, lue go de un pe río do deal tos pre cios. De allí el re cla mo com -pren si ble por la eli mi na ción de las re -ten cio nes. En el mis mo sur gen al gu -nas opi nio nes se gún las cua les las re -ten cio nes es tán ma lo gran do el fu tu rodel país, que des can sa ría en lasagroin dus trias. No es un buen ar gu -men to. La ca de na agroin dus trial noal can za pa ra sus ten tar el cre ci mien tode un país de las di men sio nes delnues tro. To dos los paí ses de do ta ciónde re cur sos na tu ra les com pa ra bles alos ar gen ti nos, co mo Aus tra lia, Ca na -dá y los Es ta dos Uni dos, son de sa rro -lla dos por que cuen tan con agroin dus -trias in te gra das a es truc tu ras pro duc -ti vas di ver si fi ca das y com ple jas. Noexis te en el mun do un so lo ejem plo depaís prós pe ro só lo so bre la ba se de lapro duc ción agroin dus trial. Re du ci dala eco no mía ar gen ti na a es ta ac ti vi -dad, so bra rían en el país 20 mi llo nesde ha bi tan tes. Li mi tar el de sa rro llo ar -gen ti no al im pul so in dis pen sa ble, pe -ro in su fi cien te, de la ca de na agroin -dus trial re pe ti ría el mo de lo eco nó mi coque co lap só con la cri sis mun dial de1930. La ex pe rien cia re cien te es tam -bién con clu yen te. A pe sar del di na -

mis mo del sec tor, en la úl ti ma dé ca da,se multiplicaron el de sem pleo y la po -bre za. Un pro ble ma gra ve co mo la in -se gu ri dad en el cam po no es pro duc -to de las re ten cio nes. La cau sa pro -fun da ra di ca en el au men to de loscon tin gen tes de la de lin cuen cia am -plia dos por el de sem pleo, la po bre zay las de si gual da des pro vo ca dos por elatra so cam bia rio de la con ver ti bi li dad,la de sin dus tria li za ción y la con cen tra -ción del in gre so. (…) Exis ten, de to -dos mo dos, va rios pro ble mas con lasre ten cio nes. No pue den jus ti fi car seco mo la con tri bu ción del cam po a re -sol ver la cri sis. En tal ca so: ¿por quéel cam po y no otros sec to res? Ade -más, los in gre sos fis ca les por las re -ten cio nes po drían ser sus ti tui dos porotros, en el con tex to de la re for ma delré gi men tri bu ta rio. La ra zón es dis tin -ta y se re fie re a los pre cios re la ti vosin ter nos de los bie nes su je tos a lacom pe ten cia in ter na cio nal, lla ma dostran sa bles, res pec to de los vi gen tesen el mer ca do mun dial. To dos los paí -ses, por dis tin tas me dios, adop tanme di das pa ra co rre gir el des vío y de -fen der la com pe ti ti vi dad de to da supro duc ción. El ti po de cam bio no pue -de ser aquí el mis mo pa ra las ac ti vi da -des que ex plo tan los re cur sos na tu ra -les y pa ra el res to de los sec to res. Lasre ten cio nes se jus ti fi can por que con fi -gu ran ti pos de cam bio efec ti vos con -sis ten tes con la com pe ti ti vi dad y ren -ta bi li dad de to da la pro duc ción ar gen -ti na de bie nes y ser vi cios tran sa bles.Con tri bu yen tam bién a de fen der el sa -la rio real por que la Ar gen ti na es ex -por ta do ra de ali men tos. (…) Pa ra laso lu ción del pri mer pro ble ma, es de -cir, la jus ti fi ca ción de las re ten cio nes,exis te un re me dio in me dia to: acre di -tar las a cuen ta del im pues to a las Ga -nan cias. De es te mo do, sin afec tar laren ta bi li dad, se man tie nen las re ten -cio nes co mo un ins tru men to pa ra sos -

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te ner pa ri da des com pe ti ti vas pa ra to -do el cam po, to da la in dus tria y to daslas re gio nes, to man do en cuen ta la di -fe ren cia de pre cios re la ti vos en la Ar -gen ti na y en el mer ca do mun dial. Lame di da con tri bui ría, tam bién, a re du -cir la eva sión a ese tri bu to en el cam -po, que es ma yor que en otras ac ti vi -da des. Pa ra la so lu ción del se gun do,o sea, los cam bios brus cos en la ren -ta bi li dad, es pre ci so de jar de dis cu tirso bre prin ci pios y po ner se de acuer doen los nú me ros: el Go bier no y los pro -duc to res, el país, es tán in te re sa dosen con so li dar y am pliar el de sa rro llode la ca de na agroin dus trial. Pa ra ta -les fi nes po dría es ta ble cer se una me -sa de aná li sis con re pre sen tan tes delcam po, la in dus tria, el Go bier no yana lis tas ca li fi ca dos co mo, por ejem -plo, los que exis ten en la Uni ver si dad.En esa me sa, la cues tión de la ren ta -bi li dad y las re ten cio nes de man da ríaaten ción ur gen te, pe ro no son los úni -cos pro ble mas a re sol ver. La par ti ci -pa ción de in su mos, tec no lo gías y bie -nes de ca pi tal de ori gen ar gen ti no enlas ca de nas de va lor, la se gu ri dad, lapre ser va ción del me dio am bien te, elem pleo y los sa la rios del sec tor, elcré di to, se rían al gu nas de las cues tio -nes que me re ce rían ser ob je to deaná li sis y de con sen sos. Es te tra ta -mien to de las re ten cio nes y de la ren -ta bi li dad en el sec tor agroin dus trialse ría aún mu cho más efi caz si se in -ser ta ra en las gran des di rec tri ces deun pro yec to, pro gra ma, plan de de sa -rro llo na cio nal. Es te in cor po ra ría la vi -sión es tra té gi ca del Go bier no y susini cia ti vas en una pro pues ta am plia ycon vo can te pa ra cons truir el país po -si ble, a la al tu ra de sus re cur sos y dela ca li dad de su gen te. Per mi ti ría tam -bién in te grar la go ber na bi li dad de laeco no mía ar gen ti na, en la cual tan tose ha avan za do, en un pro ce so decre ci mien to con equi dad. Por que, al

fin y al ca bo, el de sa rro llo del agroin -dus tria, to do el de sa rro llo, es pa ra quelos ar gen ti nos vi va mos me jor, con li -ber tad y to da la se gu ri dad que sea po -si ble en es ta vi da.” (Eco no mis ta,pro fe sor y miem bro del Gru po PlanFé nix; Cla rín, 22-02)

��JUAN CARLOS AMIGO: ELESTADO DE LAS COSAS

* “El avan ce neo li be ral so bre el Es ta -do, tan to en paí ses de sa rro lla dos co -mo pe ri fé ri cos –en es pe cial los del co -no Sur ame ri ca no– tu vo su pun to dein fle xión a prin ci pios de los años ‘70del si glo XX y mar có el pau la ti noaban do no del ‘wel fa re sta te’ que ha -bía per mi ti do al ca pi ta lis mo su pe rar latre men da cri sis que eclo sio nó en Es -ta dos Uni dos en 1929. En la Ar gen ti -na, des de el ‘Ro dri ga zo’ en ade lan te,se fue con so li dan do una de las ex pe -rien cias más fu nes tas de des man te la -mien to del apa ra to es ta tal, con cen tra -ción y ex tran je ri za ción de la ri que za yde si gual dad dis tri bu ti va. Los tán demdic ta du ra mi li tar-Mar tí nez de Hoz yMe nem-Ca va llo fue ron las fuer zasmás no to rias –aun que no úni cas– deesa ofen si va que avan zó con la con -sig na de ‘achi car el Es ta do es agran -dar la na ción’. A par tir de allí pu do lle -var se a ca bo la pro fun da trans for ma -ción es truc tu ral que cul mi nó con elpro ce so de pri va ti za cio nes, li bre es -pe cu la ción fi nan cie ra y su pe ren deu -da mien to que, a su vez, de ri vó en uniné di to re tro ce so so cial, del que dancuen ta los in di ca do res de de sem pleo,po bre za e in di gen cia de sec to res ma -yo ri ta rios de la po bla ción. Hoy, la tra -ge dia de Cro ma ñón, el ‘des cu bri mien -to’ del trá fi co de dro gas en Ezei za, lossan grien tos mo ti nes car ce la rios, po -nen en dis cu sión nue va men te la fun -ción del Es ta do y apa re cen vo ces di -ver sas que exi gen su im pres cin di ble

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pre sen cia y for ta le za. Al gu nos aban -de ra dos de ese re cla mo fue ron en sumo men to los ges to res del des gua cees ta tal, una de cu yas ma ni fes ta cio nesmás cí ni cas la cons ti tu yó el abra zo al -bo ro za do de los le gis la do res que aca -ba ban de con va li dar la pri va ti za ciónde YPF. El maes tro del de re cho Ar tu -ro Sam pay, en su dis cur so co momiem bro in for man te del des pa cho dema yo ría en la Con ven ción Cons ti tu -yen te de 1949, ex pre só: “La rea li dadhis tó ri ca en se ña que el pos tu la do dela no in ter ven ción del Es ta do en ma te -ria eco nó mi ca, in clu yen do la pres ta -ción de tra ba jo, es con tra dic to rio en símis mo. Por que la no in ter ven ción sig -ni fi ca de jar li bres las ma nos a los dis -tin tos gru pos en sus con flic tos so cia -les y eco nó mi cos y, por lo mis mo, de -jar que las so lu cio nes que den li bra dasa las pu jas en tre el po der de esos gru -pos. En ta les cir cuns tan cias la no in -ter ven ción sig ni fi ca la in ter ven ción afa vor del más fuer te, con fir man do denue vo la sen ci lla ver dad con te ni da enla fra se que Ta lley rand uti li zó pa ra lapo lí ti ca ex te rior: «La no in ter ven ciónes un con cep to di fí cil; sig ni fi ca apro xi -ma da men te lo mis mo que in ter ven -ción»”. An te quie nes pro pi cia mos unEs ta do de nue vo ti po, am plia men tepar ti ci pa ti vo y de mo crá ti co, se al zanvo ces dis cor dan tes. Cuan do Mau ri cioMa cri re sal ta la de si dia del Go bier no–no so la men te del de la Ciu dad deBue nos Ai res– en el ma ne jo de la co -sa pú bli ca, ¿in clu ye en su crí ti ca la noexi gen cia del pa go del ca non atra sa -do a cier tas em pre sas de ser vi ciospú bli cos pri va ti za das? La en cen di dade nun cia de Ló pez Murphy en los me -dios de co mu ni ca ción por el es cán da -lo de dro gas y el aban do no por par tedel Es ta do de sus de be res fun da men -ta les, ¿se ex tien de al re cla mo de unajus ta dis tri bu ción de la ri que za? Pe rolos di ri gen tes ci ta dos no son los úni -

cos ‘arre pen ti dos se lec ti vos’. Fran cisFu ku ya ma (el mis mo que es cri bió Elfin de la his to ria y El úl ti mo hom bre yque a fi nes de los 80 fue miem bro delDe par ta men to de Es ta do de EUA)aca ba de pu bli car La cons truc ción delEs ta do: go bier no y or den del mun doen el si glo XXI, en el cual re cuer daque el FMI, el Ban co Mun dial y el go -bier no de EUA re co men da ron enér gi -ca men te una se rie de me di das en fo -ca das a re du cir el gra do de in ter ven -ción es ta tal en los asun tos eco nó mi -cos: el lla ma do ‘Con sen so de Was -hing ton’, al que sus de trac to res en La -ti noa mé ri ca –Fu ku ya ma di xit– de no -mi na ron ‘neo li be ra lis mo’. El au toraho ra afir ma: ‘La idea de que la cons -truc ción del Es ta do, en opo si ción a suli mi ta ción o re duc ción, de be ría cons ti -tuir una prio ri dad en nues tro pro gra -ma po lí ti co, pue de pa re cer le abe rran -te a al gu nas per so nas. Al fin y al ca -bo, la ten den cia do mi nan te en la po lí -ti ca mun dial de los úl ti mos años hacon sis ti do en cri ti car «el gran go bier -no» y tra tar de des pla zar las ac ti vi da -des del sec tor es ta tal a los mer ca dospri va dos o a la so cie dad ci vil. (…) Ennues tro país, la le gí ti ma rei vin di ca cióndel ‘re gre so’ del Es ta do pa ra que nose re pi tan más Cro ma ño nes o trá fi code dro gas, si no se ex tien de a evi tarlas mi les de muer tes in fan ti les pordes nu tri ción o a im pe dir el con tra ban -do de la ri que za na cio nal ha cia el ex -te rior por em pre sas pri va ti za das queba san su efi cien cia fi nan cie ra so bresu ine fi ca cia so cial, nos ha ce co rrer elries go de caer en un au to ri ta ris mopro ce di men tal que ase gu re que losma ta fue gos fun cio nen ade cua da men -te en los bo li ches bai la bles mien traslos res pon sa bles del in cen dio neo li be -ral si guen lu cran do con las ‘ha bi li ta -cio nes’ ile ga les que ese mis mo Es ta -do no les cues tio na.” (Consejero delIMFC; Ac ción Nº 925)

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��DECLARACIÓN CONJUNTA DELOS PRESIDENTES DE LAARGENTINA, EL BRASIL YVENEZUELA

“En la opor tu ni dad de asis tir a losAc tos de To ma de Po se sión del Pre si -den te de la Re pú bli ca Orien tal delUru guay, doc tor Ta ba ré Váz quez rea -li za dos du ran te el día 1º de Mar zo de2005, los Pre si den tes de la Re pú bli caFe de ra ti va del Bra sil, Luiz Iná cio Lu lada Sil va; de la Na ción Ar gen ti na, Nés -tor Kirch ner y de la Re pú bli ca Bo li va -ria na de Ve ne zue la, Hu go Chá vez,han rea li za do un en cuen tro du ran te elcual, con es pí ri tu fra ter nal y de com -ple to en ten di mien to, acor da ron for mu -lar la si guien te de cla ra ción con jun ta:

1º. El triun fo elec to ral y la asun ciónde la Pre si den cia del Uru guay de Ta -ba ré Váz quez, re pre sen tan un nue voy gran pa so de avan ce de la de mo cra -cia en Amé ri ca La ti na, ha bi da cuen tade su pro gra ma elec to ral y de las im -por tan tes de ci sio nes ex pre sa das unavez in ves ti do co mo Je fe de Es ta do.En tal sen ti do, ce le bra mos la rea nu -da ción de las re la cio nes con la her -ma na Re pú bli ca de Cu ba, así co mo elim pul so que se plan tea a los pro ce sosde in te gra ción su da me ri ca na.

2º. Con si de ran do que el ma yor pro -ble ma que en fren tan ac tual men tenues tras na cio nes es la po bre za, quecon tras ta con la abun dan cia de nues -tros re cur sos, he mos coin ci di do en lane ce si dad de tra zar pro gra mas y pla -nes con jun tos orien ta dos ha cia su su -pe ra ción.

3º. Los acuer dos bi la te ra les ce le bra -dos en tre Ve ne zue la y el Bra sil, porun la do, y Ve ne zue la y la Ar gen ti na,por otro la do, son pa sos con cre tos ypo si ti vos que ha cen acon se ja ble el di -se ño y rea li za ción de acuer dos tri la te -ra les ali nea dos con la vo lun tad in te -

gra do ra ex pre sa da por las na cio nessu da me ri ca nas al crear la Co mu ni dadSu da me ri ca na de Na cio nes. En esesen ti do su bra ya ron que ya en ma yoha brá una reu nión cum bre de la Co -mu ni dad Su da me ri ca na de Na cio nescon la Li ga de los Paí ses Ára bes. Eles fuer zo tri la te ral, a su vez, de be ser -vir pa ra for ta le cer el pro ce so in te gra -dor con los de más paí ses su da me ri -ca nos.

4º. Los pro ce sos de in te gra ción son,ade más, una ne ce si dad pa ra con cre -tar la idea de ir a los or ga nis mos mul -ti la te ra les re gio na les e in ter na cio na -les, con una mis ma po si ción, pa ra for -ta le cer la voz de nues tros paí ses másque cuan do se ex pre san in di vi dual -men te en ta les es ce na rios.

5º. Los Pre si den tes de ci die ron larea li za ción, den tro de trein ta días, dereu nio nes: -de los Mi nis tros de Eco -no mía o Ha cien da; -de los Mi nis trosde Ener gía o Pe tró leo; -de los Mi nis -tros del Área So cial; -de los Pre si den -tes de Ban cos Cen tra les. Asi mis mo,tra ta ron la con for ma ción del Fon doEs truc tu ral del Mer co sur y de la ple naad he sión de Ve ne zue la a la UniónAdua ne ra.

6º. Los re sul ta dos de esas reu nio -nes se dis cu ti rán en el mar co de unanue va reu nión tri la te ral pre si den cialpa ra le la men te a la rea li za ción de laCum bre en tre los Paí ses Ára bes yPaí ses de Amé ri ca del Sur que in clui -ría ade más los as pec tos ge ne ra les re -la ti vos a la in te gra ción; abor dar as -pec tos con cre tos co mo los re la ti vos alfor ta le ci mien to de Te le sur y Pe tro sur,la crea ción de un Fon do no re tor na blepa ra aten der los más agu dos pro ble -mas que se ori gi nan en la po bre za, unBan co Su da me ri ca no pa ra el De sa -rro llo y otros. Es ta agen da se rá ela bo -ra da a tra vés de la coor di na ción denues tras Can ci lle rías con el de bi do

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apo yo téc ni co du ran te los trein ta díassi guien tes a la pu bli ca ción de es ta de -cla ra ción.

7º. Fi nal men te, por cuan to Bra sil yVe ne zue la han acor da do rea li zar unanue va Cum bre Pre si den cial jun to consus mi nis tros vin cu la dos al área dede sa rro llo so cial, los Pre si den tes hanacor da do dar le un ca rác ter tri par ti to adi cha Cum bre Pre si den cial a fin dega ran ti zar una ma yor am pli tud y unma yor al can ce a la mis ma. Los pre pa -ra ti vos pro gra má ti cos, téc ni cos y lo -gís ti cos, que dan a car go de los can ci -lle res quie nes, a su vez, de sig na ránlos equi pos téc ni cos y de apo yo quesean ne ce sa rios pa ra la fe liz rea li za -ción de ese even to. Mon te vi deo, 2 demar zo de 2005” (In for me-Di pló, 14-03)

��SILVIA RIBEIRO: MONSANTO YLAS NUEVAS PATENTES DECORSO

* La Ar gen ti na, se gun do pro duc tormun dial de trans gé ni cos y ter ce ro enla pro duc ción mun dial de so ya, su frelos ata ques ca da vez más agre si vosde Mon san to pa ra co brar lo que se -gún la mul ti na cio nal ‘le per te ne ce’ encon cep to de re ga lías por el uso de supa ten te so bre la so ya trans gé ni ca.Afir ma ción te me ra ria, ya que Mon san -to ¡no tie ne pa ten te de so ya vá li da enla Ar gen ti na! Es to no le im pi dió, sinem bar go, ame na zar a ese país conco brar le una ‘mul ta’ de 15 dó la res porca da to ne la da de so ya ar gen ti na ex -por ta da a Eu ro pa. Es te ca so es pa ra -dig má ti co por que mues tra cla ra men tetan to las es tra te gias -le ga les e ile ga -les- de los gi gan tes ge né ti cos co molos ries gos a los que se ex po nen lospaí ses que per mi ten los trans gé ni cos.Mon san to tie ne la pa ten te eu ro peanú me ro 301 749, otor ga da ori gi nal -

men te en mar zo de 1994 a la com pa -ñía Agra ce tus. Es abe rran te por quefun cio na co mo una ‘pa ten te de es pe -cie’: otor ga a su pro pie ta rio el mo no -po lio ex clu si vo so bre to das las va rie -da des y se mi llas de so ya mo di fi ca dasge né ti ca men te, sin to mar en cuen talos ge nes uti li za dos o la téc ni ca em -plea da. Cuan do Agra ce tus con si guióes ta pa ten te, ade más del Gru po ETC(en ton ces RA FI), Green pea ce y otrasor ga ni za cio nes, la pro pia Mon san toini ció un jui cio con tra aqué lla, ale gan -do, en tre otros ar gu men tos -el do cu -men to de ape la ción te nía 292 pá gi -nas-, que era una pa ten te ab sur dapor que no te nía ‘no ve dad’ ni ‘in ven -ción’ y que ‘de bía ser re vo ca da en to -ta li dad’ por el con trol que en tre ga ba auna so la em pre sa. Dos años des -pués, Mon san to com pró Agra ce tus,con pa ten te in clui da, y sú bi ta men tecam bió de opi nión so bre los he chos.En la prác ti ca, Mon san to ad qui rió asíel mo no po lio mun dial de la so yatrans gé ni ca, ya que aun que su pa ten -te no ten ga va li dez le gal en al gúnpaís, ac túa gangs te ril men te pa ra lo -grar los mis mos re sul ta dos. En la Ar -gen ti na, por ejem plo, la pa ten te nun catu vo va li dez, ya que no cum plió conlos trá mi tes de re gis tro na cio nal en elpla zo ade cua do. Es to no im pi de aMon san to ha ber co bra do com pul si va -men te re ga lías, por que al ven der lase mi lla co bra es te por cen ta je in clui doen el pre cio. Pe ro en ese país so la -men te 18 por cien to de la so ya trans -gé ni ca es com pra da a dis tri bui do res.El res to se ven de sin cer ti fi ca ción o espro duc to de que los pro pios agri cul to -res guar dan par te de su co se cha co -mo se mi lla pa ra la pró xi ma siem bra.La ma yo ría de los agri cul to res en elmun do tie nen es ta prác ti ca de guar -dar se mi lla. No so la men te los cam pe -si nos, pa ra los cua les es to es ob vio,si no tam bién mu chos agri cul to res co -

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mer cia les. Es ta tra di ción es tá re co no -ci da en Na cio nes Uni das co mo par tede los de re chos de los agri cul to res,co mo un pe que ño re co no ci mien to altra ba jo que du ran te más de 10 milaños han ve ni do ha cien do los cam pe -si nos pa ra me jo rar y pro veer de ali -men to a la hu ma ni dad. En la Ar gen ti -na, los agri cul to res tie nen el de re choa guar dar y re plan tar si mien te, lo cuales tá es ta ble ci do tam bién en la ley dese mi llas. Por tan to, los re cla mos deMon san to son ile ga les. Pe se a es to,por pre sio nes, el go bier no ar gen ti noes tá ne go cian do des de ha ce ca si dosaños pa ra que Mon san to pue da co -brar sus re ga lías. Ya des de 1999 latras na cio nal es ta ble ció (a tra vés desus dis tri bui do res) el con cep to ‘re ga -lías ex ten di das’: el que com pra so yatrans gé ni ca cer ti fi ca da pue de guar daruna par te de su co se cha, pe ro de beabo nar un por cen ta je a la em pre sapa ra usar la, lo cual ob via men te con -tra vie ne la ley de se mi llas ar gen ti na.En fe bre ro de 2004 el se cre ta rio deAgri cul tu ra pre sen tó una pro pues tamás es can da lo sa: la crea ción de unaley de ‘re ga lías glo ba les’, lla ma daFon do de Com pen sa ción Tec noló gi -ca. Por es te me ca nis mo to dos losagri cul to res pa ga rían un por cen ta je almo men to de la ven ta, cap ta do por elpro pio go bier no, pa ra en tre gar lo a lasem pre sas se mi lle ras. Es de cir, el go -bier no apli ca ría im pues tos pa ra ga -ran ti zar los in te re ses de las mul ti na -cio na les con tra sus pro pios agri cul to -res, con tra los de re chos de los agri -cul to res es ta ble ci dos en Na cio nesUni das y con tra la ley de se mi llas deese país. De bi do a la pro tes ta ma si vade los agri cul to res esa ley es tá es tan -ca da. Y por es ta ra zón Mon san toame na za aho ra con el co bro de unata sa mu cho ma yor, a apli car se en lospuer tos de en tra da de los des ti nos deex por ta ción de la so ya. Mon san to yalo gró que tam bién el go bier no bra si le -

ño y el pa ra gua yo, don de la so yatrans gé ni ca fue in tro du ci da por con -tra ban do des de la Ar gen ti na, la le ga li -za ran y coo pe ra ran en el co bro de re -ga lías por la so ya con tra ban dea da.Se gún Car los Vi cen te, de GRAIN enAr gen ti na, ‘la fór mu la pa re ce apun tara los cul ti vos que ge ne ran más di ne ro(al go dón, so ya, maíz), en con trar unpun to de ac ce so, con ta mi nar el su mi -nis tro de se mi llas y lue go to mar elcon trol (...) La his to ria de lo que ocu -rrió en la Ar gen ti na es una gra ve ad -ver ten cia de lo que su ce de cuan do seper mi te echar raí ces a la agri cul tu ratrans gé ni ca’. Con los trans gé ni cos, yasea por ca mi nos le ga les, co mo en laAr gen ti na, don de Mon san to pri me rode jó ex ten der se el cul ti vo sin to marme di das; o ile ga les, co mo el con tra -ban do y la con ta mi na ción con ge nespa ten ta dos en otros paí ses, va mosha cia una vio la ción glo bal, ma si va eim pu ne de los de re chos de los agri -cul to res por par te de un pu ña do detras na cio na les. Que no es un te maape nas ju rí di co, si no coar tar tra di cio -nes fun da men ta les pa ra la agri cul tu ray la ali men ta ción de to da la hu ma ni -dad.” (In ves ti ga do ra del Gru poETC; La Jor na da –Mé xi co-, 21-03)

�� POLÍTICA��EFECTO SW

* “El bri ga dier Eduar do Schiaf fi noasu mió en las pri me ras ho ras de es tatar de co mo nue vo je fe de la Fuer zaAé rea. Schiaf fi no re cor dó a su an te -ce sor, Car los Roh de, pa sa do a re ti rolue go del es cán da lo de las va li jas conco caí na que sa lie ron de Ezei za a Es -pa ña, por su tra yec to ria de 40 años enla Fuer za Aé rea. La ce re mo nia serea li zó en el Edi fi cio Cón dor y fue en -ca be za da por el mi nis tro de De fen sa,Jo sé Pam pu rro.” (In fo bae, 23-02)

* “Nés tor Kirch ner pu so fin a la se gu -

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ri dad mi li tar en los ae ro puer tos ci vi les.Lo hi zo a tra vés de un de cre to de ne -ce si dad y ur gen cia por el cual la Po li -cía Ae ro náu ti ca Na cio nal (PAN) de jóde de pen der de la Fuer za Aé rea pa raque dar ba jo la ór bi ta del Mi nis te rio delIn te rior y con el nom bre de Po li cía deSe gu ri dad Ae ro por tua ria (PSA). Elcam bio de de no mi na ción y de ám bi tono fue la úni ca no ve dad: la fla man tees truc tu ra ten drá co mo in ter ven tor aMar ce lo Fa bián Saín, quien has taaho ra se de sem pe ña ba en un pro gra -ma de se gu ri dad del go bier no na cio -nal. ‘Me té bis tu rí’, fue la pri me ra in di -ca ción que el fla man te fun cio na rio re -ci bió del Pre si den te.” (Pá gi na 12, 23-02)

* “El Go bier no na cio nal anun ció ano -che el fin del con tra to co mer cial queune a Sout hern Winds con Laf sa, la lí -nea aé rea de ma yo ría es ta tal, queade más se rá pri va ti za da. Fue du ran teuna con fe ren cia de pren sa en la Ca saRo sa da que ofre cie ron el je fe de Ga -bi ne te, Al ber to Fer nán dez, y el se cre -ta rio de Trans por te, Ri car do Jai me.”(Cla rín, 24-02)

* “El ex je fe de la Fuer za Aé rea Car -los Roh de y el ex je fe ae ro náu ti co enel ae ro puer to in ter na cio nal de Ezei za,Al ber to Bel tra me, fue ron san cio na dosayer con trein ta días de arres to a raízde un in for me ela bo ra do por una jun -ta for ma da por ex je fes de las fuer za,cu yo con te ni do in for mó en ex clu si vaCla rín la se ma na pa sa da. (…) La de -ci sión co no ci da ayer tam bién al can zaal ex je fe de Re gio nes Aé reas Al ber toBor sa to, a quien le die ron 25 días dearres to, y al ex ti tu lar de la Po li cía Ae -ro náu ti ca Na cio nal (PAN) Ho ra cioGiai gis chia, cas ti ga do con cin co díasde arres to. (…) La pri me ra par te delin for me de la jun ta es pe cial de bri ga -die res, re ve la da la se ma na pa sa dapor Cla rín, con clu yó que Giai gis chiale ha bía pe di do a Roh de tres ve ces el

re le vo de Bel tra me, pe ro el ex je fe nosó lo no le hi zo ca so si no que no in for -mó al Mi nis te rio de De fen sa.” (Cla rín,10-03)

* “Los tra ba ja do res de la ae ro lí neaes ta tal LAF SA rea li za ron ayer al me -dio día una asam blea en el ae ro par -que Jor ge New bery, don de de fi nie ronuna se rie de me di das de fuer za a to -mar, en ca so de que la em pre sa seaab sor bi da por Lan Chi le. Tam bién ra -ti fi ca ron que en los pró xi mos días rea -li za rán un ‘boi cot’ a to dos los ser vi ciosde la em pre sa Lan Chi le, en re pu dio ala pri va ti za ción que anun ció el Go bier -no, mien tras pre pa ran una mar chama si va a la se cre ta ría de Trans por te.”(Cla rín, 15-03)

��EL HERMANO EDUARDO* “El se na dor Eduar do Me nem (PJ-

La Rio ja) se de ci dió y dio el por ta zo.‘No pue do con ti nuar in te gran do unblo que ofi cia lis ta cuan do el pre si den tede la Na ción si gue ata can do en for maale vo sa al úl ti mo go bier no jus ti cia lis taele gi do y ree le gi do por vo lun tad po pu -lar’, ar gu men tó ano che a sus co le gasde ban ca da. (…) For ma rá un blo quepro pio -al que bau ti zó 17 de oc tu bre-,aun que, por aho ra, nin gún otro le gis -la dor de ci dió acom pa ñar lo.” (La Na -ción, 24-02)

��GUERRA EN LA PROVINCIA DEBUENOS AIRES

* “Fi nal men te hu bo fu ma ta blan ca.La Le gis la tu ra bo nae ren se apro bóano che el ve to del go ber na dor a laLey de Pre su pues to y la ad he sión dela pro vin cia al Pro gra ma de Fi nan cia -mien to Or de na do (PFO) que re cla ma -ba el go bier no na cio nal. El du hal dis -mo de ba tió puer tas aden tro du ran teto da la jor na da có mo pre sen tar suren di ción so bre un re cla mo que ha -

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bían de fen di do a ca pa y es pa da y quede ri vó en fe roz en fren ta mien to po lí ti -co e ins ti tu cio nal con Fe li pe So lá.”(Pá gi na 12, 24-02)

* “En un mo vi mien to po lí ti co que de -ter mi na rá el rum bo de su ges tión y elper fil elec to ral del PJ bo nae ren se, Fe -li pe So lá se es cin dió de la re pre sen ta -ción du hal dis ta en la Le gis la tu ra pa racon for mar sus pro pios blo ques par la -men ta rios. El go ber na dor aca ba de in -gre sar en la lu cha fron tal por el li de -raz go par ti da rio que has ta aho ra ejer -ce Eduar do Du hal de.” (Cla rín, 5-03)

��ROCES CON EL VATICANO POREL OBISPO CASTRENSE

* “El Go bier no de ci dió so li ci tar le alVa ti ca no que ‘le re quie ra la re nun cia’al obis po cas tren se, mon se ñor An to -nio Ba seot to, co mo con se cuen cia desus es can da lo sas ex pre sio nes en lasque pro pu so ‘ti rar al mar’ al mi nis trode Sa lud, Gi nés Gon zá lez Gar cía, porre par tir pre ser va ti vos y por su po si -ción en fa vor de la des pe na li za cióndel abor to. Co mo an te ce den te, en laCan ci lle ría re cor da ron la ex pul sióndel país, or de na da en 1955 por el en -ton ces pre si den te Juan Pe rón, delobis po au xi liar de Bue nos Ai res Ma -nuel Ta to y del ca nó ni go diá co no Ma -nuel No voa. El anun cio lo hi zo ano cheel can ci ller Ra fael Biel sa al sa lir deuna reu nión con el pre si den te Nés torKirch ner en la Ca sa Ro sa da, don dere ci bió la ins truc ción de ele var el pe di -do al nun cio apos tó li co, mon se ñorAdria no Ber nar di ni.” (Pá gi na 12, 24-02)

* “El nun cio apos tó li co Adria no Ber -nar di ni trans mi tió ayer al Go bier noque no veía en el De re cho Ca nó ni conin gu na ra zón pa ra re ti rar al vi ca riocas tren se An to nio Ba seot to, el mis moque con la ex cu sa de una ci ta bí bli capro pu so apli car con el mi nis tro de Sa -

lud, Gi nés Gon zá lez Gar cía, el mé to -do usa do por la avia ción na val du ran -te la dic ta du ra: arro jar lo al mar. (…)Ber nar di ni no ex pli có a Biel sa si el De -re cho Ca nó ni co au to ri za a que un pre -la do in cu rra en el an ti se mi tis mo abier -to. Tal co mo pu bli có es te dia rio en ex -clu si va, cuan do era sa cer do te en laciu dad san tia gue ña de Aña tu ya Ba -seot to sos te nía por ra dio que los bue -nos ju díos de ben de di car se a des truira Cris to pe ro que no lo ha cen por queles in te re sa más el di ne ro. ‘Si la por -no gra fía es ne go cio, el he breo ven depor no gra fía’, de cía Ba seot to ya en1986. ‘Y si la dro ga es ne go cio, ven dedro ga’. (…) El vi ca rio cas tren se tie neran go de sub se cre ta rio y su suel do espa ga do por los ciu da da nos.” (Pá gi na12, 17-03)

* “El Va ti ca no rom pió ayer el si len cioy res pon dió más que du ra men te a lade ci sión del go bier no ar gen ti no de re -mo ver al obis po cas tren se, An to nioBa seot to: en un co mu ni ca do, el mis -mo vo ce ro del Pa pa, Joa quín Na va rroValls, lue go de in di car que el San toPa dre, que nom bró a Ba seot to vi ca riocas tren se, no re ci bió nin gu na co mu ni -ca ción ofi cial del re le vo, ad vir tió: ‘Sise le im pi die ra ejer cer su mi nis te riopas to ral se ría una vio la ción de la li -ber tad re li gio sa’.” (La Na ción, 20-03)

* “Ade más de de cla rar va can te laOfi ci na Cas tren se y des co no cer co mofun cio na rio pú bli co al Obis po An to nioBa seot to, el go bier no na cio nal ins tru -yó a la em ba ja da an te el Va ti ca no pa -ra que re cla me a la se cre ta ría de Es -ta do por las ‘inad mi si bles irre gu la ri da -des’ co me ti das en el trá mi te de lacues tión por el Nun cio Adria no Ber -nar di ni. La di rec ti va fue co mu ni ca daen for ma te le fó ni ca al em ba ja dor Car -los Cus ter por el can ci ller Ra fael Biel -sa. El ce se en sus fun cio nes de Ba -seot to re quie re una re so lu ción rá pi da,ya que el Vi ca rio Ge ne ral que que da

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en for ma in te ri na a car go es un ex te -nien te pri me ro ca ra pin ta da, da do deba ja lue go de la re be lión de la Se ma -na San ta de 1987 y el Se cre ta rio Ge -ne ral que lo acom pa ña es un ex ca pe -llán de la ES MA de nun cia do por con -for tar con pa rá bo las bí bli cas a los ma -ri nos que arro ja ban pri sio ne ros al maren 1977.” (Pá gi na 12, 20-03)

��LOS RODRÍGUEZ SAÁ TIENENPROBLEMAS CON LA JUSTICIA

* “La Cor te Su pre ma de Jus ti cia re -sol vió ayer que el le gí ti mo in ten den tede la ciu dad de San Luis es Da nielPér si co y no Ma ría An gé li ca To rron te -gui, alia da de Adol fo y Al ber to Ro drí -guez Saá. Con es ta me di da el Tri bu -nal pu so fin a un ex ten so con flic to depo der en la pro vin cia, cu ya ca pi tal tu -vo du ran te más de un año dos in ten -den tes. En el fa llo la Cor te di jo que elgo bier no de Al ber to Ro drí guez Saá‘vio ló el Es ta do de De re cho y el im pe -rio de la ley’ pa ra im po ner a Ma ría An -gé li ca To rron te gui co mo in ten den tede la ciu dad de San Luis.” (Dia rio deCu yo -Men do za-, 25-02)

��SANTIAGO DEL ESTERO: GANÓEL RADICALISMO

* “’Voy a go ber nar pa ra to dos lossan tia gue ños’, fue la fra se que rei te róin sis ten te men te Ge rar do Za mo ra,ano che mien tras se con fir ma ban losre sul ta dos de los co mi cios que lo lle -va rán a con du cir el go bier no de la pro -vin cia, a par tir del pró xi mo 23 de mar -zo. El triun fo del Fren te Cí vi co porSan tia go que dó fir me a la 0.30 de hoycuan do Za mo ra di jo an te la mul ti tudque se reu nió en pla za Li ber tad que elpro pio in ter ven tor, Pa blo La nus se, seco mu ni có te le fó ni ca men te pa ra re co -no cer la vic to ria y en tre gar le sus fe li ci -ta cio nes. Los ad he ren tes de la nue va

ma yo ría, que rom pió con la he ge mo -nía del jus ti cia lis mo de va rias dé ca -das, ga nó las ca lles de la ciu dad ca pi -tal mi nu tos an tes de las 22 cuan do laten den cia se in cli na ba a fa vor de lafór mu la Ge rar do Za mo ra-Emi lio Ra -ched. No ha bía mar cha atrás y losfes te jos die ron co mien zo. Pri me rocon Za mo ra lle va do en an das y des -pués mon ta do en el te cho de un óm -ni bus, en don de se ha bía im pro vi sa doun es ce na rio mó vil. Za mo ra se im pu -so, se gún el es cru ti nio pro vi so rio rea -li za do por el Co rreo Ar gen ti no, por156.385 (46,46%), so bre los 134.087(39,83%) que ob tu vo Jo sé Fi gue roadel jus ti cia lis mo.” (El Li be ral -San tia godel Es te ro-, 28-02)

��CRISIS GUBERNAMENTAL ENTIERRA DEL FUEGO

* “El vi ce go ber na dor Hu go Cóc ca rose re fi rió a la de nun cia ra di ca da porSan tia go Sal ce do en con tra del se cre -ta rio pri va do de Cóc ca ro, Ho ra cio So -to ma yor, por un su pues to ofre ci mien -to de 100 mil pe sos pa ra que aten ta racon tra la vi da del go ber na dor Jor geCo la zo. El vi ce go ber na dor brin dó suspri me ras de cla ra cio nes me diá ti cas enel dia rio Hoy de la ciu dad de La Pla ta.En di cha re per cu sión ca li fi có la de -nun cia co mo ‘una ver da de ra pa ya sa -da’. Y di jo que se pro du ce en ra zón deque el go ber na dor de la pro vin cia bus -ca vic ti mi zar se por que atra vie sa unmal mo men to en fun ción de que ‘aho -ra se le vie ne el jui cio po lí ti co’. Sos tu -vo que la de nun cia no tie ne ni pies nica be za. El pre si den te de la le gis la tu rapro vin cial ade más con vo có a unacon fe ren cia de pren sa a rea li zar se eldía de hoy a las 11:30 ho ras en la ciu -dad de Río Gran de.” (Us huaia No ti -cias -Tie rra del Fue go-, 1-03)

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��KIRCHNER INAUGURÓ EL 123ºPERÍODO DE SESIONES DELCONGRESO

* “El Pre si den te abrió un nue vo pe -río do de se sio nes or di na rias del Con -gre so. Pre sen tó la sa li da del de faultco mo un es fuer zo su pe ra do y de li neóel nue vo de sa fío del Go bier no: la re la -ción con las em pre sas pri va ti za das, lape lea por las ta ri fas y el mar co re gu la -to rio. Anun ció que los do cen tes co -bra rán un mí ni mo de 700 pe sos y laaper tu ra de más ar chi vos de la SI DEpor la AMIA. (…) El man da ta rio tam -bién se dio lu gar pa ra di ri gir se a susprin ci pa les opo nen tes, por iz quier da ypor de re cha. In clu yó elíp ti ca men te aEli sa Ca rrió en tre quie nes vi ven ‘apo-s tan do siem pre al fra ca so de los de -más y anun cian do que to do va a sa lirmal’. Aun que el mo te bien po dría ca -ber les a los ‘eco no mis tas y gu rúes’que pre go na ban el mo de lo neo li be ralde los ‘90. Tam bién le mo jó la ore ja aRi car do Ló pez Murphy, a quien ca li fi -có, sin men cio nar lo con nom bre yape lli do, co mo un ‘bre ve mi nis tro deEco no mía’ que sos te nía que la so lu -ción del país pa sa ba por la ‘re duc cióndel pre su pues to uni ver si ta rio’.” (LaNa ción, 2-03)

��AMIA * “En el Sa lón Blan co de la Ca sa Ro -

sa da el pre si den te Nés tor Kirch neren ca be zó el ac to de en tre ga de car -pe tas de la Se cre ta ría de In te li gen ciaa los que re llan tes del aten ta do de laAMIA – DAIA. (…) En el ac to el Pre si -den te ma ni fes tó a los fa mi lia res de lasvíc ti mas su ‘bron ca por no ha ber po di -do em pe zar an tes’, a es cla re cer loshe chos, pe ro afir mó que ‘es po si ble lajus ti cia, es po si ble la ver dad’.” (Pre si -den cia de la Na ción, 3-03)

��CATAMARCA: OTRA DERROTADE BARRIONUEVO

* “El jus ti cia lis ta Luis Ba rrio nue vo,de rro ta do en los co mi cios le gis la ti vosde ayer en Ca ta mar ca, acu só hoy alpre si den te Nés tor Kirch ner de ‘di vi dir’al Par ti do Jus ti cia lis ta (PJ) de Ca ta -mar ca ‘pa ra que ga nen sus so cios delFren te Cí vi co y So cial (FCyS)’. Ba rrio -nue vo cri ti có con du re za al pre si den teKirch ner, al de cir que ‘no tie ne ges -tión; des de que asu mió lo úni co queha he cho es bus car ene mi gos pa raata car, tan to de aden tro co mo deafue ra de nues tro país’. (…) El FCyS,una alian za en ca be za da por la UCRque li de ra el go bier no pro vin cial des -de 1991, se im pu so so bre el PJ en laselec cio nes le gis la ti vas de ayer al ob -te ner 45.049 vo tos, un 36 por cien to,con tra 31.970 del PJ de Luis Ba rrio -nue vo, un 25,6 por cien to, en tan toque el Mo vi mien to de Ac ción Po pu lar(MAP), de Ra món Saa di, acu mu ló11.346 ad he sio nes (9 por cien to).” (LaNa ción Li ne, 7-03)

��VISITA PRESIDENCIAL A CHILE* “El pre si den te Nés tor Kirch ner se

com pro me tió ayer an te su par chi le no,Ri car do La gos a rea li zar to dos los es -fuer zos pa ra ga ran ti zar los en víos degas a Chi le, país que con si de ró co mo‘so cio es tra té gi co’, y vol vió a fus ti gar alas em pre sas por no ha ber in ver ti do yre cor tar las ven tas al otro la do de lacor di lle ra . ‘Chi le es un so cio es tra té -gi co de la Ar gen ti na’, ase gu ró ayer elpri mer man da ta rio, quien en fa ti zó que‘la Ar gen ti na va a ha cer to dos los es -fuer zos que pue da pa ra se guir in cre -men tan do su pro duc ción y afron tar,ayu dar y apo yar a la re pú bli ca her ma -na’. Al par ti ci par de un de sa yu no detra ba jo con em pre sa rios chi le nos y ar -gen ti nos, rea li za do ayer en es ta ca pi -

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tal, el Pre si den te ra ti fi có no obs tan tela vi gen cia de la po lí ti ca ener gé ti ca ar -gen ti na. Con es te pró lo go, Kirch nerdio ayer a los em pre sa rios la se gu ri -dad de que se es tá ‘tra ba jan do concris ta li ni dad, con so li da ri dad, pe rocon ver dad. Hay que dar le al te ma unni vel que es ca pe a cual quier es que -ma de cha tu ra que nos ha ga caer enfal sas xe no fo bias, que tan to da ño lehan he cho a las re la cio nes ar gen ti no-chi le nas’.” (El San ta cru ce ño -San taCruz-, 15-03)

* “La gos no du dó en agra de cer pú -bli ca men te por ha ber ex pul sa do al na -zi más bus ca do por la jus ti cia chi le nay res pal dar só li da men te el re cla mo ar -gen ti no por Mal vi nas. A es ta al tu ra,los ha la gos eran mu tuos y Kirch nerapro ve chó pa ra re no var su apo yo almi nis tro del In te rior chi le no, Jo sé Mi -guel In sul za, en su ca rre ra a la se cre -ta ría ge ne ral de la Or ga ni za ción deEs ta dos Ame ri ca nos (OEA).” (Dia riode Cu yo -Men do za-, 15-03)

* “‘Hay co sas que nos unen a los ar -gen ti nos y a los chi le nos. Pa sa mospor si tua cio nes se me jan tes y siem prees bue no te ner fres ca la me mo ria’, ex -pre só Kirch ner en su emo ti va vi si ta alce men te rio don de es tá la tum ba delpre si den te chi le no Sal va dor Allen de.Jun to a él es ta ba una de sus hi jas, ladi pu ta da so cia lis ta Isa bel Allen deBus si.” (Cla rín, 15-03)

��MACRI Y SOBISCH JUNTOS

* “Has ta aho ra, ca da uno de los di ri -gen tes del cen tro de re cha se com por -ta ba co mo un mi croem pren di mien toin di vi dual, sin ar ti cu lar sus am bi cio -nes en una em pre sa más am plia.Ayer, Mau ri cio Ma cri y Jor ge So bischdie ron un pri mer pa so en es te sen ti doy anun cia ron un ‘acuer do mar co’ pa rafu sio nar sus blo ques le gis la ti vos, ce -rrar pac tos en al gu nas pro vin cias de

ca ra a las elec cio nes de oc tu bre ycons truir una ‘real al ter na ti va de po -der’ pa ra pe lear las pre si den cia les del2007.” (Pá gi na 12, 16-03)

��BENDINI RECORDÓ A LOSOTROS MILITARES DEL ‘55

* “El je fe del Ejér ci to, te nien te ge ne -ral Ro ber to Ben di ni, ra ti fi có que sufuer za ‘res pal da to tal men te’ al pre si -den te Nés tor Kirch ner, cri ti có a los mi -li ta res que par ti ci pa ron en gol pes deEs ta do y re cor dó que du ran te el bom -bar deo de 1955 hu bo gra na de ros que‘die ron la vi da’ por de fen der a JuanDo min go Pe rón. Ben di ni ha bló en unac to por el 193º ani ver sa rio de lacrea ción del Re gi mien to de Gra na de -ros a Ca ba llo, an te la pre sen cia delmi nis tro de De fen sa, Jo sé Pam pu ro.El je fe del Ejér ci to, que por es tos díasen fren ta una cau sa ju di cial, se ña lóque el Ejér ci to ‘es un fir me de fen sorde las ins ti tu cio nes de la Re pú bli ca’ yque “es tá al ser vi cio de la gran cau sana cio nal’ y es tá for ma do por ‘sol da -dos com pro me ti dos con su pue blo ypreo cu pa dos por la de fen sa de la Na -ción’.” (Cla rín, 17-03)

��ATENTADO A LA EMBAJADA DEISRAEL

* “Con re cla mos de jus ti cia por par tede los fa mi lia res de las víc ti mas y lares pues ta del go bier no de Nés torKirch ner de com pro me ter se de for ma‘in clau di ca ble’ pa ra en con trar a loscul pa bles y a los en cu bri do res delaten ta do a la em ba ja da de Is rael enBue nos Ai res, don de el 17 de mar zode 1992 mu rie ron 29 per so nas, se re -cor dó ayer el 13º ani ver sa rio de la ex -plo sión. Lue go del ac to, el ti tu lar de laAMIA, Abra ham Kaul, ad vir tió que ‘siel aten ta do con tra la mu tual ju día tu voim pu ni dad, el aten ta do a la em ba ja da

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de Is rael nun ca se in ves ti gó y eso esres pon sa bi li dad de to dos los go bier -nos que pa sa ron has ta el día de hoy’.(…) En el pal co ofi cial acom pa ña ronal em ba ja dor is rae lí, Ra fael El dad, elcan ci ller, Ra fael Biel sa; la se na do raCris ti na Fer nán dez de Kirch ner; el je -fe de go bier no por te ño, Aní bal Iba rra,y el vi ce je fe, Jor ge Te ler man.” (La Na -ción, 18-03)

�� ECONOMÍA��CTA: EVOLUCIÓN DEL PIB

* “Su pon ga mos que des pués de cre -cer por dos años con se cu ti vos al 8,8por cien to la eco no mía ar gen ti na vol -vie ra a ex pan dir se es te año más del 6por cien to, co mo aho ra va ti ci nan lama yo ría de los con sul to res pri va dos.Aun así, re cién a fi nes de 2005 el PBIpor ha bi tan te, una me di da de la pu -jan za y bie nes tar de una so cie dad,se ría equi va len te al de 1996. En otraspa la bras, la Ar gen ti na es ta rá en elmis mo pun to de de sa rro llo que nue veaños atrás. Más preo cu pan te to da vía,los ni ve les de Pro duc to per cá pi ta quese al can za rán es te año son si mi la resa los de 1974. El Ins ti tu to de Es tu diosy For ma ción de la CTA, que di ri ge eldi pu ta do Clau dio Lo za no, aca ba decon cluir un muy in te re san te es tu dioso bre los ci clos de au ge y cri sis de laeco no mía ar gen ti na, que dan por re -sul ta do un ‘es tan ca mien to es truc tu ral’que ya lle va tres dé ca das.” (Pá gi na12, 23-02)

��FINALIZÓ CON ÉXITO EL CANJEDE LA DEUDA

* “Ar gen ti na ce rró es te vier nes unahis tó ri ca rees truc tu ra ción de su gi gan -tes ca deu da en ce sa ción de pa gos, ylos pro nós ti cos de una ad he sión ma -yor al 70 por cien to in di can que el país

ha bría ga na do la ba ta lla for zan do ami les de acree do res a acep tar unagran pér di da. Tres años des pués dede cla rar el ma yor in cum pli mien to enla his to ria mo der na, Ar gen ti na abrió el14 de ene ro el pro ce so de can je por elque bus có reem pla zar su deu da im -pa ga de 102.600 mi llo nes de dó la respor nue vos tí tu los por has ta 41.800mi llo nes, en el ma yor re cor te de deu -da pro pues to por un país. (…) Clau dioLo ser, ex di rec tor del Fon do Mo ne ta -rio In ter na cio nal, fue con tun den te. ‘Yocreo que fue un éxi to. Es to cie rra unca pí tu lo’.” (Reu ters, 25-02)

* “El go bier no de Ita lia anun ció ayerque apli ca rá mul tas a dos de los másim por tan tes gru pos ban ca rios ita lia -nos. Se los con si de ra cul pa bles deha ber vio la do las nor mas de ‘in for ma -ción y pres ta ción de ser vi cios’ a losclien tes en tre los que co lo ca ron bo -nos ar gen ti nos po co an tes de que fue -ran de cla ra dos en de fault a fi nes de2001. (…) Los ban cos ita lia nos co lo -ca ron bo nos ar gen ti nos en tre 450.000aho rris tas pe que ños, por unos 14.500mi llo nes de dó la res. Pe ro lo hi cie ronsin ad ver tir les de bi da men te so bre losries gos que co rrían al com prar tí tu losde un país que es ta ba en cri sis, se gúnde nun cia ron las en ti da des lo ca les dede fen sa del con su mi dor.” (Cla rín, 10-03)

* “La co yun tu ra ha bía he cho ol vi darla ma yor rees truc tu ra ción de la deu dade un país en la his to ria, fi na li za da ha -ce tres se ma nas. Dis cu sio nes so brein fla ción, boi cots y pi que tes la ha bíanta pa do, pe ro ayer vol vió a la es ce nacon su pe núl ti mo ac to, el anun cio delre sul ta do fi nal: 76,15%. Só lo fal ta queel 1º del mes pró xi mo se dis tri bu yanlos bo nos que reem pla za rán a los delde fault. En el mi cro ci ne del Mi nis te riode Eco no mía, re ple to de em pre sa rios,ban que ros y fun cio na rios de la car te -

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ra, el an fi trión, Ro ber to La vag na, pre -ci só que la ad he sión su pe ró le ve men -te al 76,07% anun cia do en for ma pre -li mi nar ha ce dos se ma nas. Aho ra queel re sul ta do ya es de fi ni ti vo, las ca li fi -ca do ras de ries go cre di ti cio le qui ta -rán a la Ar gen ti na la no ta D, de de -fault, pa ra reem pla zar la por una quede mues tre la me jor ca pa ci dad de pa -go de sus obli ga cio nes tras la fuer tequi ta lo gra da. El 23,85% de re cha zoal can je pue de in fluir pa ra que la nue -va ca li fi ca ción no sea tan bue na. Noobs tan te, La vag na pro nos ti có que elries go país, que du ran te el de fault su -pe ró los 5000 pun tos bá si cos, ba ja ráa 480, fren te a los 427 de Bra sil.” (LaNa ción, 19-03)

��VENEZUELA COMPRA 500 MILLONES DE DÓLARES ENBONOS DE LA DEUDA

* “El pre si den te de Ve ne zue la, Hu goChá vez, di jo hoy, en Mon te vi deo, quesu Go bier no de ci dió com prar 500 mi -llo nes de dó la res en bo nos de deu daar gen ti na. ‘Es un pe que ño sa cri fi cio,pe ro lo ha ce mos por que sa be mos elpe so que tie ne la deu da en la Ar gen -ti na y, ade más, es por cul pa del neo li -be ra lis mo’, afir mó Chá vez, en un ac topú bli co en la In ten den cia (Al cal día) deMon te vi deo. El man da ta rio ase gu róque pien sa com prar has ta 500 mi llo -nes de dó la res en pa pe les de deu dapú bli ca, y es al go ‘que ya es tá de ci di -do’.” (In fo bae, 2-03)

��LA GUERRA DE LOS PRECIOS

* “El Go bier no an ti ci pó que es ta se -ma na rea nu da rá el boi cot con tra lasem pre sas que su ban pre cios. Lo hi zoun día des pués de que la pe tro le raEs so se su ma ra al au men to de ta ri fasdis pues to por Shell. ‘Se es tán ana li -

zan do las me di das ne ce sa rias a losefec tos de te ner las san cio nes que re -quie re una ac ti tud de es ta na tu ra le za’,in ti mó el mi nis tro de Pla ni fi ca ción, Ju -lio De Vi do. ‘Lo es tán ana li zan do en elárea del Mi nis te rio de Eco no mía y deDe fen sa de la Com pe ten cia.’ La ad -ver ten cia es ta ba cla ra men te di ri gi da aEs so, por que la otra em pre sa que ha -bía au men ta do sus pro duc tos, Sol Pe -trol, dio mar cha atrás por or den delpre si den te uru gua yo Ta ba ré Váz -quez. Una en cues ta mos tró un abru -ma dor apo yo a la ac ti tud de Kirch ner.”(Pá gi na 12, 13-03)

* “El pi que te ro ofi cia lis ta Luis D´E líano des car tó ayer ex ten der en los pró -xi mos días el blo queo rea li za do aShell a las es ta cio nes de ser vi cio deEs so pa ra pro tes tar por el au men to depre cios dis pues to por am bas pe tro le -ras. Tam bién ad vir tió que es tu dia ‘me -di das más pro fun das.” (La Na ción, 13-03)

* “El boi cot im pul sa do por el pre si -den te Nés tor Kirch ner y los pi que te rosafi nes al Go bier no con tra Shell, porlos au men tos apli ca dos la se ma napa sa da, dio, al me nos des de el pun tode vis ta de las ven tas, bue nos re sul ta -dos. La mer ma en la ac ti vi dad lle gó al60% en Shell y afec tó en me nor me di -da a Es so -has ta en un 15%-, por quela fir ma nor tea me ri ca na dis pu so losajus tes tres días más tar de y no ha bíasi do, has ta ano che, blan co de la in dig -na ción pre si den cial.” (La Na ción, 14-03)

* “Con el te lón de fon do del au men -to a los com bus ti bles de cre ta do pordos pe tro le ras, el Con gre so ba jó y su -bió im pues tos al ga soil el mis mo díacon dos pro yec tos di fe ren tes, am bosim pul sa dos por el Go bier no. Po codes pués de me dia no che, y por una ni -mi dad, el Se na do con vir tió en ley unode ellos, que ayer mis mo -en un trá mi -

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te hi per ve loz- fue apro ba do por Di pu -ta dos con el vo to de pe ro nis tas y ra di -ca les. Es el que exi me de im pues tos ala im por ta ción de ga soil por los pró xi -mos cua tro me ses y pa ra un cu po li -mi ta do a 500 mil me tros cú bi cos. (…)Al mis mo tiem po, el Se na do avan zócon otro pro yec to que a sim ple vis taes con tra dic to rio con el an te rior: apro -bó con una mo di fi ca ción -y re mi tió devuel ta a Di pu ta dos- el pro yec to quecon vier te en im pues to la ta sa al ga -soil, y la in cre men ta del 18,5% al20,2%. Es ta nor ma no es es ta cio nal(co mo la an te rior) si no per ma nen te, ylos opo si to res de nun cia ron que el au -men to im po si ti vo se tras la da rá al pre -cio, lo que a su vez im pul sa ría la in fla -ción. Por eso, los se na do res in clu ye -ron un ar tí cu lo en el que se es pe ci fi caque la va ria ción no mi nal en la alí cuo -ta del im pues to ‘no po drá tras la dar seen nin gún ca so al pre cio de ven ta delga soil’.” (Cla rín, 17-03)

* “Des de di ciem bre de 2001 has ta fi -nes de fe bre ro pa sa do, los de no mi na -dos cor tes po pu la res de car ne va cu nase en ca re cie ron en pro me dio 136%.El po llo, 130%. Los lác teos, 90%. Losacei tes, 160%. Y el pre cio de la yer ba,33,5% só lo en 2004. Son, to das, ci -fras del IN DEC -un or ga nis mo pú bli coque de pen de del Mi nis te rio de Eco no -mía-; por lo tan to, es tu vie ron siem preal al can ce de los fun cio na rios. En esemis mo pe río do, el cos to de la ca nas tabá si ca su bió 85%. Es un gru po depro duc tos con si de ra dos hi peresen cia -les, cu yas va ria cio nes pe gan so breto do en los sec to res de más ba jos re -cur sos. Allí es tán, pre ci sa men te, lacar ne, los lác teos, el acei te y la yer ba.Aun que de me nor sig ni fi ca ción re la ti -va, otro ca so de reac ción tar día fue eldel hie rro pa ra la cons truc ción. El pa -sa do 28 de fe bre ro, el Mi nis te rio deEco no mía en car gó a la Co mi sión deDe fen sa de la Com pe ten cia una in -

ves ti ga ción pa ra de tec tar -y even tual -men te san cio nar- ‘prac ti cas an ti com -pe ti ti vas’ o ‘abu so de po si ción do mi -nan te’ en ese mer ca do. Pa ra en ton -ces, el hie rro ya ha bía au men ta do278% des de la de va lua ción.” (Cla rín,19-03)

��PRECIOS: ACTUAR SOBRE LASCAUSAS

* “El in cre men to de los pre cios en laAr gen ti na du ran te el úl ti mo tri mes tre–que ele vó las ex pec ta ti vas pa ra to do2005 por en ci ma del 11 %– ac ti vó me -ca nis mos de aler ta en el Go bier no,que sa lió a en fren tar con un du ro dis -cur so a las em pre sas a las cua lescon si de ra res pon sa bles de es ta es ca -la da.(...) La dis cre cio na li dad de lasgran des em pre sas en la fi ja ción depre cios es po si ble, en tre otras cau -sas, por la eli mi na ción de las Jun tasRe gu la do ras de Gra nos, Car nes yYer ba Ma te du ran te el go bier no Me -nem – Ca va llo, y así tam bién por elaban do no de las fun cio nes de re gu la -ción y con trol de or ga nis mos es ta ta -les, co mo la Se cre ta ria de Ener gía, ylas Sub se cre ta rías de De fen sa delCon su mi dor y de De fen sa de la Com -pe ten cia, que han ma ni fes ta do per -ma nen te men te su ads crip ción a lasteo rías del li bre jue go del mer ca do.

APY ME apo yó la ac ti tud del Go bier -no de en fren tar a los for ma do res depre cios, pe ro so li ci tó que se ac túe so -bre las cau sas del pro ble ma y no só loso bre los efec tos.

Hi dro car bu ros: un ca so tes ti goEl ex plí ci to cues tio na mien to a la pe -

tro le ra Shell –y más tar de a Es so– y ellla ma do a boi co tear sus ven tas cons -ti tu yó una apues ta po lí ti ca com par ti dapor gran par te de la po bla ción.

Sin em bar go de be se ña lar se, porejem plo, que la em pre sa an glo-ho lan -

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de sa Shell es uno de los oli go po liosin ter na cio na les más im por tan tes en elsec tor de hi dro car bu ros, al cual unadis mi nu ción tem po ra ria de sus ven tasen la Ar gen ti na no le pro vo ca rá da ñosin me dia tos. Pe ro cer ca del 80 % delos con ce sio na rios ex pen de do res deShell son Py mes, a las cua les el boi -cot, de pro lon gar se, les aca rrea rá se -rios in con ve nien tes y, en al gu nos ca -sos, pon drá en ries go su con ti nui dad,sin ol vi dar que em plean, apro xi ma da -men te, a 8.000 tra ba ja do res que sindu das cons ti tu yen el es la bón más dé -bil de la ca de na de re fi na ción y co -mer cia li za ción.

Por otra par te, tan to Shell co mo Es -so no son for ma do ras de pre cios den -tro del ci clo eco nó mi co de los hi dro -car bu ros, pues so la men te ac túan enel seg men to de la re fi na ción y la co -mer cia li za ción. Las for ma do ras depre cios son las con ce sio na rias depro duc ción de la ley de hi dro car bu ros,en es pe cial Rep sol y Pe tro bras, quees tán ver ti cal men te in te gra das y que,con jun ta men te, al can zan al 60 % delmer ca do de pro duc ción, re fi na ción yco mer cia li za ción.

La omi sión de es tas em pre sas deldis cur so ofi cial y el apo yo a los in te re -ses de las mis mas que las au to ri da -des ar gen ti nas les brin da ron a tra vésde su aval a la ges tión del pre si den teMe sa, jun ta men te con los go bier nosde Es ta dos Uni dos y el Bra sil, nosobli ga a to dos a re fle xio nar so bre laim por tan cia que tie ne esa de fec ciónan te la de fen sa que el pue blo bo li via -no ha ce de sus ri que zas.

El fon do de la cues tión, al que el Go -bier no no alu dió, es tá en la pér di dadel ma ne jo so be ra no de los re cur soses tra té gi cos, cu yo ca so pa ra dig má ti -co fue la pri va ti za ción de YPF, hoy enma nos de la es pa ño la Rep sol, “or ga -nis mo” es tra té gi co del rei no de Es pa -

ña, co mo lo de mues tra el re cien tecam bio de su pre si den te a ins tan ciasdel nue vo go bier no es pa ñol.

No es tá de más re cor dar que el ac -tual se cre ta rio ge ne ral de la Pre si den -cia fue el miem bro in for man te del PJen la se sión en la que se de ci dió lapri va ti za ción de YPF. Otros fun cio na -rios del ac tual go bier no y le gis la do resdel PJ tu vie ron un pa pel de ci si vo enese pro ce so.

Con si de ra mos que, más efec ti voque un dis cur so fuer te, se ría ha ceruso de las fa cul ta des que le com pe tenal Po der Eje cu ti vo por las vi gen tes le -yes de Emer gen cia, de Abas te ci mien -to y de Hi dro car bu ros. En es pe cial, enes te ca so, de la pri me ra de las nom -bra das, ya que man tie ne en vi gen ciala pro hi bi ción de au men tar los pre ciosso bre la ba se de la apli ca ción de cual -quier pro ce di mien to in de xa to rio.

La apli ca ción de esas dis po si cio nesper mi ti ría exi gir a las 500 em pre sasfor ma do ras de pre cios la pre sen ta -ción de su es truc tu ra de cos tos de losúl ti mos tres años y ve ri fi car las va ria -cio nes de sus in su mos, ma no de obray ser vi cios que pu die ran jus ti fi car in -cre men tos.

Las ex pli ca cio nes de Shell –y las de -más pe tro le ras–, ba sa das so bre laevo lu ción de los pre cios in ter na cio na -les del ba rril de pe tró leo, son in con -gruen tes des de va rios en fo ques pe roca be re sal tar el he cho de que cuan doesos pre cios dis mi nu ye ron, las em -pre sas no acom pa ña ron la ba ja en suco mer cia li za ción lo cal. (Pe ro, ade -más, han ge ne ra li za do la apli ca cióndel pro ce di mien to en otros sec to resde la eco no mía, lo que en la prác ti caim pli ca una nue va do la ri za ción).

La es pa ño la Rep sol no se su móaho ra a las pe tro le ras que in cre men -ta ron los pre cios del com bus ti ble en

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for ma ge ne ra li za da, aun que sí lo hahe cho con los vo lú me nes des ti na dosal agro. Sin em bar go, en el tri mes trean te rior a los au men tos de Shell y Es -so las pro duc to ras de cru do, co moRep sol y Pe tro brás, ele va ron su pro -duc to bá si co al re de dor del 10 porcien to.

Tal co mo se se ña ló en un nú me roan te rior de es ta re vis ta, en nues tropaís el ba rril de pe tró leo tie ne un cos -to de pro duc ción de US$ 4,60 –sincon si de rar los gas tos de ex plo ra ción,que son lo cal men te ine xis ten tes- seven de en el mer ca do in te rior a US$32,00 y se ex por ta US$ 40, cir cuns -tan cia que per mi tió a Rep sol –y lo si -gue ha cien do– ob te ner be ne fi ciosdes co mu na les (el mar gen al can za al589 % pa ra las ven tas en el mer ca -do in ter no y 750% pa ra el ex ter no).

APY ME re cla mó rei te ra da men te queel pe tró leo ex traí do en la Ar gen ti na seco mer cia li ce so bre la ba se de suscos tos lo ca les.

Las ex pues tas son al gu nas de lascues tio nes que nos mue ven a re cla -mar al Go bier no que ac túe so bre lascau sas pro fun das y no só lo so breefec tos co yun tu ra les, aun que es tosúl ti mos no de ben de jar se pa sar.

La re fe ren cia a las em pre sas delsec tor hi dro car bu ros pue de ha cer seex ten si va –co mo ya se men cio nó– alas 500 for ma do ras de pre cios”. (Re -vis ta de APy ME Nº 64).

��BANCO MUNDIAL CON NUEVOPRESIDENTE

* “El go bier no de Geor ge Bush eli gióa Paul Wol fo witz, nú me ro dos delPen tá go no y uno de los im pul so res dela in va sión a Irak, pa ra ocu par la pre -si den cia del Ban co Mun dial. En Eu ro -pa no fue bien re ci bi da esa no mi na -

ción.” (Pá gi na 12, 17-03)

�� INDICES��SUPERÁVIT COMERCIAL

* “El su pe rá vit co mer cial lle gó a US$852 mi llo nes en ene ro pa sa do, con unau men to del 19,5% con res pec to aene ro de 2004, al ve ri fi car se ex por ta -cio nes por US$ 2.743 mi llo nes (ré corden la se rie his tó ri ca men sual) e im por -ta cio nes por US$ 1.890 mi llo nes. Se -gún in for mó el Ins ti tu to Na cio nal deEs ta dís ti ca y Cen sos (In dec), tan tolas ven tas co mo las com pras al ex te -rior ex pe ri men ta ron su bas del 18% enla com pa ra ción in te ra nual. El su pe rá -vit co mer cial de ene ro de 2004 ha bíasi do de US$ 713 mi llo nes, US$ 139mi llo nes me nos que el pri mer mes dees te año. El in cre men to en las ex por -ta cio nes se ex pli có por la su ba en lascan ti da des ven di das (23%), ya quelos pre cios dis mi nu ye ron 4% en com -pa ra ción con igual mes de 2004. Elma yor in cre men to lo re gis tra ron lasma nu fac tu ras de ori gen in dus trial(43%), por el efec to con jun to de ma -yo res can ti da des ven di das (16) y pre -cios (24).” (La Ga ce ta –Tu cu mán-, 1-03)

��CRECE LA BRECHA SOCIAL

* “Ca da una de las per so nas que vi -ven en el 10% de los ho ga res más po -bres de la Ar gen ti na re ci ben 53 pe sospor mes. En la otra pun ta, las que ha -bi tan en el 10% de los ho ga res más ri -cos dis po nen de 1.740 pe sos men -sua les. De es te mo do, ca da in te gran -te de las fa mi lias más ri cas re ci be32,8 ve ces más que el de la vi vien damás po bre. Es tos da tos del IN DECco rres pon den al ter cer tri mes tre de2004 y mar can que vol vió a au men tarla dis tan cia en tre los in gre sos de los

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más ri cos y los más po bres. En el pri -mer se mes tre esa bre cha fue de 31ve ces. Y en el cuar to tri mes tre de2003 de 32,1 ve ces. Así, la dis tri bu -ción de los in gre sos se de te rio ró tan -to res pec to a la pri me ra mi tad de2004 co mo res pec to de fi nes de 2003.A pe sar del ma yor cre ci mien to eco nó -mi co y el au men to del em pleo, el 40%de los ho ga res de me no res re cur sos -que al ber gan a ca si 20 mi llo nes deper so nas- vol vió a re ci bir una por ciónme nor de la tor ta: a fi nes de 2003,par ti ci pó con el 18,2% de los in gre -sos, en la pri me ra mi tad de 2004 ba jóal 18% y en la úl ti ma me di ción des -cen dió al 17,5%.” (Cla rín, 11-03)

��DESEMPLEO A LA BAJA

* “En un año en que la eco no míacre ció el 8,8%, la de so cu pa ción vol vióa caer. Es ta vez fue del 14,5% en elcuar to tri mes tre de 2003, al 12,1% enel fi nal del 2004. Es to sig ni fi ca que afin de 2004 ha bía 1.815.000 de so cu -pa dos cuan do un año an tes su ma ban2.130.000, se gún se des pren de delos da tos pro vi so rios que di fun dióayer el IN DEC. (…) Pe ro si se con si -de ran co mo de so cu pa das a las per -so nas que re ci ben los pla nes so cia -les, el de sem pleo su be del 12,1 al16,2% afec tan do a 2.430.000 per so -nas.” (Cla rín, 15-03)

��LA POBREZA BAJÓ 4,1 PUNTOSDURANTE 2004

* “La po bre za ba jó en la ma yor par -te del país pe ro to da vía es tá en ni ve -les muy al tos. De ca si 17 mi llo nes queha bía en la pri me ra mi tad de 2004, afi nes del año pa sa do se re gis tra ron15,3 mi llo nes de per so nas vi vien doen ho ga res po bres. Es to sur ge de losda tos di fun di dos ayer por el IN DEC.De es ta ma ne ra, el ín di ce de po bre za

pa só del 44,3% al 40,2% en seis me -ses. De to dos mo dos, es to sig ni fi caque cua tro de ca da diez ar gen ti nos nodis po nen de di ne ro su fi cien te pa racom prar una ca nas ta bá si ca de bie -nes y ser vi cios hoy va lua da en 760pe sos men sua les pa ra una fa mi lia ti -po. Pa ra un adul to sol te ro, sin hi jos, elva lor de la ca nas ta en di ciem bre úl ti -mo era de 240 pe sos. Sin la ayu da delos pla nes so cia les, la po bre za hu bie -ra su bi do le ve men te del 40,2 al40,9%. Por su par te, la in di gen cia sere du jo del 17% al 15%, lo que mar caque de los 15,3 mi llo nes de po bres,5,7 mi llo nes vi ven en la po bre za ex -tre ma ya que no cuen tan con in gre sossu fi cien tes pa ra com prar los ali men -tos bá si cos. Sin los pla nes so cia les, lain di gen cia se ría del 18,2% o afec ta ríaa ca si 7 mi llo nes de per so nas.” (Cla -rín, 16-03)

��FUERTE CRECIMIENTO DE LAECONOMÍA EN 2004

* “El Pro duc to Interno Bruto (PIB)cre ció el año pa sa do un 9,0 por cien -to en re la ción a 2003, una de las ma -yo res al zas in te ra nua les en los úl ti -mos 20 años, y su pe rior a la es ti ma -ción ofi cial de 8,7 por cien to, se gúnlos da tos di fun di do ayer por el Ins ti tu -to Na cio nal de Es ta dís ti cas y Cen sos(IN DEC). El or ga nis mo in for mó ade -más que la In ver sión In ter na Bru ta Fi -ja se ex pan dió el año pa sa do un 34,5por cien to, con un al za del 52,5 porcien to in te ra nual en lo que ha ce a laad qui si ción de equi po du ra ble de pro -duc ción, en tan to las im por ta cio nesde bie nes y ser vi cios su bie ron el 39,8por cien to y el con su mo pri va do cre -ció el 9,4 por cien to.” (El In de pen dien -te -La Rio ja-, 18-03)

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��EMPLEO EN NEGRO

* “El 48,9% de los asa la ria dos, unos11,3 mi llo nes de tra ba ja do res, no re -gis tra apor tes a la se gu ri dad so cial,se gún los da tos di fun di dos ayer por elIn dec pa ra el cuar to tri mes tre de2004. El ín di ce, alar man te en sí mis -mo, mues tra un in cre men to del pro -ble ma de la des pro tec ción so cial delos ocu pa dos res pec to del ter cer tri -mes tre del año pa sa do, cuan do ha bíasi do del 47,7% y tam bién en re la cióncon el pe río do pre vio, cuan do se ha -bía de tec ta do una ta sa del 48,3 porcien to. Las ci fras sur gen de los re sul -ta dos de la En cues ta Per ma nen te deHo ga res (EPH), cu ya pri me ra par te seco no ció la se ma na pa sa da y que arro -jó una ta sa de de sem pleo del 12,1%,tras la crea ción de 546.000 pues tosen un año, de los cua les 113.000 sur -gie ron en tre el ter cer y el cuar to tri -mes tre de 2004.” (La Na ción, 19-03)

�� SOCIEDAD��PROTOCOLO DE KYOTO

* “El miér co les 16 de fe bre ro pa sa -do, en tró en vi gor el Pro to co lo de Kyo -to. Es to sig ni fi ca que se con vir tió enley in ter na cio nal vin cu lan te pa ra los141 es ta dos miem bro que lo han ra ti -fi ca do, en tre ellos la Ar gen ti na, losque de be rán co men zar des de aho ra acum plir sus me tas de re duc ción deemi sio nes de ga ses de efec to in ver -na de ro, cul pa bles del fe nó me no delca len ta mien to glo bal. La Ar gen ti na,con el 0,6 por cien to del to tal de lasemi sio nes, no es tá obli ga da a cum plirlas me tas cuan ti ta ti vas fi ja das por elpro to co lo. Pe ro su con di ción de paísad he ren te ha ce que de ba com pro me -ter se con la re duc ción de emi sio nes o,al me nos, con su no in cre men to.Cien tí fi cos de to do el mun do han ve -ni do se ña lan do que los im pac tos del

Cam bio Cli má ti co son ca da vez másno to rios, se ña lan do el au men to del ni -vel del mar, los even tos cli má ti cos ex -tre mos y de gran es ca la, inun da cio -nes y se quías que ca da año se in cre -men tan de ma ne ra alar man te en to doel mun do. El pla ne ta en fren ta rá unine vi ta ble au men to de su tem pe ra tu rame dia de 1,3° C por so bre los ni ve lespre-in dus tria les du ran te el pre sen tesi glo. Se es ti ma que si se su pe ran los2° C, los im pac tos ten drán di men sio -nes ca tas tró fi cas. (…) Los Es ta dosUni dos emi ten un 25 por cien to de losga ses res pon sa bles del ca len ta mien -to glo bal: aun así la ad mi nis tra ción delpre si den te Geor ge W. Bush ha re cha -za do rea li zar es fuer zos pa ra com ba tirel cam bio cli má ti co glo bal, al igual queAus tra lia, ne gán do se a unir se al Pro -to co lo de Kyo to. Pa ra evi tar al can zares ta tem pe ra tu ra crí ti ca es ne ce sa rioque los paí ses in dus tria li za dos su pe -ren los ob je ti vos de re duc ción del Pro -to co lo de Kyo to y se al can cen re duc -cio nes de emi sio nes de al me nos el30% por de ba jo de los ni ve les del año1990 an tes del año 2020 y de un 60 a80% pa ra el año 2050 con re duc cio -nes aún ma yo res pos te rior men te.”(Sa ber Có mo –IN TI-, Nº 26)

��AUMENTOS PARA LOSDOCENTES

* “Tras ex pli car los con tra tiem posque im po si bi li ta ban su pre sen cia en lapro vin cia, el mi nis tro de Edu ca ción dela Na ción, Da niel Fil mus, acom pa ña -do por el go ber na dor, Jo sé Al pe ro -vich, dio ini cio a la con fe ren cia depren sa en el ae ro puer to Ben ja mínMa tien zo, en don de se des ta ca ron losanun cios re la cio na dos con el au men -to a to dos los do cen tes del país, quees ta ble ce un suel do mí ni mo de 700pe sos, y la en tre ga de 1.200 be cas derein ser ción es co lar pa ra alum nos de

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nues tra pro vin cia que ha bían aban do -na do la es cue la. So bre la re com po si -ción sa la rial re sal tó la ac ti tud del Go -ber na dor, de bi do a la gran pre dis po si -ción pa ra cum plir con los re que ri mien -tos de la Na ción. En ese sen ti do, in di -có que se apor ta rán fon dos adi cio na -les des de el Go bier no cen tral, que se -rán com ple men ta dos por re cur sospro vin cia les.” (El Si glo -Tu cu mán-, 2-03)

�� JUSTICIA��SOBRESUELDOS MENEMISTAS

* “Co mo ha bía ad mi ti do du ran te eljui cio oral en el que fue con de na dapor ha ber se en ri que ci do ilí ci ta men tedu ran te su pa so por el po der, la exfun cio na ria me ne mis ta Ma ría Ju lia Al -so ga ray de cla ró an te la Jus ti cia quedu ran te el go bier no de Car los Me nemmi nis tros y se cre ta rios de Es ta do co -bra ban un so bre suel do que pro ve níade fon dos re ser va dos. Al so ga ray de -cla ró el mar tes pa sa do co mo tes ti goen la cau sa que di ri gen el juez fe de ralJor ge Ba lles te ro y el fis cal Pau loStarc, en la que se in ves ti ga el pa gode so bre suel dos du ran te la dé ca dame ne mis ta, se gún in for mó a La Na -ción una fuen te de la cau sa. En eseex pe dien te, el fis cal aca ba de pe dirlas de cla ra cio nes in da ga to rias de losex mi nis tros de Eco no mía Do min goCa va llo y de Jus ti cia Raúl Gra ni lloOcam po y del ex fun cio na rio de la Je -fa tu ra de Ga bi ne te Ro dol fo Aie llo.”(La Na ción, 4-03)

��CASO PRATS* “La Cor te Su pre ma de Jus ti cia de -

jó ayer en fir me la con de na de re clu -sión per pe tua que un tri bu nal oral im -pu so al ex agen te de la In te li gen ciaEn ri que Lau ta ro Aran ci bia Cla vel por

su res pon sa bi li dad en el aten ta do quepro vo có la muer te del ge ne ral chi le noCar los Prats y de su es po sa, So fíaCuth bert. Con una ma yo ría de cin covo tos y tres di si den cias, el al to tri bu -nal de cla ró inad mi si ble un re cur so deque ja pre sen ta do por la de fen sa yclau su ró, así, la vía pa ra ape lar lasen ten cia que con de nó a Aran ci biapor el aten ta do con ex plo si vos per pe -tra do el 30 de sep tiem bre de 1974 enes ta ca pi tal, don de se ha bían re fu gia -do Prats y su es po sa cuan do eranper se gui dos por la dic ta du ra de Au -gus to Pi no chet.” (La Na ción, 9-03)

��MASSERA* “La jus ti cia ar gen ti na anu ló el pro -

ce so con tra el ex je fe de la Ar ma dadu ran te la dic ta du ra mi li tar, Emi lioMas se ra, por ‘ra zo nes de sa lud’. Se -gún fuen tes ju di cia les, la me di da fueadop ta da des pués de que una jun tamé di ca dic ta mi nó que Mas se ra nopue de ser juz ga do de bi do a que su -fre una ‘in vo lu ción men tal’. Mas se ra,de 79 años, era acu sa do de los de li tosde se cues tro, de sa pa ri ción y ho mi ci -dio du ran te la dic ta du ra mi li tar.”(Agen cia Xin hua –Chi na-, 11-03)

�� INTERNACIONALES��MURIÓ EL FUNDADOR DEAMNISTÍA INTERNACIONAL

* “El fun da dor del or ga nis mo Am nis -tía In ter na cio nal, Pe ter Be nen son,mu rió ano che a los 83 años de edad.La or ga ni za ción de de fen sa de los de -re chos hu ma nos, lo anun ció hoy ha -cien do una apo lo gía de su fun da dor.La se cre ta ria ge ne ral, Ire ne Khan, in -di có que Pe ter Be nen son, hi zo la luzen la os cu ri dad de las pri sio nes, el ho -rror de los cuar tos de tor tu ra y la tra -

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ge dia de los cam pos de la muer te enel mun do en te ro. Be nen son fun dó laor ga ni za ción en 1961 lue go de leer unar tí cu lo que re por ta ba el arres to dedos es tu dian tes que ha bían brin da dopor la li ber tad en un ca fé de Lis boa.Am nis tía In ter na cio nal, que hoy cuen -ta con 1,8 mi llo nes de miem bros, es lamás im por tan te or ga ni za ción in de -pen dien te de de fen sa de los de re choshu ma nos.” (Ra dio Ca na dá In ter na cio -nal, 26-02)

��EL FRENTE AMPLIO GOBIERNAURUGUAY

* “El pre si den te Ta ba ré Váz quez ex -pre só an te la Asam blea Ge ne ral, lue -go de ju rar fi de li dad a la Cons ti tu ciónde la Re pú bli ca, que su com pro mi sose rá pro mo ver una po lí ti ca ac ti va enma te ria de De re chos Hu ma nos ‘por -que aún sub sis ten zo nas os cu ras’, yaco tó que ‘por el bien de to dos es ne -ce sa rio y po si ble acla rar las’. En viómen sa jes que re ci bi rán los oí dosaten tos: ‘Sin li ber tad, la igual dad esuna ca ri ca tu ra y la vi da no tie ne sen ti -do’. Se ña ló que ‘de fi ni ti va men te atrásque dó el tiem po de los man da tos pre -si den cia les am né si cos res pec to a lavo lun tad de sus man dan tes y a las ne -ce si da des de sus man da ta dos’. (…)En ma te ria de re la cio nes in ter na cio -na les se ña ló que no to le ra rá ‘in je ren -cias ex ter nas en nues tros asun tos in -ter nos’, por que ‘los asun tos, de ci sio -nes y pro ble mas de los uru gua yos losre sol ve mos en tre los uru gua yos’.Tam bién re cha zó ‘to do ti po de te rro -ris mo, vio len cia y dis cri mi na ción’. Ex -pre só que apun ta rá a ‘un Mer co suram plia do, re di men sio na do y for ta le ci -do que se rá, a su vez, una pla ta for mamás só li da pa ra lo grar una me jor in -ser ción in ter na cio nal tan to del blo queen sí co mo de to dos sus in te gran tes’.(…) ‘Us ted es aho ra el pre si den te de

to dos los uru gua yos; y así es pe re mosque nun ca lo ol vi de mos’, el pre si den -te de la Asam blea Ge ne ral, Jo sé Mu -ji ca, cum plió con prác ti ca men te la to -ta li dad del pro to co lo du ran te la aper -tu ra del ac to de ju ra men to pre si den -cial.” (La Re pú bli ca - Uru guay-, 2-03)

* “Ayer, un día des pués de que Bat -lle de ja ra la pre si den cia, Kirch ner fuere ci bi do por el nue vo man da ta rio en elvie jo pa la cio pre si den cial. ‘Nés tor, és -ta es tu ca sa’, le di jo Ta ba ré Váz quez.Y en un ges to dia me tral men te opues -to al de su an te ce sor, lo pri me ro quehi zo ‘en nom bre el Es ta do uru gua yo’fue fir mar un com pro mi so pa ra bus carlos res tos de Ma ría Clau dia Iru re ta go -ye na de Gel man, la nue ra del poe taJuan Gel man. Am bos pre si den tes secom pro me ten, tam bién, a en con trarlos cuer pos de más de cien uru gua -yos de sa pa re ci dos en la Ar gen ti na,co mo Zel mar Mi che li ni y Héc tor Gu tié -rrez Ruiz.” (Pá gi na 12, 3-03)

* “El fla man te sin di ca to po li cial delUru guay, crea do la se ma na pa sa da,so li ci tó su in gre so a la iz quier dis tacen tral obre ra PIT-CNT, la prin ci pal

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del país, in for mó ayer el se cre ta rio ge -ne ral del gre mio, Al va ro So sa. La in -cor po ra ción al PIT-CNT se rea li za rá atra vés de la Con fe de ra ción de Or ga ni -za cio nes de Fun cio na rios del Es ta do(CO FE), cu yos es ta tu tos, se gún So -sa, ‘son com ple ta men te com pa ti bles’con los del sin di ca to po li cial.” (Cla rín,19-03)

��LECCIONES DE HARVARD* “Un es tu dio rea li za do por la Uni ver -

si dad de Har vard re co mien da la crea -ción de un mar co le gal que per mi ta alpre si den te de Es ta dos Uni dos apli car‘tor tu ra cruel, in hu ma na y de tra to de -gra dan te’, así co mo prac ti car ‘ase si -na tos y de ten cio nes’ pa ra pre ser var lase gu ri dad y la li ber tad de mo crá ti ca dela na ción. Pu bli ca do en el si tio ofi cialde Har vard, y rea li za do por los pro fe -so res Phi lips Hey mann y Ju liet te Kay -yen, una te sis de esa Uni ver si dadcon si de ra que Geor ge W. Bush ten -dría que es tar au to ri za do a de so be de -cer la Cons ti tu ción de Es ta dos Uni -dos, así co mo la Con ven ción de Gi ne -bra y el Tra ta do In ter na cio nal de De -re chos Ci vi les y Po lí ti cos en ca so deuna ame na za in mi nen te pa ra los ciu -da da nos es ta du ni den ses. Ti tu la do‘Pro yec to de Es tra te gia Le gal a Lar goPla zo pa ra Pre ser var la Se gu ri dad yla Li ber tad De mo crá ti ca’, el es tu diofue fi nan cia do por el De par ta men to deSe gu ri dad Na cio nal de Es ta dos Uni -dos (…).” (Cró ni ca –Mé xi co-, 3-03)

��IRAK: LA COALICIÓN INVASORAMANCHADA DE SANGRE

* “El nú me ro de ba jas es ta dou ni den -ses en Irak des de el co mien zo de lain va sión, en mar zo de 2003, su pe raya las 1.500, se gún el re cuen to efec -tua do por Iraq body count .com, que ci -

fra en 1.502 el nú me ro de fa lle ci dos.Es te si tio de in ter net, que lle va lacuen ta de muer tos so bre la ba se dein for mes de pren sa y de los mi li ta reses ta dou ni den ses, se ña la que en elmis mo pe rio do han muer to tam bién86 sol da dos bri tá ni cos y 87 de otrospaí ses que par ti ci pan en la agre siónco lo nial es ta dou ni den se. Res pec to alnú me ro de he ri dos, el Pen tá go no afir -ma que son 10.740, mien tras queIraq body count .com au men ta la ci fra a11.270.” (Ga ra –País Vas co-, 4-03)

* “La pe rio dis ta ita lia na Giu lia naSgre na fue li be ra da ayer, tras un messe cues tra da en Irak, pe ro la ale gríaque de sen ca de nó la no ti cia en su paísse vio trun ca da de in me dia to al co no -cer se que uno de los agen tes que laacom pa ña ban al ae ro puer to de Bag -dad mo ría al ser ti ro tea do su ve hí cu lopor una pa tru lla nor tea me ri ca na. ElPen tá go no con fir mó que sus sol da -dos dis pa ra ron con tra el ve hí cu lo. Elepi so dio re fuer za las sos pe chas so -bre el pa pel de EUA en al gu nos se -cues tros en Irak.” (Ga ra -País Vas co,5-03)

* “El pro gra ma de la ca de na CBS ‘60Mi nu tes’ aca ba de mos trar un aviónque usa la CIA pa ra lle var se cre ta -men te pri sio ne ros de un país a otro,de mo do que sean tor tu ra dos. El pro -gra ma fil mó un 737 en el ae ro puer tode Glas gow y ex pli có que ya hi zo 600via jes a 40 paí ses lle van do pri sio ne -ros en se cre to. Los más vi si ta dos fue -ron Jor da nia (30 ve ces), Af ga nis tán(19), Ma rrue cos (17) e Irak (16), pe rotam bién hu bo es ca las en Guan tá na -mo, Li bia y Egip to. Se gún un so bre vi -vien te, el ale mán Kha lid El-Mas ri, elme ca nis mo es arres tar sos pe cho sosen un país y lle var los a otros ‘don deno hay ley’ y se los pue de tor tu rar.”(Pá gi na 12, 7-03)

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150 realidad económica 210

��CHILE: MUERE HISTÓRICADIRIGENTE COMUNISTA

* “Acom pa ña do por la pri me ra da ma,Lui sa Du rán, el Pre si den te de la Re -pú bli ca, Ri car do La gos Es co bar, in -gre só al edi fi cio del ex Con gre so Na -cio nal pa sa das las 19 ho ras, ba jo unso na do aplau so. En de cla ra cio nes es -cue tas, de cla ró ve nir ‘a ren dir un ho -me na je a Gladys Ma rín co mo Pre si -den te de Chi le, a dar mi pé sa me jun -to con Lui sa, a la fa mi lia, pa ra en tre -gar le mis con do len cias al Par ti do Co -mu nis ta de Chi le, por lo que ella hasig ni fi ca do, una lu cha do ra ejem plar ycon se cuen te con sus ideas’. So bre latras cen den cia de su obra, La gos -quien in ter pre tó una sen ti da ver siónde la In ter na cio nal- es ti mó que fueuna de las per so nas que ‘lu chó por -que hu bie ra es pa cio en la de mo cra -cia, por que hu bie ra li ber tad y más jus -ti cia’. Por lo mis mo, agre gó que ‘eldue lo de cre ta do por el Go bier no esuna ex pre sión de nues tro res pe to a loque ella en car nó’.” (Las Ul ti mas No ti -cias –Chi le-, 7-03)

��CONFLICTO CHINA-TAIWAN* “La Asam blea Na cio nal Po pu lar

(ANP), má xi mo ór ga no le gis la ti vo deChi na, apro bó la Ley An ti se ce sión, di -ri gi da con tra el in de pen den tis mo tai -wa nés y que con tem pla el uso de me -dios no pa cí fi cos pa ra lo grar la reu ni -fi ca ción. El pro yec to de ley, que fuepre sen ta do el 8 de mar zo, ob tu vo elres pal do de una abru ma do ra ma yo ríade di pu ta dos, con 2.896 vo tos a fa vory dos abs ten cio nes, en la se sión ple -na ria anual que con clu ye en el GranPa la cio del Pue blo. (…) La ley ofre cea ‘la is la re bel de’ gran des be ne fi ciossi acep ta la reu ni fi ca ción, pe ro tam -bién le ga li za una in va sión mi li tar ‘co -mo úl ti ma op ción’, en ca so de que fa -

llen to dos los in ten tos de Pe kín pa rauna vía pa cí fi ca. La is la de Tai wán,con 23 mi llo nes de ha bi tan tes, es táse pa ra da po lí ti ca men te de Chi na des -de que en 1949 se re fu gia ran allí lospar ti da rios del Par ti do Na cio na lis ta(Kuo min tang), en ca be za dos porChiang Kai-shek, tras per der la gue rraci vil con tra los co mu nis tas de Mao Ze -dong.” (Ra dio Coo pe ra ti va -Chi le-, 14-03)

��PINOCHET TAMPOCO ESTABALIMPIO DE CORRUPCIÓN

* “El Sub co mi té de In ves ti ga cio nesdel Se na do de Es ta dos Uni dos pre -sen ta nue va in for ma ción se gún lacual los ne go cios ban ca rios del ex go -ber nan te de fac to chi le no se rían ma -yo res de lo que se sa be has ta aho ra.Va rios nom bres, va rias cuen tas y va -rios ban cos ha bría usa do el ge ne ralAu gus to Pi no chet y su fa mi lia pa raevi tar los con tro les del sis te ma ban ca -rio es ta dou ni den se, se gún lo que hatras cen di do del in for me par la men ta -rio. En esa ta rea de in ge nie ría fi nan -cie ra Pi no chet ha bría re ci bi do la ayu -da del Ban co Riggs de Was hing ton, laprin ci pal ins ti tu ción en la que el chi le -no te nía sus de pó si tos. El Sub co mi téde In ves ti ga cio nes del Se na do ha re -ca ba do nue va in for ma ción so bre elvín cu lo en tre el Riggs y Pi no chet en -tre 1980 y 1998.” (BBC Mun do -In gla -te rra-, 15-03)

��SE LANZA LA REFORMAAGRARIA EN VENEZUELA

* “El Go bier no ve ne zo la no co men zó,el pa sa do mar tes, con la ex pro pia ciónde tie rras de la ti fun dis tas. En un prin -ci pio, se en tre ga rá más de 100.000hec tá reas a cam pe si nos sin tie rra, pa -ra que pue dan ga nar se la vi da. (…) Si

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bien en una an te rior oca sión el pre si -den te ve ne zo la no, Hu go Chá vez, sere fi rió a una ‘gue rra con tra el la ti fun -dis mo’, ac tual men te el Go bier no evi tacui da do sa men te uti li zar la pa la bra‘ex pro pia ción’; y pre fie re ha blar de la‘re cu pe ra ción de tie rras’ que ya eranpro pie dad del Es ta do y que fue ronocu pa das con mé to dos du do sos porem pre sas pri va das.” (Ra dio Ne der lad-Ho lan da-, 16-03)

��BOLIVIA: CRISIS GUBERNAMENTAL

* “Los le gis la do res con si de ra ron‘ina cep ta ble’ e in cons ti tu cio nal la pro -pues ta del pre si den te Me sa. Aho ra, elman da ta rio po dría pre sen tar su re -nun cia irre vo ca ble. Tal co mo se es pe -ra ba, el Con gre so de Bo li via -con lapo si ción to ma da por una gran par tede los prin ci pa les par ti dos po lí ti cos-re cha zó es ta tar de la pro pues ta delpre si den te Car los Me sa de an ti ci paren dos años las elec cio nes na cio na -les y rea li zar las en agos to. Aho ra, elman da ta rio po dría pre sen tar su re -nun cia in de cli na ble. En es te sen ti do,el Con gre so re cha zó la pro pues ta porcon si de rar la ‘ina cep ta ble’ y con tra riaa la Cons ti tu ción na cio nal de Bo li via.(…) Me sa en vió su pro yec to el mar tespa sa do, en un dis cur so en el que se -ña ló que no po día se guir go ber nan doan te la de ci sión de la Cá ma ra de Di -pu ta dos de apro bar una ley de hi dro -car bu ros ‘que ha ce a Bo li via in via blean te la co mu ni dad in ter na cio nal’ y an -te los cor tes de ru ta impulsados porMo ra les.” (Cla rín, 18-03)

�� SOBRE EL CIERRE

��VISITA DE RUMSFELD* “En una ho ra y cin co, más un pa -

seo en au to blin da do, el mi nis tro de

De fen sa, Jo sé Pam pu ro, en la zó consu par de EUA, Do nald Rums feld, lospun tos esen cia les pa ra con cre tar an -tes de fin de año un pro to co lo de coo -pe ra ción en pro duc ción pa ra la De fen -sa. Ese fue el sal do más ju go so de lapri me ra vi si ta del je fe del Pen tá go no aBue nos Ai res, quien re co rrió la agen -da bi la te ral y re gio nal con la ve lo ci dadmen tal que lo man tie ne ha ce cua troaños, dos in va sio nes y una ree lec -ción, en su pues to en la ad mi nis tra -ción Bush. La Ar gen ti na as pi ra a te nerlis to pa ra no viem bre un acuer do am -plio que ga ran ti ce fon dos pa ra fi nan -ciar pro yec tos de pro duc ción pro piaen tec no lo gía mi si lís ti ca, ae roes pa cial-en es pe cial, sa te li tal- de com bus ti -bles y equi pa mien to mi li tar. La cues -tión ha bía sido lan za da por Nés torKirch ner, a po co de asu mir, co mo unaprio ri dad de su ges tión (...) So bre lare gión, el je fe del Pen tá go no agra de -ció el apo yo pre si den cial a Car los Me -sa en la cri sis bo li via na, des ta có lapreo cu pa ción por el ro bo de mi si lesen Ni ca ra gua y por úl ti mo des ta cóque se reu ni ría con Lu la en el Bra sil.So nó co mo un su til re cla mo por queKirch ner se que dó en el sur. Tam biénson deó opi nio nes so bre Ve ne zue la ylas mo vi das de Hu go Chá vez com -pran do ar ma men to ru so y eu ro peo”(Cla rín, 23-03).

��AHO RRO AR GEN TI NO

* “El IN DEC es ti mó ayer que a fi nesdel año pa sa do los ar gen ti nos te níanaho rros en mo ne da ex tran je ra por108.511 mi llo nes de dó la res. Es ta ci -fra es ca si 3.200 mi llo nes de dó la ressu pe rior a la que se cal cu la ba a fi nesde 2003. Y equi va le al 86% de los125.000 mi llo nes de dó la res que elGo bier no re co no ce aho ra co mo deu -da pú bli ca”. (Cla rín, 23-03)

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DANIEL MUCHNIK

Los últimos cuarenta años.Argentina a la derivaEditorial Capital Intelectual, BuenosAires

Las preguntas prácticamente no va-rían. Por ejemplo, por qué desde ha-ce 40 años cada gobierno, civil o mili-tar, se desbarrancó tras proponer co-sas como el “Gran Acuerdo Nacio-nal”, el “Pacto Social”, la “Concerta-ción” o la “Búsqueda de Consensos”.El repaso de la historia política y eco-nómica de la Argentina en las últimascuatro décadas es un buen comienzopara atisbar respuestas.

El ensayista Daniel Muchnik -perio-dista especializado en Economía ydocente universitario- intenta ese ca-mino en su nueva obra. El autor abor-da la tarea en Los últimos cuarentaaños. Argentina a la deriva. “Nuestropaís fue siempre oscilante, a vecesapasionado y por momentos melan-cólico, visiblemente negador del pa-sado y del presente”, dice en una desus conclusiones.

A lo largo de cuatro capítulos -lossesenta, los setenta, los ochenta y los

noventa- Muchnik sintetiza los avata-res de un conjunto de proyectos tanvariados como contradictorios. De lalectura van surgiendo, una tras otra,numerosas claves de ese tumultuosopasado reciente. Con una ventaja pa-ra el lector: la envidiable capacidadde síntesis para relevar datos preci-sos y posiciones asumidas por losprotagonistas centrales del drama na-cional.

Ampliamente documentado, el autorse desliza por un recuento de esce-narios que unas veces sirven comodisparador de conclusiones implíci-tas, y otras alientan a profundizar so-bre tal o cual episodio, sin el que se-ría imposible reconocer (reconocer-nos) en ese devenir. La rememora-ción es también acicate para sopesarel presente, esa materia tan fluida yque puede parecer oscura, justamen-te porque no se toman con debidaconsideración los antecedentes cer-canos.

Los hechos que marcaron a menosde dos generaciones fueron a vecesdramáticos y despertaron en muchasocasiones la ilusión de haber encon-trado el rumbo, aunque desemboca-ron luego en nuevas frustraciones.Arrojaron, en todo caso, enseñanzasvaliosas para el presente, y nadie de-

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bería sentirse al margen de responsa-bilidades sobre lo ocurrido y lo que vaa acontecer.

“Quedan reformas pendientes, lademorada decisión de qué diablosqueremos hacer de nosotros comosociedad y cuáles son los cambiosnecesarios para hacer política en se-rio”, dice Muchnik. Añade un interro-gante y una advertencia: “¿Será posi-ble que los argentinos siempre tenga-mos que estar buscando la brújula

perdida? En tanto no se encuentre labrújula, la ‘bomba social’ (más de lamitad de la población sumida en lamarginalidad y la desesperación) nopodrá ser desactivada”.

En definitiva, un libro para recorrerfracasos y experimentos más o me-nos viables. Y fundamentalmente, pa-ra armarse de las ideas y la pasiónnecesarias para seguir intentando.

Daniel Víctor Sosa

153Galera de corrección

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CENTRO DE ESTUDIOS ECONÓMICOS Y

FINANCIEROS DEL IMFC

Informe monetario financieroNº 300CEFIM, Buenos Aires, 2005, 16 págs.

La conmemoración de los aniversa-rios redondos – en este caso, los 25años consecutivos del Informe Mone-tario y Financiero del CEFIM – tienepor lo general un balance de realiza-ciones, además de un conjunto de re-flexiones enfocadas hacia el presentey el futuro. Es la forma clásica de pro-cesar el tiempo transcurrido y sacarlas enseñanzas orientadoras parauna nueva etapa. Por ello, este nú-mero especial dedicado a las bodasde plata de la publicación – la másantigua del Centro de Estudios Eco-nómicos y Financieros del IMFC –aporta un valioso material de estudio,aderezado con una dosis también in-dispensable de recuerdos.

Trataremos de abocarnos a estosúltimos y aprovecharemos para seña-lar algunos hitos de la historia del Ins-tituto Movilizador de Fondos Coope-rativos a lo largo del cuarto de siglotranscurrido.

La primera constatación resultantede una mirada retrospectiva, es quedesde la edición del primer númerodel Informe hasta nuestros días, la Ar-gentina y el mundo se han transfor-mado de un modo sorprendente. Hoyestamos en otro país y en un planetamuy distinto al que conocimos al co-menzar la década de los ‘80 del siglopasado. Y, obviamente, nuestro movi-miento cooperativo también es otro,aunque –corresponde subrayarlo–orientado por los mismos principios y

valores que le dieron origen, aquel 23de noviembre de 1958.

Veamos, por ejemplo, un dato ilus-trativo: la Memoria del IMFC fechadael 31 de marzo de 1981, daba cuentade 48 bancos cooperativos entre susentidades asociadas. Actualmente,luego de la brutal concentración de laeconomía y del propio sistema finan-ciero argentino, existen en nuestropaís tan solo dos bancos de esa natu-raleza jurídica y uno de ellos, el demayor desarrollo y potencialidad, he-redero de las Cajas de Crédito Coo-perativas, el Banco Credicoop, inte-gra el padrón societario del Instituto.

La confrontación de aquella Memo-ria con la del último ejercicio económi-co del IMFC, cerrado el 30 de junio de2004, nos da una pauta del procesovivido a lo largo de las últimas dos dé-cadas y media. Las nuevas coopera-tivas surgidas en la etapa que deno-minamos refundacional del Instituto,esto es, a partir de 1998, son el refle-jo de la nueva configuración de la so-ciedad, donde casi la mitad de la po-blación vive bajo la línea de pobreza.

En esa comparación que propone-mos, podemos verificar una evolucióninversamente proporcional: por un la-do, la desaparición de aquellos ban-cos (algunos de los cuales nutrieronla estructura del Credicoop, merced auna política de integración y defensadel movimiento orientada por el Insti-tuto) y, por el otro, la multiplicación decooperativas de servicios, compues-tas por los sectores de la comunidadque fueron afectados por el modeloneoliberal. Nos referimos a los exclui-dos del sistema, mujeres y varonesdesocupados y marginados, que bus-caron y encontraron en el cooperati-vismo una alternativa para dignificarsu existencia.

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157Galera de corrección

El Centro de Estudios y su InformeMonetario Financiero nacieron comoun servicio del Instituto Movilizador,para nutrir a los elencos dirigencialesde la banca cooperativa con datos yopiniones que facilitaran la toma dedecisiones. Y a la hora de evocaraquellos momentos iniciales, tenemosregistradas en nuestra memoria lasreuniones multitudinarias de presiden-tes y gerentes generales, encabeza-das por nuestro querido e inolvidableFloreal Gorini, cuyas intervencionesse sustentaban sobre los conceptos,las estadísticas y los pronósticos ela-borados por el equipo de economistasespecializados del Cefim.

Con el correr de los años y en sinto-nía con las transformaciones cuantita-tivas y cualitativas mencionadas sin-téticamente en los párrafos anterio-res, las investigaciones y los docu-mentos resultantes mantuvieron supropósito originario, pero enfocadoshacia las necesidades informativas delos nuevos protagonistas de la econo-mía solidaria.

Y como los cambios no se detienen,porque a cada instante debemos en-frentar nuevas realidades y desafíos,esa especialización del Cefim tam-bién amplió el rango desus prestacio-nes. Ahora in-cluye, junto conlos análisis mo-netarios y finan-cieros, los estu-dios de factibilidadpara proyectosproductivos, comoes el caso del em-prendimiento quenuclea a las coope-rativas de reciclado-res y el Centro deAcopio integrados en

el IMFC.

Aquello de que veinte o veinticincoaños no son nada, es una bella afir-mación poética e indiscutiblementetanguera, pero lo cierto es que hanpasado cosas gigantescas en ese lap-so. Es mucho tiempo, si se mide portodo lo que pasó en general y lo quenos tocó a cada uno de nosotros enparticular. Eso sí, la vocación de ser-vicio y el empeño puesto en la cons-trucción de un movimiento cooperati-vo integrado, sólido en sus concepcio-nes doctrinarias, eficiente en su de-sempeño empresarial y profundamen-te arraigado en la sociedad, siguensiendo la parte sustancial de nuestramisión.

Al comienzo de la nota prometimosmencionar algunos hitos de la rica his-toria del Instituto y sus entidades aso-ciadas. El de la construcción de lascajas de crédito en la primera etapafue uno de ellos. Nuestra base funda-cional. Más tarde, por imperio de lascircunstancias, fueron los bancoscooperativos. Luego, en el proceso dela refundación, vinieron las cooperati-vas de trabajadores desocupados. Yahora, coincidentemente con la cele-

bración del 25º Aniversariodel Informe Monetario y Fi-nanciero del Cefim, juntocon todo lo anterior que per-manece, nos proponemoscrear la nueva generaciónde Cajas de Crédito Coo-perativas. Una tarea parala cual el Centro de Estu-dios Económicos y Fi-nancieros aportará unacolaboración invalora-ble, como lo viene ha-ciendo desde siempre.

Edgardo A. FormGerente General del

IMFC

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InstitutoArgentino parael DesarrolloEconómico

actividades2005

El gobierno nacional ha creado unagran expectativa en el área de la cien-cia y tecnología (CyT) al incrementarde manera significativa la asignaciónal CONICET en el presupuesto para elpresente año y para el próximo. Peroesta es una medida de emergencia.Habrá que ver no solamente en qué ycómo se gasta ese presupuesto y cuá-les serán las prioridades, sino que de-berá definirse cómo se estructuraráuna nueva política científica de aplica-ción de 2005 en adelante, incluyendotambién los demás institutos dedica-dos a la CyT: INTI, INTA y demás in-tegrantes del sector de CyT estatal. Elhecho mencionado ha provocado, co-mo es lógico, un sacudón en un sectoracostumbrado a no ser escuchado pe-ro que se considera, con razón, unfactor clave en el desarrollo nacional ylos institutos y universidades que inte-gran el sistema han comenzado a ele-var sus proyectos y presupuestos pa-ra el próximo ejercicio, sobre la basede una importante ampliación de susrequerimientos en personal (becarios,contratados y personal superior), ins-trumental y otros bienes de capital,bienes de consumo, publicaciones,viajes y otras erogaciones.

La trascendencia del tema ya habíagenerado reuniones de análisis y dis-cusión (entre ellas las llevadas a cabopor el IADE), así como declaraciones

desde diferentes ángulos, artículos ycomentarios. Las entrevistas celebra-das con el Sr. Presidente de la Naciónpor investigadores y funcionarios delos diversos organismos rompieron elaislamiento del sector y abrieron nue-vos horizontes a su desarrollo. Al mis-mo tiempo vuelve a plantearse, ahorade manera más aguda, el tema de larelación entre las actividades del sec-tor de CyT y las necesidades de nues-tra sociedad. En efecto, hay concien-cia de que no se trata de un problemameramente presupuestario, que se re-suelve simplemente incrementandolas asignaciones para el área, tanto enel sector público como en el privado.Se ha comenzado así a elaborar unproyecto de Plan Nacional de Ciencia,Tecnología e Innovación Productivapara los próximos años, elaboraciónque requerirá el aporte constructivo ydemocrático de los distintos sectoresde nuestra sociedad

En efecto, la profundidad de la crisisque vive el país, obliga a la revisión deplanes y programas, para enfocarloshacia la planificación del trabajo orien-tada a la satisfacción de carencias yvacancias en todas las actividadesproductivas, tanto industriales comosanitarias, alimenticias, educativas,comunicacionales, etc. analizando losplanes de utilización racional de nues-tros recursos naturales y encarando la

Ciclo de Mesas debate “Ciencia, tecnología y país”Ciclo de Mesas debate “Ciencia, tecnología y país”2004. Informe2004. Informe

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solución de los problemas de la conta-minación del medio ambiente. La for-mación de recursos altamente capaci-tados, y la recuperación de científicosy tecnólogos que se fueron del país esotra tarea obligada.

Como contribución a este debate, elIADE organizó un ciclo de conferen-cias y mesas de análisis y discusiónsobre el tema “Ciencia, tecnología ypaís”* coordinado por la Lic. FloraLosada y el Dr. Eduardo Mari, dondese analizaron aspectos como la com-posición del sector de CyT y su es-tructuración como sistema, los crite-rios de asignación presupuestaria, lasprioridades nacionales y los criteriosde fijación de objetivos, las necesida-des de la industria y los sectores pro-ductivos en general, así como de lasáreas de salud, alimentación, trans-porte, etc., la relación con las políticaseconómicas y la definición de estrate-gias, la nueva situación internacionaly las perspectivas para el futuro, y laparticipación democrática de los dis-tintos sectores de nuestra sociedaden el establecimiento de las políticascientífica y tecnológica.

Para tener una visión puntual de ca-da sector, se propuso que, además delos análisis globales en macroescala,se estudie el estado de los principalesaspectos científicos y tecnológicos in-volucrados en el país, y se abra un ci-

clo de charlas públicas a las que se in-vite a investigadores científicos, tec-nólogos, representantes de los secto-res productivos, etc., expertos en losdiferentes temas, para que den su opi-nión y propongan acciones en lo quese refiere al interés de los proyectosen curso o en algún grado de avancedesde el punto de vista de las necesi-dades del país, la capacidad de nues-tro sector CyT para desarrollar talesproyectos y las necesidades de perso-nal e infraestructura para llevarlos acabo con buenas probabilidades deéxito, la reconversión –en caso de sernecesario- de proyectos para adaptar-los a las necesidades antedichas, laintegración de comisiones de segui-miento y evaluación de los proyectosde acuerdo con su interés social, lapreparación y discusión de propues-tas para elevar a los funcionarios co-rrespondientes, y otros aspectos quehagan a la necesidad y viabilidad. Enun proceso de “ida y vuelta”, el sectorde CyT explicará qué proyectos se es-tán desarrollando o elaborando y lue-go los sectores de la sociedad involu-crados plantearán sus necesidades yhasta qué punto son resueltas o pue-den resolverse o qué modificacionesnecesitarían para optimizar el mejoruso de los recursos financieros esta-tales o privados y tanto nacionales co-mo de otros países u organismos in-ternacionales.

* Ciclo de debates “Ciencia, tecnología y país” 2004 y cuestionario base sobre el temapueden consultarse en el sitio del IADE http://www.iade.org.ar

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Actividades realizadas

1º DE FEBRERO DE 2005Ciclo de Conferencias sobre la crisis mundialEstados Unidos y la crisis mundial: dimensión y perspectiva

Gérard Duménil14 DE MARZO DE 2005

Ciclo de conferencias sobre la Crisis MundialAcumulación y crisis capitalista

Rolando Astarita

Actividades a realizar20 DE ABRIL DE 2005 - 19:00 A 22:00 HS.

Conferencia¿Hacia donde va la industria argentina?Límites, posibilidades y alternativas de reindustrialización

Martín SchorrInvestigador del CONICET y de la FLACSO, docente en la UBA. Entre sus publicaciones recientes se destacan: El modelo

nacional - industrial. Límites y posibilidades (2005), Industria y Nación. Poder económico, neoliberalismo y alternativas de rein-dustrialización en la Argentina contemporánea (2004)

Centro Cultural de la Cooperación, “Sala Solidaridad”, Av. Corrientes 1543Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Entrada libre - Inscripción previa online

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INFORMES E INSCRIPCION TELEFONICA(54 11) 4381-9337/7380/4076 fax 4381-2158

o por e-mail: [email protected] oen http://www.iade.org.ar (inscripción online)