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Condicionamientos socioculturales de la violencia contra las mujeres Barrancos, Dora Socióloga y Doctora en Historia por la UNICAMP, Brasil. Profesora Consulta de la Facultad de Ciencia Sociales de la UBA. Investigadora Principal del CONICET. La violencia contra las mujeres es una característica del sistema patriarcal que representa en sí mismo un orden violento. Su origen seguramente se encuentra en el ciclo superior del neolítico, durante el largo ciclo conocido como “revolución agrícola” que significó una lenta pero inexorable especialización de labores que diferenciaron jerárquicamente a los varones de las mujeres. El sometimiento de éstas es la clave de todas las formas de violencia. La inferiorización de la condición femenina constituyó un fenómeno universal, aunque no hay duda acerca de la variación histórica y social de las formas patriarcales. Pero con certeza en los países occidentales, aunque no exclusivamente en estos, las mujeres perdieron de modo decisivo derechos en el pasaje del siglo XVIII al XIX. El orden burgués reforzó las prerrogativas patriarcales dividiendo de modo tajante los órdenes público y privado, y con la codificación moderna –en la que resulta una referencia central el Código Civil francés de 1804–, las mujeres fueron declaradas jurídicamente inferiores. Debe recordarse que el derogado Código Civil argentino determinaba que las mujeres casadas no podían educarse, ni trabajar, ni testificar sin el consentimiento del marido, y tampoco podían gerenciar los bienes propios. Los códigos penales iniciales de nuestras repúblicas casi facultaban al cónyuge a hacer “justicia” por mano propia por ocasión de hallar a la esposa en situación de infidelidad. El marido podía asesinarla en “defensa del honor” cuando se creía mancillado en razón de infidelidad, puesto que la cuestión del honor era un atenuante del homicida. Desde aquella legislación ominosa al presente ha corrido mucha agua, al punto de que nuestro país ha sancionado un conjunto de normas para enfrentar el flagelo y, especialmente, la ley 26.485 contra todas las formas de violencia contras las mujeres, a lo que se suma la reforma del Código Penal (CP) que condena con penas máximas el femicidio. Debe pensarse que hasta hace poco se enunciaba como “crimen pasional” al homicidio que cometían maridos o amantes, y que a la luz de los nuevos derechos de las mujeres, tales crímenes deben ser interpretados como forjados en la idea de patrimonialidad del cuerpo femenino, fenómeno que revela la naturaleza del orden patriarcal. La violencia contra las mujeres tiene hoy una visibilidad que no se apreciaba hace tan sólo unas décadas, por lo que no podemos sostener que haya aumentado pues carecemos de datos que permitan comparar diferentes periodos. Pero sí sobran las evidencias de que hubo un cambio conceptual –la noción de violencia se incorporó fuertemente en la agenda feminista–, y que las sociedades se han puesto mucho menos tolerantes con la violencia contra las mujeres. Los varones violentos acechan en todas las clases sociales y los tratos discriminantes contra las mujeres se revelan también en todas las instituciones sociales y, sin duda, comienzan en el seno de los propios hogares. Pero es imprescindible señalar que agravan la situación también los malos tratos que reciben los niños. Hay más probabilidades del ejercicio de la violencia entre varones humillados durante la niñez, entre los que fueron abusados y los que sufrieron segregación y humillación. Desde luego, aumentan las probabilidades de conductas violentas entre los varones que vivieron la violencia ejercida contra sus madres o contra otras mujeres de la familia, y esta circunstancia se manifiesta en todos los grupos sociales. Las condiciones socioculturales pueden aumentar o atenuar las conductas masculinas violentas, pero en todo caso se trata de extinguir el régimen patriarcal. Bibliografía SEGATO, Rita (2006). Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Buenos Aires: Prometeo. Page 1 of 2

Condicionamientos socioculturales de la violencia contra

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Page 1: Condicionamientos socioculturales de la violencia contra

Condicionamientos socioculturales de la violencia contra lasmujeres

Barrancos, DoraSocióloga y Doctora en Historia por la UNICAMP, Brasil. Profesora Consulta de la Facultad de CienciaSociales de la UBA. Investigadora Principal del CONICET.

La violencia contra las mujeres es una característica del sistema patriarcal que representa en símismo un orden violento. Su origen seguramente se encuentra en el ciclo superior del neolítico,durante el largo ciclo conocido como “revolución agrícola” que significó una lenta pero inexorableespecialización de labores que diferenciaron jerárquicamente a los varones de las mujeres. Elsometimiento de éstas es la clave de todas las formas de violencia. La inferiorización de la condiciónfemenina constituyó un fenómeno universal, aunque no hay duda acerca de la variación histórica ysocial de las formas patriarcales. Pero con certeza en los países occidentales, aunque noexclusivamente en estos, las mujeres perdieron de modo decisivo derechos en el pasaje del sigloXVIII al XIX. El orden burgués reforzó las prerrogativas patriarcales dividiendo de modo tajante losórdenes público y privado, y con la codificación moderna –en la que resulta una referencia central elCódigo Civil francés de 1804–, las mujeres fueron declaradas jurídicamente inferiores. Deberecordarse que el derogado Código Civil argentino determinaba que las mujeres casadas no podíaneducarse, ni trabajar, ni testificar sin el consentimiento del marido, y tampoco podían gerenciar losbienes propios.

Los códigos penales iniciales de nuestras repúblicas casi facultaban al cónyuge a hacer “justicia” pormano propia por ocasión de hallar a la esposa en situación de infidelidad. El marido podía asesinarlaen “defensa del honor” cuando se creía mancillado en razón de infidelidad, puesto que la cuestióndel honor era un atenuante del homicida. Desde aquella legislación ominosa al presente ha corridomucha agua, al punto de que nuestro país ha sancionado un conjunto de normas para enfrentar elflagelo y, especialmente, la ley 26.485 contra todas las formas de violencia contras las mujeres, a loque se suma la reforma del Código Penal (CP) que condena con penas máximas el femicidio. Debepensarse que hasta hace poco se enunciaba como “crimen pasional” al homicidio que cometíanmaridos o amantes, y que a la luz de los nuevos derechos de las mujeres, tales crímenes deben serinterpretados como forjados en la idea de patrimonialidad del cuerpo femenino, fenómeno querevela la naturaleza del orden patriarcal. La violencia contra las mujeres tiene hoy una visibilidadque no se apreciaba hace tan sólo unas décadas, por lo que no podemos sostener que hayaaumentado pues carecemos de datos que permitan comparar diferentes periodos. Pero sí sobran lasevidencias de que hubo un cambio conceptual –la noción de violencia se incorporó fuertemente en laagenda feminista–, y que las sociedades se han puesto mucho menos tolerantes con la violenciacontra las mujeres. Los varones violentos acechan en todas las clases sociales y los tratosdiscriminantes contra las mujeres se revelan también en todas las instituciones sociales y, sin duda,comienzan en el seno de los propios hogares. Pero es imprescindible señalar que agravan lasituación también los malos tratos que reciben los niños. Hay más probabilidades del ejercicio de laviolencia entre varones humillados durante la niñez, entre los que fueron abusados y los quesufrieron segregación y humillación. Desde luego, aumentan las probabilidades de conductasviolentas entre los varones que vivieron la violencia ejercida contra sus madres o contra otrasmujeres de la familia, y esta circunstancia se manifiesta en todos los grupos sociales. Lascondiciones socioculturales pueden aumentar o atenuar las conductas masculinas violentas, pero entodo caso se trata de extinguir el régimen patriarcal.

Bibliografía

SEGATO, Rita (2006). Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre laantropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Buenos Aires: Prometeo.

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AMORÓS, Celia (1991). Hacia una crítica de la razón patriarcal. Barcelona: Anthropos.

BARRANCOS, Dora (2007). Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos. BuenosAires: Sudamericana.

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FIRESTONE, Shulamith (1976). La dialéctica del sexo. Barcelona: Kairós.

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MACKINNON, Catharine (1995). Hacia una teoría feminista del Estado. Madrid: Cátedra.

MIILLET, Kate (1995). Política Sexual. Col. Feminismos. Madrid: Cátedra.

NASH, Mary (2004). Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos. Madrid: Alianza.

-----------------------------------------------------------------Recibido: 26/09/2016; Publicado: 03/2017

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