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CONSEJO DIOCESANO DE LA ADORACIÓN NOCTURNA DE SALAMANCA CL. CRESPO RASCON, 59 37002 SALAMANCA www.anesalamanca.es [email protected] [email protected] Teléfono: 664 40 47 48 SEPTIEMBRE Y OCTUBRE DE 2017 www.facebook.com/ANESalamancajoven

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CONSEJO DIOCESANO DE LA ADORACIÓN NOCTURNA DE SALAMANCA

CL. CRESPO RASCON, 59 37002 SALAMANCA www.anesalamanca.es

[email protected] [email protected] Teléfono: 664 40 47 48

SEPTIEMBRE Y OCTUBRE DE 2017

www.facebook.com/ANESalamancajoven

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ADORADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO AVE MARÍA PURÍSIMA

Adoración Nocturna Española CONSEJO DIOCESANO DE SALAMANCA

Capilla: CL. Condes de Crespo Rascón, 45 Teléfonos: 923 26 79 89 - 664 40 47 48

Depósito Legal S-32 –1958

HIMNO A NUESTRA SEÑORA DE LA VEGA CORO

Abre, Madre, tus brazos al pueblo que a Ti llega en dulce servidumbre de esclavitud de amor Salamanca te aclama ¡oh Virgen de la Vega!

sus vidas te ofrece, sus almas te entrega, es tu gloria su gloria y es el tuyo su honor.

ESTROFAS I

Fuiste humilde y piadosa, prudente, casta y pura y Dios, al contemplarse se enamoró de Ti. Yo quiero que mi vida refleje tu hermosura y anhelo que mi alma, de tu favor segura,

imite tus virtudes y te halles junto a mí. II

Tu nombre es ambrosía de labios infantiles que te dan en sus besos su gracia y su candor.

Es tu nombre poema de sueños juveniles y es la rosa encendida de divinos pensiles donde vierte su llanto, contrito, el pecador.

III Eres rico tesoro, soberana grandeza

del pobre y del humilde que llega a tu mansión y con gesto de ruda, castellana franqueza,

de rodillas postrado, te ofrece, cuando reza, la joya inmaculada de un puro corazón.

IV Tu amor es luz que inflama los cristianos hogares

y florece en las aulas de mi Universidad; e ilumina los templos de dorados altares:

y brilla en los palacios de piedra seculares y en la hoguera de oro que es mi vieja ciudad.

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AVISOS PARA EL MES DE S E P T I E M B R E

Día 7 Jueves (T I T U L A R). Turno IX Nuestra Señora de la Vega

Parroquia de Stª. Teresa 20.00 horas.

AVISOS PARA EL MES DE O C T U B R E

Día 11 Miércoles (TITULAR) Turno II Nuestra Señora del Pilar

en la Capilla de ANE 22.30 horas.

Se invita a todos los adoradores y fieles.

V Te canta el sabio austero que en sus libros se afana

y el juicioso estudiante que aprende su saber y el monje con sus rezos al toque de campana;

y el labriego creyente que surca su besana y el obrero en el duro trabajo del taller.

VI A tus plantas se postra la madre dolorida

y el marcial caballero que marcha a pelear; y te invoca el enfermo que intuye su partida; y el santo sacerdote que busca en Ti la vida

que tus brazos sostienen como en cuna y altar. VII

¡Oh, Virgen de la Vega! En la vida y la muerte Salamanca es tu trono, tu templo y tu heredad.

Para que nunca deje de ser tu pecho fuerte. ¡Para que cifren siempre sus glorias en quererte,

bendice hoy a tus hijos, bendice a tu ciudad!

Música: D. ANÍBAL SÁNCHEZ FRAILE. Letras: D. FELICÍSIMO MARTÍN.

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Tema de Reflexión Septiembre La Iglesia (IX).

A la hora de ir desgranando, bajo forma de meditaciones, el Mis-terio de la Iglesia desde una perspectiva eucarística, no podía faltar una consideración sobre la relación de la Santísima Virgen María con la Iglesia tal y como nos la muestra la Liturgia y nos hace apreciarla la espiritualidad eucarística.

María antes de contar con una fiesta litúrgica propia está pre-sente en la profesión de fe de los cristianos (íntimamente ligada al Bau-tismo) y en las Plegarias Eucarísticas (pieza clave de la celebración eu-carística). Si los símbolos de fe la vinculan sobre todo al misterio de la Encarnación del verbo, haciendo de su maternidad virginal un signo de la verdadera humanidad y divinidad de su Hijo; las Plegarias Eucarísti-cas la sitúan en el contexto de la mediación y alabanza eclesiales, tras la invocación del Espíritu Santo sobre los celebrantes (2ª epíclesis).

Lugar de María en la Iglesia.

María no pertenece a la jerarquía ministerial de la Iglesia, ella es Madre, no vicaria ni apóstol. En cuanto Madre está por encima de tales autoridades, en cuanto discípula se somete a ellas. Como su Hijo estu-vo sujeto, y mientras, ella siguió siendo fidelísima servidora de Dios siempre pronta a la escucha de su palabra.

Queda claro que, por su íntima unión con el Misterio del Reden-tor, participa de las “paradojas” que éste suscita. San Agustín bien des-tacaba que ella, siendo miembro de la Iglesia de su Hijo, es menos que la Iglesia, que la incluye a ella y a nosotros. Pero, a su vez, ella, en cuanto Madre, está por encima de la Iglesia y es su modelo por antono-masia.

Al encarnarse en ella el Verbo, ella es constituida Madre, Madre de Dios y Madre nuestra. Por su actitud permanente de escucha obe-diente y amorosa de la Palabra de Dios, es miembro supereminente de la Iglesia. Su modo de ser Discípula de su Hijo es ser Madre nuestra. Causa ejemplar de toda la Iglesia, santificada por el Espíritu y reflejo fiel de su Hijo. Como enseñaba san Agustín Obispo, “para vosotros soy Obispo, con vosotros soy cristiano”. De María podemos decir que, para nosotros es Madre, con nosotros es discípula.

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María modelo de participación en la Liturgia.

San Juan Pablo II, puede ser que influido por los principios del profesor Jesús Castellano , carmelita descalzo, dedicó a María un capí-tulo en su “Ecclesia de Eucharistia “. Allí María, con su actitud definito-ria, de escucha obediente de la palabra de Dios, se ofrece como maes-tra de participación fructuosa de la Liturgia.

Con su ciclo de celebraciones propias, en torno al año litúrgico, aparece como “eco” de su Hijo. Una constante ayuda para cuántos me-ditando sus celebraciones y descubriendo la íntima conexión entre sus dogmas, están persuadidos de que con ella y como ella podemos ser madre, hermano, hermana de Jesús.

La participación en el Misterio no es para ella causa de vanaglo-ria ni provoca su engolamiento. Ella sigue pequeña y humilde servidora del Señor en la sencillez de su vida doméstica, llena de amor, y rumian-do las cosas de su hijo en su retiro y soledad. ¡Quién mejor que ella pa-ra definir lo que ha de ser saborear en el corazón las palabras y gestos de Jesús! Que si como “Virgen del Magnificat” es modelo de proclama-ción de la Palabra y de alabanza a Dios, como “Virgen que guarda las cosas de su Hijo” es ejemplo de adoración y contemplación.

La Iglesia Virgen y Madre.

En María la Iglesia aprende que forma parte de su naturaleza propia la feminidad. Si la imagen y semejanza del Creador está en la unión del hombre y de la mujer, lo femenino es esencial para tener una visión completa de Dios. Lo femenino no puede estar ausente de la realidad eclesial.

La promoción y correcta ubicación de la mujer en la Iglesia no depende tanto del hecho de que haya o no “sacerdotisas, ni de la revin-dicación de “cuotas de poder femenino” (paridad). Lo verdaderamente importante es que se valore la aportación de la mujer entre los discípu-los. Que se reconozca la necesidad de las mujeres para desarrollar los planes de Dios. La promoción de la mujer está en mirar como ejemplo de conducta a María, admirar y acoger el testimonio de María, aceptar la santidad de tantas hermanas nuestras, que llenan el calendario cris-tiano.

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REZO DE LAS HORAS : Día 1 Esquema I ( Pág. 47 ) Del 2 al 8 “ II “ 87 ) Del 9 al 15 “ III “ 131 ) Del 16 al 22 “ IV “ 171 ) Del 23 al 29 “ I “ 47 )

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN: “ Por nuestras Parroquías “ : Para que animadas por un espíritu misio-nero, sean lugares de transmisión de la fe y testimonio de la caridad.

Relación de Vigilias e Intenciones para el mes de Septiembre de 2017

SECCIONES DE LA PROVINCIA:

ALBA DE TORMES : Iglesia de San Pedro A. del 23 al 24 a las 22.30 horas LEDESMA: Iglesia Santa Elena ,último viernes de mes a las 22.00 horas MACOTERA: Parroquia Mediados de mes, un jueves a las 19.30 horas. PEÑARANDA: Parroquia. Ultimo jueves de mes a las 20.00 horas VITIGUDINO: Convento Agustinas Recoletas 3º jueves de mes a las 20.30

Preguntas para el diálogo y la meditación.

1. ¿Qué papel tiene María en mi vida eclesial? ¿puramente devocional o impregnado de sentido sacramental?

2. ¿He orado alguna vez con el texto de las Plegarias Eucarísticas? ¿Qué significa para mi la mediación maternal de María?.

3. Para reforzar mi unión con la Iglesia ¿me dejo modelar conforme al modelo de Cristo? ¿Aprendo con María a seguir a Cristo en su Iglesia, mediante la oración y la adoración?

DIA Nº TURNOS INTENCIONES IGLESIA HORA

1 Viernes I Sagrado Corazón de Jesús Adoradores del Turno Capilla 22.30

5 Martes VII Santísima Trinidad Adoradores del Turno Capilla 22.30

7 Jueves IX Nuestra Señora de la Vega ( TITULAR)

Agustín Ramos Stª. Teresa 20.00

11 Lunes II Nuestra Señora del Pilar Adoradores del Turno Capilla 22.30

18 Lunes V San José Adoradores del Turno Capilla 22.30

18 Lunes VI Inmaculado Corazón de María Adoradores del Turno Capilla 22.30

20 Miércoles IV Honorarios ( de 6 a 8 ) Adoradores del Turno Capilla 18.00

25 Lunes XI María Auxiliadora Francisco Gonzalez Ramos Capilla 22.30

27 Miércoles Jóvenes Adoradores del Turno Capilla 22.00

28 Jueves X San Pablo José Nacar y Rosa Sánchez San Pablo 20.00

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO

I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario 19 de noviembre de 2017

No amemos de palabra sino con obras

1. «Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras» (1 Jn 3,18). Estas palabras del apóstol Juan expresan un imperativo que ningún cristiano puede ignorar. La seriedad con la que el «discípulo amado» ha transmitido hasta nuestros días el mandamiento de Jesús se hace más intensa debido al contraste que percibe entre las palabras vacías presentes a menudo en nuestros labios y los hechos concretos con los que tenemos que enfrentarnos. El amor no admite excu-sas: el que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especial-mente cuando se trata de amar a los pobres. Por otro lado, el modo de amar del Hijo de Dios lo conocemos bien, y Juan lo recuerda con claridad. Se basa en dos pilares: Dios nos amó primero (cf. 1 Jn 4,10.19); y nos amó dando todo, incluso su propia vi-da (cf. 1 Jn 3,16).

Un amor así no puede quedar sin respuesta. Aunque se dio de manera unilateral, es decir, sin pedir nada a cambio, sin embargo inflama de tal manera el corazón que cualquier persona se siente impulsada a corresponder, a pesar de sus limitaciones y pecados. Y esto es posible en la medida en que acogemos en nuestro corazón la gracia de Dios, su caridad misericordiosa, de tal manera que mueva nuestra volun-tad e incluso nuestros afectos a amar a Dios mismo y al prójimo. Así, la misericordia que, por así decirlo, brota del corazón de la Trinidad puede llegar a mover nuestras vidas y generar compasión y obras de misericordia en favor de nuestros hermanos y hermanas que se encuentran necesitados.

2. «Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha» (Sal 34,7). La Iglesia desde siempre ha comprendido la importancia de esa invocación. Está muy atestiguada ya desde las primeras páginas de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro pide que se elijan a siete hombres «llenos de espíritu y de sabiduría» (6,3) para que se encarguen de la asistencia a los pobres. Este es sin duda uno de los primeros signos con los que la comunidad cristiana se presentó en la escena del mundo: el servicio a los más po-bres. Esto fue posible porque comprendió que la vida de los discípulos de Jesús se tenía que manifestar en una fraternidad y solidaridad que correspondiese a la ense-ñanza principal del Maestro, que proclamó a los pobres como bienaventurados y he-rederos del Reino de los cielos (cf. Mt 5,3).

«Vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de ca-da uno» (Hch 2,45). Estas palabras muestran claramente la profunda preocupación de los primeros cristianos. El evangelista Lucas, el autor sagrado que más espacio ha dedicado a la misericordia, describe sin retórica la comunión de bienes en la pri-mera comunidad. Con ello desea dirigirse a los creyentes de cualquier generación, y por lo tanto también a nosotros, para sostenernos en el testimonio y animarnos a ac-tuar en favor de los más necesitados. El apóstol Santiago manifiesta esta misma en-señanza en su carta con igual convicción, utilizando palabras fuertes e incisivas: «Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que le aman? Vosotros, en cambio, habéis afrentado al pobre. Y sin embargo, ¿no son los ricos los que os tratan con despotismo y los que os arrastran a los tribunales? [...] ¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: “Dios os ampare; abrigaos y lle-naos el estómago”, y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta» (2,5-6.14-17).

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3. Ha habido ocasiones, sin embargo, en que los cristianos no han escuchado com-pletamente este llamamiento, dejándose contaminar por la mentalidad mundana. Pe-ro el Espíritu Santo no ha dejado de exhortarlos a fijar la mirada en lo esencial. Ha suscitado, en efecto, hombres y mujeres que de muchas maneras han dado su vida en servicio de los pobres. Cuántas páginas de la historia, en estos dos mil años, han sido escritas por cristianos que con toda sencillez y humildad, y con el generoso inge-nio de la caridad, han servido a sus hermanos más pobres.

Entre ellos destaca el ejemplo de Francisco de Asís, al que han seguido muchos san-tos a lo largo de los siglos. Él no se conformó con abrazar y dar limosna a los lepro-sos, sino que decidió ir a Gubbio para estar con ellos. Él mismo vio en ese encuentro el punto de inflexión de su conversión: «Cuando vivía en el pecado me parecía algo muy amargo ver a los leprosos, y el mismo Señor me condujo entre ellos, y los traté con misericordia. Y alejándome de ellos, lo que me parecía amargo se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo» (Test 1-3; FF 110). Este testimonio muestra el po-der transformador de la caridad y el estilo de vida de los cristianos.

No pensemos sólo en los pobres como los destinatarios de una buena obra de volun-tariado para hacer una vez a la semana, y menos aún de gestos improvisados de buena voluntad para tranquilizar la conciencia. Estas experiencias, aunque son váli-das y útiles para sensibilizarnos acerca de las necesidades de muchos hermanos y de las injusticias que a menudo las provocan, deberían introducirnos a un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida. En efecto, la oración, el camino del discipulado y la conversión encuentran en la caridad, que se transforma en compartir, la prueba de su autenticidad evangélica. Y esta forma de vida produce alegría y serenidad espiritual, porque se toca con la mano la carne de Cristo. Si realmente queremos encontrar a Cristo, es necesario que to-quemos su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres, como confirmación de la co-munión sacramental recibida en la Eucaristía. El Cuerpo de Cristo, partido en la sa-grada liturgia, se deja encontrar por la caridad compartida en los rostros y en las per-sonas de los hermanos y hermanas más débiles. Son siempre actuales las palabras del santo Obispo Crisóstomo: «Si queréis honrar el cuerpo de Cristo, no lo despre-ciéis cuando está desnudo; no honréis al Cristo eucarístico con ornamentos de seda, mientras que fuera del templo descuidáis a ese otro Cristo que sufre por frío y desnu-dez» (Hom. in Matthaeum, 50,3: PG 58).

Estamos llamados, por lo tanto, a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mi-rarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de soledad. Su mano extendida hacia nosotros es también una llamada a salir de nuestras certezas y comodidades, y a reconocer el valor que tiene la pobreza en sí misma.

4. No olvidemos que para los discípulos de Cristo, la pobreza es ante todo vocación para seguir a Jesús pobre. Es un caminar detrás de él y con él, un camino que lleva a la felicidad del reino de los cielos (cf. Mt 5,3; Lc 6,20). La pobreza significa un cora-zón humilde que sabe aceptar la propia condición de criatura limitada y pecadora pa-ra superar la tentación de omnipotencia, que nos engaña haciendo que nos creamos inmortales. La pobreza es una actitud del corazón que nos impide considerar el dine-ro, la carrera, el lujo como objetivo de vida y condición para la felicidad. Es la pobre-za, más bien, la que crea las condiciones para que nos hagamos cargo libremente de nuestras responsabilidades personales y sociales, a pesar de nuestras limitaciones, confiando en la cercanía de Dios y sostenidos por su gracia. La pobreza, así entendi-da, es la medida que permite valorar el uso adecuado de los bienes materiales, y también vivir los vínculos y los afectos de modo generoso y desprendido (cf. Catecis-mo de la Iglesia Católica, nn. 25-45).

Sigamos, pues, el ejemplo de san Francisco, testigo de la auténtica pobreza. Él, pre-cisamente porque mantuvo los ojos fijos en Cristo, fue capaz de reconocerlo y servirlo en los pobres. Si deseamos ofrecer nuestra aportación efectiva al cambio de la

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historia, generando un desarrollo real, es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación de marginación. Al mismo tiempo, a los pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestras comunidades les recuerdo que no pierdan el sentido de la pobreza evangélica que llevan impresa en su vida.

5. Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identifi-car de forma clara la pobreza. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus mu-chas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la igno-rancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada. La pobreza tiene el rostro de mujeres, hombres y niños explotados por viles intereses, pisoteados por la lógica perversa del poder y el dinero. Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada.

Hoy en día, desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descara-da que se acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acom-pañada de la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera. Ante este escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados. A la pobreza que inhibe el espíritu de iniciativa de muchos jóvenes, impidiéndoles encontrar un tra-bajo; a la pobreza que adormece el sentido de responsabilidad e induce a preferir la delegación y la búsqueda de favoritismos; a la pobreza que envenena las fuentes de la participación y reduce los espacios de la profesionalidad, humillando de este modo el mérito de quien trabaja y produce; a todo esto se debe responder con una nueva visión de la vida y de la sociedad.

Todos estos pobres —como solía decir el beato Pablo VI— pertenecen a la Iglesia por «derecho evangélico» (Discurso en la apertura de la segunda sesión del Concilio Ecuménico Vaticano II, 29 septiembre 1963) y obligan a la opción fundamental por ellos. Benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos: son manos que traen esperanza. Benditas las manos que vencen las barreras de la cultu-ra, la religión y la nacionalidad derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad. Benditas las manos que se abren sin pedir nada a cambio, sin «peros» ni «condiciones»: son manos que hacen descender sobre los hermanos la bendición de Dios.

6. Al final del Jubileo de la Misericordia quise ofrecer a la Iglesia la Jornada Mundial de los Pobres, para que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados. Quisiera que, a las demás Jornadas mundiales establecidas por mis predecesores, que son ya una tradición en la vida de nuestras comunidades, se aña-da esta, que aporta un elemento delicadamente evangélico y que completa a todas en su conjunto, es decir, la predilección de Jesús por los pobres.

Invito a toda la Iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad a mantener, en esta jornada, la mirada fija en quienes tienden sus manos clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad. Son nuestros hermanos y hermanas, creados y amados por el Padre celestial. Esta Jornada tiene como objetivo, en primer lugar, estimular a los cre-yentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo su-ya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, inde-pendientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraterni-dad. Dios creó el cielo y la tierra para todos; son los hombres, por desgracia, quienes han levantado fronteras, muros y vallas, traicionando el don original destinado a la humanidad sin exclusión alguna.

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7. Es mi deseo que las comunidades cristianas, en la semana anterior a la Jornada Mundial de los Pobres, que este año será el 19 de noviembre, Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, se comprometan a organizar diversos momentos de encuentro y de amistad, de solidaridad y de ayuda concreta. Podrán invitar a los pobres y a los voluntarios a participar juntos en la Eucaristía de ese domingo, de tal modo que se manifieste con más autenticidad la celebración de la Solemnidad de Cristo Rey del universo, el domingo siguiente. De hecho, la realeza de Cristo emerge con todo su significado más genuino en el Gólgota, cuando el Inocente clavado en la cruz, pobre, desnudo y privado de todo, encarna y revela la plenitud del amor de Dios. Su com-pleto abandono al Padre expresa su pobreza total, a la vez que hace evidente el po-der de este Amor, que lo resucita a nueva vida el día de Pascua.

En ese domingo, si en nuestro vecindario viven pobres que solicitan protección y ayuda, acerquémonos a ellos: será el momento propicio para encontrar al Dios que buscamos. De acuerdo con la enseñanza de la Escritura (cf. Gn 18, 3-5; Hb 13,2), sentémoslos a nuestra mesa como invitados de honor; podrán ser maestros que nos ayuden a vivir la fe de manera más coherente. Con su confianza y disposición a de-jarse ayudar, nos muestran de modo sobrio, y con frecuencia alegre, lo importante que es vivir con lo esencial y abandonarse a la providencia del Padre.

8. El fundamento de las diversas iniciativas concretas que se llevarán a cabo durante esta Jornada será siempre la oración. No hay que olvidar que el Padre nuestro es la oración de los pobres. La petición del pan expresa la confianza en Dios sobre las ne-cesidades básicas de nuestra vida. Todo lo que Jesús nos enseñó con esta oración manifiesta y recoge el grito de quien sufre a causa de la precariedad de la existencia y de la falta de lo necesario. A los discípulos que pedían a Jesús que les enseñara a orar, él les respondió con las palabras de los pobres que recurren al único Padre en el que todos se reconocen como hermanos. El Padre nuestro es una oración que se dice en plural: el pan que se pide es «nuestro», y esto implica comunión, preocupa-ción y responsabilidad común. En esta oración todos reconocemos la necesidad de superar cualquier forma de egoísmo para entrar en la alegría de la mutua acepta-ción.

9. Pido a los hermanos obispos, a los sacerdotes, a los diáconos —que tienen por vocación la misión de ayudar a los pobres—, a las personas consagradas, a las aso-ciaciones, a los movimientos y al amplio mundo del voluntariado que se comprome-tan para que con esta Jornada Mundial de los Pobres se establezca una tradición que sea una contribución concreta a la evangelización en el mundo contemporáneo.

Que esta nueva Jornada Mundial se convierta para nuestra conciencia creyente en un fuerte llamamiento, de modo que estemos cada vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más pro-funda. Los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio.

Vaticano, 13 de junio de 2017

Memoria de San Antonio de Padua

Francisco

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Tema de Reflexión Octubre

Con tu servidor el papa N., con nuestro obispo N.,… (X).

Estamos acostumbrados a escuchar en cada Plegaria Eucarística, cada vez que participamos en la Eucaristía, estas palabras y nos pue-den terminar pasando desapercibidas. Hoy vamos a detenernos en ellas tratando de descubrir su trasfondo, de modo que esto nos ayude a vivir mejor cada Eucaristía.

Una consideración precipitada puede llevarnos a pensar que se trata de una especie de recordatorio piadoso del Papa, de nuestro Obispo, del Colegio Episcopal, del Clero y, finalmente, del conjunto del Pueblo de Dios (memorial de los vivos). Pero eso lo hacemos en la Oración Universal (o de los fieles). Aquí, en la Plegaria Eucarística se trata de otra cosa: de celebrar en la comunión de la Iglesia.

Como bien enseña el Catecismo (CEC nn. 1117-1121) los sacra-mentos son de la Iglesia. Los sacramentos son “de la Iglesia” en el do-ble sentido de que existen “por ella” y “para ella”… (CEC n. 1118)

Y prosigue explicando:

Formando con Cristo-Cabeza “como una única […] persona mística”, la Iglesia actúa en los sacramentos como “comunidad sacerdotal”, “orgánicamente estructurada”; gracias al Bautismo y la Confirmación, el pueblo sacerdotal se hace apto para celebrar la liturgia; por otra parte, algunos fieles “que han recibido el sacramento del Orden están institui-dos en nombre de Cristo para ser los pastores de la Iglesia con la pala-bra y la gracia de Dios”.

No podemos participar en la Eucaristía, ni por lo tanto vivir una au-téntica vida cristiana, fuera de esa unidad orgánicamente estructurada de la Iglesia. La celebración de la Misa, que nos muestra los bienes en los que comulgamos, la Palabra de Dios, el Sacramento, la Oración… , nos muestra también, que todos esos bienes de Comunión, que se re-sumen en uno, Jesucristo, no se pueden recibir sino con y “la Esposa”, en la Iglesia de Cristo, como Él la fundó bajo Pedro y con los Apóstoles (hoy el Papa y los Obispos), Pueblo de Dios. La fe, la esperanza y la caridad se viven con la Iglesia de Cristo.

Pero esta realidad teológica nos obliga a algunas reflexiones impor-tantes:

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a. La Iglesia, conocida y vivida así, se representa espejo y sensibiliza-

ción fuerte de Jesucristo y de la entera Trinidad, de Dios. Una Iglesia muy bella y atrayente, santa, digna de admiración y estremecimiento, gloriosa. Sí, y todo eso porque el don que Dios vierte en ella para bien de todos, es más fuerte que los pecados de sus miembros. Es la Iglesia de las celebraciones litúrgicas “revestida”, congregada, estruc-turada, en el orden y la armonía de Dios. Es la Iglesia de la santidad, del testimonio hasta el martirio, de las virtudes heroicas y la purísima caridad. Nos viene bien reconocernos en ella y aprender a amarla, aun en medio de nuestras flaquezas.

b. Al mismo tiempo, vernos así en la Iglesia, implica una llamada perso-nal y comunitaria a la conversión y a la reforma, para mantener el do-ble vínculo entre Iglesia celebrante e Iglesia militante y entre santidad eclesial y santidad de sus miembros. La Iglesia siempre está llaman-do a sus miembros a la conversión y la santidad y siempre está refor-mándose en cuanto estructura histórica. No debemos sustraernos a esta dinámica revivificante.

c. Finalmente, esta experiencia eclesial, vivida en la Liturgia nos obliga a abandonar una concepción puramente sociológica o política de la Iglesia o de nuestra vinculación a la misma. La Iglesia se asemeja más a una familia que a un estado o a una asociación. En ella hay un fundamento donado, y éste llega hasta a hacer que el lugar de cada uno, sea fruto de un don en el que todos los demás son mediadores. La trama de la Iglesia tiene mucho que ver con la “comunión de los santos”, y nadie puede entrelazar los hilos de su vida sin dicha trama. Meditar esta realidad nos ha de llevar a querernos más y mejor, nos tiene que llevar a esa “espiritualidad de comunión”, de la que nos ha-bló san Juan Pablo II en Novo millenio ineunte.

Cuestionario para reflexión o diálogo en grupo.

1. ¿Procuras vivir la Eucaristía, celebrada, comulgada y adorada como vivencia eclesial? O ¿es para ti más un elemento solo de tu piedad personal y de tus compromisos religiosos?

2. ¿Buscas encontrar en la santa Misa la belleza y santidad de la Iglesia de la que formas parte? O ¿predomina una atención sobre lo concre-to del aquí y ahora (como árboles que no dejan ver el bosque)?

3. ¿La Celebración litúrgica y el testimonio de santidad en la Iglesia de todos los tiempos se convierten para ti en llamada concreta a la con-versión y deseo de servicio a la reforma eclesial? ¿Vives tu vida

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REZO DE LAS HORAS : Del 1 al 6 Esquema II ( Pág. 87 ) Del 7 al 13 “ III “ 131 ) Del 14 al 20 “ IV “ 171 ) Del 21 al 27 “ I “ 47 )

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN: “ Por el mundo del trabajo”; Para que a todos le sean asegurados el respeto y la protección de sus derechos y se de a los desempleados la oportunidad de contribuir a la construcción del bien común.

DIA Nº TURNOS INTENCIONES IGLESIA HORA

6 Viernes I Sagrado Corazón de Jesús Adoradores del Turno Capilla 22.30

7 Sábado IX Nuestra Señora de la Vega Agustín Ramos Stª Teresa 20.00

10 Martes VII Santísima Trinidad Adoradores del Turno Capilla 22.30

11 Miércoles II Nuestra Señora del Pilar (TITULAR)

Adoradores del Turno Capilla 22.30

18 Miércoles IV Honorarios ( de 6 a 8 ) Adoradores del Turno Capilla 18.00

18 Miércoles V San José Adoradores del Turno Capilla 22.30

18 Miércoles VI Inmaculado Corazón de María

Adoradores del Turno Capilla 22.30

24 Martes XI María Auxiliadora Difuntos de Lope López G.

Capilla 22.30

25 Miércoles Jóvenes Adoradores del Turno Capilla 22.00

26 Jueves X San Pablo Filomena Gonzalez y Mª Meletina Pérez

San Pablo 20.00

Relación de Vigilias e Intenciones para el mes de Octubre de 2017

SECCIONES DE LA PROVINCIA: ALBA DE TORMES: Iglesia M.M. Carmelitas del 16 al 17 a las 22.30 horas LEDESMA: Iglesia Santa Elena, último viernes de mes a las 22.00 horas MACOTERA: Parroquia, mediados de mes un jueves a las 19,30 horas. PEÑARANDA: Parroquia, Último jueves de mes a las 20.00 horas. VITIGUDINO: Convento Agustina Recoletas 3º jueves de mes a las 20,30

15 de octubre: Fiesta de Santa Teresa de Jesús, la primera mujer Doctora de la Iglesia.

Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta - Santa Teresa de Jesús.

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NOTICIAS DE NUESTRA DIÓCESIS

El Papa Francisco concede el Año Jubilar Teresiano 2017-2018 a la

iglesia de las Carmelitas Descalzas de Alba de TormesCon alegría y esperanza anunciamos a la comunidad diocesana de Salamanca que el Papa Francisco nos ha concedido la gracia de poder alcanzar la Indulgencia Plenaria del Año Jubilar Teresiano 2017-2018 en la Iglesia del Monaste-rio de las Hermanas Carmelitas Descalzas de Alba de Tormes, en la que reposan los restos mortales de Santa Teresa de Jesús.

El Obispo de Salamanca decreta la reorganización de Arciprestaz-gos y Delegaciones diocesanas.

Eduardo Martín, nuevo presidente nacional de la JEC. La parroquia de La Vellés acoge la exposición ‘1927-2017: Una his-

toria... que seguimos escribiendo’ Peregrinación al Monasterio de Santo Toribio de Liébana

(Cantabria) La peregrinación tendrá lugar del 28 al 30 de septiem-bre.

Peregrinación diocesana al Santuario de Fátima,peregrinación los días 8, 9 y 10 de octubre.

27 al 29 de septiembre. Peregrinación por el Camino Ignaciano. El centro Ranquines se inaugurará el 27 de septiembre, festividad

de San Vicente de Paúl. Mons. Carlos Amigo presentará en Salamanca su libro “San Fran-

cisco de Asís, Historia y Leyenda" ,,a finales del mes de noviembre. Nueva web para que los jóvenes puedan participar en la prepara-

ción del Sínodo: youth.synod2018.va Nueva Exposición: “LUZ Y BELLEZA” En la galería del Monasterio

de San José de Ledesma. Puede visitarse todos los días, excepto los viernes, de 11:30 a 13:30 horas y de 18:30 a 20.30 horas.

Para más información en la web de la Diócesis: www.diocesisdesalamanca.com

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Adoración Nocturna de Salamanca - Sección Juvenil.

Porque sois el futuro tenéis que empezar a ocupar el pri-mer lugar, la primera página. Ser el próximo relevo para que nunca falten Adoradores delante del Resucitado que se quedó con nosotros.

Papa Francisco a jóvenes: El mundo cambiará si arriesgan y no se

quedan en el sillón

Por Álvaro de Juana de aciprensa.

ROMA, 08 Abr. 17 / 01:25 pm (ACI).- El Papa Francisco participó en una vigilia de oración en la que animó a los jóvenes a seguir adelante y a no detenerse a pesar de las dificultades, porque “solo el mundo pue-de cambiar si los jóvenes están en camino”.

De esta manera respondió a los testimonios de 2 jóvenes: una religiosa de 30 años que relató su conversión y cómo la llamó Dios a la vida reli-giosa, y el de un joven de 23 años que en 2002 sufrió las consecuen-cias de un terremoto en Italia y quedó en silla de ruedas.

La vigilia en la Basílica de San Juan de Letrán se celebró en prepara-ción a la Jornada Mundial de la Juventud de este Domingo de Ramos con el tema “Grandes cosas ha hecho por mí el Omnipotente”.

La celebración fue promovida por la Secretaría General del Sínodo de los Obispos y el Dicasterio por los Laicos, la Familia y la Vida también para orar por el futuro Sínodo sobre “Lo jóvenes, la fe y el discerni-miento vocacional” que se celebrará en 2018.

“Esta tarde es un doble comienzo: hacia el Sínodo, que es de los jóve-nes, y el segundo el camino hacia Panamá. Es un Sínodo del cual nin-gún joven debe sentirse excluido”, improvisó el Pontífice.

“Es un Sínodo para y de todos los jóvenes, no sólo para los católicos. Los jóvenes son los protagonistas, pero también los que no creen en Dios, los que están alejados de la Iglesia, los que tienen una fe tibia, sí. Este es el Sínodo de los jóvenes y nosotros, todos, queremos escu-charles porque todo joven tiene algo que decir a los demás, a los adul-tos, a las religiosas, a los obispos y al Papa”.

El Pontífice recordó que en la JMJ de Cracovia dijo que “es feo ver a un joven que se jubila con 20 años”. “Y también ver a un joven que vive

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tirado en el sillón. Ni jóvenes que se han jubilado ni de sillón” sino “jóvenes que caminen, que están en la calle, que vayan adelante pero mirando el futuro”.

“El mundo hoy tiene necesidad de jóvenes que vayan ‘deprisa’, que no se cansen de ir ‘deprisa’, jóvenes que tengan la vocación de sentir que la vida les ofrece una misión, jóvenes en camino”.

El Papa recordó que el principal “drama” de este mundo es que a menu-do los jóvenes “son descartados”: “no tienen trabajo, no tienen un ideal, les falta la educación, integración, muchos deben huir, emigrar, los jóve-nes hoy, es duro decirlo, son materiales de descarte y no lo podemos tolerar y por eso hacemos este Sínodo, para decir ‘los jóvenes están aquí’ y por eso queremos ir a Panamá, para decir ‘los jóvenes están aquí’”.

Francisco señaló que "si un joven no se arriesga está envejecido. Noso-tros debemos arriesgarnos” y habló del sacramento de la Confirmación. “Vosotros sabéis bien que aquí en Italia a este sacramento se le llama ‘sacramento del adiós’ porque después no se vuelve a la Iglesia”.

“Debéis arriesgaros, preparar el futuro, que está en vuestras manos” y “en el Sínodo toda la Iglesia quiere escuchar a los jóvenes, qué pien-san, qué critican, todo. La Iglesia necesita todavía de más primavera y la primavera es la estación de los jóvenes”.

“Quiero invitarles a hacer este camino hacia el Sínodo y hacia Panamá sin miedo, sin inquietudes, sin vergüenza, hacerlo con coraje. Tomar la belleza de las pequeñas cosas, la belleza de todos los días, no perder-la, de dar las gracias por aquello que es cada uno”.

“Ni el Sínodo ni la JMJ serán un espectáculo, un circo en el que des-pués se olvide todo. No: algo concreto. La vida requiere lo concreto y esta es vuestra vocación”.

El Papa continuó: “habrá momentos en los que no entenderéis nada, momentos oscuros, momentos de luz. Pero quiero subrayar que noso-tros estamos en el presente. A mi edad estamos por irnos ya, pero a vuestra edad tenéis el futuro por delante. Hoy a los jóvenes la vida y la Iglesia les pide una misión: volver hacia atrás y hablar con los abuelos, hoy más que nunca tenemos necesidad de este puente de diálogo entre abuelos y nietos, jóvenes y ancianos”.

“Iré a Panamá… no sé si estaré yo, pero irá el Papa. Y el Papa os pre-guntará ‘¿habéis hablado con los ancianos?’. Esta es vuestra tarea”, concluyó Francisco.