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CONVIRTAMOS NUESTROS QUEHACERES EN UNA ADORACION Colosenses 3,23-24 Nuestro jefe no es realmente nuestro jefe, es JESUCRISTO, EL SEÑOR. Hay dos cosas que debemos ver en estos versículos: 1.- Verso 23: “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres” Nuestras tareas diarias serán más fáciles, cuando nuestro enfoque cambia de “lo estoy haciendo porque me toca”, “lo haré para que no me molesten, no me llamen la atención”, etc., a “lo hago, lo estoy haciendo por mi Señor Con esto en mente, podremos hacer cualquier cosa — hacer cada vez mejor lo que me han asignado — y convertirla en una maravillosa alabanza, una lindísima adoración. 2.- Verso 24: “Ya saben que como recompensa, el Señor les dará parte en la herencia, porque ustedes sirven a Cristo, quien es su Verdadero Amo” Significa que cuando convertimos nuestros quehaceres, nuestro trabajo en una adoración, empezamos a almacenar créditos, favores, privilegios en el cielo, estamos haciendo depósitos eternos en el cielo, porque lo estamos haciendo para Él, para Dios. “En todo caso, lo mismo si comen, que si beben, que si hacen cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” 1 Corintios 10,31. Cualquier trabajo o quehacer, por más humilde y sencillo que sea puede convertirse en un acto de alabanza si lo hacemos con entusiasmo para Dios. Hagámoslo todo con buena voluntad y no por obligación. No por algún interés egoísta o beneficio propio, sino por amor a Dios, también en lo que hacemos. Que todo lo que hagamos lo hagamos bien para Dios.

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CONVIRTAMOS NUESTROS QUEHACERES EN UNA ADORACION

Colosenses 3,23-24

Nuestro jefe no es realmente nuestro jefe, es JESUCRISTO, EL SEÑOR.

Hay dos cosas que debemos ver en estos versículos:

1.- Verso 23: “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres”

Nuestras tareas diarias serán más fáciles, cuando nuestro enfoque cambia de “lo estoy haciendo porque me toca”, “lo haré para que no me molesten, no me llamen la atención”, etc., a “lo hago, lo estoy haciendo por mi Señor”

Con esto en mente, podremos hacer cualquier cosa — hacer cada vez mejor lo que me han asignado — y convertirla en una maravillosa alabanza, una lindísima adoración.

2.- Verso 24: “Ya saben que como recompensa, el Señor les dará parte en la herencia, porque ustedes sirven a Cristo, quien es su Verdadero Amo”

Significa que cuando convertimos nuestros quehaceres, nuestro trabajo en una adoración, empezamos a almacenar créditos, favores, privilegios en el cielo, estamos haciendo depósitos eternos en el cielo, porque lo estamos haciendo para Él, para Dios.

“En todo caso, lo mismo si comen, que si beben, que si hacen cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” 1 Corintios 10,31. Cualquier trabajo o quehacer, por más humilde y sencillo que sea puede convertirse en un acto de alabanza si lo hacemos con entusiasmo para Dios.

Hagámoslo todo con buena voluntad y no por obligación. No por algún interés egoísta o beneficio propio, sino por amor a Dios, también en lo que hacemos. Que todo lo que hagamos lo hagamos bien para Dios.