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Crisis de liderazgo Germán Gómez Veas Consultor e Investigador en Educación [email protected] a S e ha vuelto una consiga escuchar que en los tiempos actuales enfrentamos una crisis de liderazgo. ¿Qué hay de cierto? La temática del liderazgo viene creciendo con fuerza desde hace más de veinte siglos, si lo con- sideramos por ejemplo, desde Sófocles (Antígona) o Aristóteles (La Retórica). Desde esas prime- ras reflexiones más bien intui- tivas, colaterales, pero funda- mentalmente abiertas, se han introducido numerosas nociones específicas que nos permiten apuntar distingos y observar limi- taciones al ejercicio del liderazgo ante situaciones muy distintas. En efecto, un aspecto relevante en este asunto tan actual, es que no existe una expresión de lide- razgo que interprete un desplie- gue homogéneo respecto de las destrezas humanas en contextos diversos. Así, someter a escrutinio el liderazgo por ejemplo en un com- bate naval, en una sala de clases, en la dirección de una orquesta sinfónica, en una competencia de baloncesto, o en el gobierno de una Nación, implicaría aten- der a las singularidades que refie- ren las diversas situaciones para poder reconocer las conductas de liderazgo. Sin embargo, conviene tener presente que más allá de los con- textos que hacen que los lideraz- gos exhiban espontáneas dife- rencias, hay algo que se mantiene invariable, a saber, la actitud y aptitud de quien ejerce lideraz- go. En este aspecto, es necesario subrayar en primer lugar, que es propio del ejercicio del liderazgo actuar y no ser un mero espec- tador. Esto significa que liderar supone razonar, tomar partido por un marco de acción y poner en marcha al conjunto de cola- boradores que permitan cumplir con ciertos objetivos. De ahí que, en segundo lugar, la capacidad de convocatoria, esto es, de comprometer voluntades en base a la autoridad y no a partir del poder ni del carisma, sea una aptitud central de quien pone en práctica el liderazgo. Aptitud que es fortalecida por las virtudes éti- cas que sustentan precisamente su autoridad, y que es lo que en la práctica posibilita la configura- ción de equipos de colaboradores con los que mutuamente se crece en términos humanos a la vez que avanzan en la conquista de los objetivos prácticos que sean del caso. El conjunto de estas caracterís- ticas es precisamente lo que dife- rencia a los líderes respecto de los caudillos o de los demagogos. Por eso, y tal como lo explica Ronald Heifetz, en definitiva el ejercicio del liderazgo no es un atributo exclusivo de quienes tie- nen poder. Apunta el académico que el liderazgo es la actividad de un ciudadano de cualquier con- dición, que moviliza a personas para que hagan algo socialmente útil, que sea adecuado a una pro- blemática fundamentalmente de índole adaptativa y no solamente técnica (Liderazgo sin respuestas fáciles). A nuestro entender, la crisis de liderazgo estriba en dar por sen- tado que quienes ostentan poder son de suyo líderes precisamen- te porque gozan de ese poder, y en simultáneo, a no reconocer el liderazgo de ciudadanos comu- nes y corrientes que no teniendo esa cuota de poder, sin embargo realizan sin excentricidades y en forma voluntaria, algo social- mente necesario, movilizando a personas en un contexto deter- minado.

Crisis de Liderazgo

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Se ha vuelto una moda escuchar que enfrentamos una crisis de liderazgo. ¿Cómo entender esta tendencia, esta murmuración?

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  • www.ladiscusion.cl EDITORIAL3LA DISCUSIN Jueves 16 de abril de 2015

    LA DISCUSINDirector: Francisco Martinic Figueroa Representante legal: Daniel Seplveda H. Domicilio: 18 de septiembre 721 Fono: 422201 200 Propietario: Empresa Periodstica La Discusion S.A.

    Correo electrnico: [email protected] Sitio web: www.diarioladiscusion.cl Impresor: Impresora La Discusin S.A. Empresa Corporacin Universidad de Concepcin.

    HUMOR

    Otra mirada

    Efemrides

    Crisis de liderazgoGermn Gmez VeasConsultor e Investigador en [email protected]

    !ara la gran mayora de los seres humanos, pocas cosas son ms importantes que dar respuesta a las urgen-cias propias. Sin embargo, se ha estudiado largamente un fenmeno cuya enorme incidencia demora muchas con-creciones: el de la procrastinacin (del latn pro, ade-lante, y crastinus, referente al futuro), que se refiere al hbito de postergar o posponer aquello que debera atenderse para sustituirlo por actividades ms agradables o placenteras. Los motivos del aplazamiento pueden vin-cularse con el desafo o la inquietud que provocan, siendo por lo general estas mismas demoras fuertes disparadores de angustias y estrs.Largas son las listas de cuestiones pendientes que todos podemos confeccionar: laborales, familiares y contables, entre otras. La enumeracin puede ser interminable y altamente inquietante. Cuando abril avanza en las agen-das, el nuevo ao ya est en tierra derecha y se puebla de ilusiones y compromisos inevitablemente atados, en gran parte, a la cuota de dilaciones que cada uno consienta. As somos, en gran medida vctimas de esta otra epidemia de nuestro tiempo, tal como se ha dado en definir la procras-tinacin.Extrapolando, podra decirse que el fenmeno de la pro-crastinacin tambin nos afecta colectivamente, como sociedad. Para el sujeto, las consecuencias de retrasar obligaciones son muy variadas, algunas graves y otras sutiles, ligadas mayormente a que se trate de conductas crnicas o puntuales asociadas al manejo y a la organiza-cin del tiempo. Como cuerpo social, tambin tendemos al aplazamiento de deberes.Como ciudadanos transitamos nuestros das muchas veces angustiados, temerosos, con la esperanza de un mejor futuro y confiando en que la realidad en algn momento nos devuelva la tranquilidad perdida. Sabemos

    positivamente que de nuestra responsabilidad y com-promiso efectivo dependen, en mucho, los resultados. Comprendemos que no debemos desentendernos de la cosa pblica ni delegar en otros cmodamente decisio-nes que luego podrn afectarnos perjudicialmente. An as, la mquina de esgrimir excusas nos exime de asumir conductas proactivas.Para ser ciudadanos con maysculas, debemos comenzar a ocupar masivamente espacios de intervencin directa, tanto a travs de los partidos polticos como en las orga-nizaciones de la sociedad civil. El modelo de delegacin exclusiva en los polticos tradicionales est obsoleto, pues han quedado reiteradamente en evidencia sus serias difi-cultades para escuchar las demandas ciudadanas.Con razn se afirma que resulta imposible conseguir efec-tos diferentes cuando se insiste en actuar una y otra vez de la misma forma. Frente a los sentimientos de orfandad y falta de representatividad, es intil exigir una renovacin total de nuestros cuadros polticos. La ciudadana debe recuperar activamente espacios, intervenir para consen-suar agendas, exigir transparencia en la administracin del Estado, ayudar a combatir la corrupcin y la impuni-dad, interpelar por las vas institucionales a las autorida-des, contribuir a la renovacin de los liderazgos polticos y planificar de cara al futuro, entre otros muchos desafos.Vivimos un momento de singular complejidad institu-cional. Ha llegado el momento de dejar de mirar hacia el costado para asumir una responsabilidad ciudadana indelegable. Est en cada uno de nosotros participar activamente de la democracia para que deje de ser sim-plemente una linda palabra o un teln de fondo hecho pedazos por unos pocos y pase a ser el espejo de un esfuerzo de construccin colectiva que nos asegure un mejor futuro.

    Para ser ciudadanos con maysculas, debemos comenzar a ocupar masivamente espacios a travs de los partidos como en las organizaciones de la sociedad civil. El modelo de delegacin exclusiva en los polticos tradicionales est obsoleto.

    Ciudadana activa

    Uno de los principales anuncios realizados ayer en el 14 Traw Forestal desarrollado en Portezuelo, y que cont con la participacin de 220 pequeos y medianos empresa-rios forestales, fue la implementacin de un subsidio estatal para la contra-tacin de seguros contra incendios forestales, que debiera comenzar a operar antes de octubre.

    La iniciativa de carcter piloto, que comenzar en la Regin del Bo Bo, ser desarrollada por Agroseguros, del Ministerio de Agricultura, y se prev contar con financiamiento del Gobierno Regional.

    Por primera vez los pequeos y medianos propietarios podrn acce-der a un instrumento que hoy no est al alcance de todos, lo que reviste especial importancia a la luz de la alta incidencia de incendios registrada en la ltima temporada estival, puesto que para muchos un siniestro pue-de acabar con todo su patrimonio, echando por tierra el trabajo de aos y sin la posibilidad de recuperarse en el corto plazo.

    Es de esperar que el CORE apruebe los recursos, de manera de contribuir a reducir la vulnerabilidad de unas 5 mil pymes de la Regin del Bo Bo.

    1880. Se da el ttulo de Villa a Carampangue.

    1900. En Minas del Prado, Coihueco, nace Alfonso Lagos Villar, destacado hombre pblico. Premio Nacional de Periodismo mencin Redaccin, fue durante 40 aos propietario y director del Diario La Discusin.

    1901. Se inaugura el primer establecimiento de cine, ubicado en la calle Ahumada, entre Agustinas y Moneda, en Santiago.

    Hace 50 aos Expertos de la Universidad de Concepcin y de la Corporacin de Fomento, intervendrn en la jornada de extensin universitaria que se inicia el 26 del presente en Chilln.

    Hace 25 aos Por tercera vez la planta local de la Compaa Cerveceras Unidas ha sido visitada por los amigos de lo ajeno. Esta vez sin resultados, ya que al sonar la alarma los ladrones escaparon y dejaron en el lugar las herramientas que llevaban para descerrajar cajas fuerte y puertas.

    Plan Regulador

    -Si sale este ao, al fin podr saber dnde instalar mi botica.

    Subsidio para seguro forestal

    Se ha vuelto una consiga escuchar que en los tiempos actuales enfrentamos una crisis de liderazgo. Qu hay de cierto?

    La temtica del liderazgo viene creciendo con fuerza desde hace ms de veinte siglos, si lo con-sideramos por ejemplo, desde Sfocles (Antgona) o Aristteles (La Retrica). Desde esas prime-ras reflexiones ms bien intui-tivas, colaterales, pero funda-mentalmente abiertas, se han introducido numerosas nociones especficas que nos permiten apuntar distingos y observar limi-taciones al ejercicio del liderazgo ante situaciones muy distintas.

    En efecto, un aspecto relevante en este asunto tan actual, es que no existe una expresin de lide-razgo que interprete un desplie-gue homogneo respecto de las destrezas humanas en contextos diversos.

    As, someter a escrutinio el liderazgo por ejemplo en un com-bate naval, en una sala de clases, en la direccin de una orquesta sinfnica, en una competencia

    de baloncesto, o en el gobierno de una Nacin, implicara aten-der a las singularidades que refie-ren las diversas situaciones para poder reconocer las conductas de liderazgo.

    Sin embargo, conviene tener presente que ms all de los con-textos que hacen que los lideraz-gos exhiban espontneas dife-rencias, hay algo que se mantiene invariable, a saber, la actitud y aptitud de quien ejerce lideraz-go. En este aspecto, es necesario subrayar en primer lugar, que es propio del ejercicio del liderazgo actuar y no ser un mero espec-tador. Esto significa que liderar supone razonar, tomar partido por un marco de accin y poner en marcha al conjunto de cola-boradores que permitan cumplir con ciertos objetivos.

    De ah que, en segundo lugar, la capacidad de convocatoria, esto es, de comprometer voluntades en base a la autoridad y no a partir del poder ni del carisma, sea una aptitud central de quien pone en prctica el liderazgo. Aptitud que es fortalecida por las virtudes ti-cas que sustentan precisamente su autoridad, y que es lo que en la prctica posibilita la configura-cin de equipos de colaboradores con los que mutuamente se crece

    en trminos humanos a la vez que avanzan en la conquista de los objetivos prcticos que sean del caso.

    El conjunto de estas caracters-ticas es precisamente lo que dife-rencia a los lderes respecto de los caudillos o de los demagogos.

    Por eso, y tal como lo explica Ronald Heifetz, en definitiva el ejercicio del liderazgo no es un atributo exclusivo de quienes tie-nen poder. Apunta el acadmico que el liderazgo es la actividad de un ciudadano de cualquier con-dicin, que moviliza a personas para que hagan algo socialmente til, que sea adecuado a una pro-blemtica fundamentalmente de ndole adaptativa y no solamente tcnica (Liderazgo sin respuestas fciles).

    A nuestro entender, la crisis de liderazgo estriba en dar por sen-tado que quienes ostentan poder son de suyo lderes precisamen-te porque gozan de ese poder, y en simultneo, a no reconocer el liderazgo de ciudadanos comu-nes y corrientes que no teniendo esa cuota de poder, sin embargo realizan sin excentricidades y en forma voluntaria, algo social-mente necesario, movilizando a personas en un contexto deter-minado.