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Crouch, Andy - Crear Cultura

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social

Llevar mas alla los horizontes de 10 posible.

No b;1sta con condenar la cultura. Tampoco basta con limi­

tarse ;1 criticarla, copiarla 0 cOllsumirla. El Lll1ico modo de

cambiar la cultura consiste en crearla.

ANDY CR..OUCH lanz;1 un impresionante l11anitlesto en

el que llama a los cristianos a ser creadores de cultura. La

cultura es 10 que hacemos con el mundo, tanto al crear

objetos cultura1es como al dar sentido al l1lundo que nos

rodea. Haciendo sillas y tortillas, idiomJs y leyes, participamos

en la creacion y la transformacion de 1a cultura que Dios

miS1110 deCtLla.

Modelo en el tratamiento del tema que centra su interes,

este libro, que constituye un hiro, sera sin duda alguna el

santo y set'''!a de una nueva generacion de cristianos

culturalmente creativos. Unete al 1l10vimiento que va de

cOllSumir a crear. Descubre tu vocacion de creador de cultura.

'MMN. Iter~ .es

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Crear cultura

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Colecci6n «PRESENCIA SOCIAL»

35 Andy Crouch

Crear cultura Recuperar nuestra vocaci6n creativa

Editorial SAL TERRAE Santander - 2010

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TItulo del original en ingles: Culture Making.

Recovering our Creative Calling

© 2008 by Andy Crouch Publicado por InterVarsity Press

P.O. Box 1400, Downers Grove, IL, 60515, USA con cuya autorizacion se traduce y publica

la presente edicion en espanol.

Traducci6n: Milagros Amado Mier

Imprimatur: >i< Vicente Jimenez Zamora

Obispo de Santander 29-04-2009

© 2010 by Editorial Sal Terrae Poligono de Raos, Parcela 14-1

39600 Maliano (Cantabria) Tfno.: 942 369 198/ Fax: 942369201

[email protected] / www.salterrae.es

Diseno de cubierta: Marfa Perez-Aguilera

[email protected]

Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicaci6n puede ser reproducida,

almacenada 0 transmitida, total 0 parcialmente, por cualquier medio 0 procedimiento tecnico

sin permiso expreso del editor.

Impreso en Espana. Printed in Spain ISBN: 978-84-293-1841-8 Deposito Legal: SA-968-09

Impresion y encuadernacion: Artes Graficas J. Martfnez, S.L.

Santander

" Indice

Introduccion

PRIMERA PARTE:

CULTURA

1. Los horizontes de 10 posible .................... .

2. Mundos culturales ............................. 3. Demoliciones, tecnologia y cambio .............. .

4. Cultivo y creaci6n ............................ .

5.

6.

7.

8.

9.

10.

Gestos y posturas

SEGUNDA PARTE:

EVANGELIO

El jardin y la ciudad

Interludio

La menor de las naciones

Jesus como creador de cultura .................. .

De Pentecostes ... .............................. . .. al Apocalipsis .............................. .

11. El glorioso imposible

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6 CREAR CULTURA

TERCERA PARTE:

VOCACION

12. Por que no podemos cambiar el mundo ............ 219 13. Las huellas de Dios ............................ 237 14. Poder ....................................... 254 15. Comunidad .................................. 277 16. Gracia ...................................... 291

Postdata: El artista en su estudio 309

Agradecimientos .................................. 315

En memoria de mis abuelos, Homer y Alice Crouch y Asa y Ann Bennett, y en la esperanza de los hijos de mis hijos.

Su descendencia Ie servira: hablara del Senor a La edad venidera, contara su justicia al pueblo por nacer: «Asf actuo el Senor».

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Introduccion

La esencia de la infancia es la inocencia. La esencia de la juventud es la receptividad. La esencia de la edad adulta es la responsabili­dad. Este libro es para personas y para comunidades cristianas que se encuentren en el umbral de la responsabilidad cultural.

Ya llevamos varias decadas en las que much as de las manifes­taciones mas dimimicas del cristianismo norteamericano han sido los ministerios para los j6venes, aun cuando parecen servir a los adultos. Nuestro objetivo, como el de muchos adolescentes que estan a la ultima, ha sido la receptividad cultural. Hemos rendido a la cultura que nos rodea el tributo decisivo: el estudio detenido y, con frecuencia, la imitaci6n. Hemos empleado innumerables horas (ia menu do muy amenas!) «interactuando con la cultura»: buscando, con sorprendente exito, signos esperanzadores de Dios en el mundo exterior a la Iglesia y tambien encontrando, con de­primente frecuencia, signos del permanente vacfo de ese mismo mundo. De hecho, el deseo de interactuar con la cultura -de pres­tarle atenci6n, aprender de ella y afirmarla, al tiempo que tambien se la critica- es uno de los acontecimientos mas esperanzadores de las recientes decadas.

Nuestros ministerios para los j6venes han tenido un exito asom­broso. Muchos de los Hderes mas influyentes del movimiento evan­gelico comenzaron sus carreras con organizaciones ec1esiales como «Youth for Christ», «Campus Crusade for Christ», «Youth Special­ties», «InterVarsity Christian Fellowship» y much as otras. Algunas de nuestras iglesias mas sobresalientes empezaron precisamente

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I

I

10 CREAR CULTURA

como grupos juveniles. En los ultimos afios ha habido un aumento de los encuentros para estudiantes universitarios y jovenes; en­cuentros que combinan la fe apasionada con el dominio de nuestra cultura juvenil, saturada de medios de comunicacion (junto con grandes presupuestos de produccion para dichos medios); tambien ha habido un aumento de las iglesias que parecen sacar sus sermo­nes directamente de YouTube y BoxOfficeMojo.com. Yo soy quien soy debido a ministerios cultural mente importantes como estos, y he pas ado quince afios ejerciendo mi ministerio en esos contextos.

Pero l,que sucede despues del ministerio entre los jovenes? l,Que significa ser no solo culturalmente receptivos, sino cultural­mente responsables; no solo consumidores de cultura 0 solo criti­cos de la misma, sino creadores de cultura? Nuestra receptividad cultural recientemente recuperada supone que no nos sentimos sa­tisfechos, como generaciones anteriores podrian haberlo estado, con separar nuestra fe de nuestras actividades «mundanas». Quere­mos que nuestra vida -toda nuestra vida- este conectada con el evangelio; pero l,que significa esto exactamente?

Este libro es un intento de indicar a mis hermanos cristianos nue­vas -y tambien muy antiguas- orientaciones para la comprension de nuestra vocacion en la cultura. Espero que nos ofrezca un nuevo vo­cabulario, una nueva historia y un nuevo conjunto de preguntas.

En primer lugar, un nuevo vocabulario, porque nuestro modo de hablar acerca de la cultura -como funciona, como cambia, co­mo influye en nosotros y que esperamos de ella- con frecuencia no nos sirve como es debido. Hablamos de «cultura», aun cuando la cultura es siempre culturas, en plural, llena de diversidad, variedad e historia. Hablamos de cultura como si fuera fundamentalmente un conjunto de ideas, cuando es fundamentalmente un conjunto de bie­nes tangibles. Hablamos de «interactuar», «incidir» y «transformar la cultura» cuando, de hecho, las personas que mas detenidamente la estudian tienden a hacer hincapie, por el contrario, en como somos transformados por ella. Si hemos de ser, aunque solo sea minima­mente, agentes responsables en medio de la cultura, necesitamos aprender nuevos modos de hablar acerca de 10 que hacemos.

Por supuesto, poco de 10 que ofrezco en este libro es verdade­ramente nuevo. La primera parte recurre intensamente al campo de la sociologia, que ha desarrollado un imponente mecanismo para

INTRODUCCION 11

comprender este fenomeno, que es el mas caracteristico y comple­jo de los fenomenos humanos. (El critico literario Terry Eagleton observa -10 que no resulta precisamente tranquilizador- que cultu­ra ha sido considerada el segundo concepto mas complicado de la lengua inglesa, despues de naturaleza l

). La mayor parte de los es­critos fundamentales en sociologia, para desgracia de los descono­cedores de dicho idioma, lleva la huella inconfundible de la lengua alemana, en la que se formularon primeramente sus ideas centra­les. Al tratar de traducir ellenguaje de los especialistas, he abusa­do alegremente del cuidadoso trabajo de diversos sociologos, que sin duda miraran horrorizados mis intentos de simplificacion. En particular, los sociologos citados en las notas y a los que se men­ciona en los «agradecimientos» deben ser absueltos de toda res­ponsabilidad por mi torpeza, aunque espero haber reflejado algu­nas de las ideas esenciales que necesitamos los cristianos para ser mas cuidadosos y creativos en el mundo.

En la segunda parte presentare una nueva historia 0, mas exac­tamente, un nuevo modo de leer una historia sumamente antigua: la historia de la cultura tal como se relata en las paginas de la Escri­tura, desde sus capitulos iniciales hasta su sorprendente final.

Hasta hace muy poco, los cristianos parecian haber olvidado la manera de con tar la historia de la Escritura como una historia que es a la vez verdadera revelacion de la presencia de Dios en el mun­do y un producto profundamente cultural que se entrecruza una y otra vez con realidades historicas concretas. Los cristianos libera­les, seducidos por el metodo historico-critico, han realizado un ex­celente trabajo de desmantelamiento de los enunciados de la Escri­tura a la luz de su contexto cultural, pero los cristianos evangelicos han solido realizar un excelente trabajo ignorando el significado cultural de la Escritura, mientras siguen defendiendo su inspiracion divina.

No soy en absoluto el primer autor de estos ultimos afios en re­cuperar un modo cultural de leer la buena nueva. Creemos que el

1. Terry EAGLETON, The Idea of Culture, Wiley-Blackwell, Malden, Mass., 2000, p. I (trad. cast.: La idea de cultura: una mirada politica sobre los con­Jlictos culturales, Paid6s, Barcelona 2001).

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12 CREAR CULTURA

redescubrimiento del contexto cultural de los evangelios no impi­de en modo alguno que sea una buena nueva de 10 alto que nos pre­cede y va mas alIa de nosotros, y que ese redescubrimiento es, de hecho, la clave para ser plenamente buena nueva para nosotros. Yo me he beneficiado especialmente de los numerosos pens adores de la comunidad reformada que han seguido eillamamiento del esta­dista holandes Abraham Kuyper a la responsabilidad cultural cris­tiana2 • He tratado de incluir una muestra representativa de ellos en las notas, pero mis simplificaciones resultaran demasiado obvias para quienes hayan peregrinado mas frecuentemente que yo a Ginebra y a Grand Rapids.

Finalmente, quiero ofrecer un nuevo conjunto de preguntas acerca de nuestra vocaciOn. ~ Que es exactamente 10 que estamos lIamados a hacer en el mundo? ~Estamos lIamados a «transformar la cultura» 0 a «cambiar el mundo»? Si debemos ser creadores de cultura, wor donde empezar en el mundo? ~Como relacionarnos con el poder, la mas complicada de todas las realidades culturales, y su distribucion, inevitablemente desigual?

Los lectores que busquen unos cuantos pasos faciles para 10-grar influencia cultural tendran que mirar en otra parte, porque re­sulta que yo no creo que nada duradero sea facil. Lo principal que tenemos que aprender, si queremos ser creadores de cultura, es pre­cisamente eso que a los seres humanos nos resulta mas diffcil de aprender: que todo cuanto tiene que ver con nuestra vocacion, de principio a fin, es un don. Lo que nuestro tiempo necesita, por en­cima de todo, son cristianos profundamente serios ala hora de cul­tivar y crear, pero que lIeven esa seriedad alegremente, que no in­tenten desesperadamente cambiar el mundo, pero sf que se des­pierten cada manana ansiosos de crear.

Lo peor que podemos hacer es seguir el familiar consejo de «orar como si todo dependiera de Dios y trabajar como si todo de­pendiera de ti». Lo que, mas bien, necesitamos es ser personas que trabajan como si todo dependiera de Dios, porque asf es, y porque esa es la mejor nueva posible. Nosotros trabajamos por un Creador,

2. EI resumen mas conocido del pensamiento de Abraham KUYPER es sus Lec­tures on Calvinism, Eerdmans, Grand Rapids 1943.

INTRODUCCION 13

Redentor y Sustentador magnanimo e infinitamente imaginativo; de hecho, trabajamos en su vida y su poder. Y necesitamos ser conscientes de que el pensamiento de que en realidad todo pueda depender de nosotros nos lIevara directamente al ayuno y a la ora­cion estremecida. Yo estoy agradecido porque en la creacion del pequeno bien cultural que es este libro he gustado tanto esa clase de trabajo como esa clase de oracion.

* * *

Espero que la mayorfa de los lectores de este libro 10 lean junto a alguna otra persona. Una de las cosas mas misteriosas y hermosas de la cultura es que tiene que compartirse. Yo puedo caminar a so­las por el desierto, y de cuando en cuando deberfa hacerlo; pero nunca estoy solo en la cultura, sino siempre acompanado por quie­nes la crearon antes que yo y la compartieron conmigo; y realmen­te no puedo escapar nunc a a mi responsabilidad para con aquellos que vienen detras de mf, cuyos horizontes de posibilidad yo move­re de alguna manera, para bien 0 para mal.

Espero que los amigos que lean este libro comiencen aver su amistad no solo como companfa de individuos compatibles, sino como colaboracion potencialmente transformadora en los lugares donde viven, estudian, trabajan y se divierten.

Espero que las familias lean este libro y descubran que la fa­milia, tan aparentemente insignificante en una epoca de tecnologfa y celebridad, sigue siendo el corazon de la cultura, ellugar funda­mental donde la mayorfa de nosotros somos lIamados a cultivar y crear.

Espero que las Iglesias lean este libro y asuman el riesgo de congratularse por sus miembros que no se dedican a un «servicio cristiano a tiempo completo», pero sf sirven a Cristo a tiempo com­pleto en su propio ambito cultural.

Espero que personas con verdadero poder cultural lean este li­bro y descubran el proposito que Dios da a su poder; espero que quienes se sientan pequenos y desdenados en el mundo descubran que Dios tiene algo grande pensado para elIos, que no son olvida-

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14 CREAR CULTURA

dos, sino que se encuentran en el centro mismo de su plan, que son los heroes de su sorprendente final.

Podrfa parecer que un libro acerca de la cultura probablemente sea, de a1guna manera, un libro acerca de nosotros, acerca de 10 que hacemos, 10 que llevamos a termino, nuestras ambiciones y sueiios y proyectos.

Espero que, cuando ellector acabe de leer este libro haya des­cubierto que la cultura no trata en definitiva de nosotros, sino de Dios. PRIMER A PARTE

CULTURA

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CAPITULO 1

Los horizontes de 10 posible

Este libm aborda un tema inmenso, de modo que comencemos ha­ciendo patente la inmensidad del tema.

No hablamos simplemente de cultura en el sentido de 10 que la gente «culta» hace -mandar callar en los museos y en los concier­tos sinfonicos-, aunque el arte y la musica, asi como los museos y las orquestas y la idea misma de que algunas personas son '«cul­tas» y otras no, forman parte de una cultura particular.

No hablamos simplemente de cultura en el sentido de tenden­cias, novedades y modas de quienes se auto-pmclaman expertos en cultura, que centran nuestra atencion co1ectiva en la ultima ce­lebridad archiconocida 0 el ultimo artilugio tecno16gico, aunque la celebridad, la tecnologia y los expertos son parte de una cultura particular: la cultura de los medios de comunicacion de masas, de la que participamos cada dia.

No hablamos simplemente de cultura en el sentido de identi­dad etnica: conjunto de pnicticas, creencias y relatos que han la­brado un senti do de distinci6n y orgullo 0 de fracaso y vergtienza, o quiza algo de ambas cosas, en un mundo donde el pluralismo cultural esta ampliamente afirmado y donde, sin embargo, las du­ras realidades de la historia hacen que algunas culturas sean mas iguales que otras. Antes de terminar tendremos, por supuesto, que considerar nuestras culturas particulares, no solo la cultura en ge­neral. Pem aun no.

No hablamos simplemente de cultura en el sentido de ideas, val ores y presupuestos imperantes en nuestra sociedad, tal como

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18 PRIMERA PARTE - CULTURA

se emplea el termino en frases como «guerras culturales», «cul­tura de la increencia» 0 «declive de nuestra cultura», aunque las ideas, los valores y los presupuestos se encuentran verdaderamen­te en el centro de todo esfuerzo cultural humano, y el hecho de en­contrarlos ahf nos proporciona algunas claves acerca del significa­do ultimo de la cultura. Tampoco hablamos simplemente de la competencia constante en las sociedades democniticas por hacer prosperar en el ambito de la politica y la legislacion un conjunto de ideas, valores y presupuestos, aunque las leyes se cuentan entre los modos mas significativos de expresion e imposicion de la cultura.

Muchos intentos, en especial intentos cristianos, por llegar a entenderse con una cultura han fracas ado por prestar excesiva atencion a una de estas categorfas de cultura. La alta cultura, la cultura pop, la cultura etnica y la cultura politica son parte de la cultura y merecen atencion, reflexion y accion.

Pero la cultura es mas que cualquiera de esas cosas. Y para percibir hasta que punto es mas, debemos profundizar y remontar­nos hasta el inicio. De hecho, debemos remontarnos a tres inicios.

Nacimiento

Comencemos con nuestro propio comienzo. Tu naciste arrugado y mojado, entrecerrando los ojos ala luz.

LIoriqueabas con una voz debil y chillona, dando tragos de un aire con el que no estabas familiarizado, hasta que alguien te situo jun­to al latido de un corazon que conocias incluso mejor que el tuyo p!'opio. Cerca del calor del seno de tu madre, te calmaste y te pu­slste alerta. Abriste los ojos, sentiste el aire en tu piel, oiste sonidos y voces que anteriormente te llegaban como un eco en tu cuna acuosa y ahora eran vividos y nftidos. Puede que tus ojos encon­traran incluso un rostro, reconociendo de algun modo el significa­do de los ojos, la nariz y la boca, y te fijaras en el con fascinacion.

Un bebe humano es la criatura mas extrana y mas maravillosa que este mundo puede ofrecer. Ningun otro mamifero emerge tan indefenso del seno materno, tan absolutamente incapaz de hacer frente a la oportunidad y la adversidad de la naturaleza. Sin em­bargo, ninguna otra criatura posee posibilidades tan ilimitadas.

CAPiTULO 1 - LOS HORIZONTES DE LO IMPOSIBLE 19

Aunque los debates acerca de la naturaleza y la crianza han sido apasionados durante siglos, y 10 seran durante mas siglos aun, to­do el mundo coincide en que los seres humanos vienen al mundo predispuestos para la cultura.

Sin cultura -que para el bebe comienza con el reconocimiento de la relacion al encontrar a su madre y a su padre, y prosigue en los primeros anos con 10 que, de alguna manera, constituye el mas impresionante de los logros humanos: la adquisicion del lengua­je-, sencillamente, no llegamos a ser nada en absoluto. No esta­mos programados sino para aprender. No comenzamos sino con posibilidades.

Historia

Comencemos en el comienzo de la historia. Examinamos con linterna los muros de las cuevas y vemos que

nuestros primeros antepasados eran artistas. Trazaban dibujos en la arcilla con sus dedos. Esculpian imagenes en las rocas, desde bi­sontes hasta la forma humana femenina, impulsados, aparente­mente, por la forma natural de la superficie. Mezclaban pigmentos con argamasa y mortero y creaban impresionantes y enormes pin­turas (la imagen del bisonte en la cueva espanola de Altamira tie­ne casi dos metros de anchura). Esta actividad artistica sumamen­te desarrollada estaba ya en march a hace catorce mil anos. Es tan complejo el trabajo que encontramos en las cuevas de Europa, di­ce el escritor Paul Johnson, que «es probable que el arte fuera la primera de las profesiones humanas»'.

Pero en la historia primitiva de la humanidad encontramos mas que arte. Encontramos utiles, como las puntas de flecha que yo co­leccionaba de nino en la granja de mis abuelos en Georgia. Encon­tramos circulos calcinados donde nuestros antepasados hacian fuego. Encontramos animales domesticos (los craneos de dos pe­rros hallados en Rusia central en 2003 son casi contemporaneos

1. Paul JOHNSON, Art: A New History, HarperCollins, New York 2003, p. 9.

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20 PRIMERA PARTE - CULTURA

del arte rupestre europeo). Encontramos juguetes. Y encontramos enterramientos.

Esos primeros vestigios de cultura no preservan el lenguaje. Pero tenemos tempranas pruebas no s610 de lenguaje, sino de re­latos. Los relatos mas duraderos -los que nosotros llamamos «mi­tos»- abordan directamente las cuestiones suscitadas por la exis­tencia del mundo. Como astr6nomos capaces de escudrinar la his­toria del universo con potentes telescopios, cuando escuchamos los antiguos mitos encontramos a la conciencia humana comen­zando justamente a despertar; y cuando despierta, pregunta: l,Por que estamos aquf? l,De d6nde pro cede este mundo? l, Quien 0 que es responsable de ese bisonte tan cuidadosa y amorosamente pin­tado en las paredes de esa cueva?

Consideremos el Enuma Elish2, uno de esos textos del alba de

los relatos de la humanidad, preservado para nosotros en la fragil y seductora forma de tablillas de arcilla de la gran biblioteca de Asurbanipal en Nfnive. A las personas que escuchaban el relata de este poema epico debfa de parecerles obvio que el mundo necesi­taba una historia. La historia que ellos contaban, que los arque6-logos creen que se remonta al menos al tercer milenio antes de Cristo, era la victoria del dios Marduk sobre la serpiente Tiamat y su cortejo de monstruos. Despues de vencer a Tiamat, Marduk la cort6 en dos partes, transformando una en los cielos y la otra en la tierra. En una versi6n del mito, transform6 su progenie de mons­truos en el zodfaco, las doce constelaciones a traves de las cuales pasa el sol en el curso del ano.

Esto es 10 que los humanos comenzamos a hacer: sacar histo­rias incluso de las estrellas.

La Escritura

Todos los seres humanos comparten los dos primeros comienzos: la experiencia universal de la infancia y la historia de las especies.

2. Merece la pena leer el Enuma Elish, cuya versi6n castellana es la siguiente: Enuma Elish: poema babil6nico de la creaci6n, Trotta, Madrid 2008.

CAPITULO 1 - LOS HORIZONTES DE LO IMPOSIBLE 21

Pero el pueblo biblico hace hincapie en un comienzo distinto: la historia relatada en las primeras paginas de la Biblia hebrea.

El Genesis comienza con un Creador que tiene un firme prop6-sito y se complace en su obra. Ya en la primera frase, el autor del Genesis expone una historia muy distinta de los mitos de creaci6n que circulaban en su epoca. «En el principio cre6 Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y confusi6n y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas». Aquf no hay un conflicto violento entre dioses y monstruos3 ni un caos irreprimible y amenazador, sino tan s6lo el sereno sonido del aliento divino en la oscuridad. Despues viene la majestuosa y me­dida progresi6n hacia el sexto dfa, el pinaculo de la creaci6n:

«Creo, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios 10 creo, varon y hembra los creo» (Gn 1,27).

Se pueden llenar varias estanterias con los tres mil anos de consideraciones generadas por Genesis 1,27. La afirmaci6n -poe­tica y enf<iticamente repetida por dos veces en un versfculo- de que los seres humanos estan hechos a imagen de Dios adquiere mayor resonancia cuando caemos en la cuenta de que el mismo pueblo que escribi6 y preserv6 Genesis 1,27 conoci6 tambien el segundo mandamiento, que dice: «No te haras una imagen de mf». Los autores de la Biblia fueron los primeros en insistir en que los intentos humanos de modelar imagenes de Dios estan condenados al fracaso 0 a algo peor. Pero Dios, al parecer, no tiene tales limi­taciones. El propio Dios hace una «imagen» de sf. Las «imagenes de Dios» de la humanidad son siempre deficientes y destructivas, insiste la Biblia hebrea; pero la «imagen de Dios» que tiene el pro­pia Dios es el resumen de todo cuanto ha hecho, coronado por las palabras «y era muy bueno».

3. Para una visi6n menos optimista puede consultarse Gregory A. BOYD, God at War: The Bible and Spiritual Conflict, InterVarsity Press, Downers Grove, Ill., 1997, en especial las pp. 102ss. Aunque Boyd reconoce que Genesis 1 presenta un relato singularmente armonioso de la creaci6n, afir­rna que otras partes de la Biblia hebrea hacen mas hincapie en el conflicto divino con las fuerzas del caos.

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22 PRIMERA PARTE - CULTURA

l,Que significa que estemos hechos a imagen de Dios? Puede que el mejor modo de responder esta pregunta consista en hacer otra: l,Que «imagen de Dios» transmite Genesis 1,1-26? El Dios que encontramos en estos versiculos, a diferencia de los dioses al­ternativos en oferta en el Oriente Proximo anti guo , es ante todo una fuente de ilimitada y extraordinaria creatividad. Para los au­tores del Enuma Elish, el mundo era un producto derivado del con­flicto divino. El cosmos del Enuma Elish es sombrio, con el caos siempre proximo. Incluso los seres humanos, que son el logro culminante de Marduk, son respuesta a un problema politico (por 10 que podemos deducir de un texto fragmentario): los otros dioses se quejaban de que nadie les diera culto, y el «astuto plan» de Marduk consistio en crear seres humanos que sirvieran a ese proposito. En contraposicion, el autor del Genesis mira el mundo, desde las estrellas del cielo hasta la estrella de mar, y ve en accion una inteligencia creativa que se implica con un proposito claro. Cada «clase» de animal es un testimonio mas de la extraordinaria fecundidad de la imaginacion del Creador. El mundo no es pro­ducto de un accidente 0 de una politica celeste, sino de un Creador bendito, libre e incluso relajado.

Sin embargo, este Creador aborda tambien la preocupacion fundamental que subyace al Enuma Elish y a otros mitos de crea­cion: la sensacion humana de que el caos nunc a esta demasiado le­jos. Genesis 1 es una secuencia de actos de ordenamiento en los que el Creador elabora un medio ambiente habitable. El primer ca­pitulo del Genesis registra una serie de divisiones -orden del caos, luz de la oscuridad, cielo de la tierra, mar de la tierra firme-, cada una de las cuales hace el mundo mas receptivo al florecimiento de la creatividad.

Otro modo de expresar estos dos rasgos de la creacion es de­cir que el Genesis presenta a Dios como Creador y como Soberano del universo. Creadores son quienes hacen algo nuevo; soberanos son quienes mantienen el orden y la separacion.

Como norteamericano, soy consciente de que tiendo a celebrar a los creadores y sospecho de los soberanos; despues de todo, la historia de nuestra nacion comenzo con el derrocamiento de un so­berano y la creacion de una nueva forma de gobierno. En los Estados Unidos, aunque no en muchos otros tiempos y lugares de

CAPITULO 1 - LOS HORIZONTES DE LO IMPOSIBLE 23

la historia, la innovacion es mas preciada que la conservacion. La idea de que el Creador del mundo es tambien su Soberano -que el orden acompafia a la creatividad- puede parecernos sospechosa y poco familiar.

Sin embargo, la creatividad no puede existir sin el orden: una estructura en la cual pueda tener lugar la creacion. En el nivel cos­mico, la extraordinaria profusion de especies no podria sobrevivir si el mundo fuera una sopa indiferenciada de elementos. Esto es tambien verdad respecto de la creatividad humana. Sin la oscuri­dad de la sala, las peliculas perderian su poderosa fuerza. Sin las lineas y los espacios que constituyen ellenguaje escrito, este libro seria una sopa de letras. La creatividad requiere cosmos, requiere un entorno ordenado.

De modo que, en cierto sentido, el mayor don del Creador a su creacion es el don de la estructura; no una estructura que reduzca el mundo, y menos min al Creador mismo, a una eterna repeticion mecanica, sino una estructura que proporcione libertad. Y quienes estan hechos a su imagen seran tambien creadores y soberanos. Poseeran una capacidad unica de crear, quiza no de sacar algo de la nada al modo en que Dios 10 hace en Genesis 1,1, sino de re­modelar 10 existente haciendo algo genuinamente nuevo. Y ten­dran la responsabilidad de cui dar de 10 que Dios ha hecho: «Torno, pues, Yahve Dios al hombre y 10 dejo en el jardin de Eden, para que 10 labrase y cuidase» (Gn 2,15). Ellos separaran 10 cultivado de 10 agreste. Los seres humanos seran jardineros.

Racer algo con el mundo

Esta es, pues, la imagen de la humanidad que encontramos en el Genesis: cultivadores creativos. Volveremos sobre el relata del Genesis en el capitulo 6, pero por el momenta observemos cuanto tiene esto en comun con nuestros otros comienzos, los comienzos que tenemos en comun con todos l?s seres humanos. El ho?;bre y la mujer del jardin de Eden, del mlsmo modo que todo reclen na­cido y que los seres humanos en los albores de su historia -de he­cho, como los seres humanos en los mitos que el relato del Genesis pretende, obviamente, refutar-, se encuentran ya en medio de un

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24 PRIMERA PARTE - CULTURA

mundo. No podemos escapar al hecho de que el mundo es anterior a nosotros.

Tambien ellos, como nos sucede a nosotros y como les ha su­cedido a los seres humanos siempre y en todas partes, percibfan que se hallaban en medio de una historia. Para el bebe, es la his­toria de su familia, historia que compondni utilizando palabras co­mo mama y papa. Para nuestros primeros antepasados, de acuer­do con los restos arqueologicos, es la historia misteriosa de un mundo con estrellas y roc as y bisontes, un mundo que clama pi­diendo explicacion.

Y Dios encarga al hombre y a la mujer primigenios la misma tarea que el bebe emprende casi de inmediato con la materia pri­ma de sus cuerdas vocales, sus pulmones y su boca, 10 mismo que nuestros antepasados humanos hicieron con piedras y fuego y pig­mentos sobre las paredes de las cuevas: ponerse a trabajar con esas recalcitrantes materias primas (incluso el jardfn de Eden antes de la Cafda requerfa, al parecer, labranza y mantenimiento), forman­do y remodelando el mundo en que se encontraban. Nuestros an­tepasados comenzaron a «hacer algo con el mundo».

Esta frase, que he adaptado del crftico cultural cristiano Ken Myers4, resume el sentido esencial de 10 que es la cultura y de la importancia que tiene: Cultura es 10 que nosotros hacemos con el mundo. Cultura es, ante todo, el nombre de nuestro incesante e in­cansable esfuerzo humano por tomar el mundo tal como nos es da­do y hacer algo con el. Esta es la intuicion original del autor del Genesis cuando dice que los seres humanos estamos hechos a ima­gen de Dios: como el Creador original, nosotros somos tambien creadores. Dios, por supuesto, partio de la nada, mientras que no­sotros partimos de algo. Pero la diferencia no es tan grande como cabrfa pensar. Porque cada acto de creacion implica dar existencia a algo que antes no existfa; toda creacion es ex nihilo, de la nada,

4. Productor del maravilloso Mars Hill Audio y autor de uno de los mejores Ji­bros contemponineos sobre cultura popular, All God's Children and Blue Suede Shoes: Christians and Popular Culture, Crossway, Westchester, Ill., 1989. Myers define la cultura como «10 que los seres humanos hacen con la creaci6n en ambos sentidos», en Albert Louis ZAMBONE, «But What Do You Think, Ken Myers?»: re:generation quartely 6, 3 (2000).

CAPiTULO 1 - LOS HORIZONTES DE LO IMPOSIBLE 25

aun cuando tome el mundo como su punto de partida. Algo se ana­de en cada acto creador. Esto es evidente en el ambito del arte, donde la materia prima de los pigmentos y el lienzo se convierte en mas de 10 que nunca habrfa po dido predecirse. Incluso el dibu­jo con el dedo efectuado por un nino de cinco anos es mas que la suma del papel y la pintura. Pero la creacion, la maravillosa reali­zacion de mas de 10 que habfa antes, tambien tiene lugar cuando un «chef» hace una tortilla, un carpintero una silla, 0 un nino pe­queno un muneco de nieve.

Cultura es todas estas cosas: representaciones pictoricas, (des­de las mas infantiles hasta la Capilla Sixtina), tortillas, sillas, mu­necos de nieve ... Es 10 que los seres humanos hacemos con el mun­do. Y lleva siempre el sella de nuestra creatividad, de nuestro de­seo, otorgado por Dios, de hacer mas de 10 que nos ha sido dado.

Pero cultura no es solo 10 que hacemos con el mundo en su sentido primero y mas obvio. Cultura es tambien 10 que hacemos con el mundo en un sentido mas profundo de la frase. Cuando nos sentimos perplejos ante una escena de una pelfcula 0 ante la letra de una cancion, decimos a nuestros amigos: «~Que hacer con es­to?». Normalmente, no estamos pensando en reescribir la escena 0

una nueva letra; no estamos pensando en mas creacion. Nos refe­rimos a que senti do dade. Pedimos una interpretacion.

Efectivamente, esta claro que el mundo en el que todo bebe, toda sociedad humana y nuestros primeros padres se encontraron necesita una interpretacion. Una de las cosas mas impresionantes acerca del mundo es 10 poco que nos revela de su verdadero signi­ficado. Esta lleno de misterio; en el mejor de los casos, lleno de maravillas; en el peor, lleno de horror. Dar sentido ala maravilla y el horror del mundo es la preocupacion humana original. Y es es­te sentido mas profundo de cultura 10 que nos distingue mas cla­ramente del resto de la creacion. Las hormigas, las aves y los chimpances hacen algo con el mundo, en el sentido de remodelar su entorno con hormigueros, nidos e incluso herramientas y tecni­cas rudimentarias; pero nosotros, sencillamente, no tenemos indi­cacion alguna de que ninguna otra criatura se maraville ante el misterio del mundo. Dar senti do al mundo, interpretar su maravi­lla y su horror, corresponde unicamente a los seres humanos.

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l,C6mo, pues, dar sentido al mundo? Ambos significados re­sultan estar mas entrelazados de 10 que pensabamos. Damos sen­tido al mundo haciendo algo con el. La busqueda humana de sen­tido se materializa en el hacer humano: actividades culturales co­mo dibujar con el de do , batir una tortilla, hacer una silla, formar un mufieco de nieve ... EI senti do y la creaci6n van a la par; la cul­tura, podrfamos decir, es la actividad de dar sentido.

Vol vamos de nuevo al bebe. Cuando prueba las infinitas com­binaciones de sonidos que su lengua, su garganta y sus pulmones pueden producir, da por casu ali dad con unas cuantas que suscitan una respuesta por parte de sus padres. Por accidente, sus labios se unen al expulsar el aire y vocalizar produciendo el sonido «pa». Lo hace de nuevo una y otra vez. Su padre anda por la habitaci6n. «Pa». «Pa». «Pa-pa». De repente, su padre se inclina hacia el, son­riendo, exclamando, tomandole en brazos, abrazandole. «jDice papa!». Puede que el bebe no tuviera esa intenci6n, pero ese hom­bre carifioso y radiante de alegrfa esta claramente complacido. Al dia siguiente, cuando esta probando vocalizaciones de nuevo, su­cede otra vez. A 10 largo de las seman as posteriores, el bebe co­~ienza a conectar ese sonido -«pa-pa»- con los abrazos y las son­nsas. Puede que oiga a otras personas emitiendo los mismos soni­dos, y e~lo Ie induce a emitirlos mas veces. Con el tiempo, «pa-pa» se conVlerte en algo mas que una combinaci6n de sonidos aleato­ria e intrigante. EI bebe ha dado sentido a papa, dando nombre a una figura sumamente importante de su mundo, haciendo algo con el mundo. EI sentido y la creaci6n han ido a la par.

El mundo de la cultura

Pero observemos algo mas acerca de este bebe. EI mundo con el que debe hacer algo no es s610 el natural, el mundo creado del so­nido, los dientes, los pUlmones y el aire. Ni tampoco 10 forman unicamente las demas criaturas, mama y papa, que habitan ese mundo con ella. La excitaci6n de su padre al ofr «pa-pa» se debe a que en nuestro idioma (yen la mayorfa de los demas idiomas, de hecho) esa secuencia de sonidos se parece a una palabra. La exis­tencia de esa palabra es tambien una parte del mundo con el que

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el bebe esta tratando de hacer algo. Pero la palabra no es «natu­ral»; es cultural. La cultura, no s610 la creaci6n, es parte del mun­do del bebe.

Una de las ideas clave producto del estudio de varios siglos en los campos actualmente llamados «sociologfa» y «antropologfa» fue sintetizada por Peter Berger y Thomas Luckmann en su libro The Social Construction of Reality. Posterionnente, Berger desa­rroll6 sus implicaciones religiosas en su libro The Sacred Canopy, que comienza diciendo: «Toda sociedad human a es una empresa de construcci6n del mundo»5. La cultura no es s610 10 que los se­res humanos hacen con el mundo, ni es s610 el modo en que los se­res humanos dan sentido al mundo; es, de hecho, parte del mun­do, con el que to do nuevo ser humano tiene que hacer algo.

De manera que el bebe debe hacer algo no s610 con los soni­dos, sino con las palabras. Las palabras y ellenguaje son una par­te tan ineludible del «mundo» con el que tiene que verselas como los pulmones y la lengua. Las tortillas, las sillas y las pinturas for­man parte del mundo, al igual que los huevos, la madera y los pig­mentos, preexistentes y en espera tanto de interpretaci6n como de creaci6n ulterior. EI mundo al que el bebe llega comprende no s6-10 el material original de creaci6n prehumana, sino toda la mirfa­da de cosas que los propios humanos han hecho ya con ese mate­rial. El mundo del que el bebe tiene que sacar el mayor provecho posible segun vaya creciendo es tan cultural como natural.

Por 10 tanto, la cultura es acumulativa: nuestros productos cul­turales se convierten en parte del mundo con el que la generaci6n futura debe hacer algo, en ambos sentidos. Es importante caer en la cuenta de la profundidad que esto a1canza, que es la raz6n por la que Berger y Luckmann dieron a su libro el sorprendente tftulo de The Social Construction of Reality [La construcci6n social de

5. Peter L. BERGER, The Sacred Canopy: Elements of a Sociological Theory of Religion, Anchor, New York 1990, p. 3 (trad. cast.: El dosel sagrado: para una teor{a sociol6gica de la religi6n, Kair6s, Barcelona 2006). Vease tam­bien Peter L. BERGER Y Thomas LUCKMANN, The Social Construction of Reality: A Treatise in the Sociology of Knowledge, Doubleday, Garden City, N.Y., 1966 (trad. cast.: La construcci6n social de la realidad, H.P. Martinez de Murguia, Madrid 1986).

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la realidad]. No es que la naturaleza sea de algtin modo profunda­mente real, y la cultura indefinida, vaga 0 transitoria. La cultura forma realmente parte de nuestro mundo y es tan central en nues­tra vida y en nuestra condicion de seres humanos como la natura­leza. Yen ciertos aspectos es mas central atin. Un bebe que nace sordo no puede experimentar el sonido ni comprender el signifi­cado de los sonidos que produce casualmente con su laringe. Pero puede sobrevivir e incluso prosperar en el mundo si se Ie ensefia un lenguaje -ya sea de signos 0 escrito-, siendo asi introducido en la cultura. El mundo cultural dellenguaje es mas esencial para el desarrollo humano que el mundo natural del sonido.

EI rio y la autopista

La cultura, de manera rigurosamente literal, ha remodelado el mun­do. En el siglo XIX, si se hubiera pedido a los norteamericanos muy viajeros que dibujaran un mapa de su pais, incluyendo sus ca­racteristicas mas significativas, casi con certeza habrian dibujado un continente lleno de rios. El Missisippi, por supuesto, pero tam­bien el Connecticut, el Ohio, el Missouri, el St. Lawrence y una docena mas. Los rios -parte del mundo creado «acultural»- eran una parte crucial del mundo con el que los primeros norteameri­canos tenian que hacer algo. Y claro esta que hicieron algo con ellos; los rios, en su papel dual de rutas de transporte de mercan­cias y personas, por un lado, y de obstaculos al desplazamiento, por otro, impulsaron montones de innovaciones culturales. El me­ro hecho de nombrar los rios sup one caer en la cuenta de que es­tos dieron nombre a muchos de los estados creados cuando Norte­america se expandio hacia el oeste. Surgieron ciudades en los lu­gares de confluencia de los rios. Se desarrollaron tecnologias pa­ra uso de los rios como medio de transporte. Se compusieron canciones y se escribieron relatos que tenian a los rios como es­cenario y a los que los rios daban sentido (tratemos de imaginar Huckleberry Finn sin Huck y Jim descendiendo en la gabarra por el Missisippi).

Pero si se les pide a norteamericanos analogamente viajeros del siglo XXI que dibujen un mapa del continente, sospecho que

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les costaria identificar cualquier rio, excepto el Missisippi. Una prueba rapida: "en que lugar del mapa esta el rio Missouri? Si el lector conoce la respuesta, es probable que viva en St. Louis 0 que tenga obsesion por la geograffa. Los rios, tan centrales para el mundo del siglo XIX, son ahora, en el mejor de los casos, perife­ricos. Las autopistas interestatales, por otro lado, son el principal medio de trans porte terrestre, y muchos norteamericanos pueden dibujar a grandes rasgos la interestatal 90, que atraviesa de este a oeste el continente, desde Boston hasta Seattle, y la autopista que los californianos del sur llaman «la 5», que se extiende de San Diego al noroeste del Pacifico.

Las autopistas son nuestros rios. Surgen ciudades y prospera la economia en sus puntos de interseccion. A 10 largo de la interesta­tal se desarrollan nuevas formas de comercio. La extraordinaria­mente compleja red de transporte combinado moderno, depen­diente de «containers» que pueden ser transferidos sin problemas del barco al tren y al camion, depende del sistema de autopistas. Tambien del sistema de autopistas surgen canciones y relatos que, aunque no tan romanticos ni imperecederos como Huckleberry Finn, si cuentan al menos con la constante tradicion de las «road movies» y el clasico de Jack Kerouac On the Road.

La transicion del rio a la autopista es una transicion de un mundo a otro. Podemos discutir si las autopistas interestatales ha­cen que el mundo sea mejor 0 peor, pero no podemos negar que crean un nuevo tipo de mundo. Y 10 crean, en parte, remodelando el mundo fisico mismo, atravesando montafias y tendiendo puen­tes sobre los rios con tanta suavidad que ni siquiera conocemos los nombres de los rios que cruzamos. Y 10 hacen mas profundamen­te remodelando nuestra imaginacion, nuestra imagen mental de 10 que hay en el mundo y de 10 que importa en el. La diferencia que suponen, sin embargo, no es «imaginaria», sino real. Es realmen­te posible ir en coche de Boston a Seattle en cincuenta horas 0 me­nos (si se tiene un copiloto que conduzca mientras duermes). Y puede hacerse sin conocer el nombre de un solo rio 0 puerto. Y es posible gracias a la interestatal 90, producto puramente cultural, junto con la miriada de otros productos culturales que interaccio­nan con ella y Ie dan soporte. La cultura, no solo la naturaleza, se ha convertido en el mundo con el cual debemos hacer algo.

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30 PRIMERA PARTE - CULTURA

Los horizontes de 10 posible

Hasta ahora nos hemos permitido un atajo arriesgado: hablar de la cultura en abstracto, casi como si fuera una Gran Idea eterea flo­tando a traves de la Historia. Sin embargo, nadie -ni siquiera quie­nes 1een libros como Crear cultura- hace Cultura. Sino que la Cultura, en abstracto, procede siempre y unicamente de actos con­cretos humanos de cultivo y creatividad. Nosotros no hacemos Cultura, hacemos tortillas, contamos historias, construimos hospi­tales, aprobamos leyes ... Estos productos especfficos de cultivo y creaci6n -tomando prestada la palabra de la arqueologfa y la an­tropologfa, podemos denominarlos «objetos» 0, recurriendo a la filosofia, podemos denominarlos «bienes»- son los que, a la larga, con el paso del tiempo, se convierten en parte de la estructura del mundo para futuras generaciones.

Analogamente, la palabra cultura, cuando se reserva para el ar­te, la musica, la literatura y cosas similares, tiende a hacemos pen­sar en estados interiores imprecisos. Pensamos en una hermosa sinfonfa 0 en una provocativa obra de arte de un museo, ideas e imagenes poderosas quiza, pero no objetos que parezcan hacer al­go real, algo tangible, al mundo mas alla de los muros donde dis­frutamos de ellos 0 los soportamos. Sin embargo, la cultura, en su sentido mas fundamental, rehace realmente el mundo, porque la cultura moldea los horizontes de 10 posible.

Pensemos de nuevo en ese viaje de cincuenta horas de Boston a Seattle. Antes del gran acto creador de cultura que fue la cons­trucci6n de la interestatal 90, ese viaje, en terminos de velocidad y confort, era imposible. Pero ahora si es posible. Lo que consti­tuye la diferencia es un bien cultural concreto, y en este caso he­cho de asfalto. Claro esta que la mayorfa de nosotros somos de­masiado impacientes para atravesar el pais conduciendo, de mane­ra que, si podemos permitimoslo, nos aprovechamos de una forma de cultura aun mas audaz, el viaje en avi6n, y cubrimos la distan­cia en unas cuantas horas. Lo que previamente era imposible, la cultura 10 ha hecho posible.

Y 10 que es inc1uso mas extraordinario: la cultura puede hacer imposibles algunas cosas que previamente eran posibles. Leyendo hace unos cuantos afios la biograffa de John Adams escrita por

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David McCullough, caf en la cuenta de que, no hace demasiado tiempo, una vasta infraestructura cultural permitfa recorrer a caba­llo los cerca de quinientos ki16metros que hay entre Boston y Filadelfia. Habfa caminos, posadas al borde de los mismos, esta­bIos y peajes, junto con viajeros que podfan realizar un viaje len­to pero continuo de una ciudad a otra. Durante mas de un siglo, es­tos bienes culturales hicieron posible el viaje interestatal a caballo. Pero me atrevo a decir que ahora serfa imposible. Las posadas y los establos del siglo XIX desaparecieron hace mucho. Los caba­llos estan prohibidos en los arcenes de las autopistas que conectan Boston y Filadelfia, en el supuesto de que los caballos pudieran soportar el estruendo del trafico que tendrfan a un metro de dis­tancia. Recorrer a caballo cualquier distancia de 10 que ahora se denomina «el corredor noreste» serfa una proeza, por decirlo sua­vemente, y muy posiblemente tambien un acto de crueldad para con los animales. La cultura ha hecho que el viaje a caballo, en otro tiempo totalmente posible, sea hoy imposible.

Y la suma de estas dos funciones -hacer posibles las cosas que eran imposibles y, 10 que puede que sea mas importante, hacer im­posibles cosas que en otro tiempo eran posib1es- da como resulta­do la «construcci6n del mundo». Mundo, despues de todo, es un modo abreviado de describir todas esas fuerzas exteriores a no so­tros, mas alla de nuestro control y de nuestra voluntad, que, si­multaneamente, nos limitan y nos dan opciones y oportunidades. Despues de muchos miles de afios de acumulaci6n de cultura hu­mana, el mundo con el que tenemos que hacer algo -el entomo en el que llevamos adelante los interminables proyectos culturales humanos- es en gran medida el mundo que otros, anteriores a no­sotros, han hecho. La cultura, mas min que la natura1eza, define para nosotros los horizontes de la posibilidad y la imposibilidad. Vivimos en el mundo que la cultura ha hecho.

Diagnosticar la cultura

Por 10 tanto, si queremos comprender la cultura, siempre es mejor comenzar y terminar con bienes culturales especfficos. Yo consi­dero que hay cinco preguntas que resultan particularmente utiles a

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la hora de comprender como encaja un objeto determinado en su historia cultural global.

Las dos primeras preguntas surgen de la funcion que la cultu­ra tiene como creadora de sentido, es decir, del papel que la cultu­ra desempefia a la hora de dar sentido al mundo. 1) ~Que supone este objeto cultural en cuanto a como es el mundo? i,Cuales son los rasgos clave del mundo con los que tiene que ver este objeto cultural, a los que este objeto cultural responde y a los que da sen­tido? 2) t,'Que supone este objeto cultural en cuanto a como debe­ria ser el mundo? i,Que vision del futuro animaba a sus creadores? i,Que nuevo sentido trata de afiadir a un mundo que a menudo pa­rece caotico y sin sentido?

Despues vienen dos preguntas que reconocen el extraordinario poder que posee la cultura en cuanto a la configuracion de los ho­rizontes de posibilidad. 3) ~ Que hace posible este objeto cultural? i, Que puede la gente hacer 0 imaginar, gracias a este objeto, que antes no podia? Y a la inversa, 4) ~Que hace imposible este obje­to cultural6 (0 al menos muy dificil)? l,Que actividades y expe­riencias que formaban previamente parte de la experiencia huma­na se hacen casi imposibles como consecuencia de esta nueva co­sa? A menudo, esta es la pregunta mas interesante de todas, en es­pecial porque gran parte de la cultura tecnologica se presenta ex­clusivamente en terminos de 10 que hara posible. Sin embargo, po­cos objetos culturales sirven unicamente para mover los horizontes de posibilidad y dejar los horizontes de imposibilidad inmutados.

6. Aunque la formulaci6n es mfa, la idea pertenece en realidad al fil6sofo de la tecnolog[a Albert BORGMANN. Nunca insistire 10 bastante en mi deuda in­telectual con Borgmann y con su obra. EI mejor punto de partida es su libra mas fundamental, Technology and the Character of Contemporary Life: A Philosophical Inquiry, University of Chicago Press, Chicago 1984; otra va­liosa obra suya que tiene un contacto mas expHcito con las preocupaciones cristianas es Power Failure: Christianity in the Culture of Technology, Brazos Press, Grand Rapids 2003. Una importante interprete teo16gica de Borgmann es Marva J. DAWN en su libro Unfettered Hope: A Call to Faithful Living in an Affluent Society, Westminster John Knox, Louisville, Ky., 2003. En la misma Hnea de trabajo, pera mas influido par Marshall McLuhan, se encuentra Shane HIPPS, The Hidden Power of Electronic Culture: How Media Shapes Faith, the Gospel, and Church, Youth Specialties, El Cajon, Calif., 2006.

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Casi todos los objetos culturales, en pequefia 0 gran medida, hacen imposible -0 al menos mas diffcil- algo que antes era posible.

Finalmente, dado que es inevitable que la cultura genere mas cultura, tenemos que examinar el efecto de ese objeto en la cultu­ra futura. 5) ~ Que nuevas formas de cultura se crean en respuesta a este objeto? i, Que es cultivado y creado ahora que antes no po­dia serlo?

Sin duda alguna, estas cinco preguntas pueden producir res­puestas mas interesantes con unos objetos culturales que con otros. ~Que suponen las tortillas en cuanto a como es el mundo? puede que no se considere el tipo de pregunta en el que se querria emplear mucho tiempo. Pero, de nuevo, incluso la respuesta a la pregunta nos sirve para recordarnos hasta que punto la cultura for­ma parte del «mundo» con el que debemos hacer algo, dado que las tortillas suponen que el mundo incluye, no solo los fenomenos naturales llamados huevos (obtenidos de unas gallinas que han si­do domesticadas durante milenios a fin de producir fielmente hue­vos grandes y sabrosos para consumo humano), sino tambien los fenomenos culturales, en los que se incluyen una fuente de gran calor, sartenes antiadherentes bien preparadas, ingredientes natu­rales como pimientos 0 champifiones e ingredientes procesados como queso 0 jamon, una comida llamada desayuno, donde los huevos son de gran importancia, utensilios que son muy adecua­dos para comer grandes mas as de huevos ... y un sana apetito in­clinado a consumir varios huevos de una sentada. Y esto solo para empezar.

~ Que suponen las tortillas en cuanto a como debe ria ser el mundo? Bueno, creo que suponen que los ingredientes del huevo, sabrosos y proteicos, se comen mejor cocinados que crudos, y qui­za, tambien, que el mundo debe tener una alternativa a la insipidez de los huevos cocinados de manera monda y lironda. El mundo de­be ser multicolor, con pimientos verdes y jamon rosado y queso blanco contrastando agradablemente con el palido amarillo de los huevos; el mundo debe tener muchas texturas, tanto crujientes co­mo suaves. El mundo debe unir: un desordenado monton de hue­vos revueltos es la antitesis de la vision de una tortilla bien hecha, semicircular y perfectamente dorada. El mundo debe ser plenifi­cante, satisfactorio, rico en la boca, grande en el plato; un desbor-

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damiento de plenitud a partir del pequeno y poco notorio principio en un huevo (0 tres). La vida, 0 al menos el desayuno, deberia de­jamos saciados.

Puede que aquf haya mas de 10 que creemos. Incluso un sim­ple plato de desayuno codifica todo un conjunto de presupuestos y esperanzas a propos ito del mundo que podriamos resumir de este modo: el mundo tiene huevos, pero tambien deberfa tener tortillas. El mundo, dice el objeto cultural tortilla, siempre tiene cabida pa­ra mas. Los datos de nuestro entomo natural, tan satisfactorios y nutricios como son, no son nada en comparacion con 10 que pue­de suceder con un poco de cultivo cultural 0, en el caso de la tor­tilla, con siglos y siglos de perfeccionamiento gradual de todos los ingredientes culturales, desde el queso hasta las sartenes, que ha­cen la tortilla posible. La cultura satisface la promesa latente de la naturaleza. Haciendonos eco dellenguaje bfblico, el huevo es bue­no, pero la tortilla es muy buena; ahora estamos realmente supe­randonos a nosotros mismos.

~ Que hace posible la tortilla? Para equilibrar nuestras medita­ciones sobre las excelencias de las tortillas, puede que debamos hacer uso de un poco de «Realpolitik» culinaria. La tortilla, al es­tar totalmente cocinada, contribuye a hacer posible que la conta­minacion por salmonela de nuestros huevos no cause un desastre en la salud publica. Por otro lado, la tortilla, generalmente una buena fuente de colesterol, grasa saturada y sodio, puede hacer que aparezca una enfermedad cardiaca 0 hacerla mucho mas pro­bable para muchos de sus satisfechos consumidores. Tambien pue­de contribuir a hacer la fortuna de la industria de los huevos y a en­gordar las carteras de los industriales del sector. ~ Que hace irrtpo­sible la tortilla, 0 al men os mucho mas diJfcil? Puede que la torti­lla no haga nada verdaderamente imposible, aunque ellector pue­de conseguir encontrar algo con 10 que yo no he dado. Lo que sf hace, ciertamente, es que comer huevos crudos -10 que no es des­conocido en la historia humana- sea mucho menos deseable. Pue­de incluso hacer que los meros huevos revueltos parezcan de segun­da categ~ria. Hace mas diffcil sentarse para disfrutar de un desayu­no «contmental» compuesto de pan, mantequilla y jamon, y sentir­se plenamente satisfecho. Hace mas diffcil pagar por un desayuno en un restaurante, en muchas ciudades norteamericanas al menos ,

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sin que el precio se eleve notablemente. Y puede hacer que a mu­chos de nosotros nos resulte mas diffcil mantenemos delgados.

~ Que nueva cultura se crea en respuesta a la tortilla? Nuevas clases de tortillas -tortillas unicamente con clara de huevo (res­puesta al colesterol que aporta la tortilla original) y tortillas con nuevas combinaciones de ingredientes. Nuevas clases de utensilios de cocina: mejores superficies para ejecutar la importantfsima vuelta de la tortilla, sartenes de tamano adecuado para crear la per­fecta tortilla con forma de media luna. El «centro de la tortilla» en restaurantes dotados de un «chef» cuya unica mision es hacer tor­tillas. Libros acerca de la preparacion de la tortilla. Paginas web (0 al menos secciones de webs sobre los huevos) centradas en las tor­tillas. Y estos mismos parrafos de este libro, en sf mismos un pe­queno objeto cultural que trata de «hacer algo con» las tortillas y el mundo que elIas crean7

EI sistema de autopistas interestatal

Por fascinantes y reveladoras que estas preguntas puedan resul­tar aplicadas a las tortillas, son incluso mas utiles cuando trata­mos de entender bienes culturales a gran escala, como el sistema de autopistas interestatal, establecido cuando el presidente Dwight Eisenhower aprobo el correspondiente decreto el 29 de junio de 1956. Inscrita en sus mismos origenes estaba la preocupacion de Norteamerica por estar preparada para afrontar la amenaza militar de la Union Sovietica. Eisenhower habfa quedado impresionado por el sistema aleman de auto-rutas, que conocio mientras servfa en el ejercito norteamericano, de manera que los origenes del sis­tema de autopistas interestatal, como los de muchos otros objetos culturales del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, se encuentran en las experiencias y los valores de los militares, mu­chos de los cuales pueden discemirse en la respuesta que demos a nuestras preguntas para hacer un diagnostico.

7. Quienes quieran mas a prop6sito de las maravillas de las tortillas (lY quien no?) deben comenzar por la extraordinaria obra de teologfa culinaria de Robert Farrar CAPON, The Supper of the Lamb: A Culinary Reflection, Doubleday, Garden City, N.Y., 1969.

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i Que supone el sistema de autopistas interestatal en cuanto a como es el mundo? Supone, por supuesto, la existencia del auto­m6vil, que a su vez supone motores de combusti6n y combustible, de manera que la existencia del sistema de autopistas depende de otros objetos culturales extremadamente complejos. Supone la unificaci6n politic a de lugares relativamente distantes, la moderna naci6n-estado, que se extiende de mar a mar, muy distinta de los ordenamientos de tiempos anteriores, en los que cada valle podfa constituir un reino. Supone milenios de experiencia acumulada en construcci6n de carreteras, que se remonta al menos a los logros de los romanos en el terreno de la ingenierfa, que hicieron posible su vasto imperio. El sistema de autopistas supone tambien un ma­pa preexistente de ciudades importantes, la mayorfa de las cuales se incorporan a su red (reforzando asf la viabilidad de las ciudades que atraviesa, al tiempo que margina a aquellas por las que pasa de largo). Supone una significativa riqueza nacional que prop or­cion a la capacidad de invertir en un proyecto de tanta entidad y su­pone unas presiones de la poblaci6n y un crecimiento econ6mico que han producido esa riqueza.

i Que supone en cuanto a como deberfa ser el mundo? El mun­do deberfa ser mas llano y mas rapido, y tambien deberfa ser mas segura: sus recovecos, montafias y valles no contribuyen a que sea mas eficiente. Los rfos y montafias deberfan ser paisaje, no obsta­culos. La distancia entre un lugar y otro deberfa reducirse, el ki16-metro deberfa verse como una distancia corta, no larga. La unifor­midad de los lugares es mas valiosa que los rasgos especfficos de cada uno de ellos: sefializaci6n uniforme e indicaciones en las ca­rreteras, radios fijos para las curvas y angulos fijos para las ram­pas de salida, e identic as normas en las carreteras; todo 10 cual de­berfa hacer que el conocimiento de cada localidad fuera innecesa­rio. Deberfamos poder ir a cualquier lugar y sentirnos mas 0 me­nos en casa. Los bienes lejanos deberfan ser mas competitivos eco­n6micamente con los bienes cercanos, y los bienes cercanos debe­rfan tener nuevos mercados en lugares lejanos.

i Que hace posible el sistema de autopistas interestatal? Si el lector se encuentra en los Estados Unidos, es muy probable que to­do cuanto pueda tocar -sus ropas, la silla, el cafe que esta bebien­do 0 la comida que esta ingiriendo- haya viajado en algun mo-

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mento por alguna autopista interestatal de manera mas barata y rapida que anteriormente. De modo que las autopistas interestata­les han hecho mas posible el comercio fluido y eficaz. Las auto­pistas interestatales tambien han generado formas enteramente nuevas de comercio, desde los restaurantes de comida rapida has­ta los Cracker Barrel, esa parad6jica cadena de restaurantes que re­verencia «la cocina a la antigua» y se instala en viejos edificios de­teriorados por el tiempo, pero que, de hecho, s610 se encuentran junto a las autopistas interestatales. Las autopistas han contribui­do a hacer que la cultura automovilistica norteamericana sea no s6lo posible, sino, en la mayor parte del pafs, necesaria. No ten­drfamos barrios perifericos verdes sin las autopistas que hacen po­sible vivir lejos de los lugares de trabajo situados en el centro de las ciudades. Y sin las autopistas no tendrfamos las zonas depri­midas del centro de las ciudades, creadas cuando las familias de clase media se trasladaron a los barrios residenciales perifericos. De hecho, cuando la Fundaci6n Fannie Mae pidi6 a los planifica­dores urbanos que indicaran los diez primeros factores del desa­rrollo (y la decadencia) de las ciudades norteamericanas en el si­glo XX, el sistema de autopistas interestatal fue el numero uno.

Por 10 tanto, el sistema de autopistas ha hecho tambien impo­sibles (0 mucho mas diffciles, al menos) algunas cosas. Ha hecho mas diffcil para muchos estadounidenses trabajar sin tener que efectuar desplazamientos a diario. Ha hecho imposible sostener el crecimiento econ6mico sin un combustible a un precio razonable, imposibilidad que se vuelve mas amenazadora cuanto mayor sea la cantidad de combustible que utilizamos. En muchas pequefias ciu­dades que fueron marginadas por las autopistas interestatales se ha hecho imposible una vida comercial dinamica; mientras que en ciu­dades que se encuentran en la intersecci6n de autopistas interesta­tales importantes (como Atlanta) se ha hecho mas po sible un creci­miento comercial dinamico, y han surgido nuevas formas de cultu­ra en lugares de salida de autopista anteriormente abandonados.

Y, sin embargo, la historia de la cultura de las autopistas inte­restatales, y la cultura automovilfstica global que posibilita, no ha concluido. iQue nueva cultura esta creandose en respuesta? Un Toyota Prius de cinco puertas, propiedad de la organizaci6n no gu­bernamental PhillyCarShare, tiene un espacio de aparcamiento

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permanente a pocas manzanas de mi casa. La directora ejecutiva de la organizacion, Tanya Seaman, trabajaba como planificadora urba­na cuando, junto con unos cuantos amigos, concibi61a idea de cien­tos de coches aparcados en lugares estrategicos de la ciudad para li­berar a muchos residentes, tanto del centro de Filadelfia como de los barrios perifericos, de la necesidad de tener coche propio. La or­ganizacion, que operaba de manera sol vente con un presupuesto de diez millones de dolares en 2007, ha crecido hasta llegar a treinta mil miembros y mas de cuatrocientos coches. Los planificadores urbanos estiman que cada coche compartido hace posible que vein­ticinco personas prescindan de tener coche particular, de manera que ahora puede que haya diez mil vehiculos menos atestando las calles y las autopistas de Filadelfia que en 2002, cuando esta orga­nizacion fue fundada. PhillyCarShare no habrfa sido necesaria an­tes de que el sistema de autopistas interestatal carnbiara los hori­zontes de la Filadelfia metropolitana; pero su soluci6n sostenible y creativa a la conduccion urbana tampoco habrfa sido posible.

La cultura no es opcionaP

Por 10 tanto, esto es 10 que hace la cultura: define los horizontes de 10 po sible y 10 imposible de modos muy concretos y tangibles. Yo no solo creo en el traslado como do y rapido por autopista, no so­lo 10 valoro, no es solo algo en 10 que puedo pensar rnientras que antes no podia, sino que es algo que puedo, de hecho, hacer. Y la unica razon de que pueda hacerlo es que unas personas (el presi­dente Eisenhower, los miembros del Congreso de los Estados Uni­dos e innumerables ingenieros de caminos, constructores de carre­teras, miembros de las comisiones de zonas y contables) crearon algo que antes no existia.

Pero, por otro lado, cabria pensar que seria mejor no tener que pasar ochenta y un minutos al dia en coche9 (la media norteameri-

8. «La cultura no es opcional» resulta que es el nombre de un grupo de amigos maravillosamente inusual y creativo que pUblican inteligentes gufas de di­versos aspectos de la cultura en <www.cultureisnotoptional.com>.

9. Esta cifra es de 2001, segun Nick TIMIRAOS, «Aging Insfrastructure: How Bad Is It?»: Wall Street Journal (4 de agosto de 2007), p. A5.

CAPITULO 1 - LOS HORIZONTES DE LO IMPOSIBLE 39

cana, de acuerdo con el Wall Street Journal), que los tiempos de los viajes a caballo eran realmente mejores para personas y ani­males, y que el nipido con sumo de la limitada reserva de combus­tibles fosiles de nuestro planeta es a la vez un dispendio y un dis­parate. Pero resulta imposible vivir como si las autopistas no exis­tieran. Y, una vez mas, esas imposibilidades estan ahi, nos guste 0

no, porque alguien creo algo que antes no existia. No cabe duda de que el sistema de autopistas interestatal ha eliminado muchas po­sibilidades atrayentes de la vida estadounidense, desde las calles comerciales viables hasta el viaje a caballo (aunque ambos pueden resultar mas atractivos desde una distancia historica segura que cuando eran posibles).

Pero, por muy limitadores que puedan parecer los horizontes de imposibilidad de la cultura, esta es indispensable para cualquier po­sibilidad humana. La cultura es el ambito de la libertad humana, sus restricciones e imposibilidades son los lfmites dentro de los cuales podemos crear e innovar. Esto es del todo evidente tratan­dose de un objeto cultural como este libro; cuando escribo acerca de las tortillas para una audiencia norteamericana, puedo esperar que practicamente todos los lectores sepan 10 que es una tortilla, y que la mayoria la haya comido alguna vez. Puedo estar casi seguro de que cualquiera que compre este libro habra conducido por una autopista interestatal. (Este libro mismo, el objeto fisico, es casi se­guro que habra viajado por una autopista interestatal en su camino hacia ellector, y yo, como autor, dependo tambien de ello). Pero, aun cuando mi libro llegue a un rincon del mundo que desconozca la tortilla y la autopista interestatal, puedo estar absolutamente se­guro de que compartimos la herencia cultural dellenguaje hablado y escrito. Debido allenguaje, a las autopistas interestatales e inclu­so a las tortillas, somos capaces de entablar una conversacion que, de 10 contrario, seria imposible. Ya sea que el contenido de este ca­pitulo Ie haya parecido al lector interesante, esclarecedor 0 confu­so, es algo que ha sido hecho posible por la cultura. A decir verdad, sin cultura, nada, literalmente, serfa posible para los seres huma­nos. Decir que la cultura crea los horizontes de posibilidad es ex­poner una verdad literal, no meramente figurativa 0 metaforica.

Esta verdad esta inserta en el relato de los orfgenes que apare­ce en el Genesis. No solo Dios mismo actua como Creador y So-

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berano, como quien genera posibilidades y establece limites, sino que pretende esto mismo para aquellos que ha hecho a su imagen. Sin la tarea de cultivar -labrar, cuidar, regir y crear utilizando las abundantes materias primas de la naturaleza-, la mujer y el hom­bre no habrfan tenido nada que hacer, nada que ser. Cualesquiera que sean las distorsiones que puedan surgir cuando el hombre y la mu~er l~evan adelante su tarea cultural (y, como sabemos por ex­penencla y veremos en la segunda parte, las distorsiones son ver­daderamente graves), la cultura comienza, del mismo modo que los seres humanos, en un ambito de bendicion creada. El inicio de la cultura y el inicio de la humanidad son uno y el mismo, porque la cultura es 10 que fuimos hechos para hacer.

No hay manera de sustraerse ala cultura. La cultura es inelu­dible. Y es bueno que asf sea.

CAPITULO 2

Mundos culturales

La cultura es 10 que los seres humanos hacemos con el mundo, pe­ro no todo 10 que los seres humanos hacemos crea cultura.

En 1979, la espectacular pareja de artistas formada por Christo y Jeanne-Claude (en nuestra cultura, la gente indica la espectacu­laridad artfstica utilizando solo los nombres propios) concibio un proyecto llamado The Gates [Las puertas]. Imaginaron recubrir los caminos del Central Park de Nueva York con telones de color azafran montados sobre arcos de acero. El proyecto fue rechazado por el Departamento de Parques de la Ciudad de Nueva Cork, que consideraba que la propuesta de Christo y Jeanne-Claude se habfa «equivocado de lugar, de tiempo y de tamafio»I , y la idea langui­decio en su estudio, durmiente aunque nunca olvidada, durante mas de veinte afios. Unicamente unas cuantas personas de la co­munidad artfstica conocfan el proyecto.

La vision de The Gates, como ocurre con todo el resto del arte y la cultura, consistfa en hacer algo con el mundo, en este caso el «mundo» del Central Park, que es en sf mismo un gran ejercicio en el terreno de hacer algo con el mundo realizado por los disefiadores de jardines Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux. Aun cuando The Gates no era mas que un conjunto de esbozos y pinturas al pastel, sf era ya un bien cultural en un determinado sentido: el del trabajo de unos seres humanos tratando de hacer algo con el mundo.

1. James BARRON, «Dressing the Park in Orange, and Pleats»: New York Times (13 de febrero de 2005).

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Pero si The Gates nunca se hubiera hecho realidad, no se ha­bria convertido en un bien cultural pleno. Volvamos a las pregun­tas de diagnostico que haciamos en el capitulo 1 e imaginemos que las hacemos a proposito de The Gates en el ano 1999, cuando no era mas que una coleccion de esbozos, propuestas y mapas, junto con ideas ulteriores que se encontraban tan solo en la imaginacion y las conversaciones de los artistas. i Que supone The Gates, en tomo a 1999, en cuanto a como es el mundo? i Que supone acer­ca de como deberia ser el mundo? Podriamos, ciertamente, res­ponder estas preguntas. The Gates, en tomo a 1999, supone la existencia del Central Park, su significado en la vida de la ciudad de Nueva York y su significado mas amplio como emblema de las posibilidades de los espacios urbanos. Supone el terreno yermo, frio y sin hojas de un febrero en Nueva York (el proyecto estuvo siempre ideado para ser realizado a mediados del inviemo). Supone que el mundo deberia ser adomado, al menos de vez en cuando y temporalmente, con tejidos ondulantes que revelan e in­cluso, a veces, tambien encubren caminos, colin as y valles. SUpo­ne -en significativa tension con muchas convicciones de los artis­tas, en especial de la era modema y postmodema- que el arte de­be ser colorista, accesible, divertido y gratuito para el publico.

Pero pasemos ahora a las tres preguntas siguientes. i Que hace posible The Gates en tomo a 1999? i Que hace imposible, 0 al me­nos mucho mas dificil? i Que nuevas formas de cultura se crean en respuesta? Aqui nos quedamos varados. Hay poco que decir, por­que The Gates, veinte anos despues de ser propuesto, casi no ha­bia tenido efecto alguno del que poder hablar. Los unicos objetos culturales que habian sido creados en respuesta eran unos cuantos documentos burocraticos rechazando categoricamente la propues­ta de los artistas. Y puede que esos documentos hicieran algunas cosas imposibles, 0 al menos mucho mas dificiles, si hacian que otros posibles artistas espectaculares desistieran de proponer esa clase de obras para Central Park. The Gates, en tomo a 1999, era un objeto -un esfuerzo humano por hacer algo con el mundo-, pe­ro aun no era plenamente cultura. Lo cual es otra manera de decir que aun no era -y, por 10 que sus creadores sabian, podria no ser nunca- compartido por un pUblico.

CAPiTULO 2 - MUNDOS CULTURALES 43

La cultura requiere publico: un grupo de personas que ha sido afectado por un bien cultural hasta el punto de que sus horizontes de posibilidad e imposibilidad se han visto, de hecho, alterados, y su propia creatividad cultural ha sido estimulada por la existencia de ese bien. Este grupo de personas no tiene necesariamente que ser grande. Pero, sin ese grupo, el objeto no pasa de ser personal y privado. Puede ser profundamente significativo para sus propieta­rios -Christo y Jeanne-Claude pueden haber atesorado sus esbozos y mapas en la privacidad de su estudio-, pero no ha remodelado el mundo para nadie. Al menos aun no.

Pero resulto que en 2003 un nuevo alcalde y un nuevo delega­do de parques aprobaron finalmente una propuesta algo revisada de The Gates. Bloomberg, un brillante hombre de negocios con­vertido en alcalde, estaba claramente mas motivado por los millo­nes de dolares de ingresos de los potenciales turistas que por cua­lesquiera meritos artisticos de la obra en Sl. Christo y Jeanne-Clau­de habian modificado su plan para que no quedara ningun resto de la instalacion cuando la obra fuera desmontada, y ellos mismos se hicieron cargo de los veinte millones de dolares de costa con los ingresos de las ventas de sus otras obras. Y Central Park era dis­tinto que en 1979, gracias a diversos desarrollos culturales, era mas limpio, mas seguro, mas hospitalario y mucho mas visitado por los neoyorquinos y los turistas. El12 de febrero de 2005, «The Gates, Central Park: 1979-2005» inauguro su programa de dieci­seis dias.

Cientos de miles de residentes en la ciudad y de visitantes re­corrieron el parque durante aquellos dieciseis dias. Y de repente se hizo po sible responder a las tres preguntas que antes eran incon­testables. i Que hada posible The Gates? Los artistas y los fun­cionarios de la ciudad respondian esta pregunta de manera distin­ta; los artistas podian senalar como la instalacion contribuia a que los visitantes vieran los serpenteantes caminos de Central Park de un modo nuevo; el alcalde apuntaba a los ingresos que la ciudad obtenia por la llegada de turistas. i Que had a The Gates imposi­ble, 0 al menos mucho mas dificil? Hacia imposible reservar una habitacion de hotel en Manhattan durante las dos semanas de la ins­talacion, cosa que habitualmente no constituia problema alguno en 10 mas crudo del inviemo. La disposicion de los artistas a sufragar

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44 PRIMERA PARTE - CULTURA

totalmente su obra de arte, alabada por el alcalde Bloomberg, po­dria hacer mas diffcil que el apoyo publico a las artes, en especial a las grandes instalaciones publicas, se generalizara mas. G' Que nueva cultura se creaba en respuesta? Periodicos y revistas publi­caron articulos celebrando, criticando e interpretando el proyecto; reproducciones de los esbozos de los artistas y dibujos, que ante­riormente languidecian en su estudio, se vendian a alto precio a ansiosos compradores, y los ingresos se destinaron a una funda­cion artistica neoyorquina; y, sin duda, la fertil imaginacion de Christo y Jeanne-Claude estaba ya en accion en un proyecto aun mayor en alguna otra parte del mundo, cuyas oportunidades de lle­gar a buen puerto habian aumentado por el exito popular de su aventura en Central Park2

Los verdaderos artistas dan a conocer su obra

La creacion de cultura requiere bienes compartidos. Crear cultura consiste en que hay personas (en plural) que hacen algo con el mundo, y nunca es una actividad solitaria. Solo los objetos que de­jan la soledad del estudio y de la imaginacion de sus inventores pueden mover los horizontes de posibilidad y convertirse en la ma­teria prima de mas creacion de cultura. Mientras un objeto no es compartido, no es cultura. En las expresivas palabras atribuidas a Steve Jobs, fundador de Apple Computer, cuando sus ingenieros sintieron la tentacion de posponer la fecha de salida del primer Macintosh, «los verdaderos artistas dan a conocer su obra»3. Jobs queria halagar a sus ingenieros, can su atencion al detalle y su pa-

2. La web oficial de la ciudad de Nueva York para The Gates puede encontrar­se en <www.nyc.gov/html/thegates>.

3. «Los verdaderos artistas dan a conocer su obra» es el titulo de un ensayo de Andy HERTZFELD, uno de los ingenieros del Macintosh original, y puede verse en: <http://www.folklore.org/StoryView.py?project=Macintosh&story= Real_Artists_Ship.txt&sortOrder=Sort by Date&detail=medium&search=real_artists_ ship>. Sin embargo, Hertzfeld no atribuye directamente estas palabras a Jobs.

CAPiTULO 2 - MUNDOS CULTURALES 45

sion por la perfeccion, lIamandoles «artistas», pero tambien esta­ba retrotrayendolos a la exigencia fundamental para todo desarro­lIador de software: poner al alcance del gran publico un producto que funcione.

En febrero de 2005, The Gates comenzo su singladura. Cruzo el umbral del proyecto personal para convertirse en un bien cultu­ral compartido. Y, sin embargo, a otra escala, The Gates nunca le­vo anclas. Para miles de millones de personas, The Gates aparecio y desaparecio sin que 10 notaran, sin mover horizonte alguno ni generar ningun nuevo objeto cultural. De hecho, si el lector vive lejos de Nueva York, The Gates puede no haber tenido el mas mi­nimo efecto cultural en el hasta la lectura de estas paginas. Para unos millones de personas, al menos durante unas semanas de fe­brero de 2005, The Gates fue cultura, pero para la mayor parte del mundo, podria perfectamente no haber salido del estudio de Christo y Jeanne-Claude.

Por 10 tanto, del mismo modo que no podemos hablar de cul­tura sin hablar de objetos concretos y cosas especificas, tampoco podemos hablar de cultura sin hablar de «publicos» concretos: grupos especificos de personas afectadas por actos concretos en los que se hace algo con el mundo. Una vez mas, se nos recuerda el peligro de hablar acerca de «la Cultura» como si fuera una co­sa singular indiferenciada. Del mismo modo que debemos pre­guntar siempre que bienes culturales tienen algun significado en referencia a «Cultura», debemos tambien preguntar que publico recibe esos bienes y responde a ellos. Si verdaderos artistas -ver­daderos ingenieros, legisladores, novelistas y contratistas- dan a conocer una obra, tienen que tener destinatarios reales a los que hacerla lIegar. Mas alIa de los destinatarios a los vayan a lIegar sus objetos culturales, estos no son cultura en absoluto.

La idea de que la cultura tiene muy distintos destinatarios y de que no todo bien cultural afecta al mismo publico es la forma mas basica de «multiculturalismo». El multiculturalismo comienza con la simple observacion de que el proceso creativo acumulativo de la cultura humana ha tenido lugar en lugares sumamente distintos, con resultados tambien sumamente distintos, a 10 largo de toda la historia humana. Antes del auge de las modernas tecnologias de la comunicacion y el transporte, el trabajo de creacion de cultura po-

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46 PRIMERA PARTE - CULTURA

dia desarrollarse simultaneamente en montones de lugares separa­dos entre sf. A 10 largo de miles de afios, una generacion hacia al­go con el mundo y transmitia a la siguiente generacion un mundo enriquecido (aunque quiza tambien, en otros aspectos, empobreci­do). Al repetirse este proceso una y otra vez, en ambitos que van desde la preparacion de los alimentos hasta la naturaleza de la au­toridad politic a y los relatos elaborados para dar sentido a las es­trellas, se desarrollaba la cultura: tradiciones continuas historica­mente de un publico concreto multigeneracional que compartia un conjunto de bienes culturales transmitidos y perfeccionados por innumerab1es creadores de cultura que «los daban a conocer» a sus coetaneos y descendientes. Los griegos y los autores del Nuevo Testamento llamaron a estas divers as tradiciones culturales ta ethne: los «pueblos» 0 las «naciones».

Por 10 tanto, cuando hablamos de culturas «etnicas» (haciendo algo con el bien cultural que es la palabra griega ethne), nos refe­rimos a esas colecciones de tradiciones de creacion de cultura ex­traordinariamente complejas y ricas, cada una de las cuales esta enraizada en un conjunto concreto de tiempos y lugares. Pero no debemos desorientarnos por las asociaciones habituales de la pa­labra etnicalo. En muchos supermercados norteamericanos se pue­de seguir encontrando un pasillo con «comidas etnicas», como si unicamente algunos tipos de comidas participaran de una tradicion cultural particular. Es un desproposito, porque toda comida es «et­nica». Los verdaderos cocineros tambien dan a conocer su obra, y 10 hacen a unos destinatarios concretos.

Cultura judicial

Mi primera -y hasta el momento unica- visita a un tribunal de jus­ticia tuvo lugar cuando tenia veintiseis afios y era un recien casa­do en busca de un nuevo nombre.

Pocos aspectos de cualquier proyecto cultural de construccion del mundo estan tan profundamente arraigados como las tradicio­nes en torno al matrimonio, el conjunto de practicas culturales que dan sentido a hombres y mujeres, a nuestro apasionado y a veces irrefrenable afecto mutuo y a nuestra capacidad de concebir y criar

CAPITULO 2 - MUNDOS CULTURALES 47

hijos. En mi caso, mi cultura, tal como se refleja en las leyes del estado de Massachusetts, no daba suficiente sentido al mundo tal como yo 10 entendia. Cuando Catherine Hirsfeld y yo rellenamos nuestro certificado de matrimonio, era muy facil para ella cambiar su nombre para reflejar la ensefianza biblica de que estabamos creando una nueva familia haciendo nuestros votos matrimoniales. Catherine no tenia mas que cambiar su apellido para que coinci­diera con el mio, y hacer de su apellido previo su segundo nom­bre. Pero en ellado del «novio» del certificado de matrimonio no habia modo de cambiar mi nombre, aunque mi tradicion religiosa, puede que indicando las caracteristicas matriarcales de un estadio de la historia judia, dice que «el hombre deja a su padre y a su ma­dre, se une a su mujer y se hacen una sola carne». {,Por que no po­dia mi nombre reflejar tambien esa nueva identidad que habia si­do sellada en nuestras promesas mutuas?

De manera que tuve que recurrir a los tribunales para cambiar legal mente mi segundo nombre, a fin de que coincidiera con el de Catherine: ambos tendriamos su apellido de soltera como nuestro segundo nombre, y mi apellido como nuestro apellido comun. Yo dejaria atras mi segundo nombre, Bennett, junto con sus lazos con la familia de mi madre, por no mencionar mi orgullo infantil por las iniciales ABC, y me convertiria en Andrew Hirsfeld Crouch.

Pero primero tenia que encontrar la sala del tribunal. Atravese un enorme vestibulo en el que no era posible dejar de

escuchar el constante rumor de pasos y voces. Habia pasillos que llevaban en muy divers as direcciones y estaban marcados con sig­nos cripticos. Una sefiora con aspecto aburrido y que llevaba una placa de identidad estaba sentada a una mesa. Cuando Ie explique para que estaba alli, me indico vagamente uno de los pasillos.

Despues de errar en aquella direccion, di finalmente con la sa­la donde iba a decidirse acerca de mi peticion. Cuando, por fin, me encontre ante el estrado del juez para hacer mi sencilla solicitud, resulto que el corazon se me salia del pecho y tenia la boca seca. Balbuci mis razones para cambiar de nombre, respondi unas cuan­tas preguntas que me hizo aquel juez brusco, pero no descortes, y todo quedo resuelto. Sali del tribunal sintiendo la misma mezc1a de triunfo y cansancio que se percibe en los rostros de las perso­nas que finalizan el triat1on.

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48 PRIMERA PARTE - CULTURA

Durante mi visita al tribunal aprendi varias cosas acerca de la cultura.

El tribunal era, en cierto sentido, parte de mi cultura como ciu­dadano norteamericano. Pero era una esfera cultural de la que yo no tenia experiencia previa. Mi sensacion de confusion e incomo­didad al entrar en el tribunal no era muy distinta de mi sensacion al viajar por paises cuyo idiom a desconozco. En ambos casos, me encuentro en una tradicion de creacion de un mundo con su propia historia y con sus iniciados, que se mueven con facilidad en esa cultura. Aunque yo no habia salido de los Estados Unidos -ni si­quiera de mi propio rincon de regional, etnico y lingiiistico Norte­america-, al entrar en el palacio de justicia habia accedido a una nueva esfera cultural en la que me sentia ansioso e impotente. De pronto entendi par que los abogados eran una buena idea.

Entendi tambien algo acerca del poder cultural. Dentro del pa­lacio de justicia, por supuesto, habia gente con poder oficial. La ujier que estaba sentada a una mesa tenia un grado de poder, y el juez en el estrado tenia min mas. Pero al margen de papeles y titu­los, los habitantes cotidianos del palacio de justicia, fuera cual fue­se su posicion en su jerarquia, posefan una clase de poder que pro­venia meramente del hecho de que se encontraban en su salsa en esa esfera cultural. Sabian como moverse en ella, sabian incluso quien tenia formas oficiales de poder, y ese conocimiento era, en si mismo, una forma de poder.

Durante unos momentos -y reconozco que de un modo muy li­mitado- experimente 10 que supone ser pobre. La pobreza no solo es cuestion de falta de recursos economicos; puede tambien signi­ficar, simplemente, quedar al margen del poder cultural. Ser pobre es no poder «hacer algo con el mundo». Al entrar por primera vez en el palacio de justicia, yo no tenia ni idea de como hacer algo con aquel mundo. Solo porque, de hecho, no era en absoluto po­bre -hablo ingles, tengo bastante confianza en mi mismo y tengo la suerte de vivir en un pais donde, por imprecisos que puedan ser y aburridos que puedan estar, se espera que los ujieres ayuden a los ciudadanos corrientes y molientes-, pude arreglarmelas para mo­verme por la nada familiar cultura del palacio de justicia y rehacer uno de los aspectos mas fundamentales de mi mundo: mi nombre.

CAPiTULO 2 - MUNDOS CULTURALES 49

Esferas culturales

El palacio de justicia no es mas que una de las muchas esferas cul­turales. Pensando solo en terminos de edificios, consideremos los rasgos culturales unicos y las formas particulares de creacion de mundo encarnadas en un centro comercial, una planta de trata­miento de aguas residuales, un banco, una cafeteria de un centro de segunda enseiianza, un concesionario automovilistico, una car­eel, un estudio televisivo, un hotel, un hospital, un rascacielos lle­no de oficinas, una biblioteca, la consulta de un dentista, una plan­ta de fabricacion de semiconductares, un bar 0 -por ultimo, pero no menos importante- una iglesia. En todos estos lugares, la gen­te esta haciendo algo con el mundo. Pero la cultura de cada edifi­cio y la cultura de la esfera, mas abstracta, que representan -ven­ta al por menor, tratamiento de las aguas, bane a, educacion, etce­tera, etcetera- poseen su propia historia de creacion y recreacion, de posibilidad e imposibilidad. Muchas cosas que son enteramen­te posibles en una cafeteria -por ejemplo, una batalla entre los clientes arrojandose comida unos a otros- son casi imposibles en la consulta de un dentista, y viceversa.

Estas diversas esferas se solapan e influyen mutuamente, es decir, afectan a sus respectivos horizontes de posibilidad e impo­sibilidad. La cultura de la planta de tratamiento de aguas residua­les tiene mucho que ver con la cultura del hotel, aunque los hues­pedes puedan no caer en la cuenta de ello, porque sin tratamiento de las aguas residuales de cientos de habitaciones el hotel no po­drfa existir. Las politicas de prestamos formales e informales afec­tan al numero de coches que el concesionario puede permitirse te­nero Los trabajadores del rascacielos de oficinas pueden preferir que su cultura eclesial sea como la de su oficina: agradablemente anonima, profesionalmente limpia y con un buen aparcamiento.

Ciertas esferas culturales tienen tambien poderes especiales. Toda edificacion requiere la aprobacion de funcionarios locales (y a veces regionales y nacionales) antes de ser construida. Ademas, la cultura que toda edificacion representa se ve limitada por leyes que el gobierno impone. Otras esferas culturales no tienen el mis­mo poder coercitivo que el gobierno, pero no son menos influyen­tes. Las instituciones educativas transmiten unas formas de cono-

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cimiento y no otras; los medios de comunicaci6n seleccionan un cierto conjunto. de imagenes e ideas que exponer al publico; los vendedores deciden ofrecer a los consumidores determinados pro­ductos y no otros .... Estas esferas culturales pueden modelar pro­fundamente los honzontes de posibilidad e imposibilidad mucho mas alla de sus propias fronteras, como cuando un telefono m6vil vendido en un centro comercial es llevado a una biblioteca a una cons~lta.~e d~ntista 0 a una iglesia, creando la posibilidad'de co­mUllicaClOn e mterferencia instantaneas en todos esos lugares.

Escalas culturales

Del mismo modo que hay muy diferentes esferas culturales -dis­tintas tradiciones encapsuladas de creaci6n de mundo- tambien la cultura tiene lugar a muy diferentes escalas. Yo he es~rito buena parte de este libro en el Cafe Gryphon de Wayne, Pennsylvania, una agradable cafeteria bajo la direcci6n de un treintafiero con co­leta llamado Rich, con un personal formado por veinteafieros ar­tistican:ente desalifiados y una c1ientela compuesta por burgueses bohemlOs

4 de los barrios residenciales de Filadelfia: una muche­

dumbr~ que inc1?~e a madres con aspecto de ave y con gorjean­tes te.lefonos movIles, grupos de estudiantes intermitentemente estudlO~OS de las facultades cercanas, y agentes inmobiliarios mi­rando lIst.ados de propiedades con j6venes competidores de as­pecto anslOSO.

El hecho de que pueda proporcionar al lector una descripci6n ~astante completa del Cafe Gryphon se debe a la participaci6n de este en una cultura mayor que inc1uye cafeterias, colas de caballo agentes inmobiliarios y burgueses bohemios. Pero la cultura dei Cafe Gryphon -las cosas que hace con el mundo los horizontes de P?sibilidad que crea dentro de sus muros, la nue~a cultura que sus cmdadanos crean en respuesta- no es exactamente como la de

4. Esta frase es el elemento clave dellibro de David BROOKS, Bobos in Paradi­se: The New Upp~r Class a':f How They Got There, Simon & Schuster, New York 2000, que nnde tamblen homenaje al Cafe Gryphon.

CAPITULO 2 - MUNDOS CULTURALES 51

cualquier otra cafeteria. El Cafe Gryphon no esta simplemente ha­ciendo algo con el vasto mundo del cafe 0 con el actual «boom» de los «terceros lugares» por todos los Estados Unidos, fomenta­do por el crecimiento de Starbucks (compafiia que produce y ven­de cafe tostado y que posee una prestigiosa red de cafeterias. N. de La Trad.); esta tambien haciendo algo con el hermoso edificio que ocupa en la esquina de las avenidas Wayne y Lancaster, y esta ha­ciendo algo con los artistas locales que cuelgan sus obras en sus paredes y con la existencia de veinteafieros artisticamente desa­lifiados que, de alguna manera, pueden permitirse vivir en una comunidad acomodada con sueldos de camareros. Los horizon­tes de posibilidad son sutilmente distintos de los horizontes en Starbucks, que esta a menos de un ki16metro de mi casa, y por eso suelo considerar que me merece la pena recorrer en coche los die­ciseis ki16metros que hay desde mi casa para ir a Gryphon a deba­tirme con ideas y palabras. Dentro de estos horizontes, las perso­nas crean nueva cultura: una banda llamada «The Bitter Sweet» to­ca los martes por la noche; una asociaci6n de padres se reune aqui los jueves para hablar acerca de los centros de ensefianza publicos; unos adolescentes flirtean con una taza de chocolate esta tarde de febrero despues del colegio ...

El Cafe Gryphon, sus diecisiete mesas y sus noventa y tres metros cuadrados de superficie, es una convergencia de bienes culturales compartidos. Es una cultura. La escala cultural del Cafe Gryphon es pequefia, comparada con The Gates de Christo, y sin duda depende de muchas otras formas de cultura a mayor esc ala. Pero es una verdadera empresa en hacer algo con el mundo, con verdaderos efectos culturales, y el hecho de ser pequefia no impli­ca que sea insignificante 0 simple. La descripci6n completa de la cultura del Gryphon podria ocupar a un antrop6logo particular­mente hedonista durante afios.

Pero hay escalas inc1uso menores en las que la cultura tiene lu­gar. Una unidad cultural basic a es la familia, ambito donde empe­zamos a hacer algo con el mundo. EI alimento y ellenguaje, dos de las formas culturales de mayor a1cance, comienzan en casa y pueden tener un «publico» tan reducido como un par de personas. Puede llevarnos decadas comprender todos los modos en que la cultura de nuestra familia marca nuestros horizontes de 10 po sible

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y 10 imposible. Mientras no salgamos de nuestra familia y nos aventuremos en las casas de nuestros vecinos y amigos, 0 quiza en la casa familiar de nuestro futuro conyuge, es muy probable que ni siquiera caigamos en la cuenta de todos los modos en que nuestra familia marca nuestros horizontes. En una cultura familiar es «im­po sible» que las personas que se quieren discutan entre si; en otra cultura familiar es «imposible» que las personas que se quieren no discutan entre sf. Una familia hace posible que la familia extensa, compuesta por tlas, tios, sobrinos, sobrinas, primos y abuelos, se reuna casi todas las seman as a comer el domingo; otra familia ape­nas se las arregla para reunirse el dia de Accion de Gracias. En una familia, cada noche salen de la cocina comidas cocinadas a la an­tigua; en otra, la comida comoda sale del refrigerador y el micro­ondas. La familia es cultura en su escala menor... y mas poderosa.

Es facil hablar como si la cultura que importa fuera una cultu­ra cuyo publico 10 componen millones de personas. Ciertamente, un objeto cultural como el idioma ingles, que de un modo u otro tiene que ver con cerca de dos tercios de la poblacion mundial, es de tremenda importancia. Pero centrarse unicamente en objetos culturales a tan gran escala es no comprender un aspecto esencial: cuanto mayor es la esc ala cultural, tanto menos puede alguien afir­mar plausiblemente ser «creador de cultura». ~Quien hace el idio­rna ingles?; ~quien decide que nuevas palabras se admiten en el vocabulario comun?; ~quien puede abarcar la profusion de formas del ingles en todo el mundo, desde la forma de pronunciar el in­gles de los escoceses hasta el hablar arrastrado de la Norteamerica surena 0 la lengua franca del subcontinente indio? La cultura que es propiedad de todos no la abarca nadie.

Pero cuando consideramos escalas culturales menores, empe­zamos a tener una influencia mas significativa sobre 10 que la cul­tura hace con el mundo. Como padres de dos hijos, Timothy y Amy, mi esposa Catherine y yo tenemos verdaderamente la capacidad de hacer que para ellos y para nosotros algunas cosas sean posibles y otras imposibles, aun cuando nuestra creacion de cultura tenga lu­gar dentro de unos horizontes mayores sobre los que tenemos un menor control. Por 10 tanto, la cultura de nuestra familia hace po­sible, 0 al menos mucho mas facil, la creacion de music a, la ela­boracion de pan, la lectura, el contar historias, el ver partidos de

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beisbol y el tomar el te del domingo por la tarde (y tambien oca­sionales ataques de atareada actividad colectiva, prolongadas se­siones de Internet y frenetic as mananas dominicales antes de ir a la iglesia); y hace imposible, o/al menos mucho mas dificil, los vi­deojuegos, las hazanas futbolisticas y el vestir a la ultima moda (y tambien, con mucha frecuencia, un tiempo tranquilo para mama y papa, una cocina limpia y la oracion). Yo puedo hacer muy poco en cuanto a los horizontes de la lengua inglesa, pero puedo hacer mucho en cuanto a la cultura de mi familia. Para bien 0 para mal, es 10 que Catherine y yo hemos hecho de ella.

Analogamente, en su trabajo como profesora de fisica, Cathe­rine puede hacer mucho por configurar la cultura de sus cursos y su laboratorio de investigacion. En el entorno un tanto esteril y tec­nologico de un laboratorio de fisica, puede poner musica clasica para crear una atmosfera de creatividad y belleza. Puede configu­rar el modo de responder de sus alumnos a los resultados emocio­nantes y decepcionantes, y puede modelar tanto un trabajo duro como un buen descanso, en lugar de trabajar freneticamente y pos­poner caprichosamente las cosas para manana. Llevando ocasio­nalmente a los ninos consigo a trabajar, puede crear una cultura en la que la familia no es una interrupcion del trabajo y en la que la investigacion y la ensenanza son aspectos naturales de la vida de una madre; invitando a sus alumnos a nuestra casa, puede mostrar que los valora como personas, no meramente como unidades de productividad investigadora. A la pequena escala de su laboratorio y su aula, tiene verdadera capacidad de reconfigurar el mundo.

Cuando salimos de nuestra cas a 0 de nuestro trabajo, entra­mos en esc alas culturales mayores. Cuando nos trasladamos a Swarthmore, la pequena ciudad de Pennsylvania donde ahora vi­vimos, entramos en un mundo cultural muy distinto de Cam­bridge, la ciudad de la que acabamos de salir. Y nuestra cultura ciudadana local es parte de estratos culturales mayores: la cultura del sudeste de Pennsylvania, la cultura de los Estados Unidos, la cultura de las naciones del Atlantico Norte. Para comprender la cultura de mi familia nuclear de cuatro personas hay que com­prender el monton de escalas culturales que la rodean, irradiando como cfrculos concentricos de nuestro hogar hacia los cuatro mil anos del proyecto de civilizacion occidental. Para comprender la

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cultura del laboratorio de Catherine hay que comprender tambien la facultad donde da c1ase, los mundos mayores de la fisica y el en­torno academico, y la extraordinaria empresa human a de la inves­tigaci6n y el descubrimiento cientificos. Cada uno de estos cfrcu­los contribuye a 10 que Catherine, nuestros hijos y yo podemos imaginar como posible e imposible; cada cfrculo nos limita y nos libera.

Encontrar nuestro lugar en la diversidad cultural

Si los seres humanos permanecieramos en un mismo lugar duran­te largos periodos de tiempo, entonces las diferentes escalas cul­turales podrian parecer las ondas concentricas que forma una pie­dra arrojada a un lago. Pero como las personas estan en con stante movimiento, los cfrculos culturales se solapan practicamente en todo el mundo, y ningun lugar es mas emblematico de esa intrin­cada estructura de influencia mutua que los Estados Unidos. Mi familia preserva parte de la herencia cultural del Medio Oeste y el Sur estadounidenses. En esta misma calle hay una familia judia que forma parte de un conjunto de cfrculos concentricos que se re­montan a la antigua naci6n de Israel. Frente a ellos hay una pare­ja que ha sido configurada por los cfrculos concentricos de la Chi­na del siglo xx. Dos manzanas mas alla, hay una familia cuya cul­tura afroamericana se vio configurada decisivamente por el trafico de esclavos a traves del Atlantico hace dos siglos.

Cuando hablamos de diversidad cultural, solemos pensar en cfrculos importados a 10 largo de siglos de movimientos volunta­rios e involuntarios en las culturas. La diversidad de un pais como los Estados Unidos la sustentan innumerables opciones acerca de que mundo cultural habitaremos y d6nde nos instalaremos en nuestro proyecto de construcci6n del mundo. Mi opci6n por ir en coche al Cafe Gryphon, de hacer algo con (y hacer algo dentro de) los horizontes que genera, refuerza ciertas culturas -la cultura de la cafeteria con un duefio independiente, la cultura de la burguesia bohemia, la cultura del autom6vil- y deja otras esferas y escalas culturales intactas y desatendidas. Cuando mi vecino afroamerica­no pasa por la barberia propiedad de un italoamericano, camino de

CAPiTULO 2 - MUNDOS CULTURALES 55

una barberia cuyo propietario es negro y que esta a unos diez ki­l6metros, no s6lo esta calculando prudentemente que la barberia italoamericana no tiene ni idea de que hacer con 10 que el profeta Danieillamaba «cabellos como lana pura», sino que esta tambien reforzando su vinculaci6n con una cultura que, de 10 contrario, po­dria hacerse distante e irrelevante.

De manera que encontrar nuestro lugar en el mundo como creadores de cultura nos exige prestar atenci6n a much as dimen­siones culturales. Hacemos algo con el mundo en una tradici6n et­nica particular, en esferas particulares, en escalas particulares. No existe algo llamado «la Cultura», y cualquier intento de hablar de «la Cultura», especialmente en terminos de «transformar la Cultu­ra», esta equivocado e induce a error. La verdadera creaci6n cul­tural, por no mencionar la transformaci6n cultural, comienza con una decisi6n acerca de con que mundo cultural -0, mejor, mundos culturales- intentaremos hacer algo.

Algunas personas optan por un conjunto de cfrculos culturales que originariamente no eran los suyos. Cuando hacen esto en bus­ca de oportunidades econ6micas 0 politicas, tradicionalmente los llamamos «inmigrantes»; cuando 10 hacen en busca de oportuni­dades evangelicas 0 religiosas, los llamamos «misioneros». Pero como las influencias indirectas que afectan a situaciones comple­jas se solapan cada vez mas en un mundo en movilidad continua, la mayorfa tenemos alguna opci6n en 10 que respecta a las cultu­ras que hemos de considerar propias. Ahora casi todos somos in­migrantes, y mas de 10 que pensamos somos tambien misioneros.

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CAPITULO 3

Demoliciones, tecnologia y cambio

La cultura cambia, y la prueba se encuentra en el modo de escri­bir esta frase en ingles. Hasta el Renacimiento no existfa la «e mu­da» en la lengua inglesa. De hecho, casi no habfa ninguna letra muda: la gente escribfa 10 que pronunciaba, sonido a sonido (y hasta la aparicion del diccionario, su manera de escribir las pala­bras a menudo no coincidfa). Escribfan e al final de palabras como «well», porque of an una e, no porque su maestro se 10 hubiera di­cho. En algun momento, el modo de pronunciacion cambio, pero la manera de escribir las palabras no 10 hizo. Y como los ingleses comerciaban, conquistaban y eran conquistados por un monton de otros pueblos, la lengua inglesa adquirio palabras e impredecibles maneras de escribirlas procedentes de todos esos idiomas, proce­so que no ha hecho mas que acelerarse en la era de los viajes ba­ratos y frecuentes. Ahora no es solo la e la que es muda, sino que toda letra del ingles puede ser muda, excepto laj y la v. E incluso, en el caso de estas dos letras, mal que les pese a los estudiantes, es probable que la mudez no sea mas que cuestion de tiempo.

La diferencia entre el modo de escribir y el modo de hablar nos proporciona un atisbo del cambio cultural. El idioma ingles, como los demas idiomas, es resultado de siglos de adaptacion, acomo­dacion y asimilacion. Inserta en las palabras que pronunciamos y en el modo en que las escribimos hay una historia que incluye sa­queos vikingos que desolaban los pueblos costeros, ejercitos fran­ceses avanzando por Inglaterra, colonizadores britanicos asimilan­do a maharajas indios, comerciantes arabes haciendo la ruta de las

CAPiTULO 3 - DEMOLICroNES, TECNOLOGiA Y CAMBro 57

especias, tratantes de esclavos cruzando el Athintico en barcos cu­yo cargamento era humano, y misioneros celtas caminando y pre­dicando por el pagano norte de Inglaterra. Remontandonos aun mas al pasado, estan los fenicios adentrandose en el Mediterraneo, y los pueblos nomadas extendiendose a partir del valle del Indo.

Y dentro de estos grandes y a menudo terribles movimientos historicos se encuentra la compleja historia dellenguaje y la es­critura: los cuentos relatados alrededor de las hogueras en el anti­guo norte de Inglaterra, que un bardo escribio en forma de un po­ema epico llamado Beowulf; las obras teatrales representadas por los a veces hambrientos artistas de la compafifa de la que formaba parte Shakespeare; el edicto del rey Jaime que puso a docenas de eruditos a traducir la Biblia al ingles; las claras cadencias de una mujer vestida de blanco en Amherst, Massachussets; la atronado­ra voz de un predicador afroamericano en el Mall de Washington en 1963 ... Aun cuando no sepamos sus nombres 0 10 que decfan, siguen configurando nuestro modo de hablar y 10 que escuchamos. Vivimos en su mundo, el mundo hecho con 10 que ellos hicieron.

Dellenguaje al biser

El lenguaje cambia lentamente, y durante gran parte de la histo­ria humana 10 mismo ocurrfa con casi todas las formas de cultu­ra. Pero los ultimos siglos han trafdo un cambio de tipo mucho mas veloz. En 1951, un cientffico llamado Charles Townes esta­ba sentado en un banco de un parque de Washington cuando, de repente, tuvo la idea de un dispositivo que eillamarfa abreviada­mente «maser» (microwave amplification by stimulated emission of radiation = amplificacion de microondas mediante la estimula­cion de la emision de radiacion). En dos afios, Townes y sus cole­gas habfan construido un prototipOI.

No habfa un uso obvio para un «maser», pero Townes y su gru­po siguieron experimentando. Para 1958 habfan comenzado a es­tablecer la infraestructura teorica de un «maser optico» que emiti-

1. «An Unexpectedly Bright Idea»: The Economist (9 de junio de 2005).

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58 PRIMERA PARTE - CULTURA

rfa luz visible en lugar de microondas. En 1960, otro grupo de in­vestigadores de California construy6 el primer laser. En 1964, Townes y otros investigadores ganaron conjuntamente el premio Nobel de ffsica por su descubrimiento. Una de las invenciones mas importantes del siglo XX habfa pas ado de la oscuridad a la cele­bridad en el espacio de una dec ada.

Cualquier elemento tecno16gico, como cualquier cultura, tiene innumerables efectos impredecibles; pero el laser, junto con los transistores y los circuitos integrados, se cuenta entre las invencio­nes de nuestro tiempo mas destacadamente versatiles y adaptables. Townes y sus colegas no podfan preyer todos los usos del laser en las siguientes decadas: se encuentra en los salones de las casas (po­sibilitando el funcionamiento de los reproductores de DVD), en los quirOfanos (realizando delicados procedimientos cosmeticos y corrigiendo la miopfa), bajo los oceanos (transmitiendo terabits de datos por segundo de un continente a otro), en oficinas (en las impresoras y las fotocopiadoras a color) y en los supermercados (escaneando c6digos de barras, otra invenci6n asombrosamente versatil, con sus propios e innumerables efectos indirectos, que no habria sido posible sin ellaser). En 1960 habfa un pufiado de laseres en el mundo entero; ahora, 10 mas probable es que quien este leyendo este libro no se encuentre a mas de quince metros de uno de ellos.

El problema del progreso

La lengua inglesa no ha cambiado tanto en cuatrocientos afios co­mo para que no podamos leer a Shakespeare sin excesivo esfuer­zo; en cuarenta afios, dispositivos como ellaser se han hecho om­nipresentes y casi esenciales en nuestra cultura. Pero la diferencia entre el lenguaje y el laser no es s6lo cuesti6n de velocidad de cambio. Nos parece natural hablar del laser como de un «avance» con respecto al «maser» -por utilizar un espectro de luz mas am­plio del que el «maser» era capaz de emplear-, del mismo modo que el pequefio laser de bajo consumo que hace posible los trata­mientos con LASIK y los DVDs es un «avance» con respecto al poco manejable laser de lab oratorio de los afios sesenta. No s6lo

CAPITULO 3 - DEMOLICIONES, TECNOLOGIA Y CAMBIO 59

el conocimiento tecno16gico se edifica claramente sobre logros cientfficos y de ingenieria previos, sino que los resultados para los seres humanos, ya se midan segun la agudeza de nuestra vista 0 la calidad de nuestras pelfculas caseras, tambien parecen haber me­jorado claramente.

Los norteamericanos adoramos las mejoras. Ya se trate del es­pfritu dinamico de los ingenieros resolviendo un problema tecno­l6gico, de los lfderes estadounidenses pretendiendo cambiar la his­toria construyendo una democracia en tierras lejanas, de nortea­mericanos que quieren adelgazar siguiendo la ultima dieta 0 de cristianos estadounidenses sofiando con una renovaci6n cultural, nos autocontamos historias de progreso.

Pero ellenguaje de la mejora puede resultar peligroso y deso­rientador al aplicarlo a muchos de los mas importantes rasgos de la cultura. Ellenguaje, como ellaser, cambia. No obstante, ~es el ingles norteamericano del siglo XXI una mejora con respecto al anglosaj6n de Beowulf? Esta pregunta no es facil de responder. Los lenguajes humanos, al desarrollarse, 0 no parecen hacerse ni mas complejos ni mas simples, 0 bien, por extrafio que parezca, parecen hacerse ambas cosas a la vez. Ellenguaje de Beowulf in­cluye «casos» gramaticales, terminaciones diferentes que indican la funci6n de la palabra en la frase, que casi han desaparecido en el ingles moderno. Por 10 tanto, el ingles se ha simplificado. Por otro lado, el numero de palabras del ingles moderno supera am­pliamente al vocabulario de los primeros oyentes de Beowulf. En este sentido, el ingles se ha vuelto mas complejo. Remontandonos 10 maximo que les resulta posible a los lingiiistas en el proceso de cambio que ha dado como resultado nuestros lenguajes modernos, no aparece una pauta clara de progreso ni de decadencia. Los idio­mas perdidos desde hace mucho tiempo no eran ni mas ni menos complejos que el nuestro. En la medida en que los lingtiistas pue­den afirmarlo, el lenguaje esta en cambio con stante, pero nunc a «meJora».

Hace unos cuantos afios, nos trasladamos a una casa que aca­baba de ser totalmente renovada por un contratista lIamado Ken Crowther. La casa lIevaba muchos afios abandonada en su interior y en su exterior, hasta el punto de haber sido objeto de al menos una carta de amonestaci6n en el peri6dico de la localidad. Sus pro-

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60 PRIMERA PARTE - CULTURA

pietarios, ancianos y enfermos, habfan cesado de hacer algo con su mundo cultural y, mas concretamente, estaban tan alejados de sus parientes y de su comunidad que no habfa nadie que asumiera el trabajo cultural que ellos ya no eran capaces de realizar.

Ken elimino de rafz la maleza del jardfn y planto flores. En el interior restauro los gastados suelos de madera, derribo unas cuan­tas paredes y enlucio el resto, azulejo de nuevo la cocina e insta10 nuevos muebles. Y pinto el interior y el exterior. Y nosotros reci­bimos felicitaciones de la gente que pasa, porque piensan que hi­cimos nosotros mismos el trabajo.

~Es nuestra casa una mejora con respecto al edificio anterior? Sf. Pero ~es una mejora con respecto a la solida y modesta casa que fue construida en los anos cuarenta? De eso no estoy tan se­guro. En cierto sentido tecnologico, sf 10 es. La encimera de la co­cina es de granito, en lugar de formica, 10 que resulta una verda­dera bendicion cuando hago pan 0 pica perejil. Las ventanas son mas eficaces energeticamente hablando, aunque esa eficiencia se ve incrementada por la adicion de aire acondicionado central. Pero en sentido general, en su funcion de constituir un hogar, un edifi­cio que hace algo con el terreno en que se asienta, una estructura que participa del mundo cultural de nuestra pequena ciudad, no yeo que represente un progreso. Nuestra casa ha cambiado enor­memente a 10 largo de sus· sesenta anos de existencia, pero los cambios m::is importantes no tanto la han mejorado cuanto la han mantenido, 10 que equivale a decir que han hecho que siguiera fiel a sus posibilidades, aprovechara al maximo sus oportunidades y minimizara sus limitaciones.

Si «progreso» no es la palabra adecuada para edificios 0 poe­mas, ~cual es el modo adecuado de evaluar el cambio cultural? Yo sugiero integridad. Podemos hablar de progreso cuando un cierto sector de la cultura es mas completo, mas fiel al mundo con el que esta haciendo algo. Ese mundo incluye los estadios previos de cul­tura creada por las generaciones anteriores a nosotros. El progre­so en una casa, como dice Stewart Brand en su magnifico estudio sobre el cambio cultural How Buildings Learn, significa en reali­dad adaptacion eficaz del edificio a los requerimientos de su en­torno y a las necesidades de sus ocupantes. Nuestra casa es un ho­gar estupendo y que merece la pen a porque se ha vivido en el -se

CAPITULO 3 - DEMOLICIONES, TECNOLOOIA Y CAMBIO 61

ha integrado en el paisaje y en el barrio de modos sutiles - y ha si­do restaurado con la intencion de sacar el maximo partido posible de su historia y sus posibilidades.

Algunas veces el cicIo de creacion de cultura se destruye. Se permite que los edificios se deterioren hasta tal punto que deben ser derruidos completamente, en lugar de mantenidos y mejorados amorosamente. 0 sus propietarios derriban incIuso casas bien con­servadas, en busca del maximo beneficio por metro cuadrado: el fenomeno de las «demoliciones» que se ha producido en muchas comunidades de los barrios residenciales. La demolicion puede re­presentar una forma de progreso: la nueva casa es superior en ca­si todos los aspectos tecnologicos al edificio al que reemplaza. Pero tambien representa una especie de fracaso cultural: el fraca­so a la hora de hacer algo con el mundo que Ie fue dado a los pro­pietarios. Ese fracaso a veces es inevitable; el mundo con el que debemos hacer algo incluye, para bien 0 para mal, las realidades economic as del mercado de bienes inmuebles y del negocio de la construccion, las opciones desafortunadas en el terreno de la ar­quitectura de las generaciones anteriores y las leyes que gobiernan el uso de la tierra, que imponen cargas relativamente duras a los edificios pequenos. Pero aunque la responsabilidad del fracaso cultural de una demolicion pueda ser compartida por muchos, no deja de constituir un fracaso.

IncIuso el cambio cultural que parece positivo sin ambigiieda­des suele ser mas complicado. En la Inglaterra de la revolucion in­dustrial, los ninos de seis anos eran enviados a trabajar en las mi­nas. La aprobacion de leyes prohibiendo el trabajo infantil nos re­sulta un progreso cultural claro. Pero, de hecho, en Inglaterra habia trabajo infantil mucho antes de la industrializacion. En el mundo de la agricultura, los ninos trabajaban junto a sus padres desde muy temprana edad. Esto no constituia necesariamente una explotacion, hecho reconocido incluso hoy por las excepciones al trabajo infan­til que hacen las leyes con respecto a las familias campesinas.

Hasta la llegada de la industrializacion -saludada como la for­ma mas clara de «progreso» de su tiempo- no emergieron las con­diciones en las que el trabajo infantil, previamente aceptable, se convirtio en una distorsion de la vida y la dignidad human as. El «progreso» de las leyes relativas al trabajo de los ninos simple-

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62 PRIMERA PARTE - CULTURA

mente restableci6 una especie de equidad y seguridad para la in­fancia que el «progreso» de la industrializaci6n habia destruido.

Un mundo donde los nilios no tienen que trabajar en condicio­nes peligrosas lejos de sus padres es, obviamente, una mejora con respecto a un mundo donde los propietarios de las minas trataban a los nilios como unidades de trabajo reemplazables. Pero i,que pa­sa con un mundo donde los nilios nunca participan en la economia de la familia, nunca yen a sus padres en el trabajo ni son nunca res­pons abIes de cultivar la tierra? i,Es realmente una mejora con res­pecto al mundo donde las familias compartian la responsabilidad de su porci6n del mundo creado, donde nilios y nilias aprendian oficios junto a su padre y su madre, y donde la cultura era creada en su mayor parte mediante el esfuerzo comun de las familias, en lugar de las empresas comerciales? A una escala, vemos un claro progreso; a otra escala mayor, caemos en la cuenta de que, aunque se ha ganado mucho, algo verdadero se ha perdido.

Ritmo de cambio

La cultura esta en constante cambio, y las diferentes clases de cul­tura cambian a ritmos distintos. En How Buildings Learn, Brand observa que todo edificio posee seis estratos. Del interior al exte­rior los llama Objetos, Reparto espacial, Servicios, Aspecto exte­rior, Estructura y Emplazamient02

• Cada estrato cambia a su pro­pia ritmo. Los objetos de una casa -los accesorios y los muebles­pueden cambiar en s6lo unos cuantos alios. El reparto espacial -la disposici6n de las paredes interiores, la situaci6n de las puertas­puede cambiar aproximadamente cada decada; los servicios -la electricidad, el agua, la calefacci6n, el sistema de eliminaci6n de basuras- pueden requerir ser reemplazados cada veinte alios. En el otro extremo del espectro, el emplazamiento, el terreno fisico y la

2. Steward BRAND, How Buildings Learn, Viking Penguin, New York 1994, p. 13. Doy las gracias a Frederica Mathewes-Green por ser la primera en aler­tarme respecto de la ohra de Brand y su relevancia cultural en su ensayo en Leonard I. SWEET, et. al., The Church in Emerging Culture: Five Perspecti­ves, Youth Specialties, EI Cajon, Calif., 2003.

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propiedad legalmente definida sobre la que se asienta el edificio, delimitada por las calles y las demas propiedades, puede no cam­biar en cientos de alios.

En The Clock of the Long Now, Brand aplica el mismo mode-10 a la cultura en su conjunto, dividiendola en Moda, Comercio, Infraestructura y Gobiemo. Estos estratos «van desde 10 rapido y vistoso hasta 10 lento y poderoso. Observese que cuando las per­sonas van haciendose mayores, sus intereses tienden a migrar a las partes lentas del continuo ... Los adolescentes estan obsesionados por la moda; los mayores, aburridos de ella»3. Podemos discutir los cuatro estratos de Brand. i,D6nde encajan las tortillas en su es­quema?; i,y que hay del laser y dellenguaje? Pero la idea central es de gran importancia. Algunos aspectos de la cultura cambian ra­pidamente; en el nivel de la moda, donde la longitud de las faldas o de las patillas sube y baja, cambian ca6tica y cfclicamente, sin tendencia a largo plazo en absoluto. jPobre del observador de la cultura 0 del pretendido creador cultural que atribuya gran impor­tancia a la preferencia de este alio por las faldas plisadas 0 lisas ... ! La moda raramente cambia en una direcci6n concreta de un alio para otro; simplemente, va y viene.

La idea mas importante de Brand es que hay una relaci6n in­versa entre la velocidad de cambio de un estrato cultural y la du­radon de su impacto. Cuanto mas rapido cambia un estrato cultu­ral determinado, tanto menor es el efecto a largo plazo que tiene en los horizontes de posibilidad e imposibilidad. Mi vida como ciudadano de los Estados Unidos esta profundamente configurada por siglos de desarrollo de nuestro sistema politico, en especial de los ideales de gobiemo ratificados por la Convenci6n constitucio­nal de 1787 y por innumerables decisiones legislativas y judiciales a partir de entonces. Pero mi vida no se ve afectada en 10 mas mi­nimo por la moda de las pelucas masculinas de 1787. De la mis­rna manera, cualquier cambio que modifique profundamente los horizontes de posibilidad e imposibilidad, por definici6n, requeri­ra casi siempre una enorme cantidad de tiempo. Cuanto mayor sea

3. Steward BRAND, The Clock of the Long Now: Time and Responsability, Basic Books, New York 2000, p. 36.

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64 PRIMERA PARTE - CULTURA

el cambio que tengamos la esperanza de que se produzca, tanto mas dispuestos deberemos estar a invertir en el, trabajar por el y esperarlo.

I, Que sucede con las revoluciones -cambios subitos en el nivel del gobierno- y otras estructuras culturales de gran escala y larga duracion?; 1,0 que ocurre con los «revivals», esos puntos de infle­xion culturales subitos, precipitados y de motivacion espiritual por los que muchos cristianos rezan, a veces como unica esperanza de cambio en la cultura? No cabe duda de que podemos sefialar mo­mentos en la historia en los que el cambio cultural se ha acelerado o ha modificado su curso. i,Que decir de la Convencion constitu­cional de 1787, la batalla de Waterloo 0 los «businessmen's revi­vals» de Nueva York, que incrementaron claramente el apoyo a la causa abolicionista?

Estos momentos tienden, en retrospectiva, a ser reducidos. Aparecen ante nosotros como momentos, pero para quienes los vi­vieron solieron ser una larga serie impredecible de acontecimien­tos mas pequefios. La Convencion constitucional debatio durante meses, con muchos momentos de tedio, numerosos callejones sin salida y abundantes revisiones, antes de producir el documento que tanto peso ha tenido en el gobierno de los Estados Unidos. Ademas, aquella Convencion no habrfa podido alcanzar sus con­clusiones sin doscientos afios de textos, la mayorfa ingleses, de fi­losoffa politica.

Incluso aparte del desarrollo de dispositivos tecnologicos co­mo ellaser, algunos acontecimientos que cambian la cultura pare­cen suceder en un abrir y cerrar de ojos. En el curso de unas horas de la mafiana del 11 de septiembre de 2001, diecinueve hombres cambiaron radicalmente la cultura de los Estados Unidos. Pero hasta esos sucesos casi instantaneos no son tan instantaneos como parecen. Son como terremotos, que parecen suceder de repente, sin previo aviso. Pero sabemos que los telTemotos no son mas que acontecimientos ambientales de un proceso de afios, 0 a veces de­cadas, siglos 0 milenios de acumulacion de tensiones en 10 pro­fundo de la tierra. Desde el punto de vista de muchos norteameri­canos, el 11 de septiembre fue una revolucion, pero para los pro­pios terroristas, no fue mas que un dfa de un proceso mucho mas largo, con una historia que se remonta al menos a las Cruzadas y

CAPITULO 3 - DEMOLICJONES, TECNOLOGIA Y CAMBJO 65

un futuro que se extiende a un remoto califato mundial-cuya cul­minacion se espera devotamente- y, de hecho, a una vida eterna que imaginan como recompensa celestial por su martirio. Nada importante, por repentino que sea, deja de tener una larga historia ni de ser parte de un largo futuro.

Y, al igual que los terremotos, tambien las revoluciones des­truyen mucho mas de 10 que construyen. Hay aquf una importante asimetrfa cuyas rafces llegan hasta las leyes ffsicas: es posible cambiar las cosas rapidamente a peor. Despues de la colision del 767 con la Torre Sur del World Trade Center, destruirla no costo mas que dos horas. Pero nadie puede construir el World Trade Center en dos horas. Lo unico que se puede hacer con Roma en un dfa es incendiarla.

Los revolucionarios -y los terroristas- del mundo depositan su esperanza en acontecimientos que causan cataclismos. Pero es probable que incluso ellos se yean decepcionados por los efectos a largo plazo de sus actos. Despues de las bombas de 2005 en el metro de Londres, The Economist observaba: «Ninguna ciudad ... puede detener a los terroristas por completo. Cabe decir, sin em­bargo, que los terroristas tampoco son capaces de detener a las ciu­dades»4. Los ataques del 11 de septiembre de 2001 pusieron indu­dablemente en marcha cambios grandes y, muy probablemente, tragicos. Pero no cambiaron tanto como todos nosotros, testigos de ellos, pens amos que 10 harlan. A gran escala cultural, incluso los acontecimientos revolucionarios terrorfficos no pueden destruir facilmente. A fortiori, los acontecimientos mas beneficiosos tienen escaso efecto positivo a corto plazo.

La resurrecci6n invisible

Tal como los cristianos cuentan la historia, los tres dfas que com­prenden la crucifixion, el entierro y la resurreccion de Jesus de Nazaret constituyeron la mas extraordinaria secuencia de aconte­cimientos de la historia humana; acontecimientos acompafiados de

4. «London Under Attack»: The Economist (7 de julio de 2005).

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II

66 PRIMERA PARTE - CULTURA

terremotos fisicos, desgarramiento del vela del templo y apertura de sepulcros, que reflejaban el dramatismo hist6rico y espiritual de aquella intervenci6n divina.

En el capitulo 8 analizaremos con mayor detenimiento las im­plicaciones culturales de la resurrecci6n de Jesus. Como veremos, creyentes y no creyentes pueden coincidir por igual en que 10 que sucedi6 a primera hora de la manana de aquel domingo fue el acontecimiento culturalmente mas importante de la historia. Segu­ramente, aqui esta la prueba de que la mayor esperanza de un cam­bio cultural espectacular radica en los actos singulares de inter­venci6n divina.

Y, sin embargo, las implicaciones culturales de la resurrecci6n de Jesus un dia 0 una semana despues del acontecimiento eran exactamente ninguna. El domingo siguiente, segun los evangelios, los testigos de aquel acontecimiento de extrema importancia esta­b~n ocultos en U? o.scuro rinc6n de Jerusalen porque temian por su vIda. El aconteCImIento que haria mas que ningun otro en la his­tori a en cuanto a alterar los horizontes de posibilidad e imposibi­lidad aun no habia tenido el mas minimo efecto en la vida de un residente tipico de Jerusalen. Yes dudoso que ya hubiera tenido un gran efecto en los pocos que habian visto la prueba del aconteci­miento con sus propios ojos.

Vnas cuantas decadas mas tarde, habia un floreciente movi­miento de testigos de la resurrecci6n y de creyentes en su testimo­nio. Pero su impacto cultural seguia siendo minimo y no merecfa mas que referencias de paso en la correspondencia de los funcio­narios romanos y en los anales de los historiadores contempora­neos. Hasta que transcurrieron varios cientos de anos, el movi­miento cristiano, con la ayuda de un emperador llamado Constan­tino -que posiblemente era un converso y, ciertamente, era sabio­no comenz6 a configurar los horizantes del Imperio Romano. Inc1uso la resurrecci6n de Jesus, la mas extraordinaria interven­ci6n de Dios en la historia, necesit6 cientos de anos para tener efectos culturales generalizados.

De manera que la esperanza en una revoluci6n 0 un «revival» futuro para resolver los problemas de nuestra cultura contempora­nea esta normalmente depositada en algo equivocado. Y esa espe­ranza nos hace especialmente vulnerables a la moda, confundien-

CAPITULO 3 - DEMOLICIONES, TECNOLOGIA Y CAMBIO 67

do los cambios en el viento con los cambios en el clima. Las mo­das pasan rapidamente por el paisaje cultural, y los creyentes in­vierten dosis de energia y compromiso mayores de 10 normal en fomentar la moda, confundiendola con un verdadero cambio. Los medios de comunicaci6n, que se yen en gran medida dirigidos por la moda, pueden amplificar el efecto de una moda pasajera, de ma­nera que durante un as semanas todo el mundo tararea la canci6n numero uno, el grupo aparece en Saturday Night Live hablando con Jay Leno, y el video no deja de verse. Si la canci6n 0 el gru­po tienen afinidades cristianas, brotan de la noche a la manana pa­ginas web que celebran una nueva victoria del evangelio en la cul­tura. Los efectos a corto plazo pueden ser asombrosos. Pero los efectos a largo plaza son insignificantes.

Cuando celebramos la aparici6n de un nuevo grupo cristiano, 10 tratamos como un dispositivo tecno16gico, como un equivalen­te cultural del laser que en pocos anos remodelara la cultura de modo significativo. Por extrano que parezca, rara vez dejamos de sorprendemos cuando el dispositivo no consigue llegar al gran pu­blico a la escala que esperabamos. Los observadores de la cultura hablan a veces de la teorfa de la «bala de plata» a prop6sito de la influencia cristiana, el sueno de que algun dia alguien escribira «la canci6n perfecta» que suscitara, en cuatro minutos de inspiraci6n pura, una oleada de arrepentimiento y conversi6n en nuestro pais. Eso es tratar una canci6n como un dispositivo. Es transfor­mar la musica en tecnologia. Los cristianos no somos los unicos que alimentamos esta fantasia, sino que anunciantes de toda c1a­se han dominado el arte de transmutar la musica y el arte en tec­nologia persuasiva. De hecho, podrfa no ser exagerado decir que la canci6n pop de cuatro minutos es un dispositivo, una herra­mienta tecno16gicamente manipulada para transmitir emociones agradables 0 catarticas.

El historial de la tecnologia como ciencia -que alivia a los se­res humanos de cargas y enfermedades especfficas- es esplendido. El historial de la tecnologia como metafora del ser humano es de­sastroso. Cuando la tecnologia es empleada para ganar guerras, se convierte en la bomba at6mica. Cuando es empleada para contro­lar la sexualidad humana, se convierte en destrucci6n de millones de vidas no nacidas y, como contracepci6n, con excesiva frecuen-

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68 PRIMERA PARTE - CULTURA

cia fomenta la disociaci6n entre la fecundidad y el amor. El mayor error cultural en que podemos incurrir es anhelar «soluciones» tec­no16gicas para nuestros «problemas» culturales mas profundos5

La cultura es mas que cosmovision

Llegados aqui, deberiamos estar totalmente curados de hablar de «la cultura». Este modo simplificado de hablar no s6lo pasa por al­to las numerasas esferas culturales, no s6lo ignora la diferencia en­tre las distintas escalas culturales, no s6lo pasa demasiado rapida­mente sobre la diversidad etnica, sino que ahora, a la larga lista de acusaciones contra esa abstracci6n engafiosa, podemos afiadir que es un modo demasiado estatico de hablar de un fen6meno que esta en constante cambio. El unico uso de la expresi6n «la cultura» que tiene sentido se encuentra inserto en una larga frase: la cultura de una esfera concreta, a una esc ala concreta, para unas personas 0 pu­blico (etnicidad) concretos, en un tiempo concreto. E inc1uso este modo de hablar mucho mas cuidadoso necesita ir siempre acompa­fiado de la conciencia de que la cultura que estamos describiendo esta cambiando, puede que lenta, puede que rapidamente.

Pero hay una abstracci6n mucho mas facil que necesitamos c1a­rificar a fin de poder calibrar c6mo cambia la cultura. Definir la cul­tura como 10 que los seres humanos hacen can el mundo equivale a dejar claro que la cultura es mucho mas que una «cosmovisi6n».

El lenguaje de la cosmovisi6n se ha generalizado entre los cristianos en epoca reciente como un modo de comprender tanto su propia fe como la cultura circundante6

• Hay «academias de cos­movisi6n», «fines de semana de cosmovisi6n» y «ministerios de cosmovisi6n», como el que pretende «capacitar a los cristianos pa-

5. Aparte de Albert Borgmann, mencionado anteriormente, nadie ha expresa­do esto de manera mas aguda que Dorothy L. SAYERS en su importantisimo libro The Mind of the Maker, Harper & Row, San Francisco 1987 (primera edici6n de 1941).

6. Proceso recogido exhaustivamente en David K. NAUGLE, Worldview: The History of a Concept, Eerdmans, Grand Rapids 2002. Otro libro reciente muy uti! es el de J. Mark BERTRAND, Rethinking Worldview: Learning to Think, Live, and Speak in This World, Crossway, Wheaton, Ill., 2007.

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ra comprender y defender la cosmovisi6n cristiana en la esfera pu­blica». Hay inc1uso una pagina web que se anuncia como «las pa­ginas amarillas completas de las webs de cosmovisi6n cristiana», con «links» a docenas de otras «fuentes de cosmovisi6n».

Brian J. Walsh y J. Richard Middleton, que se cuentan entre quienes han expuesto mejor la importancia de la cosmovisi6n, la definen en The Transforming Vision del siguiente modo:

«Las cosmovisiones son marcos perceptivos. Son modos de ver. .. Nuestra visi6n del mundo deterrnina nuestros va1ores. Nos ayuda a interpretar e1 mundo que nos rodea. Diferencia 10 que es importante de 10 que no 10 es, 10 que es de maximo valor de 10 que es de minimo. Una cosmovisi6n, pues, proporciona un mode10 del mundo que gufa a sus partidarios en el mundo»7.

Una cosmovisi6n, dicen Middleton y Walsh, contiene la res­puesta de una cultura a cuatra preguntas cruciales: i Quienes so­mas? t Donde estamos? t Que esta mal? t Cual es el remedio?

Walsh y Middleton presentan esplendidamente las respuestas cristianas a estas preguntas. Y esas respuestas pretenden ser, como dice el titulo, una visi6n transformadora. Segun la contracubierta del mencionado libra, Walsh y Middleton «desean ver penetrar el cristianismo en las estructuras sociales, reformando y remodelan­do nuestra cultura. Desde las universidades hasta la politica, los negocios y la vida familiar, la visi6n cristiana puede transformar nuestro mundo».

7. Brian J. WALSH Y J. Richard MIDDLETON, The Transforming Vision: Shaping a Christian World View, InterVarsity Press, Downers Grove, Ill., 1984, ~p. 17,32 (trad. cast.: Cosmovisi6n cristiana, Cle, Barcelona 2004). En curslva en el original. Las cuatro preguntas aparecen por primera vez en la pagina 35. EI resumen de Wolterstorff se encuentra en la pagina 10. Tanto Walsh como Middleton dieron mas adelante el paso decisivo hacia consideraciones respecto de una encarnaci6n y de vivir una visi6n cultural config~rada por el evangelio, pero, por des gracia, sus obras posteriores no fuero~ cltadas tan frecuentemente por quienes continuan promoviendo el lenguaJe de la co~­movisi6n, puede que por su critica cada vez mas radical de la cultura OCCI­

dental moderna. Vease J. Richard MIDDLETON y Brian 1. WALSH, Truth Is Stranger Than It Used to Be: Biblical Faith in a. Postmodern Age, ~nter­Varsity Press, Downers Grove, Ill., 1995; Y Bnan WALSH y ~ylvIa C. KEESMAAT, Colossians Remixed: Subverting the Empire, InterVarsIty Press, Downers Grove, Ill., 2004.

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70 PRIMERA PARTE - CULTURA

Sin embargo, como observa Nicholas Wolterstorff en su prolo­go allibro de Walsh y Middleton, el mundo no parece verse afec­tado por la «vision transformadora»:

«(,Por que las cosas funcionan de hecho as!? (,Por que la cos­movision cristiana sigue tan desencarnada, a pesar de que tantos miembros de nuestra sociedad se consideren cristia­nos? La respuesta que Walsh y Middleton dan es que los cris­tianos en general no perciben la radical amplitud de la cos­movisi6n bfblica».

Los autores no son responsables ni de los prologos ni de las contracubiertas, pero yo pienso que tanto Wolterstorff como el anonimo editor reflejan con exactitud el tema principal dellibro de Walsh y Middleton y de la mayoria de los autores cristianos que escriben sobre la «cosmovision». Se hace hincapie en comprender la cosmovision. «i,Por que la vision del mundo cristiana es tan de­sencarnada?», se pregunta Wolterstorff. Y su respuesta es contun­dente: porque es desencarnada, porque no se comprende suficien­temente, 0, para emplear el verba que emplea Wolterstorff, porque no se percibe suficientemente. EI cristianismo no ha reformado ni remodel ado aun nuestra cultura por falta de «vision». Pero se tra­ta de una extrafia desviacion de su pensamiento con respecto al perspicaz enunciado que Wolterstorff hace del problema central, es decir, la «desencarnacion» del cristianismo. Cabria pensar que la solucion ala desencarnacion seria la encarnacion, la vivencia en la carne de la vision transformadora. Y, de hecho, todo cristiano que propone una cosmovision apunta entusiasticamente en esta di­reccion. Pero, de alguna manera, el enfasis recae siempre en la percepcion y la vision, en el pensamiento, en el anaIisis.

Una de las mas destacadas promotoras de una cosmovision, Nancy Pearcey, escribio un ambicioso libro titulado Total Truth8

EI libro esta magnificamente escrito y bien salpicado de anecdo­tas, pero su preocupacion consiste en demostrar la amplitud radi-

8. Nancy PEARCEY, Total Truth: Liberating Christianity from Its Cultural Captivity, Crossway, Wheaton, Ill., 2005.

CAPITULO 3 - DEMOLICIONES, TECNOLOaiA Y CAMBIO 71

cal del modo cristiano de pensar. De hecho, para Pearcey, «cos­movision» y «pensamiento cosmovisional» son casi sinonimos. «EI centro del pensamiento cosmovisional se encuentra en su apli­cacion pnictica y personal», dice Pearcey, pero el apartado de su libro sobre este tema, titulado «i, Y ahora que? Vivirlo», ocupa veintiuna paginas de un libro de cuatrocientas ochenta. Y en la mismisima ultima pagina encontramos de nuevo el leguaje de la encarnacion, en una cita del teologo Leslie Newbigin: «EI evan­gelio no esta destinado a ser "un mensaje desencarnado" -dice Newbigin-, sino a encarnarse en una "comunidad de hombres y mujeres que creen en el y viven segun el"... En cierto sentido -concluye Pearcey- este capitulo deberia haber sido el primero».

Sin embargo, la encarnacion puede no fluir de manera tan na­tural del pensamiento como much os libros en torno ala cosmovi­sion dan a entender. La mas famosa obra del dibujante Sidney Ha­rris muestra ados cientificos frente a una pizarra rep1eta de ecua­ciones. En medio de las ecuaciones esta escrito: «Entonces ocurre un milagro». Un cientifico dice al otro: «Yo creo que debes ser mas explicito aqui, en el segundo paso».

Cuando decimos que «la vision cristiana puede transformar nuestro mundo», sucede algo similar. i,Es realmente verdad que con solo percibir la amplitud radical de la cosmovision cristiana se «transformaria el mundo», 0 nos estamos saltando un paso inter­medio demasiado a la ligera?

Apliquemos las preguntas de Walsh y Middleton a la cosmo­vision. t Quienes somos? Somos pensadores: academicos, escrito­res y lectores. t Que estd mal? EI problema es un cristianismo ine­ficaz, «desencarnado», un cristianismo que carece de incidencia en la cultura e incluso, con demasiada frecuencia, en las opciones vitales de los creyentes. Sin embargo, esto se reformula sutilmen­te como un problema fundamentalmente intelectual: una percep­cion insuficiente de la cosmovision cristiana. t Cudl es el remedio? EI remedio es una mayor explicacion, y en ocasiones una defensa, de la realidad de la cosmovision cristiana.

Lo que se privilegia sobre todo en el mundo de la cosmovision es el andlisis. «Cosmovision» es un concepto extraido del mundo de la filosofia, y en el mundo de la filosofia el filosofo es el rey.

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72 PRIMERA PARTE - CULTURA

Puede que inevitablemente, personas con grandes dotes analfticas y filos6ficas examinen el evidente problema de la desencarnaci6n cristiana y propongan como soluci6n, no un profundo programa de encarnaci6n, sino mas reflexi6n. Y despues de haber hecho mucha mas reflexion, (,c6mo cambia el mundo exactamente? Bueno, «en­tonces ocurre un milagro».

Las cosmovisiones son importantes. Estan presentes bajo nuestras dos primeras preguntas para hacer un diagn6stico: i Que supone la cultura en cuanto a como es el mundo? G' Que supone en cuanto a como deberCa ser el mundo? No cabe duda de que las creencias y los valores subyacentes desempefian un importante papel en las opciones humanas en cuanto a que cultura hacer. De hecho, cabrfa decir que el segundo de nuestros dos sentidos de la frase 10 que los seres humanos hacen con el mundo -c6mo en­tendemos los seres humanos el mundo- tiene muchfsimo que ver con la cosmovisi6n exactamente tal y como Walsh y Middleton la describen.

El peligro de reducir la cultura a una cosmovisi6n radica en que podemos obviar 10 mas caracterfstico de la cultura, que es que los bienes culturales tienen vida propia. Remodelan el mundo de modos impredecibles. El sistema de autopistas interestatal estaba ciertamente basado en una cosmovisi6n (presupuestos acerca de c6mo es y c6mo deberfa ser el mundo), y ello tuvo muchos de los efectos que sus promotores predijeron. Pero tuvo tambien otros efectos de igual 0 mayor significaci6n; efectos que no fueron pre­dichos y que eran impredecibles. El sistema de autopistas interes­tatal no ha sido s6lo resultado de una cosmovisi6n; ha sido origen de un nuevo modo de ver el mundo.

El lenguaje de la cosmovisi6n tiende a implicar, parafrasean­do al autor cat61ico Richard Rohr, que podemos pensar en noso­tros comportandonos de maneras nuevas. Pero no es asf como funciona la cultura. La cultura nos ayuda a comportarnos segun nuevos modos de pensamiento. El riesgo de pensar «cosmovisio­nalmente» consiste en que comenzaremos a pensar que el mejor modo de cambiar la cultura es analizarla. Crearemos academias de cosmovisi6n, organizaremos seminarios de cosmovisi6n, es­cribiremos libros de cosmovisi6n ... ; cosas que pueden ser verda-

CAPiTULO 3 - DEMOLICIONES, TECNOLOGiA Y CAMBIO 73

deramente valiosas si nos ayudan a entender los horizontes que nuestra cultura moldea, pero que no pueden sustituir a la creaci6n de bienes culturales reales. Ademas, estas cosas tienden sutil­mente a producir fi16sofos en lugar de fontaneros, y pensadores abstractos en lugar de artistas y artesanos; y pueden crear un ni­cho cultural en el que «los pensadores acerca de la cosmovisi6n» se yean privi1egiados, mientras otras clases de creadores de cul­tura se yen minusvalorados.

Pero la cultura no cambia simplemente pensando.

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CAPiTULO 4

Cultivo y recreaci6n

Hoy hare la cena de mi familia. Con el aceite muy caliente, hare un sofrito de cebolla y pimiento verde hasta que empiece a cara­melizarse y ponerse dorado. Anadire cilantro y chile en polvo, ha­ciendo una mezcla fragante y sazonada; despues -cuando esta fan­tastica mezcla este a punto de que marse- anadire unos tomates troceados. Cuando empiece a salir vapor, Ie quitare la grasa con una espatula de madera, y a continuacion anadire alubias de rinon, frijoles, maiz y trigo precocido en salsa de tomate. Cuando toda la mezcla haya vuelto a hervir, bajare el fuego al minimo. Tardare menos de media hora, buena cosa para la cena de un atareado dia laborable de otono.

Despues encendere velas para la mesa, las lucecitas votivas y el farol y -si estoy de humor- las seis velas de la lampara del te­cho. Pondre los mantelitos, los platos, los vasos y los cubiertos. Convocare a la familia desde todos los rincones de la casa, nos sentaremos, y yo llevare la cazuela a la mesa. Rezaremos la ora­cion de accion de gracias, adaptacion de una bendicion judia que ha empleado el pueblo de Dios durante milenios: «Bendito seas Senor Dios, Rey del universo, que nos has dado estos alimentos». Y, finalmente, nos comeremos nuestro chile.

En realidad, no es exactamente asi, porque a mis hijos no les gusta el chile.

Protestan en cuanto yen un pimiento verde as oman do en el re­cipiente, y no les gustan mucho los tomates, aunque -como Catherine y yo les hemos hecho ver una y otra vez- no tienen na-

CAPITULO 4 - CULTIVO Y RECREACrON 75

da que objetar cuando esos mismos ingredientes se sirven en la salsa para los spaghetti.

Dentro de unos anos, cuando mis hijos sean mas mayores, es probable que les guste el chile, los pimientos verdes y todo 10 de­mas. Pero supongamos que no; supongamos que esta parte de nuestra cultura familiar les sigue pareciendo una violacion de sus papilas gustativas y de la Ley de No Combinar Cosas Verdes y Ro­jas. ~Que opciones tienen?

Pueden protestar cada vez mas fuerte, hasta que Catherine y yo renunciemos por completo a hacer chile. El problema en este caso es que a Catherine y a mi nos encanta verdaderamente nuestro chi­le. Cada ano, cuando llegue el otono, haremos chile hasta que sea­mos demasiado ancianos para partir las cebollas. Y no somos unos padres particularmente indulgentes; 10 que se sirve de cena es 10 que hay de cena.

En lugar de limitarse a protestar, nuestros hijos pueden incre­mentar los matices de su critic a al chile, explicando con mayor de­talle por que los pimientos verdes son demasiado amargos y par que los tomates apetecen cuando estan hechos pure, pero espantan cuando estan bien rechonchos.

Alternativamente, nuestros hijos pueden simplemente arrojar la toalla y comer 10 que les servimos. Podrian llegar incluso a to­lerar, si no a gustarles, los pimientos verdes y los tomates rechon­chos. 0, en el otro extremo, cuando sean 10 suficientemente ma­yores, podrian dejar simplemente de venir a cenar. Una vez que dejen la casa, podran cocinar su chile como les parezca.

Por el momento, sin embargo, estan atrapados; si no quieren chile, no hay cena hasta manana por la noche. En 10 que a mis hi­jos concierne, nuestra cena no tiene alternativa. Y no es probable que ninguna de esas estrategias cambie el menu de una fresca no­che otonal en la que estamos justos de tiempo y buscamos una ce­na alimenticia y que nos deje satisfechos.

No obstante, si hay una cosa que nuestros hijos podrian hacer y que podria tener un efecto decisivo en nuestra cultura familiar en cuanto a la comida. Si yo llego a casa un martes por la noche den­tro de unos anos (cuando sean 10 bastante mayores como para po­der dejades usar cuchillos) y me encuentro que la cena ya esta ha­ciendose, aunque no sea chile, es muy probable que este encanta-

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76 PRIMERA PARTE - CULTURA

do. En especial, si la comida que se esta preparando supone una mejora sustancial con respecto a la usual: esta rica y es incIuso mas creativa que la que yo habria preparado.

Consideremos esto una parabola del cambio cultural que ilus­tra esta regIa fundamental: El unico medio de cambiar la cultura es crear mas cultura. Esta sencilla pero elusiva realidad se deduce de las observaciones que ya hemos hecho acerca de la cultura. En primer lugar, la cultura es la acumulacion de cosas muy tangibles: las cosas que las personas hacen con el mundo. Esto se ve oscure­cido cuando la gente habla de la cultura como de algo vago y ete­reo, como, por ejemplo, la comparacion habitual entre los seres humanos en la cultura y el pez en el agua. El pez, suponemos no­sotros, es totalmente inconsciente de la existencia del agua, por no hablar de todos los modos en que el agua posibilita tanto como li­mita su vida de pez. Aunque sin duda es cierto que la cultura pue­de tener en nosotros ciertos efectos de los que no seamos cons­cientes, la cultura misma es todo excepto invisible. La oimos, la olemos, la gustamos, la tocamos y la vemos. La cultura, 0 se pre­senta ante nuestros cinco sentidos, 0 no es cultura en absoluto. Si la cultura ha de cambiar, 10 hara porque nuevas cosas tangibles (0

audibles 0 visibles 0 gustables) se presenten ante un publico 10

bastante amplio como para comenzar a remodelar su mundo. En segundo lugar, como ha observado el filosofo Albert

Borgmann, las culturas humanas poseen la extrana aunque afortu­nada propiedad de ser siempre completas'. Ninguna cultura se ex­perimenta a si misma como de poca entidad 0 incompleta. Consi­deremos ellenguaje. Ningun lenguaje humano les parece a sus ha­blantes falto de capacidad de describir todo cuanto experimentan; al menos, todos nuestros lenguajes se quedan cortos en los mismos limites del misterio. Aun cuando, por ejemplo, nuestros lenguajes dividen el espectro del color de formas muy distintas, todo len­guaje humano tiene un nombre para cada color que sus hablantes pueden ver. Nadie esta esperando que surja una nueva palabra pa­ra poder empezar a hablar del amarillo. En consecuencia, el cam-

1. Albert BORGMANN, Technology and the Character of Contemporary Life, University of Chicago Press, Chicago 1984, p. 116.

CAPITULO 4 - CULTIVO Y RECREACION 77

bio cultural solo tendra lugar cuando, en alguna medida, algo nue­vo desplace de un modo sumamente tangible a la cultura existen­teo Nuestra familia cena todas las noches, y si continua la prospe­ridad de nuestro pais, seguiremos haciendolo. Nuestra cultura de la cena solo cambiara si alguien nos ofrece algo 10 suficientemen­te nuevo y convincente como para desplazar a los platos que ac­tualmente componen nuestro menu.

Por 10 tanto, si tratamos de cambiar la cultura, tendremos que crear algo nuevo, algo que persuada a nuestros conciudadanos de dejar a un lado algun conjunto de bienes culturales existente y sus­tituirlo por nuestra nueva propuesta. Y tengamos presente que hay divers as estrategias posibles, ninguna de las cuales, por si misma, tendra ningun efecto en absoluto sobre la cultura.

Condenar la cultura. Los ninos arrugan la nariz ante el chile por muchas razones, en su mayoria infantiles. Pero a los adultos tambien puede disgustarles la cultura, y a menudo por muy buenas razones. Sin embargo, si 10 unico que hacemos es condenar la cul­tura -especialmente si 10 principal que hacemos es limitarnos a ha­blar entre nosotros, de acuerdo todos en 10 mal que se estan po­niendo las cosas-, es verdaderamente muy improbable que tenga­mos ningun efecto cultural, porque la naturaleza humana aborrece el vacio cultural. Es muy raro que los seres humanos renuncien a un conjunto de bienes culturales solo porque alguien los condene. Necesitan algo mejor, 0 su actual conjunto de bienes culturales tendra que valer, por deficiente que pueda ser.

Consideremos la industria cinematografica. Una larga cadena economica va de los guionistas, directores, actores y productores de las peliculas, pasando por los distribuidores y los cines, hasta los espectadores de un viernes por la noche. En cada eslabon de la cadena hay tremendos incentivos para mantener en march a el ci­cio de produccion, distribucion y consumo. Supongamos que no nos gusta 10 que el cine local proyecta en un deterrninado fin de semana. Por mucho que protestemos -condenando los bienes cul­turales que se ofrecen-, a no ser que oJrezcamos una alternativa, seguira exhibiendose.

Criticar la cultura. ~ Y si somos un poco mas sutiles? No con­denamos categoricamente las peliculas, sino que las analizamos,

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78 PRIMER A PARTE - CULTURA

criticandolas cuidadosamente para mostrar 10 inadecuadas que son o 10 desencaminadas que estan. Puede que incluso reconozcamos que algunas pelfculas poseen ciertas cualidades redentoras, y em­pleamos una gran cantidad de energia especificando los momentos en que 10 hacen. Podemos elaborar unos analisis muy complejos de los bienes culturales que nos circundan. Y no cabe duda de que, si nuestros analisis adoptan la forma de palabras sobre el papel, voces en un podcast 0 texto en Internet, el anaIisis mismo es un bien cultural. Pero la deprimente verdad -especialmente para aquellos de nosotros que se ganan la vida como criticos cultura­les- es que la critic a y el analisis muy rara vez cambian la cultura. Durante varias decadas, los beneficios de Hollywood se han visto acrecentados por grandes exitos y continuaciones de los mismos, que a menudo han sido criticados severamente por los mas respe­tados criticos. Por causticas (0 positivas) que hayan sido las criti­cas, ano tras ano los exitos del verano baten records. Los analisis de los criticos no han tenido mas que un minimo efecto en los exi­tos y los fracasos, superados con mucho por el respaldo transmiti­do boca a boca por la gente corriente que busca un entretenimien­to el viernes por la noche.

Los criticos que escriben en los periodicos y en las paginas web populares pueden tener al menos la esperanza de que miles de lectores lean sus opiniones. Sin embargo, los mas prolificos pro­ductores de analisis cultural se encuentran en el mundo academi­co, aunque fuera del enrarecido mundo de las universidades· las criticas cultas, positivas 0 negativas, rara vez toman contacto' con la cultura en su conjunto. Dentro del mundo cultural academico las obras de analisis pueden tener incidencia, crear y destruir ca~ rreras e incluso iniciar escuelas de interpretacion; pero esas obras permanecen inertes si no salen nunca de su torre de marfil. La fa­lacia academica consiste en que, una vez que se ha comprendido algo -se ha analizado y criticado-, se ha cambiado. Pero las bi­bliotecas academic as estan repletas de brill antes analisis de todas las facetas de la cultura humana que no han tenido la mas minima incidencia en el mundo que esta mas alIa de sus estantes.

Sin duda, los mejores criticos pueden cambiar el marco en el que los creadores realizan su obra, estableciendo el criterio de me­dicion de las futuras creaciones. Pero este analisis solo tiene una

CAPITULO 4 - CULTIVO Y RECREACION 79

influencia duradera cuando alguien crea algo nuevo en el ambito publico.

Copiar la cultura. Otro enfoque un tanto distinto de una cul­tura insatisfactoria es imitarla reemplazando los aspectos of ens i­vos por otros mas aceptables. Una subcultura dentro de la socie­dad norteamericana podrfa decidir que la mejor solucion al errati­co estado de la industria cinematografica es iniciar una industria cinematografica propia completa, con productores, directores, guionistas, actores e incluso salas de cine, y crear una especie de industria cinematografica paralela que arregle los obvios proble­mas de la corriente principal de la industria cinematografica. Las nuevas pelfculas creadas y distribuidas por este sistema serian ciertamente bienes culturales de algun tipo. Pero si no se exhibie­ran nunca en los cines normales -si, de hecho, fueran creadas y consumidas enteramente por miembros de una subcultura particu­lar-, no tendrian influencia alguna en la cultura de las pelfculas normales.

Despues de todo, cualquier bien cultural unicamente mueve los horizontes del publico concreto que 10 experimenta. Para el resto del mundo es como si esa muestra de cultura, por excelente o importante que pueda ser, no existiera. La cultura imitativa po­drfa proporcionar un refugio seguro de la corriente dominante, pe­ro los que nunca se encontraran con ella seguirfan yendo a las pe­lfculas como hacfan antes. Cuando copiamos cultura dentro de nuestros enclaves privados, la cultura en su conjunto permanece inalterada.

Consumir cultura. Otro posible enfoque, sin embargo, consis­te, sencillamente, en consumir cultura, puede que selectiva 0 in­cluso estrategicamente. En una sociedad de consumo, las opciones de los consumidores tienen un poder innegable en la configuracion de 10 que se produce. l,Que ocurrirfa si un numero suficiente de consumidores decidiera votar con su dinero a fin de obligar a Hollywood a producir un tipo distinto de pelfculas?

Entre los cristianos es facil que la pelfcula mas controvertida del ano 2006 fuera El c6digo Da Vinci, version cinematografica del detectivesco y gn6stico «bestseller» de Dan Brown. Barbara Nicolosi, guionista y lfder cristiana de Hollywood, escribi6 un co-

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80 PRIMERA PARTE - CULTURA

mentario sumamente perspicaz que se public6 en la conocida web «Christianity Today Movies»2. Nicolosi rechazaba la idea de que EI c6digo Da Vinci (la pelfcula 0 la novela) pudiera ser «emplea­da» constructivamente 0 vista como un recurso para la «evangeli­zaci6n». «lEs la calumnia una oportunidad? lEs la superioridad iracunda una oportunidad? [EI c6digo Da Vinci] representa la mis­rna "oportunidad" que las persecuciones roman as ofrecieron a la Iglesia primitiva». Pero observaba tambien que el boicot, el ultimo recurso usual de los cristianos descontentos con un producto cul­tural y con sus productores, sencillamente no funcionarfa:

«Cualquier publici dad es buena publicidad. Las protestas no s610 alimentan la taquilla, sino que hacen que todos los cris­tianos parezcamos idiotas. Y las protestas y los boicots no contribuyen en nada a configurar las decisiones que se estan tomando ahora respecto de que pelfculas hara Hollywood en los pr6ximos afios. (0 convencen a Hollywood de hacer mas pelfculas que susciten las protestas de los cristianos, 10 que au­mentara aun mas la taquilla).

Hay quien sugiere que, sencillamente, ignoremos la pe­lfcula. Pero el problema de esta opci6n es que la taquilla es una uma de voto. Las unicas personas cuyo voto cuenta son las que compran la entrada; si te quedas en casa, tiras tu voto por la ventana y no contribuyes en nada al proceso de toma de decisiones de Hollywood acerca de que pelfculas se haran pa­ra la gran pantalla».

Nicolosi propone una alternativa ingeniosa y (por 10 que yo se) inedita: el «otracot».

«En la semana del estreno [de El c6digo Da Vinci], debes ir al cine, pero aver otra pelfcula. Ese es tu modo de emitir tu vo­to, el unico voto que Hollywood reconoce: el poder del frio di­nero depositado en una taquilla en la semana del estreno ... La

2. Barbara NICOLOSI, «Let's Othercott Da Vinci»: Christianity Today Movies (3 de mayo. de 2006), < http://www.christianitytoday.comlmovies/ commentanes/2006/othercott.html>. Nicolosi es directora de Act One ex­celente programa de formacion para jovenes guionistas, y publico pri~ero este articulo en su «blog» de < http://Churchofthemasses.blogspot.com>.

CAPITULO 4 - CULTIVO Y RECREACION

pelfcula principal prevista para estrenarse contra [El c6digo Da Vinci] es el film de dibujos animados de DreamWorks ti­tulado Over the Edge [Vecinos invasores]. El "trailer" parece divertido, y puedes llevar a tus hijos. Y a tus amigos. Y a sus amigos. De hecho, vayamos todos a verla.

Desestabilicemos la taquilla de un modo que nadie espera, sin protestas, sin boicots, sin discusiones, sin rencor. Acuda­mos a la uma que es la taquilla y emitamos nuestro voto. Y compremos tambien un as palomitas».

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Hay varias cosas que comentar acerca del articulo de Nicolosi. En primer lugar, su articulo era en sf un bien cultural, y ademas creativo. Incluso acun6 un nuevo termino para describir la nueva estrategia cultural que proponfa. Nicolosi, lejos de limitarse a con­denar, criticar 0 copiar cultura, hacfa todo 10 po sible por ser crea­tiva frente a un autentico (aunque tambien result6 aburridfsimo) desaffo a la fe.

En segundo lugar, su artfculo, que comenz6 colgado en su «blog» Church of the Masses, tuvo un significativo exito como bien cultural, es decir, fue publicado con exito en sentido literal: atrajo la atencion de un publico que comenz6 a hacer algo con e1. No solo «Christianity Today Movies» 10 recogi6 y 10 volvi6 a pu­blicar, sino que la busqueda en Google indica que la palabra otra­cot fue utilizada en mil ochocientos sesenta webs en las semanas posteriores a la primera publicaci6n de Nicolosi.

Pero la tercera observaci6n acerca de la interesante sugerencia de Nicolosi de «otracot» es un tanto desalentadora. Como estrate­gia de cambio cultural, apenas tiene oportunidad de exito, como resulta claro al comprobar las cifras. Una ojeada clandestina a las estadfsticas web de mi patr6n muestra que el artfculo de Nicolosi tuvo entre treinta y cuarenta millectores durante el mes de mayo, y supongamos que un numero similar encontr6 el articulo a traves de «links» en otras webs; es decir, tuvo un total de setenta y cinco millectores. La tasa de respuesta usual a cualquier llamamiento a la acci6n -ya sea una invitaci6n a hacer clic en un «link» de una pagina web 0 a enviar un donativo a una causa- es del orden de porcentajes de una sola cifra, como editores y polfticos saben bien; y, como es natural, las cifras bajan cuando se trata de gastar una cantidad de dinero y de tiempo. Pero seamos generosos y supon-

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gamos que el llamamiento de Nicolosi generara una inedita res­puesta de un veinte por ciento. Supongamos tambien optimista­mente que cada uno de esos motivados y excepcionalmente influ­ye~tes lectares llevaran a sus hijos (2,54, por supuesto) y a los amlgos de sus hijos (2 mas) y a sus propios amigos (otros 2 mas) aver Vecinos invasores la semana del estreno. Ello supondrfa un total de ciento trece mil personas que compraron entrada a unos oc~o d6lares de ~edia, 10 que asciende a unos ingresos para los es­tU?l~S algo supenores a novecientos mil d6lares, digamos un mi­lIon mc1uyendo las palomitas.

Pues bien, no es nada. Los ingresos brutos de Vecinos invaso­res en el fin ~e sema,na de su estreno fueron de treinta y ocho mi­ll?ne.s y medl? de dolares, y los ingresos brutos de El codigo Da Vmcl en ,el mlSm? fin de semana fueron de setenta y siete millo­nes de dolares. Fmalmente, Vecinos invasores lleg6 a unos ingre­sos brutos ~n los Estados Unidos de ciento cincuenta y cinco mi­ll.ones de .dolares, y El codigo Da Vinci lleg6 a los doscientos die­clOcho mIllones. (Cifra impresionante unicamente para los ajenos a H~llywood, dado que se situ6 unicamente en el puesto numero dosclentos de la c1asificaci6n de pelfculas de exito)3.

En otras palabras, una respuesta asombrosamente entusiasta al llamamiento de Nicolosi al consumo alternativo habrfa producido un efecto de un 0,9% en el fin de semana del estreno de las dos principales pelfculas (la cifra baja al 0,6% si se cuentan las doce pelfculas que .se estrenaban aquel fin de semana), y a un bajfsimo ~,3% de los mgresos brutos generales. En comparaci6n, que el bemp? se~ bueno 0 malo (malo 0 bueno, respectivamente, para el n~go~~o cmematografico) se suele considerar que supone una os­cIlaclOn en. los ingresos de taquilla de hasta un diez por ciento. Un grupo mObvado de consumidores cristianos en el fin de semana del ~streno de una ~e la~ pelfcu!as re~acion~das con la fe mas pro­~o~lOnada~ de la hlstona habna temdo el Impacto de un sistema debIl de baJas presiones.

3. Todas las cifras que aparecen aquf yen el cap. 12 estlin tomadas de <www.bosofficemojo.com>.

CAPITULO 4 - CULTIVO Y RECREACI6N 83

La realidad de la vida en una cultura globalizada es que los consumidores individuales, e inc1uso los grandes grupos de con­sumidores, s6lo rara vez pueden inducir un cambio cultural a tra­yes del consumo. Las decisiones de con sumo individual se toman, como dicen los economistas, en el margen, en los extremos de los enormes efectos de las decisiones agregadas de millones de otros compradores. No deberfa sorprender demasiado que el consumo sea un modo ineficaz de suscitar el cambio cultural, porque, para empezar, el con sumo depende par completo de la existencia de bienes culturales que consumir. El unico modo de motivar a un bloque suficientemente grande de consumidores para actuar de un modo que realmente configure los horizontes de posibilidad e im­posibilidad, en Hollywood 0 en cualquier otra gran empresa cul­tural, es crear una alternativa.

El hecho notable, sin embargo, es que Hollywood esta cam­biando, y no debido ala condena, la critica, la copia 0 el consumo. Esta cambiando porque un grupo relativamente pequeno de perso­nas -puede que unos cuantos miles como maximo, muchas de elIas directa 0 indirectamente influidas por el programa «Act One» de formaci6n de guionistas de Nicolosi- han invertido su energfa, su creatividad y su dinero en pelfculas como La pasion de Cristo o la pelfcula de Walden Media Cronicas de Narnia: elleon, la bru­ja y el armaria, que han vencido facilmente a El codigo Da Vinci en la taquilla nacional. Claro esta que ha habido millones de con­sumidores que han hecho de esas pelfculas exitos comerciales, pe­ro 10 han hecho porque alguien habia creado algo que merecia la pena ver y llevar a ver a los amigos. La creatividad es la unica fuente viable de cambio.

EI arte de cultivar

Hay aqui una paradoja, no obstante. Dado que la cultura es acumu­lativa, porque todo bien cultural se edifica sobre elementos cultura­les anteriores y los incorpora, la creatividad cultural no parte nunca de cero. La cultura es 10 que hacemos can el mundo, y no comen­zamos con una pizarra en blanco, sino con todo el mundo ricamen­te culturizado que las generaciones anteriores nos han transmitido.

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De manera que, cuando yo voy a la cocina a hacer la cena 0

cuando un guionista se sienta a escribir un gui6n, el primer reque­rimiento es que estemos suficientemente familiarizados con nues­tro mundo cultural. Para cocinar bien yo necesito estar familiari­zado con el usa adecuado de los cuchillos, las cualidades de las es­pecias y las propiedades de las ollas de acero inoxidable y de hie­rro fundido. Necesito saber algo acerca de la tradici6n culinaria a la que estoy recurriendo; i,estoy haciendo comida italiana, china 0

mexicana? AnaIogamente, un guionista necesita entender el modo en que los narradores visuales occidentales enfocan su arte, ideal­mente remontandose a la Poetica de Arist6teles, pasando por la historia de la novela y llegando a la estructura escenografica de la pelicula Chinatown. Necesita tambien conocer los detalles del «software» Final Draft, con su estandar universal de cincuenta y cuatro lineas por pagina, y el significado de los terminos beat y POV (camara subjetiva). En 10 que concierne ala creatividad cul­tural, la inocencia no es una virtud. Cuanto mas sepamos cada uno de nosotros acerca de nuestro dominio cultural, tanto mas proba­ble sera que creemos algo nuevo que merezca la pena.

Sin duda, de vez en cuando a 10 largo de la historia los aspi­rantes a creadores de cultura han tratado de quitarse de encima por completo tradiciones culturales, declarando revoluciones de varios tipos. La alta modernidad del siglo XX quiza fuera el momento cumbre de creaci6n cultural deliberadamente desconectada de la tradici6n. En su obra maestra Theology, Music, and Time, Jeremy Begbie escribe acerca de la correspondencia entre dos composito­res ultramodernistas del siglo XX, John Cage y Pierre Boulez4•

Cage trataba de hacer musica a partir de sucesos naturales y alea­torios. Su obra mas famosa (0 infame), «4' 33"», requiere que un interprete entre en el escenario y se siente al instrumento, pero pa­ra no hacer sonido alguno durante un tiempo predeterminado. Y la «musica» emerge del ruido aleatorio que se produce cuando un grupo de personas se sienta silenciosamente y escucha: toses re-

4. Jeremy S. BEGBIE, Theology, Music, and Time, Cambridge University Press, Cambridge 2000, pp. 179ss. Es tambien de destacar Jeremy BEGBIE, Resounding Truth: Christian Wisdom in the World of Music, Baker Academic, Grand Rapids 2007.

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primidas, el roce de los cuerpos en los asientos, el trafico distante, el batir de los abanicos ... Sin embargo, pese a su notoriedad en su epoca, la musica «ambiental» de Cage rara vez se interpreta. A lar­go plazo, probablemente sea recordada como una curiosidad his­t6rica, un intento provocativo pero esteril de desgajarse de la tra­dici6n cultural musical. Y como Cage era bien consciente, incluso su musica no musical requiere un monton de tradiciones cultura­les. «4' 33"» requiere especificamente un interprete y presume una audiencia reunida en una sala. Es un intento audaz de escapar a los lazos de la cultura musical, aunque no de gran exito.

Boulez escogio una direccion distinta y opuesta a la de Cage. En lugar de eliminar por completo los tonos y gestos musicales, tra­to de ponerlos bajo control mediante el uso de formulas matemati­cas. Pero, como apunta Begbie, este experimento tuvo posiblemen­te menos exito incluso que el de Cage. La musica de Boulez es ca­si imposible de escuchar, porque no admite la necesidad humana de variedad y forma en el sonido ni el modo de comunicar esa va­riedad y forma en las tradiciones occidentales.

Boulez y Cage exploraron la posibilidad de cultura sin cultu­ra, cultura que trata de escapar de la cultura precedente. Sin em­bargo, la cultura tiene un modo de entrar subrepticiamente aunque no se quiera. El pintor moderno Jackson Pollock, que trato de erra­dicar por completo la diferencia entre cultura y naturaleza, artista y gravedad, produjo cuadros con una insistente cualidad figurati­va. Como el expresionista abstracto Makoto Fujimura dice a pro­posito de Pollock5

, cuando los alumnos de arte tratan de imitar las salpicaduras y los chorros aparentemente de alumno de primaria de Pollock, su obra no es en absoluto comparable; la obra de Pollock esta impregnada de una tradicion pictorica, por muy in­sistentemente que el artista trate de subvertir esa tradicion. No ha­brfa gran pintura sin la tradici6n en la que Pollock fue formado.

Toda creacion cultural requiere una opcion, consciente 0 in­consciente, por ocupar nuestro lugar en una tradicion cultural. No podemos hacer cultura sin cultura. Y esto significa que la creacion

5. Makoto FUJIMURA, «An Exception to Gravity»: regeneration quarterly 7/3 (2001).

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comienza con el cultivo, el cuidado de las cosas buenas que la cul­tura nos ha transmitido. La primera responsabilidad de los creado­res de cultura no es hacer algo nuevo, sino tener un buen dominio de la tradicion cultural de la que somos responsables. Antes de po­der ser creadores de cultura, debemos ser custodios de la misma.

Cultivo y disciplina

Cultivo es una palabra menos atractiva que creacion. Creacion apela a nuestra blisqueda de 10 nuevo y 10 inesperado -insaciable en la modernidad, pero tambien sencillamente humana-. Cultivo tiene un eco de otra generacion, dado que las economias postin­dustriales pueden permitirse dejar el cultivo literal de los campos y jardines a una reducida minorfa de campesinos y jardineros (me­nos de un dos por ciento de la poblacion de los Estados Unidos en el siglo XXI son campesinos, comparado con el treinta y ocho por ciento en 1900 y el cincuenta y ocho por ciento en 1860). Yo es­toy solo ados generaciones de distancia de los campesinos, de mo­do que tengo vividos recuerdos de calurosas tardes de verano con mis abuelos en sus granjas de Illinois y Georgia. Su trabajo era muy duro e interminable; para mi abuelo, que era ganadero, co­menzaba a las cinco de la mafiana todos los dias. Y afio tras afio, con la unica variacion del tiempo y las estaciones, hacia 10 mismo. Ordefiar una vaca es un proceso similar en enero y en octubre, en 1935 y en 1975.

Al mismo tiempo, el trabajo de los campesinos exigia gran atencion a la tierra, las plantas y las criaturas a su cuidado; y aun­que podia ser muy monotono, requerfa tambien sensibilidad y atencion a los sutiles cambios de estado que podian marcar el co­mienzo de una enfermedad, el principio de una plaga 0 el naci­miento de maleza. De hecho, la palabra inglesa husband [marido] parece proceder de una antigua palabra noruega aplicada a quien cultivaba la tierra y vivia de ella, 10 que sugiere que la intimidad y la responsabilidad del matrimonio se clarificaba en el pasado com­parandolo con la vida de un campesino.

El cultivo en el mundo de la cultura no difiere mucho del cul­tivo en el mundo de la naturaleza. Quien cultiva trata de crear las condiciones mas fertiles para que las cosas buenas sobrevivan y

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prosperen. El cultivo tambien re~uiere limpiar de ma~as y~rbas; se­leccionar que corresponde y que no corresponde all!, que sera fe­cundo y que servinl tan solo para sofocar 10 demas. El cu~tivo de las cosas naturales requiere una familiaridad larga y expenmenta­da con las plantas y con ellugar adecuado para ell.~s; el cult~vo ~e las cosas culturales requiere una cuidadosa atenclOn a la hlstona de nuestra cultura y a las amenazas y oportunidades actuales que la rodean. El cultivo es conservacion: asegurarse de que el mundo que dejamos atras, ya sea natural 0 cultural, contiene al menos tan­tas posibilidades y tanta excelencia como el que. ~eredamos:

Con frecuencia, ya se trate del chile y los nmos 0 del cme de los cristianos conservadores, nuestro primer impulso con respecto a la cultura es comprender como cambia. Y, sin embargo, la ma­yoria de los seres humanos nos pasamos la vida cultivando ~con­servando- la cultura. Como animales culturales, nuestra pnmera tarea en la vida consiste simplemente en aprender la cultura en la que hemos nacido, un proceso tan complejo que la ~dad adul~a se retrasa mas para los seres humanos que para cualqUler otra cnatu­ra. En Occidente se ha popularizado la idea de los nifios como cre­ativos de manera innata, dado que carecen de la autoconciencia censora que perturb a a los adultos. Y los nifios, ciertamente, ex­presan su impulso creativo de hacer algo nuevo con el mundo des­de muy temprana edad. Pero la infancia tiene fundamentalmente mucho mas que ver con la imitacion que con la creacion. Aprender ellenguaje, aprender la vasta provision de historias, dichos y sim­bolos de nuestra cultura, aprender el significado de las sefiales que hay en la calle y de los semaforos, aprender las r~glas del flitbol, aprender a saltar a la comba y a meter goles ... : mnguno de estos actos es, estrictamente hablando, un acto de creacion de cultura. Pero son actos indispensables de conservacion de la cultura, y son necesarios si el nifio ha de crecer para contribuir de alguna mane­ra a ese ambito cultural. Solo podemos crear cuando hemos apren­dido a cultivar.

Las formas mas exigentes de cultivo son disciplinas6: un largo

aprendizaje de los rudimentos de una forma cultural, pequefias co-

6. Entre los muchos excelentes recursos relacionados con las disciplinas espi-

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sas hechas una y otra vez que, con el tiempo, crean en nosotros nuevas capacidades. Casi todo ambito cultural posee sus propias disciplinas, y es curioso que los ambitos que solemos considerar mas «creativos» -el arte y la musica, por ejemplo- requieran al­gunas de las disciplinas mas exigentes: dfa tras dfa de practica de los fundamentos de un instrumento 0 de ejercicios de desarrollo del ojo y la mano. Los cocineros practican su oficio; los medicos leen continuamente revistas medicas ... Ninguna de estas activida­des es, en sf misma, creaci6n cultural; todas ellas son esenciales para preservar la cultura.

Es diffcil pensar en nada mas tedioso que escuchar a un pia­nista practicando escalas en la privacidad de su estudio, y mi hijo de diez afios me asegura que no hay nada mas tedioso que tener que hacerlo. El espera ansioso el dfa en que sea capaz de dejar de hacer escalas e interpretar «verdadera musica», aunque yo Ie he advertido que, cuando uno se toma el piano en serio, se hacen mas escalas, dado que los musicos profesionales estudian los rudimen­tos de sus instrumentos durante mas de media hora diaria. La dis­ciplina de hacer escalas es un prerrequisito de la adquisici6n de la facilidad con el piano que equip a a un musico para crear una nue­va canci6n 0 interpretar una antigua con creatividad y fidelidad.

Por pequenas y aparentemente insignificantes que sean, las disciplinas pueden tener poderosos efectos culturales. Si yo hago la cena para mi familia hoy, nada cambiara mucho en la cultura de mi familia. Pero si hago la cena hoy, manana, el pr6ximo martes y durante los pr6ximos quince anos de la vida de nuestros hijos, tra­tando de cocinarla con creatividad, habilidad y acierto que au­menten a 10 largo del tiempo -aun cuando nunca me convierta en un cocinero de vanguardia y siga siempre la receta-, esa discipli­na por sf sola creara, de hecho, una poderosa cultura familiar con horizontes de posibilidad e imposibilidad que tal vez ahora no seamos capaces de vislumbrar.

rituales, puede que el mas esclarecedor sea Dallas WILLARD, The Spirit of the Disciplines: Understanding How God Changes Lives, Harper & Row, San Francisco 1988.

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Por 10 tanto, casi bajo cada acto de creaci6n de cultura encon­tramos innumerables pequenos actos de conservaci6n de cultura. Por eso el buen guionista ha visto antes miles de peliculas, el ci­rujano pionero en una nueva tecnica ha realizado antes miles de operaciones rutinarias, y el inversor que proporciona fondos para una nueva empresa ha estudiado antes miles de balances. La crea­tividad cultural requiere madurez cultural. Sin duda, algun dfa mis hijos me haran una maravillosa comida, pero para entonces tam­bien habran aprendido a apreciar el chile. Con algo de suerte, se­ran tanto conservadores de cultura como hacedores de cultura, se­ran cultivadores y creadores. Y entonces estaran preparados tanto para conservar 10 mejor de la cultura como para cambiarla a me­jor ofreciendo al mundo algo nuevo.

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CAPITULO 5

Gestos y posturas

(,Como se han relacionado los cristianos con la vasta y compleja empresa que es la cultura?l. Las respuestas son tan variadas como los tiempos y lugares en que los cristianos han vivido. Cuando los cristianos llegan a un nuevo escenario cultural, ya sea un pueblo en las regiones montanosas de Tailandia 0 un restaurante Tai en un barrio de una ciudad, encuentran una herencia de creacion del mundo que ya es rica de por sf. Una de las cosas notables acerca de la cultura, como observamos en el capitulo 4, es que nunca es de poca entidad 0 incompleta. La cultura es siempre completa. Los

1. Sobre este tema en concreto se han publicado un sinffn de libros. Ademas del clasico de H. Richard NIEBUHR, Christ and Culture (vease el cap. 11) (trad. cast.: Cristo y la cultura, Ediciones 62, Barcelona), dos libros recien­tes han tratado este tema de manera util, estrechamente relacionadacon mi tipologfa sextuple de condenar, criticar, copiar, consumir, cultivar y crear. (En la aliteraci6n, por cierto, estoy en deuda con mi amigo Jared Mackey, que alitera como s610 puede hacerlo un hijo de pastor baptista). Dick STAUB, en The Culturally Savvy Christian: A Manifesto for Deepening Faith and Enriching Popular Culture in an Age of Christianity-Lite (Jossey-Bass, San Francisco 2007), se centra en la cultura popular en particular y nos llama a ser «extranjeros, embajadores y artistas» dentro de ella. T.M. MOORE, en Culture Matters: A Call for Consensus on Christian Cultural Engagement (Brazos Press, Grand Rapids 2007), adopta un enfoque mas hist6rico, su­brayando las ejemplares figuras de Agustin, los primeros cristianos celtas, Calvino, Abraham Kuyper y Czeslaw Milosz. Los lectores que comparen es­tos libros con el que tienen en sus manos veran que, como dice Moore, hay verdaderamente mucho terreno comun sobre el que puede edificarse un con­senso cultural cristiano en nuestra generaci6n.

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seres humanos necesitan demasiado la cultura -lenguaje, alimen­tos, ropas, historias, arte, significado ... - para soportar su ausencia. Por 10 tanto, desde sus primeros anos de arraigo en Palestina has­ta su asombrosa dispersion por las naciones del mundo, la fe cris­tiana ha contendido siempre con sistemas culturales bien desarro­llados y normalmente estables y satisfactorios.

(,Que han hecho los cristianos con el mundo? Consideremos los cuatro evangelios de la Biblia, cada uno de ellos un producto cultural disenado para introducir la buena nueva de un modo cul­turalmente oportuno. Mateo comienza su evangelio de este modo: «Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham» (Mt 1,1). Su historia encuentra su lugar en el sistema de creacion de sentido del simbolismo y la interpretacion textual judios. El Je­sus de Mateo esta en estrecha correlacion con las principales figu­ras de la historia judia -Moises en la montana, el rey David ... -, re­capitulando historias familiares y cumpliendo expectativas largo tiempo albergadas. Marcos, igualmente consciente de la herencia judia de Jesus, parece mucho mas conectado con la herencia cultu­ral de Roma. Empieza diciendo: «Cornienzo de la buena nueva de Jesus, el Cristo, Hijo de Dios» (Mc 1,1). La palabra griega euan­gelion, traducida aqui por «buena nueva», pero que se traduce nor­malmente como «evangelio» (haciendo de Marcos el unico evan­gelista que llama a su obra «evangelio»), se refiere a una procla­macion oficial de una buena nueva, en particular a la practica ro­mana de enviar heraldos para proclamar la victoria sobre los ene­rnigos de Roma. Pero este euangelion es acerca de un tipo de vic­toria muy distinto, una victoria que, paradojicamente, se alcanza en el mismo momenta de la aparente derrota por la propia Roma. La historia de Marcos, a diferencia de la de Mateo, no es acerca del cumplimiento de expectativas, sino de la confusion de las mismas.

Lucas, por su parte, se reviste de historiador griego, comen­zando su imponente y ritmico relato con el prefacio epistolar que los lectores griegos esperaban, dirigiendose a su lector, el «ilustre Teofilo» (Lc 1,3). Tiene, ademas, sumo cuidado en senalar que ha consultado una amplia variedad de fuentes y presta gran atencion, tanto en su evangelio como en su continuacion, los Hechos de los Apostoles, a detalles de la medicina, los negocios, la politica y la geografia. Juan adopta la tradicion filosofica judia de un pensador

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como Filon, combinando en la primera frase de su evangelio la historia de la creacion hebrea (<<En el principio ... ») con el refina­do vocabulario de la metaffsica griega (<< ... era ellogos»).

Y al final cada evangelista adopta tambien una actitud distinta con respecto a la cultura dominante. Lucas es ampliamente positi­vo con los gentiles justos, que es probable que constituyeran su au­ditorio principal. Sigue los pasos del apostol Pablo en su viaje a Roma, el centro de la cultura dominante, con la evidente esperan­za de que ese viaje extienda el evangelio hasta los confines de la tierra. Mateo, Marcos y Juan parecen menos seguros de que las culturas con las que conectan acojan el mensaje que ellos les apor­tan. El mundo que «Dios tanto amo» en In 3,16 es para In 15,18 el mundo que «a mf me ha odiado antes que a vosotros». La tradi­cion judfa que Mateo tanto reverencia es tambien la fuente del fa­risefsmo que Jesus critica severamente. El euangelion de Marcos es una buena nueva que pone las cosas del reves, en la que el Rey se encamina voluntariamente a la derrota, en lugar de encaminar­se valientemente a la victoria, subvirtiendo las expectativas tanto de amigos como de enemigos.

Por 10 tanto, ya en los cuatro relatos iniciales e inspirados de la historia de Jesus comenzamos aver enfoques divergentes de la cultura. Podemos proseguir la trayectoria de las divergencias si examinamos los dos mil afios de la fe cristiana en el mundo occi­dental. En los cuatro primeros siglos, los cristianos vivieron en medio de una poderosa cultura dominante, el Imperio romano, cu­yos tremendos logros tecnologicos y politicos ocultaban su cre­ciente fragmentacion y desintegracion. Posteriormente, en tiem­pos del emperador Constantino, llego el extraordinario y radical cambio por el que el cristianismo se convirtio en la religion oficial del Imperio. Durante casi mil quinientos afios, tanto en Europa co­mo en el Imperio bizantino oriental, el cristianismo y la cultura se hicieron sinonimos de un modo que los primeros cristianos nunca habrfan imaginado. Pero comenzaron a aparecer fisuras en esta limpia fusion de cristianismo y cultura en una fecha tan temprana como 1054, cuando la unica santa Iglesia catolica se dividio en dos; y las fisuras crecieron en la epoca de la Reforma, cuando ex­presiones rivales de la fe y la pni.ctica cristianas hicieron pedazos la estructura politica europea.

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La Reforma y el Renacimiento dieron rienda suelta a tremen­das energfas culturales. Pero gran parte de esa energfa tuvo el efec­to secundario, normal mente no pretendido, de separar la obra cul­tural de la fe cristiana. El mundo con el que los europeos poste­riores a la Reforma tenfan que hacer algo era un mundo que ya no tenfa una sola fe unificada. Tambien tuvieron que hacer frente al auge de la ciencia, forma de creacion cultural mas poderosa en cuanto al control y el uso del mundo natural para fines humanos que cualquier otra cosa que la humanidad hubiese nunca experi­mentado y que en ocasiones parecfa contradecir pasajes de la Escritura y la teologfa edificada sobre ellos. Pero, de manera mas profunda, la ciencia parecfa prometer que la cultura humana no so­lo podrfa hacer algo con el mundo natural, sino dominarlo por en­tero. Cada vez parecfa haber menos necesidad de humildad, pro­ducto de la teologfa de un Creador trascendente y tambien de la experiencia humana cotidiana de pequefiez ante el sobrecogedor poder de la naturaleza.

Los cristianos norteamericanos y la cultura

A comienzos del siglo XX, cuando Europa -en especial sus elites­se encontraba inmersa en el largo declive de la fe cristiana que ha marcado a este continente desde la Ilustracion, Norteamerica esta­ba emergiendo de un periodo de excepcional dominio cultural por parte de los cristianos protestantes evangelicos. La insistencia de la derecha religiosa en la «fe de los fundadores» ha tendido a os­curecer el hecho de que la epoca dorada de la fe en Norteamerica no fue la de su fundacion, sino la epoca posterior a la guerra civil, cuando una oleada de movimientos de reforma, creacion de insti­tuciones y creatividad cultural se vio vigorizada por la autodeno­minada fe evangelica. Aparte de unos cuantos bastiones seculariza­dos de liberalismo post-puritano en Nueva Inglaterra (mas Cornell, fundada en 1865 como la primera universidad explicitamente no sectaria del pafs), la verdadera catarata de universidades fundadas en la segunda mitad del sig10 XIX fueron dirigidas por cristianos ardientes, 0 al menos por personas que mantenfan la cortes ficcion

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de serlo. Como en muchas epocas doradas, las figuras centrales de esta tenian multitud de apendices de barro, y no duro mucho.

Cuando, finalmente, llego la cultura secularizada europea, re­cluto a las elites norteamericanas con asombrosa rapidez, impul­sada por dos movimientos intelectuales en particular: el movi­miento cientffico del darwinismo y el movimiento historico-teolo­gico de la critic a bfblica. El combustible para el veloz cambio cul­tural 10 proporciono el auge de la tecnologia, la aplicacion de los recientes metodos cientificos rigurosos en la vida ordinaria. En menos de una generacion, instituciones que habfan estado firme­mente en manos de protestantes tradicionales fueron transferidas a protestantes de nuevo cufio que eran mucho mas acomodaticios con respecto a la modemidad liberal. Desde Duke en el Sur a Prin­ceton en el Norte, por nombrar dos universidades de primera lfnea, los protestantes tradicionales fueron desplazados de sus posicio­nes de dominio cultural, y los idearios de las instituciones fueron reinterpretados para expresar su identidad cristiana residual de manera mucho mas amplia y vaga. Las mismas fuerzas estaban en accion en los hospitales, las organizaciones caritativas, las asocia­ciones de voluntarios (como YMCA y YWCA) Y las iglesias, en una rapida toma de posiciones que es recordada ahora como «la escision fundamentalista-modemista». Por un lado estaban los cristianos que ansiaban abrazar la cultura modema (y seculariza­da), convencidos de que esta cultura haria tambien avanzar el evangelio de «la hermandad del hombre bajo la patemidad de Dios»; por otro lado estaban los cristianos mas dispuestos a sacri­ficar la legitimidad cultural que las particularidades de su fe.

Y asi comenzo el exilio cultural de los «fundamentalistas», asi llamados por una serie de panfletos titulados The Fundamentals, pe­ro probablemente lanzados a la fama en el enardecedor sermon pro­nunciado en 1922 por el eminente liberal Harry Emerson Fosdick en la Riverside Church de Nueva York: «Shall the Fundamen­talists Win?» [«" Venceran los fundamentalistas?»]. En la epoca de Fosdick, los fundamentalistas, ciertamente, no «vencieron» segun los criterios habituales de medicion de la influencia cultural. Las grandes iglesias de las denominaciones principales -bautizadas asi en una epoca en que la palabra connotaba permanencia y dominio, en lugar de gloria evanescente- cedieron en su amplia mayoria a

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versiones mas 0 menos moderadas del modemismo. De hecho, aparte de unos cuantos representantes que se iban demasiado de la boca, no esta en absoluto claro que la mayor parte de los funda­mentalistas estuvieran interesados en «vencer». Su manera de en­tender el evangelio, reaccionando en no pequefia medida contra un «evangelio social» que habia dado la impresion de marginar mu­chas de las preocupaciones tradicionales de la fe, les hacfa sospe­char cada vez mas del poder cultural. Se sentian poco dispuestos a involucrarse en el complejo maniobrar polftico requerido para mantener las gran des burocracias que la anterior generacion de evangelicos habia construido tan cuidadosament~. Para ~l mo~en­to del sermon de Fosdick, todo, menos el voceno, habla termma­do realmente.

Para la corriente dominante de los cristianos, el chile estaba bien. Conservaban los signos visibles del poder cultural: puestos de privilegio en universidades prestigiosas, hermosos edificios en los centros de las ciudades, contactos con los ricos y poderosos ... El precio a pagar consistia en aceptar que la historia cristiana ne­cesitaria, como minimo, acomodarse a la historia relatada por los centros emergentes del poder cultural, las ciencias fisicas y sus en­tusiastas imitadores en las recientemente constituidas «ciencias sociales». En aquella epoca parecfa claramente que merecfa la pe­na pagar ese precio, y el proyecto de acomodar la fe cristiana a las nuevas circunstancias culturales2 era emocionante para aquella ge­neracion de lfderes y hombres de iglesia protestantes liberales. Como alumno de un seminario de esta corriente hace quince afios, tuve profesores que recordaban con reverencia haber estado pre­sentes cuando el teologo Paul Tillich pronuncio en 1948 su famo­so sermon «You Are Accepted» [«Tu eres aceptado»], magistral reinterpretacion del evangelio cristiano en una epoca de psicotera­pia privatizada.

2. Como Christian SMITH y sus colegas han demostrado en Sec~lar Revo~uti~n: Power, Interests, and Conflict in the Secularization of Ame~lcan Publ~c L,ife, University of California Press,. Berkeley 2003,.e~tos camblOs e~ las lllStl~U­ciones en otro tiempo caractenzadas por ser cnstJanas se acelero pOl; l?s. lll­centivos econ6micos, a menudo proporcionados, 10 que es un tanto lromco, por laicos protestantes como John D. Rokefeller.

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Pero la corriente protestante dominante depositaba demasiada confianza en la durabilidad de un momenta cultural particular. Esto era aplicable al nivel de las ideas, pero era igualmente valido para formas mas concretas de cultura, como el propio cemento. Se invirtieron tremendos activos en edificios ec1esiales situados en ubicaciones urbanas que cambiaron radicalmente en la segunda mitad del siglo XX. Durante varios afios, yo acudia a la Iglesia de Todas las Naciones, congregacion de la Iglesia Metodista Unida del centro de Boston, que en el pasado habia tenido un pro spero ministerio para los inmigrantes europeos en el sur de dicha ciudad. A comienzos del siglo XX, la Iglesia de Todas las N aciones habia sido un centro de poder cultural en su barrio, que vivia el «evan­gelio social» a traves de un monton de servicios sociales (inc1uido el ministerio ec1esial, que final mente se convirtio en las industrias Goodwill). Pero su edificio y su barrio se interponian en el cami­no de un plan maestro de una presunta renovacion urbana: la ex­tension de la autopista de peaje de Massachusetts al centro del Boston. Miembros de la Iglesia, junto con vecinos, lucharon con­tra la extension de la autopista, pero la logic a de esta era irresisti­ble. La hermosa iglesia gotica fue derruida, y a la congregacion se Ie dio una suma razonable como compensacion.

Entonces la Iglesia hizo una opcion cultural que entraba ple­namente dentro de su linea y que fue completamente desastrosa. Los lideres de la Iglesia contrataron a un estudio de arquitectura, el cual disefio un edificio ultramoderno, un cilindro de dos plantas de insipido ladrillo, sin una sola ventana, situado en medio de una plaza de losetas. La irresistible impresion del edificio era la de una pequefia pero ferozmente autoprotectora fortaleza en un entorno hostil, un castillo con su puente levadizo permanentemente alzado, o quiza una carcel. Las paredes interiores, tambien de cemento, se curvaban en torno a un altar que, gracias a la moqueta de pared a pared y a una completa falta de superficies reflexivas paralelas, era casi acusticamente muerto, excepto por el ocasional eco extrafio procedente del otro lado del templo. Al faltarle la luz natural, la vi­da cotidiana de la iglesia requeria con stante luz artificial y, en con­secuencia, unas facturas electricas estratosfericas.

Una congregacion notablemente divers a y fiel desarrollo a du­ras pen as su existencia en ese edificio durante treinta y cinco afios

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mas, pero la verdad es que el destino de la iglesia estaba escrito con la decision arquitectonica de finales de los sesenta. La Iglesia de Todas las Naciones era la corriente dominante del protestantis­mo de mediados de siglo en un microcosmos, aplastada por una cultura mas amplia que no estaba en absoluto interesada en su exi­to, aunque ella estaba ansiosa de imitar los rasgos peores y mas transitorios de esa cultura: su orgullo industrial, su arquitectura in­terestatal, su miedo a 10 urbano y 10 pobre ... No importaba que, co­mo en muchas congregaciones urbanas de la corriente dominante, la fe predicada desde el pulpito fuese fundamentalmente ortodoxa y evangelica. La iglesia estaba condenada, no por su teologia 0 su ideologia, sino por su cautividad con respecto a una cultura ocu­pada en derruir comunidades humanas, a fin de erigir eficientes facsimiles. Las culturas tienen un poderoso impulso hacia el equi­librio, y Boston abandono bastante pronto su fascinacion por la ar­quitectura modernista y el desacreditado calificativo de «renova­cion urbana», volviendo a sus enormes riquezas historicas. Pero la Iglesia de Todas las N aciones era demasiado debil para recobrarse y acompafiar a la ciudad circundante en su renovada vitalidad. Ha­ce unos cuantos afios, sus puertas se cerraron por ultima vez.

Noventa afios despues del sermon de Fosdick, cuando aborda­mos el tema de los cristianos y la cultura en Norteamerica, tene­mos que prestar gran atencion a los fundamentalistas, a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Lejos de desvanecerse en la irrelevancia cultural, los cristianos de convicciones teologicas tradicionales han llegado a gozar de la mayor prominencia cultural que han co­nocido desde el siglo XIX, aunque el verdadero dominio al esti-10 del siglo XIX esta hoy fuera de su a1cance. La historia de la conexion con la cultura de los protestantes de la corriente domi­nante es, en su mayor parte, unidireccional: cada vez mayor aco­modacion, acompafiada, paradojicamente, de cada vez men or in­fluencia. (Hay unas cuantas excepciones interesantes, en espe­cial el experto en etica de la facultad de teologia de Duke, Stanley Hauerwas y sus discfpulos). Pero la historia de la relacion de los protestantes conservadores con la cultura es una montafia rusa que condensa en un siglo todas las posturas presentadas en el capitulo 4, y aun mas.

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98 PRIMERA PARTE - CULTURA

Condenar la cultura: retirada fundamentalista

Nuestro estereotipo del cristiano fundamentalista del siglo XX in­c1uye sin duda a un sudoroso predicador condenando abiertamente la innovaci6n cultural du jour. Y estrechamente vinculada con la idea popular de fundamentalismo esta la idea de retirada de la cul­tura a un mundo santificado y segura de compafieros en la fe. Como es natural, los fundamentalistas no condenaban bienes cul­turales como edificios ec1esiales macizos 0 ropa modesta. Inc1uso fueron innovadores en el usa de las nuevas tecnologias de la co­municaci6n, como la radio y la televisi6n. Analogamente, decir que los fundamentalistas se retiraron de la cultura no es la estricta ver­dad. Retirarse de la cultura es vagar desnudo por la selva tropical 0 el desierto y no volver a ser visto de nuevo. Aunque un pufiado de seres humanos han hecho justamente esto, los fundamentalistas no 10 hicieron. Ellos, como todos nosotros, son seres culturales.

Sin embargo, hay una pizca de verdad en la descripci6n de los fundamentalistas retirandose 0 condenando la cultura. En primer lugar, los cristianos fundamentalistas a menudo, como si fuera un articulo de fe, se retiraron de muchas de las instituciones de la cul­tura norteamericana, desde el espectaculo hasta la poHtica. Ya fue­ra su ausencia voluntaria 0 forzosa, lamentada 0 bienvenida, para mediados de siglo los cristianos de convicciones teo16gicas orto­doxas eran verdaderamente escasos en instituciones donde, en mu­chos casos, habian sido dominantes dos generaciones antes: uni­versidades del Este, peri6dicos y editoriales, inc1uso las organiza­ciones YMCA y YWCA.

En segundo lugar, la «santidad» lleg6 a estar para los fund a­mentalistas estrechamente asociada a las opciones negativas: evi­tar actividades culturales como bailar 0 ir al cine. Yo no creci en un cristianismo fundamentalista ni cerca de el, pero amigos mios recuerdan muchos sermones acerca de los peligros del mundo, y ninguno acerca de los place res del mundo. Y los cristianos funda­mentalistas, como los modernistas, se entregaron a una distinci6n entre la Iglesia y la cultura atractiva pero falaz. Su presupuesto im­pHcito era que «la cultura» era algo distinto de su vida y sus em­presas cotidianas, algo de 10 que podia uno apartarse, asi como re­chazar y condenar. A este respecto, eran tan modernos como todo

CAPITULO 5 - GESTOS Y POSTURAS 99

el mundo a su alrededor, al aceptar demasiado acriticamente una facil distinci6n entre 10 «sagrado» y 10 «secular». Esta distinci6n, que les fue uti! a los liberales por crear una esfera de la vida pu­blica no mezc1ada con la religi6n y las controversias religiosas, les fue uti! a los fundamentalistas al asegurarles que era posible «evi­tar» por completo las actividades «seculares».

Asi que, aunque no es estrictamente cierto que los fundamen­talistas «condenaran la cultura», y punto, puede que si sea justo decir que su actitud hacia la cultura -su postura basica- era de sos­pecha y condena de cualquier actividad humana no expHcitamen­te justificada sobre bases bfulicas y practicada por cristianos ple­namente convertidos. Aunque el movimiento fundamentalista es menor que en el siglo XX, no hay que ir muy lejos para encontrar a cristianos en los que esta sospecha sigue siendo una especie de segunda naturaleza.

Criticar la cultura: compromiso evangelico

La segunda generaci6n del fundamentalismo vio enseguida las limitaciones de la condena cultural. Los neo-evangelicos -que eligieron este nombre para identificarse con los protestantes mas creativos y comprometidos culturalmente del siglo XIX- comen­zaron a llamar a sus comunidades fundamentalistas de vuelta a una relaci6n con la cultura en general. Despues de la Segunda Guerra Mundial, surgieron multitud de instituciones evangelicas que tra­taban de encontrar una postura moderada entre atacar al mundo y unirse a eI. El primer director de Christianity Today, Carl P.H. Hen­ry, escribi6 un importante libro titulado The Uneasy Conscience of Modern Fundamentalism, cuestionando el descompromiso de mu­chos Hderes ec1esiales fundamentalistas de problemas sociales como el movimiento obrero y la etica de la guerra. Y es signifi­cativo que Henry, como muchos otros de su generaci6n, fuera educado en una instituci6n decididamente no fundamentalista (la Universidad de Boston). Henry se implic6 en el dialogo con los cristianos modernistas y se asegur6 de que Christianity Today tra­tara un espectro de temas que fuera mas alIa de los debates teo16-gicos intraeclesiales.

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100 PRIMERA PARTE - CULTURA

Pero el movimiento mas sefialado del cambio de postura de los cristianos fundamentalistas hacia la cultura fue iniciado por un evangelista intelectualmente intrepido llamado Francis Schaeffer, que con su esposa Edith fundo en las montafias suizas una comu­nidad llamada «L' Abri», que atrajo a una generacion de personas en busqueda, creyentes y no creyentes. La postura con respecto a la cultura de la que los Schaeffers fueron modelo no era funda­mentalista; los Schaeffers trataban de «conectar» con la cultura, terminG que se convertiria en lema para toda una generacion de evangelicos. Schaeffer estaba especialmente interesado por la filo­sofia, el arte, la musica y el cine de la alta modemidad. Trataba la cultura no como algo que debfa ser condenado y evitado, sino co­mo un valioso interlocutor que ofrecfa acceso a los presupuestos filos6ficos imperantes en el momento, junto con claves acerca del mejor modo de convencer a los escepticos modemos de que el evangelio era verdaderamente la explicacion de la realidad mas convincente. Schaeffer y otros se apropiaron de la idea alemana de «cosmovisi6n» para aducir que los objetos culturales eran expre­si6n de creencias filos6ficas profundamente arraigadas con las que merecfa la pen a conectar, en lugar de ignorarlas.

Se trataba de un cambio radical y positivo con respecto al ne­gativismo fundamentalista. Sin embargo, como todos los movi­mientos, L' Abri se vefa tanto fortalecido como limitado por el temperamento de la generaci6n fundadora. La postura dominante hacia la cultura que adopt6 el movimiento fue el analisis, a menu­do impresionantemente matizado y culto, sin duda alguna. «Co­nectar» con la cultura se convirti6 en 10 que sigue siendo hoy: ca­si un sin6nimo de pensar ace rca de ella. Se partfa de la base, co­mo hemos observado anteriormente, de que la acci6n seguiria a la reflexion, y la transformaci6n seguiria a la informaci6n. Pero las facultades que mas plenamente se desarrollaron y valoraron fue­ron la capacidad de analisis y la critica, no el decidir c6mo parti­cipar en el zurriburri de la creaci6n cultural en un mundo pluralis­ta. Puede que no sea injusto decir que, hasta el dia de hoy, el evan­gelismo, tan profundamente influido por los Schaeffer y sus mu­chos protegidos, sigue produciendo mejores criticos de arte que artistas.

CAPITULO 5 - GESTOS Y POSTURAS 101

Copiar la cultura: el Movimiento de Jesus y la Musica Cristiana Contemporanea (CCMY

De los miles de flores que eclosionaron en los afios sesenta y se­tenta, no cabe duda de que el Movimiento de Jesus fue una de las mas inesperadas. En medio de la contracultura, un generalizado «revival» trajo a miles de jovenes a abrazar una forma de fe cris­tiana muy tradicional, teologicamente hablando. Pero el Movi­miento de Jesus fue cualquier cos a excepto cultural mente tradi­cional. La domesticaci6n de la contracultura esta tan avanzada en nuestros dias -en los que los pastores de la mayor parte de las igle­sias burguesas puede que lleven camisas hawaianas y canten con el grupo de musicos que anima la celebraci6n- que resulta diffcil recordar c6mo las iglesias fuertemente convencionales se resistie­ron al pelo largo, los collares y, 10 peor de todo, las guitarras elec­tricas y las baterfas de los j6venes. Pero la verdad es que el desfa­se entre la cultura eclesial y la cultura en general, especialmente en materia de musica y vestimenta, es probable que fuera insoste­niblemente grande incluso antes de que el auge de una vigorosa contracultura cristiana forzara la cuesti6n. La musica eclesial ha­bfa permanecido firmemente clasica, 0 al menos clasicista, duran­te uno de los mas fecundos periodos creativos de la musica po­pular norteamericana, desde el «swing» al «jazz» al «bebop» y, finalmente, al «rock and roll». Antes incluso de que el primer rockero cristiano interpretara un acorde, el cristianismo norteame­ricano estaba desconectado de formas culturales que se estaban convirtiendo en ellenguaje musical primordial.

El Movimiento de Jesus cambi6 to do aquello, eludiendo las condenas a los ritmos del rock, presuntamente demonfacos, con un eslogan tornado prestado, segun se decfa, de Martin Lutero: «l,Por que ha de tener el diablo la mejor musica?». Los rockeros cristia­nos no podfan negar que los estilos de vida y las letras del rock and

3. La historia de la CCM esta muy bien contada en Mark JOSEPH, The Rock & Roll Rebellion: Why People of Faith Abandoned Rock Music and Why They're Coming Back, Broadman & Holman, Nashville 1999, que ha sido uno de los primeros libros en hacerse eco de la desilusi6n de muchos artis­tas respecto del universo artfstico paralelo de la CCM.

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102 PRIMERA PARTE - CULTURA

roll eran incompatibles con el cristianismo, pero ellos tenian una soluci6n sencilla: cambiar el contenido al mismo tiempo que adoptaban la forma. A 10 largo de los anos setenta, un movimien­to musical que habia comenzado con unos cuantos grupos muy criticados haciendo giras en furgonetas hechas polvo creci6 con­virtiendose en toda una «industria» llamada «Musica Cristiana Contemponinea» (CCM).

El auge de la CCM constituy6 un punto de inflexi6n en la con­figuraci6n del evangelismo tal como 10 conocemos hoy. Ningun movimiento cristiano del siglo XX habia tornado prestada energia tan habilmente de la cultura dominante. Los cristianos ya no iban tan inexorablemente contra corriente como habfan ido los funda­mentalistas, ni cruzando de traves la corriente dominante de la cul­tura moderna, tratando de persuadir a las personas en busqueda de ir en una direcci6n distinta, como Schaeffer habia hecho tan efi­cazmente. Ahora navegaban con todas las velas desplegadas y con el viento a favor, porque los productores y los artistas de la CCM encontraban la manera de insertar a Jesus en cualquier forma cul­tural que estuviera en ascenso. Lo unico que se requeria era gran habilidad para detectar las corrientes, y gracias al firme influjo de los conversos de la «musica secular», mas una generaci6n de j6-venes evangelicos que habfan sido preparados por la critica cultu­ral, habia muchas que seguir. Las palabras no logran describir mi alegria, como chaval de trece anos que a principios de los ochenta llegaba a la fe personal en Cristo, al descubrir un universo parale-10 de musica que sonaba como la que interpretaba mi radio-des­pertador cada manana, reemplazando las insinuaciones sexuales del pop dominante por unas alusiones cristianas a la fe ingeniosa­mente expresadas: «Sobre mi, sobre mt. Tengo la sangre de un hombre inocente sobre mi»4.

La CCM, junto con las numerosas mini-industrias que fomen­t6, encarnaban una postura respecto de la cultura radicalmente dis­tinta tanto de la condena fundamentalista como de la critic a de los

4. «All over me, all over me I I've got the blood of an innocent man all over me»: PETRA, «All over me»: More Power to Ya, Rivendell Recorders, 1982. La traducci6n castellana esta tomada de < http://video. aol.fr/video-detail/petra-all-over -me/3544 756226>.

CAPITULO 5 - GESTOS Y POSTURAS 103

evangelicos. Era una acogida esencial, y a menudo acritica, de cualquier forma cultural que la cultura en general pudiera aceptar. Compartia con los mejores criticos culturales evangelicos una apertura decisiva a la «gracia comun», que podia estar presente en lugares insospechados; pero fue mas alIa para aceptar la participa­ci6n activa en esas formas, en lugar de la mera investigaci6n a dis­tancia. Pero la otra cara de la moneda de esta apertura a la forma fue una aproximaci6n casi puritana al contenido, ilustrada por la creencia generalizada de que, para tener exito en el mercado de la CCM, un disco tenia que tener un «grado de Jesus» en sus letras. A los artistas que intentaban convertirse de la musica secular a la CCM se 1es decfa sin ambages que tenian que abandonar su ante­rior repertorio, 10 cual dio lugar a dolorosas escenas, como la del rockero de los sesenta Dion (<<The Wanderer») cantando ardiente­mente en las iglesias himnos decididamente malos.

Consumir cultura: evangelismo en tiempo presente

Puede que, debido a la incomodidad con esa persistente escisi6n sagrado/secular, pero probablemente tambien debido al tremendo exito comercial de la CCM, que ha incluido un buen numero de actos de «trasvase» que han abandonado felizmente su grado de Jesus y se han integrado en la cultura en general, se ha puesto de moda en muchos cfrculos cristianos la buda de la CCM. La verdad es que, como la critic a e incluso la condena, copiar la cultura es una postura con respecto a esta que sigue gozando de buena salud en el cristianismo conservador norteamericano. Pero ha sido re­emplazada por una estrategia mas sencilla: simplemente, quitar de en medio a los intermediarios cristianos que reelaboraban las for­mas culturales para consumo cristiano e ir directamente a la fuen­te, la propia cultura «secular». La postura dominante hoy con res­pecto a la cultura entre los autodenominados evangelicos no es de condena ni de critica, ni siquiera de imitaci6n, sino simplemente de consumo.

Los fundamentalistas decfan: No vayais al cine. Los evangeli­cos decfan: Id al cine -en especial a las peUculas en blanco y ne­gro de Ingmar Bergman- y examinad su cosmovision. Los que ex-

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104 PRIMERA PARTE - CULTURA

perimentaban con pelfculas estilo CCM decian: Id a pel{culas co­mo «Joshua», vagas recreaciones del mensaje evangelico en for­ma cinematogrdjica. Pero hoy la mayoria de los evangelicos ya no prohiben ir al cine ni se dedican a realizar crfticas de las pelfculas al vehemente estilo de Francis Schaeffer, sino que, sencillamente, van al cine y, con la inmortal palabra de Keanu Reeves, dicen «iHala!». Salimos del cine divertidos, interesados, distrafdos 0

emocionados, como los demas consumidores que no comparten nuestra fe. En todo caso, cuando me encuentro entre cristianos evangelicos, yeo que parecen consumir mas avidamente las ulti­mas ofertas de la cultura comercial, ya sea Piratas del Caribe, Los Simpsons 0 Los Soprano, que muchos de mis vecinos no cristia­nos. Se sienten contentos de ser como los demas norteamericanos, o quiza, impulsados por una persistente sensaci6n de vergtienza por sus antepasados «demodes», incluso algo mas «como los de­mas norteamericanos» que el resto.

Posturas y gestos

He comprobado que una palabra muy util para estas respuestas tan variadas es posturas. Nuestra postura es nuestra posici6n prede­terminada -aprendida pero inconsciente-, nuestra actitud natural. Es la posici6n que nuestro cuerpo adopta cuando no prestamos atenci6n, la actitud basica que tenemos en la vida. Es frecuente que nos resulte diffcil discemir nuestra propia postura; cuando yo era un adolescente desmaliado y larguirucho, inconscientemente me encogfa para minimizar mi estatura, algo en 10 que nunca ha­bria reparado si mi madre no me 10 hubiera hecho ver. S610 gra­cias a un esfuerzo consciente, mi postura se volvi6 menos retrafda y mas confiada.

Ahora bien, en el curso de un dia puedo necesitar diversos ges­tos corporales. Me inclino para recoger los sobres que entran por el buz6n que hay en la puerta. Me acomodo con mi hija en nues­tra gran butaca para leerle un cuento. Me estiro hasta la balda de arriba de la estanterfa para tomar un libro. Si tengo suerte, abraza­re a mi esposa; si no tengo suerte, tendre que mover bruscamente

CAPITULO 5 - GESTOS Y POSTURAS 105

los brazos hacia el frente para defenderme de un asaltante ... Todos estos gestos pueden ser parte del repertorio de la vida cotidiana.

Con el paso del tiempo, ciertos gestos pueden convertirse en Mbitos, es decir, hacerse parte de nuestra postura. Conozco a un marine que camina por la vida en una actitud semiagazapada, lis­to para atacar 0 defenderse. Conozco a modelos y actores que se mueven, incluso cuando estan en su casa, como si estuvieran en un escenario. Conozco a futbolistas que, alla donde van, se desplazan como por el terre no de juego, agiles y veloces. Y conozco a ado-1escentes adictos a los videojuegos cuyos pulgares estan siempre inquietos y cuyos hombros traicionan una perpetua inclinaci6n ha­cia una pantalla invisible. Lo que comenz6 como un gesto ocasio­nal, apropiado para oportunidades y retos concretos, se ha conver­tido en una parte basica de su modus operandi en el mundo.

Algo similar, en mi opini6n, ha sucedido en cada estadio del compromiso de los cristianos norteamericanos con la cultura. Los gestos apropiados con respecto a unos bienes culturales determi­nados pueden convertirse, con el paso del tiempo, en parte de la postura que los cristianos adoptan inconscientemente con respec­to a toda situaci6n y todo marco cultural. En realidad, el atractivo de las posturas de condena, crftica, copia y consumo -la raz6n de que todas ellas sigan aun muy presentes entre nosotros- consiste en que cada una de estas respuestas a la cultura es, en ciertos mo­mentos y con bienes culturales especificos, un gesto necesario.

Condenar la cultura. Algunos objetos culturales no pueden ser si­no condenados. La red intemacional de violencia e ilegalidad que sostiene el comercio sexual global es cultura, pero no hay mas que hacer con ella que erradicarla 10 mas rapida y eficazmente posible. Lo unico cristiano que se puede hacer es rechazarla. Analoga­mente, el nazismo, intento consciente de entronizar una cultura particular destruyendo otras, fue otro fen6meno cultural de amplio espectro que exigi6 la condena cristiana, como vieron en los alios treinta Karl Barth, Dietrich Bonhoeffer y otros valerosos cristia­nos. No habrfa bastado con formar una «Hermandad Nazi Cristia­na» destinada a servir a las necesidades espirituales de los miem­bros del partido nazi. Lo que Barth y Bonhoeffer hicieron fue re-

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106 PRIMERA PARTE - CULTURA

dactar la Declaraci6n de Barmen, rechazo inequivoco de la entera estructura cultural que fue la Alemania nazi.

Entre los objetos culturales que nos rodean ahora mismo, no cabe duda de que hay algunos que merecen condena. La porno­graffa es una industria asombrosamente grande y poderosa que no crea nada bueno y destruye muchas vidas. Nuestra economia se ha vue Ito peligrosamente dependiente de fabricas en paises lejanos donde los trabajadores son explotados y casi esclavizados. Nuestro pais permite el asesinato de indefensos ninos no nacidos, y a me­nudo se muestra ciego ante plantas industriales situadas cerca de los ciudadanos mas pobres y que contaminan el medio ambiente de los ninos nacidos. El gesto adecuado con respecto a esa sobre­cogedora destrucci6n de la vida humana es un enf<itico iSe acab6!, respaldado por toda la fuerza legitima que podamos movilizar.

Criticar la cultura. Algunos objetos culturales merecen ser criti­cados. Puede que el ejemplo mas claro se encuentre en las bellas artes, que existen casi unicamente para entablar conversaciones acerca de ideas e ideales, suscitar preguntas acerca de nuestro mo­mento cultural e impulsar nuevos modos de ver el mundo natural y cultural. Al menos desde el Renacimiento, los artistas de la tra­dici6n occidental quieren que el resto de nosotros critiquemos su obra, que hagamos algo con 10 que ellos han hecho y que esta­blezcamos las conexi ones entre su obra y las tradiciones de crea­ci6n de arte, asi como con las corrientes generales de cambio en la cultura en su conjunto. Lo que se debe hacer con el arte, como cristianos 0 simplemente como seres humanos, es criticarlo. De hecho, cuanto mejor es el arte, tanto mas nos impulsa a la critica. Podemos ver un exitazo fflmico formulista por puro escapismo, reirnos como tontos y no decir una palabra acerca de ello despues de salir del cine. Pero cuanto mas cuidadosa y honrada sea la pro­ducci6n cinematografica, tanto mas querremos preguntarnos mu­tuamente: «l,Que te ha parecido?». La crftica es el gesto que co­rresponde ante una muestra concreta del arte y los artistas.

De la misma manera, otros «gestos» con respecto al arte casi nunca vienen a cuento. Las obras de arte serias no estan hechas pa­ra ser consumidas -encajadas facilmente y sin pensarlo en nuestra

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vida cotidiana- ni, por imposibilidad legal, para ser simplemente copiadas y apropiadas para uso cristiano. De todos los posibles gestos con respecto a la cultura, la condena, en particular, casi siempre termina pareciendo un desprop6sito al ser aplicada al ar­teo Si un artista contemporaneo hambriento de atenci6n rocfa de estiercol un cuadro de la Virgen 0 parte en rebanadas un escualo embalsamado, l,que dana se ha causado realmente? Estas obras son mantenidas dentro de las paredes de museos con altos precios de entrada, no en la calle ni al aire libre poniendo en peligro a nuestros hijos. Ademas, resulta diffcil pensar en un solo ejemplo de condena de una obra de arte que haya producido otro resultado que incrementar la notoriedad de la obra y del artista.

Consumir la cultura. Hay muchos bienes culturales con respecto a los cuales la respuesta mas apropiada, sin duda, consiste en con­sumirlos. Cuando hago te u horneo una barra de pan, no los con­deno como una distracci6n mundanal de las cosas espirituales, no los examino en busca de su cosmovisi6n y sus presupuestos acer­ca de la realidad. Me bebo el te y me como el pan, disfrutandolos en su effmera bondad, sabiendo que manana el te estara mas amar­go y el pan se endurecera. Lo unico apropiado que hacer con estos bienes culturales es consumirlos.

Copiar la cultura. Inc1uso la practica de copiar bienes culturales, tomando prestada su forma de la corriente general de la cultura e infundiendoles contenido cristiano, tiene su lugar. Cuando nos dis­ponemos a comunicar 0 vivir el Evangelio, nunca partimos de ce­roo Incluso antes de que las iglesias se hicieran completamente in­distinguibles de los almacenes, los arquitectos que disenaban igle­sias tomaban elementos de los arquitectos «seculares». Mucho an­tes de que la industria de la Musica Cristiana Contemporanea de­sarrollara su misteriosa habilidad de imitar la tendencia musical general, los musicos religiosos, desde Bach hasta Wesleys, toma­ban melodias bien conocidas y las reelaboraban para usa liturgico/ l,Por que no deberfa la Iglesia tomar elementos de cualquier forma cultural para sus prop6sitos de culto y discipulado? La Iglesia,

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108 PRIMERA PARTE - CULTURA

despues de todo, es en sf misma una empresa creadora de cultura, preocupada por hacer algo con el mundo a la luz de una historia que nos ha tornado por sorpresa y ha puesto boca abajo nuestros presupuestos acerca del mundo. Copiar la cultura puede ser inclu­so, cuando es una buena copia, un modo de honrarla, demostran­do la leccion de Pentecostes de que to do lenguaje humano, toda forma cultural humana, es capaz de portar la buena nueva.

Cuando los gestos se vuelven posturas

EI problema no se plantea con ninguno de estos gestos: condena, crftiea, consumo 0 copia. Todos ellos pueden ser respuestas apro­piadas ante bienes culturales concretos. De hecho, cada uno de ellos puede ser la unica respuesta apropiada ante un bien cultural determinado. Pero el problema se plantea cuando estos gestos se hacen demasiado familiares, convirtiendose en el unieo modo que conocemos de responder a la cultura, grabandose en nosotros co­mo nuestra actitud inconsciente ante el mundo y transformandose en posturas.

Porque, aunque hay mucho que condenar en la cultura humana, la postura de condena nos cierra a la belleza y la posibilidad, asf co­mo a la gracia y la misericordia en muchas formas de cultura. Tam­bien hace de nosotros unos hipocritas, dado que diffcilmente esta­mos libres de la cultura. La cultura de nuestras Iglesias y comuni­dades cristianas suele ser tan lamentable como la cultura «secular» de la que nos quejamos, y esto es algo que nuestros semejantes pue­den ver con absoluta claridad. La postura de condena nos deja sin nada que ofrecer, aun cuando logremos persuadir a los demas de que un bien cultural determinado debe ser desechado. Y, 10 que es mas fundamental, nuestra postura de condena hace que nos resulte casi imposible reflejar la imagen de un Dios que calificola creacion de «muy buena» y que incluso, despues de la profunda crisis cul­tural que dio lugar al Diluvio, prometio no destruir de nuevo por completo a la humanidad ni la cultura humana. Si somos conocidos principalmente por nuestra capacidad de socavar cualquier proyec­to humano, es muy probable que no seamos conocidos como per­sonas que portan la esperanza y la misericordia de Dios.

CAPITULO 5 - GESTOS Y POSTURAS 109

AmHogamente, hay mucho que decir como crftiea de bienes culturales concretos. Pero cuando la crftica se convierte en postu­ra, nos quedamos singularmente pasivos, esperando que la cultura nos entregue algun nuevo elemento del que hablar. La postura de crftica, aunque es una mejora con respecto a la postura de conde­na, puede incapacitarnos para disfrutar sencillamente de los bie­nes culturales, al estar preocupados por su «cosmovision» y sus «presupuestos». La postura de crftica nos tienta tambien a incurrir en la falacia estrictamente teorica de creer que, una vez que hemos analizado algo, 10 hemos comprendido. Es frecuente que la verda­dera comprension, de una persona 0 de un bien cultural, requiera participacion, es decir, que nos introduzcamos plenamente en el disfrute y la experiencia de alguien 0 algo sin reservar una parte intelectual y anaHtica de nuestra persona al margen de la expe­riencia, como una especie de bibliotecario lleno de sospechas y al acecho.

La copia cultural es tambien un buen gesto y una pobre pos­tura. Es bueno rendir homenaje a las numerosas excelencias de nuestras culturas introduciendolas en la vida de la comunidad cristiana, ya se trate de un grupo de «chefs» coreano-norteameri­canos sirviendo para la iglesia una esplendida cena de buLgogi y ssamjang, 0 de un guitarrista con «rastas» expresando lamentos y esperanzas a traves de un amplificador.

Pero cuando copiar se convierte en nuestra postura, de ella se sigue un monton de consecuencias no queridas. Como los critieos, nos volvemos pasivos, esperando ver que bien cultural interesante nos sera servido para que 10 imitemos y nos apropiemos de e1. En ambitos culturales en rapido cambio, aquellos cuya postura es la imitacion se encontranin por 10 general ligeramente pasados de moda, de forma que la musiea del culto eclesial tiende a estar do­minada por estilos que desaparecieron de escena hace varios alios. Cualquier sentimiento de vergtienza por ser rezagados culturales se ve mitigado por el hecho de que, como una autopista privada abierta unicamente a coches con el emblema de un pez, nuestra cultura copiada, por definicion, no sera nunc a vista por la inmen­sa mayorfa de la cultura dominante. Y de este modo, cuando Lo unico que hacemos es copiar la cultura para nuestros fines cristia­nos, la copia cultural no ama ni sirve a nuestros semejantes.

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110 PRIMERA PARTE - CULTURA

El mayor peligro de copiar cultura, como postura, es que pue­de perfectamente resultar un exito. Terminamos creando un ente­ro mundo subcultural en el que los cristianos se mueven y desa­rrollan su existencia sin encontrarse nunca con el mundo cultural general que estan imitando. Logramos una generacion que prefie­re el facsimil a la realidad, la sencillez a la complejidad (porque la copia cultural, casi por definicion, termina eliminando los ele­mentos escarpados y afilados de cualquier bien cultural del que se apropia) y la familiaridad a la novedad. Y esta generacion no solo es incapaz de desarrollar una autentica participacion creativa en el drama continuo de la creacion de cultura humana, sino que esta peligrosamente distanciada de un Dios que es cualquier cos a ex­cepto predecible y carente de iniciativa.

Como lee cion respecto de los peligros de adoptar la postura de la copia cultural, los cristianos podemos fijarnos en el Hollywood de los noventa y la primera dec ada de este siglo, cuando los prin­cipales estudios paredan atascados en una serie sin fin de conti­nuaciones y adaptaciones, paralizados por una escasez de narra­ciones originales. Inc1uso las peHculas que gustaban a los cristia­nos -quiza especiaimente las peHculas que gustaban a los cristia­nos- eran victima de esta tentacion. Las «Cronic as de Narnia» ori­ginales fueron creacion de un catedratico de Oxford cuya postura con respecto a la cultura no era en absoluto imitativa. Pero las pe­liculas basad as en las «Cr6nicas de Narnia» casi no pueden ser mas que serviles imitaciones del original, precisamente porque las historias originales tuvieron un enorme exito en el establecimien­to de nuevos horizontes de posibilidad e imposibilidad. Esto no equivale a decir que no sean objetos culturales impresionantes, grandes logros en tecnologia, realizaci6n y direccion. Pero su mi­sion es transferir una obra original en un medio a un subproducto en otro medio. Como gestos, las peHculas de Narnia son estupen­das; pero si reflejan y perpetuan una postura de imitaci6n, no ha­cen sino reforzar la pobreza de una cultura que ha olvidado como contar nuevas historias.

Finalmente, el consumo es la postura de los ciudadanos cultu­rales que se limitan a aprovecharse de todo cuanto les ofrecen los proveedores de novedad, emocion libre de riesgos y evitacion del dolor. No seria enteramente cierto decir que los consumidores no

CAPiTULO 5 - GESTOS Y POSTURAS 111

disciernen en su actitud con respecto ala cultura, porque una for­ma de discernimiento se encuentra en el centro mismo de la cultu­ra de consumo. La cultura de consumo nos ensefia a prestar una gran atencion a nuestras preferencias y deseos. La persona cuya postura es el consumo puede emplear horas en investigar acerca del telefono movil mas de moda y con mejores prestaciones, puede sa­ber exactamente que combinaci6n de cafe normal y descafeinado, leche entera y desnatada, amaretto y chocolate produce su latte per­fecto; puede asumir extraordinarios compromisos en terminos de hipoteca y tiempo empleado en ir y venir, a fin de vivir en el barrio debido. Pero, aunque todo esto implica atencion y trabajo -cabria inc1uso decir «compromiso cultural»-, no desvia nunc a de la pre­misa central de la cultura de consumo: somos plenamente humanos cuando adquirimos algo que otra persona ha hecho.

De todas las posibles posturas con respecto a la cultura, el con­sumo es la que vive mas irreflexivamente dentro de los horizontes preexistentes de posibilidad e imposibilidad de una cultura. La persona que condena la cultura 10 hace en nombre de algun otro conjunto de valores y posibilidades. EI objetivo de la critica es ha­cerse consciente de los horizontes que, para bien 0 para mal, crea una cultura dada. Inc1uso copiar cultura e introducirla en la vida de la comunidad cristiana pone la cultura al servicio de algo que se considera mas verdadero y perdurable. Pero el consumo, como postura, es capitulaci6n: dejar que la cultura establezca los termi­nos, dando por hecho que la cultura sabe mas y que inc1uso nues­tros mas profundos anhelos (de belleza, verdad y amor) y temores (a la soledad, la perdida y la muerte) tienen alguna solucion que encaja c6modamente en los horizontes de nuestra cultura, con tal de que tengamos dinero suficiente para comprarla.

Artistas y jardineros

Durante un cierto tiempo, mi postura con respecto a una gran par­te de la cultura que me rodeaba era de sospecha. Caminaba por los centros comerciales tomando notas sobre el mercantilismo puro y duro. Tras saber que alguien habia ·logrado una cierta influencia cultural, comenzaba a buscar signos de idolatria, egoismo y vani-

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114 PRIMERA PARTE - CULTURA

~Por que no somos conocidos como cultivadores, personas que cui dan y alimentan 10 mejor de la cultura humana, que realizan el duro y laborioso trabajo de preservar 10 mejor de 10 que las perso­nas anteriores a nosotros han hecho? ~Por que no somos conoci­dos como creadores, personas que se atreven a pensar y hacer al­go que no ha sido pensado 0 hecho nunca antes, algo que hace el mundo mas acogedor y emocionante y hermoso?

Las posturas de la libertad

Lo magnifico de tener una buena postura (como mi madre nunca dejo de decirme cuando estaba creciendo) es que, si tienes una buena postura, eres libre para hacer cualesquiera gestos. Como nos recuerda el hecho de ver a un bailarin 0 un atleta, una buena pos­tura preserva la libertad basica de nuestro cuerpo, permitiendonos responder a un entorno en pleno cambio con fluidez y gracia. Pero una postura mala -estar inc1inado hacia una posicion determinada de la cual no podemos escapar del todo- no nos permite hacer la gama total de movimientos. Con una buena postura, todos los ges­tos estan a nuestro alcance; con el tiempo, con una postura mala, 10 unico que podemos hacer es una variacion de 10 que ya hemos hecho antes.

Y la sencilla verdad es que en la corriente principal de la cul­tura, el cultivo y la creatividad son las posturas que confieren le­gitimidad para los otros gestos. Las personas que se consideran custodios de la cultura -guardianes de 10 que es mejor en el barrio, en una institucion 0 en un terreno de la practica cultural- se ganan el respeto de sus semejantes. Mas aun: quienes van mas aHa de la mera custodia para crear nuevos bienes culturales son quienes ob­tienen la atencion del mundo. De hecho, quienes han cultivado y creado son precisamente quienes tienen legitimidad para conde­nar, son aqueHos cuyas denuncias, escasas y cuidadosamente se­leccionadas, poseen verdadero peso especffico. Los cultivadores y los creadores son los invitados a criticar, y sus critic as suelen ser las mas convincentes y fecundas. Los cultivadores y los creadores pueden inc1uso copiar sin convertirse en meros imitadores, par­tiendo del trabajo de otros, pero extendiendolo de modos nuevos y

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estimulantes; pensemos en 10 mejor de la cultura hip-hop del «sampling», que no se limita a reproducir los temas del jazz y el «rhythm and blues», sino que situa su trabajo en nuevos contextos acusticos. Y cuando consumen, los cultivadores y los creadores 10 hacen sin transformarse en meros consumidores. Su identidad no procede de 10 que consumen, sino de 10 que crean.

Si hay un modo constructivo de que los cristianos avancemos en medio de nuestras culturas, quebrantadas pero tambien hermo­sas, nos exigini recuperar estas dos posturas bfblicas de cultivo y creacion. Y esa recuperacion implicani volver sobre la historia bi­blica, donde descubrimos que Dios esta mas intima y eternamente preocupado por la cultura de 10 que creemos.

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SEGUNDA PARTE

EVANGELIO

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CAPITULO 6

El j ardin y la ci udad

En este punto tengo que invitar al lector a dar 10 que puede pare­cer un giro brusco: de la cultura en sus multiples y cambiantes for­mas, a un bien cultural concreto: la Biblia. La Biblia es una co1ec­cion de multiples objetos culturales -poesia, historia, proverbios, cartas y cantos- escritos y compilados a 10 largo de mil afios, y co­mo los bienes culturales mas influyentes, ha estimulado, a su vez, una interminable creatividad humana. Atemoriza realmente tratar de sumarse a las voces que han comentado este complejo libro, que a veces deja perplejo; pero si hemos de orientarnos hacia la cultura de un modo caracteristicamente cristiano, debemos consi­derar si la Biblia nos ofrece un enfoque distintivo del tema. Y ver­daderamente asi 10 hace, aunque muchos cristianos no hayan cai­do aun en la cuenta de 10 radical y maravillosa que es la vision bi­blica de la cultura. De manera que en los proximos capitulos tra­tare de hacer participe al lector de algunos de los descubrimientos -pocos 0 ninguno de ellos originalmente mio, pero muchos de ellos poco familiares para los cristianos inc1uso hoy- que han di­namizado mi 1ectura y mi relectura de la Escritura1

Y cuando consideramos la perspectiva biblica sobre la cultura, el comienzo de la Biblia es, como canta Maria en The Sound of Music, un buen lugar por el que empezar.

1. Los temas de este capitulo (y de este libro en su conjunto) son analizados de manera muy completa y creativa por Albert M. WOLTERS, Creation Regai­ned: Biblical Basics for a Reformational Worldview, Eerdmans, Grand Rapids 2005 [1985].

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~ Que encontramos cuando dirigimos la vista al comienzo de la Escritura en busca de pistas acerca de la cultura? Si la cultura es 10 que los seres human as hacen can el mundo, cabe esperar en­contrar las primeras pistas cuando los seres humanos ocupan su lu­gar en el drama del mundo. Y esto es precisamente 10 que encon­tramos en la primera menci6n de la humanidad el sexto dfa de la creaci6n en Genesis 1:

«Y dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen, co­mo semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las ali mafias terres­tres, y en todos los reptiles que reptan par la tierra".

Cre6, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios 10 cre6, var6n y hembra los creo. Y los bendijo Dios con estas palabras: "Sed fecundos y

multiplicaos, Ilenad la tierra y sometedla; man dad en los pe­ces del mar y en las aves del cielo y en todo animal que repta sobre la tierra"» (Gn 1,26-28).

Incluso en la traducci6n del original hebreo, podemos ver la cultura en acci6n en el modo en que esta historia es relatada. En una epoca sin negritas, ni mayusculas y en la que ni siquiera es es­cribfan las vocales, ~c6mo transmitir a los lectores que un aparta­do del texto era de especial importancia? En una epoca muy ante­rior a la invenci6n del papel, en la que el papiro y el pergamino eran preciosos, la repetici6n no era algo que un escritor empleara a la ligera. Los autores bfblicos, y las tradiciones orales en las que bebfan, empleaban generosamente espacio, tiempo y aliento en las partes mas importantes de sus historias. Hasta este punto, cada «dfa» de la creaci6n se ha llevado una cantidad de palabras cuida­dosamente medida. Pero el sexto dfa se extiende desde la primera pagina de mi Biblia hasta ocupar casi tanto como los anteriores cinco dfas juntos, y aquf, en el clfmax de los vers1culos 26 a 28, se repiten dos ideas clave.

En primer lugar, se nos dice por dos veces, una como intenci6n y otra como instrucci6n, que la semejanza de los humanos con Dios los equipara para «mandan) en los animales del cielo, el mar y la tierra. No debemos pasar sobre esta triple taxonomfa con ex-

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cesiva rapidez. Es obvio que el autor intenta que comprendamos el alcance de la responsabilidad de los seres humanos: son creados para gobemar, no s6lo unos cuantos animales facilmente domesti­cables, como el ganado, las gallinas y las cabras, sino la entera pa­noplia del reino animal. Es extraordinario que el autor bfblico, que no habfa visto ni aeroplanos ni submarinos y para quien los barcos eran elementos pequefios y rudimentarios, pudiera anticipar que la humanidad serfa capaz de «gobemar» los peces y las aves de un modo efectivo. 0 bien la concepci6n del gobiemo y el dominio que posee el autor tiene mucho menos que ver con el ejercicio pu­ro y duro del poder de 10 que cabrfa imaginar, 0 este texto antici­pa milenios de desarrollos culturales que nos han llevado final­mente al punto en que tenemos verdaderamente el poder de deter­minar el destino de la mayor parte de las especies del planeta. Puede que ambas cosas sean ciertas. En cualquier caso, la repeti­ci6n y la amplitud de la descripci6n dejan claro que los seres hu­manos seran responsables de la creaci6n en su totalidad, no s6lo de su entomo inmediato.

Pero la doble descripci6n del reino animailleva aparejada una cuadruple repetici6n: nada menos que por cuatro veces se nos di­ce que los seres humanos estamos hechos a «imagen» y «seme­janza» de Dios. Similar allenguaje del dominio, ellenguaje de la semejanza se repite en dos contextos: primero, como intenci6n de Dios; despues, como resumen de los resultados de su labor. En ca­da contexto, ellenguaje de la imagen y semejanza aparece dos ve­ces consecutivas. En ningun momento anterior ha habido ninguna sensaci6n de que el mundo creado tenga semejanza alguna con el Creador. Dios 10 ha sobrevolado, 10 ha formado, se ha regocijado por su bondad; pero nunc a se ha visto a sf mismo en el. Ahora, en el climax de la creaci6n, se dispone a crear una nueva clase de criatura que refleja su imagen.

Pero ~que se pretende decir exactamente con estas palabras, imagen y semejanza? Generaciones de lectores han ofrecido suge­rencias que van desde 10 exegetico hasta 10 fantasioso. En estrecha proximidad con el resumen de la creaci6n de los portadores de la imagen, vemos ala humanidad creada como «macho y hembra», 10 que sugiere que la imagen de Dios s6lo puede ser portada por criaturas que encamen tanto la similitud como la diferencia, ha-

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ciendose eco tanto del «hag amos» de Genesis 1 ,26 como de la pos­terior conviccion cristiana de que Dios mismo es mas que singu­laridad. Menos afirmado en el texto, Agustin sugiere que la imago Dei se ve condensada en la facultad racional de los seres humanos, en nuestra capacidad de razonar logicamente. El biblista Richard Middleton2 ha recurrido al paralelismo con los «virreyes» del Oriente Proximo anti guo, que gobernaban en nombre de un rey le­jano y de quienes se deda que portaban su imagen. No cabe duda de que el texto bfblico esta redactado con suficiente cuidado como para que todas estas ideas posean algo de verdad.

Pero l,que ha quedado sobradamente claro acerca de Dios en Genesis I? l, Que hemos visto de su caracter, una y otra vez, a 10 largo de seis asombrosos dias? Por supuesto que 10 que hemos vis­to mas claramente es que «en el principio creo Dios». Puede 0 no haber una alusion a la diversidad trinitaria, un sentido de la razon y la deliberacion 0 un eco del imperio de Oriente Proximo; pero esparcido por toda la pagina se encuentra e1 deseo deliberado y di­namico de Dios de crear.

Por tanto, cuando los seres humanos, macho y hembra, son creados «a imagen de Dios», sin duda 10 fundamental que ella im­plica es que reflejaran el caracter creador de su Hacedor. Genesis 1 indica varias caracteristicas de este caracter que los portadores de la imagen divina pueden reflejar.

La creacion genera ser a partir de fa nada. Para los autores cris­tianos es habitual argumentar, que mientras que Dios suscita ver­daderamente materia a partir de la mas absoluta nada, los meros seres humanos ejercemos una creatividad mas limitada, trabajan­do con el mundo que Dios nos ha dado. Claro esta que esto es ver­dad hasta cierto punto: la palabra hebrea bara, traducida como «crear», se emplea en la Biblia hebrea exclusivamente con Dios como sujeto. Hay una forma de creacion que solo Dios puede efec­tuar. Para Dios, traer algo a la existencia no requiere mas que su realidad amorosa y eterna como punto de partida. Nosotros, por

2. 1. Richard MIDDLETON, The Liberating Image: The Imago Dei in Genesis 1, Brazos, Grand Rapids 2005, que es tambien un util resumen de los conoci­mientos actuales sobre el tema.

r

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otro lado, comenzamos siempre en medio de las cosas, trabajando con las materias primas que nos han con cedi do Dios y las genera­ciones anteriores a nosotros. La cultura es 10 que hacemos con el mundo, no 10 que hacemos a partir de la pura imaginacion. La pa­labra hebrea asah, emp1eada tanto para los seres humanos como para Dios en las primeras paginas del Genesis, significa «hacer» en este sentido.

Sin embargo, tambien hay una cualidad de la creatividad hu­mana ex nihilo, ~~de la nada»3. Ellenguaje humano es tan maravi­llosamente fecundo, aseguran los lingtiistas, que todo ser humano que ha adquirido una facilidad rudimentaria con ellenguaje ha ar­ticulado una frase completamente original: una combinacion de pa­labras que ninguna otra persona ha creado. La creatividad no es al­go meramente para los «creativos»; todos hemos dado origen a al­gun a frase que el mundo no ha oido nunca con anterioridad, y pue­de que nunc a jamas vuelva a oirIa. Con toda probabilidad, a no ser que estemos atrapados en un trabajo aburrido y tengamos unos amigos igualmente aburridos, 10 habremos hecho este mismo dia. l,De donde procede esa frase? Estaba presente potencialmente en la gram<itica y el vocabulario de nuestro idioma; puede perfectamen­te tener semejanza con palabras que nosotros y otros hayamos pen­sado y dicho anteriormente; pero antes no existia, y ahora sf. Si no­sotros no la hubieramos pronunciado, habria quedado inexpresada.

La creacion es relacional. Dios no solo habla en plural en Genesis 1,26, reflejando probablemente la antigua idea de una corte celes­tial, asi como anticipando el reconocimiento cristiano de Dios como tres personas en una, sino que los diversos elementos de la creacion son creados los un os para los ofros. Despues de los dos primeros dias, una vez que el elemento mas basico, la luz -que comprende el calor, la energia y la informacion-, ha sido creado, y una vez que dijo Dios: «Acumulense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y dejese ver 10 seco», fue creado un espacio donde la creatividad podia florecer, y todo el resto es

3. Robert C. NEVILLE, da a esta idea una plena explicaci6n filos6fica en God the Creator: On the Transcendence and Presence of God, University of Chi­cago Press, Chicago 1968.

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creado teniendo presente 10 que viene antes y despues de ello. La tierra, creada el tercer dfa, se ve seguida de inmediato por la crea­cion de plantas y arboles que echaran rakes en ella. La tierra es para las plantas, y su semilla y su fruto caeran sobre la tierra, en­gendrando otra generacion, una red de vida fuertemente integrada, en la que ninguna de sus partes puede permanecer aislada. Los «luceros en el firmamento celeste» no se crean simplemente para que existan de manera independiente, sino que son creados para que arrojen luz sobre el desarrollo de la historia de la tierra y el mar, «para alumbrar sobre la tierra». Los mares se convierten en el habitat de los peces; a las aves se les orden a multiplicarse para lle­nar el cielo. La vegetacion es alimento para los «animales vivien­tes segun su especie». Los seres humanos, analogamente, no exis­ten de manera independiente del resto de la creacion, sino en pro­funda dependencia de ella y con gran responsabilidad con respec­to a determinadas partes de la misma. Y en el clfmax de la crea­cion, resulta claro que el mundo entero -tanto las partes que los humanos pueden controlar con relativa facilidad (ganado y plan­tas) como las partes de las que son completamente dependientes, pero que no son capaces de controlar (el sol, la luna y las aguas que se encuentran sobre el firmamento terrestre, que, en terminos modernos, son la fragil atmosfera que hace posible la vida)- es di­sefiado para el desarrollo de criaturas exquisitamente relacionales, macho y hembra, que son en sf mismos muy buenos porque por­tan la imagen de un Dios relacional.

La creatividad humana, pues, refleja la creatividad divina cuando surge de una comunidad de personas Hena de vida y amo­rosa y, 10 que quiza sea mas importante, cuando participa en el de­sencadenamiento del pleno potencial de 10 que ha llegado antes y en la creacion de posibilidades de 10 que vendra despues. Cuando la creatividad humana es defectuosa y no realiza la intenci6n de Dios, como ocurre con la contaminacion medioambiental que arrasa ecosistemas 0 con el uso explotador de los recursos, como la tala de arboles, ni rinde homenaje a 10 que ha llegado antes ni c~~ un espacio fecundo para las criaturas, human as y no humanas, que vendran despues. La musica de Cage y Boulez, en ultima ins­tancia, no era 10 bastante relacional para resultar satisfactoria, puesto que estaba preocupada por escapar a 10 que habfa habido

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antes, y era incapaz de crear un espacio para que futuros compo­sitores y musicos 10 habitaran fecundamente. Lo mismo puede de­cirse de la arquitectura brutalista, brevemente popular en el siglo XX, con sus estructuras de cemento que parecen fastidiar mas que servir a sus residentes humanos. Ninguna de estas formas cultura­les esta motivada por ese sentido agradecido y agraciado de la in­terdependencia que vemos que impregnan los relatos de la crea­cion del Genesis.

Desde el principio, la creacion requiere cultivo, en el sentido de prestar atencion a ordenar y distribuir 10 que ya existe en espacios fecundos. El mismfsimo primer dfa, Dios no solo hace nacer la luz, sino que «separa» la luz de la oscuridad; el segundo y el tercer dfa, las aguas, que ahogarfan la vida futura si permanecieran indife­renciadas, son separadas entre el cielo y los oceanos, dejando libre y despejado un espacio de tierra seca. A 10 largo de la creacion, el autor se ocupa de las distinciones entre peces y aves y «animales vivientes segun su especie: bestias, reptiles y alimafias terrestres segun su especie». Dios no se limita a crear al azar 0 sin planifi­cacion, sino de acuerdo con un plan preconcebido, con la atencion de un horticultor 0 un zoologo por las especies y su lugar debido en el orden creado. Verdaderamente, para este Creador el orden mismo es un don, un espacio fecundo.

Es este un aspecto importante en un momento de la historia en que la «creatividad» suele asociarse al rechazo del orden y en que los artistas en particular puede parecer que estan tratando de su­perarse los unos a los otros en actos provocativos de creacion de caos. No cabe duda alguna de que hay un lugar para el arte con­fuso, como la cama sin hacer que Tracey Emin envio a la bienal Whitney hace unos afios. Y nadie puede leer que «bullan ... de ani­males vivientes», y menos aun contemplar la gloriosa diversidad de nuestro mundo e imaginar que el Creador del mundo esta fun­damentalmente interesado por el encasillamiento. Sin embargo, una parte esencial del proceso creativo la constituye, de hecho, la labor de clasificar, separar e incluso excluir algunas alternativas en favor de otras. En el texto del Genesis, las «aguas», que a los an­tiguos les parecfan infinitamente profundas y extensas, son sfmbo-10 de la infinitud. La tarea de Dios el segundo dfa consiste en es-

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tablecer los lfmites de las aguas, creando el cielo y la tierra, don­de pueden desarrollarse mas criaturas.

Si incluso el Creador divino pinta en un lienzo limitado, en­tonces esto es aun mas verdadero para nosotros, que solo podemos introducir determinado numero de productos, redactar determina­do numero de leyes, pintar determinado numero de cuadros ... La creatividad plena implica descartar aquello que no llega a ser ple­no, dejando espacio para los bienes culturales, que son 10 mejor que podemos hacer con el mundo que nos ha sido dado.

La creacion lleva a la celebracion. La creacion plena nos deja lle­nos de gozo, no agotados. Suscita deleite y asombro incluso en los propios creadores, que se maravillan ante la fecundidad de sus pe­quelios esfuerzos. Crear cultura puede ciertamente dejarnos can­sados e incluso exhaustos. Si el Creador divino decide descansar, nosotros, los creadores humanos, debemos descansar de nuestro trabajo, a fin de mantener la creatividad. EI relato biblico sugiere que necesitamos descansar no solo un dia a la semana, sino tiem­pos e intervalos mas prolongados, hasta llegar al ciclo de cuarenta y nueve alios denominado <~ubileo», que permitia renovarse tanto a la tierra como a los agricultores. Pero si el trabajo de crear nos deja sistematicamente deprimidos 0 agotados, es probable que de alguna manera nos hayamos desviado del camino. La creacion, in­cluso a escala humana, esta dirigida a finalizar con la alegre ex­clamacion: «jEs muy buena!».

Genesis 2: tierra y jardin

Despues del majestuoso e impresionante relata del primer capitu­lo, lleno de imagenes de gran angular y de perspectivas aereas, Genesis 2 es la imagen concreta de una mana cavando en la tierra y un aliento de vida.

«Entonces Yahve Dios form6 al hombre con polvo del suelo e insufl6 en sus narices aliento de vida, y result6 el hombre un ser viviente. Luego plant6 Yahve Dios un jardfn en Eden, al oriente, donde coloc6 al hombre que habfa formado ... Tom6, pues, Yahve Dios al hombre y 10 dej6 en el jardfn de Eden, pa­ra que 10 labrase y cuidase» (Gn 2,7-8.15).

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Si Genesis 1 trataba acerca de la posicion asombrosamente pri­vilegiada de la humanidad en el cosmos, es en Genesis 2 donde co­mienza la historia verdaderamente. Porque aqui encontramos a la humanidad no solo introducida en un escenario de comienzos cos­micos universales que se desarrollan en seis dias, sino situada en un entorno a escala humana. Comenzamos con un individuo (la palabra hebrea adamah, como no diferenciado aun en hombre y mujer) solo y vulnerable en un jardin. Un jardin, por supuesto, no es solo naturaleza: es naturaleza mas cullura.

A uno de mis familiares del sur solfa gustarle contar la antigua historia de un capitalino (yo creo que pensaba en m!) que visitaba una granja situada en pleno campo y comentaba con asombro: «l,No es hermosa la creacion de Dios?». EI granjero 10 miraba es­cepticamente y decfa: «Bueno, deberfa usted haberla visto cuando Dios la tenia para el solo».

Sin embargo, en Genesis 2 Dios ya se ha ensuciado las manos, formando no solo al hombre, sino tambien su entorno cultural ini­cia1. Dios ha sembrado e1 mundo, por asi decirlo, de bienes cultu­rales. A Adan no se Ie pone a trabajar labrando un jardin inexis­tente que debe surgir de una tierra salvaje. Desde el comienzo mis­mo, se beneficia de la iniciativa cultural del propio Creador. Aqui encontramos una correccion crucial a una potencial mala interpre­tacion de nuestra definicion de cultura como 10 que hacemos con el mundo (y una amable recriminacion al comprensible escepticis­mo del granjero): no es solo la naturaleza 10 que constituye el don de Dios a la humanidad. La cultura tambien es un don. Desde el punto de vista biblico, la cultura no es simplemente algo que he­mos hecho por nosotros mismos, sino que Dios fue el primer jar­dinero, el primer hacedor de cultura. Como en ellibro del Genesis, no nos pide que hagamos algo fundamentalmente distinto, sino que Ie imitemos: en Genesis 1, que imitemos su creatividad y su gracioso dominio sobre la creacion; yaqui, en Genesis 2, que Ie imitemos cultivando el don inicial de unjardin bien organizado, un mundo donde la inteligencia, la habilidad y la imaginacion han empezado ya a hacer algo con e1.

Genesis 1 trata, sobre todo, de la creatividad del Creador y la creatividad de la humanidad a imagen de Dios, con un enfasis se­cundario en el papel del cuitivo, dando a la creacion el cuidado de-

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bido. Pero en Genesis 2 el enfasis primario se pone en el cultivo. El Creador es tambien un Cultivador, «plantando» un jardin en oriente y ordenando sus contenidos. «Yahve Dios hizo brotar del suelo toda clase de arboles deleitosos a la vista y buenos para co­mer» (2,9); observemos el enfasis, como en un jardin bien dis­puesto, en la combinacion de 10 hermoso y 10 uti!. Dios ha elegi­do cuidadosamente su ubicacion: junto a un rio y cerca de deposi­tos de minera1es preciosos4 y del aromatico arbol gomero que pro­duce una sustancia perlada llamada bedelio: «El oro de aquel pais es fino. Alli se encuentran el bedelio y el onice» (2,12). No se tra­ta de creatividad ex nihilo, sino que presta atencion a 10 ya exis­tente y al que sera el uso mas fecundo y hermoso de ello y, sobre todo, a 10 que mas contribuye al desarrollo de los seres humanos que ha creado.

No obstante, del mismo modo que el cultivo era un tema me­nor en la sinfonia de la creacion del primer capitulo, tambien aqui, en Genesis 2, donde la nota dominante es el cultivo del jardin, si­gue existiendo un claro hilo de creatividad. Si nos centramos de­masiado intensamente en la frase «para que 10 labrase y cuidase», podriamos pensar que la tarea cultural esencial consiste simple­mente en no desbaratar nada. Casi podemos imaginar aDios di­ciendo: «Muy bien, Adan, he dispuesto este jardin con sumo cui­dado; jno cambies nada! Limitate a mantenerlo como esta. jY ojo con las serpientes!».

Sin embargo, Genesis 2 incluye una escena notable que sugie­re que Dios piensa que la actividad cultural de Adan es mucho mas amplia que la de un mero conservador. Porque, cuando Dios crea a los animales en preparacion para completar la humanidad de Adan con una mujer como compafiera y coparticipe, leemos esta extraordinaria frase:

«Y Yahve Dios formo del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevo ante el hombre para ver como los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nom­bre que el hombre Ie diera» (Gn 2,19).

4. Agradezco a Makoto Fujimura que me hiciera ver el significado cultural de estos minerales.

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Encontramos aqui de nuevo al autor biblico, sin prestar aten­cion al gasto de papiro, deteniendose para repetir una idea impor­tante; y esta vez es diffcil no detectar un esbozo de sonrisa en las palabras del narrador. Hay algo de absurdo en Yahve Dios, que ha­ce bien poco ha infundido vida en una figura de barro, llevando pa­cientemente, uno a uno, al enorme abanico de animales y aves an­te su propia creacion y esperando «para ver como los llamaba». l,Es po sible que Yahve Dios no sepa que un camello es ... precisa­mente eso: un camello? l,Necesita realmente al hombre para que Ie instruya sobre los nombres de las cacatuas, cucarachas y cangre­jos? Y, sin embargo, por si nos despistamos y no vemos 10 esen­cial, el narrador nos dice que eso se hacia «para que cada ser vi­viente tuviese el nombre que el hombre Ie diera».

l, Que sucede aqui? Lo que sucede es, de hecho, central para to­do Genesis 2, que retrata aDios haciendo espacio para que los portadores de su imagen comiencen a desarrollar el vasto proposi­to cosmico que se revelaba en Genesis 1. Dios es perfectamente capaz de nombrar a cada animal y dar1e a Adan un diccionario, pe­ro no 10 hace. Da cabida a la creatividad de Adan, no simplemen­te esperando que Adan de a un acertijo la respuesta debida ya pre­existente, sino permitiendo verdaderamente que sea Adan quien saque con su palabra algo de la nada: un nombre donde no habfa ninguno; y permitiendo que ese nombre tenga su propio ser. Claro esta que es Dios quien ha proporcionado la materia prima: el jar­din, los animales y el aliento mismo de Adan. Pero ahora el Crea­dor se aparta graciosamente para permitir ala humanidad empezar a descubrir 10 que significa ser creador. Adan, como su Hacedor, sera jardinero y poeta, creador y cultivador. EI Creador, simple­mente, observa y escucha; y es bueno.

Y esto es 10 que vemos tenuemente en Genesis 2 y con mayor claridad en Genesis 1: a fin de que la humanidad desarrolle su pa­pel de cuItivadora y creadora, Dios tendra que apartarse volunta­riamente, en ciertos aspectos, de su propia creacion. Dios hace es­pacio para que el hombre nombre a los animales; crea espacio pa­ra que el hombre y la mujer se conozcan mutuamente y exploren el jardin. Incluso les da la libertad, tragic a pero necesaria, de uti­lizar mal sus capacidades creativas y cuItivadoras. Dios esta siem­pre dispuesto a estar presente, caminando por el jardin a la hora de

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la brisa; pero esta tambien dispuesto a conceder a la humanidad su presencia cultural propia. Sin este gracioso otorgamiento de espa­cio, no habrian sido capaces de cumplir su destino de portadores de la imagen divina; sin el don de un jardin protegido de la plena maravilla salvaje de la tierra y las aguas pobladas de seres, se ha­brian sentido abrumados. El primer y mejor don de Dios ala hu­manidad es la cultura, el ambito en el que los seres humanos mis­mos seran los cultivadores y creadores, contribuyendo, en ultima instancia, a los propositos cosmicos del Cultivador y Creador del mundo natural.

Entre la tierra salvaje y el parque tematico5

Antes de abordar Genesis 3, merece la pena reflexionar un poco mas sobre el significado del jardin como lugar donde el Creador pretende que florezca la cultura humana.

En nuestros dias, en Norteamerica es diffcil encontrar tierra salvaje. No obstante, se puede tener una muestra de ella yendo un dia de excursion al parque nacional Grand Teton de Wyoming, donde Catherine y yo pasamos nuestra luna de miel. En los diez dias que estuvimos alli, dejabamos huellas con osos, ciervos y al­ces; caminabamos por campos de brillantes flores que nadie habia plantado ni cuidado, campos que habrian florecido en todo su es­plendor aunque ningun ser humano hubiera encontrado el camino hasta ellos; y jadeabamos en el aire de las alturas, protegiendo nuestros ojos del fuerte sol de esos lugares.

5. Aunque yo he tornado la metafora en una direcci6n diferente, mis reflexio­nes sobre la tierra salvaje, el parque tematico y el jardfn las ha suscitado el ensayo introductorio de Leonard SWEET en The Church in Emerging Culture: Five Perspectives, Youth Specialties, El Cajon, Calif., 2003. El en-sayo de Neal STEPHENSON, In the Begining ... Was the Command Line, Avon, New York 1999 (trad. cast.: En el principio ... fue la Unea de comandos, Pro-yecto Editorial Traficantes de Suefios, Madrid 2003), tambien aporta esti­mulantes ideas acerca de los parques tematicos. Albert BORGMANN prop or­ciona una 1ectura alternativa importante y mas positiva del papel de la tierra salvaje en la experiencia humana en varios aspectos en Technology and the Character of Contemporary Life, University of Chicago Press, Chicago 1984.

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Y despues descendiamos de la montana, conduciamos de vuel­ta a nuestra acogedora habitacion del albergue y disfrutabamos de una agradable ducha caliente. Siempre nos ha gustado darnos ~u­chas bien calientes, y, despues de todo, era nuestra luna de mlel. Dnos amigos nuestros pasaron dos semanas de luna de miel en una zona rural deshabitada sin una ducha a su a1cance. En aquella epo­ca yo pensaba que era una locura, aunque despues de una decada de matrimonio tengo que admitir que parece una buena prepara­cion para la vida en comun.

Pero, aunque puedo sobrevivir a aventuras mas rigurosas, e in­cluso disfrutarlas, se que habriamos disfrutado mucho menos de nuestras excursiones por los Tetons si hubieramos tenido que so­brevivir, aunque no hubiera sido mas que unos cuantos dias y no­ches de verano, con solo nuestras fuerzas y nuestro ingenio. Eso se habria parecido mas a un infierno que a una luna de miel. La tie­rra salvaje, por definicion, no es un lugar donde los seres humanos puedan desarrollarse adecuadamente durante mucho tiempo.

De hecho, la historia muestra que una de las primeras tareas de la cultura fue domesticar 10 salvaje, someter el estado salvaje de la naturaleza a escala humana. Estoy escribiendo estas palabras en una tarde de invierno, enfrente de la chimenea, donde trozos de madera relucen y llamean emitiendo un reconfortante calor. In­cluso en nuestra epoca de calefaccion central, en la que un fuego es un lujo mas que una necesidad, encender y cuidar un fuego es un acto maravillosamente humano. A mi me encanta ver las llamas en los troncos y las ascuas palpitantes. Pero claro esta que disfru­to de este fuego unicamente porque esta en su lugar: una chime­nea. Si saltara una chi spa a un lugar indebido, como nuestro suelo de madera, el fuego podria pasar en un instante, de ser un lujo, a ser un desastre. El fuego es una presencia reconfortante solo cuan­do esta sometido. Ninguna persona cuerda se calienta inocente­mente en un incendio forestal.

El trayecto del fuego a la chimenea es el trayecto de la tierra salvaje al jardin, de la naturaleza a la cultura. Analogame?te, es tambien el trayecto -que en algunos casos ha durado miles de anos- de los lobos a los perros, de las cataratas a las presas, 0 del relampago a la luz electrica.

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Sin embargo, a muchos de nosotros, la mayoria de las veces este trayecto de la tierra salvaje a la cultura nos parece tan remoto como los dias en que las carretas recorrian los peligrosos caminos de las Montafias Rocosas. Gracias a la explosion tecnologica del pasado siglo, los occidentales actuales vivimos en un aislamiento sin precedentes de 10 salvaje del mundo. La humanidad domino el fuego hace milenios, manteniendo el frio araya, pero hasta los ul­timos cien afios no hemos resuelto como vencer el calor con el ai­re acondicionado. Los miopes, como yo, hemos tenido acceso a las lentes hace unos cientos de afios, pero hasta los ultimos cin­cuenta las lentes de contacto no se han hecho omnipresentes. Ha habido caminos siempre que ha habido comunidades de personas que buscaban el comercio 0 la conquista; pero hasta el siglo pasa­do, despues de la invencion del pavimento de asfalto, no hemos te­nido carreteras por las que poder deslizarnos facilmente del Atlan­tico al Pacifico sin experimentar mas que unos cuantos zarandeos pasajeros. Los seres humanos hemos elaborado 10 mejor posib1e medic in as para hacer frente a los germenes que proliferan a nues­tro alrededor en la tierra salvaje de 10 microscopico, pero hasta el siglo pasado no hemos dispuesto de antibioticos que pudieran de­tener el avance de esos germenes.

Este extraordinario aislamiento de la tierra salvaje merece un nombre. Es 10 que hace que el momenta de nuestra generacion en la historia sea tan diferente del de nuestros antepasados y, muy po­siblemente, del de nuestros descendientes. Denominemoslo, en honor a la magistral invencion cultural modern a de Walt Disney, «parque tematico».

En el parque tematico, el triunfo de la cultura sobre la natura­leza parece comp1eto. De hecho, 10 tematico es mas poderoso que el parque: inc1uso los arbustos de Disney World parecen persona­jes de Disney. Todos los vestigios de 10 salvaje han sido cui dado­samente eliminados. No hay nada que temer del estanque de los ti­burones ni de la torre del terror; ambos pueden estremecer, pero el parque tematico esta cuidadosamente disefiado para eliminar todo riesgo real.

El parque tematico es un lugar mucho mas segura para ser un ser humano que la tierra salvaje. l,0 no? Puede ser mas dificil ser un ser humano, tal como el Genesis 10 entiende, en un parque te-

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matico que en cualquier otro lugar. Porque si los seres humanos estamos hechos a imagen de Dios, cultivadores creativos de la cre­acion de Dios, el parque tematico nos deja muy poco espacio pa­ra ser portadores de esa imagen. No hay nada que yo pueda crear, ni siquiera cuidar, en un parque tematico; los empleados (0, por usar un termino de Disney, el «elenco») realizan la creacion y se ocupan de cuidar ellugar por mi. A diferencia del Jardin, el par­que tematico no es un lugar donde puedas resultar herido; 0 en el caso de que asi sea, no es culpa tuya, y puedes demandarlos. Y pa­ra evitar que resultes herido, en el parque tematico nunca estas so­lo, sino acompafiado por multitud de otros visitantes del parque, pero tambien por los omnipresentes representantes de la empresa del parque tematico, que estan ahi para asegurar y (si es necesario) imponer el disfrute del parque de acuerdo con los terminos de los propietarios.

El Jardin, por su parte, aunque esta verdaderamente protegido, es un ambito de seriedad moral extrema, porque es ellugar donde el Creador mismo, tras haber proporcionado todos los elementos esenciales para una vida como es debido, no sin haber tambien per­mitido el riesgo y la e1eccion (l,como explicar, si no, la presencia de la serpiente?), se aparta durante un tiempo para permitir que los portadores de la imagen divina cumplan con su vocacion ala cul­tura, retornando unicamente para pasear por el jardin «a la hora de la brisa». Solo debido a este apartarse gracioso y terrib1emente arriesgado, tiene oportunidad la serpiente de tentar al hombre y a la mujer. Y solo en la ausencia provisional del Creador tienen oportu­nidad los seres humanos de torcer y degradar su imagen divina pre­tendiendo 10 que la serpiente, astuta y falazmente, describe como «ser como Dios, conocedores del bien y del mal» (Gn 3,5), como si la creatividad y la responsabilidad cultural no fueran mucho mas propias de ser «como Dios» que el mero conocimiento.

Si nos tomamos este relato con seriedad, conc1uiremos que ni la tierra salvaje ni los parques tematicos son buenos lugares para ser humanos. Ambos pueden ser lugares que se disfruta visitando­los (aunque tengo mis dudas con respecto a los parques temati­cos), pero nuestra capacidad de disfrutarlos verdaderamente re­quiere cualidades que solo la cuItura, el jardin de la humanidad, puede proporcionar. iPobre del viajero que se aventura en la tierra

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134 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

salvaje sin aprovecharse de recursos culturales como los mapas, las brujulas, las botas de montana, las tiendas y milenios acumu­lados de sabidurfa acerca de los modos de sobrevivir en un mundo sin caminos ... ! jPobres de los padres turistas que no han desarro­llado las capacidades para la creacion y el cultivo en sus hijos: va­ganln por el parafso quirurgicamente esculpido de Disney evitan­do continuas quejas de aburrimiento ... !

Nuestro mundo esta desigualmente dividido, cuando menos, entre tierra salvaje y parques tematicos. La mayorfa de la humani­dad vive demasiado cerca de 10 salvaje, a merced de una creacion cuya bondad salvaje original se ha tornado implacablemente hos­til para el desarrollo humano debido a la Cafda. Mil millones mas o menos de privilegiados pueden elegir vivir en parques tematicos, donde ni los peligros ni la belleza del mundo creado y cafdo inva­den un entorno de entretenimiento manufacturado. Pero no hemos sido hechos ni para los parques tematicos ni para la tierra salvaje; hemos sido hechos para ellugar donde se nos impulsa a convertir­nos en creadores y cultivadores. Comenzamos como jardineros.

Fruto, caida y hojas de higuera

La serpiente tambien esta presente secretamente en el Jardfn, dis­puesta a aprovecharse del alejamiento voluntario del Creador. Es de destacar que su tentacion adopta la forma, no de una invitacion a crear, sino a consumir y, al hacerlo, a invalidar su papel de cul­tivadores que conocen cuales son los usos debidos e indebidos de los arboles del Jardfn. Sabemos que la libertad creativa primigenia de los seres humanos puede ser distorsionada; como veremos den­tro de unos capftulos del Genesis, la creatividad humana puede ser deformada. Presumiblemente, la serpiente podrfa haber puesto en cuestion de manera frontal tambien su tarea de cultivadores. Pero no 10 hace, sino que opta por la casi pasiva y mfnima desobedien­cia del consumo, el modo mas facil de abrir una brecha en la con­fianza entre la humanidad y Dios. Y la serpiente agrega tambien un poco de Cfftica: «l,Como es que Dios os ha dicho ... ?». Dios no ha­bfa prohibido ni la crftica ni el consumo en general, pero aquf la serpiente invita a Adan y Eva a distorsionar sus gestos transfor-

CAPITULO 6 - EL JARDIN Y LA CIUDAD 135

mandolos en posturas, a criticar aDios (y el uno al otro) y a po­nerse a buscar la sabidurfa en un membrillo. No podemos dejar de ver con decepcion como Adan y Eva se tragan, por asf decirlo, la idea de que un fruto puede proporcionar «sabidurfa», aun cuando reconozcamos 10 habilmente que los anunciantes contemporaneos nos persuaden de conseguir resultados igualmente improbables simplemente con consumir sus cosmeticos, coches 0 cigarrillos.

Pero 10 que sucede a continuacion, para los propositos de nuestro estudio, es extremadamente significativo. Una vez que su postura se ve deformada, una vez que han quebrantado su relacion de confianza con Dios, tambien ellos pierden su confianza mutua. «Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuen­ta de que estaban desnudos; y, cosiendo hojas de higuera, se hi­cieron unos cenidores» (Gn 3,7).

Cosiendo hojas de higuera: el primer acto humano despues de consumir el fruto es cultural, la creacion de ese bien cultural basico llamado «ropa». Racen algo con el mundo. Ya no estan nombrando libre y espontaneamente la creacion buena de Dios; ya no estan cultivando el buen Jardfn; ahora se estan protegien­do del repentino alejamiento que sienten el uno respecto del otro y de su propio cuerpo. Pero 10 que hacen, de todas formas, es cul­tura -creacion y cultivo.

Asf de profundamente esta introyectada la cultura en el carac­ter humano: es la primera respuesta al pecado, el primer ambito en que el distanciamiento interno de Dios encuentra expresion exter­na. Los capftulos siguientes del Genesis mostraran el peor aspec­to de esta clase de creacion cultural. Indudablemente, los seres hu­manos continuaran haciendo algo con el mundo de modos mas 0

menos buenos. Domesticaran el ganado y labraran la tierra (Cafn y Abel [Gn 4,2]), tocaran instrumentos de cuerda y flautas (Yubal [Gn 4,21]) y forjaran herramientas (Tubal Cafn [Gn 4,22]). Pero tendra lugar el primer asesinato «en el campo [cultivado]», y jun­to con las herramientas llegaran las armas y la violencia. Despues del juicio del diluvio, Noe, el unico hombre considerado <<justo ... en esta generacion» (Gn 7,1), plantara una vina, restaurando una semejanza con el recuerdo de Eden, pero se emborrachara con el vino de esa misma vina, y en su borrachera -consumo que se ex­tralimita, tornando el simple disfrute en uso idol<ltrico- expondra

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su desnudez para vergiienza propia y de sus hijos. De las hojas de parra en adelante, la cultura esta entrelazada con el pecado; de he­cho, es el ambito en que la humanidad hace efectiva su rebelion can respecto aDios y su distanciamiento mutuo. Desde el capitu­lo de Genesis hasta el 11, la historia de la cultura es un declive continuo: de la creatividad y el cultivo de Eden a las perversiones desesperadas y violentas de la cultura, recubiertas de exculpacion, vergiienza y recriminacion.

La ciudad rebelde

El punto mas bajo del arco de la historia primigenia del Genesis es Genesis 11. Los seres humanos llegan a la vega de Senaar y ponen su cultura mas avanzada a trabajar sistematicamente en cimentar su distanciamiento de Dios.

«Todo el mundo era de un mismo lenguaje e identic as palabras. Al desplazarse la humanidad desde oriente, haUaron una vega en el pafs de Senaar y aUf se establecieron. Entonces se dijeron el uno al otro: "Vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego". Asf elladrillo les servfa de piedra, y el betun de argamasa. Des­pues dijeron: "Vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cuspide en el cielo, y hagamonos famosos, por si nos desperdi­gamos por toda la faz de la tierra". Baj6 Yahve aver la ciudad y la torre que habfan edificado los humanos, y pens6 Yahve: "To­dos son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y este es el co­mienzo de su obra. Ahora nada de cuanto se propongan les sera imposible. Bajemos, pues, y, una vez aUf, confundamos su len­guaje, de modo que no se entiendan entre sf". Y desde aquel pun­to los desperdig6 Yahve por toda la faz de la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por eso se Ie Uam6 Babel, porque aUf embro­U6 Yahve ellenguaje de todo el mundo, y desde aUf los desper­dig6 Yahve por toda la faz de la tierra» (Gn 11,1-9).

Este pasaje justificadamente famoso esta repleto de cultura, porque es el primer relato biblico acerca de una ciudad, y las ciu­dades son lugares donde la cultura alcanza masa critica, donde la cultura supera a la naturaleza como realidad dominante con la que los seres humanos deben hacer algo. Las ciudades y los pueblos tie-

CAPITULO 6 - EL JARDIN Y LA CIUDAD 137

nen calles; pero cuando recorres las calles de un pueblo, enseguida llegas al campo; mientras que la mayoria de las calles de una ciu­dad llevan unicamente a mas ciudad. Incluso en un lugar como San Francisco, las impresionantes colin as tienen menos repercusion en la vida cotidiana que la red de calles y vias de los tranvias.

Babel se construye a base de tecnologia: argamasa, ladrillos cocidos al fuego y arquitectura sofisticada. La argamasa, los ladri­llos y los edificios urbanos tienen una relacion con la naturaleza diferente de la de un jardin. Mientras el jardin esencialmente or­ganiza los bienes dados por la naturaleza, la ciudad se construye a base de bienes culturales, como los ladrillos, que suponen una di­vergencia impresionante con respecto a la naturaleza, por ser rein­venciones fundamentales del barro y el betun que constituyen su base. Por 10 tanto, la historia primigenia del Genesis comienza en un jardin y finaliza en una ciudad; comienza con la remodelacion de la naturaleza y finaliza con la suplantacion de la misma.

Mas significativo todavia que esta progresion cultural es el modo global en que la cultura, para los habitantes de Babel, ha su­plantado todo rastro de dependencia de Dios. El proposito no es unicamente «edificar una ciudad», sino edificar «una torre con la cuspide en el cielo». No cabe duda de que el autor y los primeros lectores del Genesis recordarian aqui el zigurat babilonico, masi­va estructura piramidal escalonada tendiendo al cielo. La separa­cion entre la tierra y el cielo habia sido un don bueno de Dios el segundo dia de la creacion; pero esa separacion hizo que los seres humanos dependieran de que Dios «descendiera». La torre com­pleta de Babel, por su parte, permitiria a los lideres de Babel to­mar el control de la funcion de comunicacion con el cielo (0 eso suponian), entrar en la corte celestial vislumbrada en Genesis 1, en lugar de esperar que el Senor viniera a ellos. Y este impresionan­te proyecto cultural -no solo la torre, al parecer, sino la ciudad misma- les permitiria «hacerse famosos por si se desperdigaban por toda la faz de la tierra», es decir, controlar su identidad y su seguridad.

Por 10 tanto, la ciudad de Babel equivale a una tremenda de­claracion de independencia de Dios, un desafiante esfuerzo huma­no por afrontar el mundo, con toda su fascinacion y su terror, y por establecer una distancia entre los seres humanos y Dios, con toda

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su fascinacion y su terror igualmente. Babel y su torre son el pun­to final logico del proceso que comenzo cuando el hombre y la mujer se cubrieron con hojas de higuera en su primer momento de conciencia de si mismos y de su pecado; es un proyecto cultural completo, una ciudad cuyo unico prop6sito es proteger a sus habi­tantes de los demas seres humanos y de su Creador.

Este, pues, es uno de los arcos de la historia de Genesis 1-11 de la hoja de higuera ala torre. La cultura intenta hacer frente a la~ consecuencias del pecado. Pero se trata de un intento vano, en to­dos los sentidos de la palabra vano: orgulloso, vanidoso y futil. Lo que l.os seres .huma~os .hacen co~ el mundo no sirve sino para pro­fundlzar su dlstanclamIento y su mdependencia respecto de su Ha­cedor. Es el germen de la verdad que hay en todas las condenas de la cultura. A pesar de todos sus momentos de belleza e ingenio la cultura puede facilmente ser Babel: un intento agresivo de apode­rarse del papel de Dios.

Y este tipo de cultura se encuentra con un juicio expeditivo. Dios habia bloqueado el paso a Eden, a fin de que el hombre «no alargue su mana y tome tambien del arbol de la vida y, comiendo de el, viva para siempre» (Gn 3,22), gesto misericordioso para im­pedir que Adan y Eva vivan eternamente en la futilidad de su va­no intento de ser «como Dios, conocedores del bien y del mal», sin caer en la cuenta de que conocer el bien y el mal es diferente de ser capaz de elegir el bien y rechazar el mal. De manera que en Ba­bel, al observ~ ~on de.sagrado. que «ahora nada de cuanto se pro­pong an les sera lmposlble» -sm duda, no porque el Senor se yea amenaz.ado por su ambici6n, sino porque preve los estragos que esa vamdad cultural puede causar-, Dios interviene dispersando a la humanidad en numerosos grupos lingiiistico-culturales, evitan­doles 10 peor de su tremenda capacidad creativa (convertida ahora en cautividad creativa) y haciendo de sus idiomas mutuamente in­comprensibles signo de su distanciamiento entre si y de Dios. Aho­ra ellenguaje, el don .cultural primordial que refleja mejor la pala­bra creadora del proplO Creador, sera siempre signo y recordatorio del pecado.

Pero la historia de la cultura, que en Genesis 11 parece haber alcanzado ya su punto de agotamiento y futilidad, en realidad mi-lagrosamente, no esta mas que empezando. '

INTERLUDIO

La historia primigenia

Resulta dificil conciliar la precision de los relatos de creaci6n del Genesis, donde los primeros seres humanos nacen con la misma rapidez que un bebe humano, con la version de los arque610gos y antrop6logos. Genesis 1, ciertamente, no exige de nuestra parte pensar en terminos de «dias» de veinticuatro horas, dado que los primeros dos «dias» se completan antes de la creacion del solo de la tierra. Pero resulta dificilleer Genesis 2, donde el Creador se in­elina un dia y forma al hombre a su imagen del barro, sin sentir al­guna disonancia con el registro arqueo16gico, en el que la historia humana parece ir surgiendo gradualmente de las sombras del tiem­po. l,Cuando y donde hubo un Adan y una Eva? l,No es la historia de la cultura humana mas compleja y menos «repentina» de 10 que el Genesis podria hacernos creer?!

Ami, personalmente, no me convencen los denodados esfuer­zos de los cristianos que interpretan literalmente la Biblia por ha­cer encajar cada detalle de los relatos de creaci6n del Genesis con 10 que nos dicen la cosmologia y la arqueologia modernas. Sin em­bargo, no estoy seguro de que los autores biblicos quedaran abso­lutamente desolados par los fallos de Genesis 1-11 como historia

1. Los lectores interesados por un resumen sucinto y accesible a los diversos modos de lectura del Genesis a la luz de la cosmologfa y la antropolo­gfa contemponineas pueden consultar Deborah B. HAARSMA Y Loren D. HAARSMA, Origins: A Reformed Look at Creation, Design, and Evolution, Faith Alive Christian Resources, Grand Rapids 2007.

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140 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

cosmologica literal. El Jardin de Eden, despues de todo, se situa en la interseccion de cuatro rios que los antiguos sabian que no te­nian ninguna interseccion. La «historia primigenia» del Genesis -el arco del Jardin a Babel- debe leerse, no en el contexto de los descubrimientos arqueologicos actuales, de los que los autores bi­blicos no sabian nada, sino en el contexto de los mitos de creacion antiguos, que los autores biblicos ponian en contraposicion con su propia version de la historia.

Aun asi, los relatos de Genesis 1-11 me sorprenden, como a muchos otros lectores bien informados, por su mucha mayor com­patibilidad con nuestras interpretaciones modernas de los origenes cosmicos y humanos que la mayor parte de los mitos de creacion que circulaban al mismo tiempo por el Oriente Proximo antiguo. Hay paralelismos basicos entre la secuencia de dias en Genesis 1 y nuestras suposiciones mas fundadas sobre la evolucion gradual en el universo de la luz, los planetas, las plantas y las criaturas mas complejas, con la humanidad llegando mucho mas tarde. Genesis 2 no afirma, como otras religiones antiguas, que la humanidad sea una clase distinta de ser que el resto de la creacion, que los huma­nos sean vastagos de los dioses. En lugar de ello, nosotros somos hechos del polvo, de la misma materia que el mundo que nos ro­dea. Esto tambien resulta sorprendente y, para muchos antiguos, contrario a las expectativas logicas.

La arqueologia, por su parte, no puede responder una pregun­ta igualmente obligada: l,que es 10 que distingue a los seres huma­nos y cuando y como sucedio? La arqueologia y la antropologia pueden documentar el omnivoro apetito humano de cultura, pero no pueden explicar de donde procede dicho apetito. Incluso nues­tros parientes biologicos mas proximos, los orangutanes y los chimpances, que son capaces de emplear un lenguaje y hacer he­rramientas rudimentarias, no muestran ningun signo de impulso constante a extender la cultura mas alIa de 10 que han heredado, no se interesan por crear y remodelar el mundo continuamente. Los chimpances, como los collies, muestran curiosidad por el mundo, pero no dan nunca signos de reflexionar sobre el significado del mismo ni intentan jamas interpretarlo del modo complejo y her­moso de los pintores de Lascaux, tan tempranamente en la histo­ria cultural de la humanidad.

INTERLUDIO - LA HISTORIA PRIMIGENIA 141

En nosotros hay algo que no puede reducirse a polvo, un espi­ritu creativo que tiene capacidad para el discurso y el significado; en suma, para la cultura. EI Genesis sugiere que esta creatividad cultural, mediante la cual reconocemos a los seres humanos alIi donde, en el tiempo 0 en el espacio, encontramos sus huellas, esta arraigada en algo tan real como nuestro ser material. De Genesis 1 aprendemos que el mundo es obra de un Creador, que es parte ya de una sociedad creadora (<<Hagamos al ser humano a nuestra ima­gen y semejanza») que pretende traer a la existencia un mundo hermoso, ordenado y lleno de sentido. De Genesis 2 aprendemos que nuestro espiritu creativo no brota simplemente del polvo, sino que fue insuflado en nosotros por el mismo Espiritu que sobrevo-10 originalmente el caos oscuro e informe, pronunciando una pa­labra repentina y decisiva que dio inicio a la creacion.

Claro esta que no «aprendemos» estas cosas de Genesis 1 0 2 del mismo modo que podemos «aprender» acerca del «big bang» estudiando los datos de los radiotelescopios. Asi pues, de nuevo, hay much as cosas que no podemos aprender de ese modo. Las co­sas mas importantes de nuestra vida las aprendemos merced a la confianza, no por deduccion experimental.

Con su historia primigenia, los capitulos delI-II del Genesis se apartan de 10 que sigue en Genesis 12 y siguientes capitulos en forma, estilo y contenido. No son tanto una historia cuidadosa­mente documentada cuanto un relato que nos invita a la confianza. En este sentido, son muy similares al otro extrema de la Biblia, el Apocalipsis, tambien un relato que se aparta de la historia humana recopilada, ofreciendonos una posible vision del destino ultimo del cosmos, que es algo a 10 que nunca podremos llegar mediante la mera investigacion. l,Se puede confiar en estos dos relatos extremos acerca de los origenes y el final? Yo creo que S1. Si hay alguna ma­nera, en los nuevos cielos y la nueva tierra, de tener acceso a la his­tori a completa de este universo tan maravillosamente quebrantado, no me sorprenderia descubrir que los autores biblicos no conocian algunos de los detalles de como creo Dios el universo y la raza hu­mana. Pero confio en no sentirme en modo alguno engafiado por ellos; de hecho, creo que me sentire inefablemente agradecido por el hecho de que, movidos por el Espiritu Santo, escribieran textos que han dado al mundo el mejor sentido posible.

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142 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

Y mis razones para extender este nivel de confianza tienen mu­cho que ver con los libros que se encuentran entre los dos extre­mos: la historia del pueblo de Israel, mucho mas accesible y veri­ficable historicamente, su exodo de la esclavitud de Egipto y la lle­gada final de un hombre que afirmaba cumplir toda la promesa ori­ginal de Israel. Esta historia, que hace una afirmacion central para la Historia, en especial en su punto mas radical-la resurreccion de Jesus de entre los muertos-, puede ser puesta a prueba, ha proba­do que se puede confiar en ella y me proporciona la confianza en que los dos libros extremos, al igual que el resto del libro, dicen algo excepcionalmente verdadero acerca de nuestros orfgenes y nuestro final.

CAPITULO 7

La menor de las naciones

Toda buena historia tiene un giro imprevisto 1• Hacia la mitad de la

novela de Jane Austen Orgullo y prejuicio, Elizabeth Bennet in­forma al senor Darcy de que el es «el ultimo hombre en el mundo con el que podrfa ser nunca inducida a casarse». Pero el mundo en­tero sabe -por haber visto la pelfcula, por haberse enterado en­trando en la web CliffNotes 0 por haber superado la a1erta de «spoilers» en la Wikipedia- que el senor Darcy es precisamente el hombre que terminara conquistando el corazon de Elizabeth. Si se pasa de las primeras paginas de Orgullo y prejuicio a las ultimas, se averigua el final de la historia, pero no se sabra el como. i., Que es 10 que vence las sospechas de Elizabeth respecto del distante y posib1emente deshonrado (aunque atrayentemente rico) Darcy? Para averiguarlo hay que leer ellibro 0, al menos, la entrada de la Wikipedia.

A veces no basta con conocer el final de la historia. El placer y la plausibilidad de una buena historia radican en el modo en que progresa del comienzo al final: la sorprendente transformacion de los prejuicios y el orgullo de los personajes, por no hablar de los lectores. Celebramos a novelistas como Jane Austen, cineastas co­mo Alfred Hitchcock y Brad Bird, y compositores como Ludwig

l. Esta cualidad de gran narrador la analiza Robert MCKEE en su libro Story: Substance, Structure, Style and the Principles of Screenwriting, Regan Books, New York 1997, y, por supuesto, antes fue explicada por Arist6teles.

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144 SEGUNDA PARTE - EVANGELlO

van Beethoven, Igor Stravinsky y Miles Davis, no s610 por el final satisfactorio de sus obras, sino por el desarrollo satisfactorio de las mismas, por el modo en que estas progresan del comienzo al final desafiando las predicciones, pero de manera que, echando la vista atnis, parece inevitable.

Pero no hay novela, pelfcula 0 improvisaci6n de jazz que pue­da superar la sorpresa que nos produce ir directamente del co­mienzo de la Escritura a su final. Como ya hemos visto, Genesis 1-11 presenta la cultura como, en conjunto, una trayectoria des­cendente desde el Jardin hasta la ciudad: de la intenci6n original de Dios hasta una rebeli6n humana total contra el Hacedor del mundo. Supongamos que ellector no sabe nada de la parte central de la historia; supongamos que a la Biblia del lector Ie falta to do entre Genesis 12 y Apocalipsis 20. Tras leer acerca de la disper­si6n de la humanidad en Babel e ir despues al final del libro, en­contrani este giro imprevisto hacia una buena nueva: «Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la prime­ra tierra desaparecieron, y el mar no existe ya» (Ap 21,1). iAh!, pensaria ellector. Dios esta comenzando de nuevo, como se sinti6 tentado a hacer en tiempos del diluvio. Pero esto no es mera des­trucci6n, que Dios prometi6 no repetir. Esto es re-creaci6n. Sin duda, este mundo rehecho tendra de nuevo un buen Jardin en su centro, un lugar donde la humanidad redimida pueda reivindicar su papel de cultivadora y creadora en intima relaci6n con Dios.

Y estaria muy cerca de la verdad. Pero despues leeria Ap 21,2: «Y vi la ciudad santa, la nueva

Jerusalen, que bajaba del cielo, de junto aDios, engalanadacomo una novia ataviada para su esposo».

~ Que? ~La ciudad santa? Apocalipsis 21,2 es 10 ultimo que un lector atento de Genesis

1-11 esperaria: en un mundo rehecho, el centro del deleite creador de Dios no es un jardin, sino una ciudad. Y una ciudad es, casi por definici6n, un lugar donde la cultura alcanza su masa critica, un lu­gar donde la cultura eclipsa al mundo natural como el rasgo mas importante con el que debemos hacer algo. De alguna manera, la ciudad, la encarnaci6n de la cultura humana concentrada, ha sido transformada, de sede del pecado y el juicio, en expresi6n ultima de la gracia, en un don «que bajaba del cielo, de junto aDios».

CAPITULO 7 - LA MENOR DE LAS NACIONES 145

La cultura cristiana norteamericana esta llena de imagenes agrarias nostalgicas, desde las c6modas casitas rusticas suavemen­te iluminadas que surgen del pincel de «The Painter of Light»TM hasta el antiguo himno «Vengo al jardin solo, mientras el rocio es­ta aun en las rosas». Pero cuando Dios camina entre la humanidad redimida al final del relato biblico, no s610 camina por senderos de jardin, sino tam bien por calles de ciudad.

En el capitulo 10 volveremos sobre la extraordinaria imagen de la cultura redimida en el Apocalipsis. Pero, del mismo modo que cualquier persona moderadamente curiosa querria saber que Ie sucedi6 a Elizabeth Bennet para cambiar de opini6n a prop6sito del senor Darcy, el sorprendente final de Apocalipsis 21 nos retro­trae a la parte central de la historia: los capftulos entre Genesis 11 y Apocalipsis 21, que revelan c6mo se las arregl6 Dios para res­catar de la vanidad de Babel no s610 a los seres humanos, sino to­do el proyecto de cultura humana. Y resulta que para conseguir nuestra primera pista no tenemos que ir demasiado lejos. De he­cho, como en los mejores relatos, nuestra primera pista del giro decisivo en la trama crucial de la historia esta al principio, aunque probablemente no habiamos caido en absoluto en la cuenta de que se trataba de una pista.

Pieles por hojas de higuera

Genesis 3, el relata de la Caida, esta lleno de malas noticias, inclui­das malas noticias culturales. No s610 el hombre y la mujer se vuel­yen de inmediato hacia la cultura -cenidores de hojas de higuera­para protegerse del subito distanciamiento producto del pecado, si­no que tambien Dios les da la noticia de que, como consecuencia de la Caida, tanto la naturaleza como la cultura se con·omperan como signo de juicio. Dios advierte a la mujer que el proceso natural de nacimiento se hara innaturalmente doloroso. La instituci6n cultural de la familia, por 10 pronto, nunca vol vera a ser como habia sido: «Hacia tu marido ira tu apetencia, y el te dominara» (Gn 3,16). El dominio que los seres humanos habian ejercido debidamente sobre las criaturas del cielo, la tierra y el mar sera ahora de los unos so­bre los otros, especialmente entre hombres y mujeres.

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146 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

Respecto del hombre, Dios emite otro juicio natural y cultural. La naturaleza misma se volveni contra la humanidad. «jMaldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacanis de el el alimento todos l~s dias de tu vidal» (Gn 3,17). La tierra se volveni contra el jar­dmero, y hacer algo con el mundo dejani de tener la facilidad de Eden: «Con el sudor de tu rostro comeras el pan, hasta que vuel­vas al suelo» (Gn 3,19).

Y, sin embargo, justamente despues de pronunciar el juicio so­bre la serpiente, algo notable les sucede por igual a la mujer y al h?mbre. Antes de exiliarlos del jardin, Dios reemplaza las hojas de hlguera que habian constituido el primer lastimoso intento de la humanidad de hacerse una vestimenta. «Yahve Dios hizo para el hombre y su mujer tunicas de pie I y los vistio» (Gn 3,21). Las ho­jas de higue~a no les permitirian ir muy lejos en una tierra salvaje llena de espmas y cardoso Misericordiosamente, Dios mejora su cultura. Les cambia las hojas de higuera por pieles, es decir, por ropas duraderas que les protegenln de los peligros muy reales que van a te~er que afrontar, no solo producto de un entorno duro, si­no tamblen de la relacion distorsionada que hace de la desnudez causa de vulnerabilidad y vergtienza.

Una vez mas, como en Genesis 2, Dios se hace creador cultu­ral. La cultura, incluso en Genesis 3, no es simplemente el ambito de la rebelion humana contra Dios, no es meramente el ambito del juicio de Dios contra el pecado, sino que es tambien el ambito de la misericordia de Dios.

Y si nos fijamos, encontramos esta misericordia cultural en­tretejida como un hilo brillante en la sombria narracion de Genesis 3-11. Despues de juzgar a Cain, Dios pone tambien una «marc a» en el para protegerle de la venganza, 10 cual es un gesto cultural de misericordia. Cuando se prepara para inundar la tierra y elimi­nar sus peores iniquidades, Dios da instrucciones a Noe para cons­truir una nave, objeto cultural que hara que la raza human a pueda atravesar 10 peor que la ira de Dios puede hacer. De hecho, en ca­da punto de Genesis 3-11 los mas oscuros momentos de la cultu­r~ humana provocan no solo el juicio explicito y afligido de Dios, smo que suscitan tambien un contraataque cultural, un nuevo ob­jeto cultural introducido por Dios para proteger a los seres huma­nos de las peores consecuencias de sus opciones. Dios no permite

CAPITULO 7 - LA MENOR DE LAS NACIONES 147

nunca que la cultura human a se convierta unicamente en ambito de rebelion y juicio; la cultura humana esta siempre, desde el co­mienzo mismo, marcada tambien por la gracia.

De manera que tal vez no resulte sorprendente que, despues de haber paralizado bruscamente en Genesis 11 el proyecto cultural de la humanidad mas sofisticado y rebelde, Dios desvele su expe­rimento mas atrevido en cuanto a misericordia cultural, el experi­mento que resulta ser la clave de comprension de por que, en Apocalipsis 21, el mejor don que Dios puede otorgar a un mundo redimido no es un jardin, sino una ciudad.

La bendicion de una nacion

Una cosa fue proporcionar pieles como sustitutivo de las hojas de higuera, una solucion sencilla para un problema sencillo, simple­mente la cultura humana comenzando a mostrar su insuficiencia; pero otra cosa es Babel, que muestra todo el alcance del exceso de orgullo y la estupidez humana. "Que acto de misericordia cultural puede ser proporcional a la rebelion y el juicio en Genesis II? La respuesta aparece en Genesis 12, despues de una larga interrup­cion por parte de la mas caracteristica de las expresiones cultura­les biblicas: la genealogia. Justo despues del gran drama de Babel, encontramos 10 que sigue:

«Estos son los descendientes de Sem: Sem tenia cien afios cuando engendr6 a Arfacsad, dos afios despues del diluvio. Vivi6 Sem, despues de engendrar a Arfacsad, quinientos afios, y engendr6 hijos e hijas.

Arfacsad era de treinta y cinco afios de edad cuando en­gendr6 a Selaj» (Gn 11,10-12).

Y prosigue hasta el capitulo 12. Para un lector actual, estos detallados, aunque extrafiamente

incompletos, linajes son como la fibra dietetic a de la lectura bi­blica: tragada obedientemente en el mejor de los casos, cuando no simplemente pasada por alto en busca de partes mas jugosas. "Para que pueden servir? Sin embargo, inc1uso hoy, los miembros de sociedades menos modernizadas escuchan las genealogias con

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fascinada atenci6n. Las genealogias aseguran que la historia que esta siendo narrada no es simplemente un mito intemporal, si­no que esta anclada en un grupo concreto de personas de un lugar determinado.

En Genesis 12, Dios selecciona uno de los linajes dispersos, separado desde la desolaci6n de Babel: la linea de Teraj, cuya ex­tensa familia, que se insta16 en una ciudad Hamada Jaran, incluye a un hombre llamado Abraham.

«Yahve dijo a Abraham: "Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostrare. De ti hare una naci6n grande y te bendecire. Engrandecere tu nombre; y se to una bendici6n. Bendecire a quienes te bendigan y maldecire a quienes te maldigan. Por ti se bendeciran todos los linajes de la tierra"» (Gn 12,1-3).

~Que hay en el centro de la llamada y la promesa que Dios hi­zo a Abraham: «De ti hare una naci6n grande»? El termino bibli­co naci6n esta menos asociado a cuestiones politicas y geografi­cas de 10 que nuestra palabra actual sugiere: los kurdos de Oriente Medio no poseen su propia naci6n-Estado cuando estoy escribien­do este libro, pero para la mentalidad biblica, su pueblo, con su propio lenguaje y una cultura diferenciada que ha durado siglos, si seria calificado de «naci6n». Una naci6n es, fundamentalmente, cultura mas tiempo: una cultura 10 suficientemente amplia y com­pleja que ha pasado por multiples generaciones y conserva su identidad distintiva.

Despues de la dispersi6n de Babel, el mundo se Henara de gru­pos etnolingiiisticos -«naciones»-, herederos todos ellos de la re­beli6n y el juicio de Babel. En un mundo lleno de naciones, Dios pretende proporcionar una naci6n diferente y mejor a traves de Abraham: una naci6n mediante la cual «se bendeciran todos los li­najes de la tierra». Del mismo modo que Dios proporciono pieles en lugar de hojas de higuera, de nuevo elige la cultura, a una es­cala muchisimo mayor y mas amplia, para mostrar su misericor­dia. ~ Y que forma adoptara esa misericordia? ~ C6mo seran ben­decidas las naciones de la tierra mediante la naci6n elegida por Dios? La familia de Abraham demostrara, en medio del mundo y

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de todas sus culturas, 10 que Babel 01vid6: c6mo ser una naci6n que, en cuanto a su identidad, su seguridad y su misma existencia, depende del Creador del mundo. Al igual que Babel fue la encar­naci6n cultural de la independencia de Dios, Israel sera la encar­naci6n de la dependencia de Dios. En su historia y su cultura, Israel hara realidad una y otra vez el encuentro que Jacob, nieto de Abraham, tiene junto al rio en Genesis 32, cuando esta a punto de hacer frente a Esau, su hermano enemistado y tal vez su mortal ene­migo. Cuando afronta los mayores peligros para su existencia, esta naci6n se aferra aDios diciendo: «No te suelto mientras no me ha­yas bendecido» (Gn 32,26). Sera el pueblo cuya cultura misma se define por sus enfrentamientos con Dios, en los que un as veces ga­naron y otras perdieron. En medio de las naciones, Israel sera el signo que supone ser una naci6n cuya caracteristica clave es la con­fianza en el Hacedor invisible del mundo 0, por emplear la palabra biblica, que se distingue por ser una cultura definida por lafe.

Por 10 tanto, la respuesta de Dios al problema cultural funda­mental -un mundo Heno de naciones antagonistas, atrincherado en la autoprovisi6n y la autojustificaci6n vistas en Babel- es una so­luci6n plenamente cultural. Lo que equivale a decir que es una so­luci6n fundamentalmente creativa. Claro esta que a 10 largo de la historia de Israel el propio Dios empleara toda la gama de gestos posibles con respecto ala cultura. En ocasiones habra condena, in­cluida la entrega total de Israel a manos de sus enemigos, Asiria y Babilonia. Los profetas llevaran la palabra crftica de Dios para con Israel y sus vecinos. Al construir su identidad cultural, Israel sera inducida por el Espiritu a copiar muchos rasgos de la cultura circundante; a 10 largo de su historia tomara prestadas formas lin­giiisticas semitas para su idioma nacional, literatura sapiencial egipcia para su poesia cortes ana, carpinteria libanesa para sus es­pacios culticos, y tratados mesopotamicos para sus relaciones in­ternacionales e incluso para su interpretaci6n de su relaci6n con Dios. En el apogeo de su poder, la capacidad israeli de consumir los productos culturales de sus vecinos sera signo de la bendici6? de Dios, como cuando el salmista celebra una boda real que exhl­be oro importado de Ofir (Sal 45,10).

Pero el centro del plan de Dios con respecto a Israel es crear algo que nunca ha existido: una naci6n que pertenece de modo es-

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pecial al Creador de cielos y tierra. Vistas desde esta perspectiva, divers as caracterfsticas de la historia bfblica se aclaran de manera nueva.

Tiempo

En primer lugar, este extraordinario proyecto cultural necesitara si­glos para desarrollarse, porque precisara ser 10 bastante complejo, profundo y rico para dar verdadero testimonio del Creador del mundo ante las grandes civilizaciones humanas, las agregaciones culturales increfblemente complejas que representan el floreci­miento pleno de la capacidad humana de hacer algo con el mundo.

La cultura instantanea no existe. Crear una nueva «nacion» -una nueva tradicion cultural- exigira tiempo; tiempo para que muchas generaciones absorban la intervencion de Dios en la vida de una familia nomada singular de Oriente Medio, y tiempo para que reflexionen sobre dicha intervencion y respondan a ella. Uni­camente una nacion con una profundidad cultural adquirida a 10 largo de muchas generaciones de historia sera capaz de dar una respuesta convincente a la variedad de la experiencia humana y a las caracterfsticas tan divers as del mundo con el que los seres hu­manos deben hacer algo. l,Como celebra fielmente una nacion?; l,como hace duelo?; l,como planta la semilla?; l,como recoge la co­secha?; l,como conquista?; l,como es conquistada? .. «To do tiene su momenta -dice Qohelet en el Eclesiastes-, y cada cosa su tiem­po bajo el cielo» (Qo 3,1); desarrollar una tradicion cultural 10 bas­tante rica como para hacer justicia a cada estacion y cada «cosa ... bajo el cielo» es un proyecto que dura siglos, no generaciones, por no hablar de tiempo de vida. Lo que Dios promete a Abraham -una gran nacion equip ada para ser una bendicion para todas las naciones-llevara tiempo, en especial cuando, despues de Babel, la cafda esta tan profundamente inserta en el proyecto cultural.

Vistas desde esta perspectiva, algunas partes de la Biblia he­brea que inicialmente nos parecen superfluas adquieren un nuevo significado. Las genealogfas que tanto aburren allector actual son prueba de la fidelidad de Dios a 10 largo de muchas generaciones de formacion cultural, y son sencillamente signo de que Dios ac-

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tua verdaderamente en medio de la historia, no al margen de ella de una manera espiritualizada 0 ahistorica.

Ellibro de los Numeros, con su censo de cada tribu y su rela­cion de detalles acerca de los israelitas, aparentemente baladf, es en cierto modo como las fotos del bebe que los padres entusias­mados hacen ver a los demas: documentacion de los primeros dfas de la formacion de Israel como nacion. A quienes no han si­do padres, todas las fotos de bebes les parecen iguales; pero para quienes se sienten en deuda con el. proyecto cultural de Israel es: tos inicios son importantes y fascmantes; como la foto de bebe que, aunque no tremendamente interesante en sf misma, es signi­ficativa porque documenta los orfgenes de una persona, por mucho que haya cambiado y crecido. . .

El libro del Levftico, cementerio de much as buenas mtenclO­nes de leer la Biblia de principio a fin, es, de hecho, un manual de instrucciones para la creacion de un pueblo distinto en el context? del Oriente Proximo antiguo. Observando sus mandatos y proh1-biciones -los ampliamente eticos, como «amaras a tu projimo co­mo a ti mismo», y los estrictamente especificos, como mantener separadas la carne y la leche en la dieta de Israel-, los d~s~e~­dientes de Abraham iran modelando su identidad cultural d1stmtl­va. Incluso los elementos mas desconcertantes y aparentemente ar­bitrarios del codigo del Levftico exigen de Israel que dependa conscientemente del Dios que se revelo a ellos, en lugar de limi­tarse a absorber e imitar las culturas que los rodean.

Lugar

La ubicacion que Dios decide para su pueblo elegido es de enor­me significado historico. El valle del rfo !ordan, e~, los tiempo~ a~­tiguos e incluso hoy, se encuentra en la mterseCClOn de las pnnc1-pales rutas comerciales y corredores estrategicos entre las poten­cias mas importantes. Esta ubicacion central, en el corazon e.stra­tegico del Oriente Proximo antiguo, fue la causa de la desgrac1a e.n la existencia de Israel, una nacion pequefia que a 10 largo de los S1-glos ha suscitado constantemente un interes excesivo por pa~te de los imperios egipcio, asirio, babilonico y romano, que env1aban

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periodicamente sus ejercitos a atravesar el territorio de Israel, de camino hacia mayores conquistas.

No obstante, la ubicacion de Israel tambien aseguraba que su vocacion cultural unica se viviria, cabria decir, en «publico», en­tre las grandes naciones de su tiempo. Aun cuando Israel hubiera sentido la tentacion de apartarse de las grandes corrientes cultura­les a 10 largo de los siglos de su historia, sencillamente no habria tenido esa opcion. Y como los vecinos de Israel solian ser tecno­logicamente mas avanzados, economicamente mas prosperos y militarmente mas desarrollados, la fe de Israel se veia repetida­mente puesta a prueba. ~Adoptaria Israel la autoridad de los dio­ses vecinos, a fin de asegurar su supervivencia politica y econo­mica (l Re 18)? ~ Volveria Israel, forjada por la experiencia de la liberacion de la esclavitud de Egipto, a ese mismo Egipto para es­tablecer una alianza militar contra el usurpador imperio asirio (Is 3l)? Y, sobre todo, ~como responderia Israel ala destructiva expe­riencia de ser conquistada por Asiria y Babilonia?

Todas estas pruebas sufridas por su fe podrfan haberse evitado situando la nacion redentora elegida por Dios bien apartada del ca­mino; digamos, en los Alpes suizos, las montanas de Nepal 0 la sel­va brasilena. Una ubicacion aislada podrfa haberle ahorrado a Israel los peores momentos de su historia: los ignorniniosos compromisos de sus reyes incluso de mayor exito, la forzada march a de sus lide­res a la ciudad cuyo nombre mismo recordaba a Babel... Pero en esa ubicacion, la extraordinaria afirmacion de Israel de adorar no solo a un dios local, sino al Hacedor y Senor del mundo, no habrfa supuesto una gran diferencia en el curso de la historia.

Solo en «publico», en el contexto de una tremenda presion po­litica y economica, la creatividad cultural de Israel podia estar al alcance de las naciones vecinas grandes y pequeiias: su codigo le­gal, con su agudo sentido de la justicia y la responsabilidad para con los debiles; su poesia de alabanza, accion de gracias y lamen­to' su Escritura dando testimonio del caracter del unico Dios ver­d;dero ... Verdaderamente, sin esas presiones culturales la cultura de Israel podrfa haber sido, para empezar, sustancialmente menos creativa. El exilio en Babilonia fue el golpe mas severo que sufrio Israel, pues fue un intento de erradicacion cultural comparable al Holocausto del siglo XX. Pero el exilio forzo a Israel a afrontar las

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implicaciones de su fe2 mas aHa de sus fronteras, a preguntarse por la fidelidad en una diaspora en la que ni reyes ni sacerdotes po­seian el poder que confiere ser mayorfa, y a damar: «~Como po­drfamos cantar un canto de Yahve en un pais extranjero?» (Sal 137,4) y comenzar a encontrar la respuesta.

Tamaiio

Hay otro aspecto notable de la creatividad cultural de Dios en Israel que merece ser mencionado. En Deuteronomio 7, Moises advierte a los judfos que no se dejen asimilar cultural mente por las naciones que los rodean, anticipando claramente que la aparente superioridad cultural de las tribus cananeas hara que Israel sienta la tentacion del sincretismo religioso y de los matrimonios mixtos. Frente a una cultura pagan a prospera, la confianza de Israel en su Dios invisible, que no posee tranquilizadoras imagenes 0 pilares en lugares elevados para confirmar su presencia y su asistencia, puede facilmente vacilar.

Pero Moises les asegura: «No porque seais el mas numeroso de todos los pueblos se ha prendado Yahve de vosotros y os ha e1e­gido, pues sois el menos numeroso de todos los pueblos» (Dt 7,7, la curs iva es mia). No habia falta de naciones, tribus y clanes cuan­do Dios eligio a Abraham; y comparados con cualquiera de las en­tidades culturales existentes, Abraham y su aiiosa esposa Sara constituian verdaderamente la menor de todas las naciones. Los esclavos judfos que partieron de Egipto en una huida desorganiza­da del mayor ejercito de la epoca eran analogamente superados. Sin embargo, Dios ha elegido a la «nacion» mas pequeiia para rea­lizar su creatividad cultural. Su creacion de cultura no comienza con los poderosos, sino con «el menos numeroso de todos los pue­blos» y en ellugar mas inopinado.

El proyecto cultural de Dios en Israel anticipa, pues, 10 que Pablo dira acerca del ministerio, la muerte y la resurreccion de

2. Estos temas son analizados de manera sumamente uti! en Paul D. HANSON, The People Called: The Growth of Community in the Bible, Harper & Row, San Francisco 1986.

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Jesus: «Ha escogido Dios mas bien a los locos del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios a los debiles del mun­do para confundir a los fuertes. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; 10 que no es, para reducir a la nada 10 que es. Para que pingun mortal se glorie en la presencia de Dios» (l Co 1,27-29). Este no es un mero principio «espiritual» al mar­gen de la historia, sino que describe con exactitud el proyecto cul­tural de Dios de Genesis 12 en adelante. Israel, asediada, debil, hu­milde y despreciada entre los gran des imperios en torno al mar Mediterraneo, es la naci6n elegida por Dios, precisamente «para que ningun mortal se glorie», incluido el propio Israel.

La intervenci6n de Dios en la cultura humana se vera inequi­vocamente marcada por la gracia; no sera el desarrollo inevitable del cambio cultural al modo del mundo, la evoluci6n l6gica del poder y el privilegio preexistentes. Alli donde Dios se introduce en la historia humana, las montafias seran rebajadas y los valles seran elevados. Entonces «se revelara la gloria de Yahvb> (Is 40,5), la g~oria de un Dios que confunde las expectativas incluso de su pro­PIO pueblo respecto de c6mo cambia la cultura. En la cultura, co­mo en toda vida human a, Dios comienza con 10 pequefio y 10 hu­milde, a fin de que puedan verse las dimensiones plenas de su gra­cia; 0, dicho de otro modo, toda creatividad divina comienza ex nihilo, de la nada, para irrumpir como una bondad que nunca ha­bria po dido ser anticipada 0 simplemente extrapolada a partir de las condiciones preexistentes. S6lo una creaci6n que parte de 10 mas pequefio, 10 mas debil y 10 aparentemente menos prometedor puede hacer justicia a la creatividad infinita de Dios.

Israel en la historia

De manera que toda la Biblia hebrea, de Genesis 12 a Malaquias 3, puede verse como un registro de la educaci6n de Israel en la fe; no en la «fe» como una empresa puramente espiritual 0 religiosa, sino como una pn'ictica cultural 0 una dependencia del Creador del mundo que 10 abarca todo, desde la estrategia militar hasta la com­posici6n de canciones. A veces el registro es abiertamente inspira­dor. Israel introduce en la historia una parte de la poesia mas cau-

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tivadora jamas escrita, junto con uno de los c6digos morales mas exigentes adoptados por una sociedad. La menor entre las nacio­nes, Israel, encarna a la perfecci6n el interes de Dios por 10 pe­quefio y aparentemente insignificante; al haber sido extranjero y errante el mismo, el pueblo de Israel aprende a acoger a los erran­tes y extranjeros. Sobre todo, el don sin par que Israel hace al mun­do es su transici6n del henoteismo al monoteismo, del culto a un dios nacional a la proclamaci6n de que hay un unico Dios, «el Creador de los confines de la tierra», en palabras de Isaias; un Dios que ama al mundo no ademas 0 a pesar de su relaci6n espe­cial con Israel, sino a traves de esa relaci6n.

Otros aspectos de la historia de Israel nos resultan mas difici­les de aceptar. La conquista de Canaan por parte de Israel se ve marc ada en ocasiones por osados actos de confianza en Dios, co­mo cuando Josue conffa en musicos, no en armas, para derribar los muros de Jeric6, 0 cuando Gede6n obedece el mandato de Dios de reducir su fuerza expedicionaria en un noventa y nueve por cien­to. Sin embargo, se presenta aDios ordenando la destrucci6n de grupos enteros de personas en 10 que hoy calificariamos de geno­cidio, y nuestro horror se inspira, en no pequefia parte, en la pro­pia etica bfblica. Resulta dificil conciliar algunos de estos pasajes, como la promesa de Genesis 12 de que todas las naciones seran bendecidas a traves de la familia de Abraham. Incluso los pasajes menos chocantes de la historia de Israel, como el ascenso al trono de la linea de David, son una complicada mezcla de gracia y pe­cado, fe e insensatez. La instituci6n de la monarquia, como sabe el profeta Samuel, es una especie de hoja de higuera, una acomoda­ci6n a la infidelidad; despues de decir a Samuel que la petici6n de un rey humano equivale a un rechazo de su propio sefiorio, Dios, no obstante, dice: «Hazles caso y haz que reine sobre ellos un rey» (l S 8,22). En realidad, la historia de la linea de David se cuenta dos veces, en Samuel 1-2 y en Cr6nicas 1-2, por autores que tie­nen claramente perspectivas distintas de los mismos aconteci­mientos. Y la Biblia judia finaliza de manera inconclusa, con Je­rusalen semi-reconstruido y con otro imperio, Roma, surgiendo amenazador por el horizonte de la historia.

El proyecto cultural de Israel no es inmaculado. Cuando 10 leemos entero, no seleccionando pasajes para justificar nuestras

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guerras culturales 0 nuestro distanciamiento cultural, la historia es profundamente humillante. Si el pueblo elegido par Dios experi­menta tales frustraciones y fracasos al crear y cultivar su cultura, Lcomo podemos los seguidores de Cristo, dispersos entre las na­ciones, esperar hacerlo mejor?

Y, sin embargo, la Biblia judfa contiene los origenes de una es­peranzadora respuesta a esta perplejidad. Los profetas posteriores al exilio son mas agudamente conscientes de 10 que nosotros po­drfamos serlo nunca del fracaso de Israel en crear y cultivar una cultura de fidelidad; no obstante, regresan de sus encuentros con el Dios de Israel portando un mensaje de esperanza. Son capaces de contemplar los escombros de Jerusalen y el decrepito estado de su culto y seguir vislumbrando un tiempo en que «os alumbrani el sol de justicia con la salud de sus rayos», y se evitani el anatema de Dios (MI 3,20.24). Despues de todos los fracasos de Jerusalen, al concentrar tanta rebelion de Israel y juicio de Dios como mise­ricordia de Dios y fidelidad de Israel, los profetas estan convenci­dos de que Dios no ha renunciado a su plan de mantener una na­cion redentora, una nacion a traves de la cual seran bendecidas to­das las naciones. Aunque predice lucidamente el exilio de Israel en Babilonia, Isaias vislumbra tambien un tiempo en el que

« ... el monte de la Casa de Yahve / sera asentado en la cima de los montes / y se alzani por encima de las colinas. / Confluinin a el todas las naciones, / y acudinin pueblos nurnerosos. / Dinin: "Venid, subarnos al monte de Yahve, / a la Casa del Dios de Jacob, / para que el nos ensefie sus carninos / y noso­tros sigarnos sus senderos"» (Is 2,2-3).

La historia del pueblo original elegido por Dios es compleja hasta el dfa de hoy, en que una entidad politica Hamada Israel ocu­pa gran parte de la tierra otorgada al pueblo elegido, pero convive diffcilmente con sus vecinos y trata con gran dureza a los palesti­nos que viven en dicha tielTa. En cierto senti do, es claro que la pre­diccion de Isaias esta aun por cumplirse. Y, sin embargo, en los dos mil seiscientos afios transcurridos desde esa profecfa han ocurrido dos cosas notables. En primer lugar, contra todo pronostico, los hi­jos de Abraham han sobrevivido a los repetidos intentos de erradi­car su cultura. De hecho, su cultura ha influido claramente en to-

CAPITULO 7 - LA MENOR DE LAS NACIONES 157

das las culturas de la tierra, incluidas las dos religiones herederas de la misma, el cristianismo y el islam. Y, en segundo lugar, los se­guidores de uno de los descendientes de Abraham, Jesus de Naza­ret, han llegado en verdad, de manera figurativa, cuando no literal, «a la casa del Dios de Jacob», de modo que la historia cultural de Israel fermenta actualmente innumerables culturas con sus relatos, sus ritmos de vida, sus cantos y sus leyes. De hecho, los cristianos vemos a Jesus como el momento decisivo de la historia, el cum­plimiento de las intenciones originales de Dios al elegir a Israel y la expansion de las intenciones originales de Dios de un «pueblo peculiar» singular a un pueblo formado a partir de toda lengua, tri­bu y nacion. Jesus de Nazaret, como veremos, resulta ser el mayor creador de cultura.

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CAPITULO 8

Jesus como creador de cultura

Lo primero de 10 que hay que percatarse acerca de Jesus es algo que a muchos cristianos les resulta muy dificil de percibir. Puede servir de ayuda que nos apartemos de la versi6n castellanizada de su nombre y Ie llamemos Yeshua 0, mejor aun, Yeshua bar-Yosef, y hagamos to do 10 po sible por verle como un hombre joven de piel atezada, reclinado a una mesa baja para disfrutar de una comida con sus amigos. (La idea de un Jesus tan a-occidental que nunc a emple6 una silla era tan chocante para el cineasta Mel Gibson que hizo que el joven carpintero inventara la silla durante uno de los «flashbacks» de La pasion de Cristo). Habla en arameo en cas a, lengua que nunca hemos oido, y lee el hebreo biblico en la sina­goga. Incluso a traves de estratos de biografia y traducci6n (del arameo al griego y al castellano), podemos oirle decir y hacer co­sas que nosotros nunca habriamos dicho 0 hecho, como dirigirse a su madre friamente como «mujer» (In 2,4), de un modo que a un hijo occidental Ie habria valido una reprimenda.

Dos de los cuatro bi6grafos de Jesus incluyen una genealogia; Mateo hace que su linaje se remonte hasta Abraham, y Lucas 10 re­trotrae hasta Adan. Como vimos en el capitulo 7, para los autores y los lectores biblicos las genealogias eran valiosos signos de con­tinuidad cultural. Mateo deja claro, ya en el arranque mismo del primer verslculo de su evangelio, 10 que se propone: «Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham», subrayan­do que Jesus esta en continuidad tanto con la casa real de Israel co­mo con el propio fundador de este pueblo. La gene alogia de Lu-

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cas, que, a diferencia de 10 que ocurre con Mateo, se pospone has­ta despues de todos los relatos de la concepcion, el nacimiento y la infancia de Jesus, comienza con una afirmacion sorprendente: «Se crda que era hijo de Jose, hijo de Helf, hijo de Matat, hijo de Levi». Y prosigue hasta la frase mas importante: «hijo de Adan, hi­jo de Dios» (Lc 3,23.38).

«Se crda que era hijo de Jose». Extrafio modo de comenzar una genealogia. El mismo Lucas nos ha relatado con gran detalle la milagrosa concepcion de Jesus sin la participacion de Jose. Si creemos su relata -y, 10 creamos 0 no, Lucas ciertamente 10 crda-, Jesus es la unica persona en la historia humana para la que una genealogia patrilineal carece de sentido. LPor que la incluye este evangelista?

Parece claro que Lucas, aunque escribe un griego fluido y se ha visto influenciado por la cultura griega, ha asumido tambien la preocupacion de la Biblia judia por la continuidad de la cultura. La genealogia de Jesus que ofrece Lucas no se limita a poner de ma­nifiesto que Jesus es, en ultima instancia, «hijo de Dios», sino que tambien pone de manifiesto que es plena y completamente huma­no. Ser humano es po seer una herencia cultural, formar parte de una tradici6n de hacer algo con el mundo. Ser humano es tener un padre, aunque en la circunstancia singular y milagrosa de no tener un padre bio16gico. Jesus, como todo ser humano desde Adan, lle­ga en medio no s610 de la «cultura», sino de una cultura, de una tradici6n cultural especifica de una familia, una lengua, un pueblo y una naci6n determinados. No es Jesus, y punto; no es Jesus el Hijo de Dios ni siquiera s610 Jesus el Mesias. Es Yeshua bar-Yo­sef: Jesus, hijo de Jose. «Se crda», pero con respecto a su cultura, es decir, a los horizontes de posibilidad e imposibilidad que con­figuraron su vida desde sus primeros dias, no simplemente se cre­ia, sino que era hijo de Yosef y de Miriam; era un ser cultural. De no haberlo sido, no habria sido en absoluto un ser humano.

Jesus como cultivador

Durante los primeros treinta afios de su vida -a pesar de los dra­maticos acontecimientos de su infancia y de una precoz escena a los doce afios en el templo de Jerusalen-, Jesus es Yeshua bar-

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Yosef. No es del todo sorprendente que los autores bIblicos pasa­ran sobre esos treinta afios en silencio -el papiro es caro-, y, dado su silencio, tampoco es sorprendente que rara vez escuchemos ser­mones sobre los primeros treinta afios de Jesus. Pero, para nuestro proposito, que no es otro que prestar cuidadosa atencion a las hue­lIas de cultura en el relata bIblico, merece la pena detenerse en ellos.

~Que sucederia en aquellos treinta afios? De nifio, Jesus apren­deria su idioma. Estudiaria la Biblia hebrea, sumergiendose en el proyecto cultural de su nacion y en el sentimiento de Israel de vo­cacion especial por parte del Creador del mundo. Acudirfa a bodas y funerales, aprenderfa de su padre (segun «se crda») el oficio de carpintero (y puede que incluso el de sillero), saborearia la comi­da y verfa a su madre dejar la casa limpia de levadura antes de la Pascua.

Y harfa todas estas cosas no solo siendo nifio, sino tambien cuando ya era un hombre joven. Jesus, a los veinticinco 0 veintio­cho afios, les pareceria a sus contemponineos ni mas ni menos que un fiel estudioso de la Escritura y un artesano (con una notable ex­cepcion: parece sumamente improbable que Jesus se casara).

Jesus era un cultivador de la cultura. No se limito a adquirir la suficiente madurez para poner en marcha su verdadero interes «es­piritual» de salvar al mundo y despues lavarse las manos de la res­ponsabilidad de atender y conservar su herencia cultural. Paso sus mejores afios simplemente absorbiendo, practicando y transmi­tiendo su cultura, no predicando, no sanando, no introduciendo las radicales innovaciones que Ie harfan entrar en conflicto con los If­deres de su nacion. Unas cuantas decadas despues, uno de sus se­guidores escribiria: «EJ es Imagen de Dios invisible, Primogenito de toda la creacion, porque en el fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, tronos, domi­naciones, principados, potestades: todo fue creado por el y para el» (Coll,lS-16). Y, sin embargo, a sus veintitantos afios, toda es­ta extraordinaria divinidad se manifestaba -no oculta, sino vivida­en la vida de una persona aparentemente normal. Volver del exal­tado lenguaje de Colosenses a nuestras suposiciones acerca de la vida cotidiana del Yeshua de Nazaret de veinticinco afios es como ir de Genesis 1 a Genesis 2, de un drama cosmico a una mana di-

CAPiTULO 8 - JESUS COMO CREADOR DE CULTURA 161

vina en el polvo. Cuando vino a nosotros la imagen del Dios invi­sible, no solo asumio carne, sino tambien cultura.

Una de las contribuciones del experto en Nuevo Testamento N.T. Wright 1 ha sido hacernos ver que Jesus de Nazaret estaba to­talmente inmerso en su contexto cultural. La monumental serie de Wright «Los orfgenes cristianos y la cuestion de Dios», en espe­cial el volumen Jesus and the Victory of God, situa a Jesus clara­mente en un entorno judfo del siglo I, hasta el punto de que un lec­tor protestante tfpico que se encuentre con la obra de Wright pue­de sentirse un tanto desorientado. Jesus, segun demuestra Wright, se preocupaba por las cuestiones -culturales e historicas- que in­quietaban a todos los judfos que vivian en la Palestina del siglo 1. El, al igual que sus contemporaneos, tenfa que hacer frente a la ocupacion del territorio de Israel, con todas sus deprimentes im­plicaciones acerca de los lfmites del poder del Dios de Israel; acu­dfa al templo, con sus desagradables componendas entre el culto y el aplacamiento de los dominadores romanos; y estaba inmerso en la especulacion acerca de la llegada 0 el retraso del Mesfas de Israel, que libraria a la nacion de sus opresores de una vez por to­das. EI ministerio de Jesus no estaba orientado a abordar un con­junto universal de cuestiones «espirituales», sino estas cuestiones muy concretas e historic as de su tiempo y lugar. Jesus fue, ante to­do, un cultivador de cultura.

Jesus como creador

Sin embargo, obviamente Jesus no se limito a preservar y trans­mitir su herencia cultural, sino que allf donde tocaba parte de la herencia cultural de Israel, aportaba algo nuevo. Los autores de los cuatro evangelios hacen hincapie en la innovadora ensefianza de

1. Su obra «Christian Origins and the Question of God» comprende tres volu­menes: The New Testament and the People of God, Fortress, Minneapolis 1992; Jesus and the Victory of God, Fortress, Minneapolis 1997; y The Resurrection of the Son of God, Fortress, Minneapolis 2003 (trad. cast.: La resurrecci6n del hijo de Dios, Verbo Divino, Estella 2008). Quienes esten familiarizados con la obra de Wright se daran cuenta de que la segunda par­te de este libro tiene una profunda deuda con ella.

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Jesus: «Quedaban asombrados de su doctrina, porque les ensefia­ba como quien tiene autoridad, y no como los escribas» (Mc 1,22). El serm6n inaugural de Jesus en Mateo comienza: «Bienaventu­rados los pobres de espiritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos» (Mt 5,3), ensefianza que se hacia eco de las palabras pro­feticas que hablaban de la preocupaci6n de Dios por los pobres, aunque reelaboradas de un modo radicalmente nuevo. En Lucas, Jesus toma un relato rabinico t6pico de un hombre herido en el ca­mino a Jeric6 que es ignorado por los lfderes religiosos, pero 10 re­elabora creativamente introduciendo la figura de un samaritano, en lugar de un judio piadoso, como protagonista.

La creatividad cultural de Jesus comprende mucho mas que palabras y textos. Altera drasticamente la practica de las comidas, que eran centra1es culturalmente hablando, no s6lo para alimen­tarse, sino para delinear limites socia1es, horizontes de posibilidad e imposibilidad que demostraban quien estaba «dentro» y quien estaba «fuera» del circulo social de una persona. Jesus movia los horizontes desinhibidamente, invitandose el mismo a comer a ca­sas de pecadores e incluso acogiendolos en casas de fariseos. Ampliaba los horizontes de los ritos tradicionales, no s6lo sanan­do, sino permitiendo que sus discipulos recogieran espigas en sa­bado. Cuando se reclin6 para cenar la noche fatidica anterior a su muerte, reinterpret6 corporalmente los ritos de la Pascua, toman­do la copa de la alianza y diciendo: «Esta copa es la nueva ali an­za en mi sangre».

Con consecuencias mas fatidicas para el, Jesus se enfrent6 de manera frontal a la instituci6n cultural mas poderosa del judaismo del siglo I, el templo de Jerusalen, expulsando a los mercaderes de sus patios exteriores. En realidad, cuando buscamos signos de la critica de Jesus, suelen tener mas que ver con sus hechos que con sus palabras. Pese a 10 innovadoras que eran sus ensefianzas, sus adversarios parecen haberse sentido mas provocados por sus actos. Y esto no deberia resultarnos sorprendente: son las practicas en­carnadas de una cultura las que plasman en la realidad de modo mas poderoso 10 que esa cultura hace con el mundo. Jesus no se li­mitaba a ensefiar creativamente; vivia creativamente, y los guar­dianes de los horizontes sentian que los desestabilizaba.

CAPITULO 8 - JESUS COMO CREADOR DE CULTURA 163

Jesus tenia una frase profundamente cultural para su misi6n: el reino de Dios. Es diffcil recuperar el concepto de reino en una epo­ca en que los monarcas, si es que existen, no suelen ser mas que aditamentos ornamentales en sus sociedades. Pero para los judfos de aquel tiempo y lugar la idea de un reino tenia un significado mucho mayor. Al anunciar que el reino de Dios estaba pr6ximo, con contundentes parabolas acerca del mismo, Jesus no estaba simplemente transmitiendo una «buena nueva», como si su unico interes fuera impartir una nueva informaci6n. Su buena nueva pre­de cia una reestructuracion global de la vida social comparable a la experimentada por un pueblo cuando un monarca sucede a otro. El reino de Dios afectaria a todas las esferas y a todas las escalas de la cultura. Reformaria el matrimonio y las comidas, la resistencia a los ocupantes romanos y la oraci6n en el templo, la posici6n so­cial de las prostitutas y la pied ad de los fariseos, el significado de la limpieza y la interpretaci6n de la enfermedad, la integridad en los negocios y la sinceridad al orar.

Porque, tal como Jesus los veia, los horizontes de Israel esta­ban mal situados. El Serm6n de la Montafia es un ejemplo proto­tfpico de c6mo movia Jesus los horizontes de posibilidad e impo­sibilidad, en especial esta frase: «Habeis oido que se dijo ... Pues yo os digo ... ». En cada caso, «habeis oido que se dijo» identifica los horizontes mal situados:

«Habeis oido que se dijo a los antepasados: "No mataras"; y "aquel que mate sera reo ante el tribunal". Pues yo os digo: todo aquel que se encolerice contra su hermano sera reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbecil" sera reo ante el Sanedrin; y el que Ie Harne "renegado" sera reo de Ia gehenna de fuego. Si, pues, al presentar tu of rend a en el altar te acuerdas entonces de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu of rend a aBf, del ante del altar, y vete primero a recon­ciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con el por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te metan en la carcel. Yo te aseguro: no saldnls de allf hasta que hayas pagado el ultimo centimo» (Mt 5,21-26).

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164 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

La prohibici6n legal del asesinato y las estructuras sociales que habian sido establecidas para hacer cumplir esa prohibici6n -para poner el asesinato 10 mas lejos posible del limite de la posi­bilidad- no habian abordado el tema mas profundo de la ira y los insultos, que seguian siendo demasiado posibles. La respuesta de Jesus no consiste s6lo en ofrecer un conjunto de horizontes dife­rente -en el que se juzgara tanto al airado como al violento-, sino en ofrecer una soluci6n cultural, un nuevo conjunto de practicas insertas en la vida del culto y los tribunales. Suele observarse que en el Serm6n de la Montana Jesus toma los mandamientos de la ley que se aplican al comportamiento ex tern 0 y los aplica al esta­do interno de los corazones humanos, pero su prescripci6n de cambiar el coraz6n implica cambios en la cultura. La oraci6n ya no tendra lugar fundamentalmente en publico, sino en estancias tranquilas. El divorcio y el nuevo matrimonio ya no seran alegre­mente tolerados, con tal de que la parte que se divorcia siga la le­tra de la ley. La practica cultural del juramento sera eliminada. El lenguaje y el aspecto de la oracion y el ayuno cambianin. Los se­guidores de Jesus empezaran a mostrar a sus vecinos, e incluso a sus enemigos, un nuevo conjunto de horizontes para la vida hu­mana, los horizontes de la paz: los horizontes de la verdadera hu­manidad viviendo en dependencia de Dios.

La mayor innovaci6n de Jesus, por supuesto, no era meramen­te la cultura alternativa que proponfa. Jesus hacia -y vivia-la afir­maci6n asombrosamente audaz de que la voeaci6n original de Israel -demostrar una completa dependencia de Dios a la vista de las naciones- descansaba en el. En lugar de ofrecer la paz a las na­ciones, Israel habia tenido, por miedo, que llegar a compromisos con ellas; pero Jesus ofreceria la otra mejilla a los soldados roma­nos, sin respaldar nunea la brutal hegemonia de Roma. En lugar de demostrar la compasi6n de Dios a sus vecinos, los israelitas se mantenian a una santurrona distancia de ellos; pero Jesus, despues de dar de comer a cinco mil israelitas, eruz6 a territorio gentil y aliment6 tambien a cuatro mil personas «impuras». En lugar de dar cabida a las naciones en la casa de Dios, como Isaias habia profetizado, Israel habia llenado de actividades comerciales los patios exteriores del templo; pero Jesus expuls6 a los mercaderes y ofreci6 sanar, ensenar y acoger a la madre sirofenicia y al cen-

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turi6n romano, al igual que a los Hderes de la sinagoga. Su voca­ci6n era ser todo cuanto Israel habia sido llamado a ser, pero ha­bia olvidado c6mo serlo (0 quiza no 10 habfa aprendido nunca): luz para las naciones, signa de los verdaderos horizontes de posibili­dad de Dios.

Pero la vocaci6n de Jesus era mas profunda aun, mucho mas profunda que limitarse a ser un buen ejemplo de 10 que Israel de­beria haber sido desde el principio. Su vocaci6n era a asumir en sf mismo el fracaso de Israel, todos sus callejones sin salida cultura­les, la historia acumulada de independencia de Dios que la habfa llevado a un estado de exilio aparentemente inevitable y perma­nente. A fin de que se desarrollara el movimiento culturalmente ereativo que Jesus pretendfa desencadenar, habfa que afrontar re­sueltamente el quebranto de la cultura. Y por eso Jesus acept6 la llamada de la cruz.

La cultura y la cruz

Mucho antes de fa cruz hubo cruces. El objeto cultural llamado «cruz» fue un intento de hacer algo con el mundo tal como los ro­manos 10 vefan: un mundo en el que la rebeli6n contra la paz del Imperio debia ser castigada brutal y publicamente. Y, sin embargo, 10 que comenz6, en la mente de sus inventores, como una penosa pero implacable necesidad, se desvirtu6 en el caso de Jesus (y, sin duda, en muchos otros), convirtiendose en instrumento de una vio­lencia sin sentido contra un inocente. Analogamente, el despliegue de justicia desencaminada que llev6 ala condena de Jesus implic6 ados grupos de elites gobernantes, romana y judia, guardianas ambas de instituciones culturales potencialmente buenas que se convirtieron en agentes de la mas profunda de las injusticias.

En la cruz, segun creemos nosotros, Jesus hizo algo que nin­gun ser humano ha sido capaz de hacer adecuadamente antes 0

despues. Jesus sufri6 todo el peso de la historia humana de rebe­li6n contra Dios. Se vio literalmente empalado en 10 peor que la cultura puede hacer: un instrumento de tortura que fue sfmbolo de todos los de mas aspectos culturalmente negativos de la historia, de las lanzas a las bombas, de las camaras de gas a la tortura del aho-

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gamiento simulado. Como otros instrumentos de violencia, una cruz es una locura y una espantosa futilidad cultural. No hay nada que cultivar en cuanto a una cruz, nada bueno que pueda afirmar­se 0 cuidarse en ella, y es disefiada para extinguir la vida misma, eliminando la posibilidad de la creatividad al sofocarla inexora­blemente. La cruz, no solo representa un punto muerto para su vic­tima, literalmente, sino que representa tambien el punto muerto de la cultura, la perversion y el agotamiento de nuestra vocacion de hacer algo con el mundo.

La cruz es la culminacion de la amarga historia que comenzo en Genesis 3: la historia de la cultura desviandose del buen cami­no. La cruz, mas que ninguna otra cosa, nos impide toda clase de triunfalismo cultural, es decir, la idea de poder cultivar y crear ale­gremente nuestro camino de retorno al Jardin 0 el que lleva a la ciudad celestial. La cruz refuta la idea de progreso en el sentido de que los seres humanos, mejorandose a si mismos constantemente, pueden ir avanzando hacia la bienaventuranza. i., Quien ha sido un servidor mas fiel del cultivo cultural que Jesus de Nazaret? i.,Quien ha demostrado una creatividad cultural mas extraordinaria, una ca­pacidad mayor de orientar incluso los horizontes mas fuertemente desplazados hacia la paz de Dios? Y, sin embargo, la conniven­cia activa de las elites y la pasividad de la muchedumbre, que tan atraida por el se habia sentido, condujeron a su ejecucion. En los minutos finales de la vida de Jesus, de acuerdo con Juan, vuelve la oscuridad original de la no-creacion. Si «las esperanzas y temores de todos los tiempos» se encuentran en Belen en el nacimiento de Jesus, segun el hermoso himno de Phillips Brooks, en la cruz son destrozadas de golpe las esperanzas concentricas de sus discfpu­los, de su nacion y de la humanidad misma.

Es mas, tenemos pruebas contundentes de que la vocacion de Jesus, su concepcion de su papel en la historia de la epic a inter­vencion de Dios en la cultura humana, incluia la cruz desde el principio. Los evangelios, como ha observado Martin Kahler, son esencialmente «narraciones de la pasion con una extensa intro­duccion»; todos los evangelistas dedican una desproporcionada cantidad de espacio a la ultima semana en Jerusalen de Jesus. Por 10 tanto, en la ensefianza de Jesus, en su opcion por no evitar la confrontacion con los dirigentes del templo ni con los dominado-

CAPITULO 8 - JESUS COMO CREADOR DE CULTURA 167

res romanos, vemos que su vocacion mas definitiva no es ni culti­var ni crear, aunque, como hemos visto, 10 hiciera intensamente. La vocacion central de su vida no es algo que el haga en un senti­do activo, sino algo que padece. La paradoja mas extrafia y as om­brosa de la historia biblica es que su momenta mas importante no es una accion, sino una pasion; no un hacer, sino un sufrir.

Las consecuencias de la resurreccion

Los primeros cristianos estaban sorprendidos por los notables pa­ralelismos y divergencias entre la historia del «primer Adan» en el Jardin primigenio y la del «segundo Adan» en el jardin de Getse­manl. El primer Adan actuo en nombre propio, de manera irrefle­xiva y desobediente, al consumir el fruto, es decir, al intentar su­perar sus limitaciones y su condicion de criatura; el segundo Adan opto de manera deliberada y obediente por no actuar en nombre propio, por ser consumido, por ser superado por las consecuencias de la opcion del primer Adan. El primer Adan tomo su libertad otorgada por Dios para hacer algo con el mundo y opto por una trayectoria que distorsiono y desfiguro el mundo; el segundo Adan dejo de lado su capacidad creativa, tanto humana como divina.

Y, sin embargo, al ser crucificado -reconocfan los primeros cristianos-, el segundo Adan hizo precisamente 10 que el primer Adan no habia hecho. Lucas recoge las ultimas palabras de Jesus como: «Padre, en tus manos encomiendo mi espiritu» (Lc 23,46). El primer Adan habia proclamado su independencia de Dios bus­cando la condicion divina por sus propios medios e inteligencia; el segundo Adan, «siendo de condicion divina» (Flp 2,6), proclamo su dependencia ultima de Dios en su muerte y mediante esta. Co­mo 10 expresaba lucidamente C.S. Lewis, «10 arriesgo todo a una sola apuesta». Si el Padre de Jesus no fue capaz 0 no estuvo dis­puesto a rescatarlo de la muerte, si el lamento del Salmo 22,1 -«iDios mio, Dios miol, (,por que me has abandonado?»- no se vio seguido por la alabanza del Salmo 22,24 -«No desprecia ni Ie da asco la desgracia del desgraciado; no Ie oculta su rostro, Ie es­cucha cuando 10 invoca»-, entonces Jesus y todo su cultivo y cre­atividad volverian al polvo. El miedo de los habitantes de Babel se

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haria realidad para el pequefio movimiento de los discipulos de Galilea, que pronto se yerian «desperdigados por toda la faz de la tierra», y el nombre de su amado rabi seria olvidado por todos, ex­cepto quiza por unos cuantos eruditos del judaismo del siglo 1. Todo estaba en juego en la cruz; todo dependia de Dios, de aquel en quien Jesus confiaba tan intimamente como para llamarle «Padre».

La extraordinaria creencia cristiana es que la confianza de Jesus se via recompensada. Dios Padre no abandon6 a Jesus a la muerte. Desde los primeros seguidores de Jesus hasta la actuali­dad, los cristianos han celebrado la resurrecci6n como vindicaci6n de Jesus por parte de Dios como su «Hijo amado», como la segu­ridad de que Jesus obtuvo realmente la victoria sobre el pecado, incluido el nuestro, y como anticipo de nuestro propio futuro mas alIa de la muerte. Todo esto es, obviamente, central para el signi­ficado de la resurrecci6n.

Pero 10 que no se ha comentado tanto es que la resurrecci6n fue un acontecimiento configurador de cultura; de hecho, posiblemen­te el acontecimiento de mayor significado cultural de la historia. No es ante todo una cuesti6n «religiosa». Es fundamental mente una afirmaci6n de un hecho hist6rico: la resurrecci6n, si verdade­ramente tuvo lugar como proclamaban los seguidores de Jesus, cambi6 mas la historia humana subsiguiente, para mas personas y mas culturas que cualquier otro acontecimiento. Y si la resurrec­ci6n no tuvo lugar, entonces algo de extraordinario poder hist6rico sucedi6 en un espacio de tiempo sorprendentemente breve en Judea y Palestina en los afios treinta y cuarenta de nuestra era.

En su libro The Resurrection of the Son of God, N.T. Wright examina la resurrecci6n sirviendose de las herramientas de la in­vestigaci6n hist6rica, acumulando, a medida que avanza su libro, argumentos muy convincentes a favor de su tesis acerca de c6mo, tres dias despues de la crucifixi6n de Jesus, sucedi6 algo que fue del todo extraordinario, absolutamente similar a 10 que se dice que Jesus predijo y enteramente semejante al hecho del que se afirma que sus discipulos fueron testigos. Parte de sus argumentos son fa­miliares para la mayoria de los cristianos: es extremadamente di­ffcil explicar el subito desarrollo de la Iglesia primitiva -dirigida por unos galileos que tenian en su haber el hecho de haber estado

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totalmente aterrados despues de la crucifixi6n de Jesus- sin el en­cuentro con el Sefior resucitado que estaban proclamando audaz­mente unos cuantos afios (como mucho) despues de su muerte. Los apologistas del cristianismo han observado desde siempre que la mayor parte del circulo interno de discipulos de Jesus murieron martires, 10 que habrian podido evitar facilmente renunciando a la improbable historia de un rabi resucitado que atravesaba paredes.

Wright analiza todas estas lfneas de pensamiento con gran de­tenimiento. Pero puede que su observaci6n mas sobresaliente en terminos culturales se encuentre al final del libro, cuando comen­ta brevemente «el notable cambio del dia especial de la semana, que pas6 de ser el ultimo dfa a ser el primero».

«Hay pruebas muy tempranas de la reuni6n de los cristianos el primer dia de la semana ... El septimo dia, el sabado, estaba tan firmemente arraigado en el judaismo como signo social, cultu­ral, religioso y politico que cualquier ajuste en el no era como una persona occidental actual decidiendo jugar al tenis los martes en lugar de los miercoles, sino como persuadir a un ca­t6lico medieval muy devoto de ayunar en jueves en lugar de en viernes, 0 a un miembro de la Iglesia Libre de Escocia muy de­voto de organizar el culto los lunes en lugar de los domingos»2.

Y puede que Wright este incluso restando importancia al he­cho. De todas las cosas que las culturas conservan con mayor cui­dado -de todas las que estan mas comprometidas a cultivar-, en­tre las mas importantes se cuentan el rito y el tiempo. Durante va­rios miles de afios, en medio de una compleja variedad de locali­zaciones geograficas y civilizaciones -aun cuando su lengua y sus practicas culturales cambiaran en multitud de aspectos-, los ju­dios no han olvidado nunca que dfa es el sabado. La observancia del sabado esta escrita en los Diez Mandamientos y en la historia de la creaci6n, y se observaba, tanto en tiempos de Jesus como en la actualidad, como un acto profundamente contracultural con es­caso 0 nulo apoyo de la sociedad circundante. Y, sin embargo, unos cuantos afios despues de la muerte de Jesus, tenemos pruebas

2. WRIGHT, Resurrection, op. cit., pp. 579-580.

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claras (por Lucas, Pablo y Juan en el canon bfblico, y por escrito­res como Ignacio de Antioquia solo unas cuantas decadas despues) de un grupo de creyentes mayoritaria 0 exclusivamente judios que vivian nada menos que con el templo a la vista y que cambiaron su dia principal de culto del septimo dia de la semana al primero.

Para percibir el significado cultural que ella encierra, imagine­mos dejar los Estados Unidos durante mas 0 menos una decada y encontrar a la vuelta que, aunque la sociedad en su conjunto con­tinuara levantandose ellunes para ir al trabajo y al colegio, un mi­mero sustancial de iglesias dejaran sus edificios en la oscuridad el domingo y se reunieran para celebrar el culto ellunes -puede que levantandose antes del amanecer, puede que reuniendose despues del trabajo, 0 puede que dejando totalmente de trabajar- y, ade­mas, llamaran ahora al lunes «el dia del Senof». Concluiriamos que algo absolutamente extraordinario debia de haber pasado, 0 al menos que ellos crefan que algo extraordinario habia sucedido.

Como prueba de que algo extraordinario habia realmente su­cedido el domingo posterior a la ejecucion de Jesus, el cambio del culto del septimo dia al primero es impresionante. Pero para quie­nes creemos la informacion de los primeros discipulos sobre la Pascua, puede que sea tambien el signa mas vivido e indiscutible del poder cultural de la resurreccion. Porque a traves de una cade­na de acontecimientos compleja y de grandes implicaciones, ese cambio tectonico del sabado al domingo configura directamente la vida de la gran mayoria de la poblacion de la tierra, aun cuando muchas de esas personas sean cristianas solo de nombre, 0 no sean cristiana en absoluto.

La clienta de Starbucks en el Upper West Side de Manhattan esta bebiendose su «latte» y pasando el tiempo con el Sunday Times. "Por que? Porque en gran parte del mundo el primer d(a de la semana se ha convertido en la cos a mas proxima que tenemos a un dia de descanso. Aun cuando hace mucho que han sido aboli­das las «leyes azules» puritanas que restringen los negocios en do­mingo, el director del almacen local que tiene que rellenar sus ho­rarios comenzando a las diez de la manana, en lugar de a las nue­ve, sigue estando, aunque no sea mas que residualmente, afectado por la resurreccion. La resurreccion de Jesus es como un terremo­to cultural, con su epicentro localizado en Jerusalen a principios

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de los anos treinta, y cuyas replicas siguen sintiendose en las pnic­tic as culturales de personas de todo el mundo, muchas de las cua­les nunc a han oido hablar de sus origenes, y muchas mas que nun­ca han creido en ellos. Excepto porque la metafora del terremoto no refleja el poder parsimonioso de la resurreccion, su invisibili­dad para muchos proximos a ella y sus efectos continuos a larga distancia. Puede que la mejor metafora del poder cultural de la re­surreccion sea una de las imagenes del reino mas ilustrativas que expuso Jesus: es como un grana de mostaza, casi imperceptible al principio, pero que florece como una planta viva que crece, se de­sarrolla y proporciona refugio a «las aves del cielo», configurando la vida del mundo que Ie rodea.

La resurreccion es el eje de la historia; despues de dos mil anos sigue teniendo efectos de mayor alcance cultural que cualquier otra cosa que haya venido despues. Y comenzo con un acto de con­fianza, de fe suprema en el Creador del mundo. De todos los creadores y cultivadores que han vivido, Jesus es el mas capaz de moldear la cultura mediante sus talentos y su poder; y, sin embar­go, el acontecimiento mas moldeador de cultura de su vida es re­sultado de su opcion por renunciar a sus talentos y su poder. La re­surreccion nos muestra el patron para crear cultura a imagen de Dios. No el poder, sino la confianza. No la independencia, sino la dependencia. La influencia en la cultura del segundo Adan se pro­duce a traves de su mayor acto de dependencia; el cumplimiento de la vocacion de Israel a demostrar su fe frente a los grandes po­deres que amenazaban su existencia, llega en el sometimiento vo­luntario de Jesus a una cruz romana, quebrantado por ella, pero tambien quebrantando para siempre su poder.

De hecho, uno de los efectos culturales mas impresionantes de la resurreccion es la transformacion de ese objeto cultural aborre­cible conocido como «cruz». Un instrumento de dominacion y condena se convierte en simbolo del reino que Jesus proclamaba: una cultura alternativa donde la gracia y el perdon son la ultima palabra. Por 10 tanto, Jesus, crucificado y resucitado es la culmi­nacion del proyecto de rescate cultural de Dios que comenzo en Genesis 12; Jesus afronta 10 peor que los poderes humanos pueden hacer y resucita, no solo como un triunfo meramente «espiritual» sobre esos poderes, sino como un triunfo cultural, una respuesta,

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justo en medio de la historia humana, a todos los temores de Israel ante sus enemigos.

Por 10 tanto, del mismo modo que podemos decir que la cultu­ra es 10 que hacemos con el mundo, en ambos sentidos, podemos decir que el evangelio es la proclamaci6n de Jesus, en ambos sen­tidos. Es la proclamaci6n anunciada por Jesus: la llegada del am­bito de posibilidad (<<reino») de Dios en medio de las estructuras de posibilidad humanas. Pero es tambien la proclamaci6n acerca de Jesus: la buena nueva de que, al morir y resucitar, Jesus ha he­cho que el reino que proclamaba este a nuestro a1cance.

En el reino de Dios se hace posible una nueva clase de vida y una nueva clase de cultura, no renunciando a 10 viejo, sino trans­formandolo. Incluso la cruz, 10 peor que la cultura puede hacer, es transformada en signo del reino de Dios: el ambito del perd6n, la misericordia, el amor y la vida indestructible.

CAPITULO 9

De Pentecostes ...

El libro de los Hechos' es un libro de ciudades. Su historia co­mienza en Jerusalen, finaliza en Roma, y a 10 largo del camino re­corre casi todos los centros comerciales y polfticos en tomo al Meditemineo: Antioqufa, Listra, leonio, Corinto, Filipo, Tesa16-nica, Efeso y Atenas. A diferencia de los evangelios, gran parte de cuya actividad tiene lugar en la Galilea relativamente rural, la «ac­ci6n» en Hechos tiene lugar casi enteramente en centros urbanos. (Una notable excepci6n: la conversaci6n de Felipe con un funcio­nario de la corte etfope tiene lugar en el desierto, pero el etfope va camino de la corte de la reina).

Lo cual significa que Hechos trata de cultura. Las ciudades, co­mo vemos en Genesis 11, son ellugar donde la cultura a1canza su masa critica. Y Hechos trata de culturas (en plural), porque las ciu­dades del mundo romano, como ocurre en el nuestro, eran mezclas heterogeneas y frecuentemente turbulentas de personas de muchas naciones reunidas por las oportunidades econ6rnicas y a las que el remoto poder de Roma mantenfa unidas en una paz inestable.

Y, por 10 tanto, cuando las replicas de la resurrecci6n de Jesus comienzan a sentirse, cuando el grana de mostaza de su vida resu­citada empieza a brotar verde de la tierra, 10 hace en ellugar don­de la cultura y las culturas se percibfan mas tangiblemente, donde

1. Craig S. KEENER, The IVP Bible Background Commentary: New Testament, InterVarsity Press, Downers Grove, 111.,1994, tiene un breve material de ba­se sobre Rechos 2 y 13, Y en general es una referencia excepcionalmente util sobre el contexto cultural del Nuevo Testamento.

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circulan los numerosos idiomas de las personas dispersas de Babel y donde las infinitas maneras que tiene la humanidad de hacer algo con el mundo resuenan, entran en conflicto y a veces colisionan.

Sin ocultarse en absoluto de los ocupantes romanos ni de los Ii­deres religiosos judios, un pequeno grupo de galileos instala su re­sidencia en la ciudad de JerusaIen, atrayendo probablemente bas­tante poca atencion ahora que sus esperanzas mesianicas se han vis­to desacreditadas por la crucifixion de su lider. Sin embargo, de ma­nera un tanto sorprendente, Lucas informa de que durante mas de un mes despues de la crucifixion y de los extranos acontecimientos del domingo siguiente, Jesus «se les presento dandoles pruebas de que vivia, dejandose ver de elIos durante cuarenta dias y hablando­les del Reino de Dios» (Rch 1,3). Las ultimas palabras que les di­rigio invocaban explicitamente la geograffa cultural de su entomo: «Sereis mis testigos en Jerusalen, en toda Judea y Samaria y hasta los confines de la tierra» (Rch 1,8). Y diez dias despues, en la fes­tividad Hamada «Pentecostes», comenzo su testimonio pUblico.

Lucas se esfuerza en resaltar la diversidad cultural de la mu­chedumbre que se reunio en tomo a los apostoles que acababan de Henarse de Espiritu Santo. «Residian en Jerusalen hombres piado­sos, venidos de todas las naciones que hay bajo el cielo». Sin du­da, la mayoria de ellos hablarian una 0 mas de las lenguas francas de la ciudad, ya fuera el hebreo de los sacerdotes, el latin de los ocupantes 0 el griego de los mercaderes. Sin embargo, la esencia del milagro que acontecio es la traduccion simuItanea a la forma cultural mas proxima al corazon de cada oyente, a la lengua ma­terna que aprendieron de ninos. Merece la pena detenerse un mo­mento en la letania de naciones:

«Estupefactos y admirados, decian: "i,Es que no son galileos todos estos que estan hablando? Pues i,como cada uno de no­sotros les oimos en nuestra propia lengua nativa: Partos, me­dos y elamitas; los que habitamos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, la parte de Libia fronteriza can Cirene; los romanos residentes aquf, tan­to judfos como proselitos, cretenses y arabes, les oimos pro­clamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios?". Todos es­taban estupefactos y perplejos y se decian unos a otros: "i,Que significa esto?"» (Hch 2,7-12).

CAPiTULO 9 - DE PENTECOSTES ... 175

Aun cuando esta dirigiendose a un auditorio exclusivamente ju­dio, la respuesta de Pedro a su pregunta da a entender que el signi­ficado final de Pentecostes ira mas alIa de la nacion israelita. Cita Pedro al profeta Joel: «Sucedera en los ultimos dias, dice Dios: / De­rramare mi Espiritu sobre todo mortal» (Rch 2,17). «Pues la Pro­mesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que estdn lejos, para cuantos Harne el Senor Dios nuestro» (Rch 2,39; la cursiva es mia), dando a entender que los beneficios de la resu­rreccion de Jesus y de la venida del Espiritu Santo superanin las fronteras de Israel.

En Pentecostes, como han observado los comentaristas tanto antiguos como modemos, la maldicion de Babel termina milagro­samente. Como consecuencia de Babel, Dios eIigio a un grupo et­nolingiifstico para que fuera su pueblo, a fin de ser una bendicion para las naciones; Pentecostes es el comienzo, como afirma Pedro, de los «ultimos dfas», en los que esa bendici6n se manifestara de­rramandose sobre todo grupo cultural, sobre toda «nacion». Y del mismo modo que la maldici6n de los ciudadanos de Babel fue una espectacular intervencion divina en los asuntos humanos, su opuesta llega como un don, como una superacion de la separacion sobrenatural (0, mas concretamente, sobrecultural). Dios esta en accion en la historia, y su obra ya no se limitara a la historia de un unico grupo cultural. De hecho, el desafio a la fe y la dependencia se Ie planteara a todo grupo cultural y estara al alcance de todos ellos. «Todo el que invoque el nombre del Senor se salvara» (Rch 2,21), y la promesa es «para cuantos Harne el Senor Dios nuestro» (Rch 2,39); la Hamada de la fe en ambas direcciones, de los seres humanos aDios y de Dios a la humanidad, ya no sera unicamente para Abraham y sus descendientes.

EI problema de los gentiles

Muchas pelfculas comienzan con una dramatica secuencia de acontecimientos que ponen en marcha la trama y configura los personajes, conflictos y temas clave que orientaran el resto de la historia. Pentecostes realiza esa funcion en Rechos, la de un co­mienzo contundente y atrayente que nos hace caer en la cuenta de

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que, a pesar de la emocion de la resurreccion, min estan por llegar mas acontecimientos extraordinarios. Pero, extrafiamente, pocos cristianos actuales han prestado gran atencion a la estructura dra­matica de Hechos. Es como si alguien hubiera visto una emocio­nante secuencia de persecucion al comienzo de una pelicula de James Bond, pero no Ie apeteciera seguir mirando, sin darse cuen­ta de que escenas de persecucion mas espectaculares aun ocurriran cerca del final. La historia de Pentecostes es bien conocida; pero, de hecho, se limita a poner en marcha una serie de procesos que culminan en la primera y mas importante crisis de la Iglesia primi­tiva. Y esa crisis tiene muchisimo que ver con la cultura; en reali­dad, cabria decir que es ellugar de todo el Nuevo Testamento don­de el problema de la fe y la cultura se suscita mas directamente.

A pesar de los divers os trasfondos culturales y lingiiisticos adoptados, todo el auditorio de Pentecostes es judio y sigue aun muy identificado con el proyecto cultural de Israel. Pero el drama que se desarrolla en Hechos pone pronto a los ap6stoles y a los de­mas primeros cristianos en contacto con gentiles, llamados en griego ta ethne -las «naciones»-, distintos de Israel tanto religio­sa como culturalmente. La historia se desarrolla en un orden espe­cifico. Despues de la lapidacion de Esteban en Hechos 7, Lucas nos dice que «se desato una gran persecucion contra la iglesia de Jerusalen. Todos se dispersaron por las regiones de Judea y Sama­ria, a excepcion de los apostoles» (Hch 8,1). Uno de los que se dis­persaron, Felipe, fue a Samaria -una tierra fronteriza de dudosa le­gitimidad para los judios de Jerusalen interesados en la pureza-, donde encontro la practica de la magia, c1aramente no ortodoxa, y vio como tanto el pueblo como el mago accedieron a la fe. Des­pues viene el encuentro de Felipe con el eunuco etiope, que casi con toda seguridad no era miembro de la nacion israelita (tanto de­bido a su nacionalidad como a que la practica cultural de conver­tir a eunucos en funcionarios de cierta importancia estaba especi­ficamente prohibida por la ley judia), pero tambien era, c1aramen­te, un visitante habitual de Jerusalen y estudioso de las Escrituras hebreas.

No mucho despues, Pedro se encuentra alojado en casa de Simon, «un curtidor» (Hch 9,43) -ocupacion generalmente consi­derada impura por los judios, 10 que da a entender que Pedro ya

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habia empezado a relajar sus pnicticas de pureza cultural-, cuan­do es llamado a la casa del centurion romano Cornelio, induda­blemente gentil, aunque tambien «piadoso y temeroso de Dios, co­mo toda su familia» (Hch 10,2). Esta invitacion suscita una an­gustiada conversacion de Pedro con el propio Jesus en una vision en la que Jesus pide a Pedro que deje a un lado las leyes sobre la comida «kosher», uno de los signos distintivos de la identidad cul­tural de Israel mas centrales, a fin de proc1amar el evangelio en ca­sa de Cornelio. Estando en una casa gentil, una c1ase de lugar don­de probablemente no habia estado nunca en su vida, Pedro pro­nuncia estas asombradas (y para un judio asombrosas) palabras: «Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepcion de per­sonas, sino que en cualquier nacion el que Ie teme y practica la justicia Ie es grato» (Hch 10, 34-35; la curs iva es mia).

Cuando Pedro cruza el umbral de Cornelio, la mision de los seguidores de Jesus se libera de la especificidad cultural de Israel. Despues de Hechos 10, el ritmo del cambio se acelera, y empieza a aumentar la tension dentro de la Iglesia. De vuelta a Jerusalen, Pedro tiene que explicar sus actos a los «creyentes circuncisos», y la respuesta de estos es contundente: «Asi pues, inc1uso a los gen­tiles les ha dado Dios la conversion que lleva a la vida» (Hch 11, 18). Incluso a los gentiles; la sorpresa y la persistencia de la sos­pecha son palpables.

Mientras tanto, la palabra se esta extendiendo, llegando a An­tioquia, la tercera ciudad en tamafio del mundo antiguo, una ciu­dad cuya poblacion, muy divers a, inc1uia a un buen numero de ju­dios de habla griega que ya habian asimilado en alguna medida la cultura griega (los «helenistas»). Cuando en Hechos 13 se nombra a los lideres de la Iglesia de Antioquia, se ve una significativa di­versidad cultural: Bernabe, judio originario de Chipre; «Simeon, apodado el Negro», cuyo apodo sugiere que tenia la piel oscura; «Lucio de Cirene», que tenia nombre romano y era originario de la costa norte de Africa; «Manahen, hermano de leche del tetrarca Herodes»; y Saulo, conocido tambien como Pablo, anteriormente perseguidor de la Iglesia y alumno del rabino Gamaliel, de quien descubrimos que tiene apodo y ciudadania romanos.

Es esta comunidad de gran variedad cultural la que envia a Bernabe y a Pablo en mision alrededor del Mediterraneo. En el

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primer lugar en que se detienen, Salamina, sus capacidades bieul­tu~ales son p~estas en pnictica cuando nada menos que un perso­naje, el proconsul romano Sergio Paulo, los convoca y enseguida se hace creyente (Rch 13,4-12). En su siguiente parada, otra ciu­d~d llamada Antioquia, en la region de Pisidia, la comunidad ju­dla, alarmada por el generalizado interes gentil en el mensaje de B~rnabe y Saulo, se ~u~lve .contra ellos, llevandolos a declarar pu­bhcamente que su mmlsteno se centrara en los gentiles y de he­cho, muchos gentiles se hacen creyentes (Rch 13,14-52). '

D~spues de Antio.quia de Pisidia, aunque Bernabe y Pablo no desdenan las oportumdades de encontrarse con judios e invitarlos a l,a fe en Jesu~, el centro de atencion va desplazandose cada vez mas a «las naClones». En Listra, Pablo y Bernabe se han adentra­do ta.nto en territorio pagano que una sola curacion provoca que la m~ltltud los confunda con Rermes y Zeus. La respuesta de los ap.os~oles es un resumen sorprendentemente bueno de la vision cnstlana de la cultura, aun cuando han de gritarlo ante el clamor de la multitud:

«"Amigos, wor que haceis esto? Nosotros somos tambien hom­bres, de ~?ual condicion que vosotros, que os predicamos que abandonelS estas cosas vanas y os volvais al Dios vivo que hi­zo el ci~lo, la tierra, el mar y cuanto en ellos hay, y que en las generacI~nes pas~das p~r~tio que todas las naciones siguieran su.s proplOS call11nos; Sl bIen no dejo de dar testimonio de si ll11smo, derramando bienes, enviandoos desde el cielo lluvias y estaciones fructiferas, llenando vuestros corazones de sustento y alegrfa ... ". Con esta~ palabras pUdieron impedir a duras penas que la gente les ofreClera un sacrificio» (Rch 14,15-18).

. ~<En las generaciones pasadas permitio que todas las naciones slgUleran sus propios caminos»; toda nacion ha tratado de hacer algo con el mundo. Y no importa hasta que punto estas naciones s~ hayan apartado de la intencion original del Creador, han expe­r~men~ado algo de su bond ad en la generosidad de la tierra y el tes­tlmomo de sus corazones .. Pero la nueva que Bernabe y Pablo aportan es que ahora es poslble para toda nacion abandonar «estas cosas van~s» -la insuficiencia desesperanzada del culto y la cultu­ra constrUldos humanamente- y volverse «al Dios vivo».

CAPITULO 9 - DE PENTECOSTES ... 179

Cuando los apostoles retornan a su comunidad de Antioquia, Lucas refiere que «reunieron a la iglesia y se pusieron a contar to­:10 cuanto Dios habia hecho juntamente con ellos y como habia abierto a los gentiles la puerta de la fe» (Rch 14,27). La puerta de lafe; como consecuencia de la resurreccion, como Pablo y Berna­be estan descubriendo con el resto de los primeros cristianos, la oportunidad de depositar la confianza en el Dios vivo, y no en po­bres sucedaneos humanos, ha quedado abierta para toda nacion dispersada despues de Babel.

La costumbre de Moises

Pero, en este punto de la historia, la tension que ha estado latente de un modo u otro desde los primeros capitulos de Rechos (0, en realidad, desde que Jesus partio en una barca allado gentil del mar de Galilea) se manifiesta abiertamente.

«Bajaron algunos de Judea que ensefiaban a los hermanos: "Si no os circuncidais conforme a la costumbre mosaica, no po­Mis salvaros". Se produjo con esto una agitaci6n y una discu­si6n no pequefia de Pablo y Bernabe contra ellos; y decidieron que Pablo y Bernabe y algunos mas de ellos subieran a Jeru­salen, adonde los ap6stoles y presbiteros, para tratar esta cues­ti6n» (Rch 15,1-2).

Rechos 15 es el eje dramatico de los Rechos de los Apostoles: el momenta decisivo que se presagiaba en los impresionantes acontecimientos de Pentecostes. Como muchos momentos drama­tieos, se trata de un conflicto; en palabras de Lucas, utilizando la tecnica retorica Hamada «litote», «una agitacion y una discusi6n no pequena», 10 que significa, claro esta, gran disensi6n y debate. Y el debate es 10 bastante feroz como para enviar a Pablo, Bernabe y otros en un viaje de unos seiscientos cincuenta kil6metros para determinar c6mo trataran los seguidores de Jesus con la cultura.

Por un lado estaban «algunos de la secta de los fariseos, que habian abrazado la fe», cuya preocupacion era la «costumbre» de Moises, la palabra griega ethos, cuya similitud con ethnos no es­capaba a los pueblos antiguos. Todo ethnos tenia un ethos; todo

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pueblo tenia una costumbre, un modo distintivo de hacer algo con el mundo. Los fariseos, lejos de ser unos meros legalistas, estaban de hecho apasionadamente comprometidos en preservar la distin­cion de Israel en medio del mundo. Y para ellos los prppositos de Dios en la historia no podian separarse de su pueblo e1egido, y su pueblo elegido no podia separarse de su ethos, marc ado (literal­mente) por la circuncision. Si los gentiles iban a adherirse a los propositos de Dios, ello supondria que asumieran todos los signos culturales de Israel: «Era necesario circuncidar a los gentiles y mandarles guardar la Ley de Moises» (Hch 15,5).

Por otro lado estaban Bernabe y Pablo, que habian estado via­jando por lugares como Antioquia y Salamina. En estas ciudades, la presencia de judios dispuestos a mezc1arse en alguna medida con sus vecinos gentiles habia hecho posible, como en Antioquia de Pisidia, que los gentiles trataran de saber mas del Dios de Is­rael. Pero tambien fue en estas ciudades donde los judios se ha­bian negado a escuchar el mensaje de los apostoles, mientras las naciones habfan atravesado la puerta de la fe. Estos dos judios educados en Jerusalen habfan descubierto que ethos y ethnos ya no eran una barrera para la gracia, mientras que ni siquiera las esti­pulaciones de la ley de Moises bastaban para asegurar la respues­ta de Israel a Dios en medio de ellos. Bernabe y Pablo no eran los ultimos misioneros en regresar a su cultura originaria mas cons­cientes de sus defectos y admirados del potencial de todas las cul­turas para que las personas respondan al mensaje del Dios vivo.

Sin duda, Lucas no refiere el pleno alcance del debate de 10 que ahora llamamos el «Concilio de Jerusalen», que fue un acon­tecimiento sin precedentes en la vida de los primeros cristianos, una decision mucho mas compleja y trascendente que las disputas, tambien por cuestiones culturales, entre viudas de judios de habla griega y hebrea de Hechos 6. Cuando las aguas habian vuelto a su cauce y las voces cruciales de Pedro y Santiago, el hermano de Jesus, habian sido escuchadas, sucedio algo extraordinario. Un grupo de judios que pasaba el dia en el templo celebrando el re­torno del Mesias para cumplir la promesa hecha a Israel, determi­no que ethos y ethnos, por mas centrales que hubieran sido en dar testimonio del Creador del mundo durante mas de mil anos, eran ahora menos importantes que la fe en el Senor Jesus. Y, por el con-

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trario, la fe en el Senor Jesus podia ahora proc1amarse y demos­trarse en todo contexto cultural.

Indudablemente, el Concilio no se limito a bautizar todos los aspectos de la cultura gentil. «Hemos decidido el Espiritu Santo y nosotros -escribieron a los creyentes de origen gentil- no impo­neros mas cargas que estas indispensables: abstenerse de 10 sacri­ficado a los idolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza» (Hch 15,28-29). La carta del Concilio discernfa rasgos de la cultura gentil que no eran meramente ethos, mera «costumbre», sino que eran algo que no llevaba a ningun sitio: el culto idolatrico, que adoraba a la creacion en lugar de al Creador; el consumo de ani males que, en la cosmovision antigua, seguian teniendo la sangre de la vida en si, en lugar de haber sido sacrifi­cados humanitariamente; y practicas sexuales que no cumplfan la intencion de Dios con respecto a los seres humanos. Pero la mi­rfada de pequenos detalles que hacfan de Israel un pueblo, aunque seguian siendo un don bueno de Dios, ya no eran signos de la fe.

Por 10 tanto, Pablo y sus companeros fueron dejados en liber­tad en su mision a las naciones; mision que, en ultima instancia, llevarfa a Pablo de Jerusalen a Roma, del centro de la identidad ju­dfa al centro de la cultura y el poder paganos, encontrando y fun­dando iglesias en el camino; iglesias en las que gentiles y judios adoraban a Jesus codo con codo. Un movimiento que comenzo en Galilea, en los lfmites del Imperio, llegarfa, hacia el final de la vi­da de Pablo, a la casa del Cesar. Del jardin a la ciudad, el grano de mostaza del evangelio se estaba extendiendo verdaderamente a gran velocidad y distancia.

Lecciones de Hechos

Los acontecimientos de Hechos marcaron un momento extraordi­nariamente crucial en el modo de pensar acerca de la cultura de las personas que se basaban en la Biblia. La esencia de Israel era ser una cultura singular y distintiva. Pero, de repente, fieles judios, discipulos de un Mesias galileo, viajaban por el Imperio romano, beneficiandose de los notables logros culturales de ese Imperio en cuanto al transporte y el comercio, para invitar a miembros de to-

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das SUS culturas a integrarse en su comunidad. De hecho, si las le­yendas de las iglesias de Egipto e India son verdaderas, los aposto­les originales de Cristo, todos eHos judios galileos, viajaron no so­lo mas aHa de su tierra natal, sino tambien mas aHa de las fronteras imperiales. Habian crecido refiriendose desdefiosamente a «las na­ciones», ta ethne. Pero ahora a «las naciones», en toda su diversi­dad, se les ofrecfa el mismo mensaje de fe y arrepentimiento que a Israel. Naciones era ahora una palabra inclusiva, no exclusiva.

Y detras de este trascendental cambio en el pensamiento esta­ba la experiencia de Pentecostes y sus consecuencias, cuando el Espiritu Santo otorgado por Jesus hizo po sible que cada persona escuchara «las palabras poderosas de Dios» en su propia lengua, traducidas a su propio idioma cultural. Como ha apuntado Lamin Sanneh, esta capacidad de ser traducido diferencia grande mente al cristianismo del islam, que exige que el Coran se lea en su idioma original. El evangelio, aun cuando esta profundamente inserto en su historia cultural judia, esta disponible en la «lengua materna» de todo ser humano. No hay cultura que quede fuera de su alcan­ce, porque la historia cultural de Israel, sumamente especffica, nunc a fue sino una mision de rescate de todas las culturas del mundo, iniciada por el Creador.

Esta repentina explosion de diversidad cultural en el pueblo de Dios no significa que todas las culturas ni todos los objetos y tra­diciones culturales sean simplemente bautizados y declarados bue­nos. En realidad, 10 que Hechos comienza es un vasto y largo pro­ceso de discernimiento cultural, del que la carta de los cristianos judios de Jerusalen a sus homologos gentiles de Antioquia no fue mas que el principio. Dios habia dicho a Pedro: «Lo que Dios ha purificado no 10 Hames tu profano» (Hch 10,15). Pero l,que era exactamente 10 que Dios habia purificado? Obviamente, las res­tricciones judias con respecto de los alimentos, pese a su valor y a haber sido ordenadas par la divinidad, no eran un mandato inter­cultural. Pero el Concilio discernio en Hechos que ciertos rasgos de las culturas gentiles estaban permanentemente al margen de los horizontes que Dios deseaba para la humanidad. Como conse­cuencia de Pentecostes, el valor de cualquier objeto 0 tradicion cultural no viene determinado simplemente por su relacion con la Tora dada a Israel, sino por todo cuanto Israel ha aprendido acer-

CAPITULO 9 - DE PENTECOSTES ... 183

ca de la «shalom», la paz universal, en la que los horizontes de 10 po sible y 10 imposible se encue?tran en suo debid~ lugar. Dentro. ~e estos horizontes no hay espacIO para la Idolatna, la explotacIOn irreverente de los animales ni la inmoralidad sexual, aun cuando cada una de estas practicas fuera central para divers as culturas en­tonces y ahora. Como el evangelio, de hecho, fue pr~~icado .y . se encarno en divers as culturas, empezo a poner en cuestlOn tradlclO­nes culturales que habian parecido sin importancia. Pero muchos otros rasgos de la cultura, como el lenguaje que se utilizaba para poner de manifiesto los actos poderosos de Dios en He,ch?s 2, de­mostrarfan ser plenamente capaces de ser puestos en practIca en fi­deli dad aDios y en dependencia de el.

Hechos 29

Lo que el Espiritu Santo desencadeno mediante l~s, primeros cris­tianos fue nada mas y nada menos que una revoluclOn cultural, una o1eada de creatividad cultural de largo alcance que remodelo el Imperio romano. Una de las mejores explicaciones. ?e los efectos culturales de la Iglesia primitiva es ellibro del soclOlog.o ~odney Stark The Rise of Christianity. Stark -que no era cnstIano en aquel momento- trataba de comprender en term.inos ~u~~mente s~: culares, con rigor cuantitativo, como la IglesIa pnmitiva creclO con tanta rapidez como para convertirse en una fu~rza pode~o:a en el Imperio para la epoca de Constantino, cuyo EdIC~O de MIlan le­galizo el cristianismo en el afi~ 313. «En un Impeno CO? una po­blacion de al menos sesenta mIllones de personas, podna perfec­tamente haber treinta y tres millones de cristianos para el afio 350 [d.C.], puesto que para entonces algunos autores cri~ti~nos con­temporaneos afirmaban ser mayorfa»2. l,Co~O un mOVlI~le~!O con unos miles de seguidores a 10 sumo en el siglo I se convlrtIo en la mitad de la poblacion del Imperio para el siglo IV?

2. Rodhey STARK, The Rise of Christian~l:J.: How the ?bShCU~~' Mar~~~alldJe.sus Movement Became the Dominant Rellgwus Force In t e rrestern rror In a Few Centuries, HarperSanFrancisco, San Francisco 1997, p. 10 (trad. cast.: El auge del cristianismo, Andres Bello, Barcelona 2001).

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184 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

La respuesta, que Stark desarrolla en una serie de capftulos que dan la impresion de una novela policfaca academic a, se en­cuentra en la cultura. En una caracterfstica tras otra de la cultura romana, los cristianos, animados por una historia poderosamente distinta de la de sus vecinos paganos, eran audazmente creativos. Su vida, simplemente, no se parecfa a la de sus vecinos. Pero no estaban apartados de estos, sino que la cultura que creaban era pu­blica y accesible a todos.

El capftulo mas interesante del libro de Stark, «Epidemics, Networks, Conversion», analiza como respondfan los cristianos a las epidemias que asolaban las ciudades romanas. Al menos dos epidemias importantes se lIevaron por delante a un tercio de la po­blacion del Imperio romano en los primeros siglos de la era cris­tiana. Ante las terribles condiciones, las elites paganas y sus sa­cerdotes sencillamente hufan de las ciudades. La unica red social operativa dejada atras era la Iglesia, que proporcionaba los cuida­dos basicos por igual a cristianos y no cristianos, junto con una es­peranza que trascendfa la muerte. «Muchos, al alimentar y cuidar a otros, trasferfan su muerte a sf mismos y morfan en su lugar», es­cribia el obispo Dionisio. «Los mejores de nuestros hermanos per­dfan su vida de esta manera; numerosos presbfteros, diaconos y laicos se ganaban grandes elogios, puesto que la muerte de esta forma ... parece en todos los aspectos igual al martirio»3.

La Iglesia no disponfa de ninguna magia ni medicina para cu­rar la enfermedad, pero resulta que la supervivencia, incluso en el caso de una terrible plaga, tiene mucho que ver con el acceso a los elementos mas basicos de la vida. Simplemente proporcionando alimentos, agua y amistad a sus vecinos, los cristianos hacfan po­sible que muchos siguieran estando 10 bastante fuertes como para que su propio sistema inmunitario pudiera establecer una defensa eficaz. Stark emplea un algebra un tanto macabra para ca1cular el «diferencial de mortalidad» de los cristianos y sus vecinos com­parado con el de los paganos que no tenfan la fortuna de contar con la misma clase de cuidados, y concluye que «los cuidados con­cienzudos sin medicaci6n podian rebajar la tasa de mortalidad en

3. Citado en ibid., p. 82.

CAPITULO 9 - DE PENTECOSTES ... 185

dos tercios 0 incluso mas»4. El resultado fue que, despues de que varias epidemias consecutivas asolaran la c~u~ad, un numero des­proporcionado de los que quedaban eran cnstm~os 0 p~g~nos que habian sido cuidados en su enfermedad por vecmos cnstlanos. Y, eon su familia y sus amigos diezmados por la plaga, no es de ex­trafiar que muchos de esos vecinos, buscando nuevos amig~s ~ un~ nueva familia, se convirtieran de manera natural a la fe cnstmna . La Iglesia crecfa, no solo por proclamar la esperanza frente al ho­rror, sino por los efectos culturales de un nuevo enfoque de la en­fermedad y la muerte: la disposicion a cuidar de los enfermos arriesgandose incluso a morir.

En los capitulos siguientes, Stark analiza una. se:ie de ~s~ectos culturales igualmente concretos. Los primeros cnstlanos vlvla~ en ciudades que padecfan unas condiciones higienicas muy deficl~n­tes y una elevada tension etniea; vivian en una cult~ra que.r~stnn­gfa radicalmente la libertad y la dignidad de las ~~Jeres; VlVlan en una sociedad que abandonaba 0 ahogaba a los nmos no deseados. En cada caso los cristianos eran culturalmente creativos, introdu­ciendo nuev;s modos de resolver los problemas que compartfan con sus vecinos. Y su creatividad cultural no estaba oculta ni era inaccesible para el gran publico. En parte porque entre ellos se contaban no solo pobres, sino tambien personas culturalmente po­derosas (como Stark, siguiendo a otros expertos, argumenta con cierto detalIe), sus innovaciones podfan impregnar la sociedad ro­mana como una verdadera alternativa a la cultura do~inante.

Despues del libro de los Hechos, con sus milagr~s,. o:aciones y sermones evangelizadores, el libro de Stark puede l~lc~almente parecer arido e incluso desconcertante par~ un ~ector cnstlano que busque signos de la accion de Dios en la hlstor~a. l,No es un des~­tina someter el crecimiento aparentemente mllagroso del mOVl­miento cristiano a disciplinas como la estadfstica y la demograffa?

Sin embargo, no tenemos por que leer el analisis rigurosamen­te cientffico de Stark de las tasas de mortalidad y natalidad de ma-

4. Ibid., p. 89. 5. Ibid., pp. 91ss.

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186 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

nera aislada. Podemos leerlo junto con los escritos de los cristia­nos de las mismas epocas que el estudia; y al hacerlo vemos que ellos difundian la misma confianza en la presencia y la accion del Espiritu Santo, la misma reverencia ante la accion milagrosa de Dios en medio de la comunidad cristiana que encontramos en las paginas de los Hechos.

Habria sido verdaderamente dramatico y deprimente que la ac­cion del Espiritu Santo hubiera desaparecido subitamente de la historia, pasando al ambito de las cuestiones mera y puramente «religiosas», relativas al culto privado y las sensaciones internas. El plan de Dios para la historia nunca consistio en escapar de ella. Nuestra palabra esp{ritu ha adquirido connotaciones incorporeas, dando a los cristianos actuales la impresion de que el Espiritu es un fenomeno vago y, sobre todo, psicologico. Pero tanto la pala­bra hebrea ruah como la palabra griega pneuma significan «vien­to» y «aliento», mucho mas que «espiritu». Como Jesus dijo a Ni­codemo, el viento es en algunos aspectos inefable e impredecible; pero cuando el viento sop la, las ramas se comban, la hierba se do­bla y las olas se encrespan. El mismo Espiritu que trajo la crea­cion a la existencia tiene efectos mensurables y visibles, por mas diffcil que resulte decir exactamente «de don de viene ni adonde va». En Hechos, en los primeros siglos de la era cristiana, y hoy, en especial cuando la fe pentecostal esta remodelando vastas zo­nas de nuestro globo, no hay contradiccion entre poder divino y efectos culturales que puedan ser medidos por el cientifico mas irreligioso.

El propio Stark reconoce los lfmites de los metodos sociologi­cos tradicionales ala hora de explicar el cambio cultural que el do­cumenta. En un importante apendice de The Rise of Christianity observa que los historiadores modernos «estan mas que dispuestos a debatir como configuran los factores sociales las doctrinas reli­giosas. Desgraciadamente, al mismo tiempo se han vuelto bastan­te reticentes a debatir como han remodel ado las doctrinas los fac­tores sociales». Pero, en este caso, piensa Stark que las doctrinas eclesiales eran «el factor decisivo en el auge del cristianismo ... Las doctrinas centrales del cristianismo suscitaron y sostuvieron relaciones y organizaciones sociales atrayentes, liberadoras y efi-

CAPITULO 9 - DE PENTECOSTES". 187

caces»6. En terminos mas simples, la fe cristiana no es ni mero producto de las fuerzas sociales de la cultura romana ni una cues­tion «privada» culturalmente inerte. La fe de los cristianos en que Jesus de Nazaret habia sido resucitado de entre los muertos hizo de ellos creadores de cultura, y la cultura que crearon era tan atrac­tiva que para el siglo IV de nuestra era todo un Imperio estaba al borde de la fe.

6. Ibid., pp. 209-211.

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CAPITULO 10

.. . al Apocalipsis

Cuando volvemos la ultima pagina de los Hechos, nos encontra­mos al final de la historia bfblica que comenzo con la vocacion de Abram en Genesis 12. Claro esta que quedan paginas de cartas; pero si las dispusieramos cronologicamente, verfamos que casi to­das ell as fueron escritas durante los acontecimientos que los Hechos describen 0 muy poco despues, en la epoca entre la llega­da de Pablo aRoma y (no mucho mas tarde, de acuerdo con la tra­dicion cristiana) su ejecucion por los agentes del Imperio. Desde Genesis 12 hasta las cartas finales del Nuevo Testamento se narra la historia del pueblo elegido por Dios, comenzando con un hom­bre y terminando con sus descendientes espirituales, que se multit plican ya por todo el Imperio romano. '

El ultimo libro del Nuevo Testamento, sin embargo, esta al margen de esa historia, puesto que 10 que relata es una historia epi­ca y mftica que situa todo el espectro de la experiencia humana en la debida perspectiva, del mismo modo que la historia primigenia de Genesis 1-11 esta al margen de la narracion detallada de la alianza de Dios con Abraham. EI anciano apostol en el exilio en la polvorienta y distante isla de Patmos escribe para fortalecer a las iglesias vacilantes en torno al Mediterraneo, que comienzan a afrontar la persecuci6n. Pero el Apocalipsis es un tipo de exhorta­cion absolutamente distinto de las pnicticas y detalladas cartas de Pablo, y diferente tambien de las breves y afectuosas cartas de Juan. «Cai en extasis el dia del Sefion>, refiere".

CAPITULO J 0 - '" AL APOCALlPSIS

«".y oi detnis de mi una gran voz, como de trompeta, que de­cia: "Lo que yeas escrfbelo en un libro y envialo a las siete iglesias: a Efeso, Esmirna, Pergamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea".

Me volvi a ver que voz era 1a que me hablaba y, al vo1ver­me, vi siete candeleros de oro, y en medio de los candeleros como a un Hijo de hombre, vestido de una tunica talar, cefii­do e1 talle con un cefiidor de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como 1a lana blanca, como la nieve; sus ojos co­mo llama de fuego; sus pies parecian de metal precioso acri­solado en el horno; su voz, como voz de grandes aguas. Tenia en su mano derecha siete estrellas, y de su boca saHa una es­pada aguda de dos filos; y su rostro, como el sol cuando brilla con toda su fuerza.

Cuando 10 vi, caf a sus pies como muerto. EI puso su ma­no derecha sobre mi diciendo: "No temas, soy yo, el Primero y el lJltimo, el que vive; estuve muerto, pero ahora estoy vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de 1a Muerte y del Hades. Escribe, pues, 10 que has visto: 10 que ya es y 10 que va a suceder mas tarde"» (Ap 1,10-19).

189

Los lectores de Juan yerian de inmediato que no se trataba de una carta normal. Escucharfan los ecos de la vision relatada por otro fiel vidente que vivio en el cenit de otro Imperio: «Levante la mirada y vi a un hombre vestido de lino con un cinturon de oro pu­ro; su cuerpo parecfa de topacio; su rostro brillaba como un re­himpago; sus ojos eran antorchas de fuego; sus brazos y piernas, bronce brufiido; y el sonido de su voz, como clamor de multitud» (Dn 10,5-6). Y reconocerfan de inmediato a este «Hijo de Hom­bre» como el mismo que Daniel habfa visto cientos de afios antes:

«Yo segufa mirando, y en la vision nocturna vi venir sobre las nubes del cielo a alguien parecido a un hijo de hombre que se dirigio hacia el anciano y fue presentado ante e1. Le dieron po­der, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas Ie servfan. Su poder es eterno y nunca pasani, y su reino no sera destruido» (Dn 7,13-14).

Los vestidos del Anciano eran «blancos como la nieve; sus ca­bellos como lana pura» (Dn 7,9).

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190 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

Juan se encontraba con Aquel que resumia todas las visiones de Daniel, el Hijo de Hombre que es tambien el Hijo de Dios y presenta una semejanza indeleble con su Padre, cabellos como la­na pura incluido~ .. Y en los capitulos siguientes del Apocalipsis, Juan refiere las VISlones que tuvo el privilegio de ver, insertando la pers~cucion a las iglesias de Jesus dispersas en una historia mayor y mas esper~nz~dora de 10 que estas habrian po dido nunca espe­r~r. ~<Apocahpsls» es una palabra griega que originariamente no slgmficaba catdstrofe 0 fin del mundo, sino, simplemente, revela­cion. En el Apocalipsis, Juan ofrece la revelacion divina del signi­ficado de acontecimientos presentes y futuros, expresandolos con un lenguaje tipicamente judio de drama cosmico.

Se han vertido oceanos de tinta tratando de dar sentido a la re­vela~i?~ de Juan en epocas historicas posteriores. Parte de 10 que escnblO ~uede que no resultara claro para sus primeros lectores, y muy poslblemente tampoco para el autor mismo· ciertamente Daniel confesaba que no entendia mucho de 10 qu~ escribio CD~ 12,8). Pero estoy persuadido de que una gran parte de los prime­ros capitulos del Apocalipsis era comprensible para los lectores de Juan como comentario codificado de las circunstancias historicas sumamente reales que les rodeaban. A pesar de su alcance cosmi­C?, ~l vivido lenguaje apocaliptico, casi siempre ligado a aconte­~lmlentos de ,su tiempo y a su capacidad de trastocamiento repen­tmo, se refena ciertamente al «final del mundo tal como 10 cono­cemos», pero no necesariamente al «fin del mundo» .

. p~ro hacia el final del Apocalipsis, Juan llega a un momenta declSlvo verdaderamente cosmico. Del mismo modo que Genesis 1-11 refiere los inicios que llevaron a la vocacion de Abraham los capitulos finales del Apocalipsis miran hacia el final de tod~ el vasto proyecto que comenzo con la palabra divina en la oscuridad y la ~ano divi~a en el polvo. El final de la historia, despues de que «el cl~lo y la tIerra [hayan huido] de su presencia» CAp 20,11), es terronfico par~ los que actualmente se sienten comodos, y un con­suelo para qmen haya sufrido bajo 10 peor de las culturas huma­nas. Tiene lugar un verdadero juicio final de las acciones de todos lo~ seres humanos. Nada escapa final mente a la percepcion de ~1O~, . Y nada malo puede eludir su ira. Todo grito en demanda de JustIcla es escuchado, y hay que rendir cuentas por e1. Despues se

CAPITULO 10 - ... AL APOCALIPSIS 191

lee otro libro, el «libro de la vida», un libro basado, no en obras, sino en la fe. Este libro es terrorifico para quien se haya resistido a la vida ofrecida por Dios, y un consuelo para todos los que sa­ben 10 mal que quedarfan en un recuento absolutamente honrado de los aetos de su vida. «El que no se hallo inscrito en ellibro de la vida fue arrojado allago de fuego» CAp 20,15). Pero los que so­brevivan a ese severo y gracioso censo accedenin a una asombro­sa y nueva vida.

Y al final mismo del Apoealipsis, igual que al principio mis­mo del Genesis, encontramos cultura desempefiando un papel prominente.

La ciudad santa

El final del Apocalipsis es un comienzo; pero, como ya hemos ob­servado, este comienzo presenta algunas diferencias sorprendentes con respecto al Genesis. El «cielo nuevo y la tierra nueva» se ini­cian con «la ciudad santa, la nueva Jerusalen que bajaba del cielo, de junto aDios, engalanada como una novia ataviada para su espo­so» CAp 21,2). Jerusalen, la ciudad que resumfa las esperanzas, triunfos y fracasos de Israel, ha sobrevivido de algun modo al jui­cio catastrofico de los tiempos. La nueva Jerusalen es todo cuanto la vieja Jerusalen nunca imagino ni pretendio ser, y mas aun; y Juan la describe en un largo pasaje que, 0 bien puede hacer que nuestros ojos se abran expectantes de par en par, 0 bien pierdan brillo y ani­macion, de puro aburrimiento. Pero casi cada frase de esta descrip­cion tiene implicaciones en nuestro modo de pensar acerca del des­tino ultimo de la cultura, y merece la pena leerla euidadosamente.

«[El angel] me traslado en espiritu a un monte grande y alto y me mostro la ciudad santa de Jerusalen, que bajaba del cielo, de junto aDios, y tenia la gloria de Dios. Su resplandor era como el de una piedra muy preciosa, como jaspe cristalino. Tenia una muralla grande yalta can dace puertas; y sabre las puertas, da­ce angeles y nombres grabados, que son los de las dace tribus de los hijos de Israel; al oriente tres puertas; al norte tres puer­tas; al mediodia tres puertas; al occidente tres puertas. La mu­ralla de la ciudad se asienta sabre dace piedras, que lIevan los nombres de los dace apostoles del Cordero» (Ap 21,10-14).

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192 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

E~ta. ciudad «baja del cielo, de junto aDios», frase en la que Juan mSlste dos veces, en los versiculos 2 y 10. La diferencia con Babel, en su intento de alcanzar los cielos construyendo hasta lIe­?ar a elIos, es total: esta ciudad no es un 10gro humano. Es un don, 19ual que 10 fue la primera creaci6n. Su gloria es la gloria de Dios porque Dio,s es su «arquitecto y constructor» (Hb 11,10). Como e~ el caso del Jardfn primigenio, es obra cultural de Dios.

La ciudad que se encuentra en el centro de la nueva creaci6n conserva muchos aspectos en continuidad con el pasado. Repre­sentada en ella esta tanto la naci6n israelita (los nombres de sus tribus inscritos en sus puertas) como la Iglesia (los nombres de los ap6stoles inscritos en las doce piedras sobre las que se asienta su muralIa). La historia de la intervenci6n salvffica de Dios en la his­toria humana no se olvida aquf ni se deja de lado para dar paso a una realidad «espiritual» mejor. De hecho, las unicas criaturas pu­ramente «espirituales» a la vista, los doce angeles que guardan las puertas, desempefian un papel meramente de apoyo. Nombres de seres humanos marc an las puertas de la ciudad y las piedras en las que se asienta: doce hermanos judfos y doce galileos, ninguno de ellos recordado en la Escritura mas que como las personas, a ve­ces conflictivas y a veces valerosas, que fueron. La historia huma­na, representada por nombres humanos, es resucitada aquf en su significado perenne.

«EI material de esta muralla es jaspe, y la ciudad es de oro pu­ro semejante al vidrio puro. Los pilares de la muralla de la ciu­dad estan adornados de toda clase de piedras preciosas: el pri­mer pilar es de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de cal­cedonia, el cuarto de esmeralda, el quinto de sardonica, el sex­to de cornalina, el septimo de crisolito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el decimo de crisoprasa, el undecimo de jacinto, el duodecimo de amatista. Y las doce puertas son do­ce perlas, cada una de las puertas hecha de una sola perla; y la plaza de la ciudad es de oro puro, transparente como el cris­tal» CAp 21,18-21).

Yo habfa dado siempre por hecho que la doble mencion de Juan de «oro puro, transparente como el cristal» era un ejemplo de extasis espiritual, una metafora de los acontecimientos inimagina-

CAPITULO 10 - ... AL APOCALIPSIS 193

bles de la nueva creaci6n. Pero luego conocf la obra del artista neoyorquino Makoto Fujimura, que bebe en la tradicion artfstica japonesa del nihonga, forma de arte que tiene siglos de antigtiedad y que parte de minerales puros, en lugar de pinturas y pigmentos ya mezclados. Pues bien, uno de los materiales primarios de Fuji­mura es la lamina de oro, trabajada hasta que su espesor ha de me­dirse con micrometro. Y resulta que, cuando el oroes trabajado cuidadosamente de este modo, se vuelve en verdad trimslucido, de manera que los objetos que hay tras el se hacen visibles, aunque siguen recubiertos de esencia de oro.

El oro, en su estado natural, no es en absoluto translucido, y menos aun transparente. Pero cuando es trabajado por un artesano experto, el oro adquiere cualidades similares a las del cristal. De manera que, cuando Juan habla de oro «transparente como el cris­tal» -aun cuando ese oro esta mas alla de la habilidad de cualquier artista de este mundo-, casi con certeza pretende que pensemos en un oro que ha sido trabajado mediante un proceso cultural por un Artista que es un verdadero maestro. Y, de hecho, 10 mismo puede decirse de todos los elementos enumerados por Juan como ador­nos de la ciudad. Los pilares de la muralla estan adornados, no con minerales, sino con joyas. Y aunque las joyas se hacen a partir de minerales, son minerales mas cultura: minerales que han sido se­leccionados por un ojo que discierne, y cortados y pulidos para ha­cer salir a la luz sus cualidades mas espectaculares y hermosas.

Ellector que goce de buena memoria observara que los recur­sos naturales que habfa cerca del J ardfn original en Genesis 2 es­tan presentes tambien aquf, en Jerusalen. «El oro de aquel pafs es fino. Allf se encuentran el bedelio y el onice», referfa el autor del Genesis de modo aparentemente tangencial. Aquf el oro ha sido puesto en uso; el onice es una de las muchas joyas que decoran los pilares de la ciudad; y del bedelio, una resina semejante a la mirra, que se endurecfa en forma de bolas traslucidas apreciadas como joy as, asf como por su perfume, se hacen eco las doce perlas que forman las puertas de la ciudad. Las riquezas naturales que rodea­ban el Jardfn han sido cultivadas y llevadas a su expresion mas es­pectacular para adorno de la ciudad.

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194 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

«No vi Santuario alguno en ella; porque el Senor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero, es su Santuario. La ciudad no ne­cesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la ilumina la glo­ria de Dios, y su lampara es el Cordero. Las naciones camina­ran a su luz, y los reyes de la tierra iran a llevarle su esplen­dor. Sus puertas no se cerraran con el dfa -porque alIi no ha­bra noche- y traeran a ella el esplendor y los tesoros de las na­ciones. Nada profano entrara en ella, ni los que cometen abo­minaci6n y mentira, sino solamente los inscritos en ellibro de la vida del Cordero» (Ap 21,22-27).

La nueva creacion, aunque posee alguna semejanza con la an­tigua, no es una copia exacta de esta. El objeto cultural llamado templo -el lugar donde los seres humanos trataban de hacer algo con su relacion con Dios- ya no es necesario. Ni tampoco se ne­cesitan elementos naturales como el sol y la luna (Juan no dice si en la nueva creacion hay 0 no otros elementos celestiales, solo que la luz ya no es necesaria), porque su funci6n de iluminar ha sido reemplazada por la presencia inmediata de la gloria de Dios, que reside en la ciudad dia y noche. Y la inmediatez de la presencia di­vina significa que muchas otras cosas, muy familiares en la vieja creacion, no pueden entrar en la ciudad; cosas y personas que eran impuras y falsas. Unicamente entran en la ciudad aquellos a los que el Cordero les ha otorgado graciosamente la vida.

Los reyes y su gloria

Yaqui llegamos al centro de la vision cultural del Apocalipsis. La ciudad es ya un objeto cultural, la obra de un maestro Arquitecto y Artista. Los ciudadanos mismos son los redimidos por el Corde­ro, originarios «de toda raza, lengua, pueblo y nacion» (Ap 5,9). Pero las obras de Dios, objetos y personas por igual, no son 10 uni­co que se encuentra en la ciudad. Tambien en la ciudad estan «el esplendor y los tesoros de las naciones», traidos ala ciudad nada menos que por «los reyes de la tierra».

Aqui yen todo el capitulo 21 del Apocalipsis, Juan recupera y recapitula una antigua vision recogida por el profeta Isaias, el cual tambien habia visto una ciudad futura donde el sol y la luna ya no

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sedan necesarios, «sino que tendni a Yahve por luz eterna, y a su Dios por su hermosura» (Is 60,19). E Isaias habia ya predicho la llegada de reyes y naciones a las calles de la ciudad redimida:

«Un sin fin de camellos te cubrini, j6venes dromedarios de Madian y Efa. Todos ellos de Saba vienen llevando oro e incienso y pregonando alabanzas a Yahve. Todas las ovejas de Quedar se apinaran junto a ti, los machos cabrfos de Nebayot estaran a tu servicio. Subiran en holocausto agradable a mi altar, y mi hermosa Casa hermoseare aun mas ...

Los barcos se juntan para mi, los navios de Tarsis en cabeza, para traer a tus hijos de lejos, junto con su plata y su oro, por el nombre de Yahve tu Dios y por el Santo de Israel, que te hermosea ...

Abiertas estaran tus puertas de continuo; ni de dia ni de noche se cerraran, para dejar entrar a ti las riquezas de las naciones, traidas por sus reyes ...

La gloria del Liliano vendra a ti, el cipres, el olmo y el boj a una, a embellecer mi Lugar Santo y honrar ellugar donde mis pies reposan».

(Is 60,6-7.9.11.13)

Los paralelismos entre la vision de Juan y la de Isaias son cla­ros. Una vez mas, tenemos una ciudad cuyas puertas no se cierran nunca y sobre la cual nunc a cae la noche. Y las calles de la ciudad de Isaias tambien estan repletas de bienes culturales, no s6lo de la cultura israeli, sino de las naciones que la rodean. Animales do­mesticos, barcos, minerales, joyas preciosas y maderas aparecen en la ciudad para «embellecer mi Lugar Santo». (La significativa diferencia entre Isaias y Juan es que esta claro que Isaias no pue­de imaginar que la nueva Jerusalen carezca de templo, mientras

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196 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

que Juan ve que en la nueva creacion la ciudad y el templo senin un solo santuario).

En su maravilloso y breve libro When the Kings Come Mar­ching In, Richard Mouw analiza las implicaciones de la vision de Isaias en la manera de pensar del pueblo de la Biblia acerca de la cultura y de la nueva creacion:

«Los contenidos de la Ciudad senin mas similares a nuestras pautas culturales actuales que 10 que se reconoce normalmen­te en los debates sobre la vida venidera. Isaias describe la Ciu­dad Santa como un centro de comercio, un lugar que recibe navios, bienes y dinero de la actividad comercial... Isaias, en la jerga contemporanea, se interesa por el futuro de las "es­tructuras corporativas" y las "pautas culturales". Y su vision Ie lleva a 10 que para muchos de nosotros son observaciones sor­prendentes acerca del destino futuro de muchos elementos de la "cultura pagana". Isaias ve esos elementos reunidos en la Ciudad Santa para darles el uso debido en ella»l.

Por tanto, cuando Juan se hace eco de la vision de Isaias de la nueva Jerusalen «llena del esplendor de las naciones», no esta li­mitandose a describir objetos culturales «cristianos», elemento he­chos por y para personas de fe. Del mismo modo que el rey de una nacion es para la mentalidad bililica el representante de todo un ethnos 0 pueblo, el esplendor de una nacion es, simplemente, su logro cultural mayor y mas distintivo: los camellos de los merca­deres del desierto, la madera cuidadosamente cultivada del Lilia­no, los barcos grandes y robustos de Tarsis ... Son precisamente es­tos bienes culturales no israelitas y no cristianos los que constitui­ran el contenido de la nueva Jerusalen.

Mouw se pregunta, logicamente, como puede ser esto, dado que tanto Isaias como el Apocalipsis de Juan profetizan especffi­c~mente la condena de los bienes culturales paganos por parte de DlOS, en concreto los barcos de Tarnis (que Dios promete «destro­zan> en Sal 48,8). Pero esta condena tiene que ver, no con su valor

1. Richard J. Mouw, When the Kings Come Marching In: Isaiah and the New Jerusalem, Eerdmans, Grand Rapids 2002, pp. 20 Y 24.

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intrinseco, sino con la funcion idohitrica que han Uegado a repre­sentar en la vida de las sociedades paganas (y muy a menudo tam­bien en la vida de Israel):

«No hay necesidad de leer los pasajes negativos tratando de hacer hincapie en que esas entidades paganas como tales se­ran destruidas ... Mi impresion es que el juicio que se emite so­bre los barcos de Tarnis es de tipo purificador. Cabrfa pensar aqui en el "destrozo" de los barcos de Tarnis mas como la do­rna de un caballo que como la ruptura de un jarron. El juicio esta destinado aqui a domar, no a destruir ... Cuando estos bar­cos se yean despojados de la arrogancia y la rebeldia con las que han estado asociados, seran liberados para uso del Senor y de su pueblo. Se convertiran en navios para el servicio en la Ciudad transformada.

Por tanto, cuando los reyes entren desfilando, traeran 10 mejor de sus naciones, incluso los bienes culturales que ha­bian sido desplegados contra Dios y contra su pueblo. La vi­sion final de la Ciudad esta llena, no solo de la gloria y la pre­sencia de Dios, no solo de sus disenos arquitectonicos asom­brosamente bellos, no solo de las personas redimidas de to­das las procedencias culturales, sino tambien de la cultura hu­mana redimida»2.

~Encontrani toda la cultura humana cabida permanente en la nueva Jerusalen? Claro que no. Los barcos de Tarsis, grandes y na­vegables, pueden encontrar cabida una vez que hayan sido «some­tidos». Pero las espadas cuyo unico proposito sea quitar la vida no tendran cabida en una creacion en la que no hay guerra ni muerte. Tendran que transformarse en arados (Is 2,4). Y las lanzas tendnin que transformarse en podaderas3

• La infinidad de elementos cultu­rales negativos de la historia sera finalmente olvidada y estani ver­daderamente muerta. Supongo que 10 mismo podra decirse de la mediocridad cultural, de esos intentos mal concebidos y poco en­tusiastas de hacer algo con el mundo que nunca han a1canzado un punto en el que pudieran ser descritos como «esplendor» de nin­guna tradicion cultural.

2. Ibid., pp. 29-30. 3. Esta idea esta tambien en Mouw.

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198 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

Y parece segura que todos los objetos culturales tendnin que efectuar una transformacion radical de algun tipo, del mismo mo­do que el oro, translucido cuando es tratado, se hace capaz de trans­parencia. El mejor paralelismo, al parecer, puede ser 10 que la Escritura nos instruye a esperar de nuestro cuerpo. Tambien noso­tros, despues de todo, tendremos que ser puestos en nuestro lugar y experimentar un juicio, y el cuerpo con el que seremos resucitados -nos asegura Pablo- tendni tan poca y tanta semejanza con nuestro cuerpo actual como el olmo tiene con la bellota. No cabe duda de que la misma clase de juicio, purificacion y resurreccion tendni lu­gar para todos los bienes culturales que entren en la ciudad.

Pero del mismo modo que esperamos estar presentes corporal­mente, en un cuerpo que ahora no podemos imaginar, pero que creemos que sera reconocible como nuestro -al igual que los dis­cfpulos se encontraron con Jesus en un cuerpo resucitado que po­sefa capacidades inimaginables, pero que era reconocible como suyo-, parece claro, basandonos en Isaias 60 y Apocalipsis 21, que encontraremos la nueva creacion provista de cultura. Tambien los bienes culturales seran transformados y redimidos, aunque segui­ran siendo reconocibles como 10 que eran en la vieja creacion, 0

quiza, mas exactamente, seran 10 que siempre podrian haber sido. La nueva Jerusalen sera verdaderamente una ciudad: un lugar re­pleto de cultura, un lugar en el que la cultura ha alcanzado pleno florecimiento. Sera el lugar donde se cumplira la instruccion de Dios a los primeros seres humanos, donde se descubrira y se pon­dra en accion todo el potencial latente del mundo por personas creativas y cultivadoras.

Y, finalmente, en medio de esa metropoli estara tambien el Jardin donde comenzo la historia:

«Luego me mostro el rio de agua de vida, brillante como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. En medio de la plaza, a una y otra margen del rio, hay un arbol de vida que da fruto doce veces, una vez cada mes; y sus hojas sirven de medicina para los gentiles. Y no habra ya maldicion alguna; el trono de Dios y del Cordero estani en la ciudad, y los sier­vos de Dios Ie daran culto. Veran su rostro y llevaran su nom­bre en la frente. Noche ya no habra; no tienen necesidad de luz

CAPITULO 10 - ... AL APOCALIPSIS

de himpara ni de luz del sol, porque el Senor Dios los alum­brani, y reinanin por los siglos de los siglos» (Ap 22,1-5).

199

No solo la cultura es rescatada, redimida y transformada.' sino que la naturaleza tambien florece c~mo siem~~e se tu~~ ~a mten­cion de que 10 hiciera, ahora que DlOS ha eI~l1t1do su JU1~l0 sobre «los que destruyen la tierra» (Ap 11,18). El arbol.de la vlda. ya?o esta prohibido ni es peligroso. La ciudad no pavlmenta el Jardm: este se encuentra en el corazon de la ciudad, verde y exuberante de

vida.

Equipar la nueva Jerusalen

La cultura es, pues, los enseres del cielo. (Y ver?aderame?te, co­mo deja claro el Apocalipsis, en palabr~s de Belmda Carl!sle, «el cielo es un lugar sobre la tierra»4). Senclllamente, no es clerto, ?e acuerdo con Isaias y Juan -y con el completo desarrol}o. de la hlS­toria biblica de principio a fin-, que el «alma» sea 10 umco etern? o que los seres humanos sean 10 unico q~e perdura hasta l~ eterm­dad. No cabe ninguna dud a de que los blenes cultura1es, sm crea­dores y cultivadores, estarian inertes y seria~ inutiles. Pero ~os se­res humanos en la intencion original de DlOS y en el destmo re­dentor de es;os, no pueden ser separados de los bienes culturales que crean y cultivan 10 mejor posible.

Constituye un ejercicio fascinante, por tanto, preguntarse por cualquier objeto cultural: l,Podemos imaginar esto presente en la nueva JerusaIen?; l,que bienes cultura1es representan «el esplendor y los tesoros» de las numerosas tradiciones culturales que conoc~­mos? Poseemos ya la seguridad biblica de que los barcos de Tarms estaran presentes; puede que compartan puerto con un yate de la «America's Cup» y con una canoa de abedul amorosamente.labra­da. Mi lista personal del «esplendor y los tesoros de ~as naClOnes» incluye, sin duda, la «Misa en Si menor» de Bach, Kznd of Blue de

4. Este es tambien el titulo de un excelente libroh

sOWbhre eEste teth~a. ~ich~e~ Eugene WITTMER, Heaven Is a Place on Eart: y very mg ou Matters to God, Zondervan, Grand Rapids 2004.

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Miles Davis, «Spiegel im Spiegel» de Arvo Part; la crema tostada al te verde, los tacos y el «bulgogi» de pescado; Moby-Dick y la Odisea; el iPod y el Mini Cooper. Claro esta que no espero que ninguno de ellos aparezca sin estar debidamente purificado y redi­mido, como tampoco espero que mi cuerpo resucitado no sea mas que una version mejorada de mi cuerpo actual. Pero me sorpren­derfa mucho que no fueran introducidos por alguno de los repre­sentantes de la cultura humana, porque son parte de 10 mejor que los seres humanos hemos hecho con la escala musical, los sabores del mundo natural, el lenguaje, el microchip y el motor de com­busti6n interna. (En bien de las vacas y los peces, supongo que la alimentaci6n en la nueva Jerusalen sera vegetariana, pero estoy se­guro de que supondra una gran mejora respecto del «tofurkey»).

Debemos hacernos la misma pregunta en relaci6n con nues­tra creatividad cultural y nuestro cultivo de la cultura. l,Estamos creando y cultivando cosas que tienen oportunidad de equipar la nueva Jerusalen? Los bienes culturales a los que dedicamos nues­tra vida; los alimentos que cocinamos y consumimos; la musica que adquirimos e interpretamos; las pelfculas que vemos y hace­mos; las empresas en las que nos ganamos la vida e invertimos nuestros bienes ... l,seran identificados con el esplendor y los teso­ros de nuestra tradici6n cultural 0 seran recordados, en el mejor de los casos, como mediocridades y, en el peor, como algo sin futu­ro? Esto no es 10 mismo que preguntar si estamos haciendo cultu­ra «cristiana». Los objetos culturales «cristianos» pasaran, sin du­da, por el mismo examen y juicio que los objetos culturales «no cristianos». Tampoco se trata basicamente de saber quien es res­ponsable de los objetos culturales y d6nde deposita su fe, sobre to­do porque cada bien cultural es un esfuerzo colectivo. Es obvio que algunos de los bienes culturales que se encuentren en la nue­va Jerusalen habran sido creados y cultivados por personas que pueden perfectamente no aceptar la invitaci6n del Cordero a re­emplazar sus pecados por la rectitud de este. Sin embargo, 10 me­jor de su trabajo puede sobrevivir. l,Puede decirse esto de los bie­nes a los que estamos dedicando nuestra vida?

Esta es, en mi opinion, una norma de responsabilidad cultural mas exigente y, al mismo tiempo, mas liberadora que los modos en que los cristianos solemos calibrar el significado de nuestro traba-

CAPITULO 10 - ... AL APOCALIPSIS 201

jo. Nosotros tendemos a tener un margen de tiempo demasiado breve para medir el valor de nuestro trabajo. Nos preguntamos si se reparara en estelibro, si este almacen obtendra beneficios este trimestre, si este contrato sera aceptado ... Una parte de todo esto son pasos intermedios utiles para evaluar si nuestra labor cultural tiene un valor duradero, pero nuestras evaluaciones a corto plazo pueden resultar engafiosas si no vemos tambien nuestro trabajo desde la perspectiva del amplio horizonte del prop6sito redentor de Dios. Por otro lado, saber que la nueva Jerusalen sera equipada con 10 mejor de todas las culturas nos libera de tener que dar una explicaci6n «religiosa» 0 evangelic a a todo cuanto hacemos. So­mos libres para hacer con el mundo simplemente 10 mejor que po­damos, en coordinaci6n con nuestros antepasados y nuestros veci­nos. Si los barcos de Tarnis y los camellos de Madian pueden en­contrar cabida en la nueva Jerusalen, nuestro trabajo, por muy «se­cular» que sea, tambien puede hacerlo.

Reyes inesperados

A much os lectores cristianos puede resultarles sorprendente des­cubrir a «los reyes de la tierra» en la ciudad al final de la historia (vease Ap 21,24). Pero no cabe duda de les esperan mas sorpresas. El concepto mismo de rey, como todos los demas bienes cultura­les, tendra que ser debidamente purificado. Las paginas del Apo­calipsis estan repletas de personajes inesperadamente significati­vos. El ejercito de martires con vestiduras blancas, cuya vida se vio segada expeditivamente por un imperio humano, desempefia un papel central en el final, y el «Rey de reyes y Sefior de sefio­res» que gobierna la ciudad es un Cordero que fue sacrificado atrozmente. En la nueva Jerusalen, como prometi6 Jesus, los pri­meros son los ultimos, y los ultimos son los primeros.

Asf que, probablemente, deberfamos esperar algunas sorpresas cuando «los reyes de la tierra» se revelen trayendo a la ciudad el esplendor de las naciones. Sus nombres pueden ser reconocidos 0

no por los libros de historia. Esta noche, una madre esta cantando a su hijo una canci6n de cuna; una enfermera, en una c1fnica sin electricidad, esta dando la mano a un moribundo de SIDA; un nifio

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202 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

hambriento esta compartiendo una pizca de comida con su herma­na ... No son reyes ... ahora. Pero el evangelio vuelve del reves nuestros supuestos acerca de que es 10 que perdura, que es 10 que resulta significativo y que es en realidad la «elite». Los barcos de Tarnis tendran que humillarse antes de poder entrar, como por el ojo de una aguja, en la nueva creaci6n; pero otros bienes cultura­les, que ahora son tan pequeiios que resultan invisibles para nues­tro mundo obsesionado por el status y el poder, seran exaltados. La nueva creaci6n de Dios rebaja las montaiias y eleva los valles.

En Isaias 57,15 dice Dios: «En 10 excelso y sagrado yo moro, y tambien estoy con el humillado y abatido de espiritu». Estas pa­labras, «y tambien», son clave para el discernimiento cultural cris­tiano. Las visiones de Isaias y de Juan incluyen indudablemente «alta» cultura, que es celebrada y cultivada por las elites, los ricos y los poderosos; pero cualquier ciudad regida por el Cordero in­cluira en su esplendor bienes culturales que la mayoria de nosotros pasariamos por alto y que seran aportados por creadores de cultu­ra ejemplares, cuyos nombres desconocemos. En la gran Fiesta fi­nal habra patatas fritas, asi como alta cocina.

Trabajo y alabanza

La visi6n de Juan del lugar de la cultura en la ciudad tiene pro­fund as implicaciones en nuestra idea de c6mo sera la eternidad. En cfrculos eclesiales he oido a veces decir que los seres humanos fueron creados para alabar a Dios. Mas de una vez he oido decir a un celebrante: «El culto es 10 unico eterno». (Pensamiento muy halagtieiio ... cuando uno es celebrante). Sin lugar a dudas, nuestro prop6sito original y nuestro destino final es amar a Dios con todo nuestro coraz6n, con toda nuestra mente, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Pero interpretamos mal tanto el Gene­sis como el Apocalipsis si suponemos que el unico modo en que podemos, en ultima instancia, amar a Dios de todo coraz6n es me­diante algo como 10 que tiene lugar en la iglesia el domingo. Sin duda, el Apocalipsis, con sus imagenes de ancianos postrandose ante el trono de Dios, y martires vestidos de blanco alabandolo, pone de manifiesto que en la nueva creaci6n conoceremos una in-

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tensidad y una profundidad de alabanza que ahora s610 podemos imaginar, aun cuando nos pongamos a can tar los mismos canticos que se entonaran eternamente.

Pero el final de la humanidad, tal como se nos describe en el Apocalipsis, es mas que un templo, es mas que una celebraci6n eterna. De hecho, como hemos visto, templo es la cosa notable que la nueva Jerusalen no posee (Ap 21,22). La nueva Jerusalen no ne­cesita templ0, porque todos los aspectos de la vida en esa ciudad estan impregnados de la luz y el amor de Dios. En este sentido, el culto tal como 10 conocemos -un tiempo sagrado reservado para reestructurar nuestro coraz6n con el conocimiento y el amor de Dios- habra quedado obsoleto. i, Que ocupara su lugar?

La respuesta mas plausible, a mi parecer, es que nuestra vi­da eterna en el mundo recreado de Dios sera la consumaci6n de 10 que Dios nos pidi6 originariamente que hicieramos: cultivar y crear en relaci6n plena y permanente con nuestro Creador. Esta vez, naturalmente, no estaremos simplemente atendiendo un jar­din, sino sosteniendo la vida de una ciudad: una sociedad humana armoniosa que ha desarrollado plenamente todo el potencial ocul­to en la creaci6n original. La cultura -redimida, transformada y re­pleta de la presencia de Dios- sera la actividad de la eternidad.

Indudablemente, la vida en la nueva ciudad sera muy distinta de la vida que conocemos. Jesus dijo a sus contemporaneos que en la resurrecci6n no habra matrimonio (Mc 12,25). Pero Juan, en el Apocalipsis, pone de manifiesto que, en otro sentido, la instituci6n cultural humana que es el matrimonio tendra su reflejo en la nue­va Jerusalen, porque la nueva Jerusalen misma sera una fiesta de bodas eterna entre el Creador y la creaci6n redimida. Analoga­mente, el trabajo, en el sentido en que 10 conocemos en la historia humana, tampoco sera el mismo en la nueva Jerusalen. Sin em­bargo, aunque no haya trabajo, seguramente si haya actividad. Puede que parte del «esplendor y los tesoros de las naciones», co­mo una hermosa pintura 0 escultura, pueda ser sencillamente dis­frutada sin un adicional esfuerzo humano. Pero mucho del esplen­dor y los tesoros de las naciones, ya se trate de poesia epic a, fugas barrocas 0 alta cocina, puede ser realidad unicamente cuando un as personas 10 «realizan», cuando los cantantes cantan, los «chefs» cocinan y los bailarines danzan. Desde el jazz estamos familiari-

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204 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

zados con la idea de improvisacion: la reinterpretacion creativa de un conjunto de acordes fijos y un tema principal memorable. A mf me parece probable que parte de la actividad de la eternidad sean improvisaciones creativas interminables del «esplendor y los teso­ros de las naciones»: seres humanos utilizando plenamente su ca­pacidad creativa para examinar la anchura y la profundidad de to­do cuanto los seres humanos han hecho en su vocacion de cocrea­dores junto con Dios.

Por tanto, la cultura cumplini finalmente el mandato de Gene­sis 1, la humanidad comprendera y tendra final mente dominio so­bre toda la creacion. El esplendor de las naciones incluira nues­tras mejores realizaciones con el potencial del mundo de Dios: el mejor uso de los minerales, el sonido, el color, la termodinami­ca ... Y todo se resumira en alabanza, porque el significado ultimo del mundo es e1 amor. Y el verdadero amor suscita la alabanza del amado.

Al final, esto es 10 que haremos con el mundo:

«Eres digno, Senor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tu has creado el universo; por tu voluntad existe y fue creado» (Ap 4,11).

l,No resultarfa extrano y carente de sentido entonar este canti­co en un nuevo mundo donde todas las cosas hayan perdido su ser y no sean mas que recuerdo? Por el contrario, estaran presentes en toda su plenitud, y nuestro cultivo de elIas suscitara un deleite sin fin en Aquel que les ha dado el ser. El autor de himnos Isaac Watts 10 expresa ala perfeccion en su composicion sobre el Salmo 23: «Que tu cas a sea mi morada, y toda mi obra sea alabada». En la nueva ciudad, nuestra obra sera e verdad alabada.

CAPITULO 11

El glorioso irnposible

Ahora que hemos terminado este breve recorri?o por la manera de entretejerse la cultura con la historia de la Escntura, puede que ha­ya llegado el momento de volver atras y recapitular 10 que hemos descubierto.

Dicho con gran osadfa: la cultura es el plan original de Di~s para la humanidad; y es el don original de Dios para la humam­dad tanto en su forma de deber como en su forma de gracia. La cult~ra es el escenario de la rebelion de la humanidad contra su Creador, el escenario del juicio; y es tambien el ambito de la mi­sericordia de Dios. En Babel, las naciones tratan de separarse de Dios a traves de una ciudad donde la cultura a1canza su masa crf­tica; pero, comenzando con Abraham, Dios forma una .naci6n que demostrara que la dependencia de el es buena, y es poslble confi~r en ella. Jesus mismo, descendiente de Abraham, es tanto un cultl­vador de cultura -imbuido de ella y afirmando 10 mucho de bueno que hay en ella- como un creador de cultura -ofrec~endo bienes culturales radicalmente nuevos que remodelan los honzontes de 10 po sible y 10 imposible para judfos y gentiles por igual-. Y se ve aplastado por la cultura, experimentan?o en la cruz todo el peso. ~e los pedazos en que se ha deshecho; SIll em?,argo, su resurreCClOn comienza una lenta pero inexorable redenclOn de la cultura, ofre­ciendo un anticipo de la esperanza en que la historia de la cultura no desembocara en un callej6n sin salida, sino en un nuevo co­mienzo. En la vision ultima de ese nuevo comienzo es centralIa

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206 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

ciudad, que lleva los mejores frutos del amor y el trabajo humanos a la alabanza eterna.

En suma, la unica historia que se puede verdaderamente cali­ficar de «buena nueva» esta completa y absolutamente saturada de cultura.

Y, sin embargo, el evangelio no puede ser contenido dentro de la cultura. El evangelio no es simplemente un producto cultural mas que se alinea junto a otros productos culturales reforzando co­modamente una u otra version de los horizontes de 10 posible. De hecho, si toda cultura define para sus miembros los horizontes de 10 po sible y 10 imposible, entonces el evangelio se instala siempre incomodamente en ese mismo horizonte, suspendido siempre en­tre la posibilidad y la imposibilidad. No ha existido nunc a una cul­tura en la que el evangelio, en toda su gloria que pone el mundo del reves, exista sencilla y comodamente dentro del ambito de 10 posible. La opcion por una nacion insignificante para representar al Creador del mundo, la llegada de ese Creador en forma de un hombre joven que estuvo brevemente activo en una remota parte del mundo y fue despues ejecutado sumariamente, el supuesto re­torno de la muerte de ese hombre en forma glorificada, aunque aun humana, la expectativa de que la historia misma tiene un final sor­prendente ... : todo eso conculca nuestros presupuestos y nuestras experiencias human as mas profundas.

En un precioso libro navideno para ninos, Madeleine L'Eng1e denomina la encarnacion como «el glorioso imposible» [«the glo­rious impossible»], una idea impensable que, no obstante, res­plandece de posibilidad y esperanza. Es una buena descripcion del evangelio en su conjunto. Y es precisamente la imposibilidad del evangelio 10 que 10 hace tan potente culturalmente hablando y tan relevante de manera perenne. El evangelio desafia constantemen­te a toda cultura humana con la posibilidad de vivir dentro de unos horizontes mal situados.

Esto puede afirmarse incluso de la epoca de la Cristiandad, de los siglos en que Constantinopla 0 Roma impusieron el cristianis­mo en enormes zonas de Europa 0 de Asia. Por muy cristianizadas que estuvieran esas culturas, no podian comprender mejor el evan­gelio que una cultura pagana que 10 escuchara por primera vez. Lo cual no significa que no hubiera una aceptacion generalizada de la

CAPITULO 11 - EL GLORIOSO IMPOSIBLE 207

fe cristiana ortodoxa en el apogeo de la Cristiandad, sino simple­mente que las expresiones culturales de esa fe solian contribuir tanto a que la historia plena del evangelio pareciera plausible co­mo a que no 10 pareciera. Justamente en medio de la Cristiandad habia practicas culturales firmemente estab1ecidas -consideremos las cruzadas y la implacable persecucion de los judios- que son prueba fehaciente del fracaso de la Cristiandad a la hora de acep­tar culturalmente los temas clave del evangelio relativos a la paz y al interes particular de Dios por su pueblo e1egido.

Por tanto, los creadores de cultura cristianos que saben 10 que hacen abandonan la esperanza de una Cristiandad: una cultura en la que el evangelio se encuentre en el centro, en lugar de encon­trarse en los margenes de posibilidad. No cabe dud a de que habra momentos y lugares en que determinadas caracteristicas del cris­tianismo sean atractivas y plausibles. El siglo pasado, gran parte del Africa subsahariana ha sido un lugar de ese tipo. La epoca de los gobernantes abrazando espectacularmente la fe cristiana no fi­nalizo con Constantino: yo he visto recientemente el video del bautismo del presidente de un importante pais africano. Dicho pre­sidente llevaba anos deliberando acerca de si debia bautizarse 0

no, dado que su cultura entiende debidamente el importantisimo significado de un lider nacional que permite ser enterrado simbO­licamente en agua y despues ser resucitado de la muerte espiritual. En su pais, como en muchos otros, el evangelio posee una frescu­ra y una fuerza que a los occidentales postcristianos nos recuerdan la intensidad y la radicalidad de su poder.

Pero, con independencia del numero de presidentes y primeros ministros se bauticen, tambien en Africa el evangelio se encuentra incomodamente en los margenes de posibilidad. El genocidio que en 1994 tuvo lugar en Ruanda, uno de los paises mas cristianiza­dos de Africa, enterro cualquier esperanza facil de una Cristiandad africana. El evangelio, precisamente por hacer frente con gran fuerza a todos los intentos humanos de suplantar aDios, desde la torre de Babel hasta la cruz, es siempre misterioso e incluso peli­groso para las culturas que quieren mantener tratos con el pecado, ya sea que esos tratos adopten la forma de tribalismo 0 de indivi­dualismo, de colectivismo 0 de consumismo. Ninguna sociedad humana -ni siquiera Israel, como los profetas lamentaban e insis-

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208 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

tian- puede «inculturar» plenamente el evangelio. La Cristiandad se alcanza siempre al precio de un evangelio atenuado que muy a menu do reduce la cruz a un articulo de joyerfa.

Pero del mismo modo que el evangelio nunc a permanece c6-modamente contenido en el ambito de 10 culturalmente posible, tampoco desaparece nunc a por completo del horizonte. La gracia y la misericordia de Dios, su infinita capacidad inventiva de res­ponder a la obstinaci6n humana, asegura que toda cultura pueda ser redimida.

Mi amigo Gary Haugen estuvo en Ruanda, unas semanas des­pues de que concluyera la matanza de 1994, dirigiendo el proyecto de Naciones Unidas de documentar y, en ultimo termino, procesar a los genocidas. Alli recorri6 iglesias que eran verdaderos osarios e interrog6 a ninos que habian sobrevivido fingiendo estar muertos entre los montones de cadaveres de sus familiares masacrados.

Cuando Gary volvi6 a los Estados Unidos, pudo haber regre­sado a su empleo relativamente segura de la divisi6n de derechos civiles del departamento de justicia y haber proseguido su honro­sa carrera sirviendo como cultivador de cultura, ocupandose del gran legado de la ley norteamericana y de la transmisi6n del mis­mo. Pero estaba obsesionado por el recuerdo de las personas que habian clamado aDios pidiendo protecci6n de sus asesinos y no habian recibido respuesta en esta vida, de manera que se embarc6 en una audaz carrera de creatividad cultural. La organizaci6n que fund6, International Justice Mission (UM), aboga por las victimas de la opresi6n en once paises de todo el mundo donde los bienes culturales de la ley y la ejecuci6n de la misma no estan, por 10 ge­neral, al alcance de los pobres. Y aunque los esfuerzos en pro de la defensa juridica de UM son una gota en el oceano de la injusti­cia mundial, sus ondas pueden llegar a convertirse en una gran ola, dado que cada vez es mayor el numero de cristianos que yen la in­justicia para con los oprimidos como un componente basico de su responsabilidad cultural'.

1. Gary A. HAUGEN, Good News About Injustice: A Witness of Courage in a Hurting World, InterVarsity, Downers Grove, III., 1999.

CAPITULO 11 - EL GLORIOSO IMPOSIBLE 209

Mientras tanto, en Ruanda, una nueva generaci6n de lfderes es­ta reconstruyendo un as estructuras culturales que podrfan hacer de ese pais un modelo de coexistencia y pacificaci6n etnicas. Muchos de estos lfderes estan animados por el mismo evangelio que no consigui6 detener la mana de los asesinos. Estos dirigentes han vislumbrado una posibilidad en medio de una de las negaciones de la posibilidad human a mas categ6ricas y demoniac as de nuestra historia reciente. Sin duda, sus esfuerzos van acompanados de to­das las fluctuaciones que la creatividad cultural entrana. Pero el glorioso imposible brill a en su visi6n, como tambien en la nuestra, invitandonos a crear algo nuevo en la fe y aver 10 que podria bro­tar de nuestros pequenos esfuerzos, murmurandonos la confirma­ci6n de 10 que las personas de todas las culturas han imaginado y esperado desde siempre.

Cristo y la cultura

El final de esta parte sobre la historia bfblica de la cultura parece ellugar adecuado para hacer una digresi6n sobre la obra acerca de la cultura que mas ha influido en la teologia del siglo XX: Christ and Culture, de H. Richard Niebuhr. Si ellector estaba esperando impaciente una referencia a Niebuhr y sus famosos «temas» 0 «ti­pos» de respuestas cristianas a la cultura, la espera ha terminado; si no era asi, puede preferir pasar rapidamente sobre las paginas que siguen 0 incluso omitirlas, puesto que resulta diffcil abordar el importante libro de Niebuhr sin un vocabulario tecnico. De hecho, he esperado hasta ahora para abordar directamente a Niebuhr, por­que creo que es importante que nuestro pensamiento y nuestra imaginaci6n hayan sido formados por una imagen vivida y con­creta de la cultura, asi como por la narraci6n de la Escritura, antes de ocuparnos del enfoque te6rico que Niebuhr da al tema.

La tipologia de Niebuhr ha estado presente en casi todas las conversaciones acerca de la cultura entre los cristianos interesados por la teologia desde que pronunci6 las «Alumni Foundation Lec­tures» en el seminario teo16gico presbiteriano de Austin en 1949. En un extremo de la escala de Niebuhr se encuentran quienes yen a Cristo contra la cultura y consideran que el deber cristiano es re-

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210 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

tirarse del mundo; en el otro extremo se encuentran quienes ven la cultura tan de acuerdo con Cristo que pueden hacer de el un Cristo de la cultura. Una versi6n mas moderada de la primera postura es ver a Cristo y la cultura en relaci6n parad6jica, es decir, recono­cer la corrupci6n de la cultura, pero seguir creyendo que la vida cristiana puede y debe ser vivida fielmente en ella. Una versi6n mas moderada de la segunda postura es creer que, aunque la cul­tura es buena en si misma, no puede llevarnos a Cristo, que esta por encima de la cultura. El quinto tipo de Niebuhr, Cristo trans­formando la cultura, se toma en serio la condici6n caida de la cul­tura, pero espera la «conversi6n» dentro de ella:

«Quienes dan [el quinto tipo de respuesta] piensan ... que la naturaleza humana esta cafda 0 pervertida, y que esa perver­sion no solo aparece en la cultura, sino que es transmitida por ella. De ahf que hay a que reconocer la oposicion entre Cristo y todas las instituciones y costumbres humanas. Sin embargo, la antftesis no lleva ni a la separacion cristiana del mundo, co­mo en el caso [del tipo Cristo contra la cultura] ni al mero aguante mientras se esta a la expectativa de una salvacion transhistorica, como en el caso [del tipo Cristo y la cultura en relaci6n parad6jica]. Se ve a Cristo como quien convierte al hombre en su cultura y su sociedad, pero no aparte de elIas, porque no hay naturaleza sin cultura, y no se puede convertir al hombre de su yo y de los fdolos a Dios, salvo dentro de la sociedad» 2•

Puede que Niebuhr se adelantara a su tiempo, 0 puede simple­mente haber sido excepcionalmente habil a la hora de pI as mar por escrito las ideas de su tiempo. La idea de que «no hay naturaleza sin cultura» -no podemos separar ambas, al menos en el caso de los seres humanos- se encuentra en el centro de todo el pensa­miento reciente acerca de la cultura, y en especial en el libro de Peter L. Berger y Thomas Luckmann, The Social Construction of

2. H. Richard NIEBUHR, Christ and Culture, HarperSanFrancisco, San Fran­cisco 2001 (la primera edici6n es de 1951), p. 45 (trad. cast.: Cristo y la cul­tum, Edicions 62, Barcelona).

CAPiTULO 11 - EL GLORIOSO IMPOSIBLE 211

Reality. Y esta idea es central tambien en la noci6n biblica de los seres humanos. Asociando esta idea con el enfoque de «Cristo transformando la cultura», Niebuhr puede estar haciendo tramp a al sugerir que los otros enfoques de Cristo y la cultura estaban ba­sados en una separaci6n imposible entre cultura y naturaleza hu­mana. A esta luz, el tema «Cristo contra la cultura» da una impre­si6n especialmente pobre. ~C6mo podria Cristo hacer algo por «el hombre» si no es en el contexto de la cultura? En este sentido, ~c6-mo podria Cristo estar «contra» la cultura?

Aunque Niebuhr no concluye Christ and Culture respaldando inequivocamente ninguno de los cinco temas, no cabe duda de que la mayoria de los lectores han terminado su encuentro con Niebuhr inclinandose por ellenguaje de la transformaci6n. Inicialmente, la llamada a «transformar la cultura» fue aceptada por los protestan­tes de la misma corriente que Niebuhr, pero se ha convertido tam­bien en consigna de cristianos mas conservadores. Mientras escri­bo, la busqueda en Google de la frase «transforming culture» pro­duce cuarenta y dos mil seiscientos resultados, y es probable que ese numero haya crecido cuando este libro sea publicado. H. Richard Niebuhr es indirectamente responsable de muchos de ellos. Y, dado que ellibro de Niebuhr ha ayudado a varias genera­ciones de cristianos de todas las denominaciones a reflexionar so­bre su inserci6n en la cultura que los rodea y su responsabilidad con respecto a ella, es innegable que ha contribuido enormemente a la creatividad cultural.

Pero podemos advertir varios aspectos en los que Niebuhr fue en gran medida producto de su tiempo; aspectos en los que su li­bro podria haber sido mas util y que hoy pueden facilmente deso­rientarnos. Comencemos por el titulo. Siguiendo una tendencia que era la quintaesencia de la modernidad, Niebuhr enmarc6 su li­bro con dos palabras sumamente abstractas: Cristo y cultura. ~ Que clase de libro habria escrito -y que clase de influencia habria tenido su libro- si Ie hubiera dado el titulo de Jesus y las culturas? Cristo es la traducci6n griega de una palabra hebrea; Jesus es el nombre de un judio que redefini6 radicalmente el significado de esa palabra hebrea ejerciendo su ministerio de sanaci6n, confron­taci6n, reconciliaci6n y sufrimiento. Cultura es una palabra am­plia y abstracta, pero el Jesus de Nazaret hist6rico y sus seguido-

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212 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

res y biografos del siglo I vivian muy conscientemente, no en la «cultura», sino en medio de much as «culturas».

Niebuhr era muy consciente de que su «Cristo» era un judio de carne y hueso del siglo I y de que su «cultura» era una abstraccion distante de las culturas concretas y de los bienes culturales. Pero estos matices son dificiles de percibir en frases monolfticas como «Cristo por encima de la cultura» y «Cristo y la cultura en relacion paradojica». Los temas de Niebuhr han sido introyectados en el pensamiento cristiano, induciendonos a dar por sentado que debe haber una respuesta correcta: que «Cristo» deberfa estar siempre «en contra» 0 «en relacion paradojica» 0 «transformando» la cul­tura donde quiera y como quiera que se exprese. En ellenguaje del capitulo 5, Niebuhr describe un abanico de posturas con respecto a la cultura en su conjunto. Pero cualquier cultura en su conjunto es un compuesto de infinidad de bienes culturales que pueden re­querir muy distintos gestos. Si hubiera descompuesto la cultura en sus objetos y bienes concretos, Niebuhr podrfa haber ayudado a los cristianos a estar mas atentos al hecho de que Jesus llamaba al arrepentimiento a los recaudadores de impuestos, al mismo tiem­po que honraba sus festines con su presencia; subvertia la justicia publica por una mujer sorprendida en adulterio, al mismo tiempo que calificaba su adulterio de pecado; reinterpretaba radicalmente las exigencias de la ley divina creadora de cultura, al mismo tiem­po que insistia tambien en que la ley no pasaria nunca.

Hay otra suti! tentacion en la manera que tiene Niebuhr de en­marcar su contribucion a la conversacion acerca del cristianismo y la cultura: la tentacion de reemplazar «Cristo» por «los cristia­nos». A medida que la tipologia de Niebuhr se iba abriendo cami­no en el vocabulario colectivo de varias generaciones sucesivas, los cristianos solfan ir pasando, de «Cristo transformando la cul­tura», a «los cristianos transformando la cultura». Resulta peligro­so conceptualizar a Jesus el Mesias que encontramos en el Nuevo Testamento convirtiendolo en un Cristo cosmico que encarna una postura hacia la cultura en su conjunto; pero al menos esto esta jus­tificado por la conviccion de los autores bfblicos de que, de algun modo, Jesus participaba de la vida de la Trinidad cosmica, me­diante la cual y por la cual fueron creadas todas las cosas. Pero pa­sar de la especulacion acerca de la postura que podrfa adoptar con

CAPITULO 11 - EL GLORIOSO IMPOSIBLE 213

respecto ala cultura Cristo, el Hijo eterno, ala postura que deberf­an adoptar los cristianos es dar por supuesto que nosotros podemos llegar a tener el punto de vista que tiene la Trinidad con respecto a nuestros pequenos esfuerzos culturales. Y este peligro en ninguna parte es mas claro que en la categorfa mas popular de Niebuhr -Cristo transformando la cultura-, que rapidamente se transmuta en la esperanza de «los cristianos transformando la cultura».

De hecho, aunque Niebuhr comienza su analisis del tema «Cristo transformando la cultura» con Agustin de Hipona, finaliza con el socialista cristiano ED. Maurice, figura casi olvidada hoy, pero que para Niebuhr ejemplificaba el compromiso con la trans­formacion cultural plenamente materializado. El socialismo era el resultado natural de la confianza moderna en nuestra capacidad de aspirar a transformar sociedades enteras y en el potencial humano de desempenar el papel redentor de Cristo en la sociedad: «El con­versionista, con su vision de la historia como el encuentro con Dios en Cristo en el momenta presente, no vive tanto a la expec­tativa del final del mundo de la creacion y la cultura, cuanto ha­ciendose consciente del poder del Senor de transformar todas las cosas elevandolas a el»3. Pero esta transmutacion hacia la expec­tativa de una transformacion gradual, y el enfasis en la historia hu­mana inmanente, llevaba y sigue llevando a la confusion entre 10 que Dios en Cristo puede estar haciendo en el gran campo de ac­cion de la cultura humana, por un lado, y 10 que los seguidores de Cristo pueden esperar de sus actividades culturales, por otro.

Hay una razon para que los cristianos modernos y postmoder­nos hayan gravitado hacia ellenguaje de la «transformacion». La cultura no es algo de 10 que Cristo pudiera simplemente sacarnos o estar tranquilamente por encima 0 total mente en contra. Esta tambien estrechamente ligada a los propositos originales de la creacion de la humanidad a imagen creativa de Dios. Y la trans­formaci6n parece ser tambien el mejor modo de describir la vision final del Apocalipsis de los bienes culturales llevados a la nueva Jerusalen, redimidos e incluidos en la ciudad eterna. Sea 10 que sea 10 que Dios tenga planeado para su creacion obstinada y desobe-

3. Ibid., p. 195.

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214 SEGUNDA PARTE - EVANGELIO

diente, la renovaci6n y la enmienda de la cultura sera una parte in­dispensable de la historia. Pero la unica convicci6n consecuente­mente cristiana es que la transformaci6n llega dentro de la histo­ria, y llegara al final de la historia como un don radical. Como ve­remos en la tercera parte, la tentaci6n de tomar las riendas, de apo­derarnos del papel de Dios como transformador de la cuItura, es un desatino.

Si hay un tema entretejido en todo el testimonio bfblico sobre la cuItura, es esta idea de que la cultura, en sus mejores formas, es un don de Dios. Desde las pieles de Genesis 4 hasta la cena en el Cenaculo, la cultura encuentra su verdadero potencial cuando Dios la bendice con su presencia y la ofrece en forma transforma­da como un don que vuelve a la humanidad. Y desde las hojas de higuera hasta la torre de Babel y la cruz, la cultura incurre en 10 peor cuando los seres humanos adoptan el papel de estrategas cul­turales, intentando valerse por sf mismos prescindiendo de Dios. Esto no significa que los seres humanos no participen de manera esencial en la transformaci6n de la cuItura, sino que, cuando la transformaci6n tiene lugar para bien, el merito es del Creador. Pe­ro merito es una palabra demasiado inexpresiva para la culmina­ci6n de la historia cultural, maravillosa y terrible. El evangelio es el glorioso imposible, porque mientras Dios prosiga, complete y consume su actividad creadora en medio de la cultura, la unica pa­labra adecuada para esa nueva creaci6n es gloria.

Y puede que esta sea la otra limitaci6n de la interpretaci6n de la transformaci6n, sutilmente mundana1, que hace Niebuhr, atem­perada por su realismo acerca de la fragilidad de los esfuerzos hu­manos. Cua1quier lector atento de Niebuhr, al llegar a1 final de Christ and Culture entendera justamente 10 precaria que es nues­tra actividad cultural, 10 sometida que esta a la distorsi6n y 1a de­cepci6n. Pero puede que Christ and Culture no haga justicia a 10 mejor de la cultura 0, 10 que es 10 mismo, ala cultura en las ma­nos de Cristo, a1 puro deleite y gozo que se siente cuando Jesus to­rna la materia mas basica del mundo, la parte, la bendice y nos la ofrece de nuevo hecha perfecta y nueva. Nosotros podemos sabo­rear este tipo de gozo en las bodas, y tambien en los funera1es. Yo 10 he gustado en una aldea de la India, en forma de un coco recien abierto que me era ofrecido por una nina de diez anos que ante-

CAPITULO 11 - EL GLORIOSO IMPOSIBLE 215

riormente habfa sido esclava; 10 he saboreado en forma de una co­mida de cuatro platos servida por un anfitri6n generoso, mientras contemplabamos e1 oceano Pacifico en el sur de California. A ve­ces el gusto es fugaz y unicamente deja mas hambriento; otras ve­ces es tan fuerte que no nos permite saborear nada que sea menos sabroso. S6lo cuando la cultura nos proporciona esta clase de go­zo, somos transformados totalmente; y cuando uno se ve transfor­mado de este modo, en cumplimiento de la historia comp1eta de comienzo a fin, es verdaderamente Cristo quien merece la gloria, el honor y la alabanza.

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TERCERA PARTE

VOCACION

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CAPITULO 12

Por que no podemos cambiar el mundo

Hace unos alios, mi amigo Nate Barksdale me animo a hacer un sencillo experimento. Pedimos a Hollis, el buscador de la biblio­teca de la Universidad de Harvard, todos los libros cuyo titulo in­cluyese las frases «cambio del mundo», «cambiar el mundo» 0

«cambio el mundo». De los doscientos diecis6is resultados obte­nidos en el invierno de 2004 (solo una pequelia parte de los mil seiscientos setenta resultados que Amazon.com ofrecfa en aquel momento), setenta y cinco habian sido publicados en los cuatro alios transcurridos des de el ano 2000, es decir, mas de un tercio. Vnos ejemplos: The Riddle of the Compass: The Invention That Changed the World [EI enigma de la brujula: el invento que cam­bio el mundoJ; Mauve: How One Man Invented a Color That Changed the World [EI malva: como un hombre invento el color que cambio el mundoJ; 100 Bible Verses That Changed the World [Cien versiculos bfblicos que cambiaron el mundoJ.

Otros ciento uno -casi la mitad del total- fueron publicados en los noventa: Five Equations That Changed the World [Cinco ecua­ciones que cambiaron el mundoJ; Five Speeches That Changed the World [Cinco discursos que cambiaron el mundoJ; Thirteen Crea­tive Men Who Changed the World [Trece hombre creativos que cambiaron el mundoJ; Twelve Lesbians Who Changed the World [Doce lesbianas que cambiaron el mundo]. E, inyectando una no­ta de realismo, Patent Nonsense: A Catalogue of Inventions That Failed to Change the World [Un absurdo evidente: catalogo de los inventos que no han logrado cambiar el mundoJ).

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220 TERCERA PARTE - VOCACION

Dieciocho de estos libros fueron publicados en los ochenta, cua­tro en los setenta, ocho en los sesenta, y cuatro en los cincuenta. Un total de seis fueron public ados en la primera mitad del siglo XX.

Del millon y medio de titulos que se encuentran en Harvard y que fueron publicados antes de 1900, l,cwintos incluyen una refe­rencia a cambiar el mundo?

Cero. El lector no quemi saber cwintos resultados se obtuvieron en

Internet con el buscador Google a mediados de 2007. De acuerdo, sf quiere saberlo, se 10 dinS: ocho mill ones sete­

cientos setenta mil. (Me siento obligado a hacer una observacion: se obtienen resul­

tados muy distintos con el buscador Google cuando se buscan fra­ses con y sin comillas l

• Buscando simplemente «cambio del mun­do» sin cornillas, en Google, se produce el prodigioso resultado de ochocientos setenta millones, porque cambio y mundo son palabras muy comunes, y Google incluye cualquier pagina que contenga una u otra. Analogamente, buscar «Andy Crouch» sin cornillas produce un millon ochocientos mil resultados, mientras que buscar mi nom­bre con cornillas produce muchos menos. De manera que la proxi­ma vez que un periodista informe de que ha obtenido nueve rnillo­nes y medio de resultados para una frase aparentemente oscura, hay que tratar de buscar con comillas. El mundo puede no estar cam­biando tan rapidamente como se quiere que pensemos).

Los modernos podemos, ciertamente, ser acusados de falta de confianza en nosotros mismos. La multiplicacion de libros acerca de «cambiar el mundo» encaja con la imagen que tenemos de no­sotros: somos transformadores del mundo. En esta frase hay una verdad literal indiscutible. Impulsada por el enorme desarrollo de la tecnologia en el siglo XX, la humanidad ha multiplicado nues­tro efecto sobre el mundo natural, desde 10 mas profundo de los oceanos hasta la mas enrarecida atmosfera exterior, con resultados

I. Despues de escribir este capitulo, el fen6meno de las cifras de las busque­das en Google que cortan el aliento fue debidamente puesto en su lugar por David POGUE, «Disproving Search Results»: New York Times (4 de diciem­bre de 2007), < http://pogue.blogs.nytimes .com/2007112/4/disproving -search -results!>.

CAPiTULO 12 - POR QUE NO PODEMOS CAMBIAR EL MUNDO 221 --globales mensurables. Seis mil mill ones de seres humanos, cuya masa total es menos de un milbillonesimo por ciento de la mas a de la tierra, cuyas obras, incluso hoy, son invisibles des de el espacio (excepto de noche, cuando nuestras ciudades irradian luz hacia el cielo), estan cambiando su unico mundo de manera extraordinaria no enteramente predecible y posiblemente irreversible. '

Y somos transformadores del mundo porque somos creadores de cultura. Como ya hemos visto, hacer algo con el mundo es la esencia misma de 10 que estamos destinados a ser y hacer. Para los cristianos no se trata meramente de una observacion empiric a acerca de la realidad, sino de una oportunidad y una obligacion en­raizadas en nuestra relacion con el Creador del mundo.

Puede que no resulte sorprendente, por tanto, que los cristia­nos hay amos adoptado entusiasticamente el lenguaje del «cambio del mundo». El ministerio de una importante universidad define su mision como producir «transformadores del mundo». Una confe­rencia reciente de pastores cristianos repartio ejemplares de un li­bro -una guia secular relativa a nuestra responsabilidad para con el medio ambiente- titulado Worldchanging.

Pero cuanto mas atentamente escuchas a las personas que es­tudian los mecanismos de la cultura -sociologos y antropologos, junto con sus parientes pobres, los periodistas-, tantas mas dudas te entran de poder cambiar el mundo en 10 mas minimo. Un tema importante de la sociologia contemporanea, profundamente influi­da por especialistas como Peter L. Berger, no es como podemos cambiar el mundo, sino como el mundo (incluido el mundo de la cultura) nos cambia, nos modela e incluso nos determina por com­pleto. Cuando estaba presentando por primera vez algunas de las ideas que forman el nucleo de este libro, una sociologa me hizo una observacion muy perspicaz: «Me preocupa que cuando usted habla de ser "creadores de cultura", otorgue a los individuos una gran influencia». Traducido dellenguaje tecnico de su ambito, me preguntaba si somos tan libres para crear cultura como suponemos o si, de hecho, somos libres para modelar la cultura en 10 mas mi­nimo. Toda su formaci on la habia preparado para ser exquisita­mente sensible al modo en que la cultura limita y determina nues­tras opciones y a sospechar de cualquier sugerencia de que seamos agentes culturales libres.

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De hecho, la gran ironia de la obsesi6n de la comunidad cris­tiana norteamericana por hacernos transformadores del mundo, como han documentado personas ajenas a ella, como Alan Wolfe, y personas insertas en ella, como Ron Sider2

, es que hasta el mo­mento, por 10 general, somos cambiados mucho mas de 10 que cambiamos. El aumento del interes por la transformaci6n cultural ha venido acompanado del aumento de una transformaci6n cultu­ral de otro tipo: la transformaci6n de la Iglesia en imagen de la cultura.

Nos vemos confrontados, pues, con una paradoja. La cultura -hacer algo con el mundo moviendo los horizontes de posibilidad e imposibilidad- es 10 que los seres humanos hacemos y estamos des­tinados a hacer. Una cultura transformada es el coraz6n de la rnisi6n que Dios nos encornienda en el mundo, y es la vocaci6n del pueblo de Dios redimido. Pero cambiar el mundo es algo que no podemos hacer. Y resulta que aceptar esta realidad parad6jica es el centro rnis­mo de 10 que significa ser un creador de cultura cristiano.

Definicion de «cambiar el mundo»

Despues de todo, l,que significa «cambiar el mundo»? Como mu­chos grandes es16ganes, merece la pen a entrar en detalle. Cuando decimos «cambiar el mundo», 10 que general mente queremos de­cir es «cambiar la cultura», cambiar los horizontes de posibilidad e imposibilidad que sirven como el «mundo» en su pleno sentido biblico. Puede que a veces utilicemos la expresi6n para represar el rio Yang-tse, irrigar el sudoeste de los Estados Unidos 0 excavar el

2. Alan WOLFE, The Transformation of American Religion: How We Actually Live Our Faith, Free Press, New York 2003; Ronald J. SIDER, The Scandal of the Evangelical Conscience: Why Are Christians Living Just Like the Rest of the World?, Baker, Grand Rapids 2005. Tengase en cuenta, no obstante que Sider ha sido critic ado por refundir a los evangelicos meramente d~ nombre con los que estan de verdad profundamente implicados en sus co­munida?es eclesiales. Este ultimo grupo parece mostrar diferencias reales, susta~cJales y duraderas con l~ cultura norteamericana general, mientras que el pnmero, como lamenta SIder, no. Vease John G. STACKHOUSE, "What Scandal? Whose Conscience?»: Books & Culture 13/4 (2007), pp. 20ss.

CAPITULO 12 - POR QUE NO PODEMOS CAMBIAR EL MUNDO 223

Canal de Suez; cambios del mundo natural a gran escala impulsa­dos culturalmente. Pero casi siempre reconocemos que para los seres humanos «el mundo» es tan cultural como natural. Y, como hemos visto, el unico modo en que las culturas cambian verdade­ramente es mediante la introducci6n de nuevos bienes culturales. La brujula, la ecuaci6n 0 el color malva; el cambio del mundo concluye siempre en algo concreto y especffico. Incluso «las do­ce lesbianas que cambiaron el mundo» [Twelve Lesbians Who Changed the World] 10 hicieron ofreciendo a este algun bien cul­tural especifico.

De manera que el cambio del mundo comienza con un bien cultural; pero para elevarse al nivel de «cambiar el mundo», ese bien debe ser aceptado por un publico increiblemente amplio. Si algo fuera a «cambiar el mundo» literalmente, tendria que ser adoptado por todas y cada una de los mas de seis mil millones de personas del planeta y sus descendientes, y configurar sus hori-' zontes de posibilidad. Lo que nos lleva a la decepcionante obser­vaci6n de que ni un solo objeto cultural humano ha cambiado el mundo a esa escala: ni la brujula ni ninguna otra aplicaci6n del magnetismo; ni el discurso de Gettysburg del presidente Lincoln ni ningun otro texto en lengua inglesa; ni la teoria general de la re­latividad de Einstein ni ningun otro conjunto de f6rmulas mate­maticas. Ni siquiera el color malva ha cambiado el mundo en ese sentido.

Sin embargo, como la cultura tiene tan gran amplitud para los seres humanos, como es una realidad tan profundamente creadora de mundo, hay otro sentido en el que, para cualquier ser humano en un entorno cultural particular, 10 unico que hace falta para cambiar su mundo -para cambiar sus horizontes de posibilidad e imposibilidad- es cambiar la cultura que Ie rodea. Segun mi expe­riencia personal del mundo, poco importa, sorprendentemente, que China este represando el rio Yang-tse mediante el proyecto de obra publica mayor de la historia humana; pero importa mucho que haya puentes sobre el rio Delaware. Y esto es 10 que normal­mente queremos decir de manera implicita cuando hablamos en li­neas generales de cambiar el mundo: nos referimos a bienes cul­turales que han cambiado nuestro mundo, que han configurado los horizontes de un subconjunto pequeno pero no insignificante de la

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humanidad que resulta que nos inc1uye a nosotros. «Cambiar el mundo» se convierte en una abreviatura de «cambiar la cultura de un tiempo y un lugar concretos». Y una vez que nos situamos en esa escala, podemos enumerar infinidad de ejemplos de bienes culturales que, para un determinado grupo de personas en un de­terminado momento, han cambiado, sin duda, su mundo.

Sin embargo, aquf nos encontramos con un problema sutil y serio. Una cos a es echar la vista atras y ver c6mo el sistema de au­topistas interestatales, EI manifiesto comunista de Marx y Engels e incluso (posiblemente) el color malva «cambiaron el mundo», que es esencialmente 10 que hac en los historiadores, es decir, na­rrar el cambio cultural a traves de la historia de bienes concretos y de las personas que los hicieron; pero i,es posible mirar alrededor y, 10 que es mis, mirar hacia adelante y predecir que bienes cul­turales tendran un efecto que cambianl el mundo? Lo mas proba­ble es que en su momento el color malva se hiciera mas popular, que alguna persona estuviera promoviendo activamente una pale­ta de colores diferente, quiza utilizando el fucsia, el violeta claro o el anaranjado. De haber estado alIi en aquel momento, i,Podrfa­mos haber predicho de manera fiable que color iba a mover los ho­rizontes culturales?

A decir verdad, gracias a la comercializaci6n generalizada de la cultura, tenemos muy buena percepci6n de la posibilidad de hacer esas predicciones, porque son precisamente el tipo de predicciones que los inversores financieros deb en hacer constantemente. Invertir es basicamente un modo de apostar por los bienes culturales cuya importancia respecto del cambio de mundo crecera, segun la medi­ci6n (por imperfecta que sea) de la ganancia econ6mica de sus pro­ductores. Supongamos que queremos invertir provechosamente en un ambito novedoso de cambio cultural: la industria de las comuni­caciones inalambricas, por ejemplo. Hacemos una lista de todas las empresas que operan en ese terreno, llenamos una hoja de calculo con sus tasas de crecimiento, margenes de ganancia y cotizaciones en bolsa, y nos disponemos a tomar una decisi6n de inversi6n. Nuestra inversi6n sera esencialmente una predicci6n de que bienes culturales tendran mayor exito. i,Hasta que punto acertaremos?

Sorprendentemente, la respuesta es que la mayor parte de la gente casi siempre hace mas predicciones equivocadas que acerta-

CAPITULO 12 - POR QUE NO PODEMOS CAMBIAR EL MUNDO 225

das. Hay un mont6n de literatura que ha mostrado que los fondos de inversi6n mutua mas activamente gestionados3 -infinidad de apuestas sobre tendencias culturales gesti~~adas po: analistas muy bien remunerados y con una gran formacIOn- funcIOnan peor que si sus gestores se hubieran limitado a invertir a ciegas e~ dinero proporcionalmente en cada compafiia en el mer~a~o. Los mvers~­res individuales, que no tienen acceso a nada SImIlar a esa cantI­dad de informaci6n, formaci6n y analisis que sf poseen los profe­sionales de la industria, 10 hacen aun peor. Uno de los inversores de mayor exito del siglo XX fue Peter Lynch, que puso su instin­to al servicio de los inversores en el fonda Fidelity's Magellan, que produjo una ganancia de un veintinueve por ciento durante trece afios. Sin embargo, muchos inversores individuales del fonda de Lynch perdieron dinero por su incapacidad de ma~ejar sus inver­siones, al meter y sacar su dinero del fondo precisamente en los momentos menos oportunos.

Profusi6n de frases comunes arrojan luz desde varios angulos sobre la humilde verdad de 10 poco que sabemos acerca de 10 que sucedera. «El funcionamiento pasado no es garantfa alguna de los resultados futuros»; este descargo de responsabilidad, 0 algo simi­lar, es un requerimiento del gobiemo federal para proteger a los in­versores de hacer presunciones faciles. Por des gracia, pese a 10 fre­cuente de la advertencia, los inversores parecen ignorarla. Nuestra incapacidad para anticipar con exactitud la direcci6n del cambio cultural es una de las realidades de la existencia humana que se yen confirmadas - y tambien ignoradas- mas frecuentemente.

Predisposicion hacia el superviviente

Un modo mas sutil e insidioso de verse desorientado por el fun­cionamiento del pasado es ser victima de la «predisposici6n hacia el superviviente». Si no tenemos cuidado, nuestra lista de empre-

3. Bien resumido en John C. BOGLE, Bogle on Mutual Funds: New Perspect~­ves for the Intelligent In~estor, Irwin, Burr Ridge, Ill:, 1994. Aunque este 11-bro esta anticuado en Clertos aspectos, sus conciuslOnes fundamentales se han visto confirmadas en los ultimos ailos.

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sas de comunicacion inalambrica que podrian supuestamente cam­biar el mundo exc1uira un grupo de suma importancia: las empre­sas que ya no existen por haber fracas ado y haber cerrado el ne­gocio. Pero ignorar a estas compafHas fracasadas y centrarse uni­camente en las supervivientes nos dara una idea exagerada de 10 prometedora que puede ser nuestra inversion.

Resulta sorprendente la cantidad de anaIisis cultural de toda c1ase que se ve contaminado por la predisposicion hacia el super­viviente; olvidamos con mucha frecuencia mencionar que, al mis­mo tiempo que el malva estaba teniendo un exito rapido y grande, el violeta palido y el anaranjado estaban vegetando en el monton de ceniza de la historia. La mayor parte de nosotros, a no ser que seamos historiadores muy cuidadosos, formamos nuestra impre­sion del pas ado por los libros que se siguen reimprimiendo y la musica que se sigue interpretando, olvidando que, aunque algunos bienes culturales (Los mise rabies de Victor Hugo, por ejemplo) fueron «bestsellers» en su momenta y 10 siguen siendo hoy, mu­chos otros que estuvieron en boca de to do el mundo en su mo­mento estan hoy total mente olvidados, yen parte de 10 que ahora consideramos c1asicos apenas se reparo en su epoca (como las obras de J.S. Bach, que languidecieron hasta que abogo por ell as Mendelssohn ochenta afios despues de la muerte de Bach).

«La historia la escriben los vencedores» alude a otra forma de predisposicion hacia el superviviente: los supervivientes escriben la historia de como cambia la cultura. Pero hasta la llegada de for­mas de historia que tratan de recuperar la experiencia de los po­bres, los esc1avos, las mujeres y los nifios, era verdad que se es­cribe la historia de los vencedores culturales, no precisamente de los victoriosos en el campo de batalla 0 en el mercado, sino de las personas y los bienes culturales 10 bastante destacados e influyen­tes como para que se reparase en ellos inc1uso como perdedores. Mientras los norteamericanos recuerden la Guerra Civil, recorda­ran no solo al general William Tecumseh Sherman, sino tambien al general Robert E. Lee, aunque el ejercito de Lee fue vencido; pero es mucho menos probable que recuerden a los tenientes de ambos bandos que se consideraba que tenian grandes oportunida­des de alcanzar el generalato, pero no 10 lograron.

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La historia y los historiadores hacen mas facil nuestra vida preseleccionando los bienes culturales que cambian el mundo y que resultan mas sobresalientes por la mer~ fuerz~ del transcurso del tiempo. Estudiamos y recordamos las mvenClOnes, las ecu~­ciones y los colores que cambiaron el mundo. Pero podemos OlVI­dar facilmente que la invencion, la ecuacion y el color que preva­lecerfan era una cuestion enteramente abierta. Y podemos enga­fiamos facilmente pensando que cambiar el mundo es mucho mas facil de 10 que en realidad resulta ser.

Consideremos el negocio cinematografico. No hay duda de que Hollywood es una las fuerzas configuradoras de cultura m,as poderosas del planeta, en competicion con la Coca-Cola y el cns­tianismo porque sus bienes culturales llegan a todas partes (aun­que, co~o la Coca-Cola y la Iglesia, Hollywood dista ~ucho de estar en condiciones de «cambiar el mundo» en el sentido fuerte descrito anteriormente). Sin embargo, puede que el aforismo mas famoso de Hollywood proceda del guionista William Goldman al describir como produce esta enorme industria cultural sus grandes exitos que cambian el mundo: «Nadie sabe nada». Despues de mo­vilizar innumerables grupos de debate, disponer de presupuestos de marketing del orden de decenas 0 cientos de millones de do!a­res evaluar el interes del publico y las posibilidades de beneficios y de exito de los protagonistas y de la trama de la ~i~toria, nadie en Hollywood puede aducir con ningun viso de fiabIhdad que sa­be que una peHcula compensara la inversion que se hace en ella.

Pensemos en la peHcula Mi gran boda griega, producida con un total de cinco millones de dolares. Para sorpresa de todos los implicados, la pelfcula recaud6 doscientos cuarenta y un millones de d6lares en los Estados Unidos, convirtiendose en uno de los grandes exitos populares de la historia de Hollywood. Echando la vista atras, vemos que esta peHcula no solo tenIa una tr~ma atrac­tiva -por no decir que conforme con el estandar estab~ecIdo- y una actriz joven encantadora, sino que estaba producida. por. Tom Hanks -uno de los lfderes de Hollywood- y su esposa RIta WIlson, pareja poderosa en Hollywo,od donde las ~alla. Con Hanks y Wilson detras, la peHcula tema unas oportumdades que pocas pe­Hculas independientes podian esperar. (,Acaso puede dudarse de

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que su exito estaba asegurado desde el momento en que Hanks y Wilson se incorporaron a ella?

Pues sl, dado que, entre otras producciones de Hanks, se cuen­tan Bienvenido al hormiguero, producida en 2006 con cincuenta millones de dolares y que recaudo veintiocho en los Estados Unidos; Connie y Carla (protagonizada por la actriz Nia Vardalos, de Mi gran boda griega), producida en 2004 con un coste de vein­tisiete millones de dolares y que recaudo ocho mill ones en los Estados Unidos; y otra pelfcula que tuvo algo mas de exito, Polar Express, que costa ciento sesenta y cinco mill ones y se las arreglo para recaudar ciento sesenta y dos en la taquilla estadounidense, y probablemente obtuvo beneficios con los resultados de los demas paises. lncluso cuando Hanks y Wilson trataron de capitalizar el exito de Mi gran boda griega creando una serie de television titu­lada Mi gran vida griega, no se emitieron mas que siete episodios antes de cancelarla sin mas.

«Nadie sabe nada». Y esto es verdad en una industria que dis­pone de claros e implacables metodos para medir el exito cultural y grandes incentivos economicos para motivar a los participantes clave para que triunfen en su produccion cultural. Si todo esto pue­de decirse de Hollywood, l,como esperar que otros terrenos mas oscuros de la actividad cultural, desde la politic a hasta la poesla, sean mas faciles de entender? La verdad es que la cultura, preci­samente por su dimension mundial, es sencillamente demasiado compleja para que nadie pueda controlarla 0 predecir nada. Y esta verdad es de 10 mas cruel para quienes tienen un momentaneo exi­to cultural: los «supervivientes» hacia los cuales el sistema tiene una predisposicion. En cualquier momento cultural dado y en cualquier terreno cultural, hay un pufiado de personas que han de­mostrado una gran aptitud en cuanto a anticipar el cambio cultu­ral: gestores de fondos fabulosamente ricos, periodistas profeticos y especialistas en moda, asi como polfticos con buenas cifras en los sondeos, y pastores con capacidad de protagonismo. Claro es­ta que los hay, del mismo modo que en cualquier grupo hay al­guien que es mas alto, 10 cual no significa que haya sido especial­mente diligente haciendo ejercicios de estiramiento, sino, simple­mente, que alguien tiene que sobresalir. Pero a diferencia de la al­tura, que no cambia mucho despues de alcanzar la edad adulta, la

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cultura esta en cambio constante en todos los aspectos, gran des y pequefios. El funcionamiento del pas ado no garantiza los resulta­dos del futuro, y al escrutar el futuro merece siempre la pena su­surrarse que nadie sabe nada. 0, para variar, murmurarse las pala­bras atribuidas a Mark Twain, Niels Bohr y Yogi Berra: «Es dificil hacer predicciones, en especial acerca del futuro».

Un circulo de tierra por rozamiento

Seguro que la mayorfa de los lectores estaran haciendo vigo­rosas objeciones en este terreno. l,Acaso periodistas como Mal­colm Gladwell, en su fascinante libro The Tipping Point: How Little Things Can Make a Big Difference\ no han mostrado exac­tamente como cambia la cultura? Segun dice Gladwell, mediante la interrelacion de personas bien con ectad as (<<especialistas en mo­da», «personas con amplios circulos sociales», «promotores de ventas» ... ) que movilizan redes para transmitir «ideas culturales» de la misma forma que se extiende un virus en una epidemia. l,Esta la influencia cultural de Madonna 0 de Bono 0, a menor escala, de alguien como el propio Gladwell, distribuida tan al azar como la altura 0 el color del cabello? l,No tiene su evidente talento algo que ver con su capacidad de cambiar la cultura? l, Y que hay de su re­levancia cultural?; l,no podemos predecir que la proxima causa que Bono adopte tendra mas probabilidades de tener exito por es­tar Bono implicado en ella? Por decirlo en terminos comerciales puros y duros: l,financiaria ellector el proximo album de U2 0 el de un grupo debutante que se reune en un garaje calle abajo?

La primera clave para responder a estas preguntas consiste en invocar una de las distinciones favoritas de los filosofos: la dife­rencia entre condiciones necesarias y suficientes. Si el lector es­pera hacer de «Hush Puppies» una marca de zapatos rentable y de moda (uno de los ejemplos utilizados en ellibro de Gladwell), los factores que Gladwell describe son verdaderamente necesarios.

4. Malcolm GLADWELL, The Tipping Point: How Little Things Can Make a Big Difference, Little, Brown & Company, Boston 2000.

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Sus zapatos necesitanln estar en los pies de jovenes urbanos bien conectados e influyentes; los especialistas en moda tendnln que decir a sus amigos que los compren; sus zapateros y su departa­mento de marketing, su sistema de distribucion y su sistema con­table tendnln que ser robustos, «ampliables», como suele decirse. En otras palabras, su organizacion necesitara talento. Y si 10 que el lector tiene es una marca establecida en el mercado, es mas pro­bable que pueda introducir con exito una nueva linea de zapatos que conquiste el corazon y la cartera de los consumidores. Todas estas son condiciones necesarias para el exito cultural.

Pero no son suficientes. El lector puede cumplir todas y cada una de las condiciones necesarias -de hecho, debe hacerlo, porque eso es 10 que significa necesarias- y seguir sin lograr vender bas­tantes zapatos, por no hablar de «cambiar el mundo del zapato». Porque al mismo tiempo que esta cumpliendo afanosamente todas las condiciones necesarias de la influencia cultural, sus competi­dores estan haciendo eso mismo. E incluso, aunque consiga el za­pato mas vendido del ano, ella se convierte en resultados del pa­sado, y ya conoce el resto. El ano 2007, Amazon.com introdujo un elemento en el que se pedia a los clientes que valoraran hasta que punto estaba a la moda un par de zapatos comparado con otros de estilo similar. Dnos zuecos de «Hush Puppies» de aspecto perfec­tamente decente fueron situados en el puesto quince de veintiseis, muy por detras de las propuestas de otros dos fabricantes, Simple y Skechers, que estaban empezando a darse a conocer al publico en general cuando Gladwell publico su libro en 2002.

De manera que (,cuaIes son esas importantisimas condiciones suficientes de la influencia cultural? La pura verdad es que, a es­cala 10 bastante grande, no hay condiciones suficientes del cam­bio cultural. No hay modo de asegurar el exito cultural, no hay manera de asegurar que un bien cultural dado configurara los ho­rizontes como su creador espera.

Esto conduce a la segunda idea clave. Nuestra capacidad de cambiar la cultura -0, si se prefiere, de «cambiar el mundo»- es cuestion de escala. A escala 10 bastante pequena, casi todas las personas tienen poder para cambiar el mundo. Hace unos anos, mi padre colgo un columpio de la rama de un arbol para que 10 utili-

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zaran nuestros hijos, Timothy y Amy. Ese columpio se ha conver­tido en una de las imagenes de su infancia, y han pas ado innume­rabIes horas columpiandose tranquilamente, rozando con los pies el cesped en cada oscilacion. No es sorprendente que ya no quede cesped debajo del columpio, sino tan solo un compacto circulo de tierra que marca el alcance de sus pies, cada vez mayor. El co­lumpio es cultura, y tambien 10 es el circulo de tierra: un cambio en el mundo. A esta escala, todo ser humano, excepto los muy pe­quenos, los muy ancianos 0 los muy enfermos, «cambia el mun­do» diariamente.

A la escala relativamente pequena de la vida de mi familia, hay much as maneras en las que yo puedo configurar en profundidad nuestro mundo compartido: fijar la hora de acostarse y de levan­tarse, decidir adonde iremos de vacaciones, elegir nuestra cena, comprar (0, en nuestro caso, no comprar) un televisor, escoger y emplear los apodos nuestros que solo nosotros cuatro conoce­mos ... Dentro de las paredes de nuestra casa, nosotros cuatro tene­mos un poder real de configurar la cultura muy real y que solo no­sotros compartimos.

Pero cuando pasamos a escalas culturales mayores, enseguida dejamos atras nuestra capacidad de cambiar gran parte del mundo cultural en que nos encontramos. Incluso antes de dejar mi pro­piedad, con mi minima capacidad de controlar el mundo natural y cultural de la misma, dependo del cultivo y la creatividad de innu­merables personas .que nos proporcionan electricidad, agua y se­guridad (por no mencionar un servicio de Internet rapido) e influ­yen en la seguridad 0 el peligro del mismisimo aire que respiro a traves de sus decisiones acerca de como operar las centrales elec­tricas y las fabric as que estan muy cerca de mi 0 al otro lado del planeta. Si quiero trasladarme a la ciudad, consulto el horario de trenes que otras personas han hecho, 0 conduzco par carreteras que otras personas han planificado. Mi capacidad para efectuar pe­quenos cambios en mi mundo local se ve empequenecida par mi dependencia de los cambios que otras personas hacen a escalas culturales mayores.

Muy bien -podra decir ellector-; pero hay personas que tie­nen poder para hacer esos cambios. Alguien ha planificado la ca-

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rretera, ha hecho el horario y se ocupa de la electricidad; luego al­guien tiene poder para «cambiar el mundo». Es verdad, pero su poder esta tajantemente circunscrito. Preguntese a cualquier inge­niero de caminos, planificador del transito urbano 0 ejecutivo de un servicio publico cuanto poder tiene para «cambiar el mundo» en que se encuentra, y se descubrira enseguida que hay much os cambios que eHos creen que deben hacerse, pero no pueden efec­tuarlos, ni siquiera en su propio ambito de especializaci6n y auto­ridad cultural. Y cuando dejan su puesto -la escala de actividad cultural en que poseen algun poder real-, estan sometidos a las mismas dependencias que yo.

l,Podemos, pues, cambiar el mundo? Si y no. A pequena esca­la, si, claro esta que podemos. Pero el mundo es 10 bastante com­plejo, por no decir que esta 10 bastante quebrantado, como para que la pequena escala de nuestra capacidad cultural nunca sea su­ficiente. Y esto sigue siendo verdad por mucho poder que acumu­lemos; verdad para el gerente de la compania telef6nica, al igual que es verdad para la persona que repara las lineas; verdad para el general del ejercito, al igual que es verdad para el soldado raso. A cualquier escala en que tengamos capacidad de suscitar cambio, descubrimos que, por millones de razones, el poder de suscitar el cambio que realmente pretendemos esta fuera de nuestro a1cance. l, C6mo explicar, si no, que la naci6n presuntamente mas podero­sa del planeta, dirigida por una persona que ostenta el que ha si­do Hamado «puesto mas poderoso del mundo», no logre suscitar una transformaci6n cultural en un pais relativamente pequeno de Oriente Medio, a pesar de desplegar sobrecogedores medios de fuerza?

Esto no deberia inspirarnos confianza. El historial de los es­fuerzos humanos por cambiar el mundo es ambivalente, por decir-10 suavemente, por muchos libros que recojan el intento. Y cuanto mayor sea la escala de cambio que pretendamos, tanto mas ambi­valente sera ese historial. A la escala mayor posible -los cambios en el mundo que mas profundamente deseamos-, el historial es verdaderamente sombrfo, y a veces nuestros mayores esfuerzos no parecen mucho mas impresionantes que los de unos ninos hacien­do un cfrculo de tierra a base de rozar el cesped con sus pies.

CAPiTULO 12 - POR QUE NO PODEMOS CAMBIAR EL MUNDO 233

EI poder de los bienes culturales

Para complicar mas nuestras esperanzas de cambiar el mundo me­rece la pen a recordar que el poder de hacerlo reside mucho mas en los propios bienes culturales que en las personas que los han creado. Porque la naturaleza misma de los bienes culturales es ir mas aHa del a1cance de sus creadores. Dichos bienes dejan el cfrculo de nuestra influencia y son aceptados por el gran publico, y con mucha frecuencia las consecuencias de esa adopci6n no pue­den preverse. A decir verdad, muchos de los bienes culturales mas influyentes tienen exito precisamente porque tienen efectos en los horizontes de 10 posible y 10 imposible que sus creadores s610 ima­ginaron muy vagamente. El telefono, el iPod, el sistema de auto­pistas interestatales y la bomba at6mica han tenido un impacto con tremendas consecuencias en la his tori a human a, aunque ninguna de esas cosas ha permanecido -ni podria haberlo hecho- total­mente bajo el control de sus creadores.

En realidad, a 10 largo del tiempo, las consecuencias imp revis­tas de un bien cultural determinado desbordan casi siempre en magnitud las consecuencias previstas, dado que las personas pro­siguen el proceso de creaci6n de cultura, produciendo nueva cul­tura en respuesta al cambio en los horizontes. El sistema de auto­pistas no fue disenado para aniquilar el centro de las ciudades ni para acelerar el crecimiento de los restaurantes de comida rapida; pero esos han sido dos de sus mas poderosos efectos. El telefono no fue disenado para incrementar la movilidad geografica hacien­do posible irse lejos de casa y seguir conectado con la familia y los amigos; pero esa puede ser su contribuci6n mas importante, para bien y para mal, a la vida norteamericana. Estas consecuencias no previstas van creciendo con el paso del tiempo, aumentando en importancia e impredecibilidad a medida que nos alejamos de la creaci6n original.

La ley de las consecuencias imprevistas es aplicable en mayor medida aun a la alta tecnologia, como Internet, un bien cultural cu­ya cualidad principal es su indeterminaci6n. Internet esta disena­do para ser utilizado casi para cualquier cos a para la que uno quie­ra usarlo y para eludir la mayoria de las restricciones a su uso. Puede ser el bien cultural mas flexible e impredecible desde la in-

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venci6n de la electricidad, 10 que significa tambien que sus conse­cuencias son sumamente diffciles de anticipar. Una de sus prime­ras grandes consecuencias imprevistas, que sigue teniendo lugar mientras escribo este libro, ha sido la enorme perdida de fuerza de la industria musical del siglo XX y el aumento de poder tanto de los musicos individuales como de los consumidores de musica in­dividuales, a expensas de las empresas discognificas y de los ar­tistas. Cuando el servicio Napster de intercambio (0, dependiendo del punto de vista del lector, de robo) de musica P2P estaba en la cumbre de su popularidad en el aiio 2000, el grupo de rock «heavy metal» Metallica se convirti6 en el improbable portavoz del anti­guo regimen, argumentando energicamente contra el intercambio P2P. Su bateria y co-fundador, Lars Ulrico, testific6 de manera me­morable ante el Congreso haciendo una sencilla petici6n: «Quiero seguir controlando 10 que creo»5. Ulrich no habfa aprendido aun la primera lecci6n de la creaci6n de cultura: si hay algo que los crea­dores de cultura no pueden hacer, es controlar sus creaciones.

Nada de esto deberfa constituir una sorpresa para los cristia­nos. Despues de todo, nuestra historia central comienza con un Creador que pone en marcha un proceso cultural que tiene infini­dad de consecuencias que nunca constituyeron su pretensi6n ori­ginal. Dado que toda cultura es compartida y publica, toda cultura es tambien un riesgo que depende del cultivo y la creatividad de la generaci6n presente y las futuras. Adan y Eva, ciertamente, «cam­biaron el mundo», pero no del modo en que el Creador sin duda esperaba.

Cambiar el mundo como tentacion

Y esto lleva a nuestra advertencia final acerca de pretender cam­biar el mundo: el supuesto implfcito en casi todos los cristianos que emplean esta frase es que nuestra actividad cultural ca~biani el mundo a mejor. Pero wor que suponemos esto? Camblar el

5. Kristina STEFANOVA, «Music Industry Gurus Testify on Capitol Hill Against Free Music Downloads»: Washington Times (13 de julio de 2000), p. B7.

CAPITULO 12 - paR QUE NO PODEMOS CAMBIAR EL MUNDO 235

mundo suena grandioso, hasta que se piensa en 10 mediocremente que actuamos inc1uso en el cambio de nuestra propia y p~queiia vi­da. Todos los dias rompemos nuestras promesas, nos deJamos ten­tar por nuestras adicciones y reactualizamos viejas fantasias y re­sentimientos que inc1uso nosotros mismos sabemos que estarfa­mos mejor sin ellos. Hemos cambiado menos de nuestra vida de 10 que querrfamos tener que admitir. i,A tftulo de que podemos noso­tros encargamos de la tarea de cambiar el mundo?

A decir verdad, a veces me pregunto si la ret6rica apasionada acerca del cambio del mundo no es mas bien un intento de cam­biar de tema, de dejar de ser conscientes -10 que hacemos de vez en cuando- de que no pedimos ser trafdos a este mundo, que s6lo hemos logrado vagamente comprender, y que termina:emo~ nues­tros dfas en una dependencia radical de algo 0 de algmen. Sl nues­tro entusiasmo a prop6sito del cambio del mundo nos lleva al gran engaiio de estar de alguna manera al margen de mundo, sabedor~s de 10 que es mejor para el, es que aun no hemos aceptado la reah­dad de que el mundo nos ha cambiado a nosotros mucho mas de 10 que nosotros 10 cambiaremos nunc a a el. jCuidado con los transformadores del mundo!: no han aprendido aun el verdadero significado del pecado.

Esta es la humillante realidad en el nivel privado. Y en el otro extremo de la esc ala, los cristianos hemos aprendido del evangelio de Juan y las cartas de Pablo que «el mundo» ~s.el nomb~e de un ambito de rebeli6n activa total contra los proPOSltOS de DlOS. Lu­chamos no contra la came y la sangre -ni siquiera contra nuestras inc1inac'iones camales, aunque esto ya serfa bastante desaffo-, si­no contra poderes espirituales en lugares elevados (Ef 6,12). -: una lectura honrada de la historia indica que una de las estrateglas de mayor exito de esa rebeli6n c6smica es .torc~~ los ~~fuerzos bien intencionados precisamente en la mala dlrecclOn, utlhzando la co-dicia, el miedo y el orgullo humanos como palanca. .

En cualquier caso, nosotros estamos hechos para camblar. el mundo. Estamos hechos para hacerlo a pequeiia escala y (ocaslO­nalmente, y es probable que no tan a menudo como pensamos 0

esperamos) a gran escala. Somos creadores de cultura. Pe~o.cuan­do nos aferramos atolondradamente a la imprudente retonca de «cambiar el mundo», nos exponemos a la tentaci6n. Nos encon-

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236 TERCERA PARTE - VOCACION

tramos en una situacion similar a la de Adan y Eva en el Jardin: «Sereis como Dios, conocedores del bien y del mal», insistia la serpiente. Hechos a imagen de Dios, Adan y Eva ya eran verdade­ramente «como Dios». Y, no obstante, la serpiente les invita a uti­lizar el poder que Dios les ha otorgado para ampliar su conoci­miento un poco mas. La invitacion de la serpiente tuvo exito, en parte, porque estaba muy proxima a la verdad. Simplemente, les invitaba a ir un paso mas alIa de la verdad, adentrandose en una fantasia que termino destruyendo la capacidad misma que trataban de ampliar.

l,Hay algun modo de cambiar el mundo sin caer en alguna de las much as trampas dispuestas para los aspirantes a ser transfor­madores del mundo? De ser asi, requerira de nosotros que apren­damos algo de 10 que normalmente carece ellenguaje del «cambio del mundo»: humildad, definida no tanto como minusvaloracion de nuestras capacidades cuanto como temor reverencial y tranqui­la confianza en la capacidad de Dios. l,Sigue el Hacedor del mun­do trabajando aun por «cambiar el mundo»? De ser asi, l,cuales son sus pautas de actividad y que suporioria unirse a el en 10 que esta haciendo en cada esfera y escala de la cultura humana? l,CO­mo podemos incorporarnos a su creacion de cultura y vivir nues­tra vocacion a hacer algo con el mundo sin ceder lenta y sutilmente a la tentacion de ocupar su lugar?

Ellector puede haber lefdo este capitulo con gran impaciencia, porque es una persona con verdadero poder cultural y quiere utili­zar ese poder para bien. 0 puede haberlo lefdo con una mezcla de alivio y depresion, porque piensa que nunca podro ser un creador de cultura, por ser demasiado insignijicante, en especial despues de haber leido un capitulo sobre por que no podemos cambiar el mundo. Pero este tipo de advertencia, a mi parecer, es el unico mo­do de abordar nuestra vocacion cultural con alguna esperanza de verdadero exito. Y 10 'que es bastante extrafio, como veremos, es que, ya se sienta el lector poderoso 0 impotente, es justamente la clase de persona que esta demostrado que Dios tiende a utilizar.

CAPITULO 13

Las huellas de Dios

La fe cristiana es una fe historica. Creemos que el Hacedor del mundo se ha dado a conocer en la historia, no solo en visiones, ac­titudes interiores 0 experiencias psicologicas. E historia no es si­no otra palabra para la cronica acerca de como han cambiado las culturas a 10 largo del tiempo. Lo que judios y cristianos afirma­mos, por improbable e incluso escandaloso que suela parecer, es que Dios ha estado implicado en la creacion de cultura desde el comienzo mismo.

Pero l,como exactamente se ha implicado Dios? Todos los es­fuerzos por precisar los detalles acerca de donde y cuando pode­mos decir que Dios esta actuando en la historia tienen el peligro del autoengafio, cuando no de la blasfemia pura y dura. El manda­miento de no tomar el nombre de Dios en vano parece especial­mente aplicable a los intentos humanos de reclutar a Dios para ~n movimiento cultural determinado. La advertencia de que «la hlS­toria la escriben los vencedores» deberia ponernos en guardia res­pecto de que cualquier intento de discernir la actividad de Dios en acontecimientos historicos concretos corre el riesgo de ser una au­tojustificacion, al afirmar a posteriori que Dios estaba de nuestro lado desde un principio. Esto no ha impedido que, a 10 largo de los siglos, los lfderes hayan afirmado contar con la bendicion de Dios en sus empefios de creacion cultural. Una notable excepcion fue Abraham Lincoln, cuyo «Segundo discurso inaugural» contenia profundas reflexiones sobre el proposito divino respecto del ago­nico conflicto cultural que era la Guerra Civil. «Ambos [bandos]

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238 TERCERA PARTE - VOCACrON

leen la misma Biblia y oran al mismo Dios, y ambos invocan Su ayuda contra el otro ... Las oraciones de ambos no pueden ser res­pondidas. Ninguno de los dos ha sido respondido plenamente. El Todopoderoso tiene Sus propios prop6sitoS»1.

No es mala idea seguir a Lincoln en su renuencia a asignar a Dios un .bando incluso en un conflicto tan obviamente justo, en re­trospectlva, como la Guerra Civil. No hay desacuerdo alguno -desde esta distancia hist6rica- en que la esclavitud era tan mala como Lincoln pensaba. Pero el aplastamiento del bando de la Uni6n fue un proyecto cultural humano tan lamentable como tan­tos otros; la brutal marcha de Sherman por el Sur fue uno de los muchos momentos en que los horizontes han estado sin duda mal ubicados. Sobre todo, se vio sometida a las mismas leyes de con­s.ecuencias imprevistas que cualquier bien cultural a 10 largo del tlempo. La guerra mas sangrienta de la historia norteamericana mantuvo la Uni6n, pero no 10gr6 asegurar una verdadera justicia para los descendientes de los esclavos negros. Las culturas huma­nas, para bien 0 para mal, suelen ser resueltamente conservadoras y el Sur encontr6 maneras de conservar instituciones racistas mu~ cho despues de que la Guerra Civil hubiese finalizado; y el Norte, por su part~, institucionaliz6 el racismo de maneras que incluso h~y son sUtlles y escurridizas ... e igual de perdurables. Es verdad, clertamente, que las oraciones de ninguno de los dos bandos -ni siquiera las mas nobles- han sido nunca plenamente respondidas.

Y, sin embargo, nosotros, que ya no nos encontramos en el centro del conflicto, como Ie ocurria a Lincoln (que pronunci6 su «Segundo discurso inaugural» un mes antes de ser asesinado), de­beriamos sentimos inc6modos por no ver de algun modo la mano de Dios en el desenlace de la Guerra Civil y en toda la larga lucha por l~ justici~ raci~l que ~igui6. l,No tenemos la sensaci6n de que la mlsma retlcencla de Lmcoln a reclamar la bendici6n de Dios asociada a su «firmeza en el bien tal como Dios nos concede ve; ese bien», es el tipo de fidelidad que Dios pretende y recompensa? Las palabras finales de su discurso se hacen eco de la auto-revela­ci6n de Dios en la Escritura: «Esforcemonos por terminar el tra-

1. El texto esta disponible en <http://www.bartleby.comJ124/pres32.html>.

CAPITULO 13 - LAS HUELLAS DE DIOS 239

bajo que estamos haciendo, sanar las heridas de la naci6n, ocupar­nos de quien haya sufrido la batalla y de su viuda y sus huerfanos, y hacer todo 10 posible por mantener una paz justa y duradera en­tre nosotros y con todas las naciones». Si no podemos ver aDios en acci6n en estas palabras fundamentales de la historia nortea­mericana, cabe dudar de que 10 encontremos nunca en cualesquie­ra otras paginas de la historia.

l,Hay algun modo de hablar del prop6sito de Dios respecto de la cultura que no incurra en idolatria respecto de nuestra causa y nuestro momenta particulares? Si 10 hay, exigira que nos retrotrai­gamos a los lugares, tiempos y textos con respecto a los cuales la tradici6n cristiana afirma sin ambigiiedades que Dios se ha revela­do. Y en esa tradici6n destacan dos acontecimientos, no s6lo por su lugar central en la narraci6n bfblica, sino por su incuestionab1e poder creador de cultura: el exodo y la resurrecci6n.

El exodo y la resurrecci6n se encuentran en el centro de sus respectivos Testamentos de la Biblia. Toda la Biblia judia irradia, por asi decirlo, hacia el exterior desde la liberaci6n del pueblo de Dios, momenta en el cual Dios revela plenamente su nombre, su caracter y sus prop6sitos a su pueblo: «Yo soy Yahve [en hebreo, el tetragrammaton YHWH], tu Dios, que te he sacado del pais de Egipto, dellugar de esclavitud. No tendras otros dioses fuera de mi». El nombre impronunciable de Dios no habria bastado por si solo para darle a conocer; aDios se Ie conoce por sacar a una na­ci6n concreta de la opresi6n de otra naci6n concreta en un tiempo concreto. Verdaderamente, la obligaci6n religiosa de Israel de no tener otros dioses aparte de YHWH esta arraigada no ya en un prin­cipio monoteista abstracto que podria haber sido formulado por un fil6sofo de la religi6n, sino en un acto: «Te he sacado del pais de Egipto».

El exodo no s6lo tiene significado religioso, sino que tiene proyecci6n sobre la historia humana. Claro esta que hay quien se pregunta actualmente si los acontecimientos relatados en la Biblia sucedieron tal como se refieren. Indudablemente, los textos bfbli­cos, como todos los textos, redimensionan 0 condensan ciertos rasgosde los acontecimientos hist6ricos. Sin embargo, a quienes niegan la historicidad basica del exodo, como a quienes niegan la historicidad de la resurrecci6n, se les plantea un tremendo proble-

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rna historico: "como explicar de manera convincente la formaci on de un pueblo tan caracteristico, con pnicticas religiosas, eticas y culturales tan profundamente arraigadas y perdurables, sin un acontecimiento tan impresionante como la liberacion de Egipto? No hay mas que comparar el relato del exodo con el mosaico de his tori as de los origenes nacionales de la mitologia griega 0 roma­na. Tenemos que admitir que un panteon lleno de una enorme va­riedad de dioses de divers as clases y condiciones, que tienen sus favoritos e intervienen caprichosamente en la historia en una com­peticion cosmica interminable, parece mucho mas adecuado para el caotico proceso de consolidacion cultural en el fermento de la cue~ca mediterranea que la idea de un Dios Creador unico que ha elegldo a un pueblo concreto y se aferra a el con la ferocidad de un amor de alianza. A pesar de sus reconocidas tentaciones de asi­milacion y sincretismo, pese a los ciclos de marginacion y exiIio, el pueblo judio mantiene en ese Dios, YHWH, una fe tenaz que es configuradora de cultura. Y asi ha sido a pesar de vivir, generacion tras generacion, en contextos cultura1es en los que el monoteismo en general y el culto a YHWH en particular eran casi imposibles. ~nte tan extraordinario logro reIigioso y cultural, algo como el Exodo se aproxima mucho a ser la explicacion mas sencilla y plausible.

Analogamente, ya hemos visto como la resurreccion historica de Jesus es, muy posiblemente, la unica explicacion adecuada de l~ i~finidad de esfuerzos culturales que la han seguido, como las replIcas de un terremoto, dos mil afios despues de la muerte de !esu~. Limitarse a explicar la Resurreccion como una experiencia mtenor, 0 como una alucinacion compartida de unos cuantos dis­cipulos, y menos aun una como historia inventada por esos mis­mo~ dis~i~ulos para afirm~r de alguna manera que el espiritu de Jesus «VlVla» en su comumdad, parece total mente inadecuado pa­ra dar cuenta del poder cultural del movimiento que en unas cuan­t3ls generaciones alteraria la orientacion del Imperio romano. Ni el Exodo ni la Resurreccion fueron acontecimientos «religiosos» tal como solemos entender esta palabra. Fueron acontecimientos his­toricos y culturales que compiten con cualquier otro aconteci­miento de la historia en cuanto a preeminencia en creacion de cul­tura. Y, sin embargo, la Resurreccion, como el Exodo, es de hecho

CAPITULO 13 - LAS HUELLAS DE DIOS 241

un acontecimiento profundamente religioso en el que se revela la verdadera naturaleza de Dios al respaldar la afirmacion de Jesus de ser su hijo unigenito. Sin la Resurreccion, Jesus habria sido otro ser humano mas, enigmatico y puede que ejemplar, e investigaria­mos su vida y sus ensefianzas en busca de claves de la verdad, del mismo modo que examinamos los dichos de Gautama Buda 0 los dialogos de Socrates. Pero si la resurreccion es verdad, entonces la vida, la muerte y la victoria de Jesus sobre la muerte nos otorgan una confianza sin precedentes respecto de que su modo de vivir (y de morir) revela algo autenticamente verdadero acerca de la reali­dad de Dios.

Los impotentes y los poderosos

De manera que si el Exodo y la Resurreccion son los dos momen­tos de la cultura humana en que Dios se ha dado a conocer mas de­finitivamente, "que nos dicen acerca de El? Y dado que son inter­venciones historicas en la cultura, "que nos dicen, en concreto, acerca de sus propositos en 10 que se refiere a esta?

Una caracteristica ineludible de ambos acontecimientos es que muestran a Dios en ace ion en la vida de los impotentes. Como ve­remos en el capitulo 14, crear bienes culturales exige, por defini­cion, poder cultural. Los judios esclavizados bajo el dominio egip­cio y Jesus de Nazaret en una cruz roman a son las ultimas perso­nas de las que cabria esperar que pudieran ser «creadores de cul­tura». En el peor momenta de la esclavitud judia, cuando toda la comunidad habia sido destinada al genocidio mediante el asesina­to de una generacion de nifios; 0 al mediodia del Viernes Santo, cuando las manos que habian trabajado la madera y partido el pan habfan sido clavadas en una cruz ... : en esos momentos, toda es­peranza de crear cultura 0 incluso, simplemente, de cultivar y man­tener cultura, parece haber desaparecido por completo. El Exodo y la Resurreccion son acontecimientos totalmente improbables en la vida de un pueblo y de una persona que se han quedado sin op­ciones, que han sido aplastados por los que poseen poder cultural -el fara6n de Egipto y el cesar de Roma- y que carecen de medios para salvarse.

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Estos acontecimientos historicos traen a la memoria un tema recurrente en la revelacion de Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento: su preocupacion por «el pobre, la viuda y el huerfano», los tres grupos de las sociedades antiguas (y de muchas modernas) que forman una especie de trfptico de la impotencia. A diferencia de los dioses de las culturas circundantes, que se preo­cupan principalmente por los heroes «sobrehumanos» (con fre­cuencia progenie de los dioses) y los fundadores y gobernantes de las naciones, el Dios de Israel se preocupa por los que parecen me­nos importantes culturalmente hablando, los que menos pueden recomendarse a si mismos como potenciales creadores de cultura. De hecho, el pueblo de Israel, pequeno e insignificante en compa­racion con los imperios que Ie rodeaban, y la persona de Jesus, ori­ginario de la remota ciudad de Nazaret, son signo de la extrana preocupacion de Dios por los impotentes, como el mismo recuer­da a su pueblo: «Vosotros fuisteis extranjeros en Egipto». Sin em­bargo, en el Exodo y en la Resurreccion la preocupacion de Dios por los impotentes se traduce en una liberacion asombrosa y visi­ble de 10 peor que los cultural mente poderosos pueden hacer.

Estos dos acontecimiento culturales definitorios revelan tam­bien, al examinarlos con mayor detenimiento, un tema adicional sorprendente. El Exodo y la Resurreccion no solo senalan la preo­cupacion de Dios por los impotentes, sino que muestran su en­frentamiento continuo con los poderosos. Cuando llega el mo­mento del Exodo, el pueblo de Israel no desaparece como por en­salmo de Egipto en la oscuridad de la noche, sino que Dios esta­blece un largo di,llogo con el faraon, al que, junto con sus magos y consejeros, se Ie dan todas las oportunidades de dejar marchar al pueblo de Dios. (Hagamos 10 que hagamos con la afirmacion de Dios de haber endurecido el corazon del faraon, a este se Ie pre­senta claramente como responsable de su decision de mantener es­clavizados a los israelitas). El Exodo no soslaya el poder cultural y politico del faraon, sino que se enfrenta a el directamente, en ul­timo termino a un alto coste para el faraon y su pueblo.

Pero en la historia hay, junto al faraon, otro participe cultural­mente poderoso: el judio Hamado Moises, que habia sido educado en la corte del faraon. Moises no es simplemente un miembro mas de la minoria oprimida. Como su distante antepasado Jose, ha vi-

CAPITULO 13 - LAS HUELLAS DE DIOS 243

vido en el centro mismo del poder cultural egipcio y, presumible­mente, domina el lenguaje y las relaciones de la clase dominante egipcia. Como muchos miembros de minorfas etnicas, Moises ha tenido oportunidad de «pasar» por miembro de la mayorfa. Hasta que su frustracion se desborda llevandole a matar a un capataz de esclavos egipcio, se nos induce a pensar que Moises ha tenido ac­ceso en todos los aspectos a las actividades internas de la elite cul­tural egipcia. Cuando regresa de su exilio en Madian para trans­mitir las palabras de YHWH al faraon, habla un lenguaje y camina por un palacio que ha conocido desde la infancia. La desenvoltura cultural de Moises es un ingrediente humano clave en la historia de la confrontacion de Dios con el poder cultural del faraon.

De manera que el Exodo no es solo la historia de un pueblo impotente que escapa de un gobernante poderoso, sino tambien la historia de una persona culturalmente poderosa cuyo poder, aun­que no suficiente por si mismo para suscitar la liberacion, es un medio central a traves del cual Dios se enfrenta a la injusticia y ofrece a los que carecen de poder la oportunidad de ser copartici­pes en sus propositos.

Cuando nos volvemos hacia la historia de Jesus, vemos una pauta similar. Jesus no es simplemente un revolucionario que pre­tende simple y llanamente derrocar los poderes establecidos, tan­to del templo como del palacio del procurador romano, sino que ofrece a ambos conjuntos de elites culturales oportunidades de res­ponder a su mensaje y cambiar su curso de accion. En el extraor­dinario dia!ogo con Pilato la vispera de su crucifixion, que recoge Juan, Jesus elude la afirmacion del procurador: ~<Tengo poder pa­ra soltarte y poder para crucificarte», insistiendo en que «no ten­drfas contra mi ningun poder si no se te hubiera dado de arriba» (In 19,10-11). Jesus pasa una semana en el templo en dialogo con los sacerdotes y los escribas, rebatiendolos, pero tambien abierto a sus preguntas y a su critica. No arroja parabolas, y mucho menos misiles, contra los muros, sin aproximarse a los centros de poder; 10 que hace es ofrecer a los habitantes urbanos poderosos las mis­mas oportunidades de hacer preguntas y de acercarse al reino de Dios que a los habitantes rurales impotentes.

Y una vez mas, en medio de una historia, en su mayor parte negativa, de rechazo y condena a manos de los poderosos, encon-

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tramos a mas de una persona poderosa que busca a Jesus y se ha­ce, de uno u otro modo, partfcipe de sus propositos. Nicodemo, miembro del Sanedrfn, se acerca a Jesus con preguntas incisivas (In 3), Ie defiende ante sus colegas fariseos (In 7) y, finalmente, asiste a su sepelio (In 19). (Debido a 10 que sabemos de Nicodemo por el evangelio de Juan, la temprana tradicion de que Nicodemo se convirtio en seguidor de Jesus parece plausible). Un centurion romano ve como un siervo al que valora mucho es milagrosamen­te sanado (Lc 7). En el evangelio de Marcos, incluso el centurion que supervisa la crucifixion se convierte al final en el mas claro testigo de la verdadera identidad de Jesus: «Verdaderamente, este hombre era hijo de Dios» (Mc 15,39). Despues de la resurreccion, un alumno de Gamaliel, el rabino mas influyente en tiempos de Je­sus, da un giro radical, pasando de ser el mas destacado persegui­dor de la Iglesia primitiva a ser el mas activo evangelista y teolo­go: el apostol Pablo.

Sobre todo, la crucifixion y la resurreccion de Jesus son la cul­minacion de la convergencia mas extraordinaria posible de poder e impotencia. Si el centurion romano tiene razon, Jesus en la cruz se convierte a la vez en la persona mas poderosa y mas impotente que haya existido jamas. El Hijo de Dios no solo es un judfo que se somete al imperio de Roma, sino un ser humano que se somete al poder de la muerte. Aquel mediante el cual fueron creadas todas las cosas, a quien el mundo mismo debe su existencia, se humilla hasta el punto de la inexistencia. En Jesucristo, poder e impoten­cia se encuentran plenamente en una vida human a consecuente hasta el final. Porque Jesus, en su vida, en su muerte y en su vic­toria sobre dicha muerte, no es simplemente impotente, noes el «Jesus manso y humilde». Su modo de vivir, su imperio sobre los espfritus impuros, la enfermedad y el hambre y sus parabolas y ac­ciones muestran su extraordinario poder, incluso antes de que su resurreccion de entre los muertos confirmara su autoridad ultima sobre cielo y tierra. Y, sin embargo, este poder esta contenido e in­cluso disimulado en un nazareno, cuyo acento mismo traiciona su status culturalmente marginal en un Estado dependiente muy dis­tante de la urbe romana.

En la paradoja de Jesucristo - Yeshua de Nazaret y el Mesfas de la historia-, la paradoja del plan cultural de Dios se resume de

CAPITULO 13 - LAS HUELLAS DE DIOS 245

la manera mas perfecta y completa. Dios estd a favor del pobre -el oprimido, la viuda y el huerfano- y estd a favor de la humanidad en nuestra pobreza colectiva, en nuestra impotencia ultima ante el pecado y la muerte. Pero da a conocer sus propositos redentores a traves tanto del impotente como del poderos02

, utilizando a ambos para llevar a la practica sus propositos. Cuando Dios actua en la cultura, utiliza al poderoso y al impotente, el uno junto al otro, en lugar de utilizarlos el uno contra el otro. Movilizar a los impoten­tes contra los poderosos serfa la revolucion; movilizar a los pode­rosos contra los impotentes serfa, simplemente, dejar que las cosas quedaran como estan. Pero unirlos en una coparticipacion es ver­dadero signa de la intervencion paradojica y graciosa de Dios en la historia humana.

Creo que este patron -Dios trabajando con los pobres y los ri­cos, los impotentes y los poderosos- sirve como una especie de pauta para descubrir 10 que Dios puede estar haciendo ahora en nuestras culturas humanas. Cuando las elites emplean sus privile­gios para crear bienes culturales que sirven fundamental mente a otras elites, las cosas siguen como han estado siempre: se trata del procedimiento operativo estandar de la cultura. Mas aun, incluso cuando los culturalmente poderosos se dignan compartir sus ven­tajas con los impotentes, pero de modo que dejan a estos en situa­cion de dependencia y de necesidad, no se trata sino de una ver­sion mas amable de la situacion de siempre. Analogamente, cuan­do los impotentes cultivan y crean una cultura que se limita a re­forzar su opresion sin aportar ningun cambio real en los horizon­tes de posibilidad e imposibilidad, 0 cuando quienes se encuentran en circunstancias desesperadas se alzan contra los poderosos, cre­ando simplemente nuevas estructuras de poder en lugar de las an­tiguas, vemos con absoluta claridad que las cosas siguen como slempre.

No sorprende, pues, descubrir, por ejemplo, que dos tercios de la filantropfa norteamericana tengan como destino instituciones

2. Farmul€ par primera vez esta idea al leer la obra de Ronald A. HEIFETZ, Leadership Without Easy Answers, Belknap, Cambridge, Mass., 1994, que tambi€n ha influido mucho en mis ideas sobre el poder que aparecen en el capitulo 14.

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246 TERCERA PARTE - VOCACrON

(ya sean museos, orquestas 0 iglesias) que sirven fundamental­mente a los ricos3 -en esencia, los ricos respaldando sus experien­cias culturales con el beneficio de la deducci6n de impuestos-, 0 que la frivolidad de la vida urbana norteamericana haya dado ori­gen a formas de musica mis6ginas y nihilistas que se limitan a res­paldar los quebrantados horizontes de la masculinidad y la femi­nidad con la supuesta credibilidad de «la calle». Tampoco es de extranar que la mayor parte del dinero que se hace en Wall Street proporcione servicios financieros a personas que poseen ya canti­dades extraordinarias de dinero, que la mayor parte de los objeti­vos publicitarios sean una delgada (literal y figurativamente) fran­ja de jovenes prosperos, y que gran parte de la investigacion del mundo rico en nuevos medicamentos tenga como objetivo los de­s6rdenes que afectan desproporcionadamente a dicho mundo rico. Ni tampoco es de extranar que, en nombre del fortalecimiento eco­n6mico y polltico, dictadores como Pol Pot y Robert Mugabe ha­yan expropiado riquezas supuestamente conseguidas de manera ilegal a elites culturales, aunque finalmente no hayan hecho otra cos a que empobrecer y encarcelar a su propio pueblo.

Ahora, merced a la gracia de Dios, mucho de 10 que tiene lu­gar de la manera comun y corriente puede ser afirmado, cultivado e incluso creado por los cristianos. No todos los horizontes estan mal situados, ni es en absoluto malo proporcionar excelentes ser­vicios financieros a los ricos, ni crear instrumentos tecnol6gicos que resuelven problemas que s610 tienen los acaudal ados, ni ser­vir con toda la excelencia posible en un gobierno comprometido por la corrupci6n, como tampoco es malo perpetuar el acto origi­nal de misericordia cultural de Dios cosiendo prendas de vestir, aunque sean de piel. Gran parte de nuestra vida cristiana, por elec­ci6n 0 por las circunstancias, transcurrira haciendo las mismas co­sas culturales buenas que hacen nuestros vecinos, trabajando jun­to a enos en cultivar y crear.

3. «Patterns of Household Charitable Giving by Income Group, 2005», The Center on Philanthropy at Indiana University, verano de 2007, p. i: <http://www.philanthropy.iupui.edu/Research/givingjundraising_ research.aspx>.

CAPiTULO 13 - LAS HUELLAS DE DIOS 247

Y sin embargo, yo creo que los cristianos .q~e ~uscan su vo~~­cion ~ultural deben tratar de hallar la p~uta dlstmt1v~ de la a~~~~~ de Dios en 1a cultura, la accion anuncIada por Jesus en su curso inaugural» recogido en Lucas 4:

«El Espiritu del Senor sobre mi, porque me ha ungido

ara anunciar a los pobres la Buena Nueva, . ~e ha enviado a proclamar la liberacion a los cautlvos y la vista a los ciegos, ., para dar la libertad a los op~lImdos _ y proclamar un ano de gracla del Senor» (vv. 18-19).

J ' esta leyendo el rollo del profeta Isaias, y es Isaias, pro­fetiz:~~~ con la vista puesta en los horizontes tanto present~s ~o­mo futuros del destino de Israel, quien resume de ~an~ra ~ashe ~­cuente los propositos cu1tura1es de Dios en la hlstona, os on­zantes de posibilidad que Dios pretende que los seres humanos

empleen para crear:

«Que todo valle sea eleva~o, y todo monte y cerro rebapdo; vue! vase 10 escabroso llano, y las brenas planic.ie. , Se revelara la glona de Yahve, y toda criatura a una la vera. Pues la boca de Yahve ha hablado» (Is 40,4-5).

Los valles -los lugares de pobreza e impotencia- .s~ran. eleva­dos Los montes y los cerros, enclaves de poder y pnvlleglO (por no ~encionar las urbanizaciones protegidas a cal y can~o debh?y d' los terrenos que cuestan un millon de d6lares) seran r~ aJa­d~as y Se trata de una visi6n cultural que incluye tanto .a los Impo-

. a los poderosos No glorifica 1a pobreza, smo que pre-tentes como . liP' 0 Y re-dice ue los pobres tendran final~ente poder ~u tura pro I . curso~ mas que suficientes (en el ~Iempo de DI,OS, los hamb~lentos

, b ena comida y los sedlentos beberan buena bebld~ [Is comeran u . . ' ' como vlmos 55])' no se inc1ina ante los privlleglOs, smo que preve,

'1 't 10 10 que los logros cultura1es de los poderosos en-en e capi u , . d D'

, 1ugar debido en el desigmo redentor e lOS. contraran su

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248 TERCERA PARTE - VOCACrON

Puede que la afirmacion mas elocuente y sorprendente de la disposicion de Dios a asociarse tanto con los poderosos como con los impotentes se encuentre en Isaias 57,15:

«En 10 excelso y sagrado yo moro, y estoy tambien con el humillado y abatido de espiritu, para avivar el espiritu de los abatidos, para avivar el animo de los humillados».

Hay aqui una buena noticia para los pobres: Dios mora con ellos y tiene planes para ellos. Pero no es inequivocamente mala noticia para los que moran en lugares excelsos y poderosos, siem­pre que descubran su necesidad de Dios y Ie permitan hacer llano 10 escabroso que hay en ellos, aunque esto los ponga en su sitio.

i., Que esta haciendo Dios, por tanto, en la historia, de acuerdo con su revelacion en las paginas de la Escritura y en la historia de Israel, que culmina con Jesucristo? SimpIemente, esta rebajando los lugares elevados y eIevando los lugares bajos, a fin de que to­da carne, baja y elevada, yea su gloria conjuntamente, la gloria de aquel que saca 10 posible de 10 imposible, de aquel que resucita a los muertos.

Una paz justa y duradera

En nuestro tiempo hemos asistido a este mismo tipo de cambio cultural radical: grandes modificaciones en los horizontes de posi­bilidad en lugares que parecian ferozmente resistentes a la forma de elevacion y rebajamiento de la que habla Isaias. Pocas personas habrian predicho en 1980 que la minoria blanca sudafricana re­nunciaria pacificamente a su dominio del poder cultural, impues­to mediante la presuntamente cristiana practica del «apartheid». Sin embargo, al presidente P.W. Botha, defensor a ultranza del do­minio blanco, Ie sucedio en 1989 F.W. de Klerk, que, para sorpre­sa general, libero de sus largos afios de carcel allfder del Congreso Nacional Africano, Nelson Mandela, y procedio a negociar una transicion pacifica hacia la democracia. De Klerk, que representa­ba plenamente el poder de la elite blanca sudafricana, busco la re-

CAPITULO 13 - LAS HUELLAS DE DIOS 249

conciliacion con Mandela, representante del pueblo subyugado. Puede que 10 mas asombroso de to do fuera la credibilidad cultural y el exito global de la Comision de la Verdad y la Reconciliacion, que en un gran numero de casos establecio «una paz justa y dura­dera», en palabras de Abraham Lincoln, posible contra todas las previsiones, permitiendo que los delincuentes y las vfctimas llega­ran a un acuerdo, incluso en el caso de crimenes atroces, sin ape­lar a la destructividad de la venganza. El proceso se via reforzado en cada uno de sus pasos por las oraciones de cristianos de todas las razas, aunque estaba inserto en una cultura pluralista que in­cluia a much as personas, como el propio Mandela, que no com­partian la fe cristiana.

Aunque ha habido otros ejemplos anteriores (el movimiento pro derechos civiles en los Estados Unidos) y posteriores (el des­mantelamiento de la Union Sovietica y las «revoluciones de color» en muchas antiguas republicas sovieticas), el final del «apartheid» en Sudafrica es, en mi opinion, el signo mas extraordinario de la accion de Dios en la cultura durante mi vida. En mis afios de Universidad a finales de los ochenta, cuando evitaba las gasoline­ras de Shell, porque esta empresa hacia negocios en Sudafrica, y cuando algunos de mis amigos eran detenidos por reclamar la de­sinversion de los fondos de nuestra Universidad del regimen del «apartheid», creo que todos nos habriamos quedado atonitos si se nos hubiera dicho que en unos cuantos afios la minoria blanca no solo habria transmitido el poder pacfficamente, sino que ten­dria lugar un proceso tan profundamente cristiano como el de «verdad y reconciliacion» en una sociedad entera. «Lo que existe es posible», decia el economista Kenneth Boulding. El final del «apartheid», por el que habfan orado (y muerto) tantos seguidores de Jesus a 10 largo de varias generaciones, es un signo de que Dios esta en accion alli donde los poderosos estan dispuestos a rebajar­se y los pobres a recibir la buena nueva como buena para ellos mis­mos y para los cultural mente poderosos.

Como todo cambio cultural de una epoca, la transicion de Su­dafrica al gobierno de la mayorfa no ha sido perfecta ni ha careci­do de contratiempos, y hay mucho que criticar en la administra­cion del poder por parte del Congreso Nacional Africano. Pero es­to no deberia eclipsar el signo de que Dios no se ha desentendido

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del cambio cultural. Cuando este tipo de cambio es posible, "quien puede sentirse plenamente satisfecho limitandose a los horizontes existentes? Somos hechos para mas, y Dios esta ya en los miles de lugares donde los horizontes estan mal situados, buscando copar­ticipes para sus nuevos horizontes tanto entre los poderosos como entre los impotentes.

El final del «apartheid» fue, por supuesto, un cambio cultural a gran escala. Pero la Escritura nos permite ver con claridad que Dios esta igualmente interesado por el cambio cultural a escala menor, y muchos de los cambios mas trascendentales comienzan siendo pequenos. Los codigos domesticos del Nuevo Testamento suelen causar incomodidad en nuestro tiempo, porque no prestan suficiente atencion a la «igualdad» entre amos y siervos 0 entre maridos y mujeres. Pero considerados como intervenciones divi­nas en un contexto cultural en el que los horizontes de posibilidad no incluian siquiera una verdadera amistad entre marido y mujer (algo que muchos griegos y romanos consideraban impensable), donde los amos tenian un poder ilimitado sobre sus esclavos y donde los ninos no suscitaban ni un apice de nuestro sentimenta­lismo post-victoriano, las instrucciones sobre como han de condu­cir los cristianos sus relaciones presentan una reestructuracion enorme de los horizontes existentes. Cuando Pablo pide a los ma­ridos que amen a sus esposas como Cristo ama a la Iglesia (Ef 2,5), esta invitandolos a un nivel de intimidad y servicio que era casi desconocido.

Uno de los mas audaces ejercicios de Pablo en cuanto a mover horizontes es el objeto culturaillamado Carta a Filemon4, donde el apostol utiliza todos los argumentos persuasivos que puede intro­ducir en una breve carta para cambiar la manera en que el amo Fi­lemon ve a su esclavo huido Onesimo, transformando la relacion de dominio en una relacion de hermandad. Al intervenir de mane-

4. EI fascinante libra de Nonnan R. PETERSEN, Rediscovering Paul: Philemon and the Sociology of Paul's Narrative World, Fortress, Minneapolis 1985, aunque contiene una cierta cantidad de escepticismo postmoderno, es un amilisis impresionante y pravocativo de los muchos modos en que Pablo in­terviene para «cambiar el mundo» que habitan tanto los amos como los es­clavos, as! como la comunidad entera.

CAPITULO 13 - LAS HUELLAS DE DIOS 251

ra crucial en esa relacion rota entre un hombre poderoso y un hom­bre impotente, Pablo invita a ambos a asumir el riesgo de mover los horizontes (dado que Onesimo regresa voluntariamente, con el estimulo de Pablo, a su amo) y preve un cambio en el modo en que ambos desempenan sus papeles, cultural mente prescritos. Tam­bien incluye especificamente a la comunidad entera de la que File­mon y Onesimo forman parte, aprovechando para saludar a los amigos de Filemon, Apfia y Arquito, «y a la iglesia que se reune en tu casa» (FIm 2). No sera una mera transaccion privada, por mas feliz que pueda ser el desenlace, sino que pondra en marcha un cambio en la percepcion que la comunidad entera tiene de una de las instituciones culturales centrales de la sociedad romana.

Encontrar nuestra vocacion

Todos estos capitulos finales terminaran con unas preguntas de diagnostico que podemos hacernos para discernir si somos capa­ces de encontrar nuestra vocacion en medio de la cultura. Para los cristianos, la vocacion no comienza fundamentalmente con pre­guntas acerca de nosotros mismos, sino acerca de Dios. Como los ninos Pevensie en la obra de C.S. Lewis Cronicas de Narnia, es muy probable que nos veamos arrebatados subitamente de un mundo conocido y como do y situados en otro donde se esperan de nosotros cosas extraordinarias que parecen estar mas alla de nues­tros talentos y capacidades. Pero, como aprendieron los Pevensie, 10 importante en esas circunstancias no es tanto 10 que ellos aportan a ese momenta de crisis cultural de Narnia cuanto que «AsIan se ha puesto en accion». Si creemos que Dios sigue en accion en las cul­turas humanas, entonces nuestras preguntas mas basic as tienen que ser: i Que esta haciendo Dios en la cultura? i Cual es su vision de los horizontes de lo posible y lo imposible? i Quienes son los pobres a los que se esta predicando la buena nueva? iQuienes son los po­derosos llamados a emplear su poder junto a los relativamente im­potentes? i Donde esta lo imposible haciendose posible ?

Estas preguntas no pueden aplicarse unicamente a las cuestio­nes relativas a la <<justicia social», aunque sin duda se aplican a ellas. Se requerira nuestra creatividad, y nos impulsara el aliento

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divino cuando descubramos un lugar en el que los horizontes ac­tuales despojen a las personas de su plena humanidad. Por ejem­plo, las personas que poseen medios para viajar en avion no son, en el sentido literal de la palabra, «pobres». Pero yo puedo atesti­guar que los horizontes de 10 posible en la mayor parte de los ae­ropuertos son desesperadamente limitados, produciendo en los viajeros mas frecuentes (categorfa que, por des gracia, me incluye a mf) sfntomas de ansiedad, depresion y estres de 10 mas agudos. Ademas, gran parte de ese padecimiento no se alivia por tener un asiento de primera clase 0 ser miembro de un club aereo exclusi­vo, refugios de quienes poseen suficiente dinero 0 autoridad para comprar un poco de tranquilidad y privacidad.

Se requiere una creatividad cultural mas profunda. Los dise­fiadores del vestibulo central del aeropuerto internacional Char­lotte Douglas ejercieron esta creatividad hace varios afios, cuando situaron varias docenas de mecedoras de madera blanca bajo los robustos (puede que incluso artificiales) arboles que se encuentran en el patio al otro lado de la cafeteria, creando un espacio en el que las madres acunan a sus bebes, los universitarios leen novelas, y los ancianos yen pasar a los viajeros. Es mucho mas acogedor y humanizador que los mas lujosos clubes de los aeropuertos que yo he visitado (incluido el agradable US Airways Club, que se en­cuentra a poca distancia). Cerca, los productores de vino de Caro­lina del Norte abrieron un bar que sirve vinos locales a precios ra­zonables. En una zona de unos diez metros cuadrados crearon un oasis sorprendentemente refrescante y acogedor, donde el tenso anonimato del viaje aereo suele transformarse en sonrisas y con­versacion relajada. Estos asistentes culturales vieron que el viaje aereo puede afectar e incluso deshumanizar a las elites culturales, y proporcionaron un modo de volver a horizontes mas generosos y graciosos -y, en el caso de las mecedoras, sin coste adicional-. l,Es el aeropuerto Charlotte un entorno cultural perfecto? En abso­luto; sin embargo, sf es un lugar donde la buena nueva resulta un poco mas audible.

Esta es la clase de creacion de cultura que se necesita en todas partes. Se necesita en las zonas residenciales, donde la verdadera amistad y la sensacion de que haya algun sentido mas aHa del con­sumo son tan raras como abundantes son los 4x4. Se precisa en los

CAPITULO 13 - LAS HUELLAS DE DIOS 253

centros urbanos, cuyo deficit de sentido y exceso de 4x4s, despues de todo, no es tan distinto del de las zonas residenciales. Se preci­sa en lugares donde el atractivo de 10 nuevo y a la moda es cons­tante, y en lugares donde la conformidad y la complacencia tien­tan a la gente a instalarse en la comodidad facil. La creacion de cultura es necesaria en todas las empresas, colegios e Iglesias; en todos los lugares donde haya imposibilidades que hagan que in­cluso los poderosos se sientan limitados y agotados, y que rob en a los impotentes la capacidad de imaginar algo distinto y mejor. En sus raices, toda empresa cultural humana se ve perturbada por la imposibilidad ultima: la muerte, que amenaza con cerrar la puerta a la esperanza humana. Pero Dios esta en accion precisamente en esos lugares donde 10 imposible parece absoluto. Nuestra voca­cion consiste en unirnos a el en 10 que ya esta haciendo y en hacer visible 10 que, en el Exodo y en la Resurreccion, ya ha hecho.

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CAPITULO 14

Poder

Puede decirse que las dos mujeres mas influyentes del siglo XX fueron una princesa britanica y una monja albanesa. Ciertamente, fueron las mas conocidas. Alla donde iba, Diana, Princesa de Gales, atraia la atencion de cortesanos, plebeyos y camaras. Habia tenido la aparentemente buena fortuna de haberse enamorado del Principe de Gales y haberse casado con el en la magnificencia de la catedral de St. Paul; boda y matrimonio que habian hecho me­lla en los corazones y en la imaginacion de toda una generacion. Incluso despues de haberse separado del Principe Carlos, Diana c?nservaba la simpatia del publico, y nadie dejo de sentir una pre­SIon en el corazon el domingo por la manana en que se entero de que aquella hermosa y atractiva joven habia muerto en un mo­mento de horrible insensatez en un paso subterraneo parisino.

Una semana despues de la muerte de Diana, murio tambien la otra mujer mas conocida del mundo, no en un coche de lujo, sino en un convento de Calcuta. La Madre Teresa se habia trasladado de su Albania nativa a los suburbios de la India para servir a los mori­bun~os, ni siquiera p~ra curarlos, sino simplemente para amar y ser teshgo de la presenCIa de su Salvador en su «angustioso disfraz».

~ues~ra cultura global de la celebridad es implacablemente in­truslVa e mformal, de manera que el mundo llamaba a la Princesa de Gal~s «Diana». Sin e~bargo, por extrano que pueda parecer, era ra­ro Olr llamar a la monJa de Calcuta «Teresa». Para quienes servian en su hogar de acogida a los moribundos y para sus hermanas reli­giosas era simplemente la «Madre». Si los titulos son un signa de

CAPiTULO 14 - PODER 255

poder y deferencia, de alguna manera la Madre Teresa imponia una reverencia y un respeto que ni siquiera la Princesa de Gales podia imponer. Sin embargo, el titulo de la Madre Teresa expresaba in­trfnsecamente relacion, no solo su papel en la jerarquia momistica.

Desde que murieron, me ha dado la impresion de que la prin­cesa y la monja nos proporcionan una especie de parabola del po­der y una imagen de dos formas de influencia cultural. Los nietos de los fundamentalistas, aun plebeyos y populistas en su corazon, tienen un acceso al poder que sus abuelos no podian imaginar, 0

que habrian imaginado con estremecimiento. Estoy escribiendo parte de este capitulo en un tren, ados dias del encuentro con otros cristianos en el Union League Club y el Yale Club de la ciudad de Nueva York, lugares donde, para las aspiraciones (0 pretensiones) de igualdad democnitica de nuestra sociedad, el poder del privile­gio sigue presente con un peso casi palpable. Antes de salir estuve examinando a fondo la pagina web de un evangelista africano que contiene imagenes de dicho evangelista con la realeza britanica, posando ante su avion privado y, 10 que es mas alarmante, estre­chando la mana del anti guo dictador de su pais natal. Despues lei en el New York Times una larga historia de una joven actriz que proclama su fe en Cristo, al mismo tiempo que lleva botas de cue­ro hasta el muslo y exuda, en palabras del periodico, «sex-appeal». Nuestros hermanos creyentes mas fotogenicos puede que no ocu­pen min un lugar tan privilegiado como el de la difunta Princesa de Gales, pero quiza no sea mas que cuestion de tiempo.

El giro moralista que doyen este momenta es para instarnos a ser mas como la Madre, es decir, asumir la vocacion de servicio a los pobres, renunciando a la acumulacion de posesiones y privile­gios. Y no cabe duda de que, cuando Jesus se encuentra con un jo­yen privilegiado, Ie invita a hacer justamente esto. Hay una dife­rencia, como decfa el predicador negro, entre tener un titulo y dar un testimonio. «Diana tenia el titulo -puedo oirle decir-; pero la Madre daba testimonio».

Mas aun, hay una estremecedora asimetria entre la princesa y la Madre. Me atrevo a decir que ningun lector de este libro podrfa nunca, en ninguna circunstancia, ocupar el lugar de la princesa Diana: ni su lugar en la realeza ni su celebridad mundial ni su magnetismo para con las camaras. Prescindiendo del hecho de que

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la mayoria no somos subditos de la corona britanica, ellector y yo, sencillamente, no estamos hechos para esa tarea. La singular vida de la princesa Diana fue justamente eso, singular. Durante nuestra vida habra un minimo numero de mujeres (u hombres) que seduz­can a las camaras y manipulen a la prensa especializada tan efi­cazmente como para a1canzar su nivel de fama. Para el resto de no­sotros, buscar ese tipo de popularidad y visibilidad seria inutil ademas de absurdo. Por supuesto, la triste conclusion de la breve vida de Diana es que, incluso para esas escasas personas tan fa­mosas, buscar ese tipo de popularidad y visibilidad seria igual­mente inutil y absurdo.

Y, sin embargo, no hay nada -absolutamente nada- que nos impida ocupar el lugar de la Madre Teresa. Ninguna de las barre­ras intrinsecas para adoptar la vida de una princesa celebre se apli­can a quienes puedan querer adoptar la vida de una sierva de los pobres. Cuando escribo, hay cientos de personas que se ofrecen voluntarias para el hogar de los moribundos que las Misioneras de la Caridad tienen en Ca1cuta. Algunas han estado en el un dia 0

dos; otras han permanecido afios 0 decadas. Es obvio que no ne­cesariamente lograran el reconocimiento mundial de la Madre, pe­ro viven, en todos los aspectos materia1es, la vida que ella vivia. Al final, la Madre Teresa era una anciana arrugada cuyo rostro portaba un surco por cada afio de su vida. Con toda la cirugia plas­tica que el dinero puede pagar, ellector 0 yo no tendriamos nunca el aspecto de la princesa Diana; pero sin coste alguno, excepto una vida de amor, todos podemos tener el aspecto de la Madre Teresa.

Para casi todos nosotros, convertirnos en una celebridad es to­talmente imposible. Pero para todos nosotros, convertirnos en san­tos es totalmente posible.

~Por que, pues, hay tantas personas que intentan ser celebres y tan pocas que tratan de ser santas?

Definicion de poder

Por extrafio que pueda parecer, yo creo que la razon de que nos atraiga tanto la vida de la princes a y tan poco la vida de la santa es que sabemos del poder 10 justo para que resulte peligroso.

CAPITULO 14 - PODER 257

El poder cultural puede definirse, sencillamente, como la ca­pacidad de proponer con exito un nuevo bien cultur~l. Esta d~fi­nici6n se fundamenta en varias de nuestras observaclOnes prevlas acerca de la cultura. La cultura cambia cuando se introducen en el mundo nuevos bienes culturales, objetos concretos y tangibles, ya sean libros, herramientas 0 edificios. Pero no todos los objetos se convierten automaticamente en bienes verdaderamente capaces de configurar el horizonte, al menos no a la esc ala pretendida por sus creadores. Si yo escribo este libro y 10 leen ocho pe:sonas, per.o despues nadie dice una palabra acerca de el a sus ar~llg.os 0 fa~I­liares no habra movido los horizontes para el gran pubhco de mn­gun ~odo mensurable. Sera como The Gates de los Christo antes de su exhibicion, briIlante 0 deficiente, segun el caso, pero cultu­ralmente inerte.

Un importante corolario de esta definicion de poder es que na­die tiene poder para imponer un bien cultural. El he~ho. d.e que la cultura sea publica por naturaleza implica que, en pn.nclplO, cual­quier bien cultural puede ser rechazad~ .. Incluso los I~str~mentos de la autoridad estatal, las fuerzas pohclales y los e]ercltos, que tienen el poder de imponer algunas formas de horizonte cultural, dependen de la aquiescencia de los individuos que conducen los tanques y apuntan las armas. El ejercicio violento e ilegitimo d~l poder puro y duro -como el terrorismo- puede clarament~ destrurr vidas individuales; pero para tener «exito» sigue ~ependlendo ~el tipo de respuesta que el publico superviviente declda dar. Los ble­nes culturales no pueden imponerse, sino unicamente proponerse. La respuesta del publico nunca esta plenamente bajo el.control ?e nadie, y esto puede afirmarse tanto de los padres que SIrven chIle como de los presidentes que declaran la guerra. .

Por consiguiente, aventurarse a proponer un nu~vo bIen cultu­ral es un riesgo. Mis editores y yo nos hemos atrevldo a sacar es­te libro ala venta, arriesgando dinero y tiempo en una apuesta que, objetivamente hablando, la mayoria de las veces ~s u~, fracaso. Podemos hacer todo 10 posible por efectuar una estrmaclOn de las posibilidades de exito y destinar recursos en pro~orc~on a ellas; pero, como hemos visto en el capitulo 12, 10 fortur~o trene much_o que ver con todo ello, incluso en manos .de profeslOnales exper~­mentados. La verdad es que, cuando escnbo estas palabras, senCI-

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258 TERCERA PARTE - VOCACION

llamente no tengo ni idea de si este bien cultural, con las ideas, el vocabulario y la vision que contiene, movenl los horizontes para un publico que resulte significativo.

Y, sin embargo, nosotros podemos poner obst,lculos a las opor­tunidades de exito, porque el poder es una realidad -algunos di­rian que es la unica realidad- en la cultura. Es un hecho que algu­nas personas tienen muchas mas posibilidades que otras de tener exito al ofrecer un nuevo bien cultural. Algunas veces, este poder procede de un titulo. Cuando el director general de una empresa habla en una reunion despues de la presentacion realizada por un joven ejecutivo, sabemos que las palabras y las ideas del director general tendran mas peso. (Observemos como recurrimos a una metafora que no es literalmente verdad en absoluto -tendran mas peso- para expresar la realidad del poder, intangible pero univer­salmente reconocida). En algunos contextos culturales, determina­das palabras, ciertos tonos de voz 0 inc1uso ambitos enteros de la gramatica estan reservados para quienes ostentan ciertas c1ases de poder, si bien en nuestra sociedad relativamente fluida el poder sue­Ie estar distribuido mas informalmente. La mayorfa de nosotros he­mos experimentado el hecho de estar en un contexto en el que nues­tras bromas eran divertidas, nuestras ideas atraian el interes y el en­tusiasmo, y nos sentiamos a gusto en nuestra piel y capaces de ha­cer realidad nuestra vision con escasa sensacion de desacuerdo· , y despues estar en otro contexto en el que las mismas bromas e ideas no producfan el efecto pretendido, y nos sentiamos timidos y avergonzados. La diferencia, dicho brevemente, era el poder.

El poder, en este sentido, depende profunda y absolutamente de la naturaleza del publico concreto entre el cual nos encontra­mos. Una brill ante investigadora universitaria muy respetada por sus companeros en las convenciones academicas puede encontrar­se a la deriva e ignorada en el consejo de administracion de una so­ciedad de inversiones. Un agresivo ejecutivo de esa sociedad pue­de desplazarse a quince minutos de su sede y encontrarse en una esquina donde su vestimenta y su manera de hablar provoquen unicamente indiferencia 0 abierta hostilidad; del mismo modo que un joven de esa esquina, cuyas palabras son su certificado de per­tenencia y que posee el «respeto» de la calle, sera ignorado 0 in­c1uso expulsado si trata de entrar en el edificio de las oficinas del

CAPITULO 14 - PODER 259

ejecutivo. Cada una de estas personas tiene la capa~id~d de pro­poner con exito nuevos bienes culturales ... para un pubh~o dado y en un contexto dado. En otro lugar, estan a merced de qmenes po­seen poder; razon por la cual quienes poseen poder en un contex­to cultural son sumamente reacios a perder tiempo en lugares don­de su poder no sirve de nada. De hecho, gran parte de la energfa y los recursos de los poderosos se emplea en asegurar su acceso a una experiencia de poder sin contratiempos: encontrar una. casa, un lugar de trabajo, un lugar de vacaciones, u~ grup~ de amlgos ... donde su poder sea validado y no negado. Sahr del clrcu~o. del po­der personal es una experiencia profundamente desestablhzadora.

Sexo, dinero y poder

La tradicion cristiana ha solido identificar como los tres ambitos basicos de la tentacion humana el sexo, el dinero y el poder, en consonancia, a grandes rasgos, con la lista del aposto~ Juan: ~<La concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los oJos y la Jac­tancia de las riquezas» (1 In 2,16). Los tres son, como han ~bser­vado tanto los pecadores como los santos, de alguna I?aner~ mter­cambiab1es, y la existencia humana esta en gran medlda onentada hacia la busqueda de uno, dos 0 los tres al tiempo. Pero, de los tres, el poder es con mucho el mas inaprehensible Y peligroso, por d~s sencillas razones: nadie sabe nunc a cuanto poder posee, y nadle posee nunca poder suficiente.

Nadie sabe nunca cuanto poder posee. Una persona sabe, sin duda, cuando esta practicando el sexo; y puede conta~ su dinero. Pero no hay un modo fiable de medir el poder, especIalmente en los momentos en que mas 10 deseamos y 10 necesltamos._Yo pu~­do estar razonablemente seguro de que manana por la manana mlS hijos me obedeceran cuando les dig a que vayan a desayunar; en este sentido, se algo acerca de mi poder dentro de la esfera cultu­ral de mi familia. Pero mi atencion y mi ansiedad estan en otra par­te centradas en una Hamada telefonica que espero que alguien me d~vuelva, una propuesta que espero que mis colegas acepten.o un libro que estoy a punto de terminar y lanzar al mundo. En mngu-

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no de estos terrenos estoy en absoluto seguro de cuanta capacidad tengo de asegurar que los bienes culturales que he propuesto sean adoptados. Toda verdadera creatividad cultural comienza en ellf­mite de los horizontes de 10 posible; por 10 tanto, por definicion nuestr~s empresas mas creativas culturalmente hablando tienen u~ gran nesgo de fracaso. Por mucho que trate de evaluar de antema­no l.as pr?babilidades de exito, sencillamente no hay otro modo de decir cuantas hay que haciendo la prueba.

Y nadie posee nunca poder suficiente. Los criterios de nuestra cultura para evaluar como «suficiente» riqueza y sexo son asom­brosamente elasticos; sin embargo, en algun momenta cualquier persona razonable se sentira satisfecha con una (gran) cantidad de ambos. El fundador de Microsoft, Bill Gates, posee suficiente di­nero; de hecho, posee tanto dinero que el mayor desaffo que tiene que afrontar" aligual qu.e otras personas de gran riqueza, es como emplearlo dandole senti do y de manera eficaz. Pero incluso Bill Gates no se .despierta cada manana sintiendo que posee todo el po­d.er necesarlO para crear 10 que Ie gustarfa. EI mundo esta dema­siado destrozado y es demasiado incontrolable. Las unicas perso­nas s~renamente confiadas en tener suficiente poder han cerrado los OJos a su mortalidad y han erradicado de su corazon el ultimo vestigio de compasion. Cuando cualquiera de nosotros reflexiona a~nque sea de manera muy apresurada, sobre los insultos a su dig~ mdad que nuestros hermanos humanos sufren ahora mismo en lu­gares de todo el mundo donde estan presentes la violencia, la po­breza y el ha~bre, se hac.e consciente de ser tristemente incapaz de aportar el tIpo de camblO del que querrfa ser testigo. Nunca po­dremos crear suficientes bienes culturales para alterar los horizon­tes de posibilidad.

~ decir ver?ad, aunque la riqueza y el poder son de alguna ma­nera mtercamblables -la riqueza puede comprar influencia en mu­chos ambitos culturales, y el poder puede dar acceso a la riqueza-, resulta sorprendente que, como medio de influir en la cultura in­cluso una enorme riqueza suele ser extremadamente diffcil de' uti­lizar bien; y, a partir de un determinado punto, utilizarla bien resul­ta m~s diffcil cuanta mas poseemos. Los grandes desafios de nues­tro tIempo (la proliferacion armamentista, desde las minas anti-

CAPITULO 14 - PODER 261

persona y los rifles hasta las bombas at~micas; la corrupcion de los cargos publicos en innumerables naClOnes; la voluntad de lu­char contra las enfermedades que afligen ante to do a los pobres, por no poner mas que unos ejemplos) son solo. mfnima~ente sen­sibles a las inyecciones de mas dinero. A partIr ~~ u~ Clerto pun­to, como las personas que trabajan en la cooperaclOn mternaclOnal han visto con gran pesar, mas dinero puede verdaderamente hacer que la situacion sea peor. Aunq~e pued~n necesitarse billones de dolares para abordar estos desaflOs, el dmero es, de ~echo, la par­te facil. Lo mas necesario es la creacion de nuevos blenes cultura­les nuevas estructuras de posibilidad e imposibilidad edificadas sobre nuevas formas de cultura que aun no existen. Para crear esoS nuevos bienes y lograr que sean adoptados por el gran publi~o se requerira poder cultural. Y nadie en el mundo p?s~e el suficiente para hacerlo con plena seguridad de a1canzar el.~xItO.

Todo esto significa que, pese a la gran atenclOn que se presta .a las tentaciones de la carne (el insaciable deseo de sexo) y la COdl­cia (el insaciable deseo de dinero), la busqueda de poder es la ten­tacion mas insidiosa de todas. Dado que nunca sabemos. con segu­ridad de cuanto poder disponemos, y, de hecho, nunc a disponemos del suficiente, nos sentimos constantemente tentados de tratar de adquirir un poco mas para mantenerlo en reserva 0 para emplear-10 en un momento de crisis. Y, como ocurre con todas las tenta­ciones, la tentacion de amasar poder es mas fuerte cuando va aso­ciada a la mejor de las intenciones. Cuando estamos atr~pados por la tentacion de acumular poder, somos presa de la falacia de la es­trategia e imaginamos que podemos conseguir el ex~to cultura~ a base de manipular las debidas palancas de las relaclOnes, las m-

fluencias y la fama. . Mas aun a diferencia del dinero, que puede ser me dIdo y guar-

dado para ei futuro, el poder es una cap~cidad fluida que .debe mantenerse1, dado que esta siempre en pehgro de perderse SI per­demos la atencion 0 el respeto de la gente. Al final de toda nue~­tra busqueda de poder, estaremos tan inseguros d,e nuestra ca~ac~­dad ultima de «cambiar el mundo» como 10 estabamos al pnncI-

1. Agradezco la idea y la redacci6n de la frase a un revisor an6nimo.

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pio, pero ahora estaremos inm nos limitani y puede dejarn ;:s~s en una red de obligaciones que teniamos antes. os aCI mente con menos poder del que

t~a e~~~~~~~~~~~ ~~~~~~:~;j~ ~~l~~i~n~e~~l iOd~r.se encuen­

~~~ ~~d::rt~~~ ~: l~e;:~~~cia naci02nal a la ~~g~~iz:~i~nJ;~~~{a a~~

movilizar a los cristianos ;~;:~~~~7ra C~ahclO~.cristiana trato de nal en diversos temas. «Un ochent en.a pohtlca local y nacio­canos creen que hay un problema ;/~:c~:~~t~ de los norteameri­tro pais» decia en 1995 Ide la moral en nues-

, e ocumento de la C 1'" . «Contract with th A" oa IClOn tltulado e mencan FamIly» [«Con' 1 .. norteamericana» ], destinado a influir en 1 1 vemo con a famIlIa en el que Newt Gi . os panes de un Congreso acababan de asu ~gnch y una nueva generacion de republicanos

legislatura. Se re:l~oe~i~~:~~~ ~:~~:c~~ec~i~n~s de la mi~ad de la nos parte del credito, merced a habil ~. nstlana merec~a al me­publicano en el Congreso -10 b es, a lanzas: por el tnunfo re­ner a Reed en su que asto a la revista Time para po­of God [L portada en 1995 con el titular: «The Right Hand

» « a mano derecha de D' >] L " dores no disponian por si sol d lOS 1 > -. os cnstl~nos conserva-

os e e ectorado suficIente p t ;::~~o~~~~u:e ~:~~:!tario en el partido republicano; por es:~e~~ vacion fiscal ru acerc~do. a1 ala pro-empresarial y anti-gra-1 l

' g po que habna sltuado el «problema del decI' d a mora» en un lugar m b' d lve e

nes. Esta alianza eXPlic:Ysina~ud:ntro d~ s~ lista de preocupacio­rna de diez del «Contra~t» ,un? e o~ puntos del progra­con el problema del declive ~;r~~~~~:':n~elacl~nado lejanamente [«Deducciones tributarias de d' I IlY-~~lendly Tax Relief»

, . ayu a a as famlhas»].

Ree~:!~g~:/~i~~tr~t~g!~e~~o~a ;Oal~Ci?n cristiana dirigida por poder para mover la ;ultura n rt a 0 c~lshano n? poseia bastante reccion de los problemas q 0 e~melnc~na decIslvamente en di-

ue mas es lmportaban, a pesar del

2. Nadie ha documentado el ascenso de los ev ' ' completa e incisivamente que D M' h I angelIcos al poder cultural mas Power, Oxford University Press, ~kWl~O~~ ic;~~SAY, Faith in the Halls of

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«ochenta por ciento» de los norteamericamos que podrian estar de acuerdo de manera general con respecto al declive moral. Por tan­to, tendrian que formar alianzas con otros que pudieran disponer de bastante poder. Los lideres de la coalicion pondrian en accion su capacidad de movilizar a los votantes cristianos para lograr re­sultados mucho mayores de los que cabia esperar que tuvieran esos votantes por sf solos.

En principio, no habfa nada de malo en esa estrategia. La crea­cion de bienes culturales a gran esc ala requiere socios culturales a gran escala. La busqueda del bien comun requiere trabajar en co­mun con personas que no coinciden con nosotros en todos los as­pectos. Parte del desprecio que cristianos mas inclinados hacia la izquierda han sentido respecto de la alianza de la Coalicion Cris­tiana con los republicanos pro-empresariales no tiene sentido, da­do que cualquier cristiano, prescindiendo de su filosoffa poiftica, que qui era ser parte de la creacion de algo nuevo en cultura se en­contrara en diversos tipos de asociacion con aliados que, en otras circunstancias, serian improbables.

Pero la tentacion del poder es insidiosa. Como nunc a podemos tener suficiente y como nunca sabemos cuanto tenemos, nos sen­timos constantemente tentados de dejar que el fin comience a dic­tarnos los medios. Nos ponemos a acumular el poder por el poder, 10 que exige que separemos nuestra busqueda del poder de los ob­jetivos que originalmente la motivaron. Comenzamos a medir nuestra importancia por nuestro acceso a personas e instituciones poderosas, no por 10 fieles que somos a los bienes culturales que intentamos cultivar y crear.

En el caso de Reed, la busqueda del poder no solo Ie llevo, mas aHa de la Coalici6n Cristiana, a una vida mucho mas convencional de grupo de presion, consultoria poiftica y «relaciones publicas», sino a la relaci6n con otro miembro de grupo de presion llamado Jack Abramoff. EI antiguo presidente de la Coalici6n Cristiana se encontro colaborando con Abramoff abogando -iquien 10 habria dicho!- por los intereses de los nativos norteamericanos en el jue­go, y escribia a Abramoff en noviembre de 1998: «Bueno, ahora que he terminado con la poiftica electoral, necesito empezar a ha­cerme con cuentas empresariales. Cuento contigo para que me

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ayudes con algunos contactos»3. En menos de cuatro afios, Ralph Reed habia pasado de denunciar el declive moral norteamericano a «hacerse con cuentas empresariales».

La bondad del poder

La tentacion del poder no solo as alta a los que actuan en politic a, como tampoco la tentacion de la codicia asalta unicamente a quienes trabajan en la banca. El poder, la capacidad de proponer con exito bienes culturales, impregna toda cultura, toda esfera y toda escala. Era (yes) una realidad en los pabellones del hogar para los moribund os que las misioneras de la caridad tienen en Calcuta, donde hay que tomar diariamente decisiones acerca de como configurar la cultura del cuidado de los enfermos y la ora­cion, del mismo modo que era (yes) una realidad en las estancias de Buckingham Palace. Incluso el mas minimo cambio cultural, a la escala cultural mas infima, requiere poder, y el cambio cultural a gran escala requiere gran poder cultural.

La Iglesia suele ser un lugar particularmente diffcil para hablar del poder. Preferimos pasar rapidamente sobre el hecho de que, in­cluso en nuestra comunidad cristiana, hay unas personas que pue­den proponer nuevos bienes culturales con mayor facilidad que otras. Cuando salimos del edificio eclesial, algunos adoptamos du­rante la seman a posiciones que nos dan un enorme campo de ac­c~on para la creatividad cultural, mientras que otros adoptan posi­ClOnes que estan en gran medida limitadas por el poder ajeno. Es esta una realidad tan importante como el hecho de tener cantida­des muy variables de dinero en nuestra cuenta bancaria y de que todos y cada uno nos veamos afectados por determinadas atrac­ciones 0 tentaciones en nuestras relaciones sexuales. Nuestras iglesias no suelen ser candidatas a un premio por abordar honra­damente estas tres areas tanto de bendicion como de tentacion; pe­ro, aunque es probable que ellector haya escuchado al menos un

3. Su.san SCHMITH y James V. GRIMALDI, «Panel Says Abramoff Laundered Tnbal Funds»: Washington Post (23 de junio de 2005), AI.

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sermon sobre como pensar de modo cristiano acerca del sexo, y los requerimientos de los presupuestos eclesiales hacen del dinero tema de todos los afios, hay muchas posibilidades de que no haya escuchado nunca un sermon sobre como ser agente del poder cul­tural. Debido a este silencio, no es enteramente sorprendente que hubiera muchos cristianos que siguieran alegremente a la Coalicion Cristiana en sus dudosas alianzas, y pocos que estuvie­ran en posicion de cuestionar la manera en que Ralph Reed mane­jo su poder.

Hay tambien una larga tradicion cristiana, arraigada en la pro­testa anabaptista contra la religion establecida, que sospecha pro­fundamente de los cristianos que ostentan poder, en especial poder estatal, que esta apoyado por la amenaza de la fuerza. El argu­mento cristiano sobre la legitimidad de la guerra esta fuera del al­cance de este libro, aunque es un argumento que vale la pena ana­lizar. Pero, aunque una guerra justa podria refrenar 10 peor que los seres humanos son capaces de hacer, incluso los mas firmes abo­gados de la guerra justa estaran de acuerdo en que la guerra es to­talmente incapaz de crear. Lo maximo que la guerra puede hacer (y los pacifistas dejan meridianamente claro que ni siquiera esto puede hacerlo) es impedir la destruccion cultural. Cuando las gue­rras finalizan, las hayan apoyado los cristianos 0 no, la tare~ de crear nuevos bienes culturales pervive, y para crearlos se reqmere poder cultural. ~ Como entender esta fuerza tan potente y tan po­tencialmente distorsionadora?

El unico lugar por el que comenzar es la bondad del poder y el reconocimiento del poder como un don. Cuando Dios invita a Adan a nombrar a los animales en Genesis 2, esta dando a Adan poder cultural: invitandole a proponer nuevos bienes culturales, el nombre que cada animal llevara. Pero este poder. no es algo q~e Adan consiga arran carle a Dios mediante una sene de estrategIas inteligentes. Es, sencillamente, 10 que Dios decide otorgarle a Adan, a fin de que este pueda cumplir su destino de ser creador de cultura a imagen de Dios.

Si la creacion de bienes culturales es la esencia misma de nuestra vocacion original de seres humanos, y si esa vocacion ori­ginal es tan buena como Dios dijo, entonces el poder de crear esos bienes culturales debe ser tambien esencialmente bueno, por muy

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distorsionado que este por el pecado. Pero como ocurre con todos los demas bienes, no podemos apoderarnos de el. Los ciudadanos de Babel quisieron apoderarse del poder cultural: «Vamos a fabri­car ladrillos ... Vamos a edificarnos una ciudad y una torre ... , y va­mos a hacernos famosos» (Gn 11,3-4). La triple repeticion del «vamos» y la escalada de sus ambiciones culturales, de los ladri­Hos a una torre que les hag a famosos, es un resumen muy preciso de la busqueda humana de un poder 10 bastante segura como para liberar finalmente de la dependencia de Dios y hacerse capaz de prosperar sin los dones de Dios.

Pero hay otra manera de enfocar el poder. En lugar de intentar trazar nuestro camino hacia el pinaculo del poder, podemos dar el paso que Dios nos invita a dar: vernos a nosotros mismos, en rela­cion con el Creador del mundo, como poseedores de mas poder del que nunca habrfamos podido sofiar. El Exodo y la Resurreccion, las intervenciones divinas mas excepcionales de la historia, proc1aman que en el mundo hay un poder lleno de gracia que supera con mu­cho nuestras mayores ambiciones humanas y puede aquietar nues­tros temores mas profundos. Abordamos la tarea de la creatividad cultural, no como personas que necesitan desesperadamente esta­blecer una estrategia de relevancia cultural, sino como participes en una historia de nueva creacion que surge justamente cuando nuestro poder parece haber sido extinguido. La creacion de cultu­ra no solo es producto de una estrategia cultural inteligente 0 sub­producto de un privilegio heredado, sino la respuesta asombrada y agradecida de un as personas que han sido rescatadas de 10 peor que la cultura y la naturaleza son capaces de hacer.

Las disciplinas del poder: el servicio

Puede que haya unos sentimientos muy hermosos. Pero, en la practica, l.como enfocar las inevitables oportunidades de poder cultural y las frustraciones de la impotencia con alguna esperanza de tratar al poder como un don, en lugar de como un logro estra­tegico? Afrontamos preguntas similares con los otros dos dones que tientan a los cristianos: el sexo y el dinero. En cada caso, la respuesta consiste en adoptar una forma concreta de disciplina: ha-

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cer opciones deliberadas que quiten a la tentacion su dominio so­bre nosotros y liberen el don en toda su gloria. En el caso ~el se­xo, estas disciplinas llevan el nombre de «castidad» y «fidehdad», opciones gemelas para limitar nuestra activi~ad sexual e~ n.o~bre de una mayor fecundidad. En el caso del dmero, las dlsclphnas centrales son la sencillez y la generosidad, el dar regularmente mas aHa de nuestro nivel de comodidad, a fin de arrebatarle al di­nero su pretension de asegurar nuestra vida al margen de Dios, y liberar su bendicion en la vida de los material mente pobres.

As! pues, l.cuales son las disciplinas corre~pondient~s. para.tra­tar con el don y la tentacion del poder? En su lmportantlslmo hbro The Challenge of the Disciplined Life, Richard Foster opta por la palabra servici04 • En realidad, ellenguaje y las imagenes del,s~r­vicio son centrales en la extensa ensefianza de Jesus a proposlto del poder, y esto se visualiza con mayor c1aridad ~uando lava los pies a sus discfpulos en el Cenaculo la noche antenor a su m~erte. Cuando Jesus explica su mision y su ministerio en el evangeho de Marcos, emplea ellenguaje del servicio:

«SaMis que los que son tenidos como jefes de las nacion~s las dominan como senores absolutos, y los grandes las opnmen con su poder. Pero no ha de ser asi entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros sera vuestro ser­vidor, y el que qui era ser el primero entre vosotros se~a escla­vo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha vemdo a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por mu­chos» (Mc 10,42-45).

Cuando adoptamos el papel de servidores, hacemos justame~­te 10 que los poderosos prefieren no hacer: ponerse en una POSI­

cion en la que el poder es de escasa utilidad. En lugar de afirmar los privilegios que los poderosos poseen para co~trolar su entorno y evitar experiencias humillantes, buscamos a Cnsto en lu~a~es e~ los que no se reparara en nosotr~s, donde no p,ar~ceremos utlles m recibiremos alabanzas. Los servldores son anommos y, a menudo,

4. Richard J. FOSTER, The Challenge of the Disciplined Life: C1h9rSis9tian R

1e7ifl

Sec-

tions on Money, Sex and Power, HarperOne, San FrancIsco , pp. SS.

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casi invisibles; y cuanto mas poderosos nos hacemos, tanto mas buscamos oportunidades de anonimato e invisibilidad. Del mismo modo que el unico antidoto real contra las tentaciones del dinero es una gran generosidad, tambien el unico antidoto real contra las tentaciones del poder es optar por emplearlo del modo opuesto al qu~ ~l mun~o pretende: no aproximandonos a las fuentes de poder adicIOnal m tratando de asegurar nuestra sensaci6n constante de comodidad y control, sino empleandolo en aproximarnos a los re­lativamente impotentes. . ~na de la~ discipli.n~s basicas que yo he implantado en mi pro­

pIa VIda consiste en vIaJar a lugares situados fuera del mundo de­s.arrollado apr~ximadamente una vez al ano, si las posibilidades de tIempo y de dmero de nuestra familia 10 permiten. En algunos as­pectos, por supuesto, el viaje internacional es una expresi6n de tre­~e?do poder cultural y de riqueza. Pero yo he comprobado que rnis vIaJes anuales fuera del mundo desarrollado se cuentan entre las cosas mas cuestionadoras y aleccionadoras que hago. Situarme en un contexto en el cual dependo de la hospitalidad de unos extranos que son ala vez hermanos y hermanas cristianos es para mi una ex­peri~ncia singularmente desconcertante. Estoy acostumbrado a conSIderarme una persona bastante emprendedora y entendida, cul­turalmente hablando; pero en el contexto cultural de mis anfitrio­nes soy, por .r~gla gener~l, escasamente util, en especial porque nor­mal~en~e VIaJO como clUdadano particular, no como representante ~e .nmgun gran proveedor occidental de dinero 0 de influencia. Lo umco que yo puedo ofrecer, a hermanos y hermanas que han avan­zad? ~ucho mas que yo por el camino del discipulado, es mi dis­pOSICIOn a escuchar, aprender, orar y observar con reverencia su creatividad cultural frente a un as desventajas abrumadoras.

En un~ de estos viajes, mi amigo Bill y yo caminabamos por u?a polvonenta. calle de ~airobi rep leta de personas que iban y ve­man del ~~burbIO donde tIene su hogar mas de una cuarta parte de la poblacIOn. «C~ando estoy en este tipo de lugar -me dijo mi ami­go-, me gusta mirar a la gente por detras». Y se ech6 a reir ante mi expresi6n de no entender nada. «Porque me figuro que cuando es­temos todos en la nueva Jerusalen alrededor del trono del Cordero apenas habre logrado hacerme un hueco; estare en los asientos ma~ los, mientras esta gente estara en las primeras filas. De modo que

CAPITULO 14 - PODER 269

esta sera la vista que tendre en la eternidad. Asf que ya puedo ir acostumbrandome ahora».

La perspectiva de Bill contribuye a corregir un peligro poten-cial que hay en ellenguaje del servicio. En nuestro conte~to .c.ul­tural, servicio suele implicar condescendencia, no en el pnmitIvo uso de la palabra, que significaba que los p~derosos trat~ban a cuantos encontraban con dignidad y respeto, smo en el sentIdo de mantener nuestra sensaci6n de superioridad aun cuando ofrezca­mos caridad a los «menos afortunados». Tambien suscita ensegui­da imagenes de voluntarios sirviendo en un comedor publico co­mida a «los pobres». Pero no evoca facilmente la idea de que ~as mismas personas a las que servimos poseen, de hecho, sus proplas capacidades culturales no utilizadas, ni que son personas a l~s que podrfamos terminar necesitando tanto como ellas nos necesitan a nosotros. Y por eso el servicio no siempre connota la asombrosa idea biblica de que, cuando Dios actua en la historia, 10 hace a tra­yes de la coparticipaci6n de los poderosos y los impotentes.

Porque 10 basico que somos invitados a hacer con nuestro po­der cultural es emplearlo con los que son menos poderosos que no­sotros. La frase habitual serfa emplearlo en pro de los impotentes, pero ese no es el modo en que el poder funciona en la economfa divina. La manera de emplear el poder cultural es dar a otros la oportunidad de crear nuevos bienes culturales, su,mando nuestros recursos a los suyos para incrementar sus oportumdades de mover los horizontes de posibilidad de alguna comunidad. Y aunqu~ hay pocas categorfas de personas -los muy j6venes, los muy anCIanos y los muy enfermos- de las que puede decirse ver~aderamente qu.e son impotentes (y que requieren de manera espeCIal nuestro serVI­cio), la historia del Exodo y de la Resurrecci6n nos convencen de que el poder de Dios esta al a1cance incluso de aquellos que no pa­recen tener ningun poder propio.

Nosotros no consideramos a los relativamente impotentes co-mo receptores de nuestra caridad, sino como fuente de ~n. p~der que quienes somos relativamente poderosos puede que. 0.1 sI~U1era conozcamos. Cuando ponemos nuestro poder a su serVICIO, hbera­mos su capacidad creativa sin disminuir la nuestra en modo algu­no, y, de este modo, emplear el poder es sumamente distinto de emplear el dinero. Cuando transferimos dinero a otra persona, su

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TO,

I'

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valor neto se ~ncrementa, mientras el nuestro decrece; pero el po­der de crear blenes culturales rara vez tiene esta cualidad de suma cero. De hecho, como veremos en el capitulo 15, el unico modo de poder crear verdaderamente bienes culturales es en colaboracion con ,o~ros, en un proceso en el que el poder no tanto fluye de un partIclpe a .otro cuanto se suma a la capacidad creativa global de una comumdad de personas que van siendo cada vez mas capaces de aportar cosas nuevas y buenas al mundo.

Las disciplinas del poder: la corresponsabilidad

~ay, por t~nt?, ?tra disciplina que debemos adoptar junto al servi­CIO, una dlsclplma que reconoce las capacidades incluso de quie­nes SO?, en apariencia, menos poderosos cultural mente hablando. Y a~~l puede resultarnos util otro concepto biblico: la correspon­sabllldad. Los corresponsables, por definicion, son custodios del poder cul~ural: .responsables, como muchas parabolas de Jesus po­nen en eVlden.cIa, no solo de la riqueza de sus senores, sino de re­presentar los mtereses d~ estos c.uando estan fuera. EI correspon­sable p~see una enorme mfl,u~ncla: adquirida no simplemente por su PropIO esfuerzo 0 por su eXlto, smo en virtud de su relacion con sus patronos. Y, por eso, corresponsabilidad es una palabra verda­d~ramente oportuna para quienes somos custodios del poder resu­cHador de Dios en medio del mundo.

.j, 9ue significa adoptar la corresponsabilidad como disciplina eS~lfItual ~ La corresponsabilidad es distinta del servicio, que re­~mere deJar completamente de lado nuestro poder durante un tIempo. La corresponsabilidad significa asumir conscientemente nuestro pod~r cultural, invirtiendolo deliberadamente en los apa­rentemente lmpotentes, poniendo nuestro poder a su disposicion a. fin de facultarlos para cultivar y crear. Esto es distinto de la ca~ nda~, que consiste simplemente en una transferencia de activos de los ncos a los pobres. Se aproxima mas a la inversion. Los inver­sores es~eran un beneficio; de hecho, esperan que sus recursos au­~entenJunto con el exito de las empresas en las que invierten. Los mvers.ores parten de una posicion de riqueza, pero tambien son conSClentes de las capacidades y dones de aquellos en los que in-

CAPITULO 14 - PODER 271

vierten; capacidades que ellos no poseen. Los corresponsab1es son, sencillamente, quienes invierten con recursos que saben ~ue no les pertenecen, en lugares donde solo habra beneficio p,or la m­version si Dios esta verdaderamente presente y en aCCIOn en el mundo.

Ni que decir tiene decir que esto no requiere un viaje a un su­burbio de Nairobi. Conozco a alumnos de postgrado que han de­cidido invertir un tiempo en ayudar a estudiantes que van atrasa­dos, aun cuando el entorno academico les inc ita a considerar la co­laboracion docente como un mero medio de reforzar el proceso de investigacion y el establecimiento de relaciones que conducen a entrar en el sistema de obtencion de un puesto de profesor. Algu­nos de mis antiguos alumnos de Harvard se han incorporado a em­presas de consultoria y pasan la mayor parte de su tiempo aseso­rando a empresas ya rentables como ser aun mas rentables, pero tambien son voluntarios en organizaciones sin animo de lucro y ayudan a hacer mas eficientes sus operaciones mien~ras aprenden tambien de un ex-presidiario que sabe como consegmr que un gru-po de alcoholicos hable. .

No hace mucho, tuve el privilegio de conocer a Cathenne Rohr, antigua ejecutiva de un banco de inversiones de Wall Street ~ue comprendio que las mismas habilidades que ella habia aprendldo en la escuela de negocios podian utilizarse para preparar a los pre­sos a reincorporarse a la sociedad como empresarios, en lugar de como desemp1eados que reciben caridad. Su programa empresa­rial en la carcel lleva a las prisiones a ejecutivos y catedraticos de facultades de empresariales para formar a los presos e~ las habil~­dades necesarias para lanzar nuevas empresas de CUltlVO y creatl­vidad cuando sean puestos en libertad. Catherine cayo en la cuen­ta de que incluso los presos, aparentemente privados de todo po­der cultural, podian, de hecho, convertirse en un tremendo recurso para sus comunidades si los culturalmente poderosos acudian a su lado, y que esos presos iniciaran negocios en los q~e sus mentor~s no habran pensado, 0 tendran exito en ejercer el. hderazgo pr~~l­samente en los lug ares mas necesitados de negocIOs en expansIOn y nuevos empleos. Rohr es corresponsable de su poder y ayuda, tanto a los aparentemente impotentes como a los aparentemente poderosos, a ser mejores corresponsables ellos tambien.

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En Manila hay un vertedero de basura llamado «Smokey Mountain»5, un monton de desperdicios de mas de treinta metros de altura perpetuamente abrasador. Y, al igual que en muchos otros vertederos de basura de to do el mundo, hay una comunidad de per­sonas que sobreviven esencialmente como recic1adores, tomando la basura de la ciudad y extrayendo valor economico de pequefios trozos de cuerda, papel de aluminio y carton. Cuando me siento frustrado por las limitaciones de mi poder cultural, 10 cual me ocu­rre con mayor frecuencia de 10 que querria admitir, me gusta pen­sar en los habitantes de Smokey Mountain. Para los criterios del mundo -ciertamente, para los criterios de los privilegiados y po­derosos periodistas, artistas, activistas, ejecutivos y lideres ec1e­siales entre los que empleo gran parte de mi tiempo-, sus opcio­nes son dolorosamente limitadas. No hay razon para pensar que poseen. menos capacidad innata para el cultivo y la creatividad que cualqmer otro grupo de seres humanos hechos a imagen de Dios, pero ellos nacieron en un lugar donde, en lugar de proponerse bie­nes culturales que procedan a configurar el mundo, se llevan los detritus de la cultura para descomponerse y morir. Su existencia es un reproche, por decirlo suavemente, a mi autocompasion.

Pero tambien se 10 bastante acerca de esta comunidad de Ma­n.i~a para ser consciente de que ni necesitan ni desean mi compa­SlOn. En 1980, un sacerdote catolico llamado «padre Ben» fue en­viado a Smokey Mountain desde el seminario en el que era un jo­yen muy prometedor. Llevo a quienes residian alli la buena nueva de Jesus y comenzo a instilar en aquellas personas la confianza en que Dios no se habia olvidado de ellos; de hecho, les indujo a pen­sar que Dios estaba dispuesto a insuflar vida en sus esfuerzos por conseguir una vida mejor para sus familias. La comunidad de tra­b~jadores en el vertedero persuadio ala ciudad de que les propor­ClOnara agua y electricidad. Han construido unas casas de cemen­to, modestas pero dignas, en los limites del vertedero, a fin de re­emplazar las chabolas de carton y hojalata. Y han edificado inc1u-

5. l;a historia del padre Ben B~ltran y Smokey Mountain se relata en un ar­ticulo de Jane SUTION, «Tellmg It on the Mountain»: < http://www.urbana.org/articles/telling-it-on-a-mountain>.

CAPITULO 14 - PODER 273

centro comunitario donde los nifios van a jugar y los ancia­nos se reunen a pasar el tiempo.

De manera que los residentes en el vertedero de basuras de Manila no son para mi, ante todo, una leccion moral en mi relati­va riqueza, un sentimiento de culpabilidad al a1cance de la mana que se puede utilizar para forzarme a ser mas caritativo, sino ~ue son un recordatorio de la inagotable capacidad humana de cultlvar y crear, y del poder transformador de la coparticipacion que acom­pafia a Dios en su plan de poner el mundo del reve~, rebajan~o las montafias y elevando los valles. Son un recordatono de que Justa­mente en los lugares donde la imagen de Dios parece encontrarse en mayor peligro de extincion, los seres humanos pueden hallar re­cursos para crear algo que mueva los horizontes, incluso los hori­zontes de un vertedero de basuras.

Como las disciplinas de la fidelidad y la castidad, tampoco la sencillez y la generosidad, los actos de servicio y la corresponsa­bilidad son meros ejercicios inusuales 0 piadosos para hacernos mejores personas, sino que contribuyen a fortalecer nuestro con­vencimiento de que la realidad del poder, la mas elusiva de t?das las realidades humanas, no es 10 que aparenta. La leccion del Exo­do y de la Resurreccion es que los impotentes nunca son tan im­potentes como parece. Puede que este sea el verdadero sentido de la «buena nueva para los pobres» que Jesus vino a proc1amar: que los pobres no son tan pobres como ellos y nosotros pensamos que son. El creativo Dios de la historia ha dejado a su a1cance su po­der resucitador. Ha hecho que su poder este disponible para noso­tros si nos hacemos pobres de espiritu, pasando de limitarnos a acumular poder a compartirlo gratuitamente.

La atracci6n del poder

Hace unos cuantos afios, me encontraba yo en un congreso cris­tiano con muchos amigos y colegas del mundo del ministerio uni­versitario. Entre ellos estaba Bob, el capellan universitario de mis afios estudiantiles, que habia contribuido enormemente a mi for­macion cristiana como estudiante universitario. Muy contentos, dispusimos un tiempo para charlar durante la cena en la abarrota-

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274 TERCERA PARTE - VOCACION

da sala de baile del hotel, a fin de ponernos al corriente de 10 su­cedi do en los numerosos afios transcurridos desde la ultima vez que habfamos hablado. Cuando lIeg6 la hora, elegimos dos sitios en una mesa lIen a de otros asistentes al congreso.

En unos minutos descubrf que la persona sentada a mi izquier­~a era un hombre lIamado Duane, con el que lIevaba tiempo que­nendo encontrarme, por ser el nuevo director ejecutivo de una fun­daci6n privada que habfa apoyado mi trabajo bajo su predecesor. No s6lo se trataba de una relaci6n estrategica, sino que, al charlar, descubrf que tenfamos mucho en comun, incluidas tareas en el mundo de la Universidad de Harvard, y muchos amigos comunes. Duane y yo terminamos manteniendo una animada conversaci6n durante la mayor parte de la cena. Bob, mientras tanto, conoda a la persona de su derecha 10 bastante bien como para poder mante­ner una conversaci6n cordial, pero para el final de la cena yo ha­bfa cruzado s6lo unas cuantas palabras con Bob, dando al mismo tiempo las gracias silenciosamente por haber tenido la buena for­tuna de sentarme junto a Duane.

No reflexione sobre este incidente hasta unas cuantas semanas de~pues, cuan.do me encontraba almorzando con un amigo que tra­baja en Washmgton. Mi amigo me estaba describiendo la frustra­ci6n del panorama social de dicha ciudad, donde todo el mundo domina. el arte de parecer interesado en la conversaci6n que esta mantemendo, aun cuando este recorriendo con la mirada el recin­to en busca de alguien mas importante con quien hablar. Estuvi­mos intercambiando historias de «pases de pelota» habiles y tor­pes, cuando caf en la cuenta de que eso era precisamente 10 que yo habfa hecho con Bob. En un instante de calculo subconsciente ha­bfa detectado el potencial que Duane posefa de ser un aliado' po­deroso de un modo en que Bob no podfa serlo.

No estoy preparado para decir que la manera cristiana de com­portarse sea ignorar todas las oportunidades de establecer relacio­nes con quienes parecen mas poderosos que nosotros. Al contra­rio, si la tarea basica de Dios es establecer asociaciones entre los poderosos y los impotentes, aislarnos de las personas con poder cultural supone privarnos a nosotros y a ellos de la oportunidad de ver a Dios en acci6n. Duane y yo hemos seguido manteniendo va­rias conversaciones mas en las que, afortunadamente, ninguno de

CAPITULO 14 - PODER 275

los dos buscaba por encima del hombro del otro mejores oportu­nidades que pudieran presentarse. Mi instinto de que Duane podrfa ser un amigo valioso y estimulante no estuvo equivocado. Pero re­conozco en mi rapido alejamiento de Bob precisamente la clase de coraz6n que necesita disciplinas espirituales para cambiar.

Y el triste final de «la princes a del pueblo» es un recordatorio de los graves peligros de nuestra atracci6n por el poder. La hija del conde Spencer tenfa tremendos recursos de poder cultural a su dis­posici6n; recursos que puso en acci6n en los ultimos afios de su breve vida, especialmente en el tema del azote de las minas anti­persona; pero tambien estaba, como la biograffa escrita por Tina Brown6 permite ver con absoluta claridad, totalmente absorbida por el esfuerzo interminable de conservar su poder manejando cui­dadosamente su relaci6n con la prensa hambrienta de celebrida­des. La mujer mas conocida del mundo gastaba grandes recursos personales, en forma de tiempo y energfa, en tratar de controlar su fama y su imagen. Aun cuando los «paparazzi» que la persegufan no desempefiaran el papel decisivo en su muerte en un accidente automovilfstico brutal en un paso subterraneo de Parfs, ninguna imagen refleja mejor la tragedia de una vida dedicada a perseguir el poder: un coche de lujo a toda velocidad que pierde el control. Fue un final que no tuvo nada de la cualidad tan admirada en Dia­na: su encanto.

Las cosas podrfan haber sido distintas. Diana y la Madre Te­resa s6lo se encontraron un as cuantas veces, la ultima de elIas en el centro de acogida de las misioneras de la caridad en Nueva York, justo dos meses antes de la muerte de ambas en la misma se­mana de finales del verano de 1997. Podrfan haberse visto mas a menudo. La Madre podrfa haber sido una amiga mejor que la ma­yorfa de las que tuvo Diana. Y podrfan haber colaborado en crear algo nuevo en el mundo.

6. Tina BROWN, The Diana Chronicles, Doubleday, New York 2007.

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276 TERCERA PARTE - VOCACION

Encontrar nuestra vocaci6n

i, Que preguntas a proposito de nuestra vocacion brotan de estas re­flexiones sobre el poder? La primera pregunta debe ser con res­pecto a la evaluacion honrada del alcance de nuestro poder cultu­ral actual: ,i D6nde hemos propuesto con exito un nuevo bien cul­tural? i,Donde se encuentran los contextos culturales en los que nuestro cultivo y nuestra creatividad son fecundos? La disciplina mcls importante en este aspecto es resistirse a la estrategia, evitar planificar un camino hacia una mayor influencia cultural. Logra­remos el mayor efecto cultural alli donde ya poseamos influencia cultural, alli donde ya hayamos cultivado una comunidad que re­conozca nuestra capacidad de contribuir con algo nuevo. Evaluar honrada y agradecidamente donde poseemos ya poder cultural es tambien un antidoto esencial contra el fUtil proceso de tratar de­sesperadamente de amasar mas.

Podemos preguntarnos tambien: ,i Con quien comparto mi po­der? i,Como hago po sible que otros cultiven y creen cultura? i,CO­mo puedo ser corresponsable e invertir mi poder cultural en los suelios y planes de quienes poseen menor poder cultural que yo?

Y podemos hacernos una pregunta mas fundamental: i, Va nuestra transformacion a la par del poder cultural que nos ha sido otorgado? i,Realizamos actos de servicio que nos Heven a lugares de anonimato e invisibilidad? i,Sentimos sosiego y confianza en el fonda de nuestro corazon 0 corremos un peligro excesivo de ser pasajeros en un coche de lujo que supera con mucho el limite de velocidad? i,Soliamos con trepar por un poste engrasado, con el fin de lograr el poder cultural necesario para hacer realidad nuestros propositos, 0 buscamos la transformacion en las manos de Aquel que esta en accion en la historia antes y despues de nosotros?

No deberia sorprender demasiado que estas preguntas, hechas con suficiente intensidad y respondidas con suficiente honradez, nos Hevaran a la pregunta central de la fe, porque la creacion de cultura es, en definitiva, una Hamada a la fe: LEn el poder de quien confiamos? EI mejor modo de averiguarlo es observar 10 que ha­cemos con nuestro poder ... , y con nuestra impotencia.

CAPITULO 15

Comunidad

Yo vivi muchos alios en el octavo distrito electoral de Massachu­setts, donde tenia su residencia uno de los politicos mas poderosos y populares del siglo XX, Thomas P. «Tip» O'Neill Jr.

O'Neill ostento un poder casi sin precedentes como presidente de la Camara de Representantes durante la administracion Reagan, pero fue toda su vida un chico catolico de North Cambridge, Massa­chusetts. Su parroquia no era la urbana y cosmopolita de San Pa­blo en Harvard Square, sino San Juan Evangelista, un robusto edificio orientado hacia Massachusetts Avenue, en North Cam­bridge. Cuando O'Neill murio, despues de prestar sus servicios en la Camara de Representantes durante treinta y cuatro alios, San Juan Evangelista se vio rep leta de personas de todo el mundo que simpatizaban con el.

Hay una famosa portada de Saul Steinberg para el New Yorker que muestra los Estados Unidos tal como supuestamente se yen desde el Upper East Side de Manhattan. La Novena Avenida esta maravillosamente detaHada, con peatones, coches y rasgos arqui­tectonicos perfectamente visibles. Mas aHa, y un poco mas peque­lia, se ve la Decima Avenida. Despues viene el rio Hudson y, a continuacion, una franja de tierra etiquetada vagamente como «Jer­sey». Hay unos cuantos centimetros de espacio verde, con Chica­go, Kansas City y Nebraska ligeramente destacados, y mas aHa el oceano Pacifico (solo un poco mayor que el rio Hudson que apa­rece en el primer plano). Tres eolinas borrosas al otro lado del Pa­cifico estan etiquetadas como «China», «Japon» y «Rusia».

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Ypoco mas. Se puede realizar un dibujo similar para describir el mundo tal

como se ve desde Harvard Square, donde yo vivi y trabaje duran­te diez anos. En esa imagen, North Cambridge apenas seria un punto en el camino a Lexington, el agradable, ameno y terrible­mente caro barrio donde viven muchos profesores de Harvard. El Central Park de Nueva York, el Dupont Circle de Washington 0 in­cluso la Union Square de San Francisco aparecerian mas destaca­dos que el tramo de Massachusetts Avenue donde Tip O'Neill fue bautizado, oro y fue enterrado.

Ellegado mas duradero de Tip O'Neill-ademas del proyecto de arteria central de Boston, la gran obra publica que impulso en el Congreso como regalo de despedida a los ciudadanos y la in­dustria de la construccion de dicha ciudad- es su axioma: «Toda politica es local». Aunque liderara un partido politico nacional, ne­gociara desde la oposicion con el presidente de los Estados Unidos y apareciera en programas informativos nacionales, O'Neill recor­daba los intereses de sus vecinos de North Cambridge. No queria sucumbir a las distorsiones del mapa tal como se ve desde la coli­na del Capitolio 0 desde Harvard Square, es decir a la «Beltway Fever», la «fiebre del cinturon de circunvalacion de Washington D.C.», que, segun se dice, tarde 0 temprano acaba afectando a quienes residen durante mucho tiempo en un lugar como aquel, donde se concentra el poder.

El aforismo de O'Neill sorprendia y provocaba, porque no es literalmente verdadero. Parte de la politica es verdaderamente lo­cal y afecta, en Hneas generales, a las personas que estan directa­mente implicadas y a nadie mas: la poHtica de los pequenos nego­cios, de una asociacion de vecinos 0 del consejo de una pequena iglesia. Pero cuando la Camara de Representantes aumenta el sa­lario minimo 0 reduce los impuestos, ello afecta a toda la nacion. Sin embargo, O'Neill apuntaba no solo al hecho de ser consciente de haber sido elegido representante por un lugar y un grupo de per­sonas determinados, sino que se referia tambien a las experiencias person ales concretas, las redes y los lugares que se encuentran en la raiz de todo actor y obrar politicos, y al reconocimiento de que incluso la politica a mayor escala unicamente tiene importancia porque afecta a lugares y personas concretos y determinados. Ser

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un lider politico eficaz era, para O'Neill, no ceder nunca al modo esquematico de pensar acerca del mundo, donde algunos lugares son prescindibles y carecen de importancia. O'Neill era eficaz e incluso reverenciado como lider politico nacional, precisamente porque fue bautizado y enterrado en San Juan Evangelista.

El 3, el 12 y el 120

~ Tiene sentido la idea de que «toda cultura es local»? El chino mandarin, la Coca-Cola, el sistema de jurisprudencia del derecho anglosajon y la escala musical de doce tonos determinan los hori­zontes de posibilidad de millones de personas. Distan de 10 «lo­cal» todo 10 posible y, para bien 0 para mal, son bienes culturales de enorme importancia.

Sin embargo, hay un aspecto crucial en el que toda cultura es local: toda creaci6n de cultura es local. Todo bien cultural, ya sea una nueva palabra, ley, receta, cancion 0 dispositivo, parte de un pequeno grupo de personas, no solo de un grupo relativamente pe­queno, sino de un grupo absolutamente pequeno'. Prescindiendo de a cuantos vaya a afectar, la cultura parte siempre de 10 pequeno.

Y esto significa que, con independencia de 10 complejo yex­tenso que sea el sistema cultural que se considere, el unico modo de ·cambiarlo es mediante un grupo minimo de personas que inno­van y crean un nuevo bien cultural.

~Cual es e1 tamano optimo de ese minimo grupo? Yo sugiero que tres. Algunas veces cuatro 0 cinco, e incluso dos, pueden oca­sionalmente lograrlo. Pero tres es el numero perfecto.

Tres personas pueden caber en un Mini Cooper (muy justas) con espacio para equipaje. Tres personas pueden hablar en una conferencia telefonica, reunirse alrededor de una mesa en una sa-

1. La distinci6n entre grupos creativos absoluta y relativamente pequefios y muchos de los temas que subyacen a este capitulo me han sido sugeridos por Randall COLLINS, The Sociology of Philosophies: A Global Theory of Inte­llectual Change, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 2000 (trad. cast.: Sociologfa de las filosoflas: una teorfa global del cambio intelectual, Hacer, Barcelona 2006).

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la de reuniones 0 «chatear» por Internet sin que ninguna de ell as se aburra, se distraiga 0 se sienta superflua. Tres personas pueden sentarse a una mesa de restaurante y pergenar un plan.

Ahora bien, para que cualquier bien cultural alcance su pleno potencial se precisa el esfuerzo de mas de tres personas. Se nece­sitaran cfrculos concentricos de personas en torno a las tres inicia-1es que se un an para refinar y modelar la propuesta inicial de las tres. Pero el sorprendente modelo que surge cuando se estudia la propagacion de los bienes cultura1es es que esos cfrculos concen­tricos nunca son muy grandes. No pueden ser absolutamente pe­quenos -del tamano de un grupo que quepa en un coche mediano-, pero sf son siempre relativamente pequenos; relativamente, es de­cir, del tamano de la cultura a la que afectan.

Y el tamafio optimo que yo sugiero para estos cfrculos con­centricos es doce y ciento veinte. Estos cfrculos siguen siendo 10 bastante pequenos para poder incluir a personas que conozcan los rostros y los nombres de los demas, que esten fntimamente fami­liarizadas con los talentos y las limitaciones de los otros y que se­pan hasta que punto pueden confiar 0 tener que cerciorarse.

No toda cultura es local. Este libro, como bien cultural, no es local; es muy probable que ellector no sea vecino mfo ni me haya conocido en persona. Pero la creaci6n de este libro sf ha sido lo­cal, en el sentido de que se ha basado en relaciones personales y colaboracion intima; ha sido producto de 3, 12 Y 120. En el cfrcu-10 de 3 han estado un editor, un revisor y un autor; en el cfrculo de 12 han estado un director de editorial, un director de marketing, publicistas, disenadores y unos cuantos revisores y lectores de confianza. En el cfrculo de 120 han estado criticos; redactores y productores de revistas, peri6dicos y otros medios de difusion; y algunos amigos clave que han contribuido a configurar el conteni­do, reforzar los conceptos y difundirlo.

Esta es la razon de que la mayoria de los libros incluyan agra­decimientos. Si se 1een los agradecimientos con detenimiento -a veces hay que leer entre lineas-, invariablemente se encuentra a unas cuantas personas clave a las que se da las gracias de manera especial y profusa (las 3), otro grupo de personas de las que se ha­ce una mencion especial (las 12), y muchas otras cuyos nombres no pueden omitirse sin que el autor se atribuya, de manera poco

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homada, mas meritos con respecto al producto final de los que realmente Ie corresponden (las 120). Claro esta que las cifras no siempre se corresponderan con exactitud, pero las proporciones sf seran siempre, de manera aproximada, 3 : 12 : 120, y el cfrculo concentrico interior, el pequeno grupo sin el cual ellibro sencilla­mente no habria sido escrito, nunca sera muy superior a 3.

Una vez que se empieza a buscar la pauta de 3 : 12 : 120, se encuentra pOl' doquier. Los creditos de las peliculas: un productor ejecutivo, un productor y un director (3); los otros productores y miembros clave del equipo (12); el equipo completo (120 0 mas, porque una produccion cinematografica importante es uno de los bienes culturales mas complejos que crea nuestra sociedad, junto con los jets y los sistemas operativos de los ordenadores). Empre­sas casi de cualquier tamano: los altos ejecutivos: de 3 a 5 lfderes; el consejo: 12, mas 0 menos; el personal clave, que en la pequena empresa es el equipo completo, y en la gran empresa pueden ser los directivos de varios departamentos. Los fundadores de Google: dos antiguos alumnos de Stanford, Sergey Brin y Larry Page, ana­dieron un tercer ejecutivo, Eric Schmidt, cuando la empresa co­menzo a crecer. El brazo ejecutivo del gobierno de los Estados Unidos se reduce a un grupo de personas sorprendentemente pe­queno: el presidente, el jefe de gabinete y uno 0 dos de los conse­jeros de mayor confianza del presidente; el Gabinete (reconozco que cuando estoy escribiendo esta compuesto por veinte, que son algo mas de doce); y las personas que tienen razones para pensar que pueden acceder al despacho oval cualquier dia (no much as mas de 120; la lista completa del personal nombrado para la Casa Blanca, incluidos los ayudantes y sus segundos, es de solo cua­renta y nueve personas).

Cuando la «Conjetura de Poincare», uno de los problemas ma­tematicos mas diffciles y oscuros, se probo finalmente a principios de este siglo, las personas clave que contribuyeron a ello fueron Grigory Perlman, Richard Hamilton y William Thurston: 3. El mi­mero de personas del mundo entero que estaban cualificadas para confirmar que la prueba estaba verdaderamente completa y co­rrecta no era muy superior a 12. Y el mimero de personas que po­dian explicar el significado de la prueba a otros matematicos pro­bablemente era de unos cientos, como mucho, aun cuando la prue-

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ba de la «Conjetura de Poincare» tiene efectos en terrenos pobla­dos por cientos de miles de especialistas que configuran los hori­zontes de miles de millones de seres humanos.

Esta distincion entre grupos absoluta y relativamente pequenos es importante. En el extrema pequeno del modelo 3 : 12: 120 hay un grupo absolutamente pequeno. En el extrema grande, hay un grupo relativamente pequeno; pequeno, esto es, relativo al ambito cultural al que esta dirigido el bien cultural. De manera que 120 es un numero mas flexible que 3. La Corporacion automovilistica Ford, uno de los gigantes de la industria modern a norteamericana, tenia en 2006 alrededor de trescientos «ejecutivos de nivel supe­rior», grupo todavia relativamente pequeno en comparacion con la escala de sus operaciones a nivel mundial. Sin embargo, su lide­razgo ejecutivo -director general, director financiero, mas tres vi­cepresidentes ejecutivos- 10 constituian unicamente cinco perso­nas, cifra absolutamente pequena.

Por otro lado, un negocio como una empresa de «catering» que sirve a una ciudad pequena puede tener un propietario y uno 0 dos empleados clave (3), unos proveedores y trabajadores de confian­za (12), y puede que solo unas cuantas docenas de personas, clien­tes 0 amigos, que proporcionen con frecuencia nuevo negocio a la empresa (su version de los 120). Para una empresa pequena, los 120 pueden ser menos de 120 personas, pero seguini siendo un nu­mero relativamente pequeno de personas en comparacion con los miles de personas a las que una empresa de «catering» puede ser­vir a 10 largo de un ano de bodas y banquetes.

Puede que el ejemplo mas concluyente del poder del modelo 3 : 12 : 120 en los ultimos anos 10 constituyan las redes sociales como MySpace, Facebook, LinkedIn y, sin duda, varias mas para el momenta en que este libro llegue a las manos de sus lectores. MySpace, la primera en hacerse ampliamente popular, fue adqui­rida por la News Corporation de Rupert Murdoch en 2006 y se jactaba de tener doscientos mill ones de usuarios de to do el mun­do en 2007. Murdoch es la clase de persona en que pensamos cuando hablamos de un creador de cultura: una persona de enor­me riqueza y poder. Sin embargo, el no edifico -ni podria haber edificado- MySpace, que crecio organicamente a partir de redes interconectadas.

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Paradojicamente, dados sus millones de usuarios, MySpace es un claro ejemplo de las redes creadoras de cultura a pequena es­cala. MySpace dilata la estrecha definicion que los norteamerica­nos dan de la palabra amigo, haciendola llegar hasta su limite. El fundador, «Tom», esta registrado como «amigo» de todos los miembros de MySpace gracias ala magia del software, y los usua­rios de MySpace son conocidos por hacer amistad promiscuamen­te con personas a las que apenas conocen. La lista de «amigos» de un usuario de MySpace es probable que sea la medida mas amplia de su red social, que se extiende desde los mejores amigos y la fa­milia hasta personas a las que no se reconoceria si se encontrara uno con elIas haciendo la compra.

Sin embargo, la cifra media de «amigos»2, incluso siguiendo su definicion absurdamente amplia, es sorprendentemente baja: sesenta y ocho.

Cabria esperar que, en una era de movilidad y tecnologia, una web como MySpace fuera una «aldea global» que lIevase a una explosion en el numero de relaciones al alcance de cualquier per­sona. Pero, de hecho, MySpace -y cualquier otro espacio, virtual o no- resulta ser un globo de aldeas: colecciones de pequenas re­des de personas. Los antropologos avanzan la teoria de que esta­mos hechos para los grupos pequenos, se preguntan si los seres hu­manos no estamos sencillamente disefiados para operar en una al­dea, aunque esa aldea exista en medio de una vasta metropoli 0 en servidores informaticos que albergan simultaneamente millones de otras aldeas.

Hay mucha variacion, por supuesto: los «conectores» de Galdwell son el pufiado de individuos que mantienen relaciones con un numero de personas por encima de la media. Algunos pa­recen estar conectados a las redes, mientras otros se mantienen fie-

2. Presentaci6n a los inversores de InterMix Media, I de junio de 2005, trans­parencia 15. Un estudio informal mas reciente de los alumnos de primer cur­so de la Universidad de Carolina del Norte, Chapel Hill, conelufa que los alumnos tenfan ciento once «amigos» de Facebook al final de su primer se­mestre. Fred STUTZMAN, «Unit Structures: Student Life on the Facebook»: <http://fstutzman.com>.

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les a un pequeno grupo durante toda su vida. Aunque el numero medio de amigos en MySpace es de sesenta y ocho, muchos miembros no tienen mas que tres 0 cuatro amigos; otros muchos tienen cientos; y unos cuantos tienen miles, aun sin la ventaja del establecimiento de amistad automatico de que goza Tom. Pero in­cluso en el caso de estas celebridades de MySpace, con toda se­guridad su verdadera red social (las personas cuyo rostro y nom­bre conocen) y su red de creacion de cultura (las personas con las que podrian crear algo nuevo) se miden con numeros de tres cifras a 10 sumo. El productor y estrella del rock Kanye West, puede que uno de los productores mas prolfficos de hip-hop en los noventa y en el primer decenio de nuestro siglo, tenia en 2006 veinticuatro mil novecientos cincuenta y seis «amigos» en MySpace, pero ha­bia producido discos para solo cincuenta y nueve artistas a 10 lar­go de unos diez afios.

Rupert Murdoch posefa poder cultural para comprar MySpace y tratar de sacar de el un beneficio economico (perspectiva muy incierta en el momento en que este libro ha ido a imprenta). Sin embargo, aunque los circulos de Murdoch de 3, 12 Y 120 incluyen a personas de gran riqueza, creatividad y poder, nadie de esos cir­culos habria podido crear MySpace. Este producto de la creacion cultural no estaba a su alcance. Pero sf estaba al alcance de Tom Anderson, Christopher DeWolfe y unos cuantos mas, circulo de 3 que movilizo sus circulos de 12 y de 120 para invitar, con el paso del tiempo, a millones de usuarios a crear cultura por si mismos.

La idea esencial de 3 : 12 : 120 es que toda innovacion cultu­ral, prescindiendo del alcance de sus consecuencias, se basa en re­laciones y compromisos personales. La creacion de cultura es du­ra. Sencillamente, no tiene lugar sin el compromiso personal pro­fundo de grupos de personas absoluta y relativamente pequenos. En la creacion cultural, el tamano importa a la inversa. Unicamente un grupo pequeno puede mantener la atencion, la energia y la perse­verancia necesarias para crear algo que mueva verdaderamente los horizontes de posibilidad, porque crear ese bien requiere la capaci­dad de suspender, al menos por un tiempo, los horizontes dentro de los cuales todos los demas estan actuando. Esa «suspension de la imposibilidad» es cans ada y dura. Lo unico suficientemente fuerte

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para sostenerla es una comunidad de personas. Para crear un nuevo bien cultural es esencial un grupo pequeno.

Y, sin embargo, 10 extrano de la creacion de cultura es que bas­ta con un grupo pequeno. Claro esta que la distribucion de un bien cultural puede requerir cientos de miles 0 incluso millones de per­sonas. Ellibro de Malcolm Gladwell The Tipping Point populari­zo este proceso, atrayendo la atencion hacia el papel de las perso­nas que mantienen redes inusualmente grandes 0 poseen una in­fluencia tambien inusualmente grande en las decisiones de sus amigos. Pero, como vimos en el capitulo 12, los expertos y los co­nectores son condiciones meramente necesarias, no suficientes, del cambio cultural. En ultimo termino, es un profundo misterio que bienes culturales son aceptados por la cultura en general -ya se trate de la cultura global de los medios de comunicacion 0 de la pauta de vida en una manzana de la ciudad- y que es 10 que no 10-gra remodelar los horizontes de posibilidad. Pero incluso el bien cultural mas influyente -el iPod, el sistema de autopistas interes­tatal 0 la tortilla- comenzo con grupos de 3, 12 Y 120 que invir­tieron en su creacion su escaso tiempo y su talento, a menu do sin contar mas que con su propia confianza 0 su excesivo orgullo, 0

una inaudita conciencia de la gracia, para asegurarles el exito. "Son todos los bienes culturales producto de la magia del mar­

keting y del impulso tecnologico que condujo al iPod? Es mas, "son todos los bienes culturales creaciones premeditadas? Por su­puesto que no. EI origen de la tortilla se pierde en la noche de los tiempos, pero puede perfectamente haberse desarrollado lenta y organicamente en las cocinas de la Francia medieval y, ciertamen­te, sin reuniones, presupuestos de marketing ni planes maestros. Podemos estar seguros de que no se convirtio en un bien cultural adoptado de manera general sin expertos y conectores: personas que hicieron correr la voz, puede que sin proponerselo siquiera, acerca de un maravilloso nuevo modo de cocinar los huevos. Sin embargo, de alguna manera, en la primera historia de la tortilla hay unos cuantos cocineros, muy posiblemente siervos 0 campesi­nos, reunidos en una cocina; una docena aproximadamente de per­sonas que fueron las primeras en adoptarla, y puede que uno 0 dos herreros persuadidos para que fabricaran la sarten ideal; y los cien­to veinte afortunados primeros consumidores, quiza repartidos a 10

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largo de muchos anos. Puede que no tuvieran la intencion de re­modelar los horizontes de la cocina basada en los huevos, pero 10 hicieron. La tortilla, como el iPod, comenzo con tres.

La buena nueva del tres

La Escritura, por supuesto, es tambien la historia de 3, 12 y 120. La primera intervencion cultural decisiva de Dios, narrada en Genesis 12, es la eleccion de un pueblo, comenzando con un grupo de personas absolutamente pequeno: un nomada llamado Abraham, su mujer Sara y su entorno familiar. La sucinta de scrip­cion biblica de ese primer estadio de la intervencion cultural nom­bra a las figuras representativas de las tres primeras generaciones: Abraham, Isaac y Jacob, tres hombres ligados por la sangre, los peligros y unas historias compartidas de encuentros asombrosa­mente personales con el Dios que sus ancestros habian conocido mucho mas superficialmente. Mas tarde, el circulo se amplio a los doce hijos de Jacob y sus familias: los ciento veinte. De este pe­quenisimo comienzo -«la menor de todas las naciones», como di­ce Dios explicitamente- surge una tradicion cultural distintiva que se ha extendido en el tiempo y en el espado.

De manera que, cuando Jesus se dispone a redimir el proyecto culturaillamado Israel, emplea la misma pauta. Los evangelios si­nopticos subrayan el papel central de los tres discipulos mas pro­ximos a Jesus -Pedro, Santiago y Juan-, a los que Jesus invita a la revelacion mas profunda de su extraordinaria mision de ser sacri­ficio, modelo y origen de un nuevo modo de vivir en el mundo. Jesus elige a doce hombres para estar mas cerca de el en los mo­mentos clave de su ensenanza y de la manifestacion del reino. Aunque la imaginacion cristiana se ha centrado en los Doce, esta claro que muchas mujeres estaban tan cere a de Jesus como los do­ce discipulos varones (en la crucifixion y en la resurrecdon, las mujeres estuvieron, de hecho, mucho mas proximas), y el grupo de discipulos era incluso mayor. En un determinado momento, Jesus envia a setenta discipulos de dos en dos para proclamar el reino que el esta inaugurando (Lc 10), y justo despues de la resu­rreccion, en los dias previos a Pentecostes, hay ciento veinte cre-

CAPITULO 15 - COMUNIDAD 287

yentes reunidos en Jerusalen (Hch 1,15). 3, 12, 70, 120; a traves de estos circulos concentricos de hombres y mujeres, los bienes culturales caracteristicos del reino, como las parabolas, los actos de poder milagroso y los nuevos modos de organizarlo todo, des­de el tiempo (<<el sabado fue hecho para el hombre, y no el hom­bre para el sabado») hasta las co midas (donde los «pecadores» se sentaban con los <<justos» en un banquete de bienvenida), comen­zaron a remodelar los horizontes culturales de Judea. La creacion de cultura del propio Dios, pese a su alcance universal a 10 largo de los milenios y a traves de los continentes, fluye por grupos ab­soluta y relativamente pequenos, puede que porque la iniciativa creadora original, que es el prerrequisito de cualquier creatividad humana, proviene de una sociedad eterna de tres personas divinas unidas en su proposito amoroso.

La pauta del 3 : 12: 120 es una buena nueva maravillosa. Fren­te a la inmensidad de la escala y el alcance de la cultura, solemos refugiarnos en posturas que van desde la condena hasta el consu­mo. Nos sentimos abrumados, justificadamente preocupados por much as caracteristicas de nuestra cultura que nunca seremos ca­paces de cambiar. La tentacion de retirarse 0 acomodarse, de es­capar 0 limitarse a asentir, es fuerte.

Sin embargo, casi todos los seres humanos -y, ciertamente, quienes pueden leer este libro- tienen un «3». El «3» del lector es un grupo absolutamente pequeno de personas a las que conoce y en las que confia, con las que comparte su pasion, su conviccion y su compromiso, con dones, talentos y necesidades complementa­rios. Puede incluso que ellector forme parte de mas de un grupo pequeno, aunque probablemente no de muchos.

y el «3» del lector tiene un «12», un punado de personas cu­yas pasiones, intereses, talentos y compromisos estan estrecha­mente ligados a los suyos; personas que estarian dispuestas a ayu­darle si les diera la oportunidad. Puede resultar mas dificil de ver o de creer que ese «12» tiene un «120» -numero que, de hecho, puede ser ligeramente menor 0 mayor-; pero ahi estan, esperando algo que merezca la pena y les convenza para invertir en ello su tiempo y su energia.

El hecho crucial y central es que todos nosotros tenemos un «3», y ninguno de nosotros tiene un numero mayor que «3». En 10

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que respecta a la creacion de cultura, nos encontramos en un nivel relativamente bajo en cuanto a que todos haremos algo con el mundo contando con un numero de personas absolutamente pe­queno, muchas de las cuales (cuando no la mayorfa) estan intima­mente implicadas en nuestra vida.

Al principio, puede que esto no parezca verdad. El presidente de los Estados Unidos puede telefonear a cualquier persona del pais, 0 incluso del mundo entero, y esperar razonablemente que acepte su llamada. Las personas importantes, las celebridades y los altos ejecutivos de Hollywood poseen abultados tarjeteros y acceso a recursos que la mayoria de nosotros normalmente no te­nemos. ~No son ellos los verdaderos creadores de cultura, mien­tras que el resto de nosotros no somos mas que peones en su jue­go de poder?

Sin embargo, en el dia a dia, ~en cuantas personas puede el presidente depositar su confianza?; ~quien Ie ayuda a decidir que telefono marcar? Se trata de un numero de personas absolutamen­te pequeno, entre tres y doce. ~Con quien habla un productor an­tes de decidir si da 0 no el visto bueno a una pelicula? Estan en su lista de marc ado rapido del telefono movil y no son mas de diez personas aproximadamente, por muy amplia que sea la investiga­cion y la preparacion que conduzca a la decision.

Por otro lado, hay muchas formas de cultura que ni siquiera el presidente puede tocar, y tambien esto esta limit ado por su acceso a las relaciones personales. El presidente puede causar sensacion en el colegio de nuestro barrio planeando visitarlo, 0 anunciando alguna legislacion nueva que cause un gran impacto ... durante un dfa. Pero nuestra vecina Beth, que ha invertido varios anos en re­lacionarse con otros padres, asf como con los administradores y los profesores, puede crear cultura en nuestro colegio local de un modo en que el presidente de los Estados Unidos no puede hacer-10. El «3», el «12» y el «120» de Beth inc1uyen a coparticipes cre­ativos que son esenciales para hacer de la cultura en nuestra zona 10 que es, y las relaciones y la confianza de que ellos gozan son inaccesibles inc1uso para el presidente de los Estados Unidos.

CAPITULO 15 - COMUNIDAD 289

Encontrar nuestra vocaci6n

Nadie en absoluto crea cultura solo. Puede haber periodos de so­ledad en los que trabajemos sin nadie para hacer nuestra aporta­cion a nuestra esfera y escala cultural. Pero para que nuestro tra­bajo en soledad de algun fruto, debemos unimos a 3. De manera que una de las preguntas mas importantes para nuestra vocacion es i Quienes son tus 3? ~ Quienes son esas pocas personas en las que conffas 10 bastante como para arriesgarte a crear algo juntamente con ellas? ~Cuales son la esfera y la escala culturales en las que podrias proponer con exito un nuevo bien cultural? ~Quienes po­drfan ser miembros de tu 12? ~ Quienes podrian estar en el cfrculo de los 120 que podrian contribuir con su esfuerzo y su energia a mover los horizontes de posibilidad contigo?

Esta pregunta es aplicable a los amigos que quieren cambiar los horizontes de su barrio, del mismo modo que es aplicable a los amigos que quieren cambiar los horizontes de su pais. La natura­leza de las 3, 12 Y 120 personas que podemos imaginar que se unen en la creatividad cultural es un indicativo de la esfera y la es­cala en las que estamos actualmente llamados a crear. Yo tengo amigos que pueden convocar a algunos de los creadores de cultu­ra mas celebrados y mejor conocidos de nuestra sociedad. Y tengo otros amigos que trabajan en una barriada urbana que se encuen­tra en gran medida aislada de las redes sociales mas amplias. Mi propia capacidad de crear cultura esta localizada en una escala que, de alguna manera, se encuentra entre dos extremos; de hecho, mi vocacion inc1uye unir a esos amigos, tender puentes entre es­feras y escalas que rara vez se entrecruzan. Pero aunque algunos, aparentemente, tenemos mas poder 0 status -medidos segun la es­cala y la esfera en que podemos reunir una comunidad creativa-, la verdad es que ninguno tiene pleno acceso a las redes que los tie­nen demas. Todos estamos necesitados. Ninguno es prescindible. Cada uno de nosotros, con los 3, 12 Y 120 que podemos reunir a nuestro alrededor, podemos crear algo que nadie mas en el mundo puede crear.

Nuestros cfrculos de 3, 12 Y 120 no son estaticos. Mis cfrculos de creatividad, a mis treinta y nueve anos, son distintos de mis cfr­culos cuando tenia tan solo veintinueve 0 diecinueve. Las esferas

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y escalas a las que he sido llamado tambien han cambiado, y no siempre para ampliarse. Cuando yo tenia veintinueve anos, estaba precisamente iniciando la vocacion cultural mas importante de mi vida, configurando la cultura de una familia que hoy incluye a cua­tro personas que, si Dios quiere, se ampliara a 10 largo de las ge­neraciones, del mismo modo que mi familia de origen comenzo con cuatro, pero ahora ni siquiera cabe en la gran mesa del come­dor de la casa de mis padres. La reduccion paulatina puede ser tan importante como la ampliacion paulatina; yo no espero tener me­jores coparticipes en la configuracion de cultura que Catherine, Timothy y Amy. Las cosas pequenas pueden hacerse grandes con el paso del tiempo; a los que son fieles en 10 poco se les da a ve­ces, como decfa Jesus, la oportunidad de ser fie1es en 10 mucho; pero las pequenas comunidades pueden siempre crear cosas que no estan al alcance de las redes mayores de menor densidad.

La busqueda de los tres, el reconocimiento de que toda creacion de cultura es local, la disposicion a comenzar y finalizar pequeno ... : todo ella me parece que no son sino enfoques de la creacion de cul­tura que hacen justicia a la improbable historia de Dios. La creacion de cultura cristiana crece mediante redes, pero no es cuestion de es­tablecer mas 0 menos relaciones, sino de comunidad: grupos de personas relativamente pequenos cuya vida en comun esta orden a­da por el amor. El amor es una cosa fragil que no aumenta bien su escala. Parece pequeno al lado de las torres de Babel y Babilonia. Es un grano de mostaza, pequeno y aparentemente vulnerable, pe­ro es la verdad oculta del universo, la clave de la historia.

Afortunadamente, a muy pocos de nosotros se nos otorgara el don y la cruz de la fama, el acceso a los cfrculos de 3, 12 Y 120 Y la responsabilidad en ellos que afecta a las grandes escalas cultu­rales. Aquellos a quienes se les haya concedido esa vocacion solo sobreviviran en la medida en que esten rodeados por una comuni­dad robusta de amigos intrepidos. Y son estas comunidades, no so­lo sus representantes famosos, las que pueden verdaderamente transformar la cultura. Las comunidades son el modo en que Dios interviene para ofrecer, dentro de cada cultura, un horizonte dife­rente y mejor. Ser cristiano es apostar la vida por la conviccion de que los unicos bienes culturales importantes en ultimo termino son los que crea el amor.

CAPITULO 16

Gracia

Como capellan universitario de la Universidad de Harvard, he co­nocido a cientos de alumnos que han logrado acceder a una de nuestras instituciones culturales mas influyentes. Y he visto que, cuando se pregunta a los alumnos de la mayorfa de las universida­des por que han elegido una Universidad determinada, dan razo­nes para ello. Hablan de haber quedado encantados por la ubica­cion, impresionados por un catedratico 0 por la acogida de los en­cargados de la seleccion. Dicen que su Universidad esta cerca 0 le­jos de su casa; hablan de la ayuda economic a 0 de la necesidad de ella; de escapar a su formacion religiosa 0 de proseguirla; de las notas que obtuvieron 0 no en la educacion secundaria ... ; todo 10

cual puede haber condicionado su decision final. En Harvard es un poco distinto. Casi siempre que hago esta pre­

gunta a un ingenuo alumno de primer ano que estudia en Harvard, escucho la misma respuesta, a menudo expresada con un matiz re­verencial en la voz: «Porque consegui entrar». La universidad que compite con Harvard en la costa oeste, Stanford, solo puede con­tar con que la mitad de los estudiantes que admite acepten la invi­tacion, pero el ochenta por ciento de los estudiantes admitidos en Harvard vienen a esta Universidad. Ser aceptado por Harvard, al parecer, es 10 unieo que se necesita.

Con el tiempo he visto que, a grandes rasgos, puedo dividir a los alumnos en tres grupos. Por un lado estan los «esforzados», jo­venes que han sido preparados dia y noche, desde que empezaron a ir al colegio 0 a la guarderia, para lograr ingresar en Harvard (0,

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como opciones alternativas aceptables, Princeton 0 Yale). Cami­nan con rapidez y llevan la mochila llena. Se sientan en las prime­ras filas de la c1ase para despues poder hacer preguntas. Se acues­tan tarde y se levantan temprano.

Despues estan los «herederos», que es la manera poco e1egan­te en que son conocidos, es decir, los hijos de antiguos alumnos y los herederos de otras c1ases de privilegios (fama, poder, rique­za ... ). El rasgo dominante de los esforzados es la ansiedad; estan convencidos de que el departamento de admision, de alguna ma­nera, ha cometido un error. El rasgo dominante de los herederos es el dominio. Se comportan con una serena sensacion de tener dere­cho y se sienten comodos en el mundo de Harvard, porque ha si­do su mundo desde siempre.

Despues de unos cuantos afios me di cuenta de que hay un ter­cer grupo, menor que los otros dos. Llegan a Harvard no pare­ciendo nada, pero encantados y sorprendidos por la carta que se encontraron en el buzon un dia de primavera. He conocido a alum­nos -inc1uidos algunos que son los primeros de su extensa familia en ir a una universidad- a los que ni siquiera se les habia pasado por la imaginacion solicitar el ingreso en Harvard hasta que el orientador de su centro de segunda ensefianza se 10 sugirio. Pue­den tener momentos de ansiedad, 0 pueden sentirse perfectamente seguros de si mismos. Pero 10 que se recuerda de ellos es la lige­reza en sus ademanes y la sensacion de diversion e inc1uso de jue­go que les acompafia al comedor, el aula y ellaboratorio. No es la actitud de los que se sienten en su derecho, que estan en Harvard mas por el capital social que por el estudio, sino el disfrute de una vida verdaderamente buena de estudio, aprendizaje y maduracion que puede encontrarse en cualquier Universidad que se precie. El psiquiatra de Harvard Robert Coles ha escrito una serie de libros bajo el titulo generico de «Hijos de la crisis», uno de cuyos vohi­menes se titula «Hijos del privilegio». Yo pienso en estos alumnos como hijos de la gracia.

De todos los alumnos que he conocido y que han recibido el codiciado summa cum laude por su tesis (que sigue siendo un gran logro inc1uso con la inflacion de los grados academicos), casi to­dos son de este tercer grupo, ni esforzados ni herederos, sino tran­quilos y brill antes hijos de la gracia.

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De los numerosos alumnos que he conocido y que han crecido en su fe y su confianza en Dios durante los cuatro afios pasados en una de las instituciones mas presuntamente seculares, relativa­mente pocos han sido esforzados, y ninguno ha sido heredero. Los esforzados tienden a estar demasiado ocupados para interesarse por la fe; a los herederos les resulta diffcil ver la necesidad de es­tao Los hijos de la gracia tienden a madurar profunda y rapida­mente y descubren y desean cada vez mas aDios.

He estado junto a muchos de estos alumnos a 10 largo de los afios, asi como con algunos herederos y esforzados que han en­contrado la gracia durante su estancia en la facultad 0 al terminar. Algunos de ellos estan prosperando y creando cultura en sus pe­quefios despachos. Como todos nosotros, tienen sus dias malos, pero mas que la mayoria de nosotros, siguen pareciendo encanta­dos y sorprendidos por su experiencia.

Lo curioso es que todo alumno de Harvard puede ser un hijo de la gracia. Harvard admite alrededor de un diez por ciento de los alumnos de segunda ensefianza que 10 solicitan cada afio. En el no­venta por ciento restante hay esforzados con el mismo empuje y talento que los esforzados del diez por ciento; en ese noventa por ciento hay muchos hijos de alumnos (los dias de la admision au­tomatica pasaron hace mucho), famosos y ricos. En Harvard no hay nadie de cualquier c1ase que no pueda ser reemplazado por al­gun otro igualmente dotado 0 relacionado. El proceso de solicitud y la admision requieren mucha suerte. En cualquier caso, nadie tiene ni siquiera la oportunidad de solicitar Harvard sin una gran cantidad de oportunidades afortunadas. Mis colegas capellanes de otras universidades hablan del estres del divorcio y de las «fami­lias mezc1adas» de sus alumnos, pero yo rara vez conozco a un alumno cuya familia de origen no este intacta. Los alumnos de Harvard son, en una e1evadisima proporcion, hijos mayores 0 uni­cos, objeto, por tanto, de una desmesurada atencion. El proceso de admision en las universidades mas prestigiosas es como comprar un decimo de loteria. Todos los estudiantes que conozco, ansiosos, confiados 0 como sean, han recibido un don. Lo que ocurre es que solo algunos 10 saben.

Si se esta un cierto tiempo en una iglesia negra, enseguida se oye a alguien orar: «Te doy gracias, Sefior, por haberme desperta-

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do esta mafiana con la cabeza en su sitio y con las piernas en buen uso». Las primeras veces que 10 escuche, me parecio un poco ... bueno ... pues primario. Y, sin embargo, esa oracion ayudaba a per­sonas que estaban continuamente recordando su impotencia a tra­yeS de pequefias y grandes humillaciones, reorientandolas hacia los dones que ninguna opresion podia quitar. Esa oracion afirma­ba el poder de pensar y moverse por el mundo; era una oracion que mantenia su dignidad, un repudio de la impotencia y la desespera­cion. La Iglesia negra tenia un poder cultural muy pequefio, pero ellos despertaban con la cabeza en su sitio y con las piernas en buen uso y encabezaban un movimiento transformador de la cul­tura norteamericana. Como pueblo, historicamente hablando, eran bijos de la crisis, pero cada vez que rezaban esa oracion eran hijos de la gracia.

Estoy convencido de que poco bueno proviene de esforzarse por el «cambio de cultura». Racer esto es, verdaderamente, como dirian los sociologos, otorgar a los seres humanos demasiada in­fluencia. Despues de todos nuestros esfuerzos por cambiar el mun­do, acabaremos exhaustos y quemados, menos seguros de nosotros mismos y menos seguros de Dios; 0, peor aun, acabaremos mas seguros de nosotros mismos y menos seguros de Dios. Estoy tam­bien convencido de que la cultura esta 10 bastante quebrantada co­mo para que ninguno de nosotros podamos simplemente rego­dearnos en el privilegio, disfrutando de los frutos del poder en un momenta en que los cristianos hemos vuelto a integrarnos en la corriente cultural general, y muchos tenemos acceso a 10 mejor que una sociedad prospera puede ofrecernos. Tampoco podemos limitarnos a hacer uso de nuestros privilegios y nuestro poder del modo en que 10 hacen con toda naturalidad las elites, y esperar contribuir con algo distintivo al mundo.

El camino hacia la creatividad cultural genuina parte del reco­nocimiento de que nos hemos despertado esta mafiana con la cabe­za en su sitio y con las piernas en buen uso, y que cualquier otra ca­pacidad creativa que tengamos ha llegado, igualmente, como un don que no nos hemos merecido y al que no tenemos derecho. Y una vez que estamos despiertos y hemos dado las gracias, es muy probable que nuestra contribucion cultural mas importante proceda de hacer 10 que nos mantenga precisamente encantados y sorprendidos.

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Multiplicacion

En la busqueda de la gracia, una de las parabolas de Jesus me pa­rece especialmente util para indicarme el camino.

«Escuchad. Una vez sali6 un sembrador a sembrar. Y sucedi6 que, al sembrar, una parte eay6 a 10 largo del camino; vinie­ron las aves y se la eomieron. Otra parte eay6 en terreno pe­dregoso, donde no tenia mueha tierra, y brot6 en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando sali6 el sol, se agos­t6 y, por no tener raiz, se see6. Otra parte eay6 entre abrojos; ereeieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras par­tes eayeron en tierra buena y, ereeiendo y desarrolhindose, dieron fruto; un as produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento» (Me 4,3-8).

Como ocurre con tantas otras parabolas de Jesus, esta es ini­cialmente confusa. Se trata de un sembrador inusual. No muchos agricultores experimentados perderian el tiempo sembrando en te­rreno pedregoso con malas yerbas 0 rocas, por no hablar de un ca­mino repleto de suciedad. Tomando prestado el titulo de otra pa­rabola, se trata de un sembrador prodigo, cuyo metodo de cultivar la tierra parece, al menos en principio, economic a y agricolamen­te absurdo. Por otro lado, es 10 bastante afortunado como para en­contrar un terreno igualmente prodigo; un terreno que produce una cosecha extraordinariamente fecunda.

Cuando los discfpulos de Jesus se acercan a el en privado pa­ra preguntarle por el significado del extrafio relato del sembrador prodigo y la semilla, Jesus les hace ver que no se trata de una pa­rabola acerca de la agricultura. Es, de hecho, una parabola acerca de las parabolas, una explicacion de toda su estrategia al relatar parabolas. «El sembrador siembra la palabra», dice Jesus, y la pa­labra cae, no en distintas clases de tierra, sino en distintas clases de corazones. Las parabolas, opacas de por si, son como semillas. El sembrador de parabolas tiene que ser prodigo al esparcirlas -predicando a grandes multitudes en laderas de montafias 0 a la orilla del mar- por una sencilla raz6n: cualquier campesino expe­rimentado puede inspeccionar el terreno, ver el camino, las rocas y las malas yerbas, y dirigir su atenci6n a la tierra que considera

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mejor. Pero no hay un modo amilogo de inspeccionar el corazon humano. El sembrador de la palabra no puede predecir qui en ig­norani la palabra por completo; quien estani inicialmente encanta­do, pero perdeni enseguida su interes; 0 quien escuchani la pala­bra, pero se distraeni por «las preocupaciones del mundo, la se­duccion de las riquezas y las demas concupiscencias» (Mc 4,19). Pero el sabe que en algun lugar de la muchedumbre hay corazones semejantes a la tierra buena -corazones prodigos- que seguiran al narrador de la parabola, como los discipulos, haciendo mas pre­guntas; un as preguntas que daran fruto abundante.

La parabola del sembrador prodigo es, ante todo, acerca de la estrategia ministerial de Jesus. Pero tambien es aplicable ala tarea del creador de cultura. Las parabolas, despues de todo, son bienes culturales, nuevos modos de hacer algo con el mundo. El narrador de parabolas afronta los mismos riesgos que to do creador de cul­tura: el riesgo de ver como los bienes culturales que prop one son rechazados de plano; como el entusiasmo y el exito iniciales ter­minan en nada; 0, 10 que es aun peor, como nuestros bienes cultu­rales sobreviven pero no prosperan, no dan el fruto que esperaba­mos 0 incluso se vuelven contra su proposito original. Un agricul­tor puede inspeccionar y preparar el terreno, pero nadie posee po­der suficiente para asegurar que gran parte de su creacion de cul­tura no caiga en terreno malo.

Lo que si podemos hacer, no obstante, es prestar mucha aten­cion al fruto de nuestras obras culturales. G Vemos una multiplica­cion divina en accion despues de haber hecho todo cuanto podia­mos? GBrota una inmensa abundancia de grano de una semilla pe­quefia? Esto es la gracia: abundancia inmerecida e inesperada que puede proporcionarnos un gozo vertiginoso. Es un beneficio de nuestra inversion que excede to do cuanto podemos explicar con nuestra eficacia 0 nuestros esfuerzos.

Si Dios esta en accion en todas las esferas y escalas de la cul­tura humana, entonces esos resultados tan sobrenaturalmente abundantes estan presentes potencialmente cuando asumimos el riesgo de crear un nuevo bien cultural. La dura experiencia nos di­ce que nosotros, como el sembrador prodigo, nunca podemos es­tar seguros de antemano de 10 que encontraremos. Sin embargo, la parabola y la interpretacion de Jesus nos proporcionan una guia

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acerca de como proseguir nuestra vocacion. Despues de haber re­cogido tan tremenda cosecha, la proxima vez que el sembrador salga a sembrar, seguramente arrojara mas semilla en el terreno bueno. Despues de haber esparcido sus parabolas, el narrador es­pera aver quienes responden, para decirles que han descubierto «el secreto del reino». Son el terreno bueno, y por eso el sembra­dor prodigo invierte mucho en ellos. Les ofrece mas. Se convier­ten, de hecho, en asociados suyos en cuanto a la configuracion de una nueva cultura.

Cuando examino con honradez mi vida y mi trabajo, puedo discernir resultados muy similares a los del sembrador. Parte de 10 que he tratado de hacer sencillamente ha sido un fracaso tempra­no y definitivo, como las horribles entrevistas de trabajo que me hicieron en agencias publicitarias y bancos de inversion cuando estaba en la Universidad y que no llevaron a ningun sitio. Otros in­tentos de creacion cultural han parecido inicialmente tener exito, pero enseguida se han desvanecido: mi entusiasmo por el balon­cesto, dado que yo era un chico muy alto, pero con un as limita­ciones atleticas evidentes en cuanto me enfrentaba a otros chicos de mi misma altura; 0 mi aceptacion en un exclusivo club que nun­ca dio origen a verdaderas amistades y, con el tiempo, resulto ser mas una carga que una oportunidad.

Pero mis desafios mas sutiles y dificiles en 10 que respecta a la creacion de cultura han sido como la semilla que cae entre abro­jos, que produce una planta, pero nunca da fruto porque los abro­jos se enredan en sus rakes. En mi preadolescencia descubri que tenia aptitudes para la programacion informatica; comence con los superordenadores de la universidad donde mi padre daba clases y pase a los ordenadores personales, que tuve a mi a1cance durante mi adolescencia. Me sigue gustando la tecnologia, y el lenguaje informatico Ruby es uno de mis intereses recientes: un ejercicio mental que expande la mente y que requiere mucha concentracion y proporciona atisbos de la belleza matematica pura. Pero aunque los ordenadores son un entretenimiento divertido, mis intentos de hacer verdaderamente algo con ese mundo -producir un bien cul­tural publico en el mundo de la tecnologia de la informacion- no han dado nunca un fruto notable. Esto no equivale a decir que no pueda realizar algo cuando me siento delante de un ordenador.

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Pero 10 que logro esta directamente relacionado con el sudor de mi frente, las largas horas de codificacion y ensayos. El resultado fi­nal puede ser una pequefia aplicacion satisfactoria que sirva a mis necesidades, pero no posee nunc a la abundancia de la multiplica­cion divina. He trabajado duro y obtengo aquello para 10 cual he trabajado, pero nunca he escrito un programa informatico ni me he apartado del ordenador sintiendome sobrecogido y agradecido por unos resultados increiblemente fecundos.

En realidad, una de mis tentaciones de siempre es canalizar mis esfuerzos culturales hacia aspectos en los que el fruto, si se produce, es simplemente extraido cuidadosamente del esfuerzo que hago. Puedo terminar esos esfuerzos con una sensacion de or­gullo, pero no de gratitud. Al principio de mi vida adulta, en los dfas en que mi trabajo era frustrante y decepcionante, y en una epoca en que las habilidades tecnologicas eran muy bien recom­pensadas, acaricie la idea de dejar el ministerio y limitarme a ga­nar dinero como analista de sistemas, obteniendo un generoso es­tipendio lejos de los riesgos y fracasos del ministerio universitario. Afrontar la futilidad de esta fantasia y reconocer que ese cambio de carrera me llevaria a una vida sometida a «las preocupaciones del mundo, la seduccion de las riquezas y las demas concupiscencias», me llevo varios afios. Por fin, tuve que admitir que una y otra vez, incluso en medio de largas horas de duro trabajo, habfa tenido mo­mentos de cosecha -una conversacion con un alumno, una noche de canto y oracion, una oportunidad de ensefiar ... - en que los re­sultados, en terminos de cambio y maduracion y gozo despropor­cionados respecto de cualquier contribucion que yo hubiera hecho, dejaban a todas las personas implicadas en ellos casi sin palabras con las que expresar su agradecimiento. Y cuanto mas me despren­dia de mis fantasias de asegurar mi vida y evitar el dolor provoca­do por un trabajo concreto al que era llamado, tanto mas frecuen­tes eran esos momentos en los que mis alumnos, mis compafieros y yo atishabamos algo que solo puedo llamar «gloria».

Pero algunos de mis compafieros de ministerio tenian la expe­riencia opuesta. Trabajabamos bajo una dicotomia, sutil pero real, entre 10 sagrado y 10 secular, otorgando plena legitimidad tmica­mente a las vocaciones al «ministerio», so pretexto de subvertir las seducciones de la riqueza, la fama y el poder de Harvard. De ma-

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nera que reclutamos a mas de un joven asociado con la retorica de renunciar a sus ambiciones (nosotros 10 llamabamos «dejar sus re­des») y los veiamos luchar tenazmente para producir el tipo de abundancia que habfamos prometido. Mas de uno nos dejo, optan­do por trabajos «seculares» en los que encontraban una sensacion de libertad y gozo que nunc a habian experimentado en nuestra exi­gente compafiia de trabajadores por el evangelio.

L,Es posible participar en la cultura, crear cultura, al margen de la Iglesia y experimentarla como multiplicacion divina igual que los que trabajan dentro de la Iglesia? Durante siglos, muchos cris­tianos habrian respondido que no. Algunos ten ian «vocacion» -pa­labra que todavia hoy, en contextos catolicos, se refiere a una vida especificamente religiosa-, y el resto no la tenia. Tener vocacion era retirarse a los limites de la cultura (aunque los monasterios y las iglesias fueron en el pas ado mas centrales y creativos, cultu­ralmente hablando, que 10 que suelen serlo hoy).

Pero en este enfoque de la vocacion hay dos serios problemas. El primero es que incluso una planificacion del tiempo plenamen­te sagrada no garantiza ni la santidad ni la fecundidad. La seg­mentacion de un conjunto de actividades cultura1es «sagradas» nos aboca a la decepcion cuando los especialistas sagrados resul­tan no ser mas creativos ni menos corruptibles que sus homologos seculares. El segundo es que resulta imposible hacer justicia al tes­timonio biblico segun el cual el mundo entero fue creado bueno, se encomendo a los primeros seres humanos una tarea cultural, no siendo meramente instruidos para que fueran unos sumisos devo­tos (a diferencia de 10 que ocurre con otros mitos de creacion de su tiempo), y el mismo Hijo de Dios pasola mayor parte de su vi­da siendo carpintero.

Preguntarse por la naturaleza religiosa 0 secular de nuestra creatividad cultural es, sencillamente, un error. La pregunta opor­tuna es si, cuando emprendemos el trabajo que creemos que cons­tituye nuestra vocacion, experimentamos elgozo y la humildad que unicamente se sienten cuando Dios multiplica nuestro trabajo para que de treinta, sesenta y cien veces mas de 10 esperable de acuerdo con nuestras debiles aportaciones. La vocaci6n se con­vierte en otra manera de denominar el proceso continuo de discer-

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nimiento, de examen del producto de nuestro trabajo, para ver si da ese tipo de fruto, haciendo todo 10 po sible por esparcir las pro­ximas semillas en los lugares mas fecundos.

Gracia y disciplina

Para discernir nuestra vocacion -la esfera y la escala culturales es­pecfficas en que nosotros y nuestras comunidades de 3, 12 Y 120 estamos llamados a cultivar y crear-, yo creo que la mejor pre­gunta es: ;, D6nde experimentas la gracia, la multiplicaci6n divina que excede con mucho todos tus esJuerzos? Pero deben hacerse de inmediato tres salvedades.

La primera es que la gracia no exime de la disciplina: el culti­vo cuidadoso de aquella parte de la cultura de la que estamos Ua­mados a ser creadores. Dios proporciona la maduracion que hace nuestra vocacion cultural verdaderamente fecunda; pero ello no significa, parafraseando al apostol Pablo, que podamos saltarnos el duro trabajo de plantar y regar. La gracia no es un atajo en nues­tro esfuerzo; es la bendicion divina de los esfuerzos que se reali­zan en dependencia de Dios y confiando en eL La gracia, cierta­mente, no es otra manera de decir que tengamos derecho a limi­tarnos a vivir de los dividendos del capital cultural de nuestros pa­dres, nuestra comunidad 0 nuestra nacion, dandonos a la buena vi­da en lugar de intentar seriamente hacer algo con un mundo roto y recalcitrante.

En realidad, las disciplinas que fundamentan cualquier esfuer­zo de creatividad cultural son un camino esencial hacia la gracia. Las disciplinas son privadas e invisibles, preparan nuestro corazon para que sea capaz de manejar las presiones de nuestro trabajo que se hace publico y visible. Las disciplinas son pequeiias y, en si mis­mas, irrelevantes (como las escalas que los musicos profesionales interpretan cada dia), no atraen la atencion ni merecen premios, nos bajan los humos antes de que lleguen las ocasiones en que nuestro trabajo sea reconocido y aplaudido. Las disciplinas son dificiles, revelan con mucha claridad nuestra pereza y nuestra estupidez, nos preparan para los momentos en que el fruto parece brotar de nues­tros menores esfuerzos. Por mucho exito que tengamos, las disci­plinas nos llevan siempre hasta ellfmite de nuestra capacidad, pro-

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porcionandonos la oportunidad de reivindicar nuestra dependencia del Otro para completar nuestro insuficiente trabajo.

Todo esto puede afirmarse de las disciplinas espirituales que todo cristiano debe practicar: la soledad y el ayuno, que estan en el centro de cualquier intento serio de aprender la dependencia de Dios. Pero las disciplinas especfficas de nuestra vocacion son tam­bien oportunidades de cultivar esa forma de dependencia. Como musico, puedo hacer que la practica diaria de las escalas y las vo­calizaciones sea una oportunidad de orar. Como escritor, puedo to­marme las dificultades cotidianas para sentarme ante una pagina en blanco como una oportunidad de reconocer mi completa de­pendencia de Dios, no solo en cuanto al fruto, sino tambien en cuanto a la semilla. Como productor, puedo hacer que la busque­da tenaz de fuentes de fondos y las tediosas horas de la edicion de video sean una practica de la paciencia y la confianza. Claro esta que es igualmente posible que cualquiera de estas cosas se con­vierta en un medio de buscar la autojustificacion. Puede que la ma­yor parte de los dias afrontemos la pagina vacfa con miedo, 0 que la pospongamos para no tener que afrontarla; que pasemos con ra­pidez y a la ligera haciendo malas imitaciones de los rudimentos de nuestro instrumento; 0 que evitemos la llamada telefonica difi­cil y pospongamos el tedioso trabajo de cultivo. Pero incluso en estos casos, las disciplinas pueden enseiiarnos 10 caprichoso que tiende a ser nuestro corazon, haciendonos ser humildes al sacar a la luz el miedo y el orgullo que nos distraen tan facilmente y que nos hacen ser tan poco utiles. Puede que el mayor valor de las dis­ciplinas consista en que nos llevan periodicamente a esos momen­tos de desilusion respecto de nosotros mismos. La gracia es para los pobres en el espiritu, y las disciplinas, por mucho poder 0 ri­queza que poseamos, nos llevan a tomar aguda conciencia de nuestra pobreza fundamental.

Gracia y fracaso

Uno de mis jugadores de beisbol favoritos ha sido durante varios aiios Jimmy Rollins, de los Philadelphia Phillies, que fue cons ide­rado el mejor jugador de la liga nacional en 2007. Desde el mo­mento en que corre por el campo para hacer el calentamiento,

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Rollins esta en la postura apropiada, aportando una energia cineti­ca y una alegria ilimitada a su juego. Detras de su actuacion este­lar, se que hay muchas horas de gimnasio y miles de «swings» en el terreno de juego, que son las disciplinas que han mantenido su talento durante siete anos y que Ie han llevado a la cumbre del beisbol. Pocos jugadores dan una sensacion de gracia mas tangi­ble que J-Roll.

A 10 largo de su carrera en la liga, y hasta el momenta en que estoy escribiendo, el porcentaje de aciertos de Rollins es de un treinta y tres por ciento.

Lo que significa que dos de cada tres veces que esta en la ba­se del bateador falla.

El beisbol es un juego duro (en comparacion, el mayor ences­tador en baloncesto de la temporada 2006-2007, Kobe Bryant, tie­ne un porcentaje del treinta y cuatro por ciento en los intentos de tres puntos y, en conjunto, la mitad de sus tiros son encestes). Pe­ro, ciertamente, no es mas duro que crear cultura.

La mayoria de las ocasiones en que la mayor parte de nosotros proponemos un nuevo bien cultural, fracasamos. A veces nuestro fracaso es temporal; otras veces es perpetuo. El profeta Jeremias paso toda su vida intentando cambiar el curso de las relaciones in­ternacionales de Judea, advirtiendo a varios reyes consecutivos que estaban arriesgandose al desastre confiando en alianzas foraneas y prescindiendo de Dios. Y vio como el ejercito babilonico arraso Je­rusalen llevandose por del ante a toda su clase dirigente: una forma brutal y eficaz de diezmarla culturalmente. Al final dellibro de Je­remias vemos como el ultimo de los reyes a los que Jeremias habia intentado aconsejar, Joaquin, obtiene la escasa victoria de ser libe­rado de su carcel babilonica, pero tiene que seguir comiendo cada dia a la mesa de otro rey mientras los israelitas cantan:

«A orillas de los rios de Babilonia, estabamos sentados llorando, acordandonos de Sion. En los alamos de la orilla colgabamos nuestras citaras. Alli mismo nos pidieron canticos nuestros deportadores, nuestros raptores alegrfa:

CAPITULO 16 - GRACIA

"jCantad para nosotros un canto de Sian!". (, Camo podriamos can tar un canto de Yahve en un pais extranjero?» (Sal 137,1-4).

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En 1998, dos amigos y yo (tres, una vez mas) asumimos la di­reccion de una revista llamada re:generation quarterly, que estaba al borde del fracaso. Sentimos la llamada de la gracia en la opor­tunidad de mantener viva re:generation, que nos ofrecia la posibi­lidad de profundizar nuestra amistad y de ofrecer al mundo un ti­po distinto de revista cristiana, inteligente y bien disenada, orto­doxa y creativa. A 10 largo de cinco anos, dedicamos nuestro tiem­po y una gran cantidad de dinero (nuestro y de otras personas) a esta tarea. Las revistas son un negocio peor incluso que el beisbol: el setenta por ciento de las nuevas revistas fracasa despues del pri­mer ejemplar. Para ese estandar absurdamente bajo, los cinco anos de re:generation bajo nuestra administracion fueron un exito, pe­ro en 2003 el nuevo propietario, por buenas razones economic as y estrategicas, cerro las puertas. Lo que queda de todas las largas no­ches y los interminables viajes son algunos polvorientos ejempla­res; re:generation fue un estallido momentaneo de productividad cultural que dejo los horizontes de 10 po sible muy cerca de donde se encontraban cuando comenzamos.

Noes esta toda la historia, afortunadamente, porque 10 que queda tambien es una gran amistad, comunidades aun creativas de antiguos lectores que se encontraron a traves de la revista, y la ca­rrera de algunos escritores que nosotros fuimos los primeros en publicar cuando eran jovenes y desconocidos. Cinco anos despues, sigo escuchando historias a proposito de la nueva cultura que es­taba siendo creada cuando re:generation existia. Pero sigue en pie el hecho de que re:generation, por mucha creatividad que des en­cadenara y mucha amistad que desarrollara, fracaso. Yo pase casi todo el ano posterior a su defuncion haciendo casi exclusivamen­te el duelo de 10 que habia perdido, no en la cisterna en la que Je­remias se encontro en su momenta mas bajo, pero si, en cualquier caso, sintiendome letargico y solitario. Despues me recobre con esfuerzo de mi depresion y me puse a escribir este libro, que es muy probable que nunca hubiera escrito de no haber cambiado de

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rumbo, pasando del ministerio universitario a otra forma de crea­tividad cultural.

La gracia no exime del fracaso; pero sf hace posible mantener la esperanza en medio de el. Aun cuando nuestra revista no habia producido beneficios econ6micos de treinta, sesenta 0 ciento, nin­guno de los que estabamos implicados en el proyecto podfamos de­jar de ver que estaba produciendo otras clases de fruto. Aunque los desaffos de dirigir una pequefia empresa sin beneficios me mante­nfan despierto hasta altas horas de la noche, nunca la experimente sino como un don. Habfamos asumido el desaffo de re:generation con el compromiso de no ser «esforzados», sino de disfrutar de Dios y de nuestra mutua compafiia a 10 largo del camino. La gracia rode6 el comienzo y el final de manera especial, incluido nuestro ultimo donante, que hizo posible que liquidaramos nuestras deudas y que nuestros 1ectores estuvieran 10 mejor servidos posible. En la pared de mi despacho hay una placa con textos de rnis compafieros de revista, los «12» (aunque, de hecho, al final eramos nueve) que nos arriesgamos y trabajamos para ver que podfamos crear juntos. Todos ellos, de un modo u otro, dan las gracias, porque todos no­sotros, incluso en el fracaso, recibimos un don.

Gracia y cruz

En 2006, la Iglesia cat61ica hizo public as las cartas de la Madre Teresa como parte del proceso de su posib1e canonizaci6n. Esas cartas muestran a una amante de Jesus que sufri6 casi toda su vi­da adulta una penosa sensaci6n de ausencia de Dios. «Si llego a ser santa, sera sin duda de la oscuridad», escribi6 a su director es­piritual. Aun cuando el ministerio de la Madre Teresa dio fruto de treinta, sesenta y ciento, ella experiment6, dec ada tras decada, el abandono junto a esa abundancia.

Y este es el final y la mayor dificultad de la gracia: la misma multiplicaci6n divina que nos proporciona gozo en medio de nues­tra vocaci6n cultural nos lleva tambien directamente a los lugares en los que el mundo esta sufriendo mas. Encontrar la gracia no tie­ne que ver con pasar una prueba de aptitud en la que descubrimos nuestros talentos y restringimos alegremente nuestras actividades

CAPITULO 16 - GRACIA 305

a las cosas que nos resultan agradables. Sino que vemos el proce­so una y otra vez en la vida de las personas de Dios: abundancia junto a sufrimiento; crecimiento del fruto, pero tambien muerte de la semilla; gracia y cruz. La gracia misma nos lleva a los lug ares mas quebrantados del mundo.

Por eso la Madre Teresa escribi6 a las religiosas de su orden: «Queridas hijas, sin sufrimiento, nuestro trabajo serfa un me-ro trabajo social, muy bueno y util, pero no serfa el trabajo de Jesucristo, no serfa parte de la redenci6n. Jesus quiso ayudar­nos compartiendo nuestra vida, nuestra soledad, nuestra ago­nfa y muerte.

Todo esto es 10 que El tom6 sobre sf y con 10 que carg6 en la noche mas oscura. S610 siendo uno con nosotras nos ha redimido.

A nosotras se nos permite hacer 10 mismo: toda la desola­ci6n de los pobres, no s610 su pobreza material, sino su indi­gencia espiritual, debe ser redimida, y nosotras debemos to­mar parte en ella; orad asf cuando os resulte dificil: "Quiero vivir en este mundo que esta lejos de Dios, que se ha aparta­do tanto de la luz de Jesus, para ayudarlo, tomando sobre mf algo de su sufrimiento"» I.

0, como dice N.T. Wright en unas reflexiones sobre la voca-ci6n al final de su maravilloso libro The Challenge of Jesus:

«Si debemos anunciar el reino, si debemos ser modelo del nuevo modo de ser humano, debemos tambi6n cargar con la cruz. Se trata de un tema extrafio y oscuro que es tambi6n nuestro derecho como seguidores de Jesus. Modelar nuestro mundo no consiste nunca para un cristiano en salir arrogante­mente pensando que podemos proseguir el trabajo y reorgani­zar el mundo de acuerdo con un modelo que tenemos en men­te. En 10 que consiste es en compartir y soportar el dolor y el desconcierto del mundo, de manera que el amor de Dios cru­cificado en Cristo pueda aportar sanaci6n al mundo justamen­te en ese punto ... Porque, como 61 mismo dijo, seguirle impli-

1. «The Light of Mother Teresa's Darkness-Part 2»: servicio de noticias Zen it (07 -09-2007), <http://www .catholic.org/featured/headline. php ?ID=4846>. ----

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ca aceptar la cruz, debemos esperar, como el Nuevo Testa­mento nos dice repetidamente, que edificar sobre sus cimien­tos supondni encontrar la cruz grab ada en nuestra vida y nues­tro trabajo una y otra vez»2.

0, como 10 expresa el autor de la Carta a los Hebreos, Jesus mismo, «por el gozo que se Ie proponfa, soporto la cruz» (Hb 12,2). La creatividad cultural de Jesus Ie condujo a la cruz; la cruz Ie condujo, a el y a nosotros, al gozo. Cualquier vocacion confor­mada por Cristo esta conformada por la cruz.

Esto no significa que bauticemos masoquistamente cada expe­riencia de sufrimiento 0 de adversidad, buscando la vocacion me­nos gratificante y mas dolorosa, a fin de demostrar 10 absoluta­mente desinteresada que es nuestra creacion de cultura. Hay una lamentable tradicion que se remonta al menos al filosofo Imma­nuel Kant y que insiste en que las unicas cosas que merece la pe­na hacer, en terminos morales, son las cosas con las que no dis­frutamos. De manera que somos inducidos a creer que solo si­guiendo a Cristo como misioneros en Africa podemos considerar que «cargamos con la cruz» (como si Africa siguiera necesitando misioneros y como si no fuera un continente con algunos de los creyentes mas gozosos del mundo). Esto es un completo error. Nuestra vocacion no es a la maxima cantidad de sufrimiento; cuando asumimos la alienacion fundamental del mundo con res­pecto a Dios, Jesus ya ha estado allf y nos ha liberado de ella. Pero nuestra vocacion si supone que nos encontremos en los lugares de dolor, ofreciendo una nueva creacion en medio del quebranto y el abandono. No podemos esperar estar en esos lugares sin vernos afectados e inc1uso rotos por su dolor. Podemos esperar que inc1u­so alIi germine la abundancia bajo la tierra, lista para dar el fruto por el cual solo podemos dar las gracias.

Por tanto, l,donde somos llamados a crear cultura? En la inter­seccion entre la gracia y la cruz. l,Donde veremos que nuestro tra­bajo y nuestro ocio dan un fruto que in spira reverencia, y somos al

2. N.T. WRIGHT, The Challenge of Jesus, InterVarsity Press, Downers Grove, Ill., 1999, pp. 188-189 (trad. cast.: El desaflo de Jesus, Desclee de Brouwer, Bilbao 2003).

CAPITULO 16 - GRACIA 307

mismo tiempo capaces de identificarnos con Cristo en la cruz? En esa interseccion es donde somos llamados a cavar en la tierra, cul­tivar y crear.

Es maravilloso que seamos 10 bastante distintos unos de otros como para que la simple bUsqueda de la interseccion de la gracia y la cruz para cada cual nos lleve a todos los rincones de la cultu­ra. Para mi amiga Elizabeth, la interseccion de la gracia y la cruz se encuentra en criar a tres hijos que a veces la estresan hasta elli­mite, y en crear una cultura familiar de perdon, gozo y oracion. Para mi amiga Megan, esa interseccion se encuentra verdadera­mente en Africa, lejos de su origen en un medio privilegiado, co­nectando el mundo de la riqueza norteamericana con el mundo de los huerfanos african os, y conectando tam bien la esperanza afri­cana con el vado norteamericano. Para Karl, la interseccion se en­cuentra como ejecutivo en una empresa tecnologica que crea nue­vos horizontes de 10 posible, debatiendose al mismo tiempo con los modos en que la vida corporativa puede constrefiir sus espe­ranzas, suefios y temores. Para mi mujer, Catherine, la interseccion se encuentra en ensefiar no solo a alumnos tremendamente dota­dos, sino tambien a estudiantes cuyo trasfondo cultural sigue lle­vando la marca de un pas ado opresivo y cuyo punto de partida es­ta mucho mas atras que el de los hijos del privilegio. Para mi, la interseccion se encuentra en hallar modos de contar historias que, de 10 contrario, nadie escucharfa, desde los margenes de nuestro mundo y de nuestro cristianismo contemporaneo, y en sentarme cada dia para realizar el trabajo mas duro que he intentado nunca hacer, arriesgandome a poner palabras a cosas que son mucho mas profundas que las palabras.

Frederick Buechner dice que tu vocacion se halla alli «donde se encuentran tu profunda felicidad y el hambre profunda del mun­do». En todos esos lugares, en la interseccion de la gracia y la cruz, estos amigos mios, que no son mas que nombres para ellec­tor, pero que para mi son el mayor tesoro del mundo, cultivan y crean. Y, por supuesto, esto no es mas que una instantanea de los muchos lugares a los que es llamado cada uno de nosotros, dado que Elizabeth es tambien escritora, Megan es tambien artista, Karl es tambien lider laico de su iglesia, Catherine es tambien musico y madre, y yo soy tambien padre. No hay espacio suficiente para

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308 TERCER A PARTE - VOCACION

enumerar todos los modos en que nos hemos asociado a la crea­cion de cultura de los otros, como amigos y companeros, sufrien­do y gozando juntos; comunidades de amistad y familia asombro­samente fuertes y creativas pueden crecer y dar fruto a partir de nuestras breves vidas humanas.

Por 10 tanto, l,quiere ellector crear cultura? Pues que encuen­tre una comunidad, un pequeno grupo que pueda alentar amorosa­mente sus suenos y despejar sus falsas ilusiones. Que encuentre amigos y forme una familia que este dispuesta aver la gracia en accion en la vida de los otros, y que puedan discernir juntos que dones y que cruces ha sido Hamado cada uno a Hevar. Que en­cuentre personas que sientan un respeto sagrado por el poder y que tengan una disposicion sagrada a emplear su poder junto a los im­potentes. Que encuentre companeros en el agreste y maravilloso mundo que esta mas alla de las puertas de la iglesia.

Y despues, que hagan juntos algo con el mundo.

POSTDATA

EI artista en su estudio

En el Museo de Bellas Artes de Boston hay un cuadro del maestro holandes Rembrandt van Rijn titulado EI artista en su estudio. Alojada en una vitrina en medio de una sala llena de grandes cua­dros oscuros de Rembrandt y sus contemporaneos, es facil pasar por alto esta pequena obra, pintada al oleo sobre madera. Pero es uno de los pocos cuadros en todo el mundo por cuya contempla­cion estaria yo dispuesto a hacer un largo viaje, porque se trata de un retrato sumamente evocador del ser humano en medio de la creacion de cultura.

EI artista ha instalado un caballete, que no esta de cara a no­sotros, y 10 ha situado en un extremo de su estudio, amueblado con gran sencillez. Y el propio artista esta lejos del caballete, al otro la­do de la estancia, de manera que, desde nuestra perspectiva, es una figura pequena, reducida por el caballete en primer plano, que tie­ne un aspecto un tanto imponente, puesto que se alza grande y os­curo como algo vivo a la espera. Sin embargo, cuando la luz de una ventana 0 un tragaluz fuera de nuestra vision se refleja sobre su superficie, parece convertirse en la fuente de luz de la habita­cion, iluminando los rincones del espacio con un resplandor que sugiere que ellienzo puede estar aun enteramente en blanco y, por tanto, completamente vado. Pero, como esta frente al artista, no frente a nosotros, no podemos hacer mas que elucubraciones acer­ca de 10 que hay pintado en 61 0 de 10 que va a pintarse.

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310 POSTDATA

El artista en su estudio, pintado cuando Rembrandt no tenia mas que veintid6s anos, se cuenta entre sus mas celebrados auto­rretratos. Pero es inusua1. Mientras el atavio del artista -un ropaje verde y dorado que no parece ni lujoso ni pobre- esta cuidadosa­mente pintado, el rostro del artista apenas se detalla. La nariz es una pequena curva de sombra, los ojos son dos botones negros al estilo de las caricaturas, y nada mas. Si es un autorretrato, el artis­ta ha dejado que 10 mas expresivo de su aspecto 10 rellenemos no­sotros. Y esto es 10 mas chocante, dado que la mayor contribuci6n de Rembrandt al arte occidental pueden perfectamente ser sus ros­tros, esas caras asombrosamente detalladas que siguen destacando en las paredes de los museos para confrontamos e inquietamos. Pero este rostro no tiene nada que ver con elIas. Las lineas marc a­das y las arrugas se encuentran en la madera del caballete en pri­mer plano y en la madera de la puerta, que en ese momenta esta parcialmente bloqueada por el caballete.

Una consecuencia de que los ojos sean como dos botones es que no estamos seguros de si el artista esta mirando el cuadro 0 a nosotros. Si nos esta mirando a nosotros, l,quienes somos? l,Somos el tema del artista, de modo que el pintor esta mirandonos para evaluar nuestra semejanza? l,Somos el cliente del artista y estamos ahf para observar c6mo esta ejecutando nuestro encargo? l,Somos el march ante que presentara su obra a los potenciales comprado­res? l,Somos un alumno del artista u otro pintor que visita su estu­dio para inspirarse e instruirse? A primera vista, el cuadro parece tratar de la soledad de la tarea creativa, pero cuanto mas tiempo pasamos con 61, tanto mas conscientes somos de que nosotros, los espectadores, sea cual sea el papel que desempenemos, somos tan necesarios para la esencia del cuadro como el artista. El lienzo existe para darle finalmente la vuelta, a fin de que los demas pue­dan verlo. Aun cuando el artista est6 solo en su estudio, su estudio es para los demas; contiene multitudes.

Yo he lIegado aver El artista en su estudio, no fundamental­mente como el retrato de una persona, sino como reflejo de una postura. El artista se distancia un poco de su obra. Su peso esta sobre el pie que tiene mas atras, mientras contempla, espera, mi­ra ... Pero tiene el pincel en la mano. Pronto se aproximara al ca­ballete que se alza ante 61 con todas sus posibilidades y su peligro.

EL ARTISTA EN SU ESTUDIO 311

Contempla con el fin de actuar. Esta inm6vil con el fin de mover­se. Esta solo con el fin de ofrecer algo a los demas. Es pequeno y humilde, reconoce que 10 que esta creando es, en cierto sentido, mas duradero y de mayor importancia que 61 mismo. Pero esta tambi6n dignificado por este momento de espera y observaci6n. El cuadro depende de 61, de que est6 dispuesto a arriesgarse a ser un creador.

De hecho, es posible ver la mayoria de las posturas que pode­mos adoptar con respecto a la cultura en el momenta que Rembrandt capta. Existe siempre la posibilidad de que este cuadro, como mu­chas otras obras de manos j6venes e inmaduras, tenga que ser des­cartado, condenado como un fracaso y desechado, 0 que haya que pintar encima de 61. Esta posibilidad genera la intensa auto critic a del artista, la espera vigilante que evalua el valor de 10 que se ha hecho hasta el momenta y de 10 que aun tiene que hacerse. Sera inevitable que haya algo de copia, que se tomen prestadas t6cnicas de otros que Ie han precedido: sus logros en cuanto ala perspecti­va, la luz y la sombra, los colores y los temas convencionales que constituyen ellenguaje visual comun del tiempo y ellugar del ar­tista. Y en algun momento -puede que precisamente en el mo­mento del que estamos siendo testigos si el cuadro no esta vacfo, sino bastante completo-, el artista y su comunidad 10 consumiran, disfrutando de la obra finalizada sin necesidad de mejorarla. No cabe duda de que Rembrandt esta haciendo un planteamiento muy favorable de la dignidad esencial de la tarea cultural que el artista cultiva: la importancia de conservar y transmitir la excelencia acu­mulada de la historia del arte, sus pinceles y paletas y caballetes y lienzos, que esperan que cada generaci6n aprenda a utilizarlos.

Pero ninguna de estas posturas -condena, crftica, copia, con­sumo e incluso cultivo- proporciona la sensaci6n unica de energfa que impregna este pequeno cuadro. Esa energfa procede de la creaci6n; de la creaci6n que el artista ya ha hecho y de la que aun Ie queda por hacer. Este cuadro refleja a los seres humanos en su momenta mas caracteristico, el momenta en el que somos mas no­sotros mismos.

Este cuadro puede tambi6n arrojar luz sobre una de las pre­guntas mas perplejas y profundas que yo he hecho en el curso de la redacci6n de este libro. Si el cultivo y la creaci6n de cultura es

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nuestra tarea humana basica y hemos de llevarla a la nueva Jerusalen, l,como sera exactamente esa creatividad eterna? l,Segui­ra Bach componiendo, Rembrandt pintando, Dante escribiendo tercetos e, igualmente, los programadores seguin in programando, y los ingenieros y fontaneros seguiran realizando sus tareas? La cultura y la creatividad estan, para nosotros, intimamente liga­das al tiempo, aunque seguramente la vida eterna de los nuevos cielos y la nueva tierra no es simplemente mas tiempo. Supone­mos que seni una clase distinta de tiempo, un ahora eterno en lu­gar de una serie eterna de momentos. Pero l,como puede conden­sarse en un ahora eterno el acto, inherentemente ligado al tiempo, de la creacion y el cultivo de la cultura? l, Como habra un final de la historia?

Por supuesto que no 10 sabemos. Pero en el cuadro de Rembrandt hay algo que me sugiere que sf sabemos en parte, oscuramente, a traves de un espejo, como sera la creatividad en el ahora eterno. El mismo cuadro que esta lleno de dramatismo e inc1uso tension -la intensa relacion entre el artista y su obra- esta compuesto tambien de exquisita quietud. El artista, captado en un momenta de con­templacion y creatividad, no se mueve. Esta tan inmovil y silen­cioso como su obra, tan inmovil y silencioso como 10 estamos no­sotros, observando. Y, sin embargo, su quietud, y la nuestra no tie­nen nada de apatia ni falta de vida. Es una quietud que esta com­pletamente viva.

Atletas, musicos, escritores, jardineros y amantes dan testimo­nio de la experiencia que el psicologo Mihaly Csikszentmihalyi llama «flujo», los momentos en que nuestro trabajo 0 nuestro ocio absorbe y sintoniza nuestras energias hasta el punto de que perde­mos de vista el tiempo. Durante un rato, el tiempo parece tanto ex­pandirse como contraerse, haciendose amplio en lugar de angosto, dando cabida a nuestra creatividad y nuestra actividad, y perdemos la autoconciencia que envuelve la mayor parte de nuestras horas de vigilia, a la vez que estamos mas plenamente despiertos y alerta con respecto a las posibilidades de 10 que hay frente a nosotros.

En este mundo, en esta vida, el «flujo» llega a un finaL Ellien­zo esta seco, la fuga esta completa, el grupo interpreta el estribillo una vez mas, y despues remata con el acorde finaL Y tambien elli­bro esta terminado, la celebracion finaliza, las luces se encienden

EL ARTlSTA EN SU ESTUDIO 313

en el teatro, y salimos parpadeando a las brillantes luces del «mun­do real». Pero l,que sucede si el mundo intemporal y creativo que hemos atisbado es el verdadero mundo real, y es precisamente su realidad la que Ie ha otorgado el poder de cautivarnos durante un tiempo? l, Y que ocurre si nuestro destino ultimo es ese momenta de gozo y participacion que vislumbramos en el estudio del artista?

Puede que la meditacion mas profunda sobre el tiempo y la eternidad sea el salmo 90, atribuido a «Moises, el hombre de Dios». Es posible que merezca ser considerado tal porque resuena con una especie de soledad antigua:

«Pues mil anos a tus ojos son un ayer que pas6, una vigilia en la noche. Tu los sumerges en un sueno, a la manana son hierba que brota: brota y florece por la manana, por la tarde esta mustia y seca ... Bajo tu c6lera declinan nuestros dfas, como un suspiro gastamos nuestros anos»

(Sal 90, 4-6.9).

Y, sin embargo, el mismo salmo finaliza con una oraci6n repe-tida dos veces. para que su efecto sea mayor:

«iLa benevolencia del Senor sea con nosotros! iConsolida tu la acci6n de nuestras manos; sf, consolida la acci6n de nuestras manos!»

(Sal 90,17).

Toda nuestra creacion de cultura debe estar vinculada a esta oraci6n; que 10 que hag amos con el mundo dure hasta despues de que el mundo mismo haya sido enroll ado como un pergamino. Cuando seamos plenamente capaces de soportar la belleza de Dios descansando sobre nosotros, cuando nuestro trabajo y nuestra ora­ci6n sean uno, viviremos en el ahora eterno de los creadores he­chos a imagen del Creador. Y, una vez mas, sera muy bueno.

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Agradecimientos

Los 120: Dakota Pippins, Denise Rosetti, Francis Chen, Jimmy Quach, Christine Teng, Eddie Simmons y los alumnos de la her­mandad cristiana de Harvard-Radcliffe, de la hermandad cristiana asioamericana de Harvard-Radcliffe y de la hermandad cristiana interuniversitaria del Boston College, que escucharon por primera vez gran parte de este material en octubre de 2004 y me ayudaron a mejorarlo mucho. La hermandad cristiana de Harvard-Radcliffe fue un hogar maravilloso durante diez alios, con varios ciclos de 3, 12 y 120 pertenecientes a ella, incluido Curtis Chang, cuya amis­tad ha sido para mi un gran don al final de esta obra y mucho an­tes de su comienzo. Bill Haley y Joe Maxwell fueron mis prime­ros asociados en re:generation, afortunadamente, todos nos las arreglamos para salir adelante tras nuestro fracaso. Laura An­dersen, Nate Barksdale, Brian Broadway, Annalaura Chuang, Mi­chaela y Patton Dodd, Ever y Soren Johnson, Helen Lee, David McGaw, Karl y Elizabeth Wirth, Adrianna Wright, Danny y Sue Yee, y Val Zander han sido compalieros de viaje a varios lugares durante estos cinco alios. Kurt Keilhacker, Kelly Monroe Kullberg y Ted y Ashley Callahan han sido (y son) unos amigos increfble­mente buenos. En «The Vine», Jennifer Jukanovich ha creado una de las comunidades mas fecundas que yo he conocido. Christina O'Hara y Will Truesdell oraron conmigo en un momento crftico. «A gran altura sobre las aguas del Cayuga» (titulo de una antigua canci6n universitaria, «alma mater» de la Cornell University), Elaine Howard Ecklund me asaete6 a preguntas con gran entu-

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316 CREAR CULTURA

siasmo, y Karl Johnson me invit6 en distintas ocasiones a formar parte del trabajo de Chesterton House. David Neff, Mark Galli, Stan Guthrie y Madison Trammel han rechazado (0, al menos, han puesto grandes objeciones) por buenas razones algo que he escri­to durante aiios; las grandes expectativas de John Wilson me han llevado a lugares a los que, de 10 contrario, nunca habrfa ido. Keith Blount, ateo ingles que no se disculpa por serlo, ha creado el ma­ravilloso objeto culturaillamado «Scrivener», programa que, por sf solo, justifica la existencia del ordenador Macintosh y que ha hecho que completar este proyecto haya sido un gozo inesperado. Gabe y Rebekah Lyons, Jeff Shinabarger y Daniel Kirkland han si­do grandes amigos y aliados. Shane Hipps, Erik Lokkesmoe, Eric Metaxas, Mike Metzger, Dick Staub, W. David O. Taylor, James Emery White y Gregory Wolfe me han inspirado e impulsado a mejorar mi «postura». En una breve visita y unas horas de escu­cha, Ken Myers ha sido un gran aliento, y debo reconocer una vez mas que su aguda claridad periodistica ha producido la frase 10 que hacemos con el mundo. Los fieles de la primera iglesia pres­biteriana de Berkeley me han proporcionado la dosis final de en­tusiasmo inteligente que necesitaba. Cam Anderson, Jon Boyd, Carrie Bare y muchos otros miembros del personal del IVCF GMF son unos asociados inestimables en el crimen (yen el caso de Carrie sospecho que literalmente). La tenacidad y la creatividad de Jeff Banerson en el ministerio universitario es una de las grandes maravillas de Cambridge y una fuente inagotable de aliento. La curiosidad y el compromiso con la excelencia de Nate Clarke me han hecho conocer una parte de la creaci6n de cultura mas gratifi­cante de mi vida. Gary Haugen, Larry Martin, Bethany Hoang y los profesores del Instituto IJM me animaron air hacia Jesus y ha­cia la justicia -y trataremos de mantener bien en secreta cuanto nos divertimos cuando estamos juntos-. Brian McLaren me pidi6 que escribiera un libro en el que dijera a favor de quien estoy, no en contra de quien; iaqui tienes, Brian! Alan Jacobs, un ensayista sin par, es mi Mroe y ha sido 10 bastante amable como para ser mi amIgo.

Varios revisores an6nimos me han proporcionado crfticas y co­rrecciones inestimables en las primeras fases de este libro, y les es­toy profundamente agradecido.

AGRADECIMIENTOS 317

Los 12 (pero l,quien va a contarlos?): John Kingston, Fritz Kling, Mark Labberton, Fred Smith, Harold Smith y Lauren Winner han abierto puertas y me las han hecho atravesar, a menu­do acompaiiandome en la aventura; Mark Tindall, Geof Morin y John Yates han sido hermanos inestimables en una nueva tierra. Al Hsu, Andy Le Peau, Jeff Crosby, Bob Fryling y el equipo de IVP han aportado a este proyecto pasi6n, inteligencia y excelencia (por no mencionar la paciencia); es mejor en innumerables aspectos gra­cias a su contribuci6n creativa. No es habitual dar las gracias a un editor que no se queda con un libro, pero el entusiasmo y la tena­cidad de Julianna Gustafson me hizo comenzar y me mantuvo en marcha mucho despues de que el contrato con IVP se hubiera fir­mado; Julianna, estoy en deuda contigo. La deuda mas profunda la tengo con mis padres, Wayne y Joyce Crouch, con mi hermana, Melinda Ricker, y con Barbara y John Hirshfeld, por el modo en que nuestras familias han configurado mis horizontes, haciendome po sible mucho que, de 10 contrario, habria sido imposible.

El 3, sine quibus non, son en este caso s6lo dos. Michael Lindsay hace astutas preguntas, da graciosas respuestas, espera siempre y siempre persevera, y su amistad y su compaiiia intelec­tual han sido uno de los grandes dones que he recibido en el pro­ceso de escribir este libro.

Catherine Hirshfel Crouch es mi compaiiera en el dia a dfa cul­tivando y creando, y s6lo gracias a su ayuda las ideas de este libro han pasado de las paginas a nuestra vida. Estoy muy agradecido por vivir con ella en la intersecci6n de la gracia y la cruz.