Camila Comila era una niña golosa y comilona que apenas tenía amigos y sólo

encontraba diversión en los dulces y los pasteles.

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Preocupados, sus papás, escondían cualquier tipo de dulce que caía en sus manos. La niña se fue a buscar más dulces por todas partes.

En uno de sus paseos, acabó en una pequeña choza desierta llena de

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cacharros y vasos de todos los tipos y colores.

Entre todos ellos, se fijó en una brillante botellita de cristal dorado rellena de lo que parecía chocolate, y

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no dudó en bebérselo de un trago.

Estaba delicioso, pero sintió un extraño cosquilleo, y entonces reparó en el título de la etiqueta: "lágrimas de cristal", decía, y con pequeñísimas letras explicaba:

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Conjuro para

convertir en

chocolate

¡Camila estaba entusiasmada! Corrió por los alrededores buscando quien llorase, hasta encontrar una pequeña niña que lloraba desconsolada. Nada más ver sus

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lágrimas, estas se convirtieron en chocolate, endulzando los labios de la niñita, que al poco dejó de llorar

.

Juntas pasaron un rato divertido probando las riquísimas lágrimas, y

se

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despidieron como amigas. Lo mismo le ocurrió a una mujer que había dejado caer unos platos y una viejita que no encontraba su bastón. La aparición de Camila y las lágrimas de chocolate animaron sus caras y arrancaron alguna sonrisa.

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Pronto Camila se dio cuenta que lo importante era alegrar a personas con problemas lo que la hacía muy feliz. Camila hizo muchos amigos durante sus paseos, y descubrió la amistad y la felicidad de ayudar a la gente.

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Las lágrimas

de chocolat

ePara mis niños de primaria, de su profe de