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Cuentos Andinos de Chuquinos

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No es bueno que las águilas revoloteen en lugar de nuestros cóndores, el norte quiere ver morir nuestras Markas, por eso ya los aphus son grises sus días.

Tata Noé

En memoria de Mama Herlinda, mama Julia y mi padre

Jorge Gerardo.

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EL PEINE DE ORO DE SHIRACKAMPA.

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EL PEINE DE ORO DE SHIRACKAMPA.

Oruna era uno de los más conocidos comerciantes de la nación Tallan. En todas las comunidades lo reconocían por el color oscuro de su piel, sus grandes ojos saltones que contrastaba con lo delgado de su contextura, así como su estatura, distinguible desde muy lejano. Era uno de los comerciantes mas acuciosos y empeñosos que todo el mundo hubiera podido conocer; recorriendo todas las comarcas y naciones, trayendo cosas desde

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distancias muy enormes y cosas que eran desconocidas para algunas naciones; por ello algunos Sinchis y Apus lo tenían en mucha consideración. Todos, en algunos caseríos cuando solían ver venir a un hombre de gran estatura cargado con un quepe inmenso, corriendo a lo largo del camino, ya sabían que era el famoso comerciante Oruna, quien se instalaba en la plaza de la comunidad y tendía su manta para ordenar sus cosas y trocarlas por otros productos que podría llevarlos a otra comunidad que pudiera estar necesitado de tal cosa. Y tenía que hacerlo pues tenía dos mujeres a las que

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mantener; una de la nación cullie que se llamaba Llucsa Sana y la otra de origen Mochica con nombre aika. Las dos le habían dado muchos hijos, por lo que el tenia que caminar mucho, para llevar el pan a ellos; ya que no siendo de origen real ni tampoco de ninguna panaka real, se le había perdonado su desliz, pero tenía que trabajar el doble en cada una de las comunidades donde vivían sus esposas. Así como también era muy comedido con los Sinchis y el Apu Sapa Inka. Cuando llegaba a Samana, siempre traía cosas muy llamativas para la pequeña Cusi y al pequeño Túpac hijos de Túpac

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Yupanqui, gobernante del gran tawantisuyu.

El pequeño Túpac, era muy inquieto y dominaba a todos sus hermanos de sangre, se imponía con solo mirarles a los ojos; pero sentía mucha debilidad por su abuela, a quien amaba mucho, por haberla criado desde guagüita. Era atendido por las hermosas y laboriosas acllas venidas de muchos templos; pero él prefería la soledad y admirar los grandes apus que se avistaban desde Samana donde quedaba el aposento de la panaka en la nación cullie. De allí caminaba hacia los ayllus de la LLehuada, o

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orocullay, o si no se iba a cochamarca donde sus tíos, que eran los amautas, y estaban estudiando como tener nuevas semillas de maíz o de papa que mejoraran su producción, para que ninguno de los ayllus sufra de desabastecimiento de alguno de los productos que componían la alimentación de los runas . En uno de esos viajes conoció al Tallan de Oruna. Lo vio venir por el camino de mollebamba en dirección hacia la llehuada, le pareció gracioso ver a un hombre muy alto cargar un gran quepe y corriendo con tan gran peso. Se preocupo por el gran bulto que llevaba éste runa, pensando que

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era un castigo, por algún pecado cometido en contra las leyes de nuestras naciones. Se paro con su ayito y su aclla que le secundaban para esperarlo y preguntarle por su situación, ya que desconocía su origen. El ayito puso en la piedra una manta de lana de algodón para que el pequeño Tupac, no sintiera la dureza de la piedra, mientras la aclla le servía en un quero la chicha de maní, que tanto le gustaba al pequeño niño. Tomo su bebida preferida y al momento de pasar el comerciante Oruna, le llamo. Éste se espanto por ver las ricas ropas del infante que le estaba dirigiendo la palabra. Por las ropas, no podía

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ser que de alguna de las más importantes Panakas de los gobernantes; así que este se detuvo y puso se en cuclillas para saludar a tan elevado personaje. Pregunto, dirigiéndose con la cabeza gacha, porque le inquiría a un simple runa. Túpac, le dijo que no tuviese miedo de nada y qué se levantase, que para él no había ni altos ni bajos en responsabilidades que los apus han creado a los runas y gobernantes en igualdad de responsabilidades y deberes. Oruna le respondió con agradecimiento y no entendiendo la conducta de este joven hijo de uno de los más grandes gobernantes, pero sintió mucha

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simpatía por él y al ver su rostro rojo, como el color del sol en el amanecer, vio la majestad de tan joven heredero de la mascaipacha . Siguieron conversando de todas las noticias que traía Oruna de sus viajes por todos los ayllus y de todas las naciones del mundo conocido. El joven escuchaba absorto de las maravillas que le contaban y cuando no comprendía alguna de ellas, le preguntaba para poder preguntar, y comprender los sucesos.

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Al pequeño Túpac, le encantaba la conversación del tallan Oruna y siempre se sentaba en la loma de Mollebamba para poder esperar a éste en la llegada de sus viajes. Es así que, que en unos de sus viajes, vino mucho mas cansado y con signos de muchas angustias que se denotaba en su rostro cetrino y oscuro. Una de las acllas avisto al comerciante por el camino y presta corrió donde su pequeño Apu Sapa para hacerle conocer que venía Oruna. El asintió con un ademan de su cabeza y le dijo que se sentara en su costado para esperarlo y recibir las noticias que

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traía éste. En ello vieron le venir con sus llamas que muy ceremoniosas y contoneándose se venían acercando por el capac ñam en su dirección, el venía delante de ellas y también cargando un gran bulto como lo saben hacer sus hermanos de nación. Ya viendo de cerca al pequeño Túpac, el delgado tallan se echo en tierra, botando su gran bulto antes de correr a sus pies y postrarse ante él y llorar muy amargamente dándole un discurso en la que entrecortadamente lloraba muy amargamente. El le recomendó que se calmara y le ordeno a su aclla a que le diera de beber la chicha de maní que a el

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siempre le gustaba, pero que sola era reservada para los de la Capac Kuna, pero al siempre le gustaba contrariar siempre las ordenanzas de su padre y de su estirpe, pues no veía la diferencia entre runas y Capak sicnchis como el, lo era. La aclla, conocedora de las costumbres de su pequeño apu sapa, a quien respetaba mucho, accedió y en un kero destinado para los runas le sirvió la chicha, el alargo la mano y de un solo sorbo se bebió todo el contenido y ya respirando mejor le expreso:

MI Pequeño Apu Sapa, tu sabes que te respeto y amo mucho, por ser muy generoso con éste pobre

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runa, que desventuradamente me tengo que esforzar el doble, por tener dos familias a quienes mantener, sin que les falte nada. Estaba yo sembrando mis chacras de camote por mi tierra en Chulucanas, cuando estando cansado me eche a descansar un poquito y tomaba agua, pues el taita Inti nos abrazaba con su calor intenso. En eso me quede muy dormido y soñé que me despertaba en una laguna muy inmensa, en un lugar muy lejano, donde solo se veía apu lleno de agua como piedra, tal como hay en las cimas de los apus de huascaran y el pumapampa. De esas aguas pero que eran del color

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de la oscuridad emergió una mujer muy hermosa, pero su hermosura era diferente a las ñustas o a las acllas que te sirven. Me miro muy fijamente en mis ojos y me dio mucho temor, alargo su mano y me dio un peine muy hermoso, todo de oro, tal como es el color del tata Inti y me dijo: péinate. Yo le respondí, para que quieres que me peine? Yo no uso el pelo largo, solo los chunchos de los antis lo utilizan, pues así es su usanza. Ella me volvió a ordenar que lo tomara. Con mucho miedo lo tome e hice lo que me dijo y resulte en otro tiempo, volaba como un pequeño colibrí por todo el tawantisuyu. En eso vi a un

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gran cortejo de Sinchis que se desplazaba hacia caxamarca y muchos Señores de la guerra y guardadores rodeando a un Gran Apu Sapa Inka que recorrían en su litera por el Gran Capac Ñam. Lo acompañaban los mejores guerreros de todas las naciones. En su tras de nuestro Sapa Inka iban sus Cuyas y sus Ñustas, todas ataviadas con sus mejores ropas y llevadas en literas. Yo me acerque para escuchar la conversación que tenia el Sapa Inka con uno de sus generales; mencionaban que iban a conocer que querían unos runas medios raros que montaban unas llamas muy especiales y tenían la cara

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llena de pelos, tal como los coto monos de los chunchos. Al Sapa Inka, no le parecían peligrosos esos Runas raros. Pero a su general le juzgaba que eran muy peligrosos, a lo que el Sapa Inka, le mencionó que seguramente le había impresionado muchos los presagios que le habían mencionado los amautas de Catequil. Le recomendó que no se preocupara que ya sus tíos los amautas que vivían en Samana, cerca del Tambo real en el Tablachaca, hubieran visto las cochas en cochamarca y le habían mencionado que no era el tiempo de cambio de era, que no se preocupara por los vaticinios de

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De Lurin y Catequil. Bueno dijo el general, que si así lo creía el Gran sapa Inka, así lo entendería, pero que aquellos runas raros le parecían muy peligrosos y siguió caminando agarrando su estolica con su escudo de chonta y piel de venado. Caminarían varias horas, pues los porteadores que eran escogidos entre los más fuertes, corrían por el camino, sin que lo sienta el Gran Sapa que estaba viajando y avistaron los baños de la cañada, donde estaban los aposentos de Capak Kuna. Llegando allí, todo el ejercito hizo su campamento rodeando a la gran Panaka, como un circulo de de seguridad. Así estuvieron

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todos, disfrutando de las bondades dela gua caliente de la Cañada. En eso vinieron los Runas raros de rostros como del agua, pero olían a animal descompuesto y todos se alejaron, además venían en sus llamas raras a las cuales montaban. Llegaron con unas vestimentas y unos petos que parecían de unos metales raros. El sapa no los recibió si no que se entrevistaron con uno de los generales, el que estaba a cargo de tratar asuntos con los Runas raros y que era el mas joven de los ellos, que había accedido al puesto por ser muy valiente y guerrero. El les dijo a los Runas barbudos que le daría su razón a

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su señor y que les daría la respuesta con un chasqui. Así lo hizo; entonces el Sapa Inka decidió aceptar la invitación de ir a ver lo Runas Barbudos que tenían por Sinchi a un Tal Francisco Pizarro. Que nombre más raro, a sus generales le olían raro y malo ese nombre, pero el no les temía; teniendo a tremendo ejército, ganador de muchas batallas.

Así llego el día y se alistaron todos sus generales y sus ñustas. La Coya no quiso ver a los runas barbudos, pues le dijo que olían mal y ella no quería tener nauseas por soportar semejantes olores de

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gentes muy sucias y desaseadas así digan que vienen de mas allá de las mama cocha. Todos se vistieron sus mejores ropajes y se bañaron con los mejores aromas en los baños, así también lo hizo el Sapa Inka, para enrostrarles que ellos eran unos seres muy limpios a lo contrario que eran esos visitantes, haciéndoles conocer que era una mala cortesía no bañarse. Los porteadores alistaron las literas en que irían las ñustas, los generales y muy delicadamente en que transportarían al Gran Sapa Inca.

Llego el momento y empezó el gran cortejo, solo se quedo en la

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encañada todo el grueso del ejército, pues no era la situación de una guerra si no de expresar la cortesía de las naciones del tawantisuyu a unos extranjeros que venían a esta gran nación.

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Llegó el día en que todos los Sinchis de todas las comunidades y naciones del Tawantisuyu se prepararan para desplazarse a la Marka de Caxamarca y ver en persona a los Barbudos color de agua que se habían atrevido a ingresar al territorio que gobernaba el Gran Apu Sapa Inka. Los porteadores del anda del Gran Apu estaban muy descansados pues tenían que correr de prisa llevando a su señor. En ese mismo momento todos los chasquis salieron a los cuatro suyus a dar la noticia que el Sapa Inka se trasladaría a la Marka de los

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Caxamarcas a entrevistarse con los hombres raros que tenían mucho pelo en la cara. Así lo hicieron llevando los quipus reales de colores donde estaba inscrita la noticia y otras órdenes para los Tucricuts de los suyus respectivos con órdenes para las diferentes faenas de aynis que tenían que hacerse según lo planificado para ese año en que posiblemente la gran Mama Cocha se desbordase por toda la gran chala.

A la Cañada, donde estaban las aguas termales, donde se quedaba el Gran Sapa Inka, fueron llegando el día anterior centenares

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de acllas venidas de varias naciones con muchas ofrendas de plantas aromáticas y así como también para servir al gran Apu Inka y a sus esposas. Llegaron las hermosas acllas de la región de Coronguimarka conocidas como las pallas, las de la región de mollepatas conocidas como las Quiyayas. Eran las más jóvenes, muchas de ellas no sobrepasarían los doce años y eran escogidas entre las más hermosas de los acllahuasis y que precisamente existían en esas Markas . Las llevaban para desempeñarse en muchos oficios, como ayudar a las Coyas en sus quehaceres del día o a contarles las tradiciones de sus

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pueblos, pues en los acllahuasis aprendían muchas cosas que después desempeñarían cuando llegasen a la edad adulta, como también el de ser dadas como esposas a algún Sinchi que se había destacado en alguna batalla o proyecto del sapa Inka. Sobre todo a los Sinchis solteros, ya que el único que podía tener varias esposas solo era el Villac Humu y el Sapa Apu Inka, los dos únicos gobernantes del Tawantisuyu. Ellas llegaron y fueron recibidas por la gran Mamacona , la que había criado desde niño a Atawalipa, ya que su Madre se había hecho cargo de dirigir el tawantisuyu, por la muerte

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repentina del Gran Apu Sapa Inka Huaynac Kapak debido a unas fiebres que ningún chaman ni Kuraka había podido descifrar ni curar. Ella gobernó por muchos años hasta que re reunieron todos los ancianos y determinaran la sucesoria del gobierno.

La Mamacona iba dando ordenes a cada niña, que es lo que tenían que hacer, a algunas los mando preparar los baños del Inka, a otras como asistentes de las dos Coyas, que eran muy presumidas y que se peleaban el amor del Inka. Las dos eran de diferente linaje, la una pertenecía a la Panaka de Inka Pachakuti

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Yupanqui y la otra de Tupak Yupanqui. Esa rivalidad era reciente pues desde la muerte de Huaynac Kapak, quien había escogido como esposas a hermanas de su misma Panaka, en cambio Atawalipa eran de diferentes Panakas. Cada una siempre se ufanaba de sus ancestros, como los mas importantes en la historia de su gran nación y se pasaban los días en discusiones interminables que a veces terminaban en peleas de ellas, en presencia inclusive del gran sapa Inka, que se detenía a admirar la destrezas en las luchas de sus esposas y en la que ganaba Qikyusisa de la panaka de Túpac

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Yupanqui y que según decían en la princesa que había traído el gran navegante de tierras mas allá del Mar, ella se destacaba por la blancura de su piel y su cabellera de color del cobre muy diferente a la bella Yanacoya que era descendiente de la Panaka mas tradicional y antigua de el Gran Sapa Inka Pachakuti. Pero Atawalipa amaba a la bella Qikyusisa y según los oráculos de Catequil y del Gran pachakamac le decían que seria la Madre de uno de los más grandes guerreros que libertaria a sus pueblos. Pero el pensaba de que va a libertarlos si no estaban esclavos de ningún Gran sinchi, ni de ningún Gran

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Apu Sapa que existiese a la fecha, mas que el como Gobernante de todas las naciones del Mundo tal como lo había destinado su Padre el Tata Wilka . Pero le bullía semejante idea que le habían clavado los amautas servidores de tales Huacas, pero además le temía, pues todo los oráculos que decían tales huacas se convertían en realidad, por ello al asalto de sus temores mando destruís la huaca de Catequil en Icchal que queda en la Nación de los Huamanchucos, antiguos tributarios de los Sinchis Waris. El Amauta de esa huaca le echo una maldición: “Morirás en manos indignas, la de Yanas y

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delincuentes por haber destruido un lugar Sagrado, que lo tuvieron nuestros antepasados y tu pueblo sufrirá quinientos años el oprobio de gentes salvajes que destruirán la Pacha mama, convertirán en desiertos sin agua todos los bosques. Abrirán huecos en todas partes y derramaran líquidos que mataran a todos los runas de a pocos sin que ellos lo sientan. Los días serán nublados y Tata Wilka desaparecerá por siempre hasta que venga el Nuevo cóndor a ordenar y a luchar por sus naciones, trataran de asesinarlo y lo meterán en unas casa de horror, donde casi su vida se extinguirá, pero asi casi sin aliento renacerá

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para destruir a los salvajes que por quinientos años destruyeron nuestras naciones por la ofensa de Atawalipa hacia Catequil nuestro Protector.” Sentencia que no le había comentado a ninguna de las Coyas, para que no se preocuparan y le dijeran de las advertencia que le habían hecho de no atentar contra el Oráculo de Catequil. El odiaba que le recriminaran sus acciones, pues en eso ellas si se ponían de acuerdo. Pero esa idea le fastidiaba de sobremanera y con ella empezó a alistarse para ir a ver a los Runas con pelo en la cara, que apestaban muy horrible, como si su cuerpo despidiera los más nauseabundos

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olores, pero por consejo de los Sinchis del ejército no los temía, pues andaban en unos animales que daban pena por la carga que llevaban en sus lomos. Y en sus cuerpos los Runas Barbones, llevaban unos metales muy pesados que daba risa el verlos caminar. Si que era muy gracioso, como si estuvieran mal de sus testículos y de su trasero; así como los guaguas cuando no son bien cuidados por su madre. Esto les comentaba a sus sinchis y ellos se reían a mandíbula batiente, mofándose de esos barbaros. Por ello le aconsejaron a no temerles, pues eran unos runas muy salvajes, que no tenían modales ni

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siquiera conocían las cosas de la buena comida y la buena alimentación, pues les veía muy malos de salud. Por ello la hermosa Qikyusisa no quiso ir la Marka de Caxamarca y prefirió quedarse en la Encañada y se quedo con las Pallas para que conversen de su nación y de las comunidades de donde provenían. Pero la astuta Yanacoya si se alisto para viajar con el sapa Inka y se alisto con sus mejores vestidos, sobre todo para impresionar al Inka y la curiosidad de conocer a los Salvajes Barbudos, ya que el que vino en una bestia montado le había impresionado sobremanera.

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Tenía su vestido color de las orquídeas que se cultivan en la nación de los Chachapoyas en donde una de las hijas del Sinchi de esa nación era su amiga y conversaban de las curiosidades de sus pueblos.

Amaneció el nuevo día en que el Sapa Inka ingresaría a la Marka. Todos estaban preparados y ya habían tomado su papakashqui con sus ñuñas tostadas en Callana . Las Akllas seguían a la Coya que acompañaría al Sapa Inka, lo mismo que iba el representante del Villac Humu. Todas las naciones con sus Sinchis y jefes de guarniciones que acompañaban

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a estos, todos estaban listos y sin armas. Lo mismo que el sequito de seguridad del sapa Inka. Todos se pusieron en formación para esperar a que subiesen a las andas todos los principales personajes conjuntamente con el Sapa Inka y avanzar en el camino. En eso apareció Atawalipa, con lo mejor de sus vestidos y arreglos de oro. Lo que sobresalía era la Mascaikpacha y la vara de mando que se habían relevado cada gobernante del tawantisuyu desde la instauración de la gran confederación de naciones. Tomo asiento en su litera y dio señal que avancen, a lo cual todos los porteadores como una sola

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voluntad pusieron se en marcha. Iban por el Gran Capak Ñam o camino de los Justos, diseñado como vía de comunicación principal, pero también en ella estaba contenido todos los conocimientos de astronomía, ciencias exactas, ingeniería agrícola, hidráulica etc., de los muchísimos años y miles de años que tenía el hombre andino. Estaba todo empedrado; algunos yanas limpiaban el camino por donde había pasado el Inka, era su costumbre y su deber para pagar la afrenta que habían hecho en el pasado sus antepasados y por el cual se les había quitado el

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nombre propio y no sabían a que nación pertenecían.

El Sapa Inka se solaza con las siembras que se avistaban en la campiña de esa nación, ya estaban todas para ser cosechadas y guardadas en los Tambos. Seguía el camino en la que los Runas se detenían a ver a la comitiva pasar; algunos se ponían de rodillas mirando hacia el suelo en señal de respeto y admiración hacia el gobernante, los niños permanecían con la mirada fija, como preguntándose quien pasará que los mayores le deben tanto respeto. A lo lejos ya se podía distinguir las construcciones de

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piedra de la Marka y el completo silencio que en el reinaba. Al seguir avanzando la muchedumbre iba cantando sus canciones de inicio de las festividades a Tata Wilka en el Cuzco y al cual presuntamente deberían ir muy próximamente. Todos danzaban e inclusive quienes llevaban las andas del Sapa Inka de la coya, así como la de los Sinchis de las diferentes nacionalidades, especialmente el sinchi de Chincha, quien era reconocido como un eximio navegante y comerciante de las fronteras del tawantisuyu. En la puerta se distinguía la figura

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desgarbada de uno de los Runas barbones…

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El sapa Inka hacia su ingreso a la triangular plaza de la Marka de los caxamarca y a cuyo centro llegaba y culminaba el capac ñam, en la cual distinguió a otros runas llenos de pelo la cara y cerca de ellos a uno mas anciano que cargaba unas pieles en forma de madera recortada, la cual estaba hojeándola, como si en ellos se hablase. Siguió avanzando la comitiva que lleno totalmente la plaza y pudo distinguir las caras de los visitantes a quienes les vio con temor y desesperación. Seguían tocando los pututos y los

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cornos y los caracoles de la isla de Puna escogidos especialmente para el ejército con los cuales hacían conocer a todas las llactas que se acercaba la comitiva oficial del gran sapa Inca. Todos miraron a los runas de Pelos hasta en los ojos y no les temieron en nada, les parecía jocoso su vestimenta y las chusmas que se ponían y que brillaban a la luz del sol. El gran Sapa Apu vio con gran desprecio a esos pocos hombres, en eso vio que se acercaba el Runa de pelo y cargando un madero de pieles y con otro Runa de los tallanes, el lo miro, pues ese runa tallan estaba ofendiéndole al acercarse sin cargar nada en sus espaldas,

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aparte porque no era ningún cacique ni señor, solo era un opa, eso era una afrenta a su dignidad; pero solo mostro una sonrisa pero con un gesto de desprecio a ese traidor, después se enteraría que se llamaba Felipillo, y que los Barbudos le habían puesto otro nombre el de Esquivel.

Felipillo con cara de yo no fui y mostrando su osadía se dirigió en conjunto con el barbudo hasta la litera del Inka para decirle que el capitán de los hombres que estaban allí y que habían venido de allende de más allá de la gran cocha, donde tienen su soberano y que en representación de él venían

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con muestras de aprecio y vecindad. A su costado la Sumac Ñusta su hija le decía: Tata porque permites que ese Opa te dirija la palabra, mándalo sacrificar al apu Katequil para que ningún opa se atreva mas a hacerte frente a tu majestad. Ella se encontraba cerca de la tiyana del Apu Sapa, pues era su hija mas favorita, no solamente era hermosa si no que dominaba todas las formas de lucha y había vencido a muchos de sus primos que eran Huaynas Sinchis y derribaba con la huaraca rocas muy grandes, pero a pesar de su destreza y hermosura no se dejaba cortejar por nadie, pues no

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encontraba a nadie igual que su Padre, el gran Sapa Apu Inka Atabalipa, aunque estuvo una vez enamorada de Amaru Túpac Yupanqui, su mas bello primo, pero el solo estaba interesado en mirar las estrellas y conocer el porque de las cosas, solo vivía al lado de los amautas, aprendiendo de ellos y a veces iba a las campañas de su abuelo, mas por compromiso que por que le gustase las guerras.

El inka recibió con desprecio las noticias de que es lo que querían los barbudos y como veía no eran un peligro y mas bien tenia curiosidad por saber cual era su

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proceder y que es lo que querían en ese lugar del tawantisuyu.

En ese momento el barbudo le dijo algo al oído al opa de Felipillo Esquivel y éste dirigiéndose al Inka le hizo conocer que los extranjeros les traían un presente para el y para todo sus acompañantes y que por favor le recibiese su merced, pues era un regalo que los soberanos de los barbudos le traían para su merced de los frutos que se cosechaba por sus tierras de donde eran ellos.

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No era muy alto, pero lo curioso era, que era considerado como un indígena más. Su piel era casi blanca como los criollos y lo particular de sus ojos que eran del color del cielo. Algunos de sus hijos le sacaron el color de los ojos. Él era mi Tata Noé, mi abuelo, cacique de las comunidades de mollebamba y Mollepata. Siempre trabajando, ya sea en los campos de labranza que le habían destinado los comuneros, como también en la casa alrededor de su máquina de hacer helados de frutas. Era lo que

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más me gustaba, los helados de frutas, tan diversas y deliciosas en mis pocos años de vida. Sus hijos preferidos era mi Abuelo, su hijo mayor que siguió la tradición de sus ancestros y se caso con su prima hermana y tuvieron a mi padre. El cual también era su preferido, como lo fui yo también cuando nací. Me contaba mi Mamacona Herlinda de cómo había llorado cuando nací sangrando en los ojos. Se fue por varios días a los cerros a hacer su ceremonia a sus ancestros y Apus para pedir que me sanaran de lo que tenía al nacer. No vino en un mes y al regresar según contaba mi tatarabuela, llego muy

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demacrado por el ayuno por su bisnieto más querido y amado, pero alegre pues la hoja de coca le había indicado que era una señal. El comienzo de la era del cóndor, legado que solo lo conocen los escogidos de las panakas que estuvo trasmitida de generación en generación como un deber.

Como recuerdo a mi tatarabuelo en la habitación más grande de la casa, con su maquina de hacer helados, era traído a ella por mi ayito, quien también era mi amigo de juegos, aunque el era mayor, recuerdo su nombre o su sobrenombre: Yume que significa en Cullie, el que guarda lo

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sagrado. Yo le había puesto otro nombre: Tachito, por su andar encorvado y silencioso y andaba diciendo, el niño esto y aquello. Yo no sabía por qué tanto me decía niño, porque no me llamaba por mi nombre como los demás. Así también me llamaban cuando bajaba a las comunidades donde mi Mamacona Herlinda tenía sus sembríos. Los ayos me decían el niño, para allá, el niño para acá. Siempre en la mañana doña Eulalia me traía la leche de las alpacas para que lo tomara calientita. Le decía también a mi Mamacona, mi Niña Herlinda he traído su leche para el niño. Y después nos llevaba a la cocina

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donde nos invitaba el cushalito, que es una sopa de papas con hierba buena.

A tata Noé siempre lo visitaba por los helados; aún después de muerto mi Padre y el Tata ya anciano seguía viajando hacia los apus de la cordillera Blanca a traer el agua como piedra pata hacer sus helados. Salía de Santiago con su piara de Llamas, burros y caballos hacia su destino a traer el hielo como yo lo conocía. Era hermoso ese espectáculo en que mi Tata con su indumentaria particular, con su poncho marrón con ribetes de oro salía presuroso hacia los nevados.

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Todo el pueblo se sentaba en dirección de Cabracay para verlo partir y despedirlo con la mano. Yo muy niño en las faldas de mi mamacona disfrutaba el espectáculo que se me daba en mis ojos. El andaba con una vara muy larga que adornada con muchas alegorías, me decía que representaba a nuestra verdadera nación. La que todos desconocían, incluso mucho de los que ya vivían en el pueblo y que se habían dado al vicio de los occidentales y no seguían las costumbres de nuestros padres. Eso le dolía a mi Tata y por eso cuando yo llegaba, me contaba muchas cosas e historias de

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nuestras naciones, que no eran reconocidas por los chapetones como él les decía. Me hacía agarrar la gran vara de autoridad como apu cacique que le recordaba como única herencia que teníamos de nuestras naciones y me hablaba que tenía que hacer realidad sus sueños de que su cuerpo convertido en polvo vuelva a sentir que nuestras naciones vuelvan a surgir e imponerse a los chapetones. Su esposa mi tatarabuela me engreía y si quería cuyes, rapidito se iba a la cocina a que la haya me lo cocinara, todo uno entero para mí. Muchas veces me mandaban hacer mis zapatos donde el

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zapatero Don Gerardo, tenía el mismo nombre que mi abuelo y eso le hacía gracia a mi Tata.

Solo me dolió el día en que se fue de este mundo. Su cuerpo siempre sostenía el olor de las flores y tenía una gran sonrisa. No quise recibir la vara de mando de nuestras naciones, pues en esos momentos creí que debería permanecer en sus manos ya que nuestras naciones seguían siendo esclavas del mundo occidental. Solo le dije Adiós Tata Noé.

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Tus ojos Madre Julia Elsa

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TUS OJOS MADRE JULIA ELSA.

Como en un sueño, vi la delgada figura de tu cuerpo en el umbral de la puerta de la casa donde cobijabas también a mis hermanos. Hasta ese día solo recordaba a mi Padre y a mi abuela, con quienes viví hasta entrada mi pubertad. No sabía que tenía una madre y que nunca en mi vida diome una caricia con sus morenas manos a mi rosado rostro. Viví en la soledad de mi casa, sin tener conocimiento que tenía hermanos. Mis juguetes solo los tuve en mis manos y no pude compartirlos con alguien más, que

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compartiéramos la misma comida. Mi Abuela imponente me dijo que tenía que conocer a mi hermano. Así lo hicimos y tomamos el carro verde, conocido como indoamericano, que recorría los arenales de un pueblo recién asentado con migrantes de todo el departamento y de otros sitios que estaban mucho más lejos que nuestro natal Santiago de Chuco. Yo muy inquieto por lo que recién me había enterado en ese día. Se me hacía difícil entender que mi Mamacona Herlinda no era mi Madre Biológica, y que mi padre era verdaderamente su hijo. Tu que fuiste y tuviste tantos privilegios como principal esposa

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de mi Padre, con tantos criados en tu casa a quien ordenar, con la comida que tenías en el terrado para donar, Así lo pensé, cuando llegue a tu casa que ya compartías con otro hombre. Y al verte tan delgadita, tan tímida y tan morena y dulce, recién empecé amarte. Quise romper el largo silencio de los años en que solo vivía en mi cuna de oro que era mi prisión. De tu vientre había yo salido, del amor de un Indígena con tradición y tú que eras la esposa del hombre que representaba a una multitud de naciones. Estaba entre dos encrucijadas, entre las dos mujeres que me dieron la vida, pero sentía que a las dos las

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amaba por igual, pues me amaban en demasía. A pesar de solo en esas pocas oportunidades podía sentir el amor y la resignación para mi persona.

Como no recordar a mí hermano. Se corría de mí. En ese momento había una diferencia abismal; pues mis ropas denotaban un nivel de vida y de estatus, que mi madre y mi hermano no ostentaban. MI madre muy orgullosa, con su mirada hacia frente a mi abuela. Aquella mujer que le quito a su primer hijo para criarlo como lo mandaba la tradición de los ancestros de nuestras naciones. Pero también denotaba en sus

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ojos, le esperanza de verme después de no haber estado en casi todo esos 12 años en que viví con mi abuela como hijo suyo. Allí a pesar de que perseguía a mi hermano para conocerlo, sentí en esos momentos que no estaba solo, que tenía la posibilidad de compartir.

Esta felicidad solo me duro pocos más que dos meses; me daría cuenta cuando llego mi abuela a las aulas del colegio apresurada. Yo no comprendía porque, ella venía, nunca solía hacerlo, pues mi padrino y madrina siempre estaban al cuidado de mi rendimiento escolar y de mi

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formación. Hasta ese momento había soñado con tener a mi hermano en Casa, sabía que mi Madre no podría hacerlo, pues estaba ya casada con otro hombre, después de haber guardado luto por mi padre cerca de cinco años como lo manda la tradición de nuestros pueblos. Creyendo que había guardado la memoria de mi padre, decidió seguramente rehacer su vida, en donde de ese compromiso tengo dos hermanos. Pero de ellos no guardo casi ningún sentimiento, quizás por lo que represento su padre para mi vida. Entonces mi abuela de frente me dijo: He pedido permiso del colegio. Yo le respondí: Para que

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Madre?. Ella respondió: tu madre ha muerto. En esos momentos se derrumbó el mundo que en mis fantasías había construido. Solo queda en mí el sabor de su mirada, el calor de sus manos en mi adolescente rostro, que me prodigo tan pocas veces. Lo siento y siempre lo he sentido muchas veces en la soledad de mis aflicciones y más aun de ronca voz que decía Juancito que sembró en mi los más puros sentimientos a su memoria. Pero al escuchar la forma y las circunstancias en que murió; el Odio hacia el hombre que fue su segundo compromiso. Fue el odio que alimentó toda mi vida, pues

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me quito a mi madre. Con él nos vimos cuando yo también era ya padre y me dio pena, por la tormenta de su alma en la que vivía. Allí aprendí a perdonar a pesar de que él fue el causante de la muerte de mi Madre.

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SHULCAHUANCA HERMANO PRISIONERO

Había empezado a caminar cuesta arriba por Chulite. Viendo las casas pequeñas construidas de adobes y techadas con la paja que se recortaba en la puna en la época de los veranos, cuando el sol tocaba nuestras caras y sentir el viento helado de ellas en las madrugadas. Es hermoso respirar este aire que golpea mis sienes, el olor de los eucaliptos que puestos en fila en todo el trayecto, parecían que me saludaban: “sigue hermano por el camino que te trazan los grandes Apus, y los Amautas desde que tuviste razón

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en toda tu niñez”. Seguía con mis pies esforzando tan empinada travesía, en eso encontré a Huaca colla, el hermano que me informaba cómo estaban funcionando las mineras en la zona donde se encontraba nuestro Apu querido Shulcahuanca y que se encontraba prisionero de los Mistis malditos venidos del Norte de la tierra. Siempre andaba repitiendo esa frase mi hermano y también en sus maldiciones mencionaba a Hildosullu, paulinoasyaq, por ser empleados de las mineras, ellos son traidores a su marka. Por ello siempre me pedía: gran Mayu willakuy apu, sentencia a esos traidores para

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que los grandes vientos se los lleven. Yo solo sonreía, pero sus intenciones me preocupaban por la traición de esos hermanos a quienes ya todos reclamaban su muerte. Pero mi corazón albergaba una suerte de melancolía, pues en otros tiempos acompañaban mi andar en todas las punas y en los valles. Por qué el olor del dinero había cambiado su corazón, no entendía que el olor de los billetes que pertenecían a nuestra misma pacha mama; pues de sus entrañas los mistis de ojos azules que horadaban su vientre, de allí no los daban a mi pueblo, pero solo recibían unas migajas que luego el

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entero lo trasladaban a sus naciones, pero nosotros también teníamos la culpa de ser sumisos ante los criollos que gobernaban nuestras naciones y sobre todo a un mentiroso e hipócrita que todavía era mofrau y no aceptaba su defecto ante el público.

Me despedí del pobre Huaca Colla, pero antes aprecié de sus manos la chichita de jora, como alimento para mi camino, el con todo el respeto me lo daba y para que no se sienta menos, le recibía y me ponía a conversar; aparte para recibir las noticias de los hermanos en toda la comarca. Terminando el último sorbo

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devolví el mate de mi hermano y le dije adiós con el saludo entre nosotros abrazándonos y seguí mi camino, hasta alcanzar la cumbre donde se dividen los caminos y uno de ellos me lleva a la Soledad. Allí los hermanos habían ganado a los Mistis, cuando a sangre y fuego quisieron imponerles la religión que traían de España. Para ello le sacaron la vuelta, y ellos ni se dieron cuenta; les hicieron creer que la Virgen de la Soledad se había parecido en una gran peña, donde ellos adoraban a su mama Quilla hirca o diosa Luna. Les contaron los que los mistis ibéricos les contaban de las apariciones de la

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Virgen María en muchos pueblos de España y Portugal, haciéndolo así también ellos para que ya no les fastidiasen con la imposición de su religión.

Seguí a Retambo por sobre un cementerio indígena, los hermanos me relatan, que en semana Santa todo el cerro se incendia como si le echasen fuego y que huele mucho a azufre; pero que después a la mañana siguiente todo queda normal y no se encuentra indicios que hubiese habido incendio alguno. Pase por el lugar pero no sentí más que sosiego y mucha fuerza. Podría ser que sea un sitio donde

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entregaban ofrendas a nuestros Apus, pues no entendía como sentía del lugar mucha fuerza y seguí el camino con más prisa de siempre como si me hubiesen impulsado con una fuerza interior que estaba fuera de mi propia voluntad.

Llegue a huacamarcanga, por lo que ya estaba prácticamente en todo lo más alto y pude divisar al cerro la botica e icchal donde se encontraba el oráculo de Catequil, aquel que pronostico que Atahualpa moriría en manos de los mistis barbados. Me senté y pude divisar todos los espejos de agua y a lo largo de el todas las

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aves volando con sus sonidos que dabanme la bienvenida. Después de caminar se empezó a divisar el gran hueco que estaba haciendo la minera Barrick. El hueco era inmenso y salía mucho polvo que se asemejaba a una nube gigantesca que nublaba mi visión para ver el cerro negro en huaylillas por donde pasa el camino del inka. Al irme acercando más lo que predominaba era el olor a azufre. Al llegar a la laguna del toro, tal como se le conocía, pude distinguir al Apu shulcahuanca. Estaba en medio de todos los huecos de la explotación minera. Creo que con eso se extinguía la

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historia de las naciones de ese lado. Es que ninguno de los hermanos reclamaba por su protector, Todos quienes se quisieron levantar fueron comprados por los mistis gringos que con sus ojos azules le hechizaban y se transformaban en traidores para su nación. Muchos hablaban que también toda las markas harían pozos inmensos para asesinar a nuestra pacha mama, que no se podía hacer nada pues los criollos que gobiernan desde lima los protegían y que si te levantabas a protestar ellos te podían meter en la cárcel y zas se acabó todo el laberinto.

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Por eso me daba cuenta que habían llegados otros mistis gringos de ojos azules a predicar que nos acogiéramos a su religión, para salvarnos nos decían. Pero ya no estábamos salvados, pues nos quitarían nuestras tierras, que es nuestra vida, estaban contaminando nuestras yacumamas con líquidos que tomaban las aves y se morían, ya no teníamos peces en nuestras cochas y en nuestros ríos la hierba que crecía se estaba amarillando. Estaba triste mirando cómo se destruía nuestras naciones y mi corazón acongojado quería ya no mirar, estaba triste pues ya no vería a las llamas correr por las

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praderas y a las alpacas desfilar como militares en una sola fila y erguidas como si estuvieran orgullosas de vivir en la puna con el aire libre y tierno. Las naciones que conocía estaban desapareciendo y nadie se daba cuenta.

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PRIMER DIA DE CLASES EN UNA

COMUNIDAD INDIGENA

Los pequeños caminantes de Mollepata.

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PRIMER DIA DE CLASES EN UNA COMUNIDAD INDIGENA

Los pequeños caminantes de Mollepata.

Ya había perdido la visión de la sonrisa de los niños, cuando vienen de sus hatos hacia la escuela. Sonrisa que expresa la felicidad de ir a la escuela, con la ilusión del quizás quiero ser como el profesor. Sus manos curtidas por el frio y el agua con la que tienen que lavarse para ir temprano a la escuela. Muchos de éstos niños recorren enormes distancias, solamente a pie, para poder llegar a sus escuelas. Los mayores son los que conducen a

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los menores, a pesar de la diferencia horaria en que ingresan a sus respectivos niveles. Ya que los mayores van al nivel secundario y los menores generalmente se encuentran en el nivel primario. Los locales escolares construidos de adobe o en algunos casos con piedra y barro, con techo de paja o con teja. Aquí en Mollepata al menos se había superado esta etapa y se tiene una buena infraestructura para el dictado de las clases.

Me levante temprano en mi primer día de clases. Me había alojado en la casa del director; quién me acogió con mucho

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entusiasmo desde mi llegada en el bus que me trajo a esta comunidad indígena que es la capital de un distrito. Como es la costumbre me había preparado el Cushalito, una sopa de papa con mucha hierba buena y su quesito derretido, el cual va acompañado con su cancha – maíz tostado en callana- .Comimos y nos dirigimos hacia el local escolar, para ello lleve mi pequeño morral con lo más esencial que debe tener un profesor. Llegamos a la oficina principal donde le entregue el documento que con el cual podía sustentar la adjudicación de la plaza como profesor del área de formación ciudadana cívica,

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historia geografía y economía. Conforme pasaban los minutos también hacían su aparición el resto de docentes, con los cuales el director me los iba presentando y haciéndonos el saludo de costumbre. Al mismo tiempo llegaban los alumnos. Salimos al patio todos, para presenciar la ceremonia del inicio de la semana de Estudios, así como agradecer a los apus protectores de la comunidad por la nueva semana y agradecer al tata wilka por la luz que ilumine todos los días de los runas. Al final del cual dirigiéndose a ellos con viva voz, les hizo conocer que tenían este año a un nuevo docente al cual

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ellos deberían estimar por haber tenido la deferencia de llegar a esta humilde comunidad de Runas Uchus que viven a los apus cercanos al Amaru Tablachaca que serpentea desde los apus de Conchucos, Pelagatos y otros Cerros Sagrados como el de Consuso, donde los Jakis y Mistis perteneciente a la familia Española de los Málaga. Muchos años atrás esta familia había asesinado a Runas por no querer horadar el cerro para sacar tungsteno, vanadio y otros minerales, pues le tenían mucho respeto al cerro a quien consideraban su protector. Por ello la maldición del apu es que la

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familia Málaga la mayoría de sus integrantes muere con la lengua afuera, sin poder contener la vibración de su cuerpo por el párkinson.

Los alumnos me saludaban con un apretón de manos, para después pasar al aula de clases, con su morral conteniendo sus cuadernos y el fiambre con el que comerán al medio día. En ese momento ya había recibido mi horario de clases, por lo que después de recibir el saludo me dirigí al tercer año, grado en que tendría clases esa mañana. Al ingresar todos se pusieron de pie y saludaron con Buenos días Apu Sapa Inka, a lo

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que conteste con Gracias Tata Wilka y les recomendé que en esa ocasión y las siguientes solo me reconocieran como profesor. Así lo harían los días siguiente, pero conservaban un respeto, muy diferentes a los jóvenes de los poblados más grandes, en donde la cultura occidental ya había calado. Copiaban todos sus vicios y ninguna virtud, pues creo que no salen a relucir las virtudes de la cultura occidental. Ese día nos tocó el tema de los antecedentes de la Revolución Francesa y sus principales ideólogos como son Voltaire y Rousseau.

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MARIA MAGDALENA TUS TRENZAS DE SOL

María, menudita con el talle muy pequeño y los senos pronunciados. Tu tez cetrina tostada por el sol de nuestra puna; sus manos curtidas por las heladas de todas las mañanas en las que salías presurosa a dejar a los rebaños de sus queres queres, así le decía a sus ovejitas, llamitas con las cuales salía muy temprano a que tomen el agua fresca de los espejos de agua que circundaban la casa en la gran pampa donde desde las alturas miraba el cielo muy celeste y limpio. Corrías con todas tus fuerzas para adelantarte

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al rocío que caía en la mañana como dulce bruma que acaricia tus mejillas tiernas. Sólo te detenías para abrir tus brazos y que la neblina te arrulle y te acaricie tu cuerpo joven y lleno de virtud. En eso tus llamas y ovejas te miraban mascando en sus dientes aquella libertad, bajaban sus miradas para ver el verde pasto que crece allí donde los cóndores con su bufanda blanca, alrededor de su cuello buscan mirar en lo alto las cumbres que se asoman como blanco ropaje para venerar a tus pies de llamero de anta que se aloja en el pueblo.

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Por ello no entiendes como tu tata vendió tu pampa a los gringos, dice que le dio mucha plata. Cogieron todas sus cosas, que cosas, si solo la pampa tenían y sus ovejas y llamas, pero ellas también las vendió el tata a los gringos, aquellos de pieles color nieve. Estuviste muy triste, por tus llamas y ovejas, muchas estaban preñadas y ya no los verías a los carneritos y llamitas para alzarlos y tenerlos en tu regazo. Pero te molestaste mucho con tu Tata. No dormías mucho en esas noches, no sabías cuando los gringos ya les botarían de su pampa, y mirabas la mirada triste de tus llamas y ovejitas el día que

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con lo poco que tenían se fueron a la costa, como decía tu Tata. Le dijeron los gringos que era para el progreso. Filemón, tienes que ser progresista, la mina traerá progreso, ya no habrá hambre en tu pueblo, habrán muchos canales y tú con el dinero que tienes te puedes comprar una casa en Trujillo y todos en tu pueblo te tendrán respeto, pues tendrás casa en la costa. No seas como esos terrucos que no quieren el progreso y se oponen. No ves hasta el Señor Alcalde nos apoya y nosotros también lo apoyamos. Tendrá muchas carreteras tu pueblo, muchos buenos colegios,

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internet, y carros que les pasearan por todo Santiago.

En Trujillo tu tata fue estafado por los compañeros del partido aprista peruano, que le dijeron que le venderían terrenos para que construya su casa y todavía le quedaría para vender. Pero lo que hicieron es venderle terrenos baldíos, solo arenales y descampados, que al ocuparlo la policía lo desalojó y llevo preso por usurpar terrenos del estado. Allí lo poco que trajeron lo gastaron en abogados, de nada valió que dijeras la verdad. Pues los jueces que también eran apristas y no podían condenar a

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sus compañeros de partido; así que tu tata fueron a parar con sus huesos a la cárcel por el delito de otros.

Sin dinero, sin donde vivir, con tu mama se fueron donde unos paisanos a que les cobijaran hasta que tata salieran de prisión. NO tenían dinero para comer. Así que tu paisana, te menciono que si no tenías nada que vender, como a ella también le hicieron, vender sus tierras a la minera Barrick, y que solo le alcanzo para comprar ese ranchito con sus esteras y adobes para protegerse del frio y la garua. Que así como a ella su mismo compadre el alcalde que

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era un gordinflón, que después supo que recibía coima de la minera, le engaño que vendiera sus terrenos ya ahora en la ciudad de Trujillo sin nada, como no sabe mas que pastear llamas y alpacas, ha tenido que recurrir al empleo mas viejo del mundo que vender sus carnes al mejor postor en la plaza Bolívar, donde a veces muchos de tus paisanos la ven y a ella le da vergüenza. Solo piensa si hubiera hecho caso al Profesor para que defendieran sus tierras, pero ella fue una de las primeras en traicionar a su hermano, que era el hijo del Sol. Solo vistes en sus ojos la profunda tristeza que en él se depositaba y que en cada

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noche su mirada te remuerde la conciencia. Así como ella tú también sigues la senda.

Ahora eso ya paso y tu cuerpo está en una cama postrado. Pudiste sacar a tu padre de la cárcel, pero tu enfermedad ya te retirará de la vida y ya no podrás volver a estar con tus llamitas y alpaquitas. Es la enfermedad conocida como la Peste Rosa, no supiste como te contagiaste, pero ahora eso ya no importa, lo que quisieras es regresar el tiempo e ir con el Apu Sapa, como decía tu amiga para acompañarlo a proteger tu pampa y sus tierras del gringo invasor. Tus ojos va

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perdiendo la luz, pero vas viendo nítidamente la sonrisa de Sapa Apu, que te dice hermana aquí estarás con los apus y con Tata Wilka quien te protegerá. Ves su pelo con algunos pelos color nieve volando y en eso su cuerpo se transforma en el color que empieza a volar.

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MAMACONA LOLITA o Mama Lola.

Es fresco la mañana en que te despertabas, con tu pelo blanco y de canelones con puntas negras, tu sonrisa a flor de piel, haciendo bromas a Don Santos como le decías a tu esposo y primo a la vez, con cual te casasteis como era la costumbre desde tus ancestros y tú no pusiste objeción a pesar de haberte criado en el claustro de monjas tal como las indígenas de descendencia Inca lo hacían. Mi tata Noé se refería a ti como Comadre y le decías solamente tío y a mi abuelo solo

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mencionabas como el cholo negro. Y yo en mis descansos de largos viajes me sentaba a tu lado a escucharte tus relatos de tu niñez, como cuando tuviste que recibir el castigo de tata Fortunato por tapar la travesura del más menor de tus hermanos. O cuando me contaste del Tata Basilio, quien tenía más de 15 hijas mujeres y tres hijos varones. Todas ellas las más hermosas; no solamente de la comunidad, si no que su fama llegaba hasta más allá de las fronteras que el tata Basilio se hubiera podido imaginar. De cómo en la alianza con el Sapa Apu Noé, por terrenos que él tenía en la Marka de Santiago de

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Chuco, el accedió que se casara con la mayor de todas sus hijas: la mamacona Úrsula, que era muy morenita, pero que era especialista en bordar muy bonito las frazadas, en la cocina ni que se diga, tata Basilio siempre que venían visitas a Tullpo le comisionaba a su hija Úrsula a que preparase los más ricos potajes para los visitantes. Después se arrepintió pues supo que era un linaje muy sagrado entre los indios de todo el país, que venían a visitarlo los más grandes Mallkus, Yatiris de pueblos que el nunca había conocido y tenía miedo en que podía pasarle a su descendencia si eran conocidos por los mistis.

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Pero el Tata Noé le tranquilizaba, diciéndole que no se preocupara, que esas leyendas no eran para él, sino que para algunos de sus hijos de sus hijos, que el quien sabe no llegaría, ni siquiera a conocerlo. Pero como te reías mama lola, con tu risa gruesa y firme como toda ñusta de estirpe sabe darle a las circunstancias. Le decías, Tata Noé como voy a decirle si compadre o Tío, pero diga usted que somos compadres por su bisnieto que usted lo adora.

Pero lo que más me gustaba eran tus rosquetes y tus basitas, o cuando en tu pequeña batea amasabas el pan y me decías

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espérate mi hijito que ya voy a hornear el pan para que lleves a dónde vas y les invites. No es bueno que vayas con las manos vacías. Y cuando llegaban tus indios como los llamabas, les dabas a todos el hospicio debido y te preocupabas porque todos hayan desayunado con su cushalito y su canchita de maíz. Pero ellos para agradecerte te traían toda clase de ofrendas de sus comunidades. Así a pesar de tu edad, caminabas muy fuerte para todo sitio, a tu misma chacra para ver si habían pegado tus flores que adornaban al Apóstol Santiago el Mayor, de quien eras devoto. Muchas de las veces me

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decías mi Mercedario. Pues desde niño quise ser sacerdote y tú y mi Madre estaban contentas, de que nunca se iba a realizar las leyendas que se contaban en tu niñez, por tus abuelos con respecto al destino de nuestra familia. Pero tú lo vistes que solo fue un pequeño tropiezo en el camino, y te resignaste a que tu Sobrino más amado sea estigma de sus luchas por su pueblo. Muchas de las veces ibas con tu canastica a verlo y consolarlo, ya que como tu decías el no tiene Madre y ella mi hermana, así que yo lo reemplazo. Y ahora como si fuera en el momento te recuerdo que me decías: Hijito cobra mis

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deudas y me mencionabas, fulano de tal me debe tanto, así que le cobras, como voy a dejarlo si eso me a servir para atender a mis indios, que llevaran a mi sepultura mi cuerpo. Y te respondía, usted está fuerte tía, todavía no va a morir, más bien usted me va a enterrar, pero no me prestabas atención y seguías aleccionándome a que cobre muchas deudas de muchas personas y que reclame a muchos indios de Santiago a donde habías puesto animales para criar que se servirían en las comidas de tu sepultura. Ahora no estas más, ya no me dirás que quieres visitar a Mollepata a caminar por el Kapac

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Ñam que recién lo habían limpiado los hermanos para sentir la fuerza de los ancestros y emprender el nuevo camino. Pero donde estés allí me recordaras como el niño que lloro sangre y que le salvaste de la muerte por ser el augurio que tanto esperaban tus padres y tus tíos

Adiós Mama Lolita.

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Es la más bella flor de toda la panaka de Andamarka Tullpo; se crió en la familia de su madre; cuando su abuelo era administrador de la hacienda de las monjas clarisas y su padre el Capac de Kachulla. Por desavenencias entre su padre y abuelo no pudieron estar juntos, por lo que su abuelo decidió dar como esposa a su hija madre de Shumaj Huambra al sinchi de Añako pampa. Su padrastro la crió con amor y respeto y le dio la educación a la que los españoles les permitían a las familias de las panakas. Ya siendo una niña que

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iba a la escuela con todos los hijos de los mestizos y españoles de la Marka de Santiago de Chuco, le veía su Padre y él le mimaba. Ella le gustaba estar con su padre y pasearse por la marka, pues a el lo respetaban en todas las markas que asistían a Santiago. Sus tias, las hermanas del Capac de Kachulla la estimaban y querían mucho, por lo que ella aprovechaba eso y estaba en diferentes casas, lo que no era bien visto por el Sinchi de Añako Pampa, pues pensaba que esta niña se está criando como muy engreída y orgullosa, solo porque su Padre era un Capac y su padrastro solo un Sinchi y que

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estaba al servicio del Capac de Kachulla.

Llegó el día en que debía ser ofrendada a la Mama Quilla y también para aparentar de realizar su bautizo en la iglesia de los españoles. Si no lo hacían, los Karas se ensañarían con los Runas hasta arrasar con las comunidades y robar las cosechas y violar a las mujeres. Por lo que para evitar tales cosas por parte de los mistis, se decidió realizar tal ceremonia. Por lo que don Juan de Dios, asi se llamaba el Capac de Kachulla y Don Luis, el Sinchi de Añako Pampa convinieron en hacer ofrenda a la mama Quilla y

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a la vez para aparentar ante los españoles hacer el bautizo. Todas las familias de Kachulla al hacérseles de su conocimiento que se le iba a bautizar a la pequeña Shumaj Huambra, se aprestaron a preparar todas las comidas para la fiesta, ya que pensaban que el Capac ese día también lo festejaría a lo grande, por el amor que le tenía a su hija. Los mismos preparativos hicieron los runas de la marka de Añako Pampa, ya que le tenían mucho aprecio a doña Julia, la esposa de Don Luis y Madre de la pequeña Shumaj Huambra, a quien querían, no solo porque era la más bonita flor, la más bella de todo el mundo que

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ellos conocían, no habían visto tan bellas facciones y sobre todo porque les enternecía su bella voz, ellos se transportaban a la Ukhu Pacha cuando la escuchaban. Eso les emocionaba, como también a los Mistis que hablaban que cantaba como los propios ángeles y por eso siempre se hacían de la vista gorda cuando el Capac lo vestía a su hija tal como su rango le permitía, ya que era de la Kapak Kuna de los Yupanqui descendiente de su Taita Túpac Yupanqui, el gran Señor que llego muy lejos a tierras extrañas.

Seguían los preparativos en todas las pequeñas markas para las

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fiestas de la pequeña flor; algunas amasaban panes tal como lo habían aprendido de los mistis, que se conocían como basitas, rosquetes, molletes y preparaban el asado de cerdo para que ese día no faltare nada en su fiesta de la pequeña. Desde la hacienda de Tullpo su abuelo y tías mandaron muchos carneros y alpakas, los carneros para que sean sacrificados para las comidas de los runas y las alpakas para el sacrificio ante Taita Katequil como ofrenda por la vida de la pequeña Shumaj Huambra. Asi llegaron al pago de Andamarka para dejar todos los regalos ante los curakas, quienes se pusieron a

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ordenar todos los regalos de acuerdo a la importancia de Cada Capac o Sinchi que querían agradar al Capac Juan de Dios. Asimismo de las markas de huacapongo, de llaturpamba mandaban preciosos tejidos de lana de Vicuña y alpaka para la bella niña. Mientras las tías de Shumaj Huambra hablaban que no querían que se llame así, si no que para agradar a los curas extirpadores de idolatrías, el nombre de Margarita Herlinda, sería su nombre según el calendario Gregoriano y le resondraban al Capac por seguir persistiendo en las costumbres paganas de sus antepasados. El

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Capac Juan de Dios no les hacía caso, solo les ponía atención, y nunca les contrariaba, pues eran sus hermanas Mayores, quienes no habían tomado marido, por no haber de su linaje en esas comarcas y no querían ir a la Succha, donde tenían familia para que tomen esposo, pues allí conservaban las costumbres de sus ancestros y mucho de ellos tenían dos esposas principales y algunas secundarias y eso a ellas les aterraba y cada rato que les mencionaban que tendrían que ir a la succha se persignaban varias veces pronunciando: “Jesús nos libre de tal maldición”. Esas costumbres solo eran permitidas

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para los integrantes de los Kapac Kuna, no para cualquier mortal runa de alguna comarca, como tampoco a cualquiera de los integrantes, solo a los Capac y Sapa Apu.

Llego el día para la ofrenda a los Apus y al Gran Katequil, ese día el Capac se vistió a la usanza de los mistis, siguieron su sequito compuesto por todos sus pastores, quienes amaban a la pequeña Shumaj Huambra, pues muchas veces ella caminaba por las punas pasteando las llamas, alpakas, vicuñas y ovejas de su padre y los alegraba con sus canciones que en su voz tan hermosa los

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transportaba muchas veces al ukhu pacha. Todos danzaban con sus espadas de madera y sus sombreros doblados, se esforzaban por marcar el paso y podía escucharse su danza cuando pasaban por la marka de muykan, en donde se encontraban sus hermanas con algunas mestizas que eran muy cucufatas del catolicismo. Ellas habían vestido a la pequeña niña con los mejores vestidos que utilizaban los mistis para sus hijas. Cuando llegó el Capac y sus danzantes se quedaron sorprendidos por la belleza de la pequeña niña, quien corrió a los brazos de su Padre, mientras a un costado estaba el

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Sinchi Luis el esposo de su madre. Allí entregaron las ofrendas de todas las comunidades y en procesión se trasladaron por el barrio de andamarka donde quedaba la casa del Capac y allí entraron para beber chicha de molle y maní a todos los danzantes y prepararse para ir a la iglesia primero, para bautizarla.

II

Una vez que todos comieron y bebieron en presencia de su Capac el Señor de Kachulla; esperaban su señal para ordenarse y salir danzando llevando en litera a la pequeña Shumaj Huambra hacia

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el local del cura que estaba en la plaza, en la parte alta donde antes estaba un altar a Katequil y Quilla Hirka, pero que fue destruido para construir la iglesia, donde se bautizaban todos los runas, mistis y mestizos de toda las comunidades. Ellos también lo hacían. Pero solamente para que no les fastidiasen con que tenían ponerse nombres mistis Karas. Pero lo que no sabían que en el interior de su Icono de madera de un Tal Santiago, estaba en su interior el dios Katequil; por eso ellos danzaban hasta no poder más ante la imagen y los chapetones mistis creían que adoraban a sus dioses, siendo todo lo contrario y

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si se bautizaban era también para que no les matasen, ni les azotasen, tal como ya habían hecho a varias comarcas que no habían querido bautizarse y escuchado la lectura de unas hojas juntas que decían que tenían la palabra verdadera, pero lo único que veían es que eran codiciosos y haraganes y lujuriosos, pues dejaban muchos hijos en cientos de huarmis de las comarkas que estaban a su cargo.

Siguieron caminando por el barrio de Huacapongo, todos estaban alegres y seguían danzando con mas vigor. Al llegar a la división de los barrios se detuvieron para

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seguir danzando en el mismo lugar a la espera que el Cura Alcántara Santa María, quién se había apropiado de las tierras del Sapa Apu de la Succha para dárselos a sus bastardos hijos, se asomara para recibir la comitiva de un Capac. Cuando estaban esperando en la plaza se asoma el cura Andres Alcantara, con su figura rechoncha y su tremenda barriga, que los Runas entre dientes le decían el Doctor Kuchi y reían para sus adentros. Lo hacía pues caminaba muy despacio por su abrupta y monstruosa gordura, con las piernas muy abiertas y los regordetes brazos que parecía que estuviera nadando en un rio muy

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imaginario. Tenía su mujer que lo atendía en la casa parroquial, con la cual tenía casi una docena de hijos y pertenecía a la orden de los agustinos recoletos. Pero el obispo de Trujillo no le decía nada, con tal que le enviara sus harinas de todos lo que producía la encomienda, los cerdos que criaban en Querquebal, la hacienda del Apu Sapa que por ahora vivía en la Succha y que tenía que agradar al cura de Mollepata, otro zamarro de la misma calaña.

Por fin el cura Andrés se acercó al Capac y le invito a ingresar a la iglesia diciéndole: Pase Amigo

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Capac, que nuestro Apóstol le guarde siempre; ya tenemos preparado todo para el bautizo de su primogénita, sabemos que según su tradición de ustedes es hacerlo a los cinco años, no queremos ser tan rígidos en las enseñanzas de nuestra Santa Madre Iglesia, ya que Ud. nos protege con sus limosnas para el mantenimiento de toda la comarca y las necesidades de la Santa madre Iglesia. Siguió parloteando, como tratando de agradar al capac más poderoso de esa región, que según decían era primo hermano del Apu Sapa que se había refugiado en la Succha. Al cura lo acompañaban varios monaguillos,

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muchos de ellos tenidos en su cocinera una indígena cullie, con la cual seguía amancebado y teniendo más hijos. Llevaban unos incenciarios, echándole humo al cura, era para hacer más solemne la ceremonia a la que precedía el bautizo. Ya al final ingreso la pequeña Shumaj Huambra con su sequito de acllas que le atendían y sus tías que se esforzaban por tener todo que se haga a la perfección. También lo hacían para agradar al cura, para decir que eran unas fervientes creyentes, que habían abandonado sus viejas costumbres de sus ancestros, pero lo hacían con interés, con la finalidad que los

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chapetones no les quiten sus terrenos y servidumbre. Como decían el resto de runas, las viejas eran muy convenidas y si es preciso podían vender su alma al shapingo . Todos se reían por la cucufatería de las viejas, las mujeres les molestaban a sus maridos cuando hacían éste tipo de comentario, pero no de una manera de ira o molestia, si no con la forma también de participar en la mofa de las costumbres de algunas mujeres de alcurnia indígena que se querían comparar con las de los mistis o chapetones, aquellos que residían en la llacta de Santiago de los chucos.

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El caminar lento y balanceándose de un lado para otro, era el ritmo que le imponía el cura a la ceremonia, a lo que se agregaba sus ropas ceremoniales, lo que le hacía representar un tonel de vino con ropas, su figura no tenía ninguna forma, y es que acostumbrado en sus países de origen a vivir siempre de hambre, venían a éstas tierras y el pecado de la gula y la lascivia los enajenaba, igual forma se enamoraban de las indígenas por sus hermosas formas y bellezas en comparación de las escuálidas y pálidas fantasmales tétricas de sus mujeres. Cada vez que un runa veía a alguna de las mujeres

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mistis o chapetonas, corrían como alma que lleva el diablo, se asustaban demasiado, parecían haber visto al shapingo y a la chununa en persona; les espantaba su figura cadavérica y blanco opaco de sus pieles. Aunque eran raras las que se asomaban por la llacta, generalmente eran mujeres de los oidores en busca de alguna niña para que les sirva en sus casas como criadas o acompañantes de sus hijas.

Llego el cura, al altar mayor, he invito a todos a que se acerquen a la pila bautismal, refiriéndoles que en esa oportunidad se bautizaría a la única hija del Capac Juan de

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Dios señor de los runas de Kachulla, amo de los predios de shulcahuanca y Anahuanka, en donde los runas enterraban a sus señores principales he iban en peregrinación para recordar a sus antiguos Capac gobernantes de las guarangas que dejaron para gobernar los antiguos señores Inkas que dominaron todas las comarcas de las tierras del sur de éste continente. A su costado se encontraban las acllas llevando en brazos a la pequeña niña, ella estaba iluminada en su rostro; todos los presentes se extasiaban al ver a la pequeña, su embeleso estaba en razón a la admiración, muchos escuchaban su hermosa

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voz cuando al lado de las acllas iban con las pastoras para ver a las llamas y ella se bajaba a la tierra para entonar las canciones a los runas que les hacían recordar los tiempos en que vivían felices con sus hatos de llamas y alpacas.

El cura, llamo a las acllas que sostenían en brazos a la pequeña y a su costado el Capac su padre y su madre. Todos se acercaron alrededor de la pila bautismal. En ese momento el cura empezó con su ceremonia y el ritual religioso del bautismo. Ya en el momento en que iba a derramar agua sobre la cabeza de la niña, pregunto por el nombre y varias voces dijeron,

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unos el de Shumaj Huambra, tal como es su nombre original y las tías de ella nombraron: no, se llamará Margarita Herlinda. Él se vio en una encrucijada si atender al Padre o a las tías. Por lo que decidió preguntar a ellas, para que se congraciase con quienes también eran sus benefactoras, así que les dijo que en nombre de la Santa Madre iglesia Católica deberían decidir por el nombre de Margarita Herlinda y así procedió a nombrarla. Todos quedaron atónitos mirando la cara del Capac, para ver que decidía y vieron que él asintió que se le pusiese ese nombre castellano a la pequeña. Vació el agua de un

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cántaro en medio de la pila bautismal a la cabeza de la niña y después de un pequeño frasco vertió un aceite sobre su testa, orando seguidamente de la lectura de un libro, con lo cual concluyo la ceremonia y finalmente procedió a felicitar a los padres por haberle hecho un bien a la pequeña que ahora ingresaba a la iglesia de Dios.

El capac tomo en brazos a su pequeña y emprendió la salida de la iglesia, seguido de todos los integrantes de su sequito y guerreros cullies que venían de Kachulla, en conjunto con el Sinchi Luis. Ya en la calle que da

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a la plaza principal de la llacta todos los danzantes prorrumpieron en cantos antiguos de sus ancestros cantando a la madre Quilla y a tata Wilka y su hermano Katequil. La pequeña se sostuvo en los brazos de su Padre y seguía con su hermosa voz la danza de los runas que alegres danzaban y cantaban a su alrededor. Todos estaban vestidos de color rojo y llevaban espadas de madera y espejos en sus sombreros de ala ancha doblados por sus puntas. Hacían resonar el empedrado de la plaza y así siguieron por el camino que conduce a la casa de las tías y camino a los baños de

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Kachicadan. Llegaron a la casa e ingresaron y ya los esperaban las yanas con la chicha traída de Muykan, hecha de molle y maní, para que la puedan beber. En eso hizo su ingreso los Yatiris y el Villac Humu venidos de la Sukcha y Lakabamba en donde se encontraba el Sapa Apu. Todos paralizaron la música y las danzas. Las roncadoras y flautas dejaron de sonar, pues eran autoridades de los pueblos y tenían que respetarlos. Todos paralizados se quedaron callados hasta las Yanas que eran muy parlanchinas enmudecieron y esperaron a que el Capac hablase. El extendió la mano en dirección

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al sol y les dijo: hermanos sean ustedes bienvenidos a esta su casa, se que vienen en nombre de nuestra más grande autoridad según nuestras costumbres, los recibo en nombre de mi hermano el Sapa Apu, se que no puede venir, pues los mistis persiguen su muerte, por lo que representa para nuestras naciones y el peligro de que muera nuestras costumbres tan celosamente guardada por el y por ustedes. Se que han venido para ofrecer ofrendas a nuestros ancestros ante nuestro Tata Wilka en su oráculo de Icchal y conservar a nuestros apus que nos guían y guardan como son el grande shulcahuanca y anahuanca

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y las mamas kochas que los alimentan para que los mistis no los dañen y vejen con sus costumbres. Ellos contestaron: Hermano Capac y señor de los hachullas y chucos, si hemos venido en nombre de nuestro Gran Sapa Apu, el último que nos acompaña desde su destierro impuesto por los Karas y Mistis que horadan y vejan a nuestra Madre Pacha mama y destruyen a nuestros Apus y Cochas Sagradas. Tenemos la misión de ofrecer ofrendas a nuestro padre Katequil, por el nombre de la pequeña Shumaj Huambra, a quien la tawa chakana a destinado a ser la madre de quien será el liberador

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de nuestras Markas del yugo Kara y misti. Cuando el Gran Pachakutic se acerque a nuestra tierra y en él se reconstruya el cuerpo que fue destruido de nuestro hermano Tupac Amaruc. Ese es el destino, según la Mama Quilla y sus hermanas Chirapaj que pueblan el cielo que vemos todas nuestras noches. A lo que el Capac respondió. Así, se hará hermanos, pero pasemos ésta noche y aprecien la comida de esta vuestra casa. Ellos todos asintieron y se acomodaron en los corredores de la casa para que les sean servidos todos los potajes. Y mientras tanto dio indicaciones que el tambor y la flauta siguieran

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tocando para que los danzantes siguieran con sus bailes.

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Ya estaba apareciendo sus primeros rayos el Taita Wilka, que hizo despertar a los Yatiris, Huamanis y al Villac Humu. Lo mismo que al Capac. Hecharon voces y las acllas empezaron a despertar a las demás gentes y se apresuraron a prender los fogones para preparar el cushal para que los visitantes y el resto de gente se preparase para la peregrinación hacia Icchal y después a los Apus de Shulkahuanca y Anahuanca. Mientras los Yatiris y el resto de visitantes se lavaban con agua

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muy caliente en el Chorro de agua, conocido como el agua del Loro que se ubica en la parte alta de andamarka en conjunto con el Capac, el resto se apuraba para hacer el cushal y la milkapa , así como preparaban la coca, los animales para las ofrendas a Katequil y a los Apus. Todos se movilizaban muy apresurados, pues sabían que los visitantes no se andaban con rodeos y podrían molestarse si no eran muy diligentes con todas las cosas. Cuando regresaron el Capac con sus visitantes de los baños ya encontraron todo listo y se sentaron a que les sirvieran el cushal y a su costado la lapa con

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la kancha y las ñuñas tostadas en kallana . Todos se apuraron a consumir lo presentado. Las Acllas llevaron a la pequeña a que se sentara junto a su padre y junto a los visitantes. Ella se paro delante de ellos y entono las canciones de sus ancestros, ya en mitad de canción, todos los presentes derramaban lágrimas, pues la tierna voz les había transportado a las lejanas épocas de sus antepasados y añoraban regresar a aquellas en que vivían felices con sus costumbres. Cuando saltando y saltando recorrían los caminos y las chacras de sus maizales, comiendo su kanchita y sus

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ñunitas, sin tener que pedir a nadie, pues todo había en abundancia. Terminaron de comer y dieron orden a los Yañas de mollebamba a que alistasen las llamas y las andas en que viajarían todos. Lo hicieron y se fueron a presentar para decirles que ya todo estaba listo para la peregrinación hacia el oráculo de Katequil en el templo de Icchal. Todos tomaron sus respectivas andas, pero adelante iban las llamas y alpakas para las ofrendas que se harían, a us costado como guías estaban los Yanas de Mollebamba. Ésta era una Llacta de solo Yanas. Habían perdido la condición de Runas por haber

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faltado a las leyes del tawantisuyu, seguramente habían robado, mentido o ser perezosos.Por ello habían sido condenados a la condición de Yanas que significaba nada para nada, solo se les respetaba la vida.

Emprendieron el viaje todo el sequito, era toda una caravana, como cuando el Sapa en la antigüedad se desplazaba para ir a una Huaca, a un Apu o a un Santuario a rendir sus respetos hacia esa deidad. Los antiguos guerreros seguían en silencio a la caravana, llevaban en sus alforjas la milkapa que utilizarían los días que estarían en el Apu Icchal para

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hacer las ofrendas al Taita Katequil. Los runas de Muykan al verlos pasar, le saludaban levantando las manos en señal de que le vaya bien en su viaje, los más cercanos al camino, les ofrecían chicha de la que es muy famosa esa comunidad; otros les alcanzaban alguna taleguita con ñuña o canchita. Siempre en las comunidades cuando veían pasar algún viajero, les alcanzaban alguna comida y bebida, de la que se preparaba en la comunidad. Siguieron avanzando por el camino y ya se avistaba a la comunidad de Chakomas que antes habían sido los más fieros guerreros de la nación Cullie y

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que fueron fieles al Sapa Inka Guascar. Ahora ellos se dedicaban a tallar madera para tejer unas hermosas sillas que se vendían por toda la intendencia e inclusive eran llevadas por muchos chapetones hacia la capital del Virreinato. Conforme iba pasando el sequito todos se detenían y se levantaban para saludar a la comitiva, algunos muy osados les llevaban pequeñas sillas y sillones como ofrenda para la bella Shumaj Huambra, a quien amaban mucho, pues ellos estaban bajo el mando del Capac de Kachulla, a quien querían también, pues les defendía de los abusos de los Curas que muchas violaban a sus

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hijas y las preñaban y ellos tenían que llevar la crianza de los pequeños que habían procreado.

Más adelante en la casa de un famoso guerrero y comerciante, a quien llamaban Muchukayda. Éste se formó en una sola fila en conjunto con su familia para poner rostro a tierra e implorar a todos los Apus, Huacas y Deidades de todos los cielos a que se restaure la vida a que estaban acostumbrados todos los pueblos, antes que vinieran los malditos chapetones. El a cada rato maldecía a los españoles y por eso se había refugiado en esa parte de la comarca de Chakomas, de

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difícil acceso para los Curas y los Chapetones. Su pequeña vivienda era como un pequeño fortín, aparte de su numerosa prole que se contaban ya por más de una docena. El siguió saludando a su Capac, en conjunto con toda su familia y se acercó a la pequeña niña para darle muchas piedrecitas de colores y la ñuñita tostada y el maíz, diciéndola: disculpara Ud. mi niña, la pobreza de éste runa. La pequeña niña, le sonrió y en su pequeña voz le dijo: Gracias tatita Muchu . Pidió bajarse de la litera y los Yanas miraron al Gran Capac, buscando su aprobación. Éste con ademanes les dio a entender que accedieran el pedido

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de su hija, y así lo hicieron; y ella con sus pequeñas piernas se acercó al Valeroso Muchukayda para abrazarlo y hacerlo que se levantara de donde estaba arrodillado. Tatita Muchu, Tatita Muchu le repetía y se abrazó donde él. El con los ojos llorosos recibió el abrazo y pronunciaba: Chirapag de nuestros pueblos, su serás la madre del nuevo cóndor y en tu seno anidaras el verdadero señor de nuestros pueblos y naciones. Pequeña Chaska su eres la esperanza para el nuevo cóndor pueda nacer, que nuestra Madre Quilla, el Gran tata Wilka te protejan y ayuden en la luz para nuestros pueblos y naciones, que

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el gran cocha Chakomas que discurre desde los quiruvilkas, hasta el gran Amaru del Tablachaka te resguarden y ayuden. Dicho esto el guerrero tomo en brazos a la pequeña y la llevo donde se encontraba las andas con los Yanas. y lo puso en su asiento, no sin antes postrarse nuevamente en tierra, pidiendo a todos los Apus proteja a la pequeña Shumaj Huambra, Chirapag y Chaska de la esperanza del renacer de los andes. Despues de esta breve homenaje de los Chakomas en persona del guerrero Muchukayda, todos siguieron su viaje, recibiendo en cada

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comunidad el homenaje, tanto el Capac como su pequeña hija. Pasaron por Llaray, donde se les unió el Yatiri que resguardaba el santuario de Icchal y los acompañó con su familia. Siguieron caminando por el camino, ya en las faldas del Apu, solo siguieron el camino los que deberían, menos los Runas y los Yanas; así que el Capac tomo a su hija en brazos para seguir el viaje por el escarpado camino en un cerro inmenso, cuyo camino esta tallado en la piedra y que culmina donde solo se ven nubes durante todo el año, donde dice que mora el Gran Katequil, protegido por las nubes y el agua que se

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transforma en piedra. Dicen que desde allí se comunica con su hermano menor Shulcahuanca y otros Apus que están en la otra huaranga de los cullies. Desde el camino se podía ver al poderoso Puma pampa que resguardaba a los cullies del sur, lo mismo que su hermano Champara que tenía como gorro el agua convertida en piedra. Los Cullies de coronguimarka, siempre todos los años después de la fiesta del Inti Raymi salían de sus comarcas para rendirle tributo y dejarles sus ofrendas. Salían con sus Panataguas y Pallas. Las Pallas, que eran las huarmis más hermosas que eran dejadas como

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ofrendas para el poderoso Champara y lo mismo hacían los Sihuasinos al Apu Puma pampa. Siempre era costumbre que el Sapa Apu Inka tomase por una de sus mujeres a la más bella de las Pallas y Quiyayas, además de bailase hermosamente y al compás de la roncadora, debería caer en gracia a su señor, todo en recuerdo cuando el Sapa Apu Inka Tupac Yupanqui, conquisto esos territorios hace ya muchísimos soles, que eran incontables con los dedos de todos los runas cullies. Los fieros guerreros le hicieron frente, atrincherándose en sus ciudades; pero el muy sabio les mando quitar el agua de sus

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comarcas que tenían in geniosos acueductos para surtir agua hasta los más alto de éstas. El conociendo sus fuentes de agua los mando cortar, y así ellos y sus Sinchis y Capacs se rindieron antes de que muera cualquier runa de sus comunidades y que para agraciarse con el Sapa Apu Inka y no les mandase asesinar, ya que había oído que era muy fiero con sus enemigos, mando a sus hijas que eran la más bellas a que bailasen delante del inka. Ellas bailaron muy hermosamente, habiéndose el Inka prendado de las dos doncellas que pertenecían tanto a la guaranga de los Chucos como a la Guaranga de los

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Conchucos. Por cierto la principal Llacta de los Conchucos era Coronguimarka y la de los Chucos era Aque.

IV.

Después de caminar más de cuatro horas por un camino, que parecía una escalera infinita, parecida a los escalones que los españoles les habían enseñado a construir en sus moradas; así se parecía esta subida hacia Icchal. Apenas avistaron las casas construidas de piedra, vieron que se acercaba el amauta y el Villac Umo de este centro religioso andino. Les recibió con mucha amabilidad y les indico donde deberían

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descansar e indicándoles que es lo que tenían que hacer, les apartaron de los Yatiris, Yachachis, amautas y el Villac Umo que venía del cuzco en representación del Sapa Inka. Pues ellos por estar considerados en la clase sacerdotal andina no tenían que hacer ayuno, pero los recién llegados, si lo tenían que hacer. Éste ayuno consistía en comer solamente maíz blanco y tomar agua de las yapanas que estaban alrededor del montículo ceremonial, que es donde se hacían las ofrendas hacia el Padre Katequil. Aunque ellos también llevaban una vida alimenticia muy frugal, su alimentación consistía

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en las frutas que llevaban todos los oferentes a este adoratorio, aparte del maíz tostado en Callana. No comían también ningún tipo de carne, ni siquiera del cuy que es apreciado mucho por todos los runas y Panakas del tawantisuyu.

Todos ingresaron a sus aposentos para descansar, pues ya se ponía por el Apu Shulcahuanca el Taita Inti. Mientras tanto desde las entradas observaban los ritos de los encargados de la ceremonia religiosa de las despedidas de todos los dioses que se veneraban allí y especialmente al Taita Katequil.

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Amaneció y taita Wilka apareció como un rayo que inundo todo el santuario y las casas que lo circundaban y encendió un pequeño fuego que se encontraba en el centro, una especie de altar; parecía una piedra, pero pesaba mucho. Nadie en muchos años hubiera intentado levantarla. Se sabía que taita Katequil había enviado esa piedra desconocida para que allí se hicieran las ofrendas en su honor. Así lo reconocían los encargados del santuario y solo se acercaban para las ceremonias. Mientras en los aposentos del Capac y de los otros visitantes también ya aparecía los rayos de tata wilka y eso les

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indicaba que deberían apresurarse a bañarse en la poza de piedra, de donde brotaba el agua, límpida y cristalina. Y así lo hicieron. Se bañaron todos los varones y una de las tías de Shumaj Huarmi llevó a la niña a los baños para las hijas de la Panaka. Después todos se reunieron con sus mejores vestidos alrededor de la piedra en conjunto con todos los Sacerdotes del santuario y dejaron en primer lugar todas las alforjas llenas de coca traídas del Marañón y también la alforja que envió el Sapa Apu Inka como ofrenda para su más querida Sobrina. El Villac Umu del Santuario, en conjunto con el del Cuzco esparcieron

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todas las alforjas en la mesa de piedra.

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LA REBELDE CHAMI AWQASISA

Menudita, con el talle muy pequeño, que lo habían logrado a punto de amarrarla su cintura hasta el punto que casi no pudiera respirar, pues estaba destinada al nuevo Sapa Inka. Los oráculos hablaban que ella sería la esposa del guerrero que llora sangre. Las mamaconas se esmeraron por hacerla la más bella. Ya desde niña empero su carácter era terrible; corría como una venadita por las chacras de las comarcas cercanas al acllahuasi. Morenita pero con facciones finas, sus ojos eran vivaces y saltones, se movían

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con una rapidez para todos lados, creyendo todos los que le rodeaban que directamente les estaba mirando la bella Chami Awqasisa. Su madre era tan bella, como los luceros de la tarde, la aymara Wara, que como esposa secundaria se había educado como guerrera y llevaba en cada batalla que conducía el Sapa Apu Inka, su estolica para defenderlo ante cualquier agresión de sus enemigos. De sus entrañas nació la menudita Chami. Nunca quiso perder su libertad y salía de la casa de las escogidas a recorrer los campos y a jugar con los pequeños ruñas de los ayllus. Ya no había tenido más hermanos de

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Madre y sus hermanos de Padre siempre le fastidiaban. Veía muy lejano a su Padre, solo una vez la acaricio su pelo y la tomo para sentarla en sus piernas, quedándose dormida; después no lo veía a pesar de que el oráculo de catequil le había predestinado a ser la principal Coya del futuro Sapa Inka que se escogería entre los más aptos de los hijos de todas las panakas inkas.

Ya iniciándose en su adolescencia, noto los cambios en su cuerpo, tal como lo tenían todas las warmis de los ayllus y de las que estaban en el acllahuasi. Allí las mamaconas le

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enseñaban que eso tenía que suceder y tenía que prepararse para asumir como esposa y principal warmi del futuro inka raptin que acababa de nacer. Habíase llamado al recién nacido como el nuevo hijo del Cóndor, y del tata wilka. Ella se preguntaba, como pudiera ser la esposa de quien era todavía muy joven, si recién había nacido. No podía comprender las decisiones de los ancianos amautas y caciques, así como de los Apus de todas las naciones. Siguió sus propios instintos ante cualquier decisión que pudieran tomar sus celadores y formadores. Pero tuvo varias veces que ser castigada por su

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libertinaje en sus acciones, eso le hicieron saber, pero ella siguió con su espíritu libre. Lo que no entendía, el porque los cambios de su cuerpo, le dijeron que ya era época en que tendría que consagrarse a Tata Wilka para que le bendijera y pudiera ser aceptada en la panaka de nuevo apu Inka. Pero después se dio cuenta que no era la única que estaría en la batalla. Muchas warmis eran también las postulantes y que se les había pronosticado en muchos oráculos el mismo destino que el de ella. Todas muy hermosas y con la misma esperanza que a ella no le interesaba. Todas querían ser las desposadas del nacido

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joven Apu Sapa Inka Raptin. Allí estaba la linda Away supo de la nación Cullie, la Ranwa Sampay de la nación Tallan, y otras hermosas niñas con talle hermoso que habían sido traídas de sus naciones por los oráculos que recayeron en sus personas; todas eran hijas de caciques y grandes señores de sus naciones. Ella sintió un poco de Celos, pues a quién ella debería desposar en realidad era su hermanito de Padre. Lo que no entendía, porque no se le permitía verlo; pero eso si al resto de warmis acllas, que lo atendían. Decían que era muy hermoso, semejante a la luz de tata Wilka, que emanaba de su

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dulce rostro. Ella no guardaba rencor a pesar que la Madre del pequeño, la bella Mama HUCH’UYKOYA era la rival de su Madre por el amor de su Sapa Inka. Por ello las miro con desprecio por ser ajenas a las Panakas, todas las mujeres de las Panakas estaban a ser destinadas mujeres principales del Sapa Inka o secundaria. Las secundarias eran las más guerreras y valientes, ya que acompañaban a su señor en todas las guerras que tenían con las otras naciones. Ella no quería ser principal, pues tendría que quedarse en la ciudad sagrada para atender las necesidades de las panakas y se perdería las guerras,

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parte que no podría estar a lado de su señor.

Así creció y llegado la fecha en que el sapa inka debería escoger a quien sería la coya de su nueva panaka, con la que fundaría una nueva para sí. Ella ya era una mujer hecha y derecha con mucha fuerza en sus manos. Había conocido todas las habilidades del manejo de las armas en el ataque y la defensa. La ceremonia de preparación para las doncellas de las panakas se resumía en un principio con un ayuno de tres días, en la que solo se masticaba el maíz sagrado que se cosechaba en vilcabamba en las tierras del

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sol. Así lo hizo y ya en el día de la presentación, la vistieron con las más delicadas ropas de lana de Vicuña tierna para que tenga el mismo nivel que el Apu Sapa Inka Raptin, eso en cuanto a las ropas que eran destinadas a las panakas en la zona de los andes. Hasta que llego el día, pero ella no estaba muy segura de querer ser la Coya. Una vez llevada al Coricancha, miro sentado al Inka raptin su futuro compañero sentado al Gran Sapa Apu Inka Yupanqui, gobernante con tu voz dura y potente que tuvo miedo de éste. Así que decidió no ser la principal y salió corriendo del gran salón. A lo cual Willak humu pronuncio

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que era mal augurio, tanto para el pueblo como para los gobernantes y presagio que era el fin de la gran nación, pues percibió que vendrían unos wiracochas malos a enseñar maldades y asesinar y destruir toda la nación. Por ello se prohibió a todos los runas a prestar asistencia a Chami Awqasisa. Entonces ello rodo por toda la nación, convirtiéndose en una persona huraña hasta que convertida en un gran cerro en la nación de los Cullies, aseguro que en esas tierras nacería el hijo del cóndor nuevo para perdonar la afrenta hecha al hijo del sol. Nadie conoce cuál es ese cerro, pues dicen que allí se encuentra

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un gran tesoro y que solo el verdadero hijo del cóndor lo encontrara, para restaurar las naciones del mundo runa.

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LA PEÑA DEL PUMA.

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LA PEÑA DEL PUMA.

Puerto chuchuhuasi, que significa casa del hombre, fue un antiguo poblado de los fieros Bracamoros. Aquellos valientes guerreros que

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se resistieron a ser conquistados por los orejones venidos del sur del mundo runa. Vivian allí con todas sus familias en una sola gran casa a diferencia de sus enemigos los Jibaros, que se posesionaron al lado contrario de la orilla del rio que ellos llamaban Cocha Puma, o también lo nombraban como Puma cocha; pero los del otro bando lo conocían como chin chin pe. Siempre los adultos paraban resondrando a los guaguas ( niños) a que no se alejen más de lo debido, ya que la costumbre de los de la otra orilla era de cortar las cabezas y reducirlas para ponerlos como collares en sus

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cuellos. Ellos eran Pacíficos, pero también grandes guerreros y grandes comerciantes que llevaban muchos productos de sus tierras hacia más al norte. A veces se aliaban con los tallanes tumbis para ir más allá en sus correrías del comercio. En cambio los jibaros existían muy diferentes a ellos, no construían casas y vivían en los árboles, tampoco cocinaban sus alimentos y los cogían de los árboles y solo cazaban para comer la carne cruda, inclusive la de los runas, eso a ellos les asqueaba. Por ello les tenían mucho temor. Ellos también en años lejísimos a los de ese momento, les contaban sus ancestros que tenían el mismo

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modo de vida; pero que vinieron runas sabios que dijeron que llegaron allende del mar y les enseñaron a vivir como runa y no como jibaro. Así aprendieron a hacer sus ollas de la tierra que permanecía siempre mojada y se hacía pegajosa, pero que al cocerlas al fuego se volvían duras y en ellas podían cocinar cosas que sus labios se enternecían con los que le habían enseñado los forasteros venidos del gran rio grande que se veía desde el gran apu Porculla. Ellos vivían en el gran bosque, más de vez en cuando se asomaban en las alturas del gran apu para avistar a los runas que vivían en pequeñas

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casas de tierra con techos. Eran multitud de casas y a ellos le daba miedo, por eso no se dejaban ver y cuando veían que alguien de esos runas se acercaba, ellos inmediatamente se escondían más al interior del bosque.

Por aquellos años no se preocupaban, más que en arreglar su gran casa y la pesca en el gran puma cocha. Los niños jugaban en la rivera de él y se entusiasmaban cuando cazaban algún pez pequeño que inmediatamente llevaban a la mayor de las madres que era la encargada de cocinar para la familia. Ellos querían colaborar así como el resto de

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runas mayores. Los mayores se reían cada vez que veían los afanes de los churres guaguas (pequeños niños). Entre ellos destacaba Quincho, con su nariz chata, casi deforme, con la barriga bien pronunciada, sus piernas arqueadas; pero que soñaba en algún día ser el cacique de su nación y poder viajar por los territorios donde vivían muchos animales y en el que gobernaba el apu puma. Se ensayaba en los troncos que traía el puma cocha, soñando que viajaría por la gran cocha que nunca tenía fin y a la que solo un puquina apu había podido cruzar, trayendo consigo a una nueva esposa para su familia,

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eso es lo que contaban los mayores. Cuando estaba en el agua, tensaba todas sus fuerzas para poder crecer en fuerza y valentía, preparándose para las hazañas que estaba concibiendo en su pequeña mente y en su temprana edad. Así se iba adentrando más allá de su comarca, en donde solían estar el bosque; quien sabe tenía suerte y podría ver a los apu pumas correr o saltar en las quebradas. Todos los días, después de recoger la leña para la casa y traer los guineos para la comida se iba corriendo lo más lejos posibles del resto de niños de la comarca, para que no le roben sus sueños a

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los que él estaba planificando para hacer cuando ya en las fiestas de iniciación le consideren como apto para sumir su responsabilidad, quería ser el mejor de todos, para que así su proeza sea trasmitida en todas las lenguas y en todas las comarcas. En muchas de las veces le reprendían; ya una vez le dijeron a sus padres que el churre, quiere ir donde están los apus, que si lo hace una vez más, le darán un escarmiento, pues no es conveniente perturbar a los apus del bosque, solo se va quienes son mayores y enseñados en sobrevivir en medio de él, pues acechan muchos peligros a los que

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ellos les ponen a los runas que ingresan a sus dominios. Pero el no hizo caso. Siguió el camino que trazaba su corazón y se adentró mucho más hasta la peña desde donde el apu pasa al territorio de los jibaros. Vio que era muy hermoso el lugar, que había muchas y deliciosas frutas que empezó a degustar con mucho ahínco e interés, por lo gustosas que estaban. Lo que le pareció raro es que no se ponía el sol, este permanecía siempre en el medio del firmamento, se asustó y empezó a correr, pero no sabía en qué dirección. Seguía corriendo a todos lados, con la desesperación de no encontrar el camino; el

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corazón se le aceleraba, parecía que se salía de su pecho por el enorme retumbar que hacía. Empezó a gritar con todas sus fuerzas, en eso se quedó paralizado en su presencia se encontraba un oso de anteojos con las garras para atenazarlo y seguramente destrozarlo, en eso apareció sorpresivamente el Apu puma y se abalanzó contra el oso, trabándose en una lucha en la que gano al oso. Después le miró fijamente en sus ojos y el se paralizó quedándose en su mismo sitio para siempre. En su comunidad todos salieron a buscarlo, por las cercanías, así sucedió durante varios días, solo

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una noche escuchaban sus gritos, pero no encontraban de donde provenían, pero lo que les daba miedo, es que después se transformaba en el grito del gran Apu Puma, y eso les daba mucho más miedo, así que se acostumbraron a escuchar el grito de búsqueda de quincho y seguidamente el grito del apu.

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ERA TARDE EN LOS CERROS

Era tarde, el sol iluminaba todos los apus tutelares de la comarca. Todos los Sinchis y el sapa reunidos en torno al fuego de la tarde, absortos se contemplaba los acontecimientos sucedidos en todos estos tiempos en que vivimos el despertar de nuestras mentes, de nuestra historia, de nuestro pasado. El haber vivido entre sombras e invisibles en estas comunidades gobernados por los Caras, Mistis y Criollos. Como el que también vivan muchos de nuestros hermanos desconociendo su origen, sus dirigentes sus autoridades, aquellas que emanan

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de la misma visión con que se vivió milenios. Pero que ahora embrutecidos con la filosofía occidental se atosigan y mueren como ratas en el desierto, por querer aspirar al edén occidental, que nada tiene que ver con los que nosotros percibimos como mundo, como pariverso. Existe un convenio dictado para protegernos por parte de una de las organizaciones occidentales, pero ni aún eso se cumple. Seguimos viviendo en covachas sin la dignidad que estuvimos acostumbrados en la época de nuestros padres ancianos. Se nos quiere enseñar una religión destruye al hombre y todo lo que

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le rodea. Se nos enseña a odiar a nuestro enemigo y a mentir envenenando nuestros sentimientos.

Ahora recuerdo con nitidez las costumbres occidentales, de odiar y amar como dos sentimientos encontrados; amamos todo lo que se mueve en su orden que nos da la naturaleza, tal como debería ser el discurrir de la naturaleza y tomamos de ella de acuerdo a nuestras necesidades pero sin dañar a ella. En occidente el afán es solo conseguir el placer para uno, como unidad egoísta sin ver al semejante a pesar que en su religión hablen de amar al

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semejante, pero no lo hacen. Su amor es destructivo de todo lo que se ve.

Para ellos nuestras batallas rituales en que sacamos todo lo que llevamos en nuestro interior como atadura para expulsarla y vivir con armonía, aún con nuestro semejante que quito nuestro pan de nuestra mesa o nos quitó a un hermano de nuestra casa para desaparecerlo. No lo entienden. Si somos dos mundos y a pesar de ello lo aceptamos con cosas que para nosotros son aberraciones incongruentes para nuestras visiones y nuestro modo de vida de milenios. A pesar del

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escarnio que hacen de nosotros nuestros hermanos que enfermos con la peste occidental se creen con la verdad; pero le decimos que ha hecho la verdad occidental con sus conocimientos y religiones, si no destruir el mundo en que vivimos. Antes podía caminar por los bosques de los llanos y perderme en él, jugar con todos los seres que habitan en él, tomar el agua límpida que discurre en ella, saborear el dulce manjar sin color sin olor que mis labios recibían. Ahora por la acción de los mismo runas que envilecidos por las doctrinas del hombre occidental han despertado en el todos los males, como la

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codicia, la usura y muchas mas que lo han desfigurado y ya no encuentro si es el runa de los pueblos de mis naciones o si son seres horribles de las más horrorosas pesadillas que algún director cinematográfico pueda crear.

Era tarde en los cerros y todos nosotros con nuestras caras compungidas no podíamos restañar tanta ignominia del hombre blanco contra nuestra heredad, aquella que recibimos de nuestros padres, abuelos y ancestros. Ahora camino por senderos cubiertos de polvo de minerales desperdigados por lo

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que antes era grandes campos con sembríos de toda clase. Me acuerdo que de chiquito me sentaba con mi mamacona Madre a comer de sus preciosas manos los choclos tiernos con el ají recién molido en el batán. Jugaba en sus acequias con mis hermanos Yanas, como si fuésemos de igual a igual, sin importarle si yo era el niño y ellos los hijos de quienes sembraban mis tierras. Como no olvidar a Lázaro, el fiel cargador de Mi Mamacona Madre que solía quedarse en los mercados indígenas para ayudar a su familia después de haberse desterrado de nuestro pueblo. Y como me duele en el alma sus lágrimas por

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responsabilizarse en un momento de su olvido y mi travesura por aventurarme a conocer más sin tener quien me guie. Fui allí que reconocí muy tierno la misión que ante mi pueblo me correspondía, porque me dolía en el alma la miseria que nos imponía los Caras, los Mistis, los occidentales. Y me sigue doliendo pues es mi pueblo, aunque algunos no quieran reconocerlo, pues cargo en mis espaldas la herencia de toda esa historia que forjaron en el inicio de esas grandes naciones que se asentaron y que miro con estos mis ojos en las alturas mirando por donde recorrieron sus pies mis ancestros.

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EL PRIMER VUELO DEL CONDOR

Ya las plumas habían engrosado, la cristina encima de la cabeza, se había engrosado; el pico con su curvatura estaba tomando más consistencia. Sus plumas negras como el azabache estaban más gruesas y el color destellaba a lo lejos. Ya la madre había dejado de alimentarlo y empezó a adelgazar, eran los momentos más temidos por él. El de iniciar su primer vuelo por toda la cordillera que como papel arrugado se le mostraba como sus dominios a los cuales él tendría que sobrevolar. Solo podía ver desde su gran

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cumbre las nubes que se desplazaban intermitentemente cada día; cuando había mucho sol estas se derretían y se acercaba a la punta del desfiladero para mirar los hermosos parajes sembrados y sus animales. Su madre le reprendía cada vez que se acercaba más cerca del precipicio desde donde era su hogar en la cima, casi en la cima del yerupaja. El Apu de los Huaylas. Muchas veces algunos Runas se habían acercado hasta su morada, pero le miraban con respeto y se retiraban después de dejar comidas, que a él casi no le gustaban, pues era semillas, a las cuales no estaba acostumbrado. Lo mismo una

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agua muy oscura que olía muy fuerte. Ya habían pasado seis meses desde su nacimiento y su plumaje tierno había cambiado ya más de una vez. La madre le decía que ya era tiempo que aprenda a volar por ser el Apu de todos los Kuntures del majestuoso Yerupaja de donde salían a volar por todos los andes, desde tierra del fuego hasta los macizos del norte donde todo el suelo era blanco y habitaban los osos color agua.

Llegó el primer día y estaba nervioso, la madre le había preparado con muy rica comida que trajo en su pico, para que

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tenga más fuerzas y pueda volar conjuntamente con ella. SE puso en la punta del desfiladero mientras su madre le daba las indicaciones para poder volar. Su padre desde lejos miraba como su retoño empezaría el camino, que él también había emprendido cuando su madre y padre le hicieron hacer su primer vuelo. Enseñándole como debería poner las alas para favorecerse de las corrientes de aire que le permitirían alcanzar grandes alturas y alcanzar enormes distancias. Su padre volaba desde el sur de la tierra de fuego hasta la región de los caribes, cuyo mar era muy bravo y anidaba en el

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seres que se comían vivos a los runas que osaran ingresar a sus mares y aguas.

La madre salió del desfiladero y se lanzó al vacío, logrando estirar todas sus alas. El joven vástago corrió tras ella y logro también estirar sus alas y sentir como el viento empujaba su cuerpo hacia lo más alto del firmamento; podía ver en su mayor esplendor a tata wilka, quiso gritar pero a ellos se les había quitado la voz para no ofender a Tata Willka ni a la mama Quilla, pues eran los que despertaban a los más grandes apus para que estén en la vida de los runas. Enseguida a las

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indicaciones, abatió más fuerte sus alas e irguió su cuello, para poder alcanzar más altura. Lo hiso por dos veces más en forma vigorosa con todas sus fuerzas y pudo estar por encima de su gran apu yerupaja, donde estaba su hogar en los riscos más inaccesibles, ahí junto al agua que se había convertido en piedra. Allí estaba acompañado de tata willka y mama quilla, era hermoso verlos en ambos lados y sentir que posteriormente sería el encargado de avisar a los runas la venida de uno y otro, tal como lo hizo su tata abuelo y después su tata taita. Pero para ello pasaría mucho tiempo, si eso sucedía su padre se

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lanzaría desde el apu, juntaría sus alas con su pico en su pecho y se lanzaría risco abajo para que pueda renacer el nuevo kuntur de Tata Willka y mama quilla, era el eterno resurgir de la raza de los protectores sagrados del gran Apu Sapa Inka, la energía de su vuelo para que los runas no olviden a sus pueblos y tengan respeto por sus naciones.

Todos los runas le miraban cuando volaba por sus cabezas y le levantaban la mano en señal de respeto. Miro también a la gran cocha que dormitaba y en cuyo seno moraban toda clase de criaturas que a los runas les

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gustaba sacar de sus entrañas, sobre todo los que vivían en sus cercanías.

Siguió volando dando vueltas por lo más alto de todo el firmamento donde se encuentra el gran apu wiracocha el creador de todo lo que el kuntur ve y los runas también. Se sintió con mucha emoción que al ver a los lejos no terminaba, y le pareció que sus ojos no podrían determinar el fin de los que podría ver, ni tampoco alcanzaría para llegar a ese final del firmamento, eso le había contado su padre, que se necesitarían muchos kunturs para poder llegar, que nadie lo había

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hecho por molestar al gran Tata Willka. Le parecía que estaba cansándose, por ver que no llegaría con eses su primer vuelo, así que le dio señas a su madre que regresaría a casa. Su madre le señalo que seguiría ella con su vuelo, conjuntamente con su padre y que ya regresarían a casa trayéndole alimentos. Así que lo hizo y regreso a casa alegre y orgulloso de haber realizado su primer vuelo.

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CHUCORAMPI I.

El cerdito en chucorampi ha entrado en el gobierno, no sabía qué hacer. Se hizo amigo de un zorro viejo que decían que era mofrao , era el más ladino, sino que lo digan sus vecinos zorros de la calle Pizarro cuadra seis conocida como la granja de los patos, pero que en realidad eran patos pero con un espíritu de zorros y en ella el compadre del Cerdito había sido y sigue siendo el mejor de los ladrones, ya que llegó de un país lejano, de donde tampoco era originario, si no que se dio la casualidad que su madre la zorra le tocó dar a luz. Allí

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nació éste zorro que más tarde se hizo mofrao. El cerdito conocido como siete cachetes se hizo inseparable del zorro mofraoi y le pidió ayuda para acometer su nueva empresa en la municipalidad. Como tenía muchas cerditas y en ellas tuvo muchos cerditos. En una solo tuvo cerditas y en otra cerdita mucho más joven, los cerditos machos que tanto él quería, así podría dejar a que su apellido fuere recordado y nunca olvidado.

Andaba de lo más horondo por toda la ciudad después de haber accedido al sillón municipal, enseñando como había engordado,

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con las lonjas de sebo que se le desparramaba por todo el cuerpo y caminaba bailando, bailando como si hubiese música en su caminar; sus cascos sonaban por las piedras, precisamente los había puesto para que sus recortadas pezuñas sonaran al caminar como bailando y todo el pueblo se enterase que quién caminaba por esos lugares era el, el Cerdito como Alcalde. Así llegaba al palacio municipal que estaba en el centro del pueblo. Lo que le costaba subir las escaleras, el hubiese preferido que quién lo construyó, solo lo hubiese hecho de un solo piso, pues era una tortura el tener que subir más de

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una grada; ya eran suficiente con que subiera las dos gradas del primer piso que lo conectaba con la calle, ya que para llegar a la oficina hacia tanto esfuerzo que al final se tiraba al sillón, estaba agotado de solo caminar y subir las escaleras.

Mando a reunir a todos los concejales: La llama, los gallinazos de chulite, los zorros sus amigos y los que se hacían llamar osos, pero que eran comadrejas muy gordas que disfrutaban engañando que eran osos pequeños. Así fueron llegando uno por uno y sentándose en el gran salón

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municipal, para ello siete cachetes había puesto en la mesa mucho pan y otra clase de productos para que sus amigos se sintieran como en casa y así agradarles para ponerlos a sus pies y hacer de ellos sus cómplices en las fechorías de las que tenía pensado hacer. Cada uno fueron degustando los potajes que había en la gran mesa; primero hicieron sé cómo los incorruptibles, haciendo mohines; se fueron acercando para recoger lo que había en ella. Si lo estuviéramos viendo, nos moriríamos de risa, con la actitud de hacer aspavientos ante los potajes, como diciendo que eran muy

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incorruptibles; cada uno tenía su propia historia, que si no lo hubiéramos conocido, se diría que santos estos animales, pero eran todo lo contrario, lo ladinos que eran se hubiese exteriorizado en cualquier momento. Por allí teníamos a la llama, conocida como cahuillama, la muy traidora que había negociado con los topos blancos del norte para hacer aparecer que ellos no estaban destruyendo el santuario de shulcahuanca y se prestaba para engañar a todo el mundo que el avalaba y confirmaba que los topos no habían destruido el santuario de los chucoway. Para ello amenazaba a las alpaquitas y

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a los guanaquitos a que cuidado dijeran la verdad. Se paseaba muy orondo con las lanas crecidas, con unas botas viejas y demasiados grandes para sus pies, siempre acompañado de una vicuñita o un guanaquito que llevaban sus alforjas llenas de lo que le regalaran los topos del norte. La pobre amiguita corría detrás de la Cahuillama que muy soberbia se paseaba por la ciudad con su látigo en la mano, como diciendo: miren así yo gobierno a las alpacas, las vicuñas y guanacos, con manos de hierro y ellas me obedecen y cada año vendo su lana y nadie me dice nada y lo disfruto con mi otro hermano

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Cahuirufllama, que aplaude mis aires de hacendado y gamonal. A ello se sumaba su caminar que lo hacían ver como un saltimbanqui arlequín, con sus botas con las lenguas afuera y las solapas bailando cada vez que daba un paso, pues el pasador de sus botas solo alcanzaban para anudar un solo ojal.

Le seguían a la llama, los gallinazos de chulite, sobre todo uno que había perdido el collar de lana y para aparentar que la tenía en la cabeza, pues tampoco allí tenía pelo, se ponía un chullo en ella. Miraba a todos lados, parecía que a todo le tenía miedo,

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era el más alegoso de los gallinazos de chulite. Caminaba saltando en dos pies, alargando el cuello y mirando a cada lado con un asombro como si esperase algo. Parecía que sufría de miedo crónico.

Ya todos se pusieron a escuchar los proyectos que tenía el Cerdito para mejorar el ornato de la ciudad, lo hacía pensando en cómo robaría del dinero que daban los topos blancos por horadar el santuario de shulcahuanca, ya le había aconsejado su amigo zorro y su nuevo amigo zorro tete de los arenales. Con sus consejos y los

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proyectos que habían falsificado el zorro tete, les presento a los concejales de chucorampi. Todos no entendían nada de los proyectos como de hacer un paradero de patos en una laguna, ni hacer zanjas en los precipicios sobre el rio sagrado. Una llamita por allí quiso opinar, pero la mirada de la cahuillama lo hizo disentir al ver que le planto una mirada fulminante. El resto no quiso ya más opinar y como no sabían que cosas eran lo que haría el cerdito, dieron por aprobado los proyectos que se les había presentado. El Cerdito muy feliz, inmediatamente llamo a sus amigos diciéndoles que ya tenía

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todo y que vengan a recibir las obras y que de una vez, le traigan lo convenido.

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CHUCORAMPI II

EL REINO DE LOS CERDITOS

Erase un pueblo muy diferente a los demás, a simple vista no se hubiera notado todos los detalles que un ojo avizor se hubiera percatado. Se hubieran dado cuenta de sus calles todas bien puestas las piedras labradas. Sus casas todas habitadas. En ellas se desenvolvían todos los runas de Chucorampi que tenían un sobre nombre muy particular y muy largo. Los tranca puertas con

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Chiclayo y roba burros guarda en el terrado. La paradoja describía la ingenuidad de su carácter y de su parsimonia para hacer las cosas. Les gustaba entretenerse corriendo a las gallinas que entraban a sus corrales, pero no para matarlas, si no para espantarlas. Pero ocurrió un hecho que puso todo de pies y cabeza al haber recibido la maldición de Catequil, por haber hecho una afrenta al sapa Inka que nació en su territorio, prefiriendo a uno que le decían venado, por tener mucha suerte en que su mujer se vaya con otro y él lo traía, rogándole que vuelva a su casa. Por ello Catequil les dio razón y

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conocimiento a todos los animales de la comarca, desplazando a los runas en el gobierno de Chucorampi.

Todos los animales que habitaban en Chucorampi, una vez que tomaron razón y conocimiento, decidieron afrontar el gobierno de su pequeño pueblo; tal es así que nombraron a los borregos como integrantes de la mesa directiva para que presidan las elecciones. Algunos propusieron que el runa al que llamaban venado lo nombraran como integrante también, pero todos al unísono se opusieron; pues veían que era muy mentecato y llorón. Pero

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todos los cabritos abogaban por él, pues decían que por su consejo los runas habían apreciado a venado para que hagan el agravio al Gran Sapa Apu Inka y con ello todos los animales ahora tenían la potestad de tener el gobierno del pueblo. Por allí salió un cerdito de Huayatan que salió también en su defensa, pero en su mente tenia las intenciones de manejarlo, ya que su aspiración era tener todo un porquerizo lleno de chanchitas, solo para él. Era el más lujurioso, pero también el más hábil. Hasta se había dado la chanza de engañarle al zorro que vivía por los cahuides. Como contaba con la anuencia de los borregos, por

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fin nombraron como presidente en el comité electoral al venado.

Llegada las elecciones, los candidatos ofrecían el oro el moro; algunos ofrecían hierba para todo el año, que se les haría llegar a su misma vivienda, para que no tengan que caminar hasta las chacras a recogerlo o comerlo, por lo que se evitaban el desgastar sus pies y sus pezuñas. Otro candidato ofrecía hacer debajo de Chucorampi la cueva más grande para que en épocas de lluvias todos se guarezcan y no tengan tampoco frio en las frías heladas. El candidato que se hacía pasar como el amigo de todos

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pregonaba que si le daban el gobierno del pueblo; él les daría todos los días agua caliente para que no se resfríen en las heladas de los inviernos. Y así por el estilo, todos los candidatos trataban de mejorar su presentación; si hasta el zorro, que es el animal más astuto y ladrón, que había sido botado del pueblo por ser ladrón en conjunto con sus hermanos, había regresado muy orondo al pueblo y pretendía ser gobierno de la comunidad. Pero no contaban que el cerdito, ya se había adelantado y tenía como vocero y jefe de campaña al venado que por cierto había sido favorecido por los zorros en

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muchos latrocinios, pero que ahora los traicionaba por haberle ofrecido más dinero su nuevo protector. Otro candidato se fue por toda la comarca repartiendo hierba y sal, y dándoles mejor forraje a los animales más tiernos, con la promesa que en las fiestas principales les tendría en cuenta para darles muchos obsequios y regalos.

Bueno al final llego el día esperado y todos los candidatos apostados en el local de votación miraban a cada uno de los electores; hasta el zorro se acercó al local de votación, con la creencia de que los animales

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siempre votaban por la estrella de los zorros ya como animales siempre estaban dispuestos a marcar la estrella y por ello pensaba que él podría ganar, ya que si ponían a una vaca como candidato bajo la insignia de la estrella de los zorros, ella ganaría. Así lo habían hecho cuando el ganó las elecciones, sin saber ni leer ni escribir, pero muy hábil para robar. Se sentía muy ganador el malandrín del zorro.

Cerrada la noche, termino el sufragio universal de los animales de Chucorampi y se pusieron a contar los votos. En un principio casi ninguno de los candidatos

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obtenía la votación suficiente para resultar ganador. Eso es lo que le informaban al chanchito sus amigos al interior de la sala electoral; pero también el zorro tenía sus compinches como el venado runa que había sido comprado como albañil en una comunidad que crecía pencas de zuro, una planta maldita que al solo comerlo los animales se morían, por ello por esa zona solo vivían gentiles malolientes y arrebatados, casi primitivos, por lo que no se les consideraba runas, sino todo lo contrario a Runas. Algunos se habían emparentado con animales, eran seres abominables. El mismo Venado

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se emparento con un puerca, ya que su huarmi cada vez que le dejaba sola se emparejaba con algún runa o también con algún animal que estuviera pasando por allí. Por fin termino el conteo y salieron los integrantes de la mesa. En la cabeza iba el venado y los borregos a su costado como integrantes de la mesa electoral, con el papel en que habían contado los votos para cada uno de los candidatos. En la mesa nombraron al venado runa como presidente, por varias razones, pues era muy hábil en engañar a los poderosos. Entonces el salió al frente con el papel a leer los resultados electorales. Con voz

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potente empezó a dar los resultados que habían convenido con los borregos, pues si bien el zorro gano con su estrella, el Cerdo les ofrecía más dinero y declararon como ganador al Cerdo de Huayatan. Éste muy emocionado giro en sus dos pezuñas como una bailarina de ballet muy regordeta, llamo a su cerdita que era tan flaca, pero tan flaca que se le veían los huesos de su panza; pero no crean que era la única chancha que tenía nuestro amigo Cerdin, él tenía más. Se creía el cerdo más garañón y cerda que veía le ponía el ojo y en ella tenía cerditos.

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Vino la imposición de la banda municipal al Cerdito, quien a la fecha se había terminado toda la cebada para aparecer más gordo y cebón. Todo para admiración de las cerditas. Se hizo los preparativos pertinentes a fin de que la fiesta no desluciese con el Cebón Municipal. Así que la fiesta todo un acontecimiento en toda la comarca y hasta el Zorro Mayor que es el jefe de todos los Ladrones conocido como Gabriel estuvo en la diversión, más que todo para ver si podía llevarse algo de esa comunidad para su bolsa personal.

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Terminada la fiesta, se quedaron los problemas, como la basura que habían hecho todos los invitados. Se puso a pensar, pero también tenía el problema que necesitaba comida para sus cerditas y cerditos que recién habían nacido. Así que pensó!, Voy a arreglar de una vez este asunto, Encargo a que se haga unas pozas de oxidación a los zorros para procesar allí toda la basura. Después vinieron los patos. Gansos, pues necesitaban un sitio donde decolar de sus largos viajes. Eso sí que era un poco difícil de resolver, pero ya pensaría en la solución…

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INDICE

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ChCHUCORAMPI, 224

EEL PRIMER VUELO DEL

CONDOR, 212EL PEINE DE ORO DE

SHIRACKAMPA., 4EL REINO DE LOS

CERDITOS, 237ERA TARDE EN LOS

CERROS, 202

LLA PEÑA DEL PUMA, 190LA REBELDE CHAMI

AWQASISA, 176

MMAMA SHUMAJ

HUAMBRA, 124

MAMACONA LOLITA, 114

MARIA MAGDALENA TUS TRENZAS DE SOL, 102

PPRIMER DIA DE CLASES

EN UNA COMUNIDAD INDIGENA, 92

SSHULCAHUANCA

HERMANO PRISIONERO, 78

TTATA NOÉ, 58Tus ojos Madre Julia Elsa,

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En memoria de Mama Herlinda, mama Julia y mi padre Jorge Gerardo

Se terminó de imprimir en el capacHuasi por mano de la Ñusta Usha Shami, mi hija

Año 2012.

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i MOFRAO: Homosexual.