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Cuestión de imagen: las estrategias comunicativas del Papa Francisco, la opinión pública y el rol de los medios Juan Martín López Fidanza Lic. en Teología (UCA). Maestría en Sociología (UCA). Profesor en la carrera de Ciencias Políticas, UCA. Mucho se ha escrito en estos días sobre el supuesto ‘efecto Francisco’. Desde una perspectiva cualitativa, en nuestro país claramente se ha multiplicado su imagen y han proliferado una miríada de referencias en los ámbitos menos esperados, con usos religiosos, políticos, culturales y hasta deportivos. No es tan claro que, entre los efectos, haya habido una influencia perceptible -y cuantitativamente comprobable- en los niveles de práctica y compromiso religiosos (dentro del catolicismo, desde ya). Esta percepción cualitativa pareciera replicarse en otras latitudes. En este texto, proponemos reflexionar sobre las estrategias comunicacionales del papa Francisco, las cuales ponen en circulación gestos, palabras y símbolos que son apropiados del modo más diverso que se pueda imaginar, construyendo una imagen positiva en gran parte del mundo. Nos detendremos de modo particular en el tratamiento que los medios de comunicación han dispensado al actual pontífice, modificando ostensiblemente el tono de la cobertura que gran parte de ellos había brindado a su antecesor Benedicto XVI. Un buen comunicador La diversidad de apropiaciones que se han dado en torno a la figura y palabras del papa Francisco ha sido posiblemente el comentario recurrente de diversos cientistas sociales con motivo de su primer aniversario. En gran parte, este hecho refleja que la religión se ha vuelto, en palabras del sociólogo inglés James Beckford, un fenómeno de ‘libre flotación’. Liberados de sus antiguos puntos de anclaje, los símbolos religiosos flotan a la deriva, disponibles para los usos más diversos. Pero no menos cierto es que Francisco posibilita de modo particular esta diversidad de interpretaciones en la deliberada indeterminación de muchos de sus gestos y palabras. Riqueza simbólica y poética, dicen quienes los festejan. Ambigüedad

Cuestión de Imagen - Las Estrategias Comunicativas Del Papa Francisco, La Opinión Pública y El Rol de Los Medios

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En este texto se analizan las estrategias desplegadas por el papa Francisco a la hora de comunicar y se aborda el complejo fenómeno de la construcción mediática de su imagen

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Cuestin de imagen: las estrategias comunicativas del Papa Francisco, la opinin pblica y el rol de los mediosJuan Martn Lpez Fidanza Lic. en Teologa (UCA). Maestra en Sociologa (UCA). Profesor en la carrera de Ciencias Polticas, UCA.

Mucho se ha escrito en estos das sobre el supuesto efecto Francisco. Desde una perspectiva cualitativa, en nuestro pas claramente se ha multiplicado su imagen y han proliferado una mirada de referencias en los mbitos menos esperados, con usos religiosos, polticos, culturales y hasta deportivos. No es tan claro que, entre los efectos, haya habido una influencia perceptible -y cuantitativamente comprobable- en los niveles de prctica y compromiso religiosos (dentro del catolicismo, desde ya). Esta percepcin cualitativa pareciera replicarse en otras latitudes. En este texto, proponemos reflexionar sobre las estrategias comunicacionales del papa Francisco, las cuales ponen en circulacin gestos, palabras y smbolos que son apropiados del modo ms diverso que se pueda imaginar, construyendo una imagen positiva en gran parte del mundo. Nos detendremos de modo particular en el tratamiento que los medios de comunicacin han dispensado al actual pontfice, modificando ostensiblemente el tono de la cobertura que gran parte de ellos haba brindado a su antecesor Benedicto XVI.

Un buen comunicadorLa diversidad de apropiaciones que se han dado en torno a la figura y palabras del papa Francisco ha sido posiblemente el comentario recurrente de diversos cientistas sociales con motivo de su primer aniversario. En gran parte, este hecho refleja que la religin se ha vuelto, en palabras del socilogo ingls James Beckford, un fenmeno de libre flotacin. Liberados de sus antiguos puntos de anclaje, los smbolos religiosos flotan a la deriva, disponibles para los usos ms diversos. Pero no menos cierto es que Francisco posibilita de modo particular esta diversidad de interpretaciones en la deliberada indeterminacin de muchos de sus gestos y palabras. Riqueza simblica y potica, dicen quienes los festejan. Ambigedad intencional, responden quienes los cuestionan. En sus discursos -ya como arzobispo de Buenos Aires y seguramente desde antes- recurra a todo tipo de imgenes y analogas (con una gran capacidad esttica, por cierto). Siempre sin un destinatario fijo: al que le quepa el sayo que se lo ponga, justificaba. Esta misma capacidad de sugerir ms que determinar se puede percibir en su estilo habitual de predicacin, as como en muchas de sus declaraciones. Por tomar una de las frases ms mentadas de este ao pasado: quin soy yo para juzgar a un gay. Muchos de los que bregan por un cambio en la Iglesia Catlica vieron en la misma el comienzo de una apertura. Quienes no desean dicho cambio (o quienes descreen que sea posible), solo vieron simple cambio de tono, educado, polticamente correcto, pero sin deseos de un replanteo del tema. Cuestin de interpretacin, al fin y al cabo. Detalle no menor si, por ejemplo, consideramos que este hecho es uno de los fundamentos de la eleccin del pontfice como personaje del ao 2013 por parte de la revista Times. Al decir de su editora, Nancy Gibbs, no cambi las palabras, pero cambi la msica, proponiendo para toda la Iglesia catlica un tono ms pastoral y menos dogmtico/moral. Es un error desestimar las elecciones simblicas de cualquier Papa como gestos que carecen de la fuerza de la ley', sostiene Gibbs. Y en un ejercicio pendular, un artculo de Amy Davidson en The New Yorker responde: hay cuestiones polticas ligadas al papado que no pueden ser respondidas pastoralmente, ms all de lo que Francisco desee. Algunos cuestionan esta estrategia o estilo -segn quien lo interprete- como una tctica de marketing o de relaciones pblicas, con cambios de forma, pero no de fondo. Cmo interpretar su aspecto de papa bueno (retomando el icono de Juan XXIII, antecesor al que ms cita Francisco) o de papa de la sonrisa que habla sencillamente (reencarnando al efmero Juan Pablo I)? Estas imgenes que le han granjeado una aceptacin que nunca logr su tmido predecesor Benedicto XVI. Estrategia o estilo? Francisco es caracterizado como un hombre descontracturado, cercano a los nios, a los enfermos y a la gente sencilla, que en sus discursos intercala palabras que hablan directamente al pueblo, que no escatima figuras cotidianas y an algn chiste de tono familiar. Para los ministros catlicos y aquellos que sienten simpata por Francisco, no se trata de una tctica proselitista o una estrategia de marketing para mejorar la imagen pblica de la Iglesia, sino que es su estilo, el cual responde a su habitual modo de ser. Es interpretado como coherencia, valenta y trasparencia. Sealaba su vocero, el P. Federico Lombardi, hace un tiempo: Cuando toma el maletn en sus manos para subir al avin que le lleva a Ro no interpreta un papel para ensearnos algo. l siempre lleva su maletn con sus cosas, y al hacerlo as, nos esta enseando algo. Sea cual fuere interpretacin ms acertada, estrategia o estilo, parece claro que este papa es un hbil comunicador que es consciente del alcance de sus acciones simblicas: enva mensajes a travs de acciones que (al menos mayormente) no son accidentales.

Su discurso mantiene su estilo descontracturado, apelando a palabras coloquiales y sugerentes imgenes de gran impacto expresivo, sonoros juegos de palabras de fcil recuerdo, neologismos con carga potica y fuerza retrica, que se convierten en titulares para los medios. Asimismo, ha diversificado sus foros habituales de comunicacin: a diferencia de sus antecesores, no se expresa nicamente en actos protocolares y oficiales, documentos papales y celebraciones litrgicas formales. Ha incorporado otros canales, ms informales, por los que hace llegar sus mensajes. Su medio cotidiano de bajar lnea -siempre limitado por las posibilidades del texto bblico del da- es la homila en la misa diaria en Santa Marta, cuyos puntos centrales son reproducidos en Radio Vaticana y LOsservatore Romano, para ser luego recogidos por medios de todas partes del mundo. Otro canal que ha dejado de ser extraordinario han sido las entrevistas, personales o en grupo, sin guiones previos y aparentemente sin acuerdos ni revisiones. En ellas, frente a los interrogantes planteados por sus entrevistadores, Francisco discurre con soltura, ensayando respuestas y desplegando intuiciones que escapan a los rgidos moldes del dogma y la normativa. De entre estas entrevistas, deben rescatarse por su repercusin la que concedi a los medios durante el vuelo de regreso de las Jornadas Mundiales de la Juventud, la realizada por Antonio Spadaro -para la Civilta Cattolica- y la de Eugenio Scalfari -para La Repubblica-. Esta sensacin de apertura y cercana ha tenido efectos no solo en la opinin pblica, sino en los mismos medios, que han empatizado con un pontfice que deja la esfera de inaccesibilidad papal a la que estbamos acostumbrados previamente y se pone a su disposicin. Es ms difcil criticar a un Papa que cae bien, que habla de lo que une, de lo que todo el mundo entiende y aprecia. Otro cauce de comunicacin papal, minimalista en cuanto al medio pero de alto valor simblico, es la comunicacin directa y personal, sin intermediarios. As lo hace con colaboradores de tercera o cuarta lnea en el Vaticano o el resto de la Iglesia, pero tambin puede verse en las llamadas telefnicas -o cartas- a personas comunes. Particularmente en este ltimo caso, gran parte de las veces esta comunicacin no queda en secreto, y mensajes que eran privados se transforman en tomas de posicin pblica y hasta en declaraciones de tipo poltico. Por ltimo, debe sealarse su voluntad de interactuar en el mundo virtual, especialmente en busca del pblico ms joven, donde su principal canal es la cuenta papal de Twitter. Si bien esta incursin digital fue inaugurada por su Benedicto XVI, el estilo comunicativo rpido e intuitivo de Francisco ha contribuido a aumentar exponencialmente el nmero de seguidores de esta cuenta. De los casi tres millones de seguidores que tuvo Benedicto al momento de dejar la sede petrina, la cuenta @Pontifex ha alcanzado los 13 millones con Francisco, sumando todos los idiomas de la misma. Es interesante ver la cantidad de seguidores en los distintos idiomas para ver la llegada a distintos auditorios por parte de los dos papas. No solo la cuenta en espaol desplaza notoriamente a la principal -en idioma ingls-, sino que en conjunto, el mundo latino crece en una proporcin que no se da en el ingls, francs o el alemn.

Cantidad de seguidores de las cuentas de Twitter de Francisco y BenedictoIdiomaFrancisco*Benedicto XVI% Variacin

Espaol 5.394.404721.347747,8%

Ingls3.903.4111.604.185243,3%

Italiano1.642.313344.940476,1%

Portugus1.008.25692.9611084,6%

Francs258.31972.353357,0%

Latn236.01825.407928,9%

Polaco214.52038.034564,0%

Alemn 182.94160.484302,5%

rabe121.92423.256524,3%

Total12.962.1062.982.967434,5%

Fuente: Twitter.com. Para el acceso a los tweets archivados de Benedicto:http://www.news.va/en/twitter_archive* Cantidad de seguidores al 11 de abril de 2014.

Debe aclararse que la cuenta papal fue abierta a escasos dos meses y medio de la abdicacin de Benedicto, y tuvo una actividad levemente menor a la actual: 39 posteos durante ese lapso (a razn de 3,9 por semana, aunque usualmente se publicaron varios tweets por da). Con el papa Bergoglio, la cuenta @Pontifex tiene un promedio de 5,3 tweets por semana, y rara vez tiene ms de uno por da. Los das mircoles (audiencia general) y domingo (Angelus semanal) siempre tienen un post. Las palabras ms mencionadas: Dios, amor, vida. Con su audiencia de 13 millones, se encuentra entre las 50 cuentas con ms seguidores en esta red social, aunque leeran sus posteos unas 60 millones de personas. Considerando nicamente a los lderes mundiales (es decir, eliminando los artistas y deportistas de este top 50) es la segunda figura, detrs de Barack Obama (quien posee actualmente una audiencia de 42,5 millones). Esta distancia se reduce a la hora de considerar las variables de impacto (nmero de seguidores, RT recibidos, menciones recibidas en Twitter, etc.). En noviembre pasado, los tweets de la cuenta oficial del papa haban generado 4,16 millones de RT -siendo as el tercer lder del mundo en nmero de RT- y 1,84 millones de favoritos. Ese mes, su cuenta haba sido mencionada en 510.000 tweets, ocupando la cuarta posicin mundial.

Hasta aqu, los medios elegidos. Ahora bien, qu ha dicho? No se ha apartado de la enseanza tradicional de los papas, aunque claramente ha elegido un tono ms amable, o pastoral segn se dice dentro de la Iglesia: No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. No desautoriza las normas morales habitualmente proclamadas desde el solio papal, pero piensa que ya se han afirmado lo suficiente. La gente ya conoce la opinin de la Iglesia, ms bien hay que proclamar lo central del evangelio: un mensaje de amor, misericordia, ternura. Quiere sacerdotes con olor a oveja, que no enseen el evangelio a bastonazos ni que hagan del confesionario una sala de torturas sino lugar de misericordia. Hay que salir a las periferias, geogrficas y existenciales, para ir al encuentro de los ms alejados, los olvidados y quienes necesitan comprensin, consuelo y ayuda. En esta lnea, quiere una Iglesia pobre y para los pobres. Como imagen eclesiolgica, aporta una nueva figura: la Iglesia como un hospital de campaa, que debe tener capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones. Para ello hay que salir a buscar, quiere una Iglesia en movimiento, an a riesgo del error y el accidente: prefiere iglesia accidentada (antes) que una iglesia enferma en su encierro. Y as, llam a los jvenes a hacer lo luchando por los valores. Y a los ancianos, a no dejar nunca de transmitir la sabidura de los pueblos. Tambin aboga por una mayor presencia femenina en la Iglesia: la mujer no tiene que quedar relegada a un papel de servidumbre y no de servicio. Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina ms incisiva en la Iglesia. Pero aclara: temo la solucin del machismo con faldas. Es decir: el tema del sacerdocio femenino es un asunto cerrado - uno de los pocos temas en los que sus declaraciones han sido ms que claras y que han generado crticas-. Tambin ha mostrado una posicin ms abierta a en lo que hace a temas de familia (tenemos que ver los diferentes casos y evaluarlos en su diversidad), y aun a la tutela legal de uniones civiles del mismo sexo. Ha tenido expresiones fuertes para condenar los abusos sexuales entre el clero: con los nios no se juega. Tambin ha mostrado una clara apertura al dilogo ecumnico e interreligioso: El Seor nos redimi a todos nosotros, a todos nosotros, con la Sangre de Cristo; a todos nosotros, no solo a los catlicos. A todos. Ha criticado a los sistemas polticos y econmicos que excluyen y marginan: el dinero debe servir y no gobernar. Su denuncia de la cultura del desecho y al capitalismo salvaje (que) ha enseado la lgica de las ganancias a cualquier costo, de dar con el fin de conseguir sin pensar en la explotacin de las personas le ha valido las crticas de gran parte de la derecha, especialmente norteamericana, que ha llegado a tildarlo de papa marxista. Tambin, entre sus palabras significativas, debe mencionarse su oposicin a la intervencin extranjera en Siria, la cual signific el regreso de la Santa Sede a la escena internacional.

Centrmonos ahora en los gestos de Francisco, los cuales retoman la mejor tradicin comunicativa de Juan Pablo II. Ciertamente ha sido esta va la que le ha permitido ganarse a gran parte de la opinin pblica mundial ya desde su presentacin: sin la muceta roja ni una cruz pectoral suntuosa, con gestos casi tmidos, presentndose como el obispo de Roma (con todas las implicaciones ecumnicas que conlleva el no apelar a un ttulo pontificio de supremaca romana), pidiendo ser bendecido por el pueblo. La humildad sugerida en el nombre adoptado y en su deseo de una Iglesia pobre encontr continuacin en decisiones tales como vivir en Santa Marta, utilizar un auto sencillo o an el mnibus que traslada a los dems cardenales, conservar sus viejos zapatos negros, entre tantos otros gestos de austeridad. Su llamado a centrar el mensaje de la Iglesia en mostrar la misericordia y amor divinos, especialmente por los ms necesitados y alejados se condice con su sonrisa permanente y los abrazos profusos, la visita a la crcel de Roma y su primer viaje apostlico a Lampedusa -sinnimo de los inmigrantes ilegales africanos-. Se plasm tambin en fotos tales como el abrazo al hombre que padeca neurofibromatosis. Esta coherencia -sincera para mucho, calculada para algunos- transmite credibilidad, es consistente. Plasma lo que l mismo recordaba del consejo de San Francisco: Prediquen el Evangelio y, si fuese necesario, tambien con las palabras.

Francisco, un Papa con buena imagen an para para los no creyentes y para la prensaLa figura de Francisco se ha enriquecido con un importante capital simblico positivo: austeridad, compromiso con los pobres y excluidos, simpata y sencillez, reforma de estructuras poco transparentes. Tan evidente (y por ende, deseable) pareciera ese capital que diversos mandatarios han buscado tomar parte de los rditos del mismo: no hablamos de una cuestin de poltica local (pensemos en Cristina F. de Kirchner, entre tantas otras figuras: prcticamente todos buscaron su foto con el papa) o regional (Dilma Rousseff), sino que tiene un alcance planetario (Obama, Putin). Tal vez esta sea la transformacin ms evidente de los que podramos llamar el efecto Francisco: el cambio de imagen pblica del papado y la benevolencia que ha recibido de parte de la mayora de los medios de comunicacin del mundo occidental.

Este capital positivo se concreta en una imagen favorable de acuerdo a diversos sondeos en numerosos pases, empezando obviamente por Argentina (en un reciente sondeo de Poliarqua se meda una imagen positiva de 93%) e Italia (el 90% de los italianos tiene mucha confianza en el Papa, segn un estudio de Demopolis). De acuerdo a una encuesta realizada en 13 pases por YouGov, es la persona ms admirada en 2013 en Estados Unidos, Francia, Alemania y Brasil, ocupando el cuarto lugar a nivel mundial. Con todo, esta papamana no ha alcanzado para destronar de la cima de los sondeos de opinin pblica a Juan Pablo II en algunos lares. Segn un reciente sondeo del Pew Research Center, en Estados Unidos la figura de Francisco ha alcanzado una imagen favorable del 85% entre los catlicos en un sondeo realizado en febrero pasado, por debajo an del 93% que tuvo el papa polaco (1990, 1996) en mediciones del mismo instituto. No hay novedad en estos altos valores de popularidad, dado que los ltimos papados han tenido valores similares o an ms altos de aceptacin: el mismo Benedicto XVI alcanz en el ao 2008 idnticos niveles de consenso en Estados Unidos, el papa Wojtyla mantuvo valores ms altos durante muchos aos seguidos. Pero estos altos ndices de popularidad nicamente se registraron entre los catlicos. Como seal con acierto el vaticanista Sandro Magister, con Francisco -por primera vez desde que se realizan estos sondeos- un Papa es elogiado no slo por los suyos, sino casi ms todava por los de afuera, por la opinin pblica laica, por los medios de comunicacin seculares, por gobiernos y por organizaciones internacionales. Hasta el duro informe del comit de la ONU para los derechos del nio sobre los casos de pedofilia se cuid de no manchar la figura papal. Esta delicadeza no fue contemplada en el tratamiento de este tema por diversos medios y organismos con el papa Ratzinger. La dinmica de aceptacin fue muy distinta con sus predecesores. Sus picos de popularidad entre los catlicos coincide con una muy baja imagen fuera de la Iglesia, en contexto de tensas relaciones con grupos seculares o tras la condena de tendencias relativistas. Por el contrario, las aperturas de Francisco a la modernidad -y su apuesta por los elementos simblicos ya destacados- explicaran la aprobacin por parte de amplios sectores de la opinin pblica laica.

En la conformacin de esta aprobacin es insoslayable la accin de los medios de comunicacin. Ms all del gusto por lo pintoresco -un papa del fin del mundo que se comporta campechanamente-, el capital simblico positivo invertido por Francisco y su apertura a los medios -entendidos como multiplicadores de su mensaje- ha sido retribuido con una muy favorable cobertura meditica en gran parte del mundo -en espacio dedicado y en tono-. Este tema merecera un estudio aparte y pormenorizado, recorro en este texto nicamente algunos hitos ilustrativos. No alcanzando las primeras planas y los dossiers que muchos le han dedicado, ha sido elegido el personaje del ao por publicaciones que distan de ser medios confesionales. As, en diciembre de 2013, la revista Time lo eligi la persona del ao-un papa por tercera vez en su historia: tambin fueron portada Juan XXIII (1962) y Juan Pablo (1994)-, superando en tal eleccin a alguien que sacudi al mundo con la revelacin de programas de espionaje ciberntico norteamericano: Edward Snowden. Tambin fue elegido personaje del ao por la edicin italiana de la revista Vanity Fair y, llamativamente, por la revista estadounidense The Advocate -dirigida a una audiencia gay-, manifestando su esperanza de cambios en la prctica y la doctrina catlicas. Asimismo, la revista Fortune ubic a Francisco al tope de su ranking de 50 lderes ms influyentes. Y, como notas de color, Francisco tuvo su portada en la Revista roquera Rolling Stone -en su edicin norteamericana, y tambin en la argentina, obviamente- y hasta fue elegido por la revista GQ Esquire Magazine el hombre mejor vestido por su sencillez! No alcanzando con notas, en Italia ya cuenta con su propio semanario: "il Mio Papa".

Debe sealarse la notable diferencia con la cobertura del papado de Benedicto XVI. Ya la repercusin en los medios de la eleccin de uno y otro marca la tnica: de titulares como El rottweiler de Dios, The Panzer Pope o El ala derecha del Espritu Santo se pasa a otros como El papa venido del fin del mundo, Francisco, el Papa sorpresa, Luego de Messi, un argentino Papa o Argentino y jesuita. Todo aquello que Francisco diga o haga suele ser acogido positivamente por la prensa. En cambio, el papa Ratzinger afront desde su asuncin una actitud crtica, que en algunos casos lleg a ser hostil. Condicion su figura el hecho de haber estado por largo tiempo a cargo de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, construyendo una imagen de severidad. Cualquier error reforzaba el estereotipo negativo. Su carcter retrado no ayud a modificar esta percepcin. Con Benedicto, la prensa -en general- pareca estar esperando una nueva gaffe suya. Por solo mencionar algunas de las controversias: la polmica frase contra el islam en Ratisbona, el levantamiento de la excomunin a un obispo lefebvrista que neg el Holocausto, la negacin del uso del profilctico en el contexto de la presencia del SIDA en el viaje a frica, la filtracin de documentos que dej al desnudo internas vaticanas y, sobre todo, los escndalos por pedofilia. Con Francisco esta tendencia pareciera haberse revertido. Incluso, frases suyas que podran ser fuente de cuestionamientos, como su negativa a considerar un cambio en el acceso de la mujer al sacerdocio, son casi pasados por alto. Sin embargo, no todo son rosas en su relacin con los medios. Ha recibido crticas desde medios de izquierda, a los cuales les parece que sus palabras y gestos son demostraciones de buenas intenciones, pero que nada concreto ha realizado -al menos desde las expectativas de cambio de estos sectores-. Pero los principales reparos -incluso ataques- provienen de los crculos conservadores, eclesisticos o no. Llaman la atencin, por mencionar algunos, las acusaciones de ser marxista, de republicanos norteamericanos tales como Rush Limbaugh. Pero algunas de esas crticas vienen de dentro de la Iglesia, de catlicos que temen que muchas de las decisiones personales del pontfice corren el peligro de desacralizar y disminuir el papado como institucin. Otros se sentiran minusvalorados en la nueva orientacin -el acento ms pastoral y menos moral- que este pretende este papa: una decepcin tras haber vivido de acuerdo a los exigentes mandatos morales y luchando por afirmar una fuerte identidad catlica. Inclusive, deben haberse sentido tocados por frases de Francisco que pueden pensar dirigidas a ellos: Neopelagiano, autorreferencial y prometeico, cristianos desencantado con cara de vinagre, cristianos cerrados, tristes y atrapados, cristianos que recitan el credo como loros. Las mayores crticas de estos sectores parecieran encausarse mayormente por internet a travs de blogs.

Francisco ha logrado renovar el inters de la prensa por el papado. Pareciera que muchos medios de todo el mundo estuvieran esperando el nuevo gesto, la nueva ruptura del protocolo, hechos dirigidos a una audiencia vida de novedades. En gran parte, el Papa ha logrado marcar la agenda de los medios: es la forma de comunicacin de Francisco la que determina los encuadres, los temas, y los titulares. Obviamente, el proceso es de ida y vuelta. Lo percibimos particularmente en nuestro medio local: constantemente el papa es sumergido en la poltica interna a partir de la interpretacin que hacen las empresas periodsticas de las palabras y gestos del papa (y de sus colaboradores regionales) sea por el Cdigo Penal, la inseguridad u otro tpico presente en la agenda meditica. Esta distancia entre la imagen construida y la deseada por el mismo pontfice se pudo percibir cuando manifest su incomodidad con la imagen del Papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, considerando que estas interpretaciones ideolgicas, una cierta mitologa del papa Francisco eran ofensivas, una suerte de agresin por idealizacin -citando a Freud-. El Papa es un hombre que re, llora, duerme tranquilo y tiene amigos como todos. Es una persona normal.

Concluyendo La comunicacin de Francisco est marcada por una integracin de signos, gestos y palabras que le ha otorgado particular cercana a sus oyentes, sin distincin de edad, nivel social, nacionalidad, sean creyentes o no. Su figura se ha enriquecido con un importante capital simblico positivo a partir de sus apelaciones a la austeridad, el compromiso con aquellos que habitan las periferias, transparencia, simpata y sencillez. Este aura positiva ha provocado que muchas figuras de todo el mundo hayan querido tener su foto con l. Segn cifras vaticanas, triplic la cantidad de gente que se acerca a la Santa Sede. Segn el gobierno italiano, este ao Francesco fue el nombre masculino ms popular entre los recin nacidos. Tal vez este sea el cambio ms evidente de los que podramos llamar el efecto Francisco: el cambio de imagen pblica del papado y la benevolencia que ha recibido de parte de gran parte de los medios de comunicacin del mundo occidental. Capital ciertamente muy importante por el respaldo que supone, pero altamente voltil, por cierto. Hasta cundo durar esta benevolencia? En caso de no haber decisiones que concreten estos signos de apertura los medios se volvern ms crticos? Con qu nuevo gesto nos sorprender Francisco? Qu nuevas apropiaciones veremos? Preguntas que de momento son ejercicios de futurologa. El futuro, y Francisco desde ya- dirn.