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Universidad de La Salle Universidad de La Salle
Ciencia Unisalle Ciencia Unisalle
Filosofía y Letras Facultad de Filosofía y Humanidades
1-1-2011
Culpa, remordimiento y perdón: una lectura de la obra crimen y Culpa, remordimiento y perdón: una lectura de la obra crimen y
castigo castigo
Gina Paola Bravo Rivera Universidad de La Salle, Bogotá
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Citación recomendada Citación recomendada Bravo Rivera, G. P. (2011). Culpa, remordimiento y perdón: una lectura de la obra crimen y castigo. Retrieved from https://ciencia.lasalle.edu.co/filosofia_letras/327
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CULPA, REMORDIMIENTO Y PERDÓN
Una lectura de la obra Crimen y Castigo
GINA PAOLA BRAVO RIVERA
30041239
UNIVERSIDAD DE LA SALLE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
Bogotá, D.C. Febrero
2011
CULPA, REMORDIMIENTO Y PERDÓN
Una lectura de la obra Crimen y Castigo
GINA PAOLA BRAVO RIVERA
30041239
Trabajo de grado para aspirar al título de Profesional en Filosofía y Letras:
Directora: Prof. LIDA ESPERANZA VILLA.
UNIVERSIDAD DE LA SALLE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a la Universidad de la Salle por brindarme el espacio académico
y los conocimientos, a mi familia por la paciencia y el apoyo espiritual
recibido a lo largo de mi vida; a mi tutora y amiga, Lida Villa, quien con su
paciencia me ha acompañado en este recorrido, guiándome y orientándome
cuando lo considero necesario en mi carrera. Agradezco a Dios por
brindarme seres tan especiales que poco a poco me han brindado su mano
y apoyo en este recorrido.
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………….1
CAPITULO I LA IDEA DEL CRIMEN COMO SALIDA……………….. 3
1.1La construcción de la idea del crimen de Raskólnikov ………..….3
1.2 La modernidad………………….…………………………………….11
1.3 El cambio o trasformación para concluir la idea…………………..23
CAPÌTULO II ACCIONES Y REACCIONES A PARTIR DEL CRIMEN….31
2.1 La culpa………………………………………………………………..31
2.2 El fundamento de la culpa…………………………………………..37
2.3 Consecuencias de la culpa………………………………………….41
2.4 Actitudes a través de la culpa……………………………………....45
CAPÍTULO III: EL PERDÓN……………………………………………......50
3.1 El Remordimiento y el arrepentimiento para encontrar el perdón…50
3.2 Reconocimiento del perdón…………………………………………....54
3.3 La confesión ……………………………………………………….....58
CONCLUSIONES…………………………………………………………...61
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………..63
1
INTRODUCCIÓN
En la novela de Dostoievski Crimen y castigo, se evidencia una crisis de
valores configurada en la posibilidad del asesinato, y donde el otro, un ser
humano, es visto por el protagonista, Raskólnikov, no como un prójimo sino
como un piojo. Partiendo de esta interpretación el presente trabajo busca
ofrecer una lectura acerca de un hombre que se concibe como
extraordinario y por ello capaz de imponer su propia concepción de la
justicia, lo que nos permite hacer una lectura de Raskólnikov como un
personaje que se excede en su relación con el mundo al considerarse
como elegido para subvertir el orden.
Intentaremos mostrar como la inconformidad con el mundo, transforma a
Raskólnikov y lo arrastra hasta el crimen, la posterior culpa, el
arrepentimiento y, por último, el encuentro con el perdón. Para realizar este
recorrido hemos acudido a la obra de pensadores como Nietzsche y
Jankélévitch, aclarando que nuestra lectura no es una interpretación a partir
de estos autores, que solo han sido considerados como soporte de las
ideas que recorren este texto.
En el plano metodológico el trabajo está dividido en tres capítulos. El
capítulo primero habla de la elaboración de la idea del crimen, mostrando
que Raskólnikov genera una teoría frente a la posición criminal, en tanto
que su límite sería acabar con lo que en realidad le afecta implícitamente.
Se podría hablar de un estado característico que determina un enfoque
crítico del ser, el cual predomina ante otros; entonces se abren varias
dimensiones bajo el criterio de la perdida de fe. Ya que ésta recae en los
diferentes aspectos del sistema en sí, en la gente, en la familia, en el
2
tiempo; en Crimen y castigo las ideas que invaden a Raskólnikov se
catalogan y se describe como un virus que invade poco a poco al mundo
racional convirtiéndolo en un objeto social.
En el segundo capítulo se desarrolla una reflexión sobre el problema del
crimen y el castigo, al encontrarse desesperanzado de su sociedad
Raskólnikov busca la liberación individual y universal, envolviéndose dentro
de un proceso de culpa y lucha interior que implica múltiples actos y lleva al
sujeto a cometer el crimen sin pensar en el problema moral, simplemente se
condicionan los hechos para lograr llegar al crimen.
En el tercer capítulo, se aborda el problema del perdón, dando a conocer
cómo Raskólnikov logra dar pauta a la liberación de la culpa, buscando una
redención de los otros y de sí, mediante la generación de juicios de valor
que le permiten identificar diferentes postulados filosóficos, los cuales
germinan por medio de la voluntad de poder que se desprende, a partir de
un cambio de emociones presentadas en ese trance que se manifiesta por
medio de los otros como compromiso de Raskólnikov.
3
CAPÍTULO I: LA IDEA DEL CRIMEN COMO SALIDA
1.1 La construcción de la idea del crimen de Raskólnikov
Dostoievski construye y materializa la idea del crimen con Raskólnikov, un
sujeto cansado de la injusticia social, que marca poco a poco su vida y lo
conduce a exhibir cierto odio por las acciones que devienen de la codicia
humana. Como arquetipo de la codicia tenemos a una vieja usurera
llamada Aliona Ivánovna, quien desencadena una explotación social: que
afecta directamente a Raskólnikov, quien experimenta el desprecio y la
intolerancia frente a todos aquellos que de alguna manera aprovechan sus
ventajas sociales; a saber, la aceptación de los valores, la igualdad, la
libertad, la responsabilidad, frente a los otros como consigo mismo. A esto
se suma un rechazo hacia los atropellos que condenan o emiten una
disconformidad con el mundo, como la desigualdad social; la falta de
educación, la falta de justicia; la degradación humana; la miseria; el abuso
moral y material ejercido por el poder que se tiene sobre el otro.
Estas inconformidades guían a Raskólnikov a sentir desprecio por Aliona
Ivánovna, la que abusa y pisotea los valores sociales. Esta situación
permite percibir cómo se fabrica la idea del crimen, que a su vez se va
generando por medio de diferentes circunstancias, que conducen a la
formación estructural del ideal, en tanto ésta deja ver que existe una
pérdida latente de valores, posibilitando la degradación social establecida
en un contexto moderno; en el que se aprecia un grado de crueldad,
maldad, mentira, traición e inteligencia, de algunos individuos que tenían el
mismo pensamiento de Raskólnikov, pero que no lograban su cometido.
Visto desde otro punto de vista, se podría decir que Raskólnikov utiliza un
grado de perversidad adquirida por medio de sus disquisiciones, y es allí
donde logra darle potencialidad a la idea del crimen, que le permite
4
observar la posible transformación social, transgresora, no sólo para él sino
para los otros, partiendo de diferentes medios que se justifican por sí
mismos a través de la búsqueda de esa sociedad perfecta, justa e
igualitaria; la cual se va perdiendo poco a poco, como constata Dostoievski:
El joven comenzaba a ver las cosas de otro modo y a pesar de sus
cáusticos soliloquios acerca de su impotencia y su indecisión, sin darse
cuenta y hasta sin querer, se había acostumbrado a considerar como
una empresa realizable su “monstruosa” quimera, aunque no confiase
ni siquiera en sí mismo. Iba entonces incluso a verificar un ensayo de
su empresa y a cada paso que daba, la inquietud, se apoderaba más y
más de él. (1965; 11).
Se podría decir que las meditaciones de Raskólnikov lo inducen a realizar
un análisis interior que permite obtener una nueva forma de actuar,
permitiendo un examen de conciencia que se manifiesta por medio de sus
ideas y de la articulación de las mismas, ya que él tiene un lenguaje
diferente, cada vez que desenlaza conductas extrañas frente a su
comportamiento, puesto que estas acciones portan en sí mismas valores
sociales frente a la construcción de la idea fundamental del crimen como
salida.
Ahora bien, el cuestionamiento de los valores permite que Raskólnikov
genere dudas acerca de su propio pensamiento, enfrentándose de esta
manera a un cierto tipo de nihilismo, que se expresa en la ausencia del
vínculo social. La pérdida de fe en el mundo posibilita en nuestro personaje
la emergencia de la idea del crimen, pues en el estrecho mundo de
Raskólnikov no parece evidente la justicia procedente del sistema; por el
contrario, el protagonista concibe el crimen como la posibilidad de instaurar
justicia.
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Es la ausencia de justicia unida a un cierto malestar con la sociedad lo que
hace que Raskólnikov se encuentre tan prevenido acerca del espacio, de la
gente y de sus propios actos; ya que en él se instaura una amenaza
psíquica que permite desarrollar la liquidación del miedo frente a las
diversas situaciones. De esta manera se muestra cómo Raskólnikov
experimenta un cierto nihilismo activo donde se conjuga el deseo de acabar
con una vida que a su parecer es la encarnación del mal social, con la
esperanza de instaurar un futuro mejor. Así, para nuestro personaje la idea
del crimen y el crimen mismo implican la eliminación del mal, pero ante
todo, tomar la justicia en las propias manos.
De esta manera, Raskólnikov adquiere cierta claridad en sus ideas, al
hacerse consiente de la degradación de los actos humanos. Dado que el
personaje busca establecer un fin que determine en sí mismo su voluntad.
Por ende, se establece una mezcla de acciones que conllevan en sí
negligencia, impaciencia y precipitación de los hechos. Raskólnikov asume
ideas perversas, trastornos, alucinaciones, que ocasionan un desequilibrio
entre el conjunto de principios que ya no hacen parte del sujeto; y aquellos
que se instauran por medio de un indagar o de investigar datos, que
conducen en sí mismos a una causa que afirma el acto a cometer, y por
esta razón Raskólnikov pregunta con mucho interés a Aliona Ivánovna:
-¿Está usted siempre sola en casa? ¿Y su hermana? -preguntó el joven
con la mayor indiferencia posible, cuando salieron al recibidor.
-¿y qué tiene usted que ver con mi hermana, señor?
-¡Nada en particular! Se lo he preguntado por qué si, y usted ahora
imagina… ¡Adiós Aliona Ivánovna! (Dostoievski: 1965; 14)
Se puede observar por medio del diálogo como se desprenden algunos
elementos que llevan a las reacciones de Raskólnikov; las cuales guían al
personaje a desestabilizarse y sentirse confundido: “Dios mío, qué
6
repugnante es todo esto ¿es posible? ¿Es posible que yo? ¡No! Es
estúpido, es absurdo – añadió con energía – pero ¿Cómo me ha podido
ocurrir una idea tan horrible? ¡De qué bajeza no es capaz mi corazón!”
(Dostoievski: 1965; 15)
Es aquí donde el protagonista indaga en sus pensamientos, que reflejan
una crisis de la moral, sin hallar un punto de convergencia. Dando lugar a
la idea del crimen como idea constante del sujeto, pero no como proyecto
activo; sino como estructura de la idea, la cual se sumerge por medio de
un orden y un valor que genera la visibilidad a todas las cosas,
proporcionando imágenes que lo llevan a suponer otra conducta que no le
es propia.
Partiendo no sólo de las diferentes perspectivas que contiene la
representación de Aliona Ivánovna, sino que también lo conduce a esas
otras situaciones vistas en su entorno, que reflejan un estado de miseria,
aclarando que no se habla de carencias cuantitativas sino cualitativas, es
decir de una miseria de conciencia, ya que se emite a través de diferentes
vicios, que experimentan amenazas del pasado, y forman parte de un
peligro que va creciendo por medio de la comprensión del objetivo.
Es por eso que la idea es sensible y perceptible a través de un estado de
reposo que conduce a Raskólnikov a indagar su conciencia y su poder,
desde una representación de orgullo y una visión de mundo vista desde un
ser consciente e interesado por el cambio social. De esta manera se podría
decir que se genera un monólogo decisivo de todo aquello que constituye
un mal para él y de los vicios que determinan un estado de reconocimiento
del otro, formando una impresión o un presentimiento social donde se
determina quién es en realidad el otro; revelando de cierta manera un
desprecio total por la degradación humana. Teniendo en cuenta que
Raskólnikov mira a los otros como seres inferiores a él, “Como si se tratara
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de gente de condición social y de educación inferiores y no valiera la pena
hablar con ellas” (Dostoievski: 1965; 17).
De esta forma, Raskólnikov busca encontrar esa idea de salvación social,
por medio de una manifestación vista desde una figura óptima. Y es allí
donde se demuestra a sí mismo que los otros no tienen un grado de
educación, por lo tanto él se ubica en otro nivel jerárquico, así es que hay
en los otros un estado de miseria que permite verlos como objeto
manipulable. Por seres como Aliona Ivánovna, se podría decir que se da
inicio a construir otra figura de poder, la cual se ejerce por medio de las
diferentes necesidades de los otros, dado que todo hace parte de un
mecanismo de control donde se logra ejecutar un poder ante los débiles
que permite pasar sobre ellos.
Lo que Raskólnikov anhela es abrir un nuevo ámbito del ser que permita
ciertas renuncias o donaciones de su comportamiento, llevándolo a
desarrollar una voluntad de dominio, que conllevan a determinar a los
débiles como aquellos que asumen una postura inferior, permitiendo a
alguien pasar por encima de ellos mismos. De esta forma, podemos ver que
todo se sumerge en un estado nihilista, dado que Raskólnikov se da cuenta,
que obtiene una posición en retroceso, la cual determina su lógica interna y
le permite realizar una desvalorización que guía lentamente la necesaria
transvaloración. Así, se podría decir que Raskólnikov busca elementos para
configurar la idea del crimen. En tanto, se da cuenta que los valores
supremos se desvalorizan y emergen en él, la transformación de sus ideas
y la configuración de su pensamiento. Al construir un orden de condiciones,
que desarrolla su idea dominante, la cual contribuye a la esencia de su
proyecto, que jamás corresponderá idealmente al mismo.
De hecho, se da valor a aquellos momentos en que se tiene una
representación de la idea del crimen, en tanto estos generen sustentación y
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crecimiento a la idea de acabar con una vida, proporcionando en sí una
dirección y una meta, ante todo aquello que posea estabilidad o salida
frente al dominio de las cosas. De esta manera, nos muestra Raskólnikov
que una vez se elimine a la vieja usurera el mundo, su mundo podría
devenir mejor.
Ahora bien, son las diferentes determinaciones las que ubican en un estado
superior a la idea concreta del crimen, expresada por medio del contexto,
ya que la idea se caracteriza por medio de las actitudes interpersonales, las
cuales permiten establecer una visión del mundo, que se transgrede por
medio de unos intereses que no hacen parte en un proyecto moderno. De
esta manera, se podría decir que Raskólnikov siente repugnancia por todo
aquello que no representa una salida frente a ese sentido miserable y
decadente impuesto por su sociedad. Esto lo deja ver cuando cada
individuo actúa acorde a las leyes morales ya que éste se convertiría en
enemigo de la sociedad; los tratos, el cambio de actitud, las fantasías, la
apariencia cambia, cuando se tiene presente las cosas que no se han
tenido o se recuperan las cosas que se han perdido. Un ejemplo de esto
nos lo muestra Marmeládov cuando cuenta la historia de su vida frente a
Raskólnikov, ya que da cuenta de cómo la decadencia humana hace parte
de él, en la medida que se representa un estado que condena o crítica a los
sujetos que recaen en sus propios vicios:
Bueno, admitamos que yo sea un cerdo, pero ¡ella es una dama! Soy
como una bestia, pero Katerina Ivánovna, mi esposa es una persona bien
educada, hija de un oficial de Estado Mayor. Yo seré un infame, lo seré;
pero ella es una mujer de elevado corazón y de sentimientos ennoblecidos
por la educación que ha recibido. Sin embargo… ¡Oh si tuviera compasión
de mi! ¡Señor mío, señor mío! ¡Todo el mundo necesita alguien que le
compadezca! Katerina Ivánovna, aunque magnánima, es
injusta…comprendo que cuando me tira del pelo, lo hace movida por la
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piedad de su corazón (pues, no me importa repetirlo, mi esposa me tira el
pelo, joven) – insistió con autentica dignidad, al sonar de nuevo las risas
burlonas-. Pero ¡oh, Dios mío! ¿Qué ocurriría si una vez…? Pero no, ¡no!
Es inútil y no hay por qué hablar de ello, ¡no hay porqué hablar de ello…!
Pues más de una vez lo deseado se ha hecho realidad, más de una vez
han tenido compasión de mí, pero soy así. ¡Soy un cerdo de nacimiento!
(Dostoievski; 1965:20)
En algunas ocasiones se atribuyen juicios ante las diversas situaciones que
condenan, el actuar o el vivir del otro, de esta forma podemos decir que
Raskólnikov asume una postura diferente impuesta por el entorno. La cual
se individualiza y se encarna en sus ideas, atribuyendo esos sentimientos a
una transvaloración que interviene en un proyecto moderno, entendido
éste como una nueva razón social, que permite reconocer una condición
propia del ser, que a su vez determina o clasifica a todo sujeto. De cierta
manera, la búsqueda de Raskólnikov, unido al acto de matar es la
necesidad de la construcción de un mundo mejor. Por este motivo, la
articulación de pensamientos motivan a formular una idea concreta que se
estipula como principal: matar a un ser humano es bueno siempre y cuando
se logre un bien común. Esta es la idea de Raskólnikov, la cual en algunas
ocasiones lo que refleja es la pérdida de fe, la configuración de diferentes
pautas que se dan a través de un cambio sociocultural donde se evidencia
la existencia social sumergida en un estado decadente, que conlleva a
determinar la esencia y el sentido de aceptación ante el poder adaptarse a
diversas situaciones sociales, las cuales pretenden apoyarse en los
instintos humanos más viscerales, entre los que predominan; el egoísmo, la
miseria, la agresión frente a la sociedad; es allí donde se genera una
insatisfacción personal, que hace parte de la individualización del sujeto
moderno, creando la necesidad de establecer un conjunto de leyes propias
destinadas a obtener una trasgresión social e individual que permita
10
eliminar esa representación de poder, (Aliona Ivánovna) dado que esta
esclaviza y manipula a todo aquel que necesita:
El estudiante comenzó de pronto a explicar a su camarada un
montón de detalles acerca de Aliona Ivánovna.- Es una vieja
estupenda- decía-; siempre presta dinero. Puede prestar una vez
hasta cinco mil rublos. Es rica como un judío; pero no creas que
desprecie los prestamos de rublo. Muchos de los nuestros
conocen el camino a su casa. Eso si es un mal bicho.
Se puso a contar que era una mujer mal de corazón y caprichosa,
y que bastaba un día de retraso para perder el objeto empeñado.
Daba por los objetos cuatro veces menos de lo que valía y cobraba
el cinco y el siete por ciento mensual, etc. (Dostoievski; 1965: 64)
Es claro que para Raskólnikov, la vieja usurera es la representación de un
poder económico, que desde una cierta mirada representa la opresión del
pueblo, y ante todo la imposibilidad de hacer algo de revelarse, cuando la
condición es la pobreza; se menosprecia la opinión contra esos actos, que
se aprovechan de las necesidades de los sujetos; de alguna manera
Raskólnikov va elaborando así una posición más radical ante recurso que
emite problema de dominación.
Ésta es la posición que Raskólnikov busca; liberar y liberarse de la condena
de la opresión que pesa sobre de él, no por su conocimiento sino por su
poder económico como sucede con Aliona Ivánovna. De esta manera, la
forma más adecuada para destruir las injusticias no es luchando contra el
sistema, sino asumiendo una postura diferente, pensar antes que ella,
actuar más rápido que ella; ya que esa figura destructora se encarna en una
mujer avara sin más pretensiones en el mundo que la acumulación de
riquezas provenientes de la usura. El acto de Raskólnikov tiene una
pretensión: liberar a la humanidad de la injusticia social. Así pues la idea del
crimen emerge de su entorno, de su realidad, la cual le muestra solo el
11
desequilibrio social. Esta visión le impide ver el mundo de otra manera y lo
conduce a matar de manera perversa:
Raskólnikov se desabrochó el abrigo y liberó el hacha del nudo, pero
sin sacarla del todo, limitándose a sostenerla con la mano derecha
debajo de la ropa. Tenía una tremenda flojedad en los brazos y
notaba cómo se le entumecían y anquilosaban por momentos. Temía
que el hacha se le escapara de las manos y cayera al suelo… De
pronto notó una especie de vértigo… Raskólnikov extrajo del todo el
hacha, la enarboló con ambas manos, apenas consciente de lo que
hacía, y casi maquinalmente, apenas sin esfuerzo la descargó en la
cabeza por el lado de la pala. Estaba como desfallecido; pero, en
cuanto descargó el hacha, renacieron sus fuerzas. … Entonces
Raskólnikov golpeó una vez más, y otra, siempre en lo alto del
cráneo. Brotó la sangre, como de un vaso volcado, y el cuerpo cayó
de espaldas (Dostoievski: 1965; 152).
1.1 La Modernidad
Es visible que existe un problema radical en la Modernidad que da pauta a
la crítica social y estructural, la cual encierra los problemas internos de
Raskólnikov; como en el particular donde se avergüenza de la situación de
una niña situada en la calle, aparentemente borracha; es allí donde él hace
un acto de conciencia:
¡Qué cosas más vergonzosas ocurren ahora en el mundo, Dios mío! ¡Una
mocosa, y ya anda borracha! La han engañado, está claro. Mire cómo lleva
el vestido… ¡A qué relajamiento hemos llegado! Quizá sea de buena familia
venida a menos… Ahora es frecuente. Por su aspecto parece una
muchachita delicada, una señorita (Dostoievski: 1965; 51)
12
Así que no sólo la apariencia sino el cambio de actitud es lo que hace que
los sujetos juzguen los actos humanos, en la medida que se quieren
mantener unos rasgos sociales que permiten determinar los
comportamientos de acuerdo a “La facultad que existe en el hombre que
define su humanidad: la libertad, cuyas formas civiles y jurídicas garantizan
la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (…) las
culpabilidades morales y sociales” (Margot; 1999:11), Dado que se
manifiestan a través de una no aceptación de actos mundanos, los cuales
se rechazan, por medio de esas formas civiles y morales que hacen que los
seres humanos realicen juicios de valor.
Ahora bien, éstos juicios se obtienen en la medida que se realiza una
ruptura social instaurada por las diferencias de clase, que dictamina las
nociones morales, establecidas por esos prejuicios que devienen de la
naturaleza social; está en sí, el criticar toda acción del otro,
independientemente que sea buena o mala, se permanece pendiente de
todo acto diferente del sujeto, ya que se manifiestan esos juicios de valor a
través de críticas que causan insatisfacción entre los medios y fines.
Aunque en muchas ocasiones Raskólnikov sufre de un desinterés por el
mundo, dado que muestra esa no preocupación por juzgar los actos de los
otros; siente un compromiso ante su sociedad, y ante sí mismo.
Compromiso que encarna como si fuera un salvador.
De esta manera, Raskólnikov adopta una obligación aun mayor de
salvación, cuando escucha a Marmeládov asumiendo esa culpa que hace
obtener una pérdida de valores, implícitos en su diario vivir, ya que éste se
siente avergonzado de sus comportamiento cada vez que se aprovecha de
su hija Sonia, sacándole dinero para satisfacer su vicio (el alcoholismo);
aunque no es un compromiso por compasión, dado que Raskólnikov se da
cuenta que no es por dinero pues Marmeládov mismo lo asevera: “pero no
simplemente es el dinero, sino el no reproche de su hija sabiendo que
13
existe una responsabilidad con ella misma; ¡no les reprochan nada! ¡Y
cuando no reprochan nada, duele más, duele más!” (Dostoievski: 1965; 26).
Ahora bien, la ausencia de solidaridad hace que se sienta un desagrado por
las actividades sociales y culturales, en la medida que no se busca una
salida frente a esas injusticias establecidas por la división de clases,
encontrando un desapego a los problemas de los otros; pero a su vez
encuentra un remordimiento tardío por los actos mismos. Por este motivo,
Marmeládov siente culpa al no valorar lo que hacen por él, pide compasión
pero no es posible, ya que su hija no lo reprocha nada, sólo hace un gran
sacrificio por la felicidad de su padre. Aunque ésta lo condene, con el
simple hecho de darle dinero; se debe tener presente que existe temores y
dolores que la misma vida le ha ocasionado, por eso su trasegar por el
mundo esta abocado a una entrega voluntaria al vicio, el cual le carcome y
consume.
De eso es testigo Raskólnikov, cuando se entera que la familia de
Marmeládov se halla en decadencia, ya que ésta tiene todas las
características de una familia humilde y con dificultades económicas. Así
que no importaba el dolor y los golpes de la esposa, lo que en realidad
importaba era la pertenencia y la condición del ser:
El aire de la habitación era sofocante, pero ella no abría la ventana; de
la escalera subía un olor apestoso, pero la entrada estaba abierta; de
las habitaciones interiores llegaban nubes de humo de tabaco y
Katerina Ivánovna tosía, pero no cerraba la puerta. La niña menor, de
uno seis años, dormía sentada en el suelo, encogida y con la cabeza
apoyada en el sofá. El niño, que tendría un año más que la pequeña,
temblaba y lloraba en un rincón. Probablemente, acababan de pegarle.
La niña mayor de unos nueve años, alta delgada como una cerilla,
llevaba una camisa rota por todas partes, y de los desnudos hombros
le colgaba un viejo abrigo que le había hecho probablemente dos años
14
atrás, porque no le llegaba a las rodillas. De pie en el rincón, abrazaba
al niño por el cuello con su largo brazo seco como un mondadientes.
Sin duda, procuraba tranquilizar a su hermanito, le hablaba en voz baja
al oído y recurría a todos los medios para evitar que volviera a llorar; al
mismo tiempo seguía con mirada temerosa a su madre.
La niña que dormía con la cabeza apoyada en el sofá, se despertó y
rompió a llorar. El pequeño del rincón no pudo resistir más tiempo; se
estremeció, se puso a chillar y se arrojo a los brazos de su hermana
terriblemente asustado, como si fuera a darle un ataque. La niña mayor
temblaba como una hoja de árbol. – ¡Se lo ha bebido! ¡Todo! –
Vociferaba desesperada la pobre mujer-. ¡Y el traje no es el mismo!
¡Están hambrientos! –Dijo, señalando a los niños y retorciéndose las
manos-. ¡Oh vida, tres veces maldita! (Dostoievski; 1965: 30)
Es por esta razón Raskólnikov empieza a reconocer cómo la modernidad
afecta el alejamiento de sus tradiciones. “La destrucción moderna de las
estructuras tradicionales” (Berman; 1988: 12) son guiadas por medio de la
ruptura de diferentes comportamientos éticos y morales enseñados en
casa, y dándose cuenta, que todo está cambiando gracias a la pérdida de
valores, que hacen que los sujetos se comporten como mercancías, las
cuales buscan sólo un estatus social o una supervivencia. De esta manera,
no importa la tradición, lo que importa es la diferencia y el cambio que va
avanzando lentamente en las condiciones decadentes que se presentan en
una familia humilde, la cual personifica la desvalorización de las cosas y de
los sentimientos, permitiéndole a Raskólnikov afirmar su idea.
Lo que se buscaba era una trasformación por medio de un proceso racional,
que identificaba los hechos sociales como parte de un mejoramiento moral
y social de la especie humana, pero lo que en realidad se dio fue un
monstruoso cambio, vacío y enfermizo, nos lo muestra Raskólnikov cada
vez que siente esos deseos de clarificar y establecer su idea de crimen
como salida, ya que aquella recoge los diferentes fundamentos y aspectos
15
que condenan la interpretación de la modernidad, en tanto que estos se
presentan por medio de la totalidad, de lo absoluto, y muestra cómo esa fe
se va acabando gracias a las diferentes condiciones. Dado esto se genera
un proceso ante la ausencia de los valores.
De tal manera que por medio de la negación se construye la producción de
placeres, en tanto se siente ese sentimiento de liberación de su idea, que
satisface intereses egoístas, los cuales se van adquiriendo poco a poco por
medio de lo que se muestra a su alrededor: una decadencia que se
transmite en su entorno. Sin importar el terror de la gente corriente que trata
de recoger los restos diseminados y destrozados de sus vidas, forjando una
voz masiva de los actos del hombre, la cual quiere ser autentica bajo la
fachada de un buen proyecto moderno ya que muestra una incertidumbre
ante el progreso:
la vida moderna tiene una belleza auténtica y distintiva, inseparable; no
obstante de su inherente miseria y ansiedad, de las facturas que tiene que
pagar el hombre moderno un par de páginas más adelante, mientras se
regodea en fulminar a los modernos idiotas que se creen capaces de un
progreso espiritual, se pone repentinamente serio y pasa bruscamente de
la arrogante certidumbre de que la idea moderna del progreso es ilusoria a
una intensa ansiedad ante la posibilidad de que el progreso sea real”
(Berman; 1988: 140)
Prolongando una eliminación de aquellos que intentan adaptarse a la
apertura moderna, la cual busca resignación ante el mismo acto del
hombre, se da una aceptación al problema del capitalismo progresivo, que
arrasa con todo el sistema; en tanto que la idea de progreso se muestra
ilusoria frente a ese proceso real que muestra como y de qué manera se ve
reflejado la desesperanza del hombre moderno.
16
Esta modernidad en la que se encuentra nuestro protagonista devela una
época de transición donde por una parte emerge la ciudad como sinónimo
de vicio, de asfixia y de incertidumbre y de otro lado está la figura de lo
rural, lugar donde todavía se cree en los valores y en la nobleza del
corazón. Sin embargo, lo que vive Raskólnikov es la instrumentalización del
sujeto, la banalidad e incluso el tomar partido de las almas buenas. Así lo
percibe Raskólnikov:
Sonia necesita cosméticos _reflexionó, sonriendo sarcásticamente,
mientras caminaba por la calle _. Este decoro cuesta dinero… ¡Hum!
Sonia también puede encontrarse hoy en bancarrota, pues corre un
riesgo como el que va a la caza de animales de piel fina a la busca de
oro… Así que mañana se quedarían a dos velas sin mi dinero (….) ¡y
se aprovechan! ¡Vaya si se aprovechan! Se han acostumbrado. Al
principio, lloriquearon; pero se han acostumbrado. (Dostoievski;
1965:31)
De alguna manera, el ser humano se adapta a los diferentes cambios y
todo lo conduce a adquirir nuevos hábitos, que en ocasiones construyen
identidades. Ese comportamiento hace que Raskólnikov se enoje o sienta
cierto desprecio por la condición humana, el no poder ayudar o
simplemente el no poder hacer nada, hace parte de la configuración del
capitalismo como estilo o modo de vida.
De ahí que el problema legitima criterios de selección o de valoración que
se van dando frente al proyecto de acción, el cual se va dotando de sentido
gracias a que surge en Raskólnikov una especie de resentimiento consigo
mismo, ya que existe una imposición de hecho: “El resentimiento de
aquellos seres a quienes les está vendada la auténtica reacción; la reacción
de la acción y se desquitan únicamente con una venganza imaginaria”
(Nietzsche; 1984:42). Esto establece una posición de salida, pero aún no
17
toma fuerza la idea de cometer el crimen, en la medida que no existe una
prolongación de la idea, sino que se representa un proceso estructural de la
misma, dando sentido y no forma, ya que ésta hace parte de la inversión de
los valores clásicos que ofrece una visión de hombre, donde el rasgo más
característico se llama transgresión. De manera que:
El motor de la existencia, aquello sin lo cual fenómenos tales como la
guerra, la caza, la religión, el sacrificio, el erotismo o el arte serían
incomprensibles. Ello es lo único que da cuenta de lo que lleva a los
hombres a los límites de sí mismo y les hace experiencias de los
límites, eso hace que el hombre se piense y se reconozca en su
humanidad (Margot: 1999; 157)
La prolongación de ideas estipula un grado de conciencia frente a los
diferentes fenómenos humanos, permitiendo que Raskólnikov obtenga un
nivel de transgresión en cada rasgo social y personal, dando en sí mismo
un valor a cada límite establecido por los otros. Éstos representan la
problemática y la existencia moderna; de dicha forma se puede observar
cómo y de qué manera los diversos problemas modernos hacen parte de él
y a su vez cómo lo van consumiendo dentro de un esquema social que
hace referencia a las diferentes ausencias y ambigüedades de la época,
que considera a la razón como posibilidad de reorganización racional dentro
de un parámetro de vida individual y colectiva. Esto lo podemos ver cada
vez que Raskólnikov siente el sinsentido de las cosas a través de la
posición adquirida por el pensamiento del mundo, dado que éste se
representa por medio de una:
“emancipación progresiva de la razón y de la libertad, emancipación
progresiva del trabajo, enriquecimiento de toda humanidad a través del
proceso de la tecnociencia, mejoramiento social y moral de esta incluso, la
recuperación de la verdadera esencia humana, vía a la revolución
18
proletaria. La idea general es trivial, podemos observar una especie de
decadencia o declinación en el principio del progreso general de la
humanidad” (Margot: 1999; 182)
Es entonces esa crisis irracional lo que hace es que Raskólnikov quiera
recuperar la esencia de su pensamiento, ya que existe una figura moderna
donde premia la razón, por lo tanto Raskólnikov no debe dejarse confundir
ante sus ideas transgresoras que buscan una lucha por construir otra visión
del mundo realizando el intento de darle la vuelta al problema tradicional de
la modernidad, dejando de plantear preguntas y traspasando el sentido de
la conciencia que reconoce el problema por medio de un comportamiento
ético y moral, a través de la conexión de las ideas, las cuales se
representan por medio de la toma de decisiones o de un libre albedrío, que
está guiado a partir de un estado o de un principio moral que conduce al
concepto de liberación.
De ahí que la idea toma más fuerza en la medida que Raskólnikov se da
cuenta que ha perdido un grado de poder frente a su familia, su sociedad,
su conciencia, gracias a ese cambio social que establece una ruptura frente
al proceso de progreso o avance, dado que los seres humanos se ven
atropellados a partir de una búsqueda de opciones o salidas más rápidas de
supervivencia. Por lo tanto, se adopta la más rápida o muchas veces, la
más fácil; y es por esto que Raskólnikov siente una pérdida de poder
principalmente frente a su hermana Dunia cuando se entera de su
compromiso matrimonial, ya que él piensa que éste es para buscar o
adquirir una posición o nuevo estatus, o quizás para ayudarlo a él mismo.
Para Raskólnikov la figura de la madre y de la hermana adquiere un valor
fundamental en su existencia, ellas de alguna manera son el soporte de sus
desventuras y alegrías. Estos tres personajes tienen tal conexión que
19
incluso la madre de nuestro personaje alcanza a percibir algo de la crisis
que invade a Rodia. Por ello en una carta le escribe lo siguiente:
Quiere a tu hermana Dunia, Rodia; quiérela tanto como ella te quiere, y has
de saber que te quiere más que a sí misma. Es un ángel, y tú Rodia, tú lo
eres todo para nosotras: eres nuestra esperanza y nuestro consuelo. Si
eres feliz lo seremos nosotras (…) en el fondo de mi corazón temo que se
haya apoderado también de ti la falta de fe que está de moda, si es así
rezaré por ti (Dostoievski; 1965:42)
Se reafirma que la posición de la madre se representa por medio de su
preocupación ante la pérdida de fe, y la posibilidad de que su Rodia se
pierde en medio de la ciudad, la cual es abrumadora. Sin duda alguna en
estas palabras ya hay algo de profético, pues la idea del crimen ya se ha
apoderado de Raskólnikov.
En la medida que se parte desde el concepto de liberación, que permite
encontrar la vía de la revolución por medio del mejoramiento social y moral,
que está determinado a partir de cambios y detalles que enlazan esos
pequeños pormenores que destruyen al hombre común sumergido en el
régimen moderno, surge el interpretar esos pequeños detalles que
desglosan un enorme bagaje, tanto interior como exterior: “¡los detalles! Lo
más importante son los detalles. Las pequeñas cosas son las que lo echan
todo a perder” (Dostoievski; 1965:11) son las minucias las que permiten que
Raskólnikov tome la iniciativa de cometer el crimen a través de grandes
acontecimientos, que se muestran como principio para él. Son esas cosas
las que nos permiten identificar cómo y cuándo se modifican los hechos; de
la misma manera, que se forman, se destruyen cosas. Es la naturaleza de
los hombres, la que se adapta al sistema y poco a poco llegan al límite
donde logran destruir o destruirse. Gracias a que se afirma la idea nihilista
en la cual se determina como el hombre pierde todo sentido de sí mismo:
20
“el verdadero nihilista no danza, ni ríe, va de aquí para allá sin poder
descansar y sin hacer nada” (Nietzsche; 1935: 100). Esto es lo que le pasa
a Raskólnikov, ya que vive en medio de estados alterados, los cuales se
manifiestan por medio de ideas, una tras otra, construyendo un vacío en su
pensamiento, dándose cuenta que todo a su alrededor se convertía en un
caos, establecido por los hechos o las acciones de los otros hombres,
especialmente los que se encuentran a su alrededor, ya que éstos se
mueven por medio de sus intereses, los cuales buscan el bienestar
individual.
Se genera entonces, un desagrado personal en la medida que Raskólnikov
se vuelve un desconocido para los otros y para sí. Es el estado nihilista el
que forma parte de ese desconocimiento personal, ya que no se establecen
parámetros de búsqueda interior, de esta manera se sufren diferentes
trasformaciones en el comportamiento de Raskólnikov, las cuales
ocasionan que se comporte inadecuadamente frente a los otros, y es por
esto que se ve a la idea, no sólo por su compresión definida, sino por su
sentir.
Lo anterior nos permite establecer una conexión entre el estado nihilista y el
padecimiento de Raskólnikov cuando se ve afectado directamente por su
conocimiento y por sus ideas. Se podría decir que es el cambio que se
sumerge a través de un proceso de pérdida de fe “el nihilismo en su forma
absoluta no era un negativismo total sino una fe fanática en el proceso, un
positivismo radical inspirado en las creencias naturales donde sólo la
verdad importa” (Llinares: 2008: 22) una verdad decadente que se muestra
en el contexto moderno tratado y modificado a conveniencia del mismo
poder, que conlleva a que todas esas clases menos favorecidas intenten
sobrevivir de alguna manera. De esta forma, no es una negación de la
nada, sino al contrario, es una pérdida de fe vista desde el propio proyecto
moderno, que forma parte de las relaciones entre los individuos libres y las
21
instituciones que hacen que estos se sumerjan en un sistema que conlleva
en sí mismo beneficios de ingresos, más no de verdades.
Así se reafirma la condición en que se encuentra Raskólnikov. No es
comprensible cómo y de qué forma su hermana y la hija de Marmeládov
(Sonia) hacen sacrificios por los otros sin pedir nada a cambio:
Se vende por un ser querido divinizado, he aquí la clase de enigma. Se
vende por el hermano, por la madre ¡Lo vende todo! ¡Oh! En casos
semejantes ahogamos nuestro sentido morar. Llevamos al mercado de
ropa, la libertad, el sosiego, hasta la conciencia, todo. ¡Que se hunda
nuestra vida! Nos basta que los seres queridos sean felices (Dostoievski;
1965:46)
Es un estado de conciencia donde se determina cómo el ser humano es
capaz de atarse por los seres queridos, sin importar lo que tengan que dejar
o llegar hacer, para que los otros encuentren su felicidad o su bienestar,
instaurando en ellos un grado de abnegación, el cual siempre está en el
sentido práctico de la costumbre, ya que simplemente las cosas se
acomodan a beneficios de unos y no de todos. Se podría decir que las
ideas de Raskólnikov buscan el cambio radical de la conciencia, gracias a
que no se debe permitir que nadie pase por encima nadie, intentando darle
sentido al proyecto inicial, sin caer en lo tradicional o en un estado
costumbrista.
De esta forma, lo que indaga Raskólnikov son salidas frente a unos
parámetros establecidos por un estado moderno que determinan una
postura frente a la modernidad, liberando a los otros de sus vicios y sus
ataduras a partir de juicios que establecen la idea de Raskólnikov, dado que
se afirma una conciencia a partir de los hechos, que desarrolla la posibilidad
de solución ante su problema no solamente interno sino que se manifiesta a
22
partir de las reacciones externas “en el hombre siempre hay algo que sólo
él mismo puede revelar en un acto libre de autoconciencia y de discurso,
algo que no permite una definición exteriorizarte e indirecta” (Bajtín; 1986:
30).
Es la autoconciencia la que permite que se dé un desenlace a la idea del
crimen, ya que ésta se encuentra implícita en la manera como Raskólnikov
percibe el mundo, el cual condena sus pensamientos e intereses y los
introduce en el deseo de destrucción; sabiendo aún que la ley humana
genera códigos frente a los valores morales, los cuales se aceptan o se
rompen sin importar las consecuencias. Así pues, Rodia percibe que en
ocasiones son premiados los actos injustos a través de excusas sociales
que provenientes de la burocracia, entendida como clase social que solo
se ocupan de su confort sin pensar en las injusticias sociales. Y esto es lo
que le molesta a Raskólnikov, quien reflejaba su disconformidad con el
proyecto moderno que establece ideales morales fallidos, en razón a la
pérdida de valores que determina la crisis social. Por este motivo,
Raskólnikov se ve en la obligación de generar en él un ser capaz de realizar
un cambio a través de la idea, estableciendo un conjunto de principios, los
cuales permiten que el ser sea apto para asumir las más grandes
empresas, una de ellas implica el acto de asesinar. De esta forma,
podemos determinar cómo es la trasformación del ser de Raskólnikov
trasgrediendo su idea misma.
Esa transgresión deviene del poder romper con el sistema moderno,
aprendiendo a soportar ese sufrimiento, a partir del agotamiento con el que
se cuenta, es gracias a ese entorno que contribuyó la modernidad, dando
pauta a los cambios de pensamiento y a la lucha contra ese período
decadente que promueve la salida sin importar las consecuencias. De esta
manera, debe hallarse la forma de superar a los otros y superarse a sí
23
mismo, asumiendo una postura de heroica sin darse cuenta de las
complicaciones que devienen de la solución misma.
1.3 El cambio o trasformación para concluir la idea del crimen
Raskólnikov genera en sí idea tras idea y relaciona todo acto o
acontecimiento, representado en los seres que se encuentran atados de
alguna manera a él, observando que cada uno de éstos tiene propósitos
diferentes y fines abundantes: unos luchan por comodidad otros
simplemente por sobrevivir, pero cada uno adopta una trasformación, de
acuerdo a sus necesidades y habilidades que contribuyen al cambio.
Lo que muestra Raskólnikov es cómo los seres sobrellevan sus cargas y se
acomodan de tal manera que quedan encerrados en ellas, sabiendo que
pueden generar ese ser óptimo que estimula la acción libre y la escisión de
los valores. Esto lo podernos observar a partir de Sonia, hija de
Marmeládov, que sólo con 17 años de edad asume la carga de su familia;
vende su cuerpo y con eso consigue unas cuantas monedas que le ayudan
a lidiar el hambre. No obstante, Sonia critica su quehacer pero sabe que da
una solución inmediata a sus problemas económicos sin importar el rechazo
social. Pese a la condición de prostituta, oficio categóricamente rechazado
por la sociedad, Sonia posee un corazón puro que la hace ser más fuerte
en su entorno. En consecuencia Dostoievski, nos muestra como los seres
humanos en su afán de supervivencia, deben dejar a un lado sus principios
morales para poder lograr sus objetivos.
En términos generales, Raskólnikov no cambia sus valores por
supervivencia, más bien pone a prueba los valores tradicionales con la
intención de subvertirlos pues el mismo se considera un hombre libre. De
esta manera “se da cuenta del querer ser libre y dar a conocer ese sentido
24
de fuerza y voluntad” (Nietzsche; 1935: 253). Es claro que nuestro
protagonista enfrenta luchas constantes, entre el deber y el querer. Sin
embargo el deber en Raskólnikov está fuertemente ligado a tomarse la
justicia por sus propias manos, haciendo un olvido del sistema de justicia
que instaura el estado. Esta posición implica de cierta forma una subversión
de los valores que lo conducen afirmar su querer, el cual debemos decir
construye un sujeto individualista.
En Crimen y Castigo, Raskólnikov atraviesa por varias trasformaciones
espirituales, que encarnan la duda, la incertidumbre y la certeza, frente a la
idea del crimen, dado que afirma la destrucción de unos principios y la
creación de otros; es decir, para Raskólnikov el acto de matar significará un
cambio positivo para su entorno, dado que se generará un cambio que
permite liberar aquellos seres subyugados por los actos de los otros.
Ahora bien, sabiendo que Raskólnikov sufre una carga más grande que la
de muchos, asume la formación estructural de la idea del crimen,
estableciendo una crisis interior pues: “sentía hasta cierto placer
atormentándose, hiriéndose el alma con semejantes preguntas…no se
trataba de cuestiones nuevas y repentinas, sino que eran viejas, remotas y
exigían una solución perentoria. Hacía mucho que había comenzado a
torturarle y le desgarraban” (Dostoievski: 1965; 47). Se puede decir que esa
tortura deviene de la angustia por el ser, por su pensamiento, que germina
a partir de una excitación por todas esas coincidencias, que lo llevaban a
estructurar la idea del crimen; ya que ésta se revela en su mente a través
de ese cansancio existencial que experimenta en la cotidianidad.
En la medida en que Raskólnikov desprende de sí una posición superior a
los otros, dependiente de su conocimiento, la idea del crimen se presenta
con mayor furor; por momentos la narración poética nos muestra que lo que
pretende el personaje es demostrarse a sí mismo que es capaz de matar.
25
“Se había decidido a asesinar a consecuencia de su carácter frívolo y
pusilánime, irritado, además, por las privaciones y los fracasos”
(Dostoievski; 1965: 508). Esa formación permite establecer lo placentero
fuera de la voluntad, que determina la estructura de lo que no se tiene
presente. De tal forma que se siente otro tipo de agrado, no solamente por
las cosas buenas, sino un placer por las ideas macabras y es allí donde
Raskólnikov siente el verdadero sentido de la voluntad.
Ahora bien, en el momento en que Raskólnikov lee la carta de su madre, se
da cuenta que debe actuar ya que ésta da pauta para la ejecución de sus
ideas: “La carta de su madre acababa de fulminarle como un rayo. Estaba
claro; lo que hacía falta en aquellos momentos no era afligirse, ni sufrir
pasivamente, pensando en los problemas eran insolubles, sino hacer algo
cuanto antes, inmediatamente. Costara lo que costara, debía decidirse
hacer lo que fuese” (Dostoievski: 1965; 47). De acuerdo a esta condición,
Raskólnikov busca una forma de liberarse y liberar a los otros, por eso él
necesita encontrar la salida más rápida, no la más fácil. Para Raskólnikov
ha llegado el momento de proponerse un fin, ha llegado el momento de
terminar con la maldad representada en la vieja usurera. Matar significa,
entonces para él la posibilidad de emergencia de una nueva esperanza. De
cierto modo nuestro protagonista se cree un ser superior, posibilitado para
matar y con la voluntad para hacerlo, ya que él se pone a prueba para
lograr su propósito. Pero lo que busca en realidad Raskólnikov es poner en
cuestión las normas por medio de sus actos, por eso adopta una postura de
incomodidad con su entorno, su cotidianidad y el mundo ya que éste
cambia para empeorar y no para mejorar.
Por eso piensa en Sonia repetidas veces, cómo es posible que una niña
tenga que hacer cosas que no debe “¡qué cosas más vergonzosas ocurren
ahora en el mundo!” (Dostoievski: 1965; 51). Es cierto que Raskólnikov
26
critica fuertemente los valores tradicionales; sin embargo, el mismo los
posee; su solidaridad para con Sonia es una muestra de ello.
Cuando se adquiere una postura diferente al resto del mundo, los
pensamientos cambian de rumbo. Las ideas se hacen más fuertes en
Raskólnikov haciendo que éste indague nuevamente, el porqué de sus
deseos y se pregunte como si fuera tan frágil la vida que con sólo los
pensamientos se modificara: “¡Dios mío!-exclamó ¿será posible que coja yo
un hacha y que golpee la cabeza hasta partirle el cráneo? ¿Será posible
que pise la sangre pegajosa, tibia, que haga saltar el candado, que robe y
tiemble, que me esconda, empapado en sangre, con el hacha…? ¡Señor
será posible! ¿Será posible?” (Dostoievski: 1965; 60)
Raskólnikov se da cuenta que sus pensamientos son más claros, ya que
ellos se tornan en sí mismos como una secuencia de hechos, que le
permite actuar; y se prolongan ante el deseo de perversidad que deja ver no
sólo un crimen, sino que a su vez determina la idea misma como
justificación de los deseos de salvación, guiada por medio de sus ideales;
los cuales permite demostrar cómo se encierra en sí mismo la perdida de fe
y moral, que forma parte esencial del acto mismo a cometer.
De esta manera, se podría identificar a Raskólnikov como héroe, en tanto
permita asimilar su papel. “El héroe de Dostoievski no es sólo la palabra
acerca de sí mismo y de su entorno más próximo, sino también la palabra
acerca del mundo, el héroe no es solamente un ser consciente sino
ideólogo.” (Bajtín; 1986: 112). Lo podemos ver por medio del sentimiento
que muestra Raskólnikov no sólo al tomar la decisión de cometer el crimen
sino también en el proceso mismo que conlleva éste, partiendo que no se
comete el crimen por cometerlo, sino que se busca la salida por, su medio.
27
Al ver cómo una persona llega a condenar a los otros, manipulándolos y
utilizándolos como mercancías y como negocio dentro del sistema
moderno, se encierra una imposibilidad frente al cambio; pero Raskólnikov
posibilita la cercanía al cambio ya que sus pensamientos le demuestran
cómo la inteligencia también es un poder, que determina el comportamiento
de los sujetos, generando en ellos, acciones que permiten defender actos
de maldad o crueldad, cometidos contra los otros.
De esta manera, no se genera un juicio contra esos valores morales que se
rompen en el asesinato, porque ya no existen; lo que se muestra es la
posibilidad que se otorga el hombre para manipular y dañar que de alguna
manera conducen a la sociedad moderna a la decadencia.
De tal manera que la sociedad misma se acostumbra a los cambios sin
juzgar los hechos, “si el terror hizo a los dioses como dijo el vate, la
sensibilidad pervertida creó una moral compuesta de venganzas
disfrazadas de justicias, fruto de una voluntad de dominio postulando de
muchos egoísmos engendro de la crueldad, del miedo y de la cobardía
(Nietzsche; 1935: 240). Raskólnikov se entrega a su voluntad perversa, que
en sí misma le trae una vanagloria construida por sus pensamientos, los
cuales permiten que él desarrolle y libere de sí mismo todos esos
postulados, que encadenan un mundo moderno, ese egoísmo instaurado
por los otros; no sería cobardía acabar con el enemigo sin embargo sería
cobardía convivir con él. Todo esto engendra una condena de los mismos
valores morales que ya están perdidos; de esta manera se puede tomar la
justicia por sus propias manos, desarrollando una cadena de razones que
permiten disfrazar u ocultar lo que en realidad no se quiere ver, por ende
sólo se percibe lo que se quiere, no lo que se da en realidad.
Gracias a esa visión de la realidad que tiene Raskólnikov, la moral y los
valores se instrumentalizan pues tal como lo afirma Nietzsche: “la moral así
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concebida es la negación del mundo, es la enemiga rencorosa del mundo,
es un nihilismo… es una descalificación del mundo de los sentidos” (1935:
240). Pues lo que adquiere valor es una mirada de la realidad subjetivista y
fragmentada, por eso nace un nihilismo absoluto en el pensamiento de
Raskólnikov, partiendo de que no existe un mundo bueno, sino una fe
fanática que satisface sus intereses egoístas con el mundo. Por lo tanto, lo
que se percibe son las acciones inútiles a partir de medios lícitos, para
mejorar las cosas, de tal manera que termina sinsentido rencor por su
mundo, en el cual se instaura la decadencia sin salida, cada vez más
sumergida en esos vicios (el dinero, la droga, la miseria, el egoísmo, la
envidia, libertinaje, la enfermedad misma) humanos que poco a poco van
destruyendo la existencia.
Esto permite dar cuenta de cómo un ser crítico de la moral puede actuar de
manera perversa y entregada a sus propios razonamientos. De esta forma
Raskólnikov:
No pensaba en nada, le era totalmente imposible pensar: pero sintió en
todas las fibras de su ser que había perdido la libertad de razonar, la
voluntad, y que todo estaba resuelto de modo definitivo… aunque esperara
durante años y años una ocasión favorable, difícilmente daría un paso más
prometedor para el éxito…. Todo se acababa de dar de modo inesperado
(Dostoievski: 1965; 63).
Las circunstancias conllevan en sí mismo las acciones de Raskólnikov en la
medida en que todo se modifica a través de su idea de cambio y de
salvación, de alguna manera todo se confabula para que Raskólnikov tome
la decisión: matar a una usurera es solo matar un piojo. De esta manera
había algo en su interior que lo guiaba constantemente a cometer el crimen,
por eso lo pensaba una y otra vez encontrando las razones para hacerlo:
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Decenas de familias salvadas de la miseria, de la dispersión, de la ruina,
del vicio, de los hospitales para enfermedades venéreas, y todo ello gracias
al dinero de la vieja, matarla tomar su dinero y consagrarse, luego con él, al
servicio de la humanidad y al bien general…. Por una vida, miles de vidas
salvadas de la podredumbre y de la descomposición. Una muerte y a
cambio cien vidas (Dostoievski: 1965; 65).
Raskólnikov adquiere una posición incompatible con el sistema, que
representa no sólo a un individuo sino a todos aquellos que se creen con
derecho a transgredir las normas, partiendo de una postura de poder que se
toma la justicia por sus propias manos.
De esta manera, podemos darle una justificación a las acciones de
Raskólnikov, a partir de la construcción de la idea del crimen, ya que ésta
surge por medio de unos ideales atados al sentido moderno, buscando la
satisfacción social y personal, a través del crimen, que no es visto como
acto destructor sino como una propuesta o salida a un problema que afecta
la sociedad, la no asistencia de la ley moral en todas las cosas. Esto implica
para Raskólnikov la idea de salvar a la sociedad por medio de la muerte del
otro considerado como un ser dañino. De esta forma se debe tener
presente como nuestra naturaleza animal, vence al hombre llevándolo a
perder la razón y la voluntad.
Ahora bien, lo que busca Raskólnikov no es un acto de maldad, sino un
acto de justicia, con la propia vida que le permita ser superior a otros, y
darse cuenta que a través de su propia voluntad y la crítica de los valores
tradicionales, la vida se adapta a un devenir, llevándolos a obtener un
comportamiento adecuado para su propia justicia.
Diremos entonces que la idea del crimen es concebida por Raskólnikov no
como la salida a sus problemas económicos (idea primigenia), sino como la
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posibilidad de otorgarle un cierto equilibrio al mundo de las injusticias. En él
la idea de matar se convierte paulatinamente en una obsesión, en su
obsesión, a tal punto que sus estados interiores se tornan confusos. Matar
es la solución para Raskólnikov, no importa que con su acto transgreda el
valor fundamental de la modernidad, La dignidad humana.
31
CAPÌTULO II: ACCIONES Y REACCIONES A PARTIR DEL
CRIMEN
2.1 La culpa
El crimen causa en sí mismo un desapego radical de la idea, ya que la
acción, no produjo en Raskólnikov el objetivo idealizado, en cambio lo que
logra son diversas reacciones no previstas, como el tedio, la culpa, el miedo
y la pérdida de poder, que hacen que se genere un desequilibrio interior. De
manera que:
una idea atormentadora y sombría crecía en él, la idea de que se volvía
loco y de que en aquel momento no tenía fuerzas ni para razonar ni para
defenderse; quizás no debía hacer en absoluto lo que estaba haciendo…
¡Dios mío! ¡Hay que huir! ¡Huir!, balbució; y se lanzó hacia el recibidor. Allí
le esperaba algo tan horroroso, que nunca, hasta entonces, había
experimentado nada semejante, ni una sola vez (Dostoievski: 1965; 80).
Es la crisis la que hace que Raskólnikov no sienta una conciencia clara de
sí mismo; en la medida en que hace que en el ser surja un estado de culpa,
que se manifiesta en los prolongados estados febriles, que emergen una
vez cometido el crimen:
¿Pero qué me sucede? ¿Estoy delirando todavía o todo esto es
realidad? Yo creo que es realidad... ¡Ahora me acuerdo de una
cosa! ¡Huir, hay que huir, y cuanto antes...! Pero ¿adónde?
Además ¿dónde está mi ropa? No tengo botas tampoco... Ya sé:
me las han quitado, las han escondido... Pero ahí está mi abrigo.
Sin duda se ha librado de las investigaciones... Y el dinero está
sobre la mesa, afortunadamente... ¡Y el pagaré...! Cogeré el
dinero y me iré a alquilar otra habitación, donde no puedan
encontrarme... Sí, pero ¿y la oficina de empadronamiento? Me
32
descubrirán. Rasumikhine daría conmigo... Es mejor irse lejos,
fuera del país, a América... Desde allí me reiré de ellos... Cogeré
el pagaré: en América me será útil... ¿Qué más me llevaré...?
Creen que estoy enfermo y que no me puedo marchar... ¡Ja, ja,
ja...! He leído en sus ojos que lo saben todo... Lo que me
inquieta es tener que bajar esta escalera... Porque puede estar
vigilada la salida, y entonces me daría de manos a boca con los
agentes... Pero ¿qué hay allí? ¡Caramba, té! ¡Y cerveza, media
botella de cerveza fresca!»
Cogió la botella, que contenía aún un buen vaso de cerveza, y
se la bebió de un trago. Experimentó una sensación deliciosa,
pues el pecho le ardía. Pero un minuto después ya se le había
subido la bebida a la cabeza. Un ligero y no desagradable
estremecimiento le recorrió la espalda. Se echó en el diván y se
cubrió con la colcha. Sus pensamientos, ya confusos e
incoherentes, se enmarañaban cada vez más. Pronto se
apoderó de él una dulce somnolencia (Dostoievski: 1965: 236).
Entendemos, entonces la culpa como un estado en el cual el individuo
siente responsabilidad por las acciones cometidas, sometidas por un
enjuiciamiento moral ante la conciencia. De manera que como dice Jaspers
“las faltas morales son el fundamento de estados de cosas en los que
crecen las culpas” (1998: 55
La culpa se interpreta por medio de la moral grabada con horror en la
memoria del sujeto, por lo tanto no es válida la justificación del acto, en la
medida que existe una ambigüedad ante la moral que conforma el
enfrentamiento de la conciencia de Raskólnikov, con el deber de no matar.
En consecuencia, intenta esconder las consecuencias de la culpa dado que
éstas condenan la trasformación de la conciencia de Raskólnikov y
quebrantan la acción interna que puede conducir a algo nuevo. De tal
33
manera, “la culpa moral surge de la conciencia y con ello el arrepentimiento
y la renovación, se trata de un proceso interno que tiene también
consecuencias reales del mundo” (Jaspers; 1998: 57). Consecuencias que
en el caso de Raskólnikov se trasmiten por medio de la enfermedad, del
delirio, de la incertidumbre, de la preocupación por la condena del juicio de
los otros, (en este caso su familia), que hacen que se forme una
falsificación de la conciencia. Sin embargo, es claro que la culpa se
establece en el interior del individuo, en consecuencia como lo indica
Jaspers: la decisión en el juicio sobre sí mismo, le corresponde únicamente
al individuo, pero en la medida en que nos comunicamos podemos hablar
unos con otros y ayudarnos a encontrar claridad (1998: 81).
Por lo tanto, se podría decir que la crítica del otro no necesariamente ayuda
a encontrar el camino para librarse de la culpa, pero sí puede dar claridad
de los hechos, logrando un juicio de sí mismo, permitiendo en Raskólnikov
la búsqueda de un espacio de arrepentimiento. Sin embargo, surge en él
una impotencia moral que posibilita el fracaso ante la idea de creerse un
ser superior.
Ese fracaso se presenta a través la crisis febril de sus alucinaciones donde
una y otra vez vuelve al crimen y siente que lo han descubierto. Por lo tanto
esta situación y estado de consciencia Raskólnikov refleja una especie de
culpa interior que se vislumbran por medio de la enfermedad y el delirio,
donde éste deja ver sus constantes preocupaciones con las cosas que lo
pueden incriminar. De allí que Razumijin le pregunte no con cierta
ingenuidad:
¿No será que temes por algún secreto? No te preocupes, sobre la condesa
no dijiste ni una sola palabra. De lo que hablaste mucho de un bulldog, de
unos pendientes, de unas cadenitas (…) ¡ah sí! Te mostraste muy
interesado por uno de tus propios calcetines ¡mucho! Lo pedías suplicando
34
(…) E incluso pedías flecos de pantalón. ¡Oh, y como llorabas! Nosotros
bien nos esforzamos. A qué flecos te referías… (Dostoievski: 1965: 122).
Se presentan reacciones por medio de esa enfermedad y ese delirio,
llevando a Raskólnikov a sentir una culpa mayor no por el acto cometido,
sino por la condena de los otros, en tanto que el crimen en sí no es lo que le
transgrede sino el darse cuenta que existe una posibilidad que se le inculpe
a él del crimen.
De esta manera, se podría encontrar una conexión de los hechos y del
sentimiento de Raskólnikov pero ciertamente contrapuestos. El asesinato es
el hecho en el cual antes de su realización sólo provocaba en Raskólnikov
ansiedad en tanto se indagaba una y otra vez por su posibilidad, la cual
desarrolla atracción por culminarlo. Este pensamiento no le producía
estupor, solo fascinación. Sin embargo, una vez realizado el crimen sus
sentimientos empiezan a emerger poniéndolo en evidencia con los otros y
consigo mismo. Una cierta paranoia se apodera de él haciendo que se
sienta observado, señalado.
Esto a su vez se enlaza en un estado emocional más fuerte que lo condena
por medio del sentimiento de culpa, que se desprende de la racionalidad
que impone los patrones y las posibilidades del ser en el mundo; cada vez
que permita conocer la voz de su conciencia, por medio del hecho mismo
que hace parte del sentir la culpa por medio de su estado interior. De allí
que según Heidegger:
El concepto de culpa moral está, por lo demás, incorporado en su concepto
como la idea de ser merecedor de castigo y hasta la de estar en deuda
con… o que incluso lo determinan deduciéndolo de tales ideas. Pero en tal
caso la culpabilidad vuelve a ser introducida en el ámbito del ocuparse
35
como una liquidación de cuentas para satisfacer ciertos derechos
(1993:303).
La culpa se establece como proceso de terminación o eliminación de
hechos que fundan las ideas, en tanto éstas se introducen y se encargar de
generar ese problema interior que va a determinar la culpa en sí misma: lo
podemos demostrar cuando Raskólnikov sufre en sí mismo ese estado de
esquizofrenia ante los otros, él se siente culpable y siente que todos lo
juzgan como culpable dentro de su ser interior. Por lo tanto, el fenómeno de
la culpabilidad funciona en Raskólnikov como si éste sintiera una deuda
ante los otros que determinan su comportamiento y su misma idea de culpa.
Por esta razón se debe ocupar también de ese deber y de esa ley que se
ha violado; ya que la culpa determina el sentido de la falta.
Dado que la comprensión del problema se establece por medio del
comportamiento de Raskólnikov, ya que trasmite la sensación de culpa a
través de sus acciones, en la medida que los sucesos se desenvuelven por
medio de una análisis interior, cada vez que busca a su amigo Razumijin o
cuando se da cuenta de las condiciones y los esfuerzos de Sonia, ya que se
parte de una limitación del ser frente a los otros, dando pauta a que se
genere un estado de angustia, entiéndase este como:
Una disposición afectiva que satisface estas exigencias se pondrán a la
base del análisis del fenómeno de la angustia, la elaboración de esta
disposición afectiva fundamental y la caracterización del fenómeno que
arrancara la caída y delimitara la angustia frente al fenómeno a fin de
miedo (Heidegger; 1993: 204).
Es la posibilidad de sentir frente a la condena de la conciencia ya que ella
se manifiesta por medio de una disposición afectiva que da cuenta del
estado emocional de Raskólnikov que permite identificar cómo y de qué
36
manera se otorga la culpa a través de un comportamiento estructural,
formado por un contexto y unas acciones determinadas. Ya que se toma
como punto de partida el análisis de la caída, la absorción de lo que nos
ocupamos en el mundo, en este caso todas esas preocupaciones que
generaron la idea del crimen en Raskólnikov.
De esta forma, se torna culpable a todo ese resultado originario de la
voluntad y del deseo, que pertenece a una inclinación y a un impulso
manipulable de sus acciones, ya que las interpretaciones de los sucesos
nos muestran cómo Raskólnikov se sumerge en su culpa, de tal manera
que él se siente culpable por el simple hecho de seguir en libertad. Por lo
tanto se genera en él un proceso de responsabilidad de sus actos, y es allí
donde se presenta la culpabilidad:
Ser culpable tiene también la significación del “ser responsable de” es
decir, ser causa o ser autor de algo o también “ser el que provoca” algo, en
este sentido de “tener la culpa” de algo, se puede “ser culpable” sin”
deberle”, algo a otro o hacerse deudor suyo. Y al revés se le puede deber
algo al otro sin ser responsable de ello (Heidegger; 1993: 301)
Las responsabilidades se adquieren a partir de hechos o causas que se
enjuician, ya que el ser humano se siente responsable de sus acciones, se
podría decir que Raskólnikov siente una responsabilidad por ese cambio
social que no se logró; a su vez tiene una carga que se genera a partir de la
muerte de la vieja usurera. De esta manera, las manifestaciones de los
acontecimientos dan cuenta de ese peso interior, que sólo él podría dar a
conocer dado que la culpa determina como deficiencia aquello que debe ser
y puede ser.
Ya que se establece un fundamento por medio del sentido de la culpa, la
cual revela la carga a partir de ese delirio que sufre Raskólnikov:
37
¿Continúo delirando, o vivo la realidad? Me parece que vivo en la
realidad… ¡ahora recuerdo! ¡He de huir cuanto antes, he de huir sin falta!
¡Sin falta! Sí, pero, ¿adónde? Y mi ropa, ¿Dónde está? Faltan las botas. Lo
han recogido todo. ¡Lo han escondido! Está claro. Pero el abrigo está aquí;
se han olvidado de él. El dinero lo han dejado sobre la mesa, ¡menos mal!
También está la letra de cambio… tomaré el dinero y me iré, alquilaré otra
habitación no podrán encontrarme (Dostoievski; 1965:125)
Raskólnikov intenta huir de la culpa huyendo de la ciudad. Sin embargo, lo
que no vislumbra este personaje es que vaya donde vaya la culpa lo
acompañará. La configuración de un espacio nuevo donde vivir no
implicará la eliminación de esta carga, al contrario cada lugar de refugio
traerá consigo nuevos demonios
2.2 El fundamento de la culpa
La culpa radica en ella misma como mecanismo liberador de ese estado de
ánimo, atribuyendo la composición anímica que se desprende de la
descomposición del crimen, ya que éste toma forma y transgrede por medio
de los sucesos posteriores, en tanto, se condicionan las acciones
tradicionales a partir de ese cambio emocional que se adquiere “la idea de
disimular sus fuerzas, de encerrarse en sí mismo, de fingir, si era preciso
que todavía no comprendía bien las cosas y entretanto, escuchar con
atención y enterarse de lo que allí ocurriera. Por otra parte no podía vencer
su repugnancia” (Dostoievski; 1965: 120).
La culpa determina las faltas a partir de la acción realizada, por lo tanto el
no querer llamar la atención era imposible, dado que su propio delirio o
enfermedad demuestra un estado variante de la personalidad, de
Raskólnikov, entrando en un estado irracional de las cosas. Sin embargo,
38
intenta liberar ese peso por medio de un estar fingiendo lo que estaba
sucediendo, aun sabiendo, en el fondo de su ser, que era culpable del
crimen, Raskólnikov se arroga directamente a dar una verdad por medio de
su conciencia, pero se frena cada vez que quiere hacerlo.
Ya que en este estado, “la comprensión común no conoce más que el
cumplimiento o violación de la regla práctica y de la norma pública. Anota
las infracciones contra ésta y busca compensaciones escapándose de su
culpa” (Heidegger; 1993: 306), el querer esconder los hechos lo llevan a
determinar un comportamiento antiético que permite demostrar como los
sujetos ocultan las acciones negativas, ya que le temen directamente al
castigo. Por lo tanto, lo que Raskólnikov ocultaba era la posibilidad de
condena, que determina esa mala conciencia, yacente en los sujetos
modernos.
Por lo tanto, lo que se permite demostrar es cómo Raskólnikov a través de
su idea del crimen genera una huida ante sí mismo, dándole la espalda a
los diferentes acontecimientos, evitando enfrentar ese fenómeno
amenazante que es la justicia, en este caso Zamétov; detective e
investigador del caso de la muerte de las hermanas Ivánovna, ya que
Raskólnikov siente algo extraño cada vez que se acerca a él, de tal manera
que se aparta de él en cada instante, dado que se siente presa de sus
acosos a través de preguntas y es allí donde podemos ver como la
preocupación aparece dentro de una relación con lo prohibido y el castigo.
De tal forma Raskólnikov se siente acosado con las diferentes
manifestaciones que conllevan la amenaza del castigo. Por tal motivo se
establece un estado de angustia que permite ver la inocencia en el acto
cometido, de tal manera que se podría juzgar como inocente, dependiendo
de sus justificaciones, pues las razones posibilitan una causa justa ante los
ojos de Raskólnikov pero en sí, ese temor y esa relación con el castigo
39
hacen que éste se entregue al miedo a partir de sus propias
determinaciones del espíritu.
De esta forma aparece un concepto formal de culpa, en la medida que se
entrega a las acciones para dar pauta a un enjuiciamiento sin pruebas:
El concepto formal del ser culpable en el sentido de haberse hecho
culpable para con otro puede ser determinado de la siguiente manera; ser
fundamento de una deficiencia en la existencia del otro y serlo de tal
manera que este mismo ser fundamento se determine a su vez como
diferente en razón de aquello de lo cual es fundamento esta deficiencialidad
consiste en la falta de cumplimiento respecto de una exigencia hecha al
existente coestar con los otros (Heidegger; 1993: 301).
Por esto, Raskólnikov siente que es uno de los fundamentos de Zamétov
para su investigación, pues permite darle una posibilidad de criminal a partir
disposición inicial que proyecta una imagen, los acontecimientos, un estado
de hechos que condicionan el correspondiente acto que revela en sí su
culpa.
Sin embargo, lo que se quiere mostrar es una exigencia moral, que
permanece en ese sentido humano y social, a partir de hacerse digno de
castigo, pero a su vez designando cómo y de qué manera se manifiesta una
culpa moral establecida por los otros pero impuesta por Raskólnikov: “el
concepto de la culpa moral está, por lo demás cobrar y mantener vigencia
interpretaciones de este fenómeno que incorporan en su concepto de ser
merecedor de castigo y hasta estar en deuda con”(Heidegger; 1993: 302),
en tanto que la culpa hace revelar una distinción entre los hechos y las
causas que posibilitan una deuda con la sociedad, por lo tanto Raskólnikov
siente esa culpa moral, porque se siente deudor ante sus convicciones y
pensamientos, estableciendo en sí esa falla que no se había determinado
en la formulación de la idea del crimen mismo; el sentirse culpable de algo
40
que él determinaría como satisfacción anteriormente y la construcción del
cambio, mas no la elaboración de una culpa o de una ausencia emitida
desde la conciencia misma.
Es una ausencia de algo que determina el proceso de culpa y lleva a
Raskólnikov a sentirse responsable por ese sentimiento “el hacer uso de la
posibilidad de comprenderse mal y desconocerse, viéndose bajo cualquier
otro punto de vista, sino el estar abandonado al estar entregado a sí
mismo”(Heidegger;1993:301), ya que se parte de una posibilidad de
abandono de las causas, que se emiten por medio de los cambios o de las
diferentes indagaciones sobre los otros, no emitidas directamente hacia él,
pero buscando un directo responsable del crimen, ya que lo que se ve
representado es la búsqueda de la verdad que se esconde a los ojos de los
otros, pero se ve reflejado en el interior de Raskólnikov por medio de sus
expresiones que en ocasiones se tornan extrañas tanto para él como para
los demás.
Se podría decir que el sentimiento que tiene Raskólnikov es un sufrimiento
que deviene por los diversos estados de ánimo que debe afrontar una vez
cometido el crimen, formando una impotencia afectiva que permite un
ocultamiento del deseo de sentirse culpable, para sobrellevar en sí una
supervivencia ante los otros, en la medida que no se puede mostrar el
fracaso de su idea, ni tampoco se debe reflejar esa culpa moral que ya hace
parte de él.
Ahora bien, aunque Raskólnikov experimente esa culpa interior, con su
forma de actuar y ser, en el exterior intenta ocultar por todos los medios su
pánico ante la inculpación es así que en medio de una discusión con
Zosímov y Razumijin sobre el crimen, Rodia asume abiertamente su
posición de alguna manera utilitarista frente a la vida aseverando de
manera categórica lo siguiente: “Lleva hasta las últimas consecuencia lo
41
que hace poco estaba encomiando y resultará que se justificara hasta el
asesinato”. (Dostoievski: 1965: 147).
De esta forma, lo que se representa es el traspasar los límites de sus ideas
en tanto éstas permiten identificar cómo y de qué manera las cosas se
deben llevar hasta las últimas consecuencias, teniendo presente su
problema de culpa que se trasmite como una tedio de las cosas, por lo tanto
se siente culpable de no poder solucionar lo que le afecta, en la medida que
se ve reflejada la repulsión por el otro, creando una especie de
aburrimiento, el cual genera la relación que existe entre la nostalgia y la
situación que determinan un aislamiento total con los otros. Dado que el
aburrimiento permite manifestar esa parte afectiva y anímica que refleja el
sentimiento de culpa en Raskólnikov a partir de la interpretación que existe
entre la causa y el efecto, en consecuencia de las cosas externas “lo que
provoca el aburrimiento son las cosas externas, con ello se quiere decir
pesado, monótono, no estimula, no exista, no aporta nada, no tiene nada
que decirnos, no nos incumbe” (Heidegger; 1993; 121). Todas estas cosas
son aclaraciones que permiten generar el aburrimiento, por esto, podemos
ver que muchas de éstas se ven reflejadas en Raskólnikov, la falta de
interés y la búsqueda del alejamiento total de las cosas y de los otros, se
manifiestan a partir de esa sensación afectiva, que permite que el sujeto
expulse todas esas cosas conscientemente; eso deja reflejar el temple de
ánimo que nos muestra el aburrimiento mismo que a su vez se ve visto en
Raskólnikov.
2.3 Consecuencias de la culpa
En tanto que la vivencia de un objeto nos lleva a obtener una conciencia
que se describe, como observaciones de todo aquello que el sujeto, en este
caso Raskólnikov, intenta expulsar mediante el tiempo y los espacios
mismos reflejados en la obra, ya que se desprenden situaciones de
42
recuerdo que hacen que él personaje se sumerja nuevamente en ese
estado de culpa:
La puerta de aquel piso se encontraba abierta (…) aquella circunstancia le
sorprendió. No sabía por qué había imaginado que lo iba a encontrar todo
exactamente como lo dejó entonces quizás hasta con los cadáveres en los
mismos sitios, en el suelo, ¡Qué raro le parecía! Se acercó a la ventana y
se sentó (Dostoievski: 1965: 166)
El poder volver a sentir los hechos, lo lleva a que se desprenda en él una
sensación no de tranquilidad, sino un desprendimiento de la culpa, que lo
conduce a declarar lo que había sucedido días anteriores. Pero, a su vez se
deja ver cómo existe una ausencia de ideales de libertad, en la medida que
se ha perdido esa formación estructural de cambio, ya que existiría una
interpretación intima de los hechos que permiten establecer las
posibilidades de esa pérdida de poder de sí mismo, que estimula la
formación de la culpa.
Cada vez que el sujeto construya una desazón y un aislamiento
determinado por la apelación de la experiencia de la conciencia, en la
medida que este fenómeno da a consecuencia de una develación del sujeto
ya que resultaría extraño una remisión a la idea originaria del fenómeno, “el
crimen” forma parte de esa responsabilidad adquirida a partir de la idea
misma de cometer el asesinato: “Ser responsable puede conjugarse y
determina un comportamiento que nosotros llamamos hacerse culpable, es
decir lesionar un derecho y hacerse merecedor del castigo por tener la
culpa de estar en deuda” (Heidegger; 1993: 301). Este hacerse culpable
determina una posibilidad de hacerse culpable para con otros, dado que se
ve amenazada la existencia del otro por causa propia, de esta forma
podremos ver que Raskólnikov, sabe que su fundamento existencial estaría
43
atado a los otros y que su culpa se determina por el simple co-estar con los
otros.
El comportamiento de Raskólnikov con Zamétov, lo incorporan a la idea de
ser, merecedor de castigo:
Verá usted como yo lo haría. Tomaría el dinero y los objetos y tan pronto
saliera de allí, inmediatamente, sin entrar a ninguna parte, me iría a un
lugar solitario, donde no hubiera más que vallas, un huerto muy poco
concurrido o algo por el estilo. De antemano, habría elegido en ese patio
alguna piedra grande (…) Levantaría la piedra debajo de la que debe haber
un pequeño hoyo, y pondría en él los objetos y el dinero (…) No tocaría
nada durante un año, dos o tres ¡y que buscarían ustedes! Ahí estaba, pero
se escurrió (Dostoievski: 1965: 160).
Esa actitud hace que Raskólnikov introduzca un querer saldar cuentas para
satisfacer ciertos derechos, por lo tanto se ve ahí mismo ese merecer el
castigo, por medio de su sarcasmo o su propia acusación, el que permite
ser radical con su determinación de ser culpable, ya que se busca una
reconciliación consigo mismo, para saldar cuentas con su deuda
establecida ante la sociedad.
De tal manera que el ocuparse por ese saldar cuentas determina una
satisfacción a partir de esa ausencia de algo que puede y debe ser la
deficiencia, del no poder hacer nada por lo que ya está cometido. Pero, en
de la misma forma Raskólnikov busca espacios de tranquilidad para
encontrar su conciencia de los actos:
Sacó la ropa y comenzó a vestirse. ¡Cosa rara! De súbito, se había
quedado completamente tranquilo; había desaparecido el estado de delirio
que le tenía medio loco y el miedo cerval que no le había dejado en últimos
44
días. Era el primer minuto de una extraña y repentina tranquilidad”
(Dostoievski: 1965: 150)
Construyendo una relación con el sacrificio que permite dar espacios de
reconocimiento de culpa para luego entregarse a las consecuencias
mismas, que implican reflexionar sobre su culpa y, a su vez, establecer esa
responsabilidad que se tiene a partir de sus actos. Por este motivo lo que se
busca es volver a ser parte del mundo, para luego darse cuenta que debe
hacer sacrificios, que correspondan al hecho de que haya quedado
establecida la relación real del pecado para lograr saldar su culpa o su
deuda.
De esta forma, el responsable de que se genere esa culpa es aquel que
determina los diferentes comportamientos: “Raskólnikov”, ya que estos
logran lesionar un derecho individual como lo es existir. De tal manera que
se estimula el hacerse merecedor de un castigo aquel que se introduce a
esa liquidación de cuentas para lograr satisfacer ciertos derechos, ya
perdidos en el caso de Raskólnikov, lo podríamos notar en el momento
mismo del asesinato. Es allí donde se emite un sentimiento de ingenuidad
ante el proyecto fallido:
Pero no se puede confiar sin más en el sentimiento remitirse a los
sentimientos es la ingenuidad que esquiva la objetividad de lo que puede
ser sabido y pensado solo después de un examen minucioso y de la
representación de todos los aspectos de la cosa acompañado, dirigidos y
perturbados siempre por sentimientos alcanzados, el verdadero sentimiento
a partir del cual podemos ser capaces de vivir confiadamente (Jaspers;
1998: 52).
Ya que se refleja un producto generador de hastío a partir de los diferentes
tipos de representación que conducen a construir criminales como fuerza
45
vital, en tanto éstos son víctimas de ese desgaste general, que busca
proporcionar una enseñanza en la medida que cada decepción propaga un
querer escapar de todo aquello que se encuentra atado a esa carga o peso
llamado culpa y, en consecuencia, de esto se transmite en ese tedio y esa
enfermedad que experimenta Raskólnikov por el fracaso.
2.4 Actitudes a través de la culpa
A partir de esto se podría decir que Raskólnikov, intenta huir de la realidad
de su pobreza y de ese hastió vital, a través de esas actitudes que emiten
una preocupación, la cual desmiente el remordimiento por el acto cometido.
Sin embargo lo que se desprende es esa preocupación por todas esas
fijaciones que transgreden al sujeto permanentemente. De esta manera, lo
que muestra es una amenaza o un peligro latente a partir de la
vulnerabilidad en que se encuentra Raskólnikov; dado que éste encuentra
en sí mismo un miedo emocional, que se refiere a lo que se propaga en la
duración, de un lapso de tiempo que compone un antes y un después. De
esta manera, se genera una preocupación latente por esa condición
existencial del otro; podríamos decir que Raskólnikov construye un camino
de ansiedad y de preocupación a partir del recuerdo y de las emociones:
¡Era la misma campanilla, el mismo sonido hojalata! Tiro por segunda, por
tercera vez; escuchaba e iba recordando. Comenzaba a recordar cada vez
más clara y viva, la espantosa sensación de antes, terrible y
atormentadora; se estremecía cada vez que tiraba el cordón y cada vez le
resultaba más y más agradable (Dostoievski: 1965: 167).
En este caso se manifiesta un estado de preocupación más latente en la
medida que su comportamiento vuelve a recobrar las sensaciones de
ansiedad que se trasmiten por medio de un reconocimiento de culpa en
tanto que se genera “la relación que es sobre todo entonces él cuando se
46
queja retorna más a menudo y que entonces nos empuja lentamente al
límite de la nostalgia” (Heidegger; 1993; 113). Es esa causalidad que se
refleja a partir de aquellas sensaciones que hacen que se genere en
Raskólnikov un grado de culpa, en tanto éstas se manifiestan a partir de las
diversas acciones que éste mismo produce, dando así largas a la
cuestionabilidad misma, ya que sería una relación de causa- efecto que de
algún modo produce esa desazón y ese sentimiento de sentirse culpable.
El sentirse culpable refleja, la representación de algunas deudas que se
adquieren por medio de los actos, los cuales se asimilan a través de esos
pequeños juicios que se hacen a partir de las acciones; de tal manera que
se busca una justificación de su condena. Por lo tanto, cualquier sujeto, en
este caso Raskólnikov, tendría deudas hasta consigo mismo; por ende, está
ocupado de sus deudas y también de saldarlas. Debido esto, los hechos
mostraran un querer liquidar en totalidad sus deudas con la sociedad y con
él mismo. Partiendo de ese desenlace que muestra el problema de la culpa
por medio de la enfermedad, evidente, encargada de mostrar los diferentes
conflictos internos de Raskólnikov:
¡Basta! Exclamo para sí firme y solemnemente, ¡fuera espejismo, fuera
temores afectados, fuera espectros!… ¡la vida existe! ¿Acaso no acabo de
vivir ahora? ¡Mi vida no murió con la vieja! ¡Qué dios la tenga en los cielos y
basta! ¡Qué buena mujer me deje en paz! Ya es hora ¡Venga, ahora, el
reino de la razón y de la luz y de la voluntad y de la fuerza! ¡Y ya veremos!
Añadió con arrogancia, como si se dirigiera a alguna fuerza oscura y la
desafiara” (Dostoievski; 1965: 182).
Se busca combatir el tedio a sus acciones, desglosando diversas
posibilidades que rompan con esa forma actual de nuestros deseos, que
aparecen por medio de esa moral que castiga el abuso de los sentidos. Por
este motivo, lo que se desprende es una conducta de derrota frente a las
47
diferentes consecuencias que proporcionaron un remordimiento existencial
a causa de su proyecto fallido.
El problema de la culpa radica en el reconocimiento de los juicios y las
proposiciones elaboradas de los hechos, ya que estas proporcionan un
valor moral, y permiten la construcción de preocupaciones ante cuerpos
extraños que arrastran a la conciencia, cada vez que están en juego los
diferentes intereses. De esta manera, se ve una explotación del sentido y
del ser de Raskólnikov, en tanto éste se arroja a la nada, en cada momento
que se da cuenta que sus ideales fracasan y así éste mismo se siente
víctima de su propio invento y es allí donde “El fracaso de la felicidad es
decir el aburrimiento, se debe ante todo a ese pudrirse y apoltronarse el
instante en el intervalo. La contrariedad empieza cuando hacemos el primer
esfuerzo por estabilizar el placer” (Jankélévitch; 1989:73). Claro está que
fracasa por la no permanencia de la felicidad, y del placer en la medida que
no se siente una satisfacción, sino por el contrario se desenlaza una
desdicha de la conciencia, de esta forma se podría decir que el culpable
“Raskólnikov” es demasiado feliz por un instante, mientras se da cuenta que
sufrirá el castigo y llega así una desdicha de conciencia que obedece a los
actos.
El problema consistiría en darse cuenta que se tienen una conciencia moral
que cae solo en una persona, ya que permanece inmóvil ante lo
inesperado, de tal forma que la culpa permanece incomunicada, lo que
permite ver que existe una falta de conciencia y de esta manera, se declara
carente de una conciencia moral, que inocentemente tiene intenciones
frente a la culpa. Es la inconciencia la que hace que Raskólnikov sienta
culpa, no por el daño ocasionado como ya hemos dicho anteriormente, sino
por el no cumplimiento de los objetivos, que toman fuerza más que el
crimen mismo; ya que se tiene mala conciencia y esta proviene de una
conciencia intelectual procedente de nuestra naturaleza. En este sentido
48
Raskólnikov se envuelve como un sujeto sensible, ante las diferentes
sanciones previstas por el mismo, en tanto que estas se van a presentar por
medio de los diferentes razonamientos, equivalentes a las leyes que hacen
alusión a las consecuencias de su falta, y así esas sanciones distribuyen el
dolor o la culpa de los sentidos.
Sin embargo, podríamos decir que es el crimen mismo es el que construye
el suplicio de Raskólnikov al ver su fracaso y el error directamente ante las
leyes morales, se puede decir que los pecados juzgan directamente a la
idea, cada vez que se genera un remordimiento como forma de sanción “el
remordimiento es por tanto, como un verdadero castigo: ya no es, como en
el caso del error, una manera de hablar; y sin embargo el reconocimiento no
es más que la prolongación orgánica, la exaltación interior de la ley violada,
es decir la mala conciencia; pues la ley no es, por así decirlo, más que el
aspecto exotérico de la conciencia; lo mismo que es conciencia en el
interior es objetivamente ley moral siendo esta el anverso de aquella”
(Jankélévitch; 1989:39) de esta manera es el remordimiento el que hace
que surja no solo en Raskólnikov, un sentido que evoca el castigo, en la
medida que la mayoría de los personajes sufren sus culpas o condenas
diferentes, por lo tanto siempre se vive con un sufrimiento gratuito que se
asemeja al sentido moral. Dado que el remordimiento genera un estado de
desesperación, de temor y de lamentación ante los diversos
acontecimientos expuestos en la obra de crimen y castigo.
Podríamos decir, que es el estado de culpa el que genera en Raskólnikov,
una condena o carga, que emite en sí mismo un castigo, en tanto que es la
prolongación de esas preocupaciones, lo que hace que se influencie un
estado moral que proporciona esa tranquilidad o satisfacción interior, en la
medida que no se castiga por medio de leyes jurídicas, sino en cambio se
ve el castigo moral de sí mismo, reconociendo no solo el orden y la
estructura del crimen como causas de tipo psíquico “es producto, como si
49
dijéramos, de numerosas y complejas influencias morales y materiales, de
inquietudes, temores, preocupaciones, de ciertas ideas”(Dostoievski;
1965:199). El problema radica en la apropiación de la culpa como reacción
del propósito fallido en tanto que se acoge una deuda para luego saldarla,
formando una culpa afectiva que se reproduce en nosotros desarrollando en
Raskólnikov la idea de confesión como vía para saldar esas cuentas.
50
CAPÌTULO III: EL PERDÓN
3.1 El Remordimiento y el arrepentimiento para encontrar el perdón
La búsqueda de liberarse, se desprende a partir de un cambio de
emociones presentadas en ese trance que se manifiesta por medio de los
otros, dado que son éstos los que dan cuenta de las diversas circunstancias
que se emiten en el compromiso de Raskólnikov; por lo tanto, lo que él
busca es un perdón por su acto fallido. De tal forma que los diversos
acontecimientos son causa para indagar nuevas ideas de salvación, sin
importar su condena misma. No antes ha de sentir remordimiento, como un
verdadero castigo. Es decir:
El remordimiento es dolor, dolor puro y más aún: dolor en carne y hueso. Si
ésta en una memoria, hay que confesar que ninguna memoria es más total,
más concreta, más „vivida‟ que el remordimiento; ninguna salvo tal vez (si
existe) aquella que los psicólogos llaman memoria afectiva y que también
es un trasporte del pasado, experimentando en toda su plenitud y su
individualidad viva” (Jankélévitch; 1989:47)
En tanto ésta permanece encadenada por la memoria misma, en ese dolor
físico que Raskólnikov sufre a menudo; es esa nostalgia de algo sido; que
se encadena a través de esa pesadilla que oprime poco a poco, y a su vez
aparece el estado de culpa.
Se podría decir que ese remordimiento pertenece al grupo de funciones
mentales que generan un recuerdo, en el cual se mira hacia atrás como si
se esperara algo del pasado, como estados pulsantes del ser, que hacen
que el juicio se conecte con esa emoción moral, adquirida a partir del
51
desarrollo racional de Raskólnikov, dado que determina el comportamiento
con los otros, esto reflejado en sus propias conversaciones, del tipo:
Si fuera usted un criminal de verdad, o si hubiese participado de alguna
manera u otra en este maldito asunto, ¿insistiría, por ventura, en que no ha
hecho eso delirando, sino con plena conciencia de sus actos? ¡Y nada
menos que insistir de ese modo, con tal porfía! ¿Sería posible, sería posible
eso, por ventura? A mi modo de ver, sucedería lo contrario. Sí usted
sintiera sobre sí el peso de alguna culpa, debería usted insistir en lo
contrario. Debería decir que deliraba. ¿No es así? ¿Verdad que es así?
(Dostoievski; 1965:330)
Raskólnikov se siente desgarrado por las palabras dichas anteriormente,
por lo tanto entra en conflicto consigo mismo. Es allí donde se entra en una
desconfianza de su propio comportamiento, buscando consuelo por medio
de sus propias ideas, el criminal no se oculta, se muestra, a través del acto
realizado, no admite condena ante los otros, lo que siente en realidad, es
incertidumbre por los nuevos acontecimientos.
Ya que estos, poco a poco lo van condenando, el pasado hace que se
tenga una percepción del presente, sintiendo rechazo por los
acontecimientos mismos “El pasado del remordimiento no „regresa‟ pues
nunca me ha abandonado, pues nunca ha dejado de estar presente, la idea
fija de la falta cometida es un pasado continuamente presente”
(Jankélévitch; 1987:44) es la incertidumbre ante lo que pueda llegar a
pasar, dado que todo es un proceso donde Raskólnikov, siente una
representación de lo que se forma insoportable para él, de tal manera que
todo aquello que se personifique, lo verá como un objeto inútil impuesto por
la religión, por la estructura, por la moral, por su contexto mismo; ya que en
definitiva cada acto estaría determinado para generar un estado de
arrepentimiento; donde el sujeto se convierte vulnerable a toda acción de
52
los otros, por lo tanto se establece una conducta de derrota frente a ese
remordimiento que nunca se ha alejado de él.
Todo esto es el resultado de los diferentes excesos que hace que
Raskólnikov no se desprenda de su pasado; ya que es la propia moral, y el
abuso de sentidos, lo que dan pauta a los problemas psicológicos, que
determinan al remordimiento cómo consecuencia de la faltas de conciencia,
que se establecen por medio de las preocupaciones y los hechos reales:
¡No permitiré que me torturen!- replicó, como hacía poco, en voz muy baja,
dándose cuenta, con odio y dolor, de que no podía dejar de obedecer la
orden, y, poniéndose aún más furioso a consecuencia de la idea-.
Deténgame, haga un registro en mi casa, pero tenga la bondad de obrar
según lo dispuesto, ateniéndose a la forma, no jugando conmigo. No se
atreva... (Dostoievski; 1965:333)
Raskólnikov se siente atropellado por los abusos de Zamétov, en la medida
que surge en él un estado de arrepentimiento e interés por hallar el perdón,
pero a su manera, ya que a causa de presiones no se podría establecer una
búsqueda de perdón interior. Por este motivo, se podría decir que existe
una explotación del dolor a partir de la contrariedad de sus ideas y de sus
actos; en tanto se sugiere una explicación psicológica que sirva como
mecanismo de defensa ante la falta misma.
Esto sirve como componente en la búsqueda de perdón, dado que los
comportamientos y los pensamientos indican, el querer deshacerse de ese
remordimiento adquirido; a partir de la construcción de la idea del crimen;
ya que este se incorpora a través de un estado de conciencia moral. De tal
manera que se quiere hallar la tranquilidad del ser; en tanto éste incorpore
mecanismos de redención, frente a todos los diferentes momentos en los
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cuales se deba asumir una responsabilidad de borrar la deuda y los
crímenes del pasado.
Por esta causa, podríamos decir que un acontecimiento, determinaría el
momento preciso del perdón, ya que es un proceso que atraviesa los
estados de conversión del ser, en tanto estos estipulan una reconciliación
no sólo con él, o con el otro sino también en forma legal “el perdón
pertenece, en efecto, al ámbito extralegal, extrajurídico de nuestra
existencia; como la equidad y mucho más aún, es una abertura en la moral
vallada, una especie de aureola en torno a la ley estricta” (Jankélévitch;
1999:17). Lo que se plasma es una búsqueda de equidad, ante todo y ante
todos, dado que el crimen no sólo rompe leyes morales, sino también
problemas existenciales y culturales, las cuales desarrollan juicios que
condicionan al ser; de tal manera que ese equilibrio permite saldar cuentas,
y es allí donde nace la preocupación de cómo podría surgir un perdón o una
redención del otro.
Raskólnikov, debe tener en cuenta que el perdón no es gratuito, por lo
tanto, busca las formas para pagar sus deudas de manera pertinente,
construyendo una solución que desplace la falta y genere un
arrepentimiento a través de un cambio de actitud y de comportamiento; lo
cual permite establecer un consuelo de la mala conciencia “Mientras que la
mala conciencia aparece deprimida y hostil a sí misma, el alma contrita
desborda de dulces esperanzas; confiada y afectuosa, ya no tiene que
contemplar sus heridas abiertas: ya tiene una piel nueva y se sabe
perdonada” (Jankélévitch; 1987:82) de esta forma Raskólnikov desplaza la
mala conciencia y permite dar paso, al querer merecer enseguida el perdón,
en la medida que crea emociones; las cuales logran anular o compensar las
faltas, haciendo méritos para alcanzar el perdón. Eliminado esa mala
conciencia que perduraba a Raskólnikov, la cual lo lleva a obtener una
obsesión del crimen del que nadie le hace sospechoso.
54
Es esa relación con las leyes, lo que permite establecer ese remordimiento
como equilibrio entre la desesperación y la reacción de los hechos; ya que
el remordimiento en si mismo, pone de antemano toda acción, para luego
implantar el arrepentimiento dado que el este en sí mismo, es injusto, por lo
tanto opta por el castigo como sanción de los hechos, no como liberación
del ser condenado; ese papel, se deja al concepto del arrepentimiento ya
que da paso a Raskólnikov a querer buscar esa redención absoluta.
3.2 Reconocimiento del perdón
Esa búsqueda de perdón, nos lleva a indagar qué clase de perdón es el que
busca Raskólnikov; se podría decir que éste se representa a través de
todas las escenas de arrepentimiento, conectando la confesión como
mecanismo que desenlazan el comportamiento de Raskólnikov, dirigido
hacia Sonia; pues ella permite representar ese personaje con el cual se
puede sentir ese síntoma de autoacusación o acto de contrición, que da
pauta a ir más allá de las instancias del sujeto, que encierran en sí mismo
los acontecimientos, los cuales pretenden liberar su culpa por medio del
propio castigo. “He ahí un género humano que pretendería acusarse
repentinamente, y públicamente, y espectacularmente, de todos los
crímenes efectivamente cometidos por él mismo contra él mismo” (Derrida:
2003; 9). Los acontecimientos marcan de alguna manera el límite, que se
inclinan ante los diferentes crímenes contra la humanidad, se interroga la
elaboración de su idea y la conclusión de la misma; cada vez que se
concierta la sensación de arrepentimiento, otorgando una idea más clara de
perdón.
Ya que los acontecimientos hacen que la memoria recuerde los actos del
pasado, remontando el remordimiento en el presente, de esta manera se da
cuenta Raskólnikov que debe utilizar su pasado, para liberar ese
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sentimiento de culpa que se refleja en el recuerdo; como sucesión
cronológica de los hechos cometidos, y es allí donde éste entra a indagar y
vanagloriar el comportamiento de los otros, como es el caso de Sonia:
teniendo en cuenta la condición social de usted y las costumbres a que ella
da lugar, es lógico que me haya visto obligado, como si dijéramos, con
horror y hasta contra mi voluntad, a admitir una sospecha, muy cruel, es
cierto, pero justa. Añadió y repito que a pesar de toda mi manifiesta
seguridad, esta acusación lleva en sí cierto riesgo para mí, lo comprendo
(Dostoievski; 1965:375).
Para Raskólnikov, el darse cuenta de las diferentes condiciones que le
pertenecían a Sonia lo hacen sentir ciertos deseos de liberarse a través de
ella con miedo a un juicio, claro está, pero a su vez siente la sensación de
seguridad, que le permite reconocerse a sí mismo como individuo frágil y
débil; dando pauta, al reconocimiento del perdón, como si fuera un destino
que se aplica por medio del otro, en este caso, Sonia.
Pues, el verdadero perdón se desprende de los diferentes acontecimientos,
que se enlazan a partir de una relación personal con el otro, desprendiendo
en sí, la responsabilidad que se tenía con la humanidad misma. Ya que las
dificultades aparentemente insolubles están tentadas a un deber hacer, aun
actuar de forma responsable, según las situaciones y los momentos que le
permite la sociedad, pues se muestra como Raskólnikov anda prevenido en
cada instante, determinando sus propias acciones.
Por eso la búsqueda del perdón, le insinuara a Raskólnikov que debe
alejarse de esa superficialidad que lo ata a la inconsciencia, colocando
argumentos que encierran, el significado moral; pues la conservación de la
perdida de fe, no permitiría que el perdón se justifique; en la medida que la
duración del sufrimiento no beneficia a la purificación de la culpa, pero si se
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determina el tiempo de la vida moral y se justifica las ideas cuantitativas
del pasado, se va absolviendo la culpa; por medio de aquel arrepentimiento
que implica el drama de la vida moral.
Cada vez que Raskólnikov, entrega el recuerdo de la culpa, procura que
ésta sea redimida, envolviéndose nuevamente en esa vida moral; por lo que
éste procura que la voluntad sea parte del proceso de redención; que se
personifica por medio de Sonia, pues ésta pone en marcha la idea de
liberación en Raskólnikov. Por lo tanto, Sonia sería ese símbolo o el
estímulo, que lanza a Raskólnikov a compartir la idea de culpa, ya que esta
última tiene intenciones que conducen a Raskólnikov a confesarle su acto:
Quería matar, Sonia, sin que fuera un caso de conciencia, ¡Quería matar
para mí, para mí solo! No quería mentir ni a mí mismo. No maté por ayudar
a mi madre, ¡eso es absurdo! No maté por convertirme en filántropo, una
vez tuviera en mis manos dinero y poder. ¡Eso es absurdo! Sencillamente
maté. Maté por mí, por mí mismo, y en aquel momento tenía que serme
completamente igual lo que pasaría después (Dostoievski; 1965:399).
Raskólnikov muestra una justificación del acto por medio de sus palabras,
que dan cuenta del crimen como una necesidad que hacia parte de sus
deseos. De esta forma él necesitaba darle valor a esa toma de poder, y
debía comprobar que las razones de sus ideas eran verdaderas; todo esto
se desprende en el instante mismo que iba a cometer el crimen; esta
justificación se le presenta a Sonia; ya que a ella, es a la única que
Raskólnikov le permite que lo juzgue, pero igual sabiendo anteriormente la
posición de él, pues Sonia se asombra por lo que ha escuchado e intenta,
no perder el sentido de la idea.
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Al ver el sufrimiento de Sonia, Raskólnikov entra en un estado de
arrepentimiento con el mismo y asume su culpa a su manera pero no
acepta los concejos de ella directamente:
Pero, ¿Cómo maté? ¿Hay nadie que vaya a matar como fui yo entonces?
Algún día te lo contare ¿Maté a la vieja? ¡Me maté a mí mismo no a ella!
¡De una vez, acabé con migo para siempre…! A la vieja la asesinó el
diablo, no yo…Basta, basta, Sonia, ¡basta! ¡Déjame! -gritó lleno de angustia
- . ¡Déjame! (Dostoievski; 1965:400).
Se obtiene una repentina reacción de Sonia, buscando respuestas o
soluciones que permita demostrar en si el entendimiento, identificando el
sentido moral que hace parte de ella, en la medida que existe un
reconocimiento de la mala conciencia; de esa forma, Sonia genera en
Raskólnikov un acto de contrición, que le permite indagarse por su conducta
momentánea “¿quieres decir que he de ir a presidio, Sonia? ¿He de
denunciarme a mí mismo? – preguntó sobrio. Hay que aceptar el
sufrimiento y, con él, expiar las propias culpas: eso es lo que hace falta”.
(Dostoievski; 1965:400). Nace la idea de liberar las culpas, por medio de
una entrega, que insinúa en sí misma la posibilidad del perdón,
relacionando las intenciones que conducen al pecador a justificar razones
para su absolución; y por este motivo no debe tener una duración el
sufrimiento, se sabe que existe pero no se sabrá cuanto perdure, en la
medida que el perdón es un estado no temporal, simplemente se constituye
por medio de las decisiones que toma el hombre, en este caso Raskólnikov
que busca redimir las culpas.
El querer ser redimido permite buscar a través de Sonia, la esperanza de
poder liberarse de parte de sus torturas, pero a su vez se siente
desgraciado, por compartir su culpa y condenar a otro a que sienta sus
sufrimientos, de cierta forma la redención es compartida “El arrepentimiento
58
es redentor porque es, ante todo, una voluntad activa de
redención”(Jankélévitch; 1999:56) sin importar el acontecimiento
característico de la culpa, que encierra en sí mismo los deseos de no poder
liberarse, intentando desprender, las sensaciones que se establecen por
medio de su discurso, que justifica la lógica del crimen; en tanto se busca
una finalidad establecida por el aspecto de liberación y restablece una
estructura; social, política, psicológica, que se maneja a través de un duelo
emocional que enlaza el concepto de perdón.
De esta forma el condenado “Raskólnikov” ha espiado su crimen, se
manifiesta a través de un desgarramiento, que se condiciona en el
verdadero perdón, de forma temporal, en la medida que nivela la vida
moral; que es sin duda un proceso determinante ante las diferentes
decisiones a tomar, sumergiéndolas en un proceso moral que continua
formando una crisis ante el perdón “ la culpa moral propiamente dicha, la
ofensa no daña más que el amor propio y el interés propio del ofendido, y
por consiguiente, incluso cuando concierne a la justicia, el rencor que la
ofensa suscita en el ofendido tiene siempre un carácter menos egoísta y
pasional”( Jankélévitch; 1999:61) por consiguiente ese daño solo se libera
por medio de la eliminación de la mala conciencia la cual no permite que se
estabilice el reconocimiento del perdón, ya que se relaciona el amor con la
culpa, estableciendo una emoción que traspasa los sentidos y los deseos
pero que a su vez desencadena sufrimiento y soledad.
3.3 La confesión
Sin embargo ese sentimiento lleva a Raskólnikov a realizar su confesión,
sabiendo aun todo lo que adquiría; el perdón en sí mismo es una virtud que
se desprende a través de una disposición, una capacidad que determina al
diferentes actitudes que constituyen el bien para una persona; de esta
forma, se podría estipular que el hecho mismo de la confesión permite
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establecer, ese bien; por lo tanto Raskólnikov confiesa teniendo la idea de
liberar sus culpas, de tal manera que no existe otro al que va dirigido la
búsqueda del perdón; sino que se manifiesta un perdón consigo mismo.
De esta forma el confesar indica quedar al desnudo, frente a un proceso
que se establece como acto de contrición, ya que no importa con quien se
confiese, sino lo que pesa es el sentimiento mismo, que se representa por
medio de la voluntad, sabiendo aun que es para alcanzar un bien propio, sin
importar la condición mental del individuo; identificando que la reacción de
algunos sujetos parten de la no cotidianidad que choca con el pensamiento
individual, por eso ese confesar se interrogaría como mecanismo de
salvación de ideas, en tanto se infiere que “el crimen sólo pudo haberse
ejecutado bajo el efecto de una locura pasajera, o sea de una enfermiza
monomanía de asesinato y robo, sin ulteriores objetivos y cálculos
interesados” (Dostoievski; 1965:508). Es el acto de confesión el que hace
que se estipulen ideas a cerca de un panorama del crimen mismo, pero lo
que en verdad se desprende es la afirmación de un proyecto que se siente
no realizado, mostrando a la condena, como un cumplimiento alejado de su
idea, ya que la opción de confesar indica la reacción del libre albedrio, este
se instaura en un proceso que regula la imagen del individuo ante la
sociedad y de esta forma se proporciona reglas de conducta frente a la
pena que se traspasa, y que a su vez se quiere redimir.
Por medio de la confesión inicial que fue la declaración ante Sonia;
sabiendo aun que este perdón no se daría en un instante de tiempo; por lo
tanto este perduraría hasta el momento en que Raskólnikov se diera cuenta
o valorara el papel del otro en su vida; la ausencia de Sonia ratifica la
ausencia de culpa; en la medida que está renueva y purifica el alma del
personaje “Pensaba en ella. Recordó de qué modo la había torturado
constantemente y le había lacerado el corazón. Recordó su carita pálida,
delgadita, pero esos recuerdos casi no le atormentaban: sabia con qué
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infinito amor la redimiría, entonces de todos los sufrimientos”(Dostoievski;
1965:521) es el amor y el sentimiento del otro el que hace que todos esos
actos de confesión se rediman, logrando encontrar ese perdón que por
años se estuvo buscando, desgarrando pensamientos, conscientemente, se
experimentaban a través del complemento de los dos; elaborando un nuevo
destino que se ignoraba, pero que se asume como una nueva resurrección
que da pauta a una nueva vida; y de esta manera Raskólnikov elimina la
mala conciencia y encuentra ese perdón interno que determina otra etapa y
es la búsqueda de la felicidad.
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CONCLUSIONES
En ocasiones, algunos seres sienten que tienen deseos de realizar
acciones superiores en beneficio de la sociedad, y otros sienten que sirven
para adaptarse y mantenerse sumisos dentro de todas las injusticias del
mundo, dando a conocer una diferencia de pensamiento, el cual se
desarrolla a partir de principios morales y sociales que poco a poco se van
acabando.
De esta forma, puedo decir que este trabajo me permitió dar cuenta, de
cómo por medio de la pérdida de valores se generan juicios, de un sujeto
como Raskólnikov, que equivale a la personificación del sujeto social,
estableciendo, una categoría del papel de los hombres en la sociedad, ya
que este dispone una comprobación de sí mismo a través de postulados
filosóficos; que encierran conflictos sociales y culturales, referentes a una
época; mostrando desde allí, la introducción a la degradación humana,
implícita en las diferentes problemáticas del sujeto moderno.
Demostrando cómo y de qué manera los sujetos permiten obtener una
posición frente a la formulación de una idea, desarrollándola hasta tal punto
que esta, se convierta en un concepto, una acción y proyecto, el cual
determina la indiferencia social, que nos condena a seguir sumergidos,
dentro del sistema, a seguir aceptando la división clases sociales, que
estipulan; diferencias, estatus, vidas, que conforman un desapego por la
sociedad, un nihilismo absoluto que da pauta a la trasfiguración de los
valores, en tanto se asimila la eliminación de muchos, como salvación de
otros.
Es el ideal de un mundo mejor lo que permite personificar a Raskólnikov
como ese héroe que se condena por medio de su acto, desafiante ante las
leyes morales, que poco a poco carga su culpa, como si fuera una cruz a
62
cuestas, demostrando que esa toma de poder; condena, no por un juicio
impuesto por el otro, sino más bien por un juicio interior que se implanta y
consume toda la esencia del ser, demostrando, como las imágenes del
pasado vuelven una tras otra, condenados a ser esclavos de sus propios
actos; lo que muestra Dostoievski es la construcción de un arquetipo, que
es la victima de su época, un ser complejo y humano. Capaz de adquirir un
proceso de culpa, y luego traspasar limites, que logren redimirlo, en la
medida que se obtiene un acto de reconciliación con sí mismo, que
determina, una posición de arrepentimiento, el cual se desprende ese
sentimiento profundo de los sufrimientos, que llevan a este a examinarse y
a justificar su culpa, en tanto ésta depende del no poder cumplir con el
propósito de sus ideas y afirma que toda su condena esta traspasada por
un torpe instinto, que no puede superar, pero a su vez se entrega, sin ser
esto un acto de resignación a la esperanza; descubriendo en otros, el acto
de benevolencia que da a conocer como los hombres cambian, gracias a la
bondad y a la voluntad, desgarrando ese deseo interior de amor, que
redimía todos los sufrimientos, como se redime a un muerto, como en el
evangelio “lázaro levántate y camina”, mostrando un nuevo comienzo;
creería que no solo para un individuo, sino que se trata de mostrar la
reconciliación con el mundo, cada vez que encontramos el equilibrio tanto
social como individual.
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