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por Carlos Montero. Poemas sin rima, versos con ritmo y palabras arrimadas. Facsímil y textos de breves ensayos en verso, con ritmo y sin rima de palabras arrimadas en páginas 34 y 35 de edición del mes de MAYO 2016 de revista académica RELACIONES
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Poemas sin rima, versos con ritmo y palabras arrimadas
DE ESTETICA DE LA DESAPARICION
A UNA RETORICA DE LA AUSENCIA
Y POETICA DEL DESCUBRIMIENTO
por Carlos Montero (*)
www.carlosdanielmontero.simplesite.com
(NOTA A)
"Pero, en el fondo, la dicha más profunda de la percepción,
de ver, consiste en la carencia de eficiencia.
Brota de la mirada larga, que se demora en las cosas sin explotarlas"
("En el enjambre", Byung-Chul Han. Herder, 2014).
Resulté muy espíritu salvaje
en envase de cuarta calidad.
La desaparición es útil para
reparar, aprender y entrenar,
aunque más prefieran agonizar
La retórica de una ausencia
y la estética de desaparecer
se justificará más tarde por
-ejecutar performance mejor,
-cultivar mayores emociones,
-relatar los descubrimientos.
Poder exhibir en el espacio
-la narración del descubrir
-la imagen de enamoramiento
-el resultado del ejercicio
exige invisibilizar tiempos
-para reflexión intelectual
-para resonancia emocional,
-para entrenamiento físico.
Me retiré a superar los tres
-buscando hallar los errores
-buscando aprender técnicas
-intentando aplicar mejoras
No es más posible descubrir
(en sus grandes acepciones,
del encontrar y el revelar)
si estoy el tiempo completo
sometido a los escrutinios,
a mediciones y presentación.
Si expongo sólo ejercicios,
exhibiendo la propia imágen
y textos de valor efímeros.
Si divulgara actos-reflejo
(destellos espectaculares),
mejor que unas reflexiones
(los ensayos especulares).
Si no doy tiempo al retiro,
a la quieta contemplación
y a la calma desesperanza,
Si no me muevo en soledad
buscando labrar mi camino
sin hollar lo tanto arado
seré condenado a opciones,
ya conocidas o existentes,
y quizás sólo autorizadas.
Estética de la desaparición
como definiera Paul Virilio
oculta poética de descubrir
al retiro de metódico dudar.
Encubre superar performances
efecto de ejercitar sostenido
y un obstinado rigor enfocado
a la mejora ontológica común.
Equidad y soñar bien público.
El modelo de humanos futuros
es del inválido con prótesis
entiende el filósofo y autor
de Estética de Desaparición.
Telemedicina en Internet 3.0
llamada de las Cosas o Todo,
harán de sensores la antena
que generen la señal medible
de cada minimo signo vital,
mal que pese, hecho virtual.
Corro ya con la app de Nike,
pautando el ritmo y tiempos,
marcapaso fundido al celular
actualizando pulso y presión
vía smartphone sin solución.
Azúcar, sistólica y hermana,
medidos al mes o cada semana
en verdad es poca referencia
que compara y no es control.
Pero saberla a cada instante,
es garantizar la expectativa,
con ansiedad de TIC nerviosa.
Creer que información realtime
es estar en control del estado
omite que ese momento de medir
registra sólo un punto aislado
Entender pide contexto global,
tanto del proceso y el sistema,
en el que venimos empeñándonos.
No olvidar que ese útil medidor
influye tanto a dicha medición,
como sobre el individuo medido,
si acatas los axiomas cuánticos.
Ante quien me expongo a diario,
no será visible progreso alguno
ni podrá comparar la evolución,
al cabo de ciclo a largo plazo.
Ojalá apreciaras lo intentado,
que sólo sería excusa bastante
para legitimar mi desaparecer.
NOTA B
El silencio como significante
“Sólo si consideráramos la cuestión sin tener en cuenta las frágiles circunstancias vitales de individuos finitos, vulnerables,
decepcionables, y deseosos de felicidad, podríamos decir que la vida buena conduce necesariamente a la buena vida”
(Etica de la Hospitalidad, Daniel Innerarity, Península 2001)
Mis amigos descubrirían cinco décadas después,
lo que mi madre intuyó como cinco décadas antes:
que si hacía silencio algo grave debe estar pasando.
Silencio significativo, ruptura portadora de sentido,
o –de niño- símbolo de que alguna cosa se rompió.
Ya de joven y acaso más maduro, como lo quieran,
quedé con mis respuestas aquellas tan esperando,
ansioso porque algún día llegarían sus preguntas.
A ésta preferí llamarla una Retórica de la Ausencia.
El silencio del mudo y del loro, del sabio y el idiota
son significantes iguales con significados dispares.
Hoy el silencio en reflexión más que un fantasma
me provoca paz, si no algún gozo, más que alegría
Los griegos ahorcan al condenado del árbol infelix
que es aquel que no daba frutos de clase alguna.
Aunque tenga razón el filósofo vasco Innerarity,
de que los que buscamos plasmar una vida buena
no tendremos garantía de gozar de la buena vida.
Sin renegar de la felicidad priorizo la vida con fruto
y aún apostando al amor, no lo deseo sin respeto.
Dragón mordido
"Los recuerdos son como perros abandonados, vagabundos, nos rodean, nos miran, jadean,
aúllan alzando la vista a la luna; querrías ahuyentarlos, pero no se marchan,
te lamen ávidamente la mano, y cuando les das la espalda, te muerden..."
("Yo, otro. Crónica del Cambio". Imre Kertész, Nóbel de Literatura 2002)
Sufría el anti-año del dragón, que vuelve cada docena de calendarios.
Se habían cumplido 42 años de 1964, un año en que no sucedería mucho,
el año en que Borges quedó ciego, pero –peor- le desgarraron el alma.
Este poema me lo regaló un amigo aquella noche en que me abandonaron
y estaba desolado ante un teléfono público a la puerta del zoológico.
Sin golpear a la puerta del cielo me puse a llamar desde las del zoo,
pero la nena de la gran amiga me dejó colgado al tubo agotando fichas.
La noche en que ví MATCH POINT, el film y obra maestra de Woody Allen,
que reflexiona sobre los efectos del azar por una pelotita que roza la red.
La noche en que sin querer dormir fui al boliche de habitúes lésbicas,
para que nadie me moleste y tomar café con torta, pese a tanto azúcar.
La noche en que escribí sobre culpa y responsabilidad en un irish pub
que no tenía café y me dió sex on the beach, cocktail de jugo y vodka
que no emborrachó -como quise por primera vez- aunque al fin tomé dos,
antes que obligaran a irse en la fría noche que duró hasta el mediodía.
Si el artista no prefigura futuro, su calidad radicará en reflejar universales,
que provocarán la empatía con el cantor o el poeta que nos representará.
Con Borges en “1964”, título de su poesía y año en que nací, sucede eso.
I
Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.
II
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.
Jorge Luis Borges, 1964.
- - - - - - - - -
Han pasado diez largos años desde entonces.
Alguna vez yo escribí algo así como que me
prometí llorar, pero hacerlo por felicidad,
aquellas lágrimas que me negué de tristeza.
Tras tanto golpe pasado y cercano, es ahora
Al menos sobreviví a verlo y acaso disfrutar.
RECUADRO C
"Cyborg inadvertido"
La ignorancia es metaléptica: confunde consecuencia con su causa y considera autor a lo creado.
La metalepsis es mano derecha del mito, otra presentación de la metáfora, al decir de Genette,
ese transporte de significados que rueda con sentido por caminos que los griegos llaman método.
El conocimiento es pedestre y desilusionador: vuelve a poner los bueyes antes que a la carreta,
vuelve a ubicar en simultáneo la partida de los estímulos de luz y sonido que llegan diferidos.
Ensayamos que ese trueno es provocado por la centella, apenas porque fue el orden de aparición,
desconociendo que ambos son hijos gestados en la misma bolsa de la putativa madre que los parió.
Pero la realidad es tan compleja -sistémica y no lineal- que cuando oteo mi cruenta radiografía
no sé de qué sea efecto: si de una caída, fractura, prótesis o de la (im)pura evolución humana;
si de la ignorancia o impericia temeraria fuera de zonas de comodidad que causara accidentarme,
o del conocimiento desarrollado por los científicos para colonizar el cuerpo con la tecnología.
Si la tendencia de los medios artificiales que expanden nuestras capacidades es el desaparecer,
hasta invisibilizar al Pirata 2.0 en que nos convertimos sin pata de palo por tornillo inserto,
ni parche por derrame fraguado con láser ocular ni garfio en muñón por cirugía de metacarpiano,
por converger en el cuerpo o camuflarse bajo el forro de la piel, me declaro cyborg inadvertido.
Nota D
No rimará, pero pega
Aseguran que las ideas no se matan.
Es más facil matar a los que las propalan
o devaluar la calidad de la educación.
Al pensador así lo matan de chiquito.
Aseguran que las ideas no se matan.
Simplemente se hace copy / paste.
Se repiten con variantes hasta hartar
haciéndolas un vulgar lugar común.
Aseguran que las ideas no se matan,
que Internet hace a todos un medio.
Así todos escriben. Pocos se enteran.
Y casi nadie lee si no hay imágenes.
Prometiendo sociedad de conocimiento
nos dejan en sociedad de información
debord-ándonos en la del espectáculo
reducida a la sociedad de la emoción.
Es la época del conmover para mover,
del storytelling de pequeñas historias,
de no ensayar en contexto la Historia
o conformarse con públicos-cucaracha.
Agoniza el hambre de aprender y saber
por pobres alimentos con ideas fáciles,
noticias sin relevancia ni jerarquizadas
que alcanza para los pobres, y los ricos.
Pero aun hay reporteros sin fronteras
que miran con amplitud, no su ombligo
que otean con perspectiva qué vendrá
y aprenden lecciones de lo que pasó.
Son casi como médicos sin fronteras,
creen que la información confirmada
no hiere a la sociedad, cuida lo común
y persigue resguardar el bien público.
Somos como los alcohólicos anónimos.
Beodos conocidos con un vicio latente.
Rebelándome ante tanto infotainment
con versos que no riman, pero pegan.
- - - - - - -
(*) Carlos Montero (Montevideo, 1964) es licenciado en Ciencias de la Comunicación, autor de libros de investigación periodística y ensayos, ex corresponsal de agencias internacionales, ganador del Premio Nacional de Periodismo de la Cámara de Diputados (Paraguay, 2001).
Sus crónicas y relatos pueden leerse en www.carlosdanielmontero.simplesite.com