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DE VRIES, Jan. “La Revolución Industriosa: la demanda de consumo” en su: La Revolución Industriosa: consumo y economía doméstica desde 1650 hasta el presente. Barcelona: Crítica, 2009. Rubens Vanderlan Oliveira Santos El fenómeno de la Revolución Industrial es un tema bastante estudiado por la historiografía. Desde la segunda mitad del siglo XX los historiadores, en especial los británicos y estadunidenses, se han preocupado por desarrollar una interpretación que explica cuáles fueron los factores que permitieron el proceso de industrialización europeo. Esa discusión que aún se arrastra hasta hoy, indicando que no hay un consenso entre los especialistas, ha legado a la ciencia histórica una riqueza incontestable. No se puede olvidar que en el rastreo del fenómeno industrial los historiadores perfeccionaron metodologías, como es caso de los métodos cuantitativos y estadísticos, desarrollaron teorías y perspectivas de análisis, como es el caso de la teoría del desarrollo y de la historia mirada desde abajo. Dentro de este universo de conceptos e información que se creó, los trabajos historiográficos estuvieron muy preocupados en establecer fechas, entender las relaciones y condiciones laborales, trazar gráficos con las tasas de crecimientos industriales y, como no podría faltar, analizar las

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DE VRIES, Jan. “La Revolución Industriosa: la demanda de consumo” en su: La

Revolución Industriosa: consumo y economía doméstica desde 1650 hasta el presente.

Barcelona: Crítica, 2009.

Rubens Vanderlan Oliveira

Santos

El fenómeno de la Revolución Industrial es un tema bastante estudiado por la historiografía.

Desde la segunda mitad del siglo XX los historiadores, en especial los británicos y

estadunidenses, se han preocupado por desarrollar una interpretación que explica cuáles

fueron los factores que permitieron el proceso de industrialización europeo. Esa discusión

que aún se arrastra hasta hoy, indicando que no hay un consenso entre los especialistas, ha

legado a la ciencia histórica una riqueza incontestable. No se puede olvidar que en el

rastreo del fenómeno industrial los historiadores perfeccionaron metodologías, como es

caso de los métodos cuantitativos y estadísticos, desarrollaron teorías y perspectivas de

análisis, como es el caso de la teoría del desarrollo y de la historia mirada desde abajo.

Dentro de este universo de conceptos e información que se creó, los trabajos

historiográficos estuvieron muy preocupados en establecer fechas, entender las relaciones y

condiciones laborales, trazar gráficos con las tasas de crecimientos industriales y, como no

podría faltar, analizar las transformaciones tecnológicas y su impacto en la economía y

sociedad. Campo preferido de los historiadores de la economía, hasta el final del milenio

los debates acerca de la Revolución Industrial buscaban responder cuestiones básicas tales

cuales: si este fenómeno significó una ruptura productiva o fue un proceso discontinuo de

crecimiento industrial, así como, si fue una primacía inglesa o algo ocurrido en toda la

Europa noroccidental. Sean cuales sean las inquietudes, sin duda, el crecimiento económico

e industrial fue un asunto casi siempre explicado desde la oferta.

A partir de lo que fue dicho anteriormente, ante la necesidad de pensar la Revolución

Industrial desde un sesgo distinto, reseñare el capítulo cuatro de la obra La Revolución

Industriosa: consumo y economía doméstica desde 1650 hasta el presente. Publicado en

2008 con el título The Industrious Revolution: consumer behavior and the household

economy 1650 to the present y escrito por el historiador holandés Jan de Vries, especialista

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en historia económica de Europa y profesor del Departamento de Historia de la Universidad

de California en Berkeley, este libro explica la industrialización de Europa por medio del

aumento de la demanda y del comportamiento de consumo, concibiendo este proceso como

resultado de alteraciones a largo plazo.

El apartado La Revolución Industriosa: la demanda de consumo es un punto privilegiado

para un acercamiento al planteamiento analítico de Jan De Vries. En este capítulo el autor

se preocupa en explicar lo que él llama Revolución Industriosa a través del examen de las

transformaciones en los patrones de consumo ocurridos en la Europa noroccidental y

Estados Unidos entre la segunda mitad del siglo XVII y del siglo XVIII. Entendiendo la

Revolución Industriosa como un fenómeno de amplia base, caracterizado por

transformaciones en los comportamientos de consumo. Para este historiador la segunda

mitad del siglo XVII fue testigo del paso del usuario como heredero a consumidor, el nuevo

comportamiento de consumo seguido de una nueva organización de la economía de hogar,

generaron las bases para que se proyectara la Revolución Industrial. A partir de estudios

desarrollados por medio del examen de los inventarios post mortem, De Vries asevera que

es posible percibir un avance significativo hacia una mayor abundancia de la cultura

material en la región noroccidental de Europa y de los Estados Unidos. Estos estudios no

son reveladores solamente por su carácter cuantitativo, sino también por las variables

cualitativas. Según el autor en esta región ocurrió un importante cambio en las tendencias

de consumo, donde el confort, la estética, el precio y la fragilidad fueron privilegiadas en

detrimento de los bienes durables.

En su trabajo es posible notar un gran y significativo giro interpretativo. Por ejemplo, en un

sin número de trabajos sobre el crecimiento industrial europeo se apela mucho a los

beneficios y a los impactos que tuvieron las invenciones tecnológicas del siglo XVIII, en

especial las máquinas de hilar, tejer y el uso del algodón. Sin embargo, dentro de la

interpretación de la Revolución Industriosa el auge de la industria textil basada en el

algodón y en la producción mecánica es resultado de un paulatino cambio en las prácticas

de consumo, en este caso, el uso del cuerpo como signos de gusto superior y posición social

fue el gatillo que hizo crecer la demanda de productos textiles entre distintos grupos

sociales. El aumento de la demanda hizo que productores ingeniosos y ambiciosos se

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pusieran a desarrollar formas de optimización en la producción. Igualmente, en otros

sectores como el de los productos domésticos y perecederos, el comercio ultramarino tuvo

un papel importante. La creciente aceptación de productos importados y el crecimiento de

la demanda desencadenaron el interés por la creación de alternativas de producción

internas. En el caso del aumento en la demanda de los licores destilados, el resultado fue el

crecimiento del número de industrias de destilados, igual que, la adopción del tabaco y de

variados utensilios estimuló la búsqueda por la producción de objetos funcionales,

estéticamente agradables y de precio accesible. En la esfera de los consumidores, la

facilidad en la obtención de los bienes materiales fue posibilitada por mecanismos como el

crédito, la difusión del comercio de minoristas y la venta ambulante.

En conclusión, el crecimiento de la demanda, pieza clave del crecimiento industrioso, es

resultado de la experiencia y del contacto que en una escala de larga duración se tradujo en

la consolidación de las prácticas de consumo. El período analizado es testigo del

aparecimiento del capital de consumo.

Para finalizar, insertando el texto de Jan de Vries dentro del campo de discusiones

historiográficas, queda muy claro que la industrialización es una temática todavía muy

abierta a fornecer información, métodos e interpretaciones muy interesantes. En este

sentido, el referido trabajo puede ser tomado como una base, ya sea como parámetro

comparativo o como modelo de análisis, para investigaciones acerca de la industrialización

y de las formas y comportamientos de los consumidores en otras regiones, como por

ejemplo, el proceso de crecimiento de la industria de bienes de consumo en la Ciudad de

México en el período del porfiriato y su relación con él crecimiento demográfico y la

sociedad urbana.