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Displasia fibromuscular. Un artículo de revisión Los autores de esta excelente revisión, del Car- diovascular Institute del Mount Sinai School of Medicine de Nueva York, abordan todo un aba- nico de aspectos de actualización de la displa- sia fibromuscular (DFM): la patogénesis, el diag- nóstico diferencial, la afectación arterial renal, el diagnóstico por imagen, la terapéutica o la afectación de otros territorios vasculares, como por ejemplo del sistema nervioso central. Slovut DP, Olin JW. Fibromuscular dysplasia. N Engl J Med. 2004;350:1862-71. Comentario La DFM es una enfermedad vascular no atero- matosa y no inflamatoria que afecta mayorita- riamente a la arteria renal y a la carótida inter- na, aunque puede presentarse en cualquier otro territorio vascular. La presentación clínica es va- riable: desde ser asintomática hasta debutar con una hipertensión renovascular o simular un cua- dro de vasculitis necrotizante multisistémica, según el segmento arterial afectado, el grado de estenosis o el tipo de DFM. La fibroplasia de la media es el tipo más común. Para explicar su patogenia se han propuesto fac- tores genéticos, mecánicos u hormonales; sin embargo, la causa sigue siendo desconocida. En el diagnóstico diferencial hay que considerar la arteriosclerosis y las vasculitis. La DFM se diferen- cia de la primera en que suele afectar a personas más jóvenes, a menudo de género femenino, con pocos factores de riesgo cardiovascular y en las que la lesión vascular acostumbra a presentarse en segmentos arteriales medios o más distales. A diferencia de las vasculitis, la DFM es por defini- ción no inflamatoria y no se asocia a anemia, trombocitopenia ni a elevación de reactantes de fase aguda. El diagnóstico diferencial puede ser difícil al no disponer de marcadores bioquímicos o de imagen lo suficientemente específicos. Algunas exploraciones de imagen pueden ayudar al diagnóstico y al seguimiento de la localización más común: la DFM renal. La ecografía doppler de las arterias renales puede detectar incrementos de velocidad de flujo en segmentos distales, lo que traduciría estenosis en zonas altamente su- gestivas de DFM, que raramente se afectan por ar- teriosclerosis. Otras exploraciones complementa- rias, como la angiografía, la tomografía computa- rizada, la angiotomografía o la angiorresonancia magnética todavía están insuficientemente eva- luadas para el diagnóstico específico de la DFM. Con relación al tratamiento, debe considerarse la revascularización tanto en los pacientes con hi- pertensión refractaria al tratamiento farmacológi- co como en los que cumplen criterios de isque- mia de parénquima renal. Hay actualmente dos opciones quirúrgicas para el tratamiento de la DFM renal: la angioplastia y la cirugía arterial. La primera mejora el control tensional entre un 30% y un 60% de los casos, aunque fracasa entre un 3% y un 33% de los casos, según las series. No hay estudios que demuestren la superioridad de la angioplastia sobre la revascularización quirúr- gica. Sin embargo, por ser aquélla menos invasi- va, menos costosa y asociada a una menor mor- bididad cuenta con un uso más extendido para el tratamiento inicial de la DFM. La afectación vascular cerebral puede ser asinto- mática o asociada a síntomas inespecíficos, como la cefalea, acúfenos, vértigo o síncopes, o más es- pecíficos compatibles con un accidente cerebro- vascular isquémico, amaurosis fúgax o síndrome de Horner. En algunos casos puede ser susceptible de tratamiento quirúrgico mediante angioplastia, resección, endarterectomía, injerto o dilatación. Otro posible territorio afectado es el de las extre- midades inferiores, en las arterias femoral, poplí- tea o tibioperoneal. En este caso, los pacientes pueden presentar una claudicación intermitente o clínica de microembolización periférica. En resumen, la DFM cuando estenosa las arterias renales es responsable de una hipertensión se- cundaria, habitualmente tributaria de tratamiento quirúrgico o angioplastia, que soluciona el pro- blema en una elevada proporción de casos. Hasta un 50% de los pacientes tienen, además, lesiones en otros territorios vasculares. Evidencias de lesiones subclínicas en arteria carótida y radial en pacientes con displasia fibromuscular de arteria renal El objetivo de este trabajo fue detectar median- te técnicas ecográficas no invasivas de alta reso- 00 Hipertensión 2005;22(5):235-8 235 RESÚMENES

Displasia fibromuscular. Un artículo de revisión

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Displasia fibromuscular. Un artículo de revisión

Los autores de esta excelente revisión, del Car-diovascular Institute del Mount Sinai School ofMedicine de Nueva York, abordan todo un aba-nico de aspectos de actualización de la displa-sia fibromuscular (DFM): la patogénesis, el diag-nóstico diferencial, la afectación arterial renal,el diagnóstico por imagen, la terapéutica o laafectación de otros territorios vasculares, comopor ejemplo del sistema nervioso central.

Slovut DP, Olin JW. Fibromuscular dysplasia. N Engl J Med. 2004;350:1862-71.

Comentario

La DFM es una enfermedad vascular no atero-matosa y no inflamatoria que afecta mayorita-riamente a la arteria renal y a la carótida inter-na, aunque puede presentarse en cualquier otroterritorio vascular. La presentación clínica es va-riable: desde ser asintomática hasta debutar conuna hipertensión renovascular o simular un cua-dro de vasculitis necrotizante multisistémica,según el segmento arterial afectado, el grado deestenosis o el tipo de DFM. La fibroplasia de la media es el tipo más común.Para explicar su patogenia se han propuesto fac-tores genéticos, mecánicos u hormonales; sinembargo, la causa sigue siendo desconocida. En el diagnóstico diferencial hay que considerar laarteriosclerosis y las vasculitis. La DFM se diferen-cia de la primera en que suele afectar a personasmás jóvenes, a menudo de género femenino, conpocos factores de riesgo cardiovascular y en lasque la lesión vascular acostumbra a presentarseen segmentos arteriales medios o más distales. Adiferencia de las vasculitis, la DFM es por defini-ción no inflamatoria y no se asocia a anemia,trombocitopenia ni a elevación de reactantes defase aguda. El diagnóstico diferencial puede serdifícil al no disponer de marcadores bioquímicoso de imagen lo suficientemente específicos.Algunas exploraciones de imagen pueden ayudaral diagnóstico y al seguimiento de la localizaciónmás común: la DFM renal. La ecografía dopplerde las arterias renales puede detectar incrementosde velocidad de flujo en segmentos distales, loque traduciría estenosis en zonas altamente su-gestivas de DFM, que raramente se afectan por ar-

teriosclerosis. Otras exploraciones complementa-rias, como la angiografía, la tomografía computa-rizada, la angiotomografía o la angiorresonanciamagnética todavía están insuficientemente eva-luadas para el diagnóstico específico de la DFM.Con relación al tratamiento, debe considerarse larevascularización tanto en los pacientes con hi-pertensión refractaria al tratamiento farmacológi-co como en los que cumplen criterios de isque-mia de parénquima renal. Hay actualmente dosopciones quirúrgicas para el tratamiento de laDFM renal: la angioplastia y la cirugía arterial. Laprimera mejora el control tensional entre un 30%y un 60% de los casos, aunque fracasa entre un3% y un 33% de los casos, según las series. Nohay estudios que demuestren la superioridad dela angioplastia sobre la revascularización quirúr-gica. Sin embargo, por ser aquélla menos invasi-va, menos costosa y asociada a una menor mor-bididad cuenta con un uso más extendido para eltratamiento inicial de la DFM.La afectación vascular cerebral puede ser asinto-mática o asociada a síntomas inespecíficos, comola cefalea, acúfenos, vértigo o síncopes, o más es-pecíficos compatibles con un accidente cerebro-vascular isquémico, amaurosis fúgax o síndromede Horner. En algunos casos puede ser susceptiblede tratamiento quirúrgico mediante angioplastia,resección, endarterectomía, injerto o dilatación.Otro posible territorio afectado es el de las extre-midades inferiores, en las arterias femoral, poplí-tea o tibioperoneal. En este caso, los pacientespueden presentar una claudicación intermitente oclínica de microembolización periférica.En resumen, la DFM cuando estenosa las arteriasrenales es responsable de una hipertensión se-cundaria, habitualmente tributaria de tratamientoquirúrgico o angioplastia, que soluciona el pro-blema en una elevada proporción de casos.Hasta un 50% de los pacientes tienen, además,lesiones en otros territorios vasculares.

Evidencias de lesiones subclínicasen arteria carótida y radial enpacientes con displasiafibromuscular de arteria renal

El objetivo de este trabajo fue detectar median-te técnicas ecográficas no invasivas de alta reso-

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