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Don Cuaderno (o diario de viaje a las sierras cordobesas)

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Diario de viaje de dos jóvenes a la provincia de Córdoba: sus discusiones, reflexiones, planeamientos y algunas cosillas más.

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  • Don cuaderno

    (o diario de viaje

    a las sierras

    cordobesas)

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  • IYo s que hay gente

    que rechaza la verdad

    y se avergenza

    de esta pura realidad

    Ayer no dorm. No pude. No es insomnio. Me es imposible encontrar comodidad en los micros de

    hoy. Primero que nada, el miedo: estos transportes de dos pisos pueden volcar en cualquier

    momento. Las rutas argentinas son peligrosas; incontables las muertes consecuencia de accidentes

    de trnsito. Soy muy joven para morir! Cmo s si el chofer durmi la cantidad de horas

    necesarias para no ceder al sueo a mitad de la noche? Cmo s que no se tom una cervecita

    antes de la partida, que disminuir considerablemente sus reflejos? Hay que ser realistas: estos

    micros de dos pisos, la mayora de las veces, no llegan a destino satisfactoriamente, sino que se

    quedan decansando plcidos, de costado y al lado de las rutas, mientras la gente, despertada por la

    sacudida y con el oido acariciando el suelo, se lamenta por los muertos, la sangre derramada y,

    finalmente, por la demora en sus vacaciones; solo le queda esperar a la ambulancia y cruzar los

    dedos para que los heridos aguanten la espera. No duermo pensando en que en cualquier instante

    llegar ese auto de frente que, creyendo pasar al lento de adelante, termine ocasionando la gran

    colisin, o a esa vaca o toro, que, cruzando la ruta a mitad de la noche para pastar en campos

    aledaos, ocasione una maniobra que termine en tragedia.

    No es chiste. Lo viv el ao pasado, a las cuatro de la maana en Santiago del Estero. Por suerte,

    el micro accidentado no era en el que yo viajaba, sino uno que parti minutos antes. Dos nios

    muertos y varios heridos fue el saldo. Adems de generar trnsito en la ruta que lleva a las

    provincias del Noroeste.

    Hay una segunda razn por la cual no puedo dormir no tan relacionada con el miedo. El miedo, al

    fin y al cabo, no es ms que miedo: hay que intentar desoirlo cuando se vuelve excesivo y repetitivo

    y cuando supera la capacidad de accin de uno: es decir, la nica forma de hacerle caso a mi miedo

    al accidente sera bajarme del micro y no viajar, o viajar en avin, que tambin me dara algo de

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  • miedo. Quiero hacer el viaje, entonces no queda otra. Si te gusta el durazno, bancate la pelusa e

    ignor tu miedo. Bilbo y Frodo tuvieron que aprender esto de la peor manera. La segunda razn por

    la cual no dorm son los asientos semi-cama. Nombre irritante de por s, ni son cama, ni semi, ni

    parecen: son asientos reclinables a 35 grados, con una estructura poco saludable para cualquier

    espalda y un apoyabrazos molesto para cualquier postura.

    La tercera razn que me impidi el sueo fue la mquina de aire acondicionado. Los micros de

    hoy tienen ventanillas fijas: no se pueden abrir. Pero tienen un aire infernal, polar, cuyo ruido

    excede en volumen e irritacin al del motor de un auto o moto. Estando abajo y atrs, tena la

    mquina al lado y lo ms irritante del asunto es que cuando parece que se detendr, que su motor

    respirar un rato de tanto trabajo, poco antes de que uno pueda sentir a gusto el silencio y descansar

    de semejante barullo, enseguida retoma su trabajo con mucha ms fuerza aun para la desgracia de

    los viajeros que intentan pegar un mnimo ojo y particularmente para la ma que no pude dormir en

    toda la noche. Y si el ruido es irritante, imaginarse la temperatura dentro del micro que simula un

    freezer para nosotros los transentes-carne a ser conservada hasta llegar al prximo destino.

    Siempre me olvido de llevar abrigo para el micro, siempre me olvidar. Ayer me olvid y pas fro

    en uno de los das mas calurosos del verano.

    Y por si la incomodidad de los semi-cama, el miedo a la muerte lenta por desangramiento tras un

    accidente o vuelco del transporte y el riudo infernal y fro de congelador del aire acondicionado

    parecieran poco, a todo esto se suma un problema personal y muscular en mi omplato derecho que

    no me permite dormir siquiera en la cama, con la comodidad, el silencio y la temperatura moderada

    del catre, menos me iba a dejar dormir en la situacin del micro de ayer. Un dolor agudo entre el

    hombro y el cuello que hace a mis msculos tentarse como cuerdas de guitarra y me torturan hasta

    dejarme exhausto. Problema que aprend a moderar con un leve auto-masajeo de ndice, medio y

    pulgar en la zona. Normalmente me calma; anoche fue en vano.

    Salimos con un amigo de Buenos Aires a las 21.30 horas; nos sirvieron una cena que consisti en

    un caldo, dos snguches, un vaso de gaseosa de pomelo y un pastelito seco. Nos pasaron una

    pelcula mala, popular, espaola; trataba de ladrones, empresarios, policas corruptos y banqueros

    vengativos: la vida misma.

    -Me parece que voy a dejar los puchos industriales en este viaje. Solo voy a fumar tabaco

    armado. Cuando lleguemos, haceme acordar que compre tabaco y sedas. Vos trajiste porro? -me

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  • preguntaba Don el Pelado, cuando terminaba la pelcula espaola.

    -No. Viste que yo no soy de fumar mucho. Fumo, pero tampoco para pegar especialmente para

    este viaje. Solo cuando me convidan; espero que alguien nos convide. Viste que con el pucho hago

    igual. Fumo cuando me convidan. Soy lo que se dice un fumador social.

    -Para m, sos lo que se dice un manguero. Yo te digo la verdad, no hay nada que me moleste ms

    que que me pidas puchos todo el tiempo.

    -Bueno pero no te enojes. Hagamos una cosa. Compramos el tabaco a medias y lo fumamos a

    medias, as no te enojs.

    -Dale. Viste que yo no fumo ms porro?

    -S, me d cuenta. Hace bastante ya. Raro de tu parte, en el colegio eras el ms fumanchero.

    -Cierto. En la secundaria me la pasaba todo el da re loco en mi cuarto, escuchando Viejas locas,

    los Ratones paranoicos y los Stones.

    -Yo prob porro con vos, te acords? En el bulo.

    -S. Casi te rompo el tele de tu casa ese da, no?

    -Qu hijo de puta, ahora me acuerdo. Se dice la tele.

    -Menos mal que cay arriba de ese cuadro y dejame decirle como yo quiero: el tele.

    -S... rompiste el cuadro, chabn; no era barato.

    -Bueh, pero ms barato que el tele...

    -Esa fue la primera vez que fum. Me acuerdo que te vea y flasheaba que eras Manuel Belgrano.

    Pensaba: casi me rompe la tele un procer de la Patria.

    Mi compaero de viaje, Don el Pelado, palm antes de que trajeran la cena. Me agradeci que lo

    despertase para comer, mastic, degluti y volvi a su maravilloso mundo de los sueos. Yo, algo

    habr dormido: treinta, cuarenta minutos. Despert a las 2.03 a.m. Tena un reloj gigante, digital,

    excesivamente lumnico y titilante enfrente de mi cara, cosa que me ayud a no pegar un ojo. A las

    tres de la maana, con el dolor de cuello en su punto de mximo esplendor, me resign directamente

    al sueo. No dormira hasta el otro da. Me dej llevar por el ro de los pensamientos vanos. Trat de

    recordar intilmente tangos de Gardel. Observ mi alrededor. A la izquierda, dos monjas

    dormitaban. Adelante, dos adolescentes que haban estado jugando y riendo de la forma ms odiosa

    hasta la pelcula, lograron caer en las garras del mago de los sueos. A mi derecha, Don el Pelado,

    solo exista fsicamente: su conciencia volaba por su onrico universo paralelo. A mi diagonal

    izquierda adelante, un seor se retorca y cambiaba de lugar constantemente al igual que yo. No

    estaba solo por suerte. Hay que pasar esos momentos de nada. No hay luz, no hay sonido. La

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  • mquina de aire acondicionado ensordece todo, poca vida humana, nada que hacer, solo esperar que

    pase el tiempo lento y cabrero, mientras el bus surca rutas provinciales.

    Pens en mi vida, en mis proyectos. Tarea para el ao que viene: conseguir trabajo y novia. Pens

    en el viaje; en sus objetivos: descansar de la agotadora vida urbana de Buenos Aires, conocer la

    provincia de Crdoba y, si se da, alguna cordobesa en lo posible, o cualquier mina que sea linda y

    practique la felatio. La idea es pasar primero por los lugares ms tranquilos como San Marcos

    Sierra y Mina Clavero o el Nono. Descansar y conocer el valle y las sierras cordobesas, tierra a la

    cual el gran Atahualpa Yupanqui dedic hermosas tonadas como Sierra colorada. Acampar y

    disfrutar del paisaje, conocer ese inmenso valle de Tras la sierra donde Luca Prodn se refugi de la

    herona a principios de los aos ochenta produciendo magistrales grabaciones. Cuando mi

    compaero despert seguimos nuestra charla del da anterior:

    -Che y probaste merca alguna vez?

    -No, ni ah. No s si quiero probar algn da. Me resulta peligrosa, me da un poco de miedito la

    falopa. Yo, con lo que le pas a Maradona, tengo mucha precaucin. Estuvo varias veces por

    morirse el Diegote.

    -Bueh, pero el Diego es el Diego... se le perdona todo. Adems, tomar merca no quiere decir ser

    adicto.

    -S, se le perdona todo... pero tiene todos los problemas el chabn.

    -Todos los problemas e hijos en todo el mundo.

    -Vos , segus tomando?

    -Yo ya no tomo ms por suerte. Tuve una poca de durazno, durazno. Tomaba da por medio. Me

    pintaba la oscuridad. Es muy oscura la merca, te pone as... lgubre, tenebroso. Te sents Dios, pero

    tambin te pone re agresivo. Espero no volver a tomar, aunque quin te dice, viste? Una vez,

    estaba re duro y choqu un auto.

    -S, me acuerdo, un auto estacionado. Y vos tambin estabas estacionado. Pero no eso no fue por

    la falopa.

    -Ah no, y por qu fue?

    -Porque sos un nabo.

    -Callate, gil.

    -Adems tengo varios amigos que se metieron en esa y terminaron en rehabilitacin. Mucha

    gente termina mal.

    -Che y el pucho lo penss dejar?

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  • -Algn da, tal vez... Algn da...

    Llegamos a Crdoooba capiiiiital (como diran sus mismos habitantes con ese musical acento)

    siete de la maana, antes de la salida del sol. Enseguida sacamos pasajes a San Marcos para las

    nueve y esperamos en la terminal. Don el Pelado se tir a dormir un rato ms (como si no hubiera

    dormido en toda la noche) en la terminal, hasta que unos empleados lo despertaron y le advirtieron

    que no poda. No quiero decir que odio, pero s envidio con toda el alma a esa gente que no tiene

    problemas para dormirse en cualquier lugar y posicin, a cualquier hora, y no se despierta por nada,

    aun si la tierra, en terremoto, se est abriendo abajo. Mientras esperbamos el bus a San Marcos,

    hablamos de las cordobesas; habamos visto pasar tres mujeres hermosas por la estacin.

    -Qu buenas que estn las cordobesas -dijo Don El Pelado siguiendo con la mirada las

    retaguardias de las jovencitas que pasaron cerca nuestro.

    -Posta, che, re lindas como ellas solas; las cordobesas y las rosarinas... y bueh, por supuesto que

    las porteas no se quedan nada atrs tampoco.

    -Cierto; no tenemos nada que envidiarle a esta provincia; las catamarqueas estn muy buenas

    tambin, eh... pero ahora estamos ac, disfrutemos del paisaje de esta hermosa tierra -me explicaba

    prendiendo un pucho y relojeando una muchacha de calzas, morocha y remera corta que pasaba

    cerca nuestro en la central.

    -En realidad, todas son igual de lindas, las mujeres. Lo que cambia, y no es nada despreciable,

    son las tonadas y la tonadita cordobesa me parece tan musical... tan ertica, como la espaola: 'oye

    guapo, follame con tu polla' -dije imitando el acento espaol Che guaso, vamo a ver a la Mona

    tomar fernet y darnos unos besitos?

    -S. Pero bueh, yo te lo digo por experiencia, las cordobesas son divinas. Qu ganas de irme a la

    mierda de ac; hace un calor!

    -En un rato viene el micro, sigamos disfrutando las chicas que pasan. Che voy a aprovechar para

    comprar yerba y un mate que nos re colgamos de traer. Ahora vengo.

    Antes de volver a subir al prximo micro, consegu un paquete de yerba y agua caliente a dos

    pesos con cincuenta! Cmo te curran con el agua caliente! Por suerte subimos al micro mateando.

    Disfrutamos de tres cosas en este viaje: del mate con bizcochitos agridulces, de la vista de algunos

    pueblos como Villa Carlos Paz, Cosqun, la plaza Prspero Molina, la Cumbre, Capilla del monte y

    nos regodeamos con el hermoso paisaje que ofrece la provincia: las sierras verdes, los ros, el

    magestuoso cielo de un celeste puro y las pocas nubes que lo adornaban. Por ltimo escuchamos en

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  • la radio del micro la historia de un joven de barrio que mat a tiros a un vecino por el simple hecho

    de robarle y ponerse su gorra, un cercano encuentro con la realidad.

    Legamos a San Marcos sierra. Descansamos un rato en la plaza. Discutimos qu hacer, a qu

    camping ir, dnde comer. Saludamos a una jovencita que nos quiso vender velas para la noche. San

    Marcos se ve bien. Tranquilo, no muy populoso, su plaza de tierra irradia algo de nostalgia. Sus

    bares de enfrente, alegra. Su ro fresco para un da caluroso como hoy, nos rejuveneci.

    Don el Pelado trajo El lobo estepario de Hermann Hesse. Ha estado deslumbrado por Sidarttha,

    ultimamente. Cuando abri su mochila para sacar el libro, se le cayeron unos veinte preservativos.

    -Un par de forros te trajiste; espero que los usemos todos los dos.

    -Eso son gay. Yo pienso coger solo si pinta muy bien, nada ms. Solo si tenemos una re fiesta,

    ah s, pero no s muy bien. No engaara a mi novia as como as.

    -Cmo sera una re fiesta?

    -Ya lo veremos -deca don el Pelado mirando al horizonte hacindose el misterioso- cuanto antes

    pasemos por Crdoba capital, mejor. La fiesta tiene que ser el objetivo nuestro viaje. La razn de

    nuestras vidas.

    -Contame, qu no podra faltar en una re fiesta?, porque no s bien a qu refers. Algo as

    como un bar-mitzv? Una fiesta de egresados? Un casamiento?

    -No s... una re fiesta... alcohol, mujeres desnudas, puchos... el ro... bueh, si hace mucho fro,

    no. Un boliche, merca... putas, qu se yo?

    -Yo no quiero ir de putas. No me gusta pagar por sexo. Ni merca, tampoco, no tengo mucha

    plata.

    -Bueno, no importa. Por favor, no empieces a negarte a todo. Tratemos de ir a Crdoba capital

    que est bueno, despus vemos. Adems estamos en carpa y me da bastante paja.

    -A dnde quers ir? A un hotel?

    -S, no s. Tratemos de estar en Crdoba unos cinco, seis das. Despus vemos...

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  • II

    Al ritmo nuestro

    no lo van a sepultar,

    porque es muy puro,

    tiene estilo natural

    Don el Pelado es tipo cambiante. Cuando viaj, tenamos la idea de pasar una semana en la ciudad

    capital de Crdoba. El ao pasado l par unos das all y, debido al ambiente festivo del lugar y el

    tiempo, se qued con ganas de volver. Hasta hoy discutimos varias veces cunto tiempo estaremos

    en aquella legendaria ciudad, donde se fund la primera Universidad argentina, donde se realizaron

    los primeros levantamientos estudiantiles, donde, en el ao 69, las protestas de obreros y estudiantes

    mantuvieron en vilo al pas unos das. Yo prefiero la vida campestre, conocer y recorrer pueblos,

    ms que centros urbanos; Don el Pelado, al parecer vino con una idea ms parrandera.

    Cuando llegamos a San Marcos Sierra, tras hora y media de descanso en la plaza central, mi

    compaero afirm:

    -Yo ac me quedara unos cinco das, pero bueno, vamos viendo. Est tranquilo el lugar, pero

    acordate que tambin quiero algo de joda, viste? Yo en el fondo soy bastante rata de ciudad y este

    pueblito puede llegar a ser bastante aburrido. Quedmonos unos tres, cuatro das, y vamos viendo

    qu hacemos..

    -Puede ser. Quedmonos unos das. Despus de todo, vinimos a descansar no? Yo tambin

    quiero joda, pero la podemos encontrar en Buenos Aires. Seamos sinceros, en Buenos Aires nos la

    pasamos de joda. Adems, qu onda, no ests de novio vos?

    -S... ms o menos... en realidad, como que quedamos en tomarnos un tiempo. Bah, ella se va de

    vacaciones a la costa con sus amigas, para m que me va a re meter los cuernos.

    -No tiene por qu.

    -Pero, bueno, si se da el caso, ya fue. Viste que dicen que cuando sos viejo te arrepents ms de

    lo que no hiciste que de lo que hiciste. Si se da, se da.

    -Obvio, si encontramos la re fiesta, vemos.

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  • -Adems no sabs lo que me pas!, un da antes de salir, estaba con ella armando el bolso en la

    pieza, y de repente se caen del bolsillo los forros. Ella los vio. La cara que puso! Yo no saba dnde

    meterme.

    -Pero entonces ests re de novio, chabn. Yo que vos, no la cagara. Vamos a hacer unas

    vacaciones tranquilas. Ya fue la fiesta. Adems, no te enojes, pero es linda tu novia, yo no la

    engaara. Vos la quers no?

    -S. Puede ser. Bueh, yo qu s. Si pinta algo, vemos.

    -Y qu pas con los forros?

    -Nada. Los guard, me hice el boludo, le dije que eran para vos. Ella dijo algo como que ni se

    me ocurra; que si se enteraba de algo, estaba todo mal. Pero no s. Igual, espero que te los pueda

    prestar.

    -S, yo tambin.

    Esa misma noche, inspeccionado el pueblo (muy hippie, segn mi compaero), nos hicimos

    amigos de unos viajantes artesanos que gustaron de nuestras zapadas guitarreras. El camping del

    pueblo es tranquilo, no est lleno ni vaco. No encontramos la cantidad de mujeres hermosas que

    hubiramos querido, pero s, cada tanto, vimos pasar alguna. Concluimos que esa re fiesta, de la que

    habla don el Pelado, esa que buscamos desde que nuestros cuerpos entran en la pubertad, esa que

    deseamos desde que la publicidad y los canales internacionales de televisin nos bombardean con

    imgenes orgisticas, coloridas, de alcohol, drogas y mujeres que nos persiguen; digo, esa fiesta,

    que tanto buscamos, no est ac.

    -No est ac la re fiesta que buscamos -concluy Don el Pelado, anoche-. No parece haber

    mucha joda en este pueblo. Hagamos una cosa: maana vamos al ro; si no nos gusta, a la tarde nos

    tomamos el palo.

    -Ya te quers ir? Quedmonos un par de das ms. As descansamos un poco. Est lindo este

    pueblo; quizs no haya mucha joda pero tiene como una energa especial.

    -S... Hippie.

    -Y qu tens contra los hippies?

    -No, contra los hippies, nada. Pero el pueblito est como vaco, me entends?

    -S.

    -Yo te dije que yo soy medio rata de ciudad, te acords?

    -S.

    -Nada... eso...

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  • -Bueno, igual, quedmosnos unos das ms.

    Don el Pelado me miraba con furia.

    -Si en este viaje no nos agarramos a pias, es de casualidad noms.

    San Marcos es un pueblo hippie. Dicen que cuando la dictadura, mucha gente escap de la ciudad

    llena de violencia hacia dos puntos escogidos por los ms hippies: San Marcos Sierra, ac en

    Crdoba y El Bolsn, en Ro Negro. Segn pude averiguar, aqu se cosecha buena miel y tomates.

    El ro que lo atraviesa est algo seco porque los mismos chacareros y cultivadores bombardean las

    nubes para que no granice y no arruine la cosecha, pero esto produce sequas. El humano se cree

    capaz de gobernar la naturaleza. La pacha tomar revancha, ilusos, y la venganza ser terrible!

    Tambin nos comentaron de unos campins subiendo el ro, a unos cinco kilmetros. Las tres piletas,

    El viejo. Pensamos visitarlos maana. No tenemos auto. Haremos dedo. Desenos, lector/a, amigo/a

    buena suerte.

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  • III

    Y defendemos con

    orgullo y mucho amor

    aquella herencia que

    mi Crdoba me dio

    Pude convencer a mi querido compaero de quedarnos, al menos, un da ms en este tranquilo

    pueblo, al Norte de la capital cordobesa. Nos quedaremos menos tiempo en Crdoba capital.

    Pensbamos, antes de partir, al planificar el viaje, pasar una semana en la ciudad. Antes de subir al

    micro, habamos quedado en no pasar ms de cinco das; ayer, le coment a mi compaero que para

    cumplir con el itinerario planeado, debamos estar cuatro; hace un rato me dijo: En Crdoba capital

    no pienso estar ms de tres das. Todava me pregunto si podremos conocerla. No es que me

    moleste el cambio repentino y la disminucin de das, pero me gustara viajar con alguien ms

    estructurado, con alguien que planee y mantenga su plan, porque yo soy completamente lo

    contrario. No planeo; no pienso en los lugares ni en el tiempo. Soy catlico... digo, catico. No

    pienso en el futuro.

    La parte media de Argentina es una mezcla entre el arriba y el abajo. El cocinero de las regiones de

    nuestro hermoso pas prepar un plato principal fuerte y desrtico al Norte: su calor, su sequedad,

    su fauna de llamas y guanacos, de cndores y caranchos, y una flora atractiva de cactus y mistones,

    con su cultura incaica, andina, Jujuy, Salta, Tucumn, hermosas provincias que tuve la suerte de

    conocer el ao pasado. De postre, dej el Sur con sus paisajes verdes, fros y patagnicos, sus ros,

    lagos y montaas. Crdoba es una especie de meln con jamn crudo, mezcla de dulzura del

    paisaje, grandes y verdes valles, sierras inspiradoras y ros frescos. Hoy pasamos todo el da en el

    ro. Nos baamos y vimos deliciosas chicas en bikini. Caminamos los cinco kilmetros bajo el sol

    seco de la ruta al medioda. Comimos polvareda. A la noche cocinamos unos fideos con tuco (sin

    queso rayado, al que considero fundamental y que ped desesperadamente por todo el camping).

    Guitarreamos junto al ro.

    12

  • Dos chicas nos correspondan exageradamente: una de ellas, estudiante de grabacin tcnica en

    sonido como mi compaero; la otra, ingresante a la carrera de antropologa). Como invitado

    especial vino un tal Ezequiel Carlos Benedicto, segn dijo que se llamaba, bastante pirado el

    hombre. Intentar con las muchachas algn tipo de relacin hubiese sido grotesco y ofensivo para la

    realidad y para el extrao sistema de azar, casualidades y suerte que gobierna el universo. En

    cambio, Benedicto nos deslumbr con una gran frase, en el medio del silencio incmodo del fogn:

    Qu loco los problemas de la gente, exclam antes de darle una pitada al cigarrillo: en frente de

    mi carpa hay treinta... s, treinta mujeres. No soporto ms!, no sabemos bien por qu lo dijo, ni en

    qu sentido. No s si est contento o no. Pareca bastante loquito el hombre. Al rato se fue y nos

    dej solo con las dos muchachas.

    -Che, a ver, tocate una que sepamos todos.

    -Dale... Estaba el diablo mal parado, en la esquina de mi barrio...

    -Esper, esper, te sabs alguna de Cerati?

    -No, vos? Alguna de Cerati?

    -De Cerati? A ver? Dame.. Esta: Ella durmi, al calor de las masas, y yo despert...

    -Par, est re quemada esa. No sabs otra?

    -Ah dice al calor de las masas?

    -S...

    -Ah, yo siempre pens que deca al calor de las brasas...

    -Ah, me mataste...

    -Como que nunca sabs cul es la verdadera letra, no?

    -Tal cual.. como el himno, nunca te acords bien de la letra del himno, a ustedes no les pasa?

    -Con el himno?, no...

    -No... a m no me pasa...

    -Cmo no te vas acordar la letra del himno? No te da vergenza?

    -Bueno chicas.. eh... cuntense algo de ustedes, trabajan, estudian, qu onda?

    -S, yo estudio Antropologa.

    -Mir, vos, Antropologa. En la UBA?

    -As es...

    -Qu casualidad, vas a mi facultad. Vamos a estudiar juntitos, qu lindo no?

    -Y vos que estudis, divina?

    -Yo estudio produccin de sonido.

    -Mir vos... Igual que mi querido amigo que tienen ac enfrente.

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  • -Posta? Yo estudio en Villa Urquiza, vos?

    -En Avellaneda.

    -Me dijeron que es buena, esa En qu ao ests?

    -En primero. Son re exigentes ah, no sabs.

    -De dnde son ustedes chicas?

    -De Lomas de Zamora.

    -Ah, ustedes son lo ms... de Zamora.

    Nadie se ri de mi chiste.

    -Gracias. Y ustedes?

    -Yo de Devoto. l es de Belgrano.

    -Che, qu bueno que vamos a estudiar en la misma facultad. Cualquier cosa que necesites,

    avisame. Si quers, te puedo ayudar a estudiar con lo que quieras.

    -Bueno, gracias... muy amable de tu parte.

    -Cuando quieras nos podemos juntar.

    -Puede ser...

    -Se saben alguna de Ser Girn o de Spinetta?

    -Mm, yo no. Vos sabs alguna?

    -A ver, quiz sepa alguna de Sui generis o de Almendra. Vos, sabs alguna de lo que las chicas

    piden?

    -Y... yo s ms de los Stones, de Viejas Locas, te puedo llegar a tocar una de Charly, quizs...

    -Ay, una de Charly. Dale...

    -A ver... Mm... no... no, no me la acuerdo....

    -Yo me cans del rock. Antes escuchaba Divididos, Pappo, Los redondos; si quers, te toco Hubo

    un tiempo que fui hermoso...

    -Par... prestame que toco una... a ver... Nos conocimos, bailando en un bar, tus piernas volaban,

    las sabas llevar... les cabe esa? Si no, esta: Strat me up, Start me up, I'll never stop... Bah,

    ltimamente escucho ms Oasis, quieren alguna de Oasis?

    -No, est bien.

    Eran lindas chicas. Nos correspondan demasiado. Podra haberme agarrado a una, pero decid

    desoir mis ansias y dejarme vencer por la timidez. El tiempo fue pasando. Nada hicimos.

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  • -Che, me voy a dormir.

    -S, yo tambin.

    -Dale. Nos vemos, che. Buenas noches.

    -Buenas noches.

    Me qued solo con la que estudiaba en mi facultad. Micaela se llamaba. Al otro da, mientras

    calentaba la pava para tomar unos mates, Don el Pelado me interrog:

    -Che, te agarraste a la que estudia en tu facultad al final?

    -No... podramos haber ganado ayer y nos comimos los mocos...

    -Te comiste los mocos. Yo, si voy a engaar a mi novia, va a ser con una chica hermosa. Vos, no

    s por qu no hiciste nada: ests soltero y estaba linda la que estudiaba con vos. Dormiste mal ah.

    Si queras te prestaba un forro y todo.

    -Igual, no tena dnde garchar. Vos te viniste a nuestra carpa y la amiga, a la de ella.

    -Chabn, te la garchabas al lado del ro! Qu carpa ni carpa?

    -Bueh, ya fue. La prxima ser.

    -Sos un puto.

    Discutimos bastante con Don el Pelado, sobre todo porque sigue acortando el tiempo que estar

    en cada lugar. Ya anunci que no sabe si va a quedarse las dos semanas de la quincena, alegando

    extraar a su novia. Se rehusa a hacer caminatas extensas y quiere ir a bailar, mientras yo estoy ms

    para la excursin a la luz del da. De todos modos la pasamos bien, a pesar de algunos detalles. La

    convivecia no va mal, aunque en la carpa siempre aparecen las cosas de ambos de mi lado: su lado

    est siempre acomodado; la ropa, las medias mal olientes de ambos, aparecen arriba de mi bolsa de

    dormir. Hoy le dije a Don el Pelado, medio en chiste, medio para agitar las aguas.

    -Acordate, en dos das nos estamos agarrando a pias.

    15

  • IV

    y desde entonces

    late en mi corazn

    y lo percibe una

    nueva generacin

    Hoy, mientras viajaba y lea en el micro en direccin a Villa Carlos Paz, pens escribir un

    cuento. El protagonista, humilde y bonaerense, acude a la quema de un rancho en el barrio. Al

    mismo tiempo, una guerra en Estados unidos acaba con el imperio y nuestro personaje sigue las

    noticias por la televisin. La guerra se da entre el ejrcito y los estudiantes unidos a los inmigrantes

    y los negros. Ninguno de los dos episodios tiene una explicacin slida; solo conjeturas. Ahora que

    imagino el cuento, dudo si no es lo que so esta maana, quizs como reducto en las vacaciones de

    las noticias cotidianas que inundan nuestra mente en los medios masivos de comunicacin.

    Dnde est la naturaleza?! Hoy da, en ningn camping puede faltar, en cada rbol, un enchufe.

    Los rboles, adems de transformar co2 en o2, proveer sombra y lea, ser propiedad inmueble para

    aves y miles de insectos, y brindar sus ramas diversin a nios que trepan, tambin deben ahora dar

    doscientos watts de potencia. Pero esto no es lo malo, sino el uso que de este servicio se hace:

    cientos de turistas y acampantes, amantes de matear por la tardecita, escuchando msica, dan play a

    sus reproductores de Cds y mp3 para compartir, con todo el camping, la msica que gustan de

    escuchar. Qu gente ms generosa. Y mejor es an la variedad que uno disfruta: por ejemplo, ahora

    mismo, desde mi carpa, al Norte, escucho La Renga, histrica banda de rock nacional; al Nortoeste

    un cuarteto de la Mona Gimenez; al Oeste, una radio tropical; al Sur, el romntico Arjona, Seora

    de las cuatro dcadas, cul si no? Al Sureste, punk, Este, tango, Noreste, ACDC No hay alguno

    que escuche a Ricky Martn por casualidad? Trato de no enojarme en estas tan alegres vacaciones,

    por lo que, en vez de dormir la siesta, intentar aprenderme las canciones simultneas que escucho.

    Me nutrir e inyectar una pequea sobredosis de variedad musical moderna.

    Hoy a la maana hablaba con Don el Pelado:

    -No sabs lo que fue el ao pasado, chabn. Cuando ustedes se volvieron de la Quiaca a Buenos

    16

  • Aires, yo me qued unos das y despus me mend para Crdoba. Me vine con una carpa. No

    sabs! Una masa! Estaba el Cosqun rock y yo haba sacado una entrada: tocaban Los Piojos, los

    Ratones paranoicos, la 25. Altas bandas, viste? Me qued un par de das en Crdoba capital. Alta

    ciudad. Tratemos de ir unos pares de das si podemos, copate, dale. Ponete las pilas. Si no, vamos a

    terminar mal, te aviso. Haceme la segunda.

    -Vemos si llegamos. Igual, si no estamos muchos das, para m, mejor. Con que estemos uno, dos

    das, yo ya estoy hecho. A m, lo que me va, es la vida de camping.

    -Bueno, Guerchu, pero eso despus lo discutimos. Dejame que te sigo contando. Estaba ah en

    Crdoba, y tena algo de guita que me haba quedado: me alcanzaba para una semana. Tena la

    carpa, pero viste que en la ciudad no hay muchos campings. Me puse a buscar y no encontr

    ninguno. As que en la terminal, me puse a buscar otros alojamientos. Me fui a uno de esos hostels

    para estudiantes y turistas jvenes, viste?

    -S, para la juventud, digamos.

    -S, bueno... el tema es que fue una masa. No sabs cmo la pas. Despus podemos ir unos das

    si quers.

    -Contame qu te hizo tan feliz en ese hostel para la juventud?

    -Para empezar: mujeres hermosas. Haba un grupo de catamarqueas que no sabs lo que eran.

    Divinas todas y cada una de ellas. Conociste alguna catamarquea alguna vez?

    -No, estn buenas?

    -Son her-mo-sas. Yo te digo, las cordobesas estn terribles; ahora, las catamarqueas, no sabs

    lo que son. Adems, la tonada que tienen, es como un cordobs al cuadrado.

    -Bueno, igual, no pods generalizar.

    -Cmo no puedo generalizar?

    -Lo que te digo es que, porque hayas conocido un grupo particular de catamarqueas, no pods

    decir que todas las catamarqueas son as.

    -Por qu no puedo?

    -Porque estaras generalizando.

    -Y?

    -Y que no pods saber de verdad si es as, o si solo ese grupito que conociste es as.

    -Yo no dije que estaban todas buenas...

    -Bueno pero cuando decs las catamarqueas ests como diciendo todas las catamarqueas.

    -Uy, chabn... andate a la mierda. Cmo te gusta discutir por cualquier idiotez. Despus no digas

    que soy yo el que quiere terminar a las pias este viaje. Siempre discutiendo boludeces. Por qu no

    prests atencin a lo que estoy contando? Es molesto que te interrumpan todo el tiempo cuando

    17

  • quers contar algo.

    -Bueno, dale, perdon, segu.

    -Pero no me interrumpas ms.

    -Dale. Trat de no generalizar, igual, solo cuando sea estrictamente necesario.

    -Callate y dejame seguir contando. No s, este hostel era una masa. Quedaba a dos cuadras de la

    calle principal. Hacan asados todos los viernes. Te conseguan excursiones. Me hice amigo de los

    pibes que estaban ah. Comparta la habitacin con dos de estas hermosas catamarqueas que te

    deca. Nos pusimos a hablar en el asado, escabiando a full. Ellas tambin iban para el Cosqun.

    Despus fuimos al baile. No sabs las pibas: no pararon de escabiar toda la noche. Yo tampoco. Y

    me termin volviendo con el grupito este. Cuando entramos a la habitacin me empiezo a comer a

    una que estaba al lado de mi cama. Como que la amiga se fue a dormir y yo me qued hablando en

    la cama, con la otra, que se qued despierta. Los dos estbamos re escabio. Y de repente, la mpiezo

    a acariciar as... viste, la cintura, la panza, la cadera, la espalda, los hombros, le doy unos besos en el

    cuello, le empiezo a tocar las tetas, no sabs las gomas que tena! Ella no me deca nada, se dejaba

    hacer noms. Habamos estado bailando re locos en el boliche, toda la noche. Yo me haba comido a

    la amiga de ella. No s si nos vio. Pero ah la estaba acariciando toda. Le empiezo a apretar los

    pechos, ella me dice que le gusta, as, y ah le saco el vestido y le empiezo a lamer todo el cuerpo.

    De repente, me meto en la cama. Beso a beso; beso va, beso viene y ah noms me la garch.

    -Usaste forro?

    -No s. Qu importa eso?

    -S que importa. Y mucho.

    -Par, callate, dejame seguir. La otra se qued durmiendo. Tena un culito. Estaba al lado de la

    cama donde cog con la amiga. La amiga, no s qu onda, en un momento se levant y se fue a

    desayunar. Qued la otra dormida. Cuando nos despertamos, le emepc a hablar. No sabs la carita

    que me pona. A esta me la haba comido en el boliche. No s si escuch lo que hicimos con su

    amiga, pero me la emec a comer. Le hice cucharita, frotando a full. Y tambin, le baj la tanga y le

    empec a dar como un campen. No sabs qu descontrol, chabn. Alta fiesta me hice.

    -Y con esta usaste forro?

    -S, no s. No me acuerdo. Eso no importa.

    -S es importante.

    -Callate, te voy a matar. Alta fiesta me hice. Por eso te digo que vayamos a Crdoba capital.

    Vamos al hostel que fui el ao pasado y nos enfiestamos a todas las minas que podemos. Nos

    hacemos una re partusa ah, chabn. Qu me decs? Me hacs la segunda?

    -Podemos ir un par de das. Me gustara enfiestarme, desde hoy ese es el objetivo de nuestro

    18

  • viaje. Para estar en la ciudad, nos hubiramos quedado en Buenos Aires.

    -S, y para estar en un camping, hubiramos ido a Chascoms...

    19

  • V

    Buenos Aires tiene el tango

    y La Rioja, con la chaya,

    los salteos, con la zamba,

    en Corrientes chamam

    Ahora, Mina Clavero. Sigo disfrutando de la diversidad musical, algo ms limitada. Adelante,

    cuarteto, atrs, cumbia. Una batalla mano a mano. Llegamos ayer a las cuatro de la tarde, despus

    de perder un micro, no sabemos bien por qu. Puede que nos hayamos quedado dormidos sin darnos

    cuenta, o que el micro partiera de una plataforma inexistente como en Harry Potter. Lo cierto es que

    perdimos el micro y llegamos ms tarde, por boludos. Con Don el Pelado estuvimos dos horas en

    silencio, mirando la nada. Ya ni de qu hablar tenemos. Yo trato de leer, pero me cuesta por el

    sueo.

    Estuvo lindo Villa Carlos Paz, ciudad farandulera. Al llegar, un grupo de promotoras nos ofreci

    muestra gratis del yogur Actimel, para calmar nuestra sed de mujeres hermosas. Caminbamos por

    la calle. No hablbamos mucho. Por ahora, la fiesta que buscamos, no aparece, quizs solo se

    encuentre en Crdoba capital, aunque yo confo que la tenemos que encontrar en cualquier lugar

    que la busqeumos; es nuestra responsabilidad generarla. Vamos a algn boliche, conocemos unas

    chicas, compramos alcohol, las invitamos al camping y nos las enfiestamos, no puede ser tan difcil,

    mezcla de nuestro mrito y el azar.

    Don el Pelado abre la boca solo para contradecir lo ltimo que ha dicho. Yo trato de consentirlo,

    pero es demasiado amante de los cigarrillos y el alcohol baratosu abstinencia de cigarrillos

    industrilas (los armados no lo conforman); su preferencia por productos costosos en lo que refiere a

    bebidas alcohlicas y mi preferencia por el escabio barato, hace que discutamos por todo todo el

    tiempo, cada vez ms. A esto se suma que se niega a hacer caminatas extensas, me sigue tirando la

    ropa sucia arriba de mi bolsa de dormir y se queja de lo incmodo de la carpa.

    -Entends Guerchu? -me deca- tenemos que ser condescendientes el uno con el otro. Tenemos

    que tranzar en algunas cosas.

    20

  • -Mir... yo no quiero tranzar con ningn chabn, menos con vos. Si me tras una chica linda,

    bueno, pero con vos, buscate a otro...

    -No, nabo, lo digo en sentido figurado. Me peds que te acompae a la montaita y vos...

    Haceme la segunda... entends? Si quiero ir a bailar, haceme la segunda; no seas choto. Yo te

    segundeo en las cosas que vos quers, vos segundeame en las que quiero yo. Eso es tranzar.

    -Tens razn. Voy a tratar de seguirte ms, pero no quiero tranzar con vos.

    -Sos un tarado.

    En eso me vienen ganas de estornudar.

    -Aaaaachuuuuu!

    -Salud.

    -Gracias.

    -De nada.

    Y ah me qued callado, con ganas de responderle a ese de nada que dijo tan rpido y bien

    puesto que me qued con toda la leche de tener la ltima palabra pero nada que decir.

    21

  • VI

    En Santiago del Estero

    gozan de la chacarera

    y nosotros los cordobeces

    cuarteteamos hasta morir

    Villa Carlos Paz, ciudad farandulera y vedetonga, me agrad. Ms all de la superpoblacin de

    tarjeteros de boliches como el Molino rojo. (No tengo nada contra ellos pero no dicen otra cosa que:

    chicos, no quieren venir a bailar al Molino rojo?); ms all de los repetitivos carros que

    promocionan revistas o humoristas como el Negro Alvrez, Jorge Corona, Nazarena Velez y dems

    conos de la farndula argentina; ms all de los artistas callejeros, que pintan con sus dedos y con

    aerosoles con msica new wave de fondo; ms all de que este pintor de aerosol le quite el pblico

    a un joven que toca guaranias y zambas con su arpa guaran; ms all de todo eso, la pas bien.

    Disfrut comer una pizza con Don El Pelado, a una cuadra de la calle principal; la pas bien en el

    parque de diversiones familiar y la pas bien boludeando en el downtown de la capital cordobesa

    del turismo veraniego.

    Acampamos en lo de Julio, un camping alejado del centro, tranquilo y despoblado. El medioda lo

    pasamos en el ro mirando chicas en bikini: gran descanso. La fiesta que buscamos debera

    encontrarse en esta ciudad, pero parece moverse en mbitos que no manejamos, que no tenemos la

    oportunidad de conocer, o cuya entrada excede nuestro presupuesto.

    Hoy al medioda, decidimos cambiar de camping. Fuimos a ver unos que quedan a dos kilmetros,

    cruzando la ciudad. La Baha del gitano se llama y cuando lo vimos, nuestros ojos saltaron de sus

    rbitas: nios, jovenzuelas y familias descansaban con regocijo, refrescndose del calor en aquella

    deliciosa pileta. Tiene canchita de ftbol y ping pong. As que volvimos corriendo al otro camping,

    armamos la carpa, dimos las gracias a Julio y nos tomamos el palo.

    -Che, Guerchu -me deca Don el Pelado en el colectivo- encontr tu cuaderno de viaje.

    22

  • -Lo leste?

    -S y lo us para dibujar. Le hice un dibujo de tapa, despus chequealo.

    -Todo bien. Me viste que lo estaba escribiendo, entiendo que tengas curiosidad por leer lo que

    dice.

    -As que soy un tipo cambiante? Por qu no escribs cmo me dejaste en banda la otra noche

    para salir a tomar una cerveza? O cmo te coms los mocos con las chicas? Eso no lo escribs,

    no?

    -Bueno, che, tampoco te me vas enojar. Pens que trato de exagerar un poco las cosas, para que

    quede ms divertido de leer. S quers, no escribo todo lo que tiene que ver con tus cambios de

    actitud, tu ciclotimia y todo eso...

    -Mir Guerchu... lo nico que te pido es que no pongas mi nombre si le meto los cuernos a mi

    novia, ok? No pongs nada que me incrimine, porque seguro que lo va a leer.

    -Todo bien... igual, no lo pienso publicar ni nada.

    -No s. Yo te digo por las dudas.

    -Ok, y decime, hubo algo que te haya gustado de lo que leiste?

    -S... qu s yo. Me pareci interesante lo del cocinero de la Argentina.

    -Ah... mir vos; a m me parece una mierda eso, lo voy a tachar todo, me parece.

    -Como quieras. Lo que te pido es que seas un poco ms objetivo y no me hagas quedar mal si

    pongas nada si me cojo a otra u otras minas. Y tampoco que te hagas quedar tan bien a vos,

    Guerchu. As cualquiera. Pon tus defectos tambin. Escrib cmo te comiste los mocos con las

    chicas esas; nos las podramos haber re enfiestado.

    -Y.. viste, as es la escritura. El que cuenta la historia es el que decide la historia, digamos. Igual

    lo que escribo es solo por practicar... me gustara quizs algn da ser escritor, pero esto no lo

    pienso publicar, as que... quedate tranqui. Y con lo de las minas, quizs falt alcohol.

    -Como digas...

    -Puedo poner este dilogo que acabamos de tener?

    -Por las dudas, no.

    Ah estbamos con Don el Pelado esperando el colectivo bajo el sol. Enfrente, un muchacho

    cantaba romnticos; quieto como rbol en da sin viento. Entonaba dulcemente Seora de las cuatro

    dcadas del compositor Ricardo Arjona, a quien toda la ciudad adora y admira. Este lugar debera

    llamarse Villa, Ricardo Arjona Carlos Paz, o, para abreviar, Villa Arjo-naz.

    En la Baha del gitano, por fin pudimos congeniar algo con gente de nuestra edad, de otros pagos,

    23

  • de otras provincias. Unas chicas de Gualeguaych nos recibieron con un living hecho de tres

    ladrillos, un par de tronquitos para sentarse y una piedra plana como mesada. No mucho que decir

    de ellas: una gordita simptica y una histrica linda. Nos calienta su tonada entrerriana. Tambin

    llegaron con nosotros unos cordobeces copados, educados y divertidos. Con ellos, nos remos en la

    fogata tomando unos Fernets. Che negro culeao, no seas guaso...porteo nos decan; nosotros,

    che cordobs boludo. Me puse a reflexionar sobre los apelativos que usamos, nosotros los

    porteos boludo, tal vez por tener bolas grandes; los cordobeces culeao, por qu ser?

    A la noche, con Don el Pelado, pedimos una pizza y un par de cervezas. Conocimos unos chilenos

    que venan de Brasil y pasaban por el Cosqun rock. Supe por ellos que a la cerveza la llaman

    chela. Era un grupo de cuatro chilenos buena onda, que se sentaron poco despus de nosotros y

    hasta no tomarse las veintiocho cervezas que pidierion, no pararon de escabiar. Me gust sentir la

    superiodad deportiva de Argentina sobre Chile y su resignada aceptacin de la derrota, aunque

    enseguida se ponen a nombrar tenistas conocidos como Marcelo Ros y futboleros como Samorano

    y Salas. Finalmente acordamos que, si bien argentina es superior futbolsticamente a nivel

    futbolstico, Chile es superior alohlicamente hablando.

    La discusin ms grave con Don el Pelado estaba en si salir o no a bailar. Estamos en el tiempo de

    lo hot. En el Molino rojo anunciaban un espectculo hot: desfiles hot, bailes hot, strip

    teases hots, en los que algn gato famoso de la televisin como Wanda Nara o Evangelina

    Anderson se desnudan y bailan en un escenario o tarima, de algn boliche hot.

    -Dale, Guerchu, que tenemos que ir a bailar, a encontrar la joda loca, agarrarnos unas chicas.

    Sabs lo que va a ser eso, va a ir Evangelina Anderson, qu bueno que est ese gato, chabn,

    impresionante. Ah vamos a encontrar la fiesta loca que venimos buscando. Cmo me pods decir

    que no ests seguro? -me deca Don el Pelado, fumando un pucho, tras haber comido las porciones

    de pizza, el vaso medio lleno de cerveza.

    -Bueno, pasa que yo no s si la fiesta que quiero es sta del desfile hot. Todo bien con la

    farndula, con los gatos, con Wanda Nara, pero no me cabe todo esto de la televisin, sin mencionar

    lo que debe costar la entrada, ms la bebida.

    -Bueno, pero, te acords hoy al medioda cuando te deca lo de que tenamos que tranzar?

    -S, te dije que no quiero que me toques. No me gust mucho eso de tranzar...

    -Par, escuch un poco. Yo te acompa hoy al ro, a la playa, a caminar por la ciudad. Vos

    sabs que me duele el pie, que tengo un esguince; igual te acompa. Ahora acompaame vos.

    24

  • Estamos negociando, me entends?

    -Puede ser. Pasa que... no s... como que no tengo mucha plata que digamos.

    -Si no tens plata, entonces escabi menos. Yo saba que esto era por plata. Vvinimos de

    vacaciones a darnos gustos, no te pongas a escasear ahora. Adems, cuando se nos acabe la plata,

    nos volvemos. Pens que nos vamos a agarrar unas chicas. Vos sabs lo que deben estar las

    cordobesas en el boliche? Dale, no quiero ir solo. Acompaame.

    -Bueno, est bien Vamos maana, entonces? Ahora ya me da paja.

    -Dale...

    Al otro da, me pas un rato por la pileta. Nios, madres, hermanos, padres: todos jugaban en el

    agua escapando del calor de enero. Haba un sector para novios. Dos o tres parejas abrazadas, se

    besaban contra el borde y empezaban sus movimientos sospechosos, ante mi mirada discreta y

    lejana. Por no tentarme, deccid meterme en otro sector ms vaco. Enseguida vino la entrerriana

    linda del camping. Nos pusimos a nadar. Me pidi que la ayudara y la lleve de un borde al otro;

    ah tuve algo de diversin, estar con una chica, en la pileta, un da de verano. Eso fue todo. No

    llegu a besarla (maldita timidez), pero conversamos un rato y hasta le acarici un poco el brazo. Al

    poco rato se fue pues la llamaba su amiga que la buscaba el novio.

    Anoche nos fuimos a comer al centro de la ciudad. Elegimos un bolichito humilde algo italiano, a

    media cuadra de la calle principal. Tallarines para m, ravioles para mi compaero, ambos con

    bolognesa. Estaban riqusimos, aceitosos, queso rayado... inexplicable en palabras. Los disfrutamos

    en el callejn, a la luz de un farolito, con una entretenida conversacin sobre mujeres, antes de ir al

    centro a charlar con nuestros amigos tarjeteros.

    Finalmente, tras una charla con Don el Pelado, en la que reconoci su falta de energa (en cinco

    das durmi 30 veces), decidimos ir al parque de diversiones que habamos visto a media cuadra de

    donde estbamos. Los juegos Interplay de avioncitos que giran en un crculo de diez metros de

    dimetro, horizontal y verticalmente, estuvieron bien. Tambin el Kamicase o Martillo, el Samba,

    el Barco pirata que da dos vueltas para adelante, dos para atrs, y a uno le viene la sensacin de

    quedarse a vivir as boca abajo, para siempre. Volvimos al camping caminando.

    -Mir qu linda est la luna sobre el ro.

    -Uh, boludo, qu linda luna, eh. Che, qu paja caminar hasta el camping No quers tomar un

    taxi?

    25

  • -Cmo es que se llama este ro?

    -Ro Carlos Paz.

    -Seguro?

    -A seguro se lo llevaron preso. Che, qu paja que nos perdimos el show hot de Evangelina

    Anderson.

    -Ya fue, boludo, son gatos. Yo quiero una mina de verdad. Adems, ese lugar, el Molino rojo,

    debe estar al palo. No me gustan los lugares con mucha gente.

    -Bueno, pero yo te hago la primera, vos me hacs la segunda, me entends?

    -Ya fue, Pela, si estamos volviendo es porque estbamos cansados. Adems, los juegos

    estuvieron buenos. Con eso alcanza. Yo la pas bien. Ya fue.

    -Tens razn. Igual qu paja lo que tenemos que caminar, falta mucho para La baha del

    gitano?

    -Y... como dos kilmetros. Sigamos caminando.

    -Che, tomamos un taxi?

    -Y... no pasa ni un auto por esta calle, cmo vamos a tomar un taxi?

    -Tens razn. Yo estoy re cansado. Me est matando dormir en carpa. Che y si vamos a un

    hostel? Para m que la posta son los hostels.

    -Che, me parece que no se llama Carlos Paz el ro, no te acords cmo se llama?

    -No. No me acuerdo, me escuchaste lo del hostel?

    -No tengo plata, cmo se llama?

    -Bueno, Guerchu, pero estamos juntos en este viaje, me tens que hacer la segunda, entends?

    Tenemos que tranzar. El otro da te acompa al ro. Hicimos dedo al medioda y no nos levant un

    puto auto. A m me duele el pie, me quem todo. Ahora, haceme la segunda vos. Vamos a bailar.

    -No se llama San Antonio el ro?

    -No s, me escuchs lo que te digo?

    -No tengo plata.

    -Bueno, pero si vos quers estar de fiesta, la posta son los hostels... en el camping es un garrn.

    De ltima yo te lo pago.

    -Bueno, si me lo pags vos, es otra cosa. Ahora s nos estamos entendiendo.

    -Despus me lo devolvs en Buenos Aires.

    -Ah cambia todo. Ya dejamos de entendernos. No tengo trabajo, no s si voy a conseguir

    cuando volvamos. En el camping tambin hay joda, viste los cordobeses que estaban ayer? Son

    unos copados.

    -No s. Le diste a la gordita?

    26

  • -No, no s si darle. La mina me recalienta, pero no s, viste. Me pinta cada tanto. Viste que

    cerca de nuestra carpa hay un chabn con dos minitas hermosas? Me re calientan esas.

    -No s quin decs. A m me pinta que la amiga de la gordita me tira onda, pero no s si le voy

    a hacer algo. Ves? Cuando aparecen esas chicas, es como que estoy seguro de que con ella no la

    voy a engaar a mi novia. Si lo hago, tiene que ser con una que realmente me pueda llegar a

    cambiar la vida, me entends? Yo la verdad que no s si ella es la chica de mi vida... pero si la

    engao con otra, tiene que ser otra que valga realmente la pena. Una que me mueva el piso.

    -Por la cantidad de forros que trajiste parece que son muchas las que te mueven el piso. A

    mi tambin me parece que me tira onda la petisita, pero es como histrica. Yo si puedo le doy, pero

    no creo. Como que tiene novio... Las que te digo son una rubia y una morocha. Estn terribles las

    dos, encima se pone unos anteojos oscuros... El chabn creo que est con una, pero yo no s cmo

    hace el loco. Ser la hermana la otra, no s.

    -Guerchu, prometeme que la prxima ciudad que vamos, averiguamos el precio de un hostel.

    Prometemelo nada ms.

    -Te lo prometo.

    -Gracias. Che y si vamos a un cabarulo?

    -A un cabarulo?

    -S, boludo.

    -Ahora?

    -S, te acords que me dijeron que haba uno por all? Aunque parece que ac les dicen

    whiskeras.

    -whiskeras?!

    -S, whiskeras, por?

    -Qu ganas de tomar un whisky, no?

    -S, bueno, vamos a una whiskera?

    -Mmm, vos decs?

    -No s.

    -Ahora, en el cabarulo, o la whiskera, hay muchas mujeres que realmente valen la pena?

    -S... no s, yo deca noms... si no, volvemos al camping.

    -Ya fue... volvamos al camping, de ltima nos compramos un vino.

    -S, tens razn.

    -Che... mir lo que es esa luna...

    En el camping, con un vino comprado de siete pesos (pude convencer a Don El Pelado de

    27

  • comprar el ms barato), disfrutamos del concurso de baile, tango, rock, twist, cumbia y cuarteto

    para grandes y chicos. La noche termin con una guitarreada sin fogn para qu bamos a quererlo

    si ni haca fro y tenemos luz elctrica colgada del rbol? Una ronda de veinte personas cantando El

    oso de Moris. Algo clich si no se tienen en cuenta los veinte litros de alcohol por persona, entre

    vino, fernet, cerveza, ron y vodka. Conoc en la ronda, a un grupo de mendocinos divertidos. En la

    guitarreada sin fogn, uno de los cordobeces pidi silencio y dijo:

    -Che negros culeaos, me estoy volviendo loco de escuchar tantas tonadas y acentos distintos

    ac. Tenemos cordobeces, entrerrianas, mendocinos, chilenos, no entiendo un pomo.

    Todos remos y se larg a llover. Hoy me despert nueve de la maana. Antes de ponerme a hacer

    el mate obligado de cada da, encontr a mi querida zapatilla tomando un bao en el lodo de la

    canaleta que encontramos y elegimos para tirar la carpa. Haba llovido toda la noche. Despus del

    mate, con la zapatilla mojada y embarrada, desarmamos el campamento y nos mandamos a mudar.

    Seguimos sin encontrar la fiesta que tanto buscamos... quizs lo del hostel no est tan errado. Si

    bien no me sobra la guita, puedo acceder a ciertas comodidades, a ver si logramos sencontrar esa

    fiesta que tanto queremos pero que no est en Villa Carlos Paz, o que, al menos no pudimos

    aprovecharla. Cada mujer que aparece es una lucha contra uno mismo. Una lucha contra la timidez,

    contra la inseguridad, contra dcadas de traumas generados por el rechazo social, especialmente

    femenino. Don el Pelado lucha contra su conciencia de novio. Yo, contra mi propio anti-ego.

    Me gust Villa Carlos Paz. Me gust su gente, su ro, su calor, su lluvia final, sus campings, sus

    juegos, su centro. Y a pesar de ser una ciudad farandulera, espero volver algn da aunque ms no

    sea para recordar viejos tiempos de juventud. Con Don el Pelado estamos ms relajados. La lluvia

    me calma. A l lo pone de malhumor. Se la pasa diciendo qu paja esto y qu paja lo otro, qu

    paja, se me moj esto y qu paja, se me moj lo otro y que tenemos que tranzar y no s que otras

    cosas ms. Yo voy bien. Disfruto de mis vacaciones, de mi tiempo de descanso. Trato de no

    malgastar y cuidar el bolsillo, que es lo que siempre tiene que hacer uno cuando se relaja: no dejarse

    llevar por el antojo momentneo, ni el afn de consumo.

    28

  • VII

    Al tunga tunga tunga

    no lo van a sepultar,

    el ritmo del cuarteto

    nunca nunca morir

    Nuestras vacaciones llegan as al paroxismo. El mayor placer lo encontr dos veces, al viajar en

    la parte de atrs de dos chatas 4x4, observando y deleitndome con el paisaje. A Don el Pelado

    tambin le gust el viajecito, lejos de la ciudad capital, donde el cielo es usurpado por edificios, el

    aire contaminado por el humo que despiden innumerables caos de escape y el ambiente rellenado

    por ruidos de motores y bocinas de taxi y colectivos. En el interior de Crdoba aun se respira aire

    fresco, se escuchan pajaritos y se observan hermosos colores: celeste y blanco del cielo, verde y

    marrn de las sierras son la combinacin perfecta. Esta maana, mientras tombamos unos mates,

    volvimos sobre el tema de ir a Crdoba Capital:

    -Mir, Pela -le deca, cebando el primer mate- que te haya pasado lo que te pas con las

    catamarqueas, brbaro... pero no quiere decir que, si volvemos a Crdoba, vuelva a suceder.

    Adems ests de novio. no te dara pena ponerle los cuernos a tu novia?

    -Y... s. Cada vez la extrao ms. No le quiero meter los cuernos, pero si se me da una as, no lo

    voy a desaprovechar, si conozco una catamarquea, quin te dice, con alguna que me mueva el

    piso...

    -Quizs conocs una catamarquea de ciento cincuenta kilos que te mueve el piso cuando

    camina, qu hacs ah?

    -No digas boludeces.

    -Igual, sabs que yo no creo en la fidelidad -le explicaba a mi compaero, pasndole un mate-.

    Digo, si me llego a poner de novio y se me da una oportunidad con otra mujer que me guste, no voy

    a desaprovecharla. Dicen que de viejo te arrepents ms de lo que no hiciste que de lo que s.

    -As nunca vas a tener novia.

    -Y... puede que nunca tenga. Viste que yo con las minas soy un desastre. De hecho estoy en

    29

  • contra de la institucin conocida como familia y de tener hijos y toda esa chchara. El amor no

    existe. Es una invencin de las pelculas de disney, as de La bella y la Bestia, Aladino, etc.

    -Ya ests hablando boludeces otra vez, Guerchu. Cmo no vas a creer en la familia, y que penss

    no tener hijos.

    -Por ahora no pienso tener hijos. Y no s si alguna vez los tendr...

    -No pods no creer en la institucin Familia. Por ms que ests en desacuerdo, es algo que

    existe desde siempre y que elige la mayora de la gente hoy en da para organizarse. Qu propons

    vos.

    -No existe desde siempre. En otra pocas era distinto, en otras culturas las familias son

    totalmente distintas. Y no s bien qu propongo. Pero decime, no te gustara venir a vivirte a una

    tierra por ac. Nos venimos con los pibes y algunas chicas y empezamos un pueblo de cero. Una

    comunidad distinta a la que vivimos. Donde los hijos la tierra y cualquier tipo de propiedad sea

    comunitaria.

    -No s. Podra ser. Habra que pensarlo. Igualmente, tendras hijos en ese caso?. Antes me dijiste

    que no quers tener hijos.

    -Y digo... para no seguir superpoblando el planeta. La verdad quer cada vez somos ms y algn

    da no vamos a entrar.

    -No creo...

    -No sabs. Y vos penss armar una familia con tu novia a la que tanto no quers engaar salvo

    una circunstancia especial?

    -Y... no s. Si no es con ella, con alguien ser. Pero mucho ms adelante, cuando me sienta apto y

    capacitado. Algn da, lo voy a hacer... pero ahora solo quiero rockearla. Vos no me pods decir que

    no cres en el amor, qu me decs de todas las canciones que se componen todos los das y hablan

    del amor? Ests hablando giladas.

    -Cuntos hijos penss tener?

    -No s, qu tiene que ver? Calculo que ms de uno. Los hijos nicos viste cmo son.

    -Yo no voy a tener hijos. En todo caso quizs adopte, pero no creo que me case. No me dan

    muchas ganas. La mayora de los matrimonios de ms de diez aos, se me hace que se odian a

    muerte.

    -Que tus viejos sean as, no quiere decir que vos lo vayas a ser.

    -Pero puede que s vaya a ser. Adems, no son lo nicos. No te das cuenta lo que dicen todos,

    que el matrimonio es una institucin caduca? Ahora los curas en el altar dicen: hasta que el

    divorcio los separe. Debe ser muy difcil amar y convivir con una pareja por muchos aos. Si no,

    imposible.

    30

  • -Yo a mi novia la amo. No s si me voy a casar, ni estoy pensando en tener hijos, ni nada de eso.

    Pero algn da, seguramente lo haga, y vos tambin. Lo que decs ahora, lo decs porque sos vos y

    te gusta discutir por todo, por ms absurdos que sean tus argumentos. Lo de la superpoblacin es

    cualquiera; el amor s existe, pero todava no te enamoraste de nadie; y lo de convivir, no tiene

    porque ser as. Mis viejos se llevan muy bien despus de treinta aos de casados, se pelean a veces,

    pero se siguen amando.

    -Y qu me decs de la cancin de Calamaro no se puede vivir del amor?

    -Es solo una cancin: la regla puede tener excepciones; y la cancin no dice que el amor no

    existe, dice que no se puede vivir de l. No es lo mismo.

    -Como quieras.

    Antes de ayer llevamos a cabo una gran caminata de cinco kilmetros hasta una idea quimrica,

    utpica y absurda. Me refiero al Museo polifactico Rocsen, en El Nono, cuya consigna es deseo

    que en mi museo se encuentre todo el hombre para todos los hombres. Pero el museo intenta

    superar esta misma frase, al ser una exposicin que tiende a la totalidad, no solo del hombre, sino

    del mundo. Tras pasar la entrada, de un lado, el sector industrial con sus autos antiguos, mquinas

    todava ms antiguas, motos, molinos, imprentas, morteros, motores a vapor, etc; del otro lado, los

    indios: piedritas, cadveres, crneos minimizados, momias. Herramientas y armas petrificadas que

    pertenecieron a los comechingones, los Quilmes, los Ranqueles. Siguiendo el camino, la muestra de

    insectos de todo tamao, muecos de principios de siglo, una pequea coleccin de instrumentos

    musicales, etc. De las millones de cosas que hay, llaman particularmente la atencin una cabeza

    reducida al tamao de una naranja, un artefacto para fabricar velas de los aos veinte y los rincones

    que reconstruyen variados y antiguos estilos de vida: la casa del burgus de pueblo, la del

    burgus de ciudad, el aristcrata argentino de provincia, el pen de estancia, el europeo del

    siglo XVII. Lo bueno: todo es real, lo malo: falta orden.

    Al volver fuimos a conocer el Nido del guila (piedra a 16 metros de altura), desde el cual no me

    tir ni pienso hacerlo nunca. S me tir de la piedra de enfrente, que est a menos de la mitad de

    alto. Debo confesar que disfrut caminar por las rocas, mojarme los pies delcalzso a la orilla del ro.

    De vuelta en el camping, hicimos un asado para festejar el cumpleaos de mi compaero Don el

    Pelado. Bebidas: un tinto por cabeza. Consecuencia: guitarreada desagradable y boliche: el Q de

    Mina clavero en el cual aprovechamos el motivo del aniversario de Don el Pelado para no pagar

    entrada. Dimos unas vueltas por el lugar. Termin de convencerme de que no puedo bailar nada,

    menos el estilo brasilero y menos que menos, con un tinto encima. Tampoco haban muchas chicas.

    31

  • Nos miramos con don el Pelado, no estaba all la fiesta que buscbamos. Salimos con paso

    desviado. Mala noche; cinco de la maana, a dormir al camping, que por suerte tena un agujero en

    la reja.

    -Che, pela... -le susurraba a mi compaero, ambos en nuestras bolsas.

    -Qu pasa?

    -Decime una cosa, cmo es esa re fiesta de la que hablabas?

    -De qu habls Guerchu?

    -Digo, vos hablabas de una re fiesta, cmo te imagins esa re fiesta que vinimos a buscar?

    -Yo vine a descansar, noms.

    -Pero digo, qu colores? Qu olores? Qu luces? Qu chicas? Cuntas chicas? Qu musica

    se escucha de fondo, digo si la encontramos algn da?

    -No s, Guerchu, dejame dormir. Tengo sueo, estoy medio borracho.

    -Qu cancin sonar de fondo? Alguna de Arjona quizs...

    -Mir, Guerchu, no creo que en ninguna buena fiesta suene Arjona. Si suena Arjona, esa fiesta no

    puede estar buena. En una buena fiesta tienen que sonar los Stones. Esa cancin la del hurrikaein

    Auh... qu bostezo, cmo se llama esa Guerchu?

    -Jumping Jack flash.

    -Esa... Jumping Jack flash y tambin la que Jagger es el diablo.

    -Simpata para el demonio...

    Ayer al medioda lav la ropa con resaca y nos fuimos a La Toma, a cinco kilmetros del poblado,

    donde nos dijeron que hay un ro y unas piedras que simulan toboganes. El camino fue una mezcla

    de sol, tierra y dolor de cabeza. Faltndonos menos de cinco cuadras (despus de haber caminado

    cincuenta), una familia vecina de nuestra carpa se ofreci a llevarnos y nos agradecieron la

    guitarreada del otro da, gracias a la cual sentan estar en una cena con show. La Toma es una

    linda coleccin de piedras amontonadas en la costa del ro que pasa por all. Al llegar nos

    precavieron de lo resbaladizo que resulta el musgo; nos dijeron que caminramos con sumo

    cuidado. Cruzando la entrada se encuentra una pileta. Caminando por las piedras, de repente, Don el

    Pelado se peg un terrible resbaln que hizo que el punto medio de su crneo cayera a una

    velocidad inimaginable y exactamente arriba de la piedra ms dura que haba. Podra haberse roto la

    cabeza en el acto y morir desangrentado. Por suerte, solo fue un golpe. golpear su cabeza con

    fuerza. Una pareja que vio de cerca esa triste y dolorosa cada estall de la risa sin ninguna piedad.

    32

  • La noche de ayer pareca aburrida: no haramos absolutamente nada. A las 19 horas, mientras

    tomaba caf con leche y disfrutaba del celeste del cielo y del verde de la carpa, un seor me dijo

    algo como: se viene la lluvia, pibe. Mir para arriba. El cielo despejado y claro, el sol brillante.

    Mi pensamiento fue: este tipo me est tomando el pelo. Cuatro horas ms tarde, Don el Pelado y

    yo estbamos metidos en la carpa, tratando de que no nos caigan las gotitas, yo con miedo de que se

    nos venga un rbol encima, para nunca despertar. Cmo sonaban esos truenos. El mundo se vena

    abajo. El apocalipsis estaba cerca. Esta maana puse a secar toda la ropa. Por suerte, salv la

    guitarra, a la cual coloqu con mucha precaucin sobre las zapatillas, alpargatas y ojotas para que

    no tocara el piso.

    33

  • VIII

    Al tunga tunga tunga

    no lo van a sepultar

    el ritmo del cuarteto

    siempre siempre vivir

    Retomo la escritura del diario tras cuatro das de abandono. Das tranquilos si los hubo, salvo por

    un par de cambios, sucesos y varias novedades. De hecho, estos das no fueron nada tranquilos.

    Ahora estoy dento de la carpa, acostado boca abajo y ofrezco mis pies, rico y carnoso manjar, a

    decenas de simpticas hormigas. Don el Pelado, ya desde el primer da admita ser una rata de

    ciudad, lo cual le dificult un poco el placer de conocer estos pueblitos cordobeces as como la

    vida de campamento que venimos llevando. Adems de la falta de nimo para tareas domsticas que

    exigen cierto esfuerzo como cocinar, lavar la ropa y armar la carpa, recib, a lo largo de estas dos

    semanas, varios comentarios nostlgicos sobre la ciudad. Su viaje era una bsqueda imposible: vino

    a comprobar lo que ya saba; a cerciorar sus gustos y hbitos. Esta maana se volvi a Buenos Aires

    alegando que extraaba a su novia.

    Tres das atrs lleg Don Adrin: persona aparatosa. Al verlo llegar a la terminal de Mina Clavero,

    dije para mis adentros: Finalmente ha llegado el durante tanto tiempo esperado por nadie. Una

    vez que dej todas sus cosas en la carpa, dicidimos ir a por unas empanadas. Entramos a un

    bolichito a tres cuadras del camping. Tenamos hambre voraz (palabra que nunca supe qu quiere

    decir pero que suena bien con hambre). El lugar era un saln amplio de baldozas y azulejos. Cuatro

    o cinco mesas y sillas todas de plstico. Al fondo, un mostrador, un horno gigante, un pasillo, los

    baos. Una columna tena una televisin donde se vea el canal Crnica teve, con imgenes de un

    concierto de Estela Raval y los cinco latinos.

    -Hola, Don Hugo? Tiene empanadas?

    -Qu tal huasos? Che qu dicen, mis amiguitos, por supuesto que tenemos empanadas.

    -Queremos.

    34

  • -Esper que le pregunto a la doa a ver cundo salen Che Marta! -gritaba y volva con nostros-

    Vos sabs que se est poniendo crema mi mujer. Che, Marta! Martita! Se est poniendo crema la

    vieja. Yo no s para qu se pone tanta crema en la cara, en los brazos, en las piernas, despus se le

    resbala todo lo que agarra, sabs cuntos vasos me rompi ya? Cuntas empanadas quieren,

    muchachos? Che Marta!

    -De qu tens?

    -De carne, de pollo y de jamn y queso. Las de carne tienen gusto a pollo y repulgue de jamn y

    queso, las de pollo tienen gusto a jamn y queso y repulgue de carne y las de jamn y queso tienen

    gusto a carne y repulgue de pollo.

    -Cmo? -nos miramos los tres sin entender mucho lo que deca nuestro anfitrin.

    -Nada, nada. Es un chiste. Ustedes saben que los cordobeces somos de hacer chistes.

    -Yo quiero dos de pollo y una de carne.

    -Yo quiero dos de carne y una de pollo.

    -Yo tres de pollo.

    -Bueno, par que le aviso a mi jermu; ya salen las empanadas muchachitos; dganme, qu tocan

    con esas guitarras?

    -Yo toco Rock and Roll, Los Ratones paranoicos, Los Rolling Stones, Oasis, Viejas Locas.

    -Yo toco un poco de tango, folklore, pero recin empiezo.

    -Yo toco metal.

    -Bueh... -nos miramos con don el Pelado.

    -Bueh qu?

    -Nada, Adrin. Que te sabs una sola cancin de metal. En todo caso, no tocs metal; tocs una

    cancin.

    -Mir, Guerchu. Dejame tranquilo, est bien? Adems no s una sola cancin de metal...

    -Cuntas sabs, a ver?

    -Y... dos o tres.

    -A m me gusta esa que tocs siempre. Es tuya no? Esa que repets siempre los mismos acordes.

    -Es mi hit internacional.

    -No saben lo contento que me ponen, muchachos. Me hacen acordar a mis hijos. Yo tengo dos

    hijos msicos que viajan por todo el pas. As, de la edad de ustedes. Despus tengo un hijo menor

    que estaba viviendo en Crdoba capital. Ese va a estudiar. Estuvo trabajando como telemarketer,

    dice que no es un buen trabajo. Que lo tratan muy mal los clientes, erspecialmente los porteos. Los

    dos mayores hacen folklore. Estn de gira, uno con Los guitarreros, no s si los conocen, el otro que

    toca la batera est con Len Gieco. Ustedes de dnde son?

    35

  • Nos miramos los tres. Despus de lo que dijo de los porteos, no sabamos bien qu contestar. Yo

    saba cmo tratan los porteos a los telemarketers cordobeces. Es una guerra terrible. Don el Pelado

    se ilumin y respondi enseguida.

    -De Catamarca...

    -Qu bien.

    -Una pregunta, Don Hugo; ayer fuimos al Nido del guila. bamos con todas las ganas de

    tirarnos de la piedra, pero cuando llegamos nos dio un poquito de miedo.

    -Ustedes porque son unos cagones.

    -Qu decs Adrin.

    -Digo que son los dos un par de cagones, cmo se van a asustar de tirarse de una piedra.

    -Qu habls sin saber. Si vos llegaste hoy, ni viste la piedra vos. Es bastante alta.

    -No necesito verla. Qu me ests cargando? Si hay agua abajo, qu miedo puedo tener de

    tirarme. Ustedes son unos cagones. Si hasta vieron unos pibes que se tiraron, cmo les puede dar

    miedo? Explquenme.

    -Cuando estemos all, opins. Ahora mejor no digas nada, porque no sabs. Siempre hacs lo

    mismo, habls y habls, y despus arrugs.

    -Cagn.

    -Usted qu dice Don Hugo?

    -Y... tengan cuidado, muchachos. Es peligroso ese nido del guila. Mucha altura y si no sabs

    bien dnde y cmo caer, les puede ir mal. No es joda esto, che guasos. No sean culiados amiguitos.

    -Hubo un par de accidentes, no?

    -Y... el ao pasado un pibe se tir, cay mal y qued cuadripljico. Los pibes que se tiran ah, lo

    hacen hace varios aos ya, y cada tanto alguno se la pega.

    -Yo escuch que haba muerto alguien.

    -As es. Cada tanto hay alguna tragedia. Yo por las dudas les dira que no intenten nada raro

    muchachos.

    -Ah, posta que se mueren chabones?

    -Es lo que le decimos a nuestro amigo. Pero se hace el vivo el pibe. Se hace el langa y cuando

    estemos all... se come los mocos.

    -Ya no sos tan valiente, no, Adrin?

    -Qu comer los mocos? Ustedes son unos cagones. No puedo creer que no se hayan animado ni

    una sola vez. Bueh, Guerchu, de vos, la verdad, no me extraa: ya te tena bastante cagn, ahora de

    36

  • vos... Pelado.

    -Por qu no hablamos mejor, cuando estemos all, eh?

    -Yo pensaba como vos. Cuando llegamos y vimos la altura, dijimos ni en pedo. Al final nos

    tiramos de la piedra de enfrente.

    -Qu piedra de enfrente, ni piedra de enfrente! Cagones! Ya me van a ver cuando me tire, desde

    el agua voy a ver la cara de salames que ponen. Van a ver, nabos, los voy a dejar como los ridculos

    que son y siempre fueron.

    -Bueno, muchachitos. Ya estn las empanadas. Disfrtenlas, psenla bien y tengan cuidado. No

    hagan boludeces, que despus se arrepienten.

    Rematamos la tarde con una cerveza. Don Adrin tom gaseosa. No hace falta describir su cara al

    ver el Nido del guila. Solo dir que no se tir de ninguna piedra, ni siquiera se meti al agua,

    alegando que estaba fra, a pesar de lo caluroso del da. Ni lleg a sacarse su camiseta de Racing

    club. Don el Pelado y yo nos la pasamos la tarde en el ro como toda la gente. A la noche, buscando

    un bar, en donde Don el Pelado pudiese sentirse como pez en su pecera, terminamos escuchando

    una banda de rock en la calle (que haca clsicos como Barro tal vez de Spinetta y Recuerdos de

    Ipacara, la famosa guarania paraguaya) y paseando por una feria hippie.

    Al otro da nos levantamos y fuimos a La Falda. El viaje en micro se me hizo solitario. En un

    momento, viene Don el Pelado, cuando yo andaba lejos, se encarg de convencer al recin llegado

    de hospedarnos en un hostel estudiantil o para extranjeros, donde pudisemos finalmente

    cruzarnos con la tan mentada fiesta que vinimos a buscar. Me resign y acept mi destino. Los

    ltimos das en La Falda los pasamos en un Petit hotel. Una familia formada por madre hippie-

    burguesa de cuatro dcadas, hija menor simptica encariada con nosotros, pero de 14 aitos. Hija

    mayor de 18, algo indiferente y taciturna. Hicimos buen arreglo con ellas y nos camos muy bien,

    tanto que, a pesar de que nos regalaron un da en su Petit hotel, nosotros insistimos en pagarlo.

    -Lindo living, ste. Mir qu cmodo est el silln.

    -Tienen internet?

    -Lo tenemos que arreglar, pero s, no ahora.

    -Ah, entonces, no.

    -Est bueno este living.

    -Igual, para qu quers internet, si total ya te volvs?

    -No s. Para hablar con mi novia.

    37

  • -Me gusta este living.

    -Ya te escuchamos, Adrin. No hace falta que lo repitas veinte veces ni que te acuestes en el

    silln y te acomodes el miembro as; adems, sacate las zapatillas que lo vas a ensuciar todo.

    -Dejame emitir mi opinin tranquilo.

    -Bueno, entonces tens habitacin para tres... una pregunta cmo te llams?

    -Daniela Lombardi, chicos, pero me pueden decir Dani. Ac tenemos la mejor onda. Adems no

    hay mucha gente. Mientras no hagan quilombo, ni mucho ruido, ni se emborrachen mucho, va a

    estar todo bien. Ellas son mis hijas, Daiana, de 14 aos y Michelle, que tiene 19 pero ahora est en

    lo del novio. Si yo me entero que alguno de ustedes toc a alguna de mis hijas, les corto la poronga,

    as de simple. Corta la bocha, me escucharon? Y no miento.

    -Qued claro.

    -Escuchaste Adrin? Los de las nenas. Ten cuidado.

    -Una pregunta, tiene cocina? Como para hacer unos fideos.

    -La cocina est arriba, senla como quieran. Si necesitan agua caliente, ac abajo tenemos una

    pava elctrica.

    -Igual, qu paja cocinar.

    -Vos porque te vas maana...

    38

  • IX

    No, no, no,

    nunca nunca morir;

    no, no, no,

    ser siempre inmortal

    La Falda es lindo pueblo. Ayer a la tarde subimos un cerro y apreciamos la vista panormica del

    lugar que parece copiado de un sueo infinito y fantstico. Anteayer a la noche, fuimos a bailar al

    boliche ms popular de la zona, que nos recomendaron las hijas de Dani, nuestra anfitriona. All,

    nos regalaron la entrada, un martes desrtico. No intent nada hasta no llenarme de cerveza. Con

    Don el Pelado, imitamos a los bailarines de break-dance. Don Adrin se tom un Fernet y se qued

    parado mirando la nada toda la noche. Casi no pronunci palabra. Habra que abrir una academia

    entera para descifrar su pensamiento. Volvimos con las manos vacas. La fiesta, si nos estaba

    esperando, era en otro lugar y otro tiempo.

    Dormimos bien, desayunamos bizcochitos salados, almorzamos rico. Echados en living, mirando

    el ventanal que daba a la calle, aquella tarde de mircoles nublado, mateamos con Dani y sus hijas.

    -Y cmo estuvo anoche?

    -Estuvo bien. Bailamos Break-dance...

    -Haba mucha gente?

    -Y... ms o menos. Tena dos pistas el boliche, no estaban llenas.

    -Vos tocs la guitarra, Adrin? -le preguntaba a nuestro amigo, la hija menor de Dani.

    -As es... yo toco metal, y tengo un tema mo, propio.

    -Ah... me tocs algo?

    -A ver, Guerchu, pasame la guitarra.

    -Tom, pero escuchame una cosa... mirame a los ojos. Mirame... es en serio. Esuchame una cosa:

    ten cuidado, eh...

    -Con la guitarra? Quedate tranquilo, yo te la cuido.

    -S, no solo con la guitarra, acordate lo que dijo ayer Dani -le deca en voz baja a mi compadre.

    39

  • -Qu Dani?

    -Dani, bobo, la duea del hostel -ya le deca al oido con tono grave.

    -Ah, qu dijo?

    -Hac memoria, tarado...

    -Mir, te muestro mi tema.

    -Le vas a mostrar la serie de acordes que se repiten?

    -Por favor...

    -Est bueno el tema ese, Adri, todo un compositor...

    -No se saben alguna punk, de Green day, de Offspring?

    -Yo s de los Stones y de Oasis y de Viejas locas.

    -De flema, de Dos minutos?

    -Chicos, no saben alguna de Serrat...?

    Cada miembro de la familia quera un estilo propio. Sorpresivamente, nadie pidi una cancin de

    Arjona. Con algunas de los ochenta, de Soda estereo y los Redondos, quedamos bien con Dani y sus

    hijas. Don Adrin es todo un peligro. La nena tiene catorce aos, y ayer a la noche, mientras

    tombamos una cerveza, lleg a confesarnos: si puedo, a la nena le doy, eh, aunque tenga catorce,

    no me importa. Adrin es medio pedfilo, ya estamos acostumbrados a su falta de consideracin de

    la edad de las seoritas. Espero que nada haga a Dani llegar a cumplir su amenaza de cortarnos las

    porongas o que solo se la corte a Don Adrin. Decidimos esa noche cocinar unos fideos y tomar

    unos vinos para despedir a Don el Pelado que se nos iba alegando que extraaba a su novia.

    Anoche aprend definitivamente que, una vez metidos los fideos, no se los debe tapar. Siempre lo

    hice, pero espero no volver a hacerlo. Cualquiera sabe que es un mtodo ideal para que el agua

    hierba antes, pero si uno se distrae, la espuma, potenciada por los fideos, sube y sube, rebalsa,

    mancha y hasta puede apagar la hornalla, ensuciando toda la cocina. Anoche fue una de esas veces.

    Tap los fideos que se estaban cocinando en la cocina del petit hotel, y puse a tomar vino tras el

    mostrador y charlar con mis compaeros de viaje. A la tercera copa y en un momento clave de la

    charla, escucho el agua espumosa de fideos rebalsando la olla, a punto de manchar y seguramente

    ya ensuciando toda la cocina. Bruscamente me levant de la silla para destaparla. Mientras haca

    esto, escuchaba la silla cayendo al piso. Una vez destapada la olla, ya tranquilo escuch un ruido

    que no me gust nada: deberaseme haber visto la cara cuando, apoyando la tapa de la cacerola en la

    mesada, aliviado de que el agua con fideos no manchara la cocina, escuch atrs mo un estridente

    barullo de maderas crujiendo y vidrios rotos, un golpe fuerte y duro de un mueble que choca contra

    40

  • una pared y cientos de artefactos, utensilios, copas, vasos y botellas de vidrio estrellndose contra el

    piso; junto a esto, la exclamacin de mis compaeros. El mismo apocalipsis. El mueble se haba

    venido abajo.

    -Rompiste toda la cocina -me decan Don Adrin.

    -No, en serio? Menos mal que me lo decs, porque si no, no me daba cuenta de que est todo el

    piso lleno de vidrios rotos.

    -Sos un tarado, ahora nos van a cobrar todo.

    Don el Pelado no poda ni hablar. No saba si reir, llorar, golpearme o salir corriendo para no tener

    que pagar los platos rotos. Esperamos que subiera Dani con sus hijas a ver qu estaba pasando. Pero

    nada pasaba. Con los pibes, nos miramos. Imaginen la cara de Adrin y de Don el Pelado

    acusndome de haber tirado abajo algo que nos costara unos cuantos pesos y como dicindome:

    Gurchu, qu boludo que sos. Pero nadie pas, ni ningn pas se oy, ni siquiera diez minutos

    despus de caido el mueble, cuando ya nos disponamos a barrera los vidrios en el piso y levantado

    las pocas botellas y copas que haban sobrevivido y alfombraban el piso. Despus de limpiar todo,

    recoger los vidrios, pasar trapo, servir y comer los fideos, bajamos a avisar a nuestra anfitriona lo

    sucedido.

    -No me digan que tiraron abajo el mueble de la cocina -nos deca Dani, prendiendo un cigarrillo,

    nosotros tres con la cabeza gacha sin poder emitir palabra de la vergenza que tenamos tras el

    incidente.

    -S, apenitas noms lo roc y se cay todo al demonio.

    -Bueno, Guerchu, tampoco apenas lo rozaste -me contrariaban de mi lado-, le diste un hombrazo

    bastante fuer...

    -Callate Adrin. En realidad, ni siquiera llegu a tocarlo, con e lvientito noms se cay, estaba

    bastante mal puesto y por suerte iniguno se lastim, podra haber saido una tragedia. Estamos

    indignados.

    -No te preocupes. Ya se cay varias veces. Las chicas jugaron una apuesta a ver a quin se le caa

    primero. No te preocupes, no les voy a cobrar nada... de hecho, si no me quieren pagar la noche de

    hoy, est todo bien. Yo s que ustedes son jvenes y estudiantes. No se preocupen por nada. Eso s,

    me entero que la meten una mano a Daiana o a Michelle, y no la cuentan...

    -Pero Michelle tiene 18.

    -Por eso. Ella es grande igual y tiene novio.

    41

  • -Ah... no te preocupes. Te vamos a romper toda la casa, antes que tocar a alguna de tus hijas. Lo

    de la cocina fue sin querer queriendo...

    -Traten de no romper nada ms igual... esta se las perdono.

    Despus del incidente decidimos ir a probar suerte nuevamente a la noche faldea, esta vez a un

    lugar ms tranquilo. Cruzamos el ro seco y nos metimos en la peatonal de La falda. Entramos en el

    nico barcito que abra un mircoles. Era un lugar solitario y obscuro; con algo de concurrencia.

    Nos sentamos con Adri, mientras Don el Pelado peda unas cervezas. Al poco rato, con los chops ya

    en la mesa, se acerc un muchacho flaco y de cabeza redondeada. Se me haca parecido a alguien,

    pero no saba a quin.

    -Muchachos, se quedan una horita ms que vamos a tocar unos temas de msica latina con un

    amigo?

    -Dale, no hay problema.

    Y sigui el flaco entregando volantes y pidiendo a la concurrencia que espere un poco ms, que

    pronto comenzara un show de msica latinoamericana. A pocos metros de nuestra mesa, un seor

    conversaba con una joven. Tomaban un vino. El tipo se mova de ac para all. Estaba ebrio. Adrin

    lo miraba y no poda aguantar la risa. Qu te hacs, le deca a su cita en voz bastante alta que

    todos podamos oir sin esfuerzo. Qu te hacs la difcil, si sos una turra; te hacs desear y sos ms

    facil que la tabla del uno. La muchcha se levant y se fue al bao. El tipo qued solo y vaci el

    vaso. En nuestra mesa, el calor nos peda a gritos que tomsemos esa cerveza espumosa que brillaba

    a la luz del farol del lugar.

    -Che, Adri, no lo viste parecido a alguien a este tipo?

    -Parecido a alguien? A quin?

    -No s, pero lo veo como parecido a alguna persona conocida, vos Pela?

    -Parecido? No la verdad que no, a qu decs, a algn cantante o alguno de nuestros amigos?

    -No s. No creo que sea l conocido, pero creo que es parecido a alguien. No s, quizs me suena

    a un jugador de ftbol.

    -A un jugador de ftbol? No Guerchu, ya ests hablando giladas. Tan rpido te peg la birra?

    -No, en serio, te digo. Pela vos no lo ves parecido a algn jugador de ftbol?

    -No s, de qu cuadro?

    -No s, boludo, te digo que no s a qu jugador me recuerda, tampoco voy a saber de qu cuadro.

    -Al Beto Mrsico, puede ser?

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  • -Al Beto Mrsico?

    -Quin es el Beto Mrsico?

    -No, boludo... qu Beto Mrsico, ni Beto Mrsico. No digas giladas, man. No s, se me hace

    parecido a algn jugador de ahora.

    -Ests flasheando cualquiera.

    Al rato empez el show. Lo brindaba el flaco que nos invit, a quien todava no sacaba el

    parecido; tena una guitarra en la mano, y lo acompaaba un mulato, con motas y unos bongs, que

    present al do.

    -Buenas noches... Mi nombre es Juan, me presento... mi compaero ac.. Hector en la guitarra...

    y vinimos a presentar unos temas de nuestro gran continente latinoamerciano. Esperamos que los

    disfruten junto con la comida o la bebida. Vamos a arrancar con uno de Silvio Rodriguez...

    Hector?...

    El pibe empez a tocar la guitarra, ese arpegio tan caracterstico de aquel tema conocido y tocado

    en infinidad de fogatas hippies. Ojal que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan... para

    que no las puedas convertir en cristal..., cantaba el negro. Muy bien, la verdad.. todava no haba

    arrancado con los bongs. Nosotros, cerca del escenario, los veamos, escchabamos aquella poesa

    y tombamos nuestras cervezas, sigui un tema de Buena Vista Social Club: El cuarto de Tula, en el

    que el negro s se pudo lucir en los bongs y en la voz. Lstima que el guitarrista, adems de estar

    algo nervioso, no saba muy bien los acordes ni poda seguir adecuadamente el ritmo.

    -Sabs a quin se parece el guitarrista?

    -Segus con eso? A ver, a quin se parece, la puta que te pari?

    -Para m, no solo se parece... es igual! Cmo no me di cuenta antes...

    -Dale Guerchu, habl, dec... seguro que ests flasheando cualquiera.

    -Escuch, se parece a...

    -A ver...

    -Se parece a...

    -A quin, dale no lo hags tan misterioso.

    -Sos un pelotudo, hermano.

    -Se parece a... Juan Romn Riquelme.

    -Qu? Nada que ver.

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  • -En serio. Mir bien, la cara, la nariz, tiene el mismo pelo, la misma frente.

    -Ah... puede ser.

    -Nada que ver Guerchu, se parece ms a Balderrama que a Riquelme, o al menos, al Beto

    Mrsico.

    -Para m se parece al Pipino Cuevas.

    -Qu? Nada que ver. Es Riquelme, de dnde conocs a ese jugador?

    -No s