Dunare Novela

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EL KASSEQUA DUNARE (NOVELA) Oscar Matute OrtizOscar Matute Ortiz

Ttulo Original: El Kassequa Dunare (Novela)Libro escrito en san Jos de Guanipa Estado Anzotegui.Terminado de escribir mayo 2013.Autor: Oscar Matute Ortiz.Diseo Grafico Portada: Pedro Piedra, pintor de San JoseISBN:Depsito legal:San Jose de Guanipa, Estado Anzotegui.

El Emplumado Paraso.

Ascendi un pjaro profanado por el sol, por el calor, por la ventolera del tiempo, y se cubri de azaa, al haber nacido en aquella rea salpicada por la tupida montaa que no dejaba deslizar los traspis de los aborgenes que muchos lustros tenan pisoteando aquella maraa situacin. Era un aguerrido escenario tapizado por los montes, la hojas que abanicaban aquel desrtico silencio, y que era un escondiste para los aborgenes que iban penetrando poco a poco por aquellos sabanales, aquellas matas, aquellos bosques erguidos de sorpresas errticas que bloqueaban cualquier disidencia, para ocupar este legado terrenal que la naturaleza haba propiciado.Serpientes, tigres, leones, chiguires, lapas, venados, acures, cascabeles, macaguas, rabomarillas, morrocoyes, zorros, perdices sabaneras, corales, mosquitos, moscas, plagas, insectos, se lanzaban en dinmicos desplazamientos. Era el bullicio estremecedor de la selva, de aquellos lares y espacios que se perpetuaban en el tiempo.El Aborigen al acecho y la caza se hacan fuertes y temibles contra una naturaleza inhspita, concurridas por cerradas y tupidos arboles, chamizales, arestn, urrapales, guaritotos, bejucos selvticos, robles, jobos, brusca, quebrahachos, cuj negros, cujs blanco con olores nauseabundos que expedan cuando eran cortados o araados por la mano del hombre indio. Tierras de humus, floreadas por las cadas de las hojas que tapizaban la tierra lisa y llana, y que cubran con humus aquellos desrticos terrenos. Era una naturaleza brava que haba sido tocada por la mano brava de un aborigen que se haba comenzado a desplazarse poco a poco en colonias pequeas y as llenaban aquel vacio siniestro que no haba sido tocado por entes inteligentes, entes semidesnudos que se haban comenzado a desplazar poco a poco por las zonas aledaas a estas areas que eran silencio en la historia, pero perpetuadas en la existencia, en la creacin y la evolucin. Inviernos, veranos, soledades ante el ntropos era la esperada y decorada situacin que se presentaba. Inviernos iban y veranos se escondan cuando el chubasco, la llovizna se acercaba a mitad del mes de abril y as se mantena en turbulento palos de agua que se convertan en recios volcanes de aguas dulces, cayendo sobre aquel ventanal espacio de esta rea convicta de cielos azules y de floreados apamates. Las quebradas, los ros, El Gran Rio, los suelos vacios, las lagunas naturales, los hoyos del suelo, se convertan en casimbas de aguas que se depositaban por un rato o por mucho tiempo cuando el sol comenzaba tener sus rayos clavados en la espesura de aquella frtil tierra del Unare. Toda la cuenca esta hilvanada de agua por todas partes: Aragua, Guaribe, Cumanagoto, Azaca, Meseta, El Batey, El Potrero, Salsipuedes, Raz, Corozo, Achagual, Machagua, Guacharaca, Guere, Quebrada Honda, Temblador, Cuicas, Guara, Casimba, Dunare, Clarines, Boca del Mar Caribe estaban llenos hasta el topete de aquellos avispados inviernos que torrencialmente se filtraban a travs de nubes gigantescas que se cernan sobre aquellas arboledas amintadas por el tiempo y la existencia de la naturaleza tropical, que se haba formalizado desde la creacin del planeta tierra, y que haba sufrido eclosiones de mutaciones por los cambios naturales que la misma naturaleza provea con el paso del tiempo y las fuerzas csmicas que existen en lo mas intimo de la propia naturaleza.All correteaba la imaginacin y el instinto del pjaro agresivo, del pjaro alevoso, del pjaro emplumado que se elevaba sobre aquel escenario colorido con los rayos solares, pero que el pjaro gozaba la libertad al volar sobre aquel arquetipo escenario cubierto de miles y miles de animales, pero que el pjaro emplumado gozaba y se rea de aquellos que eran batracios, bpedos, y moneadores de palos, rboles y plantas nutridas de hojas, gordura y altura.All en ese mundo del pjaro emplumado se iba acercando poco a poco y con los aos unas nutridas tribus que en centenares de aos haban cruzado El estrecho de Bering y se desplazaron con el tiempo y los siglos hacia recnditas tierras balbuceadas por la soledad y el silencio del homo sapiens. Haban penetrados estas selvas en sus sombras noches y tambin en sus sombros das. Nadie luchaba contra ellos, solamente la naturaleza salvaje e indomable que hacia ventajas sobre ellos. El tiempo tambin les haba enseado el aguerrido trajinar de la noche oscura para vencer lo indomable en ella. Al pisar esa tierra mtica, anchurosa y llena de instintos animalescos los converta en unos desconocidos, pero tambin, comenzaban a humanizar un rea, que la creacin todava no habia podido integrar. Poco a poco la raza humana fue cobijando las reas del planeta. Llegar a mbitos desconocidos no era fcil, pero tampoco difcil, estaban acostumbrados a los avatares de lo selvtico, de lo inhspito. Por eso al internarse en el rea del Gran Rio (Dunare) comenzaron a guarerse en la dinmica situacin que all exista. All exista el grito del pjaro, el gruir de los tigres, de los leones, de las cien especies vegetales que se anidaban en aquel oropel de la vivencia entre los vegetal y lo animal. All estaba el Gran Rio, ros pequeos, ros medianos, ros silvestres, ros medias cajas, ros revueltos, ros apacibles, all estaban las lagunas naturales, las albuferas, , all estaba las quebradas de Calanche, de Salsipuedes, del Corozo, de las madre viejas, los acantilados de El Batey , la gran Quebrada Honda, all estaba la madre vieja del Corozo, del Guaribe, El Gran Rio de Guere, de Azaca ,del Clarines, y all estaba el gran pjaro emplumado que haca eco espantoso en la levadura de aquella tierra siniestra y cnica que conceba a los vivos como endermas belicosos de su epidermis sana , buena y reinosa. Monos Araguatos, El Cristofue, arrendajos, cardenales, azulejos, zamuros, gavilanes, loros, pericos, sabaneras, guacharacas, perdices, alcatraz, tigue tigue, pato, pato de agua, pelicanos, canarito, el tucusito, el carpintero, el bho, el colibr, el canario, el cubiro, el periquito australiano, el aguaitacamino. Los allegados haban tenido la dicha de haber curioseado y tener contacto con estas especies voladoras, pero all tambin estaban las especies, terrestres y acuticas. El agitado escenario selvtico y mortecino por las fieras erizadas de enervadas fuerza brutas, podan causar cierto pavor y miedo en aquella raza que vena a desplazar su situacin tranquila y serena y la forma como vivenciaban aquella zona. Iban cruzando las laderas, las alturas, lo llano, y poco a poco a se iban adaptando en aquellos parajes, donde construan un boho. All iban con sus indias, con su carajitos, y hasta con sus propias familias. La agrupacin humana siempre ha existido, y en este caso particular los aborgenes iban colonizando aquellas areas, comenzaban a formalizar su propio hbitat. Haban entrado sigilosamente en todas aquellas areas. Era el aborigen que haba dejados espacios atrs y su manas de lo porttil y lo nmada, iba cundiendo otras aventuras para adentrase montes desconocidos, cosa que permita fabricar complejas escenas que luego serian lucha y mareas de problemas, pero el riesgo es as, y el aborigen siempre tuvo la esperanza del riesgo para cubrir una supuesta vivencia que se hara menos traumtica. Penetrar la Cuenca del Gran Rio (Dunare) le creaba otro mbito de vida. Por muchos aos despus de haber vencido muchas areas animalescas y de algunas especies vegetales, los aborgenes iban cediendo a una adaptacin selvtica e hidrolopica. Era el ao 200 despus de Cristo cuando estos aborgenes invernaban y veraneaba esta chocante selva profunda de la Cuenca del Unare. Esta rea era apilada por la llanura y otras veces tupida por el inclemente zarandeo de las matas, de los arboles, de los bejucos, de los urrapales, de los cuijes yaqu, de los cujes negros, de los guatacaros, de los jobos, de los robles y de los apamates y ceibas que aoraban cielos abiertos. Sin embargo, la modesta pujanza de los aborgenes iba trillando la zona para guarecerse en ella. El alma del aborigen se iba enervando en voces, en conversaciones, en gritos, en balbuceos, en sentimientos, en pensamientos, en conductas, en hbitat, en aoranzas, en esperanzas en utopas, en realidades que sobrevenan cada da. Sus movimientos y desplazamiento los hacan en cuadrilla y as iban abriendo caminos, que con el tiempo se llamaran caminos de los indios, y con los espaoles, los caminos reales. El hombre aborigen ya en Amrica tena sus defensas con las lanzas, las macanas, la piedra, el arco, el puo, el palo, el tolete, el palo sano. Con estas indumentarias ofrecan guerras y combates en cualquier ocasin que fuera de artera situacin. Muchas situaciones y conductas se iban anidando all donde llegaban, a ello no escapaba el Alfaqu Piache que no perda el contacto con lo misterioso, con la naturaleza mtica, con los animales, con la hierbas y los vegetales y con el mismo hombre. El Piache lea el misterio de las fuerzas de la naturaleza, pero tambin las debilidades de la naturaleza. Cuando la naturaleza presentaba fuerza empantanadas con la lluvia, con el sol, con la luna y las estrella el Piache traa malos augurios a la comunidad y comenzaba a crearle a la comarca serias adversidades, pero tambin le brindaba la coraza de como los aborgenes deban actuar. Se le llamaba la prevencin Natural sostenida por el mgico pensamiento del Piache. Para este alfaqu de lo mstico y religioso, no poda haber miedo, ni pavor, ni desespero, ni nada que tuviera que taladrar la tranquilidad del lugar, aunque hubiera los presagios. El Alfaqu tena ese estudio mental con el agua, con el fuego, con la tierra y con el aire. En ese mundo mtico, misterioso el piache hacia un aquelarre de invocaciones fantasiosas, para defender aquella raza, aquella ranchera de cuanto poda; aquella agrupacin social que estaba en desprovistos elementos de proteccin. Como un dios ejercan sus alopatas para sanar enfermedades, a sus escuadrones de hroes que luchaban contra la naturaleza y a las secuaces ambiciones que algunos de ellos tratara de imponer sobre los dems...El escenario de haba contagiado de esta indumentarias misteriosas y esotricas, jams la naturaleza haba conocido de tales detalles, y ahora la sombra de un dios recorra aquellos sabanales, aquellas mesas, aquellas alturas, aquellos bosques donde el sortilegio del sol y la luna eran los nicos que contemplaban aquel oscurecido ambiente.El vitalicio algeno mesclado con la perpetuidad del tiempo haba terminado en solapada algaraba por el irreflexivo tiempo que les haba deparado la suerte, el futuro. Un escenario, una visin, una vivencia, una dinmica, un transitar, un devenir usurpaba aquellas melanclicas colinas, y aquellos escondidos sistemas desconocidos para el humano. Haba un devenir impulsado por el instinto y la inteligencia de aquellos seres que fraguados por el tiempo y el lugar buscaban asir nuevas ilusiones. Ya haban cruzado el manglar de la historia. All estaban atrincherados por un nuevo palenque, y se haban convertido en unos nuevos jibaros que combatan, selvas, vegetaciones, lluvias, y aguaceros eternos en aquel desvari silencio del da y de la noche pero que confrontaban el tropel de gritos emanados porque aquellos centinelas del tiempo.Calanche, Quebrada Honda, El Batey, la Meseta, Azaca, La Guacharaca, Comoruco, El Clarines espaciaban rancheras que con el tiempo se haran boho emblemticos de una raza que se ancla y se perpetua por aquellos lugares. La Serpiente nace Rio Arriba y se ofrece en un caudal de agua que recorre 270 kilmetros de agua hasta desembocar en el Mar Caribe. Comienza ms all del Chaparro, all en aquellas praderas de la Boca del Pao. Nace para desplazarse por varias reas pisando la nomenclatura de aquellas espesuras llanas, de aquellos olmpicos terrenos, de aquellos oriones silvestres, que agiliza la noche y tambin el claro sol de las nebulosas. Toma aguas del El Chaparro y desfila por aquellas caadas que llega silenciosamente al Batey, y all con sacudida de torpeza airada, vuelve a atenazar aguas, para penetrar en la selva azolada del Corozo, la Madre vieja y se va fugando con severa nostalgia para declinar su movimiento ensombrecido en las elegantes trmulas aguas del cajn del Guere. All se encarna con estas aguas, para seguir sus pasos serenos, cobijando cuanta cada de agua recoge en sus pasos para pasar ligeramente por los canaletes de Clarines, y as hacerse unas exequias en las paquidermas aguas del Mar Caribe.

El Misterioso Vivir

Frenticos clamores de vida se incorporan en el Escenario del Gran Rio. Es una visin distinta, ya no es el animal salvaje que tiene hbitat a lo largo y ancho de la Cuenca del Unare. Resuena la voz calificada de una especie que es bpeda, que tiene habla, que tiene dialecto, que emite sonidos, que cultiva, que tiene una cultura, que tiene una inteligencia emocional, cultivada por la antropogenesis y el devenir del tiempo, cautivada por un modo de vida que hace un nido de vitalidad en todo aquel escenario. Comienza la formalizacin de chozas, bohos, rancheras, para un indio que no tardaba mucho en hacerlos. En pocos das podan tener anclado un depsito viviente. Para dar comienzo a la intrincada vivencia social, aislados no podan estar, la ranchera era su prurito. Comienza el jineteo de la vida en un escenario donde la existencia es misterio. Donde el nacer es un reto; donde la comida es una aventura; donde las salud es una esperanza; donde el dormir es un agite; donde el nacimiento del nio indio es una desgracia ante el mosquito, la alimaa, la plaga, la araa mona, la culebra, las serpientes, los arcnidos son los buitres de cualquier cuerpo humano. La zancuda galopa como enjambre de moscas. Las moscas como nubes de mosquitos, y los mosquitos como reciedumbre de aguas dispersadas por los aires. As se perfila aquellos lugares detenidos por la presencia de los aborgenes, todo se hace risible y mantienen la constancia de la vida y la esperanza de la buena nueva. As comienza el pisoteo de la vida humana que va cuadrando la vida arrinconada por la propia sabidura de la naturaleza. Desde la entrada, comenzando por la parte Sur del Gran Rio, all en las cabeceras de este Gran Rio se desliza lentamente en tiempo de verano; las serenas aguas que desembocan en el Mar Caribe. All en aquel paraje del Norte despus de chubasquear aguas intrpidas ofrece nados para aquellas rancheras que se estn sembrando all en la orilla del Gran Ro. Hombres, mujeres, jvenes invaden el portn del oriente venezolano. La brecha del sol y las brisas nocturnas permiten la laboriosidad de aquellos vivientes sembrados en tierras que estaban a su merced. Todo esto estaba avanzando con una raza que a cada momento se estaba imponiendo. No era raza dbil por su aspecto, su cuerpo, sus sentimientos o tal vez su menguado cultivo cultural, se haca indoblegable al hasto de aquellos bellacos escenarios. El fastidio no permita ni siquiera desmayar las duras tareas que tenan que enfrentar en unas cuantas centenas de aos. All iba el hombre entre nieblas, entre silencios culturales, tcnicos all iba el hombre nadando en la turbulencia del tiempo y la agitacin de los lugares. All iba en caminos quebradizos, pero con un temple bien dispuesto. Para qu miedo, para qu distraccin, solamente las ganas de vivir son ms que suficiente. He all un cielo abierto que anida esperanzas, que anida para aquellos que se han desplazado lentamente en el fragor de la realidad, pero con pie firme hasta alcanzar las latitudes del Mar Caribe. Las miradas de los Aborgenes no pierden las perspectivas, ellos saben que haban explorados espacios vacios y oscuros en ciertas oportunidades, pero esta es la oportunidad de caminar un sendero estable entre algaraba de animales: loros, guacharacas, guacamayos, azulejos, monos, araguatos, cardenales, tucusitos, perdices, tucusitos cristofu, aguaitacaminos, lechuzas, bhos, alcaravanes, patos de aguas, garzas blancas, garzas rosadas, zamuros, pelicanos, tuas, tuas. El aborigen siempre estuvo y ha estado al acecho de los animales voladores, lo que no fue una excepcin para el lugar. La costumbre se iba haciendo natural al convivir con estos animales de esta zona. No se estaba en el paraso terrenal del gnesis, sin embrago, se habla de una lucha por sobrevivir ante la lucha a muerte de la propia naturaleza quien impone los retos de la vida y la muerte misma .Nada agota , todo renace, todo se impulsa en esa biognesis de los seres vivos. Seres vivos como las plantas, seres vivos como los microbios, seres vivos como las macro clulas que se han ido con el tiempo formando seres con otra formalidad. All estn en la propia zona del Unare. All trillados por el tiempo, el espacio y el mismo arrebol de la naturaleza. La naturaleza tiene ambas cosas, la muerte y la vida, pero el aborigen tiene la lucha para imponerse sobre los beneficios o avatares de la naturaleza. Sin embargo a la final es la naturaleza quien pone el punto finalAll en ese escenario hay fuentes de aguas, que dan vida, estn las fuentes zoolgicas para consumo de los aborgenes, all hay muchas, hierbas y rboles frutales que calman el hambre pero tambin la sed de aborigen. All est el sol que se enrumba del de este a oeste y siembra de calor y hermosura la visin diurna de los indios, all estaba tambin aire que se bata desde el norte y cobijaba con frescura toda el rea del Unare. Pero tambin el aire refresca los pulmones, los bronquios y el cuerpo de aquellos indigentes indios metidos en aquellos asombrosos sitios que solamente Dios y la sabidura puede entender.El aborigen establecido en la cuenca del Unare no ve el Pndaro de la viuda que convive entre los tiranos; aunque la naturaleza se porta como tal; sin embargo da latidos e impulsos para conocerla por un rata; pero se deja de conocerla cuando el ojo de la vida se apaga y la audicin de los sentidos ya no se siente en el tmpano de la existencia. El agreste comportamiento tanto del aborigen como de la naturaleza entra en un choque de combate desmedido dentro de lo cotidiano. El pensamiento en la emocin del aborigen se adiestra a todos estos requerimiento que la misma va brindando en el devenir del tiempo. Ella est all dinamizando sus estmulos que son muchos, y sin reposo, y si tuviera reposo no sera tal cosa.El aborigen tiene ratos para el descanso, ratos para el sexo, ratos para comer, ratos para el sueo, ratos para el aseo, ratos para el trabajo, ratos para la caza, ratos para entretenerse con los hijos, ratos para la lucha, pero ratos tambin para los desafos y los retos que se van fraguando en lo cotidiano. Ellos encarnan una simbiosis connatural con todo el ambiente. Ellos dependen del ambiente, el ambiente no se adapta a ellos, pero ellos si tienen que adaptarse a tal ambiente. El agrisar de la tierra unarense se agita en pleno invierno, comienza en abril y se va desplazando temporalmente durante 6 meses hasta llegar al mes de octubre. En esa temporada el aborigen de estos lares ve que los suelos comienzan a germinar, y todos los arboles y matas a reverdecer. Toda la fauna, toda la flora comienza a tener desequilibrios ecolgicos en cuanto a que el agua crea situaciones complicadas y hay un cruce de elementos ya que el agua nutre las tierras secas con su presencia, sin embargo el agua vuela cauces de ros, quebradas, riachuelos, albuferas, lagunas naturales, la rutina cotidiana del aborigen se hace ms corta, ms simple porque los atajos de aguas no permite desplazamientos de larga distancia. La contaminacin entra en juego. Muchos animales silvestres son ahogados y las aguas se comienzan a poner putrefactas y provoca en la comida del indios mucha contaminaciones; adems de lo sucio que se pone el agua, porque recoge tanto elementos de maderas que comienzan a descomponerse y el agite de microbios nocivos empiezan a hacer estragaos en los seres humanos. El agua da la vida pero tambin puede ocurrir que su demasa provoca la muerte es el juego de la naturaleza que se pone en movimiento y el aborigen trata de jugar con ella en su supervivencia, de alguna manera juega al escondites para luego darle el asalto final a todo ser viviente. El sol all engredo entre los vaivenes de sus estaciones ayuda a germinar y dar calor a todo aquel semillero extendido a lo largo y ancho de aquella rea donde miles de rboles han soltado semillas y stas al oler los sntomas de agua abrileas abren su capullos all en medio de aquella germinacin que luego se convierten en hierbas, carrizos, pajas, gramnea y se forma un estero de bosques y sabanales verdes. El pertinaz invierno pone en movimiento los ros, y sobre todo al Gran Rio Unare. De all se van cubriendo de agua aquellos manantiales, aquellas quebradas, aquellas albuferas, aquellas lagunas naturales, aquellos pozos, aquellos acantilados. Es el agua dulce cada del cielo que hace su esplendorosa expresin sobre aquel inerte suelo que prevarica los clidos silencios de aquellas mesetas, bosques y sabanales del Unare. All est tambin lo esperado por el piache, a travs de la interpretacin de los cambios de la luna_.--- Se acerca el Gua-. Deca el Piache Cauche. --- Ya estamos en tiempos de luna llena! --- adicionaba en su lenguaje torpe y lleno de esoterismo de la tradicin ambulante de tiempos atrasados, pero que a veces resultaba como muy certera cuando daba sus informaciones maaneras a algunas rancheras, porque se la pasaba muchas veces galopando sobre el monte del Unare, para informales todos, los vericuetos de la naturaleza, adems informar quien sera la prxima vctima en aquel encallejonado mundo del silvestrismo, y de la desorientacin gambotas de aquellos ambulantes habitantes. Y As aquel enano silvestres de las llanuras del Unare y tambin de las mesetas se perda entre los monte agitados, oscuros y silenciosos que le impona la misma naturaleza.

EL Paraje Solitario de un Boho

Se haba comenzado a formalizar con las herramientas rusticas del aborigen un paraje solitario en los aleros eternos que llevo por nombre El Batey. El boho fue la vivienda ms distintiva de los indios antillanos, una choza rudimentaria, pero tan perfectamente compatible con el clima caribeo que el diseo bsico influy en la arquitectura del Caribe durante aos. Al llegar a las islas los indios aruacos que emigrarondesde Amrica del Sur, haba encontrados que el terreno y la flora eran muy diferente a las densas selvas de su hbitat original. Montaas, cerros, mesetas y llanos reemplaz la monotona de las selvas planas a lo largo de las cuencas de los ros de su tierra natal. Los materiales disponibles para la construccin de casas tambin eran diferentes a los que se encuentran en el continente. Hasta las sesenta especies de palmera difieren sustancialmente de los rboles del hogar suramericano de los aruacos. La majestuosa palma real (roystonea regia) dominaba gran parte del paisaje del Caribe. La arquitectura distintiva de los indios se teji alrededor de este rbol magnfico. Palmas, penachos verdes, palos secos, caas eran las indumentaria para ir colocando aquel boho que con el tiempo las reas del Unare iran alimentando el escenario de viviendas precoces para una mentalidad precoz, pero era el argot que en su poca mentalidad tenan los diestros en estos menesteres. All en aquel escenario entre la Boca de Quebrada Honda y el empalme del Gran Rio haba comenzado una hazaa, se aglutinaron en aquel paraje un germen de lucha por construir lo que guarece de la intemperie como es una choza, una casa, un refugio tanto para las mareas del invierno como los destemplados rayos del sol que abruman la piel de cualquier ser humano. All se guarece el nio, el adulto, los jvenes y as se iban aglutinando centenares de aborgenes que iban deslizando aquellos parajes, aquellos senderos, para instalarse en ese habitculo Batey. Nace la novedad, nace lo nuevo, nace un escenario diferente. Comienza la integracin de Adn y Eva con los procesos evolutivos de la creacin. Ya estaban los animales, estaban los arboles estaba el aire, estaba el fuego, estaba el sol, faltaba precisamente el hombre. As comienza la vida de mono erectus en aquella zona en aquel escenario. Comienza el nacimiento de una generacin de aborgenes que se hacen autctonos con la fisiocracia de esa tierra. El ecosistema comienza a tener una novedad sempiterna de la vida del hombre y de su desenvolvimiento como ser dinmico. La astucia del indio va a configurar un reto, unas reglas y unos comportamientos en aquellos parajes que haba sido el silencio, la palabra, el dialecto , el sudor, el calor de una raza entrometida en una belicosa naturaleza que tenia miles de aos all existiendo. Comienza los nacimientos de nios que va a balbucear esta tierra, que van a sentir esta tierra. Nace Waitana, un nio que el gnero humano quiso que fuera un varn, lacio, ojos achinados, nace bajo el sulfurarte sol de marzo, atenuado por el calor nace en aquel paraje donde la plaga, el mosquito cerraba el rea. Nace all con otra india que acompaaba este parto, una vez fuera del vientre de la mama Wata, haba pegado un grito:- Hay Hay--. Haba sido una esperanza para Yupete, su papa que se haba esmerado en hacer que aquel sitio fuera sitio de paz y tranquilidad en su etnia. Wata era una india de estatura pequea, retaca siempre con sus senos afuera, apenas cargaba unas enaguas que tapaban su trasero y su parte intimas. Enaguas hecha de algodn, de algodn sabanero, y que ellos segn sus actividades manuales y su cultura saban hacer. Wata tena la nariz achatada, pero en cada fosa nasal utilizaba unos palillos que le atravesaban cada fosa nasal. Wata haba comenzada a amamantar sus pequeo nio que recin naca, lo haba cubierto con hojas de trtago y platanillo que era muy comn en aquellas latitudes presagiadas de cocales, y platanillo sabanero.Wata haba tenido nueve meses de embarazos desde que el indio Yupete haba tenido una relacin sexual a orillas del Gran Rio, as Wata iba tejiendo un futuro esperanzador al tener en su vientre quien sera su primer hijo arrojada en aquella naturaleza salpicada por los retos y las circunstancias del momento Este nio se fue formalizando entre otros nios que ya haban venido nacidos en otros paraje de Pariagua, Pao, Moitaco, Albanero, Sucuhu, caiguar, Alatamere y Cuchu. Montes adentro, parte Sur de esta rea se haba caracterizado por estos aborgenes que poco a poco se venan desplazando hasta llegar a l Batey.Cuando naci Waitana todos los indios de la comarca hicieron un crculo en la noche del da de su nacimiento, para celebrar tan motivado momento. Era de esperar aquella novedad. Era lo ms cierto y lo ms certero. Muchos indios que tenan la dedicacin de hacer cestas, le trajeron una a Waitana para que estuviera all y ser protegido de las inclementes plagas y moscas verdes que pululan en aquellas reas inhspitas de El Batey.Cuando los indios haban comenzado aquel gran festn, se acerco un Piache de aquella comunidad para agradecer a los dioses del agua, del sol, de las lagunas, de los sapos, de las ranas tan eminente momento por el cual se estaba celebrando aquel emotivo alumbramiento especial. Con su presencia demoniaca y hasta agreste, causaba siempre en la comunidad mucho pnico; sin embargo, en la poblacin exista un eminente respeto hacia l, por poseer poderes que podan mejorar las condiciones o decir los malos ageros que podan ocurrir en la comarca. En esta oportunidad se haba acercado a aquel alumbramiento del nio Waitana. All estaba Waitana, que no tena muchas horas de haber nacido en aquella comarca descampada, pero llena de mucho jubilo por tan elemental momento que creaba expectativas en aquellas soleadas choza que apenas servan para cubrir la existencia tempranera de cada indio. All estaban muchos indios fogueados por la brega diaria, oliendo a mastranto, a pacuso, a mal aliento; all estaban la hembra aborigen, chata, ojosa, con la malicia por delante, y el jorobeo de llevar nios sobre la espalda. Unas enaguas tapaban su rabo y sus partes intima. Enaguas fabricadas por los mismos indgenas. Ante aquella majestuosa presencia pasaban todos los indios, todas las indias para darle merecido recibimiento a tal elevado hijo que en el futuro sembrara eminentes y cumbres hazaas por desplegar el aborigen por todas aquella montaas, mesetas y conquista de tierras para los indios, aunque solamente eran los animales y la plantas los nicos, ahora vendran los dueos con inteligencia racional e inteligencia emocional.

ooooooooooooooOOOOOOOOOOOOOOOOOOoooooooooooooooEl hercleo nio haba sido bendecido por la Diosa Quebrada Honda. Una dulce serenidad se senta en aquel pichn, un serenidad que invada los cuerpos sucios de aquellos mugrientos y hediondos indios que rascaban el cuerpo por algunas garrapatas que cargaban en sus cuerpos, su hediondo culo, pene, y sus vagina era una costumbre en ellos, pero all estaba junto a Waitana. El Piache antes de despedirse de aquel glamoroso sitial le haba dicha a la madre del nio: -.Le damos gracias a la gran Quebrada Honda por este advenimiento, por este mesas que gobernara nuestra comarca con mano astutas y mano fuerte para saber hilar la conducta y la agrupacin de nuestra gente --- Su madre no sabe qu cosa le deca aquel Piache, ni por la mente le pasaba semejante mensaje del Piache. Pero el Piache ya lo haba profetizado. Y as se iba levantando aquel nio en el manejo de la macana, de la lanza, de la piedra, de la honda, del arco, de la flecha envenenada, e iba creciendo en estatura hasta llegar el momento apreciado para poder combatir y al mismo tiempo ejercer sus funciones de cazas ante la cantidad de animales comestible para esta etnia que se estaba desarrollando en esta rea del Gran RioEste Indo haba tenido una gran genealoga que haba comenzado con los primeros habitantes que se haban desplazado por el Estrecho de Bering. En su recorrido histrico haban existido muchos hroes indgenas que haban hechos proezas en esta tierras de Latinoamrica. De all que Mabu haba sido uno de esos hroes que haba nacido en la etnia aborigen y se haba hecho muy elemental en esa historia que se estaba centrando en ellos de este lado del Ocano Atlntico. Mabu haba engendrado a Teko. Teko engendro a Cana; Cana engendro a Buitre; Buitre engendro a guila; guila engendro a Tekoa; Tekoa engendro A Canaota y tuvo varias ramificaciones de etnias que se haban desplazado desde la zona Norte de Amrica hasta llegar a Patagonia, de estas generaciones nace Pecu y Peonia; de Peonia nacen los hermanos: Chichacoa y Palao. Estos se extienden por el cono Sur de Amrica, ya que estos hermanos haban tenido hasta 80 indias cada uno, all no se saba si haba incesto o no, para ellos vivir con su mama o su abuela o sus propias hermanas eran muy comn en ellos, no haba sentido moral de las conductas y comportamientos. En esas etnias haba antropfagos, en cualquier eventualidad de fiestas y borracheras podan matar un indio, y estos ante una gran fogata apilada por palos y maderas asaban un indio. El fuego lo obtenan a travs de los golpeteos de piedras, o algn mineral que les pudiera dar una chispa, de alguna manera esta sabidura de el fuego lo haban aprendido all en la China, por ser los primeros que utilizan el fuego, ya para ellos esto no era ninguna novedad.Una vez que haba abracado todas las zonas Sur de Amrica se van extendiendo hacia la zona Norte del Mar Caribe, para ello comienzan a desplazarse hacia la Amazonia y van penetrando El Rio Apure, El Rio Caron, Rio Orinoco y comienzan a desplazarse hacia las Bocas del Pao. En La Bocas del Pao se largan un buen tiempo y cubren los sitios de Pariagua y se comienzan a infiltrase poco a poco en la Boca del Dunare, que sera con el tiempo el gran Cacique de estas tierras. Los ancianos que tenan 120 aos, y con la mente lucias echaban los cuentos de muchas generaciones que se haban desplazado por estas areas, exista una cierta tradicin en ellos aunque la mayora de las veces manejaban la cosas por medios de la intuiciones sicolgicas que eran de alto alcancen ellos. Los ancianos en su apogeo y en sus desplazamientos rutinarios iban perdiendo la memoria, adems los aos no pasan en balde. Echaban estos cuentos para que las generaciones venideras sepan de dnde venimos, todo un rutilado de la existencia y sus orgenes en Amrica. Cuando legan al Batey cierta porcin de ellos se van metiendo por el caudal del Gran Rio que con el tiempo se llamara Rio Dunare, pero como los espaoles fueron muy agiles para cambiar nombre ,le quitaron la D a la palabra Dunare, y se quedo bautizado con el nombre de Unare. A pesar de que iban en curiaras, canoas, bongos y cuanto medio acutico le sirviera para desplazarse Rio Afuera hasta llegar al Mar Caribe, de alguna manera haba aborgenes que se haban desplazado por esta zona en temporadas anteriores a estos aborgenes que estn buscando lugares precisos para instalarse en algn lugar de aquella SELVA. Para llegar aqu fueron librando muchos obstculos que le pona la misma naturaleza, sin embargo, las penetraciones repentinas de dos pasos adelante y uno atrs iba creando una sintona con algunos lugares que le prometan vivencias y como situarse en dicha zonas. Eran sitios que ofrecan perspectivas para poder anidarse en dicha zonas. El aborigen tampoco era un meteorito cado del cielo que ya haba elegido un lugar y all se quedaba. Esto iba madurando de acuerdo a su intuicin y agrado que poda recibir en aquellos lugares. Casi todos los palenque que se instalaron en esta zona de la Cuenca de Unare siempre tuvieron que acercarse al Gran rio, porque all ellos a travs de tutumas, taparas, hoyas de barros podan obtener agua y as mantenerlas en su chozas. La otra forma era que bajaban hasta el gran rio y all se baaban, nadaban y as se mantenan un gran rato reposando como los caimanes que estn en la lagunas y tambin en las lagunas. Aquel paraje del batey haba sido un lugar muy bien ubicado por estos aborgenes. Lugar solitario pero cobijado por los cielos azules y las noches negras cuando el sol mora en su ocaso; los alfombrados riachuelos llenaban de vitalidad la existencia de aquella raza que se haca presente en medio de estas sabanas, pero tambin en aquellas mesetas y zonas de grande esteros que ilustraban el verdoso escenario de la naturaleza. Sera un momento crtico al principio que la costumbre hace la ley y la vivencia y esto era lo ms importante en ellos; aunque a ellos no les importaba mantenerse en la portatibilidad. Siempre al tener ese encuentro con la naturaleza aunque ellos estaban ya en ese contacto ya que todo ser viviente es naturaleza, sin embargo en la parte de aquella naturaleza unarense iban a tener un encuentro muy diferente, en cada espacio las naturaleza da algunos toques que no son precisamente los que se puedan tener en un mismo sitio. He aqu porque estas laderas, estos bosques, manantiales y tropeles de animales que fluidos en un laberinto de acciones muy propias de ellos. Se sabe que estos aborgenes tenan todos los espacios abiertos de estos sabanales. Podan haberse ido a otro sectores, sin embargo, pernoctaron en este escenario que con el tiempo seria una fijacin habitual de sus costumbre, idiosincrasia para ir toamando0 otra aventuras de salirse de aquel sitial, y as ir sembrando espacios de esperanzas en aquella dilatada rea. Ellos tenan sus manos libres y sus pies libres para ir remontando. En ello no exista ninguna censura para ir cobijando e ir explorando cuanta zona pudieran. Su mentes conscientes o incocientes podan enrumbar otras ideas.. Se movan a sus propios gustos, libres para expresar sus propsitos y sus ideales. Sus voces seguan instalndose en aquel convite selvtico. Sus manos iban torciendo y estrangulando arboles y animales para su vivir, y tambin para la comida. La recatada india cocinaba y a veces retozaba en aquellos soleados mbitos, pero tambin oscurecidos por ideales no muy claros para estar all, atrapados por un ecosistema que nada mas les daba para vivir y sobrevivir sin utopa. Era una realidad muy triste. Era una realidad muy misteriosa, pero all estaban. Estaban para ver la noche, sentir el bullicio de los animales, el crujir de los ros en tiempo de invierno, pero tambin para ver la claridad de una naturaleza que se desborda a travs de las pupilas de los ojos, para poder ver lo que pasaba en aquellos escenarios vigilados por su visin atnita. Era una generacin que se impona a guardar la tempestad de un silencio que solamente los dioses le podran dar vitalidad. Las interrelaciones en sus vida tantos con sus semejante como con su la vegetacin, con los animales y dems entes naturales eran los que daban forma y figura.. Todo era una comunicacin de gestos y palabras que creaban una armona de sentimientos que dejaban una marca en aquellos que formaran sus prximas generaciones; mientras tantos ellos trataban de cultivar todo ese andamiaje de situaciones presentes en cado uno de ellos. Todo cuenta, todo fluye y la clave de todo esto, era la vida.

Waitana y Su Descendencia.

En el ao 890 despus de Cristo se comienza a engrosar una descendencia que anhela y tamiza una nueva eventualidad en esta tierras lejanas de la Amrica, pero escondida en una retortera lejana no muy prxima a sus inicios centenares de aos. Waitana creca y se desarrollaba vertiginosamente entre anfibios, culebras, rabipelados, fieras, tigres, leones, babas, caimanes, lombrices, gusanos, zamuros, aves gallinceas, acures, todas clases de animales de contenido bacterianos. Se desarrollaba all entre hermanos semejantes de su propia semejanza e imagen como hermanos de raza y etnia. Desde nio haba comenzado a ser fuerte, haba aprendido a manejar las destrezas de todo aquello que fuera combate. Era valiente, era arriesgado, fuerte, decidido e inclinado a no retroceder antes los retos y obstculos que le fuera presentado la vida. Lo selvtico era su escenario, su lucha, su contagio, su avezado su lugar para la aventura y para sus prcticas de lucha y accin. Sus ideas se van aglutinando con el espesor de la propia naturaleza. La iba conociendo en su profundidad. Estaba expuesto a toda la dinmica que esta fuera fluyendo de acuerdo a sus facultades y elementales valores que fueran creciendo all en su interno. Iba asumiendo el ideal de ser un vencedor de fuerzas que contrariaran sus elementales valores en su crecido fortalecimiento que le impona su propia corporeidad. Se deca en sus adentro.- ------ Movilizare mis nimos para fortalecer este terruo, que se ha impuesto sobre esta serena plazoleta.---Su astuto pensamiento se haba ido imponiendo sobre aquel falaz sitio e iba incubando sabidura para que llegara el momento preciso de actuar y marchar por sus luchas que iba a tener efecto en aquel conglomerado sitio, que da a da se iba formalizando en una agrupacin ms nutrida. Mas all de una idea enconada por los sufrimiento de este mbito, tena en su pensar un encomiable motivo para hacer que dicha comarca gozara con proteccin. No tema a nadie, ni a nadie, pues no conoca al Dios Omnipotente, Poderoso, Omnisciente, que todo lo puede. No era un personaje pobre, porque riquezas tenia; all haba toda una llanura puesta a sus pies, all haba toda una selva enriquecida de cuanto animal y arboles haba producido en millones de aos. Todo esto propiciaba una inmensa referencia para salir adelante y no quedarse como el indio indolente, que muchos haba en aquellos lugares y sabanales de las Orillas del Gran Rio. Se encontraban una monumental y variadas especies comestibles tanto de los emblemticos arboles, como las carnazas de cuanta especies de animales exista en tan prometedor sitial engordado por la grandeza y codiciosas comidas para alimentar toda una ranchera que se iba propiciando en aquella indoblegables tierras que haban sido sumisas a entuertos de la carblica flora y potentada fauna. Cada da Waitana iba agrupando personas y agigantando sus dominios.Cierto da haba observado que un tigre pasaba por el perfil de sus mirada enrostrada por el acicate de la visin. Y en eso Waitana no se daba cuenta que este tigre buscaba una confrontacin con un len que estaba a pocos metros desde donde se encontraba parado meditando en aquella acuciosa marea selvtica que los que hacan el circo de verdad, eran los propios animales ,porque era una agrupacin que tenia miles de aos en aquella extendida selva, y en cualquier parte de la misma podan realizar sus peleas y tambin sus propias acechanzas para poder sobrevivir en el dilema de la lucha y la propia situacin de podero. De estos detalles Waitana comienza a instruir su propia mente, pero tambin pone a funcionar sus propia herramientas corporales para poder, as vencer a cualquier contrincante que se le pusiera en el camino, bien fueran los seres vivientes o tal vez el mismo hombre, su propio semejante. La enseanza se iba apoderando de l, en aquellas clases dictadas por los propios animales y tal vez en ocasiones por los propios ancianos que tenan la sabidura nata en cualquier ranchera. Ellos vivan para eso, para educar a los nios y jvenes. .Cuando se trataba de la observancia visual y auditiva esta iba mejorando en la prctica, y as iba tomando fuerza en su propia realidad. Eran pginas abiertas que se extendan en los laboratorios de la propia fauna. El odo fino de Waitana aprovechaba las enseanzas y cantos que ofrecan los pjaros y aves de aquellos matorrales que se erizaban en el frescor maanero y el atisbo del propio indios que iba nutriendo la mente ante semejantes valores impartidos por la fauna y la flora. Es evidente que el indio Waitana haba tenido que recorrer largos trechos, largos espacios sabaneros y de mesetas para ir recogiendo sabidura de acuerdo a la naturaleza que se le presentara en cualquier tpico. La sabidura de Waitana no se no se enanizaba, sino que iba tomando destreza y se iba apoyando en dos vertientes: sabidura de los ancianos y sabidura fitozoologica. Era una mezcla que le resultaba muy prodigiosa para sus intereses del futuro. Toda una leyenda que no la vacilaba en nutrir su ego, y tener un acoplamiento disciplinado en cuanto a lo que aconteca en su propia rea de relacin. Los ajetreos de su vida comienzan a estar plagados de insolentes contubernios selvtico, porque eso era lo que vea, guastaba, senta, ola, coma, olfateaba y senta a travs de su tacto sensible que ofreca para captar el lenguaje de la naturaleza. La selva ensea, pero va ilustrando la mente de cuanta circunstancia hay en ella. Mientras esto estaba ocurriendo en el yo de Waitana, la tribu de El Batey iba creciendo en poblacin. Se iba haciendo un conglomerado que posea 80 personas que todos los das formaban una algaraba a eso de las 6 de la maana, y de repente el sol impvido ante aquella solariega zona los incitaba a la tarea y trabajos de todos los das, los rayos iban sembrando luminosidad en toda la estancia de aquellos vivientes que hacan vida en este oneroso lugar. El opaco momento de aquellas tierras iban sembrando gallarda con estos intrpidos indios que sembraban sortilegios con su presencia diamantina. Un calor humano se iba gestando a lo largo del pico y dilatado da. Choque de eventualidades iban naciendo con el recorrer de aquel dilatado y espcimen movimiento que haba comenzado en el amanecer de aquel alba que vislumbraba un nuevo acontecer. No era una rutina, cada da haba algo nuevo dentro de la poblada y Waitana como una tumba vaca iba soando con momentos especiales. En algunos momentos comenzaba a tener pesimismos que le agotaba su paciencia y se converta esto en una gran pesadilla, por no alcanzar de inmediato lo que era su sueo. Pero el espejo de la vida lo haca retroceder hacia aquellos antepasados, no porque los hubiera conocido, sino porque grandes maravillas le haban contado sobre ellos. Mucha veces en su angustia gritaba --Que selva tan intricada! Qu tierras tan sola pero eran tierras llenas de animales, llenas de todo tipo de rbol. Sin embargo, a pesar de estas soledades intrainteriores se daba nimo para tener la confianza de hacerse dueo y seor de aquellas pequeas reas exploradas por l. As Waitana haba comenzado a desarrollar sus dones y talentos en aquella intrincada rea que permita abrirle un bosquejo de iniciativa a este bizarro hombre de la raza indmita de Amrica y por ende a la raza del porvenir unarense.. Ya Waitana se estaba moviendo en otras rea al contemplar que pasaban curiaras y bongos de los arahuacos por aquellas sorderas agua del el Gran Rio, esto le motivaba a desplazarse poco a poco hasta las desembocadura del Gran Guerre.. Con esto comenzaba a humanizar toda aquella rea que estaba en una solapa de meros animales y plantas que durante miles de aos no haban sentido el pie del bpedo, del homo erectus. El equeo de este hombre iba impulsando una lega inmensa en aquellas reas donde todava abra un camino que en el futuro seria de gran avance para dicha comarca. Este hombre en lo personal tena sus hijos en la india Cuaga. Se haba rejuntado con esta india apenas tena 20 aos. Esta india la haba trado en un luna llena, cuando Waitana se haba internado en el Gran Rio y en un bongo haba remontado el Gran Rio Hasta llegar a los parajes de El Pao, all en la tierra cerca de Pariagua. All en aquellos parajes monte adentro y fuera de la ranchera, Waitana haba encontrado en una noche de soledad a una india robusta, dientes sobresalientes, ojos marrones, nariz achatada que se paseaba en aquella noche de soledad. Seria aproximadamente las 8 de la noche cuando Waitana haba llegado a aquel lugar. Cuaga haba volteado la cara cuando aquel hombre se le acercaba, pero Waitana sabiendo los trucos de los enamoramientos le ha tirado una pequea piedra a Cuaga, y esta voltio la cara hacia El, lo que permiti que Waitana, la hiciera como suya, agarrada por el brazo izquierdo y la otra mano cargando con el arco y las flechas, se la llevo en un caminar sigiloso hasta ponerse en contacto con la pequea embarcacin que haba dejado en los afluentes de comienzo del Gran Rio. All estaba la cirena barca que lo levara hasta las postradas tierras de El Batey donde tena su hbitat. No haba sido un engao para las tribus de los Caribes, sino que haba sido la aventura de haber conquistado una manceba de otra ranchera, y que estaba a leguas de donde se haba desplazado. Sin embargo all iba Waitana con su presa, estas presa se convertira en la mujer ms importante de su vida, aunque en el aborigen exista la poligamia, y que dicho sea de paso, esta no fue la nica mujer que tuvo Waitana. Waitana con el tiempo tuvo otras mancebas y con ellas tambin varios hijos, pero la preferida era Cuaga. Cuaga haba llegado a la comarca de El Batey, y en el Batey engendro varios hijos: Tuca, Guillen, Anata, Guagua, Guasey y Oranas.Con esta familia, Cuaga y Waitana haban comenzado a engendrar otras rancheras que se iban extendiendo a lo largo y ancho de las tierras del gran Rio.

Una Curiara, Un Rio Aguas Abajo.-

Era muy claro que el Rio que nace en Pariagua, se desliza lentamente con aguas serenas hasta el trpico del Chaparro. De all hay una marcha sinuosa donde las aguas corren como serpiente cobriza y llena de miedo. El Turbante de los misteriosas montaas le dan un sobrado esplendor de entumecido resplandor al caer el alba del poniente y silvestre sol de las montaas y los aguerridos pajonales que a los lados se ve muy siluetado en aquel frescor de la tarde. Turbas de aguas se van aflojando poco a poco cuando tu vas bajando hacia el Batey y comienza el rustico viaje a sentirse como un Orin que hace timbrar las navegables aguas del Gran Rio. Cayetano gritan los indios que hacen su solapa de comida cuando estn cazando babas, caimanes y cantidades de peces que ofrece aquel rspero rio de los llanos. Empalme del llano con el oriente, que chubasco tan agresivo, se viene como un relmpago de aquellos caaverales vrgenes que se haban a acostumbrado a las estaciones de invierno y verano y que ya era la costumbre por las sempiternas agua que vadeaban al Gran Rio. Duchado all con el silencio de los aos, haba visto adentrar aguas en el cajn unarense. Haba anidado all durante el tiempo de invierno remansos de aguas violentas desplazndose desde los laterales hasta bullirse en su amplia fuente. En invierno se sala de los cauces y permeaba muchas zonas aledaas y sembraba el pavor instintivo en muchos animales, que su conducta era correr por la superficie de la tierra o arrastrarse sobre la misma. All en esos escenarios estn la rabo amarillo, la pitn, la tragavenado, la culebra de agua, la ratonera, la coral, la cuaima. Otros animales ms aventajados como el acure, la libre, el mano, el araguato, el vanado, el gato monts, la ardilla, los chiguires, los bquiros, el venado, el tigre, la danta, la lapa, tenan por lo menos la ventaja de buscar refugios en la partes ms altas de aquellas enervada tierras acogotadas por este anubarrado tiempo del invierno. Haba un cerco de nostalgia en algunos matorrales, bosques, y sabanas. Sin embargo, para otros seres como las plantas causaba el bruido coloreo de la sabanas y tambin de las mesetas, porque provocaba un embellecimiento de los arboles, de las matas y tambin de los bosques. Haba chubascos prolongados y el palpitar de unas lluvias que se prolongaban por buenos ratos lo que mantena el escenario de un clima muy frio. Estos momentos erizaban la piel de muchos animales pero tambin la piel de aquellos aborgenes que estaban en la costa de Quebrada Honda y del gran Rio. Los sapos, las ranas, las chicharras armaban una gran chirigota en aquellos caudales de agua que se hacan tropeles que se desplazaban en torrente y kilmetros de aguas hasta desembocar al gran Rio. Lagunas naturales se embarazaban de aguas sucias; muchas quebradas se hinchaban de aquellas aguas que corran apresuradas por el torrente del suelo. Mientras tanto segua la chirigotas de aquellos animales insolente que abran sus bocas y antenas para alarmar a los dems animales, y decirles que que estaban en pleno invierno. La lluvia chinchineada, que a veces reventaba en plena alba de aquellos amaneceres, se cruzaba con los rayos solares provocando liricos arcoris que se miraban desde los sabanales y all donde hubiera tierra descubierta de pajas gramneas. Eran amaneceres de guacharacas, pericos, silbidos de arrendajos, croar de ranas y sapos, y el brincoteo empecinado de grillos y ciertos incestos que se amortiguaban con el fragor de la lluvia que no cesaba de pararse y que arremeta como una diosa en aquellos ttricos griteros de una naturaleza alborotada, porque no haba para ms.All en la costa del Gran Ros se encontraban los aborgenes amurruados y agachados recibiendo aquellos invernales aguaceros que las tenias titiritando en un glido ambiente de nostalgia y soledad. Sin embargo el amurriarse no les quitaba la fuerza de la brega. Ellos interpretaban la naturaleza ya, que el Piache Subeo se los haba advertido, y de alguna manera ellos interpretaban el sentido de la lluvia y tambin del verano. Waitana haba tenido la experiencia de vivir en el Rio Unare abajo, hasta llegar a las vetustas aguas del Mar Caribe. No en motivos comunes hacia sus viajecitos hasta ciertas reas cercanas, sin embargo, cuando las sorpresas no le hacan obstculos, segua trajinando areas desconocidas hasta ponerse en contacto con las aguas salobres del Mar Caribe.Los indios araucanos en su debida ocasiones hacan viajes para ponerse en contacto con las aguas saladas del Mar Caribe. All suban el cloruro de sodio en piedra y las embarcaban en sus curiaras y as subirlas hasta cerca de las aguas dulce del Orinoco. De alguna manera el ser humano ha sentido desde sus inicios de su creacin u origen una bsqueda constante por ponerse en contacto con lo dulce, pero tambin con lo salado, estos humanos no escapan a esas eventualidades gastronmicas.En el caso particular de Waitana, este haba hecho algunos viajes por el cajn del Rio Unare, en esos viajes haba tenido encuentros con los indios araucanos que se desplazaban desde largas distancias para ponerse en contacto con las aguas azules del Mar Caribe. En las curiaras de Waitana y sus acompaantes se movilizaban muchas flechas, lanzas y macanas, y no era con el propsito de tener algunas trifulcas con los araucanos, sino con el propsito de hacer un intercambio de sal con estas herramientas que ellos fabricaban, all en su propias rancheras, y tal vez los indios de Waitana del sitio del Batey tenan mejor forma, capacidad mental .y mejor pensamiento para hacer tal cometido. Esos tiempos fortuitos y estos encuentros de amistad comercial, permitan un intercambio de productos de lo que ellos podan encontrar en el Mar Caribe. Era poca de verano que permita mejorar estos intercambios. Es evidente que los araucanos, no se iban a establecer en aquellas solariegas tierras del Unare. Aqu lo que se estaba estableciendo era una raza Palenque, pero que tena sus mismos orgenes en los araucanosEse sol bravo y chispeante bajaba el caudal del Rio, lo haca ms asequible, pero en tiempos de marzo y abril. El rio llegaba a vaciar todo el contenido del agua y quedaba muy bajo para hacer tales travesas. Los meses ms apropiados para tal propsito, era septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero, febrero y la primera quincena de marzo. De all en adelante no era operante para los viajes fluviales que se hacan desde las praderas de Pariagua hasta las Salinas del Unare. Por eso observamos a un Waitana bonguear con sus canaletes toda la Ribera del Gran Rio, Agua Abajo. Esto permiti con el tiempo abrir los espacios para que la Cuenca fuera habitada de lado a lado hasta que llego un da a tener 800 personas palenque en toda aquella rea que se haba dado por neblada por muchos aos y muchos siglos. He aqu lo que permiti hacer Waitana con aquellas exploraciones demogrficas en los mejores tiempos de su existencia.

Un verano Para Aventurar

Sol Ardiente. Calor Ardiente, fuego interminable, cuerpos sudorosos. Clima fresco pero con tendencias al calor. En el amanecer un sutil frio, pero cuando el sol iba trenzando la faz de la tierra aquello se volva un hervidero. El agua del gran Rio comenzaba a evaporarse, no me digas de las lagunas naturales, las quebradas, los riachuelos que estaban muy cerca de las tribus de Waitana. Quedaba Quebrada Honda a la izquierda que mora en las plyades de las aguas del Unare. spero silencio se contagiaba en aquella musitada selva. El mosquito, la mosca, la moca verde, la plaga, los insectos molestosos, el tbano, bullan por los pantanales que haban dejado las estentreas aguas del invierno. Una sabia inspeccin llevaba Waitana acabo con sus sbditos en sus aventajados viajes que realizaba para adentrase en la selva de Tamanaco. Insospechoso como tigre en caza, se adentraba en aquella ruin selva que se tornaba muy ligera con sus ramajes secos, y hasta abierta para caminar por muchos senderos y caminos que los animales haban explorado; aunque la exploracin de los animales haba sido de muchos centenares de aos. Aprovechaba entre septiembre y abril estos canales de comunicacin por estas selvas solitarias de seres humanos. Aprovechaba este tiempo para ir sembrado de bohos aquellas enconadas tierras que ofrecan veteranas siembras que mantenan los indios con los cereales de el maz, el man, las caraota, los frijoles que son cultivos propios de los aborgenes Caribes. La expansin se iba haciendo lenta pero segura. Cuando vean plazoletas de terrenos muy asequibles gritaban: Terrenos laboriosos! Terrenos Laboriosos Nuestros Nuestros. All se enquistaba el pensar de Waitana para ir doblegando aquellas tierras e ir sembrando cuanto cereal podan sembrar, y no se diga de la yuca, la batata, la auyama, aprovechaba el tiempo de verano para ir quemando poco a poca con un chasquido de piedra con piedra lo que permita soltar chispas lo que permita despus incendiar aquellas reas de tierras llenas de humus. Se convertan en unas tierras de esperanza para el cultivo del indgena.De norte a Sur, de Este a Oeste se iba rompiendo el silencio de los animales y el corear de los aboles al son de los vientos impetuosos que se desplazaban como volida luz en una noche oscura, como el relmpago que da su estampida en espacio abierto. Las ventolera y los remolinos iban trillando y girando en torno a arboles y terraplenes de tierras y luego aquellos remolinos girando en si mismo se iban desplazando con fuerza hasta morir en algn lugar cuando perda la fuerza centrifuga.Los desplazamientos de los leones, los tigres, las dantas, los chiguires, los venados comenzaban a buscar otros lugares para refugiarse. Se refugiaban all donde el calor y el humo de aquellos matorrales no les asfixiaran.

Por el remoto tiempo del gnesis se haba dicho que el hombre era el dominador de las especies tanto animales como vegetales y tambin las minerales. Significaba esto que de alguna manera tenia cierto dominio en las expresiones naturales, pero de la naturaleza no. El instinto del aborigen sin conocer el dato revelado se iba imponiendo en aquella incertidumbre de animales y vegetales que vivan plcidamente en aquel lgubre escenario que Dios solamente lo entiende.Ante esto Waitana se eriga como domador de aquellas selvas, sabanales, mesetas, pero tambin de las anchas corriente del Gran Rio, lo que le permita avanzar de lado a lado sobre la Cuenca e ir sembrando tambin de bohos todos los sitiales apresto para ir instalando rancheras que con el tiempo seria una comarca de palenques que soaron estar all, a pesar del desconocimiento de estas aventuras sin sentido, pero que el razonar y el instinto de muchos hombres de mentes abiertas podan ir pensando multiplicar el sentido de la raza humana. No haba ni tristeza, ni melancola para tomar un rumbo. Un rumbo en el indgena es un acto de esperanza, y la esperanza era sobrevivir de acuerdo a las consideraciones que ofreca la misma naturaleza. El tiempo no doblega, las tormentas, ni los obstculos vencer las decisiones de Waitana. El tnel de la vida y tambin de los horizonte estrecharse mas y mas en la lobreguez de la noche. Sin embargo cada da se haca ms explosiva la situacin de Waitana. El pensaba en su tierna adolescencia, la cual no remaba este tipo de vivencia, porque la vivencia desde nio no se haba hecho complicada como la que tena ahora. Que circunstancia dura poda haber tenido Waitana cuando tena 10 15 o tal vez 20 aos Casi ninguna, pero all estaba inundado de una decisin que no era ciertamente de niez, sino de madurez, para sacar adelante aquellos hermanos que necesitaban de su ayuda. Por su notable inteligencia iba alcanzando experiencia que lo hacan un autentico hroe de aquella descabellada obediencia interna.Los espritus de las sabanas, de las selvas, de los caminos, de los ros, y de ciertos animales haban hecho mella en sus sentimientos y la lucha era que llegara a ser hombre de defensa y control de aquellos bohos que apenas estaban naciendo. Cada uno de aquellos espectros, solan arropar en el cuerpo de Waitana un vendaval de fuego y de lava ardiente en los msculos y el cerebro de este incognito hroe que se estaba levantando all mismo. All las gneas ideas que provocaban ebulliciones de decisiones en la conducta y el proceder de Waitana. Poda haber llegado a decir: ----- No puedo ms --- pero las decisiones estaban echadas, y no haba marcha atrs. El libre albedrio era el fuego que le abrazaba la esperanza inoculada en todos los habitantes de aquellos locales que se estaban cocinando con la bravura de aquella naturaleza. Ciertamente que hay reinos inferiores que no pueden doblegar las fuerzas de los humano. Le repugnaba verse acosado por almas mltiples. Porque hasta en el reino vegetal puede haber tipos de vivencia que se hacen dignos de vivir de otras especie, que la van destruyendo poco a poco. Esto no era lo que quera Waitana, Waitana quera hacer una bondad, y esas herramientas que estaban en lo profundo de su ego, tena que aflorar. Afloraba con el tiempo y la mecnica de su vida. Su Caminar era prudente, tampoco entraba en el laberinto de la impaciencia. No quera echar en ruina todo el trabajo que haba comenzado. Ciertamente que su aciertos eran ms positivos que negativos. Volverse a las remembranzas de su pasado no le ayudaba en nada. Haba un camino que escalar y all estaba escalando aquellas montaas de situaciones difciles y as lo estaba haciendo. La ruina no poda triunfar. El laborioso fuego de sus manos iban dando los pasos acertados. El verano se haca cada da indomable, pero ms fuerte se haca aquel vendaval de calores, de candelas extendidas en aquellas mesas, sabanales, mesetas, bosques. Matas, selvas bosques, escondiste. Haba un pliego de ideas para Waitana, pero el calor era insoportable, esto no era ocasin para detener la empresa, a los arcanos que llevaba all en su corazn. El carruaje de su vida iba escalando pormenores ms seguidos. Los aos iban pasando, los meses y los das se volvan tropeles de ataques, para sus ideas. El rechinar de los subditicos se iba haciendo ms exigentes. Sin embargo, Waitana tachonaba sus trabajos con las recuas de las obras y tambin con los quehaceres particularidades de su propia familia. Haba todo un escenario vido de trabajo pero all el verano se prestaba para hacer mejor estas cosas. El Verano el mejor tiempo para aventurar.

El Potrero, El Urapal, El Mamon, La Races.

Se anida la raza aborigen, se aclimata el sentido y la costumbre y comienza una nueva generacin. Fiestas de aborigen, comida de aborigen, lucha de aborigen, vida de aborigen, luna llena, sol radiante, estrellas que se expresan, animales que estn en dinmica, aires que se desplazan, colores y flores de la naturaleza que ilustran la visin indgenas, anfibios que se arrastran, lluvias que se desparraman en los meses de abril hasta octubre, candelas en verano, sabanas, montes que se marchitan en tiempo de verano, pajas acorraladas por la sequias, animales que se van ahuyentado con la candelas y se esconden all donde sta no ha llegado. All va el bullicio de lo terrestre con lo sideral, pero all estn tambin, aquellos aborgenes que se haban entregado a este escenario. Todo parece reinar muy bien parece ser que la raza humana ha tenido un equilibrio con los vegetales y los animales irracionales. La naturaleza toma otro tipo de clmax de entendimiento. La caterva ha desaparecido, se ha cercenado el laberinto y la inconsistencia de las cosas. El fuego, el aire, la tierra, el agua tratan de abrasarse en una complementaridad . Esto permite que con el tiempo y los pasos lentos de la conducta humana vaya en aquellos terrenos estibalisando una funcin depredadora de ciertos arboles pero que tambin entra la cultura de ir sembrando bohos muy cerca de las aguas cristalinas del Unare en tiempo de verano. Ante esta aventura sosegada del palenque nace la Ranchera de El Urapal. El Urapal se caracteriza por ser una zona muy boscosa, pero muy permeable para el agua que buscaba el aborigen. All en aquella plazoleta, comenzaron con la ayuda y el liderazgo de Waitana a fabricar una choza, que luego con el trabajo complementario de todos haba aderezado una comarca, en una semana. Comarca que se haba sembrado a una distancia de 10 kilmetros desde donde estaba el Batey. Se va hilvanando una raza con los tejidos de los montes, la selva y tambin; todas las especies animales que cohabitaban en aquellos lugares inhspitos. Se va hilvanando una raza que era indmita que se va sobreponiendo a la dinmica del tiempo. El lugar y el tiempo son los factores ms tirnicos que pueden existir en el ser humano, y sobre todo del hombre aborigen aunque el aborigen no tena tiempo cronometrado, pero si usaba las posiciones solares. Usaba mucho el alba del da, el medio da y la parte vespertina del sol. No signicaba con esto que tena un ventanal abierto con el sol. Simplemente que para ellos, el sol como la luna eran dioses. Los indios eran en toda su extensin de creencias y supercheras eran politestas. Tampoco se ufanaban de ser los ms creyentes, y sobre todo la raza aborigen Caribe.La biogenia del aborigen va tomando asidero, y se plena de desarrollo cuando estos van atisbando la cultura, el desarrollo en actividades y van fabricando instrumento muy usado para su poca cobertura intelectual. Ese sitio se haba convertido en un prototipo de muchas funciones y de enlaces de otras tribus que se haba y se estaban desplegando a las orillas del Gran Rio. Muy ubrrimo era su despertar en casi todas las actividades. All podemos observar: los buceadores, los agricultores, los que cazaban, los que sembraban, los piaches, los fruteros, los que alimentaban ciertos animales caseros, como la perdiz, el ave gallinacera . Esa pequea aldea rubricada por la soledad, ya no era tal cosa. Ya era una aldea con un umbral de acciones y desarrollo, una aldea de altanero contenido y de vivencia humana. El rugido memento de aquellos mutilados arboles y el seco terreno de aquellos urrapales haba dejado una ventana abierta hacia el gran rio, el cual se vea por aquellas ventana de arboles entreverados pericocos, araguaneyes, pardillos, tuata y tambin los decorados arboles de la llanura unarense. Se focalizaba una nube muy azul y muy blanca cuando el sol se haca brilloso con aquellos raudales rayos que pegaban verticalmente en aquella solariega aldea. La voz estruendosa de los aborgenes no se haca esperar, y all caminando, o tal vez taciturno, no extrovertidos en ciertas ocasiones pulsaban una alegora de ricas bachatas soolientas: --- Ja, Ja Ja Ja Ja Ja, Ja, Ja---. Daban de risotada en aquel estrecho bajial que ahora era humana.

El Pequeo impulso de Waitana en todo esto iba sembrando una escalonada bisagra que una al tiempo con el lugar. Tranquila Tranquila expresaba el combativo hroe de las grandes esperanzas. Cuando bajaba el Gran Rio se senta como si el agua le abriera el pensamiento y este se volviera dinmico para agarrar de nuevo la brega interminable.--- Se encuentran bien hermanos?---. Les preguntaba con cordiales palabras que les sonaban muy bien a aquellos enaltecidos hombres y mujeres que sembraban una esperanza y una confianza en los brazaletes de Waitana. El tacuaco hombre de las mesetas aun estaba fornido para operar otras grandes aventuras en el campo de las fundaciones, all estaba otra zona que requera de su ayuda que la comenzaban a llamar el Potrero. Este sitial se haba formalizado a orillas del Gran Rio. Cuando haba una escuadra de personas o familias indias que podan formar una ranchera all estaba Waitana, Waitana no menoscabo tiempo para tan agitada tarea; aunque ya tena su experiencia labrada en aquellos espacios de nuevo Waitana pona a funcionar sus elementales herramientas. El iba trotando la vida, pero la vida le deparaba muchos desafos, pero tambin xitos que con el tiempo aquella indiada se lo agradecera. El recuerdo eminente iba quedando sellado en la mente de aquellos balbuciente hombres y mujeres que lozanamente comenzaban a madurar a travs de de los das tambin de los aos. Por eso aquella algarabas de indiada gritaban: _--- viva nuestro jefe bendito _---. No era una insolente manifestacin, era una manifestacin de alegra y animo por parte de aquellos lacayos que se hacan ms fuertes ante los hechos realizado por Waitana. No eran viles las proclamas del indio con su jefe, para ellos era el ncora de la salvacin, no era un dios, pero era el hombre que los dioses protegan. Casi no tena tiempo para atender lo ms cercano a l, cmo eran sus hijos y su mujer. Apenas llegaba a la choza, y este descansaba un poco, all con una mirada taciturna y acostndose en un chinchorro apenas tena unos momentos de descansos: tener relaciones sexuales con Cuaga era casi de poco valor, ms lento poda ser un gallo cohabitando con una Gallina, que Waitana con Cuaga. Sin embrago, en el aborigen tal vez no existan los pasos muy meditados que ahora se usan, pero he all que Waitana era el marido de aquella mujer. En cuantos a sus hijos Waitana estaba muy pendiente de ellos. No haba alejamiento de ellos, siempre estaba atento a ellos aunque los ancianos de las chozas cuidaban de ellos cuando Waitana estaba en sus quehaceres de exploraciones, llevando agrupaciones de personas a otros lares para formalizar rancheras. La vida para l era una esclavitud, una esclavitud porque tena que estar preocupados de todos durante casi todos los das. La aborigen no saba de das de descansos. Estos no saban qu era un sbado o un domingo, la cronologa del tiempo no funcionaba para ellos, cualquier da era cualquier da, y en cualquier da se poda formalizar chancharas de fiestas, o se poda cazar, trabajar recoger las frutas silvestres y all iba la procesin del sobrevivir. Nada, ni nadie detena sus labores gastronmicas o de trabajos ordinarios que pudieran realizar.

As Es.

Arribo del Unare. Transito de una situacin por verse. All el asentado boho de El batey, la duda no estaba despejada. Haba que engendrar nuevas aventuras, y eso se ira cumpliendo en la genealoga de Waitana y Caugua. De ellos naceran los que con el tiempo se iban imponiendo en aquellas soledades de matorrales y selvas silvestres a pesar de que tenan su tiempo cabresteando muchos escenarios que se haban roto ante el silencio del humano. Aquellos ridos escenarios que haban vivido sin la presencia del hombre iban tomando asidero del homo erectus. Eran escenarios rotos por los detractores de las especies tanto animales como vegetales. Haban reinados las aves, los batracios, los bpedos en una alta calma ante la ausencia de los aborgenes palenques que sigilosamente iban retomando ros abajo para ir sembrando el pnico en aquellas selvas que solo los colosales tigre, leones y dantas eran los reyes de aquellas comarca fitozoo . La hegemona ejercida por los aborgenes sobre este territorio durante tanto tiempo, haba creado en ellos un sentimiento de dignidad y superioridad global (1) El as es no haba calado en la escena del horizonte unarense. Era el ao 1200 antes de 1498. Todas las tribus estaban all anidndose unas con otras, y el espacio geogrfico se iba humanizando en medio de aquella naturaleza salvaje e inhspita. Los aborgenes haban sido unos intrusos que venan a domear el lugar, el mbito. El len, la pantera, el tigre haban sido por mucho tiempo los animales ms aguerridos que se hubiera visto en dicha zona. Una especie que se jactaba por doblegar cualquier animal por ms fieroso que fuera. Tan vez al mapurite tenan que respetarlo, ya que con el bajeo de olores putrefacto aventados por ese ano expeledor de gases nocivos, le bastaba a tigres y leones alejarse de tan contamnate olor.La tierra con su dinmica accin tremendistas no rubricaba perezas en su activar cotidiano, al contrario iba acrisolando la presencia humana en medio del laberinto melindroso del tiempo.Waitana no se presentaba como un Proteo que cambiaba el rumbo de la historia, ni mucho menos cambiaba su forma de ser segn su voluntad. El haba vivido y estaba presente sin molestar las interrelaciones animales-plantas. No adivinaba el provenir; aunque se la pasaba consultando a su Piache.

El Piache Wuaipo.-

Silencioso hombre de las mesetas, atribulados dones lo enaltecan, talentos elocuentes lo revestan. Retaco como un gato monts, zurdo como el yacar; ojos vivaces como el bho; caminar troquilo como un Buda. Taciturno, melanclico era su personalidad, Boca grande, nariz achatada y mirada tranquila, perdida en los horizontes de aquellos palmares que se haban levantado a las orillas del gran Rio.Haba nacido en las riberas del Rio Unare junto a un laberinto de animales que no desperdiciaban la silueta de los rboles y el zarandear de los animales emplumados. Su intuicin y su estibamiento se convierte en una conducta frentica y admirada por la naturaleza, con las matas, con los arboles, con los animales. De ellos haba tomado ciertos poderes que encarnaba al tigre, al len, al zorro, la danta, al zamuro, y a muchas aves gallinceas. Se crea un petulante un engredo en aquellos sabanales y mesetas del El Gran Rio. El timonel de la vida le haba dado ciertos poderes, que por iniciativa y traspaso de otros Piache haba recibido semejante atuendos soteriolgicos.--- TUA! TUA! TUA! TUA!.----- Era el grito de la planta medicinal que ms utilizaba para sanar ciertas enfermedades de aquellos palenques que vivan en aquellas rancheras a las cuales estaba en un continuo chequeo sobre los padecimiento de cada uno de aquellos vivientes que se pavoneaban a lo largo y ancho de estas recin fundadas tribus que todava no tenan mucho en vivencias sobre este sideral lugar.Este piache se alimentaba de frutas, aguacates, guayabas, guanbanas, caruto, murcilagos, palomas, patos, bagres, tigritos, guabinas y tragavenados. Sus comidas eran un poco delicadas, tenan que ser as, para tener un espritu liviano, y as poder tener comunicaciones extrasensoriales con veteranos espritus que se alojaban en los espacios cubiertos de agua. All donde hubiera una fuente agua el Piache Wuaipo hacia aquelarres de voces y gritos de ultratumba. Llegaba a paralizarse con resuello horrendos que la misma naturaleza se ergua de miedo, ante aquel escenario trgico y demoniaco. Con aquellos gritos y voces de trances invocaba Espritus sanadores de enfermedades, tambin no dejaba de invocar espritus para quitar daos que estuvieran sobre algn nio, como era el mal de ojo, enfermedades como corporales, intestinales, enfermedades dermaticas, enfermedades de malos sueos o sicolgicas, he aqu el Piache Wuaipo que poda sanarlas.Wuaipo se haba convertido en el sacerdote-medico que estaba dotado de esas capacidades talentosas y conocimientos especiales que al invocar el Espritu de las aguas del Unare y Quebrada Honda, Salsipuedes, apaciguaba aquellas novedades truhanas se correteaban por aquellos aleros humanos. A veces preparaba ciertos ungentos de matas ligados con orn de ratn, cachicamo, mapurite para aliviar dolores gstricos, Utilizaba mucho la pcima de trtago con caruto para quitar las fiebres; Muchas tribus que se haban familiarizado en los alrededores de la Cuenca del Unare, el Piache Wuaipo le ejerca de mdico para sanar y orientar a los pacientes de muchos contagios diablicos y de enfermedades incurables para aquellos momentos. Este hechicero se haba hecho famoso con aquel podero indestructible que tenia. Se haba hecho temible, pero tambin se haba hecho un todopoderoso por sus elementales conocimientos para combatir el mal. De alguna manera Wuaipo estaba preso en sus actividades esotricas, y de alli que las actividades de Wuaipo eran notablemente sagradas.Waitana quien vivio los tiempos Del Piache Wuaipo habia acudido en ciertas ocasiones para hacerse sus chequeo legales. En ciertas ocasiones habia tenido algunas erupciones corporales, y esto de alguna manera le estaba ocasionando ciertos dolores que ameritaban que ameritaban sanaciones para que su cuerpo estuviera libre de sufrimiento como era aquella enfermedad que le estaba causando muchas molestias. Waitana se habia contaminado en la Laguna de la Madrevieja cuando hizo una travesia , y se encotro que en ese sitio estaba una culebra de agua que media cerca de 8 metros de largo.. Casi que Waitana perdio su vida en esa alcoranica selva de fango y mucho limo esparcido a lo largo de aquella Madrevieja que tenia miles de aos acumulando canteras de litros de aguas, y que hacienda una media Luna entraba de Nuevo en El Cajon del Rio Unare. De alli paso a las tierras del corozo, donde pidio ayuda, pero todavia aquella poblada no estaba muy fundamentada. Necesitaba que alguien tuviera el proposito de ayudarlo hasta llegar a los palmares de El Batey. La lucha habia sido titanica entre el y aquella serpiente que se alimentaba de animales bravios y que de alguna manera duraba cierto tiempo para triturarlos y despues gozar un imperio consueditinario con sus alimentacion. Desde ese momento Waitana habia comenzado a tener lesiones en la piel que de alguna manera habia comenzado a agotar su prestigiosa existencia. Ante este problema circunstancial de su vida acudio a este generoso Piachi que era muy famoso en la regin. Waitana al llegar a la casa de el Piache Wuaipo entro en conversacion con el y le expuso lo sucedido. Wuaipo quien era conocedor de aquellos agravios producidos por este tipo de serpiente, le aplico un ensalmos y luego le dio a beber un abrebaje de matas cocidas y un purgante de drago con topocho verde para que expulsara todas aquellas asquerocidades estomacales que de alguna manera habia recibido de aquella ciclonica serpiente . Se habia dicho con el tiempo que la Madrevieja era un sitio de encanto. Tradicion que se ha mantenido hasta nuestros tiempos .Un encanto que llegaba hasta los linderos de la Culebra, que luego se llamaria, la Quebrada de la Culebra. Ante estas aventuras de ciertos encantos, el Piache Wuaipo se traslado a esta zona para hacer una curacion ambiental, tanto de la Laguna como de la Quebrada de la Culebra.

El Espacio Dorado.-

Atras quedan cenetenares de aos, atras quedan muchas Rancheras sembradas en las extensivas zonas aledaas al Gran Rio. Atras quedan sembrados hombre y mujeres que van hacienda historia en ellos, pero no historia para el europeo, porque todavia no se pensaba en ellos. Atras queda una natural situacion que se estaba posicionando de toda la Cuenca del Unare. Hay un momento Dorado en toda aquella comarca que esta levantando vuelo, se convierte en un espacio Dorado. El espacio Dorado se va a fumdamnental en el nacimiento de Dunare. Despues de grande genealogias se presenta el momento preciso de que alguien muy emblematico va a nacer en aquella comarca que esta signada como una profecia. Se rompe una tradicion y se cae en el tiempo del profetismo indiano, tal vez no tiene que ver mucho con los patriarcas de Isarel, ni mucho menos con los jueces. Entre esta comarca y la comarca israelita no hay nada parecido, simplemente se corria en la tradicion que vendria un gran cacique para esta novedosa tierra que en centenares de aos, no habia visto la luz de alguien que pudiera romper las barreras de algunos indios que todavia no habian pasado por el elemental poderio del dominio sobre esta zona que estaba tomando revuelo en casi todas las comarcas venezolanas. Habia nacido cerca de la Meseta, donde se levanta el arboreo sentido de la lluvia, pero tambien del verano. Nace en el mes de septiembre bajo un nebulonio amanecer agitado por las lluvias que todavia permanecian intactas porque todavia el verano no habia terminado. Alli en aquellas acendradas tierras, alli nacio aquel pingue nio que llevaria con el tiempo el nombre de Dunare. La partera que lo asistio era la India Cayana, que era una esperta en atender mujeres que fueran a parir, dias antes del nacimiento se buscaban a esta partera y alli se preparaba para tal cometido. Ya era un escenario que tenia una forma de tratarlo. En tiempos anteriores eran los mismos hombre que con una paleta y una piedra cortaban el ombligo y dandole un nudo le taponeaban la abertura del ombligo. En cierta ocasiones le quemaban la entrada y asi se cerraba aquel canal por donde corria el liquido de la madre para alimentar al nio que lo llevaria alli en el vientre en una duracion de tiempo de nueve meses se estaba aliementando por medio de aquella tripa. Habia nacido en un boho cubierto de paja de Carrizo. Era una creatura Hermosa, lisonjeado por los avatares de las tertulias de los palenques de la Meseta. Tenia un aspecto muy tenso en su rostro, una nariz chata como una danta, un color cobrizo propio del Indio Palenque, unos ojos vivaces como una vibora, un cabello muy endrino como el color de una pantera, una Mirada alegre como un guacamayo. Habia todo un dorado cultivo en todo esto, no era para menos, habia nacido un azabache para la defensa de aquella zona. Su padre un aborigen calibrado como el gran robust de la etnia: musculoso como las patas de un tigre y leonino como la fiera mas bravia de aquellos urrapales y zonas selvaticas que aguardaban en aquellos escenarios llenos de sorpresas. Su nombre era Araguato, araguato no por los monos silvestres que se levantaban en aquella zona, Araguato por el color que mantenia y que se habia cultido a traves del tiempo desde que era nio El acontecmiento de Dunare habia traido a toda aquella Rancheras una profuse alegria montada sobre el escabel de aquel boho que habia sido generoso con los dioses. El Volcanico silencio del tiempo habia vaciado de contenido aquel atemperado y escuestre momento. Un fuerte eco de profundo sentir se habia expresado con el nacimiento de Dunare. Habia significado la transposicion de un ideal nuevo. A diferencia de momentos antepasados, donde se vivia un tiempo de expresiones anarquicas, ya tenia que haber un contexto de contenido diferente. El mundo del Indio Palenque unarense se iba a unir en un solo catalogo que le permitiera oxigenar esperanzas y auxilar problemas que antes quedaban en el limbo de las ideas. Dejarse impregnar por la noticia de Dunare habia sido un motive especial para tomar acciones que cundirian cuando este nio fuera creciendo en sabiduria, esperanzas y estatura. Antes aquel velado acontecmiento no dejaba de estremecer el oblicuo tambor de los palenques quienes en un griterio de hazaa y alegria dejaban oir un tan, tan de sus tambores: ---! Tan, Tan Tan Tan Tan Tan Tan --- Ligeramente iban suavisando la voz hasta sentirse en un extasis. Esto denotaba que no habia tregua para la alegria, sin embargo, asi como las cosas comienzan asi terminan. La simpatia que habian ejercitados aquellos Palenques en un momento de frenesi se iria a contemplar con los aos venideros.

$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$$Ranas, sapos, Lagunas Artificiales, Sol, Luna, El Gran Rio, El fuego se tenian Como dioses que bullian en la credibilidad Del aborigen. No habia una fe detenida en una determinada deidad. Las deidades del instinto y la instuicion de algunos selectos indios que tenian momentos de extasis sobre como tener una entrega hacia aquellos hombres y mujeres que vivan en aquellos fangurriales, de aquellos hombres y mujeres que durante tiempo necesitaban a alguien que les fuera conduciendo su novedosa vida en esta ataviada selva. No era para menos. Eran aborgenes que tenian sus ancestros all en el Amazona, de alguna manera sus ethos espirituales estaban trillando sus pareceres de aqu, llevaban en sus huesos las huellas de sus antepasados. Su sangre su gran registro histrico y el ADN la marca de sus propia existencia. Haba toda una tradicion que se iba expandiendo de padres a hijos, de igual manera sus madres, y sus contenidos familiares no habian menguado la expresin filial, era el ntropos vitalicio que reinaba en estos lares, que vivia y procesaba toda una expresin hereditaria. Toda esta situacion familiar la iba asimilando Dunare en su vivencia cotidiana: tenia en su subconsciente una herencia focalizada por los movimiento y y actitudes de aquella raza que enarbolaba las banderas de la conquista y de la sobrevivencia. EL padre de Dunare que se llamaba Danore habia activado junto a su madre la novedad del lenguaje, de los oficios cotidianos y la misma fe, o su creencia.Deca Donare a su hijo:----- Gua Gua guarapo con guayaba y Guanbana y limn que esto te va a enriquecer la mente y el cuerpo . Por otra parte no dejaba de sealarle las nociones bsicas de lo que significaba afincarse en su idiosincrasia: Hijo aprende , aprende, nuestras costumbres y nuestros oficiosSu madre de nombre Juaca le deca--- Hijo hazle caso a tu papa, para que gobiernes esta comarca desde la pradera del Gran Rio hasta el salobre Mar Caribe . -- Ella se entretena con su hijo y vaciaba su contenido maternal sobre la mente y el corazn de aquel tripn que se estaba levantando en aquellos sabanales de aquella telrica tierra..Dunare se iba formalizando con un cuerpo robusto, alineado con msculos tibetanos, con brazos de ancla, con una nariz tenebrosa y una templanza bien firme. Va ojeteando su vida sobre el corcel de la aventura. Apenas esas tribus llevaban 600 aos, las cuales se iban sobreponiendo sobre los vaivenes de la vida. El no estaba ajeno a aquellas verdades que latan en el silencio de la historia. El sol era testigo, la luna, la naturaleza, los escenarios que nunca se mueven; mientras que el hombre cada da es un movimiento de desplazamiento y va creando conjetura en su propio ambiente. Muchos rboles asi lo atestiguaban, porque eran como robles que permanecen fijos bajo la mirada solariega de los apamates, de los cedros y tambien de las ceibas. Dunare habia tenido el balbuceo de un nio, pegado de aquellos pechos cachondos habia terminado una etapa para integrarse a otra etapa donde el ruleteo de la vida era distinto. Ya no mas aptos de delicadeza, pero si la fuerza motriz que iba a crear, cuando saliera de aquel sainete de la niez.

Dunare y Su Adolescencia

El nio indio iba agarrando la armona de un adolescente timbalero que va tocando otras edades donde tiene que superar la pericia del tiempo, pero no la agilidad mental y corporal que se va sembrado en aquel coloso muchacho de aquellas pradera que descolla un rumbo, una va , un camino.La estancia del tiempo va ofreciendo la amalgama en el desarrollo de la persona. Si se mantiene en un hbitat sin dinmica humana y creatividades mentales es un crculo que no va a decir nada. La estimulacin mental y de los hechos acontecidos todos los dias va levantando una vida llena de grandes desafos, que luego con el tiempo le deparara, una situacion diferente.Dunare habia nacio ahora le tocaba era ir creciendo y manteniendo una constante dinmica en el ambiente y naturalezas cada da lo retaba. El incitamiento para obrar se iba realizando de acuerdo al contenido de la estofa cotidiana. Sin duda que Dunare va manteniendo su identidad sin olvidar sus antepasados, era el peso de su lucha y que por lo tanto tena que ir aumentando otros ritmos que le iban a poner un corolario de muy diferente a algunas conductas de antepasados. No diluyo su personalidad porque no habia otras copias. Senta un orgullo inmenso por lo que se le dara en su vida. Tal vez los aborgenes timoto cuicas tenian valores mas avanzados en la tcnica y las forma de trabajar. Sin embargo, Dunare no era de aquella superior raza que habia nacido con un signo de tranquilidad. Habia nacido en una recia tierra que vulneraba el sentimiento quijotesco de los timoto cuicas. Era tierra oriental en la confluencia de lo llano con lo oriental, era la intrpida entrada a un nuevo atardecer. De tierras anchas y de espacios severos nacio un laberinto de riachuelos, manantiales, logias de aguas, lagunas artificiales, ros abrumados de aguas sempiternas quebrando el espejo de las sabanas y los matorrales. Aguas dulces, aguas sucias, aguas contaminadas, agua mescladas con las hierbas, los palos, los sabanales. Aguas que calman sed, tanto del hombre como de animales y plantas. Aguas que limpian culos, vaginas, cuerpos humanos, cuerpos de animales; aguas que limpian corotos; aguas que nutren el cuerpo de animales, y los cuerpos de los indios, el 70 por ciento redunda el contubernio del cuerpo humano. Alli va el agua en aquellas balsas, humana y tambien en las balsas de los animales. Dunare con sus doce aos comienza a conectar las sabanas, los morichales, los palmares, los ros, las quebradas. Alli lo vemos en Pancatar, en la Guacharaca, en la Meseta. Alli lo vemos caminar en un rumbo que lo llevaria a conocer todas las rancheras que estaban situada en esta soleada naturalezas. Va aprendiendo el manejo de la flecha , el arco, la macana, la piedra, la honda y muchos elementos que los aborgenes tenian para su combate. La habilidad iba tomando destreza y el cuerpo gil para combatir cuanta especie animal y humana se interpusiera en el camino.Este gigante iba preparndose para ser guerrero entre los animales salvajes y los hombres que fueran animndose a ser valiente en aquellos escenarios. Iba educando sus pasos, para ser un buen cazador. A una edad temprana ya tenia muchos motivos para crear estas agilidades, y esto de alguna manera le apremiaba su estatura en las afrentas que tendra en el futuro. Su padre Donare le habia provedo de algunas herramientas como un pequeo arco y flecha. No era una cuestin de alta calidad, pero era un elemento bsico para confrontar momentos, y asi poder ir creando un espritu de combate y guerra. Para esto necesitaba la practica con ciertos animales y con ellos iba tomando el impulso de la ferocidad y tambien de la tenacidad. Ya que se habia lanzado con su padre a escalar grandes distancia esto le permita experimentar nuevas luchas ante el ambiente y tambien ante los escenarios propios de un guerrero que se va haciendo fuerte como el Rey David y su onda. En su escenario no exista todavia una barbarie de confrontacin y de aniquilamiento, pero es muy sabido que el Caribe por naturaleza es muy belicoso; y siempre sus cultura se iba formalizando en estas lides, a lo cual no poda escapar el nio Dunare, cuando se abran estas posibilidades de luchas, combates, lidias y otros pormenores que estaban muy reidos en el ambiente.En eso, habia nios indios que de alguna manera provocaban la gentileza de Dunare, y Dunare evitando combates y tirrias ofreca dilogos y comprensiones con aquellos contrincantes pequeos. Se sabe que el no iba a perder por estas ocasiones sus funciones que ya estaban alimentadas alli en su subconsciente. Tal vez en su escenario no exista una barbarie, sin embargo, el indio Caribe siempre se mantuvo bajo el imperio de lo belicoso. En su escenario Dunare haca lo posible por mantener desde pequeo la cordura y la tolerancia, pero se sabe que esta tendencia no va a cuajar cuando llegue a la edad del adulto. En la mente de Dunare a pesar su flemtica existencia iba adquiriendo