1
9 EDITORIAL Clin Invest Gin Obst 2003;30(5):147 147 En más de una ocasión nos hemos ocupado aquí de la problemática del parto prematuro. La última vez que lo hicimos fue para destacar que esta patología del embarazo sigue sin estar resuelta, a pesar del gran progreso que supuso la introducción de los fármacos betamiméticos en el tratamiento de la amenaza de parto prematuro en la década de los años sesenta. Han transcurrido ya muchos años y esta terapia funciona razonablemente bien en su intento de frenar la diná- mica uterina y, en consecuencia, de prolongar la ges- tación durante días o semanas cuando la actividad del útero se desencadena precozmente. Desde hace poco tiempo otro fármaco ha incremen- tado las posibilidades terapéuticas en este terreno. Se trata del antagonista selectivo de los receptores uteri- nos de la oxitocina, atosibaaan. Los primeros estudios que se realizaron sobre este fármaco datan de hace ya casi diez años. Desde entonces, las investigaciones in vitro e in vivo han permitido ir conociendo más y mejor el papel de los receptores de la oxitocina situados en el útero, des- de su incremento a lo largo de la gestación y duran- te el parto hasta el hecho de que la administración de antagonistas selectivos de estos receptores pro- vocan la reducción significativa de la contractilidad uterina. Todo esto ha conducido a la disponibilidad del cita- do nuevo fármaco para su uso en los casos de amena- za de parto prematuro. Sin embargo, a nuestro juicio, esta nueva posibili- dad terapéutica no ni el empleo de betamiméticos y/o de antiprostaglandínicos (tratamientos hasta hoy utili- zados) sino que se suma a ellos como un arma más en manos del clínico para frenar la actividad uterina no deseada. De todos modos, se debe advertir también -como se hizo en su día en otro editorial de esta publicación- que la gran problemática del parto prematuro no pasa únicamente por la disponibilidad de fárma- cos capaces de inhibir la dinámica uterina, sino que existen muchas otras causas involucradas en el in- cremento de la prematuridad en los últimos años. Recuérdese, sólo a título de ejemplo, la importancia cuantitativa que hoy día tienen los embarazos múlti- ples generados por las diversas técnicas de reproduc- ción asistida. La llegada a la clínica de una nueva posibilidad te- rapéutica debe ser acogida con satisfacción, pero sin olvidar que también en otros campos distintos de la supresión de la actividad uterina es preciso seguir tra- bajando si se quiere disminuir de forma significativa el gran problema de la prematuridad. 89.626

Editorial

  • Upload
    vucong

  • View
    214

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Editorial

9

EDITORIAL

Clin Invest Gin Obst 2003;30(5):147 147

En más de una ocasión nos hemos ocupado aquí dela problemática del parto prematuro. La última vezque lo hicimos fue para destacar que esta patologíadel embarazo sigue sin estar resuelta, a pesar del granprogreso que supuso la introducción de los fármacosbetamiméticos en el tratamiento de la amenaza departo prematuro en la década de los años sesenta. Hantranscurrido ya muchos años y esta terapia funcionarazonablemente bien en su intento de frenar la diná-mica uterina y, en consecuencia, de prolongar la ges-tación durante días o semanas cuando la actividad delútero se desencadena precozmente.

Desde hace poco tiempo otro fármaco ha incremen-tado las posibilidades terapéuticas en este terreno. Setrata del antagonista selectivo de los receptores uteri-nos de la oxitocina, atosibaaan.

Los primeros estudios que se realizaron sobreeste fármaco datan de hace ya casi diez años. Desdeentonces, las investigaciones in vitro e in vivo hanpermitido ir conociendo más y mejor el papel de losreceptores de la oxitocina situados en el útero, des-de su incremento a lo largo de la gestación y duran-te el parto hasta el hecho de que la administraciónde antagonistas selectivos de estos receptores pro-vocan la reducción significativa de la contractilidaduterina.

Todo esto ha conducido a la disponibilidad del cita-do nuevo fármaco para su uso en los casos de amena-za de parto prematuro.

Sin embargo, a nuestro juicio, esta nueva posibili-dad terapéutica no ni el empleo de betamiméticos y/ode antiprostaglandínicos (tratamientos hasta hoy utili-zados) sino que se suma a ellos como un arma más enmanos del clínico para frenar la actividad uterina nodeseada.

De todos modos, se debe advertir también -como sehizo en su día en otro editorial de esta publicación-que la gran problemática del parto prematuro no pasaúnicamente por la disponibilidad de fárma-cos capaces de inhibir la dinámica uterina, sino queexisten muchas otras causas involucradas en el in-cremento de la prematuridad en los últimos años.Recuérdese, sólo a título de ejemplo, la importanciacuantitativa que hoy día tienen los embarazos múlti-ples generados por las diversas técnicas de reproduc-ción asistida.

La llegada a la clínica de una nueva posibilidad te-rapéutica debe ser acogida con satisfacción, pero sinolvidar que también en otros campos distintos de lasupresión de la actividad uterina es preciso seguir tra-bajando si se quiere disminuir de forma significativael gran problema de la prematuridad.

89.626