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Edmond Jabès y el Rostro del Otro Publicado por Harry Almela el enero 20, 2013 Nacido en ElCairo el 16 de abril de 1912 en el seno de una familia judía proveniente de Italia, Edmond Jabès tuvo una rigurosa formación en lengua francesa. Viaja a Paris en 1930 y, aunque nunca fue miembro del grupo, se relaciona con los surrealistas en pleno apogeo, entre ellos con Max Jacob. En 1957, con la expulsión de los judíos estimulada por la revolución de Gammal Abdel Nasser, se radica definitivamente en Paris y adopta la nacionalidad francesa en 1967. Allí fallece el 2 de enero de 1991. Sus primeros libros, reeditados por Gallimard (1959) bajo el título Je bâtis ma demeure. Poèmes 1943- 1957 (Construyo mi morada, en su edición castellana en El Umbral. La Arena, 2005), acusan la intensa presencia del surrealismo, esa dicción romántica y postrera contra la racionalidad moderna. Nada extraño para un poeta que vivió parte de su vida en los márgenes de la cultura francesa. Pero hacer una obra en esa lengua en El Cairo es algo muy distinto a intentarlo en la metrópoli. Escribir sobre su experiencia cotidiana desde la periferia, en el idioma del centro cultural, es un acto que no supone ningún albur. El verdadero riesgo de Jabès, que le esperaba en Paris, consistía en transcribir a su dialecto la experiencia de sus propios márgenes geográficos y culturales. El año de su arribo a la gran ciudad, comienza a asumir su condición de judío exiliado, retomando los grandes temas de su tradición: el Desierto, la Palabra, el Libro. Tal viraje debió haber sido toda una odisea. Pasar de la imagen, tan cara al surrealismo, a la escucha, resultó de seguro un doloroso proceso. Pero era necesario. La imagen no es precisamente un bien en la tradición judía. La escucha, sí. Es en el Desierto donde Yavhé entrega Canaán a Abraham. Es en el Desierto donde el pueblo de Israel deambula cuarenta años hasta la toma de Jericó. Es en el Desierto donde funda la nueva nación de los judíos al final del Primer Exilio. Sinónimo de infinito, del infinito camino de retorno a ninguna parte, el Desierto lo es porque al final no hay Paraíso, sólo Desierto. Horizontes y médanos de arena, es frontera que contiene, metáfora misma de la vida. En ese espacio transcurre la historia de su pueblo, historia que no es mito, si no pertinaz realidad que busca empecinada su correlato en el presente. Es en la arena perpetua donde el peregrino debe escuchar la posible presencia de lo Otro, tangible e intangible. Allí, el oído se ofrece y se expone a lo Inminente y a lo Inmanente, y se aprende a vivir y a morir. El desierto es el caos dentro del Caos, el orden dentro del Orden, lo Absoluto y lo Disoluto. El Desierto, como lo expresa Roberto Forster, es una experiencia interrogativaa Lo Eterno y al Ahora. Para sobrevivir en ese laberinto, es necesario y prudente aprender a escuchar, tomar posesión del ideolecto que nos espera y nos expresa. Y, ¿qué escucha Jabès en el Desierto? La Palabra. La contenida en Torá y en Cábala, en eterna lucha en busca del significado de sí misma. La interpretación de la Palabra, responsabilidad que reposa en los rabinos, intenta contextualizar el presente a partir de la tradición. Así, la Palabra inaugura el mundo en un constante Génesis que narra nuestra pertenencia al Caos y que desea la Armonía en movimiento, que no el Orden, que es una pretensión anhelada por cualquier institución totalitaria. La Palabra crea realidad, desplaza al silencio para nombrarlo, pues la

Edmond Jabès y el rostro del Otro

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Autor: Harry Almela

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  • Edmond Jabs y el Rostro del Otro Publicado por Harry Almela el enero 20, 2013

    Nacido en ElCairo el 16 de abril de 1912 en el seno de una familia juda proveniente de Italia, Edmond Jabs tuvo una rigurosa formacin en lengua francesa. Viaja a Paris en 1930 y, aunque nunca fue miembro del grupo, se relaciona con los surrealistas en pleno apogeo, entre ellos con Max Jacob. En 1957, con la expulsin de los judos estimulada por la revolucin de Gammal Abdel Nasser, se radica definitivamente en Paris y adopta la nacionalidad francesa en 1967. All fallece el 2 de enero de 1991. Sus primeros libros, reeditados por Gallimard (1959) bajo el ttulo Je btis ma demeure. Pomes 1943-1957 (Construyo mi morada, en su edicin castellana en El Umbral. La Arena, 2005), acusan la intensa presencia del surrealismo, esa diccin romntica y postrera contra la racionalidad moderna. Nada extrao para un poeta que vivi parte de su vida en los mrgenes de la cultura francesa. Pero hacer una obra en esa lengua en El Cairo es algo muy distinto a intentarlo en la metrpoli. Escribir sobre su experiencia cotidiana desde la periferia, en el idioma del centro cultural, es un acto que no supone ningn albur. El verdadero riesgo de Jabs, que le esperaba en Paris, consista en transcribir a su dialecto la experiencia de sus propios mrgenes geogrficos y culturales. El ao de su arribo a la gran ciudad, comienza a asumir su condicin de judo exiliado, retomando los grandes temas de su tradicin: el Desierto, la Palabra, el Libro. Tal viraje debi haber sido toda una odisea. Pasar de la imagen, tan cara al surrealismo, a la escucha, result de seguro un doloroso proceso. Pero era necesario. La imagen no es precisamente un bien en la tradicin juda. La escucha, s. Es en el Desierto donde Yavh entrega Canan a Abraham. Es en el Desierto donde el pueblo de Israel deambula cuarenta aos hasta la toma de Jeric. Es en el Desierto donde funda la nueva nacin de los judos al final del Primer Exilio. Sinnimo de infinito, del infinito camino de retorno a ninguna parte, el Desierto lo es porque al final no hay Paraso, slo Desierto. Horizontes y mdanos de arena, es frontera que contiene, metfora misma de la vida. En ese espacio transcurre la historia de su pueblo, historia que no es mito, si no pertinaz realidad que busca empecinada su correlato en el presente. Es en la arena perpetua donde el peregrino debe escuchar la posible presencia de lo Otro, tangible e intangible. All, el odo se ofrece y se expone a lo Inminente y a lo Inmanente, y se aprende a vivir y a morir. El desierto es el caos dentro del Caos, el orden dentro del Orden, lo Absoluto y lo Disoluto. El Desierto, como lo expresa Roberto Forster, es una experiencia interrogativaa Lo Eterno y al Ahora. Para sobrevivir en ese laberinto, es necesario y prudente aprender a escuchar, tomar posesin del ideolecto que nos espera y nos expresa. Y, qu escucha Jabs en el Desierto? La Palabra. La contenida en Tor y en Cbala, en eterna lucha en busca del significado de s misma. La interpretacin de la Palabra, responsabilidad que reposa en los rabinos, intenta contextualizar el presente a partir de la tradicin. As, la Palabra inaugura el mundo en un constante Gnesis que narra nuestra pertenencia al Caos y que desea la Armona en movimiento, que no el Orden, que es una pretensin anhelada por cualquier institucin totalitaria. La Palabra crea realidad, desplaza al silencio para nombrarlo, pues la

  • poesa es silencio rodeado de palabras, as como la msica es silencio rodeado de sonidos. En el mbito potico, la Palabra narra la temporalidad, al mismo tiempo que intenta hacer productivas las aporas entre el Tiempo ontolgico y el Tiempo fenomenolgico. Por eso, la poesa es el arte de constelar una incubacin. La poesa remueve, en una instancia tangible, un sustrato intangible donde se mezclan de manera oblicua materiales que provienen de prcticas sociales e individuales que buscan expresarse en un ideolecto particular, a contracorriente del uso performativo de la palabra en el mbito mundano. La Palabra nos construye, ms all de la relacin que supone con lo inmanente.Escuchar el texto anula el acontecimiento que lo funda. Aunque, de nuevo Jabs, no somos ms que ficcin. No somos ms que la idea que nos hacemos de nosotros mismos. Todo esto persevera infinitamente en el Libro. El Libro construye y reconstruye una pica personal y colectiva, aunque ya est escrito. Desde antes de su creacin, antes incluso de visualizarlo, el Libro ya exista, pues el judo es una raza salida del Libro. La escritura, que es permanencia de laescucha, la Palabra que esconde setenta veces su significado (Cmo decir lo que s/ con palabras cuya significacin/ es mltiple?), el escribano y el lector, son parte de lo Mismo. De all la necesidad de la subversin, entendida como insistencia en el testimonio, no de repetirlo, si no de volver de nuevo a la escucha y a la escritura, como si se ignorara que es intil, en tanto que repeticin, aunquela eternidad no dura ms que nosotros, y Poco a poco, el Libro me consumar. Por eso, la poesa de Jabs, en su infinita metonimia que apunta Derrida, no es sagrada. Mucho menos est escrita por un mstico. Es un viaje desde un idioma de la metrpoli hacia sus races judas y marginales, y en el fondo siempre Auschwitz. Es la narracin de alguien que se define primero como judo y luego como poeta, que se sabe separado de su Dios y escindido de su origen, que anhela ms bien el posible contacto con el Rostro del Otro, como dice Emmanuel Levinas. Es hacia ese Otro, no a Dios, a quien est dirigida esta poesa, uno de los testimonios ms intensos que la cultura juda ha ofrecido a Occidente, aun cuando el propio Levinas declar en alguna oportunidad, con respecto al sitio de Edmond Jabs en el panorama de la literatura contempornea,Es cierto que un verdadero poeta ocupa un lugar?

    Para leer a Edmond Jabs:

    El Pequeo Libro de la Subversin Fuera de Sospecha. Traduccin de Sal Yurkievich. Mxico: Vuelta, 1989. Del desierto al libro. Entrevista con Marcel Cohen. Traduccin de Ana Carrazn Atienza y Carmen Dominique Snchez. Madrid: Trotta, 2000. Un Extranjero con, Bajo el Brazo, un Libro de Pequeo Formato. Traduccin de Cristina Gonzles de Uriarte y Maryse Privat. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2002. Eso sigue su Curso (El Libro de los Mrgenes I). Traduccin de David Villanueva. Madrid: Arena Libros, 2004. Bajo la Doble Dependencia de lo Dicho (El Libro de los Mrgenes II). Traduccin de Begoa DezZearsolo. Madrid: Arena Libros, 2005. Construir en el da a da (El Libro de los Mrgenes III). Traduccin de Begoa Dez Zearsolo. Madrid: Arena Libros, 2005. El Umbral. La Arena. Traduccin de Julia Escobar Moreno. Castelln: Editorial Ellago, 2005. El Libro de las Preguntas. Traduccin de Jos Martn Arancibia y Julia Escobar. Madrid: Siruela, 2006. Sobre Edmond Jabs: Derrida J. (1989). Edmond Jabs y la cuestin del libro. En: La escritura y la diferencia. Barcelona: Anthropos, pp. 90-106. Forster, R. (1999). El desierto, la palabra, la imagen: En: El exilio de la palabra. En torno a lo judo.Buenos Aires: Eudeba, pp. 29-48. Levinas, E. (1996). Edmond Jabs, Today. En: Proper Names. Stanford: Stanford University Press, pp. 63-65