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El caso de la avenida “Cervantes” en los proyectos de “modernización” de
Tegucigalpa durante las Reformas Liberales
Por Edgar Soriano Ortiz
La urbanización ordenada era parte de un largo proceso de “modernización” en
Tegucigalpa, de esa manera la “Avenida Cervantes”, es un ejemplo de los proyectos de
la reformas liberales. La nueva “ciudad liberal” o “ciudad letrada”, dirigida por las
triunfantes élites liberales de finales del siglo XIX, tendría que enfrentar la tradición y
la marginación, sin embargo las huellas de estos proyectos fueron decisivos para el
paisaje urbano de Tegucigalpa.
Palabras clave:
Tegucigalpa, modernidad, liberales, élites, progreso, marginación, urbanización,
calles, cervantinas
Febrero de 2012
La búsqueda de la “modernidad” a través del “orden y el progreso”
El antiguo deseo de urbanizar la villa de Tegucigalpa y, principalmente, las ideas de la
“modernidad”1 de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX en organizar una
“sociedad ideal”, donde prevaleciera el “el buen gobierno” se fue dilatando en el
tiempo. Tras la independencia de 1821 estas ideas prevalecieron en teoría, pero la
combinación de condiciones socio-económicas y geográficas no permitió grandes
avances. Las élites optaron por medidas más fuertes, como las policíacas para
enfrentar una “amenaza” creciente, la ampliación de los barrios, en constante
desorden, sin embargo desde el ayuntamiento se idearon planes para controlar y
mantener el ordenamiento urbano. El tema de las tierras comunales-corporativas,
convertidas en ejidos es un tema interesante pero poco conocido en la historiografía
de Tegucigalpa. Al revisar las actas municipales nos encontramos con las ordenanzas y
sus condiciones de entrega de lotes a los barrios para poder controlar el crecimiento
urbano.
En 1880 el gobierno de Marco Aurelio Soto traslado la capital del país a Tegucigalpa,
centro del movimiento económico, cultural y de élites liberales de comerciantes,
quienes por décadas mantuvieron su enfrentamiento ideológico y militar contra los
sectores más conservadores, vinculados con la iglesia católica2. Tegucigalpa se venía
afianzando como la principal ciudad del país que tutelaría la importancia económica y
su espíritu socio-cultural, que la llevaría a tener la primera universidad del país, a
través de la fundación de la Academia Literaria, en 1845. El contexto de las fuertes
pugnas políticas emanadas de la emancipación de Centroamérica dejó profundas
marcas de sectarismo, demostrándose tras el fracasado intento de estructurar la
República Federal, que incentivo las antiguas luchas entre el gobierno de Comayagua y
las élites de Tegucigalpa. Ante ello Comayagua presionó a Tegucigalpa, con el fin de
que esta última se pusiera a la orden del naciente estado, y dejara atrás las simpatías a
1 El proyecto de “modernidad”, ampliamente tratado por François Xavier Guerras, evoluciono paulatinamente entre lo
antiguo y lo nuevo durante los procesos de independencia. Para conocer sobre el tema de la modernidad, véase: Guerra F.
X., Revoluciones Hispánicas. Independencias Americanas y liberalismo español; Editorial Complutense, Madrid 1995. 2 Por ello los liberales buscaron muchos mecanismos para enfrentar el control ideológico que tenía la iglesia Católica,
siendo la libertad de culto una de las estrategias durante la Reformas Liberales. Véase: Piedra Solano Arturo, “Notas sobre
la relación entre liberalismo, francmasonería y penetración protestante en Centroamérica”, en Bastian Jean-pierre
(compilador) Protestantes, liberales y francmasones: sociedades de ideas y modernidad en América Latina, siglo XIX;
México, Fondo de Cultura Económica, 1990.
las facciones liberales de los comerciantes, herederos de la antigua estructura
económica de la Alcaldía Mayor: minero-comerciante-ganadera. Ejemplo de las
presiones de Comayagua, fue cuando un grupo de 25 hombres bien armados ingresó a
Tegucigalpa en la década de 18403, con el objetivo de intimidar o de mostrar el
respeto que esta ciudad le debía a la antigua Capital. Como he dicho anteriormente,
Tegucigalpa experimentó un crecimiento económico que era perceptible a mediados
del siglo XIX, lo cual queda demostrado con el logro del rico comerciante, José María
Lazo (este personaje fue el hombre más rico de Honduras por casi 3 décadas, entre los
1840 y 1860), en convertirse el Vice-Presidente de la República, 1856-1860.
La inestabilidad se volvió cada vez un hábito en la vida política de la joven república;
para el caso, el general José María Medina (fue presidente de Honduras siete veces
con interrupciones entre 1862 y 1876) le tocó afrontar una serie de rebeliones, que lo
llevaron a tomar decisiones sangrientas. Para el periodo reformista de Soto-Rosa
(1876-1883), la municipalidad estaba en un proceso de mantener sus arcas estables,
permitiéndole iniciar junto a la municipalidad de la villa de Concepción de
Comayagüela, los trabajos de reordenamiento urbano. Se construyó un cementerio
general en la Chivera, se diseñó un plano de Comayagüela; además se lotificaba
diferentes espacios de Tegucigalpa y se realizaba una serie construcciones para ambos
ayuntamientos.
Tegucigalpa convertida en capital de Honduras, paso a impulsar una serie de reformas
que intentaban poner a la pequeña ciudad en el nivel del “orden y progreso”4
profesado por el gobierno liberal. Varios Presidentes a finales del siglo XIX y a
principios del siglo XX, aspiraron situar la ciudad a la “vanguardia del desarrollo
3 Actas municipales, Tomo 1843-1847. Archivo Municipal de Tegucigalpa (en adelante AMT) 4 Las Reformas liberales intentaban consolidar el estado nacional, logrando grandes avances socio-culturales. El tema de
las reformas liberales ha sido trabajado por varios autores, desde diferentes ángulos. Entre esos textos véase: Molina
Guillermo, Estado liberal y desarrollo capitalista en Honduras; Tegucigalpa, Editorial Universitaria, 1982. Argueta Mario,
Cronología de la Reforma Liberal en Hondureña; Tegucigalpa, Colección Cuadernos Universitarios, Nº23, Editorial
Universitaria, 1982. Zelaya Gustavo, El legado de la Reforma Liberal en Honduras; Tegucigalpa, Editorial Guaymuras
2001. Amaya Banegas Jorge Alberto, Historia de la lectura en Honduras: libros, lectores, bibliotecas, librerías, clase
letrada y la nación imaginada 1876-1930; Tegucigalpa, UPNFM, 2009.
capitalista”, pero la realidad fue otra, teniendo mucho que ver la lógica sectaria del
clientelismo político-social.
La vieja carrera por urbanizar Tegucigalpa
A diferencia de Comayagua, La villa de San Miguel de Tegucigalpa, antigua Alcaldía
Mayor, con titulo de ciudad desde 1821, nació sin “fundación” oficial y creció
coyunturalmente por su estratégica importancia económica. El intento de estructurar
un avance urbanístico que lograra desarrollar la ciudad, fue una constante de muchos
de sus habitantes. En el periodo colonial, se desarrollaron varias iniciativas para darle
un mejor ornato a la villa, por ejemplo, se obligó a varios vecinos a destruir sus tapias,
cuando estas obstaculizaban el paso de algunas calles5. Siempre se tomaba en cuenta
las necesidades de empedrar calles, de limpieza de plazas y caminos, y de construir
puentes. Sin embargo, las respuestas e intentos del cabildo en mantener ese deseado
orden de una villa ideal6, que saltara a convertirse en ciudad, paso paulatinamente
entre incipientes proyectos modernizantes y una larga tradición de desorden
poblacional.
Tras la independencia, desde las alcaldías de Tegucigalpa y Comayagüela se fraguaron
acciones para revitalizar el funcionamiento de las poblaciones “gemelas”. En la década
de 1870, el cabildo de la villa de Comayagüela mando a preparar un plano que diera
simetría a las calles y avenidas, el ingeniero José Esteban Lazo a su regreso de Europa
fue el designado para la importante obra7. Años después se iniciaron los procesos de
indemnización para la apertura de calles, pero los vecinos generalmente se oponían
irritadamente. Al igual en Tegucigalpa, sucedieron tales percances con los propietarios,
principalmente en la zona del barrio Abajo, que creció considerablemente durante
todo el siglo XIX.
5 Martínez Castillo Mario Felipe, Cuatro Centros de Arte Colonial provinciano hispano criollo en Honduras; Tegucigalpa,
Editorial universitaria 1992, pág. 102 6 En 1805, el síndico del ayuntamiento informaba sobre el descontrol de las pulperías, el aumento de pobres, la vagancia de
animales, la suciedad de calles y barrios. Véase: actas de 1805, AMT. 7 Actas municipales de Comayagüela. AMT
La pequeña ciudad de Tegucigalpa, apenas se extendía en la centuria del XVIII, desde el
Jazmín (en el límite de los actuales edificios: del Correo y el Museo de la Identidad
Nacional) en el oeste hasta unos cuantos metros atrás del convento San francisco al
este. A finales de ese siglo la Alcaldía Mayor era una región con fuertes vínculos
económicos, que ameritaban el ensanchamiento de procesos urbanos. Durante esa
época se refaccionaron iglesias y se construyeron nuevas, como el Calvario y su
respectivo cementerio, inexistente hasta entonces. El cementerio era una necesidad
social, debido a la importancia ceremonial de las exequias para la sociedad; como en
otras ciudades, los cementerios ocupaban un sitio trascendente. A la carencia de un
“espacio santo”, los vecinos enterraban a sus cadáveres en los patios de sus casas, en
las orillas de los caminos y las personas de importancia político-económica eran
inhumadas en las iglesias.
El siglo XIX llegó, con cuantitativos cambios socio-políticos, y con ello la ciudad de
Tegucigalpa comenzó a crecer demográficamente, la región del Barrio Abajo, es el
mejor ejemplo. La municipalidad donó lotes para edificación de casas a varios vecinos
provenientes en su mayoría de la periferia; así mismo durante el siglo XIX se
estructuraron los barrios Las Delicias y Guanacaste. Según datos estadísticos
aproximados en 1777, Tegucigalpa contaba con 4,301 habitantes, para el periodo
independentista unos 7,000 y para 1910 tenía 11,1048.
Durante el periodo de Soto-Rosa se iniciaron una serie de reformas en la ciudad,
materializándose constitucionalmente el traslado de la Capital, ante ello el Cabildo de
Tegucigalpa decidió ser parte del proceso reformista del gobierno central,
involucrándose en la estructuración de escuelas públicas, así como del ornato público.
Durante el año de 1881 se trabajó en la refacción de las plazas: la Central, la Merced y
San Francisco; las que pasaron a convertirse en parques o jardines, al estilo francés. En
este proyecto urbano se iniciaron negociaciones para lograr obtener fondos
rematando los rastros y sacando provecho de los cueros, ejemplo de ese suceso
fueron los trueques y ventas hechas en transacciones con el general Ricardo Streber9.
8 Pineda Portillo Noé, Desarrollo urbano de las capitales centroamericanas, Instituto geográfico nacional 1980. Véase:
Padrón de la feligresía de la parroquia de San Miguel de Tegucigalpa de 1777, en Revista del Archivo y Bibliotecas
Nacionales, T. XVIII, nº. 9-10, 1940. 9 Los negocios hechos por el ayuntamiento con el hábil comerciante Streber se puede ver las Actas de Tegucigalpa: 1881-
1882; AMT.
Mientras tanto el gobierno suscribía una contrata, firmada por Ramón Rosa y
Francisco A. Durini, para mandar a esculpir en un taller parisense la estatua de bronce
de Francisco Morazán y la estatua de mármol de José Cecilio del Valle; además de los
bustos de José Trinidad Reyes y José Trinidad Cabañas10. 4 años después se había
establecido una comisión para el Ornato Público, siendo el comisionado Gonzalo
Guardiola, quien presentó un informe-propuesta sobre la insalubridad de la ciudad
debido a la carencia de urbanidad, ya que ese año de 1885 la peste de viruela había
azotado los alrededores de la Capital11.
La inauguración del parque Morazán se realizo a finales de 1883 y ese mismo año el
general Luis Bográn asumió la presidencia de la República, sus acciones de corte
progresista tomaron en consideración las difíciles circunstancias que vivía la
administración municipal de la capital. Bográn decidió oxigenar al ayuntamiento, el 3
de octubre de 1888 decretó, que cada 15 de septiembre, día en que se celebraba la
emancipación, se inauguraría una obra pública. Ante ello el ayuntamiento de la Villa
de Concepción de Comayagüela decidió ponerle a la segunda avenida (carretera de
salida al sur del país), “General Bográn”12. Este Presidente años atrás, durante el
gobierno de Soto, había conocido Paris. Sin duda ese viaje influenció al general, ya que
en 1889, dono un carro fúnebre a la Alcaldía de Tegucigalpa13. También, con el fin de
paliar la crisis municipal, Bográn inició el plan de suplir a la Tesorería municipal con
2,000 pesos para 3 meses al 1% de interés mensual y ese mismo año el gobierno firmó
la contrata con el Banco Nacional Hondureño, en la que el banco se comprometía a
traer agua potable en cañería de hierro de una distancia de 4 leguas, desde el río
Jutiapa; además de la construcción en el Picacho de un depósito de agua14.
En este contexto de proyecciones para impulsar el desarrollo urbano a la Capital,
tenemos como la municipalidad de 1890, comisiona al regidor Rafael Fiallos para
establecer el proyecto de enumerar las casas y denominar las calles15. De esa manera, 10 Leiva Vivas Rafael, Francisco Morazán; Tegucigalpa, Editorial Universitaria, 1992. 11 Actas Municipales de Tegucigalpa, Tomo 1885-1886; AMT 12 Actas Municipales de Comayagüela, sesión del 15 de septiembre de 1889. AMT. 13En 1878 Bográn estuvo en la exposición Paris, enviado por el gobierno de Soto. Bográn había quedado impresionado y
creía que era necesario imitar la cultura parisense. Sobre los proyectos de agua y los préstamos véase: Actas Municipales
de Tegucigalpa, sesión del 1 de junio de 1889. AMT.
14 Actas Municipales de Tegucigalpa, sesión del 1 de junio de 1889. AMT. 15 Actas Municipales de Tegucigalpa, sesión del 2 de junio de 1890; AMT.
el 15 de julio, el Síndico, Alberto Uclés, logró la aprobación de los miembros del
ayuntamiento, para que la enumeración y denominación de Casas y Calles se realizara
de numeración continúa. Este era un gran paso para la urbanización de Tegucigalpa,
pues desde años atrás se dieron una serie de contradicciones con varios vecinos, entre
ellos Basilio Midence, a quien la municipalidad le solicitaba respeto al trazo del
sendero que la Gobernación implementaba16. Midence construyó una casa frente al
parque San Francisco.
El importante proyecto de enumeración y denominación de casas y calles era
fundamental para la capital, que constantemente intentaba trazar su urbanidad y
luchar contra la insalubridad, ya que a medida que la ciudad crecía era necesario lograr
un ordenamiento para vitalizar el funcionamiento urbano. Había que mejorar el aseo
del vecindario, por ello en 1889 se trajeron vía Amapala varias carretas para el servicio
público. El tema de la salubridad, era una preocupación de las continuas
administraciones municipales y gubernamentales, debido a que durante el siglo XIX
existieron diversos brotes de enfermedades, como el Cólera y la viruela. Para estos
años la alcaldía tenía datos de la contaminación que se le provocaba al rio Choluteca,
con la basura, el rastro (ubicado en las cercanías del Calvario) y otras contaminaciones,
como por ejemplo: las “sustancias calizas” depositadas en el rio por la oficina de
desinfección de un hombre de apellido Pinestas durante los últimos meses de 189017.
Para el mes de septiembre de 1890, la municipalidad informaba que estaba lista para
la inauguración de varios proyectos en el día de la independencia, entre ellos: “la
enumeración y denominación de casas y calles”, “el empedrado de la 6ta. Avenida o
calle de la Ronda”, “de varias calles trasversales como la que pasa por el oriente del
parque “Morazán”, “calles del Barrio la Hoya”, “mejoras al Parque Bográn (La
Concordia)” y “la reparación de la Tercera avenida que pasa frente al Cabildo”18.
El impacto urbano que significaba la estructuración de trazados, enumeración y
denominación de casas y calles era vital para Tegucigalpa, muestra de ello fue lo
expresado en 1899, en la publicación en New York de la Spanish-American Directories
16 Actas de abril de 1889, AMT 17 Según el cabildo, la provocación de contaminación contra el rio afectaba a las lavanderas y lo posos de agua como los
del “Oajoco” en la zona del barrio Abajo. Véase: Sesión del 1 de octubre de 1890, AMT. 18 Sesión del 6 de septiembre de 1890, AMT.
Co., editado y copilado por G.R. Perry19, el Directorio Nacional de Honduras en
América Central. En este directorio se muestran las enumeraciones de casas y las
denominaciones de las avenidas y calles de la capital.
Directorio Nacional de Honduras, 1899. En la Colección Hondureña de la UNAH.
Tiempo atrás, desde villorrio colonial hasta la pequeña ciudad de los años
“independentistas”, los trazados eran simplemente “caminos reales”20 y callejones sin
ordenamiento. El viajero estadounidense, Willian Wells21 en 1854, durante el mandato
del general José Trinidad Cabañas, nos describe la ciudad desde su primera visión en el
Llano del Potrero, prosiguió de dicho sitio el viaje por 6 kilómetros hasta llegar a la
pequeña villa de Concepción de Comayagüela, al cruzar el puente de 10 arcos de
piedra22, describe las casas, en sus diferentes colores: azul, rojo, crema o blanco; hay
que destacar, que lo más seguro es que las casas de colores eran escasas ya que por lo
general estas se “blanqueaban”23. También Wells menciona que todas las calles tienen
nombre, en efecto, antes de 1890, todas las calles eran denominadas por el 19 Perry G.R., Directorio Nacional de Honduras, spanish-American Directories co. New York, 1899. 20 Aunque no existe una definición clara sobre el origen del nombre de “Camino Real” se deduce que era por ser un
elemento de comunicación bajo los dominios de la monarquía y generalmente se les denominaba así a los caminos
empedrados. Véase: Botero Páez Sofía, Elementos para leer un palimpsesto: indígenas, caminos, piedras, mulas y caballos
en Colombia; Boletín de Antropología, volumen 20, nº037, Universidad de Antioquía, Medellín, Colombia, 2006. 21 Wells V. William, Aventuras y Exploraciones en Honduras; San José, editorial Universitaria Centroamericana 1982 22 El puente Mallol fue construido en la administración del Alcalde Mayor Narciso Mallol(1817-1821) 23 Blanquear las casas eran disposiciones municipales para exigir a los vecinos al mejoramiento de sus viviendas y sus
contornos. En 1882 el cabildo dispone: “a los dueños de las casas tienen que mandar a blanquear y renovar los tapiales de
las mismas, se señala a los dueños o inquilinos el termino de un mes, sino se les pondrá una multa en proporción a las
facultades de cada individuo”. Véase: Actas Municipales del siglo XIX. AMT.
vecindario, a través de las décadas; entre los nombres que más se conocen para el
periodo de la Reforma Liberal, tenemos: “la calle de Dolores”, “la calle del Calvario”,
“la calle que pasa frente al cabildo”, “calle del cementerio”, “Calle Morazán”, “Calle de
Oajoco”, “calle la Ronda”, “Calle Boulevar de Herrera”(aparece la palabra “Boulevar”
como parte de la influencia francesa), “calle del Barrio Abajo”, “calle Real”, etc24 .
En 1890 las denominaciones quedaron establecidas de la siguiente manera: 1ra.
Avenida (hoy Paseo Marco Aurelio Soto), 2da. Avenida (Avenida La Merced), 3ra.
Avenida (hoy avenida Cervantes), 4ta. Avenida (hoy Miguel Paz Barahona), 5ta.
Avenida (hoy Cristóbal Colón), 6ta. Avenida (actual avenida Gutenberg), 7ma. Avenida
(actual Paulino Valladares), 8va. Avenida (actual Lempira), 9na. Avenida (hoy las
Delicias). Pero durante el siglo XX, se volvieron a utilizar nombres para las avenidas y
calles de lo que pasaría ser el actual “centro histórico” de Tegucigalpa.
El conocimiento de la urbanización de Tegucigalpa nos muestra que se ha escrito poco
desde una perspectiva histórica25. Sobre el periodo colonial hay superficiales
abordajes de ciertos aspectos urbanos y sobre el periodo republicano ha
predominado, principalmente, una serie de anécdotas y descripciones de viajeros
extranjeros. A groso modo, tenemos varios aspectos del crecimiento urbano de
Tegucigalpa, que se debió considerablemente a las reformas liberales, que desde
finales del siglo XIX propiciaron una serie de transformaciones urbanas.
De “la calle que pasa frente al Cabildo” al nacimiento de la Avenida
“Miguel de Cervantes”, bajo el ideal de la “ciudad letrada” en 1905
Como vimos anteriormente las calles de Tegucigalpa no estaban denominadas ni
enumeradas, antes de 1890. De esa manera a la avenida que se extiende desde el
24 Para poder conocer sobre los diversos nombre que les daban a las calles durante este periodo véase las actas municipales
de Tegucigalpa. AMT 25 Desde una visión histórica y sociológica de la urbanización tenemos algunos trabajos para las reformas liberales y el
siglo XX, se puede ver: Navarrete Cálix Daniela, Arquitectura Modernista en Tegucigalpa; Revista Yaxkin, Volumen
XXIII, IHAH 2007. Navarrete Cálix Daniela, Tegucigalpa, espejismo de la modernidad: el impacto de los discursos
liberal y neoliberal sobre la capital de Honduras (siglos XIX y XX), Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers
ALHIM, 15 | 2008, Puesto en línea el 30 juin 2009. URL : http://alhim.revues.org/index2918.html. Caldera Hilda,
Invasiones Urbanas en Tegucigalpa; Editorial Guaymuras, Tegucigalpa 1992.
barrio La Plazuela hasta el cerro La Moncada, simplemente era llamada “la Calle que
pasa frente al Cabildo”. La mencionada vía, siempre ha sido una de las principales
arterias de Tegucigalpa, desde el dominio colonial hasta la actualidad. Dividiendo el
cabildo de la plaza y la Parroquia, fue adquiriendo cada vez más trascendencia, y para
1890 con las nominaciones de calles y enumeraciones de casas, paso a ser la “Tercera
Avenida” de Tegucigalpa. La calle es un elemento importante del espacio público,
entendiendo el espacio público como el pueblo o la ciudad en su conjunto, donde la
socialización se efectúa en plazas, rúas, edificios públicos y casas principales. El espacio
público26 en todas las sociedades ha tenido un importante rol, en el “antiguo
régimen”27 su utilización fue primordial, y en la transición de la ilustración al
liberalismo significó las acciones de crear una “sociedad ideal”, la “modernidad”. En
los primeros intentos de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX los avances para
las élites criollas tuvieron que afrontar el arrastre de la tradición. Tradición que en el
espacio de socialización se manifestaba a través del desenfreno barroco, la
embriaguez y los comportamientos “obscenos” se mantuvieron frente a las medidas
policíacas. En el segundo intento, finales del siglo XIX, ahora por los liberales
triunfantes, que con sus reformas creadas tras la revolución industrial del norte, tenían
el objetivo de poner “orden” y hacer “progresar” las recientes repúblicas
hispanoamericanas. Partiendo de las anteriores consideraciones se puede interpretar
la importancia del ordenamiento urbano para las ideas de las nuevas élites letradas28y
su noción de “ciudad liberal”, positivistas, abiertas al desarrollo capitalista y opuestas a
las concepciones ideológicas arcaicas, que encabezaba la iglesia católica. Pero la
profundizaron de la situación de exclusión social se manifestaba claramente durante el
26 Desde los trabajo pioneros de Habermas y Koselleck, en las tres últimas décadas la historiografía ha aportando
importantes análisis para interpretar los espacios de socialización en las ciudades. Véase: Guerra François-Xavier, los espacios públicos en Iberoamérica, ambigüedades y problemas, siglos XVIII y XIX; México, Centro Francés de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos, Fondo de Cultura Económica, 1998. 27 Ibídem. Una aproximada definición del “Antiguo Régimen” indica sus orígenes en la Edad Media y el sistema feudal,
sin embargo hay muchas ambigüedades sobre su fin, pues el periodo de las revoluciones burguesas no significo su
destrucción definitiva. 28 El término de “élites letradas”, aun es equivalente para entender una sociedad como la hondureña durante las reformas
liberales, pese a los intentos de educar a la población, el asentado sistema excluyente generaba pobreza en los barrios y no
permitía tener mayores avances. La historiografía tradicional ha expuesto hasta la saciedad sobre el nacimiento de escuelas
y colegios, sin embargo la realidad marginal es un hecho comprobable al revisar los documentos históricos. Sobre el tema
de la “ciudad letrada” (concepto de Ángel Rama, la ciudad letrada, 1984) en Honduras durante las Reformas Liberales
véase: Amaya Banegas Jorge Alberto, Historia de la lectura en Honduras: libros, lectores, bibliotecas, librerías, clase
letrada y la nación imaginada 1876-1930; Tegucigalpa, UPNFM, 2009
periodo de las reformas liberales. En una crónica, por ejemplo, periodística de 190029,
durante un lamentable hecho, el incendio de la casa de la familia Díaz (actual pasaje
Fiallos Soto, costado sur de la Catedral), se puede discernir la concepción que se tenía
sobre los barrios periféricos de Tegucigalpa, al catalogarlos de “revoltosos”, tras el
caos que generó la quema de la casa en horas de la madrugada. El ser letrado era una
condición ideal frente a lo que aborrecía las concepciones de la “modernidad”, el
analfabetismo, que estaba presente en toda la periferia y, por tanto, en las calles de la
ciudad.
La tercera avenida de la recién establecida capital de Honduras, era escenario del
movimiento de la ciudad, teniendo importantes edificios y siendo una de las
principales calles. En esta vía a lo largo del tiempo vivieron una variedad de familias y
personas individuales, que a continuación presento el listado, hacia 190030:
Nombre del residente en 1899 Ocupación
Sebastián Aguilar
Rosa Alvarado
Matilde Alvarado
Rafael Guerrero
Rafael Alvarado Manzano
Máximo Amador
Ernesto Argueta
Francisca Mendieta Ariza
Isabel Ariza Padilla
Carlota Barrientos
María Antonia Bustamante
Victoria Bustillo
María Castillo
Carlos Castillo
Ramón Castro
Sastre
Estudiante
Pulpera, # 33
Propietaria de droguería cont. a 33
José Barrientos, Agricultor y ganadero
Costurera
Telegrafista
29 Diario Honduras, Tegucigalpa 16 de marzo de 1900; Colección hemerográfica del Archivo Nacional de Honduras.
30 Este listado de las personas residentes en la Tercera Avenida (Cervantes) muestra los nombres de las personas y su
ocupación, pero no hace énfasis en la profesión de todos en el listado. Véase: Perry G.R., Directorio Nacional de Honduras,
spanish-American Directories co. New York 1899.
Adolfo Coello
Gonzalo Córdova
Justo Crespo
Pedro Cubas
Ricarda Cubas
Juana Zelaya
Remigio Díaz
Remigio Díaz Zelaya
Esteban Guardiola
Carmen Elvir
Dominga Estrada
Francisca Estrada Rivera
Esteban Fernández
Eduardo Ferrari
Guadalupe Ferrari
Esteban Ferrari
Guadalupe Guardiola
María Ferrari
Maximiliano Ferrari
Dorila Fiallos
Vicenta Fiallos
Antonia Fúnez Colindres
Santos Fúnez Colindres
Juana Galindo
Albina Gálvez
Angélica Garay
Italo Ghizzoni
Ángela Godoy
Abigael Gonzales
José María Gonzales
Enrique Gutiérrez
Propietario de Barbería “Siglo XX”
Médico
Tenedor de Libros
Director del colegio el Porvenir
Buhonera
Zapatero y propietario de Hotel Nuevo
Mundo
Agricultor
Agricultor
Profesora de Piano
Médico
Militar, frente al Cuño
Comerciante
Aplanchadora
funcionario de la Litografía Nacional
Pulpera
Costurera
Abogado
Perito Mercantil
Venancio Hernández
Pura Lazo de Midence
María del Carmen Jereda
Manuel Jirón
Alberto Lagos
Rafaela Laínez
Trinidad Laínez
Rómulo E. Durón
Agapito Lazo
Jesús Lazo
Juan Jacinto Lazo
León Lazo
Pura Valle de Lazo
Isolina Lozano
Ricardo Lozano
Concepción Mairena
Juana Mairena
Juan A. Maldonado
Juana Maradiaga
Isabel Martínez
Juana M. Martínez
Paula Medina
Esther Mendieta
Manuel Moncada
María Navarro
Jesús Oquelí
Miguel Oquelí Bustillo
Gustavo Paguaga
Abel Pineda
Ana Ramírez
Magdalena Ramírez
Rafael Ramírez
Estudiante
Propietaria de Hotel Americano
Modista
Telegrafista
Director del Semanario La Unión
Impresor
Florera
Agricultor y Militar
Juez de Paz 2°
Propietaria de Hotel Americano
Estudiante
Sirvienta
Barbero
Costurera
Zapatero
Empleado de Pura Valle de Lazo
Buhonera
Carpintero y propietario
Estefana Reyes
Celso Rivera
Erasmo Rivera
Francisca Rivera
Juan José Rivera
Yanuario Rivera
Alejandro Rodríguez
Aquilino Rodríguez
Camila Rodríguez
Asadora Rosa
José Sampera Vila
Francisco Sánchez
Dolores Sequeiros
Pura Solórzano
Adolfo Soto
Luisa Soto
Samuel Soto
Rafael Maradiaga
Dolores López Toledo
Eusebio Toledo
Adela Ugarte
Damasa Ugarte
Juana Ochoa Valle
Cipriano Velásquez
Francisca Velásquez
Julián Velázquez
Pedro Velásquez
Trinidad Vigil
Carmen Villar
Miguel Villar
Jesús Zapata
Carlota Zavala
Dependiente de Samuel Laínez
Comerciante
Barbero
Catedrático
Sastre de F. Agurcia
Costurera
Amasadora
Sastre
Estudiante
Funcionario, Tipografía Nacional
Médico
Carpintero
Propietario
Albañil
Albañil
Tenedor de libros de Ricardo Streber
Sastre
Cigarrera
Hortensia Zelaya
Jesús Zelaya
Santiago Zelaya
Trinidad Zelaya
Abelardo Zelaya
Costurera
Cura Párroco
Costurera
Propietario y Regidor 3°
La tercera Avenida fue empedrada, en la parte del centro de Tegucigalpa (barrio La
Parroquia), entre los años de 1890 y 1891. Para ese instante eran pocas las calles
empedradas, la mayoría eran polvorientas en la época seca y fangosas durante las
lluvias. A finales de la centuria del XIX, los espacios comerciales se fueron
concentrando en las vías aledañas al Parque Central, entre ellas la Tercera Avenida, la
calzada que pasaría a denominarse del “Comercio” (de la plaza central al puente
Mallol), y la calle real (salida al sur en Comayagüela). Estos accesos fueron por años,
desde la época colonial, escenario de grandes espectáculos festivos, como las
procesiones religiosas y con la importancia comercial que adquirió Tegucigalpa en el
periodo post colonial, propiciaría en medio de su monotonía la bienvenida ocasional a
viajeros extranjeros y a comerciantes regionales que hacían transacciones mercantiles.
En este contexto, un personaje llegaría en 1900, y no se marcharía rápidamente, sino
que por más de una década vivió entre los tegucigalpenses, su nombre era José
Manuel Gutiérrez Zamora, cónsul de México en Honduras en el periodo de 1900 a
191231. Gutiérrez Zamora será parte de un significativo suceso de la historia de la
ciudad, la “gran fiesta cervantina” en Tegucigalpa de 1905.
El nacimiento de los comités cervantinos se desarrollaron en diferentes países, y
Centroamérica no fue la excepción, promovidos por las redes de intelectuales que se
habían afianzado en el contexto de las reformas32. Estas redes mantenían una serie de
contactos e intercambios intelectuales, prueba de ello fue una carta enviada a Froylán
Turcios por el comité cervantino de Guatemala, invitándolo a que publicará en la
31
Informe presentado al Congreso Nacional por el Ministro de Relaciones Exteriores y Gobernación 1899 1900;
Tegucigalpa, Tipografía nacional número 42, 1901, pág. 11 32 Para el caso de Centro América véase: Casaúz Arzú Marta Elena y Giráldez García Teresa, Las Redes intelectuales
centroamericanas: Un Siglo de imaginarios nacionales (1820-1920); Guatemala, F & G Editores, 2005.
Revista “Pluma y Lira”33. En Honduras la idea de formar un comité cervantino en pro
de la cultura y de la creación de un edificio teatral, se había ido fermentando en
diferentes tertulias de intelectuales y en las nuevas formas de difusión cultural,
revistas y periódicos. Por lo que la iniciativa se concretó, bajo un fuerte incentivo de
Esteban Guardiola, director del Archivo y Biblioteca Nacionales (1903-1907), del cónsul
mexicano J.M.G. Zamora, de Rómulo E. Durón y del general Fernando Somoza Vivas.
Se organizó el comité cervantino, quedando conformado de la siguiente manera: José
Manuel Gutiérrez Zamora (Presidente), Rómulo E. Durón(vicepresidente), Esteban
Guardiola(Vocal 1°), Pedro Nufio(Vocal 2°), Silverio Laínez(Tesorero), A. Zúñiga, Carlos
H. Reyes, Enrique Pinel, Augusto C. Coello, Benito Fernández R., Valentín Durón, José
María Agurcia, Mónico Zelaya, F. Somoza Vivas, Luis Landa, José Ynestroza Vega,
Fernando C. Quintanilla, Alberto A. Rodríguez, Froylán Turcios(Secretario)34.
Una de las principales actividades del Comité Cervantino, aparte de promover la
construcción de un edificio teatral, fue la denominación de la Tercera Avenida, con
una ceremonia que se llevó a cabo el día 5 de mayo de 1905, iniciando el protocolo a
las 6 de la mañana con una estruendosa alborada para dar paso al izamiento de la
bandera nacional. Seguidamente a las 9 a.m. el ministro de Gobernación, Salomón
Ordoñez colocó la primera piedra del teatro Cervantes, en representación del
Presidente Manuel Bonilla (el presidente se encontraba de gira en esos días). La
ceremonia estuvo dirigida por un discurso del general Ordoñez, seguido de las
palabras del general Somoza Vivas y por último se dirigió al público el cónsul de
México, J.M. Gutiérrez Zamora, en representación del comité cervantino.
Seguidamente el general Ordoñez ofreció en casa de gobierno un refresco; así mismo,
Manuel Salinas, delegado de la junta ante la colonia española convidó al Ministro
Ordoñez y compañeros, en su Hotel, una copa de Champagne. A las 3 de la tarde, el
ayuntamiento bautizó a la tercera avenida con el nombre de “Avenida Cervantes”,
acto que fue acompañado con un discurso de Carlos H. reyes y de Somoza Vivas. La
carroza con decoración alusiva a Honduras y España, que recorrió la avenida, sería la
33 Carta del comité cervantino de Guatemala a Froylán Turcios, firmada por: J. H. Hidalgo, Javier J. Gálvez y J. Luis Vega
Véase el Tiempo del 26 de abril de 1905 34 Fiestas Cervantinas en Tegucigalpa, Creación del Teatro Nacional, Exposición y Acuerdo de 1905; Tipografía Nacional
1905. Archivo Nacional de Honduras.
primera celebración de la calle frente al cabildo con su nuevo nombre. La fiesta duro
hasta el día 7 de mayo.
Consideraciones finales
La historia de Tegucigalpa ha pasado por complejos momentos, que muestran su
diversa composición social, sin embargo la historiografía tradicional ha sido limitada al
interpretar la composición social de los barrios, los intereses locales y el accionar de
las élites políticas y económicas en el espacio urbano. El caso concreto de estudiar la
historia del nacimiento de la denominación “Avenida Cervantes” tiene como objetivo
interpretar una parte de un largo proceso de “modernización”, que con las reformas
liberales vieron importantes frutos. El interpretar el proyecto de la “Avenida
Cervantes”, entendiendo la importancia de los espacios de socialización para
organizar una sociedad ideal, “letrada” y “progresista”, como parte del espíritu de las
élites, quienes se mostraban como los líderes indiscutibles de esta nueva etapa de
“desarrollo”, enfrentado a las viejas concepciones de domino ideológico y político de
la Iglesia; así mismo, intentando poner orden policiaco a los marginados, quienes
arrastraban una larga caracterización amenazante a las “buenas costumbres” de la
nueva “ciudad liberal”.
La avenida “Miguel de Cervantes” ha sido una calle de mucha importancia para la
historia de Tegucigalpa, a lo largo de ella se han establecido importantes instituciones
gubernamentales, casas comerciales, casas religiosas, habitación de destacadas figuras
de la élites y de una dinámica festiva durante las ceremonias publicas anuales. La
avenida Cervantes nos muestra un ejemplo del predominio de la nueva visión liberal
de la ciudad, que iba generando transformaciones en el paisaje urbano y en sus
medidas ordenancistas.
La calle es uno de los elementos vitales para interpretar la dinámica social en el
espacio público, por ello, durante 1905, se celebró la gran festividad liberal
“cervantina”, impulsada directamente por la élite intelectual, que dio un nuevo
nombre a la tercera avenida, su simbolismo demuestra la transformación histórica de
la ciudad. Con las reformas liberales de finales del siglo XIX se profundizó en la
discusión sobre la secularización del Estado y la definición de un espacio público disímil
al religioso. Finalmente me hago algunas preguntas, ¿el proyecto realmente triunfó?
O ¿las costumbres predominaron pese a las notables transformaciones del espacio
público?. A modo de intentar contestarme, pienso que la historia de Tegucigalpa
siempre estuvo marcada por proyectos de transformación del espacio urbano y con la
consolidación de la elites criollas del siglo XVIII se emprendieron propuestas
“modernizantes”, que claramente se manifestaron con la influencia ilustrada, pero
sería durante las reformas liberales de finales del siglo XIX en que se lograron
importantes éxitos, sin embargo tuvieron que subsistir frente las tradiciones socio-
culturales, donde la lógica de marginación social siguió su curso…
Anexo:
Imágenes de la Tercera avenida o Cervantes durante las reformas liberales:
Plano de Tegucigalpa en el siglo XIX, publicado en el Primer Anuario Estadístico por Antonio R. Vallejo en
1889, durante la segunda administración del general Luis Bográn.
Plano de los Ejidos de Comayagüela, levantado en 1900; y difundido en 1911 por la Tipografía Nacional
(avenida Cervantes nº 42, hoy Biblioteca Nacional) bajo el incentivo del Alcalde de la Villa de Concepción,
Hermenegildo Valle. AMT.
.
Fotografía del la “Tercera Avenida” en 1889. Primer Anuario Estadístico de Honduras, 1889, de Antonio R. Vallejo.
Tercera Avenida, edificio de la Casa de la Moneda que durante las reformas fue sede de la Tipografía Nacional(actual
Biblioteca Nacional), 1889. Primer Anuario Estadístico de Honduras, 1889, de Antonio R. Vallejo.
Respuesta favorable del gobierno de Manuel Bonilla, tras la fiesta cervantina de 1905.
La Avenida Cervantes enfrente, de la Tipografía Nacional (Hoy Biblioteca Nacional). Revista del Archivo y
Biblioteca Nacionales, tomo XXVIII, 1949-1950.
La avenida Cervantes empedrada a finales del siglo XIX, entre el antiguo edificio del Cabildo y la Catedral.
Fotografía de principios del siglo XX.
Estas imágenes muestran el proceso y pavimentación de la avenida Cervantes en la década de 1940.