12

EL CHUPACABRAS (segunda parte)

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Segunda entrega de El Chupacabras. La primera parte se puede conseguir en el numero 16 de EXTRAÑOLOGÍA especial ANIMALES INSÓLITOS.

Citation preview

Page 1: EL CHUPACABRAS (segunda parte)
Page 2: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

2

Hace ya algunos meses que el escritor Miguel Aracil cedió los derechos de este li-

bro a SEAMP, con la única condición de que esta publicación llevara publicidad de

alguna asociación pro-animalista.

Nosotros, como ya sabéis, somos una asociación sin animo de lucro y todo lo que

hacemos lo ofrecemos gratuitamente. No podemos, pues, ofrecer ningún tipo de

beneficio monetario a esta asociación que amablemente nos ha dado sus datos

para que podamos cumplir con nuestra palabra. Pero si que podemos dar toda la

difusión que está en nuestras manos para difundir su obra y los servicios que ofre-

cen (con mucho esfuerzo, también) a estos pobres animalitos sin hogar.

Si mediante nuestra difusión en esta revista y en los medios de radio, podcast y re-

des sociales, podemos conseguir algún donativo para ellos o alguna familia para

cualquiera de estos peludos, nos sentiremos orgullosos y pagados con creces por

nuestro humilde trabajo.

Desde aquí queremos agradecer a Miguel Aracil y a la Asociación ProGolden la

confianza depositada en nosotros.

Mª José Pérez

Vicepresidenta SEAMP y editora Extrañología

Page 3: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

3

EL CHUPACABRAS

(UN VERDADERO EXPEDIENTE X)

Entre la criptozoología y los OVNIS

FASCÍCULO 2

Siguiendo con el caso británico, años después nadie supo qué o quién había podido dejar

aquellas extrañas huellas en la nieve, aunque para los más miedosos, no había duda de que

había sido el demonio en persona. Terminaremos este tema diciendo que el investigador Rupert

T. Gould que se interesó por dicho suceso, refiere que se mandaron copias de las pisadas a los

especialistas del Museo Británico, de la Sociedad Zoológica y del Regent´s Zoo Park, y que to-

dos sin excepción reconocieron que eran incapaces de formar ninguna teoría sobre dicho suce-

so y quién lo había protagonizado.

+++++++++ SEGUNDA PARTE +++++++++

EL HOMBRE POLILLA

y otros hombres-voladores

De la mano de esa gran “hereje de los herejes” que conocemos como John Keel, nos llegó

hace algunos años, ha existencia de una extrañísima criatura que merece encabezar esta lista

de “imposibles”. De Keel, el estudioso Manuel Figueroa dijo en una entrevista publicada por

AÑO CERO ( número 57)que era “una mente sin compromisos, sin condescendencias, sin con-

cesiones; fuerte y brillante” Su interés por lo “extraño” nació casi con él, pero es en el año 1952,

en su época militar, cuando empieza a trabajar de forma profesional sobre el tema de los

“sucesos extraños” y es en Alemania donde escribe y produce su primer programa de radio

“Cosas en el cielo” y pocos años después investiga “in situ” el tema de los “canguros fantasmas”

misterio que estaba de moda en aquellos años, en todos los Estados Unidos, pero dejemos la

biografía del “príncipe de los herejes” ( el título de “rey”, se lo dejamos para Charles Hoy Fort, al

cual como presidente de la Asociación Catalana de Estudios Forteanos que soy desde hace

bastantes años, admiro de todo corazón).

Keel siempre tuvo un interés muy particular por los “objetos” misteriosos que volaban, y qué

más enigmático que los “hombres voladores”. En sus trabajos hemos destacado dos de estos

extraños seres, uno, el más famoso es el “hombre polilla” del que hablaremos seguidamente,

pero también se interesó por el “hombre murciélago de Coney Island”, un caso que aunque ocu-

rrió el siglo pasado, impresionó a la sociedad de la época, pues según relató el “New York Ti-

mes” el 12 de septiembre de 1880, un “hombre con alas de murciélago y patas de rana muy per-

feccionadas” voló por los cielos de Coney Island, muy cerca de Brooklyn. Los que lo vieron des-

criben que tenía un rostro perfectamente humano, y que su cara " tenía una expresión cruel y

decidida”, mientras volaba se movía de forma parecida a una gran rana. El periódico aseguró

que entre el “público” se encontraban varias personas destacadas de la población.

Page 4: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

4

Pero ocupémonos del “hombre polilla”. El 12 de noviembre de 1966, cinco hombres se encon-traban cavando una tumba en el cementerio cercano a Clendenin, localidad de Virginia Occiden-tal. De pronto vieron como algo muy parecido a un “ser humano de color pardo”revoloteó sobre los árboles cercanos, y seguidamente maniobró a muy pocos metros de sus cabezas. Uno de los testigos Kenneth Duncan, vecino de Blue Kreek, aseguró que la criatura “Se deslizaba entre

los árboles, y estuvo a la vista durante un minuto aproximadamente”

Lo definieron como un “hombre con alas”. Aquello hubiera sido solamente una “anécdota” sino se hubieran enterado que muchas otras personas también habían observado el misterioso hecho, en otros lugares de la región. En el año 1965, junto al río Ohio, una mujer rió cuando su hijo, un niño de siete años, que habitaba con sus padres en Clendenin ( el mismo lugar que el avistamiento anterior) entró corriendo en su casa para decir que había visto “un ángel... un hom-bre con unas alas”. Otra mujer de la zona, esposa del médico rural, vio en la misma época aproximadamente, como una “mariposa gigante” de unos “seis pies de longitud” pasó volando

velozmente sobre su cabeza.

Aquello era solamente la punta del iceberg de una verdadera “monstruomanía” que se desen-

cadenaría en todo el extremo occidental de Virginia durante los meses finales de 1966.

Ese año, y concretamente la noche del 14 de noviembre, Newell Partridge vio dos luces ex-trañas en un campo cercano (también en Virginia) y su perro pastor alemán de nombre “Bandit”

corrió hacia los objetos luminosos desapareciendo a continuación.

La noche siguiente a este lamentable suceso, dos parejas, Mr y Mrs. Scarberry y Mr. Y Mrs. Steve Mallet, cruzaban un sumidero de municiones de la Segunda Guerra Mundial, ya abando-

nado desde hacía años, y que se conocía como “Zona TNT”situado a siete millas de Point Plea-sant ( también en Virginia Occidental), al pasar cerca de la antigua central de energía eléctrica, observaron como una extraña figura situada junto a la carretera los miraba fijamente. Lo descri-bieron como un ser parecido a un hombre, pero de mayor estatura, quizá pasaba los seis pies y medio, y “tenía unas grandes alas plegadas en su espalda”, pero lo que más les impresionó, fue-

ron sus dos enormes ojos rojos, como los faros de un automóvil.

Uno de los hombres, Roger, comentó: Durante un minuto no supimos hacer otra cosa que mirar fijamente. Luego la figura dio media vuelta y se fue, como si arrastrara los pies, hacia la puerta

abierta de la antigua central eléctrica. Nosotros no nos quisimos entretener más en el lugar”

Las dos parejas, decidieron apretar el acelerador del coche y salir cuanto antes de la “Zona TNT” para lo que pusieron el vehículo a más de cien millas por hora, pero inmediatamente vieron co-mo el extraño ser, les seguía; entonces vieron que la envergadura de sus alas, superaba los diez pies, y que curiosamente parecía seguir al coche pese a no mover apenas las alas. La atractiva Mrs Mallete, declaró poco después, que “percibí que emitía un sonido, chillaba....como un ratón muy grande” La extraña criatura les siguió hasta los mismísimos límites de la ciudad. En su viaje de ida, pudieron ver que junto a la carretera había un animal muerto, probablemente un gran pe-rro., pero cuando pocos minutos después volvieron, pudieron observar que el cadáver había

desaparecido.

El agente policial Millard Halstead, aseguró que ambas parejas eran personas muy serias y

dignas de todo crédito. La noticia dio la vuelta al estado, y pese a que la policía se personó en el lugar, en un principio no pudo observar nada, exceptuando algunos extraños ruidos en las emi-

soras de los coches patrulla, los cuales no parecían tener un motivo lógico para los agentes .

La “Zona TNT” era ideal para que cualquier extraño ser se pudiera esconder y levantar en di-cho terreno una verdadera “base de operaciones” pues se trata de un área que abarca varios centenares de acres de bosque y campos abiertos, llenos de grandes bóvedas de hormigón, lla-mados en la zona “igloos”, las cuales durante la pasada guerra mundial se utilizaban como arse-nales para las armas más potentes del ejército norteamericano. Los diferentes “igloos” se comu-

nicaban por una extensísima red de túneles, y en las cercanías de la Zona TNT, se encuentra

Page 5: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

5

se encuentra el exuberante parque McClintic Wildlife Station, reserva animal de dos mil quinien-tos acres de extensión, lleno de balsas artificiales y exuberantes florestas el algunos lugares

prácticamente impracticables.

En esta zona, habitan muy pocas familias, y una de ellas, concretamente los señores Thomas tuvieron como “vecino” a este ser ( al que los americanas denominaron “Mothman”), una noche que esperaban la visita de unos amigos. Uno de estos, concretamente Mrs. Benett al bajar del

automóvil con su hijita en los brazos, vio como una figura se movía detrás del automóvil, la pobre mujer aseguró: “Parecía como si hubiera estado tumbado, se levanto lentamente del suelo, y se trataba de un ser grande, de color gris, era más grande que un hombre, y tenía unos ojos rojos, inflamados, terribles” a la mujer le entró tal pánico, que se le cayo la niña de los brazos, y ella misma se desplomó al suelo. El grupo corrió lleno de pavor hasta la casa, con Mrs Benett y su hija que se había medio recuperado. Se encerraron en la casa y vieron horrorizados como el extraño ser, subió pesadamente al porche y miró por la ventana. Inmediatamente llamaron a la

policía, pero el “monstruo “ya había desaparecido.

El “Mothman” se permitió sobrevolar y atemorizar personas de distintos condados, así pudo

ser visto en zonas como Mason, Lincoln, Kanawha y Nicholas.

Los casos se multiplicaron, e incluso algunos pilotos pudieron observar al ser, así sucedió en el aeropuerto de Gallìpolis (Ohio), en la margen opuesta a Point Pleasant; fueron cinco los pilo-tos que pudieron observarlo, y en un principio creyeron que se trataba de un aeroplano, e incluso pudieron calcular su velocidad, que sería de unas setenta millas por hora y su altura cercana a los cien metros. Eddie Adkins, uno de los pilotos, y hombre versado en vuelos, aseguró en un principio, que creyó que se trataba de “un loco que aterrizaba a favor del viento”. Cuando los pi-

lotos quisieron seguir al animal, éste desapareció misteriosamente.

Los incidentes fueron continuos y podrían llenar un libro, pero presentamos a continuación

uno que para el tema del chupacabras, creemos que es muy importante.

Ocurrió en una granja de la misma región, una mañana de abril de 1969. El señor Ernest Ad-kins, salió de su casa de campo preocupado por que su precioso perro, un sabueso muy joven, no había aparecido por casa. Entonces vio en un rincón del patio, el cadáver del pobre animal, que tenía en su costado un agujero grande, perfecto, por el cual alguien o “algo” había desgarra-do el corazón del can, y lo habían dejado junto a la pobre mascota. Un animal hubiera comido el corazón y parte del cadáver, aparte de que en la zona no se conocía animales que atacaran de esa forma a un sabueso, y además, el señor Adkins, no había escuchado ladridos ni ruido de re-

friega ( exactamente como ha sucedido en otros ataques del chupacabras).

Aquella zona de Estados Unidos, está considerada como una “puerta” de entrada de OVNIS, pero también es verdad que todo el extraño conjunto de apariciones y ataques, se llevaron a ca-bo en una zona que hasta hacía unos años, había pertenecido al todo poderoso ejército “yanqui”. Sobre qué es concretamente ese “hombre polilla” existen muchas teorías, pero ninguna comprobada. La verdad es que durante años se siguió hablando de este extraño ser, y fueron muchos los testigos y las víctimas incruentas de este ser. Los “cazadores de monstruos” que subieron a las montañas antes citadas y recorrieron los bosques y campos de dichos condados; jamás encontraron tan siquiera una simple pluma o un poco de excremento del “Mothman”. Fue-ra lo que fuera, se tomó unas grandes precauciones para no dejar huellas que pudieran ser estu-

diadas por los especialistas. (1)

(1) Para los que deseen conocer más extensamente este tema del “hombre polilla”, le recomen-damos un trabajo publicado por Plaza y Janés en su colección “Otros Mundos” y que apareció

en castellano con el título: “El libro del misterio”

Page 6: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

6

Page 7: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

7

LOS “CHUPASANGRE” DE MOZAMBIQUE

Mozambique es un país relativamente poco habitado, pues con una extensión de 801.590 kilómetros, apenas cuenta con 13 millones de habitantes. En dicho país, ya se dieron extraños sucesos desde el mandato de su antiguo presidente Samora Moisés Machel, que tomó el man-do del país africano hacia el 1975. Durante los últimos veinte años, parece que toda una colec-ción de extraños seres están campando a sus anchas por dicho estado; así en la localidad de Quelimane, una ciudad relativamente importante, con una población de casi 100.000 habitantes, (capital del distrito de Mambezia y famosa por su puerto en el estuario del Cúacua) muchas gentes salen de sus casas por las noches y se van a los edificios públicos por miedo a los “chupadores de sangre” extrañas criaturas que han sembrado el miedo en la ciudad, y que recor-demos que en una buena parte son de religión católica, pues existe un obispado de dicha reli-

gión.

Algo extraño debe de estar ocurriendo en dicho país, pues el año 1996, la mismísima “Radio Mozambique” comunicó a sus oyentes el extraño caso de un cadáver que se levantó de la tumba y se dedicó a recorrer las calles de la localidad de Nanpula y seguidamente se encontraron los cadáveres desangrados de personas y animales. Curiosamente del “cadáver resucitado” nada más se supo, pero las víctimas desangradas si que eran reales y las autoridades intentaron ocul-tar lo posible el tema para evitar una psicosis entre los habitantes de la zona. En un país como Mozambique, donde existe una verdadera rivalidad religiosa, pensemos que de toda la población ( antes mencionada) algo menos de dos millones son católicos, 300.000 protestantes, casi un millón musulmanes y el resto animistas que practican extrañas creencias y rituales. Esta varie-dad de cultos y religiones ha hecho que cada grupo de sacerdotes, haya interpretado a su mane-ra estos fenómenos que parece ser que se han extendido por toda la nación, y así en diferentes zonas, los nativos aseguran que han visto “dragones asesinos”(en el Amazonas, algunos indios también aseguran haber visto “dragones” en zonas con casuística “chupacabras”) que atacan a

los seres vivos para dejarlos sin sangre.

El gobierno intentó “olvidar” el asunto, más preocupado por los problemas políticos que por simples “supersticiones”. Curiosamente, los dirigentes de la religión musulmana han sabido por “mensaje divino” que todo se trataba de un castigo de Alá, que decidió mandar “dragones chupa-sangres” todas las noches de luna llena, y para combatir tal plaga, solamente puede recurrirse a ser mejor creyente (musulmán lógicamente) y obtener ( previo pago, pues el dinero siempre es bien recibido) unos amuletos especiales para alejar a estos “chupasangres”. Bromas aparte so-bre el “poder” de los amuletos musulmanes, hemos de recordar que cuando los portugueses lle-garon a dicho país en el año 1498 en que Vasco de Gama arribó al puerto de Quelimane, se en-contraron con extrañas supersticiones que continuaron hasta bien entrado el siglo XVII, en que se llevó a cabo una verdadera colonización. Sus habitantes ya creían en unos extraños seres

que bebían la sangre de animales y personas, y que les producían muchas veces la muerte.

¿ Se trata solamente del resurgir de una antigua superstición; acaso de una maniobra de algu-no de los grupos religiosos del país, para “captar” nuevos fieles? Lo desconocemos, pero parece

ser que algo o alguien está sembrando el pánico entre los habitantes del país africano.

LOS BERBALANGOS: ¿hombres-polilla en Filipinas?

Vamos a tratar a continuación, unos extraños acontecimientos y unos “posibles” seres, que se parecen mucho a los “hombre polilla” que hemos estudiado anteriormente y que como ya hemos visto, se supone que tienen su base de operaciones en Virginia Occidental.

Page 8: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

8

Existe en las Filipinas una isla que se conoce como Cagayan Sulu. Se cree desde hace muchos años, que en ella habita una extraña especie de seres que muy parecidos a los hombres norma-les, tienen unas extrañas particularidades: Practican el vampirismo y necesitan beber sangre ( humana o de animal), sus ojos son muy parecidos a los de los gatos, tienen la costumbre de abrir las tumbas de los recién fallecidos, y comer sus vísceras, principalmente corazón e hígado, por los que sienten predilección. Tienen grandes alas, al volar producen un ruido muy parecido al gemido, que curiosamente es más fuerte cuando más alejados están de sus víctimas. Desta-can por encima de todo y es lo que más temor provoca entre los isleños, “dos grandes ojos co-mo antorchas” que brillan en la noche. Como vemos, el hecho de ser seres alados, que atacan a los seres humanos y también animales, que destacan sus “ojos como luces” y que emiten un extraño ruido, parecido a un gemido ( el grito de un ratón dijeron unos testigos de Virginia Occi-

dental) parece que nos hace obligatorio el relacionar a las mismas “criaturas”.

El caso más documentado sobre el tema, se remonta a los últimos años de posesión espa-ñola de las Islas Filipinas, en que el cronista Mr. Skertchley, viajó a dichas islas, y acompañado

de un guía nativo que le contó los extraños sucesos que allí sucedían, se adentró en la selva, acompañado de Matali ( ese era el nombre del guía) en un momento dado, y cuando el filipino le aseguró que estaban llegando hasta donde vivían los extraños “seres vampíricos”, oyeron un rui-do de gemidos, y los dos se lanzaron al suelo. A los pocos segundos vieron varias luces que pa-recían volar sobre ellas y que pasaron sobre sus cabezas. Aquellos “ojos como antorchas” se dirigieron a casa de un conocido de ambos, la choza de un tal Hassan. Decidieron esperar a que se hiciera de día para entrar en la choza, armados de unos “kris” ( típicos cuchillos de la zona) aunque en el último momento, el filipino se negó a entrar en su interior. El americano describe la escena de la siguiente manera. “Llamé a gritos varias veces y nadie me respondió, por lo que decidí entrar tras dar un fuerte empujón a la puerta que estaba cerrada. Miré alrededor y no hab-ía nadie, pero al adentrarme un poco más, observé que sobre la cama, había un gran bulto, con las manos crispadas, la mirada desencajada, y los ojos horrorizados, quién así yacía era Has-

san, muerto, y sin una gota de sangre en el alrededor”

En otras islas del mismo archipiélago, se habla con cierto temor de unas criaturas que son conocidas como “demonios de los bosques”. Todos los que han visto a dicho ser, destacan que sus ojos son como dos luces, y que tiene por costumbre atacar a los seres humanos y demás animales. Durante el conflicto bélico que sacudió las Filipinas en 1898, una patrulla del ejército “yanqui” se adentró en la selva en busca de una partida de guerrilleros tagalos. Uno de los sol-dados se despistó del resto de su unidad, y cuando a los pocos días lo encontraron, aseguró haberse encontrado con un ser de pequeña estaura y que tenía unos ojos brillantes como antor-chas. El soldado perdió totalmente la razón y pasó el resto de sus días repitiendo la salmo-dia:”Esos ojos, esos terribles ojos”. También durante la Segunda Guerra Mundial, muchos sol-dados, tanto aliados como japoneses, aseguraron haber visto e incluso haber sido atacados tan-to ellos como las mulas que utilizaban para el transporte, por un extraño ser de ojos como “linternas” y que se movía con gran agilidad, incluso un militar americano lo definió, como “ un ser que aparece y desaparece como por arte de magia”. Acabadas las hostilidades, algunos científicos se ocuparon del tema, y así mientras los más conservadores culpabilizaban de tales hazañas a los pobres pigmeos aetas, una pequeña tribu que habita en las zonas más recónditas de estas islas, otros científicos entre los que destaca el padre de la criptozoología, doctor Ber-nard Heuvelmans ( a quién hemos dedicado este libro) adujo que se podía tratar de alguna es-pecie de animal como el tarsero, el más misterioso de todos los primates conocidos. Se trata de un ser pequeño, velludo, de rostro plano y redondo, ocupado éste en su totalidad por dos gran-des y brillantes ojos. Hasta aquí podríamos estar conformes con dicha teoría, pero por aquella zona del planeta, existe además una extraña criatura que los científicos han querido identificar con el tarsero, pero que como veremos, parece encajar perfectamente con el chupacabras. Se trata del Yara-ma-yha-who, una criatura que es definida como un ser con aspecto de rana pero cuerpo de hombrecillo. Esta criatura tiene la mala costumbre de lanzarse sobre los demás seres vivos, principalmente los niños, y, citamos textualmente al doctor Heuvelmans:” Con el auxilio de

unas ventosas que posee, se pega literalmente a sus víctimas a las cuales vacía por succión, de

Page 9: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

9

toda su substancia (Sic)”. No añadiremos nada más al tema, pero dejaremos bien claro que el factor correspondiente a la “succión de la substancia” de sus víctimas, los ojos relucientes como luces y en el caso de los berbalangos, el hecho de “volar” nos hace difícil de creer que se trate de ese pequeño mamífero que se conoce como tarsero ( Tarsius spectrum) y que lógicamente

es sobradamente conocido por los nativos de aquellas tierras.

Sobre que grado de verdad existe en estas leyendas, es poco lo que sabemos pues se trata de una isla lejana en un archipiélago como el filipino que en muchas partes aún se conserva casi virgen, pero la verdad es que sobre el tema de los berbalangos, se han ocupado investigadores como Ethelbert Forbes( Cagayan Sulu, Customs, Legends and Supèrtisions) o el mismísimo “cazador de misterios” además de escritor e informador radiofónico Rupert T. Gould autor del

ya clásico “Oddities” ( En versión castellana “Misterios de la Tierra”).

EXTRAÑOS SUCESOS EN TIERRAS BRASILEÑAS:

El Mapinguary y el “arranca lenguas”

Recuerdo una fría tarde de invierno de 1985, me encontraba en la vieja y desaliñada redac-ción que la revista Karma 7 tenía por aquel entonces junto a la Via Layetana barcelonesa. Por aquellos días, yo ocupaba el cargo de coordinador de redacción en dicha publicación. Aquella tarde nos encontrábamos en la redacción, el malogrado periodista e investigador de enigmas, principalmente espaciales, Marius Llegat Colomer y yo, cuando llegó un hombre de mediana edad a ofrecernos unos reportajes sobre los misteriosos sucesos que según él, estaban suce-diendo en Brasil, y más concretamente en la selva amazónica.. Yo le pedí que esperara a que viniera el por entonces director Josep María Armengou y mientras el hombre aguardaba, surgió

la conversación; recuerdo como si hubiera sido ayer, que empezó a contarnos a Lleget y a mí, extraños sucesos que pasaban en la selva brasileña; luces misteriosas, extrañas criaturas fan-tasmales que atemorizaban e incluso atacaban a los indios y a los animales, extraños “yetis” que realizaban verdaderas carnicerías, desapariciones incluso de patrullas militares sin explicación posible, etc. La conversación duró más de una hora, y en un momento dado, Armengou llamó por teléfono para decirnos que no iba a venir aquella tarde a la redacción por no recuerdo que cuestión personal. El brasileño, pues esa era su nacionalidad según nos contó, y además así se notaba por su acento, dijo que volvería al día siguiente. Mientras lo acompañaba a la puerta, me preguntó, cuanto se pagaba por reportaje; al decirle la verdad, o sea que poco o nada, ( cual-quier similitud entre aquella revista y sus condiciones profesionales y las de la actual Karma 7 dirigida por Josep Guijarro son pura ficción) hizo un comentario que por peyorativo prefiero ol-vidar y bajó las viejas escaleras, por las que no volvió a subir nunca más, pues de él, no volvi-

mos a saber..

Pasados los años, he tenido la oportunidad de conocer los trabajos de campo de ese infatigable periodista y viajero que es el brasileño Pablo Villarrubia Mauso. En sus miles de kilómetros re-

corriendo selva por su país natal, ha podido escuchar de boca de los indios y caboclos (nombre que se utiliza para designar a los mestizos), algunos sucesos muy similares o incluso iguales a

los que mi desconocido compañero de poco más de una hora, me contó hace catorce años.

Page 10: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

10

Decir que Brasil es un verdadero arcano, lleno de misterios de todo tipo, no es ninguna novedad, pero existen algunos que pueden encajar bien en este trabajo, razón por lo cual, paso a comen-tarlos, añadiendo a lo que dice Pablo Villarrubia, lo que recuerdo que me comentó el personaje

antes mencionado y las noticias que han ido llegando a mi poder en estos últimos años.

El periodista brasileño, ha investigado diversos ataques del chupacabras en su país natal, donde docenas de animales han sido asesinados, y en algunos casos, se han dado circunstan-cias de lo más misteriosas, como en el caso donde se cortó las orejas ( con la precisión de un bisturí quirúrgico) a un buen número de ovejas( estado de Pará) y se amontonaron en un rincón del corral. Sobre dichos despojos, existía una capa de una materia gelatinosa que nadie supo definir, pese a que el guardián de la hacienda, declaró a un periódico de Sao Paulo ( Diario Po-

pular) que “las orejas parecía que hubieran sido vomitadas”.

Villarrubias habla extensamente de un extraño ser, al que los indios llaman el “Mapinguary”. Me permito citar literalmente lo que el investigador brasileño narra en su interesantísimo libro “El

Brasil insólito” ( consultar bibliografía al final de la obra):

“El monstruo puede rebasar los dos metros de altura y según dicen, tiene la cara de mono, con un solo ojo. Sus huellas son redondas, por eso le llaman mao-de-pilao, o sea mano de mor-tero, tiene unas garras tan afiladas como las del jaguar, y su pelo es rojo. La característica más fantástica de esta criatura, es una enorme boca que se abre del pecho hasta el ombligo, en sen-tido vertical. Además exhala un fétido olor. Sus gritos desgarrados producen escalofríos a todos

los que lo oyen. Su único punto vulnerable es el ombligo”

Después de describir a dicha criatura, Villarrubias continúa:

“Las apariciones del Mapinguary, que ataca a los animales e incluso a las personas, parece tener alguna relación con los avistamientos de OVNIS de la región. Suele ocurrir en los mismos periodos de las oleadas ufológicas. Por eso no son pocos los que se arriesgan a decir, que los abominables de todo el mundo, así como el famoso chupacabras pueden ser experimentos

genéticos extraterrestres en nuestro planeta”

Villarrubias visitó en Belém ( capital del estado de Pará) al doctor David Oren, biólogo de

reconocida trayectoria, y este le aseguró, que había recogido centenares de relatos de indígenas de la zona, que aseguraban haber visto a la extraña criatura y los restos que había dejado. Di-cho científico poco después de hablar con el periodista brasileño, partió en una expedición en

busca del “mapinguary”.

Mi desconocido contertulio de hace catorce años, me había comentado que en diversas oca-siones, algunos animales propiedad de los indios, se habían encontrado misteriosamente asesi-nados, y que en varias ocasiones, esa misma noche se habían observado extrañas luces en el lugar, algo muy parecido a lo que describe Villarrubias en su trabajo y a lo que los indios llaman “lobisomen” ( que nada tiene que ver con el “hombre-lobo” portugués, aunque utilicen la misma palabra). Pero no vayamos a creer que solo se trata de luces, pues en el estado brasileño de Goiás, el periodista brasileño conoció de primera mano, unos extraños sucesos, relacionados con una gran mortandad de animales, y que se achacan a una criatura que por aquellas tierras se conoce como el “arranca lenguas”. Todo empezó para Villarrubia, un día en que se dirigía hacia el Valle de la Herradura; durante el trayecto encontró junto a una carretera local, los cadá-veres de varios animales, concretamente tres reses. El investigador se apeó del coche y pudo observar que a los pobres animales les habían extraído los órganos sexuales, ( les faltaban los ojos, pero posiblemente se los habían comido las aves de rapiña) y además una de las reses, tenía unos orificios perfectos en los cuartos traseros. Al preguntar a unos vaqueros sobre el te-ma, uno de ellos le dijo que podía ser obra del “arranca lenguas”, un “bicho o monstruo peludo,

que arranca tan solo la lengua del ganado o los órganos sexuales”.

Page 11: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

11

Lógicamente el investigador empezó a interesarse por el tema, y así supo de diversos casos ocurridos entre los años 1920 y 1940. Concretamente a finales de los veinte y principios de los 30, el pánico hizo presa entre los ganaderos de aquel estado brasileño, pues las matanzas de animales fueron muy numerosas, y además se dieron muchas apariciones de una criatura seme-jante a un mono de gran porte, a quién se atribuyó dichas muertes. En cambio en la misma zo-na, algunas personas aseguraban haber visto un extraño ser más bien bajo y con pelos oscu-ros. Resultó ser que dicha criatura, fuera lo que fuera ( en otra parte de este libro, veremos que un ser igualmente de aspecto simiesco, parece ser que causó una gran mortandad en la gerun-dense zona de las Gavarres) no se contentó al parecer con los animales, sino que incluso mató como mínimo a un hombre, arrancándole la cabeza. De animales muertos misteriosamente y a los que se le ha arrancado la lengua limpiamente, también se conocen algunos casos en Para-guay, concretamente en la región de Ybitimi, donde en la década de los 50, aparecieron muchísi-mas reses muertas de esta sanguinaria forma. En una ocasión, solamente en un día, aparecie-

ron un centenar de cadáveres mutilados.

Algo extraño se esconde o pulula por la inmensa selva brasileña, causando temor e incluso la muerte a indios y animales, y ese “algo” parece estar directamente relacionado con el fenómeno OVNI, al igual que muchísimos de los casos “clásicos” del chupacabras. No obstante, hemos de mencionar que puestos al habla con el periodista científico y criptozoólogo barcelonés, además de buen amigo Miguel Seguí Ureña, se nos indicó que probablemente el mapinguary pudiera tratarse de un gigantesco perezoso, que aunque desconocido por la Ciencia oficial, puede vivir en lo más intrincado de la selva amazónica. Esta teoría es también la que defiende el doctor Oren, el cual ha escrito un pequeño monográfico titulado “Did ground sloths survive to Recent times in the Amazon región? del cual entregó un ejemplar a Villarrubia. Aunque pudiéramos aceptar dicha teoría, esta no explicaría las extrañas luces que hemos mencionado y que son

regularmente observadas por los nativos brasileños.

Page 12: EL CHUPACABRAS (segunda parte)

12