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EL DETERMINISMO CARTOMÁNTICO DE LA PARDO BAZÁN 1. La novela realista, en España, arranca con cierta dificultad: mientras el país servía todavía de inspiración para las “españoladas” del romanticismo francés, los españoles empezaron a leer novelas por entrega o folletines inspiradas en modelos románticos franceses sin la dosis de realismo que Dickens puso en tal forma popular. Cierto que España había quedado como un país atrasado y dependía de capitales y técnicos extranjeros. Luego la expansión se sostendría en dos áreas: Cataluña y el País Vasco, alejadas lingüística y culturalmente del centro madrileño en torno al cual giraría la novelística. Así, entre el romanticismo y el realismo hay todavía una fase de transición en lo tocante a la narrativa: el costumbrismo, rural o pesquero situado en zonas especialmente deprimidas, pero que evita críticas sociales, y, en cambio, con ánimo de exaltación casticista y patriotera. El costumbrismo tiene luego más peso en José María de Pereda, en el cual se hecha ya de ver el gran 1

El Determinismo Cartomántico de La Pardo Bazán

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EL DETERMINISMO CARTOMNTICO DE LA PARDO BAZN

El determinismo cartomntico de la Pardo Bazn

1.

La novela realista, en Espaa, arranca con cierta dificultad: mientras el pas serva todava de inspiracin para las espaoladas del romanticismo francs, los espaoles empezaron a leer novelas por entrega o folletines inspiradas en modelos romnticos franceses sin la dosis de realismo que Dickens puso en tal forma popular. Cierto que Espaa haba quedado como un pas atrasado y dependa de capitales y tcnicos extranjeros. Luego la expansin se sostendra en dos reas: Catalua y el Pas Vasco, alejadas lingstica y culturalmente del centro madrileo en torno al cual girara la novelstica. As, entre el romanticismo y el realismo hay todava una fase de transicin en lo tocante a la narrativa: el costumbrismo, rural o pesquero situado en zonas especialmente deprimidas, pero que evita crticas sociales, y, en cambio, con nimo de exaltacin casticista y patriotera. El costumbrismo tiene luego ms peso en Jos Mara de Pereda, en el cual se hecha ya de ver el gran problema estilstico de la novela espaola de entonces, la falta de tradicin de una prosa flexible y moderna con la consecuente obsesin con los modelos del Siglo de Oro.El Realismo se desarrollar en dos vertientes: realismo y naturalismo. En ste caso cabe destacar las figuras de Leopoldo Alas Clarn y Emilia Pardo Bazn (que en vida protagonizaron un enfrentamiento intelectual sobre la propuesta naturalista. Desde sus inicios en la novelstica de Pardo Bazn hallamos una constante asimilacin de procedimientos naturalistas. La figura de Emile Zol influye en dos niveles: la expresin y el contenido. Por un lado los procedimientos narrativos, la acumulacin descriptiva y la reiteracin de datos fsicos. Por otro, las secuencias desnudas, atrevidas y las situaciones lmite.

En este caso me centrar en Los Pazos de Ulloa, considerada la obra ms representativa de esta escritora. A la luz de la narratologa analizar los procedimientos que Pardo utiliza para mostrar el determinismo que marca el destino de los personajes, de carcter no slo social, sino tambin divino.

2.

En los Pasos de Ulloa, Pardo Bazn, plantea la lucha entre la naturaleza y civilizacin, entre primitivismo y orden moral; refleja la bipolarizacin poltica de las campaas electorales, etc.La mxima oposicin se establece en el sistema de las relaciones amorosas, entre las relaciones sexuales de don Pedro con su criada Sabel y las relaciones matrimoniales Nucha-don Pedro. Por un lado, la unin excluida, rechazada por la sociedad; por otro, las relaciones codificadas por la moral cultural. As, podemos decir que las relaciones permitidas son a la cultura lo que las relaciones excluidas son a la naturaleza.

La situacin conflictiva se complica en unas interrelaciones de oponentes y adyuvantes. La felicidad inicial de Nucha se convierte en desdicha, por la influencia de los tres oponentes, Sabel, Primitivo y el hijo bastardo y el desapego de su marido: slo cuenta con el apoyo del capelln; sobre ella se cierra este adverso entramado de relaciones asfixiantes. Estas relaciones quedan perfectamente simbolizadas en el captulo diecinueve, del cual analizar pormenorizadamente un pasaje.

Una noche, Julin el capelln baja a la cocina en busca de luz y all presencia uno de los saraos que en torno a Sabel se realizan. All, la autora realiza un complejo juego de focalizaciones narrativas.

Hall muy concurrido el sarao de Sabel. En los bancos que rodeaban el fuego no caba ms gente [] (p. 183).

Tomando en cuenta que, segn Luz Aurora Pimentel, el narrador es la fuente de informacin sobre el mundo de accin humana, en este fragmento tenemos una voz de tercera persona heterodiegtico (tradicional de la narrativa realista y que pretende ser objetivo. Sin embargo, toda la informacin que el narrador nos transmite es vista por Julin, es decir, se focaliza (internamente( para transmitir ms vvidamente la escena.Antes continuar cabe aclarar los distintos mecanismos de focalizacin, retomados de Genette por Pimentel.

La focalizacin se da ya que la voz puede construir su narrativa desde su propia perspectiva, la de uno o varios personajes o desde una perspectiva neutra, provocando tres tipos de focalizacin:a) Cero: el narrador se mueve con limitaciones mnimas que l mismo se impone. Es capaz de dar toda clase de informacin relacionada con los personajes, incluso si se encuentra en un lugar en el que el aludido no est. Su perspectiva es autnoma por completo ya que l decide cundo y qu datos nos da; adems de que emite sus propias opiniones y juicios.

b) Interna su perspectiva est limitada por una mente figural; es decir, se restringe a hablar de los aspectos espacio-temporales y cognoscitivos que percibe el personaje que eligi. Se divide en tres tipos:

* La focalizacin interna fija cuando se focaliza sistemticamente en un personaje.

* La focalizacin interna variable cuando se da un desplazamiento focal en un nmero limitado de personajes. Es decir, cada uno va narrando el mismo acontecimiento desde su perspectiva.

* La focalizacin interna mltiple, en la que cada narrador cuenta una parte distinta de la historia.

3) Focalizacin externa: es una perspectiva elegida por el narrador en la que se autolimita, ya que el foco est en algn punto de la diresis (historia( fuera de cualquier personaje; lo que le impide entrar a sus mentes y en consecuencia a saber sus pensamientos.

Continuemos con el comentario del pasaje.[] y en el espacio libre de la mesa, tendidos en hilera, hasta media docena de naipes, que si recortados en forma ovalada por exceso de uso, como aquellos de que se sirvieron Rinconete y Cortadillo, no les cedan en lo sucio y lo pringoso. En pie, delante de ellos, la seora Mara la Sabia, extendiendo el dedo, negro y nudoso cual seca rama de rbol, los consultaba con ademn reflexivo (183)Si tomamos en cuenta que la fiesta presenciada por Julin ocurre a media luz, cmo es posible que se percate de tantos detalles? Aun confiando en su buen sentido de la vista es interesante observar el juicio que sobre los naipes se muestra, se parecen a los usados por Rinconete y Cortadillo. Es seguro que el capelln no piensa esto, ya que debe estar ms preocupado con tratar de captar las acciones, luego entonces, el narrador lo utiliza como punto central para la descripcin, pero no le concede ni la voz ni la facultad de calificarla, con lo cual se torna en exceso dominante: omnisciente y omnipresente.Fijmonos ahora en la descripcin que se hace de la cartomntica. Si bien Pimentel no ahonda en los aspectos de la constitucin del personaje, podramos servirnos de las herramientas que presenta respecto a la constitucin del espacio otra autora ligada a la teora narrativa, Isabel Filinich.La autora, retomando a Greimas, indica que la nocin de espacio presupone la proyeccin de cierta discontinuidad (segmentacin o parcelacin) sobre una continuidad indeterminada y amorfa. Por tanto, el espacio es una construccin semitica (hay una seleccin de rasgos pertinentes que conforman los espacios) que se superpone a la continuidad indistinta de la extensin

Lo mismo sucede con un personaje, se trata de una extensin que debe ser organizada a fin de que el lector pueda percibirla. De tal forma, Mara la Sabia, nos es dada a conocer no por todo su fsico, sino por sus partes ms llamativas, en este caso el dedo negro y nudoso; estamos frente a una vieja seca, como rbol, inclinada frente a las cartas. El contraste es inmediato: la figura serena y armoniosa de Julin contra la vegetalizacin que se hace de la anciana, civilizacin contra naturaleza, binomio constante en la novelaJulin, junto con Nucha, representa las fuerzas progresistas y del orden frente a la supersticin y el atraso del campo, significados en Sabel, Primitivo, Mara y el mismo don Pedro. Mientras que los primeros se guan por la razn y los buenos modales, los segundos se mueven en virtud del instinto y la carnalidad. En este caso no hay que olvidar la actitud lasciva que el cura ve en Sabel y Pepe de Naya. Pareciera que la Bazn propone que el medio marca el comportamiento social, no la herencia biolgica como en el naturalismo de Zol, es decir, vivir y crecer en la ciudad refin el comportamiento de Julin y Nucha; mientras que el campo exalt la corporeidad del resto personajes. Entorno y educacin marcan al individuo?En apariencia (y en parte( es cierta esa afirmacin. Doa Emilia elabora un concepto distinto del famoso determinismo naturalista y que podemos observar con detalle en las siguientes lneas:

Si l conociese a fondo la tenebrossima y an no desacreditada ciencia de la cartomanca, cunto ms interesante le parecera el espectculo! Entonces podra ver reunidos all, como en el reparto de un drama los personajes todos que jugaban en su vida y ocupan su imaginacin. Aqul rey de bastos, con hopalanda azul ribeteada de colorado, los pies simtricamente dispuestos, la gran maza verde al hombro se le figuraba bastante temible si supiese que representaba a un hombre moreno, casado (don Pedro) (184).La novelista califica a la cartomanca de ciencia no desacreditada, por ello le concede veracidad. Lo que nos relata nos es slo una prolepsis simblica de lo que suceder en la obra (el enfrentamiento entre los esposos que terminar con la muerte de Nucha, el triunfo de Sabel con el reconocimiento de su hijo como heredero de los Pazos y la exclusin de la hija legtima), sino tambin el anuncio de que por ms que luchen contra el destino, ste es inexorable.Con genialidad la condesa reelabora un tpico aejo, el theatrum mundi. Las cartas representan a los protagonistas de un drama cuyo pblico somos nosotros gracias a la intermediacin cognoscitiva de Julin, en cuya mente, desde su llegada a las tierras de don Pedro, se analiza el comportamiento y las relaciones entre los personajes. En cierto sentido el capelln es el microscopio (o la lente de aumento( del que se sirve la voz narrativa para descomponer el mundo en sus distintas categoras sociales.Por su parte, la vieja Mara es el instrumento que la escritora utiliza para representar al destino, lo que Julin intuye, ella lo sabe. l es el socilogo que por medio del examen prev lo que suceder. Ella es la moir que conoce el destino, el fatum:Pues que sucedera si despus, cuando la vieja baraj los naipes y, repartindolos en cuatro montones, empez a interpretar su sentido fatdico, pudiese l or distintamente todas las palabras que salan del antro espantable de su boca! (184).Hasta este momento tenamos la impresin de que el prroco dominaba el espacio y la accin, aqu puedo confirmar lo que arriba era slo intuicin: el narrador entra y sale a voluntad de los ojos del personaje para decidir los detalles a contar. En cuanto el foco le resulta estrecho lo abandona y regresa a la focalizacin externa. l no puede ver ni escuchar todo, la vieja y el narrador (Pardo Bazn, finalmente( s.Merced a la situacin de la escalera, dominaba Julin la mesa, trpode y ara del temeroso rito, y sin ser visto poda ver y entreor algo. Escuchaba, tratando de entender mejor lo que slo confusamente perciba, y como al hacerlo cargase sobre el barandal de la escalera, ste cruji levemente, y la bruja alz su horrible cartula. En un santiamn recogi los naipes, y el capelln baj algo confuso de su espionaje involuntario, pero tan preocupado con lo que crea haber sorprendido, que ni se le ocurri censurar el ejercicio de la hechicera (185).Ntese cmo aqu existe una aparente contradiccin. Desde la escalera Julin domina la mesa, puede ver, pero no escuchar; por tanto no existe un dominio completo. Las palabras son escuchadas confusamente. No puede percibir la palabra, el logos; ya que ste (como representacin del conocimiento( slo le es dado poseerlo a los iniciados. Finalmente el destino puede ser intuido, pero jams conocido certeramente por los legos. Tal parece que al determinismo social se le impone el hado.Por otro lado resulta curioso observar que en un momento de epifana (naturalmente asociados con la ascensin( el personaje descienda. Si como arriba mencion el capelln pertenece al mundo del orden y de la razn, en un primer momento se comprende que est por encima del resto de los personajes (representacin de lo corpreo; sin embargo, enseguida se muestra la escisin entre ambos bandos; distradamente se recarga en el barandal que, al crujir, provoca que sea descubierto y que Mara deshaga la tirada de cartas, con lo cual se impide que l conozca por entero el Destino (as, con mayscula. Se encuentra en un mundo al que no pertenece, por tanto no es apto para la revelacin. Civilizacin y naturaleza se excluyen.

Si como establec arriba, Julin y Nucha representan el orden moral y Don Pedro y Sabel, el orden natural; Pardo Bazn nos muestra que dentro de la naturaleza no cabe la moralidad, sino el instinto. As para la escritora gallega, la naturaleza y el fatum se encuentran en un mismo nivel. No hay crueldad ni amoralidad, los personajes simplemente son. No es que en la novela existan buenos y malos y que stos triunfen, sino que el condicionamiento del medio (natural o urbano( se sobrepone a la voluntad de los personajes, o mejor dicho, la marca.No obstante es interesante ver que en todo momento los personajes citadinos se comportan dbilmente y son incapaces de enfrentarse al mundo fsico, no dominan el medio y sucumben ante el vigor y la sagacidad de Sabel, Primitivo e incluso de don Pedro.

3.

Es interesante hacer notar que Pardo Bazn a travs de los juegos de focalizacin significa la imposibilidad del acceso del orden moral al orden natural y, adems, la prolepsis manifestada en este fragmento de la novela indica el predominio del instinto sobre la razn. Los valores citadinos no pueden ser aplicados en el campo.No utiliza el biologismo para establecer esta diferencia. En el mundo natural se trata de una cuestin de aptitud, que no de actitud; de all recurra a la cartomancia para explicar esto. Lo esotrico se conecta ntimamente con la intuicin y sta slo proviene del instinto, de las entraas es, finalmente, irracional, tal como el mundo natural.

A pesar de que se ha afirmado que el naturalismo espaol se distingue del francs, propuesto por Zol, en aadir la dimensin espiritual y esperanzadora al ser humano, queda claro que en Los Pazos de Ulloa sucede exactamente lo contrario, dios, fe, razn y optimismo no existen pues son devorados por lo pragmtico, la inmediatez, la supersticin y la amargura: Nucha muere y Julin huye.

Lo cual no significa que doa Emilia se cia a rajatabla a las propuestas de Zol, ya que el determinismo que ella propone, como ya coment, no es biolgico sino ambiental. Y si los citadinos parecen ser las vctimas es porque se hallan fuera de su medio. Recurdese el torpe comportamiento de don Pedro en sus visitas a la urbe; si l y Sabel estuviesen en ella, con seguridad, hubiesen sido derrotados por el intelecto y las buenas maneras de sus habitantes.Fuente DirectaPardo Bazn, Emilia. Los Pazos de Ulloa. Madrid, Alianza, 1971 (LB, 42).Obras ConsultadasFilinich, Isabel. La descripcin. Buenos Aires, Eudeba, 2004.

Pedraza, Felipe Jimnez y Milagros Rodrguez Cceres. Las pocas de la literatura espaola. Barcelona, Ariel, 2002.Pimentel, Luz Aurora, Teora narrativa, Esther Cohen. Aproximaciones. Lecturas del texto. Mxico, UNAM, 1995.

_______ . El relato en perspectiva. Mxico, S. XXI-UNAM, 1998.Valera Jcome, Benito, Introduccin a Emilia Pardo Bazn. La Tribuna. 9 ed. Madrid, Ctedra, 1991 (Letras hispnicas, 24).

Cfr. Benito Varela Jcome, Introduccin a Emilia Pardo Bazn. La tribuna, Madrid, Ctedra, 1991. p.23.

Todas las referencias a la obra se tomarn de la siguiente edicin: Emilia Pardo Bazn. Los Pazos de Ulloa. 3. ed. Madrid, Alianza, 1971.

Los conceptos sobre narratologa estn tomados del artculo Teora narrativa de Luz Aurora Pimentel que aparece en Esther Cohen. Aproximaciones. Lecturas del texto. Mxico, UNAM, 1995; y de Luz Aurora Pimentel. El relato en perspectiva. Mxico, S. XXI-UNAM, 1998.

Isabel Filinich. La descripcin. Buenos Aires, Eudeba, 2004. p. 69.

Vase la descripcin que de l se hace en el captulo uno. Por ser joven y de miembros delicados y por no tener pelo de barba, pareciera un nio, a no desmentir su presuncin sus trazas sacerdotales.

Cfr. Felipe Pedraza Jimnez y Milagros Rodrguez Cceres. Las pocas de la literatura espaola. Barcelona, Ariel, 2002. p. 247.

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