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A medio camino entre la novela de misterio y la novela de horror, ElFantasmadelaÓperaseadentraenelfascinantemundodelosescenariosparaextraersuinspiracióndelosmisteriosqueseocultantraslostelonesyentre bambalinas. En ese mundo encontró Gaston Leroux el espacio, losartificiosylospersonajesdelagrantradicióngótica:unedificiodelaÓperaimposible(pasilloshúmedosquedesembocanentrampasmortales,unlargosubterráneo…),unsertenebroso,atormentadoporsuextremadeformidadyporsu fealdad,peroapasionadopor lamúsicayenamoradohastael límitedelabelleza,encarnadaenunajovencantantedeópera.EselpatetismodeestepersonajeloquehasituadoElFantasmadelaÓperaentrelosgrandesmitosdelanovelagótica—odeterror—.
Monstruo de feria desde su nacimiento, aborrecido por sus padres, el«fantasma»hasidocondenadodesdeelprincipio…Ydesdesunacimientolegendarioysupasadodeinventordetrampasymazmorrasmásalládelosconfines del mundo civilizado, hasta su vida diaria en los infiernos de laÓpera,este«serdelastinieblas»—hermanodelosdesheredadosdeVictorHugo o de los personajes errabundos de Sue— tiene de su parte lacompasióndelnovelistaydellector.
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GastonLeroux
ElfantasmadelaóperaValdemar-Gótica27
ePubr1.0Titivillus08.09.17
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Títulooriginal:LeFantômedel’OpéraGastonLeroux,1910Traducción:MauroArmiñoImagendecubierta:Leretourdeflamme(RenéMagritte,1943)
Editordigital:TitivillusePubbaser1.2
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AmiviejohermanoJoque,sintenernadadefantasma,nodejadeser,
comoErik,unángeldelamúsica
ContodocariñoGASTONLERROUX
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PRÓLOGO
Entreel6demayode1868yel15deabrilde1927enquenaceymuereGastonLeroux, acaba un mundo y nace otro como resultado de unas convulsiones cuyadimensiónfuemástrágicaqueencualquierotroperíododelahistoriadelglobo.ElsigloXIX, que inauguran con gran optimismo los hijos de la Revolución Francesaocurridaen1789,secierraenmediodeunacrisisdeconcienciaqueponeendudalosvaloresdifundidosporesehechoprecursordelmundocontemporáneo:lacreenciaenel progresoy la razón comoherramientasdel avancehumano.Ciertoque, unavezacabadoslosconflictosnapoleónicos,laguerrahabíadesaparecidoenlaprácticadelcontinente europeo, produciéndose sólo escaramuzas locales que van liberandopueblos oprimidos y creando Estados en naciones que carecían de ellos y estabansometidas; el fin del absolutismo de algunas monarquías y la búsqueda deestabilidades políticas asentadas en la burguesía se difundenpor lamayor parte deEuropa gestando una «civilización» en la que avanza rápidamente la industria yparecequeelprogresohadeacabarconlamiseriayemanciparalosindividuos.Lassociedades se transforman de modo rápido con las nuevas herramientas que laindustrializacióngeneraeinventa,sentandolasbasesparaqueenlaprimeradécadadel siglo XX se produzca el estallido de una creatividad fundada en todos losadelantosqueelXIXhabíapreparado.
Cierto que esa «civilización», sólidamente asentada en Europa, tenía un piepuestoenotraparte:enlacolonización.Loseuropeossehanliberadoenesefindesiglodecasitodaslassumisionesbajootrospueblos,mientrasvanponiendosuspiessobrecontinentescomoÁfricayAsiayretirándolosdeAmérica,quehaaprendidodela Revolución el sentido de palabras como libertad e independencia. Países comoInglaterra,EspañayPortugal,sobretodo,vanperdiendoalolargodelacenturiasusenormes posesiones del otro lado del Atlántico, y no dudan en asumir, como«misión»,latareadedifundirelmodeloeuropeo,misiónqueparaunescritoringlés,Kipling,es«lacargadelhombreblanco»,yqueotrofrancés,VictorHugo,resume:«El Blanco ha hecho del Negro un hombre». Los frutos de esas creenciasfilantrópicas no se verán sino bien entrado el siglo XX, cuando las nuevasindependencias―India,posesionesfrancesase inglesasenelsuresteasiático,enelÁfrica negra― puedan proclamar ante el mundo el saldo de beneficios y deexpoliacionesquelasmetrópolisdejaron.Porquesiloseuropeosllevaronlenguasquecasi nunca prendieron, formas de cultura que no fueron del todo asumidas aunqueprovocaron la evolución de las indígenas, estímulos para el incremento de lasrelacionescomercialesmediantelosferrocarriles,tambiénesciertoqueexploraronyexplotaronlasriquezasdelglobo.
Elnuevosiglonoparecetraerlaconfirmacióndelasviejasesperanzas:dosañosantesdenacerlacenturia,en1898,unaffaireconmuevedearribaabajotodaFrancia,
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el affaire Dreyfus, en el que intervienen los intelectuales capitaneados por ÉmileZola:elcasodelcapitánjudíoAlfredDreyfuscondenadoconnotoriafalsedaddividealosfranceses:mientrascatólicos,conservadoresymonárquicoseligenelhonordelejércitoantesquela justicia,Zolaabanderaa los«intelectualesdeizquierda»,a losque van sumándose, más lentamente de lo que podría suponerse, los partidos yorganizacionespolíticasdeesesigno,asícomoalgunaspersonalidadesdeladerechaconservadora; entre los abanderados figura nuestro autor, que en agosto de 1899,cuando todavía no había empezado su etapa de novelista, se dirige a Rennes paraseguir el segundo proceso como cronista del periódico Le Matin; también habíaseguido otros procesos desde 1894, fecha en la que asistió al celebrado contra elanarquistaAugusteVaillantquehabía lanzadounabombaduranteuna sesiónde laCámaradediputadosyquehabíasidocondenadoamuerte.
El desarrollo industrial, económico, social y cultural que caracteriza a la épocaproporciona a Gaston Leroux varios asentamientos claves para su obra: en primerlugar, la gran difusión del periodismo: primero, como cronista de sucesos en lostribunalesdejusticia,cuandovaformándosecomoobservadordelavidacotidianaensus momentos culminantes: crímenes, procesos, víctimas, verdugos, intrigas; mástarde, como novelista, porque los periódicos crean un espacio para los narradores―elfolletón―,concaracterísticaspropias,conlectoresadictosyconadscripcionesgenéricas muy definidas: sobre todo, la novela de viajes y aventuras y la novelapolicíaca,omejor,detectivesca,aunque,comoenElFantasmadelaÓpera,nohayaundetective,sinounmisterioquedescifrar.
Elsegundofactordedesarrollocapital,tantoparaGastonLerouxcomoparaotrosnovelistas del período, es esa ampliación de los límites conocidos delmundo, esecolonialismoquepermiteaunfrancésllegarhastaTonkínoDahomeyydeslumbrarseante una naturaleza para ellos exótica, sorprendente y admirable, ante unascostumbresabsolutamenteopuestasyanteunabanicodeposibilidadespararechazarla cotidianidad a que el lector está obligado; gracias al despegue de lascomunicaciones, a las gigantescas obras de construcción de ferrocarriles que casipermiten recorrer todo elmundo, a faraónicos trabajos para acabar con obstáculoscreadospor lanaturaleza (enese finaldesigloseproyectanycomienzan lasobrasparahacer loscanalesdeSuezydePanamá),elviaje,ypor tanto laaventura, sonsusceptiblesdevivirseosercreadasyrecreadasporlaimaginación.
En esos cincuenta y nueve años, al lado de Gaston Leroux pasan múltiplesmovimientosliterarios,sinqueéldelaimpresióndeinteresarseporellos,fijocomoestá en un género cerrado: el de la novela de folletín, de carácter policíaco, conmayoresomenoresdosisdeaventurayfantasía:desdeelsimbolismodefindesiglohastalasvanguardiasdadaístaysurrealistapasandoporelnaturalismodeÉmileZola.PeseaesecuartodesigloqueviviódentrodelXX,GastonLerouxpermaneciófielalaherenciarecogidaensujuventud,ysonmuchaslaspáginasdesusnovelasodesusartículosyentrevistas(enespecialenelvolumenquerecogesusrecuerdos,Surmon
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chemin [En mi camino], 1901) que dedica a sus «maestros»: en primer lugar, elfundadordelgéneropolicíaco,elnovelistanorteamericanoEdgardAllanPoe(1809-1849),aquienBaudelairehabíadadoaconocerenFranciatraduciendo,entreotros,los relatosqueprotagoniza su investigadordecasoscriminales,Dupin; en segundolugar, Honoré de Balzac (1799-1850), el creador de la saga más vasta sobre lasociedadfrancesa,LaComédieHumaine[LaComediahumana],ejemplosupremodecronista de una sociedad; en tercer lugar, los novelistas ingleses que habíansecundado el ejemplo de Poe y habían puesto al día y popularizado el géneropolicíaco, como Conan Doyle (1859-1930), cuyo personaje, el detective SherlockHolmes, ya se había popularizado en Francia a finales de siglo; y también elequivalente francés,ÉmileGaboriau (1832-1873),quehabíacreado la figuradeuninspectorquellenabalaspáginasdelosfolletones:elinspectorLecoq.Atodasestasinfluenciaspodemosañadir,porúltimo,unacuarta:ladeAlexandreDumaspadre,elprolíficocreadordeaventuras,quehabíaperfiladolasclavesdelestilodelfolletínenvarios títulos (Los tres mosqueteros, El conde de Montecristo, etc.) seguidosapasionadamenteporloslectoresdeperiódicos.
Dejando a un lado estas influencias directas, Gaston Leroux quedacompletamentealmargendelentornoliterarioenqueseproducelamejornoveladela segundamitad del sigloXIX: desdeGustaveFlaubert (1821-1880) yMaupassant(1850-1893)aLéonDaudetyJulesRénard,que,conmenorincidencia,tienensobrela vida literaria francesa un peso innegable.Cuando el naturalismo deZola estallaconel sigloenmilpedazos,Lerouxsigueajenoaunade lasexperiencias literariasmásapasionantesdelsiglo;yen1922muereMarcelProust,cuyaobraEnbuscadeltiempoperdidohaempezadoapublicarseen1913;talvezLerouxhabríapodido,dehaberle interesado, leerla casi completa: el último de sus volúmenes, El tiemporecobrado,apareceelmismoañodelamuertedelautordeElfantasmadelaÓpera.Y también queda almargen deGaston Leroux el poderoso y esencialmovimientopoético que lleva deBaudelaire a los surrealistas pasando por StéphaneMallarmé.Desde1908, fechaenqueapareceElmisteriodelcuartoamarillo en lasEdicionesPierre Lafitte, hasta 1927, Leroux publicará con ese editor 26 volúmenes cuyaescrituraenfolletón,asícomosudedicaciónalasadaptacionesdelasnovelasparaelcine,leocuparántodosutiempo.
GastonLeroux
NosonmuchoslosdatosrelevantesdelabiografíadeGastonLeroux,quenaceenParís el 6 demayo de 1868, hijo de un contratista de obras públicas; estudió apensiónenelcolegioDeEu(DepartamentoSeine-Maritime)teniendoporcompañerode juegosaFelipedeOrleans,hijodelpretendiente al tronodeFrancia; colegioalque también acudede niñoRouletabille, que protagonizará la serie aventureramás
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conocidadeLeroux.Aunqueen1886empieceaestudiarderecho,antesdeconseguirsulicenciaturaen1889yasehaestrenadocomoescritor,conalgunascolaboracionesy un primer texto de ficción en distintos periódicos. Sólo ejercerá tres años laprofesión de abogado, hasta 1893; aunque dos años antes ya colaboraba de formaasidua en L’Écho de Paris, para el que cubre el proceso del anarquista AugusteVaillant (1894)acusadoycondenadoamuerteporhaberarrojadounabombaen laCámaradediputados.No tardaráenpasaralperiódicoLeMatin, paraelque sigueocupándosedelostribunales,asistiendo,porejemplo,alosprocesosquecondenarona muerte al anarquista Émile Henry, por un atentado en el café Términus, y altambién anarquista Santo Caserio, que había asesinado el 24 de junio de 1894 alpresidentedelaRepúblicaSadiCarnot.Perosulaborperiodísticanoselimitaaesatareadebarrajudicial:ademásdeasistir―ynarrar―ladecapitacióndelamayoríadeloscondenadosamuertecuyosjuicioshabíaseguido―esaexperiencialeobligóadeclararsecontrarioa lapenademuerteenunpolémicoartículode24deenerode1902―,GastonLerouxacompañóaRusiaalpresidentedelaRepúblicaFélixFaureencalidaddereportero,redactómúltiplescrónicasynumerososartículoshastaque,en1901,convertidoyaenprestigiosoreporterobienpagado,publicasuprimerlibro:Sur mon chemin (En mi camino), que, sin embargo, aún no inicia su carrera denovelista.
Seráen1903cuandodéaLeMatinsuobraLeChercheurdetrésors(Elbuscadordetesoros),primerodelosquincefolletonesqueapareceráenesapublicaciónhasta1924. No por ello dejará la profesión de cronista, aunque cambie la barra de lostribunalespor losviajes:acudeaMaderapara recibira laexpediciónNordenskjold(1904)quevuelvedelPolosur;enPort-Saidsubeabordodel«Australian»,buquequedevuelveaEuropaaloshéroesdeChemulpo,marinosrusosquehabíanlogradoescapardelamatanzaprovocadaporlaflotajaponesa,queatacóporsorpresael8defebrerode1904elpuertocoreanodeesenombre(enlaactualidad,Inchon).Cuandoregrese a Francia, no tendrá tiempo para descansar: en junio de 1904 parte haciaRusia, a donde volverá en 1905 para contemplar el alba de uno de losacontecimientosmayores del siglo: la primera revolución rusa, que fracasó en esafechay logrará triunfar treceañosmás tarde;enLeMatin fueron apareciendo esosreportajesrecogidosmástardeenellibroL’AgoniedelaRussieBlanche(LaagoníadelaRusiaBlanca).
Perotambiénesaetapaviajeraacaba:nosóloseatreveasubiralastablasdelamanodelcélebredirector teatralAntoineconLaMaisondes juges (Lacasade losjueces), inspirada en sus experiencias judiciales (consiguiendo un estrepitosofracaso), sino que, peleado en 1907 con el director de Le Matin ―año y mediodespués la reconciliación entre Bunau-Varilla y Gaston Leroux será completa―,decide consagrarse a la novela escribiendoElmisterio del cuarto amarillo, primerepisodio de las «aventuras extraordinarias del reportero Joseph Joséphin, llamadoBoitabille», nombre que, ante las protestas de un homónimo, terminará como
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«Rouletabille», supersonajemáscélebre, seguidoaciertadistanciaporChéri-Bibi,queempezaráavivirenelfolletóndeLeMatinenabrilde1913.
Desde ese momento, los datos biográficos de su existencia se reducenprácticamentealasfechasdeaparicióndesusnovelas,deestrenodealgunostítulosteatrales y, sobre todo, de películas sacadas de sus obras narrativas: es en esemomento inicial de su carrera cuandoescribeEl fantasmade laÓpera, editada enfebrerode1910.InstaladoenNizadesde1909hastaelfindesusdías,acudiráaParísparaelestreno teatral,porejemplo,de laversiónescénicadeElmisteriodelcuartoamarillo,queélmismoadapta:oparaverBalaôô,películadeVictorinJasset(1913),primerodelosveintisietefilmesinspiradosensustítulos.LaGuerraMundialpasarácerca,perodelado,mientrasélescribeunanovelatituladaLePlusGrandMystèreduMonde(Elmayormisteriodelmundo)dondecomenzóarelatareldescubrimientodeuna civilización subacuática descubierta durante la búsqueda de los tesoros degaleoneshundidos:peronuncapondrá lapalabra finaesanovela,aunqueuna ideasemejantesirvadetramaaLeCapitaineHyx(ElcapitánHyx),aparecidaen1917.
ElFantasmadelaÓpera
Casi una cincuentena de narraciones, piezas teatrales, reportajes periodísticos yesbozos biográficos constituyen el conjunto de la obra de este escritor típicamentedecimonónicoqueha tenido en el cine su expresiónmáspopular y lograda: buenapruebadeelloesElfantasmadelaÓpera,adaptadaalapantallaenvidadeGastonLeroux,yestrenadaenFranciaen1925,por la cinematografíaestadounidense, conRupertJuliancomodirectoryLonChaneycomoencarnacióndeErik;hansidovariaslas versiones que luego se han hecho sobre la misma obra, con variaciones que,cuandomenos,mantienenelnudobásicoimaginadoporelautor,desdeThePhantomofParis(1931)hastaPhantomoftheParadise,dirigidaporBriandePalmaen1974,olaversiónencomediamusicalquehatriunfado,desdefinalesdeladécadadelosochenta en los escenarios londinenses, primero, y luego en Broadway, Japón,Alemania,etc.Lasadaptacionesnosehanlimitadoalceluloideolastablasteatrales:el bailarín Roland Petit hizo con ella un ballet en 2 actos y 12 cuadros que fuefilmadoparatelevisiónen1980.
SiRouletabilleyChéri-Bibi, lospersonajescreadosporLeroux,hangozadodeunaespléndidaacogidaenlosmismosmedios,ElfantasmadelaÓperalosaventajaenprestigio:participatantodelanoveladetectivescacomodelanoveladehorroryrecreaelmundoimaginativodelosescenarios,delosmisteriosqueseocultantraslostelones:deesepoderdefascinaciónqueejerce loqueocurrealotro ladodel telón,lugar donde se hacen y deshacen en breves fracciones de tiempomundos distintosquepermitensoñara losespectadoresenelpatiodebutacas.GastonLerouxacertóconel espacio físicodonde situóel casodeesepersonajemaltratadopor laviday
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que,peseatodo,decideseguirvivoypretendesercomocualquierotro,unapersonanormal, sumido en las tinieblas del subsuelo de un edificio de ópera que nuncaexistió;eldibujoquedeesospasilloshúmedosquedesembocan,entretrampas,enunlagosubterráneo,resultaperfectamentecreíblecomoresidenciadeErik,unpersonajeque,ensuderechoalavida,utilizatodoslospoderesdesufértilimaginaciónydesuhabilidadpara satisfacer loúnicoque lequeda: el amorpor lamúsicayuna jovencantante.
ElvalordeElfantasmadelaÓperaquizáestribeprecisamenteenelpatetismodesu protagonista, al que los dos enamorados sirven de comparsas: heredero delromanticismo,Leroux terminaporcondenar, aunque toda lanovela loexalte, aesaencarnacióndelmal―decualquiermodo,¿quémalhacometidoErik?―;perosiesacondena se produce en el desenlace, desde el primer momento el lector quedaatrapado en las redes de la compasión que Leroux ha tejido: Erik es desde sunacimiento un monstruo de feria, aborrecido por sus padres debido a su fealdadextremada;ensumuerte―siesquenosiguevivo―, terminapornoserotracosaqueelresultadomonstruosodeunasociedadquelohacondenadodesdeelprincipio;desdesunacimientolegendarioysupasadodeinventordetrampasymazmorrasmásalládelosconfinesdelmundocivilizadohastasucotidianaexistenciaenlosinfiernosde laÓpera,entreaguas fétidasy largoscorredoresquesólo llevanasusdominioscasiinfernales;esedibujodeserdelastinieblas,quetienebajosudominiopoderesmágicos y misteriosos, echa raíces en las derivaciones del romanticismo y de lanovelapopulardelúltimoterciodelsigloXIX,enlosdesheredadosdeVictorHugooenlospersonajeserrantesdeEugèneScribe.
De estas encarnaciones del Mal, los poetas románticos habían hecho grandesfigurasliterarias,casimitos;GastonLerouxcreaconsufantasmaunresortenarrativoquelesirveparadarrealidadasuficción;deahílasnotasconaparienciadereportajeque el autor, fiel transcriptor de la realidad, se limitaría a ordenar: la fantasía esdemasiado grande yLeroux pretende reducirlamediante remisiones a una realidadque también ha salido de su magín: tanto en el caso de ese edificio de la Óperaparisina como en lo que atañe almundopersa de donde el horrendo joven francés«resucitó»paravolver almundocivilizado.Noes sólo el prólogoel que afirma laverdaderaexistenciadelfantasma;acontinuacióntraducimosuntexto inéditohasta1984,redactadohacia1925―esdecir,quinceañosdespuésdesupublicación―querefuerzaesatrabazónconelmundoreal.
«El Fantasma de la Ópera existió. Me parece haber dado en mi obrasuficientespruebasyporloqueamíserefiereestoytotalmenteconvencido.Existióencarneyhuesoaunqueélmismosedotaradelasaparienciasdeunverdaderofantasma,esdecir,deunasombra.Conesasombraserelacionaunaespantosayverídicahistoriayyo,quelaheresucitado,seríauningratosinoexpresase mi gratitud a quienes me ayudaron prestándose a todas mis
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investigaciones, en especial al antiguo director de la Ópera, el señorMessager,ytambiénallamentadoPedroGailhard,alosarquitectosafectosalabuenaconservacióndelmonumento,alosarchiveros,alosjefesdeservicioy, por último, a mi antiguo colega y amigo J.-L. Croze que puso a midisposiciónlasinagotablesriquezasdesubibliotecateatral.
«Todavíahoy,en loscamerinosdeesasseñoritasdelcuerpodebaile,sehabladelfantasmaconespantoyangustia.Ydeesaleyendaydeesahistoria,es decir, de mi novela, la Universal Film, bajo la dirección del señorLaemmlé, ha sacado una de las películas más extraordinarias y, si puededecirse, la más lujosa de estos tiempos. Y para dar de nuevo vida a mipersonaje,esetemibleErik,eseÁngeldelaMúsicaconcalaveraquehacedelPalacio su morada, que la recorre desde los techos a los más lejanospasadizos,rigiendolossucesosmásmisteriosos,abrazandoconsugenioaesaadorableniñavenidadelNorte,cuyoverdaderonombreheocultadobajoeldeChristineDaaé,y a laque se llevaen susbrazos repelentes, ¿podíahacersealgomejor quedirigirse a quien enotro tiempohizopasar antemis ojos elsublime horror de Quasimodo, a Lon Chaney? Christine esMary Philbine,todahechadegracia,dejuventud,dedolorydeamor.ConlareunióndeestosdosseresylosmillonesgastadosporlaUniversalhabríasidoimposiblequeelresultadonofueraunaobramaestra.Nosladebe,seanlosquefuerenlosfabulososysinembargorealesmeandrosporlosqueelnovelistaloshahechopasar.
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«Demasiadaspersonaspretendenqueelfantasmanohadejadodeexistir.Hace unos días, incluso, el actual bibliotecario de laÓpera le aseguraba alseñor Joe Weil que las señoritas del cuerpo de baile siguen viviendo losmismos trancesy espantos encuantouna sombra sospechosa sedeslizaporloscorredoresdesuscamerinos.
«Inclusoaunqueestémuerto,¡elfantasmanopodrádescansar¡Ay,pobreErik…!».
Esesainsistenciaenlarealidaddelpersonaje,yportantodeloshechos,loqueemparentaal jovennovelistade1910coneloficiodecronistade sucesosy loqueconstituye un acierto de partida; acierto que Gaston Leroux aplicará después adiversastramasdeRouletabille,utilizandolamismaestructura:unhechoinsólitoconsusribetesdemisterioyleyenda,unarealidadcasicotidiana,oalmenospalpableeidentificable para el lector, en la que asentar aquel mundo extraordinario, y undesenlace que cumple más con las exigencias de lo legendario que con el ajusteprecisodelosdatosreales.Peroparaesemomento,ellectoryahasidoganadoporelpersonaje y por la factura novelesca de esos hijos de la imaginación que son el
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fantasma,RouletabilleoChéri-Bibi.Deahíque,enlaspáginasfinales,necesitehacerlagenealogíadelfantasmaocultadahastaentonces,explicarlascausas,superegrinaexistenciaporferiasdepueblosdeOccidenteoporpalaciosymazmorrasdeOriente.
Quizá sea en ese mundo del subsuelo de la Ópera donde aparezca conmayorfuerza el dibujo de la encarnación del Mal que Leroux había heredado de losrománticos: artificiosidad,misterio, lagos subterráneos cuyo aire inunda un órganoque crea las músicas más celestiales; y por arriba, en los tejados, Leroux paga ladeudaconVictorHugo,conelQuasimododeNuestraSeñoradeParís,señordelasgárgolasy tejasdeNotre-Dame.Porotro lado, la técnicafuncionalde lanoveladefolletínapareceenlaformaenqueelautortiradelhilodelaacción,jugandoconelmundo«necio»delocotidiano―esosdirectoresdelaÓpera,estúpidoseincapacesdeentendernadamásalládesusromasnarices―yquebrandolasvisioneschatasdelarealidad:elmundodelfantasmaesmuysuperioralcomúnentendimientodeesospersonajillosquesólotienenvidaparadarrealcealpersonajedemisterioytinieblas.
Si hay, tal vez, un exceso de aventuras que impiden el avance de la intriga yparecen repetirseparaqueel lector comprendahasta el fondo las característicasdeErik, también resulta cierto que en El fantasma de la Ópera hay momentosculminantes, como esa cárcel del lago o el acompañamiento que el lector hace alpersayalmelodramáticoenamoradocuandoseadentranporlastrampasqueErikhapuestoparaevitarvisitasimportunas.Elprimerdefectopuedeachacarsealasreglasdel género, que prohibían su brevedad y que, cada cierto número de páginas,obligaban al autor a dejar el suspense «en punta», con trampa que, en la mejortradición de Alexandre Dumas, suspendiendo la mente de los lectores de lacontinuación.Ylasegundavirtud,esosmomentosculminantes,hayqueadjudicárselaalnovelista,pormásquepuedahaberantecedentesosemejanzasconotrosmomentosnarrativos:porquenadiehastaGastonLerouxhabíaconseguidoteatralizarcontantoefecto esos «efectos» espectaculares y esos recursos que, aislados, eran monedacorrienteenlanovelapopulardelsigloXIX.
MAUROARMIÑO
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PREFACIO
EnelqueelautordeestasingularobracuentaallectorcómoterminóadquiriendolacertezadequeelFantasmadelaÓpera
existiórealmente
El fantasmade laÓperaexistió.Nofue,comodurantemucho tiemposecreyó,unainspiracióndeartistas,unasupersticióndedirectores, lacreacióninsulsadeloscerebros excitados de esas damiselas del cuerpo de baile, de sus madres, de lasacomodadoras,delosempleadosdelguardarropaydelaportería.
Sí,existióencarneyhueso,aunquesediesetodaslasaparienciasdeunverdaderofantasma, es decir, de una sombra. Al empezar a compulsar los archivos de laAcademianacional demúsica,mehabía sorprendido la asombrosa coincidencia delosfenómenosatribuidosalfantasma,ydelmásmisterioso,delmásfantásticodelosdramas;notardémuchoenvermearrastradoalaideadequequizápudieraexplicarsedemodoracionalaquéllaporéste.Lossucesosapenasdatandehaceunatreintenadeañosynoseríadifícilencontrartodavíahoy,enelfoyermismodeladanza,ancianosmuy respetables, cuya palabra no podría ponerse en duda, que recuerden, como sihubierasidoayer,lascondicionesmisteriosasytrágicasqueacompañaronalraptodeChristineDaaé, ladesaparicióndelvizcondedeChagnyylamuertedesuhermanomayor,elcondePhilippe,cuyocuerpofuehalladoaorillasdellagoqueseextiendepordebajodelaÓperaporelladodelacalleScribe.PerohastaestedíaningunodetalestestigoshabíacreídooportunomezclarenesaterribleaventuraalpersonajemásbienlegendariodelfantasmadelaÓpera.
Laverdadpenetró lentamente enmi cabeza, alteradaporuna investigaciónquechocaba, a cada paso, con sucesos que a primera vista podían considerarseextraterrestres;másdeunavezestuveapuntodeabandonarunatareaenlaquemeagotabapersiguiendounavanaimagensincogerlajamás.Finalmentetuvelapruebadequemispresentimientosnomehabían engañadoyvi recompensados todosmisesfuerzoseldíaenqueadquirílacertezadequeelfantasmadelaÓperahabíasidoalgomásqueunasombra.
Ese día yo había pasado largas horas en compañía de las Memorias de undirector,obra ligeradelexcesivamenteescépticoMoncharmin,quedurantesupasopor laÓperano comprendiónadade la conducta tenebrosadel fantasma, y que seburlódeéltantocomopudo,enelmomentomismoenqueeralaprimeravíctimadelacuriosaoperaciónfinancieraqueseproducíaenelinteriordel«sobremágico».
Acababayodesalirdesesperadode labibliotecacuandoencontréalencantadoradministradordenuestraAcademianacional,quecharlabaenundescansilloconunviejecito impulsivo y coqueto, al que me presentó alegremente. El señor
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administradorestabaalcorrientedemisinvestigacionesyconocíalaimpacienciaconque yo había intentado descubrir el retiro del juez de instrucción del famoso casoChagny,elseñorFaure.Sedesconocíaquéhabíasidodeél,siestabamuertoovivo;yresultaque,deregresodelCanadá,dondeacababadepasarquinceaños,suprimerasalida en París había sido para pedir un pase de favor a la secretaría de laÓpera.AquelviejecitoeraelpropioseñorFaure.
PasamosjuntosbuenapartedelaveladaymecontótodoelcasoChagnytalcomolo había entendido él en otro tiempo. Por falta de pruebas, había tenido quepronunciarse por la locura del vizconde y por la muerte accidental del hermanomayor, pero seguía convencido de que entre ambos hermanos, y a propósito deChristineDaaé,habíaocurridoundramaterrible.NosupodecirmequéhabíasidodeChristine, ni del vizconde. Por supuesto, cuando le hablé del fantasma, no dejó deecharseareír.Tambiénlehabíanpuestoalcorrientedelassingularesmanifestacionesque entonces parecían atestiguar la existencia de un ser excepcional que hubieraelegido por domicilio uno de los rincones más misteriosos de la Ópera, y habíaconocido lahistoriadel«sobre»,peroen todoellonohabíavistonadaquepudierallamarlaatencióndeunmagistradoencargadodeinstruirelcasoChagny,yapenassihabía escuchado durante unos instantes la declaración de un testigo que se habíapresentado espontáneamente para afirmar que había tenido ocasión de encontrarseconel fantasma.Esepersonaje―el testigo―noera sinoelmismoalqueelTodoParísllamaba«elPersa»,sobradamenteconocidoportodoslosabonadosalaÓpera.Eljuezlehabíatomadoporuniluminado.
Como supondréis, quedé prodigiosamente interesado por la historia del Persa.Quiseencontrar,siaúneraposible,aesepreciosoyoriginaltestigo.Mibuenafortunahizonuevamenteactodepresencia,ylogrédescubrirleensupequeñopisodelacalledeRivoli,quenohabíaabandonadodesdeaquellaépocayenelquemoriríacincomesesdespuésdemivisita.
Al principio desconfié; pero cuando el Persame hubo contado, con candor deniño, cuanto sabía personalmente del fantasma y cuando puso en mis manos laspruebasdesuexistenciay,sobretodo,laextrañacorrespondenciadeChristineDaaé,correspondenciaqueiluminabaconunaluztandeslumbrantesuhorrorosodestino,yanopudedudar.¡Elfantasmanoeraunmito».
Semehareplicadoquetalveztodaesacorrespondencianofueraauténticayquepodía haber sido fabricada en todas sus partes por un hombre cuya imaginaciónestuvieraalimentadaporloscuentosmásseductores;conozcodesobraesasréplicas,pero por suerteme ha sido posible encontrar la caligrafía de Christine en escritosdistintos al famosopaquete de cartas, y, por consiguiente, entregarme a un estudiocomparativoquehadisipadotodasmisvacilaciones.
AsimismomehedocumentadosobreelPersaydeestemodohepodidoapreciarenélaunhombrehonrado,incapazdeinventarunamaquinaciónquehubierapodidodesorientaralajusticia.
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Tal es la opinión del resto de las mayores personalidades que estuvieronenvueltas,decercaodelejos,enelcasoChagny,quefueronamigasdelafamilia,aquienes mostré todos mis documentos y ante quienes desarrollé todas misdeducciones. Por su lado recibí los más nobles alientos y, a este respecto, mepermitiréreproduciraquíalgunaslíneasquemedirigióelgeneralD…
Señor,No puedo sino incitarle a publicar los resultados de su investigación.
Recuerdoperfectamenteque,pocas semanasantesde ladesapariciónde lagran cantante Christine Daaé y del drama que enlutó a todo el barrio deSaint-Germain,sehablabamucho,enel foyerdeladanza,del fantasma;ycreo que no dejó de hablarse de él sino después de cerrado ese caso quepreocupaba a todos; mas, si el drama puede explicarse, como creo trashaberleoídoausted,medianteelfantasma,leruego,señor;quevolvamosahablardelfantasma.Pormisteriosoquepuedapareceralprincipio,siempreserá más explicable que esa sombría historia donde personasmalintencionadas han querido ver desgarrarse hasta la muerte a doshermanosqueseadorarondurantetodasuvida…
Presentándolemisrespetos,etc.
Porúltimo,yohabíarecorridodenuevo,conmiexpedienteenlamano,elvastodominiodelfantasma,elformidablemonumentodelquehabíahechosuimperio,ytodo lo que mis ojos habían visto, todo lo que mi espíritu había descubiertocorroboraba admirablemente los documentos del Persa, cuando un hallazgomaravillosovinoacoronardeformadefinitivamistrabajos.
Como se recordará, recientemente, al excavar el subsuelo de la Ópera paraenterrar allí las voces fonografiadas de los artistas, el pico de los obreros dejó aldescubierto un cadáver; ¡e inmediatamente yo demostré que ese cadáver era el delFantasma de laÓpera!Hice que el administradormismo tocase esa prueba con lamano,ymees indiferenteque losperiódicoscuentenque loque seencontró fueraunavíctimadelaComuna.
Losdesventuradosque,durantelaComuna,fueronmatadosenlossótanosdelaÓpera no están enterrados en ese lado; yo diré dónde pueden encontrarse susesqueletos,muylejosdeesacriptainmensaenlaque,duranteelasedio,acumularontodotipodeprovisionesdeboca.Diconeserastroprecisamentecuandobuscabalosrestosdel fantasmade laÓpera,quenohabríaencontradosineseazar inauditodelsepultamientodelasvocesvivas.
Peroyavolveremosahablardeesecadáverydeloqueconvienehacer;ahorameimporta terminar este necesarísimo prefacio dando las gracias a los excesivamentemodestoscomparsasque,comoelseñorcomisariodepolicíaMifroid(enotrotiempollamadoahacer lasprimerascomprobacionescuandoseprodujo ladesapariciónde
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Christine Daaé), como también el antiguo secretario señor Remy, el antiguoadministrador señor Mercier, el antiguo jefe de canto señor Gabriel y, másespecialmente, laseñorabaronesadeCastelot-Barbezac,queenotro tiempofue«lapequeña Meg» (y que no se avergüenza de ello), la estrella más encantadora denuestroadmirablecuerpodebaile,hijamayordelahonorableseñoraGiry―antiguaacomodadoramuertaenelpalcodelFantasma―,mefuerondelaayudamásútilygraciasaloscualesvoyapoderrevivirensusmenoresdetalles,juntoconellector,aquellashorasdepuroamorydeespanto[1].
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I
¿Eselfantasma?
Lanocheenque losseñoresDebienneyPoligny,directoresdimisionariosde laÓpera,dabansuúltimaveladadegalaconmotivodesumarcha,elcamerinode laSorelli,unadelasprimerasfigurasdeladanza,fueinvadidosúbitamentepormediadocena de esas damiselas del cuerpo de baile que subían del escenario tras haber«danzado» el Poliuto[2]. Se precipitaron en el camerino en medio de una granconfusión,unasdejandooírunas risasexcesivasypoconaturales,yotras lanzandogritos de terror. La Sorelli, que deseaba estar sola un momento para «repasar» elelogioquedebíapronunciardentrodepocoenelfoyerantelosseñoresDebienneyPoligny, había visto, enfadada, cómo todo aquel tropel aturdido se precipitaba trasella.Sevolvióhaciasuscompañerasyseinquietóanteunaemocióntantumultuosa.Fue la pequeña Jammes ―la nariz preferida por Grévin[3], ojos de miosotis[4],mejillasderosa,gargantadelirio―quienledijolacausaentrespalabras,conunavoztemblorosaqueahogabalaangustia:
―¡Eselfantasma!Ycerrólapuertaconllave.ElcamerinodelaSorellieradeunaeleganciaoficial
y vulgar.Una psique[5], un diván, un aseo y unos armarios formaban el necesariomobiliario. Algunos grabados en las paredes, recuerdos de su madre, que habíaconocidolosbuenostiemposdelaantiguaÓperadelacalleLePeletier.RetratosdeVestris,deGardel,deDupont,deBigottini[6].Aquelcamerinolesparecíaunpalacioa las chiquillas del cuerpo de baile, que se alojaban en cuartos comunes, dondepasabanel tiempocantando,peleándose,pegandoa lospeluquerosya lassastrasyobsequiándoseconvasitosdecasis[7]odecerveza,oinclusoderon,hastaeltoquedecampanadelavisador.
LaSorellieramuysupersticiosa.AloíralapequeñaJammeshablardelfantasma,seestremecióydijo:
―¡Québobaeres!YcomoeralaprimeraencreerenlosfantasmasengeneralyeneldelaÓperaen
particular,quisoserinformadainmediatamente.―¿Lehavisto?―preguntó.―¡Comolaveoausted!―replicóllorosalapequeñaJammes,quien,sinpoder
tenerseyasobresuspiernas,sedejócaerenunasilla.EnseguidalapequeñaGiry―ojosdeciruela,cabellosdetinta,tezcolordehumo,
yconsupobrepielecitasobresuspobreshuesecitos―añadió:―¡Siesél,esmuyfeo!―¡Sí,sí!―dijoelcorodebailarinas.Yempezaronahablartodasalmismotiempo.Elfantasmaseleshabíaaparecido
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bajolasespeciesdeunseñordefracnegroquesehabíaerguidodeprontodelantedeellas,enelpasillo,sinquepudierasabersededóndevenía.Suapariciónhabíasidotansúbitaquehabríapodidopensarsequesalíadelmuro.
―¡Bah!―dijo una que casi había conservado su sangre fría―, vosotras veisfantasmasentodaspartes.
Lociertoesque,desdehacíaalgunosmeses,en laÓperanosehablabadeotracosaquedeesefantasmadefracnegroquepaseabacomounasombradearribaabajodeledificio,quenodirigíalapalabraanadie,alquenadieseatrevíaahablar,yque,por otro lado, se evaporaba tan pronto como era visto sin que pudiera saberse pordónde ni cómo.Habían empezado por reírse y burlarse de aquel aparecido vestidocomo un hombre de mundo o como un enterrador, pero la leyenda del fantasmapronto había adquirido proporciones colosales entre el cuerpo de baile. Todaspretendían haber tropezado más o menos con aquel ser extranatural y haber sidovíctimas de susmaleficios.Y las quemás fuerte reían no eran lasmás tranquilas.Cuando el fantasma no se dejaba ver, señalaba su presencia o su paso mediantesucesosextravagantesofunestosdelosquelehacíaresponsablelasupersticióncasigeneral. ¿Había que lamentar un accidente? ¿Una compañera le había hecho unatravesuraaalgunadelasseñoritasdelcuerpodebaile?¿Unaborladepolvodearrozsehabíaperdido?¡Todoeraculpadelfantasma,delfantasmadelaÓpera!
Enrealidad,¿quiénlohabíavisto?Puedenencontrarse tantosfracsnegrosenlaÓperaquenoson fantasmas…Peroésteposeíaunacaracterísticaqueno todos losfracsnegrostienen.Vestíaaunesqueleto.
Almenosesodecíanaquellasseñoritas.Y,naturalmente,teníaunacalavera.¿Era serio todo aquello? Lo cierto es que la imaginación del esqueleto había
nacido de la descripción que había hecho del fantasma Joseph Buquet, jefemaquinistaquesílohabíavistorealmente.Habíachocado―nopodríadecirsequese«había dado de narices», porque el fantasma no las tenía― con el misteriosopersonaje en la escalerita que, junto a la rampa, desciende directamente a los«sótanos». Le había dado tiempo a vislumbrarle durante un segundo―porque elfantasmahabíahuido―,yhabíaconservadodeesavisiónunrecuerdoimborrable.
Y lo que Joseph Buquet dijo del fantasma a todo el que quería oírle era losiguiente:
―Es de una delgadez prodigiosa y su frac negro flota sobre una armaduraesquelética. Sus ojos son tan profundos que no se distinguen bien las pupilasinmóviles. En resumen, que sólo se ven dos grandes agujeros negros como en loscráneos de losmuertos. Su piel, que está tensa sobre los huesos comouna piel detambor,noesblanca, sino feamenteamarilla; sunarizes tanpocacosaque resultainvisibledeperfil,y laausencia de esanariz es algo terribledever. Tres o cuatrolargasmechasdecolorcastaño,sobrelafrenteydetrásdelasorejas,hacenlavezdecabellera.
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Joseph Buquet persiguió a la extraña aparición, pero fue en vano. Habíadesaparecidocomoporencanto,yélnoconsiguióencontrarsushuellas.
Este jefe de máquinas era un hombre serio, formal, de imaginación escasa, ysobrio con la bebida.Sus palabras fueron escuchadas con estupor e interés, ymuyprontoBuquet encontróagenteque le contabaque tambiénellos sehabían topadoconunfracnegroconunacalavera.
Laspersonassensatasacuyosoídosllegóestahistoriaafirmaron,enprimerlugar,queJosephBuquethabíasidovíctimadelabromadealgunodesussubordinados.Yluegoseprodujeronsin interrupción incidentes tancuriososy tan inexplicablesquelosmásmaliciososempezaronapreocuparse.
Un teniente de bomberos es, desde luego, valiente. ¡No teme a nada, y, sobretodo,notienemiedodelfuego!
Puesbien,eltenientedebomberosencuestión[8],quehabíaidoahacerunarondadevigilanciaporlossótanosyque,alparecer,sehabíaaventuradoalgomáslejosquede costumbre, había reaparecido bruscamente en el escenario, pálido, asustado,tembloroso,conlosojosfueradelasórbitas,ysehabíadesvanecidoenlosbrazosdelanoblemadredelapequeñaJammes.¿Porqué?Porquehabíavistoavanzarhaciaél,¡a la altura de la cabeza, pero sin cuerpo, una cabeza de fuego! Y repito que untenientedebomberosnotieneningúnmiedoalfuego.
EsetenientedebomberossellamabaPapin.Elcuerpodebailequedóconsternado.Enprimer lugar,esacabezade fuegono
respondía para nada a la descripción que del fantasma había dado JosephBuquet.Preguntaron al bombero, interrogaron de nuevo al jefe demáquinas, y por fin lasseñoritasquedaronconvencidasdequeelfantasmateníavariascabezasquecambiabaacapricho.Naturalmente,enseguidaimaginaronquecorríanelmayordelospeligros.Desde el momento en que un teniente de bomberos no vacilaba en desmayarse,corifeos y ratas[9] podían invocar muchas excusas al terror que las hacía echar acorreratodalavelocidadquelespermitíansuspiececitoscuandopasabandelantedealgúnagujerooscurodeunpasillomaliluminado.
Hasta el puntodeque, al día siguiente de la historia del teniente debomberos,paraproteger en lamedidade loposible elmonumento consagrado a tanhorriblesmaleficios, laSorellimisma, rodeadapor todas lasbailarinasyseguida inclusoportodalachiquilleríadelasclasesinferioresenmaillot,habíadepositadosobrelamesaquehayenelvestíbulodelportero,haciaelpatiodelaadministración,unaherraduraquetodoelqueentraseenlaÓpera,salvolosespectadores,debíatocarantesdeponerelpieenelprimerpeldañodelaescalera.Yello,sopenadeconvertirseenpresadelpoderocultoquesehabíaapoderadodeledificio,desdelossótanosaldesván.
Esa herradura, como toda esta historia por lo demás, no la he inventado yo, ytodavía hoy puede verse sobre la mesa del vestíbulo, delante del alojamiento delportero,cuandoseentraenlaÓperaporelpatiodelaadministración.
Contodoesto,ellectoryatieneunapuntebastanterápidodelestadodeánimode
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talesseñoritaslanocheenqueconellasentramosenelcamerinodelaSorelli.―¡Eselfantasma!―habíagritadolapequeñaJammes.Ylainquietuddelasbailarinasnohizosinoaumentar.Ahorareinabaunsilencio
angustiosoenelcamerino.Yanoseoíaotracosaqueelruidodeunasrespiracionesjadeantes. Finalmente, Jammes, tras arrojarse con muestras de un terror auténticohaciaelrincónmásalejadodelapared,murmuróestaúnicapalabra:
―¡Escuchad!En efecto, a todo lemundo le pareció que detrás de la puerta se dejaba oír un
roce.Ningúnruidodepasos.Sehubieradichounasedaligeraquesedeslizabaporelentrepaño. Luego, nada. La Sorelli intentó mostrarse menos pusilánime que suscompañeras.Seadelantóhacialapuertaypreguntóconunavozblanca:
―¿Quiénestáahí?Peronadielerespondió.Sintiendo entonces sobre sí todos los ojos que espiaban susmenores gestos, se
obligóaservalienteydijoponiendofuerzaenlavoz:―¿Hayalguiendetrásdelapuerta?―¡Oh,sí!¡Sí,desdeluegoquehayalguiendetrásdelapuerta!―repitióaquella
peladilla seca deMeg Giry, que retuvo heroicamente a la Sorelli por su falda degasa―.¡Sobretodo,noabra!¡No,Diosmío,noabra!
Pero laSorelli, armadadeunestileteque siempre llevabaconsigo, se atrevió ahacer girar la llave en la cerradura y abrir la puerta, mientras las bailarinasretrocedíanhastaelgabinetedeaseoyMegGirysuspiraba:
―¡Mamá,mamá!LaSorellimirabavalerosamenteenelpasillo.Estabadesierto;unquemadorde
fuego, en su cárcel de cristal, arrojabauna claridad rojizay turbia al senodeunastinieblasambientales,sinlogrardisiparlas.Ylabailarinavolvióacerrarvivamentelapuertaconungransuspiro.
―¡No,nohaynadie!―dijo.―Y,sinembargo, ¡nosotras lohemosvisto!―afirmóJammes recuperandocon
unospasitostemerosossusitiojuntoalaSorelli―.Debeestarenalgunaparte,porahí,dandovueltas.Yonovuelvoavestirme.Deberíamosbajartodasalfoyer,juntas,inmediatamente,parael«saludo»yvolverasubirjuntas.
Y la niña se tocó piadosamente el dedito de coral destinado a conjurarla de lamalasuerte.Aescondidas, laSorellihizo,con lapuntade lauñarosadesupulgarderecho,unacruzdeSanAndréssobrelasortijademadera―quellevabaenelanulardesumanoizquierda.
«LaSorelli―haescritouncronistacélebre―esunabailarinaalta,hermosa,derostro grave y voluptuoso, de cintura tan flexible como una rama de sauce; sueledecirsedeellaquees“unahermosacriatura”.Suscabellos rubiosypuroscomoeloro coronan una frente mate bajo la cual se engastan dos ojos de esmeralda. Sucabeza se balancea suavemente como un airón sobre un cuello largo, elegante y
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altivo.Cuandobaila,haceciertomovimientodecaderasindescriptible,quedaatodosu cuerpo un estremecimiento de inefable languidez. Cuando alza los brazos y seinclinaparacomenzarunapirueta,poniendoderelieveasítodalasiluetadelvestido,y,cuandolainclinacióndelcuerpohacesobresalirlacaderadeestadeliciosamujer,parecequeesuncuadrocomoparasaltarselatapadelossesos».
Enpuntoacerebro,pareceaveriguadoquenolotuvo.Nadieseloreprochaba.LaSorellisiguiódiciendoalaspequeñasbailarinas:―Niñas,tenéisquereponeros…¿Elfantasma?¡Talveznadielohavistonunca!―¡Sí, sí! Nosotras sí lo hemos visto… Acabamos de verlo ―contestaron las
pequeñas―.Llevabalacalaveraysufrac,comolanocheenqueseaparecióaJosephBuquet.
―¡YGabriel también lohavisto!―dijoJammes―…¡ayeramás tardar!Ayerporlatarde…enplenodía…
―¿Gabriel,elmaestrodecanto?―Sí…¿Cómo?¿Nolosabíausted?―Yenplenodía¿llevabafrac?―¿Quién?¿Gabriel?―No.¿Elfantasma?―¡Claroquellevabafrac!―afirmóJammes―.HasidoelmismoGabrielquien
melohadicho…Loreconocióprecisamenteporelfrac.Pasódelasiguientemanera:Gabrielestabaeneldespachodelregidor.Deprontolapuertaseabrió.EraelPersaqueentraba.YasabéisqueelPersaes«gafe».
―Sí,desde luego―respondieronacoro laspequeñasbailarinasque,encuantoevocaronlaimagendelPersa,hicieronunahigaaldestinoestirandosusdedosíndicey auricularmientras replegaban sobre la palma elmedio y el anular que retenía elpulgar.
―…¡YtambiénsabéislosupersticiosoqueesGabriel!―prosiguióJammes―.Sin embargo siempre es educado, y cuando ve al Persa se contenta con metersetranquilamentelamanoenelbolsilloytocarselasllaves…Puesbien,enelmomentoen que la puerta se abrió delante del Persa, Gabriel dio un salto del sillón dondeestabasentadohastalacerraduradelarmario,paratocarhierro.Conesemovimientosedesgarróenunclavo todoun faldónde sugabán.Alcerrarpara salir, sediodefrente contra una percha y se hizo un chichón enorme; luego, al retrocederbruscamente,serasguñóelbrazoenelbiombo,juntoalpiano;quisoapoyarseenelpiano pero con tal mala suerte que la tapa cayó sobre susmanos y le aplastó losdedos;comounloco,diounsaltofueradeldespachoy,porúltimo,calculótanmaleltiempoalbajarlaescaleraquecayórodandotodoslosescalonesdelprimerpiso.Yopasaba precisamente en ese momento por allí con mamá. Corrimos a levantarle:estabacompletamentemagulladoyteníalacarallenadesangre,hastaelpuntodequenosasustamos.Peroenseguidasepusoasonreírnosyagritar:«¡Gracias,Diosmío,porhabermelibradoportanpoco!».Entoncesleinterrogamosynoshablódelmiedo
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quetenía.¡Miedoqueprocedíadehabervisto,aespaldasdelPersa,alfantasma!¡ElfantasmaconlaCalavera!,segúnlodescribióJosephBuquet.
Un murmullo asustado saludó el final de esta historia, a cuyo término llegóJammessinalientoporhaberlanarradodeprisa,muydeprisa,comosilapersiguierael fantasma. Y luego hubo todavía un silencio que interrumpió, a media voz, lapequeñaGirymientraslaSorelli,muyemocionada,selimabalasuñas.
―MejorharíaJosephBuquetencallarse―dijolapequeña.―¿Porquéhabíadecallarse?―lepreguntaron.―Eso dice mamá ―replicó Meg en voz muy baja esta vez, y mirando a su
alrededor como si tuvieramiedo de que la oyeran oídos distintos a los que allí seencontraban.
―¿Yporquédiceesotumadre?―¡Chis!¡Mamádicequealfantasmanolegustaqueleaburran!―Pero¿porquédiceesotumadre?―Porque…porque…pornada.Esta prudente reticencia tuvo el don de exasperar la curiosidad de aquellas
señoritas, que se arracimaron alrededor de la pequeñaGiry y le suplicaron que seexplicase. Estaban allí, codo con codo, inclinadas en un mismo movimiento desúplicayde temor.Secomunicabanentresísumiedo, recibiendodeellounplaceragudoquelasdejabaheladas.
―¡Hejuradonodecirnada!―dijoentoncesMeg,enunsoplo.Perolasotrasnoledejaronunmomentodereposoyleprometieronguardartan
bienelsecretoqueMeg,queardíaendeseosdecontarloquesabía,empezóahablarconlosojosclavadosenlapuerta:
―Espor…,esporelpalco.―¿Quépalco?―¡Elpalcodelfantasma!―¿Tieneunpalcoelfantasma?Antelaideadequeelfantasmatuvierapalco,lasbailarinasnopudieroncontener
laalegríafunestadesuasombro.Lanzaronsuspiritosydijeron:―¡Ay,Diosmío!Cuenta…,cuenta…―¡Más bajo!―ordenóMeg―. Es el palco número 5, como sabéis, el primer
palcodelladodelprosceniodelaizquierda.―¡Imposible!―Escomodigo…Mimamáeslaacomodadoradeesepalco…Pero¿mejuráis
nocontarnada?―Claro,venga.―Puesbien,éseeselpalcodelfantasma…Nadiehaentradoenéldesdehaceun
mes,salvoelfantasma,porsupuesto,yalaadministraciónselehadadoordendenovenderlonunca…
―¿Yesverdadqueloocupaelfantasma?
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―Sí,claro.―Entonces¿vaalguienaesepalco?―¡Quéva…!Vaelfantasmayallínohaynadie.Laspequeñasbailarinas semiraron.Si el fantasma ibaalpalco,deberíanverle,
porque llevaba un frac negro y una calavera. Es lo que intentaron que Megcomprendiese,peroéstalescontestó:
―¡Peroesqueaunfantasmanoseleve!Ynotienenifracnicabeza…Todoloquehancontadosobresucalaveraysucabezadefuegosonbobadas…Notienenadadeeso…Seleoyesólocuandoestáenelpalco.Mamánolehavistonunca,perolehaoído.¡Mamálosabemuybien,porqueesellalaqueledaelprograma!
LaSorellicreyóquedebíaintervenir:―PequeñaGiry,teestásburlandodenosotras.EntonceslapequeñaGiryseechóallorar.―Habríahechomejorcallándome…¡simamáseentera…!Perolociertoesque
JosephBuquetseequivocametiéndoseencosasquenoleafectan…esoleacarrearáalgunadesgracia…anochemismolodecíamamá…
Enesemomentoseoyeronunospoderosospasosapresuradosenelpasilloyunavozjadeantequegritaba:
―¡Cécile!¡Cécile!¿Estásahí?―Eslavozdemamá―dijoJammes―.¿Quépasa?Yabriólapuerta.Unahonorabledama,vestidacomoungranaderodePomerania,
irrumpióenelcamerinoysedejócaergimiendoenunsillón.Susojos,enloquecidos,dabanvueltasiluminandodeformalúgubresucaradeladrillococido.
―¡Ay,quédesgracia!―dijo―…¡Quédesgracia!―¿Quéocurre?¿Quépasa?―JosephBuquet…―¿QuélepasaaJosephBuquet…?―¡JosephBuquethamuerto!Elcamerinosellenódeexclamaciones,deprotestasasombradas,depeticionesde
explicaciónllenasdemiedo…―¡Sí…, acaban de encontrarle colgado en el tercer sótano…! ¡Pero lo más
terrible―continuó, jadeando, lapobreyhonorabledama―, lomás terribleesquelostramoyistasquehanencontradosucuerpodicenquealrededordelcadáverseoíaunaespeciederuidoparecidoalcantodelosmuertos!
―¡Eselfantasma!―dejóescapar,comoapesarsuyo,lapequeñaGiry,peroserepuso inmediatamente, con los puños en la boca―: ¡No…, no…, no he dichonada…,nohedichonada!
Entornosuyo,todassuscompañeras,aterrorizadas,repetíanenvozbaja:―¡Seguro!¡Eselfantasma!LaSorelliestabapálida…―Nuncapodréhacermisaludo―dijo.
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LamadredeJammesdiosuopiniónvaciandounvasitodelicorquehabíaenunamesa:debíahaberlodejadoallíelfantasma…
Lo cierto es que nunca se supo bien cómo había muerto Joseph Buquet. Lasumariainvestigaciónnoarrojóningúnresultado,salvoeldesuicidionatural.EnlasMemoriasdeunDirector, el señorMoncharmin,que fueunode losdosdirectoresquesucedieronalosseñoresDebienneyPoligny,refiereelincidentedelahorcadodeestemodo:
«UnmolestoincidentevinoaturbarlapequeñafiestaquelosseñoresDebienneyPolignydabanpara celebrar su despedida.Mehallaba en el despachode direccióncuandovientrardeprontoaMercier,eladministrador.Seahogabaalinformarmequeacababandedescubrir,colgadoeneltercersótanodelescenario,entreunportanteyundecoradodeElReydeLahore,elcuerpodeuntramoyista.Yoexclamé:“¡Vamosadescolgarlo!”. ¡Bastó el tiempoque tardé enbajar corriendo la escaleray enhacerdescenderlaescaladelportanteparaqueelcolgadonotuvierayasucuerda!».
Al señor Moncharmin semejante suceso le parece natural. Un hombre estácolgadodelextremodeunacuerda,vanadescolgarley lacuerdahadesaparecido.¡Oh! El señor Moncharmin encontró una explicación muy simple. Escuchémosle:«Era la hora de la danza, y corifeos y bailarinas habían tomado rápidamenteprecaucionescontraelmaldeojo».Punto,esoestodo.Desdeaquísevealcuerpodebailebajandolaescaladelportanteyrepartiéndoselacuerdadelcolgadoenmenostiempodelquesetardaendecirlo.Esonoesserio.Cuando,porelcontrario,piensoenellugarexactoenquefuehalladoelcuerpo―eneltercersótanodelescenario―,imagino que en alguna parte podía haber algún interés en que esa cuerdadesapareciese después de haber cumplido su tarea, y más tarde veremos si meequivocoalimaginarloasí.
Lasiniestranoticiasehabíadifundidorápidamentedearribaabajode laÓpera,donde Joseph Buquet era muy apreciado. Los palcos se vaciaron, y las pequeñasbailarinas,apiñadasen tornoa laSorellicomocorderosatemorizadosalrededordelpastor, tomaron el camino del foyer, por corredores y escaleras mal iluminadas,trotandoatodalavelocidadquelespermitíansuspiernecitasrosas.
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II
LaMargaritanueva
La Sorelli chocó con el conde de Chagny, que subía, en el primer rellano. Elconde,generalmentetantranquilo,dabamuestrasdeunagranexaltación.
―Iba a su casa―dijo el conde saludandoa la jovende formamuygalante―.¡Ah,Sorelli,quévelada!¡YquétriunfoeldeChristineDaaé!
―¡Noesposible!―protestóMegGiry―.¡Sihaceseismesescantabacomounloro! Pero déjenos pasar,mi querido conde―dijo la chiquilla con una reverenciatraviesa―, que nos van a dar noticias de un pobre hombre al que han encontradoahorcado.
Enesemomentopasaba,desalado,eladministrador,quesedetuvobruscamentealoíresaspalabras.
―¡Cómo!¿Yalosabenustedes,señoritas?―dijoentonobastanterudo―…Puesbien,nohablendeello…¡y,sobretodo,quelosseñoresDebienneyPolignynoseaninformados!Lesresultaríamuypenosoensuúltimodía.
Todoelmundosedirigióhaciaelfoyerdeladanza,queyaestabainvadido.El conde de Chagny tenía razón: nunca hubo gala comparable a aquélla; los
privilegiados que asistieron todavía hablan de ese día a sus hijos y nietos conrecuerdo emocionado. Basta pensar que Gounod, Reyer, Saint-Saëns, Massenet,Guiraud y Delibes[10] subieron, uno tras otro, al atril del director de orquesta ydirigieronellosmismoslaejecucióndesusobras.Entreotros intérpretes tuvieronaFaureyalaKrauss[11],yfueesanochecuandosemanifestóaltodoParísestupefactoyenajenadoesaseñoritaChristineDaaécuyomisteriosodestinoquierodaraconocerenestaobra.
GounodhabíadirigidoLamarchafúnebredeunamarioneta;Reyersuhermosaobertura de Sigurd; Saint-Saëns, La danza macabra y una Ensoñación oriental;Massenet,unaMarchahúngarainédita;Guiraud,suCarnaval;Delibes,ElvalslentodeSilviaylospizzicatideCopelia.LasseñoritasKraussyDeniseBloch[12]habíancantado, la primera, el bolero de las Vísperas sicilianas; la segunda, el brindis deLucreciaBorgia.Pero todo el triunfohabía sidoparaChristineDaaé, que se habíahechooírprimeroenalgunospasajesdeRomeoyJulieta.Eralaprimeravezquelajoven artista cantaba esa obra de Gounod, que, por otro lado, aún no había sidollevadaalaÓperayquelaÓperaCómicaacababadereponermuchotiempodespuésdehabersidoestrenadaenelantiguoTeatroLíricoporlaseñoraCarvalho[13]. ¡Ah!¡Cuánto son de compadecer quienes no oyeron a Christine Daaé en ese papel deJulieta, quienes no conocieron su gracia ingenua, quienes no temblaron con losacentos de su voz seráfica, quienes no sintieron volar su alma con el alma de lacantante por encima de las tumbas de los amantes de Verona: «¡Señor! ¡Señor!
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¡Señor!¡Perdónanos!».Puesbien, todoesono fuenadaencomparacióncon losacentossobrehumanos
quedejóoírenelactodelaprisiónyeltríofinaldeFausto,quecantósustituyendoalaCarlotta,quesehallabaindispuesta.¡Nuncasehabíaoídonivistoaquello!
Y era «una Margarita nueva» lo que la Daaé revelaba, una Margarita de unesplendorydeunbrillonuncasospechados.
LasalaenterahabíaaplaudidoconlosmilclamoresdesuinenarrableemociónaunaChristinequesollozabaydesfallecíaenbrazosdesuscompañeros.Tuvieronquetrasladarlaasucamerino.Parecíacomosihubieraexpirado.ElgrancríticoP.deSt-V.fijó el recuerdo inolvidable de aquelminutomaravilloso en una crónica que titulóprecisamenteLa nuevaMargarita. Como gran artista que era, el crítico descubríasimplementequeesahermosaydulceniñahabíaaportadoaquellanoche, sobre lastablasdelaÓpera,algomásquesuarte,esdecir,sucorazón.Ningunodelosamigosde laÓpera ignorabaque el corazóndeChristinehabíapermanecidopuro como situvieraquinceaños,yP.deSt.—V.declarabaque«paracomprenderloqueacababadeocurrirconDaaé,¡eraprecisoimaginarquelamuchachaacababadeenamorarseporprimeravez!Tal vez sea indiscreto―añadía―,pero sólo el amor es capazderealizarsemejantemilagro,unatransformacióntanfulminante.Hacedosañosoímosa Christine Daaé en su oposición del Conservatorio, y nos dio una esperanzadeliciosa.¿Dedóndeprocedelosublimedehoy?¡Sinobajadelcieloenlasalasdelamor; tendré que pensar que sube del infierno y que Christine, como el maestrocantordeOfterdingen[14] ,hahechounpactoconeldiablo!QuiennohayaoídoaChristinecantareltríofinaldeFaustonoconoceFausto:¡laexaltacióndelavozylaembriaguezsagradadeunalmapuranopuedenirmásallá!».
Sinembargo,algunosabonadosprotestaban.¿Cómose leshabíapodidoocultardurantetantotiempountesorocomoaquél?ChristineDaaéhabíasidohastaentoncesun Siebel[15] conveniente al lado de aquella Margarita[16] un poco demasiadoespléndidamente material como era la Carlota. ¡Y había sido precisa la ausenciaincomprensibleeinexplicabledelaCarlotta,enaquellanochedegala,paraque,derepente,lapequeñaDaaépudieradarmuestradetodassusposibilidadesenunapartedelprogramareservadaaladivaespañola!Porúltimo,¿cómolosseñoresDebienneyPoligny,privadosdeCarlotta,sehabíandirigidoalaDaaé?¿Conocíanacasosugeniooculto?Y,siloconocían,¿porqueloocultaban?¿Yporquéloocultabaella?Cosaextraña,enlaactualidadnoseleconocíaningúnprofesor.Envariasocasioneshabíadeclaradoqueenadelantetrabajaríacompletamentesola.Todoaquelloresultabamuyinexplicable.
ElcondedeChagnyhabíaasistido,depieensupalco,aaqueldelirioysehabíasumadoaélconsusbravosclamorosos.
El conde de Chagny (Philippe-Georges-Marie) tenía entonces exactamentecuarentayun años.Eraungran señoryunhombreguapo.De altura superior a lamedia,derostroagradable,pesealafrentedurayaunosojosalgofríos,eradeuna
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cortesíarefinadaconlasmujeresyalgoaltaneroconloshombres,quenosiempreleperdonaban sus éxitos en sociedad. Tenía un corazón excelente y una concienciahonrada.AlamuertedelviejocondePhilibert,sehabíaconvertidoenjefedeunadelas familias más ilustres y antiguas de Francia, cuyos cuarteles de nobleza seremontaban a Luis el Testarudo[17]. La fortuna de los Chagny era considerable, ycuandoelviejoconde,queeraviudo,murió,nofuetareafácilparaPhilippetenerqueaceptar la gestión de un patrimonio tan pesado. Sus dos hermanas y su hermanoRaoul no quisieron oír hablar de reparto, y se decidieron por la indivisión,encargandodetodoaPhilippecomosielderechodemayorazgonohubieradejadodeexistir.Cuandolasdoshermanassecasaron―elmismodía―,recogieronsuspartesdemanosdelhermano,nocomoalgoquelesperteneciesesinocomounadoteporlaqueleexpresaronsugratitud.
LacondesadeChagny―desolteraMoerogisdelaMartynière―habíamuertoaldaraluzaRaoul,nacidoveinteañosdespuésquesuhermanomayor.Cuandoelviejocondemurió,Raoulteníadoceaños.Philippeseocupóactivamentedelaeducacióndelniño.Fuesecundadoenesatarea,deformaadmirable,porsushermanasprimeroy luego por una vieja tía, viuda demarino, que vivía enBrest, y que dio al jovenRaoul el gustopor las cosasdelmar.El joven ingresó en la tripulacióndelBorda,sacó en él uno de los primeros números y dio tranquilamente su vuelta almundo.Gracias a poderosos apoyos, acababa de ser designado para formar parte de laexpediciónoficialdelRéquin,queteníapormisiónbuscarenloshielosdelpoloalossupervivientesdelaexpedicióndelArtois,delquehacía tresañosquenose teníannoticias.Mientrastanto,gozabadeunaslargasvacacionesquenodebíanacabarantesde seis meses, y las viudas nobles del noble suburbio, viendo a aquel muchachoencantador que parecía tan frágil, le compadecían ya por los rudos trabajos que leesperaban.
La timidez de aquel marino, su inocencia, me atrevería a decir, era notable.Parecíahabersalidolavísperadelamanodelasmujeres.Dehecho,mimadoporsusdoshermanasypor suvieja tía, había conservadodeaquella educaciónpuramentefemeninaunosmodalescasicándidos,teñidosdeunencantoquehastaentoncesnadahabíapodidoempañar.Enesaépocateníaalgomásdeveintiúnañosyparecíatenerdieciocho.
PhilippeconsentíamuchoaRaoul.Estaba,enprimerlugar,muyorgullosodeélypreveíacongozounacarreragloriosaparasuhermanomenorenaquellamarinaenlaqueunodesusantepasados,elfamosoChagnydeLaRoche,habíaostentadoelrangode almirante. Aprovechaba las vacaciones del joven para enseñarle París, que elmuchacho desconocía prácticamente en todo lo que esa ciudad puede ofrecer dealegríalujosaydeplacerartístico.
El conde estimaba que a la edad de Raoul no es muy prudente un exceso deprudencia.EraeldePhilippeuncaráctermuybienequilibrado,ponderadotantoensutrabajocomoensusplaceres,siempredemodalesperfectos,incapazdemostrarasu
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hermano un ejemplo pernicioso. Lo llevó a todas partes consigo. Le hizo conocerinclusoelfoyerdeladanza.Sédesobraquesedecíaqueelcondeestaba«apartirunpiñón»conlaSorelli.Pero¿sepodíaacusardecrimenaestegentilhombrequehabíapermanecidosolteroyque,porconsiguiente,disponíade tantosmomentosdeocio,sobretododesdequesushermanassehabíancasado,porirapasarunahoraodos,después de la cena, en compañía de una bailarina que, con toda evidencia, no eraexcesivamenteespiritual,peroqueteníalosojosmáshermososdelmundo?Además,hay lugares donde un verdadero parisiense, cuando ocupa el rango del conde deChagny,debedejarsever,yenesaépocaelfoyerdeladanzadelaÓperaeraunodeesoslugares.
Porúltimo,talvezPhilippenohubierallevadoasuhermanoentrelosbastidoresdelaAcademianacionaldeMúsicasiéstenoselohubierapedidoantesenrepetidasocasionesyconunadulceobstinacióndelaqueelcondedebíaacordarsemástarde.
Después de haber aplaudido aquella noche a laDaaé, Philippe se había vueltohaciaRaoulylehabíavistotanpálidoquesehabíaasustado.
―¿Noveustedqueesamujerseencuentramal?―habíadichoRaoul.Enefecto,enelescenariotuvieronquesosteneraChristineDaaé.―Erestúelquetevasadesmayar…―dijoelcondeinclinándosehaciaRaoul―.
¿Quétepasa?PeroRaoulyasehabíapuestodepie.―Vamos―dijoconvoztemblorosa.―¿Adóndequieresir,Raoul?―lepreguntóelconde,asombradoporlaemoción
queencontrabaensuhermanomenor.―¡Vayamosaverquépasa!¡Eslaprimeravezquecantaasí!El condemiró con curiosidad a su hermano y una leve sonrisa divertida fue a
posarseenlacomisuradesuslabios.―¡Bah!Yañadióinmediatamente:―¡Vamos!¡Vamos!Parecíaestarencantado.Fueronenseguidaa laentradadeabonados,queestaba
atestada.Mientrasesperabaapenetrarenelescenario,Raouldesgarrabasusguantescon un gesto inconsciente. Philippe, que era bondadoso, no se burló de suimpaciencia.Peroestabaresignado.AhorasabíaporquéencontrabadistraídoaRaoulcuando le hablaba y también por qué parecía sentir un placer tan vivo al orientartodoslostemasdeconversaciónhacialaÓpera.
Penetraronenelescenario.Unamultitudde fracscorríanhaciael foyer de ladanzao sedirigíanhacia los
camerinos de los artistas. Las alocuciones vehementes de los jefes de servicio semezclaban a los gritos de los tramoyistas.Los figurantes del último cuadroque sevan,las«figurantas»quetezarandean,unbastidorquepasa,untelóndefondoquebajadeltelar,unpracticablequeseclavacongrandesmartillazos,eleterno«sitioal
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teatro»que resuenaenvuestrosoídoscomo laamenazadealgunacatástrofenuevapara vuestra chistera o una sólida carga contra vuestros riñones: es lo quehabitualmente suele ocurrir en los entreactos y lo que nunca deja de alterar a unnoviciocomoel jovendepequeñobigoterubio,ojosazulesytezdemuchachaquecruzaba, con la celeridadque la aglomeración lepermitía, aquel escenario sobre elqueChristineDaaéacababadetriunfarybajoelqueJosephBuquetacababademorir.
Nunca había sidomás completa la confusión que aquella noche, pero tampocoRaoulhabíasidonuncamenostímido.Apartabaconhombrovigorosotodoloqueleimpedía el paso, sin ocuparse de lo que se decía a su alrededor y sin tratar decomprender las frasesasustadasde los tramoyistas.Sólo lepreocupabaeldeseodeveraaquellacuyavozmágicalehabíaarrasadoelcorazón.Sí,sentíaquesupobrecorazóncompletamentenuevoyanolepertenecía.HabíaintentadodefenderlodesdeeldíaenqueChristine,alaqueconocieradeniña,habíareaparecidoanteél.Frenteaella había sentido una emociónmuy dulce que había querido expulsarmediante lareflexión, porque se había jurado amar únicamente a la que fuera su mujer―tangrandeeraelrespetoqueporsímismotenía―,ynopodíapensarniporunsegundo,naturalmente,encasarseconunabailarina;perounasensaciónatrozhabíaseguidoaesa emoción dulcísima. ¿Sensación? ¿Sentimiento? Tenía esa sensación tanto defísicocomodemoral.Elpecholedolía,comosiselohubieranabiertoparacogerleelcorazón.¡Sentíaallíunhuecohorrible,unvacíorealquesólopodríacolmarseconelcorazónde laotra!Esosoncosasdeunapsicologíaparticularque,alparecer, sólopueden comprender los que han sido heridos, por el amor, con ese golpe extrañollamado,enellenguajecorriente,«unflechazo».
AlcondePhilippelecostabaseguirle.Yseguíasonriendo.Al fondo del escenario, pasada la doble puerta que da a los escalones que
conducenalfoyeryalosquellevanaloscamerinosdelaizquierdadelaplantabaja,Raoulhubodedetenerseantelapequeñatropaderatasque,bajadasalinstantedesudesván,atestabanelpasadizoporelquequeríaadentrarseeljoven.Másdeunafrasegraciosaledispararonaquellospequeñoslabiosmaquillados,alasquenorespondió;por fin pudo pasar y se hundió en la sombra de un corredor lleno de lasexclamacionesquedejabanoíradmiradoresentusiastas.Unnombrecubríatodoslosdemás rumores: ¡Daaé! ¡Daaé!DetrásdeRaoul,elcondesedecía:«Estebribónsesabeelcamino»,ysepreguntabaporlaformaenquelohabíaaprendido.ÉlnuncahabíallevadoaRaoulalcamerinodeChristine.DebíacreerportantoqueéstehabíaidosolomientraselcondesolíaquedarseconversandoenelfoyerconlaSorelli,queamenudolepedíapermanecerasuladohastaelmomentodesaliraescena,yqueavecesteníaaquellamaníatiránicadedejarlealcuidadodelaspequeñaspolainasconquebajabadesucamerinoyconlasquegarantizabaelbrillodesuszapatosderasoylalimpiezadesumaillotcolorcarne.LaSorelliteníaunaexcusa:habíaperdidoasumadre.
Aplazandounosminutos lavisitaquedebíahacer a laSorelli, el conde seguía,
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pues,lagaleríaquellevabaalcamerinodelaDaaéyconstatabaqueaquelcorredornuncahabía sido tan frecuentadocomoaquellanocheenque todoel teatroparecíaalterado por el éxito de la artista, y también por su desvanecimiento. Porque lahermosaniñanosehabía repuestoyhabían idoenbuscadeldoctordel teatro,quellegóentonces,zarandeandoalosgruposyseguidodecercaporRaoul,quelepisabalostalones.
Deestemodoelmédicoy el enamorado se encontraronenelmismomomentojuntoaChristine,querecibiólosprimeroscuidadosdelunoyabriólosojosenbrazosdel segundo.El conde se había quedado, junto amuchosotros, en el umbral de lapuerta,dondecasifaltabaelaire.
―¿No le parece, doctor, que estos señores deberían «desalojar» el camerino?―preguntóRaoulconaudaciaincreíble―.Aquínosepuederespirar.
―Tieneusted toda la razón―asintió el doctor, y echó a todo elmundo fuera,salvoaRaoulyaladoncella.
Ésta miraba a Raoul con unos ojos desmesurados por el más sincero de losasombros.Nolehabíavistonunca.
Sinembargo,noseatrevióapreguntarlenada.Yeldoctorpensóquesieljovenactuabadeaquellamaneraera,evidentemente,
porque tenía derecho para hacerlo. Mientras el vizconde permanecía en aquelcamerinocontemplandocomolaDaaévolvíaalavida,losdosdirectores,losseñoresDebienne y Poligny, que habían acudido para expresar su admiración a su pupila,eran rechazados al corredor, con sus trajes oscuros. El conde de Chagny, echadocomolosdemásalcorredor,sereíaacarcajadas.
―¡Ah!¡Québribón!¡Ah!¡Québribón!Y añadía, in petto: «¡Para que te fíes de estos jovencitos que adoptan aire de
niñitas!».Estaba radiante. Terminó diciéndose: «¡Es un Chagny!», y se dirigió hacia el
camerinodelaSorelli;peroéstabajabaalfoyerconsupequeñorebañotemblandodemiedo,yelcondeselaencontróenelcaminocomoyasehadicho.
Enelcamerino,ChristineDaaéhabía lanzadounprofundosuspiroalquehabíacontestadoungemido.VolviólacabezayvioaRaoulyseestremeció.Miróaldoctor,alquesonrió,luegoasudoncella,yporfinotravezaRaoul.
―¡Caballero!―ledijoaesteúltimo,conunavozquetodavíanoeramásqueunsoplo―.¿Quiénesusted?
―Señorita―respondió el joven, que puso una rodilla en tierra y depositó unardientebesoenlamanodeladiva―,señorita,soyelniñoquefuearecogersuchaldelmar.
Christine volvió amirar al doctor y a la doncella, y los tres se echaron a reír.Raoulselevantómuycolorado.
―Señorita,dadoqueleplacenoreconocerme,quisieradecirlealgoenparticular,algomuyimportante.
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―¿Querrá hacerlo, caballero, cuando me encuentre mejor…? ―y su voztemblaba―.Esustedmuyamable…
―Perotienequeirse…―añadióeldoctorconsusonrisamásamable―.Déjemecuidaralaseñorita.
―Noestoyenferma―dijodeprontoChristineconunaenergíatanextrañacomoinesperada.
Yselevantópasándosecongestorápidounamanosobrelospárpados.―¡Se lo agradezco, doctor…! Necesito quedarme sola… Váyanse todos, por
favor…,déjenme…Estoymuynerviosaestanoche…Elmédicotratódequesusprotestasfueranescuchadas,peroantelaagitaciónde
lajovenestimóqueelmejorremedioparatalestadoconsistíaennocontrariarla.YsefueconRaoul,quien,enelcorredor,sesintiómuydesamparado.Eldoctorledijo:
―Estanochenolareconozco…,ella,quesuelesertandulce…Yledejóallí.Raoulsequedósolo.Todaaquellapartedel teatroseencontrabaahoradesierta.
EnelfoyerdelaÓperadebíandeestarprocediendoalaceremoniadelasdespedidas.RaoulpensóquelaDaaétalvezsedirigiríaallíyesperóenmediodelasoledadydelsilencio.Seescondióinclusoenlasombrapropiciadelquiciodeunapuerta.Seguíateniendoaquelhorribledolorenelcorazón.Yeradeaquellodeloquequeríahablarlea la Daaé sin demora. De pronto el camerino se abrió y vio a la criada que salíacompletamente sola, llevando unos paquetes. La detuvo en el pasadizo y le pidiónuevasdesuama.Ellalerespondióriendoqueseencontrababien,peroquenohabíaquemolestarlaporquedeseabaestarsola.Yescapó.PorelcerebroabrasadodeRaoulcruzóunaidea:¡Evidentemente,laDaaéqueríaestarasolasparaél…!¿Nolehabíadicho que deseaba hablarle en privado y no era ésa la razón por la que ella habíahechoelvacíoasualrededor?Respirandoaduraspenas,seacercóalcamerinoy,conlaorejapegadaalapuertaparaoírloquehabríanderesponderle,sedispusoallamar.Perosumanovolvióacaer.Acababadepercibir,enelcamerino,unavozdehombre,quedecíaconunaentonaciónsingularmenteautoritaria:
―¡Christine,esnecesarioamarme!Y lavozdeChristine,dolorida,a laqueseadivinabaacompañadade lágrimas,
unavoztemblorosa,respondía:―¿Cómopuededecirmeeso?¡Amí,quesólocantoparavos!Raoul se apoyó en la pared, sufría mucho. Su corazón, que creía muerto para
siempre, había vuelto a su pecho y latía con golpes clamorosos. Todo el corredorresonaba con aquellos latidosy losoídosdeRaoul estaban comoensordecidosporellos.Probablemente,sisucorazónseguíahaciendotantoruido,ibanaoírle,abriríanlapuertay el joven sería expulsadodemaneravergonzosa. ¡Qué situaciónparaunChagny!¡Escuchardetrásdeunapuerta!Sepusolasdosmanossobreelcorazónparahacerlecallar.Perouncorazónnosonloshocicosdeunperroe, inclusoaunquesecojan loshocicosdeunperrocon lasdosmanos―deunperroque ladradeforma
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insoportable―,selesigueoyendogruñir.Lavozdelhombreprosiguió:―Debedeestarustedmuycansada.―Oh,estanocheleheentregadomialmayestoymuerta.―Tualmaesmuyhermosa,hijamía―continuólavozgravedelhombre―,yte
loagradezco.¡Nohayemperadorquehayarecibidounregalocomoéste!Estanochehanlloradolosángeles.
Trasestaspalabras:Estanochehanlloradolosángeles,elvizcondenooyónadamás.
Sinembargo,noseiba;pero,comotemíasersorprendido,serefugióenunrincónde sombra, decidido a esperar allí a que el hombre abandonase el camerino.En lamismahoraacababadeaprenderelamoryelodio.Sabíaqueamaba.Queríaconoceraquienodiaba.Congran estupefacciónde suparte, la puerta se abrió, yChristineDaaé, envuelta en pieles y con la cara oculta bajo un encaje, salió sola. Cerró lapuerta,peroRaoulse fijóenqueno lacerrabacon llave.Pasódelantedeél.No lasiguiósiquieraconlamirada,porquesusojosestabanclavadosenlapuertaquenosevolvíaaabrir.Entonces,conelcorredordesiertodenuevo,locruzó.Abriólapuertadelcamerinoyvolvióacerrarlaalpuntotrasél.Seencontrabaenlaoscuridadmásopaca.Habíanapagadoelgas.
―¿Hayalguienahí?―dijoRaoulconunavozvibrante―.¿Porquéseesconde?Yaldeciresto,seguíaapoyandolaespaldaenlapuertacerrada.Oscuridadysilencio.Raoulnooíaotracosaqueelruidodesupropiarespiración.
Desdeluegonosedabacuentadequelaindiscrecióndesucomportamientosuperabacuantosepodíaimaginar.
―¡Sólosaldráusteddeaquícuandoyolopermita!―exclamóeljoven―.¡Sinomecontesta,esusteduncobarde!¡Peroyosabrédarconusted!
Y rascó una cerilla. ¡En el camerino no había nadie! Después de cerrarcuidadosamente la puerta con llave, Raoul encendió los globos y las lámparas.Penetró en el gabinete de aseo, abrió los armarios, buscó, tanteó con sus manoshúmedaslasparedes.¡Nada!
―¡Ah!,estoesquemeestoyvolviendoloco―dijoenvozalta.Permanecióasídiezminutosescuchandoelsilbidodelgasenmediodelapazde
aquelcamerinoabandonado:aunque llenodeamor,nopensósiquieraen robarunacintaqueleofrecieseelperfumedeaquellaalaqueamaba.Saliósinsaberyaloquehacíaniadóndeiba.Enunmomentodesuincoherentedeambular,unaireheladolegolpeóenlacara.Sehallabaalpiedeunaestrechaescaleraquebajaban,detrásdeél,uncortejodeobreros inclinadossobreunaespeciedecamillacubiertaporunpañoblanco.
―¿Dóndeestálasalida,porfavor?―ledijoaunodeaquelloshombres.―¡Síquevemucho!Delantedeusted―lecontestaron―.Lapuertaestáabierta,
perodéjenospasar.
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Señalandolacamilla,preguntódeformamaquinal:―¿Quéeseso?Elobrerocontestó:―Esto es Joseph Buquet, al que han encontrado ahorcado en el tercer sótano,
entreunbastidoryundecoradodeElReydeLahore.Seechóaunladoalpasodelcortejo,saludóysalió.
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III
Donde,porvezprimera,losseñoresDebienneyPolignydanensecretoalosnuevosdirectoresdelaÓpera,losseñoresArmandMoncharminyFirminRichard,
laverdaderaymisteriosarazóndesusalidadelaAcademiaNacionaldeMúsica
Mientrastantohabíatenidolugarlaceremoniadeladespedida.Yahedichoqueesafiestamagníficahabíasidodada,conmotivodesusalidade
la Ópera, por los señores Debienne y Poligny, que habían querido morir, comodecimosenlaactualidad,conseñorío.
CuantosentonceseranalguienenelParísdelasociedadydelasartes,loshabíanayudadoenlarealizacióndeaquelprogramaidealyfúnebre.
Todaaquellagente sehabíadadocitaenel foyerde ladanza,donde laSorelli,conunacopadechampánenlamanoyunbrevediscursopreparadoenlapuntadelalengua,esperabaa losdirectoresdimisionarios.Detrásdeella, sus jóvenesyviejascompañeras del cuerpo de baile se apretujaban, comentando unas en voz baja lossucesos del día, otras dirigiendo discretamente señas de inteligencia a sus amigos,cuyo tropelparlanchín rodeabayaelbufé,que sehabíapreparado sobreelpisoencuesta,entreladanzaguerrerayladanzacampestredelseñorBoulanger.
Algunasbailarinassehabíanpuestoyalasropasdecalle;lamayoríallevabaaúnsufaldadegasaligera;perotodassehabíansentidoenlaobligacióndeadoptarcarasdecircunstancia.Sólo lapequeñaJammes,cuyasquinceprimaverasparecíanhaberolvidado,ensudespreocupación―felizedad―,el fantasmay lamuertedeJosephBuquet,noparabadechismorrear,deparlotear,desaltar,dehacerdiabluras,hastaelpuntodeque,alaparecerlosseñoresDebienneyPolignyenlosescalonesdelfoyerdeladanza,fuellamadaseveramentealordenporlaSorelli,impaciente.
Todoelmundosediocuentadequelosseñoresdirectoresdimisionariosteníanunaspectoalegre,cosaque,enprovincias,anadielehubieraparecidonatural,peroqueenParíspareciódemuybuengusto.Nuncaseráparisiensequiennohayaaprendidoaponerunamáscaradealegríasobresusdoloresyel«antifaz»delatristeza,delhastíoydelaindiferenciasobresuíntimaalegría.Sisabéisqueunodevuestrosamigosestásufriendo,notratéisdeconsolarle;osdiráqueyasehaconsolado;perosilesucedealgúnacontecimientofeliz,guardaosdefelicitarleporello;subuenafortunaleparecetannaturalquelesorprenderáquelehablendeella.EnParíssiempreseviveenunbaile de máscaras y no iba a ser en el foyer de la danza donde personajes tan«avisados» como los señores Debienne y Poligny habían de cometer el error de
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mostrarsupesadumbre,queeralarealidad.YestabansonriéndoleyademasiadoalaSorelli,queempezabaadeclamarsuscumplidos,cuandoungritodeaquellapequeñalocadeJammesvinoaromperlasonrisadelosseñoresdirectoresdeunamaneratanbrutalque lacaradedesolaciónydeespantoquehabíadebajosemostróaojosdetodos:
―¡ElfantasmadelaÓpera!Jammes había soltado aquella frase en un tono de indecible terror y su dedo
apuntabaenmediodelamuchedumbredefracsaunrostrotanpálido,tanlúgubreytan feo, con los tres agujeros negros de los arcos superciliares tan profundos, queaquellacalaveraasíseñaladalogródeformainmediataunéxitoloco.
―¡ElfantasmadelaÓpera!¡ElfantasmadelaÓpera!Yunosreían,otrossezarandeaban,yalgunosqueríandardebeberalfantasmade
laÓpera;pero¡habíadesaparecido!Sehabíaescurridoentrelamultitudylebuscaronenvano,mientraslosdosviejosseñorestratabandecalmara lapequeñaJammesymientraslapequeñaGirylanzabagrititosdepavoreal.
La Sorelli estaba furiosa: no había podido acabar su discurso. Los señoresDebienneyPolignylahabíanbesadoydadolasgracias,ysehabíanescabullidoconlamismaceleridadqueelfantasma.Nadiesesorprendió,porquesesabíaquedebíansoportarlamismaceremoniaenelpisosuperior,enelfoyerdelcanto,yporque,enúltima instancia, susamigas íntimas serían recibidasunaúltimavezporellosenelgranvestíbulodelgabinetededirección,dondelesesperabaunaverdaderacena.
Y es ahí donde volveremos a encontrarlos junto a los nuevos directores, losseñoresArmandMoncharminyFirminRichard.Losprimerosapenasconocíanalossegundos,perohicierongrandesmanifestacionesdeamistadyéstoslesrespondieronconmilcumplidos;desuerteque los invitados,quehabían temidounaveladaalgodesapacible, mostraron inmediatamente unos rostros alegres. La cena fue casidivertida y, llegado elmomento de los brindis, el señor comisario del gobierno semostró tan especialmente hábil, mezclando la gloria del pasado a los éxitos delfuturo,queprontolamayorcordialidadreinóentrelosinvitados.Latransmisióndelos poderes de dirección se había realizado la víspera, de la forma más sencillaposible,ylosasuntosquequedabanporregularentrelaantiguaylanuevadirecciónhabíansidoresueltosbajolapresidenciadelcomisariodelgobiernoenmediodeundeseo tan grande de acuerdo por ambas partes que, en aquella veladamemorable,nadiepodíasorprendersedeencontrarcuatrocarasdedirectorestanrisueñas.
Los señores Debienne y Poligny ya habían entregado a los señores ArmandMoncharmin y Firmin Richard las dos llaves minúsculas, las llaves maestras queabrían todas las puertas de la Academia nacional de música ―varios miles depuertas.Yaquellas llaves, objetode la curiosidadgeneral, pasaban rápidamentedemanoenmanocuandolaatencióndealgunosfuedesviadaporeldescubrimientoqueacababandehacer,enelextremodelamesa,deaquellaextraña,pálidayfantásticafiguradeojoshundidosqueyasehabíaaparecidoenelfoyerdeladanzayquehabía
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sido saludada por la pequeña Jammes con el apóstrofe de: «¡El fantasma de laÓpera!».
Estabaallí,comosifueraelmásnaturaldelosinvitados,salvoquenocomíanibebía.Losquehabíanempezadoamirarlesonriendohabíanterminadoporvolverlacabeza, porque aquella visión sugería inmediatamente al espíritu los pensamientosmásfúnebres.Nadierepitió labromadel foyer,nadieexclamó:«¡ElfantasmadelaÓpera!».
Él no había pronunciado una sola palabra, y ni sus propios vecinos habríanpodidodecirenquémomentoprecisohabíaidoasentarseallí,perotodospensaronque,silosmuertosvolvíanalgunavezasentarsealamesadelosvivos,nopodríanmostrarunrostromásmacabro.LosamigosdelosseñoresFirminRichardyArmandMoncharminpensaronqueaquelcomensaldescarnadoeraun íntimode losseñoresDebienne y Poligny, mientras que los amigos de los señores Debienne y Polignypensaron que aquel cadáver pertenecía a la clientela de los señores Richard yMoncharmin. De suerte que ningún ruego de explicación, ninguna observacióndesagradable, ninguna facecia de mal gusto rozó siquiera a aquel huésped deultratumba.Aciertosinvitadosqueestabanalcorrientedelaleyendadelfantasma,yque conocían la descripción que de él había hecho el jefe de los tramoyistas―ignoraban lamuerte de JosephBuquet―, les parecía inpetto que el hombredelextremodelamesahabríapodidopasarperfectamenteporlarealizaciónvivientedelpersonaje creado, en suopinión, por la incorregible supersticióndel personal de laÓpera: sin embargo, según la leyenda, el fantasma no tenía nariz, cuando aquelpersonajelatenía;peroelseñorMoncharminafirmaensusMemoriasquelanarizdelcomensal era transparente.«Sunariz―dice―era larga, finay transparente»,yyoañadiríaquepodíadeberseaunanarizpostiza.ElseñorMoncharminpudotomarportransparencialoquenoeramásquebrillo.Todoelmundosabequelacienciahaceadmirables narices postizas para quienes se han visto privados de ella por lanaturalezaopor algunaoperación.En realidad, ¿había ido el fantasma a participaraquella noche del banquete de los directores sin haber sido invitado? ¿Y podemosestarsegurosdequeaquellafiguraeraladelfantasmadelaÓperamismo?¿Quiénseatrevería a decirlo? Si hablo aquí de este incidente, no es porque quiera ni por unmomentohacercreerointentarhacercreerallectorqueelfantasmahayasidocapazdeunaaudaciatansoberbia,sinoporque,enfindecuentas,esmuyposible.
Yéstaes,alparecer,razónsuficiente.ElseñorArmandMoncharmin,siempreensus Memorias, dice textualmente: Capítulo XI: «Cuando pienso en esa primeravelada, no puedo deslindar la confidencia que nos hicieron en su despacho losseñoresDebienne yPolignyde la presencia en nuestra cena de aquel fantasmáticopersonajeaquienningunodenosotrosconocía».
Loquepasóexactamentefuelosiguiente:LosseñoresDebienneyPoligny,situadosenelcentrodelamesa,aúnnohabían
vistoalhombredelacalaveracuandoésteempezódeprontoahablar.
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―Lasratastienenrazón―dijo―.TalvezlamuertedeesepobreBuquetnoseatannaturalcomosecree.
DebienneyPolignydieronunbrinco.―¿HamuertoBuquet?―exclamaron.―Sí ―contestó tranquilamente el hombre o la sombra de hombre―. Lo han
encontradoahorcadoestanoche,eneltercersótano,entreunportanteyundecoradodeElReydeLahore.
Ambos directores, o, mejor, exdirectores, se levantaron al punto, mirando deformafijayextrañaasuinterlocutor.Estabanmásalteradosdelorazonable,esdecir,másde loquees razonablealterarseporelanunciodelahorcamientodeun jefedetramoyistas.Ambossemiraron.Estabanmásblancosqueelmantel.Debiennehizounaseñaa losseñoresRichardyMoncharmin;Polignypronuncióalgunaspalabrasdeexcusadirigidasaloscomensales,yloscuatropasaronaldespachodedirección.DejolapalabraalseñorMoncharmin.
«Los señores Debienne y Poligny parecían más agitados a cada momento―cuentaélensusMemorias―ynosparecióque teníanquedecirnosalgoque lespreocupabamucho.Enprimerlugarnospreguntaronsiconocíamosalindividuoque,sentadoalextremodelamesa,leshabíainformadodelamuertedeJosephBuquet,y,antenuestranegativa,semostraronmásalteradostodavía.Nosarrebataronlasllavesmaestrasdelasmanos,lascontemplaronuninstante,movieronlacabeza,yluegonosaconsejaronque,enelmayordelossecretos,hiciéramoscerradurasnuevasparalospisos,gabinetesyobjetoscuyocierreherméticopudiéramosdesear.Estabantanrarosal decir estoquenos echamos a reír preguntándoles si había ladrones en laÓpera.Noscontestaronquehabíaalgopeor,elfantasma.Volvimosareírnos,persuadidosdequeestabangastándonosalgunabromaquedebíasercomolacoronacióndeaquellapequeña fiesta íntima.Y luego, a petición suya, recuperamos nuestro «aire serio»,decididos a entrar, por darles gusto, en aquella especie de juego. Nos dijeron quenunca nos habrían hablado del fantasma si no hubieran recibido orden formal delfantasma mismo de conjurarnos a que nos mostrásemos amables con él y aconcederlecuantonospidiese.Sinembargo,contentospordejarunterrenoenelquereinaba,comodueñoyseñor,aquellasombratiránica,yporlibrarsedeellaalmismotiempo,habíandudadohastaelúltimomomentoenhacernospartícipesdetancuriosaaventura para la que, desde luego, nuestras escépticas mentes aún no estabanpreparadas, cuando el anuncio de lamuerte de JosephBuquet les había recordadobrutalmenteque, cadavezquehabíandesobedecido losdeseosdel fantasma,algúnsuceso fantástico o funesto les había devuelto rápidamente al sentimiento de sudependencia.
»Mientraspronunciabanestas inesperadaspalabras enel tonode la confidenciamássecretae importante,yomirabaaRichard.Ensuépocadeestudiante,Richard
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habíagozadodeunareputacióndebromista,esdecir,quenoignorabaningunadelasmilmanerasexistentesparaburlarsede losdemás,y losbedelesdelbulevarSaint-Michelsupieronbastantedeesafama.Poresoparecíasaborearcongustoelplatoqueahoraleservían.Noseperdíabocado,aunqueelcondimentoresultaraalgomacabrodebidoalamuertedeBuquet.Movíalacabezacontristeza,y,amedidaquelosotroshablaban, el gesto de su rostro se volvía lamentable como el de un hombre quesintiese amargamente aquel suceso de la Ópera, ahora que sabía que había unfantasma dentro. Lo mejor que yo podía hacer era copiar servilmente esa actituddesesperada; sin embargo, pese a nuestros esfuerzos, al final no pudimos dejar dereventarde risa en lasmismasnaricesde los señoresDebienneyPoligny,quienes,viéndonos pasar sin transición del estado de ánimomás sombrío a la alegría másinsolente,hicieroncomosicreyesenquenoshabíamosvueltolocos.
»Como la farsa se prolongaba demasiado, Richard preguntó, medio en seriomedioenbroma:
»―Pero,enresumidascuentas,¿quéesloquequiereesefantasma?»El señor Poligny se dirigió a su mesa y volvió con una copia del pliego de
condiciones.»Elpliegodecondicionesempiezaconestaspalabras:»“La dirección de la Ópera estará obligada a dar a las representaciones de la
AcademiaNacionaldeMúsicaelesplendorqueconvienea laprimeraescena líricafrancesa”,yconcluyeconelartículo98,concebidoenlossiguientestérminos:
»Elpresenteprivilegiopodráserleretirado:»“1° Si el director contraviene las disposiciones estipuladas en el pliego de
condiciones”.»Luegovienenlasdisposiciones.»―Aquellacopia―dijoelseñorMoncharmin―,estabaescritacontintanegray
eraenteramenteconformealaquenosotrosposeíamos.»Sin embargo vimos que el pliego de condiciones que nos sometía el señor
Poligny comportaba in fine un párrafo, escrito con tinta negra y grafía rara yatormentada,comosihubierasidotrazadaagolpedecabezasdecerillas,escrituradeniñoquenohubieradejadodehacerpalotesyqueaúnnosupieraunirsusletras.Yesepárrafo,quealargabadeformatanextrañaelartículo98,decíatextualmente:
»“5ºSi el director retrasa en más de quince días la mensualidad que debe alfantasma de la Ópera, mensualidad fijada hasta nueva orden en 20.000 francos,240.000francosalaño”.
»ElseñorPolignynosmostrabacondedovacilanteaquellacláusulasupremaquenosotrosnonosesperábamos,desdeluego.
»―¿Es eso todo? ¿Él no quiere nada más?―preguntó Richard con la mayorsangrefría.
»―Sí―contestóPoligny»Ysiguióhojeandoelpliegodedisposicionesyleyó:
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»“Artículo63.—Elprosceniograndea laderechade lasprimerasbutacas,seráreservadoentodaslasfuncionesparaeljefedelEstado.
»Laplateanº20,loslunes,yelpalconº30losmiércolesyviernesseránpuestosadisposicióndelministro.
»Elpalconº27sereservarátodoslosdíasparausodelosprefectosdelSenaydepolicía”.
»Yalfinaldeeseartículo,elseñorPolignynosmostróunalíneaentintarojaquelehabíasidoañadida.
»“En todas las funciones, el palco número 5 será puesto a disposición delfantasmadelaÓpera”.
»Ante este inesperado golpe, no pudimos hacer otra cosa que levantarnos yestrechar calurosamente las manos de nuestros dos predecesores felicitándoles porhaberideadoaquellaencantadorabroma,queprobabaquelaantiguaalegríafrancesanuncaperdíasusderechos.Richardsecreyóeneldeberinclusodeañadirqueahoracomprendía por qué los señores Debienne y Poligny dejaban la dirección de laAcademia nacional de música. No se podían hacer tratos con un fantasma tanexigente.
»―Evidentemente―replicósinpestañearelseñorPoligny―,240.000francosnose encuentrandebajodeunapiedra. ¿Yhanpensadoen loquepuede costarnosnoalquilar elpalconº5 reservadoal fantasmaen todas las funciones?Sin contar conquenoshemosvistoobligadosapagarelabono,¡eshorrible!Realmente,¡nosotrosnotrabajamosparamantenerfantasmas…!¡Preferimosirnos!
»―Sí―repitióelseñorDebienne―,preferimosirnos.¡Vámonos!»Yselevantó.»Richarddijo:»―Pero,enfin,meparecequehansidoustedesmuybuenosconesefantasma.Si
yotuvieraunfantasmatanmolesto,novacilaríaenmandarloarrestar…»―Pero¿dónde?¿Cómo?―exclamaronellosacoro―;nuncalohemosvisto.»―Entonces,¿cuándovaasupalco?»―Nuncalohemosvistoensupalco.»―Entonces,¿porquénoloalquilan?»―¡Alquilar el palco del fantasma de la Ópera! Bueno, señores, inténtenlo
ustedes.»Tras locual, loscuatrosalimosdelgabinetededirección.Richardyyonunca
noshabíamos“reídotanto”».
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IV
Elpalconº5
ArmandMoncharminescribióunasmemoriastanvoluminosasque,porloqueserefiereparticularmentealperíodobastantelargodesucodirección,unotienederechoapreguntarsesiencontróalgunaveztiempoparaocuparsedelaÓperadeotraformaquecontandoloqueenellaocurría.ElseñorMoncharminnosabíanadademúsica,pero tuteabaalministrode InstrucciónPúblicayBellasArtes,habíahechoalgodeperiodismo de calle y gozaba de una fortuna bastante buena. Finalmente era unhombre encantador que no carecía de inteligencia, puesto que, decidido a regir laÓpera, había sabido elegir a quien sería su útil director y para ello se dirigióinmediatamenteaFirminRichard.
FirminRicharderaunmúsicodistinguidoyunhombregalante.Ésteeselretratoquedeélhace,enelmomentodesu tomadeposesión, laRevuedesThéâtres:«Elseñor Firmin Richard tiene cincuenta años aproximadamente, es de alta estatura yrobusto, sin ser gordo. Tiene prestancia y distinción, es de color subido, de peloabundante, algo corto y cortado a cepillo, la barba igual que el pelo; su fisonomíatienealgounpocotristequetemplaenseguidaunamiradafrancayrectaunidaaunasonrisaencantadora.
»ElseñorFirminRichardesunmúsicomuydistinguido.Hábilarmonista,sabiocontrapuntista,sucomposicióntieneporcarácterprincipallagrandeza.Hapublicadomúsicadecámaramuyapreciadapor losaficionados,músicaparapiano, sonatasofugas llenas de originalidad, además de un volumen de melodías. Por último, LamuertedeHércules,ejecutadaenlosconciertosdelConservatorio,respiraunalientoépicoquehacepensarenGluck[18],unodelosmaestrosveneradosdelseñorFirminRichard.ApesardeadoraraGluck,noamamenosaPiccini[19]:alseñorRichardleagrada todo lo que encuentra. Lleno de admiración por Piccini, se inclina anteMeyerbeer[20],sedeleitaconCimarosa[21]ynadieapreciamejorel inimitablegeniodeWeber[22].Porúltimo,porloquerespectaaWagner[23],elseñorRichardnoestálejos de pretender que fue él, Richard, el primero, y tal vez el único, en haberlecomprendidoenFrancia».
Noseguiréconlacita:meparecequedeellayasehadesprendidoconbastanteclaridad que, si el señor Firmin Richard amaba casi toda la música y a todos losmúsicos,eldeberdetodoslosmúsicoseraamaralseñorFirminRichard.Digamos,paraconcluiresterápidoretrato,queelseñorRicharderaesoquesehaconvenidoenllamarunautoritario,esdecir,queteníaunmalísimocarácter.
Los primeros días que ambos asociados pasaron en la Ópera los dedicaron asaborearlaalegríadesentirsedueñosdeunaempresatangrandeytanhermosa,yabuensegurohabíanolvidadoaquellacuriosayextrañahistoriadelfantasmacuando
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se produjoun incidente que les demostró que, de tratarse de una farsa, la farsa nohabíaterminado.
El señor Firmin Richard llegó aquella mañana a las once a su despacho. Susecretario, el señor Remy, lemostrómedia docena de cartas que no había abiertoporquellevabanlamenciónde«personal».Unadeesascartasatrajodeinmediatolaatención deRichard, no sólo porque las señas del sobre estaban en tinta roja, sinotambiénporqueleparecióqueaquellaescriturayalahabíavistoenalgunaparte.Nobuscómuchotiempo:eralaescriturarojaconlaquehabíancompletadodeformatanextrañael pliegode condiciones.Reconoció su aspecto toscoe infantil.La abrióyleyó:
Miqueridodirector:lepidoperdónpormolestarleenestosmomentostanpreciososenqueusteddecideeldestinodelosmejoresartistasdelaÓpera,enquerenuevaimportantescompromisosyenqueconcluyeotrosnuevos;ytodo ello con una seguridad de visión, una comprensión del teatro, unaciencia del público y sus gustos y una autoridad que ha estado a punto desorprender a mi vieja experiencia. Estoy al corriente de lo que acaba dehacer por la Carlotta, la Sorelli y la pequeña Jammes, y por algunaspersonasmáscuyasadmirablescualidades,talentoygenioyahaadivinado.(Ustedsabedesobradequiénestoyhablandocuandoescriboestaspalabras;noserefierenevidentementealaCarlota,quecantacomounajeringayquenuncahabríadebidoabandonarlosAmbassadeurs[24]nielcaféJacquin;niala Sorelli, cuyo éxito se debe sobre todo a la carrocería; ni a la pequeñaJammes, que baila como una vaca en un prado. Y tampoco me refiero aChristineDaaé,cuyogenioesseguro,aunqueusted,consucelosocuidado,ladejealmargende todoestreno importante).En fin, sonustedes libresdeadministrar como mejor les parezca su dirección, ¿no es verdad? Decualquiermodo,me gustaría aprovechar que aún no ha puesto aChristineDaaédepatitasenlacalleparaoírlaestanocheenelpapeldeSiebel,puestoque el deMargarita, desde su triunfo del otro día, le esta prohibido; y lerogaréquenodispongademipalcohoynilosdíassiguientes;porquenohede terminar esta carta sin confesarle cuán desagradablemente he quedadosorprendido,estosúltimostiempos,alllegaralaÓperaysaberquemipalcohabíasidovendido,enlataquilla,porórdenesdeusted.
No he protestado, ante todo porque soy enemigo del escándalo, y ensegundolugarporquepensabaquesuspredecesores,losseñoresDebienneyPoligny,quesiemprefueronencantadoresconmigo,habíanolvidado,antesdesu marcha, hablarles de mis pequeñas manías. Pero acabo de recibir larespuestadelosseñoresDebienneyPolignyamipeticióndeexplicaciones,respuesta que prueba que ustedes están al corriente de mi pliego decondiciones,yque,portanto,seburlandemideformaultrajante.¡Siquieren
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que vivamos en paz, no deben empezar quitándome mi palco! Con elbeneficio de estas pequeñas observaciones, le ruego tenga a bienconsiderarme, mi querido director; como su más humilde y obedienteservidor.
Firmado:FdelaÓpera
EstacartaibaacompañadadeunrecortedelosanunciosdecorrespondenciadelaRevueThéâtrale,dondeseleíalosiguiente:«FdelaÓpera:R.yM.nopuedenserexcusados. Les avisamos y pusimos en sus manos el pliego de condiciones.¡Saludos!».
ApenashabíaterminadoelseñorFirminRicharddeleerlocuandolapuertadesudespachoseabrióyelseñorArmandMoncharminseplantabaanteél,conunacartaabsolutamente igual a la que su colega había recibido en la mano. Se miraronechándoseareíracarcajadas.
―Siguelabroma―dijoelseñorRichard―;¡peronotienegracia!―¿Qué significa esto?―preguntó el señorMoncharmin―. ¿Piensan ellos que
porhabersidodirectoresdelaÓperavamosaconcederlesunpalcoaperpetuidad?Porque, tanto para el primero como para el segundo, no había duda de que la
doblemisivaerafrutodelacolaboraciónbromistadesuspredecesores.―¡No soy de los que aguantan una burla tanto tiempo!―le declaró Firmin a
Armand.―¡Esinofensiva!―observóArmandMoncharmin.―Pero¿quéesloquequieren?¿Unpalcoparaestanoche?ElseñorFirminRichardordenóasusecretarioenviarelpalconº5alosseñores
DebienneyPolignysinoestabacomprado.No lo estaba. Les fueron enviadas las entradas inmediatamente. Los señores
DebienneyPolignyvivían,elprimero,enlaesquinadelacalleScribeydelbulevardelosCapucines;elsegundo,enlacalleAubert.LasdoscartasdelfantasmaF.delaÓpera habían sido echadas al buzón de correos del bulevar de losCapucines. FueMoncharminquienloobservóalexaminarlossobres.
―¡Yaloves!―exclamóRichard.Se encogieron de hombros y lamentaron que personas de edad se divirtieran
todavíaconjuegostaninocentes.―¡Decualquiermodo,habríanpodidosereducados!―observóMoncharmin―.
¿HasvistocómonostratanapropósitodelaCarlotta,delaSorelliydelapequeñaJammes?
―Bueno, querido amigo, esas personas están enfermas ¡de envidia…!Cuandopiensoquehan llegadopagarelanunciodeunacartaen laRevueThéâtrale…¿Notienenotracosaquehacer?
―¡Apropósito!―siguiódiciendoMoncharmin―,pareceninteresarsemuchopor
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lapequeñaChristineDaaé.―¡Sabes tan bien como yo que esa muchacha tiene fama de prudente!
―respondióRichard.―¡Seganatanrápidamentelafama!―replicóMoncharmin―.¿Acasonotengo
yofamadeentenderdemúsica?Puesnoconozcoladiferenciaquehayentrelaclavedesolylaclavedefa.
―Tranquilízate,nuncahastenidoesafama,declaróRichard.YactoseguidoFirminRicharddioordenalujierdequehicierapasaralosartistas
que,desdehacíadoshoras, paseabanpor el gran corredorde la administración, enespera de que la puerta de la dirección se abriese, aquella puerta tras la que lesesperabalagloriayeldinero…oeldespido.
Todaaquellajornadasepasóendiscusiones,conversaciones,firmasorupturasdecontratos;poresolesruegoquecreanqueaquellanoche,lanochedel25deenero,nuestros dos directores, fatigados por una áspera jornada de enfados, intrigas,recomendaciones,amenazas,protestasdeamorodeodio,seacostarontemprano,sintenersiquieralacuriosidaddeiraecharunaojeadaalpalconº5parasabersialosseñoresDebienneyPolignylesgustabaelespectáculo.LaÓperanohabíadejadodetrabajardesdeladespedidadelaantiguadirección,yelseñorRichardhabíaordenadohaceralgunasobrasnecesariassininterrumpirelcursodelasrepresentaciones.
A la mañana siguiente, los señores Richard y Moncharmin encontraron en sucorreo, por un lado, una carta de agradecimiento del fantasma, concebida en lossiguientestérminos:
MiqueridoDirector:Gracias. Velada encantadora. Daaé exquisita. Cuiden los coros. La
Carlotta, magnífico y trivial instrumento. Pronto les escribiré sobre los240.000francos―exactamente233.424francoscon70centavos,dadoquelosseñoresDebienneyPolignymehabíanhechollegarlos6.575francoscon30centavoscorrespondientesalosdiezprimerosdíasdemipensióndeesteaño―,puessusprivilegiosterminaneldía10porlanoche.
Servidor
FdelaÓ.
Y,porotrolado,unacartadelosseñoresDebienneyPoligny:
Señores:Lesagradecemossuamableatención,perocomprenderánfácilmenteque
laperspectivadevolveraoírFausto,pordeliciosoqueresulteparaantiguosdirectoresde laÓpera,nopuedehacernosolvidarqueno tenemosderechoalguno a ocupar el palco n º 5, que pertenece exclusivamente a aquél de
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quientuvimosocasióndehablarles,alreleerconustedes,porúltimavez,elpliegodecondiciones,últimopárrafodelartículo63.
Agradeciéndoles,señores,etcétera.
―¡Estos tipos empiezan a cansarme!―declaró violentamente Firmin Richard,rompiendolacartadelosseñoresDebienneyPoligny.
Esanoche,elpalconº5fuevendido.Al día siguiente, al llegar a su despacho, los señores Richard y Moncharmin
encontrabanuninformedeinspectorrelativoalossucesosquesehabíandesarrolladolavísperaporlanocheenelpalconº5.Ésteeselpasajeesencialdelinforme,muybreve:
«Me vi en la necesidad―escribe el inspector―, de requerir la presencia, estanoche―elinspectorhabíaescritosuinformelavísperaporlanoche―,deunguardiamunicipalparaevacuarpordosveces,alprincipioyenlamitaddelsegundoacto,elpalconº5.Losocupantes―habíanllegadoalcomienzodelsegundoacto―armabanunverdaderoescándaloconsusrisasysusreflexionesdescabelladas.Asualrededor,se dejaban oír siseos y la sala empezaba a protestar cuando vino en mi busca laacomodadora; entré en el palco e hice las observaciones pertinentes. Aquellaspersonasnoparecíanestarensusanojuicioymerespondieronconfrasesestúpidas.Lesadvertíquesiserepetíasemejanteescándalomeveríaobligadoamandarevacuarelpalco.Noacababadeirmecuandooídenuevosusrisasylasprotestasdelasala.Regresé con un guardia municipal que les hizo salir. Reclamaron, entre risotadas,declarandoquenoseiríansinoselesdevolvíasudinero.Porfinsecalmaron,ylesdejé volver al palco; inmediatamente volvieron a empezar las risas, y entonces leshiceexpulsardeformadefinitiva».
―Que venga el inspector ―gritó Richard a su secretario, que había sido elprimeroenleerelinformeyyalohabíasubrayadoconunlápizazul.
Elsecretario,señorRémy―veinticuatroaños,bigotefino,elegante,distinguido,bienvestido,conlalevitaobligatoriadetrabajoenaqueltiempo,inteligenteytímidoanteeldirector,con2.400francosdesueldoalañopagadoporeldirector,examinalosperiódicos,respondealascartas,distribuyelospalcosypasesdefavor,regulalascitas,hablaconlosquehacenantecámara,correacasadelasartistasenfermas,buscalassuplentes,estáencontactoconlosjefesdeservicio,peroes,antetodo,elcerrojodel gabinete de dirección, tal vez despedido sin compensación alguna el día demañana, porque no está reconocido por la administración―, el secretario, que yahabíaenviadoenbuscadelinspector,dioordendehacerlepasar.
Elinspector,algoinquieto,entró.―Cuéntenosloquehapasado―dijoconbrusquedadRichard.Elinspectortartamudeóinmediatamenteyaludióalinforme.―Pero,bueno,esaspersonas¿porquésereían?―lepreguntóMoncharmin.―Señordirector,debíandehabercenadobienyparecíanmásdispuestosagastar
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bromasqueaescucharbuenamúsica.Alllegar,nadamásentrarenelpalcovolvierona salirpara llamara la acomodadora,que lespreguntóquéocurría.Ledijerona laacomodadora: «Mire en el palco, no hay nadie, ¿verdad…?». «No», respondió laacomodadora. «Pues bien―afirmaron ellos―, al entrar, hemos oído una voz quedecíaquehabíaalguien».
ElseñorMoncharminnopudodejardemirarsinsonreírsealseñorRichard,peroelseñorRichardnosonreía.Enotrotiempohabía«trabajado»demasiadoelgéneroparano reconocerenel relatoque,de la formamás ingenuadelmundo lehacíaelinspector, todas lasseñalesdeunadeesasmalditasbromasquediviertenprimeroasusvíctimasyluegoterminanporponerlasfuriosas.
Elseñorinspector,parahacerlapelotaalseñorMoncharmin,quesonreía,habíacreídosudebersonreírtambién.¡Desventuradasonrisa!LamiradadelseñorRichardfulminó al empleado, que al momento se preocupó por mostrar un rostroespantosamenteconsternado.
―En fin, cuando llegaron esas personas ―preguntó bramando el terribleRichard―,¿nohabíanadieenelpalco?
―Nadie,señordirector,¡nadie!Nienelpalcodeladerecha,nienelpalcodelaizquierda,nadie,¡selojuro!¡Pongolamanoenelfuego!Locualdemuestraquetodoestonoesmásqueunabroma.
―¿Yquédijolaacomodadora?―Bueno, para la acomodadora es muy simple, dice que es el fantasma de la
Ópera.Y el inspector se rió burlón. Pero volvió a comprender que había hecho mal
riéndose, porque, no había terminadode pronunciar estas palabras, «dice que es elfantasma de la Ópera», cuando la fisonomía del señor Richard pasó de sombría aferoz.
―¡Quemebusquenalaacomodadora!―ordenó―.¡Ahoramismo!¡Yquemelatraigan!¡Yqueponganatodoelmundoenlacalle!
El inspector quiso protestar, pero Richard le cerró la boca con un temible:«¡Cállese!». Luego, cuando los labios del desventurado subordinado parecieroncerradosparasiempre,elseñordirectorordenóquevolvieranaabrirse.
―¿Qué es eso del «fantasma de la Ópera? ―se decidió a preguntar con ungruñido.
Pero el inspector se había vuelto incapaz de decir una sola palabra. Con unamímicadesesperadadioaentenderqueélnosabíanadao,mejordicho,quenoqueríasabernada.
―¿UstedhavistoalfantasmadelaÓpera?Conunenérgicogestodecabeza,elinspectornegóhaberlevistonunca.―¡Puespeorparausted!―declarófríamenteelseñorRichard.Elinspectorabrióunosojosenormes,unosojosquesesalíandesusórbitas,para
preguntar por qué el señor director había pronunciado aquel siniestro «¡Pues peor
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parausted!».―¡Porquevoyadarleslaliquidaciónatodoslosquenolehayanvisto!―explicó
el señor director―. Si está en todas partes, no es admisible que no se le vea enninguna.¡Megustaquetodoelmundocumplaconsuobligación!
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V
Continuaciónde«Elpalconº5»
Trashaberdichoesafrase,elseñorRichardnovolvióaocuparsedelinspectorytratódiversosasuntosconsuadministrador,queacababadeentrar.Elinspectorhabíapensadoquepodíairse,ydespacio,muydespacio,¡oh,Diosmío!,¡tandespacio…!caminando hacia atrás, ya se había acercado a la puerta cuando el señor Richard,percibiendo la maniobra, clavó al hombre en su sitio con un atronador: «¡No semueva!».
GraciasalasolicituddelseñorRémy,yahabíanidoabuscaralaacomodadora,queeraporteraenlacalledeProvence,adospasosdelaÓpera.Notardóenentrar.
―¿Cómosellamausted?―Mame Giry. Usted me conoce de sobra, señor director; soy la madre de la
pequeñaGiry,lapequeñaMeg.Dijo esto enun tono rudoy solemneque impresionóporunmomentoal señor
Richard.Miró aMameGiry (chal suelto, zapatos gastados, viejo paño de tafetán,sombrero color hollín). Por la actitud del señor director resultaba plenamenteevidentequenoconocíaparanadaonorecordabahaberconocidoaMameGiry,nialapequeñaGiry,«nisiquieraalapequeñaMeg».PeroelorgullodeMameGiryeratal que esta célebre acomodadora (creo que de su nombre salió una palabraperfectamenteconocidaenlajergautilizadaentrebastidores:giries.Ejemplo:siunaartistareprochaaunacompañerasuschismes,suscotilleos,ledirá:«Todoesoesdegiries»), que esta acomodadora, decíamos, imaginabaque era conocidapor todo elmundo.
―¡No la conozco!―terminó proclamando el señor director―… Pero, MaineGiry,esonoimpidequeyoquierasaberquéleocurrióayernocheparaquesevieraforzada,ustedyelseñorinspector,arecurriraunguardiamunicipal…
―Precisamentequeríaverleyoparahablarledeello,señordirector,conelúnicoobjeto de que no le sucedan a usted los mismos sinsabores que a los señoresDebienneyPoligny…Alprincipio,tampocoellosqueríanescucharme…
―Noesesoloquelehepreguntado.¡Lepreguntoquéleocurrióayernoche!MameGirysepusorojade ira.Nunca lehabíanhabladoensemejante tono.Se
levantócomoparairse,recogiendolosplieguesdesufaldayagitandocondignidadlasplumasdesusombrerocolorhollín;pero,mudandodeparecer,volvióasentarseydijoconvozarrogante:
―¡Loúnicoquepasóesqueestánmolestandoalfantasma!Entonces,comoelseñorRichardibaaestallar,elseñorMoncharminintervinoy
dirigióelinterrogatorio,delqueresultóqueaMameGiryleparecíacompletamentenaturalquesedejaseoírunavozparaproclamarquehabíagenteenunpalcodonde
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no había nadie. Sólo podía explicar el fenómeno, que no era nuevo para ella,mediantelaintervencióndelfantasma.Aesefantasmanoloveíanadieenelpalco,perotodoelmundopodíaoírle.Ellalehabíaoídoconfrecuencia,yselapodíacreerporquenomentía¡PodíanpreguntárseloalosseñoresDebienneyPolignyyatodoslosque laconocían,y tambiénal señor IsidoreSaack,aquienel fantasma lehabíarotolapierna!
―¿Cómo?―lainterrumpióMoncharmin―.¿ElfantasmaleharotolapiernaalpobreIsidoreSaack?
MameGiryabrióunosojosdesorbitadosdondesepintabaelasombroquesentíaante tamaña ignorancia. Finalmente, consintió en informar a aquellos dos pobresinocentes.HabíaocurridoentiemposdelosseñoresDebienneyPoligny,enelpalconº5,ytambiénduranteunarepresentacióndelFausto.
MameGirytose,afirmasuvoz…,empieza…,sediríaquesepreparaparacantartodalapartituradeGounod.
―Verá, señor. Aquella noche estaban, en primera fila, el señor Maniera y sudama, los lapidariosde la calleMogador,y,detrásde la señoraManiera, su amigaíntima,elseñorIsidoreSaack.CantabaMefistófeles(MameGirycanta):«Vosqueoshacéis ladormida»,yentoncesel señorManieraoyeen suoídoderecho (sumujerestabaasuizquierda)unavozqueledice:«¡Ah,ah!¡NoesJulielaquesehaceladormida!»(SudamasellamaprecisamenteJulie).ElseñorManierasevuelvehaciala derecha para ver quién le hablaba así. ¡Nadie! Se frota la oreja y se dice a símismo: «¿Estaré soñando?». En eso,Mefistófeles seguía con su canto…Pero ¿noestaréaburriendoalosseñoresdirectores?
―¡No,no!Siga…―¡Québuenossonlosseñoresdirectores!(UnamuecadeMameGiry).Asípues,
Mefistófelesseguíaconsucanto(MameGirycanta):«Catalinaalaqueadoro/¿porqué negar / al amante que os implora / un beso tan dulce?»; y al punto el señorManieravuelveaoírensuoídoderecholavozqueledice:«¡Ah,ah!NoseríaJulielaquenegaseunbesoaIsidore».Sevuelvedenuevo,pero,estavez,haciaelladodesudamay de Isidore, y ¿qué es lo que ve?A Isidore, que había cogidopor detrás lamanodesudamayquelacubríadebesosenelpequeñohuecodelguante…,así,misbuenosseñores. (MameGiry cubre de besos el trocito de carnedejadoal desnudopor su guante de filadiz). Como podrán suponer las cosas no quedaron así. ¡Zas!¡Zas!ElseñorManiera,queeraaltoyfuertecomousted,señorRichard,lesoltóunpardebofetadasalseñorIsidoreSaack,queeradelgadoyenclenquecomoelseñorMoncharmin,salvandoelrespetoqueledebo.Fueunescándalo.Enlasalagritaban:«¡Basta! ¡Basta…! ¡Va a matarle…!». En última instancia, el señor Isidore Saackpudoescapar…
―Entonces ¿no le rompió el fantasma la pierna? ―pregunta el señorMoncharmin, algo vejado porque su físico hubiese causado tan pobre impresión aMameGiry.
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―Se la rompió, señor ―replica Mame Giry con altanería (porque hacomprendido lahiriente intención)―.Se la rompióen laescaleragrande, quebajódemasiado deprisa, señor; y, palabra que se la rompió tan bien que el pobre novolveráasubirlahastadentrodemuchotiempo…
―¿FueelfantasmaquienlecontólaspalabrasquedijoaloídoderechodelseñorManiera?―siguepreguntando,conunagravedadqueélcreedelomásdivertida,eljuezdeinstrucciónMoncharmin.
―¡No,señor!MelocontóelpropioseñorManiera.Así…―Perousted,¿hahabladoyaconelfantasma,mibuenaseñora?―Comohabloconusted,mibuenseñor.―Y,cuandoelfantasmalehabla,¿quéledice?―¡Bueno,medicequelelleveunasilla!Aldecirestaspalabras,pronunciadassolemnemente,el rostrodeMameGiryse
volvió de mármol, de mármol amarillo, veteado por estrías rojas, como el de lascolumnasquesostienenlaescalinatayquesellamamármolsarrancolin[25].
Esta vez, Richard se echó a reír en compañía deMoncharmin y del secretarioRémy;pero,instruidoporlaexperiencia,elinspectornoreía.Apoyadoenlaparedsepreguntaba,dandovueltasfebrilmenteasusllavesenelbolsillo,cómoibaaterminaraquellahistoria.Ycuantomás«altanero»eraeltonodeMameGiry,tantomástemíaquereaparecieselacóleradelseñordirector.Enesemomento,antelahilaridaddeladirección,MameGiryseatrevíaavolverseamenazadora,¡amenazadoradeverdad!
―Envezde reírsedel fantasma―exclamó indignada―,mejorharíancomoelseñorPoligny,quesediocuentaporsímismo…
―¿Dequésediocuenta?―preguntaMoncharmin,quenuncasehabíadivertidotanto.
―¡Del fantasma…! Se lo estoy diciendo… ¡Miren…! (Se tranquilizasúbitamente,porquejuzgaqueelmomentoesgrave).¡Miren…!Meacuerdocomosifuera ayer. En aquella ocasión representaban La judía[26]. El señor Poligny habíaqueridoasistiralafunción,completamentesolo,enelpalcodelfantasma.LaseñoraKrausshabía conseguidounéxito loco.Acababadecantar, comoustedes saben, lacosaesadelsegundoacto(MameGirycantaamediavoz):
JuntoaaquelqueamoQuierovivirymorir,QuelamuertemismaNonospuededesunir.
―¡Bien! ¡Bien! La sigo… ―observa con una sonrisa desalentadora el señorMoncharmin.
PeroMameGirycontinúaamediavoz,moviendolaplumadesusombrerocolor
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hollín:
¡Partamos!¡Partamos!Enestatierra,enloscielosLamismasuertedesdeahoranosesperaalosdos.
―¡Sí! ¡Sí! ¡Ya loconocemos!―repiteRichard,denuevo impaciente―…pero¿quépasóentonces?
―Pues entonces, es en esemomento cuandoLeopoldo exclama:«¡Huyamos!»,¿noescierto?,ycuandoEleazar lesdetienepreguntándoles:«¿Adóndecorréis?»…puesbien,eneseprecisomomento,elseñorPoligny,aquienyoobservabadesdeelfondodeunpalcodeallado,quesehabíaquedadovacío,elseñorPolignysepusodepie y semarchó rígido como una estatua, y yo sólo tuve tiempo para preguntarle,como Eleazar: «¿Adónde va?». ¡Pero nime contestó, y estabamás pálido que unmuerto!Vicómobajabalaescalera,peronofueélquienserompiólapierna…Sinembargo,caminabacomoenunsueño,comoenunmalsueño,ynisiquieraconocíaelcamino…,él,quecobrabaprecisamenteporconocerbienlaÓpera.
MameGiryseexpresóasíycallóparajuzgarelefectoquehabíaproducido.LahistoriadePolignyhabíahechomoverlacabezaaMoncharmin.
―Todo esto no me dice en qué circunstancias, ni cómo le pidió a usted elfantasmadelaÓperaunasilla―insistióél,mirandofijamentealatíaGiry,comosedice,con«cuatroojos».
―Bueno, pero, es que después de esa noche…, porque, a partir de esa nochedejaron tranquilo a nuestro fantasma…, ya no trataron de quitarle su palco. LosseñoresDebienne y Poligny dieron órdenes para que se lo reservasen en todas lasfunciones.Entonces,cuandovenía,mepedíasusilla…
―¡Vaya,vaya!Un fantasmaquepideuna silla. ¿Esacasomujer ese fantasma?―preguntóMoncharmin.
―No,elfantasmaeshombre.―¿Cómolosabe?―Tienevozdehombre,sí,unadulcevozdehombre.Lascosaspasanasí:cuando
vienea laÓpera, llegapor reglageneralmediadoelprimeracto,da tresgolpecitossecosen lapuertadelpalconº5.Laprimeravezqueoíesos tresgolpes,comoyosabíadesobraqueaúnnohabíanadieenelpalco,quedémuyintrigada,comopodránsuponer.Abrolapuerta,escucho,miro:¡nadie!,yluegoresultaqueoigounavozqueme dice: «Mame Jules» (ése era el apellido demi difuntomarido), «una silla, porfavor». Con todos los respetos, señor director, yo estaba como un tomate. Peroaquellavozcontinuó:«Noseasuste,MameJules,soyyo,elfantasmadelaÓpera!».Miré hacia el lado de donde venía la voz, que por lo demás era tan buena y tan«acogedora» que casi no me daba ningún miedo. La voz, señor director, estabasentadaenelprimersillónde laprimera filaa laderecha.Pero,aunquenoveíaanadieenelsillón,habríajuradoquehabíaalguienencima,yquehablaba,yalguien
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muyeducado,palabra.―¿Estaba ocupado el palco de la derecha del palco nº 5? ―preguntó
Moncharmin.―No;tantoelpalconº7comoelnº5delaizquierdaaúnnoestabanocupados.
Sóloestábamosalprincipiodelespectáculo.―¿Yquéhizousted?―Puesletrajelabanqueta.Evidentemente,nopedíaunasillaparaél,¡eraparasu
dama!Peroaellanolahevistonioídonunca…¿Cómo?¿Esposible?¡Ahoraresultabaqueelfantasmateníamujer!DesdeMame
Giry,ladoblemiradadelosseñoresMoncharminyRichardsubióhastaelinspectorque, detrás de la acomodadora, agitaba los brazos con el propósito de atraer laatención de sus jefes. Se golpeaba la frente con un índice desolado para dar aentendera losdirectoresquela tíaJulesestabaabuenseguroloca,pantomimaquedecidió de forma definitiva al señor Richard a prescindir de un inspector quemantenía a su servicio a una alucinada.La buenamujer proseguía, completamenteentregadaasufantasma,elogiandoahorasugenerosidad.
―Al terminar el espectáculo siempre me da una moneda de cuarenta sous, avecesciensous, e incluso en algunaocasióndiez francos, cuandoha estadovariosdías sin venir. Pero, desde que han empezado a fastidiarle de nuevo, ya nome danada…
―Perdón, buena mujer… (Nueva indignación de la pluma del sombrero colorhollín,anteunafamiliaridadtanpersistente),perdón…Pero¿cómoselasarreglaelfantasma para entregarle esos cuarenta sous?―pregunta Moncharmin, curioso denacimiento.
―¡Bah!Losdejaenlamesitadelpalco.Losencuentroallíjuntoconelprogramaquesiempreleentrego;haynochesinclusoqueencuentrofloresenmipalco,unarosaquesehabrácaídodelpechodesudama…porqueseguroqueavecesdebedevenirconunadama,porqueundíaolvidaronunabanico.
―¡Ah!¡Ah!¿Elfantasmaolvidóunabanico?¿Yquéhizousted?―Puesseloentreguélavezsiguiente.Enesemomentosedejóoírlavozdelinspector:―Nohacumplidoustedelreglamento,MameGiry,lepondréunamulta.―¡Cállese,imbécil!(VozdebajodelseñorFirminRichard).―Yentoncesselollevaron,señordirector;novolvíaencontrarloalterminarel
espectáculo:comopruebadejaronenellugarunacajadebombonesinglesaquetantomegustan,señordirector.Esunadelasfinezasdelfantasma…
―Estábien,MameGiry…Puederetirarse.CuandoMameGiryhubosaludadoconrespeto,nosinciertadignidadquenunca
laabandonaba,asusdosdirectores,éstoscomunicaronalseñorinspectorqueestabandecididos a privarse de los servicios de aquella vieja loca. Y despidieron al señorinspector.
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Cuando, a su vez, se retiró el señor inspector, tras haber hecho protestas de suentrega a la casa, los señores directores comunicaron al señor administrador quehabía que prepararle la cuenta al señor inspector. Cuando se quedaron solos, losseñoresdirectoressecomunicaronunpensamientocomún,queaambosseleshabíaocurridoalmismotiempo:eldedarseunavueltaporelpalconº5.
Prontolesseguiremoshastaél.
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VI
Elviolínencantado
Christine Daaé, víctima de intrigas sobre las que más tarde volveremos, noencontróenlaÓperadeinmediatoeltriunfodelafamosaveladadegala.Luego,sinembargo,habíatenidoocasióndehacerseoírenlaciudad,encasadeladuquesadeZurich,dondecantólosfragmentosmáshermososdesurepertorio;yasíescomoseexpresasobreellaelgrancríticoX.Y.Z.,quesehallabaentrelosinvitadosnotables:
«CuandoselaoyeenHamletnospreguntamossiShakespearehavenidode losCampos Elíseos para hacerle ensayar Ofelia[27]… Cierto que, cuando se ciñe ladiademadeestrellasdelareinadelanoche,Mozart,porsuparte,debeabandonarlasmoradaseternasparaacudiraoírla.Perono,notienequemolestarse,porquelavozagudayvibrantedelaintérpretehechizadadesuFlautamágica[28] subehastaélalCielo,queescaladelamismaformaenque,sinesfuerzo,ellahasabidopasardesuchoza de la aldea de Stokelof al palacio de oro ymármol construido por el señorGarnier».
Pero, después de la velada de la duquesa de Zurich, Christine no ha vuelto acantar en sociedad. Lo cierto es que en ese período ha rechazado todas lasinvitacionesycualquiercantidad.Sindarningúnpretextoplausible,sehanegadoapresentarse en una fiesta de caridad a la que había prometido anteriormente suconcurso.Actúacomosiyanofueradueñadesudestino,comosituvieramiedoaunnuevotriunfo.
Supoque,paraagradarasuhermano,elcondedeChagnyhabíahechogestionesmuyactivasenfavorsuyoanteelseñorRichard;ellaleescribióparaagradecérseloperotambiénpararogarlequenovolvieraahablardeellaasusdirectores.¿Cuálespodíanserlasrazonesdetanextrañaactitud?Hanpretendidounosquehabíaentodoello un orgullo inconmensurable, otros han proclamado una divinamodestia. Pero,cuando alguien dedica su vida al teatro, no es tan modesto como para eso; enrealidad, no sé si no debiera escribir simplemente esta palabra: espanto. Sí, estoysegurodequeChristineDaaéteníaentoncesmiedoaloqueacababadesucederleyque se hallaba tan estupefacta como todo el mundo a su alrededor. ¿Estupefacta?¡Vamos!TengounacartadeChristine(coleccióndelPersa)referidaalossucesosdeesa época. Pues bien, tras haberla leído, no escribiré que Christine se hallabaestupefacta, ni tampoco asustada por su triunfo, sino muy espantada. Sí, sí, …¡espantada!«¡Yanomereconozcocuandocanto!»,dice.
¡Lapobre,lapura,ladulceniña!No se dejaba ver en ninguna parte, y el vizconde deChagny trató en vano de
seguirsushuellas.Leescribióparapedirlepermisodepresentarseensucasa,yyadesesperabadeobtenerrespuesta,cuandounamañanaellalehizollegarelsiguiente
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billete:«Señor,noheolvidadoalniñitoquefueabuscarmipañueloalmar.Nopuedo
dejardeescribirleesto,hoyquepartohaciaPerros[29],llevadaporundebersagrado.Mañanaeselaniversariodelamuertedemipobrepapá,aquienustedconoció,yqueleapreciaba.Estáenterradoallí,consuviolín,enelcementerioquerodealapequeñaiglesia,alpiedelaladeradondetantojugamos;aorilladeaquelcaminoenelque,algomásmayores,nosdijimosadiósporúltimavez».
CuandorecibióestebilletedeChristineDaaé,elvizcondedeChagnyseprecipitóaunaguíadeferrocarriles,sevistióapresuradamente,escribióalgunaslíneasquesumayordomodebíaentregarasuhermanoyselanzóauncocheque,porlodemás,ledejó en el andén de la estación deMontparnasse demasiado tarde para permitirletomareltrendelamañanaconelquecontaba.
Raoul pasó una jornada triste y no recuperó el gusto por la vida sino hacia elatardecer,cuandosevioinstaladoensuvagón.Durantetodoelviaje,releyóelbilletedeChristineyaspirósuperfume;hizoresucitarladulceimagendesusañosjóvenes.Pasó todaaquellaabominablenochedeferrocarrilenmediodeunsueñofebrilqueteníaporprincipioyporfinalaChristineDaaé.EmpezabaaapuntarelalbacuandoseapeóenLannion[30].CorrióaladiligenciadePerros-Guirec.Eraelúnicoviajero.Preguntó al conductor.Supoque la víspera por la nocheuna joven con aspectodeparisiense se había hecho llevar a Perros y se había apeado en la posada del SolPoniente. Sólo podía tratarse de Christine. Había ido sola. Raoul dejó escapar unprofundosuspiro.PodríahablarconChristinecontodacalma,enaquellasoledad.Laamaba hasta ahogarse. Aquel muchachote que había dado la vuelta al mundo eracomounavirgenquenuncahubieseabandonadolacasadesumadre.
Amedidaqueseacercabaaella,recordabadevotamentelahistoriadelapequeñacantantesueca.Muchosdesusdetallessonignoradostodavíaporlamuchedumbre.
Habíaunavez,enunapequeñaaldeadelosalrededoresdeUpsala,uncampesinoquevivíaallíconsufamilia,cultivandolatierradurantelasemanaycantandoenelcoro los domingos. Aquel labrador tenía una hijita a la que, mucho antes de quesupiese leer, enseñóadescifrarel alfabetomusical.PapáDaaéera, sinquecupieradudaalguna,ungranmúsico.Tocabaelviolínyestabaconsideradocomoelmejormúsico de pueblo de toda Escandinavia. Su reputación se extendía a la redonda ysiempresedirigíanaélparaqueenbodasyfestinesbailasenlasparejas.LaseñoraDaaé,impotente,muriócuandoChristineentrabaensusextoaño.Inmediatamenteelpadre,quesóloamabaasuhijayasumúsica,vendiósutrozodetierraysefueenbuscadelagloriaaUpsala.Noencontróallímásquelamiseria.
Entonces regresó a los campos, yendo de feria en feria, rascando susmelodíasescandinavas,mientrassuhija,quesiempreibaconél, leescuchabaenéxtasiso leacompañaba cantando.Cierto día, en la feria deLimby, el profesorValérius oyó aambosyselosllevóaGotemburgo.Pretendíaqueelpadreeraelprimerviolinistadelmundo y que su hija tenía pasta de gran artista. A la niña la dieron educación e
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instrucción.Entodaspartesdeslumbrabaatodosporsubelleza,sugraciaysuseddebiendecirybienhacer.Susprogresoseranrápidos.Enesto,elprofesorValériusysumujertuvieronqueveniraviviraFrancia.SetrajeronconsigoaDaaéyaChristine.La señoraValérius trataba aChristine como a su hija. En cuanto al buen hombre,empezabaalanguidecer,enfermodenostalgiaporsutierra.EnParís,nosalíanunca.Vivíaenunaespeciedesueñoqueentreteníaconsuviolín.Durantehorasenterasseencerrabaensucuartoconsuhija,yseleoíatocarelinstrumentoycantarconmuchadulzura.Aveces,laseñoraValériusibaaescucharlestraslapuerta,lanzabaungransuspiro, se enjugaba una lágrima y se marchaba de puntillas. También ella sentíanostalgiadesucieloescandinavo.
ElseñorDaaésóloparecíarecuperarlasfuerzasenverano,cuandotodalafamiliaiba a pasar las vacaciones a Perros-Guirec, en un rincón deBretaña que, en aquelentonces,eraprácticamentedesconocidadelosparisienses.Legustabamuchoelmarde esa comarca, porque, según decía, tenía el mismo color que en su tierra, y amenudo, en la playa, tocaba sus aires más dolientes, pretendiendo que el mar secallabaparaescucharlos.Además,habíasuplicadotantoalaseñoraValériusqueéstahabíaconsentidoenunnuevoantojodelantiguoviolinistadepueblo.
En la época de las romerías, de las fiestas de pueblo, de las danzas y de las«escapadas», se marchó como en otro tiempo, con su violín, y tenía derecho allevarse a su hija durante ocho días. No se cansaban de escucharles. Derramabanarmonía para todo el año en las menores aldeas, y se acostaban de noche en lasgranjas,rechazandoellechodelaposada,estrechándoseelunocontraelotrosobrelapaja,comoenlaépocaenqueerantanpobresenSuecia.
Ibanbienvestidos,rechazabanlossousquelesofrecíanynopedían,mientras,asu alrededor, las gentes no comprendían nada de la conducta de aquel violinistapueblerinoquecorríaloscaminosacompañadodeaquellahermosaniñaquecantabatanbienqueunocreíaoíraunángeldelparaíso.Lesseguíandealdeaenaldea.
Ciertodía,unmuchachodelaciudad,queibaconsuaya,obligóaéstaahacerunacaminataporquenosedecidíaaabandonaralaniñitacuyavoztandulceytanpura parecía haberlo encadenado. Así llegaron al borde de una caleta que aún sellamaTrestraou.Enaqueltiempo,eneselugarnohabíamásqueelcielo,elmarylaplayadorada.Y,porencima,ungranventarrónquese llevóelchaldeChristinealmar.Christine lanzó un grito y tendió los brazos, pero el velo ya se hallaba lejos,sobrelasolas.Christineoyóunavozqueledecía:
―Nosepreocupe,señorita,yoiréarecogersuchalalmar.Y vio a un niñito que corría, que corría, pese a los gritos y a las protestas
indignadasdeunabuenaseñoracompletamentevestidadenegro.Elniñosemetióenelmar vestido y le devolvió su chal. ¡Niño y chal se hallaban en buen estado!Laseñora de negro no acababa de tranquilizarse, peroChristine reía de buena gana ybesóalniño.EraelvizcondeRaouldeChagny.Vivía,enesemomento,consutía,enLannion.Durantelatemporadavolvieronaversecasitodoslosdíasyjugaronjuntos.
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A petición de su tía, y por mediación del profesor Valérius, el bueno de Daaéconsintióendarleccionesdeviolínaljovenvizconde.DeestemodoRaoulaprendióaamarlasmismasmelodíasquelasquehabíanencantadolainfanciadeChristine.
Teníanmásomenos lamismaalmasoñadoray tranquila.Sólosedivertíanconlas historias, con los viejos cuentos bretones, y su principal juego consistía en ir abuscarlosalumbraldelaspuertas,comomendigos.«Señoraomibuenseñor,¿tieneustedalgunahistoriaquecontarnos,porfavor?».Erararoquenoseles«diese»¿Hayalgunaviejaabuelabretonaquenohayavisto,porlomenosunavezensuvida,bailaraloskorrigans[31],sobreelbrezo,alclarodeluna?
Perosugranfiestaeraduranteelcrepúsculo,enmediodelagranpazdelanoche,cuandoyaelsolsehabíaacostadoenelmar;elseñorDaaéibaasentarseasuladoaorillas del camino y en voz baja, como si temiera asustar a los fantasmas queevocaba,lescontabalashermosas,dulcesoterriblesleyendasdelaregióndelNorte.UnasveceseranhermosascomoloscuentosdeAndersen,otraserantristescomoloscantosdelgranpoetaRuneberg[32].Cuandocallaba,losdosniñosdecían:«¡Otra!».
Habíaunahistoriaqueempezabaasí:«Un rey estaba sentado en una canastilla, sobre una de esas aguas tranquilas y
profundasqueseabrencomounojobrillanteenmediodelosmontesdeNoruega…».Yotradecía:«La pequeña Lotte pensaba en todo y no pensaba en nada. Pájaro de estío,
planeaba en los rayos de oro del sol, llevando sobre sus rizos rubios su corona deprimavera.Sualmaeratanclaraytanazulcomosumirada.Mimabaasumadre,erafiel a sumuñeca, teníamucho cuidadode suvestido, de sus zapatos rojos y de suviolín, pero, por encima de todo, lo que le gustaba era oír,mientras se dormía, alÁngeldelamúsica».
Mientraselbuenhombredecíaaquellascosas,Raoulmirabalosojosazulesylacabellera dorada de Christine. Y Christine pensaba que la pequeña Lotte era muyafortunadapor oír, al dormirse, alÁngel de lamúsica.Nohabía historia del señorDaaé en que no interviniese el Ángel de la música, y los niños le pedíanexplicaciones infinitas sobre ese Ángel. El señor Daaé pretendía que todos losgrandesmúsicos, todos losgrandesartistas recibenalmenosunavezen suvida lavisitadelÁngelde lamúsica.EseÁngel sehabía inclinadoavecessobresucuna,comolehabíaocurridoalapequeñaLotte,yporesoexistenpequeñosprodigiosquetocanelviolína losseisañosmejorquehombresdecincuenta,cosaquehabéisdeconfesaresmuyextraordinaria.AveceselÁngelvienemuchomástardeporquelosniños no sonbuenos y no quieren aprender elmétodoy desprecian sus gamas.Enocasiones el Ángel no viene nunca, porque no se tiene el corazón puro ni laconciencia tranquila. Nunca se ve al Ángel, pero se deja oír por las almaspredestinadas.Ocurreenelmomentoenquemenosloesperan,cuandoestántristesydesanimadas.Entonceseloídopercibedeprontoarmoníascelestes,unavozdivina,yseacuerdadeelladurantetodalavida.LaspersonasquesonvisitadasporelÁngel
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quedan como inflamadas. Vibran con un temblor que no conoce el resto de losmortales.Ytienenelprivilegiodenopodertocaruninstrumentooabrirlabocaparacantarsindejaroírsonidosqueavergüenzanporsubellezatodoslosdemássonidoshumanos.LasgentesquedesconocenqueelÁngelhavisitadoaesaspersonasdicenquetienegenio.
La pequeña Christine preguntaba a su papá si él había oído al Ángel. Pero elseñorDaaémovíatristementelacabeza,luegosumiradabrillabacontemplandoasuhijayledecía:
―¡Tú,hijamía,túleoirásundía!Cuandoyoestéenelcielo,teloenviaré,teloprometo.
EnesaépocaempezabaatoserelseñorDaaé.LlegóelotoñoyseparóaRaoulyaChristine.Volvieronaversetresañosmástarde:eranyaadolescentes.Tambiénocurrióen
Perros, y Raoul conservó tal impresión que le persiguió toda su vida. El profesorValériushabíamuerto, pero la señoraValérius sehabíaquedadoenFrancia, dondesus intereses la retenían, juntoconelseñorDaaéysuhija,queseguíancantandoytocando el violín, arrastrando en su sueño armonioso a su querida protectora, queparecíavivirsólodemúsica.EljovenhabíaidoaPerrosporazarytambiénporazarentróenlacasahabitadaenotrotiempoporsuamiguita.VioprimeroalviejoDaaé,que se levantó de su asiento con lágrimas en los ojos y le abrazó, diciéndole quehabían conservado un fiel recuerdo suyo. De hecho, no había pasado día sin queChristine hablase de Raoul. El viejo estaba hablando todavía cuando se abrió lapuertay,encantadoraydiligente,entrólajovencontéhumeantesobreunabandeja.ReconocióaRaoulydepositóloquellevabaenlasmanos.Porsuencantadorrostrosedifundióuna llamaligera.Permanecíadudosa,callaba.Elpadre losmirabaa losdos.Raoulseacercóalajovenylediounbesoqueellanoevitó.Ellalehizoalgunaspreguntas,cumplióperfectamentesudeberdehuéspeda,cogiódenuevolabandejaysaliódelahabitación.Luegofuearefugiarseenunbanco,enlasoledaddeljardín.Experimentabaunos sentimientos que agitaban su corazón adolescente por primeravez.Raoulsereunióconellayhablaronhastalanoche,entregrandesapuros.Losdoshabían cambiado, no reconocían sus personajes, que parecían haber adquirido unaimportanciaconsiderable.Eranprudentescomodiplomáticosyhablabandecosasquenada teníanqueverconsusnacientessentimientos.Cuandosedespidieron,aorilladelcamino,RaoulledijoaChristine,depositandouncorrectobesosobreunamanotemblorosa: «¡Señorita, no la olvidaré nunca!».Y semarchó lamentando esa fraseaudaz,porquesabíadesobraqueChristineDaaénopodíaseresposadelvizcondedeChagny.
En cuanto aChristine, fue en busca de su padre y le dijo: «¿No te parece queRaoulyanoes tanamablecomoantes? ¡Yano lequiero!».Y tratódenovolverapensar en él.Lo conseguía a duras penas y se lanzó a su arte para ocupar todo sutiempo.Susprogresos resultabanmaravillosos.Quienes la escuchaban le predecían
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queseríalaprimeraartistadelmundo.Pero,enesto,supadremurióy,depronto,ellaparecióhaberperdidoconélsuvoz,sualmaysugenio.LequedólosuficienteparaentrarenelConservatorio,peroporlospelos.Nodestacóennada,siguiólasclasessinentusiasmoyobtuvounpremioparaagradaralaviejaseñoraValérius,conlaqueseguíaviviendo.LaprimeravezqueRaoulvolvióaveraChristineenlaÓpera,habíaquedado encantado por la belleza de la joven y por la evocación de las dulcesimágenesdeotrotiempo,peroquedómássorprendidotodavíaporelladonegativodesu arte. Parecía indiferente a todo." Volvió para escucharla. La seguía entre cajas.Intentóatraersuatención.Másdeunavezlaacompañóhastalapuertadelcamerino,peroellanoleveía.Porlodemás,parecíanoveranadie.Eralaindiferenciaandando.Raoulsufrióporello,porqueerahermosa;éleratímidoynoseatrevíaaconfesarseasímismoquelaamaba.Además,estabaelimprevistodelaveladadegala:loscielosdesgarrados, una voz de ángel dejándose oír sobre la tierra para encanto de loshombresyconsuncióndesucorazón…
Además, además…estaba aquella voz de hombre detrás de la puerta: «¡Tienesqueamarme!»,ynadieenelcamerino…
¿Porquésehabíareídoellacuando,enelmomentoenquevolvíaaabrirlosojos,él le dijo: «Soy el niño que recogió su chal en el mar»? ¿Por qué no le habíareconocido?¿Yporquélehabíaescrito?
¡Oh, qué larga es esta costa…, qué larga! Ahí está el crucero de los trescaminos… Y la landa desierta, el brezal helado, el paisaje inmóvil bajo el cieloblanco.Losvidriostintinean,lerompensuscristalesenlosoídos…¡Cuántoruidoenesta diligencia que avanza tan despacio! Reconoce las chozas…, los cercados, lostaludes, los árboles del camino…Ya está en el último recodo de la ruta, y luegobajarányllegaránalmar…,alagranbahíadePerros…
Osea,queellasehabíaapeadoen laposadadelSolPoniente. ¡Bueno!Nohayotra.Además,seestámuybienenella.Recuerdaque,enotrotiempo,allísecontabanhermosashistorias.¡Cómolatesucorazón!¿Quélediráellaalverle?
Laprimerapersonaquepercibealentrarenlaviejasalaahumadadelaposadaesla tíaTricard.Le reconoce, le saluda, le pregunta qué le ha traído hasta allí. Él seruboriza,diceque,habiendoidoporunasuntoaLannion,hadecidido«llegarsehastaallíparasaludarla».Ellaquiereservirlelacomida,peroéldice:«Dentrodeunrato».Parece esperar algo o a alguien. La puerta se abre. Él está de pie. No se haequivocado: ¡ella! Él quiere hablar, no lo consigue. Ella permanece delante de élsonriendo,nadasorprendida.Sucaraesrosayfrescacomounafresaalasombra.Sindudalajovenestáemocionadaporunpaseorápido.Suseno,queencierrauncorazónsincero,palpitasuavemente.Susojos,clarosespejosdeazulpálido,delcolordeloslagos que sueñan, inmóviles, muy arriba, hacia el norte del mundo, sus ojos leaportantranquilamenteelreflejodesualmacándida.Elvestidodepielseentreabresobreuntalleflexible,sobre la líneaarmoniosadesu jovencuerpollenodegracia.Raoul y Christine se miran largamente. La señora Tricard sonríe y, discreta,
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desaparece.Porfin,Christinehabla:―Havenidousted,ynomeextraña.Teníaelpresentimientodequevolvería a
encontrarleaquí,enestaposada,cuandovolviesedemisa.Alguienmelodijoenlaciudad.Sí,mehabíananunciadosullegada.
―¿Quién?―preguntaRaoul,cogiendoentresusmanos lamanitadeChristine,queéstanoretira.
―Puesmipobrepapáqueestámuerto.Entreambosjóvenesseprodujounsilencio.Luego,Raoulprosigue:―¿Y le ha dicho su padre que yo la amo,Christine, y que no puedo vivir sin
usted?Christine se ruboriza hasta las raíces del pelo y aparta la cabeza. Con voz
temblorosadice:―¿Amí?¡Estáustedloco,amigomío!Yseechaareírparadarse,comosueledecirse,unrespiro.―Nosería,Christine,estoesmuyserio.Yellareplicaentonograve:―Nolehehechovenirparaquemedigaesascosas.―Usted me ha «hecho venir», Christine: adivinó que su carta no me dejaría
indiferenteyqueyocorreríaaPerros.¿Cómohapodidopensarlosinohapensadoquelaamo?
―Penséqueustedrecordaríalosjuegosdenuestrainfancia,a losquecontantafrecuenciasolíaunirsemipadre.Enelfondo,nosémuybienloquepensé…Talvezhicemalenescribirle…Suaparición,tansúbita,laotranocheenmipalcomeremitiólejos,muylejosenelpasado,yleescribícomolaniñitaqueyoeraentonces,felizporvolver a ver a mi lado, en un momento de tristeza y soledad, a mi pequeñocamarada…
Guardansilenciouninstante.HayenlaactituddeChristinealgoqueaRaoulnoleparecenatural,sinqueleseaposibleprecisarsupensamiento.Sinembargo,nolasiente hostil; todo lo contrario…, la ternura desolada de sus ojos le informasobradamentesobreestepunto.Pero¿porquéesaternuraestádesolada…?Esoestalvezloquetienequesaberyqueyairritaaljoven…
―Cuando me vio en su camerino, ¿era la primera vez que se fijaba en mí,Christine?
Éstanosabementirydice:―¡No! Ya le había visto varias veces en el palco de su hermano. Y, luego,
tambiénenelescenario.―¡Losospechaba!―diceRaoulmordiéndoseloslabios―.Pero,entonces,¿por
qué,cuandomeviodehinojosenelcamerinoylerecordéqueyohabíarecogidosuchaldelmar,porquémecontestócomosinomeconocierayporquéserió?
EltonodeestaspreguntasestanrudoqueChristinemiraaRaoul,asombrada,yno leresponde.El jovensequedaestupefactoanteaquellasúbitapelea,a laquese
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atreveenelmomentomismoenquesehabíaprometidohaceroíraChristinepalabrasdedulzura,deamorysumisión.Unmarido,unamantequetienetodoslosderechos,nohablaríadeotromodoasumujeroasuamantesilehubieranofendido.Peroseirrita por sus errores y, considerándose estúpido, no encuentra otra salida a estaridículasituaciónqueladecisiónferozqueadoptademostrarseodioso.
―¡No me responde usted! ―dice rabioso y desdichado―. Pues bien, yoresponderé por usted. Es que en aquel camerino había alguien que la molestaba,Christine, ¡alguien a quien usted no quería mostrar que podía interesarse en unapersonaquenofueraél…
―Si alguien me molestaba, amigo mío―le interrumpió Christine en un tonohelado―…sialguienmemolestabaesanoche,esealguiendebíaserusted,porquefueaustedaquienpuseenlapuerta…
―Sí…,paraquedarseconelotro…―¿Quédiceusted,caballero?―exclamalajovenjadeando―…Y¿dequéotro
setrata?―Deaquélaquienusteddijo:«¡Yocantosóloparausted!¡Lehedadomialma
estanoche,yestoymuerta!».Christine ha cogido el brazo de Raoul: le aprieta con una fuerza difícil de
imaginarenaquelsertanfrágil.―¿Entoncesescuchabadetrásdelapuerta?―¡Sí!Porquelaamo…Ylooítodo…―¿Quéoyóusted?Ylajoven,deprontoextrañamentecalmada,soltóelbrazodeRaoul.―Élledijo:«¡Esnecesarioamarme!».Anteestaspalabras,porelrostrodeChristinesedifundeunapalidezcadavérica,
susojosseahondan…Vacila,estáapuntodecaer.Raoulseprecipita,tiendeelbrazo,pero Christine ya ha superado ese desfallecimiento pasajero y, en voz baja, casiexpirante,exclama:
―¡Diga!¡Diga!¡Sigadiciendotodoloqueoyó!Raoullamira,duda,nocomprendeloquepasa.―Sigadiciendo…¡Yavequemeestáustedmatando…!―Tambiénoíqueéllarespondió,cuandoustedledijoquelehabíadadosualma:
«Tualmaesmuyhermosa,hijamía,yteloagradezco.¡Nohayemperadorquehayarecibidounregalocomoéste!¡Estanochehanlloradolosángeles!».
Christinese lleva lamanoalcorazónymiraaRaoulenmediodeunaemociónindescriptible. Su mirada es tan aguda, tan concentrada, que parece la de unaenloquecida.Raoulestáasustado.PerodeprontolosojosdeChristinesehumedecenyporsusmejillasdemarfilsedeslizandosperlas,dospesadaslágrimas…
―¡Christine…!―¡Raoul…!Eljovenquierecogerla,peroellaseledeslizaentrelasmanosyescapaenmedio
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deungrandesorden.Mientras Christine permanecía encerrada en su cuarto, Raoul se hacía mil
reprochesporsubrutalidad;pero,porotrolado, loscelosvolvíanagaloparporsusvenasencendidas.¿Porquéhabíamostradolajovensemejanteemociónalsaberquehabían sorprendido su secreto? ¡Tenía que ser algo importante! Cierto que Raoul,pese a lo que había oído, no dudabade la pureza deChristine. Sabía que la jovengozabadeunagranfamadeprudenciaynoeratannoviciocomoparanocomprenderlanecesidadaqueseveobligadaavecesunaartistaaloírpalabrasdeamor.Christinehabíacontestadobien,afirmandoquehabíaentregadosualma,pero,evidentemente,enaquelasuntosólosetratabadecantoydemúsica.¿Evidentemente?Entonces,¿porquéaquellaemociónhacíauninstante?¡Diosmío,quédesgraciadoeraRaoul!Y,sihubiera tenido al hombre, la voz de hombre, le habría exigido explicacionescumplidas.
¿PorquéhabíahuidoChristine?¿Porquénobajaba?Raoulsenegóaalmorzar.Estabacompletamentemohínoysudoloreragrandeal
vertranscurrirlejosdelajovensuecaaquellashorasqueélhabíaesperadotandulces.¿Por qué no iba ella a recorrer con él la región en que tantos recuerdos comunestenían?¿YporquéellanotomabainmediatamenteelcaminodeParís,si,alparecer,enPerrosnoteníanadaquehacery,dehecho,allínohacíanada?Sehabíaenteradodequeporlamañanaellahabíamandadodecirunamisaporeldescansodelalmadesupadreyquehabíapasadolargashorasrezandoenlapequeñaiglesiayenlatumbadelviolinista.
Triste,desalentado,Raoul sedirigióhaciael cementerioque rodeaba la iglesia.Empujó la puerta.Vagó solitario entre las tumbas, descifrando las inscripciones, y,cuando llegaba detrás del ábside, fue informado inmediatamente por la notarestallantedelasfloresquesuspirabansobreelgranitotumbalysedesbordabanhastala tierra blanca.Embalsamaban todo aquel rincón helado del invierno bretón.Eranmilagrosasrosasrojasqueparecíanbrotadasdelalba,enmediodelanieve.Eraunpocodevidaentrelosmuertos,porqueallílamuerteestabaentodaspartes.Tambiénsalía de la tierra que había devuelto su exceso de cadáveres. Había esqueletos ycráneos amontonados a centenares contra la pared de la iglesia, simplementeretenidosporuna ligerareddealambresquedejabaaldescubierto todoelmacabroedificio. Las calaveras, apiladas, alineadas como ladrillos, consolidadas en losintersticiosporhuesos limpiamenteblanqueados, parecían formar el primer asientosobreelquesehabíanfabricadolosmurosdelasacristía.Lapuertadeesasacristíaseabríaenmediodeaquelosario,comoseveenmuchasviejasiglesiasbretonas.
Raoul rezó porDaaé y luego, lamentablemente impresionado por esas sonrisaseternasqueponenlasbocasdelascalaveras,saliódelcementerio,subiólacolinaysesentóalbordedelalandaquedominaelmar.Elvientocorríaconmalaintenciónporlasplayas,ladrandotraslapobreytímidaclaridaddeldía.Estacedió,huyóysehizouna con la raya lívida del horizonte. Entonces el viento se calló. Era el atardecer.
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Raoul estaba envuelto en sombras heladas, pero no sentía el frío. Todo supensamientovagabapor la landadesiertaydesolada, todosurecuerdo.Aese lugarhabía venido con frecuencia, a la caída del día, con la pequeñaChristine para verbailaraloskorrigans,justoenelmomentoenqueselevantalaluna.Porloqueaélse refiere, nunca los había visto, a pesar de tener buenos ojos. Christine, por elcontrario,queeraalgomiope,pretendíahabervistoamuchos.Raoulsonrióanteesaidea y, de pronto, se estremeció. Una forma, una forma precisa, pero que habíallegado hasta allí sin que él supiera cómo, sin que el menor ruido le hubieraadvertido,unaformadepieasulado,decía:
―¿Creequevendránestanocheloskorrigans?EraChristine.Élquisohablarle.Ellalecerrólabocaconsumanoenguantada.―¡Escúcheme,Raoul,estoydecididaadecirlealgograve,muygrave!Suvoztemblaba.Élesperó.Ellaprosiguió,respirandoconahogo:―¿Seacuerda,Raoul,delaleyendadelÁngeldelamúsica?―¡Claroquemeacuerdo!―dijoél―;creoquefueaquídondesupadrenosla
contóporprimeravez.―Tambiénfueaquídondemedijo:«Cuandoyoestéenelcielo,hijamía, te lo
enviaré».Puesbien,Raoul,mipadre está en el cieloyyohe recibido lavisita delÁngeldelamúsica.
―Nolodudo―replicóeljovencontodaseriedad,porquecreíacomprenderquesuamigamezclaba,enunpensamientopiadoso,elrecuerdodesupadrealresplandordesuúltimotriunfo.
Christine pareció algo asombrada por la sangre fría con que el vizconde deChagnyseenterabadequeellahabíarecibidolavisitadelÁngeldelamúsica.
―¿Cómoloentiende,Raoul?―dijoellainclinandosupálidorostrotancercadelacaradeljovenqueéstepudopensarqueChristineibaadarleunbeso,aunqueellasóloqueríaleer,apesardelastinieblas,ensusojos.
―Entiendo―replicóél―queunacriaturahumananocantacomoustedcantólapasadanochesinqueintervengaalgúnmilagro,sinqueelCielohayaintervenidoenalgo.Nohayprofesoren la tierraquepuedaenseñarleparecidosacentos.UstedhaoídoalÁngeldelamúsica,Christine.
―Sí―dijo ella con solemnidad―, en mi camerino. Es ahí donde me da susleccionescotidianas.
EltonoconqueChristinedijoestoeratanpenetranteytansingularqueRaoullamiróinquieto,comosemiraaunapersonaquediceunaenormidadoafirmaalgunavisiónlocaenlaquecreecontodaslasfuerzasdesupobrecerebroenfermo.Perosehabíaechadohaciaatráse,inmóvil,yanoeraotracosaqueunpocodesombraenlanoche.
―¿Ensucamerino?―repitióélcomounecoestúpido.―Sí,ahíesdondeleoigoynohesidolaúnicaenoírle.
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―Entonces,¿quiénmáslehaoído,Christine?―Usted,amigomío.―¿Yo?¿YoheoídoalÁngeldelamúsica?―Sí, lapasadanocheeraélquienhablabacuandoustedescuchabadetrásde la
puertademicamerino.Eraélquienmedijo:«Esprecisoamarme».Peroyomecreíalaúnicapersonaenpercibirsuvoz.Juzgueporesomiasombroalsaber,estamañana,quetambiénustedpodíaoírle…
Raoul se echó a reír a carcajadas.Yal punto lanoche sedisipó sobre la landadesiertaylosprimerosrayosdelalunavinieronaenvolveralosjóvenes.Christinesehabía vuelto, hostil, hacia Raoul. Sus ojos, de ordinario tan dulces, lanzabanrelámpagos.
―¿Porquéseríe?¿Creeacasohaberoídounavozdehombre?―¡Exacto!―respondió el joven, cuyas ideas empezaban a aturullarse ante la
actituddecombatedeChristine.―¿Yesusted,Raoul,ustedelquemediceeso? ¡Unantiguocompañerodemi
infancia!¡Unamigodemipadre!Nolereconozco.Pero¿quécreeentonces?Soyunamujerhonrada,señorvizcondedeChagny,ynomeencierroconvocesdehombreenmicamerino.¡Sihubieraabiertolapuerta,habríavistoqueallínohabíanadie!
―¡Esverdad!Cuandoustedsalió,yoabríaquellapuertaynoencontréanadieenelcamerino…
―¿Love…?Elcondetuvoquerecurriratodosuvalor.―¡Loqueveo,Christine,esquealguienestáburlándosedeusted!Ellalanzóungritoyhuyó.Élcorriótrasella,perolamuchacha,enmediodeuna
irritaciónferoz,lesoltó:―¡Déjeme!¡Déjeme!Ydesapareció.Raoulregresóalaposadamuycansado,muydesalentadoymuy
triste.SupoqueChristineacababadesubirasuhabitaciónyquehabíaanunciadoque
no bajaría para la cena. El joven preguntó si no se encontraba enferma. La buenaposadera lecontestódeformaambiguaque,deencontrarsemal,debíadeserdeunmalquenoeramuygrave,y,comocreíaenelenfadodedosenamorados,sealejóencogiéndosedehombrosyexpresandodeformasolapadalapiedadquesentíaporunos jóvenes que perdían en vanas disputas las horas que el buen Dios les hapermitidopasarenlatierra.Raoulcenócompletamentesolo,enunrincóndelhogar,y,comoesfácilsuponer,conaspectomuyhuraño.Luego,ensucuarto,tratódeleer;yensucama,tratódedormir.Delahabitacióndealladonosalíaningúnruido.¿Quéhacía Christine? ¿Dormía? Y, si no dormía, ¿en qué estaba pensando? Y ¿en quépensaba él? ¿Habría sido capaz de decirlo? La extraña conversación que habíamantenido con Christine le había alterado completamente… Pensaba menos enChristinequealrededordeChristine,yese«alrededor»eratandifuso,tannebuloso,
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taninasible,quesentíaunmalestarmuyraroyangustioso.Lashoraspasabanmuy lentas;podíanser lasonceymediade lanochecuando
oyónítidamentepasosenlahabitacióncontiguaalasuya.Eraunpasoligero,furtivo.¿NosehabíaacostadoChristinetodavía?Sinrazonarsusgestos,eljovensevistióatodo correr, con cuidado de hacer el menor ruido. Y, dispuesto a todo, esperaba.¿Dispuestoaqué?¿Losabíaacaso?Sucorazóndiounbrincocuandooyógirarsobresus goznes lentamente la puerta deChristine. ¿Adónde iba ella a esta hora en quetododormíaenPerros?Entreabriódespaciosupuertaypudover,enunrayodeluna,laformablancadeChristinedeslizarseconprecaucionesporelcorredor.Alcanzólaescalera,bajó,yél,porencimadeella,seinclinósobrelabarandilla.Deprontooyódosvocesquehablabanrápidamente.Lellegóunafrase:«Nopierdalallave».Eralavozdelaposadera.Abajoseabriólapuertaquedabaalarada.Secerródenuevo.Ytodovolvióalacalma.Raoulregresóalpuntoasucuartoycorrióalaventana,queabrió.LaformablancadeChristinesealzabaenelmuelledesierto.
AquelprimerpisodelaposadadelSolPonienteapenasestabaaltoyunárbolenespalderaquetendíasusramasalosbrazosimpacientesdeRaoulpermitióaéstesalirsinquelaposaderapudierasospecharsuausencia.Poreso,cuálnoseríaelasombrodelabuenamujer,alamañanasiguiente,cuandolellevaronaljovencasihelado,másmuertoquevivo,ycuandosupoquelohabíanencontradotiradocuánlargoeraenlosescalones del altar mayor de la pequeña iglesia de Perros. Corrió a informarenseguidadelanoticiaaChristine,quebajóapresuradamenteyprodigó,ayudadaporlaposadera,suscuidadosinquietosaljovenquenotardóenabrirlosojosyenvolveralavidaalverencimasuyolaencantadoracaradesuamiga.
¿Qué había pasado? Pocas semanas más tarde, cuando el drama de la Óperaobligó a la intervención del ministerio público, el señor comisario Mifroid tuvooportunidad de interrogar al vizconde de Chagny sobre los acontecimientos de lanoche de Perros; fueron transcritos sobre las hojas del informe del sumario de lasiguientemanera(Signatura150).
Pregunta.¿LeviolaseñoritaDaaébajardesuhabitaciónporelsingularcaminoqueustedhabíaelegido?
Respuesta.No,señor,no,no.Sinembargomeacerquéhastaellasinpreocuparmepor ahogar el ruido de mis pasos. Entonces yo sólo quería una cosa, que ella sevolviese,quemevieseyquemereconociese.Acababadedecirme,enefecto,quemipersecucióneracompletamenteincorrectayquelaformadeespionajeaqueyomeentregabaeraindignademí.Peroellanoparecióoírmey,dehecho,actuócomosiyono estuviera allí. Abandonó tranquilamente el muelle y luego, de pronto, subiórápidamenteporelcamino.Elrelojdelaiglesiaacababadedarlasdocedelanochemenos un cuarto, y me pareció que el sonido de la hora había determinado lavelocidad de su carrera, porque casi echó a correr. Así llegó ella a la puerta delcementerio.
P.―¿Estabaabiertalapuertadelcementerio?
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R.―Sí,señor,ymesorprendió,peronoparecióasombraralaseñoritaDaaé.P.―¿Habíaalguienenelcementerio?R.―Yonovianadie.Sihubierahabidoalguien,lehabríavisto.Laluzdelaluna
era resplandeciente y la nieve que cubría la tierra, al reflejar sus rayos, volvía lanochemásclaratodavía.
P.―¿Nopodíahaberalguienescondidodetrásdelastumbas?R.―No,señor.Sonunaspiedras tumbalesmiserablesquedesaparecíanbajo la
capadenieveyquealineabansuscrucesarasdelsuelo.Lasúnicassombraseranlasdeaquellascrucesy lasdosnuestras.Laiglesiaresplandecíadeclaridad.Nuncahevisto semejante luz nocturna. Eramuy hermoso,muy transparente ymuy frío. Yonuncahabíaestadodenocheenuncementerio,eignorabaquepudierahaberenellosunaluzsemejante,«unaluzquenopesanada».
P.―¿Esustedsupersticioso?R.―No,señor,soycreyente.P.―¿Enquéestadodeánimoseencontraba?R.― Muy sano y muy tranquilo, palabra. Cierto que la salida insólita de la
señoritaDaaémehabíaalteradoalprincipioprofundamente;pero,tanprontocomovialajovenpenetrarenelcementerio,medijequeibaacumpliralgunapromesasobrela tumba paterna, y me pareció tan natural que recobré toda mi calma. Estabasimplementeasombradodequetodavíanomehubieraoídoandartrasella,porquelanieve crujía bajomis pasos. Pero sin duda estaba completamente absorbida por supiadosopensamiento.Decidí por lodemásno turbarla y, cuandohubo llegado a latumbadesupadre,mequedéaunospasos.Ellasearrodillóenlanieve,sesantiguóyempezóarezar.Enesemomentosonaronlasdocedelanoche.Todavíaresonabaladuodécimacampanadaenmioídocuando,depronto,vialajovenalzarlacabeza;sumirada se clavó en la bóveda celeste, sus brazos se tendieron hacia el astro de lasnoches; me pareció que se encontraba en éxtasis y yo estaba preguntándome cuálhabíasidolarazónsúbitaydeterminantedeaqueléxtasiscuandolevantélacabeza,lancéamialrededorunamiradaenloquecidaytodomiserselanzóhaciaelInvisible,elinvisiblequenostocabamúsica.¡Yquémúsica!¡Yalaconocíamos!Christineyyoyalahabíamosoídoennuestrajuventud.PeroenelviolíndelseñorDaaénuncasehabíaexpresadoconunartetandivino.EnaquelinstantenopudehacerotracosaquerecordarcuantoacababadedecirmeChristinesobreelÁngeldelamúsica,ynosuperealmentequépensaranteaquellossonidosinolvidablesque,sinobajabandelcielo,al menos no permitían conocer su origen sobre tierra. Allí no había ningúninstrumentonimanoparaguiarelarco.¡Claroquerecordabalaadmirablemelodía!EraLaresurreccióndeLázaro,queelseñorDaaénostocabaensushorasdetristezay de fe. Si el Ángel de Christine hubiera existido no habría tocadomejor aquellanoche con el violín del difunto músico pueblerino. La invocación de Jesús nosarrebatabadelatierra,ypalabraquecasiesperéverlevantarselapiedradelatumbadelpadredeChristine.TambiénsemeocurrióqueDaaéhabíasidoenterradoconsu
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violín,y,enrealidad,noséhastadónde,enaquelminutofúnebreyradiante,juntoacalaverasquesereíandenosotroscontodassusmandíbulasinmóviles…,no,noséhastadóndesefuemiimaginaciónnidóndesedetuvo.Perolamúsicahabíacalladoyrecobrémissentidos.Meparecióoírunruidoprocedentedellugardondeestabanlascalaverasenelosario.
P.―¡Ah!¿Conqueoyóustedunruidoprocedentedelosario?R.― Sí, me pareció que las calaveras se reían ahora y no pude dejar de
estremecermeP.― ¿No se le ocurrió pensar que detrás del osario podía estar escondido
precisamenteelmúsicocelestequetantoacababadeencantarle?R.― Pensé tanto en eso que no pensé en otra cosa, señor comisario, hasta el
puntodequeolvidé seguir a la señoritaDaaé,queacababade levantarsey llegabatranquilamentealapuertadelcementerio.Encuantoaella,estabatanabsortaquenomesorprendequenomehayaoído.Nomemoví,conlosojosclavadosenelosario,decididoallegaralfinaldeaquellaincreíbleaventuraydeconocersuclave.
P.―¿Yquépasóentoncesparaque,alamañanasiguiente,leencontraranmediomuerto,sobrelosescalonesdelaltarmayor?
R.―¡Oh!Todofuemuyrápido…Unacalaverarodóamispies…,luegootra…yotra…Sehubieradichoqueyoeraelblancodeaquelfúnebrejuegodebolas.Ysemeocurrióqueunfalsomovimientohabríadestruidolaarmoníadelandamiajetrasalque se escondía nuestro músico. La hipótesis me pareció razonable, sobre todoporque, de pronto, una sombra se deslizó sobre el muro resplandeciente de lasacristía.Corrí.Lasombra,empujandolapuerta,yahabíapenetradoenlaiglesia.Siyo teníaalas, la sombra teníaunacapa.Fui lobastante rápidocomoparacogerunpicodelacapadelasombra.Enesemomentolasombrayyoestábamosjustodelantedelaltarmayor,ylosrayosdelaluna,atravésdelagranvidrieradelábside,caíanrectosdelantedenosotros.Comoyonolasoltaba,lasombrasevolvióy,entreabiertala capa en que se envolvía, vi, señor juez, como le veo a usted, una espantosacalaveraque lanzabasobremíunamiradaen laqueardían los fuegosdel infierno.Creí que tenía que habérmelas con el propio Satán, y, ante aquella aparición deultratumba,micorazón,peseatodosuvalor,desfalleció,yyanomeacuerdodenadahasta elmomento en queme desperté enmi pequeño cuarto de la posada del SolPoniente.
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VII
Unavisitaalpalconº5
HabíamosabandonadoalosseñoresFirminRichardyArmandMoncharminenelmomentoenquesedecidíanavisitarelpalconº5.
Hansubidoyalaanchaescaleraquellevadesdeelvestíbulodelaadministraciónalescenarioysusdependencias;hancruzadolaescena,hanentradoenelteatroporlapuertadeabonados,y luegoa la salaporelprimercorredora la izquierda.Sehandeslizado entonces entre las primeras filas de las butacas de patio y hanmirado elpalconº5.Lovieronmaldebidoaqueestabasumidoen lasemioscuridadyaquesobreelterciopelorojodelpasamanoshabíainmensasfundas.
En ese momento estaban casi solos en el inmenso navío tenebroso y un gransilenciolesrodeaba.Eralahoratranquilaenquelostramoyistasvanabeber.
El equipo había vaciado momentáneamente la escena, dejando un decorado amedias;algunosrayosdeluz(unaluzblancuzca,siniestra,queparecíarobadadeunastromoribundo) se habían insinuado por no se sabe qué abertura, hasta una viejatorre que erguía sus almenas de cartón sobre el escenario; en esa noche ficticia, omejor,enesedíamentiroso,lascosasadoptabanformasextrañas.Sobrelasbutacasde patio, la tela que las recubría tenía la apariencia de unmar furioso, cuyas olasglaucashubieransidoinmovilizadas instantáneamenteporordensecretadelgigantede las tempestades que, como todo el mundo sabe, se llama Adamástor[33]. LosseñoresMoncharminyRicharderanlosnáufragosdeaquellaagitacióninmóvildeunmardetelapintada.Avanzabanhacialospalcosdelaizquierda,agrandesbrazadas,comomarinerosquehanabandonadosubarcay tratandeganar laorilla.Lasochograndescolumnasdecartón-piedrapulidosealzabanenlasombracomootrostantospilotes prodigiosos destinados a sostener el acantilado amenazador, crujiente ydestripado,cuyoscimientosestabanrepresentadosporlaslíneascirculares,paralelase inclinadasde losbalconesde lospalcosde lospisosprimero, segundoy tercero.Desde lo alto, en la cima del acantilado, perdidas en el cielo de cobre del señorLenepveu, unas figuras hacían muecas, se reían, se burlaban y se mofaban de lainquietud de los señores Moncharmin y Richard. Eran, sin embargo, figuras muyserias por regla general. Se llamaban Isis,Amfítrite,Hebe,Flora, Pandora,Psiqué,Tetis,Pomona,Dafne,Clitia,Galatea,Aretusa[34].Sí,lapropiaAretusayPandora,aquien todoelmundoconoceporsucaja,mirabana losdosnuevosdirectoresde laÓperaquehabían terminadopor aferrarse a algún restodelnaufragioyque,desdeallí,contemplabanensilencioelpalconº5.Yahedichoqueestabanpreocupados.Almenos,meloimagino.Encualquiercaso,elseñorMoncharminconfiesaqueestabaimpresionado.Textualmentedice:«Aquel“columpio”(¡vayaestilo!)delfantasmadelaÓpera,sobreelquetanamablementenoshabíanhechosubir,desdequehabíamos
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cogidolaherenciadelosseñoresDebienneyPolingy,habíaterminadosindudaporturbar el equilibrio de mis facultades imaginativas, y, en fin de cuentas, visuales,porque (¿era el decorado excepcional en que nos movíamos, en el centro de unsilencio increíble lo que nos impresionó hasta ese punto…? ¿Fuimos nosotros eljuguetedeunaespeciedealucinaciónhechaposibleporlacasioscuridaddelasalaylapenumbraquebañabaelpalconº5?),porqueyovi,ytambiénRichardvio,enelmismomomento,unaformaenelpalconº5.Richardnodijonada;yo,porlodemás,tampoco.Peronosagarramoslamanoconunmismogesto.Luego,esperamosunosminutosasí,sinmovernos,conlosojossiempreclavadosenelmismopunto:perolaformahabíadesaparecido.Entoncessalimosy,enelcorredor,nosdimoscuentadenuestrasimpresionesynoshablamosdelaforma.Pordesgracia,miformanoeradeltodolaformadeRichard.Yohabíavistounaespeciedecalaverasituadaenelbordedel palco, mientras que Richard había percibido una forma de mujer vieja que separecíaalaseñoraGiry.Hastaelpuntodequecomprendimoshabersidojuguetesdeunailusión,yporesocorrimossinmástardanzayriendocomolocosalpalconº5,enelqueentramosyenelquenohallamosningunaforma».
Yahoraestamosenelpalconº5.Es un palco como todos los demás palcos del primer piso. En realidad nada
distingueestepalcodesusvecinos.Divirtiéndose ostensiblemente y riéndose, los señores Moncharmin y Richard
removíanlosmueblesdelpalco,levantabanlasfundasylossillonesyexaminabanenparticularaquélsobreelquelavozteníalacostumbredesentarse.Peroconstataronqueeraunsillónnormal,quenoteníanadademágico.Enresumen,elpalcoeraelmás normal de los palcos, con su tapicería roja, sus sillones, su alfombrilla y supasamanosdeterciopelorojo.Trashaberpalpadocontodaseriedadlaalfombrillaynohaberdescubiertonadaespecialeneseladolomismoqueenlosotros,bajaronalaplateainferior,quecorrespondíaalpalconº5.Enlaplateanº5,queestájustoenlaesquina de la primera salida de la izquierda de las butacas de patio, tampocoencontraronnadaquemerecieselapenaseñalarse.
―Todas esas gentes se burlan de nosotros ―terminó exclamando FirminRichard―;elsábadoserepresentaFausto, ¡ynosotrosdosasistiremosa la funciónenelpalconº5!
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VIII
EnquelosseñoresFirminRichardyArmandMoncharmintienenlaaudaciadehacerrepresentar«Fausto»
enunasala«maldita»ydelespantososucesoqueocurrió
Pero el sábado por la mañana, al llegar a su despacho los directores, seencontraronconunadoblecartadeF.delaÓ.concebidaenestostérminos:
Misqueridosdirectores:¿Mehandeclaradoacasolaguerra?Sitodavíadeseanlapaz,ésteesmiultimátum.Contienelascuatrocondicionessiguientes:1ºDevolvermemipalco―yquieroquedesdeahoraestéami
libredisposición.2° El papel de «Margarita» será cantado esta noche por
ChristineDaaé.NosepreocupendelaCarlotta,queestaráenferma.3°Confíoabsolutamenteenlosbuenosylealesserviciosdela
señoraGiry,miacomodadora, a laquedeberán reintegrar inmediatamenteensusfunciones.
4º Háganme saber, mediante una carta entregada a la señoraGiry, queme lahará llegar;queaceptanustedes, como susantecesores, elcontenido de mi pliego de condiciones relativo a mi pago mensual.Posteriormentelescomunicarélaformaenquedeberánentregármelo.
Encasocontrario, estanoche representaránelFausto, enunasalamaldita.
Abuenentendedor;saludos
F.delaÓ.
―¡Me carga…! ¡Me está cargando! ―gritó Richard levantando sus puñosvengadoresydejándoloscaerconestrépitosobrelamesadesudespacho.
EnestoentróMercier,eladministrador.―LachenalquerríaveraunodeustedesParecequesetratadealgourgente,yel
buenhombremeparecemuyalterado.―¿QuiéneseltalLachenal?―preguntóRichard.―Eljefedesusdomadores.
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―¿Cómoqueeljefedemisdomadores?―Claro, señor―explicóMercier―…en laÓpera hay varios domadores, y el
señorLachenalessujefe.―¿Yquéhaceesedomador?―Llevaladireccióndelascuadras.―¿Quécuadras?―Pueslassuyas,señor,lascuadrasdelaÓpera.―¿Hay cuadras en la Ópera? ¡Palabra que no sabía nada! ¿Y dónde se
encuentran?―Debajo, por el lado de la Rotonda. Es un serviciomuy importante, tenemos
docecaballos.―¡Docecaballos!Diosmío,¿yparaquésirven?―PuesparalosdesfilesdeLajudía,deElProfeta,etcétera.Senecesitancaballos
amaestradosyque«entiendandetablas».Losdomadoresseencargandeenseñarles.ElseñorLachenalesmuyhábil.EselantiguodirectordelascuadrasdeFranconi[35].
―Muybien…,pero¿quéquiere?―Nolosé…nuncalehevistoensemejanteestado.―¡Hágalepasar!ElseñorLachenalentra.Llevaunafustaenlamanoconlaquesegolpeanervioso
unadesusbotas.―Buenosdías,señorLachenal―diceRichardimpresionado―.¿Aquédebemos
elhonordesuvisita?―Señordirector,vengoapedirlequepongaenlacalleatodaslascuadras.―¡Cómo!¿Quiereecharalacalleatodosloscaballos?―Nosetratadeloscaballos,sinodelospalafreneros.―¿Cuántospalafrenerostiene,señorLachenal?―¡Seis!―¡Seispalafreneros!Bastaríacondos.―Setratade¡plazas!―leinterrumpióMercier―quehansidocreadasyquenos
fueronimpuestasporelsubsecretariodeBellasArtes.Estánocupadasporprotegidosdelgobierno,ysipuedopermitirme…
―¡Al cuerno con el gobierno…! ―afirmó Richard con energía―. Nonecesitamosmásdecuatropalafrenerosparadocecaballos.
―¡Once!―rectificóeljefedelosdomadores.―¡Doce!―repitióRichard.―¡Once!―repiteLachenal.―¡Bueno,elseñoradministradormehadichoqueteníausteddocecaballos!―Teníadoce,perosólonosquedanoncedesdequenoshanrobadoaCésar.YelseñorLachenalsedaungrangolpeconlafustaenlabota.―NoshanrobadoaCésar―exclamóelseñoradministrador―.César,elcaballo
blancodeElProfeta.
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―¡NohaydosCésares!―declaróentonosecoelseñorjefedelosdomadores―.¡EstuvediezañosconPerroni,ymiresihabrévistocaballos!Pues,bien,nohaydosCésares.Ynoslohanrobado.
―¿Cómohasido?―Nolosé.Nadiesabenada.Poresovengoparapedirlequepongaenlacallea
todaslascuadras.―¿Yquédicensuspalafreneros?―Tonterías…,unosacusanafigurantes…,otrospretendenqueeselporterodela
administración.―¿El portero de la administración? ¡Respondo de él como de mí mismo!
―protestóMercier.―Pero,señorjefededomadores―exclamóRichard―,¡usteddebeteneralguna
idea…!―¡Sí,claroquetengouna!¡Tengouna!―declaródeprontoelseñorLachenal―,
yvoyadecírsela.Paramí,nohayduda.Elseñorjefededomadoresseacercóalosseñoresdirectoresylesdijoaloído:―Hasidoelfantasmaquienhadadoelgolpe.Richarddiounbrinco.―¿Osea,quetambiénusted?¡Tambiénusted!―¿Cómoqueyotambién?Eslomásnatural.―Pero¿cómo,señorLachenal,cómousted,señorjefededomadores…?―Ledigoloquepienso,despuésdeloquehevisto.―Y¿quéhavisto,señorLachenal?―¡He visto, como le veo a usted, una sombra negra que montaba un caballo
blancoqueseparecíacomodosgotasdeaguaaCésar!―¿Ynocorrióustedtrasesecaballoblancoyesasombranegra?―Corríy llamé, señordirector,perohuyeronconuna rapidezdesconcertantey
desaparecieronenlaoscuridaddelagalería…ElseñorRichardselevantó.―Estábien, señorLachenal.Puede retirarse…vamosapresentarunadenuncia
contraelfantasma…―¿Ypondráatodasmiscuadrasenlacalle?―¡Desdeluego!¡Hastalavista,señor!ElseñorLachenalsaludóysefue.Richardechabaespuma.―¡Prepárelelacuentaaeseimbécil!―¡Esamigodelseñorcomisariodelgobierno!―seaventuróadecirMercier…―YtomaelaperitivoenTortoniconLagréné,SchollyPertuiset,elcazadorde
leones―añadió Moncharmin―. ¡Nos vamos a echar a la prensa sobre nosotros!Contarálahistoriadelfantasmaytodoelmundosereiráacostanuestra.¡Sihacemoselridículo,estamosmuertos!
―Estábien,nohablemosmás…―concedióRichard,queyaestabapensandoen
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otracosa.Enesemomentoseabriólapuertay,desdeluego,aquellapuertanodebíaestar
defendidaentoncesporsucancerberoordinario,porquevieronaMameGiryentrardesopetón,conunacartaenlamano,ydecirdecorrido:
―Perdón, señores, pero esta mañana he recibido una carta del fantasma de laÓpera.Medicequemepaseporsudespacho,queprobablementetienenalgoque…
No pudo acabar la frase. Vio la cara de Firmin Richard, y era terrible. ElhonorabledirectordelaÓperaestabaapuntodeestallar.Elfurorqueleagitabaaúnnosetraducíaalexteriormásqueporelcolorescarlatadesurostromoribundoyporelrelámpagodesusojosfulgurantes.Nodijonada.Nopodíahablar.Pero,desúbito,sugestosaliódisparado.FueprimeroelbrazoizquierdoelquelaemprendióconlagrotescapersonadeMameGiryylehizodescribirmediavueltataninesperada,unapiruetatanrápidaqueéstalanzóunclamordesesperado;luegofueelpiederecho,elpie derecho delmismo honorable director el que fue a imprimir su suela sobre eltafetánnegrodeunafaldaque,desdeluego,nuncahabíasufridoensemejantelugarunultrajeparecido.
Las cosas ocurrieron con tanta precipitación que, cuandoMameGiry volvió aencontrarse en lagalería, estabaaúncomoaturdidayparecíanocomprendernada.Pero,depronto, comprendió,y laÓpera resonócon susgritos indignados, con susprotestasferoces,consusamenazasdemuerte.Seprecisarontresmozosparabajarlaalpatiodelaadministraciónydosagentesparaponerlaenlacalle.
Másomenosalamismahora,laCarlotta,quevivíaenunpequeñopalacetedelacalledelFaubourg-Saint-Honoré,llamabaasudoncellaylepedíaqueletrajeraalacamaelcorreo.Enaquelcorreo,encontrabaunacartaanónimaenqueseledecía:
Sicantaestanoche,puedeocurrirleunagrandesgraciaenelmomentomismoenquecante…,unadesgraciapeorquelamuerte.
Después de haber leído la carta, laCarlotta ya no sintió apetito para almorzar.Rechazó labandejaen laque la camarista lepresentabael chocolatehumeante.Sesentóenlacamaypensóprofundamente.Noeralaprimeracartadeaqueltipoquerecibía,peronuncahabíaleídounatanamenazadora.
En aquel momento se creía el blanco de las mil intrigas de la envidia y solíacontar que tenía un enemigo secreto que había jurado su perdición. Pretendía quetramaban contra ella algún complot malvado, alguna intriga que estallaría uno deaquellosdías;peronoeramujerquesedejaseintimidar,añadía.
Laverdaderaque, sihabía intriga, ladirigía lamismaCarlottacontra lapobreChristine, que ni siquiera lo sospechaba. La Carlotta no le había perdonado aChristineeltriunfoobtenidoporéstaalsustituirladeimproviso.
Cuando supo la extraordinaria acogida dada a su sustituta, laCarlotta se habíasentido curada instantáneamente de un principio de bronquitis y de un acceso de
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enojocontra laadministración,ynovolvióadarmuestrasde lamenorveleidaddedejarsupuesto.Luegohabíatrabajadocontodassusfuerzaspara«ahogar»asurival,haciendo intervenirapoderososamigosante losdirectoresparaquenovolviesenadar a Christine ocasión de un nuevo triunfo. Algunos periódicos que habíanempezadoacelebrareltalentodeChristinenoseocuparonmásquedelagloriadelaCarlotta. Por último, en el teatromismo, la célebre diva decía sobre Christine laspalabrasmásultrajantesypretendíacausarlemilpequeñosdisgustos.
LaCarlottanoteníanicorazónnialma.¡Noeramásqueuninstrumento!Ciertoqueunmaravillosoinstrumento.Surepertoriocomprendíatodoloquepuedetentarlaambición de una gran artista tanto entre los maestros alemanes como entre lositalianos o franceses.Hasta ese día, nunca se había oído a laCarlotta desafinar nicarecer del volumen de voz necesario para la traducción de ningún pasaje de suinmenso repertorio. En resumen, el instrumento era extenso, potente y de unaprecisiónadmirable.PeronadiehabríapodidodeciralaCarlottaloqueRossini[36]ledijoalaKraussdespuésdehabercantadoparaélenalemán«Sombríosbosques…»:«Cantaustedconelalma,hijamía,y¡sualmaeshermosa!».
¿Dónde estaba tu alma, oh Carlotta, cuando bailabas en los tugurios deBarcelona?¿Dóndeestabamástarde,enParís,cuandocantasteentristestabladostuscoplillas cínicas de bacante de music-hall? ¿Dónde cuando, ante los maestrosreunidosencasadeunode tusamantes,hacías resonarese instrumentodócil,cuyamaravillaconsistíaencantarconlamismaperfecciónindiferenteelsublimeamorylaorgíamásbaja?¡Oh,Carlotta,sialgunavezhubierastenidounalmaylahubiesesperdido,lahabríasencontradocuandoteconvertisteenJulieta,cuandofuisteElvira,yOfelia,yMargarita[37]!Porqueotrashansubidodelugarmásbajoquetú,yelarte,ayudadoporelamor,lashapurificado.
Enverdad,cuandopiensoentodaslasbajezas,entodaslasvillaníasqueChristineDaaétuvoquesufrir,enesaépoca,departedelatalCarlotta,nopuedocontenermicólera,ynomeasombraquemiindignaciónsetraduzcaenojeadasalgomásampliassobreelarteengeneral,yeldelcantoenparticular,enlasquenoencontraránsusitiociertamentelosadmiradoresdelaCarlotta.
CuandolaCarlottahuboterminadodepensaren laamenazade laextrañacartaqueacababaderecibir,selevantó.
―Yaveremos―dijo―.Ypronuncióenespañolalgunosjuramentosdeuntonomuydecidido.
Loprimeroquevioalponerlasnaricesenlaventanafueuncuervo.Elcuervoyla carta la convencieron de que aquella noche corría el más serio de los peligros.Reunió en casa a todos sus amigos, les informó que una intriga organizada porChristineDaaé la amenazabapara la funciónde lanoche, ydeclaróquehabíaquedestrozar a la pequeña llenando la sala con sus propios admiradores, con losadmiradoresdelaCarlotta.¿Noseengañaba,verdad?Contabaconqueellosestaríanpreparadosparacualquiereventoyharíancallaralosperturbadoressi,comotemía,
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organizabanelescándalo.Tras haber ido en busca de noticias sobre la salud de la diva, el secretario
particulardelseñorRichardregresóconlatranquilidaddequeseencontrabaalasmilmaravillasydeque,«aunqueestuvieseenlaagonía»,cantaríaaquellamismanocheelpapeldeMargarita.Comoel secretariohabía recomendadoencarecidamentea ladiva,departedesujefe,nocometerningunaimprudencia,nosalirdecasaycuidarsede las corrientes de aire, la Carlotta no pudo dejar de relacionar, una vez que elsecretariosehuboido,aquellasrecomendacionesexcepcionaleseinesperadasconlasamenazasescritasenlacarta.
Eran lascincocuandorecibióporcorreounanuevacartaanónimade lamismaescrituraquelaprimera.Erabreve.Decíasimplemente:
Estáustedconstipada;si fueraustedrazonable,comprendería la locuraqueesquerercantarestanoche.
LaCarlottaserióburlona,seencogiódehombros―eranmagníficos―ylanzódosotresnotasquelatranquilizaron.
Sus amigos fueron fieles a su promesa.Aquella noche estaban todos allí, en laÓpera,perobuscaronenvanoasualrededoraquellosferocesconspiradoresalosquedebían combatir. Si se exceptuaba algunos profanos, algunos honrados burguesescuyacaraplácidano reflejabaotrodesignioqueeldevolver aoírunamúsicaquehacía mucho había conquistado sus sufragios, no estaban más que los habitualescuyas costumbres elegantes, pacíficas y correctas, descartaban cualquier idea demanifestación.LoúnicoqueparecíaanormaleralapresenciadelosseñoresRichardyMoncharminenelpalconº5.LosamigosdelaCarlottapensaronque,talvez,losseñoresdirectoreshabíanventeadoporsuparteelproyectadoescándaloysehabíandirigido a la sala para pararlo tan pronto como estallase; pero era una hipótesisinjustificada,comosabemos;losseñoresRichardyMoncharminsólopensabanensufantasma.
¿Nada…?EnvanointerrogoenardientevigiliaAlaNaturalezayalCreador.¡NingunavozenmioídodeslizaUnapalabradeconsuelo…!
ElcélebrebarítonoCarolusFontaacababadelanzarlaprimerallamadadeldoctorFaustoalospoderesdelinfiernocuandoelseñorFirminRichard,queestabasentadoen la silla misma del fantasma ―la silla de la derecha, en la primera fila―, seinclinabaconelmejorhumordelmundohaciasuasociadoyledecía:
―Yati,¿yatehadichoaloídounavozalgunapalabra?
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―¡Esperemos! No tengamos prisa―respondía en el mismo tono divertido elseñor Armand Moncharmin―. La función acaba de empezar y ya sabes que elfantasmanollegahastalamitaddelprimeracto.
El primer acto transcurrió sin incidentes, cosa que no extrañó a los amigos deCarlotta, porque en ese actoMargarita no canta.En cuanto a los dos directores, alcaereltelónsemiraronsonriendo:
―¡Elprimeroseacabó!―dijoMoncharmin.―¡Sí,elfantasmaseretrasa!―declaróFirminRichard.Moncharmin,siguiendoconlaburla,añadió:―Enresumen,quelasalanoestádemasiadomalcompuestaestanocheparaser
unasalamaldita.Richard se dignó sonreír. Señaló a su colaborar una buena y gorda señora,
bastantevulgar,vestidadenegro,queestabasentadaenunabutacaenmediode lasalayalaqueflanqueabandoshombres,deaspectozafioensuslevitasdepañodefrac.
―Pero¿quiénesesa«gente»?―preguntóaMoncharmin.―Esagente,querido,esmiportera,mihermanoysumarido.―¿Leshasregaladoentradas?―Claro…MiporteranohabíavenidonuncaalaÓpera…,éstaeslaprimeravez,
y,comoahorahadevenirtodaslasnoches,hequeridoqueestébienacomodadaenvezdepasarseeltiempoacomodandoalosdemás.
MoncharminpidióexplicacionesyRichardleinformóquehabíadecididoquesuportera, en la que tenía la mayor de las confianzas, ocupase, por algún tiempo elpuestodeMameGiry.
―ApropósitodelaseñoraGiry―dijoMoncharmin―,¿sabesquevaapresentarunadenunciacontrati?
―¿Antequién?¿Anteelfantasma?¡Elfantasma!Moncharmincasilohabíaolvidado.Porlodemás,elmisteriosopersonajenohacíagrancosaparapresentarseanteel
recuerdodelosseñoresdirectores.Deprontolapuertadesupalcoseabrióbruscamenteyentróelregidorasustado.―¿Qué ocurre? ―preguntaron los dos, estupefactos, al ver al regidor en
semejantelugarenaquelmomento.―Ocurre―dijoelregidor―quelosamigosdeChristineDaaéhanpreparadoun
escándalocontralaCarlotta.Yéstasehapuestohechaunafuria.―¿Peroquéestodaesahistoria?…―dijoRichardfrunciendoelceño.Perosealzabael telónsobre laKermesseyeldirectorhizounaseñaal regidor
paraqueseretirase.Cuandoelregidorhuboabandonadoelpalco,Moncharminseinclinóaloídode
Richard:―Entonces,¿laDaaétieneamigos?―preguntó.
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―Sí―dijoRichard―,lostiene.―¿Quién?Richardseñalóconlamiradaunpalcodelprimerpiso,enelquesólohabíados
hombres.―Sí,élmelaharecomendado…tancalurosamentequesinosupiesequeesel
amigodelaSorelli…―¡Vaya!¡Vaya…!―murmuróMoncharmin―.¿Yquiénesesejoventanpálido
quesesientaasulado…―Suhermanoelvizconde.―Mejorharíayéndosealacama.Pareceenfermo.La escena resonaba con cantos alegres. La embriaguez enmúsica. Triunfo del
cubilete.
Vinoocerveza,Cervezaovino,¡SiestallenomivasoMedalomismo!
Estudiantes,burgueses,soldados,muchachasymatronasbailabanconelcorazónalegredelantedelatabernadeldiosBaco.Siebelhizosuentrada.
ChristineDaaéestabaencantadoradisfrazadadehombre.Sufrescajuventudysugracia melancólica seducían a primera vista. Los partidarios de la Carlottaimaginaron inmediatamente que sería saludada con una ovación que les informaríasobrelasintencionesdesusamigos.Porlodemás,esaovaciónindiscretahubierasidounatorpezainsigne.Noseprodujo.
Al contrario, cuandoMargarita cruzó la escena y hubo cantado los dos únicosversosdesupapeleneseactosegundo:
¡No,señores,nosoyseñoritanihermosa,Ynonecesitoquemedenlamano!
unosbravos clamorosos acogieron a laCarlotta.Era tan imprevisto y tan inútilquequienesnoestabanalcorrientedenadasemiraronpreguntándosequéeraloqueocurría; el acto concluyó sin ningún incidente. Todo el mundo se decía entonces:«Será en el próximo acto, evidentemente».Algunos que, al parecer, estabanmejorinformadosqueotros,afirmaronqueel«jaleo»debíaempezarenla«CopadelreydeThule»,yseprecipitaronhacialaentradadeabonadosparaavisaralaCarlotta.
Losdirectoresabandonaronelpalcoduranteeseentreactoparainformarsesobreaquellahistoriadeintrigadequeleshabíahabladoelregidor,perovolvieronprontoasu sitio encogiéndosedehombrosy tratandoel asuntode tontería.Loprimeroque
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vieron al entrar fue una caja de bombones ingleses en la mesita del pasamanos.¿Quién la había llevado allí? Preguntaron a las acomodadoras. Pero nadie pudodecirles nada. Cuando de nuevo se volvieron hacia el pasamanos vieron esta vez,juntoalacajadebombonesingleses,unosgemelos.Semiraron.Noteníanningunaganadereírse.AsumemoriavolvíatodoloquelaseñoraGiryleshabíadicho…yademás…lesparecíaqueasualrededorhabíacomounaextrañacorrientedeaire…Seagarraronensilencio,realmenteimpresionados.
LaescenarepresentabaeljardíndeMargarita…
Declaradlemiamor,Llevadiemisvotos…
Cuando cantaba esos dos primeros versos, con su ramo de rosas y lilas en lamano,Christine, levantando la cabeza,vio en supalcoalvizcondedeChagnyy, apartirdeesemomento,atodoslesparecióquesuvozeramenossegura,menospura,menoscristalinaquedecostumbre.Algodesconocidoensordecíaysobrecargabasucanto.Debajodeélhabíatemblorytemor.
―¡Quémujertanrara!―observócasienvozaltaunamigodelaCarlottasituadoenlaorquesta―.Lanochepasadaestabadivina,yhoyletiemblalavoz.¡Notieneexperiencia,carecedemétodo!
Esenvosenquientengofe,Habladvospormí.
Elvizcondesepusolacabezaentrelasmanos.Lloraba.Detrásdeél,elcondesemordíaconviolencialaspuntasdelbigote,seencogíadehombrosyfruncíaelceño.Para que tradujese mediante tantos signos externos sus sentimientos íntimos, elconde,deordinariotancorrectoytanfrío,debíaestarfurioso.Loestaba.Habíavistoa su hermano regresar de un rápido y misterioso viaje en un estado de saludalarmante. Las explicaciones subsiguientes habían tenido sin duda la virtud detranquilizar al conde que, deseoso de saber a qué atenerse, había pedido unaentrevistaaChristineDaaé.Éstahabíatenidolaaudaciaderesponderlequenopodíarecibirle,niaélniasuhermano.Imaginóuncálculoabominable.NoleperdonabaaChristine que hiciera sufrir a Raoul, pero, sobre todo, no perdonaba a Raoul quesufrieraporChristine.¡Ah!,habíahechomaleninteresarseenaquelmomentoporlapequeña,cuyotriunfodeunanocheseguíasiendoincomprensibleparatodos.
QuesobresubocalaflorPuedadepositaralmenosUndulcebeso.
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―¡Pequeñaespabilada,bah!―gruñóelconde.Y se preguntó qué era lo que quería aquellamujer…, qué podía esperar…Era
pura,decíanquenoteníaamigoniprotectordeningúntipo…,¡buenabribonadebíadeserÁngeldelNorte!
EncuantoaRaoul,detrásdesusmanos,telónqueocultabasuslágrimasdeniño,sólo pensaba en la carta que había recibido a su vuelta a París, a dondeChristinehabía llegado antes que él, escapando dePerros comouna ladrona: «Mi querido yantiguo amiguito, debe tener el valor de no volver a verme, de no volver ahablarme…, si es queme amaunpoco, hágalopormí, pormí, queno le olvidaránunca…,miqueridoRaoul.Sobretodo,noentrenuncamásenmicamerino.Vaenellomivida.Vaenellolasuya.SupequeñaChristine».
Unasalvadeaplausos…EslaCarlotta,quehacesuentrada.Elactodeljardínseguíadesarrollándoseconsusperipeciasacostumbradas.Cuando Margarita hubo terminado de cantar el aria del Rey de Thule, fue
aclamada;lofuemásaúncuandohuboterminadoelariadelasjoyas:
Ah,cuántoríoalvermeTanbellaenesteespejo…
Segurayadesímisma,seguradesusamigosenlasala,seguradesuvozydesuéxito,sinmiedodenada,Carlottaseentregótodaentera,conardor,conentusiasmo,con embriaguez. Su actuación ya no tuvo freno ni pudor…No eraMargarita, eraCarmen.Laaplaudieronmás,ysudúoconFaustoparecíaprepararleunnuevoéxitocuandodeprontoocurrió…algoespantoso.
Faustoestabaarrodillado:
Déjame,déjamecontemplarturostroBajolapálidaclaridadConqueelastrodelanoche,comoenunanube,Acariciatubelleza.
YMargaritarespondía:
¡Ohsilencio!¡Ohdicha!¡Inefablemisterio!¡Embriagadoralanguidez!¡Escucho…!YcomprendoesavozsolitariaQueenmicorazóncanta!
Enesemomento…,justoenesemomento…,seproducealgo…,quierodeciralgoespantoso…
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…Con movimiento unánime la sala se pone de pie… En su palco, los dosdirectores no pueden contener una exclamación de horror… Espectadores yespectadorassemirancomopidiéndoseunosaotroslaexplicacióndeunfenómenotaninesperado…ElrostrodelaCarlottaexpresaeldolormásatroz,susojosparecenacosados por la locura. La pobre mujer se ha levantado, con la boca entreabiertatodavía al terminar de decir «Esa voz solitaria que en mi corazón canta…». Peroaquellabocayanocantaba…,noosabapronunciarniunapalabra,niunsonido…
Porqueaquellabocacreadaparalaarmonía,aquelinstrumentotanágilquenuncahabíafallado,órganomagnífico,generadordelassonoridadesmáshermosas,delosacordesmásdifíciles,delasmodulacionesmásblandas,delosritmosmásardientes,sublimemecánicahumanaalaqueparaserdivinasólofaltabaelfuegodelcielo,elúnico que da verdadera emoción y eleva las almas…, aquella boca había dejadopasar…
Deaquellabocasehabíaescapado……¡Ungallo!¡Un horrible, un repugnante, un plumoso, venenoso, espumoso, espumeante y
chillóngallo…!¿Pordóndehabíaentrado?¿Cómosehabíaagazapadosobre la lengua?Conlas
patasdeatrásreplegadas,parasaltaramayoralturaymáslejos,taimadamentehabíasalidodelalaringe,y…¡cuac!
¡Cuac!¡Cuac…!¡Ah,elterriblecuac!Comosupondréis,degallossólosehablaensentidofigurado.Noseleveía,pero,
¡portodoslosdemonios!,seleoía.¡Cuac!La sala quedó como salpicada. Nunca plumífero alguno, en los clamorosos
corrales,habíadesgarradolanocheconuncuacmáshorrible.Y, desde luego, nadie lo esperaba. La Carlotta todavía no daba crédito a su
garganta ni a sus oídos. Si a sus pies hubiera caído un rayo, le habría sorprendidomenosqueaquelgallochillónqueacababadesalirdesuboca…
Ynolahubieradeshonrado.Mientrasque,porsupuesto,ungalloagazapadoenlalenguadeshonrasiempreaunacantante.Hayalgunasquehanmuertoporungallo.
¡Dios mío! ¿Quién lo hubiera creído…? Estaba cantando tan tranquila: «¡Ycomprendoesavozsolitariaqueenmicorazóncantal».Cantabasinesfuerzo,comosiempre, con la misma facilidad con que uno dice: «Buenos días, señora, ¿cómoestá?».
No puede negarse que hay cantantes presuntuosas, que cometen el error de nomedirsusfuerzasyque,ensuorgullo,quierenalcanzar,conladébilvozqueelcielolesconcede,esfuerzosexcepcionalesylanzarnotasquelesfueronprohibidasalveniraestemundo.Esentoncescuandoelcielo,paracastigarlas,lesenvía,sinqueellaslosepan,ungalloalaboca,ungalloquehacecuac.Todoelmundolosabe.PeronadiepodíaadmitirqueunaCarlotta,queteníaporlomenosdosoctavasenlavoz,soltaraungallo.
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Nopodíanolvidarsesusestridentesfasobreagudos,susstaccati inauditosenLaflautamágica.SeacordabandelDonJuan,dondeellaeraElviraydondeobtuvoeltriunfomásclamorosociertanoche,aldarelsibemolquenopodíadarsucompañeradoña Ana. Entonces, ¿qué significaba realmente aquel cuac, al final de aquellatranquila,pacíficaypequeñita«vozsolitariaqueenmicorazóncanta»?
Aquello no era natural. Tenía que haber algún sortilegio. Aquel gallo olía aquemado.¡Pobre,miserable,desesperada,destruidaCarlotta…!
En la sala crecía el rumor. Si a cualquier otra, y no a la Carlotta, le hubieraocurrido semejante aventura, ¡la habrían silbado! Pero, con ella, cuyo perfectoinstrumento era conocido por todos, nadie exteriorizó cólera, sino consternación yespanto. ¡Los hombres que asistieron, si es que alguno lo hizo, a la catástrofe querompió los brazos de la Venus de Milo, debieron sufrir ese mismo espanto…!Además,siasistieron,pudieronverelgolpequeheríalaestatua…ycomprender…
Peroallí…¡Aquelgalloeraincomprensible!Tanto que pasaron unos segundos preguntándose si la Carlotta había oído
realmentesalirdesupropiabocaaquellanota…,pero,¿eraaquelsonidounanota?Un sonido sigue siendo música; pero ella quiso convencerse de que aquel ruidoinfernalnohabíaexistido;que,porunmomento,habíasufridounailusióndesuoído,ynounacriminaltraicióndesuórganovocal…
LaCarlotta lanzó unamirada enloquecida a su alrededor como para buscar unrefugio,unaprotección,o,mejor,laseguridadespontáneadelainocenciadesuvoz.Susdedoscrispadossedirigieronasugargantaenungestodedefensaydeprotesta.¡No,no!¡Aquelcuacnoerasuyo!YparecíainclusoquetambiénCarolusFontaeradeesaopinión,porquelamirabaconunaexpresióninenarrabledepasmoinfantilygigantesco. En última instancia, él estaba junto a ella.No la había abandonado unmomento. ¿Podría decirle cómo había ocurrido aquello? ¡No, no podía! Sus ojosestabanestúpidamenteclavadosenlabocadelaCarlottacomolosojosdelosniñosmiranelsombreroinagotabledelprestidigitador.¿Cómohabíapodidocontenerunabocatanpequeñauncuactangrande?
Todo aquello, gallo, cuac, emoción, terror-rumor de la sala, confusión delescenario, de bastidores―algunos comparsas asomaban unas cabezas asustadas―,todoloquedescriboaldetalleduróunossegundos.
Unos segundos horribles que parecieron interminables sobre todo a los dosdirectores,queseguíanenelpalconº5.MoncharminyRichardestabanmuypálidos.El episodio inaudito y que seguía siendo inexplicable los llenaba de una angustiatanto más misteriosa cuanto que, desde hacía un instante, se hallaban bajo lainfluenciadirectadelfantasma.
Habíansentidosualiento.YbajoesealientoalgunoscabellosdeMoncharminsehabían quedado tiesos… Y Richard se había pasado su pañuelo por la frentesudorosa…¡Sí,estabaallí…,asualrededor…,detrásdeellos,asulado,lesentíansin verle…! Oían su respiración…, ¡y tan cerca de ellos, tan cerca de ellos…!
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Cuandoalguienestápresente, se sabe…Puesbien, ¡ahora ellos sabían…!estabansegurosdequeenelpalcoerantres…Temblaban…Selesocurriólaideadehuir…Noseatrevían…¡Noseatrevíanahacerningúnmovimiento,niaintercambiarunapalabraquehubierapodidooírelfantasma,dequiensabíanqueestabaallí!¿Quéibaapasar?¿Quéibaaocurrir?
¡Ocurrió el cuac! Por encima de todos los rumores de la sala se oyó su dobleexclamación de horror. Se sentían bajo los golpes del fantasma. Inclinados porencimadelpalco,mirabana laCarlottacomosino la reconociesen.Aquellamujerdel infiernodebíadehaberdadoconsucuaclaseñaldealgunacatástrofe.¡Ah!Yaestabanesperandolacatástrofe.¡Elfantasmaselahabíaprometido!¡Lasalaestabamaldita!Sudoblepechodirectivojadeababajoelpesodelacatástrofe.SeoyólavozestranguladadeRichardquegritabaalaCarlotta:
―¡Siga!¡Siga!¡No!LaCarlottanosiguió…Volvióaempezarvaliente,heroicamente,elverso
fatalenelquehabíaaparecidoelgallo.Unsilencioespantososucedióatodoslosruidos.SólolavozdelaCarlottallenó
denuevoelnavíosonoro.
¡Escucho…!
Lasalatambiénescucha…
Ycomprendoesavozsolitaria(¡cuac!)(¡Cuac…!)Queenmí…(¡cuac!)
Elgallotambiénhavueltoaempezar.La sala estalla enun tumultoprodigioso.Derrumbados en sus asientos, losdos
directores no se atreven siquiera a volverse; no tienen fuerza para hacerlo. ¡Elfantasmaseríedeellosensusmismasnarices!Yporfinoyenclaramenteeneloídoderechosuvoz,laimposiblevoz,lavozsinboca,lavozquedice:
¡Estanocheestácantandocomoparaquesecaigalalámpara!En unmismomovimiento, ambos levantaron la cabeza al techo y lanzaron un
gritoterrible.Lalámpara,lainmensamasadelalámparasedeslizaba,ibahaciaellos,alallamadadeaquellavozsatánica.Desenganchada,lalámparacaíadesdeloaltodelasalaysederrumbabaenmediodelaorquesta,entremilclamores.Aquellofueelespanto,elsálvesequienpuedageneral.Mideseonoeshacerreviviraquíunahorahistórica. A los curiosos les bastará con abrir los periódicos de la época. Hubonumerososheridosyunamuerta.
LalámparasehabíaderrumbadosobrelacabezadeladesventuradaquehabíaidoporvezprimeraensuvidaalaÓpera,sobreaquellapersonaalaqueelseñorRichard
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había designado para sustituir en sus funciones de acomodadora aMame Giry, laacomodadoradelfantasma.Murióenelacto,yaldíasiguienteaparecíaunperiódicoconestos titulares:¡Doscientosmilquilos sobre lacabezadeunaportera!Ésafuetodasuoraciónfúnebre.
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IX
Elcupémisterioso
Aquellatrágicanochefuemalaparatodoelmundo.LaCarlottasehabíapuestoenferma. En cuanto a Christine Daaé, había desaparecido después de la función.Quincedíashabíantranscurridosinqueselahubieravueltoaverenelteatro,sinquesehubieradejadoverfueradelteatro.
Nodebeconfundirseesaprimeradesaparición,queseprodujosinescándalo,conel famoso rapto que, al poco tiempo, debía producirse en condiciones taninexplicablesytantrágicas.
Naturalmente,Raoulfueelprimeroennocomprendernadadelaausenciadeladiva.LehabíaescritoalasseñasdelaseñoraValériusynohabíarecibidorespuesta.Alprincipionosesorprendió,conociendosuestadodeánimoylaresoluciónqueellatenía de romper toda relación con él, sin que por lo demás Raoul hubiera podidoadivinarlarazónparaello.
Sudolornohabíahechomásquecrecer,y terminóinquietándosealnovera lacantante en ningún programa. Repusieron el Fausto sin ella. Una tarde, hacia lascinco, fue a interesarse en la dirección por las causas de aquella desaparición deChristineDaaé.Encontrómuypreocupadosa losdirectores.Suspropiosamigosnolosreconocían:habíanperdidotodalaalegríayelentusiasmo.Selesveíacruzarelteatro con la cabeza gacha, la frente pensativa y las mejillas pálidas, como si lospersiguieraalgúnabominablepensamiento,opresasdealgunatravesuradeldestinoquecogeasuvíctimaynolasuelta.
Lacaídadelalámparahabíaentrañadomuchasresponsabilidades,peroeradifícilconseguirquelosseñoresdirectoresseexplicasensobreesteasunto.
La investigaciónhabía concluidodeclarándolo accidente, provocado a causadedesgastede losmediosdesuspensión;perohabríasidodeber, tantode losantiguosdirectores como de los nuevos, constatar ese desgaste y remediarlo antes de quedeterminaselacatástrofe.
Debo decir que los señores directores Richard yMoncharmin parecían en esaépoca tan cambiados, tan lejanos…, tan misteriosos…, tan incomprensibles quemuchosabonadospensaronquealgúnsucesomáshorribletodavíaquelalámparaeralacausaquehabíamodificadoelestadodeánimodelosseñoresdirectores.
En sus relaciones cotidianas, se mostraban muy impacientes, excepto con laseñoraGiry,quehabíasidoreintegradaensusfunciones.Esfácildeadivinarlaformaen que recibieron al vizconde de Chagny cuando éste vino a pedirles nuevas deChristine. Se limitaron a responderle que estaba de permiso. Él preguntó cuántotiempoduraríaesepermiso;se lecontestóconbastantesequedadqueera ilimitado,dadoqueChristineDaaélohabíasolicitadopormotivosdesalud.
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―¡Entoncesestáenferma!―exclamó―.¿Quétiene?―¡Nolosabemos!―¿Osea,quenolehanmandadoelmédicodelteatro?―No,ellanolohapedido,y,comoconfiamosenella,hemoscreídosupalabra.NoleparecióaquellomuynaturalaRaoul,queabandonólaÓperapresadelos
más sombríos pensamientos. Decidió que, pasase lo que pasase, iría en busca denoticiasacasadelaseñoraValérius.RecordabasindudalostérminosenérgicosdelacartadeChristine,queleprohibíaintentarloquefueraparaverla.Peroloquehabíavisto enPerros, lo quehabía oído tras la puerta del camerino, la conversaciónquehabía mantenido con Christine a orillas de la landa, le hacían presentir algunamaquinación que, no por ser algo diabólica, dejaba de ser menos humana. Laimaginaciónexaltadadelajoven,sualmatiernaycrédula,laeducaciónprimitivaquehabíarodeadosusañosjóvenesconuncírculodeleyendas,elcontinuopensamientode supadremuertoy, sobre todo, el estadode sublimeéxtasis enque lamúsica lasumía cuando este arte semanifestaba a ella en ciertas condiciones excepcionales―¿no lo había juzgado él así durante la escena del cementerio…―, todo aquelloconstituíaensuopiniónunterrenomoralpropicioalasintrigasmalhechorasdealgúnpersonajemisteriosoysinescrúpulos.¿DequiéneravíctimaChristineDaaé?Ésaerala pregunta muy sensata que Raoul se hacía al dirigirse a toda prisa a casa de laseñoraValérius.
Porqueelvizcondeteníaunespíritudelosmássanos.Era,sinduda,poeta,amabalamúsica en lo que tienedemás alado, y era gran aficionado a los viejos cuentosbretones donde danzan los korrigans; y por encima de todo estaba enamorado deaquellapequeñahadadelNortequeeraChristineDaaé; locualnoimpidequesólocreyeraenlosobrenaturalenmateriadereligiónyquelahistoriamásfantásticadelmundonofueracapazdehacerleolvidarquedosydossoncuatro.
¿QuéleibanadecirencasadelaseñoraValérius?TemblabaalllamaralapuertadeunpequeñopisodelacalleNotre-Dame-des-Victoires.
Ladoncellaqueunanochehabíasalido,enfrentedeél,delcamerinodeChristine,fueaabrirle.PreguntósipodíaveralaseñoraValérius.Lerespondieronqueestabaindispuesta,encama,yqueeraportantoincapazde«recibir».
―Preséntelemitarjeta―dijo.No tuvo que esperar mucho tiempo. La doncella volvió y le introdujo en un
pequeñosalónbastanteoscuroysumariamenteamueblado,encuyasparedeslosdosretratosdelprofesorValériusydelseñorDaaésehallabanfrenteporfrente.
―Laseñorapideperdónalseñorvizconde―dijolacriada―.Nopodrárecibirlemásqueensucuarto,porquesuspobrespiernasyanolasostienen.
CincominutosdespuésRaouleraintroducidoenuncuartocasiaoscuras,dondeinmediatamente distinguió, en la penumbra de una alcoba, el buen rostro de labienhechoradeChristine.ElpelodelaseñoraValériusestabaahoracompletamenteblanco,perosusojosnohabíanenvejecido;alcontrario,sumiradanuncahabíasido
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tanclara,nitanpura,nitaninfantil.―¡Señor de Chagny! ―dijo alegremente tendiendo sus dos manos al
visitante―…¡Ah,eselCieloquienleenvía…!Vamosapoderhablardeella.Estaúltimafrasesonólúgubreenlosoídosdeljoven.Inmediatamentepreguntó:―Señora…,¿dóndeestáChristine?Ylaancianaseñoralerespondiótranquila:―Estáconsu«geniobueno».―¿Quégeniobueno?―exclamóelpobreRaoul.―PueselÁngeldelamúsica.Consternado, el vizconde de Chagny se dejó caer sobre una silla. ¡Realmente
ChristineestabaconelÁngeldelamúsica!Y,desdesucama, laseñoraValérius lesonreíallevándoseundedoalaboca,pararecomendarlesilencio.Yañadió:
―¡Nohayquedecírseloanadie!―Puedecontarconmigo―replicóRaoulsinsabermuybienloquedecía,porque
susideassobreChristine,yamuyalteradas,seembrollabancadavezmásyparecíaque todo empezaba adar vueltas a su alrededor, alrededordel cuarto, alrededordeaquellaextraordinariayvalienteancianadecabelloscanos,deojosazulcielopálido,deojosdecielovacío―…Puedecontarconmigo…
―¡Losé!¡Losé!―dijolamujerconunasonrisafeliz―.Pero,acérqueseamí,comocuandoeraunniño.DemesusmanoscomocuandomecontabalahistoriadelapequeñaLottequelehabíacontadoelseñorDaaé.Lequiero,señorRaoul,yalosabe.¡YChristinetambiénlequiere!
―… Ella me quiere… ―suspiró el joven, que reunía a duras penas supensamientoen tornoalgeniode laseñoraValérius,delÁngel delqueChristine lehabíahabladodeformatanextraña,delacabezademuertoquehabíaentrevistoenunaespeciedepesadillasobrelosescalonesdelaltarmayordePerros,ytambiéndelfantasmadelaÓpera,cuyafamahabíallegadoasusoídosunanocheenquesehabíaquedadoalgúntiempomásenelescenario,adospasosdeungrupodetramoyistasquerecordabanladescripcióncadavéricaquehabíahechoantesdesumisteriosofinalelahorcadoJosephBuquet…
Preguntóenvozbaja:―¿Quélehacecreer,señora,queChristinemequiere?―¡Mehablabadeustedtodoslosdías!―¿Deveras…?¿Yquéledecía?―Medijoqueustedselehabíadeclarado…Ylaancianaseechóareírconunacarcajada,enseñandotodossusdientes,que
había conservado con gran celo. Raoul se levantó, con la frente ruborizada ysufriendodeunamaneraatroz.
―Bueno, ¿adónde va…? ¿Quiere volver a sentarse…? ¿Cree usted que va adespedirseasí…?Estáustedmolestoporquemehereído,lepidoperdón…Despuésdetodo,noesculpasuyaloquehapasado…Ustednosabía…Ustedesjoven…y
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creíaqueChristineeralibre…―¿EstáprometidaChristine?―preguntó convoz estrangulada el desventurado
Raoul.―¡No,porsupuestoqueno…!SabedesobraqueChristine,aunquelodesee,no
puedecasarse…―¿Cómo?Nosénadadeeso…¿YporquénopuedecasarseChristine?―PuesporelGeniodelamúsica…―¿Cómo?―Sí,¡élseloprohíbe…!―¿Queélseloprohíbe…?¿Elgeniodelamúsicaleprohíbecasarse?Raoulse inclinabahacia laseñoraValérius,con lamandíbulaadelantada,como
paramorderla.Sihubierasentidodeseosdedevorarlanolahabríamiradoconunosojos más feroces. Hay momentos en que una inocencia de espíritu demasiadoexcesivaparece tanmonstruosaquesevuelveodiosa.Raoulencontrabaa laseñoraValériusdemasiadoinocente.
Ellanodudósobrelamiradahorriblebajolaqueestaba.Yprosiguióconsuairemásnatural:
―Bueno, él se lo prohíbe… sin prohibírselo…Le dice simplemente que, si secasa,ellanovolveríaaoírle.¡Esoestodo…!¡Yqueélsemarcharíaparasiempre…!Entonces,comoustedcomprenderá,ellanoquieredejarqueelGeniodelamúsicasevaya.Esmuylógico.
―Sí,sí―concedióRaoulenunsoplo―,esmuylógico.―Porlodemás,yocreíaqueChristinelehabíadichotodoestocuandolevioen
Perros,adondehabíaidoconsu«geniobueno».―¡Ah,ah!¿FueaPerrosconel«geniobueno»?―QuierodecirqueéllahabíacitadoenelcementeriodePerros,sobrelatumba
delseñorDaaé.LehabíaprometidotocarlelaResurreccióndeLázaroenelviolíndesupadre.
Raoul de Chagny se levantó y pronunció con gran autoridad estas palabrasdecisivas:
―Señora,¡ahoramismovaadecirmedóndeviveesegenio!Laanciananopareciómuysorprendidaanteaquellapreguntaindiscreta.Alzólos
ojosyrespondió:―¡Enelcielo!Tantocandorledesconcertó.Unafetansimpleyperfectaenungenioquebajaba
todas las tardes desde el cielo para frecuentar los camerinos de las artistas de laÓpera,ledejóestupefacto.
Ahora sedabacuentadel estadodeespíritu enquepodíaencontrarseunaoveneducada entre un músico de pueblo supersticioso y una anciana «iluminada», ytemblóalpensarenlasconsecuenciasdetodoaquello.
―¿Sigue siendoChristine unamujer honrada?―preguntó de pronto sin poder
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impedirquesalieradesuslabios.―¡Selo juropormipartedelparaíso!―exclamólaviejaque,enestaocasión,
parecióofenderse―…,ysiloduda,señor,noséquéhavenidoahaceraquí.Raoulsedesgarrabalosguantes.―¿Cuántotiempohacequeconoceaese«genio»?―¡Haceunostresmeses…!Sí,hacetresmesesqueempezóadarlelecciones.Elvizcondeextendió losbrazosenungesto inmensoydesesperado,y losdejó
caerabrumado.―¿Elgenioledalecciones…?¿Dónde?―Ahoraquesehamarchadoconél,nopodríadecírselo,perohacequincedíasse
lasdabaenelcamerinodeChristine.Aquí,enestepisotanpequeño,seríaimposible.Toda la casa les oiría.Mientras que en laÓpera, a las ochode lamañana, no haynadie.¡Ynolesmolestan!¿Comprende…?
―¡Comprendo! ¡Comprendo! ―exclamó el vizconde, y se despidió de formaprecipitada de la anciana, que se preguntaba para sus adentros si el vizconde noestabaalgochiflado.
Cuandocruzabaelsalón,Raoulvolvióaencontrarsedefrenteconladoncella,yporun instante estuvo apuntode interrogarla, pero creyó sorprender en sus labiosuna leve sonrisa. Pensó que estaba burlándose de él. Escapó. ¿No tenía yasuficiente…? Había querido informarse, ¿qué más podía desear…? Regresó aldomiciliodesuhermanoapie,enunestadolastimoso…
Hubieraqueridocastigarse,darsedecabezadascontralasparedes.¡Habercreídoentantainocencia,entantapureza!¡Haberintentadoexplicartodo,porunmomento,mediante la ingenuidad, mediante la simplicidad de espíritu, mediante el candorinmaculado!¡Elgeniodelamúsica!¡Ahorayaloconocía!¡Loestabaviendo!¡Sinque le pudiera caber la menor duda, se trataba de algún horrible tenor, un guapomozo, y que para cantar ponía el corazón en la boca! ¡Y se encontraba ridículo ydesgraciadohastaelexceso!¡Ah,quémiserable,pequeño,insignificanteynecioerael señorvizcondedeChagnyl,pensabaenrabietadoRaoul.Yella, ¡quécriatura tanaudazytansatánicamentelibertina!
De cualquier modo, aquella carrera por las calles le había sentado bien, habíarefrescadoalgo la llamade su cerebro.Cuandoentró en su cuarto sólopensabaenarrojarsesobrelacamaparaahogarenellasussollozos.PerosuhermanoestabaallíyRaoul se dejó caer entre sus brazos, como un recién nacido. El conde le consolópaternalmente, sin pedirle explicaciones; por lo demás, Raoul hubiera vacilado encontarlelahistoriadelgeniodelamúsica.Sihaycosasdelasqueunopuedejactarse,hayotrasporlasquesesufredemasiadahumillaciónsiendocompadecido.
Elcondesellevóasuhermanoacenaralrestaurante.Conunadesesperacióntanreciente,esprobablequeRaoulhubieradeclinadoaquellanochecualquierinvitaciónsi el conde, para decidirle, no le hubiera informado que la pasada noche, en unaavenida del Bois[38], la dama de sus pensamientos había sido vista en galante
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compañía.Al principio el vizconde no quiso creerlo, pero se le dieron detalles tanprecisosquedejódeprotestar.Enúltimainstancia,¿noeralaaventureramásvulgar?Lahabíanvisto enun cupé con los cristales bajados.Parecía aspirar largamente elaire helado de la noche. Había un claro de luna soberbio. En cuanto a suacompañante,sólohabíandistinguidoenlasombraunavagasilueta.Elcocheiba«alpaso»,porunaavenidadesierta,detrásdelastribunasdeLongchamp[39].
Raoulsevistióconfrenesí,dispuestoyaparaolvidarsuangustiaalanzarse,comosedice,enlos«torbellinosdelplacer».Mas,¡ay!,fueuntristecomensal;trashaberdejadoalcondeahoratemprana,hacialasdiezdelanocheseencontróenuncochedellantasdetrásdelastribunasdeLongchamp.
Hacíaun fríodeperros.La rutaparecíadesiertayestabamuy iluminadapor laluna. Ordenó al cochero esperarle pacientemente en la esquina de una pequeñaavenidaadyacentey,ocultándosecuantopudo,empezóadarvueltas.
No hacía media hora que se entregaba a ese sano ejercicio cuando un coche,procedentedeParís, torcióen laesquinade larutay, tranquilamente,alpasodesucaballo,sedirigióhaciadondeestabaRaoul.
Inmediatamentepensó:¡esella!Ysucorazónempezóalatircongrandesgolpessordos,comolosqueyahabíasentidoensupechoaloírlavozdeunhombredetrásdelapuertadelcamerino…¡Diosmío!¡Cómolaamaba!
Elcocheseguíaavanzando.Encuantoaél,nosehabíamovido.¡Esperaba…!¡Sieraella,estabadecididoasaltaralacabezadeloscaballos…!Costaraloquecostase,queríatenerunaexplicaciónconelÁngeldelamúsica…
Siguieron oyéndose pasos y el cupé llegaba a su altura.No dudaba de que eraella…Enefecto,unamujerseasomabaporlaportezuela.
Y,depronto,lalunalailuminóconunapálidaaureola.―¡Christine!Elnombresagradodesuamada lebrotóde los labiosydelcorazón. ¡Nopudo
contenerlo…! Saltó para recogerlo, porque aquel nombre lanzado al rostro de lanochehabíasidocomolaseñalesperadadeunaembestidafuriosadelcarruaje,quepasódelantedeélsindarletiempoaponerenprácticasusproyectos.Elcristaldelaportezuelahabíavueltoa levantarse.Yhabíadesaparecidoel rostrode la joven.Elcupé,traselquecorría,yanoeramásqueunpuntonegroenelcaminoblanco.
Siguió llamándola: ¡Christine…! Nada le respondió. Se detuvo en medio delsilencio.
Lanzó una mirada desesperada al cielo, a las estrellas; golpeó con el puño supechoencendido…¡laamabaynoeracorrespondido!
Conojostristesvolvióamiraraquellarutadesoladayfría,aquellanochepálidaymuerta.Nohabíanadamás fríonimásmuertoquesucorazón: ¡habíaamadoaunángelydespreciabaaunamujer!
¡Cómosehaburladodeti,Raoul,lapequeñahadadelNorte!¿Novesqueresultainútiltenerunamejillatanfresca,unafrentetantímidaysiempredispuestaacubrirse
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conelvelorosadelpudorparapasearenlanochesolitaria,alfondodeuncupédelujo,encompañíadeunmisteriosoamante?¿Nodeberíahaberunoslímitessagradospara la hipocresía y lamentira…? ¿Yqué debería haber para los ojos claros de lainfanciacuandosetienealmadecortesana?
…Ellahabíapasadosinresponderasullamada…Pero,¿porquéhabíaidoélacruzarseensucamino?¿Conquéderechosehabíaplantadodelantedeella,quenolepideotracosaque
elolvido,quelereprochasupresencia…?―¡Vete…!¡Desaparece…!¡Nocuentas…!¡Pensó enmorir, y tenía veinte años…!Su criado le sorprendió por lamañana
sentado en la cama. No se había desnudado, y el criado tuvo miedo de algunadesgracia al verle con aquella cara de desastre. Raoul le arrancó de las manos elcorreoqueletraía.Habíareconocidounacarta,unpapel,unaescritura.Christineledecía:
Amigomío, vaya pasadomañana al baile de máscaras de la Ópera, amedianoche, al saloncito que está detrás de la chimenea del gran foyer;permanezcadepiejuntoalapuertaquellevaalaRotonda.Nohabledeestacita a nadie. Póngase un dominó blanco, bien enmascarado. Si alguien lereconoce,mevaenellolavida.Christine.
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Elbailedemáscaras
Elsobre,completamentesuciodebarro,nollevabaningúnsello.«Paraentregaralseñor vizconde Raoul de Chagny», y las señas a lápiz. Lo habían tirado con laesperanzadequealgúntranseúnterecogeríaelbilleteylollevaríaasudomicilio;eslo que había pasado. Habían encontrado el billete en una acera de la plaza de laÓpera.Raoulvolvióaleerlofebrilmente.
Nonecesitabamásparaquerenacieseenéllaesperanza.LasombríaimagenqueporuninstantesehabíahechodeunaChristineolvidadadesusdeberesparaconellamisma,dejópasoalaprimeraimaginaciónquehabíatenidodeunapobremuchachainocente,víctimadeunaimprudenciaydesusensibilidadexcesiva.¿Hastaquepuntoera realmente víctima a esa hora? ¿De quién estaba prisionera? ¿A qué abismo lahabían arrastrado? Se lo preguntaba con una angustia muy cruel; pero ese dolormismoleparecíasoportablefrentealdelirioenquelesumíalaideadeunaChristinehipócrita ymentirosa. ¿Quéhabía pasado? ¿Qué influencia había sufrido la joven?¿Quémonstruolahabíaencantado,yconquéarmas?
… ¿Con qué armas podía ser, si no eran las de la música? Sí, sí, cuantomáspensabamásseconvencíadequeeraporese ladopordondedescubriría laverdad.¿Había olvidado acaso el tono con que ella le había dicho, en Perros, que habíarecibidolavisitadelenviadoceleste?YlahistoriamismadeChristine,enaquellosúltimostiempos,¿nodebíaayudarleaaclararlastinieblasenquesedebatía?¿Habíaignoradoladesesperaciónquesehabíaapoderadodeellatraslamuertedesupadreylarepugnanciaquehabíasentidoentonceshaciatodaslascosasdelavida,inclusodesu arte? Había pasado por el Conservatorio como una pobre máquina cantante,carente de alma. Y, de pronto, había despertado, como bajo el soplo de unaintervencióndivina. ¡ElÁngel de lamúsicahabía llegado! ¡Canta laMargarita delFaustoy triunfa…!¡ElÁngelde lamúsica!¿Quiénsehacepasar,pues,asusojosporesemaravillosogenio…?¿Quién,informadodelaleyendaamadadelviejoDaaé,lahautilizadohastaelpuntodequelajovennoesyaentresusmanosotracosaqueuninstrumentosindefensaqueélhacevibraracapricho?
YRaoulpensabaqueunaaventuracomoaquéllanoeraexcepcional.RecordabaloquelehabíaocurridoalaprincesaBelmonte,queacababadeperderasumaridoycuyadesesperaciónsehabíaconvertidoenestupor…Hacíaunmesquelaprincesanopodía hablar ni llorar. Esa inercia física y moral iba agravándose cada día y eldebilitamientodelarazónconducíapocoapocoaladestruccióndelavida.Llevabantodas las tardes a la enferma a sus jardines; pero no parecía comprender siquieradónde estaba. Raff, el mayor cantante de Alemania, quiso visitar esos jardines,famosos por su belleza.Unade lasmujeres de la princesa rogó al gran artista que
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cantara, sin dejarse ver, cerca del bosquecillo donde lamujer se hallaba tumbada.Raffaceptólapropuestaycantóunamelodíasencillaquelaprincesahabíaoídodelabiosdesumaridoenlosprimerosdíasdesuhimeneo.Lamelodíaeraexpresivayconmovedora. La música, la letra, la voz admirable del artista, todo se unió pararemover profundamente el alma de la princesa. De sus ojos brotaron lágrimas…,lloró,sesalvóyquedóconvencidadequesuesposohabíabajadoaquellanochedelcieloparacantarlelamelodíadeantaño.
¡Sí…, esa tarde…! Una tarde, pensaba ahora Raoul, una única tarde… Peroaquellahermosaestratagemanohubieraaguantadoanteunaexperienciarepetida…
LaidealydolienteprincesadeBelmontehabríaterminadopordescubriraRaff,tras el bosquecillo, si hubiera vuelto al mismo lugar todas las tardes durante tresmeses…
ElÁngeldelamúsicahabíadadoleccionesaChristinedurantetresmeses…¡Ah,quéprofesortancumplidor…!¡YahoralapaseabaporelBois!
Raoulsedesgarrabalacarneconsusdedoscrispados,puestossobreunpechoenelquelatíasucorazónceloso.Sinexperiencia,sepreguntabaaterradoaquéjuegoleinvitabalaseñoritaparaunapróximamascarada.¿YhastaquépuntounachicadelaÓpera puede burlarse de un buen joven completamente nuevo en el amor? ¡Quémiseria…!
ElpensamientodeRaoulibadeestemododeextremoaextremo.Nosabíayasidebía tener lástima de Christine o maldecirla, y la compadecía y la maldecíaalternativamente.Porsiacaso,sinembargo,consiguióundominóblanco.
Llegóporfinlahoradelacita.Cubiertoelrostroconunantifazprovistodeunlargo y espeso encaje, completamente de blanco, el vizconde se encontró muyridículoporhabersepuestoaqueltrajedelasmascaradasrománticas.UnhombredemundonosedisfrazabaparairalbailedelaÓpera.Lehubierahechoreír.Perounaideaconsolabaalvizconde: ¡quenadie le reconocería!Además,aquel trajeyaquelantifazteníanotraventaja:Raoulibaapoderpasearseporallí«comoporsucasa»,completamentesolo,conladesazónenelalmaylatristezaenelcorazón.Notendríanecesidaddefingir:seríasuperfluocomponerunamáscaraparasurostro:¡latenía!
Aquel baile era una fiesta excepcional, que se celebraba antes de los días deayuno,enhonordelaniversariodelnacimientodeunilustredibujantederegocijosdeantaño, de un émulo de Gavarni[40] cuyo lápiz había inmortalizado a los«carnavaleros» y el descenso de la Courtille[41]. Por eso debía haber un aspectomuchomásalegre,más ruidosoymásbohemioqueen lamayoríade losbailesdemáscaras.Numerososartistassehabíandadocitaallí,seguidosportodaunaclientelademodelosydepintorcillosque,haciamedianoche,empezabanaarmarbulla.
Raoulsubiólaescalinataalasdocemenoscinco,nosedetuvoparacontemplar,entornosuyo,elespectáculodetrajesmulticoloresquesemostrabanalolargodelosescalonesdemármol,enunodelosdecoradosmássuntuososdelmundo;nosedejóentretenerporningunamáscaragraciosa,nicontestóaningunabroma,yescapóala
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familiaridadatrevidadevariasparejasqueyaestabandemasiadoalegres.Trascruzarelgranfoyeryescaparaunacadenetaquelohabíaencerradounmomento,entróporfinenelsalónqueelbilletedeChristine lehabía indicado.Enaquelespaciohabíamuchísima gente, porque era el punto donde se encontraban todos los que iban acenar a la Rotonda o volvían de tomar una copa de champán. El tumulto era allíardienteyalegre.RaoulpensóqueChristinehabíapreferido,parasumisteriosacita,aquellaalgarabíaaunrincónaislado:bajolamáscaraestaríanmásescondidos.
Seapoyóenlapuertayesperó.Noesperómuchotiempo.Pasóundominónegroquerápidamentelecogiólapuntadelosdedos.Comprendióqueeraella.
Lasiguió.―¿Esusted,Christine?―preguntóentredientes.Eldominósevolvióconprestezayalzóeldedohastalaalturadesuslabiospara
recomendarlesindudaquenovolvieraarepetirsunombre.Raoulcontinuósiguiéndolaensilencio.Teníamiedodeperderla,despuésdehaberlaencontradodeformatanextraña.Ya
no sentía odio contra ella. No dudaba siquiera de que ella «no tenía nada quereprocharse»,porextrañaeinexplicablequeparecierasuconducta.Estabadispuestoa todas las humillaciones, a todos los perdones, a todas las cobardías. Amaba. Y,desde luego, iban a explicarle de formamuy natural, acto seguido, las razones deaquellaausenciatansingular…
Devezencuandoeldominónegrosevolvíaparaversicontinuabasiguiéndoleeldominóblanco.
CuandoRaoulcruzabadenuevoasí,detrásdesuguía,elgranfoyerdelpúblico,no pudo dejar de observar entre todos los barullos, un barullo…, entre todos losgruposqueseentregabanalasextravaganciasmáslocas,ungrupoapiñadoentornoaunpersonajecuyodisfraz,porteoriginalyaspectomacabrocausabansensación…
Elpersonajeibacompletamentevestidodeescarlataconuninmensosombrerodeplumas sobre una calavera. ¡Ah, qué hermosa imitación de calavera! ¡Lospintorzuelosquehabíaasualrededor le festejaban, le felicitaban…, lepreguntabanen qué taller, frecuentado por Plutón, le habían hecho, dibujado ymaquillado unacalaveratanbella!¡La«Pelona»mismahabíadebidoposar!
Elhombredelacalavera,desombrerodeplumasytrajeescarlataarrastrabatrasdesíunainmensacapadeterciopelorojocuyacolaseestirabadeformaregiasobreel suelo;yen lacapahabíanbordada,en letrasdeoro,una fraseque todos leíanyrepetíanenvozalta:«¡Nometoquéis!¡SoylaMuerterojaquepasa…!»
Alguienquisotocarle…,perounamanodeesqueleto,quesaliódeunamangadepúrpura,agarródeformabrutallamuñecadelimprudenteyéste,habiendosentidoelinflujo de la osamenta, el abrazo furioso de la Muerte que parecía que no iba asoltarle nunca, lanzó un grito de dolor y espanto. Una vez que la Muerte roja ledevolviólalibertad,echóacorrercomounlocoenmediodelarechiflageneral.FueenestemomentocuandoRaoulsecruzóconelfúnebrepersonajequeprecisamente
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acababadevolverse hacia aquel lado.YRaoul estuvo a puntodedejar escapar ungrito:«¡LacalaveradePerros-Guirec!» ¡Lahabía reconocido…!Quisoperseguirla,olvidando a Christine; pero el dominó negro, que también parecía presa de unaextrañaconmoción,lehabíaagarradodelbrazoylearrastraba…,learrastrabalejosdelfoyer,fueradeaquellamultituddemoníacaentrelaquepaseabalaMuerteroja.
Eldominónegrosevolvíaacadainstante,ypordosveceslepareciópercibir,sinningunaduda,algoquelaespantaba,porqueacelerómástodavíasumarchayladeRaoulcomosialguienlospersiguiera.
Subieronasídospisos.Allí lasescalerasycorredoresestabancasidesiertos.Eldominónegroempujólapuertadeuncamerinoehizoseñasaldominóblancoparaqueentrara.Christine(porqueeraella,pudoreconocerlaporsuvoz),Christinecerrótras él la puerta del camerino recomendándole envozbaja quepermaneciera en laparte de atrás del camerino y no se asomase.Raoul se quitó lamáscara.Christineconservólasuya.Ycuandoeljovenibaarogaralacantantequeselaquitase,quedótotalmenteasombradoalverla inclinarsehaciael tabiqueyescucharatentamente loqueocurríaalotro lado.LuegoChristineentreabrió lapuertaymiróenelcorredordiciendoenvozbaja:«¡Debedehabersubidoarriba,al“camerinodelosCiegos!”».Deprontoexclamó:«¡Yabaja!».
Quisocerrarlapuerta,peroRaoulseopuso,porque,enelescalónmásaltodelaescaleraquesubíaalpisosuperior,habíavistoposarseunpierojo,yluegootro…,ylentamente,majestuosamente,descendiótodoel trajeescarlatadelaMuerteroja.YvolvióaverlacalaveradePerros-Guirec.
―¡Esél!―exclamó―…¡Estaveznosemeescapará…!Pero Christine había cerrado la puerta en el momento en que Raoul pretendía
abalanzarsefuera.Élquisoapartarladesucamino.―¿Quién?―preguntóellaconlavoztotalmentecambiada―…,¿quiéneselque
noseleescapará?Raoultratódevencerbrutalmentelaresistenciadelajoven,peroellalerechazaba
conunafuerzainesperada…Élcomprendióocreyócomprenderysepusofurioso.―¿Quién?―dijoencolerizado―…¡Puesél!Elhombrequeseocultabajoesa
terrible imagenmortuoria…,elgeniomalodel cementeriodePerros…, ¡laMuerteroja…!En fin, suamigo, señora…SuÁngelde lamúsica.Peroyo le arrancaré sumáscaradelacara,comoarrancarélamía,ynosmiraremos,estavezfrenteafrente,sinvelonimentira,yentoncessabréaquiénamaustedyquiénlaama.
YestallóenunarisainsensatamientrasChristine,detrásdesuantifaz,dejabaoírundolorosogemido.
Extendióconungestotrágicosusdosbrazos,quepusieronunabarreradecarneblancasobrelapuerta.
―Ennombredenuestroamor,Raoul,¡ustednopasará!Élsedetuvo.¿Quéesloquehabíadicho…?¿Ennombredesuamor…?Perosi
ellanuncalehabíadicho,nunca,queleamaba.Ysinembargo,¡nolehabíanfaltado
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ocasiones para hacerlo…! Le había visto ya bastante desgraciado, llorando en supresenciaeimplorandounapalabradeesperanzaquenohabíasalidodesuslabios…Lehabíavistoenfermo,casimuertodeterroryfríotraslanochedelcementeriodePerros.¿Habíapermanecidoellaasuladoenelmomentoenquemásnecesidadhabíatenidodesuscuidados?No.¡Habíahuido…!¡Yahoradecíaqueleamaba!Hablaba«en nombre de su amor». ¡Vamos! No quería otra cosa que retrasarle unossegundos…Teníaqueganar tiempoparaque laMuerte rojaescapase…¿Suamor?¡Estabamintiendo!
Y,conunacentodeodioinfantil,selodijo.―¡Mienteusted, señora!Porqueustednomeamaninuncamehaamado.Hay
queserunpobredesgraciadocomoyoparadejarseengañar,paradejarseburlarcomolohesido.¿Porquémepermitióustedconsuactitud,conlaalegríadesumirada,consu silencio mismo, todas las esperanzas durante nuestra primera cita en Perros?¡Todaslasesperanzashonradas,señora,porquesoyunhombrehonradoylacreíaaustedunamujerhonradacuandonoeraotrasuintenciónqueburlarsedemí!¡Ay!¡Sehareídousteddetodoelmundo!¡Haabusadovergonzosamentedelcorazóncándidodesupropiabienhechora,quesiguecreyendosinembargoensusinceridadcuandoacudealbailedelaÓperaconlaMuerteroja…!¡Ladesprecio!
Yseechóallorar.Elladejabaquelainjuriase.Sólopensabaenretenerle.―Un día me pedirá perdón por todas esas viles palabras, Raoul, ¡y yo le
perdonaré…!Élmoviólacabeza.―¡No, no! ¡Ustedme había vuelto loco…!Cuando pienso que sólo tenía una
metaenlavida:¡darmisapellidosaunacantantedelaÓpera…!―¡Raoul…!¡Desgraciado!―¡Memorirédevergüenza!―Viva,amigomío―dijolavozgraveyalteradadeChristine―…¡yadiós!―¡Adiós,Christine!―¡Adiós,Raoul…!Eljovendiounpasovacilante.Seatrevióadecirunsarcasmomás:―¡Oh,supongoquemepermitiráacudirdevezencuandoaaplaudirla!―¡Novolveréacantar,Raoul!―¿De veras? ―añadió él con más ironía aún―… ¡Le preparan otras
distracciones: ¡Enhorabuena…! ¡Pero volveremos a vernos en elBois unade estasnoches!
―NienelBois,nienningunaotraparte,Raoul;novolveráaverme.―¿Podríasabersealmenosaquétinieblasregresa…?¿Paraquéinfiernosalede
viaje,misteriosadama…?¿Oparaquéparaíso?―Habíavenidoparadecírselo…, amigomío, peroyanopuedodecirle nada…
¡Nomecreería!¡Ustedhaperdidolafeenmí,Raoul,todohaterminado…!Ydijoaquel«¡Todohaterminado!»enuntonotandesesperado,queeljovense
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estremecióyelremordimientodesucrueldadempezóaturbarleelalma.―Pero¿novaadecirmedeunavezquésignificatodoesto?―exclamóél―…
Esustedlibre,sintrabas…Sepaseaporlaciudad…seponeundominóparacorreralbaile…¿Porquénovuelveasucasa…?¿Quéhahechodesdehacequincedías…?¿QuéesesahistoriadelÁngeldelamúsicaquelehacontadoalaseñoraValérius?Alguien ha podido engañarla, abusar de la credulidad de usted… Yo mismo fuitestigo de ello en Perros… pero, ahora ya sabe a qué atenerse…Me parece muysensata,Christine… ¡Sabe usted lo que hace…!Y sin embargo, la señoraValériussigue esperándola, invocando su «genio bueno»… ¡Explíquese, Christine, se losuplico…!¿Sehabránengañadolosdemás…?¿Quéestodaestacomedia?
Christinesequitósimplementelamáscaraydijo:―¡Esunatragedia,amigomío…!Raoul vio entonces su cara y no pudo contener una exclamación de sorpresa y
espanto.Losfrescoscoloresdeotrotiempohabíandesaparecido.Unapalidezmortalseextendíasobreaquellosrasgosquehabíaconocidotanencantadoresytansuaves,reflejosdelagraciatranquilaydelaconcienciasinlucha.¡Quéatormentadosestabanahora!Elsurcodeldolor loshabíaahondadodespiadadamentey loshermososojosclarosdeChristine,enotro tiempolimpioscomolos lagosqueservíandeojosa lapequeña Lotte, parecían aquella noche de una profundidad oscura, misteriosa einsondable,yestabancompletamentecercadosporunasombraespantosamentetriste.
―¡Amigamía, amigamía!―gimió él tendiendo los brazos―…,haprometidoustedperdonarme…
―¡Quizás…quizásundía…!―dijoellavolviéndoseaponer sumáscara,y semarchóprohibiéndoleseguirlaconungestoquelerechazaba…
Él quiso lanzarse tras ella, pero la joven se volvió y repitió con tal autoridadsoberanasugestodedespedidaqueélnoseatrevióadarunpaso.
Lamiróalejarse…Yluegobajódondesehallabalamuchedumbre,sinsaberconexactitudquéhacía,conlassienespalpitantesyelcorazóndesgarrado;enlasalaqueatravesabapreguntósinohabíanvistopasaralaMuerteroja.Ledecían:«¿QuiénesesaMuerte roja?». Él respondía: «Un caballero disfrazado con una calavera y unagran capa roja». En todas partes le dijeron que la Muerte roja acababa de pasararrastrandosuregiacapa,peronolaencontróenningúnsitio,yhacia lasdosdelamañana regresó al corredor que, por detrás del escenario, llevaba al camerino deChristineDaaé.
Suspasoslehabíanconducidoallugardondehabíaempezadoasufrir.Llamóalapuerta. No le respondieron. Entró como había entrado cuando buscaba por todasparteslavozdehombre.Elcamerinoestabavacío.Ardíaunmecherodegas,comolámpara.Enunpequeñoescritoriohabíapapelysobres.PensóescribiraChristine,peroenelcorredorsedejaronoírunospasos…Sólotuvotiempoparaesconderseenel tocador, que estaba separado del camerino por una simple cortina. Una manoempujabalapuertadelcamerino.¡EraChristine!
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Contuvo la respiración. ¡Quería ver! ¡Quería saber…!Algo le decía que iba aasistiraunapartedelmisterioyquetalvezibaaempezaracomprender…
Christineentró,sequitólamáscaracongestofatigadoylaarrojósobrelamesa.Suspiró, dejó caer su hermosa cabeza entre lasmanos… ¿En qué pensaba…? ¿EnRaoul…?¡No!PorqueRaoullaoyómurmurar:«¡PobreErik!».
Alprincipiocreyóhaberoídomal.Enprimerlugar,estabaconvencidodequesialguieneradignodelástimaesealguieneraél,Raoul.Despuésdeloqueacababadepasarentreellos, lomás lógicoeraqueelladijeseenunsuspiro:«¡PobreRaoul!».Pero,moviendo la cabeza, ella repitió: «¡PobreErik!». ¿Quépintaba el talErik enmedio de los suspiros de Christine, y por qué la pequeña hada del Norte secompadecíadeErikcuandoRaouleratandesgraciado?
Christine se puso a escribir despacio, tranquilamente, tan pacíficamente queRaoul, que todavía temblaba por el drama que los separaba, quedó molesta ysingularmente impresionado. «¡Qué sangre fría!», se dijo. La joven escribió asíllenandodos,tres,cuatrohojas.Deprontolevantólacabezayescondiólashojasensupecho…Parecíaescuchar…Raoultambiénescuchó…¿Dedóndeprocedíaaquelruido extraño, aquel ritmo lejano…? Un canto sordo que parecía salir de lasparedes… Sí, se hubiera dicho que los muros cantaban… El canto se volvía másclaro…, las palabras resultaban inteligibles…, se distinguió una voz…, una vozbellísima, dulcísima y muy cautivadora…, pero tanta dulzura seguía siendo, sinembargo,masculinayporellopodíajuzgarsequelavoznopertenecíaaunamujer…Lavozseguíaacercándose…,traspasólapared…,llegó…,ylavozahoraestabaenel cuarto, delante de Christine. Christine se levantó y habló con la voz como siestuvierahablandoconalguienquesehallaraasulado.
―Heme aquí, Erik, estoy preparada―dijo―.Es usted el que se ha retrasado,amigomío.
Raoul,quemirabaconprudenciadetrásdelacortina,nopodíadarcréditoasusojos,quenolemostrabannada.
LafisonomíadeChristineseiluminó.Unasonrisafueaposarsesobresuslabiosexangües,unasonrisacomoladelosconvalecientescuandoempiezanaesperarquelaenfermedadqueleshaheridonohadellevárselos.
Lavoz sin cuerpo empezó a cantar otravezy, desde luego,Raoulnuncahabíaoídoen toda suvidaenelmundo―comovozqueune, almismo tiempoyconelmismo aliento, los extremos― nada tan amplia y heroicamente suave, nada másvictoriosamenteinsidioso,másdelicadoenlafuerza,másfuerteenladelicadeza,másirresistiblemente triunfante. Había allí acentos definitivos que cantaban de formamagistralyqueabuensegurodebían,porlasolavirtuddesuaudición,provocarelnacimiento de acentos elevados entre losmortales que sienten, amany traducen lamúsica. Había una fuente tranquila y pura de armonía en la que los fieles podíanbeberdevotamente con toda tranquilidad, segurosdeque estaban allí parabeber lagraciadelamúsica.Ysuarte,depronto,sehabíatransfiguradodespuésdealcanzar
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lodivino.RaoulescuchabaaquellavozconfiebreyempezabaacomprendercómohabíapodidodejarestupefactoalpúblicounanocheChristineDaaé,conacentosdeunabellezadesconocida,deunaexaltaciónsobrehumana,bajolainfluenciasindudatodavía del misterioso e invisible maestro. Y comprendía mejor un suceso tanconsiderablealescucharlaexcepcionalvoz,quenocantabanadaexcepcional:conelamarillo había hecho el azul. La trivialidad de los versos y la facilidad y casivulgaridadpopulardelamelodíaparecíantransformarseenbellezagraciasaunsoploquelaselevabaylasllevabaalcieloenalasdelapasión.Porqueaquellavozangélicaglorificabaunhimnopagano.
Lavozcantaba«lanochedehimeneo»deRomeoyJulieta.RaoulvioaChristinetenderlosbrazoshacialavoz,igualquehabíahechoenel
cementerio de Perros hacia el violín invisible que tocaba La Resurrección deLázaro…
Nadapodríatraducirlapasióndeaquellavozcuandodijo:
¡Eldestinoteencadenaamísinretorno…!
Raoul sintió traspasado el corazón y, luchando contra el encanto que parecíaprivarledetodavoluntadyenergía,ycasidetodalucidezenelmomentoenquemásla necesitaba, logró descorrer la cortina que le ocultaba y caminó hacia Christine.Ésta,queavanzabahaciaelfondodelcamerinocuyaparedenteraestabaocupadaporun gran espejo que le devolvía su imagen, no podía verle, porque se hallabaexactamentedetrásdeellaycompletamentetapadoporella.
¡Eldestinoteencadenaamísinretorno…!
Christineseguíacaminandohaciasu imagenysu imagenbajabahaciaella.LasdosChristine―elcuerpoyla imagen―terminaronpor tocarse,porconfundirse,yRaoultendiólosbrazosparacogerlasalasdosdeunasolavez.
Pero,porunaespeciedemilagrodeslumbrantequelehizovacilar,Raoulseviodepronto rechazadohacia atrás,mientrasunvientoheladobarría su rostro;vionodos, sinocuatro,ocho,veinteChristine,quegirarona sualrededorcon tal ligerezaque se burlaban y huían con tanta rapidez que sumano no pudo tocar a ninguna.Finalmente todo quedó inmóvil, y él se vio en el espejo. Pero Christine habíadesaparecido.
Corrió hacia el espejo. Chocó contra las paredes. ¡Nadie! Y sin embargo elcamerinoresonabatodavíaconunritmolejano,apasionado:
¡Eldestinoteencadenaamísinretorno…!
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Susmanosenjugaronsufrentesudorosa,palparonsucarnedespierta,tantearonlapenumbra,dieronalallamadelmecherodegastodasufuerza.Estabasegurodequenosoñaba.Sehallabaenelcentrodeunjuegoformidable,físicoymoral,cuyaclavenoposeíayquetalvezibaatriturarle.Vagamentesecreíaunpríncipeaventureroquehatraspasadoellímiteprohibidodeuncuentodehadasynodebeextrañarsedeserpresa de los fenómenos mágicos que ha afrontado y desencadenado por amar deformadesconsiderada.
¿Pordónde?¿PordóndesehabíaidoChristine?¿Pordóndevolvería…?¿Volvería…?¡Ay!¿Nolehabíaaseguradoellaquetodohabíaterminado…?¿Y
norepetíalapared:Eldestinoteencadenaamísinretorno?¿Amí?¿Aquién?Entonces,extenuado,vencido,conelcerebrovacío, sesentóenel lugarmismo
que hacía un instante ocupaba Christine. Como ella, dejó caer su cabeza entre lasmanos.Cuandovolvióalevantarla,porsujovenrostrocorríanabundanteslágrimas,verdaderas y pesadas lágrimas, como las de los niños envidiosos, lágrimas quelloraban por una desgracia nada fantástica, sino común a todos los amantes de latierra,yqueélmismoprecisóenvozalta:
―¿QuiéneseseErik?―dijo.
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XI
Hayqueolvidarelnombrede«lavozdehombre»
AlamañanasiguientedeldíaenqueChristinehabíadesaparecidodelantedesusojosenunaespeciededeslumbramientoqueaúnlehacíasospechardesussentidos,el señor vizconde de Chagny se dirigió en busca de noticias a casa de la señoraValérius.Cayósobreuncuadroconmovedor.
Alacabeceradelaancianadama,quetejíasentadaensulecho,Christinehacíapunto. Nunca óvalo más encantador, ni frente más pura, ni mirada más dulce seinclinaron sobre una labor de virgen. A lasmejillas de la joven habían vuelto loscolores frescos. El cerco azulado de sus ojos claros había desaparecido. Raoul noreconocióyaelrostrotrágicodelavíspera.Sielvelodemelancolíadifundidosobreaquellosrasgosadorablesnohubieraparecidoal jovenelúltimovestigiodeldramainaudito en que se debatía aquella misteriosa mujer, habría podido pensar queChristineerasuincomprensibleheroína.
Christineselevantósinemociónaparentecuandoélseacercóyletendiólamano.PerolasorpresadeRaouleratalquesequedóallí,anonadado,sinungesto,sinunapalabra.
―Bueno, señor de Chagny―exclamó la señora Valérius―. ¿No conoce ya anuestraChristine?¡Su«geniobueno»noslahadevuelto!
―¡Mamá!―leinterrumpiólajovenentonoseco,mientrasunvivoruborlesubíahastalosojos―,mamá,creíaquenosevolveríaahablardeeso…¡Yasabeustedqueélnotieneelgeniodelamúsica!
―¡Hijamía,sinembargotehadadoleccionesdurantetresmeses!―Mamá,leheprometidoexplicarletodoundía;yoespero…,mas,hastaesedía,
ustedmehaprometidosilencioynopreguntarmenunca!―¡Sime prometieses no volver a abandonarme! Pero ¿me has prometido eso,
Christine?―Mamá,todoesonopuedeinteresaralseñordeChagny…―Seengaña,señorita―leinterrumpióeljovenconunavozquequeríaaparentar
firmezayvaloryquetodavíatemblaba―;todoloquelaafectameinteresahastaunpuntoquenopodríaustedcomprender.No leocultaréquemi sorpresa igualaamialegríaalencontrarlajuntoasumadreadoptivayqueloquepasóayerentrenosotros,loquepudousteddecirme,loqueyopudeadivinar,nadamehacíapreverunregresotanrápido.Seríaelprimeroenalegrarmesiustednoseempeñaraenconservarsobretodo esto un secreto que puede serle fatal…yyo soy amigo suyohace demasiadotiempo para no preocuparme, lo mismo que la señora Valérius, por una funestaaventuraqueseguirásiendopeligrosamientrasnohayamosdescubiertosutramaydelaqueustedterminaráporserlavíctima,Christine.
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Anteestaspalabras,laseñoraValériusseagitóensulecho.―¿Quéquieredecireso?―exclamó―…¿Christineestáenpeligro?―Sí,señora…―declaróRaoulconvalentía,pesealasseñasdeChristine.―¡Dios mío!―exclamó, jadeante, la buena y cándida anciana―. Tienes que
decírmelotodo,Christine.¿Porquémetranquilizas?¿Ydequépeligrosetrata,señordeChagny?
―¡Unimpostorestáabusandodesubuenafe!―¿ElÁngeldelamúsicaesunimpostor?―¡EllamismalehadichoquenohayÁngeldelamúsica!―Entonces, ¿qué es lo que hay? Dímelo, en nombre del Cielo ―suplicó
impotentelaseñoraValérius―.¡Provocaráustedmimuerte!―¡Lo que hay, señora, a nuestro alrededor, alrededor de usted, alrededor de
Christine,esunmisterioterrestremuchomásdignodetemorquecualquierfantasmaycualquiergenio!
LaseñoraValériusvolvióhaciaChristineunrostroaterrado,peroéstayasehabíaprecipitadohaciasumadreadoptivaylaestrechabaentresusbrazos:
―¡Nolecreas,mamá…!¡No lecreas!―repetía…,y tratabadeconsolarlaconsuscaricias,porquelaancianalanzabasuspirosquepartíanelalma.
―¡Entoncesdimequenovolverásadejarme!―implorólaviudadelprofesor.ChristinecallabayRaoulprosiguió:―Eso es lo que hay que prometer, Christine… ¡Es lo único que puede
tranquilizarnos a su madre y a mí! Nos comprometemos a no hacerle ningunapreguntasobreelpasadoacondicióndequeustedprometapermanecerbajonuestrasalvaguardiaenelfuturo…
―¡Esuncompromisoqueyono lepido,yesunapromesaqueyono lesharé!―dijo la joven con orgullo―. Soy libre enmis actos, señor de Chagny; usted notiene ningún derecho a controlarlos y le ruego que deje de hacerlo de ahora enadelante.Encuantoaloquehehecholosúltimosquincedías,sólohayunhombreenelmundo que tiene derecho a exigir que se lo cuente: ¡mimarido! ¡Pero ni tengomaridonimecasarénunca!
Ymientrasdecíaestoconfuerza,extendiólamanohaciaRaoul,comoparahacermássolemnessuspalabras;yRaoulpalideciónosólopor laspalabrasmismasqueacababadeoír,sinoporqueacababadevereneldedodeChristineunanillodeoro.
―Notieneustedmaridoy,sinembargo,llevauna«alianza».Ypretendiócogersumano,peroChristinelaretiróenseguida.―¡Esun regalo!―dijo ruborizándosey esforzándose envanopor esconder su
apuro.―¡Christine! ¡Dadoqueno tieneustedmarido, ese anillo sólopuedehabérselo
dado aquel que espera serlo! ¿Por qué seguir engañándonos? ¿Por qué torturarmemás?¡Eseanilloesunapromesa!¡Yesapromesahasidoaceptada!
―¡Esloqueyolehedicho!―exclamólaanciana.
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―¿Yquéleharespondido,señora?―Lo que he querido ―exclamó Christine exasperada―. ¿No le parece,
caballero,queesteinterrogatoriohaduradodemasiado…?Encuantoamí…Raoul, muy emocionado, temía dejarle pronunciar las palabras de una ruptura
definitiva.Poresolainterrumpió:―Perdónporhaberlehabladoasí,señorita…¡Conoceelhonestosentimientoque
en este instante me hace mezclarme en cosas que, sin duda, no me afectan! Perodéjeme decirle lo que he visto…, y he visto más de lo que usted se imagina,Christine…,ohecreídover,porque,enrealidad,enunaaventuracomoéstasedudainclusodeltestimoniodelospropiosojos…
―¿Quéesloquehavisto,señor,oquéesloquehacreídover?―¡Hevistosuéxtasisanteelsonidodelavoz,Christine!Delavozquesalíade
lapared,odeuncamerino,odelpisodeallado…¡sí,suéxtasis…!¡Yesoesloquemeespanta…!¡Ustedestábajoelmáspeligrosodeloshechizos…!Y,sinembargo,parecequesehadadocuentadelaimpostura,puestoquehoydicequeélnotieneelgeniodelamúsica…Entonces,Christine,¿porquélesiguióustedunavezmás?¿Porquéselevantó,conlacararadiante,comosirealmenteoyesealosángeles…?¡Ah,quépeligrosaesesavoz,Christine,puestoqueyomismo,mientraslaoía,estabatanencantadoqueusteddesapareciódemivistasinquepudiesedeciradóndesehabíaido…!¡Christine!¡Christine!¡Ennombredelcielo,ennombredesupadrequeestáenelcieloyalquetantoamóustedyquemeamóamí,Christine,debedecirnos,asubienhechora y a mí, a quién pertenece esa voz! ¡Y, a pesar suyo, nosotros lasalvaremos…!¡Vamos!¿Cómosellamaesehombre,Christine…?¡Esehombrequehatenidolaaudaciadeponerleeneldedounanillodeoro!
―SeñordeChagny―declarófríamentelajoven―,¡nolosabráustednunca!Entonces se oyó la voz agria de la señoraValérius que, de pronto, se ponía de
parte de Christine, al ver la hostilidad con que su pupila acababa de dirigirse alvizconde.
―¡Siellaamaaesehombre,señorvizconde,austednoleafecta!―¡Ay, señora! ―continuó con humildad Raoul, que no pudo contener sus
lágrimas―…¡Ay!Creo,enefecto,queChristineleama…Todomeloprueba,peromidesesperaciónnosedebesóloaeso,porquedeloquenoestoyseguro,señora,esdequequienesamadoporChristineseadignodeeseamor!
―¡Sólo a mí corresponde juzgarlo, señor! ―dijo Christine mirando a Raouldirectamentealacaraymostrándoleunrostrodominadoporunairritaciónsoberana.
―Cuando se emplean para seducir a una joven medios tan románticos…―continuóRaoul,quesentíaquelasfuerzasleabandonaban…
―Elhombredebedeserunmiserableolajovenmuytonta,¿noescierto?―¡Christine!―Raoul,¿porquécondenaasíaunhombrealquenuncahavisto,alquenadie
conoceydelqueustedmismonosabenada…?
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―Sí, Christine…, sí… Sé por lo menos el nombre que usted pretende seguirocultándome.¡SuÁngeldelamúsica,señorita,sellamaErik…!
Christinesetraicionóinmediatamente.Estavezsepusopálidacomoelmanteldeunaltar.Balbuceó:
―¿Quiénselohadicho?―¡Ustedmisma!―¿Cómo?―Cuando le compadeció la pasada noche, la noche del baile demáscaras. Al
llegarasucamerino,¿nodijousted:«¡PobreErik!».Puesbien,Christine,enalgunaparteestabaunpobreRaoulquelaoyó.
―¡Es la segunda vez que me escucha usted detrás de las puertas, señor deChagny!
―No estaba detrás de la puerta… ¡Estaba en el camerino…! ¡En su tocador,señorita!
―¡Desgraciado!―gimió la joven,quemostró todos los indiciosdeunespantoinexpresable―…¡Desgraciado!¿Quierequelematen?
―¡Quizás!Raoulpronuncióese«quizás»con tantoamorydesesperaciónqueChristineno
pudocontenerunsollozo.Lecogióentonceslasmanosylemirócontodalapuraternuradequeeracapaz,
yeljoven,bajoaquellamirada,sintióquesudolorestabayacalmado.―Raoul ―dijo ella―. Debe usted olvidar la voz de hombre y no volver a
recordarsunombre…ynointentarnuncasaberelmisteriodelavozdehombre.―¿Tanterribleesesemisterio?―¡Nohayotromáshorriblesobrelatierra!Unsilencioseparóaambosjóvenes.Raoulsesentíaabrumado.―¡Júremequeustednoharánadapara«saber»―insistióella―…Júremequeno
volveráaentrarenmicamerinosiyonolellamo!―¿Meprometellamarmeaélalgunavez,Christine?―Seloprometo.―¿Cuándo?―Mañana.―¡Entonces,selojuro!Fueronsusúltimaspalabrasesedía.ÉllebesólasmanosysefuemaldiciendoaErikyprometiéndoseserpaciente.
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XII
Encimadelastrampillas
AldíasiguientevolvióaverlaenlaÓpera.Seguíallevandoeneldedoelanillodeoro.Ellafuedulceybuena.Lehablódelosproyectosquetenía,desufuturo,desucarrera.
Él le informó que la partida de la expedición polar se había adelantado y que,dentrodetressemanas,unmesamástardar,abandonaríaFrancia.
Ellalealentócasicongozoamiraraquelviajeconalegría,comounaetapadesugloria futura. Y, cuando él respondía que la gloria sin amor no ofrecía a sus ojosningúnencanto,ellaletratódeniñocuyaspenasdebenserpasajeras.
Élledijo:―Christine,¿cómopuedehablartanalaligeradecosastangraves?Talvezno
nosveamosnuncamás…¡Puedomorirduranteesaexpedición!―¡Yyotambién!―respondióellasimplemente.Christineyanosonreía,yanobromeaba.Parecíapensarenalgonuevoquesele
ocurríaporvezprimera.Sumiradaestabailuminada.―¿Enquepiensa,Christine?―Piensoquenovolveremosavernos.―¿Yesoleponetanradiante?―¡Yenquedentrodeunmestendremosquedecirnosadiós…parasiempre!Ellalepusolamanoenlaboca:―¡Cállese, Raoul…! ¡No se trata de eso, lo sabe de sobra…! ¡Y no nos
casaremosnunca!¡Deacuerdo!Parecíaquelecostabacontenerdeprontounaalegríadesbordante.Sepalmeólas
manosconunaalegríainfantil…Raoullamirabainquieto,sincomprender.―Pero…, pero…―continuó diciendo ella, mientras tendía sus dos manos al
joven, o, mejor dicho, se las daba como si de pronto hubiera decidido hacerle unregalo―. Pero, aunque no podemos casarnos, podemos…podemos prometernos…¡Sólonosotroslosabremos,Raoul…!¡Hahabidomatrimoniossecretos…!¿Porquéno puede haber esponsales secretos…? ¡Quedamos prometidos, amigomío, por unmes…!Dentrodeunmesustedsemarcharáyyopodréserfeliz,conelrecuerdodeesemes,todamivida.
Estabaencantadaconsuidea…Ysepusoseria:―Ésta―dijo―,esunafelicidadquenoharámalanadie.Raoul había comprendido. Se lanzó sobre esa inspiración. Quiso convertirla
inmediatamente en realidad. Se inclinó ante Christine con una humildad sin par ydijo:
―Señorita,tengoelhonordepedirsumano.
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―Perosiyatienelasdos,queridoprometido…¡Oh,Raoul,quéfelicesvamosaser…!Jugaremosalfuturomariditoyalafuturamujercita…
Raoulsedecía:¡Imprudente!Deaquíaunmeshabrétenidotiempodehacérseloolvidarodepenetrarydestruir«elmisteriodelavozdehombre»,ydentrodeunmesChristineconsentiráenconvertirseenmimujer.¡Mientrastanto,juguemos!
Fueeljuegomáshermosodelmundo,alqueseentregaroncomolospurosniñosqueeran.¡Ah,cuántascosasmaravillosassedijeron!¡Ycuántosjuramentoseternosintercambiaron!La ideadequenohabíanadieparaexigiresos juramentosunaveztranscurrido el mes los sumía en una turbación que saboreaban entre horriblesdelicias, entre risas y lágrimas. Jugaban «al corazón» como otros juegan «a lapelota»;pero,comoeransusdoscorazoneslosqueselanzaban,teníanquesermuy,peroquemuyhábiles,pararecogerlosinhacersedaño.Ciertodía―eloctavodesdequehabíaempezadoeljuego―,elcorazóndeRaoulseencontrómuymalyeljovendetuvolapartidaconestaspalabrasextravagantes:«YanomevoyalpoloNorte».
Christine,queensuinocencianohabíapensadoenesaposibilidad,descubriódepronto el peligro del juego y se lo reprochó con amargura. No le respondió unapalabraaRaoulyregresóalacasa.
Estoocurríaporlatarde,enelcamerinodelacantante,dondeledabatodassuscitasydondesedivertíanconverdaderasmeriendascenaentornoatresgalletas,dosvasosdeoportoyunramodevioletas.
Ella no cantaba por la noche. Y él no recibió la acostumbrada carta, pues sehabíandadopermisoparaescribirsetodoslosdíasdeesemes.Alamañanasiguiente,corrióacasadelaseñoraValérius,queleinformóqueChristineestaríaausentedosdías.Sehabíaidolatardeanterior,alascinco,diciendoquenoestaríadevueltahastapasado mañana. Raoul estaba alterado. Detestaba a la señora Valérius, que leparticipaba aquella nueva con una tranquilidad pasmosa. Trató de «sacarle algo»,pero,evidentemente,labuenaseñoranosabíanada.Sóloconsintióenresponderalaspreguntasenloquecidasdeljoven:
―¡ÉseeselsecretodeChristine!Y ella alzaba el dedo mientras lo decía con una unción conmovedora que
recomendabadiscreciónyque,almismotiempo,pretendíatranquilizar.―¡Ah,bien!―exclamabaconmalaintenciónRaoulmientrasbajabalaescalera
comounloco―,¡ah,bien!¡QuébienguardadasestánlasseñoritasconseñorascomolaValérius!
¿DóndepodíaestarChristine…?Dosdías…¡Dosdíasmenosensufelicidad,tanbreve! ¡Y era culpa suya…! ¿No había oído que debía partir…? Y si su firmeintencióneranopartir,¿porquéhabíahabladotanpronto?Seacusabadetorpezaydurantecuarentayochohorasfueelmásdesventuradodelosmortales;peroalcabodeesetiempoChristinereapareció.
Reapareció triunfante.Volvióaencontrareléxito inauditode laveladadegala.Desdelaaventuradel«gallo»,laCarlottanohabíapodidopresentarseenescena.El
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terroraunnuevo«cuac»dominabasucorazónyleprivabadetodossusrecursos;ylos lugares testigo de su incomprensible desastre se le habían vuelto odiosos.Encontróelmedioderompersucontrato.ADaaélepidieron,momentáneamente,queocuparaelpuestovacante.UnauténticodeliriolarecibióenLajudía.
Elvizconde,presentenaturalmenteenesavelada,fueelúnicoquesufrióoyendolos mil ecos de aquel nuevo triunfo; porque vio que Christine seguía llevando suanillo de oro. Una voz lejana murmuraba al oído del joven: «Esta noche siguellevandoelanillodeoro,ynohassidotúquienselohadado.Estanochehaseguidoentregandosualma,ynohasidoati».
Y la voz continuaba: «¡Si no quiere decirte lo que ha hecho desde hace dosdías…,siteocultaellugardesuretiro,hayquepreguntarleporErik!».
Corrió al escenario. Se cruzó en su camino. Ella le vio, porque sus ojos lebuscaban.Ledijo: «¡Deprisa!«Deprisa! ¡Venga!».Y le arrastró a su camerino, sinpreocuparse de todos los cortesanos de su joven gloria que murmuraban ante supuertacerrada:«¡Estoesunescándalo!».
Raoul cayó inmediatamente a sus rodillas. Le juró que se marcharía a laexpedicióny lesuplicóquenovolvieseaprivarledeunahorade la felicidad idealque ella le había prometido.Christine dejó que sus lágrimas corrieran. Se besabancomo un hermano y una hermana desesperados que acaban de ser heridos por unduelocomúnyqueseencuentranparalloraraunmuerto.
De súbito, ella se arrancó al dulce y tímido abrazo del joven, pareció escucharalgodesconocido…y,congestobreve,señalólapuertaaRaoul.Cuandoélestuvoenel umbral, ella le dijo, en voz tan baja que el vizconde adivinó más que oyó laspalabras:
―¡Mañana,queridoprometido! ¡Ypuedesentirse feliz,Raoul…,estanochehecantadoparausted!
Élseretractó.Pero, ¡ay!, aquellos dos días de ausencia habían roto el encanto de su amable
mentira.Semirabanenel camerinosindecirsenada,consus tristesojos.Raoul seconteníaparanogritar:«¡Tengocelos!¡Tengocelos!¡Tengocelos!».Peroellaleoíadetodosmodos.
Entonceselladijo:―Vamosapasear,amigomío,elairenosharábien.Raoul creyó que iba a proponerle alguna excursión campestre, lejos de aquel
monumento que detestaba como una prisión y a cuyo carcelero sentía con rabiapasearseporlasmurallas…,elcarceleroErik…Perolellevóalescenario,ylehizosentarse en el brocal de madera de una fuente, en medio de la paz y del frescordudosodeunprimerdecoradomontadoparaelpróximoespectáculo;otrodíapaseóconélllevándoledelamanoporlasavenidasabandonadasdeunjardíncuyasplantastrepadorashabíansidocortadaspor lasmanoshábilesdeundecorador,comosi losverdaderoscielos,lasverdaderasfloresylaverdaderatierraleestuvieranprohibidos
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parasiempreyellaestuviesecondenadaanorespirarotraatmósferaqueladelteatro.El jovenvacilaba enhacerle lamenor pregunta porque, comoenseguida le parecíaquenopodíacontestarle,temíahacerlasufririnútilmente.Devezencuandopasabaunbombero,quevigilabadelejossuidiliomelancólico.Enocasiones,ellaintentabavalientemente equivocarse y equivocarle sobre la belleza mendaz de aquel marcoinventadoporlailusióndeloshombres.Suimaginaciónsiemprevivaseleaparecíacon los coloresmásbrillantes, tanbrillantes, decía ella, que lanaturalezanopodíaproducir otros comparables. Ella se exaltabamientras Raoul oprimía, despacio, sumanofebril.Elladecía:
―Mire, Raoul, esasmurallas, esos bosques, esos cenadores, esas imágenes detela pintada, todo esto ha visto los amores más sublimes, porque aquí fueroninventadosporlospoetas,quesuperanciencodoslaestaturadeloshombres.Dígamequenuestroamorestábienaquí,Raoul,porquetambiénhasidoinventado,yporque,pordesgracia,¡tambiéneseamornoesotracosaqueunailusión!
Él,desolado,norespondía.―¡Nuestroamoresdemasiadotristeenlatierra,paseemosporelcielo…!¡Yave
lofácilqueesaquí!Ylearrastrabamásarribadelasnubes,eneldesordenmagníficodel telar,yse
complacíaendarlevértigocorriendodelantedeélsobrelospuentesfrágilesdeltelar,entrelosmilesdecuerdasqueseuníanalaspoleas,alostornos,aloscilindros,enmediodeunverdaderobosqueaéreodevergasydemástiles.Sivacilaba,ellaledecíaconunmohínadorable:«¡Vayaunmarino!».
Y luego bajaban a tierra firme, es decir, a algún corredor muy sólido que lesconducíahasta las risas,hasta lasdanzas,hasta la juventud reprendidaporunavozserena:«Despacio, señoritas…¡Vigilen laspuntas!»…Era laclasede lasniñas,delasqueaúnnohancumplidolosseisañosovanacumplirnueveodiez…,yyatienenelcorséescotado,eltutúligero,elpantaloncitoblancoylasmediasrosas,ytrabajan,trabajancontodossuspiececitosdoloridosconlaesperanzadevolversealumnasdelas cuadrillas, corifeos, meritorias, primeras bailarinas, con muchos diamantesalrededor…Mientras,Christinedistribuyebombonesentreellas.
Otrodíalehacíaentrarenunaampliasaladesupalacio,completamentellenadeoropeles,deharaposdecaballeros,delanzas,deescudosypenachos,ypasabarevistaatodoslosfantasmasdeguerrerosinmóvilesycubiertosdepolvo.Sedirigíaaellosconbuenaspalabras,prometiéndolesquevolveríanaverlasnochesresplandecientesdeluzylosdesfilesconmúsicadelantedelarampaclamorosa.
Deestemodolepaseóportodosuimperio,queeraficticio,peroinmenso,queseextendíaatravésdediecisietepisosdesdelaplantabajahastaeltejadoyquehabitabaun ejército de súbditos. Pasaba entre ellos como una reina popular, animando lostrabajos, sentándose en los almacenes, dando sabios consejos a las sastras cuyasmanosdudabanencortarlosricospañosquedebíanvestiraloshéroes.Habitantesdeesepaíshacíantodoslosoficios.Habíazapaterosyorfebres.Todoshabíanaprendido
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aamarla,porqueChristineseinteresabaporlaspenasylaspequeñasmaníasdecadauno.Conocíalosrinconesdesconocidoshabitadosensecretoporviejasfamilias.
LlamabaasupuertaylespresentabaaRaoulcomoaunpríncipeencantadorquehabíapedidosumano,ylosdos,sentadosenalgúnaccesoriocarcomido,escuchabanlasleyendasdelaÓperacomoenotrotiempo,ensuinfancia,habíanescuchadolosviejos cuentos bretones. Aquellos viejos no se acordaban de nada más que de laÓpera.Vivíanallídesdehacíamuchísimosaños.Lasadministracionesdesaparecidassehabíanolvidadodeellos;lasrevolucionesdepalacioloshabíanignorado;fuera,lahistoria de Francia había pasado sin que se dieran cuenta, y nadie se acordaba deellos.
Así transcurrían los preciosos días, y Raoul y Christine, mediante el interésexcesivo que parecían poner en las cosas exteriores, se esforzaban torpemente porocultarseelunoalotroelúnicopensamientodesucorazón.EraunhechociertoqueChristine, quehasta entonces se habíamostrado lamás fuerte, de pronto se volviónerviosahastaelpuntodenopoderloexpresar.Ensusexpediciones,echabaacorrersinrazón,obienseparabadeformabruscaysumano,heladaenuninstante,reteníaal joven. A veces sus ojos parecían perseguir sombras imaginarias. Gritaba: «Poraquí», luego «por allí», más tarde «por aquí», con una risa anhelante que confrecuencia acababa en lágrimas. Raoul quería hablar entonces, hacerle preguntas apesar de sus promesas y sus compromisos. Pero, antes incluso de que hubieraformuladounapregunta, ella respondía febrilmente:«¡Nada…!Le juroquenohaynada».
Cierta vez que, estando sobre el escenario, pasaban ante una trampillaentreabierta,Raoulseinclinósobreelabismooscuroydijo:
―Christine,mehahechovisitartodaslaspartessuperioresdesuimperio…,perosecuentanextrañashistoriassobrelossótanos…¿Quierequebajemos?
Aloíresto,ella le tomóensusbrazos,comosi temieraverledesaparecerenelagujeronegro,yledijoenvozbajatemblando:
―¡Nunca…!¡Leprohíboirallí…!¡Además,esonoesmío…!¡Todoloqueestábajotierralepertenece!
RaoulsumiósusojosenlosdeChristineyledijoconvozruda:―Entonces,¿élviveabajo?―¡Yonolehedichoeso…!¿Quiénlehadichoalgoparecido?¡Vamos,venga!
Haymomentos, Raoul, en queme pregunto si no está loco… ¡Usted siempre oyecosasimposibles…!¡Venga!¡Venga!
Y le arrastraba literalmente, porque él, obstinado, quería permanecer junto a latrampillayaquelagujeroleatraía.
La trampillafuecerradadegolpe,ydeformatansúbita,sinquehubieranvistosiquieralamanoquelaimpulsaba,queambosquedaroncompletamenteaturdidos.
―Talvezfueraélquienestabaahí…―terminódiciendoRaoul.Ellaseencogiódehombros,peronoparecíanadatranquila.
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―¡No,no!Sonlos«cerradoresdetrampillas».Esprecisoquelos«cerradoresdetrampillas»hagan algo…Abreny cierran las trampillas sinmotivo…Es como los«cerradoresdepuertas»;tienenque«pasareltiempo».
―¿Ysifueraél,Christine?―No,claroqueno.¡Élestáencerrado!Trabaja.―Ah,¿esverdadqueéltrabaja?―Sí,élnopuedeabrirycerrarlastrampillasytrabajar.Estamosmuytranquilos.Y,cuandodecíaesto,temblaba.―¿Enquétrabaja?―¡Oh,enalgoterrible…!¡Poresoestamosmuytranquilos…!Cuandoéltrabaja
eneso,novenada;nocome,nibebe,ni respira…,durantedíasynoches…¡esunmuertovivienteynotienetiempodeentretenerseconlastrampillas!
Volvióatemblaryseinclinóescuchandoalotroladodelatrampilla…Raoulladejaba hacer y decir. Él se calló. Ahora temía que el sonido de su voz la hicierareflexionar de pronto, y se detuviera en el curso, tan frágil todavía, de susconfidencias.
Ellanolehabíasoltado…,seguíateniéndoleentresusbrazos…ysuspiró:―¡Sifueraél!Raoul,tímido,preguntó:―¿Letienemiedo?Elladijo:―¡No,claroqueno!Eljovenadoptócontrasuvoluntadlaactituddecompadecerla,comosehacecon
un ser impresionable que todavía está presa de un sueño reciente. Parecía decir:«¡Porque, verá, yo estoy aquí!». Y su gesto fue, casi de forma involuntaria,amenazador;entoncesChristinelemiróconasombro,comounfenómenodevalorydevirtud,yensupensamientopareciómedirensujustovalortaninútilyaudazgestocaballeroso. Besó al pobre Raoul como una hermana que le recompensara, en unaccesodeternura,porhabercerradosupequeñopuñofraternoparadefenderlacontralospeligrossiempreposiblesdelavida.
Raoulcomprendióyseruborizódevergüenza.Seencontrabatandébilcomoella.Sedecía:«Pretendequeno tienemiedo,peronosalejade la trampilla temblando».Ésaera laverdad.Losdíassiguientesfueronapasearsuscuriososycastosamorescasi en los tejados,muy lejos de las trampillas.La agitacióndeChristinenohacíamásqueaumentaramedidaque transcurrían lashoras.Porfin,una tarde llegóconmucho retraso, con el rostro tan pálido y los ojos tan enrojecidos por unadesesperaciónseguraqueRaoulsedecidióatodo;porejemplo,leaseguródebuenasaprimeras«quesólopartiríahaciaelpoloNortesiellaleconfiabaelsecretodelaVozdehombre».
―¡Cállese!EnnombredelCielo,cállese.¡Siélleayese,desventuradoRaoul!Ylosojosextraviadosdelajovenmirabanasualrededor.
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―¡Christine,yo la salvaréde supoder, lo juro!Ynovolveráapensarenélestotalmentenecesario.
―¿Esposible?Ella se permitió esta duda que era un estímulo, arrastrando al joven hasta el
último piso del teatro, «a la altura», allí donde estaban lejos, muy lejos de lastrampillas.
―Laesconderéenunrincóndesconocidodelmundo,dondeélnoiráabuscarla.Estaráasalvo,yentoncesyopartiré,puestoquehajuradonocasarsenunca.
Christine se arrojó sobre las manos de Raoul y las estrechó con un arrebatoincreíble.Pero,inquietadenuevo,volvíalacabezaatodaspartes.
―¡Másarriba!―selimitóadecir―,¡másarriba…!Ylearrastróhacialasalturas.Aéllecostabaseguirla.Prontosehallarondebajodelostejados,enellaberinto
de los armazones. Se deslizaban entre los arbotantes, los cabrios, las jambas defuerza, los lienzos de pared, las vertientes y los declives; corrían de viga en viga,comohubierancorridoenunbosquedetroncosformidablesdeárbolaárbol…
Y,pesealaprecauciónqueellateníademiraracadainstantedetrásdesí,noviouna sombra que la seguía como su sombra, que se detenía con ella, que volvía acaminarcuandoellacaminabadenuevoyquenohacíamás ruidoqueelquedebehacerunasombra.EncuantoaRaoul,nosediocuentadenadaporque,cuandoteníaaChristinedelante,nadaleinteresabadeloqueocurríadetrás.
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XIII
LaliradeApolo
Deestemodollegaronalostejados.Ellasedeslizabaporellosligerayfamiliar,comounagolondrina.Sumirada,entrelostresdomosyelfrontóntriangular,recorrióelespaciodesierto.Respiróconfuerza,porencimadeParís,cuyovallesedivisabaentregadoaltrabajo.MiróaRaoulconfiada.Lellamóasulado,yjuntoscaminaronallá arriba, sobrecallesdezinc,por avenidasde fundición; contemplaron su formagemela en las amplias albercas llenas de un agua inmóvil, donde en verano loschiquillosdeladanza,unaveintenadecríos,sezambullenyaprendenanadar.Detrásde ellos había surgido la sombra, siempre fiel a sus pasos, aplastándose sobre lostejados, avanzando con movimientos de alas negras hasta las encrucijadas de lascalles de hierro, girando alrededor de los pilones, contorneando en silencio losdomos;ylosdesventuradosjóvenesnosospecharonsupresenciacuando,confiados,se sentaron por fin bajo la alta protección de Apolo, que alzaba, con su gesto debronce,suprodigiosaliraenelcorazóndeuncielodefuego.
Unatardecerencendidodeprimaveralesrodeaba.Nubesqueacababanderecibirdelocaso su ligerovestidodeoroypúrpurapasaban lentas arrastrándolo sobre losjóvenes;yChristineledijoaRaoul:
―Prontoiremosmáslejosyconmásrapidezquelasnubesalconfíndelmundo,yluegoustedmeabandonará,Raoul.Perosi,llegadoelmomentoderaptarme,yonoconsintieraenseguirle,entonces,Raoul,usteddeberíallevarme.
Conquéfuerzaledijoesto,conunafuerzaqueparecíadirigidacontrasímismamientrasseapretabanerviosacontraél.Raoulquedósorprendido.
―¿Temecambiardeopinión,Christine?―Nosé―contestómoviendodeformaextrañalacabeza―.¡Esundemonio!Yseechóatemblar.SeacurrucóenlosbrazosdeRaoulconungemido.―Ahoratengomiedodevolveravivirconél:¡enlatierra!―¿Quiénlaobligaavolver,Christine?―¡Si no vuelvo, pueden ocurrir grandes desgracias…! ¡Pero no puedomás…!
¡Nopuedomás…!Séde sobraquehayquecompadecersede lasgentesqueviven«bajo tierra». ¡Pero éste es demasiado horrible! Y, sin embargo, se acerca elmomento;mequedasóloundía.Sinovuelvo,seráélquienvengaabuscarmeconsuvoz.Mearrastraráconél,asucasa,bajotierra,ysepondráderodillasdelantedemí,¡consucalavera!¡Ymediráquemeama!¡Yllorará!¡Ay,esaslágrimas!Raoul,esaslágrimas en los dos agujeros negros de la calavera. ¡No puedo ver correr esaslágrimas!
Retorciódeunaformahorriblesusmanos,mientrasRaoul,dominadotambiénporaquelladesesperacióncontagiosa,laestrechabacontrasucorazón:
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―¡No,no!¡Nuncamásvolveráaoírledecirquelaama!¡Novolveráavercorrersus lágrimas! ¡Huyamos…! ¡Ahora mismo, Christine, huyamos! ―y ya queríaarrastrarla.
Peroellaledetuvo.―No, no―dijo ellamoviendo dolorosamente la cabeza―, ¡ahora no…!Sería
demasiadocruel…Dejequemeoigacantarmañanaporlanoche,unaúltimavez…,yluegonosiremos.Amedianocheiráustedabuscarmeamicamerino;alasdoceenpunto.En esemomento él estará esperándome en el comedor del lago… ¡nosotrosseremoslibresyustedmellevaráconsigo…!Inclusoaunqueyonoquiera,tienequejurármelo,Raoul…,porquesientoquesiestavezvoy,talveznovuelvanunca…―yañadió―:¡Ustednopuedecomprender…!
Ylanzóunsuspiroalquerespondió,segúncreyó,otrosuspiroasuespalda.―¿Nohaoído?Aellalecastañeteabanlosdientes.―No―aseguróRaoul―,noheoídonada…―Esdemasiadohorrible―confesóella―temblarsiempreasí…Ysinembargo
aquínocorremosningúnpeligro;estamosennuestracasa,enmicasa,enelcielo,aplenoaire,aplenaluzdeldía.Elsolestáardiendo,¡yalospájarosdelanochenolesgusta contemplar el sol! Yo nunca le he visto a la luz del día… ¡Debe de serhorrible…! ―balbuceó volviendo hacia Raoul unos ojos extraviados―. ¡Ah, laprimeravezquelevi…!¡Creíqueélibaamorirse!
―¿Por qué? ―preguntó Raoul, realmente asustado ante el tono que tomabaaquellaextrañayformidableconfidencia―…,¿porquécreyóqueibaamorirse?
―¡PORQUEYOLEHABÍAVISTO!!!…………………………………………………………………EstavezRaoulyChristinesevolvieronalmismotiempo.―¡Aquíhayalguienquesufre!―dijoRaoul―…,talvezalguienherido.¿Noha
oído?―No podría decirle ―confesó Christine―, incluso aunque no esté aquí, mis
oídosestánllenosdesussuspiros…Sinembargo,siustedhaoído…Se levantaron y miraron a su alrededor… Estaban completamente solos en el
inmensotejadodeplomo.VolvieronasentarseyRaoulpreguntó:―¿Cuándolevioporprimeravez?―Hacía tresmesesqueleoíasinverle.Laprimeravezquele«oí»,creí,como
usted,queesavozadorablequedeprontohabíaempezadoacantaramilado,cantabaenuncamerinocercano.Salíylabusquéportodaspartes;peromicamerinoestámuyaislado, Raoul, como usted sabe, y me fue imposible dar con la voz fuera de micamerino,mientrasellapermanecíafielmentedentro.Ynosólocantaba,sinoquemehablaba, respondía a mis preguntas como una verdadera voz de hombre, con unadiferencia:queerabellacomolavozdeunángel.¿Cómoexplicarunfenómenotanincreíble?YonuncahabíadejadodepensarenelÁngelde lamúsicaquemipobre
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padre había prometido enviarme cuando estuvieramuerto.Me atrevo a hablarle deuna chiquillada como ésa,Raoul, porque usted conoció ami padre, y porque él lequeríayporqueustedcreyó, en lamismaépocaqueyo, cuandoeraunniño, enelÁngeldelamúsica,yestoyseguradequenohadereírseniburlarse.Yo,amigomío,habíaconservadoelalmatiernaycréduladelapequeñaLotteynoseríalacompañíade la señora Valérius quien me la habría de quitar. Llevé esa pequeña almacompletamenteblancaentremismanosingenuaseingenuamentelatendí,laofrecíalavozdehombre,creyendoofrecérselaaunángel.Algunaculpadebióde tenerenellomimadreadoptiva,aquiennoocultabayonadadelinexplicablefenómeno.Ellafue la primera en decirme: «Debe ser el ángel; en cualquier caso, siempre puedespreguntárselo».Esloquehice,y lavozdehombremerespondióqueeralavozdeángelqueyoesperabayquemipadremehabíaprometidoalmorir.Apartirdeesemomento, entre la voz y yo se estableció una gran intimidad, y tuve en ella unaconfianza absoluta.Medijoquehabíabajado a la tierra parahacerme saborear lasalegríassupremasdelarteeterno,ymepidiópermisoparadarmeleccionesdemúsicatodoslosdías.Consentíconunardorfervienteynofaltéaningunadelascitasqueme daba, a hora temprana, enmi camerino, cuando ese rincón de laÓpera estabadesierto. Imposible decirle cómo fueron aquellas lecciones. Usted mismo, que haoídolavoz,nopuedehacerseunaidea.
―Evidentemente,no,nopuedohacermeunaidea―afirmóeljoven―.¿Conquéseacompañaba?
―Con unamúsica que ignoro, que estaba detrás de la pared y que era de unaprecisión incomparable. Además, se hubiera dicho, amigo mío, que la Voz sabíaexactamente en qué punto demis clases me había dejadomi padre al morir, y elsencillo método que había empleado; así, acordándome, o mejor, acordándose miórganode todas las leccionespasadasybeneficiándoseahorade laspresentes,hiceprogresosprodigiosos,¡talesque,enotrascondiciones,hubieranexigidoaños!Piensequesoybastantedelicada,amigomío,yquealprincipiomivozteníapococarácter,porque las cuerdas bajas se hallaban poco desarrolladas por naturaleza y los tonosagudos eran bastante duros y el medio estaba velado. Mi padre había combatidocontra todos estos defectos y triunfado por un momento: la Voz los venciódefinitivamente. Poco a poco fui aumentando el volumen de los sonidos enproporciones quemi debilidad pasada nome permitía esperar: aprendí a dar amirespiración mayor alcance. Pero, sobre todo, la Voz me confió el secreto paradesarrollar los sonidosdepechoenunavozde soprano.Finalmente, envolvió todoello con el fuego sagrado de la inspiración, despertó en mí una vida ardiente,devoradora,sublime.LaVozteníalavirtud,aldejarseoír,deelevarmehastaella.Meponía al unísono de su soberbia elevación. ¡El alma de laVoz habitabami boca einsuflabaenellalaarmonía!
»Alcabodeunassemanas,nomereconocíacantando…Yomismaestabainclusoespantada…,tuvemiedo,porunmomento,aalgúntipodesortilegio;perolaseñora
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Valériusmetranquilizó.Sabíaqueyoera,segúndecía,unajovendemasiadosimpleparaqueeldemonioseinteresarapormí.
»Misprogresoshabíanpermanecido secretos, entre laVoz, la señoraValériusyyo,porordenmismadelaVoz.Cosacuriosa,fueradelcamerinoyocantabaconmivozdetodoslosdíasynadiesedabacuentadenada.YohacíatodoloquequeríalaVoz.Medecía:“¡Hayqueesperar…yaverá,dejaremospasmadoatodoParís!”.Yyoesperaba.VivíaenunaespeciedesueñoextáticoenelquemandabalaVoz.Enesto,Raoul,unanocheleviaustedenlasala.Mialegríafuetalquenopensésiquieraenocultarla al volver a mi camerino. Para nuestra desgracia, la Voz ya estaba allí yprontovio,pormiaspecto,quealgonuevohabíaocurrido.Mepreguntó“quétenía”,yyonovi inconvenienteencontarlenuestradulcehistoria,nienocultarleel lugarque usted ocupaba en mi corazón. Entonces la Voz se calló: la llamé, no merespondió: le supliqué, resultó envano.Sentí un terror loco ante la idea de que sehabía ido para siempre. ¡Ojalá lo hubiese hecho, amigo mío…! Volví a mi casa,aquella noche, enun estadodesesperado.Mearrojé al cuellode la señoraValériusdiciéndole:“¿Sabes?LaVozsehaido.¡Talveznovuelvanuncamás!”.Yellaquedótan consternada como yo yme pidió explicaciones.Yo se lo conté todo.Me dijo:“¡Vaya!¡LaVozestácelosa!”.Esto,amigomío,mehizopensarqueyoleamabaausted…
EnestepuntoChristinesedetuvounmomento.InclinólacabezasobreelsenodeRaoul y ambos permanecieron un instante en silencio, uno en brazos del otro. Laemoción que los embargaba era tal que no vieron, o, mejor dicho, no sintierondesplazarse,aunospasosdeellos,alasombrarastreradedosgrandesalasnegrasquese acercó, a ras de los techos, tan cerca, tan cerca que hubiera podido ahogarloscerrándosesobreellos.
―Aldía siguiente―continuóChristine conunprofundo suspiro―,volví amipalcomuy pensativa. LaVoz estaba allí. ¡Oh, amigomío!Me habló con una grantristeza.Medeclaró categóricamenteque, si yodebía entregarmi corazón sobre latierra, ella no tenía otra cosa que hacer que subir al cielo. Yme dijo esto con talacentodedolorhumanoque,desdeesedía,habríadebidoyodesconfiaryempezaracomprenderquehabíasidoextrañamentevíctimademissentidosengañados.Peromife en aquella aparición de Voz, a la que tan íntimamente estaba mezclado elpensamiento demi padre, seguía siendo total. Lo único que temía era no volver aoírla;porotro lado,habíareflexionadosobreelsentimientoquemeinclinabahaciausted; habíamedido todo su inútil peligro; ignoraba incluso si se acordaba demí.Pasase loquepasase, susituaciónenelmundomeprohibíaporsiempre la ideadeunauniónhonesta;lejuréalaVozqueustednosignificabaparamíotracosaqueunhermanoyquenuncaseríaotracosa,quemicorazónestabalibredecualquieramorterreno…Y,porestarazón,amigomío,apartémisojoscuando,enlaescenaoenloscorredores,ustedintentabaatraermiatención;¡poresemotivonolereconocía…poresa razón no le veía…! Mientras tanto, las horas de lecciones entre la Voz y yo
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transcurrían en un divino delirio. Nunca me había poseído hasta aquel punto labellezadelossonidos,yundíalaVozmedijo:«Ahorasí,ChristineDaaé,ahorayapuedesaportaraloshombresunpocodelamúsicadelcielo!».
»¿Porquéaquellanoche,queeraveladadegala,noacudiólaCarlottaalteatro?¿Cómo fui llamada yo para sustituirla? No lo sé; pero yo canté…, canté con unarrebatodesconocido; era ligera como simehubierandado alas; ¡por unmomentocreíquemialmaabrasadaibaaabandonarsucuerpo!
―¡Oh, Christine! ―dijo Raoul, cuyos ojos se habían humedecido con eserecuerdo―. Esa noche mi corazón vibró en cada acento de su voz. Vi correr laslágrimas por sus pálidasmejillas, y lloré con usted. ¿Cómo podía cantarmientraslloraba?
―Misfuerzasmeabandonaron―dijoChristine―,cerrélosojos…Cuandovolvíaabrirlos,¡ustedestabaamilado!¡Perotambiénestabaallí laVoz,Raoul…!Sentímiedo por usted, y por eso, tampoco esa vez quise reconocerle y me eché a reírcuandoustedmerecordóquehabíarecogidomipañueloenelmar…
»Pero,ay,alaVoznoselapuedeengañar…Ellasíquelereconoció…¡YlaVozestaba celosa…! Durante los dos días siguientes, me hizo escenas atroces… Medecía:“¡Ustedleama!¡Sinoleamase,nolerechazaría!Esunantiguoamigoalquepuede estrechar la mano como a todos los demás… ¡Si no le amase, no temeríaencontrarse a solas con él y conmigo en su camerino…! ¡Si no le amase, no leecharía…!”.
»―¡Basta!―ledije irritadaa laVoz―;mañanadebo iraPerros,paravisitarlatumbademipadre;lepediréalseñorRaouldeChagnyquemeacompañe.
»―Haga loquequiera―respondióella―,pero sepaque tambiényoestaré enPerros, porque estoy en todas panes donde esté usted, Christine, y si se muestrasiempre digna de mí, si no me miente, cuando suenen las doce campanas demedianoche,yotocarésobrelatumbadesupadrelaResurreccióndeLázaro,conelviolíndelmuerto.
»Así,pues,amigomío,mevillevadaaescribirlelacartaquelecondujoaPerros.¿Cómopudeengañarmehastaesepunto?¿Cómonosospechéalgunaimpostura,antelaspreocupacionestanpersonalesdelaVoz?¡Ay!Yonoeradueñayademímisma:¡yoeraalgosuyo…!YlosmediosdequelaVozdisponíadebíanengañarfácilmenteaunaniñacomoyo.
―Pero,finalmente―exclamóRaoulenestepuntodelrelatodeChristine,cuandoésta parecía deplorar con lágrimas la inocencia demasiado perfecta de un espíritumuypoco«avisado»―…pero, finalmente, ¡prontosupousted laverdad…!¿Cómonoescapódeinmediatoaesaabominablepesadilla?
―¡Saberlaverdad…!¡Raoul…!¡Salirdeesapesadilla…!Perosi,pordesgracia,yosóloentréenesapesadillaeldíaenqueconocíesaverdad…!¡Calle!¡Calle…!Nolehedichonada…,yahoraquevamosabajardelcieloalatierra,¡compadézcame,Raoul…!¡Compadézcame…!Unanoche,nochefatal…,mire…,eralanocheenque
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debían ocurrir tantas desgracias…, la noche en que Carlotta pudo creersetransformada en el escenario en un horrible gallo y en que empezó a lanzar gritoscomositodasuvidahubieravividoencorrales…,lanocheenquelasalaquedódeprontosumidaenlaoscuridadporeltruenodelalámparaqueseaplastabacontraelsuelo…Esanochehubomuertosyheridos,ytodoelteatroresonabaconlosclamoresmástristes.
»Miprimerpensamiento,Raoul,enmediodelacatástrofe,fueparaustedyparalaVozalmismotiempo,porqueenesaépocaamboseranlasdosmitadesigualesdemi corazón. Quedé completamente tranquilizada respecto a usted, porque le habíavistoenelpalcodesuhermanoysabíaquenocorríaningúnpeligro.EncuantoalaVoz, me había anunciado que asistiría a la función, y sentí miedo por ella; sí,realmentemiedo,comosihubierasido“unapersonanormalvivaquefueracapazdemorir”.Medecía amímisma: “¡Diosmío!La lámpara tal vezhaya aplastadoa laVoz”.Mehallabaentoncesenelescenario,yenloquecidahastaelpuntodequemedisponíaacorrerhacia lasalaparabuscara laVozentre losmuertosy losheridos,cuandosemeocurriólaideadeque,sinolehabíaocurridonada,debíaestaryaenmi camerino, donde habría ido apresuradamente para tranquilizarme. De un saltolleguéamicamerino.NoestabalaVoz.Meencerréallíy,conlágrimasenlosojos,lesupliqué,sitodavíaestabaviva,quesemanifestaseamí.LaVoznomecontestaba,pero,depronto,oíunlargo,unadmirablegemidoqueconocíadesobra.EralaquejadeLázarocuando,alavozdeJesús,empiezaalevantarlospárpadosyavolveraverlaluz.Eranlosllantosdelviolíndemipadre.ReconocíelgolpedearcodeDaaé,elmismo,Raoul,quenosteníainmóvilesenloscaminosdePerros,elmismoquehabía“encantado” la noche del cementerio. Y luego, sobre el instrumento invisible ytriunfante, elgritodealegríade laVida,y laVoz,dejándoseoírpor fin, empezóacantar la frase dominante y soberana: “¡Ven y cree enmí! ¡Los que crean enmí,resucitarán! ¡Camina! ¡Los que han creído en mí no podrán morir!”. No podríaexpresarle la impresiónquesentíaloíresamúsicaquecantaba lavidaeternaenelmomento en que, a nuestro lado, unos pobres desgraciados, aplastados por aquellalámpara fatal, entregaban sualma…Meparecióque tambiénamímeordenaba ir,levantarme,caminarhaciaella.Ellasealejaba,yolaseguí:“¡Ven!¡Ycreeenmí!”.Yocreíaenella,yoiba…,iba,y,cosaextraordinaria,micamerinoparecíaalargarseante mis pasos…, alargarse… Evidentemente, debía producirse un efecto deespejos…,porque teníaelespejodelantedemí…Ydepronto,sinsabercómo,meencontréfuerademicamerino.
Raoulinterrumpióbruscamenteaquíalajoven:―¡Cómo! ¿Sin saber de qué forma? ¡Christine,Christine! ¡Debería intentar no
soñarmás!―¡Ay, pobre amigo, no estaba soñando! ¡Mehallaba fuera demi camerino sin
sabercómo!Usted,quemehavistodesaparecerdemicamerinounanoche,talvezpodría explicarme cómoocurrió, ¡pero yo no puedo hacerlo…!Sólo puedo decirle
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unacosa,yesque,hallándomedelantedemiespejo,deprontonolovidelantedemíylobusquédetrás…peroallíyanohabíaespejo,nicamerino…Meencontrabaenuncorredoroscuro…¡Tuvemiedoygrite!
»Todoestabaoscuroamialrededor;alolejos,unadébilclaridadrojailuminabaunángulodelapared,unaesquinadelaencrucijada.Grité.Sólomivozllenabalasparedes,porqueelcantoy losviolineshabíancallado.Ydepronto,enmediode laoscuridad,unamanoseposabaenlamía…,o,mejordicho,algoososoyheladoquemeaprisionólamuñecayyanomesoltó.Yogrité.Unbrazomeagarróporlacinturayme vi levantada…Me debatí un instante horrorizada;mis dedos resbalaron a lolargodelaspiedrashúmedas,dondenoconsiguieronaferrarse.Yluego,nomemovímás,creíqueibaamorirdeespanto.Mellevabanhacia lapequeñaclaridadrojiza;entramosenaquellaclaridadyentoncesviqueestabaentrelasmanosdeunhombreenvuelto en una gran capa negra y que tenía unamáscara que le ocultaba toda lacara…Intentéunesfuerzosupremo:mismiembrossepusieron rígidos,mibocaseabrióunavezmásparagritarmiespanto,perounamanolacerró,unamanoquesentísobremislabios,sobremicarne…,yqueolíaalamuerte.Ymedesvanecí.
»¿Cuántotiempopermanecísinconocimiento?Nopodríadecirlo.Cuandovolvíaabrir los ojos, el hombre y yo seguíamos en medio de las tinieblas. Una linternasorda,depositadaenelsuelo,iluminabaelbrotardeunafuente.Chapoteabaelaguaque salía de la pared y desaparecía inmediatamente bajo el suelo sobre el que yoestaba tendida;mi cabeza reposaba la rodilla del hombre de la capa, y lamáscaranegra y mi silencioso compañero me refrescaba las sienes con un cuidado, unaatención y una delicadeza que me parecieron más horribles de soportar que labrutalidad de su rapto. Por ligeras que fuesen, susmanos no dejaban de oler a lamuerte. Las rechacé, pero sin fuerza. Pregunte en un soplo: «¿Quién es usted?¿DóndeestálaVoz?».Sólomecontestóunsuspiro.Depronto,unalientocálidopasósobremirostroyvagamente,enlastinieblas,alladodelaformanegradelhombre,distinguí una formablanca.La formanegrame alzóymedepositó sobre la formablanca. Y al punto, un alegre relincho hirió mis oídos estupefactos y murmuré:«¡César!».Elanimalseestremeció.Amigomío,estabasemitumbadasobreunasillade montar y había reconocido el caballo blanco de El Profeta, al que con tantafrecuencia había mimado con golosinas. Y una noche se difundió por el teatro elrumordequeaquelanimalhabíadesaparecidoyhabíasidorobadoporelfantasmadelaÓpera.Encuantoamí,yocreíaenlaVoz;nuncahabíacreídoenelfantasma,ysinembargo me preguntaba temblando si no era la prisionera del fantasma. Desde elfondodemicorazónllaméalaVozenmiayuda,porquenuncamehabríaimaginadoque la Voz y el fantasma fueran uno. ¿Ha oído hablar del fantasma de la Ópera,Raoul?
―Sí―respondióel joven―…Pero,dígame,Christine,¿qué leocurriócuandoestuvosobreelcaballoblancodeElProfeta?
―Nohiceningúnmovimientoymedejéllevar…Pocoapocounextrañotorpor
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sucedió al estado de angustia y de terror en queme había sumido aquella infernalaventura.La formanegramesosteníayyonohacíanadaparaescapardeella.Portodomi cuerpo se había difundido una paz singular y pensaba que estaba bajo lainfluencia bienhechora de algún elixir. Podía disponer plenamente demis sentidos.Misojos se ibanacostumbrandoa las tinieblasque, además, se iluminaban, aquíyallá,conbrevesresplandores…JuzguéqueestábamosenunaestrechagaleríacircularypenséqueaquellagaleríadabalavueltaalaÓpera,quebajotierraesinmensa.Unavez, amigo mío, una sola vez había descendido yo a esos subterráneos que sonprodigiosos,peromehabíaparadoenel tercersótano,sinatrevermeaseguirhaciaadelantebajotierra.Y,sinembargo,amispiesseabríantodavíadospisosmás,enlosquehabríapodidoalojarseunaciudad.Perolasfigurasquesemehabíanaparecidomehabíanhechohuir.Hayahídemonios,completamentenegros,delantedecalderas,y agitan palas y tenedores, atizan braseros, encienden llamas, te amenazan si teacercas abriendo de pronto sobre uno las fauces rojas de los hornos…Y,mientrastranquilamenteCésarmellevabaenesanochedepesadillaasuslomos,videpronto,lejos,muylejos,ypequeños,muypequeños,comoalextremodeunanteojovueltodel revés, a losdemoniosnegrosdelantede losbraseros rojosde sus caloríferos…Aparecían…Desaparecían…Volvíanaapareceracaprichodenuestramarcha…Porfin, desaparecieron del todo. La forma de hombre seguía sosteniéndome, y Césarcaminaba sin guía y con pie seguro… No podría decirle, ni siquiera de formaaproximada,cuántoduró,enlanoche,aquelviaje;sólosemeocurrióquedábamosvueltas y más vueltas, que descendíamos siguiendo una inflexible espiral hasta elcorazón mismo de los abismos de la tierra: pero ¿no era mi cabeza la que dabavueltas?No, no lo creo.Yo tenía una lucidez increíble.Hubo unmomento en queCésar alzó sus hocicos, olfateó la atmósfera y aceleró algo su paso. Sentí el airehúmedoy luegoCésarsedetuvo.Lanochesehabíaaclarado.Una luzazuladanosrodeaba.Miredóndenoshallábamos.Estábamosaorillasdeunlagocuyasaguasdeplomo se perdían a lo lejos, en la oscuridad…, pero la luz azul iluminaba aquellaorillayenellaviunabarquitaatadaaunaargolla,enelmuelle.
»Yosabía,desde luego,que todoaquelloexistía,y lavisióndeaquel lagoydeaquellabarcabajotierranoteníanadadesobrenatural.Peropienseenlascondicionesexcepcionales en que abordé aquella ribera. Las almas de los muertos no debíansentir mayor inquietud al abordar el Éstige[42]. Caronte no era desde luego máslúgubrenimásmudoquelaformadehombrequemetransportóalabarca.¿Sehabíaacabadoelefectodelelixir?¿Bastabaelfrescordeaquelloslugaresparadevolvermecompletamente los sentidos?Mi torpor se desvanecía e hice algunosmovimientosquedenunciabanelnuevoiniciodemiterror.Misiniestrocompañerodebiódedarsecuenta, porque, con gesto rápido, despidió a César, que huyó a las tinieblas de lagalería:oíloscuatrocascosgolpeandolosescalonessonorosdeunaescalinata,luegoelhombreselanzóhacialabarca,alaqueliberódesuataduradehierro;cogiólosremosyremóconfuerzayrapidez.Bajolamáscara,susojosnodejabandemirarme;
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sentía sobremí el peso de sus pupilas inmóviles.El agua no hacía ningún ruido anuestroalrededor.Nosdeslizábamosenmediodeaquellaclaridadazuladadequeoshe hablado, y luego nos encontramos de nuevo en la oscuridad completa; por finatracamos. La barca chocó con un cuerpo duro. Y de nuevo fui llevada en unosbrazos.Yohabíarecuperadolafuerzasuficienteparagritar.Ygrite.Luego,depronto,mecallé,abrumadaporlaluz.Sí,unaluzrestallante,enmediodelacualmehabíandepositado.Melevantédeunsalto.Eradueñadetodasmisfuerzas.Enelcentrodeunsalónquenomeparecíaadornado,ornamentadoyamuebladomásqueconflores,flores magníficas y estúpidas debido a las cintas de seda que las unían a unoscestillos, igual que las que se venden en las floristerías de los bulevares, floresdemasiado civilizadas como las que solía yo encontrar en mi camerino tras cadaestreno; en el centro de aquel embalsamamiento tan parisiense, la forma negra dehombreconlamáscaraestabadepie,conlosbrazoscruzados…yhabló:
»―Tranquilícese,Christine―dijo―;nocorreningúnpeligro.»¡EralaVoz!»Mifuriaigualóamipasmo.Saltésobreaquellamáscarayquisearrancarlapara
conocerlacaradelaVoz.Laformadehombremedijo:»―¡Nocorreningúnpeligro,sinotocalamáscara!»Yaprisionandosuavementemismuñecas,mehizosentar.»¡Luegosepusoderodillasdelantedemíynodijonadamás!»Lahumildaddeesegestomedevolvióalgúnánimo;laluz,precisandotodaslas
cosas ami alrededor,me devolvió a la realidad de la vida. Por extraordinaria quepareciese, la aventura estaba rodeada ahora de cosasmortales que yo podía ver ytocar. Las colgaduras de aquellas paredes, aquellos muebles, aquellas antorchas,aquellos vasos e incluso aquellas flores cuya procedencia incluso hubiera podidodecir,porsuscanastillasdoradas,ycuántohabíancostado,encerrabanfatalmentemiimaginación en los límites de un salón tan trivial comomuchos otros que, por lomenos,teníanlaexcusadenoestarsituadosenlossubsuelosdelaÓpera.Teníaquevérmelas sin duda con algún espantoso original que, misteriosamente, se habíaalojadoenlasbodegas,comootros,pornecesidadyque,conlamudacomplicidaddelaadministración,habíanhalladounrefugiodefinitivoenlostejadosdeaquellatorredeBabelmoderna,dondeseintrigaba,dondesecantabaentodaslaslenguasydondeseamabaentodaslasjergas.
»YentonceslaVoz,laVozqueyohabíareconocidobajolamáscara,quenohabíapodidoocultármela,eraaquelloqueestabaderodillasdelantedemí:¡unhombre!
»Ya no pensé siquiera en la horrible situación en que me encontraba, no mepregunté tampoco qué iba a ser demí ni cuál sería el designio oscuro y fríamentetiránicoquemehabíallevadohastaaquelsalón,igualqueseencierraaunprisioneroenunamazmorrayaunaesclavaenelharén.¡No,no,no!Medecía:¡LaVozesesto:unhombre!Ymeechéallorar.
»El hombre, que seguía de rodillas, comprendió sin duda el sentido de mis
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lágrimas,porquedijo:»―¡Esverdad,Christine…!Nosoyniángel,nigenio,nifantasma…SoyErik.EnestemomentoelrelatodeChristinevolvióainterrumpirse.Alosjóvenesles
parecióqueelecohabíarepetido,detrásdeellos:¡Erik…!¿Quéeco…?Sevolvierony sólo vieron que la noche había llegado. Raoul hizo un movimiento como paralevantarse,peroChristineleretuvoasulado:
―¡Quédese.Tienequesaberlotodoaquí.―¿Porquéaquí,Christine?Ternoelfrescodelanocheporusted.―Sólodebemostemerlastrampillas,amigomío,yaquíestamosenelconfíndel
mundodelastrampillas…yyonotengoderechoaverlefueradelteatro…Noesésteelmomentodellevarmelacontraria…Nodespertemossussospechas…
―¡Christine!¡Christine!Algomedicequehacemosmalesperandoamañanaporlanoche,yquedeberíamoshuirahoramismo.
―Le digo que, si él nome oye cantar mañana por la noche, tendrá una penainfinita.
―EsdifícilnocausarpenaaErikyhuirdeélparasiempre…―Enesotienerazón,Raoul…,porque,desdeluego,cuandoyohuya,élmorirá…lajovenañadióconvozsorda:―Perolapartidatambiénesigual…porquecorremoselriesgodequenosmate.―¿Laamaentonces?―¡Hastaelcrimen!―Perosumoradanopuedeserinencontrable…Podemosirabuscarleallí.Desde
elmomentoenqueEriknoesunfantasma,sepuedehablarconéleinclusoobligarlearesponder.
Christinemoviólacabeza:―¡No,no!¡ContraEriknosepuedehacernada…!Loúnicoquesepuedehacer
eshuir.―¿Ycómo,pudiendohuir,havueltoustedasulado?―Porquemeloexigía…Ylocomprenderácuandosepalaformaenquesalíde
sucasa…―¡Ah, cuánto le odio…! ―exclamó Raoul―. Y usted, Christine, dígame…
necesito que me diga esto para oír más tranquilo la continuación de estaextraordinariahistoriadeamor…,yusted,¿leodia?
―¡No!―dijoChristinesimplemente.―¿Paraquétantaspalabras…?¡Ustedleama!¡Sumiedo,susterrores,todoeso
esamor,yamordelmásdelicioso!Elamorqueunonoseconfiesa―explicóRaoulcon amargura―…El que, cuando se piensa en él, da un escalofrío… ¡Piense, unhombrequeviveenunpalaciobajotierra!
Yserióburlón.―¡Usted quiere que yo vuelva allí!―le interrumpió brutalmente la joven―…
Tengacuidado,Raoul,selohedicho:¡novolvería!
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Huboun silencio espantoso entre los tres…, los dos que hablaban y la sombraque,detrás,escuchaba…
―Antesderesponderle―dijoporfinRaoulconvozlenta―,desearíasaberquésentimientoleinspiraaustedél,sinoleodia.
―¡Horror!―dijoella.Ysoltóestaspalabrascontalfuerzaquecubrieronlossuspirosdelanoche.―¡Eso es lo terrible!―continuó Christine enmedio de una fiebre que iba en
aumento―…Mehorrorizaynoledetesto.¿Cómoodiarle,Raoul?ContempléaErikamispies,enlamoradadellago,bajotierra.Élmismoseacusa,semaldice,¡imploramiperdón…!Confiesasuimpostura.¡Meama!¡Poneamispiesunamorinmensoytrágico…! ¡Me ha robado por amor…! Me ha encerrado con él, bajo tierra, poramor…,peromerespeta,ysearrastra,ygime,y llora…Ycuandoyome levanto,Raoul, cuando le digo que no puedo hacer otra cosa que despreciarle si no medevuelve inmediatamenteesa libertadquemeha robado,cosa increíble…,élme laofrece…, no tengo más que irme… Está dispuesto a enseñarme el misteriosocamino… Pero… pero él se levanta también, y me veo obligada a recordar que,aunquenoesnifantasma,niángel,nigenio,siguesiendolaVoz,¡porquecanta!
»¡Yyoleescucho…,ymequedo!»Esanochenointercambiamosniunapalabramás…Élhabíacogidounarpay
empezó a cantarme, con voz de hombre, con voz de ángel, el romance deDesdémona[43]. El recuerdo que yo tenía de haberlo cantado me daba vergüenza.Amigomío, hay en lamúsica una virtud que hace que no exista nada delmundoexteriorfueradeesossonidosquevanagolpearelcorazón.Miextravaganteaventuraquedóolvidada.Sólorevivíalavozyyolaseguíaembriagadaensuarmoniosoviaje;yo formaba parte del rebaño de Orfeo[44]. La voz me paseó por el dolor, por laalegría,por elmartirio,por ladesesperación,por el júbilo,por lamuerteypor loshimeneos triunfantes… Yo escuchaba… Ella cantaba… Me cantó fragmentosdesconocidos…, y me hizo oír una música nueva que causó en mí una extrañaimpresióndedulzura,delanguidez,dereposo…,unamúsicaque,despuésdehabersublevadomialma, lacalmópocoapocoy la llevóhastaelumbraldelsueño.Meadormecí.
»Cuandodesperté,estabasola,enunachaiselongue,enunapequeñahabitaciónmuysencilla,provistadeunacamatrivialdecaoba,deparedescubiertasdeteladeJouy[45], e iluminada por una lámpara depositada sobre el mármol de una viejacómoda“LuisFelipe[46]”.¿Quéeraaqueldecoradonuevo…?Mepasélamanoporlafrente,comoparaespantarunapesadilla…¡Ay!,notardémuchoendarmecuentadequenohabíasoñado.¡Estabaprisioneraysólopodíasalirdemiaposentoparaentrarenuncuartodebañodelosmásconfortables!Aguacalienteyaguafríaavoluntad.Devueltaenmihabitación,visobre lacómodaunbilleteescritocontintarojaquemeinformódemi tristesituaciónyque,porsi todavíaeranecesario,eliminótodaslas dudas sobre la realidad de los acontecimientos: “Querida Christine―decía el
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papel―,tranquilícesesobresudestino.Notieneustedenelmundoamigomejornimás respetuoso que yo. En este momento, está usted sola en esta morada que lepertenece. Debo salir para ir de compras y traerle toda la ropa que usted puedanecesitar”.
»“¡Decididamentehecaídoenmanosdeunloco!―exclamé―.¿Quévaaserdemí? ¿Y cuánto tiempo piensa este miserable tenerme encerrada en su cárcelsubterránea?”.
»Recorrímipequeñoaposentocomouna insensata,buscandounasalidaquenoencontré.Me acusaba amargamente pormi estúpida superstición y sentí un placerenormeenburlarmedelaperfectainocenciaconque,atravésdelasparedes,habíaacogido yo a la Voz del genio de la música… Cuando una es tan tonta, hay queesperarlascatástrofesmásinauditasytodassemerecen.Sentíadeseosdedarmedecabezadascontralasparedes,mereídemímismayllorépormíalmismotiempo.EneseestadomeencontróErik.
»Después de haber llamado con tres golpes secos en la pared, entrótranquilamenteporunapuertaqueyonohabíasabidodescubriryqueéldejóabierta.Veníacargadodecajasypaquetesquedepositósinprisasobremicama,mientrasyolecolmabadeinsultosyleconminabaaquitarseaquellamáscarasiesquepretendíadisimularconellaunacaradehombrehonrado.
»Merespondiócongranserenidad:»―¡NuncaveráustedelrostrodeErik!»Yme reprochó que aún no hubiera hechomi aseo a aquella hora del día; se
dignóinformarmequeeranlasdosdela tarde.Medejabamediahoraparamiaseomientras,aldecirlo,poníamirelojenhora.Trasello,meinvitóapasaralcomedor,donde nos esperaba, según me anunció, un excelente almuerzo. Yo tenía muchahambre, le di con la puerta en las narices y entré en el cuarto de baño.Me bañédespués de haber puesto a mi lado unas magníficas tijeras con las que estabadispuestaadarmelamuertesiErik,despuésdehabersecomportadocomounloco,dejaba de comportarse como un hombre honesto. El frescor del agua me hizo elmayorbieny,cuandoreaparecíanteErik,yohabíaadoptadolaprudenteresolucióndenoenfrentarmeaélnienfadarlepornada,yhalagarlellegadoelcasoparaobteneruna pronta libertad. Fue él quien primero me habló de sus proyectos sobre mí,precisándomelosparatranquilizarme,medecía.Leagradabademasiadomicompañíaparaverseprivadodeellainmediatamente,comohabíaconsentidolavíspera,antelaexpresiónindignadademiespanto.Ahorayodebíacomprenderquenoteníasentidoasustarmeporverleamilado.Meamaba,peronomelodiríamientrasyonoselopermitiera,yelrestodeltiempolopasaríamosconlamúsica.
»―¿Quéentiendeustedporelrestodeltiempo…―lepregunté.»Élmecontestóconfirmeza:»―Cincodías.»―Ydespués,¿serélibre?
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»―Será libre, Christine, porque una vez transcurridos esos cinco días habráaprendidoanotemerme;yluegoustedvolveráparaver,devezencuando,alpobreErik…
»Eltonoconquepronuncióestasúltimaspalabrasmeconmovióprofundamente.Mepareciódescubrirenellasunadesesperacióntanreal,tandignadecompasiónquealcé hacia lamáscara un rostro enternecido.No podía verlos ojos tras lamáscara,pero eso no disminuía la extraña sensación de malestar que producía interrogar aaquelmisteriosotrozodesedanegra;mas,bajolatela,enelextremodelabarbadelamáscara,aparecieronuna,dos,tres,cuatrolágrimas.
»Ensilencio,meseñalóunlugarfrenteaél,enunpequeñoveladorqueocupabaelcentrodelahabitaciónenlaquelavísperahabíatocadoelarpaparamí,yyomesentémuyturbada.Comísinembargoconapetitoalgunoscangrejos,unaladepollorociadaconunpocodevinodeTokay[47]queélmismohabíatraído,segúnmedijo,de las bodegas de Koenisberg[48], frecuentadas en otro tiempo por Falstaff[49]. Encuanto a él, no comía, no bebía. Le pregunté cuál era su nacionalidad y si aquelnombredeEriknoocultabaalgúnorigenescandinavo.Merespondióquenoteníaninombrenipatria,yquehabíatomadoelnombredeErikporcasualidad.Lepreguntéporqué,yaquemeamaba,nohabíahalladootromediodehacérmelosaberqueeldearrastrarmeconsigoyencerrarmebajotierra.
»―Esmuydifícilconseguirseramadoenunatumba―ledije.»―Unotienelas“citas”quepuede―contestóentonoextraño.»Luegoselevantóymetendiólosdedosporquequería,segúndijo,hacermelos
honores de suvivienda; peroyo retiré vivamentemimanode la suya lanzandoungrito.Loquetoqueeraamediashúmedoyososo,yrecordéquesusmanosolíanamuerte.
»―¡Oh,perdón!―gimió.»Yabriódelantedemíunapuerta.»―Ésteesmicuarto―dijo―.Esbastantecuriosodevisitar…Siustedquiere
verlo.»Yo no vacilé. Sus ademanes, sus palabras, todo su aspecto me inspiraba
confianza…,yademásnotabaquenohabíaquetenermiedo.»Entré.Meparecióquepenetrabaenunacámaramortuoria.Lasparedesestaban
cubiertas de negro, pero, en vez de las lágrimas blancas que por regla generalcompletanese fúnebre adorno, seveía sobreunenormepentagramademúsica, lasnotas repetidasdelDies iræ.Enmediodel cuartohabíaundoseldel que colgabancortinasdebrocatelrojoy,bajoeldosel,unataúdabierto.
»Alverlo,retrocedí.»―Esahídentrodondeduermo―dijoErik―.Hayqueacostumbrarseatodoen
lavida,inclusoalaeternidad.»Yoapartélacabeza:habíarecibidounaimpresiónsiniestradeaquelespectáculo.
Misojosencontraronentonceseltecladodeunórganoqueocupabatodoellienzode
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lapared.Sobreelpupitrehabíauncuaderno,todogarrapateadodenotasrojas.Pedípermisoparamirarloyleíenlaprimerapágina:DonJuantriunfante.
»―Sí―medijo―,avecescompongo.Haceveinteañosqueempecéestetrabajo.Cuandolohayaterminado,lollevaréconmigoaeseataúdynovolveréadespertar.
»―Tienequetrabajarenéllomenosposible―ledijeyo.»―Trabajoavecesquincedíasyquincenochesseguidos,duranteloscualessólo
vivodemúsica,yluegodescansoduranteaños.»―¿Quiere tocarme algo de suDon Juan triunfante?…―pregunté, creyendo
agradarleysuperandolarepugnanciaquesentíaporpermanecerenaquellacámaradelamuerte.
»―Nomepidanuncaeso―respondióconvozsombría―.EseDonJuannoseha escrito sobre la letra de un Lorenzo da Ponte[50], inspirado por el vino, lospequeños amores y el vicio, finalmente castigado por Dios. Si lo desea, tocaré aMozart, que hará correr sus hermosas lágrimas y le inspirará honestas reflexiones.¡PeromiDonJuan,Christine,arde,ysinembargonolofulminaelfuegodelcielo!
»Entonces volvimos al salón que acabábamos de dejar. Observe que en aquelaposentonohabíaespejosporningunaparte.Ibaahaceresareflexión,peroErikfueasentarsealpianodiciéndome:
»―Mire, Christine, hay una música tan terrible que consume a cuantos se leacercan. Usted todavía no está en esa música, afortunadamente, porque en casocontrario perdería sus frescos colores y nadie la reconocería a su regreso a París.Cantemosópera,ChristineDaaé.
»Ymedijo:“Cantemosópera,ChristineDaaé”,comosimelanzaseunainjuria.»Mas no tuve tiempode pensar en la intención que había dado a sus palabras.
InmediatamenteempezamoseldúodeOtelo,yyalacatástrofeestabasobrenuestrascabezas. En esa ocasión me otorgó el papel de Desdémona, que canté con unadesesperaciónyunterrorrealesquenuncahabíaalcanzadohastaesedía.Lavecindaddesemejantecompañero,enlugardeanonadarme,meinspirabaunterrormagnífico.Los sucesosdequeyoeravíctimameacercabande formasingularalpensamientodelpoetayencontréacentosquehubierandeslumbradoalmúsico.Encuantoaél,suvoz era atronadora, su almavengativa se concentraba en cada sonido y aumentabaterriblementesupotencia.Elamor,loscelosyelodioestallabananuestroalrededoren gritos desgarradores. Lamáscara negra de Erikme hacía pensar en lamáscaranaturaldelMorodeVenecia.EraOteloenpersona.Creíqueélibaagolpearme,queyoibaaperecerbajosusgolpes…,y,sinembargo,yonohacíaningúnmovimientopara rehuirle, para evitar su furor como la tímida Desdémona. Al contrario, meacerquéaél,atraída,fascinada,encontrándoleencantosalamuerteenmediodeunapasióncomoaquélla;pero, antesdemorir, quise conocer,para llevarme su imagensublimeenmiúltimamirada,aquellosrasgosdesconocidosquedebíantransfigurarelfuegodelarteeterno.QuiseverelrostrodelaVoze,instintivamente,conungestodelque no fui dueña, porque ya no lo era de mí, mis dedos raudos arrancaron la
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máscara…»¡Oh!¡Horror…!¡Horror…!¡Horror…!Christinesedetuvoanteaquellavisiónqueaúnparecíaapartarconsusdosmanos
temblorosas,mientras losecosde lanoche, igualquehabíanrepetidoelnombredeErik,repetíanahoratresveceselclamor:¡Horror…!¡Horror…!¡Horror…!RaoulyChristine,másestrechamenteunidostodavíaporelterrordelrelato,alzaronsusojoshacialasestrellasquebrillabanenuncielotranquiloypuro.
Raouldice:―Es extraño, Christine, esta noche tan dulce y tan tranquila está llena de
gemidos.¡Sediríaqueselamentaconnosotros!Ellaleresponde:―Ahoraquevaaconocerelsecreto,susoídosvanallenarse,comolosmíos,de
lamentos.EllacogelasmanosprotectorasdeRaoulentrelassuyasy,sacudidaporunlargo
estremecimiento,prosigue:―¡Oh!Sí,aunquevivacienaños,siempreoiréelclamorsobrehumanoquelanzó,
elgritodesudolorydesurabiainfernalesmientrasaquellacosaaparecíaantemisojos desorbitados de horror, lo mismo que mi boca, que no se cerraba y que, sinembargo,yanogritaba.
»¡Oh,Raoul, aquella cosa! ¡Cómonoverla cosa!Simisoídos se llenaronparasiempreconsusgritos,misojosestánatormentadosparasiempreporsucara.¡Quéimagen!¿Cómonoverlaycómohacérselaverausted…?Raoul,ustedyahavistolascalaverascuandoestánsecasporelpasodelossiglosy,talvez,sinohasidovíctimadeunahorriblepesadilla,ustedviosucalaveralanochedePerros.Tambiénhavistopasearse,enelúltimobailededisfraces,a“laMuerteroja”.Perotodasesascalaverasestabaninmóvilesysumudohorroryanovivía.Imagine,sipuede,lamáscaradelaMuerteponiéndoseavivirdeprontoparaexpresarconloscuatroagujerosnegrosdesusojos,desunarizydesuboca,lacóleraensuúltimogrado,lafuriasoberanadeun demonio, y la nomirada en los agujeros de los ojos, porque, comomás tardesupe,nuncasepercibensusojosdebrasamásqueen lanocheprofunda…Pegadacontraelmuro,yodebíadeserlaimagenmismadelEspanto,lomismoqueéleraladelaFealdad.
»Entonces, acercó a mí el rechinamiento horrible de sus dientes sin labios y,mientras yo caía de rodillas, me silbó odiosamente cosas insensatas, palabras sinilación,maldiciones,delirio…¡Nilosé…!¿Quéesloquesé?
»Inclinado sobre mí, exclamaba: “Mira, ¡puesto que has querido ver! ¡Ve!¡Alimentatusojos,embriagatualmaconmimalditafealdad!¡MiraelrostrodeErik!¡Ahorayaconocesel rostrode laVoz!¿No tebastaba,di,conoírme?Hasqueridosabercómoestabahecho.¡Quécuriosassoislasmujeres!”.
»Yseechabaareírrepitiendo:“¡Quécuriosassoislasmujeres…!”,conunarisagruñona,ronca,espumeante,formidable…Seguíadiciendocosascomoésta:“¿Estás
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satisfecha?¿Soyhermoso,eh…?Cuando,como tú,unamujermehavisto,esmía.¡Meamaparasiempre!YosoyuntipodelaclasedeDonJuan”.
»Y levantándose cuán alto era, con el puño en la cadera, moviendo sobre loshombrosaquellacosahorriblequeerasucabeza,sepavoneaba:“¡Mírame!¡YosoyDonJuantriunfante!”.
»Y como yo apartaba la cabeza pidiendo gracia, atrajo hacia sí mi cabezabrutalmente,cogiéndolaporelpelo,enelquehabíanentradosusdedosdemuerte.
―¡Basta!¡Basta!―lainterrumpióRaoul―.¡Lomataré,lomataré!¡Ennombredelcielo,Christine,dimedóndeestáelcomedordellago!¡Tengoquematarle!
―¡Calla,Raoul,siquieressaberlotodo!―¡Ah,sí,quierosabercómoyporquéregresaste!¡Éseeselsecreto,Christine,
nohay―otro!¡Nohayotro!Pero,¡decualquiermodo,lemataré!―¡Oh,Raoulmío! ¡Escucha, puesto que quieres saber, escucha!Me arrastraba
porelpelo,yentonces…,yentonces…¡Oh,estoesmásterribletodavía!―Pues,diloahora…―exclamóRaoul,feroz―.¡Deprisa,dilo!―Entoncesdijoentresilbidos:«¿Cómo?¿Tedoymiedo?¿Esposible…?¿Crees
acaso que sigo teniendo una máscara? ¿Y que esto…, esto, mi cabeza, es unamáscara?Puesbien―ysepusoaaullar―:arráncalacomolaotra.¡Vamos,vamos!¡Hazlo otra vez! ¡Hazlo! ¡Lo ordeno! ¡Tus manos! ¡Tus manos…! Dame tusmanos…, si no te bastan, yo te prestaré las mías…, y los dos nos pondremos aarrancarlamáscara».Yomeechéasuspies,peroélmecogiólasmanos,Raoul…,ylashundióenelhorrordesucara…Conmisuñas,searañólascarnes,¡sushorriblescarnesmuertas!
»―¡Mira!¡Mira!―clamabadesdeelfondodesugarganta,queresoplabacomounaforja―…,¡miracómoestoyhechocompletamentedemuerte…!¡Delacabezaalospies…!¡Yquesóloesuncadáverelque teama,elque teadorayelqueno teabandonará nunca…! ¡Nunca…! Mandaré agrandar el ataúd, Christine, para mástarde,cuandohayamosacabadonuestrosamores…¡Mira,yoyanorío,mira,estoyllorando…,lloroporti,Christine,quemehasarrancadolamáscarayque,poreso,nopodrásabandonarmenunca…!¡Mientraspodíascreermehermoso,Christine,podíasvolver…!Séquehabríasvuelto…,peroahoraqueconocesmifealdad,huiríasparasiempre… ¡Por eso te obligo a quedarte conmigo!!! ¿Por qué has querido verme?¡Insensata,locaChristine,quehasqueridoverme…!¡Simipropiopadrenomevionunca,ymipropiamadre,paranoverme,meregaló,llorando,miprimeramáscara!
»Porfinmehabíasoltadoyahorasearrastrabaporelpisoentrehiposhorribles.Yluego,comounreptil,reptó,searrastrófueradelcuarto,entróensuhabitación,cuyapuertasecerrótrasél,yyomequedésola,entregadaamihorroryamisreflexiones,peroliberadadelavisióndelacosa.Unprodigiososilencio,elsilenciodelatumba,habíasucedidoaaquellatempestad,ypudemeditarenlasconsecuenciasterriblesdelgestoquehabíaarrancadolamáscara.LasúltimaspalabrasdelMonstruomehabíaninformado suficientemente. Me había encarcelado a mí misma para siempre y mi
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curiosidadibaaserlacausadetodasmisdesgracias.Élmelohabíaadvertido…Mehabíarepetidoqueyonocorríaningúnpeligromientrasnotocaselamáscara,yyolahabía tocado. Maldije mi imprudencia, pero temblando comprobé que elrazonamiento del monstruo era lógico. Sí, hubiera regresado de no haber visto surostro…Élyamehabíaconmovido,interesadoyapiadadoinclusoconsuslágrimasenmascaradas, lo bastante para no permanecer insensible a su plegaria. En últimainstanciayonoeraunaingrata,ysuimposibilidadnopodíahacermeolvidarqueéleralaVozyquemehabíaanimadoconsugenio.¡Habríaregresado!Yahora,salidadeaquellascatacumbas,noregresaría.¡Novuelveunaparaencerrarseenunatumbaconuncadáverqueteama!
»En ciertos ademanes furiosos que durante la escena él había mostrado almirarme o, mejor dicho, al acercar a mí los dos agujeros negros de su miradainvisible,yohabíapodidomedirelsalvajismodesupasión.Paranohabermetomadoensusbrazoscuandoyonopodíaofrecerleningunaresistencia,eraprecisoqueaquelmonstruofueratambiénunángel,y,talvez,despuésdetodo,loeraunpoco,elÁngelde lamúsica, y quizá lo hubiese sido por completo siDios le hubiera vestido conbellezaenlugardevestirloconpodredumbre.
»Extraviadaenlaideadeldestinoquemeestabareservado,presadelterrordeverabrirsedenuevolapuertadelahabitacióndelataúdycontemplarotravezlafiguradelmonstruo sinmáscara,mehabía deslizado enmi propia habitaciónymehabíaapoderadodeunastijerasquepodíanponertérminoamiespantosodestino…cuandosedejaronoírlossonidosdeunórgano…
»Fue entonces, amigomío, cuando empecé a comprender las palabras de Eriksobre lo que él llamaba, conundesprecioquemehabía sorprendido, lamúsicadeópera.Loqueyooíanadateníaqueverconloquehastaesedíamehabíaencantado.SuDonJuantriunfante(porqueparamínohabíadudadequesehabíalanzadoasuobramaestraparaolvidarelhorrordeaquelminuto),suDonJuantriunfantenomeparecióalprincipiomásqueunlargo,horribleymagníficosollozoenelqueelpobreErikhabíapuestotodasumiseriamaldita.
»Volvía a ver el cuaderno de notas rojas y fácilmente imaginaba que aquellamúsicasehabíaescritoconsangre.Mepaseabacontododetalleporelmartirio;mehacíaentraren todos los recovecosdelabismo,delabismohabitadoporelhombrefeo;memostrabaaErikgolpeandoatrozmentesupobreyhorriblecabezacontralasparedesfúnebresdeaquelinfiernoyrehuyendolasmiradasdeloshombres,paranoespantarlos. Anonadada, palpitante, lamentable y vencida asistí al surgimiento deaquellosacordesgigantescosenquesedivinizabaelDolor;y,luego,lossonidosquesubíandelabismoseagruparondeprontoenunvueloprodigiosoyamenazador;sutropa tornasolada pareció escalar el cielo como el águila sube hacia el sol, y unasinfoníatriunfalparecióabarcarelmundodetalmodoquecomprendíquelaobraporfin estaba acabada y que la Fealdad, elevada sobre las alas delAmor, había osadomirarde frentea laBelleza.Estabaebria; lapuertaquemeseparabadeErikcedió
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bajoelempujedemiesfuerzo.Élsehabíalevantadoaloírme,peronoosóvolverse.»―Erik―exclamé―,muéstremesucarasinterror.Lejuroqueesustedelmás
doliente y sublime de los hombres, ¡y si, a partir de ahoraChristineDaaé tiemblacuandolemire,seráporquepienseenelesplendordesugenio!
»EntoncesEriksevolvió,porquemecreyó,¡yyo,ay…,yoteníafeenmí…!ÉllevantóhaciaelDestinosusmanosdescarnadas,ycayóamisrodillasconpalabrasdeamor…
»…Conpalabrasdeamorensubocademuerte…ylamúsicasehabíacallado…»Besabaelruedodemivestido,ynovioqueyocerrabalosojos.»¿Qué más puedo decirle, amigo mío? Ahora ya conoce el drama… Durante
quince días volvió a repetirse…, quince días durante los cuales yo le mentí. Mimentirafuetanhorriblecomoelmonstruoquemelainspiraba,yaesepreciopudeconseguirmilibertad.Quemésumáscara.Ylohicetanbienque,inclusocuandonocantaba,seatrevíaabuscarunademismiradas,comounperrotímidoquemerodeaalrededordesuamo.Élera,amialrededor,comounesclavofielymerodeabademilcuidados.PocoapocofuiinspirándoletalconfianzaqueosópasearmeporlasorillasdelLagoAverno[51] y llevarme enbarca sobre sus aguasdeplomo; en los últimosdías de mi cautiverio, me hacía franquear de noche las verjas que cierran lossubterráneosdelacalleScribe.AllínosesperabauncochequenosllevabahacialassoledadesdelBosque.
»La noche en que le encontramos, a punto estuvo de resultar trágica para mí,porque tiene unos celos terribles de usted; celos que sólo he podido combatirasegurándole su próxima partida… Por fin, tras quince días de aquel abominablecautiverioenque,alternativamenteardídepiedad,deentusiasmo,dedesesperaciónydehorror,mecreyócuandoledije:¡volveré!
―Yhavuelto,Christine―gimióRaoul.―Cierto,amigomío,ydebodecirquenohansidolasespantosasamenazascon
queacompañómipuestaenlibertadlasquemeayudaronacumplirmipalabra,sinoel sollozo desgarrador que él lanzó sobre el umbral de su tumba. Sí, ese sollozo―repitió Christine moviendo dolorosamente la cabeza―, me encadenó aldesventuradomásdeloqueyopodíasuponerenelmomentodeladespedida.¡PobreErik!¡PobreErik!
―Christine―dijoRaoullevantándose―,diceustedquemeama,peropocassonlashorasquehantranscurridodesdequeharecuperadosulibertad,yyavuelveustedjuntoaErik…¡Recuerdeelbailedemáscaras!
―Lascosasestabanasí…,recuerdeustedtambiénqueesaspocashoraslaspaséconusted,Raoul…congranpeligroparaambos…
―Duranteesaspocashoras,yodudédequemeamase.―¿Y sigue dudándolo todavía,Raoul…?Sepa, entonces, que cada uno demis
viajesjuntoaErikhaaumentadomihorrorhaciaél,porquecadaunodeesosviajes,en lugar de aplacarle como yo esperaba, le han enloquecido de amor… ¡y tengo
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miedo…!¡Tengomiedo…!¡Tengomiedo…!―Tiene miedo…, pero, ¿me ama…? Si Erik fuera hermoso, ¿me amaría,
Christine?―¡Desventurado!¿Porquetentaraldestino…?¿Porquépreguntarmecosasque
yoocultoenelfondodemiconcienciacomoseocultaelpecado?Ellaselevantóasuvez,rodeólacabezadeljovenconsusbrazostemblorososy
ledijo:―¡Oh,miprometidodeundía,sinoleamase,noledaríamislabios.Porprimera
yúltimavez,aquíestán.Él los tomó, pero la oscuridad que les rodeaba produjo tal desgarramiento que
huyeroncomosiunatempestadseacercara,ysusojos,enlosquehabitabaelespantodeErik,lesmostró,antesdedesaparecerenelfondodelostejados,muyarriba,porencimadeellos,¡uninmensopájaronocturnoquelosmirabaconsusojosdebrasa,yqueparecíaaferradoalascuerdasdelaliradeApolo!
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XIV
Ungolpemaestrodelexpertoentrampillas
RaoulyChristinecorrieronycorrieron.Ahorahuíandeltejadodondeestabanlosojosdebrasaquesólosevenenlanocheprofunda;ynopararonhastaeloctavopisobajandohacia la tierra.Aquellanochenohabía función, y lospasillosde laÓperaestabandesiertos.
Deprontounasiluetaextrañasealzóantelosjóvenesimpidiéndoleselpaso:―¡No!¡Poraquíno!Ylasiluetalesindicóotropasilloporelquedebíanllegarentrebastidores.Raoulqueríadetenerse,pedirexplicaciones.―¡Vamos,deprisa!¡Deprisa…!―ordenóaquellaformavaga,disimuladaenuna
especiedehopalandaytocadaconunbonetepuntiagudo.ChristinearrastrabayaaRaoul,leforzabaaseguircorriendo:―Pero¿quiénes?¿Quiénesése?―preguntabaeljoven.YChristinerespondía:―¡EsElPersa…!―¿Yquéhaceahí?―Nadiesabenadadeél…¡SiempreestáenlaÓpera!―Loqueustedmeobligaahacer,Christine,esunacobardía―dijoRaoul,quese
hallabamuyemocionado―.Meobligaahuir,eslaprimeravezenmivida.―¡Bah! ―respondió Christine, que empezaba a calmarse―, creo que hemos
huidodelasombradenuestraimaginación.―SideverashemosvistoaErik,habríadebidoclavarleenlaliradeApolocomo
seclavaalalechuzaenlastapiasdenuestrasgranjasbretonas,ysehabríaacabadoelproblema.
―MibuenRaoul,antestendríaquehabersubidohastalaliradeApolo;ynoesunaascensiónfácil.
―Losojosdebrasaerandeverdad.―¡Sí, y ahora usted está dispuesto, como yo, a verlos en todas partes. Pero,
luego,unopiensaysedice:loquehetomadoporlosojosdebrasanoeransindudaotracosaquelaspuntasdeorodedosestrellasquemirabanlaciudadatravésdelascuerdasdelalira.
YChristinebajóunpisomás,seguidaporRaoul.Éstedijo:―Dadoque está completamentedecidida apartir,Christine, le repitoque sería
mejor huir ahoramismo. ¿Por qué esperar amañana? ¡Tal vez nos haya oído estanoche…!
―¡No,claroqueno.Estátrabajando,selorepito,ensuDonJuantriunfante,ynosepreocupadenosotros.
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―Estáustedtanpocoseguraquenocesademiraranuestraespalda.―Vamosamicamerino.―VayámonosmejorfueradelaÓpera.―¡Nunca,hastaelminutomismodenuestrafuga!Esonosacarrearíaladesgracia
pornocumplirmipalabra.Leheprometidonovernosmásqueaquí.―Debo sentirme muy feliz porque él le haya permitido también eso. ¿Sabe?
―dijoRaoulconamargura―,hasidoustedmuyaudazpermitiéndonosel juegodelosdesposorios.
―Pero, querido, eso él lo sabe.Medijo: «Confío enusted,Christine.El señorRaouldeChagnyestáenamoradodeustedydebeirse.Antesdequesevaya,¡queseatandesventuradocomoyo…!».
―¿Yquésignificaeso,porfavor?―Soy yo quien debería preguntárselo a usted, amigo mío. ¿No es uno
desventuradocuandoama?―Sí,Christine,cuandoseamaycuandonoseestásegurodeseramado.―¿DiceesoporErik?―Por Erik y pormí―dijo el jovenmeneando la cabeza con aire pensativo y
desolado.LlegaronalcamerinodeChristine.―¿Por qué se creemás segura en este camerino que en el teatro?―preguntó
Raoul―.Siustedleoyeatravésdelasparedes,tambiénélpuedeoírnos.―¡No!Me ha dado su palabra de no volver a ponerse tras las paredes de mi
camerino,ycreoenlapalabradeErik.Micamerinoymihabitación,enelaposentodellago,sonmíos,exclusivamentemíos,ysagradosparaél.
―¿Cómo pudo abandonar usted este camerino para ser trasladada a un pasillooscuro,Christine?¿Quierequeintentemosrepetirsuspasos?
―Espeligroso,amigomío,porqueelespejoaúnpodríaarrastrarmey,envezdehuir,meveríaobligadaallegaralfinaldelpasadizosecretoquellevaalasorillasdellagoydesdeahíllamaraErik.
―¿Laoiría?―Puedo llamar a Erik desde cualquier sitio, desde todos Erik me oirá… Él
mismomelohadicho,esungeniomuycurioso.Nodebecreer,Raoul,quesetratasimplementedeunhombrealquelediviertevivirbajotierra.Hacecosasqueningúnotrohombrepodríahacer;sabecosasqueelmundovivienteignora.
―Tengacuidado,Christine,estáconstruyendoustedunfantasma.―No,noesunfantasma,esunhombredelcieloydelatierra,nadamás.―¡Unhombredelcieloydelatierra…,nadamás!¡Quéformadehablar…!¿Y
siguedecididaahuirdeél?―Sí,mañana.―¿Quierequeledigaporquéquerríaverlahuirestanoche?―Dígame,amigomío.
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―¡Porquemañanaustednosedecidiráanada!―En tal caso, Raoul, usted me llevará consigo a pesar mío…, ¿no es lo
acordado?―¡Entonces,aquímañanaporlanoche!Alasdoceestaréensucamerino―dijo
el jovenconairesombrío―;pase loquepase,yocumplirémipromesa.¿Hadichoustedque,despuésdeasistiralarepresentación,élhadeiraesperarlaalcomedordellago?
―Allíesdondemehacitado.―¿Ycómo iráusted a su encuentro,Christine, si no sabe salir de su camerino
«porelespejo»?―Puesyendodirectamentealaorilladellago.―¿A través de todos los subterráneos? ¿Por las escaleras y pasillos por donde
pasan los tramoyistas y las gentes de servicio? ¿Cómo puede haber conservado elsecreto de un viaje como ése? Todo el mundo habría seguido a Christine Daaé yhabríallegadoalaorilladellagoacompañadaporunamuchedumbre.
ChristinesacódeuncofreunaenormellaveyselaenseñóaRaoul.―¿Quées?―preguntóeljoven.―EslallavedelaverjadelsubterráneodelacalleScribe.―Comprendo,Christine.Llevadirectamenteallago.¿Quieredarmeesallave?―¡Nunca!―respondióellaconenergía―.¡Seríaunatraición!De pronto, Raoul vio que Christine cambiaba de color. Una palidez mortal se
difundióporsusrasgos.―¡Oh,Diosmío!―exclamó―…¡Erik,Erik,tengapiedaddemí!―¡Cállese!―ordenóeljoven―…¿Nomehadichoquepodíaoírla?Perolaactituddelacantantesevolvíacadavezmásinexplicable.Seretorcíalos
dedos,repitiendoconaireextraviado:―¡Oh,Diosmío!¡Diosmío!―Pero¿quépasa?¿Quéocurre?―leimploróRaoul.―Elanillo.―¿Cómoelanillo?Porfavor,Christine,vuelvaensí.―Elanillodeoroqueélmedio.―¡Ah!¿EsqueErikledioelanillodeoro?―¡Lo sabe de sobra, Raoul! Pero, lo que usted no sabe, es lo queme dijo al
dármelo:«Ledevuelvosulibertad,Christine,peroacondicióndequeesteanilloestésiempre en su dedo. Mientras lo conserve, quedará usted preservada de cualquierpeligroyErikseguirásiendosuamigo.Pero,sialgunavezseseparadeél,¡pobredeusted!,Christine,porqueEriksevengará…».¡Amigomío,amigomío!¡Elanillohadesaparecidodemidedo…!¡Pobresdenosotros!
Buscaron en vano el anillo a su alrededor. No lo encontraron. La joven no setranquilizaba.
―Ha sido mientras le he dado ese beso, allá arriba, bajo la lira de Apolo
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―intentóexplicarellatemblando―;elanillosehabrádeslizadodemidedoyhabrácaído sobre la ciudad. Ahora ¿cómo recuperarlo? ¡Y qué desgracia nos amenaza,Raoul!¡Ah,hayquehuir,huir!
―Huirahoramismo―insistióunavezmásRaoul.Ella dudó. Él creyó que iba a decir que sí… Pero luego sus claras pupilas se
turbaronydijo:―¡No,mañana!Y le abandonó de forma precipitada, en medio de un desasosiego completo,
mientrasseretorcíalosdedosconlaesperanza,sinduda,dequeelanilloaparecieseasí.
EncuantoaRaoul,regresóacasa,muypreocupadoportodoloquehabíaoído.―Sino la salvode lasmanosdeesecharlatán―dijoenvozaltaensucuarto,
mientrasseacostaba―,estáperdida;¡perolasalvaré!Apagó la lámparay,en las tinieblas, sintió lanecesidadde injuriaraErik.Tres
vecesgritóenvozalta;«¡Charlatán…!¡Charlatán…!¡Charlatán!».Pero,depronto,seincorporósobreuncodo;unsudorfríocorríaporsussienes.
Dos ojos, ardientes como brasas, acababan de iluminarse al pie de su cama. Lemirabanfija,terriblemente,enlanocheoscura.
Raoul era valiente y, sin embargo, temblaba. Adelantó la mano, tanteando,vacilante,insegura,enlamesilladenoche.Trasdarconlacajadecerillas,encendióuna.Losojosdesaparecieron.
Pensó,aunquenadatranquilo:«Ellamehadichoquesusojossóloseveíanenlaoscuridad.Handesaparecido
conlaluz,perotalvezéltodavíaestéahí».Yselevantó,buscó,rodeóconcuidadolascosas,miró,comounniño,debajode
lacama.Entoncesseencontróridículoydijoenvozalta:―¿Qué debo creer, o qué no debo creer en un cuento de hadas como éste?
¿Dónde termina lo real y empieza lo fantástico? ¿QuéhavistoChristine? ¿Quéhacreídover?
Yañadió,conunestremecimiento:―Y yomismo, ¿qué he visto? ¿He visto realmente los ojos de brasa hace un
momento? ¿No han brillado enmi imaginación? ¡No estoy seguro de nada! ¡Y nojurarésobreesosojos!
Volvióaacostarse.Denuevosehizolaoscuridad.Losojosreaparecieron.―¡Oh!―suspiróRaoul.Incorporándose, losmirabacon todoelvalordequeeracapaz.Trasunsilencio
queaprovechópararecuperartodosuvalor,gritódepronto:―¿Erestú,Erik?¡Hombre,genioofantasma!¿Erestú?Pensó:«Siesél…estáenelbalcón».Yencamisacorrióaunpequeñomuebleenelque,atientas,cogióunrevólver.
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Armado,abriólaventana.Lanocheeraentoncesmuyfría.Raoulnohizootracosaqueecharunaojeadasobreelbalcóndesiertoyvolvióaentrar,cerrandolapuerta.Denuevoseacostótemblando,conelrevólversobrelamesilladenoche,alalcancedesumano.
Unavezmás,soplólavela.Los ojos seguían estando allí, al final de la cama. ¿Estaban entre la cama y el
cristaldelaventana,odetrásdelcristaldelaventana,esdecir,enelbalcón?Eso es lo que Raoul quería saber. También quería saber si aquellos ojos
pertenecíanaunserhumano…Queríasabertodo…Entonces, tranquila, fríamente,sinmolestara lanocheque le rodeaba,el joven
cogióelrevólveryapuntó.Apuntó a las dos estrellas de oro que seguían mirándole con un resplandor
inmóviltansingular.Apuntóunpocoencimade lasdosestrellas.Siaquellasestrellaseranojos,ysi
encimadeaquellosojoshabíaunafrente,ysiRaoulnoerademasiadotorpe…Ladetonación rodó conun estrépito terrible en lapazde la casadormida…Y,
mientrasporlospasilloscorríanunospasos,Raoul,ensucama,conelbrazotendido,dispuesto a disparar de nuevo, miraba… Esta vez las dos estrellas habíandesaparecido.
Luz,criados,elcondePhilippe,terriblementeansioso.―¿Quépasa,Raoul?―Me parece que he soñado―respondió el joven―. He disparado contra dos
estrellasquemeimpedíandormir.―¿Estásdivagando…?¿Teencuentrasbien…?Dime,Raoul,¿quéhapasado…?
―yelcondeseapoderódelrevólver.―No,nodivago…,porlodemás,prontolosabremos.Selevantó,sepusounabatayunaszapatillas,cogióde lasmanosdeuncriado
unaluzy,abriendolapuerta―ventana,salióalbalcón.Elcondehabíaconstatadoquelaventanahabíasidoatravesadaporunabalaala
alturadeunhombre.Raoulseinclinabasobreelbalcónconsuvela…―¡Oh…, oh…! ―exclamó―. ¡Sangre…! ¡Hay sangre…! ¡Aquí, y allí, más
sangre! ¡Mejor…! Un fantasma que sangra… es menos peligroso ―dijo en tonoburlón.
―¡Raoul!¡Raoul!¡Raoul!El conde le sacudía como si pretendiera sacar a un sonámbulo de su peligroso
sueño.―Hermano,pero sinoestoydormido―protestóRaoul impacientado―.Puede
usted ver esa sangre como todo el mundo. Yo había pensado que soñaba y quedisparabasobredosestrellas.¡EranlosojosdeErikyahíestásusangre…!
Yañadió,inquietodepronto:―Despuésdetodo,talvezhehechomalendisparar,¡yChristineesmuycapaz
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denoperdonármelo…!Nadadeestohabríaocurridosihubieratenidolaprecaucióndecorrerlascortinasdelaventanaalacostarme.
―¡Raoul!¿Tehasvueltolocodepronto?¡Despierta!―¿Otra vez?Mejor haría usted, hermanomío, ayudándome a buscar aErik…,
porque,enfin,unfantasmaquesangrasiempresepuedeencontrar…Elmayordomodelcondedijo:―Señor, es cierto que hay sangre en el balcón.Un criado trajo una lámpara a
cuyaluzpudieronexaminartodo.Elrastrodelasangreseguíalarampadelbalcónyllegabahastauncanalón;yelrastrodesangresubíaporél.
―Amigomío―dijoelcondePhilippe―,hasdisparadocontraungato.―¡Qué pena! ―dijo Raoul riendo de nuevo en un tono burlón que sonó
dolorosamenteen losoídosdelconde―.Esmuyposible.ConErik,nuncasesabe.¿EsErik?¿Eselgato?¿Esel fantasma?¿Esdecarneodesombra? ¡No,no! ¡ConEriknuncasepuedeestarseguro!
Raoulempezabaadeciresaclasedepalabrasextrañasquerespondíantaníntimay lógicamentea laspreocupacionesdesuespírituyquecontinuabanperfectamentelasconfidenciasextrañas,alavezrealesydeaparienciassobrenaturales,deChristineDaaé;yesaspalabrasnocontribuyeronpocoaconvenceramuchosdequeelcerebrodel joven estaba perturbado.El condemismo lo tomó así, y,más tarde, al juez deinstrucción, de acuerdo con el atestado del comisario de policía, no le costódemasiadollegaralamismaconclusión.
―¿QuiénesErik?―preguntóelcondeapretandolamanodesuhermano.―¡Esmirival,ysinohamuerto,peor!Conungesto,echóaloscriados.La puerta de la habitación se cerrómientras ellos se quedaban dentro. Pero la
servidumbre no se alejó con rapidez suficiente como para que el mayordomo delcondenooyesepronunciarclaramenteyconfuerzaaRaoul:
―¡EstanocheraptaréaChristineDaaé!EstafraselefuerepetidaluegoaljuezdeinstrucciónFaure.Peronuncasesupo
conexactitudloqueduranteesaentrevistasedijeronlosdoshermanos.Loscriadoscontaronquenoera ladeaquellanoche laprimeradisputaque les
obligabaaencerrarseenuncuarto.A travésde lasparedes seoíangritos,y siempre sehablabadeunacomedianta
llamadaChristineDaaé.Durante el almuerzo―el almuerzo de la mañana, que el conde tomaba en su
gabinete de trabajo―, Philippe ordenó que fueran a pedir a su hermano que sereunieraconél.Raoulllegó,sombríoymudo.Laescenafuemuybreve.
Elconde:―¡Leeesto!Philippetiendeasuhermanounperiódico,L’Époque.Yconeldedoleseñalala
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noticiasiguiente.Elvizconde,conlapuntadelalengua,lee:«Unagranmaravilla en el barrio: haypromesadematrimonio entre la señorita
Christine Daaé, artista lírica, y el señor vizconde Raoul de Chagny. De creer losrumores que circulan entre cajas, el condePhilippe habría juradoque, por primeravez,losChagnynocumpliríansupromesa.Comoelamor,yenlaÓperamásqueencualquierotrositio,esomnipotente,unosepreguntadequémediospuededisponerelconde Philippe para impedir a su hermano el vizconde llevar al altar a la nuevaMargarita. Se dice que los dos hermanos se adoran, pero el conde se engañaextrañamentesiesperaqueelamorfraternocedaanteelamorasecas».
Elconde(triste).―Yaloves,Raoul,nosponesenridículo…Esapequeñatehaenloquecidoconsushistoriasdefantasmas.
(Elvizconde,porlotanto,habíanarradoelrelatodeChristineasuhermano).Elvizconde.―¡Adiós,hermanomío!El conde.―Entonces… ¿te marchas esta noche? (El vizconde no contesta.)…
¿Conella…?¿Seráscapazdehacersemejantetontería?(Silenciodelvizconde). ¡Yolograréimpedírtelo!
Elvizconde.―¡Adiós,hermanomío!(Sale).
Estaescenalefuecontadaaljuezdeinstrucciónporelmismohermano,quenodebíaveraRaoulhastalanoche,enlaÓpera,pocosminutosantesdeladesaparicióndeChristine.
Enefecto,Raoulconsagrótodoaqueldíaalospreparativosderapto.Los caballos, el coche, el cochero, las provisiones, las maletas, el dinero
necesario,el itinerario―nodebíacogerel ferrocarrilparadespistaral fantasma―,todoestoleocupóhastalasnuevedelanoche.
A las nueve, una especie de berlina con las cortinas echadas sobre unasportezuelasherméticamentecerradasllegóparaocuparunsitioenlafilaendirecciónde la Rotonda. La tiraban dos vigorosos caballos y la conducía un cochero cuyorostro era difícil de distinguir, porque estaba envuelto en los largos pliegues de unpasamontañas.Delantedeaquellaberlinasehallabantrescoches.LainstruccióndejóestablecidomástardequeeranloscupésdelaCarlotta,quehabíaregresadodeformasúbitaaParís,delaSorelli,y,pordelantedetodos,eldelcondePhilippedeChagny.Delaberlinanosebajónadie.Elcocheropermanecióensuasiento.Losotros trescocheroshabíanpermanecidoasimismoenlossuyos.
Unasombra,envueltaenunagrancapanegraytocadaconunsombreroblandodefieltronegro,pasóporlaaceraentrelaRotondaylosvehículos.Parecíamirarconmás atención la berlina. Se acercó a los caballos, luego al cochero, y se alejó sinhaber pronunciado una palabra. La investigación judicial creyómás tarde que esa
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sombraeraladelvizcondeRaouldeChagny;peroyonolocreo,dadoqueesanoche,como las otras, el vizconde de Chagny llevaba un sombrero de copa que, por lodemás, sehaencontrado.Piensomásbienqueesasombraera ladel fantasma,queestabaalcorrientedetodo,comoseveráacontinuación.
Comoporcasualidad,serepresentabaelFausto.Lasalaeradelasmásbrillantes.Elbarrioestabamagníficamenterepresentado.Enesaépoca,losabonadosnocedían,no arrendaban ni subarrendaban ni compartían sus palcos con las finanzas, elcomerciooelextranjero.Enlaactualidad,enelpalcodelmarquésdetalquesigueconservandoesetítulo:palcodelmarquésdetal,porqueelmarquésesporcontratosutitular,enesepalco,decíamos,descansatalvendedordetocinoysufamilia―yestáen su derechoporquepaga el palcodelmarqués―.En el pasado, esas costumbreseran prácticamente desconocidas. Los palcos de la Ópera eran salones donde unoestaba casi seguro de encontrar o ver a gentes de la buena sociedad a quienes, aveces,lesgustalamúsica.
Todo ese grupo se conocía, sin que por ellomantuvieran trato necesariamente.Pero llevaban los nombres en la cara y la fisionomía del conde deChagny no eraignoradapornadie.
LagacetillaaparecidaporlamañanaenL’Époqueyahabíadebidodeproducirsuefecto,porquetodoslosojosestabanvueltoshaciaelpalcodondeelcondePhilippe,enaparienciaindiferenteycongestodescuidado,seencontrabacompletamentesolo.Elelementofemeninodeaquellabrillantereuniónparecíasingularmenteintrigado,yla ausencia del vizconde daba lugar a cien cuchicheos detrás de los abanicos.Christine Daaé fue acogida con bastante frialdad. Aquel público especial no leperdonabahabermiradotanalto.
Ladivasediocuentadelamaladisposicióndeunapartedelasala,ysesintióturbada.
Loshabituales,quepretendíanhallarsealcorrientede losamoresdelvizconde,nodejarondesonreírenciertospasajesdelpapeldeMargarita.PoresosevolvierondeformaostensiblehaciaelpalcodePhilippedeChagnycuandoChristinecantólafrase:«Querríasaberquiéneraesejoven,siesungranseñorycómosellama».
Con la barbilla apoyada en sumano, el conde no parecía preocuparse de talesmanifestaciones. Tenía los ojos clavados en el escenario; pero ¿lomiraba? Parecíaausente…
Christine fue perdiendo toda su seguridad. Temblaba. Se encaminaba a unacatástrofe…CarolusFontasepreguntósinoestabaindispuesta,sipodríaaguantarenescena hasta el final del acto, que era el del jardín. En la sala se recordaba ladesgracia que le había ocurrido, al final de ese acto, a la Carlotta, y el «cuac»históricoquemomentáneamentehabíasuspendidosucarreraenParís.
PrecisamentelaCarlottahizoentoncessuentradaenunpalcodeenfrente,entradasensacional. La pobreChristine alzó los ojos hacia aquel nuevo tema de emoción.Reconocióasurival.Creyóverlareírirónicamente.Estolasalvó.Seolvidódetodo
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paratriunfarunavezmás.Apartirdeesemomento,cantócontodasualma.Tratódesuperarcuantohabía
hechohastaentonces,yloconsiguió.Enelúltimoacto,cuandoempezóainvocaralos ángeles y a ascender del suelo, arrastró en un nuevo vuelo a toda la salaestremecida,ytodosycadaunopudieroncreerqueteníanalas.
Anteestallamadasobrehumana,unhombre,enelcentrodelpatiodebutacas,sehabía levantado y permanecía de pie, frente a la actriz, como si en un mismomovimientoabandonaselatierra…EraRaoul.
¡Ángelespuros!¡Ángelesradiantes!¡Ángelespuros!¡Ángelesradiantes!
YChristine,conlosbrazosextendidos,elpechoabrasadoyenvueltaenlagloriadesucabellerasueltasobresushombrosdesnudos,lanzabaelclamordivino:
¡Llevadmialmaalsenodeloscielos!
Fueentoncescuando,depronto,sobreelteatrosehizounarepentinaoscuridad.Fuetodotanrápidoqueapenastuvierontiempolosespectadoresdelanzarungritodeestupor,porquelaluziluminólaescenadenuevo.
…¡PeroChristineDaaéyanoestabaallí!¿Quéhabíasidodeella…?¿Quéeraaquel milagro? Todos se miraban sin comprender y la emoción llegó pronto a sucolmo.Noeramenoreldesasosiegoenlaescenaqueenelpatiodebutacas.Desdeentrecajasseprecipitabanhaciaellugarenque,uninstanteantes,Christinecantaba.Elespectáculoseinterrumpíaenmediodelmayordesorden.
¿Dónde, adónde había ido Christine? ¿Qué sortilegio la había arrebatado amillares de espectadores entusiastas y en los brazosmismos deCarolusFonta?Enverdadpodíanpreguntarse si, escuchando suardienteplegariano lahabían llevadorealmentelosángeles«alsenodeloscielos»encuerpoyalma.
Raoul,queseguíadepieenelpatiodebutacas,habíalanzadoungrito.ElcondePhilippe se había erguido en su palco. Miraban al escenario, miraban al conde,mirabanaRaoul,ytodossepreguntabansiaquelcuriososucesonoguardabarelacióncon lagacetilla aparecida aquellamismamañana enunperiódico.PeroRaouldejóaltivosusitio,elcondedesapareciódesupalcoy,mientrascaíaeltelón,losabonadosse precipitaron hacia la entrada de artistas.El público esperaba una declaración enmediodeunbarullo indescriptible.Todoelmundohablabaalmismo tiempo.Cadaunopretendíaexplicarcómohabíaocurrido.Unosdecían:«Hacaídoenunatrampa»;yotros:«Lahanraptadoenlasbambalinas;talvezlapobreseavíctimadeunnuevotruco inventado por la nueva dirección»; y otros: «Es una emboscada. Lacoincidenciadeladesapariciónylaoscuridadlodemuestradesobra».
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Por fin se alzó despacio el telón y Carolus Fonta, avanzando hasta el atril deldirectordeorquesta,anuncióconvozgraveytriste:
―¡Señoras y señores, un acontecimiento inaudito y que nos sume en unaprofunda inquietud, acaba de producirse! ¡Nuestra compañera Christine Daaé hadesaparecidoantenuestrosojossinquepodamossabercómo!
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XV
Singularactituddeunimperdible
Sobre el escenario se produce un barullo indescriptible. Artistas, tramoyistas,bailarinas,comparsas, figurantes,coristas,abonados, todoelmundopregunta,grita,sezarandea.«¿Quéhasidodeella?».«Lahansecuestrado».«¡HasidoelvizcondedeChagnyquienlaharaptado!».«¡No,hasidoelconde!».«¡Ah,ahíestáCarlotta!¡HasidoCarlottaquienhadadoelgolpe!».«¡No,hasidoelfantasma!».
Yalgunosríen,sobretododespuésdequeelexamenatentodelastrampillasydelsuelohayahechorechazarlaideadeunaccidente.
Enmedio de esamultitud ruidosa se observa un grupo de tres personajes quehablan en voz baja con gestos desesperados. Son Gabriel, el maestro de canto;Mercier, el administrador; y el secretario Rémy. Se han retirado al rincón de untamborquecomunicaelescenarioconelampliocorredordelfoyerdeladanza.Allí,trasunosenormesaccesorios,parlamentan:
―¡Hellamado!¡Noharespondidonadie!Talvezyanoesténeneldespacho.Encualquiercaso,esimposiblesaberloporquesehanllevadolasllaves.
Así se expresa el secretario Rémy, y no cabe ninguna duda de que con esaspalabrasserefierealosseñoresdirectores.Éstoshanordenadoenelúltimoentreactoquenadielesmolestebajoningúnpretexto.«Noestánparanadie».
―En cualquier caso ―exclama Gabriel―…, ¡no se rapta a una cantante, enplenoescenario,todoslosdías!
―¿Leshagritadoustedeso?―preguntaMercier.―Ahoramismovuelvoallá―diceRémy,y,corriendo,desaparece.Enesemomentollegaelregidor.―Bueno, señorMercier, ¿viene usted? ¿Qué hacen ustedes dos aquí?El señor
administradorlosnecesita.―Noquierohacernadanisabernadahastaquenollegueelcomisario―declara
Mercier―.HemandadobuscaraMifroid.Cuandollegue,¡yaveremos!―Yyoledigoquehayquebajarinmediatamentealregistro.―Noloharémientrasnollegueelcomisario…―Yoyahebajadoalregistro.―¿Yquéhavistousted?―Nohevistoanadie,¿meoye?¡Anadie!―Entonces,¿quéquierequehagayoallí?―Evidentemente ―contesta el regidor, que pasa frenético sus manos por un
mechón rebelde―. ¡Evidentemente!Pero, tal vez, si hubiera alguienenel registro,ese alguien podría explicarnos cómo de pronto se han apagado las luces delescenario.YresultaqueMauclairnoaparece,¿comprende?
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Mauclaireraeljefedeluces,quedispensabaacaprichosobreelescenariodelaÓperalaclaridadylaoscuridad.
―Mauclairnoaparece―repiteMercierdesquiciado―.¿Ysusayudantes?―¡NiMauclairnisusayudantes!¡Enlaslucesnohaynadie,yaselohedicho!
Comopuedesuponer, lapequeñanoseharaptadoellasola―gritaelregidor―.Elgolpeestabapreparado,yesloquetenemosquever…¿Ynoestánlosdirectores…?He prohibido que bajen la luz y he puesto un bombero delante de la casilla delregistro.¿Nohehechobien?
―Sí,sí,hahechobien…Ahora,esperemosalcomisario.Elregidorsealejaencogiéndosedehombros,rabioso,mascullandoinjuriascontra
esos«gallinas»queseacurrucantranquilamenteenunrincónmientrastodoelteatroestá«patasarriba».
Tranquilos, lo que se dice tranquilos, Gabriel y Mercier no lo estaban. Perohabíanrecibidounaordenque losparalizaba.Nosepodíamolestara losdirectoresbajoningúnpretexto.Rémyhabíainfringidoesaordenynohabíaservidodenada.
Precisamente en esemomentovolvíade su segunda expedición.Su cara estabacuriosamenteasustada.
―Ybien,¿hahabladoconellos?―lepreguntaMercier.Remyresponde:―Moncharminha terminadoporabrirme lapuerta.Losojos se le salíande las
órbitas.Hepensadoque ibaapegarme.Nohepodidodecirniuna solapalabra,y,¿saben lo que me ha gritado?: «¿Tiene usted un alfiler?―No.― ¡Pues entonces,déjemeenpaz!».Unordenanzaque lehabíaoído―gritabacomounsordo―llegaconunimperdibleyseloda,einmediatamenteMoncharminmegolpeaconlapuertaenlasnarices.¡Esoestodo!
―¿YnohapodidodecirlequeChristineDaaé…?―Mehabríagustadoverleaustedenmilugar…¡Echabaespumaporlaboca…
Sólo pensaba en su imperdible… Creo que si no se lo hubieran llevadoinmediatamente, le habría dadoun ataque. ¡Desde luego, todo esto no es natural ynuestrosdirectoresestánvolviéndoselocos…!
ElseñorsecretarioRémynoestácontento.Nohaymásqueverle.―Asínopodemosseguir.Noestoyacostumbradoaquemetratendeestemodo.DeprontoGabrieldiceenunsoplo:―VuelveaserungolpedeF.delaÓ.Remyseríeburlón.Merciersuspira,parecedispuestoadecirunaconfidencia…,
pero,trashabermiradoaGabrielquelehaceseñasdecallar,sequedamudo.SinembargoMercier,quesientecrecersuresponsabilidadamedidaquepasanlos
minutosynoaparecenlosdirectores,noaguantamás:―Puesyomismoiréareprenderles―decide.Gabriel,muysombríoygravederepente,ledetiene.―¡Piense lo que hace, Mercier! ¡Si permanecen en su despacho, tal vez sea
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porqueesnecesario!F.delaÓ.tienemásdeunrecursoensusmanos.PeroMerciermuevelacabeza.―Puespeor.¡Voyallá!Simehubieranescuchado,hacetiempoqueselohabrían
contadotodoalapolicía.Yseva.―¿Todo qué? ―pregunta al punto Remy―. ¿Qué es lo que había que haber
contado a la policía? ¿Por qué calla, Gabriel…? ¡También usted está en laconfidencialPuesbien,deberáhacermepartícipedeella sinoquierequegritequeestánvolviéndosetodoslocos…¡Sí,locosdeverdad!
Gabrielhacerodarensusórbitasunosojosestúpidosyfingenocomprendernadadeesa«salida»inconvenientedelseñorsecretarioparticular.
―¿Quéconfidencia?―murmura―.Noséaquéserefiere.Remyseexaspera.―Esta noche, aquí mismo, en los entreactos, Richard y Moncharmin tenían
gestosdealienados.―Nomehefijado―gruñeGabriel,confastidio.―¡Pues ha sido usted el único…! ¿Cree que yo no los he visto…? ¿Y que el
señorParabise, eldirectordelCréditCentral,nosehadadocuentadenada…?¿YqueelseñorembajadordeLaBorderietienelosojosmetidosenelbolsillo…?Pero,señor maestro de canto, ¡si todos los abonados señalaban con el dedo a nuestrosdirectores!
―¿Yqué es lo que hacían nuestros directores?―preguntaGabriel con su airemásingenuo.
―¿Qué hacían? ¡Usted sabe mejor que nadie lo que hacían…! ¡Estaba ustedallí…!¡YustedyMercierestabanmirándoles…!¡Yustedeseranlosúnicosquenosereían!
―¡Noleentiendo!Muyfrío,muy«encerradoensímismo»,Gabrielabrelosbrazosylosdejacaer,
gesto que, evidentemente, significa que se desinteresa del problema… Rémyprosigue.
―¿Yadóndevanapararconestanuevamanía?¿Ahoranoquierenquenadieseacerqueaellos?
―¿Cómo?¿Quenoquierenquenadieseacerqueaellos?―¿Porquénoquierenquenadielestoque?―¿Haobservadoustedrealmentequenoquierenquenadielestoque?¡Esosíque
esextraño.―¡Ustedmismoloconcede!¡Nuncaestarde!¡Ycaminanparaatrás!―¡Para atrás! ¿Ha visto usted que nuestros directores caminenparaatrás?Yo
creíaquesóloloscangrejoscaminabanparaatrás.―¡Nosería,Gabriel!¡Nosería!―Nomerío―protestaGabriel,quehablaentonoserio«comounpapa».
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―Por favor, Gabriel, usted, que es amigo íntimo de la dirección, ¿podríaexplicarmeporquéenelentreactodel«jardín»,delantedelfoyer,cuandoyoibaconla mano tendida hacia el señor Richard, he oído al señor Moncharmin decirmeprecipitadamenteenvozbaja:«¡Aléjese! ¡Aléjese! ¡Ysobre todono toqueal señordirector!…?».¿Soyunapestado?
―¡Increíble!―Ypocos instantes después, cuando el señor embajador deLaBorderie se ha
dirigidohaciaelseñorRichard,¿nohavistoalseñorMoncharmininterponerseentreambosynolehaoídoexclamar:«¡Señorembajador,selosuplico,notoquealseñordirector!»?
―¡Pasmoso…!¿YquéhacíaRichardmientrastanto?―¿Quéhacía?¡Lohavistousteddesobra!Dabamediavuelta,saludabadelante
deél,aunquedelantedeélnohabíanadie,yseretiraba«paraatrás».―¿Paraatrás?―YMoncharmin, detrás deRichard, daba tambiénmedia vuelta, es decir, que
siguiendoaRichardhabíahechounrápidosemicírculoy tambiénseretiraba«paraatrás»…¡Yhan idoasí hasta la escalerade la administración, ¡para atrás…! ¡Paraatrás!Enfin,sinoestánlocos,¿quiereexplicarmequésignificatodoesto?
―Talvezensayabanunafiguradeballet―indicaGabrielsinconvicción.El señor secretario Rémy se siente ultrajado por una broma tan vulgar en un
momentotandramático.Frunceelceño,semuerdeloslabiosyseinclinaaloídodeGabriel.
―¡Nosehagaellisto,Gabriel!AquípasaalgoenloqueMercieryustedpuedentenerpartederesponsabilidad.
―¿Quepasa?―preguntaGabriel.―ChristineDaaénoeslaúnicaquehadesaparecidosúbitamenteestanoche.―¡Ah!―Nadade«¡ah!».¿PodríadecirmeporquélatíaGiryhabajadoinmediatamente
alfoyer,porquéMercierlahacogidodelamanoyselahallevadoaescapeconél?―¡Vaya!―diceGabriel―.Nimehefijado.―Sehafijadotanto,Gabriel,queustedhaidodetrásdeMercierydelatíaGiry,
hasta el despachodeMercier.Desde entonces, a ustedy aMercier se les havisto,peronadiehavueltoaveralatíaGiry…
―¿Creequenoslahemoscomido?―No, sino que la han encerrado con doble vuelta de llave en el despacho, y,
cuandoalguienpasacercade lapuertadeldespacho,¿sabe loqueseoye?Seoyenestaspalabras:«¡Ay,bandidos!¡Ay,bandidos!».
Enesteprecisomomentodelasingularconversación,llegaMercierjadeante.―¡Bueno!―diceconvoz sombría―…¡Esmuy fuerte…Leshegritado:«¡Es
gravísimo!¡Abran!¡Soyyo,Mercier!».Heoídopasos.Lapuertasehaabiertoyhaaparecido Moncharmin. Estaba muy pálido. Me preguntó: «¿Qué quiere?». Le he
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contestado:«HanraptadoaChristineDaaé».¿Sabenloquemehacontestado:«¡Puesmejorparaella!».Yhavueltoacerrarlapuertaponiéndomeestoenlamano.
Mercierabrelamano;RémyyGabrielmiran.―¡Elimperdible!―exclamaRémy.―¡Extraño! ¡Extraño! ―dice en voz baja Gabriel, que no puede contener un
estremecimiento.Deprontounavozleshacevolversealostres.―Perdón,señores,¿podríandecirmedóndeestáChristineDaaé?Pesea lagravedaddelascircunstancias,unapreguntacomoaquélla leshubiera
hechosindudareíracarcajadassinohubieranvistounrostrotandolorosodelqueinmediatamentesintieronlástima.EraelvizcondeRaouldeChagny.
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XVI
«¡Christine,Christine!»
TraslafantásticadesaparicióndeChristineDaaé,elprimerpensamientodeRaoulfueacusaraErik.NodudabadelpodercasisobrenaturaldelÁngeldelamúsica,eneldominiodelaÓpera,dondeéstehabíaestablecidodiabólicamentesuimperio.
YRaoulsehabíaprecipitadohaciaelescenario,ensulocuradedesesperaciónyde amor. «¡Christine, Christine!», gemía enloquecido, llamándola como debíallamarleelladesdeel fondodeaquelabismooscurodondeelmonstruose lahabíallevado como una presa, totalmente estremecida aún por su exaltación divina,completamentevestidaconlablancamortajaenlaqueseofrecíayaalosángelesdelparaíso.
«¡Christine,Christine!»,repetíaRaoul…,yleparecíaoírlosgritosdelajovenatravésdeaquellastablasfrágilesqueleseparabandeella.¡Seinclinaba,escuchaba…,vagabaporelescenariocomouninsensato!¡Ah,descender,descender,descenderaaquelpozodetinieblascuyassalidastodasestabancerradasparaél!
¡Ay,eseobstáculofrágilquesedeslizadeordinariotanfácilmentesobresímismoparadejarverelabismoalque tiende todosudeseo…,aquellas tablasquesupasohace crujir yque suenanbajo supeso conel prodigiosovacíode«lode abajo»…,esas tablas parecen inamovibles…Tienen el aspecto sólido de no habersemovidonunca…, ¡y resulta que las escaleras que permiten descender debajo del escenarioestánprohibidasparatodoelmundo!
«¡Christine,Christine!».Lerechazanentrerisas…Seburlandeél…Creenqueelpobreprometidotieneelcerebroperturbado.
¿En qué carrera forzada, por los corredores de noche y misterio que sólo élconoce, ha arrastrado Erik a la pura niña hasta aquella guarida horrible de lahabitación Luis Felipe, cuya puerta da a aquel lago de Infierno…? «¡Christine,Christine!¡Norespondes!¿Estásvivatodavía,Christine?¿Nohasexhaladotuúltimosuspiroenunminutodehorrorsobrehumano,bajoelalientoabrasadodelmonstruo?
Unos pensamientos horribles cruzan como fulminantes relámpagos el cerebrocongestionadodeRaoul.
Evidentemente, Erik ha debido descubrir su secreto; saber que Christine letraicionaba.¡Quévenganzaseríalasuya!
¿Quénoosaría elÁngel de lamúsica, precipitadodesde lo alto de suorgullo?Entrelosbrazostodopoderososdelmonstruo,¡Christineestáperdida!
YRaoul piensa todavía en las estrellas de oro que la noche pasada vinieron avagarporsubalcón:¿porquénolasfulminóconsuarmaimponente!
Ciertoquehayojos extraordinariosdehombreque sedilatan en las tinieblasybrillancomoestrellasocomoojosdegato.(Algunoshombresalbinos,queparecen
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tenerojosdeconejodedíatienenojosdegatoporlanoche,escosasabida).Sí,sí,RaoulhabíadisparadosobreErik.¿Nolohabíamatado?Elmonstruohabía
huido por el canalón como los gatos o los presidiarios que ―también todos losaben―escalaríanelcieloenverticalconlaayudadeuncanalón.
Indudablemente,Erikmeditabaentoncesalgunaempresadecisivacontraeljoven,perohabíasidoheridoyhabíaescapadoparavolversecontralapobreChristine.
Así piensa cruelmente el pobre Raoul mientras corre hacia el camerino de lacantante…
«¡Christine, Christine…!». Lágrimas amargas queman los párpados del joven,que ve esparcidas sobre los muebles las ropas destinadas a vestir a su hermosaprometidaenlahoradelafuga…¡Ah!¿Porquenoquisoellapartirantes?¿Porquéhabertardadotanto…?¿Porquéhaberjugadoconlacatástrofequelesamenazaba…,con el corazón delmonstruo…? ¿Por qué haber querido, ¡piedad suprema!, lanzarcomopastoúltimoaaquellaalmadedemonioestecantocelestial…?
¡Ángelespuros!¡Ángelesradiantes!¡Llevadmialmaalsenodeloscielos…!
Raoul,cuyopechoestallaensollozos,juramentoseinjurias,palpaconsusmanostorpeselgranespejoqueunanocheseabriódelantedeélparapermitiraChristinebajar a lamorada tenebrosa. Empuja, presiona, tantea…, pero el espejo al parecersólo obedece a Erik… ¿Son acaso inútiles los gestos con un espejo semejante?¿Bastarápronunciarciertasfrases?Cuandoeramuypequeñolecontabanquehabíaobjetosqueobedecíandeesemodoalapalabra.
DeprontoRaoulrecuerda…«unaverjaquedaalacalleScribe…UnsubterráneoquesubedirectamentedelLagoa lacalleScribe…».Sí,Christine lehahabladodetodoeso…Y, trashabercomprobado,¡ay!,quelapesadallavenoestáensucofre,correalacalleScribe.
Ya está allí, pasea sus manos temblorosas por las ciclópeas piedras, buscasalidas…, encuentra barrotes…, ¿son éstos… o aquéllos? ¿No será este tragaluz?Hunde sus miradas impotentes entre los barrotes… Dentro, ¡qué oscuridad tanprofunda…! ¡Escucha…! ¡Qué silencio…!Da vueltas alrededor delmonumento…¡Ah,québarrotestangrandes,quéverjastanprodigiosas…!¡Eslapuertadelpatiodelaadministración!
Raoulcorreenbuscadelaportera:―Perdón,señora,¿podríaindicarmeunapuertadeverja,sí,unapuertahechade
barrotes,debarrotes…dehierro…,quedaalacalleScribe…yquellevaalLago?Yasabe,elLago.¡Sí,elLago!Ellagoquehaybajotierra…bajoelsuelodelaÓpera.
―Señor,sédesobraquehayunlagodebajodelaÓpera,peronoséquépuertallevaaél…,¡nuncaheidoallago…!
―¿YlacalleScribe,señora?¿LacalleScribe?¿Tampocohaidonuncaalacalle
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Scribe?Laporteraseríe,seechaareíracarcajadas.Raoulhuyebramando,salta, trepa
unasescaleras,bajaotras,atraviesatodalaadministración,yvuelveaencontrarseenlaluzdel«escenario».
Sedetiene,sucorazón latehasta romperseensupecho jadeante:¿ysihubieranencontradoaChristineDaaé?Hayallíungrupo,pregunta:
―Perdón,señores,¿nohanvistoaChristineDaaé?Yseríendeél.En esemismominuto, el escenario queda inundado por un rumor nuevo, y, en
medio de unamultitud de fracs negros que lo rodean conmovimientos de brazosexplicativos, hace su aparición un hombre que parecemuy tranquilo ymuestra unrostro amable, muy sonrosado y mofletudo, enmarcado por cabellos rizados eiluminado por dos ojos azules de una serenidad maravillosa. El administradorMercierseñalaelreciénvenidoalvizcondedeChagny,diciéndole:
―Esaesehombre, señor,aquiendebehacer lapregunta.Lepresentoal señorcomisariodepolicíaMifroid.
―¡Ah, señor vizconde de Chagny! Encantado de verle, caballero ―dice elcomisario―. Si hace el favor de venir conmigo… Y ¿dónde están ahora losdirectores…?¿Dóndeestánlosdirectores?
Comoeladministradorcalla,elsecretarioRémycreesudeberinformaralseñorcomisarioque losseñoresdirectoresestánencerradosensudespachoyqueaúnnoconocenloocurrido.
―¿Esposible…?¡Vamosasudespacho!YelseñorMifroid,seguidoporuncortejoquecrecesincesar,sedirigehaciala
administración.Mercier aprovecha el tumulto para poner una llave en lamano deGabriel.
―Estoseestáponiendofeo―lemurmura―…VeteasoltaralatíaGiry…YGabrielsealeja.Prontolleganalapuertadeladirección.PeroresultavanoqueMercierhagaoír
susconminaciones,lapuertanoseabre.―¡Abranennombrede la ley!―ordena lavozclaray algo inquietadel señor
Mifroid.Por fin, la puerta se abre. Todos se precipitan en los despachos siguiendo al
comisario.Raoul es el último en entrar. Cuando se dispone a seguir al grupo por los
aposentos,unamanoseposaensuhombroyéloyeestaspalabraspronunciadasensuoído:
¡LossecretosdeEriknointeresananadie!Sevuelveahogandoungrito.Lamanoque sehabíaposadoen suhombroestá
ahoraenlabiosdeunpersonajedetezdeébanoyojosdejade,tocadoconungorrodeastracán…¡ElPersa!
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Eldesconocidoprolongaelgestoquerecomiendadiscreción,yenelmomentoenqueelvizconde,estupefacto,vaapreguntarlelarazóndesumisteriosaintervención,elotrosaludaydesaparece.
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XVII
RevelacionessorprendentesdelaseñoraGiryrelativasasusrelacionespersonalesconelfantasmadelaÓpera
AntesdeseguiralseñorcomisariodepolicíaMifroidaldespachodelosseñoresdirectores, el lectorme permitirá hablar de ciertos acontecimientos extraordinariosqueacababandedesarrollarseenesedespachoenelquehabíanintentadopenetrarenvanoelsecretarioRémyyeladministradorMercier,ydonde losseñoresRichardyMoncharminsehabíanencerradotanherméticamenteconunpropósitoqueellectorignoratodavía,peroquenopuedopormideberhistórico―quierodecirmideberdehistoriador―ocultarlespormástiempo.
Ya he tenido ocasión de exponer la forma en que el humor de los señoresdirectoreshabíaidomodificándosedesagradablementehacíaalgúntiempo,yhedadoaentenderqueesatransformaciónnohabíadebidotenerporcausaúnicalacaídadelalámparaenlascircunstanciasqueyaseconocen.
Informamospuesallector―pesealdeseoquetendríanlosseñoresdirectoresdequetalacontecimientopermanecieseocultoparasiempre―dequeelFantasmahabíaconseguidocobrartranquilamentesusprimerosveintemilfrancos.¡Cuántaslágrimasycuántorechinardedienteshubo!Sinembargo,todosehabíahechodelaformamássencilladelmundo.
Ciertamañana,losseñoresdirectoreshabíanencontradounsobrecompletamentepreparadoencimadesuescritorio.Elsobrellevabaunadirección:ParaelSeñorF.delaÓ.(personal),eibaacompañadaporunapequeñanotadelpropioF.delaÓ:
Ha llegado el momento de cumplir las cláusulas del pliego deintenciones:deberánmeter veintebilletesdemil francos eneste sobre,quesellaránconsupropiosello,yseloentregaránalaseñoraGiry,queharáloqueseapreciso.
Losseñoresdirectoresnose lohicieron repetirdosveces; sinperder tiempoenpreguntarse por la forma en que aquellas misivas diabólicas podían llegar a sugabinete, que cerraban cuidadosamente con llave, tenían una buena ocasión paraecharle el guante almisteriosomaestro cantor.Ydespués de haber contado todo aGabrielyaMercier,bajopromesadelmayorsecreto,metieronlosveintemilfrancosenelsobreyseloconfiaron,sinpedirexplicaciones,alaseñoraGiry,quehabíasidoreintegradaasusfunciones.Laacomodadoranodiolamenorseñaldesorpresa.No
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necesitodecirhastaquépuntofuevigilada.Porlodemás,laacomodadorasedirigióinmediatamentealpalcodel fantasmaydepositóelpreciososobreen lamesitadelpasamanos.Losdosdirectores, igualqueGabrielyMercier, estabanescondidosdetalformaqueelsobrenofueperdidodevistaporellosniunsegundodurantetodoelcurso de la representación, e incluso después, porque, como el sobre no se habíamovido, losque lovigilaban tampocosemovieronyel teatrosevació,y laseñoraGiry se fue mientras los señores directores, y Gabriel y Mercier seguían allí.Finalmentesecansaronyabrieronelsobretrashabercomprobadoquelossellosnohabíansidorotos.
A primera vista, Richard yMoncharmin juzgaron que los billetes seguían allí,pero a la segunda ojeada se dieron cuenta de que no eran losmismos. Los veintebilletesverdaderoshabíandesaparecidoyhabíansidosustituidosporveintebilletesdela«SantaFarsa».¡Primerohuborabia,luegoterror!
―¡EsmásfuertequeenelcasodeRobertHoudin!―exclamóGabriel.―Sí―contestóRichard―,ycuestamáscaro.Moncharmin quería correr en busca del comisario.Richard se opuso. Sin duda
teníasuplan,ydijo:―¡Noseamosridículos!TodoParíasemoriríaderisa.F.de laÓ.haganadola
primeramanga,nosotrosganaremoslasegunda.Pensaba,evidentemente,enlasiguientemensualidad.Decualquiermodo,habían sidoburladosde forma tanperfectaquedurante las
semanas siguientes no pudieron superar cierto abatimiento. Era, desde luego,muycomprensible.Sino llamaronentoncesalcomisario, fueporquenohayqueolvidarque los señores directoresmantenían en el fondo de símismos la idea de que unaaventuratanextrañanopodíaserotracosaqueunaodiosabromamontada,sinduda,porsuspredecesores,yqueconveníanodivulgarnadaantesdeconocersu«clave».Por otro lado, esta idea quedaba enturbiada enMoncharmin por una sospecha quetambiénseleocurríaalpropioRichard,quienavecesteníaocurrenciasburlescas.Yasí,preparadosparacualquiereventualidad,esperaronlosacontecimientosvigilandoyhaciendovigilaralatíaGiry,alaqueRichardquisoquenoselehablaradenada.
―Siescómplice―decía―,hacemuchotiempoquelosbilletesestánlejos.Pero,enmiopinión,noesmásqueunaimbécil.
―¡Hay muchos imbéciles en este asunto! ―había contestado, pensativo,Moncharmin.
―¿Podía alguien sospechar…? ―gimió Richard―, pero no te preocupes, lapróximaveztomarétodaslasprecauciones…
Y así fue como llegó la próxima vez…, el mismo día que debía ver ladesaparicióndeChristineDaaé.
Por lamañana recibieron unamisiva del Fantasma que les recordaba el plazo.«Hagan como la última vez ―decía amablemente F. de la Ó―. Salió muy bien.Entreguen el sobre, en el que habránmetido los veintemil francos, a la excelente
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señoraGiry».Ylanotaibaacompañadaporelsobrehabitual.Nohabíamásquellenarlo.Laoperacióndebíahacerseesamismatarde,unahoraantesdelespectáculo.Por
eso,media hora antes de que el telón se alce sobre aquella excesivamente famosarepresentacióndeFausto,penetramosenelantrodirectorial.
RichardmuestraelsobreaMoncharmin,luegocuentaensupresencialosveintemilfrancosylosmeteenelsobre,perosincerrarlo.
―Yahora,quellamenalatíaGiry.Fueronenbuscadelavieja,queentróhaciendounabuenareverencia.Laseñora
seguíallevandosuvestidodetafetánnegrocuyocolorderivabahaciaelorínyellila,ysusombrerodeplumascolorhollín.Parecíadebuenhumor.Dijonadamásentrar:
―¡Buenosdías,señores!Sindudaesotravezelsobre.―Sí,señoraGiry―dijoRichardcongranamabilidad―…¡Esporelsobre…!Y
tambiénporotracosa.―Loqueusteddiga,señordirector,loqueusteddiga.Y¿cuálesesaotracosa?―Antetodo,señoraGiry,tengounapreguntitaquehacerle.―Hágala,señordirector,queaquíestálatíaGirypararesponderle.―¿Sigueenbuenasrelacionesconelfantasma?―¡Inmejorables,señordirector,inmejorables!―Ya ve que estamos encantados… Y dígame, señora Giry ―dijo Richard
adoptando el tono de una confidencia importante―… Entre nosotros se puededecir…Ustednoestonta.
―Pero, señor director… ―exclamó la acomodadora deteniendo el balanceoamabledelasdosplumasnegrasdesusombrerocolorhollín―,porfavor,leruegoquecreaqueesonuncalohapensadonadie.
―Estamos de acuerdo y vamos a entendemos.La historia del fantasma es unabuenabroma,¿verdad…?Puesbien,ytambiénentrenosotros,yahaduradobastante.
LaseñoraGirymiróalosdirectorescomosilehablasenenchino.SeacercóalamesadeRichardydijobastanteinquieta:
―¿Quéquiereusteddecir…?¡Nolecomprendo!―Mecomprendeustedmuybien.Encualquiercaso,tienequecomprendernos…
Loprimeroquevaahaceresdecirnoscómosellama.―¿Cómosellamaquién?―Aquéldequienustedescómplice,tíaGiry.―¿Queyosoycómplicedelfantasma?¿Yo…?¿Cómplicedequé?―Ustedhacetodoloqueélquiere.―¡Oh,noesmuyengorroso,yalosabeusted!―¡Ysiempreledapropinas!―Nomequejo.―¿Cuántoledaporllevarleestesobre?―Diezfrancos.
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―¡Caramba!Noesmucho.―¿Porqué?―Selodiréahoramismo, tíaGiry.Enestemomentoquerríamossaberporqué
razón…extraordinaria…sehaentregadoustedencuerpoyalmaaesefantasmaynoaotro.¡PorciensousopordiezfrancosnoseconsiguelaamistadyeldesvelodelatíaGiry…
―¡Cierto…!Ypalabraquepuedodecirleesarazón,señordirector…Nohayenellaningunadeshonra…,alcontrario.
―Nolodudamos,tíaGiry.―Pues,verá…,alfantasmanolegustaqueyocuentesushistorias.―¡Ah!¡Ah!―serióburlónRichard.―Pero ésta, ¡ésta sólo me afecta a mí! ―prosiguió la vieja―… bueno, una
noche,enelpalconº5encontréunacartadirigidaamí…,unaespeciedenotaescritacon tinta roja… Y no necesito leerle esa carta, señor director, porque la sé dememoria…,ynolaolvidaréaunquevivacienaños…
YlaseñoraGiry,muyderecha,recitalacartaconunaelocuenciaconmovedora.«Señora. – 1825, la señorita Ménétrier, corifeo, se convirtió en marquesa de
Cussy.–1832,laseñoritaMarieTaglioni,bailarina,seconvirtióencondesaGilbertdesVoisins.–1846,laSota,bailarina,secasaconunhermanodelreydeEspaña.–1847,LolaMontes,bailarina,secasamorganáticamenteconelreyLuisdeBavierayesnombradacondesadeLandsfeld.–1848,laseñoritaMaría,bailarina,seconvierteen baronesa de Hermeville. – 1870, Thérèse Hessler, bailarina, se casa con donFernando,hermanodelreydePortugal…».
Richard y Moncharmin escuchan a la vieja que, a medida que avanza en lacuriosa enumeración de esos gloriosos himeneos, se anima, se yergue, se vuelveaudaz y, finalmente, inspirada como una sibila sobre su trípode, lanza con vozresonante de orgullo la última frase de la carta profética: «¡1885, Meg Giry,emperatriz!»
Agotadaporeseesfuerzosupremo, laacomodadoravuelveacaersobresusilladiciendo:
―Señores, la firma que llevaba la carta era:El Fantasma de laÓpera. Yo yahabíaoídohablardelfantasma,perosólocreíaenélamedias.DesdeeldíaenquemeanuncióquemipequeñaMeg, la carnedemi carne, el frutodemis entrañas, seríaemperatriz,creíenélporcompleto.
Enverdadquenohabíaquecontemplarmuchotiempolafisonomíaexaltadadelatía Giry para comprender lo que se había podido conseguir de aquella hermosainteligenciacondospalabras:«Fantasmayemperatriz».
Pero¿quiénmanejabaloshilosdeaquelextravagantemaniquí…?¿Quién?―¿Le ha visto usted alguna vez, habla con usted, cree todo lo que le dice?
―preguntóMoncharmin.―Sí; enprimer lugar a él le deboquemi pequeñaMeg se haya convertido en
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corifeo.Yo lehabíadichoal fantasma:«Paraque seaemperatriz en1885,nodebeperdertiempo,debesercorifeoinmediatamente».Élmecontestó;«Desdeluego».YlebastócondecirleunaspalabrasalseñorPolignyparaqueasífuese…
―¡EntonceselseñorPolignylehavisto!―Nomásqueyo,¡perolehaoído!¡Elfantasmaledijounaspalabrasaloído,ya
losabe,lanocheenquesaliótanpálidodelpalconº5!Moncharminlanzaunsuspiro.―¡Vayahistoria!―gime.―¡Ah!―respondelatíaGiry―,yosiemprehecreídoquehabíasecretosentreel
FantasmayelseñorPoligny.Todo loqueelFantasma lepedíaalseñorPoligny,elseñorPolignyloconcedía…ElseñorPolignynolenegabanadaalFantasma.
―Yalooyes,Richard,PolignynoteníanadaquenegaralFantasma.―¡Sí, sí, ya lo he oído!―declaró Richard―. ¡El señor Poligny es amigo del
Fantasma!YcomolaseñoraGiryesamigadelseñorPoligny,asínosva―añadióentonomuybrusco―.PeroelseñorPolignynomepreocupalomásmínimo…Laúnicapersonacuyasuertemeinteresarealmente,nolooculto,eslaseñoraGiry…SeñoraGiry,¿sabeloquehayenestesobre?
―¡Diosmío,no!―dijo.―¡Puesmire!LaseñoraGirylanzaalsobreunamiradaturbia,queprontocentellea.―¡Billetesdemilfrancos!―exclama.―Sí,señoraGiry…,sí,billetesdemil…¡Losabedesobra!―Yo,señordirector…,lejuro…―No jure, señora Giry…Y ahora voy a decirle la otra cosa por la que la he
mandadollamar…SeñoraGiry,voyahacerqueladetengan.Lasdosplumasnegrasdelsombrerocolorhollín,queporlogeneraladoptabanla
forma de dos signos de interrogación, se convirtieron de pronto en signos deexclamación; en cuanto al sombreromismo, osciló, amenazando tempestad con sumoño.Lasorpresa,laindignación,laprotestayelterrorsetradujeronenlamadredela pequeña Meg mediante una especie de pirueta extravagante, «resbalón» de lavirtudofendidaque la llevódeunsaltohasta lasnaricesdel señordirector,quenopudodejardeecharhaciaatrássusillón.
―¿Hacermedetener?La boca que decía esas palabras pareció que iba a escupir a la cara del señor
Richardlostresdientesquelequedaban.El señor Richard estuvo heroico. Dejó de retroceder. Su índice amenazador
apuntaba a la acomodadora del palco nº 5, como si la señalara a los magistradosausentes.
―¡Laharédetener,señoraGiry,porladrona!―¡Repitaeso!YlaseñoraGiryabofeteócontodassusfuerzasalseñordirectorRichardantesde
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que el señor director Moncharmin tuviera tiempo de interponerse. ¡Respuestavengadora!Nofuelamanoresecadelacoléricaviejalaqueseabatiósobrelamejilladirectorial,sinoelsobremismo,causadetodoelescándalo,elsobremágicoqueseabriódegolpedejandoescaparlosbilletesquerevolotearonenunvuelofantásticodemariposasgigantes.
Ambosdirectoreslanzaronungrito,yunmismopensamientolospusoalosdosderodillas,recogiendodemodofebrilycontandodeprisalospreciosospapeles.
―¿Siguensiendolosbuenos?,Moncharmin.―Siguensiendolosbuenos,Richard.―¡Siguensiendobuenos!!!Por encima de ellos, los tres dientes de la señoraGiry chocan en una refriega
clamorosa, llena de horribles interjecciones. Pero sólo se percibe con claridad unleivmotiv:
―¿Yo,unaladrona…?¿Unaladronayo?Seahoga.Yexclama:―¡Estoydestrozada!Y,súbitamente,vuelveaponersedelantedelasnaricesdeRichard.―Encualquiercaso―chilla―,usted,señorRichard,usteddebesabermejorque
yodóndeestánlosveintemilfrancos.―¿Yo?―preguntaRichardestupefacto―.¿Ycómovoyasaberlo?Al punto, Moncharmin, severo e inquieto, pretende que la buena mujer se
explique.―¿Quésignificaesto?―pregunta―.¿Yporquépretendeusted,señoraGiry,que
elseñorRichardsepamejorqueusteddóndeestánlosveintemilfrancos?EncuantoaRichard,quesesienteruborizadobajolamiradadeMoncharmin,ha
cogido lamanode la señoraGiryy la agita conviolencia.Suvoz imita al trueno.Gruñe,retumba…,fulmina.
―¿Por qué tengo que saber yo mejor que usted dónde están los veinte milfrancos?¿Porqué?
―Porquehanidoapararasubolsillo…―dicelaviejamirándoleahoracomosiviesealdiablo.
Le toca entonces al señorRichard ser fulminado, primero por esa contestacióninesperada, luegopor lamirada cadavezmás suspicazdeMoncharmin.Deprontopierdelafuerzaquenecesitaríaenestedifícilmomentopararechazarunaacusacióntandespreciable.
Sorprendidosasíenlapazdesucorazón,losmásinocentesaparecendepronto,debido a que el golpe que los hiere les hace palidecer, o ruborizarse, o vacilar, olevantarse,oderrumbarse,oprotestar,onodecirnadacuandohabríaquehablar,ohablarcuandohabríaquecallar,opermanecersecoscuandohabríaquesudar,osudarcuandohabríaquepermanecersecos,aparecendepronto,repito,culpables.
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Moncharmin ha detenido el impulso vengador con el que Richard, que erainocente,ibaaprecipitarsesobrelaseñoraGiryyseapresta,animoso,ainterrogaraésta…condulzura.
―¿Cómohapodido sospecharustedquemicolegaRichard sehametidoenelbolsillolosveintemilfrancos?
―¡Yonohedichoesonunca!―declara la tíaGiry―.FuiyoenpersonaquienmetiólosveintemilfrancosenelbolsillodelseñorRichard.
Yañadióamediavoz:―¡Tantopeor!¡Asífue…!¡QuemeperdoneelFantasma!Y cuando Richard se dispone a gritar, Moncharmin, con autoridad, le ordena
callarse.―¡Perdón! ¡Perdón! ¡Perdón! Deje que esta mujer se explique. Déjeme
interrogarla.Yañade:―Esrealmenteextrañoquete lo tomesasí…Estamosapuntoderesolver todo
estemisterio.¡Estásfurioso!Teequivocas…Amímediviertemucho.LatíaGiry,mártir,alzasucabezadonderesplandecelafeensupropiainocencia.―Medicenustedesquehabíaveintemil francosenel sobrequeyometíenel
bolsillodelseñorRichard,pero,selorepito,yonosabíanada…¡NitampocoelseñorRichard!
―¡Ah!¡Ah!―dijoRichard,afectandodeprontoungestodevalorquedesagradóa Moncharmin―. ¡Tampoco yo lo sabía! ¡Usted mete veinte mil francos en mibolsillo,yyonomeentero!¡Éstasiqueesbuena,señoraGiry!
―Sí―asintiólaterribleseñora―…,esverdad…Ningunodelosdossabíamosnada…Peroustedhatenidoqueterminarpordarsecuenta.
RichardhabríadevoradoalaseñoraGirysiMoncharminnohubieraestadoallí.PeroMoncharminlaprotegeyprecipitaelinterrogatorio.
―¿QuéclasedesobremetióustedenelbolsillodelseñorRichard?Nofueelquenosotrosledimos,elque,delantedenosotros,llevóalpalconº5,ysinembargosóloesesobreconteníalosveintemilfrancos.
―¡Perdón!Fueelquemedioelseñordirectorelqueyometíenelbolsillodelseñor director―explica la tía Giry―. En cuanto al que deposité en el palco delfantasma,eraotrosobreexactamenteigual,yqueyollevabapreparadoenmimanga,yquemehabíadadoelfantasma.
Yaldeciresto,latíaGirysacadesumangaunsobrecompletamentepreparadoeidénticoensusseñasalquecontienelosveintemilfrancos.Losseñoresdirectoresseapoderandeél,loexaminan,compruebanqueestácerradoconlossellosdesupropiosellodedirección.Loabren…Contieneveintebilletesde laSantaFarsa,como losqueunmesantesleshabíandejadotanestupefactos.
―¡Quésencillo!―diceRichard.―¡Quésencillo!―repitemássolemnequenuncaMoncharmin.
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―Los trucos más brillantes ―responde Richard―, siempre han sido los mássencillos.Bastaconuncompadre…
―Ounacomadre―añadeconsuvozblancaMoncharmin.Y prosigue, con los ojos clavados sobre la señora Giry, como si quisiera
hipnotizarla:―¿Eraelfantasmaelquelehacíallegarestesobre,yeraélquienledecíaquelo
sustituyeseporelqueleentregábamos?¿EraélquienleordenabameteresteúltimoenelbolsillodelseñorRichard?
―¡Claroqueeraél!―Entonces,¿podríamostrarnos,señora,unejemplodesustalentos…?Aquíestá
elsobre.Hagacomosinosupiésemosnada.―Loqueustedesmanden,señores.LatíaGiryharecogidoelsobreconlosveintebilletesysedirigealapuerta.Se
disponeasalir.Losdosdirectoresseleechanencima.―¡Ah,no,no!Nonos«lavuelvaahacer».¡Yaessuficiente!Noqueremosvolver
aempezar.―Perdón,señores―seexcusalavieja―,perdón,peromehandichoqueactuase
comosiustedesnosupierannada…Puesbien,sinosabennada,meiréconelsobre.―Peroentonces,¿cómovaameterloenmibolsillo?―preguntaRichard,aquien
Moncharmin no quita el ojo izquierdo de encima, mientras su ojo derecho estácompletamente concentrado en la señora Giry; posición difícil para la vista, peroMoncharminestádecididoatodopordescubrirlaverdad.
―Debometerloensubolsilloenelmomentoqueustedmenos loespere,señordirector.Comosabe,alolargodelanochesuelodarunavueltaentrebastidores,yamenudoacompaño,comoesmiderechodemadre,amihijaalfoyerdeladanza,lellevo su merienda en el momento del descanso, e incluso algo para beber… Enresumen,queentroysalgocomoquiero…Tambiénvanal foyer losabonados…Ytambiénusted,señordirector…Haymuchagente…Yopasodetrásdeustedymetoelsobreenelbolsillotraserodesutraje…¡Nadadebrujería!
―¡Nadadebrujería!―gruñeRichardponiendoojosdeJúpitertonante―.¡Nadadebrujería!Perolacojoaustedenflagrantedelitodementira,viejabruja!
Elinsultomolestamenosalahonorabledamaqueelgolpequesequierepropinarasubuenafe.Selevanta,hirsuta,mostrandosustresdientes.
―¿Porqué?―Porqueesanochemelapaséenlasalavigilandoelpalconº5yelfalsosobre
queustedhabíacolocadoallí.Nobajéalfoyerdeladanzaniunsegundo…―Poreso, señordirector, no fue esanochecuando lemetí el sobre…Fuea la
siguienterepresentación…Mire,eralanocheenqueelseñorsubsecretariodeEstadoparalasBellasArtes…
Anteestaspalabras,elseñorRicharddetienebruscamentealaseñoraGiry…
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―¡Ah,escierto!―dicepensativo―.¡Yameacuerdo,sí,ahorameacuerdo!Elseñor subsecretario de Estado estaba entre bastidores. Preguntó por mí. Bajé uninstantealfoyerdeladanza.Yomeencontrabaenlasescalerasdelfoyer…ElseñorsubsecretariodeEstadoysujefedegabineteestabanenelfoyermismo…Deprontomevolví…Eraustedlaquepasabadetrásdemí,señoraGiry…Meparecióquemehabíarozado…Detrásdemísóloestabausted…¡Sí,todavíalaveo,estoyviéndola!
―¡Así fue, señor director, así fue!Yo acababa de poner fin ami asunto en subolsillo.¡Yquéfácilmelopusosubolsillo,señordirector!
Y la señoraGiry une una vezmás el gesto a la palabra. Pasa detrás del señorRichard y, con una rapidez que impresiona al mismo Moncharmin, que en estaocasiónmiraconsusdosojos,depositaelsobreenelbolsillodeunodelosfaldonesdeltrajedelseñordirector.
―¡Evidentemente!―exclamaRichardalgopálido―.Estoesmuyfuertedepartedel F. de la Ó. El problema se le planteaba de la siguiente forma: suprimir todointermediariopeligrosoentreelquedalosveintemilfrancosyelqueloscoge.Nopodíaencontrarmejormedioqueveniracogérmelosdelbolsillosinqueyomedieracuenta,porqueyonisiquierasabíaqueestabanallí…¡Admirable!
―¡Admirable,desdeluego!―repitióMoncharmin―…peroteolvidas,Richard,queyohepuestodiezmilfrancosdeesosveintemilyqueamínomehanmetidonadaenelbolsillo.
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XVIII
Continuacióndelacuriosaactituddeunimperdible
La última frase de Moncharmin expresaba la sospecha que tenía sobre sucolaborador de forma demasiado evidente como para que no se produjera deinmediatounaexplicacióntormentosa,acuyotérminoquedóentendidoqueRichardse plegaría a los deseos de Moncharmin, con objeto de ayudarle a descubrir almiserablequeseburlabadeellos.
Llegamos de esta forma al «entreacto del jardín», durante el cual el señorsecretarioRemy,aquiennoseleescapanada,haobservadocontantacuriosidadelextrañocomportamientodesusdirectores,yapartirdeesemomentonadanosserámásfácilqueencontrarunarazónaactitudestanexcepcionalmentebarrocasy,sobretodo,tanpococonformesconlaideaqueunodebehacersedeladignidaddirectorial.
La conducta de Richard y Moncharmin estaba guiada en su totalidad por larevelación que acababan de hacerles: 1º Richard debía repetir con toda exactitudaquella noche los gestos que había hecho durante la desaparición de los primerosveintemilfrancos;2ºMoncharminnodebíaperderdevistaniunsegundoelbolsillotrasero deRichard en el que la señoraGiry habríametido los segundos veintemilfrancos.
ElseñorRichardfueasituarseenelmismolugarenquesehabíahalladocuandosaludaba al señor subsecretario de Estado de Bellas Artes, mientras el señorMoncharminsecolocabaaunospocospasosasuespalda.
La señoraGiry pasa, roza al señorRichard, suelta los veintemil francos en elbolsillodelfaldóndesudirectorydesaparece…
O,mejordicho, lahacendesaparecer.Cumpliendo laordenqueMoncharmin leha dado pocos instantes antes, durante la reconstrucción de la escena, Mercierencierraa labuenaseñoraeneldespachode laadministración.Deestemodo,a laviejaleseráimposiblecomunicarseconsufantasma.Yellasedejóhacer,porquelatíaGirynoesmásqueunapobrefiguradesplumada,llenadeespanto,queabreunosojosdeaveasombradabajounacrestaendesorden,queyaoyeporelcorredorsonoroelruidodelospasosdelcomisarioconquelahanamenazado,yquelanzasuspiroscapacesdeagrietarlascolumnasdelaescalinataprincipal.
Mientrastanto,elseñorRichardseinclina,hacereverencias,saluda,caminaparaatráscomosidelantedeéltuvieraalaltoyomnipotentefuncionarioqueeselseñorsubsecretariodeEstadoparalasBellasArtes.
Pero,sisemejantesademanesdecortesíanohabríanprovocadoningúnasombroencasodequedelantedelseñordirectorsehallaraelseñorsubsecretariodeEstado,alosespectadoresdeaquellaescenatannatural,perotaninexplicable,lescausaronunasombromuycomprensibleporquedelantedelseñordirectornohabíanadie.
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El señorRichard saludaba al vacío…, se inclinaba ante la nada…y retrocedía―caminabaparaatrás―delantedenada…
…Además,aunospasosdeallí,elseñorMoncharminhacíalomismo.…YempujandoalseñorRémy,suplicabaalseñorembajadordeLaBorderieyal
señordirectordelCréditocentralqueno«tocasenalseñordirector».Moncharmin,quesehabíahechounacomposicióndelugar,nocreíaloquehacía
unmomentoacababadedecirleRichardsobrelosveintemilfrancosdesaparecidos:«Talvezseaelseñorembajador,oelseñordirectordelCréditocentral,oinclusoelseñorsecretarioRémy».
SobretodoporquedurantelaprimeraescenadelaconfesiónmismadeRichard,Richard,despuésdehabersidorozadoporlaseñoraGiry,nosehabíaencontradoconnadieenaquellapartedelteatro…Porque,ospregunto,sidebíarepetirexactamentelosmismosgestos,¿encontraríahoyaalgunadeesaspersonas?
Después de haber caminado para atrás a fin de saludar, Richard continuócaminandodeesaformaporprudencia…hastaelpasillodelaadministración…Deesemodo, siempreeravigiladopordetrásporMoncharminmientrasélvigilaba«aquienesseleacercaban»pordelante.
Pero, repitámoslo, esamanera completamente nueva de pasear entre bastidoresque habían adoptado los señores directores de laAcademia nacional demúsica nodebíapasardesapercibida.
Ynopasódesapercibida.Por suerte para los señores Richard yMoncharmin, en el momento en que se
producíaestacuriosaescena,casitodaslas«ratitas»sehallabanenlosdesvanes.Porquelosseñoresdirectoreshabríantenidoéxitoconlasjóvenes.…Perosólopensabanensusveintemilfrancos.Llegadoquehuboalpasillosemioscurodelaadministración,Richardledijoen
vozbajaaMoncharmin:―Estoysegurodequenadiemehatocado…Ahoraaléjatedemíyvigílameenla
oscuridadhastalapuertademigabinete…,nohayqueponerenguardiaanadieyyaveremosloquepasa.
PeroMoncharminreplica:―No,Richard,no…Caminahaciadelante…Yocaminoinmediatamentedetrás.
¡Notedejaréniunpaso!―Peroasínuncapodránrobarnosnuestrosveintemilfrancos―exclamaRichard.―Esloqueespero―declaraMoncharmin.―Entoncesloqueestamoshaciendoesabsurdo.―Hacemosexactamenteloquehicimoslaúltimavez…Laúltimavezmereuní
contigocuandosalistedelescenario,enelrincóndeestepasillo…yyoteseguíporlaespalda.
―¡Eso es exacto! ―suspira Richard moviendo la cabeza y obedeciendopasivamenteaMoncharmin.
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Dos minutos más tarde ambos directores se encerraban en el despacho de ladirección.
FueelpropioMoncharminquienseguardólallaveenelbolsillo.―Laúltimaveznosencerramos losdosasí―dijo―,hastaelmomentoenque
dejastelaÓperaparavolveratucasa.―¡Cierto!¿Ynovinonadieamolestarnos?―Nadie.―Entonces―preguntó Richard, que se esforzaba por reunir sus recuerdos―,
entonces me habrán robado probablemente en el trayecto de la Ópera a midomicilio…
―¡No! ―dijo en un tono más seco que nunca Moncharmin―… no, eso esimposible… Fui yo quien te llevó a tu casa en mi coche. Los veinte mil francosdesaparecieronentucasa,paramínohaylamenorduda.
ÉsaeralaideaqueahorateníaMoncharmin.―¡Es increíble! ―protestó Richard―…, estoy completamente seguro de mis
criados…,y,siunodeellosfueraelautordelrobo,habríadesaparecidoluego.Moncharminseencogiódehombros,dandoaentenderqueélnoentrabaentales
detalles.En esto, a Richard empieza a parecerle que Moncharmin le trata en un tono
completamenteinsoportable.―¡Basta,Moncharmin!―¡Estoesdemasiado,Richard!―¿Teatrevesasospechardemí?―¡Sí,deunabromadeplorable!―¡Nosebromeaconveintemilfrancos!―Esloqueyopienso―declaraMoncharmindesplegandounperiódicoencuya
lecturasesumergedeformaostentosa.―¿Quévasahacer?―preguntaRichard―.¿Ahorateponesaleerelperiódico?―Sí,Richard,hastalahoraenquetelleveatucasa.―¿Comolaúltimavez?―Comolaúltimavez.Richard arranca el periódico de las manos de Moncharmin. Moncharmin se
levanta,más irritadoquenunca.Antesí tieneaunRichardexasperadoque ledice,cruzandolosbrazossobreelpecho,gestoinsolentedesdeelprincipiodelmundo:
―Estoesloquepienso―diceRichard―.Piensoenloqueyopodríapensarsi,como la última vez, después de haber pasado la veladamano amano contigo,mellevaras a mi casa, y si, en el momento de despedirnos, yo comprobara que delvestidodemitrajehabíandesaparecidolosveintemilfrancos…comolaúltimavez.
―¿Yquépodríaspensar?―exclamóMoncharmin,ruborizado.―Podríapensarque,dadoquenotehasapartadodemíunmilímetro,ydadoque,
según tu deseo, has sido el único en acercarte amí como la última vez…, podría
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pensar que si esos veinte mil francos ya no están en mi bolsillo, hay muchasprobabilidadesdequeesténeneltuyo.
Moncharmindiounbrincoaloírlahipótesis.―¡Oh!―exclamó―,¡unimperdible!―¿Quépretendeshacerconunimperdible?―¡Atarte…!¡Unimperdible…,unimperdible!―¿Quieresatarmeconunimperdible?―Sí,atartealosveintemilfrancos…Deestaforma,seaaquí,seaeneltrayecto
desde la Ópera a tu domicilio o a tu cuarto, sentirás la mano que entre en tubolsillo…,¡yyaverássieslamía,Richard…!¡Ah!,erestúquienahorasospechademí…¡Unimperdible!
YfueenesemomentocuandoMoncharminabriólapuertadelcorredorgritando:―¡Unimperdible!¿Quiénmedaunimperdible?Ytambiénsabemoslaformaenque,enesemismoinstante,elsecretarioRémy,
quenoteníaningúnimperdible,fuerecibidoporeldirectorMoncharmin,mientrasunordenanzaleconseguíaaésteeldeseadoimperdible.
Yloqueocurriófuelosiguiente:Despuésdecerrarlapuerta,MoncharminsearrodillóaespaldasdeRichard.―Espero―dijo―quesiganahílosveintemilfrancos.―Tambiényo―contestóRichard.―¿Los buenos? ―preguntó Moncharmin, que esta vez estaba completamente
decididoanodejarse«timar».―¡Míralos!Yonoquieronitocarlos―declaróRichard.MoncharminretiróelsobredelbolsillodeRichardysacólosbilletestemblando
porque,estavez,parapoderconstatarfrecuentementelapresenciadelosbilletes,nohabíanselladoel sobreyni siquiera lohabíanpegado.Se tranquilizóalcomprobarquetodosestabanallí,yqueeranlosauténticos.Losmetióenelbolsillodelfaldónylosprendiócuidadosamenteconelimperdible.
Traslocualsesentódetrásdelfaldón,alquenoquitóojouninstante,mientrasRichard,sentadoasumesa,nohacíaniunsolomovimiento.
―Unpocodepaciencia,Richard―ordenóMoncharmin―,sólonosquedanunosminutos…Elrelojdaráprontolasdocecampanadasdelamedianoche.Yalasdocecampanadasfuecuandosalimoslaúltimavez.
―Tendrétodalapacienciaquehagafalta.Pasabaeltiempo,lento,pesado,misterioso,asfixiante.Richardtratódereír.―Acabaré creyendo ―dijo― en la omnipotencia del fantasma. Y en este
momento,deformaespecial,¿noteparecequehayenlaatmósferadeestahabitaciónunnoséquéqueinquieta,queindispone,queasusta?
―Cierto―confesóMoncharmin,querealmenteestabaimpresionado.―¡Elfantasma!―continuóRichardenvozbajaycomositemieraseroídopor
unosoídosinvisibles―…¡Elfantasma!Detodosmodos,¡ysifueraunfantasmael
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quedaba sobre estamesa los tres golpes secos queoímosperfectamente…, el quedejaaquílossobresmágicos…,elquehablaenelpalconº5…,elquemataaJosephBuquet…, el que deja caer la lámpara…, el que nos roba! ¡En última instancia…!¡Aquí sólo estamos tú y yo…!, y si los billetes desaparecen sin que ni tú ni yohagamosnada…habráquecreerenelfantasma…enelfantasma…
En esemomento el reloj dejó oír su resorte en la chimenea y sonó la primeracampanadademedianoche.
Ambosdirectoresseestremecieron.Unaangustiacuyacausanohabríanpodidoexplicaryquetrataronenvanodecombatir losamenazaba.Elsudorcorríaporsusfrentes.Yladuodécimacampanadaresonódeformasingularensusoídos.
Cuandoelpéndulosehubocallado,lanzaronunsuspiroyselevantaron.―Creoquepodemosirnos―dijoMoncharmin.―Tambiényo―obedecióRichard.―¿Mepermitesquemireentubolsilloantesdesalir?―¿Cómono,Moncharmin?¡Esabsolutamentenecesario!¿Ybien?―lepreguntó
RichardaMoncharmin,quepalpaba.―Estoytocandoelimperdible.―Evidentemente,comobiendecías,ahorayanonospuedenrobarsinquemedé
cuenta.PeroMoncharmin,cuyasmanosseguíantanteandoalrededordelbolsillo,gritó:―Sigosintiendoelimperdible,peroyanosientolosbilletes.―¡No!¡Nobromees,Moncharmin…!Noeselmomento.―Puestocatúmismo.Conungesto,Richardsequitóeltraje.Losdosdirectoresarrancaronelbolsillo…
¡Elbolsilloestabavacío!Lomáscuriosoesqueelimperdibleseguíaprendidoenelmismolugar.RichardyMoncharminpalidecieron.Nohabíadudadelsortilegio.―Elfantasma―murmuróMoncharmin.PeroRichardsaltódeprontosobresucolega.―¡Sólotúhas tocadoenmibolsillo…!¡Devuélvememisveintemilfrancos…!
¡Devuélvememisveintemilfrancos…!―Pormialma te juroqueno los tengo…―suspiraMoncharmin,queparecea
puntodedesmayarse.Y,como llamabana lapuerta, fueaabrir caminandoconpasocasi automático,
pareciendo reconocer apenas al administradorMercier, intercambiando con él unaspalabrassincomprendernadadeloqueelotroledecía,ydepositando,conungestoinconsciente, en la mano de aquel fiel servidor completamente estupefacto, elimperdiblequeyanopodíaservirleparanada…
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XIX
Elcomisariodepolicía,elvizcondeyelpersa
La primera frase del señor comisario de policía al entrar en el despacho de ladirecciónfueparapedirnoticiasdelacantante.
―¿NoestáaquíChristineDaaé?Ibaseguido,comoyahedicho,porunacompactamultitud.―¿ChristineDaaé?―respondeRichard―.No,¿porqué?Por loquese refiereaMoncharmin,yano tienefuerzasparapronunciarniuna
palabra…SuestadodeánimoesmuchomásgravequeeldeRichard,porqueRichardtodavía puede sospechar deMoncharmin, peroMoncharmin se halla frente al granmisterio…, el que hace estremecerse a la humanidad desde su nacimiento: loDesconocido.
Richard continúa, porque la muchedumbre que rodeaba a los directores y alcomisarioguardabaunsilencioimpresionante:
―¿Porquémepregunta,señorcomisario,siChristineDaaénoestáaquí?―Porquetenemosqueencontrarla,señoresdirectoresdelaAcademianacionalde
música―declarasolemnementeelseñorcomisariodepolicía.―¡Cómoquehayqueencontrarla!¿Acasohadesaparecido?―¡Enplenarepresentación!―¡Enplenarepresentación!¡Esextraordinario!―¿Loes,verdad?¡Ytanextraordinariocomoesadesapariciónesqueyo tenga
queinformarlesdeella!―En efecto… ―asiente Richard, que se coge la cabeza entre las manos y
murmura―:¿Quéestodaestahistoria?Decididamente,haymotivossuficientesparapresentarladimisión…
Ysearrancaalgunospelosdesubigotesindarsecuentasiquiera.―Peroestoescomoenunsueño…,hadesaparecidoenplenarepresentación.―Sí,hasidoraptadaenelactodelacárcel,enelmomentoenqueinvocabala
ayudadelcielo,perodudomuchoquelahayanraptadolosángeles.―¡Puesyoestoyseguro!Todoelmundosevuelve.Unjovenpálidoytemblorosodeemociónrepite:―¡Puesyoestoyseguro!―¿Dequéestáustedseguro?―preguntaMifroid.―De que a Christine Daaé la ha raptado un ángel, señor comisario, y podría
decirleelnombre…―¡Ah, señorvizcondedeChagny!¿Pretendeque la señoritaChristineDaaéha
sidoraptadaporunángel,porunángeldelaÓpera,sinduda?Raoulmiraasualrededor.Evidentementebuscaaalguien.Eneseinstanteenque
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leparecetannecesariollamarenayudadesuprometidaelsocorrodelapolicía,noleimportaría ver de nuevo al misterioso desconocido que hacía un momento lerecomendaba discreción. Pero no lo descubre en ninguna parte. ¡Vamos, tiene quehablar…!Pero,nopodríaexplicarseantetodaaquellamuchedumbrequelemiraconunacuriosidadindiscreta.
―Sí,señor,porunángeldelaÓpera―lecontestóalseñorMifroid―,yledirédóndevivecuandoestemossolos…
―Tienerazón,caballero.YhaciendosentarseaRaoulasulado,elcomisariodepolicíaordenaquesalgan
todos, salvo, naturalmente, los directores, que sin embargo no habrían protestadoporqueyaparecíanhallarseporencimadecualquiercontingencia.
EntoncesRaoulsedecide:―Señorcomisario,eseángelsellamaErik,viveenlaÓperayeselÁngeldela
música―¡El Ángel de la música! ¿De veras? Si que es curioso… ¡El Ángel de la
música!Y, volviéndose hacia los directores, el señor comisario de policía Mifroid
pregunta:―Caballeros,¿tienenustedeseseángelenlacasa?LosseñoresRichardyMoncharminmovieronlacabezasinsonreírsiquiera.―¡Oh!―dijoelvizconde―,estoscaballeroshanoídohablardelFantasmadela
Ópera.Puesbien,puedoasegurarlesqueelFantasmade laÓperayelÁngelde lamúsicasonlamismacosa.YsuverdaderonombreesErik.
ElseñorMifroidsehabíalevantadoymirabaatentamenteaRaoul.―Perdón,caballero,¿tieneintencióndeburlarsedelajusticia?―¿Yo? ―protestó Raoul, que pensó dolorosamente: «Otro que no quiere
hacermecaso».―Entonces,¿quémeestádiciendoconsuFantasmadelaÓpera?―Digoqueesosseñoreshanoídohablardeél.―Caballeros,parecequeustedesconocenalFantasmadelaÓpera.Richardselevantó,conlosúltimospelosdesubigoteenlamano.―¡No, señor comisario! No, no le conocemos, pero nos gustaría mucho
conocerle,porqueestamismanochenosharobadoveintemilfrancos…Y Richard volvió hacia Moncharmin una mirada terrible, que parecía decir:
«Devuélvemelosveintemil francoso locuento todo».Moncharminlecomprendiótanbienquehizoungestodeloco:«¡Ah,lodigotodo!¡Lodigotodo!».
En cuanto a Mifroid, miraba alternativamente a los directores y a Raoul y sepreguntabasinosehabíaperdidoenunasilodelocos.Sepasólamanoporelpelo:
―Unfantasmaqueenunamismanocheraptaaunacantantey robaveintemilfrancosesunfantasmamuyocupado.Siustedesquieren,hablamosenserio.Primerola cantante, luego los veinte mil francos. Veamos, señor de Chagny, tratemos de
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hablar en serio. Usted cree que la señorita Christine Daaé ha sido raptada por unindividuollamadoErik.¿Conoceaeseindividuo?¿Lehavisto?
―Sí,señorcomisario.―¿Dónde?―Enuncementerio.ElseñorMifroidsesobresaltó,siguiómirandoaRaoulydijo:―¡Porsupuesto…!Ahíesdondesesueleveralosfantasmas.¿Yquéhacíausted
enuncementerio?―Señor―dijoRaoul―,medoyperfectacuentadelararezademisrespuestasy
delefectoqueproducenenusted.Peroleruegoquecreaqueestoyenmiscabales.Vaenellolasalvacióndeunapersonaque,juntoconmibienamadohermanoPhilippe,mees lomásqueridodelmundo.Querríaconvencerleenpocaspalabras,porqueeltiempo pasa y los minutos son preciosos. Por desgracia, si no le cuento desde elprincipio la historia más extraña del mundo, no me creerá. Voy a decirle, señorcomisario,cuantosésobreelFantasmadelaÓpera.¡Pordesgracia,señorcomisario,noségrancosa!
―Diga lo que sepa, diga lo que sepa ―exclamaron de pronto Richard yMoncharmin,muy interesados;pordesgraciapara la esperanzaqueporun instantehabíanconcebidodeconoceralgúndetallesusceptibledeponerlestraslashuellasdesu mistificador, pronto tuvieron que rendirse a la triste evidencia de que el señorRaouldeChagnyhabíaperdidodeltodolacabeza.TodaaquellahistoriadePerros-Guirec, calaveras y violín encantado sólo podía haber nacido en el cerebrotrastornadodeunenamorado.
Eraevidente,además,queelseñorcomisarioMifroidcompartíacadavezmásesamanera de ver, y elmagistrado hubiera puesto fin ciertamente a aquellas palabrasdesordenadas,delasquehemosdadounapunteenlaprimerapartedeesterelato,silascircunstanciasmismasnosehubieranencargadodeinterrumpirles.
La puerta acababa de abrirse y un individuo singularmente vestido con unaamplia levita negra y tocado con un sombrero de copa a la vez raído y brillante,caladohastalasorejas,hizosuentrada.Corrióhaciaelcomisarioylehablóenvozbaja.EraalgúnagentedelaSeguridad,sinduda,queibaadarcuentadeunamisiónurgente.
Duranteesecoloquio,elseñorMifroidnodejabademiraraRaoul.Y,porfin,dirigiéndoseaél,ledijo:―Caballero,yasehahabladodemasiadodelfantasma.Hablemosahoraunpoco
de usted, si no tiene inconveniente; ¿debía raptar usted esta noche a la señoritaChristineDaaé?
―Sí,señorcomisario.―¿Alasalidadelteatro?―Sí,señorcomisario.―¿Habíatomadotodaslasmedidasparahacerlo?
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―Sí,señorcomisario.―Elcochequelehatraídodebíallevarseaambos.Elcocheroestabaavisado…,
yelitinerariotrazadodeantemano…¡Mejor!Debíaencontrarencadaetapacaballosderefresco…
―Cierto,señorcomisario.―Y,sinembargo,sucochesigueahí,esperandosusórdenes,juntoalaRotonda,
¿noesasí?―Sí,señorcomisario.―¿Sabíaque,juntoasucoche,habíaotrostresvehículos?―Nolesheprestadolamenoratención…―EranlosdelaseñoritaSorelli,quenohabíaencontradositioenelpatiodela
administración;delaCarlotta,ydesuseñorhermano,elcondedeChagny…―Esposible…―Loqueescierto,encambio…,esque,sisupropiovehículo,eldelaSorelliy
el de laCarlotta siguen en su sitio, junto a la acera de laRotonda…, el del señorcondedeChagnyyanoestá…
―Esonotienenadaquever,señorcomisario.―¡Perdón!¿Nosehabíaopuestoelseñorcondeasumatrimonioconlaseñorita
Daaé?―Soncosasquesóloafectanalafamilia.―Yamehacontestado…,sehabíaopuesto…,yporesoustedraptabaaChristine
Daaé,selallevabalejosdelasposiblesmaniobrasdesuseñorhermano…Puesbien,señor de Chagny, permítame informarle que su hermano ha sido más rápido queusted…¡HasidoélquienharaptadoaChristineDaaé!
―¡Oh!―gimióRaoul llevándose lamanoal corazón―,noesposible…¿Estáustedseguro?
―Inmediatamente después de la desaparición de la artista, organizada concomplicidadesque tendremosque establecer, suhermanohamontado en su coche,quesehalanzadoaunacarreraenloquecidaatravésdeParís.
―¿A travésdeParís…?―dijoenunestertorelpobreRaoul―.¿QuéentiendeustedporatravésdeParís?
―YporfueradeParís…―FueradeParís…¿Porquéruta?―PorladeBruselas.Ungritoroncoescapadelabocadeldesventuradojoven.―¡Oh!―exclama―,¡juroquelosalcanzaré!Y,dedossaltos,saliódeldespacho.―Ytráiganosla―legritajovialelcomisario―…¡Vaya!¡Esanoticiavaletanto
comoladelÁngeldelamúsica!Dicho lo cual, el señor Mifroid se vuelve hacia su auditorio estupefacto y le
administrauncursillodepolicíahonradoperoenmodoalgunopueril:
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―No sé si ha sido realmente el señor conde de Chagny quien ha raptado aChristineDaaé…, pero necesito saberlo y creo que, en estemomento, nadie deseainformarme mejor que su hermano el vizconde… ¡Ahora corre, vuela! ¡Es miprincipal ayudante! Así es, caballeros, el arte que se cree tan complicado de lapolicía,yque,sinembargo,parecetansencillocuandosedescubrequedebeconsistirenhacerquegentesquenolosonhagandepolicías.
PeroelseñorcomisariodepolicíaMifroidtalveznohabríaestadotancontentode sí mismo de haber sabido que la carrera de su veloz mensajero se había vistodetenida cuando éste entró en el primer corredor, vacío sin embargo de lamuchedumbredecuriososquesehabíadispersado.Elcorredorparecíadesierto.
PeroelcaminodeRaoulsevioobstaculizadoporunagransombra.―¿Dóndevatandeprisa,señordeChagny?―habíapreguntadolasombra.Raoul,impacientado,habíaalzadolacabezayreconocidoelgorrodeastracánde
hacíaunmomento.Sedetuvo.―¡Ustedotravez!―exclamóconvozfebril―.¡Ustedqueconocelossecretosde
Erikyquenoquierequeyohabledeellos!¿Quiénesusted?―Losabedesobra…SoyelPersa―dijolasombra.
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XX
ElvizcondeyelPersa
Raoul recordó entonces que una noche de espectáculo su hermano le habíaseñaladoaquelvagopersonajedelqueseignorabatodo,unavezdichoquesetratabadeunpersa,yquevivíaenunviejopisitodelacalledeRivoli.
El hombre de tez de ébano, ojos de jade y gorro de astracán se inclinó haciaRaoul.
―Espero,señordeChagny,quenohayatraicionadoelsecretodeErik.―¿Yporquéhabríadudadoentraicionaraesemonstruo,señor?―replicóRaoul
conaltivez,tratandodelibrarsedelimportuno―.¿Esamigosuyo?―EsperoquenohayadichonadadeErik,señor,porqueelsecretodeErikesel
deChristineDaaé.Yhablardelunoseríahablardelaotra.―¡Oh, señor! ―dijo Raoul, más impaciente a cada paso―, parece usted al
corrientedemuchascosasquemeinteresan,peronotengotiempoparaoírle.―Selorepito,caballerodeChagny,¿dóndevatandeprisa?―¿Noloadivina?EnayudadeChristineDaaé…―Entonces,señor,quédeseaquí…,¡porqueChristineDaaéestáaquí!―¿ConErik?―¡ConErik!―¿Cómolosabe?―Mehallabaen la función,y enelmundo sóloErikpuedemaquinarun rapto
comoése…¡Uh!―dijolanzandounprofundosuspiro―,¡hereconocidolamanodelmonstruo!
―Entonces¿leconoce?ElPersanocontestó,peroRaouloyóunnuevosuspiro.―¡Señor! ―dijo Raoul―, ignoro cuáles son sus intenciones…, pero ¿puede
haceralgopormí…?,quierodecir,¿porChristineDaaé?―Esocreo,señordeChagny,yporesoleheabordado.―¿Quépuedehacer?―¡Tratardellevarlehastaella…,yhastaél!―Señor,esésaunaempresaqueyaheintentadoenvanoestanoche…,pero,si
ustedmeprestaeseservicio,mividalepertenece.Unacosamás,señor:elcomisariode policía acaba de informarme de que Christine Daaé ha sido raptada por mihermano,elcondePhilippe…
―Nolocreo,señordeChagny…―Noesposible,¿verdad?―Nosésiesposible,perohaymodosderaptaryelseñorcondePhilippe,queyo
sepa,nuncahatrabajadoenmagia.
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―Susargumentosresultansorprendentes,señor,yyonosoymásqueunloco…¡Corramos!¿Cómonocreerlecuandonadiemásmecree?¿CuandoustedeselúnicoennoreírsesipronuncioelnombredeErik?
Aldeciresto,eljoven,cuyasmanosardíandefiebre,habíacogidoconungestoespontáneolasmanosdelPersa.Estabanheladas.
―¡Silencio!―dijoelPersadeteniéndoseyescuchando los rumores lejanosdelteatro y losmenores crujidos que se producían en las paredes y en los corredoresvecinos.Nopronunciemosesapalabra.Digamos:Él,tendremosmenosposibilidadesdeatraersuatención.
―¿Creequeestácercadenosotros?―Esposible,señor…siesquenoestá,enestemomento,juntoconsuvíctima,
enlamoradadelLago.―¡Ah!¿Tambiénustedconoceesamorada?―…Sinoestáenesamorada,puedeestarenestapared,enestesuelo,eneste
techo…¡Quéseyo…!Puedetenerelojoenesacerradura…,yeloídoenesaviga.Y el Persa, rogándole apagar el ruido de sus pasos, arrastró a Raoul por unos
corredoresqueeljovennuncahabíavisto,nisiquieracuandoChristinelepaseabaporaquellaberinto.
―¡ContalqueDariushayallegado!―dijoelPersa.―¿QuiénesDarius?―preguntóeljovenmientrascorría.―Dariusesmicriado.Enesemomentosehallabanenelcentrodeunaverdaderaplazadesierta,pieza
inmensaqueiluminabamaluncabodevela.ElPersadetuvoaRaouly,muybajo,tanbajoqueaRaoullecostabaoírle,lepreguntó:
―¿Quélehadichoustedalcomisario?―LehedichoqueelladróndeChristineDaaéeraelÁngeldelamúsica,llamado
elFantasmadelaÓpera,yquesuverdaderonombreera…―¡Chisss…!¿Ylehacreídoelcomisario?―No.―¿Nohadadoningunaimportanciaaloqueustedledecía?―¡Ninguna!―¿Lehatomadoporloco?―Sí.―¡Tantomejor!―suspiróelPersa.Yvolvieronaecharacorrer.DespuésdehabersubidoybajadovariasescalerasdesconocidasparaRaoul,los
doshombresseencontraronfrenteaunapuertaqueelPersaabrióconunapequeñallave maestra que sacó de un bolsillo de su chaleco. El Persa, como Raoul, ibanaturalmentede frac.PerosiRaoul llevabaunachistera, elPersa se tocabaconungorrodeastracán,comoyahepuestoderelieve.Erauninsultoalcódigodeeleganciaqueregiaentrebastidores,dondeseexigelachistera,aunquesedaporsupuestoque,
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enFrancia,a losextranjerosse lespermite todo: lagorradeviajea los ingleses,elgorrodeastracánalospersas.
―Señor―dijo el Persa―, su chistera puedemolestarnos en la expediciónqueproyectamos…,haríabiendejándolaenelcamerino…
―¿Enquécamerino?―preguntóRaoul.―EneldeChristineDaaé.YelPersa,haciendopasaraRaoulporlapuertaqueacababadeabrir,lemostró
enfrenteelcamerinodelaactriz.Raoul ignoraba que pudiese llegarse al camerino de Christine por un camino
distintoalqueélseguíadeordinario.Sehallabaentoncesenelextremodelpasilloquesolíarecorrerhastaelfinalantesdellamaralapuertadelcamerino.
―¡ConocemuybienlaÓpera,caballero!―¡Notanbiencomoél!―dijomodestamenteelPersa.YempujóaljovenalcamerinodeChristine.SehallabatalcomoRaoullohabíadejadomomentosantes.Trascerrarlapuerta,elPersasedirigióhaciaeldelgadísimopanelqueseparaba
elcamerinodeunampliogabinetetrasteroquelocontinuaba.Escuchóyluegotosióconfuerza.
Alpuntoseoyómovimientoenelgabinetetrasteroy,pocossegundosmástarde,llamabanalapuertadelcamerino.
―¡Entre!―dijoelPersa.Entró un hombre, también tocado con un gorro de astracán y vestido con una
largahopalanda.Saludó y sacó de debajo de su capa una caja ricamente cincelada. La depositó
sobrelamesadeaseo,volvióasaludarysedirigióhacialapuerta.―¿Nadietehavistoentrar,Darius?―No,amo.―Quenadieteveasalir.Elcriadolanzóunaojeadaalpasilloydesaparecióconrapidez.―Señor ―dijo Raoul―, estoy pensando una cosa, que aquí pueden
sorprendernosfácilmenteyeso,desdeluego,resultaríaembarazoso.Elcomisarionopuedetardarmuchoenveniraestecamerinoainvestigar.
―¡Bah!,noesalcomisarioaquienhemosdetemer.ElPersahabíaabiertolacaja.Dentrohabíaunpardelargaspistolas,undibujoy
unadornomagníficos.―Inmediatamente después del rapto deChristineDaaé, avisé ami criado para
quemetrajeseestasarmas,señor.Lasconozcodesdehacetiempo,ynolashaymásseguras.
―¿Quierebatirseenduelo?―lepreguntóeljoven,sorprendidoantelallegadadeaquelarsenal.
―Enefecto,esundueloadondevamos,señor―respondióelotroexaminandoel
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cebodesuspistolas―.¡Yvayaduelo!TraslocualtendióunapistolaaRaoulyledijo:―Enesedueloseremosdoscontrauno,perodebeestardispuestoatodo,porque
no le oculto que vamos a enfrentarnos al adversario más terrible que se puedaimaginar.PeroustedamaaChristineDaaé,¿noesasí?
―¡Vayaquesilaamo,señor!Perousted,quenolaama,deberáexplicarmeporquéleencuentropreparadoparaarriesgarsuvidaporella…¡OdiaaErik!
―No,caballero―dijoen tonoentristecidoelPersa―,no leodio.Si leodiase,hacetiempoqueélyanoharíadaño.
―¿Lehahechodañoausted?―Eldañoquemehizo,yaseloheperdonado.―¡Resultaextraordinario―contestóel joven―oírlehablardeesehombre!Le
tratademonstruo,hablausteddesuscrímenes,él lehahechodañoyencuentroenustedesapiedadinauditaquemedesesperabaenlapropiaChristine…
ElPersanocontestó.Había idoacogerun taburetey lohabíapuestocontra laparedfronteradelgranespejoqueocupabatodoellienzodeenfrente.Luegosehabíasubidoaltaburetey,conlanarizpegadaalpapelpintadodelapared,parecíabuscaralgo.
―Bueno, señor―dijoRaoul, que hervía de impaciencia―.Estoy esperándole.¡Vamos!
―¿Adónde?―preguntóelotrosinvolverlacabeza.―Puesadondeestáelmonstruo.Bajemos.¿Nomehadichoqueconocíaustedel
medio?―Estoybuscándolo.YlanarizdelPersacontinuópaseándosealolargodelapared.―¡Ah!―dijodeprontoelhombredelgorro―,¡aquíestá!Ysudedoapretó,porencimadesucabeza,unaesquinadeldibujodelpapel.Luegosevolvióybajódeltaburete.―Dentrodemediominuto―dijo―,estaremostrassushuellas.Y,cruzandotodoelcamerino,fueapalparelgranespejo.―No,todavíanocede…―murmuró.―¡Vamosasalirporelespejo!―dijoRaoul―…¡IgualqueChristine…!―¿SabíaqueChristineDaaéhabíasalidoporesteespejo?―¡Delante demí, señor…!Me hallaba escondido ahí, detrás de la cortina del
gabinetedeaseoylavidesaparecer,noporelespejo,sinoenelespejo.―¿Yquéhizousted?―Pensé,señor,enunaaberracióndemissentidos,enlalocura,enunsueño.―Enalgunanuevafantasíadelfantasma…―dijoentonoburlónelPersa―.¡Ay,
señordeChagny…―continuómientrasseguía tanteandoelespejocon lamano―,ojalá no tuviéramos que enfrentarnos a un fantasma! ¡Podríamos dejar en su cajanuestro par de pistolas…! Quítese el sombrero, por favor…, y ahora abróchese
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cuantopuedaelfracsobreelplastrón…,comoyo…,bajelasvueltas…,levánteseelcuello…,debemoshacernostaninvisiblescomopodamos…
Ytrasunbrevesilencio,añadiómientrascargabasucuerpocontraelespejo:―Eldisparodelcontrapeso,cuandoseactúasobreelresortedesdeelinteriordel
camerino,tardaalgoenproducirsuefecto.Noocurreasícuandounoestádetrásdelaparedysepuedeactuardirectamentesobreelcontrapeso.Entonceselespejogiradeformainstantáneayesarrastradoconunarapidezenloquecida…
―¿Quécontrapeso?―preguntóRaoul.―Pueselquehacealzarsetodoestelienzodeparedsobresueje.Piensequeno
sedesplazasolo,porencantamiento.Y,atrayendohaciasídeunamanoaRaoul,elPersaseguíaapoyandolaotra(la
queteníalapistola)contraelespejo.―Si presta atención, ahora mismo verá cómo el espejo se levanta unos
milímetros y luego se desplaza otros más de izquierda a derecha. Entonces estarásituadosobreunpivote,ygirará.¡Cuántascosaspuedenhacerseconuncontrapeso!Unniñopuedehacergirarunacasaconsudedito…Cuandounlienzodepared,porpesado que sea, es llevado por el contrapeso sobre su pivote, bien equilibrado, nopesamásqueunapeonzasobresupunta.
―¡Nogira!―dijoRaoulimpaciente.―Espereunpoco.Yatendrátiempodeimpacientarse,caballero.Elmecanismo,
evidentemente,estáherrumbrosooelresortenofunciona.LafrentedelPersasevolviócavilosa.―Además,puedeocurrirleotracosa.―¿Qué,caballero?―Talvezélhayacortadosimplemente lacuerdadelcontrapesoe inmovilizado
todoelsistema.―¿Porqué?¿Sabequevamosabajarporahí?―Puedesospecharlo,porquenoignoraqueyoconozcoelsistema.―¿Seloenseñóél?―No, yo hice mis investigaciones yendo tras él, y tras sus misteriosas
desapariciones terminéencontrándolo. ¡Oh,esel sistemamássimplede laspuertassecretas!EsunmecanismotanviejocomolospalaciossagradosdeTebas,ladelascienpuertas, comoelde la saladel tronodeEcbatana,como la saladel trípodedeDelfos…
―Esonogira…¡YChristine,caballero!¡Christine…!ElPersadijofríamente.―Haremos cuanto humanamente sea posible hacer…, aunque él puede
detenernosdesdelosprimerospasos.―¿Eseldueñodeestasparedes?―Da órdenes a las paredes, a las puertas, a las trampillas. Entre nosotros le
llamábamosconunnombrequesignifica:elexpertoentrampillas.
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―Así es como Christine me había hablado de él…, con el mismo misterio yotorgándoleesemismopoder temible…Todoestomeparecemuyextraordinario…¿Porquéestasparedessóloleobedecenaél?¿Lashaconstruidoacaso?
―Sí,caballero.YcuandoRaoullemiraba,estupefacto,elPersalehizounaseñaparaquecallase,
y luego, con un gesto, le señaló el espejo… Fue como un reflejo tembloroso. Sudobleimagenseestremeció,comoenunaolatemblorosa,yluegoseinmovilizódeltodo.
―Comove,señor,estonogira.Tomemosotrocamino.―Esta noche, no hay más caminos―declaró el Persa con voz singularmente
lúgubre―…¡Yahora,cuidado!¡Yprepáreseparadisparar!Él mismo levantó su pistola frente al espejo. Raoul imitó ese gesto. El Persa
atrajoconelúnicobrazoquelequedabalibrealjovenhastasupecho,ydeprontoelespejogiróenmediodeundeslumbramiento,deuncrucecegadordedisparos;girócomounadeesaspuertasgiratoriasdecompartimentosquedanaccesoahoraa lassalaspúblicas…,giróarrastrandoaRaoulyalPersaensumovimientoirresistibleyarrojándolosbruscamentedelaplenaluzalamásprofundaoscuridad.
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EnlossótanosdelaÓpera
―La mano arriba, preparada para disparar ―repitió apresuradamente elcompañerodeRaoul.
Trasellos,laparedsehabíacerradodandoungirocompletosobreellamisma.Ambos hombres permanecieron inmóviles unos instantes, conteniendo la
respiración.Enaquellastinieblasreinabaunsilencioquenadaveníaaturbar.Porfin,elPersasedecidióahacerunmovimientoyRaoulleoyódeslizarsede
rodillas,buscandoalgoenlaoscuridadconsusmanos,quetanteaban.De pronto, delante del joven, las tinieblas se iluminaron solapadamente con el
fuegodeunapequeña lámparasorda,yRaoul retrocedióde forma instintiva,comoparaescaparalainvestigacióndeunenemigosecreto.PeroalpuntocomprendióqueaquellaluzpertenecíaalPersa,cuyosgestosseguía.Elpequeñodiscorojosepaseabapor las paredes, arriba, abajo y en torno a ellos, meticulosamente. Paredes queestabanformadas,aladerechaporunmuro,alaizquierdaporuntabiquedetablas,porencimaypordebajopor sótanos.YRaoul sedecíaqueChristinehabíapasadoporallíeldíaquehabíaseguido lavozdelÁngelde lamúsica.Aquel debía ser elcaminohabitualdeErikcuandoiba,atravésdelasparedes,asorprenderlabuenafeyaintrigarlainocenciadeChristine.YRaoul,querecordabalaspalabrasdelPersa,pensóqueaquelcaminohabíasidoconstruidomisteriosamenteporloscuidadosdelFantasma mismo. Aunque, más tarde, debía saber que Erik había encontrado,completamentepreparadoparaél,uncorredorsecretocuyaexistenciafueelúnicoenconocer durante mucho tiempo. Aquel corredor se había construido durante laComunadeParísparapermitiraloscarcelerosllevardirectamentealosprisionerosalos calabozos construidos en las cuevas, porque los federados habían ocupado eledificio inmediatamente después del 18 de marzo[52] y lo habían convertidoinmediatamenteenpuntodepartidaparalasmongolfieras[53]encargadasdellevaraprovinciassusproclamasincendiarias,y,enlaparteinferior,unaprisióndeEstado.
El Persa se había arrodillado y había dejado en el suelo su linterna. Parecíaocupadoenuntrabajorápidoenelsuelocuando,depronto,velósuluz.
EntoncesRaouloyóelresortedeunligerogatilloyvioenelsuelodelcorredoruncuadradoluminosomuypálido.Eracomosiacabarandeabrirunaventanaenlosbajos todavía iluminadosde laÓpera.RaoulyanoveíaalPersa,perodepronto lesintióasuladoyoyósurespiración.
―Sígame,yhagatodoloquehagayo.Raoul fue dirigido hacia el tragaluz luminoso. Entonces vio al Persa que se
arrodillaba y que, colgándose con lasmanos del tragaluz, se dejaba deslizar hacia
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abajo.ElPersallevabaentoncessupistolaentrelosdientes.Cosacuriosa, elvizconde teníaplenaconfianzaenelPersa.Apesarde ignorar
todo de él, y de que lamayoría de sus palabras no hubieran hecho otra cosa queaumentarlaoscuridaddeaquellaaventura,novacilabaencreerque,enaquellahoradecisiva, el Persa estaba de su lado frente a Erik. Su emoción le había parecidosinceracuandolehabíahabladodel«monstruo»;elinterésquelehabíamostradonole parecía sospechoso. Finalmente, si el Persa hubiera alimentado algún proyectosiniestro contra Raoul, no le habría armado con sus propiasmanos. Además, paradecirlotodo,¿nohabíaquellegarjuntoaChristine,costaraloquecostara?Raoulnopodíaelegirlosmedios.Sihubieravacilado,inclusocondudassobrelasintencionesdelpersa,eljovensehabríatenidoporelúltimodeloscobardes.
Raoulsearrodillóasuvezysecolgódelatrampillaconlasdosmanos.«¡Sueltedel todo!»,oyó,ycayóenbrazosdelPersaque,alpunto, leordenó tumbarsebocaabajo,cerrólatrampillaporencimadesuscabezas,sinqueRaoulvieramediantequéestratagema,yfueatumbarsealladodelvizconde.Estequisohacerleunapregunta,pero lamano del Persa le cerró la boca y almomento oyó una voz que reconociócomoladelcomisariodepolicíaquehacíaunratolehabíainterrogado.
Ambos,RaoulyelPersa,seencontrabanenesemomentotrasuntabiquequelesocultaba perfectamente. Cerca de allí, una estrecha escalera subía a una pequeñahabitaciónpor laqueelcomisariodebíapasarhaciendopreguntas,porqueseoíaelruidodesuspasosalmismotiempoqueeldesuvoz.
La luz que rodeaba los objetos era muy débil, pero como salía de aquellaoscuridad espesa que reinaba en el corredor secreto de arriba, aRaoul no le costómuchodistinguirlaformadelascosas.
Ynopudocontenerunasordaexclamación,porqueallíhabíatrescadáveres.Elprimeroestabatendidoenelestrechorellanodelaescaleritaquesubíahastala
puertatraslaqueseoíaalcomisario;losotrosdoshabíanrodadohastaelpiedelaescalera,yestabanconlosbrazosencruz.Sihubierapasadolosdedosatravésdeltabique que le ocultaba, Raoul habría podido tocar la mano de uno de aquellosdesgraciados.
―Silencio―dijodenuevoelPersaenunsoplo.Tambiénélhabíavistoloscuerpostendidosydijounapalabraparaexplicartodo:―¡Él!Lavozdelcomisariosedejabaoírentoncesconmásfuerza.Exigíaexplicaciones
sobre el sistema de iluminación, que el regidor le daba. El comisario debíaencontrarse,por tanto, enel«registro»oen susdependencias.Contrariamentea loque podría creerse, cuando se trata de un teatro de ópera, el «registro» no estádestinadoenmodoalgunoatocarmúsica.
Enesaépoca,laelectricidadsóloseempleabaparaciertosefectosescénicosmuyrestringidosyparalassonerías.Elinmensoedificioylaescenamismaseguíansiendoiluminados con gas, y era con gas hidrógeno como se regulaba y modificaba la
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iluminacióndeundecorado; y eso se hacíamediante un aparato especial al que lamultiplicidad de sus tubos hizo que fuera bautizado con el nombre de «juego deórgano[54]».
Junto a la concha del apuntador se había reservado una casilla para el jefe deiluminación,quedesdeallídabasusórdenesalosempleadosyvigilabasuejecución.EraenesacasilladondepermanecíaMauclairdurantelasfunciones.
PeroMauclairnoestabaensucasillaysusempleadosnoestabanensusitio.―¡Mauclair!¡Mauclair!La voz del regidor resonaba ahora en los sótanos como en un tambor. Pero
Mauclairnorespondía.Ya hemos dicho que una puerta daba a una escalerita que subía del segundo
sótano.Elcomisariolaempujó,peroseresistía:―¡Vaya! ¡Vaya!―dijo―…Mire, señor regidor, no puedo abrir esta puerta…,
¿siemprecuestatanto?El regidorempujó lapuertaconunvigorosoempujón.Sediocuentadeque,al
mismotiempo,empujabaauncuerpohumanoynopudocontenerunaexclamación:reconocióaquelcuerpoinmediatamente:
―¡Mauclair!Todoslospersonajesquehabíanseguidoalcomisarioenaquellavisitaalregistro
avanzaroninquietos.―¡Quédesgracia!¡Estámuerto!―gimióelregidor.Pero el señor comisarioMifroid, aquiennada sorprende,ya sehabía inclinado
sobreaquelcorpachón.―¡No―dijo―,estáborrachoamorir,quenoeslomismo!―Seríalaprimeravez―declaróelregidor.―Entonceslehandadounnarcótico…Esmuyposible.Mifroidselevantó,bajóunosescalonesyexclamó:―¡Miren!A la claridad de un farolillo rojo, al pie de la escalera había otros dos cuerpos
tendidos.ElregidorreconocióalosayudantesdeMauclair…Mifroiddescendióylosauscultó.
―Duermen profundamente ¡Curioso caso! Ya no podemos dudar de laintervencióndeundesconocidoenelserviciode iluminación…¡yesedesconocidotrabajaevidentementeparaelraptor!¡Peroquéideatanraraladeraptaraunaartistaenescena…!¡Onoentiendonada,oesjugaralmásdifíciltodavía!¡Quemebusquenalmédicodelteatro!
YelseñorMifroidrepitió:―¡Curioso!¡Uncasomuycurioso!Luegosevolvióhaciaelinteriordelpequeñocuarto,dirigiéndoseaunaspersonas
que,desdeellugarenqueseencontraban,niRaoulnielPersapodíandivisar.―¿Quémedicendetodoesto,caballeros?―preguntó―.Ustedessonlosúnicos
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quenomehandadosuopinión.Ydebenteneralguna…Entonces,porencimadel rellano,RaoulyelPersavieronavanzar lasdoscaras
asustadas de los señores directores ―sólo se veían sus caras por encima delrellano―,yoyeronlavozconmovidadeMoncharmin.
―Aquí,señorcomisario,pasancosasquenosotrosnopodemosexplicarnos.Ylasdoscarasdesaparecieron.―Graciasporsuinformación,caballeros―dijoMifroid,burlón.Peroelregidor,cuyabarbillareposabaentoncesenelhuecodesumanoderecha,
queeslaseñaldelareflexiónprofunda,dijo:―Noes laprimeravezqueMauclair seduermeenel teatro.Recuerdohaberle
encontradounanocheroncandoenlacasilla,juntoasutabaquera.―¿Hace mucho tiempo de eso? ―preguntó el señor Mifroid, limpiando con
meticulosocuidadoloscristalesdesusanteojos,porqueelseñorcomisarioeramiope,comoocurrealosmáshermososojosdelmundo.
―¡Diosmío!―dijoelregidor―…,nohacemucho…¡Mire…,eralanoche…,sí,seguro…,eralanocheenquelaCarlottasoltó,comoustedsabe,señorcomisario,sufamosogallo!
―LanocheenquelaCarlottasoltósufamosogallo,¿deveras?Yvolviendo a poner sobre sus narices el binóculode cristales transparentes, el
señorMifroidmiróatentoalregidor,comosiquisierapenetrarsupensamiento.―Entonces¿Mauclairfuma…?―preguntóenuntonodescuidado.―Pues claro que sí, señor comisario… Mire, ahí está, precisamente, en esa
tablilla,sutabaquera…¡Oh,esungranfumador…!―¡Yyotambién!―dijoelseñorMifroid,ymetiólatabaqueraensubolsillo.Sinquenadiesospechasesupresencia,RaoulyelPersaasistieronaltrasladode
lostrescuerpos,queunostramoyistasvinieronalevantar.Elcomisariolossiguióytodoelmundosubiótrasél.Duranteunosinstantestodavíaseoyeronsuspasos,queresonabansobreelescenario.
Cuando estuvieron solos, el Persa hizo una seña a Raoul para levantarse. Ésteobedeció;pero,comoalmismotiempo,nohabíavueltoaalzarlamanohastalaalturade los ojos, dispuesta para disparar; como el Persa no dejaba de hacerlo, éste lerecomendóquedenuevoadoptaraesaposiciónynolaabandonaranunca,pasaraloquepasase.
―Peroasílamanosecansainútilmente―murmuróRaoul―,ysidisparo,noloharésobreseguro.
―Entoncescambieelarmademano―concedióelPersa.―¡Nosédispararconlamanoizquierda!A lo que el Persa replicó con esta declaración extraña, que no servía
evidentementeparaaclararlasituaciónenelcerebroalteradodeljoven:―Nosetratadedispararconlamanoizquierdaoconlamanoderecha;setrata
detenerunadesusmanospuestacomosifueraaapretarelgatillodeunapistola,
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con al brazo semiencogido; en cuanto a la pistola en sí, después de todo puedemetérselaenelbolsillo.
Yañadió:―Tiene que entender esto bien, o no respondo de nada. Es asunto de vida o
muerte.Ahora,¡silencioysígame!Entoncessehallabanenelsegundosótano.Raoulnohacíamásqueentreverala
luzdealgunoscabosdevela inmóviles,aquíyallá,ensusprisionesdecristal,unaínfima parte de aquel abismo extravagante, sublime e infantil, divertido como unteatrillodemarionetas,espantosocomounabismo,quesonlossótanosdelaescenaenlaÓpera.
Son formidables y su número es de cinco. Reproducen todos los planos delescenario,sustrampasytrampillas.Sólolosescotillonesestánreemplazadosahíporraíles. Armazones transversales soportan trampas y trampillas. Unas vigas, quedescansan sobre bases de fundición o de piedra, soleras o «chisteras[55]», formanseries de soportes que permiten dejar libre paso a las «glorias[56]» y otrascombinaciones o trucos. A estos aparatos se les proporciona cierta estabilidaduniéndolos pormedio de ganchos de hierro y según las necesidades delmomento.Lostornosdemano,lostamboresyloscontrapesosestángenerosamentedistribuidosenlossótanos.Sirvenparamanipularlosgrandesdecorados,pararealizarcambiosalavista,paraprovocarladesapariciónsúbitadelospersonajesdemagia.Sussótanos,hanescritolosseñoresX.,Y.,Z.,quehanconsagradoalaobradeGarnierunestudiointeresantísimo,sonlosquehantransformadoaloscacoquimiosenhermososjinetesyalashorriblesbrujasenhadasradiantesdejuventud.Satánvienedelossótanos,lomismoqueseabismaenellos.Laslucesdelinfiernoescapandeallí,loscorosdelosdemoniostomansuasientoenellos.
―Ylosfantasmassepaseanaquícomoporsucasa…Raoul seguía al Persa, obedeciendo al pie de la letra sus recomendaciones, sin
tratardecomprenderlosgestosqueelotroleordenaba…diciéndosequeelPersaerasuúnicaesperanza.
…¿Quéhabríahechoélsinsucompañeroenaquelespantosodédalo?¿Nosehabríavistodetenidoacadapasoporelentrecruzamientoprodigiosode
las vigas y de los cordajes? ¿No habría quedado prendido, sin poder salir delatolladero,enaquellateladearañagigantesca?
Y si hubiera podido atravesar aquella red de hilos y contrapesos que sin cesarrenacían ante él, ¿no corría el peligro de caer en uno de aquellos agujeros que seabríanporinstantesbajosuspasosycuyofondotenebrosonollegabaadistinguirsumirada?
Bajaban,seguíanbajando…Ahoraseencontrabaneneltercersótano.Ysumarchaseguíailuminadaporuncabodevelalejano.Cuantomásbajaban,másprecaucionesparecíaadoptarelPersa…Nocesabade
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volversehaciaRaoulyrecomendarleadoptarlasposturasnecesarias,mostrándolelaforma en que élmismoponía el puño, ahora desarmado, pero siempre dispuesto adispararcomosituvieraunapistola.
Depronto una sonora voz los clavó en el sitio.Alguien aullaba por encimadeellos.
―¡Alescenariotodoslos«cerradoresdelaspuertas»!Losllamaelcomisariodepolicía.
…Seoyeronpasosyunas sombras sedeslizaron en la sombra.ElPersahabíaatraído aRaoul detrás de un bastidor…Vieronpasar cerca de ellos, por encima, aunos viejos encorvados por los años y el peso antiguo de los decorados de ópera.Algunos apenas podían arrastrarse…, otros, por costumbre, buscaban puertas quecerrarconlaespaldainclinadaylasmanoshaciaadelante.
Porqueeranloscerradoresdepuertas…Losantiguostramoyistasagotados,delosque se había apiadado una dirección caritativa. Ella les había hecho cerradores depuertas en los sótanos, en los tejados. Iban y venían sin cesar arriba y abajo de laescena para cerrar las puertas, también les llamaban, en aquella época, porquedespuéscreoquetodoshanmuerto,«losechadoresdecorrientesdeaire».
Lascorrientesdeaire,vengandedondevengan,sonmuymalasparalavoz[57].El Persa yRaoul se felicitaron haciendo un aparte por aquel incidente que los
libraba de testigos importunos, porque algunos de los cerradores de puertas, al notenernadaquehacery carecer inclusodedomicilio, sequedabanporperezaopornecesidad en la Ópera, donde pasaban la noche. Podían tropezar con ellos,despertarlos,tenerqueenfrentarseaunapeticióndeexplicaciones.Lainvestigacióndel señor Mifroid libraba momentáneamente a nuestros dos compañeros de esedesafortunadoencuentro.
Peronogozaronmuchotiempodesusoledad…Otrassombrasbajabanahoraelmismo camino por donde los «cerradores de puertas» habían subido.Cada una deaquellassombrasteníadelantedesíunapequeñalinterna…,queagitabanconfuerza,orientándola arriba y abajo, examinando todo a su alrededor y dando la impresiónevidentedequebuscabanalgooaalguien.
―¡Diablos!―murmuró elPersa―…,no séquebuscan, perobienpodríandarcon nosotros…, ¡huyamos…!, ¡deprisa…! Lamano en guardia, caballero, siempredispuestaparadisparar…Doblemáselbrazo…,lamanoalaalturadelosojos,comosiestuvierabatiéndoseendueloyesperandolaordende«Fuego».Metasupistolaenelbolsillo…¡Deprisa,bajemos!(ArrastrabaaRaoulalcuartosótano)…Alaalturade la vista, es cuestión de vida o muerte… Por aquí, por esta escalera (estabanllegandoalquintosótano)…¡Ah,quéduelo,caballero,quéduelo…!
Alllegaralquintosótano,elPersaresopló…Parecíagozardealgunaseguridadmásdelaquehabíamostradohacíaunmomento,cuandoambossehabíandetenidoeneltercersótano,pero,sinembargo,nocambiólaactituddelamano…
Raoul tuvo tiempo, una vez más, de sorprenderse ―sin hacer por otro lado
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ningunanuevaobservación,¡ninguna!,porque,enverdad,noeraelmomento―,desorprenderse,digo,ensilencio,anteaquellaextraordinariaconcepcióndeladefensapersonal que consistía enmeterse la pistola en el bolsillomientras lamano seguíapreparadaparautilizarlacomosilapistolasiguieraenlamano,alaalturadelosojos;posicióndeesperadelaordende«Fuego»enlosduelosdelaépoca.
Y a este propósito Raoul creía que podía seguir pensando lo siguiente: «Meacuerdomuybiendeloquemehadicho:“Sonpistolasdelasqueestoyseguro”».
Dedonde le parecía lógico extraer la siguiente conclusión interrogativa: «¿Quépuedehacerleestarsegurodeunapistolacuyoservicioencuentrainútil?».
PeroelPersaledetuvoensusvagosintentosdecogitación.Haciéndoleunaseñade permanecer en el sitio, él volvió a subir algunos escalones de la escalera queacababandedejar.LuegoregresórápidamentejuntoaRaoul.
―Somosestúpidos―ledijoenunsoplo―,prontovamosavernoslibresdelassombrasdelaslinternas…Sonlosbomberosquehacensuronda[58].
Los dos hombres permanecieron entonces a la defensiva durante cinco largosminutosporlomenos;luego,elPersaarrastróotravezaRaoulhacialaescaleraqueacababandebajar;mas,depronto,ungestoleordenódenuevolainmovilidad.
Delantedeellos,laoscuridadsemovía.―Bocaabajo,exclamóenunsoploelPersa.Losdoshombressetiraronalsuelo.Justoatiempo.… Una sombra, que esta vez no llevaba ninguna linterna…, una sombra
simplementeenlasombrapasaba.Pasótancercadeellosqueapuntoestuvodetocarles.Sobresuscarassintieronelsoplocálidodesucapa.Porquepudierondistinguirlalosuficienteparaverquelasombrateníaunacapa
que la envolvía de la cabeza a los pies. Sobre la cabeza, un sombrero blando defieltro.
…La sombra se alejó, rozando las paredes con el pie y dando a veces, en losrincones,unpuntapiéalasparedes.
―¡Uff!―hizoelPersa―…,debuenanoshemoslibrado.Esasombrameconoceyyamehallevadodosvecesaldespachodeldirector.
―¿Esalguiendelapolicíadelteatro?―preguntóRaoul.―Alguienmuchopeor―respondiósinmásexplicacioneselPersa[59].―¿Noes…él?―¿Él…?,sinollegapordetrás,siempreveremoslosojosdeoro…Esunpoco
nuestrafuerzaenlaoscuridad.Peropuedellegarpordetrás…,conpasodelobo…,yestamosmuertos si nomantenemosnuestrasmanos como si fueran adisparar, a laalturadelosojos,haciadelante.
No había terminado el Persa de formular de nuevo esa «línea decomportamiento»,cuandodelantedelosdoshombresaparecióunafigurafantástica.
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…Unafiguracompleta…unrostro;nosólodosojosdeoro.…Sinotodaunacaraluminosa…,todaunafiguraenllamas.Sí, una figura en llamas que avanzaba con la altura de un hombre, pero sin
cuerpo.Aquellafiguradesprendíafuego.Enlaoscuridadparecíaunallamacuyaformaeralafiguradeunhombre.―¡Oh! ―dijo el Persa entre dientes―, ¡es la primera vez que la veo…! ¡El
tenientedebomberosnoestaba loco.Síque lahabíavisto.¿Quésonestas llamas?¡Noesél!,perotalvezseaélquiennoslaenvía.¡Cuidado…!¡Cuidado…!¡Lamanoalaalturadelosojos,ennombredelcielo…,alaalturadelosojos!
Lafiguradefuego,queparecíaunaFiguradelinfierno―dedemonioabrasado―seguíaavanzandoa laalturadeunhombre,sincuerpo,delantede losdoshombresasustados…
―Talvezél nos envíe por delante esa figura, para sorprendernosmejor por laespalda…odeflanco…,¡conélnuncasesabe…!Conozcomuchosdesustrucos…,peroéste…,éste…,aúnnoloconocía.¡Huyamos…!,porprudencia…,¿verdad…?,¡porprudencia…!lamanoalaalturadelosojos.
Yamboshuyeronporellargocorredorsubterráneoqueseabríaanteellos.Al cabo de algunos segundos de aquella carrera, que les parecieron largos,
larguísimosminutos,sedetuvieron.―Sin embargo―dijo el Persa―, rara vez viene él por aquí. ¡Este lado no le
interesa…!¡NoconducealLagonialamoradadelLago…!Perotalvezsepaquelevamos pisando los talones…, aunque yo le haya prometido dejarle tranquilo y noocuparmemásdesushistorias.
Yaldeciresto,volviólacabeza,ytambiénRaoulvolviólacabeza.Todavíadivisaronlacabezadefuegodetrásdesuscabezas.Leshabíaseguido…
Yhabíadebidocorrertantoytalvezmásdeprisaqueellos,porquelesparecióquesehabíaacercado.
Al mismo tiempo empezaron a distinguir cierto ruido cuya naturaleza lesresultaba imposible adivinar; se dieron cuenta, simplemente, de que aquel ruidoparecíadesplazarseyacercarseconlallama-figura-de-hombre.Eranrechinamientos,o más bien crujidos, como si millares de uñas arañaran un encerado, ruidoespantosamente insoportable, como el que a veces produce una piedrecilla en elinteriordelatizaalrechinarcontraelencerado.
Siguieron retrocediendo, pero la figura-llama seguía avanzando, avanzando,ganándoles terreno. Ahora podían distinguirsemuy bien sus rasgos. Los ojos erancompletamente redondosy fijos, lanarizunpoco torciday labocagrande, conunlabioinferiorquecolgabaensemicírculo;aproximadamentecomolosojos,lanarizyellabiodelalunacuandolalunaestácompletamenteroja,colorsangre.
¿Cómosedeslizabaaquellalunarojaenlastinieblas,alaalturadeunhombre,sinpuntodeapoyo,sincuerpoparasoportarla,almenosenapariencia?¿Ycómoibatan
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deprisa, tan recta, con sus ojos fijos, tan fijos? Y ¿de dónde procedía todo aquelchirrido,crujido,rechinamientoquearrastrabaconsigo?
En cierto momento, el Persa y Raoul no pudieron retroceder y se aplastaroncontraelmuro,sinsaberquéibaaserdeellosdebidoalafiguraincomprensibledefuego y, sobre todo, ahora, del ruido más intenso, más pululante, más vivo, más«numeroso», porque desde luego aquel ruido estaba hecho por centenares depequeñosruidosquesemovíanenlastinieblas,bajolacabeza-llama.
Cabeza-llamaquesigueavanzando…,queyaestáahí,consuruido…,ahímismo,asualtura.
Y los dos compañeros, aplastados contra la pared, sienten que sus cabellos seerizan de horror en sus cabezas, porque ahora saben de dónde proceden los milruidos. Llegan en tropel, traídos en la sombra por innumerables olas pequeñas yapretadas, más rápidas que las olas que trotan por la arena, al subir la marea,pequeñasolasdenochequecabrilleanbajolaluna,bajolalunacabezadellama.
Y laspequeñasolaspasanentresuspiernas, lessubenpor laspiernasde formairresistible. Entonces Raoul y el Persa no pueden contener sus gritos de horror,espantoydolor.
Tampocopuedenseguirmanteniendosusmanosalaalturadelosojos:posicióndeldueloapistolaenlaépoca,antesdelaordende«Fuego».Susmanosbajanhastasuspiernaspararechazarlaspequeñasolasrelucientes,quetraenconsigounascositasagudas,olasqueestánllenasdepatas,uñas,garrasydientes.
Sí,sí,RaoulyelPersaestánapuntodedesmayarsecomoeltenientedebomberosPapin.Perolacabeza―fuegosehavueltohaciaellosconsuaullido.Yleshabla:
―¡No osmováis! ¡No osmováis…!Y, sobre todo, nome sigáis… ¡Yo soy elmatadorderatas…!¡Dejadmepasarconmisratas…!
Ysúbitamentelacabeza-fuegodesaparece,desvanecidaenlastinieblasmientraspordelantedeellaelcorredorseaclaraa lo lejos, simple resultadode lamaniobraqueelmatadorderatasacabadehacersufrirasulinternasorda.Haceunmomento,parano asustar a las ratasque teníadelante, habíavuelto la linterna sordahacia símismo,iluminandosupropiacabeza;ahora,paraacelerarsufuga,alumbraelespaciooscurodelantedelasratas…Yentoncessalta,arrastrandoconsigotodaslasolasderatas,trepadoras,crujientes,losmilruidos…
Liberados,elPersayRaoulrespiran,aunquetodavíatiemblan.―Hubiera debido recordar que Erik me habló del matador de ratas ―dijo el
Persa―, pero nome dijo que se presentaba bajo ese aspecto…, y es extraño quenunca me lo haya encontrado. ¡Ah, creí que se trataba de uno de los trucos delmonstruo…!―suspiró―.Peroélnuncavieneporestosparajes[60].
―¿Estamos muy lejos del lago? ―preguntó Raoul―. ¿Cuándo llegaremos,señor…?¡Vamosallago!¡Vamosallago…!Cuandoestemosenellago,sacudiremoslasparedes,gritaremos…Christinenosoirá…¡YtambiénÉlnosoirá…!Ydadoqueustedleconoce,lehablaremos.
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―¡Quéniñoesusted!―dijoelPersa―,nuncaentraremosenlamoradadelLagoporellago.
―¿Porquéno?―Porqueesahídondeéltieneacumuladastodassusdefensas…Yomismonunca
hepodidollegaralaotraorilla…,alaorilladelacasa…Primerohayqueatravesarel lago… ¡y está muy bien guardado…! Temo que más de uno de esos antiguostramoyistas y viejos cerradores de puerta que han desaparecido hayan intentadosimplementeatravesarellago…Esterrible…Yomismoestuveapuntodequedarmeallí… ¡Si elmonstruo no hubiera llegado a reconocerme a tiempo…!Un consejo,caballero,noseacerquenuncaallago…Y,sobretodo,tápeselosoídossioyecantaralaVozbajoelagua,lavozdelaSirena.
―Peroentonces―continuóRaoulenunarrebatodefiebre,deimpacienciayderabia―,¿quéestamoshaciendoaquí…?SinopuedeayudaraChristine,déjemealmenosmorirporella.
ElPersatratódecalmaraljoven.―Sólo hay unmedio de salvar aChristineDaaé, créame, y es penetrar en esa
moradasinqueelmonstruosedécuenta.―¿Podemosesperareso,caballero?―Sinotuvieraesaesperanza,nohabríaidoensubusca.―¿YpordóndesepuedeentrarenlamoradadelLagosinpasarporellago?―Por el tercer sótano, dedondehemos sido tandesafortunadamente arrojados,
señor,yadondevamosavolver…Voyadecirle,caballero―dijoelPersaconlavozalteradadeformasúbita―…,voyadecirleellugarexacto…SeencuentraentreunosbastidoresyundecoradoabandonadodeElReydeLahore,exactamenteenel lugarenquemurióJosephBuquet…
―¡Ah!,¿eljefedetramoyistasqueencontraronahorcado?―Sí,caballero―añadióenuntonosingularelPersa―,ycuyacuerdanosepudo
encontrar…Vamos,ánimo,enmarcha,ycoloquesumanoenposición,caballero…Pero¿dóndeestamos?
ElPersahubodeencenderdenuevosulinternasorda.Dirigióelchorroluminosohacia dos amplios corredores que se cruzaban en ángulo recto y cuyas bóvedas seperdíanenelinfinito.
―Debemosestarenlapartereservadaespecialmentealserviciodeaguas…Noveoningúnfuegoprocedentedeloscaloríferos.
YprecedióaRaoul,buscandoelcamino,deteniéndosebruscamentecuandotemíaelpasodealgohidráulico;luegotuvieronqueapartarsedelaclaridaddeunaespeciede forja subterránea que acababa de apagarse y ante la queRaoul reconoció a losdemonios entrevistos por Christine durante su primer viaje el día de su primercautiverio.
Asíregresabanpocoapocohastalosprodigiosossótanosdelaescena.Debíandehallarseentoncesenelfondodelacuva,agrandísimaprofundidad,si
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sepiensaquelatierraestáexcavadaaquincemetrospordebajodelascapasdeaguaqueexistíanentodaaquellapartedelacapital,yquehuboqueachicartodoelagua…Se retiró tanta que, para hacerse una idea de la masa de agua expulsada por lasbombas,habríaqueimaginarseensuperficieelpatiodelLouvreyenalturaunavezymedialastorresdeNotre-Dame.Decualquiermodo,huboqueconservarunlago.
EnesemomentoelPersatocóunaparedydijo:―Sinomeequivoco,estemuropodríaperteneceralamoradadelLago.Estabagolpeandocontraunapareddelacuva.Ytalveznoseainútilqueellector
sepalaformaenqueseconstruyeronelfondoylasparedesdelacuva.Paraimpedirquelasaguasquerodeanlaconstrucciónpermaneciesenencontacto
inmediato con losmuros que soportaban todo elmontaje de lamaquinaria teatral,cuyo conjunto de armazones, carpintería, serrería y telas pintadas al temple debepreservarse especialmente de la humedad, el arquitecto se había visto obligado amontarentodaspartesunadobleenvoltura.
El trabajo de esa doble envoltura exigió todo un año. Contra el muro de laprimeraenvolturainteriorgolpeabaelPersaalhablaraRaouldelamoradadelLago.Para quien conociese la arquitectura del monumento, el gesto del Persa parecíaindicarque lamisteriosacasadeEriksehallabaconstruidaen ladobleenvoltura,formadaporungruesomuroconstruidoenestacada,luegoporunmurodeladrillos,unaenormecapadecementoyotromurodevariosmetrosdeespesor.
A las palabras del Persa, Raoul se había lanzado contra la pared y habíaescuchadoávidamente.
…Peronooyónada…,sólounospasoslejanosqueresonabansobreelsueloenlaspartesaltasdelteatro.
ElPersahabíaapagadonuevamentesulinterna.―¡Cuidado! ―dijo―…, ¡cuidado con la mano! ¡Y ahora, silencio! Porque
vamosaintentarpenetrarensucasa.Ylearrastróhastalaescalerillaquehacíaunmomentohabíanbajado.…Volvieron a subirla, deteniéndose en cada escalón, espiando la sombra y el
silencio.Deestemodollegaronaltercersótano…ElPersahizoentoncesseñaaRaouldeponersederodillas,yasí,arrastrándosede
rodillasysobreunamano―laotramanoseguíaenlaposiciónindicada―,llegaronhastalapareddelfondo.
ContraaquellaparedhabíaunampliolienzoabandonadodeldecoradodeElReydeLahore.
Y,muycercadeesedecorado,unportante…Entreeldecoradoyelportantehabíaespaciosuficienteparauncuerpo.… Un cuerpo que un día habían encontrado ahorcado…, el cuerpo de Joseph
Buquet.ElPersa,queseguíaarrodillado,sehabíadetenido.Escuchaba.
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DuranteunmomentoparecióvacilarymiróaRaoul,luegosusojosseclavaronencima,haciaelsegundosótano,quelesenviabaladébilclaridaddeunalinterna,enelintersticiodedostablas.
Evidentemente,aquellaluzmolestabaalPersa.Porfin,moviólacabezaytomóunadecisión.SedeslizóentreelportanteyeldecoradodeElReydeLahore.Raoulleseguíalostalones.La mano libre del Persa tanteaba la pared. Raoul le vio empujar con fuerza
duranteunmomentocontralapared,igualquehabíaempujadoelmurodelcamerinodeChristine…
…Yunapiedragiró…Ahorahabíaunagujeroenlapared…ElPersasacóestavezsupistoladelbolsilloeindicóaRaoulquedebíaimitarle.
Montólapistola.Ycondecisión,ysiemprederodillas,seadentróporelagujeroquelapiedra,al
girar,habíadejadoenelmuro.Raoul,quehubieraqueridopasarelprimero,debiócontentarseconseguirle.Elagujeroeramuyestrecho.ElPersasedetuvocasiinmediatamente.Raoulleoía
tantearlapiedraasualrededor.Yluegovolvióasacarsulinternasordayseinclinóhacia adelante, examinó algobajo su cuerpoy apagóal punto la linterna.Raoul leoyódecirenunsoplo:
―Vamos a tener que dejarnos caer unos metros, sin hacer ruido; quítese losbotines.
ElPersayaestabaprocediendoaesaoperación.PasósuszapatosaRaoul.―Déjelosahí,alotroladodelmuro…Losencontraremosalsalir[61].EntonceselPersaavanzóalgo.Luegodiounavueltacompleta,siemprederodillas,ydeestemodoseencontró
frenteaRaoul.Ledijo:―Voyacolgarmeconlasmanosdelextremodelapiedrayadejarmecaerensu
casa.Luegousteddeberáhacerlomismo.Notema:yolerecibiréenmisbrazos.ElPersahizoloquehabíadicho;yRaouloyópronto,debajodeél,unruidosordo
producidoevidentementeporlacaídadelPersa.Eljoventemblaba,temerosodequeaquelruidorevelasesupresencia.
Sinembargo,paraRaoulelmotivohorribledeangustiaera,másqueeseruido,laausenciadecualquierotroruido.¡Cómo!Segúnelpersa,acababandepenetrarenlosmurosmismosdelamoradadelLago,¡ynoseoíaaChristine…!¡Niunsologrito…!¡Niungemido…!¡Grandesdioses!¿Habríanllegadodemasiadotarde…?
Rozando con sus rodillas la pared, aferrándose a la piedra con sus dedosnerviosos,Raoulsedejócaer.
Yalpuntosintióqueleabrazaban.―¡Soyyo―dijoelPersa―,silencio!
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Ypermanecieroninmóviles,escuchando.Nuncaasualrededorhabíasidomásopacalaoscuridad…Nuncaelsilenciomáspesadoniterrible.Raoul se clavaba las uñas en los labios para no gritar: «¡Christine! ¡Soy yo…!
Contéstamesinoestásmuerta,Christine».Finalmente,empezódenuevoel juegode la linternasorda.ElPersadirigiósus
rayos por encima de sus cabezas, contra la pared, buscando el agujero por el quehabíanbajadoynoencontrándolo…
―¡Lapiedrasehacerradoporsísola!―dijo.Y el chorro luminoso de la linterna descendió a lo largo delmuro, luego llegó
hastaelsuelo.ElPersaseagachóyrecogióalgo,unaespeciedehiloqueexaminóunsegundoy
tiróhorrorizado.―¡EllazodelPunjab![62]―murmuró.―¿Quées?―preguntóRaoul.―Bienpodríaser―respondióelPersaestremeciéndose―lacuerdadelahorcado
quetantobuscaron…Ydominadosúbitamenteporunaansiedadnueva,paseóelpequeñodiscorojode
su linterna por las paredes…De estemodo iluminó, suceso extraño, un tronco deárbolqueaúnparecíavivoconsushojas…,y las ramasdeaquelárbol subíana lolargodelamurallaeibanaperderseeneltecho.
Debido a la pequeñez del disco luminoso resultaba difícil al principio darsecuentadelascosas…,seveíaunaesquinaderamas…,yluegounahoja…,yotra…,yalladonoseveíanadadenada…,sóloelchorroluminosoqueparecíareflejarseasímismo…Raoulmetiósumanoenaquellanadadenada,enaquelreflejo…
―¡Vaya!―exclamó―,¡laparedesunespejo!―¡Sí, un espejo!―dijo el Persa en el tono de la emoción más profunda. Y,
pasándoselamanodelapistolaporsufrentesudorosa,añadió―:¡Hemoscaídoenlacámaradelostormentos!
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XXII
InteresanteseinstructivastribulacionesdeunpersaenlossótanosdelaÓpera
RelatodelPersa
ElpropioPersacontócómohabíaintentadoenvanohastaesanochepenetrarenlamoradadelLagoporellago;cómohabíadescubiertolaentradadeltercersótano,ycómo, finalmente, el vizconde de Chagny y él se enfrentaron con la infernalimaginacióndelfantasmaenlacámaradelostormentos.Ésteeselrelatoescritoquenosdejó(encondicionesqueprecisaremosmástarde)yenelquenohecambiadoniunapalabra.Lodoytalcomoestá,porquenohecreídoquedebapasarensilenciolasaventuraspersonalesdeldaroga[63] alrededor de la casadelLago, antes de caer enellaencompañíadeRaoul.Si,duranteunosmomentos,suprincipio,muyinteresante,parecealejarnosalgodelacámaradelostormentos,noessinoparallevarnosmejorhasta ella inmediatamente, después de haberos explicado cosas importantísimas yciertas actitudes y maneras de ser del Persa, que pudieron parecer muyextraordinarias.
EralaprimeravezquepenetrabaenlacasadelLago―escribeelPersa―.Habíarogado en vano al experto en trampillas―así es como, entre nosotros, en Persia,llamábamos a Erik― que me abriese las misteriosas puertas. Siempre se habíanegado. Yo, que era pagado para conocer muchos de sus secretos y trucos, habíaintentado en vano quebrantar, con astucia, la orden. Desde que había vuelto aencontrar a Erik en la Ópera, donde parecía haber elegido su domicilio, le habíaespiadoamenudo,tantoenloscorredoressuperiores,comoenlosinferioresoenlaorilla misma del Lago, cuando él se creía solo, subía a la barquita y atracabadirectamente en el muro frontero. Pero la sombra que le rodeaba era siempredemasiadoopacaparapermitirmeverenquélugarexactohacíaabrirselapuertaenelmuro.Lacuriosidad,ytambiénunaideatemiblequesemehabíaocurridoalmeditaralgunaspalabrasqueelmonstruomehabíadicho,meempujaron,ciertodíaquemecreíasoloamivez,alanzarmealabarquitaydirigirmehaciaaquellapartedelmuroenquehabíavistodesapareceraErik.FueentoncescuandotuvequeenfrentarmealaSirenaqueguardabalosaccesosdeaquelloslugares,ycuyoencantoestuvoapuntoderesultarmefatal,enlascondicionesprecisasqueacontinuaciónrelato.Noacababadedejarlaorillacuandoelsilencioenelquenavegabaseviosensiblementeturbadoporunaespeciedesoplocantantequemerodeó.Eraalavezunarespiraciónyunamúsica;ascendíasuavementedelasaguasdellagoyyomehallabaenvueltoenélsin
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que lograse descubrir el artificio con que se conseguía. Aquello me seguía, sedesplazaba conmigo, y era tan suave que nome dabamiedo. Al contrario, con eldeseodeacercarmea lafuentedeaquelladulceycautivadoraarmonía,meincliné,porencimademibarquita,hacialasaguas,porquenoteníadudadequeaquelcantoprocedíadelasaguasmismas.Mehallabayaenelcentrodellagoyenlabarcasóloestabayo;lavoz―porqueahorasetratabacontodanitidezdeunavoz―estabaamilado, sobre las aguas. Me incliné…, seguí inclinándorne… El lago estaba de unacalma perfecta y el rayo de luna que, tras pasar por el tragaluz de la calle Scribe,veníaaclarearla,nomemostróabsolutamentenadasobresusuperficielisaynegracomo la tinta. Me hurgué un poco las orejas con la intención de librarme de unposible zumbido, perohubede rendirmea la evidenciadequenohay zumbidodeoídostanarmoniosocomoelsoplocantantequemeseguíayque,ahora,meatraía.
Si yo hubiera sido un espíritu supersticioso, o fácilmente accesible en puntosflacos, no habría dejado de pensar que tenía que vérmelas con alguna sirenaencargadadeturbaralviajerolobastanteosadocomoparaviajarsobrelasaguasdelacasadelLago,pero,aDiosgracias,soydeunpaísenelqueseamademasiadolofantásticoparanoconocersufondo,yyomismolohabíaestudiadoenotrotiempo:con los trucosmássencillos,quienconozcasuoficiopuedehacer trabajar lapobreimaginaciónhumana.
NodudéquemehallabaenfrentadoaunanuevainvencióndeErik,pero,unavezmás,aquellainvencióneratanperfectaque,alinclinarmeporlabordadelabarquita,meimpulsabamenoseldeseodedescubrirlasupercheríaquedesaborearsuencanto.
Ymeincliné,seguíinclinándome…,hastazozobrar.Deprontodosbrazosmonstruosossalierondelsenodelasaguasymeagarraron
del cuello, arrastrándome hacia el abismo con fuerza irresistible. Y, desde luego,habríaestadoperdidosinomehubieradadotiempoalanzarungritoporelqueErikmereconoció.
Porqueeraél,y,enlugardeahogarmecomodesdeluegohabíasidosuintención,nadóymedepositósuavementeenlaorilla.
―¿Ves lo imprudente que eres? ―me dijo irguiéndose delante de mí, todochorreantedeaquelaguainfernal―.¿Porquéintentarentrarenmimorada?Yonoteheinvitado.Noquieronadadetinidenadieenelmundo.¿Mesalvastelavidasólopara hacérmela insoportable? Por grande que sea el servicio prestado, Erik tal veztermineporolvidarlo,ytúsabesquenadapuedeconteneraErik,nisiquieraelpropioErik.
Élhablaba,peroyonoteníaotrodeseoqueconocerloqueyoyallamabaeltrucode la sirena. Quiso contentar mi curiosidad, porque Erik, que es un verdaderomonstruo―así es como yo le juzgo, porque, por desgracia, tuve ocasión de verletrabajarenPersia―,enalgunosaspectossiguesiendounverdaderoniñopresuntuosoyvanidoso, ynada legusta tanto, tras asombrar a todo elmundo, comodemostrartodoelingeniorealmentemilagrosodesumente.
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Seechóareírymeenseñóunlargotallodejunco.―¡Estansimplecomounalechuga!―medijo―,peroresultamuycómodopara
respiraryparacantarenelagua.EsuntrucoqueaprendídelospiratasdeTonkín[64],queasípuedenpermanecerescondidoshorasenterasenelfondodelosríos[65].
Yolehabléconseveridad:―Esuntrucoquehaestadoapuntodematarme―exclamé―…,yquetalvez
hayasidofatalparaotros.No me respondió, pero se levantó delante de mí con aquel aire de amenaza
infantilqueyoleconocía.Nopermití«quesesalieraconlasuya».Ledijeconmuchaclaridad:―Yasabesloquemeprometiste,Erik,nadadecrímenes.―¿Hecometidorealmentecrímenes?―mepreguntóadoptandounaireamable.―¡Desgraciado…!―exclamé yo―. ¿Has olvidado acaso lasHoras Rosas de
Mazenderan?―Sí―respondió,poniéndosetristedepronto―,prefierohaberlasolvidado,pero
hicereíralapequeñasultana.―Todoesopertenecealpasado…,ahoraeselpresente…,ymedebesrazóndel
presenteporque,siyohubieraquerido,nohabríapresenteparati…Recuérdalo,Erik,¡yotesalvélavida!Y
aprovechéelgiroquehabíatomadolaconversaciónparahablarledeunacosaquehacíaalgúntiempomerondabalacabeza.
―Erik…,Erik,júrame…―¿Qué?Sabesdesobraquenocumplomisjuramentos.Losjuramentossehacen
paraatraparimbéciles…―Dime…¿puedesdecírmelo?―¿Qué?―Lalámpara…,lalámpara,Erik…―¿Quélámpara?―Sabesdesobraaquémerefiero.―¡Ah!―dijoburlón―, la lámpara…,sí, te lodiré…La lámpara,no fui yo…
Aquellalámparaestabamuygastada…Cuandoreía,Erikresultabamásespantosoaún.Saltóalabarcariéndosedeuna
formatansiniestraquenopudedejardetemblar.―Muy gastada, queridoDaroga…Muy gastada la lámpara… Se cayó sola…
Hizo¡bum!Y,ahora,unconsejo,Daroga,veteasecarte,porquesinovasapillarunresfriado…,y no vuelvas a subir ami barca…,y, sobre todo, no intentes volver aentrar en mi casa…, no siempre estoy yo allí…,Daroga. Y lamentaría tener quededicartemimisadedifuntos.
Aldecirestoyreírseburlón,estabadepieenlapopadesubarcayremabaconunbalanceodemono.Teníaentonceselaspectodelarocafatídica,consusojosdeoroademás. Luego, sin tardar mucho, no vi otra cosa que sus ojos y, finalmente,
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desaparecióenlanochedellago.Apartirdeesedíarenunciéapenetrarensumoradaporellago.Evidentemente,
esaentradaestabademasiadobienguardada,sobretododesdequeélsabíaqueyolaconocía. Pero pensaba que debía haber otra, porque más de una vez había vistodesaparecer a Erik en el tercer sótano, mientras le vigilaba, y sin que pudieraimaginar la forma en que lo hacía. Nunca lo repetiré bastante: desde que habíareencontrado a Erik instalado en la Ópera, yo vivía en un perpetuo terror a sushorribles fantasías,nopor loquepudieranconcernirme, sinoporquedeél lo temíatodo contra los demás[66]. Cuando ocurría algún accidente, algún suceso fatal, nodejabadedecirme:«TalvezhayasidoErik…», lomismoqueotrosamialrededordecían:«EselFantasma»…¡Cuántasvecesnoheoídopronunciaresafraseagentesque sonreían! Si hubieran sabido esos infelices que el fantasma existía en carne yhueso y que era mucho más terrible que la sombra vana que evocaban, juro quehabríancesadodeburlarse…ConquehubieransabidosólodeloqueErikeracapaz,sobre todo en un campo de maniobras como la Ópera… ¡Y si hubieran conocidohastaelfondomiaterradorpensamiento…!
Encuantoamí,novivía…AunqueErikmehabíaanunciadomuysolemnementequehabía cambiadoy que se había convertido en elmás virtuosode los hombres,desde que era amado por él mismo, frase que me dejó de pronto horriblementeperplejo,nopodíadejardeestremecermealpensarenaquelmonstruo.Suhorrible,únicayrepugnantefealdadlodesterrabadelahumanidad,ymuyamenudomehabíaparecidoque,poresomismo,nosentíaningúndeberrespectoalarazahumana.Laforma en que me había hablado de sus amores no había hecho sino aumentar miangustia,porqueyopreveíaenaquelacontecimiento,alquehabíahechoalusiónenun tono de fanfarronada que yo ya le conocía, la causa de dramas nuevos y máshorribles que todo lo demás. Conocía el grado de sublime y de desastrosadesesperaciónalquepodíallegareldolordeErik,ylaspalabrasquemehabíadicho―vagamenteanunciadorasdelamáshorriblecatástrofe―nocesabandehabitarmiaterradorpensamiento.
Por otra parte, yo había descubierto el extraño comercio moral que se habíaestablecidoentreelmonstruoyChristineDaaé.Escondidoeneltrasteroquecontinúael camerino de la joven diva, había asistido a sesiones admirables demúsica, quesumíanevidentementeaChristineenunéxtasismaravilloso,pero,de todosmodos,nopodíapensarquelavozdeErik―queerasonoracomoeltruenoosuavecomolade los ángeles, a voluntad― pudiera hacer olvidar su fealdad. Lo comprendí todocuandodescubríqueChristineaúnnolehabíavisto.Tuveocasióndepenetrarenelcamerinoy,recordandoleccionesqueenotrotiempoélmehabíadado,nomecostómucho encontrar el resorte que hacía girar la pared que soportaba el espejo, yconstatélamediacióndeladrilloshuecos,deladrillosportavoces,queempleabaparadejarseoírporChristine comosi sehallara a su lado.Tambiéndescubrí el caminoquellevabaalafuenteyalCalabozo―elCalabozodeloscomuneros―,ytambiénla
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trampilla que debía permitir a Erik introducirse directamente en los sótanos delescenario.
Algunosdíasmástarde,cuálnoseríamiestupefacciónalsaber,conmispropiosojos y mis propios oídos, que Erik y Christine Daaé se veían, y sorprender almonstruo,inclinadosobrelapequeñafuentequellora,enelcaminodeloscomuneros(alfinaldetodo,bajotierra)yrefrescandolafrentedeChristineDaaédesmayada.Uncaballoblanco,elcaballodeElProfeta,quehabíadesaparecidodelascuadrasdelossótanosde laÓpera, estaba tranquilamente a su lado.Medejéver.Fue terrible.Visalirchispasdedosojosdeoroy,antesdepoderdecirunapalabra,fuigolpeadoenplena frenteporungolpequemeaturdió.Cuandovolvíenmí,Erik,Christineyelcaballoblancohabíandesaparecido.Nodudéque ladesventuradaestabaprisioneraenlamoradadelLago.Sinvacilar,decidívolveralaorilla,apesardelpeligrociertodesemejanteempresa.Duranteveinticuatrohorasaceché,escondidojuntoalaoscuraribera,laaparicióndelmonstruo,porquepenséquetendríaquesalir,forzadoairenbuscadeprovisiones.Yaestepropósitodebodecirque,cuandoélsalíaporParísuosabaaparecerenpúblico,ponía,enelsitiodesuhorribleagujerodenariz,unanarizdecartón-piedraprovistadebigote, lo cualnoeliminabadel todo suairemacabro,porque, cuando pasaba, decían a sus espaldas: «Mira, ahí va el compadreEngaña-muertes[67]»,peroque levolvíapocomásomenos―ydigopocomásomenos―soportabledever.
Estaba pues acechándole en la orilla del lago―del lago Averno, como variasveceshabíallamadoélasulagodelantedemí,riéndoseburlón―y,cansadodemilarga paciencia, aún me decía: «Ha pasado por otra puerta, por la del “tercersótano”»,cuandooíunpequeñochasquidoenlaoscuridad,vibrillarlosdosojosdeorocomodos farolese inmediatamentedespuésatracaba labarca.Eriksaltabaa laorillayveníahaciamí.
―Haceveinticuatrohorasqueestásahí―medijo―;meestáscansando.Teavisoque todo esto acabará muy mal. Y tú te lo habrás buscado, porque mi pacienciacontigoesprodigiosa…Creesseguirme,inmensonecio―(textual)―,ysoyyoquiente sigue, y sé todo lo que sabes de mí. Ayer te perdoné, en mi camino de loscomuneros; pero te digo, y va de veras, que no quiero volver a verte. Todo estoresultamuyimprudente,palabra,ymeestoypreguntandosiaúnsabesloqueparatisuponehablar.
Estaba tan encolerizado que me cuidé mucho de interrumpirle entonces. Trashaberresopladocomounafoca,precisósuhorriblepensamiento,queconcordabaconmiaterradorpensamiento.
―Sí,hasdesaberdeunavezportodas―ydigodeunavezportodas―loquetesupondríahablar.Tedigoque,contusimprudencias,porqueyatehashechodetenerdos veces por la sombra del sombrero de fieltro, que no sabía qué hacías en lossótanosyquetehallevadoantelosdirectores,éstostehantomadoporunfantásticopersaaficionadoalostrucosdemagiayalascandilejasdeteatro(yoestabaallí…,sí,
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estabaeneldespacho;sabesdesobraqueestoyentodaspartes)―,tedigopuesque,con tus imprudencias, acabarán preguntándose qué es lo que buscas aquí…, yterminará sabiéndose que buscas a Erik…, y entonces querrán, como tú, buscar aErik…,ydescubriránlacasadelLago…Peorparati,amigomío,peorparati…¡Yonorespondodenada…!
Yvolvióaresoplarcomounafoca.―¡Denada…!SilossecretosdeEriknosiguensiendolossecretosdeErik,peor
paramuchos de los de la raza humana. Eso es todo lo que tenía que decirte, y, amenosqueseasuninmensonecio―(textual)―,deberíabastarte;salvoquenosepasloquetesupondríahablar…
Estabasentadoenlapartetraseradesubarcaygolpeabalamaderadelapequeñaembarcación con sus tacones, en espera de lo que yo debía responderle: le dijesimplemente.
―NovengoabuscaraquíaErik.―¿Aquién,entonces?―Losabesdesobra:¡aChristineDaaé!Élmecontestó:―Tengoderechoacitarlaenmicasa.Soyamadopormímismo.―Esonoescierto―lecontesté―;lahasraptadoylaretienesprisionera.―Escucha―medijoél―,¿meprometesnovolveraentrometerteenmisasuntos
sitedemuestroquesoyamadopormímismo?―Sí,teloprometo―respondísinvacilar,porquepensabaquesemejanteprueba
eraimposibledehacercontalmonstruo.―Puesbien,esmuysencillo…ChristineDaaésaldrádeaquícuandoleplazcay
volverá aquí… Sí, volverá, porque le gustará volver…, y volverá por ellamisma,porquemeamapormímismo…
―Dudoquevuelva…Peroesdebertuyodejarlapartir.―Mi deber, inmenso necio ―(textual)― es mi voluntad…, mi voluntad de
dejarlapartir,yellavolverá…porquemeama…Teaseguroquetodoestoacabaráenmatrimonio…,enunmatrimonioen laMadeleine[68], inmensonecio―(textual)―.¿Mecreesahora?Si tedigoquemimisadematrimonioyaestáescrita…yaverasquéKyrie…
Volvióagolpearconsustalonesenlamaderadelaembarcación,enunaespeciederitmoqueacompañabaamediavozcantando:
―¡Kyrie…!,¡Kyrie…!,¡KyrieEleison…!¡Yaverás,yaverásquémisa!―Escucha,―concluíyo―,tecreerésiveoaChristineDaaésalirdelacasadel
lagoyvolverlibrementeaella.―¿Ynovolverásameterteenmisasuntos?Deacuerdo, loverásestanoche…
Acude al baile de máscaras. Christine y yo iremos a dar una vuelta… Luego teesconderáseneltrasteroyverásqueChristine,quehabráregresadoasucamerino,nopedirácosamejorquetomardenuevoelcaminodeloscomuneros.
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―¡Deacuerdo!Si yo veía aquello, no tendría que hacer otra cosa que rendirme, porque una
personamuyhermosatienesiemprederechoaamaralmáshorribledelosmonstruos,sobretodocuando,comoéste,poseelaseduccióndelamúsica,ycuandoesapersonaesprecisamenteunacantantemuydistinguida.
―¡Yahora,vete!,porquetengoquesalirdecompras…Mefui,pues,aunqueseguíainquietoporlasuertedeChristineDaaé;pero,enel
fondodemímismo,teníaunaterradorpensamientodesdequeéllohabíadespertadodeformatanformidablealegandomisimprudencias.
Yo me decía: «¿Cómo acabará esto?». Y aunque soy bastante fatalista portemperamento, no podía librarme de una indefinible angustia debido a la increíbleresponsabilidad que había echado sobre mis espaldas cierto día, dejando vivir almonstruoquehoyamenazabaamuchosdelosdelarazahumana.
Ante mi prodigioso asombro, las cosas ocurrieron como él me las habíaanunciado.ChristineDaaésaliódelacasadelLagoyvolvióaellavariasvecessinque aparentemente fuera forzada. Mi espíritu quiso entonces liberarse de aquelamoroso misterio, pero resultaba muy difícil, sobre todo para mí ―a causa deltemible pensamiento― no pensar en Erik. No obstante, resignado a una extremaprudencia,nocometíelerrordevolveraorillasdellagonidetomarnuevamenteelcaminode loscomuneros.Perocomomeperseguía laangustiade lapuerta secretadel tercer sótano, me dirigí más de una vez directamente a ese lugar que sabíadesierto la mayor parte del día. Allí pasaba interminables ratos retorciéndome lasmanosyescondidotrasundecoradodeElReydeLahorequehabíandejadoallí,nosé por qué, porque no se representaba con frecuencia El Rey de Lahore. Tantapaciencia debía ser recompensada. Cierto día vi venir hacia mí, de rodillas, almonstruo.Yoestabasegurodequeélnomeveía.Pasóentreeldecoradoqueallíseencontrabayunportante,fuehastalaparedyobró,enunlugarqueprecisedelejos,sobreunresortequehizobascularunapiedraparaabrirunpasadizo.Éldesapareciópor aquel pasadizo y la piedra se cerró a sus espaldas. Ya conocía el secreto delmonstruo,secretoque,llegadoelmomento,podíaabrirmelamoradadelLago.
Para asegurarme, esperé almenosmedia hora y activé el resorte. Todo ocurrióigualqueconErik.Peromeguardemuchodepenetrarporelagujero,sabiendoqueErik estaba allí. Por otro lado, la idea de que podía ser sorprendido por Erik merecordó de pronto la muerte de Joseph Buquet y, no queriendo comprometersemejantedescubrimiento,quepodíaserútilamuchagente,amuchosde losde larazahumana, abandoné los sótanos del teatro tras haber puesto cuidadosamente lapiedraensusitio,segúnunsistemaquenohabíavariadodesdePersia.
Pensarán ustedes que yo seguía muy interesado por la intriga de Erik y deChristine Daaé, no porque obedeciese en aquellas circunstancias a una curiosidadenfermiza, sinodebido, comoyahedicho, a ese aterradorpensamientoquenomeabandonaba: «Si Erik descubre que no es amado por sí mismo ―pensaba yo―
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podemosesperarcualquiercosa».Y,sindejardevagar,prudentemente,porlaÓpera,pronto supe la verdad de los tristes amores delmonstruo.Dominaba el espíritu deChristinemedianteelterror,peroelcorazóndeladulceniñapertenecíaporenteroalvizcondeRaouldeChagny.Mientraséstosretozabancomodosinocentesprometidospor los pisos superiores de la Ópera huyendo del monstruo, no sospechaban quealguienvelabaporellos.Yoestabadecididoatodo:amataralmonstruosieraprecisoyadarluegoexplicacionesalajusticia.PeroEriknoapareció,locualtampocometranquilizabamucho.
Debodecir cuáles fueronmis cálculos.Creíaqueelmonstruo, expulsadode sumoradapor loscelos,mepermitiríapenetrar sinpeligroen lacasadelLagoporelpasadizo del tercer sótano. Estaba muy interesado, para todo el mundo, en saberexactamente lo que podía haber allí dentro. Cierto día, cansado de esperar unaocasión, activé el resorte de la piedra y al punto oí una música formidable; elmonstruo trabajaba, con todas las puertas de la casa abiertas, en su Don Juantriunfante. Sabía que allí estaba la obra de su vida. Evité moverme y permanecíprudentementeenmioscuroagujero.Éldejóunmomentodetocaryempezóapasearporelcuartocomounloco.Ydijoenalto,convozsonora:«¡Tienequeestaracabadoantes!¡Completamenteacabado!».Noerafrasecomoparatranquilizarmey,cuandolamúsicacontinuó,cerrélapiedramuydespacio.Y,pesealapiedracerrada,seguíaoyendo yo un vago canto lejano, lejano, que subía desde el fondo de la tierra, lomismoquehabíaoídoelcantodelasirenasubirdelfondodelasaguas.Yrecordélaspalabras de algunos tramoyistas, de las que se habían reído en el momento de lamuertedeJosephBuquet:«Habíaalrededordelcuerpodelahorcadounaespeciederuidoqueseparecíaalcantodedifuntos».
EldíadelraptodeChristineDaaénolleguéalteatrosinobastantetardeaquellanoche, temblando por miedo a recibir malas noticias. Había pasado un día atroz,porquedesdelalecturadeunperiódicoanunciandoelmatrimoniodeChristineydelvizcondedeChagny,nohabíacesadodepreguntarmesi,despuésdetodo,noharíamejordenunciandoalmonstruo.Perorecuperélarazónyquedéconvencidodequetalactitudnopodíahacerotracosaqueprecipitarlacatástrofeposible.
CuandomivehículomedepositódelantedelaÓpera,contempléesemonumentocomosirealmenteestuvierasorprendidodeverlotodavíaenpie.
Pero, como todo buen oriental, soy algo fatalista y entré, esperando cualquiercosa.
ElraptodeChristineDaaéenelactodelacárcel,quesorprendiónaturalmenteatodoelmundo,meencontrópreparado.Era seguroqueErik lahabíaescamoteado,como rey de los prestidigitadores que en verdad es. Y pensé que, esta vez, habíallegadoelfinalparaChristine,ytalvezparatodoelmundo.
Hastaelpuntodeque,porunmomento,mepreguntésinodeberíayoaconsejaratodaslaspersonasqueaúnpermanecíanenelteatroqueescaparan.Peroestaideadedenunciafuedetenidaporlacertezaenquemehallabadequemetomaríanporloco.
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Por último, no ignoraba que, si por ejemplo gritaba para hacer salir a toda aquellagente: «¡Fuego!», podía provocar una catástrofe, asfixia en medio de la huida,pisoteos,luchassalvajes,cosapeorquelacatástrofemisma.
No obstante, decidí actuar sin más tardanza personalmente. Por otro lado, elmomento me parecía propicio. Tenía muchas probabilidades de que Erik sólopensase,enaquelinstante,ensucautiva.Habíaqueaprovecharloparapenetrarensumorada por el tercer sótano, y pensé unir a la empresa al pobre desesperado delvizcondeque,alaprimerapalabra,aceptóconunaconfianzaenmíquemeconmovióprofundamente; yo había enviado ami criado en busca demis pistolas. Darius sereunió con nosotros en el camerino de Christine con la caja. Di una pistola alvizconde y le aconsejé que estuviera preparado para disparar lo mismo que yoporque,despuésdetodo,Erikpodíaesperamosdetrásdelmuro.Debíamospasarporelcaminodeloscomunerosyporlatrampilla.
Alvermispistolas,elvizcondesitomehabíapreguntadosiíbamosabatirnosenduelo.Claro,ledije,y¡quéduelo!Pero,porsupuesto,notuvetiempodeexplicarlenada.Elvizcondesitoesvaliente,pero,decualquiermodo,ignorabacasitododesuadversario.¡Mejorparaél!
¿Quéesundueloconelmásterribledelosesgrimidoresalladodeuncombatecon elmásgenial de losprestidigitadores?Aduraspenasmehacíayomismoa laideadeque iba a entablar combate conunhombreque sólo esvisible en el fondocuandoélquiereyque,alcontrario,ve todoasualrededorcuandopara losdemástodo sigue estando oscuro… Con un hombre cuya ciencia extraña, cuya sutileza,imaginaciónyastucialepermitendisponerdetodaslasfuerzasnaturales,combinadasparacrearenvuestrosojosoenvuestrosoídoslailusiónqueospierde…Ytodoestoen los sótanosde laÓpera,esdecir, enelpaísmismode la fantasmagoría. ¿Puedeimaginarse sin temblar? ¿Es posible siquiera hacerse una idea de lo que podríaocurrirlealosojosoalosoídosdeunhabitantedelaÓperasisehubieraencerradoenlaÓpera―ensuscincosótanosyensusveinticincopisos―unRobertHoudin[69]feroz y «gracioso», que tan pronto se burla como odia, que tan pronto vacía losbolsillos comomata…?Piensenenesto:«¿Luchar contra el experto en trampillas?¡Dios mío! ¡Fabricó en nuestro país, en todos nuestros palacios, tantas de esassorprendentes trampillas pivotantes que son las mejores trampillas! ¡Combatir alexpertoentrampillasenelpaísdelastrampillas!
SimiesperanzaestribabaenqueaúnnohabíadejadoaChristineDaaéenaquellamoradadelLago,adondehabíadebido llevarla,unavezmás,desmayada,mi terrorconsistíaenqueestuvieseyaenalgunaparteanuestroalrededor,preparandoellazodelPunjab.
Nadie mejor que él sabe lanzar el lazo del Punjab y es el príncipe de losestranguladores, de lamisma forma que es el rey de los prestidigitadores. Cuandohabíaacabadodehacerreíralapequeñasultana,enlaépocadelasHorasRosasdeMazenderan, ésta exigía que el otro se divirtiese cuando la hacía temblar.Y él no
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habíaencontradonadamejorqueeljuegodellazodelPunjab.Erik,quehabíavividoen la India,había regresadodeahí conunahabilidad increíbleparaestrangular.Sehacíaencerrarenunpatio,adondelellevabanunguerrero―lamayoríadelasvecescondenadoamuerte―armadodeunalargapicaydeunaanchaespada.EncuantoaErik,sóloteníasulazo,yerasiempreenelmomentoenqueelguerrerocreíaabatiraErikdeungolpeformidablecuandoseoíasilbarellazo.Conungirodemuñeca,Erikhabíaapretadoeldelgado lazoenelcuellodesuenemigo,yalpunto loarrastrabaante la pequeña sultana y susmujeres, quemiraban por una ventana y aplaudían.TambiénlapequeñasultanaaprendióalanzarellazodelPunjabyasímatóavariascriadaseinclusoamigasquelavisitaban.PeroprefierodejaresetemahorribledelasHorasRosasdeMazenderan.Sihehabladodeélhasidoporque,habiendollegadoconelvizcondedeChagnyalossótanosdelaÓpera,hubedeponerenguardiaamiacompañante contra una posibilidad, siempre amenazadora a nuestro alrededor, deestrangulamiento. Una vez en los sótanos, mis pistolas ya no podían servirnos denada,porqueeracompletamenteseguroque,desdeelinstanteenqueEriknosehabíaopuesto a nuestra entrada en el camino de los comuneros, no se dejaría ver. Perosiempre podía estrangularnos. No tuve tiempo de explicar todo esto al vizconde einclusonosési,encasodedisponerdeesetiempo,lohabríagastadocontándolequeenalgunaparte,enlasombra,habíaunlazodelPunjabprestoparsilbar.Eradeltodoinútil complicar la situación y me limité a aconsejar al señor de Chagny quemantuviera siempre sumano a la altura de los ojos, con el brazo replegado en laposición del tirador de pistola que espera la orden de «¡Fuego!». En esa posición,incluso al estranguladormás diestro le resulta imposible lanzar de forma eficaz ellazodelPunjab.Almismotiempoqueelcuellotecogeelbrazoolamano,yasí,eselazo,delqueunopuedesoltarsefácilmente,sevuelveinofensivo.
Después de haber evitado al comisario de policía y a algunos cerradores depuertas,ademásdealosbomberos,ydehaberencontradoporprimeravezalmatadorde ratas, ypasadodesapercibidos a losojosdelhombredel sombrerode fieltro, elvizcondeyyollegamossinobstáculosaltercersótano,entreelbastidoryeldecoradodeElReydeLahore.ActivéelresortedelapiedraysaltamosalamoradaqueEriksehabíaconstruidoenladobleenvolturadelosmurosdecimientodelaÓpera(ytodoello de la forma más tranquila del mundo, porque Erik fue uno de los primeroscontratistasdealbañileríadePhilippeGarnier,elarquitectodelaÓpera,yporqueélhabíaseguidotrabajandomisteriosamentesolo,cuandolostrabajosyasehallabanoficialmentesuspendidos,durantelaguerra,elsitiodeParísylaComuna).
Conocía lo suficiente a Erik para acariciar la presunción de llegar a descubrirtodaslastrampasquehabíapodidofabricarduranteaqueltiempo:poresonoestabanada tranquilo al saltar dentro de su casa. Yo sabía lo que había hecho de ciertopalacio deMazenderan. De la más honrada construcción del mundo pronto habíahecholacasadeldiablo,dondenopodíapronunciarseyaunapalabrasinquefueraespiada o transmitida por el eco. ¡Cuántos dramas de familia! ¡Cuántas tragedias
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sangrientasarrastrabatrasdesíelmonstruoconsustrampillas!Sincontarconque,en los palacios que había trucado, nunca podía saberse exactamente dónde seencontraba él. Tenía inventos sorprendentes. Desde luego el más curioso, el máshorrible y peligroso de todos era la cámara de los tormentos. Salvo en casosexcepcionalesenquelapequeñasultanasedivertíahaciendosufriraalguien,allísólosedejabaentraraloscondenadosamuerte.Enmiopinión,aquelloeralainvenciónmásatrozdelasHorasRosasdeMazenderan.Poreso,cuandoelvisitantequehabíaentradoenlacámaradelostormentos«teníasuficiente»,siempreleestabapermitidoacabar con un lazo del Punjab, que se dejaba a su disposición al pie del árbol dehierro.
Ahora bien, cuál no sería mi emoción, inmediatamente después de haberpenetradoenlamoradadelmonstruo,alpercibirquelapiezaenlaqueacabábamosdesaltarelseñorvizcondedeChagnyyyoeralareconstrucciónexactadelacámaradeloshorroresdelasHorasRosasdeMazenderan.
AnuestrospiesencontréellazodelPunjabquetantohabíatemidodurantetodalanoche.EstabaconvencidodequeaquelhiloyahabíaservidoparaJosephBuquet.Eljefe de tramoyistas había debido sor prender cierta noche, como yo, a Erik en elmomentoenqueactivabalapiedradeltercersótano.Curioso,habíaintentadopasarantesdequelapiedrasecerraseyhabíacaídoenlacámaradelostormentos,delaquenohabíasalidosinoahorcado.FácilmenteimaginéaErikarrastrandoelcuerpo,delquequeríadeshacerse,hastaeldecoradodeElReydeLahoreycolgándoloallípara dar ejemplo o para aumentar el terror supersticioso que debía ayudarle aguardarlosaccesosdelacaverna.
Pero, tras reflexionar,Erik había vuelto en busca del lazo del Punjab, que estásingularísimamentehechodetripasdegato,yquehabríapodidoexcitarlacuriosidaddeunjuezdeinstrucción.Asíseexplicabaladesaparicióndelacuerdadelahorcado.
Yesoesloquedescubríanuestrospiesenlacámaradelostormentos…,ellazo.Nosoypusilánime,perounsudorfríomeinundóelrostro.
La linterna cuyo pequeño disco rojo yo paseaba por las paredes de laexcesivamentefamosacámara,temblabaenmismanos.
ElseñordeChagnysediocuentaymedijo:―¿Quéocurre,señor?Lehiceunaseñaviolentaparaquecallase,porqueyoaúnpodíatenerlasuprema
esperanza de que estábamos en la cámara de los tormentos sin que elmonstruo losupiese.
Pero inclusoesaesperanzanoera lasalvación,porqueaúnpodía imaginarmuybienque,porel ladodeltercersótano,lacámaradelostormentos,seencargabadeguardarlamoradadellago,y,talvezlohacíadeformaautomática.
Sí,lostormentosquizásibanaempezarautomáticamente.¿Quién hubiera podido explicar los gestos que esperaban de nosotros para dar
inicioalastorturas?
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Recomendéamiacompañantelainmovilidadmásabsoluta.Unsilencioaplastantepesabasobrenosotros.Y mi linterna roja seguía dando vueltas por la cámara de los tormentos…, la
reconocía,sí…,lareconocía.
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XXIII
Enlacámaradelostormentos
ContinuacióndelrelatodelPersa
Estábamosenelcentrodeunasalapequeñadeformaperfectamentehexagonal…cuyosseislienzosdeparedestabanprovistosdeespejos…,dearribaabajo…Enlasesquinassedistinguíanmuybienlos«añadidos»deespejo…,lospequeñossectoresdestinadosagirarsobresustambores…,sí,sí,losreconocí…,yreconocítambiénelárboldehierroenunaesquina,alfondodeunodeaquellospequeñossectores…,elárboldehierro,consubrazodehierro…,paralosahorcados.
Había cogido el brazo de mi acompañante. El vizconde de Chagny estabatemblando,dispuestoagritarasuprometidalaayudaquelellevaba…Yotemíaquenopudieracontenerse.
Depronto,oímosruidoanuestraizquierda.Alprincipiofuecomounapuertaqueseabríaysecerraba,enlapiezadealladohuboluegoungemidosordo.RetuveconmásfuerzatodavíaelbrazodelseñordeChagny;luegooímoscontodaclaridadestaspalabras.
―¡Olotomasolodejas!Lamisadematrimonioolamisadedifuntos.Reconocílavozdelmonstruo.Oímosdenuevoungemido.Luego,unlargosilencio.Ahorayoestabaconvencidodequeelmonstruoignorabanuestrapresenciaensu
morada,porque,deotromodo,selashabríaarregladoparaquenoleoyésemos.Paraellolehubierabastadoconcerrarherméticamentelaventanitainvisibleporlaquelosaficionadosalostormentosmirandentrodelacámaradelostormentos.
Además, estaba seguro de que si él hubiera conocido nuestra presencia, lostormentoshabríanempezadodeinmediato.
Teníamos,porlotanto,unabuenaventajasobreErik:estábamosjuntoaélyélnolosabía.
Resultaba importante no hacérselo saber, y lo que yo más temía era que elimpulsodelvizcondedeChagny le empujara aprecipitarse a travésde lasparedesparareunirseconChristineDaaé,cuyogemidocreíamosoíraintervalos.
―¡Lamisadedifuntosnoesnadaalegre!―prosiguiólavozdeErik―,mientrasque lamisadebodaesmagnífica.Hayque tomaruna resoluciónysaber loquesequiere.Amímeresultaimposibleseguirviviendoasí,enelfondodelatierra,enunagujero,comoun topo.DonJuan triunfante está acabado, ahoraquierovivir comotodoelmundo.Quierotenerunamujercomotodoelmundoysaldremosapasearlos
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domingos. He ideado una máscara que me presta la cara de cualquiera. Nadie sevolverá a mirarme. Serás la más feliz de las mujeres. Y cantaremos sólo paranosotros,hastamorir.¡Lloras!¡Metienesmiedo!¡Sinembargonosoymalvadoenelfondo!Ámameyloverás.Nomehafaltadomásqueseramadoparaserbueno.Simeamases,yoseríadulcecomouncorderoyharíasdemíloquequisieras.
Inmediatamente, el gemido que acompañaba a esa especie de letanía amorosaaumentóyaumentó.Nuncaheoídonadamásdesesperado,yelseñordeChagnyyyoreconocimos que aquel espantoso lamento pertenecía al propio Erik. En cuanto aChristine,debíadeestar,enalgunaparte,talvezalotroladodelmuroqueteníamosdelantedenosotros,mudadehorror,sinfuerzasiquieraparagritar,conelmonstruoasusrodillas.
El lamentoerasonoro,bramanteyestertorosocomolaquejadeunocéano.PortresvecesarrancóErikestaquejadelarocadesugarganta.
―¡Túnomeamas!¡Túnomeamas!¡Túnomeamas!Yluego,entonomásdulce:―¿Porquélloras?Sabesdesobraquemehacesdaño.Unsilencio.Paranosotros cada silencioeraunaesperanza.Nosdecíamos:«Talvez sehaya
idoyChristineestésolatraselmuro».Sólo pensábamos en la posibilidad de advertir a Christine Daaé de nuestra
presenciasinqueelmonstruollegaraasospecharla.AhorasólopodíamossalirdelacámaradelostormentossiChristinenosabríala
puerta; y sólo con esa condición primera podíamos ayudarla, porque ignorábamosinclusodóndepodíaencontrarseanuestroalrededorlapuerta.
Depronto,elsilenciodealladofueturbadoporelruidodeunasoneríaeléctrica.AlotroladodelaparedseprodujounsaltoylavozdetruenodeErik:
―Alguienllama.Queentre.Unarisalúgubre.―¿Quiénvieneamolestarnos?Espérameaquíunmomento…,voyadecirleala
sirenaqueabra.Se alejaron unos pasos y una puerta se cerró. No tuve tiempo de pensar en el
horrorqueseavecinaba;olvidabaqueelmonstruosalíatalvezparaunnuevocrimen;nocomprendímásqueunacosa:¡Christineestabasolatraslapared!
ElvizcondedeChagnyyaestaballamándola.―¡Christine!¡Christine!Desdeelmomentoenqueoíamosloquesedecíaenlapiezadeallado,nohabía
ninguna razón para quemi compañero no fuera oído.Y, sin embargo, el vizcondehuboderepetirvariasvecessullamada.
Porfin,hastanosotrosllegóunadébilvoz:―Estoysoñando―decíaella.―¡Christine!¡Christine!,soyyo,Raoul.
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Silencio.―Respóndame,Christine…,siestásola,respóndame,ennombredelcielo.EntonceslavozdeChristinemurmuróelnombredeRaoul.―Sí, sí, soyyo.Noesun sueño…Tenga confianza,Christine…,estamos aquí
parasalvarla…,peronopodemoscometerniunaimprudencia…Cuandoustedoigaalmonstruo,avísenos.
―¡Raoul,Raoul…!Se hizo repetir varias veces que no soñaba y que Raoul de Chagny había
conseguidollegarhastaallí,guiadoporunacompañantefielqueconocíaelsecretodelamoradadeErik.
Pero,enseguida,alaexcesivamenterápidaalegríaqueleaportábamoslesucedióunterrormayor.EllaqueríaqueRaoulsemarcharadeinmediato.TemblabademiedoanteeltemordequeErikdescubriesesuescondite,porque,entalcaso,nodudaríaenmatar al joven. En unas cuantas frases precipitadas nos informó que Erik habíaenloquecidoporcompletodeamor,yqueestabadecididoamataratodoelmundoyaélmismojuntoconelmundosiellanoconsentíaenconvertirseensumujerdelantedelalcaldeydelpárroco,elpárrocodelaMadeleine.Lehabíadadohastalasoncedelanochedeldíasiguienteparareflexionar.Eraelúltimoplazo.Entoncestendríaqueelegir,segúndecíaél,entrelamisadematrimonioylamisadedifuntos.
YErikhabíapronunciadoestafrasequeChristinenohabíacomprendidodeltodo:«Síono:siesno,todoelmundoestámuertoyenterrado».
Pero yo comprendía perfectamente la frase, porque respondía de una formaterribleamiaterradorpensamiento.
―¿PodríadecirnosdóndeestáErik?―preguntéyo.Ellacontestóquedebíadehabersalidodelamorada.―¿Podríaasegurarsedeello?―¡No…!Estoyatada…,nopuedohacerningúnmovimiento.Alsaberesto,elseñordeChagnyyyonopudimosdejardecontenerungritode
rabia.Nuestrasalvación,ladelostres,dependíadelalibertaddemovimientosdelajoven.
―¡Hayquesoltarla!¡Llegarhastaella!―Pero,¿dóndeestáusted?―preguntabaChristine―.Enmicuartosólohaydos
puertas: el cuarto Luis Felipe, del que ya le he hablado, Raoul…, una puerta pordonde entra y sale Erik, y otra que nunca ha abierto delante de mí y que me haprohibidofranquearporque,segúnmehadicho,eslamáspeligrosadelaspuertas…,¡lapuertadelostormentos!
―¡Christine…!,estamosdetrásdeesapuerta.―¿Estánenlacámaradelostormentos?―Sí,peronovemoslapuerta.―Ay,sipudieraarrastrarmehastaahí…Golpearía lapuertayustedesveríanel
lugarenqueestá.
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―¿Esunapuertaconcerradura?―preguntéyo.―Sí,conunacerradura.Yopensé:«seabredelotroladoconunallave,comotodaslaspuertas,perodesde
nuestro lado se abre con el resorte y el contrapeso, y eso no va a ser fácil dedescubrir».
―Señorita―dije―,esabsolutamenteprecisoquenosabraustedesapuerta.―Pero¿cómo?―respondiólavozllorosadelainfeliz…Oímosuncuerpoquese
magullaba,queevidentementetratabadelibrarsedelasatadurasquelaaprisionaban.―Sólo loconseguiremoscon laastucia―dijeyo―.Tenemosqueconseguir la
llavedeesapuerta.―Sédóndeestá―respondióChristine,queparecíaagotadaporelesfuerzoque
acababadehacer―…Peroestoybienatada…¡Elmuymiserable…!Yhubounsollozo.―¿Dóndeestálallave?―preguntéyo,ordenandocallarsealseñordeChagnyy
dejarmellevarelcaso,porquenoteníamostiempoqueperder.―Enelcuarto,juntoalórgano,conotra llavecitadebronceque tambiénmehaprohibido tocar.Lasdosestán en una bolsita de cuero que él llamaLa bolsita de la vida y de lamuerte…¡Raoul…,Raoul…!,huya…,aquítodoesmisteriosoyterribleyEriksevaavolvercompletamenteloco…Yustedesestánenlacámaradelostormentos…¡Váyansepordondehanvenido!Esacámaradebedetenersusrazonesparallamarseconsemejantenombre.
―¡Christine!―dijoeljoven―,saldremosdeaquíjuntosomoriremosjuntos.―Tenemosquesalirdeaquítodossanosysalvos―dijeyoenunsoplo―,pero
para ello debemos conservar nuestra sangre fría. ¿Por qué la ha atado, señorita?Porqueustednopuedeescapardesucasayéllosabe.
―¡Hequeridomatarme!Estanoche,elmonstruo,despuésdehabermetraídoaquídesvanecida,medioanestesiada,sehaausentado.Iba,alparecer,esomehadichoalmenos, a ver a su banquero… Cuando ha vuelto, me ha encontrado con la caraensangrentada…,¡yohabíaqueridomatarme!¡Mehabíagolpeadolafrentecontralasparedes!
―¡Christine!―gimióRaoul,yseechóallorar.―Entoncesmehaatado…,notengoderechoamorirhastamañanaporlanochea
lasonce.Todaestaconversaciónatravésdelaparederamuchomás«entrecortada»ymás
prudentedelaimpresiónquepodríadaraltranscribirla.Amenudonosparábamosenmitad de una frase porque nos había parecido oír un crujido, un paso, un meneoinsólito…Ellanosdecía:«¡No,no,noesél…!¡Hasalido!¡Hasalido!Hereconocidoelruidoquehace,alcerrarse,lapareddellago».
―Señorita―declaréyo―,hasidoelmonstruomismoquienlahaatado…yseráél quien la libere. Sólo tenemos que representar la comedia precisa paraconseguirlo…¡Noolvideustedquelaama!
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―Pobredemí―oímos―,nopodréolvidarlonunca.―Acuérdesedesonreírle…,suplíquele…,dígalequeesasataduraslehacendaño.PeroChristinedijo:―¡Chisss…! Oigo algo en la pared del lago… ¡Es él…! ¡Váyanse…!
¡Váyanse…!¡Váyanse!―Nonos iríamos ni siquiera si pudiésemos―afirmé yo para impresionar a la
joven―.Nopodemosirnos.Yestamosenlacámaradelostormentos.―¡Silencio!―volvióadecirenunsoploChristine.Lostresnoscallamos.Unospasospesadossearrastrabanlentamentedetrásdelmuro,luegosedetenían
yvolvíanahacercrujirelsuelo.HubounsuspiroformidableseguidodeungritodehorrordeChristine,yoímos
lavozdeErik.―Tepidoperdónpormostrarteunacaracomoésta.¡Vayaestadoenqueestoy!
Esculpadelotro.¿Porquéhallamado?¿Preguntoyoacasoalosquepasanlahoraquees?Novolveráapreguntarlahoraanadie.Hasidolasirena…
Ydenuevootrosuspiro,másprofundo,másformidable,procedentedelfondodelabismodeunalma.
―¿Porquéhasgritado,Christine?―Porquesufro,Erik.―Hecreídoqueyotehabíadadomiedo…―Erik,aflójemelasataduras…,¿nosoysuprisionera?―Querríasmatarte…―Ustedmehadadounplazohastamañanaporlanoche,alasonce,Erik…Lospasossiguenarrastrándosesobreelsuelo.―Despuésdetodo,dadoquedebemosmorirjuntos…,ydadoqueestoytancerca
de ti…, sí, también yo estoy harto de esta vida, ¿comprendes…? Espera, no temuevas,voyasoltarte…Notienesmásquedecirunapalabra:¡no!,yestoacabaráinmediatamente, para todo el mundo… ¡Tienes razón…, tienes razón! ¿Por quéesperarhastamañanaporlanochealasonce?Ah,sí,porquehabríasidomásbello…,siemprehetenidolaenfermedaddeldecorado…,delograndioso…,¡quéinfantil!Enlavidanohayquepensarmásqueenunomismo…,enlapropiamuerte…,elrestoessuperfluo.¿Veslomojadoqueestoy…?Ay,querida,esquehehechomalensalir…Haceuntiempodeperros…Dejandoaunladoeso,Christine,meparecequetengoalucinaciones…¿Sabes?,elquellamabadondelasirenahaceunmomento―veteasabersisuenaenelfondodellago―,puesbien,separecía…Así,vuélvete…,¿estáscontenta?Yaestás libre…Diosmío, tusmuñecas,Christine, ¿lashemagullado…?Estosolomerecelamuerte…Apropósitodemuerte,tengoquecantarlesumisa.
Aloírestasterriblespalabrasnopudedejardetenerunhorriblepresentimiento…También yo había llamado una vez a la puerta del monstruo…, y sin saberlo,ciertamente…, había debido de poner enmarcha alguna corriente de aviso…Aún
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recordabalosdosbrazosquesalierondeunasaguasnegrascomolatinta…¿Quiéneraaquelpobreextraviadoenaquellasorillas?
Elpensamientodeesedesventuradomeimpedíacasialegrarmedelaestratagemade Christine, y, sin embargo, el vizconde de Chagny murmuraba en mi oído estapalabramágica:¡libre…!¿Quién,quiéneraelotro?¿Quiéneraaquelporelqueenesemomentooíamoslamisadedifuntos?
¡Ah,quécantotansublimeyfurioso!TodalacasadelLagoresonabaconél…,todas las entrañasde la tierra se estremecían…Habíamospegadoeloídocontra lapared de espejo para oír mejor la comedia de Christine Daaé, la comedia querepresentaba para nuestra liberación, pero no oíamos otra cosa que la misa dedifuntos.Aquello eramás bien unamisa de condenados…Aquello formaba, en elfondodelatierra,unarondadedemonios.
RecuerdoqueelDies irae que él cantó nos envolvió comouna tormenta. Sí, anuestroalrededorhabíatruenosyrelámpagos…Ciertoqueyolehabíaoídocantarenotro tiempo… Llegaba a hacer cantar incluso a las fauces de piedra de mis torosandrocéfalos,enlosmurosdelpalaciodeMazenderan…Perocantarcomoloestabahaciendo…,¡nunca,nunca!Cantabacomoeldiosdeltrueno…
Depronto,lavozyelórganosedetuvierondeformatanbruscaqueelseñordeChagnyyyoretrocedimosdetrásdelapared:tansobrecogidosestábamos…Ylavoz,que súbitamente había cambiado y se había transformado, hizo rechinar con todaclaridadestassílabasmetálicas:
―¿Quéestáishaciendoconmibolsa?
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Empiezanlostormentos
ContinuacióndelrelatodelPersa
Lavozrepitiófuriosa:―¿Quéestáshaciendoconmibolsa?ChristineDaaénodebíadetemblarmásquenosotros.―¿Queríasquetesoltaseparacogermibolsa,di…?Seoyeronpasosprecipitados, lacarreradeChristinequevolvíaa lahabitación
LuisFelipe,comoparabuscarunrefugioantenuestrapared.―¿Por qué huyes?―decía la voz rabiosa, que la había seguido―…¿Quieres
devolvermemibolsa?¿Nosabesqueeslabolsadelavidaydelamuerte?―Escúcheme, Erik ―suspiró la joven―…, si estamos de acuerdo en que
debemosvivirjuntos…,¿quéleimporta?¡Todoloqueessuyomepertenece…!Lodecíadeunamaneratantemblorosaquedabalástima.Ladesventuradadebía
emplear la energía que le quedaba en superar su terror… Pero no sería consupercheríastaninfantiles,dichasmientraslecastañeteabanlosdientes,comopodríasorprenderalmonstruo.
―Ustedsabequesólocontienedosllaves…¿Quéquierehacer?―preguntóErik.―Querríaveresacámaraquenoconozcoyqueustedsiempremehaocultado…
¡Escuriosidaddemujer!―añadióellaenuntonoquequeríavolversealegreyquesóloconsiguióaumentarladesconfianzadeErikporsusonidofalso…
―¡Nomegustanlasmujerescuriosas!―replicóErik―,ytúdeberíasdesconfiardesdelahistoriadeBarbaAzul…¡Vamos,devuélvememibolsa…,devuélvememibolsa…!¿Quieressoltarlallave…?¡Malditacuriosa!
Yse rióburlónmientrasChristine lanzabaungritodedolor…Erikacababadequitarlelabolsa.
Fueenesemomentocuandoelvizconde,quenopodíacontenerse,lanzóungritoderabiaydeimpotenciaqueaduraspenaslogréahogarensuslabios…
―¿Qué es eso? ―exclamó el monstruo―… ¿Qué ha sido…? ¿No has oído,Christine?
―¡No…,no…!―respondiólapobre―;noheoídonada.―Meparecíaquealguienhabíalanzadoungrito.―¡Ungrito…!¿Estávolviéndoseustedloco,Erik?¿Quiénquiereustedquegrite
enelfondodeestamorada…?Soyyoquienhagritadoporqueustedmehacíadaño…Yonoheoídonada…
―¡Qué forma de decirlo tienes…! ¡Estás temblando…! Estás completamente
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emocionada…¡Mientes…!¡Hangritado,hangritado!Hayalguienen lacámaradelostormentos…¡Ah,ahoracomprendo!
―¡Ahínohaynadie,Erik…!―Ahoracomprendo…―¡Nadie…!―Talveztuprometido…―¡Yonotengoningúnprometido…!¡Ustedlosabebien!Aúnoímosotrarisaburlonaymalvada.―Además, fácil es saberlo… Mi pequeña Christine, amor mío…, no hay
necesidad de abrir la puerta para ver lo que pasa en la cámara de los tormentos…¿Quieres ver? ¿No quieres ver…? ¡Mira…! Si hay alguien…, si realmente hayalguien,verásiluminarsealláarriba,juntoaltecho,laventanainvisible…Bastacontirardelacortinanegrayluegoapagaraquí…Yaestá…¡Apaguemos!Acompañadaportumaridito,notedarámiedolaoscuridad.
EntoncesseoyólavozagónicadeChristine.―¡No…! ¡Tengo miedo…! ¡Le digo que me da miedo la oscuridad…! Esa
cámaranomeinteresaparanada…Esustedelquesiemprememetemiedo,comoaunaniña,conesacámaradelostormentos…Ay,esciertoquehesidocuriosa…Peroyanomeinteresaparanada…,paranada.
Y lo que yo temía por encima de todo, empezó automáticamente…De prontoquedamosinundadosdeluz…Sí,detrásdenuestraparedseprodujoalgoasícomounincendio.ElvizcondedeChagny,quenoseloesperaba,quedótansorprendidoqueapuntoestuvodecaer.Ylavozencolerizadaestallóallado.
―Ya te decía que había alguien… ¿Ves ahora la ventana…? ¡La ventanaluminosa…!¡Alláarriba…!Elqueestádetrásdeesaparednolave…,perotúvasasubiralaescalerilladoble.¡Estáahíparaeso…!Mehaspreguntadoamenudoparaquéservía…Ahorayalosabes…Sirveparamirarporlaventanadelacámaradelostormentos,pequeñacuriosa…
―¿Qué tormentos…? ¿Qué tormentos hay dentro…? ¡Erik, Erik!, dígame quesólo quiere asustarme… Dígamelo, si me ama, Erik… ¿Verdad que no haytormentos?¿Quesólosoncuentosparaniños?
―Veaver,querida,alaventanita…No sé si el vizconde, que estaba ami lado, oía ahora la voz desmayada de la
joven,porqueestabaocupadoencontemplarelespectáculoinauditoqueacababadesurgir ante sumirada enloquecida…Por loque amí se refiere, queyahabíavistoaquelespectáculocondemasiadafrecuenciapor laventanitade lasHorasRosasdeMazenderan, sólome preocupaba lo que decían al lado, buscando una razón paraactuaryunaresoluciónqueadoptar.
―Ve,veaveralaventanita…¡Yyamedirás!Yamediráscómotienelanariz.Oímoselruidodelaescalerillaqueaplicabancontralapared…―¡Sube…!¡No…,no,subiréyo,querida…!
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―Bueno,sí…,tambiényoloveré,déjeme.―¡Ay,querida…,queridamía…,quéamableeres…!¡Quéamableporahorrarme
este esfuerzo a mi edad…! Ya me contarás cómo tiene la nariz… Si la gentesospechara la felicidadqueda tenerunanariz…unanarizcompletamentepropia…nuncavendríanapasearporlacámaradelostormentos.
En ese instante oímos con toda claridad por encima de nuestras cabezas, estaspalabras:
―Amigomío,nohaynadie…―¿Nadie?¿Estásseguradequenohaynadie…?―Completamentesegura…,nohaynadie.―Pues entonces mejor… ¿Qué te ocurre, Christine…? ¿Qué te pasa? ¿No te
encontrarás mal…? ¡Si no hay nadie…! ¡Baja…, baja…! Tranquilízate, si no haynadie…Pero¿quétehaparecidoelpaisaje…?
―¡Oh,muybien!―Bueno,yateencuentrasmejor,¿verdad?Esoestábien…,nadadeemociones…
¿Yquécasatanextraña,verdad,dondepuedenversepaisajescomoésos?―Sí, parece el Museo Grévin… Pero, dígame, Erik…, ahí dentro no hay
tormentos…¿Sabequemehaasustado?―¿Porqué,sinohaynadie?―¿Fue usted quien construyó esa cámara, Erik…? Es muy hermosa.
Decididamente,Erik,ustedesungranartista…―Sí,soyungranartista«enmigénero».―Pero,dígame,Erik,¿porquéaesacámaralehadadoelnombredecámarade
lostormentos?―Muysencillo.Antetodo,¿quéhasvisto?―Hevistounbosque…―¿Yquéhayenesebosque?―Árboles…―¿Yquéhayenunárbol?―Pájaros…―¿Hasvistopájaros…?―No,nohevistopájaros…―Entonces, ¿qué has visto? ¡Busca…! ¡Has visto ramas! ¿Y qué hay en una
rama?―dijolavozterrible―…¡Unahorca!Poresollamoamibosquelacámaradelostormentos…Yaloves,sóloesunaformadehablar.Lohagoúnicamenteporhacer reír… ¡Yo nunca me expreso como los demás…! ¡No hago nada como losdemás…!Peroestoycansado…,muycansado…Estoyhartodetenerunbosqueenmi casa, yuna cámarade tormentos…Yde estar alojadocomouncharlatán en elfondodeunacajacondoblefondo…¡Estoyharto,estoyharto!Quierotenerunpisotranquilo,conpuertasyventanasnormalesyunahonestamujerdentro,comotodoelmundo… Deberías comprenderlo, Christine, y yo no debería tener necesidad de
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repetírteloacadapaso…¡Unamujercomotodoelmundo…!Unamujeralaqueyoamaría,a laquesacaríaapasearlosdomingos,yalaqueharíareírdurantetodalasemana… ¡Ah, conmigo no te aburrirías! Tengomás de un truco enmi bolso, sincontarlostrucosdecartas…Mira,¿quieresquetehagaunjuegodecartas?Siemprenosayudaráapasarel tiempo,enesperadeque lleguen lasoncedemañanapor lanoche…¡MipequeñaChristine…!¡MipequeñaChristine…!¿Meescuchas…?¡Yanomerechazas…!Dime,¿meamas…?¡No,nomeamas…!Peronoimporta,yameamarás. En otro tiempo no podías mirar mi máscara porque sabías lo que haydetrás… Y ahora quieres mirarla y olvidas lo que hay detrás, y ya no quieresrechazarme… Uno se habitúa a todo cuando quiere…, cuando tiene buenavoluntad…¡Cuántosjóvenesquenoseamabanantesdelmatrimoniosehanadoradodespués…!Ay,yano sé loquedigo…Pero tedivertirás conmigo…Nohaynadiecomoyo, te juroanteelDiosquehadecasarnos―sieresrazonable―quenohaynadiecomoyohaciendodeventrílocuo.¡Soyelprimerventrílocuodelmundo…!¿Teríes…?¿Acasonomecrees…?¡Escucha…!
Elmiserable (que era, en efecto, el primer ventrílocuo delmundo) aturdía a lapequeña (yo estaba dándome cuenta perfectamente) para desviar su atención de lacámara de los tormentos… ¡Cálculo estúpido…! Christine sólo pensaba ennosotros…Variasvecesrepitió,eneltonomásdulcequepudosacaryconlasúplicamásardiente:
―¡Apaguelaventanita,Erik!¡Apaguelaventanita…Porque pensaba que aquella luz, aparecida súbitamente en la ventanita, y de la
queelmonstruohabíahabladodeformatanamenazadora,teníasurazónterribledeser…Sólounacosadebíatranquilizarlamomentáneamente,yesquenoshabíavistoalosdos,detrásdelapared,enelcentrodelmagníficoincendio,depieyconbuenasalud…Perosehabríatranquilizadomás…silaluzestuvieraapagada…
Elotroyahabíaempezadoahacerdeventrílocuo.Decía:―Mira,levantounpocomimáscara…sólounpoco…¿Vesmislabios?¿Loque
tengodelabios?¡Nosemueven…!Mibocaestácerrada…,miespeciedeboca…ysin embargo, ¡estás oyendo mi voz…! Hablo con el vientre…, es completamentenatural…, esto se llama ser ventrílocuo. Todo el mundo lo sabe: escuchami voz,¿dóndequieresquevaya?¿Atuoídoizquierdo?¿Atuoídoderecho…?¿Alamesa…?¿Aloscofrecillosdeébanodelachimenea…?¡Ah,tesorprendetodoesto…!¡Mivozestáenloscofrecillosdelachimenea!¿Laquieresalejada…?¿Laquierescercana…?¿Sonora…? ¿Aguda…? ¿Gangosa…?Mi voz pasea por todas partes…, por todaspartes…Escucha, querida…, está en el cofrecillo de la derecha de la chimenea, yescucha lo que dice:¿Hay que girar el escorpión…? ¡Y ahora, crac…!, escucha loquediceenelcofrecillodelaizquierda:¿Hayquegirarelsaltamontes…?¡Yahora,crac…!Ahoraestáenlabolsadecuero…¿Quédice?«Estoyenlabolsadelavidaydelamuerte».¡Yahora,crac…!,ahoraestáenlagargantadelaCarlotta,enelfondodelagargantadorada,delagargantadecristaldelaCarlotta,palabras…¿Quédice?
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Dice: «Soy yo, señor gallo. Soy yo quien canta: Yo escucho esa voz solitaria,¡cuac…!quecantaenmicuac…!».Yahora,crac,hallegadoalasilladelpalcodelfantasma…ydice:«LaseñoraCarlottacantaestanochecomoparadesengancharlalámpara…». ¡Y ahora, crac…! ¡Ah, ah, ah, ah…! ¿Dónde está la voz deErik…?Escucha,Christine,querida…,escucha…Estádetrásdelapuertadelacámaradelostormentos…¡Escúchame…!¡Soyyoquienestáenlacámaradelostormentos…!¿Yqué digo…? Digo: «Malditos quienes tienen la dicha de tener una nariz, unaverdaderanarizpropiayquevienenapasearporlacámaradelostormentos…!¡Ah,ah,ah!».
¡Maldita voz del formidable ventrílocuo! ¡Estaba en todas partes, en todaspartes…! Pasaba por la ventana invisible…, a través de las paredes…, corría anuestroalrededor…,entrenosotros…¡Erikestabaallí…!¡Noshablaba…!Hicimosungestocomoparaabalanzarnossobreél…,pero,más rápido,más inasibleque lavozsonoradeleco,lavozdeErikyahabíasaltadoalotroladodelapared…
Prontonopudimosseguiroyendonada,porquepasólosiguiente:VozdeChristine:―¡Erik,Erik…!Mecansausted con suvoz… ¡Cállese,Erik…! ¿No le parece
queaquíhacecalor…?―Sí,sí―respondelavozdeErik―,elcalorsevuelveinsoportable…YdenuevolavozjadeantedeangustiadeChristine:―¿Quéestápasando…?Laparedestámuycaliente…,laparedestáardiendo…―Voyaexplicártelo,Christine,querida,esdebidoal«bosquedeallado»…―¿Quéquieredecir…?¿Elbosque?―¿NohasvistoquesetratabadeunbosquedelCongo?Y la risa del monstruo se alzó tan terrible que ya no percibíamos el clamor
suplicante de Christine… El vizconde de Chagny gritaba y golpeaba las paredescomounloco…Yonopodíacontenerle…Perosóloseoíalarisadelmonstruo…,yelmonstruomismonodebíadeoírmásquesurisa…Luegoseprodujoelruidodeuna lucha rápida, de un cuerpo que cae contra el suelo y al que arrastran…, elestrépitodeunapuertacerradadeungolpe…,yluego,nada,nadamásqueelsilencioabrasadodelmediodíaanuestroalrededor…¡enelcorazóndeunbosquedeÁfrica!
………………………………………………………………….
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XXV
«¡Toneles!¡Toneles!¿Quiénvendetoneles?»
ContinuacióndelrelatodelPersa
Yahedichoqueaquellacámaraenlaquenosencontrábamoselseñorvizcondede Chagny y yo era regularmente hexagonal y estaba completamente adornada deespejos.Luegosehavisto,sobretodoenciertasexposiciones,esaclasedecámarasasídispuestasydenominadas«casasdelosmilagros»o«palaciosdelasilusiones».Pero su invención le corresponde aErikquien, antemivista, construyó la primerasala de este tipodurante lasHorasRosas deMazenderan.Bastabadisponer en lasesquinasalgúnmotivodecorativo,unacolumna,porejemplo,para teneral instanteun palacio de mil columnas, porque, por efecto de los espejos, la sala se veíaaumentadaenseissalashexagonales,cadaunadelascualessemultiplicabahastaelinfinito.Enotrotiempo,paradivertira«lapequeñasultana»,Erikhabíadispuestoundecoradoque sevolvía el«templo innumerable»;pero lapequeña sultana se cansóenseguida de una ilusión tan infantil, y entonces Erik transformó su invención encámarade tormentos.En lugardelmotivoarquitectónicocolocadoen lasesquinas,pusoenelprimerpanelunárboldehierro. ¿Porquéeradehierroaquel árbolqueimitabaperfectamentealavida,consushojaspintadas?Porquedebíaserlobastantesolidopararesistirtodoslosataquesdel«paciente»alqueencerrabanenlacámaradelostormentos.Yaveremoslaformaenque,pordosveces,eldecoradoasíconseguidose transformaba instantáneamente en otros dos decorados sucesivos, gracias a larotaciónautomáticadelostamboresqueseencontrabanenlasesquinasyquehabíansidodivididosportercios,uniendolosángulosdelosespejosysoportandocadaunounmotivodecorativoqueaparecíaalternativamente.
Lasparedesdeaquellaextrañasalanoofrecíanningúnasideroalpaciente,dadoque, salvo elmotivo decorativo de una solidez a toda prueba, estaban únicamenteadornadosporespejos,yespejos lobastantegruesosparaquenohubieranadaquetemer de la rabia del miserable al que encerraban allí, con las manos y los piesdesnudosademás.
Mueble, ninguno. El techo era luminoso. Un ingenioso sistema de calefaccióneléctrica,queluegohasidoimitado,permitíaaumentaravoluntadlatemperaturadelasparedesydarasíalasalalaatmósferadeseada…Mededicoaenumerartodoslosdetalles precisos de una invención completamente natural que daba esa ilusiónsobrenatural,conalgunasramaspintadas,deunbosqueecuatorialabrasadoporelsol
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demediodía,paraquenadiepuedaponerendudalacalmaactualdemicerebro,paraque nadie tenga derecho a decir: «Ese hombre se ha vuelto loco», o «ese hombremiente»,o«esehombrenostomaporimbéciles[70]».
Si hubiera contado las cosas de la siguiente forma: «Habiendo descendido alfondo de una bodega, encontramos un bosque ecuatorial abrasado por el sol demediodía»,habríalogradounbuenefectodeasombroestúpido,peronobusconingúnefecto,dadoque,alescribirestaslíneas,miobjetivoescontarloqueexactamentenospasóal señorvizcondedeChagnyyamí enel transcursodeuna terrible aventuraque,porunmomento,tuvoocupadaalajusticiadeestepaís.
Prosigoahoraloshechosdondeloshedejado.Cuando el techo se iluminó y a nuestro alrededor se alumbró el bosque, la
estupefacción del vizconde sobrepujó cuanto se pueda imaginar. La aparición deaquelbosqueimpenetrablecuyostroncosyramasinnúmerosnosabrazabanhastaelinfinito, le sumió en una consternación espantosa. Se pasó lasmanos por la frentecomoparaexpulsarunavisióndepesadillaysusojosparpadearoncomoharíanunosojosalosque,aldespertar,lescostaratomarconocimientodelarealidaddelascosas.Porunmomento,seolvidódeescuchar.
Yahedichoquelaaparicióndelbosquenomesorprendió.Poresoescuchéloqueocurríaenlasaladeallado.Finalmente,miatenciónseveíaatraídadeformaespecialmenosporeldecorado,quemipensamientodejabadelado,queporelespejomismoqueloproducía.Aquelespejoestabarotoenalgunoslugares.
Sí,teníafisuras;habíanconseguido«estrellarlo»,apesardesusolidez,locualmedemostraba, sin duda alguna, que la cámara de los tormentos en que nosencontrábamosyahabíaservido.
Un infeliz,cuyospiesymanosestabanmenosdesnudosque loscondenadosdelasHoras Rosas de Mazenderan, había caído a buen seguro en aquella «Ilusiónmortal», y, loco de rabia, había golpeado aquellos espejos que, pese a sus ligerasheridas, no habían dejado de reflejar su agonía. Y la rama del árbol en que habíaterminadosusuplicioestabadispuestadetalmodoque,antesdemorir,habíapodidoverpatalearjuntoconel―consolaciónsuprema―amilahorcados.
¡Sí,sí,JosephBuquethabíapasadoporallí!¿Íbamosamorircomoél?Yonolocreía,porquesabíaqueteníamosalgunashoraspordelanteyquepodría
emplearlasdeformamásútildeloqueJosephBuquethabíasidocapazdehacerlo.¿Noposeíayounconocimientoprofundodelamayoríadelos«trucos»deErik?
Teníaqueutilizarlo,ahoraonunca.Enprimer lugar, nopensaba envolverpor el pasadizoquenoshabía llevado a
aquellacámaramaldita,nimepreocupéporlaposibilidaddeactivarlapiedrainteriorque cerraba el pasadizo. La razón era sencilla: ¡no tenía medio para hacerlo!Habíamossaltadodesdeunaalturaexcesivaa lacámarade los tormentosyningúnmueblenospermitíaalcanzarelpasadizo,nisiquieralaramadelárboldehierro,ni
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siquieraloshombrosdeunodenosotrosaguisadeestribo.Sólohabíaunasalidaposible,laquedabaalahabitaciónLuisFelipe,yenlaque
estabanErikyChristineDaaé.PeroaquellasalidasehallabaensuestadoordinariodepuertadelladodeChristine,yeraabsolutamenteinvisibleparanosotros…Porlotanto,habíaqueintentarabrirlasinsabersiquieradóndeestaba,tareaquenoresultabadesdeluegofácil.
Cuando estuve seguro de que no podíamos albergar ya ninguna esperanza departedeChristineDaaé,cuandooíalmonstruo llevaro,mejordicho,arrastrara ladesventuradajovenfueradelahabitaciónLuisFelipeparaquenomolestasenuestrotormento, decidí ponerme inmediatamente a la faena, es decir, a la búsqueda delresortedelapuerta.
PeroprimerotuvequecalmaralseñordeChagny,queyasepaseabaporelclarocomounalucinado,lanzandogritosincoherentes.Lasmigajasdelaconversaciónquehabía podido captar pese a su emoción, entre Christine y el monstruo habíancontribuidonopocoasacarledequicio;siseañadeaesoelefectodelbosquemágicoy el ardiente calor que empezaba a hacer chorrear sudor sobre sus sienes, costarápoco comprender que el humor del señor de Chagny empezaba a sufrir ciertaexaltación.Apesardetodasmisrecomendaciones,miacompañantenodabamuestrasdeningunaprudencia.
Iba y venía sin sentido, precipitándose hacia un espacio inexistente, creyendoentrarenunaavenidaqueleconducíaalhorizonteygolpeándoselafrente,trasunospasos,conelreflejomismodesuilusióndebosque.Alhacerlo,gritaba:¡Christine,Christine…!yblandíasupistola,llamandoinclusocontodassusfuerzasalmonstruo,desafiandoadueloamuertealÁngelde laMúsica,mientras injuriabaa subosqueilusorio.El tormentoproducía así su efecto sobreun espíritunoprevenido. Intentécombatirlodentrodeloposible,explicárselodelaformamástranquiladelmundoalpobre vizconde: haciéndole tocar con el dedo los espejos y el árbol de hierro, lasramas sobre los tambores, y analizando, según las leyes de la óptica, toda laimaginería luminosa que nos envolvía y de la que no podíamos convertirnos envíctimacomovulgaresignorantes.
―Estamosenunacámara,enunacámarapequeña,esoesloquetienequedecirsea ustedmismo una y otra vez…, y saldremos de esta cámara en cuanto hayamosencontradolapuerta.Puesbien,busquémosla.
Yleprometíque,simedejabahacer,sinaturdirmeconsusgritosysuspaseosdeloco,antesdeunahorahabríadadoconelresortedelapuerta.
Entonces se tumbó en el suelo, como se hace en los bosques, y declaró queesperaríaaqueyoencontraselapuertaporqueélnoteníanadamejorquehacer.Ysesintió en eldeberde añadirque,desdeel lugar enque se encontraba,«lavista eraespléndida».(Peseacuantoyohubierapodidodecirle,eltormentoactuaba).
En cuanto a mí, olvidando el bosque, elegí un panel de espejos y me puse atantearsobreélentodoslossentidos,buscándoleelpuntodébil,sobreelquehabía
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que apretar para que girasen las puertas según el sistema de puertas y trampillasgiratoriasdeErik.Aveces,esepuntodébilpodíaserunamanchaenelespejo,delgrosor de un guisante, y bajo la que se hallaba el resorte que lamovía. Busqué ybusqué,tanteabatanarribacomoalcanzabanmismanos.Erikerapocomásomenosdemimismaestaturaypenséquenohabríacolocadoelresorteporencimadesutalla―por lo demás, se trataba sólo de una hipótesis, pero era mi única esperanza―.Habíadecididoactuardelamismaforma,sindebilidadyminuciosamente,enlosseispanelesdeespejo,yluegoexaminarconmuchaatenciónelpropiosuelo.
Al tiempoque tanteaba lospanelesconelmayorde loscuidados,meesforzabapornoperderunminuto,porqueelcalorme invadíacadavezmásynoscocíamosliteralmenteenaquelbosqueencendido.
Trabajabade esa formadesdehacíamedia hora, y ya había terminado con trespanelescuandonuestramalasuertequisoquemevolvieseaunasordaexclamaciónlanzadaporelvizconde.
―¡Meahogo!―decía―…Todoslosespejosdespidenuncalorinfernal…¿Vaaencontrarprontoeseresorte…?Comotardemás,aquínosvamosaasar.
Nomeenfadéaloírlehablarasí.Élnohabíadichounasolapalabradelbosqueyesperéquelarazóndemiacompañantepudieraluchartodavíabastantetiempocontraeltormento.Peroañadió:
―LoquemeconsuelaesqueelmonstruolehadadoaChristinehastalasoncedemañana por la noche: si no podemos salir de aquí y ayudarla, almenos habremosmuertoantesqueella.¡LamisadeErikpuedeservirparatodoelmundo!
Y aspiró una bocanada de aire caliente que a punto estuvo de hacerledesmayarse…
Como yo no tenía las mismas desesperadas razones que el señor vizconde deChagnyparaaceptar lamuerte,mevolví, trasalgunaspalabrasdealiento,haciamipanel,perohabíacometidoelerrordedaralgunospasosmientrashablaba;hastaelpuntodeque,enelenredoinauditodelbosqueilusorio,noencontrabayamipanel.Meveíaobligadoavolveraempezar,alazar…Poresonopudedejardemanifestarmidescontentoy el vizcondecomprendióquehabíaquehacer tododenuevo.Fueparaélunnuevogolpemás.
―Nuncasaldremosdeestebosque―gimió.Ysudesesperaciónnohizosinoaumentar.Y,alcrecer,ladesesperaciónlehacía
olvidarmáscadavezqueteníaquehabérselasconespejosycreerqueluchabaconunbosquedeverdad.
Yomehabíapuestoabuscardenuevo…,a tantear…Lafiebre tambiénmeibaganando…,porquenoencontrabanada…,absolutamentenada…Enlahabitacióndeal lado continuaba el mismo silencio. Estábamos perdidos en el bosque…, sinsalida…,sinbrújula…,singuía…,sinnada.Sabíaloquenosesperabasinadieveníaennuestraayuda…,osiyonoencontrabaelresorte…Pero,pormásquelobuscase,noencontrabaotracosasinoramas…,admirablesramasqueseerguíanrectasdelante
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demío se redondeabande formapreciosaencimademicabeza…¡Peronodabansombra! Era bastante lógico, por lo demás, puesto que estábamos en un bosqueecuatorialconelsoljustoencimadenuestrascabezas…,unbosquedelCongo…
Envariasocasiones, el señordeChagnyyyonoshabíamosquitadoyvuelto aponernuestraropa,encontrandounasvecesquenosdabamáscaloryotrasquenoslibraba,porelcontrario,deaquelcalor.
Peroyoseguíaresistiendomoralmente,mientrasquemeparecíaqueelseñordeChagnysehabía«ido».Pretendíaqueyahacíatresdíasytresnochesquecaminabasin parar por aquel bosque en busca de Christine Daaé. De vez en cuando creíavislumbrarla detrás del tronco de un árbol o deslizándose entre las ramas, y lallamaba con palabras suplicantes que me provocaban las lágrimas. «¡Christine!¡Christine! ―decía―, ¿por qué huyes de mí? ¿No me amas…? ¿No estamosprometidos…? Christine, detente… Ya ves que estoy agotado… Christine, ¡tenpiedaddemí…!Voyamorirenelbosque…,lejosdeti…».
―¡Tengosed!―dijoporúltimo,conacentosdedelirio.Tambiényoteníased…,migargantaardía…Y, sin embargo, acurrucado ahora en el suelo, eso no me impedía seguir
buscando…,buscando…,buscandoelresortedelapuertainvisible…,contantamásfuerza cuantoque la estancia en el bosque sevolvíapeligrosa con la llegadade lanoche…La sombra ya empezaba a envolvernos…, la oscuridad había venidomuydeprisa, como cae la noche en los países ecuatoriales…, súbitamente, sin apenascrepúsculo…
Ylanocheenlosbosquesecuatorialessiempreespeligrosa,sobretodocuando,comonosotros,nosetienenadaparaencenderfuegoyasíalejaralasbestiasferoces.Abandonandoun instante labúsquedademiresorte,habíaestado tentadoa romperunas ramas que habría encendido con mi linterna sorda, pero también yo habíachocadoconlosfamososespejos,yestomehabíarecordadoa tiempoqueenfrentesóloteníamosimágenesderamas…
Juntoconlaluznohabíadesaparecidoelcalor,alcontrario…Ahorahacíamuchomás calor bajo la claridad azul de la luna.Recomendé al vizconde que tuviera lasarmasdispuestasparadispararyquenoseapartasedellugardenuestrocampamentomientrasyoproseguíalabúsquedadelresorte.
Depronto sedejóoír, a unospasos, el rugidodel león.Senosdesgarraron losoídos.
―Oh―dijoelvizcondeenvozbaja―,noestálejos…¿Nolove…?Ahí…,alotroladodelosárboles,enesaespesura…Sivuelvearugir,¡disparo…!
Yvolvióaempezarelrugido,másformidabletodavía.Elvizcondedisparó,peronocreoquealcanzaseal león;rompióunespejo; loconstatéalamañanasiguiente,conlaaurora.Durantelanochedebíamosdehaberandadounbuentrecho,porquedeprontonosencontramosenelbordedeldesierto,deuninmensodesiertodearena,depiedras y de rocas.Nomerecía realmente la pena salir del bosque para caer en el
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desierto.Cansadodeluchar,mehabíatumbadojuntoalvizconde,fatigadodebuscarresortesquenoencontraba.
Estabamuysorprendido(yasíselodijealvizconde)denohabervueltoatenerdurantelanochemalosencuentros.Normalmente,despuésdelleónveníaelleopardoy luego, a veces, el zumbido de la mosca tse-tsé. Esos eran efectos fáciles deconseguir, y le expliqué al señor de Chagny, mientras descansábamos antes deatravesareldesierto,queErikconseguíaelrugidodelleónconuntamborilalargado,acabado en una piel de asno por uno solo de sus extremos. Sobre esa piel va unacuerdadetripaunidaporsucentroaotracuerdadelmismogénero,queatraviesadearriba abajo el tambor. A Erik le basta entonces frotar esa cuerda con un guanteuntado de colofonia[71] y, por la forma en que frota, imita, hasta el punto deconfundirse,lavozdelleónodelleopardo,oinclusoelzumbidodelasmoscastse-tsé.
La ideadequeErikpodíaestar en lahabitacióndeal lado, con sus trucos,medecidiósúbitamenteaentrarenconversacionesconél,porque,evidentemente,teníaque renunciar a la idea de sorprenderle. Y ahora, él debía saber a qué atenerserespecto a los habitantes de la cámara de los tormentos. Le llamé: ¡Erik! ¡Erik…!Gritélomásfuertequepudeatravésdeldesierto,peronadierespondióamivoz…Anuestro alrededor no habíamás que el silencio y la inmensidad desnuda de aqueldesiertopétreo…¿Quéibaaserdenosotrosenmediodeaquellahorriblesoledad?
Empezábamos, literalmente, amorirnos de calor, de hambre y de sed…, sobretodo de sed… Finalmente, vi al señor de Chagny incorporarse sobre un codo yseñalarmeunpuntoenelhorizonte…Acababadedescubrireloasis.
Sí,alláabajo,alláabajoeldesiertodabapasoaloasis…,unoasisconagua…,conagualímpidacomounespejo…conaguaquereflejabaelárboldehierro…Claro…,eraelcuadrodelespejismo…,loreconocíinmediatamente…,elmásterrible…Nadiehabíapodidoresistirseaél…,nadie…Meesforzabaporretenertodamirazón…ynoesperaragua…,porquesabíaque,siseesperabaagua,elaguaquereflejabaelárboldehierro,yque,sitrashaberesperadoelaguaunochocabaconelespejo,nohabíaotracosaquehacerquecolgarsedelárboldehierro…
Poreso legritéalseñordeChagny:«¡Esunespejismo…!¡Esunespejismo…!¡Nocreaenelagua…!¡Siguesiendountrucodelespejo…!».Entoncesélmeenvió,como suele decirse, a paseo con mi truco del espejo, mis resortes, mis puertasgiratoriasymipalaciodeespejismos…Rabioso,afirmóqueyoestabalocoociegoparaimaginarquetodoaquelaguaquefluíaalláabajo,entreárbolestanhermososeinnumerables, no era agua de verdad… ¡Y también el desierto era verdad! ¡Y elbosque…!Aélnoselepodíaembaucar…,habíaviajadobastante…,yportodoslospaíses.
Ysearrastródiciendo:―¡Agua…!¡Agua…!Yteníalabocaabiertacomosibebiese…
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Tambiényoteníalabocaabiertacomosibebiese…Porquenosolamenteveíamoselagua,sinoquelaoíamos…Laoíamoscaer…y
chapotear…¿Comprende la palabrachapotear?Esunapalabraque se entiendealpronunciarla…Lalenguacasisalefueradelabocaparaescucharmejor…
Por último, tormentomás intolerable que cualquier otro, ¡oímos la lluvia y nollovía!¡Estasíqueerainvencióndemoníaca…!TambiénsabíayocómoloconseguíaErik:llenabaconpiedrecillasunacajamuyestrechaymuylarga,cortadaaintervalospor compuertas de madera y de metal. Las piedrecillas, al caer, encontraban esascompuertas y rebotaban unas sobre otras, de donde procedían unos sonidosentrecortadosquerecordabanalaperfecciónelgolpeteodelalluviadetormenta.
…Por eso, había quever cómoel señor deChagnyy yo sacábamos la lenguamientrasnosarrastrábamoshaciaelaguaquechapoteaba…,nuestrosojosynuestrosoídosestabanllenosdeagua,peronuestralenguaseguíasecacomosueladezapato…
Llegadoalespejo,elseñordeChagnylolamió…,ytambiényo,tambiényolamíelespejo…
¡Estabaardiendo!Rodamosportierra,conunestertordedesesperación.ElseñordeChagnyacercó
a su sien la última pistola que estaba cargada, y yomiraba amis pies el lazo delPunjab.
Yoyasabíaporquéhabíavueltoelárboldehierroaaqueltercerdecorado…¡Elárboldehierromeesperaba…!PerocuandomirabaellazodelPunjab,viunacosaquemehizoestremecercon
tantaviolenciaqueelseñordeChagnyfuedetenidoensumovimientodesuicidio.Yahabíaempezadoamurmurar:«¡Adiós,Christine…!».
Yo le había cogido del brazo. Y luego le quité la pistola…, y me arrastre derodillashastaloquehabíavisto.
AcababadedescubrirjuntoallazodelPunjab,enlaranuradelsuelo,unclavodecabezanegracuyousoignoraba…
¡Por fin había encontrado el resorte…! ¡El resorte que había de activar lapuerta…!¡Queibaadarnoslalibertad…!QueibaalibrarnosdeErik.
Palpéelclavo…LemostréalseñordeChagnyunacararadiante…Elclavodecabezanegracedíaamipresión…
Yentonces…Entoncesno fueunapuerta laque se abrióen lapared, sinounatrampillalaqueseabrióenelsuelo…
Alpuntonos llegó,deaquelagujeronegro,elaire.Nos inclinamossobreaquelcuadradodesombracomosobreunmanantiallímpido.Conlabarbillaenlasombrafresca,labebimos.
Ynosinclinábamoscadavezmásporencimadelatrampa.¿Quépodíahaberenaquelagujero,enaquellabodegaqueacababadeabrirmisteriosamentesupuertaenelpiso…?
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¿Talvezhabíaagua…?Aguaparabeber…Estiré el brazo en las tinieblas y encontré una piedra, luego otra…, una
escalera…,unanegraescaleraquebajabaalabodega.Elvizcondeyaestabadispuestoalanzarsealagujero…Incluso si no había agua, allí dentro podríamos escapar al beso radiante de
aquellosabominablesespejos.Perodetuvealvizcondeporquetemíaunanuevajugarretadelmonstruoy,conmi
linternasordaencendida,bajéelprimero…Laescaleraseprolongabaenmediodelastinieblasmásprofundasygirabasobre
símisma…¡Ah,eladorablefrescordelaescaleraylastinieblas…!Aquellafrescuradebíadeprocedermenosdelsistemadeventilaciónconstruido
necesariamente por Erik que del frescor mismo de la tierra, que debía de estarcompletamentesaturadadeaguaenelnivelenquenosencontrábamos…¡Además,ellagonodebíadeestarlejos…!
Pronto nos encontramos al pie de la escalera… Nuestros ojos empezaban ahabituarsealasombra,adistinguiranuestroalrededorformas…,formasredondas…,alasquedirigíelchorroluminosodemilinterna…
¡Toneles…!¡EstábamosenlabodegadeErik!Allíeradondedebíadeguardarélsuvinoytalvezsuaguapotable…SabíaqueErikeramuyaficionadoalosbuenoscaldos…¡Ah,allísíquehabíadebeber…!ElseñordeChagnyacariciabalasformasredondasyrepetíaincansablemente:―¡Toneles!¡Toneles…!¡Cuántostoneles…!De hecho, había cierta cantidad de ellos alineada muy simétricamente en dos
hilerasentrelasquenosencontrábamos…EranpequeñostonelesypenséqueErikloshabíaescogidodeaqueltamañopara
facilitarsutransportealacasadellago…Losexaminamosunotrasotrobuscandosialgunodeellostendríaalgunaespita
quenosindicaseasíquedevezencuandosesacabavino.Perotodoslostonelesestabanherméticamentecerrados.Entonces,despuésdehaber levantadounoamediasparacomprobarqueestaba
lleno, nos pusimosde rodillas y con la hoja de un cuchillito que llevaba conmigo,intentéhacersaltarel«tapón».
Enesemomentomeparecióoír,procedentedemuylejos,unaespeciedecantomonótonocuyoritmomeresultabaconocido,porquelohabíaoídoconfrecuenciaenlascallesdeParís:
―¡Toneles!¡Toneles…!¿Quiénvendetoneles?Mimanoseinmovilizósobreeltapón…TambiénelseñordeChagnyhabíaoído.
Medijo:
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―Esraro…,sediríaqueeltonelcanta…Elcantoprosiguió,máslejano…―¡Toneles!¡Toneles…!¿Quiénvendetoneles?―Le juro ―dijo el vizconde―, que el canto se aleja en el tonel… Nos
levantamosyfuimosamirardetrásdeltonel…―¡Esdentro!―decíaelseñordeChagny―;¡esdentro!Peroyanooíamosnada…,ynosvimosobligadosaatribuirloalmalestadoyala
turbaciónrealdenuestrossentidos…Volvimosal tapón.El señordeChagny, con susdosmanosunidasdebajoyun
últimoesfuerzo,hizosaltareltapón.―¿Quéeseso?―exclamóinmediatamenteelvizconde―.Noesagua.Elvizcondehabíaacercadosusdosmanosllenasami linterna…Yomeincliné
sobre lasmanos del vizconde…,y al punto arrojémi linterna de formabrusca tanlejosqueserompióyseapagó…,ylaperdimos.
LoqueacababadeverenlasmanosdelseñordeChagny…,¡erapólvora!
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XXVI
¿Hayquegirarelescorpión?¿Hayquegirarelsaltamontes?
FindelrelatodelPersa
De este modo, bajando al fondo de la bodega, había llegado al fondo de miaterradorpensamiento.Elmiserablenomehabíaengañadoconsusvagasamenazascontramuchosdeaquellosdelarazahumana.Almargendelahumanidad,sehabíaconstruido lejosde loshombresunaguaridadeanimal subterráneo,completamentedecididoallevarsetodopordelante,juntoconél,enunacatástrofeestrepitosa,silosquevivíansobretierraibanaacosarlealantrodondehabíarefugiadosumonstruosafealdad.
El descubrimiento que acabábamos de hacer nos emocionó tanto que nos hizoolvidar todas nuestras penas pasadas, todos nuestros sufrimientos presentes…Nuestra excepcional situación, incluso aunque hacía un momento nos habíamosencontradoalbordemismodelsuicidio,nosenoshabíapresentadoaúnentodosuespanto.AhoracomprendíamosloquehabíaqueridodeciryloquelehabíadichoelmonstruoaChristineDaaéyloquesignificabalaabominablefrase:«¡Síono…!¡Siesno,todoelmundoestámuertoyenterrado!»Sí,enterradobajolosescombrosdeloquehabíasidolagranÓperadeParís…¿Podíaimaginarsecrimenmásespantosoparadejarelmundoenunaapoteosisdehorror?Preparadaparalatranquilidaddesuretiro,lacatástrofeibaaservirparavengarlosamoresdelmáshorriblemonstruoquese haya paseado bajo los cielos… «¡Mañana por la noche, a las once, últimoplazo…!».¡Ah,québienhabíaelegidosuhora…!Habríamuchagenteenlafiesta…,muchosdelosdelarazahumana…,arriba…,enlospisossuperioresyflamígerosdela casa demúsica… ¿Qué séquitomás hermoso podría soñar paramorir…? Iba abajar a la tumba con los hombrosmás bellos delmundo, adornados con todas lasjoyas…¡Mañanaporlanoche,alasonce…!¿CómonoibaChristineDaaéadecir:no? ¿No preferiría casarse con la muerte misma antes que con aquel cadáverviviente?¿Noignorabaacasoquedesunegativadependíaeldestinofulminantedemuchosdelarazahumana…?¡Mañanaporlanoche,alasonce!
Y, arrastrándonosenmediode las tinieblas,huyendode lapólvora, tratandodeencontrar los escalones de piedra…, porque allá arriba, encima de nuestrascabezas…, la trampilla que lleva a la habitación de los espejos, también se haapagado…nosrepetimos:¡Mañanaporlanoche,alasonce…!
…Porfinencuentrolaescalera…,pero,depronto,mepongodepieenelprimer
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escalónporque,deformasúbita,unpensamientoardeenmicerebro:¿Quéhoraes?¡Ah!, ¿qué hora es? ¡Qué hora…!, porque, en última instancia, mañana por la
noche, a las once, tal vez sea hoy, tal vez sea inmediatamente… ¿Quién podríadecirnoslahoraquees…?Meparecequeestamosencerradosenesteinfiernohacedíasydías…,desdehaceaños…,desdeeliniciodelmundo…¡Quizástodoestosaltepor losairesahoramismo…!¡Ah,un ruido…!¡uncrujido…!¿Haoído,caballero?Allí…, allí…, en aquel rincón…, ¡grandes dioses…!, una especie de ruido demecánica… Sí… ¡Ah, la luz…!, es tal vez la mecánica la que va a hacer quesaltemos…Yaselohedicho:uncrujido…,¿estáustedsordo?
ElseñordeChagnyyyonospusimosagritarcomolocos…,elmiedonospisalostalones…,subimoslaescaleratrepandoporlosescalones…Latrampatalvezseha cerrado arriba.Tal vez sea esapuerta cerrada laque crea toda estaoscuridad…¡Ah,salirde laoscuridad,salirde laoscuridad…!Volvera laclaridadmortalde lacámaradelosEspejos.
…Yahemosllegadoalapartesuperiordelaescalera…,no,latrampanosehacerrado, pero ahora la cámara de los espejos está tan oscura como la bodega queabandonamos…Salimosdelabodega…,nosarrastramosporelsuelodelacámarade los tormentos…, el suelo que nos separa de aquel polvorín… ¿Qué hora es…?Gritamos,llamamos…ElseñordeChagnyclamacontodassusfuerzas:«¡Christine!¡Christine!»…Y yo llamo a Erik…, le recuerdo que le he salvado la vida…Peronadanosresponde…,sólonuestrapropiadesesperación…,nuestrapropia locura…,¿quéhoraes…?«Mañanaporlanoche,alasonce»…Discutimos…,nosesforzamospormedir el tiempoquehemospasadoenaquel lugar…,pero somos incapacesderazonar…Sipudiéramosverlaesferadeunreloj,conunasagujascaminando…Mirelojsehadetenidohacetiempo…,peroeldelseñordeChagnytodavíafunciona…Me dice que le ha dado cuerda al arreglarse para la velada, antes de acudir a laÓpera… Tratamos de deducir de este hecho alguna conclusión que nos permitaesperarqueaúnnohemosllegadoalminutofatal…
…Lamenor clase de ruido procedente de la trampa que en vano he intentadocerrarnos lanzaenmediodelaangustiamásatroz…¿Quéhoraes…?Notenemosmásqueunacerilla…Y,sinembargo,habríaquesaber…AlseñordeChagnyseleocurreromperelcristaldesurelojypalparlasdosagujas…Seproduceunsilencio,duranteelquepalpaeinterrogaalasagujasconlayemadelosdemos.Laanilladelrelojlesirvedepuntodereferencia…Estimaporlaseparacióndelasagujasquetalvezseanlasonceenpunto.
Perolasoncequenoshacentemblar,talvezhayanpasado,¿no…?Talvezseanlasonceydiezminutos…,yentoncestendríamosdocehorasalmenospordelante.
Yyo,depronto,grito:―¡Silencio!Mehaparecidooírpasosenlamoradadeallado.
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¡Nomeheequivocado!Oigounruidodepuertas,seguidodepasosprecipitados.Llamancontraelmuro.LavozdeChristineDaaé:
―¡Raoul,Raoul!¡Ah!, exclamamos todos almismo tiempo, ahora, a un ladoyotrode la pared.
Christine solloza, no sabía si volvería a encontrar vivo al señor de Chagny… Elmonstruohasidoterrible,alparecer.Nohahechomásquedelirarmientrasesperabaaqueellapronunciarael«sí»quelenegaba…Y,sinembargo,ellaleprometíaaquel«sí»siqueríaguiarlahastalacámaradelostormentos…Masélsehabíaopuestoconobstinación,conamenazasatrocescontratodoslosdelarazahumana…Finalmente,trashorasyhorasdeaquelinfierno,élacababadesalirhacíaunmomentodejándolasolaparareflexionarporúltimavez…
…¡Horasyhoras…!―¿Quéhoraes?¿Quéhoraes,Christine…?―¡Sonlasonce…!,¡lasoncemenoscinco…!―Pero¿quéonce…?―Lasoncequedebendecidirsobrelavidaolamuerte…Acabaderepetírmeloal
irse―prosiguelavozestertorosadeChristine―…¡Esespantoso…!Deliraysehaquitado la máscara y sus ojos de oro lanzan llamas. ¡Y no hace más que reír…!Riéndosemehadicho, comoundemonioborracho:«¡Cincominutos!Tedejo solapor tupudorbienconocido…Noquieroque te ruboricesdelantedemícuantomedigas“sí”,comolasnoviastímidas…¡Quédiablos!Unotieneeducación».Yaleshedichoqueestabacomoundemonioborracho:«¡Toma! (yhametido lamanoen labolsadelavidaydelamuerte).¡Toma!―mehadicho―,aquítieneslallavecitadebroncequeabreloscofresdeébanoqueestánsobrelachimeneadelacámaraLuisFelipe…Enunodeesoscofresencontrarásunescorpión,yenelotrounsaltamontes,animalesmuybien imitadosenbronce japonés;sonanimalesquedicensíyno.Esdecir, que te bastará con girar el escorpión sobre su eje, en la posición contraria aaquella enque lohayasencontrado…,esto significaráamisojos, cuandovuelvaaentrar en la cámaraLuisFelipe, en la cámarade los esponsales: sí…En cuanto alsaltamontes,si logiras,querrádecirnoamisojos,cuandoyovuelvaaentrarenlacámara Luis Felipe, en la cámara de la muerte…». ¡Y reía como un demonioborracho!Yonohacíaotracosaquereclamarlederodillaslallavedelacámaradelostormentos,prometiéndoleserporsiempresumujersimeloconcedía…Peromedijoqueaquellallavenovolveríaasernuncanecesariayqueibaaarrojarlaalfondodellago… Luego, riéndose como un demonio borracho, me dejó, diciéndome que noregresaríahastadentrodecincominutos,porquesabíaloquesedebe,cuandounoesgalante, al pudor de lasmujeres…Ah, sí, ymegritó además: «¡El saltamontes…!¡Cuidado con el saltamontes…!Un saltamontes no da vueltas, salta, salta… ¡saltamaravillosamentebien…!
Hetratadodereproduciraquíconfrases,palabrasentrecortadasyexclamacionesel sentido de las palabras delirantes de Christine… Porque también ella, durante
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aquellasveinticuatrohoras,habíadebidoalcanzarelfondodeldolorhumano…,ytalvezhabíasufridomásquenosotros…Christineseinterrumpíaacadainstanteynosinterrumpía para exclamar: «Raoul, ¿sufres…?».Y tanteaba las paredes, que ahoraestaban frías, y preguntaba la razón por la que habían estado tan calientes… Ytranscurrieronloscincominutos'yenmipobrecerebroarañabancontodassuspataselescorpiónyelsaltamontes.
Yo había conservado la lucidez suficiente para comprender que, si se giraba elsaltamontes,elsaltamontessaltaba…,¡yconélmuchosdelosdelarazahumana!Nohabíadudadeque el saltamontes regía alguna corriente eléctricadestinada ahacersaltarelpolvorín…ApresuradamenteelseñordeChagny,queahora,desdequehabíaoídolavozdeChristine,parecíahaberrecuperadotodasufuerzamoral,explicabaala joven en qué situación temible nos encontrábamos, nosotros y toda la Ópera…Teníaquegirarelescorpión,inmediatamente…
Aquelescorpión,querespondíaalsítandeseadoporErik,deberíaseralgoquetalvezimpidiesequeseprodujeralacatástrofe…
―¡Ve,pues,Christine,esposaadorada…!―leordenóRaoul.Hubounsilencio.―Christine―dijeyo―,¿dóndeestá?―Juntoalescorpión!―¡Nolotoque!Semehabíaocurridola idea―porqueconocíaamiErik―dequeelmonstruo
tambiénhabíaengañadoalajoven.Talvezeraelescorpiónelqueibaahacersaltartodo.Porque,enúltimainstancia,¿porquénoestabaélallí?Hacíatiempoquehabíantranscurrido loscincominutos…,ynohabíavuelto…Sinduda, sehabríapuestoasalvo…Ytalvezesperabalaexplosiónformidable…,sóloesperabaeso…Nopodíaesperar,enverdad,queChristineconsintieraensersupresavoluntaria…¿Porquénohabía―regresado…?¡Notoqueelescorpión…!
―¡Él…!―exclamóChristine―.¡Leestoyoyendo…!¡Yaestáaquí…!……………………………………………………………………Enefecto,élllegó.Oímossuspasos,queseacercabanalacámaraLuisFelipe.Se
habíareunidoconChristine.Nohabíapronunciadounapalabra…Entoncesyoalcélavoz:―¡Erik!¡Soyyo!¿Mereconoces?Aloírme,respondióalpuntoentonoextraordinariamentepacífico:―¿Nosehanmuertoahídentro…?Entonces,tratendepermanecertranquilos.Quiseinterrumpirle,peromedijotanfríamente:«Niunapalabramás,daroga,o
hagosaltartodo»,quepermanecípetrificadodetrásdemimuro.Yañadióinmediatamente:―¡Ese honor debe corresponder a la señorita…! La señorita no ha tocado el
escorpión(¡quétranquilohablaba!),laseñoritanohatocadoelsaltamontes(¡conquéespantosa sangre fría!), pero todavía no es demasiado tarde para hacerlo.Mire, yo
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abrosinllave,porquesoyelexpertoentrampillasyabroycierrotodocuantoquieroycomoquiero…Abroloscofrecillosdeébano:mire,señorita,enloscofrecillosdeébano… estos bonitos animales… ¡Qué bien imitados están…, qué inofensivosparecen…!Pero el hábitonohace almoje (todoesto lodecía conunavozblanca,uniforme…).Sisegiraelsaltamontes,saltamostodos,señorita…Haybajonuestrospies pólvora suficiente para hacer saltar todo un barrio de París… Si se gira elescorpión, ¡toda esa pólvora queda anegada…! Con motivo de nuestras bodas,señorita,ustedvaahacerleunbuenregaloavarioscentenaresdeparisiensesqueenestemomentoaplaudenunamediocreobradeMeyerbeer…Vaahacerleselregalodelavida…,porque,señorita,consuslindasmanos(¡quévozcansadaaquellavoz!)vaahacergirarelescorpión…¡Yluego,contentos,noscasaremos!
Hubounsilencio,yacontinuación:―Si dentro de dos minutos, señorita, no ha girado el escorpión…, tengo un
reloj…―añadiólavozdeErik―,unrelojquevamuybien…,soyyoelquegiraelsaltamontes…,yelsaltamontes,esosíquesaltabien.
Seprodujoelsilencio,másespantosoporsísoloquetodoslosdemásespantosossilencios.YosabíaquecuandoErikhabíaadoptadoaquellavozpacífica,ytranquila,y cansada, es que estaba al límite, capaz de la fechoría más titánica o de laabnegaciónmásfuriosa,yqueunasílabadesagradableasuoídopodríadesencadenarelhuracán.Encuantoal señordeChagnyhabíacomprendidoquenoquedabaotrasalidaquerezar,y,derodillas,rezaba…Encuantoamí,misangregolpeabacontantafuerzaquehubedeponermelamanosobreelcorazón,pormiedoaqueestallase…Presentíamos enmedio de un horror excesivo lo que pasaba en aquellos segundossupremosporelpensamientoenloquecidodeChristineDaaé…,comprendíamossusdudasparagirarelescorpión…¿Ysifueraelescorpiónelquehacíasaltartodo…¡SiErikhubieradecididosepultarnosatodosconél!
PorfinsedejóoírlavozdeErik,dulceestavez,deunadulzuraangélica:―Hanpasadolosdosminutos…,adiós,señorita…,¡salta,salta,saltamontes!―Erik ―exclamó Christine, que había debido precipitarse sobre la mano del
monstruo―,mejuras,monstruo,mejurasportuinfernalamorqueeselescorpiónloquehayquegirar…
―Sí,parasaltaranuestrasbodas…―Pues,entonces,saltemos.―¡A nuestras bodas, inocente niña…! El escorpión abre el baile… Pero estoy
harto…¿Noquiereselescorpión?¡Puesparamíelsaltamontes!―¡Erik!―¡Basta…!YohabíaunidomisgritosalosdeChristine.ElseñordeChagny,quecontinuaba
derodillas,seguíarezando…―¡Erik!¡Hegiradoelescorpión…!…………………………………………………………………
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¡Ay,quésegundovivimos!¡Esperando!Esperandonoserotracosaquemigajas,enmediodeltruenoydelasruinas…A sentir crujir bajo nuestros pies, en el abismo abierto…, cosas…, cosas que
podíanserelcomienzodelaapoteosisdelhorror…,porque,porlatrampillaabiertaalas tinieblas,faucesnegrasenlanochenegra,veníaunsilbidoinquietante,comoelprimerruidodeuncohete…
…Muydelgadoalprincipio…,yluegomásgrueso…,luegofortísimo…Pero¡escuchad!¡Escuchad!Yretenedconlasdosmanosvuestrocorazónprestoa
saltarconmuchosdelosdelarazahumana.Noeraaquelelsilbidodelfuego.¿Noparecíauncohetedeagua…?¡Alatrampilla!¡Alatrampilla!¡Escuchad!¡Escuchad!Aquelloempiezaahacergluglú…,gluglú…¡Alatrampilla!¡Alatrampilla!¡Alatrampilla!¡Quéfrescor!¡Al frescor! ¡Al frescor! Toda nuestra sed, que había desaparecido al llegar el
espanto,vuelveahoraconmásfuerzaconelruidodelagua.¡Elagua!¡Elagua!¡Elaguaquesube…!Quesubeen labodega,porencimade los toneles, todos los tonelesdepólvora
(¡toneles! ¡toneles…! ¿quién vende toneles?), ¡el agua!…, ¡el agua hacia la quedescendemos con las gargantas abrasadas…, el agua que sube hasta nuestrasbarbillas,hastanuestrasbocas…!
Ybebemos…Enelfondodelabodega,bebemos,hastalabodega…Y,enmediodelanochenegra,volvemosasubirlaescalera,peldañoapeldaño,la
escaleraquehabíamosbajadoenbuscadeaguayquevolvíamosasubirconelagua.Realmente,lapólvoraestabaperdidaybienanegada…¡Conelagua…!¡Bonito
trabajo…!¡EnlamoradadelLago,elaguanoseescatima!Siestosigueasí,todoellagovaaentrarenlabodega…
Porque,enverdad,yanosabemosdóndevaadetenerse…Resultaquehemossalidodelabodegayelaguasiguesubiendo…Yelaguasaletambiéndelabodega,fluyeporelsuelo…Sicontinúaasí,todala
morada del Lago quedará inundada. El suelo de la cámara de los espejos es unverdadero lagopequeñoenelquechapoteannuestrospies. ¡Quécantidaddeagua!Eriktienequecerrarelgrifo:¡Erik!¡Erik…!¡Yahaysuficienteaguaparalapólvora!¡Cierraelgrifo!¡Cierraelescorpión!
PeroErik no responde…Sólo él oye el aguaque sube…, ahora nos llegaya amediapierna…
―¡Christine! ¡Christine! El agua nos llega a las rodillas ―grita el señor deChagny.
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PeroChristinenoresponde…sóloseoyeelaguaquesube.¡Nada, nada en la habitación de al lado…! ¡Nohay nadie! ¡Nohay nadie para
girarelgrifo!¡Nadieparacerrarelescorpión!Estamoscompletamentesolos,enlaoscuridad,conelaguanegraquenosabraza,
quetrepa,quenoshiela.¡Erik!¡Erik!¡Christine!¡Christine!Ahorahemosperdidopieygiramosenelagua,arrastradosporunmovimientode
rotación irresistible, porque el agua gira con nosotros y chocamos con los espejosnegros,quenos rechazan…,ynuestrasgargantasalzadasporencimadel torbellinoaúllan…
¿Vamosacasoamoriraquí?¿Ahogadosenlacámaradelostormentos…?¡Nuncahevistoesto!¡EnlaépocadelasHorasRosasdeMazenderan,Eriknuncameenseñóesto por la ventanita invisible…! ¡Erik, Erik! ¡Yo te salvé la vida! Recuérdalo…¡Estabascondenado…!¡Ibasamorir…!¡Yoteabrílaspuertasdelavida…!¡Erik…!
¡Ay!¡Girábamosenelaguacomorestosdeunnaufragio…!Perodeprontocojoconmismanosextraviadaseltroncodelárboldehierro…y
llamo al señor deChagny… ya estamos los dos colgados de la rama del árbol dehierro…
¡Yelaguasiguesubiendo!¡Ah,ah!Recordad:¿quéespaciohayentrelaramadelárboldehierroyeltecho
enlacúpuladelacámaradelosespejos…?¡Intentadacordaros…!Despuésdetodo,quizáselaguasedetenga…, llegaráprobablementea sunivel…¡Mirad…! ¡Parecequesedetiene…!¡No,no,quéhorror…!¡Anado!¡Anado…!Nuestrosbrazosquenadan se agarran: ¡nos ahogamos…!, nos debatimos en el agua negra…, apenaspodemos respirarelairenegroporencimadelaguanegra…,elairequeseescapa,que oímos escaparse por encima de nuestras cabezas por no sé qué aparato deventilación… ¡Ah, demos vueltas y vueltas y más vueltas hasta que hayamosencontradolabocadeaire…!Pegaremosentoncesnuestrabocaalabocadeaire…Perolasfuerzasmeabandonan,tratodeagarrarmealosmuros…¡Quéresbaladizasson lasparedesdeespejoparamisdedosquebuscan…!Seguimosgirando…!Noshundimos…¡Unúltimoesfuerzo…!¡Unúltimogrito…!¡Erik…!¡Christine…!Glu,glu,glu…enlosoídos…,glu,glu,glu…,enelfondodelaguanegranuestrosoídoshacen gluglú… Y antes de perder completamente el conocimiento me parece oírtodavíadosgluglús…«¡Toneles!¡Toneles…!¿Quiénvendetoneles?».
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XXVII
Elfindelosamoresdelfantasma
AhíterminaelrelatoescritoquemedejóelPersa.Pese al horror de una situación que parecía consagrarlos definitivamente a la
muerte, el señor deChagny y su acompañante se salvaron gracias a la abnegaciónsublime de Christine Daaé. Y la boca del daroga mismo me contó el resto de laaventura.
Cuando fui a verle, seguía viviendo en su pequeño piso de la calle de Rivoli,frentealasTullerías.Estabamuyenfermoyyoteníaquerecurriratodomiardordereportero-historiador al servicio de la verdad para decidirle a revivir conmigo elincreíbledrama.SeguíasiendosuviejoyfielcriadoDariusquienleservía,yquienme precedía hasta él. El daroga me recibía en un rincón de la ventana que da aljardín, sentado en un amplio sillón donde intentaba erguir un torso que no habíadebido carecer de belleza. Nuestro Persa aún tenía unos ojos magníficos, pero supobre rostro estabamuy cansado. Se había rasurado completamente la cabeza, quecubríadeordinarioconungorrodeastracán;ibavestidoconunaampliahopalandamuysencilla,dentrodecuyasmangas sedivertía inconscientementehaciendogirarlospulgares,perosumenteseguíasiendomuylúcida.
Nopodíarecordar losantiguostrancessinversedominadoporciertafiebrey,amigajas,hubedearrancarleelsorprendentefindeestaextrañahistoria.Aveces,sehacíarogarmuchotiempopararesponderamispreguntas,yotras,exaltadoporsusrecuerdos,evocabadeformaespontáneadelantedemí,conunrelievesobrecogedor,laimagenespantosadeErikylasterribleshorasqueelseñordeChagnyyélhabíanvividoenlamoradadelLago.
Había que ver el temblor que lo agitaba cuandome pintaba su despertar en lapenumbrainquietantedelahabitaciónLuisFelipe…,traseldramadelasaguas…Yésteeselfindelaterriblehistoria,talcomomelacontóparaquecompletaseelrelatoescritoquehabíaqueridoconfiarme:
Alabrirlosojos,eldarogasehabíavistotendidosobreunacama…ElseñordeChagny estaba tumbado en un canapé, junto al armario de espejo. Un ángel y undemoniovelabansobreellos…
Tras losmilagrose ilusionesde lacámarade los tormentos, laprecisiónde losdetalles burgueses de aquel pequeño cuarto tranquilo parecía haber sido inventadaconeldesigniodedesanimarelespíritudelmortal lobastantetemerariocomoparaextraviarseenaqueldominiode lapesadillaviviente.Aquellacama-barco,aquellassillas de caoba encerada, aquella cómoda y aquellos cobres, el sonido con queaquellos pequeños cuadros de puntilla hecha a ganchillo estaban puestos en elrespaldo de los sillones, el péndulo y, a cada lado de la chimenea, los pequeños
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cofrecillos de apariencia tan inofensiva…, en fin, aquella estantería adornada deconchas,deacericosrojosparalosalfileres,debarcosdenácarydeunenormehuevodeavestruz…,todoellodiscretamenteiluminadoporunalámparacontulipapuestasobre un velador…, todo aquel mobiliario que era de una fealdad domésticaconmovedora, tanpacífica, tanrazonable,«enel fondodelascuevasdelaÓpera»,desconcertabamásalaimaginaciónquecualquieradelasfantasmagoríaspasadas.
Y la sombra del hombre de la máscara, en aquel pequeño marco anticuado,precisoylimpio,resultabamásformidabletodavía.SeinclinólasombrahastaeloídodelPersayledijoenvozbaja:
―¿Estásmejor,daroga…?¿Mirasmimobiliario…?Estodoloquemequedademipobremiserablemadre…
Y además le dijo cosas que ya no recordaba; pero ―y esto le parecía muysingular―elPersateníaelrecuerdoprecisodeque,duranteesavisióncaducadelahabitación Luis Felipe, sólo habló Erik. Christine Daaé no decía una palabra; sedesplazabasin ruidoycomounahermanade lacaridadquehubierahechovotodesilencio… Traía en una taza un cordial…, o un té humeante… El hombre de lamáscaraselacogíadelasmanosylatendíaalPersa.
EncuantoalseñordeChagny,dormía…Derramando un poco de ron en la taza del daroga y señalándole al vizconde
tumbado,Erikdijo:―Havueltoensímuchoantesdequepudiésemossabersiustedestabatodavía
vivo,daroga.Seencuentramuybien…Duerme…Nohayquedespertarle…Erik abandonó la habitación un momento y el Persa, incorporándose sobre un
codo,miró a su alrededor… Sentada en una esquina de la chimenea distinguió lasiluetablancadeChristineDaaé.Ledirigiólapalabra…,lallamó…,peroaúnestabamuydébilyvolvióacaer sobre laalmohada…Christine seacercóaél, lepuso lamanosobrelafrente,luegosealejó…YelPersarecordóqueentonces,alirse,ellanotuvo ni una mirada para el señor de Chagny que, a su lado, cierto, dormíatranquilamente…, y volvió a sentarse en su sillón, en la esquina de la chimenea,silenciosacomounahermanadelacaridadquehahechovotodesilencio…
Erik regresó con unos frasquitos que depositó sobre la chimenea.Ymuy bajo,paranodespertaralseñordeChagny, ledijoalPersa, trassentarseasucabecerayhaberletomadoelpulso:
―Ahoralosdosestáisasalvo.Yprontoosdevolveréalasuperficiedelatierra,paraagradaramimujer.
Traslocualselevantó,sinmásexplicaciones,yvolvióadesaparecer.El Persa miraba ahora el perfil tranquilo de Christine Daaé bajo la lámpara.
Estabaleyendounlibritodelomodoradocomoelqueseveenloslibrosreligiosos.DeLaImitación[72]hayedicionesasí.YalPersaaúnleresonabaenlosoídoseltononaturalconqueelotrohabíadicho:«Paraagradaramimujer…».
Muy suavemente, el daroga volvió a llamar, pero Christine debía de leermuy
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lejos,porquenooyó…RegresóErik…,hizobeberaldaroga unapoción, trashaberle recomendadono
volveradirigirunapalabraa«sumujer»nianadie,porquepodíasermuypeligrosoparalasaluddetodoelmundo.
Apartirdeesemomento,elPersarecuerdatodavíalasombranegradeErikylasiluetablancadeChristine,que seguíandeslizándoseen silencioporel cuartoy seinclinabansobreelseñordeChagny.ElPersaaúnestabamuydébil,yelmenorruido,lapuertadelarmariodeespejoqueseabríarechinando,porejemplo,ledabadolordecabeza…,yluegosedurmiócomoelseñordeChagny.
Estaveznodebíadespertarsesinoensucasa,cuidadoporsufielDarius,quienleinformódeque la noche anterior le habían encontrado contra la puerta de supiso,dondedebíadehabersidotrasladadoporundesconocidoquesepreocupódellamarantesdealejarse.
Encuantoeldarogarecuperósusfuerzasysuresponsabilidad,envióenbuscadenoticiasdelvizcondealdomiciliodelcondePhilippe.
Le contestaron que el joven no había aparecido y que el conde Philippe habíamuerto.HabíanencontradosucadáverenlaorilladellagodelaÓpera,delladodelacalleScribe.ElPersaseacordódelamisafúnebrealaquehabíaasistidotraselmurodelacámarade losespejosynodudóyadelcrimennidelcriminal.ConociendoaErik, reconstruyó el drama, ¡ay!, sin esfuerzo. Tras haber creído que su hermanohabíaraptadoaChristineDaaé,PhilippesehabíaprecipitadoensupersecuciónporlarutadeBruselas,dondesabíaquetodoestabapreparadoparasemejanteaventura.Alnoencontraralosjóvenes,habíaregresadoalaÓpera,habíarecordadolasextrañasconfidenciasdeRaoulsobresufantásticorival,habíasabidoqueelvizcondelohabíaintentado todo para penetrar en los sótanos del teatro y, por último, que habíadesaparecido, dejando su sombrero en el camerino de la diva, junto a una caja depistolas.Yelconde,queyanodudabadelalocuradesuhermano,sehabíalanzadoasuvezenaquel infernal laberintosubterráneo.AojosdelPersa,¿senecesitabamásparaterminarencontrandoelcadáverdelcondeaorillasdellago,dondevigilabaelcantodelasirena,lasirenadeErik,aquellaporteradellagodelosMuertos?
PoresoelPersanovaciló.Aterradoporaquellanuevafechoría,ysinpoderseguiren la incertidumbreenquesehallaba sobreeldestinodefinitivodelvizcondeydeChristineDaaé,sedecidióacontarletodoalajusticia.
PerolainstruccióndelcasosehabíaconfiadoalseñorjuezFaureyfueencasadeéstedondellamó.Puedesospecharselaformaenqueunespírituescéptico,pedestre,superficial (lo digo como lo pienso) y en modo alguno preparado para semejanteconfidencia,recibióladeclaracióndeldaroga.Éstefuetratadocomounloco.
Perdiendo la esperanza de hacerse oír alguna vez, el Persa se puso entonces aescribir.Dadoquelajusticianoqueríasutestimonio,talvezlaprensaloaceptaría,yacababade trazarciertanoche laúltima líneadel relatoque fielmentehe transcritoaquícuandosucriadoDariusleanuncióunextranjeroquenohabíadichosunombre,
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cuyo rostro resultaba imposible ver y que había declarado simplemente que noabandonaríaellugarhastahaberhabladoconeldaroga.
Presintiendoinmediatamentelapersonalidaddeaquelsingularvisitante,elPersaordenóquelointrodujeranenelacto.
Eldaroganosehabíaequivocado.¡EraelFantasma!¡EraErik!Parecíamuydébilyseapoyabaenlaparedcomositemieracaer…Trasquitarse
el sombrero,mostróuna frentedepalidezdecera.El restodel rostroestabaocultoporlamáscara.
ElPersasehabíaerguidoanteél.―Asesino del conde Philippe, ¿qué has hecho de su hermano y de Christine
Daaé?Ante este apóstrofe formidable, Erik vaciló y guardó un instante de silencio;
luego,despuésdearrastrarsehastaunsillón,sedejócaerenéllanzandounprofundosuspiro.Yallídijoconcortasfrases,conbrevespalabras,conalientoescaso:
―Daroga,nomehabledelcondePhilippe…Estabamuerto…ya…cuandosalídemicasa…,estabamuerto…ya…cuando…lasirenacantó…,fueunaccidente…,un triste… un… lamentablemente triste… accidente… ¡Se cayó de forma torpe,simpleynaturalenellago…!
―¡Mientes!―exclamóelPersa.EntoncesErikinclinólacabezaydijo:―Novengoaquí…parahablartedelcondePhilippe…,sinoparadecirteque…
voyamorir…―¿DóndeestánRaouldeChagnyyChristineDaaé?―Voyamorir.―¿RaouldeChagnyyChristineDaaé?―…deamor…,daroga…,voyamorirdeamor…asíes…,¡laamabatanto…!Y
lasigoamando,daroga,porquemueroporella,comotedigo.Sisupierasquébellaestabacuandomepermitióbesarlaviva,porsusalvacióneterna…Eralaprimeravez,daroga,laprimeravez,¿oyes?,queyobesabaaunamujer…Sí,viva,labeséestandovivayestabahermosacomounamuerta…
ElPersasehabíalevantadoyhabíaosadotocaraErik.Lezarandeóporelbrazo.―¿Vasadecirmedeunavezsiestámuertaoviva?―¿Porquémezarandeasasí?―respondióErikhaciendounesfuerzo…Tedigo
quesoyyoelquevaamorir…,sí,labeséviva…―Yahora¿estámuerta?―Te repitoque labeséasí en la frente…,yqueellanoapartó su frentedemi
boca…¡Ah,esunajovenhonesta!Encuantoasiestámuerta,nolocreo,aunqueesono me afecte… ¡No, no, no está muerta! Y sólo faltaría que me enterase de quealguienhatocadounpelodesucabeza.Esunajovenvalienteyhonestaquetesalvólavida,paracolmo,daroga,enunmomentoenqueyonohabríadadodoscéntimos
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portupieldepersa.Enelfondo,detinadiesepreocupaba.¿Porquéestabasallíconaqueljovencito?Ibasamorirademás.Palabraqueellamesuplicabaporsujovencito,peroyolecontestéque,dadoquehabíagiradoelescorpión,poresehechoyporsubuenavoluntadyomehabíaconvertidoensuprometidoyqueellayanonecesitabatenerdos,cosabastantejusta;encuantoati,túnoexistías,noexistíasya,telorepito,eibasamorirconelotroprometido.Pero,escúchamebien,daroga,cuandogritabaiscomoposesosdebidoalagua,Christinevinoamí,consusgrandesojosabiertos,ymejuró,porsusalvacióneterna,queconsentíaensermimujerviva.Hastaentonces,en el fondode sus ojos,daroga, siempre había visto yo amimujermuerta; era laprimeravezqueveíaenellosamimujerviva.Era sincera,dadoque jurabapor susalvacióneterna.Nosemataría.Asuntoconcluido.Mediominutomástarde,todaslasaguashabíanvueltoalLagoyyoestirabatulengua,daroga,porquecreí,palabra,quetequedabasallí…En fin…Estabadecididoqueyodebía transportarosa losdosavuestra casa en la superficie de la tierra. Por último, cuandome dejasteis libre elsuelodelahabitaciónLuisFelipe,volvíaellacompletamentesolo.
―¿QuéhabíashechodelvizcondeChagny?―leinterrumpióelPersa.―Ah,tienesquecomprenderunacosa,daroga,noibaadevolverleasícomoasía
la superficie… Era un rehén… Pero tampoco podía conservarlo en la morada delLago, debido a Christine; entonces lo encerré en un lugar muy confortable, loencadenélimpiamente(elperfumedeMazenderanlehabíavueltodébildecarácter)en el panteónde loscomuneros que está en la partemás desierta de lamás lejanabodegadelaÓpera,debajodelquintosótano,adondenadievanuncaydesdedondenosepuedeoíranadie.Muytranquilo,volvíjuntoaChristine.Ellameesperaba…
En este punto de su relato, parece que el Fantasma se levantó de forma tansolemne que el Persa, que había vuelto a su lugar en el sillón, hubo de levantarsetambién, como si obedeciera al mismo movimiento y dándose cuenta de que eraimposiblepermanecersentadoenunmomentotansolemne,eincluso(melodijoelPersamismo)sequitó,aunqueteníalacabezaafeitada,sugorrodeastracán.
―Sí, ellame esperaba―continuóErik, que sepuso a temblar comounahoja,peroatemblarconunaverdaderaemociónsolemne―…,meesperabamuyerguida,viva,comounaverdaderanoviaviviente,porsusalvacióneterna…Ycuandoavancé,mástímidoqueunniñopequeño,noescapó…,no,no…,sequedó…,meesperó…,creo,incluso,daroga,queunpoco…,oh,nomucho…,peroqueunpoco,comounanovia viva…, que adelantó la frente un poco…Y…, y…, yo la… besé… ¡Yo…,yo…,yo…!¡Yellanomurió…!Permaneciódeformacompletamentenaturalamilado, después de besarla así…, en la frente… ¡Ay, daroga, qué bueno es besar aalguien…!Túno lopuedes saber…,peroyo…,yo…Mimadre,daroga,mipobremiserablemadre nuncaquiso queyo la besara…Ella escapaba…, arrojándomemimáscara…, ninguna otra mujer…, nunca…, nunca… ¡Ay, ay, ay…! Ante unafelicidad como aquella, lloré…Y caí llorando a sus pies…y le besé los pies, suspiececitos, llorando…También tú lloras,daroga,y tambiénella lloraba…,elángel
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lloró…Amedidaquecontabaesto,EriksollozabayelPersa,enefecto,nohabíapodido
contener sus lágrimas ante aquel hombre enmascarado que, con los hombrossacudidosylasmanosenelpelo,lanzabaalmismotiempoestertoresdedolorydeternura.
―…¡Oh,daroga,sentícorrersuslágrimassobremifrentepormí!¡Pormí!Erancálidas…,ydulces…,suslágrimascorríanportodaspartesdebajodemimáscara,semezclabanconmispropiaslágrimasenmisojos…,corríanhastamiboca…¡Ay,suslágrimas…, pormí! Escucha, daroga, escucha lo que hice…Me quité lamáscaraparanoperderunasoladesuslágrimas…¡Yellanohuyó…!¡Nimurió.__!Siguióviva, llorando…,sobremí…,conmigo…¡Lloramos juntos…! ¡Señordelcielo,mehabéisdadotodalafelicidaddelmundo…!
YEriksehabíadesmoronado,lanzandoestertores,sobreelsillón.―¡Ay,novoyamoriraún…,inmediatamente…,perodéjamellorar!―lehabía
dichoalPersa.Alcabodeuninstante,elHombredelamáscaraprosiguió:―Escucha,daroga…, escucha bien esto…,mientras yo estaba a sus pies… oí
que decía: «¡Pobre desventurado de Erik!», ¡y me cogió la mano…! Comocomprenderás,yonoerayaotracosaqueunpobreperrodispuestoamorirporella…,comotelodigo,daroga.Figúratequeyoteníaenlamanounanillo,unanillodeoroqueyolehabíadado…,unaalianza…Selapuseensumanitayledije:«Toma,cogeesto…,cogeestoparati…yparaél…Serámiregalodebodas…,elregalodelpobredesventuradodeErik…Séqueamasaesejoven…,nolloresmás…».Conunavozmuy dulce ellame preguntó qué quería decir; entonces le hice comprender, y ellacomprendióenseguidaqueyonoeraparaellamásqueunpobreperrodispuestoamorir…,peroqueella,queellapodríacasarseconeljovencuandoquisiera,porquehabíalloradoconmigo…Ay,daroga…,piensaquecuandoledecíaestoeracomosidesgarrasetranquilamentemicorazónencuatrotrozos,perohabíalloradoconmigo…yhabíadicho:«¡PobredesventuradodeErik!».
Era tanta la emoción de Erik que hubo de advertir al Persa que no le mirase,porqueseahogabayseveíaenlanecesidaddequitarselamáscara.Aestepropósito,eldarogamecontóquehabíaidoalaventanayquelahabíaabiertoconelcorazónsublevadodepiedad,pero teniendomuchocuidadodemirar lacimade losárbolesdeljardíndelasTulleríasparanoencontrarseconlacaradelmonstruo.
―Fui entonces a liberar al joven―prosiguióErik―y le dije queme siguierajuntoaChristine…Delantedemí,enlacámaraLuisFelipe,seabrazaron…Christineteníasuanillo…HicejuraraChristineque,cuandoyoestuvieramuerto,unanocheellavendría,pasandoporellagodelacalleScribe,aenterrarmecongransecretoconelanilloquehabríallevadohastaeseminuto…,ledijecómoencontraríamicuerpoyloqueteníaquehacer…EntoncesChristinemebesóporprimeravezenlafrente…(¡nomires,daroga!),aquí,enlafrente…enmifrente…(¡nomires,daroga!),yluego
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losdossefueron…Christineyanolloraba…,sóloyolloraba,daroga,daroga…¡SiChristinecumplesujuramento,prontovolverá…!
Y Erik se había callado. El Persa no le hizo ninguna pregunta más. Se habíatranquilizadosobreeldestinodeRaouldeChagnyydeChristineDaaé,yningunodelosde la razahumanahabríapodido, trashaberleoídoesanoche,ponerenduda lapalabradeErik,quelloraba.
Elmonstruosehabíavueltoaponerlamáscarayhabíareunidosusfuerzasparadespedirse del daroga. Le había anunciado que cuando sintiera cercano su fin, leenviaría, en agradecimiento al bienque le había hecho enotro tiempo, lo quemásqueríaenelmundo:todoslospapelesqueChristineDaaéhabíaescritoduranteestaaventuraparaRaoul,yqueellahabíadejadoaErik,yalgunosobjetosqueprocedíande ella, dos pañuelos, un par de guantes y un lazo de zapato. A una pregunta delPersa,Erikleinformóque,nadamásverselibres,losdosjóveneshabíandecididoirenbuscadeunsacerdoteaalgúnlugarapartadodondeocultaríansufelicidadyque,contaldesignio,habíantomado«laestacióndelNortedelMundo».Finalmente,ErikcontabaconelPersaparaqueanunciarasumuertealosdosjóvenestanprontocomoéste recibiera las reliquias y los papeles prometidos. Para ello debería pagar unagacetillaenlosanunciosnecrológicosdelperiódicoL’Époque.
Aquelloeratodo.El Persa había conducido a Erik hasta la puerta de su piso, y Darius le había
acompañado hasta la acera sosteniéndole. Le esperaba un simón en el que Erikmontó. El Persa, que había regresado a la ventana, le oyó decir al cochero: «A laexplanadadelaÓpera».
Luegoelsimónsehabíaperdidoenlanoche.ElPersahabíavistoporúltimavezalpobredesventuradodeErik.
Tres semanas más tarde, el periódico L’Époque publicaba esta gacetillanecrológica:
«ERIKHAMUERTO».
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Epílogo
TaleslaverídicahistoriadelFantasmadelaÓpera.Comoanunciabaalprincipiode esta obra, ahora ya no se puede dudar de que Erik vivió realmente. Hoy haydemasiadaspruebasdeesaexistencia al alcancedequienquieraparapoder seguir,razonablemente, los hechos y los gestos de Erik a través de todo el drama de losChagny.
Noesprecisorepetiraquícuántoapasionóalacapitalestecaso.Aquellaartistaraptada, el condedeChagnymuertoencondiciones tanexcepcionales, suhermanodesaparecido, y el triple sueño de los empleados de la iluminación de la Ópera…¡Quédramas!¡Quépasiones!¡Quécrímenessehabíandesarrolladoentornoalidiliode Raoul y la dulce y encantadora Christine…! ¿Qué había sido de la sublime ymisteriosa cantante de quien la tierra no debía volver a oír hablar nunca…? Laimaginaronvíctimadelarivalidaddelosdoshermanos,yanadieseleocurrióloquehabía pasado: nadie comprendió que, dado que Raoul y Christine habíandesaparecido juntos, los dos prometidos se habían retirado lejos del mundo parasaborear una felicidad que no habrían querido hacer pública tras la muerteinexplicadadelcondePhilippe…UndíatomaronuntrenenlaestacióndelNortedelMundo…Tambiényoundía tome tal vez el tren en esa estaciónyvaya a buscar,alrededordetuslagos,¡oh,Noruega!,¡oh,silenciosaEscandinavia!,lashuellasquizávivastodavíadeRaoulydeChristine,ytambiéndelatíaValérius,quedesaparecióalmismo tiempo… ¿Oiré tal vez un día, conmis propios oídos, al Eco solitario delNortedelmundo,repetirelcantodeaquellaqueconocióalÁngeldelaMúsica…?
Muchodespuésdequeelcasofueraarchivado,graciasalosinteligentescuidadosdel señor juezde instrucciónFaure, laprensa seguía intentandopenetrardevezencuando en el misterio… y continuaba preguntándose dónde estaba la manomonstruosa que había preparado y ejecutado tan inauditas catástrofes. (Crimen ydesaparición).
Unperiódico amarillo, que estaba al corriente de todos los comadreos de entrebastidores,fueelúnicoqueescribió:
«EsamanoesladelFantasmadelaÓpera».Y,naturalmente,aúnlohacíaentonoirónico.SóloelPersa,aquiennadiehabíaqueridoescuchar,yque,traslavisitadeErik,
norepitiósuprimeratentativaconlaJusticia,poseíatodalaverdad.Y ya tenía en su poder las pruebas principales que le habían llegado con las
piadosasreliquiasanunciadasporelFantasma…Mecorrespondíaamícompletar,conlaayudadelpropiodaroga,esaspruebas.
Lepuse,díaadía,alcorrientedemisinvestigaciones,yéllasguiaba.HacíaañosquenohabíavueltoalaÓpera,perohabíaconservadodelmonumentounrecuerdomuyprecisoynohabíamejorguíaenelmundoparahacermedescubrirlosrinconesmásescondidos. Fue también él quienme indicó las fuentes a que podía acudir, y los
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personajesaquienesdebíainterrogar;fueélquienmeimpulsóallamaralapuertadelseñorPolignycuandoyaelpobrehombreestabacasienlaagonía.Nosabíaquefueratan bajo y nunca olvidaré el efecto que produjeron en él mis preguntas sobre elFantasma.Memirócomosiviesealdiabloysólomerespondióconalgunasfrasessin ilación, que atestiguaban sin embargo (eso era lo esencial) cuánta perturbaciónhabíacausadoelF.delaÓ.enaquellavidayamuyagitada(elseñordePolignyeraloquesehaconvenidoendenominarunvividor).
CuandocontéalPersaelescasoresultadodemivisitaalseñorPoligny,eldarogasonrióvagamenteymedijo: «Polignynunca supohastaquépunto lehizo “andar”aquelextraordinariocrápuladeErik(elPersahablabaunasvecesdeErikcomodeundios, otras comode unvil canalla). Poligny era supersticioso yErik lo sabía.EriksabíatambiénmuchascosassobrelosasuntospúblicosyprivadosdelaÓpera».
CuandoelseñorPolignyoyóqueunavozmisteriosalecontaba,enelpalconº5,el empleoquehacíade su tiempoyde la confianzade su socio,nopreguntónadamás. Fulminado al principio como por una voz del Cielo, se creyó condenado, yluego,comolavozlepedíadinero,viofinalmentequeeraengañadoporunmaestrocantordelqueelpropioDebiennefuevíctima.Losdos,hartosyadesudirecciónpornumerosasrazones,sefueronsintratardeconocerafondolapersonalidaddeaquelextrañoF.delaÓ.,queleshabíahechollegarunpliegodecondicionestansingular.Legaron todo el misterio a la dirección siguiente lanzando un gran suspiro desatisfacción,liberadosdeunahistoriaqueleshabíaintrigadomuchosinhacerlesreíraningunodelosdos.
AsíseexpresóelPersasobrelosseñoresDebienneyPoligny.Aestepropósito,lehablé de sus sucesores, yme sorprendió que en lasMemorias de unDirector, delseñorMoncharmin,sehablasedeformatancompletadeloshechosygestosdelF.delaÓ.enlaprimeraparte,parallegarluegoanodecirnadaomuypocoenlasegunda.AloqueelPersa,queconocíaesasMemoriascomosi lashubieraescrito,mehizoobservar que encontraría la explicación de todo el caso si me molestaba enreflexionar en las escasas líneas que, en la segunda parte de esas Memorias,Moncharmin tuvo a bien consagrar todavía alFantasma.Transcribo a continuaciónesaslíneasque,además,nosinteresandemodomuyparticular,puestoqueenellasserelatalasencillaformaconqueconcluyelafamosahistoriadelosveintemilfrancos.
«ApropósitodelF.de laÓ. (es el señorMoncharminquienhabla), algunasdecuyas singulares fantasías he narrado aquímismo, al comienzo demisMemorias,sóloquieroañadirunacosa,que redimióconunhermosogesto todas lasmolestiasquehabíacausadoamiqueridocolaboradory,deboconfesarlo,amímismo.Juzgósindudaquehabíalímitesatodaslasbromas,sobretodocuandocuestantancarasycuandoelcomisariodepolicíaestá“trassuspasos”,porqueenelminutomismoenquecitamosalseñorMifroidanuestrodespachoparacontarletodalahistoria,pocosdías después de la desaparición de Christine Daaé, hallamos en el escritorio deRichard,enunbonitosobreenelqueseleía,contintaroja:DepartedelF.delaÓ.,
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lassumasbastanteimportantesquehabíalogradohacersalirmomentáneamente,yamododejuego,delacajadedirección.Richardopinóquedebíamosdetenernosallíynoseguiradelante.ConsentíenserdelaopinióndeRichard.Ybienestátodoloquebienacaba.¿Noesasí,queridoF.delaÓ.?».
Evidentemente, Moncharmin, sobre todo después de esa devolución, seguíacreyendo que había sido juguete por un momento de la imaginación burlesca deRichard,comopor suparteRichardnuncadejódecreerqueMoncharminsehabíaentretenidoinventandotodoelcasodelF.delaÓ.paravengarsedealgunasbromas.
¿No era elmomento de pedir al Persa queme enseñase el artificio con que elFantasma hacía desaparecer veintemil francos en el bolso deRichard, a pesar delimperdible?Merespondióquenohabíameditadoeneseligerodetalle,peroque,siyoteníaabien«trabajar»enloslugaresmismosdeloshechos,deberíaencontrarlaclavedelenigmaeneldespachodedirección,recordándomequeEriknohabíasidoapodadoelexpertoentrampillaspornada.YprometíalPersadedicarme,tanprontocomotuvieratiempo,aútilesinvestigacionesporeselado.Actoseguido,debodeciral lector que los resultados de tales investigaciones fueron perfectamentesatisfactorios. No creía, en verdad, descubrir tantas pruebas innegables sobre laautenticidaddelosfenómenosatribuidosalFantasma.
Y conviene que se sepa que los papeles del Persa, los de Christine Daaé, lasdeclaraciones queme fueron hechas por los antiguos colaboradores de los señoresRichard yMoncharmin y por la pequeñaMegmisma (por desgracia, la excelenteseñora Giry ya había fallecido) y por la Sorelli, que ahora está retratada enLouveciennes[73], conviene, decía, que se sepa que todo esto, que constituye laspiezas documentales de la existencia del Fantasma de la Ópera, se encuentracontroladoporvariosdescubrimientosimportantesdelosquecontodajusticiapuedosentirmeorgulloso.
Si no he podido encontrar la morada del Lago, dado que Erik condenódefinitivamente todas sus entradas secretas (y aún estoy seguro que sería fácilpenetrar en ella si procediesen a secar el lago, como varias veces he pedido a laadministración de Bellas Artes)[74], no por ello he dejado de descubrir el pasillosecretodeloscomuneros,cuyapareddetablassecaeapedazosporalgunaspartes:delmismomodo,hedescubiertolatrampillaporlaqueelPersayRaoulbajaronalossótanosdelteatro.Hedescubierto,enelcalabozodeloscomuneros,muchasinicialestrazadassobrelosmurosporlosdesventuradosqueenélfueronencerrados,y,entreesas iniciales,unaRyunaC.¿RC?¿No resulta significativo? ¡RaouldeChagny!Lasletrastodavíasonhoymuyvisibles.Porsupuesto,nomehedetenidoahí.Enelprimerytercersótanos,puseenmovimientodostrampillasdeunsistemapivotante,completamente desconocidas de los tramoyistas, que no utilizan trampillas dedeslizamientohorizontal.
Finalmentepuedodecirallector,conplenoconocimientodecausa:«VisiteundíalaÓpera,pidaqueledejenpasearporellaenpaz,sinciceroneestúpido,entreenel
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palconº5ygolpeeenlaenormecolumnaqueseparaesepalcodelproscenio;golpeeconsubastónoconsupuñoyescuche…alaalturadesucabeza:¡lacolumnasuenaa hueco! Y tras eso, no se asombre de que pueda estar habitada por la voz delFantasma;hayenesacolumnasitioparadoshombres.Ysilesorprendequedurantelos fenómenos del palco nº 5 nadie se haya fijado en esa columna, no olvide queofreceelaspectodemármolmacizoyquelavozquesehabíaencerradoparecíavenirdelladoopuesto(porquelavozdelfantasmaventrílocuoveníadedondeélquería).Lacolumnafuelabrada,esculpida,hechaderecovecosymásrecovecosporelcinceldelartista.Nopierdolaesperanzadedescubrirundíaeltrozodeesculturaquedebíabajarseysubirseavoluntad,paradejarlibreymisteriosopasoalacorrespondenciadelFantasmaconlaseñoraGiryyasusliberalidades.Ciertoque,todoestoqueyohevisto, olido y palpado no es nada al lado de lo que, en realidad, un ser enorme yfabulosocomoErikdebióde crear en elmisteriodeunmonumento comoel de laÓpera, pero daría todos mis descubrimientos a cambio del que he logrado hacer,delantedelpropioadministrador,eneldespachodeldirector,aunoscentímetrosdelsillón: una trampilla, de la longitud de una hoja del parquet, de la longitud de unantebrazo, no más…, una trampilla que se cierra como la tapa de un arcón, unatrampillaporlaqueveosalirunamanoquetrabajacondestrezaenelfaldóndeunfracquecuelga…
¡Por ahí es por donde salieron los cuarentamil francos…!Y también por ahí,graciasaalgúnintermediario,habíanvuelto…
CuandolehablabaalPersadeelloconemociónmuycomprensible,ledije:―Dado que terminaron volviendo los cuarenta mil francos, ¿se divertía
simplementeErikhaciéndoseelgraciosoconsupliegodecondiciones…?Élmecontestó:―¡Nolocrea…!Eriknecesitabadinero.Creyéndosealmargendelahumanidad,
noleimportunabanlosescrúpulosyseservíadelosdonesextraordinariosdeastuciae imaginación que había recibido de la naturaleza como compensación a la atrozfealdadconque lehabíadotado,paraexplotara loshumanos,yestoavecesde laformamás artística delmundo, porque el truco valía amenudo su peso en oro. Sidevolvió los cuarenta mil francos por propia voluntad a los señores Richard yMoncharmin esporque, en elmomentode ladevolución,no los necesitaba. HabíarenunciadoasumatrimonioconChristineDaaé.Habíarenunciadoatodaslascosasexistentesenlasuperficiedelatierra.
Según el Persa, Erik era oriundo de una pequeña aldea de los alrededores deRuán. Era hijo de un maestro de obras de albañilería. A hora temprana huyó deldomiciliopaterno,dondesufealdaderaobjetodehorrorydeespantoparasuspadres.Durante algún tiempo se había exhibido por las ferias, donde su empresario lemostraba como «muerto viviente».Había debido cruzarEuropa de feria en feria ycompletarsuextrañaeducacióndeartistaymagoenelmanantialmismodelarteydelamagia,entrezíngaros.HabíatodounperíododelaexistenciadeEriksumidoenla
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oscuridad. Se le encuentra de nuevo en la feria de Nizhni-Nóvgorod[75], donde sepresentabaentodasuhorriblegloria.Cantabayacomonadieenelmundohacantadonunca;hacíadeventrílocuoyseentregabaajuegosmalabaresextraordinariosdelosque,asuregresoaAsia,sehacíanlenguaslascaravanasalolargodesucamino.AsífuecomosufamatraspasólosmurosdelpalaciodeMazenderan,dondelapequeñasultana,favoritadelshahinshah[76],seaburría.Unmercaderdepieles,quesedirigíaaSamarcanda,yquevolvíadeNizhni-Nóvgorod,refiriólosmilagrosquehabíavistobajolatiendadeErik.Llamaronalmercaderapalacio,yeldarogadeMazenderanhubodeinterrogarle.LuegoleencargaronaldarogabuscaraErik.LollevóaPersia,dondedurantealgunosmeses,hizoydeshizocomolevinoengana,segúndecimosenEuropa.Cometióasíinfinidaddehorrores,porquenoparecíaconocernielbiennielmal,ycooperóenalgunoshermososasesinatospolíticostantranquilamentecomocombatió, con invenciones diabólicas, al emir de Afganistán, en guerra con elImperio.Elshahinshahsehizoamigosuyo.EsenesemomentodondehayquesituarlasHorasRosasdeMazenderan,delquenoshahechounapunteelrelatodeldaroga.Como Erik tenía ideas arquitectónicas completamente personales y concebía unpalaciocomounprestidigitadorpuedeimaginaruncofredetrucos,elshahinshahleencargóunaconstruccióndeese tipo,quellevóa términoyque,alparecer,era taningeniosaqueSuMajestadpodíapasearportodaspartessinservistoydesaparecersin que fuera posible distinguir el artificio con que lo conseguía. Cuando elshahinshahseviodueñodesemejantejoyelordenó,comohabíahechociertozarconelgenialarquitectodeunaiglesiadelaPlazaRoja,enMoscú,quereventasenaEriksus ojos de oro. Pero pensó que, incluso ciego, Erik podría construir para otrosoberanounamoradaigualdeinauditaquelasuya,yfinalmente,quemientrasErikestuviera vivo existía alguien que conocía el secreto del maravilloso palacio. SedecidiólamuertedeErik,asícomoladetodoslosobrerosquehabíantrabajadoasusórdenes.SeencargóaldarogadeMazenderanlaejecucióndeesaordenabominable.Erik le había prestado algunos servicios y le había hecho reír mucho. Le salvóprocurándole losmediosdehuida.Peroapuntoestuvodepagarconsucabezaesadebilidad generosa. Por suerte para el daroga, encontraron en la ribera del marCaspiouncadávermediocomidoporlospájarosmarinosyquepasóporeldeErik,debidoaqueunosamigosdeldarogahabíanvestidoaquellosdespojosconefectospertenecientesalpropioErik.Eldarogafueliberadoacambiodelapérdidadelfavordel shahinshah, de sus bienes y del exilio. El Tesoro persa, sin embargo, siguiódándole, porque el daroga descendía de la raza real, una pequeña renta de unoscentenaresdefrancosalmes,yfueentoncescuandovinoarefugiarseaParís.
EncuantoaErik,habíapasadoalAsiaMenor,luegohabíaidoaConstantinopla,dondehabíaentradoalserviciodelsultán.Harécomprender losserviciosquepudoprestaraunsoberanoalqueacosabantodoslosterroresdiciendoquefueErikquienconstruyó todas las famosas trampillas y cámaras secretas y cajas de caudalesmisteriosas que se encontraron en Yildiz-Kiosk, tras la última revolución turca.
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Tambiénfueaél[77]aquiense leocurrió fabricarunosautómatasvestidoscomoelpríncipe y tan parecidos a él que confundieron al propio príncipe, autómatas quehacíancreerqueeljefedeloscreyentesestabaenunlugar,despierto,mientrasquedormíaenotrositio.
Naturalmente,hubodeabandonar el serviciodel sultánpor lasmismas razonesporlasquehabíatenidoquehuirdePersia.Sabíademasiadascosas.Entonces,muycansadodesuaventurera,formidableymonstruosavida,quisoconvertirseenalguiencomotodoelmundo.Ysehizomaestrodeobras,comounmaestrodeobrasnormalque construye casas para todo el mundo, con ladrillos ordinarios. Licitó ciertostrabajosdecimentaciónen laÓpera.Cuandosevioen lossótanosdeun teatro tanvasto, su carácter artístico, fantasioso y mágico, lo dominó. Además, ¿no seguíasiendo igual de feo?Soñó con crearse unamorada desconocida para el resto de latierraqueleocultaseporsiempredelamiradadeloshombres.
Ya se sabey se adivina loqueocurriódespués.Está inscrito a lo largode estaincreíble y sin embargo verídica aventura. ¡Pobre desventurado deErik! ¿Hay quecompadecerle?¿Hayquemaldecirle?Sólopedíaserunomás,comotodoelmundo.Peroerademasiadofeo.Yhubodeocultarsugenioohacertrucos,cuando,conunrostronormalhubierasidounodelosseresmásnoblesdelarazahumana.Teníauncorazón capaz de contener el imperio del mundo, y en última instancia hubo decontentarse conunacueva. ¡Decididamentehayquecompadecer alFantasmade laÓpera!
Peseasuscrímenes,herezadosobresusdespojosyojaláDiossehayaapiadadodeél.¿PorquéhizoDiosunhombretanfeo?
Estoy seguro, completamente seguro, de haber rezado sobre su cadáver, el otrodía,cuandolesacarondelatierra,enellugarmismoenqueseenterrabanlasvocesvivientes;erasuesqueleto.Nofueporlafealdaddelacabezaporloquelereconocí,porque,cuandoestánmuertosdesdehacetantotiempo,todosloshombressonfeos,sinoporelanillodeoroquellevabayqueChristineDaaéhabíadeslizadoensudedo,antesdesepultarle,comolehabíaprometido.
El esqueleto se hallabamuy cerca de la fuentecilla, en ese lugar en el que porprimeravez,cuandolaarrastróalossótanosdelteatro,elÁngeldelaMúsicahabíasostenidoensusbrazostemblorososaChristineDaaédesmayada.
Yahora,¿quésevaahacerconeseesqueleto?¿Learrojaránalafosacomún…?YoafirmoqueellugardelesqueletodelFantasmadelaÓperaestáenlosarchivosdelaAcademiaNacionaldeMúsica;noesunesqueletoordinario.
FIN
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GastonLouisAlfredLeroux(París,1868–Niza,1927),fueunescritorfrancésqueganó gran fama en su tiempogracias a sus novelas de aventuras y policíacas talescomoElfantasmadelaópera(Lefantômedel’opéra,1910),Elmisteriodelcuartoamarillo(Lemystèredelachambrejaune,1907)ysusecuelaElperfumedeladamadenegro(Leparfumdeladameennoir,1908).
GastónLerouxfuealaescuelaenNormandía,estudióDerechoenParísysegraduóen1889.En1890comenzóatrabajareneldiarioL’Écho,deParís,comocríticodeteatro y reportero. Se hizo famosopor un reportaje en el que se hizo pasar por unantropólogoque estudiaba las cárceles deParís, para poder entrar a la celdadeunconvicto que, según Gastón, había sido condenado injustamente. Viajó comoreportero por Suecia, Finlandia, Inglaterra, Egipto, Corea, Marruecos. En Rusiacubriólasprimerasetapasdelarevoluciónbolchevique.Apartedesutrabajocomoperiodista,tuvotiempoparaescribirmásdecuarentanovelasquefueronpublicadascomocuentosporentregasenperiódicosdeParís.Antesde1909,pudoabandonarsutrabajoenelperiódicoydedicarseenteramentealaescritura.
Ademásdenovelasdedetectives,LerouxesautordenovelasdeterrorincluyendoLadoblevidadeThéophrasteLonguet(LadoubleviedeTheophrasteLonguet,1904)yLareinadeSabbat(LareineduSabbat,1910).
Leroux era un ser cabalístico que creía en los seres fantasmales y en elmás allá.Durantesusúltimosañosdevidadisfrutódeunafamamoderada.Murióen1927alos59añosdeedadacausadeunainfección.
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Notas
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[1] «Seríaun ingrato sinodiese también lasgracias enelpórticodeesta terribleyverídicahistoria a la actualdireccióndelaÓpera,que tan amablemente seprestó atodas mis investigaciones, y en particular al señor Messager; asimismo alsimpatiquísimoadministradorseñorGabionyalamabilísimoarquitectoencargadodela buena conservación del monumento, que no vaciló en prestarme las obras deCharles Garnier, aunque estuviera casi seguro de que no iba a devolvérselas. Porúltimo, debo reconocer públicamente la generosidad de mi amigo y antiguocolaborador señor J.-L.Croze, queme permitió compulsar su admirable bibliotecateatralytomarenpréstamoedicionesúnicasqueélapreciabaenmucho».(Notadelautor).[CharlesGarnier(1825-1898),arquitectofrancés,autorentreotrasobrasdelaconstruccióndeunanuevasaladeÓperaenParís;comenzadaen1861,seconcluyóen1867,peronoseinauguróhasta1875].<<
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[2]ConesetítulofiguranenlahistoriadelamúsicaunaóperadeGaetanoDonizetti(1797-1848)que, prohibida enNápolespor la censuray revisadapara laÓperadeParísbajoeltítulodeLosMártires,seestrenóenestaciudaden1840;yunapartituralíricadeCharlesGounod(1818-1863),compuestaen1870-1872yestrenadaen1878,alaqueparecereferirseelcontextodeestanovela.<<
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[3] AlfredGrévin (1827-1892), dibujante y caricaturista francés, apasionado por elteatro;ademásdeescribirunaobraescénica,en1892fundóenelbulevarMontmartredeParíselmuseodefigurasdeceraquellevasunombre.<<
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[4]miosotis:Génerodeplantasborragináceas, anualesovivaces, de flores azulesorojas.Seconocenvulgarmenteconelnombredenomeolvides.<<
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[5]Granespejoverticalde inclinaciónvariable,quepivotaenunbastidor.Aparecióen Francia en la época del Directorio y se difundió durante el Imperio y laRestauración.<<
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[6]LosVestris:Fuerondoslosbailarinesfamososdeeseapellido:GaetanoApollineBaldassare (1729-1808) y su hijo Marie-Jean Augustin, conocido como AugusteVestris(1760-1842);adiferenciadesupadre,esterechazólasreformasdelmaestroNoverreyconsideróelvirtuosismounfinensí;suestiloanuncióunanuevaformadedanza;casadoconunabailarina,suhijoAugusteArmand(1795)bailóenlaÓperaehizocarreraenItalia,dedondeeraoriundosuabueloGaetano.
Gardel: Fueron tres los bailarines y coreógrafos franceses de ese apellido: Claude(muertoen1774),ysusdoshijos,Maximilien-Léopold(1741-1787)yPierreGabriel(1758-1840).ÉstosdebutaronenlaÓperadeParísen1755y1771,delaquefueronmaestrosdedanza.Compusieronnumerososballets,algunosencolaboración.ElmásfamosofueMaximilien-Léopold.<<
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[7]Plantamuyparecidaalgrosellero,defrutonegro,conelquesehaceunlicor.<<
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[8]«Mecontóestaanécdota,tambiéncompletamenteauténtica,elpropioseñorPedroGailhard,antiguodirectordelaÓpera».[Notadelautor].<<
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[9]Corifeo: Cantor que tiene por misión dar las entradas del coro. Como nombregenéricodesignaalosprotagonistasdeunaópera.
Rata:ApodofamiliarconquesedesignabaalosmiembrosdelcuerpodeballetenlaÓperafrancesadeeseperíodo.<<
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[10]Charles-FrançoisGounod(1818-1893),compositorfrancés,directordelorfeóndelaciudaddeParís.EntresusóperasmásfamosasfiguranlostítulosFauno(1859),Lareina de Saba y Romeo y Julieta (1867). Compuso además abundantes piezassinfónicas,músicadecámaraycantatas.
Ernest Reyer (1823-1909), compositor francés que desempeñó el cargo debibliotecariodelaÓperadesde1876.Fueautordevariasóperas,entreellasSigurdySalambô.
CharlesCamille Saint-Saëns (1835-1921), organista, pianista y compositor francés,autordeóperas(SansónyDalila,Losbárbaros),depoemassinfónicosydemúsicadeescenaparaobrasteatralesdelosclásicosfranceses.
JulesMassenet (1842-1912), compositor francés, autor de varias óperas popularescomoHerodías,Manón,Werther,Safo,El juglardeNôtre-Dame,DonQuijoteyElCid,talvezlamásconocidadelassuyas.
Ernest Guiraud (1837-1892), compositor francés; entre sus óperas más conocidasfiguranSilvia,Laaventuragalante,MadamaTurlupinyEnlacárcel.
LeoDelibes(1836-1891),compositorfrancés,autordeoperetasyóperas,ydirectordeloscorosdelaÓperadeParís,paralaqueescribióunbailablefamoso,LaSource,y, sobre todo,Copelia.Otros triunfos escénicos fueronSilvia o la ninfa deDiana,Lakmé,Kassya…<<
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[11]Jean-BaptisteFauré(1830-1914),barítonofrancés,unodelosmáscélebresdesuépoca,yprofesordecantodelConservatoriodeParís.
MariaGabrielaKrauss (1842-1906), soprano austriaca que, tras triunfar en Italia yRusia,llegóaParís(1867-1870),dondeinterpretó,entreotrostítulos,Eltrovador,deVerdi,LucreciaBorgia,ladoñaAnadeDonGiovanni,etcétera.<<
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[12]RosinaDeniseBloch(1844-1891),cantantedramáticafrancesaquedebutóenlaÓperaconEl trovador.Cantóconéxitoconsiderable todos lospapelesdecontraltodelrepertorio,especialmentedelaóperaLafavorita.<<
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[13] Caroline-FélixMiolan-Carvalho (1827-1895) fue famosa soprano francesa queactuóenlosteatrosLírico,ÓperayÓperaCómicadeParís.Parasuvoz,enprincipiobastante ligera, Gounod escribió ciertas páginas musicales, que luego trasladó,aunquenoensutotalidad,aóperascomoFausto,RomeoyJulietaoMireille.<<
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[14]AlusiónaHeinrichOfterdingen,unode lospersonajesde«Lacontiendade loscantores»,relatopertenecientealatercerapartedeLoshermanosdesanSerapión,deE.T.A.Hoffmann(1776-1822).<<
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[15] Siebel: Personaje de la ópera Fausto de Gounod, que encarna al novio deMargarita. Su voz es de soprano o de mezzosoprano, aunque también haya sidorepresentadoenocasionescomounpapeltravestido,esdecir,interpretadoporvocesfemeninas.<<
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[16]ProtagonistadelaóperaFaustodeGounod:Faustolaabordaráduranteunbaile(ActoPrimero);trasabandonaraSiebel,lajovenseentregaráaFausto,dequientieneunhijo alquemata;maldecidapor suhermanoyencarcelada,Margarita terminaráexpirandoenmediodeinvocacionesalcielo.<<
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[17]ReydeFrancia(1289-1316),llamado“elHutín,oelTestarudo”,hijodeFelipeIVel Hermoso y de Juana de Navarra, a la que sucedió en este reino en 1305. A lamuertedesupadre,en1314,sehizocargodeltrono,pero,sinaficiónporlosasuntosdeEstado,dejóelgobiernodeFranciaenmanosdesutíoCarlosdeValois.<<
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[18] Christoph Willibald von Gluck (1714-1787), compositor alemán que recorrióvarias cortes europeasy, protegidoporMaríaAntonieta, se instaló enParís, dondeconsolidósufamacomoautordeóperas;entreellasfiguranParisyElena,Orfeo,IfigeniaenÁulide,IfigeniaenTáuride,Artajerjes,etcétera.<<
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[19] Nicola Piccini (1728-1800), compositor italiano que se trasladó en 1776 aFrancia,dondesuóperaRolandseconvirtióenbanderadesuspartidarios,opuestosaGluck y los renovadores de la ópera. En la rivalidad entre las dos facciones departidarios, famosa en elmundode lamúsica, nunca tomópartePiccini, al que sedebenmás de 150 obras, entre ellasAtis,Dido,Diana y Endimión, Penélope, etc.MaestrodecantodeMaríaAntonieta,volvióaItaliaparadirigirlaÓperaItaliana.En1798regresabaaFrancia,dondeBonapartelenombróinspectordelConservatoriodeParís.<<
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[20] Jakob Liebmann Beer, conocido como Giacomo Meyerbeer (1791-1864);compositor alemán que empezó estrenando sus óperas enViena; impresionado porRossini,recibiríalainfluenciadelamúsicaitalianay,trasunaestanciaenVenecia,setrasladó a París (1826) donde estrenóRoberto el diablo yLos hugonotes, sus dosmejorestítulos.LuegopasóaserviralreydePrusiaGuillermoFedericoII(1842).<<
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[21] Domenico Cimarosa (1749-1801), compositor italiano, autor de más de 120óperasqueestrenóendiversascortesalasqueestuvovinculado:Rusia,Austria,etc.Aunque su fecundidaddañó la profundidadde sus composiciones, entre sus títulosfiguranElmatrimoniosecreto,Elpintorparisino,Artemisa,Elmaridodesesperado,etcétera.<<
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[22]CarlMariavonWeber(1786-1826),compositoralemánquedirigiólaÓperadePragayelTeatrodelacortedeDresde.Pionerodeldramamusicalalemán,escribiódossinfonías,dosoberturas,cincoconciertos,misasy,sobretodo,seisóperas,entrelasquefiguranElcazadorfurtivoyOberón.<<
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[23]RichardWagner(1813-1883),compositoralemán,atraídodesdelainfanciaporelteatro. Se le deben, entre otros títulos capitales para lamúsica del sigloXIX, treceóperas y dramas musicales como El holandés errante, Lohengrin, Tannhäuser;TristáneIsolda,LosmaestroscantoresdeNuremberg,ParsifalyelciclodeElanillodelnibelungo,vastaepopeyamusicaldivididaencuatropartes.<<
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[24] Ambassadeurs era una sala de espectáculos parisiense. Construida en 1849, seconvirtiómenosdeveinteañosmás tardeenunode loscafés-restaurante-conciertomáselegantesdeParís.SunombrequisoserunhomenajealcercanohotelCrillon,donde se hospedan generalmente los embajadores extranjeros. En la actualidad elantiguoAmbassadeursesel«espaceCardin».<<
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[25] Tipo de mármol extraído de las célebres canteras del municipio francésSarrancolin(departamentodelosAltosPirineos).<<
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[26]ÓperaencincoactosdelcompositorfrancésJacquesFromental,conocidocomoHalévy (1799-1862), que fue estrenada en 1835; con ella Halévy se impusodefinitivamente, eclipsando de forma momentánea incluso a Meyerbeer. AunqueWagner la considerabaun«monumentodelahistoriade lamúsica»,desde1930hadesaparecidocasiporcompletodelosrepertoriosoperísticos.<<
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[27]Sonmásdeveinte lasóperasbasadasen laobradramáticaHamlet,deWilliamShakespeare;en1868estrenóenParís lasuyacongranéxitoelcompositorfrancésAmbroise Thomas (1811-1896). El personaje de Ofelia, la enamorada de Hamlet,terminará suicidándose desesperada ante el desamor y las palabras burlonas delprotagonista.<<
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[28]WolfgangAmadeusMozart (1756-1791), compositor vienes considerado comounode los grandes genios de lamúsica.Entre sus óperasmásnotables,momentosestelares del género operístico, figuran La flauta mágica, estrenada el año de lamuertedesucreador,DonGiovanni(DonJuan),LasbodasdeFígaro,Cosìfantutte,etc.ConlaReinadelaNochealudeelautoraunpersonajedeLaflautamágica.<<
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[29]Perros-Guirec,municipiofrancés,capitaldelcantóndesumismonombre,eneldistritodeLannion(DepartamentodeCostasdelNorte).<<
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[30] Ciudad francesa, cabecera de cantón y del distrito del mismo nombre(DepartamentodeCostasdelNorte).<<
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[31]Pequeñosgnomosbromistasdelasleyendasbretonas;midenunpiedealtoysongeneralmente «negros, velludos, horribles y tripudos, susmanos están armadas degarras de gato y sus pies de cuernos de chivo», según afirma Hersant de LaVillemarque, estudioso del folclore bretón, para quien, por regla general, viven enbuenaarmoníaconloshombres.<<
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[32]JohanLudwigRuneberg(1804-1877),poetafinlandésdelenguasueca,aquiensedebencantosdeexaltacióndelpasadonórdicoyde losvikingos, así comohimnospatrióticos sobre el tema de la guerra de Finlandia (1808-1809); entre los másconocidospuedendestacarseLoscazadoresdealces,ElreyFialaryLasleyendasdelalférezStal.<<
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[33] Gigante que, en el poemaOs Lusíadas del portugués Luís de Camöes (1524-1580),guardaelCabodelasTormentasodeBuenaEsperanza.<<
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[34]Nombresdedistintasdiosasoninfasgriegas(salvoPomona,ninfaromana)queaparecen frecuentemente como referenciasmitológicas en la literatura y lamúsicadesdeelbarroco.LíneasmásadelantesemencionalacajadePandora,personajedelmitofundadordelahumanidad;segúnelpoetagriegoHesíodo,fuelaprimeramujer,creadapormandatodeZeus;lacajafueelregaloquetodoslosdiosesofrecieronaloshombresparasudesgracia.Elregaloconsistiódehechoenunajarra(lacaja)provistadeunatapadera,quenodebíaabrirse.CuandoPandorallegóalatierra,picadaporlacuriosidad,laabrió,ytodoslosmalesseesparcieronporlatierra;sólolaesperanzaquedódentro.<<
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[35] Antonio Franconi (1737-1836) era miembro de una familia de escuderos ycriadoresdecaballosdeorigenitaliano;sucedióaPhilipAshle,creadordelcircodeFrancia,enladireccióndeeseespectáculo,enelqueleayudaronsushijos,Laurent(1776-1849),maestro de equitación y prestigioso jinete, yHenri (1779-1849), queacompañóasuhermanoensus“elevacionesecuestres”ysededicódeformaespecialalaspantomimas.<<
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[36] Gioacchino Antonio Rossini (1792-1868), compositor italiano que en 1810estrenó laprimerade lascercadecincuentaóperasquedejóescritas,entreellasElbarbero de Sevilla y Guillermo Tell, sus dos producciones que le han granjeadocelebridadmundial.<<
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[37]Protagonistas femeninasdedistintasobras literariasadaptadascomoóperas: lasdosprimeraspertenecenaRomeoyJulietadeGounodyalDonGiovanni,deMozart;las dos últimas ya han sido citadas anteriormente: Ofelia corresponde aHamlet yMargaritaalFaustodeGounod.<<
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[38]AlusiónalBoisdeBoulogne,extensoparquedemásde800hectáreas,entrelossuburbiosparisiensesdeNeuillyyBoulogne.Depropiedadreal, fuepaseoeleganteduranteelsigloXVIIIypartedelXIX.Cedidopor elEstadoa la ciudaddeParís en1852,fueacondicionadoporprestigiososarquitectosyjardineros.<<
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[39]AntiguaabadíafundadaporIsabel,hermanadelreysanLuis,ydestruidaporlaRevolución:losarquitectosquereorganizaronelBoisdeBoulogneapartirde1852incluyeron su espacio en él, y tres añosmás tarde inauguraban en Longchamp unhipódromo.<<
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[40]PaulGavarni(1801-1866),dibujantefrancés,colaboradorasiduodelitografíasenpublicacionescomoLaModa, y fundador de laRevista delGranMundo.Entre sustítulosfiguranlasseries:Fisonomíasdemúsicosycantantes,yElartistaylafigura.<<
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[41]Conesetérminoantiguo,seconocíanlosrecintoscerradosyjardinescampestresfranceses. La «courtille» parisiense más famosa era la de Belleville, mencionadadesdeelsigloXIII.Esteconjuntodejardinesydemerenderosestuvodemodaenelsiglo XVIII y sobre todo hacia 1830. El «descenso de la Courtille» fue su mayorespectáculo:consistíaenundesfile,enlasprimerashorasdelMiércolesdeCeniza,através del barrio del Temple; coches de máscaras acudían a festejar el Martes deCarnaval.Elúltimoespectáculotuvolugaren1838.<<
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[42] Río de los Infiernos, en la mitología griega; sus aguas, negras y ponzoñosas,formaban una zona intransitable (la laguna Estigia de los poetas), a cuya orilla seapiñabanlassombraserrantesdelosmuertosquenohabíansidosepultados.Caronte,según las mitologías griega, etrusca y romana, era el barquero de los Infiernos.Cargaba en su barca las almas de los muertos, a las que previamente exigía unamoneda, y les cruzaba a la otra orilla; nunca aceptaba llevar vivos nimuertos sinsepultura.<<
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[43] Protagonista femeninadelOtelo, obra teatral deWilliamShakespeare, sobre laque escribieron óperas los italianosRossini (estrenada en 1816) yGiuseppeVerdi,quepresentó la suya,con libretodeArrigoBoito,en1887,enMilán;enseguidaseconvirtióenunodelostítulosclavedelgénerooperístico.<<
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[44]Semidiósdelamitologíagriega,poetaycantorqueencantabaalosanimalesconlabellezadesumúsica.Laculturaeuropealoconsideraeldiosdelartemusical.<<
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[45]LamanufacturadeJouyfuelamáscélebredetelasimpresas;lafundóenJouy-en-Josas, aorillasdel ríoBievre,ChristophePhilippeOberkampfen1759;cerraríasuspuertasen1843.<<
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[46] Estilo artístico desarrollado en Francia durante el reinado del último monarcafrancés,LuisFelipe(1830-1848).Endecoracióndeinteriores,losmueblesmezclaronestilosanteriorescomoelgótico,elrenacentista,elLuisXVyelLuisXVI.<<
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[47] Población del norte de Hungría, en el condado de Borsod-Abauj-Zemplen,famosaporsusvinos.<<
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[48]AntiguaciudaddeRusia,queenlaactualidadsellamaKaliningrado.Sehallaenla desembocadura del río Pregel en el mar Báltico. Con el antiguo nombre deKönisberg o Koenisberg fue capital de la antigua provincia alemana de PrusiaOriental.<<
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[49] Personaje literario creado por Shakespeare en Enrique IV y en Las alegrescomadresdeWindsor.Eselprototipodefanfarróncobardeyborrachoquecorretrasaventurasfácilesyalfinalquedaburlado.Sobresufigura,GiuseppeVerdicreóunaóperacómicaentresactos,FalstaffestrenadaenMilánenfebrerode1893.<<
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[50]LorenzodaPonte,muertoen1838,fueunaventureroyliteratoitaliano,autordenumerososlibretosdeóperaparaobrasdeSalieri,MartiniyMozart.ParaesteúltimoescribióDonJuanyLasbodasdeFigaro.<<
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[51]Lagode Italia, situado enun antiguocráter de laCampania, cercadeNápoles.Los antiguos lo consideraban una delas puertas del Infierno, por las emanacionessulfurosas que exhalaban los pantanos que lo rodeaban. Ese nombre lo empleó lamitología anterior al cristianismo para designar el infierno adonde iban las almasdespuésdelamuerte.<<
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[52]FechadelainsurrecciónpopularparisiensequellevóalpoderalaComunahastamayodeesemismoañode1871.<<
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[53]Nombrequesedioalosprimerosglobosaerostáticos,infladosconairecaliente;procedíadelapellidodesusinventores,loshermanosfrancesesJosephyEtiennedeMontgolfier.<<
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[54]«Jeud’orgue»indicaenfrancésel“registro”deunórgano,lahileradetubosdelamismaclaseydeigualtimbrequeformanunaseriecromáticadesonidos;aquídanesenombrealaparatoeléctricoporlaanalogíadesusistemadetubos.<<
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[55] Porque la forma de las bases que sostienen las vigas se asemeja a la de unsombrerodecopa.<<
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[56]Enellenguajeescénico,rompimientodelcieloconángeles,resplandores,rayos,etc.<<
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[57]ElpropioseñorPedroGailhardmecontóque,todavíaél,habíacreadoempleosdecerradoresdepuertasparaviejostramoyistasalosquenoqueríadespedir.(Notadelautor).<<
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[58]Enesaépoca,losbomberosaúnteníanpormisión,fueradelasrepresentaciones,develarporlaseguridaddelaÓpera;luegoeseserviciohasidosuprimido.CuandolepreguntéalseñorPedroGailhardelmotivo,merespondióque«sedebíaalmiedo,nofueraaserque,ensutotal inexperienciadelossótanosdelteatro, leprendieranfuego».(Notadelautor).<<
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[59]LomismoqueelPersa,elautornodarámásexplicacionessobreestaaparicióndesombra.Mientrasque,enestahistoriahistórica,seexplicarátodonormalmenteeneltranscurso de acontecimientos a veces aparentemente anormales, el autor no harácomprenderdeformaexpresaallectorloqueelPersaquisodecirconestaspalabras:«Alguien mucho peor» (que alguien de la policía del teatro). El lector deberáadivinarlo, porque el autor ha prometido al exdirector de laÓpera, el señor PedroGailhard,mantenerelsecretosobrelapersonalidadextremadamenteinteresanteyútildelasombraerrantedelacapaque,condenándoseavivirenlossótanosdelteatro,haprestado tan prodigiosos servicios a quienes, las noche de gala, por ejemplo, seatrevenaaventurarseenlossótanos.MerefieroalosserviciosdeEstado,ynopuedodecirmás,palabra.(Notadelautor).<<
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[60]Elantiguodirectorde laÓpera,elseñorPedroGailhard,mecontóundíaenelcabo de Ail, en casa de la señora Pierre Wolff, toda la inmensa depredaciónsubterráneadebidaalestragodelasratas,hastaeldíaenquelaadministracióntrató,por un precio bastante elevado por lo demás, con un individuo que se jactaba desuprimirelazotedandounavueltaporlasbodegascadaquincedías.
Luegonovolvióahabermás ratasen laÓperaque lasadmitidasenel foyer de ladanza. El señor Gailhard pensaba que este hombre había descubierto un perfumesecretoqueatraíahaciaéllasratascomoel«coq-levent»conquealgunospescadoresseadornanlaspiernasatraealpez.Lasarrastrabatrasdesí,aalgunacueva,dondelasratas, embriagadas, se dejaban ahogar. Nosotros hemos visto el espanto que laaparición de esa figura había causado ya en el teniente de bomberos, espanto quehabíallegadoinclusoaldesmayo―conversaciónconelseñorGailhard―,y,porloqueamíserefiere,notengoningunadudadequelacabeza-llamaencontradaporesebomberoeslamismaquepusoentancrueldesazónalPersayalvizcondedeChagny(papelesdelPersa).(Notadelautor).<<
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[61] Nunca se han encontrado esos dos pares de botines que según los papeles delPersa sedepositaron justoentreelportanteyeldecoradodelReydeLahore, en ellugar en que encontraron a Joseph Buquet ahorcado. Tal vez los cogió algúntramoyistao«cerradordepuertas».(Notadelautor).<<
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[62]Región del Indostán, en el ángulo noroccidental de la península. Políticamenteestá dividida en dos provincias: una pertenece en la actualidad a Pakistán (capitalLahore)yotraalaIndia(capitalChandigarh).<<
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[63]Daroga,enPersia,eselcomandantegeneraldelapolicíadelgobierno.<<
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[64]RegióndelNortedeVietnam,lindanteconChina,LaosylaregióndeAnam,conungolfodelmismonombre,formadoporelmardelaChina.<<
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[65]Un informe administrativo, procedente deTonkín y llegado aParís en julio de1900,cuentalaformaenqueelcélebrecapitándebandaDeTham,acosadojuntoasus piratas por nuestros soldados, pudo escapar, lo mismo que todos los suyos,graciasalaartimañadelosjuncos.(Notadelautor).<<
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[66]Aquí,elPersahabríapodidoconfesarqueeldestinodeErikleinteresabatambiénporélmismo,porquenoignorabaque,sielgobiernodeTeheránllegabaaenterarsedequeErikseguíavivo,habríaretiradolamodestapensiónalantiguoDaroga.Porlodemás,esjustoañadirqueelPersateníauncorazónnobleygeneroso,ynodudamosquelascatástrofesquetemíaparalosdemáspreocuparonmuchosuánimo.Porotrolado,suconductaentodoesteasuntolopruebadesobrayporencimadecualquierelogio.(Notadelautor).<<
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[67]Conlaexpresiónfamiliar«trompe-la-mort»,elfrancésdesignaalapersonaquesalebiendetodaslasenfermedades.<<
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[68] Importante iglesia parisiense, cuya construcción se inició en 1764, durante elreinadodeLuisXV;fueconsagradaen1842.<<
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[69]Jean-Eugène-RobertHoudinfueunprestidigitadorymagofrancés(1805-1871),célebreporsusilusionesópticasyaparatosmecánicosyporelhechodequeatribuíasumagiaalonaturalenlugardehacerloamediossobrenaturales.Fueelprimeroenemplearelelectromagnetismoparasusexperimentosefectistas.<<
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[70]EnlaépocaenqueescribíaelPersa,escomprensiblequehayaadoptadotantasprecaucionescontraelespíritudeincredulidad;hoy,cuandotodoelmundohapodidoveresetipodesala,seríansuperfluas.(Notadelautor).<<
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[71]Resinaamarillentaempleadaporlosmúsicossobretodoparafrotarlascerdasdelosarcosdeviolínyotrosinstrumentosdecuerda.<<
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[72]AlusiónallibroImitacióndeCristo,célebrelibroreligiosoatribuidoaTomásdeKempis(1379-1471),porloquetambiénhasidoconocidocomoElKempis.<<
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[73]MunicipiodeFranciaenelcantóndeMarly-le-Roi,deldistritodeVersalles.<<
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[74]Hablabayoinclusodeeseasuntocuarentayochohorasantesdelaaparicióndeestaobra,conelseñorDujardin-Beaumetz,nuestrosimpatiquísimosubsecretariodeEstadoparaBellasArtes,quemehadadoalgunaesperanza,yledecíaqueeradeberdel Estado acabar de una vez con la leyenda del Fantasma para restablecer sobrebasesindiscutibleslacuriosísimahistoriadeErik.Paraelloseríapreciso,ysupondríalacoronacióndemistrabajospersonales,encontrarlaMoradadelLago,enlaquetalvezsehallentodavíatesorosparaelartemusical.YanocabelamenordudadequeErik fue un artista incomparable. ¿Quién nos dice que no encontraremos en laMoradadelLagolafamosapartituradesuDonJuantriunfante?(Notadelautor).<<
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[75]CiudaddeRusiaquedesde1932llevaelnombredeGorki.SituadaaorillasdelVolga,tuvounaferiaanualmuyrenombrada.<<
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[76]«Reydereyes»:títulodelmonarcadePersia.<<
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[77] Entrevista deMehmet-Alí, bey, al día siguiente de la entrada de las tropas deSalónica,enConstantinopla,porelenviadoespecialdelMatin.(Notadelautor).
[Mehmet-Alí, (1769-1849), célebre virrey de Egipto; hijo de un peón caminero,empezóadestacardurantelainvasiónnapoleónicadesupaís.En1811,siendobajá(obey), hizo degollar a losmamelucos.Mantuvo dos guerras con la Sublime Puerta(Turquía), de las que salió vencedor. El sultán le concedió el título de bajáhereditario].<<
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