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El Lugar Sin Límites

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La máscara, el maquillaje que reformula las identidades: José Donoso ha buscado siempre en sus relatos, obsesivamente, ese otro rostro posible de los seres y las cosas. «El lugar sin límites», novela que llevó al cine el mexicano Arturo Ripstein, juega eficazmente con el engañoso espejo de los sexos —la Manuela— en un prostíbulo de pueblo, especie de infierno anodino donde confluyen no sólo las pasiones eróticas sino además los sórdidos juegos de poder y dominación que suelen marcar los territorios degradados. Metáfora de la postergación y el encierro, esta novela muestra una marginalidad contra la cual el doble filo de las apariencias parece la única estrategia posible, aunque signifique tentar a la muerte.

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La máscara, el maquillaje que reformula las identidades: José Donoso habuscadosiempreensus relatos,obsesivamente,eseotro rostroposibledelosseresylascosas.El lugar sin límites, novela que llevó al cine el mexicano Arturo Ripstein,juegaeficazmenteconelengañosoespejode lossexos—laManuela—enunprostíbulodepueblo,especiedeinfiernoanodinodondeconfluyennosólolas pasiones eróticas sino además los sórdidos juegos de poder ydominaciónquesuelenmarcarlosterritoriosdegradados.Metáfora de la postergación y el encierro, esta novela muestra unamarginalidad contra la cual el doble filo de las apariencias parece la únicaestrategiaposible,aunquesignifiquetentaralamuerte.

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JoséDonoso

EllugarsinlímitesePUBv1.1

Ninguno20.06.12

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Títulooriginal:EllugarsinlímitesJoséDonoso,1967.

Editororiginal:Ninguno(v1.0)ePubbasev2.0

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ParaRitayCarlosFuentes

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Fausto:Primero te interrogaréacercadel infierno.Dime,¿dóndequedael lugarqueloshombresllamaninfierno?

Mefistófeles:Debajodelcielo.Fausto:Si,pero¿enquélugar?Mefistófeles: En las entrañas de estos elementos. Donde somos torturados y

permaneceremossiempre.El infierno no tiene límites, ni queda circunscrito a un solo lugar, porque el

infierno es aquí donde estamos y aquí donde es el infierno tenemos quepermanecer…

MARLOWE,DoctorFausto

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CAPÍTULOPRIMERO

La Manuela despegó con dificultad sus ojos lagañosos, se estiró apenas yvolcándosehaciaelladoopuestodedondedormíalaJaponesita,alargólamanoparatomarelreloj.Cincoparalasdiez.Misadeonce.Laslagañaslatigudasvolvieronasellar sus párpados en cuanto puso el reloj sobre el cajón junto a la cama. Por lomenosmediahoraantesquesuhijalepidieraeldesayuno.Frotólalenguacontrasuencíadespoblada:comoaserríncalienteylarespiracióndehuevopodrido.Portomartantochacolíparaapuraraloshombresycerrartemprano.Diounrespingo,—¡claro!—abriólosojosysesentóenlacama:PanchoVegaandabaenelpueblo.Secubrióloshombrosconelchalrosadorevueltoalospiesdelladodondedormíasuhija.Sí.Anoche le vinieron con ese cuento.Que tuviera cuidadoporque su camión andabaporahí,sucamiónñato,colorado,condoblellantaenlasruedastraseras.AlprincipiolaManuelanocreyónadaporque sabíaquegracias aDiosPanchoVega teníaotraquerenciaahora,porelrumbodePelarco,dondeestabahaciendounosfletesdeorujomuy buenos. Pero al poco rato, cuando había casi olvidado lo que le dijeron delcamión,oyólabocinaenlaotracallefrentealcorreo.Casicincominutosseguidos.estaría tocando, roncae insistente,comoparavolver locaacualquiera.Así ledabapor tocar cuando estaba borracho. El idiota creía que era chistoso. Entonces laManuela le fueadecira suhijaquemejorcerraran temprano,paraquéexponerse,teníamiedoquepasaralodelaotravez.LaJaponesitaadvirtióalaschiquillasquesearreglaranpronto con los clientesoque losdespacharan: que se acordarandel añopasado,cuandoPanchoVegaanduvoenelpuebloparalavendimiaysepresentóensucasaconunapandilladeamigotesprepotentesyllenosdevino—capazquehastahubieracorridosangresienesonollegadonAlejandroCruzquelosobligóaportarseenformacomedidaycomoseaburrieron,sefueron.PerodecíanquedespuésPanchoVegaandabafuriosoporahíjurando:

—Alasdosmelasvoyamontarbienmontadas,alaJaponesitayalmaricóndelpapá…

LaManuelase levantóde lacamaycomenzóaponerse lospantalones.Panchopodíaestarenelpueblotodavía…Susmanosduras,pesadas,comodepiedra,comodefierro,sí,lasrecordaba.Elañopasadoalmuyanimalselepusoentrecejaycejaque bailara español. Que había oído decir que cuando la fiesta se animaba con elchacolí de la temporada, y cuando los parroquianos eran gente de confianza, laManuela se ponía un vestido colorado con lunares blancos,muy bonito, y bailabaespañol.¡Cómono!¡Machobruto!¡Aélvanaestarbailándole,mírenlonomás!Esolohagoyoparaloscaballeros,paralosamigos,noparalosrotoshediondosapatascomoustedesniparapeonesalzadosquesecreenunagrancosaporqueandanconlapagadelasemanaenelbolsillo…ysuspobresmujeresdeslomándoseconellavado

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en el rancho para que los chiquillos no se mueran de hambre mientras los lindospidenvinoyponcheyhastafuerte…no.Ycomohabíatomadodemás,lesdijoeso,exactamente.EntoncesPanchoysusamigosseenojaron.Empezaronpor trancarelnegocio y romper una cantidad de botellas y platos y desparramar los panes y losfiambresyelvinoporelsuelo.Después,mientrasunoleretorcíaelbrazo,losotroslesacaronlaropayponiéndolesufamosovestidodeespañolaalafuerzaselorajaronentero.HabíancomenzadoamolestaralaJaponesitacuandollegódonAlejo,comopormilagro,comosilohubieraninvocado.Tanbuenoél.SihastacaradeTatitaDiostenía,consusojoscomodelozaazulinaysusbigotesycejasdenieve.

Searrodillóparasacarsuszapatosdedebajodelcatreysesentóenlaorillaparaponérselos.Habíadormidomal.Nosóloelchacolí,quehinchabatanto.EsquequiénsabeporquélosperrosdedonAlejosepasaronlanocheaullandoenlaviña…Ibaapasarseeldíabostezandoysinfuerzaparanada,condoloresen laspiernasyenlaespalda.Seamarró loscordones lentamente,conrosasdobles…alarrodillarse,alláen el fondo, debajo del catre, estaba sumaleta.De cartón, con la pintura pelada yblanquizca en los bordes, amarrada con un cordel: contenía todas sus cosas. Y suvestido.Esdecir,loqueesosbrutosdejarondesuvestidotanlindo.Hoy,juntocondespegarlosojos,no,mentira,anoche,quiénsabeporquéyencuantoledijeronquePanchoVegaandabaenelpueblo,leentrólatentacióndesacarsuvestidootravez.Hacíaunañoquenolotocaba.¡Quéinsomnio,nichacolíagriado,niperros,nidolorenlascostillas!Sinhacerruidoparaquesuhijanoseenojara,seinclinódenuevo,sacó la maleta y la abrió. Un estropajo. Mejor ni tocarlo. Pero lo tocó. Alzó elcorpiño…no,parecequenoestátanestropeado,elescote,elsobaco…componerlo.Pasarlatardedehoydomingocosiendoalladodelacocinaparanoentumirme.Jugarcon los faldones y la cola, probármelo para que las chiquillasme digan de dóndetengo que entrarlo porque el año pasado enflaquecí tres kilos. Pero no tengo hilo.Arrancandounjironcitodelextremodelacolaselometióenelbolsillo.EncuantolesirvieraeldesayunoasuhijaibaaalcanzardondelaLudoviniaparaversientresuscachivachesencontrabaunpocodehilocolorado,delmismotono.Oparecido.Enunpueblo como la Estación El Olivo no se podía ser exigente. Volvió a guardar lamaletadebajodelcatre.Sí,donde laLudo,peroantesde salirdebíacerciorarsedequePanchosehabíaido,siesqueeraverdadqueanocheestuvo.Porquebienpodíaserquehubieraoídoesosbocinazosensueñoscomoavecesduranteelañolesucedíaoír su vozarrón o sentir sus manos abusadoras, o que sólo hubiera imaginado losbocinazosdeanocherecordandolosdelañopasado.Quiénsabe.Tiritandosepusolacamisa. Se arrebozó en el chal rosado, se acomodó sus dientes postizos y salió alpatioconelvestidocolgadoalbrazo.Alzandosupequeñacaraarrugadacomounapasa,susfosasnasalesnegrasypelosasdeyeguaviejasedilataronalsentirenelairedelamañananubladaelaromaquedejalavendimiareciénconcluida.

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Semidesnuda,llevandounahojadeperiódicoenlamano,laLucysaliócomounasonámbuladesupieza.

—¡Lucy!Vaapurada:tantraicioneroslosvinosnuevos.Seencerróenelretretequecabalga

a la acequiadel fondodel patio, junto al gallinero.Perono, novoy amandar a laLucy.AlaClotildesi.

—¡Oye,Cloty!…consucaradeimbécilysusbrazosflacuchentoshundidoseneljaboncillodela

artesaentreelreflejodelashojasdelparrón.—Mira,Cloty…—Buenosdías.—¿DóndeandalaNelly?—Enlacalle,jugandoconloschiquillosdeaquídellado.Tanbuenaconellaque

eslaseñora,sabiendoloqueunaesytodo…Puta triste, puta de mal agüero. Se lo dijo a la Japonesita cuando asiló a la

Clotildehacíapocomásdeunmes.Ytanvieja.Quiénibaaquererpasarparaadentroconella.Aunqueenlanoche,embrutecidosporelvinoyconlapielhambrientadeotra piel, de cualquier piel con tal que fuera caliente y que se pudiera morder yapretarylamer,loshombresnosedabancuentaniconquéseacostaban,perro,vieja,cualquiercosa.LaClotildetrabajabacomounamula,sinprotestarnisiquieracuandolamandaban a arrastrar las javasdeCocacoladeun ladoparaotro.Anoche le fuemal.Teníaentusiasmoelhuasogordo,perocuandolaJaponesitaanuncióqueibaacerrar,envezdeirsealapiezaconlaClotydijoqueibaasaliralacalleavomitarynovolvió.Porsuertequeyahabíapagadoelconsumo.

—Quieromandarla.¿NovesquesiPanchoandaporahínovoyapoderiramisa?Dilea laNellyqueseasomeen toditas lascallesyquemevengaaavisar siveelcamión.Ellasabe,esecolorado.¿Cómomevoyaquedarsinmisa?

LaClotildesesecólasmanosensudelantal.—Yavoy.—¿Hicistefuegoenlacocina?—Todavíano.—Entoncesconvídameunasbrasitasparahacerleeldesayunoalaniña.AlagacharsesobreelbraserodelaClotildeparatomarcarbonesconunalatade

conservasachatada,alaManuelalecrujióelespinazo.Vaallover.Yanoestoyparaestascosas.Hastamiedoalairedelamañanaleteníaahora,miedoalamañanasobretodocuandoleteníamiedoatantacosasytosía,alagorenlabocadelestómagoyaloscalambresenlasencías,enlamañanatempranocuandotodoestandistintoalanoche abrigada por el fulgor del carburo y del vino y de los ojos despiertos, y lasconversaciones de amigos y desconocidos en lasmesas, y la plata queva cayendo

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pesoapeso,enelbolsillodesuhija,queyadebíaestarbienlleno.Abriólapuertadelsalón,pusoloscarbonessobrelascenizasdelbraseroyencimacolocólatetera.Cortóunpanporlamitad,loenmantequillóymientraspreparabaelplatillo,lacucharaylataza,canturreómuydespacito:

…túladejasteirveredatropical…HazlavoooolverAaaaaaaaaaaaaaamí…

Viejaestaríaperoseibaamorircantandoyconlasplumaspuestas.Ensumaleta,debajo del catre, además de su vestido de española tenía unas plumas lloronasbastante apolilladas. La Ludo se las regaló hacía años para consolarla porque unhombrenolehizocaso…cuálhombresería,yanomeacuerdo(unodelostantosquecuandojovenmehicieronsufrir).Silafiestasecomponía,ylarogabanunpoquito,no le costaba nada ponerse las plumas aunque pareciera un espantapájaros y nadatuvieronqueverconsunúmerodebaileespañol.Paraquelagenteseriera,nadamás,y la risame envuelve yme acaricia y los aplausos y las felicitaciones y las luces,vengaatomarconnosotrosmijita,loquequiera,loquequieraparaquenosbaileotravez.¡QuétantomiedoaltalPanchoVega!Estoshombronesdecejasgruesasyvocesásperas eran todos iguales: apenas oscurece comienzan a manosear. Y dejan todoimpregnadoconolordeaceitedemaquinariasyagalpónyacigarrillosbaratosyasudor…y los conchosdevinoavinagrándoseenel fondode losvasosen las sietemesassuciasenlamadrugada,mesasrengas,rayadas,todoclaro,todonítidoahoraenlamañanaytodaslasmañanas.YalladodelasilladondeestuvosentadoelgordodelaClotilde,quedóunbarrialporqueelmuybrutonodejódeescupirentodalanoche—muelapicada,dijo.

La tetera hirvió.Hoymismo le iba a hablar a la Japonesita.Ya no estaba paraandar preparándole el desayuno al alba después de trabajar toda la noche, con lasventolerasqueentrabanalsalónporlasranurasdelacalaminamalatornillada,dondelas tejas secorrieronconel terremoto.A laClotilde le iba tanmalenel salónquepodíandejarlaparasirviente.YalaNellyparalosrecados,ycuandocreciera…Sí,quelaClotildelesllevaraeldesayunoalacama.Quéotrotrabajoqueríaasuedad.Además, no era floja como las demás putas. La Lucy regresó a su pieza. Allí seecharíaensucamaconlaspatasembarradascomounaperraysepasaríatodalatardeentre las sábanas inmundas, comiendo pan, durmiendo, engordando.Claro que poresoteníatanbuenaclientela.Porlogorda.AvecesuncaballerodelomáscaballerohacíaelviajedesdeDuaoparapasar lanocheconella.Decíaque legustabaoírelsusurrodelosmuslosdelaLucyfrotándose,blancosyblandosalbailar.Queaeso

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venía.NocomolaJaponesitaqueaunquequisieraserputalapobre,noleresultaríaporloflaca.Perocomopatronaeradelomejor.Esonopodíanegarse.Tanordenadayahorrativa.YtodosloslunesenlamañanaseibaaTalcaeneltrenadepositarlasganancias en el banco. Quién sabe cuánto tenía guardado. Nunca quiso decirle,aunqueesaplataeratansuyacomodelaJaponesita.Yquiénsabequéibaahacerconellaporquedegozarnolagozaba.Jamássecomprabaunvestido.¡Qué!¡Vestido!Nisiquiera quería comprar otra cama para dormir cada una en la suya. Anoche porejemplo.No durmió nada.Tal vez por los perros de donAlejandro ladrando en laviña.¿Osoñaría?Ylosbocinazos.Entodocaso,asuedad,dormirconunamujerdedieciochoañosenlamismacamanoeraagradable.

Pusoelplatillodelpanencimadelatazahumeante,ysalió.LaClotilde,lavaquetelava,legritóquelaNellyyahabíaidoaver.LaManuelanolerespondiónilediolasgracias,sinoqueacercándoseparaversiestabalavandoropadelasotrasputas,alzó sus cejas delgadas como hilos, ymirándola con los ojos fruncidos de fingidapasión,entonó:

Veredaaaaaaaatropicaaaaaaaaaaa-aal.

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CAPÍTULOII

Lacasaseestabasumiendo.Undíasedieroncuentadequelatierradelaveredayanoestabaalmismonivelqueelpisodelsalón,sinoquemásalto,ylacontuvieronconunatabladecantosostenidapordoscuñas.Peronodioresultado.Conlosaños,quién sabe cómo y casi imperceptiblemente, la acera siguió subiendo de nivelmientraselpisodelsalón,talvezdetantorociarloyapisonarloparaquesirvieraparaelbaile,siguióbajando.Latablaquepusieronjamásformógradaregular.Lostacosde los huasos que entraban dando trastabillonesmolían la tierra dejando un huecosucio limitado por la tabla que se iba gastando, una hendidura que acumulabafósforos quemados, envoltorios de menta, trocitos de hojas, astillas, hilachas,botones.Alrededordelascuñasavecesbrotabapasto.

LaManuelaseencuclillóenlapuertaparaarrancarunasbriznas.Noteníaapuro.Faltabamediahorapara lamisa.Mediahora inofensiva,despojadade toda tensiónpor lasnoticiasde laNelly:niuncamión,niunautoen todoelpueblo.Claro, fuesueño.Norecordabasiquieraquiénlevinoacontarelcuento.Ylosperros.Noteníanporquéandarsueltosenlaviñaenestetiempo,cuandoyanoquedabaniunracimoquerobarse.Bueno.CincominutoshastalacasadelaLudovinia,uncuartodehoraparabuscar el hilo, y cincominutospara cualquier cosa, para tomarunmatecitooparapararseacomadrearconcualquieraenunaesquina.Ydespués,sumisa.

Por si acaso,miró calle arriba hacia la alameda que cerraba el pueblo por eselado,trescuadrasmásallá.Nadie.Niunalma.Claro.Domingo.Hastaloschiquillos,que siempre armabanunagritaderadel demonio jugando a la pelota en la calzada,estaríanesperandojuntoalapuertadelacapillaparapedirlimosnasillegabaalgúnautoderico.Losálamosseagitaron.Sielvientoarreciaba,elpuebloenteroquedaríainvadidopor lashojasamarillasduranteunasemanapor lomenosy lasmujeressepasarían el día barriéndolas de todas partes, de los caminos, los corredores, laspuertas y hasta debajo de las camas, para juntarlas enmontones y quemarlas… elhumoazulprendiéndoseenunclarocariado, arrastrándosecomoungatopegadoalosmurosdeadobe,enrollándoseenlosmuñonesdeparedesderruidasycubiertasdepasto, y la zarzamora devorándola y devorando las habitaciones de las casasabandonadasy las veredas, el humoazul en losojosquepicany lagrimean con elúltimocalordelacalle.Enelbolsillodesuchaqueta,lamanodelaManuelaapretóeljiróndelvestidocomoquiensobauntalismánparaurgirloaobrarsumagia.

SólounacuadraparallegaralaestacióndondeterminabaelpuebloporeseladoyalacasadelaLudoalavueltadelaesquina,siemprebienabrigadaconunbraseroencendidodesdetemprano.Seapuróparadejaratráslascasasdeeserumbo,queeranlas peores. Quedaban pocas habitadas porque hacía mucho tiempo que todos lostonelerostrasladaronsusnegociosaTalca:ahora,conloscaminosbuenos,sellegaba

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enunabrirycerrardeojosdesdelosfundos.Noesquedelotroladodelpueblo,dellado de la capilla y del correo, fueran mejores las casas ni más abundantes lospobladores,peroenfin,eraelcentro.Claroqueenépocasmejoreselcentrofueesto,la estación. Ahora no era más que un potrero cruzado por la línea, un semáforoinválido,unandéndeconcretoresquebrajado,ytumbadaentreloshinojosdebajodelpar de eucaliptos estrafalarios, una máquina trilladora antediluviana entre cuyosfierros anaranjadospor elorín jugaban losniñoscomoconun sauriodomesticado.Másallá,detrásdelgalpóndemaderaencanecida,mászarzasyuncanalseparabanelpueblo de las viñas de don Alejandro. La Manuela se detuvo en la esquina paracontemplarlas un instante.Viñas y viñas ymás viñas por todos lados hasta dondealcanzabalavista,hastalacordillera.TalveznofuerantodasdedonAlejandro.Sinoeransuyaserandesusparientes,hermanosycuñados,primosalosumo.TodosCruz.ElvarillajedelasviñasconvergíahastalascasasdelfundoElOlivo,rodeadasdeunparque no muy grande, pero parque al fin, y por la aglomeración de herrerías,lecherías, tonelerías, galpones y bodegas de donAlejo. LaManuela suspiró. Tantaplata. Y tanto poder: don Alejo, cuando heredó hace más de medio siglo, hizoconstruirlaEstaciónElOlivoparaqueeltrensedetuvieraallímismoysellevarasusproductos. Y tan bueno don Alejo. ¿Qué sería de la gente de la Estación sin él?Andabandiciendoporahíqueahorasíqueeraciertoqueelcaballeroibaaconseguirquepusieranluzeléctricaenelpueblo.Tanalegreynadadefijado,siendosenadorytodo.Nocomootros,queselesocurríaqueportenerlavozroncaypeloenelpechoteníanderechoa insultarlaauna.¿YcómodonAlejandro,queera tanhombre?Esverdad que en el verano, cuando venía a misa al pueblo conMisia Blanca y porcasualidadsecruzabanen lacalle,elcaballerosehacíael leso.Aunqueaveces,siMisiaBlancaibadistraídaleechabasuguiñaditadeojo.

LaLudolesirviómateysopaipillas.LaManuelaseacomodóenunasillajuntoalbrasero y comenzó a escarbar dentro de las cajas llenas de pedazos de cintas ybotonesysedasylanasyhebillas.LaLudoviniayanopodíaverelcontenidoporqueestabamuycortadevista.Casiciega.(TantoquelaaconsejólaManuelaquenofueratonta y que se comprara otros anteojos! Pero ella nunca quiso. Cuando murióAcevedo,enelmomentoantesquesoldaranelataúd, laLudocasisevolvió locayquisoecharadentroalgosuyoqueacompañaraasumaridoportodalaeternidad.Nose le ocurrió nadamejor que echar sus anteojos.Claro.Ella fue sirvienta deMisiaBlanca cuando laMoniquita semurió de tifus: la señora, desesperada, se cortó latrenzarubiaquelellegabahastalascorvasylaechódentrodelataúd.AMisiaBlancalecreciódenuevotodoelpelo.Porimitarla,latontadelaLudosequedósinver.PorAcevedo,decía,queeratanceloso.Paranomirarnuncaotrohombre.Cuandovivo,élnoladejabatenerniamigosniamigas.SólolaManuela.YcuandoloembromabanrecordándolequefueracomofueralaJaponesitaerahijadelaManuela,eltonelerose

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reía sin creer.Pero la Japonesita crecióynadiepudodudar: flaca, negra, dientuda,conlasmechastiesasigualitasalasdelaManuela.

Conlosaños,laLudosehabíapuestomuyolvidadizayrepetidora.AyerlecontóquecuandoMisiaBlancalavinoaverletrajounrecadodedonAlejodiciéndolequelequeríacomprarlacasa,quéraro¿no?yotravezdicedonAlejoseinteresaporestapropiedadperoyonoentiendoparaquéyyonomequieroir,mequieromoriraquí.Ah,no,eracomoparaahogarse.Yanoeradivertidochismearconella.Nisiquieraseacordaba de qué cosas tenía guardadas en la multitud de cajas, paquetes, atados,rollosqueescondíaensuscajonesodebajodelcatreoenlosrincones,cubriéndosedepolvodetrásdelpeinador,metidosentreelroperoyelmuro.Yparaquédecirlagente, se leborraba toda, todamenos lade la familiadedonAlejo,y les sabía losnombreshastaasusbisnietos.AhoranosepodíaacordarquiéneraPancho.

—Cómonotevasaacordar.Tehehabladotantodeél.—Tútelollevashablándomedehombres.—Esehombrazograndoteybigotudoqueveníatantoalpuebloelañopasadoen

elcamióncolorado, tedije.Eradel fundoElOlivoperose fuey secasó.Despuésestuvoviniendo.Eseconlascejasrenegridasycogotedetoroqueyo,antes,cuandoéleramáschiquillo,loencontrabatansimpático,hastaqueesavezvinoalacasaconunosamigosborrachosysepusotanpesado.Cuandomehicierontirasmivestidodeespañola.

Inútil. Para la Ludo, Pancho Vega no existía. LaManuela tuvo el impulso depararse,tirarelmateylascajasconhilosalsueloyvolverasucasa.Viejabruta.Yanolequedamásqueunterrónblandoadentrodelacabeza.¿ParaquéhablarconlaLudosinoseacordabaquiéneraPanchoVega?Escarbóenlacajaparaencontrarsuhilo y poder irse. La Ludo se quedómudamientras laManuela escarbaba. Luegocomenzóahablar.

—LedebeplataadonAlejo.LaManuelalamiró.—¿Quién?—Esequetúdices.—¿PanchoVega?—Ese.LaManuelaenrollóelhilocoloradoensudedomeñique.—¿Cómosabes?—¿Encontraste?Notelollevestodo.—Bueno.¿Cómosabes?—MedijoMisiaBlancaelotrodíacuandovinoaverme.EshijodelfinadoVega

queera tonelero jefededonAlejocuandoyoestabaconellos.Nomeacuerdodelchiquillo.DiceMisiaBlanca que éste, cómo se llama, quiso independizarse de los

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CruzycuandodonAlejosupoqueandabadetrásdecomprarseuncamión,apesardeque el chiquillo hacía tiempo que no estaba en el fundo y que el finadoVega eramuertoyquelaBertatambiéneramuerta,lohizollamar,alchiquilloeste,yleprestóplataasínomás,sindocumento,paraquepagaraelpiedesucamión…

—¿AsíesquesecompróelcamiónconplatadedonAlejo?—Ynolepaga.—¿Nada?—Nosé.—Perdidoandadesdehaceunaño.—Poreso.—¡Sinvergüenza!Sinvergüenza.Sinvergüenza.Siveníaconabusos,podíadecírselo:sinvergüenza,

estafaste a don Alejo que es como un padre contigo. Entonces, diciéndoselo, nosentiríamiedo.O por lomenos,menosmiedo. Era como si esa palabra le fuera aservirpararomperunacostradurayamenazantedePancho,dejándolodurosiempreysiempreamenazante,perodeotramanera.Eraunalástimaquetodosesosbocinazosfueran sólo sueño… ¿Para qué iba a remendar entonces su vestido colorado? Sedesenrollóelhilodeldedo.¿Quéibaahacerhoytodalatarde?Lluvia,sushuesoslosabían.¿VenirdondelaLudo?¿Paraqué?SivolvíaahablarledePanchoVegaseguroquelecontestaría:

—Yaestás vieja para andar pensando enhombresypara salir de farra por ahí.Quédatetranquilaentucasa,mujer,yabrígatebienlaspatas,miraquealaedaddenosotrosloúnicoqueunapuedehaceresesperarquelapeladaselavengaallevar.

PerolapeladaeramujercomoellaycomolaLudo,yentremujeresunasiempreselaspuedearreglar.Conalgunasmujeresporlomenos,comolaLudo,quesiemprelahabían tratadoasí, sinambigüedades, comodebía ser.La Japonesita, encambio,erapuraambigüedad.Derepente,eninviernosobretodo,cuandoledabatantofríoalapobreynodejabadetiritardesdelavendimiahastalapoda,empezabaadecirquele gustaría casarse. Y tener hijos. ¡Hijos! Pero si con sus dieciocho años biencumplidosnilareglalellegabatodavía.Eraunfenómeno.Ydespuésdecíaqueno.Que no quería que la anduvieranmandoneando.Que ya que era dueña de casa deputas mejor sería que ella también fuera puta. Pero la tocaba un hombre y salíacorriendo.Claroqueconesacaranoibaallegaramucho.Tantasvecesquelehabíarogadoquesehicieralapermanente.LaLudodecíaquemejorquesecasara,porquetrabajadoraesosíqueeralaJaponesita.Quesecasaraconunhombrebienmachoquelealborotaralasglándulasylaenamorara.PeroPanchoeratanbrutoytanborrachoquenopodíaenamoraranadie.OlosnietosdedonAlejandro.Enelverano,aveces,seaburríanenlascasasdelfundosintenernadaquehaceryveníanatomarseunascopas: espinillundos, de anteojos, callados, pero eran muy jovencitos y estaban

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preocupadosconlosexámenesyseibansintomarmuchoysinmeterseconnadie,SilaJaponesitaquedaraembarazadadeunodeellos…no,claroquenocasarse,peroenfin,elniño…Porquéno.Eraundestino.

No le aprendía a ella, se dijo la Manuela caminando hacia la capilla, el hilocoloradoenrolladootravezeneldedomeñique.Elvestidoloibaatomaraquí,enlacintura,yacá,eneltrasero.Ysivivieraenunaciudadgrande,deesasdondedicenquehaycarnavalytodaslaslocassalenalacalleabailarvestidasconsuslujosylopasanregioynadiedicenada,ellasaldríavestidademanola.Peroaquíloshombresson tontos, como Pancho y sus amigos. Ignorantes. Alguien le contó que Panchoandabaconcuchillo.Peronoeracierto.CuandoPanchoquisopegarleelañopasadotuvo la presencia de ánimo para palpar al bruto por todos lados: andaba sin nada.Idiota.Tantohablarcontralaspobreslocasynadaqueleshacemos…ycuandomesujetóconlosotroshombresmediosusbuenosagarrones,bienintencionados,novaadarsecuentaunaconlodiablayloviejaquees.Ytanenojadoporqueunaesloca,quéséyoloquedijoqueibaahacerme.Avernomás,sinvergüenza,estafador.Medanunasganasdeponermeelvestidodelantedeélparaver loquehace.Ahora,siestuvieraaquíenelpueblo,porejemplo.Saliralacalleconelvestidopuestoyfloresdetrásdelaorejaypintadacomomona,yqueenlacallemediganadiósManuela,por Dios que va elegante mijita, quiere que la acompañe… Triunfando, una. YentoncesPancho,furioso,meencuentraenunaesquinaymedicemedasasco,andaasacarteesoqueeresunavergüenzaparaelpueblo.Yjustocuandomevaapegarconesas manazas que tiene, yo me desmayo… en los brazos de don Alejo, que vapasando.YdonAlejoledicequemedeje,quenosemetaconmigo,queyosoygentemásdecentequeél,quealfinyalcabonoesmásquehijodeuninquilinomientrasque yo soy la granManuela, conocida en toda la provincia, y echa a Pancho parasiempredelpueblo.EntoncesdonAlejomesubealautoyme llevaal fundoymetiende en la cama deMisiaBlanca, que es toda de raso rosado dice la Ludovinia,preciosa,yvanabuscarelmejormédicodeTalcamientrasMisiaBlancameponecompresasymehaceolersalesymetomaenbrazosymedicemiraManuela,quieroqueseamosamigas,quédateaquíenmicasahastaquetesanesynotepreocupes,yote cedomi pieza y pide lo que quieras, no te preocupes, no te preocupes, porqueAlejo,vasaver,vaaecharatodalagentemaladelpueblo.

—Manuela.Una bocacalle. Los pies metidos en el barro de una poza en la calzada. Unos

bigotes blancos, una manta de vicuña, unos ojos azulinos como bajo el ala delsombrero,ydetrás,loscuatroperrosnegrosalineados.LaManuelaretrocedió.

—PorDios,donAlejo,cómosalealacalleconesosbrutos.Agárrelos.Mevoy,mevoy.Agárrelos.

—Notevanahacernadasinolomando.Tranquilo,Moro…

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—Presodebíanmandarloporandarconellos.LaManuelaseibaretirandoalaotravereda.—¿Adóndevas?Estabasconlaspatasenelagua.—Apuestoquemeresfrío.Amisaiba,acumplirconlosmandamientos.Nosoy

ningunaherejecomousted,donAlejo.Mirelacarademuertoquetiene,apuestoqueanduvodefarra,asuedad,nodigoyo…

—Ytúirásapedirperdónportuspecados,grandísima…—¡Pecados!Ojalá.Ganasnomefaltan,peromirecómoestoydeflaca.Santita:

VirgenyMártir…—¿QuénodicenquetienesembrujadoaPanchoVega?—¿Quiéndice?—Éldice.Cuidadito.LosperrosseagitarondetrásdedonAlejo.—Otelo,Moro,abajo…Elagua sopeándole los calcetines, elpantalón fríopegadoa sus canillas.Hacía

añosquenosesentíatanaveriada.Alsubirporeltaludhacialaotraveredalediounapatadaaunchanchoparaquesequitara,peroalresbalarsetuvoqueafirmarseensulomo.DesdelaotraveredalepreguntóadonAlejo:

—¿Cuidaditoconquién?—ConPancho.Dicenquenohablamásquedeti.—PerosiyanovieneparaacáparaElOlivo.¿Nodicenqueledebeplataausted?DonAlejoserió.—Todolosabes,viejachismosa.¿SabestambiénquefuialmédicoayerenTalca?

¿Ysabesloquemedijo?—¿Almédico,donAlejo?Perosiestátanbien…—Meacabasdedecirquetengomalacara.Malacaravasatenertútambiénen

cuantotealcancePancho.—Perosinoestá.—Sí.Síestá.Los bocinazos, entonces, anoche. No, no iba a misa. No estaba para aguantar

impertinenciasenlacalle.Hacíademasiadofrío.Dioslaperdonaríaestavez.Seibaaresfriar.Asuedad,mejoracostarse.Sí.Acostarse.Olvidarsedelvestidodeespañola.Acostarse si la Japonesitano ledecíaquehicieraalgo,qué séyo, algún trabajodeesos que a veces le gritaba que hiciera. El año pasado PanchoVega le retorció elbrazoy.casiseloquebró.Ahoraledolía.NoqueríatenernadaqueverconPanchoVega.Nada.

—Notevayas,mujer…—Claro.Novaaseraustedalquelevaapegar.—Espera.

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—Yapues,donAlejo,digaloquequiere.¿Novequeestoyapurada?Tengolaspatasempapadas.Simemueroustedmepagaelfuneralporqueustedtienelaculpa.Deprimera,ah…

DonAlejo, seguido de sus perros, iba andando frente a laManuela por la otraacerayhablándole.Laúltimaseñade lamisadeonce.Tuvoquegritarparaque laManuelaleoyeraporquepasóelbreakdelosGuerrerollenodechiquilloscantando:

Quellueva,quellueva.Laviejaestáenlacuevalospajaritoscantan…

—Yapues,donAlejo.¿Quéquiere?—Ah,sí.DilealaJaponesitaquetengourgenciadehablarconella.Voyapasar

estatarde.Ycontigotambiénquierohablar.LaManuelaseparóantesdedoblarlaesquina.—¿Vaavenirenauto?—Nosé.¿Porqué?—Paraqueestacionedelantedelapuertadelacasa.AsíPanchovequeustedestá

connosotrosynoseatreveaentrar.—Sinovengoenauto,dejoalosperrosafuera.Pancholestienemiedo.—Claro,siesuncobarde.

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CAPÍTULOIII

LaseñoritaLilamiróaPanchoVegaporlaventanilla,peropesealascosasqueélleestabadiciendonobajólavistaporqueloconocíadesdehacíatantotiempoqueyanolaescandalizaba.Además,medagustovolveraveraestetarambana.

—Perosierescomomarineroentierra,puesPancho,ahoraconlacuestióndetucamiónytusfletes:unamujerencadapuerto.LaEmitanoteveránielpolvo,pobre.Quécastigoestarcasadacontigo.

—Ellanosequeja.EntoncessíquelaseñoritaLilasepusocolorada.—¿Ytú,Lilita?Tratódetomarlelamanoatravésdelaventanilla.—Déjate,tonto…La señorita Lila hizo un gesto señalando a Octavio que fumaba en la puerta,

mirandolacalle.PanchosediovueltaparabuscarelobjetodeltemordeLilayalversóloasucuñadoalzóloshombros.Elinteriordelgalpónencuyoextremofuncionabaelcorreoestabavacío,salvopordonCéspedessentadoenunodelosfardosdetrébolformandoescalaalotroextremo.Elancianoseapeódesufardoysepusoamirarlacalleapoyadoenlajamba,alotroladodeOctavio.Alfrente,unascuantaspersonasrondabanelotrogalpón,elqueservíadecapillalosdomingosydelugardereunióndel Partido durante la semana. Eramás chico que el galpón del correo y tambiénpertenecíaadonAlejo,peronuncallegaronapermutarsusfunciones:elespaciodelacapilla actual era suficiente para los feligreses, sobre tododespuésde la vendimia,cuandoyanoquedabanniafuerinosnilasfamiliasdelosdueñosdefundos.Panchosediovueltayencendióuncigarrillo.

—¿LlegóelcuradeSanAlfonso?DonCéspedesagitólacabezaensignodenegación.—Debenhabertenidounapana.Octaviopalmoteolaespaldadelviejo.—Tan viejo y tan inocente usted, donCéspedes, porDios. El cura debe haber

tenidosueñoestamañanaysequedópegadoenlassábanas.DicenquebailótodalanocheenlacasadelaPechodePaloalláenTalca…

LaseñoritaLilaasomólacabeza.—¡Herejes!Sevanacondenar.PanchoseriómientrasdonCéspedessacabasumanodedebajodelamantapara

santiguarse.Octaviosefueasentarenlosfardos.DonCéspedesmiróalcielo.—Vaallover.Siguió aOctavioy encaramándosemás altoque él en lasgradasde los fardos,

dejócolgandosuspiesencogidos,oscuros,deformadosporlascicatricesylamugre,

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metidosensushojotasembarradas.Enlaventanillaseguíaelcoloquio.—¿Tú,noestuvisteenlacamadelaJaponesitaanoche?—¿Yo?Yono.Hacetiempoquenovoy.Nomedanboleto.—Esquetútambién,conlorevoltoso…—Lomaloesqueestoyenamorado.Elladijoqueclaro,quelaJaponesitaerachiquillabuenaytodo,perofea,ynose

vestíaalamoda,parecíadecasadehuérfanosconesospantalonesbombachoshastaeltobilloqueseponíadebajodelosdelantales.Claroqueerahartoraroqueellasededicara a ese negocio, siendo que todos sabían que era chiquilla buena. Sí, sí,herencia de la mamá, pero podía vender. Cuando chica, la Japonesa Grande lamandabaalaescuela,cuandohabíaescuelaenElOlivoyfuncionabaaquímismo,enestegalpón,antesquelocompraradonAlejo.Apesardequetodaslaschiquillaseranbuenasconella,mecuentamihermanamenor,ylaprofesoratambién,laJaponesitasearrancaba,seibaaesconderporalláporlaestación,dicen,hastaqueterminaranlasclasesylaJaponesaGrandenosedieracuentadequenoibaalaescuela,ynuncasalíaalacalleajugarninadaynosaludabaanadie…Ahora,todalagentedecenteletienepenaalaJaponesita,tanraralapobre.LaseñoritaLila,porlopronto,buscabala vista de la Japonesita para saludarla lo más amable que podía cada vez que laencontrabaenlacalle.¿Porquéno,noescierto?

—Sí,peroyonoestoyenamoradodeella…LaseñoritaLilalomiróturbada.—¿Dequién,entonces?—DelaManuela,pues…Todosserieron,hastaella.—Hombrescochinos,degenerados.Vergüenzadebíadarles…—Esqueestanpreciosa…Laparejacomenzóacuchichearotravezatravésdelosbarrotesdebronce.Don

Céspedesvolvióabajarlasgradasdepastoyseapostóenlapuertamirandoalcielo.—Aquívieneelagua,mimadre…La gente que esperaba cerca de la puerta de la capilla se cobijó bajo el alero,

pegadosalmuroycon lasmanosen losbolsillos,detrásde lacortinadeaguaquecaía de las tejas. El caballo del break de los Guerrero quedó empapado en unsegundo,ylosValenzuela,queveníanllegando,serefugiaronenelFordparaesperarquecomenzara lamisa.DonAlejoentrócorriendoalcorreo,seguidodesuscuatroperrosnegros.Sesacudióelaguadelamantaydelsombrero.Losperrostambiénsesacudieron, yOctavio se trepó a los fardos para no quedar empapado.Después sealborotaronenelgalpón,queparecíaquedarleschico.

—Buenosdías,donCéspedes…

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—Buenosdías,patrón.LuegomiróaOctavio,peronolosaludó.VioaPanchodeespaldas,quejuntoala

ventanillasuspendiósuplática,peronosediovuelta.—Feliceslosojos,Pancho…Como Pancho se quedó igual, don Alejandro azuzó a sus perros, que se

levantarondelsuelo.—Otelo,Sultán…Panchosediovuelta.Subiólasmanoscomosiesperaraunpistoletazo.DonAlejo

llamóasusperrosantesqueatacaran.—Moro,acá…—Lasbromitassuyas,donAlejo…—Contestasiquiera,sitesaludan.—Esasbromasnosepuedenhacer.Octaviolosmiródesdelacimadelosfardos,cercadelenvigadoquesosteníala

calamina del techo. Don Alejo se iba acercando a Pancho a través de la bodega,rodeadodelosperrosquebrincaban.Entodoeseespaciopardusco,dondehastalacaldelmuroeradecolortierroso,loúnicovivoeraelazulinodelosojosdedonAlejoylaslenguasbabosas,coloradas,delosperros.

—¿Ylasbromastuyas?¿Teparecenpocacosa,rotomalagradecido?¿Creísqueno sé por qué viniste?Yo te conseguí los fletes de orujo, pero yomismo llamé aAugustohacedíasdiciéndolequeteloscortara.

—Vamosahablaraotrolado,mejor…—¿Por qué? ¿No quieres que la gente sepa que eres un sinvergüenza y un

malagradecido?Estálloviendoynoquieromojarmemás,miraqueelmédicomedijoquemecuidara.Usted,donCéspedes,hágameelfavordeira lacarnicería,aquíallado,ylediceaMelchorquememandeunasbuenascharchasparaqueestosperrossequedentranquilos.¿Yéste,quiénes?

Octaviobajólosfardosconunpardebrincos.Mientrassacudíasuternooscuroyse ajustaba la corbata corrida en el cuello abierto de la camisa, carraspeó antes decontestar.PerocontestóPancho.

—EsOctavio,micuñado.—¿Eldelaestacióndeservicio?—Sí,señor.Paraservirle.SomoscompadresconelPancho,asíquedelantedemí

puedehablarnomás…Lainquietuddeloscuatroperrosnegrosdecolassuntuosas,defaucesanhelantes,

llenaba el galpón. Los ojos de loza de don Alejo sostuvieron la mirada negra dePancho,obligándolaapermanecerfijabajolaspestañassombrías.Elleíaenesosojoscomoenunlibro:PanchonoqueríaqueOctaviosupieradeladeuda.Elvientoagitólaslistasdecartassobrantespegadasalmuro.

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—¿Así es que solitos no te importa que te diga que eres un sinvergüenzay unmalagradecido?Entonces,ademáseresuncobardedeporquería.

—Déjesepues,donAlejo.—Tupadre,aquienDiosguardeensuGloria,nomehubieraaguantadoqueyole

hablaraasí.Eraunhombredeveras.¡Elhijitoquelefueasalir!Nadamásquepormemoriadetupadreteprestélaplata.Ynadamásqueporesonotemandopreso.¿Oístebien?

—Yonofirméningúndocumento.FuetallafuriadedonAlejoquehastalosperroslasintieronysepusierondepie

gruñéndoleaPanchoconlosdientesdescubiertos.—¿Cómoteatreves?—Aquíletraigolascincocuotasatrasadas.—¿Ycreesqueconesomedejascontento?¿Creesquenoséaquéviniste?Mira

queyoveodebajodelalquitrányatiteconozcocomositehubieraparido.Claro,tecortaronlosfletes.Poresovienesconlacolaentrelaspiernasapagarme,paraqueyoconsiga que te los vuelvan a dar. Dame esa plata, roto malagradecido, dámela tedigo…

—Nosoymalagradecido.—¿Quéeresentonces?¿Ladrón?—Yapues,donAlejo,córtela,yaestábueno…—Pásamelaplata.Pancho le entregó el fajo de billetes, calientes porque los tenía apretados en la

mano en el fondo del pantalón, y donAlejo los contó lentamente.Después se losmetiódebajodelamanta.ElNeguslelamíalapuntadelzapato.

—Estábien.Tefaltanseiscuotasparaterminardepagarme,yqueseanpuntuales,entiendes.Ymira,estábuenoquelosepasaunquecualquieraquefueramenostontoquetúyalosabría:tengomuchoshilosenmimano.Cuidado.Noporquenotehicefirmar el papel voy a dejar queme hagas eso; si te di libertad fue para ver cómoreaccionabas, aunquecon loque te conozco,yadebía saberyparaque te aporreessolo.Ya sabes.Paraotravezdimequenopuedespagarmeporun tiempoyque teespere,entonces,debuenmodo,veremosloquepuedohacer…

—Esquenoteníatiempo…—Mentira.—Esquenohabíavenidoporestoslados,pues,donAlejo.—Otramentira.¿Cuándosetevaaquitaresamalditacostumbre?Medijeronque

tehabíanvistoenlagasolineradetucuñadovariasvecesenelcaminolongitudinal.¿Quétecostabarecorrerlosdoskilómetroshastaaquíohastaelfundo?¿Quéyanoconoceselcaminohastalascasasdondenaciste,animal?

No,noqueríatenernadaqueverconesascosasniconestepueblodemierda.Le

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dolíaentregarle suplataadonAlejo.Era reconocerelvínculo, amarrarseotravez,todo eso que logró olvidar un poco, como quien silba para olvidar el terror en laoscuridad, durante los cincomeses que tuvo fuerza para nopagarle, para resistir yguardaresedineroparasoñarloenotrascosascomosituvieraderechoahacerlo.EsplatitaparalacasaquelaEmaquierecomprarenesebarrionuevodeTalca,éseconlascasastodasiguales,peropintadasdecoloresdistintosasíesquenoseveniguales,ycuandoalaEmaseleocurrealgonohayquienresista.Porsuertequeahora,enestaépoca de tanto flete, Pancho para poco en la casa, a veces prefiere estacionar elcamiónenelcaminoydormirahí.Porlomismo,decíaella,porlomismoquecasinoteveoyquéséyoquéharásporahí,por lomismoyoy laniña tenemosqueteneralgunacompensación…ycuandocaigaencamaconúlcera,unfuegoquemequemaaquí,unanimalquehozaymemuerdeysorbeychupa,aquí,aquíadentroynomedeja dormir ni hablar nimoverme ni tomar ni comer, apenas respirar, a veces contodo esto duro y acalambrado, con miedo a que el animal me dé un mordisco yreviente,entoncesellamecuidayyolamiroporquesinellamemoriríayellasabeyporesolocuidacomoaunniñoquegimearrepentido,peroquesabequevaavolverahacerlotodoigual,poresoesquePanchonecesitaesacasa.Avecesdaunavueltapor esebarrio con el camiónyvaviendocómodesaparecen los cartelesquedicen«SeVende».Yanoquedancasasrosadas,sóloazulesyamarillas,ylaEmaqueríaunarosada.AdonAlejonoleimportanunoscuantosmilesdepesos.

—¿Yporquéno llamaadonAugustoparaquemevuelvaadaresosfletes tanbuenos?

—¿Quétecostabacumplirconmigo,sierantanbuenos?Pancho no contestó. La lluvia se iba juntando en las pozas de la calzada:

imposible cruzar. Llegó el cura y la gente entró en la capilla. Pancho no contestóporquenoqueríacontestar.Noteníaquedarlecuentasanadie,menosaestefutrequecreía que porque había nacido en su fundo…Hijo, decían, de don Alejo. Pero lodecíandetodos,delaseñoritaLilaydelaJaponesitaydequéséyoquiénmás,tantopeóndeojoazulporestoslados,peroyono.Metolamanoalfuegopormivieja,ylosojos, los tengonegrosy lascejas,avecesmecreen turco.Yono ledebonada.Había trabajado de chico como tractorista y después aprendió amanejar el auto, aescondidas, robándoselo a don Alejo con los nietos del caballero que eran de sumisma edad… Nada más. Lo único que le debía era que aprendió a manejar. Lefaltaban varias cuotas para saldar su deuda. Hasta entonces, callado. Que la Emaesperara.Talvezenotrobarrio,ydespuéstodoloquequisiera,lalibertad,élsolo,sintener que rendirle cuentas a nadie… yme pierdo para siempre de este pueblo demierda.Peroelviejo fueadecirdelantedeOctavio—quemeatraséen lospagos.ParaquedespuésselesalgayloscreídosdeloshermanosdelaEma,losotros,noOctavioqueesmicompadre,losotrosandendiciendocosasdeunoporahí.

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—¿Quiubo?¿Porqué?Regresó don Céspedes con las charchas. Los perros, alborotados, gimieron,

lamiéndolelospies,lasmanos,saltándolehastacasibotarlo.—Tírelesunacharcha,donCéspedes…Lapiltrafasanguinolentavolóylosperrossaltarontrasellaydespuésloscuatro

juntoscayeronhechosunnudoalsuelo,disputándoseeltrozodecarnecalienteaún,casiviva.Lodesgarraron,revoleándoloporlatierrayladrándole,babososloshocicoscoloradosy lospaladaresgranujientos, losojosamarillos fulgurandoen sus rostrosestrechos. Los hombres se apegaron a los muros. Devorada la charcha los perrosvolvieron a danzar alrededor de donAlejo, no de donCéspedes que fue quien losalimentó, como si supieran que el caballero demanta es el dueño de la carne quecomenydelasviñasqueguardan.Éllosacaricia—suscuatroperrosnegroscomolasombradeloslobostienenloscolmillossanguinarios,laspesadaspatasferocesdelarazamáspura.

—No. Hasta que me pagues todas las cuotas que faltan. No tengo ningunaconfianzaenti.Estoyviejoymevoyamorirynoquierodejarasuntossueltosporahí…

—Perocómoquiere,pues,donAlejo…El suelo era unbarrial ensangrentado.Los perros lo husmeaban, resoplando en

buscadealgúnrestoquelamer.PanchoVegaapretólosdientes.MiróaOctavioquele guiñó un ojo, no se agite compadre, espérese, que vamos a arreglar este asuntoentrenosotros.Peroeraduroestegallojubilado.Oyeronlascampanillasdelaiglesia.

—¿Novasairamisa,Pancho?Nocontestó.—Cuandoeraschico,paralasmisiones,ayudabas.AlapobreBlancalegustaba

tanto verte, tan piadoso, tan lindo que eras. Y esas confesiones tan largas, nosmoríamosdelarisa…¿Yusted,donCéspedes?

—Cómono,patrón…—¿Ves?¿CómodonCéspedesvaamisa?PanchomiróaOctavio,queledijoquenoconlacabeza.—DonCéspedesesinquilinosuyo.Ytragóparapoderagregar:—Yono.—Perotúmedebesplatayélno.Eracierto.Mejornoacordarseahora.Mejoriramisasinalegar.¿Quémecuesta?

Cuandoestoyenlacasaeldomingo,laEmavistealaNormitaconelabrigocelesteconpielblancaymedicequevayaconellas a lamisadeonceymediaquees lamejoryyovoyporquenomeimportanadaymegustasaludaralagentedelbarrio,aveces me gusta y hasta tengo ganas, otras no, pero voy siempre, nosotros tan

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elegantes. Voy con don Alejo que me mira desde la puerta exigiéndomelo. PeroPanchonopuededejardedecirle:

—No.Novoy.Octaviosonriósatisfechoporfin.Salieronlosperrosnegros.Peroantesdesalir,

donAlejosediovuelta.—Ah.Semeolvidabadecirte.Mecontaronqueandashablandode laManuela

porahí,queselatienesjuradaoquéséyoqué.QuenosepayoquetehasidoameterdondelaJaponesitaamolestaraesagente,queesgentebuena.Yasabes.

Salió seguido de sus perros, que cruzaron la calzada salpicando en el barro yesperaron bajo el alero, detrás de la cortina de lluvia.DonCéspedes, sombrero enmano, mantuvo la puerta de la capilla abierta: entraron los perros al son de lascampanillasydetrás,donAlejo.

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CAPÍTULOIV

La Japonesita no adivinó inmediatamente por qué don Alejandro tenía tantaurgencia de hablar con ella.Al principio, cuando laManuela le dio elmensaje, sesorprendió,porqueelSenadorsiemprecaíaavisitarlasinavisar,comoquienllegaasupropiacasa.Pronto, sinembargo, sediocuentadeque tantoprotocolonopodíasignificarmásqueunacosa:queporfinibaaparticiparlelosresultadosdefinitivosdesusgestionespara laelectrificacióndelpueblo.Hacía tiempoqueestabaempeñadoenque lohicieran.Pero la respuestaa lasolicitudse ibaretrasandodeañoenaño,quién sabe cuántosya, y siempre resultabanecesario aplazar elmomentooportunopara acercarse a las autoridades provinciales. El Intendente se hallaba siempre deviaje o estamos haciendo gastos demasiado importantes en otra región por elmomento o el secretario de la Intendencia pertenece al partido enemigo y espreferibleesperar.

Peroellunesanterior,alcruzarlaPlazadeArmasdeTalcaendirecciónalBanco,laJaponesitaseencontrócondonAlejandrodirigiéndosealaIntendencia.Separaronen la esquina. Él le compró un paquete de maní caliente, de regalo, dijo, peromientrasconversabanselocomiócasitodoél,moliendolascascarasquealcaeribanquedandoprendidasenlospelosdesumantadevicuñaallídondelaalzabaunpocosupanza.Dijoqueahorasí:todoestabalisto.EnmediahoramásteníaentrevistaconelIntendenteparaecharleencarasuabandonodelaEstaciónElOlivo.LaJaponesitasequedóvagandoporlaplazaenesperadelasalidadedonAlejoconlosresultadosdelafamosaentrevista.Luego,comotuvootrascosasquehaceryllególahoradeltren,yano lovio.Durante toda lasemanaestuvoaveriguandosielcaballerohabíavuelto al fundo, pero esa semana no le tocó ir ni de pasada, ni una sola vez. Seconformóconquedarsepensando,esperando.

Perohoysí.Porfin.LaJaponesitapermanecióenlacocinadespuésdelalmuerzo,cuandocadaputasefuearefugiarseensucovachaylaManuelaacompañóalaLucyasupieza.Envezdeavivarconotroleñoelrescoldoquequedabaenelvientredelacocinasefueacercandomásymásalfuegoquepalidecía,arrebozándosemásymásy más con un chal: tengo los huesos azules de frío. Ya oscurecía. El agua noamainaba,cubriendopocoapocolostrozosdeladrilloquelaClotypusoparacruzarelpatio.Alotrolado,frentealapuertadelacocina,laLucyteníaabiertalapuertadesupiezay lavioencenderunavela.La Japonesita,devezencuando, levantaba lacabezaparaecharunamiradayverdequésereíantantoconlaManuela.Lasúltimascarcajadas, lasmás estridentes de toda la tarde, fueron porque laManuela, con labocallenadehorquillasparaelpeinadomodernoqueleestabahaciendoalaLucy,setentódelarisaylashorquillassalierondisparadasylasdos,laLucyylaManuela,anduvieronunbuenratoderodillas,buscándolasporelsuelo.

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Quedaba un poco de luz afuera. Pero desganada, sin fuerza para vencer a lastinieblasdelacocina.LaJaponesitaextendióunamanoparatocarunahornalla:algodecalor.Conlaelectricidadtodoestoibaacambiar.Estaintemperie.Elaguainvadíala cocina a través de las chucas formando un barro que se pegaba a todo.Tal vezentonces la agresividad del frío que se adueñaba de su cuerpo con los primerosvientos, encogiéndolo y agarrotándolo, no resultara tan imbatible.Tal vez no fueracreciendoestahumedaddemayoajunio,dejunioajulio,hastaqueenagostoyaleparecíaqueelverdínlacubríaentera,sucuerpo,sucara,suropa,sucomida,todo.Elpuebloenteroreviviríaconlaelectricidadparaserotravezloquefueentiemposdelajuventuddesumadre.Ellunesanterior,mientrasesperabaadonAlejo,semetióenuna tiendaquevendíaWurlitzers.Muchasveces sehabíaparado en la vitrinaparamirarlosseparadadesucolorydesumúsicaporsupropioreflejoenelvidriodelavitrina.Nuncahabíaentrado.Estavezsí.Undependienteconlaspestañasdesteñidasy las orejas traslúcidas la atendió, dándole demostraciones, obsequiándole folletos,asegurándole una amplia garantía. La Japonesita se dio cuenta de que lo hacía sincreerqueellaeracapazdecomprarunodeesosaparatossoberbios.Peropodía.Encuanto electrificaran el pueblo iba a comprar un Wurlitzer. Inmediatamente. No,antes. Porque si donAlejo le traía esta tarde la noticia de que el permiso para laelectrificaciónestabadadooquese llegóafirmaralgúnacuerdoodocumento,ellaibaacomprarelWurlitzermañanamismo,mañanalunes,elquetuvieramáscolores,ése con un paisaje de mar turquesa y palmeras, el aparato más grande de todos.Mañanaluneshablaríaconelmuchachodelaspestañasdesteñidasparapedirlequese lomandara.Entonces, el primerdíaque funcionara la electricidaden el pueblo,funcionaríaensucasaelWurlitzer.

A la Manuela mejor no decirle nada. Bastaría insinuarle el proyecto para queenloqueciera,dándoleporhecho,hablando,exigiendo,sindejarlaenpaz,hastaqueterminaría por decidirse a no comprar nada. En el cuarto de enfrente se estabadesvistiendopara probarse el vestido colorado a la luzde la vela.A su edadno leteníamiedo al frío. Igual amimadre, que en paz descanse. Aún en los díasmásdestemplados, como éste por ejemplo, ella, grande y gorda, con los senos pesadoscomo sacos repletos de uva, se escotaba. En el ángulo inferior del escote, dondecomenzabanahincharsesussenos,llevabasiempreunpañuelominúsculo,yduranteunaconversaciónotomandosubotellóndetintoomientraspreparabalassopaipillasmássabrosasdelmundo,sacabasupañueloyseenjugabaelsudorcasiimperceptiblequesiemprelebrotabaenlafrente,enlanariz,ysobretodoenelescote.DecíanquelaJaponesaGrandemuriódealgoalhígado,detantotomarvino.Peronoeraverdad.Notomabatanto.Mimadremuriódepena.DepenaporquelaEstaciónElOlivoseibaparaabajo,porqueyanoeraloquefue.Tantoquehablódelaelectrificacióncondon Alejo. Y nada. Después anduvieron diciendo que el camino pavimentado, el

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longitudinal, iba a pasar porElOlivomismo, demodoque se transformaría enunpueblodeimportancia.Mientrastuvoestaesperanzamimamáfloreció.Perodespuésle dijeron la verdad, don Alejo creo, que el trazado del camino pasaba a doskilómetros del pueblo y entonces ella comenzó a desesperarse. La carreteralongitudinal es plateada, recta como un cuchillo: de un tajo le cortó la vida a laEstaciónElOlivo,anidadoenunamablemeandrodelcaminoantiguo.Losfletesyanosehacíanportren,comoantes,sinoqueporcamión,porcarretera.Eltrenyanopasaba más que un par de veces por semana. Quedaban apenas un puñado depobladores.LaJaponesaGranderecordaba,haciaelfinal,queenotraépocalamisade doce en el verano atraía a los breaks y a los victorias más encopetados de laregión, y la juventud elegante de los fundos cercanos se reunía al atardecer, encaballosescogidos,alapuertadelcorreoparareclamarlacorrespondenciaquetraíaeltren.Losmuchachos,tancomedidosdedíacomoacompañantesdesushermanas,primas o novias, de noche se soltaban el pelo en la casa de la Japonesa, que nocerraba nunca. Después, llegaban sólo los obreros del camino longitudinal, quehacían a pie los dos kilómetros hasta su casa, y después ni siquiera ellos, sólo losobreroshabitualesdelacomarca,losinquilinos,lospeones,losafuerinosqueveníanalavendimia.Otraclasedegente.Ymástardeniellos.AhoraeratancortoelcaminoaTalcaqueeldomingoeraeldíamás flojo—se llegabaa laciudadenunabrirycerrardeojos,yyanosepodíapretenderhacerlelacompetenciaacasascomoladela Pecho de Palo. Siquiera electricidad, decía, siquiera eso, yo la oía quejarsesiempre, de tantas cosas, de la hoguera en el estómago, quejarse monótonamente,suavemente,alfinal, tendidaenlacama,hinchada,ojerosa.Perono,nunca,nada,apesardequedonAlejo ledecíaqueesperaraperounbuendíayanopudoesperarmásy comenzó amorirse.Y cuandomurió la enterramos en el cementerio deSanAlfonsoporqueenElOlivonicementeriohay.ElOlivonoesmásqueundesordende casas ruinosas sitiado por la geometría de las viñas que parece que van atragárselo.¿Yéldequéseríetanto?¿Quéderechotieneanosentirelfríoqueamímeestátrizandoloshuesos?

—¡Papá!Logritódesdelapuertadelacocina.LaManuelaseparóenelmarcoiluminado

de la puerta de la Lucy. Flaco y chico, parado allí en la puerta con la caderagraciosamente quebrada y con la oscuridad borroneándole la cara, parecía unadolescente.Peroellaconocíaesecuerpo.Nodabacalor.Nocalentabalassábanas.Noeraelcuerpodesumadre:esecalorcasimaterialenqueellasemetíacomoenunacaldera,envolviéndoseconél,yquesecabasuropaapercancadaysushuesosytodo…

—¿Qué?—Venga.

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—¿Paraquémequieres?—Venganomás.—EstoyocupadaconlaLucy.—¿Noledigoquelonecesito?LaManuela,cubriéndoseconelvestidodeespañola,cruzócomopudoellagodel

patio,chapoteandoentrelashojasflotantesdesprendidasdelparrón.LaJaponesitasehabíasentadodenuevojuntoalfuegoqueseextinguía.

—Tanoscuro,niña.Parecevelorio.LaJaponesitanocontestó.—Voyaecharleotropaloalfuego.Noesperóaquedierallama.—¿Prendounavela?¿Para qué? Ella podía estar tardes enteras, días enteros en la oscuridad, como

ahora,sinsentirnostalgiaporlaluz,añorando,esosí,unpocodecalor.—Bueno.LaManuela encendióydespuésdedejar lavela encimade lamesa juntoa las

papas, se puso los anteojos y se sentó a coser al lado de la luz. La Lucy habíaapagado.Ibaadormirhastalahoradelacomida.Asíerafácilmatareltiempo.Eranlas cinco. Faltaban tres horas para la comida. Tres horas y ya estaba oscuro. Treshorasparaquecomenzaralanocheyeltrabajo.

—Apuestoquenovienenadieestanoche.La Manuela se paró. Sostuvo su vestido pegado al cuerpo, el escote con el

mentón,lacinturaconlasmanos.—¿Cómomequeda?—Bien.Lalluviacesó.EnelgallinerooyeronhincharseelpavodelaLucy:elpagodeun

enamoradoquenotuvootracosaconquépagarle.Elvestidoquedóperfecto.—Apuestoquenovienenadieestanoche.EstavezlodijolaManuela.LaJaponesitalevantólacabezacomosilehubieran

tocadounresorte.—UstedsabequevaavenirPanchoVega.LaManuelasepicóundedoconlaagujayselochupó.—¿Yo?¿QuevaavenirPanchoVega?—Claro.¿Paraquéestáarreglandosuvestido,entonces?—Perosinoestáenelpueblo.—Ustedmedijoqueanocheoyólabocina…—Sí,peroyono…—Ustedsabequevaavenir.Inútilnegarlo.Suhijatienerazón.Panchovaavenirestanocheaunquelluevao

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truene.Tomósuvestido,lapercalaviejísimaentibiadaporelfuego.Todoelsantodíadelequetedelealaaguja,preparándolo,preparándose.Vamosaversiestanmachocomodice.Melasvaapagar.Sipasaalgoestanochenovaaquedarnadieentodoelpuebloquenolosepa,nadie,aversilegustadecirlascosasquedicedelaspobreslocas, hasta las piedras lo van a saber. LaManuela dejó su vestido, puso la velaencimadelamesadel lavatorio,debajodelpedazodeespejo.Comenzóapeinarse.Tan poco pelo. Apenas cuatromechas queme rayan el casco. No puedo hacermeningúnpeinado.Yapasaronesosdías.

—Oye…LaJaponesitalevantólacabeza.—¿Qué?—Venparaacá.Secambióauna sillade totora frenteal espejo.LaManuela tomósuscabellos

lacios, frunció los ojos para mirarla, tienes que tratar de ser bonita, y comenzó aescarmenárselos—qué sacas con ser mujer si no eres coqueta, a los hombres lesgusta,tonta,aesovienen,aolvidarsedelosespantapájarosconqueestáncasados,yconelpeloasí,ves,asíescomoseusa,asíquedabien,conunpococaídosobrelafrenteylodemásaltocomounacolmenasellama,ylaManuelaseloescarmenayseponenunacintaaquí,notienesunacintabonita,yocreoquetengounaguardadaenlamaleta,siquieres te lapresto, te lavoyaponeraquí.AunadelasnietasdedonAlejo la vi así en el verano, ves que te queda bien esta línea, no seas tonta,aprovecha…ves,así…

La Japonesita cedió tranquilamente. Sí. Seguro que venía. Ella lo sabe tanclaramentecomolosabelaManuela.Elañopasado,cuandotratódeabusarconella,sintiósualientoavinagradoensumejilla,ensunariz.Bajolasmanosdesupadrequele rozaban lacaradevezencuando,el recuerdoagarrotóa la Japonesita.Lahabíaagarradoconsusmanosásperascomounladrillo,elpulgarcuadrado,deuñaroída,tiznadodeaceite, ancho,chato,hundidoen subrazo,haciéndoladoler,unmoretónqueledurómásdeunmes…

—Papá…LaManuelanocontestó.—¿Quévamosahacersiviene?La Manuela dejó la peineta. Frente al espejo el pelo de la Japonesita quedó

escarmenadocomoeldeunbosquimano.—UstedmetienequedefendersivienePancho.La Manuela tiró las horquillas al suelo. Ya estaba bueno. ¿Para qué seguía

haciéndosetonta?¿Queríaqueella,laManuela,seenfrentaraconunmachotecomoPanchoVega?Quesedieracuentadeunavezportodasyquenosiguieracontándoseelcuento…sabesmuybienquesoylocaperdida,nuncanadietratódeocultártelo.Y

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túpidiéndomequeteproteja:sivoyasalircorriendoaescondermecomounagallinaen cuanto llegue Pancho. Culpa suya no es por ser su papá. Él no hizo la famosaapuestaynohabíaqueridotenernadaqueverconelasunto.Quésele ibaahacer.DespuésdelamuertedelaJaponesaGrandetehepedidotantasvecesquemedesmiparteparairme,quéséyodónde,siemprehabráalgunacasadeputasdondetrabajarpor ahí… pero nunca has querido. Y yo tampoco. Fue todo culpa de la JaponesaGrande,queloconvenció—queseibanahacerricosconlacasa,quequéimportabalachiquilla,ycuando laJaponesaGrandeestabavivaeraverdadqueno importabaporque a la Manuela le gustaba estar con ella… pero hacía cuatro años que laenterraron en el cementerio de San Alfonso porque este pueblo de porquería nicementeriopropiotieneyamítambiénmevanaenterrarahí,ymientrastanto,aquísequedalaManuela.Nisueloenlacocina:barro.¿AsíesqueparaquélamolestabalaJaponesita?Siqueríaqueladefendieran,quesecasara,oquetuvieraunhombre.Él…bueno,yaniparabailarservía.Elañopasado,despuésdelodePancho,suhijale gritó que le daba vergüenza ser hija de unmaricón como él. Que claro que legustaría irseaviviraotraparteyponerotronegocio.Peroquenose ibaporquelaEstaciónElOlivoeratanchicaytodoslosconocíanyanadielellamabalaatención,tanacostumbradosestaban.Nilosniñospreguntabanporquenacíansabiendo.Nohaynecesidaddeexplicareso,dijolaJaponesita,yelpueblosevaaacabarunodeestosdíasyyoyustedconestepueblodemierdaquenopreguntaniseextrañadenada.Una tienda en Talca.No.Ni restaurante ni cigarrería ni lavandería, ni depósito degéneros, nada. Aquí en El Olivo, escondiéndonos… bueno, bueno, chiquilla demierda, entonces nomedigas papá.Porque cuando la Japonesita le decía papá, suvestido de española tendido encima del lavatorio se ponía más viejo, la percalagastada,elrojodesteñido,loszurcidosalavista,horrible,ineficaz,ylanocheoscuray fría y larga extendiéndosepor las viñas, apretandoyvenciendo esta chispita quehabía sido posible fabricar en el despoblado, nome digái papá, chiquilla huevona.DimeManuela,comotodos.¡Quetedefienda!Loúnicoquefaltaba.¿Yauna,quiénla defiende?No, uno de estos días tomomis cachivaches yme largo a un pueblogrande comoTalca.Seguroque laPechodePalomeda trabajo.Pero eso lohabíadichodemasiadasvecesyteníasesentaaños.Siguióescarmenandoelpelodesuhija.—¿Paraquétevoyadefender?Acuéstateconél,noseastonta.Esregio.Elhombremásmachodeporaquíy tienecamióny todoynospodía llevarapasear.Ycomoputavasatenerqueseralgúndía,asíque…

…que la forzara.Esta noche por fin, aunque tuviera que correr sangre. PanchoVegaocualquierotro,esoella lo sabía.PerohoyPancho.Unaño llevabasoñandocon él. Soñando que la hacía sufrir, que le pegaba, que la violentaba, pero en esaviolencia,debajodeellaoadentrodeella,encontrabaalgoconquévencerelfríodelinvierno.Esteinvierno,porquePanchoeracruelyunbrutoyletorcióelbrazo,fueel

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inviernomenosfríodesdequelaJaponesaGrandemurió.YlosdedosdelaManuelatocándolelacabeza,palpándolelamejillajuntoalaorejaparafalsificarlacoqueteríaderizo,tampocoerantanfríos…eraunniño,laManuela.Podíaodiarlo,comohaceun rato. Y no odiarlo. Un niño, un pájaro. Cualquier cosa menos un hombre. Elmismodecíaqueeramuymujer.Perotampocoeraverdad.Enfin,tienerazón.SivoyaserputamejorcomenzarconPancho.

La Manuela terminó de arreglar el pelo de la Japonesita en la forma de unacolmena.Mujer.Eramujer.EllaseibaaquedarconPancho.Élerahombre.Yviejo.Unmaricónpobreyviejo.Unalocaaficionadaalasfiestasyalvinoyalostraposyaloshombres.Erafácilolvidarloaquí,protegidoenelpueblo—sí,tienerazón,mejorquedarnos.Perodepronto la Japonesita ledecíaesapalabraysupropia imagenseborroneabacomosilehubieracaídoencimaunagotadeaguayélentoncesseperdíade vista a símisma,mismo, yomisma no sé, él no sabe ni ve a laManuela y noquedabanada,estapena,estaincapacidad,nadamás,estegranborróndeaguaenquenaufraga.

Aldar losúltimos toquesalpeinado laManuela sintióa travésdelpeloquesuhijaseibaentibiando.Comosideveraslehubieraentregadolacabezaparaqueselaembelleciera.Esaayudaellapodíayqueríadársela.LaJaponesitaestabasonriendo.

—Prendaotravelaparavermemejor…Laprendióylapusoalotroladodelespejo.LaJaponesita,consusdedos, tocó

apenassupropiaimageneneljiróndevidrio.Sediovuelta:—¿Meveobien?Sí,siPanchoVeganofueratanbrutoentoncesellaseenamoraríadeélyseríasu

amanteuntiempohastaqueladejaraparairseconotra,porqueasísondebrutosloshombres, y después yo sería distinta.Y tal vez no tan avara, pasó laManuela, tanamarradaconmiplata,quealfinyalcabohartotrabajomecuestaganármela.Yyotalveznosentirétantofrío.UnpocodedoloroamarguracuandoelbrutodePanchosefuera,peroquéimportaba,nada,siella,yellatambién,quedabamásclara.

EraunadeesasnochesenquelaManuelahubierapreferidoirseaacostar,doblarelvestido,tomarunacápsula,ydespués,ya,otrodía.Noveranadiehoyporquetodosucalorparecíahaberse trasvasijadoa laJaponesitadejándolaaella,a laManuela,sin nada. Afuera, las nubes se perseguían por el cielo inmenso que comenzaba adespejarse,yenelpatio, laartesa,elgallinero,el retrete, todos losobjetoshastaelmásinsignificante,adquirieronvolúmenes,lanzandosombrasprecisassobreelaguaque ya se consumía bajo el cielo overo. Tal vez, después de todo, no vendríaPancho… tal vez todo no fuera más que una broma de don Alejo, que era tanaficionadoa lasbromas.Talvezporúltimoni siquieravendríadonAlejo conestefrío —él mismo dijo que estaba enfermo y que los médicos lo molestaban conexámenesydietasyregímenes.Tocósuvestidodesmayadosobrelasuciedaddelas

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papas,yenelsilenciooyóelronquidodelaLucyalotroladodelpatio.Viosupropiacaraenelespejo,sobrelacaradesuhija,quesemirabaextática—lasvelas,acadalado,erancomolasdeunvelorio.Supropioveloriotendríaasídeluzenelmismosalóndonde,cuandoelcalordelafiestafundíalasdurezasdelascosas,ellabailaba.SeibaaquedareternamenteenlaEstaciónElOlivo.Moriraquí,mucho,muchoantesdequemuriera esahija suyaqueno sabíabailarperoque era joveny eramujerycuyaesperanzaalmirarseenelespejoquebradonoeraunamentiragrotesca.

—¿Deverasmeveobien?—Paralofeaqueeres…másomenos…

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CAPÍTULOV

Le pusieron una jarra de vino, delmejor, al frente, pero no lo probó.Mientrashablaba, laJaponesitasesacóunade lashorquillasquesosteníansupeinadoyconella se rascó la cabeza. Los perros se quedaron echados en el barro de la acera,gruñendo de vez en cuando junto a la puerta o dándole un rasguñón que casi laderribaba.

—Negus,tranquilo…Moro…LaManuelatambiénsesentóalamesa.Sesirvióunvasodevinotinto,deéste

quesuhijareservabaparalasgrandesocasionesyquenuncaleconvidaba.LaCloty,laLucy,laElvirayotraputamástomabanmateenunrincón,dondenolaspescaraelvientoqueentrabaporlasrendijasdelaspuertasydeltecho.Cébameotro.Novaavenir nadie esta noche. Bostezaban. Seguramente va a cerrar apenas se vaya elcaballeroynosotrasnosvamosapoder iradormir.Elvira,cambiaeldisco,ponme«Bésamemucho»,ayno,otracosamejor,algomásalegre.LaElviralediocuerdaalavictrolaencimadelmostrador,peroantesdeponerotrodiscocomenzóalimpiarlaconuntrapo,ordenandoasuladoelmontóndediscos.

Las noticias que trajo don Alejo Cruz fueron malas: no iban a electrificar elpueblo. Quién sabe hasta cuándo. Quizá nunca. El Intendente decía que no teníatiempoparapreocuparsedealgotaninsignificante,queeldestinodelaEstaciónElOlivoeradesaparecer.Ni toda la influenciadedonAlejosumadaa lade todos losCruzconvencióalIntendente.Talvezdentrodeunpardeaños,perosinseguridad.Que entonces le volviera a hablar del asunto a ver si las cosas se veían másdespejadas.Equivalíaaunno rotundo.YdonAlejo se lodijoasí, claramente, a laJaponesita.TratódeconvencerladelológicoqueeraqueelIntendentepensaraasí,diorazonesyexplicacionesaunquelaJaponesitanodijoniunasílabadeprotesta—sí, pues chiquilla, tan pocos toneleros que quedan, un par creo y viejazos ya, y lademásgente,túves,estanpocaytanpobre,yeltrenqueyaniparaaquísiquiera,loslunesnomás,paraquetú tesubasenlamañanaytebajesenla tardecuandovasaTalca.Hastalabodegadelaestaciónseestácayendoyhacetantotiempoquenolausoquenioloravinolequeda.

—Si hasta la Ludo me dijo esta mañana cuando le fui a pedir hilo colorado,cuandoloencontréausted,donAlejandro,queestabapensandoirseaTalca.Claro,tiene a su Acevedo en un nicho perpetuo allá y con misas todos los días y unahermanaquetiene…

—¿LaLudo?Nosabía.QuéraroquelaBlancanomedijonadayestuvoaverlahacepoco.¿CómoestálaLudo?¿Esdeellalacasa…?

—Claro,siAcevedoselacomprócuando…EntonceslaManuelaseacordóquelaLudolehabíadichoquedonAlejoquería

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comprársela,demodoquesabíamuybiendequiéneralapropiedad.Lomiró,perocuandosusojosseencontraronconlosdelsenadorlosretiró,ymirandoalasputashizoseñasparaqueacercaranelbrasero.LaLucylopusoentrelaJaponesitaydonAlejoyellavolvióaofrecerlevino.

—Nomedesprecie,pues,donAlejo.Esdelacosechaqueaustedlegusta.Niaustedlequedadeéste…

—No,gracias,mijita.Mevoy.Seestáhaciendotarde.Tomósusombrero,peroantesdepararsesequedóunratotodavíaycubrióconsu

manotalamanodelaJaponesita,quedejócaerlahorquillaenunapozadevinoenlamesa.

—Ándatetútambién.¿Paraquétequedas?LaManuelaseencendióparaterciar.—Esodigoyo,donAlejo.¿Paraquénosquedamos?Las putas dejaron de murmurar en el rincón y miraron a la Japonesita como

esperando una sentencia. Ella se arrebujó con su chal rosado, haciendo unmovimientodenegacióncon lacabeza,muy lento,muydefinitivo,que laManuelaconocía.

—Noseastonta.ÁndateaTalcaaponerunnegocioconlaManuela.Platitatienesharta en el banco. Yo sé porque el otro día le estuve preguntando el estado de tucuenta al gerente, que es primo mío, y ya quisiera yo… eso me dijo él, muchaspropiedadesymuchasdeudas,perolaJaponesitalotienetodosaneado.Unrestoráncómprate,porejemplo.Sitehacefaltayopidounpréstamoparatienelbancoytehagodeaval.Tedan laplataenunpardedías, todoarregladoentreamigos,entregenteconocida.Anímate,mujer,miraqueestonoesvida.¿Noescierto,Manuela?

—Claropues,donAlejo,ayúdemeaconvencerla…—¿Paraquélepreguntaaél,quenopiensamásqueenandardefarraporahí?—Laplataesdelosdos,porpartesiguales,segúntengoentendido.Asílodejóla

JaponesaGrande,¿noescierto?—Sí.Tendríamosquevenderlacasa…DonAlejodejótranscurrirapenasunmomento.—Yotelacompro…Teníalosojosgachos,observandolahorquillaqueflotabaenlamanchadevino.

Yen el dorsode lamanobondadosaque cobijaba lamanode la Japonesita ardíanvellos dorados. Pero ella, la Manuela, era muy diabla, y no la iba a engañar. Loconocía desde hacía demasiado tiempo para no darse cuenta de que algo estabatramando.Siemprehabíaqueridopillarloenunodeesosnegociosturbiosdequeleacusabansusenemigospolíticos.Claro,cuandoloeligierondiputadohacíacercadeveinteañosfuemuchovenderlesitiosbaratosalosvotantes,conplazoslargos,aquíenlaEstación,queestosevaparaarriba,quetienemuchofuturo,queaquíyqueallá,

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ylagentesepusoapintarlascasasyamejorarlas,porqueclaro,todovaasubirdeprecio aquí…y claro, ni alcantarilla, y apenas un par de callesmás que eran puratierra aplanada. ¿Quéquiere hacer con nosotros ahora? ¿No le parece suficiente loqueyahahecho?¿Qué se lehametidoen la cabezaahoraquequierecomprar laspocascasasdelpuebloquenosonsuyas?Aella,alaManuela,quenolevinieranconcuentos.EstatardedonAlejonovinoatraerleslamalanoticiadelaelectricidad,sinoque a proponerles la compra de la casa. Con los años el viejo se estaba poniendotransparente.SusojosazuleschisporrotearonconelasuntodelacasadelaLudo.Yahoraestacasa…lesqueríaquitarestacasa,queeradelaJaponesitaysuya.¡ClaroquequéimportabaquedonAlejoselospasaraatodosporelarocontaldepoderirseaviviraTalca,aunqueperdieranlaplata!

—Atinotegustaestenegocio,notehagustadonunca,comoatumamá.Mañanamismo te consigo la plata si quieres, y podemos preparar la escritura de la ventadondeelnotario, si tedecides.Empújala,Manuela.Y tepuedoayudarabuscarunlocalconveniente,bueno,bienbueno,alláenTalca.¿Vasaireneltrendemañana?

—Sí.Tengoquedepositar.—Entonces…Ellanocontestó.—VoyaandarporelBancoalrededordelasdoce…EstavezdonAlejosepusodepie:laalmendradeluzdecarburoenelpicodel

chonchón se agitó con el movimiento de la manta. Los perros comenzaron aalborotarse afuera,husmeandoel airedel salónpor la junturade lapuerta comosiquisieranbebérselo.LaManuelaylaJaponesitalosiguieronhastalapuerta.Tomóelpicaporte.Conlaotramanosepusoelsombreroyapagósurostro.Estuvoasíunosinstantes diciéndoles cosas, repitiéndoles que lo pensaran, que si querían podíanseguir discutiendo el negocio otro día, que él estaba a su disposición, ya sabían elafectoque les teníade toda lavida,quesiquerían, tasaran lacasa,élconocíaaunexpertoserioyestabadispuestoapagarelpreciodelatasación…

Cuandoporfinabriólapuertayentróelaireconlabocanadadeestrellasyvolvióacerrarla,elWurlitzer sehizoañicosdetrásde losojos fruncidosde la Japonesita.Ella y el pueblo entero quedaron en tinieblas. Qué importaba que todo se vinieraabajo,dabalomismocontalqueellanotuvieranecesidaddemoversenidecambiar.No.Aquí se quedaría rodeada de esta oscuridad donde nada podía suceder que nofueraunamuerteimperceptible,rodeadadelascosasdesiempre.No.LaelectricidadyelWurlitzernofueronmásqueespejismosqueduranteuninstante,porsuertemuycorto, la indujeronacreerqueeraposibleotracosa.Ahorano.Noquedabaniunaesperanzaquepudieradolerle,eliminandotambiénelmiedo.Todoibaacontinuarasícomo ahora, como antes, como siempre. Volvió a la mesa y se sentó en la sillacalentadaporlamantadedonAlejo.Seinclinósobreelbrasero.

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—Trancalapuerta,Cloty…LaManuela,quesedirigíahacialavictrola,sequedóparadaybruscamentedio

mediavuelta.—¿Vamosacerrar?—Sí.Yanovaavenirnadie.—Perosinovaaseguirlloviendo.—Loscaminosdebenestarembarrados.—Pero…—…yvaaescarchar.LaManuelafueasentarsealotroladodelbraseroytambiénseinclinósobreél.

LaClotypuso«Floresnegras»enlavictrolayeldiscocomenzóachillar.Lasdemásputasdesaparecieron.

—¿PorquénolehacemoscasoadonAlejo?Lo dijo porque de pronto vio claro que donAlejo, tal como había creado este

pueblo, tenía ahora otros designios y para llevarlos a cabo necesitaba eliminar laEstaciónElOlivo.Echaríaabajotodaslascasas,borraríalascallesásperasdebarroyboñigas,volveríaaunirlosadobesdelosparedonesalatierradedondesurgieronyararía esa tierra, todo para algún propósito incomprensible. Lo veía.Clarísimo. Laelectricidadhubierasidounasalvación.Ahora…

—Vámonos,hija.La Japonesita comenzó a hablar sin mirar a la Manuela, escudriñando los

carbones encanecidos. Al principio parecía que sólo estuviera canturreando orezando,perodespuéslaManuelasediocuentadequeleestabahablandoaél.

—Sacaeldisco,Cloty,quenooigo.—¿Mevasanecesitar?—No.—Buenasnoches,entonces.—Buenasnoches.Yovoyacerrardespués.Quedaronsolosenelsalón,sobreelbrasero.—…quetodosigaigual.¿Quévamosahacerenunpueblograndenosotrasdos?

Para que se rían… allá nadie nos conoce, y vivir en otra casa.Aquí siempre va ahaberhuasosqueesténcalientesoquetenganganasdeemborracharse.Nonosvamosa morir de hambre ni de vergüenza. Cuando voy a Talca los lunes me vuelvotempranoalaestaciónaesperareltrendevueltaparaquelagentenomemire—avecesloesperomásdeunahora,dos,ylaestaciónestácasisola…

CuandolaJaponesitaseponíaahablarasíalaManuelaledabanganasdechillar,porqueeracomosisuhijaestuvieraahogándoloconpalabras,cercándololentamentecon su voz plana, con ese sonsonete. ¡Maldito pueblo! ¡Maldita chiquilla! Habercreído que porque la JaponesaGrande lo hizo propietario y socio de la casa en la

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famosaapuestaquegraciasaél leganóadonAlejo, lascosas ibanacambiarysuvidaibaamejorar.Claroqueentonceslascosaseranmejores.Hastaloschonchonesiluminabanmás, no como ahora que comenzaban las lluvias y ay,mi alma, cuatromesesdesentirmefeayvieja,unaquepodíahabersidoreina.YahoraquedonAlejolesofrecíaayudaparapoderirseaTalcalasdostranquilasycontentasyponeralgúnnegocio,degéneros legustaría a ellaporquede trapos síqueentendía,perono, lachiquilla se ponía a hablar y no paraba nunca, así, despacito, construyendo unamurallaalrededordelaManuela.LaJaponesitadiovueltaaltornilloparaquitarleluzalchonchón.

—Dejaeso.Lodejóporuninstanteperoluegovolvióamanipulareltornillodelalámpara.—Dejaeso,tedigo,mierda…LaJaponesitasesobresaltóconelgritodelaManuela,perosiguiódisminuyendo

laluz,comosinohubieraoído.Yonoexistoniaunquegrite.Hastaqueunbuendíaella,quepodíahabersidolareinadelascasasdeputasdesdeChancoaConstitución,desde Villa Alegre hasta San Clemente, reina de las casas de putas de toda laprovincia,estiraralapatayllegaralapeladaparallevárselaparasiempre.Entonces,ningunamaña ni ningún chisme podría convencer a esa vieja de porquería que ladejaraunpoquitomás,paraquéquieresquedarte,ManuelaporDios,vamosparaalláque está mucho mejor el negocio al otro lado, y la enterraran en un nicho en elcementeriodeSanAlfonsobajounapiedraquedijera«ManuelGonzálezAstica»yentonces, durante un tiempo, la Japonesita y las chiquillas de aquí de la casa lellevaríanflores,perodespuésseguroquelaJaponesitaseibaaotraparte,yclaro,laLudo también semoriría y nomás flores y nadie en toda la región, nadamás quealgunosviejosgargajientos,seacordaríanqueallíyacíalagranManuela.

Fuealavictrolaaponerotrodisco.

Floresnegrasdeldestinoenmisoledadtualmamedirátequieroooooooooo…

La Manuela detuvo el disco. Puso la mano encima de la placa negra. LaJaponesitatambiénsehabíapuestodepie.Enelcentrodelanoche,allálejos,enelcamino que venía desde la carretera longitudinal al pueblo, se irguió un bocinazocaliente como una llama, insistente, colorado, que venía acercándose. Una bocina.Otra vez. Para hacerse el gracioso, el imbécil, despertando a todo elmundo a estahora. Iba entrando al pueblo. El camión con llantas dobles en las ruedas de atrás.

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Tocando todo el tiempo, ahora frente a la capilla, sí, sí, tocando y tocando porqueseguro que el bruto viene borracho. La Manuela, con los escombros de su caraordenados,sonreía.

—Apagaelchonchón,tonta.Antesdequeapagara, laManuelaalcanzóaverqueen lacaradesuhijahabía

unasonrisa—tonta,noletienemiedoaPancho,seguroquequierequevenga,queloespera, tiene ganas la tonta, y una también esperando, vieja verde… pero eraimportantequePanchocreyeraquenohabíanadie.Quenoentrara,quecreyeraqueestabantodosdormidosenlacasa.Quesupieraquenoloestabanesperandoyquenopodíaentraraunquequisiera.

—Viene.—Quévamosahacer…—Notemuevas.Labocinaseacercaatravésdelanocheyllegaclara,comosientodalallanura

estriada de viñas no hubiera nada que se interpusiera. LaManuela se acercó a lapuertaenlaoscuridad.Quitólatranca.¡Aestahora,sinvergüenza,despertandoatodoelpueblo!Sequedóalladodelapuertamientraslabocinallamaba,despertabacadamúsculo, cada nervio y los dejaba vivos y colgando, listos para recibir heridas ochoques—esabocinanocesaba.Ahoravenía,sí,frentealacasa…losoídosdolíanylaJaponesitacerrólosojosysecubriólosoídos.PeroigualquelaManuela,sonreía.

—Pancho…—¿Quévamosahacer?

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CAPÍTULOVI

Las mujeres del pueblo se pusieron de acuerdo de no protestar por tener quequedarseensuscasasesanoche,sabiendoperfectamentequetodosloshombresibandondelaJaponesa.LaesposadeljefedeEstación,ladelsargentodeCarabineros,ladelmaestro,ladelencargadodeCorreos,todassabíanqueibanafestejareltriunfodedonAlejandroCruzysabíandóndeycómoloibanafestejar.Peroporquesetratabadeuna fiesta enhonordel señoryporquecualquier cosaque se relacionaraconelseñorerabuena,porestaveznodijeronnada.

EsamañanahabíanvistobajardeltrendeTalcaalastreshermanasFarías,gordascomotoneles,retacas,consusvestidosdesedafloreadaciñéndoleslascecinascomozunchos,sudandoconlaincomodidaddetenerquetransportarlasguitarrasyelarpa.Bajarontambiéndosmujeresmásjóvenes,yunhombre,siesqueerahombre.Ellas,lasseñorasdelpueblo,mirandodesdeciertadistancia,discutíanquépodíaser:flacocomopalodeescoba,conelpelolargoylosojoscasitanmaquilladoscomolosdelas hermanas Farías. Paradas cerca del andén, tejiendo para no perder el tiempo yrodeadasdechiquillosalosquedevezencuandoteníanquellamaragritosparaquenoseacercaranamendigarlealosforasteros,tuvierontemapararato.

—Debedeserelmaricóndelpiano.—SilaJaponesanotienepiano.—Deveras.—Decíanqueibaacomprar.—Artistaes,miralamaletaquetrae.—Loquees,esmaricón,esosí…Y los chiquillos los siguieron por el polvo de la calzada hasta la casa de la

Japonesa.Las señoras, de regreso a sus casas a almorzar, conminarona susmaridospara

quenodejarandeacordarsede todos losdetallesde loqueesanochepasaríaen lacasa de la Japonesa, y que si fuera posible, si hubiera alguna golosina novedosa,cuandonadielosestuvieraviendoseecharanalgoalbolsilloparaellas,quealfinyalcabose ibanaquedarsolasensuscasas,aburriéndose,mientraselloshacíanquiénsabequéenlafiesta.Claroquehoynoteníaimportanciaqueseemborracharan.Estavez la causa era buena. Que se estuvieran cerca de don Alejandro, eso era loimportante,queéllosvieraensucelebración,quedepasadaycomoquiennoquierelacosa le recordaranel asuntodel terrenito,ydeesapartidadevinoqueprometióvenderlescondescuento,sí,quecantaranjuntos,quebailaran,quehicieranlasmilyuna,hoynoimportabacontalquelashicieranconelseñor.

Durante meses el pueblo estuvo tapizado de carteles con el retrato, de donAlejandro Cruz, unos en verde, otros en sepia, otros en azul. Los chiquillos

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patipeladoscorríanportodasparteslanzandovolantes,oentregándoselosinnecesariay repetidamente a quien pasara, mientras los más chicos, a los que no se confiópropagandapolítica,losrecogíanyhacíanconellosbotesdepapelolosquemabanose sentaban en las esquinas contándolos a ver quién tenía más. La Secretaríafuncionabaenelgalpóndelcorreo,ynocheanochesereuníanallílosciudadanosdelaEstaciónElOlivoparaavivarsufeendonAlejoyconcertarcitasyexcursionesporloscamposypuebloscercanosparapropagaresafe.PeroelverdaderocorazóndelacampañaeralacasadelaJaponesa.Allísereuníanloscabecillas,deallísalíanlasórdenes, los proyectos, las consignas. Nadie que no fuera partidario de don Alejoentraba a su casa ahora, y las mujeres, adormecidas en los rincones sin nada quehacer,oíanlasvocesqueenlasmesasdelsalón,alrededordelvinoydelaJaponesa,programaban incansablemente. Durante el último mes sobre todo, cuando laproximidaddeltriunfoenardeciólaverbadelapatronahaciéndolaolvidartodosalvosupasiónpolítica,escanciabagenerosasuvinoparacualquiervisitantecuyaposiciónfueravacilanteoambigua,yenelcursodeunascuantashorasladejabafirmecomounperaloladefiníatajantecomouncuchillo.

Laselecciones fuerondiezdíasantes,pero reciénahoradonAlejo regresabaalpueblo.El salónyelpatiode la Japonesaestaban tapizadoscon retratosdelnuevodiputado.Lasinvitacionesatrajeronalomásselectodelacomarca,desdehabitantesescogidosdeElOlivo,hasta losadministradores,mayordomosy técnicosviñaterosdelosfundoscercanos.YdeTalcalaJaponesaencargóasuamigalaPechodePaloque le mandara dos putas de refuerzo, a las hermanas Farías para que no faltaramúsica,yalaManuela,elmaricónesetandivertidoquehacíanúmerosdebaile.

—Miplataquemevaacostar.Peroalgúngustotengoquedarme,ytodoseaparaqueElOlivo tenga el futuro que nos promete el flamante diputado donAlejandroCruz,aquí,presente,orgullodelazona…

ClaroquelaJaponesasedabamuchosgustos.Yanoeratanjoven,escierto,ylosúltimos años la engordaron tanto que la acumulación de grasa en sus carrillos leestirabalabocaenunamuecaperpetuaqueparecía—ycasisiempreera—sonrisa.Susojosmiopes,quelevalieronsuapodo,noeranmásquedosranurasoblicuasbajolascejasdibujadasmuyaltas.EnsusmocedadeshabíatenidoamorescondonAlejo.Murmuraban que él la trajo a esta casa cuando la dueña era otra, muerta hacíamuchos años. Pero sus amores eran cosa del pasado, una leyenda en la que seenraizabalarealidadactualdeunaamistadquelosuníacomoaconspiradores.DonAlejosolíapasarlargastemporadasdetrabajooenelfundosiniralaciudadhastadespuésdelavendimia,oparalapodaoladesinfección,muchasvecessinsuesposay sin su familia, lo que le resultaba aburrido. Entonces, en la noche, después decomida,echabasusescapaditasalaEstaciónparatomarunascuantascopasyreírseunratoconlaJaponesaGrande.Enesas temporadasellaseencargabadeteneruna

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mujerespecialparadonAlejo,quenadiemásqueél tocaba.Erageneroso.LacasaqueocupabalaJaponesaeraunaantiquísimapropiedaddelosCruzyseladabaenunarriendoanual insignificante.Ytodas lasnoches, inviernooverano, lagentedelosfundosde alrededor, los administradores y los viñateros y los jefesmecánicos, y aveces hasta los patrones menos orgullosos y los hijos de los patrones, que eranecesarioecharcuandoaparecíanlospadres,solíaniralacasadelaJaponesaenlaEstaciónElOlivo.Notantoparameterseencamaconlasmujeres,aunquesiemprehabía jóvenes y frescas, sinopara entretenerse un rato hablando con la Japonesa otomándoseunajarraojugandounamanodemonteodebriscaenunambientealegreperoseguro,porquelaJaponesanoabríalaspuertasdesucasaacualquiera.Siempregente fina.Siempregentecon losbolsillos llenos.PoresoesqueellapertenecíaalpartidopolíticodedonAlejo,elpartidohistórico,tradicional,deorden,elpartidodelagentedecentequepagalasdeudasynosemeteenlíos,esagentequeibaasucasaa divertirse y cuya fe en que donAlejo haría grandes cosas por la región era taninquebrantablecomoladelaJaponesa.

—Tengoderechoadarmemisgustos.Elgrangustodesuvidafuedarlafiestaesanoche.ApenasllególaManuela,la

Japonesaseadueñódeél.Creyóqueelbailaríndequienlehabíanhabladoeramásjoven:ésteandabapisandoloscuarenta,igualqueella.Mejor,porqueloschiquillosjóvenes, cuando los clientes se emborrachaban, le hacían la competencia a lasmujeres:mucholío.ComolaManuelallegótempranoenlamañanaynoibaatenernadaquehacerhasta tardeen lanoche,alprincipioanduvomirandoporahí,hastaquelaJaponesalehizoseñadequeseacercara.

—Ayúdameaponerestasramasaquíenlatarima.LaManuela tomóelasuntode ladecoraciónensusmanos: tantaramano,dijo,

lashermanasFaríassondemasiadogordasycon tantaarpayguitarrayademás lasramas,nosevanaver.Mejorponerramasarribanomás,ramasdesauceamarradasconcintadepapeldecolor,quecayerancomounalluviaverde,yalpiedelatarima,enmarcado también en ramas frescas de sauce llorón, el retrato de donAlejomásgrandequesepudieraconseguir.LaJaponesaquedófelizconelresultado.Manuela,ayúdameacolgarlasguirnaldasdepapel;Manuela,dóndeserámejorubicarelpoyopara asar los lechones; Manuela, échale una mirada al aliño de las ensaladas;Manuela, esto;Manuela, lo otro;Manuela, lo demás allá. Toda la tarde y a cadaordenopedidode la Japonesa, laManuela sugeríaalgoquehacíaque lascosas sevieranbonitasoqueelcondimentoparaelasadoquedaramássabroso.LaJaponesa,ya tarde, sedejócaerenunasillaenelmediodelpatio,bastanteborracha,con losojos fruncidos para ver mejor, dando órdenes a gritos, pero tranquila porque laManuelalohacíatodotanbien.

—Manuela,¿trajeronlafrutillaparaelborgoña?

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—Manuela,pongamosmásfloreseneseadorno.LaManuelacorría,obedecía,corregía,sugería.—Loestoypasandoregio.LaPechodePalolehabíadichoquelaJaponesaerabuenagente,peronotanto

comoesto.Tansencillaella,dueñadecasaytodo.CuandolaJaponesafueasupiezaavestirse laManuela laacompañóparaayudarla:al ratosaliómuyeleganteconsuvestidodesedanegraescotadoenpuntaadelante,ytodoelpeloreunidoenunmoñodiscreto pero lleno de coquetería. El vino comenzó a correr apenas llegaron losprimeros invitados,mientraselaromade los lechonesquecomenzabanadorarseydeloréganoyelajorecalentadodelassalsasydelascebollasypepinosmacerándoseenlosjugosdelasensaladasseextendieronporelpatioyelsalón.

DonAlejollegóalasocho,bastanteachispado.EntreaplausosabrazóybesóalaJaponesa, cuyo rimmel se le había corrido con la transpiración o con el llantoemocionado. Entonces las hermanas Farías se subieron a la tarima y comenzó lamúsica y el baile. Muchos hombres se quitaron las chaquetas y quedaron ensuspensores.Elfloreadodelosvestidosdelasmujeresseoscurecióconsudordebajode losbrazos.LashermanasFaríasparecían inagotables,comosiacada tonada lesdierancuerdadenuevoynoexistieranielcalornilafatiga.

—Queponganotrajarra…La JaponesaydonAlejono tardaron endespacharse la primerayyapedían la

segunda. Pero antes de comenzarla el diputado sacó a bailar a la dueña de casamientraslosdemásleshacíanrueda.Despuéssefueronasentarotravez.LaJaponesallamóalaRosita,traídaespecialmentedeTalcaparadonAlejo.

—¿Vepues,donAlejo?Mireestasnalgas,toque,toque,comoaustedlegustan,blanditas,purocariño.Paraustedse la traje,yosabíaque le ibaagustar,novoyaconocersusgustos…Ya,déjeme,mirequeestoyviejaparaesascosas.Sí,ve,y laRosita ya no es tan joven, porque sé que usted le hace ascos a las chiquillasmuychiquillas…

Eldiputadopalpó lasnalgasofrecidasydespués lahizosentarsea su ladoy lemetió la mano por debajo de la falda. El Jefe de Estación quiso bailar con laJaponesa, pero ella le dijo que no, que esta noche se iba a dedicar a atender a suinvitadodehonor.EllamismaescogiólaspresasmásdoradasdellechónvigilandoadonAlejoparaquecomierabienhastaquesalióabailarcon laRosita, susbigotesmanchadosconsalsayoréganoyelmentónylosdedosembarradosconlagrasa.LaManuelaseacercóalaJaponesa.

—Quiubo…—Siéntate…—¿YdonAlejo?—Sicabes.Nodicenadaelfutre.

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—Bueno.—¿Teservistedetodo?—Estabarico.Unvasitodevinomefalta.—Tomadeése.—¿Aquéhoravoyabailar?—Esperaaquesecalienteunpocolafiesta.—Sí,esmejor.ElotrodíaanduvebailandoenConstitución.Regiomefueyme

quedéapasar el finde semanaen laplaya. ¿TúnovasnuncaaConstitución?Tanbonito,elríoytodoytanbuenmarisco.Ladueñadelacasadondeestuveteconoce.Olgasellamaydicequeesmediogringa.Nadaderaroporqueeshartopecosa,poraquíen losbrazos.Nosi soydeaquíyo,nací enun fundocercadeMaule, sí, ahímismito,ah,asíquetútambiénhasandadoporeselado.Bah…somoscompatriotas.No.Me fui alpuebloydespués trabajabaconunachiquillay recorrimos todos lospueblosparaelSur,sí,leibabien,peronocreasqueamímeibatanmal,claroqueparacallado.Peroerajovenentonces,yano.Quéséyoquéserádeella,hastaenuncirco trabajamos una vez. Pero no nos fue nada de bien. Yo prefiero este trabajo.Claro,unasecansadetantoandarytodoslospueblossoniguales.No,silaPechodePalo se está poniendomuymañosa.Más de sesenta,muchísimomás, cerca de lossetenta.¿Notehasfijadocómotienelaspiernasdevárices?Ytanlindaspiernasquedicenquetenía.Enlamaletatrajeelvestido.Sí.Esdelomásbonito.Colorado.Melovendióunachiquillaque trabajabaenelcirco.Ella lohabíausadopoquito,peronecesitabaplata,asíquemelovendió.Yolocuidocomohuesodesantoporqueesfino,ycomoyosoytannegraelcoloradomequedaregio.Oye…¿Ya?

—Espera.—¿Encuántoratomás?—Comoenunahora.—¿Peromecambio?—No.Mejorlasorpresa.—Bueno.—Puchasqueestáiapurada.—Claro.Esquemegustaserlareinadelafiesta.DoshombresqueoyeroneldiálogocomenzaronareírsedelaManuela,tratando

detocarlaparacomprobarsiteníaonopechos.Mijitalinda…quéseráesto.Déjemequelatoquetee,ándateparaallárotoborracho,quevenísatoquetearmetú.Entoncesellosdijeronqueeraelcolmoquetrajeranmariconescomoéste,queeraunasco,queeraundescrédito,queélibaahablarconelJefedeCarabinerosqueestabasentadoenlaotraesquinaconunadelasputasenlafalda,paraquemetieraalaManuelaalacárcelpor inmoral,estoesunadegeneración.EntonceslaManuela lorasguñó.Quenosemetieraconella.QueélpodíadelataralJefedeCarabinerosporestarmedio

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borracho.QuetuvieracuidaditoporquelaManuelaeramuyconocidaenTalcayteníamuy buen trato con la policía. Una es profesional, me pagaron para que haga mishow…

LaJaponesafueabuscaradonAlejoylotrajoapuradaparaqueinterviniera.—¿Quéteestánhaciendo,Manuela?—Estehombremeestámolestando.—¿Quéteestáhaciendo?—Meestádiciendocosas…—¿Quécosas?—Degenerado…ymaricón…Todosserieron.—¿Ynoeres?—Maricón seré, pero degenerado no. Soy profesional. Nadie tiene derecho a

veniratratarmeasí.¿Quésetienequevenirameterconmigoesteignorante?¿Quiénesélparaveniradecirlecosasauna,ah?Sime trajeronesporquequeríanverme,asique…Sinoquierenshow,entoncesbueno,mepagan lanocheymevoy,yonotengoningúninterésenbailaraquíenestepueblodeporqueríallenodemuertosdehambre…

—Ya,Manuela,ya…toma…YlaJaponesalohizotomarseotrovasodetinto.DonAlejo dispersó el grupo. Se sentó a lamesa, llamó a la Japonesa, echó a

alguienquequisosentarseconellos,ysentóaunladosuyoalaRositayalotroalaManuela:brindaronconelborgoñareciéntraído.

—Porquesigastriunfando,Manuela…—Lomismoporusted,donAlejo.CuandodonAlejosalióabailarconlaRosita,laJaponesaacercósusillaalade

laManuela.—Lecaístebienalfutre,niña.Esosenotadelejos.No,nohaynadiecomodon

Alejo,esúnico.AquíenelpuebloescomoDios.Haceloquequiere.Todosletienenmiedo.¿Novesqueesdueñodetodaslasviñas,detodas,hastadondesealcanzaaver? Y es tan bueno que cuando alguien lo ofende, como éste que te estuvomolestando, después se olvida y los perdona. Es bueno o no tiene tiempo depreocuparsedegentecomonosotros.Tieneotraspreocupaciones.Proyectos,siempre.Ahoranosestávendiendoterrenosaquíen laEstación,peroyoloconozcoynohecaídotodavía.Quetodosevaairparaarriba.Queparaelotroañovaaparcelarunacuadradesufundoyvaahacerunapoblación,vaavenderpropiedadesmodelo,dice,confacilidadesdepago,ycuandohayavendidotodoslossitiosdesuparcelaciónvaaconseguirqueponganelectricidadaquíenelpuebloyentoncessíquenosvamosairtodosparaarribacomolaespuma.Entoncesvendríandetodaspartesamicasa,que

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túsabesquetienenombre,deDuaoydePelarco…MeagradaríaymicasaseríamásfamosaqueladelaPechodePalo.Ay,Manuela,quéhombreéste,tanenamoradazaqueestuvedeél.Peronosedejaagarrar.Claroquetieneseñora,unarubiamuylinda,muyseñora,distinguidaella tediré,yotramujermásenTalcayquéséyocuántasmás en la capital. Y todas trabajando como chinas por él en las elecciones. SihubierasvistoaMisiaBlanca,hastasinmediasestaba,ylaotramujer, ladeTalca,también,trabajandoporél,paraquesaliera.Claro,atodosnosconviene.Yeldíadelaseleccionesélmismovinoconuncamiónyatodoslosquenoqueríaniravotarlosechóarribaalafuerzayvamosmialma,aSanAlfonsoavotarpormí,ylesdiosusbuenos pesos y quedaron tan contentos que después andaban preguntando por ahícuándo iba a haber más elecciones. Claro que hubieran votado por él de todasmaneras. Si es el único candidato que conocen. Los otros por los cartelones depropagandanomás,mientrasquedonAlejo,aélsíquesí.¿Quiénnolohavistopasarpor estos caminos en su tordillo, rumbo a la feria de los lunes enSanAlfonso?Yademásdesuplatita,alosquevotaronporéllesdiosusbuenostragosdevinoymatóunnovillo,dicen,paratenerasadotodoeldía,ydeSanAlfonsoloshizotraerparaacáencamiónotravez,tanbuenoelfutredicenquedecían,perodespuésdesaparecióporquesetuvoqueiralacapitalavercómofuelacosa…MiracómobailaelJefedeEstación con esa rucia… La Japonesa fruncía los ojos para alcanzar a ver losextremosdelpatio:cuandonopodíaveralgo,ledecíaalaManuelaquelesoplarasila rucia todavía está bailando con el mismo, y con quién está ahora el sargentoBuendía y si las cocineras están poniendo más lechón al fuego, mira que ahorapuedennotenerhambre,peroenpoquitoratomásvanaquerercomerotravez.

Don Alejo se acercó a la mesa. Con sus ojos de loza azulina, de muñeca, debolita, de santo de bulto, miró a la Manuela, que se estremeció como si toda suvoluntad hubiera sido absorbida por esa mirada que la rodeaba, que la disolvía.¿Cómonosentirvergüenzadeseguirsosteniendolamiradadeesosojosportentososconsusojillosparduscosdeescasaspestañas?Losbajó.

—¿Quiubo,mijita?LaManuelalomiródenuevoysonrió.—¿Vamos,Manuela?Tanbajoquelodijo.¿Eraposible,entonces…?—Cuandoquiera,donAlejo…Suescalofríoseprolongaba,osemultiplicabaenescalofríosquelerodeabanlas

piernas, todo mientras esos ojos seguían clavados en los suyos… hasta que sedisolvieron en una carcajada. Y los escalofríos de la Manuela terminaron con unamistosopalmotazodedonAlejoenlaespalda.

—No,mujer.Erabromanomás.Amínomegusta…Y tomaron juntos, la Manuela y don Alejo, riéndose. La Manuela, todavía

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envuelta en una funda de sensaciones, tomó sorbitos cortos, y cuando todo pasó,sonrió apenas, suavemente. No recordaba haber amado nunca tanto a un hombrecomoenestemomentoestabaamandoaldiputadodonAlejandroCruz.Tancaballeroél.Tansuave,cuandoqueríaserlo.Hastaparahacerlasbromasqueotroshacíanconjetasmugrientasdeimproperios,éllashacíadeotramanera,conunasencillezquenodolía,conunasonrisaquenoteníaningunarelaciónconlascarcajadasquedabanlosotrosmachos.EntonceslaManuelaserió,tomándoseloquelequedabadeborgoñaenelvaso,comoparaocultardetrásdelvidrioverdosounruborquesubióhastasuscejasdepiladas:ahímismo,mientrasempinabaelvaso,seforzóareconocerqueno,quecualquiercosafueradeestacordialidaderaimposiblecondonAlejo.Teníaqueromper eso que sentía si no queríamorirse. Y no queríamorir. Y cuando dejó denuevoelvasoenlamesa,yanoloamaba.Paraqué.Mejornopensar.

DonAlejoestababesandoalaRosita,lamanometidadebajodelafalda.Laretirópara alisarse el pelo cuando un grupo de hombres acercaron sus sillas a la mesa.Claro,él leshabíaprometidoagrandarlosgalponesjuntoalaestaciónencuantoloeligieran,sí,yclaro,acuérdesedelaelectricidadencuantopuedaylodeaumentarlaguarnicióndecarabinerosespecialmenteentiemposdevendimia,por losafuerinos,que iban vagando de viña en viña buscando trabajo y a veces robando, sí, que seacordara, no me lo vaya a poner orgulloso este triunfo, no se vaya a olvidar denosotrospues,donAlejo,queloayudamoscuandoustednosnecesitó,porquealfinyalcaboustedeselalmadelpueblo,elpuntal,ysinustedelpueblosevieneabajo,sí,señor,póngaleotropoco,donAlejo,nomedesprecie,ydelemásasuchiquilla,mireque está con sed y si no la atiende capaz que se vaya con otro, pero como le ibadiciendo,patrón,losgalponessellueventodosysonhartochicos,nomedigaquenoahoradespuésqueloayudamos,siusteddijo.Élcontestabaatusándoselosbigotesdevez en cuando. LaManuela le guiñó un ojo porque vio que estaba ahogando losbostezos.Sólo ella se había dado cuenta de que estaba aburrido, tarareando lo quecantabanlashermanasFarías:éstanoesconversaciónparafiestas.Qué latosossonloshombresconsuscosasdenegocios,noesverdaddonAlejo,ledecíalaManuelaconlamirada,hastaquedonAlejonopudoreprimirunbostezodescomunal,baboso,quedescubrióhastalacampanillaytodosupaladarrosadoterminandoenelvértigode su tráquea, y ellos, mientras don Alejo bostezaba en sus caras, se callaron.Entonces,encuantovolvióacerrarlaboca,conlosojoslagrimeantes,buscólacaradelaManuela.

—Oye,Manuela…—¿Qué,donAlejo?—¿Noibasabailar?Estoseestámuriendo.

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CAPÍTULOVII

LaManuelagiróenelcentrode lapista, levantandounapolvaredaconsucolacolorada. En el momento mismo en que la música se detuvo, arrancó la flor quellevabadetrásde laorejay se la lanzó adonAlejo, que levantándose la alcanzó aatraparenelaire.LaconcurrenciarompióenaplausosmientraslaManuelasedejabacaeracezandoenlasillajuntoadonAlejo.

—Vamosabailar,mijita…Lasvocesagudasygangosasde lashermanasFaríasvolvierona adueñarsedel

patio.LaManuela,conlacabezaechadahaciaatrásyeltallequebradoseprendióadonAlejoyjuntosdieronunospasosdebaileentrelaalegríadelosquehacíanruedo.SeacercóelEncargadodeCorreosylearrebatólaManuelaadonAlejo.AlcanzaronadarunavueltaalapistaantesdequeelJefedeEstaciónseacercaraaquitárselaydespués otros y otros del círculo que se iba estrechando alrededor de laManuela.Alguienla tocómientrasbailaba,otrolehizounazancadilla.Elviñaterojefedeunfundovecino learremangó la faldayalverlo, losqueseagrupabanalrededorparaarrebatarse a la Manuela, ayudaron a subirle la falda por encima de la cabeza,aprisionandosusbrazoscomodentrodeunacamisadefuerza.Letocabanlaspiernasflacasypeludasoeltraseroseco,avergonzados,ahogándosederisa.

—Estácaliente.—Llegaaecharhumito.—Vamosaecharlaalcanal.DonAlejosepusodepie.—Vamos.—Hayquerefrescarla.Entre varios tomaron a la Manuela en peso. Sus brazos desnudos trazaban

arabescosenelaire,dejándosetransportarmientraslanzabatrinos.EnlaclaridaddelacalleavanzaronhacialoseucaliptosdelaEstación.DonAlejomandóquecortaranlosalambrados,quealfinyalcaboeransuyos,yabriéndosebrechaentrelaszarzas,llegaronalcanalquelimitabasusviñasylasseparabadelaEstación.

—Uno…dos…tresychaaaaaaasssss…Y lanzaron a la Manuela al agua. Los hombres que la miraban desde arriba,

parados entre lamoray el canal, se ahogabande la risa, señalandoa la figuraquehacía poses y bailaba, sumida hasta la cintura en el agua, con el vestido flotandocomounamancha alrededor suyoy cantando«El relicario».Que se atrevieran, losazuzaba,quelegustabantodos,cadaunoensuestilo,quenofuerancobardesdelantedeunapobremujercomoella,gritabaquitándoseelvestidoquelanzóalaorilla.Unode loshombres tratódemear a laManuela, quepudoesquivar el arcode laorina.DonAlejolediounempujón,yelhombre,maldiciendo,cayóenelagua,dondese

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unióduranteuninstantealosbailesdelaManuela.Cuandoporfinlesdieronlamanopara que ambos subieran a la orilla todos se asombraron ante la anatomía de laManuela.

—¡Québurro…!—Miraqueestábienarmado…—Psstt,siéstenoparecemaricón.—Quenoteveanlasmujeres,quesevanaenamorar.LaManuela,tiritando,contestóconunacarcajada.—Siesteaparatonomesirvenadamásqueparahacerpipí.DonAlejoregresóconungrupoalacasadelaJaponesa.Algunossefueronasus

casassinquelosdemásnotaran.Otros,conelcuerpopesadoporelvino,sedejaroncaerentrelamalezaalaorilladelacalleoenlaestación,paradormirlaborrachera.PeroadonAlejotodavíalequedabanganasdefiesta.MandóalashermanasFaríasquesevolvieranasubirenlatarimaparacantar.Conalgunosamigotessesentóaunamesa donde quedaba un plato con huesos fríos y la grasa opacando la hoja delcuchillo. La Japonesa se les unió, para escuchar los pormenores del baño de laManuela.

—Ydicequenolesirvemásqueparamear.LaJaponesaalzólacabezafatigadaparamirarlos.—Esodiráél,peroyonolecreo.—¿Porqué?—Nosé,porqueno…Lodiscutieronunrato.La Japonesa se acaloró. Su pechomullido subía y bajaba con la pasión de su

puntodevista:que sí, que laManuela sería capaz,quecon tratarladeunamaneraespecial en la camaparaqueno tuvieramiedo,unpococomoquiendijera,bueno,concuidado,condelicadeza,sí,laJaponesaGrandeestabaseguradequelaManuelapodría.Loshombressintieronunaoladecalorqueemanabadesucuerposegurodesucienciaydesusencantosyatalvezunpocopasadosdepunto,peroporlomismomáscálidosyafectivos…sí,sí…yosé…ydetodosloshombresquelaescucharonentoncesdiciendoquesí,queyopuedocalentaralaManuelapormuymaricónquesea,ningunohuboquenohubieradadomuchoportomarelsitiodelaManuela.LaJaponesaseenjugó la frente.Pasó lapuntadesu lenguarosadaporsus labios,queduranteunminutoquedaronbrillantes.DonAlejoseestabariendodeella.

—Siyaestáivieja,quevaiapoder…—Bah,mássabeeldiabloporviejoque…—¡PerolaManuela!No,no,teapuestoqueno.—Bueno.Yoleapuestoaquesí.DonAlejocortósurisa.

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—Yaestá.Yaque tecreís tanmacanuda, tehago laapuesta.Tratadeconseguirqueelmaricónsecalientecontigo.Siconsiguescalentarloyquetehagademacho,bueno, entonces te regalo lo que quieras, lo queme pidas. Pero tiene que ser connosotrosmirándote,ynoshacencuadrosplásticos.

TodossequedaronensilencioesperandolarespuestadelaJaponesa,quelehizoseñasalashermanasFaríasparaquevolvieranacantarypidióotrojarrodevino.

—Bueno.¿Peroquémeregala?—Tedigoqueloquequieras.—¿YsiyolepidieraquemeregalaraelfundoElOlivo?—Nomelovasapedir.Eresunamujerinteligenteysabesmuybienquenotelo

daría.Pídemealgoquetepuedadar.—Oqueustedquieradarme.—No,quepueda…Nohabíaformaderomperlabarrera.Mejornopensar.—Bueno,entonces…—¿Qué?—Estacasa.Cuandoprimerosehablódelaapuestahabíapensadopedirlesólounoscuantos

barrilesdevino,delbueno,quesabíaquedonAlejandrolemandaríasinhacersederogar.Perodespuéslediorabiaypidiólacasa.Hacíatiempoquelaquería.Queríaserpropietaria.Cómosesienteunacuandoespropietaria,yodueñadeestacasaenqueentréatrabajarcuandoerachiquilla.Nuncasoñéconserpropietaria.Sóloahora,porlarabiaqueledabaquedonAlejocontaraconloquellamabasu«inteligencia»yabusaradeella.SisequeríareírdelaManuela,ydetodos,ydeella,bueno,entoncesquepagara,quenocontaraconqueellafuerarazonable.Quepagara.Queleregalaralacasasieratanpoderosoquepodíadominarlosasí.

—Siestacasanovalenada,pues.Japonesa.—¿QuénodicequetodovaasubirtantodeprecioaquíenlaEstación?—Sí,mujer,pero…—Yolaquiero.Nosemecorra,pues,donAlejo.Mirequeaquítengotestigos,y

después pueden decir por ahí que usted no cumple sus promesas. Que da muchaesperanzaydespués,nada…

—Tratohecho,entonces.Entre los aplausosde losque asistieron a la apuesta, donAlejoy la Japonesita

chocaronsusvasosllenosyseloszamparonalseco.DonAlejoseparóabailarconlaRosita.Despuéssefueronparaadentroapasarunratojuntos.EntonceslaJaponesaselimpiólabocaconeldorsodelamano,ycerrandolosojos,gritó:

—Manuela…Laspocasparejasquebailabansedetuvieron.

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—¿DóndeestálaManuela?Lamayorpartedelasmujeresyahabíanformadoparejascuyaestabilidadduraría

lo que quedaba de la noche. La Japonesa cruzó bajo el parrón cuyas hojascomenzabanatiritarconelvientoyentróalacocina.Estabaoscura.Perosabíaqueestabaallíjuntoalacocinanegraperocalienteaún.

—Manuela…¿Manuela?Losintiótiritarjuntoalasbrasas.Mojadoelpobre,ycansadocontantafarra.La

JaponesasefueacercandoalrincóndondesintióqueestabalaManuela,ylotocó.Élnodijo nada.Luego apoyó su cuerpo contra el de laManuela.Encendió una vela.Flaco, mojado, reducido, revelando la verdad de su estructura mezquina, de sushuesosenclenquescomolarevelaunpájaroalquesedesplumaparaecharloalaolla.Tiritandojuntoalacocina,envueltoenlamantaquealguienlehabíaprestado.

—¿Tienesfríos?—Sontanpesados…—Brutos.—Ami nome importa.Estoy acostumbrada.No sé por qué siempremehacen

esto o algo parecido cuando bailo, es como sime tuvieranmiedo, no sé por qué,siendoquesabenqueunaesloca.Menosmalqueahoramemetieronalaguanomás,otrasvecesesmuchopeor,vieras…

Yriéndoseagregó:—Notepreocupes.Estáincluidoenelpreciodelafunción.LaJaponesanopudodejardetocarlo,comobuscandolaheridaparacubrirlacon

sumano.Selehabíapasadolaborracherayaéltambién.LaJaponesasesentóenunpisoylecontólodelaapuesta.

—¿Estásmaladelacabeza,Japonesa,porDios?¿Novesquesoylocaperdida?Yonosé.¡Cómoseteocurreunacochinadaasí!

PerolaJaponesalesiguióhablando.Letomólamanosinurgencia.Élselaquitó,peromientrashablabavolvióatomárselayélyanoselaquitó.No,sinoquería,quenohicieranada,ellano ibaaobligarlo,no importaba,erasólocuestióndehacer lacomedia.Al finyalcabonadie ibaaestarvigilándolosdecercasinoquedesde laventana y sería fácil engañarlos. Era cuestión de desnudarse ymeterse juntos a lacama,ellalediríaquécarapusiera,todo,yalaluzdelavelanoeramucholoquesevería,no,no,no.Aunquenohicierannada.Nolegustabaelcuerpodelasmujeres.Esos pechos blandos, tanta carne de más, carne en que se hunden las cosas ydesaparecenparasiempre,lascaderas,losmusloscomodosmasasinmensasquesefundieranalmedio,no.Sí,Manuela,cállate, tepago,nodigasqueno,vale lapenaporquetepagoloquequieras.Ahoraséquetengoquetenerestacasa,quelaquieromásquecualquierotracosaporqueelpueblosevaairparaarribayyoylacasaconelpueblo,ypuedo,yesposiblequellegueasermíaestacasaqueeradelosCruz.Yo

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laarreglaría.AdonAlejandronolegustónadaqueyoselapidiera.Yoséporqué,porquedicenqueelcaminolongitudinalvaapasarporaquímismo,porlapuertadelacasa.Sí,porquesabeloquevaavalerynoquiereperderla,perolediomiedoquelosotrosqueoíanlaapuestaledijeranqueseachicabaosecorría…yentoncesdijoque bueno y puede sermía. Traería artistas, a ti,Manuela, por ejemplo, te traeríasiempre.Sí.Tepago.Nadamásqueporestardesnudaunratoconmigoenlacama.Un rato, un cuarto de hora, bueno, diez, no, cinco minutos… y nos reiríamos,Manuela, tú y yo, ya estoy aburrida de esos hombronazos queme gustaban antescuandoeramásjoven,quemerobabanplataymehacíanlesaconlaprimeraqueseles ponía por delante, estoy aburrida, y las dos podemos ser amigas, siempre quefueramía,micasa,mía,sino,yseguirésiempreasípendientededonAlejo,deloquequieraél,porqueestacasaessuya,túsabes.Peromedamiedoeso,esotambiénmedamiedo,Japonesa,hastalacomedia,noimporta,noimporta.Quieresquetesirvaunmate,estástiritando,yyometomounocontigo,no,nomegustaelmate,ahoraporacompañartenomás.Japonesa,diabla,meestáspastoreando,dándomevueltayvueltavasaverquébienteceboelmate,notengasmiedo,nometengasmiedo,alasdemásmujeressí,peroamíno,estábuenoelmate,ves,ysetevaapasarelfrío.PerolaManuelaseguíadiciendono,no,no,no…

LaJaponesadevolviólateteraalfuego.—¿Ysitequedarascomosocia?LaManuelanocontestó.—¿Comosociamía?LaJaponesavioquelaManuelaloestabapensando.—Vamosamediasen todo.Te firmoamedias, tú tambiéncomodueñadeesta

casa cuandodonAlejome la ceda ante notario.Tú y yo propietarias.Lamitad detodo.Delacasaydelosmueblesydelnegocioydetodoloquevayaentrando…

…y así, propietaria, nadie podrá echarla, porque la casa sería suya. Podríamandar.Lahabíanechadodetantascasasdeputasporqueseponíatanlocacuandocomenzabalafiestayselecalentabalajetaconelvino,ylamúsicaytodoyavecesporculpasuyacomenzabanlaspeleasdeloshombres.Deunacasadeputasaotra.Desdequeteníarecuerdo.Unmes,seismeses,unañoalomás…siempreteníaqueterminar haciendo sus bártulos y yéndose a otra parte porque la dueña se enojaba,porquedecía,laManuelaarmabalaspeloterasconloescandalosaqueera…tenerunapiezamía,míaparasiempre,conmonascortadasenlasrevistaspegadasenlapared,perono:deunacasaaotra,siempre,desdeque loecharonde laescuelacuando lopillaronconotrochiquilloynoseatrevióallegarasucasaporquesupapáandabaconunrebenqueenorme,conelquellegabaasacarlesangrealoscaballoscuandolosazotaba,yentoncessefuealacasadeunaseñoraqueleenseñóabailarespañol.Ydespuésellaloechó,yotras,siempredecasaencasa,sinuncincoenelbolsillo,sin

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tenerdóndeesconderseadescansarcuandoledolíanlasencías,esoscalambresdesdesiempre,desdequeseacordaba,ynoledecíaanadieyahoraaloscuarentaañosseme están soltando los dientes que llego a tener miedo de salpicarlos cuandoestornudo.Total.Eraunrato.Losgarbanzosnomegustan,perocuandonohaymásquecomer…total.Propietaria,una.Nadievaapoderecharme,ysiesciertoqueelpueblo este se va a ir para arriba, entonces, claro, la vida no era tanmala, y hayesperanzashastaparaunalocafeacomoyo,yentoncesladesgracianoeradesgraciasinoquepodíatransformarseenunamaravillagraciasadonAlejo,quemeprometeque las cosas pueden ser maravillosas, cantar y reírse y bailar en la luz todas lasnoches,parasiempre.

—Bueno.—¿Tratohecho?—Peronomehagáinadaporquegrito.—¿Tratohecho,Manuela?—Tratohecho.—VamosahacerlesoadonAlejo.—¿Ydespuésfirmamosdondenotario?—Dondenotario.EnTalca.Ahorayanotiritaba.Lelatíamuyfuerteelcorazón.—¿Ycuándovamosahacerloscuadrosplásticos?LaJaponesaseasomóalapuerta.—DonAlejonohasalidodelapiezatodavía,espera…Sequedaronensilenciojuntoalacocina.LaManuelaretirósumanodelamano

delaJaponesa,queseladejóirporqueyanoimportaba,esesererasuyo,entero.LaManuelaensucasasiempre.Unidoaella.¿Porquéno?Trabajadoraera,esoseveía,yalegre,y tantacosaquesabíadearreglosyvestidosycomida,sí,noestabamal,mejor unida con la Manuela que con otro que la hiciera sufrir, mientras que laManuela no la haría sufrir jamás, amiga, amiga nada más, juntas las dos. Fácilquererlo.Quizá llegaría a sufrir por él, perodeotramanera, no con ese alaridodedolor cuando un hombre deja de quererla, ese descuartizarse sola noche a nocheporqueelhombresevaconotraolaengaña,olesacaplata,oseaprovechadeellayella, para que no se vaya, hace como si no supiera nada, apenas atreviéndose arespirarenlanochejuntoaesecuerpoquedepronto,deprontopodíadecirlequeno,quenuncamás,quehastaaquíllegaban…ellapuedeexcitarlo,estásegura,casisinnecesidad de esfuerzo porque el pobre tipo por dentro y sin saberlo ya estárespondiendoasucalor.Sinofueraasíjamássehubierafijadoenélparanada.

Excitarlovaaserfácil.Inclusoenamorarlo.Perono.Esoloecharíatodoaperder.Noseríaconveniente.ErapreferiblequelaManuelajamásolvidarasuposiciónensucasa,elmaricóndelacasadeputas,elsocio.Peroaunquenosetrataradeesosería

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fácilparaellaenamorarlo,tanfácilcomoenestemomentoeraquererlo.—Oye,Manuela,notevayasaenamorardemí…

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CAPÍTULOVIII

—Esto es lo que vale, compadre, no sea leso: la plata. ¿Usted cree que si unotuvieranoseríaigualaél?¿OcreequedonAlejoesdeunamarcaespecial?No,nadadecuestionesaquí.Ustedletienemiedoalviejoporqueledebeplatanomás.No,sinolevoyadeciranadie.¿Ustedcreequeyoquieroquelagentesepacómotratóalmaridodemihermana?Enelsobrecitoqueleditienelaplataparapagarleloqueledebe…no,páguemecuandopueda,sinurgencia,ustedesdelafamilia.Yonosoydeesosfutresparadosynomevoyaportarconustedcomoél.¡Lascosasqueledijo,porDiositoSanto!Ledigoquenosepreocupe,queamímesobra.Medaunarabiaconestosfutres…¿PorquévaaestarhaciéndolecasodenoirdondelaJaponesitasiaustedseleantojaypagasuconsumo?¿EsdeéllaJaponesita?Claro,elfutrecreequetodoessuyo,yno,señor.Austednolomanda,niamítampocoysiqueremosvamosdondesenosantoja.¿Noescierto?Ustedlepagasuplatayadiós…Yapues,Pancho,anímese,quenoesparatanto…

Elcamiónpasóde largo frente a la casade la Japonesita.Doblaron lentamenteporesabocacalleyluegodieronvueltaaesamanzanaydenuevofrentealacasadelaJaponesita,estavezsintocarlabocina,Octavioconvenciéndolo,dandovueltasyvueltasalrededordelamanzana.

—¿Yquéhagoconlacuestióndelosfletes?—No sepreocupe. ¿Noveque todos los camionerosdepor aquí pasanpormi

gasolinerayyosédóndehaymejores fletesde la región?Nosepreocupe.Ledigoqueustednoesesclavodeeseviejo…Bueno.Yameaburríconesteasunto.Vamosapagarleahoramismo,sí,ahora…

—Estarde…Octaviolopensó.—Total,quémeimportaqueesténcomiendo.Vamos,nomás.Panchohizogirarelcamiónenlacalleestrechayenfilóhaciaelotrolado,hacia

el fundoElOlivo,másalláde laEstación.Élconocía sumáquina,yenel caminomásalláde lasmorasyde loscanalesque limitaban laestación, sorteóacequiasyhoyos,maniobrandoesamáquinaenormequeleresultabalivianaahora,ibaacasadedonAlejoparaarrancarlelapartedeesecamiónqueaúnlepertenecía.

—Nosvamosaquedarpegadosenelbarro…Octavioabriólaventanaytiróelcigarrillo.—No…Panchono siguió hablandoporque avanzaba por un desfiladero de zarzamoras.

Teníaqueavanzarmuy lentamente, losojos fruncidos, lacabeza inclinada sobreelparabrisas.Paraverlaspiedrasylosbaches.Conocíabienestecamino,perodetodosmodos,mejortenercuidado.Hastalosruidoslosconocía:aquí,detrásdelamora,el

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Canal de los Palos se dividía en dos y la rama para el potrero de Los Lagosborboteabaduranteun trechoporunacanaletademadera.Ahoranoseoía.Perosifueraapiecomoantes,comocuandoerachico,el ruidodelaguaen lacanaletademadera se comenzaba a oír justamente aquí, pasando el sauce chueco. Este era elcaminoquetodoslosdíasrecorríaapiepeladoparaasistiralaescueladelaEstaciónElOlivo,cuandohabíaescuela.Tiempoperdido.MisiaBlanca lehabíaenseñadoaleer y a escribir y las cuatrooperaciones junto con laMoniquita, que aprendió tanrápidoy leganabaen todo.HastaquedonAlejodijoquePancho teníaque ir a laescuela.Ydespuésaestudiarquéséyo,enlaUniversidad.¡Cómono!Fuielporromásporrodelaclaseynuncapasabadecursoporquenosemeantojaba,hastaquedon Alejo, que no tiene pelo de tonto, se dio cuenta y bueno, para qué seguirsemolestandoconestechiquillosinosalióbuenoparalasletras,esmejorqueaprendalosnúmerosyaleernomásparaquenoloconfundanconunanimal,yquesepongaaayudarenelcampo,vamosaverquépodemoshacerconél,paraquévaairaperdereltiempoenlaescuelasitienelamolleradura.Cadapiedra.Ymásallá,elmojóndeconcretorotodesdesiempre.Quiénsabecómolorompieron.Difícildebeserromperunmojóndeconcreto,perorotoestá.Cadahoyo,cadapiedra:donAlejoselashizoaprenderdememoriayendoyviniendo,todoslosdíasdelfundoalaescuelaydelaescuelaalfundohastaquedijeronqueyaestababueno,quequésesacaban.PerolaEmaquierequelaNormitavayaauncolegiodemonjas,noquieroquelaniñaseaunacualquiera,comouna,quetuvoquecasarseconelprimeroquelamiróparanoquedarse para vestir santos—mira cómo estaría una si hubiera estudiado un poco,paraquédecísesocuandosabísque tegustéapenasmevisteydejastealchiquillodueño de la carnicería porque te enamoraste de mí, pero estudiando hubiera sidodistinto,quéesestudiarmamáyquésonlasmonjitas,yoquieroquelaniñaestudieunaprofesióncortacomoobstetricia,quéesobstetriciamamá,yaélno legustabaquepreguntara,tanchiquitayquélevaaexplicaruno,mejoresperarquecrezca.Siquiero, si semeantoja,mandoamihijaqueestudie.DonAlejono tienenadaquedecir.Nadaqueverconmigo.Yosoyyo.Solo.Yclaro,lafamilia,comoOctavio,queesmicompadre, así esquenome importadeberleynomevaahacernada simedemorounpococonlospagos…levaagustarquelequieracomprarcasaalaEma.Ahoralepagoalviejoymevoy.

El camión giró entre dos plátanos y entró por una avenida de palmeras. A loslados,bodegas.Ymontonesdeorujofétidojuntoalosgalponescerradosyoscuros.Alfondo,elparque,laencinagigantescabajolacuallosveíatenderseenlashamacasysillasdelonamulticolor—élmirándolosdesdeelotrolado,perocuandochiconoporquelaMoniquitayéljugabanjuntosentrelashortensiasgigantes,losdossolos,ylosgrandessereíandeélpreguntándolesieranoviodelaMoniquitayéldecíaquesí,yentoncessíquelodejabanentrar,perodespués,cuandoeramásgrande,entonces

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ya no: leían revistas en idiomas desconocidos, dormitando en las sillas de lonadesteñida.

Loscuatroperrosseprecipitaronhaciaelcamión,queseacercabaporlaavenidade palmeras, y atacaron su caparazón brillante, rasguñándolo y embarrándolo encuantosedetuvofrentealallavería.

—Bajémonos…—¿Cómo,conestosbrutos?Losbrincosygruñidosdelosperroslossitiaronenlacabina.EntoncesPancho,

porque sí, porque le dio rabia, porque le dio miedo, porque odiaba a los perros,comenzóatocarlabocinacomounlocoylosperrosaredoblarsussaltosrasguñandolapinturacoloradaquetantocuidaba,peroyanoimporta,ahoranoimportanadamásquetocar,tocar,paraderribarlaspalmerasylaencinayatravesarlanochedeparteaparteparaquenoquedenada,tocar,tocar,ylosperrosladranmientrasenelcorredorseprendelaluzyseanimanfigurasentrelossacos,ybajolaspuertas,gritandoalosperros,corriendohaciaelcamión,peroPanchonocesa, tienequeseguir, losperrosfuriosossinobedeceralospeonesquelosllaman.HastaqueaparecedonAlejoenloaltodelasgradasdelcorredoryPanchodejadetocar.Entonceslosperrossecallaronycorrieronhaciaél.

—Otelo…Sultán.Acá,Negus,Moro…LosperrossealinearondetrásdedonAlejo.—¿Quiénes?Panchosequedómudo,exangüe,comosihubieragastadotodasufuerza.Octavio

lediouncodazo,peroPanchosiguiómudo.—Bah.Pocohombre.EntoncesPanchoabriólapuertaysaltóatierra.Losperrosseabalanzaronsobre

él pero donAlejo alcanzó a llamarlosmientras Pancho volvía a subir a la cabina.Octaviohabíaapagadolosfocos,ysurgiótodoelpaisajedelaoscuridad,ylaencinanegraylasfrondasdelaspalmasyelespesordelosmurosylastejasdelosalerossedibujaroncontraelcielorepentinamentehondoyvacío.

—¿Quiénes?—Pancho,donAlejo.Hayqueversusperritos.—¿Qué es esta pelotera que llegastemetiendo? ¿Estás borracho, sinvergüenza,

que crees que puedes llegar ami casa a cualquier horametiendo todo este ruido?Ustedesencierrena losperrosporallá,yaMoro,Sultán,allá,Ótelo,Negus…y tú,Pancho, sube para acá arriba para el corredormientras yo voy a buscarmimanta,miraqueestáhelando…

PanchoyOctaviobajaroncautelosamentedelcamióntratandodenocaerenlaspozas,ysubieronalcorredor.EnelfondodelaUqueabrazabaelparquevieronunasventanasconluz.Seacercaron.Elcomedor.Lafamiliareunidabajolalámpara.Un

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muchachodeanteojos—nieto,elhijodedonJorge,quéestaráhaciendoaquíenelfundo cuando ya debía estar en el colegio.YMisiaBlanca a la cabecera.Canosa,ahora.Erarubia,conunatrenzamuylargaqueseenrollabaalrededordelacabezayque se cortó cuando él le pegó el tifus a laMoniquita. Él la vio hacerlo, aMisiaBlanca,enlacapillaardiente—alzósusbrazos,susmanostomaronsutrenzapesadaylacortóalras,enlanuca.Éllavio:atravésdesuslágrimasquelebrotaronsóloentonces,sólocuandolaseñoraBlancasecortólatrenzaylaechóadentrodelcajón,éllavionadandoensuslágrimascomoahoralaveíanadandoenelvidrioempañadodel comedor.Queme presten a Panchito: llegaba a pedírselo a sumadre para quefueraajugarconlaMoniquitaporqueerancasidelamismaedadylossirvientesdelacasasereíandeélporquedecíaqueeranoviodelahijadelpatrón.Ahora,ellaeraunaanciana.Comíaensilencio.YcuandodonAlejoporfinsalióareunirseconellosenelcorredor,conelsombreroylamantadevicuñapuesto,Pancholoviotanalto,tanalto comocuando lomirabapara arriba, él, unniñoqueapenas sobrepasaba laalturadesusrodillas.

—¡Quémilagro,Pancho!—Buenasnoches,donAlejo…—¿Conquiénvienes?—ConOctavio…—Buenasnoches.—¿Enquépuedoservirles?Sedejócaerenunsillóndemimbreylosdoshombresquedaronparadosanteél.

Pequeñoseveíaahora.Yenfermo.—¿Aquévinieronaestahora?—Vengoapagarle,donAlejo.Sepusodepie.—Perosimepagasteestamañana.Nomedebesnadahastaelmesentrante.¿Qué

tepicóderepente?Ibanpaseándosepor laUde los corredores.De cuandoen cuando, al pasar, se

repetía la imagen de Misia Blanca presidiendo la larga mesa casi vacía, una vezrevolviendolatisana,otraveztapandolaquesera,otravezrompiendoeltrozodepancontra el mantel albo, dentro del marco de luz de la ventana. Octavio le ibaexplicandolascosasadonAlejo…quiénsabequé,prefieronooír,lohacemejorqueyo.Sí,dejarqueéllohagaporqueélnosevaadejarmontarpordonAlejo,comomemonta amí.Misia Blanca elige en un platillo un terrón de azúcar tostada para sutisana.Unoparaella,otroparalaMoniquitayotroparati,Panchito,tieneuntrozodehojadecedrónpegada,ledaungustoespecial,gustoaMisiaBlanca,bueno,váyanseajugaraljardínynolapierdasdevista,Pancho,queeresmásgrandeylatienesquecuidar. Y las hortensias descomunales allá en el fondo de la sombra, junto a la

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acequia de ladrillos aterciopelados demusgo él papá y ellamamáde lasmuñecas,hastaqueloschiquillosnospillanjugandoconelcatrecito,yoarrullandoalamuñecaenmisbrazosporquelaMoniquitadicequeasílohacenlospapáyloschiquillosseríen—marica,marica,jugandoalasmuñecascomolasmujeres—,noquierovolvernuncamásperomeobliganporquemedandecomerymevistenperoyoprefieropasarhambreyespíodesdeelcercodeligustrosporquequisierairdenuevoperonoquieroquemediganquesoyelnoviodelahijadelpatrón,ymarica,maricaporlodelasmuñecas.HastaqueundíadonAlejomeencuentraespiandoentrelosligustros.Tepillé,chiquillodemierda.Ysumanometomadeaquí,delcuello,yyomeagarrodesumantapataleando,él tangrandeyotanmínimomirándoloparaarribacomoaunacantilado.Sumantaunpocoresbalosaymuycalienteporqueesdevicuña.Yélmearrastraporlosmatorralesyyomeprendoasumantaporqueestansuaveytancaliente y me arrastra y yo le digo que no me habían dado permiso para venir,mentiroso,éllosabetodo,eresunmentiroso,Pancho,notearranques,porquequiénvaacuidaryajugarconlaniñamásquetú,ymelanzaalparquetangrandeparaquelabusqueenlamarañadematorrales,ycorroymispiesseenredanenlaspervincasperoyono tengoparaquécorrer tantosi séqueestácomo todos losdías,bajo lashortensias, en la sombra, junto a la tapia en que brillan las astillas de botellasquebradas,y llegoy la toco,yde lapuntademicuerpoconque ibapenetrandoelbosquedemalezas,huyendo,esapuntademicuerpoderramaalgoquememojayentoncesyomeenfermode tifusy ella tambiény ella semuereyyono, yyomequedo mirando a Misia Blanca y sólo cuando sus manos levantan su trenza paracortarla comienzan a brotar mis lágrimas porque yo me mejoré y porque MisiaBlancaseestácortandolatrenza.Haapagadolaluzdelcomedor.Enestavueltayano está. La voz deOctavio sigue explicando: si, donAlejo, cómo no, no importa,aunquenoledenlosfletes,yoya leconseguíotros,si,muybuenos,unosfletesdeladrillos,unosqueestánhaciendoporelotroladode…

—¿Dequiénsonesosladrillos?Octavio no contestó.DonAlejo se detuvo sorprendido ante el silencio, y ellos

también,Octaviososteniendolamiradadelsenadorduranteuninstante.¿Eraposible?PanchosediocuentadequeOctavionocontestabalapreguntade

don Alejo porque si llegaba a saber de quién eran esos ladrillos podía llamar porteléfono,bastabaeso,paraquenoselosdieran.Élconocíaatodoelmundo.Todoelmundolorespetaba.Teníaloshilosdetodoelmundoensusdedos.PerosucuñadoOctavio, sucompadre,elpadrinode laNormita, leestabahaciendofrente:Octavioera nuevo en la zona y no le tenía miedo al viejo. Y porque no quería, no lecontestaba. Dieron una vuelta entera por el corredor sin hablar. El parque estabacalladoperovivo,yelsilencioquedejaronsusvocessefuerecamandoderuidoscasiimperceptibles,lagotaquecaíadelapuntadelalero,llavestintineandoenelbolsillo

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de Octavio, el escalofrío del jazmín casi desnudo atravesando por goterones, lospasoslentosqueconcluyeronenlapuertadelacasa.

—Hacefrío…—Claro.Contantofresco.Panchoseestremecióconlaspalabrasdesucuñado:donAlejolomiroapuntode

preguntarlequéqueríadecirconeso,peronolohizo,ycomenzóacontarlosbilletesqueOctavioleentregó.

—Tresporlomenos…—¿Quédice?—Frescos…tres…Pancholearrebatólapalabraasucuñadoantesdequecontinuaraentusiasmado

por sus triunfos. ¿Eran triunfos?DonAlejo estaba demasiado tranquilo.Quizás nohabíaoído.

—No,no,nada,donAlejo.Bueno,siestáconformenolomolestamosmásynosvamos.Estamosquitándoleeltiempo.Yconestefrío.SalúdemeaMisiaBlanca,porfavor.¿Estábien?

Don Alejo los acompañó hasta el extremo del corredor para despedirlos.Cruzandoelbarrohaciaelcamiónsedieronvueltayvieronaloscuatroperrosjuntoaélenlasgradas.

—Cuidaditoconlosperros…DonAlejoseriófuerte.—Cómetelos,Sultán…Yloscuatroperrosselanzarondetrásdeellos.Apenastuvierontiempoparasubir

alcamiónantesdequecomenzaranaarañarlaspuertas.Algirarhacialasalidalosfocos alumbraron un momento la figura de don Alejo en lo alto de las gradas ydespuéslosfocosqueavanzabanfuerontragándose,deparenpar,laspalmerasdelasalidadelfundo.Panchodiounsuspiro.

—Yaestá.—Nomedejastedecirleensucaraqueesunfresco.—Siesbuenagenteelfutre.Perofresco.Octavioselohabíavenidocontandocuandoveníanhaciaelpuebloy

entonceslecreyó,peroahoraeramásdifícilcreerlo.Quelosabíanhastalaspiedrasdel camino por donde regresaban a la Estación. Que no fuera idiota, que se dieracuentadequeelviejojamássehabíapreocupadodelaelectricidaddelpueblo,queerapurocuento,quealcontrario,ahoraleconveníaqueelpueblonoseelectrificarajamás.Quenofuerainocente,queelviejoeraunmacuco.Lasvecesquehabíaidoahablar con el Intendente del asunto era para distraerlo, para que no electrificara elpueblo,yoselodigoporquesé,porqueelchoferdelIntendenteesamigomíoymecontó,nosealeso,compadre.Claro.Piénselo.Quierequetodalagentesevayadel

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pueblo.Ycomoélesdueñodecasitodaslascasas,sinodetodas,entonces,quélecuestaecharleotrahabladitaalIntendenteparaquelecedalosterrenosdelascallesqueerandeélparaempezaryentoncesecharabajotodaslascasasyararelterrenodelpueblo,abonadoydescansado,yplantarmásymásviñascomosielpueblojamáshubiera existido, sí,me consta que eso es lo que quiere.Ahora, después que se lehundióelproyectodehacerlaEstaciónElOlivoungranpueblo,comopensócuandoellongitudinalibaapasarporaquímismo,porlapuertadesucasa…

Inclinado sobre el manubrio, Pancho escudriña la oscuridad porque tiene queescudriñarlasinoquieredespeñarseenuncanalo injertarseen lazarzamora.Cadapiedradelcaminohayquemirarla,cadabache,cadaunodeestosárbolesqueyoibaaabandonarpara siempre.Creíquequedabaaquí estoconmishuellas,paradespuéspensarcuandoquisieraenestascallespordondevoyentrando,queyanovanaexistirynovoyapoderrecordarlasporqueyanoexistenyyoyanopodrévolver.Noquierovolver.Quieroirhaciaotrascosas,haciaadelante.LacasaenTalcaparalaEmaylaescuela para laNormita.Me gustaría tener dónde volver no para volver sino paratenerlo, nada más, y ahora no voy a tener. Porque don Alejo se va a morir. LacertidumbredelamuertededonAlejovaciólanocheyPanchotuvoqueaferrarsedesumanubrioparanocaereneseabismo.

—Compadre.—¿Quélepasa?Nosupoquédecir.Erasóloparaoírsuvoz.Paraversirealmentequeríasercomo

Octavio,quenoteníadóndevolverynoleimportaba.Eraelhombremásmacanudodelmundo porque se hizo su situación solo y ahora era dueño de una estación deservicio y del restaurancito del lado en el camino longitudinal, por donde pasabancientosdecamiones.Hacíaloquequeríaylepasabaparalasemanaasumujer,nocomolaEma,quelesacabatodalaplata,comosiseladebiera.Octavioeraungranhombre, gran, gran.Erauna suerte haberse casado con suhermana.Uno sentía lasespaldascubiertas.

—Quedó a mano, entonces. Mejor no tener nada que ver con ellos. Son unamugre,compadre,selodigoyo,ustednosabeenlasquemehanmetidoestosfutresdeporquería.

Ibanllegandoalpueblo.—¿Adóndevamos?—Acelebrar.—¿Peroadónde?—¿Adóndecree,pues,compadre?—DondelaJaponesita.—AdondelaJaponesita,entonces.

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CAPÍTULOIX

LaJaponesitaapagóelchonchón.—Esél.—¿Otravez?Después que cerraron las puertas del camión transcurrió un minuto espeso de

espera,tanlargoqueparecíaqueloshombresquebajaronsehubieranextraviadoenla noche. Cuando por fin golpearon en la puerta del salón, la Manuela apretó suvestidodeespañola.

—Mevoyaesconder.—Papá,espere…—Mevaamatar.—¿Yyo?—Quémeimporta.Amímelatienejurada.Notengonadaqueverconloquete

paseati.Salió corriendo al patio. Si se salvaba de ésta seguro que se moría de

bronconeumonía como todas las viejas. ¿Qué tenía que ver ella con la Japonesita?Quesedefendierasiqueríadefenderse,queseentregarasiqueríaentregarse,ella,laManuela,noestabaparasalvaranadie,apenassupropiopellejo,ymenosquenadieala Japonesita que le decía «papá», papá cuando una tenía miedo de que Panchoviniera amatarla por loca.Lomejor era escabullirse por el sitio del ladopara ir apasarlanochedondelaLudovinia,calientesiempreensudormitorio,ycamadedosplazas,no,no,nadademeterseencamaconmujeres,yasabíaloquepodíapasarle.PeroalaLudoquizálequedaransopaipillasdelahoradelalmuerzoyselascalentaraen el rescoldo y le diera unosmatecitos y pudieran ponerse a hablar de cosas tanlindas como los sombreros de Misia Blanca cuando se usaban los sombreros yolvidarsedeesto,porqueestosíquenose lo ibaacontara laLudoparaquenolepreguntaraynotenerquehablar.HastaqueestoretrocedieraentrandoenlaoscuridadqueselovatragandoyentoncesunalediríaalaLudoquesí,fíjate,mañanatalvezpudieradecírselo,fíjatequelachiquillaporfinsedecidióysellevóalhombreparalapieza,yaestababuenodeleseras,ahorasíquenosvamosaquedartranquilas,ytodalaoscuridadrodeandotodohastaquefuerahoradedormirypoderirdejándosecaergotaagota,dentrodelcharcodelsueñoquecreceríahastallenarenteroelcuartotibiodelaLudo.

Laluzseencendiódenuevoenelsalón.Unhombreaparecióenelrectángulo.Laagujadelavictrolacomenzóarasparundisco.Octavioseapoyóenelmarcodelapuerta.LaManueladiounpasoatrás,abriólarejadelgallineroyseescondiódebajodelamediaguajuntoalaescalerillablanqueadaporlacacadelasgallinas,yelpavodelaLucycomenzóarondar,inflado,furioso,todaslasplumaserizadas.LaManuela

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semetióunamanodebajodelacamisaparacalentársela:cadaunodelosplieguesdesu piel añeja era como de cartón escarchado, y la retiró. Ahora bailaban. LaJaponesitacruzóelrectángulodeluz,prendidaaPanchoVega.

Enunratomásibanacomenzararegistrarlacasaparabuscarla.¡SilaJaponesitafuera lo suficientementemujer para entretenerlos, para desviar sus bríos hacia ellamisma,quetantolosnecesitaba!Perono.Ibanaregistrar.LaManuelalosabía,ibanasacaralasputasdesuscuartos,adeshacerlacocina,abuscarlaaellaenelretrete,talvezenelgallinero,aromperlotodo,losplatosylosvasosylaropa,yaellas,yaellasillegabanaencontrarla.Porqueaesohabíanvenido.Amínovanaengañarme.Esoshombresnohabíanbrotadoasínomásde lanocheparaacudira lacasayacostarsecon unamujer cualquiera y tomar unas jarras de vino cualesquiera, no, vinieron abuscarla a ella, paramartirizarla y obligarla a bailar. Sabían que a ella se le habíapuestoentrecejaycejaquenoqueríabailarparaellos,talcomoelañopasadoselepusoaPanchoquesí,queteníaquebailarle,rotobruto,vieneporella,laManuelalosabe.MientrastantoseconformabaconbailarconlaJaponesita.Perodespuésibaabuscarlaaella.Sí,podíahabermeidodondelaLudo.Perono.LaJaponesitabailaba,raro,porquenobailabanunca,niaunquelerogaran.Nolegustaba.Ahorasí.Laviogirarfrentealapuertaabiertadeparenpar,pegadaaél,comoderretidayderramadasobrePancho, con susbigotesnegros escondidos en el cuellode la Japonesita, susbigotes sucios, el borde de abajo teñido de vino y nicotina. Y agarrándole elnacimientodelasnalgas,susmanosmanchadasdenicotinaydeaceitedemáquina.YOctavio parado en el vano de la puerta, fumando, esperando: después lanzó elcigarrillo a la noche y entró. El disco se detuvo. Una carcajada. Un grito de laJaponesita.Unasillacae.Algoleestánhaciendo.LamanodelaManuelametidadenuevo entre su piel y su camisa justo donde late el corazón, aprieta hasta hacersedoler,comoquisierahacerledolerelcuerpoaPanchoVega,porquégritadenuevolaJaponesita, ay, ay, papáquenome llame,quenome llameasí otravezporquenotengopuñosparadefenderla,sólosébailar,ytiritaraquíenelgallinero.

…Perounaveznotirité.ElcuerpodesnudodelaJaponesaGrande,caliente,ay,situvieraesecalorahora,silaJaponesitalotuvieraparaasínonecesitarotroscalores,elcuerpodesnudoyasquerosoperocalientedelaJaponesaGranderodeándome,susmanosenmicuelloyyomirándoleesascosasquecrecíanallíenelpechocomosinosupiera que existían, pesadas y con puntas rojas a la luz del chonchón que nohabíamos apagado para que ellos nosmiraran desde la ventana. Por lomenos esacomprobaciónexigieron.Ylacasaseríanuestra.Mía.Yyoenmediodeesacarne,ylabocadeesamujerborrachaquebuscabalamíacomobuscauncerdoenunbarrialaunqueeltratofuequenonosbesaríamos,quemedabaasco,peroellabuscabamiboca,nosé,hastahoynoséporquélaJaponesaGrandeteníaesahambredemibocay la buscaba y yo no quería y se la negaba frunciéndola, mordiéndole los labios

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ansiosos,ocultandolacaraenlaalmohada,cualquiercosaporqueteníamiedodeverquelaJaponesaibamásalládenuestropactoyquealgoveníabrotandoyyono…Yoqueríanotenerascodelacarnedeesamujerquemerecordabalacasaqueibaasermíaconestacomediatanfácilperotanterrible,quenocomprometíaanadapero…ydon Alejo mirándonos. ¿Podíamos burlarnos de él? Eso me hacía temblar.¿Podíamos?¿Nomoriríamos,dealgunamanera,silolográbamos?YlaJaponesamehizotomarotrovasodevinoparaquepierdaselmiedoyyotomándomeloderramémediovasoenlaalmohadajuntoalacabezadelaJaponesacuyacarnemerequería,yotrovasomás.Despuésyanovolvióadecircasinada.Teníalosojoscerradosyelrimmel corrido y la cara sudada y todo el cuerpo, el vientre mojado sobre todo,pegadoalmíoyyoencontrandoquetodoestoestádemás,esinnecesario,meestántraicionando,ayquéclarosentíqueeraunatraiciónparaapresarmeymetermeparasiempre en un calabozo porque la Japonesa Grande estaba yendo más allá de laapuestaconeseolor,comosiuncaldobrujoseestuvierapreparandoenelfuegoqueardíabajolavegetacióndelvérticedesuspiernas,yeseolorseprendíaenmicuerpoy se pegaba a mí, el olor de ese cuerpo de conductos y cavernas inimaginables,ininteligibles,manchadasdeotroslíquidos,pobladasdeotrosgritosyotrasbestias,yeste hervor tandistinto almío, ami cuerpodemuñecamentida, sin hondura, todohaciaafueralomío,inútil,colgando,mientrasellaacariciándomeconsubocaysuspalmas húmedas, con los ojos terriblemente cerrados para que yo no supiera quésucedíaadentro,abierta,todohaciaadentro,pasajesyconductosycavernasyyoallí,muerto en sus brazos, en sumanoque está urgiéndomepara que viva, que sí, quepuedes,yyonada,yenelcajónalladodelacamaelchonchónsilbandoapenascasijuntoamioídocomoenunlargosecreteosinsignificado.Ysusmanosblandasmeregistran,ymedicemegustas,medicequieroesto,ycomienzaasusurrardenuevo,como el chonchón, en mi oído y yo oigo esas risas en la ventana: don Alejomirándome, mirándonos, nosotros retorciéndonos, anudados y sudorosos paracomplacerlo porque él nosmandóhacerlo para que lo divirtiéramos y sólo así nosdaríaestacasadeadobe,devigasmordidaspor los ratones,yellos, losquemiran,donAlejoylosotrosqueseríendenosotros,nooyenloquelaJaponesaGrandemedicemuydespacitoaloído,mijito,esrico,notengamiedo,sinovamosahacernada,sieslapuracomediaparaqueelloscreanynosepreocupemijitoysuvozescalientecomo un abrazo y su alientomanchado de vino, rodeándome, pero ahora importamenos porque pormucho que sumanome toque no necesito hacer nada, nada, estodouna comedia, nova a pasar nada, es para la casa, nadamás, para la casa.Susonrisapegadaenlaalmohada,dibujadaenellienzo.Aellalegustahacerloqueestáhaciendoaquíen las sábanasconmigo.Legustaqueyonopueda:connadie,dimequesí,Manuelitalinda,dimequenuncaconningunamujerantesqueyo,quesoylaprimera,laúnica,yasívoyapodergozarmilinda,mialma,Manuelita,voyagozar,

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megusta tucuerpoaterradoy todos tusmiedosyquisiera romper tumiedo,no,notengasmiedoManuela,noromperlosinoquesuavementequitarlodedondeestáparallegaraunapartedemíqueella,lapobreJaponesaGrande,creíaqueexistíaperoquenoexisteynohaexistidonunca,ynohaexistidonuncaapesardequemetocaymeacaricia y murmura… no existe. Japonesa bruta, entiende, no existe. No mijita,Manuela, como si fuéramos dosmujeres,mira, así, ves, las piernas entretejidas, elsexoenelsexo,dossexosiguales,Manuela,notengasmiedoalmovimientodelasnalgas,delascaderas,labocaenlaboca,comodosmujerescuandoloscaballerosenlacasadelaPechodePalolespaganalasputasparaquehagancuadrosplásticos…no,no, túeres lamujer,Manuela,yo soy lamacha,vescómo teestoybajando loscalzones y cómo te quito el sostén para que tus pechos queden desnudos y yogozártelos,sí tienesManuela,nollores,sí tienespechos,chiquitoscomolosdeunaniña,pero tienesyporeso tequiero.Hablasymeacariciasyde repentemedices,ahora sí Manuelita de mi corazón, ves que puedes… Yo soñaba mis senosacariciados, y algo sucedíamientras ellame decía sí,mijita, yo te estoy haciendogozarporqueyosoylamachaytúlahembra,tequieroporqueerestodo,ysientoelcalordeellaquemeengulle,amí,aunyoquenoexiste,yellameguía riéndose,conmigo porque yo me río también, muertos de la risa los dos para cubrir lavergüenza de las agitaciones, y mi lengua en su boca y qué importa que esténmirándonos desde la ventana, mejor así, más rico, hasta estremecerse y quedarmutilado,desangrándomedentrodeellamientrasellagritaymeaprietayluegocae,mijitolindo,quécosamásrica,hacíatantotiempo,tanto,ylaspalabrassedisuelvenyseevaporan losoloresy las redondecesse repliegan,quedoyo,durmiendosobreella, y ella me dice al oído, como entre sueños: mijita, mijito, confundidas suspalabrasconlaalmohada.Nolecontemosanadiemiraqueesunavergüenzaloquemepasó,mujer,noseas tonta,Manuela,queteganaste lacasacomounareina,meganastelacasaparamí,paralasdos.Perojúramequenuncamás,JaponesaporDiosqueasco,júrame,socias,claro,peroestono,nuncamásporqueahorayanoexisteesetú,eseyoqueahoraestoynecesitandotanto,yquequisierallamardesdeesterincóndelgallinero,mientraslosveobailaralláenelsalón…

…lospuñosquenotienesólolesirvenparaarrebujarseenlaparceladesteñidadesuvestido.MataraPanchoconesevestido.Ahorcarloconél.LaLucysalióalpatiocomosihubieraestadoesperandoesemomento.

—Psssstttt.Miróparatodoslados.—Lucy,aquí…Enelsalóneldiscoserepiteyserepite.—¿Quéestáihaciendoahícomogallinaclueca?—Andaparaelsalón.

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—Yavoy.¿Haygente?—PanchoyOctavio.LaJaponesitayPanchoquecruzanbailandolapuerta,despiertanelrostrodela

Lucy.—¿Estásola?—Anda,tedigo.¿QuéderechotienelaputademierdadelaLucyacensurarlaaellaporqueespera

escondida en el gallinero?Mañana le cobrará la plata que le debe de un vestido,porqueseestabahaciendolalesa,claro,sabiendoloqueaellalegustanloshombres,ycreequeporesolatienenquetolerar.Esunaasiladacomotodaslasotras.Notienederecho.YlaJaponesitatambién…¿Quéderecho?¿Derechoaqué?Papá¡Quépapá!No me hagas reírme, por favor, mira que tengo los labios partidos y me duelencuandomerío…papá.Déjametranquila.Papádenadie.LaManuelanomás,laquepuedebailarhastalamadrugadayhacerreíraunapiezallenadeborrachosyconlarisa hacer que olviden a susmujeresmoquillentasmientras ella, una artista, recibeaplausos, y la luz estalla en un sinfín de estrellas.No tenía para qué pensar en eldesprecioyenlasrisasquetanbienconoceporquesonpartedeladiversióndeloshombres,aesovienen,adespreciarlaauna,peroenlapista,conunaflordetrásdelaoreja, vieja y patuleca como estaba, ella eramásmujer que todas las Lucys y lasClotysylasJaponesitasdelatierra…curvandohaciaatráseldorsoyfrunciendoloslabiosyzapateandoconmásfuria,reíanmásylaoladelarisalallevabahaciaarriba,hacialasluces.

Que laJaponesitagritealláadentro.Queaprendaasermujera la fuerza,comoaprendióuna.Estábuenalafiesta.LaLucybailaconOctavio,peroellaes laúnicacapazdehacerquelafiestasetransformeenunaremoliendadepadreyseñormío,ella,porqueeslaManuela.Aunquetiembleaquíenlaoscuridadrodeadadeguanodegallina tan viejo que ya ni siquiera olor le queda. Esas no sonmujeres. Ella va ademostrarlesquiénesmujerycómoseesmujer.Sequitalacamisayladoblasobreel tramode la escalera.Y los zapatos…sí, los pies desnudos comouna verdaderagitana. También se quita los pantalones, y queda desnudo en el gallinero, con losbrazoscruzadossobreelpechoyesotanextrañocolgándole.Seponeelvestidodeespañolaporencimadelacabezaylosfaldonescaenasualrededorcomounbañodetibiezaporquenadapuedeabrigarlacomoestosmetrosymetrosdefatigadapercalacolorada.Seentallaelvestido.Searreglalosplieguesalrededordelescote…unpocoderellenoaquídondenotengonada.Claro,esqueunaestanchiquilla,lagitanilla,unprimor,apenasunaniñitaquevaabailaryporesonotienesenos,así,casicomounmuchachito,peronoella,porquees tan femenina,el tallequebradoy todo…laManuela sonríeen laoscuridaddelgallineromientras seponedetrásde laoreja laamapoladegasaqueleprestólaLucy.HazloquequierasconlaJaponesita.Total,

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quétienequeverellaconelasunto.Ellanoesmásquelagranartistaquehavenidoala casa de la Japonesa a hacer su número, loca, loca, quiere divertirse, siente lasmanospesadasdePanchopulsándolaesanochecomoquiennoquierelacosacuandonadieloestámirando,agarrones,síseñor,agarronesydelosbuenos.Quehaganloquequieranconella,treintahombres.Ojalátuvieraunaotraedadparaaguantar.Perono.Duelenlasencías.Ylascoyunturas,ay,cómoduelenlascoyunturasyloshuesosy las rodillas en lamañana, qué ganas de quedarse en la cama para siempre, parasiempre,yquemecuiden.ContalquelaJaponesitasedecidaestanoche.QueselallevePancho.Quehagacircularsusangrepálidaporesecuerpodepollodesplumado,sinvellosiquieradondedebíatenerloporqueyaesgrande,pobre,nosabeloquesepierde,lasmanosdePanchoqueaprietanmilinda,noseastonta,nopierdaslavida,yyoquesoytuamiga,yo,laManuela,voyairabailarparaquetodoseaalegrecomodebeserynotristecomotúporquecuentaspesoypesoynogastasnada…yesaflorque tengoenelpelo.LaManuelaavanzaa travésdelpatioentallándoseelvestido.Tan flaca, por Dios, a nadie le voy a gustar, sobre todo porque tengo el vestidoembarradoylaspatasembarradasysequitaunahojadeparraqueselepegóenelbarro del talón y avanza hasta la luz y antes de entrar escucha oculta detrás de lapuerta,mientrassepersignacomolasgrandesartistasantesdesaliralaluz.

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CAPÍTULOX

En el fundo ElOlivo, a donCéspedes le daban todo el vino que quería, tomenomás donCéspedes que para eso está, le repetía el patrón, pero él era sobrio. Avecesunvasitoantesdeecharseadormirenlarevolturadesacos,entrelosbarrilesdemaderacuradaporcosechasycosechasdevino.Eradelmismovinoqueelpatrónle vendía a la Japonesita a precio de costo, por pura amistad y para que la pobrechiquilla hiciera un poco de ganancia, pero a nadiemás, ni aunque le rogaran. Aveces,muytardeenlanoche,cuandodonCéspedesnolograbadormirporunodelosdoloresqueyanuncaabandonabanalgunaregióndesucuerpo,calzabasusojotasyechándoselamantasobreloshombroscruzabalaviña,pasabaelcanaldelosPalosporel troncocaídodeunsauce,atravesabael límitedezarzamorayalambradoporboquetesconocidossóloporél,yllegabaalacasadelaJaponesitadondeseinstalabasilenciosoenunadelasmesascercadelapared,atomarseunajarradevinotinto,delmismoqueteníaalalcancedesumanoenlallavería.

Octaviolovioentrar.LaJaponesitanoqueríabailarconél,demodoquemientrasesperaba que la Lucy y Pancho terminaran su baile llamó a donCéspedes, que setrasladóasumesa.Octavioibaapreguntarlealgoalviejo,peronolohizoporquelovioquedarsetiesoensusilla,mirandofijoaunpuntoprecisodelaoscuridad,comosiesepuntocontuvieraelplanodetalladodetodalanoche.

—Losperros…—¿Quédice,donCéspedes?—Quesoltaronlosperrosenlaviña.Sequedaronescuchando.—Nooigonada.—Niyotampoco.—Peroandan.Yolossiento.Ahoravancorreteandohaciaelnorte,paraelpotrero

delosLargos,dondeestánlasvacas…yahora…Unabandadadequeltegüescruzóporencimadelpueblo.—…yahoravienencorriendoparaacá,paralaEstación.La JaponesitayOctavio tratarondepenetrar lanochecon su atención,perono

pudieron traspasar la canciónestridentepara lanzarseal campoy recogerdeallí laminuciadelosruidosyelsoplodelasdistancias.Octaviosesirvióunvasodevino.

—¿Yquiénsoltólosperros?—DonAlejandro.Eselúnicoquelossuelta.—¿Yporqué?—Cuando anda raro… y esta noche andaba raro.Me dijo que se iba a morir,

cuandoestuvoaconversarconmigoenlallaveríaestanoche,queunmédicoledijo.Cosasrarasdijo…quenoquedaránadadespuésdeélporquetodossusproyectosle

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fracasaron.—Futre goloso… ¿Si él, que es millonario, es un fracasado, qué nos deja a

nosotroslospobres?—Apuestoqueandaenlaviñaconellos.—¿Yparaquélossueltasinoquedóniunracimodespuésdelavendimiaynadie

vaaestarentrándose?—Quiénsabe.Avecesentranaotrascosas.—¿Aqué?—Hayqueandarconmuchocuidadoconlosperros.Sonmañosos.Peroamíno

memuerden…Quémevanaestarmordiendoamícuandonicarnemequeda.Gris al otro lado de la llama de carburo, cerrado como alguien al que ya nada

puede sucederle, la Japonesita lo vio envidiable en su inmunidad.Ni los perros lomordían.Seguroquenilaspulgasdesujergónlopicaban.Alguiendijounavezquedon Céspedes ni comía ya, que las sirvientas de la casa de don Alejo a veces seacordaban de su existencia y lo buscaban por todas partes, por las bodegas y losgalpones,ylellevabanunpanoquesoounplatodecomidacalientequeélaceptaba.Pero después volvían a olvidarse y ya quién sabe con qué se alimentaba el pobreviejo,durmiendoensussacosencualquierpartedentrodelasbodegas,perdidoentrelosaradosylasmaquinariasylosfardosdepajaytrébol,encimadeunmontóndepapas.

PanchoylaLucysesentaronalamesa.—Estoparecevelorio…Nadiecontestó.—Anímesepues,compadre,quesinomellevoalaLucy…Y miró a la Japonesita para ver cómo reaccionaba: estaba mirando el mismo

punto de la oscuridad que don Céspedes. Le tocó un pecho, demasiado pequeño,comounaperapasmada,deesasqueseencuentransinperfume, incomibles,caídasbajo los árboles. Pero los ojos. Retiró lamano y se quedómirando.Dos redomasiluminadaspordentro.CadaojobrillabaenterotragadoporeliristraslúcidoyPanchosintió que si se inclinaba sobre ellos podría ver, como en un acuario, los jardinessubmarinosdelinteriordelaJaponesita.Noeraagradable.Erararo.Sifueraporélladejaríaallímismo.¿Peroporquélaibaadejar?¿Porqueelviejolomandó,porquedonAlejoleadvirtióquenoseacercaraaella?Perosinosomosbandidos,donAlejo,somosigualausted,asíesquenonosmiretanenmenos,novayaacreer…

—¿Vamosabailar,mijita?La Lucy cerró los ojos y volvió a abrirlos, pero al abrirlos de nuevo no supo

cuánto tiempo había transcurrido desde que los cerró ni a qué trozo del tiempoinmenso,estirado,seasomabaahora.Pasóunabandadadequeltegües.¿Otravez?¿Oeraotrapartedelamismavezquecreyóoírhacíarato?Losladridosdelosperros,

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cercanosalgunos,lejanísimosotros,dibujabanlasdistanciasdelcampoenlanoche.Unjinetegalopóporuncamino,ydeprontolaLucy,quetratabadeoírsóloelbolerodelavictrola,seenredóenlaangustiadenosaberquiéneraesejinetenidedóndeveníaniparadóndeibaycuántoratoduraríaesegalopetenueahora,muytenue,perogalopandosiemprehaciaelinteriordesusoídos,hastaquedarclavadoallí.LesonrióaOctavioPorquevioqueestabamolesto.

—Puchasqueestáaburrido…DonCéspedesbostezóyluegosequedóescuchando.—EseeselSultán…—¿Ycómoconoceacadaunodelosperros?—Yose loscríoadonAlejoy losconozcodesdechicos.Desdequenacen.De

veras.CuandodonAlejovequealgunodesusperrosnegrosandamal,queseponeflojoomuymansoosemancadeunamano,nosencerramos,donAlejoyyo,conelperro,ylomatadeunpistoletazo…yolosostengoparaquelepeguebienelbalazoydespués lo entierro.Y cuando la perra que guardamos encerrada en el fondo de lahuertaestáencelo, lesdamosyohimbinaa losperros,ynosencerramosdenuevo,donAlejoyyo,conellosenelgalpón,ylosbrutossepeleanporlaperra,sevuelvenlocos,quedanheridosaveces,hastaqueselamontanyyaestá.Deloscachorrossedejalosmejores,ysihamatadoaunodelosgrandessequedaconunonadamás,yalosotroslosvoyaecharyoalcanaldelosPalosenunsaco.Cuatro, legustatenersiempre cuatro. La señora Blanca se enoja porque hacemos esto, dice que no esnatural,peroelcaballeroseríeyledicequenosemetaencosasdehombres.Ylosperros, aunque sean otros, se llaman siempre igual. Negus, Sultán, Moro, Otelo,siempre igual desde que don Alejo era chiquillito así de alto nomás, los mismosnombrescomosi losperrosqueélmatarasiguieranviviendo,siempreperfectos loscuatroperrosdedonAlejandro,feroceslegustaquesean,sino,losmata.Yahoralossoltóenlaviña.Claro,elcaballeroandabatriste…

MientrasdonCéspedeshablaba,PanchoylaJaponesitasesentaronysequedaronoyéndolo.

—¿Quétienequeverqueestétriste?—Esquesevaamorir…—¡HastacuándocondonAlejo…!Hastacuándo.Hastacuándo.Quesemuriera.Aélquéleimportaba,quesefueran

a lamierda él y su digna esposa. ¿Él y su compadre no podían divertirse un rato,entonces,sinoírelnombrededonAlejo,donAlejo?QuedoñaBlancasefueraalamierda,doñaBlancaque lehabíaenseñadoa leeryqueaveces ledabaalfeñiquesqueguardabaenuntarrodetéMazawatteenladespensa.Esadespensa.Hileratrashileradefrascosdemermeladasconetiquetasblancasescritasconsuagudaletradelasmonjasqueél,PanchoVega,escribíahastaeldíadehoy—Ciruela—Durazno

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—Damasco—Frambuesa—Guinda—ylosfrascosllenosdeperasenconservasylascerezasenaguardienteylosdamascosflotandoenelalmíbaramarillo.Ymásallálashilerasdemoldesdelozablancaenformadecastillo:demanzanaodemembrillo,y a la Moniquita siempre le daban la torre del castillo donde el dulce era liso ybrillante.Que se fueran a lamierda.LamanodePancho subía por la pierna de laJaponesitaynadiedecíaniunapalabramientraslosoídosdelaLucyregistrabanlanoche para descubrir otro jinete que reviviera su miedo. Él había pagado toda ladeudayelcamiónerasuyo.Sucamióncolorado.AcariciarasucamióncoloradoynoalaJaponesitaconsuoloraropa,yesabocinaroncaelpapúhablaigualqueelpapádecíalaNormita.Suyo.Mássuyoquesumujer.Quesuhija.Siquería,podíacorrerloporelcaminolongitudinalqueerarectocomouncuchillo,estanocheporejemplo,podía correrlo como un salvaje, tocando la bocina a todo lo que daba, apretandolentamenteelaceleradorparapenetrarhastaelfondodelanocheydepronto,porquesí,porquedonAlejoyanopodíacontrolarlo,yodaríavueltaalvolanteunpoquitomás, doblar apenas las muñecas, pero lo suficiente para que el camión salga delcamino, salte y me vuelque y quede como un borrón de fierros humeantes ysilenciosos al borde del camino. Si quiero. Si se me antoja, y a nadie tengo queexplicarlenada.LapiernadelaJaponesitacomenzóaentibiarsebajosumano.

LaJaponesita seestaba tomandounvasodevino.Esperóque laLucysalieraabailar con Octavio para empinárselo entero, como a escondidas. Vino. Todos loshombresqueveníana sucasa teníanolor avinoy todas las cosas sabor avino.Ydurantelavendimiaeloloravinoinvadíaalpuebloenteroydespués,elrestodelaño,quedaban losmontones de orujo pudriéndose en las puertas de las bodegas.Asco.Ellatieneesemismooloravino,comoloshombres,comolasputas,comoelpueblo.Habíatanpocomásquehacerquetomarvino.ComolaCloty,quecuandonoteníaclientesledecíaoyeJaponesitaapúntameotrabotelladetintodelmásbaratitoysemetíaenlacamaytomabaytomabahastaquealdíasiguienteamanecíahechaunacalamidad, trabajandocomomuladesde temprano, lanariz coloraday el estómagodescompuesto.Peroamimadrejamáslesentíoloravino.YlaJaponesaGrandeerabuenaparael frasco, eso lo sabíanhasta laspiedras.Olía a jabónFloresdePraviaaunque en el salón hubiera bebido litros de vino, y entoncesmimamá se prendíacomounaantorchaynohabíaquiénlahicieradejardehablarydereírseydebailar.¿Cómoloharía?Sucalorllenabalacamacuandocaíaalacamayellalateníaquedesvestir,ellaolaManuela.HastalatumbaenquelaacostaronenelcementeriodeSanAlfonsodebíaestarcalienteyellayanovolveríaasentirnuncamásesecalor.Sólo la mano de Pancho abandonada sobre su muslo porque se estaba quedandodormidomientrasmirabaa laLucybailandopegadaaOctavio.PeroPanchoestababorracho. Como todos los hombres que nació viendo en esta casa. Y jugó entrepantalonesdebajodelasmesasmientrasellosbebían,oyendoimproperiosyoliendo

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susvómitosenelpatio, jugandoentre las sábanassuciasapiladas juntoa laartesa,esassábanasenqueesoshombreshabíandormidoconesasmujeres.PerosilamanodePancholograbaencenderlacomoasumadre,entoncespodríadescansardetodo,supadreselodijo.¿Quiéneraesasombraquecontabalospesosparanada?Lamanoqueavanzabapor sumuslo se lo ibadiciendoporqueahorano le teníamiedoy laManuelaselohabíadicho,lehabíapreguntadoquiéneres,ylamanoqueremontabasumuslomientraselhombreaquienpertenecíabostezabapodíadarle la respuesta,esamanoqueeralarepeticióndelamanodeloshombresquesiemprehabíanvenidoaestacasa,queríaencenderla,esepulgarromodeuñacomida,sí, lovi,esosdedoscubiertosdevelloylauñacuadradaavanzandoyellanoqueríaperoahorasí,sí,parasaber quién eres Japonesita, ahora lo sabrás y esamano y ese calor de su cuerpopesadoyentonces,aunqueélsevaya,quedaráalgosiquieradeestanoche…

—Puchasqueestáaburridoesto…Despuésvioalviejoalfrente.—¿Noescierto,donCéspedes?Élsonrió.—OyeOctavio,vámonosaotraparte…DonCéspedeslepreguntó:—¿Porqué?—Aquínohayambiente.SóloentoncessediocuentaqueOctavioyanoestaba.—¿Quésehizomicompadre?—HaceratoquepasóparaadentroconlaLucy.EntoncessentóalaJaponesitaensusrodillas.—Peoresmascarlauchas.Pero como ella se quedó tiesa, Pancho le dio un empellón que casi la botó al

suelo.—Estoycabreado.Comenzóacircularentrelasmesas.—¡Porqueríadecasadeputas!Niputashay.¿Ylasotraschiquillas?Ylavictrola

afónica.Nohayniquéecharlealbuche.¿Aver?Pan:añejo.Fiambres…puf,mediopodridos. ¿Y esto? Dulces cargados de moscas del tiempo de mi abuela. Ya,Japonesita, baílame siquiera. Empelótate. Qué, si eres más tiesa que un palo deescoba,quévaiabailar.Nocomotumadre,guatonaera,perohartograciosalatonta.YcomolaManueladicen…

Los mismos ojos. Se acordaba del año pasado de los ojos de la Manuelamirándolo y él mirando los ojos aterrados, iluminados entre sus manos que leapretabanelcuelloylosojosmirándolocomoredomaslúcidasconlacertezadequeélibaaahogaresepaisajedeterrorenlasmareasdeadentro.Sequedóparado.

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—¿YlaManuela?LaJaponesitanocontestó.—¿YlaManuela,tedigo?—Mipapáestáacostado.—Quevenga.—Nopuede.Estáenfermo.Laagarródeloshombrosylazarandeó.—¡Quévaaestarenfermaesaputavieja!¿Creesquevineavertucaradeconejo

resfriado?No,vineaveralaManuela,aesovine.Yatedigo.Andaallamarla.Quemevengaabailar.

—Suéltame.Pancho tenía las cejas fruncidas, los ojos peludos, confundidos, colorados, casi

ciegos de rabia.Que venga.Me quiero reír.No puede ser todo así, tan triste, estepuebloquedonAlejovaaecharabajoyquevaaarar,rodeadodelasviñasquevanatragárselo, y esta noche voy a tener que ir a dormir ami casa conmimujer y noquiero,quierodivertirme,esa locade laManuela,quevengaasalvarnos, tienequeserposiblealgoquenoseaesto,quevenga.

—LaManuela…—Bruto.Déjame.—Quevenga,tedigo.—Tedigoquemipapánopuede.—DonAlejoestupapá.Yelmío.Perolemiróalosojos.—Noescierto.LaManuelaestupapá.—NoledigaslaManuela.Pancholanzóunacarcajada.—¿Aestasalturas,mijita?—NoledigaslaManuela.

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CAPÍTULOXI

—¿Porquéno?Avanzóhastaelcentrodelsalón.—Póngame«Elrelicario»,chiquillos.Con el talle quebrado, un brazo en alto, chasqueando los dedos, circuló en el

espaciovacíodelcentro,perseguidaporsucolacoloradahechajironesysalpicadadebarro.Aplaudiendo, Pancho se acercó para tratar de besarla y abrazarla riéndose acarcajadasdeesta locapatuleca,deestemaricónarrugadocomounapasa,gritandoquesí,mialma,queahorasíqueibaacomenzarlafiestadeveras…perolaManuelaseleescabullía,chasqueandolosdedos,circulandoorgullosaentrelasmesasantesdeentregarsealbaile.LaJaponesitaseleacercóparatratardeimpedirlo.AntesdequePancholadespidieradeunamanotada,alcanzóamurmurar:

—Váyanseparaadentro…—Ay,chiquillalesa,hastacuándovoyatenerqueaguantarte.Ándatetúsiquerís.

¿Noescierto,Pancho?Estáiaguandolafiesta.—Sí,quesevaya…Ysedejócaerenunasilla.DesdeahíPanchosiguiógritandoqueahorasíqueiba

acomenzarlobueno,queporquéhabíatanpocagente,quetrajeranvino,pasteles,unasado, todo lo que hubiera, que él pagaba todo para celebrar… la Lucy, mijita,siénteseaquíyusted,compadre,dóndesemehabíametidoquemedejósoloenestevelorio,vengaparaacá,ydonCéspedes,notengamiedomirequeallátanlejoslevaadarfríoyunaputaacudióllamadapor tantoruidoysesentósolaenotramesayavivólallamadelchonchónylaClotysepusoalladodelavictrolaparacambiarlosdiscosmirandoalaManuelaconlosojosqueselesaltaban.

—PorDiositosanto,laveteranaesta…EnTalcalehabíanhabladoalaClotydeestosbailesdelaManuela,perocómo

ibaacreer,tanviejalaloca.Teníaganasdever.Encendierondoschonchonesenlasmesas alrededor de la pista y entonces Pancho vio por fin los ojos de laManuelailuminadosenteros,redomas,comoseacordabadeellosentresusmanosylosojosdela Japonesita iluminados enteros y tomó un trago largo, el más largo de la nocheporquenoqueríavery lesirviómás tintoaPancho,ya laLucy,que tomen todos,aquípagoyo.Letomólacabezaa laManuelaylaobligóa tomarseuntragolargocomoelsuyoy laManuelase limpió labocaconeldorsode lamano.LaLucysequedódormida.DonCéspedesmirabaalaManuela,perocomosinolaviera.

—Échale nomás, Manuelita de mi alma, échale… que sea buena mi fiesta dedespedida.Yaustedeslosvanaborrartodos,asífzzzzz…soplándolos,ustedessabenquién. Don Céspedes, usted sabe que don Alejo los va a borrar a todos estoshuevonesporquelediolarealgana…

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Enloscamposquerodeabanalpuebloeltrazadodelasviñas,esanochebajolaluna,eraperfecto:donCéspedes,conlosojosabiertos,loveía.Elachuradoregular,elordenamientoquesituabaalcaseríodemurallonesderruidos, latendaleradeestelugar que las viñas iban a borrar —y esta casa, este pequeño punto donde ellos,juntos,golpeabanlanochecomounaroca:laManuelaconsuvestidoincandescenteen el centro tiene que divertirlos ymatarles el tiempo peligroso y vivo que queríaengullirlos, laManuela enloquecida en lapista: aplaudan.Marcanel ritmocon sustacosenelsuelodetierra,palmoteanlasmesasrengasdondevacilanloschonchones.LaClotycambiaeldisco.

Pancho,depronto,sehacalladomirandoalaManuela.Aesoquebailaallíenelcentro, ajado, enloquecido, con la respiración arrítmica, todo cuencas, oquedades,sombras,quebradas,esoquesevaamorirapesarde lasexclamacionesque lanza,eso increíblementeasquerosoyque increíblementees fiesta, esoestábailandoparaél,élsabequedeseatocarloyacariciarlo,deseaqueeseretorcersenoseasóloalláenelcentrosinocontrasupiel,yPanchosedejamiraryacariciardesdeallá…elviejomaricónquebailaparaélyélsedejabailaryqueyanodarisaporqueescomosiél,también,estuvieraanhelando.QueOctavionosepa.Nosedécuenta.Quenadiesedécuenta. Que no lo vean dejándose tocar y sobar por las contorsiones y lasmanoshistéricasdelaManuelaquenolotocan,dejándosesí,perodesdeaquídesdelasilladondeestásentadonadieveloquelesucededebajodelamesa,peroquenopuedeser,nopuedeserytomaunamanodormidadelaLucyylaponeallí,dondearde.ElbailedelaManuelalosobayélquisieraagarrarlaasí,así,hastaquebrarla,esecuerpooliscoagitándoseensusbrazosyyoconlaManuelaqueseagita,apretandoparaquenosemuevatanto,paraquesequedetranquila,apretándola,hastaquememireconesos ojos de redoma aterrados y hundiendo mis manos en sus vísceras babosas ycalientesparajugarconellas,dejarlaallítendida,inofensiva,muerta:unacosa.

EntoncesPanchoserió.Sierahombreteníaquesercapazdesentirlotodo,aunesto, y nadie, ni Octavio ni ninguno de sus amigos se extrañaría. Esto era fiesta.Farra.Mariconesdecasasdeputashabíaconocidodemasiadosensuvidacomoparaasustarsedeestaviejaridícula,ysiempreseenamorabandeél—setocólosbíceps,setocóelvelloásperoquelecrecíaenlaaberturadelacamisaenelcuello.SehabíatranquilizadobajolamanodelaLucy.

Lamúsicaparó.—Seechóaperderlavictrola.Octaviofueatratardearreglarla.Enundosportresdesarmóelaparatosobreel

mostradormientraslaLucyylaJaponesitalomiraban.Parecíaquenoibaavolverafuncionar. LaManuela, sentada en la falda de Pancho, le dio un vaso de vino. Lerogabaquesefuerandeaquí,no,no,quesefueranlos tresaseguir lafiestaaotraparte. Qué estaban haciendo aquí. Perdiendo el tiempo, aburriéndose, comiendo y

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tomandomal.Hastalavictrolasehabíadescompuestoyquiénsabesialguienalgunavezpudierallegaraarreglarla.Yanifabricabanesosaparatosantediluvianos,vamos,por favor,vamos.Enelcamiónpodían iraseguir la fiestaacualquierparte,enunratoestaríanenTalcayallí,en lacasade laPechodePalo, la fiestaseguía toda lanoche, todas las noches… ya, vamos mijito, llévenme que tengo el diablo en elcuerpo.Meestoymuriendodeaburrimientoenestepuebloyyonoquieromorirmedebajodeunamuralladeadobedesplomada,yotengoderechoaverunpocodeluz,yoquenuncahesalidodeestehoyo,porquemeengañaronparaquemequedaraaquídiciéndomequelaJaponesitaeshijamía,ytúves,quéhijavoyateneryo,cuandosomos casi de lamisma edad la Japonesita y yo, dos chiquillas. Llévame de aquí.DicenqueenlacasadelaPechodePalopreparanasadoaestahoraysiempretienenalgobuenoquecomer,hastapatossi losclientespiden,yhaycantoras,nosési lashermanas Farías, no creo, porque estarían más viejas que una, otras, pero da lomismo,tananimadasparaelarpaylaguitarraqueeranlashermanasFarías,queenpaz descansen. Ya vamos, llévame,mira que esta chiquillamala le dice a todo elmundoqueeshijamíaparaobligarmeaquedarme,vierascómometrata,comoaunachinasiendoquesoysumadre,ynomedejasalirnadamásqueamisaydondelaLudo.Yomequieroirconustedes,chiquillos,aseguirlafiestaaotraparteporahí,dondeestédivertidoypodamosreírnosunrato…

—Estájodida.—¿Quélepasó?—Selerompióelresorte.—Oiga,compadre,déjelanomásynosvamosaotraparte.—¿Adónde?—MireadonCéspedes,parecemomia.Despierta,viejo…—VámonosdondelaPechodePalo…DiscutieronunratoylepagaronalaJaponesita.—¿Adóndevanair?—¿Quéteimporta,pejerreyfiambre?—¿Dóndevaair,papá?—¿Aquiénlehablas?—Nosehagaeltonto.—¿Quiénerestúparamandarme?—Suhija.LaManuela vio que la Japonesita lo dijo conmala intención, para estropearlo

todoy recordárselo a ellos.Peromiró aPancho, y juntos lanzaronunas carcajadasquecasiapagaronloschonchones.

—Claro,soytumamá.—No.Mipapá.

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Peroyaibansaliendo,laManuela,PanchoyOctavio,abrazadosydandotraspiés.LaManuelacantaba«ElRelicario»,coreadoporlosotros.Eratanclaralanochequelos muros lanzaban sombras perfectamente nítidas sobre los charcos. La malezacrecíajuntoalaveredaylashojaseternamenterepetidasdelaszarzamorascubríanlas masas de las cosas con su grafismo preciso, obsesivo, maniático, repetido,minucioso.Caminaronhacia el camión estacionado en la esquina. Ibanuno a cadaladodelaManuela,agarrandosucintura.LaManuelaseinclinóhaciaPanchoytratódebesarloenlabocamientrasreía.OctaviolovioysoltóalaManuela.

—Yapues,compadre,noseamaricónustedtambién…PanchotambiénsoltóalaManuela.—Sinohicenada…—Nomevengasconcuestiones,yovi…Panchotuvomiedo.—Quémevoyadejarbesarporestemaricónasqueroso,estáloco,compadre,qué

mevoyadejarhacerunacosaasí.Aver,Manuela,¿mebesaste?LaManuelanocontestó.Siemprepasabacuandohabíaunhombretontocomoel

tal Octavio, que maldito lo que tenía que ver con el asunto y mejor sería que selargara.Comenzóazamarrearlo.

—Quiubo,maricón,contesta.PanchosecuadróamenazantefrentealaManuela.—Aver.Teníalamanoempuñada.—Noseantontos,chiquillos,sigamoslafiestamejor.—¿Lobesasteonolobesaste?—Purabroma…PancholepegóungolpeenlacaramientrasOctaviolasujetaba.Nofueungolpe

certero porque Pancho estaba borracho. La Manuela miraba hacia todos ladoscalculandoelmomentoparahuir.

—Una cosa es andar de farra y revolverla, pero otra cosa es queme vengái abesarlacara…

—No.Meduele…Paradaenelbarrode lacalzadamientrasOctavio laparalizaba retorciéndoleel

brazo,laManueladespertó.NoeralaManuela.Eraél,ManuelGonzálezAstica.Él.YporqueeraélibanahacerledañoyManuelGonzálezAsticasintióterror.

Pancho le dio un empujón que lo hizo tambalear. Octavio, al soltarlo, dio untraspiésycayóenellodomientrasPanchoseinclinabaparaayudarloaincorporarse.Y la Manuela, recogiéndose las faldas hasta la cintura, salió huyendo hacia laestación.Comoconocíatanbienlacalleevitabaloshoyosylaspiedrasmientraslosperseguidorestropezabanacadapaso.Quizáloperderíandevista.Teníaquecorrer

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hacia allá, hacia la estación, hacia el fundoElOlivo porquemás allá del límite loesperaba donAlejo, que era el único que podía salvarlo.Le dolía el bofetón en lacara,lostobillosendebles,lospiesdesnudosquesecortabanenlaspiedrasoenuntrozo de vidrio o de lata, pero tenía que seguir corriendo porque don Alejo leprometióqueleibaairbien,queleconvenía,quenuncamásibaasentirelpesodeloquesentíaantessisequedabaaquídondeestabaél,erapromesa,juramentocasi,ysehabíaquedadoyahoraloveníanpersiguiendoparamatarlo.DonAlejo,donAlejo.Élpuede ayudarme. Una palabra suya basta para que estos rotos se den a la razónporque sólo a mí me tienen miedo. Al fundo El Olivo. Cruzar la viña como donCéspedesydecirlequeestoshombresmalosprimerotratandeaprovecharsedeunaydespués…Decirleporfavor,defiéndamedelmiedo,ustedmeprometióquenuncameibaapasarnadaquesiempreibaaprotegermeyporesomequedéenestepuebloyahora tienequecumplirsupromesadedefendermeysanarmeyconsolarme,nuncaantesselohabíapedidonilehabíacobradosupalabraperoahorasí,sólousted,sólousted… no se haga el sordo, don Alejo, ahora que me quieren matar y que voycorriendo a buscar lo que usted me prometió… por aquí, por la zarza detrás delgalpón como un zorro para que donAlejo que tiene escopetame defienda. Ustedpuedemataraesteparderotossinquenadiediganada,alfinyalcaboustedeselseñorylopuedetodoydespuéssearreglaconloscarabineros.

Cruza el alambrado cubierto de zarzamora sin ver que las púas destrozan suvestido.Yseagazapóalotrolado,juntoalcanal.Másalláestálaviña:lacorrientesucialoseparadelaordenacióndelasviñas.Tienequecruzar.DonAlejoloespera.LascasasdeElOlivorodeadasdeencinasconunpinoaltocomouncampanarioalládonde convergen las viñas, esperándolo, don Alejo, esperándolo con sus ojoscelestes.Debedescansarunpoco.Escucha.Yanovienen.Nopuedeseguir.Seechaenelpasto.Nada,niunruido:hastalosruidosnaturalesdelanochesehandetenido.LaManuela aceza, ya no tienes edadpara estos trotes, le diría laLudovinia, y eracierto,ciertoporqueledueletodo—ay,laespalda,cómoleduele,ylaspiernasydeprontoelfríodelanocheentera,delashojasyelpastoyelaguaasuspies,sisólopudieracruzaresterío,perocómo,cómo,siapenassepuedemover,desparramadoenelsuelo.

—Mijitalinda…—Ahorasíquevaallegarte.—No…no…No alcanzó a moverse antes que los hombres brotados de la zarzamora se

abalanzaran sobre él comohambrientos.Octavio, oquizá fueraPancho el primero,azotándolo con los puños… tal vez no fueran ellos, sino otros hombres quepenetraronlamorayloencontraronyselanzaronsobreélylopatearonylepegarony lo retorcieron, jadeando sobre él, los cuerpos calientes retorciéndose sobre la

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Manuela que ya no podía ni gritar, los cuerpos pesados, rígidos, los tres una solamasa viscosa retorciéndose como un animal fantástico de tres cabezas ymúltiplesextremidadesheridasehirientes,unidoslostresporelvómitoyelcaloryeldolorallíenelpasto,buscandoquiéneselculpable,castigándolo,castigándola,castigándosedeleitados hasta en el fondo de la confusión dolorosa, el cuerpo endeble de laManuelaqueyanoresiste,quiebrabajoelpeso,yanopuedeniaullardedolor,bocascalientes,manoscalientes,cuerposbabientosyduroshiriendoel suyoyque ríenyqueinsultanyquebuscanromperyquebrarydestrozaryreconoceresemonstruodetres cuerpos retorciéndose, hasta que ya no queda nada y la Manuela apenas ve,apenasoye,apenassiente,ve,no,nove,yellosseescabullenatravésdelamorayqueda ella sola junto al río que la separa de las viñas donde don Alejo esperabenevolente.

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CAPÍTULOXII

—EseeselSultán.Despuésotroladridomáslejos.—EseeselMoro.Aéstelegustaquedarsetendidoenlanochealladodelapared

de laherrería,quesecalientaconel solyguardaelcalor…perohoynohubosol.QuiénsabeporquéandaráelMoroporeselado.

LaJaponesitasehabíasentadofrenteadonCéspedes,alotroladodelallamadecarburo,queibaachicándose.Laachicóhastadejarlaconvertidaapenasenunpuntoen el pico del chonchón. Ella también oía a los perros.Anoche ella y laManuelaestuvieron oyéndolos y casi no pudieron dormir, pero ahora era distinto. Es quedespuésdelalluviaelcielosehabíadespejadosobrelalunaredondaylosperrosleaullaban interminablemente,comosi lehablarano lepidieranalgoo lecantaran,ycomo la luna no los oía porque quedaba demasiado lejos los perros de donAlejoseguíanaullándole.

—EseeselSultánotravez.Todossehabíanidoaacostar.LaClotyledejólavictrolaenlamesafrenteadon

Céspedes que siguió desatornillando, abriendo, cortando con un cuchillo de cocinaconmangodemaderagrasienta.Yanofabricanrepuestosparaestaclasedeaparatos.Mejorquelatiresalcanal.Nosirveparanada.

—Peronopodemosquedarnossinvictrola.—Faltapocoparaqueponganelectricidad.—Yano.DonAlejomevinoadecirhoy.Don Céspedes se hundió en la silla, más chico que nunca. Hizo a un lado el

desorden de ruedecillas gastadas, de tornillos, tuercas, golillas y acercó su copa.Estaba casi vacía. Apenas un par de dedos colorados, en el fondo, donde semultiplicabalallamadelchonchón,

—Parecedeesascuestionesquehayenlasiglesias.—¿Quécuestiones,hija?—Esascosascoloradasconluzadentro.Mejorvolveralfundo.DonCéspedessetomóesagota.Yaeratarde.Otalvezno

lofuera,porqueeltiempoteníaestaextrañafacultaddeestirarse,hoyparecíacorto,mañanalarguísimo,yunonuncasabíaenquépartedelanocheseencontraba.

—MañanavoyaTalcaacomprarotra.—¿Quécosa?—Otra victrola. En una de esas casas donde venden cosas de segunda mano,

porqueen las tiendasdel centronovoyaencontrardeestasvictrolasdemanivela.Estaerademimamá.Yosédóndehayunacasadondevendencuestionesdesegundamanoynosonnaditadecareros.Elcaballerodueño,creoquealguienlotrajopara

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acá,paralacasaunanoche.Aversimehaceprecio.—ElNegus…no,elOtelo…Se quedaron oyendo. Ahora, a la Japonesita no le costó nada dibujar todo el

campodentrodesuimaginación,comosideprontohubieraadquirido,igualquedonCéspedes, la facultad de desplegar ese campo como una alfombra para que laocuparanenterapordentro.

—Estáninquietosestanoche.Es que hay luna, se dijo la Japonesita, o lo diría en voz alta, o tal vez don

Céspedesinclinadosobreelbraserolodiría,otalvezsólolopensarayellalosintió.—¿Yparaquélossueltan?—Esqueandararoelpatrón.Anochenoseacostó.Anduvopaseándosetodala

nocheporelcorredorydebajodelaencina.Yoanduvemirándolodesdela llaveríaporsiseleofrecieraalgo,túsabeslomalaqueeslagenteyhaytantagentequeselatiene jurada al patrón. Ahí me quedé sin que él me viera, y él paseándose ypaseándose y paseándose, mirándolo todo como si quisiera grabárselo, como conhambrediríayo,hastaquecuandoyaibaacomenzaraamanecersalióMisiaBlancayledijoporquénotevienesaacostaryentonces,antesdeseguirla,soltóalosperrosenlaviña.

—Claro.Fuealamanecercuandoladraron.—Quiénsabequélepasará.—EstarápreocupadoconlosirrespetuososcomoPancho.—No,estofueayer.—Igual.Lagenteyanoescomoantes.—No.Noescomoantes.Elviejobostezó.Ybostezó laJaponesita.Mañana ibaa iraTalca.Comotodos

los lunes. Ahora no tenía la posibilidad de fantasear con elWurlitzer. Mejor. SercomodonCéspedesquenofantaseabaconnadavigilandoporsisucedíaalgo,atento,ocultoenlasombra.Atenta,nadamás,peronadadeWurlitzers.SólolavictroladesegundamanoparareponeréstaquerompióPanchoVega.No,nolarompióPancho.Sehabíaido.Noibaavolvernuncamás.Menosmal:dejabapuratranquilidad,nadadeesperanzas,queeramejorquelatranquilidad,aquíenlaEstaciónElOlivo,hastaquelepasaranelaradoporencimaatodoelpueblo.Menosasucasa.PorquedijeraloquedijeradonAlejo ellano la iba avender.No señor.Quehiciera loque se leantojaraconelrestodelpueblo,peroyomequedoaquí,aquídondeestoy.Aunquevinieracadavezmenosgente,todoconcluyéndose.Lascosasqueterminandanpazylascosasquenocambiancomienzanaconcluirse,estánsiempreconcluyéndose.Loterribleeslaesperanza.VoyairaTalcacomotodosloslunesadepositarenelBanco.Yvoyavolverdespuésdelalmuerzoconlascomprasparalasemana,lodesiempre,azúcar,mate,fideos,sal,ajídecolor,lodesiempre.

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DonCéspedessepusodepie,escuchando.LaJaponesitarecogíalostornillos,lasruedecitas,el resorte rotoy loató tododentrodesupañueloparaguardarlo.Quiénsabesisepodíaofrecernecesitarlos…

—Metengoqueir.—¿Porqué?—Tengoqueiraver.Estánladrandomucho.LaJaponesitalesonrió.—¿Cuántoes?—Trescientos.DonCéspedespagó.Ellaguardóeldinero.Ellalosabíatodo,loveíatodo,todolo

que necesitaba ver y saber. Esta casa. En las paredes de adobe pardo anidaban lasarañasenpequeñoshoyostapizadosenunababablanquizca.

—¿YlaManuela?LaJaponesitasealzódehombros.—¿Noleiráapasarnada?—Quélevaapasar.—Estáviejo.—Viejo estará, pero cada día más aficionado a la farra. ¿No lo vio salir con

PanchoyconOctavio?Agarrófiesta.Leentróeldiabloalcuerpo.Loconozco.Mehahechoestootrasveces.Loshombresleconvidantrago,élbaila,sevuelvelocoysaledefiestaconellosporahí…esqueselecalientalajetaconelvinoyvanaTalcayavecesmáslejos.Unodeestosdíaslevaapasaralgo,esomedigotodaslasveces,perosiemprevuelve.Despuésdetresocuatrodías.Avecesdespuésdeunasemanaenquehaandadoporahíen lascasasdeputasdeotrospueblosdonde loconocen,triunfandocomodiceél,y llegadevueltaaquíconunojoen tintaoconunpardecostillas quebradas cuando los hombres le pegan por maricón cuando andanborrachos. ¡Qué me voy a preocupar! Si tiene siete vidas como los gatos. Estoyaburridade quepase esto.Y con lo buenoque es el tal PanchoVegapara la farratienenporlomenosunasemanaparaandarporahí.Loscarabinerosloconocenynodicennadaymelotraendevueltacalladitosyyolesconvidounostragosyaquínohapasadonada.Peropuede ser quehaya algún carabineronuevo, de esospesadosqueselesponelaideaynosueltan.Ydespués,unpardesemanasencamayotengoquecuidarlo.Llorandotodoeltiempo,diciendoquesevaamorir,queyanoestáparaestas cosas, que lo perdone, que nunca más, y dice que va a botar su vestido deespañolaqueustedvio,esunestropajo,peronolobotayloguardaensumaleta.Ydespuésconlacancióndequeloshombresaquí,queloshombresallá,quesontodosmalosporquelepeganyseríendeélyentoncesmipapálloraydicequédestinoésteelmíoymedicequequéseríadeélsinsuhijitadelcorazón,suúnicoapoyo,quenoloabandonenunca. ¡PorDios,donCéspedes! ¡Vieracómo llora! ¡Siparteelalma!

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Claro que después de unosmeses vuelve a salir por ahí y se me pierde otra vez.Ahorahacíamásdeunañoquenosalía.Yocreíaqueyanoibaasalirmásporqueestátanaveriadoelpobre,peroustedveloquepasó…

DonCéspedesestabaescuchandootracosa.—¿Qué?LaJaponesitaloescudriña,tratandodeadivinarquéescucha.—No,nada,donCéspedes…Loacompañóhasta lapuerta.Laabriómuypoco,casinada,apenasuna ranura

paraqueseescurrieradonCéspedesysecolaraunpocodevientoydeestrellasquela hicieron arrebozarse en su chal rosado. Entonces cerró la puerta con la tranca.Sobándose las manos caminó entre las mesas apagando, uno por uno, todos loschonchones.

—…tresycuatro…Leshadichoquenolegustaqueenciendantantoschonchonescuandohaypoca

gente,nosalenegocio.Yelairequedamanchadocon la fetidezdelcarburo.Claroque el baile… en fin. Salió al patio. No sabe qué hora es, pero esos perrosendemoniadossiguen ladrandoalláen laviña.Debensercercade lascincoporqueoyelloraralaNellyylaNellysiemprelloraunpocoantesdelamadrugada.Entróensupiezaysemetióensucamasinsiquieraencenderunavela.

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JOSÉDONOSOnacióenSantiagodeChileen1924,enel senodeuna familiademédicosyabogados. Interrumpió susestudiospara trabajarunañocomopastorenMagallanesyregresoparaterminarlosenlaUniversidaddeChileyenPrinceton.HasidoprofesordeliteraturainglesaenlaUniversidadCatolicadeChile,redactordelarevistaErcilladurantecuatroañosydurantedosprofesorenelWritersWorkshopdelaUniversidaddeIowa.HaobtenidoendosocasioneslabecaGuggenheim.En1990fuegalardonado con elPremioNacional deLiteratura.Falleció en el año1996, enSantiagodeChile.

Ha publicado libros de relatos:Veraneo y otros cuentos (1955), El charlestón(1960)…; ensayos: Historia personal del «boom» (1972); novelas: Coronación(1957),EsteDomingo (1966),El lugar sin límites (1967),El obsceno pájaro de lanoche(1970),Tresnovelitasburguesas(1973),Casadecampo(1979)…

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